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Principios
de neuropsicología
humana
G. Dermis Rains
Kutztown, University o f Pennsylvania

Traducción
Victor Campos
Traductor Profesional

Revisión técnica
Amoldo Téllez López
Subdirector Académico,
Facultad de Psicología, UANL

David N. Velazquez Martinez


Dr. en Ciencias biomedicas: Psicologia,
Facultad de Psicologia, UNAM

MOHNf/lAU MON i ( ñí\n\r\


MÉXICO • BUENOS AIRES • CARACAS • GUATEMALA • LISjBOA • MADRID
NUEVA YORK • SAN JUAN • SANTA FÉ DE BOGOTÁ • SANTIAGO
AUKLAND • LONDRES • MILÁN • MONTREAL • NUEVA DELHI
SAN FRANCISCO • SINGAPUR • ST. LOUIS • SIDNEY • TORONTO
G erente de división y producto: Leonardo Newball
Editor de desarrollo: Sergio Campos Peláez
Supervisor de producción: Zeferino G arda G arda

P R IN C IP IO S D E N E U R O P SIC O L O G ÍA H UM AN A

Prohibida la reproducdón total o p ard al de esta obra,


por cualquier medio, sin autorizadón escrita del editor.

511 MeGraw=Hi!l
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DERECHOS RESERVADOS © 2004, respecto a la prim era ed idón en español por:
McGRAW-HILL INTERAM ERICANA EDITORES, S.A. DE C.V.
A Subsidiary o f the M cG raw -H ill Companies, Inc.
Cedro Núm. 512, Col. Atlampa,
D elegadón Cuauhtémoc,
C.R 06450, México, D .E
M iem bro de la Cámara N adonal de la Industria Editorial M exicana
Reg. Núm. 736

ISB N -13: 978-970-10-3972-4


ISB N -10: 970-10-3972-6

Traduddo de la primera edición en inglés de la obra:


PRINCIPLES OF HUMAN NEUROPSYCH OLOGY © 2002 by
The M cGraw -H ill Companies, Inc. All rights reserved.
ISBN 0-07-113130-2

3456789012 09876532104

I m p r e s o en In d ia Printed in India
A los tres que me inspiraron:
Gregg Rains, por ser curioso acerca de las maravillas del universo
Rita Rains, por reconocer el alcance de mi investigación
Mary Rains, por comprender el significado de todo ello
Prefacio

Escribí este libio porque quería que mis estudiantes tu­ lectores. Hemos progresado bastante desde el tiempo
vieran acceso a un recuento de la neuropsicología que cuando los reportes de los diferentes niveles de análisis se
fuese a la vez claro y con profundidad. Quise que experi­ parecían a los reportes aislados de los hombres ciegos que
m entaran la sensación maravillosa que yo sentí desde la sentían las diferentes partes del elefante proverbial; esta­
primera ocasión que fui cautivado por este campo, hace 25 mos comenzando a integrar diferentes niveles de compren­
años. M e pareció que la forma de hacer esto era crear un sión en una representación coherente del animal mismo.
texto que, sin abrumar al estudiante, proporcionara sufi­ El libro está dividido en tres grandes secciones: "Fun­
ciente detalle y profundidad de tratamiento para inspirar dam entos" (capítulos 1-5), "Neuropsicología de los sis­
una sensación de maravilla y avivar el apetito para poste­ temas funcionales principales" (6-12) y "La aplicación de
riores incursiones en este campo, que es al mismo tiempo la neuropsicología en áreas del comportamiento" (13-15).
el más misterioso y más íntimo de todos los dominios de El libro finaliza con un "Epílogo".
la ciencia. Me pareció que un análisis a profundidad lo­
graba este fin, y como una paradoja, hacer el material más
fá c il de comprender mediante el ofrecimiento de una expli­
Parte I: Fundamentos
cación más profunda. Desde luego, el subproducto de un
entendimiento más profundo es el hallazgo aún más exci­ Los primeros tres capítulos de este texto abordan la neu­
tante de las preguntas que siguen sin ser respondidas. La ropsicología desde tres niveles diferentes. El capítulo 1
búsqueda de vías para lograr estos fines ha guiado la es­ proporciona un panorama de la neuropsicología en el con­
critura de este libro. texto de su desarrollo histórico. Además de servir como
Otro principio guía ha sido la unidad esencial del una introducción general al campo, este capítulo ofrece re­
conocimiento y, en particular en un terreno tan difícil como flexiones acerca de los procesos subyacentes al desarrollo
la neuropsicología, la necesidad de integrar las diversas de nuestra comprensión sobre las relaciones cerebro-com-
visiones de niveles de análisis tan diferentes. Aunque la portamiento. Estos procesos siempre ejercen su influencia
continua expansión del terreno de las neurociencías de­ sobre cualquier campo en evolución. La consideración de
manda que cualquier libro individual que enfoque en ella su influencia en el pasado arroja luz sobre cómo, probable­
su atención, al adherirse a la perspectiva de un solo nivel mente, será su desarrollo futuro.
de análisis corre el riesgo de proporcionar solamente una El capítulo 2, "M ecanism os neuronales en los niveles
visión bidimensional de las relaciones cerebro-compor­ molecular y celular", se enfoca en la función del sistema
tamiento. Uno de mis objetivos centrales es proporcionar nervioso a nivel micro. Esto tiene gran interés debido a
al lector una visión profunda que es posible cuando se in­ que, en años recientes, se ha aprendido mucho acerca de
tenta integrar las perspectivas ofrecidas por diversas disci­ los eventos a estos niveles. La manera como se aborda en
plinas y los datos derivados de diferentes niveles de el capítulo el examen de las formas en las cuales interac-
análisis. Uno de los resultados más excitantes de este in­ túan las neuronas, también ofrece consideraciones acerca
tento integTador es el grado al cual los hallazgos derivados de la función integradora del sistema nervioso como total­
de los diferentes niveles de análisis informan e iluminan a idad. El análisis de los mecanismos neuronales reciente­
los demás; he intentado compartir esta excitación con mis mente elucidados de formas de aprendizaje simple en los

vii
VIII PREFACIO

organismos relativamente no complejos con que concluye un modelo para diferentes niveles de análisis que pueden
el capítulo, sirve como ejemplo de cómo los principios de­ ser integrados en un entendim iento comprehensivo. Al
rivados de las investigaciones de los procesos en el nivel hacer esto, sirve como una presentadón preliminar del tipo
micro pueden ser aplicados a las funciones psicológicas de entendimiento que otros sistem as cerebrales lograrán
sobre un nivel más molar. Al hacer esto, también se prevén algún día y que ya está en proceso de desarrollo.
los tipos de explicaciones que pueden ser posibles en el fu­
turo para otros procesos cognitivos.
El capítulo 3, "Introducción a la estructura y función del
sistema nervioso central", describe de manera general las
Parte II: Neuropsicología de los sistemas
estructuras básicas del sistema nervioso y analiza los as­
funcionales principales
pectos generales de su función. Además de proporcionar
información que es crítica para comprender el material de Los siete capítulos de la parte II (6-12) tratan acerca de los
los capítulos subsecuentes, este capítulo examina la grandes dominios de funcionamiento superior: lenguaje,
reladón entre las grandes estructuras anatómicas y el com­ procesamiento espacial, reconocim iento visual, acción
portamiento. voluntaria, memoria, emodón y la regulation de orden su­
En el capítulo 4, "Métodos en neuropsicología", se ofre­ perior del comportamiento de la corteza prefrontal.
ce información acerca de cómo se logra el entendimiento y El lenguaje, la fundón más exdusiva del humano, tam­
la comprensión de las relaciones cerebro-comportamiento. bién es la primera área funrional en ser ubicada en regiones
Las respuestas a nuestras preguntas son indisociables de específicas de la corteza cerebral: un descubrimiento que
los métodos que usamos para responderlas. Una revisión fue el comienzo de la era moderna de la neuropsicología.
profunda y la apreciación de la metodología son, por tanto, El capítulo 6 examina la investigación de las bases neu­
esenciales para comprender el estado actual de la neuro­ ronales del lenguaje, desde los hallazgos dásicos de Broca
psicología y sus probables direcciones futuras. Los méto­ hasta el redente desarrollo de las técnicas de imágenes fun­
dos revisados en este capítulo van desde los avances más cionales que han revelado áreas del cerebro involucradas
recientes en PET (por sus siglas en inglés) y JMRI y la mag- en los procesos lingüísticos relativamente complejos, como
netoencefalografía, hasta los métodos clásicos empleados la generación de palabras. Estos hallazgos recientes han
para estudiar el efecto de las lesiones cerebrales sobre el sugerido una inesperada m odularidad de función en los
comportamiento y el funcionamiento psicológico. Se hace mecanismos neuronales subyacentes al lenguaje.
énfasis en la importancia — o mejor dicho, la n e c e sid a d - De manera análoga, la exploración del procesamiento
de aplicar una gran variedad de métodos en los intentos espacial, en el capítulo 7, enfatiza la manera en que los
por enfocar un entendimiento integrado de la relación hallazgos iniciales obtenidos con los estudios de lesiones
entre cerebro y comportamiento. ha sido extendida por hallazgos como el descubrimiento
El capítulo 5, "El sistema visual como modelo de fun­ redente de células individuales en el hipocampo, disparan
cionamiento del sistema nervioso", integra los niveles de cuando el animal está en una localidad específica y de célu­
análisis y enfoques contemplados en los primeros cuatro las de la corteza parietal de primates que responden a lo­
capítulos. Esto se logra mediante el examen del sistema calidades específicas facilitada por atenaón. Esta extensión
cerebral estudiado de manera más completa, el sistema vi­ de los hallazgos dásicos que implican estas dos regiones en
sual, en diferentes niveles. El conocimiento en esta área se aspectos del procesamiento espadal y los descubrimientos
ha expandido a un ritmo cada vez más amplio en los años al nivel de las neuronas individuales sugieren que estamos
recientes conforme se logran nuevas técnicas y estrategias acercándonos a un entendimiento integrado del proce­
de investigación para descubrir los misterios de las áreas samiento espadal, el cual se nutre con los datos obtenidos
visuales del cerebro. En este capítulo se revisan los hallaz­ desde diferentes niveles de análisis. También resulta suma­
gos recientes de una gran diversidad de niveles, desde el mente iluminador el reciente trabajo que describe que las
estudio de la neurona individual y las pequeñas pobla­ mismas estructuras que partidpan en el procesamiento per­
ciones de neuronas, hasta la microestructura anatómica de ceptual visual pueden subyacer a la formadón de imágenes
la corteza visual y la anatomía gruesa del sistema visual. visuales, y que los dos hemisferios están espedalizados en
La com binación de estos enfoques revela la segregación lo que se refiere a la forma en las cual procesan las imá­
elegante -—tanto anatómica como funcional— inherente a genes. Estos hallazgos inesperados prometen una mayor
las funciones magno y parvocelulares, así como a la no­ comprensión de la reladón entre la percepdón visual y los
table localizadón de fundones visuales específicas dentro procesos de pensamiento visual.
de regiones selectas de la corteza extraestriada. El tema recurrente de los intentos por lograr una mejor
Además de propordonar información acerca de la neu­ comprensión mediante la convergenda de diferentes nive­
ropsicología de un importante y relativamente bien com­ les de análisis, también se extiende a los capítulos restantes
prendido sistema funrional, el capítulo 5 también provee de la parte II. En el capítulo 8, examinamos la agnosia vi­
PREFACIO ¡X

sual, primero se identifican problemas con teorías clásicas control dentro de dicha área, un nivel al que con frecuen­
de reconocimiento visual y luego se examina la manera en cia se le llama función ejecutora. A pesar de que existe un
que las recientes teorías intentan resolver estos problemas. capítulo aparte acerca de la fundón ejecutora (capítulo 12),
En particular, se revisan los recientes modelos de re­ el texto también atiende el problema de esta fundón den­
conocimiento de objetos restringidos al cumplimiento de tro de cada capítulo en el contexto del área bajo consi­
criterios paralelos, pues, son las más recientes conceptua- deración. Esto permite al lector visualizar la función
lizaciones neurobiológicas de la agnosia visual. Esto con­ ejecutora en el contexto de las atribuaones que tienen sus
stituye dos enfoques explicativos con base en niveles de manifestadones tangibles, más que presentarlas como una
análisis ampliamente diferentes. En la actualidad, la posi­ fundón rarificada aislada de áreas fundonales específicas.
bilidad de integrar los dos enfoques dentro de una com­ En el capítulo 12, se examinan aspectos de la corteza pre­
prensión unificada aún es remota, pero una explicación frontal y de la regulación de orden superior del compor­
satisfactoria del reconocimiento visual tendrá que retomar tamiento. Los humanos sufren un rango extremadamente
los datos y conceptualizaciones de los niveles de expli­ amplio de síntomas después de lesiones prefrontales, y
cación abordados por ambas teorías. éstas son revisadas en detalle con el objetivo de brindar al­
El motivo principal de la comprensión por medio de guna coherenda conceptual a su aparente y desconcertante
niveles de análisis convergentes tam bién impregna los rango. La parte final de este capítulo considera la hipótesis
capítulos restantes que se dedican a los sistemas fun­ de que la esenda de la fundón prefrontal es la guía del com­
cionales mayores. En el análisis de la acción voluntaria portamiento por medio del conocimiento de representa­
(capítulo 9), los datos de los estudios clásicos acerca del ciones. Válido para el tema de la convergencia de los
efecto de las lesiones cerebrales sobre el movimiento son niveles de análisis, esta discusión se enfoca en los redentes
complementados con los avances actuales en la neurofi- avances en dar forma a un modelo animal de la función
siología del movimiento. Por ejemplo, el uso reciente de prefrontal. Esto hace posible realizar investigadones en los
estudios que registran de manera simultánea más de 100 niveles anatómico, fisiológico y conductual que no es
neuronas individuales en la corteza motora, ha revelado disponible con los sujetos humanos. Los datos de los hu­
una sorprendente distribución de función en dicha región, manos con lesiones prefrontales, con aquellos derivados de
distribución que ayuda a explicar la elevada correlación los modelos animales, enfatizan sobre cómo se informan
entre el movimiento real y la intención en las personas sin entre sí los diferentes niveles de análisis. Este enfoque tam­
lesiones cerebrales y la interrupción de dicha correlación bién hace posible el inido de un bosquejo coherente de las
luego de lesiones en la corteza motora. De manera análoga, bases neuronales de la fundón prefrontal.
como se verá en el capítulo 10, el registro de unidades in­
dividuales en la corteza prefrontal ha revelado neuronas
que están íntimamente involucradas en los procesos neu-
Parte III: La aplicación de la neuropsicología
ronales subyacentes a la memoria funcional espacial. Este
en áreas del com portam iento: psicopatología,
descubrimiento de actividad neuronal individual correla­
neuropsicología del desarrollo y recuperación
cionada con procesos de memoria se encuentra dentro de
de funciones
los más excitantes y recientes avances en la comprensión
de las bases neuronales de los procesos cognitivos supe­ Los tres capítulos de la parte EH se centran en áreas de apli­
riores. cación de la neuropsicología: psicopatología, neuropsi­
Aun cuando en ocasiones no se le toma en cuenta den­ cología del desarrollo y recuperación de función. En la
tro de las relaciones cerebro-comportamiento, la emoción actualidad existe gran cantidad de trabajo de investigation
es un campo importante, aunque enigmático, del fun­ en la neuropsicología de la psicopatología (capítulo 13),
cionamiento psicológico. En el examen de las emociones, en especial en la esquizofrenia. En este trastorno — o de
en el capítulo 11, primero se analizan las teorías clásicas de manera más adecuada, en este espectro de trastornos— se
la relación entre cerebro y emoción, y luego se procede a ha identificado un amplio rango de correlatos neuro-
ver cómo esto ha sido superado por descubrimientos más biológicos. De particular interés son los recientes hallazgos
recientes. En particular, las actuales investigaciones de las de anormalidades m etabólicas específicas en la corteza
bases neuronales del miedo aprendido no sólo han propor­ prefrontal durante las tareas, como la del Test de Wiscon­
cionado mayor soporte a la noción de que la amígdala sin de Clasificación de Tarjetas, que explora la capacidad
juega un papel central en la respuesta emocional, sino que fundonal de esta área. Esta combination de imágenes fun­
también han logrado significativos progresos para la eluci­ cionales y medidas neuropsicológicas parece ser una es­
dación de los mecanismos neuronales a través de los cuales trategia de investigación extremadamente prometedora
la amígdala ejerce dicho papel. para los intentos futuros para eluddar los factores biológi­
Conforme se exploran cada una de las áreas funcionales cos en la esquizofrenia, así como en otros trastornos
principales, se enfrenta el problema del mayor nivel de psiquiátricos.
X PREFACIO

El capítulo acerca de la neuropsicología del desarrollo descripciones com plem entarias a cuerpo del texto. Los
(capítulo 14), además de revisar los casi milagrosos even­ temas prindpales se resaltan en negritas y se definen tanto
tos involucrados en el desarrollo del sistema nervioso, se en el contexto del análisis como en un glosario al final del
enfoca en los recientes intentos por inferir el curso del de­ libro.
sarrollo de los diferentes sistemas corticales a partir del Las referencias completas a los estudios a tad o s tienen
curso de desarrollo de las funciones. Desde esta perspec­ el objeto de motivar a los estudiantes a la exploración di­
tiva, el capítulo 14 revisa la reciente investigación rea­ recta de la investigadón publicada, una aventura siempre
lizada en el desarrollo de la función visual, la función recompensada con un conocimiento más íntimo.
ejecutora y el lenguaje. También examina los avances re­
cientes en la comprensión de las anormalidades del desa­
rrollo, tanto aquellas en las cuales se ha efectuado un
Materiales suplementarios
considerable progreso en el entendimiento de sus causas
como en aquellas cuyos factores causales permanecen os­ Existe una página del libro en Internet para consulta del
curos. estudiante en www.mhhe.com/ rains. Matt Heinly, uno de
En el capítulo 15 se examina la recuperación de función, mis ex alumnos, quien posee una intensa pasión por la
incluye los factores que afectan la recuperación y los neuropsicología, me a y u d ó a desarrollar la página. La ha­
mecanismos neuronales que se ha comprobado subyacen a bilidad de M att para localizar otras páginas interesantes
aquélla. Es de particular atención el desarrollo de enfoques en Internet sólo es equiparable a su capaddad para lo­
terapéuticos para las consecuencias de las lesiones cere­ calizar restaurantes que sirven los más finos y grandes
brales. De especial interés son los avances recientes de las filetes. La página en Internet también incluye preguntas de
intervenciones compensatorias, como las estrategias que repaso y términos y definidones daves para cada capítulo.
emplea la memoria im plícita intacta en los pacientes se­ M elvyn King, de la State U niversity of New York en
veramente amnésicos para m ejorar su capacidad de fun­ Cortland, y Debra Clark, neuropsicóloga de práctica pri­
cionamiento adaptativo. vada, han preparado un banco de pruebas que induye pre­
guntas de opdón múltiple, de completar frases, responder
derto-falso y de ensayo para todos los capítulos.

Epílogo

El epílogo considera temas filosóficos en la neuropsi­


Agradecimientos
cología, en particular el tema de si los procesos psicológico
y conductuales puede ser reducido a niveles micro. Pre­ Un proyecto de esta magnitud es el producto de muchas
senta un caso para la posibilidad de tal reducción. De ma­ influendas que se retrotraen en el tiempo. Aunque es im ­
nera más general, el capítulo proporciona un amplio posible mencionar todas las influencias anteriores, men­
contexto para considerar temas de la relación entre cerebro ciono a algunas de ellas. Thomas McDonald, de St. John's
y conducta que han estado implícitos en discusiones pre­ College, me inspiró el amor por la exploradón y aventura
vias. Además, se pretende que el epílogo proporcione un intelectual que nunca me ha dejado. Muchas personas en
argumento más formal para lo que ha sido el tema central Cornell University fueron inspiración y guía durante mi
de este libro: el deber, si no es que la necesidad, de luchar estanda como estudiante en dicha institudón, induyendo
por comprender la relación cerebro-conducta a partir de la a Barbara Finlay, Ulrick Neisser, Frank Keil, Eleanor Gib-
integración de diferentes (y con frecuencia en apariencia son y J.J. Gibson. Durante mi internado en neuropsi­
inconmensurable) niveles de análisis. Esta es una intelec­ cología, en el Upstate Medical Center en Syracuse, tuve la
ción que, a la fecha, ha sido realizada de manera más com­ oportunidad de aprender de John Wolf, quien tiene una
pleta en nuestra comprensión del sistema visual. Sin exuberante pasión por la disecdón cerebral y el diagnós­
embargo, como las páginas de este libro testimonian, es tico neurológico, induso a las 6 de la mañana.
una meta hada la cual se han efectuado progresos en todas Durante mis años en Montreal, Frank Greene, del McGill
las áreas del fundonamiento. University Reading Centre, fue de ayuda y de apoyo en
muchos aspectos. En el proceso de realizar la investigadón
de mi tesis en el M ontreal Neurological Institute, tuve la
buena fortuna de trabajar con un número importante de
Características pedagógicas
personas extraordinariamente talentosas, quienes también
Cada capítulo comienza con las líneas generales de la sec- se sentían apasionadas por la neuropsicología. Compartí
dón para ayudar a orientar al lector y termina con un re­ un cubículo con Gus Buchtel, quien siempre me daba áni­
sumen que resalta el contenido central del capítulo. Los mos y energía, así como lo hideron Gabriel Leonard, Enda
pies de figura son extensos con frecuencia, para brindar McGovem y Laughlin Taylor. Pasé muchas horas de charla
PREFACIO xi

con Michael Patrides, cuyo amor por todas las cuestiones Conlon, quienes, en las primeras horas de 1995, insistieron
neuropsicológicas es contagioso y su energía para la con­ que dejáramos la mesa de la cocina, fuésemos a mi estudio
versación en tomo a los misterios del cerebro es incansable. y escribiera una carta de presentación para los editores po­
Siento profunda gratitud por Brenda Milner, mi directora tenciales, y de esa forma introducir los primeros borra­
de tesis, quien hizo posible el trabajo en Montreal, su dores de los capítulos que había elaborado hasta ese
pasión infatigable por la neuropsicología y su investigación momento. Frank Graham, mi editor responsable, fue moti-
impecable de los misterios me ha servido como inspiración, vador y constructivamente desafiante durante el proceso
así como ha ocurrido con muchos más alrededor del de escritura y en las prim eras etapas de la producción,
mundo. También tengo una enorme deuda de gratitud con antes de su retiro. Ken King, quien tomó la antorcha de
todos los pacientes en Montreal, y en el Friends Hospital Frank, tuvo excelentes ideas que mejoraron al libro. Bever-
de Filadelfia, de quienes he aprendido tanto. ley DeWitt realizó una m aravillosa transcripción, res­
Quiero agradecer a los siguientes revisores por sus petando mi voz, a la vez que encontraba y resolvía todos
valiosas sugerencias: Gary G. Bemtson, Ohio State Univer- los problemas. Rennie Evans y Robin Mouat efectuaron un
sity; Erin D. Bigler, Brigham Young University; Sarah excelente trabajo con el arte, al modificar de manera flexi­
Creem, University of Utah; Philip S. Fastenau, Indiana ble las primeras versiones de las figuras hasta que fueron
University-Purdue University, Indianapolis; Gary Groth- las adecuadas.
Marnat, Cal Poly, San Luis Obispo; Phillip J. Holcomb, Las editoras de producción del libro, Deneen Sedlack,
Tufts University; Stephen W. Keifer, Kansas State Univer­ Carla Kirschenbaum y M elissa Williams, guiaron la pro­
sity; John P. Kline, Eastem Washington University; Charles ducción de manera experta y fue una delicia trabajar con
Long, University of M emphis; Mark E. McCourt, North ellas, así como lo fueron todos los otros miembros del
Dakota State University; James D. Rose, University of equipo Mayfield y McGraw-Hill.
Wyoming; Paula K. Schear, University of Cincinnati; Gracias a mi esposa, Mary, y a mis dos hijos, Brendan y
M ichael J. Selby, California State University, San Luis Jesse, por su ánimo y tolerancia durante lo que ha de
Obispo; Robert Solso, Ohio State University, y Joseph E. haberse sentido como un proceso interminable. Más de lo
Steinmetz, Indiana University. que podrán jam ás saber, ellos me dieron el valor y el
No habría comenzado a escribir este libro de no haber propósito para escribir este libro.
sido por la amorosa persistencia de Ray Conlon y Arme
Contenido breve

PARTE I: Fundam entos

C A PÍTU LO 1 Desarrollo histórico de la neuropsicología 3


CA PÍTU LO 2 Mecanismos neuronales en los niveles molecular y celular 20
C A PÍTU LO 3 Introducción a la estructura y función del sistema nervioso central 46
C A PÍTU LO 4 Métodos en neuropsicología 70
C A PÍTU LO 5 El sistema visual como modelo de funcionamiento del sistema nervioso

PARTE II: N europsicología de los sistemas funcionales principales

C A PÍTU LO 6 Lenguaje 125


C A PÍTU LO 7 Procesamiento espacial 153
CA PÍTU LO 8 Reconocimiento visual 187
CA PÍTU LO 9 Movimiento voluntario 216
C A PÍTU LO 10 Sistemas de memoria 243
C A PÍTU LO 11 Emoción 287
C A PÍTU LO 12 La corteza prefrontal y la regulación de orden superior del
comportamiento 322

PARTE III: La aplicación de la neuropsicología en áreas


del com portam iento
C A PÍTU LO 13 Psicopatología 363
C A PÍTU LO 14 Neuropsicología del desarrollo 392
CA PÍTU LO 15 Recuperación de función 420

Epílogo 434
Glosario 443
Bibliografía 483
Créditos 513
índice 517
Contenido

PARTE I: Fundamentos

CAPÍTULO 1 Desarrollo histórico de la neuropsicología


Intentos tempranos por com prender al cerebro 4
La hipótesis cerebral 4
El problema de ubicación defunciones 6

Inicio de la neuropsicología moderna: Broca 10


Antecedentes a Broca: Gall y Bouillaud 10
El caso de "Tan" 10
Concepto de dominancia hemisférica: hemisferio izquierdo y lenguaje 10
Descubrimiento de la corteza motora: Fritsch e Hitzig 11

D escubrim ientos posteriores: W em icke 12


Descubrimiento de Wemicke de la afasia receptiva 12
Concepto de procesamiento secuencial 12
Hipótesis del síndrome de desconexión 13
Concepto de especialización hemisférica complementaria:
el papel del hemisferio derecho 13
Ejemplo de síndrome de desconexión: alexia siti agrafía 13

Localización en oposición al holismo 14


Límites de la localización: los "mapmakers" 14
Reconciliación de los enfoques holista y localizacionista: concepto de
jerarquía de Hughlings-Jackson 15
Prejuicios y preconceptos en la neuropsicología de principios del siglo xx

El enfoque psicom étrico de la neuropsicología 17


Estudios de grupo y análisis estadístico 17
El papel permanente de los estudios de caso 17

Hallazgos recientes 18

Resumen 18
xvi CONTENIDO

CAPÍTULO 2 Mecanismos neuronaies en los niveles


molecular y celular 20
Significado de la capacidad de adaptación del sistema nervioso 21

La capacidad de m odulación: la neurona y la sinapsis 21


Descubrimiento de la neurona y la sinapsis 22
Componentes generales de la neurona 22
Glía 23
Panorama de eventos en la sinapsis 24
Actividad neuxonal en los niveles m olecular y celular 25
Fuerzas físicas subyacentes al movimiento de iones 25
Potencial de reposo de membrana 27
Efectos de la liberación de neurotransmisores sobre la membrana posindptica 28
Integración de entradas en el cono del axón 29
Potencial de acción 31
Conducción saltatoria 32
Liberación de neurotransmisores 32
Mecanismos para eliminar neurotransmisores después del disparo neuromi 35
Respuestas a la asociación neurotransmisor-receptor 36

M ecanismos neuronaies de aprendizaje 38


Habituación y sensibilización en la Aplysia: ejemplos de modulación presindptica
de la actividad neuromi 38
Condicionamiento clásico 40
Potenciación a largo plazo 42

Dos excepciones a las reglas generales: potencial receptor


y transmisión eléctrica 43
Potencial receptor: transducción sin potenciales de acción 43
Transmisión eléctrica: comunicación entre neuronas
sin sinapsis química 43

Resumen 45

CAPÍTULO 3 Introducción a la estructura y función


del sistema nervioso central 46
Terminología general 46

Panorama del sistema nervioso central 48


Los sistemas neroiosos central y periférico 48
Grandes divisiones del cerebro 49
Las meninges SO
Los ventrículos cerebrales 50
Sustancia gris y sustancia blanca 51

El cerebro anterior 53
Corteza cerebral 53
Ganglios basales 60
Sistema límbico 61
Diencèfalo 63
CONTENIDO xvii

El tallo cerebral 65
El cerebro medio 66
El cerebro posterior 66

El cerebelo 67

La m édula espinal 68

Resum en 68

CAPÍTULO 4 Métodos en neuropsicología 70


M étodos anatómicos 71
Identificación de conexiones anatómicas 71
Métodos para la visualizarían de estructuras 72

M étodos para m edir funciones 75


Métodos para visualizar funciones 75
Métodos neurofisiológicos 77
M étodos de lesión 80
Disociación defunciones 80
Interpretación de disociación sencilla y doble 81
Deterioros asociados 81
Las disociaciones como una ventana hacia la estructura de la cognición
y sobre la ubicación defunciones 81
Limites en la interpretación de las disociaciones 82
Ideas adicionales acerca de la lógica de la disociación y la asociación 82

Comisurotom ía 83

La prueba del amobarbital sódico 85


La especialización hemisférica y la preferencia manual 85
Uso de la prueba de amobarbital sódico en el manejo neuroquirúrgico
de las convulsiones focales 86
El procedimiento de prueba 86

Estudios de personas con anormalidades conductuales y cognitivas 87

Estudios de personas normales: estudios de lateralidad 87

Resumen 88

CAPÍTULO 5 El sistema visual como modelo de funcionamiento


del sistema nervioso 89
La visión jerárquica secuencial clásica del cerebro visual 90

Un panoram a de los avances recientes en la comprensión del


procesamiento visual central 90

La retina 90
Organización general de la retina 91
Los fotorreceptores 92
Bioquímica de la fototransducríón 92
Procesamiento neuronal dentro de la retina 94
xviii CONTENIDO

Proyecciones retinófugas 101


Núcleo geniculado lateral del tálamo 103
Panorama de las áreas corticales que regulan la visión 104
Proyecciones desde el NGL hacia la corteza visual 104

Especialización en la corteza dedicada a la visión 107


Vía paroocelular-mancha 107
Vía parvocelular-intermancha 111
Los canales magnocelular V5 y V3 112
Microanatoxnía de la corteza visual y el concepto de organización
m odular 114
Problem a de la integración y construcción de una representación
del mundo visual 118

Resumen 121

PARTE II: Neuropsicología de los sistemas funcionales


principales

CAPÍTULO 6 Lenguaje 125


Características del lenguaje 126
Desarrollo del lenguaje en los niños: naturaleza en contraste
con cultura 127

Trastornos del lenguaje: concepto de afasia 128


Afasia de Broca 128
Afasia de Wernicke 130
Afasia global 131
Las afasias trascorticales 132
Otros trastornos centrales del lenguaje 132

La hipótesis del síndrom e de desconexión aplicada


a los trastornos del lenguaje 133

Com ponentes principales de la función del lenguaje 135


Comprensión auditiva de palabras 135
Recuperación de palabra 138
Comprensión y producción de oraciones 139
Producción del habla 139
Deterioros de lectura adquiridos 142
Deletreo 145
Escritura 146

Consideraciones teóricas posteriores 146

H emisferio derecho y lenguaje 147


Asim etrías anatómicas de los hemisferios 149

La evolución del lenguaje humano 150

Resumen 151
CAPÍTULO 7 Procesamiento espacial 153
Consideraciones generales 154
Problemas en la neuropsicología del procesamiento espacial 154
Tipos de comportamiento espacial 155
Primeros estudios empíricos 155

Espacio corporal 156


Superficie corporal 156
Sensación muscular y de articulaciones 156

Espacio egocéntrico 157


Desorientación visual 157
Localización visual 157
Correlatos neuronales de la desorientación visual y el deterioro
en la localización visual 157

Espacio alocéntrico 160


Análisis espacial 160
Búsqueda de los mecanismos subyacentes al comportamiento espacial 161
Percepción de ubicación espacial relativa 162
Discriminación de orientación 162
Tareas espaciales complejas 162
Orientación y memoria topográficas 163
Hipótesis de las dos vías para el reconocimiento de objetos
y el procesamiento espacial 165

El papel del hipocam po en el procesamiento espacial 166


Estudios de registros unitarios 166
Estudios de lesión 167
Estudios neuroetológicos 168

Exclusión de un lado del espacio 170


La exclusión como trastorno de atención 172
La exclusión como deficiencia de la representación interna del espacio 176

Pensamiento espacial y visualización 178


Estudios electrofisiológicos 179
Estudios para visualizar 179
Estudios de lesión 180
Especializarían hemisférica para la visualización 181
Implicaciones para las preguntas iniciales acerca de la imaginación 182

El papel de los lóbulos frontales en el procesamiento espacial

Resum en 184

CAPÍTULO 8 Reconocimiento visual 187


Un caso de agnosia visual 188

Trastornos del reconocimiento visual 189


Intentos pioneros para su comprensión 189
Ceguera cortical parcial 190
Agnosia aperceptiva 192
XX CONTENIDO

Agnosia asociativa 194


Resumen del enfoque clásico de la agnosia visual 198

Problemas con el modelo clásico 198


Deterioro perceptual en la agnosia asociativa 199
Significado de la distinción aperceptiva-asociativo 202
Deterioro perceptual en la prosopagnosia y la alexia pura 202
El problema de los deterioros específicos de la categoría en el reconocimiento visual 203

Teorías de la agnosia visual 205


Modelo de desconexión 205
Modelo de búsqueda simbólica 206
Modelos de reconocimiento de objetos que cumplen criterios paralelos restringidos 207
Conceptualización de la agnosia visual con base en la neurobiología 210

Restauración de la visión en adultos después de tener ceguera


a tem prana edad 213

Resum en 214

CAPÍTULO 9 Movimiento voluntario 216


M ovimiento voluntario 217

Componentes del m ovim iento voluntario 217


Dimensiones de la regulación del movimiento 217
Niveles de regulación del movimiento 217

Trastornos elementales del m ovimiento 218

Panoram a del control de orden superior del movimiento 218

Corteza motora 220


Definición de corteza motora 220
Características de las neuronas individuales en M I 221
Codificación del movimiento por las neuronas M I 223
Entrada sensorial a las neuronas M I 224

Las áreas prem otora y m otora suplementaria 224


Consideraciones anatómicas 225
Estudios de estimulación y lesión 225
Evidencia con imágenes neuronales del papel del área 6 en la planeación
de secuencias de movimiento 226
Registro de actividad unitaria 227

El cerebelo 227
Consideraciones anatómicas 227
Estudios de lesión 228

Ganglios basales 229


Consideraciones anatómicas 229
Efectos de las lesiones en los ganglios basales 230
Contribución de los ganglios basales al movimiento 231

Apraxia y corteza parietal izquierda 231


Conceptualizaciones tempranas de la apraxia 231
Clasificación de Liepmann de las apraxias 232
CONTENIDO x xi

Un enfoque teóricamente más neutral de la apraxia 233


El papel del hemisferio izquierdo en el control del movimiento voluntario 237

Otras funciones de la corteza parietal relacionadas con el movim iento 238

Corteza prefrontal 239


Resumen 240

CAPÍTULO 10 Sistemas de memoria 243


Panoram a de la m em oria normal 245
Categorización de la memoria en términos de lo que es recordado 245
Categorization de la memoria en términos de capacidad y duración 246
Procesos componentes de la memoria 248
Relación entre memoria y otros campos de cognición 249

Am nesia del lóbulo tem poral medio y la hipótesis de consolidación 249


Paciente H.M. 249
Algunas implicaciones de la deficiencia de la memoria de H.M. 252

Deterioro de la m em oria después de lesiones


unilaterales del lóbulo temporal 252
Especialización complementaria de las funciones de memoria
en los lóbulos temporales izquierdo y derecho 253
Papeles de las estructuras del lóbulo temporal medio
y la corteza temporal lateral en la memoria 253

Estructuras críticas involucradas en la pérdida de mem oria posterior


a lesiones en el lóbulo temporal 254
Las lesiones de H.M. 255
Discrepancia entre los hallazgos en animales y humanos 255
Resolución aparente de la discrepancia 255
La búsqueda de las estructuras principales involucradas
en la memoria de reconocimiento 256
Algunos hallazgos conflictivos 256
La importancia de la corteza temporal media 257

Amnesia diencefálica 257


Enfermedad de Korsakoff 258
Otras causas de la amnesia diencefálica 260
Relación entre amnesia temporal media y diencefálica 260

¿En qué parte del proceso de la memoria se encuentra el deterioro? 261


Registro/codificación 261
Consolidación/almacenamiento/mantenimiento 261
Recuperación 261

Aspectos de la m em oria preservados en la amnesia 262


Aprendizaje motriz 262
Aprendizaje perceptual 263
Condicionamiento clásico 264
Aprendizaje de habilidades cognitivas 264
Priming 265
XXII CONTENIDO

M em oria episódica y m em oria semántica 268


Amnesia global 268
Deterioro selectivo de la memoria episódica 268
Deterioro selectivo de la memoria seynántica 268

Deterioro de la m em oria de trabajo y la m em oria a corto plazo 269


Memoria a corto plazo 269
Memoria de trabajo 270
Los lóbulos frontales y la memoria de trabajo 271

Conceptualización de m últiples sistemas de mem oria 276

El sustrato neuronal de la m em oria a largo plazo 277


La búsqueda de Lashley del engrama 277
Evidencia de que la memoria a largo plazo está almacenada en la corteza 277
Conjugación en el hipocampo de diferentes elementos de memoria
como un componente integral en la memoria explícita 279
Almacenamiento de la memoria implícita 280
Síntesis de proteínas y plasticidad estructural subyacetite
a la memoria a largo plazo 280
¿Dónde se almacena la memoria? 281

Consideraciones adicionales acerca del papel de los lóbulos


frontales en la m em oria 282
Lóbulos frontales y organización 282
Deterioro en la metamemoria 283

Resumen 284

CAPÍTULO 11 Emoción 287


Teorías de la relación entre cerebro y em oción 289
Teoría de la emoción de James-Lange 289
Teoría de Cannon-Bard 290
Importancia del hipotálamo en la emoción 291
El circuito de Papez 292
El síndrome Kliiver-Bucy 294
Concepto de sisteina límbico 296

Bases neuronales del miedo aprendido como un sistema m odelo 299


Ventajas de estudiar al miedo 299
Condicionamiento por miedo 300
Estructuras críticas para miedo condicionado 300
La amígdala: interfase entre información acerca del mundo
y respuesta emocional 304
La generalidad entre las especies del papel de la amígdala
en el condicionamiento por miedo 305

M emoria emocional 306


Memoria emocional y memoria de emoción 306
Sistemas cerebrales que median la memoria emocional y la memoria de emoción 306

Corteza y em oción 307


Corteza y estado de ánimo 307
CONTENIDO xxiii

La corteza y la percepción e interpretación de las emociones 308


Corteza y expresión emocional 310
Lóbulos temporales y emoción 311

La interacción de la corteza y la amígdala en la m ediación de orden


superior de las emociones 312
Influencias de la amígdala sobre la corteza 312
Integración de corteza y amígdala 315

Emoción y experiencia consciente 318


Requisitos para la experiencia consciente de las emociones 318
Pensamientos y sentimientos 319

Resumen 319

CAPÍTULO 12 La corteza prefrontal y la regulación de orden


superior del comportamiento 322
Hacia un modelo provisional del funcionamiento
de la corteza prefrontal 323
La esencia de la inteligencia 323
Phineas Gage: un caso de la interrupción del comportamiento dirigido a metas 323
Consideraciones anatómicas 325
Problemas en la interpretación de las deficiencias posteriores a lesiones prefrontales 327
Un modelo provisional del funcionamiento prefrontal 328

Funciones deterioradas después de lesiones prefrontales en hum anos 329


Emoción y motivación 329
Comportamiento social 331
Memoria 331
Inteligencia general 332
Lenguaje 332
Creatividad, fluidez ideatoria y pensamiento divergente 334
Pensamiento abstracto y conceptual 334
Función ejecutiva: planeación y organización de la conducta dirigida a metas 335
El reclutamiento de las pulsiones en la conducta dirigida a metas: inhibición
del efecto interruptor de la conducta impulsiva 339
Comportamiento dirigido a metas y estímulos ambientales 339
Integración de la conducta dirigida a metas con sus consecuencias 341
Síndromes prefrontales 343

Teorías de la función prefrontal 345


Modelo animal de función prefrontal 346
Interrupción en la conducción de la conducta por el conocimiento representacional
como la esencia de la deficiencia de la respuesta demorada 347
Especialización del surco principal en las respuestas visoespaciales
demoradas en monos 348
Otros subsistemas prefrontales 354
El problema de la integración en la corteza prefrontal 357

Resumen 358
xxiv CONTENIDO

PARTE III: La aplicación de la neuropsicología


en áreas del com portam iento

CAPÍTULO 13 Psicopatología 363


¿Qué es psicopatología? 364

Trastornos esquizofrénicos 366


Descripción 366
Hipótesis de etiologías múltiples de la esquizofrenia 367
Factores genéticos 367
Hipótesis de la dopamina en la esquizofrenia 368
Anormalidades estructurales gruesas 369
Anormalidades microestructurales 372
Anormalidades reveladas por medio de imágenes funcionales 372
Anormalidades neurológicas en la esquizofrenia 375
Funcionamiento neuropsicológico en la esquizofrenia 375
Hipótesis de que en la esquizofrenia subyace una disfunción prefrontal 376

Trastornos del estado de ánimo 377


Trastorno depresivo mayor 377
Trastorno afectivo estacional 380
Trastorna bipolar 380

Trastornos de ansiedad 381


Factores neuroquímicos generales 381
Fobias simples 382
Trastorno de ansiedad generalizada 382
Trastorno de pánico 382
Trastorno obsesivo-compulsivo 382

Sociopatías 383

Demencias 383
Enfermedad de Alzheimer: una demencia cortical 383
Demencias subcorticales 387
Problemas sin resolver 388
La heterogeneidad de las categorías diagnósticas 388
Hallazgos inválidos 389
Inferencia de las causas con base en el tratamiento efectivo de los síntomas 389
Desenmarañando causa y efecto 389
Niveles de explicación 389

Resumen 390

CAPÍTULO 14 Neuropsicología del desarrollo 392


Desarrollo del cerebro 393
Inducción 393
Proliferación de neuroblastos 393
Migración de células 395
Crecimiento de axones 396
Crecimiento de dendritas 397
La formación de conexiones y la contribución del ambiente 397
Mielinización 400

El desarrollo cerebral y el desarrollo de las funciones


de orden superior 401
Desarrollo de la agudeza visual 401
Desarrollo del control de la orientación visual 401
Desarrollo de la función ejecutiva 402
Desarrollo del leiiguaje 405

Causas conocidas de anormalidad del desarrollo 406


Trastornos heredados 407
Trastornos cromosómicos 407
Anormalidades estructurales 407
Prematuridad y bajo peso al nacer 408
Infecciones 408
Dafio relacionado con toxinas 408
Trastornos nutricionales 408
Episodios anóxicos 408
Lesión traumática del cerebro y anormalidad cerebral focal 409

Trastornos del desarrollo de causa desconocida 409


Trastornos de aprendizaje 409
Trastorno por déficit de atención 414
Autismo 416

Resum en 418

CAPÍTULO 15 Recuperación de función 420


Los efectos del daño cerebral 420
Efectos celulares 421
Efectos fisiológicos 421
Recuperación funcional posterior al daño cerebral 422
Factores que afectan la recuperación de funciones 422
La edad al momento de la lesión como factor en la recuperación é.

M ecanismos neuronales de recuperación de funciones


Reinervación 427
Rebrote 427
Supersensibilidad por denervación 427
Bases neuronales de reorganización cerebral 428

Aproxim aciones terapéuticas a las consecuencias


de lesiones del cerebro 429
Rehabilitación 429
Tratamientos farmacológicos 431
Trasplante de tejido cerebral 431

Resum en 432
xxvi CONTENIDO

Epílogo 434
Escepticismo acerca de la posibilidad de una teoría unificada
m ente-cerebro 434
El problema mente-cerebro 434
Dualismo esencial 435
Dualismo emergente 436
Funcionalismo 437
Posibilidad de reducción interteórica y de una teoría unificada
mente-cerebro 438
Reducción interteórica 438
Insuficiencia de la psicología popidar como criterio para la posibilidad de reducción 440

¿Dónde se está ahora y hacia dónde se va? 440

Glosario 443
Bibliografía 483
Créditos 513
índice 517
Fundamentos
Desarrollo histórico
de la neuropsicología

INTENTOS TEMPRANOS POR COMPRENDER AL CEREBRO Ejemplo de síndrome de desconexión: alexia sin
La hipótesis cerebral agrafía
El problem a de ubicación de funciones
LOCALIZACIÓN EN OPOSICIÓN AL HOLISMO
INICIO DE LA NEUROPSICOLOGÍA MODERNA: BROCA Límites de la localización: los "mapmakers"
Antecedentes a Broca: Gall y Bouillaud Reconciliación de los enfoques holista y localizacionista;
El caso de "Tan" concepto de jerarquía de Hughlings-Jackson
Concepto de dominancia hemisférica: hemisferio Prejuicios y preconceptos en la neuropsicología de
izquierdo y lenguaje principios del siglo xx
Descubrimiento de la corteza m otora: Fritsch e Hitzig
EL ENFOQUE PSICOMÉTRICO DE LA NEUROPSICOLOGÍA
DESCUBRIMIENTOS POSTERIORES: WERN1CKE Estudios de grupo y análisis estadístico
Descubrimiento de W ernicke de la afasia receptiva El papel perm anente de los estudios de caso
Concepto de procesamiento secuencíal
HALLAZGOS RECIENTES
Hipótesis del síndrome de desconexión
Concepto de especialización hemisférica RESUMEN
complem entaria: el papel del hemisferio derecho

En 1882, el neurólogo fran cés Joseph Ju les D ejarine hipótesis acerca del sistem a nervioso en el siglo XIX: la
reportó un caso inusual. Su paciente, un exitoso hombre hipótesis de que diferentes áreas del cerebro están especia­
de negocios, había despertado una mañana para descubrir lizadas para diferentes funciones y que, si se interrumpían
que había perdido la capacidad para leer. Él podía hablar y las conexiones entre las áreas, se perdían distintas capaci­
com prender el lenguaje, podía ver y escribir, pero no podía dades. La historia tem prana de la neuropsicología está
leer, ni siquiera incluso lo que él mismo había escrito'(no marcada por casos específicos como éste, cada uno contri­
obstante, podía leer si tocaba las letras resaltadas). Pocos buye con alguna pieza im portante en el rompecabezas de
días después, al despertar, el hom bre descubrió que tam­ cómo funciona el cerebro. En este capítulo consideraremos
bién había perdido la capacidad para escribir. la historia de la neuropsicología desde los primeros inten­
¿Q ué podía haber causado tal síndrome tan enigm áti­ tos humanos por comprender cómo se controla el compor­
ca? La respuesta a esta pregunta, descubierta sólo p o s t tamiento hasta los más recientes hallazgos acerca de la
m ortem , proporcionó evidencia para una im portante organización del cerebro.
4 PARTEI Fundamentos

1994, p. i.)
FIGURA 1.2 Reconstrucdón con rayos X del método que
se cree fue usado por los antiguos egipdos para drenar el
contenido del cráneo durante el proceso de embalsama­
miento. (Tomado de Fleming et al., 1980, p. 32.)

INTENTOS TEMPRANOS POR COM PRENDER


AL CEREBRO
concerniente a por qué se realizaron estos proced i­
mientos, es casi cierto que ellos representan intentos
La hipótesis cereb ral primitivos de neurocirugía y, por tanto, una aprecia­
ción de la im portancia del cerebro para el funciona­
Al considerar la historia de la neuropsicología, uno miento del cuerpo.
de los prim eros conceptos que encontram os es la
h ipótesis cerebral, que es la idea de que el cerebro es L O S E G IP C IO S Los antiguos egipcios han dejado
el órgano biológico que controla y dirige el compor­ pistas acerca de su p reocu p ación por el cerebro en
tam iento. Puede parecer extraño pensar en esto sus prácticas funerarias. Com o parte de su elabora­
como una hipótesis, pues en la actualidad tomamos do proceso de m om ificación, rem ovían órganos del
esto como un hecho. Sin embargo, a lo largo de la his­ cuerpo y/o los preservaban si eran considerados
toria, diversos órganos han sido identificados como importantes para la vida en el m ás allá, o los desecha­
el centro de los pensam ientos y sentim ientos. Los ban si no eran considerados im portantes. Corazón,
residuos de algunas de estas nociones sobreviven en hígado, bazo y otros órganos eran rem ovidos con
nuestra lengua cuando, por ejem plo, hablam os del extremo cuidado y alm acenados en urnas separadas.
corazón com o el asiento de la com pasión o las "tri­ En contraste, el cerebro era desechado. Se cree que
pas" como la fuente del coraje. los em balsam adores se desh acían del cerebro m e­
Los com ienzos de la especulación hum ana acerca diante la inserción de una barra m etálica en la cavi­
de la relación entre el cuerpo y la m ente se pierden dad craneal a través de la nariz y luego hacían girar
en las brum as de la prehistoria. Se sabe que en tiem­ la barra hasta que el ya de p or sí suave tejido se
pos prehistóricos, la trepanación, la apertura quirúr­ volvía líquido y drenaba hacia fuera por la nariz
gica del cráneo (ahora denom inada cran eotom ía), (figura 1.2).
era una práctica m uy difundida (figura 1.1). Debido De m anera irónica, la m ism a cultura es la fuente
a que m uchos cráneos trepanados m uestran signos del m ás antiguo registro de observación de la rela­
de curación alrededor de la herida, podem os inferir ción entre el cerebro y la conducta. El Papiro Quirúr­
que los pacientes frecuentem ente sobrevivían al pro­ gico Edwin Sm ith, el cual probablem ente data desde
cedim iento. A unque no existe in form ación directa el segundo m ilenio a.C., con tien e descripciones de
CAPITULO 1 Desarrollo histórico de la neuropsicología 5

Título FIGURA 1.3 Una pordón del Papiro


IV 5 Quirúrgico Edwin Smith. (Tomado de
Breasted, 1930, pp. 203,205.)

Examen
IV 5-7

6)

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Diagnóstico
IV 7-9

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m S - T 7

varios casos m édicos. Uno de ellos (figura 1.3) des­ en su cráneo, bajo la piel de su cabeza, mientras
cribe a un hombre que sufrió una severa herida en el no hay nada en absoluto sobre ella, usted debe
lado izquierdo de su cabeza y desde entonces de­ palpar su herida. Debe usted encontrar que hay
m ostró una d esviación del ojo izqu ierd o y arrastre una hinchazón sobresaliente en el exterior del
del pie del m ismo lado: golpe que está en su cráneo, mientras su ojo está
torcido debido a él, en el lado de la lesión que
[T ítulo] In struccio nes co n cern ien tes a u n g olpe está en su cráneo; él cam ina arrastrando los pies
EN SU CRÁNEO BAJO LA PIEL DE LA CABEZA [E x a m e n ] con su suela, del lado donde tiene la lesión que
Si usted exam ina a un hombre que tiene un golpe está en su cráneo, [Diagnóstico] usted debe de
6 PARTE I Fundamentos

com ún acuerdo con el cual a quien algo que entra historia de la neuropsicología en la que se generarían
desde afuera tiene entusiasmo... una dolencia que conclusiones infundadas acerca de las bases biológi­
no debe ser tratada (Breasted, 1930, pp. 203-206). cas de la conducta m ediante un enfoque racionalista.
H ipócrates (460-377 a.C .), el m ás astuto observa­
Es com ún encontrar deterioro en el m ovim iento dor de la enferm edad, se suscribió a la hipótesis del
de las extrem idades inferiores después de lesiones en cerebro. En uno de los m ás fam osos pasajes adscritos
la cabeza, por lo que puede ser difícil apreciar la a él, se lee:
im portancia de esta observación. Lo que tenem os
aquí es n ad a m enos que el prim er registro de una Y los hombres deben saber que de nada más que
observación que apoya la noción de que el cerebro de ahí (del cerebro) vienen las alegrías, delicias,
controla de alguna manera el resto del cuerpo, el pri­ risas y deportes, y tristezas, penas, desalientos y
m er paso registrado hacia el desarrollo del conoci­ lam entaciones... Y por el m ism o órgano nos vol­
miento acerca de la relación entre cerebro y conducta. vem os locos y delirantes, y los m iedos y terrores
R esulta interesante saber que esta p rim era des­ nos asaltan, algunos por la noche, y algunos
cripción de una relación entre cerebro y conducta sea durante el día, y sueños e interm inables andan­
errónea. Los deterioros son ip sila te ra les a la lesión zas, y cuidados que no son apropiados, e igno­
(están en el m ism o lado) en lugar de ser contraíate- rancia de las circunstancias presentes, desuso e
rales (en el lado opuesto), com o sabem os ahora con impericia. Todas estas cosas perduran en el cere­
base en nuestra actual com prensión de que el lado bro cuando no está saludable, sino m ás caliente,
izquierdo del cerebro controla el lado derecho del m ás frío, más húm edo o más seco que lo natural,
cuerpo y viceversa. No obstante, esta d iscrepancia o cuando sufre cualquier otra afección preterna­
puede ser explicada por lo que ahora se conoce como tural e inusual. Y nos volvem os locos por la
un efecto de contragolpe. Cuando existe un golpe en hum edad (del cerebro) (Adams, 1939, p. 366).
la cabeza, el cerebro, flotando en fluido cerebrospi­
nal, con frecuencia es "m agullado" cuando es lanza­ Hipócrates debió haber basado estas conclusiones
do contra el lado opuesto del cráneo. Esta lesión en en parte en sus observaciones registradas de que las
el lado opuesto del cerebro podría causar deterioros personas con heridas en la cabeza tam bién sufrían
en el m ism o lado del cuerpo que el golpe a la cabeza. parálisis, convulsiones y deterioros del habla. De
Sin em bargo, sin tom ar en cuenta los detalles, esta hecho, las observaciones de Hipócrates pudieron con­
observación aún es la prim era evidencia registrada ducirlo a posteriores descubrimientos acerca del cere­
que podría servir como apoyo para la hipótesis cere­ bro. Él observó gente con lesiones en el lado izquier­
bral, aunque el observador egipcio no da dicho salto do de la cabeza y convulsiones en el lado derecho del
teórico. cuerpo, evidencia de la relación contralateral entre
cerebro y cuerpo. Tam bién vio gente con deterioros
L O S G R IE G O S Los antiguos griegos estaban divi­ del h abla ju nto con con vulsion es del lado derecho
didos en sus opiniones acerca del cerebro. En el siglo del cuerpo. A p artir de estas dos observaciones, él
v a.C., A lcm eón de Crotona propuso que el cerebro pudo inferir en la esp ecialización del hem isferio
era el "asiento del alm a", y en el siglo iv a.C., Platón izquierdo para el lenguaje. Pero el m undo tuvo que
realizó una propuesta sim ilar, con el argum ento de esperar más de dos m ilenios p ara que esta relación
que la cabeza era la parte del cuerpo más cercana a fuese conceptualizada y luego establecida de manera
los cielos y, en consecuencia, la más probable para em pírica por el cirujano fran cés Paul Broca, en el
contener el m ás divino órgano. En contraste, Empé- siglo XIX.
docles, en el siglo v a.C., propuso que el corazón era
el asiento del alm a, y A ristóteles, un siglo después,
concordó con él. A ristóteles razonó que el cerebro,
con su elaborada red de vasos sanguíneos y su posi­ El problem a de u b icación de funciones
ción cerca de la superficie del cuerpo, servía para
enfriar la sangre. El corazón, argumentaba, al ser una
estructura activa y central, era más apropiado como G A LEN O Y LA H IP Ó T E S IS V E N T R IC U L A R En
el órgano del pensamiento y los sentimientos. Éste es la época rom ana, la h ip ó tesis cerebral llegó a ser
un atrevido ejemplo de las tram pas del racionalismo, ampliamente aceptada. El gran médico romano Gale­
razonam ientos que no son sujetos a la crítica im pues­ no (129-ca. 199) se adhirió a esta visión. Entonces sur­
ta por las pruebas experim entales. Com o verem os gió la pregunta de en qué lu gar del cerebro tenían
m ás adelante, ésta no sería la últim a ocasión en la lu gar las diversas fun cion es psicológicas (com o la
CAPITULO 7 Desarrollo histórico de la neuropsicología 7

percepción, m em oria y pensam iento). Esta cuestión


es referid a como el problem a de la lo ca liz a ció n de
funciones. Galeno creyó que los ventrículos cerebra­
les, cavidades llenas de fluido en las profundidades
del cerebro, eran las estructuras en las cuales se ubi­
caban el pensam iento y otros procesos psicológicos,
y esta idea se m antuvo hasta la Edad M edia. En el
siglo IV, N em esio laboró en torno a esta h ip ó tesis
ventricular, y asignó diversos procesos psicológicos
a u bicaciones dentro de diferentes ventrículos. La
idea se m antuvo por siglos hasta el Renacim iento,
incluso Leonardo da Vinci adoptó dicha hipótesis
(1452-1519), com o se m uestra en la figura 1.4. Em ­
pleando lo que ahora podem os considerar como un
enfoque de procesam iento de inform ación, Nemesio
estableció que el ventrículo, cellula phantastica, más
cercano a los órganos de los sentidos era el asiento
de la percepción. Dicho ventrículo luego fluía dentro
del siguiente ventrículo, cellula logística, el asiento del
razonam iento y la cognición, el cual, a su vez, fluía
dentro de la cellula memoralis, el asiento de la m em o­
ria. Los ventrículos tam bién fueron usados para
explicar el m ecanismo de com portam ientos más ele­
m entales. Por ejemplo, se conceptualizó que el movi­
m iento de los m úsculos se producía cuando éstos se
llenaban de fluido procedente de los ventrículos
cerebrales. Estas teorías ventriculares, casi siem pre
m uy elaboradas, fueron populares durante más de
m il años. Lo único que le hacía falta a estas teorías FIGURA 1.4 Dibujo de Leonardo da Vinci donde se
era el apoyo experimental, una lim itación que carac­ muestra la estructura del cerebro como se conceptualizaba
en el Renacimiento. (Tomado de Luria, 1966.)
terizó a las teorías de las relaciones cerebro-conducta
hasta bien entrado el siglo xix.

P R O B L E M A S EN LA V ISU A L IZ A C IÓ N D E LAS anatomía humana. Esto no fue exclusivo de Leonardo


E S T R U C T U R A S D EL C E R E B R O Incluso el estu­ da Vinci. Otros artistas del Renacim iento retrataron
dio de la estructura del cerebro, el cual parecería ser los ventrículos en complejos patrones fantásticos que
m ás directo que el estudio de sus funciones, quedó se relacionan de manera m uy vaga con su forma real.
m uy rezagado en com paración con el estudio de Las descripciones de las circunvoluciones y surcos
otros-órganos del cuerpo. Esto se ejem plifica en el corticales (analizados en el capítulo 3) que forman la
dibujo de Da Vinci mostrado en la figura 1.4. En ésta, superficie con m uchas curvas de los hem isferios
Leonardo bosqueja los ventrículos como una secuen­ cerebrales no podía estar m ás alejada de la realidad.
cia lineal de com partim entos. Uno podría presentar Los artistas del Renacim iento, al fracasar para discer­
argum entos convincentes en cuanto a que esta des­ nir las regularidades en el patrón de dichas curvas,
cripción connota cierta precisión conceptual debido dibujaron patrones aparentem ente aleatorios. No fue
a que los ventrículos se desarrollan em briológica­ sino hasta com ienzos del siglo xix, cuando Luigi
m ente a través del pliegue y alargam iento del tubo Rolando proporcionó una descripción precisa del
neuronal prim ordial, y en que todos los ventrículos patrón general de las circunvoluciones y surcos cor­
están interconectados con fluido cerebrospinal que ticales (figura 1.5).
circula secuencialmente a través de ellos. Sin embar­ ¿Por qué las descripciones del cerebro se rezaga­
go, la configuración espacial de los ventrículos en el ron tanto de las de los otros órganos? La respuesta
dibujo de Leonardo es bastante imprecisa, de mane­ no es muy clara, pero se pueden sugerir varias razo­
ra particu lar para un genio artístico, quien por lo nes. Antes que todo, existieron consideraciones téc­
general era tan persistente en su búsqueda del cono­ nicas, como la relativa inaccesibilidad del cerebro
cim iento y tan meticuloso en sus descripciones de la dentro de su cráneo protector y la baja densidad del
8 PARTE I Fundamentos

FIGURA 1.5 Dibujo de Rolan­


do de la corteza cerebral. (Toma-
do de McHenry, 1969, p. 145.)

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tejido cerebral fresco, lo cual provoca que su form a mo) o es espiritual (idealism o). D e manera alternati­
se d istorsione con rapidez después de la disección va, uno puede p ostu lar que existen dos esferas o
(los especím enes anatóm icos por lo general son tra­ m odos de realidad (dualism o). Dentro del dualismo
tados con quím icos para hacerlos m ás duros y más existen varias posiciones que se pueden tom ar de
duraderos). También existieron enormes tabúes con­ acuerdo con la relación entre las dos esferas y el
tra la disección hum ana, lo cual lim itó la capacidad grado y naturaleza de su interacción.
de los científicos para obtener de prim era m ano el El filósofo francés René D escartes (1596-1650) fue
conocim iento del órgano; sin em bargo, es probable un im portante exponente de la v isión dualista. El
que estos factores técnicos no cuentan toda la histo­ afirm ó que existe el cerebro y la m ente; señala que
ria. Los factores psicológicos también fueron im por­ am bos son in dep endientes, pero interactúan. El
tantes, de m anera particular la tendencia de la gente incluso fue m ás lejos al esp ecificar al órgano que
a describir y bosquejar lo que ellos esperaban ver en mediaba esta interacción: la glándula pineal. Para D es­
lugar de lo que realm ente veían. Por alguna razón, cartes, ninguna localizadón de funciones más allá de
los inten tos por bosquejar el cerebro hum ano han esta férrea aserción era significativa, pues la m ente
probado ser particularm ente vulnerables a la distor­ no tem a ubicación, de hecho, en absoluto se encon­
sión. Este problema, de modo más general, continúa traba en el espacio.
plagando los intentos por com prendernos, como la Este enfoque está en riguroso contraste con la
historia de la psicología deja tan claro. visión localizacion ista tip ificad a por las hipótesis
ventriculares m edievales. Ya verem os que el dualis­
EL P R O B L E M A M EN TE-C U ERPO U na de las ta­ m o de D escartes tuvo u na im portante influencia
reas más viejas de la filosofía está implícita en la hipó­ sobre las subsecuentes teorías de la función del cere­
tesis cerebral y en el problem a de la localización de bro. En particular, su visión de que la mente no tiene
funciones: ¿Cómo están relacionados la m ente y el ubicación m otivó a aquellos que sí veían al cerebro
cuerpo? ¿Cómo están relacionadas la experiencia sub­ com o el sustrato o base de la conducta, pero que no
jetiva y la función biológica? Estas preguntas son refe­ creían que las funciones estu viesen localizadas en
ridas como el problem a m ente-cuerpo, un problema partes particulares del cerebro para adoptar una
que aún desconcierta y estimula la mente humana. posición llam ada h o lism o . D ich a postura sostiene
En sentido filosófico, existen posibles soluciones a que todo el cerebro m edia todo el funcionam iento y
este problem a perenne, cada una de las cuales conti­ que en él no se u bican fun cion es particulares. El
núa encontrando adherentes. Uno puede creer que debate acerca de cóm o funciona el cerebro continúa
sólo una esfera es verdadera, una creencia conocida en la actualidad, aunque las concepciones modernas
como m onism o. Dentro del monismo se puede sos­ representan u na in tegración de estas dos visiones.
tener la creencia de que la esfera es física (m aterialis­ Pero nos adelantam os a nosotros mismos.
CAPÍTULO 1 Desarrollo histórico de la neuropsicología 9

F R E N O L O G ÍA : U N A T E O R ÍA E SPEC U LA TIV A
D E LA LO C A L IZ A C IÓ N U na de las teorías de la
localización de funciones más enfáticas pero m enos
defendible es la representada por la frenología (figu­
ra 1.6), desarrollada por Franz Josef Gall (1758-1828)
y Johann Casper Spurzheim (1776-1832). Este intento
por relacionar regiones cerebrales específicas con
facultad es o funciones particulares fue trem enda­
m ente defectuosa. C om o ahora es b ien sabido, los
hund im ientos y protuberancias en el cráneo, a los
cuales Gall y Spurzheim supusieron com o indicado­
res del tamaño de las circunvoluciones subyacentes,
de hecho no están relacionados con la estructura del
cerebro. El lado psicológico de la frenología también
era defectuoso. La psicología de la facultad que sir­
vió como marco conceptual de la frenología era vago
y no tenía bases o evidencia em pírica. Los resultados
de la frenología en sus intentos p or vincular las
características craneanas que no están relacionadas
con la estructura cerebral, con las facultades psicoló­
gicas que no tienen definición precisa o base empíri­
F1GURA 1.6 Diagrama frenológico producido por
ca, necesariam ente fueron producto de la im agina­
Spurzheim en 1825. (Tomado de Finger, 1994, p. 33.)
ción, por lo que esta teoría nunca alcanzó amplio
reconocim iento académ ico. No obstante, es sensato
ad v ertir que durante su m áxim a popularidad, esta
m etod ología considerablem ente defectuosa pudo do no con el sitio del daño, sino sólo con la cantidad
sostener 19 revistas científicas. Desde luego, muchas de tejido destruido.
person as tom aban estos trabajos con seriedad. No Flourens examinó funciones básicas en los anim a­
sería la última vez en la historia de las neurociencias les con corteza relativam ente pequeña, de m anera
que u n cuerpo de opiniones sin su stento generaría típica: pollos, palom as, roedores y otros anim ales
tan enorm e interés e influencia. pequeños. N o es del todo sorprendente, por tanto,
A pesar de todos sus defectos, la frenología avan­ que él no encontrara deficiencias específicas relacio­
zó en la idea de la ubicación de las funciones en el nadas con la localización de sus lesiones corticales.
cerebro y engendró el prim er verdadero trabajo En cualquier caso, sus argumentos fueron definitiva­
experim ental acerca del cerebro. De m anera irónica, mente desaprobados por im portantes descubrimien­
pero acaso no por com pleto de m anera inesperada, tos posteriores en el siglo xdc, los cuales se discutirán
este trabajo experimental fue m otivado por una reac­ brevemente.
ción holística contra la frenología, en lugar de por un No obstante, en los tiempos modernos sobrevivió
intento para validarla. una forma m odificada de la postura de Flourens. En
la década de los años cincuenta, sobre la base de una
EL IN T E N T O D E FLO U REN S P O R UN H O LISM O serie de experim entos con ratas y otros anim ales,
CO N B A SE EN LA EX P E R IM E N T A C IÓ N M arie- Karl Lashley (1890-1952) adoptó una posición m uy
Jean -P ierre Flourens (1794-1867) fue uno de los pri­ similar. Lashley argumentó que, con excepdón de las
m eros en estudiar al cerebro mediante la lesión expe­ áreas sensorial y motora, todas las partes de la corte­
rim ental en animales. (Lesión es un térm ino general za contribuyen de igual m anera a las funciones com­
que significa daño o enfermedad. Causar lesiones en plejas tal com o el aprendizaje de laberintos, un con­
los cerebros de los animales y estudiar sus efectos es cepto al cual refirió com o eq u ip o ten cialid ad . M ás
el m ás antiguo y todavía uno de los m ás fructíferos aún, él concluyó que la m agnitud de la deficiencia
m étodos en la neuropsicología.) Al dedicar su libro a estaba relacionada con la extensión del daño a la cor­
D escartes, el m ás an tilocalizacionista, Flourens ar­ teza, un concepto al que denominó acción de masas.
güyó que no existe especializadón de función dentro Sin em bargo, existía un defecto crítico en su argu­
de la corteza (la capa externa del cerebro). Él reportó mento. Él midió el efecto de las lesiones en animales
que, cuando lesionó la corteza de algunos animales, entrenados en tareas m uy complejas (aprendizaje de
el deterioro resultante en la fundón estaba reladona- laberintos) y registró su ejecución con medidas grue­
10 PARl EI Fundamentos

sas que fueron dem asiado globales para perm itir un soldado que sufrió una herida de cuchillo en el ojo
detectar deterioros específicos relacionados con el izquierdo, que penetró el cráneo, y quien, posterior­
daño en regiones corticales específicas. m ente, sufrió un deterioro del lenguaje. Es posible
Una m etáfora puede ayudar a ilustrar este punto. que con base en este caso o en otros sim ilares, el
Suponga que usamos una medida com pleja y global m édico francés Jean Baptiste Bouillaud (1796-1881),
de éxito económ ico como el producto interno bruto en 1825, especuló que el lenguaje puede estar repre­
(PIB). Suponga que en un año esta m edida disminu­ sentado en la porción anterior del cerebro humano. Él
ye después de una gran huelga en la industria auto­ quiso ir m ás allá y opinó que la especialización del
motriz y luego cae otra cantidad igual el año siguien­ hem isferio izquierdo para la destreza m otora que
te después de grandes fallas en los cultivos. Esto no presum iblem ente subyace al uso preferente de la
da derecho a concluir que las fábricas de autom óvi­ mano derecha, puede tam bién extenderse a los movi­
les y las granjas generan la m isma función. El PIB (y m ientos especializados relacionados con el habla.
por analogía las tareas complejas de Lashley) no es lo Con posterioridad, en 1861, E m est Auburtin, yerno
suficientem ente sensible para indicar cuál interrup­ de Bouillaud, presentó una ponencia ante la Sociedad
ción específica provocó el efecto. Antropológica de París, a la cual asistió su fundador,
Ahora sabem os que áreas particulares de la corte­ Paul Broca, en la cual reportó el caso de u n hom bre
za están especializadas para determ inadas funciones que era incapaz de hablar después de que se le aplicó
y, más aún, como se verá en el capítulo 5, que existe presión a la región anterior expuesta de su cerebro.
su bespecialización de función incluso dentro de
áreas del cerebro dedicadas a una m odalidad indivi­
dual, com o la visión. A dem ás, com o verem os en El caso de "Tan"
capítulos subsecuentes, hay razón para creer que
existe una localización de funciones análogas dentro Poco después de escuchar esta ponencia, Broca cono­
de todas las áreas de la corteza. Esto es cierto incluso ció a un paciente llam ado Leborgne, quien era inca­
para la corteza frontal, un área que media las funcio­ paz de hablar m ás que u nas p ocas palabras. Pudo
nes extrem adam ente complejas. dem ostrarse que este paciente comprendía el lengua­
El error de Flourens y Lashley es altam ente in s­ je y que no estaba demente, debido a que respondía,
tructivo, debido a que nos alertan acerca del hecho mediante gestos, con precisión a preguntas, como su
de que evaluando tareas que requieran funciones edad. También se pudo dem ostrar que los m úsculos
específicas es más probable que revele la especializa- requeridos para el habla no estaban paralizados o de
ción de funciones, m ientras que con las m edidas de algún otro m odo eran in op eran tes, pues él podía
función global es im probable hacer tal cosa. El prin­ reproducir sonidos individuales (fonemas), como ba
cipio tiene im portantes im plicaciones para el diseño y ga, cuando se le requería. Lo que estaba interrum ­
canto de investigaciones experim entales com o para pido en este paciente era la habilidad para combinar
la valoración de instrumentos clínicos. de form a rápida estos fon em as individuales para
producir el habla coordinada. En vez de ello, su pro­
ducción verbal estaba reducida a pocos fragm entos
INICIO DE LA NEUROPSICOLOGÍA cortos, uno de los cuales, "T an ", repetía con tanta fre­
M ODERNA: BROCA cuencia que llegó a convertirse en su sobrenombre.
Poco después de esto, Leborgne murió. Broca, tomó
Regresemos ahora a mediados del siglo xix y a lo que la oportunidad de examinar el cerebro de Leborgne y
puede ser considerado com o el origen de la neuro- descubrió lo que describió como una lesión en el lóbu­
psicología m oderna: la prim era evidencia em pírica lo frontal izquierdo. En su oportunidad, el cerebro de
sustancial de la ubicación de función dentro del cere­ Leborgne fue preservado y, luego de haber estado per­
bro hum ano. Esta evidencia fue elaborada por el dido por algunos años durante la Segunda Guerra
cirujano francés Paul Broca (1824-1880), en 1865, pero Mundial, apareció en un museo de París. La figura 1.7
existieron algunos importantes antecedentes a su tra­ es una fotografía del cerebro de Leborgne.
bajo.

C on cep to de d om in an cia h em isférica:


A n teced en tes a B ro ca: Gal! y BouiHaud hem isferio izquierdo y lenguaje

En los primeros años del siglo xix, Franz Gall, en uno A l principio, Broca interpretó el hallazgo de lesión
de sus pocos estudios em píricos, reportó el caso de en el lóbulo frontal izquierdo com o consistente con
CAPITULO 7 Desarrollo histórico de la neuropsicología 11

la id ea de Bouillaud, de que el lenguaje está repre­


sentado en la parte anterior del cerebro. Conform e
Broca continuó con el estudio de pacientes con dete­
rioros del lenguaje similares al de Leborgne, advirtió
que, en cada instancia en la cual él era capaz de estu­
diar el cerebro post mortem, descubrió una lesión en
el lóbulo frontal izquierdo. Finalm ente, en 1865, des­
pués de estudiar m uchos casos, Broca concluyó que
el hem isferio izquierdo es dominante para el lenguaje
o, com o él decía: nous parlons avec l'hemisphere gauche
("hablam os con nuestro hemisferio izquierdo").
D espués del descubrim iento de Broca, el hijo de
un m édico francés, quien respondía al nom bre de
M arc Dax, afirm ó que su padre había coleccionado
un núm ero de casos con síntom as sim ilares al de
Broca y tam bién había descubierto la asociación
p ro y ec ció n
entre este trastorno y el daño al hem isferio izquier­ auditiva
do. De acuerdo con su hijo, el viejo Dax había repor­
tado sus hallazgos en una conferencia en 1836, pero
nunca los había publicado. La docum entación de la FIGURA 1.8 Áreas de Broca y de Wemicke. Advierta la
presentación no fue encontrada y aún es incierto proximidad del área de Broca a las regiones corticales que
quién de los dos, si Dax o Broca, fue el prim ero en controlan los músculos del habla y la proximidad del área
descubrir esta asociación. de Wemicke a la corteza auditiva primaria. (Tomado de H.
Cleiiman, 1995.)
No obstante, como Joynt (1964) puntualiza, quien
haya sido el prim ero en reportar los datos que apo­
yan la idea de que el lenguaje está representado en el
hem isferio izquierdo, a Broca se le da el crédito por en el concepto de d om in an cia cerebral para el le n ­
describir el síndrom e de producción deteriorada de guaje. En este término tenemos lo que puede ser con­
lenguaje en ausencia de deterioro en los mecanismos siderado como el inicio de la neuropsicología m oder­
periféricos del habla. Además, Broca comprendió la na. Broca había dem ostrado la existencia de un dete­
im plicación del hecho de que todos los pacientes que rioro central (no periférico) del lenguaje, que ahora
él estudió con este síndrom e tenían lesiones en el se le refiere de m anera general como afasia (aunque
hem isferio izquierdo, una im plicación incorporada Broca m ismo sugirió el término afemia). Adem ás de
esto, Broca demostró que la lesión crítica estaba loca­
lizada dentro de un área específica del hem isferio
izquierdo, a saber, la parte inferior y posterior de la
región anterior de la corteza, región que llegó a ser
conocida como área de B roca (figura 1.8). Con esto,
él proporcionó el prim er apoyo empírico sólido para
lo que en la actualidad se conoce como especializa-
ción in trah em isférica de función, que es la especia-
lización de función dentro de un hem isferio. Vere­
mos que gran parte de la historia de la neuropsicolo­
gía tiene que ver con el desarrollo y delineación de
estos conceptos.

D escubrim iento de la c o rte z a m otora:


Fritsch e Hitzig

En 1870, cinco años después del descubrimiento fun­


dam ental de Broca, u n tipo de investigación muy
FIGURA 1.7 El cerebro embalsamado de Leborgne, el diferente, realizado en Alem ania, reveló una ulterior
famoso paciente de Broca. (Tomado de Corsi, 1991, p. 217.) especialización de función en la corteza cerebral. Al
12 PARTE I Fundamentos

estu d iar el cerebro expuesto de un perro, G ustav hallazgos de Broca y de W ernicke apoyan el concep­
Fritsch (1838-1929) y Eduard Hitzig (1838-1909) des­ to de dom inancia h em isférica. A dem ás, am bos h a­
cubrieron que la estim ulación de una región específi­ llazgos dem uestran que d iferentes lesiones dentro
ca de la corteza daba como resultado m ovim iento de del hem isferio izquierdo producen diferentes dete­
las extrem idades contralaterales. A sí h abían descu­ rioros en el lenguaje, apoyando así la idea de la espe-
bierto que no sólo las funciones "su p eriores", como dalización intrahem isférica de fundón.
el lenguaje, estaban representadas en la corteza cere­ Los trabajos de Broca y W ernicke tam bién apoyan
bral, sino tam bién la conducta en apariencia son la noción de que la fu n ción del lengu aje está com ­
m enos com plejas, los m ovim ientos sim ples. El área puesta de un núm ero de funciones que, bajo ciertas
de la corteza dedicada al m ovim iento fu e llam ada condidones, pueden ser separadas o disociadas una
corteza m otora. Éste fue un im portante descubri­ de otra. W ernicke pensó en esto en térm inos de un
miento, debido a que fomentó la idea de la especiali- tipo de p ro cesam ien to se cu en cia l (figura 1.9). De
zación funcional de la corteza y sugirió que ésta no acuerdo con este enfoque, la entrada auditiva verbal
estaba reservada de form a exclusiva a la función era procesada por el sistem a auditivo (a en la figura
"su p erio r", "asociativ a". A m bas ideas recibieron 1.9) y luego transm itida al área de W ernicke (a'), la
m ayores apoyos a partir del descubrim iento subse­ cual m edia la tran sform ación o traslación de las
cuente de regiones de la corteza especializadas para representadones auditivas de las palabras en signifi­
fundones somatosensoriales, auditivas y visuales. cado. Él tam bién conceptualizó el área de W ernicke
como m ediadora de los procesos inversos, la trans-
form adón de significado en una espede de represen-
DESCUBRIMIENTOS POSTERIORES: tad ón verbal. Luego esta representadón es transm i­
WERNICKE tida al área de Broca (b), donde se coordinan los
m ecanism os m otores p eriféricos del h abla (m úscu­
D escu b rim ien to de W ernicke los, lengua, cuerdas vocales, etc.). Entonces la corte­
de la afasia receptiva za m otora activaba los m ecan ism os necesarios del
habla (b'), lo que da como resultado el lenguaje oral.
En 1874 se realizó otro descubrim iento im portante. W ernicke creyó que esta conceptualización daba
El neurólogo alem án Cari W ernicke (1848-1904) des­ cuenta de los trastornos que seguían al daño en las
cribió un tipo diferente de afasia. M ientras que Broca áreas de Broca y de W ernicke. Sin em bargo, él fue
había descrito una afasia (la cual llegó a ser conodda m ás allá al predecir el trastorn o que ocu rriría des­
como afasia de Broca) que involucraba deterioros en pués de dañar las fibras nerviosas que con edan estas
la producción del habla, Wernicke describió a parien­ dos áreas: propuso que tal lesión deterioraría la repe-
tes que estaban severamente deteriorados en su habi­
lidad para com prender el lenguaje. A diferencia de
los pacientes con afasia de Broca, estos pacientes no
estaban deteriorados en la habilidad para coordinar
la prod ucción de palabras, aunque la com binación
de palabras correctamente articuladas que ellos pro-
d u d an con frecuencia no tenía sentido. Ellos habla­
ban en u na especie de "en salad a de p alabras" que
oscureda su significado subyacente. La lesión asocia­
da con este trastorno estaba en la corteza posterior
izquierda (véase figura 1.8). Esta área llegó a ser
conocida com o área de W ernicke.

C o n cep to de p rocesam ien to secuencial

Tendremos más que decir acerca tanto de la afasia de


Broca com o de la afasia de Wernicke en el capítulo 6;
por el m om ento sólo apreciem os la im portancia de
los descubrim ientos que realizaron estos dos pione­ F1GURA 1.9 Nodón de Wernicke del procesamiento
ros. A l dem ostrar que am bos tipos de afasia están secuendal del lenguaje en la corteza cerebral. (Tomado de
asociados con daño al hem isferio izquierdo, los Wernicke, 1874.)
CAPÍTULO 7 Desarrollo histórico de la neuropsicología 13

tición del habla escuchada aunque dejaría relativa­ No obstante, a partir de la década de los años cin­
m ente intactas la producción y com prensión del cuenta, ha habido una apreciación creciente de que el
habla. Con posterioridad, W em icke fue capaz de sus­ hem isferio derecho tam bién está especializado, pero
tentar esta hipótesis m ediante el estudio de casos de para funciones que no son lingüísticas, como los pro­
personas con tales daños, pacientes que exhibían un cesam ientos perceptual y espacial. Esta perspectiva
síndrom e que denominó afasia de conducción. de que el hem isferio derecho tam bién es el sitio de
funcionam iento especializado se refleja en el reem ­
plazo del concepto de dominancia cerebral por el con­
H ipótesis dei síndrom e de descon exión
cepto más preciso de especialización complementaria de
los dos hemisferios cerebrales o, de manera más concisa,
W em icke introdujo un enfoque que conceptualizó a
esp ecializació n h e m isfé rica o asim etría fu n cion al
la corteza como com puesto de áreas o centros, cada
h em isférica. Este replanteam iento de los conceptos
uno de los cuales regula una serie de procesos relati­
tardó en emerger, si se considera que la evidencia
vam ente discretos que actúan en conjunción para
para conocer la especialización funcional del hem is­
hacer posible los procesos com plejos. Él argumentó
ferio derecho se había ido acum ulando durante
después que los trastornos podían ser comprendidos
mucho tiempo. Ya en 1874, el año del hallazgo funda­
ya sea como el resultado del daño a estos centros (por
mental de W emicke, el neurólogo inglés John Hugh-
ejemplo, afasia de Broca o de W emicke) o como con­
lings-Jackson (1835-1911), cuyas hipótesis con fre­
secuencia de la interrupción de las conexiones entre
cuencia son sorprendentem ente m odernas, propuso
estos centros (por ejemplo, afasia de conducción). Los
que el hem isferio derecho estaba especializado para
trastornos que eran comprendidos en térm inos de la
las im ágenes m entales. Ésta fue una especulación
desconexión entre los centros llegaron a conocerse
astuta, y aunque se ha probado que no es por comple­
com o sín d rom es de d esconexión . En la parte final
to precisa, no obstante captura, en forma metafórica,
del siglo xix, este enfoque se convirtió en una forma
la noción de la im portancia del hem isferio derecho
m uy popular de teorizar en torno al sistem a nervio­
para el procesamiento de la percepción visual.
so. En el siglo xx, en la década de los sesenta, a esta
Hacia principios del siglo xx había evidencia sus­
teoría se le dio nuevo énfasis y vigor mediante el tra­
tancial de la especialización del hem isferio derecho
bajo del neurólogo Norm an Geschwind.
para ciertos procesos, aunque el concepto de dom i­
nancia del hem isferio izquierdo se m antuvo por
algún tiem po. C uando estudiem os la función del
C o n cep to de esp ecialización
hem isferio derecho en capítulos posteriores, se
h em isférica com p lem en taria: observará que existían razones para la tenacidad de
el papel del hem isferio d erech o este concepto. Éstas incluyen el hecho de que el fun­
cionamiento para el cual está especializado el hem is­
En la siguiente sección de este capítulo exam inare­ ferio izquierdo (por ejemplo, el lenguaje) es más dis­
mos otro ejem plo del poder explicativo del enfoque creto y se define con m ayor precisión (y por tanto se
de desconexión; pero antes de hacerlo consideremos le identifica m ás) que las funciones para las cuales
al hem isferio derecho del cerebro. Hemos visto que el está especializado el hem isferio derecho (por ejem ­
concepto de dom inancia cerebral para el lenguaje se plo, percepción visual y procesamiento espacial). De
desarrolló a partir del hallazgo empírico de que a los manera adicional, existe evidencia de que el hem isfe­
pacientes afásicos se les encontró daño en el hemisfe­ rio izquierdo está m ás especializado para los proce­
rio izquierdo, mas no en el derecho. (Por el momento sos verbales de lo que el hem isferio derecho lo está
estam os considerando sólo la gente diestra; más tarde para los procesos que está especializado. Explorare­
considerarem os la situación m ás com plicada de las mos estos puntos m ás adelante, en el capítulo 7.
personas zurdas.) La implicación de la idea de domi­
nancia del hemisferio izquierdo era obvia: el hemisfe­
rio izquierdo regula el lenguaje, una función de gran Ejemplo de síndrom e de d escon exión :
importancia, y el hemisferio derecho, debido a que no alexia sin agrafía
participa en esta función, era en cierta form a inferior
o auxiliar. El concepto de dom inio del hem isferio Una vez que se ha enfatizado acerca de la im portan­
izquierdo sobrevivió hasta mediados del siglo xx y en cia del concepto de esp ecialización funcional com ­
ocasiones todavía se le escucha como una especie de plem entaria de los dos h em isferios cerebrales — la
térm ino taquigráfico para especificar al hemisferio en idea de que am bos hem isferios están especializados
el cual está representado el lenguaje. para diferentes funciones— , regresem os al enfoque
14 PARTE I Fundamentos

del síndrom e de desconexión y dem ostrem os cuán La lesión que hem os descrito hasta el m omento da
exp licativ o puede ser. De nuevo considerem os el cuenta de la alexia sin agrafía del paciente. Pero,
caso reportado por el neurólogo francés Joseph Jules ¿cómo podemos com prender la subsecuente pérdida
Dejarine en 1882, con el cual comenzamos este capí­ de la capacidad para escribir? L a explicación de este
tulo. Com o recordará, el paciente de Dejarine prim e­ desarrollo ulterior vuelve a ser de nueva cuenta ins­
ro sufrió una alexia sin agraria, esto es, no podía leer tructiva. Dejarine encontró una segunda lesión, m ás
pero podía escribir. Posteriorm ente, tam bién perdió reciente, en un área llam ada circunvolución angular,
la h abilid ad para escribir. A nte esto, se trata de un ju sto arriba del área de W ernicke, en el hem isferio
patrón peculiar de deterioro y preservación de fun­ izquierdo (véase figu ra 1.8). A p artir de esto pod e­
ción. ¿Q ué tipo de lesión cerebral podría producir mos inferir que esta área es necesaria para la trasla­
tan desconcertante síndrom e? Al intentar responder ción de las im ágenes verbales (desde el área de Wer­
a esta cuestión, esto nos dem uestra que el paciente nicke) hacia una form a que pu ede ser utilizada por
estaba ciego en su campo visual derecho. En u n capí­ la corteza m otora en la escritura. En el capítulo 6
tulo ulterior discutirem os con detalle este trastorno, veremos que esta región tam bién es necesaria para la
denom inado hem ianopia derecha. En este m om ento traslación de m aterial verbal visual en una forma que
sólo advertiremos que con frecuencia se haya asocia­ puede ser usada por el área de W ernicke para com ­
do con anorm alidad en la parte posterior izquierda prender, es decir, para leer. Esto se demuestra porque
del cerebro (los lóbulos occipitales). Sin em bargo, el daño en la circunvolución angular resulta en una
este daño por sí solo no demostraría la deficiencia en incapacidad para leer (alexia adquirida).
la lectura, ya que la m ayor parte de las personas con Debido a que estam os anticipando la discusión en
una hem ianopia pueden leer muy bien una vez que tom o al lenguaje, por el m om ento sólo apreciemos el
se h an ajustado a su deficiencia en el cam po visual. poder explicativo del enfoque del síndrom e de des­
A sí que la lesión incluyó tam bién otras partes del conexión para favorecer la com prensión de los dete­
cerebro. M ás todavía, la subsecuente pérdida de la rioros tras alguna anorm alidad cerebral. C onform e
escritura sugiere la presencia de otra lesión. continuem os el exam en de los síndrom es neuropsi-
A sí: ¿qué encontró Dejarm e cuando exam inó post cológicos en los próxim os capítu los, verem os que
mortem el cerebro de este paciente? Existía una lesión, este enfoque, iniciado por Wernicke, fue utilizado de
secu nd aria a un ataque de apoplejía, en la corteza m anera fructífera por sus contem poráneos, incluso
occipital izquierda, como se ha presumido. Además, por su alum no H ugo L iep m ann (1863-1925) en su
esta lesión se extendía hasta abarcar la porción pos­ análisis de la apraxia, que son trastornos del m ovi­
terior del cuerpo calloso. El cuerpo calloso es un haz m iento aprendido. A unque el enfoque del síndrome
m asivo de fibras que conectan regiones de la corteza de desconexión tiene ciertas lim itaciones im portan­
de un hem isferio con regiones hom ologas (es decir, tes, las cuales discutirem os posteriorm ente, es una
correspondientes) del otro hem isferio. Com o se perspectiva útil para visualizar los efectos de las le­
podría esperar, las regiones de la corteza que inter- siones cerebrales sobre el comportamiento.
con ectan fibras callosas particulares corresponden
con la p osición de dichas fibras a lo largo del eje
anteroposterior del cuerpo calloso. En concordancia LOCALIZACIÓN EN
con este principio general, el esp íen lo del cuerpo O PO SICIÓ N AL HOLISM O
calloso transfiere inform ación desde la región occi­
pital derecha hacia el hem isferio izquierdo, y vice­ Límites de la lo ca lizació n : los "m ap m ak ers"
versa. D ebido a que la corteza occipital izquierda y
el esplen io fueron afectad os por las lesiones en el H em os visto que el p roblem a de la localización de
paciente de Dejarine, las áreas del lenguaje en el he­ función, la m edida en la cual se pueden localizar fun­
m isferio izqu ierd o fueron privadas de cualquier ciones específicas en regiones específicas de la corte­
entrada visual directa. La incapacidad del paciente za, fue un área de intensa controversia en el periodo
para leer sugiere que tal entrada directa es necesa­ anterior al descubrim iento cardinal de Broca. Duran­
ria para la lectura. En contraste, el paciente de Deja­ te dicho periodo, enfoques tan divergentes como el
rine podía escribir porque la salida del área de Wer­ de Flourens, el de Gall y Spurzheim se m iraban fija­
nicke era capaz de tener acceso a la corteza motora m ente sin com prom eterse u na con la otra. Uno
(él p od ía leer al tocar letras resaltadas porque, de podría pensar que el ocaso de u na neuropsicología
m anera análoga, la entrada som atosen sorial [la em pírica a m ediad os del siglo XIX y los hallazgos
in form ación sensorial acerca del cuerpo] de los específicos de B roca, Fritsch e H itzig, W ernicke y
dedos podía tener acceso al área de Wernicke). otros habrían sentado las bases en tom o de la p osi­
CAPITULO 1 Desarrollo histórico de la neuropsicología 15

ción iocalizacionista. Pero la controversia continuó ceptualizó al cerebro com o u n órgano con m uchos
en form a m odificada y persiste en la actualidad. En niveles de control que estaban organizados de m ane­
las postrim erías del siglo xix y principios del xx, una ra jerárquica. Una metáfora que ilustra esta noción, y
fuerte postura Iocalizacionista fue retom ada por los a la cual regreso con frecuencia en m is intentos por
llam ad os "m ap m ak ers". Éstos fu eron teóricos que comprender el cerebro hum ano, tiene que ver con la
usaron el marco conceptual general que vimos en la organización y la estructura sociales. En el contexto
explicación de W ernicke acerca de la afasia de con­ de la presente discusión en tom o al control jerárqui­
ducción y en la explicación de D ejarm e sobre la ale­ co por medio de varios niveles del sistema nervioso,
xia sin agrafía para explicar una m ultitud de trastor­ considerem os la organ ización de la ram a ejecutiva
nos en térm inos de la interrupción de los "centros" y del gobierno federal. El presidente está arriba y
las trayectorias que los conectan. luego los secretarios de Estado, los subsecretarios,
Conforme estas explicaciones se volvieron más de­ los directores generales, los directores de área, los
talladas y elaboradas, tam bién se volvieron más es­ subdirectores, los jefes de departam ento, etc. Si el
peculativas y alejadas de los datos empíricos. En par­ presidente llegase a estar incapacitad o para ejercer
ticular, fueron propuestos centros que m ediaban fun­ sus funciones por alguna razón (resistiré la tentación
ciones cognitivas altam ente específicas, que con fre­ de embellecer esta m etáfora con un ejemplo específi­
cuencia carecían de evidencia experim ental. Como co), el D epartam ento de la D efensa, digam os, no
reacción a esto, resurgió una fuerte postura antilocali- detendría su funcionam iento. De hecho, tom aría
zacionista. La form a extrem a de esta postura está cierto tiem po para que el im pacto se sintiera, pero
ejem plificada por el trabajo de Friedrich Goltz (1834- con seguridad se sentiría, tal vez en la form a de un
1902), quien después de realizar grandes e incluso cambio en el presupuesto para la defensa. O el efecto
com pletas lesiones en la corteza cerebral de perros, podría ser inmediato, en el caso de que el comandan­
observó sólo una disminución general en función pro­ te en jefe no ordenara el despliegue de tropas en una
porcional al tamaño de la lesión, pero no relacionada situación particular. Incluso la no funcionalidad del
con su localización. Esto lo condujo a una visión holís- presidente probablem ente no interrum piría las acti­
tica del funcionamiento cortical sim ilar al enfoque an­ vidades cotidianas de las bases militares y los porta-
terior de Flourens. Incluso los hallazgos de Broca fue­ viones.
ron criticados. Pierre M arie (1906), en su ensayo que Conform e se va descendiend o en la jerarqu ía
lleva el osado y provocador título La tercera circunvo­ (secretario de defensa, encargado de los jefes conjun­
lución fron tal izquierda no juega un papel particular en la tos de gabinete, generales de m ayor rango), el efecto
fu n ción del lenguaje, argüía que el área de corteza de no funcionam iento se vuelve cada vez más espe­
dañada y asociada con la afasia de Broca se extendía cífico al interrum pir acciones particulares. La dísfun-
m ás allá del área id entificad a por éste, hasta el ción a niveles incluso m enores resulta en problem as
hem isferio posterior izquierdo. Sus conclusiones se específicos muy visibles aunque limitados (por ejem­
b asaron en el exam en del cerebro del paciente de plo, los vehículos particu lares no son rep arados o
B roca, "T an ". M arie insistió en que Broca no tuvo una puerta en particular no es resguardada). Desde
bases para inferir la existencia de un "cen tro " del luego, si la disfunción a niveles bajos se expande (por
habla. ejem plo, todas las tropas de com bate se enferm an),
esto deterioraría drásticam ente el funcionamiento de
las fuerzas arm adas. A dvierta tam bién que, confor­
R econ ciliació n de los enfoques holista y m e uno desciende en la jerarqu ía, las respuestas se
Io calizacion ista: co n ce p to de jerarq u ía de vuelven cada vez m ás predecibles y estereotipadas
H ughlings-jackson (por ejem plo, el personal del grupo de autom otores
llena los tanques de gasolina de los vehículos y checa
Existieron posiciones más m oderadas que cualquiera el nivel de aceite; los policías m ilitares solicitan a
de estos extrem os. Freud, en una de sus últim as quienes llegan a cierto punto de registro sus papeles
incursiones en la neurología, antes de adentrarse de de identificación).
lleno en el psicoanálisis, adoptó una visión sorpren­ ¿Qué nos dice la m etáfora de la función jerárquica
dentem ente m oderna. En su libro Sobre la afasia acerca del cerebro? Si conceptualizam os al cerebro
(Freud, 1893/1953), criticó la teorización especulati­ como algo organizado en form a análoga, la metáfora
va de los "m apm akers" sin desechar al mismo tiem ­ nos ayuda a com prender m uchos fenóm enos. Los
po la noción de localización de función. Sin em bar­ perros de Goltz, que fueron capaces de desem peñar­
go, tal vez uno de los m ás útiles enfoques a este pro­ se en diversas funciones m otoras después de la
blem a fue el que retom ó H ughlings-jackson. Él con- rem oción de toda la corteza cerebral, pero con
16 PARTE I Fundamentos

"volu ntad " e "inteligencia" dism inuidas, son análo­ rárquicam ente organizado, H ugh lin gs-jackson con-
gos a las fuerzas arm adas privadas de sus niveles ceptualizó los efectos de las lesio n es de los niveles
superiores de mando. M uchos detalles todavía conti­ superiores del cerebro com o una reversión del desa­
núan en su lugar, pero se interrum pe la ejecución de rrollo evolutivo de esta organización, un proceso que
conducta com pleja que requieren inteligencia p arti­ él denom inó d isolu ción . C on los niveles superiores
cular y planeación estratégica. de control interrum pidos, los niveles inferiores ejer­
Con frecuencia regresarem os a ésta y otras m etá­ cen un pobre control m od u lad o, com o ocurre en
foras relacionadas con lo social conforme intentem os ausencia de niveles superiores de m ando, los capri­
com prender los efectos conductuales y cognitivos chos e im pulsos de lo s.sarg en to s locales ya no son
del daño cortical. Esto es debido a que el cerebro en regulados y sus respuestas a los eventos no son veri­
realidad es m ás parecido a una organización social ficadas. El concepto de d isolu ción de H ughlings-
que a una m áquina. Si se rom pe alguno de los com ­ jackson es, por tanto, un m arco para la comprensión
ponentes im portantes de una m áquina com pleja, es de los efectos de las lesiones en el cerebro.
probable que la m áquina sim plem ente no funcione. Por ejemplo, considere los llam ados síndromes de
A unque un m ecánico experto puede ser capaz de liberación, en ocasiones ob serv ad os después de le ­
in ferir a p artir del rendim iento interrum pido de la siones corticales. Los sín tom as de lib eració n tom an
m áquina lo que está mal, ésta no hará nada de lo que la form a del resurgim iento o la desinhibición de
se supone debe hacer (suponiendo que el problem a reflejos infantiles que habían desaparecido del reper­
es mayor). En contraste, si un gran sector de la socie­ torio del individuo, después del daño a centros cere­
dad es disfuncional (por ejem plo, no se producen o brales superiores que n orm alm en te inhiben dichos
im portan autos nuevos), la estructura social experi­ reflejos. Com o el reflejo de orien tación (voltear la
m entará el im pacto, pero no detendrá su fun cion a­ cabeza hacia un estím ulo que acaba de tocar la m eji­
m iento en conjunto. Realizará com pensaciones. La lla), es un útil m ecanism o in n ato que ayuda a los
gente cam inará, com prará bicicletas, se reunirá para recién nacidos a encontrar el pezón. El reflejo desa­
viajar en el m ism o vehículo, tomará transporte públi­ parece después de la infancia pero puede reaparecer
co, tendrá m ás cuidado con sus autom óviles, vivirá en la edad adulta, tras años de ausencia, como conse­
cerca de sus centros de trabajo o hará alguna otra cuencia de daños extensos al lóbulo frontal.
adaptación. Todo esto puede hacer m enos eficiente a
la sociedad, pero continuará su función, aunque sea
en form a deteriorada. Lo m ism o ocurre como resul­ Prejuicios y p re co n ce p to s en ía neuropsicologra
tado de lesiones en la corteza cerebral. de principios del siglo xx

LA JE R A R Q U ÍA C O M O UN P R O C E S O E V O L U ­ La historia de la ciencia está llen a de ejem plos de


T IV O H ughlings-jackson observó el desarrollo de hallazgos em píricos que fueron m al interpretados o
la organización jerárquica com o uno de los legados incluso ignorados debido a que no se conform aban a
del proceso de evolución. De acuerdo con este enfo­ los constructos teóricos p revalecien tes de la época,
que, la com plejidad de la organización jerárquica del sólo para ser reconocidos m ás tarde com o piedras
sistem a nervioso de una especie dada está relaciona­ angulares de com prensiones m ás profundas. La h is­
da con el nivel de desarrollo evolutivo de la especie. toria de la neuropsicología no es la excepción a esta
El sistem a nervioso de las criaturas simples, como la tendencia; por ejem plo, a principios del siglo XX, los
m edusa, respond erá con un reflejo estereotipado reportes de deterioros esp ecíficos en la visión del
ante la presencia de alim ento, sin consid erar otros color tras lesiones corticales fueron desechados debi­
factores am bientales. En contraste, para el leopardo do a que contradecían la v isió n prevaleciente de la
ham briento, los niveles superiores de organización corteza com o el sitio del p rocesam ien to de "ord en
neuronal inhibirán centros inferiores (que organizan su p erior". En la actualidad, se sabe que la ceguera
y activan su rápido acoso predatorio) hasta que central al color es de hecho un fenóm eno real y, como
tenga a su presa lo suficientem ente cerca como para se verá en el capítulo 5, el estu dio de este trastorno
tener una buena oportunidad de superarla durante ha revelado m ucho acerca de cóm o está organizado
el breve periodo en que tiene disponible su m áxim a el cerebro.
velocidad. La crítica de la agnosia v isu al planteada por el
neu rólogo alem án E berhard Bay proporciona otro
D A Ñ O C E R E B R A L C O M O R E V E R SIÓ N D EL D E­ ejem plo de cóm o los preconceptos pueden cegam os
S A R R O L L O E V O L U T IV O En el contexto de esta ante la verdad. La agnosia v isu al se define como un
com prensión del funcionam iento cerebral com o je­ deterioro en el reconocim iento visual de objetos que
CAPÍTULO 1 Desarrollo histórico de la neuropsicología 17

no se debe al deterioro sensorial prim ario. La crítica para revelar de m anera más clara la naturaleza de los
de Bay desafió la validez de este concepto. Él argu­ deterioros asociados con una lesión particular. A de­
m entó que los deterioros en el reconocim iento visual más, el uso de los procedim ientos estadísticos en los
de los objetos vistos después de lesiones cerebrales estudios de grupo hizo posibles las definiciones
se debía no a una in terrupción del procesam iento cuantitativas de los deterioros y, en consecuencia,
cortical, sino a deterioros visuales elem entales. Bay mejoró la sensibilidad de las pruebas específicas para
analizó el deterioro visual sutil en pacientes identifi­ detectar la presencia de un deterioro. Por ejemplo, al
cados com o agnósicos para apoyar su visión. A un­ valorar los umbrales sensoriales después de lesiones
que el escepticism o es un com ponente saludable e corticales, uno puede d efin ir la deficiencia de un
in d ispen sable del cuestionam iento científico, tam ­ individuo en térm inos de m enor rendim iento a un
bién puede ser usado para proteger nuestros prejui­ cierto nivel del grupo control, digamos por abajo del
cios y preconceptos de los datos que son inconsisten­ prim er percentil. También se puede definir un grupo
tes con ellos. Esto ocurrió en el caso de la agnosia. como deteriorado si, al usar estadística inferencial, la
Los deterioros sensoriales sutiles que Bay y otros probabilidad de que ese grupo pertenezca a la misma
detectaron en los pacientes con agnosia, aunque rea­ población que el grupo control es m enor de cierto
les, no fueron lo bastante sólidos com o para dar nivel, digamos .01.
cuenta de la m agnitud de sus deterioros en el reco­ En consecuencia, los estudios de grupo y los aná­
nocim ien to de objetos. No obstante, el prejuicio de lisis estadísticos tienen un enorm e im pacto sobre la
Bay contra la existencia de un trastorno central en el n europsicología. Al p erm itir cuantificar de form a
reconocim iento de objetos lo previno de apreciar esta precisa la probabilidad de que un grupo con una
desproporción. lesión o condición particular rinda en una tarea par­
A h ora que ha sido b ien establecid a la existencia ticular a un nivel inferior que un grupo control con­
de la agnosia visual, podem os entender la crítica de tribuyen a nuestra com prensión de la organización
Bay de m anera más optimista. M ediante la estim ula­ cerebral de los procesos psicológicos. M ás aún, al
ción de las investigaciones que dem ostraron de proporcionar una medida de la probabilidad de que
m anera d efinitiva que las d eficien cias sensoriales la ejecución de un individuo particular esté por abajo
asociadas no podían dar cuenta de los deterioros en del de un grupo control, los estudios de grupo ofre­
el reconocim iento de objetos de los pacientes, la críti­ cen una base para realizar inferencias concernientes
ca de Bay constituyó una fase necesaria del escepti­ a la presencia de deterioro cognitivo y la anorm ali­
cism o, el cual, a final de cuentas, sirvió al propósito dad cerebral asociada en dicho individuo (Reitan y
heurístico de establecer con firm eza la validez de la Davison, 1974). Esto, a su vez, proporciona una base
agnosia visual como un deterioro específico de orden para la valoración neuropsicológica clínica y un con­
superior. junto de procedim ientos que pueden ser bastante úti­
les en el diagnóstico y la rehabilitación (Lezak, 1995).

EL EN FO Q U E PSICOMÉTRICO
DE LA NEUROPSICOLOGÍA El papel p erm an en te de los estudios de caso

Com o ya hem os visto, se ha aprendido m ucho desde A unque el uso de los estudios de grupo es un enor­
el en foqu e del estudio de casos, y ahí perm anece m e avance, dichos estudios no han vuelto obsoletos
m uch o de lo que el estudio a profund idad de los los estudios de caso individuales. Éstos aún son de
casos individuales es capaz de revelar. Sin embargo, vital im portancia por varias razones. En prim er
uno de los más im portantes desarrollos en la neuro­ lugar, ciertos trastornos son tan raros que formar un
psicología fue la aplicación del enfoque psicom étri- grupo de determ inados casos tomaría muchos años.
co a la investigación neuropsicológica. Adem ás, cuando uno está estudiando un trastorno
tan severo que puede ser detectado sin métodos esta­
dísticos (com o la agnosia y la afasia), el estudio de
Estudios de grupo y análisis estad ístico un sujeto aislado proporciona una vivida y detallada
descripción del deterioro que con frecuencia se pier­
El uso de los estudios de grupo, que inició en las pos­ de con el análisis de los datos del grupo. M ás aún,
trim erías de la década de los cuarenta y principios de una serie de estudios de caso proporciona inform a­
los cincuenta, agregó otra dim ensión a la com pren­ ción que se pierde fácilm ente en el curso de un análi­
sión de las relaciones cerebro-conducta. Los estudios sis de grupo en torno a la variabilidad de los sín to­
grupales perm itieron la form ación de grupos control m as presentes entre los individuos que com parten
18 PARTE I Fundamentos

cierta sintom atología o áreas com unes de anorm ali­ nes cerebrales especializad as. En el procesam iento
dad cerebral. Por ejemplo, com o verem os en el capí­ visual, por ejemplo, se ha dem ostrado que el color, la
tulo 6, existe considerable variabilidad en el perfil de form a y el m ovim iento está cada uno representado
los deterioros observados en pacientes con afasia en diferentes áreas corticales especializadas, dentro
receptiva. A lgunos virtualm ente no tienen compren­ de regiones corticales que hace m ucho se considera­
sión del lenguaje; mientras otros tienen cierta capaci­ ba estaban dedicadas sólo al procesam iento percep­
dad residual para comprenderlo. De m anera similar, tual de orden su p erior (véase el capítulo 5 para un
existe una variabilidad significativa entre los pacien­ análisis más detallado).
tes en el cuadro sintomatológico observado tras lesio­ Estos hallazgos son tan diferentes de los enfoques
nes en el área de Broca. Esta variabilidad se oscurece clásicos de la organ ización cerebral que alteran de
o incluso se pierde en los datos que expresan la fun­ m anera radical las viejas hipótesis de cómo trabaja el
ción en térm inos de prom edios grupales. En conse­ cerebro. De acuerdo con los m odelos secuenciales
cuencia, aunque por lo general son inform ativos, los clásicos, las funciones elem entales com o la percep­
análisis producen generalidades acerca de los grupos ción del color o el m ovim iento están m ediadas por
pero corren el riesgo de oscurecer las diferencias indi­ áreas de la corteza que reciben la entrada inicial
viduales y proporcionar una visión sobregeneraliza- desde centros sensoriales (corteza sen so rial prim a­
da de los efectos de lesiones particulares. ria), m ientras que las funciones de orden superior,
Por ú ltim o, los estudios de grupo presen tan un com o el reconocim iento de objetos, son m ediadas
problem a adicional: los grupos d efinidos sobre la por áreas corticales que se encuentran subsecuentes
base del sitio de lesión (por ejem plo, corteza poste­ (corteza de asociación). Sin em bargo, estos modelos
rior izqu ierd a) com prenden sujetos con sitios de secuenciales, con su segregación hipotetizada de
lesión sum am ente variables. Es probable que esta procesos elem entales y com plejos, parece requerir
heterogeneidad resulte en una considerable variabi­ una revisión a fondo ante los h allazgos recientes.
lidad en el cuadro sintom atológico, lo cual puede C om o dejará en claro nuestro an álisis sobre esta
cond ucir a interpretaciones erróneas del papel del visión en el capítulo 5, ya no podem os postular más
área presum iblem ente identificada o incluso resultar que el procesam iento "ele m en ta l" se realiza en la
en tanto "ru id o" que los datos lleguen a ser por com­ corteza sensorial prim aria, desde la cual se transfiere
pleto ininteligibles. a la corteza de asociación para el procesam iento de
orden superior. D e hecho, la naturaleza paralela del
procesamiento cortical y la especialización de la fun­
HALLAZGOS RECIENTES ción visual dentro de diversas áreas de la corteza nos
orillan a considerar que ciertas conceptualizaciones
C oncluirem os nuestro análisis de los aspectos histó­ familiares y en apariencia básicas, como la distinción
ricos de la neuropsicología. con unas pocas palabras entre procesam iento elem ental y de orden superior,
acerca del im pacto de los hallazgos recientes. A un­ pueden reflejar serias incom prensiones de cómo está
que la evidencia que apoya a dos conceptos — el pro­ organizado el cerebro.
cesam iento d istribuido paralelo y la organización
m od u lar en la corteza visual (conceptos que serán
analizados con detalle en el capítulo 5)— com enzó a RESUMEN
su rgir hace m ás de 20 años, sus im plicaciones aún
están en proceso de asim ilación por los estudiosos En este capítulo hem os considerado el desarrollo his­
del cerebro. Brevem ente, el concepto de p ro cesa­ tórico de la neuropsicología. N uestra aventura histó­
m ien to d istrib u id o p aralelo h a surgido desde que rica reveló que algunas ideas erróneas acerca de la
se ha iniciado la concientización de que la actividad relación entre cerebro y com portam iento han podido
neurona! que media un proceso psicológico específi­ ser am pliam ente aceptadas durante largos periodos.
co sólo en raras ocasiones sigue un trayecto secuen- U n ejemplo es la teoría de que los ventrículos cerebra­
cial a través del sistem a nervioso, com o se suponía les son el asiento de la cognición. A pesar de la ausen­
desde hace tiempo. En vez de ello, esta actividad por cia de evidencia em pírica que apoye esta teoría, pre­
lo gen eral está distribuida en paralelo a lo largo de valeció desde la época romana hasta el Renacimiento.
m uchas redes de neuronas ubicadas en diferentes Por la m ism a razón, u na perspectiva histórica tam ­
regiones d el cerebro. bién enfatiza cuánto tiempo tomó descubrir que algu­
La org a n iz a ció n m od u lar se refiere al descubri­ nos principios ahora en apariencia obvios fuesen
m iento de que aspectos específicos del procesam ien­ descubiertos. Acaso el ejemplo m ás destacable de esto
to cognitivo están representados en diferentes regio­ es el hecho de que no fue sino hasta m ediados del
CAPÍTULO 1 Desarrollo histórico de la neuropsicología 19

siglo xix que la ubicación de función dentro de la cor­ controversias históricas, como el holism o frente a la
teza cerebral y la especialización del hem isferio iz­ localización, continúan resurgiendo en los contextos
quierdo para el lenguaje fueron firm emente estableci­ contemporáneos. Una concientización de los antece­
dos, aun cuando estos descubrimientos no dependie­ dentes históricos en torno a las controversias actua­
ron del desarrollo de avances técnicos específicos. les ayuda a colocarlas en perspectiva y proporcionan
C om prend er la h istoria de la neuropsicología un marco para posibles soluciones.
tiene otro beneficio. Los temas asentados en muchas
C A P Í T U L O

Mecanismos neuronales
en los niveles
m olecular y celular

SIGNIFICADO DE LA CAPACIDAD DE ADAPTACIÓN Liberación de neurotransmisores


DEL SISTEMA NERVIOSO Mecanismos para elim inar neurotransmisores
LA CAPACIDAD DE MODULACIÓN: LA NEURONA después del disparo neuronal
Y LA SINAPSIS Respuestas a la asociación neurotransmisor-receptor
Descubrimiento de la neurona y la sinapsis MECANISMOS NEURONALES DE APRENDIZAJE
Componentes generales de la neurona Habituación y sensibilización en la A plysia : ejemplos
Glia de modulación presináptica de la actividad neuronal
Panorama de eventos en la sinapsis Condicionam iento clásico
ACTIVIDAD NEURONAL EN LOS NIVELES MOLECULAR Y Potenciación a largo plazo
CELULAR DOS EXCEPCIONES A LAS REGLAS GENERALES:
Fuerzas físicas subyacentes al m ovim iento de iones POTENCIAL RECEPTOR Y TRANSMISIÓN ELÉCTRICA
Potencial de reposo de membrana Potencial receptor: transducción sin potenciales de
Efectos de la liberación de neurotransmisores sobre acción
la m em brana posináptica Transmisión eléctrica: comunicación entre neuronas
Integración de entradas en el cono del axón sin sinapsis química
Potencial de acción RESUMEN
Conducción saltatoria

En este capítulo veremos al sistema nervioso en el micro­ vencia y el éxito en los com plicados am bientes físico y
cosmos, enfocándonos en la célula nerviosa individual, con social.
especial atención en la sinapsis individual. Los investiga­ Para comprender estos mecanismos primero considera­
dores han llegado a com prender algunos de los complejos mos la naturaleza de la membrana de la célula neroiosa, así
m ecanism os electroquím icos que no sólo perm iten la com o los factores y las fu erza s que influyen en el m ovi­
comunicación de una célula nerviosa con la siguiente, sino miento de los iones a través de ella. Luego echamos un vis­
también que la comunicación sea modificada dependiendo tazo a cómo la actividad de las sinapsis múltiples, situadas
de las circunstancias. Son estos m ecanism os los que per­ en miles de lugares diferentes sobre la membrana de la célu­
miten a los organism os superiores —en particu lar a los la de una neurona receptora, se suman e integran para pro­
seres h u m an os— ir más allá de los reflejos y comprome­ vocar que la célula neroiosa se active y libere neurotrans­
terse en conductas com plejas requeridas para la sobrevi­ misores, lo que afecta a otras neuronas. Luego considera-
CAPÍTULO 2 Mecanismos neuronales en los niveles m olecular y celular 21

tnos los tipos de neurotmnsmisores, los procesos mediante Al observar los procesos que ocurren en los niveles
los cuales se ligan a los receptores y los factores adicionales molecular y celular podemos tener alguna idea del tipo de
que influyen sus efectos. Finalmente se examina cómo cier­ toma de decisiones que experim enta el sistem a nervioso
tos aspectos del aprendizaje y la m emoria empiezan a ser como un todo. Como verem os, estos procesos perniiteli al
comprendidos en términos de procesos a nivel neuronal. sistema codificar o representar una enorme complejidad.

SIGNIFICADO DE LA CAPACIDAD DE LA CAPACIDAD DE M O D U LA C IÓ N :


ADAPTACIÓN DEL SISTEMA NERVIOSO LA NEURONA Y LA SINAPSIS

El sistem a nervioso de los m am íferos es el producto El sistem a nervioso central está conform ado por un
de m illones de años de evolución. ¿C uáles son los vasto núm ero de células n erviosas individuales,
aspectos de este sistem a que lo h acen altam ente conocidas com o neuronas. En los hum anos este
adaptativo? Una respuesta es que el sistem a nervio­ número alcanza aproxim adam ente los 100 mil m illo­
so hace posible la com u nicación y la coordinación nes (algunas estim aciones están en orden de m agni­
entre los millones de células que conform an los cuer­ tud arriba o abajo). De este núm ero, pocas son n eu ­
pos de los grandes animales. Para apreciar las venta­ ronas sensoriales prim arias, el prim er vínculo en la
jas de un sistema nervioso sólo se tienen que com pa­ cadena aferente entre los recep tores sensoriales (las
rar organism os que lo poseen con organism os que prim eras neuronas en registrar la presencia de es­
carecen de él, como hace W illiam Jam es en este pasa­ tímulos) y el cerebro. Esto es hasta cierto punto, debi­
je de Principios de psicología: do a que en el sistem a som atosensorial los cuerpos
celulares de la m ayoría de las neuronas sensoriales
Si comienzo a tomar la comida de un árbol, primarias están ubicados en el, ganglio que yace afue­
sus ramas no se m ueven por mi acto, y sus ra del sistema nervioso central. M ás aún, existen sólo
hojas m urmuran tan pacíficam ente como cerca de 3 m illones de n eu ron as m otoras, las cuales
cuando lo hacen con el viento. Si, por el dejan la m édula espinal para activar de m anera
contrario, tomo con violencia la com ida de directa al m úsculo esquelético. Todas las demás célu­
un hombre amigo, el resto de su cuerpo las en el sistem a nervioso central hum ano están u bi­
responde de m anera instantánea a la agresión cadas entre las neuronas sensoriales prim arias y las
m ediante m ovim ientos de alarm a o defensa. neuronas m otoras. Se ha estim ado (Nauta y Feirtag,
(James, 1890/1950, vol. 1, p. 12.) 1979) que 99.98% de las neuronas en el sistem a ner­
vioso central de los m am íferos son intem euronas, es
Pero la posibilid ad de com u nicación rápida y decir, neuronas que no reciben inform ación directa
coordinada sólo es parte del cuento. El complejo sis­ del ambiente o provocan de modo directo la contrac­
tem a nervioso de los m am íferos es el fundamento de ción m uscular. Las interneu ronas tienen la función
la flexibilid ad de respuesta que caracteriza a los m enos directa, pero particu larm ente im portante de
organism os inteligentes. No son la rapidez y la in e­ proporcionar la base para el proceso de m odulación
vitable respuesta del reflejo, con toda su velocidad, que hace posible el com portam iento com plejo. Res­
las que proporcionan las bases para la inteligencia. ponder a alguien que pisó nuestro pie con un gruñi­
M ás que eso, es la capacidad p ara responder o no do de ira, un cortés "d iscu lp e", un abrupto golpe en
responder, lo cual depende de factores como la natu­ la nariz o una sonrisa coqueta depende de un cúm u­
raleza de la situación, su sim ilitud o diferencia con lo de factores que son sopesados entre las neuronas
situaciones pasadas, y su significado potencial para sensoriales en nuestro pie y las neuronas m otoras
el futuro del organism o. Para com prender esta capa­ que m anifiestan la respuesta eventual.
cidad del sistem a nervioso para la m odulación — la Los anim ales sim ples no tienen esta com plicada
cap acid ad para respond er de m anera flexible a capacidad para regular su respuesta a los estímulos.
nuestro am biente, tom ando en consid eración un Por eso se les llam a "sim p les". U n ejem plo es la
com plejo arreglo de factores— , se debe exam inar el medusa, la cual tiene un sistema nervioso compuesto
sistem a nervioso a nivel micro y considerar la célula de dos capas de neuronas. Este tipo de sistem a n er­
n erviosa individual y las conexiones entre las célu­ vioso ha sido llamado sistem a nervioso "cam panilla"
las nerviosas. (Nauta y Feirtag, 1979), y con buena razón. Cuando
22 PARTE I Fundamentos

un estím ulo de intensidad adecuada incide sobre una una explicación de su observación de que se podía
neurona sensorial de la m edusa, la neurona m otora provocar un reflejo cuando se presentaban en secuen­
conectada con ella siempre responde igual. No existe cia, a intervalos m enores de 1 segundo entre ellos,
un m ecanism o por m edio del cual la m edusa pueda varios choques eléctricos ju bu m biales, cada uno
responder de manera diferente dependiendo de si en demasiado débil como para provocar el reflejo cuan­
la puerta se encuentra el bravucón de la clase o una do se aplicaba de m anera aislada. Esto sugirió a She-
persona atractiva del sexo opuesto. rrington que, en el punto de unión entre neuronas, se
realizaba un tipo de proceso de suma. A hora se sabe
que cada estim ulación es acom pañada por la libera­
D escu b rim ien to de la n eurona y la sinapsis ción en la sinapsis de pequeñas m oléculas llam adas
neurotransm isores y que estos efectos son acumula-
Al in iciar el siglo xx se desarrolló un im portante tivos. Evidencia adicional para esta hipótesis provino
debate en la neurobiología. El tema era si el sistem a de la demostración por parte de Orto Loewi, en 1920,
nervioso estaba com puesto de una red de tejido de que el nervio vago segregaba una sustancia que
interconectado o de células individuales (neuronas) dism inuía el ritmo cardiaco. Loew i llam ó a esta sus­
con espacios entre ellas. La prim era h ipótesis fue tancia esencia vagal y desde entonces ha sido identifi­
conocida como la h ipótesis reticular (del latín reticu­ cada como acetilcolina, la que ahora se sabe es el
lum , "re d "). D e acuerdo con esta teoría, el sistem a principal neu rotransm isor excitatorio en la unión
nervioso era concebido com o una red continua de entre una neurona m otora y el m úsculo, pero que
tejido que constituía una excepción a la regla general ejerce un efecto inhibitorio sobre el ritmo cardiaco.
de que el tejido viviente estaba conform ado de u ni­ Éstas y otras líneas de evidencia convergentes que
dades individuales o células (teoría celular). En con­ apoyan la hipótesis de la sinapsis, incluyendo inves­
traste, la h ip ó te sis de la neu rona (en ocasiones lla­ tigaciones fisiológicas extensas, fueron corroboradas
m ada la doctrina de la neurona) sostenía que el sis­ por los h allazgos h ech os p osib les con el desarrollo
tem a nervioso se conform a de células individuales, de la m icroscopía electrón ica. Esto posibilitó la
que estaban cercanas entre ellas, pero que no form a­ visualización de la sinapsis y se encontró que era un
ban una estructura continua. espacio realm ente pequeño: aproxim adam ente 20-40
A com ienzos del siglo xx, la hipótesis de la neuro­ nanóm etros (un nanóm etro [nm] es 10~9 m etros). A
na llegó a ser dominante, aunque la hipótesis reticu­ pesar de su m inúsculo tam año, resulta que la sinap-
lar había tenido em inentes seguidores. Uno de éstos sis tiene enorm es im p licacio n es para el funciona­
fue G am illo Golgi, biólogo italiano que descubrió la m iento del sistem a nervioso. Esto significa que la
tecm ca del teñido celular que lleva su nom bre y que influencia de u na neurona sobre sus vecinas puede
es de am plio uso en la actualidad. Este teñido, el cual ser m odificada por eventos que tienen lugar dentro
ha sido llam ado el más im portante avance individual de la sinapsis. Esto, a su vez, es parte del mecanismo
en la m etod ología neuroanatóm ica d espués del por medio del cual una porción del sistema nervioso
m icroscopio m ism o (H ubel, 1979), hace posible la es sensible a u na v aried ad de influ encias de otras
visualización de neuronas individuales con todas sus partes del sistem a. Echem os u n vistazo a cómo fun­
ram as. Es posible hacer esto porque, p or alguna ciona el sistem a al nivel de la célula individual.
razón desconocid a, se tiñe sólo cerca de 1% de las
neuronas con las cuales entra en contacto. De m ane­
ra irónica, fue su m eticulosa observación de neuro­ C om ponentes gen erales de la neurona
nas con tin ción de Golgi lo que condujo al biólogo
español Santiago Ram ón y Cajal a reunir fuerte evi­ Las neuronas tienen form as y tam años muy diferen­
dencia histórica en apoyo de la hipótesis de la neuro­ tes, adoptan form as m aravillosam ente diversas en
na en contra de la teoría de conexión de Golgi. Tomó diferentes partes del sistem a nervioso. La figura 2.1
varias décadas de investigación adicional y el desa­ m uestra una visión esquem ática de una neurona
rrollo de nuevas técnicas, incluyendo el m icroscopio común. El cuerpo celular (o soma) contiene el núcleo
electrónico, para resolver el tema en favor de la hipó­ y muchos de los varios organelos que son críticos para
tesis de la neurona. el funcionamiento de la célula. Proyectándose desde
A ntes de que el debate fuese resuelto, el fisiólogo el cuerpo celular se encuentran finos tubos, llamados
británico sir Charles Sherrington propuso el concepto neuritas. Cada neurona tiene dos tipos de neuritas: las
de un espacio estrecho entre las neuronas, al cual m uy ram ificadas, llam adas den d ritas, que 'reciben
llamó sinapsis, con bases conductuales más que ana­ señales, y un axón, que pasa las señales a la siguiente
tómicas. Él propuso este concepto para proporcionar neurona. La longitud del axón varía bastante; puede
CAPITULO 2 Mecanismos neuronales en los niveles m olecular y celular 23

D endritas FIGURA 2.1 Esquema de una neurona


típica. El cuerpo celular contiene un núcleo
Fibra term inal que mantiene al material genético de la
ex cita d o ra Fibras célula. Dos tipos de procesos se extienden
term inales
d e un axón desde el cuerpo celular, las dendritas y el
inhibidoras
axón. Las dendritas son la mayor superficie
d e un axón
receptora de la neurona, aunque las señales
N ú cleo de otras neuronas también arriban al cuer­
po celular’ El axón conduce el potencial de
acción, la señal de la célula, hacia la
siguiente neurona. El cono del axón es el
punto donde se inicia el potencial de
acción. Muchas neuronas están aisladas por
medio de una vaina de mielina que perió­
dicamente es interrumpida por nodos de
Term inal Ranvier. Las ramas de un axón (la terminal
presináp tica presináptica) transmiten señales a otra neu­
H endidura rona (la dendrita posináptica) en un sitio
sin áp tica llamado sinapsis. (Tomado de Kan del, Schwartz y
Jessell, 1995, p. 22.)
D endrita
p o sin á p tica

ser m icroscópico o, en el caso de las neuronas cuyos rosas; en el cerebro superan en número a las neuro­
axones se extienden desde la corteza hasta la región nas. Los tipos principales de glía son la microglía, los
caudal de la médula espinal en los grandes animales, astrocitos y los oligodendrocitos en el sistem a nervioso
extenderse muchos pies. El axón no es responsable de central; y las células de Schw ann en el sistem a n er­
la sensibilidad del sistem a para diversas influencias. vioso p eriférico (figura 2.2). La glía en el sistem a
En lugar de ello, juega un im portante papel en la nervioso central proporciona soporte estructural y
transm isión de señales desde una estructura a otra. nutritivo a las neuronas. A dem ás, cada tipo de glía
Una vez que es activada la porción del axón cercana al realiza funciones esp ecíficas. La m icro g lía, que
cuerpo celular, la señal recorre su longitud sin modifi­ toma la form a de pequ eñas células con figura irre­
cación o m odulación hasta que alcanza el final del gular, invade y rem ueve tejido dañado. Los astroci­
axón, denom inado axón term in al o botón . El axón tos son grandes célu las con form a de estrella que
term inal está ram ificado, aunque de m anera menos rodean la v ascu latu ra del cerebro y form an una
extensa que la dendrita, de m odo que un solo axón barrera que lo protege y só lo perm ite que pasen
puede hacer contacto funcional con cientos de sitios hacia él ciertas m oléculas provenientes de la circula­
dendríticos sobre muchas otras neuronas. Aunque la ción general. Ésta es la b a rrera h em ato en cefálica,
transm isión de señales que bajan por el axón puede un mecanism o im portante para preservar la integri­
ser un proceso sim ple, obviam ente es esencial para dad fisiológica del cerebro.
comunicar información entre las neuronas. No se ha dem ostrado que la glía transmita o alm a­
cene inform ación de m anera directa; sin em bargo,
realiza una función crítica que está relacionada más
Glía directam ente con el tem a del presente capítulo.
Durante su curso, los oligod en d ro citos (en el siste­
A dem ás de las neuronas, los sistem as nerviosos cen­ ma nervioso central) y las células de Schw ann (en el
tral y periférico contienen m uchas células llam adas sistema nervioso periférico) enredan sus membranas
n eu ro g lía , o sim plem ente g lía (palabra griega que celulares alrededor de los axones de ciertas n eu ro­
se refiere a "p eg am en to "). Estas células obtuvieron nas, rodeando al axón con una cubierta de capas con­
su nom bre debido a que parece que dan soporte a la céntricas llam ada m ielin a (véase la figura 2.2). Exis­
estructura del cerebro. Las células gliales son num e­ ten brechas periódicas en esta cobertura llam adas
24 PARTE I Fundamentos

A) O lig o d en d ro cito B) C élu la d e S ch w a n n O A strocito

FIGURA 2.2 Las células gliaxes principales en el sistema nervioso son la microglia (no mostrada), los oligodendro-
citos y los astrocitos en el sistema nervioso central, y las células de Schwann en el sistema nervioso periférico. A )
Un solo oligodendrocito forma vainas de mielina alrededor de muchos axones. S) Las células de Schwann forman
las vainas de mielina que aíslan a las neuronas en el sistema nervioso periférico. Ellas forman segmentos de vaina
de mielina de aproximadamente 1 mm de largo con intervalos descubiertos en el axón, conocidos como nodos de
Ranvier, entre los segmentos de mielina. C) Los astrocitos con forma de estrella tienen pies finales anchos que los
ponen en contacto tanto con los capilares como con las neuronas. Ellos juegan un papel central en la formación de
la barrera hematoencefálica cerebral. (Tomado de Kandel et al., 1995, p. 2S.)

nod os de R an vier, en honor del anatom ista francés vesículas sináp ticas se fu sion en con la m em brana
Louis A ntoine Ranvier, quien fue el prim ero en des­ p resin áp tica y v iertan su contenido en la sinapsis.
cribirlas. La m ielina aum enta la velocidad de trans­ Entonces el neurotransm isor se difunde a través del
m isión de señales por el axón. La im portancia de este espacio sináptico y entra en contacto con un receptor,
proceso se evidencia con los efectos debilitantes de una molécula proteica especializada o m olécula com ­
las enferm edades desm ielinizadoras, com o la escle­ pleja en la m em brana p osin áptica (es decir, la m em­
rosis m últiple, que interfiere con los efectos facilita- brana de la neurona receptora), la cual reconoce y se
torios de la mielina. La esclerosis m últiple interrum­ liga con el neurotransm isor. Reconocim iento y enla­
pe severam ente la función de las partes afectadas del ce son eventos bioquím icos por m edio de los cuales
sistem a nervioso, conduce a síntom as cada vez más el neurotransm isor, en v irtu d de su configuración
severos y, a final de cuentas, a la muerte. En una sec­ espacial y electrostática, es ligado a una m olécula
ción u lterior analizarem os el m ecanism o por el cual específica (el receptor) que se com plem enta con
la m ielina aum enta la velocidad de transm isión en dicha configuración. La m ayoría de los neurotrans-
los axones, después de haber analizado el m ecanis­ m isores se liga a receptores en la m em brana dendrí-
mo de la transm isión neurona! en sí. tica; sin em bargo, existen tam bién receptores en el
cuerpo celular y el axón term inal.' Cuando el neuro­
transm isor se liga a un recep to r se ponen en m ovi-
P an oram a de eventos en la sinapsis

Para com prender las com plejidades y sutilezas de la


transm isión neurona!, debemos dirigir nuestra aten­ 1Con frecuencia se denominan las sinapsis en términos de la
ción a los dos extremos de la neurona. Com encemos parte presináptica de la neurona transmisora seguida por las par­
en el axón term inal. A quí encontram os v esícu las tes posinápticas de la neurona receptora. Además de las sinapsis
sin áp ticas '(esferas con paredes de m em brana) relle­ axodendríticas convencionales, existen sinapsis axosomáticas y
axoaxonales. También se ven otras combinaciones en el sistema
nas con pequeñas m oléculas llamadas neurotransmi-
nervioso, aunque con menor frecuencia, de corriente para dispa­
sores (figura 2.3). Cuando un im pulso que viaja por rar la liberación de neurotransmisores. Tendremos más que decir
un axón alcanza el axón terminal, provoca que estas acerca de las sinapsis eléctricas ai fina! de este capítulo.
CAPÍTULO 2 Mecanismos neuronales en los niveles m olecular y celular 25

D endrita lípidos de la m em brana la hacen altam ente im p er­


m eable al fluido dentro de la célula (fluido in trace-
lu lar o citoplasm a), el fluido exterior a la célula (flu i­
do extracelu lar) y a los io n e s (átom os o m oléculas
cargados) d isueltos en estos fluidos. No obstante,
bajo ciertas condiciones, los iones son capaces de
atravesar la m em brana celular. Esto se logra por las
proteínas que atraviesan la m em brana y form an
canales que regulan la p erm eabilid ad o conductan­
cia de la m em brana para iones específicos. A lgunos
de estos canales proteicos para los iones, denom ina­
dos canales de reposo, se abren durante el estado de
.rep oso de la neu rona y perm iten el flujo pasivo de
iones particulares a través de la m em brana. Com o
regla general, los canales proteicos alteran la conduc­
tancia de la m em brana para un ion particular al cam­
biar su estado de conform ación (es decir, su configu­
ración espacial), un proceso llam ado activ ación de
V esícu las Axón Espina com puerta. La activ ación de com puerta de ciertos
sin áp ticas d end ritica canales ocurre en respuesta al enlace de un neu ro-
transm isor específico a receptores posinápticos (ca­
FIGURA 2.3 La sirtapsis. La parte presináptica de la sina- n ales activados por tran sm isor o canales activados
psis está llena con vesículas sináptícas redondas en las por ligan d o). La activ ación de com puerta de otros
cuales se almacenan neurotransmisores. La dendrita, la canales responde a cam bios en el voltaje (can ales
parte posináptica de la sinapsis atraviesa la parte superior activados por v o lta je); en consecuencia, los canales
del campo. A la mitad del campo, la dendrita emite una difieren tanto con respecto a los factores que contro­
rama descendente llamada espina dendrítica, cuyo lado
lan su apertura com o con el ion particu lar al cual
izquierdo hace contacto con el axón. Las espinas dendríti-
son selectivos. C om o verem os, son estas propieda­
cas aumentan el área superficial de la dendrita y permite
el establecimiento de mayor número de sinapsis. La hen­
des de los canales ió n icos de la m em brana los que
didura sináptica tiene aproximadamente 20 mm de ancho. subyacen en la com plejidad de los eventos neurona-
Advierta que la membrana sináptica es más oscura, grue­ les.
sa y distintiva que las otras partes de la membrana celu­ O tro tipo de tran sm isión m enos común tam bién
lar. (Tomado de Nauta y Feirtag, 19S6, p. 7.) ocurre a través de la sinapsis. Los canales de p u en ­
tes de b a ja resisten cia — tam bién llam ada sin ap sis
eléctrica— u tilizan conexiones estructurales entre
dos neuronas para crear flu jos de corriente directa
entre ellos, en lugar de usar cambios.
m iento im portantes eventos en la neurona receptora.
N o obstante, antes de considerar estos eventos, enfo­
carem os nuestra atención en la m em brana celular, Fuerzas físicas subyacentes
porque son las propiedades de ésta las que subyacen m ovim iento de iones
en los eventos m oleculares involucrados en la trans­
m isión sináptica. La neurona cuando no es estim ulada por un neuro-
transm isor, está en su estad o de reposo. El m ov i­
miento de iones a través de los canales iónicos en la
ACTIVIDAD NEURONAL EN LOS NIVELES m em brana de la neu ron a su byacen al estado de
M OLECULAR Y CELULAR reposo de la neurona y a m uchos de los eventos
involucrados en la transm isión neuronal. Por tanto,
Como todas las demás células del cuerpo, la neurona debemos exam inar prim ero los factores que influyen
consiste de citoplasm a rodeado por una m em brana sobre el m ovim iento de los iones a través de las
celular. En la neurona, la m em brana está compuesta m em branas b iológicas: conductancia, fuerza de
por una doble capa de m oléculas de lípidos (bicapa difusión y fuerza electro stática. La conductancia se
de líp id os) con proteínas incrustadas que atraviesan refiere a la m edida en la cual una m em brana, bajo
la m em brana (figura 2.4). La biofísica de la bicapa de condiciones esp ecíficas, tiene canales que pueden
26 PARTE I Fundamentos

la d o ex tra celu la r FIGURA 2.4 Los fosfolípidos y las glico-


proteínas forman las bicapas de lípidos
autosellantes que son la base para todas las
membranas celulares. La bicapa de lípidos

I ni B icap a d e lípidos es extremadamente impermeable al fluido


que la rodea (principalmente agua) y a los
iones disueltos en dicho fluido. Los canales
iónicos son proteínas que se extienden a
M t f t l l i » 1
través de la membrana para permitir que
Lado c ito p lá sm ico ' C an al ió n ic o pasen a través de ellos uno u otro tipo de
ion. (Adaptado de Kandel et al., 1995, pp. 116,117.)

abrirse para el paso de un ion particular. La califica­ culas con carga negativa (aniones) en el lado izquier­
ción "bajo condiciones específicas" es necesaria por­ do del recipiente, pero dichas m oléculas son dem a­
que la conductancia de la m em brana neuronal a un siado grandes com o para pasar a través de la m em ­
ion p articu lar varía en gran m edida, dependiendo brana. En el lado derecho existen iones con carga
del estado de sus canales activados por transm isor y positiva (cationes), y estas m oléculas son lo suficien­
los activados por voltaje. Obviam ente, la conductan­ tem ente pequ eñ as com o para p asar a través de la
cia es un factor limitante; deben existir intensas fuer­ mem brana (figura 2.5). ¿Qué ocurrirá? Los iones con
zas que dirigen el m ovim iento de un ion a través de carga positiva serán atraídos hacia las moléculas con
una m em brana, aunque dicho m ovim iento puede no carga negativa, algunas pasarán a través de la m em ­
ocurrir (o estar m uy lim itado) si no hubieran (o hay brana e ingresarán en el lado izquierdo del recipien­
pocos) canales de m em brana disponibles para el te. Sin em bargo, m ientras esto ocurre, la concentra­
paso de dicho ion. ción de iones con carga positiva en el lado izquierdo
Las otras dos fuerzas que regulan el m ovim iento se elevará y eventualm ente alcanzará una concentra­
de iones so n la fuerza de difusión y la fuerza elec­ ción m ás grande que la del lado derecho (estam os
trostática. La fuerza de d ifu sió n tiende a equilibrar suponiendo que las m oléculas con carga negativa de
la con cen tración de una m olécula particular, por la izquierda tienen en conjunto una gran carga nega­
ejemplo la dispersión de una gota de tinta introduci­ tiva, de m odo que la carga n eta del lado izquierdo
da en un vaso con agua. El principio básico involu­ aún es negativa a pesar del influjo de iones con carga
crado en la fuerza electrostática es que cargas iguales positiva).
se repelen y cargas opuestas se atraen. En consecuen­ C onform e la con cen tración de iones con carga
cia, si tenem os m oléculas con carga negativa en un positiva en el lado izquierdo com ienza a exceder al
recipiente de laboratorio con agua y agregamos algu­ del lado derecho, las dos fuerzas — fuerza de d ifu ­
nas m oléculas con carga positiva, am bas se atraerán.
¿Pero qué ocurre si una m em brana separa las dos
m itad es del recipiente? D igam os que existen m olé­

Peq u eñ os
catio n es M em b ran a

FIGURA 2.6 Conforme la concentración de iones positivos


M em b ran a en el lado izquierdo del vaso de laboratorio exceda la con­
centración en el lado derecho, la fuerza de difusión
FIGURA 2.5 Un recipiente con una membrana permeable empujará a los cationes hacia el lado derecho y la fuerza
a los iones positivos, pero no a los grandes iones negati­ electrostática llevará a los cationes hada el lado izquierdo.
vos. En esta situación, los iones cargados positivamente se Cuando la magnitud del movimiento en las dos direcciones
moverán hacia el lado izquierdo del vaso. esté balanceada, se alcanzará el equilibrio electroquímico.
CAPITULO 2 Mecanismos neuronales en los niveles m olecular y celular 27

sión y fuerza electrostática— conducen a los iones base m olecular más com pleja. Como hem os visto,
con carga positiva hacia d irecciones opuestas. La debido a que la m em brana en reposo tiene m ayor
fuerza de difusión em puja a los iones hacia el lado conductancia para el K +, el equilibrio electroquímico
derecho, el área de m enor concentración. La fuerza del K + es el factor más im portante que contribuye al
electrostática jala a los iones hacia el lado izquierdo, mantenim iento del potencial de reposo. No obstante,
que tiene carga negativa. En cierto punto, la fuerza la membrana en reposo tam bién es permeable a otros
de difusión y la electrostática serán iguales, con lo dos iones: sodio (N a+) y cloro (Cl~). Vimos que hay
que se alcanzará un equilibrio entre el m ovim iento m ayor concentración de K + en el interior de la neu­
del ion particular en los com partim entos izquierdo y rona que en el exterior; por otra parte, el N a * está
derecho (figura 2.6). A esto se le llam a e q u ilib rio más concentrado en el exterior que en el interior. Esto
electroquím ico; a la diferencia de carga entre los dos significa que ambas fuerzas, la de difusión y la elec­
com partim entos en cuyo punto un tipo de ion parti­ trostática, tienden a dirigir el N a* hacia el interior de
cular alcanzaría el equilibrio electroquím ico se le la neurona. Sin em bargo, existen pocos canales de
conoce com o el p o ten cia l de e q u ilib rio para dicho Na'*' abiertos en la m em brana en reposo; esta baja
ion. conductancia significa que sólo ocurre un pequeño
influjo de N a*, a pesar de la magnitud de las fuerzas
que influyen sobre el m ovim iento. Sin embargo, este
Potencial de reposo de m em brana pequeño flujo al interior del N a4- produce un efecto:
reducir el potencial de la m em brana, haciéndolo
¿Qué tiene que ver este ejem plo con la neurona? De menos negativo que el potencial de equilibrio del K*.
hecho, el fluido intracelular de la neurona tiene algu­ Esta despolarización provoca un ligero eflujo (movi­
nas de las propiedades del lado izquierdo de nuestro m iento hacia fuera) de K * a una tasa que apenas
vaso y el fluido extracelular, propiedades similares al equilibra el flujo al interior del Na"*-. Tal estado esta­
del lado derecho del vaso. ble se alcanza en aproxim adam ente -6 5 mV, una
polarización algo m enos negativa que el potencial de
EL PAPEL D E LO S IO N ES PO TA SIO Dentro de la equilibrio del K * (figura 2.8).
dendrita y el cuerpo celular existen grandes proteí­
nas con carga negativa que son dem asiado grandes LA B O M B A S O D IO -P O T A S IO Hemos visto que,
com o para pasar a través de la m em brana y hacia en el estado de reposo, la m em brana tiene una ligera
afuera de la célula. Al m ism o tiem po, la m em brana conductancia para el N a*, que resulta en u n flujo
es perm eable a los iones potasio con carga positiva lento de sodio al interior de la neurona debido tanto
(K *). Por tanto, com o en nuestro vaso, los iones a la fuerza de difusión como a la fuerza electrostáti­
K *so n atraídos al interior de la célula por la fuerza ca. Conform e la neurona se vuelve ligeramente des­
electrostática. La concentración de K + dentro de la polarizada (menos negativa), resulta un eflujo com ­
célula se eleva hasta que excede la concentración en pensador de K * que apenas equilibra el influjo de
el exterior de la célula, en tal m edida que la fuerza N a* y, de esta manera, m antiene el potencial de repo­
electrostática que jala los K + dentro de la célula equi­ so. Sin em bargo, este intercam bio presenta un pro­
libra la fuerza de difusión que los em puja hacia fuera blem a: a lo largo del tiem po, conduciría al agota­
de la célula. Esto ocurre cuando se alcanza el equili­ miento de las diferencias de concentración extracelu-
brio: el interior de la neurona es negativo en relación lar-in tracelular de cada u no de estos dos iones, lo
con el exterior en una m agnitud de - 7 5 m ilivoltios cual eventualm ente resu ltaría en la abolición del
(m V ). Éste es el potencial de equ ilibrio de K +. El potencial de reposo.
potencial de reposo, es decir, el potencial de la m em ­ Para explicar cómo el sistem a evita este resultado,
brana cuando está en reposo (no está disparando), es debemos introducir el concepto de una bomba m eta­
m uy cercano a tal valor, pero un poco menos negati­ bòlica. H asta ahora hem os hablado acerca del m ovi­
vo (aproxim adam ente -6 5 m V). ¿Cuál es la razón m iento de los iones a través de las m em branas, en
para tal discrepancia? respuesta a la fuerza de difusión, la fuerza electrostá­
tica y la conductancia de la membrana; sin embargo,
EL PAPEL D E L O S IO N E S S O D IO En las células en ocasiones, un ion es transportado de manera acti­
gliales, el potencial de m em brana, que es la diferen­ va a través de una m em brana en una dirección que
cia en la carga entre el interior y el exterior de la célu­ desafía estos factores. Este trayecto requiere elabora­
la, puede ser explicada por completo en términos del dos m ecanism os bioquím icos que consumen energía
potencial de equilibrio del K * (figura 2.7). Sin embar­ metabòlica, cuya fuente es la energíaíliberada por el
go, en las neuronas, el potencial de reposo tiene una rom pim iento quím ico del adenosintrifosfato (ATP).
28 PARTE I Fundamentos

Flujo neto de

FIGURA 2.8 Magnitud y dirección del movimiento de K*


y Na* a diferentes potenciales de membrana (mV) cuando
FIGURA 2.7 Base molecular del potencial de membrana la membrana está en estado de reposo. Además de las
en las células gliales. En la glía la membrana casi es exclu­ fuerzas electrostática y de difusión, la conductancia de la
sivamente permeable al K*, y el potencial de membrana membrana en el estado de reposo para diferentes iones
está determinado, por tanto, por el potencial de equilibrio (mediados por los canales de reposo) es el principal deter­
de K*. minante del flujo de iones. En el potencial de reposo de
-6 5 mV, el eflujo de K* es igual al influjo de Na*. Las
líneas representan curvas de flujo para K*, Na*, y el flujo
neto de K* y Na*. La curva más pronunciada del flujo de
Estos m ecanism os son llam ad osíbom bas m etab ó li- K* refleja el hecho de que la membrana en reposo tiene
cas, d ebido a que transportan, de m anera activa, mayor conductancia para el K* que para el Na*. Los cam­
iones a través de las membranas en dirección opues­ bios en la conductancia de la membrana para un ion parti­
ta a la dictada por las fuerzas electroquím icas. cular, provocados por la activación de los canales activa­
La b om ba m etabólica que resu elve el presente dos por transmisor o activados por voltaje, alteran el flujo
problem a se llam a bom ba sod io-potasio. Esta bom ­ de dicho ion. Este cambio podría ser reflejado por medio
b a transporta N a* hacia fuera de la célula y K * hacia de un cambio en la pendiente de la curva de flujo de
dicho ion: la conductancia aumentada está representada
dentro. Com o en el caso de todas las bom bas meta-
por una curva de flujo que tiene una pendiente más pro­
bélicas, la de sodio-potasio requiere el gasto de ener­
nunciada y la conductancia disminuida se representa
gía m etabólica. Esta bom ba m etabólicam ente costo­
mediante una curva de flujo con una pendiente menos
sa m an tien e el estado estable su byacente al poten ­ pronunciada. El cambio en la conductancia de la membra­
cial de reposo de la m embrana. De hecho, gran parte na para un ion particular no afecta el potencial de equili­
de la energía gastada por el cerebro se usa para m an­ brio de tal ion (el punto en el cual la curva de flujo inter­
ten er los grad ientes de concentración de K * y N a* seca la abscisa en esta figura). Al cambiar la pendiente de
que subyacen en el potencial de reposo de la m em ­ la curva de flujo de un ion particular, mientras mantiene
b rana. L as neu ronas u tilizan b astante energía sólo constante su punto de intersección con la abscisa, uno
para m an tener un estado de presteza para la activi­ puede darse cuenta del cambio neto en la dinámica del
dad. flujo iónico que resulta de un cambio en la conductancia
de dicho ion. (Inspirado en Kandel et al., 1995, p. 13SJ
En resum en, en el estado de reposo, la m embrana
neuronal es más perm eable a K * y, en consecuencia,
el p oten cial de equilibrio de K *, de -7 5 mV, es el
p rincipal determ inante del potencial de reposo. Sin Efectos de la liberación de neurotransm isores
em bargo, la m em brana en reposo tam bién es ligera­ sobre la m em b ran a p osin áp tica
m ente perm eable a N a*, y las fuerzas electroquím i­
cas que conducen a este ion hacia dentro de la célula A hora el escenario está preparado para los eventos
resultan en un influjo lento de N a*. Esto es com pen­ que son iniciados por la unión de los neurotransm i­
sado por m edio de un pequeño flujo exterior de K*. sores a los receptores en la m em brana posináptica.
El efecto neto lleva al potencial de reposo a -6 5 mV, La unión del neurotransm isor produce un profundo
un n ivel que es m enos negativo que el potencial de cam bio en los canales iónicos de la m em brana posi­
equilibrio de K *, de -7 5 mV. náptica. M ientras que la conductancia de la m em bra­
CAPÍTULO 2 Mecanismos neuronales en los niveles m olecular y celular 29

na en reposo es altam ente favorable para el K * en resultado es u n IPSP. Éstos trabajan en oposición a
com paración con el N a*, la unión de un transmisor a los EPSP, que hem os discutido con antelación.
un recep to r excitatorio pone en m ovim iento una En la unión neuromuscular, la inhibición no juega
cadena de eventos bioquím icos que resultará en la un papel im portante. Las entradas excitadoras al
apertura de canales N a* adicionales. Este cambio en músculo son sumadas hasta que se alcanza el umbral
la perm eabilidad es breve y local, pero m ientras está de activación del músculo. En contraste, la inhibición
en efecto, las fuerzas de difusión y electrostática pro­ juega un papel vital en el sistem a nervioso central. En
vocan u n influjo de N a*. Este influjo de iones con particular, el sistema por lo general codifica inform a­
carga positiva crea una dism inución gradual y tran­ ción en térm inos de una disminución en la frecuencia
sitoria en el potencial eléctrico entre el interior y el de disparo neuronal que disminuye la tasa de referen­
exterior de la célula en una pequeña área de la m em­ cia, característica de las neuronas que no reciben
brana, de modo que produce una despolarización de entrada. Al eliminar elem entos dentro de la secuencia
varios m ilivoltios. Cada instancia de esta despolari­ de disparo de referencia, la inhibición puede resultar
zación se denomina potencial excitatorio posin ápti­ en intrincados patrones de disparo neuronal, un pro­
co (E P SP , por sus siglas en inglés). Conform e esto ceso al que en ocasiones se le refiere como papel de
ocurre, el efecto de d espolarización del influjo de modelador de la inhibición (figura 2.9).
N a* aum enta la tasa de eflujo de K * (debido a que la
fuerza electrostática que m antiene K * en el interior
ha dism inuido), y el potencial de reposo rápidam en­ Integración de entradas en el co n o del axón
te es reestablecido (véase figura 2.8).
Para agregar una im portante dim ensión adicional, Una vez que hem os analizado el efecto sobre el p o ­
ciertos neurotransm isores se enlazan a receptores tencial de m em brana de la unión de un neurotrans­
que ejercen un efecto inhibitorio sobre la neurona. El misor individual, se estudiará el complejo patrón de
m ecanism o de inhibición más com ún es la apertura eventos que tiene lugar sobre la totalidad de la den­
adicional de canales de cloro (Cl~). M ientras está en drita y del cuerpo celular. En promedio, cada dendri­
efecto el potencial de reposo, existen pocos canales ta recibe entradas de m ás de 1 000 axones (esto signi­
Cl~ abiertos, y hay poco flujo de Cl_ a través de la fica que el cerebro hum ano tiene una cantidad de
m em brana, aun cuando su gran concentración extra- sinapsis ubicada en algún lugar entre 100 y 1 000 tri-
celu lar lo conduciría al interior de la neurona, si le llones, dependiendo de cuál estim ación del número
fuese perm itido el paso. Sin embargo, la apertura de de neuronas en el cerebro hum ano utilicemos).
canales de Cl_ por u n neu rotransm isor inhibitorio Estas miles de sinapsis de entrada, unas excitado­
origina un influjo de Cl~ y un aumento de la negati- ras y otras inhibidoras, ocurren en diversos lugares
vidad dentro de la neurona, es decir, h iperpolariza- sobre la dendrita, el cuerpo celular e incluso el axón.
ción. A esto se le denom ina p o ten cia l in h ib ito rio Algunas sinapsis están m uy alejadas del cuerpo celu­
p o sin á p tico (IP SP , por sus siglas en inglés). De lar, en los extrem os de las largas ram as dendríticas.
m anera alternativa, un IPSP puede ser provocado O tras ocurren sobre el cuerpo celular, algunas cerca
por el aumento en la conductancia de K * de la m em ­ de la unión entre el cuerpo celular y el axón. En cual­
b rana en reposo. La apertura de canales de K * adi­ quier m om ento existe un patrón particular de despo­
cionales resulta en un increm ento en el eflujo de este larizaciones (EPSP) e hiperpolarizaciones (IPSP)
ion conform e se m ueve en la dirección para estable­ locales sobre la superficie de la dendrita y el cuerpo
cer su potencial de equilibrio de -7 5 mV, un valor celular. M uchas de éstas tendrán una vida de milise-
que es más negativo que el potencial de reposo. .gundos y.luego se irán sin rastro. Otras contribuirán
C ada uno de estos m ecanism os inhibidores es al inicio de un potencial de acción en las neuronas
ejem plificado por la acción del ácido gam ma-amirio- que despolarizan. ¿Cóm o resulta este patrón en el
b u tírico (G A BA , por sus siglas en inglés), uno de los disparo de la neurona?
principales transm isores inhibitorios en el sistem a El cono d el axón es la parte de la neurona que
nervioso central. Cuando el GABA se enlaza al recep­ .form a la unión entre el cuerpo celular y el axón
tor G A BA -A , com ienza la inhibición m ediante la (véase figura 2.1). Esta porción de la neurona tiene el
apertura de canales de C K En contraste, cuando el umbral m ás bajo para la generación de un potencial
GABA se enlaza al receptor GABA-B, inicia la inhibi­ de acción, el proceso por m edio del cual se propaga
ción m ediante el increm ento de la conductancia del una señal a lo largo del axón. Cuando el cono del
K * de la m em brana en reposo. En am bos casos — y axón se despolariza a 55 mV, se inicia un potencial de
en todos los casos de inhibición donde se une un acción. Esto es diferente a las dendritas y cuerpos
neu rotransm isor con un receptor posináptico— el celulares, los cuales pueden tener umbrales tan dife-
30 PARTE i Fundamentos

la mem brana posináptica es una función de un núm e­


ro de características de u na m em brana. En algún
punto particular en el tiem po, y b ajo condiciones
específicas, estas características son cuantificadas en
y r r r r r f t f l r r í f ' ¡ >> térm inos de la con stan te de d ecaim ien to de dicha
Sin entrada inhibidora
m embrana. En consecuencia, una constante de decai­
m iento mayor significa un decrem ento relativamente
m enor en la corriente de despolarización (o hiperpo-
larización) conforme se extiende de m anera pasiva.
Los efectos de los diferentes potenciales sinápticos
que ocurren en diferentes m om en tos tam bién son
integrados en la zona de disparo del cono del axón.
Los EPSP separados uno de otro por tiempo suficien­
te se generarán sin efecto posterior. Por otra parte,
FIGURA 2.9 Patrón de disparo neurona] activado por la los EPSP que ocurren cercanos en el tiem po tienen un
inhibición de porciones de la secuencia de actividad basal, efecto acum ulativo, un proceso al cual se le llam a
un proceso al cual se le refiere como efecto de modelado
sum a tem poral. Com o sucede con la sum a espacial,
de la inhibición. (Adaptado de Kandel et a l, 1995, p. 221.)
la tem poral es, en parte, una función de característi­
cas particulares de la m em brana; en este caso, la
duración relativa de un potencial sináptico. A esto se
rentes del potencial de reposo com o de - 3 5 mV. El le refiere como constante de tiem po de una membra­
m ecanism o subyacente a la función del cono del na. Una constante de tiem po m ayor indica una dura­
axón como una zona de disparo se debe a la alta den­ ción relativamente m ás larga. En conjunto, las sumas
sidad de canales de N a+ activados por voltaje. En espacial y tem poral hacen posible la integración de
consecu encia, conform e el potencial en el cono del las entradas que llegan a diferentes partes de la neu­
axón se aproxim a al um bral de desp olarización se rona en diversos puntos en el tiem po (sobre un breve
inicia una activa apertura de muchos canales de N a* intervalo de tiem po, o en el ord en de fracciones de
activados p or voltaje, lo que conduce a un influjo m ilisegundos). C uando los procesos de sum a espa­
m asivo de N a+. Veremos brevem ente que éste es el cial y tem poral producen u n potencial de umbral en
inicio del proceso de retroalim entación positivo que el cono del axón se in icia un p oten cial de acción;
es eLpotencial de acción! cuando fracasan en hacerlo, los potenciales posináp-
Antes de exam inar el potencial de acción, conside­ ticos presentes se disipan sin influir sobre otras par­
remos el significado del cono del axón como la zona tes del sistema nervioso.
de disparo que integra las entradas recibidas por la Una m etáfora m ilitar ayudará a dram atizar estos
neurona. Este proceso integrador significa que la dos factores. Im agine una isla con m uchas penínsu­
influencia de los m uchos EPSP e IPSP que inciden las estrechas que sobresalen del mar. La isla es defen­
sobre una neurona dada es sopesada; aquellos que dida por un lim itado número de tropas (la tendencia
arriban a las sinapsis m ás cercanas al cono del que del potencial de reposo a ser reestablecido posterior
tienen m ayor influencia que aquellos que llegan a a un EPSP), con un cuartel (el cono del axón) en un
puntos sobre los procesos (ramas) dendríticos aleja­ largo brazo de la isla. Im agine adem ás que la isla es
dos del cono del axón. Es interesante n otar que invadida por tropas de asalto (EPSP), pero al mismo
m uchas de las entradas inhibidoras a las neuronas tiem po llegan en p aracaíd as tropas para reforzar a
ocurren com o sinapsis axosom áticas. Al establecer los defensores (IPSP). La efectividad del ejército in ­
sinapsis sobre el cuerpo celular (y por tanto relativa­ vasor, conform e llegan en paracaídas tropas indivi­
mente cerca del cono del axón), estas entradas inhibi­ duales, dependerá de un núm ero de factores que
doras ejercen m ayor influencia sobre si se dispara o incluyen a) la m edida en la cual arriban dentro de un
no la célula, en com paración con las sinapsis ubica­ estrecho intervalo de tiem po, de m odo que no pue­
das sobre sitios dendríticos, más distantes del cono dan ser elim inadas de form a individual por las tro­
del axón. pas defensoras (suma tem poral); b) el número y ubi­
Los efectos de los diferentes potenciales sinápticos cación (en relación con el cuartel defensor) de los
que ocurren en diferentes lugares sobre la membrana invasores que llegan en algú n pu nto en el tiem po
neuronal se sum an en la zona de disparo del cono del (sum a espacial) y c) la m edida en la cual los invaso­
axón, un proceso conocido como sum a esp acial. El res son enfrentados por las tropas defensoras del re­
grado de influencia de un potencial posináptico sobre fuerzo (la suma algebraica de EPSP e IPSP).
CAPITULO 2 Mecanismos neuronales en los niveles m olecular y celular 31

Tenem os por tanto un m ecanism o m ediante el del potencial de acción a lo largo del axón, probable­
cual los diferentes patrones espaciales y tem porales m ente porque esta palabra captura la naturaleza
de en trad a excitatoria e inhibitoria ejercen efectos autogeneradora del m ecanism o de retroalim entación
variables sobre la actividad de una neurona particu­ positiva que subyace a dicho movimiento.
lar. En un intervalo de tiem po lim itado, el resultado Advierta que la propagación del potencial de ac­
final de un patrón particular de influencias excitato­ ción involucra la apertura de canales N a* como res­
rias e inhibitorias sobre una neurona se expresará en puesta a los cam bios en el potencial de m em brana.
form a digital: la neurona o se dispara o no lo hace.2 Como se m encionó con antelación, a los canales de la
En consecuencia, toda la actividad del sistem a n er­ m em brana que se abren o cierran como respuesta a
vioso, desde la codificación de los estím ulos físicos cam bios en el voltaje se les llam a canales activados
hasta las órdenes de acción, se expresa, a final de por voltaje. Éstos contrastan con los canales de repo­
cuentas, en térm inos de la frecuencia y el patrón de so, los cuales subyacen al potencial de reposo, y con
ocurrencia de los potenciales de acción. los canales activados por transm isor, como aquellos
responsables del EPSP y el IPSP generados por el
enlace de un neurotransm isor con el receptor.
Poten cial de a cció n El hecho de que los canales de K * activados por
voltaje se cierren m ientras los canales de N a* se
Los EPSP y los IPSP que hemos analizado se conocen abren, asegura que la despolarización causada por el
de m anera colectiva com o p o ten cia les electro tó n i- influjo de N a* no es anulada de inm ediato por un
cos, térm ino que se refiere a que los cam bios gradua­ eflujo com pensador de K *; por tanto, el hecho de que
les en el potencial de la m em brana son resultado de se cierren es una condición necesaria para la genera­
flujos iónicos pasivos en respuesta a la apertura de ción del potencial de acción. Sin em bargo, después
canales de m em brana específicos tras la unión de los del influjo de N a*, existe un abrupto cierre y desacti­
neurotransm isores con el receptor.; En contraste, si el vación de canales de N a*. D urante este periodo de
cono del axón alcanza el p oten cial de um bral se desactivación, los canales de N a* no se abrirán inclu­
pone en m ovim iento un proceso com pletam ente so si las condiciones para su apertura se hacen favo­
diferente. En respuesta a la despolarización umbral, rables de alguna otra m anera. A sí, conform e son
los canales de N a* se abren y los canales de K * se cie­ reactivados los canales de N a* (es decir, conform e
rran. El sodio, conducido por su potencial de equili­ retornan a sus potenciales de apertura si las condi­
brio de 4-55 mV, se apresura a entrar. Este influjo de ciones son favorables), existe también una reapertu­
N a* origina una inversión del potencial de membra­ ra de canales de K *. Esta reapertura crea más canales
na, de m odo que ahora el interior es positivo en rela­ de K * abiertos que durante el estado de reposo de la
ción con el exterior hasta alcanzar un nivel de apro­ m embrana. La conductancia aumentada de la m em­
xim adam ente 40 mV. Este cambio de voltaje pone en brana para K * provoca entonces un eflujo masivo de
m ovim iento un proceso de retroalim entación positi­ K * conforme es conducido al exterior de la neurona,
va m ientras influye en el potencial de porciones veci­ debido a que la concentración intracelular y a que el
nas del axón originando la apertura de los canales de interior de la neurona está cargado positivamente. El
N a* de dicha porción, lo cual resulta en un influjo de resultado neto es el rápido reestablecim iento del
N a*, que cam bia el potencial de las porciones veci­ potencial de reposo, tras u n a breve,-hiperpolariza-i
nas, causa la apertura de canales N a* de dicha por­ ción,; conocida como el pop oten cial. Este proceso es
ción de la m embrana, produce el influjo de N a*, etcé­ originado por el hecho de que los canales de K * adi­
tera. Éste es el potencial de acción, una reacción en cionales. p erm anecen abiertos durante un breve
cadena que provoca una onda de increm ento en la periodo después del reestablecim iento del potencial
del N a * y un cam bio en el potencial de m em brana de reposo, lo cual resulta en un ulterior eflujo de K *
para viajar a lo largo del axón. La palabra propagación (figura 2.10).
se u sa con frecuencia para d escribir el m ovim iento 5 En los m ilisegundos previos al reestablecim iento
del potencial de reposo existe un periodo durante el
cual no se puede in iciar un nuevo potencial de
acción, sin im portar cuán grande sea la despolariza-
cion en el cono del axón. Este periodo corresponde al
- Sin em bargo, com o verem os en breve, esta afirmación requiere m omento durante el cual son desactivados los cana­
ser m odificada debido a que las variaciones en el influjo de caldo
les de N a*, y es denom inado periodo refractario
(Ca-‘) en la terminal del axón, regulados por conexiones sinápti-
cas axoaxonales, m odulan la cantidad de neurotransm isor íibera- absoluto. M ás aú n/ d u ran te el periodo inm ediato
do en respuesta a un potencial de acción. posterior, cuando se abren los canales K * adiciona-
32 PARTE I Fundamentos

vés de la m em brana en este punto es capaz de crear


un flujo de corriente que fluye p or el centro del axón.
Este flujo es m ás rápido que la propagación continua
del potencial de acción que tiene lugar en los axones
desm ielinizados. Tam bién es m etabólicam ente m ás
eficiente, debido a que se reduce la m agnitud del
influjo de N a* (y el consecuente eflujo com pensador
de K*) y no se realizan grandes dem andas m etabóli-
cas sobre la costosa bom ba sodio-potasio.
A pesar de la resistencia de la m em brana del axón,
la propagación de la com en te por la parte central del
axón eventualm ente se disiparía si no fuese por las
FIGURA 2.10 Apertura y cerrado secuencial de los interrupciones en la vaina de m ielina en los nodos de
canales de Na* y K* activados por voltaje, subyacente Ranvier. Estos segm entos desm ielin izad os de la
al potencial de acción. (Inspirado en Knndel et al, 2995, p. mem brana tienen una gran densidad de canales N a*
ló S ! activados por voltaje, con lo cual se genera una
corriente intensa entrante de N a* cuando la corriente
les, el eflujo de K * resulta en el potencial de hiperpo- de despolarización que se propaga por la parte cen­
larización citado antes. Esto genera que el inicio de tral del axón alcanza el nodo. La distribución regular
un potencial de acción sea más difícil, debido tanto de los nodos de Ranvier a lo largo del axón (aproxi­
al estado hiperpolarizado del axón com o al efecto de m adam ente cada 1-2 mm) renueva de m anera cons­
que cualquier influjo de N a* tiende a ser contrarres­ tante la intensidad de la corriente de despolarización
tado por un eflujo com pensador de K *. Éste es el conform e se propaga por la p arte central del axón,
; periodo refractario relativo. Durante este periodo, la evitando que se disipe antes de alcanzar el botón ter­
neurona tiene un elevado umbral para su disparo (es m inal del axón. El térm ino co n d u cció n saltato ria
decir, requiere m ayor despolarización en el cono del (del latín saltare, "brin car") se debe a que la corriente
axón). Estos factores lim itan la frecuencia m áxim a de dism inuye conform e se aproxim a al nodo de R an ­
disparo de una neurona a casi 1 200 im pu lsos por vier, pero acelera de nuevo una vez que se regenera
segundo. en el axón mielirtizado. Esto conduce a un patrón de
saltos o brincos del flujo de corrien te a lo largo del
axón.
C on d u cción saltatoria

Como se m encionó en una sección anterior, los axo­ Liberación de n eurotransm isores
nes que están recubiertos de m ielina transm iten su
señal a velocidades mayores que las de aquellos que El potencial de acción propagad o eventualm ente
no están m ielinizados. La velocidad de la transm i­ recorre la longitud del axón y alcanza la terminal del
sión axonal es un factor importante, particularm ente m ism o. La desp olarización de la term inal del axón
en los grandes anim ales en los cuales ciertos axones activa la apertura de los canales de calcio (Ca^ •) acti­
pueden tener varios m etros de longitud. A hora que vados por voltaje. Debido a que el Ca2* tiene m ayor
hem os analizado la propagación del potencial de concentración en la parte externa de la neurona, una
acción a lo largo del axón que tiene lugar en los axo­ fuerza motriz, electroquím ica lleva al Ca2* dentro de
nes desmielinizados, estam os en condiciones de exa­ la célula. Este influjo de Ca2* es necesario para libe­
m inar cóm o la m ielina aum enta la v elocid ad y efi­ rar neurotransm isores en la term inal del axón; gran
ciencia de esta transmisión. parte del retraso entre el establecim ien to de la des­
Es necesaria la reactivación continua de un poten­ polarización en la term inal del axón y la liberación
cial de acción en los axones desm ielinizados, porque,' de neu rotransm isores se debe al tiem po requerido
sin esta activación constante del influjo de N a*, la para la apertura de los canales de Ca2* activados por
baja resistencia de la m em brana en estos axones con­ voltaje. El m ecanism o m ediante el cual el influjo de
duciría a la rápida disipación del flujo de corriente a Ca2* contribuye a la liberación de neurotransm isores
lo largo del axón. La m ielinización aum enta la resis­ no se conoce a fondo; sin em bargo, se sabe que el
tencia de la m em brana en gran m edida, de modo influjo de Ca2* ju ega un papel im portante en la
que, cuando un potencial de acción se dispara en el fusión de las v esícu las sin áp ticas (cada una de las
cono del axón, la corriente entrante que fluye a tra­ cuales contiene décim as de m iles de m oléculas de
CAPÍTULO 2 Mecanismos neuronales en los niveles m olecular y celular 33

neurotransm isor) con las regiones (llam adas zonas generado por bacterias, produce tétanos al bloquear
activas) de la m em brana presináptica donde el neu­ la liberación de GABA. Puesto que el GABA es un
rotransm isor será eventualm ente liberado. También neurotransm isor inhibitorio, no es sorprendente que
se sabe que el calcio está involucrado en la su bse­ m uchos de los síntom as del tétanos, incluyendo los
cuente liberación de n eurotransm isores al espacio espasm os m usculares, la hiperreflexia y las convul­
sináptico, un proceso al cual se le denom ina exocito- siones, provengan de la desinhibición.
sis. En consecuencia, el influjo de Ca2* en la terminal Otros agentes logran sus efectos al facilitar la libe­
del axón es un com ponente decisivo en el m ecanis­ ración de neurotransm isores. Por ejemplo, las anfeta-
mo por medio del cual el potencial de acción, a su lle­ m inas aum entan la liberación de catecolam inas.í El
gada a la term inal del axón, inicia la liberación de veneno de la araña viuda negra provoca una libera­
neurotransm isores dentro de la sinapsis. ción tan inm ediata e intensa de acetilcolina que rápi­
M ien tras m ás grande sea el influjo de Ca2+, m a­ do agota al neurotransm isor. Debido a que la acetil­
yor será el núm ero de vesículas sinápticas que libe­ colina es el neurotransm isor en la unión neurom us­
ren sus contenidos. A su vez, la m agnitud del influjo cular, incluyendo los m úsculos intercostales esencia­
de Ca2* está m odulada por las entradas excitatorias les para la respiración, el resultado es fatal para la
e inhibitorias axoaxonales que determ inan el núm e­ vida.
ro de can ales de C a2* activados por voltaje que se Existen dos categorías generales de neurotransmi­
abren com o respuesta al potencial de acción. Las sores: pequeñas m oléculas transm isoras y péptidos
entradas a la term inal del axón que reducen el influ­ neuroactivos (también llam ados neuropéptidos).
jo de C a2* originan una in h ib ic ió n p resin áp tica, y
las entradas que aum entan el influjo de Ca2* resul­ PEQUEÑ AS M O LÉC U LA S N E U R O T R A N SM ISO -
tan en fa c ilita c ió n p re sin á p tica (com o ilustra la R.AS En el sistem a n ervioso de los vertebrados se
figura 2.11, estas m odulaciones presinápticas de la han identificado nueve pequeñas m oléculas p ositi­
liberación de transm isores deben ser distinguidas de vam ente com o n eu rotransm isores, aunque se han
las inhibiciones y excitaciones posinápticas analiza­ encontrado muchas otras que son candidatas para tal
das anteriorm ente). Esta m odulación de la cantidad estatus. Cuatro de los neurotransm isores estab leci­
de neu rotransm isores liberad os por m ediación de dos, dopam ina, epin efrin a, n orep in efrin a y seroto-
Ca2*, en respuesta a un potencial de acción, significa nina, son m on oam in as, es decir, m oléculas que tie­
que e! efecto de un potencial de acción no es estric­ nen una sola am ina (N H 2). Tres son am inoácidos:
tam ente digital, aunque un potencial de acción per se glutam ato, aspartato y g licin a. Uno, el ácido gama-
es un fenóm eno estereotipado del tipo "tod o o am inobutírico (G A BA ), se form a al rem over un
n a d a ". En la in h ibición presináptica, adem ás de la grupo carboxilo del glutam ato. El noveno n eu ro­
dism inución en el influjo de Ca2* debido al cierre de transm isor, la a cetilco lin a , se encontró en la unión
can ales esp ecíficos de C a2+ activad os por voltaje, entre las neuronas motoras y el músculo, y fue el pri­
cu alq u ier otro factor que dism inuya el influjo de mer neurotransmisor en ser identificado.
Ca2+ reducirá la cantidad de neurotransm isores libe­ Puesto que un receptor particular es selectivo en
rad os en respuesta a un potencial de acción. Esto cuanto al neurotransm isor con el que se liga, los neu­
inclu ye una dism inución en la con cen tración de rotransm isores con estructuras químicas ligeramente
Ca2* extracelular y un aumento en la concentración distintas tienen diferentes sitios de acción. Para dar
de agentes que secuestren el Ca2*. sólo un ejem plo: la d opam ina y la norepinefrina, a
A dem ás de los factores que dism inuyen el influjo pesar de la sim ilitud de sus estructuras quím icas
de C a2* , la liberación de neurotransm isores puede (figura 2.12), se ligan a diferentes receptores.
ser reducida m ediante otros factores. Para dar sólo
unos ejemplos, el fármaco reserpina, usado para con­ N EU R O P É P T ID O S Los péptidos son cadenas cor­
trolar la presión arterial elevada, in terfiere con la tas de aminoácidos. Se ha demostrado que más de 50
liberación de neurotransm isores m ediante la inhibi­ péptidos son farm acológicam ente activos en las célu­
ción del alm acenam iento de catecolam inas en las las nerviosas. Llam ados colectivam ente n europépti­
vesículas sinápticas, dejándolas como no disponibles dos, están in volu crad os en la m ediación de varios
para la liberación. La botulina, producida por la bac­ procesos neu robiológicos que van desde la percep­
teria Clostridium botulinum en los alim entos mal con­ ción del dolor hasta la respuesta al estrés. A unque
servados, _es una neurotoxina bastante activa que por lo general una neu rona no libera más que una
inhibe la liberación de acetilcolina. Esto provoca un pequeña m olécula transm isora, principio conocido
serio tipo de envenenam iento por com ida llam ado como ley de D a le, la m ism a neurona puede liberar
botulism o. Tam bién, la toxina tetánica, otro agente tanto una pequeña m olécula transm isora com o un
34 PARTE I Fundamentos

A) E x cita ció n o in h ib ició n posin áp tica B) F a cilita ció n o in h ib ició n presináp tica FIGURA 2.11 A) En la excita­
Vf ción (o inhibición) posinápti­
ca, el EPSP (o IPSP) provoca­
'V ' do por la liberación de trans­
Ví v i/ ,
misor por la neurona 1 resulta
\j-, V v'-- V** en una despolarización (o
hiperpolarizadón) de la mem­
/ / /fv ^ brana posináptica de la neuro­
, 'A na 2, la cual, a su vez, aumen­
ta (o disminuye) la probabili­
dad de que la neurona 2
dispare. B) En la facilitación (o
inhibición) presináptica, la
liberación de neurotransmisor
por la neurona 3, en una sina-
psis axoaxonal con la neurona
1, aumenta (o disminuye) el
influjo de Ca2^ en la terminal
'^f Ifírt del axón d e la neurona 1 en
respuesta al arribo de un
potencial de acción. Esto pro­
vocará un aumento (o inhibi­
ción) de la liberación de neu­
rotransmisor en la neurona 1,
la cual, a su vez, afectará la
probabilidad de que la neuro­
na 2 dispare.

neu ropép tid o, situación a la que se le denom ina H H


cotran sm isión . En la cotransm isión, las dos sustan­
cias liberadas usualmente ejercen un efecto sinèrgico
— es decir, mejoran el efecto una de la otra— , aunque
tam bién se han visto efectos de oposición. Un ejem ­
plo de efecto sinèrgico es la coliberación de acetilco-
lina y del péptido del gen relacionado con la calcito-
nina (CGRP, por sus siglas en inglés) por parte de las
D o p am in a
neu ronas m otoras espinales. El CGRP aum enta la
fuerza de la contracción m uscular activada por la H H
acetilcolina m ediante una fosforilación que libera
energía en el músculo.
A diferencia de las pequeñas m oléculas transm i­
soras, las cuales son sintetizadas en la term inal del
axón, los neuropéptidos son sintetizados en el cuer­
po celu lar y deben ser transportados en gránulos
secretores hacia la term inal del axón para ser libera­
dos. En este aspecto se parecen a las horm onas. Los N orepinefrin a

neuropéptidos también son similares a las horm onas


en que sus efectos son por lo general de m ayor dura­ FIGURA 2.12 Dopamina y norepinefrina, dos monoami-
ción que los m ediados por las pequeñas m oléculas nas neurotransmisoras. Debido a que se ligan a diferentes
neu rotransm isoras. Esto sugiere que pu ed en estar receptores, tienen sitios de acción muy diferentes, a pesar
in volu crad as en procesos de largo plazo com o el de la similitud de sus estructuras. (Tomado de Nauta y Feiriag,
aprendizaje y la memoria. 1986, p. 26.)
CAPÍTULO 2 Mecanismos neuronales en los niveles m olecular y celular 35

M ecanism os p ara elim inar neurotransm isores Com o uno esperaría, las drogas que bloquean la
después del disparo neurona! recaptura de un neurotransm isor tienden a aum en­
tar su capacidad para u nirse a los receptores posi-
D E G R A D A C IÓ N E N Z IM À T IC A D E N E U R O ­ nápticos y, por lo mismo, potenciar sus efectos a corto
T R A N S M IS O R E S Uno de los problem as que en­ plazo. Son ejem plos la cocaína y las aníetam inas;
frenta el sistem a nervioso es la elim inación de neuro­ am bas bloquean la recaptura de norepinefrina. El
transm isores de la sinapsis, de modo que el efecto de efecto potenciador a corto plazo de dichos bloquea-
liberación de neurotransm isores puede tener un dores de la recaptura es seguido por un periodo de
punto final preciso, con lo cual se delim ita la señal. disponibilidad reducida de neurotransmisores, debi­
Un m ecanism o para lograr esto es la difusión pasiva do a que al evitar la recaptura agota los almacenes de
de neu rotransm isores hacia fuera de la hendidura n eurotransm isores en las term inales presinápticas.
sináptica. Sin em bargo, la difusión pasiva presenta Esto da cuenta del periodo de depresión del sistema
otro problem a: el m ovim iento que aleja los transm i­ nervioso central (SNC) que sigue al efecto activador
sores de su blanco inm ediato sobre la m em brana de dichas drogas.
posináptica dism inuye la especificidad de su efecto. Los antidepresivos tricíclicos, como la imiprami-
Una solución a este problema, observado particular­ na, también son inhibidores de la recaptura y logran
m ente en los sistem as de acetilcolina, es el uso de sus efectos, al m enos parcialm ente, m ediante el b lo­
en zim as de degrad ación, las cuales d estruyen al queo de la recaptura de norepinefrina y de serotoni-
neu rotransm isor que se difunde alejánd ose de la na. En años recientes, se ha dem ostrado que la fluo-
m em brana posináptica. La acción de las enzim as de xetina (Prozac) y otras drogas que inhiben de m ane­
degrad ación delim ita el área sobre la m em brana ra selectiva la recaptura de serotonina (llam adas
p osin áptica accesible al transm isor y confina sus in h ib id o res selectiv os de la recaptura de la seroto-
efectos a un marco temporal más discreto, por lo que nina) tienen efectos antidepresivos.
crea un tipo de puntuación.
En el sistem a de acetilcolina, la m ayor enzim a de A U T O R R E C E P T O R E S La cantidad de neurotrans­
degradación es la acetilcolinesterasa. Ésta es inhibida m isores en la sinapsis tam bién es regulada por los
por el fárm aco fisostigm ina y, debido a que en la au torrecep tores sobre la m em brana presináptica.
enferm edad de Alzheim er se ve una alteración de la Cuando la hendidura sináptica ya está saturada, los
actividad de la acetilcolina cerebral, se esperaba que neurotransmisores se ligan a estos autorreceptores y
la fisostigm ina pudiera am inorar los síntom as de la proporcionan una retroalim en tación acerca de la
enferm edad. A pesar de la lógica del tratamiento, se concentración sináptica de neurotransmisores e inhi­
ha tenido poca fortuna y no se ha dem ostrado efecto ben una liberación posterior. El LSD es un ejem plo
terapéutico. de una m olécula que im ita a la serotonina en sus
Otro ejem plo de drogas que bloquean la degrada­ autorreceptores y por tanto dism inuye la liberación
ción enzim àtica de los neurotransm isores es la clase de serotonina. La figura 2.13 resume éste y otros pro­
de an tid ep resivos llam ados in h ib id o re s de la m o- cesos que ocurren durante la sinapsis.3
n o a m in a o x id a sa . Estas drogas aum entan los n iv e­ Ya hem os m encionado que la acción de los neuro-
les de m onoam inas cerebrales al inhibir la m onoa- péptidos por lo general es de m ayor duración que la
m in aoxid asa, una enzim a que por lo regu lar las de las pequeñas m oléculas transm isoras. Uno de los
degrada. factores que con tribuyen al efecto relativam ente
prolongado de los neuropéptidos es su elim inación
R E C A P TU R A Otro m ecanism o para regular la can­ lenta de j a sinap sis. O tro m ecanism o im portante
tidad de neu rotransm isores en la sinap sis es la para su efecto de larga duración es el uso de los sis­
recap tu ra, que se define com o la reabsorción de tem as del segundo m ensajero, analizado en la
transm isores a través de la m em brana presináptica. siguiente sección.
Este m ecan ism o recicla transm isores no usados o
que recien tem ente se ubican ligad os [al recep tor];
por esa razón,: conserva tanto la energía m etabòlica
com o los precu rsores quím icos requerid os para la
sín tesis de dichas m oléculas. A dem ás, com o otros 5 En general, cualquier droga que se opone a la acción de un
neurotransm isor se denomina antagonista para dicho neuro­
m ecanism os que elim inan de neurotransm isores la
transmisor particular, y cualquier droga que facilita el efecto de
sinapsis, la recaptura regula el im pacto de la libera­ un neurotransm isor se denomina agonisia. En consecuencia, el
ción de neurotransm isores sobre la m em brana posi­ curare es un antagonista de la acetilcolina, mientras que la
náptica. fisostigmina es un agonista de la acetilcolina.
36 PARTE I Fundamentos

Respuestas a la aso ciació n


n eu rotran sm isor-recep tor

La unión de un tran sm isor a un receptor pone en


movim iento eventos que, aparte del hecho de que la
unión es necesaria para iniciarlos, son independien­
tes del transm isor. A sí com o el efecto de una llave
depende de la cerrad u ra que abre, el efecto de un
neurotransm isor depende del receptor al cual se une
y los eventos iniciados por dicha unión.
La im portancia prim ordial de los eventos genera­
dos por la unión con el receptor dan cuenta de cómo
el m ism o transm isor puede ten er efectos opuestos
(excitatorios o inhibitorios) cuando se une a diferen­
tes tipos de receptores. U n ejem plo de esto es la unión
de acetilcolina con receptores (llam ados receptores
nicotínicos) en la unión n eurom uscular y su unión
con receptores (llamados receptores muscarínicos) en
los músculos lisos inervados por el sistem a nervioso
parasimpático. En los receptores nicotínicos, el enlace
de la acetilcolina es excitatorio y provoca m ovim ien­
to. En contraste, en el sistema nervioso parasimpático
el enlace de la acetilcolina a los receptores muscaríni-
cos es inhibitorio. Incluso dentro de una sola neuro­
na, diferentes receptores para el m ism o neurotrans­
m isor pueden iniciar efectos opuestos. La im portan­
cia de los eventos iniciados por la unión del receptor
tam bién dan cuenta de por qué los tres aminoácidos
que son n eurotransm isores (glutam ato, aspartato y
glicina), tan u bicuos en los sistem as biológicos, con
frecuencia no tienen efecto directo sobre las neuronas
y en vez de ello sirven com o hum ildes bloques de
construcción que esperan ser incorporados a las pro­
FIGURA 2.13 Resumen de los eventos relacionados con teínas. En el tejido neuronal sin receptores posinápti­
la transmisión en la sinapsis química. 1. Los axones trans­ cos para estas m oléculas, no tienen posibilidad de
portan enzimas y precursores necesarios para la síntesis exhibir su función neurotransmisora.
de agentes transmisores, vesículas, etc. 2. El potencial de
acción se propaga por el axón hasta su terminal. 3. El trans­
B L O Q U E A D O R E S D E R E C E P T O R E S Antes de
misor es sintetizado y almacenado en vesículas. 4. La ter­
exam inar con m ás detalle los efectos de la unión de
minal presináptica es despolarizada, provocando un
influjo de Ca2*, el cual ocasiona que las vesículas se fusio­ transmisores, consideremos un importante factor que
nen con los sitios activos en la membrana presináptica y limita este primer paso en la secuencia de eventos: las
arroja neurotransmisores en la hendidura sináptica. 5. El moléculas que bloquean la unión de un neurotransmi­
transmisor se une a moléculas receptoras en la membrana sor con sus receptores. Los bloqueadores de recepto­
posináptica, iniciando el potencial posináptico. 6. El trans­ res son fármacos que disminuyen la efectividad de un
misor se une a un autorreceptor en el botón terminal. 7. neurotransmisor al competir por los sitios de unión de
Las enzimas de degradación inactivan el excedente de los los receptores. D ebido a que la unión de un neuro­
neurotransmisores y se evita que se difundan más allá de transm isor con su receptor inicia todos los procesos
la hendidura sináptica. 8. La reabsorción del transmisor posinápticos que determ inan si la neurona dispara,
amortigua la acción sináptica y ahorra el transmisor para
cualquier proceso que com pita con este proceso de
una transmisión subsecuente. 9. El segundo mensajero es
unión claramente tendrá un impacto mayúsculo sobre
liberado en la neurona posináptica por ciertas combina­
ciones transmisor-receptor. 10. Las enzimas desactivan al la actividad neuronal. Ejemplo de una droga que utili­
segundo mensajero. 11. Los potenciales posinápticos se za este m ecanism o es el curare, el cual bloquea los
expanden de manera pasiva sobre las dendritas. (Tomado de receptores nicotínicos de la acetilcolina en la unión
Rosenziueig y Lciman, 19S2, p. 1SS ) neuromuscular. De m anera originaria, fue empleado
CAPITULO 2 Mecanismos neuronales en los niveles m olecular y celular 37

com o veneno para flechas en Sudam érica; el curare jeros, pero el más conocido es el adenosinmonofosfato
causa parálisis muscular y muerte por sofocación. For­ cíclico (CAMP, por sus siglas en inglés). Estas m olécu­
mas m enos activas de la droga se usan para controlar las alteran de m anera indirecta la activación de una
espasm os m usculares que ocurren en enferm edades compuerta de los canales de la m em brana iniciando
com o el tétanos y para evitar espasm o m uscular una secuencia de eventos bioqu ím icos que pueden
durante el tratamiento con choques eléctricos. tener diversa consecuencia y efectos de larga dura­
Los receptores m uscarínicos de la acetilcolina en ción sobre el estado m etabòlico de la neurona. El
las uniones neurom usculares en el sistem a nervioso efecto de activación de los denom inados preceptores
parasim pàtico son bloqueados por la atropina, lo m etabo tró p icos contrasta dram áticam ente con los
cual hace útil a este fárm aco para los oftalm ólogos, efectos de la unión de receptores ionotrópicos. M ien­
quienes la em plean para inhibir m úsculos que nor­ tras que la unión del receptor ionotrópico resulta en
m alm ente contraen la pupila (un proceso m ediado una rápida y directa activación de la com puerta de
parasim pàticam ente) con la finalidad de visualizar los canales iónicos, en el orden de los m ilisegundos,
m ejor la retina. Otro ejem plo de fárm acos bloquea- la activación del receptor m etabotrópico produce
dores de receptores es la clase de m edicam entos lla­ efectos que son lentos en establecerse (cientos de mili-
m ados fenotiazinas, las cuales bloquean los recepto­ segundos a segundos) y de larga duración (segundos
res de dopam ina y reducen la m agnitud y frecuencia o incluso m inutos). M ás todavía, en contraste con el
de síntom as psicóticos en algunos pacientes esquizo­ efecto directo y localizado de la unión al receptor
frénicos. Esto ha conducido a la teoría de la dopam i­ ionotrópico, un segundo m ensajero puede m overse
na en la esqu izofrenia, la idea de que la esquizofre­ intracelularm ente para afectar distintas partes de la
nia es causada por actividad excesiva de la dopam i­ célula. Ejemplos de receptores que son mediados por
na. A unque es bastante dudoso que la causa de la m ecanismos de acción ionotrópica de acción y meta-
esquizofrenia sea tan simple, el efecto de los bloquea- botrópica son los receptores GABA-A y GABA-B, ya
dores de la dopamina en los síntom as psicóticos pue­ analizados en el contexto de los m ecanism os de la
den ser una pieza im portante en el rom pecabezas inhibición posinápticos. Los receptores GABA-A son
que posee esta devastadora enferm edad. A nalizare­ ionotrópicos: en respuesta a la unión del GABA,
mos esto más adelante, en el capítulo 13. abren directamente los canales de Cl~. Los receptores
Echem os ahora un vistazo a lo que ocurre cuando GABA-B son metabotrópicos: cuando el GABA se liga
un transm isor se liga a un receptor. Existen dos cate­ a ellos, activan un segundo m ensajero que pone en
gorías generales de respuesta, una que involucra la m ovim iento una serie de procesos bioquím icos que
activación de una com puerta y otra que involucra a resultan en la apertura de canales de K + adicionales.
los segundos mensajeros. Aunque la velocidad de establecimiento y la espe­
cificidad tem poral y espacial por lo general son de
A C T IV A C IÓ N D E C O M PU ERTA En m uchos ca­ vital im portancia en el funcionam iento neuronal
sos, el receptor ligado cam bia directamente la activa­ (como, por ejem plo, en la u nión neurom uscular), el
ción de la com puerta de un canal iónico en la m em ­ efecto de larga duración y potencialm ente difuso de
brana posináptica. Estos receptores, conocidos como los segundos m ensajeros sobre los canales iónicos
receptores ionotrópicos, trabajan rápido (milisegun- tiene ciertas ventajas. En particular, los segundos
dos) y con frecuencia involucran circuitos neurona- m ensajeros proporcionan un m ecanism o para la
les que m edian de form a directa la conducta, como m odulación relativam ente duradera de la excitabili­
los que activan al m úsculo esquelético. La apertura dad de la neurona. Por ejem plo, se ha identificado
de canales de Na^ que inicia EPSP y la apertura de que un segundo m ensajero m ediado por un neuro-
canales Cl_ que producen IPSP son ejem plos de la péptido inicia un potencial posináptico excitatorio
activación de una com puerta que está m ediada por que dura 10 m inutos, en m arcado contraste con el
un receptor. En m uchos casos, el efecto de la activa­ EPSP típico activado de manera directa, el cual tarda
ción de la com puerta por la unión d el receptor se s ó lo pocos milisegundos. Además, los segundos men­
logra m ediante un cam bio en la conform ación (for­ sajeros pueden alterar el estado bioquím ico y m eta­
ma) de una sola proteína en la m embrana. bòlico de la neurona. Por ejem plo, un segundo m en­
sajero llega a alterar la efectividad de un receptor,
S E G U N D O S M E N SA JE R O S La otra categoría ge­ incluso la de su propio receptor, por lo que altera la
neral de respuesta que puede ocurrir cuando un trans­ intensidad y duración de la respuesta de la neurona
m isor se une a un receptor incluye la activación de al neurotransmisor liberado por las neuronas vecinas.
una segunda molécula, denominada segundo m ensa­ El efecto del segundo mensajero, sin embargo, no
jero. Se han identificado diferentes segundos m ensa­ se confina a la m odificación de las proteínas existen­
38 PARTE I Fundamentos

tes. De gran importancia es que los segundos m ensa­ no es reforzante ni dañino. Por ejemplo, si el sifón de
jeros pueden iniciar la síntesis de nuevas proteínas. la A plysia es ligeram ente activado con un estím ulo
Los segund os m ensajeros consiguen esto al activar novedoso, el animal retirará con energía su branquia.
proteínas de transcripción que alteran la expresión A esto se le llama reflejo de retracción de branquia. Des­
genética de la neurona al unirse a regiones regulado­ pués de la estimulación repetida del sifón, se reducirá
ras de los genes y afectar la tasa a la cual el gene o incluso será eliminada esta respuesta de retracción.
transcribe el RNA mensajero. Éste es un m ecanism o Ésta es la habituación del reflejo de retracción de
poderoso y versátil, m uy parecido al visto en horm o­ branquia. La habituación tiene dos formas: de corto y
nas. Éste brinda la posibilidad de cam bios estructu­ de largo plazos. Por ejem plo, en respuesta a aproxi­
rales jv m etabólicos de larga O duración dentro de la madamente 10 estim ulaciones del sifón, la reducción
neurona que puede ser de días o incluso de semanas. en la retracción de las branquias puede durar cerca de
De h echo, hay evidencia de que la activación de la 10 m inutos. Ésta es la habitu ación a corto plazo. Un
expresión genética por parte de los segundos m ensa­ gran núm ero de estim ulaciones por un periodo más
jeros contribuye de manera im portante a los cambios prolongado resultarán en habituación a largo plazo,
estructurales y metabólicos que subyacen al desarro­ que puede perdurar durante días o semanas.
llo neuronal y a la memoria a largo plazo. Kandel y sus colaboradores (C astelluci, Carew y
La activid ad de los segundos m ensajeros puede Kandel, 1978; H awkins, K andel y Siegelbaum , 1993)
ser afectada por num erosos agentes. Por ejem plo, la han descrito el circuito del reflejo de retracción de
nicotina y ciertos m etales pesados, incluido el plomo, branquia de la Aplysia. Las neuronas sensoriales reci­
bloquean la activación de la síntesis de CAM P por la ben entradas desde el sifón form and o conexiones
norepinefrina. La cafeína, que se encuentra en el café m onosinápticas con las n eu ron as m otoras que acti-
y el té, aumenta el efecto de los segundos mensajeros
al inhibir su desactivación enzimàtica.
En la siguiente sección exam inarem os algunos de
los m ecanism os bioquím icos y estructurales que su b­
yacen a form as relativam ente sim ples de aprendiza­ fsfegj'pjias'.,
je, in clu id os la habitu ación, la sensib ilización y el sen so riales
condicionam iento clásico. Esto dará oportunidad de
ver en acción algunos de los m ecanism os que hemos
analizado. Tam bién ilustrará cuán efectivos pueden
ser estos m ecanism os para iniciar y m antener cam ­
bios en las respuestas características de las neuronas.

MECANISMOS NEURONALES
DE APRENDIZAJE

H abituación y sensibilización en la Aplysia:


ejem plos de m odulación p resináptica Branquia
de la actividad neuronal
FIGURA 2.14 Circuito simplificado que muestra los prin­
La relativa simplicidad del sistema nervioso del cara­ cipales elementos involucrados en el reflejo de retracción
col m arino Aplysia cnlifovnica lo hacen un m odelo útil de branquias y su habituación en la A plysia californica. Las
para com prender m ecanism os neuronales. Lo que neuronas sensoriales, cuyos cuerpos celulares están situa­
sabem os acerca de las bases neuronales de algunos dos en el ganglio abdominal, inervan el sifón. Estas neu­
procesos de aprendizaje sim ples de la A plysia ilu s­ ronas sensoriales usan glutamato como su neurotransmi-
tran m uchos de los m ecanism os analizados en las sor y terminan en neuronas motoras que inervan las bran­
quias. También terminan en intemeuronas excitadoras
secciones previas de este capítulo. Revisarem os bre­
(Ex) e inhibidoras (Inh) que hacen sinapsis sobre las neu­
vem ente algunos de estos mecanismos.
ronas motoras. Aquí sólo se muestra una de estas neuro­
nas. Si el sifón se estimula de manera repetida, el resulta­
H A B IT U A C IÓ N En la h ab itu ació n , la form a más do es una disminución en la transmisión sináptica entre
sim ple de aprendizaje, un organism o aprende a dis­ las neuronas sensoriales y las motoras, y entre las ínter-
m inuir o suprim ir por com pleto una respuesta a un neuronas excitadoras y las neuronas motoras. (Tomado de
estímulo neutral recurrente, es decir, un estímulo que Kandel et al., 1995, p. 669~)
CAPITULO 2 Mecanismos neuronales en los niveles m olecular y celular 39

van la b ranqu ia. A dem ás, las neuronas sensoriales restringidos a un sitio en la neurona, sino que están
del sifón envían entradas a las intem euronas inhibi­ d istribuidos en varios sitios. Veremos en capítulos
torias y excitatorias, las cuales, a su vez, inervan las siguientes que la idea de la representación d istribu i­
n eu ronas m otoras de la branquia (figura 2.14). Los da es am pliamente em pleada en teorías de los m eca­
estudios de Kandel y sus colaboradores han revelado nism os neuronales de funcionam iento cognitivo
com ponentes del m ecanism o de habituación a corto com plejo, com o el reconocim iento visual y el proce­
plazo en este circuito. Ellos han dem ostrado que este samiento espacial, funciones para las cuales el m eca­
efecto in v olu cra la m odificación de la activid ad en nismo neuronal aún es muy especulativo. Sin em bar­
las term inales del axón de las neuronas sensoriales y go, es sorprendente encontrar que tam bién se aplica
por las in tem eu ron as excitatorias que inervan las a aquellos m ecanism os neuronales relativam ente
neuronas m otoras. De m odo más específico, durante sim ples de los cuales tenem os una com prensión
la h abitu ació n existe una dism inución en la libera­ razonablem ente buena.
ción de glutam ato, el neurotransm isor liberado por Un segundo aspecto im portante de este m ecanis­
las term inales de las neuronas sensoriales y por las mo es que no depende de neuronas que están espe­
in tem eu ron as que norm alm ente activan las neuro­ cializadas para el aprendizaje. En lugar de ello, los
nas m otoras, provocando la retracción de la b ran ­ cambios neuronales subyacentes a la habituación del
quia. Esta dism inución en la liberación de glutamato reflejo de retracción de la branquia de la A plysia
se debe, en parte, a la desactivación de los canales de involucran cambios en las neuronas que son com po­
Ca2+ en la m em brana presináptica. Recuerde que la nentes del reflejo mismo.
m agnitud del influjo de Ca2* en la term inal del axón
in flu ye en la cantidad de neurotransm isor liberado SE N SIB IL IZ A C IÓ N En la habituación, la estim ula­
en respuesta a un potencial de acción. La habituación ción repetida de las neuronas sensoriales puede con­
tam bién está asociada a una dism inución en la capa­ ducir a la inhibición de eventos en sus term inales
cidad de las vesículas transm isoras p ara m overse a sinápticas que de m anera norm al originarían la acti­
zonas activas de la mem brana presináptica para estar vación de neuronas m otoras con las cuales form a la
disponibles para liberar sus contenidos en la sinap­ sinapsis. En la se n sib iliz a ció n , la m agnitud de una
sis. A unque no se sabe cómo la estim ulación repetida respuesta a un estím ulo neutral aumenta cuando es
provoca estos cam bios presinápticos, es claro que precedido por un estím ulo nociceptivo (doloroso).
son com ponentes del m ecanism o de habitu ación a Por ejem plo, si a la cola de la Aplysia se le aplica un
corto plazo. fuerte choque eléctrico, la estim ulación subsecuente
Es interesante conocer que la habituación a largo del sifón provocará un reflejo de retracción de bran­
plazo involucra la activación de genes que provocan quia más vigoroso. El circuito involucrado en este
cam bios estructurales en estas conexiones. Los estu­ proceso se m uestra en la figura 2.15.
dios de m icroscopía electrónica, que com para anim a­ Kandel y sus colaboradores han dem ostrado que
les h abitu ad os y no habituados, han revelado que el mecanismo de sensibilización del reflejo de retrac­
d espués de la habitu ación a largo plazo el núm ero ción de branqu ia de la A plysia involucra la facilita­
p rom ed io de contactos sinápticos que las ram ifica­ ción presináptica de las neuronas sensoriales. Ellos
ciones de las term inales sinápticas de las neuronas encontraron que el choque eléctrico a la cola estimu­
sensoriales establecen con las neuronas m otoras se la intem eu ronas, que son llam ad as in tem eu ro n as
reduce hasta en un tercio. Adem ás, la proporción de facilitadoras, las cuales establecen sinapsis sobre las
las term in ales del axón sensorial con zonas activas term inales del axón de las neuronas sensoriales que
(regiones en las cuales se pueden liberar neurotrans- reciben entradas desde el sifón y que, a su vez, for­
m isores) se reduce de m anera sign ificativa (Caste- man sinapsis a) sobre las neuronas motoras que acti­
llucci et al., 1978). van la retirada de la branquia y b) sobre otras inter-
A pesar de que nuestra com prensión acerca del neuronas que form an sinapsis sobre estas neuronas
m ecanism o de habituación de la A plysia no es com­ motoras (véase figura 2.15). Como vimos previamen­
pleto, lo que sabem os es ilum inador. D e particu lar te, estas conexiones axoaxonales perm iten que una
interés son las dos im plicaciones de este mecanismo. neurona m odifique la actividad de una segunda neu­
Prim ero, dem uestran que incluso en ésta, la más sim ­ rona al in flu ir sobre los eventos en la term inal del
ple de todas las form as de aprendizaje, están involu­ axón de la segunda neurona. En este caso, en res­
crados diferentes tipos de neuronas: neuronas senso­ puesta al choque eléctrico en la cola, las intem euro­
riales e intem euronas excitatorias. Por tanto, aun en nas facilitadoras liberan serotonina. Esta se une con
la habituación de un reflejo simple, los cambios en la [los receptores (NI)] de la term inal del axón de la
fuerza funcional de los contactos sinápticos no están neurona sensorial y pone en m archa una cascada bio-
40 PARTE I Fundamentos

Cola FIGURA 2.15 El reflejo que involucra la


retracción de branquias después de que la
estimulación del sifón es aumentada si tal
estimulación es precedida por la aplica­
ción de estímulos nociceptivos en la cola.
Esta sensibilización del reflejo de retrac­
ción de branquias en la A plysia involucra
el siguiente circuito: la estimulación de la
cola activa las neuronas sensoriales, las
cuales, a su vez, activan las interneuronas
facilitadoras. Se denominan interneuronas
facilitadoras porque aumentan la libera­
ción de neuxotransmisores por medio de
las neuronas sensoriales que inervan al
Sifón sifón y forman sinapsis con las neuronas
motoras y con las interneuronas que
conectan con las neuronas motoras. Las
interneuronas facilitadoras realizan esto
mediante la formación de sinapsis axoaxo-
nales con las neuronas sensoriales. Éste es
un ejemplo de facilitación presináptica.
Branqu ia (Tomado de Knndel et al., 1995, p. 672.)

q uím ica que, a final de cuentas, provoca un incre­ com patibles con el establecim iento de la sensibiliza­
m ento en el influjo de Ca2+ dentro de la term inal del ción. En contraste, el condicionam iento clásico es un
axón y causa un aum ento en la cantidad del neuro- proceso altam ente específico. El establecim iento de
transm isor liberado. una respuesta condicionada requiere que el inicio de
Com o con la habituación, la sensibilización puede un estím ulo neutro particular preceda de m anera
ser de corto o largo plazo, dependiendo del número repetida el inicio de un estím ulo incondicionado par­
y la m agnitud de estim ulación n ocicep tiva previa. ticular en un intervalo de tiem po específico (aproxi­
Tam bién, com o con la habitu ación a largo plazo, la madamente 0.5 s). Por tanto, más que tener un estímu­
sensib ilización a largo plazo involucra cam bios es­ lo que aumenta la respuesta a variedad de estímulos
tructu rales m ediante la activación de genes. Estos subsecuentes, como en la sensibilización, en el condi­
cam bios son paralelos a los vistos en la habituación a cionamiento clásico el organismo aprende a asociar un
largo plazo, pero están en la dirección opuesta. Los estím ulo específico con otro. Cuando un estím ulo
cam bios incluyen un aum ento en el núm ero prome­ neutro (uno que no produce una respuesta particular)
dio de conexiones sinápticas que form a cada neuro­ precede de m anera repetida a u n estím ulo in con d i-
na sensorial con las neuronas m otoras y un creci­ cionado (un estímulo que de manera natural provoca
m iento correspondiente de las dendritas de las neu­ una respuesta particular, llam ada respuesta incondi-
ronas m otoras para acom odar este increm ento de los cionada), el estimulo neutro previo se convertirá en un
contactos. A dem ás existe un aumento en la propor­ activador de una respuesta idéntica a (o similar a) la
ción de las term inales del axón de la neurona senso­ respuesta incondidonada. Cuando esto ocurre, al estí­
rial con zonas activas. Estos cambios estructurales no m ulo previam ente neutro se le denom ina estím ulo
se ven después de sensibilización a corto plazo. condicionado y a la respuesta que evoca se le llam a
respuesta condicionada.
A pesar de estas diferencias, la sensibilización y el
C on d icion am ien to clásico condicionam iento clásico parecen com partir ciertos
m ecanism os celulares com unes en la Aplysia. Consi­
En la sensib ilización existe poca especificidad. En derem os el con d icion am ien to del reflejo de retrac­
este proceso diferentes estím ulos nocivos aumentan ción de branquia, donde un choque eléctrico a la cola
la respuesta del organism o a diversidad de estím u­ es el estím ulo incondicionado, la estim ulación de la
los neutros aplicados a diferentes partes del cuerpo. base del manto es el estím ulo condicionado y la reti­
A dem ás, un am plio rango de intervalos de tiem po rada de la branquia es la respuesta incondidonada y,
entre el estím ulo nocivo y el estím ulo neutro son eventualm ente, la condicionada. Por ende, si el cho-
CAPITULO 2 Mecanismos neuronales en los niveles m olecular y celular 41

FIGURA 2.16 Diagrama simplifi­ Neuronas


cado donde se muestran las ' sensoriales
trayectorias neuronales involucra­ Base del manto
das en el condicionamiento clási­ EC ‘ (condicionado)
co del reflejo de retracción de
Interneuronas \ Convergencia
branquias de la Aplysia. En este Neuronas facilitadoras >— == y
ejemplo, el estímulo condicionado sensoriales
(EC~) es la estimulación del
manto, y el estímulo incondido- Neuronas J|J¡¡R
nado (El) es el choque eléctrico a Estim ulación
V Ay motoras BSBP
la cola. La estimuladón del sifón en la c o la (El) I Branquia
es una condidón de control (CCT)
CC~ (control)
no asodada con el choque eléctri­
co a la cola. Un choque eléctrico a Sifón
la cola activa las intemeuxonas Netítóriás
facilitadoras que terminan en el sensoriales
axón terminal de las neuronas
sensoriales de la base del manto y
del sifón. El proceso de facilitadón presináptica aumenta la liberación de neurotransmisores de estas neuronas
sensoriales. Este es el mecanismo de sensibilización. Si se activa la neurona sensorial de la base del manto
(E O -) justo antes de que se produzca el choque eléctrico en la cola (El), esto aumenta de manera considerable la
fadlitadón presináptica del axón terminal de la neurona sensorial de la base del manto, pero no la activadón
sensorial, como la que proviene de la estimulación del sifón, que no está pareada con el EL Éste es el mecanis­
mo del condidonamiento clásico. La dependenda de la fadlitación presináptica mediada por la intemeurona
fadlitadora sobre la actividad de la neurona sensorial da cuenta del requerimiento de que el E O debe preceder
al El para que ocurra el condidonamiento. También da cuenta de la especificidad del E O y del EI. Estas carac­
terísticas diferendan al condicionamiento clásico de la sensibilización. (Tomado de Kandel et al., 1995, p. 67S.)

que eléctrico a la cola es precedido durante varios del manto) produce potenciales de acción en las neu­
in ten tos por una estim ulación ligera de la base del ronas sensoriales ju sto antes del inicio del estím ulo
m anto, esto provocará una vigorosa retracción de la incondicionado (choque eléctrico a la cola). Por tan­
branqu ia. U na vez m ás, la relativa sim plicidad del to, la magnitud de la facilitación presináptica depende
sistem a nervioso de la Aplysia ha hecho posible iden­ de la actividad de las neuronas sensoriales que reciben la
tificar el circuito involucrado en el condicionamiento facilitación, un fenómeno al cual se le denomina faci­
de este reflejo de retracción de branquia (figura 2.16). litación presináptica dependiente de la actividad.
Com o en la sensibilización, en el condicionam iento La dependencia de la m agnitud de facilitación
del reflejo de retracción de branquia, las interneuro­ presináptica del nivel de actividad de la neurona da
nas, que reciben entradas de las neuronas sensoriales cuenta del com ponente asociativo del condiciona­
que inervan la cola, establecen sinapsis axoaxonales m iento clásico, aunque no explica por completo có­
con las neuronas sensoriales que llevan las entradas m o el estím ulo condicionado eventualm ente evoca
desde el m anto; el disparo de estas interneuronas una respuesta condicionada. Esto probablem ente
provoca la facilitación presináptica de la neurona entraña cam bios estructurales y/o bioquím icos a lo
sensorial que transm ite las señales desde el manto. largo del.-tiempo. Lo que sabem os acerca de los m eca­
Las interneuronas hacen esto m ediante la liberación nism os celulares su byacentes al condicionam iento
de serotonina, lo cual genera un increm ento en la clásico de la A plysia in dica que estos m ecanism os
liberación de glutam ato por las term inales del axón com parten sim ilitudes con aquellos que se cree sub-
de la neurona sensorial que establece sinapsis con las yacen a la sensibilización. En ambos procesos, es cen­
neuronas m otoras. H asta aquí es parecido al m eca­ tral la facilitación presináptica de las neuronas sen­
nismo de la facilitación presináptica observado en la soriales (aunque, com o hem os visto, en el condicio­
sensibilización. nam iento la m agnitud de esta fad litación depende
El m ecanism o de condicionamiento, sin embargo, del tiempo de actividad en la neurona sensorial y de
tiene un com ponente adicional que es diferente a los la interneurona). El h allazgo de que el condiciona­
vistos en la sensibilización. En el condicionamiento, m iento clásico de la A plysia parece involucrar una
la facilitación presináptica es bastante amplificada si elaboración de los m ecanism os implicados en la sen­
el estím ulo condicionado (estim ulación de la base sibilización sugiere que, al m enos en ciertas instan-
42 PARTE I Fundamentos

A) B)

0.4
Tétanos

0.2

'■§ 0.0
30 60 90 120
Tiempo (min)

FIGURA 2.17 A) Tres grandes trayectorias aferentes en el hipocampo. La vía perforante porta entradas
desde el subículum hasta las células granulosas del giro dentado. Los axones de las células granulosas for­
man vía musgosa, el cual establece sinapsis sobre las células piramidales en la región CA3 del hipocampo.
Los axones de las células piramidales en CA3 forman dos ramas, una de las cuales, el trayecto de la vía co­
lateral de Schaffer, se proyecta hacia las células piramidales en la región CAI. B) Potenciación de largo plazo
en una célula en la región CAI del hipocampo. La gráfica muestra la pendiente de EPSP, una medida de la
eficiencia de la transmisión sináptica, en una neurona de CAI como respuesta al estímulo prueba aplicado a
la vía colateral de Schaffer cada 10 segundos. Después de registrar durante 30 minutos para establecer una
línea base, se aplicaron dos trenes de estímulos de 1 segundo a 100 impulsos por segundo, separados por un
intervalo de 20 segundos, a las colaterales de Schaffer. Esto resultó en una potenciación de largo plazo (LTP,
por sus siglas en inglés) que se prolongó durante varias horas. (Tomado de Kandel et al., 1995, p. 6S0.)

das, las form as complejas de aprendizaje pueden ser axones que form an el trayecto de la vía perforante
construidas a partir de formas más simples. llevan las entradas desde el subículum hasta las célu­
A pesar de que no ha sido analizado a detalle, es las granulares del giro dentado. Los axones de estas
im portante darse cuenta de que m uchos pasos en los células, que form an la vía de las fibras m usgosas,
m ecanism os bioquím icos subyacentes a la h abitu a­ establecen sinapsis sobre las células piramidales en la
ción, la sensibilización y el condicionam iento en la región CA3 del hipocam po (CA significa cornu Atmno-
Aplysia se han descrito. Esto representa grandes pro­ nis, palabras latinas para "cu ern o de A m m ón"). El
gresos hacia una com prensión de las bases bioquím i­ trayecto de la vía colateral de Schaffer, conform ado
cas del aprendizaje. por los axones de las células de CA3, se proyecta
hacia la región C A I. H a sido posible cortar rebanadas
de hipocampo y estudiar las propiedades fisiológicas
P oten ciació n a largo plazo de las conexiones en estas preparaciones in vitro de
rebanadas cerebrales {in vitro, literalm ente "en v i­
Hasta aquí hem os estudiado formas m uy simples de drio", se refiere al estudio de los procesos biológicos
aprendizaje en un organismo muy simple. Se conoce en una preparación externa al animal. In vivo, literal­
m enos acerca de los m ecanism os su by acentes al mente "en vivo", se refiere al estudio de los procesos
aprendizaje en animales con cerebros más complejos. biológicos en el anim al intacto). También se han lle­
No obstante, se han realizado algunos estudios muy vado a cabo estudios in vivo de las propiedades fisio­
interesantes de células en el hipocam po de m am ífe­ lógicas de células del hipocam po.
ros, cuya actividad es influida por la actividad pre­ Con esto com o anteced en te, considerem os algu ­
via de otras neuronas. Dado que se sabe que el hipo­ nos hallazgos m uy interesantes que han surgido del
cam po es im portante para la m em oria, estos hallaz­ estudio de las células en la región C A I del hipocam ­
gos pueden-arrojar luz sobre los m ecanism os neuro- po. M ientras obtenían registros de neuronas indivi­
nales de la m em oria en los anim ales superiores. duales en C A I, los investigadores estimularon el tra­
El circuito del hipocam po ha sido investigado en yecto de fibras que se proyectan a estas células (las
cierto detalle como se m uestra en la figura 2.17A. Los colaterales de Schaffer) con u n estím ulo prueba que
CAPÍTULO 2 Mecanismos neuronales en los niveles m olecular y celular 43

no fue lo suficientem ente intenso com o para provo­ caso, los receptores sensoriales realizan la etapa ini­
car el disparo de la célula en C A I. En lugar de esto, cial de la codificación de un estímulo físico.
el estím ulo prueba produjo un E PSP de cierta p en ­ Los receptores sensoriales no generan potenciales
diente (una m edida de la eficiencia sináptica) en la de acción. En su lugar, transducen los estím ulos físi­
célu la C A I. A continuación se aplicaron por la cos que incid en sobre los recep tores sensoriales en
m ism a vía dos breves trenes de estím ulos de alta fre­ potenciales graduados, llam ados poten cial receptor
cuencia, cada uno de ellos llam ado estim ulación tetá­ ó p oten ciales gen eradores. A l igual que los EPSP y
nica, o sim plem ente tétanos (del griego para "ríg i­ los IPSP que llegan a las dendritas y el soma de una
d o"). Después de esto, se aplicó un estím ulo prueba neurona, el poten cial recep tor experim enta sum as
de la m ism a m agnitud que el prim er estím ulo prue­ espacial y tem poral. El efecto neto de estas despola­
ba. A hora la neurona blanco respondió al estím ulo rizaciones e h ip erp olarizaciones graduadas del re­
prueba con una pendiente de d esp olarización m ás ceptor sensorial se expresa com o la liberación gra­
pronunciada de la que tenía antes del tétanos (figura dual del neurotransm isor, m ás que com o un poten­
2.17B). A um entó la respuesta de la neurona a la cial de acción, como es el caso típico para las neuro­
m ism a magnitud de estim ulación; había sido poten­ nas. La liberación gradual del transm isor por los
ciada. A unque los trenes de alta frecu encia fueron receptores sensoriales induce potenciales de acción
cortos (del orden de segundos), la potenciación de la en las neuronas sensoriales prim arias, que son las
respuesta de la célula C A I continuó durante horas. siguientes neuronas en la cadena aferente.
E ste fenóm eno es conocido com o p o ten ciació n a
larg o plazo (LTP, por sus siglas en inglés). Aunque
nos enfocam os en neuronas en la región C A I del Transmisión e lé ctric a :
hipocam po, tam bién en otras regiones del hipocam ­ com u n icación en tre neuronas
po se observa LTP. sin sinapsis quím ica
Lo que es de particular interés acerca de la LTP es
que representa un cam bio a largo plazo en la res­ En este capítulo se señalaron las ventajas de la trans­
puesta de una neurona como resultado de la estimu­ misión quím ica en el sistem a nervioso. H em os visto
la ció n breve de sus fibras aferentes. La LTP es, por que esto proporciona un m ecanism o de flexibilidad
tanto, en un sentido real, un registro, una m em oria extraordinaria. Una entrada hacia una neurona pue­
de la activación pasada. Es sorprendente el hecho de de o no contribuir al disparo de dicha neurona, lo
que el tétanos está dentro del rango fisiológico (en el cual depende de una constelación de varios factores.
ord en de 100 im pulsos por segundo), pero puede La sinapsis y los m ecanism os asociados con ello pro­
resultar en una potenciación que dura horas, días o veen la m aquinaria para esta sensibilidad de la neu­
inclu so sem anas. Esto sugiere que la LTP ju ega un rona a las circu nstancias y las contingencias. A d e­
papel importante en la memoria de m am íferos en los más, la sinapsis tiene otras ventajas funcionales. El
cuales se han dem ostrado en ocurrencia, a pesar de hecho de que m iles de m oléculas transm isoras sean
que esto no ha sido plenamente establecido. liberadas en respuesta a un potencial de acción signi­
fica que una entrada excitatoria (o inhibitoria) relati­
vamente débil, si se alcanza para disparar un poten­
D O S EXCEPCIONES A LAS REGLAS cial de acción, puede ser am plificada y tener efectos
GENERALES: POTENCIAL RECEPTOR Y desproporcionados en relación con su m agnitud
TRANSMISIÓN ELÉCTRICA absoluta original. Además, que los m ecanismos sub­
yacentes a la transm isión sináptica en una sinapsis
Poten cial re ce p to r: particular pueden ser m odificad os a lo largo del
tiem po, de m anera que deje un cam bio duradero
tran sd u cció n sin poten ciales de a cció n
sobre eventos futuros en dicha sinapsis, hace posible
Los receptores sensoriales son los puntos de entrada la plasticidad dentro del sistem a. Tal plasticidad, que
para la inform ación que fluye hacia el interior del sis­ refleja la experiencia previa del sistema, casi con cer­
tem a nervioso. En la visión, la audición, la función teza juega un papel central en los cambios neurona-
som atosensorial y la función vestibular, la energía les que subyacen a procesos como el aprendizaje y la
física es transducida (convertida) en actividad neu­ memoria.
ronal por m edio de los receptores sensoriales espe­ A pesar de todas estas ventajas de la sinapsis quí­
cializados para cada una de estas modalidades. En el m ica, se hace evidente que algunas neuronas tienen
olfato y el gusto, el organism o registra la presencia un m ecanism o de transm isión por completo diferen­
de m oléculas en un am biente inm ediato. En cada te, m uy parecido a la red interconectada que G olgi
44 PARTEI Fundamentos

FIGURA 2.18 Miciografía


electrónica de una sinapsis
eléctrica en el cangrejo de
río. A j indica la neurona
presináptica y A? la neuro­
na posináptica. (Tomado de
Rosenzweig y Leiman, 1982, p.
143.)

Z i - % ..

argum entaba erróneam ente era característica de


todo el sistem a nervioso. Éstos son los p u en tes de
b a ja resisten cia, tam bién llam ados sin ap sis eléctri­
ca (figura 2.18). Un puente de baja resistencia consta
de u n conjunto de estructuras con form a tubular
m uy estrechos (aproxim adam ente 1.5 nm ) que en
esencia conectan estructuralm ente dos neuronas
(figura 2.19). La virtual continuidad citoplásm ica que
resu lta de estas conexiones perm ite la transm isión
directa de la corriente iónica generada por el poten­
cial de acción sin la demora sináptica de 1-5 ms y sin
la oportunidad de m odulación por otros factores que
caracterizan a la transmisión en la sinapsis química.
¿A qué función sirve este mecanismo de flujo ióni­
co directo entre neuronas? Hace posible el rápido y
sincrónico disparo de neuronas vecinas, como aque­
llas que m edian el m ovim iento ocular preciso. Una
vez que el sistem a ha decidido que los ojos deben
m overse, es im portante que las neuronas que activan
los m úsculos del ojo generen una entrada precisa,
sincrónica y no modulada. Los puentes de baja resis­
tencia tam bién se encuentran en las neuronas m oto­
ras que inervan el m úsculo cardiaco y en las neuro­
nas que activan las secuencias de m ovim ientos de
escape y defensa en los anim ales inferiores. Por
tanto, los puentes de baja resistencia se encuentran
precisam en te en aquellas conexiones neuronales
donde a) la velocidad y precisión de respuesta son de
gran im portancia y b ) la sensibilidad a un am plio
rango de factores y la capacidad de m odulación y
p lasticid ad no sólo no son necesarias, sino que de FIGURA 2.19 Micrografía electrónica que muestra,
hecho son desventajosas. Los puentes de baja resis­ en sección transversal, un canal con los arreglos de
tencia y los efectos que m edian contrastan bastante los puentes de baja resistencia que forman conexio­
con las sinap sis quím icas y sus com portam ientos nes estructurales entre dos neuronas. (Tomado de Kandel
asociados en térm inos de flexibilidad y plasticidad. et ai., 1995, p. 189.)
CAPÍTULO 2 Mecanismos neuronales en los niveles m olecular y celular 45

En este sentido, los puentes de baja resistencia son la Aquí, entonces — en la conexión entre dos neuro­
excepción que prueba la regla y resaltan las caracte­ nas dentro del espacio de m ilisegundos— podem os
rísticas de la m ayoría de interconexiones neuronales dam os cierta idea de la enorm e complejidad del sis­
en el sistem a nervioso. tema nervioso humano. Este panoram a de los proce­
sos integradores realizado al nivel de la neurona
individual representa en m iniatu ra la tarea de la
RESUMEN tom a de decisiones que confronta todo el sistem a
nervioso. C uando consideram os los trillones de
A partir de la discusión en este capítulo, tenem os una sinapsis dentro del sistem a nervioso central hum a­
id ea de la enorm e com plejidad de los factores que no, y los eventos en estas sinapsis a lo largo del tiem­
determ inan si una neurona en particular se dispara­ po, las posibilidades se expanden más todavía, brin­
rá o no. Cada una de las 100 m il m illones a 1 trillón dándonos alguna com prensión de la capacidad del
de neuronas en el cerebro hum ano es influida por un sistem a para codificar o representar tremenda com­
prom edio de otras 1 000 neuronas, las cuales forman plejidad.
sinapsis en varios lugares sobre sus cuerpos celula­ Existe m ucho más que podría decirse acerca de
res y dendritas, y disparan diversos patrones tem po­ todos los procesos involu crados al nivel de la n eu ­
rales. Los resultados de las sumas espacial y tem po­ rona ind ividual; m uchos científicos brillantes han
ral d eterm inan si ocurrirá un potencial de acción. pasado toda su carrera investigando al sistem a ner­
U na vez que el potencial de acción alcanza la term i­ vioso en este nivel de análisis. Sin embargo, pasemos
nal del axón se inicia la liberación de neurotransm i- a considerar la organización de los grupos de neuro­
sores. El patrón de liberación de neurotransm isor es nas en el n ivel molar, el n ivel de la neuroanatom ía
de form a adicional m odulado posteriorm ente por gruesa. Esto proporcionará un marco adicional para
eventos en la term inal sináptica, la m em brana presi- explorar la relación entre el cerebro hum ano y las
náptica, la sinapsis, la mem brana posináptica y den­ conductas com plejas, así com o los procesos cogniti-
tro del citoplasm a de la célula posináptica. vos que media.
" " r u i o 3

Introducción a la
estructura y función del
sistema nervioso central

TERMINOLOGÍA GENERAL Sistema límbico


PANORAMA DEL SISTEMA NERVIOSO CENTRAL Diencèfalo
Los sistemas nerviosos central y periférico EL TALLO CEREBRAL
Grandes divisiones del cerebro El cerebro medio
Las meninges El cerebro posterior
Los ventrículos cerebrales EL CEREBELO
Sustancia gris y sustancia blanca LA MÉDULA ESPINAL
EL CEREBRO ANTERIOR RESUMEN
Corteza cerebral
Ganglios basales

A l cerebro hum ano se le ha llam ado la organización de En este capítulo se presenta inform ación básica acerca
materia conocida más compleja en el universo. Conocer las de las grandes estructuras del sistem a nervioso central y
estructuras más im portantes del cerebro y sus relaciones sus interconexiones, un área de estudio denominada neu-
espaciales es im portante para com prender cóm o trabaja. r o a n a to m ía . También se incluye un análisis general de la
Además, saber la manera en que están interconectadas las relación entre estructura y fu n ción ; a esta área de investi­
diferentes estructuras proporciona valiosas pistas acerca gación se le conoce como n e u r o a n a to m ía fu n c io n a l.
de cómo se integra la actividad de diferentes áreas del cere­
bro para form ar una red que soporta funciones cognitivas
y emocionales complejas.

TERM INOLOGÍA GENERAL m uy técnicos, se trad ucen del latín en, respectiva­
mente, "m ateria negra" y "lu gar azul". La traducción
Para entender la neuroanatom ía es necesario que el de los térm inos n eu roan atóm icos los hace m enos
lector se fam iliarice con cierta term inología general. m íticos y en ocasiones m ás m em orizables.
M uchos de los términos en neuroanatom ía de hecho Para encontrar el cam ino en tom o al sistem a ner­
son palabras griegas o latinas. Es útil apreciar las tra­ vioso, primero se debe conocer parte de la terminolo­
ducciones literales de estas palabras porque muchos gía convencional em pleada en la anatomía para ubi­
térm inos neuroanatóm icos im puestos tienen un sig­ car una estructura en relación con otras, así como su
nificado literal directo. Por ejemplo, los nom bres de vínculo con todo el cerebro. Los términos más impor­
dos estru ctu ras en el cerebro, la sustantia nigra y el tantes son superior (arriba), in ferio r (abajo), anterior
locus ceruleus, que en apariencia parecen ser términos (enfrente), posterior (atrás), lateral (al lado) y m edial
CAPÍTULO 3 Introducción a la estructura y función del sistema nervioso central 47

A) B)

-C e re b ro an terior C odatura
-C e re b ro m ed io cefá lic a \; / - C odatura
3 Ü — C erebro posterior 2 Síf i a » cerv ical

-M é d u la esp in al

Etapa d e 3 v esícu las

D)

Rostral - - Caudal

FIGURA 3.1 A ) El cerebro humano se desarrolla desde el tubo neural embrionario, cuyo extremo rostral da origen al
cerebro y su extremo caudal se convierte en la médula espinal. B) Conforme se desarrolla, el sistema nervioso humano se
curva en la unión entre el cerebro medio y el diencèfalo. C) Debido a esta curvatura, los términos dorsal y ventral, así
como los de anterior y posterior, se refieren a diferentes direcciones cuando se aplican al cerebro, en contraste con el tallo
cerebral y la médula espinal. D) En los vertebrados inferiores el sistema nervioso está organizado en ima línea recta, y la
nomenclatura de dirección es consistente a lo largo de su longitud. (Tomado de Kandel et al., 1995, p. 78.)

(en medio). Con estos seis términos es posible especi­ im agina que está a cuatro patas m irando h acia el
ficar la posición relativa dentro del m arco tridim en­ frente, los ejes dorsal/ventral y rostral /caudal ten­
sional del cerebro y el cuerpo (figura 3.1). También se drán sentido en una form a diferente a cuando está de
pu ed en com binar dos o más de estos térm inos para pie. Esto es debido a que, en el curso de la evolución
proporcionar incluso ubicaciones más específicas. y el desarrollo del individuo, la proliferación del
A unque todos estos térm inos son necesarios para cerebro anterior ha provocado que el cerebro hum a­
especificar la ubicación en tres dimensiones, también no gire hacia adelante 90° en relación con el eje cen­
se em plean otros térm inos adicionales para denotar tral del cuerpo (véase la figura 3.1).
una posición relativa. La terminología difiere en cier­ Puesto que los térm inos indican la ubicación de
ta m edida cuando se hace referencia al cerebro en las estructuras en relación con otras estructuras, es
contraste con el tallo cerebral y la m édula espinal. En posible que u na de ellas en la porción anterior del
el cerebro, al eje superior/inferior con frecuencia se le cerebro sea posterior a una estructura que es incluso
denom ina eje dorsal/ventral ("esp ald a" y "vientre", más anterior; por ejemplo, Groenlandia está al Norte
respectivam ente), mientras que, en el tallo cerebral y en relación con la m ayoría del resto del mundo, pero
la m édula espinal, dorsal (o posterior) se refiere a la está al sur del Polo N orte. A dem ás, estos térm inos
dirección h ad a atrás y ventral (o anterior), la direcdón son usados para denotar diferentes áreas dentro de
h ad a el frente. Además, en el tallo cerebral y la médu­ una estructura. Por ejem plo, los nom bres de varias
la espinal, a la dirección hacia el cerebro se le llam a áreas del tálam o, una estructura con forma de huevo,
rostral ("p ico "); la d irecd ón que se aleja del cerebro se derivan de esta nom enclatura, como lo ilustran el
se conoce como caudal ("cola") (véase la figura 3.1). núcleo dorsomedial y el núcleo ventrolateral.
Estos térm inos se originaron a partir del estudio Los términos contralateral (lado opuesto) e ip sila-
anatóm ico de anim ales cuadrúpedos com o los p e­ teraT(mismo lado), a los cuales se hace referencia en
rros. En éstos, la cabeza y el cerebro están alineados el capítulo 1, se em plean para designar el lado del
con el eje central del cuerpo, así que las partes infe­ cuerpo o del cerebro sobre el cual ocurre una estruc­
riores del cerebro tienen la misma posid ón relativa a tura o conexión en relación con un punto de referen­
las partes superiores del mismo, como el vientre del cia. Por ejem plo, aunque cerca de 90% de las fibras
anim al respecto de su espalda. Una relación sim ilar que se originan en la corteza motora de un hemisferio
se m antiene para las áreas rostral/caudal del cuerpo lateral cruzan hacia el lado contralateral del cuerpo,
y el eje anterior/posterior del cerebro. Si el lector se aproxim adam ente 10% no lo hacen y por tanto for-
48 PARI E l Fundamentos

m an conexiones ipsilaterales. Cuando las estructuras conoce como secciones fron tales. Por convención, las
o conexiones ocurren en ambos lados del cuerpo, se secciones en este plano se visualizan desde atrás, de
dice que son b ila tera les. U n ilateral se refiere a una m odo que el lado izquierdo de la sección es el lado
estructura o conexion sobre un solo lado del cuerpo. izquierdo del cerebro. Las secciones h orizon tales (o
El térm ino aferen te (del latín cid y fe r r e , "llev ar axiales) dividen al cerebro en partes superior e infe­
hacia adentro"), encontrado en el capítulo 1, se refie­ rior. De nuevo, por convención, las secciones en este
re a la entrada neuronal que llega a una estructura. plano por lo general se visualizan desde arriba.
De m anera inversa, el térm ino eferente (del latín ex y
ferre, "llevar hacia afuera") denota la salida neuronal
que deja una estructura. Como ocurre con los térm i­ PANORAMA DEL SISTEMA
nos de d irección ya analizados, éstos tam bién son NERVIOSO CENTRAL
relativos. El mismo tracto fibroso será eferente a una
estru ctu ra y aferente a otra. Por ejem p lo, el fórnix, Los sistem as nerviosos cen tral y periférico
un tracto fibroso arqueado en la profundidad de la
b ase del cerebro anterior que en v ía in form ación Las subdivisiones estructurales más básicas del siste­
desde el hipocam po hasta el hipotálam o, es un efe­ ma nervioso hum ano son el sistem a nervioso central
rente del hipocam po y un aferente al hipotálam o. (SNC) y el sistem a nervioso p eriférico (SNP). El pri­
Por últim o, se em plean varios térm inos para des­ mero consta del cerebro y la m édula espinal; el segun­
cribir los diferentes planos de sección (corte) anató­ do, de los nervios sensoriales y motores que están dis­
m ica en los cuales el cerebro es disectado o visualiza­ tribuidos en todo el cuerpo y que envían información
do (figura 3.2). Estos planos por lo general son vistos hacia y desde el cerebro (vía los 12 pares de nervios
en fotografías y diagramas del cerebro. Las secciones craneales) y la m édula espinal (vía los 31 pares de
sag itales (del latín sngitta, "flech a") dividen al cere­ nervios espinales). El sistema nervioso periférico está
bro en partes derecha e izquierda. Las secciones dividido en el sistem a nervioso somático y el sistema
co ro n a les (del latín coronalis, "co ro n a ") dividen al nervioso autónom o. El sistem a nervioso som ático
cerebro en anterior y posterior. A éstas tam bién se les inerva piel, articulaciones y m úsculos esqueléticos. El

FIGURA 3.2 Términos


empleados para descri­
bir los planos de sec­
ción (corte) a través del
cerebro. (Tomado de
Rosenziveig y Leiman, 1989,
p. 29.)

A nterior
CAPITULO 3 Introducción a la estructura y función del sistema nervioso central 49

sistem a nervioso autónom o (SN A) inerva órganos falo) y el cerebro p o sterio r (rom boen céfalo) (tabla
internos, vasos sanguíneos y glándulas. Cada uno de 3.1 y figura 3.3). El cerebro anterior incluye la corteza
estos sistemas tiene componentes motores y sensoria­ cerebral, los g an g lio s b a sa le s, el sistem a lím b ic o
les relacionados. El sistem a m otor som ático incluye (que juntos form an el telencéfalo) y el diencèfalo. El
los m úsculos esqueléticos y las partes del sistema ner­ cerebro m edio y el cerebro posterior form an en con­
vioso que los controlan; el sistem a som atosensorial junto el tallo cerebral; el cerebro posterior se subdi­
involucra los sentidos del tacto, la tem peratura, el vide en p ro tu b eran cia an u lar o p u en te y cereb elo
dolor, la posición y el m ovim iento corporal. El siste­ (m etencéfalo) y b u lb o raquídeo (m édula oblonga o
m a nervioso autónomo tiene un com ponente motor, m ielen céfalo ). Con frecuencia, al bulbo raquídeo se
el cual envía salida m otora para regular y controlar le llama sim plem ente bulbo.
los m úsculos lisos de los órganos internos, el múscu­ En el curso de la evolución (y recapitulado en el
lo cardiaco y las glándulas (motor autónomo). El sis­ curso del desarrollo fetal hum ano) estas divisiones
tem a nervioso autónom o tam bién incluye entrada se desarrollaron a partir del alargam iento del extre­
sensorial desde estas estructuras internas, que se mo rostral del tubo neural prim ordial. En este pro­
usan para m om torizar su estado (sen sorial autóno­ ceso, la m ayor parte de la región rostral se expandió
m o). Las grandes m odalidades sensoriales distintas para convertirse en el cerebro anterior, con sus dos
al tacto (visión, audición, olfato y gusto) con frecuen­ divisiones: telencéfalo y diencèfalo, m ientras que la
cia son referidas como sensorial especial. m ayor parte de la región caudal se expandió para
convertirse en el cerebro posterior, con sus dos divi­
siones: la protuberancia anular (que incluye al cere­
Grandes divisiones del cerebro belo) y el bulbo raquídeo. En el resto de este capítu­
lo se considerarán cada una de estas divisiones, las
El cerebro está dividido en tres partes: el cerebro cuales se trabajarán de la m ás rostral a la más cau ­
anterior (prosencéfalo), el cerebro m edio (m esencé- dal, y se con clu irá con un análisis de la m éd u la

-TÁBlA 3.1 Grandes divisiones del cerebro

Divisiones Divisiones Regiones del Terminología


cërebrales primitivas ceréb. de mamíferos cerebro humano alternativa

-Neo corteza
.Glangiios basales
Telencéfalo >. Cerebro anterior
Ventrículos laterales
Cerebro anterior Sistema límbico
(prosencéfalo)
-Tálamo ~ ~ 1
Diencèfalo Epitalámq
-Hipotálamo ~ -
Glándula pineal
Tercer ventrículo

Tectum ' -
Cerebro medio Mc.-encéfalo Tegumento (Tegmentum)
(mpsent-útalo) í Acueducto de Silvio ; TMó..,CefebráL

Rúente o protuberancia anular.


'■^Metencéfalo Cerebelo :
i -Cuarto ventrículo ■

- -- _-. Bulbo raquídeo


M ielencéfalo
Cuarto ventrículo
50 PARTE I Fundamentos

espinal; pero antes se describirán algunos aspectos más externa, la duram adre (en latín: "m ad re dura")
generales del cerebro. es una m em brana gru esa no elástica que sigue el
contorno del cráneo. Entre la duram adre y la piam a­
dre está la m em b ran a a racn o id e s (en griego: "a ra ­
Las m eninges ñ a ", debido a que su estru ctu ra parece u na telara­
ña). Ésta consta de dos capas de tejido fibroso y elás­
El cerebro y la m édula espinal están cu b iertos por tico, y no sigue los surcos y las circunvoluciones de
tres capas de m em branas protectoras: la duram adre, la corteza. Entre las dos capas de la mem brana arac­
la aracnoides y la piam adre (figura 3.4). A estas capas, noides está el esp acio su b a ra cn o id eo , que es una
en con ju nto, se les denom ina m en in g es. La capa estructura esponjosa que contiene liq u id o cereb ro­
espin al (LCE). La m em brana m ás interior, la piam a­
dre (del latín: "m ad re d elica d a "), se adhiere a la
superficie de la corteza, siguiendo los contornos de
sus pliegues y fisuras.

Los ventrículos cereb rales

El cerebro tiene cuatro cavidades llenas con líquido


cerebroespinal llam adas v en trícu los cerebrales (del
latín: "estóm ago"). Son porciones del canal neuronal
filogenèticamente antiguo que se elongó y cambió su
form a como resultado de la expan sión m asiva del
cerebro anterior en el curso de la evolución. Este pro­
ceso ha provocado que los ven trícu los tengan una
forma más com plicada (figura 3.5).
E xisten dos v e n trícu lo s la te ra le s (uno en cada
hem isferio), el tercer v en trícu lo en el diencèfalo y el
cuarto v en trícu lo en el cerebro posterior. Cada ven­
trículo con tien e un conjunto de vasos capilares lla­
m ado plexo coroid es, a través del cual entra LC E a
M e se n c è fa lo j¡¡| | ~ y M e se n c è fa lo
los ventrículos. Estrechos canales conectan a los cua­
M eten cé fa lo tro ventrículos y el LCE circula a través de los ven­
4 R o m b e n c é ía lo trículos laterales h acia el tercero y luego hacia el
M ielen céfa lo
cuarto v entrícu lo. D espués del cuarto ventrículo el
LCE deja el sistem a v en tricu lar y circula alrededor
de la superficie del cerebro y la m édula espinal en el
FIGURA 3.3 Grandes divisiones del cerebro humano.
(Tomado de Kolb y Wliishaio, 1996, p. 43.) espacio subaracnoideo. D esde aquí el LCE es absor­
bido en la circulación venosa.

FIGURA 3.4 Mem­


branas que rodean al
cerebro, llamadas en
conjunto meninges.
(Tomado de Netter, 1974, p.
35.)
CAPITULO 3 Introducción a la estructura y función del sistema nervioso central 51

A) D orsal

B) D orsal
V en trícu lo F1GURA 3.6 Sección horizontal a través de los hemisfe­
rios cerebrales para mostrar las sustancias gris y blanca.
Además de la corteza cerebral, se muestra la hoja de
sustancia gris continuamente plegada sobre la superficie
de los hemisferios cerebrales; esta sección también mues­
tra grupos de estructuras de sustancia gris localizados en
la profundidad de los hemisferios. (Tomado de DeArmond,
Fusco y Deivey, 1974, p. 10.)

ban la función cognitiva, ahora se conoce que esto


no es verdad; sin em bargo, pueden contener m olé­
culas neu roactivas que ejerzan cierta influencia
sobre la función cerebral. En este sentido, los ven­
trículos cerebrales serv irán con m ayor frecuencia
como puntos de referencia descriptivos para la ubi­
FIGURA 3.5 Ventrículos cerebrales. A ) Vista lateral del cación dentro del cerebro.
hemisferio izquierdo. B) Vista frontal. (Tomado de Carlson,
1999, p. 63.)

Sustancia gris y su stan cia b lanca

En consecuencia, el cerebro está rodeado de LCE, Partes del sistem a nervioso central parecen grises o
el cual proporciona soporte estructural (parecido al blancas; estas tonalidades dependen de la neurona
que recibe el cuerpo cuando es soportado por el agua que contengan (figura 3.6). Donde existe una concen­
en que se nada) y tam bién con una m edida de pro­ tración de cuerpos celu lares, el tejido aparece gris.
tección adicional contra los efectos de un golpe en la Estas áreas, conocidas com o su stan cia gris, tienen
cabeza. Si la circulación del LCE a través de los ven­ este color porque los cuerpos celulares contienen los
trículos se bloqueara en uno de los estrechos canales núcleos de la célula, los cuales, a su vez, contienen
que los interconectan, el líquido se acum ularía frente m aterial genético de color oscuro llamado cromatina.
al bloqueo. Esta condición, conocida como hidroce- La su stan cia gris es donde ocu rren casi todas las
falea (del griego: "ag u a" y "cerebro"), es seria pues, interacciones entre las neuronas, procesos que sub-
conform e se acum ula el LCE, se desplazan y mueren yacen al complejo funcionam iento del SNC.
neuronas vecinas. El tejido que contiene axones, la parte extendida de
A unque, como se m encionó en el capítulo 1, en la la célula nerviosa, parece b lan ca debido a la gruesa
época m edieval se pensó que los ventrículos regula- capa de mielina que rodea a cada axón. Como se vio
52 PARTEI Fundamentos

Medial
Su rco cen tral C ircu n v o lu ció n
Parietal angu lada
Frontal 7"T i Parietal

O ccip ital
Su rco lateral O ccip ital

Tem poral
Temporal

Ventral

Frontal

Tem poral

FIGURA 3.7 Los cuatro lóbulos de los hemisferios cerebrales apreciados desde las vistas lateral, medial, dorsal y
ventral. El surco central es la línea que divide los lóbulos frontal y parietal. Las fronteras entre los otros tres lóbu­
los no están definidas con precisión. Con frecuencia, la corteza en estas áreas fronterizas es descrita en términos
de los dos lóbulos adyacentes, generando, por ende, términos como parieto-occipital y parietotemporal. La cir­
cunvolución cingulada (área oscura en la superficie medial) por lo general se identifica de manera específica, más
que ser clasificada como parte de alguno otro de los cuatro lóbulos. (Tomado de Kolb y Whishatu, 1996, p. 52.)

en el capítulo 2, los axones envían información desde Los núcleos vienen en v arios tam años y form as,
un área del SNC hacia otra. Gran cantidad de axones desde los pequeños y casi esféricos núcleos del tallo
reunidos que envían inform ación de una región de cerebral (por ejem p lo, los núcleos abducens en el
sustancia gris a otra se denomina tracto o tracto fibro­ puente) hasta los relativam ente grandes y con fo r­
so (del latín tractus, "extensión" o "pista"). m as extrañas, com o el núcleo caudado (largo y
La concentración de cuerpos celulares más elabo­ arqueado) en el cerebro anterior.
rada en el cerebro está organizada en una hoja masi­ Las con cen tracion es de cuerpos celulares en el
va, la corteza cerebral. Adem ás de la corteza, existen exterior del sistem a nervioso central se denom inan
otras concentraciones de cuerpos celulares en el sis­ ganglios en lugar de núcleos. Sin embargo, el incon­
tem a nervioso central. C ada uno de éstos se llam a sistente proceso de nom brar e identificar estructuras
núcleo (o núcleos), los cuales no deben ser confundi­ ha generado varias excep cion es a este lineam iento
dos con el núcleo de una célula individual. El térmi­ general. En consecu encia, por ejem plo, a un gran e
no núcleo se deriva de la palabra latina que significa importante grupo de estructuras de sustancia gris en
"n u e z ", d ebido a que se asem ejan a esta form a, la profundidad del cerebro anterior se les llama gan­
m uchas de estas agrupaciones de cuerpos celulares. glios basales.
CAPITULO 3 Introducción a la estructura y función del sistema nervioso central 53

EL CEREBRO ANTERIOR bral. No obstante, resulta que estas áreas generales


con frecuencia son útiles para describir las áreas de
Las estructuras más identificadas con m ayor función la corteza involucradas con com portam ientos parti­
cognitiva se encuentran en el cerebro anterior. La que culares. Debido a que con m ucha frecuencia se consi­
m ás sobresale entre éstas es la corteza cerebral. derarán las funciones m ediadas por la corteza, se
usarán los nom bres de aquellos lóbulos para especi­
ficar la ubicación cortical.
C o rte z a cerebral
C A R A C T E R ÍS T IC A S C O R T IC A L E S M A Y O R ES
La corteza cerebral form a la cubierta exterior de los Los pliegues característicos de la corteza, que perm i­
h em isferios cerebrales (corteza viene de la palabra te que la enorm e su perficie cortical se ajuste en el
latina para "b a r"), es realm ente vasta, en particular espacio relativam ente pequeño encerrado por el crá­
en los hum anos, donde se estim a se ubica 70% de neo, crea canales o ranuras en su superficie. Cada
todas las neuronas del SNC. Si uno considera que el una de ellas se denom ina su rcos (su lcu s , en latín;
bulbo raquídeo -—con el diámetro un poco mayor que su lci, en latín y plural); unas de las más profundas se
el de una m oneda pequeña y una longitud de sólo llam an fisuras. Cada uno de los relieves producidos
unas cuantas pulgadas— puede m ediar el funciona­ por los pliegues se denomina circunvolución (gyrus,
m iento fisiológico lo suficiente como para sostener la en latín; gyri, en latín y plural). Algunos de los más
vida, se debe apreciar la relativa enormidad de la cor­ im portantes, ju n to a ciertas estructuras cerebrales
teza cerebral, a la cual se le calcula un área de aproxi­ mayores, se m uestran en las figuras 3.8, 3.9 y 3.10.
m adam ente 2 300 centímetros cuadrados (cm2).
LA O R G A N IZ A C IÓ N EN CAPAS D E LA C O R TE­
L O S C U A TRO L Ó B U L O S Cada h em isferio cere­ ZA La m ayor parte de la corteza cerebral en hum a­
bral es dividido en cuatro lóbulos: el occip ital, el nos tiene seis capas: cinco de neuronas y una más
p a rieta l, el tem poral y el fro n ta l (figura 3.7). Estas externa de fibras, a la cual se le asigna el término de
áreas, que toman sus nom bres de los huesos del crá­ capa p lex ifo rm e. A esta corteza en seis capas, que
neo que están sobre ellas, fueron d efinidas mucho apareció relativam ente tarde en el proceso evolutivo,
antes de que se conociese cualquier significado acer­ se le conoce com o n eocorteza. Tam bién recibe el
ca de la especialización funcional de la corteza cere­ nombre de isoc jrte z a (del griego ¡so, "igu al"), debi-

Su rco central FIGURA 3.8 Vista


C ircun v olu ción C ircu n v olu ción lateral del hemisferio
precentrai
precentrai izquierdo en la que se
C ircu n v o lu ció n
frontal
C ircu n v olu ción muestran algunas de las
supram arginal circunvoluciones y los
superior
surcos. (Tomado de DeAr-
C ircu n v o lu ció n
C ircu n v olu ción angular mond et al., 1974, p. 4.)
frontal
m ed ia

P olo P olo
frontal o ccip ital

Su rco
lateral
C ircu n v o lu ció n (cisura
frontal „ , d e Silvio)
. - . Polo
interior _
tem poral / /
C ereb elo
C ircu n v o lu ció n
tem poral
C ircu n v o lu ció n inferior
C ircu n v o lu ción Bu lbo raqu ídeo
tem poral
tem poral
sup erior
m edia
54 PARTE I Fundamentos

C ircu n v o lu ció n FIGURA 3.9 Vista medial del


hemisferio derecho en la que
se muestran algunas circunvo­
luciones y surcos importantes,
así como las grandes divisio­
nes del tallo cerebral. (Tomado de
DeArviond et al., 2974, p. 8.)

Bu lbo longitudinal
olfatorio
N ervio óp tico

FIGURA 3.10 Vista ventral del Tracto olfatorio


cerebro en. la que se muestran Q u iasm a ó p tico
algunas importantes formacio­
nes corticales y estructuras del
tallo cerebral. (Tomado de DeAr- U ncu s
Cuerpos
mond et al., 1974, p. 6.)
m am ilares

C ircu n v olu ción


tem poral inferior

C ereb ro
m ed io

C ircu n v olu ción


p arah ip o cám p ica

P uen te o
pro tu b erancia
an ular , ,
C ereb elo
Bu lbo
raqu ídeo

do a que está com puesta de seis capas aunque, como corteza olfativa y sólo tiene dos capas. La arquiocor­
se verá m ás adelante, el grosor relativo de las dife­ teza sólo tiene una capa y se encuentra en las áreas
rentes capas varía a lo largo de la corteza. Las áreas del hipocam po; incluye el cuerno de Am m ón y la cir­
de la corteza con m enos de seis capas se conocen cunvolución dentada.
com o alocorteza (del griego allos, "o tro "). La alocor-
teza tiene dos com ponentes principales: la paleocor- V A R IA C IO N E S EN L A S C A PA S C O R T IC A L E S:
teza y la arquiocorteza. La p aleo co rteza incluye la C IT O A R Q U IT E C T Ó N IC A El grosor relativo y la
CAPITULO 3 Introducción a la estructura y función del sistema nerx'ioso central 55

Vista medial 1, 2 , 3

FIGURA 3.11 Mapa citoarquitectónico de la corteza cerebral aceptado con más frecuencia,
desarrollado por Korbinian Brodmarm en 1909. (Tomado de Nauia y Feirtag, 19S6, p. 301.)

com posición celular de cada una de las seis capas teza dentro del m ismo hem isferio (fibras corticocor­
corticales varían en la neocorteza, por lo cual diferen­ ticales ip sila te ra le s). O tras largas fibras conectan
tes áreas de ésta tienen patrones característicos. El campos hom otópicos (áreas correspondientes) en los
estudio de estos patrones, denom inado citoarquitec- hem isferios derecho e izquierdo (fibras com isurales
tura (literalm ente, "arquitectura de células"), comen­ corticales).
zó a principios del siglo xx. Los dos mapas citoarqui-
tectónicos de la corteza más aceptados son los desa­ F ib ra s c o r tic o c o r tic a le s ip s ila te r a le s La figura 3.12
rrollados por K orbinian Brodm ann (figura 3.11) y el m uestra las fibras corticocorticales ipsilaterales m a­
de Econom o y K oskinas. El m apa de Brodm ann se yores, que incluyen el fascículo arcuato, el fascículo
usa con más frecuencia. Los dos sistem as tienen poca uncinado, el fascícu lo lo ng itu d in al superior, el fas­
concordancia, e incluso difieren de m anera significa­ cículo lo n g itu d in al in ferio r, el fascículo cingulado
tiva. Esta divergencia señala que existe diversidad de y el fascículo occip itofron tal superior.
in terp retacion es im plícitas en la citoarquitectura,
com o la hay en el desarrollo de cualquier sistema de F ib r a s c o m is u r a le s El m ás prominente ejem plo de
clasificación. El sistem a num érico de Brodm ann por fibras com isurales corticales, los tractos fibrosos que
lo general se aplica para identificar una región parti­ conectan los hem isferios izquierdo y derecho, es el
cular de la corteza, como el área 17 en el polo occipi­ cuerpo calloso (figura 3.12A; véase también la figura
tal de los h em isferios cerebrales. Es evidente que 3.9). Sin em bargo, existen otras fibras com isurales
existe correspond encia significativa entre las áreas que conectan los dos hem isferios. Éstas incluyen la
d efin id as por los estudios citoarqu itectónicos y las com isura an terior y la com isura posterior (véase la
áreas id entificad as por otros m étodos com o posee­ figura 3.9). En el capítulo 1 se vio cómo el con oci­
doras de función especializada. El área 17, por ejem ­ m iento de las conexiones corticocorticales puede
plo, evid encia ser la corteza visual prim aria. Ésta y proporcionar un marco conceptual para la compren­
otras correspondencias sugieren que al m enos ciertas sión de los patrones de deterioro cognitivo en térmi­
áreas d efinidas por Brodm ann tam bién son áreas nos de la d esconexión de las áreas cerebrales, es
especializadas para procesos psicológicos particula­ decir, como síndrom es de desconexión.
res, aunque éste no siempre es el caso.
D IV IS IO N E S FU N C IO N A L E S D E LA C O R T EZ A
C O N E X IO N E S F IB R O S A S C O R T IC O C O R T IC A - Las principales divisiones funcionales de la corteza
L E S C onsidere ahora las interconexiones entre las cerebral se m uestran en la figura 3.13. En esta sección
áreas corticales, denom inadas con exio n es cortico­ se revisarán brevem ente tales divisiones.
corticales,. Algunas de estas conexiones intracortica-
Ies son cortas, las fibras toman una ruta con forma de C o rtez a m o t o r a Los lóbulos frontales ju egan un
U p ara conectar circunvoluciones adyacentes. Otras papel im portante en la p laneación y ejecución del
son m uy largas y enlazan partes distantes de la cor­ m ovim iento. La circu n v o lu ció n precentral, apenas
56 PARTE I Fundamentos

F a sc íc u lo cin gu lad o FIGURA 3.12 Algu­


nas grandes fibras
comisurales y cortico-
corticales ipsiiaterales
que vinculan áreas
neocorticales. A)
Corte sagital realizado
cerca de la línea
media que muestra
las dos principales
fibras comisurales que
vinculan los dos
hemisferios: el cuerpo
calloso y la comisura
anterior. B) Corte más
sagital donde se
muestran las grandes
fibras corticocorücales
ipsiiaterales. fTomado de
Nauta v Feirtag, 19S6, p.
304J

F a sc íc u lo o ccip ito fro n tal superior

anterior al surco cen tral, se.co n o ce com o banda asociadas recibe el nom bre de m apa funcional. Exis­
m otora, corteza m otora o M Í, y está involucrada en ten m uchos m apas fun cion ales en la corteza y en
la ejecución del movimiento. Las lesiones de la corte­ otras regiones del cerebro.
za m otora provocan pérdida del movim iento volun­ Apenas anterior a la corteza m otora están el área
tario en el lado contralateral del cuerpo, una enfer­ prem otora, sobre la superficie lateral del hemisferio,
m edad conocida como h em ip lejía . La estim ulación y el área m otora su p lem en taria, sobre la superficie
electrica de esta corteza revela una com pleta repre­ m edial. E stas áreas coordinan las secuencias del
sentación m otora del cuerpo en la circunvolución m ovim iento. Las áreas frontales anteriores a la corte­
precentral, el denom inado h om úncu lo m otor ("p e­ za prem otora, la corteza p refro n tal, se relacionan
queño h o m b re"; figura 3.14). Este esquem a de la con el control del m ovim iento de orden superior, así
estru ctu ra neuronal en térm inos de las conductas como con la planeación y la m odificación de la con-
CAPITULO 3 Introducción a la estructura y función del sistema nen'ioso central 57

C o rteza m otora prim aria C orteza som atosensorial prim aria FIG UR A 3.13 Prin­
cipales divisiones
Lóbulo frontal Lóbulo parietal funcionales de la cor­
teza, apreciadas
desde una vista late­
ral. Advierta que la
mayor parte de la
corteza visual prima­
ria está sobre la
superficie medial de
cada hemisferio cere­
bral y, por tanto, sólo
C orteza
la pequeña porción
visual lateral es visible en
prim aria esta figura. (Tomado de
Carlson, 1993, p. 69.)
C o rteza auditiva prim aria
(la m ayor parte está oculta)

Lóbulo Lóbulo
temporal occipital

FIGURA 3.14 Homúnculo motor sobre la circunvolución precentral. La corteza


motora puede ser apreciada en la vista lateral de la corteza cerebral. (Tomado de Netter,
1974, p. 68.)
58 PARTE I Fundamentos

ducta en respuesta a la retroalim entación por sus cho del espacio (que estim ulan el lado izquierdo de
consecuencias. ía retina debido a la inversión derecha-izquierda pro­
vocada por el cristalin o del ojo) son proyectados
C o r te z a s o m a t o s e n s o r ia l La corteza som atosen so­ hacia el hem isferio izquierdo. En consecuencia, una
rial o SI] en la circu n volu ción p ostcentral de cada lesión en la corteza visual izquierda originará pérdi­
hemisferio, recibe información sensorial desde el lado da de visión en el campo visual derecho, un deterio­
contralateral del cuerpo acerca del tacto, el dolor, la ro conocido com o h em ian o p ia derecha (literalm en­
tem peratura, la vibración, la p ro p rio cep ción (posi­ te, "m itad que no ve").
ción corporal) y la cin estesia (m ovim iento del cuer­ El sistema visual cortical soporta funciones vitales
po). Com o con la corteza m otora, existe un m apeo como la agudeza visual, el patrón de visión, la discri­
ordenado de la superficie corporal representado sobre minación de form a y la discrim inación figura-fondo.
la circunvolución postcentral, que recibe el nombre de El daño al sistem a visu al cortical provoca ceguera
h om ú n cu lo sen sorial. Ventral al SI está la corteza cortical es decir, ceguera com pleta, tal como la que
so m atosen sorial secu nd aria o i S il, la cual recibe sé presenta cuando se dañan am bos ojos. En conse­
entradas provenientes principalm ente de la SI. Tanto cuencia, este tipo de pacientes no experim entan
la SI como la SU se proyectan hacia las áreas parieta­ conocim iento de su m undo visu al inm ediato. No
les posteriores, donde tienen lugar los procesam ien­ obstante, a diferencia de la ceguera por daño a los
tos somatosensorial y espacial de orden superior. ojos, en la ceguera cortical se puede demostrar cierto
La inform ación desde los receptores sensoriales en funcionam iento visual residual. Esta función resi­
el cuerpo llega a la SI m ediante dos sistem as princi­ dual será analizada más adelante en este capítulo.
pales; am bos se repiten a través del tálam o. El siste­ A lrededor de V I está la corteza extraestriad a
m a esp in o ta lá m ico envía inform ación acerca del ("afuera de la estriada"). En ocasiones tam bién se le
dolor y la tem peratura: por m edio de un trayecto refiere como corteza p reestriad a, debido a que es
m ultisináptico, mientras que el sistem a del lem nisco anterior a la corteza estriada, o como corteza de aso­
envía inform ación más precisa acerca del tacto, la ciación visual. Se han descubierto docenas de áreas
propriocepción y el m ovim iento por m edio de un visuales en la corteza extraestriada, cada una con su
trayecto m ás directo. Una com paración de la anato­ propio m apa de espacio visual organizado de m ane­
mía y función de estos dos sistemas ejem plifica cómo ra topográfica, las cuales están especializadas para el
subyacen a la especialización de la función de dife­ p rocesam iento de aspectos esp ecíficos del m undo
rentes patrones de interconexión neuroanatóm ica, visual. Algunas de estas áreas visuales serán analiza­
una correspondencia que se encuentra en todo el sis­ das con mayor detalle en el capítulo 5.
tem a nervioso. A dem ás de las vías v isu ales prim arias, existen
varias vías visuales secundarias. Las más im portan­
C o r te z a v is u a l La inform ación visual es enviada tes de éstas son las proyeccion es retínales directas
desde la retina hasta el núcleo geniculado lateral del h acia el colículo su p erior del cerebro m edio, una
ítálamo antes de ser proyectada hacia los bancos del estructura que influye en la coordinación visom oto-
surco calcarin o en los lóbulos occip itales (véase la ra. Tam bién existen proyeccion es retínales directas
figura 3.9). Esta ruta recibe el nom bre de v ía visu al hacia el hipotálam o en el diencéfalo, las cuales están
prim aria y su destino cortical inicial en el surco cal- involucradas en el proceso de adaptación a los ciclos
carino es conocido con diversos nom bres, entre los de actividad luz-oscuridad.
que se encuentranfcorteza visual prim aria, V I y. cor­
teza estriada. El últim o térm ino se deriva del hecho C o rtez a a u d itiv a La corteza auditiva prim aria (AI)
de que u n fino "h ilo " (stria, en latín) de tejido oscuro y la corteza de asociación auditiva (A II) que la rodea
es visible en la capa IV de esta región cortical. Como están ubicadas en la circunvolución de H eschl. en el
ya se hizo referencia, la corteza visual prim aria tam­ labio inferior de la cisura de Silvio en cada lóbulo
bién es conocida por la región del m apa citoarquitec- temporal (véase figura 3.13). Estas regiones de la cor­
tórüco de Brodm ann que le corresponde: área 17. teza auditiva contienen varias representaciones orde­
El sistem a visual cortical está organizado de modo nadas de frecuencias sonoras, conocidas como m a­
análogo al sistem a som atosensorial, debido a que pas tonotópicos, que son im portantes para la percep­
existe una relación contralateral entre el lado (dere­ ción de propiedades au ditivas como el tono, la u bi­
cho-izquierdo) del cuerpo que es estim ulado (o en el cación, el ritmo y el timbre.
sistem a visual, el lado del espacio en el cual aparece Com o se m encionó en el capítulo 1, las entradas
el estím ulo) y el hem isferio al cual se proyecta la alcanzan la corteza auditiva por una vía inusual.
entrada. Por tanto, los estím ulos desde el lado dere­ Como se ha visto, en la visión y las somestesias (sen­
CAPITULO 3 Introducción a la estructura y función del sistema nervioso central 59

sibilid ad del cuerpo) existe una ord enada relación L a rep resen ta ció n c o r tic a l d e l s a b o r La representa­
contralateral entre el lado del espacio desde el cual ción cortical del sabor es la m enos com prendida de
se origina un estímulo y el hemisferio cerebral al cual todas las áreas sensoriales corticales. Su ubicación
se proyecta la entrada. Esta contralateralidad exclu­ precisa no es clara, pero se piensa que está en el labio
siva de las entradas directas no es el caso en el siste­ superior de la cisura de Silvio. Al igual que las tres
m a auditivo. En su lugar, los eferentes desde el grandes m odalidades sensoriales, y a diferencia del
n úcleo coclear, el destino sináptico del nervio audi­ olfato, la información codificada en las papilas gusta­
tivo, atraviesa la línea media para form ar conexiones tivas sobre la lengua y su alrededor alcanzan su des­
con el núcleo coclear contralateral, al m ism o tiem po tino cortical después de hacer sinapsis en el tálamo.
que continúa con ipsilateralidad. Estas fibras se diri­
gen hacia la oliva superior y luego hacia el colículo C orteza de a s o c ia c ió n A la corteza de asociación se
in ferior. En cada uno de estos niveles las fibras tam ­ le. define como aquellas áreas que no median función
bién cruzan hacia la estructura correspondiente en el m otora o sensorial elem ental. Este término connota
lado contralateral del tallo cerebral. Desde el colículo que los procesos asociativos o cognitivos son m edia­
inferior, estas fibras alcanzan el n ú cleo gen icu lad o dos por estas áreas, incluso el procesam iento de or­
m ed ia l del tálam o y desde ahí se proyectan, vía la den superior de la inform ación sensorial que subyace
ra d ia ció n auditiva, hacia la corteza au d itiv a en el a la percepción; también la planeación y organización
lóbulo temporal ipsilateral. de orden superior que subyacen al comportamiento
El resultado de todo este cruzam iento en varios com plejo. A unque en cierto sentido general esto es
niveles del sistema auditivo es que cada oído proyec­ preciso, ahora es claro que áreas específicas de la cor­
ta hacia ambos hem isferios y cada hem isferio recibe teza de asociación tienen papeles altamente funciona­
proyeccion es desde am bos oídos. Este patrón de les. Como resultado, la noción inicial de corteza de
conexión explica por qué el daño a una corteza audi­ asociación ha dado lugar a un cuadro más delineado
tiva no produce deterioro notable (com o lo harían de la contribución efectuada por áreas corticales espe­
una lesión unilateral análoga en las cortezas visual o cíficas al procesamiento de orden superior. Por ejem­
som atosensorial), aunque, como se verá en el capítu­ plo, las áreas afuera de V I y la corteza extraestriada,
lo 4, pruebas especiales pueden detectar un deterioro en los lóbulos parietales y tem porales, aunque no
leve en tales casos. Esto tam bién explica por qué es están involucrados en las prim eras etapas del proce­
en extrem o rara la sordera cortical (la sordera debida sam iento visual, son vitales para la percepción de
a daño cortical). Esta deficiencia requ eriría el daño aspectos específicos del m undo visual. De m anera
en am bas cortezas auditivas. Puesto que las ubicacio­ similar, la corteza prefrontal, no directamente involu­
nes de las cortezas en los lóbulos tem porales derecho crada en la ejecución o coordinación de movimientos
e izquierdo están m uy separadas, el par de lesiones específicos, es vital para la organización de orden
es extrem adam ente rara, aunque se han reportado superior de la acción, incluyendo la planeación y la
casos de sordera cortical. regulación de la conducta en respuesta a la retroali-
mentación de la conducta que el sujeto está ejercitan­
C o r te z a o lfa t iv a La representación cortical para el do actualmente. Las áreas del lenguaje también ejem­
olfato es diferente a la de las tres grandes m odalida­ plifican la identificación más específica de las caracte­
des sensoriales analizadas hasta ahora. En prim er rísticas funcionales de áreas no relacionadas con los
lugar, m ás que derivarse de la tran sd ucción de una procesamientos sensorial o motor elementales.
form a específica de energía en un patrón de im pul­
sos neuronales, como es el caso en la som estesia, la M O D E L O D E LU R IA D E L P R O C E S A M IE N T O
visión y la audición, la entrada olfativa hacia la cor­ C O RTIC A L JE R Á R Q U IC O SECUEN CIA L El neu-
teza se deriva de la codificación de la presencia de ropsicólogo soviético Aleksandr Luria (1902-1977) ha
m oléculas particulares en el ambiente del organismo. propuesto un modelo para el procesamiento cortical.
A d em ás, aunque la entrada desde cada una de las A unque en ciertos aspectos está m uy sim plificado,
tres grandes m odalidades sensoriales es retransmiti­ debido a que sostiene, por ejem plo, la vaga noción
da hacia el tálamo, antes de alcanzar sus respectivas de la corteza de asociación, no obstante sirve como
áreas corticales prim arias, la inform ación olfativa un marco útil para entender el procesam iento corti­
obtiene acceso directo a la corteza olfativa sobre la cal. De acuerdo con el modelo de Luria, cada una de
superficie ventral de los lóbulos frontales sin m edia­ las grandes áreas de proyección sensorial prim aria
ción talám ica. Se ha sugerido que la m anera directa de la corteza (som atosensorial, visual y auditiva) se
de esta entrada cortical contribuye a la intensidad proyectan a una región vecina de la corteza para un
em ocional asociada con la experiencia olfativa. procesam iento posterior. Éstas son conocidas como
60 PARTE I Fundamentos

FIGURA 3.15 Modelo de Luna del pro­


?SS£?íL cesamiento secuendai en la corteza cere­
S o - .' ' bral. A) La informadón que llega a las
áreas sensoriales primarias (sombreado
oscuro) es procesada y enviada hada las
¿ -
áreas sensoriales secundaria (sombreado
medio) y ternaria (sombreado daro)
- * v para una posterior elaboradón percep-
tual y simbólica. B) Luego, desde el área
sensorial terdaria, la informadón es
enviada hacia el área motora terdaria
(sombreado daro) en los lóbulos fronta­
les, los cuales median el procesamiento
motor de orden superior como la pla-
b:
neadón y otras formas de control ejecu­
tivo. Entonces, las secuendas motoras
espetíficas son organizadas por el área
motora secundaria (sombreado medio),
la cual envía esta entrada hada la corte­
za motora primaria (sombreado oscuro)
para la implementadón final. (Tomado de
fe Kolb y Whishaw, 1996, p. 170 [con base en ¡a
información de Luria, 19731.)

área de asociación sensorial o área sensorial secun­ za cerebral. En términos de procesam iento sensorial,
daria para la m odalidad particular en cuestión. Por la región dorsal de los lóbulos frontales es, en pala­
ejem plo, el área de asociación visual es un anillo de bras del n euroanatom ista W alle N auta, el "fin neo-
corteza sobre la superficie lateral y m edia del hem is­ cortical de la línea" (Nauta y Feirtag, 1986).
ferio, adyacente a la corteza visual prim aria en los Los lóbulos frontales sujetan, esta información sen­
lóbulos occip itales. M ientras que las lesiones en el sorial altam ente procesada al control ejecutivo en la
área de proyección sensorial prim aria están asocia­ forma de organización m otora superordenada, como
das con deterioros en la función sensorial elemental, la planeación. Las m anifestaciones conductuales es­
como la agudeza visual, las lesiones en áreas de aso­ pecíficas de esta organ ización superordenada son
ciación sensorial originan deterioro en los procesos puéstás en marcha por el área m otora secundaria, la
perceptuales de orden superior que son denom ina­ cual coordina secu encias de m ovim ientos y el área
dos agnosias. La agnosia puede tom ar diferentes for­ motora prim aria, la cual finalm ente efectúa el m ovi­
mas, que dependen de la modalidad sensorial afecta­ miento (figura 3.15).
da y de otros factores. La agnosia visual se conside­
rará con m ayor detalle en los capítulos 5 y 8.
El m od elo de Luria va más allá al proponer que Ganglios basales
cada una de las áreas de asociación sensorial de m o­
dalidad específica se proyecta a un área en el lóbulo Los ganglios basales son un gnapo de estructuras sub-
parietal inferior, el área sensorial terciaria, donde la corticales de sustancia gris que se encuentran en el
ya altam ente procesada inform ación asociada con cerebro anterior. Las tres principales subdivisiones de
cada m od alid ad es integrada para producir una los ganglios basales son el putamen, el g lob u s p a llid u s
representación m ultim odal. Desde aquí, la inform a­ y el núcleo caudado (figura 3.16). A éste y al primero
ción es proyectada hacia el área m otora terciaria en se les llama en conjunto: neoestriado (neostriatum), un
la corteza frontal dorsolateral. De esta manera, la cor­ término que refleja el hecho de que filogenéticamente
teza frontal dorsolateral recibe entrada, que es el pro­ son más recientes y que están conectados de m anera
ducto de procesam iento extenso a través de la corte­ estructural. Juntas, las tres estructuras son referidas
CAPÍTULO 3 Introducción a la estructura y función del sistema nervioso central 61

C o rte z a cereb ral


N ú cleo cau d ad o
FIGURA 3.16 Las tres principa­
les estructuras de los ganglios
basales: putamen, globus pallidus
y núcleo caudado, vistos a
través de un hemisferio cerebral
transparente. Se pueden ver los
puentes celulares que conectan
al putamen y al núcleo caudado.
(Tomado de Cleitman, Fridlungy Reis-
berg, 1999, p. 26.)

T álam o

P utam en y globus pallidus

H ipotálam o

C ircu n v olu ción cingu lad a

FIGURA 3.17 Vista medial del hemisferio


derecho, con el tallo cerebral y el cerebelo
removidos, donde se muestra la corteza
límbica. El hipocampo está oculto tras la
circunvolución parahipocámpica. (Tomado
de Carlson, 1999, p. 69.)
Polo r— Polo
frontal -\ o ccip ital

C ircu n v olu ció n C ircu n v olu ció n


su b callo sa p arah ip o cám p ica

como el cuerpo estriado (corpus striatum). Debido a su con el tálamo forman un circuito cortical-subcortical-
relación funcional con el cuerpo estriado, el núcleo cortical que parece m onitorear y ajustar la actividad
su btalám ico y la sustancia negra tam bién son consi­ m otora. El conocim iento acerca del papel regulador
derados componentes de los ganglios basales. de los ganglios basales en la función motora se debe
El núcleo caudado y el putam en son los mayores a que se ha descubierto que las lesiones a estas
recip ien tes de aferentes hacia el cuerpo estriado. estructuras con frecuencia provocan trastornos que
Estos aferentes se originan en varias áreas de la cor­ tienen m ovim ientos involuntarios como su síntom a
teza, incluyendo áreas de la corteza que m edian la principal. Éstos se discuten con m ayor detalle en el
función motora, y desde la sustancia negra. El globus capítulo 9. Se ha dem ostrado que algunas estru ctu ­
pallidu s es la m ayor fuente de eferentes desde los ras de los ganglios basales tam bién influyen en cier­
gan glios basales, proyectándose principalm ente tos procesos cognitivos.
h acia los núcleos talám icos. Éstos, a su vez, se pro­
yectan hacia la corteza motora, la corteza premotora
y la corteza prefrontal. En consecuencia, más que ser Sistema lím bico
parte de la vía que va desde la corteza m otora hacia
la m édula espinal que ejecuta directam ente la activi­ En el siglo X IX , Paul Broca llamó le grand lobe limbique,
dad m otora, los ganglios basales y sus conexiones el gran lóbulo límbico (del latín limbus, "frontera"), a
62 PARTE I Fundamentos

FIGURA 3.18 Algunas


grandes estructuras del
sistema límbico, vistas a
través de hemisferios cere­
brales transparentes. (Toma­
do de Gleitman et al., 1999, fig.
2.13, p. 27.)

las estructuras corticales que se encuentran en el lími­ tálamo anterior. Además, la corteza prefrontal recibe
te entre el cerebro anterior y el tallo cerebral. Estas entrada lím bica desde el hipotálam o y desde la amíg­
estructuras incluían la circunvolución cingulada (que dala (véase figura 3.19).
se arquea alrededor del m argen superior del cuerpo Se ha demostrado que las estructuras límbicas son
calloso), la circunvolución subcallosa, la circunvolu­ im portantes en la función em ocion al y la m em oria.
ción parahipocám pica (figura 3.17) y al hipocampo.
En 1952, J?a u l M acLean hipotetizó que cierto
número de estructuras, que incluían este anillo corti­ C orteza de
cal, constituían un sistem a funcional al cual nombró C o rteza prefrontal C o rteza a so cia ció n
sistem a lím b ic o . A unque existe cierto desacuerdo
acerca de las bases para incluir una estructura parti­
cular en este sistem a, e incluso en torno a la propia
validez del concepto de sistema límbico (véase capí­
tulo 11), las estructuras que tradicionalm ente se con­
sideran parte del sistem a lím bico incluyen, además
de las áreas corticales ya mencionadas, al septum , la
am ígd ala, el h ip o tálam o (con su porción posterior,
los cuerpos m am ilares) y el núcleo anterior del tála­
m o (figura 3.18).
El sistem a lím bico recibe tres fuentes principales
de entrada cortical: a) desde la corteza de asociación
p osterior vía la circunvolución cingulada, el hipo­
cam po y el fó m ix (la ruta que conecta al hipocampo
con los cuerpos m am ilares en el h ipotálam o poste­
rior); b) desde la corteza infero temporal vía la corte­
za entorrinal (la porción anterior de la circunvolu­ t

ción parahipocám pica), y c) desde la corteza prefron- Corteza


¡n íerotem p oral
tal (figura 3.19). Cada una de estas fuentes de entra­
da portan inform ación desde las cortezas de asocia­
FIGURA 3.19 Grandes conexiones dentro del sistema lím­
ción y proporcionan al sistem a lím bico inform ación bico, y entre éste y otras regiones del cerebro. Las estructu­
altam ente procesada acerca del ambiente. ras límbicas se muestran dentro del rectángulo. Las flechas
Existen tres fuentes principales de eferentes límbi- gruesas indican las principales entradas hada el sistema
cos h acia la corteza. La circunvolución cingulada límbico y los datinos prindpales de las salidas desde el
recibe entrada desde los cuerpos m am ilares vía el sistema límbico. (Adaptado de Kandel et al, 1995, p. 606.)
CAPITULO 3 Introducción a la estructura y función del sistema ner\'ioso central 63

El hipotálam o, además de su papel en la regulación Tálam o

de la función autónom a y endocrina, tam bién influ­


ye en la regulación de la conducta em ocional, inclu­
yendo la conducta irascible. A dem ás, el septum (y
tam bién partes del hipotálam o) produce intenso pla­
cer cuando se les estim ula eléctricam ente. La am íg­
dala está involucrada en el procesam iento em ocio­
nal, de m anera particular en el'm iedo condicionado.
Tam bién está involucrada en el com portam iento
social.
Finalm ente, aun cuando existe poca evidencia de
que el hipocam po está involucrado de m anera direc­
ta en la emoción, es vital para la m em oria normal. El
daño bilateral a esta estructura provoca una profun­
da incapacidad para recordar algo nuevo, una condi­
ción conocida como am nesia anterógrada. No es sor­
prendente que las mismas estructuras o el sistem a de
estructuras puedan m ediar tanto la m em oria como la
em oción, ya que los dos terrenos están relacionados FIGURA 3.20 Vista medial del hemisferio derecho donde
en su funcionamiento. se muestra la superficie medial del tálamo derecho y,
justo abajo, la mitad derecha del hipotálamo. (Tomnrfo de
DeArmond et al, 1974, p. S.)
D iencèfalo

Las estructuras más importantes en el diencèfalo son


el tálam o y el hipotálam o (figura 3.20). La palabra za tem poral m edial; a su vez, envía proyecciones de
-tálamo viene del griego y significa "cu arto interior", regreso a estas áreas. En consecuencia, sirve como
como referencia al hecho de que el tálamo está situa­ una estructura pivote en la formación de muchos cir­
do en la profundidad del cerebro. A unque por lo cuitos cortical-subcortical-cortical involucrados en
general se le refiere como singular, como si sólo exis­ una amplia gama de funciones. Por ejemplo, las cone­
tiese uno, de hecho hay dos tálam os, uno en cada xiones recurrentes desde las áreas sensoriales cortica­
hem isferio. Cada uno es un grupo ovoide de núcleos les prim arias hacia el tálam o han sido implicadas en
(en form a de huevo), que está rodeado lateralm ente la m odulación de la entrada talam ocortical. En el
por el tercer ventrículo, dorsalmente por los ventrícu­ terreno motor, se ha dem ostrado que, en el control y
los laterales y lateralm ente por la cápsula interna la regulación del movimiento, son importantes un cir­
(fibras desde la corteza m otora hacia núcleos en el cuito que involucra corteza motora-ganglios basales-
tallo cerebral y hacia la médula espinal). tálamo-corteza motora y un circuito que conecta cor­
El tálam o contiene m uchos núcleos específicos. teza m otora-cerebelo-tálam o-corteza motora. El tála­
Algunos de éstos son puntos donde las neuronas que mo también está involucrado en funciones cognitivas,
portan inform ación sensorial proveniente desde cada incluso en el lenguaje y la memoria.
m odalidad sensorial (excepto el olfato) form an sinap- El h ipotálam o; su nom bre se debe a que está ubi­
sis en su camino hacia la corteza. A unque a éstas en cado ju sto abajo del tálam o. Com prende el tejido
ocasiones se les refiere com o núcleos de retransm i­ que form a las paredes inferiores del tercer ventrícu­
sión, en estos núcleos tiene lugar cantidad de proce­ lo. Este pequeño y com pacto grupo de núcleos (figu­
samientos, así que sería un error pensar en ellos como ra 3.22) está involu crado en una gam a extrem ada­
sim ples vías de inform ación hacia el siguiente esla­ m ente vasta de funciones. Como el lector ya habrá
bón en la cadena. La entrada sensorial desde cada advertido, el hipotálam o es un com ponente central
m odalidad alcanza un núcleo talám ico específico. del sistem a lím bico. De hecho, N auta ha sugerido
Estos núcleos incluyen el núcleo genicu lado lateral que el sistem a lím bico debería ser definido como
(para la visión), el núcleo geniculado m edial (para la aquellas estru ctu ras que están en cercano contacto
audición) y núcleos específicos para la retransmisión sináptico con el hipotálam o (Nauta y Feirtag, 1986).
de entradas somatosensoriales (figura 3.21). Por tanto, está relacion ad o de m anera vital en los
El tálam o tam bién recibe entradas desde los gan­ procesos em ocional y m otivacional m ediados por el
glios basales, el cerebelo, la corteza m otora y la corte­ límbico.
64 PARTE I Fundamentos

A m ígdala y C o rte z a
n e o c o rte z a p re fro n ta l
C o rte z a tem p o ra l C o rte z a
cin gu lad a p arietal

C o líc u lo su p erio r
y c o r te z a e x tra e stria d a

C o rte z a
C u erp o s au d itiva
m a m ila res

G an glio s
b a sa les

C o rtez a Som estesia 'N ù cleo


geniculado
FIGURA 3.21 Grandes
p re m o to ra (desde la
cabeza) C o rte z a lateral núcleos talámicos, sus
y c o rte z a m o to ra
visual principales entradas y
su p le m e n ta ria
sus proyecciones cortica­
C e re b e lo y
les. (Tomado de Netter, 1974,
ganglios
b asales p. 72.)

Las estructuras que envían inform ación al hipotá- te a través del control hipotalám ico del sistema ner­
lamo incluyen la corteza límbica -—vía el hipocam po vioso autónomo, la división del sistema nervioso que
y el fórnix—, la corteza prefrontal (ventral) orbital, la controla la m u scu latu ra lisa, eí m úsculo cardiaco y
am ígdala y la form ación reticular. En consecuencia, las glándulas. Por tanto, el hipotálam o debe ser con­
el hipotálam o recibe tanto entradas altam ente proce­ siderado como el m ayor centro regulador del siste­
sadas desde la corteza com o inform ación desde el ma nervioso autónomo. Sin embargo, su control está
am biente interno. Tam bién, proyecciones directas m uy alejado de ser ab solu to; es influido tanto por
desde la retina, que están involucradas en el control centros corticales superiores que procesan inform a­
hipotalám ico de los ritmos circadianos. Las mayores ción acerca del am biente exterior com o por centros
salidas h ipotalám icas incluyen conexiones hacia la inferiores del tallo cerebral que participan en la regu­
corteza prefrontal, la am ígdala, la form ación reticu­ lación fisiológica.
lar y la m édula espinal. El hecho de que el hipotála­ El otro m ecanism o por m edio del cual el hipotála­
mo reciba entradas desde y envíe salidas hacia tanto mo ejerce su control sobre la fisiología interna es la
centros corticales superiores como centros inferiores regu lación de la fu n ción en d ocrina. La regu lación
del tallo cerebral y el bulbo raquídeo, sugiere que horm onal de la función fisiológica tiene ciertas ven­
sirve com o una interfase entre estos dos campos neu­ tajas sobre los m ecanism os neuronales, en particular
ronales, una noción que es consistente con la influen­ cuando se. requ iere u na in flu en cia m ás lenta, m ás
cia del hipotálam o sobre la conducta y el estado fisio­ difusa y m ás p rolon gad a. E l hipotálam o regula la
lógico interno. función endocrina al controlar la liberación de h or­
La influencia del hipotálam o sobre el estado fisio­ monas desde la glán d u la p itu itaria anterior, la cual
lógico interno es más evidente en su papel central en se extiende de la base del hipotálam o (véase la figu ­
el m antenim iento de la hom eostasis, el estado bioló­ ra 3.22). La glándula pitu itaria anterior ha sido con-
gico de estabilid ad interna que todo organism o v i­ ceptualizada com o la "glán d u la m aestra" del siste­
viente debe m antener constantem ente con la finali­ ma endocrino, ya que dispara la liberación de h o r­
dad de seguir con vida. Ésta se activa tanto al activar m onas de varias glán d u las endocrinas, incluyendo
conductas específicas (como beber y comer) como en la corteza adrenal, la glán d u la tiroides y las góna-
regular de m anera directa los procesos fisiológicos das. Esta regu lación de la función endocrina por
que conservan la integridad del ambiente interno del parte de la pituitaria anterior es, a su vez, regulada
cuerpo. La regulación interna se alcanza parcialmen­ por el hipotálam o. Es interesante saber que el hipo-
CAPITULO 3 Introducción a la estructura y función del sistema nervioso central 65

N u cleo dorsom edial T álam o FIGURA 3.22 Vista


mediosagital del hipotála-
mo en la que se muestran
algunos grandes núcleos
M asa hipotalámicos y ciertas
C om isura interna
an terior
estructuras vecinas. El
quiasma óptico es el punto
N ú cleo N úcleo
en el que algunas fibras
p arav en tricu lar posterior
provenientes de cada ner­
N ú cleo
N ú cleo vio óptico se cruzan hada
p reó p tico
v entrom ed ial el otro lado del cerebro.
N ú cleo (Tomado de Netler, 1974, p. 76.)
an terior C erebro m ed io

N ú cleo
su p ra q u ia sm á tico N úcleos

N ú cleo
■BillSA m am ilares

su p raó p tico
\ ~4
*b is# b
\
Q u ia sm a
ó p tico
Pituitaria
\
N ú cleo Puente
posterior arcuato

tálam o alcanza esta regulación al secretar su propia lo) y el bulbo raquídeo (m ielencéfalo). Gran parte del
horm ona peptídica en un sistem a vascular portal que tallo cerebral se enfoca a la regulación y el m anteni­
la entrega d irectam ente a la p itu itaria anterior. El m iento de los procesos sustentadores de la vida,
hipotálam o tam bién monitorea las consecuencias de como la respiración, la función cardiaca y la hom eos­
esta activ id ad regu lad ora al v alorar los niveles de tasis. Tam bién está in v olu crad o en el control del
h orm on as circu lan tes presentes en su sum inistro sueño y el estado de vigilia, la emoción, la atención y
sanguíneo. la conciencia.
Aunque la glándula pituitaria anterior no es parte El tallo cerebral contiene grupos de núcleos m oto­
del sistem a nervioso, la p itu ita ria p o sterio r está res y sensoriales, así com o núcleos que ejercen un
com puesta de axones de neuronas cuyos cuerpos efecto m odulador (regulador) sobre centros cerebra­
celu lares son núcleos específicos que están en el les superiores m ediante la liberación de neurotrans-
hipotálam o, cuyas term inales de axón liberan h or­ misores específicos. Un ejemplo de estos núcleos es la
m onas dentro de la circulación general. Estas horm o­ sustanda negra, un gran sitio de síntesis de dopami-
nas inclu yen la vasopresina (tam bién llam ada h or­ na. Los axones que se proyectan desde estos núcleos
m ona antidiurética), la cual regula la retención de liberan dopam ina hacia las sinapsis en áreas m uy
agua, y la oxitocina, involucrada en la producción de vastas de la parte anterior del cerebro anterior, como
leche y en las contracciones u terinas. Por tanto, el los ganglios basales y la corteza prefrontal. Adem ás
h ip otálam o es una glándula, acaso una conclusión de sus muchos núcleos, el tallo cerebral tiene grandes
asombrosa, hasta que uno se da cuenta de la estrecha tractos ascendentes (sensorial) y descendentes (moto­
relación entre la liberación de neurotxansmisores por res) de sustancia blanca que lo recorren.
las neuronas a través del sistem a nervioso y la fun­ Puede ser tentador, en el contexto de considerar la
ción neu rosecretora de las células hipotalám icas. función cerebral de orden superior, estim ar al tallo
Como se vio en el capítulo 2, en cierto sentido, todas cerebral com o un sim ple conducto a través del cual
las neuronas son secretoras. fluye la inform ación de ida y vuelta entre el cerebro
anterior y la m édula espinal. Sin embargo, esto sería
un error. Como se ha indicado, el tallo cerebral juega
EL TALLO CEREBRAL un papel central en el control neuronal de ciertas fun­
ciones extrem adam ente com plejas que son esencia­
El t a llo cereb ra l se encuentra entre el diencèfalo y la les para la sobrevivencia y participa en la regulation
m édula espinal (figura 3.23), está com puesto del de un núm ero considerable de funciones de orden
cerebro m edio (m esencèfalo), el puente (m etencéfa­ superior (Dam asio, 1999).
66 PARTE I Fundamentos

FIGURA 3.23 A) Sección mediosagital del cerebro, tallo


cerebral y médula espinal. B ) MRI de las mismas estruc­
turas en el cerebro vivo. (Tomado de Kandel et al., 1995, p. 9.)

El c e re b ro medio
de la pupila del ojo como respuesta a la luz intensa)
El cerebro medio se encuentra entre el diencèfalo y el es m ediado por un núcleo incorporado en el núcleo
puente. La parte del cerebro medio que es dorsal al oculomotor. El reflejo pupilar es evaluado para pro­
acueducto cerebral se llam a tectum (del latín, "te ­ bar la integridad de las estructuras del cerebro medio
ch o"), el cual consiste de dos estructuras pareadas, en pacientes inconscientes.
los colículos superior e inferior. El tegm en tu m (del El colículo inferior, un retransm isor auditivo, está
latín, "cu b ierta") es ventral al acueducto. La región ubicado en el cerebro medio, justo debajo del colícu­
más ventral del cerebro m edio contiene grandes trac­ lo superior. El tegm entum m esencefálico contiene un
tos fibrosos que portan inform ación desde el cerebro número de núcleos involucrados en la función m oto­
anterior hacia la m édula espinal (el tracto corticoes- ra, incluso los núcleos rojos y la sustancia negra.
pinal) y desde el cerebro anterior hacia el tallo cere­ Finalm ente, la form ación reticu lar m esencefálica,
bral (tracto co rtico b u lb a r). Las conexiones entre el parte del conjunto difuso de núcleos que se extien ­
cerebro anterior y el cerebelo, que corren en ambas den desde la m édula inferior hacia el tálamo, tom an
direcciones, tam bién pasan a través del cerebro m e­ m ucho del cerebro m edio. La form ación reticular
dio. está involucrada en un núm ero de funciones, com o
El cerebro m edio consta de varias estructuras la excitación, la regu lación au tom ática y la regu la­
involucradas con la visión. Éstas incluyen el colículo ción del dolor.
superior, que está involucrado en la m ediación de la
función visom otora. En este capítulo se m encionó
que los pacientes con ceguera cortical tienen cierta El cereb ro p osterior
función visual preservada. Por ejemplo, son capaces
de apuntar con precisión la ubicación de un punto de El cerebro posterior (rom boencéfalo) está constituido
luz aun cuando no tengan la capacidad de ver el estí­ por el puente (m etencéfalo) y el bulbo raquídeo (mie-
mulo. Esta habilidad paradójica, a la cual se le deno­ lencéfalo). El cerebelo tam bién está considerado
m ina v isió n ciega (W eiskrantz, 1986), puede ser como una parte del m etencéfalo, pero será contem ­
m ediada por el colículo superior. plado en una sección aparte.
El cerebro medio tam bién es el sitio de dos de los
tres nú cleos de nervios craneales que controlan el PU EN T E O P R O T U B E R A N C IA A N U LA R El
m ovim iento ocular, los nú cleos ocu lom otores y los puente está com puesto por la región tegmental de la
núcleos trocleares. El reflejo pupilar (la contracción protuberancia anular, que form a el piso del cuarto
CAPÍTULO 3 Introducción a la estructura y función del sistema ner\ñoso central 67

ven trícu lo, y, de m anera ventral, de un núm ero de EL CEREBELO


tractos fibrosos intercalados con núcleos de la protu­
b eran cia anular. A dem ás de la continuación de las El cerebelo sobresale de la superficie dorsal del puen­
proyeccion es corticales hacia el tallo cerebral y la te y es parte del cerebro posterior. Sin em bargo, su
m édula espinal, las fibras de la protuberancia anular función es diferente a la de las estructuras del tallo
inclu yen conexiones m asivas entre la corteza y el cerebral que se han an alizado. A unque el térm ino
cerebelo llam adas pedúnculos cerebelosos (del latín, cerebelo proviene del latín ("cereb rito"), de hecho se
"p ie p eq u eñ o"). Los núcleos en el puente incluyen trata de una estructura m asiva. Se encuentra sobre la
aquellos que tienen función auditiva y v estib u lar superficie dorsal del cerebro, al nivel del puente, for­
(sentido de la posición y m ovim iento de la cabeza), m ando el techo del cuarto ventrículo y se asienta
así com o núcleos sensoriales y motores para la cara y sobre los pedúnculos cerebelosos masivos. El cerebe­
la boca. Uno de los tres núcleos que controlan los lo tiene una corteza cuya su perficie, debido a sus
m úsculos oculares externos de los ojos tam bién se intrincados repliegues, tiene un área igual a la de la
encuentran en el puente. Además, contiene gTan por­ corteza cerebral. En las profundidades del cerebelo
ción de la formación reticular. están cuatro pares de núcleos profundos. Entre la
corteza y los núcleos profundos hay sustancia blanca
B U L B O RA Q U ÍD EO El bulbo raquídeo está caudal interna.
al p u en te y rostral a la m édula espinal. Como el La mayoría de las entradas al cerebelo alcanzan la
bulbo raquídeo se extiende caudalm ente, el cuarto corteza cerebelosa por m edio de relevos en los n ú ­
ventrículo se estrecha y desplaza ventralm ente hasta cleos profundos, aunque algunos llegan directamen­
que se convierte en un tubo estrecho, ubicado en el te a la corteza. Los aferentes cerebelosos brindan
centro, conforme el bulbo emerge de la médula espi­ inform ación acerca del estado del cuerpo a partir de
nal. El bulbo raquídeo contiene un núm ero im por­ las áreas sensoriales que procesan la inform ación
tante de núcleos, tractos fibrosos y la parte más cau­ som atosensorial, visual, auditiva y vestibular. A d e­
dal de la formación reticular. más, recibe aferentes desde estructuras involucradas
En el límite dorsal de su extremo rostral, el bulbo en la función motora, que incluye las cortezas m oto­
raquíd eo contiene dos pares de grandes núcleos: el ra y premotora.
g racilis y el cunealus, que sirven de relevo para las La salida cerebelosa, casi en su totalidad prove­
vías ascendentes del lemnisco, las vías som atosenso- niente desde los núcleos profundos, se proyecta, vía
riales que portan inform ación acerca del tacto, el sen­ el tálamo, hacia las cortezas motora y premotora. Los
tido de posición corporal y las cinestesias desde la eferentes cerebelosos tam bién se proyectan hacia los
m édula espinal hacia el tálamo y luego hacia el área núcleos del tallo cerebral que envían proyecciones
som atosensorial cortical. En la porción ventral de su descendentes hacia la médula espinal y la formación
parte rostral está el com plejo olivar, que incluye los reticular romboencefálica.
núcleos olivares in ferior y m edial accesorio. Este Las entradas m ultisensorial y motora el cerebelo,
núcleo enorm em ente plegado recibe entradas desde con sus salidas hacia la corteza relacionada con la
la corteza y el núcleo rojo y los proyecta hacia el cere­ m otricidad y los centros espinales mediadores de la
belo. El bulbo raquídeo tam bién contiene varios postura y el modo de andar, sugieren que el cerebelo
núcleos sensoriales que procesan la entrada vestibu­ juega un papel central en la m odulación, el ajuste y
lar y la entrada sensorial desde la cara, la boca, la la coordinación del m ovim iento corporal con base en
garganta y el abdom en. El bulbo raquídeo adem ás la inform ación acerca del estado corporal actual y el
con tien e núcleos m otores que inervan el cuello, la movimiento actual e intentado. Esta noción es soste­
lengua y la garganta. Finalm ente, los núcleos m oto­ nida por el hecho de que, a pesar de la extensa entra­
res en el bulbo raquídeo inervan órganos del cuerpo da sensorial y motora que el cerebelo recibe, las lesio­
que son cruciales para el m antenim iento de la vida, nes al cerebelo no provocan deficiencia o parálisis
como las visceras, el corazón y los músculos del apa­ sensoriales. En vez de ello, las lesiones cerebelosas
rato respiratorio. ocasionan interru pciones en la conservación de la
En el bulbo raquídeo ventral se encuentra la conti­ postura y en la coordinación secuencial del m ovi­
nuación de las proyecciones m otoras corticoespina- miento en el lado del cuerpo ipsilateral a la lesión (el
les. C erca de la m itad inferior del bulbo raquídeo, efecto ipsilateral se debe al hecho de que los eferen­
90% de las fibras corticoespinales de cada lado se tes cerebelosos cruzan hacia el otro lado del tallo
cruzan al lado contralateral. Este punto de cruza­ cerebral, afectando las fibras del tallo cerebral que
m iento (decusación) recibe el nombre de decusación luego cruzan de nuevo en la decusación piram idal).
piram idal. Estas interrupciones por lo general reciben el nom ­
68 PARTE I Fundamentos

FIGURA 3.24 Vista


ventral de una sección
de la médula espinal.
(Tomado de Netter, 1974, p.
32.)

bre de ataxias cereb elo sa s (literalm ente, "falta de un cuerno dorsal. El cuerno ventral es el sitio de los
ord en") y son ejem plificadas por la interrupción del cuerpos celulares de m otoneuronas alfa, el eslabón
intento por realizar una orden, como la de "extienda final en la cadena neuronal que activa la contracción
su brazo hacia el frente y luego toque con su dedo la muscular. Los axones de las m otoneuronas alfa dejan
punta de la nariz". U n paciente con ataxia cerebelosa la médula espinal por la raíz ventral. El cuerno dor­
que intentase esto m ostraría m arcada inestabilidad sal contiene cuerpos celulares de interneuronas que
de m ovim iento con oscilaciones de su m ano cada vez envían inform ación desde las neuronas som atosen­
m ayores de lado a lado conforme el dedo se acercase soriales prim arias hacia el cerebro y hacia las neuro­
a la nariz. nas motoras en el m ismo y otros niveles de la m édu­
la espinal. Estas últim as vías que conectan la entrada
som atosensorial con la salida m otora son la base de
LA M ÉDULA ESPINAL los reflejos espinales. Los axones de las neuronas
som atosensoriales prim arias entran a la médula espi­
La m éd u la espinal se extiende desde el bulbo raquí­ nal en la raíz dorsal. Sin em bargo, los cuerpos celula­
deo, de m anera rostral, hasta la cola de caballo res de estas neuronas no están en el cuerno dorsal,
(cauda equina, en latín) de manera caudal. Treinta y sino que perm anecen afuera del sistem a nervioso
un pares de nervios espinales dejan la m édula espi­ central en la raíz gan glion ar dorsal.
nal y pasan a través de pequeñas aberturas en la
colum na vertebral. La cola de caballo está com pues­
ta de los nervios espinales más bajos conforme conti­ RESUMEN
núan su curso caudal más allá del final de la médula
espinal antes de dejar la columna vertebral. Existen varios térm inos gen erales que ayudan a la
En sección transversal, la médula espinal tiene un orientación dentro del sistem a nervioso. A nterior
centro de sustancia gris con form a de m ariposa, (rostral) se refiere al frente, y posterior (caudal) se
rodeado con sustancia blanca (figura 3.24). La sus­ refiere a la espalda. Superior (dorsal) denota la parte
tancia b lan ca consta de tractos som atosensoriales de arriba de una estructura e inferior (ventral) los de
ascendentes, tractos m otores descendentes y fibras abajo. M edial se refiere a la m itad y lateral al lado.
de proyección intraespinales que conectan diferentes Estos térm inos se usan para indicar la posición de
regiones dentro de la m édula espinal. En cada lado una estructura en relación con el cerebro entero y con
la sustancia gris está dividida en un cuerno ventral y otras estructuras.
CAPITULO 3 Introducción a la estructura y función del sistema nen'ioso central 69

El sistem a nervioso central consta del cerebro y la ticipa en estructuras involucradas en la em oción, la
m édula espinal. El sistem a nervioso periférico inclu­ m otivación y el m antenim iento de la hom eostasis,
ye todos los nervios sensoriales y m otores que reco­ aunque la validez de este concepto ha sido cuestiona­
rren el cuerpo y envían señales hacia y desde el siste­ da. Se ha demostrado que algunas estructuras dentro
ma nervioso central. de este sistem a, como el hipocam po y los cuerpos
El cerebro tradicionalm ente se divide en tres par­ mamilares, son importantes para la memoria.
tes: el cerebro anterior (prosencéfalo), el cerebro El diencèfalo consta de tálam o e hipotálam o. El
m edio (mesencèfalo) y el cerebro posterior (romben- tálam o recibe inform ación desde cada m odalidad
céfalo). El cerebro anterior incluye la corteza cere­ sensorial (excepto el olfato) y envía esta información
bral, los ganglios basales, los ventrículos laterales y hacia la respectiva área sensorial cortical primaria. El
el sistem a límbico. La corteza cerebral, la región más tálam o tam bién recibe en tradas desde los ganglios
evolucionada del cerebro humano, se divide en cua­ basales, el cerebelo y la corteza motora, y envía pro­
tro lóbulos: occipital, parietal, tem poral y frontal. La yecciones de regreso a estas áreas. Por tanto, sirve
superficie de la corteza tiene m uchos surcos y circun­ como un com ponente central en m uchos circuitos
volu cion es que aum entan el área de la corteza que cortical-subcortical-cortical. El hipotálamo está invo­
puede ser contenida en el limitado volum en del crá­ lucrado en una gam a extrem adam ente am plia de
neo. También sirven como delimitadores para identi­ funciones, m uchas de las cuales tienen la m eta de
ficar regiones corticales. La mayor parte de la corteza mantener la hom eostasis, tanto a través de la regula­
tiene seis capas de células, algunas pocas regiones, ción del com portam iento com o por medio de la regu­
sólo una o dos capas. Las diferentes regiones cortica­ lación del estado interno del cuerpo. El hipotálam o
les varían con respecto al grosor y la com posición regula el control del estado interno del organism o a
celu lar de estas capas; el estudio de esta variación, través de la regulación del sistem a nervioso autóno­
llam ada citoarquitectura, ha producido mapas corti­ mo y por medio del control de la función endocrina.
cales que han resultado ser ú tiles para identificar El tallo cerebral incluye el cerebro medio, el puen­
áreas funcionales de la corteza. te y el bulbo raquídeo. Estas estructuras contienen
Tractos fibrosos de longitud variable conectan grupos de núcleos motores y sensoriales, y neuronas
diversas áreas en cada hemisferio. M uchos patrones que ejercen un efecto m od ulador sobre los centros
de deterioro cognitivo pueden ser com prendidos en cerebrales superiores. Tam bién contienen tractos
térm inos de la interrupción de tractos fibrosos espe­ fibrosos ascendentes y descendentes que m edian la
cíficos y la resultante desconexión de regiones corti­ función somatosensorial y la motora. M uchos de los
cales específicas. núcleos en el bulbo raquídeo m edian procesos que
Se ha demostrado que diferentes regiones cortica­ son esenciales para la vida, como la función cardiaca
les están especializadas para funciones específicas. y la presión sanguínea. Por esta razón, las grandes
Estas incluyen la corteza motora primaria y las áreas lesiones del bulbo raquídeo con frecuencia provocan
corticales que están especializadas para el procesa­ la muerte.
m iento de inform ación sensorial elem ental desde El cerebelo juega un p ap el central en la m odula­
cada m odalidad sensorial. El térm ino corteza de aso­ ción y coordinación del m ovim iento corporal con
ciación se em pleó durante m ucho tiem po para indi­ base en la inform ación acerca del estado corporal
car la corteza que m edia el procesam iento de orden actual, el m ovim iento efectuado y el programado.
superior. Este concepto ha dado pie a una com pren­ La m édula espinal envía órdenes m otoras desde
sión m ás delineada de las funciones especializadas el cerebro hacia los m úsculos del cuerpo por medio
m ediadas por regiones corticales específicas fuera de de las m oton eu ron as alfa que salen de la m édula
las áreas sensorial y m otora primarias. espinal en la raíz ventral. Los axones de las n eu ro­
Los ganglios basales son estructuras de sustancia nas som atosensoriales prim arias, que envían hacia
gris ubicadas en la profundidad de la base del cere­ el cerebro in form ación acerca del cuerpo, entran a
bro anterior. Son im portantes para la regulación y el la m édula espinal en la raíz dorsal. La m édula espi­
control del m ovim iento. También se ha dem ostrado nal tam bién regu la m u ch os reflejos que perm iten
que varias de las estructuras de los ganglios basales respuestas rápidas y autom áticas a diversos estím u­
influyen en las áreas de la cognición. los.
El sistem a lím bico contiene diversas estructuras Ahora que se han exam inado las grandes estructu­
corticales,}' subcorticales en la frontera entre el cere­ ras del sistem a nervioso central, se pasará al análisis
bro anterior y el tallo cerebral. El sistema límbico par­ de los métodos experimentales en la neuropsicología.
C A P I T U L O
4
Métodos
en neuropsicología

METODOS ANATOMICOS COM1SUROTOMÍA


Identificación de conexiones anatómicas LA PRUEBA DEL AMOBARBITAL SÓDICO
M étodos para la visualización de estructuras La especialización hemisférica y preferencia manual
MÉTODOS PARA MEDIR FUNCIONES Uso de la prueba de am obarbital sódico en el manejo
M étodos para visualizar funciones neuroquirúrgico de las convulsiones focales
M étodos neurofisiológicos El procedim iento de prueba
MÉTODOS DE LESIÓN ESTUDIOS DE PERSONAS CON ANORMALIDADES
Disociación de funciones CONDUCTUALES Y COGNITiVAS
Interpretación de disociación sencilla y doble ESTUDIOS DE PERSONAS NORMALES; ESTUDIOS DE
Deterioros asociados LATERALIDAD
Las disociaciones como una ventana hacia la estructura RESUMEN
de la cognición y sobre la ubicación de funciones
Límites en la interpretación de las disociaciones
Ideas adicionales acerca de la lógica de la disociación y
la asociación

A hora se estudiarán los m étodos más im portantes en la Ésta no siem pre es la pregunta que se cree se está reali­
neuropsicología, muchos de los cuales ya se han mencio­ zando.
nado en los análisis anteriores. Los datos generados pol­ Se procederá a analizar: a) los métodos usados para
los diversos m étodos han generado las hipótesis fru ctífe­ explorar las estructuras del sistema nervioso y sus vías de
ras, los experim entos ilum inadores y ¡as teorías novedo­ interconexión; b) los métodos que miden los aspectos fu n ­
sas. Por tanto, es importante comprender los métodos que cionales del sistema nervioso, como el uso de los niveles de
son la base para las inferencias que generan los experi­ glucosa o la actividad eléctrica; c) los vtétodos de lesión; d)
mentos. C om o el genio m alvado de los cuentos de hadas el estudio de pacientes que han experim entado cirugía a
que sólo satisface el deseo preciso que los solicitan tes cerebro abierto; e) la prueba del am obarbital sódico; f ) el
dem andan y no el deseo que ellos creen estar realizando, estudio de las anormalidades cognitivas y conductuales en
la naturaleza responde precisam ente y sólo a la pregunta gente sin lesiones cerebrales reconocibles, y g) el estudio de
definida por la metodología de un experim ento particular. sujetos normales.
CAPITULO 4 Métodos en neuropsicología 71

FIGURA 4.1 Moléculas, como las proteínas, están encerradas en vesículas y son transportadas desde
su sitio de síntesis en el soma (cuerpo celular) hacia la terminal del axón. La proteína cinesina hace
"caminar" a la vesícula a lo largo de los microtúbulos. (Adaptado de Bear, Councrs y Paradiso, 1996, p. 3S.J

M ÉTODOS ANATÓMICOS
TÉ C N IC A S Q U E EM PLEA N T R A N SPO R TE AXO -
P L A SM IC O El transporte axoplásm ico es un pro­
Identificación de con exion es an atóm icas
ceso activo en el que las su stan cias dentro de una
Se pueden identificar las estructuras dentro del siste­ neurona se m ueven a través de su longitud. Existen
m a nervioso en térm inos de su apariencia general. dos tipos de transporte axoplásm ico: el transporte
Pero al intentar com prender cómo funciona el cere­ anterógrado envía m ateriales que son sintetizados
bro, es indispensable saber tanto com o sea posible sólo en el cuerpo celu lar de la neurona, como las
acerca de las interconexiones entre estructuras dife­ proteínas, h acia la term in al del axón (el extrem o
rentes. De dónde una estructura particular envía sus tran sm isor de la n eu ron a). Este proceso alm acena
eferentes (salida) y de dónde los recibe (entrada) pro­ estos m ateriales en espacios esféricos rodeados por
porciona conocim iento acerca de los procesos que m em brana llam ados v e sícu la s, las cuales luego se
está m ediando. En capítulos subsecuentes se verá lo m ueven a lo largo del axón sobre m icro tú b u lo s
útil que puede ser la inform ación acerca de las cone­ (figura 4.1). C uando un am inoácido radiactivo,
xiones anatóm icas en los intentos por com prender como la prolina, se inyecta en una región particular
las relaciones cerebro-conducta. del cerebro, es tom ado por los cuerpos celulares de
Una m anera de determ inar las conexiones entre las neuronas en dicha región y luego transportado a
las estru ctu ras es trazar el trayecto de los grandes las term inales de los axones de dichas neuronas.
tractos fib ro so s, grupos de neuronas que se estiran D espués, seccion es del cerebro se colocan ju nto a
desde el área del sistema nervioso a otro. Sin em bar­ una placa fotográfica para que la radiactividad den­
go, existen obvias lim itaciones a este m étodo; los tro de ellas expongan la película. Esta técnica, cono­
pequeños tractos fibrosos son indetectables, debido a cida com o a u to rra d io g ra fía , detecta la región o
que el origen y destino precisos de estos tractos que regiones del cerebro en la cual se proyecta la región
son visibles no se conoce. Por fortuna, existen algu­ inyectada. E xisten dos tipos de transporte an teró­
nos m étodos reveladores que solventan estos proble­ grado: lento (1-10 mm/ día) y rápido (hasta 1 000
mas. m m/día).
72 PARTE I Fundamentos

El segund o tipo de transporte axop lásm ico se


llam a tran sp o rte retróg rad o, y, com o su nom bre
sugiere, m ueve sustancias en la dirección opuesta a
la del transporte anterógrado, desde la term inal del
axón h acia el cuerpo celular. La fu n ción de esta
dirección de transporte no está com pletam ente com­
prendida, pero se cree que proporciona un m ecanis­
mo por m edio del cual la inform ación acerca del
estado de la term inal del axón es com unicada hacia
el cuerpo celular, una especie de sistem a nervioso
dentro de la neurona, si se desea. También existe una
enzim a con el incom parable nom bre de peroxidasa
de rábano (HRP, por sus siglas en in glés) que es
tom ada de m anera selectiv a por las term in ales de
los axon es. Luego esta enzim a es llev ad a hacia el
cuerpo celular m ediante el transporte retrógrado y
puede ser visu alizad a en ese lugar. Por tanto, el
m étodo de peroxidasa de rábano com plem enta los
m étod os que utilizan transporte an terógrado al
rev elar la región o regiones que proyectan hacia el
área inyectada.
FIGURA 4.2 Radiografía de cráneo. Debido a que los
rayos X son absorbidos por los huesos y otros tejidos que
M IC R O A R Q U IT E C T U R A B IO Q U ÍM IC A En el
absorben calcio, todas las estructuras aparecen ilumina­
análisis de las áreas visuales corticales del capítulo 5 das y no es posible diferenciar entre las sustancias gris y
se verá que las subregiones dentro de estas áreas pue­ blanca. (Tomado de Kandel et al, 1995, p. 73.)
den ser definidas en términos de su afinidad para tin­
tes particulares, uno de ellos es la citocrom o-oxidasa.
Ésta es una enzima que se liga de m anera selectiva a
regiones de actividad m etabòlica relativam ente alta; años recientes. Sin embargo, se comenzará con algu­
por tanto, puede servir para identificar dichas regio­ nas de las técnicas más convencionales.
nes. Com o se verá en el capítulo 5, las regiones defi­
nidas por tal método bioquímico pueden tener carac­ R A D IO G R A F ÍA D EL C RÁ N EO La primera inves­
terísticas fisiológicas y anatóm icas distintas, y su tigación radiológica del cerebro consistió en radiar
identificación puede contribuir a la com prensión de el cráneo con rayos X (figu ra 4.2). A unque esto
la organización funcional del cerebro. m uestra en buen a m edida la integridad del cráneo
Tam bién es posible, con el uso de técnicas sofisti­ (por ejem plo, p resen cia de fractu ras, etc.), revela
cadas, teñir tejido para la presencia de neurotransmi- poco acerca del estado del tejido cerebral en su inte­
sores particulares, es decir, las m oléculas liberadas rior. Esto es debido a que la densidad del tejido cere­
por las term inales del axón que activan neuronas bral no varía m ucho, de m odo que diferentes partes
vecinas (véase el capítulo 2). Estas técnicas producen del cerebro absorben aproxim adam en te la m ism a
una d escripción de grandes vías y sistem as neuro- cantidad de rayos X. Esta situación es análoga a ilu­
transm isores dentro del cerebro. m inar con/una lam parita un vaso con agua; ninguna
som bra em erge para dar pistas acerca de su estru c­
tura interna. Así que el problem a es cómo visualizar
M éto d o s para la v isu alización de estru ctu ras las diferencias (y cam bios) estructurales en un órga­
no cuyas regiones m uestran p oca variación en su
Existe cierto número de técnicas para visualizar que absorción de rayos X.
pu ed en proporcionar inform ación acerca de la
estructura del tejido cerebral. Además, algunas técni­ A N G IO G R A F Í A C ER E B R A L Y N EU M O EN CEFA -
cas para visualizar proporcionan una m edida de la LO G R A FÍA Dos intentos tem pranos para solventar
actividad metabólica en diferentes regiones del cere­ este problema fueron los m étodos de la angiografía
bro vivien te; estas técnicas serán analizadas en la (o arteriografía) y la neum oencefalografía. En el pri­
siguiente sección. Ésta es un área con rápido desarro­ mer procedim iento (figura 4.3), un medio de contras­
llo y que ha generado gran cantidad de estudios en te (que absorbe rayos X) se inyecta en la circulación
CAPITULO 4 Métodos en neuropsicología 73

FIGURA 4.4 Neumoencefalograma. Las flechas con aste­


riscos indican aire en la cisura de Silvio. (Tomado de Knndel et
al, 1995, p. 73.)

4.5). Luego, esta inform ación es alim entada en una


com putadora, la cual gen era una im agen que des­
FIG U RA 4.3 Angiograma en vista frontal. El medio de cribe cam bios su tiles en la densidad y, adem ás,
contraste inyectado en la arteria carótida interna revela genera una im agen del cerebro en sección transver­
las arterias cerebrales anterior y media. (Tomado de Kandel et sal. Inicialm ente, la com putadora genera im ágenes
al., 1995, p. 73-} del cerebro en una serie de secciones (cortes) h ori­
zontales; tam bién puede reconstruir la inform ación
para generar im ágenes del cerebro en secciones
cerebral, lo que hace visible ante los rayos X la vascu- coronales y sagitales (v éase el capítulo 3 para una
latura (venas y arterias). Esto permite que el radiólo­ definición de los planos de estos cortes). Esta técni­
go infiera la presencia de cambios estructurales en el ca es bastante útil y revolucionó la neurorradiología
cerebro (por ejem plo, la presencia de un tumor) al cuando se introdujo a com ienzos de la década de los
observar desviaciones del patrón espacial normal de setenta.
la vasculatura. El neum oencefalogram a, por otra
parte, pretende franquear la densidad virtualm ente IM A G EN P O R R E S O N A N C IA M A G N É T IC A
h om ogénea del cerebro al drenar los ventrículos (M RI, por sus siglas en inglés) Este desarrollo más
cerebrales de líquido cefalorraquídeo y reemplazarlo reciente, para visualizar, la im agen por reson an cia
con aire (figura 4.4). Esto hace que los ventrículos m agnética (M R I), obtiene ventaja de ciertas propie­
sean m enos densos que el tejido circundante, lo que dades físicas de los átom os de hidrógeno. En p arti­
perm ite la detección de cam bios en su forma (debi­ cular, los átom os de hidrógeno se com portan como
dos, por ejemplo, a la presencia de atrofia cerebral o imanes de barra que giran en un campo m agnético
de un tumor). y, en un campo m agnético de gran intensidad, se ali­
nearán en paralelo. Si luego se hacen rebotar ondas
E X P L O R A C IÓ N C O N T O M O G R A F ÌA C O M P U - de radio a través de estos átom os, las ondas asum i­
T A R IZ A D A (TC) D E RA YO S X En la tom ografia rán un patrón característico que es una función del
com putarizada (TC) un haz de rayos X es dirigido a número de átom os presentes, lo cual, a su vez, es una
través de la cabeza y luego rotado lentam ente en un función de la densidad del tejido. Entonces se tendrá
arco alrededor de la cabeza para obtener una "som ­ una medida de la densidad del tejido que hace posi­
b ra " del cerebro desde todos los ángulos (figura ble la form ación de im ágenes que son más sensibles
74 PARTE i Fundamentos

A)

Fisura
Lóbulo frontal interhemísféríca

Núcleo caudado

Putamen

Globus pallidus
Ventrículo lateral
Capsula interna

Tálamo
Foramen de Munro
interventricular
Tercer ventrículo
Lóbulo temporal
Glándula pineal
Plexo coroideo FIGURA 4.5 Exploración
con TC de una sección hori­
zontal que pasa a través de
Ventrículo lateral Lóbulo occipital los hemisferios cerebrales v
el diencèfalo. (Tomado de Kan­
del et al., 1995, p. 74.)

C ircun v olu ción


a n g u la d a

Lóbulo pariental
A)
C u erpo c a llo so

FIGURA 4.6 A) Explora­ Lóbu lo o ccip ital

ción con MRI de una sec­ D iencèfalo


ción mediosagital a través
de los hemisferios cerebra­ C e re b e lo
les, el cuerpo calloso, el
tallo cerebral y la médula
espinal. B) Diagrama que
muestra el detalle visible en Bulbo raquídeo
la exploración con MRI, Médula espinal
(Tomado de Kaudel et al.. 1995, p.
SO.)
CAPITULO 4 Métodos en neuropsicologia 75

a las variaciones en la densidad del tejido que la TC. trón, el equivalente an tim ateria de un electrón. El
La resolución de las MRI es demasiado m ayor que la positrón viaja unos cuantos milímetros antes de per­
de la TC (figura 4.6). der su energía cinética y llegar al reposo. Cuando
esto ocurre, el positrón es atraído hacia un electrón
vecino y, conforme se juntan, se aniquilan entre ellos,
M ÉTODOS PARA MEDIR FUNCIONES liberando intensa energía y dos fotones de aniquila­
ción. Estos dos fotones dejan el sitio de su creación
Las técnicas analizadas para visu alizar hasta ahora en direcciones opuestas y a la velocidad de la luz. Un
revelan la estructura del cerebro. En esta sección se anillo de detectores rod ean la cabeza del paciente.
revisarán los m étodos que miden la actividad m eta­ Estos detectores están pareados electrónicamente, de
b òlica del cerebro (m étodos para visualizar fu n cio­ modo que registran un evento radiactivo sólo cuan­
nes) o su actividad eléctrica (métodos neurofisiológi- do dos detectores son golpeados de manera sim ultá­
cos). nea. Este arreglo hace posible la medición precisa de
la concentración relativa del m arcador etiquetado en
diferentes áreas del cerebro.
M étod os para visualizar funciones Con esta técnica se dem uestra que las áreas senso­
riales prim arias exhiben m ás actividad m etabòlica
M É T O D O D E FL U JO SA N G U ÍN E O C ER E B R A L durante periodos de estim ulación. Por ejem plo,
R E G IO N A L (FSC r) El prim er m étodo confiable cuando los ojos se abren, la corteza occipital poste­
para visualizar la medición de la actividad funcional rior m uestra m ayor n ivel de actividad m etabòlica
cerebral fue el flu jo sangu íneo cereb ral reg ion al que cuando están cerrados. Adem ás, una escena
(F S C r). En este m étodo, un isótopo radiactivo es visual com pleja provoca un patrón de estim ulación
inhalado o inyectado en la sangre, y entonces su dis­ diferente al de cualquier condición sim ple de luz
tribución es m edida con un conjunto de sensores blanca o de ojos cerrados (figura 4.7). Sin em bargo,
ordenados de manera sistemática cerca de la superfi­ suponga que se quiere determ inar el patrón de acti­
cie del cráneo. El nivel de radiactividad, por tanto, es vidad cerebral asociado con un proceso cognitivo
un m arcador para el flujo sanguíneo, el cual, a su complejo como la generación de un verbo que envía
vez, es un correlato de la actividad m etabòlica del la función de un sustantivo escuchado (por ejemplo,
cerebro. Al em plear este m étodo, en principio es "cocin ar" cuando se escucha la palabra "cacerola").
posible visualizar aquellas áreas del cerebro que son Esta situación es com plicada por el hecho de que
m etabòlicam ente más activas durante una actividad m uchas regiones del cerebro, no relacionadas de
particular. Por ejemplo, cuando un sujeto es expues­ manera directa con la generación de palabras per se,
to a un estím ulo visual, los lóbulos occipitales en la pueden estar activas durante esta tarea. Éstas pue­
corteza posterior (sitio del procesam iento visual) den incluir la corteza auditiva, el área de Wernicke y
m uestran aum ento del flujo sanguíneo. De m anera el área de Broca, entre otras.
análoga, el flujo sanguíneo aumentado se aprecia en Los esfuerzos por rem ontar este problema se han
la corteza m otora cuando un sujeto es expuesto al centrado en el m étod o de su stracción , un método
sonido. Un sujeto que habla muestra flujo sanguíneo desarrollado por F.C. Donders en el siglo xix y usado
aumentado en el área de Broca, y un sujeto que atien­ de manera extensiva por W ilhelm Wundt y otros psi­
de al significado de las palabras m uestra flujo san ­ cólogos estructuralistas, principalmente en los expe­
guíneo aumentado en el área de Wernicke. rim entos de tiem po de reacción, durante los prim e­
ros años de la psicología experim ental. Cuando se
T O M O G R A F ÌA P O R EM ISIÓ N D E P O SIT R O N E S aplica a estudios PET, este método intenta encontrar
(PET, por sus siglas en inglés) La actividad m etabò­ una tarea de control que sea idéntica a la tarea bajo
lica relativa en los animales o hum anos vivos puede estudio, excepto por un com ponente crítico. Enton­
ser m edida por medio de la tomograjfia por em isión ces, el registro obtenido durante la tarea de control es
de p ositron es (PET). Por esta razón, la PET ha sido sustraído del obtenido durante la tarea experim en­
llam ad a autorradiografía funcional in vivo. Una de tal. En análisis ulteriores se verán m uchos ejem plos
sus ventajas es que permite gran versatilidad en del uso del m étodo de sustracción; por ejemplo, en el
cuanto al átomo o la molécula a ser etiquetada. capítulo 5 se considera un estudio PET que identifica
La tecnología involucrada en la PET es más com ­ en hum anos el área en la corteza occipital especiali­
plicad a pero, planteada brevem ente, un átomo zada para la visión del color. En este estudio, los
rad iactivo inestable como el I50 es inyectado en el niveles de actividad adquiridos cuando un sujeto vio
sujeto. Dentro del cerebro, este átomo emite un posi­ un patrón en blanco y negro fueron sustraídos de los
76 PARTE I Fundamentos

FIGURA 4 .7 Explora-
dones con PET que
muestran activación
cerebral con A) los ojos
cerrados, B) los ojos
abiertos viendo luz blan­
ca y C) los ojos abiertos
viendo una escena com­
pleja. (Tomado de Kandel et
al., 1995, p. 76.)

niveles de actividad obtenidos m ientras el m ism o propiedades m agnéticas de la sangre, lo cual es


sujeto vio un patrón de color con la m ism a configu­ detectado por la fM RI. Esta técnica tiene la ventaja
ración espacial. En este caso, el m étodo de su strac­ de no requerir inyección de isótopos y dism inuye
ción localizó de m anera m ás precisa un área que se con ello tanto el riesgo para el paciente como el gasto
presum e está especializada para la visión del color. del procedimiento. A dem ás, debido a que la imagen
estructural es obtenida al m ism o tiem po que el
T O M O G R A F ÌA c o m p u t a r i z a d a p o r e m i ­ m apeo funcional, se aumenta en gran medida la pre­
s i ó n D E F O T O N E S (SP E C T , por sus siglas en cisión de correlación entre fun ción y estructura lo­
inglés) La técnica de tom ografia com putarizada por grada por este m étodo. En fin, la fM RI tiene mayor
em isión de foton es (SPEC T) hace uso del hecho de resolución que la PET.
que ciertos trazadores disponibles en el m ercado
em iten fotones, éstos perm iten m edir la actividad PR O BLEM A S AL IN T ER PR ETA R LO S EST U D IO S
m etabòlica relativa en una form a aproxim adam ente PARA V ISU A L IZ A R FU N C IO N ES Aun cuando los
análoga a la PET. La ventaja de este m étodo es que estudios para visibilizar funciones son bastante infor­
estos trazadores son m enos costosos que los isótopos m ativos, su interpretación presenta problem as. A
usados en la PET, los cuales, con vidas m edias extre­ continuación analizaremos tres de ellos.
m adam ente cortas, se crean en ciclotrones in situ. La Primero, a pesar de toda la aparente plausibilidad
característica negativa del SPECT es que tiene menos del m étodo de su stracción , la interpretación de los
resolución espacial que la PET. experim entos que usan este m étodo tiene ciertos pro­
blem as potenciales. El m ás im portante es la suposi­
IM A G E N FU N C IO N A L P O R R E SO N A N C IA ción de que los procesos com plejos pueden ser anali­
M A G N É T IC A (fM R I, por sus siglas en inglés) Se zados en uno o más procesos sim ples más un proce­
ha visto que la M RI proporciona im ágenes de alta so específico para la tarea com pleja. Se acumularon
resolución sensibles a variaciones sutiles en la densi­ dudas acerca de la validez de esta suposición aditiva
dad del tejido. La MRI tiene otra cualidad im portan­ que a final de cuentas lim itaron la utilidad del m éto­
te: es sensible al am biente quím ico del tejido neuro- do de sustracción com o un paradigm a experimental
nal. Por tanto, es capaz de m onitorear funciones y, en la psicología, a pesar de su uso prolífico por parte
cuando se le em plea en esta forma, se le conoce como de los psicólogos estru ctu ralistas durante varias
M R I fu n cio n al (fM R I). Las neuronas activas aumen­ décadas, luego de su introducción por Donders.
tan el flujo sanguíneo en su entorno inm ediato. El Para ilustrar este problem a, considere el estudio
aum ento resultante en la hem oglobina cam bia las descrito en la sección acerca del PET, que intentó
CAPITULO 4 Métodos en neuropsicología 77

id en tificar el área especializada para la percepción vidad eléctrica en el cerebro tienen la ventaja de
del color en humanos. Subyacente al uso del método m edir los eventos neuronales de m anera más directa
de su stracción en dicho experim ento se obtiene la y con mayor resolución tem poral. En esta sección se
suposición de que ver el patrón de color resulta en la consideran varios de estos métodos.
m ism a actividad cerebral que la involu crada en el
procesam iento de la form a en el patrón blanco y R E G IS T R O EN CÉLULA IN D IV ID U A L Los regis­
negro m ás la actividad específica a la percepción del tros en célu las in d iv id u a le s (actividad unitaria)
color. Se aprecia que esto puede, de hecho, no ser el involucran la inserción de u n electrodo con un diá­
caso; el procesamiento de la forma en la presencia de m etro m icroscópico dentro de una sola neurona y
color puede incluir estructuras cerebrales y actividad luego mide los cam bios en el potencial eléctrico de la
cerebral muy diferentes al procesam iento de la forma célula. Con esto se registra la actividad de la célula y
en la condición de blanco y negro. su frecuencia de disparo. C om o se analizará con
Un segundo problem a en la interpretación de los m ayor detalle en capítulos posteriores, cuando esta
estu d ios para visualizar funciones surge del hecho actividad se realiza en respuesta a estim ulación sen­
de que es lento el curso temporal de los eventos que sorial, se define el campo receptivo de la célula dada
este m étodo mide directamente (del orden de minu­ como aquel estím ulo que genera el disparo de m ane­
tos), m ientras que los eventos neuronales inferidos a ra m áxim a o m ínim a. En este sentido, el registro de
p artir de estas m edidas directas tiene lugar en el actividad unitaria m ide la actividad de una célula
orden de los milisegundos. Con la baja resolución del individual en un mom ento particular y en un contex­
tiem po de estos procedim ientos surge la pregunta to durante una conducta específica.
del grado en el cual estas m edidas están valorando A unque este enfoque tiene la desventaja de que
estados cerebrales relativam ente de largo térm ino valora sólo una pequeña proporción de células en un
m ás que los correlatos específicos de procesos psico­ área dada del cerebro, los datos derivados de este
lógicos distintos. m étodo resultan ilustradores. Para tom ar sólo un
Tercero, a pesar de la clara correlación entre la esti­ ejem plo, este m étodo ha revelado la presencia de
m ulación sensorial en una modalidad dada y el nivel especialización y ubicación de procesamiento senso­
de actividad de las áreas corticales que inicialm ente r ia l/perceptual dentro de lo que ha sido conocido
procesan dicha inform ación, un aum ento en la acti­ com o corteza de asociación, áreas corticales en las
vidad de un área durante una tarea compleja no nece­ cuales se creyó que la especialización y la ubicación
sariam ente significa que dicha área sea crítica para la estaban ausentes por com pleto. Este descubrimiento
función en cuestión. El cambio en la actividad puede ha provocado algunas revisiones radicales en las
ser un efecto indirecto del cambio en alguna otra área visiones del procesam iento cortical, las cuales se ana­
o áreas. Ésta es una consideración particularm ente lizarán con más detalle en el capítulo 5.
im portante cuando se valoran los correlatos metabó-
licos de un estado relativamente de largo plazo como ELECTRO EN C EFA LO G RA FÍA (EEG) El electroen­
un trastorno psiquiátrico. El m etabolism o anorm al cefalogram a (EEG), inventado por Hans Berger alre­
en una región dada no necesariam ente indica que la dedor de 1920, es una m edida de la actividad eléctri­
anorm alidad en dicha región sea la causa del trastor­ ca cerebral derivada de un banco de electrodos colo­
no. En vez de ello, la anorm alidad observada puede cados sobre el cuero cabelludo. Puesto que los elec­
ser un epifenóm eno, un correlato de los efectos de trodos tienen al cráneo y a otros tejidos entre ellos y el
una anorm alidad prim aria en un área diferente. En cerebro, la señal es débil y representa la actividad
consecuencia, aunque los estudios PET hayan pro­ colectiva de una población difusa de neuronas. Por
porcionado inform ación prom etedora acerca de los tanto, el ÉEG es sim ilar a poner un estetoscopio sobre
correlatos m etabólicos cerebrales de los procesos psi­ la pared exterior de un gimnasio y escuchar las fluc­
cológicos (y probablem ente sean más útiles en el tuaciones de volum en de la multitud que se encuen­
futuro, conform e avance la m etodología), se debe tra en su interior. Esta técnica es útil para detectar y
in terp retar con particular precaución los hallazgos localizar la actividad convulsiva en el cerebro, tam­
que em plean este método. bién se ha usado para estudiar fenóm enos com o el
sueño y el efecto de las drogas sobre la actividad cere­
bral. En la figura 4.8 se muestran algunos patrones de
M étodos neurofisioiógicos actividad del EEG característica de estados de sueño
específicos y niveles de conciencia. En años recientes
En contraste con los m étodos para visualizar funcio­ ha crecido el interés por emplear métodos computari-
nes, los métodos neurofisioiógicos que m iden la acti­ zados para analizar la actividad del EEG. Estos méto-
78 PARTE I Fundamentos

Excitado
ixcuaao t P 200

Relajado

A m odorrado

J J J
200 4 0 0 ms

FIG U R A 4 .9 P R E e n la c o r te z a a u d itiv a en re s p u e s ta a
e s tim u la c ió n a u d itiv a (á re a n e g r a ). A d v i e r t a las d o s
o n d a s p o s itiv a s y la o n d a n e g a tiv a ú n ic a , d e s ig n a d a s c o n
s u l a te n d a en m ilis e g u n d o s (m s ).

clínica para v alorar la in tegrid ad de las áreas del


cerebro involucradas en una m odalidad sensorial
50 fiv particular, com o la visión. P or ejem plo, se puede
1 seg valorar la respuesta de las áreas del cerebro relacio­
FIGURA 4.8 P a tro n e s d e E E G d u ra n te v a rio s e s ta d o s nadas en la visión ante un destello de luz. Cuando se
c o n d u c tu a le s h u m a n o s . (Tomado de Penfield y ¡nspers, 19541en usa de esta forma, este método en ocasiones recibe el
Kolb y Wlúshnii', 1996, p. 7S].) nombre de poten cial evocado.

EL E C T R O C O R T IC O G R A M A (ECo) La electiocor-
ticografía (ECo) estim ula la corteza expuesta de un
dos prom etedores hacen posible cuantificar y locali­ paciente durante cirugía con un electrodo de bajo
zar de m ejor m anera la actividad del EEG y puede voltaje. Esto, en esencia, es un refinam iento del pro­
contribuir para la ulterior comprensión de las relacio­ cedim iento utilizado por Fritsch e H itzig en su des­
nes cerebro-conducta. cubrimiento de la corteza m otora en perros en 1870.
El cirujano estadunidense R. Bartholow fue el prim e­
P O T E N C IA L E S R E L A C IO N A D O S C O N EV EN ­ ro en reportar su aplicación en hum anos en 1874,
T O (PRE) Los potenciales relacionados con evento pero el uso más tem prano sistem ático de este m éto­
(PRE) son m ediciones de los cam bios breves en la do para comprender las relaciones cerebro-conducta
actividad EEG que ocurren en un área particular de fue el trabajo de W ilder Pen field y sus colegas del
la corteza tras un evento específico, com o el patrón Instituto N eurològico de M ontreal. Ellos em plearon
de actividad en la corteza auditiva después de la pre­ el procedim iento para identificar áreas específicas de
sentación de un tono. A lgunos investigadores han la corteza y valorar el efecto funcional de la estim u­
intentado detectar PRE asociados con estím ulos más lación. Esto fue necesario para perm itir a Penfield lle­
com plejos y diferenciados, como palabras y rostros. var a cabo un procedim iento neuroquirúrgico espe­
Dado que el efecto de tales estím ulos es difícil de cialm ente desarrollado para aliviar las convulsiones.
detectar, debido a la actividad neuronal de fondo, los Es necesaria una breve d igresión para explicar este
investigadores que usan PRE exponen a sus sujetos a procedimiento.
presentaciones repetidas de estímulos y luego calcu­ La m ayor p arte de p acientes con convulsiones
lan la respuesta promedio. cerebrales tien en buen con trol cuando usan un
Por lo general, un PRE toma la form a de una serie m edicam ento anticonvulsivo apropiado; ésta es una
de ondas positivas y negativas que son designadas P de las historias de éxito en la m oderna farm acología
y N, respectivam ente. Con frecuencia, diferentes clínica. Sin em bargo, por desgracia, cerca del 20% de
ondas positivas y negativas son id entificadas por los pacientes son in capaces de lo grar buen control
m edio del tiem po en m ilisegundos que transcurre de sus con vulsion es inclu so d esp ués de m uchos
entre la aparición del estímulo y la presencia del pico años de intentar con todo tipo de m edicam entos dis­
(figura 4.9). Por ejemplo, una onda particular puede ponibles. Estos p acien tes lleg an a ten er 30 o m ás
ser d esignad a P 150 o N 3oo- Esta técnica se usa en la convulsiones al día, lo que afecta de m anera severa
CAPITULO 4 Métodos en neuropsicología 79

la calid ad de sus vidas e incluso ven am enazadas


éstas.
De aquellos pacientes que no pueden lograr alivio
sign ificativ o con los m edicam entos disponibles,
cerca de la m itad se benefician del procedim iento
quirúrgico desarrollado por Penfield. Existen pacien­
tes cuyos focos convulsivos (las áreas desde donde
se originan las convulsiones) están en un área de la
corteza que es rem ovida quirúrgicam ente sin produ­
cir un deterioro peor que el trastorno convulsivo
(rem over tejido de una de las áreas del lenguaje, por
ejem plo, produciría un deterioro). A lrededor de 50%
de los pacientes con epilepsia intratable con fárm a­
cos, que no se benefician con este procedimiento, son
aquellos con un foco convulsivo en una de las áreas
corticales funcionalmente críticas o aquellos con con­
v u lsio n es que se originan en el tallo cerebral.
M ediante el uso de varias técnicas de valoración refi­
nadas (como la electroencefalografía, varios métodos
radiológicos y otros de visualización, y la valoración
neurosicológica), es posible determ inar si un pacien­
te tiene un foco convulsivo cortical y, si es así, dónde FIG U RA 4 .1 0 F o to g r a f ía d e u n a lo b o to m ía fro n tal y
está ubicado en la corteza. te m p o ra l iz q u ie r d a e n el m o m e n to d e la ciru g ía. L o s
U na vez que se determ ina un candidato para este n ú m e ro s in d ic a n re s p u e s ta s a e s tim u la c ió n e lé ctric a : p o r
procedim iento debido a que padece de convulsiones ejem p lo , 14, s e re fie re a u n a in te rc e p c ió n al d e cir los

que se originan en un foco cortical y una vez que la m e s e s del a ñ o ; 2 5 , e r r o r al d e c ir los d ías d e la s e m a n a
h a c ia a d e la n te , c o rr e g id o d e s p u é s d e re tira r el e le c tro d o .
u bicación de dicho foco es identificada, el paciente
(Tomado de Rasmussen y Milner, 1975, p. 241.)
es llevado a cirugía para rem over el área epileptóge-
na (causante de convulsiones). Sin em bargo, cuando
la corteza es expuesta, el cirujano no ve los claros y
ord enad os patrones de surcos y circu nvoluciones
que usualm ente aparecen bosquejados en los libros cal y por tanto encuentra sus relaciones, de m odo
de neuroanatom ía. En vez de ello, lo que aparece es que el área epilep tógena de la corteza identificada
la rica vasculatura y las m em branas que sobresalen previamente pueda ser removida. Como notamos, se
de la corteza, por lo que su patrón es irreconocible puede aprender mucho acerca del cerebro a partir de
in clu so para el neu rociru jano m ás experim entado. esta técnica, incluso la organización topográfica (al
En este punto la estim ulación cortical se vuelve elaborar un m apa de la su perficie corporal) de las
indispensable. Al usarla, el cirujano puede identifi­ cortezas m otora y som atosensorial y la extensión de
car áreas sensoriales, motoras y de lenguaje con base las áreas de lenguaje. El resultado más conocido de
en la resp u esta del paciente a la estim ulación. El este trabajo es el reporte de Penfield de que la esti­
paciente debe estar despierto para participar en este m ulación de ciertas áreas corticales produjo exp e­
p roced im iento; por tanto, el proceso es realizado riencias priuy vividas y realistas que los pacientes
bajo anestesia local. En consecuencia, si el electrodo consideraron eran recuerdos. En capítulos su bse­
de estim u lación del cirujano in terru m pe la sensa­ cuentes habrá m ás que decir acerca de éste y otros
ción en el brazo, se puede inferir que la corteza sen­ trabajos que usan esta técnica.
sorial está siendo estim ulada. De m anera similar, si
un paciente responde con un giro de su mano, esto M A G N ETO EN C EFA LO G R A FÍA (MEG) Una nue­
identifica la corteza m otora como el área de estim u­ va técnica, la m ag n eto en cefa lo g ra fía (M EG ), tam ­
lación. Las áreas de lenguaje tam bién pueden ser bién llamada im agen por fuente magnética, mide los
m ap ead as porque la estim ulación a cualquiera de pequeños cam pos m agn éticos generados por las
ellas in terru m p irá el habla que está en progreso corrientes eléctricas de las neuronas. Esta técnica
(figura 4.Í0). parece ser prometedora.
A l usar esta técnica, el cirujano identifica im por­ Para cerrar esta sección, se debe advertir que los
tantes puntos de referencia sobre la superficie corti- avances en la comprensión muy probablemente serán
80 PARTE I Fundamentos

logrados m ediante la com binación de m étodos es­ paciente de Sacks se quejaba con desesperación de su
tructurales y funcionales. Por ejem plo, aquellos m undo acrom ático. Por dem ás interesante, pues la
investigadores que usan los métodos para visualizar discrim inación de longitud de onda fue retenida en
funciones (por ejem plo, FSCr, PET, fM RI) están pro­ la acromatopsia, esta condición sería difícil de detec­
fundam ente conscientes de la necesidad de localizar tar en otros animales. A m enos que ciertas m anipula­
con m ás precisión áreas de actividad m odificada. ciones experim entales esp ecíficas sean em pleadas,
Esto se logra mediante el uso concurrente de m edidas los anim ales podrían realizar tareas de aprendizaje
de estructura, com o la M RI. A dem ás, estos m ism os de discrim inación usando su capacidad intacta para
investigadores, conscientes de los problemas inheren­ discrim inar longitud de onda. Ellos serían incapaces
tes al curso temporal lento de sus técnicas para visua­ de reaccionar a cam bios drásticos en su experiencia
lizar funciones, están intentando superar este proble­ de color.
m a mediante el uso de medidas concurrentes electro-
fisiológicas que tienen tiempo de resolución relativa­
mente rápido, como los EEG y -los MEG. D isociación de funciones

Existen dos form as fundam entales (y relacionadas)


M ÉTODOS DE LESIÓN en las cuales los m étodos de lesión (y otros métodos
neu rofisioiógicos afines) am plían el conocim iento:
Ya se ha visto cuán ilum inador resulta el estudio de por m edio del análisis an ticip atorio de los com po­
los efectos conductuales y cognitivos de las lesiones nentes de la cognición y m ediante la localización de
cerebrales — daño al cerebro por cualesquier causa— funciones. Para explicarlo, se debe elaborar un con­
para la comprensión de cómo funciona el cerebro. La cepto que ya se ha m encionado: la d iso ciació n de
estrategia básica en los estudios de lesión con hum a­ fun cion es. Este concepto tiene al m enos dos signifi­
nos y con otros anim ales es la m ism a: in vestigar el cados. En el n ivel conductu al/cognitivo (no saber
efecto del daño a un área particular. Sin embargo, en nada acerca de la lesión p articu lar involucrada), la
los estu d ios de lesión con anim ales inferiores, los disociación de funciones denota el hallazgo de que el
investigadores pueden estudiar los efectos de lesio­ rendim iento en una tarea está deteriorado m ientras
nes localizadas con precisión. Esto perm ite la prueba que el rendim iento en una segunda no lo está. En
explícita de las hipótesis. En contraste, los estudios este sentido las funciones o procesos son disociables
de lesión en hum anos necesariam ente se lim itan al o separables. Esa disociación de función puede ser
efecto de las lesiones que ya han ocurrido a través de recíproca: en algunos individuos se encuentra que la
enferm edad o trauma. función A está deteriorada y B no lo está, y viceversa.
A pesar de esta desventaja, los estudios de lesio­ Por otro lado, puede no ser recíproca: en algunas ins­
nes en hum anos tienen la ventaja de perm itirles valo­ tancias se encuentra que la función A está deteriora­
rar funciones que son específicam ente hum anas o al da y la B no lo está, pero en ningún caso el deterioro
m enos más desarrolladas, como el lenguaje, la solu­ en la función B se ve sin deterioro en la función A. La
ción de problemas y la planeación. Adem ás, los efec­ prim era instancia es referid a com o d iso ciació n
tos de las lesiones en los hum anos en ocasiones son doble y la segunda como d isociación sen cilla (figu­
más discernibles debido a que los pacientes pueden ra 411).
estar en posibilidad de proporcionar un recuento Para tomar un solo ejemplo, la sordera y la cegue­
fenom enológico de su experiencia alterada. Esto ra son doblem ente disociables. Al observar cierto
resulta conm ovedor en un estudio de un caso descri­ número de casos diferentes, se encuentran instancias
to por O liver Sacks1 de un pintor con acrom atopsia, de un deterioro en la au sen cia del otro (aunque
es decir, ceguera al color debida a lesión cortical. El desde luego tam bién existen casos en los cuales se
encuentran los dos). De m anera similar, las afasias de
Broca y de Werrúcke son doblem ente disociables. En
contraste, la incapacidad de leer m aterial visual y la
’•Oliver Sacks es un neurólogo que ha llegado a ser ampliamente
conocido por sus valiosos estudios de caso de pacientes con
ceguera son sencillam ente disociables. La incapaci­
impresionantes síntomas neurológicos y neurofisioiógicos. El dad para leer puede ser vista en presencia de visión
escribe en un estilo bastante descriptivo, que de manera conm o­ norm al, pero la capacidad de leer visualm ente las
vedora da una vivida impresión de los trastornos que estudia. palabras presentadas no se encuentra ju nto con la
A dem ás, posee una visión ampliam ente hum anista desde la cual
ceguera. Considere otro ejem plo: la capacidad altera­
intenta enfocar todas las facetas del deterioro neuropsicológico y
sacar implicaciones de estos trastornos para una comprensión de
da para coordinar la producción fluida del habla en
la condición hum ana en general. la afasia de Broca y la p arálisis de la m usculatura
CAPÍTULO 4 Métodos en neuropsicología 81

A) D iso cia ció n do b le Desde luego, en el m undo de los datos, no todo es


o No tan claro. La persona con agudeza visual deteriorada
o d eteriorado que no está totalm ente ciega puede leer, aunque de
modo m enos rápido. La persona con parálisis parcial
de la m usculatura vocal todavía produce habla com ­
prensible, aunque lenta y poco clara. Pero esto tam ­
bién es informativo; nos indica que aunque la prim e­
ra función es un prerrequisito para la segunda, la
Sev eram en te
d eteriorado segunda función está, no obstante, relativam ente
separada. Esto puede ser confirmado cuando se valo­
ra la segunda función m ed iante el "filtra d o " de la
prim era función. En consecuencia, se encuentra que
B) D iso cia c ió n sen cilla la gente con ceguera adquirida es capaz de leer letras
o resaltadas que son sentidas p or los dedos y quienes
o d eteriorado
tienen completamente paralizada la musculatura del
habla son capaces de expresarse lingüísticam ente
por m edio de la escritura.

2 Sev eram en te
D eterioros asociados
d eterio rad o
A sí com o la disociación de función señala que las
funciones en cuestión están en cierto grado separa­
das y son independientes, de igual modo el hallazgo
FIG U R A 4 .1 1 P a tro n e s d e d e te rio ro e n ¿4) d i s o d a d ó n
d o b le y B ) d i s o d a d ó n s e n d lla . C a d a lín ea re p re s e n ta el
consistente de la asociación (coocurrencia consisten­
p a tr ó n d e re n d im ie n to d e u n in d iv id u o o d e u n g ru p o .
te de dos o más deterioros) sugiere que los fenóm e­
(Tomado de McCarthy y Warrington, 1990, p. 19.) nos conductuales o cognitivos en cuestión son la
m anifestación de un proceso subyacente. Por ejem ­
plo, la comprensión deteriorada del habla y la salida
verbal fluida pero en torpecida (ensalada de pala­
vocal son sencillam ente disociables. El deterioro en bras) ocurren juntas en la afasia de Wemicke. De esto
la producción fluida del habla se aprecia en ausencia se deduce que la interru pción de un solo proceso
del d eterioro en el m ovim iento de la m usculatura subyacente es responsable de ambos deterioros.
vocal (afasia de Broca), pero la preservación de la
producción fluida del habla no se aprecia cuando la
m usculatura vocal está paralizada. Las disociaciones co m o una ventana hacia
la estru ctu ra de la cogn ición y sobre la
ubicación de funciones
In terp retación de d isociación sencilla y doble
H asta ahora se ha hablado com o si no se conociese
Si considera las inferencias que se pueden obtener a nada acerca de las lesiones que producen los dete­
p artir de estos dos tipos de disociación, encontrará rioros que.se han estudiado. De hecho, con frecuen­
que la disociación doble p roporciona evid en cia de cia éste es el caso, por ejem plo, en el estudio de los
que dos funciones están relativam ente separadas o niños con dislexia. Se pu ede ver que si se encuen­
son in d ep en d ien tes (por ejem p lo, la au dición y la tran las disociaciones, se está en posición para com­
visión; el habla fluida y la com prensión del lengua­ prender algo nuevo acerca de la natu raleza de la
je). La disociación sencilla, por otra parte, indica que cognición, sin n ecesariam en te revelar las regiones
las dos fu n cion es están separad as en cierto grado del cerebro que m edian dichos procesos. Si se tiene
pero que una de ellas es necesaria para la otra. Esto conocim iento del área en el cerebro que, cuando es
sugiere una especie de relación jerárqu ica entre las dañada, produce el deterioro en cuestión, esto agre­
dos (por ejem p lo, la capacid ad de ver p alabras es ga una dim ensión adicional a la investigación. No
necesaria para leer m aterial visual; la capacidad de sólo se tien en las b ases p ara realizar inferencias
m ov er la m u scu latu ra vocal es n ecesaria para el acerca de la estru ctu ra de la cognición, tam bién se
habla fluida). está en posibilidad de descu brir las partes del cere­
82 PARTE I Fundamentos

bro que son necesarias para la m ediación de ciertas -4) D is o cia c ió n se n c illa

fun cion es. La d isociación que es in form ativ a en el o No


contexto de la localización de funciones tom a algu­ o deteriorada

na de dos form as generales. En la disociación senci­


lla, una lesión en la región X produce un deterioro
en la tarea A, pero no en la tarea B, m ientras que una
lesión en la región Y no produce un d eterioro en
S u je to ís)
n in gu na tarea. En la d isociación d oble, u na lesión c o n lesión X
S ev eram en te
en la región X produce deterioro en la tarea A pero d eteriorad a
nin gú n d eterioro en la tarea B, y una lesión en la
región Y produce deterioro en la tarea B pero no en T area A Tarea B

la tarea A.- La figura 4.12 ilustra estas dos form as de


disociación. B) D is o cia c ió n d o b le

El descubrim iento de una disociación sencilla o No


deteriorad a
doble es bastante inform ativa. Esto m uestra que un
deterioro particular observado, producto de una
lesión específica, no se debe a una disfunción cerebral
generalizada no específica, pues la segunda lesión en
otra ubicación no produce el deterioro. También refie­
re que la lesión en cuestión no produce deterioro en Sev eram en te
todas las tareas porque se aprecia un rendim iento deteriorad a
relativam ente bueno en la segunda tarea. En conjun­
to, tales hallazgos proporcionan inform ación im por­ T area A Tarea B

tante acerca de la relación entre regiones particulares


del cerebro y funciones específicas. D ebería notarse FIG U R A 4 .1 2 A) D is o c ia c ió n se n cilla y B) d iso cia ció n
d o b le e m p le a d a s p a r a in fe rir las á re a s c e re b ra le s q u e
que una disociación no requiere por com pleto el ren­
e stá n in v o lu c r a d a s e n la m e d ia c ió n d e fu n cio n e s p a rtic u ­
dim iento norm al sobre ciertas tareas. Lo que es cen­
lares. (Tomado de McCarthi/ y Warrington, 1990, p. 19.)
tral a esta m etodología es el patrón de preservación
relativa v de deterioro relativo.

Límites en la in terp retación de las d isociaciones pero no dice nada acerca de dónde está localizada la
función en el cerebro.
Com o con toda m etodología científica, los procesos Adem ás de esta lim itación en la determ inación de
de elaboración de inferencias a partir de los datos de la ubicación, se en cu entra el problem a técnico de
lesión deben ser realizados con extrem o cuidado. La identificar el sitio de una lesión. A pesar del desarro­
presen cia de una disociación no se refiere a que la llo de las rem arcables técnicas m odernas para visua­
función deteriorada está localizada en el área de la lizar el cerebro analizadas con antelación, rara vez es
lesión, sólo dice que el área lesionada es necesaria posible designar con precisión la ubicación exacta de
para la función en cuestión y que la otra área lesiona­ una lesión en el cerebro vivo. A dem ás, una lesión
da, la cual no produce deterioro, no lo es. Por ende, ejerce efectos deteriorantes tem porales sobre tejido
otras regiones externas al área de cualquier lesión, es vecino. Este efecto, conocido com o diasquisis, puede
decir, el resto del cerebro, tam bién están involucra­ ser por la hinchazón, sangrado o algún otro proceso
das en el procesam iento norm al de la función bajo patológico de corto plazo. M ás aún, debido a la des­
consid eración. En este sentido, el m étodo de lesión trucción de las con exiones entre las neuronas, una
m anifiesta algo acerca de cuáles áreas están involu­ lesión causa efectos deteriorantes de largo plazo en
cradas en una función particular y cuáles no lo están, regiones distantes del cerebro.

Ideas adicionales a c e r c a de la lógica


: Un ejemplo de disociación doble es el hallazgo de que las lesio­
de la d isociación y la aso ciació n
nes en el lóbulo parietal derecho producen deterioro en el proce­
sam iento espacial pero no en la memoria no-verbal, mientras que
las lesiones en el lóbulo temporal derecho producen deterioro en En este m om ento resultan ú tiles algunas ideas adi­
la m em oria no-verbal pero no en el procesam iento espacial. cionales acerca de lo que im plica la localización de
CAPITULO 4 Métodos en neuropsicología 83

d isociación doble y la asociación. En la disociación m ental, son ejem plo de dos de tales trastornos que
doble la relación entre lesión y daño sirve como un coocurren con frecuencia pero que en ocasiones son
control para el otro. En este sentido, la disociación disociables. Esto ha conducido a la hipótesis de que
doble es altam ente eficiente: en el caso de cada una un área cortical adyacente al área de W ernicke es
de las dos lesiones se aprendió tanto que la región vital para la ejecu ción de las acciones aprendidas
dañada está involucrada en una función particular (véase el capítulo 9).
com o que la región no-dañada está in volu crada en
alguna otra función. Sin embargo, existe otro sentido
en el cual es útil la disociación doble. La disociación COM1SUROTOMÍA
sencilla deja abierta la posibilidad de que la lesión
crítica produjo su efecto, no porque el área dañada La com isurotom ía o, com o a veces se le llama, ciru ­
está específicam ente involucrada en la función parti­ gía de cerebro escindido, involucra el corte del cuer­
cular en cuestión, sino porque dicha región del cere­ po calloso, la banda de fibras que conectan los dos
bro sim plem ente es más im portante en cierto sentido hem isferios del cerebro. Com o ocurre con la cirugía
general. Para tomar una analogía social, imagine que anticonvulsiva descrita anteriorm ente, el propósito
se desconecta la planta de electricidad de una ciudad es controlar las convulsiones, aunque en este caso el
y se aprecia que las clases en las escuelas son inte­ razonam iento es diferente. En lugar de rem over el
rru m pid as; luego, en una ciudad de "co n tro l", se foco convulsivo, la com isurotom ía corta los grandes
desconecta una pequeña gasolinería y no se aprecia tractos fibrosos entre los dos hem isferios cerebrales
interrupción asociada en las escuelas. Sería un error en un intento por lim itar la propagación de las con ­
concluir, sobre la base de estos datos, que las plantas vulsiones entre los hem isferios y, en consecuencia,
de electricidad están involucradas de m anera especí­ reducir su severidad.
fica en la educación. Sólo tienen una im portancia Esta cirugía, la cual comenzó a aplicarse de m ane­
general, m ientras que la gasolinería aislada no la ra regular en los años sesenta (a pesar de que cierto
tiene. número de pacientes había recibido un procedimien­
La dem ostración de una disociación doble reduce to similar en los años treinta), brindó la oportunidad
la posibilid ad de que los hallazgos se deban a tal de estudiar los efectos de separar funcionalmente los
efecto no específico porque se dem uestra que cada dos hem isferios. En realidad, la "separación funcio­
lesión produce un efecto específico y proporcional­ nal" es una redundancia debido a que existen tractos
m ente significativo. Para modificar la m etáfora ante­ de fibras im portantes, adem ás del cuerpo calloso,
rior, suponga que se desconecta la planta eléctrica en que transmiten ciertos tipos de inform ación entre los
una ciudad y todas las gasolinerías en la otra ciudad. dos hem isferios. No obstante, este procedim iento
A m bas interrum pirán la escuela, de m odo que la reduce de m anera radical las conexiones neuronales
interrupción escolar es entendida como un efecto no entre los hem isferios y, por tanto, permite la oportu­
específico. La disociación doble sería la pérdida de nidad de investigar lo que cada hem isferio es capaz
energía eléctrica y la pérdida de m ovilidad de los de hacer en un aislamiento relativo.
autom óviles. A m bas son interrupciones significati­ Roger Sperry y sus colegas fueron los pioneros en
vas y específicas. A sí que se tiene una buena base este trabajo en la década de los sesenta, y desde
para inferir la localización de función. entonces m uchos investigadores han dirigido traba­
Por últim o, considérense los deterioros asociados jos sim ilares. Lina década antes, Sperry y M yers h a­
ulteriores. Ya se dijo que el fracaso para demostrar la bían desarrollado un trabajo extenso en el área con
disociación entre dos funciones sugiere que ellas tie­ animales.- Al cortar en gatos el cuerpo calloso y el
nen un m ecanism o com ún subyacente. Como el lec­ quiasm a óptim o (el cual no se corta en pacientes
tor pod rá suponer, desde este punto de vista de la hum anos), Sperry y M yers dem ostraron que cada
localización de función, la demostración de la asocia­ hem isferio funcionaba de m anera independiente en
ción sugiere que una región particular es necesaria ciertas tareas. En el animal intacto, la entrada a un ojo
para las diferentes funciones bajo consideración. Por sería proyectada a am bos hem isferios debido a que
otra parte, cuando el deterioro en dos funciones co­ algunas de las fibras en el nervio óptico cruzarían al
ocurre con frecuencia mas no siempre, se demuestra hem isferio contralateral en el quiasm a óptico m ien­
que las funciones son separables pero que las áreas tras otras continuarían sobre el hemisferio ipsilateral.
cerebrales.necesarias para su m ediación están cerca­ Al cortar el quiasm a óptico, el punto donde algunas
nas. Se observará que la afasia y apraxia de Wernic- de las fibras en el nervio óptico cruzan al otro lado del
ke, el deterioro en el rendim iento de los m ovim ien­ cerebro, la entrada a un ojo es confinada al hemisferio
tos aprendidos en ausencia de deterioro m otor ele­ ipsilateral. Si el animal también tiene una sección del
84 PARTE I Fundamentos

cuerpo calloso, el funcionamiento de cada hemisferio la década de los años sesenta, el trabajo pionero de
puede ser probado m ediante el confinam iento de la Sperry y M yers con anim ales dejó claro que debían
estim ulación a un ojo. ser detectadles ciertos efectos. C on base en este tra­
Con este m étodo, Sperry y Myers fueron capaces bajo inicial, Sp erry y sus colegas fueron capaces de
de v alorar el funcionam iento independiente de los usar técnicas que con v ertirían a estos pacientes en
dos hem isferios. Por ejem plo, si un ojo es cubierto, u na enorm e fuente fructífera de conocim iento en la
un anim al con la sección del cuerpo calloso es capaz esp ecialización hem isférica. Por ejem plo, para res­
de aprender una discrim inación visual (por ejemplo, trin gir los estím ulos visu ales a un hem isferio, los
el cacahuate está debajo de la tarjeta con líneas hori­ pacientes fueron expuestos a estím ulos taquistoscó-
zontales). Luego, si el ojo cubierto es destapado y se picos (rápidos), cada uno presentado durante 100
cubre el ojo que ha sido expuesto a la tarea de apren­ m ilisegundos o m enos, a un solo cam po visual. El
dizaje de d iscrim inación visual, los investigadores tiem po de presentación fue d em asiado breve para
dem ostraron que el anim al no m ostró aprendizaje y que los sujetos m oviesen sus cabezas u ojos y en con­
que de hecho se le pudo enseñar la d iscrim inación secuencia colocaran el estím ulo en el cam po visual
visual opuesta. Por ende, se dem ostró que los dos opuesto. Con ésta y otras ingeniosas técnicas, Sperry
h em isferios habían aprendido d iscrim inaciones demostró, por ejemplo, que m ientras una palabra es
opuestas y que retuvieron éstas de m anera indepen­ m ostrada rápidam ente al cam po visual derecho (es
díente. Éstos y otros hallazgos dem ostraron que, des­ decir, el hem isferio izqu ierdo) de un paciente con
pués de seccionar al cuerpo calloso, el aprendizaje y comisurotom ía podía ser leída con claridad, las pala­
otros procesos cognitivos podían ser confinados a un bras m ostradas al cam po v isu al izquierdo (es decir,
hem isferio cerebral. al hem isferio derecho) no podían serlo.
La utilidad potencial de este m étodo com o fuente Algo análogo ocurre con los estímulos presentados
de inform ación acerca de la especialización hem isfé­ a través del tacto. Un objeto que está fuera de la vista
rica en hum anos resulta obvia. Sin embargo, la inves­ y es palpado por la mano derecha de un paciente con
tigación con humanos presentaba ciertas dificultades cerebro dividido puede ser fácilm ente nombrado. En
técnicas. En particular, com o se ha m encionado, en contraste, un objeto palpado por la m ano izquierda
los hum anos no fue seccionado el quiasm a óptico. no puede ser nombrado, aunque se demuestre que la
Debido a la forma en que están conectados el ojo y el m ano izquierda (hem isferio derecho) ha reconocido
cerebro, un tópico que será considerado con cierto el objeto si el reconocimiento es valorado por medios
detalle en el capítulo 5, la entrada desde cada ojo se que no requieren procesamiento verbal. Por ejemplo,
proyecta a ambos hemisferios. En consecuencia, con­ la mano izquierda puede levantar un objeto que pre­
finar la entrada a un hem isferio no es tan simple viam ente exam inó de entre una colección de objetos.
com o cubrir un ojo. Lo que se requiere es confinar la Com o uno podría esperar, la transferencia entre m a­
entrada a un campo visual, ya que cada campo visual nos no es posible en los pacientes con cerebro dividi­
(izquierdo o derecho) se proyecta hacia el hemisferio do debido a que la inform ación proveniente de la cor­
contralateral. En la visión libre tal restricción es impo­ teza som atosensorial de un hem isferio no puede ser
sible porque el m ovim iento de la cabeza y el ojo ase­ com unicada a través del cuerpo calloso a la corteza
guran que un estímulo visual en una ubicación espe­ somatosensorial del otro hemisferio.
cífica en el espacio aparecerá, en un breve periodo, en En el caso de la audición, la situación es más com­
ambos campos visuales, el izquierdo y el derecho. plicada porque las conexiones desde cada oído h ada
Ésta y otras dificultades para el confinam iento de la corteza son tanto ip silaterales como contralatera-
la entrada sensorial a un hem isferio probablem ente les. En otras palabras, cada oído proyecta hacia
dan cuenta del hecho de que una investigación tem­ ambos hem isferios. Con base en este hecho anatómi­
prana de una serie de pacientes que habían sido co, uno no esperaría que los efectos análogos a los ya
som etidos a comisurotomía, realizada por el neuroci- analizados en la visión y el tacto se pudieran aplicar a
rujano Akelaitis alrededor de 1930, fracasó en obtener la audición. De hecho, si sólo se presenta información
evidencia de deficiencias conductuales. Esto motivó a a uno u otro oído, no se aprecia tal efecto. Por ejem ­
algunos a sugerir, no sin cierta dosis de humor, que plo, un paciente con cerebro dividido puede repetir
este haz fibroso masivo, que comprende 100 millones palabras presentadas (a través de un audífono) sólo
de axones, servía en exclusiva a la función estructural al oído izquierdo o sólo al derecho. Sin em bargo, es
de evitar m ecánicam ente la separación de los dos posible encontrar un efecto cuando a un paciente con
hemisferios. comisurotomía se le presentan de manera simultánea
Sin em bargo, cuando la com isurotom ía com enzó a los dos oídos diferentes estím ulos verbales (una téc­
de nuevo a ser usada con propósitos terapéuticos en nica llam ada escucha dicótica). Por tanto, cuando se
CAPITULO 4 Métodos en neuropslcología 85

presentan diferentes palabras o núm eros a los dos 50


oídos sim ultáneam ente, se reportan los presentados
al oído derecho (contralateral al hem isferio izquier­ 40
do), m ientras que los presentados al oído izquierdo
son reportados raras veces (figura 4.13). Este fenóm e­ 30
no es llam ado su p resión ; esto es com o si la entrada
1
del oído derecho inhibiera el reconocim iento de la 20
entrada sim ultánea del oído izquierdo. La supresión
1
dem uestra que aunque la anatomía del sistema audi­ 10
tivo no exhibe la notoria contralateralidad apreciada H
en los sistemas visual y somatosensorial, no obstante, H
Izquierdo Derecho Izquierdo Derecho
m anifiesta que las conexiones contralaterales son
Oído Oído
tam bién las más im portantes en la audición. Se verá
Control normal Pacientes con
más adelante que también en los sujetos normales se n = 32 comisurotomía
ve un efecto de oído derecho para m aterial verbal, n= 7
aunque el efecto es más débil que el visto en los
pacientes con comisurotomía. FIG U RA 4 .1 3 N ú m e ro d e d íg ito s re p o rta d o p o r p a c ie n ­
Faltan muchos comentarios acerca de la comisuro­ tes co n c o m is u ro to m ía y su je to s n o rm a le s co n tro l e n u n a
tom ía cuando se analicen anorm alidades particula­ ta re a d e e s c u c h a d icó tic a . (Tomado de KAilner, Taylor y Sperrxj,
res. Sin embargo, antes de dejar esta discusión, consi­ 196SJ
dere el impacto de la comisurotomía sobre el compor­
tam iento global. Podría esperarse que los dos hemis­
ferios desconectados estarían en cierta especie de
com petencia. Se han escrito algunos ridículos argu­ ha analizado con cierto detalle, crea una desactiva­
mentos acerca de este tema. En uno de ellos, un hom­ ción transitoria y reversible de un hem isferio cere­
bre encuentra, para su disgusto, que su mano dere­ bral. Para explicar su uso, es necesaria una breve
cha quiere asesinar a su novia, m ientras que su mano digresión. H asta este m om ento se ha dicho com o si
izquierda la ama. La historia tiene un final no feliz: su todas las personas tuviesen representada el habla en
m ano izquierda no tiene éxito al usar una hacha para el hem isferio izquierdo y las funciones espacial y
cortar y así salvar a su amada, y la respuesta de la otras no verbales en el hem isferio derecho. Ya se ha
m ano derecha a este loco plan no fue muy agradable. hecho alusión de que ésta es una simplificación exa­
Con ello se expone que los pacientes con com isu­ gerada, y la consideración de la prueba del am obar­
rotom ía sí experim entan algo parecido a esto aun­ bital sódico ofrece un útil contexto para explicar esto
que, por fortuna, generalm ente con m enos melodra­ con más amplitud.
ma. U n paciente puede encontrarse en un estado de
in d ecisión acerca de qué vestir cuando ha elegido
una ropa con su mano izquierda y uno diferente con La esp ecialización hem isférica
su m ano derecha. Es interesante que esta incon­ y la p referen cia m anual
gru en cia de breve duración d esaparezca poco des­
pués de la cirugía. No está claro cóm o ocurre esto. Para los individuos derechos, la suposición que se ha
Puede ser que otras conexiones interhem isféricas hecho es cierta en aproxim adam ente 98% de los
m edien un alto nivel de coordinación em ocional y casos. Para los zurdos, la situación es diferente. Cerca
m otivacional entre los dos hem isferios. Además, en de 70% tien en el habla en el hem isferio izquierdo,
la m edida en que perm anezcan independientes, los como la vasta mayoría de los derechos. Sin embargo,
dos hem isferios deben ser como dos individuos en 15% tienen el habla en el hem isferio derecho, y 15%
una relación íntima quienes, a pesar de estar separa­ tienen el habla representada en los dos hem isferios
dos, todavía son enormemente sensibles entre ellos y (tabla 4.1). Estos hallazgos podrían ser inferidos (y lo
m odifican sus comportamientos en concordancia. han sido) a partir del estudio de la relación entre el
lado de la lesión cerebral y el establecim iento de la
afasia en derechos y zurdos (tabla 4.2). Sin embargo,
LA PRUEBA DEL AMOBARBITAL SOD ICO la prueba del am obarbital sódico proporciona un
método m ás directo para valorar esta relación, que
La prueba del am obarbital sódico, la cual surgió de puede ser usada para efectuar esta determinación en
la cirugía para el alivio de las convulsiones que ya se la gente que no padece afasia.
86 PARTE I Fundamentos

TABLA 4.1 Laíeralización de lenguaje en TABLA 4.2 Porcentaje de pacientes derechos^


pacientes derechos y zurdos sin lesiones cere­ zurdos con afasia, quienes tuvieron lesiones en el
brales tempranas determinadas por la prueba hemisferio izquierdo y~derecho. '
del amobarbital sódico.
m m Ladó de la lesión' (%)
Hemisferio (%) Preferencia manual N Izquierdo Derecho
Referencia manual N Izq. Bilateral Den
Derecha 641 97 3 '
Derecha 140 : 96 -0 4 Izquierda 82 65 35
Izquiérda 122 70' 15 15
Tomado de McCarthy ÿ Warrington, .1990, p i 6.-
lom ad o de Milner, B ran ch y Rasm üssen, 1 9 6 4 (en M cC arthy y
W arrington, 1990, p .S ). o-_-_

Uso de la prueba de amobarbital sódico


en el manejo neuroquirúrgico de las pru ebas de varias fun cion es, en p articu lar las del
lengu aje. C om o podría esp erarse, si el hem isferio
convulsiones focales
del lenguaje ha sido inyectado, el paciente m anifies­
La cirugía para el alivio de las convulsiones involu­ ta síntom as de afasia. En contraste, si el hem isferio
cra la rem oción de un área de la corteza que ha sido de no-lenguaje ha sido inyectado, el paciente conti­
ju zgad a com o el origen de las con vulsion es en un n uará entendiendo y p ro d u cirá h abla, pero tendrá
p aciente particular. Es de vital im p ortancia que el dificultad con las tareas que involucren al hem isfe­
cirujano no inflija una afasia, un trastorno más debi­ rio de no lenguaje, com o el copiado de figuras geo­
litante que el trastorno convulsivo. El cirujano debe m étricas o el recuerdo de rostros. Después de cerca
sab er con el m ayor grado posible si el área a ser de 7 m inutos, la droga circu la h acia afuera del h e­
rem ovida se encuentra dentro del hem isferio con el m isferio del lado de la inyección e ingresa a la circu­
área del lengu aje. Si lo está, entonces debe tener lación general, y su efecto sobre el cerebro ráp id a­
extrem o cuidado para evitar dañar las áreas del len­ m ente se d esvanece. Al día siguien te a la prim era
guaje. En contraste, si sabe que el área a ser rem ovi­ inyección, el paciente se som ete de nuevo al proce­
da se encuentra en el hem isferio de no lenguaje, el dim iento, pero en esta ocasión se inyecta la arteria
cirujano puede ser m enos conservador en la rem o­ carótida interna del otro lado y se valoran los efec­
ción, inclu yend o todo el tejido que sea sospechoso tos de la anestesia tem poral sobre el otro hemisferio.
de ser parte del foco convulsivo, sin tomar provisio­ Esto sirve para corroborar los descubrim ientos de la
nes esp eciales para prescindir de las áreas del len­ prim era prueba y puede proporcionar inform ación
guaje. adicional, com o la ev id en cia de rep resentación de
habla bilateral.
La prueba del am obarbital sódico ofrece al ciru­
El procedimiento de prueba jano la inform ación acerca de si la rem oción preten­
dida está en el hem isferio de lenguaje del paciente,
La prueba del am obarbital sódico fue diseñada para com o en los zu rd os, en q u ien es la rep resen tación
abordar esta necesidad. En esta prueba se inyecta el atíp ica del.-habla es relativ am e n te probable. A d e­
barbitúrico am obartibal sódico en la arteria carótida más, esta prueba brinda la oportunidad de avanzar
interna; desde donde entra a la circulación cerebral en la com prensión de la esp ecialización hem isféri­
y pasa a la arteria cerebral m edia ip silateral. Esto ca. Por ejem plo, proporciona inform ación acerca de
provoca la anestesia tem poral de dicho hem isferio, la relación en tre d o m in an cia h em isférica para el
ju sto antes de que la droga sea inyectada, el pacien­ habla y la preferencia m anual, que corrobora y refi­
te es instruido para extender sus brazos y agitar sus na las inferencias derivadas de los efectos transito­
dedos. D espués de la inyección, conform e la droga rios de la terapia electroconvulsiva unilateral (tabla
tiene efecto, el paciente sufre una hem iparesia (un 4.3) y los efectos de las lesiones cerebrales unilate­
severo d ebilitam ien to de un lado del cuerpo), tal rales (tabla 4.2). En los capítulos siguientes se hará
como la que se puede experim entar en un ataque de referencia a los resultados reportados de la prueba
apoplejía. D urante los 7 m inutos m ás o m enos que de am o b arb ital sód ico en relació n con otros tópi­
la droga está confinada a un hem isferio, se realizan cos.
CAPITULO 4 Métodos en neuropsicología 87

ESTUDIOS DE PERSONAS CON TABLA 4.3 Lateralización del lenguaje en pa­


ANORMALIDADES CONDUCTUALES cientes derechos y zurdos determinada por ios;
Y COGNITIVAS efectos transitorios de la administración de. terapia -
eíectroconvulsiva unilateral. ' '
En una sección previa se analizó el concepto de diso­
ciación de función y cóm o la inform ación de tales Hemisferio (%) ' --
descu brim ientos puede servir para com prender la
Preferencia manual 'N Izq. Bilateral Dér.'
cognición, incluso cuando no se tiene in form ación
acerca de una posible lesión. Un ejemplo es una diso­ Derecha 98 0 - 2 ■‘
ciación doble apreciada entre los niños con diferen­
Izquierda 30 70 - - 6 23 • •—
tes tipos de discapacidades de lectura, quienes no tie­
nen evid en cia directa de lesión cerebral. Entre los Tomado de M cCaríhy y W airingíon, 1990 p. 8.
niños d isléxicos, algunos son capaces de leer pala­
bras por sonido, pero no de m anera directa del per-
cepto visual (es decir, lectura visual). Tales personas
con d islexia d iseidética son capaces de verbalizar de
m añera fonológica palabras norm ales y palabras sin
sentido, pero no pueden leer fonológicam ente pala­ mediante el uso de técnicas especiales, el estudio de
bras irregulares com o yacht y ache.3 En contraste, los sujetos norm ales puede, no obstante, extender la
otras personas muestran el patrón opuesto: decodifi­ com prensión de las relaciones cerebro-conducta.
cación fonológica alterada y lectura visual intacta (lo Estos estudios, denom inados de m anera colectiva
cual recibe la denom inación de dislexia disfonética). estu d ios de lateralid ad , por lo general presentan
Estas personas son capaces de leer palabras irregula­ inform ación en una form a tal que alcance un hem is­
res pero no palabras regulares con sonidos descono­ ferio vía una trayectoria más directa (y por tanto lige­
cidos o sñabas sin sentido. Esta d isociación doble ramente más rápido) de lo que alcanza al otro hem is­
sugiere que la decodificación de fonem as y la deco­ ferio y luego m edir las pequeñas diferencias resul­
d ificación involucrada en la lectura visual son dife­ tantes en precisión y/o velocidad de procesamiento.
rentes e independientes. Se pueden obtener inferen­ Por ejemplo, si un estím ulo visual — por decir, una
cias a partir de estas disociaciones aun cuando no se palabra— se presenta de m anera breve por medio de
conozcan los sitios de la lesión en estos niños disléxi­ un taquistoscopio, puede caer sólo en un campo v i­
cos o incluso si las lesiones están de hecho presentes. sual. Se ha encontrado que el procesamiento de dicha
palabra por parte del sujeto (al ser valorada por la
sim ple lectura del su jeto o porque el m ism o hace
ESTUDIOS DE PERSONAS NORMALES: alguna decisión sem ántica acerca de ella) es ligera­
ESTUDIOS DE LATERALIDAD m ente más precisa y m ás rápida (del orden de 100
ms) cuando se presenta en el campo visual derecho.
Los sujetos norm ales no proporcionan la posibilidad Esta diferencia es una función de qué tan directa es
de estudiar la especialización hem isférica permitida la conexión anatómica entre campo visual y hem isfe­
por los pacientes con lesiones cerebrales o quienes rio cerebral. La inform ación presentada al campo
han sido som etidos a com isurotom ía. Sin em bargo, visual derecho se proyecta directam ente hacia el
hem isferio izquierdo (de lenguaje), m ientras que la
información proyectada h ad a el campo visual izquier­
3 N.T. C abe recordar que, en inglés, a diferencia del español, la do se proyecta primero hacia el hemisferio derecho y
mayoría de las palabras no suenan (se pronuncian) igual que su sólo obtiene acceso hacia el hemisferio izquierdo des­
grafía. En español, esta irregularidad, que no se observa con faci­ pués de cruzar el cuerpo calloso.
lidad, podría apreciarse, en cierta medida, en las confusiones En la audición, com o ya se ha señalado, la anato­
infantiles al tratar los fonemas /g u e / , /g u i / , / g e / , / g i / , /j e / ,
mía del sistema auditivo vuelve la situación algo más
/ ji/ , o la letra H en medio de palabra. Sin em bargo, esto podría
caer en la categoría disfonética y no necesariamente representar compleja. En contraste con el sistema visual, no existe
un trastorno disléxico, pues la "incapacidad" puede deberse correspondencia anatómica obvia entre el lado de pre­
(com o se com prueba a menudo) a la falta de apropiación y reco­ sentación del estím ulo y el hem isferio al cual dicha
nocim iento de las reglas gram aticales del idioma, m ás que a un entrada es proyectada más directamente. No obstante,
deterioro de índole orgánica. En general, la categoría diseidética
se ha demostrado que si la información procesada por
se presenta en los idiomas en los cuales los m orfem as tienen aso­
ciados fonemas que por consenso no remiten de m anera referen- el hemisferio izquierdo (por ejemplo, números o pala­
d al a la grafía empleada. bras) se presenta dicóticamente, se reportan más reac­
88 PARTE I Fundamentos

tivos cuando han sido presentados al oído derecho relación entre cerebro y conducta. La com prensión
(contralateral al hemisferio del lenguaje; véase figura de estos m étodos usados en el estudio del cerebro y
4.13). En contraste, cuando la tarea dicótica utiliza sus funciones es de enorm e im p o rtan cia debido a
material no verbal (por ejemplo, música), lo cual colo­ que proporcionan una base para la evaluación crítica
ca el funcionam iento especializado del hem isferio de la confiabilidad de los datos emergentes y la vali­
derecho, existe una ligera ventaja del oído izquierdo. dez y significancia de las inferencias teóricas arroja­
En el tacto se ha observado un efecto análogo, con das por estos datos. Puesto que la neuropsicología es
lo que se h a llam ado tareas d icápticas. Por ende, el una em presa interdisciplinaria, se emplea un amplio
m aterial verbal examinado utilizando el tacto se pro­ rango de métodos. En línea con esto, la búsqueda de
cesa de m anera ligeram ente más eficiente cuando se m étodos ha sido extrem adam ente am plia, va desde
presenta a la m ano derecha, y el m aterial espacial técnicas usadas para in v estig ar la estructura y fun­
exam inado por el tacto es procesado de m anera más ción de neuronas individuales, e incluso partes de las
eficiente cuando se presenta a la mano izquierda. Los neuronas, hasta la m edición de la estructura y fu n ­
efectos de la Iateralidad dicáptica son débiles cuando ción de grandes áreas del cerebro. A dem ás, el estu ­
se com paran con los que em ergen de los estudios dio de pacientes con lesiones cerebrales, estudios de
taquistoscópicos y dicóticos. com isurotom ía, aplicación de am obarbital sódico, el
Todos estos m étodos, taquistoscópico, dicótico y estudio de gente con anorm alidades conductuales y
d icáptico, que intentan detectar los efectos de la cognitivas y los estudios de sujetos norm ales, todos
especialización hem isférica (de ahí el térm ino Iciiera- han hecho im portantes contribuciones a la compren­
lidad) en los sujetos norm ales, son bastante em plea­ sión de la relación entre cerebro y conducta.
dos debido a que son relativamente baratos y porque La diversidad de estos m étodos nace de los dife­
no requieren acceso a pacientes con lesiones cerebra­ rentes niveles de análisis que los generan. Cada nivel
les. En consecuencia, ha surgido bastante literatura, investiga un universo de fenóm enos diferente, desde
en p articu lar para el m étodo de escu cha dicótico. la actividad eléctrica de las n eu ron as individuales
E stos estu d ios caen en dos categorías generales, h asta los efectos con d uctu ales de las lesiones cere­
dependiendo del tipo de cuestión que es abordada. brales focales. M ás aún, cada nivel de análisis posee
Un enfoque es usar tareas para las cuales la especiali­ preguntas m uy diferentes y produce respuestas dis­
zación h em isférica está bien establecid a (por ejem ­ tintas, tantas que por lo general se piensa que repre­
plo, verbal: hem isferio izquierdo; espacial: hem isfe­ sentan diferentes disciplinas. A unque la m ayoría de
rio derecho) y luego intenta detectar anorm alidades los investigadores com p arten la suposición de que
en la lateralización en poblaciones particulares, como todos los niveles de análisis están unidos en la m eta
niños con discapacidades en el aprendizaje. Un enfo­ com ún de en ten d er al cerebro y que, en principio,
que alternativo investiga la naturaleza de la especia­ todos los niveles de análisis a final de cuentas serán
lización de los dos hem isferios m ediante la valora­ reducibles a un nivel fundam ental básico. Adem ás,
ción del rendim iento en diferentes tipos de tareas de com o se aclarará en los capítulos subsiguientes, las
su jetos en quienes no existe razón para sospechar inferencias arrojadas por un nivel de análisis pueden
anom alías de lateralización. estim ular y proporcionar inform ación para las inves­
Se ha aprendido m ucho de estos m étodos. Sin tigaciones en otros niveles.
em bargo, como Robert Efron (1990) y otros han pun­ Estas consideraciones sugieren que acercarse a la
tualizado, estas técnicas tienen ciertas lim itaciones com prensión de las relaciones cerebro-conducta
críticas. Los efectos encontrados son m uy pequeños desde diferentes niveles resultará bastante fructífero.
y, lo que es más importante, la confiabilidad de estas En el siguiente capítu lo se em pleará este enfoque
m edidas es muy baja. Por estas razones, los estudios m ultinivel en el exam en del sistem a visual. Se sabe
que em plean estas técnicas, en particu lar aquellas más acerca de la visión que de cualquier otro sistem a
que in ten tan inferir anom alías en la representación del cerebro, y por tanto sirve com o un modelo para
h em isférica en individuos específicos o grupos, de­ apreciar cómo la convergencia de distintos niveles de
ben ser interpretados con extrema precaución. análisis sobre un problem a básico puede aumentar el
conocim iento. C onform e en el resto de este libro se
consideren otros terrenos fun cion ales m enos com ­
RESUMEN prendidos, se en con trará de nuevo que el co n o ci­
miento es m ejorado cuando se está en posibilidad de
En este capítulo se han considerado algunos de los enfocar los problem as desde diferentes n iv eles de
m étodos actuales más importantes para investigar la análisis.
C A P Í T U L O

El sistema visual como


modelo de funcionamiento
del sistema nervioso

LA VISIÓN JERÁRQUICA SECUENC1AL CLÁSICA ESPEC1AL1ZACIÓN EN LA CORTEZA


DEL CEREBRO VISUAL DEDICADA A LA VISIÓN
UN PANORAMA DE LOS AVANCES RECIENTES EN Vía parvocelular-mancha
LA COMPRENSIÓN DEL PROCESAMIENTO Vía parvocelular-intermancha
VISUAL CENTRAL Los canales m agnocelular V5 y V3
LA RETINA MICROANATOMÍA DE LA CORTEZA VISUAL Y EL
Organización general de la retina CONCEPTO DE ORGANIZACIÓN MODULAR
Los fotorreceptores PROBLEMA DE LA INTEGRACIÓN Y CONSTRUCCIÓN DE
Bioquímica de la fototransducción UNA REPRESENTACIÓN DEL M U N D O VISUAL
Procesamiento neuronal dentro de la retina RESUMEN
PROYECCIONES RETINÓFUGAS
Núcleo geniculado lateral del tálam o
Panorama de las áreas corticales que regulan la visión
Proyecciones desde el NGL hacia la corteza visual

En las neurociencias, los más interesantes ejemplos tanto cerebro procesa la información. También sirve como ejem ­
del progreso hacia el reduccionism o (reducir los fen óm e­ plo del poder de los enfoques m ultidisciplin arios y de
nos com plejos a términos más simples y básicos) como de niveles m últiples para lograr tal conocimiento. Además,
los fru ctíferos efectos de la evolución conjunta de los dife­ el conocim iento actu al del sistem a visual sirve como
rentes niveles de análisis, se ven en los intentos por com­ m odelo para conocer cóm o sería una eventual reducción
pren der la visión y el cerebro. A hora se sabe más acerca de los procesos perceptuales en eventos neuronales. Como
de la visión que de cualquier otro proceso cerebral mayor, tal, es una especie de lente de aum ento a través de la cual
y este conocim iento está basado sobre una confluencia de se puede echar un vistazo al nivel de conocim iento que
datos derivados de un rango diverso de enfoques metodo­ algún día estará disponible en otros dominios de las cien­
lógicos, gen erados por m uchos niveles de análisis dife­ cias cognitivas. A l m ism o tiem po, desde luego, también
rentes. En-consecuencia, la actual comprensión del siste­ es un presagio de los nuevos problem as y cuestiones que
ma v isu al sirve como m odelo de un conocim iento relati­ se encontrarán conform e avance la ciencia en este campo.
vam ente avanzado de un dom inio de la fu n ción cerebral Es con este espíritu que se exam ina el actual conocim ien­
y lo que tal comprensión m anifiesta es la form a en que el to del sistema visual.
90 PARTE I Fundamentos

LA VISIÓN JERÁRQUICA SECUENCIA!. za visual prim aria, m uy lejos de ser áreas de funcio­
CLÁSICA DEL CEREBRO VISUAL nam iento "su p erior" indiferenciadas, están especia­
lizadas para el procesam ien to de aspectos esp ecífi­
A ntes de an alizar el sistem a visual con detalle, es cos de la visión, como el color, m ovim iento y forma.
necesario puntualizar algunos elem entos teóricos y Esta especialización de función, junto con dim ensio­
revisar algún m aterial de los capítulos previos. Los nes relativam ente elem en tales dentro de la corteza
recientes estudios han provocado una revisión radi­ que se pensaba estaban reservadas para la función
cal de cóm o está organizada la corteza visual. Como "asociativa", fue por com pleto inesperada. También,
se ha visto, se sabe desde finales del siglo xix que la se com probó que, al igual que la corteza visual p ri­
superficie de la retina está representada topográfica­ maria (la cual ahora se denom ina con m ayor frecuen­
m ente en los lóbulos occipitales (área 17 de Brod- cia como V I), estas áreas de la corteza visual exter­
mann). Esta área, en consecuencia, llegó a ser conoci­ nas pero circu nvecinas a la corteza visual prim aria
da com o la corteza visual prim aria. U n neurólogo de (las cuales en conjunto reciben el nombre de corteza
la época, Henschen, denominó a la corteza visual pri­ extraestriada o corteza preestríada, lo cual significa
m aria la "retin a cortical", y se supuso que, después "exterior o anterior al estriado o corteza visual p ri­
de que el procesam iento visual elem ental tenía lugar m aria") tam bién están organ izad as retin o tó p ica-
ahí, los resultados de este procesam iento eran envia­ m ente. O rganización retinotóp ica se refiere a que la
dos después a la vecina corteza de asociación visual superficie de la retina está m apeada sobre la superfi­
(áreas 18 y 19 de Brodm ann). El térm ino corteza de cie cortical, aunque, com o e s el caso en la corteza
asociación suponía que el procesam iento visual de som atosensorial, este m apeo está un poco distorsio­
orden superior, com o la percepción y el recon oci­ nado debido a que las u bicacion es de la retina con
m iento de objetos, se lograba en esta área. Por ende, mayor densidad de receptores están m apeadas sobre
el p rocesam iento en la corteza era visto com o áreas corticales desproporcionadam ente m ás gran ­
se cu en cia !, en el sentido de que ahí existía un flujo des. Además, se encontró que diferentes áreas extra-
lineal de inform ación de un área a otra, y jerárquico, estriadas reciben en trad a d irectam ente desde V I y
lo cual sign ificaba que el procesam iento se volvía otras entrada directa desd e la principal estructura
progresivam ente más elaborado en etapas posterio­ subcortical que proyecta h acia la corteza visual, el
res de la secuencia. núcleo geniculado lateral.
Este esquem a teórico parecía encajar bien con los Estos descubrim ientos contrastaban con las nocio­
datos que ind icaban que, m ientras las lesiones a la nes anteriores del procesam iento secuencial-jerárqui-
corteza visual prim aria resultaban en ceguera, el co, y sugerían en su lu gar que la entrada visual es
daño a las áreas corticales que rodeaban la corteza retransmitida en paralelo hacia diversos centros, cada
visual prim aria, la "corteza de asociación visu al", uno de los cuales está funcionalm ente especializado.
prod ucían trastornos en el reconocim iento de o b je­ Esto dio origen a los conceptos de procesam iento dis­
tos, sin afectar los com ponentes elem entales de la tribuido en p aralelo y procesam iento jerárqu ico en
visión. Esta últim a condición es conocida com o paralelo en la corteza visual. M ás aún, las investiga­
ag n o sia v isu a l. En el capítulo 3 se describió este ciones anatómicas que hacen uso de técnicas de teñi­
esqu em a jerárqu ico secuencial del procesam iento do, revelaron sorprendentes correlaciones entre las
cortical. Se trata de un modelo am pliam ente acepta­ subdivisiones anatómicas y la especialización de fun­
do hasta la década de los años setenta, como se le ción dentro de las áreas visuales de la corteza. Consi­
tipificó por su presentación en el libro de Aleksandr dere ahora el sistema visual con detalle. Esto permiti­
Luria, The W orking Brain (1973). Sin embargo, los des­ rá una explicación m ás com pleta de algunos de los
cubrim ientos realizados al inicio de esa década pro­ conceptos m encionados en esta sección, y observare­
dujeron un cam bio rad ical en la conceptualización mos los trabajos efectuados en este importante y rela­
del cerebro visual y, por extensión, del procesam ien­ tivamente bien com prendido sistema.
to cortical en general.

LA RETINA
UN PANORAMA DE LOS AVANCES
RECIENTES EN LA COMPRENSIÓN Las estructuras del ojo a través de las cuales pasa la
DEL PROCESAMIENTO VISUAL CENTRAL luz en su cam ino hacia la retina, que incluyen la cór­
nea, el hum or acuoso, el cristalino y el hum or vitreo
El m ás im portante de estos descubrim ientos acerca (figura 5.1), tienen varias funciones pero todas con­
del cerebro visual es que las áreas externas a la corte­ tribuyen, de m anera directa o indirecta, a la form a-
CAPÍTULO 5 El sistema visual com o m odelo de funcionam iento del sistema nervioso 91

Fibras de la
zó n u la de
Zinn - R etina
Iris -> Vdt
i'* •-"
k: -
v :- - ' s*

H um or
a c u o so y N ervio Retiñí

M ú scu lo ó p tico
ciliar Esclerótica N ervio
óp tico

FIGURA 5.1 El ojo en sección transversal. (Adaptado de


Bear, Connors y Paradiso, 1996, p. 216.)
C apa d e célu la s
gan glion ares

ción de una imagen sobre la refina. La retina, la capa C apa p lexiform e


de fotorreceptores y sus neuronas de conexión en la interna

parte trasera del ojo, es el sitio de la prim era etapa en C apa granu losa
interna
el procesam iento visual. La retina es única entre las
C ap a plexiform e
superficies sensoriales, porque de hecho es parte del
externa
cerebro; es decir, en la etapa em brionaria, se deriva
C apa granu losa
de una porción del m ism o ectoderm o neuronal que
externa
da origen al resto del cerebro. En el curso del desa­
rrollo em brionario, una porción del ectoderm o neu­
C apa de
ronal m igra hacia la periferia y luego extiende lazos fo to rrecep to res
de conexión de regreso al resto del cerebro. La retina > Epitelio
tam bién es parte del cerebro debido a que su organi­ p igm entario

zación sináptica, aunque relativam ente sim ple, es


sim ilar a la de otras regiones del cerebro. Esto hace
que la retina sea un objeto de estudio altam ente
inform ativo, una piedra miliar, si es que existe, en los FIGURA 5.2 Estructura laminar de la retina, mostrando
in ten tos por com prender la organización sináptica sus cinco capas. Se muestra cómo debe pasar la luz a
subyacente al funcionam iento cerebral. Por esta través de estas capas para alcanzar los fotorreceptores, los
razón se estudia la retina con detalle. cuales están situados en la parte posterior de la retina.
(Adaptado de Bear, Connors y Paradiso, 1996, p. 222.)

O rg an izació n general de la retina


ben su nom bre de acuerdo al centro del globo ocular.
La retina tiene una organización que atenta contra la Tres de estas capas, la capa granulosa extem a (com ­
intuición debido a que los fotorreceptores, el prim er puesta de los fotorreceptores), la capa gran u losa
vínculo en el procesam iento visual, están situados in tern a (com puesta de célu las bip olares) y la capa
detrás de las neuronas que los conectan con el resto celu lar g an g lion ar, ju n tas constituyen la vía más
del cerebro (figura 5.2). Esto significa que la luz debe directa desde los recep tores hacia el resto del cere­
pasar a través de estas neuronas antes de alcanzar a bro. Entre las capas granu losas externa e interna se
los fotorreceptores. En la parte trasera del ojo está el encuentra la capa plexiform e externa (compuesta de
ep itelio pigm entado. Éste es una capa de células en célu las h o rizo n tales), y entre la capa granulosa
las que están anidados los fotorreceptores, la cual interna y la capa celular ganglionar está la capa p le­
reduce el reflejo distorsionante dentro del ojo al ab­ xiform e in tern a (com puesta de células am acrinas).
sorber cualquier luz no percibida por los fotorrecep­ Estas capas plexiform es son importantes en el proce­
tores. Dentro de la retina existen cinco capas que reci­ samiento de la retina.
92 PARTE I Fundamentos

Los fotorreceptores

Existen dos categorías de fotorreceptores, b asto n es


y conos. Su estructura general es similar. Los basto­
nes, sen sib les a la luz débil m as no al color, se
en cu en tran en la p eriferia de la v isión . L os conos,
m enos sensibles que los bastones a la luz débil, son
sensibles al color y se encuentran en la visión central
(figu ra 5.3). De hecho, existen tres tipos de conos,
cada uno m ás sensible a u na longitud de onda parti­
cular d el esp ectro v is ib le , la b and a del espectro
electrom agn ético que los h um anos son capaces de
D istan cia a través
detectar. La banda de longitudes de onda que cons­
d e la retina
tituye el espectro v isible está entre 400 y 700 nm.
B)
C ada u no de los tres tipos de conos es sen sib le de Periferia Retina Periferia
m anera m áxim a a u na longitud de onda y m enos nasal

sensible al rango circu nvecino de lo n g itu d es de


onda (figura 5.4). Las sensibilidades óptim as son 419
nm (azul), 531 nm (verde) y 559 nm (rojo); estos
conos recib en los nom bres de con os B, conos G y
con os R , resp ectiv am en te. En contraste, todos los
b asto n es son sensibles de m anera m áxim a a la luz
azul-verde (496 nm). Com o se ha dicho, los tres tipos
de conos son im portantes para la v isión de color,
m ientras que los bastones m edian la representación
acrom ática del mundo poco ilum inado.
La longitud de onda a la cual es m ás sensible un
recep to r p a rticu la r d epend e de las cara cterísticas
de ab sorción de luz del p ig m en to v isu a l que con ­
tien e. E l p igm en to v isu al es u na m olécu la que se
en cu en tra en un fotorrecep tor que cam bia su con­
form ació n cuando es activad o por lo n g itu d es de Retina p eriférica Retina cen tral Retina periférica
onda esp ecífica s de la luz. É ste es el único paso
dependiente de la luz en la visión, e inicia la codifi­
cación de la luz en la form a de cam bios en la activi­
dad receptora, un proceso que recibe el nom bre de FIGURA 5.3 A) Variaciones en la densidad de los
fototran sd u cción . bastones y conos en diferentes regiones de la retina.
C om o se ha m encionado, el proceso crítico en la Los conos, que median la visión de alta resolución,
m ediación de la fototransducción tanto en bastones se encuentran principalmente dentro de 10° de la
como en conos es el cam bio activado por la luz en la fòvea. En contraste, los bastones, virtualmente
conform ación del pigm ento visual de los fotorrecep­ ausentes de la fòvea, se encuentran principalmente
tores. Lo que subyace a las características de res­ en la retina periférica. B) En la retina central, un
número relativamente pequeño de conos hacen
puesta específicas de los bastones y de cada uno de
sinapsis en una célula ganglionar. En contraste, en la
los tres tipos de conos es el perfil de absorción de luz
periferia muchos bastones proporcionan entrada a
que activa el cam bio de conform ación en sus respec­ una célula ganglionar individual. Este patrón de
tivos p ig m en to s visu ales. A hora se estu d iarán los entrada aumenta la resolución en la fovea, el área de
even tos bioq u ím icos que subyacen a la fototran s­ la retina que media la agudeza visual más alta, y
ducción. contribuye a la gran sensibilidad de la retina periféri­
ca a la luz débil. (Adaptado de Bear, Connors y Paradiso,
1996, p. 224.)
B ioquím ica de la fo totran sd u cción

La natu raleza general de los procesos relacionados


con la fototransducción es muy sim ilar en bastones y
CAPÍTULO 5 El sistema visual com o m odelo de funcionam iento del sistema nendoso 93

conos, así que se considerará el caso de los bastones.


A quí el fotopigmento es la rodopsina, com puesta de
un elem ento que no absorbe luz: la opsin a, y el reti-
neno, que absorbe luz. El retineno tiene varias con­
form aciones posibles.1 La forma cis no activada, pre­
sente en la oscuridad, está ligada a un sitio en la
m olécula opsina. Este enlace prom ueve la síntesis
continua de gu an o sin m o n o fo sfato c íclico (cG M P ,
por sus siglas en inglés) por la enzim a g u an ilil cicla-
sa. Los altos niveles resultantes de cG M P abren los
canales N a+ de la m em brana, lo cual produce un
influjo de N a+ (la llamada corriente oscura) y la des­
polarización del receptor cerca de -3 0 mV. Los foto-
rreceptores no disparan potenciales de acción; en vez
Longitud d e on d a (nm)
de ello, cod ifican los cam bios en la ilum inación en
térm inos de cambios pasivos en el potencial de m em ­
brana. En consecuencia, la respuesta de los fotorre- FIGURA 5.4 Espectro de absorción de los tres tipos de
ceptores a la oscuridad es una d espolarización gra­ conos y de bastones. Los tres tipos de conos responden de
dual y un resultante incremento gradual en la libera­ manera máxima, pero no exclusiva, a las longitudes de
ción del neu rotransm isor glutam ato en la term inal onda corta, media y larga. Advierta que la luz de alguna
sináptica del receptor. longitud de onda particular activa un patrón de absorción
La presencia de luz causa un cam bio en la confor­ único a través de los tres tipos de conos. La curva con
m ación del retineno. Éste, a su vez, cam bia la con­ absorción pico a 496 nm representa el espectro de absor­
form ación de la porción opsina de la rodopsina, ción de los bastones. Puesto que los bastones son los úni­
poniendo en m ovim iento una cadena de procesos cos receptores activados en la luz débil (visión escotópi-
ca), no es posible la codificación de la longitud de onda en
bioquím icos, una cascada bioquím ica, la cual a final
términos de la actividad relativa de más de un tipo de
de cuentas resulta en la h iperpolarización del foto-
receptor (como ocurre con la luz brillante, es decir, en la
rreceptor. La naturaleza en cascada de estos proce­ visión fotópica) y, por tanto, la visión es acromática. (Adap­
sos sirve para am plificar el efecto de un estím ulo, tado de Kandel et al., 1995, p. 456.)
cada paso en el proceso m ultiplica el efecto del ante­
rior. E ste proceso produce b aston es tan sensibles
que pueden detectar un solo fotón de luz, la unidad
más elem ental de energía luminosa. H ermann von H elm holtz y ha llegado a ser conocida
El m ecanism o bioquím ico de la activación de los com o la teoría tricro m ática de v isió n del color de
conos es sim ilar al que se ve en los bastones, excepto Young-H elm holtz. A unque se verá que la teoría tri­
que el pigm ento visual en cada uno de los tres tipos crom ática no da cuenta de ia visión en color, su ase­
de conos es diferente, lo cual resulta en un perfil veración de que existen tres tipos de conos, cada uno
específico de sensibilidad a una longitud de onda de m ás sensible a una longitud de. onda particular, es
los tres tipos de conos analizados con antelación precisa. La existencia de los tres tipos de conos pro­
(véase figura 5.4). A comienzos del siglo xix, Thomas puesta por esta teoría fue confirm ada en la década
Young propuso la idea de que la visión de color está de los años sesenta, cuando las características de
m ediada por la actividad de los tres tipos de conos. absorción de los tres pigm entos de cono fue medida
Esta id ea fue apoyada unos 50 años después por de manera directa.
Es interesante que cada tipo de cono no codifica la
longitud de onda en térm inos de un nivel de activi­
dad específico correspondiente a una longitud de
' Algunas moléculas pueden tener más de una configuración
espacial potencial (forma), aun cuando cada configuración con­
onda particular; esto es, cada tipo de cono no envía
tenga el mismo número de átomos, en la misma secuencia. Esto una señal ú nica al resto del sistem a nervioso que
es análogo a la forma en que se puede hacer una estructura de contenga inform ación acerca de la longitud de onda
mecano particular para que adquiera diferentes formas al rotar específica de luz que la ha activado. Esto significa
partes de la estructura. Las diferentes configuraciones de una que un solo tipo de cono no puede representar de
molécula, llamadas conformaciones, con frecuencia tienen diferen­
m anera precisa las longitudes de onda de la luz que
tes propiedades de conjugación. Los cambios en la conformación
de una molécula pueden, por tanto, alterar sus propiedades bio­ incide sobre la retina. Por ejemplo, si los conos R son
químicas en formas importantes. activados de m odo que absorban sólo 50% de su
94 PARTE I Fundamentos

nivel m áxim o de luz, esto podría ser por la presencia


de luz roja m oderadam ente intensa. Sin em bargo,
tam bién podría ser debido a luz más intensa de lon­
gitud de onda más corta o más larga (figura 5.5). Esto
dem u estra por qué los individuos con sólo un tipo
de cono, un defecto m uy frecuente debido a anorma­
lidad genética, son ciegas al color. Sus retinas respon­
den en form a análoga a la de la retina norm al en la
luz débil, donde sólo un tipo de receptor (bastón) es
activado. La im agen resultante del m undo, com o la
v isión n orm al en la luz débil, es acrom ática. En la
visión norm al el sistema codifica la longitud de onda
en térm inos del perfil de actividades relativas de los
tres diferentes tipos de conos (véase figura 5.4). Sin
em bargo, m ientras que esta com paración de la acti­
vidad de los tres tipos de conos es un com ponente
350 400 450 500 550 600 650
necesario en la visión de color, no es suficiente para
Longitud d e o n d a (nm)
la percepción del color, com o ha propuesto la teoría
tricrom ática de visión del color. M ás bien, com o se
verá, sólo es un com ponente entre m uchos involu­ FIGURA 5.5 Curva de absorción de los conos R. La lectu­
crados en el proceso. ra de cualquier tipo de cono único, tomada sola, no espe­
cifica la longitud de onda de la iluminación ambiente. Por
ejemplo, si los conos R absorben luz al 50% de su máxi­
mo, esto podría ser debido a una luz roja moderadamente
P ro cesam ien to neuronal dentro de la retina
intensa o a una luz más intensa de longitud de onda más
corta o más larga.
Los fotorreceptores, bastones y conos son las únicas
células sensibles a la luz en la retina. Las células gan-
glionares, que tienen sus cuerpos celulares en la reti­
na y cuyos axones form an el nervio óptico y el tracto usar este m étodo se puede in vestigar cómo varía la
óptico conform e se proyectan al núcleo geniculado frecuencia de disparo de u na neu rona particu lar
lateral del tálamo, son las únicas salidas desde la reti­ como función de diferentes variables. En consecuen­
na hacia el resto del cerebro. La im portancia del pro­ cia, en las neuronas en los sistem as sensoriales uno
ceso llevado a cabo por la retina puede ser apreciada puede estudiar cóm o varía la tasa de disparo com o
cuando se considera que existen cerca de 120 m illo­ función de varios estím ulos característicos. El campo
nes de fotorreceptores y sólo 1 millón de células gan- receptivo de una neurona particu lar, entonces, se
glionares. Por tanto, el patrón de poten ciales de define como el estím ulo que p roduce la m áxim a (o
acción conducido por el nervio óptico es el resultado en algunas células la m ínim a) frecuencia de disparo
del procesam iento extensivo dentro de la retina. Este de dicha célula. A l principio puede parecer extraño
procesam iento es m ediado por las células bipolares, que una reducción en la tasa de disparo de una neu­
que vinculan fotorreceptores y células ganglionares; rona respecto a su tasa de referencia sea también una
por las conexiones entre fotorreceptores y células forma en la cual el sistem a nervioso codifica la infor­
bipolares, form adas por células horizontales; y por m ación acerca de los estím ulos, pero de hecho éste es
las conexiones entre células bipolares y células gan­ el caso. Como se vio en un análisis previo del papel
glionares, form adas por células am acrinas (véase de la inhibición (capítulo 2), la resta es un método de
figura 5.2). Ahora se estudiará la naturaleza de este codificación tan efectivo como la adición.
procesam iento y a sus bases neuronales. Los cam pos recep tivos de las neuronas fueron
descubiertos por prim era ocasión por Vernon
C A M P O S R E C E P T IV O S Para poder continuar es M ountcastle en la década de los años cincuenta, en
necesario introducir el concepto de campo receptivo su investigación de la corteza som atosensorial. A lgu­
de una neurona. Como se mencionó en el capítulo 4, nos años después, Steven K uffler descubrió que las
este concepto es derivado del registro de actividad células ganglionares de la retina tienen cam pos re­
unitaria, el m étodo en el cual un electrodo de diáme­ ceptivos caracterizados por dos regiones concéntri­
tro m uy pequeño es insertado dentro de una sola cas que trabajan en oposición (figura 5.6). Existen dos
n eurona y entonces es registrada su actividad. AI tipos de cam pos receptivos de células ganglionares
CAPÍTULO 5 El sistema visual como m odelo de funcionam iento del sistema nervioso 95

A) C élu las gan glion ares c en tro O n B) C élu las g an glion ares c e n tro o ff

j X Área "O ff"


Area " O n "

Luz

Punto
central

2
Punto
p eriférico

Ilum inación
central

Ilum inación
periférica

Ilum inación
difusa

0 0.5 1.0
seg

FIGURA 5.6 Las células ganglionares de la retina tienen campos receptivos circulares divididos en
un centro y una periferia. Las células centro ON/periferio OFF son excitadas cuando se iluminan en
su centro y se inhiben cuando es iluminada su periferia. Las células centro OFF/periferia ON exhi­
ben el patrón opuesto. A) Las células centro ON responden de manera máxima cuando (3) el centro
es iluminado y la periferia no lo está y de manera mínima en (4) la condición de iluminación opues­
ta. La iluminación parcial de (1) el centro o (2) la periferia resulta en una excitación e inhibición,
respectivamente, más breve. La iluminación difusa (5) u oscuridad (no mostrada) resulta en un nivel
de excitación débil debido a que el centro y la periferia tienden a cancelar sus efectos mutuamente.
B) La actividad de las células centro OFF se inhibe cuando (2, 3) sus centros son iluminados y excita­
dos cuando (2, 4) sus periferias son iluminadas. Como en las células de centro ON, los efectos opues­
tos sobre el centro y la periferia causados por la iluminación difusa (5) y la oscuridad (no mostrada)
producen niveles de excitación débiles. (Adaptado de Kandel et al., 1995, p. 418.)
96 PARTE I Fundamentos

de retina: los centro O N /periferia O FF y los centro centro ON /p eriferia OFF. Im agine, adem ás, que en
O FF/periferia ON. Las células ganglionares centro el área centro ON del cam po receptivo se presenta un
O N /periferia OFF (con frecuencia llam adas sim ple­ círculo blan co y en el área p eriferia O FF una dona
m ente centro ON) se disparan a su m ayor tasa cuan­ gris. Enseguida, se ilum inan los círculos concéntricos
do el centro circular de su campo visual es ilum ina­ con in ten sid ad es v ariab les de luz. En ilum inación
do y un área con forma de dona a su alrededor no es alta, tanto el círculo blanco com o la dona gris refleja­
ilum inada. En contraste, como respuesta al patrón de rán más luz que en la ilum inación baja. Por tanto, en
ilu m inación opuesto (es decir, área de ilum inación ilum inación alta, el círculo blanco, que cae en el cen­
con form a de dona), las células se disparan de m ane­ tro O N del cam po recep tivo, tenderá a excitar a la
ra m ínim a o no lo hacen en absoluto. La relación célula más de lo que lo haría en ilum inación baja. Sin
an tag ón ica de centro y periferia significa que si el em bargo, en ilum inación alta, la dona gris, que cae
centro y la periferia son ilum inados en form a sim ul­ en la periferia OFF, tenderá a inhibir a la célula más
tánea, la tasa de disparo de la neurona será relativa­ de lo que lo haría en ilum inación baja. El efecto neto
m ente baja (véase figura 5.6). Lo m ism o sería cierto es un disparo constante de la célula a través de dife­
cuand o am bas porciones no son ilum inadas. Las rentes intensidades de ilum inación.
células ganglionares centro O FF/periferia ON tienen Esta sensibilidad a la reflectan cia m ás que a la
el patrón opuesto del que se acaba de referir. luminancia genera una adaptación. Al moverse en el
A ntes de continuar, es necesario introd ucir dos am biente y lo calizar objetos con frecuencia es vital
térm inos: la lu m in a n cia , cuantificada en unidades ser capaz de identificar diferencias en la reflectancia
llam adas lú m en es, es una m edida de la intensidad de las superficies, de m anera particular en la ilum i­
de la luz. U na superficie dada tendrá m ás lum inan­ nación de baja intensidad y otras condiciones donde
cia cuando la intensidad de la luz que la ilum ina es las diferencias de color son m ínim as o ausentes. En
m ás alta que cuando está baja, suponiendo que las contraste, el nivel absoluto de lum inancia de los obje­
longitudes de onda de la fuente de luz se mantienen tos en el am biente es de m enor significancia adapta-
constantes (es necesario especificar que la com posi­ tiva, como sabe todo usuario de gafas para el sol. Un
ción espectral de la fuente de luz se m antiene cons­ ejem plo de este énfasis en la reflectancia relativa de
tante debido a que una superficie dada reflejará cier­ las superficies sobre su lum inancia absoluta se ilus­
tas longitudes de onda más que otras, y así, al variar tra de m anera sorprendente m ediante la distorsión
la com posición espectral, variará la lum inancia. Más en la percepción de la lu m in an cia absoluta experi­
adelante se estudiará con detalle esto). La reflectan - m entada al con tem plar la figu ra 5.7. A quí, las dos
cia es una medida de la fracción de la luz que ilum i­ cajas centrales tienen la m ism a reflectancia y, por
na una superficie que es reflejada por ésta. Para una tanto, bajo las m ismas condiciones de iluminación, la
superficie dada, ésta varía como función de la longi­ m ism a lu m inancia. Sin em bargo, en el proceso de
tud de onda de la luz que la ilum ina, pero no como contrastar entre la reflectancia del cuadro central y la
función de su intensidad. En otras palabras, si la lon­ periferia, el sistem a p erceptual distorsiona este
gitud de onda de la luz que ilum ina se m antiene hecho, de m odo que el cuadro gris rodeado p or el
constante, la reflectancia de una superficie — la pro­ fondo negro parece m ás brillante que el cuadro gris
porción que es reflejada de la luz que la golpea— es rodeado por el fondo blanco. La percepción de la ilu­
constante a través de diferentes intensidades de ilu­ minación y la oscuridad es relativa, no absoluta.
minación. Esta característica del sistem a ayuda a explicar por
A h ora se verá m ás allá en las características del qué las palabras sobre una página parecen más oscu­
cam po recep tivo de las células ganglionares de la ras mientras que la página parece más brillante tanto
retina. La natu raleza antagonista (O N -O FF) de sus en luz débil como en luz solar directa, aun cuando en
cam pos receptivos significa que estas células son la última condición las palabras reflejan más luz de lo
sensibles a las diferencias en la intensidad de luz que la página refleja con luz débil. Este fenómeno, la
reflejada por diferentes superficies, m ás que a la percepción de ilum inación y oscuridad sobre la base
in ten sid ad absoluta de la luz reflejad a desde una de diferencias en la reflectan cia de las superficies a
superficie dada. En otras palabras, estas células son través de inten sidades v ariables de la ilum inación
sensibles a las diferencias en la lu m inancia de dife­ am biente, se denom ina con stan cia de ilu m in ación .
rentes su perficies (con ilum inación uniform e, una El hecho de que un proceso de la retina — las caracte­
función de su reflectancia) más que la lum inancia rísticas del campo receptivo centro /periferia antagó­
absoluta de una su perficie particular. Para ver por nicos de las células ganglionares de la retina— contri­
qué éste es el caso, im agine el lector que ha identifi­ buye de modo im portante a la constancia de ilumina­
cado una célula ganglionar con un cam po receptivo ción es un ejem plo del com plejo procesam iento me-
CAPÍTULO 5 El sistema visual com o modelo de funcionam iento del sistema nervioso 97

Luz

C on o

Luz
-n C élu la C élu la
bip olar b ip o lar
FIGURA 5.7 Aunque las cajas centrales son sombras V/ c o n c en tro c o n cen tro
E,
idénticas grises, la caja izquierda parece más oscura debi­ O ff On
do al borde más claro que la rodea. Esta distorsión es un
ejemplo del énfasis del sistema visual sobre la ilumina­
C élu la C élu la P oten ciales
ción relativa. La inhibición lateral, un proceso subyacente g an glion ar ( O O ) g an glion ar ~M t~ de a c c ió n
a este fenómeno, es mediada en el nivel neuronal por los c o n c en tro c o n cen tro
campos receptivos centro /periferia antagónicas de las O ff On
células ganglionares de la retina. (Adaptado de Bear, Connors y
Paradiso, 1996, p. 235.) H acia el nervio óp tico

FIGURA 5.8 En las vías verticales, un cono inerva direc­


diado por la retina. En la siguiente sección se conside­ tamente la porción central de una célula bipolar con cen­
rarán algunos de los m ecanism os neuronales subya­ tro OFF y una célula ganglionar de retina con centro OFF
[izquierda) y una célula bipolar con centro ON y una célu­
centes a las características del cam po receptivo cen­
la ganglionar de retina con centro ON (derecha). Cada
tro/periferia antagónica de las células bipolares y
célula bipolar efectúa una conexión excitatoria (triángulo
ganglionares de la retina.
abierto) con una célula ganglionar de retina del mismo
tipo. El cono forma una sinapsis excitatoria con las células
B A S E S N EU RO N A LES D E LO S C A M P O S REC EP­ bipolares con centro OFF y una sinapsis inhibitoria ( trián­
T IV O S C EN TR O /PER IFER IA A N T A G Ó N IC A S: gulo oscuro) con células bipolares con centro ON. La figura
IN H IB IC IÓ N LA TERA L La base neuronal de los muestra el efecto de la iluminación sobre los dos tipos de
cam pos receptivos centro /periferia antagónicas de célula: ganglionares y bipolares. Las curvas ascendentes
las células ganglionares de la retina es el patrón de (hacia el potencial de equilibrio de Na+, E ^ ) indica
interconexiones entre los fotorreceptores y las células despolarización, y las curvas descendentes (hada el
ganglionares de la retina m ediado por células bipo­ potendal de equilibrio de K+, E¡¿) indica hiperpolariza-
dón. Se advertirá que en la inervadón de la célula bipolar
lares, horizontales y am acrinas. C ada fotorreceptor
con centro OFF la liberación de glutamato por el cono
es sensible a la presencia de luz en un punto particu­
tiene un efecto exdtatorio, mientras que este transmisor
lar del cam po visual. Las células ganglionares y tiene el efecto opuesto cuando se liga a la célula bipolar
bipolares, las siguientes neuronas en la cadena, son con centro ON. Éste es un ejemplo más del principio
sensibles a patrones concéntricos de ilum inación general de que el efecto de un transmisor depende del
contrastante que incide sobre una pequeña área cir­ mecanismo puesto en movimiento por su enlace con los
cular de la retina que varía desde m inutos de arco en receptores posinápticos y no con el transmisor per se.
la fóvea hasta 5 o en la periferia. ¿Cóm o m edian las (Adaptado de Kandel et ni, 1995, p. 421.)
neu ronas participantes esta transform ación de res­
puestas características?
Considere las células bipolares, dentro de las cua­
les a los fotorreceptores les llega inform ación directa­ to relativam ente sim ple involucrado en la conexión
m ente (conexiones verticales) o indirectam ente, por vertical desde los fotorreceptores que representan el
m edio de células horizontales (conexiones laterales). área central de un campo receptivo centro ON en una
Las célu las bipolares tienen cam pos receptivos con célula bipolar, se encontrará que los fotorreceptores
características centro/periferia antagónicos que son tienen una entrada inhibitoria hacia sus célula bipo­
sim ilares a las percibid as en las célu las gan glion a­ lares (figura 5.8). Recuerde que el fotorreceptor des­
res. Sin em bargo, a diferencia de las células ganglio- polariza en la oscuridad e h iperpolariza en la luz;
nares, las células bipolares responden con un cambio por tanto, en la conexión anterior, la iluminación del
pasivo gradual en el potencial de m em brana, com o fotorreceptor resultaría en una hiperpolarización del
los fotorreceptores. Si se considera prim ero el circui- receptor y una dism inución en la liberación de neu-
98 PARTE I Fundamentos

retran sm isor (glutam ato). Puesto que ésa es una tanto en el centro como en las áreas periféricas de un
conexión in hibitoria, una dism inución en la lib era­ campo receptivo centro ON/periferia OFF. Esto invo­
ción de neurotransm isor resultaría en la despolariza­ lucra una región que inhibe la actividad en una
ción de la célula bipolar. Como la célula bipolar, a su región adyacente, un proceso que recibe el nombre de
vez, tiene una conexión excitatoria con la célula gan­ in h ib ic ió n lateral, inhibición desde un lado. Este
glionar, la despolaxización de la célula bipolar tiende mecanism o se aprecia en m uchos niveles del sistema
a activar un potencial de acción en la célula ganglio­ visual. Se puede apreciar que si los receptores adya­
nar. En contraste, en la oscuridad, el cono se despola­ centes no son ilum inados, la inhibición lateral no ten­
rizará, hiperpolarizando la célula bipolar con centro drá lugar, lo cual resultará en una cadena de eventos
ON y dism inuyendo la probabilidad de que se dis­ que tenderá a despolarizar la célula bipolar.
pare la célula ganglionar con centro ON. La figura 5.9B ilustra cóm o este circuito puede
En el caso de una conexión vertical desde los recep­ tom ar en consideración el cam po receptivo centro
tores que corresponden con el centro de una célula O F F /periferia ON. Aquí, el razonam iento es similar.
bipolar con centro OFF, el circuito es similar, excepto Al considerar estos circuitos bajo varias com binacio­
que la entrada hacia la célula bipolar es excitatoria. nes de ilum inación y oscuridad posibles en su centro
Por tanto, la iluminación del cono y su hiperpolariza- y periferia, se puede ver que esto explica las caracte­
ción resultante hiperpolaxizarán la célula bipolar y rísticas de sus campos receptivos respectivos.
dism inuirá la probabilidad de disparo de la célula Com o ya se habrá notado, los efectos antagonistas
ganglionar con centro OFF. En la oscuridad, por otra de iluminación idéntica sobre conexiones verticales y
parte, el receptor despolarizado liberará más glutama­ laterales genera que las células bipolares y ganglio-
to, lo que resultará en la despolarización de la célula nares de la retina tengan respuestas m ayores a la ilu­
bipolar con centro OFF y un aumento en la probabili­ m inación contrastante dentro de sus campos recepti­
dad de disparo de la célula ganglionar con centro OFF. vos. Este proceso afina la visión al exagerar las dife­
A hora considere el circuito algo más complejo que rencias en la ilum inación, como se ilustra por medio
m edia todo el cam po receptivo centro /periferia de de fenómeno de facilitació n de contraste. En la faci­
las células bipolares. A quí se aprecia el papel crucial litación de contraste, u n área m ás oscura que se
de las células horizontales. Considere prim ero el cir­ encuentra junto a una m ás ilum inada parecerá tener
cuito subyacente al campo receptivo centro ON/peri­ una banda aún m ás oscu ra a lo largo de la frontera
feria O FF (figura 5.9A). Ya se ha descrito el circuito común, mientras que el área m ás ilum inada parecerá
que subyace al centro ON. En tom o a los fotorrecep- tener una banda aún m ás ilum inada a lo largo de la
tores que registran la ilum inación sobre el centro del frontera común (figura 5.10). Estas bandas ilusorias
campo receptivo se encuentra un anillo de fotorrecep- llam adas bandas de M ach, en honor de su descubri­
tores que constituyen la prim era etapa del procesa­ dor en el siglo xix, resultan en parte del proceso de
m iento que corresponde a la periferia OFF. Estos ali­ inhibición lateral dentro de la retina.
mentan, por medio de vías laterales, a los fotorrecep-
tores con conexiones verticales hacia células bipola­ D O S T IP O S D E C ÉLU LA S G A N G L IO N A R E S Se
res. Las conexiones entre los fotorreceptores y las ha visto que las células horizontales de la capa plexi-
células horizontales que median la periferia OFF son form e externa ju egan un papel crucial en el circuito
excitatorias, y las sinapsis entre las células horizonta­ que subyace a las características centro/periferia
les y los fotorreceptores que median el centro ON son antagonista de las células bipolares y que éstas luego
inhibitorias (véase figura 5.9A). En consecuencia, la form an sinapsis con las célu las ganglionares de la
ilum inación de los receptores de la periferia OFF retina que tienen cam pos receptivos con las mismas
resultará en la siguiente cadena de eventos: hiperpo- características centro/periferia antagónica. Además,
larización de dichos receptores, dism inución en la las características de los cam pos receptivos de la
liberación de glutamato, hiperpolarización de la célu­ célula ganglionar es determ inada por la acción inte-
la horizontal, dism inución en la activación inhibitoria gradora de todas las célu las de la retina distales a
del receptor dentro del centro ON, despolarización de ellas, incluyendo a aquellas de las capas plexiformes
dicho receptor, liberación de glutamato, hiperpolari­ interna y externa. Com o se evidencia, estos procesos
zación de las células bipolares y dism inución en el integradores resultan en dos grandes tipos funciona­
disparo de la célula ganglionar con centro ON. Esto les de células ganglionares de la retina. A éstas se les
se realiza en contra del efecto de ilum inar el centro llam an célu las g an g lio n ares P (del latín parvo, "p e­
ON del cam po receptivo, lo cual se analizó anterior­ queño") y célu las g an g lio n ares M (del latín magno,
mente. Por tanto, se tiene un esquema del circuito que "g ra n d e "). Existen m ás célu las P que células M, en
explica el efecto antagonista de la luz que incide, una proporción cercana de 9 a 1.
CAPÍTULO 5 El sistema visual como m odelo de funcionam iento del sistema nervioso 99

A) Luz so b re periferia B) O scu rid ad sob re periferia

T
! I
T

-_ C élula
bipolar
con c en tro
O ff

C élula
gan glion ar
co n c en tro
O ff

FIG U R A 5.9 Conexiones verticales y laterales que inervan todo el campo receptivo centro ON/periferia OFF y cen­
tro OFF /periferia ON de las células bipolar y ganglionar de la retina. Los conos en el área de la retina que median la
región periférica del campo receptivo forman sinapsis excitatorias ( triángulos abiertos) con las células horizontales.
Las células horizontales, entonces, forman sinapsis inhibitorias ( triángulos oscuros) con los conos que inervan la
región central del campo receptivo. A ) El circuito del campo receptivo centro O N /periferia OFF. En esta situación, la
periferia es iluminada, oponiéndose a la activación de la célula con centro ON. El efecto neto es una hiperpolariza-
ción de la célula bipolar y una reducción en la tasa de disparo de la célula ganglionar con centro ON. B) El circuito
del campo receptivo centro OFF. De nuevo, la periferia está en una condición de iluminación (oscuridad) que tiende
a hiperpolaxizar la célula bipolar y a inhibir el disparo de la célula ganglionar de la retina con centro OFF. (Adaptado de
Kandel et al, 2995, p. 422.)

F IG U R A 5.10 Si una serie de bandas A), cada una con intensidad luminosa uniforme B), es ordenada en bri­
llantez ascendente de izquierda a derecha, cada banda no parece ser de brillantez uniforme. En vez de ello, el
lado izquierdo de cada banda (junto a su vecina más oscura) parece más brillante, mientras que el lado derecho
de cada banda (junto a su vecina más clara) parece más oscura. Las llamadas bandas de Mach resultan en una
exageración percibida del contomo que separa las bandas C). (Adaptado de H. Gleitman et al, 1999, p. 199.)

Estos dos tipos de células ganglionares tienen longitud de onda y responde en estallidos transito­
diferentes características de cam po receptivo. Las rios. Se cree que ellas son sensibles a las característi­
célu las ganglionares M tienen cam pos receptivos cas gruesas de los estím ulos. En contraste, las num e­
m ás grandes (en parte m ediados por sus dendritas rosas células P tienen campos receptivos más peque­
ram ificadas más grandes y más extensam ente), son ños, responden con u na descarga sostenida y son
m ás sensibles al bajo contraste, no son sensibles a la sensibles a la longitud de onda. La m ayor parte de
100 PARTE I Fundamentos

A) C élu la s gan glion ares d e la retina n eu ro n as del g en icu lad o lateral 8 ) C élu la c o n c é n tr ic a o p o n e n te se n c illa

B a n d a gruesa
c o n c é n tr ic a
(a cro m á tica )

i
1
Señal de
O p o n e n te brillantez
se n c illa
c o n c é n tric a
! P! 11 1
i Id 11 !

i
i

l»l Señ al de
■ lin! c o lo r
O p o n e n te sen cilla
co ex te n siv a

R ojo V erde 1

FIGURA 5,11 A) Las células ganglionares de retina tipo P y las neuronas del núcleo geniculado lateral,
hacia el cual se proyectan, tiene varios tipos de campos receptivos que pueden ser definidos en térmi­
nos de cómo los tres tipos de conos inervan sus centros y periferia. B) Las células concéntricas oponen­
tes sencillas codifican la información acerca del color y el contraste de brillantez acromática debido a
que diferentes conos alimentan al centro y a la periferia. La figura muestra el efecto de la luz brillante
en el campo receptivo de una célula centro ROJO ON/ periferia VERDE OFF. La luz en el centro y la
oscuridad en la periferia (2-3) incrementarán el disparo de estas células. Éste es el caso aun para la luz
verde (3) porque los conos R son activados en cierta medida por la luz verde. El efecto de la luz blanca
difusa (4) será cancelado conforme incida tanto sobre el centro como sobre la periferia. La luz roja difu­
sa (5) excita la célula, mientras la luz verde difusa (6) tiene un efecto inhibitorio. El efecto del rojo en el
centro y el verde en la periferia (7) tiende a ser mínimo debido a que entre los dos se cancelan. (Adaptado
de Kandel et al., 1995, p. 461.)
CAPITULO 5 El sistema visual como m odelo de funcionam iento del sistema nervioso 101

las células ganglionares P son op onentes al color, y tipos de células ganglionares de la retina es que ambas
existen varios tipos de éstas (figura 5.11). El tipo más sirven a los m ism os fotorreceptores en paralelo. En
com ún de célula que codifica color dentro de las otras palabras, un grupo dado de fotorreceptores pro­
células ganglionares de la retina (y tam bién entre las yecta hacia am bos tipos de célula ganglionar de reti­
células del geniculado lateral hacia el cual proyectan na. Las implicaciones de estos arreglos son altamente
las células ganglionares de la retina) es el de las célu­ significativos. El arreglo sugiere que dentro de las
las con cén tricas oponentes sen cillas. En estas célu­ células ganglionares de la retina existe espedalización
las, un tipo de conos (R o G) activan el centro (ejer­ de función mediada por diferentes conexiones neuro-
cen un efecto excitatorio o inhibitorio sobre la célula nales desde los fotorreceptores y que dichas conexio­
ganglionar) y el otro tipo de cono tiene el efecto nes constituyen entradas paralelas. Este tema dual del
opuesto sobre la periferia. En las célu las con cén tri­ procesam iento paralelo y la espedalización de fun­
cas de band a gruesa, los conos R y G actúan en con­ ción se lleva a través de todo el sistema visual, inclu­
junción en cada área del campo receptivo pero tienen yendo, en contradicción de algunos postulados clási­
acción opuesta en las dos áreas. Las células coexten- cos acerca de la naturaleza de la organizadón cerebral,
sivas op onentes se n cilla s tienen un cam po recepti­ áreas corticales involucradas en la visión.
vo indiferenciado (no hay organización centro/peri­
feria) en el cual la acción de los conos B es opuesta a
la acción com binada de los conos G y R. PROYECCIONES RETINÓFUGAS
Las células ganglionares de banda gruesa (acromá­
tica) pueden ser del tipo M o P, m ientras que ambos Al considerar las proyecciones desde la retina hacia
tipos de células oponentes sencillas son exclusivamen­ áreas cerebrales superiores (denom inadas retin ófu -
te del tipo P. La comparación de las características fun­ gas, del latín fu g a , "v o la r"), prim ero es necesario
cionales de las células ganglionares M y P conduce a estudiar más a fondo la estructura de la retina. Esta
la hipótesis de que las células M están involucradas en puede ser dividida en una h em irretin a n asal y una
la detección de grandes objetos y las características h em irretin a tem p oral (figura 5.12). También puede
gruesas de los estím ulos, m ientras que las células P ser dividida en una h em irretin a ventral y una h em i­
están involucradas en la discrim inación de aspectos rretina dorsal. Puesto que el cristalino del ojo invier­
más detallados de forma y de color. Lo que es particu­ te izquierda-derecha y v oltea la im agen visual, la
larmente revelador acerca de la presencia de estos dos mitad derecha de cada retina recibe luz desde el lado

C am p o visual
H em icam p o H em icam p o
visual ;ual d erech o
izquierd o

Z ona
Z ona
m o n o cu lar
m o n o cu la r
d e rech a
izquierd a

H em irretina
tem poral

D isco
Fòvea ó p tico

FIGURA 5.12 La mitad de cada retina cercana a la nariz se llama hemirretina nasal, y la mitad más
cercana al templo, hemirretina temporal. Existe una zona binocular dentro del campo visual, la cual
proyecta hacia las retinas de ambos ojos, y a las dos zonas monoculares, cada una de las cuales, debi­
do a la posición de la nariz, se proyectan sólo a una retina. (Adaptado de Kandel et al., 2995, p. 426.)
1 02 PARTE I Fundamentos

izq u ierd o del espacio (es decir, el h em ica m p o v i­ griega x). Posterior al quiasm a óptico, las fibras ópti­
su al izquierdo), y lo opuesto es el caso para la mitad cas son llam adas tracto ó p tico , los cuales portan
izquierd a de cada retina. A dem ás, la m itad ventral inform ación desde la hem irretina tem poral ipsilate-
de cada retin a recibe luz desde el cam po visu al ral y la hem irretina nasal contralateral. Esto significa
superior, m ientras que la m itad d orsal recibe luz que el tracto óptico a cada lad o del cerebro lleva
desde la m itad inferior del cam po visual. Dentro de inform ación desde el cam po visual contralateral
todo el cam po visual existe una zo n a b in o cu la r, la (figura 5.13).
cual se p ro y ecta h acia am bas retin as, y dos zon as La naturaleza del deterioro visual apreciado des­
m o n o cu la re s, cada una de las cuales, d ebido a la pués de causar daño a diferen tes partes de las vías
posición de la nariz, se proyecta sólo a una retina. visuales refleja estas relaciones anatóm icas. En con­
El n erv io óp tico está com puesto de axones de secuencia, el daño a las fibras ópticas anteriores al
célu las ganglionares. Ya se ha m encionad o que las quiasma óptico afecta la visión en un ojo. En contras­
capas m ás próxim as de la retina (que contienen todas te, el daño p osterior al quiasm a óptico resulta en
sus célu las excepto los fotorreceptores) se encuen­ deficiencia del campo visual contralateral, que recibe
tran entre la luz incidente y los fotorreceptores. Sin el nombre de hem ian opsia hom ónim a (o con m ayor
em bargo, existe un área donde esta interferencia es frecuencia, sólo h em ian op sia), cuando el daño pos-
m inim izada debido a que los axones de la célula gan­ quiasm ático unilateral es com pleto. La hem ianopsia
glionar se proyectan alejándose de las otras capas de es un deterioro m ás serio que la ceguera en un ojo,
células en un ángulo agudo, lo cual produce un tipo debido a que se pierde un cam po visu al com pleto,
de indentación en la retina llam ada fóvea (del latín: m ientras que en la ceguera m onocular sólo se pierde
"h o y o "). Esto perm ite que llegue m ás luz a los foto­ una zona m onocu lar (véase figu ra 5.12). El daño al
rrecep tores. La fóvea tam bién es el área de m ayor quiasm a óptico (com o a v eces ocurre, por ejem plo,
densidad de conos y por tanto el área que m edia la
m ayor agudeza visual. Por tanto, las personas m ue­
ven constantem ente los ojos en bu sca de u na form a
de fijar los objetos de interés en la fóvea. Ésta tiene
pocos bastones, cuya m ayor concentración está en la N ú cleo g e n ic u la d o lateral
T racto ó p tico /
parte de la retina que rodea a la fóvea (véase figura
5.3). Por esta razón uno puede d etectar m ás fácil­
m ente un punto débil de luz, como una estrella cinti­
lante, al m irar justo al lado de su ubicación esperada.
El área donde los axones de la célula ganglionar
dejan la retina no tiene ningún fotorreceptor y se
denom ina disco óptico. La ausencia de fotorrecepto­
res en el disco óptico significa que la luz que cae en
esta área no puede ser detectada. La presencia de esta
área dentro del campo visual donde los estímulos no
pueden ser detectados (conocida com o punto ciego)
puede ser demostrada en varias formas. Sin embargo,
el punto ciego requiere condiciones especiales para
su dem ostración, m ás que ser obvia su presencia.
Esto m uestra que el sistem a visual "llen a " las áreas
del cam po visual desde la cuales no recibe inform a­
ción. En apariencia, el sistema visual está construyen­
do una representación coherente del m undo visual,
con base en la inform ación de que dispone, incluso
FIGURA 5.13 Descripción esquemática de las vías visua­
cuando dicha información tiene grandes brechas.
les, vistas desde arriba. En el quiasma óptico, los axones
Los nervios ópticos dejan cada ojo y viajan (se pro­
de las células ganglionares desde la mitad nasal de cada
yectan) hacia la parte trasera del cerebro. Conform e retina se cruzan hacia el otro lado del cerebro. Entonces la
lo hacen, alcanzan un punto donde se reúnen y las información es proyectada hacia el núcleo geniculado
fibras de la m itad nasal de cada retina cruzan hacia lateral y hacia la corteza visual. Ésta es la base para la
el otro lado del cerebro, mientras que las fibras de las relación contralateral entre campo visual y el lado del
dos hem irretinas tem porales no lo hacen. Este punto cerebro al cual es proyectada la información en dicho
de cruce es llamado quiasma óptico (a partir de la letra campo. (Tomado de Hubel y Wiesel, 1979, p. SS.)
CAPÍTULO 5 El sistema visual com o m odelo de funcionam iento del sistema nervioso 103

C am p o visual FIG U R A 5.1 4 Deficiencia visual


real del p a cien te asociada con daño en diferentes
niveles del sistema visual. Las
1 N orm al áreas oscuras indican porciones
ciegas del campo visual. (Adaptado
de Kolby l'Vliisliciu’, 1996, p. 252.)
2 C eg u era m onocu lar

3 H em ian op ia bitem poral

4 H em ian op sia nasal d erech a

5 H em ian o p sia h om ón im a

6 A nopia cu ad rática

7 D efic ie n c ia m acu lar

en tum ores de la pituitaria), afecta sus porciones sal, cada N G L parece ten er seis capas de células; a
m ed iales y provoca h em ianopsia bitem poral. Tam ­ éstas se les num era del uno al seis, siendo la capa 1
bién son posibles otros patrones de déficit del campo la capa m ás ventral y la capa 6 la más dorsal. Cada
visu al, dependiendo de la localización de la lesión capa representa la entrada desde la hem irretina de
subyacente (figura 5.14). un ojo, con la correspondiente capa a ojo indicada en
la figura 5.15. Las células dentro de cada capa cons­
tituyen una representación retinotópica (o topográ­
N ú cleo gen icu lad o lateral del tálam o fica) de la hem irretina que inerva. En otras palabras,
existe un m apeo ordenado de la su p erficie de la
La m ayor parte de los axones de las células ganglio- h em irretin a en las célu las dentro de cada capa del
nares de la retina (que conform an cada tracto óp ti­ NGL. Sin embargo, este m apeo, como el de la super­
co) form an sinapsis sobre el núcleo geniculado late­ ficie corporal en la corteza som atosensorial, no es un
ral del tálam o (N G L). C ada N G L se p arece a una mapeo uno a uno; la fóvea recibe una representación
rodilla doblada, de ahí el térm ino geniculado: "rod i­ d esp roporcionadam ente m ayor. N o obstante, los
lla ", en latín (figura 5.15). Visto en sección transver­ m apas de las seis capas están registradas de m odo

T álam o 6 C
FIG U R A 5.15 Núcleo geni­
. - •* culado lateral del macaco. El
5 I
tejido ha sido teñido para
mostrar los cuerpos celula­
res y revelar la organización
«i.* \
en seis capas del NGL, con
; ■-7 i = N - ?■ las dos capas ventrales
(capas magnocelulares)
:-v V • compuestas por células más
grandes que las otras cuatro
capas (capas parvocelula-
res). Cada capa recibe entra­
da exclusivamente o desde
el ojo contralateral (C) o
desde el ipsilateral (I). (Adap­
" f % rt- tado de Bear, Connors y Paradiso,
1996, p. 249.)
1 04 PARTE I Fundamentos

que una línea perpendicular que atraviece el genicu­ Panoram a de las áreas co rtica le s
lado lateral h acia su su perficie pasaría a trav és de que regulan la visión
las célu las que representan puntos id én tico s en el
cam po visual. En este m om ento se ha preparado el terreno para
Las capas dentro del NGL pueden ser divididas en algunos de los más importantes y por lo general ines­
dos grand es categorías. Las dos capas ventrales perados hallazgos que han surgido en los pasados 25
(capas 1 y 2) constan de células relativam ente gran­ años acerca de las áreas de la corteza involucradas en
des que son llam adas capas m agnocelulares; las cua­ el procesam iento visual. Com o se h abrá notado, la
tro capas d orsales (capas 3-6) contienen pequeñas visión clásica del cerebro visual postuló un m odelo
células que se denom inan capas p arv ocelu lares. Es jerárquico secuencial de procesam iento cortical en el
evid ente que las capas m agnocelulares reciben su cual la inform ación prim ero era proyectada hacia la
entrada de retina desde células ganglionares M, corteza visual primaria, donde tenía lugar el procesa­
m ientras que las capas parvocelulares reciben pro­ m iento de los com ponentes elem entales de la visión.
yecciones desde células ganglionares P. En conse­ Se ha visto que esta conceptualización sobre la fu n ­
cuencia, el procesam iento paralelo que com enzó en ción de la corteza visual prim aria condujo al neurólo­
la retina se m antiene en el N GL, y en breve se verá go Henschen, a la vuelta del siglo, a denom inar a esta
que tam bién se mantiene en áreas de la corteza dedi­ área la retina cortical. Esta idea pareció ser apoyada
cadas a la visión. También se encontrará que la espe- por la organización retinotópica de la corteza visual
cialización de función, vista por prim era vez en los prim aria y la presumible ausencia de tal organización
dos grandes tipos de células ganglionares, se m antie­ en la corteza vecina. Se pensó que en estas áreas cir­
ne en las áreas visuales superiores. cunvecinas eran m ediadas las funciones visuales
Las características de los campos receptivos de las "su p eriores" de percepción y reconocim iento, una
células en el NGL fueron identificadas por prim era noción incorporada en el término corteza de asociación
vez por K uffler en la década de los años cincuenta, y visual, el cual fue usado para denotar estas áreas. En
han sido delineadas con más precisión desde enton­ años recientes se han realizado descubrim ientos que
ces. En general, las neuronas del N G L tien en cam ­ requieren una conceptualización diferente de la orga­
pos receptivos con una organización centro /perife­ nización en las áreas visuales corticales.
ria an tag ón ica m uy sim ilar a la de las célu las gan ­ Esta conceptualización revisada incluye, en térm i­
glionares de la retina. Sin embargo, existen grandes nos más generales, lo siguiente: a) Existen áreas de la
diferencias entre las células en las regiones m agno- corteza fuera de la corteza visual prim aria que están
celular y parvocelular del NGL. Como observam os, especializadas en el procesamiento de aspectos especí­
las neuronas de las capas m agnocelulares del NGL ficos del mundo visual, como la forma, el movimiento
reciben sus mayores entradas desde células ganglio- y el color, b) Estas áreas especializadas están organiza­
nares del tipo M, m ientras que las neuronas del NGL das de manera retinotópica, aunque por lo general de
parvocelular están inervadas por células gangliona­ modo menos preciso que la corteza visual primaria, c)
res del tipo P. Las características del cam po recepti­ Dentro de cada área existe subespecializadón de fun­
vo de las células en el N GL corresponden a su orga­ ción y diferenciación anatóm ica que está relacionada
n izació n anatóm ica. Por tanto, las n eu ron as en el con espedalización funcional, d) El procesam iento es
N GL m agnocelular son más sensibles al contraste de paralelo más que secuencial (como postulaba el m ode­
lo que lo son las capas parvocelulares. Esto se refiere lo clásico) en el sentido en que tales áreas espedaliza-
a que la respuesta de las neuronas m agnocelulares das para el procesam iento de diferentes aspectos del
crece com o función del contraste en form a más mar­ mundo visual, como el color o el movimiento, redben
cada que la respuesta de las neuronas parvocelula­ entrada directa desde las áreas visuales primarias. Las
res. A d em ás, las neuronas m agnocelulares respon­ secciones siguientes consideran con más detalle los
den con m ayor intensidad al m ovim iento pero son cambios inesperados en nuestra concepción del cere­
in sen sib les a la longitud de onda. En con traste, la bro visual y las bases empíricas para estos cambios.
m ayor parte de las neuronas parvocelulares respon­
de poco al m ovim iento pero son oponentes al color,
exhibiendo la m ayoría uno de los tres tipos de célu­ P royeccion es desde el NGL
las oponentes al color que ya se han d escrito como h acia la c o rte z a visual
típicas de las células ganglionares P que las alim en­
tan: con cén tricas oponentes sencillas, concéntricas En la actualidad se conocen cuatro vías paralelas desde
op onentes de banda gruesa y oponentes sencillas el núcleo geniculado lateral hacia la corteza visual, dos
coextensivas. desde las capas m agnocelulares del NGL y dos desde
CAPÍTULO 5 El sistema visual como m odelo de funcionam iento del sistema nervioso 105

Corteza FIGURA 5.16


Células ganglionares Núcleo geniculado
de la retina lateral V1 V2
Representación
esquemática de las
cuatro principales
M anchas -Bandasífínas- -*=V4- vías paralelas
Tipo P Capas -¿i IVCß
Intermanchas -interbandas — conocidas, involu­
parvocelujares -►V4
cradas en la per­
cepción visual.
. ■.Bandas gÜ
T ip o M C ápas (Adaptado de Kandel et
gruesas
Tnagnoceluiares a t V5-' al., 1995, p. 395.)

TABLA 5.1 Garacterísticas de los campos receptivos de las neuronas en la retina, NGL, y regiones corticales
que median el procesamiento visual-

R E T IN A

Células ganglwmres P Células-.gangliomres M


sensibles a longitud de onda no sensibles a longitud de onda
la mayoría son células oponentes de color . sensibles __al bajo contraste
descarga sostenida descarga transítorxá
- grandes campos receptivos

NGL

Capas parvocehtlares Capas magnocehílares _- .


no sensibles a la longitud de onda _
sensible a la longitud de onda la respuesta como fundón del contraste crece más que las • j'"'-
la mayoría son exponentes de color neuronas P - -
. responden débilmente al movimiento responden intensamente al movimiento

CO RTEZA

VI se proyectanprindpalmentBenla cortezai
Capa IV C ß - _ - -néurdnas están reladonadas con t
campos receptivos como los P del NGL
VI
Manchas[ - '\ Capa IV C a
selectivas a la longitud de onda no sensibles a la longitud de onda ;
- oponentes al color sencillas y dobles : : selectivas a la orientadón (céíulas simples.) : .fe;
Intermanchas CapalVB ~ ¡fS S iB S lI lâ ï
no selectivas a la longitud de onda f selectivas a la orientadón ~~~ ~ - _
células simples - selectivas a la direcdón ' 7 -- W m ssg m fí:
células complejas
‘ campos receptivos binoculares
«1881
V2
V2 . ^ .
Bandas finas
sensibles a la longitud de onda
Bandas gruesas
similares a IVB, pero con
¡sis
muchas son oponentes, dobles al color ' -V- r.“.
: que las
células oponentes al color en VI
"V3 - -
no sensibles al color­
ía mayoría son selectivas a la orientadón
Interbandas - muchas son selectivas tanto a la orientadón comojal
?-r
la mayoría son sensibles a la longitud de onda movimiento __ -
- similares^alas neuronas intermanchas pero con campos
receptivos m ás grandes ~ V5 -
todas las células son sensibles al movimiento
V4 la mayoría son selectivas a la direcdoñ.' " 7
la mayoifa délasxélulas son sexisiblés:a la longitud de onda := no sensibles al color ' :
mu_chWspnseIecfivas.%l¿ orientadón no sensibles a la forma
algunas sanyerdadttmienfeseléctivas al color (es decir, sus campos receptivos más grandes
-' campos receptivos son un color percibido) ■;- se proyectan prindp
algunas son sdecfivas tanto al color como a la orientadón " ■neuronas implicadas en la ubicadón «
1 06 PARTE I Fundamentos

las capas parvoleculares. Estas vías y las áreas especia­ cam pos recep tivos sim ilares a los de las neu ronas
lizadas a las cuales se proyectan se muestran en la figu­ del NGL parvocelular que los alim entan. En contras­
ra 5.16. M ás adelante se elaborará, sobre este esquema te, los campos receptivos de las neuronas en la capa
general, el análisis en cierto detalle de la especializa- IV C a están alargados y son se lectiv o s a la o rien ta­
don de fundón y las conexiones neuroanatómicas que ció n , lo cual sig n ifica que su tasa de disparo es
caracterizan a estas vías o subsistemas. Los hallazgos m odificada por un estím ulo con form a de barra pre­
que serán analizados se resumen en la figura 5.16 y en sentado en una o rien tación p articu lar en un área
la tabla 5.1. Se comenzará, entonces, con las áreas de la específica del cam po visual (figura 5.18). Adem ás, al
corteza que reciben entrada directa desde el NGL.
C om o ya se ha m encionado, se consid era que la
corteza cerebral está com puesta de seis capas. Sin
em bargo, en la corteza visual existen nueve capas. Área " O n "
Por tanto, para mantener el esquema de seis capas, es
necesario subdividir una de las capas: la IV, en cuatro A re a "O ff”

(figura 5.17). La m ayoría de las fibras que proyectan


h acia la corteza desde el N GL form an sinapsis en la
capa IVC o V I (como recordará del análisis previo, a
A) Estim ulo barra B) Estím ulo punto
la corteza visual prim aria ahora por lo general se le
Luz Luz
refiere com o V I, y esta term inología se em pleará de
ahora en adelante.) Sin embargo, la segregación ana­ II_
tóm ica que presentó el N GL se m antiene en el
siguiente nivel de conexión sináptica: las capas man- b
gocelulares del N GL form an sinapsis en la capa c r~\
IV C a, m ientras que las capas parvocelulares forman
sinapsis en la vecina pero separada capa IVCp.
Si se con sid eran los cam pos recep tivo s de las
célu las en estas dos capas corticales, se encuentra 6 4 b

que las neuronas en IVCJ3 tienen cam pos receptivos


centro /periferia antagonista, m uchos de los cuales 0 1 2 3
seg
son op onentes al color. En otras p alabras, tienen g

- f r

0 1 2 3
seg

FIGURA 5.18 Células simples, como las definieron Hubel


y Wiesel, en la capa ¡VCcc de la corteza visual primaria
B HV
(VI). Estas células responden con mayor intensidad ante
una barra presentada en un ángulo de orientación particu­
lar en una ubicación particular dentro del campo visual.
Se muestran los patrones de los potenciales de acción que
ocurren en respuesta a varios estímulos y la barra sobre el
registro de respuesta indica la duradón del estímulo, /i)
Esta célula particular responde con mayor intensidad
Sustancia cuando una barra vertical está en una posidón particular
blanca dentro del campo visual (e). Las barras de otras orienta-
dones (a-h) o las barras verticales en otras ubicaciones
FIGURA 5.17 Sección de la corteza estriada donde se
ilustra la citóarquitectura de esta área. La sección tiene dentro del campo visual (i, j) son menos efectivas o total­
mente inefectivas para activar a la célula. Los puntos de
teñido Nissl para mostrar los cuerpos celulares y revelar
luz activan sólo respuestas débiles o ninguna respuesta en
la presencia de nueve capas en esta área. (Adaptado de Bear,
absoluto. (Adaptado de Kandel et al., 1995, p. 435.)
Comiors y Paradiso, 1996, p. 253.)
CAPITULO 5 El sistema visual com o modelo de funcionam iento del sistema nervioso 107

igu al que las neuronas del N GL m agn ocelu lar que tipos de conos y por tanto tiene un m ecanism o para
las inervan, estas neuronas son insensibles a la lon­ codificar la longitud de onda de la luz que incide
gitud de onda. David Hubel y Torsten W iesel, estu­ sobre la retina. Sin embargo, la codificación de la lon­
d ian tes de K uffler, quien realizó la in v estig ación gitud de onda no es suficiente para la percepción del
p ion era en la neu rofisiología de V I, d escu brieron color de un objeto porque un objeto de un color
estas célu las y las llam aron célu la s sim p les, por dado, por ejem plo rojo, será visto en este color bajo
razones que más adelante se volverán aparentes. diferentes condiciones de ilum inación, aun cuando
la luz reflejada de su su perficie varía bastante a lo
largo de estas condiciones. Esto com únm ente se
ESPECIALIZAC1ÓN EN LA CORTEZA experimenta en la vida cotidiana: una manzana pare­
DEDICADA A LA VISIÓN ce roja bajo la luz del sol y a la luz de una vela, aun
cuando las longitudes de onda reflejadas de su
El desarrollo de un colorante por parte de M argaret superficie difieran radicalm ente en las dos condicio­
W ong-Riley para la enzim a citocrom o oxidasa, un nes de iluminación.
m arcador de actividad m etabólica aum entada, reve­ Esto tam bién puede ser dem ostrado de m anera
ló parches de células teñidas de color oscuro rodea­ experim ental. Suponga que se tienen tres lámparas,
das por áreas de color claro en las capas II y III de V I. una que proyecta luz de longitud de onda larga, otra
Estas áreas teñidas han llegado a ser conocidas como m ediana y otra corta, y un telefotóm etro, el cual
m an chas, y las áreas no teñidas que las rodean son m ide la cantidad de luz de una longitud de onda
denom inadas interm anchas. Las neuronas en la capa dada reflejada de una superficie. Al usar estos dispo­
IVCP en V I, las neuronas que reciben entrada desde sitivos se puede m anipu lar la luz reflejada de una
el N GL parvocelular, se proyectan hacia las manchas superficie de un color dado en varias form as. Por
y las interm anchas. U n estudio de los campos recep­ ejem plo, si se tiene una su perficie roja, se pueden
tivos de las células en estas dos regiones y las pro­ ajustar las tres lám paras de m odo que la superficie
yecciones desde tales regiones hacia otras áreas de la refleje 70 unidades de luz con longitud de onda cor­
corteza revelan la presencia de dos diferentes vías de ta, 20 unidades de luz con longitud de onda mediana
procesam iento que involucran entrada parvocelular: y 10 unidades de luz con longitud de onda larga. Si
la v ía p arv ocelu lar-m an ch a y la v ía p arv ocelu lar- esta superficie es parte de u n arreglo de superficies
interm ancha. de colores, com o parte de un patrón de diferentes
superficies rectangulares con colores y tamaños dife­
rentes conocido como M ondrian (en honor del pintor
Vía p arvocelu lar-m an ch a holandés M ondrian), en ton ces aún será percibido
como rojo, aun cuando en esta instancia un porcenta­
Las regiones de m anchas de V I tienen neuronas con je relativam ente pequeño de la luz reflejada de él
diferentes cam pos receptivos. M uchos tienen cam ­ tiene longitud de onda larga. Esta tendencia de una
pos receptivos centro/periferia oponentes al color, superficie a m antener su color a través de condicio­
como los ya descritos para las células ganglionares P, nes variables de ilum inación se conoce como co n s­
la capas parvocelulares del N GL y la capa IVC(3 de tancia de color.
V I. O tras tienen cam pos receptivos con cén tricos Lo que es de particular interés acerca de la cons­
oponentes dobles (figura 5.19), lo cual las hace muy tancia del color es que se m antiene sólo cuando la
sensibles a la presencia de colores contrastantes. Para superficie en cuestión está rodeada por superficies
apreciar la potencial im portancia de estas células a la de otros colores. Si la superficie se ve de m anera ais­
p ercep ción del color, es necesario considerar la lada (a lo cual se le llam a condición aislada), enton­
visión del color en una forma más detallada. ces los cam bios en la longitud de onda reflejada
C om o ya se ha analizado, los tres tipos de conos resultan en cam bios en el color percibido. En este
son una base para la codificación de la longitud de sentido, el sistem a visual se encarga de un proceso
onda en que una banda de onda particular producirá com parativo que le perm ite calcular la reflectancia
un patrón de estim ulación único a través de los tres relativa de un objeto dado para una banda de onda
receptores. Por ejemplo, la luz en el rango de 600 nm comparada con otros objetos en el campo visual. No
causará que los conos R se disparen a su frecuencia se conoce con precisión cómo se logra esto, pero una
más alta, que los conos G se disparen a una frecuen­ hipótesis, postulada por Erw in Land, sugiere que el
cia m enor y que los conos B se disparen a una fre­ sistem a com para la reflectan cia relativa de diferen­
cuencia m uy baja (véase figura 5.4). El sistem a es tes objetos para luz con long itu d es de onda corta,
capaz de m onitorizar la activación relativa de los tres m edia y larga. Tal com p aración dentro de cada
108 PARTE I Fundamentos

A) C élu las c o n c é n trica s o p o n en tes d o b le s (corteza) B) C élu la o p o n en te d o b le d e co n tra ste ro jo -v erd e

V erd e-ro jo

R o jo -v erd e

R o jo Verde

FIG U R A 5.1 9 L a s cé lu la s c o n c é n tric a s o p o n e n te s d o b les e n las á re a s d e la c o r te z a d e d ic a d a s a la v isió n ,


in c lu y e n d o la s re g io n e s d e m a n c h a s V I , so n m á s sen sib les al c o n tr a s te d e co lo r. A) E x is te n c u a tr o tip o s d e
cé lu la s o p o n e n te s d o b le s e n la c o rte z a : d o s s o n se n sib les a lo s c o n tr a s te s ro jo -v e rd e y d o s s o n se n sib le s a
lo s c o n tr a s te s a m a rillo -a z u l. L a cé lu la d e c o n tr a s te v e rd e -ro jo {arriba), p o r e je m p lo , es a c tiv a d a p o r c o n o s
G e n s u c e n tro e in h ib id a p o r c o n o s G e n su p e rife ria . A d e m á s , es in h ib id a p o r c o n o s R e n el c e n tr o y a cti­
v a d a p o r c o n o s R en la p e rife ria . E n las cé lu la s o p o n e n te s d o b le s a m a rillo -a z u l, lo s c o n o s R y G se o p o n e n
a la a c c ió n d é l o s c o n o s B. B) L a s cé lu la s o p o n e n te s d o b les re s p o n d e n co n m a y o r v ig o r a la ilu m in a c ió n
s im u ltá n e a p o r lu z d e lo n g itu d e s d e o n d a o p u e s ta s e n el c e n tr o y la p e rife ria . E n e ste e je m p lo , la p re s e n ta ­
c ió n s im u ltá n e a d e ro jo en el c e n tro y v e r d e e n la p e rife ria a c tiv a d e m a n e r a m á x i m a a la c é lu la o p o n e n te
d o b le ro jo -v e r d e . (Adaptado de Kandel et al., 1995, p. 463.)
CAPITULO 5 El sistema visual como m odelo de funcionam iento del sistema nervioso 109

banda de onda se conoce como registro de ilu m in a­ Para encontrar células con un cam po receptivo
ción. U na com paración de los tres registros de ilu­ que sea un color percibido particular (más que una
m inación perm itiría entonces que el sistem a calcula­ longitud de onda particular), se debe ir a otra área de
ra la reflectancia relativa para diferentes longitudes la corteza, llamada V4. En breve se discutirá esta área
de on d a de la su perficie a la vista. É sta es la in for­ de vital im portancia para la percepción del color. Sin
m ación in varian te, in d ep en dien te de las con d icio­ em bargo, en prim er lugar, considere algunas de las
nes p articu lares de ilum inación am biental, que el otras proyecciones desde V I, com enzando con la
sistem a requiere para la constru cción del color. La proyección de fibras desde las regiones de manchas.
palabra construcción se usa aquí de m anera delibera­ Su prim era sinap sis es en V2. El área V2 form a un
da porque, com o se ha visto, asignar un color a una anillo alrededor de V I (figura 5.20) y dentro de V2
su perficie es una especie de proceso de abstracción existen áreas que están definidas por el mismo m éto­
que especifica las características intrínsecas de dicha do de teñido de la citocrom o oxidasa descrito con
superficie, que trasciende el registro de partículas de antelación para V I. En el caso de V2, las subáreas son
las longitudes de onda particulares reflejadas desde llam adas band as fin as, b an d as gruesas e in terban -
la su p erficie bajo cualquier con d ición de ilum ina­ das. El destino de las neuronas que se originan en las
ción específica. áreas de m anchas de V I son las bandas finas de V2.
Con esto, como marco de trabajo, regrese y consi­ Las neuronas dentro de las bandas finas son sensi­
dere lo que las células oponentes al color analizadas bles a la longitud de onda y m uchas tam bién son
hasta ahora contribuyen a la percepción del color. oponentes dobles. Por lo general, tienen cam pos
Las células sim ples oponentes al color en la retina y receptivos más grandes que las células oponentes
el N GL son, de hecho, realm ente oponentes a la lon­ dobles de V I, una característica que m ejoraría la efi­
gitud de onda más que oponentes al color. En este sen­ ciencia de los procesos com parativos que se hipoteti-
tido, su nom bre convencional está equivocado. Por za es realizada por las células oponentes dobles. Las
ejem plo, suponga que una superficie azul es ilum i­ neuronas en las regiones de bandas finas de V2 se
nada en tal form a que refleje, por decir, luz con 70 proyectan entonces hacia V4. Adem ás, existen cone­
unidades de longitud de onda larga, 20 unidades de xiones directas desde las áreas de m anchas de V I
longitud de onda m edia y 10 unidades de longitud hacia V4 (véase figura 5.16).
de onda corta. Una célula sim ple oponente al color Si se consideran las características de cam po
con centro azul O N /periferia am arilla OFF, cuyo receptivo de las células en V4, se encontrarán m u­
cam po receptivo es activado por esta luz, reducirá su chas células selectivas a la longitud de onda. A d e­
tasa de disparo por debajo de la línea de referencia. más, com o ya se m encionó, se encontrarán células
En otras palabras, responderá sobre la base de la lon­ cuyos cam pos recep tivos corresponden a un color
gitud de onda (en este caso predom inantem ente en percibido particular. Por ende, existen células en V4
la banda de onda larga) m ás que en térm inos del que responden a una su p erficie azul posicionada
color percibido de la superficie. dentro de un cam po M ondrian (es decir, un arreglo
En contraste, las células oponentes dobles de VI de otros colores) y no responderán a una superficie
(véase figura 5.19) parecen representar un avance de otro color, aun cuando las longitudes de onda refleja­
h ad a la generación de color. Ellas todavía responden das desde las dos superficies sean idénticas. Por ejemplo,
a longitudes de onda particulares más que al color, de la luz puede ser proyectada sobre una superficie azul
modo que, en dicho sentido, no pueden ser el sustra­ de modo que refleje luz con 50 unidades de longitud
to de la generación del color. Sin embargo, las carac­ de onda larga, 30 u nid ad es de longitud de onda
terísticas de sus cam pos receptivos requieren una m edia y .-20 u nid ad es de longitud de onda corta.
m ínim a diferencia entre las longitudes de onda que Cuando se visualiza en un cam po M ondrian, esta
inciden sobre sus centros y sus periferias. Por ejem­ superficie parecerá azul, incluso cuando esté refle­
plo, la célula descrita en la figura 5.19B se disparará jando m ás luz con longitud de onda larga, y provo­
al m áxim o cuando la luz con longitud de onda larga cará que la célula se dispare. A continuación, si se
incida sobre su centro y la luz con media incida sobre proyecta luz sobre una superficie roja en una forma
su periferia. En consecuencia, parecerá que estas célu­ que provoque una com posición idéntica de luz refle­
las analizan aspectos de los procesos com parativos jada, la superficie no obstante parecerá roja y la célu­
que son necesarios para una apreciación de la reflec­ la no se disparará. Por tanto, a diferencia de las célu­
tancia relativa de las superficies en el cam po visual. las oponentes al color que se encontraron en otras
El pequeño tam año de los cam pos receptivos de las áreas del sistem a visu al desde la retina hacia V2,
células oponentes dobles en V I sugiere que juegan algunas en V4 son respon sivas selectivam ente al
sólo un papel inicial en dichos procesos. color y no a la longitud de onda.
110 PARTE I Fundamentos

V 5 (tem poral
m edia)

Inferotem porai
posterior

V 5a (tem poral
sup erior m edia)

V 5 (tem poral
m edia)

FIG U R A 5 . 2 0 Á re a s d e la c o rte z a in v o lu c r a d a s e n el p r o c e s a m ie n to v is u a l. A l ) V ista la te ra l


d e l h e m is fe r io d e re c h o d el m o n o , d el c u a l so n v isib le s p a rte s d e la c o r te z a e s tr ia d a ( V I ) y la
c o rte z a e x t r a e s t r i a d a (V 2 y V 4 ). A 2) S e cció n c o ro n a l al n iv el d e la lín e a v e rtic a l en ( A l ) ; se
p u e d e n v e r V I , V 2, V 4 y V 5 . B) S e cció n h o r iz o n ta l a n iv el d e la lín ea en (A 2 ) q u e m u e s tr a las
á re a s v is u a le s c o n o c id a s v isib les en e s te n iv el. C) L a s á re a s v is u a le s e s tá n p le g a d a s y a p la n a ­
d a s p a r a m o s tr a r s u s ta m a ñ o s re la tiv o s. E x is te n al m e n o s 1 4 á re a s v is u a le s c o n o c id a s y es
p ro b a b le q u e e x is ta n m u c h a s o tra s. L a s á re a s V I , V 2 , V 3, V 4 y V 5 (ta m b ié n lla m a d a te m p o ­
ra l m e d ia o M T, p o r su s sig la s en in g lés) a c tu a lm e n te s o n las m á s c o n o c id a s d e e s ta s á re a s
v is u a le s c o rtic a le s , p e ro es ca s i s e g u ro q u e s e e n c o n tr a r á q u e o tr a s ju e g a n p a p e le s im p o r ta n ­
te s e n el p ro c e s a m ie n to v is u a l. (Adaptado de Kandel et al„ 1995, p. 394.)

La im portancia de V4 para la percepción del color bador fue el hecho de que este mundo acromático era
tam bién se dem uestra por la ocurrencia de acrom a- tridim ensional. A diferencia de una fotografía o una
topsia o ceguera central al color. Los pacientes con película en blanco y negro, uno no podía alejarse de
este deterioro no pueden generar color o incluso for­ él, sino que estaba atrapado dentro de él. De particu­
m ar u na im agen m ental de color, a pesar de que su lar interés, en el contexto del análisis de la percepción
habilidad para diferenciar entre distintas longitudes del color, es la preservación de la discriminación de la
de onda no esté deteriorada. Esta condición fue des­ longitud de onda en este paciente. Esto se demostró
crita de m anera oportuna en un reporte de Oliver por el rendimiento norm al en tareas como el ordena­
Sacks de un artista (Sacks, 1995; Sacks y Wasserman, m iento de estam bres de diferentes colores. El artista
1987) quien describió un mundo de negro, gris y blan­ fue capaz de diferenciar entre varias longitudes de
co que le preocupaba m ucha tensión, debido a que onda, aun cuando no tenía experiencia subjetiva del
todo le parecía sucio y perturbador. Él describió que la color. Esta disociación enfatiza lo que ya es un tem a
com ida le parecía particularm ente asquerosa, y que recurrente en estos análisis: la percepción del color es
tenía dificultad para comer sin cerrar los ojos. Pertur­ algo más que una discrim inación de longitud de onda.
CAPITULO 5 El sistema visual com o m odelo de funcionam iento del sistema nen'ioso 111

FIG U R A 5 .2 1 A) Im á g e n e s P E T
d el flu jo s a n g u ín e o o b te n id o en
su je to s q u e o b s e rv a n u n m u ltic o lo -
rid o M o n d ria n . B) L a im a g e n q u e
re s u lta c u a n d o el re c o n o c im ie n to
o b te n id o d e o b s e r v a r u n a rre g lo en
b la n co y n e g r o c o n el m ism o
a s p e c to fo rm a l q u e el a rre g lo a
c o lo r u s a d o e n A es s u s tr a íd o d e A.
C) L a s ig n ific a n c ia e s ta d ís tic a d e
las d ife re n c ia s o b te n id a s. D ) U b ic a ­
ció n p o r e ste m é to d o d el á re a
d e s ig n a d a c o m o V 4 H u m a n a , d e n ­
tro d e lo s tre s p rin c ip a le s p lan o s
a n a tó m ic o s . (Adaptado de Posner y Rai-
chle, 1994, p. 75.)

A unque el sitio de la lesión en este paciente no fue


d eterm inad o, Sem ir Z eki y sus colegas (1991), con
una tom ografía por em isión de positrones, com para­
ron el flujo sanguíneo cerebral en hum anos que
visualizan un color M ondrian con el flujo sanguíneo
m ientras visualizan un patrón idéntico en blanco y
negro. Ellos observaron que el m ayor aumento en el
flujo sanguíneo en la condición del color fue en la cir­
cun volución fusiform e, aunque V I y V2 tam bién
m ostraron aumento de actividad, y designaron a esta
área V 4 hum ana (figura 5.21).

Vía p arvocelu lar-in term an ch a

La vía parvocelular-interm ancha, hasta la capa IVCp,


no se diferencia de la vía parvocelular-m ancha ape­
nas analizada. Sin embargo, como su nombre sugiere,
la siguiente conexión sináptica de tal vía está en las
regiones interm anchas de V I. Aquí las células tienen
características de campo receptivo que son diferentes
a las de las células en las regiones de m anchas. En
contraste con las neuronas m ancha, las neuronas
interm ancha no son selectivas a la longitud de onda.
En vez de ello, la m ayoría de ellas son selectivas a la
orientación. En algunas interneuronas interm anchas
esta selectividad de orientación toma la forma de un
campo receptivo con un centro excitatorio con forma FIG U RA 5 .2 2 Se d e s c o n o c e el m e c a n is m o p o r m e d io d el
cu a l la sa lid a d e las cé lu la s d el N G L co n c a m p o s re c e p ti­
de barra de una orientación particular, flanqueado
v o s c e n tro -p e rife ria s o n tr a n s fo r m a d o s en los c a m p o s
por regiones inhibitorias (véase figura 5.18), como las
re c e p tiv o s e lo n g a d o s d e las cé lu la s co rtica le s sim p le s.
que se encuentran en la capa IV C a. H ubel y Wiesel,
U n a h ip ó te sis es q u e el c a m p o re c e p tiv o d e la cé lu la c o rti­
quienes llevaron a cabo la primera exploración siste­ cal sim p le es g e n e r a d o p o r la e n tr a d a co n v e rg e n te d e tres
m ática de la fisiología de la corteza visual y denomi­ o m á s cé lu la s N G L c o n c e n tr o O N , c u y o s ce n tro s d e fin e n
naron a estas neuronas células simples, hipotetizaron su u b ica ció n y o rie n ta c ió n . (Adaptado de Kandel et al., 1995, p .
que sus características funcionales están definidas 435.)
112 PARTE I Fundamentos

por la entrada desde diversas células concéntricas <4) R espu esta a la o rie n ta c ió n d e los estím ulos

centro/periferia (figura 5.22). Otras células dentro de Luz


la región interm ancha, llam adas célu las com p lejas, a lililí
responden a un ángulo de ilum inación en una orien­ lili!
tación particular en cualquier porción del campo
receptivo de la célula (figura 5.23). Se ha hipotetizado
que estas células tienen entrada desde varias células
sim ples. Es de interés que las regiones de m anchas e
interm anchas tengan neuronas con tales característi­
cas de cam po receptivo, aun cuando am bas deriven
sus m ayores entradas de las células en la capa IVCp.
Esto enfatiza cóm o la m ism a entrada, procesada de
m anera diferente, pueda ser transform ada en forma
tal como para extraer información acerca de aspectos S ) R espu esta a la p o sició n d e los estím ulos

muy diferentes del estímulo. Luz

Las neuronas en las regiones de interm anchas de _1_ IIII


V I proyectan hacia las regiones interbandas de V2. 111
Las células en esta últim a área tienen características
de cam po receptivo sim ilares a las de la prim era,
pero de nueva cuenta los cam pos recep tivos de las
neuronas en V2 son m ás grandes. Las neuronas en
las regiones de interbandas de V2 se proyectan hacia
V4. Tam bién existe una entrada directa desde las
regiones de interm anchas de V I hacia V4. Estas III IB
IIIIIJ
entradas hacia V4 sugieren que esta área no sólo está
involucrada con el color, como sugirió el análisis pre­
vio de las entradas de m ancha. De hecho, aunque la
mayoría de las células en V4 son selectivas a la longi­
tud de onda, y que, com o se ha visto, algunas son 0 1 2 3
verd ad eram ente selectivas al color, m uchas son seg

selectivas a la orientación y algunas son selectivas


tanto al color como a la orientación. Por tanto, parece FIG U RA 5 .2 3 L a s cé lu la s c o m p le ja s , al ig u a l q u e las
que V4 está involucrado en el procesam iento tanto cé lu la s sim p le s , r e s p o n d e n a e s tím u lo s d e u n a o rie n ta ­
ció n p a rtic u la r en el c a m p o v is u a l. S in e m b a rg o , en c o n ­
del color com o de la forma. Son escasos los datos que
tra s te co n la re s p u e s ta d e la cé lu la sim p le , la re s p u e s ta d e
dem uestran deterioro específico en la percepción de
u n a cé lu la c o m p le ja n o d e p e n d e d e la u b ica ció n e x a c ta
la form a después de lesiones cerebrales análogas al
del e stím u lo d e n tro d el c a m p o r e c e p tiv o d e la cé lu la , y
deterioro específico en la percepción del color discu­
d e h e ch o el m o v im ie n to d el e s tím u lo p u e d e m e jo ra r la
tido con antelación. Esto probablem ente se deba al ca p a c id a d d e re s p u e s ta d e la c é lu la . E n A ) s e d e m u e s tr a
hecho de que los procesos relacionados en la percep­ la s e le c tiv id a d d e o rie n ta c ió n d e u n a c é lu la co m p le ja . E n
ción de la form a son representados de m anera más B) se a p re cia la c a p a c id a d d e r e s p u e s ta d e e sta c é lu la a
difusa. Com o se verá en la siguiente sección, una de e s tím u lo s v e rtic a le s en d ife re n te s re g io n e s d e su c a m p o
las vías m agnocelulares también está involucrada en re c e p tiv o . A d v ie r ta q u e la c é lu la d e h e c h o re s p o n d e al
el procesam iento de la forma. lím ite e n tre ilu m in a c ió n y o s c u r id a d , d e m o d o q u e la ilu ­
m in a c ió n d e to d o el c a m p o re c e p tiv o (A -c, B-e) n o p r o d u ­
ce re s p u e sta . (Adaptado de Kandel et al., 1995, p. 437.)

Los can ales m agn ocelu lar V5 y V3

Las dos capas magnocelulares del NGL, que derivan ción en su centro y que tienen regiones inhibitorias a
sus entradas de células ganglionares M, se proyectan sus flancos. En otras palabras, tienen las característi­
hacia la capa IV C a de V I. Al igual que las neuronas cas de las células corticales sim ples de Huebel y Wie-
en las capas magnocelulares del NGL, las células en la sel que se localizaron en las regiones intermanchas.
capa IV C a son insensibles a la longitud de onda. En Las neuronas en la capa IV C a se proyectan hacia
vez de ello, estas neuronas tienen campos receptivos las neuronas en la capa IVB. Ésta tiene campos recep­
alargados que son sensibles a una barra de ilum ina­ tivos que son selectivos a la orientación. A dem ás,
CAPÍTULO j El sistema visual como m odelo de funcionam iento del sistema nervioso 113

m uchas neuronas en esta capa son selectiv as a la


d irección; se disparan cuando un estím ulo se mueve
en una dirección particular. A sim ism o, las neuronas
en la capa IVB tienen campos receptivos binoculares.
Esto les perm ite la codificación de profundidad
m ed ian te el procesam iento de la inform ación en
torno a disparidad bin ocular, la diferencia entre las
im ágenes de un objeto sobre las dos retinas debida a
las ligeras diferencias de ubicación de los dos ojos en
relación con el objeto visualizado.
Las neuronas en la capa IVB de V I se proyectan
hacia las bandas gruesas de V2. Com o se vio con las
proyecciones de las dos vías parvocelulares desde V I,
aquí la elaboración más sorprendente es un aumento
en el tamaño de los campos receptivos. Desde V2 exis­
ten proyecciones hacia dos áreas de la corteza: V5 y FIGURA 5.24 Area de la corteza que muestra actividad
V3. Tam bién existen proyecciones directas desde la incrementada cuando los sujetos humanos visualizan
capa IVB de V I hacia estas áreas (véase figura 5.16). estímulos en movimiento (V5 humana), determinada con
la tomografía por emisión de positrones. (Adaptado de Zeki,
E SP E C IA L IZ A C IÓ N C O R T IC A L PA RA LA P E R ­ 1993, Placa 2.)
C EPC IÓ N D EL M O V IM IE N T O : V 5 Las caracterís­
ticas de cam po receptivo de las células en V5 (tam ­
bién llam ado M T por sus siglas en inglés, se ubica en y V2, donde tam bién han sido identificadas células
el tem poral m edio, donde está en el m ono) indican sensibles al movimiento.
que esta área está especializada para el procesamien­ Estudios PET de flujo sanguíneo en sujetos nor­
to de la percepción del movimiento. Todas las neuro­ m ales que visu alizan cuadrados negros en m ovi­
nas en V5 son sensibles al m ovim iento y la mayoría m iento revela actividad aum entada en un área justo
son sensibles de m anera selectiva al m ovim iento en lateral a V4; esta área ha sido llam ada V 5 hum ana
u na d irección específica. En contraste, no se han (figura 5.24). Com o se podría esperar, V I y V2 tam ­
encontrado neuronas sensibles al color o la forma en bién m uestran actividad aum entada bajo estas con­
V5. A dem ás, las neuronas en V5 tienen cam pos diciones, como se vio que ocurría bajo las condicio­
receptivos m ás grandes, los cuales aum entan su nes de estímulo que revelaron la presencia de V4.
capacidad para proporcionar una base en la determi­ Toda esta evidencia en apoyo a un área cortical
nación de un núm ero de puntos que se están especializada para el procesamiento del movimiento
m oviendo en conjunto (es decir, son partes de un ha aum entado en años recientes m ediante estudios
objeto único en movimiento). que dem uestran que la percepción del m ovim iento
La existencia en la corteza de áreas especializadas en los monos puede ser manipulada por m edio de la
para el.procesam ien to del m ovim iento tam bién es estim ulación de las célu las en V5. Para describir
apoyada por la ocurrencia de deterioro específico en estos experim entos es n ecesario considerar otra
la percepción del m ovim iento tras lesiones cerebra­ dimensión de organización dentro de las áreas espe­
les, una condición que recibe el nom bre de acinetop- cializadas de la corteza que ya han sido analizadas.
sia. Los pacientes con este deterioro no pueden ver Todas estas áreas, incluyendo V I y V2, tienen neuro­
los objetos en movim iento y describen la experiencia nas organizadas en colum nas que se extienden desde
de ver los objetos súbitam ente enfrente de ellos sin las capas superiores de la corteza hacia las capas
m overse hacia ellos, en gran m edida como uno inferiores. Estas colum nas son definidas neurofisio-
puede ver un objeto que se acerca y es ilum inado lógicam ente: todas las células dentro de una colum ­
sólo por una luz estroboscópica que parpadea lenta­ na tienen cam pos recep tivos m uy sim ilares. Por
m ente. En contraste, otros aspectos de los objetos son ejemplo, en las colum nas de orientación de V I, todas
p ercibid os con precisión. Es interesante que estos las neuronas de una colum na determ inada tienen la
p acientes retienen una sensación de que el m ovi­ misma especificidad de orientación, todas se dispa­
m iento ha ocurrido, aun cuando su percepción del ran ante una iluminación con forma de barra orienta­
m ism o está severamente deteriorada. Esta capacidad da en el m ismo ángulo, por decir, 44°. Se hablará más
residual para la detección del m ovim iento probable­ acerca de esta elegante organización dentro de la cor­
m ente se encuentra sobre m ecanism os intactos en V I teza y tam bién verem os que se han realizado algunas
114 PARTE I Fundamentos

investigaciones im portantes que han hecho posible pacientes son capaces de m over sus cabezas de lado a
v isu alizar estas áreas. Sin em bargo, en el presente lado, su discrim inación de form a m ejora de m anera
contexto, regresem os a V5 y notem os que las neuro­ considerable, debido a que el m ovim iento resultante
nas en esta área tam bién exhiben una organización de los estímulos trae consigo el sistema de forma diná­
en colum nas, y cada columna contiene células que se mica mediado por V3.
disparan en respuesta al m ovim iento en una direc­ En resum en, existen cuatro vías especializadas
ción particular. bien estudiadas que se proyectan hacia tres áreas cor­
Con la organización en colum nas de V5 en mente, ticales extraestriadas esp ecializad as que m edian
considere los experim entos efectuados por W illiam aspectos específicos de la percepción visual. La vía
N ew som e y sus colegas, quienes se m encionaron-en parvocelular-m ancha, que proyecta hacia V4, proce­
el apartado anterior. Prim ero se entrenó a un mono sa inform ación que con tribuye a la percepción de
para que reportara la d irección de pu ntos que se color. La vía parvocelular-interm ancha, que también
m eneaban al mover sus ojos en la dirección de dicho proyecta hacia V4, procesa inform ación relacionada
m ovim iento. Luego, con un m icroelectrodo, las neu­ con la percepción de la form a. En consecuencia, V4
ronas dentro de una columna particular de V5, y por m edia los procesos involucrados en la percepción del
tanto sensibles a una dirección de m ovim iento parti­ color y en la percepción de la forma y el color. Exis­
cular, fueron estim uladas a una in ten sidad que ten dos vías m agnocelulares, una que proyecta hacia
aum entase su tasa de disparo. El resultad o de esta V5 e involucra la percepción del m ovim iento y otra
estim u lación fue que el m ono m ovió sus ojos en la que proyecta hacia V3 y está relacionada con la per­
dirección codificada por las neuronas estim uladas cepción de la forma dinámica.
dentro de la colum na selectiva a la d irección que
estaba siendo estim ulada (Salzm an, B ritten y N ew ­
som e, 1990; Salzm an, M urasugi et al., 1992). Esto MICROANATOMÍA DE LA
brindó evidencia adicional para conocer el papel de CORTEZA VISUAL Y EL CO N CEPTO
las neuronas en V5 en la percepción del movimiento. DE ORGANIZACIÓ N M OD ULAR

E SP E C IA L IZ A C IÓ N PARA LA P E R C E P C IÓ N En el análisis de la m anipulación experim ental de la


F O R M A -M O V IM IE N T O : V3 La segunda vía mag- percepción del m ovim iento en los monos, a través de
nocelular tiene circuitos m uy similares a los de la vía la estim ulación de las células en V5, se hizo alusión a
m agn ocelular que se proyecta a V5 que ya analiza­ la organización en columnas de las áreas de la corte­
mos (véase figura 5.16). Sin embargo, en esta vía, las za in volu crad as en la visión. C onsidere ahora este
neuronas de la capa IVB de V I se proyectan a V3. tópico con m ayor detalle. Se descubrirá que las áreas
Como en la vía m agnocelular V5, IVB conecta con V3 corticales relacionadas con la visión están altam ente
tanto de m anera directa como por medio de las ban­ organizadas y que esta organización ha conducido a
das gruesas de V2. La m ayoría de las neuronas en V3 la noción de que la corteza visual tiene una organiza­
son selectivas a la orientación, y m uchas son selecti­ ción modular.
vas tanto a la orientación com o selectivas al m ovi­ El descubrim iento de H ubel y Wiesel de las neu­
m iento. En contraste, no se ha encontrado ninguna ronas selectiv as a la o rien tació n en las regiones
que sea sensible a la longitud de onda. Por tanto, V3 interm anchas de V I estuvo acom pañado por el des­
parece tener relación con las formas de los objetos en cubrim iento de que las células sensibles a la barra de
m ovim iento, un atributo que ha sido descrito como ilu m inación de una o rien tación particu lar están
form a dinám ica. organizad as en colum n as, a lo cual se le llam ó
H em os visto que existen dos áreas especializadas colu m n as de o rie n ta ció n . Por tanto, un electrod o
para el procesamiento de la forma: V3 y V4. Esto pro­ que penetra la corteza a un ángulo perpendicular a
bablemente explique por qué no ha sido observado un su su p erficie h allará célu las que tienen cam pos
deterioro específico en la percepción de la forma tras recep tivos defin id os p or estím ulos visuales con
una lesión cerebral; la lesión tendría que ser m uy form a de barra orientados en el m ism o ángulo. Más
grande y tener una form a peculiar para incluir estas aún, cuando se realizaron los registros de las áreas
dos áreas al m ism o tiem po que deje intactas otras vecinas, se encontró que la especificidad de orienta­
áreas extraestriadas. Existen reportes de pacientes con ción de las colum nas ad yacen tes variaba en una
lesiones en V4 quienes, además de m anifestar acroma- m anera sistem ática (figura 5.25).
topsia, tam bién exhiben ciertas deficiencias en la dis­ Sobreim puesta en esta organización está otra que
crim inación de form as cuando visualizan estím ulos tiene que ver con el ojo que envía inform ación a una
estacionarios. Es interesante saber que, cuando estos célula dada. R ecu erde que V I en cada hem isferio
CAPITULO 5 El sistema visual como modelo de funcionam iento del sistema nervioso 115

150 Su p erficie d e la co rteza


120
90 • O
o %
60
? 30

I o
I -3 0
O
60
O
90 C ap a IV

-120 %
i n8 'Há
-1 5 0

-1 8 0
0 .5 1 1.5 2 2 .5
D istan cia recorrida (mm)

FIGURA 5.25 Preferencias de orientación de 23 neuronas encontradas en una penetración


oblicua de un microelectrodo (izquierda, centro). Observe la manera sistemática en la cual la
especificidad de orientación de las neuronas varía conforme el electrodo se mueve en áreas
adyacentes de la corteza. Hallazgos como éste, junto al descubrimiento de que la penetración
de un electrodo perpendicular a la superficie cortical encuentra neuronas con la misma prefe­
rencia de orientación, han conducido a la idea de que la corteza está dividida en columnas de
orientación paralelas, cada una de las cuales contiene células con la misma especificidad de
orientación. (Adaptado de Hubel y Wiesel, 1979, p. 91.)

FIGURA 5.26 Las neuronas en V I varían con relación al


ojo al cual se debe presentar un estímulo para que se
dispare cada neurona. Algunas se dispararán sólo ante
estímulos presentados a un ojo, otras prefieren un ojo
pero también responderán a estímulos presentados al
otro ojo, e incluso otras se dispararán de igual manera
como respuesta a estímulos sobre cualquiera de los ojos.
Esta dimensión de la actividad neuronal se le llama
dominancia ocular. La penetración de un electrodo de
manera perpendicular a la superficie cortical encontrará
una población de células con un perfil de respuesta
característico, como se ilustra por medio del histograma
de dominancia ocular presentado aquí, en el cual la
mayoría de las células responden más a los estímulos
presentados al ojo contralateral (C) al hemisferio que es
registrado y menos al ojo ipsilateral (1). Conforme uno
se mueve a áreas adyacentes de la corteza, existe un
corrimiento sistemático en la dominancia ocular de las
Igual células. Hallazgos como éste revelaron la presencia de
C ontralateral Ipsilateral columnas de dominancia ocular.

recibe entrada sólo de un cam po visual, pero de los a la estim ulación del ojo izquierdo, otras se m aneja­
dos ojos. H ubel y Wiesel encontraron que cada neu­ rán de igual m anera con las entradas en ambos ojos,
rona en V I m uestra un patrón de sensibilidad carac­ y así por el estilo. Cuando se realizó una penetración
terístico en la entrada a los dos ojos. Por tanto, cier­ p erpendicular, se d escu brió que las células en con ­
tas células se dispararán sólo cuando el ojo derecho tradas en una colum na dada tenían un patrón de
sea estim ulado, algunas otras se dispararán más con respuesta característico a la entrada hacia los dos
la estim ulación del ojo derecho y en m enor m edida ojos, aunque se apreciaba alguna variación entre las
116 PARTE I Fundamentos

FIGURA 5.27 Secdón


transversal de corteza
en V I, corte perpendi­
cular a la superficie
donde se muestran las
columnas de dominan­
cia ocular reveladas a
través de una autorra-
diografía de transporte
- - V-i-1 ■v:-r de axón. (Tomado de Hube¡
y Wiesel, 1979, p. 85.)
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FIGURA 5.28
Patrón de dominan­
H K B B ■
cia ocular apreciado
'.'.- .■ i ^ -■ en una autorradio-
grafía de transporte
de axón de la corteza
V I cortada paralela
a su superficie.
- > V
(Tomado de Hube! y Wie­
sel, 1979, p. 85.)
- X - - - W

-g -
r

célu las en una colum na (figura 5.26). Estas colum ­ tura de rad iactivid ad en el tejido, se logró una sor­
nas lleg aron a ser conocid as com o colu m n as de prendente v isu alización de las colum nas de dom i­
d om inan cia ocular. nancia ocular (figura 5.27). Los investigadores tam ­
Una vez identificadas las columnas de orientación bién descubrieron que si se v isu aliza la su perficie
y las de dom inancia ocular con base en m étodos cortical desde arriba, estas colum nas form an un
fisiológicos, Hubel y W iesel intentaron descubrir la intrincado patrón no muy diferente al de una cebra o
correlación anatóm ica de estas entidades definidas al de una huella dactilar (figura 5.28).
fisiológicam ente, con algunas técnicas sofisticadas. Para v isu alizar el su strato anatóm ico de las
Para visualizar las colum nas de dom inancia ocular, colum nas de orientación, H ubel y W iesel utilizaron
inyectaron un am inoácido radiactivo en un ojo del una técnica d esarrollad a p or Louis Sokoloff y sus
animal. Ellos razonaron que las células en el sistema colegas, en la cual em plean al radiactivo catalogado
visual, al igual que todas las neuronas, transportaría com o 2-d eso xig lu cosa, una m olécu la m etabólica-
este am inoácido a lo largo de la cadena de células, en m ente activa que im ita la actividad de la glucosa, la
este caso desde el ojo hasta V I. Las diferencias resul­ m ayor fuente de energía de tejido neuronal. La base
tantes en el nivel de recaptura por las células en V I de esta técnica es d em ostrar la correlación entre la
por tanto debería revelar un cuadro de la medida en tasa de u tilización de 2-d esoxiglu cosa y el nivel de
la cual las células estuvieran recibiendo entrada neu- activ id ad m etab ó lica en reg ion es esp ecíficas del
ronal desde el ojo inyectado. Al usar autorradiogra- cerebro. Esta correlació n refleja el hecho de que,
fía, la cual permite m edir cuantitativam ente la recap­ au nqu e los pasos in iciales en el m etabolism o de la
CAPITULO 5 El sistema visual com o m odelo de funcionam iento del sistema nervioso 117

FIGURA 5.29 Sección transversal de V I cortada perpendicular a la superficie, donde se


muestran las columnas de orientación reveladas por el método de 2-desoxiglucosa.
(Tomado de Hubel y Wiesel, 1979, p. 91.)

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FIGURA 5.30 Patrón de orientación apreciado en una autorradiografía de 2-desoxiglucosa


de una sección de corteza de mono en VI cortado tangencial a su superficie, después de
que el animal ha sido expuesto a bandas verticales. (Tomado de Hubel y Wiesel 1979, p. 91.)

2-desoxiglucosa son paralelos a los de la glucosa, el responden a dicha orientación deberían dispararse a
m etabolism o de 2-d esoxiglu cosa se detiene con la mayor tasa y por tanto deberían utilizar la glucosa a
producción de una m olécula que no cruza la pared una tasa mayor. Lo opuesto resultó ser cierto para
celu lar y por tanto se acum ula en la célula. En con­ aquellas células que no tienen dicha orientación como
secuencia, el exam en del tejido cerebral inm ediata­ su campo receptivo. Al usar el método de la 2-desoxi­
m ente después de la actividad m etabòlica, con téc­ glucosa, Hubel y Wiesel visualizaron las columnas de
nicas autorradiológicas sim ilares a las em pleadas en orientación que habían previsto anteriorm ente por
la identificación de las colum nas de dom inio ocular, m edios electrofisiológicos (figura 5.29). Adem ás,
hace posible m edir la actividad m etabòlica en dife­ cuando vieron una diapositiva de un corte de corteza
rentes regiones cerebrales y bajo condiciones de estí­ paralelo a su superficie, descubrieron que las células
m ulos variables. de una orientación particular estaban organizadas en
El razonam iento tras esta investigación fue que si una especie de patrón de panal de miel (figura 5.30).
el sistem a visual de un animal era expuesto a un estí­ Por último, al m odificar el experimento de dosoxiglu-
m ulo de una orientación particular, las células que cosa de m odo que un estím ulo de una orientación
118 PARTE i Fundamentos

FIGURA 5.31 Autorradio-


grafía de 2-desoxiglucosa de
una sección tangencial de V I,
donde se muestra el patrón de
actividad producido por la
exposición de un ojo sólo a
bandas verticales. (Tomado de
Hubel y Wieseí, 1979, p. 96.)

particular fuese expuesto a un solo ojo, fue posible el procesam iento sim ultáneo de la escena visual por
visualizar neuronas tanto con una sensibilidad parti­ medio de estos m ódulos corticales.
cular a la orientación como un dominio ocular parti­ Ya se mencionó que V5 tam bién muestra una orga­
cular. Tam bién se encontró que estas neuronas exhi­ nización en columnas, de m odo que las neuronas sen­
bían un arreglo ordenado (figura 5.31). sibles a una dirección de m ovim iento específico son
Se ha visto que, cuando un electrodo penetra de agrupadas en conjunto. V 2 tam bién está altam ente
m anera oblicua o paralela a la superficie cortical, las organizado, com o lo están, en m enor medida, V3 y
preferencias de orientación de células sucesivas va­ V5.
rían con gran regularidad (véase figura 5.25). Si un
electrodo viaja cerca de 1 mm encontrará células que
representan todas las orientaciones. A esto se le llama PROBLEMA DE LA INTEGRACIÓN Y
hipercolu m na de orientación. De modo análogo, un CO N STRU CCIÓ N DE UNA REPRESENTACIÓN
electrodo debe moverse aproxim adam ente la m isma DEL M U N D O VISUAL
distancia para cubrir el ciclo com pleto de dom inio
del ojo, es decir, una hipercolum na de dom inio ocu­ Observamos que las áreas especializadas en la corte­
lar. Se ha establecido que la imagen de un punto en za visual pu eden ser d efin id as en térm inos de su
el espacio cae dentro de los campos receptivos de las función, com o fue revelado por las características
neuronas a través de una distancia de 2 m m en V I. fisiológicas de las neuronas individuales, el efecto de
Estos hallazgos, con los descubrim ientos concernien­ lesiones, las en trad as y salid as anatóm icas y la
tes a la densidad de m anchas en V I, indican que un m icroarquitectura anatóm ica y m etabòlica. Sobre la
bloque de 2 X 2 mm de corteza en V I contendría 16 base de estas líneas de investigación, se establece que
m anchas, dos hipercolum nas de dom inio ocular y existen diversas áreas especializadas que se dedican
dos hipercolu m nas de orientación. H ubel y W iesel a aspectos específicos de la visión y que procesan las
han sugerido que tal bloque contiene el m ecanism o entradas principalm ente en paralelo. Se ha dicho que
n ecesario para iniciar el análisis de la contribución estos hallazgos fueron inesperados y que no encajan
de un punto en el cam po visual para la percepción en la conceptualización tradicional del procesam ien­
del color, la form a y el m ovim iento. Esto conduce to cortical. En conjunto, estos hallazgos hacen de la
hipótesis de que V I posee una arquitectura modular corteza que procesa la v isión el área de la corteza
y que la percepción visual en cierta form a involucra más com prendida en la actualidad.
CAPITULO 5 El sistema visual com o modelo de funcionamiento del sistema nervioso 119

Este avanzado nivel de conocimiento trae consigo, tanto en los terrenos conceptual como em pírico. En
desde luego, nuevos y profundos problem as que ya el sentido conceptual, la hipótesis del área m aestra
han em ergido en el estudio de otras áreas corticales. deja sin resolver el asunto, pues inm ediatam ente
Saber más acerca de algo tan complejo como la corte­ surge la pregunta de quién vigila al área m aestra.
za visual significa tener una visión m ás clara de las A dem ás, el área m aestra presum iblem ente conten­
profundas cuestiones reveladas en los intentos por dría células con campos receptivos bastante específi­
comprenderlo. Dos de las grandes preguntas con las cos que representan la culm inación de los procesos
cuales confronta esta profundidad del conocim iento integradores jerárqu icos del sistem a. Éstas son las
es por qué estas áreas especializadas existen y cómo hipotéticas célu las abu ela que han sido propuestas
son integradas en una representación unificada del por algunos científicos para m ediar la percepción
m undo visual los diferentes aspectos de dicho visual m ediante el disparo de estím ulos altam ente
m undo que son procesados en tales áreas separadas específicos. En este orden de ideas, es difícil im agi­
de la corteza. A ún queda mucho por saber para res­ nar cómo podría existir un número suficiente de neu­
ponder de manera satisfactoria a cualquiera de estas ronas para representar todas las im ágenes visuales
preguntas. encontradas en todas sus posibles orientaciones e ilu­
En consideración con la pregunta de por qué esta m inaciones. Incluso el núm ero m asivo de neuronas
especialización funcional está presente, uno puede en el cerebro hum ano parecería ser insuficiente para
presum ir que ello refleja la necesidad de organiza­ tal tarea.
ción neuronal altamente especializada para el proce­ La hipótesis del área m aestra también tiene serios
sam iento de cada aspecto del m undo visual. Por problem as sobre terrenos em píricos. La ú nica ev i­
ejemplo, considere el significado de los grandes cam ­ dencia para tal área es el hallazgo de que cerca de
pos receptivos de las células en V5. Estos grandes 10% de las neuronas en la corteza tem poral inferior
cam pos receptivos aum entan la capacidad de tales de los m onos, que reciben grandes entradas de V4,
n eu ronas para hacer las com paraciones necesarias son selectivam ente sensibles a imágenes específicas,
para evaluar cuáles características de un campo de como manos y rostros. Algunas neuronas selectivas a
visión están en movimiento en la m ism a dirección y los rostros responden m ejor ante una visión particu­
a la m ism a velocidad. Tal evaluación parecería ser un lar del rostro; otras a una expresión facial particular.
requ isito para diferenciar m uchos puntos que se A nalizadas de m anera individual, esta d etallad a y
m ueven en diversas direcciones. En contraste, consi­ específica selectividad de las células en la corteza
dere los pequeños cam pos receptivos de las células temporal inferior parece apoyar la hipótesis del área
en V I. Esto sugiere que V I debe estar involucrado en maestra; sin embargo, la representación de rostros y
id entificar la u bicación de los estím ulos dentro del otras form as com plejas en la corteza inferotem poral
cam po visual. Estas dos hipótesis suenan bastante parece ser un caso especial. La representación de una
razonables, aunque siguen esperando ser comproba­ lim itada clase de estím ulos en esta form a puede
das. Pero aún existe más acerca de la especialización tener cierto valor adaptativo específico, pero no exis­
funcional en diferentes áreas visuales que aún son un te evidencia de que esto refleje un mecanismo gene­
m isterio. Por tanto, la propuesta general de que la ral para codificar los estím ulos visuales.
especialización funcional que caracteriza a estas Un segundo problema empírico relacionado con la
áreas refleja los requerimientos de procesamiento de hipótesis del área maestra es la ausencia de evidencia
los elem entos específicos del m undo visual con los anatóm ica de que las áreas visuales especializadas
cuales estas áreas están relacionadas es un conjunto converjan todas sobre un área. En vez de ello, V4 se
de nuevas y desafiantes cuestiones acerca de la rela­ proyecta-hada la corteza inferotemporal, y V5 se pro­
ción entre la organización neuronal y su función. yecta hacia la corteza parietal. De hecho, la situación
En espera de una respuesta tam bién está el proble­ es más complicada debido a que existen también pro­
m a de la integración o, com o generalm ente se le yecciones desde V4 hada la corteza parietal y proyec­
llam a, el problem a de asociación. ¿Cómo se reúnen ciones desde V5 h ad a la corteza temporal. Sin embar­
los d iversos aspectos de la entrada visual que son go, de particular interés en el presente contexto es el
procesados en diferentes áreas corticales para produ­ hecho de que cada una de estas áreas extraestriadas
cir la representación visual integrada que se experi­ se proyecta hada diferentes áreas dentro de las corte­
m enta como m undo visual? La respuesta más fasci­ za parietal y temporal, de nuevo en contradicdón con
n ante y convincente a esta pregunta parecería ser la hipótesis del área maestra.
que todas las áreas especializadas reportan a cierta Lejos de convergir en un área maestra, las cuatro
área m aestra, donde tiene lugar la integración. Sin vías paralelas están vinculadas anatóm icam ente en
embargo, existen serios problemas con esta solución, cada nivel, de modo que la entrada desde una puede
120 PARTE I Fundamentos

influir sobre las otras. Por tanto, V3, V 4 y V5 están


interconectadas y se proyectan de regreso h ad a V I y
V2, las cuales las alimentan. Estas últimas proyecdo-
nes de retorno han sido denom inadas con exio n es
recu rren tes. Zeki (1993) señala que las conexiones
recurrentes desde cada área extraestriada espedaliza-
da de regreso hacia V I y V 2 proporcionan u na solu­
ción parcial al problema de asodación. Esta hipótesis
es apoyada por evidencia anatóm ica. Por ejem plo,
m ientras que las proyecciones desde V I y V2 hacia
las áreas extraestriadas son altam ente específicas en
consideración tanto a sus regiones de origen dentro
de V I y V 2 como en sus destinos dentro de las áreas
extraestriadas, las conexiones recurrentes desde las
áreas extraestriad as de regreso hacia V I y V2 son m a g n o ce lu la res

difusas y no específicas. Esta entrada recurrente difu­


FIGURA 5.32 Las conexiones recurrentes desde V4 hasta
sa parece proporcionar una base para la integración las bandas gruesas de V2 proporcionan un posible meca­
del procesamiento especializado llevado a cabo en un nismo por medio del cual el procesamiento de la forma y
área extraestriada, como el m ovim iento en V5, con el color mediados por las dos vías parvocelulares,
información en su camino hacia otras áreas espeaali- incluyendo V4, podrían ser integradas con el procesa­
zadas, como la información relacionada con la forma miento de forma y movimiento mediados por las dos vías
en su dirección hacia V3. La integración de inform a­ magnocelulares, incluyendo V3 y V5.
ción relacionada con la forma y el movimiento podría
m anifestarse por ella misma en los campos receptivos
de "form a dinám ica" en V3. Para tomar otro ejemplo,
las conexiones recurrentes desde V 4 hacia V2 se pro­ tos de luz en la presencia de ceguera cortical es
yectan no sólo de regreso hacia las bandas finas e m ediada por el colículo superior (véase capítulo 3).
interbandas, las m ayores fuentes de entrada de V 4 En ese m om ento se apoyó esta afirm ación con el
desde V2, sino tam bién hacia las bandas gruesas de argum ento de que el colículo superior es el hom ólo­
V2, las cuales se proyectan hacia V3 y V5. Esto podría go del tectum óptico, una estructura que en las espe­
representar un m ecanism o para integrar el procesa­ cies inferiores m edia la coordinación visomotora. Sin
miento relacionado con la forma y el color (mediados em bargo, la base neuronal de la visión ciega es más
por las dos vías parvocelulares) con el procesamiento com plicada que esto debido a que las personas con
de la form a y el m ovim iento m ediados por las dos visión ciega son capaces de h acer discrim inaciones
vías m agnocelulares (figura 5.32). que requieren p rocesam iento cortical. Esto incluye
La noción de que las conexiones recurrentes ju e­ discrim inación de patron es sim ples, la discrim ina­
gan un papel importante en la solución del problema ción del m ovim iento en d iferentes direcciones y la
de asociación es tentador y bien puede probarse el discrim inación de longitudes de onda.
caso, aunque en la actualidad aún es hipotética. Otra ¿Cuál es el mecanism o de esta función preservada
perspectiva desde la cual intentar com prender las ante la presencia de daño a V I? Como se habrá nota­
contribuciones de las diferentes áreas visuales es exa­ do, existen conexiones directas desde el NGL hacia
m inar lo que ocurre cuando los com ponentes de la las áreas extraestriadas. Por ejemplo, se ha demostra­
corteza visual son com prom etidos a través de lesio­ do la existencia de conexiones directas desde el NGL
nes cerebrales. El daño a V I resulta en ceguera, de hacia V4 y V5. Esto proporcionaría un m ecanism o
modo que parecería que V I es necesaria para comen­ por m edio del cual las características específicas de
zar el procesamiento cortical de la entrada visual y/o un estím ulo podrían ser procesadas e incluso influir
para recibir entrada recurrente desde áreas extraes­ en el com portam iento, en ausencia de una represen­
triadas. Es interesante que estudios recientes sugie­ tación consciente in tegrad a del m undo visual. En
ran que el últim o proceso puede ser más crítico que apariencia, V I es im p o rtan te para esta representa­
el primero. Estos estudios relacionan el fenómeno de ción consciente, aunque aún es un m isterio la m ane­
la visión ciega y la dem ostración de conexiones ra en que participa en su construcción.
directas desde el NGL hacia áreas extraestriadas. Ya O tra perspectiva desde la cual es posible valorar
se ha discutido la ceguera brevem ente y se ha sugeri­ la función de V I es el estudio de los pacientes con un
do que la capacidad preservada para localizar pun- patrón de deterioro com plem en tario al subyacente
CAPITULO 5 El sistema visual como m odelo de funcionam iento del sistema nervioso 121

en la visión ciega: daño severo a las áreas extraestria- que estos m étodos, estas diferentes perspectivas y
das y preservación relativa de V I. Estos pacientes niveles de investigación, han producido hallazgos
pueden ver los elementos locales dentro de la escena que com plem entan e inform an unas a otras. Esto ha
visual, com o se evidencia por su habilidad para bos­ permitido tener un cuadro m ás completo de las bases
quejar con considerable precisión características dis­ neuronales de la visión que de cualquier otro terreno
cretas dentro de una escena visual com pleja. Sin de funcionamiento superior.
em bargo, son incapaces de colocar sus elem entos En este sentido, la m edida en la cual los diferentes
dentro de un contexto perceptual más am plio y por enfoques de investigación del sistem a visual se han
tanto no tienen comprensión de lo que están dibujan­ com plem entado uno a otro y han logrado un p an o­
do. La ausencia de entrada extraestriada vuelve a ram a integral del sistem a puede perm anecer como
estos pacientes incapaces de integrar los elem entos m odelo hacia el cual pueden aspirar los estudios de
percibidos con precisión dentro de un cuadro cohe­ otros cam pos de la relación cerebro-conducta. Por
rente de toda la escena. varias razones, la com prensión de otros dominios es
menos completa. En ocasiones esto se debe a que han
sido estudiados con m enor extensión, pero con
RESUMEN m ayor frecuencia, como el caso de las funciones psi­
cológicas de orden superior que se considerarán en
A p artir de la discusión actual se conoce una canti­ el resto de este libro, es porque los procesos psicoló­
dad consid erable acerca de las partes del cerebro gicos con los cuales se lucha por com prender en el
relacionadas con la visión. Desde el estudio fisiológi­ nivel neu rosicológico son m ás com plejos que la
co de las células en todos los niveles del sistem a vi­ visión o al m enos poseen m enos cuestiones obvias.
sual, desd e la retina h asta las especializadas áreas En estos casos se debe estar conforme, por ahora, con
v isu ales de la corteza, se ha descubierto que las la luz que es posible extraer, aun cuando ésta no sea
características de los cam pos receptivos proporcio­ im pulsada por los hallazgos convergentes desde
nan inform ación acerca del mundo visual que es'pro- diversas perspectivas m etodológicas, como ocurre
cesado por células particuláres y por áreas específi­ con la visión.
cas del cerebro, así como los m ecanism os por medio Pero si la actual com prensión del sistem a visual
de los cuales se logra este procesamiento. Detallados es un m odelo de lo que pu ede ser conocido acerca
estudios anatóm icos han identificado las fuentes de de las relacion es cerebro-condu cta, tam bién es un
entrada y los destinos de salida para m uchas de las v aticin io de las d esco n certan tes preguntas que la
regiones involucradas en la visión. Los estudios de com prensión de otras áreas revelarán. En el caso del
m icroarquitectura metabólica han revelado subregio- sistem a visu al, se ha visto cóm o el conocim iento
nes especializadas tanto en térm inos de las caracte­ relativam ente avanzado ha revelado el problema de
rísticas de campo receptivo de sus neuronas como de asociación y el aún m ás grande problem a de cómo
sus conexiones anatómicas con otras áreas. Los estu­ la actividad neuronal en el sistem a produce una
dios de lesión han dem ostrado la presencia de defi­ rep resen tación con sciente del m undo visual. C on­
ciencias específicas, como la acromatopsia y la acine- form e el con ocim ien to avanza en otras áreas, se
topsia, que son consistentes con la evidencia de espe- puede estar seguro de que traerá frente a frente estos
cialización derivada de otros m étodos. Lo que es problem as y otros nuevos que son tam bién descon­
realm ente m otivador y excitante es la form a en la certantes.
I
£
E II
Neuropsicología
de los sistemas
funcionales principales
C A P Í T U L O

Lenguaje

CARACTERÍSTICAS DEL LENGUAJE Comprensión auditiva de palabras


DESARROLLO DEL LENGUAJE EN LOS NIÑOS: NATURALEZA Recuperación de palabra
EN CONTRASTE CON CULTURA Comprensión y producción de oraciones
TRASTORNOS DEL LENGUAJE: CONCEPTO DE AFASIA Producción del habla
Afasia de Broca Deterioros de lectura adquiridos
Afasia de W em icke Deletreo
Afasia global Escritura
Las afasias trascorticales CONSIDERACIONES TEÓRICAS POSTERIORES
Otros trastornos centrales del lenguaje HEMISFERIO DERECHO Y LENGUAJE
LA HIPÓTESIS DEL SÍNDROME DE DESCONEXIÓN ASIMETRÍAS ANATÓMICAS DE LOS HEMISFERIOS
APLICADA A LOS TRASTORNOS DEL LENGUAJE LA EVOLUCIÓN DEL LENGUAJE H U M A N O
COMPONENTES PRINCIPALES DE LA FUNCIÓN DEL RESUMEN
LENGUAJE

De todas las fu ncion es fisiológicas de que son capaces los dad, para la unión sexual por medio de intrincados ritua­
humanos, es posible que el lenguaje sea la más remarcable, les de apareamiento. Éstos son tipos de comunicación que
im portante y exclusivam ente hum ana. O tras especies, la especie humana toma muy en serio. A pesar de toda su
com o las abejas, han desarrollado algunos sistem as para importancia, com unicaciones com o "néctar a 300 yardas,
com unicar inform ación, y se ha pensado que ciertos pri­ a 48 grados a la izquierda del sol" y "quiero aparearm e
mates usan componentes del lenguaje humano. Pero hasta contigo" no son complicadas, y los sistemas de comunica­
lo que se sabe actualmente, ninguna otra especie posee un ción que subyacen a los mismos en otras especies parecen
sistem a de comunicación comparable al lenguaje humano. estar lim itados en relación con sn sutileza, matiz y com ­
Existen varias características que distinguen al len­ plejidad de los matices que pueden transmitir. En contras­
guaje humano de estos otros sistemas de comunicación. El te, el lenguaje humano es infinitamente rico en posibilida­
lenguaje humano es infinitamente creativo. Los hablantes des de significación, com o ejem plifica el parlam ento de
no sólo repiten lo que han escuchado; en vez de ello, inven­ Próspero en La tempestad:
tan oraciones novedosas, muchas de las cuales deben ser
únicas. Esto contrasta con los sistemas de otras especies, Nuestros gozos han finalizado: y nuestros actores
las cuales, hasta donde se sabe, com unican una estrecha —Como os d ije— eran todos espíritus y
gam a de inform ación específica y relacionada con el pre­ Se han fundido en aire, en tenue aire;
sente. D esde Ju eg o, tal inform ación pu ede ser bastante Y como la fábrica sin fundam ento de esta visión
im portante, como cuando la abeja transm ite la inform a­ Las torres coronadas de nubes, los grandiosos palacios,
ción acerca de una posible fu en te de n éctar al resto del Los solemnes templos, el gran globo en sí,
panal o las aves señalan su disposición, incluso su ansie­ Sí, todo lo que es heredado, se disolverá
126 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales

Y al igual que el boato insustancial se desvanece No es necesario citar a Shakespeare para ilustrar este punto.
Sin dejar rastro alguno: somos de la misma materia Todos los humanos usamos el lenguaje para enviar y recibir
Con que están hechos los sueños, y nuestra pequeña mensajes de infinita variedad y significados sutiles.
existencia
Es redondeada con un sueño...

CARACTERÍSTICAS DEL LENGUAJE sím bolos sobre la pantalla de una computadora (Pre-
m ack, 1976; Rum baugh, 1977). Estos intentos en el
D os de los aspectos del lenguaje que dan pie a su entrenam iento del lengu aje h an m ostrado que los
in fin ita posibilid ad generadora son su form a y chim pancés son capaces de aprender a producir y
estructura. Cada lenguaje tiene un núm ero lim itado com prender signos o sím bolos que corresponde a un
de elem entos sonoros individuales, llam ados fo n e ­ vocabu lario de varios m iles de palabras y que son
m as, los cuales son las más pequeñas u nidades de capaces de usarlos en interacciones significativas con
sonido con significado en una lengua. El inglés, por los hum anos y en ciertas situaciones de resolución de
ejem plo, tiene cerca de 40 fonem as aunque, cuando problem as. Sin em bargo, ¿las com unicaciones de
son com binados en diversas formas, estos elementos estos animales exhiben sintaxis? A pesar de que han
sonoros form an todas las palabras deí idioma. existido algunos reportes de que es así (Savage-Rum-
Tam bién se puede decir que el lenguaje está alta­ baugh, 1987; Sav age-R u m bau gh et al., 1986), una
mente estructurado en relación con cómo pueden ser consideración cuidadosa de los datos m uestra que
com binados los fonem as (m orfología) y cóm o pue­ los prim ates que han sido som etidos a entrenamien­
den ser com binadas las palabras en frases y oracio­ to de lenguaje no han aprendido sintaxis (L. R. Gleit-
nes (sin ta x is o gram ática). La sintaxis expande las man, 1995, p. 372; Kandel, Schw artz y Jessell, 1995, p.
posibilidades para la especificación del significado al 636). D e hecho, la in cap acidad de los chim pancés
hacer del orden y forma de las palabras (por ejemplo, para usar sintaxis parece ser una de las mayores lim i­
term inaciones de las palabras) los vehículos para la taciones en su h abilid ad para aprender lenguaje
expresión del significado, convirtiendo por tanto a hum ano, debido a que sus producciones son im itati­
una oración en algo más que la suma de los significa­ vas y no creativas (para una d iscusión u lterior del
dos de sus palabras individuales. En consecuencia, tem a del aprendizaje de lengu aje en otras especies,
es por la sintaxis de la oración que es posible saber vea Pinker, 1994; Seidenberg y Pettito, 1979; Van
que: "El león mata al leopardo", significa que el leopar­ Cantfort y Rimpau, 1982).
do está m uerto y que el león lo m ató; una oración O tro aspecto clave del lengu aje (el cual es tan
que contenga las m ism as palabras pero con arreglo intrínseco al m ism o que parece dem asiado obvio
diferente pod ría denotar el resultado opuesto. La postularlo) es que el lengu aje porta significado. Al
gram ática, la articulación coherente de los principios estudio del significado se le conoce como sem ántica.
que gobiernan la sintaxis, no necesita ser aprendida. El lenguaje tam bién es referencial. Esto es, se refiere
Sus principios se conocen de m anera im p lícita por a cosas y eventos en el m un do o a aspectos de la
cada hablante de un lenguaje, incluso sin las tediosas experiencia subjetiva. Com o tal, el uso del lenguaje
lecciones de gram ática que la m ayoría sufren en los para expresar y com prender está ligado con el cono­
prim eros años de escuela. cimiento del m undo y de los seres mismos y, en con­
H asta el m om ento, por tanto, no se ha dem ostra­ secuencia, con toda la esencia del ser cognitivo y
do de m anera concluyente el uso de la sintaxis en los em ocional. La in v estig ación de la relación entre
sistem as de com unicación de otros anim ales. Parece significado lingüístico y conocim iento del mundo se
ser que ellos producen un arreglo im presionante de conoce como pragm ática.
com unicaciones aunque, hasta donde se sabe, cada U n último aspecto clave es su naturaleza interper­
uno es un elem ento discreto de significado y el orden sonal. Principalm ente es u n m edio de comunicación
en el cual son producidos no afecta el significado de social que em plean los individuos para interactuar,
los elem entos individuales. Adem ás del estudio nat­ aunque en el acto de escribir o com prom eterse en un
ural de la com unicación hum ana, existen algunos diálogo interno, el individuo puede usar al lenguaje
intentos interesantes por entrenar prim ates, princi­ como vehículo para com unicarse consigo mismo.
palm ente chim pancés, para usar lenguaje de signos En resum en, el estu d io de los usuarios del len­
(Gardner y Gardner, 1 9 6 9 ,1 9 7 5 ,1 9 7 8 ; Terrace, 1979) guaje hum ano parece ser la más fructífera y el cami­
y sistemas artificiales con base en fichas coloreadas y no m ás obvio para la in v estig ación del lenguaje.
CAPÍTULO 6 Lenguaje 127

Dentro de este terreno, el estudio de qué hay de malo Si las teorías de la adquisición de lenguaje exclusi­
con el lenguaje cuando el cerebro no está funcionan­ vam ente naturalistas o em píricas están equivocadas,
do de m anera norm al ha dem ostrado ser una pers­ la realidad debe estar en algún lu gar entre ambas.
pectiva bastante útil. Éste será, por tanto, el centro de U na posición que es apoyada p or u na buena can ti­
m ayor estudio de este capítulo. dad de evidencia es que, a pesar de que el lenguaje
A ntes de entrar a esta perspectiva, considere bre­ debe ser experim entado para ser aprendido, la capa­
vem ente el problem a del origen del lenguaje. Esta cidad para el lenguaje es una propiedad innata del
pregunta tiene al m enos dos significados: ¿cóm o se cerebro hum ano (Chomsky, 1975; Lenneberg, 1967).
desarrolla el lenguaje en el individuo y cóm o evolu­ Por tanto, el cerebro ha evolucionado de m anera que
ciona el lenguaje? H aciendo a un lado el interés está preparado para aprender lenguaje así com o
intrínseco de estas preguntas, abordarlas ilum ina la otros órganos han evolucionado en forma que están
com prensión de la biología del lenguaje, aunque el preparados para realizar otras funciones.
problem a del desarrollo del lenguaje individual está Existen varios estudios que apoyan esta afirm a­
más a disposición de la investigación em pírica de lo ción. Al parecer, los niños aprenden lenguaje sin
que lo está el problema del origen del lenguaje en sí, esfuerzo, com o si estu viesen program ados para
oculto como está en el pasado remoto. Entonces vea­ hacerlo. En tanto exista lenguaje en el ambiente y el
m os el desarrollo del lenguaje individual como una niño no tenga deterioros intelectuales significativos,
piedra m iliar para la com prensión de la biología del la adquisición del lenguaje procede sin entrenamien­
lenguaje. Al final de este capítulo se considerará bre­ to específico. Es verdad que algunos padres sienten
vem ente la segunda pregunta y se sugerirá que cuan­ la necesidad de proporcionar a sus hijos instrucción
to se conoce acerca de la biología del lenguaje puede en el lenguaje, y nom bran los diversos objetos en el
ofrecer ciertas claves tentadoras en torno a la evolu­ entorno para la edificación del niño. Esta instrucción
ción del lenguaje. no es necesaria para que el niño aprenda el lenguaje;
por el contrario, existen regularidades universales en
el proceso de adquisición de lenguaje entre los in d i­
DESARROLLO DEL LENGUAJE EN LOS NIÑOS: viduos de una cultura y entre culturas diferentes. Por
NATURALEZA EN CONTRASTE CO N CULTURA ende, a pesar de que existen ciertas variaciones indi­
viduales, los niños pasan por una progresión orde­
Al considerar el desarrollo del lenguaje en el indivi­ nada de etapas, como el balbuceo, el habla m onosilá­
duo, una cosa es clara: las fuertes posturas de las bica, el habla con bisílabas y el habla com pleja. El
posiciones naturalista y em pírica deben estar equi­ establecim iento prom edio para cada etapa es el
vocadas; es decir, el lengu aje no es com pletam ente mismo para un amplio rango de culturas (L. R. Gleit-
innato ni es com pletam ente aprendido. Los niños man, 1995).
aislados de la experiencia del lenguaje no lo apren­ Otra postura teórica en torno a la preparación bio­
den. Si el aislam iento es prolongado, fracasan al lógica del cerebro hum ano para el lenguaje es el
aprender el lenguaje, incluso después de ser expues­ hallazgo de que existe u n periodo crítico para la
tos al m ism o. Esto se ha dem ostrado a partir de los adquisición del lenguaje. El estudio de los raros
pocos casos conocidos de niños que han crecido en casos de niños salvajes y niños que experim entan
ám bitos salvajes, aislados de otras personas (los lla­ abuso severo y han sido privados de la experiencia
m ados niños salvajes), y de los infantes aislados del lenguaje en la vida tem prana hace claro que si un
debido a abuso extremo. Por otra parte, en contraste niño no es expuesto al lenguaje durante un periodo
con las afirm aciones de conductistas como John Wat- extenso entre los 2 años y la pubertad, no aprenderá
son y B. F. Skinner, el lenguaje no es sólo un hábito el lenguaje de m anera norm al. Este periodo crítico
aprendido. Es, com o ya se ha señalado, creativo e para la adquisición del lenguaje está correlacionado
innovador. Los niños no aprenden lenguaje m edian­ con diversas variables neurobiológicas que son con­
te la m em orización de lo que han escuchado y luego sideradas índices de m aduración cerebral (Lenne­
em iten respuestas condicionadas tras ser expuestos a berg, 1967). Este enfoque proporciona una poderosa
estím ulos condicionados. Ni aprenden el lenguaje, a evidencia, aunque circunstancial, de que los proce­
excepción de ciertas instancias muy especializadas, sos de m aduración cerebral genéticam ente progra­
debido a que sus esfuerzos son recompensados o cas­ m ados ofrecen el sustrato neurològico que apoya la
tigados (Chomsky, 1959). Estas aseveraciones ahora adquisición del lenguaje.
parecen tan obvias que es difícil apreciar que en el Una tercera línea de evidencia proviene del d es­
pasado se sostuvo una fuerte visión em piricista de la cubrim iento de que los infantes al nacer son sensi­
adquisición del lenguaje. b les a distinciones entre una am plia gam a de fon e­
128 PARTE II N europsicohgía de los sistemas funcionales principales

mas. Al nacer, los infantes pueden discrim inar entre TRASTORNOS DEL LENGUAJE:
tod as las d istincion es foném icas en tod as las len ­ CO N CEPTO DE AFASIA
guas. Por tanto, conform e son expuestos al lenguaje
particular de su entorno, declina su capacidad para Los trastornos del lenguaje después de un daño cere­
h acer d istincion es no presentes en el lengu aje am ­ bral por lo general reciben el nom bre de afasia. Ya se
biente. Esto sugiere que el program a genético desa­ han m encionado dos tipos de afasia (de Broca y de
rrolla el cerebro para realizar todas las distinciones W ernicke) y se en con trará que existen otros tipos
fon ém icas necesarias para el aprendizaje de cual­ tam bién. Se puede definir a la afasia, por exclusión,
quier len g u a y que esta experiencia, al m enos en como un trastorno del lenguaje no debido a deterio­
sentido m etafórico, recorta las conexiones neurona- ro en la función sensorial o m otora o a deficiencia en
les su by acen tes a esta capacidad. Esta d eclinación el funcionam iento intelectual general. Por tanto, un
com ienza poco después del nacim iento y es el índice deterioro en el lenguaje debido a sordera, parálisis o
m ás tem prano de desarrollo de lenguaje id entifica­ dem encia no es una afasia. E n los dos prim eros
do hasta la fecha. casos, la pertu rbación del lengu aje es secundaria a
Una cuarta línea de evidencia que apoya la noción otra perturbación; en el deterioro intelectual general,
de la preparación biológica del cerebro para el len­ el trastorno del lenguaje no es específico, sino parte
guaje es el hecho de que, en la m ayoría de los dere­ de un cuadro general de deficiencia cognitiva.
chos, así como en la m ayoría de los zurdos, el hem is­ U no de los prim eros casos de afasia registrados
ferio izquierdo está especializado para el habla. Esto aparece en un docum ento con ocid o como Papiro
es cierto tanto para la gente que usa el lenguaje Ebers, el cual data de aproxim adam ente la mitad del
hablado com o para los que tienen trastornos auditi­ tercer m ilenio a.C. Este docu m ento describe a un
vos y usan sólo lenguaje de signos (Kimura, 1981). Si hom bre con lesión en la cabeza, quien "perdió su
las estru ctu ras neuronales dentro del hem isferio habilidad para h ablar sin p arálisis de la len gu a".
izquierdo no estuviesen preparadas para la adquisi­ Hipócrates, como se m encionó en el capítulo 1, había
ción del lenguaje, es difícil com prender por qué registrado observaciones que sirvieron como la base
debería existir esta propensión para el desarrollo del para inferir que el hem isferio izquierdo está especia­
lenguaje en dicho hem isferio del cerebro. lizado para el lengu aje, au nqu e él no dio este salto
Apoyo adicional para la preparación biológica del inductivo. Tam bién se m encionó una de las pocas
cerebro proviene del descubrim iento de asim etrías observaciones em píricas de G all, un hom bre cuya
anatóm icas entre los dos hem isferios. H acia el final habla fue interru m pida d esp ués de una herida de
del capítulo se retom ará el análisis de las asim etrías puñal en el ojo izquierdo. Esta observación originó
anatóm icas hem isféricas. Sin embargo, por ahora se que Gall añadiera una función de lenguaje a su carta
puede establecer brevem ente que existe una región frenológica, u bicándola en el h em isferio izquierdo
posterior al área auditiva primaria en el lóbulo tem­ anterior, no distante del área de Broca. También se ha
poral, llam ada planum tem porale, que se ha demos­ discutido la enorm e im portancia de los hallazgos de
trado es m ás grande en el lado izquierdo del cerebro Broca y Wernicke. En lo que sigue, se consideran los
que en el lado derecho en la m ayoría de los in d iv i­ trastornos centrales del lenguaje con más detalle.
duos (Geschw ind y Levitsky, 1968). No es plausible
que esta asim etría estructural pudiese haber surgido
como resultado de la experiencia. Por tanto, si un pla­ Afasia de B ro ca
ntan temporale más grande en el hem isferio izquierdo
es una m anifestación estructural de la especializa- Si se consideran los trastornos de producción del len­
ción del lenguaje, com o se cree am pliam ente, ello guaje, se encuentra que adem ás de la afasia, existen
constituiría u lterior evidencia para la preparación otras dos categorías generales de disfunción que
biológica del cerebro para el lenguaje. Esta conclu­ pueden ocurrir. El térm ino d isartria se refiere a los
sión tam bién es apoyada por el d escubrim iento de efectos de la disfunción de las estructuras periféricas
que esta asim etría se ha encontrado presente en la involucradas en los m ecanism os de producción del
sem ana 31 del desarrollo fetal (Wada, Clarke y habla, como el rostro, m andíbula, lengua y laringe.
Hamm, 1975). Si uno o más de estos com ponentes de la producción
Dado que el cerebro está biológicam ente prepara­ del habla no funcionan con n orm alidad, la produc­
do para aprender lenguaje, ahora es posible ir hacia el ción del habla se dificulta. El habla puede ser distor­
foco principal de este capítulo: los efectos de las lesio­ sionada en varias form as y, dependiendo de las
nes cerebrales sobre el lenguaje y las implicaciones de estructuras in volu crad as, los sonidos particulares
estos efectos para comprender el lenguaje normal. serán distorsionados. El térm ino disartria se usa de
CAPÍTULOS Lenguaje 129

m anera inconsistente en la literatura; en ocasiones se A hora regrese a la consideración de la afasia de


aplica de m anera descriptiva para prod ucción de Broca. Recuerde del capítulo 1 que el paciente de Bro­
habla distorsionada sin referencia al m ecanism o cau­ ca, Tan, exhibió una perturbación del lenguaje carac­
sal del trastorno y por tanto puede ser aplicado a los terizada por habla lenta, forzada y deliberada. C on­
problem as de producción de una persona con afasia form e Broca describió m ás pacientes en su serie, se
de Broca. aclaró que estos síntom as eran com ponentes de un
En contraste con este trastorno en los m ecanismos trastorno característico que, a pesar de la propuesta
periféricos de la producción del habla, el habla puede de Broca de usar el término afenia, llegó a ser conoci­
ser pertu rbad a debido a deficiencia en el procesa­ do como afasia, un térm ino sugerido por A rm and
m iento central. Las dos grandes categorías de defi­ Trousseau. El habla de los pacientes que sufren de
ciencia de producción central son diferenciados afasia de Broca por lo general está com puesta con
desde el principio. En un trastorno fon ém ico del estructuras gram aticales m uy sim ples, lo cual crea
habla, la producción de fonemas individuales no está una especie de habla "telegráfica" que consiste prin­
deteriorada, pero sí lo está la capacidad para progra­ cipalm ente de sustantivos en form a singular y ver­
m ar secuencias rápidas de fonem as para producir bos en sus form as infinitivo o participio. Cuando se
habla fluida. Este deterioro en el nivel de la combina­ le pregunta qué hace, un paciente con afasia de Broca
ción y secuencia de fonemas es una característica cen­ responde: "H acer cena" o "C om er cena". Estas pro­
tral de la afasia de Broca. En contraste, en un trastor­ ducciones telegráficas no reflejan fatiga o falta de
no cin ético del h abla, tam bién llam ado apraxia del deseo para com unicar. El p aciente puede realizar
h a b la ,1 está deteriorada la habilidad para organizar esfuerzos im presionantes para producir habla n or­
m ovim ientos m usculares del habla para producir mal y aún así ser incapaz de lograrlo, aun cuando sea
fonem as previam ente aprendidos, aun cuando los asistido por la presentación de una oración m odelo
m úsculos del habla y los nervios periféricos que la para repetir o por un pasaje impreso para leer.
activan estén intactos. En consecuencia, si usted le Además del deterioro en la producción coordina­
pide a alguien con trastorno cinético del habla que da de fonemas producidos con precisión, los pacien­
produzca un fonema particular, la persona es incapaz tes con afasia de Broca tienen dificultad para encon­
de hacerlo a pesar de que no esté deteriorada la habi­ trar el fonem a o palabra apropiado. Esto puede
lidad para realizar los movimientos periféricos de los resultar en com pleta incapacidad para toparse con la
com ponentes individuales que son necesarios para la palabra deseada (anom ia), o resulta en producciones
producción de dicho fonem a. Por tanto, es posible distorsionadas. Estas producciones distorsionadas
conceptualizar los trastornos cinéticos del habla y los son denom inadas p arafasias y son de dos tipos:
trastornos fonémicos del habla como perturbaciones fonèm ica y sem ántica. En la parafasia fonèm ica, el
de dos procesos jerárquicamente relacionados, la pri­ paciente no puede toparse con el fonem a deseado
m era perturba la coordinación de los m ovim ientos sino que en lu gar de ello su stituye un fonem a que
n ecesarios para producir los com ponentes más ele­ tiene sim ilitud con el sonido deseado (por ejem plo,
m entales del habla (fonemas) y la últim a perturba la daza por taza). En contraste, el paciente que com ete
prod ucción coordinada de orden superior de las una p arafasia sem án tica realiza un error que tiene
secu encias de dichos com ponentes elem entales del sim ilitud sem ántica con la palabra deseada (por
habla. Es importante notar que los dos trastornos son ejemplo, mirar por mostrar).
disodables. El trastorno fonémico no sólo puede coe­ Los pacientes con afasia de Broca con frecuencia
xistir con la producción no deteriorada de fonemas com eten errores gram aticales en su habla (agram a-
individuales, sino que un trastorno cinético del habla, tism o). Tienen dificultad para repetir lo que han
de ligero a moderado, coexiste con la capacidad rete­ escuchado. Com o ya se ha enfatizado, estos pacien­
nida para la producción y articulación secuencial tes exhiben extrem a lentitu d en su producción de
coordinada de tales fonemas. habla y tienen dificultad para producir palabras en
cadenas in interrum pidas, un síntom a denom inado
fluidez verbal reducida.
Los pacientes con afasia de Broca tienen dificulta­
1 C om o se analizará con más detalle en el capítulo 9, el término des para escribir (disgrafia), la cual es paralela a sus
apraxia tiene diversos significados, uno de los cuales lo conver­ deterioros en el lenguaje hablado. Por ende, sus pro­
tiría en un descriptor apropiado del trastorno fonémico del
ducciones escritas tienen m uchos errores (paragra-
habla, que es una característica de la afasia de Broca. Esta
am bigüedad hace que el término apraxia del habla sea algo con­
fias) que son p aralelos a los errores parafásicos ya
fuso. P or tanto, parece apropiado evitar su uso cuando sea posi­ descritos. Estos pacientes tienden a producir la
ble, a pesar de que se le encuentra con frecuencia en la literatura. misma pronunciación o la m ism a producción escrita
130 PARTE 11 Neuropsicología de los sistemas funcionales principales

una y otra vez, aun cuando no encaje con su signifi­ ducción del habla incluyendo a aquellas correspon­
cado pretendido o incluso no se trate de una palabra. dientes a la garganta, lengu a, m andíbula y labios
Tal repetición, la cual no sirve a una función adapta- (véase figura 1.8). Como ya se enfatizó, el daño en el
tiva, se denom ina perseveración. área de Broca no causa p arálisis de la m usculatura
El lengu aje hablad o contiene flu ctu aciones en el vocal. M ás bien, el área de Broca puede ser concep-
tono y el ritm o que produce el patrón tonal caracte­ tualizada como el área de asociación para porciones
rístico de un lenguaje particular así como las diferen­ de la corteza m otora que controlan los m úsculos
cias individuales en el patrón tonal que son caracte­ necesarios para el habla.
rísticos de un hablante particular de dicho lenguaje.
A dem ás, la entonación del lenguaje hablad o porta
énfasis y tono em ocional. Este aspecto del lenguaje Afasia de W ernicke
es denom inado prosodia. Los pacientes con afasia de
Broca exhiben perturbación significativa en la proso­ D urante la década siguiente al reporte inicial de
dia. Ésta puede tom ar la form a de fluctuación tonal Broca, aparecieron varios ensayos que describieron
dism inuida (aprosodia), prosodia anorm al o distor­ pacientes con una afasia sim ilar a la de Broca, y pare­
sionad a (d isp roso d ia) o variaciones exageradas en cía que todas las afasias eran del tipo de Broca. Fue
las características tonal y rítm ica del lenguaje habla­ una delim itación im portante cuando el joven neuró­
do (hiperprosodia). logo alem án Cari W ernicke describió una afasia con
Se dice que la com prensión del lenguaje está intac­ un patrón sintom ático com pletam ente distinta, aso­
ta en la afasia de Broca, lo cual es cierto. No obstante, ciada con daño a un área diferente de la corteza cere­
se dem uestra que aun cuando estos pacientes tienen bral. La lesión crítica asociada con la afasia de W er­
b uen a com prensión para los su stantivos y verbos, nicke está entre la circunvolución de Heschl y la cir­
tienen dificultad para com prender palabras peque­ cunvolución angular en el hem isferio izquierdo
ñas de fun ción (por ejem plo, proposiciones y pro­ (véase figura 1.8). Esta u bicación cerebral ha sido
nom bres) e inflexiones finales. Por tanto, los pacien­ corroborada con diversos m étodos, como la estim u­
tes con afasia de Broca pueden ser capaces de com ­ lación cortical, el FSCr y el PET.
prender incluso sustantivos de ocurrencia infrecuen­ El cuadro sintom ático de la afasia de Wernicke es
te, como dinosaurio y glaciar, pero quedan totalmente la com prensión severam ente d eteriorad a ju nto con
atónitos cuando se enfrentan a problem as como habla espontánea hiperfluida (rápida y copiosa) que
éstos: Ése es el herm ano de mi tía. ¿Será hombre o m ujer? retiene el patrón de entonación, ritm o y pronuncia­
o El león fu e matado por el tigre. ¿Cuál animal murió? La ción del habla norm al pero que no tiene sentido. A
incapacidad de estos pacientes para com prender el pesar del problem a de com prensión apreciado en la
sign ificad o de las palabras de función y para apre­ afasia de B roca (la cual se d iscutió con antelación),
ciar los m atices de significado representado por con­ los pacientes con este pad ecim ien to pueden com ­
textos gram aticales es interesante debido a que cor­ prender m ucho de lo que escuchan. En contraste, los
tan las generalizaciones que usualm ente se hacen pacientes con afasia de W ernicke tienen una com ­
para definir y contrastar las afasias de Broca y de prensión severam ente deteriorada, incluso para
W ernicke y sugieren que el área de Broca influye en palabras que ocurren con frecuencia presentadas en
la com prensión del lenguaje. aislam iento. M ás todavía, el problem a de com pren­
Com o se ha mencionado, el área crítica que, cuan­ sión de estos pacientes no está confinado al habla
do se lesiona, resulta en la afasia de Broca, es la parte escuchada; la lectura tam bién está severamente dete­
p osterior de la convolución frontal inferior en el riorada en estos pacientes.
hem isferio izquierdo (véase figura 1.8). Ésta se nom­ En la afasia de W ernicke es sorprendente el con­
bra área de Broca y su lateralización sobre el lado traste entre la entonación y la pronunciación norma­
izquierdo del cerebro ha sido confirm ada con distin­ les del lenguaje oral de ios pacientes y su contenido
tos m étodos. En consecuencia, la estim ulación eléc­ confuso o totalmente oscuro. Si no se escucha con cui­
trica de la corteza expuesta durante cirugía y recien­ dado, el habla del paciente puede sonar norm al; sin
tes técnicas para visualizar funciones h an hecho embargo, cuando uno atiende al significado, la natu­
posible el m apeo de un área específica dentro del raleza confusa es fácilm ente apreciable. El paciente
hem isferio izquierdo correspondiente con precisión puede decir, con entonación, pronunciación y ritmo
a la ubicación in trahem isférica inferida a partir del normales: "F u i al núcleo a la un, er... la, una tienda y
estudio de lesiones corticales. El área de Broca se los tiros estaban en el sótano sin cubrijos así que regre­
encuentra anterior a la porción de la corteza motora sé y pensé y luego el hombre que sacude y limpia vino
que controla los m úsculos involucrad os en la pro­ así que la ciudad estaba oscura el resto del tipo."
CAPÍTULOS Lenguaje 131

Varios factores hacen que el contenido de esta arti­ útil marco de referencia para com prender otros tras­
culación sea incomprensible. Existen m uchas parafa- tornos del lenguaje.
sias, tanto sem ánticas (núcleo por centro) como foné- El m odelo de W ernicke pu ede ser utilizado para
m icas (tipo por tiem po). A dem ás, el habla es en cir­ deducir los procesos involucrados en la función de
cu n loqu ios, esto es, el paciente habla con frecuencia lenguaje norm al. Cuando es escuchada una palabra,
en tom o al tópico o palabra a la mano en una form a el estím ulo verbal es procesado por com ponentes
que pu ed e hacer difícil la com prensión (hom bre que periféricos del sistem a auditivo y proyectado hacia
sacude y limpia en lugar de conserje). La anom ia (difi­ la corteza auditiva prim aria, la circunvolución de
cultad para encontrar la palabra tienda) es frecuente, H eschl, en los lóbu los tem porales. D esde ahí, la
com o lo es la distorsión de dos o más sonidos dentro entrada es enviada al área de Wernicke adyacente. La
de una palabra o la invención de palabras nuevas, naturaleza del procesam iento efectuado por el área
conocid as com o n eologism os (cubrijos). U na afasia de W emicke es algo que se analizará posteriormente
caracterizad a por el uso perseverante de neologis­ en el capítulo. Por ahora, suponga que la palabra
m os se conoce como afasia de argot. La escritura de escuchada es lo su ficientem en te sim ple com o para
los pacientes con afasia de W em icke es paralela a su ser repetida. En este caso, la información es enviada,
habla y por tanto está severamente deteriorada. vía el fascículo arcuato, hacia el área de Broca, donde
El habla bien articulada pero extrem adam ente se activa el program a m otor que organiza el patrón
confusa, típica de la afasia de W emicke, ha sido des­ de articulación requerido, y es transm itida hacia la
crita de m anera metafórica como ensalada de palabras, corteza motora. Ésta, a su vez, activa los nervios peri­
un térm ino que tam bién ha sido aplicado al habla de féricos, los cuales ponen a los m úsculos vocales en
los pacientes con esquizofrenia. De hecho, un clínico una danza de m ovim ientos para producir la palabra
poco experim entado puede d iagnosticar equ ivoca­ (figura 6.1).
dam ente como esquizofrénico a un paciente con afa­
sia de W emicke. Éste es un error peligroso porque el
abrupto establecim iento de la afasia de W em icke es Afasia global
un signo de que el paciente experim enta una aguda
La afasia global es un síndrom e caracterizado por el
em ergencia neurologica, como una apoplejía, la cual
cuadro sintom ático com binado de la afasia de Broca
requiere atención m édica inm ediata. Tam bién se
y la afasia de W ernicke. Com o uno podría predecir,
trata de un error evitable pues, a pesar de su sim ili­
las lesiones asociadas con este trastorno incluyen las
tud con la afasia de Wemicke, el habla de los pacien­
áreas del habla anterior y posterior.
tes con esquizofrenia con frecuencia puede ser iden­
tificada como tal, en particular cuando su contenido
es francam ente extraño. Más fidedigno para diferen­
ciar es la frecuente asociación con señales neurológi-
cas lateralizadas, como la debilidad o pérdida senso­
F a scícu lo arcu ato
rial, en la afasia de W emicke y la casi nula ocurrencia
de m uchas categorías de errores parafásicos en la
Area de Area de
esquizofrenia. Éste es un ejemplo, entre m uchos que W ern icke
Broca
pueden aducirse, de lo im portante que es la com ­
prensión básica de la neuropsicología para el clínico
que trabaja en un escenario psiquiátrico.
M usculatura Sistem a auditivo
En el capítulo 1 se señaló el m odelo de W em icke
del h ab la p recortical
y la m anera en que están conectadas las áreas del
V
lengu aje en el cerebro y su con ceptualización de
diversos trastornos del lenguaje com o consecuencia
Palabra hablada Palabra oída
de la desconexión entre estas áreas. Como ejem plo,
se notó la hipótesis de W em icke de que la afasia de
conducción, con su deterioro característico en la ca­
FIGURA 6.1 Estructuras involucradas en la repetición de
pacidad para repetir lenguaje hablado, era el resul­
una palabra oída, de acuerdo con la conceptualización de
tado de una lesión en el haz fibroso que conecta las Wemicke de la función de lenguaje, según la cual com­
áreas de.B roca y de W em icke, el fascículo arcuato. prende una secuencia de procesos realizados en diferentes
P od ría argu m en tarse que este m odelo fue la m ás áreas cerebrales. El modelo de síndrome de desconexión
im portante contribución de W ernicke a la neuropsi­ de Wemicke atribuye los trastornos del lenguaje a desco­
cología, y en breve se verá que de hecho sí ofrece un nexiones entre éstas y otras áreas.
132 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales

Las afasias trasco rticales

En la década posterior a los descubrim ientos de Wer­


nicke, Lichtheim (1885) conceptualizó la afasia tras-
cortical. Lichtheim argumentó que existen áreas cor­
ticales afuera de las áreas de Broca y de Wernicke que
son centros para conceptos (figura 6.2). Llegó a esta
posición a través de sus observaciones en pacientes
que exh ibían los síntom as de la afasia de Broca,
incluyendo deterioros severos del habla espontánea,
excepto que, a diferencia de los afásicos de Broca,
eran capaces de repetir lo que habían escuchado (afa­
sia m otora trascortical). Él describió a otros pacien­ FIGURA 6.2 Representación del modelo de desconexión
tes que tenían todos los síntomas de la afasia de Wer­ de Lichtheim para afasia motora trascortical, sensorial
nicke, excepto que también fueron capaces de repetir trascortical y de conducción. (Adaptado de McCarthy y
el habla oída (afasia sen so ria l trascortical). En am ­ Warrington, 1990, p. 13.)
bos casos, la h abilid ad retenida para rep etir indicó
que estaban intactas las áreas de Broca y de W ernic­
ke, así com o el fascículo arcuato que conecta a
am bas. En una tercera form a, la afasia trascortical co de las áreas externas a las áreas clásicas del habla
m ixta, tanto el habla espontánea com o la com pren­ en el procesamiento del lenguaje normal. Las afasias
sión estaban deterioradas pero, de nuevo, el síndro­ trascorticales, por tanto, corroboran la opinión de
me trascortical difería de la afasia global en que la H ughlings-Jackson de que am plias áreas del cerebro
capacidad para repetir era retenida. se relacionan con el lenguaje. Las afasias trascortica­
En la afasia m otora trascortical la lesión crítica les revelan que el área de W ernicke no es suficiente
involucra la corteza superior al área de Broca y/o los para com prender el lengu aje, un punto al cual se
tractos fibrosos que conectan estas áreas con el área regresará más adelante.
de Broca. De manera análoga, la afasia sensorial tras-
cortical se asocia con daño que involucra la corteza
superior al área de W ernicke y/o las conexiones O tros trastorn os cen trales del lenguaje
fibrosas entre estas áreas y el área de W ernicke. La
afasia trascortical mixta involucra daño a (o descone­ Existen otros trastornos del lenguaje que están aso­
xión desde) am bas áreas superiores. Geschw ind, ciados con daño cerebral. Ya se ha discutido la afa­
Q uadfasel y Segarra (1968) reportaron un caso dra­ sia de con ducción , el trastorn o predich o por W er­
mático que ilustra una form a extrema de afasia tras- nicke con base en la hipótesis del síndrom e de des­
cortical mixta. Durante 9 años en que estudiaron a su con exión y lu ego con firm ad a p or él m ism o con el
paciente, nunca observaron que ella pronunciara reporte de un paciente cuya h abilid ad para repetir
habla espontánea y no se observaron indicaciones de lo que había escu ch ad o estaba deteriorada a pesar
com prensión de lenguaje. No obstante, ella era capaz de que se hallaban intactos su habla expresiva y su
de repetir a la perfección oraciones que escuchaba. El com prensión del len g u aje. C om o W ernicke h abía
examen post mortem reveló una extensa lesión que en p redich o, se en con tró que este p acien te tenía una
esencia aisló las áreas del habla del resto de la corteza. lesió n en al- haz fib roso que con ecta las áreas de
Este inusual síndrome, el cual puede ser conceptuali- Broca y de W ernicke, el fascícu lo arcuato. Sin
zado com o una forma extrem a de afasia trascortical em bargo, algunos hallazgos dejan duda acerca de la
mixta, se denomina aislam iento del área del habla. validez de la noción de la afasia de conducción. En
Estas observaciones de Lichtheim y otros apoyan particular, el d escu brim iento de una deficiencia en
la idea de que áreas externas a las áreas clásicas del la m em oria v erb al-au d itiv a a corto plazo (véase
lenguaje, conectadas a ellas por fibras trascorticales cap ítu lo 10) aso ciad o con lesio n es en el lóbulo
(de ahí el nom bre del trastorno) hacen contribucio­ parietal izquierdo (Shallice y W arrington, 1977), dio
nes necesarias a la producción del habla norm al y la lu gar a la p osib ilid ad de que al m enos en ciertos
com prensión del lenguaje. Ind ependientem ente de casos este d eterioro esp ecífico de la m em oria sub-
que la designación de Lichtheim de estas áreas como yace a los síntom as que se tratan de explicar en tér­
"centros de concepto"describa su función de manera m inos de la d esco n exión p ostu lad a en la afasia de
adecuada, o no lo haga, no hay duda del papel críti- conducción.
CAPI I ULO 6 Lenguaje 133

Se han observado otras deficiencias específicas. La estas y otras áreas de la corteza, se pueden sugerir
sordera pura de palabra es la incapacidad específica mecanismos para algunos de los extraños síndromes
para com prender el habla oída en ausencia de com­ ya revisados. Estas áreas e interconexiones están
prensión deteriorada para entrada lingüística presen­ representadas en la figura 6.3
tada en la m odalidad visual o táctil. La m udez pura Primero considere los deterioros que están asocia­
de palabra es el deterioro específico en la producción dos con el área de W ernicke y luego vea cómo ayuda
de lenguaje hablado en ausencia de una perturbación a entenderlos la hipótesis del síndrom e de descone­
en las otras formas de salida de lenguaje, incluyendo xión. Las lesiones en el área de W ernicke deterioran
la escritura. La afasia táctil es una perturbación espe­ la comprensión del lenguaje presentado en cualquier
cífica en la comprensión del lenguaje que es recibido modalidad, ya sea auditiva, visual o táctil. Además,
por m edio de entrada som atosensorial (es decir, una persona con lesión en el área de W ernicke no
tacto), y la alexia es un deterioro específico en la puede escribir, repetir lo „que escucha o deletrear un
capacidad para com prender el lenguaje que llega a dictado. Más aún, las lesiones en esta área interfieren
través de la visión (es decir, lectura). Tam bién se ha de manera severa en la generación de contenido ver­
analizado (en el capítulo 1) el síndrome de alexia sin bal con significado, sin perturbar la articulación de
agrafía: el deterioro en la capacidad para leer con los sonidos del habla. M ás adelante se retom ará lo
capacidad preservada para escribir y com prensión que en realidad es procesado por el área de W ernic­
preservada del lenguaje que se percibe a través de ke, pero primero considere otros síntomas.
m odalidades distintas a la visión. Com o se vio en el Las lesiones en la circunvolución angular pertur­
caso de la alexia sin agrafía, la hipótesis de descone­ ban la lectura, la escritura y el deletreo de un dicta­
xión puede proporcionar un marco conceptual para do. En apariencia, el procesam iento por la circunvo­
com prender los m ecanism os subyacentes a las diso­ lución angular es necesaria tanto para la decodifica­
ciaciones aparentemente enigmáticas. En la siguiente ción de la inform ación escrita en una forma que
sección se aplicará este marco de referencia a algunos pueda ser procesada por el área de W ernicke (es
de los trastornos del lenguaje que se han revisado. decir, lectura) como para el proceso inverso de codi­
ficar la información verbal en forma escrita. Si consi­
dera al paciente de Dejarme, a quien se analizó en el
LA HIPÓTESIS DEL SÍNDROME capítulo 1, recordará lo que ocurre cuando la circun­
DE DESCONEXIÓN APLICADA A LOS volución angular es privada de entrada visual. La
TRASTORNOS DEL LENGUAJE lectura de palabras observadas estaba deteriorada,
aunque la "lectu ra" táctil, la comprensión auditiva y
Si se consideran las áreas corticales que son im por­ la escritura no lo estaban. Tal desconexión se repre­
tantes para el lenguaje y las interconexiones entre senta por una lesión en el pu nto A de la figura 6.3.

Sistem a FIGURA 6.3 Representación


som ato senso rial esquemática de las áreas cortica­
preco rtical
les importantes para el lenguaje y
algunas
O grandes interconexiones
O
relevantes para las explicaciones
% 1
Izquierd a D erech a del síndrome de desconexión en
C ircu n v olu ción
C orteza D, los deterioros del lenguaje.
angular izquierd a
som ato sensorial

A
M ú scu lo s de
la m ano

M uscu latura Izquierda D e re ch a Sistem a


del h abla 4
Corteza visual
p recortical

Sistem a auditivo
p recortical
134 PARTE II Neuropsicologla de los sistemas funcionales principales

A d vierta que las áreas preservadas y las intercone­ do en térm inos de una desconexión análoga a la
xiones descritas en la figura 6.3 explican la preserva­ recién descrita p ara la sord era pura de palabra. En
ción de la lectura táctil, la escritura y la comprensión este caso, la desconexión tam bién es com plicada,
auditiva. Es de interés que las lesiones en la circun­ porque debería incluir la desconexión de la corteza
volu ción angular perturben el deletreo durante el somatosensorial derecha y la circunvolución angular
dictado. En apariencia, el procesam iento dentro de izquierda, así como la desconexión del sistema som a­
esta área es necesario para la transform ación de los tosensorial y la corteza som atosensorial en el hem is­
sonid os de las palabras en sus letras com ponentes ferio izquierdo (lesiones D j y D 2 en la figura 6.3),
aun cuando no está involucrado procesam iento vi­ aunque son posibles otros m ecanism os.
sual o m otor explícito. Al considerar la m udez pura de palabra, la in ca­
C om o se analizó con antelación, la incapacidad pacidad para articular lenguaje hablado sin deterio­
para rep etir lo que se escu'cha, la com prensión y la ro asociado en la escritu ra, se pu eden entender en
expresión espontánea relativam ente intactas se pue­ térm inos de una desconexión del área de Broca des­
den en ten d er en térm inos de la in terrupción de la de el m ecanism o m otor del h ab la (lesión E en la
con exión directa entre las áreas de W ernicke y de figura 6.3). La agrafía pura se entiende en térm inos
Broca (lesión B en la figura 6.3). de la desconexión de la corteza de asociación m oto­
D esde la perspectiva de la hipótesis de descone­ ra de la circunvolución angular (lesión F).
xión, la sord era pura de palabra (la in cap acidad A pesar de que puede parecer sim ple, la concep-
esp ecífica para com prend er el h abla oíd a sin p er­ tualización de los trastornos del lenguajes en térm i­
turbación en la com prensión del lenguaje presenta­ nos de síndrom es de d esco nexión ayuda a propor­
do en otras m od alid ad es) puede ser com prendida cionar una base racio n al p ara las desconcertantes
com o el resu ltad o de la p rivación de la entrad a disociaciones que han sido observadas en estos tras­
auditiva al área de W ernicke. Esto se representa en tornos. Sin em bargo, este m arco de referencia expli­
form a de diagram a por una lesión en los puntos Q cativo no sólo es teóricam en te reconfortante; tam ­
y C2. Es im portante en fatizar que esta y otras des­ b ién existe gran cantid ad de apoyo em pírico para
conexiones descritas en la figura 6.3 están represen­ este enfoque, derivado tanto del estudio de pacien­
tadas en form a esqu em ática. Tom ar com o ejem plo tes hum anos com o del trabajo experim ental con
la ú ltim a d esco n exión discutid a, la lesió n que se otros anim ales. C on frecu en cia se retornará a este
requeriría para privar al área de W ernicke de entra­ m arco exp licativ o, con form e se consideren otros
da au d itiv a, en realid ad es com plejo d ebido a que trastornos.
esta área recibe entrada tanto de la corteza auditiva No obstante, a pesar de su utilidad, el enfoque del
ipsilateral com o de las áreas auditivas en el hem is­ síndrom e de desconexión tiene algunas lim itaciones
ferio opuesto. Por ende, la sordera pura de palabras im portantes. En particular, com o las secciones que
req u eriría una lesió n que in terru m p iera am bas siguen m ostrarán, es im posible com prender los pa­
con ex io n es y por tanto tendría que in v olu crar la trones sintom áticos de m uchos trastornos en térm i­
in terru p ció n de las rad iacion es au d itiv as que se nos de desconexiones entre centros de procesam ien­
p ro y ectan h acia el h em isferio izq u ierd o desde las to. En consecuencia, la n o ció n de que el lengu aje u
áreas subcorticales y la interrupción de las conexio­ otros procesam ientos cogn itivos de orden superior
nes del cuerpo calloso desde la corteza auditiva del puedan ser explicados por com pleto en términos de
h em isferio no lin g ü ístico (observe los dos puntos una serie de procesos secuenciales, que es el postula­
de lesión en la figura 6.3). Las lesiones que afectan do central del m odelo de síndrom e de desconexión,
a am bas con exiones pero que no p rod u cen una no puede ser toda la historia. Este enfoque es apoya­
anorm alidad más extensa (por ejem plo, la afasia de do por estudios recientes con im ágenes que sugieren
W ernicke) son extrem ad am en te extrañ as, lo que que las sutiles diferencias en el funcionam iento del
hace a este síndrom e m uy raro. N o obstante, exis­ lenguaje están asociadas con la activación de conste­
ten reportes de sordera pura de palabra que contie­ laciones m uy d iferentes de estru ctu ras cerebrales.
nen evidencia patológica consistente con el modelo Enseguida se revisarán algunos de los más recientes
de d esco n ex ió n (A lbert y Bear, 1974; K lein y H ar- hallazgos a p artir de estu d ios de lesión y estudios
per, 1956). con imágenes, considerando a su vez cada uno de los
Regrese brevem ente a la afasia táctil, el deterioro grandes com ponentes de la función del lenguaje.
específico en la com prensión del lenguaje presenta­ Ellos sugieren, entre otras cosas, que los procesos
do en la modalidad táctil (como en la "lectu ra" de las subyacentes al lengu aje son m ás paralelos y m ás
letras realzadas o con textura m ientras se tienen los m odulares en su organ ización que los postulados
ojos vendados). Este trastorno puede ser comprendi­ por el modelo de desconexión.
CAPÍTULO 6 Lenguaje 135

COM PONENTES PRINCIPALES DE LA deterioro en la igualación de sonidos lingüísticam en­


FU N C IÓ N DEL LENGUAJE te no-insignificantes. Esto sugiere que la designación
de Lichtheim del área de W ernicke com o el centro
C om prensión auditiva de palabras para las im ágenes auditivas de las palabras ha cap­
turado un aspecto im portante de la función de esta
La evidencia obtenida de los pacientes con lesiones área, a pesar del tono algo anticuado de la term ino­
cerebrales sugiere que la com prensión de una pala­ logía decim onónica de L ichtheim . Recientes estu ­
bra oída requiere al m enos tres tipos de procesamien­ dios de PET son con sisten tes con las inferencias
to: detección de las características acústicas elem en­ arrojadas de lo s estudios de lesión. En particular,
tales del sonido de la palabra (agudeza auditiva tem ­ Posner y Raichle (1994) han reportado un increm en­
poral), percepción de los fonemas que com ponen la to en la actividad en el área de Wernicke así como en
palabra (an álisis auditivo perceptual) y asignación las cortezas auditivas de am bos hem isferios cuando
de significado a la palabra (procesam iento sem án ti­ se escuchan palabras de m anera pasiva (figura 6.4).
co). El primero y más básico de estos procesos pare­ El procesam iento sem ántico, la extracción de sig­
cer ser un aspecto elemental de la audición que no es nificado de los fonem as percibidos con precisión, es
específico al lenguaje y que es m ediado por la corte­ la siguiente etapa en el proceso. El deterioro en la
za auditiva. Por tanto, las lesiones bilaterales de las com prensión de palabras escuchadas, como se valo­
cortezas auditivas provocan deterioro en la resolu­ ra, por ejem plo, por m edio de una prueba de voca­
ción tem poral de los estím ulos com o los que se bulario auditivo, está asociado con lesiones en varias
requieren para la discrim inación de dos chasquidos partes del hem isferio izquierdo pero con m ás fre­
presentados rápidam ente de los m ostrados de m ane­ cuencia con lesiones en el lóbulo temporal izquierdo.
ra sim ultánea. Estos pacientes requieren una mayor De particular im portancia es el hallazgo de que los
dem ora entre las presentaciones para discriminarlas. pacientes con com prensión deteriorada de palabra
En contraste, los pacientes son capaces de discrim i­ auditiva no necesariam en te tienen algún deterioro
nar con agudeza aspectos de los sonidos, como el en el procesam iento de los sonidos de las palabras,
tono y el volumen, que no requieren un alto nivel de cuando se mide, por ejemplo, por medio de una tarea
resolución temporal para su percepción. de discrim inación de fonem as. Esta disociación
Al considerar la siguiente etapa del procesam ien­ sugiere que el proceso de percepción y categoriza-
to, el análisis auditivo perceptual, se encuentra que ción de sonidos de palabras en preceptos psicológi­
las lesiones en m uchas áreas del hem isferio izquier­ camente distintos (fonemas) y el proceso de asignar
do están asociadas con un deterioro en la discrimina­ significado a com binaciones de fonemas percibidos
ción de fonem as pero que la región asociada con (palabras) son procesos separados, aunque el prim e­
m ayor frecuencia es el área de Wernicke. En contras­ ro es un prerrequisito para el último.
te, las lesiones en el hem isferio derecho en el área De gran interés es el hallazgo de que un paciente
hom ologa al área de W ernicke están asociadas con incapaz de com prender una palabra oída puede ser

D iap o sitiv a: 1 2 3 4 5

FIGURA 6.4 Imágenes PET, vistas en sección horizontal, obtenidas cuando sujetos normales escuchaban de manera
pasiva algunas palabras. La activación es mayor en los lóbulos temporales de ambos hemisferios (diapositiva 3) y en el
área de Wernicke en el hemisferio izquierdo (diapositiva 2). <Adaptado de Posner y Raichle, 1994, p. 117.)
136 PARTE II Neuropsicologia de los sistemas funcionales principales

TABLA 6.1 Ejem plos de respuestas de dos pacientes con un deterioro selectivo en la definición de palabras oídas
que denotan com ida y cosas vivas, pero con com prensión preservada de palabras que denotan objetos.

Estím ulo Respuesta Estím ulo R espuesta


J.B .R .

C am ello V No sé ' A ntorcha ■Artículo para mostrar el camino en la oscuridad

Avispa Ave que vuela Term óm etro Instrumento para registrar temperatura

M an teq u illa2 Taza llena de mantequilla H elicóptero Volador, para despegue vertical ' . : -

Cisne Olvidado B inoculares - : Sistema para ver cosas lejanas - ' • ’ ■


S.B.Y.

Rana Animal no domesticado M artillo Artículo usado para golpear cosas '

Q ueso Comes una de tus comidas Taxi Máquina qué te pasea, vehículo de transporte . ; i:

Cordero Una especie de basura Cámara Instrumento para tomar fotos ’

M ariposa Una cosa qué vuela P anfleto Obra escrita que describe algo ~ ’
a través del aire,
un ave que vuela

Tomado de McCarthy y Warrington, 1990, p. 132.


: Ñ.T. Buttercup, literalmente: "taza de mantequilla" (butter = mantequilla, cup = taza).

capaz de recuperar y producir la m ism a palabra en semántico. Esto proviene de los patrones de deterio­
una tarea en que se le confronta con un objeto y debe ro que parecen representar trastornos dentro del sis­
nom inarlo. Esta disociación entre com prensión ver­ tema semántico en sí. Se evidencia que los pacientes
bal auditiva y recuperación de palabra es sorpren­ exhiben curiosas d isociaciones con respecto a las
dente y sugiere que el proceso de habla resultante categorías de palabras que son capaces de com pren­
(área de Broca) puede ganar acceso al alm acén der. Por ejemplo, durante cierto tiempo los pacientes
sem ántico de significados de palabras aun cuando pueden m ostrar un deterioro selectivo en la nom ina­
los productos del análisis fonémico no puedan hacer­ ción de color (anom ia de color) o en la nom inación
lo. Éste es un cuadro consistente con la desconexión de partes del cuerpo. En otros pacientes hay disocia­
entre las áreas que median el análisis fonémico (área ciones como el deterioro específico a la comprensión
de W ernicke) y las áreas que m edian la representa­ de palabras que den otan cosas vivientes (mas no
ción de los significados de palabras (otras áreas en el objetos), grandes objetos (m as no pequeños) o ali­
hemisferio izquierdo), una desconexión a la que Lich- mentos y animales (mas no objetos). La tabla 6.1 ilus­
theim postuló com o la base neuronal para la afasia tra la discrepancia en el nivel de com prensión a tra­
sensorial trascortical. A dvierta que, de acuerdo con vés de diferentes categorías en dos pacientes.
el esquem a de Lichtheim , en la afasia sensorial tras- A dem ás de esta esp ecificid a d de categorías del
cortical, la inform ación sem ántica acerca del signifi­ deterioro en la com prensión, se han reportado pa­
cado de la realidad todavía puede alcanzar áreas que cientes que pueden identificar la categoría a la cual
median la salida de lenguaje (véase figura 6.2). pertenece una palabra, pero son incapaces de diferen­
A dem ás de proporcionar evidencia de una diso­ ciarla de otras cosas sim ilares. Cuando se les solicita
ciación entre procesam iento foném ico y procesa­ elegir entre un arreglo de cuadros la que iguala a una
m iento sem ántico, los pacientes con deterioro en la palabra escuchada, estos pacientes lo hacen bien
comprensión auditiva de palabra ofrecen pistas acer­ cuando las elecciones se realizan entre distintas cate­
ca de la naturaleza de la organización del alm acén gorías semánticas, pero lo hacen con deficiencia cuan-
I

1 CAPÍTULO 6 Lenguaje 137


Ejemplos de respuestas de un paciente que demuestra una disociación entre las capacidades para
TABLA 6 .2
r comprender dibujos de animales y la verbalización de los nombres de los mismos animales.

Definiciones de palabras Descripciones de dibujos


Estím ulo Respuesta Respuesta

Canguro ■ v- Nombre común Animal famoso de Australia, salta

D elfín Animal o ave . Algunos en Brighton, ~ ; \~


animaLmarirío entrenado -;
-para nadar“dando vueltas '
Rinoceronte Palabra totalmente nueva Animal enorme, - - -
vive en Africar pesa una tonelada
Cisne . Otro animal Es común en este país,
en el Támesis y los canales

Tomado de McCarthy y Warrington, 1990, p. 150.

TABLA 6.3 Deterioro de categorías específicas en la nom inación cuando se confronta al sujeto con el estímu
la nom inación a partir de la descripción auditiva del estím ulo en un paciente.

_____________________________________ Países Colores Objetos Partes

N om inación cuando se confronta 13


.al sujeto con estímulo
N om inación a partir de 15
descripción auditiva

Tomado de McCarthy y Warrington, 1990, p. 160.

do tienen que elegir entre la misma categoría semán­ Con frecuencia se ha supuesto que existe un alma­
tica a la que pertenece la palabra objetivo. Por ejem ­ cén semántico único que es com partido entre varias
plo, si escuchan la palabra cuchara, s o n capaces de m odalidades sensoriales. D e acuerdo con esta hipó­
igualarla con una imagen de un tazón de sopa cuan­ tesis, el alm acén del conocim iento al cual se accede
do las im ágenes distractoras no están relacionadas en la com prensión de la palabra ballena y en el reco­
con el comer, pero se desempeñan con pobreza cuan­ nocer una im agen de una ballena es la m ism a. Sin
do todos los distractores son objetos relacionados con embargo, esta suposición razonable es desafiada por
la comida. Es como si ellos tuviesen acceso a la infor­ los datos que indican la existencia de una disociación
m ación concerniente a la categoría superordinada a doble entre la definición de la palabra oída y la des­
la cual pertenece el objeto, mas son incapaces de acce­ cripción de la im agen correspondiente. A los pacien­
der a conocim iento más específico acerca del mismo. tes con agnosia asociativa visual (véase capítulo 8) se
Por esta razón, este fenóm eno recibe el nom bre de les dificulta la última tarea pero no la primera, m ien­
conocim iento parcial. La especificidad de categorías tras que el patrón inverso se aprecia en algunos
y el conocim iento parcial sugieren la presencia de pacientes con deterioro en la com prensión verbal
deficiencia en el procesamiento semántico, una degra­ auditiva (tabla 6.2). Por tanto, se tiene evidencia para
dación de la base misma del conocimiento de la pala­ un deterioro de m odalidad específica en el conoci­
bra, y ello proporciona pistas acerca de las dimensio­ miento sem ántico, un deterioro que parece debilitar
nes conceptual y jerárquica a lo largo de las cuales el argumento para un sistem a semántico unitario. Sin
está organizada esta base de conocimiento. em bargo, es posible que estas disociaciones reflejen

I
138 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales

P ro ced im ien to de
TABLA 6.4 Deterioro de nominación de categorías
com p resión
específicas en un paciente. d e p alabra
i
Nombres No. Nombres No.
comunes correcto propios correcto

Vegetales 15/15 Parientes . y P ro ced im ien to s


de se le c c ió n
Frutas ;v:. 15/15 , Gente famosa 0/15 Base de datos de p alab ra
verbales
Partes del
cuerpo . ,18/18 : Ciudades 0/15
Medios de ■.
Escribir H ablar
transporte 15/15 ; Montañas 0/5
Tipos de pasta 6/6 Países 0/10 FIGURA 6.5 Modelo para los procesos subyacentes a la
recuperación del significado de una palabra. (Tomado de
Tom ado d e M cCarthy ÿ W arrington, 1990, p . 159.
McCarthy y Warrington, 1990, p. 169.)

deterioros de modalidad específica en el acceso a un sustantivos com unes (como los de vegetales y frutas)
almacén sem ántico unitario. (tabla 6.4). A dem ás, se han rep ortado deterioros
específicos de m odalidad en la nom inación. Se han
encontrado pacientes que están específicam ente
R ecu p eració n de palabra deteriorados en la nom inación de m aterial presenta­
do en forma visual, pero que no tienen deterioro en
Las d ificultad es en la recuperación de palabras, la nom inación de objetos presen tados por el tacto.
denom inada afasia anóm ica o afasia am nésica, pue­ Tam bién ha sido rep ortada la disociación inversa.
den ocurrir como un problem a relativam ente selecti­ Finalm ente, existen reportes de pacientes que están
vo y estar asociados con lesiones en un am plio rango afectados en la recu peración de palabras habladas
de áreas en el hemisferio izquierdo. Las tareas en que pero que no lo están en la recuperación de palabras
se confronta a los sujetos con objetos para su nom i­ escritas. La presencia de disociaciones de categorías
nación usadas con frecuencia para valorar la recupe­ específicas proporciona m ás evid en cia en relación
ración de palabras requieren que los sujetos produz­ con las dim ensiones de organ ización del alm acén
can el nom bre correspondiente a una im agen presen­ sem ántico. Los deterioros de m odalidad específica
tada. A dem ás de ser totalmente incapaces de produ­ pueden ser explicados en términos de la desconexión
cir la palabra apropiada, los sujetos pueden producir entre la corteza dedicada a una m odalidad sensorial
parafasias foném icas, errores sem ánticos, neologis­ particular y el alm acén semántico. Además, como se
m os y circunloquios. Se ha establecido desde hace vio en la sección previa, los problem as de recupera­
m ucho que m ientras m enos frecuente sea la apari­ ción de m odalidad específica con frecuencia están
ción de una palabra en el lenguaje, m ayor será la pro­ asociados con daño al cuerpo calloso y pueden ser
babilidad de que ocurran los problemas en la recupe­ conceptualizados de m anera fru ctífera en térm inos
ración de dicha palabra. de síndrom es de desconexión. Sin em bargo, adicio­
La frecuencia de la palabra no es el único factor nal a lo que ya ha sido apuntado en el contexto de los
que determ ina la probabilidad de problem as de recu­ deterioros en la com prensión, los errores de m odali­
peración. Com o ocurre con la com prensión de las dad específica sugieren que existen sistemas sem án­
palabras oídas, los pacientes con d eficien cia en la ticos discretos de m odalidad específica que han sido
recuperación de palabras exhiben patrones de dete­ desconectados por estas lesiones. O bservarem os en
rioro específico de categoría y preservación. Éstos el capítulo 8 que la agnosia asociativa visual propor­
incluyen la incapacidad de nombrar colores (anomia ciona evidencia consistente con esta hipótesis.
de color), letras (anom ia de letra) y partes del cuer­ La más so rp ren d en te disociación es la que ya se
po. Otros ejem plos incluyen deterioro en la nom ina­ ha señalado en la discusión de la comprensión audi­
ción de colores, objetos y animales junto a la capaci­ tiva, a saber, la disociación doble entre la com pren­
dad preservada para nom brar países y partes del sión auditiva y la nom inación. Este tipo de disocia­
cuerpo (tabla 6.3) y deterioro en la nom inación de ción sugiere que son separables los procesos de recu­
sustantivos propios (como los de ciudades y países) peración subyacentes a la com prensión de las pala­
junto a la preservación de la capacidad para nominar bras escuchadas y aquellos que m edian la produc­
CAPÍTULOS Lenguaje 139

ción de palabras. M cCarthy y W arrington (1990) han en la habilidad de com prensión de los pacientes con
propuesto un m odelo para la recuperación de pala­ afasia de Broca. En este trastorno, la comprensión de
bra que refleja esta observación (figura 6.5). Observe palabras individuales escuchad as puede ser m uy
que su m odelo describe la prod ucción de palabras buena, com o pueden ser las oraciones que para su
habladas y escritas como procesos separados. Esto es com prensión no requieren procesam iento sintáctico
apoyado por la disociación entre la recuperación de elaborado. Tales oraciones com o El hombre azadona el
palabras habladas y escritas que ha sido observada jardín, son denom inadas sem ánticam ente restrin g i­
en algunos pacientes. das porque su significado está constreñido por las
palabras que la com ponen (el jard ín no podría aza­
donar al hom bre). En contraste, el significado de
C om prensión y prod u cción de o racio n es algunas oraciones, denom inadas oraciones sem án ti­
cam ente rev ersib les, no está constreñido. U n ejem ­
En los párrafos anteriores se han considerado la plo de tales oraciones es El león persigne al tigre. Como
com prensión y la producción de p alabras solas. observam os en el análisis previo de la afasia de
C uando se consideran oraciones, es aparente que, Broca, son estas oraciones las que presentan proble­
para adaptar el dicho fam iliar de la psicología de la mas de comprensión para estos pacientes.
G estalt, la oración es m ás que la sum a de sus pala­ En el área de producción del habla, se descubrió
bras. La com binación y arreglo de palabras en una que los pacientes con afasia de Broca tienen dificul­
oración produce un significado m ás allá del de las tad en las tareas de nom inación y, a nivel de la ora­
palabras individuales. Como se señaló con anteriori­ ción, tienden a producir habla que es marcadamente
dad, el estudio del significado al cual refiere el len­ carente de gram ática, un deterioro conocido como
guaje se conoce como sem ántica (del griego semanti- agram atismo. Existen dos grandes categorías de éste.
kos, "sig nificar, in d icar"). Los aspectos del orden y El agram atism o m orfológico está caracterizado por
form a de la palabra que especifican la relación entre un deterioro en el uso de palabras de función (con­
las palabras en una oración y que por tanto contri­ junciones, artículos, preposiciones, etc.) y el deterio­
buyen a su significado, son referidos com o sintaxis o ro en el uso apropiado de las term inaciones de las
gram ática (la palabra sintaxis viene del griego syn, palabras pero con la preservación del orden de la
"ju n to ", y taxon, "o rd en "; en consecuencia, la sinta­ misma. El habla telegráfica tan típica de la afasia de
xis se aboca a la relación entre orden y significado Broca ilustra esta form a de agram atism o (N iño dar
de las palabras. Las variaciones en la form a de una pelota árbitro). En contraste, el agram atismo sin tácti­
palabra que sirven para especificar su relación con co se caracteriza por el patrón inverso de deterioro:
otras palabras en la oración, como la adición de ter­ uso intacto de palabras de función y term inaciones
m inaciones, también son asunto de la sintaxis). Para de éstas pero con perturbación del orden de las pala­
construir una oración con significado, se debe trans­ bras y la elección de las m ism as (El niño pelota la mesa
form ar su contenido semántico en una com binación sobre está dando al árbitro). Am bos tipos de agram atis­
de palabras específicas en un orden que se conforme mo son com unes en la afasia de Broca, aunque tam ­
y u tilice las reglas gram aticales del lengu aje. De bién pueden ser apreciadas en otros tipos de afasia,
m an era análoga, la com prensión de una oración incluso en la afasia de Wemicke.
requiere el proceso inverso; se deben transform ar las La afasia de argot, característica del habla fluida
estructuras gram aticales y los significados de pala­ apreciada en la afasia de W em icke, también ha sido
bras esp ecíficas en el contenido sem ántico que re­ clasificada en dos subtipos. El argot sem ántico se
presentan. caracteriza por el uso de palabras reales que son
El significad o de una oración, por tanto, se en­ com binadas de m anera inapropiada. En el argot
cuentra no sólo en el significado de sus palabras fon ém ico se em plean algunas palabras reales, pero
ind ivid uales, sino tam bién en la relación entre las el habla también contiene m uchas no-palabras (neo­
palabras individuales inherentes en la sintaxis de la logismos).
oración. Por esta razón uno podría esperar que el
procesam iento de las oraciones involucra actos dife­
rentes a la estructura de las palabras individuales, y Producción del habla
los resultados del estudio de lesiones apoya esta
noción. E xisten pacientes cuya com prensión o pro­ Como se describió con antelación, la producción del
ducción de oraciones están desproporcionadam ente habla requiere al m enos tres procesos: a) selección y
deterioradas en com paración con su procesam iento ordenam iento de los fonemas específicos requeridos
de palabras individuales. Esta disociación se aprecia para una articulación particular; b) coordinación del
140 PARTE II Neuropsicologia de los sistemas funcionales principales

tiem po y el posicionam iento de la m usculatu ra del


habla para producir los fonem as seleccionados, y c)
ejecu ción de los m ovim ientos requeridos. H em os
observad o que estos com ponentes del proceso de
producción del habla pueden estar d eteriorados de
m anera selectiva. Para revisar estos trastornos breve­
m ente: en un trastorno del prim er proceso, la selec­
ción y secuencia de los fonemas es perturbada, pero
la prod ucción de fonem as ind ivid uales no lo está.
Este deterioro en la secuencia de fonemas es un tras­
torno foném ico del habla y es el más característico de verbal
la afasia de Broca. En un trastorno del segundo pro­
ceso, la selección de fonem as ind ivid uales no está FIGURA 6.6 Modelo de dos vías de la producción del
habla. (Adaptado de McCarthy y Warrington, 1990, p. 209.)
d eteriorada, pero sí lo está la coordinación de las
acciones que son necesarias para la producción de
fonem as individuales. Esto resulta en producciones
en las cuales los fonem as intentados aparecen en sión de los m ecanism os de producción del habla.
form a d istorsionad a pero a veces reconocible, y se Ellos solicitaron a sus pacientes un proceso pasivo de
trata de un trastorno cinético del habla. En un tras­ escucha de oraciones por la sim ple repetición de las
torno del tercer proceso, la capacidad para m over los mismas o el proceso activo de su significado al su sti­
m úsculos involucrados en la producción del habla tuir la última palabra perdida de la oración y juzgar si
está deteriorada, lo que produce un trastorno motor la oración tema significado o no lo tenía. Los pacien­
generalizado que afecta al habla pero que no es espe­ tes con afasia de conducción tuvieron deterioros en la
cífico de él. Este trastorno es la disnrtrin. tarea pasiva pero no así en la activa, mientras que los
Si se analizan con más detalle los trastornos foné- pacientes con afasia motora trascortical exhibieron el
m icos, se encuentra que la producción de fonem as patrón inverso de deterioro y función preservada.
ind ivid uales es por com pleto norm al, y todos los M cC arthy y W arrington interpretaron esta diso­
fonem as producidos pertenecen al lengu aje del ciación como evidencia de que existen dos procedi­
paciente. A dem ás, cuando la secuencia de los fone­ m ientos trascodificadores d istintos para la produc­
mas producidos es incorrecta, los errores son consis­ ción del habla. U n proceso trascodificador pasivo
tentes con las reglas de secuenciación del lenguaje que transform a la entrada auditiva en un program a
del h ablante. En contraste, en los trastornos cinéti­ para las órdenes m otoras que resultan en la rep eti­
cos, los sonidos producidos por lo general no son ción de la entrada y un proceso trascodificador acti­
característicos del lenguaje nativo del hablante, vo que transform a el contenido semántico del habla
tom ando una especie de sonido anorm al o acento oída en habla sem ánticam ente apropiada (figura 6.6).
extranjero. M ientras que los trastornos fonémicos de Tal disociación tam bién es consistente con la concep-
la prod ucción del habla tam bién exhiben perturba­ tualización de Lichtheim de la afasia motora trascor­
ciones en el lenguaje escrito, los trastornos cinéticos tical (véase figura 6.2) como el resultado de una des­
pueden presentarse con rendim iento no deteriorado conexión entre las áreas que m edian la representación
en otros aspectos del lenguaje, como la escritura. de significado (presum iblem ente a través del hem is­
Si se consideran las condiciones que producen un ferio izquierdo y posiblem ente tam bién en el he­
trastorno foném ico, se encuentra que existen al m isferio derecho) y las áreas que transform an estos
m enos tres: afasia de Broca, afasia de conducción y significados en los elem entos foném icos del lenguaje
afasia m otora trascortical. Por tanto, es claro que la y luego los organizan para la producción del habla
presencia de un trastorno fonémico tiene poco signi­ (área de Broca y áreas circunvecinas).
ficado de localización. En contraste, los trastornos Recientes estudios para visualizar funciones han
cinéticos están asociados con daño al hem isferio abordado la cuestión de cuáles partes del cerebro son
izquierdo anterior, como la pars opercularis de la cir­ activadas durante la producción del habla y, en parti­
cunvolución frontal inferior y la circunvolución pre- cular, si diferentes áreas son activadas durante la repe­
central inferior. tición pasiva en contraste con la generación activa de
En un estudio que com para la afasia de conduc­ palabras. Posner y Raichle (1994) reportaron una serie
ción con la afasia m otora trascortical, M cC arthy y de experim entos dedicados a esta tarea, cuyos resul­
W arrington (1984) revelaron una disociación doble tados son consistentes con el modelo de dos vías de la
que tiene importantes implicaciones para la compren- producción del habla hipotetizada por M cC arthy y
CAPÍTULOS Lenguaje 141

Diapositiva: 1 2 3 4 5

FIGURA 6.7 Para detectar el patrón de activación específico a la verbaiización de palabras en sujetos normales, la ima­
gen PET obtenida durante la escucha pasiva de palabras (en la figura 6.4) fue sustraída de la imagen cuando los sujetos
repitieron las palabras que habían escuchado. El resultado de esta sustracción mostró activación bilateral en la corteza
motora (diapositivas 1 y 2), la corteza insular izquierda (diapositiva 2), el cerebelo medio (diapositiva 4) y el área motora
complementaria (diapositiva 1). Debe hacerse notar que las áreas que mostraron activación durante la condición de escu­
cha pasiva también fueron activadas durante la condición de habla pero no se aprecian en estas imágenes debido al pro­
cedimiento de sustracción. (Tomado de Posner y Rnichle, 1994, p. US.)

Warrington (1984). Además, los datos de las imágenes cesos de producción de lengu aje más activo y con
revelaron algunos hallazgos inesperados. base semántica al pedir a los sujetos la generación de
Para describir los descubrim ientos de Posner y verbos que describieran la acción de los sustantivos
R aichle se deberán considerar sus experim entos en escuchados. En consecuencia, los sujetos tenían que
cierto detalle. Los investigadores emplearon una serie acceder a su conocim iento sem ántico relacionado
de sustracciones en un intento por identificar las con el sustantivo escuchado y generar un verbo que
estructuras específicamente activadas bajo diferentes denotara una acción relacionada. Por ejem plo, si el
condiciones de tarea. Prim ero, com o ya se observó, sujeto escuchaba la p alabra libro, podría decir leer.
in vestigaron el patrón de activación PET asociado Cuando las im ágenes PET obtenidas del estudio pre­
con la escucha pasiva de palabras (véase figura 6.4). vio de rep etición pasiva fueron sustraídas de esta
Recuerde que en esta condición se apreció activación tarea de generación activa (figura 6.8), la activación
en la corteza temporal, bilateralmente, y en el área de se apreció en cuatro áreas: a) la corteza frontal
W ernicke. Luego Posner y Raichle sustrajeron este izquierda (el área de Broca); b) la circunvolución cin-
patrón cuando los sujetos repitieron de manera pasi­ gulada anterior; c) la corteza tem poral posterior
va las palabras escuchadas; el resultado de esta su s­ izquierda (el área de W ernicke), y d) el cerebelo dere­
tracción se aprecia en la figura 6.7. En ella se revela la cho.
activación de cuatro áreas del cerebro: a) la corteza Se observa cómo la diferencia en los patrones de
m otora, bilateralm ente; b) la ínsula; c) la porción activación PET obtenidos durante la generación activa
m edial del cerebelo, y d) el área m otora suplem enta­ de palabras, en contraste con la repetición pasiva de
ria. Estos hallazgos son particularm ente interesantes palabras, es consistente con el modelo de dos vías de
porque im plican estructuras, como el cerebelo medio, producción del habla postulado por M cCarthy y
que por lo general no se considera que estén implica­ W arrington, quienes proponen que, subyacentes a
dos de m anera específica en la función del lenguaje. estos dos procesos, se encuentran m ecanism os neu-
A dvierta que se presum e que el m étodo de sustrac­ ronales separados. P osner y Raichle (1994) tam bién
ción revela aquellas áreas de activación que son espe­ encontraron evidencia para los dos m ecanism os de
cíficas para la tarea a ser realizada en relación con la producción del habla dentro del terreno de la gene­
tarea que es sustraída de ella. Por tanto, en la tarea de ración de palabras, dependiendo de si el sujeto había
producción de palabra, también existe activación de practicado o no la tarea. Ellos compararon las imáge­
la corteza temporal en ambos hemisferios y en el área nes del PET de los sujetos que generaron de manera
de Wernicke, pero estas activaciones son sustraídas y activa verbos a p artir de sustantivos en la form a ya
por ello no aparecen en la figura 6.7. descrita, con la PET de los m ism os sujetos después
Posteriorm ente, Posner y Raichle investigaron el de que tuvieron 15 m in u tos para estudiar una lista
patrón de activación cerebral involucrado en los pro­ diferente de sustantivos y ensayaron verbos apropia­
142 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales

Diapositiva: 1 2 3 4 5

FIGURA 6.8 El resultado de la sustracción de la imagen PET obtenida cuando sujetos normales repitieron de manera
pasiva una palabra escuchada, de la imagen obtenida cuando los sujetos generaron una verbo relacionado con los sustan­
tivos escuchados. La activación se apreció en la corteza frontal izquierda (diapositivas 1 y 4), la circunvolución angulada
anterior (diapositiva 1), la corteza temporal posterior izquierda (diapositivas 3 y 4) y el cerebelo derecho (.diapositivas 4 y 5).
Como en la figura 6.7, se ha empleado el proceso de sustracción para intentar cancelar las activaciones que no son especí­
ficas a la tarea. (Tomado de Posner y Rnichle, 1994, p. 120.)

dos. Cuando se les presentó a los sujetos la lista de m ático del caso clásico de alexia sin agrafía de Deja­
sustantivos que habían estado repasando, realizaron rme; sin embargo, una exploración más completa de
la tarea de generación en form a eficiente, como los deterioros de lectura adquiridos (alexia o, en su
podría esperarse. Además, las imágenes de PET fue­ forma m enos severa, dislexia), surge de la investiga­
ron diferentes a las obtenidas en la condición sin ción de los patrones de deterioro y función conserva­
práctica. Las activaciones observadas en la últim a da apreciados en diferentes form as de dislexia adqui­
condición no estuvieron presentes (figura 6.9). Más rida. Conform e se revisen los grandes tipos de tras­
aún, se descubrió que la condición sin práctica esta­ tornos de lectura que ocurren tras lesiones al cerebro,
ba asociada con una disminución en la actividad de la se encontrará que no todos ellos están asociados con
corteza insular (la cual está activa durante el habla lesiones de la circunvolución angular. De hecho, en
pasiva de la escucha de palabras) y que esta disminu­ algunos casos, la ubicación de la anorm alidad cere­
ción no estaba presente en la condición con práctica bral no se conoce con precisión.
(figura 6.10). Después de la tarea de práctica, se soli­ Existen dos grandes categorías de dislexia: las dis-
citó de nuevo a los sujetos una generación de verbos lexias de la form ación visual de la palabra y las disle-
a partir de una nueva lista de sustantivos. En esta xias centrales. Las prim eras han sido conceptualiza-
condición de control, sus reconocim ientos volvieron das como la perturbación del procesam iento inicial
al patrón observado previamente en la condición sin de una palabra como unidad visual. En contraste, las
práctica. segundas son entendidas com o la interferencia en las
Estos h allazgos condujeron a Posner y Raichle últimas etapas del proceso de lectura.
(1994) a hipotetizar que existían dos vías que media­ Dentro de las dislexias de la formación de la pala­
ban la realización de las tareas de generación, una bra, la d islexia de deletreo se caracteriza por pérdi­
que m ediaba el procesam iento autom ático e involu­ da de la capacidad para reconocer las palabras como
craba a la corteza insular, y una segunda que media­ unidades visuales coherentes. La capacidad normal
ba la generación activa no-autom ática y que involu­ para hacer esto se refleja en el hecho de que todas las
craba la activación de la corteza frontal izquierda, la palabras son leídas rápidam ente como letras indivi­
corteza cingulada anterior, la corteza tem poral pos­ duales. En contraste, la v elocid ad de lectura de los
terior izquierda y el cerebelo derecho, con la activa­ pacientes con dislexia de deletreo es lenta y propor­
ción dism inuida de la corteza insular. cional a la longitud de la palabra; es decir, leen letra
por letra. En la dislexia de exclusión, la parte inicial
o term inal de una palabra es leída de m anera erró­
Deterioros de lectura adquiridos nea. Estos errores no son sim ples elim inaciones sino
que, m ás bien, son su stituciones que producen una
En el capítulo 1 observamos lo útil que es la hipótesis palabra real, aunque errónea. Son ejem plos peso por
de la desconexión en la explicación del cuadro sinto­ beso y chanclo por chango. La d islex ia de atención,
CAPÍTULO 6 Lenguaje 143

FIGURA 6.9 Imágenes PET medio-


sagital y lateral que muestran la acti­
vación en tres condiciones de la tarea
de generación de verbos. En la con­
dición sin experiencia previa están
los sujetos que no habían realizado la
tarea antes de generar verbos a partir
de sustantivos. Ésta es ia misma con­
dición que el experimento en la figu­
ra 6.8 y resultó en la activación de las
mismas cuatro áreas. En la condición
de práctica, se les dio a los sujetos la
lista de sustantivos 15 minutos antes
de la prueba y se les brindó la opor­
tunidad de practicar la generación
de verbos, no está presente el patrón
de activación percibido en la condi­
ción sin experiencia. En la condición
de novedad, cuando a los sujetos se
les dio una nueva lista de sustanti­
vos sin oportunidad de practicar la
generación de verbos, regresó el
patrón de activación original. (Tomado
de Posner y Rnichle, 1994, p. 127.)

FIGURA 6.10 En estas imágenes


PET sagitales, se usa el inverso de
la escala ordinaria, de modo que
los mareajes indican activación
disminuida. Las tres condiciones
experimentales son las mismas que
las descritas en la figura 6.9. Estas
imágenes revelan que, durante la
condición "sin práctica previa",
además de las cuatro áreas de acti­
vación percibidas en la figura 6.9,
existe disminución en la activación
de la corteza insular. Esto no se
aprecia en la condición "de prácti­
ca". (Tomado de Posner y Raichle, 1994, p.
12S.)

una condición rara, se caracteriza por una incapaci­ estándar de lo-im preso-a-son ido del lenguaje; el
dad para leer palabras y letras cuando aparecen con sujeto está leyendo por sonido y no puede reconocer
otro m aterial escrito, pero los pacientes tienen habili­ las palabras que no siguen estas reglas estándar. En
dad preservada para leer palabras o letras aisladas. contraste, en la d islex ia fo n o ló g ica (también deno­
Dentro de la categoría de dislexias centrales, aque­ minada lectura global) la lectura del paciente parece
llos trastornos del procedimiento que siguen al análi­ u tilizar un vocabu lario visualizado aprendido y la
sis visual inicial de una palabra impresa, existen dos lectura por sonido está deteriorada. La naturaleza
principales tipos de trastorno. En la dislexia superfi­ del deterioro en estas dos form as de dislexia puede
cial (tam bién denom inada lectura fon ológica o lec­ ser ilustrada al com parar los rendimiento en la lectu­
tura por sonid os) la lectura parece seguir las reglas ra de palabras com unes fonéticam ente irregulares
144 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales

TABLA 6.5 Rendimiento en la lectura de palabras tipo de trastorno de lectura pu ed en exhibir algunas
fonéticam ente regulares e irregulares en las disléxias deficiencias de lectura sorprendentem ente específi­
superficial y fonológica. cas. Algunos están deteriorados en la lectura de for­
m as gram aticales específicas, com o las palabras de
Dislexia D islexia función (por ejem plo, también y por), term inaciones
de superficie fonológica (por ejem plo, las de gerundio y participios), ad jeti­
(lectura (lectura vos o sustantivos. En otras in stan cias, la esp ecifici­
por sonidos) global) dad del deterioro se presenta a lo largo de dim ensio­
Palabras nes sem ánticas. En consecuencia, se han reportado
comunes fonéti­ normal normal • pacientes que tienen severo deterioro en la lectura de
camente regulares palabras abstractas, m ientras que su habilidad para
leer palabras concretas sólo está levem ente deterio­
Palabras deteriorado . normal • rada. Este tipo de deterioro ha sido denominado d is­
comunes fonéti­ lex ia profunda. Al m enos se ha reportado un caso de
camente irregulares un paciente que exhibe el patrón opuesto. Adem ás,
los investigadores de pacientes con dislexia profun­
Palabrassin normal - deteriorado
da han descrito tres tipos de errores com etidos por
sentido o poco
comunes fonética­ los pacientes con este trastorno: semántico (paseo por
mente regulares caminar), de derivación (dorm ir por dormido) y visual
(bizco por disco). Los pacientes con dislexia profunda
por lo general com eten los tres tipos de errores, pero
la proporción de cada tipo varía bastante de paciente
(las cuales pueden ser leídas por medio de la lectura a paciente.
visual pero no por vía de la decodificación fonológi­ La esp ecificid ad del d eterioro observado en los
ca). Las dos form as de la dislexia exhiben una diso­ pacientes con dislexia superficial, dislexia fonológi­
ciación doble en estas tareas (tabla 6.5). La dislexia ca y las diversas form as de d islex ia profunda p ro ­
superficial se caracteriza por una incapacidad para porcion an im p ortantes p istas en relación con la
leer palabras fonéticam ente irregulares pero con la naturaleza y organización de los sistem as cognitivos
capacidad preservada para leer palabras sin sentido subyacentes a la lectura. En particular, sobre la base
y palabras poco com unes fonéticam ente regulares. de estos datos, se ha propuesto u n m odelo de dos
La d islexia fonológica se caracteriza por el patrón vías para el proceso de lectura (Patterson, M arshall
opuesto. Observe que am bos grupos son capaces de y C oltheart, 1985). Este m odelo postula que, tras el
leer palabras comunes fonéticamente regulares debi­ análisis de la form a visual de la palabra, perturbada
do a que pueden ser leídas a través de la decodifica­ en la dislexia de deletreo, existen rutas paralelas
ción fonológica o por medio de la lectura visual. para el análisis del sonido de una palabra y el análi­
E xisten pacientes con síntom as de am bas disle- sis de su significado (figura 6.11). Este modelo tiene
xias. E llos están severam ente deteriorad os en la im plicaciones para las estrategias de curación tanto
decodificación fonética de las palabras y han perdi­ para las personas con dislexia adquirida como para
do parte de su vocabulario visualizado. Al utilizar su los niños con discapacidades de lectura en su desa­
vocabu lario visual residual, los pacientes con este rrollo.

FIGURA 6.11 Modelo


generalizado de dos vías
para la lectura. (Tomado de
McCarthy y Wnrringlon,
1990, p. 229.)
Análisis
visual.
CAPÍTULO 6 Lenguaje 145

FIGURA 6.12 Esquema genera­


lizado para modelos de dos vías
para el deletreo. (Tomado de
McCarthy y Warrington, 1990, p. 255.)

P alab ra a
d eletrea r

Deletreo cual G erstm an (1927) intentó en su descripción del


síndrome que ahora lleva su nom bre.3 Se consideran
No es obvio que el deletreo y la escritura deban ser tres categorías de deterioro de deletreo: a) trastornos
p rocesos independientes de otros aspectos del len­ lingüísticos o centrales; b) trastornos de ensamble de
guaje y, de hecho, el deterioro en estas áreas por lo deletreo, y c) trastornos que son secundarios al dete­
general se asocia con la afasia. No obstante, poco rioro en el procesamiento espacial. También se discu­
después de los estudios de Broca acerca de la afasia, tirán los trastornos confinados al acto de escribir.
se h ip otetizó que existen trastornos específicos del Existen dos tipos principales de trastornos de dele­
deletreo y la escritura. Esto se propuso por prim era treo lingüísticos o centrales: el deletreo por sonido y
ocasión en 1865, por Benedikt (citado por H ecaen y el deletreo basado en el vocabulario. En el deletreo
A lbert, 1978), quien sugirió que existían diferentes por sonido el paciente deletrea de acuerdo con la
ubicacion es neuroanatóm icas para la escritura y el correspondencia m ás com ún de letra a fonem a que
lengu aje hablado, aunque él no especificó dónde existe en el lenguaje. Estos pacientes, por tanto, pue­
podía estar ubicado el centro de escritura. En 1869, den deletrear sin dificultad palabras que sigan estas
O gle (citado por M cC arthy y W arrington, 1990) correspondencias regulares, como tasa. En contraste,
acuñó el térm ino agrafia para denotar un deterioro las palabras con deletreos irregulares o poco usuales,
específico en la capacidad de escritura. También como jirafa, encoge, exhibición y antigüedad, son deletre­
reportó casos de afasia sin agrafia y casos de agrafia ados con dificultad, como ocurre con las palabras
sin afasia. Esta disociación doble lo m otivó a postu­ ambiguas en el sentido de que contienen sonidos que
lar la existencia de un centro separado para la escri­ pueden ser representados por más de una letra o com­
tura. Esto sirvió para que Exner (1881) propusiera un binación de letras, como haya - allá, ahí - hay, o algu­
área específica para la representación de la escritura nos sonidos vocales finales como calidad o diabetes.
en el pie (porción posterior) de la circunvolución En el d eletreo con b ase en vocabulario (tam bién
frontal m edia en el hem isferio izquierdo. Esto es llamado agrafía fonológica), el segundo tipo de tras­
ju sto su perior al área de Broca, y por lo m ism o es torno central de deletreo, se observa el patrón inver­
p lausible que esta área pueda tener la m ism a rela­ so. Los pacientes con este trastorno son capaces de
ción con las áreas de la corteza motora que median el deletrear palabras irregulares y regulares; de hecho,
m ovim iento de la m ano que la que tiene el área de no es evidente un trastorno de deletreo hasta que se
Broca con las áreas de la corteza m otora que median les pide deletrear fonéticam ente palabras sin sentido.
el m ovim iento de la m usculatura vocal. Sin em bar­ Con este ejercicio su rendim iento está bastante dete­
go, existen pocas pruebas de que el pie de la circun­
volu ción frontal m edia sea un centro de escritura
(véase Gordinier, 1899). Sin em bargo, quitando los
3 En la población general, cerca de 90% de las personas son dere­
tem as de ubicación, la presencia de deterioros espe­ chas y 10% zurdas. Casi 96% de los derechos tienen el habla
cíficos en el deletreo y la escritura está ahora bien representada en el hemisferio izquierdo, y 4% restante tienen el
establecida. habla en el lado derecho. En los zurdos, 70% tienen el habla en el
C om o ya se ha m encionado, el térm ino agrafia se izquierdo, m ientras que 15% tienen el habla en el derecho y 15%
tienen habla bilateral. Con estos datos, se puede estimar que la
usa para denotar un deterioro específico en los m o­
incidencia global del habla en el hemisferio izquierdo es de
vim ientos requeridos para la escritura. Sin embargo, aproxim adam ente 93% , con 5% de personas con el habla repre­
tam bién se usa para indicar trastornos específicos del sentada en el hemisferio derecho y 2% con el habla representada
deletreo. D e hecho, es este significado del término el bilateralmente.
146 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales

riorado, lo cual sugiere que su deletreo se apoya en el La agrafía espacial se refiere a los deterioros en el
acceso a un vocabulario establecido de corresponden­ deletreo y la escritu ra que son secu n d arios a los
cias palabra-deletreo más que en el conocim iento de deterioros en el procesam iento espacial. Esto inclu­
las correspondencias letra-fonema. Se aprecia que el ye errores en la orien tación de las letras escritas,
deletreo por sonido es análogo a la lectura por sonido exclu sión del lado derecho o, con m ás frecuencia,
y que el deletreo con base en vocabulario es análogo a del lado izqu ierdo de una p alabra; y errores en el
la lectura por visualizadón del vocabulario. espaciam iento. Com o tales, en realidad no son erro­
Los trastornos de ensam ble de d eletreo se m ani­ res de lenguaje. Los trastornos en el procesam iento
fiestan en un deterioro específico para seguir la espacial serán discutidos con m ás detalle en el capí­
secu enciación de letras. La tendencia de los pacien­ tulo 7.
tes con este desorden a recuperar las letras correctas
de una palabra mas no en su orden correcto ha con­
ducido a la hipótesis de que la inform ación concer­ CONSIDERACIONES TEÓRICAS POSTERIORES
n ien te al orden se h a perdido entre el m om ento en
que se accede a la secuencia de letras y el m om ento En este punto se retom ará el tem a acerca de: ¿cuál
en que la palabra es escrita o deletreada. Esto, a su es la naturaleza del procesam iento que es m ediado
vez, nos conducen a la hipótesis de que existe un por la gran m asa de tejido neuronal en el lóbulo pa­
alm acén tem p oral grafém ico, un espacio de corto rietal p osterior izqu ierd o, a la cual se le designa
p lazo para la secuencia de letras recu perada que como el área de Werrúcke? Es tentador considerar al
deletrean las palabras, que es análogo a la m em oria área de W ernicke com o la "bod ega de las asociacio­
verbal a corto plazo (Caramazza et n i, 1987). nes au ditivas", el gran lexicón o diccionario del ce­
U n área final de disociación inesperada en el dele­ rebro dentro del cual se alm acen an las p alabras y
treo se aprecia en el terreno de la salida. Existen su s sign ificad os. Sin em bargo, existe evidencia de
rep ortes de pacientes que son capaces de deletrear que éste no es el caso. Es posible que la evidencia con
oralm ente pero no cuando escriben, y el patrón a la m ayor certeza provenga de las afasias trascorticales.
in versa tam bién ha sido reportado. Incluso existen Recuerde que en la afasia sensorial trascortical y en
reportes de disociaciones entre el deletreo cuando se la afasia trascortical m ixta se observan pacientes en
m ecanografía y deletreo cuando se escribe. Estas los que el área de W ernicke está intacta, pero m ues­
d isociaciones han conducido a un m odelo de dos tran un deterioro significativo en la comprensión del
vías del deletreo (figura 6.12) en el cual el deletreo es lenguaje. Como se concluyó durante la discusión de
con ceptualizad o com o logrado norm alm ente a tra­ la afasia trascortical, esto indica que las áreas exter­
vés de dos vías posibles, el deletreo con base en voca­ nas a las áreas clásicas del lenguaje son vitales para
bulario' y el deletreo a partir de sonidos (McCarthy y la comprensión normal.
Warrington, 1990). Los resultados de uno o ambos de Si el área de Werrúcke no es el gran diccionario del
estos procesos son guardados brevem ente en el cerebro, ¿entonces cuál es su función? Los datos de
alm acén tem poral grafém ico hasta que tiene lugar pacientes con afasia y, en particular, los deterioros
uno de varios procesos de salida. asociados con la afasia trascortical, sugieren que el
área de W ernicke funciona com o una especie de
m ediador o agente entre las estructuras que apoyan
Escritura el procesam iento auditivo, com o las representacio­
nes auditivas internas (es decir, la corteza auditiva) y
El deterioro en la escritura se aprecia en la asociación las que apoyan el conocim iento del lenguaje y las
con la afasia. En contraste, el deterioro selectivo en la correspondencias len gu aje-sign ificad o (la corteza
capacid ad para escribir es relativam ente raro. No posterior izquierda y probablem ente otras áreas del
obstante, se han reportado casos de agrafía pura y no hemisferio izquierdo y partes del derecho). Por tanto,
hay duda de que dicho trastorno existe. Se han repor­ la producción espontánea de habla requiere la trans­
tado sorprendentes asociaciones entre habilidad de­ formación de significado en representaciones auditi­
teriorad a para producir lenguaje escrito y relativa vas. Entonces el área de Broca está involucrada de
preservación de la habilidad para deletrear oralmen­ m anera crítica en la transform ación de estas rep re­
te y form ar palabras con bloques de letras (Crary y sentaciones au ditivas en program as para el m ovi­
H eilm an, 1988; Zangw ill, 1964). La agrafía pura se m iento coordinado de la m usculatu ra bucal. En la
conceptualiza como un tipo específico de la clase de com prensión del lenguaje, el área de Wernicke sirve
trastornos de m ovim iento voluntario conocidos co­ como función transform adora, hace surgir significa­
mo apraxias (véase capítulo 9). dos de aquellas partes del cerebro que apoyan el
CAPÍTULO 6 Lenguaje 147

conocim iento del lenguaje en respuesta a las repre­ crado en el lenguaje, durante un siglo del descubri­
sentaciones auditivas en marcha. m iento pionero de Broca el hem isferio izquierdo se
Una m etáfora ayuda a clarificar esta visión del consideró dom inante para el lenguaje y también que
papel de las áreas del lenguaje. La biblioteca pública el hem isferio derecho no tenía ningún papel (de
de N ueva York tiene un servicio, com o parte de su nuevo se hace alusión a la m ayoría de los individuos
departam ento de referencias, que perm ite a la gente derechos. Com o ya se ha discutido anteriorm ente,
telefonear para realizar preguntas de referencias, entre las personas zurdas existe más variabilidad en
como ¿cuál fue el nombre de la cuarta esposa de Calí- cuanto a cuál hem isferio está especializado para el
gula? Entonces el personal busca la respuesta y la pro­ habla). Varios métodos que se han revisado con ante­
porciona al usuario. En esta metáfora, el área de Wer- lación han proporcionado evidencia para apoyar esta
nicke es la bibliotecaria que recibe la llam ada. Ésta noción. En particular, se pu ede dem ostrar que el
com prende la pregunta y dirige al personal de la hem isferio derecho está extrem adam ente limitado en
biblioteca hacia partes particulares de la misma donde sus capacidades discursivas; es capaz de expresar
está alm acenada esta inform ación. En esta forma la sólo unas pocas palabras. P or ejem plo, las palabras
bibliotecaria es una relación entre quien realiza la lla­ presentadas en detalle al hem isferio derecho de un
mada y los anaqueles de la biblioteca. La bibliotecaria paciente con com isurotom ía no pueden ser leídas, y
no posee el conocimiento solicitado, aunque es capaz de hecho, bajo estas condiciones, el paciente es inca­
de determ inarlo a partir de las áreas de la biblioteca paz de establecer verbalm ente incluso si una palabra
en las que esté alm acenado. Si se desea extender la fue presentada en absoluto.
m etáfora para incluir el área de Broca, es necesario Para evaluar a las capacidad es de com prensión
im aginar que una asistente traiga la inform ación a la del hemisferio derecho esencialm ente mudo, es nece­
bibliotecaria de referencia, quien luego lo pondrá en sario exam inarlo sin requ erir la producción de len­
m anos de otra bibliotecaria (el área de Broca) que guaje, como en las pruebas que requieren emparejar
organiza y entrega la respuesta al solicitante. una palabra con una im agen (pruebas de vocabula­
El objetivo de esta metáfora es que el área de Wer- rio pictográfico), o recoger o m anipular objetos en
rúcke no es un alm acén del lenguaje o el significado, una forma tal que se dem uestra la com prensión (ta­
sino una interfase o m ediador entre las representa­ reas de fichas). Al usar tales m étodos en pacientes
ciones lingüísticas sonoras (palabras escuchadas) y con cerebro dividido, Zaidel (1976) demostró que el
el sign ificad o. Com o tal, opera en am bas direccio­ hem isferio derecho tem a una com prensión de voca­
nes, hace surgir el significado de las representacio­ bulario equivalente a la de un niño de 4 años de
nes verbales auditivas (com prensión del lenguaje) y edad. Esto, obviamente, es inferior al vocabulario del
transform a el significado en representaciones verba­ hem isferio izquierdo, aunque es una capacidad de
les au ditivas (una etapa en la prod ucción del len ­ lenguaje sign ificativa cuando se le com para con la
guaje). incom petencia lingüística general que ha sido atri­
Es posible que las neuronas dentro del área de la buida al hem isferio derecho.
circunvolución angular jueguen un papel análogo en Existe otro im portante terreno del lenguaje en el
relación con las transform aciones visual-significado, cual el hemisferio derecho no sólo posee competencia,
sirviendo com o m ediador entre el lenguaje visu ali­ sino que puede estar involucrado en el procesamiento
zado y el significado, aunque el hecho de que la afa­ rutinario del lenguaje. Al parecer, el hemisferio dere­
sia de W em icke esté asociada con la alexia m uestra cho juega un papel im portante en la producción y
que el área de Wernicke es un com ponente necesario com prensión del contenido em ocional inherente en
en este proceso de transformación. Com o ocurre con las cualidades tonales del discurso, conocidas como
el área de W ernicke, el proceso de transform ación prosodia. Una perturbación en el procesamiento de la
m ediado por la circunvolución angular puede ir en prosodia recibe el nombre de aprosodia y puede ser
cualquier dirección, haciendo surgir significados a expresiva o receptiva. Oliver Sacks (1985) describió a
partir de las representaciones visual-verbal (palabras un paciente con lesión en el hemisferio derecho quien,
leídas) y transform and o el significad o en form a al escuchar un discurso del presidente por televisión,
visual-escrita (escritura). fue incapaz de percibir su tono emocional y permane­
ció indiferente ante sus aspectos dram áticos, escu­
chando sólo el argumento lógico (o falta del mismo).
HEMISFERIO DERECHO Y LENGUAJE 1 4 7 En contraste, se observó que un grupo de pacientes
con afasia de Wemicke, cuando escuchaban el mismo
A pesar de las tem pranas especulaciones de H ugh- discurso, caían en una risa incontrolable conforme
lings-Jackson de que todo el cerebro estaba involu­ com prendían el tono em ocional y dramático del dis-
148 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales

FIGURA 6.13 Dos instancias de la


asimetría anatómica en el cerebro
humano son detectables en el nivel
de la anatomía microscópica. En la
mayoría de los cerebros, la cisura
de Silvio está más marcada en el
derecho que en el izquierdo (parte
superior). La segunda asimetría se
encuentra en el planum temporale,
el cual forma la superficie superior
H em isferio d e re c h o
del lóbulo temporal y se puede
apreciar sólo cuando la cisura de
Silvio está abierta (parte inferior). Se
ha encontrado que la región poste­
rior del planum temporale es, con
mayor frecuencia, más grande en
el izquierdo que en el derecho.
(Tomado de Gesclnuind, 1979, p. 115.)

curso (en apariencia m iraban a través del m ismo), a Sin em bargo, la im portancia del hem isferio dere­
pesar de que no comprendían lo que se decía. cho para procesar los aspectos tonales del lenguaje
Estos recuentos anecdóticos son consistentes con no es absoluta. La perturbación en la producción de
los estu d ios experim entales que han dem ostrado los aspectos tonales del lengu aje en una form a que
deterioro después de lesiones en el hem isferio dere­ produce distorsión de la articu lación, denom inada
cho en la apreciación de las connotaciones de la emo­ síndrom e de h ab la extranjera, ha sido reportada tras
ción y el significado im plícitos en los aspectos tona­ daño en el hem isferio izquierdo anterior, que incluye
les del lenguaje. También existe evidencia de que los el lado izquierdo de los ganglios basales (Graff-Rad-
pacientes con lesiones en el hem isferio derecho son ford et al., 1986; Gurd et al., 1988). Por tanto, a pesar
m enos capaces de utilizar variaciones en la entona­ de la evidencia conceptual de la asociación entre
ción del discurso para expresar em oción o significa­ daño en el hemisferio derecho y dificultades prosódi­
do (Ross, 1981). Este y otros hallazgos sim ilares han cas, aún no queda claro si estas dificultades son efec­
conducido a la suposición de que existe una varie­ tos específicos del daño en dicha zona del cerebro.
dad de aprosodias que son análogas a las variedades En una sección p revia se argum entó que las afa­
de afasia (G orelick y Ross, 1987). Esto aún debe ser sias trascorticales apoyan la proposición de que las
investigado. áreas extern as a las áreas clásicas del lenguaje tie­
A dicional a esta im portante contribución del he­ nen im portancia vital para el proceso del lenguaje y
misferio derecho en el procesam iento de los compo­ que el área de W ernicke, lejos de ser el almacén del
nentes em ocionales del lenguaje, existe evidencia de conocim iento del lenguaje, sirve para m ediar e inte­
que este hem isferio contribuye a la com prensión de grar los procesos de lenguaje que están representa­
los aspectos semánticos del lenguaje foném ico basa­ dos en diversas áreas dispersas en la corteza, presu­
dos en los hablantes de lenguas com o el chino, que m iblem ente dentro del h em isferio izquierdo. Esta
utilizan de m anera extensa variaciones sutiles en el discusión de las capacidades de lenguaje del hem is­
tono com o m arcadores de significado. Se ha dem os­ ferio derecho refuerza la idea de que el lenguaje está
trado que la incidencia de afasia receptiva tras lesio­ representado en toda la corteza cerebral. Estas con­
nes en el hem isferio derecho, es m ayor en los hablan­ sideraciones, ju n to al h ech o dem ostrable de que el
tes de un lenguaje considerablem ente tonal, como el área de W ernicke, el área de B roca y la circunvolu­
chino, en com paración con los hablantes de los len­ ción angular, cada u na ju eg a un papel im portante
guajes europeos (Yu-Huan, Ying-Q uan y Gui-Qing, en el lengu aje, tien e im p licacio n es para la contro­
1990). versia localizacionista-holista discutida con antela-
CAPÍTULO 6 Lenguaje 149

que en el derecho, una asimetría que puede reflejar el


relativo alargamiento del lóbulo parietal en el hem is­
ferio del lenguaje. Su segundo y m ás im portante
hallazgo, al cual se hizo alusión en la discusión ante­
rior acerca de la evidencia de una predisposición bio­
lógica para el lenguaje, fue que un área del labio infe­
rior de la cisura de Silvio no se visualizaba en la
superficie del cerebro, llam ada p lanu m tem porale,
era más grande en el hem isferio izquierdo que en el
derecho (figura 6.13). Esta zona incluye parte del área
de Wernicke.
Además de estas asimetrías al nivel de la anatomía
gruesa, Galaburda y sus colegas encontraron que el
exam en microscópico revelaba una región citoarqui-
tectónica distintiva que corresponde con el planum
temporale y que dicha área era mayor en el izquierdo
que en el derecho (Galaburda et al., 1978; Galaburda y
Sanides, 1980). Otra asimetría en el nivel microscópi­
co está en el área del habla anterior, ha sido reportada
FIGURA 6.14 Dibujo que muestra la extensión relativa de por Scheibel (1984), quien encontró una ramificación
la arborizadón dendrítica en las neuronas que se hallan en dendrítica aum entada en el opérculo izquierdo (co­
el opérculo izquierdo (Opi), el opérculo derecho ( Opd ), rrespondiente al área de Broca) en com paración con
área precentral izquierda (Pci ) y área precentral derecha el área hom ologa en el hem isferio derecho y con las
(Pcd ). Se encontró que en el opérculo izquierdo (área de áreas precenixales adyacentes (figura 6.14).
Broca) había un incremento en el número de segmentos de Aunque ahora se han establecido asimetrías anató­
orden superior en comparación con todas las otras áreas. micas confiables entre los hemisferios cerebrales, son
También se encontró que las áreas externas al opérculo
necesarias algunas precisiones. Geschwind y Levitsky
izquierdo tenían ramas de segundo y tercer orden relati­
(1968) reportaron que en 65 de 100 cerebros que estu­
vamente más largas. (Tomado de Scheibel, 1984, p. 50.)
diaron, el planum tem porale era más grande en el iz­
quierdo, mientras que en 11 era más grande en el de­
recho y en 24 no había diferencia de tamaño detecta-
ción. P arecería que la form a extrem a de cualquier ble. Aunque ellos no conocían la preferencia manual
postura es insostenible: algunas áreas de la corteza de los individuos cuyos cerebros estudiaron, supusie­
son más im portantes que otras para el procesam ien­ ron que eran representativos de la población general,
to del lengu aje, aunque áreas extensas externas a el número de cerebros con el planum temporale más
tales áreas son críticas para la com petencia norm al grande en el izquierdo que Geschw ind y Levitsky
del lenguaje. reportaron es m enor que el 93 esperado.4 Sin em bar­
go, la proporción de casos con el planum temporale más
grande en el izquierdo es significativam ente m ayor
ASIMETRIAS ANATOMICAS DE LOS HEMISFERIOS que al azar, casi seis veces más que el número de cere­
bros con el lado derecho más grande, y comprende
Desde el descubrimiento de Broca de la asimetría fun­ una región, parte del área del habla posterior, donde
cional hem isférica, se han realizado intentos por uno podría esperar una asim etría. En consecuencia,
encontrar las correspondientes asimetrías anatómicas. parece que Geschwind y Levitsky descubrieron una
Sin em bargo, durante décadas no fue detectada una
asim etría anatóm ica confiable entre los dos hem isfe­
rios cerebrales, a pesar de las intensas búsquedas y en
ocasiones elaboradas m ediciones (LeMay, 1984). No ’ Se hipotetizó que el síndrom e Gerstman consistía de cuatro
deficiencias concurrentes que resultaban de anormalidad en el
fue sino hasta finales de la década de los sesenta que
lóbulo parietal izquierdo: agnosia de dedo, acalculia (deterioro
Geschw ind y Levitsky (1968) reportaron dos hallaz­ en el cálculo), agrafía y deterioro en la discriminación derecha-
gos de asim etría relacionados que resultaron ser de- izquierda. Sin embargo, existe evidencia convincente de que
tectables en el nivel de la anatomía gruesa. Ellos des­ estos cuatro trastornos no constituyen en verdad un síndrome,
cubrieron que el ángulo de la cisura de Silvio era ya que no están m ás correlacionados que otros trastornos asocia­
dos con anormalidad en el parietal izquierdo (Benton, 1961).
m enos pronunciado en el lado izquierdo (figura 6.13)
150 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales

A) B) Q D)

FIGURA 6.15 Vistas laterales de los hemisferios cerebrales izquierdo (fila superior) y derecho (fila inferior) de A) un oran­
gután, B) un vaciado endocraneal del hombre de Pekín, C) un feto humano y D) un macho adulto. Las flechas marcan el
final de la cisura de Silvio, la cual es más grande en el derecho que en el izquierdo. (Tomado de IcMmj, 19S4, p. 52.)

asimetría anatómica que corresponde a una asimetría hasta los prim ates ancestros. Ésta es una tarea muy
funcional pero que no es una condición necesaria para difícil de abordar, debido a que no se tienen especí­
la asimetría funcional. m enes de cerebros de los prim ates ancestros, y aun
La segunda precisión es un recordatorio de lo pri­ cuando se tuviesen, no se posee un conocim iento
m itivo que es la com prensión del sustrato neuronal extenso de la relación entre la estructura cerebral y la
del lenguaje, a pesar de la identificación de aquellas función del lenguaje.
asimetrías anatómicas en las áreas que son im portan­ A pesar de estos serios obstáculos, existen algunas
tes para el lenguaje. Todavía se espera en identificar pistas que pueden ser vislum bradas de los cerebros
un área que incluya parte del área de W em icke, que de otros prim ates y de los fósiles de los prim eros
sea más grande en el hem isferio del habla y otra que ancestros (LeMay, 19S4). Los cráneos fosilizados pue­
corresponda al área de Broca que tenga una arbori- den proporcionar datos acerca del cerebro que una
zación (ram ificación) dendrítica más extensa que el vez contuvieron debido a que el cerebro en desarro­
área hom ologa de la derecha. Esto no es para m enos­ llo deja improntas de sus características estructurales
preciar lo que pueden ser los prim eros pasos hacia sobre la superficie interior del cráneo. Al obtener un
una com prensión de los procesos sobre el nivel neu­ vaciado de esta su perficie in terior del cráneo — lla­
ronal que subyace al lenguaje; es sólo para puntuali­ m ado vaciado endocraneal o endom olde— es p osi­
zar cuán lejos se está de tal comprensión. ble darse una idea de las características estructurales
del cerebro que contuvo el cráneo.
Los endom oldes del cráneo del hom bre de N ean­
LA EVOLUCIÓN DEL LENGUAJE H UM AN O derthal de La C hap elle, quien se cree vivió hace
aproxim adam ente 50 000 años, m uestra que el final
Se concluirá la consideración del lenguaje con un vis­ de la cisura de Silv io es m ás gran d e en la derecha
tazo a uno de los problem as m ás intrigantes que que en la izquierda, un hallazgo que es cierto en los
posee el lenguaje humano: ¿cómo evolucionó? Se ha hum anos m odernos. También esto se ha encontrado
sugerido que existe evidencia significativa, aunque en los endom oldes del crán eo del H om o erectus,
no concluyente, de que el lenguaje es único a los quien se cree vivió hace 300 000-500 000 años, y del
humanos. Sin embargo, si éste es el caso o no lo es, se hom bre de P ekín, quien vivió aproxim adam ente
puede preguntar en qué m edida es posible rastrear hace 500 000 años. También se han observado asim e­
la evolución del sustrato neuronal para el lenguaje trías similares en los cerebros de m uchas especies de
CAPÍTULOS Lenguaje 151

grand es sim ios y son particularm ente prom inentes didos en térm inos del daño a tales áreas y los tractos
en el orangután (figura 6.15A). Esta asim etría tam ­ de fibras que los conectan. Este modelo de síndrome
bién se ha visto, en m enor extensión, en los cerebros de desconexión ha sido ú til para explicar algunos
de m onos. otros d esconcertantes patrones de deterioro y p re­
Las implicaciones de estos hallazgos para una com­ servación de fun ción , com o el patrón de la rep eti­
prensión de la evolución del lenguaje aún no son cla­ ción deteriorada pero habla espontánea preservada
ras, en particular porque, como se ha enfatizado con que caracteriza a la afasia de conducción y el síndro­
antelación, todavía no se tiene certeza de que la asime­ me de alexia sin agrafía, p ara citar sólo dos ejem ­
tría en el ángulo de la cisura de Silvio en los humanos plos.
esté relacionada con el lenguaje. No obstante, es tenta­ A pesar de su utilidad, el modelo del síndrome de
dor especular que el hallazgo de esta asimetría en los desconexión tiene algunas desventajas. En particu ­
ancestros humanos, quienes pudieron no tener lengua­ lar, no puede dar cuenta de m anera adecuada de
je, y en las especies de primates contemporáneos que, ciertas disociaciones que han emergido en el estudio
hasta donde se sabe, tampoco poseen lenguaje, puede de los trastornos del lenguaje. Esto ha conducido a
indicar que la capacidad para el lenguaje humano refle­ un enfoque más cognitivo, el cual pretende inferir la
ja la modificación, a través del proceso de evolución, de estructura de los procesos cognitivos involucrados
un aparato neuronal básico de primate más que la evo­ en el lenguaje a partir de los patrones de disociación
lución de un aparato neuronal completamente nuevo apreciados después del daño cerebral. Estas inferen­
para el lenguaje. Los reportes de que macacos japone­ cias con frecuencia tom an la form a de m odelos de
ses m uestran especialización de hem isferio izquierdo procesam iento de inform ación y éstos, a su vez,
para el reconocimiento de llantos específicos de la espe­ usualmente conceptualizan un aspecto particular del
cie (Kandel et ni, 1995) también parecerían ser consis­ procesamiento lingüístico com o procesado por cana­
tentes con esta perspectiva. Sin embargo, esto seguirá les paralelos, com o se vio por ejemplo, en los m ode­
siendo un tema especulativo durante algún tiempo y, los de dos vías de lectura y deletreo.
en cualquier caso, debe ser cuestión de grado debido a En la m ayoría de los individuos, la representación
que las estructuras que median el lenguaje deben ser al del lenguaje está lateralizada hacia el hem isferio
mismo tiempo diferentes y derivadas de estructuras en izquierdo y relativam ente focalizada dentro de las
los ancestros quienes no poseían lenguaje. áreas del habla anterior y posterior de tal hemisferio.
De hecho, el lenguaje es la más localizada de todas las
funciones cognitivas de orden superior. No obstante,
RESUMEN existe evidencia convincente de que el procesamiento
del lenguaje, lejos de estar confinado a las áreas clási­
El lenguaje es un tem a de la neuropsicología de los cas del lenguaje, es mediado por extensas áreas corti­
más antiguos, y probablemente el estudiado con más cales en ambos hemisferios. Ejemplos de esta eviden­
intensidad. Una razón para este intenso interés es la cia incluyen el efecto de las lesiones del hem isferio
im portancia del lenguaje para los seres hum anos. El izquierdo externas a las áreas clásicas del lenguaje
lengu aje tiene enorm e im portancia práctica en la sobre el habla espontánea en la afasia trascortical, el
vida cotidiana, y ha generado gran interés teórico, en efecto de las lesiones en cualquier hem isferio sobre
parte porque existe razón para creer que es un proce­ la producción y la com prensión de la prosodia, y el
so ú nico al Hom o sapiens. Además, el lenguaje es un hallazgo de que el h em isferio derecho posee una
fenóm eno discreto, en el sentido de que se conoce capacidad significativa para la comprensión del len­
una b u en a cantidad acerca de lo que es y de lo que guaje. Además, para parafrasear una conclusión ver­
no es lenguaje, y hay una larga tradición de investi­ tida hace mucho por Hughlings-Jackson, el deterioro
gación em pírica y teórica del lenguaje que puede ser primario en un sistema cognitivo que no es explícita­
invocada para ayudar al análisis y la comprensión de mente lingüístico no obstante tendrá un efecto secun­
los trastornos en este terreno. Estos factores también dario que se m anifestará a sí mismo en el terreno del
convierten al estudio de los trastornos del lenguaje lenguaje, como cuando un paciente con una deficien­
en una estrategia fructífera para la búsqueda de una cia en el procesam iento espacial no puede describir
com prensión m ás general de la relación entre cere­ verbalmente cómo ir de una ubicación a otra.
bro y cognición. Aunque la asim etría funcional entre los hem isfe­
A l exam in ar estos trastornos se ha encontrado rios fue estab lecid a con firm eza por el trabajo de
que ciertas áreas del cerebro humano son particular­ Broca a m ediados del siglo xix, no fue sino hasta
m ente im portantes para el lenguaje y que los tras­ 1968 que las asim etrías hem isféricas anatómicas fue­
tornos del lenguaje con frecuencia pueden ser enten­ ron establecidas de m anera definitiva. Estas asim e­
152 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales

trías anatóm icas involucran áreas que están im plica­ de que las estructuras neuronales que m edian el len­
das en la función del lenguaje, y se presum e por guaje en los hum anos m od ern os evolucionó de
tanto que están relacionadas con la especialización estructuras ya b ien desarrolladas en el cerebro p ri­
del lengu aje del hem isferio izquierdo, aunque esto mate m ás prim itivo, más que reflejar la evolución de
debe ser establecido por completo. Una de estas asi­ un su strato n eu ron al rad icalm en te nuevo para el
m etrías, el h allazgo de que el extrem o posterior de lenguaje. Sin em bargo, en el presente, los datos que
la cisu ra de Silvio está m ás baja sobre el izqu ierdo tienen relación con este p roblem a son poco conclu­
que sobre el derecho, ha sido id en tificad a en los yentes. En consecu en cia, las so lu cion es intentadas
vaciados endocraneales de varios ancestros tem pra­ con base en el conocim iento actual de las bases neu-
nos de los hum anos y en los cerebros de m uchos pri­ robiológicas del lengu aje aún son m uy esp ecu lati­
m ates contem poráneos. Esto proporciona una pista vas.
C A P Í T U L O

Procesamiento espacial

CONSIDERACIONES GENERALES Hipótesis de las dos vías para el reconocimiento de


Problemas en la neuropsicología del procesamiento objetos y el procesamiento espacial
espacial EL PAPEL DEL HIPOCAMPO EN EL
Tipos de com portam iento espacial PROCESAMIENTO ESPACIAL
Primeros estudios empíricos Estudios de registros unitarios
ESPACIO CORPORAL Estudios de lesión
Superficie corporal Estudios neuroetológícos
Sensación muscular y de articulaciones EXCLUSIÓN DE UN LADO DEL ESPACIO
ESPACIO EGOCÉNTRICO La exclusión como trastorno de atención
Desorientación visual La exclusión como deficiencia de la representación
Localización visual interna del espacio
Correlatos neuronales de la desorientación visual y el PENSAMIENTO ESPACIAL Y VISUALIZACIÓN
deterioro en la localización visual Estudios electrofisiológicos
ESPACIO ALOCÉNTRICO Estudios para visualizar
Análisis espacial Estudios de lesión
Búsqueda de los mecanismos subyacentes al Especialización hemisférica para la visualización
com portam iento espacial Implicaciones para las preguntas iniciales acerca de la
Percepción de ubicación espacial relativa imaginación
Discriminación de orientación EL PAPEL DE LOS LÓBULOS FRONTALES
Tareas espaciales complejas EN EL PROCESAMIENTO ESPACIAL
Orientación y memoria topográficas RESUMEN

Si el lenguaje es una capacidad exclusivamente humana, la En contraste con esta función simbólica, una represen­
habilidad para orientar y dirigir el movimiento en el espa­ tación mental puede capturar algunas características rea­
cio es esencial para la sobrevivencia de todos, menos los ani­ les de (y en consecuencia ser análogo a) aquello que repre­
m ales más sim ples, esta capacidad debe haber em ergido senta. Por ejem plo, la Luna podría ser dibujada por un
muy temprano en el curso de la evolución. Consistente con círculo. A esto se le denom ina rep resen ta c io n es a n a ló ­
estas diferencias, los modos de cognición que median el len­ g ic a s . Las representaciones m entales del espacio, como
guaje y el procesam iento espacial son sorprendentemente una imagen de la distribución del mobiliario en un cuarto
diversos. Las representaciones m entales que subyacen al fam iliar o las ubicaciones relativas de las ciudades en un
lenguaje son rep resen ta cio n es s im b ó lic a s . Por ejemplo, mapa, son analógicas, aunque el contenido de las imáge­
una palabra es un sonido o un patrón escrito que por lo nes podría ser representado de manera simbólica con una
general no m antiene una relación directa con la cosa que descripción verbal o las coordenadas de latitud y longitud.
denota (aunque ciertos usos poéticos de palabras como De hecho, esta distinción no es tan clara como parece.
zumbido o siseo luchan contra tal relación, un recurso lite­ Es bien sabido que las imágenes mentales no son represen­
rario llamado onomatopeya). Todo mundo conoce el objeto taciones verídicas (ciertas) del m undo externo. Esto es
al que se refiere la palabra luna, aunque no haya. nada claro para la m ayoría de la gen te a quien, habiéndosele
intrínseco en dicho término que teiiga algo que ver con el pedido form ar una imagen de, por decir, el Partenón, luego
satélite natural que gira en torno a la Tierra cada mes. se les solicita indicar cuántos pilares se alinean en sn
154 PARTE II Neuropslcología de los sistemas funcionales principales

fachada. A unque una pequeña m inoría de gente es capaz Estados Unidos y luego im aginar las ubicaciones de Reno
d e fo r m a r im ágenes com pletam ente verídicas, llam adas y San Diego, los sujetos tienden a visualizar Reno hacia
im á g en es e id é tic a s , la mayoría form a imágenes que con­ el este de San Diego porque creen que esto es así (Stevens
tienen m enos inform ación que una fotografía. De hecho, y Coupe, 1978). De hecho, Reno se encuentra al oeste de
las representaciones mentales de las relaciones espaciales San Diego. Como se verá, el hecho de que la información
están bastante influenciadas por la comprensión sim bóli­ espacial puede ser codificada en m últiples fo rm a s y esté
ca o conceptual del mundo. Una ilustración de esto es el sujeta a m últiples influencias, com plica los intentos por
hallazgo de que, cuando se les pide imaginar un mapa de com prender su base neuronal subyacente.

CONSIDERACIONES GENERALES cierto núm ero de cubos con diferentes patrones en


cada lado (subtest de Diseño de Bloques de la Escala
Problemas en la neuropsicología W echsler para A dultos de Inteligencia Revisada
del procesamiento espacial [W AIS-R]), puede no ser claro si esto se debe a una
deficiencia en el procesamiento espacial, un deterioro
La inform ación espacial puede ser codificada en en la función motora o algún otro deterioro.
diversas formas. En consecuencia, la inform ación que El estudio de la d eficien cia en el procesam iento
un experim entador ha presentado en form a espacial espacial en pacientes está plagado por el problem a
puede ser codiñcada de manera verbal por un indivi­ potencial de confundirse con otros deterioros. El len­
duo enfrentado con la misma. A pesar de que la infor­ guaje es una función que se tiene tan estudiada que
mación verbal también está sujeta a codificación múl­ sus elementos básicos pueden persistir en forma rela­
tiple, como cuando un sujeto forma una im agen men­ tivam ente im perturbada incluso ante la interferencia
tal de un sustantivo concreto, parece haber m enos generalizada, com o se aprecia en el delirio y la con­
variabilidad de codificación para el m aterial verbal. fusión o incluso en la psicosis y la demencia. En con­
Esto significa que, en situaciones experim entales traste, el procesam iento esp acial, el cual requiere
diseñadas para probar el procesam iento espacial, es cierto grado de com prensión del am biente inm edia­
difícil confiar en que en realidad se ha inducido a un to, es más vulnerable a los efectos de factores interfe-
sujeto a com prom eterse en un procesam iento espa­ rentes no específicos.
cial más que en un procesamiento verbal. Tam bién existen otros factores que com plican su
El estudio del procesamiento espacial y el cerebro estu dio. El h em isferio derecho parece estar m enos
es más com plejo por el hecho de que para el primero especializado para el procesam iento espacial que el
no se ha producido un análisis sistem ático como el hem isferio izquierdo lo está para el procesam iento
que ha sido aplicado al lenguaje. A unque se encon­ del lenguaje. Esto es apoyado por los hallazgos que
trará que el procesam iento espacial puede ser cate- se analizarán con m ás detalle en los próxim os apar­
gorizado en form as que proporcionan un m arco útil tados. En este m om en to se p u ed e estab lecer de
para intentar comprender los m ecanismos cerebrales m anera general que, m ientras que las lesiones en el
subyacentes, el procesamiento espacial carece actual­ h em isferio derecho (su p on ga una p ob lación en la
mente de (y puede ser intrínsecam ente resistente a) que predom inan los derechos) p or lo general tienen
el análisis conceptual que ha surgido a p artir del un im pacto relativam ente leve sobre el lenguaje; las
estudio del lenguaje. lesio n es en el ló b u lo p arietal izqu ierdo pueden
En el capítulo 6 se vio que tal marco conceptual es tener un im pacto significativo sobre las tareas espa­
bastante útil para com prender los m ecanism os cere­ ciales (Gainotti y Tiacci, 1970; M ehta, N ew com be y
brales subyacentes al lenguaje. En contraste, la au­ Dam asio, 1987). M ás aún, se ha dem ostrado que, a
sencia de una gram ática y una sintaxis diferenciada p esar de que el h em isferio izq u ierd o en pacientes
del procesam iento espacial significa que los subpro- con cerebro dividido es lingüísticam ente más com ­
cesos involucrados en el com portam iento espacial peten te, el h em isferio d erech o desconectad o en
complejo son difíciles de especificar y las disociacio­ estos pacientes es m enos com petente para el proce­
nes de función son difíciles de demostrar. Por ejem­ sam iento espacial de lo que el hem isferio izquierdo
plo, si u n sujeto tiene un desem peño deficiente en lo es para el p rocesam ien to del lengu aje (M ilner y
una tarea espacial compleja, como puede ser la repro­ Taylor, 1972). U n a in terp re ta ció n obv ia de éstos y
ducción de un diseño m ediante la m anipulación de otros estudios es que el hem isferio izquierdo es más
CAPITULO 7 Procesamiento espacial 155

un especialista del lenguaje que el hem isferio dere­ egocéntrico tiene al cuerpo como su centro, y todas
cho es un especialista espacial. Es probable que esta las ubicaciones se definen como posiciones relativas a
d iferencia tiene, al m enos en parte, algo que ver con dicho centro. El fam iliar esquem a del "relo j" usado
la heterogeneidad de m uchos procesos que en oca­ por los pilotos aviadores para identificar la ubicación
siones equivocadam ente se agrupan en el construc- de los aviones enem igos es un ejem plo de sistem a
to u n ificad o r del procesam iento espacial. M uchos coordinado egocéntrico, como lo son las denom ina­
de esto s p rocesos req u ieren la p a rticip ació n del ciones menos precisas de "izquierda" y "derecha".
hem isferio izquierdo para su buena ejecución. El espacio alocéntrico (del griego allos, "otro") se
A un puede haber otro sentido en el cual el hem is­ refiere a las representaciones del espacio en las cuales
ferio derecho es m enos especializado para el procesa­ el lugar es definido por un sistem a de coordenadas
m iento espacial de lo que el izquierdo es para el len­ que es independiente al observador. El sistema de
guaje. M ientras que el hem isferio izquierdo muestra coordenadas puede tener puntos de referencia distan­
localización intrahem isférica significativa en su tes, como los puntos globales usados por el sistema de
m ediación del lenguaje, en el hemisferio derecho no longitud y latitud o las posiciones de las estrellas usa­
se han demostrado áreas análogas al área de Broca, al das en la navegación estelar. De hecho, la navegación
área de W ernicke y a la circunvolución angular para es considerada una tecnología para definir la posición
la m ediación del procesam iento espacial. En conse­ de uno dentro del marco de referencia alocéntrico. El
cuencia, el procesamiento espacial parece estar repre­ lugar en el espacio alocéntrico se define en términos
sentado de manera más difusa en el hem isferio dere­ de un sistema de coordenadas que utiliza característi­
cho de lo que el procesamiento del lenguaje lo está en cas locales com o puntos de referencia, como señales
el izquierdo (Semmes, 1968). Los fundam entos para en una ciudad, el plano de una habitación o las pro­
esta diferencia constituyen una interesante área para piedades de relación de diversos objetos. En suma, la
la especulación. Es tentador atribuir la diferencia a orientación dentro del espacio corporal y del espacio
problemas intrínsecos en la naturaleza del lenguaje y egocéntrico utiliza al cuerpo como un marco de refe­
el procesam iento espacial, pero existen otros factores rencia, mientras que la orientación dentro del espacio
subyacentes a estas diferencias. Por ejem plo, en el alocéntrico utiliza objetos externos para definir un
curso de la evolución, el procesamiento espacial pre­ m arco de referencia. Se verá que existe evidencia de
cedió m ucho antes al procesam iento del lenguaje. que diversos m ecanism os neuronales subyacen a la
Puede ser que la representación más difusa del proce­ orientación en estos marcos de referencia.
sam iento espacial, tanto en el hem isferio derecho
como en el cerebro como totalidad, esté relacionada
con su desarrollo evolutivo más temprano. Primeros estudios empíricos

Todos los factores discutidos con antelación pueden


Tipos de comportamiento espacial haber contribuido al hecho de que la apreciación de
los trastornos del procesam iento espacial tras daño
Existen m uchos aspectos de la conducta espacial y al cerebral llegan relativam ente tarde a la historia de la
m enos tres m arcos básicos desde los cuales respon­ neuropsicología. Es cierto que John Hughlings-Jack-
der la pregunta "¿d ón d e?". Es posible conceptuali- son, cuyas ideas acerca del cerebro son increíblemen­
zar tres grandes categorías de procesam iento espa­ te m odernas, especuló en una época tan tem prana
cial: a) espacio corporal; b ) espacio egocéntrico, y c) com o 1864, que el hem isferio derecho podía ser el
espacio alocéntrico. D entro del terreno del espacio asiento de la percepción visual (H ughlings-Jackson,
corporal se puede identificar el sentido de la superfi­ 1864) y propuso en forma más detallada, 10 años des­
cie corporal como un espacio en el cual los estímulos pués, la noción de que el hemisferio derecho también
pueden actuar y ser localizados (localización sobre tenía funciones para las cuales estaba especializado
la su p erficie corporal). Tam bién se percibe la posi­ (Hughlings-Jackson, 1874). Entre éstas sugirió la ima­
ción de las partes del cuerpo en relación con las ginación visual, el reconocimiento visual de los obje­
dem ás en el espacio (propriocepción) y cam bios en tos y el m ovim iento en el espacio. No obstante, a
la posición corporal todo el tiem po conform e los pesar de algunos prim eros trabajos bien ejecutados
cuerpos se m ueven en el espacio (cinestesias). (para una revisión, véase Benton, 1982), no fue sino
El espácio egocéntrico se refiere a la percepción de entre 1940 y 1950 que los estudios de Paterson, McFie,
la ubicación espacial fuera del cuerpo pero con refe­ Zangw ill, H ecaen y otros establecieron de m anera
rencia al mismo. En otras palabras, el sistema de coor­ inequívoca un papel especializado para el hemisferio
denadas que define la ubicación dentro del espacio derecho en el procesamiento espacial, a pesar de que,
156 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales

como ya se ha supuesto, la espedalizadón hem isféri­


ca para el procesam iento espacial parece ser más
com pleja que la apreciada en el lenguaje. Regrese
ahora al exam en del procesam iento espacial y sus
bases neuronales.

ESPACIO CORPORAL

Superficie corporal

La evidencia de la im plicación cortical en la m edia­


ción de la función táctil elem ental proviene de los
estudios del efecto de las lesiones corticales. El daño
en la circunvolución postcentral, la corteza som ato­
sensorial clásica, está asociada con deterioro sobre el
lado contralateral del cuerpo en pruebas de función
som atosensorial elem ental como el um bral de pre­
sión y la discrim inación de dos puntos. El trabajo
fisiológico con animales inferiores y el trabajo de esti­
mulación cortical realizado en humanos durante una
neurocirugía han dem ostrado que la superficie cor­
poral está representada topográficamente sobre la cir­
FIGURA 7.1 Descripción artística de cómo se vería un
cunvolución postcentral. Por ejemplo, las lesiones a
hombre si el tamaño de sus diversas partes corporales
la parte m ás inferior del área somatosensorial (adya­
fuese proporcional al área de la corteza somatosensorial
cente a la cisura de Silvio) produce deterioro en la
dedicada a ellas. (Tomado de H. Gleitman, 1995, p. 41.)
sensibilidad táctil de la cara, y las lesiones sobre el
aspecto medial de la circunvolución postcentral están
asociadas con deficiencia táctil en el pie. El área relati­
va de la corteza somatosensorial dedicada a diversas Sensación muscular y de articulaciones
partes del cuerpo, y la correspondiente sensibilidad
relativa de dichas partes, en general son descritas por La entrada som atosensorial desde el cuerpo no sólo
medio del hom únculo sensorial (figura 7.1). registra los estím ulos pasivos que actúan sobre la
Es posible que la identificación más elem ental de superficie corporal, también incluye sensaciones que
la ubicación espacial es la localización de un estímu­ son el resultado de la entrada com binada desde las
lo que actúa sobre la superficie corporal. Los um bra­ articulaciones y los m úsculos que producen una per­
les de lo calización entre puntos se m iden m ediante cepción de la posición corporal (propriocepción) y el
la estim ulación de puntos vecinos sobre la piel y m ovim iento corporal (cinestesias). Las sensaciones
determ inando la distancia mínima entre los dos pun­ proprioceptivas y cinestésicas que resultan del toque
tos que han sido tocados en forma sucesiva y que son activo hacen posible el reconocim iento de los objetos
identificados de m anera confiable com o diferentes. y la disposición espacial, un proceso denom inado
La precisión de la localización sobre las diferentes p ercepción tactu al (en este contexto, por lo general
partes de la su perficie corporal corresponden a los se usa el término táctil; sin em bargo, lim itar el uso del
um brales para la discrim inación entre dos puntos y últim o término a la percepción de los estímulos que
la sensibilidad a la presión representados por el ho­ actúan de m anera pasiva y em p lear el térm ino tac­
múnculo sensorial.1 tual para el toque activo tiene la ventaja de enfatizar
la naturaleza distinta de los dos procesos). Las lesio­
nes a la corteza som atosensorial secundaria (poste­
rior a la corteza sensorial prim aria) produce deterio­
1 Es interesante que cerca de 40% de los pacientes con lesiones
ro en el funcionam iento tactu al. Parece que estas
corticales que exhiben deficiencias contralateral en la localización
de puntos sobre la mano, también se presentan defectos en la
áreas parietales son n ecesarias para la integración
mano ipsilateral (Corkin, Milner y Taylor, 1973). La razón para com pleja de la inform ación en torno al m ovim iento
esta variación en los hallazgos sensoriales en pacientes con lesio­ corporal (desde las articu laciones y m úsculos) y la
nes m uy similares es poco clara. sensación de la piel, una integración que resulta en la
CAPÍTULO / Procesamiento espacial 157

desorientación visu al es usado para especificar este


deterioro (H olm es, 1918; M cC arthy y W arrington,
1990), aunque cuando se usó en esta forma el térm i­
no tuvo un significado m ás restringido que el que
uno podría esperar del uso coloquial. La desorienta­
ción visual puede ser m edida en términos de la dis­
crepancia, en grados, entre la ubicación de u n es­
tímulo puntual y la dirección de la mirada del sujeto.
Esto en esencia es una in terrupción en la coordina­
ción de la inform ación de la retina y el m ovim iento
del ojo y la cabeza. La desorientación visual también
puede m anifestarse como una percepción deteriora­
FIGURA 7.2 Para determinar la ubicación de un estímulo
da de la profundidad. E sto se detecta al percibir
visual en relación con el cuerpo, deben ser integradas la
fallas para alcanzar un objeto por parte del sujeto o
información concerniente a la ubicación de la retina, la
posición del ojo en relación con la cabeza y la posición de por errores en el ju icio en relación con la distancia
ésta en relación con el resto del cuerpo. relativa de dos o más objetos.

Localización visual
identificación de objetos que son tocados o el espacio
que se explora de m anera tactual. Las deficiencias en la lo ca liz a ció n v isu al han sido
definidas como deterioros en la habilidad para apun­
tar hacia o tocar un estím ulo visual en ausencia de
ESPACIO EGOCÉNTRICO deterioro visual prim ario, som atosensorial primario
o motor prim ario. Holmes (1918) reportó a pacientes
Desorientación visual que fueron incapaces de apuntar hacia un estím ulo
visual pero que no tuvieron deterioro para fijar un
Prim ero considere el caso más simple de localización estímulo visual y para apuntar hacia la ubicación de
espacial, la ubicación de un solo punto en relación con estím ulos auditivos o táctiles. Desde entonces, han
el observador. Esta capacidad parecería ser un prerre- habido m uchos reportes de deficiencias en apuntar
quisito para todo procesamiento espacial más compli­ hacia un estím ulo en ausencia de desorientación
cado. Se ha visto que las estructuras neuronales en el visual prim aria o de deterioro proprioceptivo, cines-
sistem a visual están organizadas en forma retinotópi- tésico o motor. Este deterioro, al cual se le ha denom i­
ca. Esto se refiere a que la ubicación específica sobre la nado ataxia óptica, constituye una perturbación en la
retina estim ulada por un solo punto es codificada en coordinación de los procesos visuales y motores.
varias estructuras, que incluye el núcleo geniculado
lateral y algunas otras áreas visuales corticales. Pero es
obvio que la información acerca de dónde cae un estí­ Correlatos neuronales de la
m ulo sobre la retina no proporciona suficiente infor­ desorientación visual y el deterioro
m ación para definir su ubicación relativa al observa­ en la localización visual
dor porque ojo, cabeza y cuerpo pueden moverse. Por
tanto, el hecho de que un estímulo puntual caiga sobre
el punto X en la retina no significa nada acerca de Las lesiones asociadas con la desorientación visual y
dónde está en relación con el observador; tal determi­ el deterioro en la localización visual son bilaterales
nación requiere la integración de información concer­ en el área de la frontera occipitoparietal (Ross-Rus-
niente a la ubicación de la retina, la posición del ojo en sell y Bharucha, 1984; W arrington, 1986). A dem ás,
relación con la cabeza y la posición de la cabeza en prim ero se reconoció (Riddoch, 1935) que ambos
relación con el resto del cuerpo (figura 7.2). deterioros pueden estar confinados a un campo visu­
U na de las interrupciones m ás sim ples de este al o incluso a un cuadrante visual y, en el caso de la
proceso es la incapacidad para m over los ojos y la localización visual, a un brazo. Por tanto, los siste­
cabeza en form a que provoque que un estímulo caiga mas que subyacen a la orientación visual y a la loca­
sobre la fóvea de la retina (es decir, fijar un objeto), lización visual están representados de manera bilate­
en ausencia de deterioro visual prim ario o deterioro ral y tienen la m ism a relación contralateral entre
en la m usculatura del ojo y de la cabeza. El término hem isferio y lado de su perficie receptora que se
158 PARTE II Neuropsicologfa de los sistemas funcionales principales

FIGURA 7.3 Respuesta de una célula


ON de fijación de mirada en el área V3 del
mono alerta. Cuando el animal fija un
punto (fp ) cerca de D, la célula se
dispara cuando una línea de orienta­
ción apropiada aparece en su campo
receptivo (r/), el cual, en esta neurona,
ocurre que está inmediatamente abajo
del punto de fijación. Hasta aquí esto
no es extraordinario. Sin embargo,
cuando el mono desvía su mirada
hasta que la fija un punto (fp) cerca de
C, la neurona no responde cuando el
mismo estímulo aparece en la misma
ubicación relativa al punto de fijación.
Las líneas horizontales a la izquierda
del dibujo indican cuándo estuvo el
estímulo en el campo receptivo de la
célula. {Tomado de Zeki, 1993, p. 339.)

aprecian en el funcionamiento visual prim ario. Ade­ m ación contenida en estos m apas retinotópicos es
más, al igual que la función sensorial primaria, estos integrada con la inform ación acerca del movimiento
sistemas están organizados de m anera retinotópica. del ojo y la cabeza para producir inform ación acerca
Aunque el conocim iento de los m ecanism os en el de la posición del estím ulo relativa al cuerpo. A pesar
nivel neuronal que subyacen a la orientación visual y a de que esta pregunta sigue sin contestarse, las carac­
la localización visual aún son incompletos, han surgi­ terísticas del campo receptivo de ciertas células en el
do algunos indicios a partir de estudios recientes. área V3 y en la corteza parietal indican que ellas res­
Como se ha visto, para señalar a un estím ulo en el ponden como si fuesen sensibles a la confluencia de
espacio, es necesario integrar información acerca de las esta inform ación. Para explicar esto de m anera más
áreas de la retina sobre las cuales actúa el estímulo con com pleta, se debe discutir brevem ente el tamaño de
información acerca de la ubicación de la retina (ojo) en los campos receptivos de las neuronas extraestriadas.
relación con la cabeza y la inform ación en torno a la En general, conform e uno se m ueve corriente
ubicación de ésta en relación con el resto del cuerpo. abajo d esd e'V l y V 2 hacia las áreas visuales extraes­
La integración de esta información dispersa es necesa­ triadas, aumenta el tamaño de los campos receptivos
ria para la localización en el espacio egocéntrico. de las neuronas. Por ejem plo, las neuronas de direc­
Se ha visto que a niveles del sistem a visual desde ción específica en V5 m uestran una intensa respuesta
la retina hacia la corteza, se encuentran neuronas con diferencial para el m ovim iento en su dirección prefe­
cam pos receptivos que corresponden a un área par­ rida, pero h acen esto sin considerar dónde ocurre
ticular de la retina. De las neuronas corticales, aque­ dicho m ovim iento en sus cam pos receptivos relati­
llas con los cam pos receptivos m ás pequeños se vam ente grandes. En consecuencia, en las neuronas
encuentran en V I y V2, y estas áreas codifican los V5 la codificación del m ovim iento tiene prioridad
m apeos m ás precisos de la localización en la retina sobre la codificación de la ubicación en la retina. De
de la estim ulación. Uno de los principales problemas m anera similar, las neuronas en V3 y V4 tienen cam­
que tienen los intentos por com prender la base neu­ pos receptivos relativam ente grandes, y en la corteza
ronal de la localización egocéntrica es cómo la infor­ temporal inferior y en la parietal los campos recepti-
CAPÍTULO 7 Procesamiento espacial 159

A) ON B) ON

lili

iT ir

10°
FIGURA 7.4 Células de posición real en V6 del mono alerta. A) Cuando el animal se fijó sobre el punto 7, la célula dio
una buena respuesta a un estímulo que se movía hada las 11 en punto. Sin embargo, cuando el mono se fijó en otras posi­
ciones (2-6) y se estimularon idénticas ubicaciones relativas al punto de fijación, la célula no respondió. Hasta aquí la
célula tiene las características de una célula de fijación de mirada. B) Además, cuando el mono se fijó en diferentes posi­
ciones (1-6) y el mismo estímulo en movimiento fue presentado en el punto 7, la célula se disparó, sin importar el punto
de fijación. ON indica que el estímulo estuvo en el campo receptivo. (Tomado de Zeki, 1993, p. 341.)

vos son todavía más grandes, lo cual resulta en una y en la corteza parietal (a la cual se hizo alusión ante­
m ayor pérdida de inform ación concerniente a la ubi­ riorm ente), son los sigu ien tes. De los registros de
cación en la retina donde ocurre la estim ulación que actividad unitaria registrada en un m ono en estado
es intercam biada por una codificación más integrada alerta m uestra que hay célu las en dichas áreas que
de las características del estímulo. responden sólo cuando un estím ulo actúa sobre un
Es lógico que una confluencia de inform ación área particu lar de la retin a y el anim al observa en
desde diferentes partes de la retina deberá tener una dirección particular (Galletti y Battaglini, 1989).
lugar en las áreas extraestriadas. Sin em bargo, esto Cuando el anim al se fija en un punto diferente, la
da pie al problema de cómo es codificada la inform a­ misma estim ulación sobre la misma área de la retina,
ción acerca de la ubicación en la retina de estos estí­ que provocó que la célula se disparara con esa direc­
m ulos ahora altamente procesados. Éste es un aspec­ ción preferida de la m irada, ahora no producirá una
to del principal problem a de asociación que desafía respuesta (figura 7.3). En otras palabras, si un locus
los intentos por lograr entender la percepción visual. particular de la estim ulación en la retina provocará o
Z eki (1993) ha propuesto que la inform ación acerca no que tal célula se dispare, dependerá del punto
del locus de la estim ulación en la retina puede ser sobre el cual el animal fija la dirección de su mirada.
reintegrada con otras características de estímulo pro­ Estas células han sido denom inadas células de fija ­
cesado por las áreas extraestriadas a través de cone­ ción de m irada.
xiones recurrentes desde dichas áreas que regresan Existen células que son sensibles a la posición
la inform ación con aquella de la cod ificación topo­ dentro del espacio egocéntrico. Sin embargo, se han
gráfica precisa en las áreas V I y V2. descubierto algunas células todavía más com plejas
E xiste considerable soporte para esta hipótesis en V6 de la corteza parietal en monos. Algunas célu­
recurrente (Zeki, 1993). Sin em bargo, considere el las en V6 son sensibles al m ovim iento en una direc­
problem a de cómo se integra la inform ación concer­ ción particular (como las células en V5), y muchas de
niente a la ubicación de un estím ulo en la retina con éstas son de fijación de m irada. En consecuencia, una
la posición del ojo, la cabeza y el cuerpo para produ­ célula puede dispararse, por decir, ante un estímulo
cir una representación de la ubicación en el espacio que se m ueve hacia arriba a las 11 en punto cuando
egocéntrico. Los datos que surgen de las característi­ el mono se fija en un punto específico, pero no cuan­
cas del cam po receptivo de las neuronas en el área V3 do se fija en otros puntos (figura 7.4A). Sin embargo,
160 PARTE II Neuropsicologia de los sistemas funcionales principales

CE)
A)

FIGURA 7.5 Ejemplos de deterioros en dos pacientes con lesiones en el hemisfe­


rio derecho al A) copiar un diseño, B) copiar una carta Snellen y C) dibujar la plan­
B)
ta principal de un hospital. (Tomado de Paterson y Zangwill, 1994, pp. 34S, 340,344.)

es de particular interés, en el contexto de este análisis denadas que sea independiente del observador. Éste
del espacio egocéntrico, el descubrimiento de Gallet- puede ser un elaborado y com plejo sistema de coor­
ti y sus colegas (citados por Zeki, 1993, p. 341) de denadas cartesianas, com o el sistem a de latitud y
células que tienen las m ism as características de las longitud, o puede ser el sistem a coordenado defini­
de fijación de m irada apenas descritas, pero las cua­ do por los puntos de referencia en un espacio exten­
les tam bién se disparan con m ovim ientos en una so, las características de un cuarto o las posiciones
dirección específica en una posición determ inada pero relativas de varios objetos. En la vida cotidiana, los
relativa al mono sin importar el punto que esta siendo fija ­ marcos de referencia egocéntrico y alocéntrico inter-
do (figura 7.4B). A éstas se les ha denom inado células actúan para gen erar un sentido de lugar para un
de p osició n real. A quí se tienen células que parecen organism o individual. Esto ocurre, por ejem plo,
codificar la posición en el espacio egocéntrico. Se está cuando la rep resen tación del espacio alocéntrico
muy lejos de entender los m ecanism os y conexiones definido por los puntos de referencia y su sentido de
neuronales que median la integración de la inform a­ posición en relación con el cuerpo del individuo, sir­
ción proprioceptiva y visual que subyace las caracte­ ven en conjunto para guiar el m ovim iento del indivi­
rísticas de respuesta de las células de fijación de duo a través de la disposición espacial.
mirada y de las células de posición real. No obstante, En las secciones que siguen se exam inarán varios
es claro que las características de respuesta de estas aspectos del procesam iento espacial alocéntrico y sus
células d eben ser el producto de tal integración. bases neuronales. D e nuevo se subraya que el proce­
Todavía no se com prende cómo, si es que lo hacen, sam iento espacial es un espectro de actividades bas­
las propiedades de respuesta de estas células contri­ tante com plejo y heterogéneo que aún no ha sido
buyen a la construcción de una rep resentación del com pletam ente integrado en u n m odelo conceptual
espacio egocéntrico, aunque su im plicación en este coherente de funcionam iento cognitivo. La investiga­
proceso es m uy probable. ción de la neuropsicologia del procesamiento espacial
sin duda contribuirá al desarrollo de este modelo.

ESPACIO ALOCÉNTRICO
Análisis espacial
A hora se analizará el espacio alocéntrico, las repre­
sentaciones espaciales en las cuales el am biente sirve Los estudios tempranos que surgieron en la década de
como el m arco de referencia para un sistem a de coor­ los años cuarenta (Paterson y Zangwill, 1944,1945) no
CAPITULO / Procesamiento espacial 161

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FIGURA 7.6 Copias y dibujos espontáneos de parientes
con lesiones en A ) el hemisferio izquierdo y B) el hemis­
4) ferio derecho. (Tomado de Pieraj et al., 1960, p. 234.)

intentaron aislar aspectos del procesamiento espacial. cognitivos que eran osten sib lem en te diferentes de
En lugar de ello, realizaron la importante contribución los que su byacen a otros tipos de pensam iento y
de documentar el deterioro en el procesamiento espa­ conducta. Éste fue un avance im portante, pero al
cial com plejo tras lesiones cerebrales en ausencia de m ismo tiem po planteó nuevos problem as. En parti­
deterioro sensorial, m otor o de lenguaje primarios. cular, emergió la pregunta de si es posible una taxo­
A dem ás, estos estudios tempranos dem ostraron que nom ía sistem ática de la conducta espacial que expli­
el rendim iento en las tareas espaciales era disociable case la estructura del procesam iento espacial subya­
del reconocim iento de objetos. Éste fue un hallazgo cente. Éste es un problem a que todavía debe ser
im portante porque indicaba que la percepción de los resuelto, aunque se verá que las investigaciones neu-
objetos y la percepción del espacio son procesos distin­ ropsicológicas, en especial los patrones de d isocia­
tos. Los investigadores presentaron estudios de casos ción observados tras diferentes lesiones cerebrales,
de pacientes que m ostraban deficiencias en tareas han aportado contribuciones hacia dicha meta.
como el dibujo espontáneo y el copiado de figuras sim­
ples, la elaboración de diseños con cerillos, el conteo
del número de bloques en un cubo sólido con tres blo­ Búsqueda de los mecanismos subyacentes
ques por lado y el mareaje de lugares sobre un mapa al comportamiento espacial
(figura 7.5). Estos hallazgos fueron corroborados pos­
teriormente por diversos estudios de grupo (por ejem­ A pesar de que las deficiencias en la conducta espa­
plo, Newcombe, 1969; Warrington y Jam es, 1988). cial observadas por Paterson y Zangwill (1944,1945)
Es probable que la m ayor con trib u ción de estos fueron asociadas a lesiones en el área posterior del
prim eros estu d ios fue la d em ostración de que las hemisferio derecho, estudios subsecuentes mostraron
tareas con un com ponente espacial, aun cuando que ciertos procesam ientos espaciales complejos, co­
fuese heterogéneo, podrían ser deterioradas selecti­ m o el que subyace al dibujo y otro com portam iento
vam ente después del daño al cerebro. La selectiv i­ de construcción, son perturbados tras el daño al h e­
dad de las d eficiencias en la conducta que tienen m isferio derecho o al hem isferio izquierdo (M cFie y
relación con el espacio condujo a la id ea de que el Zangwill, 1960; Piercy, H ecaen y Ajuriaguerra, 1960).
deterioro perceptual podría ser confinado al proce­ En consecuencia, parece que no existe una marcada
sam iento espacial, una noción encarnad a en el tér­ especialización hem isférica para el procesam iento
m ino agn osia v iso esp acial, un térm ino m uy usado espacial complejo o que algunos de los procesos com­
en la década de los años cincuenta. Esta conceptuali- ponentes que subyacen a la conducta espacial com ­
zación estuvo en línea con otra evidencia surgida de pleja son mediados por el hem isferio derecho y otros
la psicología cognitiva (por ejem plo, Cooper y She­ son m ediados por el hem isferio izquierdo, de modo
pard, 1973; Jon id es y Baum , 1978; K osslyn, Ball y que el daño a cualquier hem isferio perturba la con­
Reisser, 1978), que ind icaba que el pensam iento ducta espacial com pleja pero en form as cualitativa­
espacial y la conducta eran m ediados por procesos mente diferentes.
162 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales

U n ejem plo de conducta espacial com pleja que


podría ser analizada es el dibujo. Las lesiones en la
región parietal de cada hem isferio p ertu rban este
com portam iento; sin em bargo, aunque el tem a no
está bien establecido, existe fuerte evidencia de que
los dos hem isferios m edian diferentes aspectos de
esta conducta (figura 7.6). En particular, se ha pro­
puesto que el hem isferio derecho regula los aspectos
perceptuales de la tarea, m ientras que el hem isferio
izquierdo media los componentes de la tarea que son
m ás explícitam ente de naturaleza ejecutiva. Esta for­
m ulación es apoyada por diversas líneas de eviden­
cia. Com o se discutirá con más detalle en el capítulo
8, el hem isferio derecho está más especializado para
el procesam iento perceptual que el izqu ierdo (M c­
Carthy y Warrington, 1990). Además, com o se anali­
zará con más detalle a continuación, el hem isferio
derecho está más especializado para la percepción del F1GURA 7.7 Fragmento de la tarea de orientación de
espacio. Más aún, como se analizará con más detalle líneas de Benton. A los sujetos se les presenta un par de
en el capítulo 9, las lesiones del hem isferio izquierdo líneas (arriba ) y deben identificar cuál de las líneas nume­
están asociadas con perturbaciones del m ovim iento radas (abajo) tiene la misma orientación. Los pacientes con
aprendido, denom inadas apraxias, y parece que esta lesiones en el lóbulo parietal derecho muestran deterioros
interrupción en la capacidad para ejecu tar acciones en esta tarea. (Benton, Varneij y Hnmsher, 197S, p. 365.)
aprendidas subyace al deterioro en el dibujo aprecia­
da en asociación con el daño al lóbulo parietal izquier­
do. Se encontrará que variaciones de este tema de rrington y Jam es, 1988). Estos estudios descubrieron
contribuciones especializadas complementarias de los de manera consistente que el deterioro en la percep­
dos hem isferios para la conducta espacial com pleja ción de la ubicación espacial relativa estaba asociada
aparecerán con frecuencia en estos análisis. Además, con lesiones en el hem isferio derecho posterior.
se identificarán áreas que median aspectos especiali­
zados del funcionam iento espacial dentro de cada
hemisferio. De hecho, gran parte del trabajo empírico D iscrim inación de orien tació n
desde la década de los años cincuenta ha intentado
investigar con mayor profundidad éstos y otros com­ Los estudios que investigaron la discriminación de la
ponentes del procesamiento espacial a través del estu­ orientación de líneas (Benton, H annay y Varney,
dio de las disociaciones que se m anifiestan tras las 1975) han encontrado deterioro asociado con daño en
lesiones cerebrales. Ahora se revisará parte de la evi­ el lóbulo parietal derecho (figura 7.7). El deterioro en
dencia que ha surgido de estos estudios. la d iscrim inación de orien tación tam bién ha sido
demostrado tras lesiones del lóbulo parietal derecho
en una tarea que requirió que los pacientes igualaran
Percep ción de u b icación espacial relativa la orientación de una b arra m óvil con una m uestra
presentada en form a visu al y tactual (De Renzi,
Varios estudios han investigado la discrim inación de Faglioni y Scotti, 1971).
la ubicación espacial relativa. En su form a más sim ­
ple, esto ha sido evaluado al solicitar a los sujetos
que em itan decisiones de igualación sim ilar-diferen- Tareas espaciales com p lejas
te sobre la ubicación de la interrupción en una línea
(W arrington y Rabin, 1970) y la u bicación de uno o Cuando uno se m ueve desde las tareas relativamente
dos puntos dentro de un cuadrado (Taylor y Wa­ sim ples hacia las tareas esp aciales m ás com plejas,
rrington, 1973). En otra variante, a los sujetos se les encuentra que ya no se nota el deterioro que sigue a
pidió identificar un número de entre un grupo colo­ las lesiones de cualquier hem isferio y la clara espe-
cado en form a aleatoria dentro de un cuadrado que cialización del hem isferio derecho. Ya se ha encon­
corresponden a la ubicación de un punto previamen­ trado que éste es el caso p ara los deterioros en las
te visualizado (Hannay, Varney y Benton, 1976; Wa- tareas de copiado y dibujo, deterioros que por lo
CAPITULO / Procesamiento espacial 163

general son denom inados apraxias de construcción, aún, las características de los deterioros observados
a pesar de que este término confunde el tema de si el en las producciones de cada hem isferio podrían ser
m ecan ism o subyacente al deterioro es del tipo de interpretadas de m anera razonable como apoyo a la
acción perturbada (praxis) o de percepción perturba­ hipótesis de que los dos hem isferios realizaban con­
da. De hecho, com o se mencionó anteriormente, exis­ tribuciones especializadas d iferentes a la conducta
te evid encia de que diferentes com ponentes del de construcción (figura 7.8).
dibujo son perturbados tras lesiones a los dos hem is­ Estas observaciones y las inferencias en relación
ferios, en base principalm ente a las diferencias cuali­ con las diferencias cualitativas entre los dos hem isfe­
tativas en las perturbaciones que siguen a las lesio­ rios demostraron ser conceptualizadones heurísticas
nes en el hem isferio izquierdo y derecho. para la com prensión tanto de la conducta espacial
U na de las form as en que esta d iferencia ha sido como de la asim etría funcional hem isférica. No obs­
caracterizada es que una perturbación de la percep­ tante, el análisis cualitativo de los dibujos corría el
ción espacial subyace al deterioro en el dibujo asocia­ riesgo de ser una em presa su bjetiva. Por tanto, la
do con lesiones en el lado derecho y una perturbación búsqueda de una base m ás objetiva para diferenciar
de la organización de la acción subyace a los efectos el papel de cada hem isferio cerebral en la conducta
de las lesiones del lado izquierdo. Com o se m encio­ espacial llegó a ser im portante. Estos esfuerzos pro­
nó, una de las primeras fuentes de evidencia para esta dujeron una disociación im portante: el deterioro de
hipótesis provino de ciertas observaciones e inferen­ construcción que sigue a las lesiones en el lóbulo
cias realizadas por los investigadores alrededor de parietal derecho está asociado con el deterioro en las
1950. Se describe que los dibujos de los pacientes con tareas espaciales sin un com ponente motor explícito,
lesiones en el hem isferio derecho tem an una especie como las tareas de u bicación de punto y la orien ta­
de carácter "fragm entado" (Piercy et al., 1960), como ción de línea analizadas con antelación (Benton et al.,
si los elem entos individuales pudiesen ser descritos 1975; Taylor y Warrington, 1973), mas no en las tare­
de m anera adecuada pero la relación entre los com ­ as que requerían la organ ización de la acción fuera
ponentes individuales estuviese severamente pertur­ del terreno espacial. En contraste, el deterioro de
bada (véase figura 7.6). Esta alteración en el rendi­ constru cción que sigue a las lesiones en el lóbulo
m iento fue atribuida a un deterioro subyacente en la parietal izquierdo está asociado con deterioro en las
percepción del espacio visual (agnosia visoespacial) tareas que requieren la organización de las acciones
(Ettlinger, Warrington y Zangwill, 1957). fuera del terreno espacial m as no en las tareas de per­
Los dibujos realizados en pacientes con daño en el cepción espacial que no requieren acción organizada
hem isferio izquierdo parecieron estar perturbados (Costa y Vaughan, 1962; Dee, 1970). Estos hallazgos
en form a diferente, eran descritos como más sim pli­ apoyan la noción de que el hem isferio derecho está
ficad os y adolecían en detalles pero retenían las especializado para la percep ción espacial y que el
características espaciales generales de los objetos hem isferio izquierdo contribuye a la praxis (de ac­
bosquejad os (A rrigoni y De Renzi, 1964; M cFie y ción) de las tareas espaciales.
Z angw ill, 1960; W arrington, Jam es y K insbourne, Aún no se concluye si esta hipótesis da fe adecua­
1966). A dem ás, los pacientes con lesiones en el da de los efectos que las lesiones en los hem isferios
hem isferio izquierdo fueron capaces de dibujar izquierdo y derecho tien en sobre la conducta de
m ejor cuando tem an un m odelo para copiar, m ien­ construcción. Sin em bargo, por ahora se dejará la
tras que los pacientes con lesiones en el hem isferio cuestión de la contribución diferencial de los dos
derecho no se beneficiaron de la copia (véase figura hem isferios a la conducta de construcción y se regre­
7.6). Si se supone que un deterioro en la organización sará a otra conducta espacial compleja: la orientación
de la acción se beneficia con la presencia de un en disposiciones espaciales grandes, como una ciu­
m odelo para copiar, mientras las deficiencias percep- dad o un escenario geográfico.
tuales no lo hacen, entonces esta observación sería
consistente con la división praxis-perceptual del tra­
bajo entre los hem isferios izquierdo y derecho que se O rie n ta ció n y m em o ria to p o g rá fica s
han considerado.
En 1960, conforme comenzaron a desarrollarse los La d eso rien tació n top o g ráfica se refiere a una in­
estudios de los pacientes con comisurotomía, se com ­ capacidad para m overse en torno de una disposición
plem entó estos estudios con reportes que confirm a­ espacial debido a una perturbación en la capacidad
ron que cada hem isferio contribuía a tareas de cons­ para percibir de m anera precisa las relaciones espa­
trucción ya que ningún hem isferio aislado era capaz ciales y las distancias entre puntos de referenda. Los
de dibujar con norm alidad (G eschw ind, 1979). M ás individuos con este trastorno no son capaces de usar
164 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales

R ep ro d u cid o por la m ano Patrón m o d elo R ep ro d u cid o por la m ano


izq u ierd a (h em isferio d erech o) d e re c h a (h em isferio izquierdo)

FIGURA 7.8 Rendimiento de un pariente a quien se le ha seccionado el cuerpo calloso, aislando


los dos hemisferios. El sujeto debía reproducir el modelo en la columna central mediante el ensam­
blado de los bloques coloreados, ya sea con la mano izquierda (hemisferio derecho) o la mano
derecha (hemisferio izquierdo). Los errores fueron igual de frecuentes para las dos manos, pero los
tipos de errores fueron diferentes, lo que sugiere que cada hemisferio está especializado para un componente diferente
de la tarea. El hallazgo de que ningún hemisferio solo es competente en esta tarea enfatiza la necesidad de la actividad
complementaria de ambos hemisferios en la ejecución de conductas espaciales complejas. (Tomado de Geschwind, 1979, p. 109.)

puntos de referencia para guiar su movim iento a tra- ambiente ha sido lesionada. En contraste, -un trastor-
vés de una disposición espacial debido a que su habi- no de m em oria topográfica (tam bién llam ada amne-
lidad para generar una representación interna del sia topográfica) es un deterioro en la habilidad para
CAPÍTULO 7 Procesamiento espacial 165

aprender nuevas disposiciones espaciales (am nesia m ación espacial a lo largo del tiem po para generar
topográfica anterógrada) o una pérdida de la capaci­ una representación interna del espacio extendido.
dad para moverse en tom o de disposiciones espacia­
les previam ente conocidas (am nesia topográfica re­
trógrada) sin una perturbación prim aria del procesa­ Hipótesis de las dos vías para el recon ocim ien to
m iento espacial. En consecuencia, el p aciente con de objetos y el p rocesam ien to espacial
amnesia topográfica no está más desorientado en un
ambiente espacial de lo que lo está un individuo nor­ Una piedra miliar de las investigaciones en el proce­
m al que apenas conoce un nuevo am biente. Las am ­ sam iento esp acial ha sid o la gran evidencia de que
nesias topográficas anterógrada y retrógrada son los trastornos en el reconocim iento de objetos (anali­
disociables. zada con detalle en el capítulo 8) y los trastornos de
Existe fuerte evidencia de que la d esorientación la ubicación espacial son doblem ente disociables
topográfica está asociada con daño en el lóbulo (Mishkin, Ungerleider y M acko, 1983). Por ejemplo,
parietal derecho (Hecaen, Tzortzis y Rom dot, 1980; mientras que las lesiones bilaterales en el área TE en
P aterson y Zangw ill, 1945). Sin em bargo, tam bién la corteza temporal inferior de monos produce dete­
existe evidencia de que la representación deteriorada rioro en la clasificación visual de objetos, la remoción
del espacio extrapersonal extendido y distante, ca­ bilateral de la corteza parietal posterior produce
racterístico de la desorientación topográfica, es diso- severo deterioro sobre las tareas que requieren la dis­
ciable de las perturbaciones en el espacio alocéntrico crim inación de la u bicación espacial relativa de un
en el am biente inm ediato del individuo (H ecaen et "punto de referencia" (figura 7.9).
a i, 1980), lo que sugiere que diferentes áreas especia­ A dem ás de d escribir áreas corticales específicas
lizadas dentro de la región parietal derecha pueden involucradas de m anera diferencial en estos dos tipos
m ediar las funciones perturbadas en estos dos tipos de tarea, M ishkin y sus colegas, usando el método de
de trastorno. 2[14C ]deoxiglucosa, fueron capaces de delinear las
Parecer ser que la am nesia topográfica anterógra­ conexiones desde la corteza visual prim aria (V I)
da está relacionada con anorm alidad en el hipocam ­ hacia aquellas dos áreas. El resultado fue la detección
po y, com o se analizará con m ayor detalle más ade­ de dos vías, una vía dorsal que se proyecta desde V I
lante, existe considerable evidencia de que el hipo­ hacia el área PG en la corteza parietal y una vía ven­
campo está implicado en la memoria de la ubicación tral que se proyecta desde V I hacia el área TE en los
espacial y puede servir com o el sitio de representa­ lóbulos temporales (véase figura 7.9). De acuerdo con
ción de un m apa espacial del am biente (W ilson y esta hipótesis, estos investigadores encontraron que
M cN aughton, 1993). En contraste, las estructuras las vías ventrales portan inform ación desde la fóvea,
neuronales involucradas en la am nesia topográfica el área más im portante tanto para la agudeza visual
anterógrada, aunque poco claras, parecen no incluir como para la discrim inación visual. En contraste, la
al hipocam po. Esta conclusión se basa en el hallazgo vía dorsal porta inform ación desde las retinas central
de que este trastorno ha sido reportado en ausencia y periférica, un descubrim iento consistente con los
de daño detectable del hipocampo (Paterson y Zang­ requerim ientos de su papel en la percepción de la
w ill, 1945). Sin em bargo, más convincente es el localización en un espacio extenso.
hallazgo de que los pacientes con daño extenso del Este modelo de dos vías de funcionamiento visual,
hipocam po y severa am nesia topográfica anterógra­ colocando un sistem a dorsal para la percepción del
da pueden haber preservado el conocim iento de las "dónde" de un estím ulo y un sistema ventral para la
disposiciones espaciales aprendidas antes del estable­ percepción del "q u é " de un estím ulo, organiza una
cimiento de su lesión (Milner, Corkin y Teuber, 1968). buena cantidad de datos em píricos. En particular,
La orientación y la m em oria topográficas están sugiere una base neuronal para la establecida disocia­
m uy relacionadas. Para form ar una representación ción doble de la discrim inación deteriorada de obje­
in tern a de una d isposición espacial a través de la tos y la discriminación deteriorada de puntos de refe­
cual se m ueve, com o una ciudad, la persona debe rencia. También plantea varios problemas interesan­
construir dicha representación a partir de la inform a­ tes. ¿Cómo se reintegra la inform ación espacial y de
ción perceptual que es acumulada a lo largo del tiem­ objeto en una representación unificada de un objeto
po (suponga que no se observa un mapa). Por tanto, particular en una ubicación espacial específica?
la orien tación topográfica es diferente a otros tipos Como M ishkin y sus colegas reconocen, este proble­
de percepción espacial visual (y sim ilar a la percep­ m a sigue sin resolverse; sin em bargo, sugieren que,
ción tactual) en que conlleva procesam iento de m e­ dado que ambas vías tienen conexiones hacia el siste­
m oria; requiere la retención e integración de la infor­ ma límbico y hacia los lóbulos frontales, una o ambas
166 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales

A) Existen algunos problem as fundam entales con la


hipótesis de las dos vías. Zeki (1993) h a criticado el
m odelo sobre la base de in form ación em ergente en
tom o a la corteza extraestriada y sus conexiones con
V I. En particular, él señala que existen proyecciones
directas desde V I hasta V3, V3A, V4, V5 y probable­
m ente tam bién hacia V6. P or tanto, existen no sólo
dos vías que em anan desde V I. Adem ás, las propie­
dades de las células individuales dentro de cada sis­
tem a no siem pre correspond en con sus funciones
hipotetizadas. Por citar un ejem p lo, aunque el área
V3, considerada parte del sistem a "q u e ", contiene
neuronas selectivas de orien tación , com o se puede
esperar, se h a visto que tam bién contiene células de
ñjación de m irada, las cuales presum iblem ente están
involucradas en el p rocesam iento espacial. Tal vez
aún más problem ático para u n m odelo que concep-
tualice dos grandes subsistem as aislados, uno invo­
lucrado en la percepción de la forma y otro en la per­
cepción de la localización, es el hecho de que la infor­
m ación desde uno de tales dom inios con frecuencia
puede proporcionar in form ación crítica acerca del
otro. Por ejemplo, la posición de un objeto y su rela­
ción con otros objetos proporciona inform ación vital
en relación con su identidad. A la inversa, la form a
precisa de un objeto ofrece inform ación vital acerca
de su posición.

FIGURA 7.9 Tareas conductuales sensibles a lesiones en EL PAPEL DEL HIPOCAMPO EN EL


los dos sistemas visuales corticales, hipotetizados por PROCESAMIENTO ESPACIAL
Mishkin y sus colegas. A) La remoción bilateral del área
TE en la corteza temporal inferior en el mono produce Existe evidencia convincente de que el hipocam po
severo deterioro en las tareas de discriminación de objetos juega un papel im portante en la codificación de la
como en las tareas de no-igualación a la muestra. En esta
ubicación espacial. Esta evidencia viene de tres dom i­
tarea, al animal primero se le muestra un objeto en una
nios: el registro fisiológico de células individuales en
ubicación central y se le da tiempo para familiarizarse con
él. Luego se le presentan dos objetos: el que se le acaba de el hipocam po, el efecto de lesiones del hipocam po
mostrar y uno nuevo. Al animal se le recompensa por ele­ sobre la conducta espacial y los estudios del tam año
gir el objeto no familiar. B) La remoción bilateral de la cor- relativo del h ipocam po en anim ales que em plean
teza parietal posterior produce deterioro en la discrimina­ memoria espacial de m anera m ás extensa en com pa­
ción de puntos de referencia. En esta tarea, al animal se le ración con aquellas que no la usan. Se considerará
recompensa por elegir la comida cubierta que está más cada una de estas áreas de evidencia, una a la vez.
cerca del "punto de referencia" (en este caso, el cilindro
alto), el cual es colocado al azar, de ensayo a ensayo, ya
sea más cerca de la comida a la izquierda o de la comida a
Estudios de registros unitarios
la derecha. (Tomndo de Mishkin et al., 19S3, p. 415.)

Una de las prim eras indicaciones de que el hipocam ­


po participa en la conducta espacial, fue el reporte de
de estas áreas puede ser el sitio de estos procesos inte- O'Keefe y Dostrovsky (1971) de que células individua­
gradores. El descubrim iento de que el daño al hipo­ les en el hipocam po se disparaban de manera selecti­
cam po derecho en los humanos perturba la memoria va cuando el anim al de estudio estaba en una ubica­
para la localización espacial de objetos particulares, ción particular y /o frente a u na dirección específica.
apoya la hipótesis de que el hipocam po puede estar Este hallazso condujo a estos investís-adores a nronn-
CAPITULO 7 Procesamiento espacial 167

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FIGURA 7.10 Células de lugar en el hipocampo de rata.


(Izquierda) Cuando la rata exploró el área sobre la parti­
ción durante 10 minutos, se encontró que la célula 1 se
disparó de manera máxima cuando el animal estuvo en
una ubicación particular. Esta ubicación es referida como FIGURA 7.11 A) Laberinto radial de ocho brazos usado
el campo de lugar de dicha célula. El sombreado muestra para investigar el comportamiento espacial en ratas.
un gradiente de frecuencia de disparo conforme el animal B) Cuando cada uno de los brazos tiene comida, el animal
se aleja desde el centro del campo de lugar. La célula 2, irá de uno a otro hasta que la comida sea recolectada. C) Si
otra célula del hipocampo, no tiene un campo de lugar en ciertos brazos nunca tienen comida, el animal aprenderá a
el área sobre la partición. (En medio) Cuando la partición ignorarlos y viajará sólo hacia los brazos con alimento.
es removida y al animal se le permite explorar el espacio (Tomado de Bear, Connors y Paradiso, 1995, p. 537.)
más grande, la célula 1 continúa disparándose cuando el
animal está en su campo de lugar, y se encuentra que la
célula 2 tiene sólo un débil campo de lugar en el comparti­
miento recién explorado. (Derecha) Sin embargo, conforme del hipocam po que no tem an cam po de lugar en el
la rata continúa explorando el espacio novedoso más allá am biente anterior, con el tiem po llegan a ser sensi­
de la partición, la célula 2 desarrolla un robusto campo de bles a la ubicación del animal en el nuevo ambiente.
lugar. (Tomado de Bear, Connors y Paradiso, 1995, p. 539.)

Estudios de lesión
del am biente, una idea que de m anera posterior fue
elaborada con más detalle (O'Keefe y Nadel, 1978). El descubrimiento de que las lesiones del hipocampo
Estos prim eros reportes de células en el hipocam ­ perturban la conducta espacial es una segunda línea
po sensibles a la ubicación espacial del anim al fue­ de evidencia del papel del hipocam po en tales proce­
ron confirm ados por reportes ulteriores, y ahora es sos. Un ejemplo de tal perturbación involucra el ren­
claro que existen células en el hipocam po cuyos cam­ dimiento de ratas en un laberinto de brazos radiales
pos receptivos son la presencia del anim al en un (figura 7.11). C uando cada brazo del laberinto es
lugar particular en el ambiente (Wilson y McNaugh- cebado (tiene com ida al final del m ismo) la rata
ton, 1993). Este lugar, para una neurona dada, es refe­ aprende a recorrerlo y recolectar la com ida de cada
rido com o el cam po de lu gar de dicha neurona, y brazo, sin regresar de m anera innecesaria a los b ra­
una célula con tal sensibilidad se conoce como célula zos en los cuales ya ha recogido la com ida. En una
de lu g ar. A l registrar desde una célula de lugar, es condición alternativa, en la cual, después de muchos
posible m apear su cam po de lugar (figura 7.10). De intentos, ciertos brazos nunca son cebados, la rata de
p articu lar interés es el hallazgo de que, cuando un nuevo no efectúa viajes de retorno hacia los brazos
anim al está en un nuevo am biente, algunas células en los cuales la com ida ya ha sido retirada. Además,
168 PARTE II Neuropsicologia de los sistemas funcionales principales

60 A dem ás de los estu dios de laboratorio, tam bién


hay algunos estudios de lesión que han investigado
50
el papel del hipocam po en la m em oria espacial en el
40 ambiente natural. En un estudio que combinó obser­
vación etológica y el m étodo de lesión, Sherry y Vac-
30 carino (1989) docum entaron por prim era vez la habi­
20
lidad del carbonero sibilino para recordar las locali­
dades donde ha alm acenado comida (sitios escondri­
I 10 jo). Luego las aves fueron som etidas a aspiración
'> bilateral del hipocam po o a aspiración bilateral del
-g O
mism o volum en de otra región del cerebro y otros no
I 60 recibieron cirugía. C uando se observó de nuevo su
S conducta de visita en su am biente natural, se encon­
¡? 50 tró que la conducta p osquirúrgica de las aves con
lesiones del hipocam po fracasó para dem ostrar la
preferencia norm al por los sitios en los cuales se
había almacenado com ida (figura 7.12).
Los estudios de pacientes con lesiones del h ip o­
cam po han dem ostrado deterioro en el rendim iento
1 de diversas tareas espaciales, como el aprendizaje de
laberintos en las m odalidades visual (Milner, 1965) y
HP HA Control
tactual (Corkin, 1965), el recuerdo de la posición de
un punto sobre una línea (C orsi, 1972), el recuerdo
FIGURA 7.12 Efecto de lesiones bilaterales del hipocam­ de la localización espacial en la m odalidad tactual
po sobre la precisión de recuperación de almacenamiento (Rains y M ilner, 1994a) y el recuerdo de la localiza­
temporal de alimento en carboneros sibilinos. Las barras ción de objetos vistos (Sm ith y Milner, 1981).
más oscuras muestran las visitas a los sitios de almacena­ Como se verá en el capítulo 10, aunque el daño al
miento temporal de alimento como porcentaje de visitas a hipocam po en los hum anos está asociado con el
todos los sitios mientras se buscaban los escondites. Las deterioro en la m em oria para el material no espacial,
barras más claras muestran las visitas a esos mismos
los estu dios de lesió n en el m acaco indican que las
sitios antes de que la comida fuese escondida e indican el
estructuras críticas relacionadas con el reconocim ien­
nivel de aleatoriedad de visita al sitio. (A rriba ) La preci­
sión promedio de las aves en cada uno de los tres grupos
to visual en estos anim ales son áreas de la corteza
antes de la cirugía. (Abajo) La precisión promedio tras la cercanas al hipocam po, conocidas como corteza peri-
aspiración bilateral del hipocampo (HP), la aspiración rrin al y corteza parahip ocám pica, más que el hipo­
bilateral del mismo volumen de tejido del hiperestriado campo en sí (Zola-M organ e t a l , 1989). Esto indicaría
accesorio (HA) o sin procedimiento quirúrgico (Control). que el papel funcional del hipocam po puede ser más
(Tomado de Sherry, Jacobs y Gaidin, 1992, p. 299.) específicam ente espacial de lo que se había pensado.
Debe determ inarse si éste tam bién es el caso para los
humanos, porque los hallazgos en animales se basan
la rata aprende a evitar los brazos que nunca son sobre los efectos de lesiones experim entales muy
cebados. D espués de lesiones en el hipocam po, la específicas y circu nscritas que no se aprecian en
conducta del anim al en la prim era condición es per­ pacientes húm anos (véase capítulo 10 para una dis­
turbada notablem ente: la rata regresa con frecuencia cusión más detallada de este tema).
dentro del m ism o ensayo a los brazos del laberinto
en los cuales ya ha recolectado la com ida. Es intere­
sante que, en la condición de cebado parcial, el ani­ Estudios neuroetológicos
mal aprende a evitar los brazos que nunca son ceba­
dos, pero continúa recorriendo de m anera ineficiente La etología es el estudio del com portam iento de los
los b razos de los cuales ya ha tom ado la com ida. anim ales en su am biente natural (Lorenz, 1966; Tin­
Estos h allazgos señalan que el hipocam po es vital bergen, 1951). La n eu ro eto lo g ía es el estudio de la
para el reconocim iento de la localización espacial relación entre su comportamiento y el cerebro. Por lo
durante ciertos intervalos de tiempo, aunque parece general intenta relacionar las diferencias en el com ­
ser que otras estructuras están involucrad as en la portamiento de especies relacionadas con sus diferen­
retención a largo plazo de tal información. cias en la estructura cerebral. Las investigaciones neu-
CAPITULO / Procesamiento espacial 169

50
FIGURA 7.13 Volumen del com­
plejo hipocámpico (HP-APH) en
A familias y subfamilias de aves: 3
20 almacenadoras de alimento (trián­
A
gulos rellenos ) y 10 no almacenado-
10 A A ras de alimento (triángulos huecos).
<i {Arriba) El volumen del hipocam­
A A po se muestra en relación con el
C_
A peso corporal. (Abajo) El volumen
A A del hipocampo se muestra en rela­
ción con el volumen del telencéfa-
£ A lo. Advierta que todos los ejes son
A logarítmicos. (Tomado de Sherry, Jacobs
y Gaulin, 1992, p. 300.)
10 20 50 100
Peso co rp o ral (g)

50

20
A

10 A A
A A
A
A A
o
> A
A
i _L
100 200 500 1 000
V olum en del te le n c é fa io (m m 3!

roetológicas del hipocampo y la conducta espacial han con aparien cia de rata): el m usgaño polígam o y el
producido algunos hallazgos bastante interesantes. topillo m onógam o. Se encon tró que el tam año del
En térm inos más generales, en un grupo variado área de h áb itat de las dos especies, rastreado por
de anim ales, se ha observado un aumento en el tama­ telem etría bajo con d icion es natu rales durante la
ño del hipocam po en las especies que dependen de tem porada de apaream iento, difería de manera con­
las habilid ad es espaciales, en com paración con las siderable (figura 7.14A) y, adem ás, que el m usgaño
especies que dependen m enos del procesam iento m acho tenía un área de h áb itat m ayor que la h em ­
espacial (Sherry, Jacobs y Gaulin, 1992). Este aumento b ra (G auíin y FitzG erald , 1986, 1989). Cuando la
en el tamaño del hipocampo representa una espedali- habilidad espacial fue valorada bajo condiciones de
zación adaptativa que puede ser el resultado de la laboratorio em pleando un laberinto, se encontró que
selección natural, la selección sexual o, en especies los m achos fueron su p eriores a las hem bras en el
com o la palom a mensajera, de la selección artificial. m usgaño polígam o, m ientras que no hubo diferen­
Por ejem plo, el volum en del hipocam po en relación cia sexual en el topillo m onógam o (figura 7.14B). Se
con el peso corporal y en relación con el volumen del encontró que los m achos de m usgaño polígam o tie­
telencéfaio ha demostrado ser mayor en tres familias y nen un tam año de h ip o cam p o significativam ente
subfamilias de aves almacenadoras de comida que en mayor, en relación con el tamaño de todo el cerebro,
el de 10 no'almacenadoras de tales grupos (figura 7.13). que el de las hem bras de la m ism a especie (figura
En una serie de estudios, la relación entre tamaño 7.14C). E n el topillo m onógam o no hubo dim orfis­
del hipocam p o y conducta en el am biente natural mo sexual en el tam año del hipocam po (Jacobs et al.,
fue investigado en dos especies de topos (un roedor 1990).
170 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales

A) También se debería m encionar la notable capaci­


dad navegadora de ciertas especies de aves. Es bien
sabido que las aves m igratorias vuelan cientos o
incluso miles de kilómetros cada época de migración
y por lo general retom an precisam ente al m ism o sitio
cada año. Además, las palom as m ensajeras son capa­
ces de regresar a una ubicación precisa aun cuando
se lleven a cabo elaborados m ed ios para elim inar
potenciales clave que guíen su vuelo. Por ejemplo, a
algunas palom as m ensajeras se les ha transportado
en camiones a sitios distantes, con los ojos tapados y
cubiertas con dispositivos que pretendidam ente
interfieren con los campos electrom agnéticos natura­
B) les, sin haber conseguido con ello interferir en su
retorno al lugar de origen. Incluso algunos investiga­
dores han movido los palom ares 100 metros después
de que las aves han dejado el área, sólo para obser­
T var que las aves regresan a la ubicación precisa
donde el palom ar había estado, aun cuando sus palo­
« ■
mares reubicados todavía seguían a la vista.
Estos comportamientos migratorios y de retomo al
hogar son claros ejem plos de com portam iento espa­
TiTíW cial extrem adam ente preciso. A unque los m ecanis­
íir mos que subyacen a esos com portam ientos siguen sin
u M usgaño Topillo explicarse en su totalidad, las hipótesis para las bases
del comportamiento migratorio incluyen el uso de las
O posiciones de las estrellas para una especie de nave­
0-055 gación celestial y una sensibilidad a los campos mag­
nético y electromagnético de la Tierra. El mecanismo
de com portam iento de retorno al hogar es incluso
0.050
más difícil de explicar porque ha sido impenetrable a
tantas m anipulaciones experim entales. Ésta aún es
0.045 un área fascinante para futuras investigaciones.

£ 0.040 J EXCLUSION DE UN LADO DEL ESPACIO

0.0001 La exclusión es una de las más curiosas y dramáticas


M usgaño Topillo
consecuencias del daño cerebral sobre la conducta en
FIGURA 7.14 Diferencias sexuales en el comportamiento los hum anos. Se evidencia tam bién como una piedra
y tamaño del hipocampo en dos especies de roedores, el miliar en la com prensión del com portam iento espa­
musgaño polígamo y el topillo monógamo. Barras claras cial. En la exclu sión (a veces se le denomina síndro­
= machos; barras oscuras = hembras. A) Tamaño del área m e de exclusión) un paciente ignora los objetos y per­
de la especie calculado a partir de observaciones telemé­ sonas en un lado del espacio. N o es que los objetos
tricas de roedores individuales registrados bajo condicio­ sobre un lado del espacio estén sólo "perdidos" por­
nes naturales durante la época de apareamiento. B) Habi­ que no son detectados, como ocurre tras una hem ia-
lidad espacial en el laberinto de luz solar. Las clasificacio­ nopia o pérdida sensorial sobre un lado del cuerpo.
nes fueron determinadas por separado dentro de cada
Más bien, el paciente con exclusión actúa como si un
especie debido a que las mismas difieren en relación con
lado entero del espacio no existiese. Esto puede ocurrir
el número de ensayos requeridos para alcanzar el criterio.
La escala del eje y está invertida, por lo que una baja cali­ en ausencia o presencia de una deficiencia sensorial
ficación indica buen rendimiento. C) Tamaño relativo del primaria. Cuando existe pérdida sensorial, los pacien­
hipocampo (volumen del hipocampo en relación con el tes con exclusión son incapaces de aprender a com ­
volumen de todo el cerebro) en adultos en crianza. (Tomado pensar la falta de inform ación en su campo ciego
de Sherry, Jacobs y Gaulin, 1992, p. 301.) mediante el redireccionamiento del movimiento de su
CAPÍTULO / Procesamiento espacial 171

M o d elo C opia del p a cien te

M o d elo

/ \
ES EB

FIGURA 7.15 Copias de dibujos lineales simples realiza­


dos por un paciente con exclusión del lado izquierdo y
lesión en el lóbulo parietal derecho. (Tomado de Posner y Rai- FIGURA 7.16 Rendimiento de un padente con exclusión
chle, 1994, p. 158.) del espado para el lado izquierdo en una tarea de cancela­
ción de líneas que requirió que el sujeto sólo marcara una X
sobre cada línea. (Tomado de McCartlnj y Warrington, 1990, p. 83.)
cabeza y ojos en dicha dirección, com o aprenden a
hacer los pacientes con hemianopia simple.
La exclu sión puede conducir a conductas extra­
ñas, com o el fracaso a dibujar el lado de un objeto en (Barbieri y De Renzi, 1989). Es la exclusión del espacio
el hem iespacio excluido (figura 7.15), leer sólo la visual la que ha sido estudiada con m ayor profundi­
m itad derecha de las líneas de un texto y dejar sin dad. En sus formas leves, la exclusión es menos dramá­
com er la com ida de un lado del plato, sólo para ter­ tica, manifestándose en prejuicios espaciales en los tests
m inar de manera entusiasta cuando el plato es gira­ como la bisección de líneas y en tareas que refieren bús­
do de m odo que la com ida aparezca en el lado no queda visual, como las tareas de "cancelación" simple
excluido. Los pacientes pueden rasurar sólo un lado de (figura 7.16) o las tareas que requieren la búsqueda de
su rostro, vestir sólo un lado de su cuerpo y reaccionar un objetivo dentro de un arreglo visual complejo.
sólo al habla u otros sonidos que llegan desde un lado La mayoría de los pacientes con exclusión la padecen
del espacio. Un ejemplo aún más ilustrativo de la exclu­ para el lado izquierdo del espacio y tienen una lesión en
sión es la distorsión del esquema corporal que hacen los la región parietal derecha, aunque también se han repor­
pacientes cuando dejan totalmente de estar conscientes tado después de lesiones en la corteza prefrontal dere­
de un lado de su cuerpo (usualmente el izquierdo). Estos cha (Posner y Raichle, 1994) y tras lesiones unilaterales
pacientes de hecho pueden creer que el brazo o la pierna del colículo superior y el pulvinar (un núcleo del tála­
sobre el lado excluido pertenece a alguien más y se que­ mo). También se aprecia, aunque con menor frecuencia,
jan de que una pierna separada ha sido colocada en sus la exclusión del lado derecho asociada con lesiones del
camas. En un fenómeno posiblemente relacionado, los lado izquierdo. Sin embargo, se ha argumentado que
pacientes pueden negar la parálisis u otro deterioro una forma leve de este último trastorno es más común
sobre un lado del cuerpo, e insisten en que ellos tienen de lo que en general se aprecia (Ogden, 1987).
uso completo de una pierna que no pueden mover. Existen dos grandes marcos teóricos dentro de los cua­
La exclusión puede ser evidente sólo en una o más les se han realizado intentos para explicar la exclusión. Se
m odalidades. De hecho, se han reportado todos los han conceptualizado como: a) un trastorno de atención, y
patrones de disociación entre las tareas de exclusión b) un trastorno de la representación interna del espado.
presentadas en las modalidades auditiva, visual y táctil Cada una de estas teorías se examinan por separado.
172 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales

A)

C am p o
Punto de recep tiv o
fija ció n
Estím ulo b la n co Ene.
B lan co
P alan ca Apag.

A ctividad
c e lu la r
P osición
del o jo

B)

O
Segu n d o
iîmÊʧÉ=m
b la n c o
ex tern o M o vim ien to sa c á d ic o
al c a m p o h a cia la izquierd a Ene.
recep tiv o B la n co
Apag.

A ctividad III I II
celu la r Til n r
P osición /
del o jo

D)

B rillan te
B lan coi
O p aco

A ctividad
celu lar
P osición
del o jo

La exclusión co m o trasto rn o de aten ció n Su teoría establece que la exclu sión resulta de una
habilidad deteriorad a para retirar la atención del
La teoría de la atención m ás desarrollada de la exclu­ lado del espacio n o-exclu id o. El soporte para esta
sión es la propuesta por Posner y sus colegas (1994). teoría proviene de tres áreas: d) el registro de activi­
CAPÍTULO 7 Procesamiento espacial 173

FIGURA 7.17 Efecto de la atención sobre la respuesta de una neurona en la corteza parietal posterior de un mono.
A) Respuesta a un estímulo blanco que aparece en el campo receptivo de la célula. B) Cuando el animal es entrenado
para dar un "movimiento sacádico" tras la aparición del estímulo, existe un incremento en la actividad de la neuro­
na (más allá del nivel de respuesta simple ante la presencia del estímulo) durante el intervalo de tiempo entre la
aparición del estímulo y el comienzo del movimiento sacádico. Éste es el resultado de la atención a un estímulo que
está a punto de ser el blanco de un movimiento sacádico. C) Este incremento es espacialmente selectivo porque
cuando el movimiento sacádico se va a realizar ante un punto extemo al campo receptivo de la célula, no se observa
incremento. D) El efecto de incremento no es específico al movimiento del ojo porque cuando el animal responde al
estímulo blanco soltando una palanca más que por medio de un movimiento sacádico, todavía se aprecia el efecto
de incremento. (Tomado de Bear, Connors xj Paradiso, 1995, p. 610.)

dad unitaria en el lóbulo parietal del mono conscien­ correlato de la atención, y es posible que este aumento
te; b) el estudio de pacientes con lesiones en el lóbulo esté implicado en los efectos conductuales de la aten­
parietal, y c) los estudios de visualización con sujetos ción. A la inversa, parece plausible que una perturba­
norm ales. Para explicar esta teoría y sus bases empí­ ción de estos mecanismos, debidos a lesión en el lóbulo
ricas de m anera más completa, es necesario conside­ parietal, perturbarían la atención al área del espacio
rar ciertos detalles. representada en el campo receptivo de estas células. Las
células en la corteza parietal tienen campos receptivos
C ÉLU LA S D E LO C A LIZ A C IÓ N E SP E C ÍFIC A FA­ que incluyen parte del campo visual contralateral.
C IL IT A D A S P O R A TEN CIÓ N EN C O RTEZA PA­
RIETA L D E M O N O S Ha sido claro durante cierto E ST U D IO S D E A TEN CIÓ N Y O RIEN TA C IÓ N V I­
tiem po que existen células en el lóbulo parietal del SUAL EN PACIEN TES CON LESIO N ES EN EL LÓ­
m ono consciente que se disparan cuando el anim al BULO PARIETAL Estos estudios de actividad unita­
atiende a un estímulo (Wurtz, Goldberg y Robinson, ria en monos originaron la cuestión de si, en los huma­
1982). Los m onos fueron entrenados para fijarse nos, regiones en el lóbulo parietal regulan funciones
sobre un punto en la pantalla de una computadora y similares. U n modelo para probar esta hipótesis es una
luego, cuando un objetivo aparecía sobre la pantalla, tarea de atención dirigida que ha sido usada de manera
dar un "m ovim iento sacádico del ojo" (m ovim iento extensa en el estudio de sujetos normales. Los sujetos
del ojo) hacia el blanco. Bajo estas condiciones se se sientan enfrente de un m onitor de computadora y
encontró que ciertas células exhibían un incremento fijan un punto, entonces comienza un ensayo con una
en la actividad durante el intervalo que sigue a la clave que indica el lado de la pantalla en la cual apare­
aparición del objetivo pero antes del establecimiento cerá un estímulo. Se instruye a los sujetos a oprimir un
del m ovim iento sacádico del ojo (figura 7.17). Esto botón tan pronto como detecten la presencia del estí­
era debido no sólo a la aparición del objetivo en el mulo. Además de los ensayos en los cuales la presencia
cam po receptivo de la célula, ya que la sola aparición de la clave es informativa acerca de la futura posición
(sin un tirón anticipado) producía una respuesta del estímulo, en algunos ensayos no existe la clave y en
m enos intensa. Se puede apreciar que estas dos con­ otros ensayos la clave es errónea, indicando el lado con­
diciones son conductas idénticas, la única diferencia trario (figura 7.18). La posición del ojo es monitorizada
es que en la prim era condición el animal atiende a la cuidadosamente para asegurar que no exista movi­
ubicación donde está a punto de producirse un m ovi­ miento porque lo que habrá de medirse aquí es el efec­
m iento sacádico. Es por esto que se cree que el incre­ to benéfico (o, en el caso de las claves incorrectas, el
mento de la actividad es el resultado de la atención. detrimento) de una clave sobre el tiempo de reacción
E xistieron otras dos condiciones de control que en la detección del estím ulo en ausencia de cualquier
apoyaron esta conclusión. La célula presentó especi­ movimiento ocular. Las desviaciones de la atención
ficidad espacial en cuanto a que no se disparaba de visual que ocurren de m anera independiente a cual­
m anera intensa si el m ovim iento sacádico iba a ser quier movimiento ocular son consideradas marcadores
realizado fuera de su cam po receptivo. A dem ás, se de atención cubierta, en contraste con la atención
dem ostró que el incremento en la actividad anticipa­ m anifiesta, que es ejem plificada por el movimiento
da no estaba relacionado con el m ecanism o del m ovi­ ocular anticipatorio en respuesta a una clave. La aten­
m iento del ojo per se porque apreció la misma activa­ ción cubierta es como un punto de luz de atención
ción si la respuesta al objetivo era un movimiento del visual que puede moverse, aunque el ojo esté fijo.
brazo en vez de movimiento del ojo. Estos estudios Conforme uno puede esperar, bajo estas condicio­
revelaron un aumento en la actividad celular que es un nes, los ensayos con claves correctas resultaron en
174 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales

FIGURA 7.18 En la tarea de orientación visual, una clave


(aquí, una flecha en el centro de la pantalla) indica la probable
ubicación del estímulo que está a punto de aparecer. La aten­
ción del sujeto (representado por el círculo) se desvía hacia la
ubicación indicada, la cual puede o no ser correcta. Una alter­
nativa a este formato de clave central es aquella en la cual la
clave es presentada en la ubicación del estímulo (no mostrada).
Los resultados de los experimentos con pacientes de lóbulo
parietal fueron, en esenda, los mismos para las dos condiciones
de clave. (Tomado de Posner y Kaichle, 1994, p. 155.)

tiem pos de reacción más cortos que los ensayos sin ral. Sin embargo, en los ensayos con claves correctas,
claves, los cuales a su vez tuvieron tiem pos de reac­ los tiempos de reacción de estos pacientes no tuvie­
ción m ás cortos que los ensayos con claves incorrec­ ron deterioro; los pacientes fueron capaces de dirigir
tas. Este procedim iento experim ental fue usado des­ la atención en respuesta a una clave.
pués para estudiar la atención dirigida en pacientes En contraste, las claves incorrectas aumentaron el
con lesiones en el lóbulo parietal. Los pacientes en tiem po de reacción. En particular, cuando las claves
este estu d io no tuvieron un síndrom e de exclusión incorrectas fueron presentadas para dirigir la aten­
severo; no obstante, se razonó que, puesto que la ción hacia el m ism o lado del espacio que la lesión y
exclu sión está asociada con lesiones en el lóbulo luego el estímulo apareció en el campo visual contra-
parietal, el estudio de estos pacientes puede propor­ lateral, la detección del estím ulo estuvo severamente
cionar claves acerca de la naturaleza de la exclusión. deteriorada, lo que resultó en tiem pos de reacción
Los resultad os m ostraron que en los ensayos sin m uy aumentados o incluso en pérdida del estímulo.
clave, los pacientes con lesiones en el lóbulo parietal Ese deterioro fue m ayor para los pacientes con lesio­
tuvieron tiempos de reacción más lentos ante la apa­ nes en el parietal derecho. En la otra condición de cla­
rición de los estím ulos en el campo visual contralate- ves incorrectas, la presentación de la clave en el lado
ral a su lesión, en com paración con el cam po ipsilate- contralateral previa a la aparición del estím ulo en el
CAPITULO / Procesamiento espacial 175

D a ñ o en el D añ o en el
hem isferio d e re c h o h em isferio izq u ierd o

1 100
Estímulo
1 000 c o n tra la te ra l,

j 900

i 800

i 700
>
^ 600 Estimulo
j
1ipsilateral
500

FIGURA 7.20 (Arriba) Imagen PET donde se muestra


activación de las áreas parietal superior derecha cuando la
atención es dirigida hada (y desviada dentro del) el
ü
O campo visual izquierdo, y activación parietal superior
derecha e izquierda cuando la atendón es dirigida hada
FIGURA 7.19 Tiempos de reacción de pacientes con (y desviada dentro del) el campo visual derecho (Abajo).
lesiones en el lóbulo parietal derecho e izquierdo en una ('Tomado de Posner y Rnichle, 1994, p. 161.)
tarea de atención dirigida donde las claves periféricas fue­
ron mayores cuando el estímulo apareció en el campo
contralateral a su lesión después de que a ellos se les pre­
sentaron claves para esperar el estímulo en el campo ipsi­ que cada lóbulo parietal regula el m ovim iento de la
lateral. El efecto fue mayor para los pacientes con lesiones atención en la dirección contralateral.
en el lado derecho. (Tomado de Posner y Raichle, 1994, p. 159.)
E S T U D IO S D E V ISU A L IZ A C IÓ N EN S U JE T O S
N O R M A LES Corbetta y sus colaboradores (1993)
dirigieron un estudio de PET con sujetos norm ales
lado ipsilateral, el aumento en el tiem po de reacción para medir la activación cuando la atención es dirigi­
no fue tan grande (figura 7.19). da a y luego desviada dentro del cam po visual iz­
A unque, como se m encionó con anterioridad, los quierdo o derecho. Para hacer esto ellos solicitaron a
pacientes con lesión en el lóbulo parietal en estos sus sujetos m antener la fijación en un punto central
estudios no tuvieron una exclusión visual severa, sí pero atender cubiertamente desviaciones en el m ovi­
exhibieron tiem pos de reacción m uy aum entados (o m iento hacia la izquierda o derecha dentro del
incluso perdían por com pleto los estím ulos que se cam po visual izquierdo o derecho. Por tanto, los
presentaban sólo brevem ente) cuando se les presen­ sujetos no sólo tuvieron atención cubierta hacia los
taron claves incorrectas en el lado del espacio ipsila­ eventos dentro de uno u otro cam pos visuales, tam­
teral a su lesión antes de la aparición del estím ulo bién tuvieron que desviar la dirección de su atención
sobre el lado contralateral. Experimentos subsecuen­ dentro de dicho campo. Esto fue comparado con una
tes dem ostraron que este efecto no dependió de las condición de atención central en la cual los sujetos
claves incorrectas que aparecieron en el campo ipsila­ atendieron a los eventos en la fijación m ientras que
teral; el efecto fue el m ism o si una flecha que servía los m ismos eventos periféricos ocurrieron pero sin
como clave incorrecta aparecía en el punto de fijación. atención dirigida hacia ellos. No se apreciaron dife­
Posner y Raichle (1994) interpretaron estos hallazgos rencias en la activación cuando los sujetos dirigieron
com o evidencia de que la mayor deficiencia en estos la atendón hacia la derecha en contraste con el lado
pacientes era una incapacidad para retirar la atención izquierdo en la m ism a m itad del campo visual. Sin
del lado del espacio ipsilateral al hem isferio lesiona­ embargo, la activación en el lóbulo parietal superior
do y desviarla hacia el lado contralateral a la lesión, derecho ocu rrió cuando la atención fue dirigida
en particu lar con pacientes con daño en el lóbulo hacia (y desviada dentro) el campo visual izquierdo,
parietal derecho. Esto es consistente con la idea de y se apreció activación de los lóbulos parietales supe­
176 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales

rior izquierdo y derecho cuando la atención fue diri­


gida hacia (y desviada dentro) el campo visual dere­
cho (figura 7.20).
E stos d escubrim ientos tienen relación con la
observación de que la exclusión visual se aprecia con
m ás frecu encia después de lesiones en el lóbulo
parietal derecho que tras lesiones en el izquierdo. Un
intento por explicar esta asim etría ha sido postular
que la atención al lado derecho del espacio es m edia­
da p or am bos hem isferios (y por tanto preservada
tras lesiones u nilaterales en cualquier hem isferio),
m ientras que la atención hacia el lado izquierdo del
espacio es dirigida sólo por el hem isferio derecho (y
por tanto es vulnerable a lesiones en el lado derecho).
A pesar de que esta noción aún es hipotética, los
datos de las im ágenes de estos experim entos son
consistentes con ella.

R E S U M E N D E L A S H IP Ó T E S IS D E A TEN C IÓ N
Se ha visto que la hipótesis de que una deficiencia de
atención que subyace a la exclusión tiene apoyo con­
sid erable. Existe u na relación contralateral entre el
lado de la lesión del lóbulo parietal y el lado del
cam po visual que se excluye. Se ha descubierto que
las neuronas en la corteza parietal de los m onos
m uestran un increm ento en los disparos celulares
FIGURA 7.21 Mapa de la Piazza del Duomo, en Milán.
cuando el m ono atiende a un estím ulo que aparece A y B indican las dos posiciones desde las cuales se les
en el cam po receptivo de dicha célula (que tam bién pidió a los pacientes con exclusión imaginar que ven la
es el cam po visual contralateral). Los pacientes con piazza. Los puntos de referencia que ellos recordaron de
lesiones en el lóbulo parietal m uestran un aumento cada posición son marcados con a y b, respectivamente.
de los tiem pos de reacción de la detección de un obje­ (Tomado de Farah, 1995, p. 965.)
tivo en el cam po contralateral a la lesión cuando se
les han presentado claves incorrectas para atender a
la m itad ipsilateral del cam po visual. En los sujetos
norm ales la atención hacia la m itad izquierda del un experim ento revelador, B isiach y Luzzati (1978)
cam po visual activa la corteza parietal derecha, y la pidieron a pacientes con exclu sión que se im agina­
atención h acia el cam po visual derecho activa tanto ran de pie frente a la m agn ífica catedral gótica que
la corteza parietal izquierda como la derecha. Toma­ dom ina la Piazza del Duom o, en Milán. Luego se Ies
dos en conjunto, estos hallazgos parecerían apoyar la pidió que describieran lo que "v e ía n " en su im agen
noción de que la exclusión es el resultado de una per­ mental. Estos pacientes reportaron edificios y puntos
turbación de los procesos de atención dirigidos a un de referencia a su lado derecho en una m anera m uy
lado del espacio, resultante de daño u nilateral del vivida, en ocasiones elaborand o con cierto detalle
lóbulo parietal. No obstante, algunos descubrim ien­ sus características. En contraste, los puntos de refe­
tos im portantes han hecho necesario considerar un rencia del lado izquierdo por lo general fueron om i­
enfoque teórico alternativo a la com prensión de la tidos al m ism o tiem po y, si los m encionaban, era en
exclusión. A continuación se les consideran. un tono que los in v estig ad ores describieron como
"ausente, casi irritado". D espués de esto, solicitaron
a sus pacientes el reporte de lo que "vieron" cuando
La exclusión co m o d eficiencia de la se im aginaron estar parados del lado opuesto de la
rep resen tación interna del espacio plaza, con la catedral a sus espaldas. En esta condi­
ción, los pacientes rep ortaron puntos de referencia
U n enfoque alternativo para com prender el fenóme­ que estaban a su derecha y excluyeron los puntos de
no de la exclusión se da en térm inos de una pertur­ referencia a su izqu ierda de este nuevo punto de
b ación en la rep resentación interna del espacio. En vista. En consecuencia, ellos reportaron objetos que
CAPITULO / Procesamiento espacial 177

h abían sido excluidos cuando se im aginaron ver la cuando estaba en el lado izquierdo del arreglo, sugie­
p laza desde la prim era perspectiva (figura 7.21). re que este deterioro refleja una perturbación de una
Éstos fueron hallazgos sorprendentes, porque sugie­ representación interna del espacio más que una falta
ren que la exclusión no estaba confinada a una falla de atención ante los estím ulos sensoriales. La lógica
de registro o de atención, sino que se encontraba de esta interpretación es sim ilar a la del experimento
im p licad a una pertu rbación de una rep resentación de la "form a de nube" analizada anteriormente.
interna del espacio que volvió im posible la concep- M ayor soporte para la hipótesis de la representa­
tualización del lado excluido del espacio. ción interna de la exclusión provino de un estudio de
Esta hipótesis recibió m ayor apoyo a partir de los Ladavas (1987) que señala que la dificultad que los
resu ltad os de un ingenioso experim ento (Bisiach, pacientes con lesión en el lóbulo parietal derecho
Luzzatti y Peraimi, 1979). En cada ensayo, los pacien­ prestan atención a la izquierda está ligado con coor­
tes con exclusión visualizaron dos im ágenes con denadas gravitacionales así com o a coordenadas de
form a de nube que se presentaron de m anera sucesi­ la retina. A los pacientes con exclusión se les solicitó
va, una pequeña porción de cada una era revelada inclinar sus cabezas 90° hacia la izquierda de modo
com o si se tuviese m ovim iento tras una rendija. que dos estímulos que se encontraban a la izquierda
Entonces se le requirió a los sujetos que decidieran si y derecha uno de otro ahora estuviesen arriba y abajo
las dos form as eran iguales o diferentes. En los ensa­ entre ellos y am bos se encontrasen en el cam po v i­
yos en los cuales las form as fueron diferentes, los sual derecho (figura 7.22D). Se encontró que los tiem ­
pacientes d ifirieron o en su lado izquierdo o en su pos de reacción ante el estím ulo que estaba a la
lado derecho. Observe que para percibir la nube bajo izquierda en relación con las coordenadas gravitacio­
estas condiciones era necesario que el sujeto constru­ nales fueron más lentos que los tiempos de reacción
yera m entalm ente una representación de toda la ante el estímulo a la derecha aun cuando, debido a la
nube a partir de la inform ación variable disponible inclinación de la cabeza del paciente, ambos estím u­
en el tiempo por la rejilla. La pregunta era: ¿la exclu­ los estaban en el campo visual derecho. En otra con­
sión se m anifestaría bajo estas condiciones? Los dición de este experim ento, dos estímulos aparecie­
resultados mostraron que de hecho los pacientes con ron en el lado de fijación (figura 7.22B y C). En conse­
exclu sión del lado izquierdo com etían m ás errores cuencia, a pesar de que los estímulos se encontraban
cuando las form as diferían en su lado izquierdo. El a la derecha e izquierda uno de otro, estaban en el
hecho de que todos los estímulos fuesen presentados m ism o cam po visual. Bajo estas condiciones, el es­
en la visión central (a través de la rendija) significó tím ulo de más a la izquierda recibió respuestas con
que ninguna porción del estímulo era presentada en m ás lentitud, sin im portar si ambos estím ulos esta­
la m itad excluida del campo visual. Estos resultados ban en el cam po visual izquierdo o derecho. Se en­
fueron interpretados como apoyo a la noción de que contró que estos efectos coexistían con los bien esta­
la exclu sión unilateral resulta de una perturbación blecidos efectos de cam po visual que caracterizan a
de una representación interna del espacio. la exclusión. Estos hallazgos son difíciles de conciliar
U n experim ento anterior que investigó la explora­ con una teoría de la exclu sión que enfatice diferen­
ción del espacio en las m odalidades visual y tactual cias en la capacidad para d irigir la atención hacia
resulta sim ilar (De Renzi, Faglioni y Scotti, 1970). En uno u otro campo visual com o el mecanism o crítico
su estudio a pacientes con exclusión se les requirió subyacente. En vez de ello, esto apoya la noción de
buscar un estím ulo particular en un arreglo visual y que la exclusión es una perturbación de representa­
una canica en una tarea tactual. Los investigadores ción interna del espacio que es construido, al menos
reportaron que los pacientes con lesiones posteriores en parte, en térm inos de coordenadas gravitaciona­
derechas encontraban el objetivo rápidam ente cuan­ les y no es del todo dependiente de las coordenadas
do se localizaba en el lado derecho del arreglo visual de la retina.
o tactual. La extensión de estos hallazgos a la m oda­ Las teorías que ven a la exclusión como una per­
lidad tactual es de considerable interés en el contexto turbación de rep resen tación interna del espacio
de la presente discusión. M ientras que en la visión explican bien estos hallazgos y la perturbación de la
uno es capaz de percibir un espacio de m anera in s­ im aginación espacial que se ha reportado en los
tantánea, la exploración tactual requiere una comple­ pacientes con exclusión. Sin em bargo, existen algu­
ja serie de m ovim ientos activos y entradas sensoria­ nos datos que son difíciles de explicar a partir de esta
les resultantes para construir una representación de perspectiva. Éstos inclu yen el hallazgo de que la
un espacio específico. El hecho de que en la tarea tac­ exclusión puede estar presente sólo en una o dos
tual los pacientes con lesiones en el parietal derecho m odalidades (Barbieri y D e Renzi, 1989). Con esto
tuviesen deterioro en la búsqueda activa del objetivo parecería que se requiere postu lar una representa-
178 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales

A) B) FIGURA 7.22 Estímulos desple­


gados para A) campo visual
izquierdo y campo visual dere­
cho, B) dos estímulos en el
campo visual izquierdo, C) dos
estímulos en el campo visual
derecho y D) dos estímulos que,
cuando la cabeza es inclinada
90° hacia la izquierda, caen den­
tro del campo visual derecho.
Los cuadrados negros indican
puntos de fijación. (Tomado de
Ladavas, 1987, p. 170.)

ción del espacio específico a la m odalidad. Además, Una consideración del sustrato neuronal del pensa­
la hipótesis de la representación interna es complica­ miento espacial, por tanto, conduce de manera inevi­
da por al m enos el reporte de un paciente que exhi­ table a la visualización. A quí se consideran tres pre­
bió exclu sión en su com portam iento esp acial (por guntas centrales: a) ¿el pensam iento en im ágenes es
ejem plo, giraría hacia la derecha m as no hacia la diferente al pensam iento verbal?, b) ¿la inform ación
izquierda) pero que podía describir disposiciones en imágenes es representada en un formato espacial?
espaciales fam iliares de m anera com pleta y precisa y c) ¿las im ágenes m entales com parten m ecanismos
(Brain, 1941). subyacentes con la percepción visual? Las prim eras
Sigue sin resolverse si la exclusión resulta más útil dos preguntas se relacionan con la naturaleza de la
si es visu alizad a como un trastorno de atención o visualización y por tanto con la naturaleza del pensa­
como una perturbación de representación interna del m iento espacial. La tercera pregunta es una piedra
espacio. Am bas teorías no son excluyentes; puede ser miliar en los intentos por responder las primeras dos;
que el fenóm eno de la exclusión sea el resultado de en consecuencia, prim ero se considera la tercera pre­
una interacción entre estos dos trastornos subyacen­ gunta.
tes, en el sentido de que un trastorno de atención pro­ El lector habrá notado las diferencias entre visua­
bablem ente perturba la construcción de las represen­ lización y percepción, como cuando se forma lo que
taciones internas del espacio y también que las repre­ se considera que es una im agen vivida de, por decir,
sentaciones internas perturbadas afecten de manera un edificio fam iliar y luego n o puede responder la
adversa la atención. Sin im portar si este tem a será sim ple pregunta de cuántas ventanas tiene su facha­
resuelto, es claro que cada una de estas hipótesis ha da. Los experim entos con visualización sugieren, sin
generado una buena cantidad de datos interesantes. embargo, que para cantidades lim itadas de inform a­
ción, una im agen visual es sim ilar a u n evento p er­
ceptual. Por ejemplo, se ha dem ostrado que el tiem ­
PENSAMIENTO ESPACÍAL Y VISUALIZACIÓN2 po que toma un sujeto para decidir si una cadena de
letras contiene una letra que asciende sobre la línea
Bajo el tópico de pensam iento espacial uno encuen­ central (por ejem p lo,/o h ) es la m isma, para cadenas
tra d iversas tareas que involucran la visualización. de hasta tres letras, ya sea que las letras se presenten
o no. N o obstante, las decisiones acerca de cadenas
m ás largas tom an m ás tiem po cuando las letras no
2N.T. "Visualización" se emplea cuando se habla de "formación están disponibles para ser vistas.
de imágenes mentales"; "visibilizar", cuando se habla de las téc­ Estos datos y otros sim ilares sugieren que, bajo
nicas para "hacer visible por medios artificiales lo que no puede ciertas circu nstancias, u na im agen y un evento
ser visto a simple vista". perceptual p u ed en ser m uy parecidos. Esto trae a
CAPÍTULO / Procesamiento espacial 179

6 0 0 ms /~\ 6 5 0 ms /~ \ 7 0 0 ms 7 5 0 ms 4-8.40 nV FIGURA 7.23 Distribución en el crá­


neo de potenciales sincronizados con
la generación de una imagen visual
desde la memoria. Estas representacio­
nes fueron obtenidas mediante la
sustracción del ERP cuando los sujetos
950 r
escucharon palabras de manera pasiva,
8 0 0 ms /~\ 8 5 0 ms /~\
del ERP cuando escucharon las
mismas palabras y generaron imáge­
nes de sus referentes. El efecto se mue­
stra a intervalos de 50 ms, comienza
600 ms después de la aparición de la
palabra y continúa hasta 1,150 ms
1 0 0 0 m s /~\ 1 050 m 1 1 5 0 ms después de la aparición de la palabra.
{Tomado de Farah, 1995, p. 970.)

colación la pregunta de la medida en la cual las imá­ fue apoyado por el descubrimiento de que la latencia
genes y los eventos perceptuales com parten los mis­ de su aparición tras la presentación del estímulo coin­
mos m ecanism os neuronales. En la m edida en que cidió con el primer pico negativo del ERP visual.
éste sea el caso, uno podría predecir que diferentes En un estudio relacionado (Farah, Peronnet et al.,
com ponentes de la visualización estarían asociados 1989), los sujetos fueron expuestos a dos condiciones;
con d iversas áreas corticales en form a análoga a la se les instruyó para escuchar una palabra o para escu­
especialización de función apreciada en la percep­ char una palabra y formarse una imagen visual de su
ción. Este tema se aborda mediante el exam en de tres referente. La lógica del experim ento era que la dife­
fuentes de evidencia: a) estudios electrofisiológicos rencia entre los PRE en estas dos condiciones debería
con sujetos norm ales; b) estudios para visibilizar en reflejar la actividad específica a la generación de im á­
sujetos norm ales, y c) el estudio de pacientes con genes a partir de la memoria. Cuando el PRE en la pri­
lesiones cerebrales. mera condición fue sustraído del de la última, el PRE
m áxim o fue apreciado de nuevo sobre regiones occi­
pitales y tem porales posteriores (figura 7.23), áreas
Estudios electrofisiológicos que se sabe son activadas en la percepción visual.

D iversos estudios electrofisiológicos han producido


resultados consistentes con la noción de que la visuali­ Estudios para visualizar
zación y la percepción activan la m ism a o similares
áreas del cerebro. Un estudio de potenciales relaciona­ Un estudio FSCr de la v isu alización espacial en el
dos con eventos (Farah, Levine y Calvanio, 1988) com­ espacio extraperson al extendido fue dirigido por
paró el efecto de ver una letra mientras se imaginaba Roland y 'Friberg (1985). A su jetos norm ales se les
otra en contraste con el efecto de ver una letra y for­ pidió que se im aginaran caminando a lo largo de una
m arse una imagen de la misma. El razonamiento fue calle fam iliar m ientras observaban puntos de refe­
que si la imaginación y la percepción de la misma letra rencia en dicha ruta. Cada segunda calle debían im a­
tienen un efecto sistemático sobre los PRE, comparado ginar que daban vuelta alternativam ente a la dere­
con la condición diferente, entonces debe haber cierto cha o a la izquierda. El resultado fue el hallazgo de
sitio cerebral común en el cual interactúan la percep­ flujo sanguíneo aumentado en las regiones temporal
ción y la imaginación. Cuando los PRE en la condición y parietal de am bos hem isferios (figura 7.24). El
en la cual el estímulo y la imagen no eran iguales fue hallazgo de activación b ilateral en esta tarea de
sustraído del PRE en la condición cuando el estímulo seguim iento de ruta es de interés en el contexto de
y la im agen sí igualan, el resultado m ostró un efecto los datos que sugieren que am bos hem isferios pue­
localizado en los sitios occipital y temporal posterior. den estar involucrados en estas tareas, a pesar de que
Que este efecto era específico a la m odalidad visual los descubrim ientos experim entales están en contra
180 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales

FIGURA 7.24 Estudio de Roland del efecto de imágenes espaciales sobre el flujo sanguíneo
cerebral regional. La imagen de la derecha muestra flujo sanguíneo cuando el sujeto se ima­
ginó caminar sobre una calle familiar y periódicamente giraba hada la izquierda y hada la
derecha. La imagen de la izquierda es el mismo sujeto en la condidón control de simplemen­
te reposar. La tarea de imaginadón activó las regiones del lóbulo parietal en ambos hemisfe­
rios, mientras que en la condición control no se aprecia tal activación. Es interesante que, en
la condición de imaginación, también se activaron regiones del lóbulo frontal. Esto puede
reflejar los procesos involucrados en la planeación y direcdón del patrón de caminar imagi­
nado, cuando a los sujetos se les dijo que en cada segunda calle ellos debían imaginar dar
vuelta, de manera alternativa, hada la derecha y luego a la izquierda. (Tomado de Posner y
Raichle, 1994, p. 95.)

de este estudio porque sugieren un papel dominante Estudios de lesión


de las áreas parietales derechas.
En un estudio de PET, Kosslyn (1988) presentó a Los datos obtenidos de estu dios de lesión tam bién
los sujetos una matriz de cuadrados sobre una panta­ son consistentes con esta conclusión. Una fuente sor­
lla de com putadora, en uno de los cuales había una X. prendente de esta evidencia son los reportes de que
Existieron tres condiciones: en una, el sujeto era ins­ los pacientes con acrom atopsia (ceguera central de
truido para form arse la imagen de una letra particu­ color) tam bién son incapaces de form arse im ágenes
lar y luego d ecid ir si la X estaba dentro de la letra de colores. Esto ha sido reportado con frecuencia y
(condición de visualización); en una segunda condi­ fue descrito en el reporte de O liver Sack (1985) del
ción, al sujeto se le presentó la clave (X) y la letra real pintor ciego al color cuya m olestia por hallarse a sí
tam bién apareció, de modo que el juicio acerca de si mismo en un m undo carente de color fue aumentada
la clave caía dentro de los límites de la letra podía ser por su incapacidad de im agin ar el color. El reporte
determ inado a partir de la inspección visual de la de Bisiach y Luzzatti (1978) de que los pacientes con
pantalla (condición perceptual); la tercera condición exclusión del lado izquierdo tras lesiones en el lóbu­
era una tarea de control en la cual una X sólo apare­ lo parietal derecho tienen deterioro en la form ación
cía en la pantalla pero no se requería decisión alguna de una im agen del cam po visu al contralateral a su
(figura 7.25). La condición de control fue sustraída lesión tam bién es consistente con esta noción, com o
de cada una de las condiciones experim entales y lo es el hallázgo de que los pacientes con prosopag­
luego fueron com paradas las dos condiciones experi­ nosia (deterioro en el reconocim iento de rostros) son
m entales ajustadas. El resultado fue que las condi­ incapaces de form arse im ágenes de rostros (Shuttle-
ciones perceptual y de visualización fueron extrema­ worth, Syring y Alien, 1982).
dam ente similares, un hallazgo de nuevo consistente Sorprende en este con texto el reporte de dos
con la hipótesis de que similares, o posiblem ente las pacientes, uno de los cuales fue incapaz de formarse
m ismas, áreas cerebrales estaban involucradas en la im ágenes de cóm o aparecían los objetos y el otro era
construcción de im ágenes y la form ación de eventos incapaz de form arse im ágenes de la ubicación de los
perceptuales reales. Sin embargo, no es tan confiable objetos (Levine, Warach y Farah, 1985). El primero de
la interpretación de estos resultados, debido a que ellos, un paciente con lesiones bilaterales de los lóbu­
los lím ites en la capacidad de resolución de las imá­ los tem porales, tem a deterioro en el reconocim iento
genes de PET pueden enm ascarar diferencias sutiles de objetos m as no en la percep ción de la ubicación
en la activación cerebral en las dos condiciones. espacial, y sus capacidades de im aginación de obje­
CAPÍTULO / Procesamiento espacial 181

Tarea d e im aginación Tarea perceptu al C ontrol pasivo

" ¿La X está so b re la letra F? '' " ¿ la X está so b re la letra F? " Sin pregunta

FIGURA 7.25 Estudio PET de Kosslyn acerca de la imaginación. (Tomado de Posner y Raichle, 1994, p. 97.)

tos iban paralelas con este patrón. E n consecuencia, de categoría en la gen eración de im aginación va
no podía describir la cara de Abraham Lincoln, inclu­ paralelo con el apreciado en la percepción, la misma
so de especificar si él tenía barba, pero era capaz de lesión evidentem ente perturba los elementos especí­
describir con precisión las relaciones espaciales den­ ficos de categoría tanto de la percepción como de la
tro de d isposiciones espaciales fam iliares. En con­ imaginación (Farah, H am m ond et al., 1989).
traste, el segundo paciente tenía lesiones bilaterales
en los lóbulos parietales y deterioro en la localización
de los objetos, incluso al grado de que se perdió en Especialización hem isférica para la visualización
su propia casa, pero no tenía deficiencia para recono­
cer objetos. En este caso, también la im aginación y la Como se mencionó con anterioridad, Hughlings-Jack-
percepción son paralelas una a otra, con un severo son sugirió ya en 1874 que el hemisferio derecho esta­
d eterioro en la capacidad del paciente para crear ba especializado para la imaginación. Aunque su ase­
im aginaciones espaciales m ientras que su habilidad veración de que el hem isferio derecho no era sólo el
para generar im ágenes de objetos no estaba deterio­ "hem isferio m enor" sino que también estaba funcio­
rada. En conjunto, am bos pacientes m anifestaron nalmente especializado a la vanguardia de su tiempo,
una d isociación en la habilidad de visualización la asignación de la im aginación como una función
correspondiente a la disociación en el procesamiento exclusiva del hemisferio derecho se evidenció que era
visual característico de los subsistem as visuales ven­ incorrecta (Ehrlichm an y Bam ett, 1983). En lugar de
tral y d orsal que se han discutido con antelación. ello, la evidencia puntualiza que los diferentes com­
Esto sugiere que el sistem a de im aginación norm al ponentes de la im aginación están m ediados por los
incluye subsistem as para la representación de la apa­ dos hemisferios. De manera más específica, el hem is­
riencia visual y la ubicación espacial y que estos sub­ ferio izquierdo parece estar especializado para la
sistem as com parten los mismos o sim ilares mecanis­ generación de imágenes que están almacenadas en la
m os neuronales com o los que corresponden a los memoria de largo plazo, como la evocación de la ima­
subsistem as perceptuales. gen de una letra m ayúscula particular. En contraste,
Esta sección concluye con un ejemplo más de una el hemisferio derecho parece estar especializado para
correlación entre el deterioro perceptual y el deterio­ procesos que involucran la manipulación espacial de
ro en la im aginación. Com o se d iscutirá con más imágenes, como las implicadas en la rotación mental.
detalle en el capítulo 8, existe evidencia para el dete­ La evidencia para la especialización del hem isfe­
rioro específico de categoría en el reconocimiento de rio izquierdo en la generación de imágenes proviene
objetos. Por ejem plo, algunos pacientes son capaces de los estudios de cerebro dividido (Farah et a l ,
de reconocer cosas vivas pero no objetos inanimados; 1985), en los cuales letras mayúsculas fueron proyec­
otros pu ed en m anifestar el patrón inverso. Existen tadas o hacia el hem isferio izquierdo o hacia el dere­
reportes de que en tales casos un deterioro específico cho. Los sujetos debían clasificar la form a minúscula
182 PARTE II Neuropsicologia de los sistemas funcionales principales

de la m isma como ascendente (/,/), descendente (g, p) dos funciones. Estos estudios tam bién proporcionan
o ninguna de las dos. En una variante de esta tarea, cierta com prensión de las dos prim eras preguntas:
las letras m inúsculas fueron presentadas a cada ¿la im aginación es fundam entalm ente diferente del
hem isferio, y el sujeto debía d ecid ir si la form a pensam iento verbal? y ¿la inform ación de las im áge­
m ayú scula de la letra tenía una curva. Estas tareas nes es representada en form a espacial? En relación
requirieron por tanto que el sujeto evocara o genera­ con la prim era pregunta, el hallazgo de que el dete­
ra la im agen de la forma alternativa de la letra a par­ rioro en la generación de im ágenes y el deterioro en
tir de la m em oria de largo plazo. Los resultados fue­ el pensam iento verbal son disociables tras lesiones
ron que el hem isferio izquierdo se desem peñó n o r­ del hem isferio izquierdo, indica que las dos funcio­
m alm ente en dichas tareas pero que el hem isferio nes no com parten el m ismo sustrato neuronal y apo­
derecho estaba severam ente deteriorado. Tam bién yan la noción de que son diferentes. En relación con
existen reportes de deterioro tras lesiones en el la segunda pregunta, hay una situación opuesta. El
hem isferio izquierdo en la respuesta a preguntas que deterioro en la im aginación y en los procesos de per­
requirieron la generación de una im agen visual a cepción visual no han dem ostrado ser disociables.
partir de la m em oria de largo plazo (Farah, Levine y Esto sugiere que com parten los mismos mecanismos
Calvanio, 1988). neuronales u otros bastante sim ilares, y que el forma­
A dem ás de la generación de im ágenes de la to espacial que caracteriza la percepción visual tam­
m em oria de largo plazo, las personas m anipulan bién se m antiene para las im ágenes visuales.
m entalm ente las im ágenes para apreciar cómo se
vería un estím ulo si fuese m ovido en el espacio. La
rotación m ental de una im agen es un ejem plo de tal EL PAPEL DE LOS LÓ BU LO S FRONTALES
m anipulación. Existe considerable evidencia de que EN EL PROCESAMIENTO ESPACIAL
el hem isferio derecho está especializado para la rota­
ción m ental. Por ejem plo, al estudiar a un grupo de Los lóbulos frontales tien en u na función bastante
pacientes con heridas penetrantes en la cabeza, Rat­ compleja, la cual se explora con detalle en el capítulo
cliff (1979) encontró que los pacientes con lesiones 12. No se puede desglosar aquí este importante tópi­
posteriores derechas mostraban más deterioro sobre co, pero sólo se m enciona que estas regiones fronta­
las tareas de rotación mental. De m anera similar, en les pueden ser consideradas com o las mediadoras de
los estudios de pacientes con cerebro dividido, Cor- la función ejecutiva. Estas regiones están muy invo­
ballis y Sergent (1988, 1989) encontraron que el lucradas en el com portam iento de planeación y m oti­
hem isferio derecho era muy superior al izquierdo en vación, el establecim ien to de m etas, la m onitoriza-
el desem peño de tareas de rotación m ental, aun ción del progreso hacia dichas m etas y la m odifica­
cuando el hem isferio izquierdo era capaz de dem os­ ción del com portam iento según la retroalimentación
trar cierta com petencia en dicha tarea. Estos hallaz­ presente a consecuencia de su efectividad. Esto sig­
gos, tom ados en conjunto con los datos acerca de la n ifica que el daño en los lóbulos frontales afectará
generación de imágenes discutido previamente, apo­ todos los com portam ientos com plejos, incluso la
yan la noción de que am bos hem isferios están fun­ conducta espacial.
cionalm ente especializados para diferentes com po­ Un ejem plo instructivo de los efectos de las lesio­
nentes de la im aginación; el hem isferio izquierdo se nes del lóbulo frontal sobre la conducta espacial es el
especializa en la generación de im ágenes a partir de deterioro en el aprendizaje de laberintos visuales que
la m em oria de largo plazo y el hem isferio derecho se se ha encontrad o está asociado con tales lesiones
especializa en la manipulación de imágenes. (Milner, 1965). Com o podría esperarse, los pacientes
con lesiones en el lóbulo p arietal derecho tienen
desem peños pobres en esta tarea debido al procesa­
Im p licacion es para las preguntas m iento espacial deteriorado. A dem ás, los pacientes
iniciales a c e r c a de la im aginación con lesiones en el lóbulo tem poral derecho, en par­
ticular aquellos con grandes rem ociones del h ip o­
De las tres cuestiones planteadas al comienzo de esta cam po, se desem peñan pobrem ente debido a su
sección acerca de la im aginación, se ha enfocado la m em oria espacial deteriorada. Sin embargo, el rendi­
tercera, de si la im aginación comparte o no m ecanis­ miento de los pacientes con lesiones del lóbulo fron­
m os su byacentes con la percepción visual. Se ha tal fue m uy instru ctivo. E stos pacientes no sólo
encontrad o que existen sólidos terrenos para con­ tuvieron dificultades en aprender el laberinto, con
cluir que de h echo éste es el caso, o que al m enos frecuencia tam bién violaron instrucciones sim ples
estructuras vecinas e interrelacionadas m edian las establecidas por el examinador.
CAPITULO / Procesamiento espacial 183

Meta Por ejem plo, en la tarea del laberinto de tom illos


® ® @ ® • —• —• en este estudio (figura 7.26), la sujeto escuchaba un
sonoro "click" si colocaba el estilete sobre un tom illo
incorrecto y se le decía que en tal caso ella debía
regresar al to m illo an terior correcto y luego elegir
una nueva ruta. Los pacientes con lesiones en el
lóbulo frontal violaban estas reglas en diversas for­
mas. Por ejem plo, cuando escucharan el "click ", fa­
llaban al regresar al tom illo correcto anterior o per­
sistían en v olv er hasta el punto de partida. En oca­
siones om itían parte de la ru ta o realizaban m ovi­
mientos diagonales (tam bién contra las reglas). A de­
más, con frecuencia repetían errores y regresaban de
inm ediato al m ismo tom illo equivocado.
Este rom pim iento de reglas y la comisión de erro­
res repetitivos por los pacientes con lesiones en el ló­
bulo frontal no se debió al pobre recuerdo de las ins­
trucciones. Estos pacientes fueron capaces de articu­
Salida lar las reglas aun cuando las violaban, y todos los
demás pacientes, incluso los tres con amnesia severa,
FIGURA 7.26 Laberinto de tomillos usado por Milner. fueron capaces tanto de seguir las reglas como de evi­
Desde luego, la línea negra, que indica la trayectoria correc­ tar la com isión de errores repetitivos (figuras 7.27 y
ta, no fue visible para el sujeto. (Tomado de Milner, 1965, p. 325.) 7.28). En consecuencia, aunque la naturaleza precisa

20 FIGURA 7.27 Incidencia de infracción a


las reglas, relacionadas con el locus de la
lesión. F, frontal; T, temporal; P, parietal;
15 RPo, parietotemporooccipital derecha; H,
hipocampo bilateral; N, control normal.
(Tomado de Milner, 1965, p. 331.)
S¡ 10

F T P RPo H N G rupo
17 39 12 6 3 11 N úm . de caso s

FIGURA 7.28 Incidencia de errores repeti­


tivos entre ensayos, relacionados con el
locus de la lesión. F, frontal; T, temporal; P,
parietal; RPo, parietotemporooccipital dere­
cha; H, hipocampo bilateral; N, control nor­
mal. (Tomado de Milner, 1965, p. 332.)

17 39 12 11 N úm . de caso s
184 PARTE II Neuropslcología de los sistemas funcionales principales

del deterioro del lóbulo frontal es elusiva, puede ser


caracterizad o com o una lim itación en la capacidad
para controlar, m odular y m odificar la conducta en
una form a que es adaptativa a un contexto particular.
M ás sim ple, puede hipotetizarse que estos pacientes
con lesiones del lóbulo frontal estuvieron m enos inte­
resados en obedecer las reglas y evitar errores.
E xisten otros ejem plos para ilu strar este punto,
com o la deficiencia en la búsqu ed a visual (Luria,
1973, p. 218) y el deterioro en una form a espacial de
una tarea que ha sido denom inada ap rend izaje aso­
ciativ o co n d icio n a l (Petrides, 1985). En esta últim a
tarea de aprendizaje de asociación pareada, los suje­
tos debían aprender, mediante un proceso de ensayo
y error, cóm o cada una de seis luces estaba pareada
con una de seis tarjetas colocadas enfrente de ellos
(figura 7.29). Para eventualmente aprender los parea­ F1GURA 7.29 Procedimiento de aprendizaje asociativo
dos correctos luz-tarjeta, los sujetos tienen que usar condicional empleado por Petrides. Cada una de las seis
luces está asociada con una tarjeta específica, pero los
retroalim entación acerca de lo correcto o incorrecto
pareados son desconocidos para el sujeto al comienzo del
de sus respuestas durante cierto número de ensayos.
experimento. Al comienzo de cada ensayo, una luz se
Los pacientes con lesiones unilaterales en el lóbulo enciende y el sujeto debe responder mediante el toque de
frontal de cualquier hem isferio tienen deterioros en una de las tarjetas. Al principio, desde luego, ella no tenía
esta tarea, aunque no m uestran deterioro en apren­ forma de saber cuál tarjeta iba con una luz particular. Sin
der asociaciones cuando son inform ados de m anera embargo, conforme los ensayos continuaron y recibió
explícita acerca de los pareados correctos. Esto sugie­ retroalimentación en relación con lo correcto o incorrecto
re que su pobre rendim iento surge de una incapaci­ de sus respuestas, ella tuvo la oportunidad de aprender
dad para usar la retroalim entación acerca de su pro­ los pareados correctos luz-tarjeta. Los pacientes con lesio­
pia conducta para aprender las asociaciones. nes en el lóbulo frontal muestran deficiencias en esta
Debe enfatizarse que estos efectos de lesiones del tarea. (Tomado de Petrides, 19S5, p. 604.)
lóbulo frontal sobre el com portam iento espacial han
sido entendidos como ejemplos.del efecto general de
un trastorno superordenado de la función ejecutiva je. La respuesta es que podían haberlo sido (se discu­
sobre la conducta, en lugar de com o un trastorno tirán los efectos de las lesiones del lóbulo frontal
específico de la conducta espacial. En consecuencia, sobre el lenguaje en el capítulo 12, el cual examina el
los tipos de errores com etidos por los pacientes con funcionam iento ejecu tivo). Sin em bargo, lo que es
lesiones en el lóbulo frontal en el aprendizaje de labe­ diferente acerca del lengu aje y el procesam iento
rintos y su deterioro en la tarea de aprendizaje aso­ esp acial es que, pu esto que el prim ero es sobre-
ciativo condicional espacial, reflejan una deficiencia aprendido, el im pacto de las lesiones del lóbulo fron­
que afecta la conducta de m anera general, m ás que tal sobre el m ism o no se aprecia a nivel de los com ­
ser específico a la conducta espacial. Petrides (1990) ponentes elem entales del lenguaje (es decir, la sinta­
demostró esto cuando se usó una versión de esta tarea xis), sino en la relación entre el usuario del lenguaje
de aprendizaje asociativo condicional que requería y el am bienté (es decir, la pragm ática). En contraste,
respuestas que fuesen posturas de la mano en lugar el procesam iento espacial, debido a que trata con el
de ubicaciones espaciales, los pacientes con lesión del m undo del espacio extem o, constantem ente requiere
lóbulo frontal manifestaron un deterioro similar. Más una relación con dicho m undo. Por tanto es muy vul­
aún, la generalidad del deterioro del lóbulo frontal es nerable a las p ertu rbacion es en dicha relación, que
claro a partir del enorme rango de tareas que son vul­ son característica de la lesiones del lóbulo frontal.
nerables a la lesión del lóbulo frontal y el hallazgo de
que el elemento crítico en todos ellos tiene que ver con
aspectos m otivacionales o ejecutivos de la tarea que RESUMEN
no son específicos a su contenido.
Dada esta generalidad, uno podría preguntar por El procesam iento espacial es un grupo com plejo de
qué los efectos de las lesiones del lóbulo frontal no subprocesos heterogéneos que juntos regulan la orga­
fueron analizadas también en el contexto del lengua- nización de diversas conductas. Éstos tienen que ser
CAPITULO 7 Procesamiento espacial 185

todavía integrados dentro de un modelo comprehen­ ción uno con otro, el dibujo y otras tareas de con s­
sivo y unificado de cognición espacial y, por tanto, trucción, en análisis espacial y la solución de proble­
intentar organizar los diversos aspectos del procesa­ mas, así como la orientación y memoria topográficas.
m iento espacial no es tan sistemático como lo son los Conform e las tareas espaciales se vuelven más com ­
esquem as organizacionales aterrizados m ás teórica­ plejas, tam bién se vuelve com pleja la participación
m ente que han emergido del estudio del lenguaje. de las regiones cerebrales que contribuyen a la tarea.
E xisten tres tipos de procesos espaciales: los que En las tareas de construcción, por ejemplo, las lesio­
m ed ian la percepción en el espacio corporal, en el nes al hemisferio izquierdo o al derecho perturban el
espacio egocéntrico y en el espacio alocéntrico. Den­ rendim iento, aunque parecen afectar diferentes as­
tro de cada uno de estos dominios espaciales existen pectos de la tarea. La contribución necesaria de cada
diversos subprocesos m ediados por diferentes m eca­ hemisferio a dichas tareas tam bién es evidente a par­
nism os neuronales subyacentes. En cierta form a esto tir de los estudios de pacientes con com isurotom ía,
es m enos cierto para el espacio corporal debido a que lo cual dem uestra que nin gú n hem isferio aislado es
la p ercepción en este terreno es relativam ente sim ­ com petente para ejecu tar tareas de construcción.
ple, in volu cra la percepción de la u bicación de un Tam bién se ha dem ostrado que ningún hem isferio
punto sobre la cubierta sensorial que inerva la piel y solo es com petente para p rocesar los com ponentes
la percepción de la posición corporal y el movimien­ espaciales de un test de reconocim iento tactual de
to derivad o a partir del patrón de actividad de los form a sim ple. En este sentido, la afirm ación de que
receptores en las articulaciones y m úsculos. Incluso el hemisferio derecho está m enos especializado para
dentro del espacio corporal se aprecia la disociación el procesam iento espacial de lo que el hem isferio
entre la localización de un punto sobre la superficie izquierdo lo está para el lenguaje tiene fuerte eviden­
corporal y el sentido de la posición corporal, a pesar cia empírica.
de que tal disociación por lo general se debe a un Adem ás de ser m enos lateralizado, el procesa­
deterioro selectivo a nivel de las vías aferentes que m iento espacial está representado menos focalmente
portan inform ación hacia la corteza somatosensorial. dentro de cada hem isferio cuando es comparado con
La percepción del espacio egocéntrico, que implica la representación relativa y circunscrita del lenguaje
la localización de estímulos en relación con el cuerpo, en las áreas de Broca y de Wemicke. En consecuencia,
agrega una dim ensión que com plica. El sistem a no se ha visto que el daño a las regiones occipital (extra-
sólo tiene que calcular la posición de un estím ulo en estriado), tem poral (del hipocam po), frontal y parie­
relación con el arreglo de receptores que lo registran, tal en cada hem isferio pueden perturbar el procesa­
tam bién debe integrar esta inform ación con la infor­ miento espacial. Sin embargo, la representación en el
m ación acerca de la posición de los receptores en rela­ terreno espacial puede ser m enos difusa de lo que
ción con el resto del cuerpo. Esto se ejem plifica con parece. Se presentan argum entos de que los lóbulos
los m ovim ientos del ojo y la cabeza necesarios para parietales están altamente especializados para el pro­
llevar un punto de luz hacia la fóvea. El deterioro en cesam iento espacial y que los efectos de las lesiones
esta habilidad, llam ado desorientación visual, está en otras regiones afectan de m anera indirecta el pro­
asociado con lesiones en las regiones occipitales cesam iento espacial. D esde este punto de vista, el
externas a la corteza visual prim aria. A unque los efecto de las lesiones extraestriadas se aprecia como
m ecanism os que subyacen a estos procesos deben ser específico a la visión, más que afectar al procesamien­
com pletam ente explorados, en el m ono existen célu­ to espacial per se. Esto es apoyado por la naturaleza
las en el área V3 que se disparan sólo cuando un estí­ retinotópica de los trastornos de la orientación visual
m ulo está en su cam po receptivo y el m ono fija su asociados con lesiones en el lóbulo occipital y los con­
mirada en un punto particular. Además de las células ducentes hallazgos de que el trastorno puede estar
de fijación de mirada, existen células en el área V6 de confinado a una m itad o incluso a un cuarto del
la corteza parietal del m ono que se disparan cuando cam po visual. Tam bién es apoyado por el descubri­
un estím ulo está en una localización particular, sin miento de disociaciones entre el deterioro en la orien­
im portar dónde cae en la retina. A éstas se les ha lla­ tación visual y la orientación en otras modalidades.
mado células de posición real y es muy probable que Existe fuerte evidencia de que los lóbulos parieta­
estén involucradas en los mecanismos a nivel neuro­ les son las regiones más especializadas para el proce­
na! que subyacen a la ubicación en el espacio egocén­ sam iento espacial. Esta evidencia proviene de estu­
trico, aunque esto no ha sido probado. dios de pacientes con diversos deterioros, desde pro­
La percepción y la actividad en el espacio alocén­ blem as en la d iscrim in ación de la orientación y la
trico involucran gran diversidad de procesos, como percepción de la ubicación relativa, hasta problemas
la percepción de la ubicación de los objetos en rela­ en las tareas de con stru cción y la orientación topo­
186 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales

gráfica. La im portancia de los lóbulos parietales en el apoyado por evidencia de qu e las im aginaciones
procesam iento espacial tam bién es apoyada por los visuales generadas por los p acientes con exclusión
estudios de lesión y de registro unitario en prim ates m uestran la m ism a exclusión para el lado del espa­
que tienen implicadas estas regiones en la m ediación cio contralateral a su lesión de lóbulo parietal como
del p rocesam iento espacial. Estos d escubrim ientos se aprecia en su percepción del espacio. Este hallaz­
han conducido a la hipótesis de M ishkin y sus cole­ go, junto con la evidencia de u na correspondencia
gas en tom o a las dos vías, la cual especifica un papel entre el papel de una estructura en la percepción y su
esp ecializad o para los lóbulos parietales en la con­ papel en la im aginación, sugieren que las estructuras
ducta espacial, en contraste con las áreas visuales en del lóbulo parietal derecho son vitales para m ante­
los lóbulos tem porales que se especializan en el reco­ ner una representación interna del espacio. No obs­
nocim iento de objetos. tante, una explicación com pleta de la exclusión pro­
Al considerar el papel del hipocam po, existe evi­ bablem ente incorporará aspectos de ambas teorías y
dencia de que esta región está in v olu crad a en la posiblemente de otras que aún no son formuladas.
m em oria para la ubicación espacial m ás que para la La im aginación y la percep ción visual parecen
orientación espacial en sí. Por tanto, las células que com partir m ecanism os su byacentes. La evidencia
se disparan en el hipocam po cuando un anim al está para esto proviene de los estudios electrofisiológicos
en una ubicación específica lo hacen sólo después de y para visualizar que im plican las mismas áreas en la
que ha tenido cierta experiencia en el am biente par­ corteza occip itotem poral tanto en la im aginación
ticular. A lo largo de estas mismas líneas, los anim a­ com o en la percepción visual. Esta idea tam bién es
les con lesiones del hipocam po, a pesar de su dete­ apoyada por el hallazgo de que los pacientes con
rioro en los recuerdos de la ubicación espacial, no deterioros perceptuales centrales específicos repor­
están desorientados cuando son capaces de utilizar tan deterioros correspond ientes en la form ación de
pistas en la m em oria de largo plazo para guiar su imágenes. Por ejemplo, los pacientes con acromatop-
conducta espacial. El argumento de que el deterioro sia también reportan ser incapaces de form ar im áge­
en la conducta espacial asociado con lesiones del nes de color. Esto apoya la idea de que la información
hipocam po es en esencia el resultado de un deterioro inherente a las im ágenes está representada en la
en la m em oria es evidente en el caso de la orientación m ism a form a que la inform ación perceptual.
topográfica. Aquí la construcción de una representa­ Los dos hem isferios parecen estar especializados
ción m ental de una disposición espacial (m apa cog- para tipos particulares de im ágenes visuales: con el
nitivo) requiere la integración de la inform ación per­ hem isferio izquierdo se generan imágenes a partir de
cibida en relación con puntos de referencia y sus rela­ la mem oria de largo plazo, m ientras que el hem isfe­
ciones que se despliegan a lo largo del tiem po con­ rio derecho está especializado para la m anipulación
form e el organismo se m ueve en torno a su am bien­ de imágenes, como en las tareas de rotación mental.
te, un proceso que es muy vulnerable a los efectos del El descubrim iento de que el deterioro en la genera­
deterioro en la memoria. ción de im ágenes y el d eterioro en el pensam iento
La exclusión espacial unilateral, un trastorno en el verbal son disociables tras lesiones en el hem isferio
cual un paciente actúa com o si un lado del espacio izquierdo sugiere que la visu alization es fundam en­
no existiera, está asociada con lesiones en el lóbulo talm ente diferente del pensam iento verbal.
parietal contralateral al hem icam po excluido. Se han Las lesiones del lóbulo frontal están asociadas con
propuesto dos grandes hipótesis en relación con el severos deterioros en el com portam iento que tiene
m ecanism o subyacente a la exclusión. U na intenta un componente espacial. Sin embargo, estos deterio­
explicar la exclusión en términos de un trastorno de ros no son esencialm ente espaciales en su naturaleza.
atención, la incapacidad para retirar 1a atención del En vez de ello, son secundarios a un deterioro en la
hem icam po no excluido. La otra h ipótesis concep- función ejecutiva que ejerce u n efecto generalizado
tualiza a la exclusión com o una pertu rbación de la sobre diversas conductas com plejas, incluyendo el
representación interna del espacio. Este enfoque es com portam iento espacial.
C A P Í T U L O ^

Reconocimiento visual

UN CASO DE AGNOSIA VISUAL TEORÍAS DE LA AGNOSIA VISUAL


TRASTORNOS DEL RECONOCIMIENTO VISUAL M odelo de desconexión
Intentos pioneros para su comprensión M odelo de búsqueda simbólica
Ceguera cortical parcial Modelos de reconocimiento de objetos que cumplen
Agnosia aperceptiva criterios paralelos restringidos
Agnosia asociativa Conceptualización de la agnosia visual con base en la
Resumen del enfoque clásico de la agnosia visual neurobiologia
PROBLEMAS CON EL MODELO CLÁSICO RESTAURACIÓN DE LA VISIÓN EN ADULTOS
D eterioro perceptual en la agnosia asociativa DESPUÉS DE TENER CEGUERA A TEMPRANA EDAD
Significado de la distinción aperceptivo-asociativo RESUMEN
Deterioro perceptual en la prosopagnosia y la alexia pura
El problem a de los deterioros específicos de la
categoría en el reconocimiento visual

En este capítulo se continúa la búsqueda por resolver una la actividad del cerebro genera una representación signifi­
cuestión a la cual ya se ha dedicado mucho tiempo: ¿de qué cativa del mundo visual?
manera las personas perciben el mundo visual y cómo lo No es de sorprender que se está lejos de una respuesta
hacen? Ya se ha visto que la luz que incide sobre la retina completa a estas preguntas. No obstante, el estudio de pa­
activa bastones y conos que, m ediante las células bipola­ cientes con reconocim iento visual deteriorado a causa de
res, am acrinas y horizontales, ponen en movimiento un lesiones en el cerebro, ju n to a los hallazgos fisiológicos y
complejo patrón de actividad neuronal antes de que deje la anatómicos surgidos de los estudios con animales que ya se
retina. El nervio óptico conduce este patrón hacia diversas han discutido, proporcionan cierto conocimiento sobre có­
estructuras, siendo la más importante el núcleo genicula­ mo se construyen las representaciones visuales. Los tras­
do lateral del tálamo, y desde a h í la inform ación es pro­ tornos de la visión que no se deben a perturbación de la
yectada hacia la corteza cerebral. También se ha visto la fu n ción visual elem ental (o la severidad de las cuales es
especialización fu n cion al dentro de áreas de la corteza inconmensurable en relación con trastornos relativamente
dedicadas a la visión las cuales están especializadas para leves de la fu n ción elemental que puedan estar presentes)
el procesam iento de diversos subcomponentes de la visión, y que no son causadas por deterioro intelectual generaliza­
como el color, la form a y el movimiento, y que tienen dis- do son denominados a g n o sia v isu a l. El análisis comien­
tintas y específicas microarquitecturas. Además, se señaló za con un recuento de un caso de agnosia visual descrito
que se empieza a conocer la naturaleza de las interconexio­ por O liver Sacks. La increíble naturaleza del patrón de
nes anatóm icas entre estas áreas especializadas. Sin deterioro y las funciones preservadas de este paciente, des­
embargo, todavía se investiga la cuestión de cómo se ve el criben de manera detallada lo que puede ocurrir cuando en
mundo; es decir, ¿cómo, dentro de la oscuridad del cráneo, los humanos se afecta el fu ncion am ien to visual superior.
188 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales

M ás adelante se revisan brevemente algunos de los prime­ aperceptiva y la agnosia asociativa son consideradas fallas
ros intentos p or com prender los trastornos de la visión en cada una de estas tres fa ses, respectivam ente. Se verá
superior y su implicación en el reconocimiento visual nor­ que este modelo jerárquico-secuencial explica gran canti­
mal. Estos trastornos han sido divididos en tres categorías: dad de datos que han surgido del estudio de pacientes con
ceguera cortical parcial, agnosia (¡perceptiva y agnosia trastornos visuales superiores.
asociativa, las cuales, en conjunto, sugieren una jerarquía No obstante, tam bién existe evidencia que contradice
de etapas de procesamiento secuencial que median el reco­ este modelo. Estos datos sugieren que la división del reco­
nocimiento de objetos. De acuerdo con este recuento jerár­ nocimiento de objetos en etapas secuenciales discretas, en
quico, el reconocimiento visual puede ser dividido en tres particular la separación de la form ación de percepciones y
fa s e s gen erales: a) el procesam iento de los com ponentes la asignación de significado, puede ser una seria sobresim-
relativam ente elem entales de la visión (como la agudeza, plificación : que la aparentem ente obvia distinción entre
la fo rm a sim ple y el color); b) la integración y organiza­ ver y conocer puede no ser un m arco conceptual para
ción de estos componentes para producir percepciones, y c) comprender cómo se representa el mundo visual. Con esto
la asignación de significado a estas percepciones. Desde estamos anticipando la historia; com encem os con un vis­
este punto de vista, la ceguera cortical parcial, la agnosia tazo a un paciente con agnosia visual.

UN CASO DE AGNOSIA VISUAL fotografías de u na revista y descubrió que éste era


incapaz de apreciar las escenas como una totalidad.
En su ensayo, El hom bre que confundió a su esposa con De esta m anera, Sacks escribe: "é l nunca entró en
un sombrero (The M an Who M istook His W ifefor a Hat), relación con la im agen com o totalidad: nunca enca­
O liver Sacks (1985) aportó una detallada descripción ró, por decirlo así, su fisonom ía" (p. 9). Las descrip­
de un paciente con agnosia visual. El Doctor P era un ciones del D octor P de estas escenas fueron bastante
profesor de m úsica que em pezó a tener dificultad imprecisas, como ejemplifica su escrito acerca de una
para reconocer las caras de sus estudiantes, aunque, fotografía del desierto del Sahara com o un río con
cuando ellos hablaban, fácilm ente reconocía sus vo­ una pequeña casa de huéspedes y gente junto a ella.
ces. A dem ás, m ostraba com portam ientos extraños, El D octor P presentó esta extraña descripción sin el
como dar palm aditas a los parquímetros y dirigirse a más leve reconocim iento de su deterioro y tampoco
ellos con am abilidad, como si se tratase de cabezas estaba preocupado por el mismo. En general, la ten­
de niños. Cuando el Doctor P consultó a un oftalmó­ dencia a negar un deterioro y actuar como si no estu­
logo, éste le dijo que sus ojos eran normales, que más viese presente aun cuando esto entrañe com porta­
bien debía consultar a un neurólogo. A sí es como m ientos que son in con sisten tes con la realidad se
llegó a ser exam inado por Oliver Sacks. denomina con fabu lación ; estas características tipifi­
A l in icio Sacks notó algo extraño acerca de la caba el com portam iento del D octor P. Se verá que la
form a en la que el D octor P lo m iraba. En vez de confabulación tam bién acom paña a m uchos otros
observarlo y "tom arlo" de manera normal, el Doctor deterioros. Por ejemplo, en ocasiones se encuentra en
P realizaba una serie de rápidas fijaciones sobre va­ pacientes con am nesia severa. En este sentido, estos
rias partes del rostro y la cabeza de Sacks. Se fijaba pacientes no recuerdan la persona con quien habla­
en la oreja derecha de Sacks, luego en su m entón y ban, pero pueden actuar como si recordaran al indi­
luego en su ojo derecho, como si estudiara estas viduo vividam ente (véase capítulo 10).
características por separado y no observaba la totali­ En contraste con los severos deterioros en el reco­
dad del rostro de Sacks, es decir, no lo veía como un nocimiento visual que ya se han descrito, el Doctor P
todo. Sacks (1985) escribió: "él me vio, me 'recon o­ era capaz de reconocer ciertos estímulos visuales. Por
cía', y a pesar de e llo ..." (p. 8). ejemplo, fácilm ente identificaba sólidos geométricos
Conform e Sacks describe el exam en neurològico abstractos. De hecho, se com portaba como si perma­
de rutina que continuó, todo marchó sin contratiem­ neciera intacto su funcionamiento intelectual general;
pos hasta que Sacks indicó al Doctor P a ponerse su el Doctor P era capaz de suministrar los nombres téc­
zapato, el cual le habían quitado durante el examen. nicos de dichas form as geom étricas, como dodecae­
Entonces el Doctor P señaló hacia el pie de Sacks y le dro e icosaedro. A dem ás, cuando se le m ostraban
preguntó si ese era su zapato. Cuando éste contestó caricaturas de personas fam osas, era capaz de identi­
que no, que él había apuntado hacia su pie, el Doctor ficar a m uchos de ellos a p artir de la distinción de
P apuntó hacia su zapato e indicó que él pensó que ese detalles característicos, com o el puro de Churchill.
era su pie. Luego Sacks presentó al Doctor P algunas Las fotografías de gente que contenían detalles dis­
CAPITULO 8 Reconocimiento visual 189

tintivos tam bién fueron bien reconocidas, como suce­ no siem pre presente en la agnosia visual, lo que
dió con u na fotografía de Einstein que m ostraba su sugiere que su deterioro en la formación de imágenes
característica cabellera. Sin em bargo, cuando se le puede ser independiente de la agnosia. Esta posibili­
confrontaba con fotografías de personas que conocía dad es apoyada por el hecho de que el D octor P en
bien, incluso de miembros de su fam ilia, el Doctor P apariencia era capaz de form ar im ágenes de objetos
era incapaz de reconocerlos. Incluso esto sucedía con sobre el lado derecho de una escena imaginada.
fotografías de él mismo.
El Doctor P también era incapaz de reconocer obje­
tos con los cuales había sido confrontado, aun cuan­ TRASTORNOS DEL RECONOCIMIENTO VISUAL
do percibía con precisión sus elem entos individuales.
Por ejemplo, cuando se le presentó una rosa, no sabía Intentos pioneros para su comprensión
qué decir o de qué se trataba, a pesar de que fue ca­
paz de d escribir de m anera articulad a lo siguiente: En 1890, H erm án M unk (1839-1912) produjo lesiones
"aproxim adam ente de seis pulgadas de largo... Una cerebrales en perros, que generaban incapacidad para
form a roja curveada con un agregado lineal verde" reconocer los objetos de m anera visual, aunque los
(Sacks, 1985, p. 12). Cuando Sacks lo invitó a olería, el perros no estuviesen ciegos y recuperaran el recono­
Doctor P pareció consternado; sin embargo, después cimiento visual unas sem anas después de la cirugía.
de inhalar su fragancia, sonrió con placer y de inm e­ El llamó a este deterioro Seelenblind h eit, que en sen­
diato proporcionó su nom bre correcto. De m anera tido literal se traduce como "ceguera del alm a". En el
similar, cuando se le presentó un guante, el Doctor P. m ism o año, el neurólogo alem án H einrich Lissauer
pareció consternado acerca de lo que era, aun cuando (1861-1891) reportó a un paciente con una anormali­
ofreció u na elegante descripción del m ism o: "u n a dad análoga: procesam iento visual elemental intacto
superficie continua... doblada sobre sí m ism a... pa­ e incapacidad para reconocer objetos visualmente en
rece tener cinco proyecciones que salen de sus bolsi­ ausencia de afasia o deterioro intelectual general. El
llos, si ésta es la palabra" (p. 13). M ientras el Doctor P término agnosia (del griego, "n o conocer"), fue acuña­
m anipulaba el guante, se lo colocó en la mano. Esto do por Sigm und Freud en 1891 y lleva la connotación
resultó en el reconocim iento inm ediato. Estos dos teórica de que el problem a esencial es la pérdida del
ejem plos ilustran que el Doctor P era capaz de reco­ conocimiento acerca del m undo visual, ya sea porque
n ocer los objetos cuando la inform ación acerca de dicho conocim iento h a sido destruido o porque ha
ellos estaba disponible a través de sentidos distintos llegado a estar fuera de disposición.
a la visión, una característica de la agnosia visual. Lissauer elaboró una clasificación de la agnosia en
De acuerdo con Sacks, el Doctor P ya no soñaba de dos categorías: agnosia aperceptiva y agnosia asocia­
m anera pictórica, lo que sugería una perturbación en tiva, la que ha tenido una profunda influencia sobre
la capacidad para formarse imágenes de objetos. Esto los intentos posteriores para comprender los deterio­
tam bién es sugerido por el rendimiento del doctor en ros en el reconocim iento de objetos. Lissauer usó el
un test de visualization del tipo Bisiach, en el cual se término apercepción, una palabra acuñada por el ma­
le ped ía form ar una im agen de una escena y luego tem ático y filósofo alem án Gottfried Leibniz, muy
describirla desde perspectivas opuestas. Al igual que popular entre los psicólogos del siglo XIX, entre ellos
los pacientes de Bisiach con exclusión descritos en el W undt, para indicar percepción de orden superior.
capítulo 7, el Doctor P describió sólo el lado derecho Lissauer usó el término agnosia aperceptiva para desig­
de la escena desde cada perspectiva. Estos hallazgos nar el deterioro en el reconocimiento visual debido a
condujeron a Sacks (1985) a concluir que el Doctor P una perturbación de la percepción. Él definió la agno­
estaba "su frien d o tam bién de una agnosia interna" sia asociativa como el deterioro en la asignación de sig­
(p. 14). Esto también fue corroborado por varias pin­ nificado a una percepción intacta.
turas elaborados por el Doctor P que Sacks encontró Esta distinción fue basada en terrenos em píricos y
en la pared de su departamento. Colocadas en orden teóricos. De m anera em pírica, se encontró que aun­
cronológico, la últim a de las pinturas era totalm ente que algunos pacientes con deterioro en el reconoci­
abstracta y a Sacks le pareció que describían "el avan­ m iento de objetos tam bién tem an deterioros en los
ce de la patología: avance hacia una profunda agno­ tests de percepción visual, com o la tarea de iguala­
sia visual, en la cual todos los poderes de representa­ ción a la m uestra, otros pacientes parecían no tener
ción y visualización, todo el sentido de lo concreto, deficiencia perceptual. La distinción aperceptiva-
todo sentido de realidad, estuviesen siendo destrui­ asociativa tam bién coincide con las teorías psicológi­
dos" (p. 16). Debe hacerse notar que el Doctor P tenía cas del tiem po que p ostu laban una cadena secuen-
una hem ianopsia hom ónim a izquierda, un deterioro cial de procesos en la cual los objetos prim ero eran
190 PARTE II Neuropslcología de los sistemas funcionales principales

percibidos y luego se les asignaban significados. Este quienes cuestionaron la existencia del trastorno, y
marco conceptual influyó mucho sobre las ideas acer­ autores con este escepticism o continuaron hasta des­
ca de cóm o estaba organizado el cerebro, incluso to­ pués de 1950. Típica de estas teorías fue la afirmación
davía se encuentra vigente esta idea. Esto se basa en de Eberhard Bay (1953) de que el deterioro en el reco­
la noción de que la entrada para una m odalidad dada n ocim iento de objetos siem pre era el resultado de
prim ero arriba a la corteza en el área de proyección deficiencias en el p rocesam iento visu al elem ental,
sensorial prim aria para dicha modalidad, donde son inteligencia general deteriorada o el efecto interacti­
mediados los procesos perceptuales (aperceptivos), y vo de las dos. Es evidente que Bay estaba equivoca­
luego es enviada a las áreas de asociación, donde se do, debido a que el d eterioro en el reconocim iento
les asigna significado. visual se aprecia en pacientes que no tienen (o lo tie­
En los capítulos previos ya se han discutido las nen muy leve) deterioro en el funcionam iento visual
limitaciones de este esquema en cierta extensión, don­ elem ental y que no su fren de d eterioro intelectual
de se ha aprendido que los hallazgos recientes como general. D esde luego, lo con trario no es el caso: el
la segregación funcional y la especialización dentro deterioro en la función visual elem ental perturbará
de áreas de la corteza dedicadas a la visión y a las pro­ el reconocim iento visual.
yecciones paralelas a dichas áreas posee serios proble­ Ahora exam ine con m ás detalle la sintom atología
m as para la visión clásica de la organización cerebral de la agnosia visual usando, en principio, la categori-
en corteza sensorial prim aria-corteza de asociación. zación de Lissauer como m arco conceptual. Sin em ­
Se verá que tales limitaciones, así como los hallazgos bargo, antes de hacerlo, es n ecesario exam inar los
em píricos de los estudios de pacientes con deterioro trastornos del procesam iento visu al relativam ente
en el reconocimiento visual, impulsaron a expandir la elemental — procesam iento que es prerrequisito para
conceptualización teórica de la agnosia m ás allá del el procesamiento visual superior que se requiere para
marco conceptual de Lissauer. el reconocimiento de objetos— en pacientes con daño
La im portancia de este esquema de procesamiento a la corteza visual primaria.
secuencial y la clasificación aperceptiva-asociativa de
la agnosia que generó, tuvo enorm e influencia sobre
los intentos por com prender el reconocim iento visu­ C eguera co rtical parcial
al. Varios factores contribuyeron a esta influencia. Se
trató de un esquema relativamente simple, el cual fue Las lesiones en la corteza v isu al prim aria pueden
consistente tanto con el sentido común com o con las resultar en ceguera, una condición denom inada ce­
teorías psicológicas dominantes en la época. Además, guera cortical. Sin em bargo, con frecuencia, el daño
los descubrim ientos a partir del estudio de pacientes a la corteza occipital no resulta en ceguera completa;
con trastornos del reconocim iento visual parecieron ciertas funciones son eximidas o resurgen durante la
encajar m uy cómodamente o en la categoría apercep- recuperación. Esta condición se llam a ceguera corti­
tiva o en la asociativa. M ás todavía, pareció consis­ cal parcial. En química, el fraccionam iento es un pro­
tente con los datos neuroanatómicos disponibles, co­ ceso por m edio del cual los com ponentes de una
mo el hallazgo de Paul Flechsig (1847-1929), de que m ezcla son separados en diferentes porciones a tra­
aun cuando la corteza visual prim aria era mieliniza- vés de procesos como la destilación. De manera aná­
da al nacer, la llam ada corteza de asociación visual loga, los patrones de con servación o deterioro de
que rodea a dicha área era m ielinizada durante el función observados en la ceguera cortical parcial tras
curso del desarrollo posnatal. Flechsig interpretó esto lesiones del lóbulo occipital proporcionan una base
com o una indicación de que las áreas de asociación para analizar los com ponentes elem entales del pro­
perm anecían abiertas a la m odificación después de cesamiento sensorial visual.
nacer. Esta inferencia pareció encajar bien con la idea
de que las áreas de asociación visual conectaban pro­ A G U D EZA En la anterior discusión de la visión se
cesos involucrados en el aprendizaje acerca del signi­ vio que las lesiones corticales pu eden producir un
ficado de las cosas del m undo visual, m ientras que la deterioro selectivo en la percepción del color (acro-
corteza visual prim aria regula procesos perceptuales m atopsia) y del m ovim iento (acinetopsia). Además,
básicos, establecidos de manera estructural al nacer. las lesiones corticales pueden, com o las lesiones en las
A pesar de su im portancia, la form ulación de Lis­ estructuras periféricas en el sistem a visual así como la
sauer no tuvo que esperar para que los recientes retina y el nervio óptico, producir deterioro en la agu­
desarrollos aludidos al principio evocaran las críti­ deza visual. La agud eza v isu al ha sido m edida en
cas. De hecho, poco después de las conceptualizacio- diversas formas, al detectar la presencia o ausencia de
nes de Lissauer y Freud acerca de la agnosia, hubo luz, detección de la presencia de un objetivo aislado,
CAPÍTULO 8 Reconocimiento visual 191

determ inación de si están o no presentes uno o dos 100


estím ulos (discrim inación de dos puntos), detección
de diferencias en la frecuencia espacial y detección de 90
diferencias en el brillo (sensibilidad al contraste). En
forma clínica, con frecuencia se valora a través de una
US
80
tarea de discriminación de letras, como el familiar car-
telón conocido como optotipo de Snellen.

m il
70

D ISC R IM IN A C IÓ N D E FO RM A La deficiencia en
la discrim inación de la forma, m edido por la habili­ 60
dad para detectar diferencias entre dos figuras, tam­
¡¡¡¡8
50
bién a veces es percibido en la ceguera cortical par­
cial. El Test de Cuadrados de Efron (Efron, 1968) es
m
buen ejem plo de test de discrim inación de forma (fi­ 40
C J. A. F. C J. A. F. C J.A . F.
gura 8.1). En este test, un cuadrado es pareado con
otro de una serie de rectángulos, las razones de cuyos
lados aum entan de manera progresiva. Al sujeto se le A A
solicita juzgar si las dos figuras son la m ism a o dife­
rente. Las superficies y flujos lum inosos (la cantidad
FIGURA 8.2 Rendimientos del paciente J.A.F. y sujetos
de lu z reflejada) de los estím ulos son igualados de
de control en tres tests de discriminación de forma. (Toma­
m odo que la brillantez relativa no puede servir co­
do de McCarthy y Warrington, 1990, p. 27.)
mo clave para el sujeto. También se han em pleado la
d iscrim inación de longitudes de las líneas, el tam a­
ño de las figuras y la curvatura en contraste con lo
recto de las líneas de una figura (figura 8.2). forma son doblem ente disociables. Por ende, se han
P arecería lógico presum ir que la agudeza sería reportado pacientes con discrim inación de form a
n ecesaria y su ficiente para la d iscrim in ación de la deteriorada y agudeza norm al (Efron, 1968; H um ph­
form a, pero no ocurre así, de hecho, el deterioro en reys y Riddoch, 1984, 1987; Riddoch y H um phreys,
la agudeza y la deficiencia en la discrim inación de la 1987; W arrington, 1986), así com o el patrón inverso
de agudeza d eteriorada y discrim inación de form a
norm al (W arrington, 1985). M ás aún, W arrington
(1985) ha dem ostrado disociación recíproca de agu­
deza, discrim inación de color y discrim inación de
form a (figura 8.3) en pacientes con ceguera cortical.
Se podría agregar la discrim inación del movimiento
a esta lista (Zihl, von C ram on y M ai, 1983). En con­
junto, estos hallazgos corroboran la conclusión ante­

Preservado

D eterioro A gudeza Form a C olor

B. R. A.
A gudeza C. O . T.
T. H. R.

J .A . F. B. R .A .
Forma
R. B. C . T. H. R.

J. A. F.
C olor C . O . T.
R. B. C .

FIGURA 8.3 Disociación de procesamiento sensorial


visual preservado y deteriorado en cinco pacientes
FIGURA 8.1 Estímulos usados en el Test de Cuadrados (C.O.T., J.A.F., B.R.A., T.H.R. y R.B.C.) con ceguera corti­
de Efron. (Tomado de McCarthy y Warrington, 1990, p. 25.) cal parcial. (Adaptado de McCarthy y Warrington, 1990, p. 45.)
192 PARTE II Neuropsicologia de los sistemas funcionales principales

rior, con base en varios descubrim ientos a partir de


diversas m etodologías (véase capítulo 5), de que las
h abilid ad es sensoriales visuales no están organiza­
das de m anera jerárquica secuencia! directa.
A dem ás, como se podría esperar, no existe latera-
lización de la función sensorial visual, las lesiones en
los lóbulos occipitales izquierdo y derecho producen
deterioros sim ilares. En el caso de la agudeza, las
lesiones en cualquier parte desde el ojo hasta el cere­
bro, pueden producir deterioro. Las lesiones cortica­
les que producen deficiencia en la agudeza lo hacen
de una form a equivalente a la organización retinotó-
pica de la corteza visual, de modo que el cam po afec­
tado es contralateral al hem isferio involucrado. En
contraste, el deterioro en la discrim inación de forma
está asociado con lesiones posteriores bilaterales. Se
h a visto que la acrom atopsia está asociada con lesio­
n es bilaterales en regiones de las circunvoluciones
fusiform es y lingual, mientras que la acinetopsia está
asociada con lesiones bilaterales en un área de la cor­
teza lateral a esta área (véase capítulo 5).
D e alguna m anera estos procesos sensoriales v i­
suales especializados, m ediados por distintas áreas
de la corteza occipital, experim entan un proceso de FIGURA 8.4 Figura del Test de Completamiento de
síntesis e integración que produce percepciones, re­ Calle. A partir de este arreglo de áreas negras y blancas es
presentaciones organizadas del m undo visual. Ya se posible organizar una representación visual coherente,
ha señalado la profunda ignorancia ante el gran m is­ aunque puede llevar algo de tiempo hacerlo. Un paciente
terio de cóm o son estos procesos integradores. No con agnosia aperceptiva puede experimentar el mundo
visual en una manera análoga a la experiencia de este
obstante, se pueden derivar algunas pistas acerca de
arreglo en los momentos previos a unirlos en una percep­
su naturaleza a partir de las form as en las cuales se
ción organizada. (Tomado de Lezak, 1983, p. 356.)
separan. Ésta es una de las oportunidades permitidas
por el estudio de la agnosia visual. Exam ine ahora lo
que Lissauer interpretó cuando ocurre deterioro en la
form ación de percepciones: la agnosia aperceptiva.
El deterioro en los pacientes con agnosia apercep­
tiva es fácil de descu brir con m edidas como las del
A gnosia ap ercep tiva Test de C uadrados de Efron (véase figura 8.1) y los
tests que requieren la igu alación de form as sim ples
Se ha definido a la agnosia aperceptiva como un de­ (figura 8.5). Estos pacientes tam bién están severa­
terioro en la organización de las sensaciones visuales m ente deteriorados incluso en el copiado de formas
en percepciones en ausencia de deficiencia (aprecia- m uy sim ples. Tests más elaborados usados para de­
blem ente severa) en el procesam iento sensorial vi­ tectar y estudiar la agnosia aperceptiva por lo general
sual. Para obtener una apreciación m etafórica de la consisten en complejas representaciones pictóricas de
experiencia de la agnosia aperceptiva, im agine que objetos comunes que colocan fuertes demandas sobre
está viendo un objeto camuflado o un patrón de áreas la organización perceptual. Por ejemplo, para excluir
negras y blancas que juntas describen una forma el efecto de posible confusión en los problem as de
m ediante la inducción de cierre perceptual (figura nom inación, D e Renzi, Scotti y Spinnler (1969) u sa­
8.4). Ver estas im ágenes violentan el procesam iento ron una versión m odificada del Test de Figuras Tras­
organizational perceptual de los sujetos norm ales y lapadas (figura 8.6) de G hent (1956). Los sujetos tie­
crea u na experiencia, en los m om entos previos al nen que id en tificar los objetos dibujados en líneas
reconocim iento de la forma, que puede ser análoga a traslapadas m ediante el señalam iento de los objetos
la que padecen los pacientes con agnosia aperceptiva idénticos dibujados por separado, con un formato de
cuando son enfrentados con escenas visuales norma­ opción m últiple. Estos in v estig ad ores encontraron
les. pacientes con procesam ien to visu al elem ental ñor-
CAPITULO 8 Reconocimiento visual 193

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FIGURA 8.5 Rendimiento de un padente con agnosia
aperceptiva en un test de igualación de formas simples.
Cada fila contiene una muestra (izquierda) y un conjunto
de cuatro opciones para ser igualadas con la muestra. Se
marcan las respuestas del paciente. (Tomado de Farah, 1990, p.
12 .)

FIGURA 8.6 Ejemplo del Test de Figuras Traslapadas de


Ghent modificado en una versión de opción múltiple por
m al que tuvieron m arcado deterioro en el reconoci­ De Renzi y sus colegas (1969). Los sujetos deben decidir
m iento de los objetos en la figura traslapada, a pesar cuál de las 10 figuras mostradas a la derecha forman parte
de que, cuando los m ismos dibujos fueron presenta­ de la figura compuesta a la izquierda. (Tomado de De Renzi,
dos de manera individual, los pacientes no tuvieron Scotti y Spinnler, 1969.)
deterioro. Este patrón es característico de la agnosia
aperceptiva.
De manera similar, una disociación entre procesa­
m iento visual elem ental y procesamiento perceptual
fue dem ostrada con las figuras G ollin, un test que
em plea dibujos incom pletos para valorar la función
perceptual (Gollin, 1960) (figura 8.7). En este test, a y
los sujetos se les presenta al inicio una versión frag­
m entad a de un dibujo y se le pide id entificarlo. Si
fracasan, se le presentan dibujos cada vez más com ­
pletos hasta que el sujeto tiene éxito en identificar el
objeto descrito. Se ha dem ostrado que los pacientes »
con lesiones cerebrales y procesam iento sensorial
visual norm al o casi norm al tienen deterioros en esta
tarea, por lo que requieren versiones más completas
de dibujos que los sujetos control para identificarlos
con precisión (W arrington y Jam es, 1967a; W arring­
ton y Taylor, 1973).
Las figuras traslapadas y los dibujos incom pletos
en estos dos tests hacen más difícil la form ación de
una percepción, por lo cual m ediante estos tests se
encuentra el procesam iento perceptual deteriorado. FIGURA 8.7 Ejem­
plo del test de dibujos
W arrington usa estím ulos más naturales para el m is­
incompletos de Go­
m o propósito. A l m anipular las condiciones de ilu ­
llin. (Tomado de
m inación es posible ilum inar de m anera irregular los McCarlhy y Warrington,
objetos, de m odo que parezcan m uy diferentes a 1990, p. 31.)
194 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales

como son en ilum inación típica (figura 8.8). W arring­ por el cual se puede extraer la form a invariante (no
ton (1982) ha dem ostrado que algunos pacientes cambiante) de un objeto a partir del patrón cambiante
exhiben deficiencia en la identificación de elem entos de la estimulación que incide sobre la retina.
en condiciones de ilum inación inusual, pero no así en Existe considerable evidencia de que los deterio­
la condición de iluminación usual. ros característicos de la agnosia aperceptiva están
Otra técnica que usa estímulos naturales es el Test asociados con lesiones del hem isferio derecho poste­
de Im ágenes no Fam iliares. W arrington y Taylor rior. De Renzi y sus colegas (De Renzi y Spinnler,
(1973) presentaron a sus pacientes fotografías de un 1966; De Renzi et al., 1969) reportan que el deterioro
objeto tom ado desde una perspectiva in u su al (no en los tests que usan figuras traslapadas ocurre con
prototípica) (figura 8.9). Luego al paciente se le mos­ m ayor frecuencia después de lesiones en el hem isfe­
tró un par de fotografías, una de un objeto diferente rio derecho que en lesiones en el hemisferio izquierdo
pero visu alm ente sim ilar, y otra del objeto blanco y, dentro del hem isferio derecho, con más frecuencia
percibid o desde una vista prototípica. La tarea fue en asociación con lesiones posteriores que con lesio­
elegir al objeto que previamente había sido percibido nes anteriores. Se ha reportado que los deterioros más
en la vista inusual. U na vez m ás, se encontró que severos en las figuras G ollin (W arrington y Jam es,
algunos pacientes sin deterioro sensorial visual tenían 1967a) y el Test de Im ágenes no Fam iliares (Layman
deterioros en esta tarea, lo que indica una perturba­ y Greene, 1988; W arrington y Taylor, 1973) están aso­
ción del procesamiento perceptual. De manera similar, ciados con lesiones en el lóbulo parietal derecho.
se han encontrado pacientes con deterioro en la identi­
ficación de fotografías de objetos encojidos (Humph­
reys y Riddoch, 1984; Riddoch y Humphreys, 1986) y Agnosia asociativa
siluetas encojidas de objetos (W arrington y Jam es,
1988). El particular mecanismo perceptual deteriorado De acuerdo con la visión clásica, la agnosia asociati­
en estos tests que requieren identificar objetos median­ va es un deterioro en la asignación de significado de
te diferentes perspectivas parecería im plicar la cons­ los objetos percibidos. Para obtener una apreciación
tancia de la form a, que es un mecanismo perceptual de este trastorno, im agine que observa una pieza de

FIGURA 8.8 Ejemplo de un Test de


Iluminación Irregular (Warrington,
1982). La pipa en la fotografía superior
se ve en una típica iluminación irregu­
lar, mientras que la de la fotografía
inferior se ve en una iluminación más
inusual. (Tomado de Farah, 1990, p. 32.)
CAPITULO 8 Reconocimiento visual 195

FIGURA 8.9 Ejemplo de un ítem


tomado de un Test de Imágenes no
Familiares. A la izquierda está una
cubeta apreciada desde una vista
típica. A la derecha está una cubeta
apreciada desde arriba, una vista
inusual. (Tomado de Warríngton y Taylor,
1973.)

m aquinaria totalmente desconocida. Su procesamien­ norm al, según se m ide por medio de tests como los
to sensorial visual es norm al, com o lo es su percep­ descritos en la sección previa, y quienes son incapaces
ción del objeto, aunque no puede id entificarlo sólo de identificar visualm ente los objetos. Por ejemplo,
porque no ha adquirido conocim iento del mismo. O Taylor y W arrington (1971) reportan un paciente que
consid ere un m óvil abstracto de A lexander Calder. tuvo buen rendim iento en el Test de Im ágenes no
U sted lo ve, lo percibe, pero si algu ien le pregunta Fam iliares (16 de 20 elem entos correctos), pero que
qué es, no sabe qué contestar. Éste no corresponde sólo fue capaz de reconocer cuatro de los elementos.
con alguna inform ación acerca del m undo visual que Ésta es una disociación sorprendente, ya que el pa­
hubiese adquirido, aunque puede realizar ciertas ciente con frecuencia era capaz de igualar las vistas
asociaciones a tal conocimiento y dice que le recuer­ familiar y no familiar y a pesar de ello no identificar al
da a algún objeto, tal vez sugerido por su título. En objeto. Mientras él igualaba de manera correcta las dos
ambos casos, se tiene una percepción precisa, pero se vistas, se quejaba: "A quí está el mismo objeto otra vez.
adolece de cualquier inform ación correspondiente No sabía qué era antes y todavía sigo sin saberlo."
acerca del m undo visual que perm ita identificar, A l probar el reconocim iento visual, es importante
conocer al objeto. evitar los efectos confusores de la afasia, en particu­
Si se extrapola esta falta de reconocim iento a la lar los problem as de n om inación. Por lo general,
m ayoría de la experiencia visual, se puede obtener esto no es difícil. De m anera cualitativa, los pacien­
una im presión de la experiencia del paciente con tes con problem as de nom in ación u sualm ente son
agnosia asociativa. Gran parte del com portam iento capaces de com unicar el significado de un objeto por
del paciente de Oliver Sack, el Doctor P, parece tener m edio de una descripción verbal, o mediante gestos,
estas características. A unque Sacks no probó de aun si el nom bre preciso no es accesible para ellos.
m anera extensiva el procesamiento perceptual de su En contraste, los pacientes con deficiencia en el reco­
paciente, un punto al cual se regresará posteriorm en­ nocim iento visual es probable que no puedan identi­
te, las elocuentes descripciones del D octor P de la ficar objétos, y son incapaces de comunicar su iden­
rosa y el guante, las cuales sin em bargo no pudo tidad por algún medio. De m anera experimental, los
id en tificar visualm ente, parecen apuntar a un pro­ tests que requieren respuesta no verbal, como los de
blem a en la asignación de significado hacia un objeto igualación, son obvios a este problema.
percibido norm alm ente. Es este sentido de agnosia Se ha notado el uso de los tests de igualación para
com o la disociación entre la asociación de una per­ m edir el deterioro perceptual, como el Test de Im áge­
cepción con el conocimiento acerca del mundo visual nes no Fam iliares. Estos tipos de tests tam bién son
(o un rom pim iento en tal conocim iento per se) el que útiles en la valoración de la agnosia asociativa. Por
Freud tuvo en mente cuando acuñó el término agno­ ejem plo, De Renzi, Scotti y Spinnler (1969) constru­
sia y que'L issauer, con el m ism o espíritu, designó yeron un test de igualación visual-visual en el cual a
como agnosia asociativa. los sujetos se les solicita igualar elem entos sem ánti­
M ediante experim entos se puede encontrar pa­ camente sim ilares pero en forma perceptual diferen­
cientes que tienen percepción visual norm al, o casi tes. Tests similares (figura 8.10) también han sido pro­
196 PARTE 11 Neuropsicología de los sistemas funcionales principales

FIGURA 8.10 Estímulos de un test de igualación visual-visual usado para detectar agnosia asociativa.
A los sujetos se les solicita igualar cada objeto a la izquierda con un objeto a la derecha, semánticamente
similar pero perceptualmente distinto. (Tomado de Warrington, 1992.)

puestos por McCarthy y Warrington (1986). Además, com o co n o cim ien to p arcial. Esto es ejem plificado
W arrington (1992) ha elaborado tests que valoran la por los pacientes que identifican de manera correcta
habilidad de los sujetos para asignar significado a un un objeto como, por decir, un objeto casero, pero no
objeto dibujado mediante la solicitud de que decidan pu ed en identificarlo m ás allá. Tam bién pueden ser
cuál de los tres objetos presentados es el m ás pesado capaces de identificar un anim al dibujado como m a­
(figura 8.11). Los estudios que emplean estos tests de m ífero y ser in capaces de id en tificar al anim al de
igualación visual-visual han generado m uchos repor­ m anera más específica (W arrington, 1975).
tes de pacientes con rendim iento norm al o casi nor­
mal en tests perceptuales y rendimiento severamente E SP E C IFIC ID A D D E C A TEG O R ÍA Otro hallazgo
deteriorado en los tests que requieren la asignación en cierta m edida contrario a la in tuición , conocido
de significado a las percepciones. Esto es lo que uno como esp ecificid ad de categoría, es aquel en el cual
podría esperar si el procesam iento perceptual visual los pacientes con agnosia asociativa visual no nece­
y el procesam iento sem ántico visual fuesen funcio­ sariam ente tienen un deterioro igual en el reconoci­
nes d iscretas, organizadas de m anera secuencial y m iento de todas las categorías de objetos. Lo m ás
jerárqu ica. Sin em bargo, se tendrá oportunidad de sorprendente es el hallazgo de que algunos pacientes
reconsiderar este tema más adelante. parecen tener m ás dificultad específica para recono­
cer rostros, una con dición llam ada p rosopagn osia.
C O N O C IM IE N T O PA RC IA L Al analizar los erro­ Además, como se analizó en el capítulo 6, el deterio­
res de los pacientes con agnosia asociativa surgen ro en la lectura sin deficiencia en otras habilidades
algunos hallazgos curiosos. Se ha encontrad o que lingüísticas (llamado alexia pura) es el daño cerebral
algunos pacientes que son incapaces de id entificar de un bien que está docu m entado. La alexia pura
un objeto, no obstante son capaces de indicar la clase puede ser considerada com o una agnosia específica
general a la cual pertenece éste, fenóm eno conocido de categoría, una agnosia para palabras escritas.
CAPITULO 8 Reconocimiento visual 197

FIGURA 8.11 Estímulos de un test de


"decisión de peso" para agnosia asodati-
va. A los sujetos se les solicita indicar cuál
de los tres objetos de cada grupo es el
más pesado. (Tornado de Warringion, 1992.)

A d em ás de estas am plias categorías de agnosia,


existen rep ortes de pacientes con d eficien cia en el
reconocim iento de objetos dentro de categorías m e­
nos am plias. Por ejemplo, un paciente puede tener
problem as en reconocer cosas vivas, m as no mostrar
deterioro en el reconocimiento de objetos inanimados
(Nielsen, 1937,1946; Warrington y Shallice, 1984). Tam­
bién ha sido reportado el patrón inverso de reconoci­
miento deteriorado de objetos inanimados con recono­
cimiento preservado de cosas vivas (Hecaen y Ajuria-
guerra, 1956). Tam bién existen reportes (McCarthy y
Warrington, 1986) de preservación selectiva de conoci­
m iento de connotaciones abstractas de una escena de FIGURA 8.12 Ejemplo de estímulos usados para demos­
trar una disociación entre reconocimiento deficiente de un
acción visualmente presentada (figura 8.12).
objeto aislado y la habilidad retenida para reconocer una
Varios reportes ind ican que el p atrón de percep­
acción visualmente presentada. En este caso, un paciente
ción p reserv ad a y reconocim iento p ertu rbado que con agnosia visual asociativa, que no es capaz de recono­
tradicionalm ente ha sido llam ado agnosia asociativa cer una taza ( izquierda ), puede ser capaz de reconocer la
aparece d espués de lesiones en el hem isferio iz­ acción visualmente presentada de beber de una taza.
q uierdo posterior. El cerebro del paciente del estu- (Tomado de McCarthy y Warrington, 19S6, p. 1237.)
198 PARTE II Neuropslcología de los sistemas funcionales principales

dio en el caso de Lissauer (1890/1988), quien podía P ro cesam ien to sen sorial visual
ver pero no podía reconocer objetos, fue exam inado
su bsecu entem en te en autopsia y se en con tró que
y
tenía u na lesión en esta área. E stud ios posteriores
P ro cesam ien to perceptu al
fueron con sisten tes con este d escu brim ien to (De
Renzi et a i , 1969; Ferro y Santos, 1984; H ecaen y Aju-
riaguerra, 1956; H ecaen et al., 1974; M cC arthy y Wa­
rrington, 1986; W arrington y Taylor, 1973). P ro cesam ien to se m á n tic o visual

IM P L IC A C IO N E S D E LA E S P E C IF IC ID A D DE
Y
M O D A L ID A D , D EL C O N O C IM IE N T O PARCIAL
Y D E LA E SP E C IFIC ID A D D E C A TEG O R ÍA Una F IG U R A 8 .1 3 E t a p a s e n e l r e c o n o c im ie n to v is u a l d e
de las características más sorprendentes de la agno­ a c u e r d o c o n e l m o d e l o c l á s i c o . (Adaptado de McCartinj y
sia visual es su especificidad de m odalidad, su confi­ Warrington, 1990, p. 43.)
nam iento a la modalidad visual. Esto se aprecia en el
paciente de Sacks, quien al ver una rosa no sabía qué
era sino hasta que inhaló su fragancia, mom ento en el
que de inm ediato la reconoció. La bibliografía sobre percepciones, m ediada por el hem isferio izquierdo
este tema contiene innumerables reportes de recono­ posterior. M ás todavía, de acuerdo con este enfoque,
cimiento deteriorado en una modalidad coexistiendo estos procesos son discretos, com o dem uestra su
con reconocim iento norm al en otras m odalidades. disociabilidad. Están organizados de manera secuen-
Esto se refleja en los térm inos usados para describir cial y jerárqu ica, por lo que una etapa previa es un
los deterioros en el reconocim iento específico de prerrequisito para las etapas posteriores (figura 8.13).
categoría: agnosia visual, agnosia auditiva y astereogno- Un factor, aún no m encionado, que com plica este
sis (agnosia tactual). ¿Cuáles son las im plicaciones de modelo secuencial, es el descubrim iento de que cier­
esta especificidad de m odalidad para com prender la tos pacientes con deterioro en los tests perceptuales,
organización de la mem oria sem ántica (conocimien­ como el de Figuras Traslapadas o el de Imágenes no
to del m undo)? En particular, ¿la existencia de una Familiares, son capaces de tener buen rendimiento en
agnosia visual específica significa que existe una los tests de igualación sem ántica cuando los estím u­
m em oria semántica visual que está separada de otras los no son perceptualm ente difíciles. Este descubri­
. representaciones alm acenadas de conocim iento del m iento sugiere que la asignación de significado es
mundo? Más aún, ¿el conocimiento parcial y la espe­ compatible con cierto procesamiento perceptual dete­
cificidad de categoría reflejan los resultados de una riorado, ya sea por medio de la asignación de signifi­
especie de proceso de fraccionam iento que revela cado a las percepciones m ediados por la capacidad
aspectos de la organización de la m em oria sem ánti­ de procesam iento perceptual residual o a través de la
ca? A lgunos investigadores creen que la respuesta a asignación directa de significado a los resultados del
las últim as dos preguntas es sí (McCarthy y Warring­ procesamiento sensorial visual o a ambos. Desde esta
ton, 1990). Sin embargo, como se verá en breve, exis­ perspectiva, la especificidad de m odalidad de la
ten vías alternas para interpretar estos datos, por lo agnosia visual refleja la presencia de un sistem a de
que estas cuestiones aún están lejos de responderse. m em oria sem ántica visual independiente o parcial­
m ente independiente. El conocim iento parcial y la
especificidad de categoría se aprecian com o reflejos
Resumen del enfoque clásico de la agnosia visual de la organización de este sistem a semántico.

A hora se resum irá la conceptualización clásica del


reconocim iento visual que se ha discutido hasta el PROBLEMAS C O N EL M O D ELO CLÁSICO
m om ento. De acuerdo con este enfoque, existen tres
grandes procesos en el reconocim iento de objetos: a) El m odelo clásico tiene una sim plicidad conceptual
procesos sensoriales visuales, como agudeza, discri­ fascinante; sin embargo, no explica algunos datos im­
minaciones de forma, color y movimiento, mediados portantes de los pacientes con agnosia visual. Estos
por el lóbulo occipital de cada hemisferio; b) procesos datos existen en dos terrenos. El prim ero tiene que
perceptuales que producen una percepción organiza­ ver con la distinción fundam ental del modelo clásico
da, m ediada por estructuras posteriores en el hem is­ entre deterioro en el reconocim iento de objetos debi­
ferio derecho, y c) la asignación de significado a las do a trastorno perceptual (agnosia aperceptiva) y el
CAPITULO 8 Reconocimiento visual 199

deterioro debido a un trastorno de la asignación de existe creciente evidencia de que lo que parece ser un
sign ificad o en ausencia de p ercepción perturbada deterioro específico de categoría puede ser concep-
(agnosia asociativa). Resulta que sí existen d eficien­ tualizado de m anera m ás parsim oniosa como el re­
cias perceptuales en los pacientes con agnosia asocia­ sultado de diferentes tipos de deterioro perceptual.
tiva. Por tanto, la sim ple presencia o ausencia de Lo que surge de estos h allazgos es un m odelo que,
deterioro perceptual no puede servir como base para en contraste con los sistem as separados propuestos
constru ir una taxonom ía de las agnosias visuales. por el modelo clásico, percibe las diferentes m anifes­
Este h allazgo tiene enorm es im plicaciones p ara la taciones de la agnosia visual como perturbaciones de
com prensión del reconocim iento visual. En particu­ diferentes procesos perceptuales subyacentes. La
lar, com o argum entan Farah (1990) y Zeki (1993), figura 8.14 contrasta estas dos perspectivas. En las
entre otros, ello indica que la distinción entre ver y secciones siguientes se consideran algunos de los
com prender, entre percepción y conocim iento, que descubrimientos que no encajan en el modelo clásico
parecen tan lógicas y para las cuales parece existir y se discute sobre la n aturaleza de las revisiones en
evid en cia em pírica, pueden de hecho representar torno a la conceptualization de los procesos involu­
una m ala interpretación seria de los procesos im pli­ crados en el reconocim iento visual que parecen re­
cados en el reconocimiento visual. querir. Se comienza con la evidencia para los deterio­
El segundo terreno crítico de los datos tiene rela­ ros perceptuales en la agnosia asociativa.
ción con la interpretación del m odelo clásico de los
deterioros aparentes en el reconocim iento visual es­
pecíficos de categoría como marcadores de la organi­ D eterioro perceptual en la agnosia asociativa
zación de la m em oria semántica. D esde el punto de
vista del m odelo clásico, la prosopagnosia, la alexia C O P IA D O La aparente e intacta habilidad de co­
pura y otros deterioros en el reconocim iento de obje­ piado de los pacientes con agnosia asociativa (figura
tos aparentem ente específicos de categoría, reflejan 8.15) con frecuencia es citada como evidencia de su
la presencia de subsistem as o m ódulos especializa­ procesam iento perceptual intacto (M cCarthy y Wa­
dos dentro de la m em oria sem ántica. Sin em bargo, rrington, 1990). La calidad de su rendimiento es sor-

FIGURA 8.14 Representación esquemática de dos mode­


Rostros los generales de reconocimiento visual. Á) El modelo clá­
sico postula que la percepción visual y la memoria
semántica visual (conocimiento de correspondencias
D iferentes
visual-significado) son mediadas por procesos separados,
>- categ o rías
de o b je to s
cuya separación resulta en agnosia aperceptiva y agnosia
asociativa, respectivamente. Las deficiencias de categoría
específica como la prosopagnosia, la alexia pura y los
Palabras deterioros de reconocimiento de categoría específica den­
im presas
tro de la agnosia de objeto son percibidos como reflejo de
P e rc e p c ió n C o n o cim ien to la perturbación de los componentes especializados o
del m undo módulos dentro de la memoria semántica. B) Modelo de
visual reconocimiento visual que conceptualiza la sintomato-
S im ultan agn osia logía variable de la agnosia visual en términos de pertur­
dorsal baciones en diferentes dimensiones del procesamiento
perceptual. La agnosia aperceptiva es percibida como una
severa deficiencia en la organización, porque afecta la
percepción de los elementos locales, mientras que la
agnosia asociativa es percibida como un deterioro menos
severo que afecta la percepción de forma global. Desde
este punto de vista, las agnosias asociativas específicas de
categoría son entendidas como manifestaciones de grados
S im ultan agn osia variables de dos deficiencias perceptual-atención subya­
ventral
centes: la simultanagnosia dorsal y la simultanagnosia
P e rc e p c ió n P ercep ció n ventral. (Con bnn: en Fnrnh, 1990.)
d e ele m e n to s d e la forma
lo c a le s global
200 PARTE II Neuropsicologia de los sistemas funcionales principales

A) B)

FIGURA 8.15 Copias de dibujos lineales de parientes con


agnosia asociativa. Ninguno de estos objetos fue reconoci­
do por los pacientes. A) Adaptado de Rubens y Benson, 1971 [en
McCarthy y Warrington, 1990, p. 35]; B) Copia de una anda por el
paciente M.S., tomado de Ratcliff y Neiucombe, 19S2 [en Farah, 1990,
p. 61]; C) Copia de bolsa de te, anillo y pluma por el paciente L.H.,
tomado de Levine y Calvanio, 1989 [en Farah, 1990, p. 61].)

prendente cuando se le com para con el severo dete­


rioro en el copiado incluso de formas sim ples típica
de los pacientes con agnosia aperceptiva (figura 8.16).

Sin em bargo, las reproducciones de los pacientes


con agnosia asociativa son construidas en forma len­
ta, por lo que ha sido descrito como una calidad "frac­
cionada o d ep end ien te". P arecen copiar segm entos
de línea individuales sin lograr una apreciación glo­
bal de la forma de la figura. Un ejemplo revelador de
esto es un dibujo de la catedral de San Pablo en Lon­
dres, realizado por u n paciente con agnosia (figura
8.17). A pesar de que los detalles del dibujo son muy
precisos, la disposición global y las relaciones entre
los edificios m uestran una deficiencia para captar la
form a total de la escena. La copia fue construida en

FIGURA 8.16 Severo deterioro en el copiado de letras y


formas simples por un paciente con agnosia aperceptiva
provocada por envenenamiento con monóxido de carbo­
no, el cual se cree es particularmente dañino para VI.
(Tomado de Benson y Greenberg, 1969 [en Zeki, 1993, p. 314].)
CAPITULO 8 Reconocimiento visual 201

FIGURA 8.17 Dibujo de la catedral


de San Pedro, Londres, por un
paciente con agnosia asociativa. En
este paciente V I está intacto, mien­
tras que las áreas extraestriadas están
dañadas, un patrón visto después de
una apoplejía. (Tomado de Humphries y
Riddoch, 1987 [en Zeki, 1993, p. 315].)

form a extrem adam ente fragm entada y, se debe re­ m ism a im plicación se puede obtener a partir del
marcar, tomó seis horas com pletarla (H um phreys y hallazgo de que, en la m ayoría de sus errores, los
Riddoch, 1987). Esto es consistente con los autorre- pacientes con agnosia asociativa identifican de m a­
portes verbales de estos pacientes. Por ejemplo, Zeki nera equivocada al objeto como una entidad de apa­
(1993) reportó a un paciente quien afirmó que, cuan­ riencia similar, m ás que com o un objeto sem ántica­
do copió una figura compleja: "todo lo que vio fue un mente relacionado.
patrón com plejo de líneas, el cual no correspondió
con un objeto particular" (p. 315). REN D IM IEN TO D E T E R IO R A D O EN LO S T E S T S
PER C EPTU A LES En vista de los hallazgos recién
T E S T S DE IGU ALA CIÓ N Una calidad dependien­ revisados, no es de sorprender que el hallazgo de que
te y fragm entada caracteriza el rendim iento de los los pacientes con agnosia asociativa tienen rendimien­
pacientes con agnosia asociativa en los tests de iguala­ tos pobres en diversos tests perceptuales. Como se ha
ción perceptual. Aunque su rendim iento puede ser visto, aquellos tests perceptuales en los cuales los
muy preciso, es extrem adam ente lento y consiste en pacientes con agnosia asociativa se desempeñan rela­
igualar característica por característica de las dos figu­ tivamente bien, como el copiado de figuras lineales y
ras, más que una comparación de sus formas globales. los tests de igualación perceptual, no obstante son ela­
borados lentam ente y en form a fragmentada, sugie­
SE N SIB IL ID A D A LA CALID AD D EL ESTÍM U LO ren que el paciente no aprecia con precisión la forma
D E Q U IE N E S PA DECEN A G N O S IA A SO C IA T I­ global. Esta hipótesis es fortalecida cuando uno consi­
VA Diversos estudios indican que el reconocimien­ dera las tareas perceptuales que realizan pobremente
to visual de los pacientes con agnosia asociativa es quienes tienen agnosia asociativa. En general, tales
enorm em ente sensible a la calidad del estím ulo. En tareas tienden a ser precisamente aquellas que requie­
consecuencia, estos individuos por lo general son ren una apreciación de la forma global. Por ejemplo,
más aptos para identificar objetos reales que fotogra­ en una tarea en la cual a los sujetos se les solicita deci­
fías de objetos, las cuales, a su vez, id entifican con dir si existe una T de cabeza entre un número de T
m ayor facilidad que los dibujos lineales de los m is­ orientadas norm alm ente, los sujetos norm ales son
m os. Q uienes padecen agnosia asociativa tam bién más rápidos en la condición "ausente" cuando las le­
son sensibles a las condiciones de presentación en las tras están ordenadas en un círculo que cuando las
cuales la exposición al objeto está lim itada en alguna letras están en un arreglo aleatorio. Además, sus tiem­
manera, como la oclusión parcial del objeto o la pre­ pos de respuesta sólo están débilmente relacionados
sentación taquistoscópica breve. Desde luego, estas con el número de letras en el ordenamiento circular,
condiciones comprometerían el rendimiento de cual­ mientras que sus tiempos de respuesta están relacio­
quier sujeto. Sin em bargo, lo que es im portante en nados con el número de letras en el arreglo aleatorio.
este contexto es que el rendim iento de los pacientes Esto sugiere que los sujetos normales usan la configu­
con agnosia asociativa es particularm ente perturba­ ración global, o gestalt, del arreglo circular para llegar
do, un descubrim iento que no encaja con la noción a una decisión rápida, mientras que son incapaces de
de que su deterioro es ajeno al terreno perceptual. La hacerlo en la condición aleatoria.
202 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales

En contraste, un paciente que cumple con el crite­


rio clásico de la agnosia asociativa no m u estra una
ventaja en el tiempo de respuesta para el arreglo cir­
cular en com paración con el arreglo aleatorio (Hum-
phreys y Riddoch, 1987). Este caso sugiere un dete­
rioro en la percepción de la configuración global, o
gestalt, en la condición circular.
En un estudio del cual uno puede extraer una
in terpretación sim ilar, Ratcliff y N ew com be (1982)
reportan a un paciente, M.S., quien tam bién cumple
con el criterio clásico de la agnosia asociativa. El era
capaz de copiar dibujos de objetos (véase figura
8.15B), aunque era incapaz de reconocer el objeto que
había copiado. Cuando a M.S. se le m ostraron figu­
ras "p o sib les" e "im p osibles", como las de la figura FIGURA 8.18 Ejemplo de una figura posible (cimba) y de
una figura imposible (abajo). (Tomado de Farah, 1990, p. 63.)
8.18, fue incapaz de distinguir entre ellas. Esta discri­
m inación requiere una apreciación de la figura glo­
bal y no puede realizarse sobre la base de una inspec­
ción fragm entada o de detalles separados. A dem ás, babilidad de com eter errores de identificación con
Ratcliff (en un trabajo inédito citado por Farah, 1990, base en elem entos que no tengan que ver con la for­
p. 63) encontró que, a diferencia de los su jetos nor­ ma, como el color o la textura (por ejemplo, manzana
males, quienes copian las figuras posibles m ás rápi­ por tomate).
do que las im posibles, M.S. requirió la m ism a canti­ Sin em bargo, aún si se m an tien e la distinción
dad de tiem po para copiar am bas figu ras, lo cual aperceptivo-asociativo, estos hallazgos sugieren que
sugiere que él era incapaz de usar la estructura glo­ a ambas agnosias subyace un deterioro perceptual y
bal de la figura posible para guiar su dibujo. que es la n atu raleza y severid ad del deterioro per­
ceptual el que distingue a la aperceptiva de la asocia­
tiva. En la agnosia aperceptiva, el deterioro percep­
Significado de la distinción aperceptivo-asociativo tual es tan severo que deteriora el rendimiento sobre
una amplia gam a de tareas perceptuales. En contras­
A unque la evidencia apenas descrita m uestra que la te, en la agnosia asociativa la percepción está lo sufi­
percepción visual puede no ser norm al en la agnosia cientem ente intacta como para m ediar la inspección
asociativa, tam bién sugiere que la d istinción aper­ fragm entada y el copiado de figuras, mientras que la
ceptivo-asociativo puede no ser válida, no obstante percepción de la estructura global o la configuración
ésta, distinción, aún es útil porque refleja de manera total de un estímulo complejo están perturbadas. Más
em pírica las diferencias en las capacid ad es de los aún, la variabilidad entre los pacientes con agnosia
pacientes con agnosia visual. Por tanto, quienes pa­ visual sugiere que, a pesar de que se ha hablado en
decen agnosia asociativa pueden igualar objetos vis­ térm inos dicotóm icos, existe u n continuo deterioro
tos bajo diferentes condiciones y copiar dibujos de de grados perceptual que subyace a la agnosia visual.
objetos (los cuales no pueden identificar), m ientras No obstante, es útil retener los términos descriptivos
que los agnósicos aperceptivos m uestran deficiencia agnosia aperceptiva y agnosia asociativa para designar
extrem a en ambas tareas. Un ejemplo convincente de las dos mitades de este continuo.
esta diferencia se aprecia cuando se com para el dete­
rioro extrem o en el copiado exhibido típicamente por
los pacientes con agnosia aperceptiva (véase figura D eterioro p ercep tu al en la prosopagnosia
8.16) con el copiado relativam ente preservado típico y la alexia pura
de los pacientes con agnosia asociativa (véase figura
8.15). O tra diferencia reportada con frecuencia entre Se pueden dar argumentos análogos de que la proso­
el rendim iento de los pacientes con las dos agnosias pagnosia y la alexia pura son el resultado de procesa­
clásicas es que es m ás probable que los agnósicos m iento perceptual deteriorado y de que las variacio­
asociativos com etan errores en la identificación con nes en las capacidades de los pacientes dentro de cada
base en la forma del objeto en cuestión (por ejemplo, trastorno representan grados de deterioro perceptual
cajas por libros). En contraste, los errores de los agnó­ más que deterioro selectivo de sistem as perceptuales
sicos aperceptivos indican que ellos tienen más pro- y sem ánticos discretos. En el caso de la prosopagno-
CAPÍTULO 8 Reconocimiento visual 203

sia, existen reportes de reconocimiento deteriorado de (o casi independientes) dentro de la memoria sem án­
rostros (previam ente) fam iliares en coexistencia con tica dedicada al reconocim iento de palabras im pre­
percepción norm al, como lo define la habilidad pre­ sas, rostros u objetos. Más aún, dentro del terreno de
servada para discriminar rostros no familiares (Bruyer los objetos, esta perspectiva plantearía varios sub-
et al., 1983). Esto ha conducido a la noción, análoga a componentes de la m emoria semántica, por ejemplo,
la distinción aperceptivo-asociativo en la agnosia de los objetos inanim ados y las cosas vivas. Ésta es la
objeto, de que diferentes sistem as o m ódulos están posición tomada por W arrington y sus colegas (véase
involucrados en discriminar entre los rostros descono­ M cC arthy y W arrington, 1990). Por otra parte, las
cidos y el reconocim iento de los rostros bien conoci­ disociaciones observadas que parecen ser específicas
dos. Sin embargo, a pesar de cierta evidencia en con­ de categoría son atribuidas a las diferencias en los
tra (Benton, 1980; Benton y Van Alien, 1972), la mayo­ procesos perceptuales involu crados, una posición
ría de los estudios con los pacientes con prosopagno­ argüida por Farah (1990).
sia y que han observado cuidadosamente la habilidad Siguiendo el argum ento de Farah, considere la
perceptual, reportan una asociación entre los dos dete­ prosopagnosia y la alexia pura, trastornos que han
rioros (Farah, 1990, p. 77; New com be, 1979; Shuttle- sido considerados como deterioros específicos de
worth, Syring y Alien, 1982). En consecuencia, existe categoría en la asignación de significado en ausencia
razón para creer que la percepción visual deteriorada de deterioro perceptual. Ya se ha visto que existe evi­
generalmente subyace a la prosopagnosia. dencia que contradice la noción de que el deterioro
De igual m odo, aunque los pacientes con alexia perceptual está ausente en estos pacientes. En esta
pura por lo general no presentan deterioro perceptual sección se revisarán los hallazgos que también ponen
obvio, existe evidencia de que su percepción visual es en duda la especificidad de categoría de estos tras­
deficiente. Por ejem plo, se ha dem ostrado que ellos tornos. Com encem os con la prosopagnosia.
tienen m ás probabilidad de confundir las letras v i­ Desde que Bodam er (1947) introdujo el térm ino,
sualm ente sim ilares que las diferentes (Patterson y la prosopagnosia ha sido entendida como un d ete­
Kay, 1982). En la siguiente sección se describirá con rioro selectivo en el reconocim iento de rostros. Esto
más detalle la naturaleza del deterioro perceptual en encaja con el sentido intuitivo de que el rostro hum a­
la prosopagnosia y la alexia pura, conforme se regre­ no es diferente a cualquiera otra cosa que se encuen­
sa al problem a relacionado de la especificidad de tra en el m undo visual. A dem ás, existe buen apoyo
categoría en la agnosia visual. empírico para la noción de que la percepción del ros­
tro es algo especial. El argum ento de que los rostros
sólo son estím ulos particularm ente difíciles y de que
El prob lem a de los deterioros específicos la prosopagnosia representa una forma más severa de
de la ca te g o ría en el reco n o cim ien to visual agnosia de objeto es contradicho por el hallazgo de u-
na doble disociación entre los dos trastornos, con
Uno de los problem as m encionados en una sección algunos pacientes m anifestando la agnosia de objeto
an terior es el de la especificidad de categoría en la sin prosopagnosia y otros pacientes que m uestran el
agnosia asociativa. Se ha visto que existe evidencia patrón inverso (De Renzi, 1986). A dem ás, com o se
para al m enos dos deterioros específicos del material analizó en el capítu lo 5, está b ien establecido que
en el reconocim iento visual: deterioro en el reconoci­ existen neu ronas en la corteza tem poral del m ono
m iento de rostros (prosopagnosia) y deterioro en el que responden de m anera selectiva a los rostros
reconocim iento de palabras impresas en ausencia de (D esim one et al., 1984; P errett, Rolls y Caan, 1982).
otro d eterioro del lenguaje (alexia pura). Tam bién También, se han encontrado células sensibles al ros­
hem os encontrado evidencia para la existencia, den­ tro que de m an era con fiable se disparan más ante
tro de la agnosia de objeto, de deterioros específicos ciertos rostros que ante otros (Baylis, Rolls y L eo­
de categoría en el reconocim iento visual (por ejem ­ nard, 1985), incluso variando las condiciones de luz
plo, reconocim iento deteriorado de cosas vivas con y expresión facial. A sim ism o, estas células no res­
reconocim iento preservado de objetos inanim ados). ponden cuand o las características de sus rostros
Esta evidencia plantea la posibilid ad de que estos "p referid os" cam bian, se borran o reordenan (D esi­
deterioros sean un reflejo de la organización de la m one et a i , 1984; Rolls, 1984). En suma, estas células
m em oria sem ántica. D esde este punto de vista, las son las que se espera encontrar en un m ódulo n eu ­
d isociaciones observadas proporcionan estrategias ronal especializado para el reconocim iento de ro s­
relativam ente directas para el análisis de esta organi­ tros, así com o el deterioro selectivo en recon oci­
zación. E n este sentido, se puede inferir que existen m iento de rostros es el trastorno que se espera des­
com ponentes o m ódulos separados independientes pués del daño a dicho módulo.
204 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales

A pesar de la evidencia citada líneas arriba, exis­ dores denom inan form ación de palabra. Esta h ip ó­
ten bases para dudar tanto de que existe un sistem a tesis está basada en la suposición de que los pacien­
o m ódulo neuronal especializado en el reconoci­ tes con alexia pura tien en b u en a percepción, una
m iento de rostros como de que existe un deterioro suposición que se ha visto existen razones para cues­
selectivo en el reconocim iento de rostros asociado tionar. Además, existe evidencia de que, a pesar de la
con daño cerebral. Tal vez m ás problem ático para incapacidad para leer de los pacientes con alexia
esta n od ón sea el hallazgo reportado de que pacien­ pura, los patrones m ultiletra de orden superior son
tes con deficiencia en reconocer rostros con frecuen­ accesibles a ellos.
cia tam bién tienen deterioro en el reconocim iento Para describir esta evidencia, se requiere una pe­
visual de m aterial distinto a los rostros hum anos. queña digresión. Los sujetos norm ales son capaces
E xisten reportes b ien docum entados de pacientes de reconocer una letra m ás rápido y de manera más
con prosopagnosia que tam bién tienen deterioro en precisa cuando se presenta com o parte de una pala­
el reconocim iento de edificios (Cole y Perez-Cruet, bra que cuando se presenta com o parte de una no-
1964), sillas (De Renzi y Spinnler, 1966), flores (New- palabra. Por ejem plo, cuando se solicita indicar si
com be, 1979), m arcas de autom óviles (G om ori y vieron la letra r, los sujetos respondieron de manera
H aw ryluk, 1984), fotografías de anim ales (Damasio, más eficiente cuando la r se presentó en la palabra
D am asio y Van H oesen, 1982; Shuttlew orth et al., dar que cuando se presentó en la no-palabra ñar. Asi­
1982), diferentes especies de aves (Bornstein, 1963), m ism o, m ediante el uso de la situ ación de elección
plantas (W hitely y W arrington, 1977) y artículos de forzada, en la cual am bas elecciones com pletarían
vestir y alim entos (Dam asio et al., 1982). Existe el una palabra real (por ejemplo: ¿vio una r o una £?), es
reporte de un granjero quien, previam ente capaz de posible dem ostrar que este efecto no sólo se debe a la
reconocer el rostro individual de sus vacas, perdió adivinación de la letra sobre la base de las letras pre­
esta h abilid ad cuando se volvió prosopagnósico vias de la palabra. Este fenóm eno es denom inado
(Bornstein, Stroka y Munitz, 1969). efecto de superioridad de p alabra y dem uestra que
Es difícil conocer cuán comunes son estos deterio­ al procesar un grupo de letras como palabra aumenta
ros asociados debido a que su presencia no siempre el reconocimiento de las letras individuales.
es valorada de m anera adecuada en los estudios de El efecto de superioridad de palabra no es impor­
caso. No obstante, es claro que su asociación con la tante en sí mismo, pero sí lo es que también se perci­
prosopagnosia no es infrecuente. Esto da pie a un ba en pacientes con alexia pura (Bub, Black y Howell,
problem a m ayor para las explicaciones de m aterial 1989). Este descubrim iento contradice la afirm ación
específico de la prosopagnosia, ya que exige la adop­ de que estos pacientes son incapaces de agrupar le­
ción de un enfoque ad hoc que postule que cualquier tras en form as de palabra de orden superior, como
cosa que el prosopagnósico no pueda reconocer es propone la hipótesis de la form ación de palabra (Wa­
procesado por el hipotético m ódulo especializado. rrington y Shallice, 1980). En otras palabras, aparen­
Algunos de los deterioros de reconocimiento asocia­ tem ente no es la característica lingüística específica
dos, com o el de las caras de las vacas, no requieren del material de las palabras la que determ ina la base
revisiones rad icales en las conceptualizaciones de para su reconocimiento deteriorado en la alexia pura.
este hipotetizado subsistem a especializado. Sin em­ Esta noción tiene apoyo adicional en la evidencia de
bargo, el rango completo de los deterioros de recono­ que los pacientes con alexia pura tam bién tienen un
cim iento asociados con la prosopagnosia, tom ados deterioro en el reconocim iento visual de m aterial no
en conjunto, parecen contradecir la explicación en verbal (Friedm an y A lexander, 1984). En conjunto,
términos de la perturbación de un m ódulo específico estos hallazgos sugieren que no existen fronteras de
de categoría o de m aterial específico definido parsi­ categoría específicas entre la prosopagnosia, la agno­
moniosamente. sia de objeto y la alexia pura, y lo que parecen ser
Un argum ento sim ilar puede realizarse en contra deterioros específicos de categoría en el reconoci­
de la noción de que la alexia pura es un deterioro miento visual pueden ser explicados en términos de
específico de m aterial en el reconocim iento de pala­ diversos tipos de deterioro perceptual.
bras im presas. Por ejem plo, una influyente teoría U n argumento con esta conclusión fue propuesto
acerca de la alexia pura como un trastorno específico por Farah (1990), quien sugirió que grados variables
de m aterial del reconocimiento visual (Warrington y de deterioro en dos habilidades perceptuales subya­
Shallice, 1980) postula que la lectura letra a letra centes podrían explicar toda la gama de deterioro en
característica de estos pacientes se debe a su incapa­ el reconocim iento visual, com o la prosopagnosia, la
cidad para agrupar letras individuales en unidades agnosia de objeto y la alexia pura. Con la revisión de
de palabra de orden superior, a lo cual los investiga­ la literatura, se identificó lo que se consideran como
CAPITULO 8 Reconocimiento visual 205

dos síndrom es relacionados aunque distintos: la si- El lector deberá tom arse un mom ento para consi­
m ultanagnosia dorsal y la sim ultanagnosia ventral. derar el panoram a de la agnosia visual que surge de
Com o el térm ino im plica, la sim u ltan agn osia es un los datos considerados en varias de las secciones pre­
deterioro en la capacidad para percibir y atender al vias. Una hipótesis central generada por dichos datos
m ismo tiem po todas las características de un objeto o es que la distinción entre agnosia aperceptiva y aso­
escena. La sim u lta n a g n o sia d orsal, que deriva su ciativa y la distinción entre prosopagnosia, agnosia
nom bre de su asociación con las lesiones bilaterales de objeto y alexia pura, se deben a grados variables
del lóbulo parietal, principalm ente es un deterioro de deterioro en la integración perceptual y a grados
en la habilidad para percibir las partes de los objetos, variables de deterioro en dos procesos perceptuales
incluyendo partes com plejas, que no pu ed en ser subyacentes, respectivamente. La hipótesis por tanto
fácilm ente descompuestas en partes constituyentes o explica las variaciones en el fenóm eno agnósico en
para las cuales tal descomposición no agrega percep­ términos del rendimiento sobre dos continuos de fun­
ción. Los rostros son un ejem plo de tales estím ulos cionamiento perceptual (véase figura 8.14J3) más que
porque usualm ente son percibidos como gestalt más en términos del deterioro selectivo de módulos espe­
que com o una serie de partes separadas, pero otros cializados para el procesam iento perceptual, para el
estím ulos, com o las m arcas de los autos y las plan­ procesamiento semántico y para los dominios especí­
tas, com parten este atributo. ficos de categoría dentro de la m em oria sem ántica
En contraste, en la sim ultan agn osia ventral, aso­ (véase figura 8.14A). Considere ahora cómo estos
ciada con lesiones en la parte inferior izquierda del datos e hipótesis asociados con ellos encajan con
lóbulo tem poral, se perturba la habilidad para codi­ algunas de las grandes teorías generales de la agnosia
ficar rápidam ente múltiples partes, de m anera parti­ visual.
cular los estím ulos cuya percepción requiere su des­
com posición en elem entos discretos. Las palabras
im presas son un ejemplo claro de tales estímulos. La TEORÍAS DE LA AGNOSIA VISUAL
h ipótesis de Farah es que los grados variables y las
com binaciones del deterioro en estas dos capacida­ En esta sección se considerarán tres teorías de la
des subyace al rango de m anifestaciones de la agno­ agnosia visual: a) modelo de desconexión, b) modelo
sia asociativa. Desde este punto de vista, las agnosias de búsqueda sim bólica, y c) m odelos restringidos al
de categoría específica aparentes (prosopagnosia, cumplimiento de criterios paralelos.
agnosia de objeto y alexia pura) pueden ser entendi­
das com o el resultado de la sim ultanagnosia dorsal,
la sim ultanagnosia ventral o alguna com binación de M odelo de d esconexión
las dos. Farah razonó ulteriorm ente que esta hipóte­
sis requería que: a) nunca habría un caso de agnosia Ya se ha analizado en cierto detalle el modelo de des­
de objeto sin o prosopagnosia o alexia, y b) nunca conexión en otros contextos. Com o se recordará, su
h abría un caso de prosopagnosia o alexia que no prem isa central es que el deterioro que sigue a las
tuviese tam bién cierto grado de agnosia de objeto. Su lesiones cerebrales puede ser entendido en términos
revisión de los reportes de caso publicados produje­ de la desconexión de centros cerebrales que están
ron resultados consistentes con estos requerimientos. especializados para funciones particulares. Fue ex­
Com o Farah reconoce, es posible explicar las dife­ puesto por W ernicke (1874), Dejarine (1892) y Liep-
rencias en el reconocim iento visual a lo largo de la mann (1900) a finales del siglo xix y fue enérgicamen­
dim ensión prosopagnosia-alexia en térm inos de me­ te retom ado por Geschw ind (1965). De acuerdo con
canism os subyacentes distintos a los postulados an­ la explicación del m odelo de desconexión postulada
teriormente. Es posible, por ejemplo, que el hemisferio por Geschw ind, la agnosia visual es el resultado de
derecho regule los procesos implicados en el reconoci­ una desconexión de la entrada visual de las áreas de
m iento de rostros mientras que el hem isferio izquier­ procesamiento del lenguaje del hemisferio izquierdo
do esté m ediando el reconocim iento de palabras im­ (figura 8.19) debido a una gran lesión bilateral del
presas (Young, 1988). Lo que es de particular im por­ lóbulo parieto-occipital. En contraste con el modelo
tancia en el presente contexto es la idea de que los de desconexión de Dejarm e de la alexia pura (discu­
diferentes patrones de deterioro en el reconocimiento tida en el capítulo 1), la cual propone una lesión en la
visual pueden ser explicados en térm inos de grados corteza visual izquierda y en el esplenio del cuerpo
variables de deterioro en diferentes procesos percep­ calloso, p or lo que la desconexión entre las áreas
tuales y no necesitan ser adscritos a perturbaciones de visual y de lengu aje que se hipotetiza subyace a la
categoría específica en la memoria semántica. agnosia visu al sería anatóm icam ente más extensa,
206 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales

Gran lesión bilateral representadas en el mismo centro cerebral del hem is­
p a rie to -o ccip ita l ferio izquierdo posterior. Si éste fuese el caso, enton­
A reas d e p ro cesa m ien to // ces la deficiencia para nombrar los objetos vistos y la
d e le n g u a je del -« — — —
j j --------------- Entrada visual habilidad deteriorada para dem ostrar el conocimien­
h em isferio izq u ierd o //
to de su significado m ediante lenguaje no verbal
siem pre deberían encontrarse ju n tas. Sin em bargo,
FIGURA 8.19 De acuerdo con el modelo de desconexión,
la agnosia visual es el resultado de una desconexión de la
éste no es el caso, como lo evidencia el bien documen­
entrada visual de las áreas del hemisferio izquierdo que tado síndrome de la afasia óptica. En este síndrome,
procesan lenguaje. una incapacidad para nom brar los objetos vistos se
encuentra en presencia de la habilidad preservada
para demostrar conocim iento de su significado a tra­
vés de lenguaje no verbal, como la m ím ica o la igua­
como uno esperaría si las áreas de lengu aje del he­ lación de dibujos que son sem ánticam ente similares
misferio izquierdo posterior fuesen privadas de toda pero distintos en el aspecto perceptual. En consecuen­
entrada visual. cia, la afasia óptica es diferente de la agnosia visual
H em os observado en los capítulos anteriores que en cuanto a que la prim era puede ser conceptualiza-
el modelo de desconexión tiene cierta fuerza. Gesch- da como un deterioro en la asociación de palabras de
w ind argum enta que se debería abandonar el con­ objetos vistos y la últim a puede serlo como un dete­
cepto de procesos cognitivos unitarios, com o el del rioro en la asignación de significado de objetos vistos.
reconocim iento visual, y en vez de ello centrarse en Si la agnosia asociativa se debiera sólo a desconexión
lo que un paciente en particular puede y no puede visual-verbal, entonces los pacientes con afasia ópti­
hacer bajo condiciones particulares. Desde esta pers­ ca, al igual que los pacientes con agnosia asociativa,
pectiva se puede explicar el patrón específico de fun­ deberían ser incapaces de demostrar el significado de
ción deteriorada y preservada del paciente en térmi­ un objeto m ediante conducta no verbales. La habili­
nos de desconexión (o desconexiones) entre centros. dad de los pacientes con afasia óptica para hacer esto
En el capítulo 1 se vio lo útil que puede ser este enfo­ y para interactuar de m anera norm al con los objetos
que para explicar el aparentem ente desconcertante en la vida cotidiana contrasta en gran m edida con el
síndrom e de alexia sin agrafía. También explica con profundo deterioro de los pacientes con agnosia aso­
precisión la naturaleza de modalidad específica de la ciativa en ambas áreas y plantea argumentos en con­
agnosia al postu lar una desconexión entre un área tra de la desconexión visual-verbal como el m ecanis­
sensorial prim aria particular y el área de lenguaje mo de la agnosia asociativa.
posterior en el hem isferio izquierdo. M ás aún, al Una lim itación adicional de la hipótesis de desco­
enfatizar el análisis cuidadoso de la conducta como nexión en el contexto del reconocim iento visual es su
el punto de partida para inferir los m ecanism os sub­ incapacidad para explicar los aparentes tipos de
yacentes al deterioro cognitivo, este enfoque tiene agnosia de categoría específica sin postular vías espe­
mucho en com ún y se complementa con las estrictas cíficas que m edien el procesam iento crítico para el
m etodologías conductistas (Skinner, 1965). Su inten­ reconocimiento de rostros, objetos y palabras impre­
to por relacionar los patrones de deterioro y función sas. Éstos requieren, a su vez, que el modelo postule
preservada con la desconexión entre centros cerebra­ un número de distintos centros para la mediación de
les va m ás allá del enfoque de la caja negra de los estos procesos de reconocim iento de categoría apa­
conductistas. No obstante, al intentar relacionar la rentem ente específica, u n esquem a que dem erita la
función cognitiva con la neuroanatom ía, lo hace con m esura del enfoque de desconexión al m ultiplicar el
extrem a m esura, postulando un núm ero relativa­ número de centros especializados requeridos.
mente pequeño de centros que median las funciones
cognitivas básicas.
Un exam en m inucioso de la explicación del dete­ M odelo de búsqueda sim bólica
rioro en el reconocim iento visual postulado por la
hipótesis de desconexión revela algunos problem as El m odelo de b ú sq u ed a sim b ólica representa lo que
mayores, a pesar de las fortalezas de la teoría. Lo más se conoce com o el enfoque clásico de la agnosia v i­
problem ático es su afirm ación básica de que el dete­ sual. De acuerdo con esto, los procesos de la percep­
rioro en el reconocimiento visual se debe a una desco­ ción norm al generan una rep resen tación abstracta
nexión entre las áreas visuales y del lenguaje. La del estím ulo, el cual se com para con las representa­
suposición subyacente de esta explicación es que el ciones visuales alm acenadas en la m em oria semánti­
significado y las palabras para lo que se ve están ca. El reconocim iento resulta de una igualación entre
G \P ITU LO 8 Reconocimiento visual 207

la representación abstracta del estímulo y una repre­


sentación visual almacenada. Como analogía de este P rocesos
p ercep tu ales
proceso, im agine que ha observado aves durante P erturbación
varias horas y que durante dicho tiem po ha visto en la agnosia
aperceptiva
m uchas aves que pertenecen a u na especie que no
R ep resen tació n
conoce. Además, suponga que es un talentoso pintor a b stracta del
de aves y que regresa a casa y dibuja una ave que es estím u lo

prototipo de todas las que pertenecen a la especie


desconocid a que vio. Este dibujo es análogo a la
C o m p aració n
representación abstracta del estímulo. A hora abre su
P erturbación
guía de cam po (m em oria sem ántica) y bu sca una en la lengua
pintura de una ave que corresponde a la que dibujó asociativa
R ep resen tacion es visuales
(representación visual almacenada). H allar una equi­ alm a ce n a d a s en la
valente constituye el reconocim iento. También se ha m em oria sem án tica
usado la analogía de encontrar un libro en determ i­
nada b ib lio teca (representación visual alm acenada) FIGURA 8.20 De acuerdo con el modelo de búsqueda
utilizando el título y la referencia escrita sobre el lomo simbólica, los procesos perceptuales normalmente gene­
(representación abstracta del estím ulo) (Humphreys ran una representación abstracta del estímulo que luego
y Riddoch, 1987). se compara con la representación visual almacenada en la
memoria semántica. Desde esta perspectiva, la agnosia
A l igual que todas las analogías, éstas son imper­
aperceptiva resulta del deterioro en el procesamiento per­
fectas, pero tienen la esperanza de transm itir la esen­
ceptual que perturba la formación de una representación
cia del m od elo de búsqueda sim bólica. D esde esta abstracta del estímulo. La agnosia asociativa resulta de la
persp ectiv a, la agnosia aperceptiva se debe a una inaccesibilidad o destrucción de las representaciones
pertu rbación en la form ación de la representación visuales almacenadas en la memoria semántica.
abstracta del estímulo (el dibujo del ave prototípica).
Por otro lado, la agnosia asociativa es debida a la
inaccesibilidad o destrucción de las representaciones
visu ales alm acenadas (figura 8.20). Los prim eros a tareas perceptuales experimentales, se han reporta­
investigadores definían como pérdida de "m em orias do serias deficiencias perceptuales (H um phreys y
v isu ales alm acenadas" o "engram as de objetos" (ci­ Riddoch, 1987; Levine y Calvanio, 1989; M endez,
tado p or Efron, 1968). En años m ás recientes, el 1988; R atcliff y N ew com be, 1982). De hecho, Farah
m ism o m ecanism o ha sido descrito como un deterio­ (1990) concluye que se ha encontrado deterioro p er­
ro en la "igu alación de la señal al trazo" (Brown, ceptual en cada caso reportado de agnosia asociativa
1972) y la destrucción de los registros form ados pre­ en la cual la percepción es estudiada ampliamente.
viam ente (M esulam , 1985). Estos descubrim ientos desafían la mesura de una
C om o ya se sugirió, este m odelo tiene considera­ teoría que adscribe el m ecanism o de la agnosia aso­
ble atractivo intuitivo y es consistente con bastantes ciativa al daño de las representaciones visuales alm a­
h allazgos de pacientes con agnosia visual, revisados cenadas (o los m ecanism os que las hacen accesibles).
en las secciones previas de este capítulo. Dichos ha­ M ás aún, plantean serias dudas acerca de la validez
llazgos parecen indicar que es disociable la perturba­ de la distinción, fundam ental al modelo de búsqueda
ción de los procesos perceptuales de la perturbación simbólica, entre representaciones visuales abstractas
de los p rocesos involucrados en el alm acenam iento derivadas del estímulo y las representaciones visuales
y/o acceso a las correspondencias percepción-signifi­ alm acenadas en la m em oria sem ántica. Éste es el
cado. A unque también se ha visto que un examen cui­ punto de partida de la última teoría general del reco­
dadoso de los pacientes con agnosia asociativa indica nocimiento visual, la cual se considera a continuación.
que éstos no están libres de deterioro perceptual. Se
vio esto en la form a fraccionada en que los pacientes
con agnosia asociativa copian los dibujos y se desem­ M odelos de re co n o cim ien to de objetos que
peñan en las tareas de igualación, la naturaleza visual cum plen criterio s paralelos restringidos
de sus errores de identificación, la sensibilidad de su
ejecución de reconocim iento ante la calidad visual de El tercer punto de vista del reconocim iento visual
los estím ulos y sus propios reportes introspectivos de está representado por los m odelos conocidos com o
que no v en con norm alidad. A sim ism o, en m uchas m odelos que cum p len criterios paralelos restrin gi­
personas con agnosia asociativa que han sido sujetas dos, variaciones que son denom inados procesam ien­
208 PARTE II Neuropsicologia de los sistemas funcionales principales

to p aralelo d istrib u id o , con exionism o y com puta- riaciones en la forma, tamaño, com posición espectral,
cionales de criterios restringidos. Estos m odelos han etc., que caracterizan la imagen que se proyecta sobre
sido generados dentro de lo que se conoce como neu- la retina, de m odo que perm ite reconocer al objeto
ro b io lo g ía com p u tacion al. En general, este m arco com o equivalente bajo tales condiciones diferentes
conceptual intenta proporcionar tanto una definición (un proceso usualm ente denom inado categorización
rigurosa de los problem as que enfrenta el sistem a perceptual o con stan cia p erceptual)?, y b) ¿cómo se
cognitivo en cuestión como un mecanismo por medio relaciona este objeto con el conocim iento del mundo
del cual el cerebro pueda resolver estos problemas. El visual de modo que se reconoce al objeto?
m ayor argumento de este enfoque yace en su riguro­ Los m odelos de reconocim iento de objetos restrin­
so análisis de los problemas enfrentados por el siste­ gidos al cum plim iento de criterios paralelos, y sus
m a nervioso, un proceso que es enriquecido por sus variantes, intentan resolver estos dos problemas m e­
intentos por generar m odelos form ales que puedan diante la propuesta de un m ecanism o único que
servir como posibles soluciones. explica a ambos, y colapsa los aparentemente discre­
Para describir este enfoque, comience con una dis­ tos procesos de percepción y com prensión en un solo
tinción general entre representaciones locales y re­ proceso (Farah, 1990; H inton, 1981). En general, este
presentaciones distribuidas. En una rep resen tación punto de vista postula que un estím ulo es represen­
lo cal existe una correspondencia uno a uno entre la tado com o un patrón específico de activación a tra­
entid ad que es representada y la activid ad de una vés de un conjunto altamente interconectado de neu­
neurona (o grupo de neuronas) que codifica la repre­ ronas o unidades parecidas a neuronas. La activación
sentación. Cada entidad por tanto está representada de una unidad activará o inhibirá las unidades veci­
por una neurona o un conjunto de neuronas. Un nas (y esta unidad será activada o inhibida por las
ejem plo extrem o de una representación local es la unidades vecinas) de acuerdo con la fuerza y peso de
célu la abu ela, una neurona hipotética hacia la cual la conexión (excitación m enos inhibición) entre ellas.
células con campos receptivos progresivam ente más En un mom ento dado, la red tiene propiedades espe­
com plejos convergen de m anera final de m odo que cíficas, ad quirid as presum iblem en te a través de la
la célula es capaz de codificar un estím ulo específico experiencia visual acum ulada (aprendizaje percep­
independientem ente de las variaciones en las condi­ tual), de m odo que todas las im ágenes de la retina
ciones de visión. En contraste, en una representación consistentes con un objeto particular, sin im portar su
d istrib u id a el m ism o conjunto de neuronas repre­ orientación, ilum inación, etc., resultará en un patrón
senta diferentes entidades, cada una de las cuales es particular de activación de la red. Otros objetos re­
representada por un patrón específico de niveles de sultarán en otros patrones de activación. Este es el
activid ad de cada una de las neuronas del sistem a. caso pues las u nid ad es de la red que representan
Se verá que los sistem as distribuidos tienen varias una hipótesis consistente respecto a un objeto parti­
ventajas, no es la última el hecho derivado m atem á­ cular se activan m utuam ente, m ientras que las uni­
ticam ente de que un conjunto de neuronas organiza­ dades que rep resen tan h ip ó tesis inconsistente se
das com o un sistem a distribuido puede codificar inhiben m utuam ente. Esto se logra a través de pesos
m ayor núm ero de representaciones que el m ismo positivos entre las unidades que representan hipóte­
número de neuronas si actuasen como representacio­ sis consistentes y pesos negativos entre las unidades
nes in d ivid uales locales. A dvierta que, cuando se que representan hipótesis inconsistentes.
observa al cerebro com o un todo, existe evidencia El presentar un estím ulo al sistem a, por decir, un
abrum adora para la representación local, como lo cuadrado de m adera, resulta en un patrón inicial de
evidencian los descubrimientos de que ciertas regio­ niveles de activación variables a través de las unida­
nes del cerebro están especializadas para ciertas fun­ des de la red. Entonces com ienza a cam biar el nivel
ciones. En otras palabras, el cerebro com o un todo no de activación de cada unidad, influido por el nivel de
es un sistem a distribuido masivo. La hipótesis de sis­ actividad de las unidades con las cuales está conecta­
tema distribuido es más relevante com o una posible da y al peso de tales conexiones. Si prim ero se ve al
exp licación de los m ecanism os de representación cuadrado desde, por decir, u n ángulo agudo a su
dentro de regiones dedicadas a un sistem a o subsiste­ plano, el patrón de red que representa un cuadrado
m a funcional. A hora se considera cóm o el concepto será activado, pero también el patrón de un trapezoi­
de sistem as distribuidos puede contribuir a una com­ de. Sin embargo, conforme cam bia el ángulo de orien­
prensión d e! reconocimiento visual. tación, el patrón que representa un cuadrado conti­
En el caso del reconocim iento visual, los proble­ nuará activado, m ientras que el que representa a un
mas centrales son: a) ¿cómo se extraen (o abstraen) las trapezoide no lo hará más. La red entonces se estable­
propiedades invariantes de un objeto a partir de va­ cerá en un estado estable que represente un cuadra­
CAPÍTULO 8 Reconocimiento visual 209

do, y se reconoce al objeto como uno. A dvierta que to de objetos, como los descritos, no hacen distinción
este estado estable es el resultado de la interacción entre rep resentación de estím ulo y representación
entre el estímulo y el conocimiento de los objetos. alm acenada; ellos elim inan la discontinuidad tradi­
Esta teoría proporciona un m ecanism o hipotético cional entre percepción cod ificad a y conocim iento
por medio del cual las características invariantes (por alm acenado. Para detallar u n poco más en torno a
ejemplo, la forma) de un objeto pueden ser abstraídas este punto, la activación de la red mediante la imagen
de la im agen retiniana constantemente cambiante; al retiniana cam biante producida por el objeto even­
m ism o tiempo, este proceso de abstracción constitu­ tualmente producirá un estado estable de activación
ye el reconocimiento. En el ejemplo del parágrafo pre­ en la red que represente el reconocimiento del objeto.
vio, el estado estable logrado por la red representa un El estado estable de la red es el resultado del estím u­
cumplimiento de las restricciones im puestas por: a) el lo y el conocim iento alm acenado inherente en las
conocim iento de los cuadrados en diversas orienta­ fuerzas y pesos de las conexiones entre los elementos
ciones, iluminaciones, etc., inherentes en la conectivi- de la red. Las fuerzas y pesos de conexión se m an i­
dad y pesos en la red, y b) la im agen cam biante pro­ fiestan a sí m ism as sólo cuando ocurre la estim ula­
yectada sobre la retina por el cuadrado particular que ción, el efecto de ésta depende de las fuerzas y pesos
se observa. de las conexiones. Por tanto, no existen etapas d is­
A dvierta que el cambio en la im agen retiniana so­ cretas de form ación e igualación de la percepción con
bre diferentes ángulos de visión es crucial porque el conocimiento almacenado, ni separación entre per­
desde cualquier punto de vista único la im agen reti­ cepción y reconocim iento. El m odelo de recon oci­
niana por lo general es am bigua, en particular si la miento de criterio paralelo encaja bien con la eviden­
inform ación de otras fuentes, como la ilum inación y cia aportada por los pacientes con agnosia visual
la textura, están ausentes. Por ejem plo, una im agen revisados anteriormente, la cual indica que no existe
retiniana trapezoidal puede resultar a partir de un una línea divisoria contundente entre percepción y
verdadero trapezoide o de un cuadrado visto en pers­ conocim iento, en particu lar la evidencia de que el
pectiva. Suponga el lector que el estímulo es en reali­ reconocimiento visual deteriorado en la agnosia aso­
dad un cuadrado. Esta información está inherente en ciativa siempre incluye deterioro perceptual.
el cam bio en la im agen retiniana sobre diferentes El enfoque de procesamiento distribuido parece al
ángulos de visión. De acuerdo con la hipótesis de red principio estar en desacuerdo con los datos de los
distribuida generalizada que se ha puntualizado aquí, macacos, discutidos anteriorm ente, que indican que
la verdadera forma del estímulo está representada por existen células en la corteza tem poral inferior que tie­
el conjunto de activaciones del sistem a distribuido nen rostros hum anos esp ecíficos como sus cam pos
provocada por la imagen retiniana cambiante, un con­ receptivos. Estas "célu las de rostro" parecen ser la
junto que, debido a las restricciones sobre el sistema, encarnación de la hipotética célula abuela, instancias
corresponderá con la hipótesis de "cuadrado". de representación local por excelencia. Sin embargo,
Desde luego, si otra información (como la ilumina­ en un estudio detallado, se encuentra que cada célu­
ción y la textura) están disponibles en la imagen reti­ la tiene un rostro "preferid o" ante el cual se dispara
niana, com o usualm ente ocurre, ello contribuirá al más rápido y cada célula tam bién se disparará a una
establecim iento en la red de la hipótesis apropiada. frecuencia m enor ante varias otras caras. Más toda­
A dem ás, otros objetos visibles ingresarán dentro de vía, varias células se dispararán, de nuevo a una fre­
estos cálculos, lo que proporcionará un contexto que cuencia por abajo de su m áxim o, ante el rostro "p re­
puede, a su vez, influir sobre la percepción del primer ferido" de otras células. En otras palabras, los datos
objeto. Esto puede ocurrir, por ejemplo, en el caso de fisiológicos de las células de rostro en la corteza tem­
oclusión de un objeto m ediante un segundo objeto. poral in ferior de m onos tornan a ser enteram ente
Puede verse que este m odelo tiene la virtud de per­ consistentes con lo que uno predeciría dentro de un
mitir muchas clase de restricciones que son aplicadas sistema distribuido.
de m anera sim ultánea y de perm itir el desarrollo y Finalm ente, los sistem as distribuidos son consis­
cambio en las restricciones a través de la experiencia. tentes con los patrones de d egradación de función
También perm ite la posibilidad de m odificar toda la que tienden a resultar de las lesiones en el cerebro.
red, ya sea de manera transitoria o a largo plazo, por En el capítulo 1 se argum entó que las lesiones en el
m edio de un procesamiento vertical. cerebro no son análogas a la rem oción de un engrane
de un reloj o de un com ponente de com putadora;
V E N TA JA S D E L O S M O D E L O S Q U E CUM PLEN esto resulta frecuentem ente en la completa oblitera­
C R IT E R IO S PA RA LELO S R E S T R IN G ID O S Los ción de una función p articu lar o de un subcom po-
m odelos de criterios paralelos para el reconocimien­ nente de una función. En vez de ello, por lo general
210 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales

perturban o degradan una función que no obstante reconocimiento visual y, de hecho, con la m ayoría de
retiene cierta capacidad residual. Se ha visto que éste los modelos neurobiológicos com putacionales de los
es el caso en cada una de las áreas que se han exam i­ procesos psicológicos. A u nqu e estos m odelos ayu­
nado hasta el m omento, y seguirá conform e se explo­ dan a definir de m anera rigurosa los problem as que
ren la acción, mem oria, em oción y la función ejecuti­ los sistem as neuronales en cuestión deben resolver,
va. Las h ipótesis de procesam iento d istribuido son producen una explicación de cóm o el sistem a podría
consistentes con el patrón de degradación junto con trabajar, más que una explicación de cómo trabaja en
una función residual tan característicos de los efectos efecto. Esto es principalm en te porque los m odelos
de lesiones en el cerebro. Conform e algunas de las com putacionales por lo general están en un nivel de
unidades dentro de una red distribuida se vuelven explicación en que sus d etalles son im posibles de
inoperantes, la función global es comprometida, pero verificar, debido a los presen tes lím ites del conoci­
las unidades restantes m edian cierta capacidad resi­ m iento y la tecnología experim ental, aunque pueda
dual. ser com patible con sus esqu em as generales la evi­
dencia em pírica d isponible. Esto no es totalm ente
L IM IT A C IO N E S D E L O S M O D E L O S Q U E C U M ­ inútil. Conocer cómo podría trabajar un sistema dice
PLEN C R IT E R IO S PA RALELOS R E S T R IN G ID O S algo acerca del mismo, e intentar verificar tal modelo
U na de las m ayores m otivaciones para postular que estim ula in vestigacion es experim en tales que pro­
una red distribuida subyace al reconocimiento visual duzcan datos ilum inadores. Pero es importante dife­
es su capacidad para acomodar los datos que indican renciar tal explicación de un m odelo cuyos detalles
que no existe una distinción tajante entre la percep­ en verdad tengan apoyo em pírico sustancial.
ción visual y el conocim iento visual. Lo m ás im por­ Uno de los críticos m ás acérrim os de los modelos
tante de estos datos es el hallazgo consistente de de­ com putacionales es el neu robiólogo Sem ir Zeki. Él
terioro perceptual en todos los pacientes con agnosia argumenta que los intentos por com prender al cere­
asociativa en quienes la percepción ha sido estudiada bro son m ás fructíferos cuando se encuentra el con­
ampliamente. Sin embargo, aquí es necesaria una lla­ tacto íntimo con los descubrim ientos de la neurobio-
m ada de atención, debido a que la ausencia de una logía experim ental que cuando tom en la form a de
disociación dem ostrada entre percepción y reconoci­ modelos com putacionales que no son dispuestos a la
miento es evidencia esencialmente negativa. Esto tie­ com probación em pírica. A dem ás, afirm a que en fo­
ne ciertos problem as de interpretación. M ientras que carse en los descubrim ientos de la neurobiología es
el descubrim iento de una disociación es básica para una piedra angular para la form u lación de teorías.
inferir que los dos procesos subyacentes a los deterio­ Por ejem plo, la aplicación del concepto de procesa­
ros disociados son al m enos parcialm ente indepen­ m iento paralelo a los m ecanism os neuronales, tan
dientes, la ausencia de una disociación (es decir, el prevaleciente en los m odelos com putacionales, sur­
h allazgo consistente de asociación) no excluye de gió, de acuerdo con Zeki (1993, p. 118), a partir de los
manera concluyente la posibilidad de que estén invo­ estudios neuroanatóm icos que demostraron su utili­
lucrados dos procesos separados. Existen al m enos dad en los sistem as sensoriales corticales, como el
dos razones para ello. A pesar de que una disociación sistem a visual. D e acuerdo con Zeki, antes de la
particular no haya sido demostrada, existe siempre la dem ostración de las vías neuroanatómicas paralelas, el
posibilidad de que un paciente que exhiba tal disocia­ concepto de paralelism o en los m ecanism os neuro­
ción se encontrará en algún m om ento futuro. Por nales no estaba claram ente articulado por las teorías
tanto, el deterioro en dos procesos independientes com putacionales. El propio enfoque de Zeki hacia la
puede estar asociado de m anera consistente porque agnosia visual, la cual se exam ina a continuación,
las regiones cerebrales que representan estos procesos ilustra su posición.
están tan cercanos uno de otro que una lesión confi­
nada a sólo una de ellas es extremadamente improba­
ble. En el contexto de la presente discusión del reco­ C on cep tu alización de la agnosia visual
nocimiento visual, existe la complicación adicional de con base en la neurobiología
la falta de un acuerdo universal acerca de si los pa­
cientes con agnosia asociativa que ya han sido estu­ Zeki com parte la convicción de Farah (1990) y otros
diados siem pre tienen percepción deteriorada (M c­ de que lo que ha sido llam ada la distinción clásica
Carthy y W arrington, 1990), aunque se ha visto que entre ver y percibir, por una parte, y conocer y com­
existe fuerte evidencia de que éste es el caso. prender, por la otra (como la distinción entre agnosia
Existe un problem a, sin embargo, incluso más fun­ aperceptiva y agnosia asociativa), representa una ma­
dam ental con los m odelos distribuidos paralelos de la interpretación del reconocim iento visual. Su con-
CAPÍTULO 8 Reconocimiento visual 211

elusion está basada, en parte, en datos, como los revi­


sados anteriorm ente que indican que los pacientes
con agnosia asociativa no están sin deterioro percep­
tual. A dem ás, Zeki tam bién considera datos de la
neurobiología (los cuales se revisaron en el capítulo
5) que dem uestran especialización funcional, segre­
gación funcional y procesam iento paralelo en áreas
corticales dedicadas a la visión. Zeki argum enta que,
conform e la inform ación va desde V I hasta regiones
visuales más centrales, existe un nivel de integración
p rogresivam ente de orden superior de la entrada
visual. En la dimensión de la forma, esto se refleja en
los campos visuales más grandes de las áreas visuales
más centrales. Por ende, V I parece m ediar el recono­
cimiento de elementos de forma m uy locales, pero no
puede apoyar los procesos integradores requeridos
para el reconocimiento de formas más extensas. Esto
se refleja en el severo deterioro perceptual que se
observa tras el daño a V I, en el cual los pacientes son FIGURA 8.21 Triángulo Kanizsa. Los sujetos normales
incapaces de copiar incluso letras y form as sim ples ven un triángulo blanco central, aunque de hecho ninguno
(véase figu ra 8.16), y la habilidad preservada para de los lados del triángulo esté presente. Este efecto de con­
reconocer y construir elem entos de form a locales torno subjetivo es un ejemplo de la integración perceptual
(mas no formas complejas) percibida en los pacientes mediada por la visión superior. Un paciente con agnosia
en quienes V I está intacta, en presencia de daño visual supuestamente describió la figura así: "una cosa
con tres esquinas... Veo tres bordes y tres círculos". (Tomado
extenso a las áreas preestriadas (véase figura 8.17).
de Zeki, 1993, p. 263.)
D esde esta perspectiva, la agnosia aperceptiva es
vista com o un deterioro en la integración de los ele­
m en tos de form a local com o los apreciados en el
daño a V I, m ientras que la agnosia asociativa es vista figura, y son incapaces de usar la forma global de la
com o u n d eterioro en la integración de la form a en figura para influir su percepción.
un contexto m ás global, de m odo que los elem entos Esta explicación parece encajar bien con las expli­
de form a individual son percibidos de m anera ade­ caciones descriptivas de la agnosia asociativa, como
cuada, pero las form as globales no lo son, com o se la de Sacks (1985). Su paciente describió los elem en­
aprecia cuando hay daño a las áreas visuales prees­ tos in d ivid uales de los ob jetos de m anera precisa,
triadas (es decir, las externas a V I). Esta explicación incluso elocuente, m ientras que eludió la forma glo­
es consistente con el severo deterioro perceptual ca­ bal del objeto. Ello tam bién coincide con los h allaz­
ra cterístico de la agnosia aperceptiva y los tipos gos experim entales, com o la habilidad de los pacien­
específicos de deterioro perceptual característicos de tes con agnosia asociativa para copiar con precisión
la agnosia asociativa. Desde esta perspectiva, la últi­ cuando adoptaban una estrategia fragmentada, aun­
m a estaría caracterizad a com o d eterioro en la in te­ que eran incapaces de recon ocer lo que habían
g ración de los elem entos de form a global para pro­ copiado, y su buen a h abilid ad para copiar los ele­
ducir una percepción completa. m entos lócales de figuras "posibles" e "im posibles",
E sta caracterización es consistente con la eviden­ aun cuando no podían distinguir entre los dos tipos
cia de que los pacientes con lesiones en V 2 tienen de figuras.
deficiencias en la percepción del contorno su bjetiv o Zeki (1993) estaba interesado en el severo deterio­
en una figura com o el triángulo K anizsa (figura 8.21). ro en reconocer form as que acompaña al daño en V I,
Los su jeto s norm ales "llen a n " las brechas en esta el cual con frecu encia resulta del envenenam iento
figura, percibe u n triángulo, aunque ninguno de sus con m onóxido de carbono. Para él, este deterioro en
lad os de h ech o está presente. En contraste, los la integración elem ental, cuyo resultado normalmen­
pacientes con lesiones que involucran a V 2 son inca­ te estaría sujeto a procesam iento perceptual de orden
p aces de realizar este cierre (Wapner, Judd y G ard­ superior por medio de áreas especializadas de la cor­
ner, 1978), lo cual se especula que se debe a que su teza preestriada, era u n paradigm a para la insepara­
lim ita d a h abilid ad para in tegrar la form a que los bilidad entre percepción y comprensión; una insepa­
d eja "p e g a d o s" en los elem entos individuales de la rabilidad que él ere perm ea a todas las agnosias. Zeki
212 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales

aplicó el térm ino im percepción de H ughlings-Jack- ofrecen una solución definitiva a este problem a, sí
son, com o sustituto para el térm ino agnosia ("n o co­ proporcionan pistas útiles. En particular, las conexio­
nocer"), para enfatizar este punto. nes recurrentes desde las áreas especializadas en la
Puede argum entarse, com o Zeki lo hace, que esta corteza preestriada (incluyendo V3, V4 y V5) de
noción de u n continuo de com plejidad creciente del regreso hacia las áreas que las inervan en V I y V2
procesam iento integrador puede ser am pliado a te­ sugieren que estas ú ltim as áreas pu eden m ediar la
rrenos externos del reconocim iento de form a. Se ha confluencia e integración de diferentes submodalida­
visto que los pacientes con lesiones preestriadas que des de información visual.
abarcan V I tienen inform ación razonablem ente in­ Este argumento parece ser el m ás plausible debido
tacta acerca de los elem entos de form a local y pue­ a que, en contraste con las áreas preestriadas especia­
den usar esta inform ación para realizar dibujos pre­ lizadas, cuyas células tienen campos receptivos relati­
cisos, aunque fragm entados de objetos que no pue­ vam ente grandes, las neuronas en V I y V2 tienen
den identificar (véase figura 8.17). Es posible atribuir cam pos receptivos pequeños y constituyen un mapa
esto a las células selectivas de orientación intactas en retinotópico preciso. Esta característica proporciona
V I que son capaces de detectar líneas y bordes pero una ubicación precisa de diferentes aspectos de los
son incapaces de integrarlas en conjunto. De manera estím ulos. Tam bién proporciona un m ecanism o por
análoga, los pacientes con acrom atopsia (con lesio­ medio del cual un aspecto de un estím ulo procesado
nes en V4 pero extendidas a V I) pueden detectar una en un área especializada (por decir, el movimiento en
frontera entre dos estím ulos que reflejan la m ism a V5) influye en el procesam iento de un aspecto dife­
cantidad de luz pero que son de diferentes colores, rente del estím ulo (por decir, la form a en V3). Por
aun cuando son incapaces de percibir (construir) ejemplo, las barras pueden ser generadas por diferen­
color. Este fenóm eno puede ser entendido com o el cias de ilum inación, com o se m uestra en la figura
resultado de la habilidad de las células intermanchas 8.22A. Sin embargo, si diferentes regiones de una tex­
intactas en V I para detectar las diferencias en longi­ tura (figura 8.22B) son m ovidas en diferentes direc­
tud de onda, aunque sean incapaces de generar color. ciones (por ejemplo, derecha o izquierda), puede pro­
De igual m odo, los pacientes con acinetopsia (con ducirse un efecto sim ilar al de las barras en la figura
lesiones en V5 pero extendidas a V I) son capaces de 8.22A. En consecuencia, la forma es derivada a partir
detectar el movim iento mas no de discrim inar (perci­ del movimiento.
bir) su dirección. Esto tam bién es explicable en tér­ Zeki (1993) intentó investigar la hipótesis recurren­
m inos de las lim itadas capacidades integradoras de te mediante la obtención de imágenes PET en tres con­
las neuronas sensibles al m ovimiento en V I. diciones de visión: «) barras orientadas verticalmente
Estos ejem plos ilustran cuán fructífero puede ser creadas por diferencias de ilum inación (forma); b) dos
un enfoque anclado en la neurobiología. En esta eta­ hojas de texturas que se mueven en direcciones opues­
pa del conocim iento, obviamente no es un marco ex­ tas (movimiento), y c) un conjunto de barras verticales
plicativo completo y definitivo. Zeki sería el primero idénticas a las de a) excepto que fueron generadas por
en enfatizar que las variadas m anifestaciones de la texturas en movimiento: texturas dentro de las barras
agnosia visual no pueden ser explicadas en términos que se movían en la dirección opuesta al movimiento
de las conocidas áreas v isu ales especializad as del de las texturas entre las barras (forma a partir de m o­
cerebro y de sus interconexiones. De hecho, la actual vimiento). Si el movimiento procesado por las células
falta de conocim iento de estas áreas especializadas y en V5 influyera en el procesam iento de form a en V3
de sus interconexiones claram ente lim itan el poder por m edio de conexiones recurrentes hacia V I y V2
explicativo de este enfoque. Al mismo tiempo, lo que (figura 8.23), entonces se podría predecir mayor acti­
sí se conoce acerca de la especialización y del proce­ vación de V I y V2 en la condición de forma a partir de
sam iento paralelo dentro de las cortezas estriada y movimiento, que en las otras dos condiciones. La figu­
preestriada, constituyen un m anantial de hipótesis ra 8.24 muestra que éste fue el resultado obtenido por
potencialm ente fructíferas en relación con las bases Zeki y sus colegas (1993).
neuronales del reconocimiento visual. Ésta no es evid en cia d efin itiva del papel de las
Para tom ar sólo un ejemplo, considere el problema conexiones recurrentes en la integración de la infor­
de asociación, el problem a perenne de cóm o las di­ m ación en diferentes subm odalidades y, como se ha
versas subm odalidades convergen para form ar una visto, no es necesario confinarse uno m ismo al nivel
representación visual integrada. Como se vio en el neurobiológico al investigar el reconocim iento visual
capítulo 5, los recientes avances en la comprensión de y el problem a de asociación. No obstante, se ha m os­
la neuroanatom ía y la neurofisiología de la corteza trado a sí mismo como un enfoque bastante fructífe­
dedicada a aspectos visuales, aunque claram ente no ro y es seguro que siga en el futuro.
CAPÍTULO 8 Reconocimiento visual 213

A) V3
u

B) V5 ■ - V3

V \R\ /
A

FIGURA 8.23 Representación esquemática de dos vías


hipotéticas para el procesamiento de la forma. .4) Cuando
la forma es generada a partir de diferencias en la ilumina­
ción, la información primero es procesada por VI y V2 y
luego enviada a V3, una área especializada para el proce­
samiento de la forma. B) En contraste, cuando la forma es
generada a partir del movimiento, la información primero
es procesada en V I y V2 y luego enviada a V5, una área
especializada para el procesamiento del movimiento.
FIGURA 8.22 La forma puede ser generada del movi­ Desde ahí es enviada de regreso a V I y V2, por medio de
miento. A) Una serie de líneas verticales generadas a par­ las conexiones recurrentes (R), antes de ser enviada a V3.
tir de diferencias en la iluminación. B) Líneas del mismo También existen conexiones directas desde V5 hacia V3.
tamaño y orientación pueden ser generadas si las seccio­
nes de una textura correspondiente a las líneas blancas se
mueve en una dirección y la secciones correspondientes
al fondo negro se mueven en una dirección diferente.
('Tomado de Zeki, 1993, p. 324.)

RESTAURACIÓN DE LA VISIÓN
EN ADULTOS DESPUÉS DETENER
CEG UERA A TEMPRANA EDAD

El análisis del reconocimiento visual concluye con el


breve retorno a la consideración de un trastorno en
el reconocim iento visual que resulta de un largo pe­
riodo de privación visual. Existen varios reportes de
pacientes cuya visión ha sido restaurada en la adul­
tez después de tener ceguera en etapas tempranas de
su v id a (por lo general tras la rem oción de cataratas FIGURA 8.24 Resultado de un estudio FSCr en el cual la
actividad promedio ponderada cuando los sujetos vieron
con gén itas). C ontrario a lo que uno podría esperar,
el estímulo en movimiento solo v el estímulo de forma
p o ste rio r a su cirugía estos pacientes experim enta­
solo fue sustraído de la condición de movimiento-movi-
ron un profundo y angustiante deterioro de su visión miento-forma. Esto reveló un aumento significativo en la
de orden superior. En parte, esto parece ser una p er­ actividad de V I y V2 como se aprecia en /i) secciones
tu rb ación de la convergencia e integración de infor­ horizontales (con la parte posterior del cerebro en el
m ación a partir de diferentes subm odalidades visua­ fondo de las figuras) y B) vista lateral. (Tomado de Zeki, 1993,
les. P o r ejem p lo, von Senden (1932) cita a Grafe: placa 23, frente, p. 309.)
214 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales

"Para empezar, los pacientes recién operados no ubi­ visual son incapaces de identificar un objeto visto, sólo
can sus im presiones visuales... ven colores tanto co­ lo reconocen como familiar cuando tienen la oportuni­
m o nosotros olem os un arom a de turba o b a rn iz ... dad de explorarlo a través de sus otros sentidos.
mas sin ocupar alguna forma específica de extensión La agnosia debe ser distinguida de la ceguera cor­
en una form a definible con m ás ex actitu d ." Virgil, tical parcial, la cual im plica la perturbación de com ­
p aciente de Sacks, cuya visión fue restau rada a la ponentes relativamente elem entales del procesamien­
edad de 50 años después de 45 años de ceguera, fue to sensorial visual, como la agudeza visual y la discri­
descrito en form a similar: " ... él vio m ás colores, y en minación de forma.
ocasiones colores sin objetos: por tanto, podía ver un La agnosia visu al ha sido an alizad a en dos fo r­
haz y un halo de rosa alrededor de u na botella de m as. La agn osia aperceptiva fu e conceptualizada
Pepto-Bism ol sin ver con claridad la botella m ism a" com o un d eterioro para organ izar las sensaciones
(1995, p. 147). visu ales en p ercep cion es, m ientras que la agnosia
A dem ás, los pacientes con visión restau rada en asociativa fue v isu alizad a com o un deterioro en la
etapas tardías de su vida exhibieron otros deterioros asignación de significado a los estím ulos percibidos
que tienen m ucho en com ún con el deterioro en el de m anera norm al. A lgunos p acien tes con agnosia
reconocim iento visual percibido en la agnosia visual. asociativa parecen tener un deterioro específico para
El paciente de Sacks, tras finalmente dom inar el reco­ reconocer rostro s (p ro sop agn osia); otros parecen
nocim iento de formas bidim ensionales sim ples (cua­ tener un d eterioro específico p ara reconocer p ala­
drados, triángulos, etc.), una tarea que en el periodo bras (alexia pu ra). A dem ás, entre los pacientes con
inm ediato posterior a la restauración de su visión le agnosia de objeto, se han percibido algunas disocia­
h abía sido difícil, no obstante continuó experim en­ ciones d esconcertan tes. Por ejem p lo, algunos p a­
tando dificultades en el reconocim iento visual: "Los cientes son capaces de reconocer objetos inanim ados
objetos sólidos, era evidente, presentaron m ás difi­ pero no cosas vivas; otros m uestran el patrón inver­
cultad porque su apariencia era muy variada, y gran so (especificidad de categoría). Estos fenómenos han
parte de las pasadas cinco sem anas h abían estado sido interpretados por algunos com o evidencia de la
dedicadas a la exploración de los objetos, sus vicisi­ organización de la m em oria sem ántica visual.
tudes in esperad as y las apariencias com o si fuesen La distinción entre agnosia aperceptiva y asociati­
vistos desde cerca y lejos, o m edio ocultos, o desde va ha servido como base para u n modelo secuencial
diferentes lugares y ángulos." (1995, p. 127). de reconocim iento visual. De acuerdo con este m ode­
Estos deterioros no son apreciados después de res­ lo, existen tres etapas discretas en los procesos que a
taurada la visión en una ceguera que com enzó en la final de cuentas resultan en el reconocim iento visual:
adultez, lo cual sugiere una perturbación en un pro­ a) procesamiento visual relativam ente elemental, co­
ceso de desarrollo subyacente que enfatiza la impor­ mo aquellos procesos subyacentes a la agudeza y la
tancia de la experiencia visual tem prana para la discrim inación de form a m ediados por V I; b) proce­
visión superior. No se conoce la m edida en la cual los sos perceptuales mediados por el hem isferio derecho
m ecanism os subyacentes a estos deterioros involu­ posterior, y c) la asignación de significado a la p er­
cran atrofia o elim inación com petitiva m ediante el cepción, un proceso m ediado por el hem isferio iz­
desuso de conexiones genéticam ente estructuradas, quierdo posterior.
en contraste con la falla para establecer o retener Existen varios problem as con esta teoría clásica, el
conexiones que representan conocim iento adquirido más im portante entre ellos es el descubrim iento de
del m undo visual. Sin em bargo, es casi seguro que que los pacientes con agnosia asociativa también tie­
am bos factores están presentes aquí. El estudio con­ nen deterioros perceptuales. En contraste con el dete­
tinuo de estos pacientes probablem ente aum entará rioro perceptual apreciado en la agnosia aperceptiva,
la com prensión de los m ecanism os subyacentes al la cual in volu cra severo deterioro en la percepción
reconocim iento visual. de estímulos en los niveles local y global, los pacien­
tes con agnosia asociativa m uestran deficiencias en
la integración de características locales de un estím u­
RESUMEN lo en una percepción global unificada. Esto condujo
a Farah y otros a proponer que la distinción apercep-
Las agnosias visuales son deterioros específicos en el tiva-asociativa es m ás útil si se le concibe com o el
reconocimiento visual que no son debidos a perturba­ reflejo de diferen tes tipos de deterioros dentro del
ción de función visual elemental o a deterioro intelec­ terreno del análisis perceptual, con la agnosia aper­
tual general. La especificidad de esta deficiencia visual ceptiva reflejando la perturbación del análisis de los
es sorprendente, debido a que personas con agnosia elem entos lo cales de un estím ulo, m ientras que la
CAPÍTULO 8 Reconocimiento visual 215

agnosia asociativa refleja la percepción deteriorada das las im ágenes retinianas que corresponden a un
de la form a global. Farah también intentó explicar los objeto particular resultarán en un patrón particular
deterioros específicos de categoría en la agnosia aso­ de activación de la red. Esta teoría proporciona un
ciativa (prosopagnosia, agnosia de objeto, alexia pu­ m ecanism o hipotético ú nico por m edio del cual las
ra) en térm inos de sim ultanagnosia dorsal (habilidad características in variables de u n objeto pueden ser
afectada para percibir partes de los estím ulos, como abstraídas de la im agen retiniana en cambio constan­
rostros, que no son fáciles de descom poner en sus te y el objeto puede ser reconocido; por tanto propor­
partes constitutivas), sim ultanagnosia ventral (habi­ ciona un m ecanism o que es consistente con la ev i­
lidad deteriorada para percibir estím ulos, como las dencia de que no existe d ivisión discreta entre los
palabras, cuando la percepción requiere su descom ­ procesos involucrados en la percepción de un objeto
posición en elem entos discretos) o alguna com bina­ y el de relacionarlo con un conocim iento previo. Sin
ción de las dos. embargo, este m odelo y otros m odelos com putado-
Fueron consideradas tres teorías generales de la nales, tienen la lim itación de que ofrecen una expli­
agnosia visual: el modelo de desconexión, el modelo cación de cóm o podría trabajar el sistem a, pero no
de búsqueda sim bólica y el modelo que cumplen cri­ cómo trabaja en efecto. Esto se debe a que en el estado
terios paralelos restringidos. El m odelo de descone­ actual del conocim iento, no se pueden verificar los
xió n explica la agnosia visual en térm inos de una detalles de tales modelos.
desconexión entre las áreas visuales y las áreas de Zeki com parte la creencia de que la distinción en­
lenguaje. Sin embargo, este enfoque es inconsistente tre percepción y conocimiento postulada por las teo­
con los datos que dem uestran que los pacientes con rías clásicas del reconocim iento visual representan
afasia óptica (incapacidad para nom brar los objetos una m ala interpretación del proceso. Sin em bargo,
vistos) pueden sin embargo reconocer y demostrar el más que tom ar un enfoque com putacional, como el
uso del objeto que no pueden nombrar. El modelo de visto en el modelo que cum ple criterios paralelos res­
búsqueda sim bólica representa la visión secuencial tringidos, Zeki apoya sus hipótesis en la neurobiolo-
clásica del reconocim iento visual, de acuerdo con el gía. En particular, él apunta que el daño confinado a
cual los procesos de percepción norm al generan una V I resulta en un deterioro perceptual muy severo en
representación abstracta de un estímulo que luego es el cual los pacientes son incapaces de copiar incluso
com parado con las representaciones visuales almace­ letras y form as sim ples. En contraste, el daño en las
nadas en la m em oria semántica. Desde esta perspec­ áreas visuales preestriadas que se expanden a V I
tiva, la agnosia aperceptiva se debe a una perturba­ resultan en habilidad preservada para reconocer ele­
ción de la form ación en la representación abstracta mentos de forma local junto con deterioro en el reco­
del estímulo, y la agnosia asociativa se debe a la inac­ nocim iento de form as globales. Esto sugiere que la
cesibilidad o destrucción de las representaciones distinción aperceptiva-asociativa puede ser m ejor
visuales almacenadas. Aunque este modelo tiene con­ interpretada dentro del m arco de diferentes terrenos
sid erable atractivo intuitivo, su suposición de una de la percepción visual, u na idea encarnada en su
d icotom ía entre percibir y conocer es inconsistente preferencia por el térm ino im percepción, de H ugh-
con el hallazgo de que los pacientes con agnosia aso­ lings-Jackson, sobre el térm ino agnosia, con sus con­
ciativa tienen deterioros perceptuales significativos. notaciones de separación entre percepción y conoci­
Los m odelos de reconocim iento de objetos que miento. Zeki también ha especulado que las conexio­
cum plen criterios paralelos restringidos proponen nes recurrentes desde áreas visuales más centrales
un m ecanism o único para explicar tanto la categori- que regresen hacia el área V I juegan un papel crítico
zación perceptual o constancia perceptual (percep­ en el reconocimiento visual normal.
ción de un objeto bajo diferentes condiciones de pre­ Existen reportes de personas cuya visión ha sido
sentación como un objeto único) como la relación de restaurada en la adultez después de tener ceguera en
este objeto con el conocimiento del m undo visual. De etapas tem pranas de sus vidas. Sacks ha descrito a
acuerdo con esta perspectiva, un estím ulo particular uno de tales pacientes, Virgil, cuya visión fue restau­
está representado com o un patrón específico de acti­ rada a los 50 años, tras 45 años de ceguera. Con la
v ación a través de una red de neuronas o unidades restauración de la visión, el paciente de Sacks, y otros
parecidas a neuronas enorm em ente interconectadas. como él, exhibió síntom as sim ilares a los deterioros
La activación de una unidad activará o inhibirá (y descritos en la agnosia visu al. Sin em bargo, estos
será activád a o inhibida por) unidades vecinas en deterioros no se presentan tras la restauración de la
concord ancia con las fuerzas de conexión. En un visión luego de ceguera iniciada en la adultez, lo que
m om ento dado, la red tiene propiedades específicas enfatiza la im portancia de la experiencia visual tem ­
adquiridas durante el aprendizaje, de m odo que to­ prana para el reconocimiento visual normal.
C A P Í T U L O

Movimiento voluntario

M O VIM IEN TO VOLUNTARIO EL CEREBELO


COMPONENTES DEL MOVIM IENTO VOLUNTARIO Consideraciones anatómicas
Dimensiones de la regulación del m ovim iento Estudios de lesión
Niveles de regulación del m ovim iento GANGLIOS BASALES
TRASTORNOS ELEMENTALES DEL M O VIM IENTO Consideraciones anatómicas
PANORAMA DEL CONTROL DE ORDEN SUPERIOR Efectos de las lesiones en los ganglios basales
DEL M O VIM IEN TO Contribución de los ganglios basales al movimiento
CORTEZA M O TO RA APRAXIA Y CORTEZA PARIETAL IZQUIERDA
Definición de corteza motora Conceptualizaciones tem pranas de la apraxia
Características de las neuronas individuales en M1 Clasificación de Liepmann de las apraxias
Codificación del movim iento por las neuronas M1 Un enfoque teóricam ente más neutral de la apraxia
Entrada sensorial a las neuronas M1 El papel del hemisferio izquierdo en el control del
LAS ÁREAS PREMOTORA Y MOTORA SUPLEMENTARIA m ovim iento voluntario
Consideraciones anatómicas OTRAS FUNCIONES DE LA CORTEZA PARIETAL
Estudios de estimulación y lesión RELACIONADAS CON EL M O VIM IEN TO
Evidencia con imágenes neuronales del papel del área 6 CORTEZA PREFRONTAL
en la planeación de secuencias de m ovim iento RESUMEN
Registro de actividad unitaria

H acia el fin a l de su inda, el com positor fran cés del siglo cuadro sintomatológico, el cual asustó tanto a Ravel, es un
XX, M aurice Ravel, creador de música impresionista mara­ ejem plo de un trastorno denom inado apraxia. Aunque
villosamente original y uno de los más brillantes orquesta­ existen diferentes tipos, por lo general la a p r a x ia puede
dores en la historia de la música occidental, comenzó a ex­ ser definida como un trastorno del movimiento aprendido
perim entar síntomas de un tumor cerebral que poco a poco no debido a parálisis periférica, debilidad, pérdida de des­
lo mató. Él describe que al despertar una mañana encontró treza, pérdida sensorial o los efectos de otros deterioros
para su angustia que había olvidado cómo atar el nudo de como la afasia, la demencia o un trastorno psiquiátrico. En
su corbata. No fu e que él hubiese perdido la fu erza o des­ otras palabras, la apraxia es un trastorno de la ejecución
treza necesarios para realizar los movimientos corporales de m ovim ientos com plejos, que son denom inados com o
individuales; -más bien, parecía que había olvidado la voluntarios, en ausencia de deterioro motor o sensorial pri­
secuencia de los m ovim ientos, realizados con tanta fr e ­ mario, deterioro intelectual gen eral o un trastorno p si­
cuencia en el pasado, necesarios para completar esta tarea. quiátrico. Se tendrá más que decir acerca de la apraxia en
De m anera extraña, él había olvidado qué hacer. Este las secciones subsecuentes de este capítulo.
CAPÍTULO 9 M o vim iento voluntario 217

MOVIMIENTO VOLUNTARIO zan en este momento, contrastan de m anera marcada


con los reflejos de la m édu la espinal y el tallo cere­
El uso del térm ino voluntario intenta diferenciar a bral. Estos últim os, por m éritos propios, son alta­
estos m ovim ientos de los m ovim ientos reflejos o au­ mente útiles para el organism o. Son respuestas rápi­
tom áticos que la persona no se propone. Por el m o­ das e inflexibles a los estím u los am bientales y sus
m ento se hará a un lado la fascinante y com pleja atributos los hacen bastante adaptativos en situacio­
cuestión de cóm o la conducta volitiva, el libre albe­ nes donde sus respuestas son requeridas, como cuan­
drío, es posible en un sistema biofísico que se supone do es necesario m antenerse de pie sobre una superfi­
obedece a todas las leyes de la física y la quím ica en cie resbaladiza o extender u n brazo para evitar una
una form a determinista. Puesta de un m odo diferen­ caída. A unque estas características, tan adaptativas
te: ¿cóm o puede decidirse algo librem ente si la con­ en situ aciones de em ergencia, obviam ente son una
ducta es el resultado de la actividad cerebral y si la gran desventaja cuando se está en ambientes incluso
actividad cerebral obedece leyes físicas? Este tema, m enos complejos pero a lo largo del tiempo. Aquí, la
uno de los m ás excitantes y d esconcertantes en las planeación (habilidad para anticipar eventos fu tu ­
ciencias del cerebro, se considerará en el epílogo de ros) y la flexibilid ad (habilidad para m odificar el
este libro. Por el momento, se conceptualizará la con­ com portam iento corriente y planeado) son cruciales.
ducta volu ntaria com o aquellos com portam ientos Estos requerim ientos son im portantes para los h u ­
que, sin ser autom áticos o reflejos, son respuestas manos, con sus ambientes externos bastante com ple­
com plejas del organism o ante las variables externas jos y su tam bién com pleja constelación interna de
o internas que, al menos en los humanos, parecen ser motivaciones, deseos y metas.
el resultado de decisiones o planes.
A cerca de la reflexión, se verá que este es un tópi­
co amplio. De hecho, cada uno de los sistemas que se D im ensiones de la regulación del m ovim iento
an alizan en los capítulos separados de este libro a
final de cuentas im pulsan a considerar el funciona­ Puede pensarse que el control de movimiento adap-
m iento del cerebro com pleto. Es como si cada siste­ tativo de orden su perior tiene dos com ponentes: el
ma fuese una vía a través de la cual se puede estudiar contenido y el tiem po.1 Uno debe tener conocimiento
áreas del cerebro parcialmente exploradas. Cada vía del m ovim iento requerido y la habilidad para orga­
conduce h acia el m ism o territorio pero a través de nizar dicho conocim iento en ejecución, y uno debe
rutas diferentes. Ésta es una razón por la cual los decidir cuándo desarrolla un movimiento particular
investigadores que a primera vista parecen haber ele­ o una secu encia de m ovim ientos y cuándo no. En
gido un área estrecha de enfoque de inm ediato se otras palabras, se requiere el conocimiento del cómo
encuentran a sí mismos enfrentando algunos proble­ y cuándo ejecutar el m ovim iento complejo (Heilman
m as fundamentales y descubren que los frutos de sus y Watson, 1991).
investig aciones están altam ente relacionadas con
aquéllas realizadas en áreas aparentemente distantes.
Esto es cierto para todos los sistemas, pero es particu­ Niveles de regulación del m ovim iento
larm ente claro en el caso del m ovim iento. Los siste­
mas perceptual y cognitivo serían de poco uso si sus Entre estas dos dimensiones se encuentran otras tres:
procesam ientos no fuesen manifestados conductual- la ejecución, las tácticas y la estrategia del m ovimien­
mente. Por tanto, puede argumentarse que la organi­ to. Los eventos neuronales finales que conducen a un
zación y m ediación del m ovim iento, en el contexto m ovim iento son la estim ulación del m úsculo por las
del am biente (recordado, actualm ente experim enta­ neuronas m otoras cuyos cuerpos celulares están en
do y anticipado) externo e interno del organism o, es la m édula espinal o el tallo cerebral. El fisiólogo pio­
el producto final — uno está tentado a ser teleológico nero Charles Sherrington llam ó a esto la Vía Común
y decir "la m eta"— de todos los sistem as cerebrales. Final, la causa directa e inm ediata de toda contrac­
En este sentido, de acuerdo con la m etáfora anterior, ción muscular. Pero un m ovim iento dado, a pesar de
ingrese a esta área del cerebro a través de esta vía. toda su complejidad, requiere la activación organiza­
da de un conjunto de m úsculos en una secuencia tem­

COMPONENTES DEL MOVIMIENTO VOLUNTARIO


1 N.T. Timing, c u y a tra d u cc ió n p o d ría s e r "ritm o , c o m p ás o cro n o ­
m e tr a je " . N o o b sta n te , la p a la b ra te m p o p u e d e d e scrib ir m e jo r
Los m ovim ientos com plejam ente planeados confor­ las c a ra c te r ís tic a s del tim in g , d e b id o a q u e c o n n o ta u n m o m e n to
me al am biente externo o interno, los cuales se anali­ p re ciso , a d e c u a d o p a r a e je c u ta r u n a a c ció n .
218 PARTE II Neuropslcología de los sistemas funcionales principales

poral específica que toma en cuenta las características corteza motora, las áreas prem otora y motora suple­
específicas del ambiente. También requiere la inhibi­ m entaria, y el cerebelo, y con b) las estrategias del
ción sim ultánea de m úsculos opuestos. Es posible m ovim iento a corto plazo, que involucran a los gan­
referirse a este nivel de organización de m ovim iento glios basales, la corteza parietal posterior y la corteza
como las tácticas del movimiento. La corteza motora, prefrontal. D espués de un breve estudio de los tras­
el área prem otora, el área motora suplem entaria y el tornos elementales del m ovim iento, se considerará la
cerebelo.. los cuales se analizarán en las siguientes sec­ contribución de cada una de estas estructuras con
ciones, son grandes mediadores de las tácticas de mo­ más detalle. En el capítulo 12 se considera aún más el
vimiento. papel de la corteza prefrontal en la organización de
La activación secuencial y com binada de m ovi­ la acción a largo plazo.
mientos específicos a lo largo del tiempo para formar
acciones significativas y dirigidas a la m eta constitu­
yen el n ivel superior en el control jerárqu ico del TRASTORNOS ELEMENTALES DEL MOVIMIENTO
m ovim iento: el control estratégico del m ovim iento.
Éste involu cra la planeación, tiem po y m onitoriza- La an orm alidad del sistem a m otor en cualquier
ción del m ovim iento dentro del contexto de los cam­ nivel provoca deficiencias. Los deterioros más seve­
bios am bientales y los contextos internos. El marco ros y absolutos se m an ifiestan com o parálisis y si­
tem poral para este control varía de m anera conside­ guen a lesiones de los n iv eles p eriféricos del siste­
rable. En el corto plazo involucra acciones como abrir m a. Éstos in clu yen trastornos que afectan directa­
una lata de tomates y luego vaciar su contenido en un m ente a los m úsculos (por ejem plo, distrofia muscu­
tazón. Esto, a su vez, requiere la evocación de patro­ lar), la unión n eu rotran sm iso ra entre la neurona
nes de m ovim iento alm acenados (o, en term inología m otora y el m úsculo (por ejem plo, m iastenia grave)
com putational, la lectura de un programa) relaciona­ y a la neurona m otora periférica o su cuerpo celular
do con la actividad de la apertura de una lata, el va­ en el hasta anterior de la m édula espinal (por ejem ­
ciado, etc. Las áreas en el lóbulo parietal izquierdo plo, poliom elitis). Adem ás, los accidentes automovi­
son vitales para almacenar estos programas motores, lísticos y otros traum as con frecuencia tienen com o
y la perturbación en la ejecución de estos programas resultado lesiones en la m éd u la espinal y sus vías
se m anifiesta en la forma de apraxias com o las expe­ m otoras, lo cual provoca u na profunda parálisis de
rim entadas por el com positor Ravel. D esde luego, la partes del cuerpo inervadas p or regiones de la m é­
ejecución exitosa de los program as m otores alm ace­ d ula espinal d istales a la lesió n . D ependiendo del
nados tam bién requiere ajuste táctico corriente para nivel en el cual se daña la m édula espinal, la paráli­
tomar en consideración los parámetros de la situación sis puede im plicar sólo las extrem idades inferiores
específica: tamaño de la lata, tipo de abrelatas, tama­ (p a ra p lejía ) o las cuatro extrem id ad es (cu ad rip le-
ño del tazón y cosas por el estilo. jía ).
En contraste, las estrategias del m ovim iento a
largo plazo involucran el control del m ovim iento
dentro de contextos más amplios. Para usar el actual PANORAMA DEL CONTROL DE ORDEN
ejemplo, esta estrategia involucraría m ediar la ejecu­ SUPERIOR DEL MOVIMIENTO
ción de la apertura de la lata y la secuencia de vacia­
do (con otras acciones relacionadas) en un momento En contraste con los profundos daños que provocan las
específico de una receta particular para crear una lesiones de los com ponentes periféricos del sistema
salsa m arinada, considerando el proceso global de motor, los deterioros que resultan del daño a los nive­
preparar la salsa y la comida entera. Si se reflexiona, les superiores del sistem a m otor son com plicados y
es aparente que la envergadura del contexto en el muítifacéticos. Antes de continuar, es preciso estable­
cual uno considera las estrategias de m ovim iento de­ cer qué son estos niveles superiores. Como se habrá
pende de la perspectiva personal. Toda una constela­ notado, puede argumentarse con justificación que todo
ción de m etas internas, deseos y planes, junto a una el cerebro está involucrado en el movim iento, que el
m ultitud de circunstancias externas en el pasado, movimiento es el producto final de todos los otros pro­
presente y futuro anticipado, pueden contribuir al cesos del cerebro: perceptual, cogrtitivo y afectivo. En
acto de crear esta salsa en un mom ento y lugar par­ consecuencia, cada estructura cerebral está involucra­
ticulares y dentro de un contexto social e interperso­ da en la program ación y el control del movim iento
nal tam bién específicas. (Nauta y Feirtag, 1986, p. 92) y que sería más correcto
En este capítulo se analizarán: a) las tácticas del hablar de un sistem a sensitivomotor o de algún siste­
m ovim iento, un nivel de control que involu cra la m a con nombre elaborado y m últiples guiones cuya
CAPITULO 9 M o vim iento voluntario 219

FIG U R A 9 .1 P rin cip a le s e s tru c tu r a s c e re b ra le s in v o lu c r a d a s en el c o n tro l d e o rd e n s u p e r io r d e l m o v im ie n to y su s in te r­


c o n e x io n e s a n a tó m ic a s ; A M S , á re a m o t o r a s u p le m e n ta r ia ; A P M , á re a p r e m o to r a ; M I , c o rte z a m o t o r a p rim a r ia ; S I, c o r te ­
z a s o m a to s e n s o ria l (los efe re n te s d e s d e lo s g a n g lio s b a sa le s h a c ia la c o rte z a y d e s d e el ce re b e lo h a c ia la c o rte z a , s o n v ía
el tá la m o ).

etiqueta refleja la integración del movim iento con to­ corteza frontal tam bién está cercanam ente v in cula­
dos los otros procesos cerebrales de orden superior. da con estructuras lím bicas, y en consecuencia p er­
U na m anifestación fisiológica de esta perspectiva m ite que las estrategias de largo plazo sean in flu i­
es el hecho de que la m ayoría de las áreas de la corte­ das por procesos em ocionales. Todas las áreas corti­
za, así com o m uchas regiones su bcorticales, si son cales, inclu yendo la corteza frontal, se proyectan
estim ulad as provocarán m ovim iento. N o obstante, h acia los gan glios basales, los cuales a su vez p ro­
existen regiones cerebrales específicas que están in­ yectan, vía el tálam o, hacia la corteza prefrontal, el
volu crad as en m ayor m edida que otras en el m ovi­ área prem otora, el área m otora su plem entaria y la
m iento voluntario de orden superior. Estas regiones corteza m otora. Esta recu rsivid ad cortical-cortical
incluyen la corteza m otora (M I), el área prem otora m ediada por los ganglios b asales proporciona una
(A PM ), el área motora suplem entaria (A M S), el área ruta anatóm ica por m edio de la cual la actividad de
som atosensorial (SI), el cerebelo, los ganglios basa­ am plias áreas de la corteza puede ser encausada
le s, los ló b u lo s p a rieta les (particularm ente en el hacia áreas de la corteza m ás directam ente in volu ­
hem isferio dominante) y la corteza prefrontal. Con­ cradas con el m ov im ien to. D ichas áreas — A PM ,
sidere ahora el papel de cada una de estas áreas en el A M S y M I— preparan a los centros inferiores para
control superior del movimiento. la ejecución de m ovim ientos específicos por m edio
La (fig u ra 9.1) m uestra las grand es estru ctu ras de la organ ización de aspectos tácticos del m ov i­
in v olu crad as en el control de ord en su p erior del miento.
m ovim iento; sus principales interconexiones; y sus El cerebelo está vinculado de m anera recíproca
conexiones con estructuras lím bicas, núcleos del ta­ con las APM , A M S y M I. A dem ás, recibe entrada
llo cerebral y la m édula espinal. Las estructuras del sensorial extensa (particularm ente vestibular, pro-
lóbulo parietal proporcionan inform ación sensorial prioceptiva y cinestésica) que señala la posición del
a la corteza frontal, donde las estrategias de m ovi­ cuerpo en el espacio. El cerebelo está en una posición
m iento dé largo plazo son planeadas y donde la eje­ que sirve como comparador, pues compara las órde­
cución m otora actual es m onitorizada y, cuando es nes motoras m ediadas por M I con el movimiento re­
n ecesario, m antenida o revisada en respuesta a re- al del organismo. También está en posición, m edian­
troalim en tación concerniente a su efectiv id ad . La te sus vínculos eferentes con las áreas motoras corti-
220 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales

V erde

T ie m p o (segundos)

R ojo

T iem p o (segundos)

FIG U R A 9 .2 L a s n e u ro n a s e n M I se d is p a ra n a n te s d el m o v im ie n to . A c tiv id a d d e u n a n e u r o n a en
M I re g is tr a d a d u ra n te u n s e g u n d o an tes y u n s e g u n d o d e s p u é s d e u n a señ al lu m in o s a b re v e . L a
se ñ a l d e lu z v e rd e in d icó q u e el m o n o d e b ía e m p u ja r el m a n u b r io e n a lg ú n m o m e n to fu tu ro in d e fi­
n id o (s e ñ a la d o p o r u n s e g u n d o e stím u lo ), y la lu z ro ja se ñ a ló q u e el m o n o d e b ía ja la r el m a n u b rio .
C a d a fila h o riz o n ta l d e p u n to s es u n re g is tro d e la a c tiv id a d d e la n e u ro n a e n u n e n s a y o . E l re g is tro
to ta l, d e n o m in a d o ra s tre o , se ñ a la q u e la ta s a d e d is p a ro d e la n e u r o n a a u m e n ta a n te el a n ticip o d el
e m p u jó n , e n re la ció n co n su fre cu e n cia a n te s d e la a p a ric ió n d e la se ñ a l lu m in o s a ( a rrib a ) y d is m i­
n u y e a n te s d e l a n ticip o d e u n jaló n (abajo). (Tomado de Evnris, 1979, p. 103.)

cales, para realizar ajustes a las órdenes m otoras con CORTEZA MOTORA
base en la inform ación acerca del m ovim iento real.
El cerebelo también ajusta la salida m otora periférica Definición <Je corteza motora
al influir en los centros motores del tallo cerebral y
de la médula espinal. Muchas áreas de la corteza contribuyen al m ovimien­
La corteza parietal posterior, adem ás de su fun­ to. Esto se ejem plifica por el hecho de que la estim u­
ción sensorial, tiene un área en el hem isferio izquier­ lación de amplias áreas de la corteza producen m ovi­
do especializad a para la representación de secuen­ m iento y que las fibras en el tracto corticoespinal se
cias de movimiento aprendido. El daño a esta área, o originan desde diversas áreas de la corteza. La desig­
a las conexiones desde ella hacia otras áreas involu­ nación de la circunvolución precentral como la corte­
cradas en la función m otora, provocan daños en la za m otora prim aria, o M I, es u n poco arbitraria. No
reproducción de las secuencias m otoras aprendidas obstante, la circunvolución precentral tiene el umbral
conocidas como apraxias. Ahora que el lector ha más bajo para el m ovim iento producido por estim u­
echado un vistazo a este esquema general del control lación, lo cual indica que sus conexiones con las neu­
neuronal de la función motora, considere cada aspec­ ronas m otoras son m ás num erosas y directas de lo
to con más detalle. que lo son en otras áreas de la corteza. Adem ás, M I
CAPITULO 9 M o vim iento voluntario 221

A d elante R e fle jo V oluntario


V erde (em pujar)

Servom otor

iPUSW'kl
m m W ' % - > C 1 n
w & k M

íímV, f t fe,/

T iem p o (segundos)

T iem p o (segundos)

FIG U R A 9 .3 L a a c tiv id a d d e la n e u r o n a en M I es d ife re n te d u r a n te el m o v im ie n to reflejo q u e d u ra n te el m o v i­


m ie n to v o lu n ta rio . E n u n a v a ria c ió n d el e x p e rim e n to p re v io , la a c tiv id a d d e u n a so la n e u r o n a M I es re g is tra d a d e
n u e v o d u r a n te v a rio s e n sa y o s . D e u n o h a s ta 5 s e g u n d o s d e s p u é s d e la a p a ric ió n d e la se ñ a l lu m in o sa , o c u rre u n a
s e ñ a l d e " a d e la n t e " , e n la fo rm a d e u n d e s p la z a m ie n to m o to r d el m a n u b rio . L a a c tiv id a d d e la n e u ro n a so la fue
r e g is tra d a d u r a n te 0 .5 s e g u n d o s p re v io s y 0 .5 s e g u n d o s p o s te rio re s al d e s p la z a m ie n to d el m a n u b rio . C u a n d o la
s e ñ a l lu m in o s a fu e v e rd e (e m p u ja r), el d e s p la z a m ie n to d e l m a n u b rio fu e h a d a el m o n o , d e m o d o q u e p ro v o c ó u n
e m p u jó n reflejo {arriba). E s to se refleja e n la a lta ta sa d e d is p a ro d e la n e u r o n a in m e d ia ta m e n te d e sp u é s d e la señ al
d e " a d e la n t e " . C u a n d o el m o n o r e c u p e ró e in ició d e s p u é s u n em p u jó n v o lu n ta rio , el d is p a ro d e la n e u ro n a d ism i­
n u y ó u n p o c o , p e ro la n e u ro n a c o n tin u ó sie n d o m á s a c tiv a q u e d u ra n te el p e rio d o a n tic ip a to rio . L a se cció n d e la
e x tr e m a d e re c h a d el ra s tr e o m u e s tra q u e la a c tiv id a d d e la n e u ro n a d is m in u y ó c u a n d o el m o n o jalab a el m a n u b rio
d e v u e lta a la p o s ic ió n d e p a rtid a . D ife re n c ia en a c tiv id a d e n tre u n jaló n reflejo y u n o v o lu n ta r io (abajo). H a c ia la
e x tr e m a d e re c h a e s tá la a c tiv id a d d u r a n te el e m p u jó n v o lu n ta rio d e re g r e s o a la p o s ic ió n d e p a rtid a . E s to s re g i­
s tro s m u e s tr a n q u e la a c tiv id a d d e la n e u r o n a es d ife re n te d u r a n te el m o v im ie n to reflejo q u e d u ra n te el m o v im ie n ­
to v o lu n ta rio y d u r a n te el em p u jó n v o lu n ta rio en c o n tr a s te co n el jaló n v o lu n ta rio . (Tomado de Evarís, 1979, p. 104.)

contiene una representación topográfica del cuerpo Características de las neuronas individuales en M1
altam ente organizada, como lo revelan los estudios
de estim ulación y de lesión en animales. En los hum a­ D urante cierto tiem po se pensó que la actividad de
nos, esto fue demostrado por los estudios de estimu­ una célula piram idal individual en M I provocaba
lación del neurocirujano W ilder Penfield (Penfield y movimiento de un m úsculo específico. Ahora es claro
Rasmussen, 1950; Penfield y Roberts, 1959). que las células piram idales dirigen grupos de múscu-
222 PARTE il Neuropsicologia de los sistemas funcionales principales

La carga extensora
em pu ja h acia este
Flexión
lado j
M icroelectrod o de registro Posición I La carga flexora
en el área de la m uñeca de la ja la aquí
de la corteza motora palanca Extensión
d erech a Sin carga
\
Electrodo Flexores
de estim ulación
en el tracto Extensores
Potencióm etro piramidal
(ángulo d e la m uñeca)
CTN
i
44-
CTN activo antes CTN activo co n y
del m ovim iento m úsculo agonista
C arga flexora

Flexores

Extensores'

CTN

La actividad del CTN


7
aum enta conform e
Peso C arga exten sora
Su jecció n se agrega carga
(carga flexora)
Flexores —

Extensores

CTN
No hay actividad '
del CTN: el m ovim iento
FIG U R A 9 .4 L a s n e u r o n a s M I c o d ific a n fu e rz a , n o d e s p la z a m ie n to . de flexión resulta de
C o n u n a p a r a to q u e re q u irió a u n m o n o fle x io n a r o e x te n d e r su m u ñ e ­ un relajam iento del antagonista
c a , se e s tu d ió la r e l a d ó n e n tre a c tiv id a d d e n e u r o n a M I , c o n tr a c c ió n
m u s c u la r y d e s p la z a m ie n to d e la e x tre m id a d . E n e s te e x p e rim e n to se r e g is tra la a c tiv id a d d e u n a n e u r o n a
M I , la c u a l se p r o y e c ta h a c ia el tra c to p ira m id a l (C T N ) y e s tá i n v o lu c r a d a en el c o n tr o l d e la fle x ió n d e la
m u ñ e c a y la a c tiv id a d d e los m ú s c u lo s fle x o re s y e x te n s o r e s d e m u ñ e c a e n el m o n o . C u a n d o e l m o n o
m u e v e d e e x te n s ió n a flexió n d e la m u ñ e c a sin c a r g a (arriba), la n e u r o n a e n la c o r te z a m o t o r a c o m ie n z a a
d is p a ra r a n te s d e q u e lo s m ú s c u lo s flexo res se c o n tr a ig a n . C u a n d o se a p lic a u n a c a r g a q u e se o p o n e a la
fle x ió n (u n a c a r g a fle x o ra ), la n e u r o n a M I se d is p a ra m á s rá p id o a n te s d e la e x c ita c ió n m á s in te n s a d e los
m ú s c u lo s fle x o re s (en m edio). C u a n d o se a p lica u n a c a r g a q u e fa c ilita la fle x ió n (c a r g a e x te n s o r a ), d e m o d o
q u e el re la ja m ie n to d e lo s e x te n s o re s es su ficie n te p a r a el m o v im ie n to re q u e rid o y n o se n e c e s ita c o n tr a c ­
ció n d e lo s fle x o re s , la m is m a n e u r o n a M I n o s e d is p a ra (abajo). E s to m u e s tr a q u e las n e u r o n a s M I se
d is p a ra n a n te s q u e los m ú s c u lo s q u e in e r v a n y q u e s u ta s a d e d is p a ro e s tá r e la c io n a d a c o n la f u e r z a ejerci­
d a p o r el m ú s c u lo m á s q u e p o r el d e s p la z a m ie n to d e la e x tre m id a d . (Tomado de Kandel et al., 1995, p. 531.)

los de modo que una extremidad se m ueve h ad a una De particular im portancia para la comprensión de
meta deseada. Esto se refiere a que las células pirami­ la función de' M I es el d escu brim iento de que las
dales en M I codifican m ovim iento, no contracción neuronas M I cam bian su actividad antes y durante la
m uscular individual. La evidencia para esto provie­ contracdón de los m úsculos que afectan. Esto es ilus­
ne de estudios que m uestran que la estim uladón de trado en un experim ento de Edward Evarts (1979) en
áreas específicas de M I con frecuenda conduce h ad a el cual se entrenaron m onos para m antener un m a­
el m ovim iento coordinado de una extrem idad para nubrio en posición neutra. Si una luz verde era en­
una m eta d esead a más que h acia con traccion es cendida, esto señalaba que el anim al debía estar pre­
m usculares aisladas. Los estudios de actividad uni­ parado para em pujar el m anubrio cuando aparedera
taria en M I en m onos conscientes entrenados para un segundo estím ulo. Si u na luz roja se encendía, el
realizar tareas sim ples han revelado evidencia con­ m ono debía prepararse p ara jalar el m anubrio. La
sistente con esto. En tales estudios se encontró que (figura 9.2) m uestra que la preparadón para em pujar
diferentes pobladones de neuronas se activan duran­ y la preparadón para jalar produjeron diferentes res­
te la flexión y la extensión del mismo músculo. pu estas en una neu ron a M I antes de que cualquier
CAPITULO 9 M o vim iento voluntario 223

m ovim iento real tuviese lugar. En una extensión de


este experimento (figura 9.3), Evarts dem ostró que la
actividad de las neuronas M I cam bió cuando el m o­
vim iento real tuvo lugar. Adem ás, encontró que esta
actividad variaba de acuerdo al m ovim iento reflejo
(realizado como respuesta a un m ovim iento m ecáni­
co del m anubrio) o voluntario (realizado de acuerdo
con la señal anticipatoria). En conjunto, estos hallaz­
gos sugieren que las neuronas en M I están involu­
cradas tanto en la preparación para el m ovim iento
voluntario como en su ejecución.

Dirección de movimiento
Codificación del movimiento por las neuronas MI
FIG U R A 9 .5 C u r v a d e s in to n ía d e tin a n e u r o n a M I . U n

Las neuronas M I codifican tanto la fuerza como la di­ m o n o e s e n tr e n a d o p a r a m o v e r u n m a n u b rio e n d ife re n ­


tes d ire c c io n e s c o m o re s p u e s ta a se ñ a le s lu m in o sa s, y se
rección del movimiento. Se ha demostrado que la ta­
re g is tra la a c tiv id a d d e u n a n e u r o n a M I . C a d a n e u ro n a
sa de d isparo de neuronas M I ind ivid uales codifi­
M I tien e u n a d ir e c c ió n p re fe r id a , la cu a l e s tá a s o c ia d a c o n
can la fuerza a ser em pleada para m over una extre­
su m a y o r ta sa d e d is p a ro . C a d a c é lu la ta m b ié n se d is p a ra
midad más que el desplazamiento real de la extremi­ a u n a ta s a m e n o r e n a s o c ia c ió n c o n u n a m p lio ra n g o d e
dad. La evid encia para esto proviene de estudios d ire c c io n e s d e m o v im ie n to . A l g r a f ic a r la ta s a d e d isp a ro
(por ejemplo, Evarts, 1968) que han dem ostrado que c o m o f u n d ó n d e la d ir e c d ó n d e m o v im ie n to se p ro d u c e
la actividad de una neurona M I involucrada en un u n a c u r v a d e s in to n ía c o m o la m o s t r a d a e n e sta fig u ra.
movimiento dado precede la activación de los múscu­ (Tomado de Bear, Connors y Paradiso, 1996, p. 393.)
los participantes. Asim ism o, se encontró que la acti­
vidad de una neurona M I aumenta cuando es añadi­
da una carga que resiste al movimiento y disminuye una pequeña luz. Los investigadores encontraron
cuando se añade una carga que facilita el m ovim ien­ que durante un m ovim iento de brazo en una direc­
to (figura 9.4). ción dada, gran núm ero de neuronas M I estuvieron
Existe una relación menos obvia entre la actividad activas como se esperaría por la am plia sintonía
de neuronas individuales en M I y la dirección del direcdonal de cada neurona. Luego representaron el
m ovim iento. Se ha demostrado que las células en M I nivel de actividad de cada neurona como una línea
se disparan a su m áxim a frecuencia antes y durante de longitud variable (dependiente de su nivel de acti­
el m ovim iento en una dirección particular. A esto se vidad) dibujada en la dirección preferida de dicha
le conoce com o la d irección p referid a de la célula. célula (figura 9.6). Cada una de dichas líneas fue lla­
Sin em bargo, cada célula tam bién se dispara en aso­ m ada vector de dirección de dicha célula particular
ciación con m ovim ientos en un am plio rango de di­ para el m ovim iento en la dirección determ inada. Si
recciones. Este rango puede ser más de 90° (figura luego se calculaba la sum a de tales vectores de direc­
9.5). El rango de movimiento en el cual se dispara una d ón individuales, Georgopoulos y sus colegas encon­
neurona M I se conoce com o la sin ton ización direc- traron que el resultante vector de población predetía
cional de la célula. Por ende, aunque las neuronas M I la dirección real del m ovim iento realizado por el
tien en u na dirección preferida, tam bién tienen una m ono. Por tanto, m uchas neuronas con diversas
sintonización direcdonal m uy ancha. Esto da pie a la direcdones preferidas contribuyen a cualquier movi­
pregunta de cóm o una neurona individual en M I m iento dado y que el m ovim iento no puede ser pre-
podría determ inar la direcdón de movimiento. dicho por la actividad de una neurona individual.
La resp u esta parece ser que la dirección no es Este m ecanism o de codificación es un ejemplo con­
cod ificad a en M I por neuronas individuales sino, vincente de la representación distribuida, representa­
m ás bien, p or ensam bles de neuronas (poblaciones ción encarnada en el patrón de actividad de una
de neu ron as). La evidencia para esto proviene del pobladón de neuronas, y recuerda a los modelos que
tra b a jo de A p osto los G eorgopoulos y sus colegas cumplen criterios paralelos restringidos del reconod-
(1982), quien en un experim ento tom ó registros si­ m iento visual de objetos discutidos en el capítulo 8.
m ultáneos de aproximadamente 200 células M I mien­ Aunque el significado de estos patrones de activi­
tras u n m on o efectuaba m ovim ientos del brazo en dad neuronal para el control de movim iento no está
d iferen tes direcciones al m over un m anubrio hacia com pletamente com prendida, es interesante especu-
224 PARTE II Neuropsicologia de los sistemas funcionales principales

FIGURA 9.6 E l v e c t o r d e p o b la ció n d e


n e u r o n a s M I p r e d ic e la d ire c c ió n d el
m o v im ie n to . E n tin a situ a c ió n e x p e ri­
m e n ta l s im ila r a la d e s c rita en la fig u ra
9 .5 , la a c tiv id a d d e la n e u ro n a M I es
m e d id a en a s o c ia c ió n c o n m o v im ie n to s
e n d ife re n te s d ire c c io n e s . Sin e m b a rg o ,
e n e ste e x p e r im e n to , se m id e d e m a n e r a
s im u ltá n e a la a c tiv id a d d e a lre d e d o r d e
2 0 0 n e u r o n a s M I . D u ra n te u n m o v i­
m ie n to e n u n a d ir e c c ió n p a rticu la r,
v a ria s n e u r o n a s M I c o n d iferen te s
d ire c c io n e s p r e fe r id a s (re p re s e n ta d a s
p o r la d ire c c ió n d e las lín eas) e stá n a cti­
v a s a d ife re n te s g r a d o s (re p re s e n ta d o s
p o r la lo n g itu d d e las lín eas). E l v e c to r
d e p o b la c ió n d e n e u ro n a s a ctiv a s
d u r a n te u n m o v im ie n to d a d o ( flechas
sólidas) ig u a la d e m a n e ra ce rc a n a la
d ire c c ió n d el m o v im ie n to (flechas p u n ­
teadas). (Tomado de Rundel et al., 1995, p. 533.)

lar acerca de la ventaja adaptativa de este m ecanis­ cuales M I recibe tal retroalim entación, como la en­
mo de codificación del movimiento pretendido. Cier­ trada desde el cerebelo. Esto se discutirá aún más en
ta precisión del m ovim iento probablem ente sea sa­ una sección posterior. Sin em bargo, es im portante
crificada por un m ecanism o que codifica el m ovi­ advertir que las neuronas M I reciben entrada senso­
m iento como tal representación distribuida más que rial desde la periferia vía la corteza somatosensorial.
un m ecanism o en el cual existe un m apeo uno a uno De hecho, m uchas neuronas M I en realidad tien en
entre la actividad neuronal específica individual y la campos receptivos sensoriales para información tác­
dirección del movimiento. No obstante, el proceso de til, proprioceptiva y an estésica desde partes específi­
"v o ta ció n " inherente en esta representación distri­ cas del cuerpo.
buida parecería m axim izar la consistencia o fiabili­
dad de la salida M I hacia la periferia, ya que los erro­
res en la activación de una o incluso m uchas neuro­ LAS ÁREAS PREMOTORA Y MOTORA
nas tendría mínimo impacto sobre el vector de pobla­ SUPLEMENTARIA
ción.
El área premotora (APM) y el área motora suplem en­
taria (AMS) preparan al sistem a motor para el m ovi­
Entrada sensorial a las neuronas M I m iento al ju g ar un papel principal en la planeación
del m ovim iento hacia la meta. Ambas están ubicadas
Se ha enfatizado sobre la cercana conexión entre los en el área 6 en los lóbulos frontales, justo anterior a
procesos motor y somatosensorial. Tiene sentido que M i, APM sobre la superficie lateral y AMS sobre las
éste debería ser el caso ya que los m ecanism os moto­ superficies su perior y m ed ial (figura 9.7). Penfield
res deben tom ar en cuenta la inform ación concer­ identificó ambas en hum anos, durante el curso de es­
niente a la posición corporal actual y al movimiento tim ulación llevada a cabo en el m omento de la ciru­
para m ediar de manera efectiva el m ovim iento futu­ gía. Se ha dem ostrado que las dos áreas están som a-
ro. Existen diversos m ecanism os por m edio de los totópicam ente organizadas.
CAPÍTULO 9 M o vim iento voluntario 225

Estudios de estimulación y lesión

El efecto de la estim ulación del área 6 es la contrac­


ción coordinada de los m úsculos en más de una ar­
ticulación. A dem ás, la estim ulación de la A M S con
frecuencia evoca m ovim iento sobre ambos lados del
cuerpo. Estos m ovim ientos son diferentes de los que
resultan de la estim ulación de las neuronas M I, la
última resulta con frecuencia en movimiento sólo en
una articu lación y requiere m enores corrientes de
estím ulo. Eso sugiere que el área 6 está involucrada
en la organización de secuencias de m ovimiento rela­
tivamente complejos.
Una com paración del efecto de las lesiones al área
6 y M I apoya esta conclusión. M ientras que las lesio­
nes a M I provocan severa debilidad y pérdida de
coordinación m otriz fina, las lesiones al área 6 d ete­
rioran la habilidad para im plem entar secuencias de
movimiento apropiadas sin deterioro en la ejecución
FIG U R A 9 .7 Á re a s d e la c o rte z a p rin c ip a lm e n te in v o lu ­
de movimientos individuales simples. Un ejemplo de
c r a d a s e n la p la n e a c ió n y o rg a n iz a c ió n d el m o v im ie n to
esto es la deficiencia en la producción de secuencias
v o lu n ta rio , y a lg u n a s d e su s p rin cip a le s in te rc o n e x io n e s .
L o s n ú m e r o s h a c e n re fe re n cia a las á re a s cito a rq u ite ctó rd -
de fonem as (form ar palabras) junto a la habilidad
ca s d e B r o d m a n n . (Tomado de Knudel et al., 1995, p. 534.) preservada para producir fonem as individuales que
es característica de la afasia de Broca. Se observará
que el área de Broca es la región del APM justo ante­
rior a la región de M I que m edia los m ovim ientos
Consideraciones anatómicas
necesarios para la vocalización.
La im portancia del área 6 para el m ovim iento com ­ Otro ejemplo del efecto de las lesiones en APM so­
plejo es sugerida por una com paración interespecífi­ bre el movimiento proviene de los experimentos con
ca de su tamaño en relación con el peso corporal. Por monos. Considere a un m ono con lesión de APM con­
tanto, m ientras que la razón del área de M I al peso frontado con la situación descrita en la figura 9.8. El
corporal es aproxim adam ente constante a través de alimento es colocado tras una lámina transparente de
las especies de primates, la razón del tamaño del área plexiglás; para obtener el alimento, el mono no puede
6 al peso corporal es seis veces mayor en los humanos alcanzarla de manera directa sino que debe alcanzarla
que en el macaco. Las conexiones anatóm icas del área a través de una abertura al lado. Los monos normales
6 tam bién proporcionan pistas para su función (véase no tienen dificultad para organizar la secuencia de
Figura 9.7). Recibe m ayor entrada desde la corteza m ovim ientos necesarios para alcanzar la abertura y
parietal posterior y desde la corteza prefrontal, y su obtener el alimento. En contraste, los monos con lesio­
m ayor salida es hacia M I. Como ya se ha m enciona­ nes de APM tienden a intentar alcanzar directamente
do, la corteza parietal posterior está involucrada de el alimento, aunque la barrera de plexiglás evita que
m anera extensa en el procesam iento sensorial y per­ lo obtengan. Estos monos son incapaces de organizar
ceptual. Tam bién es im portante para el alm acena­ la secuencia de movimientos requeridos.
m iento y la im plem entación de los program as m o­ Una consideración de los efectos de las lesiones a
tores aprendidos. La corteza prefrontal está involu­ M I proporciona algunas claves para el m ecanism o
crada en la planeación estratégica del m ovim iento, por m edio del cual el área 6 influye el m ovim iento.
procesos que organizan el movim iento a lo largo del Como se ha observado, las lesiones en M I perturban
tiem po para amoldarlo con las metas del organismo. seriam ente el m ovim iento de los m úsculos distales,
Como se ha visto, M I es importante en la preparación como los de los dedos y m anos. Por tanto, una perso­
y ejecución del movimiento. En conjunto, estas consi­ na con hem iparesia tras una lesión en M I tendrá di­
deraciones anatóm icas sugieren que el área 6 es la ficultad con el com portam iento m otor fino como lo
inferíase éntre las áreas del cerebro implicadas en or­ es el asir una taza o escribir. En contraste, las lesiones
ganizar program as planeados de m ovim ientos para en M I tienen m ínim o im pacto sobre la m usculatura
alcanzar m etas y el área cortical im plicada de modo axial y proxim al; los m ism os pacientes que no pue­
más directo en la ejecución del movimiento, M I. den asir el asa de la taza son capaces de orientar sus
226 PARTE II Neuropsicologia de los sistemas funcionales principales

FIG U R A 9 .8 S itu a c ió n e x p e r im e n ta l e n la c u a l u n
m o n o es in c a p a z d e o b te n e r la c o m id a , c o lo c a d a tra s
u n a c a p a d e p le x ig lá s , m e d ia n te el a lc a n c e d ir e c to d e
la m is m a , p e ro e n lu g a r d e e llo d e b e a lc a n z a r la co n
u n ro d e o , a tra v é s d e u n a a b e r tu r a q u e n o es a d y a ­
c e n te a la c o m id a . L o s m o n o s c o n le s io n e s e n el A P M
s o n in c a p a c e s d e o r g a n iz a r la s e c u e n c ia d e m o v i­
m ie n to s n e c e s a ria p a r a e s ta ta re a .

cuerpos o dirigir sus brazos en una dirección desea­ u na tarea sim ple que no req u ería m ovim ientos se-
da. Esto sugiere que aunque el área 6 influye los cuenciales o una secuencia com pleja de m ovim ien­
m úsculos distales vía M I, organiza los m ovimientos tos. La tarea sim ple, que involu cra presionar un de­
que involucran los músculos proximales y los múscu­ do contra un resorte, reveló actividad increm entada
los axiales vía proyecciones directas hacia las regio­ en M I y en S I (la corteza som atosensorial prim aria).
nes de la m édula espinal que controlan estos m úscu­ En con traste, durante la tarea com pleja, la cual
los. Los m úsculos proxim ales y axiales son im portan­ involucró u na secuencia com p leja de m ovim ientos
tes en la m ediación de las fases iniciales de la acción de los dedos, la activación se extendió hacia AM S.
que involucra la orientación del cuerpo y el brazo Es in teresan te que en una tercera condición, en la
hacia un objetivo. Parece que el área 6 regula esta que los sujetos m entalm ente realizaban la secuencia
fase del movim iento. de dedos pero no realizaron n in gú n m ovim iento
real, el A M S m as no M I m ostraron activación (figu­
ra 9.9). En conjunto, estos h allazgos son con sisten ­
Evidencia con imágenes neuronales del papel tes con otra evidencia de que el A M S está esp ecífi­
del área 6 en la planeación de secuencias cam ente im plicada en la planeación y la program a­
de movimiento ción de las secuencias del m ovim iento en la m uscu­
latu ra distal pero que no está directam ente involu­
Un estudio de Per Roland y sus colegas (1980) com ­ crada en la ejecución inm ediata de tales m ovim ien­
paró el FSCr m ientras sujetos norm ales realizaban o tos.
CAPITULO 9 M o vim iento voluntario 227

A) un estudio (Weinrich y Weis, 1982), un mono se sentó


C o rteza so m ato sen so rial (S I) frente a cuatro paneles cuadrados, cada uno de los
cuales podía ser encendido. Debajo de cada panel
había una pequeña luz (figura 9.10). El mono com en­
zó cada ensayo con su m ano sobre uno de los paneles
cuadrados. Entonces se encendía uno de los otros pa­
neles cuadrados, señalando al mono que ésta sería la
ubicación de su siguiente m ovim iento (estím ulo de
instrucción). Sin em bargo, el m ono no debía realizar
el m ovim iento sino h asta que se encendiera la pe­
queña luz bajo el panel (estimulo de disparo). En conse­
cuencia, entre el establecim iento del estímulo de in s­
trucción y la aparición del estím ulo de disparo, el
B) anim al no se m ueve sino que obtiene inform ación
A rea m otora concerniente a la d irección de su siguiente m ovi­
su p lem entaria (AMS)
m iento. El registro en el A PM reveló neuronas que
aum entaron su actividad en el establecim iento del
estím ulo de instrucción pero regresaba a la línea de
referencia inm ediatam ente después del estableci­
miento del estímulo de disparo. Asimismo, se encon­
tró qué neuronas A PM específicas aum entaban su
actividad sólo cuando el m ovim iento anticipado de­
bía ser realizado en una dirección (por decir, hacia la
izquierda) m as no en la dirección opuesta (véase
figura 9.10).
Todavía no se conoce con detalle cómo se codifica
la preparación para el m ovim iento en A PM y en
AMS. Sin em bargo, el descubrim iento de que las cé­
lulas en estas áreas están activas selectivam ente an­
tes de que los m ovim ientos sean ejecutados y de que
su actividad es contingente con la dirección del m o­
vimiento anticipado ofrece apoyo a la noción de que
tales áreas están im plicadas en la preparación y pla-
neación del movimiento.

EL CEREBELO

FIGURA 9.9 Incrementos regionales en el flujo sanguí­ El cerebelo no inicia de m anera directa el m ovim ien­
neo cerebral durante A) la realización de flexión simple to voluntario; no obstante, sí lo regula de m anera
de dedo, B ) hacer una secuencia compleja de movimien­ indirecta al ajustar la salida de los grandes sistemas
tos del dedo, y C) ensayo mental de la misma secuencia m otores corticales (M I, A PM y AMS) y m ediante su
compleja de movimientos del dedo. En la condición A influencia sobre los núcleos del tallo cerebral y la for­
sólo M I y SI muestran actividad aumentada. En la condi­ mación reticular romboencefálica.
ción B el incremento también incluye AMS. En la condi­
ción C el AMS muestra actividad aumentada. (Tomado de
Rundel e t a l., 1995, p. 5 3 5 .)
C onsideraciones an ató m icas

Las interconexiones anatóm icas entre el cerebelo y el


R egistro de actividad unitaria resto del cerebro son consistentes con una función
reguladora para esta estructura tan grande y compli­
Los estudios de registro de actividad unitaria apoyan cada. Las conexiones aferentes hacia el cerebelo in­
la noción de que el APM juega un papel en la planea- cluyen la entrada desde todas las m odalidades sen­
d ó n y preparación para movimientos específicos. En soriales, excepto, probablem ente, el gusto y el olfato.
228 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales

FIGURA 9.10 Las neuronas en APM


Instrucción Instrucción
n&4 están activas durante la preparación
izquierda derecha
it del movimiento específico mas no
! g. durante el movimiento real. El rastreo
15 a la izquierda muestra que la neurona
APM que es monitorizada está activa
L. _a_ ... durante el intervalo entre el estableci­
miento del estímulo de instrucción
(gran cuadrado iluminado), el cual en
este caso informa al mono que se debe
mover hacia la izquierda, y el estableci­
miento del estímulo de disparo
(pequeño círculo iluminado), el cual
indica que el animal realiza el movi­
miento. Sin embargo, no está activa
durante el movimiento en sí. Cada
instru cció n de disparo
línea horizontal es un ensayo particu­
lar y cada punto indica el disparo de la
neurona. Debido a que el intervalo
entre el estímulo de instrucción y el
estimulo de disparo varía, los ensayos
fueron agrupados de acuerdo con la
longitud del intervalo. El rastreo de la
derecha muestra que esta neurona par­
ticular no está activa en la preparación
para el movimiento hacia la derecha.
(Tomado de Kandel et al., 1995, p. 537.)

Esta entrad a es m ediante neuronas sensoriales se­ Estudios de lesión


cundarias, aunque el cerebelo recibe alguna entrada
desde las neuronas sensoriales primarias del sistema El efecto de lesio n es cereb elosas proporciona ev i­
vestibular. También recibe entrada desde áreas de la d encia con sisten te con la fu n ción de com paración
corteza involucrada en la función sensorial-m otora, sugerida por las conexiones anatóm icas que se han
en p articu lar M I y S I. Los eferentes cerebelosos se considerado. Por tanto, de acuerdo con la ausencia
proyectan hacia los núcleos vestibulares, hacia m u­ de conexiones directas entre el cerebelo y los haces
chos núcleos del tallo cerebral y hacia la form ación neuronales m otores en la m édula espinal, las lesio­
reticular romboencefálica. El cerebelo también se pro­ nes cerebelosas no producen parálisis. En su lugar,
yecta h acia el núcleo ventrom edial del tálam o, el las lesiones cereb elosas p rod u cen pertu rbación de
cual, a su vez, se proyecta hacia M I, APM y AMS. El la coordinación extrem id ad -ojo, balan ce deteriora­
cerebelo por tanto recibe inform ación acerca del do y dism inución del tono muscular.
m ovim iento pretendido (desde las áreas m otoras U n ejemplo de coordinación extremidad-ojo dete­
corticales) y el movimiento real (desde los receptores riorada que sigue a lesiones cerebelosas se produce
sensoriales periféricos) y está en consecuencia en una al pedir a los pacientes que extiendan frente a ellos
posición para comparar los dos. Su salida de regreso su brazo en toda su longitud y luego lo m uevan de
hacia las áreas m otoras corticales proporciona un m odo que puedan tocar su nariz con el dedo índice.
m ecanism o para reajustar los program as m otores Esta tarea requiere el m ovim iento coordinado y con­
corticales, y sus conexiones con los núcleos del tallo currente de hom bro, codo, m uñeca y dedo. Los pa­
cerebral y la form ación reticular rom boencefálica cientes con lesiones cerebelosas tienen dificultad en
proporciona un m ecanism o adicional para retinar la alcanzar el objetivo, un deterioro denom inado dis-
salida desde los centros m otores superiores (véase m etría. Los m úsculos requeridos son activados pero
figura 9.1). no en una form a sinèrgica coordinada. El resultado
CAPÍTULO 9 M ovim iento voluntario 229

FIGURA 9.11 Secdón coronal de


los hemisferios cerebrales donde
se muestran los ganglios basales.
(Tomado de Kandel et al., 1995, p. 545.)
C uerpo
estriado
(o estriado)

es una descom posición de lo que norm alm ente sería el funcionam iento motor. Sin em bargo, existen algu­
un m ovim iento coordinado en com ponentes indivi­ nas diferencias m ayores en las conexiones formadas
duales, u n trastorno denom inado d isin erg ia (NT. p or estos dos sistem as recu rren tes que plantean
M ovim iento Fraccionado). Estos deterioros pueden diferencias en su contribución al m ovim iento. P ri­
ser apreciados en muchos grupos m usculares, inclu­ m ero, como se ha visto, el cerebelo recibe la m ayor
yendo aquellos que m edian la postura y el caminar. parte dé su entrada cortical desde M I, APM y AMS,
Por ende, las lesiones cerebelosas con frecuencia se áreas involucradas en el m ovim iento. En contraste,
m anifiestan com o una especie de torpeza general, el neoestriado, que es el destino de los aferentes ha­
una perturbación denom inada ataxia cereb elosa (a, cia los ganglios basales desde la corteza, recibe en­
"sin " m ás taxia, "ord en "). El cerebelo es m uy sensi­ trada desde todas las áreas de la corteza. Segundo,
ble a los efectos del alcohol, y m uchos de los tests mientras que el cerebelo se proyecta de regreso hacia
em pleados para valorar la intoxicación alcohólica, aquellas áreas de la corteza especializadas para el m o­
com o el cam inar sobre u na línea recta, sirven para vimiento desde las cuales recibió entrada, los ganglios
detectar presencia de ataxia cerebelosa. basales eferentes hacia la corteza, que emergen desde
el globo pálido, se proyectan más ampliamente para
incluir la corteza prefrontal así como las áreas m oto­
GANGLIOS BASALES ras corticales más especializadas. Finalmente, se re­
cordará que el cerebelo recibe entrada desde neuro­
Los ganglios basales incluyen el núcleo caudado, el nas sensoriales secundarias, incluyendo a aquellas
putam en y el g lo b u s p a llid u s . El caudado y el puta- en la médula espinal, y se proyecta hacia los núcleos
m en tienen estructuras celulares sim ilares y pueden del tallo cerebral y la form ación reticular, la cual a su
ser considerados una estructura que está separada vez forma conexiones eferentes con estructuras de la
por la cápsula interna. Esta separación no es comple­ m édula espinal. En contraste, los ganglios basales no
ta; existen puentes celulares que conectan las dos es­ reciben entrada directa desde la m édula espinal y tie­
tructuras. Por tanto, en conjunto reciben el nombre nen pocos eferentes a aquellos núcleos del tallo cere­
de neoestriado. El globus pallidus tiene dos partes, el bral que eventualmente form an conexiones eferentes
seg m en to externo y el segm ento in tern o . La su s­ con áreas motoras de la médula espinal. De hecho, la
tan cia n eg ra y el n ú cleo su btalám ico tam bién son form ación reticular del cerebro medio es la estructu­
incluidos como parte de los ganglios basales (figura ra más baja hacia la cual los ganglios basales envían
9.11). proyecciones directas. Estas diferencias son resum i­
das en la figura 9.12.

C on sid eracion es an atóm icas C IR C U IT O D E LO S G A N G L IO S B A SA L ES La


figura 9.13 m uestra una explicación simplificada del
D IF E R E N C IA S E N T R E EL C IR C U IT O C E R E B E ­ circuito de los ganglios basales. Las neuronas desde
L O -C O R T E Z A Y EL C IR C U IT O G A N G L IO S la corteza form an conexiones excitatorias con las neu­
B A SA L E S -C O R T E Z A Com o el cerebelo, los gan­ ronas en el neoestriado (caudado y putam en). Estas
glios b a sa les son parte de un circuito cortical-sub- neuronas, a su vez, form an conexiones inhibitorias
cortical-cortical que influye de m anera indirecta en con las neuronas en el segm ento interno del globus
A) ,\MS Corte/?. AM S
Ml I C J f I? t ' l I Z ' i l
■ír^frontñf \¡-'M

+ +
’f
C ereb elo N ú cleo N eoestriad o
ventrolateral (n ú c le o caud ad o
del tálam o y putam en)
N ú cleo s del
tallo cereb ral
F orm ación reticular
ro m b o en cefà lica
S e g m en to interno
del globus pallidus +

+/
M édula
espinal
N ú cleo Sustancia
su b talám o nigra
B)
~-i Toda la
ì ~ 'còrtè-ià FIGURA 9.13 Diagrama simplificado de conexiones
entre diferentes estructuras de los ganglios basales. El
C o rteza
signo más indica conexiones exdtatorias, y el signo
prefrontal
menos indica conexiones inhibitorias. (Tomado de Banich,
1997, p. 140.)
G an glios b asales

N ú cleo s del
ta llo cereb ral
Efectos de las lesiones en los ganglios basales
Form ación reticular
m esen cefá lica
EN FER M ED A D D E P A R K IN SO N La enferm edad
FIGURA 9.12 Comparación de las conexiones recur­ de Parkinson está caracterizada por hipocinesia (mo­
rentes de A ) el cerebelo y B) los ganglios basales: AM S, vim iento dism inuido), b ra d iq u in e sia (m ovim iento
área motora suplementaria; APM , área premotora; M I,
lento) o incluso acin esia (ausencia de m ovim iento).
corteza motora. Estas conexiones sugieren que el cere­
También se aprecian rig id ez de rueda dentada (así
belo está más involucrado con las áreas de la corteza,
tallo cerebral y médula espinal directamente implicadas llam ada debido a la im p resió n causada cuando las
con el movimiento. En contraste, los ganglios basales extrem idades del paciente se m ueven de m anera
tienen conexiones recíprocas con diversas áreas de la pasiva) y tem blor de reposo. La enferm edad de Par­
corteza y conexiones menos directas con áreas motoras kinson está asociada con deterioro en las células pro­
inferiores y sensoriales, lo cual sugiere que su papel en ductoras de dopam ina en la sustancia nigra.
el control del movimiento está más relacionado con el Una consideración del diagram a alambrado (véa­
procesamiento al nivel cortical (los eferentes cerebelo- se figu ra 9.13) prop orcionará una base para com ­
sos hada la corteza y los eferentes de los ganglios basa­ prender por qué este deterioro produciría un trastor­
les h ada la corteza retransmiten a través del tálamo).
no caracterizado por falta de m ovim iento. Las neu­
ronas en la sustancia nigra proyectan (vía el haz del
n ig ro estriad o ) h acia el n eoestriad o, donde form an
conexiones excitatorias. La entrada dism inuida des­
pallidus, el cual form a conexiones inhibitorias con las de la sustancia nigra en la enferm edad de Parkinson
neuronas del n ú cleo ventrolateral d el tálam o (VL). reduce el efecto inhibidor de las neuronas del estria­
Luego éstos forman conexiones excitatorias con neu­ do sobre las neuronas del globu s pallidus. Éste, a su
ronas en el AM S, APM y la corteza prefrontal. A de­ vez, aumenta el efecto inhibidor del último sobre las
más, las neuronas que proyectan desde el núcleo sub- neuronas en el núcleo VL del tálamo, el cual, a su vez,
talám ico form an conexiones excitatorias con neuro­ reduce la tasa de disparo de las neuronas en A M S y
nas en el segmento interno del globus pallidus. Asimis­ en APM, lo que produce hipocinesia.
mo, las neuronas de la sustancia negra form an cone­
xiones excitatorias con neuronas en el neoestriado. EN FER M E D A D D E H U N T IN G T O N En contraste
Este diagram a de alam brado da más pruebas acerca con la enferm edad de P arkinson, ciertos trastornos
del rango de trastornos que provocan las lesiones a provocados por lesiones en los ganglios basales están
los ganglios basales. caracterizados no por hipocinesia sino por hipercine-
CAPÍTULO 9 M ovim iento voluntario 231

sia, es decir, m ovim ientos no intencionados e inde- quisito para la ejecución de movimiento intencional es
seados. Uno de estos trastornos es la enfermedad de la activación del AMS y del APM más arriba de cierto
H untington. Este trastorno incluye corea (contorsio­ nivel umbral por la actividad cortical que es canaliza­
nes incontrolables) y atetosis (torsiones y posturas da hacia estas áreas por los ganglios basales. Pero las
involuntarias del cuerpo). La enferm edad de H un­ lesiones en los ganglios basales no sólo originan hipo-
tington también involucra disfunciones del caudado cinesia parkinsoniana. Tam bién se ha apreciado que
y el putam en, pero en regiones diferentes a aquellas en la enfermedad de Huntington y en el balismo cau­
afectadas por la enferm edad de Parkinson. Una teo­ san movimientos indeseados. Esto sugiere que el cir­
ría del m ecanism o de la enferm edad de H untington cuito de los ganglios basales también sirve a una espe­
(Albín, Young y Penney, 1989) es que la región afecta­ cie de función de filtrado, seleccionando algunos mo­
da del caudado contiene células que, por medio de vimientos e inhibiendo otros. Finalmente, como se dis­
una serie de sinapsis, normalmente ejercen un efecto cutirá con mayor amplitud en los capítulos 10 y 13, es
excitatorio sobre las neuronas del segm ento interno claro que la función de los ganglios basales no está
del globus pallidus. La actividad dism inuida de estas confinada a la esfera m otora. Estas estructuras están
neuronas del estriado reduce la salida inhibidora del involucradas en ciertas formas de memoria, aprendi­
globus pdlidus en el núcleo VL del tálamo, lo cual pro­ zaje y otros aspectos de la cognición.
voca una hiperactividad disfuncional del núcleo VL Se ha visto que varias estructuras neuronales dife­
y, a su vez, de regiones motoras corticales. rentes participan en el movim iento voluntario. Ahora
se regresa a un grupo de trastornos en los cuales el
B A L ISM O Otro trastorno hipercinético, el balism o, problema es la ejecución de los movimientos apren­
está caracterizado por m ovim ientos involuntarios y didos y las secuencias de movim ientos, los trastornos
violentos de lanzamientos de las extremidades. Por lo denominados apraxias. En el ejemplo de Maurice Ra-
general sólo un lado del cuerpo está involucrado, una vel, con el cual comenzó este capítulo, se vio cuán de­
condición conocida como hem ibalism o. Este trastor­ bilitantes y am enazadores pueden ser estos trastor­
no está asociado con lesiones del núcleo subtalámico. nos. Se examinarán ahora con mayor detalle.
Debido a que éste ejerce un efecto excitatorio sobre el
segm ento interno del globus pdlidus, su hipoactividad
resulta en entrada inhibidora dism inuida por el glo­ APRAX1A Y CORTEZA PARIETAL IZQUIERDA
bus pdlidu s sobre el núcleo VL. Éste, a su vez, provoca
hiperactividad de las áreas motoras corticales. C onceptualizacion es tem pranas de la apraxia

En 1870, John Hughlings-Jackson describió el caso de


Contribución de los ganglios basales al movimiento un paciente que tenía dificultad para realizar varios
movimientos orales y torácicos —com o toser, sacar la
Aunque la comprensión actual de la contribución de lengua y abrir la boca— ante órdenes verbales (Hugh­
los ganglios basales al movimiento norm al es incom­ lings-Jackson, 1870/1932). Era claro que no había pa­
pleta, algunas hipótesis intrigantes han comenzado a rálisis de los m úsculos involucrados en estos m ovi­
surgir de la consideración de los efectos de las lesio­ mientos porque las m ismas acciones podían ser eje­
nes a estas estructuras. La hipocinesia (o, en casos ex­ cutadas de m anera espontánea en el curso de la ac­
tremos, incluso la acinesia) de la enferm edad de Par­ tividad cotidiana. Al año siguiente, Steinthal (citado
kinson sugieren que el circuito que involucra los por Hecaen y Rondot, 1985) acuñó el término apraxia
ganglios basales y la corteza está im plicada de m ane­ para describir un trastorno del movimiento no debi­
ra crítica en el inicio de los m ovim ientos deseados do a deterioro motor o sensorial primario, aunque él
(pretendidos). Apoyando la im portancia selectiva de no distinguió de manera explícita la apraxia como un
este circuito en el movimiento específicamente inten­ trastorno de la acción cualitativam ente diferente de
cional, está el sorprendente hallazgo de que el m ovi­ un trastorno del reconocimiento de objetos. Fue Hugo
miento disparado por un estímulo, como atrapar una Liepmann quien hizo la prim era investigación siste­
pelota lanzada, por lo general está preservado en los m ática de la apraxia y quien primero intentó form u­
trastornos parkinsonianos. lar una base teórica para ella. En su artículo cardinal
En esta conexión, parecería que los ganglios basales de 1900, Liepm ann describió a un paciente, conocido
sirven paira canalizar actividad cortical extensa a las como M.T., quien no tenía disfunción motora elem en­
áreas corticales involucradas de m anera directa en la tal y aun así era incapaz de realizar posturas de mano
ejecución del movim iento (APM, A M S y M I). Desde simples o efectuar pantomimas con su mano derecha.
esta perspectiva, uno podría especular que un prerre- Sin embargo, era capaz de responder con normalidad
232 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales

Apraxia Apraxia Apraxia FIGURA 9.14 Modelo


ideatoria ideocm ética mo tora Parálisis teórico subyacente a la
clasificación tradicional
Concepto d e - - Programación-
~-de secuencia ~
Coordinación - Ejecución del de las apraxias. Las
secuencia d e
del íftovíiTHento movimiento cajas representan las
movimiento deimovimiento-i
etapas del procesamien­
(por ejem p lo , (por eje m p lo , el program a (por e je m p lo , control (por e jem p lo , to involucradas en la
c o n o c im ie n to d e la de m o vim ien to para m otor fino requ erid o m ovim iento)
acción voluntaria de
s e c u e n c ia del m ovim ien to c o lo c a r la tetera sob re para asir el asa de
requ erid a para preparar la estufa, etc.) la tetera, etc.)
acuerdo con este mode­
una taza de te) lo. Arriba de cada etapa
se muestra el trastorno
resultante a partir de su
perturbadón.

a las órdenes para realizar m ovim ientos con todo el por estudios subsecuentes (por ejem plo, Kim ura y
cuerpo, como asumir la pose de un boxeador o cami­ A rchibald, 1974) indica que el hem isferio izquierdo
nar hacia el otro lado de la habitación C uriosam en­ está especializado para la m ediación del movimiento
te,él tenia m enos deficiencia en la ejecución de accio­ voluntario.
nes producidas por la m ano izquierda. Se ha argu­ Un tercer hallazgo importante de Liepmann fue que
mentado (Rothi y Heilman, 1996) que la contribución una comparación de pacientes con apraxia reveló con­
más im portante de este estudio de caso tem prano fue siderable variabilidad del cuadro sintomático. Por
caracterizar de m anera más precisa la apraxia como ejemplo, algunos pacientes que fueron capaces de rea­
un trastorno del m ovimiento propuesto no explicado lizar m ovim ientos sim ples, com o verter agua desde
por d isfunción m otora prim aria o deterioro en el una tetera en una taza, tuvieron deficiencia al reali­
reconocim iento de objetos. Además, la demostración zar una serie o secuencia de m ovim ientos dirigidos a
de Liepm ann de que las lesiones cerebrales pueden metas, como aquellos involucrados en la elaboración
provocar una perturbación específica del m ovim ien­ de una taza de té. Estas disociaciones condujeron a la
to planeado y con propósito indicó que tal m ovi­ idea de que la apraxia, lejos de ser un trastorno unita­
m iento tenía una representación cerebral localizada, rio, es un conjunto de diversos trastornos, cada uno de
una noción que Liepm ann conceptualizó en términos los cuales puede ser entendido en términos de la per­
de fórm u las de m ovim iento contenidas en el hem is­ turbación de una etapa diferente en la secuencia de los
ferio izquierdo. procesos involucrados en el movimiento voluntario.
Liepm ann después desarrolló su conceptualiza-
ción de la apraxia en su artículo de 1905, el prim er
gran estudio de grupo dirigido en neurosicología, en C lasificación de Liepmann de las apraxias
el cual estudió a 83 pacientes con lesiones del hem is­
ferio izquierdo o del derecho. Él observó deterioro en ETAPAS JE R Á R Q U IC A S EN EL P R O C E SA M IE N ­
la im itación de gestos, la pantom im a de acciones T O D E LOS M O V IM IE N T O S Liepmann analizó la
transitivas (acciones que involucran un objeto, por apraxia en tres subtipos: apraxia motora, apraxia ideo-
ejemplo, abrir una puerta), pantom im a de gestos in­ cinética y apraxia ideatoria. De acuerdo con este autor,
transitivos (acciones sin un objeto, por ejemplo, salu­ la torpeza y el deterioro en la coordinación motriz fina
dar o agitar la mano para decir adiós) y el uso de ob­ caracterizan a la apraxia m otora, pero los m ovimien­
jetos reales. Tres hallazgos que son centrales a la com­ tos básicos y las secuencias de movimientos involucra­
prensión actual de la apraxia surgieron de este es­ dos en el com portam iento aprendido están intactos.
tudio. Primero, estableció con claridad que la apraxia La apraxia ideocinética se caracteriza por la deficien­
es una entidad clínica distinta de otros daños de or­ cia para realizar actos específicos motores aprendidos,
den superior com o la agnosia o la afasia. Segundo, como al saludar, m over la m ano para decir adiós o
m ientras que 20 de los 41 pacientes estudiados por m ostrar cómo usaría un m artillo o cómo se cepillaría
Liepm ann con lesiones en el hem isferio izquierdo los dientes. En la apraxia ideatoria la habilidad para
fueron apráxicos cuando fueron evaluados con su realizar movimientos específicos está intacta, pero está
mano no parética (izquierda), ninguno de los 42 pa­ deteriorada la habilidad para desarrollar actos que
cientes del hem isferio derecho se encontró que fuese involucran secuencias complejas de movimientos. Por
apráxico. Este hallazgo, el cual ha sido confirm ado ejemplo, un paciente con apraxia ideatoria tendría di­
CAP! i ULO 9 M o vim iento voluntario 233

ficultad para ejecutar los movimientos requeridos pa­ para comprender las apraxias. Esta falta de consenso
ra preparar una taza de té o encender una vela con un hace que la term inología de la apraxia sea confusa.
cerillo, aun cuando la habilidad para ejecutar los En ocasiones la misma terminología es empleada por
movimientos componentes esté intacta. diferentes m odelos para representar distintas con-
La figura 9.14 m uestra el m odelo teórico general ceptualizaciones de lo que está mal, y en ocasiones
que subyace a la clasificación de L iepm ann de las diversos térm inos se em plean por diferentes m ode­
apraxias. El m odelo postula una serie de etapas de los para denotar la perturbación del m ismo mecanis­
procesam iento de información por medio de las cua­ mo subyacente. Más que enfocarse en una sola termi­
les el concepto de la secuencia de m ovim ientos invo­ nología en esta área, puede ser más útil tomar un en­
lucrados en un acto com plejo está superordenado a foque empírico, que describa qué tipos de deterioros
los m ovim ientos involucrados en cada com ponente en el movimiento voluntario se aprecian tras lesiones
de la secuencia, la cual, a su vez, está superordenada corticales y que exam ine algunas de las asociaciones
a la ejecución suave y coordinada de cada m ovimien­ y disociaciones que han sido reportadas.
to. Desde este punto de vista, la perturbación de cada
uno de estos procesos resultaría en apraxia ideatoria, P O S T U R A S D E LA M A N O NO FA M IL IA R E S Y
ideocinética y motora, respectivamente. SEC U EN C IA S D E M O V IM IE N T O S Las acciones
y secuencias de acción no fam iliares no son sobre
P R O B L E M A S CON LA D IS T IN C IÓ N C L Á SIC A aprendidas ni alm acenadas a profundidad. Por el
EN TRE A PRA XIA ID EA TO RIA E ID EO C IN ÉT IC A contrario, deben ser aprendidas por el individuo co­
La distinción clásica entre apraxia ideatoria e ideoci­ mo posturas o secuencias de m ovim ientos novedo­
nética se apoya en reportes, com enzando con el de sos. En este aspecto son diferentes de los gestos fam i­
Liepm ann a principios del siglo xx, de la disociación liares y de los m ovim ientos involucrados en el uso
entre deterioro en el uso de un solo objeto y en la uti­ de objetos familiares, los cuales son aprendidos en el
lización secuencial de diversos objetos para realizar curso de la experiencia de un individuo.
una serie de acciones dirigidas a la meta. Sin embar­ El deterioro en el aprendizaje de posturas simples
go, existe razón para cuestionar la validez de inferir de mano ha sido reportado tras lesiones del hem isfe­
que m ecanism os cualitativam ente diferentes subya- rio izquierdo (De Renzi et n i, 1983; Kim ura y Archi-
cen a estos dos tipos de tarea. En particular, existe evi­ bald, 1974). K im ura y A rchibald (1974) reportaron
dencia de que el nivel de ejecución de estas dos tareas que el deterioro en el aprendizaje de una secuencia
tras lesiones cerebrales está enormemente correlacio­ sim ple de m ovim ientos novedosos estaba más aso­
nada y de que las diferencias entre los sujetos en el ciada con lesiones en el lóbulo parietal izquierdo,
nivel de ejecución refleja el nivel de dificultad mayor aunque tam bién se había apreciado el deterioro des­
de las tareas secuenciales más que m ecanism os sub­ pués de lesiones en el lóbulo frontal izquierdo o de
yacentes cualitativamente diferentes (De Renzi y Luc- recho. Tam bién se reportó un deterioro sim ilar tras
chelli, 1988; Poeck y Lehm kuhl, 1980). Esta conclu­ lesiones del lóbulo parietal izquierdo (De Renzi et al.,
sión tam bién es apoyada por el hecho de que existen 1983; De Renzi, Motti y N ichelli, 1980; Kolb y Milner,
pocos casos reportados de pacientes con deterioro en 1981b). Los deterioros en la adquisición de m ovi­
las tareas secuenciales, quienes no tienen también de­ mientos de mano únicos y el deterioro en la adquisi­
terioro en las tareas simples (Zangwill, 1960). ción de secuencias de m ovim ientos no familiares es­
tán altam ente correlacionados y parecen yacer sobre
un continuo de dificultad de tarea, m ás que depen­
Un enfoque teó rica m e n te m ás neutral der de m ecanism os neuronales cualitativam ente di­
de la ap raxia ferentes (De Renzi et al., 1980).

Existen m uchos m arcos teóricos que pueden servir G E S T O S FA M ILIA R ES Los gestos familiares inclu­
com o base para clasificar los trastornos del m ovi­ yen acciones como m ostrar la señal de pulgares arri­
m iento de orden superior. Se ha visto en las secciones ba, agitar la mano para decir adiós y saludar. A éstos
previas cóm o el m arco conceptual que postula una se les refiere como gestos sim bólicos y se diferencian
distinción entre apraxia ideatoria e ideocinética tiene de los gesto s exp resiv os, com o agitar el puño, que
dificultad es para explicar todos los datos. Esto es comunican emoción de m anera más directa.
cierto para otros m arcos teóricos que han sido pro­ Las lesiones del lóbu lo parietal izquierdo están
puestos para explicar las perturbaciones del m ovi­ asociadas con pertu rbación de los gestos fam iliares
miento de orden superior, y no existe un marco único (De R enzi et a i , 1980; H ecaen y Rondot, 1985). La
que haya sido aceptado por la generalidad como base pertu rbación de los gestos sim bólicos y expresivos
234 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales

parece no ser disociable (H ecaen y Rondot, 1985). afectan la boca y la lengua. A ésta se le denom ina
Además, el deterioro en la adquisición de secuencias apraxia de las extrem idades. No se ha encontrado di­
de m ovim iento no familiares y la ejecución de gestos sociación consistente entre la apraxia que afecta las
significativos no parecen ser disociables (De Renzi et extremidades superiores y las inferiores (Lehmkuhl et
a i , 1983; Lehm kuhl, Poeck y Williams, 1983). a l , 1983). M ientras que la apraxia oral está asociada
con daño al opérculo central izquierdo y la ínsula
U SO D E O B JE T O S Los reportes de deterioro en el (Tognola y Vignolo, 1980), la apraxia de las extrem i­
uso de objetos tras lesiones cerebrales son com plica­ dades está asociada con m ayor frecuencia con daño a
dos por el hecho de que existen diferentes m étodos la corteza parietal en el hem isferio izquierdo (De
potenciales para valorar el deterioro. Existen cuatro Renzi et a l, 1980; Hecaen y Rondot, 1985).
grandes m étodos: a) realizar la pantom im a del uso
de un objeto ante orden verbal cuando el objeto está In d ep en d en cia de m o v im ien to s d e t o d o el cuerpo Es
ausente; b) realizar la pantom im a del uso de un obje­ interesante que la apraxia de las extrem idades por lo
to que está a la vista pero fuera del alcance; c) imitar, general no afecte el movimiento de los músculos axia­
m ediante pantom im a, el uso de un objeto, y d) usar les. Esto resulta en algunas disociaciones curiosas; un
un objeto real que es colocado en la mano del sujeto. paciente con severa apraxia de las extremidades puede
Se evidencia que estos diferentes métodos de valora­ ser capaz de efectuar m ovim ientos de todo el cuerpo,
ción han producido algunas disociaciones inform ati­ como permanecer en la posición de un boxeador o ca­
vas. En particular, los pacientes que tienen deterioro minar a través de la habitación (Geschwind, 1975).
en la realización de pantom im a con el cuerpo para el
uso de un objeto ante orden verbal cuando el objeto D eterio ro U n ilateral El deterioro en el m ovim iento
está ausente, pueden ser capaces de d em ostrar su voluntario puede ser confinado a un lado del cuerpo.
uso cuando el objeto está a la vista pero fuera del al­ En tales casos la m ano no dom inante es afectada con
cance (De Renzi, Faglioni y Sorgato, 1982; H eilm an, m ayor frecuencia. Uno de los estudios de caso mejor
1973). Tam bién pueden ser capaces de im itar la ac­ documentados de un paciente con este padecimiento
ción requerida (Heilman, 1973) y de dem ostrar el uso es el que reportaron Geschw ind y K aplan (1962). Su
de un objeto cuando se le está sosteniendo (Gazzarti- paciente tenía un glioblastom a izquierdo que fue par­
ga, Bogen y Sperry, 1967; Geschwind y Kaplan, 1962; cialm ente rem ovido con cirugía. D espués de la ci­
Heilman, 1973). Se tendrá m ás que decir acerca de los rugía tuvo una densa hem iplejía derecha y afasia, am ­
m ecanism os subyacentes a estas d isociaciones en bas de las cuales rem itieron en el periodo postope­
una sección últim a, cuando se analice a un paciente ratorio, dejándolo con una leve debilidad del hombro
con apraxia confinada al lado izquierdo del cuerpo. derecho, la pierna derecha y un reflejo de prensión de
El deterioro en el uso de objetos está asociado con le­ la mano derecha. La mano izquierda no tuvo deterio­
siones en el lóbulo parietal izquierdo (De R enzi y ro motor.
Lucchelli, 1988; Heilman, 1973). Cuando este paciente fue som etido a tests, surgió
un peculiar patrón de ejecución. A unque la habilidad
ACCIONES ESPECÍFICAS A PARTES DEL CUERPO del paciente para m over su m ano derecha estaba
Puesto que diferentes sistem as neuronales controlan algo deteriorada debido al reflejo de prensión de su
diversas partes del cuerpo, se puede esperar ver de­ m ano y a cierta debilidad residual, no obstante fue
terioro en determ inada parte corporal en una acción capaz de usarla para d esarrollar con éxito acciones
voluntaria. De hecho éste es el caso. ante órdenes verbales. En sorprendente contraste,
fue apráxico cuando realizó acciones con la mano iz­
A p rax ia o r a l y a p ra x ia de la s ex trem id ad es Como se quierda, aun cuando ésta no tenía debilidad motora
mencionó con antelación, la primera explicación clíni­ u otro deterioro m otor elem ental. Por ejemplo, cuan­
ca de un deterioro en la acción voluntaria, registrado do se le pidió m ostrar con su m ano izquierda cómo
por H ughlings-Jackson, describió un trastorno que se cepillaría los dientes, él realizó m ovim ientos de
afectó de m anera selectiva la boca y lengua del p a­ pantom im a que correspondían a enjabonar su rostro
ciente. Esto llegó a ser conocido como apraxia oral, y y pein ar su cabello. C uando se le pidió dibujar un
su ocurrencia como un deterioro altam ente selectivo cuadrado, realizó un triángulo.
ha sido b ien docum entada (Goodglass y Kaplan, Esta discrepancia aparentem ente desconcertante
1963; Kolb y Milner, 1981b; M ateer y Kim ura, 1977). entre las dos m anos puede ser explicada en términos
Esto en contraste con los trastornos apráxicos que se de una desconexión del área m otora derecha de los
encuentran con m ayor frecuencia y que afectan las centros del lengu aje en el h em isferio izquierdo. El
extrem idades, en particular las m anos, pero que no apoyo para esto pro\aene de la presencia de una dis-
CAPITULO 9 M o vim ie n to voluntario 235

a 11 ftó

F)
D)
O H)

F)
j i * .- j
~ 3 W
X j?
7 4 i f - Z 'v J - O

FIGURA 9.15 Muestra del rendimiento de la mano derecha del paciente de Geschwind y
Kaplan. A) El alfabeto. B) La oración Venir temprano fu e im posible (To come early was im possible )
escrita mientras se dictaba. C) Las palabras all, father y room mecanografiadas con el dedo
índice derecho. D) Intentos por copiar el modelo dibujado a la izquierda de la línea. £) El
número 3 escrito mientras se dictaba. F) Escritura del paciente de su primer nombre. G) y H)
Soluciones correctas del paciente a los problemas escritos por el examinador. Los trazos adi­
cionales en D) y la sobre-escritura en £), G) y H ) son debidos al reflejo de prensión residual de
la mano derecha. (Tomado de Ceschieind y Kaplan, 1962, p. 677.)

crepancia análoga entre la ejecución de las dos manos por un tumor, pero no se involucró al hemisferio de­
en el área del lenguaje. En consecuencia, el paciente recho. Sin em bargo, adem ás hubo un marcado adel­
fue cap az con su m ano derecha (a pesar de la p re­ gazamiento de los dos tercios anteriores del cuerpo
sencia de un reflejo de prensión), de escribir el alfa­ calloso, lo cual indica daño a este haz m asivo de
beto, una oración sim ple y varias palabras mientras fibras que conectan los dos hemisferios. Esto fue con­
se le dictaban, y fue capaz de realizar cálculos arit­ sistente con la lesión de desconexión hipotetizada
m ético s sim ples (figura 9.15). En con traste, tuvo por Geschw ind y K aplan antes de la m uerte del
b a sta n te deficiencia para realizar la m ism a o sim i­ paciente. La apraxia confinad a a la m ano izquierda
lares tareas cuando usó la m ano izq u ierd a (figura fue reportada su bsecuentem ente en pacientes con
9.16). M ás aún, cuando sostuvo un objeto en la m a­ sección quirúrgica del cuerpo calloso (De Renzi et al,
no izquierda, fue incapaz de dibujarlo con su mano 1982; Gazzaniga et a i, 1967; Watson y Heilman, 1983).
derecha. Existen varios aspectos de este caso que son in s­
La figu ra 9.17 ilustra la desconexión que Gesch­ tructivos. Primero, el deterioro en la mano izquierda
wind y Kaplan hipotetizaron sobre este patrón de de­ señala que la inform ación no podía ser transferida
terioro. La inform ación desde el área de Wernicke es directamente desde el lóbulo parietal izquierdo hada
capaz de activar áreas en el hem isferio izquierdo es­ el lóbulo parietal derecho vía la parte posterior intac­
p ecializad as para el m ovim iento (la circunvolución ta del cuerpo calloso. En apariencia, la conexión ante­
supram arginal), y desde ahí la salida va h ada el área rior entre las cortezas prem otora izquierda y derecha
p rem otora y luego al área m otora del hem isferio es crítica para la transferencia de la actividad neuro­
izqu ierd o. Sin em bargo, esta entrada es incapaz de na! que controla verbalmente el movimiento produci­
alcan zar las áreas m otoras del hem isferio derecho do desde el lóbulo parietal izquierdo hacia las áreas
debido al daño al cuerpo calloso anterior. El examen motoras derechas.
del cerebro de este paciente después de su m uerte Segundo, fueron observadas ciertas disociaciones
reveló infiltración m asiva del lóbulo frontal izquierdo interesantes. A unque el brazo y la mano izquierdos
236 PARTE II Neuropsicologia de los sistemas funcionales principales

FIGURA 9.16 Muestra de la


A) ejecución de la mano izquier­
da del paciente de
Geschivind y Kaplan. A) El

o-
alfabeto. B) La oración Venir
7 temprano fu e imposible (To
com e earhj was impossible)
escrita mientras se dictaba.
$ c C) Copias del modelo a la
izquierda de la línea vertical.
B)
D) Intentos por mecanogra­

Sy
JóOt. fiar con el dedo índice
izquierdo las palabras all,
father, fa th er (siendo esta
segunda un intento espontá­
D) e û i Tai isdt neo por corregir el primer
< error) y room. E) Intento por
escribir run mientras se dicta­
G) ba. F) Intento por escribir go
h mientras se dictaba. G) y H)
£) F) + éX I ■ 'Î Soluciones incorrectas del
paciente a los problemas
escritos por el examinador.
{Tomado de Gesdmnnd y Kaplan,
1962, p. 679.)

tuvieron deficiencias en desempeñar las acciones ante


órdenes verbales, el paciente fue capaz de demostrar
el uso de un objeto con dicha m ano cuando éste es­
tuvo a la vista y cuando el objeto real fue colocado en
su mano izquierda. También fue capaz de imitar ac­
ciones vistas. Se indicó en una sección previa que tales
patrones de disociación no son raros en pacientes con
apraxia. Esto ha conducido a ciertos investigadores a
considerar la apraxia de disociación como una clase
específica de los trastornos apráxicos (Heilman, Wat-
son y Rothi, 1996). Estas disociaciones sugieren que la
representación cerebral para el movimiento produci­
do por entrada visual y táctil puede no estar confina­
da al hem isferio izquierdo, com o parecen estar los
programas motores verbalmente activados. De acuer­
do con este enfoque, el paciente de Geschwind y
Kaplan fue capaz de dem ostrar el uso de un objeto
sostenido en su m ano izquierda porque la actividad
en la corteza som atosensorial derecha fue capaz de
activar program as de m ovim iento asociados táctil­
FIGURA 9.17 La desconexión de las cortezas premotoras m ente y alm acenados en el m ism o hemisferio. Un
izquierda y derecha hipotetizada por Geschivind y Kaplan mecanism o análogo que involucra la corteza visual
en su paciente con apraxia de la mano izquierda: W, área podría subyacer presum iblem ente a la habilidad de
de Wemicke; SMg, circunvolución supramarginal; APM, este paciente para dem ostrar el uso de un objeto vi-
área premotora; M I, corteza motora primaria. La presen­ zualizado. El hallazgo de disociaciones similares en
cia de daño en-la porción anterior del cuerpo calloso fue
pacientes con sección com pleta del cuerpo calloso es
confirmada en el subsecuente examen posm ortem. La línea
consistente con esta teoría (De Renzi et a i, 1982; Gaz-
doble indica el lugar de la lesión callosa hipotetizada (y
zarúga et a i, 1967; Heilman, 1973). Sin embargo, tam­
luego corroborada). (Con base en Gesdiwind y Kaplan, 1962.)
bién puede ser el caso de que al menos en algunos pa-
CAPITULO 9 Movimiento voluntario 23 7

cientes apráxicos sin sección completa del cuerpo


calloso — como el paciente de Geschvvind y Kaplan—
la preservación de la habilidad para imitar acciones o
usar objetos reales pueda ser posible debido a que las
áreas motoras en el hemisferio derecho puede obtener
acceso a los programas motores almacenados en el
lóbulo parietal izquierdo.

APRAXIA CONCEPTUAL Heilman hace una dis­


tinción entre la deficiencia en el uso de un objeto de­
bido a la perturbación en la programación de los
movimientos necesarios en contraste con la perturba­
ción del conocimiento conceptual que subyace al mo­
vimiento. Por tanto, mientras que en la apraxia ideo- FIGURA 9.18 Modelo de Heilman de las desconexiones
cinética las acciones del paciente están deterioradas que explicarían las disociaciones entre la deficiencia en la
debido a una incapacidad para programar las se­ realización y la deficiencia en la comprensión de los mo­
cuencias de movimientos involucrados en, por decir, vimientos aprendidos. Las lesiones que desconectan las
áreas que representan engramas visocinestésicos de los
usar un martillo, en la apraxia conceptual el paciente
sistemas de salida motores (Pi) o desde las áreas que me­
puede desempeñar bien una secuencia de movimien­
dian la comprensión verbal (P;) resultarían en un deterio­
tos pero que no corresponden a la situación. En con­ ro específico de la ejecución. Las lesiones que desconectan
secuencia, el paciente puede levantar un martillo y las áreas que median el análisis visual de las áreas que
realizar movimientos que serían apropiados para el representan engramas visocinestésicos (C) resultarían en
uso de una sierra. En otras palabras, en la apraxia deficiencias específicas en la comprensión del movimien­
conceptual está perturbado el conocimiento concep­ to. El daño en el área que representa engramas visocines­
tual de la correspondencia objeto-movimiento más tésicos produciría deterioro tanto en la realización como
que la programación de secuencias de movimiento. en la comprensión de las acciones aprendidas.
Este tipo de trastorno se vio en el paciente de Gesch-
wind y Kaplan cuando respondió a una solicitud pa­
ra mostrar cómo se cepillaría los dientes al efectuar comprensión específica resultan de la desconexión
movimientos que correspondían a enjabonarse el de las áreas críticas del movimiento en el lóbulo pa­
rostro y a peinar su cabello. rietal izquierdo y de las áreas que median el análisis
visual (figura 9.18).
DISO CIA BILID A D DE DETERIORO EN LA Estos dos mecanismos propuestos en el deterioro
COM PRENSIÓN DEL M OVIM IEN TO Y EN LA de ejecución específica proporcionan una base para
EJECUCIÓN Muchos pacientes que no son capaces comprender algunas de las disociaciones frecuente­
de realizar acciones pueden comprenderlas. Ade­ mente percibidas cuando el uso de objetos es evalua­
más, ha sido reportado deterioro específico en la com­ do en diferentes formas. Una desconexión de los en­
prensión y discriminación de la acción (con ejecución gramas visocinestésicos de las áreas que median la
intacta) tras lesiones del hemisferio izquierdo (Heil­ comprensión verbal se esperaría que dejara intacta
man, Rothi y Valenstein, 1982; Heilman, Watson y la ejecución que es producida por medios no verba­
Rothi, 1996). Heilman y Rothi (1985) han propuesto les. Por otra parte, la desconexión de los engramas
que los deterioros específicos de la ejecución sean visocinestésicos de los sistemas de salida motora resul­
atribuidos a una desconexión de las áreas en el lóbulo taría en un deterioro de la ejecución más extendido.
parietal izquierdo que representan lo que denominan
engramas visocinestésicos o praxiconos de las áreas
involucradas en la salida motora. La evidencia para El papel del hemisferio izquierdo en
ello proviene del descubrimiento de que los deterio­ el control del movimiento voluntario
ros específicos de ejecución con frecuencia se asocian
con lesiones del lóbulo frontal (Heilman et ni., 1982). Se ha visto que los trastornos de la acción están aso­
Un segundo mecanismo, que se propone subyace a ciados con daño al hemisferio izquierdo o a las fibras
los deterioros específicos de ejecución, involucra una que lo conectan con las áreas motoras del hemisferio
desconexión de los engramas visocinestésicos de las derecho. Esto ha conducido a la noción de que el he­
áreas involucradas en la comprensión del lenguaje misferio izquierdo tiene un papel dominante en el
(Heilman et al., 1996). En contraste, los deterioros de control del movimiento voluntario. Ésta fue la con­
238 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales

clusión de Liepm ann (1905), con base en su extenso com plicaciones. A unque por lo general la apraxia
análisis del caso, y desde su hallazgo fundam ental se está acom pañada por afasia recep tiva (De Renzi,
han acum ulado abrum adores datos de apoyo a par­ 1985), también se ha m ostrado que ocurren de mane­
tir del estu d io de pacientes con lesiones cerebrales ra independiente (De Renzi et a l , 1980; Kertesz, Ferro
(por ejemplo, De Renzi y Lucchelli, 1988; H eilm an et y Shewon, 1984). La com paración de los sitios de le­
a l , 1982; Kim ura y Archibald, 1974; Shallice, 1988, p. sión en los casos en los cuales ocurren juntas la apra­
339). A dem ás, fue corroborado un papel especial del xia y la afasia receptiva y los casos en los cuales sólo
h em isferio izquierdo en el control del m ovim iento ocurre uno de los trastornos proporciona pistas de la
m ediante estudios de pacientes sometidos a la prue­ localización cerebral de program as m otores alm ace­
ba de am obarbital sódico. Se encontró que la sola nados. Esta com paración ha conducido a la hipótesis
inyección en el hem isferio del habla causó deterioro de que el área crítica está en el lóbulo parietal iz­
en m ovim ientos del brazo aprendidos recientemente quierdo, justo posterior a, mas no incluyendo, el área
(Milner y Kolb, 1985), aun cuando toda la prueba fue de Wernicke, en la vecindad de la circunvolución su-
desarrollada con la mano ipsilateral a la inyección. p ram argin al (G eschw in d , 1975; H eilm an y Rothi,
El descubrimiento de que el hemisferio del lengua­ 1993; Kimura, 1980).
je tam bién es el hem isferio que controla la acción Es interesante que haya sido reportada disocia­
voluntaria y que existe una frecuente co-ocurrencia ción entre las habilidades del lenguaje y la habilidad
de deterioros del lenguaje y la acción voluntaria ha para desarrollar acción volu n taria aun cuando la
motivado hipótesis interesantes. Usando un marco de m ism a parte corporal esté in v olu crad a en ambos
síndrome de desconexión, Geschwind (1975) ha pro­ tipos de acción. Existen reportes de pacientes sordos
puesto que la apraxia es el resultado de una descone­ con señalización deteriorada tras lesión en el hem is­
xión de las áreas del lenguaje y las áreas en el cerebro ferio izquierdo que no son apráxicos (Poizner, Klima
críticas para la m ediación del m ovim iento aprendi­ y Bellugi, 1987) y reportes de pacientes con apraxia
do. Aunque Geschwind y Kaplan (1962) describieron oral que no tienen deficiencia en la articulación de
un caso donde tal m ecanism o está presente, existen sonidos del habla (Kolb y M ilner, 1981b). A unque
otros casos de deterioro en la acción voluntaria que estos datos contradicen la idea de que la especializa-
desafían la explicación en términos de síndrom es de d o n cerebral para el habla y la especialización para
desconexión. En particular, no es inusual encontrar los m ovim ientos aprendidos están mediados por las
pacientes que tienen deterioros en el uso de un objeto m ism as áreas corticales en el hem isferio izquierdo,
bajo condiciones que no requieren procesamiento lin­ no son inconsistentes con la hipótesis de Kimura de
güístico, com o al im itar una acción observada o usar que la evolución del lenguaje está relacionada con la
un objeto que es colocado en sus manos. evolución de la habilidad para el movimiento.
U na h ip ó tesis interesante postulada por D oreen
Kim ura (1982) propone que la especialización del he­
m isferio izquierdo para el lenguaje y la acción v o ­ OTRAS FUNCIONES DE LA CORTEZA
luntaria surge de un conjunto de procesos subyacen­ PARIETAL RELACIONADAS
tes que son com unes a ambos dominios. En particu­ CO N EL MOVIMIENTO
lar, tanto el lenguaje como la acción requieren que el
movim iento esté altamente organizado en el tiempo. Se ha visto que el área parietal posterior izquierda es
Desde esta perspectiva, el deterioro en el lenguaje es crítica para el control del movimiento aprendido. Esta
conceptualizado como un caso especial de daño en el área del cerebro, y su homologa en el derecho, realizan
control m otor com plejo. Este enfoque tam bién im­ otras dos im portantes contribuciones al movimiento.
plica que, en el curso del desarrollo cultural hum a­ Como se advirtió con antelación, la corteza som ato­
no, la evolución del lenguaje llegó a ser posible de­ sensorial en cada hem isferio recibe entrada desde
bid o a la evolución del refinam iento y la com pleji­ receptores en músculos, tendones, axticuladones y piel
dad de los sistem as de control m otor dentro del he­ que proporcionan im portante inform ación acerca del
m isferio izquierdo. movimiento presente que es utilizado en el proceso de
En su conceptualización del procesam iento del planear y programar el movimiento futuro.
lenguaje com o un caso especial de m ovim iento vo­ A dem ás, com o se vio en el capítulo 7, el daño al
luntario, esta hipótesis tiene una parsim onia fasci­ lóbulo parietal en cualquier hem isferio está asociado
nante. También es apoyada por mucha evidencia em­ con deficiencia en la ejecu ción de conductas que re
pírica, como el hallazgo de que la apraxia y la afasia quieren procesam iento espacial extenso, como el di­
con frecuencia ocurren juntas después de lesiones en bujar. A h í se hizo notar que la perturbación de tales
el hem isferio izquierdo. No obstante, existen algunas acciones es denom inada apraxia de construcción y
CAPITULO 9 M ovim iento voluntario 239

A) F Señal Demora Elección FIGURA 9.19 Actividad de una


20 célula prefrontal relacionada con la
Todos los ensayos j ; dirección anticipada y la probabili­
dad de que la respuesta sea correc­
B¡ Claves que orientan a la izquierda (rojo y azul)
ta. A) La descarga de la célula
15
B Claves que orientan a la derecha (verde y amarillo) durante los ensayos con señales
que orientan a la izquierda o a la
derecha. La descarga se acelera
10 durante la demora en los ensayos
con las señales que orientan a la
izquierda. B ) La interrupción en la
actividad de la célula de acuerdo
con si la señal que orienta a la
izquierda es 100% predictiva de
una respuesta correcta o 75% pre­
dictiva. La aceleración de los
16 se° disparos durante la demora es
mayor para la señal que es 100%
predictiva. F indica el estableci­
B) F Clave Demora Elección miento de un flash de advertencia
preparatorio. (Tomado de Fuster, 1991,
Ensayos con claves que orientan a la izquierda p. 6S.)

12! Pronosticabilidad del 100% (cláve azul)

16 seg

presentó evidencia de que el deterioro subyacente a sugerido que los procesos mediados por tal estructu­
esta perturbación varía dependiendo del hem isferio ra representa el mayor nivel de control de movimien­
involucrado, las lesiones del lóbulo parietal derecho, to. Esto incluye los procesos complejos involucrados
deteriora el procesamiento espacial y las lesiones del en la planeación, im plem entación de planes, mortito-
lóbulo parietal izquierdo resulta en una perturbación rización de resultados de la conducta en términos de
prim aria del movimiento. Desde esta perspectiva, el tales planes y, cuando es necesario, la m odificación
térm ino apraxia de construcción es m alinterpretado si de la conducta para conform arla a los planes. Tam­
se entiende que implica que una perturbación de un bién requiere m odificar los planes mismos a la luz de
solo m ecanism o subyace al deterioro en la conducta los resultados de la conducta que ha generado.
constructiva, como el dibujar, tras lesiones del lóbulo Se tendrá más que decir acerca de la función ejecu­
parietal izquierdo y derecho (A rrigoni y De Renzi, tiva m ediada por los lóbulos frontales en el capítulo
1964; Warrington, James y Kinsboum e, 1966). 12. Sin embargo, en el presente contexto, se confinará
un vistazo a ciertos estudios de registros de actividad
unitaria realizados por Joaquín Fuster (1991) que ilus­
CORTEZA PREFRONTAL tran que las neuronas en la corteza frontal dorsolate­
ral participan en la anticipación y planeación del com­
Ya se ha hecho alusión al papel de la corteza prefron­ portamiento. Fuster entrenó a monos para elegir o una
tal en el control del m ovim iento voluntario y se ha respuesta izquierda o una derecha, dependiendo del
240 PARTE II Neuropsicologia de los sistemas funcionales principales

color de una señal luminosa roja o azul, la cual indica­ les, desde la ejecu ción de un solo m ovim iento, a la
ba una elección izquierda, y una luz verde o amarilla producción de una secuencia de m ovim ientos coor­
señalaba una elección derecha. Además, en cada elec­ dinados, hasta la organización de patrones de com ­
ción de dirección, el color de la señal luminosa indica­ portam iento de largo plazo.
ba la probabilidad de que la dirección de respuesta A pesar de que es cierto que todo el sistem a n er­
señalada sería de hecho la correcta (rojo y verde, 75%; v ioso con tribu ye al control d el m ovim ien to, tam ­
azul y am arillo, 100%). En el experim ento, el mono b ién es cierto que ciertas region es están involu cra­
primero fue expuesto a un flash preparatorio, el cual das de m anera m ás directa que otras. A éstas tradi­
fue seguido por la señal luminosa. Entonces hubo un cionalm en te se les designa com o com ponentes de
intervalo de demora de unos pocos segundos, tras lo sistem as m otores. Eí sistem a m otor periférico es el
cual aparecieron un par de estím ulos de elección. El m ás obvio debido a que la disfunción de las neuro­
mono debía realizar la elección correspondiente a la nas m otoras que inervan los m úsculos, la perturba­
dirección indicada por la señal luminosa. ción de la unión neuroquím ica entre tales neuronas
O btuvo registros de neuronas ind ivid uales en la y los m úsculos y la d isfunción del m úsculo m ism o
corteza frontal dorsolateral y encontró neuronas que resu ltan en p arálisis, el m ás p ro fu n d o y absoluto
no estuvieron activas durante el movim iento real pe­ deterioro del m ovim iento.
ro que lo estuvieron durante el intervalo de demora Cuando se va en ascenso desde la periferia, se llega
entre la presentación de la señal y la elección. Más a la m édula espinal y al tallo cerebral, estructuras
aún, encontró que neuronas individuales estuvieron com plejas que, cuando se les separa de los niveles
activas de manera selectiva dependiendo de la direc­ superiores del sistem a nervioso, son capaces de m e­
ción del m ovim iento anticipado (figura 9.19A) y, lo diar algunos reflejos im portantes y patrones de m o­
más sorprendente es que dependía de la probabili­ vimiento. Rígidos y estereotipados como son, pueden
dad de que la dirección de m ovim iento anticipada ser bastante adaptativos en situaciones específicas. No
fuese correcta (figura 9.19B). Estos hallazgos demues­ obstante, es el movimiento el que toma en considera­
tran que existen células en la corteza frontal dorsola­ ción una amplia gama de factores internos y externos
teral que están sintonizadas no sólo ante la dirección en el pasado, presente y futuro, m ovim iento al cual
del m ovim iento futuro sino tam bién a la probabili­ — con cierta licencia filosófica— se le denomina
dad de que el m ovim iento anticipado sea correcto. voluntario, que es el sello distintivo de la inteligencia
Ello sugiere que las neuronas en la corteza prefrontal y la capacidad de adaptación. Este m ovim iento es
participan en la planeación y evaluación de las con­ controlado por el cerebro anterior.
secuencias potenciales del com portam iento futuro. La corteza m otora prim aria (M I) está más involu­
crada en el m ovim iento que cualquier otra área corti­
cal. La im portancia del papel de M I es sugerida por
RESUMEN lo siguiente: í?) de todas las áreas corticales, M I tiene
el um bral m ás bajo para el m ovim iento producido
El m ovim iento es la últim a m anifestación de todos por estim ulación; b) las neuronas de M I se disparan
los procesos psicológicos de un individuo. Sin él no tanto antes como durante el m ovim iento, y c) la tasa
habría conducta, y la m iríada de procesos internos de disparo de las neuronas M I está relacionada con
que inform an y regulan la acción no tendrían conse­ la fuerza de las contracciones del m úsculo asociado.
cuencias o significado más allá de la experiencia sub­ M ás aún, las neuronas en M I codifican la dirección
jetiva del individuo. del movimiento, aunque lo hacen mediante la activi­
El control adaptativo del m ovim iento de orden dad de poblaciones de neuronas más que a través de
superior puede ser considerado com o form ado por la actividad de neuronas in dividuales. Esta es una
dos com ponentes: contenido y tiempo. El contenido sorprendente instancia de procesam iento distribuido
se refiere al conocimiento del movimiento aprendido y puede servir para proteger a los m ecanism os de
y a la h abilid ad para organizar dicho conocim iento control de m ovim iento de M I del efecto del "ruido"
en el m ovim iento requerido en un contexto particu­ en el sistema.
lar. El tiem po se refiere a la habilidad para determ i­ El área prem otora (APM) y el área m otora suple­
nar cuándo un movim iento particular o una secuen­ m entaria (AMS), que ocupan el área 6, se encuentran
cia de m ovim ientos debe ser ejecutado. A través de en la interfase entre los planes y estrategias y las
estas dos dimensiones existen otras tres: la ejecución, acciones específicas. A m bas preparan al sistem a
las tácticas y la estrategia del movimiento. Cada uno m otor para el m ovim iento organizado y las secuen­
de estos niveles de control regulan el m ovim iento en cias de m ovim iento. La m anera precisa en cóm o
contextos conductuales progresivam ente más globa­ APM y AM S m edian esta preparación no está com ­
CAPITULO 9 M ovim iento voluntario 241

pletam ente comprendido, pero que aquéllas lo hacen Liepm ann, no se ha alcanzado consenso en relación
está indicado por diversas líneas de evidencia. Estas con un modelo teórico que explique las manifestacio­
incluyen: n) la perturbación selectiva de secuencias nes variables de la apraxia. Esto ha conducido a cierta
de m ovim iento tras lesiones a estas estru ctu ras; b) confusión tanto en el nivel descriptivo como en el teó­
estu d ios de im agen m uestran que las neuronas en rico, ya que diferentes m odelos pueden categorizar
A M S están más activas durante el recuerdo y la eje­ los errores en form as sorprendentem ente diferente y
cución de secuencias de m ovim iento que durante la luego emplear terminología sim ilar o incluso idéntica
ejecución de m ovim ientos sim ples, y c) estudios de para denotar conceptualizaciones diversas del dete­
actividad unitaria que muestran que las neuronas en rioro subyacente. Una form a de intentar rem ontar
el APM están selectivam ente activas en preparación este problem a es adoptar un enfoque em pírico que
para el m ovim iento en una dirección particular mas haga un mínimo de suposiciones teóricas.
no durante el movimiento mismo. Una de las nociones más consistentes que emerge
El cerebelo es una estructura masiva que compara del estudio de la apraxia es la idea de que el hem isfe­
las salidas de APM, AMS y M I con el movimiento en rio izquierdo está especializado para el control de las
curso del individuo y, sobre la base de esta com para­ secuencias aprendidas de m ovim iento. Esto ha con­
ción, ajusta tanto la salida motora cortical como los me­ ducido a la hipótesis de que el habla, una instancia
canismos motores periféricos. Es por tanto un impor­ particular del movimiento aprendido, desarrollado a
tante regulador de los aspectos tácticos del movimien­ partir de los mecanism os de control del movimiento
to. Las lesiones cerebelosas producen deficiencias en la representados en el hem isferio izquierdo junto con
precisión y la coordinación del movimiento. otras funciones de lenguaje, incluyendo la compren­
En contraste, los ganglios basales reciben proyec­ sión, están representadas en regiones vecinas. La evi­
ciones desde todas las áreas corticales y, tras algunas dencia de que las representaciones del m ovim iento
elaborad as conexiones entre diferentes estructuras aprendido están localizadas en áreas del lóbulo parie­
de los ganglios basales y el tálamo, proyectan h ad a tal izquierdo que lim itan con el área de Wernicke, en
APM , A M S, M I y la corteza prefrontal. Ellos sirven particular la circunvolución supram arginal, parecen
entonces para canalizar la extenza actividad cortical apoyar esta hipótesis, aunque parece claro que el len­
hacia la corteza prefrontal y hacia las áreas de la cor­ guaje y el movimiento aprendido están representados
teza involucradas más directamente en el m ovimien­ en diferentes áreas de la corteza parietal izquierda.
to. El hecho de que las lesiones en ciertas estructuras Los lóbulos parietales ju egan dos im portantes
dentro de los ganglios basales (de m anera más nota­ papeles adicionales en el control del m ovim iento.
ble, la sustancia nigra en la enferm edad de Parkin- Ellos procesan la inform ación sensorial acerca del
son) resulte en una profunda h ipocinesia o incluso mundo exterior y del m ovim iento en curso del indi­
en acinesia sugiere que los ganglios basales son viduo. Estas dos áreas de inform ación son cruciales
im portantes para el inicio y el m antenim iento del para el control del movimiento. Además, como se vio
movim iento voluntario. Sin embargo, las lesiones de en el capítulo 7, el lóbulo parietal derecho juega un
los ganglios basales también provocan m ovimientos papel principal en el procesam iento espacial. Las
indeseados, como se aprecia en la enferm edad de perturbaciones del procesam iento espacial tienen
H untington y el balism o. Estos trastornos son poco im pacto secundario sobre los m ovim ientos que re­
com prendidos, aunque se han propuesto m ecanis­ quieren procesam iento espacial para su ejecución
mos que intentan explicarlos en térm inos de pertur­ exitosa, como el dibujar. A unque el término apraxia
bacion es en el circuito de los ganglios basales. La de construcción se em plea para denotar los trastor­
hipercinesia característica de estos trastornos sugiere nos de construcción tras lesiones de los lóbulos pa­
que, adem ás de su papel de canalización, los gan­ rietales izquierdo y derecho, el térm ino es m alinter-
glios basales norm alm ente sirven para filtrar el m o­ pretado cuando se aplica a problem as de construc­
vim iento indeseado. ción tras lesiones del lóbulo parietal derecho porque
La apraxia, la perturbación del movim iento apren­ en estos casos el deterioro subyacente es espacial
dido no debido a deterioro motor o sensorial elemen­ más que motriz. En contraste, como también se notó
tal, tiene m uchas m anifestaciones. Esto ha sido evi­ en el capítulo 7, existe evidencia confiable de que la
dente desde la explicación inicial de Liepm ann de la deficiencia en las tareas de construcción tras lesiones
apraxia, la cual incluyó su separación en apraxia idea- en el lóbulo parietal izquierdo se deben a un deterio­
toria, ideocinética y motora, dependiendo de si esta­ ro en el m ovim iento voluntario, aunque esto no ha
ba deteriorado el concepto del movimiento, la organi­ sido finalmente establecido. Si éste es el caso, parece­
zación de los m ovim ientos com ponentes o la coor­ ría más útil reservar el térm ino apraxia de construc­
dinación del m ovim iento, respectivam ente. Desde ción para los problem as de construcción que se pre­
242 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales

sentan tras lesiones en el lóbulo p arietal izquierdo, taciones del estado interno, generadas por estructu­
que por tanto denotan su reladón estrecha con otros ras límbicas, un proceso que es acaso la esencia de la
trastornos de la acción voluntaria. inteligencia. De esta integración surgen los planes de
La corteza prefrontal representa el nivel superior largo plazo y las estrategias de acción, así com o la
del control del m ovim iento voluntario. Es aquí don­ capacidad para su revisión y m odificación a la luz de
de se integran las representaciones del m undo exter­ la retroalim entación concerniente a las consecuencias
no, generadas por la corteza posterior, y las represen­ de las conducta que generan.
C A P Í T U L O

Sistemas de memoria

PAN O R AM A DE LA M EM O RIA NORMAL Otras causas de la amnesia diencefàlica


Categorización de la m em oria en térm inos Relación en tre amnesia tem po ral
de lo que es recordado media y diencefàlica
Categorización de la m em oria en térm inos de ¿EN QUÉ PARTE DEL PROCESO DE LA M EM O RIA
capacidad y duración SE ENCUENTRA EL DETERIORO?
Procesos com ponentes de la memoria Registro/codificación
Relación en tre m em oria y otros campos de cognición Consolidación/alm acenam iento/m antenim iento
A M N E S IA DEL LÓBULO TEMPORAL M EDIO Recuperación
Y LA HIPÓTESIS DE CONSOLIDACIÓN ASPECTOS DE LA MEMORIA PRESERVADOS
Paciente H .M . EN LA AMNESIA
Algunas implicaciones de la deficiencia A prendizaje m otriz
de la m em oria de H.M . A prendizaje perceptual
DETERIORO DE LA M EM O R IA DESPUÉS DE LESIONES Condicionam iento clásico
UNILATERALES DEL LÓBULO TEMPORAL A prendizaje de habilidades cognitivas
Especialización com plem entaria de las funciones de P rím in g
memoria de los lóbulos temporales izquierdo y derecho M EM O RIA EPISÓDICA Y M E M O R IA SEMÁNTICA
Papeles de las estructuras del lóbulo tem poral Amnesia global
m edio y la corteza tem po ral lateral en la memoria D eterioro selectivo de la m em oria episódica
ESTRUCTURAS CRÍTICAS INVOLUCRADAS EN LA PÉRDIDA DE D eterioro selectivo de la m em oria semántica
MEMORIA POSTERIOR A LESIONES EN EL LÓBULO DETERIORO DE LA M EM O R IA DE TRABAJO
TEMPORAL Y LA M EM O R IA A CORTO PLAZO
Las lesiones de H .M . M em oria a corto plazo
Discrepancia e n tre los hallazgos M em oria de trabajo
en anim ales y hum anos Los lóbulos frontales y la m em oria de trabajo
Resolución ap aren te de la discrepancia CONCEPTUALIZACIÓN DE MÚLTIPLES
La búsqueda de las estructuras principales SISTEMAS DE M EM O RIA
involucradas en la m em oria de reconocim iento EL SUSTRATO NEURONAL DE LA
Algunos hallazgos conflictivos M EM O R IA A LARGO PLAZO
La im p ortan cia de la corteza tem p o ra l m edia La búsqueda de Lashley del engram a
A M N E S IA DIENCEFÁLICA Evidencia de que la m em oria a largo plazo
E n ferm ed ad de Korsakoff está alm acenada en la corteza
244 PARTE II Neuropslcología de los sistemas funcionales principales

Conjugación en ei hipocampo de diferentes ¿Dónde se almacena la memoria?


elem entos de memoria como un com ponente CONSIDERACIONES ADICIONALES ACERCA DEL PAPEL DE
integral en la memoria explícita LOS LÓBULOS FRONTALES EN LA M EM O RIA
Alm acenam iento de la memoria implícita Lóbulos frontales y organización
Síntesis de proteínas y plasticidad estructural Deterioro en la m etam em oria
subyacente a la memoria a largo plazo RESUMEN

La m em oria es un proceso extraordinario, uno de los Años después, cuando tuve la oportunidad de encon­
aspectos más centrales del ser humano. M ediante ella, el trarme y trabajar con H.M . en persona, lo patético de su
sistema nervioso codifica los eventos pasados en una form a deterioro me provocó una im presión indeleble. Encontré
que en ocasiones perm ite recordar de m anera consciente que se trataba de un hombre am igable y cortés quien pare­
eventos en el pasado distante tan vividamente como si ape­ cía disfrutar la conversación casual que se entabló en la
nas hubiesen ocurrido, y estos recuerdos con frecu en cia primera cita. Ese día llegué dem asiado temprano a su habi­
llevan consigo emociones intensas que van desde lo mara­ tación, un cuarto con fa ch a de hospital en un laboratorio
villoso hasta lo torm entoso. Los eventos pasados están en el MIT, donde él perm anecía durante una de sus perió­
representados en el sistema nervioso en una form a que no dicas visitas a Boston. P uesto que él todavía estaba en
produce recuerdos conscientes y que incluso afectan la cama, le expliqué que conversaríam os algunos minutos, y
conducta subsecuente, como cuando se desem peña una luego me retiraría para que pudiese levantarse y desayu­
habilidad motora como pasear en bicicleta. Parece como si nara antes de que com enzáram os nuestro trabajo. Tras
todo, a excepción de la delgada brecha del m om ento pre­ unos pocos minutos de charla, comencé a disculparme. En
sente, es o un recuerdo del pasado o la im aginación del cuanto lo hice, para mi sorpresa, H.M. se mostró preocu­
futuro. N o obstante, la experiencia del mom ento presente pado. M e preguntó por qué me iba, si él había hecho algo
está inextricablem ente entretejida con la memoria. El sig­ que me hiciera partir o acaso algo inapropiado. Le afirm é
nificado y la significancia de la gente y las cosas en el pre­ con insistencia que no era así, pero él continuó expresando
sente dependen de la m em oria, de modo que el presente su preocupación. Era claro que no solam ente había olvida­
pierde su realce sin el pasado, una idea que Gerald Edel- do nuestro plan previo de sólo conversar brevemente, sino
man (1989) capturó en el titulo de su obra El presente que tampoco sabía qué había ocurrido en el pasado inm e­
recordado (The remembered present). diato. M ás tarde, en respuesta a mis preguntas, él descri­
¿Cómo seria tener un deterioro devastador de la memo­ bió cómo se sentía su incapacidad para recordar: "Bueno,
ria de m odo que nada nuevo pudiese ser aprendido? La es una gran incógnita que tienes siempre. Y te preguntas:
magnitud de tal deterioro me fue traído a casa cuando, al­ ¿lo hice o no lo hice? A eso me refiero con una gran incóg­
rededor de 1975, escuché al em inente neurofisiólogo John nita."
Eccles describir al paciente conocido como H.M ., quien Tras una mañana de trabajo, durante la cual le apliqué
había experim entado remoción bilateral de ¡as estructuras a H.M . gran -variedad de tests de mem oria y hablé con él
del lóbulo tem poral medial para aliviar su epilepsia. Este extensam ente acerca de la naturaleza de su experiencia,
fue un procedim iento fi-ancam ente experim ental que, a fu e momento de terminar nuestro trabajo. Cuando me des­
pesar de lograr su meta de elim inar las convulsiones del pedí, algo ocurrió que m e m arcó desde ese momento.
paciente, tuvo horribles consecuencias no intencionales: Cuando estrechamos nuestras manos, H.M . asió mi brazo
H.M. aparentemente era incapaz de recordar cualquier cosa y, sonriendo, jugueteando me sujetó durante largo rato, de
que le hubiese ocurrido, incapaz de aprender algo nuevo. modo que no podía irme. Siempre me he preguntado si este
De m anera trágica, a pesar de que retuvo muchos de sus gesto se produjo como un grito desesperado por sujetarse a
recuerdos previos a la cirugía, todas las experiencias poste­ su pasado. ¿Acaso fue una manifestación de su conciencia
riores a la cirugía se olvidaron en cuestión de segundos, de que, cuando la gente lo deja, para él, en realidad, se van
perdidos para siempre en un vacío en blanco de amnesia. para siempre, sin dejar rastro en su memoria?
CAPITULO 10 Sistemas de memoria 245

PANORAMA DE LA MEMORIA NORMAL m er beso. Por otra parte, la m em oria sem án tica es
m em oria de inform ación general que no está unida
Se ha aprendido mucho acerca de la m em oria a par­ de m anera consciente a u na experiencia personal
tir del estudio de H.M . D e hecho, probablem ente él particular. La fórm ula de la sal de m esa, el núm ero
es el individuo que más se ha estudiado en la histo­ de estados en el país y la capital de Italia son ejem ­
ria de la psicología. Los pacientes con otros deterio­ plos de inform ación que se posee. Probablem ente
ros de m em oria también han enseñado m ucho acerca sería presionarse dem asiado el identificar las expe­
de la natu raleza de la m em oria. En este capítulo se riencias personales que ocurrieron cuando se apren­
exam inan algunos de los extraños, y con frecuencia dieron tales cosas. D esde luego, en algunas in stan ­
contrarios a la lógica, hallazgos que han surgido del cias existió algo acerca de la experiencia de aprendi­
estudio de los pacientes con m em oria dañada. Tam­ zaje que provocó que dichas experiencias perm ane­
bién se exploran las im plicaciones de tales hallazgos cieran en la memoria, com o algún tonto pero eficien­
para com prender la m em oria norm al. Para propor­ te dispositivo m nem ònico proporcionado por algún
cionar un contexto relacionado con las discusiones profesor favorito. Sin em bargo, m ucho del con oci­
próxim as, se com enzará con una breve revisión de m iento del m undo tiene un gusto im personal. Es
las teorías de la m em oria norm al. C onform e se ex­ sólo algo que se conoce, sin estar ligado a eventos
plore la relación entre cerebro y m em oria en las si­ específicos de la vida.
guientes secciones se verá que m uchos aspectos de la
actual com prensión de la m em oria norm al han sur­ M E M O R IA S E X P L ÍC IT A E IM P L ÍC IT A La m e ­
gido a partir del estudio de los pacientes con deterio­ m oria exp lícita se refiere a la representación con s­
ro en la memoria. ciente (colección) de eventos pasados, en contraste
A pesar de que comúnmente se habla de la memo­ con la m em oria im p lícita , la cual se refiere a la re­
ria, sería más preciso hablar acerca de sistem as de presen tación no con sciente de eventos pasados
memoria. Estos sistemas funcionan con diversos gra­ (G raf y Schacter, 1985). En la m em oria explícita, el
dos de independencia, pero tam bién son intrínseca­ efecto de la exp erien cia pasada tom a la form a de
mente interdependientes. Pueden ser categorizados a coleccion es de exp erien cias personales (m em oria
lo largo de varias dimensiones: d) ¿Qué es recordado? episódica) o m em oria consciente para conocim iento
Existen diferentes sistemas dedicados a recordar dis­ im personal de los hechos y conceptos (m em oria
tintas cosas; b) ¿cuánto es recordado y durante cuánto sem ántica). En contraste, en la m em oria im plícita el
tiem po? A lgunos sistem as alm acenan una cantidad efecto de los eventos pasad os se m anifiesta en la
lim itada de información durante breve tiempo, mien­ conducta, m ás que en la conciencia. Existen varios
tras que otros alm acenan una cantidad aparente­ tipos de m emoria im plícita. Ésta puede m anifestarse
m ente ilim itada de inform ación durante tanto tiem ­ com o una ejecu ción o h a b ilid a d m otora, como el
po como puede ser una vida entera; c) ¿cuáles son los aprender a m on tar en b icicleta o lanzar con p reci­
procesos que participan en recordar? Es posible anali­ sión una pelota de béisbol, o h abilid ad es perceptua-
zar la m em oria en procesos com ponentes, cada uno les, como aprender a leer rápido y con precisión las
de los cuales realiza una contribución específica para im ágenes a través del espejo de palabras. El apren­
recordar. En secciones subsiguientes se exam inarán der h a b ilid a d e s co g n itiv a s, com o un m étodo efi­
brevem ente los sistem as de m em oria en estas tres ciente para resolver un tipo particular de rom peca­
dim ensiones. Sin embargo, esta sección será didácti­ bezas o problem a, caería tam bién dentro de la cate­
ca, confinándose al bosquejo del territorio para ofre­ goría de la m em oria im p lícita. El a p ren d izaje no
cer un contexto para las próximas discusiones. asociativo (por ejem plo, la habituación y la sensibi­
lización) y el c o n d icio n a m ien to clásico tam bién
caen dentro del dom inio de la m em oria im plícita,
C a teg o rizació n de la m em oria en térm inos com o lo hace el p rim in g , el efecto facilitad or no
de lo que es reco rd ad o consciente de la experiencia previa sobre la percep­
ción y otros procesos, en ausencia de la recolección
M E M O R IA S E P IS Ó D IC A Y SE M Á N T IC A Endel consciente de experiencias previas.
Tulving (1972) propuso una distinción entre m em o­ A los térm inos m em oria d eclarativ a y m em oria
rias episódica y semántica. La m em oria episódica es de p ro ced im ien to (o no d eclarativa) (Cohen, 1981,
la m em oria de experiencias personales específicas, 1984; Cohen y Squire, 1980) tam bién se les conoce
como el juego de las m anzanas en la fiesta del sépti­ com o m em orias explícita e im plícita, respectivam en­
mo cum pleaños de uno, observar cómo se hacen los te. De hecho, algunos autores han articulado algu ­
ravioles en una fábrica de pasta en Venecia o el pri­ nas distinciones entre estos dos conjuntos de tèrmi-
246 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales

ravillosam ente cerca del green. Frederick estaba com ­


TABLA 10.1 Principales categorías de la memoria
placido y consideró cuál palo, si un ocho o un siete,
M em oria explicita sería el m ejor para su siguiente tiro. M ientras tanto,
Schacter salió y estaba a pu nto de proceder con su
M emoria semántica bolo cuando vio a Frederick aproxim arse de nueva
Memoria episódica cuenta al tee y prepararse p ara salir con otra bola.
■ Memoria a corto' plazo Cuando Schacter le preguntó a Frederick qué hacía,
M em oria de trabajo recibió una mirada desconcertada y, para su sorpresa,
Memoria implícita
¡escuchó que Frederick detía que a él le gustaría jugar
Memoria de procedimiento el hoyo también!
Priming A partir de esta descripción se infiere que la habili­
dad golfista de Frederick (m em oria implícita, de pro­
cedim iento) estaba intacta. D e igual m odo lo estaba
su memoria semántica, es decir, su conodm iento acu­
m ulado del m undo. En contraste, su habilidad para
nos, pero están más allá del objetivo de este capítu­ añadir eventos a sus m em orias semántica y episódica
lo.1A quí principalm ente se em plearán los térm inos — esto es, habilidad para form ar nuevas m em orias
de m em oria ex plícita e im plícita. Sin em bargo, se explícitas— estaba devastada.
usarán los térm inos de procedim iento para hacer alu­
sión al su bco n ju n to de la m em oria im p lícita que
participa en el aprendizaje que resulta de las expe­ C ateg o rizació n de la m em o ria en térm inos
riencias rep etitivas, com o el aprend izaje de h ab ili­ de cap acid ad y duración
dades m otoras, perceptuales y cognitivas, para dis­
tinguir tal subconjunto de la m em oria im plícita que R E G IS T R O S S E N S O R IA L E S : M E M O R IA S IC Ó -
resulta de una experiencia individual, com o el pri­ N IC A Y E C O IC A A unque pocas personas tienen
ming. La m em oria de trabajo (a n alizad a en la si­ m em oria fotográfica, todas son capaces de retener
guiente sección) tiene com ponentes tanto explícitos representaciones precisas de lo que ven y escuchan
com o im plícitos. Esta term inología se resum e en la durante un breve periodo, en el orden de milisegun-
tabla 10.1. dos. Las representaciones altam ente precisas aunque
de corta vida en la m odalidad visual son denom ina­
F R E D E R IC K : UN G O L F IST A C O N E N FE R M E ­ das m em oria icó n ica. Las que se encuentran en la
DA D D E A LZH EIM ER Daniel Schacter (1996) ilus­ modalidad auditiva son denom inadas m em oria ecoi-
tra de m anera dram ática estas d istincion es en el ca. Estos sistemas contribuyen para que experimente­
curso de su descripción de un juego de golf, jugado m os el ambiente como un continuo al proporcionarle
con un hom bre al que llam ó Frederick, quien tenía a la persona una representación bastante precisa del
enferm edad de A lzheim er. Fred erick era un ávido pasado inmediato. El deterioro en los registros senso­
golfista quien am aba conversar acerca de aspectos riales como resultado de lesiones cerebrales no ha
generales del juego y lo h a d a con elocuencia. El era sido demostrado.
m uy capaz para jugar, lo hacía tan b ien com o antes
de que se estableciera su enferm edad. A unque no M E M O R IA A C O R T O P L A Z O Todo m undo he­
todo estaba tan bien. Schacter describe cóm o, en un m os tenido la exp erien cia de observar un núm ero
hoyo con una difícil trampa de agua, Frederick salió telefónico y luego ser d istraíd o antes de realizar la
y golpeó un drive que clareó la tram pa y lo puso ma- llam ada, para darnos cuenta que hem os olvidado el
número. Esto es característico de la m em oria a corto
plazo, un sistem a de m em oria explícita. La inform a­
ción en la m em oria a corto plazo está disponible sólo
' La relación entre la distinción declarativa-de procedim iento
durante pocos segundos, a m enos que tenga lugar un
(no declarativa) y la explícita-implícita puede ser fuente de con­
fusión, debido a que los términos son usados de m anera diferen­ repaso continuo, y es vulnerable a las distracciones.
te p or diversos investigadores, e incluso por el m ism o investiga­ La m em oria a corto plazo tam bién tiene una capari-
dor conform e sus conceptualizaciones evolucionan. P o r ejemplo, dad lim itada (Miller, 1956). Las personas son capaces
la distinción declarativa-de procedim iento ha experim entado de conservar sólo aproxim adam ente siete objetos en
una evolución significativa, com o se puede apreciar al com parar
su almacén, com o ilustra el hecho de que la m ayoría
Cohén y Squire (1980) y Cohén (1997). El lector deberá estar aten­
to a la variación en el significado asignado a estos términos por de la gente tiene d ificu ltad p ara recordar m ás de
los diferentes autores. siete dígitos que se le han leído. Sin embargo, es ca­
CAPITULO 10 Sistemas de memoria 247

paz de rem ontar ingeniosam ente esta lim itación de Ambiente Memoria episódica
la capacidad al organizar la in form ación en partes, inmediato (representación actual
dei ambiente)
un proceso denom inado agrupam iento. Gran parte
Espacio de
de la inform ación que ingresa a la m em oria a corto trabajo
plazo se olvida, pero parte ingresa a la memoria a pla­ r Memoria a corto
zo interm edio y a largo plazo, ya sea porque es en ­
sayada o porque es particularmente relevante.

M E M O R IA DE TR A BA JO El concepto de memoria ■Contenido .(explícita)


a corto plazo es parte de un concepto más inclusivo,
la m em oria de trabajo (Baddeley, 1986, 1994). La
m em oria de trabajo es importante para la regulación
Procesos
y guía de la conducta en curso y los procesos m enta­
(exp)ítita'-
les. Su contenido es temporal y cam bia constantemen­ e implícita);
te. La memoria de trabajo incluye a la memoria a corto Á1 ' Sistemas de memoria
plazo, pero es mucho más. Por lo general se considera implícita

que tiene dos componentes: el primero es un almacén


tem poral general, varios tipos de sistem as especiali­
zados de almacenamiento temporales y procesos par­ FIGURA 10.1 Se puede considerar que la memoria de
ticulares aplicados a dichos contenidos en un momen­ trabajo está compuesta por dos elementos principales: el
to dado. En conjunto a éstos se les ha denom inado espacio de trabajo y la función ejecutiva. Dentro del espa­
espacio de trabajo. El segundo componente es la fu n ­ cio de trabajo está el contenido consciente y los procesos
ción ejecutiva, la cual coordina de m anera global las que son aplicados a dicho contenido. El contenido de la
memoria de trabajo se deriva del ambiente inmediato (por
actividades de la memoria de trabajo, determinando
medio de la memoria a corto plazo) y a partir de la infor­
qué contenidos y procesos deberán ser desplazados
mación ya almacenada (es decir, desde las memorias epi­
hacia el interior y exterior del espacio de trabajo. sódica y semántica), se transfiere hacia el espacio de tra­
En este sentido, en un momento dado, la memoria bajo conforme se necesita. Los procesos dentro del espacio
de trabajo es el contenido del espacio de trabajo, los de trabajo se derivan desde los sistemas de las memorias
procesos en el espacio de trabajo que se efectúan so­ semántica y episódica y desde los sistemas de memoria
bre dichos contenidos y la función ejecutiva que regu­ implícita. Las líneas negras gruesas indican la regulación
la tanto a los contenidos del espacio de trabajo como a del contenido y los procesos dentro del espacio de trabajo
los procesos que interactúan con tales contenidos. por la función ejecutiva. La regulación del contenido se
D entro del espacio de trabajo, los procesos activos en realiza a través de la regulación de los procesos de aten­
ción que influyen la memoria a corto plazo y la regulación
un m om ento dado influyen el contenido, y viceversa.
de la información que llega hacia el espacio de trabajo
A dem ás, el resultado del procesamiento y el conteni­
desde las memorias episódica y semántica. La regulación
do en el espacio de trabajo son influidos por la fun­
de los procesos dentro del espacio de trabajo por medio
ción ejecutiva, la cual a su vez es influida por el proce­ de la función ejecutiva tienen lugar directamente y a
sam iento y el contenido del espacio de trabajo. Estas través de la activación de los sistemas de memoria semán­
relaciones recíprocas son ilustradas de manera esque­ tica, episódica e implícita. Las flechas que terminan en la
m ática en la figura 10.1. función ejecutiva representan la naturaleza interactiva de
En este punto puede ser útil un ejemplo. Suponga tales procesos. En particular, la función ejecutiva es a su
que a alguien se le da el siguiente problema: construir vez modificada por los procesos en curso dentro del espa­
cuatro triángulos equiláteros con sólo seis cerillos. cio de trabajo. Algunas de estas modificaciones se mani­
C uando la persona enfrenta este problem a, el conte­ festarán a sí mismas en la formación de nuevas memorias
semántica, episódica e implícita. Las flechas grises gruesas
nido del problem a, los seis cerillos, entran al espacio
indican el efecto de los procesos dentro del espacio de tra­
de trabajo. Esto ha venido desde el ambiente, al plan­
bajo sobre otros componentes de memoria.
tear el problem a, aunque la persona deba traer su
conocim iento de la apariencia de los cerillos desde la
m em oria sem ántica hacia el espacio de trabajo. Tam­
b ién trae_ hacia el espacio de trabajo, desde la memo­ seis cerillos en diversas configuraciones, buscando la
ria a largo plazo, el conocim iento de las característi­ que resultará en los cuatro triángulos. La persona los
cas de los triángulos y de los triángulos equiláteros coloca sobre una m esa im aginaria, los mueve, m as no
en particular. Luego la persona pasa estos contenidos puede dar con los cuatro triángulos. Después de cier­
p ara varios procesos m entales. Intenta im aginar los to esfuerzo, intenta cam biar la configuración m ental
248 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales

perdurar toda la vida). U n ejem plo de esto es la m e­


m oria para recordar lo que usted ha desayunado esta
mañana. Esta inform ación no es tan transitoria como
la inform ación en la mem oria a corto plazo, aunque,
a m enos que el desayuno de h oy haya sido inusual
en cierta forma, es im probable que usted conserve un
recuerdo específico del m ism o por m ás de unos
cuantos días.

M E M O R IA A LA RG O PLA ZO Una de las grandes


m aravillas de la herencia cognitiva, la m em oria a
largo plazo (MLP), es un sistem a que alm acena gran
FIGURA 10.2 La aplicación de la memoria de trabajo a la cantidad de inform ación, tanta que sus lím ites no
solución del problema de construir cuatro triángulos equi­ han sido definidos. M ás aún, m antiene esta inform a­
láteros con seis cerillos requiere la regulación del conteni­ ción durante años o toda la vida.
do y los procesos dentro del espacio de trabajo por la fun­
ción ejecutiva. La solución puede ser almacenada en las
memorias episódica y semántica. También puede estar re­ Procesos co m p o n en tes de la m em oria
presentada en la memoria implícita modificada y en alte­
raciones en la función ejecutiva de la memoria de trabajo.
El proceso de la m emoria es dividido en tres subpro-
cesos secuenciales: registro/codificación, alm acena­
m iento/m antenim iento y recuperación. El registro
y m anipular los cerillos en tres dim ensiones. Esto es se refiere al hecho de que un estím ulo debe tener
un cambio del proceso regulado por la fundón ejecu­ cierto im pacto sobre un sistem a nervioso para que
tiva de la memoria fundonal. El resultado es la mani­ dicho sistem a se form e una representación del m is­
pulación del contenido de la memoria funcional (ceri­ mo. La codificación es la form a en la cual la inform a­
llos) en la forma de una pirámide que contiene cuatro ción está representada en el sistem a nervioso. La
triángulos (figura 10.2). codificación tom a form as diferentes que dependen
La m em oria funcional es, por tanto, una confluen­ de las características del estím ulo que le sirven como
cia de sistem as de m em oria explícita (m em oria base. Éste, a su vez, tendrá m ucho que ver con el in­
sem ántica y memoria episódica), sistem as de m em o­ dividuo que hace la cod ificación . Por ejem plo, una
ria im plícita (procesam iento en el espacio de trabajo persona que ve la palabra im presa rosebud (capullo
y función ejecutiva) e inform ación am biental inm e­ de rosa) puede codificarla sobre la base de los aspec­
d iata en la m em oria a corto plazo. Si de nuevo se tos visuales de la palabra impresa, una imagen visual
piensa en Frederick, el golfista con enferm edad de de un capullo de rosa, la fragancia de una rosa fres­
Alzheimer, observam os que los com ponentes semán­ ca, su significado en la película El ciudadano Kane, o
tico e im plícito de su m em oria de trabajo estaban en muchas otras formas.
relativam ente intactos. Él podía recordar conoci­ Después del registro/codificación, la representa­
m iento del mundo para enfrentar el problema, como ción de la información en el sistema nervioso debe ser
cuáles palos son mejores para determ inados tiros. La alm acenada o m antenida en alguna forma, si debe
dificultad para Frederick fue que su m em oria episó­ estar disponible en un m om ento ulterior. El conoci­
dica devastada lo privó de una representación cons­ m iento acerca de cómo ocurre este alm acenam iento
ciente del problema real. Él no podía recordar dónde (y m an ten im ien to) es uno de los grandes m isterios
había golpeado la bola o incluso que la había golpea­ de la neurobiología, pero es obvio que debe ocurrir
do y así, desde luego, no podía enfocar su atención de alguna manera. No que la representadón sea nece­
sobre dicha tarea y usar su conocim iento im plícito sariam ente estática, com o las palabras grabadas en
intacto de las habilidades golfistas. piedra. Por el contrario, com o se analizará con más
detalle en la siguiente sección, el recordar es un pro­
M E M O R IA R EC IEN TE, O M E M O R IA D E D U R A ­ ceso dinámico, influido por una multitud de factores.
C IÓ N IN T E R M E D IA La m em oria recien te o m e­ No obstante, alguna representación, incluso si se trata
m oria de duración interm ed ia se refiere a un alm a­ de una dinám icam ente cam biante, debe ser alm ace­
cén que contiene inform ación durante un periodo nada en el cerebro para que la mem oria funcione.
interm edio entre la memoria a corto plazo (segundos El últim o proceso com ponente es la recuperación.
a m inutos) y la m em oria a largo plazo (la cual puede Todas las personas han tenido la experiencia de saber
CAPITULO 10 Sistemas de memoria 249

que conocen algo, como el nom bre de una persona, nos sujetos si habían visto a los niños que salían del
pero no ser capaces de mencionarlo en un mom ento autobús escolar. Esta m anipulación provocó un alto
particular. Está, como se dice, en la punta de la len­ porcentaje de sujetos que reportaron haber visto un
gua. M ás tarde, tal vez en un contexto no relaciona­ autobús escolar cuando se Ies preguntó acerca de la
do, el nombre llega a la memoria. Éste es un ejemplo película una semana después (Loftus, 1975). Éstos son
de una perturbación de la habilidad para ganar acce­ ejem plos sorprendentes de cuán influyentes son el
so al m aterial almacenado, esto es, una perturbación conocim iento y los conceptos del mundo, los esque­
de la recuperación. mas, al form ar las construcciones que son la m ateria
de gran parte de la memoria.
Ahora que se tiene un panorama de la memoria, se
R elación en tre m em oria y otros cam p o s regresará a la consideración de sus bases neuronales.
de cogn ición

Este panorama de la memoria finaliza con unas cuan­


tas palabras concernientes a la relación entre memoria AMNESIA DEL LÓ BULO TEMPORAL MEDIO
y otros campos de cognición. Aunque es com ún el tra­ Y LA HIPÓTESIS DE CONSOLIDACIÓN
tar a la m em oria como si fuese una función discreta y
separada, es claro, a partir de la presente discusión, Paciente H.M .
que de hecho es una colección de sistem as que fun­
cionan en conjunto. Éste será un tem a recurrente en Aunque la prim era indicación reportada de una rela­
el resto de este capítulo, conforme se exam ine la rela­ ción entre m em oria y lóbulos tem porales, realizada
ción entre cerebro y memoria. M ás aún, la m em oria por Bekhterev, apareció en 1900, el reporte de Scovi-
está relacionada con otros dominios de cognición; lo lle y M ilner (1957) del paciente H.M., el hombre des­
que se recuerda está influido por lo que ya se conoce crito al com ienzo de este capítulo, fue la prim era
y lo que se infiere acerca del pasado. Este punto tan dem ostración inequívoca de una lesión cerebral que
im portante fue articulado de m anera más elocuente produce un deterioro específico de la m em oria. En
por Fred eric Bartlett (1932) en su libro R ecordando este caso la lesión fue localizada debido a que fue el re­
{R em em bering). Este título enfatiza la visión de B ar­ sultado de remoción quirúrgica. De acuerdo con el ci­
tlett de que la m em oria no es un registro estático rujano de H.M., William Scoville, la remoción incluyó
sino, más bien, un proceso dinám ico influido por el estructuras bilaterales de lóbulo temporal medio, como
conocim iento general y los m arcos conceptuales la amígdala y los 8 cm anteriores del hipocampo, así
(Bartlett los llamó esquem as) y las inferencias extraí­ como la corteza medial circundante, en un intento por
das a partir de ellos. Para este autor, en consecu en­ reducir las convulsiones de H.M. (figura 10.3). El dete­
cia, recordar no es sólo cuestión de consultar un rioro fue muy específico. La mem oria a corto plazo de
registro estático; es una construcción o reconstruc­ H .M ., m edida por su habilidad para repetir dígitos
ción dinám ica del pasado. que se le habían leído (retención de dígitos), estuvo
En años recientes, Elizabeth Loftus ha dem ostra­ m ejor que el prom edio. Su funcionam iento in telec­
do de m anera experim ental la naturaleza reconstruc­ tual general, medido por pruebas de inteligencia for­
tiva de la m em oria y el poderoso papel de los esque­ males, tam bién estuvo m ejor que el promedio, y no
m as en este proceso por m edio de la m anipulación tuvo deterioro intelectual que no fuese secundario a
del recuerdo de un evento de los sujetos a través de su deteripro de m em oria. En virtud de que nada de
la introducción de información tras la experiencia del la m em oria a corto plazo fue retenido durante
evento. En un estudio, los sujetos vieron una breve m ucho tiem po, H.M. casi no recuerda nada nuevo
película que m ostraba un accidente automovilístico. desde el mom ento de la cirugía. Él también tuvo cier­
De inm ed iato, Loftus preguntó a algunos sujetos to deterioro en la m em oria durante un periodo pre­
"¿V io algún faro roto?" y a otros "¿V io el faro roto?". vio a la cirugía.
A unque de hecho no había faros rotos, los sujetos a A la severa dism inución en la habilidad para recor­
quienes se les preguntó acerca del faro roto tuvieron dar m aterial nuevo se le denom ina am nesia anteró-
más probabilidad de reportar haber visto uno que los grada. M etafóricam ente, el deterioro en la m em oria
sujetos a quienes se les preguntó acerca de algún faro se extiende hacia adelante en el tiempo desde el esta­
roto (Loftus y Zanni, 1975). En otro estudio, Loftus blecim iento de la amnesia. Las grandes pérdidas del
m ostró a los su jetos una breve pelícu la de un acci­ material recordado previam ente se denomina am ne­
dente en el cual no había ningún autobús escolar. sia retrógrada. En el caso de H.M., esta deficiencia se
Poco después de la película, ella le preguntó a algu­ remontó en el tiempo casi 10 años antes del establecí-
250 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales

U n cu s del h ip o cam p o H ip o cam p o

O D)

C ircu n v o lu ció n
p a ra h ip o cá m p ica
(parte posterior)

FIGURA 10.3 Vista ventral del grado de remoción del hipocampo en el paciente H.M. (arriba) y vista en cuatro secciones
coronales (A-D, abajo). La remoción fue bilateral, pero para propósitos ilustrativos se muestran a un lado las estructuras
completas (tomado de Milner, 1970, p. 35). Un estudio más reciente de H.M. con MRI ha indicado que Scoville sobreestimó
la extensión de la remoción del hipocampo y que sólo los 5 cm anteriores de esta estructura fueron removidos (Corkin, et
a l , 1997). Sin embargo, el tejido restante del hipocampo mostró cierta atrofia, y probablemente permaneciera poco tejido
funcional del hipocampo.

m iento de la amnesia — es decir, antes de la cirugía— causó son factores que lo han hecho un paciente estu­
perturbando los recuerdos viejos ya alm acenados diado de m anera exhaustiva durante más de 40 años
(figura 10.4). Puesto que H.M . no tenía un deterioro y una fuente de inform ación muy rica acerca del cere­
intelectual global, como tiene mucha gente con amne­ bro y la memoria.
sia, él proporcionó una rara oportunidad para estu­ Ya se han visto algunos ejemplos de la conmovedo­
diar tina am nesia pura, no complicada con otros dete­ ra naturaleza de la horrible pérdida de m em oria de
rioros cognitivos. La especificidad de este deterioro y H.M. Al igual que alguna figura mitológica maldita, él
la ubicación relativam ente precisa de la lesión que la había sido condenado desde su cirugía a la edad de 27
CAPITULO W Sistemas de memoria 251

FIGURA 10.4 Amnesia retrógrafa


y anterógrada. A) En la amnesia
retrógrada, se olvidan los eventos
durante un periodo previo al trau­
ma, pero están intactos los recuer­
dos del pasado distante y del
periodo que sigue al trauma. B) En
la amnesia anterógrada, está dete­
riorada la memoria para eventos
posteriores al trauma, pero se
recuerdan los eventos previos al
trauma. (Adaptado de Bear, Connors y
traum a Paradiso, 1996, p. 519.)
B)
100

50

0« X
N a cim ien to Tiem po M o m en to A ctualidad
del traum a

M eta

años a vivir eternamente en una isla móvil del presen­


te y el futuro inm ediato, aunque tam bién tenía m u­
chos viejos recuerdos de su vida previa a la cirugía.
Esto devastó su habilidad para luchar con la vida. Por
tanto, él no reconocía a nadie que hubiera conocido
desde su cirugía. No podía seguir una conversación o
com prender los eventos en curso. Por ejemplo, su
am nesia hacía imposible para él seguir el argumento
incluso de un simple programa de televisión, y podía
ver la cinta del m ism o program a una y otra vez sin
ningún aparente reconocim iento de que lo hubiese
visto con anterioridad. H.M. carecía de conocimiento
incluso de los eventos más destacados en su vida des­
de los 27 años. Fue sacudido cuando escuchó que su
tío favorito había muerto, sólo para recibir la noticia
como si fuese nueve minutos más tarde y de nuevo ser inicio
consum ido por el llanto. Años después de la m uerte
FIGURA 10.5 Plano del laberinto de puntos. La línea
de su padre, cuando le pregunté acerca de ésta, H.M.
negra (no mostrada en el laberinto real) indica la trayecto­
dijo, tentativam ente, "C reo que mi padre está m uer­
ria correcta. (Tomado de Teuber y Milner, 1968, p. 354.)
to". Esta respuesta m uestra que H.M . había retenido
cierta inform ación acerca de su pasado, aunque no
tenía la certeza. De hecho, con frecuencia respondía a
preguntas acerca del pasado como si estuviese reali­ aprendizaje de laberinto en el cual los sujetos tienen
zando asociación libre, sin confianza en la precisión que descubrir y recordar el trayecto correcto m edian­
de sus respuestas, aun cuando eran correctas. te el m ovim iento de un estilete desde un punto hacia
Los estudios form ales de H.M. proporcionaron un otro (figura 10.5). Cada vez que es tocado un punto
cuadro m ás cuantitativo de su deterioro. Este cuadro que no está en el trayecto correcto, suena un conta­
es ejem p lificad o por su rendim iento en la tarea de dor de errores. Aunque los sujetos de control norm a­
252 PARTE II Neuropsicologia de los sistemas funcionales principales

les aprenden esta taxea m uy rápido, H .M . fracasó al A m n esia r etró g ra d a y la n a tu r a le z a d el p r o c e s o de


m ostrar un dpo de aprendizaje sobre el m ism o luego co n so lid a c ió n La amnesia anterógrada de H.M. es la
de 215 intentos, distribuidos durante 3 días de entre­ característica m ás destacada de su deterioro de
nam iento. D e hecho, a pesar de la cantidad de tiem ­ memoria. Sin embargo, su deterioro también tiene un
po em pleada en realizar la tarea, él no recordó haber­ com ponente retrógrado: él tenía m em oria deficiente
la realizado o haber visto antes el aparato, incluso al para eventos específicos que ocurrieron entre los 16 y
final del periodo de entrenamiento tan extenso (Mil- 27 años de edad, la década previa a su cirugía. De
ner y Teuber, 1968). hecho, la m uerte de su tío favorito, m encionada con
antelación, es uno de tales eventos olvidados que ocu­
rrieron antes de la cirugía. H .M . no exhibe deterioro
Algunas im plicaciones de la d eficiencia de memoria para eventos anteriores a los 16 años de
de la m em oria de H.M. edad. Este patrón de am nesia retrógrada representa
un gradiente tem poral, por m edio del cual la m em o­
E V ID E N C IA D E Q U E LA M E M O R IA A C O R T O ria para inform ación reciente tiene más deficiencia
PLA ZO Y LA M E M O R IA A LA RG O PLA ZO SO N que la m em oria para inform ación m ás rem ota. Este
S IS T E M A S SE P A R A D O S Se ha notado que H.M. patrón es observado en varios tipos diferentes de
tiene m em oria a corto plazo norm al, com o lo ejem ­ amnesia (Squire y Cohén, 1979,1982), particularmen­
plifica su retención de dígitos por arriba del prom e­ te en los pacientes con enfermedad de Korsakoff (dis­
dio. Sin em bargo, su retención a largo plazo de nue­ cutida más adelante). La presencia de un gradiente
va inform ación es bastante deficiente. Esta disocia­ tem poral en la am nesia retrógrada sugiere que la
ción es evidencia que apoya la noción de que la m e­ m em oria es un proceso dinám ico que cam bia a lo
m oria a corto plazo y la m em oria a largo plazo son largo del tiempo. También sugiere que las estructuras
dos sistem as separados, una idea propuesta por Wi~ del lóbulo temporal medial participan en la retención
lliam Jam es (1890), con diferente term inología, en el de recuerdos durante un periodo de años. En aparien­
siglo XIX. cia, estas estructuras están involucradas en el almace­
namiento de la inform ación o en el mantenimiento de
E ST R U C T U R A S DEL LÓ BU LO T E M P O R A L M E­ la información alm acenada en otros lugares, durante
D IA L C O M O SU S T R A T O N E U R O N A L D E LA un periodo prolongado, hasta que los recuerdos even­
C O N S O L ID A C IÓ N D E LA M E M O R IA Desde el tualm ente son alm acenados en un sistem a indepen­
reporte inicial de H.M., han surgido otros pacientes diente de las estructuras de lóbulo temporal medial.
con daño a las estructuras del lóbulo tem poral m e­
dial que tienen deterioro similar. Este daño puede ser
por diversas causas, como encefalitis por Herpes sim- DETERIORO DE LA MEMORIA DESPUÉS
plex, accidente vascular, hipoxia (privación de oxíge­ DE LESIONES UNILATERALES DEL LÓBULO
no), lesión cercana a la cabeza, choque electroconvul- TEMPORAL
sivo y enferm edad de Alzheimer. Las am nesias que
involu cran las estructuras del lóbulo tem poral m e­ Gran parte del trabajo en el área de las lesiones unila­
dial son llam ad as en conjunto am n esia de ló b u lo terales del lóbulo tem poral ha sido realizado por
tem poral m edial. La amnesia anterógrada de H.M. y Brenda Milner v -■ sus colegas
O en el M ontreal Neurolo-
otros pacientes con amnesia de lóbulo tem poral me­ gical Institute, quienes han estudiado pacientes que
dial sugiere que las estructuras de esta área son nece­ han experim entado lobotom ía tem poral unilateral
sarias para que la inform ación sea alm acenada en la para aliviar convulsiones focales que no puede ser
m em oria a largo plazo, un proceso referido como tratada exitosam ente con m edicam entos anticonvul­
consolidación. sivos (Milner, 1975). Estas lesiones difieren de las per­
cibidas en pacientes con am nesia de lóbulo temporal
L ím ites a la g en era lid a d de la h ip ó tesis d e c o n s o lid a ­ media en que ellas está confinada a un lado del cere­
ció n Tan intuitivam ente atrayente com o es esta bro, incluyen m enos daño extensivo a las estructuras
noción, existe un importante terreno de hallazgos que del lóbulo temporal medial e incluyen remociones de
muestran que, a pesar de que las estructuras de lóbulo grandes porciones de la n eocorteza tem poral. Estas
tem poral m edial juegan un papel im portante en la lesiones unilaterales del lóbulo temporal no causan la
consolidación de la memoria explícita, no son necesa­ devastadora am nesia observad a después del daño
rias para la m em oria im plícita, como la m em oria de bilateral del lóbulo temporal. En su lugar, las lesiones
procedimiento o el priming. Habrá mucho más que de­ confinadas a un lóbulo tem poral provocan deficien­
cir acerca de esto en una sección posterior. cia en la m emoria relativamente leves, lo cual, no obs­
CAPITULO 10 Sistemas de memoria 253

tante, todavía puede ser bastante problem ático para unilateral está relacionado con el grado de la rem o­
los individuos afectados por ellas. ción del lóbulo temporal medial. Los estudios de Phi­
lip Corsi (1972) demostraron primero esta relación. En
un estudio, él aplicó a sus pacientes con lobotom ía
E sp ecialización com p lem en taria de temporal unilateral el Test de Dígitos Recurrentes de
las fu n cion es de m em oria en ios lóbulos H ebb, tarea en la cual a los sujetos se les presentan
tem p orales izquierdo y d erech o cadenas de dígitos que son m ás largas que su reten­
ción de dígitos. Como es de esperar, todos los sujetos
La n atu raleza de la deficiencia en la m em oria des­ aprendieron pobrem ente estas nuevas cadenas. Sin
pués de una lesión unilateral de lóbulo temporal va­ embargo, cada tercer cadena fue repetida y, tras m u­
ría de acuerdo al hem isferio involucrado. Las lesio­ chas presentaciones, los sujetos control no operados
nes d el lóbulo tem poral izquierdo están asociadas aprendieron la secuencia repetida. Corsi dividió a los
con d eterioro en la retención de m aterial verbal (o
m aterial que es codificado verbalm ente) pero con
rendim iento norm al en los tests que valoran la m e­
m oria para el m aterial que es difícil de verbalizar. Grupo 1 Grupo 2
Por ejem plo, los pacientes con lobotom ía tem poral
H ip ocam p o exim id o Pes hipocampi escin d id o
izquierda están deteriorados en el recuerdo demora­
do de palabras, historias y asociaciones pareadas
verbalm ente (Milner, 1975), pero que no están dete­
riorad os en el recuerdo de figuras geom étricas y el
reconocim iento de imágenes de rostros. En contraste,
los pacientes con lesiones del lóbulo tem poral dere­
cho m ostraron el patrón com plem entario de m em o­
ria deteriorada y preservada. Por ejem plo, estos pa­
cientes mostraron que no recordaban figuras geomé­
tricas (Taylor, 1969) y rostros (Milner, 1968; Warring­
ton y Jam es, 1967b), pero no están deteriorados en la
retención de material verbal.
C a so T . H. C aso R. S.

Grupo 3 G rupo 4
Papeles de las estru ctu ras del lóbulo Pes hipocampi y ap rox im ad am en te Escisión radical
tem p oral m edio y la co rte z a tem p oral 1 cm d e cu erp o escin d id o del h ip ocam p o

lateral en la m em oria

H.M . y los pacientes con lesiones sim ilares muestran


am nesia severa después de una lesión extensa a las
estructuras del lóbulo tem poral m edial y conserva­
ción relativa de la neocorteza tem poral lateral. Esto
da pie a la pregunta de si la severidad del deterioro
de m em oria observado tras lesiones unilaterales del
lóbu lo tem poral está relacionad a con el grado del
daño al hipocam po y a otras estructuras del lóbulo
tem poral m edial. La respuesta que ha surgido es que
d epend e de la tarea. La m agnitud del deterioro en C aso J. VV. C aso M . O.

ciertas tareas, como el recuerdo dem orado de asocia­


ciones verbalm ente apareadas y el reconocim iento
de rostros, está relacionado con el grado de rem o­ FIGURA 10.6 Mapas cerebrales basados en dibujos reali­
ción de n eocorteza tem poral, m as no el grado de zados durante la cirugía, que muestran lobotomías tempo­
rem oción del lóbulo tem poral m edial. Esto m uestra rales izquierdas representativas en cuatro grupos de
que la neocorteza tem poral participa en la retención parientes clasificados por el grado de remoción del lóbulo
de ciertos tipos de inform ación. temporal medial. El pes hipocam pi es la parte anterior del
En algunas tareas, sin embargo, el grado de dete­ hipocampo. El sombreado indica el grado de ía escisión
rioro de m em oria después de la lobotom ía temporal quirúrgica. (Tomado de Milncr, 1970, p. 31.¡
254 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales

FIGURA 10.7 Curvas de apren­


dizaje para los subgrupos control
normal y con lesión del lóbulo
temporal izquierdo (véase figura
10.6) para cada presentación de la
Control norm al © ------0
secuencia recurrente en el Test de
Dígitos Recurrentes de Hebb. La
Tem poral izquierd o ordenada indica la proporción de
G rupo 1 A A sujetos que recordaron correcta­
mente la secuencia recurrente. La
G rupo 2 ©-------@ abscisa indica la posición ordinal
G rupo 3 O — -O de la secuencia recurrente. (Toma­
do de Corsi, 1972.)
G rupo 4 □-------a

pacientes que habían sido sometidos a Iobotomía tem­


poral izquierda en cuatro grupos, de acuerdo con la
extensión de la remoción del lóbulo temporal medial
(figura 10.6). En esta tarea, los pacientes con remoción
extensa de las estructuras temporal-medial izquierdas
estuvieron severam ente deteriorados, m ientras que
los pacientes con pequeñas rem ociones tem poral-
medial izquierdas y los pacientes con leves o extensas
lesiones temporal-medial derechas no m ostraron de­ Vista del examinador
terioro (figura 10.7). También se encontró que el grado
del deterioro no estaba relacionado con la extensión FIGURA 10.8 Test de Corsi de recuerdo de secuencias.
de remoción neocortical. Los nueve bloques negros (cubos de 1.25 in), montados
En un análogo espacial de esta tarea, el Test de sobre un tablero negro (8 x 10 in), son numerados en el
Corsi de Recuerdo de Secuencias, Corsi pidió a sus lado del examinador para facilitar el registro de la ejecu­
sujetos que repitieran una secuencia colocada por el ción. Los números no están visibles para los sujetos. (To­
mado de Milner, 1971, p. 275.)
exam inador de un arreglo de bloques (figura 1 0 .8 ).
Al igual que en el Test de Dígitos Recurrentes, la lon­
gitud de la secuencia era m ayor que la retención in­
m ediata del sujeto, pero cada tercer secu encia era com pletam ente dilucidada, existe evidencia convin­
repetida. En esta tarea, los pacientes con rem ociones cente de que las estructuras del lóbulo tem poral
extensas del lóbulo tem poral m edial derecho tuvie­ medial son particularmente importantes para la reten­
ron gran deterioro para aprender la secuencia repeti­ ción de la inform ación espacial (Corsi, 1972; Rains y
tiva, m ientras que los pacientes con sólo pequeñas Milner, 1994a; Sm ith y M ilner, 1981) mas no para la
rem ociones del lóbulo temporal m edial derecho y los retención de patrones visuales (Taylor, 1969) o para el
pacientes con rem ociones del lóbulo tem poral iz­ reconocim iento de rostros (Milner, 1968). La diferen­
quierdo no tuvieron deterioros. Como en el Test de Dí­ cia en el papel funcional de las estructuras del lóbulo
gitos Recurrentes, no se encontró relación entre la me­ temporal medial izquierdo como opuesto a la neocor­
dida de remoción de la neocorteza temporal y la m ag­ teza temporal izquierda es difícil de caracterizar y es
nitud del deterioro. un área activa de la investigación actual.
Estos estudios de Corsi fueron seguidos por diver­
sos estudios que m ostraron una relación entre la
extensión de la remoción unilateral del lóbulo tempo­ ESTRUCTURAS CRITICAS INVOLUCRADAS EN
ral medial y el deterioro en la memoria. Sin embargo, LA PÉRDIDA DE MEMORIA POSTERIORA
para algunas tareas tal relación no fue aparente, sien­ LESIONES EN EL LÓBULO TEMPORAL
do el factor crítico la extensión de la neocorteza late­
ral. Aunque las diferentes contribuciones de cada una Cualquiera que sea el papel diferencial de las estruc­
de estas áreas a los procesos de m em oria debe ser turas del lóbulo tem poral m edial y de la neocorteza
CAPITULO 10 Sistemas de memoria 255

V entrículo lateral FIGURA 10.9 Sección


coronal del cerebro, donde
. T álam o se muestran el hipocampo
y la corteza del lóbulo tem­
poral medial, incluyendo la
corteza entorrinal, la corte­
za perirrinal y la corteza
parahipocámpica. (Tomado de
Bear, Connors y Paradiso, 1996,
p. 531.)

H ip o ca m p o Su rco

C o rteza C orteza
perirrinal p arah ip o cám p ica

temporal, la severa amnesia manifestada por H.M. y causaría una amnesia similar. El intento fue permitir
otros p acien tes con lesiones en el lóbulo tem poral a los investigadores estudiar la amnesia anterógrada
m edial m uestran que estas estructuras son críticas en el laboratorio anim al y aprender con m ás preci­
para la m em oria. Hasta ahora se ha usado el término sión cuáles estructuras del lóbu lo tem poral m edial
genérico estructuras del lóbulo temporal medial. En esta eran críticas para la m em oria. Con base en el paciente
sección se exam ina más a fondo las estructuras de H.M., un obvio candidato era el hipocam po. Los in ­
esta área que son cruciales para la memoria. vestigadores procedieron a estudiar los efectos sobre
la memoria de lesiones experim entales de esta estruc­
tura en monos.
Las lesiones de H.M , Para sorpresa de los investigadores que siguieron
esta línea de razonamiento, los estudios animales que
La cirugía de H.M. consistió en la rem oción bilateral involucraron lesiones al hipocam po fracasaron para
de las siguientes estructuras: los 8 cm anteriores del producir un deterioro en la m em oria. Esto fue inter­
hipocam po, la amígdala y la corteza rinal. La corteza pretado como evidencia de que el sustrato neuronal
rinal comprende la corteza entorrinal, la corteza peri­ de la memoria es fundamentalmente diferente en ani­
rrinal y la corteza parahipocámpica (figura 10.9). Los m ales y hum anos. Esto im pediría la creación de un
hallazgos en H.M. y en los pacientes con lesiones simi­ m odelo anim al para la am nesia de lóbulo tem poral
lares al principio fueron interpretados como evidencia medial y enfrentaría a los investigadores de animales
para el papel crucial del hipocam po en la m em oria. con el problem a de encontrar una estructura cuya
Esta idea ha cambiado en el curso de los 40 años desde función sea análoga a la del hipocampo humano.
su com ienzo, un proceso que sirve como un modelo
instructivo de fructífera interacción recíproca entre
hipótesis y experimento. Por esta razón se trazará esta Resolución ap aren te de la d iscrep an cia
evolución en cierto detalle en las siguientes secciones.
Durante un tiem po, esta discrepancia pareció ser
resuelta por el descubrim iento de una tarea que era
sensible a lesiones del hipocam po en monos. Gaffan
D iscrep an cia en tre los hallazgos
(1974) m ostró que macacos con daño en el hipocam ­
en anim ales y hum anos
po tuvieron pobre rendim iento en una tarea llam ada
Luego del reporte de H .M ., se realizaron intensos no ig u alació n a la m uestra dem orada (D N M S, por
esfuerzos para producir un modelo animal de su de­ sus siglas en inglés). En esta tarea prim ero se le pre­
terioro, esto es, producir una lesión en un animal que senta a u n m ono un objeto que cubre uno de varios
256 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales

Igu alación N o igu alació n


(in co rrecto) (correcto)

FIGURA 10.10 Test de no-igualación a la muestra demo­


rada. (Tomado de LeDoux, 1996, p. 1SS.) D em o ra

FIGURA 10.11 Rendimiento de monos con lesiones


extensas del lóbulo temporal medial {HA) y controles nor­
recipientes de comida sobre una m esa en frente de él. males (N) en no-igualación a la muestra demorada con
Luego, se baja una pantalla durante un periodo: el diferentes intervalos de demora. (Tomado de Squire, 1987, p.
intervalo de dem ora. Cuando la pantalla es levanta­ 191.)
da, el m ono ahora ve dos objetos, uno de los cuales
fue visto recientem ente y uno nuevo. Si el mono
m ueve a un lado el objeto nuevo, encuentra comida
en el recipiente, pero no hay com ida bajo el objeto que el hipocam po era la estructura principal; pero los
previam ente visto. De esta forma, el m ono puede ser experim entos iniciales que dem uestran deterioro en
entrenado para elegir el objeto novedoso, un proceso D N SM fueron en m onos con grandes lesiones del
que se facilita por la curiosidad natural del m acaco lóbulo temporal m edial que incluyeron, como las de
(figura 10.10). Puesto que esta tarea requiere identifi­ H .M ., al hipocam p o, la am ígdala y la corteza rinal
car un objeto previam ente visto, es una form a de (corteza entorrinal, corteza perirrin al y corteza pa-
m em oria de reconocim iento. rahipocám pica). Los experim entos con lesiones m ás
Los m onos norm ales son capaces de realizar esta circunscritas que selectivam ente dañaron sólo al h i­
tarea con un alto nivel de precisión durante interva­ pocam po produjeron poca deficiencia. Después M i­
los prolongados de 10 minutos. Sin em bargo, los ani­ shkin (1978) estudió el efecto de daño tanto a la amíg­
m ales con lesiones del lóbulo tem poral m edial son dala como al hipocam po y encontró que las lesiones
d eficientes en esta tarea para intervalos de dem ora com binadas produjeron un severo deterioro. Estos
m ás largos que pocos segundos (figura 10.11). El hallazgos son similares al daño de H.M. debido a que
hallazgo de que ellos son capaces de tener buen ren­ él también tuvo daño tanto en la amígdala como en el
d im iento en intervalos de dem ora cortos m uestra hipocampo. Como si las dos estructuras tuviesen fun­
que el deterioro no es debido a un déficit perceptual ciones redundantes, pareció que el daño a la am ígda­
o a fracaso para recordar el procedim iento de la ta­ la y al hipocam po fuese necesario para perturbar la
rea. Esto tam bién apoya la noción de que el deterioro memoria de reconocimiento.
es paralelo a la am nesia anterógrada percibida en
H .M . y otros pacientes con am nesia de lóbulo tem ­
poral m edial, debido a que en estos pacientes la re­ Algunos hallazgos conflictivos
tención a corto plazo tam bién está deteriorada.
Es una perogrullada que las teorías actuales siempre
serán superadas por los hallazgos futuros. Así sucedió
La búsqueda de las estru ctu ras principales con la conclusión de que el daño combinado a la amíg­
in volucradas en la m em oria de re co n o cim ien to dala y al hipocam po es la lesión crítica en la amnesia
de lóbulo temporal medial.
Con el logro de este modelo animal fue intensificada
la bú sq u ed a de las estructuras que p articip an en la PACIEN TE R .B . Una fuente de datos conflictivos fue
m em oria de reconocim iento. Al principio se pensó el reporte de un paciente, conocido como R.B., quien
CAPÍTULO 10 Sistemas de memoria 257

tenía una severa am nesia anterógrada (aunque más Corteza C orteza C orteza
visual auditiva som atosensorial
leve que la de H.M.) pero con una lesión confinada al
hipocam po (Zola-M organ, Squire y A m aral, 1986).
Este hallazgo tuvo dos importantes im plicaciones: o)
la am nesia puede ocurrir después del daño al hipo­ C o rteza perirrinal y
cam po y b) la amnesia es m enos severa que la resul­ c o rte z a p a ra h ip o cá m p ica

tante de lesiones tem porom ediales más extensas. En >- C orteza rinal
conjunto, estos hallazgos sugirieron que el hipocam ­
po es importante para la memoria de reconocimiento
C orteza entorrinal
pero que no es la única estructura importante.

EX C LU SIÓ N D E LA A M ÍG D A LA Con base en los


descubrim ientos de M ishkin (1978), un obvio candi­ H ip ocam p o

dato para otra región importante era la amígdala. Sin


FIGURA 10.12 Entrada cortical al hipocampo. La entra­
em bargo, la interpretación del descubrim iento de
da altamente procesada desde todas las modalidades sen­
M ishkin de que las lesiones com binadas de la amíg­ soriales principales se proyecta hacia las cortezas perirri­
dala y el hipocampo resultaban en deterioro de la m e­ nal y parahipocámpica. Estas, a su vez, se proyectan hacia
m oria fueron com plicadas por el hecho de que sus la corteza entorrinal. La corteza entorrinal es la principal
lesiones de la am ígdala tam bién im plicaban daño a fuente de entrada al hipocampo. El hipocampo proyecta
regiones circunvecinas de la corteza. Para explorar de regreso a la neocorteza por medio de las mismas vías.
esto aún más, Zola-Morgan y sus colegas (1989) lleva­ (Inspirado en LeDonx, 1996, p. 194.)
ron a cabo un estudio con monos en el cual realizaron
remociones selectivas sólo de la amígdala, sin pertur­
bar áreas corticales adyacentes. Cuando estos monos daño en la corteza rinal, adem ás de su lesión hipo-
fueron su jetos a pruebas de m em oria, se demostró cámpica. R.B., con daño confinado al hipocampo, era
que las lesiones de la amígdala solas no causaban de­ amnésico pero no m anifestó un deterioro de m em o­
terioro en D N M S. M ás im portante, tam bién fue de­ ria tan severo como el de H .M . Esta conclusión tam ­
m ostrado que las lesiones de la amígdala que afectan bién es consistente con la relación anatómica entre el
regiones corticales adyacentes no exacerban el dete­ hipocam po y su corteza circu nd ante. Las cortezas
rioro de la m em oria que sigue a lesiones hipocámpi- perirrinal y parahipocám pica reciben entrada senso­
cas. La estructura externa al hipocam po para la rial altam ente procesada que converge a ellas desde
memoria de reconocimiento no fue la amígdala. cada una de las grandes áreas sensoriales corticales.
Estas cortezas a su vez proyectan hacia la corteza
entorrinal, la cual es la m ayor fuente de entrada al
La im p o rtan cia de la c o rte z a tem p oral m edia hipocam po. Es probable, por tanto, que el daño a la
corteza rinal produzca un severo deterioro de m em o­
Las estructuras críticas resultaron ser la corteza ento- ria debido a que priva al hipocam po de entrada sen­
rrinal, la corteza perirrinal y la corteza parahipocám- sorial altam ente procesada necesaria para el estable­
pica, todas ellas parten de la corteza adyacente al cim iento de los recuerdos (figura 10.12). Además, la
hipocam po (véase figura 10.9). En conjunto, a estas corteza rinal puede ser el sitio del alm acenam iento
regiones se les refiere com o corteza rinal. El conoci­ tem poral de la inform ación. Esto es sugerido por el
m iento acerca de que estas estructuras son críticas se hecho de que R.B., quien ten ía daño hipocám pico
vuelve claro a partir de diversos estudios, como aque­ mas no en la corteza rínica, tuvo am nesia más leve
llos que m uestran que las lesiones selectivas de las que los pacientes como H.M., cuyas lesiones estaban
cortezas perirrinal, entorrinal y parahipocámpica que en la corteza rinal.
exim ieron tanto la amígdala como el hipocam po pro­
dujeron severa deficiencia en la m em oria de los m o­
nos (M eunier et al., 1993; Squire y Zola-Morgan, 1991; AMNESIA DIENCEFALICA
Zola-M organ, Squire, Am aral y Suzuki, 1989).
La con clu sión de que el hipocam po y la corteza Otro tipo severo de pérdida de mem oria es la amne­
rinal circundante son importantes para la m emoria de sia diencefàlica, la cual difiere de la amnesia de lóbu­
reconocim iento, obtenida a partir de estos estudios en lo temporal m edial tanto en su sintomatologia como
anim ales, coincide con los estudios de la amnesia de en la u bicación de las lesio n es que la producen. La
lóbulo tem p oral m edio en los hum anos. H .M . tuvo forma más com ún de am nesia diencefàlica se presen­
258 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales

ta en la enferm edad de K orsakoff, una enferm edad 80


por d éficit de tiam ina (vitam ina B x) p or lo general No a lc o h ó lic o
70 P—1 (n = 16)
provocada por mal nutrición secundaria de alcoho­
lism o severo. La mayoría de las investigaciones de la A lc o h ó lic o
c &0 (n = 16)
am nesia diencefálica han estudiado a pacientes con
I 50
enferm edad de Korsakoff. También existen otras cau­ 0
sas m enos frecuentes del daño a las estructuras dien- J 40 _ - - o Korsakoff
cefálicas, com o trauma y apoplejía. !n = 8)
1 30
.-O
¡£ 20 Cr~
Enferm edad de Korsakoff
10
Al igual que los pacientes con am nesia de lóbulo
0
tem poral m edial, los que tienen la en ferm edad de 1970 1960 1950 1940 1930
K orsakoff tien en severa am nesia anterógrada. Sin D écad a
em bargo, ellos generalm ente tienen m uchos otros
80
com ponentes de su trastorno que lo hacen diferente -Q N o a lc o h ó lico
de lo observad o en la am nesia de lóbu lo tem poral 70 in = 15)
medial.
S 60
u
D E T E R IO R O D E LA M E M O R IA P O R LA EN FER­
M E D A D D E K O R S A K O F F A dem ás de tener una 0 50 .-■O Korsakoff
severa am nesia anterógrada que es tan profunda co­ -C 40 (n = 11)
mo la vista en la amnesia de lóbulo tem poral medial,
la en ferm ed ad de K orsakoff está acom pañada por 1 30
y
am nesia retrógrada. Ésta por lo general se prolonga S. 20 X>'
más atrás en el tiempo que la amnesia retrógrada de
la am nesia de lóbulo tem poral m edial, ya que con 10
frecuencia se extiende hacia el pasado por décadas o J J
(figura 10.13). 1970 1960 1950 1940 1930
D écad a

P e r t u r b a c io n e s d e la m e ta m e m o r ia La am nesia
FIGURA 10.13 Amnesia retrógrada en dos poblaciones
diencefálica tam bién difiere de la am nesia de lóbulo diferentes de pacientes con enfermedad de Korsakofí
tem poral m edial en que los pacientes con am nesia medida a partir de un test que involucra la identificación
diencefálica con frecuencia m uestran deficiencia en de pinturas de rostros famosos de diferentes décadas.
la habilidad para hacer una valoración precisa de su (A rriba ) Resultados de Cohén y Squire (1981). (Abajo)
capacidad de memoria, un proceso llam ado m etam e­ Resultados de Albert, Butters y Levin (1980). El deterioro
m oria. Cuando se les presenta una tarea de memoria es más severo para los rostros que aparecen en los noticia­
y se les solicita estim ar cuán bien se desem peñarán rios durante las dos décadas más recientes a la admini­
en ella, los pacientes con am nesia diencefálica tien­ stración del test. Presumiblemente esto se debe a que la
amnesia anterógrada estuvo presente o se desarrolló
den a sobreestimar sus habilidades de memoria (Gard­
durante dicho periodo. (Tomado de Squire, 1987, p. 216.)
ner, 1975, pp. 181-182).

C o n fa b u la c ió n Los pacientes con am nesia dience­


fálica p u ed en ir más allá y exh ib ir u na aparente rito (Sacks, 1985). La conducta confabulatoria en los
inconsciencia total de su deterioro. Esto puede estar pacientes con am nesia severa puede alcanzar p ro ­
acom pañado por confabu lación, que es actuar como porciones tragicóm icas, pues parece que m enospre­
si uno recordase a gente y situaciones que de hecho cian su falta de conocim iento de las situaciones y de
uno no reconoce. Por ejem plo, el ex propietario de la gente y se com p o rtan com o si estu viesen en un
una fiam brería con enferm edad de K orsakoff salu ­ terreno más familiar.
dará a su m éd ico en la sala del h o sp ital como si
am bos estuviesen en su fiam brería en una lejana ciu­ A m n esia d e referen c ia La am n esia de referen cia es
dad y su m éd ico fuese un viejo clien te habitu al a la deficiencia en la habilidad para recordar la fuente
quien está a punto de preparar su em paredado favo­ de inform ación pero con preservación de la inform a­
CAPITULO 10 Sistemas de memoria 259

ción m ism a. Por ejem plo, a un paciente se le pudo O T R A D ISF U N C IO N A L ID A D EN LA EN FERM E­


haber dicho alguna trivia como "L a com ida favorita D A D D E K O R S A K O F F A dem ás de los aspectos de
de Yogi Berra es la p izza". Cuando se le preguntó memoria perturbada en la enferm edad de Korsakoff,
unos cuantos m inutos después acerca de la com ida con frecuencia se percibe cierto deterioro en el fu n ­
favorita de Yogi Berra, puede responder "pizza" pero cionam iento cognitivo y em ocional. Los pacientes
es incapaz de responder con precisión a preguntas re­ con esta enfermedad han sido descritos como cogni­
lacionadas en dónde aprendió dicha información. La tivam ente apáticos y desm otivados, no m uestran la
respuesta a estos cuestionam ientos produce una res­ atención y la concentración requeridas para resolver
puesta de confabulación, como indicar que han obte­ un problem a que de otro m odo era resuelto p or su
nido la inform ación mientras veían televisión o leían habilidad intelectual. Adem ás, con frecuencia se per­
una revista. cibe la reducción en la gama e intensidad de la expre­
sión emocional. Esto puede reflejarse en una tenden­
M e m o r ia p a r a e l ord en te m p o r a l: d is c r im in a c ió n de cia a m inimizar o incluso negar por completo la seve­
e v e jito s recien tes Ser capaz de recordar y reconocer ridad de su deterioro de memoria.
las experiencias pasadas es una im portante función
de la mem oria, lo cual es muy útil. Pero es im portan­ N E U R O P A T O L O G ÌA D E LA EN FE R M E D A D D E
te ser capaz de ir m ás allá e identificar cuándo ocu­ K O R S A K O F F ¿Qué está m al en los cerebros de la
rrieron los eventos en el pasado en relación con otros gente con enferm edad de K orsakoff? Los estudios
acontecim ientos; en otras palabras, recordar el orden neuropatológicos de estos p acien tes sugieren que
cronológico de su ocurrencia. Puede ser im portante existen lesiones en el diencèfalo y en los lóbulos fron­
saber qué ocurrió antes de tal o cual evento y qué tales.
ocurrió después. A dem ás, el proceso de reconstruc­
ción, el cual Bartlett y otros han argum entado es un L e s io n e s d ie n c e fá lic a s Las dos lesiones más fre­
sello distintivo del recuerdo a largo plazo, logra m a­ cuentes que reportan los estudios post mortem de los
yor precisión cuando es posible "etiq u etar" eventos pacientes con enferm edad de Korsakoff se localizan
específicos a m om entos y contextos particulares. Esta en dos estructuras diencefálicas: los cuerpos m amila­
m em oria tan im portante para el orden temporal con res y el núcleo dorsom edial del tálam o (Mair, Wa­
frecuencia está deteriorada en los pacientes con en­ rrington y W eiskrantz, 1979; Parkin y Leng, 1993;
ferm edad de Korsakoff. Victor, A dam s y C ollins, 1989). Estudios M RI de
pacientes vivos tam bién son consistentes con estos
F r a c a s o p a r a e lim in a r la in terferen cia p r o a c tiv a La descu brim ientos post m ortem (Jeringan et a i , 1991).
in terferen cia proactiva (PI, por sus siglas en inglés) Además, han existido algunos reportes de lesiones al
es la tendencia de la inform ación presentada previa­ núcleo anterior del tálamo en pacientes con enferme­
m ente de interferir con la m em oria para el m aterial dad de K orsakoff, aunque estas lesiones son m enos
que será presentado más tarde. Por ejem plo, supon­ consistentes.
ga que a una sujeto se le presenta una lista de nom ­
bres de frutas (lista F x) y se le pide recordarla. Des­ L e s io n e s a fu e r a d e l d ie n c è fa lo M uchos pacientes
pués de esto, se le proporciona una segunda lista con con enferm edad de K orsakoff, adem ás de sus lesio­
diferentes nom bres de fruta (lista F2) para recordar. nes diencefálicas, tienen lesiones que incluyen áreas
D espués se le dan las listas F 3 y F 4, am bas tam bién de los lóbulos frontales. Es probable que estas lesio­
com puestas con nom bres de frutas. Al recordar la nes del lóbulo frontal expliquen muchas de las carac­
cuarta lista de nombres de frutas, existirá una tenden­ terísticas que diferencian la enferm edad de K orsa­
cia para que el sujeto inserte palabras de las listas pre­ koff de la am nesia de lóbulo tem poral m edial. El
vias. E sta es interferencia proactiva. Si una lista de apoyo para esto proviene del hecho de que todas las
nom bres de una categoría com pletam ente diferente, características que d iferen cian a la enferm edad de
por decir, anim ales, se le proporciona, la tendencia K orsakoff de la am nesia de lóbulo temporal medial,
para la introm isión de las listas previas se reduce. Se excepto la extendida am nesia retrógrada en la enfer­
dice que el cambio de categoría ha provocado una eli­ medad de K orsakoff, tam bién son percibidas en las
m in ación de la interferencia proactiva. Se piensa que lesiones confinadas a los lóbu los frontales. Esto in­
la elim in ación de PI refleja aspectos de la organiza­ cluye p ertu rbación de la m etam em oria, confabu la­
ción de la mem oria. Los pacientes con enfermedad de ción, am nesia de referencia, perturbación de la m e­
K orsakoff frecuentem ente fallan para m ostrar tal eli­ moria para el orden tem poral, fracaso para elim inar
m inación de la PI; las intrusiones de las listas previas de la PI, apatía cognitiva, perturbación motivacional
ocurre aun después de un cambio de categoría. y expresión em ocional reducida. M ás aún, se ha de­
260 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales

m ostrado que, al m enos algunos de estos deterioros, tante sim ilares. A m bas se caracterizan por severa
como la confabulación, se ven sólo en pacientes con am nesia an terógrad a. Tam bién exh iben am nesia
Korsakoff quienes tienen patología de lóbulo frontal retróg rad a que se p ro lon ga h acia el pasado unos
(Shimam ura, Jem igan y Squire, 1988). cuantos años (la en ferm ed ad de K orsako ff puede
estar asociad a con am n esia retróg rad a m ás larga,
pero esto no se observa en la am nesia en la cual la
Otras causas de la amnesia diencefálica lesión está confinada al d iencèfalo). Adem ás, tanto
la amnesia de lóbulo tem poral m edial como la amne­
Como ya se mencionó, la enfermedad de Korsakoff no sia diencefálica m uestran preservación de la m em o­
es la única causa de am nesia diencefálica. Cualquier ria a corto plazo, recuerdos antiguos y funcionamien­
enferm edad o trauma que dañe estructuras diencefá- to intelectual general. El h echo de que el daño a es­
licas críticas causará severo deterioro en la memoria. tructuras de lóbulo tem poral m edial o a estructuras
Aunque el trauma confinado a estas estructuras dien- d iencefálicas produzca u na am nesia m uy sim ilar
cefálicas críticas es raro debido a su posición profun­ sugiere que estas dos regiones son parte de un siste­
da dentro del cerebro anterior, tales casos han sido ma com ún que m edia la form ación de nuevas m e­
reportados. m orias declarativas a largo plazo.
D urante algún tiem po hubo h allazgos que no
PA C IE N T E N .A . En 1959, el p aciente conocido apoyaban esta noción de un sistem a unitario común
como N.A. fue apuñalado de m anera accidental por que incluye tanto estructuras tem poral m edial como
su com pañero de cuarto con un florete de esgrim a diencefálicas. Estos descubrim ientos tienen que ver
en m iniatura. El florete entró por la fosa nasal dere­ con el efecto de lesiones al fórnix, el tracto fibroso
cha de N.A. y penetró hacia la izquierda en su cere­ que envía im pu lsos desd e el hipocam po hacia los
bro. C om o resultad o contrajo una severa am nesia cuerpos m am ilares. El problem a fue que reportes clí­
anterógrada. A pesar de que no era tan severa como nicos tem p ran os ind icaron que las lesiones a este
la de H .M . (ya que era capaz de tener recuerdos vínculo entre regiones tem poral m edial y el diencè­
borrosos de ciertos eventos y caras), no obstante era falo no p roducían d eficien cia en la m em oria. En
extrem a. Él tam bién tuvo una am nesia retrógrada años más recientes se ha dem ostrado que los pacien­
para un p eriod o de aproxim ad am ente 2 años p re­ tes con lesiones del fórnix tienen cierto deterioro en
vios a su accid en te. En otros aspectos su deterioro su mem oria, la m agnitud de su deterioro no es com­
de m em oria era sim ilar al de H .M .: su reten ción a parable con la percibida en la am nesia (Gaffan, Gaf-
corto plazo era norm al, su recu p eración de viejos fan y Hodges, 1991). Estos descubrim ientos no enca­
recuerdos estaba intacta y no hubo d eterioro en el jan con la noción de que las dos regiones son parte
fun cion am ien to in telectu al general. El reco n o ci­ de un sistem a com ún.
m iento con TC reveló una lesión del n úcleo dorso-
m edial izquierdo del tálamo.

O TR A E V ID E N C IA DE A M N E SIA TA LÁ M IC A N ú cleo
Fórnix;
— H ip ocam p o
Han existido varios reportes de amnesia tras lesiones an terior,
d e! tálam o
talámicas (por ejemplo, Von Cramon, Hebel y Schuri,
1985), incluyendo lesiones que involucran el núcleo N ú c le o ■ Corteza entorrinal
anterior del tálam o (A ggleton y Brown, 1999). A d e­ d orsom ed ial
. C u e rp o s' del tá la m o
más, se ha reportado el deterioro en la m em oria du­ m am ilares“
rante estim ulación talámica llevada a cabo durante el :: Corteza
D ie n c è fa lo per.rrinal
curso de una cirugía (Ojemann, B lick y Ward, 1971). y co rte z a
p arah ip o cám p ica

Lóbulo tem poral m edial


Relación entre amnesia temporal media
y diencefálica FIGURA 10.14 Dos circuitos diferentes que conectan la
corteza del lóbulo temporal medial y el diencèfalo. Un
Si no se tom an en cuenta los deterioros en la enfer­ circuito conecta al hipocampo con el núcleo anterior del
m edad de K orsakoff debidos a lesiones del lóbulo tálamo, tanto de manera directa como por medio de los
frontal, los patrones de función m em oria deteriora­ cuerpos mamilares. El otro conecta las cortezas perirrinal
da y p reserv ad a asociados con am nesia de lóbulo y entorrinal con el núcleo dorsomedial del tálamo. (Adap­
tem poral m edial y con amnesia diencefálica son bas- tado de Aggleton y Brown, 1999, pp, 426, 427J
CAPITULO 10 Sistemas de memoria 261

Existen hallazgos anatómicos consistentes con la hi­ Sin em bargo, diversos aspectos del com ponente
pótesis del sistema unitario. El fóm ix no es sólo la ma­ anterógrado de la amnesia com plican esta interpreta­
yor conexión entre estructuras del lóbulo temporal ción. Primero, el periodo de amnesia retrógrada pue­
m edial y el diencèfalo; como se ilustra de manera de ser muy largo, hasta de 10 años en H.M . y varios
esquemática en la figura 10.14, también existe una ruta años en otros pacientes. Si este componente retrógra­
desde las cortezas perirrinal y entorrinal hacia el do se debe a un problema de consolidación, entonces
núcleo dorsom edial del tálamo que no involucra al la consolidación es un proceso muy largo del orden de
fóm ix (Aggleton y Brown, 1999). Más aún, Aggleton y años. También ha sido propuesta una perturbación del
Brown han hipotetizado que la m em oria episódica es m antenim iento para explicar este efecto. De acuerdo
dependiente del eje talám ico anterior-hipocám pico, con esta hipótesis, la am nesia retrógrada resulta por­
mientras que la memoria semántica depende de la vía que las estructuras lesionadas son incapaces de m e­
corteza perirrinal-talámica dorsomedial, aunque en la diar los procesos que norm alm ente m antendrían la
mayoría de los casos amnésicos reportados están com­ traza de memoria hasta que estuviese completamente
prometidas estructuras pertenecientes a ambas vías. consolidada en la memoria a largo plazo. El que dicha
inform ación debería ser conservada en algún estado
intermedio entre la memoria a corto y largo plazo du­
¿EN QUÉ PARTE DEL PROCESO rante un largo periodo parece improbable, aunque es
DE LA MEMORIA SE ENCUENTRA una posibilidad.
EL DETERIORO? Un segundo problema con la hipótesis de consoli­
dación también tiene que ver con la amnesia retrógra­
En la sección anterior se estudiaron los procesos en da; en particular, el hecho de que su extensión es muy
los cuales la m em oria puede ser analizada. ¿Cuáles variable entre los pacientes am nésicos. Algunos pa­
de estos com ponentes de la m em oria son perturba­ cientes am nésicos tienen am nesia retrógrada que se
dos en la am nesia?, ¿cuáles son perturbados en el extiende en el pasado 1 o 2 años. Para otros se extiende
m enos severo deterioro de m em oria percibido tras en el pasado por una década o incluso varias décadas.
lesiones unilaterales del lóbulo temporal? Sí la am nesia retrógrada se debe a un deterioro en la
consolidación, no es claro por qué la duración de este
proceso debería ser tan variable entre los pacientes.
Registro/codificación Un tercer problem a para la hipótesis de que un
deterioro en la con solid ación subyace a la am nesia
Si observam os la etapa inicial del proceso de m em o­ retrógrada es el descubrim iento de amnesia retrógra­
ria, se encuentra que no existe evidencia de pertur­ da en un paciente quien, antes del establecimiento de
bación en el registro o la codificación de la inform a­ su síndrom e de Korsakoff, había escrito una autobio­
ción en H .M . (Milner, Corkin y Teuber, 1968) o en los grafía que docum entó que él había tenido un exce­
pacientes con lobotom ía temporal unilateral (Rains y lente recuerdo para los eventos que su bsecuente­
M ilner, 1994b). A sim ism o, al m enos el com ponente m ente se perdieron dentro del periodo de am nesia
retrógrado de la pérdida de m em oria en los pacien­ retrógrada (Butters y C erm ak, 1986). Los descubri­
tes con am nesia no se debe a perturbación del regis­ mientos com o éste no parecen ajustar bien con la idea
tro o la codificación debido a que la pérdida de infor­ de que la am n esia se debe a una perturbación del
m ación fue retenida con precisión durante el perio­ proceso de consolidación.
do anterior al establecim iento de la amnesia. Debe hacerse notar que aún es posible que la per­
turbación de diferentes com ponentes del proceso de
memoria subyazca a los componentes anterógrado y
Consolidación/almacenamiento/mantenimiento retrógrado de la am nesia. Por tanto, el com ponente
anterógrado puede deberse a una perturbación de la
La siguiente etapa en el procesam iento de mem oria consolidación, mientras que el componente retrógra­
que puede ser perturbado en la am nesia es concep- do puede d eb erse a la pertu rbación de la inform a­
tu alizad a com o consolidación, alm acenam iento o ción ya alm acenada.
m an tenim ien to de la inform ación. La perturbación
en este nivel parece coincidir con el com ponente
an terógrad o de la am nesia. H.M . y otros pacientes Recuperación
am nésicos no parecen consolidar la inform ación que
es codificada y retenida con precisión durante cortos Una señ al de recu p eración es un estím ulo que per­
intervalos m ediados por la memoria a corto plazo. ceptual o sem ánticam ente, o en alguna otra forma, es
262 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales

similar o está relacionado con la información que uno no reconocía a C laparéde a pesar de tener contacto
intenta recordar. Todo el m undo ha tenido la expe­ diario con él durante un periodo considerable. En un
riencia de ser incapaz de recordar algo y después de esfuerzo por valorar más el daño de m em oria de su
ser exp u estos a una señal, la elu siv a in form ación paciente, C laparéde realizó u n experim ento in for­
de rep en te llega a la m ente. C uando esto ocurre, m al. C olocó un alfiler en su m an o y se acercó a su
ello m uestra que la inform ación estaba "e n alguna paciente en la sala del hospital con su mano extendi­
parte" pero que no se podía obtener. Éste es un tras­ da y ofreció estrechar las m anos. Cuando su paciente
torno de la recuperación. respondió al saludo, sintió u n doloroso pinchazo.
En los pacientes am nésicos, el recuerd o de los M ás tarde ese m ism o día, C laparéde de nuevo se
eventos pasados dentro del periodo abarcado por su acercó a su paciente en la sala del hospital, y de nue­
am nesia retrógrada usualm ente m ejora cuando se vo ofreció un apretón de m anos. Esta vez la paciente
em plean señales. Esto ha sido interpretado como evi­ rehusó estrechar su m ano. C uando le pidió explicar
dencia de que un trastorno de la recu peración sub- su com portam iento socialm en te inconveniente, la
yace al m enos al com ponente retrógrado de su am­ paciente confundida, contestó al final: "Tal vez tenga
nesia (Warrington y Weiskrantz, 1970). Sin embargo, un alfiler en su m ano." La paciente no recordó explí­
la m ejora en el recuerdo con el uso las señales signi­ citam ente la d esagradable exp erien cia que había
ficaban sólo que había m ás inform ación alm acenada ocurrido hacía sólo una horas. Ella no dijo, como
de la que estaba disponible en la condición sin seña­ otros podrían hacerlo: "H ey, no voy a hacer eso de
les. El m ecanism o por m edio del cual esta inform a­ nuevo." En vez de ello, la exp erien cia previa había
ción no estaba disponible en el recuerdo sin señales causado un cambio en la conducta de la paciente sin
no n ecesariam ente es un trastorno de la recu pera­ dejar un recuerdo del evento en sí. La paciente sólo
ción. El problem a podría ser de codificación o alma­ tuvo una sensación, o acaso realizó una inferencia a
cenam iento; el m aterial pobre o ineficientem ente partir de su propia conducta, de que estrechar las
codificado o alm acenado tam bién podría ser m ejor manos sería doloroso.
recordado con la ayuda de una señal de recu pera­ La conducta de la p aciente de C laparéde es un
ción. ejem plo de m em oria im plícita, la cual se ha definido
Es claro, a partir de la discusión en curso, que la com o un cam bio en la conducta com o resultado de
evidencia concerniente a la etapa (o etapas) del pro­ experiencias pasadas sin conocim ien to consciente,
cesam iento de m em oria que es (o son) perturbado(s) sin recolección consciente de la experiencia pasada.
en la am nesia sigue sin ser concluyente y que es un El lector recordará a partir de la discusión previa que
área activa de la investigación actual. la m em oria explícita, en contraste, es recuerdo cons­
ciente del pasado. La m em oria im plícita es la que
está intacta en los pacientes am nésicos. En las si­
ASPECTOS DE LA MEMORIA guientes secciones se explorará m ás este terreno de
PRESERVADOS EN LA AMNESIA la m em oria preservado en la amnesia.

Se ha visto que a pesar del severo deterioro en la ha­


bilidad para retener inform ación durante un periodo Aprendizaje motriz
considerable, los pacientes con am nesia de lóbulo
tem poral m edial y am nesia diencefálica retienen Los prim eros estu dios en H .M . revelaron que su
cierta capacidad de m em oria. En particular, la m e­ severo deterioro en la m em oria explícita estaba
m oria a corto plazo no está lesionada. Bajo ciertas acom pañado por una habilidad para m ostrar m ejo­
condiciones la m em oria de trabajo puede ser muy ría en las tareas que involucran el aprendizaje de ha­
eficiente, aunque se perturbe de m odo secundario bilidades motoras. Por ejem plo, él era capaz de m ejo­
siempre que existe la necesidad de echar mano de la rar en una tarea de dibujo en espejo (figura 10.15)
inform ación del pasado que n orm alm ente, en una que le requirió aprend er a trazar un cam ino entre
persona sin amnesia, estaría disponible en la mem o­ dos contornos de estrellas m ientras veía sólo el refle­
ria a largo plazo. jo de su m ano y las lín eas en un espejo (Milner,
Las m em orias a corto plazo y de trabajo no son las 1965a). Al inicio esta tarea es m uy difícil para los
únicas que se preservan en la amnesia. A hora se des­ su jetos norm ales, pero fácilm en te la aprenden con
cribe un análisis de la m em oria preservada en la ensayos repetidos. H.M . tam bién m ostró un apren­
amnesia, que inicia con un famoso reporte del médi­ dizaje constante en esta tarea a lo largo de un perio­
co francés Claparéde (1911 /1951). Él estaba al cuida­ do de 3 días, m ostrando reten ció n de la habilidad
do de una paciente severamente amnésica, tanto que aprendida de un día al siguiente, aun cuando él no
CAPITULO 70 Sistemas de memoria 263

1er. día 2 o . día 3er. día

1 10 10
Intentos c a d a día

FIGURA 10.15 En la taxea de dibujo en espejo, los sujetos tienen que trazar una línea entre los bordes exter­
nos de dos estrellas mientras observan su mano y la estrella en un espejo. A lo largo de un periodo de 3 días,
H.M. mostró aprendizaje, según se mide por el número de lineas que se desvían hada los bordes en cada
intento. (Tornado de Milner, 1970, p. 44.)

podía recordar haber hecho la tarea previam ente si


se alejaba de ella unos cuantos m inutos. D e m anera
sim ilar, H .M . m ostró aprendizaje en una tarea de
seguim iento rotor que le requirió m over un estilete
de tal form a que se m antuviese en contacto con un
punto m ontado sobre una tornam esa en movimiento
(Corkin, 1968). De nuevo, este aprendizaje tuvo lugar
sin recuerdo consciente de haber realizado la tarea.
La p reserv ación del aprendizaje m otor tam bién se
observa en pacientes con amnesia diencefálica.
La evidencia concerniente a las principales áreas
del cerebro para el aprendizaje m otriz apunta hacia \ í- . 1,
■s
los ganglios basales y el cerebelo. Los pacientes con i N\
en ferm ed ad de H untington, la cual afecta los gan­
glios b asales, están deteriorados en el aprendizaje
m otriz, pero no en los tests de m em oria explícita o
prim ing (discutido más adelante) (H eindel, Butters y V
-B a 9

Salm ón, 1988). Además, los estudios de PET de suje­ v \ '(■


tos norm ales que desem peñan en tareas de aprendi­
zaje m otriz m uestran activación de los ganglios basa­
les. Tam bién se ha reportado aprendizaje m otriz
d eteriorad o en asociación con lesiones cerebelosas
(Pascual-Leone el al., 1993).
\ -

Aprendizaje perceptual

H.M. y otros pacientes amnésicos son capaces de m os­ -o - '


trar m ejoría en diversas tareas perceptuales. Por ejem ­ . v u
i
plo, considere el test de dibujos incom pletos de FIGURA 10.16 Ejemplos de dibujos lineales visualmente
G ollin. En esta tarea al sujeto prim ero se le presenta degradados con los cuales los sujetos amnésicos son capa­
una serie de dibujos lineales degradados de objetos ces de mostrar aprendizaje perceptual. (Tomado de Cohén,
fam iliares, mostrados uno a la vez. Después de esto se 1997, p. 332.)
264 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales

m uestra un segundo conjunto de dibujos m enos de­


E E 9 fl9 U § fiV Í U E l ih s U E B auoludsn
gradados de los mismos objetos. Esto es seguido por
varias series adicionales de dibujos progresivam ente
m enos degradados, hasta que el sujeto es capaz de
identificar todos los objetos (figura 10.16). Tras una
dem ora, de nuevo se le m uestran los dibujos, desde
los más degradados hasta los progresivamente menos
degradadas. Tanto los sujetos de control normal como
los pacientes amnésicos fueron capaces de beneficiar­
se de la visión previa; identificaron las versiones más
degradadas de los dibujos tras la dem ora que en su
presentación inicial (Milner, C orkin y Teuber, 1968;
Warrington y Weiskrantz, 1968,1970).
O tro ejem plo de aprendizaje perceptual en los
pacientes am nésicos es el m ejoram iento, después de
ensayos repetidos, en la lectura de imágenes en espe­
jo de palabras (figura 10.17). A l principio ésta es una
tarea difícil, pero con la p ráctica los sujetos control
- “ — 60 norm al aprenden la lectu ra en espejo m uy bien. Se
JÉ ha dem ostrado que los su jetos am nésicos aprenden
esta h abilidad tan rápido com o los sujetos control
S normales, aun cuando fracasan para recordar o reco­
*§5
U-. 6
— BBS! nocer las palabras específicas que leen u otros aspec­
B ip tos de las sesion es de en trenam iento (Cohén, 1981;
1 C ohén y C orkin, 1981; C oh én y Eichenbaum , 1993;
111 Cohén y Squire, 1980).
y 4 1 1 1 Jgllpgl
55
jS B
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■ I C on d icion am ien to clásico
p jjp lip i pus
^¡gfgi

m u ¡mu
El condicionam iento clásico está preservado en pa­
KüS ¡¡¡¡i
® É l! i¡ Í cientes am nésicos. W eiskrantz y W arrington (1979)
c
han dem ostrado el condicionamiento de la respuesta
___ — 50
de parpadeo en pacientes am nésicos. Este hallazgo
BiL RUL DEP BIL RUL DEP
es consistente con los estudios en anim ales que han
demostrado preservación de respuesta condicionada
de parpadeo después de rem oción del cerebro ante­
FIGURA 10.17 Aprendizaje y retención de habilidad de rior al cerebro m edio y la abolición del condiciona­
lectura en espejo a pesar de amnesia para la experiencia miento clásico tras lesiones a los núcleos interpósitos
de aprendizaje. (A rriba) Los pacientes que recibieron tera­ del cerebelo (Thompson, 1990).
pia electroconvulsiva (ECT) bilateral (BIL) o unilateral
derecha (RUL) y los pacientes que no recibieron ECT
practicaron la lectura en espejo durante tres sesiones (50
ensayos/sesión). Para los pacientes que recibieron ECT, A prendizaje de habilidades cognitivas
un tratamiento ECT se administró entre la primera y la
segunda sesiones, y un promedio de siete tratamientos M uchos estudios han dem ostrado que los pacientes
ocurrieron entre la segunda y la tercera sesiones. (Abajo) am nésicos son capaces de d esarrollar h abilidades
Al comienzo de la tercera sesión, los sujetos fueron eva­ cognitivas. En particular, son capaces de aprender
luados para determinar el recuerdo de las sesiones pre­ procedim ientos y estrategias que les conduzcan a la
vias de evaluación (entrevista de nueve puntos) y para las solución exitosa de ciertos problem as, aun cuando,
palabras que habían practicado (test de reconocimiento, como en otras situaciones en las cuales el aprendiza­
azar = 50%). (Tomado de Squire, 19S7, p. 1S4.) je tiene lugar en pacientes am nésicos, no tengan
recuerdo explícito de haber realizado la tarea.
U n ejemplo sorprendente de esto es el rom pecabe­
zas Torre de H anoi. En esta tarea el sujeto tiene que
CAPITULO 10 Sistemas de memoria 265

m odo de resolver el problem a, sin recordar exacta­


mente qué hizo. Los pacientes amnésicos son capaces
de hacer esto tam bién. Es interesante que éstos son
capaces de recordar las reglas (un disco a la vez y nin­
gún disco grande sobre un disco m ás pequeño) y la
meta de la tarea. Esto tam bién se observa en el rendi­
miento de los sujetos am nésicos en otras tareas, como
FIGURA 1 0 .1 8 Rompecabezas Torre de Hanoi. Para la infrecuente ruptura de reglas en una tarea de
resolver este rompecabezas, el sujeto debe m over cinco
aprendizaje visual de laberinto, aunque en tal instan­
discos desde su posición inicial en la estaca de la izquier­
cia fueran incapaces de aprender el laberinto (Milner,
da h ad a la de la extrema derecha. Las reglas son que sólo
un disco puede ser movido a la vez y que un disco gran­
1965b). No se conocen las estructuras neuronales que
de no puede ser colocado sobre un disco más pequeño. m edian el aprendizaje de las habilidades cognitivas,
L a soludón óptim a requiere 31 movimientos. (Tomado de aunque parece probable que los lóbulos frontales son
Caben, Eichenbaum et ni., 1985, p. 57.) importantes en estos procesos.

Príming
m over cinco discos con agujeros en sus centros desde
u na estaca hacia otra, con las restricciones de que El prim ing perceptual es otra instancia del efecto de
sólo un disco puede ser m ovido a la vez y un disco la exposición previa a la in form ación sobre la con­
grand e no puede ser colocado encim a de un disco ducta subsecuente, en ausencia de recolección cons­
m ás pequeño (figura 10.18). El aprendizaje en esta ciente de la inform ación previam ente experim enta­
tarea puede ser m edido en térm inos del núm ero de da. Sin embargo, en contraste con las instancias de la
pasos que un sujeto ejecuta para resolverlo; la solu­ memoria im plícita discutidas con antelación, la cual
ción óptim a requiere 31 pasos. Se ha dem ostrado que requiere exposición repetida a un estím ulo o acción
los pacientes am nésicos aprenden las h abilidades repetida en una situación, en el prim ing perceptual
cognitivas requeridas para esta solución tan rápido una breve exposición a un estím ulo facilita y aumen­
com o los controles norm ales (Cohén, Eichenbaum et ta la percepción del estím ulo en una ocasión ulterior.
a i , 1985). Las curvas de aprendizaje para ambos gru­ Esta facilitación puede tom ar la form a de percepción
pos se m uestran en la figura 10.19. m ás rápid a o percepción precisa de un estím ulo
Si el lector intenta este rom pecabezas por sí m is­ degradado que de otro m odo no sería reconocido.
mo, encontrará que m ejora a lo largo de los ensayos, Por ejemplo, en el prim ing de repetición, a un sujeto
aun cuando pueda no recordar de m anera explícita prim ero se le expone una lista de palabras. Luego
los pasos que tomó en los ensayos previos; aprende el sigue un test de recuerdo. Entonces, las palabras son

56

Pacientes con amnesia


<n= 12)
51
« Sujetos de control
GJ
in = 8)
I
> 'O
c 46
¡1
_2J o
41
FIGURA 1 0 .1 9 E jecu aó n d e
parientes amnésicos y de
36 sujetos control normales en
el rompecabezas Torre de
Hanoi. Durante un periodo
31 de 4 días, la ejecudón de
ambos grupos tendió a la
± __ L soludón óptima en 31 pasos.
Núm. de intentos 2 3 4 6 7 8 10 11 12 13 14 15 16 (Tomado de Cohen, Eichenbaum et
Día de prueba — 1 — >- — 2 ---- al., 1985, p. 63.)
266 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales

desplegadas taquistoscópicam ente al sujeto tan bre­ A usente A U S_

vem ente que bajo circunstancias n orm ales pocas Ingreso IN G -

serían leíd as con precisión. Sin em bargo, bajo estas P otranca PO T-

condiciones, los sujetos tienen m ás probabilidad de D iscu sión DIS -

leer con precisión las palabras que aparecieron en la Q u eso QUE-

lista previa, incluyendo palabras que no recordaron Elem ento ELE -

en u n test de m em oria realizado entre la p resen ta­ 100


ción de la lista y la prueba. Por tanto, la exposición A m n ésico
previa al estím ulo facilita la percepción, aun en au ­
sencia de m em oria consciente del estímulo.
Otro ejem plo es la tarea de com pletar cadenas. En
esta tarea la exposición previa del sujeto a una lista
de palabras facilita el com pletar las cadenas de pala­
bras con las palabras previam ente vistas. Por ejem ­
plo, su pon ga que la palabra elefante aparece en la
lista. El sujeto entonces es enfrentado con tres letras
que podrían ser el comienzo de una palabra (la cade­
na), seguida por espacios en blanco para las letras
perdid as (por ejem plo, ELE_________), y se le pide Recuerdo R ecu erd o C om pletar
rellen ar los blancos para form ar cualquier palabra libre c o n pista

que le venga a la m ente. En otras palabras, al sujeto


no se le pide explícitam ente que com plete la cadena
con u na p alabra de la lista previa. A p esar de estas FIGURA 10.20 Prim ing intacto en pacientes amnésicos.
instrucciones, los sujetos con frecuencia com pletan la Tras la exposición a una lista de palabras, los pacientes
cadena con palabras que ocurrieron en la lista previa amnésicos tuvieron deterioro en el recuerdo libre de pala­
que con otras palabras que reúnen las restricciones bras de la lista. Sin embargo, si a los sujetos se les daban
de la cad ena y que ocurren con igual frecu encia en las tres primeras letras de las palabras y se les instruía a
inglés. Éste es el caso aun cuando ellos son incapaces decir ¡a primera palabra que viniese a su mente (comple­
tar), los pacientes amnésicos tuvieron un rendimiento tan
de recordar la palabra como una que apareció en la
bueno como los sujetos control normales. (La línea base
lista previa. Aquí de nuevo se ve el efecto sobre la con­
de adivinación en la condición de completar palabras fue
ducta de la exposición previa a un estímulo, en ausen­
del 9%.) La ejecución de los sujetos control, mas no la de
cia de conocim iento consciente de haber visto el es­ los sujetos amnésicos, mejoró en relación con la condición
tímulo. de completar cuando a los sujetos se les proporcionaron
Éstos y otros efectos de prim ing han sido reporta­ las tres primeras letras y se les pidió recordar de manera
dos en sujetos normales (por ejemplo, Tulving, Schac- explícita las palabras vistas en la lista previa (recuerdo
ter y Stark, 1982) y han contribuido a la form ulación con pista). (Tomado de Squire, 1987, p. 155.)
de la distinción entre m em orias im plícita y explícita
propuesta por Graf y Schacter (1985). (Para revisiones
de la m em oria im plícita en sujetos norm ales véase
Roediger y McDermott, 1993; Schacter, 1987; Schacter, contraste con los datos m ostrados en la figura 1 0 .2 0 ,
Chin y Ochsner, 1993.) que la ejecución de los pacientes amnésicos en la tarea
de com pletar cadenas pu ede declinar si, en lugar de
P R IM IN G IN T A C TO EN P A C IEN TES A M N É SI- pedirles com pletar la cadena con cualquier palabra
C O S Los efectos de priming se observan en pacientes que les venga a la m ente, se les pida com pletar la
amnésicos. En consecuencia, aunque los pacientes am- cadena con una palabra de la lista vista recientemente
nésicos tengan deterioro en el recuerdo libre y el (Graf et a i, 1984).
recuerdo con señales (claves) de palabras vistas re­
cientem ente, no difieren de los controles normales en R E G L A S D IF E R E N T E S P A R A EL P R IM IN G QUE
su h abilid ad para com pletar cadenas con palabras PARA LA M E M O R IA E X P L ÍC IT A EN S U JE T O S
que fueron vistas en una lista previa cuando sólo se N O R M A L ES M ás evidencia de que el prim ing y la
les solicitó com pletar la cadena con cualquier palabra m em oria explícita son m ediadas por diferentes siste­
que les viniese a la m ente (Graf, Squire y Mandler, m as proviene de las d iferen cias en las reglas que
1984; Squire, 1987; W arrington y W eiskrantz, 1970). gobiernan las dos form as de m em oria. El prim ing no
Esto se m uestra en la figura 10.20. Es interesante, en m uestra la profundidad de procesam iento observa­
CAPÍTULO 7O Sistemas de memoria 267

do en la m em oria explícita. Un ejemplo de profundi­ descubrim iento de que los pacientes con deterioro en
dad de procesam iento es el descubrim iento de que, el prim ing perceptual no tien en deterioro en el p ri­
cuando los sujetos son inducidos a codificar palabras ming conceptual. Un ejem plo de prim ing conceptual
sem ánticam ente (por ejemplo, al responder pregun­ sería prim ero escuchar la oración El pajar fu e im por­
tas acerca de su significado), su bsecuentem ente re­ tante porque la ropa se rasgó y luego escuchar la pala­
cuerdan y reconocen m ejor dichas palabras que las b ra paracaídas. C uando la oración es escuchada de
que han sido codificadas fonéticam ente (por ejem ­ nuevo tras una demora, los sujetos normales pueden
plo, al responder preguntas acerca de sus sonidos). form arse un sentido de la m ism a porque han escu ­
Las palabras fonéticamente codificadas, a su vez, son chado la palabra clave. Es interesante que los pacien­
recordadas m ejor que las palabras codificadas de tes am nésicos tam bién retienen esta capacidad. Sin
acuerdo con sus características físicas (por ejem plo, em bargo, en el contexto actual, lo que es importante
al respond er preguntas acerca de si la palabra está es el hallazgo de que los pacientes con prim ing p er­
impresa en letras mayúsculas). ceptual deteriorado pueden tener priming conceptual
Esta profundidad de procesam iento presum ible­ no deteriorado (Keane et a l , 1992). Esta disociación
mente depende de la interacción de los sistem as que proporciona m ayor evidencia de que el prim ing per­
m edian la m em oria con los sistem as que m edian los ceptual está vinculado a sistem as que median el pro­
procesamientos semántico y fonético. Aparentemente, cesamiento perceptual más que con sistemas cogniti-
el sistema que media el priming no interactúa con tales vos más generales.
sistemas. En vez de ello, el priming parece estar más
vinculado con el procesamiento con base perceptual. PAPEL D EL P R IM IN G EN LA R EH A BILITA C IÓ N
Esto es indicado por el descubrim iento de que el pri- C O G N IT IV A D urante m uchos años los esfuerzos
ming no ocurre si la presentación inicial de las pala­ para ayudar a la gente con m em oria deteriorada se
bras a ser recordadas están en una m odalidad di­ han enfocado en el uso de auxiliares de memoria simi­
ferente a la del test de prim ing subsecuente (llamado lares a los empleados por la gente normal que quiere
cam bio de m od alid ad entre estudio y prueba). Por m ejorar su m em oria. Esto incluye enfoques como el
ejem plo, los sujetos expuestos de inicio a palabras m étodo de loci, en el cual un sujeto forma imágenes
escuchadas no mostrarán efectos de priming para pala­ visuales interactivas con una secuencia bien apren­
bras presentadas visualmente. dida de sitios imaginados. Se ha demostrado que estos
métodos ayudan a algunos pacientes con deterioro de
SU ST R A T O N EU RON A L D EL P R IM IN G La hipó­ memoria relativamente leve (por ejemplo Jones, 1974).
tesis de que el priming está vinculado de manera cer­ En años recientes, la reh abilitación cognitiva se
cana con el procesamiento perceptual se apoya en los enfoca en el uso de capacidades de memoria im plíci­
hallazgos de estudios de imagen y de lesión. Aunque ta en pacientes con severo deterioro de la m em oria
los estudios PET muestran que las regiones temporal explícita. Un ejem plo dram ático de esto es el entre­
y frontal son activadas cuando un sujeto piensa en namiento de una m ujer que sufrió una severa am ne­
una palabra, ver una palabra activa áreas occipitales. sia anterógrada causada por una encefalitis. Puesto
Esto es de esperar porque la corteza occipital está que el prim ing está intacto en los pacientes am nési­
involucrada en las etapas iniciales del procesamiento cos, Schacter y sus colegas intentaron entrenar a su
visual cortical. Existe evidencia de que en los sujetos paciente, a quien llam aron Bárbara, para que ingre­
norm ales el cambio en la actividad occipital ocurre en sara datos de pedim entos y otros docum entos de
condiciones que promueven el priming visual (Buck- n egocios en una com putadora, usando un m étodo
n er et a l , 1995), m ientras que la activación del hipo­ que ellos denominaron m étodo de desvanecim iento
cam po se observa durante el recuerdo y el reconoci­ de estím u los. Para apreciar si la m em oria im plícita
m iento (Squire, O jem ann et a i , 1992). A dem ás, exis­ podría ser usada para entrenar a un paciente amnési-
ten reportes de deterioro en priming tras lesiones del co en tal tarea, Schacter y sus colegas com enzaron
lóbulo occipital (Gabrieli et a l , 1995; Keane, Clarke y por intentar en trenarla en la term inología com pu­
Corkin, 1992). En conjunto, estos hallazgos apoyan la tational. Para hacer esto m ostraron por unos instan­
idea de que el priming es mediado por un sistema vin­ tes una definición sobre la pantalla de una com pu­
culado con los sistemas que m edian el procesamiento tadora, por ejemplo "porción repetida de un progra­
perceptual. Esto se basa en la hipótesis de Daniel m a". Si ella fracasaba para proporcionar el térm ino
Schacter de un sistem a de representación perceptual correcto, com enzaban a aparecer letras clave hasta
(SRP) (Schacter, 1996). que ella localizaba el térm ino correcto, en este ejem ­
El vín cu lo entre procesam iento perceptual y pri­ plo loop. M ás tarde la defin ición era presentada de
ming perceptual todavía tiene apoyo adicional por el m anera repetitiva, cada vez con una letra m enos en
268 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales

la clave que las que se habían requerido en el ensayo der el lenguaje escuchado o leer. Él padecía una ence­
previo, hasta que Bárbara fue capaz de dar con el tér­ falitis que incluía al lóbu lo tem poral izquierdo. Sin
m ino correcto por su propia cuenta. U sando ese m é­ em bargo, es dudoso que el daño a esta área pudiera
todo d urante u n periodo aproxim ado de 6 m eses, haber sido la causa de su déficit pues la amnesia glo­
Bárbara fue capaz de aprender a ingresar datos en la bal usualm ente no se observa después de daño confi­
com putadora de 11 diferentes docum entos de nego­ nado a las estructuras de lóbulo tem poral izquierdo.
cios, un proceso que requiere el uso correcto de más Sin embargo, m ás inform ativos para com prender
de 250 reglas, sím bolos y claves. Ella fue capaz de la organización de la mem oria, son los pacientes con
hacer esto a pesar de que tenía una profunda am ne­ deterioro selectivo de las m em orias episódica o se­
sia an terógrad a que le hizo im posible recordar de m ántica. A continuación se consideran estas disocia­
m anera consciente nueva información (Glisky, Schac- ciones, las cuales proporcionan m ayor evidencia
ter y Tulving, 1986; tam bién Glisky y Schacter, 1987, para la validez de la distinción entre am bos sistemas.
1988,1989). Su rendimiento fue tan preciso y eficiente
que fue capaz de conseguir un empleo de tiempo com­
pleto pagado. D eterioro selectivo de la m em o ria episódica

Un paciente conocido como Gene sufrió un deterioro


MEMORIA EPISÓDICA Y MEMORIA selectivo de la m em oria episódica como resultado de
SEMÁNTICA traum a craneal producto de un accidente en m otoci­
cleta (Schacter, 1996; Tulving, Schacter et al., 1988). El
Como se recordará de la sección anterior, Endel Tul­ paciente no era capaz de recordar virtualm ente nin­
ving (1972) realizó una distinción entre m em oria epi­ gún evento o experien cia p erson al de su vida. En
sódica y m em oria semántica: la memoria episódica es contraste, su m em oria sem án tica estaba sólo m uy
la m em oria para los eventos e incidentes específicos levem ente deteriorada. Interesantem ente, él retuvo
que son parte de la historia personal de las personas. el conocim iento de su pasado, pero era como si ese
La m em oria sem ántica se com pone de conocim iento conocim iento fuera de la vida de otra persona. Esta
conceptual y fáctico que no está vinculado de manera m em oria au tobiográfica im p erson al está m ediada
consciente con los eventos en las vidas personales de por el sistem a de m em oria sem ántica. Para Gene y
la gente. Existe una diferencia fenom enológica im ­ otros pacientes com o él (vea C erm ak y O 'Connor,
portante entre estos dos tipos de mem oria, una dife­ 1983; Damasio, Tranel y Dam asio, 1989) todo conoci­
rencia descrita de manera puntual por William James m iento de uno m ism o está en form a impersonal. Es­
h ace m ás de un siglo. H ablando de lo que ahora se tos pacientes inform an del h echo de que, en los su­
llam a m em oria episódica, Jam es (1890) escribió: "la jetos norm ales, la m em oria sem ántica sirve como la
m em oria requiere más que el mero fecham iento de base para una buena cantidad de conocimiento auto­
un hecho en el pasado. Debe ser fechado en mi pasa­ biográfico, como el conocim iento de cuándo y dónde
do. En otras palabras, debo pensar que yo experimen­ se nació.
té directam ente su ocurrencia" (p. 650). En contraste,
esta intim idad no acompaña a los hechos en la memo­
ria sem ántica; sólo son cosas que se conocen, sin D eterioro selectivo de la m em o ria sem án tica
conexión alguna a la experiencia personal.
M Ú L T IP L E S S IS T E M A S D E C O N O C IM IE N T O
SE M Á N T IC O En los capítulos previos se han dis­
A m nesia global cutido la afasia, agnosia y apraxia en cierto detalle.
C ada uno de estos trastornos pu ede ser entendido
E xisten reportes de pacientes con severa am n esia como un deterioro en un sistem a específico de cono­
g lo b a l, u na d evastación total de la m em oria que cim iento sem ántico. La selectividad de estos trastor­
incluye la pérdida tanto de la m em oria sem ántica nos indica que cada uno de tales sistem as opera por
como de la episódica. Esto deja al paciente sin hechos separado de los otros, au nqu e bajo circunstancias
y conceptos que hayan sido acumulados en la m em o­ norm ales constantem ente interactúan entre ellos.
ria sem ántica y sin los recuerdos de un pasado per­
sonal previam ente m ediado por la m em oria episódi­ D E T E R IO R O G E N E R A L D E LA M E M O R IA S E ­
ca. U no de tales pacientes, descrito por Schacter M Á N T IC A Y M E M O R IA E P IS Ó D IC A P R E S E R ­
(1996, pp. 140-143), no pod ía recordar n ad a de su VADA H an sido reportados pacientes con deterioro
pasado personal y era incapaz de hablar, com pren­ general en la m em oria sem án tica con m em oria epi­
CAPITULO 7O Sistemas de memoria 269

sódica preservada. En un caso (De R enzi, Liotti y ficación de im ágenes de objetos. Cuando los sujetos
N ichelli, 1987), el paciente tenía deterioro en la m e­ identifican las im ágenes de animales o herramientas,
m oria p ara el significado de las palabras, eventos existe un aumento en la actividad de la corteza tem ­
históricos, gente fam iliar y los atributos de los obje­ poral inferior, un área im portante para la percepción
tos, com o el color de u n ratón o dónde encontraría de objetos com plejos. Sin embargo, cuando los sujetos
un jabón. Estos deterioros se observaron en ausencia identifican imágenes de herramientas (mas no de ani­
de deterioro en la m em oria episódica. males) se observa un aumento en la actividad de la cor­
teza precentral (M artín et a l , 1996), un área que tam ­
D E M EN C IA SEM Á N T IC A La d em encia sem ánti­ bién se activa cuando la gente im agina movim ientos
ca es un trastorno selectivo en la m em oria semántica (Decety et a l, 1994). Estos hallazgos son consistentes
observada en asociación con una dem encia. La m e­ con la visión de que al m enos ciertos deterioros espe­
m oria episódica no siem pre es norm al en pacientes cíficos de categoría en la m em oria semántica reflejan
con dem encia semántica, pero cualquier deterioro en la disociación de distintas redes cerebrales responsa­
la m em oria episódica es leve en relación con la seve­ bles del conocim iento de diferentes propiedades de
ridad de la deficiencia en la memoria semántica. Esta los objetos.
condición difiere de la usualm ente vista en la enfer­ Aunque la interpretación de los deterioros de ca­
m edad de A lzheim er, donde am bas m em orias, la tegoría específica en la m em oria sem ántica aún es
episódica y la semántica, están deterioradas (Hodges cuestión de investigación activa y debate, la disocia­
et a l , 1992). ción doble del deterioro en las memorias episódica y
sem ántica tiene una in terpretación m ás clara. Ella
A L G U N A S D ISO C IA C IO N E S EX TR A Ñ A S EN LA proporciona fuerte apoyo para la idea de que las m e­
M E M O R IA SE M Á N T IC A Se han reportado algu­ m orias episódica y sem ántica son distintos sistem as
nos patrones de disociación inesperados en la mem o­ de memoria.
ria sem ántica. Por ejemplo, algunos pacientes tienen
dificultad para identificar cosas vivientes cuando se
les dan sus nom bres (por ejem plo, ¿qué es un caba­ DETERIORO DE LA MEMORIA DE TRABAJO
llo?), m as no en identificar objetos m anufacturados Y LA MEMORIA A CORTO PLAZO
(por ejem plo, ¿qué es un automóvil?) (H illis y Cara-
m azza, 1991; W arrington y Shallice, 1984). El patrón M em oria a c o rto plazo
inverso tam bién ha sido reportado (m em oria no
deteriorada para cosas vivas y m em oria deteriorada LA M E M O R IA A C O R T O PLA Z O D E S D E LA
para objetos manufacturados). Además, han sido re­ P E R SP E C T IV A D E LA T E O R ÍA DE LA C O M ­
portadas algunas disociaciones aún m ás sutiles, co­ PUERTA C om o observam os en una sección an te­
mo un paciente que puede explicar la función de las rior, el m odelo serial de consolidación ve a la m em o­
herram ientas mas no las prendas de vestir y otro pa­ ria a corto plazo (MCP) como la compuerta a través
ciente quien puede describir los objetos m anufactu­ de la cual debe p asar la in form ación para que sea
rados, excepto los instrumentos m usicales (Damasio, consolidada en la m em oria a largo plazo (M cGaugh
1990). y H erz, 1972; Scoville y M ilner, 1957). D esde esta
U na interpretación a estas d isociaciones es que perspectiva, la reten ción de inform ación en la m e­
ellas proporcionan pistas para la organización es­ m oria a corto plazo tam bién es un paso obligado en
tructural de la m em oria sem ántica, sugiriendo una la secuencia de procesos que subyacen las operacio­
organización a lo largo de las líneas de las disociacio­ nes cognitivas com plejas com o la com prensión del
nes observadas. En consecuencia, se ha sugerido que lenguaje, prod ucción de lengu aje y resolución de
cierta inform ación, como la que tiene que ver con los problem as. Estas n ociones parecen obvias, pero
anim ales, está alm acenada en un sistem a organizado ahora existe fuerte evidencia de que están equivoca­
a lo largo de las dimensiones de apariencia (la carac­ das; la m em oria a corto plazo no es un com ponente
terística m ás sobresaliente para diferenciar anim a­ obligatorio en ninguno de estos procesos. La eviden­
les), m ientras que otra información, com o la que tie­ cia para esto proviene de p acien tes con deterioro
ne que ver con las herram ientas, es alm acenada en selectivo en la m em oria a corto plazo.
sistem as organizados a lo largo de dim ensiones de
fu n ción (D am asio, 1990; M cC arthy y W arrington, P R O B L E M A S C O N LA T E O R ÍA D E LA C O M ­
1990, pp. 146-150). PUERTA: D E T E R IO R O E SP E C ÍF IC O EN LA
El fu nd am ento de esta noción proviene de estu­ M E M O R IA A C O R T O PLAZO Se han identificado
dios de PET de activación cerebral durante la identi­ pacientes que tienen deterioro selectivo en la memo-
270 PARTE II Neuropsicologia de los sistemas funcionales principales

100 FIGURA 10.21 Olvido de


listas de uno, dos y tres
90
reactivos con presentación
-s 80 auditiva y visual en el
paciente K.F. (línea puntea­
S 70
U da = visual; línea sólida =
g 60 auditiva). (Tomado de
o
u McCarthy y Warringtoit, 1990,
uï 50
O
p. 279.)
'I 40
rC
aJ
30
20 1 reactivo, 2 reactivos

10 Sfa -i - 1 -
0 5 10 30 60 0 5 10 30 60
Intervalo de d em o ra (seg)

■M em o ria a co rto plazo


ria a corto plazo (Schallice y Warrington, 1979; Vallar
y Baddeley, 1984). Lo que es particu larm en te so r­ A nálisis sensorial
prendente en estos pacientes es que no tienen dete­
rioro en la m em oria a largo plazo. Por ejem plo, el •M em oria a largo p lazo

p aciente K.F., estudiado por Shallice y W arrington,


tuvo severo deterioro en la repetición inm ediata de FIGURA 10.22 Modelo sugerido por pacientes con dete­
m aterial auditivo-verbal. Por tanto, aun cuando era rioro en la memoria a corto plazo pero con habilidad pre­
capaz de repetir correctam ente núm eros o letras ais­ servada para adquirir nuevas memorias a largo plazo.
lados, tenía deficiencia en la repetición inm ediata de Esta disociación sugiere que la memoria a corto plazo no
cad enas de dos o m ás de estos estím ulos (figura es una etapa obligatoria en la formación de memorias a
10.21). E n contraste, su m em oria a largo plazo no largo plazo. (Adaptado de McCarthy y Warrington, 1990, p. 288.)
tenía deterioro. Por ejem plo, era capaz de aprender
listas de palabras y asociaciones verbalm ente apa­
readas de m anera normal. Hallazgos sim ilares se han
observad o en varios pacientes (C aplan y Wasters, experim entar procesam iento m ás profundo y reten­
1990). Es interesante, como se puede ver en la figura ción en la m em oria a largo plazo. M ás bien parece ser
10.21, que el deterioro de K.F. era más severo para el parte de un sistem a que, cuando se le necesita, m an­
m aterial auditivo-verbal, a pesar de que la retención tiene la inform ación en la conciencia de modo que se
a corto plazo del m aterial verbal presentado visual­ procesa posteriormente.
m ente tam bién estaba deteriorada. Esto sugiere que
existen varios alm acenes diferentes de m em oria a
corto plazo, un punto al cual se regresará en breve. M em oria de trab ajo
Este patrón de preservación y deterioro, com ple­
m en tario al observado en la am nesia anterógrada, EL ESP A C IO D E T R A B A JO Y L A S FU N C IO N E S
presen ta un obvio problem a para un m odelo serial E JE C U T IV A S Las consideraciones apenas discuti­
que postula que la inform ación primero se mantiene das y otras como ellas han conducido a la idea de que
en la m em oria a corto plazo antes de ser consolidada la M CP es parte del más elaborado sistem a llam ado
en la m em oria a largo plazo. M ás bien, sugiere que m em oria de trabajo (WM, por sus siglas en inglés), el
existen rutas paralelas de entrada a las m em orias a cual se estudió en una sección anterior. D entro del
corto y largo plazos (figura 10.22). A dem ás, los pa­ m arco de la m em oria de trabajo, la m em oria a corto
cientes con deterioro selectivo de la m em oria a corto plazo puede ser con ceptualizad a com o com puesta
plazo no tienen problem a en la com prensión del len­ de varios sistem as especializados de alm acenam ien­
guaje, la producción de lenguaje y en m uchas tareas to temporal, cada uno especializado para la retención
de solución de problem as, lo cual indica que la me­ de ciertos aspectos de los estím ulos entrantes. A éstos
m oria a corto plazo se requiere para estos procesos. en ocasiones se les conoce com o registros (b u ffe r s ).
En apariencia, la M CP no es una com puerta obliga­ Como se usan en la tecnología computacional, un re­
toria a través de la cual pasa la in form ación para gistro es una u nidad de alm acenam iento tem poral
CAPITULO 10 Sistemas de memoria 271

del parietal izquierdo, m ientras que la deficiencia


M CP visu al-verbal se aprecia tras daños a un área
vecina dentro del lóbulo occip ital izquierdo (figura
10.23). El deterioro en M C P visoespacial se ha repor­
tado después de lesiones occipitoparietales derechas
y tras lesiones hipocám picas (Olton, Becker y Hand-
lem an, 1979). Estos d escu brim ien tos m uestran que
existen m últiples sistem as de memoria a corto plazo,
cada uno vinculado a m ódulos de procesamiento de
inform ación específica en el cerebro.

Los lóbulos frontales y la m em oria de trabajo

Se ha observado que existen diversos sistem as de


registros que sum inistran entrada al espacio de tra­
bajo de la m em oria de trabajo. También existe ev i­
dencia de que los lóbulos frontales participan en la
m em oria de trabajo. Para considerar esta evidencia,
es necesario echar un b rev e vistazo a las clásicas
investigaciones experim entales de los lóbulos fronta­
les llevadas a cabo alrededor de 1930.

R E S P U E S T A D E M O R A D A En estudios con ani­


m ales sobre la función del lóbulo frontal, los monos
han sido los sujetos de elección debido a sus lóbulos
FIGURA 10.23 Localización aproximada de lesiones cor­ frontales extensam ente desarrollados y a su relación
ticales asociadas con deterioros específicos en la memoria evolutiva con los h um anos. A unque h an existido
a corto plazo. (Tomado de McCarthy y Warrington, 1990, p. 283.) ciertas observaciones tem pranas de los cambios m o-
tivacionales tras lesiones de los lóbulos frontales en
m onos, Jacobsen (1936) fue el prim ero en investigar
de manera experim ental los efectos cognitivos de las
que acepta inform ación a una tasa y la entrega a otra. lesiones de lóbulo frontal en m onos. Él dem ostró
Se verá que existen diversos tipos de registros. deterioro en tareas de resp u e sta dem orada. En la
versión clásica de una tarea de igualación demorada,
L O S R E G IS T R O S La evidencia para varios tipos el m ono prim ero observa al experim entador ceban­
de alm acenes tem porales, o registros, proviene del do uno de dos recipientes de comida. Luego se colo­
estudio de los pacientes con deterioros selectivos de can cubiertas sobre los recipientes, y después existe
m em oria a corto plazo. Por ejem plo, se hizo notar una dem ora durante la cual una pantalla opaca se
que el deterioro de K.F. era más severo para el m ate­ interpone, bloqueando la visión del mono de los reci­
rial au d itiv o-v erbal que para el visu al-verbal. Esto pientes de com ida. Tras la dem ora, la pantalla se
sugiere que existe un alm acén específico a corto pla­ levanta y el m ono debe d estapar el recipiente que
zo para la inform ación auditivo-verbal, un almacén contiene la com ida para obtener la recompensa (figu­
al cual se le ha referido como alm acén fon ológico o ra 10.24). En una variación de esta tarea, denom ina­
reg istro fo n o ló g ico (Caram azza et a i , 1985). Se han da tarea de altern ació n dem orada, la ubicación del
reportado otros pacientes con deterioro selectivo en recipiente cebado es alternado entre los ensayos, pe­
la m em oria a corto plazo visu al-verbal, e incluso ro el mono no debe ver el cebado. En esta condición
otros con deterioro selectivo en la m em oria visoes- el m ono debe recordar la respuesta que hizo en el
pacial a corto plazo. El último sistem a ha sido referi­ ensayo anterior para encontrar la comida.
do com o el b lo c k de apu ntes v iso esp a cia l (Badde- La ejecución exitosa en las tareas de igualación
ley, 1986).' dem orada tiene varios com ponentes que incluyen el
C ada uno de estos deterioros selectivos está aso­ registro de inform ación relevante y el inicio de las res­
ciado con sitios de lesión específicos. Las deficiencias puestas m otoras necesarias. También existe un com ­
de la M C P auditivo-verbal se observan tras lesiones ponente de m em oria: la habilidad para conservar la
272 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales

inform ación acerca de la ubicación de la comida (en


la tarea de igualación demorada) o la ubicación de la
últim a respuesta (en la alternación dem orada) a lo
largo del intervalo de dem ora. A l final del intervalo
de demora, el m ono sólo ve dos recipientes de com i­
Clave
da cubiertos y debe decidir cuál tiene el alimento. Por
tanto, la decisión del m ono en relación con cuál reci­
piente de com ida elegir debe ser guiada por una
representación interna de los eventos pasados, no por
el reconocimiento de un estím ulo presente, como en,
por ejemplo, la no-igualación a la m uestra demorada.
Es en este sentido que la respuesta demorada requie­
re memoria de representación a corto plazo o m em o­
ria funcional (Goldman-Rakic, 1987).
Los estudios de lesión com o el de Jacobsen no son
las únicas fuentes de datos que apoyan un papel para
la corteza prefrontal en las tareas de respuesta dem o­
rada. Como se vio en el capítulo 9 (véase figura 9.19),
se ha dem ostrado que células en la corteza prefrontal
lateral están activas durante el periodo de demora en
las tareas de respuesta dem orada. Es interesante que
D em o ra
estas m ism as célu las no se disparen cuando el ani­
mal comete un error en una tarea de respuesta demo­
rada (Funahashi, Bruce y Goldm an-Rakic, 1989,1991;
Fuster, 1989; N iki y Watanabe, 1976).

A N A LO G ÍA O C U L O M O T O R A D E LA TAREA D E
R E SP U E ST A D E M O R A D A En un intento por
investigar más el papel de la corteza prefrontal en las
tareas de respuesta demorada, Goldm an-Rakic (1987,
1988) registró células en la cisura principal del mono
durante una analogía oculom otora de la clásica tarea
de igualación demorada. En esta tarea los monos fue­
ron entrenados para fijarse sobre un punto central en
una pantalla y continuar fijándose en dicho punto
mientras se h ad a parpadear un blanco en alguna ubi­
cación periférica. Tras una dem ora, el punto central
(fijación) se apagaba, m om ento en el cual el mono
m ovía sus ojos hacia el blanco. Si el blanco se apaga­
ba antes que el punto central, la tarea se convertía en
una de respuesta demorada (figura 10.25).
Goldm an-Rakic encontró que las lesiones unilate­
rales del lóbulo frontal prod ujeron deterioro en la
condición de igualación dem orada. El deterioro fue
severo incluso tras una dem ora de sólo unos cuantos
segundos pero no se apreció en la tarea de no m em o­
ria (es decir, cuando el punto de fijación se apagaba
FIGURA 10.24 Los tres componentes de la tarea de igua­
m ientras que el blanco perm anecía iluminado). Tam­
lación demorada. (A rriba) El mono observa al experimen­
bién debe notarse que estos anim ales no tienen difi­
tador cebar un recipiente de comida (clave) antes de que
ambos recipientes sean cubiertos. (En m edio) Una pantalla cultad en m over sus ojos. A dem ás, las lesiones del
opaca es interpuesta y permanece interpuesta (demora). lóbulo frontal derecho perturbaron la m em oria para
(Abajo) La pantalla es levantada y el mono elige un reci­ la posición del blanco sólo cuando estaba en el cam ­
piente al que le quita la cubierta (respuesta). (Tomado de po visual izqu ierd o, m ientras que las lesiones del
Goldman-Rakic, 1987, p. 377.) lóbulo frontal izquierdo siguieron el patrón opuesto.
CAPÍTULO 10 Sistemas de memoria 273

FIGURA 10.25 Tarea análoga ocu­


lomotor de igualación demorada. A)
El mono se fija sobre la cruz central
y continúa haciéndolo conforme B)
el blanco aparece en la parte supe­
rior derecha y luego C) desaparece.
D) Cuando el punto central es elimi­
nado, entonces el mono mueve su
mirada hacia el punto donde apare­
ció el objetivo. (Adaptado de Goldman-
Rakic, 19S7.)

A) O

i 111\
/ 1\

J f 100%

FIGURA 10.26 Resultados de tres monos evaluados con la tarea de movimiento ocular demorado: linea
gruesa: ejecución con la demora corta (alrededor de 1 segundo); línea delgada: ejecución con la demora de 3
segundos; línea punteada: ejecución con la demora de 6 segundos. El porcentaje de ejecución correcta está
indicado a lo largo de los ejes dibujados a través del punto de fijación central. Ocho posiciones del estímu­
lo blanco se localizan a una distancia constante desde el punto de fijación. A) y B) Mono con lesiones
secuendales de la mitad del terdo del surco prindpal. A) El mono mostró defidenda en el campo visual
izquierdo inferior y leve deterioro en el campo visual derecho inferior después de la lesión en el lado
derecho. B) El défidt del campo visual derecho inferior fue más severo tras lesión prefrontal en la parte
media del surco prindpal en el hemisferio izquierdo. C) El mono con lesión unilateral de todo el surco
prindpal presentó pérdida en la habilidad para recordar los objetivos en los campos visuales contralateral
superior e inferior con la demora de 6 segundos. D) El mono con lesión confinada a la pordón posterior
del surco prindpal y al banco anterior del surco arcuato mostró severo défidt en el campo visual superior
contralateral con todas las demoras. Los tres monos se desempeñaron sin dificultad en todas las localiza-
dones siempre y cuando el objetivo visual estuviera presente en el momento de la respuesta. (Tomado de
Goldman-Rakic, 1987, p. 383.)
274 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales

Clave Dem ora Respuesta ción espacial de los objetos y las ubicaciones del
A) mui mu •minia l u m i i i un i cuerpo en el espacio. Es probable que las áreas pre-
ai i n i i ■■¡8 II IIM BII I I I l i l i l í I ui frontales que m edian la representación a corto plazo
i i i i Minaii imiBiiCTíii i i i
i nuil i iiiiiiii ni ■anuí ii IIB II
ii i ni. i ¡i i b i i i i i i i i II
i m i i iiiiii » de la ubicación espacial lo h agan al interactuar con
« i u«r ■ i i i i i » u II
ii« a iu it iiii
i i i i iiBuiBEssaBiiniim iaa i m i sistem as dentro de los lóbulos parietales que proce­
n i m ii mui i i iii uikibiiiui ni mi ii un
FP nu II ii i 11biii aimiiitiii m san la inform ación espacial (G nadt y Andersen, 1988;
13' Goldman-Rakic, 1992).

E V ID E N C IA D E LA E S P E C IA L IZ A C IÓ N D E LA
M E M O R IA D E T R A B A JO D E N T R O D E LA C O R ­
T E Z A P R E FR O N T A L E xiste evidencia de que las
áreas prefrontales que m edian la W M para la ubica­
B) ción espacial son diferentes de las que m edian la WM
Il II Il II I Iffill
II IIIIB I I III I II II I II BU I para los objetos (W ilson, Scalaid h e y G oldm an-R a­
I 1211 l| II I I S I H l E l i B i l l I I
I IBI I I I II I II I BU 118
kic, 1993). En consecuencia, existen células prefron­
II I >1 II III II lili lili II i l a m í a n
III lili I U II II I I I I i ihii i tales que se disparan durante el intervalo de demora
I I II I I e ni i ni in i i i i i i i i i ii
I I II I i m u ais I II B I I I
II lllll I II l i l i II I I I I I I 18 I I I Bll I tras la presentación de u n objeto. Estas células p re­
frontales están en áreas distintas de las involucradas
en la W M para la ubicación esp acial; están conecta­
das de modo recíproco con áreas de la corteza infero-
tem poral que m edian la percepción de objetos. Esto
sugiere que la corteza prefrontal no es un procesador
1 seg generalizado de la m em oria de trabajo. M ás bien,
parecen haber al menos dos sistem as de m em oria de
FIGURA 10.27 Actividad neuronal de la célula registra­
trabajo visual, cada una dependiente de las interac­
da cerca del surco principal durante múltiples ensayos en
ciones entre regiones prefrontales laterales específi­
la tarea de movimiento ocular de igualación demorada.
A) Cuando el objetivo era presentado 13° a la derecha de
cas y áreas especializadas de la corteza visual. Esta
fijación, la célula era activada durante la demora. B) conclusión es apoyada por u n estu d io de PET de
Cuando el objetivo era presentado 13° a la izquierda de la sujetos humanos que m uestra activación de las regio­
fijación, la célula no aumentaba su línea base de tasa de nes frontal y parietal durante tareas que requieren la
disparo durante la demora. (Tomado de Goldman-Rakic, 19S7, ¡j . W M para ubicación espacial, pero activación frontal
3S4.) y temporal para tareas que requieren W M para obje­
tos (Jonides et a i , 1993).

M E M O R IA D E T R A B A JO Y A TEN C IO N : LA IM ­
Lo que es m ás, Goldm an-Rakic y sus colegas encon­ PO RTA N C IA D E LA S IN T E R C O N E X IO N E S R E ­
traron una relación topográfica entre el área dentro C ÍP R O C A S FR O N T A L -C O R T IC A L La atención
de la cisura principal que fue dañada y la región del abre acceso a la m em oria: es m ás probable que la
cam po visual en el cual fue perturbada la respuesta gente recuerde los estímulos a los cuales atiende. Pero
dem orada (figura 10.26). También encontraron célu­ lo inverso tam bién es cierto: la m em oria guía la aten­
las cerca de la cisura principal que com enzaron a dis­ ción. Lo que ya se sabe parcialmente determina aque­
parar cuando el blanco era presentado en cierta ubi­ llos aspectos del arreglo sensorial h ada el cual se atien­
cación (m as no en otras) y que continuó disparando de. En derto sentido, la m em oria de trabajo yace en la
durante el intervalo de dem ora hasta que el punto de interfase entre lo que ya se conoce (MLP) y lo que ac­
fijación había sido apagado y el m ovim iento del ojo tualm ente se percibe (sistem as sensoriales). Como
había com enzado (figura 10.27). Estos hallazgos pro­ tal,media procesamientos tanto ascendentes como des­
p orcionan evid encia de que las células en la cisura cendentes (figura 10.28). Al m antener la información
principal participan en la m ediación de la m em oria de los sistemas sensoriales y de la MLP, la memoria de
de rep resentación, en este caso guían la respuesta trabajo proporciona una oportunidad para que la
sobre la base de la inform ación alm acenada, en au­ inform ación sensorial influya y m odifique la M LP
sencia del estím ulo que estuvo presente al inicio. (procesamiento ascendente) y para que esta inform a­
Existen vastas conexiones recíprocas entre la cisu­ ción de la M LP dirija los procesos de atendón, selec-
ra principal y las áreas parietales posteriores que se donando en consecuenda una entrada sensorial parti­
sabe procesan inform ación concerniente a la ubica- cular (procesamiento descendente). Ambos modos de
CAPITULO 10 Sistemas de memoria 27 5

frontales que coordine las actividades de los subsis­


- Procesamiento
- - - descendente ' '~z.
temas especializados. La evidencia para esto provie­
ne de los estudios con sujetos hum anos que indican
Memoria a
largo plazo que las lesiones en los lóbu los frontales causan un
deterioro en la W M, sin im portar el tipo de inform a­
ción del estím ulo involucrado (Fuster, 1989; Petrides,
Mem oria de
1994a). A dem ás, los estudios de im ágenes del cere­
trabajo bro en hum anos han m ostrado activación de la corte­
za prefrontal lateral durante varios diferentes tipos

- f
-
-y/ n ^ -
Registro^ Registro, "Registroj
de tareas de m em oria de trabajo (D 'Esposito et al.,
1995; Grasby et a i , 1993; Jonides et al., 1993; Petrides
et al., 1993; Schw artz et al., 1995). C onsideraciones
; Procesamiento - “ " anatómicas también brindan apoyo al papel de la cor­
teza prefrontal lateral en la función global de la m e­
m oria de trabajo. Estas áreas están interconectadas
FIGURA 10.28 La memoria de trabajo sirve como la con los sistem as sensoriales, las áreas m otoras y los
interfase entre los registros temporales a corto plazo y la sistem as del cerebro relacionados con la m em oria a
memoria a largo plazo. El contenido y los procesos que largo plazo (Fuster, 1989; Goldman-Rakic, 1987; Reep,
constituyen a la WM en cualquier momento dado se deri­ 1984; Uylings y van Edén, 1990).
van a partir de la información desde el ambiente (repre­
Áreas distintas a la corteza prefrontal lateral han
sentado inicialmente en los almacenes sensoriales tempo­
estado involucradas en la m ediación de la m em oria
rales) y la información y los procesos ya almacenados
(transferidos hada el espacio de trabajo desde la MLP)
de trabajo. Éstas inclu yen la corteza cingulada, la
aplicados a esta información de entrada. Por ende, la WM cual recibe entrada desde los registros sensoriales
es una confluencia de procesamientos ascendente y (Corbetta et a l , 1991; D 'Esposito et a l, 1995; Posner y
descendente. De acuerdo con la instancia particular, el Peterson, 1990) y proyecta hacia la corteza prefrontal
mayor efecto neto de estos procesos es el interpretar la lateral (Goildman-Rakic, 1988). Además, las lesiones
nueva información en términos de lo que ya es conocido de la corteza frontal orbital se han asociado con la
(procesamiento descendente) o modificar lo que es conoci­ perturbación de la retención a corto plazo de la infor­
do a la luz de la nueva información (procesamiento ascen­ m ación acerca de los aspectos reforzantes de los estí­
dente). (Tomado de LeDoux, 1996, p. 273.) m ulos (G affan, M urray y Fabre-Thorpe, 1993), y se
ha dem ostrado que células en la corteza frontal orbi­
tal son sensibles a si un estím ulo ha conducido a cas­
procesam iento siem pre están activos, aunque uno de tigo (Thorpe, Rolls y M addison, 1983). Los humanos
ellos será más dominante en un momento dado. con lesiones frontales orbitales se vuelven olvidadi­
Las conexiones recíprocas entre corteza sensorial zos de las claves sociales y em ocionales (D am asio,
v isu al y corteza prefrontal proporcionan rutas que 1994). La corteza frontal orbital recibe entrada desde
pueden m ediar dichos procesos. Qué inform ación es los registros sensoriales y tam bién desde la amígdala
m antenida en la m em oria de trabajo dependerá par­ y la corteza cingulada. Las b ases neuronales de la
cialm ente de la entrada hacia las áreas prefrontales em oción se analizan con m ás detalle en el capítulo
desde las áreas sensoriales. Sin embargo, las conexio­ 11 ; por el m omento, sim plem ente se establece que la
nes recurrentes desde áreas específicas de la corteza am ígdala es im portante para el procesam iento em o­
prefrontal de regreso hacia las áreas sensoriales que cional. En el contexto de la m em oria de trabajo es
las alim entan ofrecen una vía a través de la cual los posible que la corteza frontal orbital sea un vínculo
procesos de la memoria de trabajo, interactuando con por el cual el procesam iento em ocional de la am íg­
la MLP, puedan influir en los procesos de atención dala pueda ser relacionado en la W M con la inform a­
(Desim one et a l, 1995). ción sensorial y la inform ación en la MLP.
Si existe un procesador global de la m em oria de
E V ID E N C IA D E UN P R O C E S A D O R G EN ER A L trabajo, es posible que no se localice en un área de los
Q U E M E D IA EL C O M PO N EN TE E JE C U T IV O D E lóbulos frontales. En vez de ello, puede estar distri­
LA M E M O R IA D E T R A B A JO A unque se ha visto buido sobre los múltiples sistemas de la WM. La evi­
que existe evidencia de subsistem as especializados dencia para ello proviene del hallazgo de que algunas
de la m em oria de trabajo dentro de la corteza pre­ células en las áreas especializadas de la corteza pre­
frontal, esto no cierra la posibilidad de que también frontal participan en diferentes tareas de la m em oria
ex ista u n procesador general dentro de los lóbulos de trabajo (Petrides, 1994a). Existen muchas pregun­
276 PARTE II Neuropsicologia de los sistemas funcionales principales

tas concernientes a la m em oria de trabajo y los lóbu­ am nesia de lóbulo tem poral o diencefálica son capa­
los frontales que signen sin resolverse. Por ejem plo, ces de dem ostrar varias form as de aprendizaje, m u­
aún no se sabe si algo está almacenado en los lóbulos chas relacionadas con la exposición repetitiva a situa­
frontales o si las áreas frontales m edian la W M por ciones pasadas y conceptualizadas bajo la categoría
medio del control de la actividad de otras áreas. de m em oria im plícita. Éstas inclu yen aprendizaje
Adem ás de su papel en la WM, los lóbulos fronta­ m otor, aprendizaje p erceptual, condicionam iento
les tam bién participan en la mem oria cuando la orga­ clásico, resolución de problem as y priming. Además,
nización es un im portante factor en la retención. Este existen disociaciones dentro del terreno de la m em o­
papel se explora en la últim a sección de este capítu­ ria im plícita. Los pacientes con lesiones de los gan­
lo. Pero prim ero se debe regresar y consid erar las glios basales tien en d eterioros en el aprendizaje
im plicaciones de los hallazgos que se han revisado m otor m as no en otras form as de aprendizaje. Los
hasta el m om ento para com prender la organización pacientes con lesiones de los lóbulos occipitales tie­
neuronal de la memoria. nen deterioro en el prim ing perceptual visual y no en
otras formas de aprendizaje. Las lesiones cerebelosas
deterioran selectivam ente el condicionam iento clási­
CONCEPTUALIZAC1ÓN DE MÚLTIPLES co simple. También se h a observado que las lesiones
SISTEMAS DE MEMORIA de los lóbulos parietales resultan en deterioro especí­
fico en la m em oria a corto p lazo, m ientras que las
Se ha visto que las estructuras tem poral-m edial (en lesiones de los lóbulos frontales provocan deficiencia
p articu lar el hipocam po y las cortezas entorrinal, de la m em oria de trabajo.
perirrinal y parahipocám pica) y las estructuras dien- En conjunto, estos h allazgos constitu yen u n pa­
cefálicas (en particular los cuerpos m am ilares y los trón de disociaciones que sugiere que existen cinco
núcleos anterior y dorsom edial del tálam o) son críti­ grandes sistem as de m em oria: m em oria de procedi­
cos en la creación de nuevas m em orias explícitas. Los m iento, el sistem a de rep resen tación perceptual, la
pacientes con lesiones en estas estru ctu ras tienen m em oria de trabajo, la m em oria sem ántica y la m e­
severa am nesia anterógrada y grados variables de moria episódica. Adem ás, al m enos tres de estos sis­
am nesia retrógrada. En contraste, los pacientes con tem as in clu yen varios su bsistem as (tabla 10.2). Los

TABLA 1 0 .2 Principales sistemas de memoria y aprendizajeen humanos

Sistema Otros términos - Subsistemas

De procedimiento No declarativa'- Habilidades motoras


Habilidades perceptuales - --
Habilidades cognitivas _ - _ _
Aprendizaje no asoáafivo r -
Gohdidonaimsjto simple - -
Sistema de Priming . =- - Pormadón visual de palabras _ ~-
representación Formadón auditiva de_palabras - 5"-
perceptual (MLP) Descrípdón-estructural- " . -
Semántica Conodmiehto — — -E sp ad al- _ . _ _ _-
genérico " - — ---_ _ - Reladonal “ __ _
De trabajo - Espado de trabajo - “' ' - _
A corto plazo (registro) - -

Auditiva ..

Contenido d<_-=d!? la Mí P ya»?

Fundóñejeaitiva- - - - - - - - - - -
Episódica -Autobiográfica
_Personal
CAPITULO 10 Sistemas de memoria 277

subsistem as de memoria de procedimiento son siste­ que aprendan un laberinto y luego dañar diferentes
mas de acción conductual o cognitiva que son expre­ partes de su corteza cerebral. Su razonam iento fue
sados en la form a de procedim ientos o habilid ades simple: la localización de las lesiones que perturban el
conductuales o cognitivas aprendidos, ejecutados en recorrido del laberinto también sena la localización de
ausencia de la recolección consciente de las experien­ los engramas que almacenan el conocimiento del labe­
cias previas que los generaron (es decir, m em oria rinto. Lashley encontró que las lesiones en diferentes
im plícita). E xisten varios subsistem as dentro del áreas cerebrales (externas a las áreas primarias senso­
terreno de la m em oria de procedim iento. En el pri­ rial y m otora) perturbaron por igual el recuerdo del
m ing perceptual, la exposición previa a un estím ulo laberinto; fue incapaz de encontrar al engrama en una
facilita la percepción del estímulo en una ocasión ul­ sola localización restringida. Esto lo condujo a con­
terior. Puesto que el sujeto no necesariam ente retiene cluir que el engrama debe estar distribuido a través de
una representación consciente de la experiencia pa­ la corteza. Aunque es errónea su conclusión holística
sada, el prim ing tam bién cae dentro de la m em oria más general de que no existe especialización de fun­
im plícita. Las m em orias semántica y episódica caen ción dentro de la corteza (afuera de las áreas prim a­
en el terreno de la memoria explícita. La m em oria de rias sensorial y motora), su conclusión de que la m e­
trabajo trasciende la distinción explícita-im plícita, moria a largo plazo está almacenada a través de la cor­
siendo explícita el contenido del espacio de trabajo, teza ha evidenciado tener un fundamento más firme.
m ientras que los procesos activos en el espacio de
trabajo y la fund ón ejecutiva pueden ser explícitos o
implícitos. Evidencia de que la m em o ria a largo
Tulving (1995) ha sugerido que el orden de arreglo plazo está alm acen ad a en la c o rte z a
de los cinco grandes sistem as de m em oria refleja su
orden de surgimiento, tanto en términos de evolución Alrededor de 1950, el neurocirujano W ilder Penfield
com o de desarrollo individual. De acuerdo con esta reportó que cuando estim uló los lóbulos tem porales
visión, los sistem as de procedim iento y los sistemas de sus pacientes en el curso de una cirugía para el ali­
de representación perceptual, esenciales incluso para vio de convulsiones, los pacientes, conscientes bajo
interacciones sim ples e inm ediatas con el am biente, anestesia local, con frecuencia decían que experim en­
evolucionaron primero y se desarrolla más temprano taban vividos recuerdos de su pasado distante. Estos
en los infantes hum anos. La m em oria sem ántica, los pacientes en ocasiones fueron m uy emotivos confor­
sistem as de memoria funcional y la m em oria episódi­ me describían el contenido de estas experiencias.
ca evolucionaron y se desarrollaron m ás tarde, con­ Esto condujo a P enfield a conclu ir que los lóbulos
form e las representaciones explícitas de los eventos temporales son el área del cerebro en la cual se alm a­
pasados se volvieron esenciales para la regulación y cenan los recuerdos a largo plazo. Él fue m ás allá y
la ejecución de conductas complejas adaptativas. postuló que todos los recuerdos pasados están repre­
sentados ahí, form ando un registro perm anente y
preciso de la experiencia pasada (Penfield y Perot,
EL SUSTRATO NEURONAL DE LA 1963). Sin em bargo, Penfield fracasó al verificar que
M EM ORIA A LARGO PLAZO las verbalizaciones de sus pacientes eran reportes de
recuerdos reales al com pararlos con inform ación
La m em oria a largo plazo tiene am plia capacidad, docum entada del pasado de estos individuos. Esto
tan vasta que no ha sido posible especificar sus lím i­ dejó abierta la posibilidad de que los pacientes estu­
tes. Su d uración tam bién es vasta, al m enos en la viesen reportando experiencias oníricas o alucinacio­
escala de tiem po de una persona individual: muchos nes. A pesar de los problem as con esta dram ática
recuerdos duran toda la vida. Aún es un misterio fas­ fuente de evidencia, existen bases para creer que la
cinante el saber acerca de dónde y cómo son alm ace­ corteza cerebral es el sitio de alm acenam iento de los
nados los recuerdos a largo plazo. recuerdos a largo plazo. En las siguientes secciones
se exam inan algunas de estas bases.

La bú sq u ed a d e Lashley del en gram a LA P L A ST IC ID A D D E LA C O RTEZA Aunque no


se sabe qué cambios en el sistema nervioso subyacen
El térm ino engram a se usa para hacer referencia a la a la m em oria a largo plazo, es obvio que deben ocu­
hipotética, y actualmente desconocida, representación rrir algunos. La corteza cerebral es el candidato prin­
neuronal de la mem oria. El neuropsicólogo Karl Lash­ cipal para el lugar de estos cam bios debido a que de
ley trató de localizar el engrama al entrenar ratas para todas las regiones del cerebro de los mamíferos, es la
278 PARTE II Neuropsicologia de los sistemas funcionales principales

1 2 3 4 5
C) O rd en de ram a

FIGURA 10.29 Las ratas que se mantienen en un ambiente enriquecido (EC) durante 30 días
tienen ramificaciones más elaboradas de las dendritas basales de las neuronas corticales que el
que tuvieron las ratas mantenidas en condiciones estándar (SC) o en ambiente empobrecido
(IC). A ) La ramificación dendrítica puede ser cuantificada por la cuenta del número de ramas
de diferentes órdenes (izquierda ) o por la cuenta del número de intersecciones con anillos
concéntricos [derecha). B) y C) En estas gráficas se muestran los resultados de la medición del
número de ramas. Las dendritas basales, mas no las dendritas apicales, de las ratas que se man­
tuvieron en ambiente enriquecido muestran incrementos en las ramificaciones de orden supe­
rior en comparación con los otros dos grupos. (Tomado de Rosenzweig y Leimnn, 1989, p. 666.)

única donde se han dem ostrado con m ayor claridad C a m b io s d en d rític o s Cuando se midieron en m icros­
los cambios resultantes de la experiencia. La evidencia copía electrónica las características estructurales finas
para esto proviene del trabajo clásico de M ark Rosenz­ al nivel de las neuronas individuales, se encontraron
weig (1977; Rosenzw eig, B ennett y D iam ond, 1972), varias diferencias en el tejido cortical. El grupo enri­
que com paró los cerebros de ratas criadas en un am ­ quecido tuvo m ayor núm ero de espinas dendríticas
biente enriquecido con el de ratas criadas en un ambien­ por u nidad de longitud de dendrita. Las esp in as
te em pobrecido. Las ratas en los am bientes enrique­ d en d ríticas son pequeñas protuberancias que salen
cidos fueron alojadas en grandes ja u la s que conte­ de las dendritas, que aum entan el área de la superfi­
n ían objetos estim ulantes com o ruedas de ejercicio cie dendrítica. El núm ero de espinas sobre una den­
y, lo m ás im portante, otras ratas con quienes inter- drita está correlacionado con el núm ero de entradas
actuar. Las ratas en los ambientes em pobrecidos fue­ axonales hacia la dendrita. Las dendritas basales de
ron alojad as solas, en pequeñas jau las sin objetos las neuronas corticales en el grupo enriquecido tam ­
estim ulantes. b ién m ostraron m ás ram ificaciones dendríticas, otro
correlato del núm ero de axones de entrada (figura
G ran d es c a m b io s c o r tic a le s Cuando los cerebros de 10.29). En años recientes, cuando el núm ero de con­
las ratas en estos dos grupos fueron com parados, se tactos sináp ticos fue m edido de m anera directa, se
encontraron varias diferencias entre los dos grupos. Los encontró que los cerebros de los animales en el grupo
cerebros de las ratas en el ambiente enriquecido tenían enriquecido tenían más de ellos.
m ayor grosor cortical. Adem ás, la corteza occipital
tenía m ayor peso en el grupo enriquecido. No se apre­ C a m b io s n eu ro q u ím ico s El tejido cortical de las ratas
ciaron cambios similares en áreas extemas a la corteza. en el grupo enriquecido contenía más acetilcolina por
CAPITULO 10 Sistemas de memoria 279

unidad de peso que el que contenían las cortezas de m em oria. La inform ación desde las áreas preestria-
las ratas en la condición empobrecida. Es im portante das es canalizada h acia el área TE, lo que hace esta
advertir que todos los cambios apenas discutidos fue­ área muy apropiada para servir tanto como área que
ron observad os en la corteza, mas no en otras áreas m edie la percepción visual de orden superior y como
del cerebro. Aunque los efectos sobre el cerebro de un el sitio de alm acenam iento para las representaciones
am biente enriquecido a lo largo de cierto tiempo debe visuales (Mishkin, 1982).
ser m ás general y de m ayor m agnitud que el efecto Un estudio de las propiedades fisiológicas de neu­
de un evento individual, estos descubrim ientos no ronas individuales en el área TE proporciona m ayor
obstante dem ostraron cam bios en el tejido cortical soporte para el papel de esta área tanto en la percep­
como resultado de la experiencia. Al hacerlo, propor­ ción visual com o en la m em oria. Sakai y M iyashita
cionan evidencia consistente con la idea de que la cor­ (1991) expusieron a m onos a un procedim iento de
teza es el sitio de los cambios neuronales que subya- aprendizaje pareado asociado. Después del entrena­
cen la m em oria a largo plazo. En una sección poste­ miento, encontraron células que se dispararon cuan­
rior se an alizarán con m ás detalle los m ecanism os do el mono vio cierto estím ulo y luego continuó dis­
neuronales de la memoria a largo plazo. parando en anticipación del asociado con dicho estí­
m ulo. Si el asociado era presentado enseguida, la
E S T U D IO S D E C E R E B R O E S C IN D ID O O tra célula continuaba disparando. Sin embargo, si seguía
fuente de evidencia de que la corteza es el sitio de un estím ulo distinto al asociado, la célula dejada de
alm acenam iento de los recuerdos a largo plazo pro­ disparar. En otras palabras, la célula codificaba la
viene de los estudios de animales con cerebro escin­ presencia o ausencia del asociado.
dido. E n los m onos y gatos puede ser seccionado el También han existido diversos estudios de im áge­
quiasm a óptico (no seccionado en hum anos con ciru­ nes que m uestran que la corteza inferotem poral está
gía de cerebro dividido), además de las comisuras del activa durante tareas que requieren reconocim iento
cerebro anterior (comisura anterior y cuerpo calloso). visual (por ejemplo, H axley et a l , 1994). En conjunto,
Si un ojo de estos anim ales es cubierto y luego es estos hallazgos sugieren que ciertas representaciones
en tren ad o en una tarea de discrim inación visual, el visuales de la experiencia pasada están almacenadas
aprendizaje no será transferido posteriormente al ojo en la corteza tem poral. Existe evidencia de que las
p reviam ente tapado (M yers, 1955; Sperry, 1961). El áreas parietales pueden ser el sitio de almacenamien­
ojo p reviam ente tapado puede ser entrenado para to de inform ación espacial y la corteza somatosenso-
aprend er la d iscrim inación opuesta a la aprendida rial puede ser el sitio de alm acenam iento de inform a­
por el prim er ojo. En consecuencia, en esta situación ción táctil (Squire, 1987, p. 123). Estos hallazgos apo­
experim ental, el sustrato neuronal del aprendizaje de yan la noción de que al m enos ciertos tipos de infor­
d iscrim in ació n m ediado por el ojo entrenado está m ación son alm acenados en la corteza. De m anera
con fin ad o al hem isferio ipsilateral, de m odo que la más específica, ellos sugieren que el engrama puede
entrada desde el otro ojo no puede ganar acceso a él. estar alm acenado en las m ism as regiones que aque­
La incapacidad para m ostrar transferencia interocu­ llas que m edian las últim as etapas en el procesa­
lar del aprend izaje de discrim inación visual en los miento y el reconocim iento perceptual.
anim ales con cerebro dividido es evidencia de que el
sustrato neuronal de este aprendizaje está alm acena­
do en la corteza. Si el engram a estuviese representa­ C onjugación en el h ip ocam p o de diferentes
do su bcorticalm ente, uno esperaría que la discrim i­ elem entos de m em oria co m o un com p on en te
n ación v isu al sería transferida entre los hem isferios integral en la m em oria explícita
por m edio de las rutas subcorücales intactas.
La m em oria explícita es relacional o asociativa: un
EL E F E C T O D E LA S L E SIO N E S A LA C O R T EZ A recuerdo trae otros a la m ente. Cuando una persona
IN F E R O T E M P O R A L M ayor evid en cia para el huele tocino, esto puede recordarle el desayuno en un
papel de la corteza cerebral en el alm acenam iento de viaje de cam pam ento hace años, el vigorizante aire
los recu erd os a largo plazo proviene de los estudios lim pio y los panoram as y los com pañeros que tuvo.
de lesión en m onos que mostraron que las lesiones a Eso puede conducirle a recordar el rostro de una per­
la corteza inferotem poral (área TE), adem ás de dete­ sona en particular, lo cual, a su vez, le conduce a recor­
riorar la h abilid ad para adquirir nueva información, dar aspectos de su trabajo. También se experimenta la
tam bién d eteriora las discrim inaciones visuales pre­ asociación de los recuerdos dentro de la m em oria
v ia m en te aprend id as (M ishkin, 1966). Por tanto, el sem ántica en tareas com o la solución de problem as,
área TE interviene tanto en la percepción como en la cuando un elemento de conocimiento conduce a otro
280 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales

en una form a que ayuda a alcanzar la m eta. ¿Cómo sección anterior, el prim ing visual resulta en una dis­
llegan a relacionarse entre sí los diferentes contenidos m inución de la activación de la corteza occipital al
en la memoria? ser medida con PET (Buckner et a l , 1995; Squire, Oje-
Se ha su gerid o que estas relacion es so n el sello m ann et al., 1992). El d eterioro en el prim ing visual
distintivo de la m em oria explícita, tan distinta de la tam bién ha sido reportado tras lesiones de la corteza
m em oria im plícita, la cual representa la experiencia occip ital derecha (G abrieli et al., 1995; K eane et ah,
en una form a que está ligada con las operaciones de 1992). En la m odalidad som atosensorial se ha repor­
proceso que se em plearon en el m om ento del apren­ tado que el aprendizaje de discrim inación táctil cau­
dizaje (C ohén, 1997; C ohén y E ich en b au m , 1993).2 sa alargamiento de los campos receptivos de las neu­
Se ha propuesto, adem ás, que el hipocam po m edia ronas en el área que representa el área corporal entre­
el p ro ceso de con ju g ación característico de la m e­ nada (M erzenich et a l , 1990). D e m odo análogo, se
m oria explícita, m ientras que estructuras externas al han observado cam bios en las propiedades del cam ­
h ip o cam p o m ed ian la m em oria im p lícita. La ev i­ po receptivo de las neuronas en la corteza auditiva
dencia p ara el papel del hipocam po en la con ju ga­ tras el aprendizaje de discrim inación de tonos en el
ción de d iferentes elem entos proviene de estudios, condicionam iento clásico (D iam ond y W einberger,
como los discutidos en las secciones anteriores, que 1986). O tros estu dios han m ostrado cam bios en la
ind ican que la conjugación es la característica rele­ activación de la corteza m otora (K am i et a l , 1995) y
vante de la m em oria explícita que es perturbada por el cerebelo (Kim, Ugurbil y Strick, 1994) tras el apren­
las lesiones tem poro m ediales y diencefálicas, m ien­ dizaje de secu en cias m otoras. Por tanto, se puede
tras que la m em oria im plícita es perturbada por las especular que los cam bios neuronales que subyacen
lesio n es extern as a este sistem a. A d em ás, el hecho a diversos tipos de m em oria im plícita en los anim a­
de que el hipocam po recibe entrada sensorial y lím- les superiores y los hum anos puede ser análoga a la
b ica a ltam en te procesad a y de que ten g a exten sas m odificación de los circuitos existentes que su bya­
p ro y eccio n es de vuelta a la corteza b rin d a argu ­ cen a la habitu ación, sen sib ilización y cond iciona­
m entos para su papel en la asociación e integración m iento clásico en Aplysia (véase capítulo 2), aunque
de d iferen tes con ten id os de m em oria. M ayo r ev i­ obviamente a un nivel de com plejidad mayor.
dencia para esta noción proviene de un estudio de
im á g e n e s con reso n a n cia m a g n ética fu n cio n a l
(fM RI, por sus siglas en inglés) en el cual a los suje­ Síntesis de proteínas y plasticidad estructural
tos se les solicitó asociar rostros con iconos y n om ­ subyacente a la m em oria a largo plazo
bres. L u ego a los sujetos se les pidió d istin g u ir las
co m b in acio n es rostro-icon o-n om bre p reviam ente Com o se ha apuntado, el conocim iento acerca de có­
estudiadas de las com binaciones nuevas. Esta tarea mo se forman y m antienen los recuerdos a largo pla­
generó la activación del hipocam po (C ohén, Ramzy zo sigue siendo un gran m isterio. Sin embargo, existe
e ta l., 1994). evidencia de que la síntesis de proteínas y la form a­
ción de nuevas sinapsis son componentes críticos en
la form ación de la m em oria a largo plazo.
A lm acen am ien to de la m em oria im plícita Aunque no fue centro de la discusión en el capítulo
2 , se ha demostrado que las alteraciones en las proteí­
Se ha visto que los efectos de la m em oria de procedi­ nas existentes son un com ponente crítico en la sensi­
m iento y el prim ing se m anifiestan sólo cuando el b ilización a corto plazo y la h abituación en Aplysia.
sujeto está ejecutando acciones u operaciones simila­ A unque este m ecanism o ayuda a explicar relativa­
res a aquellas que ejecutó al momento del aprendiza­ mente los procesos de memoria a corto plazo, el hecho
je. Esto sugiere que los m ecanism os neuronales sub­ de que las proteínas están siendo constantem ente
yacentes a la m em oria im plícita pueden estar vincu­ degradadas y sintetizadas (con una tasa de renova­
lados con los m ecanism os que m edian las acciones y ción de aproxim adam ente 2 semanas) hace im proba­
operaciones iniciales. La evidencia para esto provie­ ble que las alteraciones en las proteínas existentes por
ne de diversos hallazgos. Como se hizo notar en una sí sola pudiese ser la base de la m em oria a largo plazo.
La síntesis de nuevas proteínas (más que alteracio­
nes en las proteínas existentes) es un componente inte­
gral en la retención, mas no en el aprendizaje, de nue­
: Estos autores emplean los términos declarativa y de procedimien­
vas tareas en m am íferos. Esto es claro a partir de los
to donde yo he usado explícita e implícita, respectivam ente. He
sustituido la última distinción, básicamente equivalente, para estudios (por ejem plo, Davis y Squire, 1984) que de­
m antener consistencia dentro de la presente discusión. muestran que si se adm inistran fármacos que inhiben
CAPITULO 10 Sistemas de memoria 281

Aprendizaje teínas es un componente necesario para la formación


70 de m em oria a largo plazo. Una consecuencia princi­
pal de la síntesis de nuevas proteínas, con obvias im ­
y.
O
plicaciones para la m em oria a largo plazo, es la cons­
60
ü
O trucción de nuevas sinapsis. Esto ha sido dem ostra­
o
u do en la sensibilización a largo plazo (mas no en la
¡n
50 de corto plazo) en Aplysia. Tam bién se ha observado
CZ en la potenciación a largo plazo en el hipocam po.
S
u 40
M ás aún, com o se vio con anterioridad, en las ratas
o
CL
expuestas a un am biente enriqu ecid o se percibe un
aumento en el número de sinapsis.
1 Cada m olécula proteica es el producto de una se­
3 6 9 12 15
cuencia de DN A que codifica la secuencia de am inoá­
Ensayos
cidos particular de dicha protem a. Una secuencia de
R etención
DN A que genera una proteína específica es llam ada
gen. Por tanto, en principio, debería ser posible iden­
tificar los genes que codifican la síntesis de proteínas
que influyen en la formación de nuevas sinapsis sub­
yacentes a la m em oria a largo plazo. Una form a de
atacar este problem a ha sido producir cadenas im i­
tantes de la m osca de la fruta Drosophila (al someter a
los insectos a rayos X o drogas) y luego determ inar
las cepas con problem as de aprendizaje específicos.
Esto ha resultado en la identificación de al menos tres
tipos de tales m utantes, cada una de las cuales tiene
un gen defectuoso que cod ifica la síntesis de una
0 .2 5 3 24
H oras después dei ap re n d iz a je
enzim a particular en u na vía asociada con el A M Pc
(Dudai, 1989). En años m ás recientes, con ingeniería
¿x— a D urante la in h ib ició n de la síntesis d e proteínas
genética en ratones, los investigadores han sido capa­
s e N orm al
ces de borrar específicam ente el gen que codifica la
síntesis de la proteína a-calm od alin quinasa II, una
FIGURA 10.30 (Arriba) Los inhibidores de la síntesis de
enzima importante para la inducción de potenciación
proteínas por lo general no tiene efecto sobre la tasa de
aprendizaje de una nueva tarea. {Abajo) Sin embargo, la a largo plazo. El resultado fue una deficiencia en la
retención a largo plazo no tendrá lugar si se bloquea la potenciación a largo plazo en el hipocampo de dichos
síntesis de nuevas proteínas durante el entrenamiento. animales (Silva, Stevens et al., 1992). Además, cuando
(Tomado de Bear, Connors y Paradiso, 1996, p. 573.) se evaluó a estos animales en el Laberinto de Agua de
Morris, se encontró que tenían un severo deterioro en
la m em oria espacial (Silva, P aylor et al., 1992). A u n ­
selectivam ente la síntesis de proteínas en un animal que estos hallazgos proporcionan una tentadora
cuando es entrenado para realizar una tarea, éste fra­ visión en los procesos al nivel neuronal que subyace a
casa para recordar la tarea cuando se le evalúa después la m em oria a largo plazo, todavía existe m ucho por
de un tiem po, aunque el proceso de aprendizaje sea conocer en esta área. En particular, no es claro cómo
normal (figura 10.30). También se observa el deterioro la form ación de nuevas sinapsis contribuye a la for­
en la retención si el inhibidor de la proteína es admi­ mación de recuerdos complejos, en particular recuer­
nistrado poco después del entrenamiento, pero su efec­ dos explícitos.
to deletedo disminuye conforme aumenta el intervalo
entre el entrenamiento y la inyección. Un efecto delete­
do similar al de la inhibición de síntesis de proteína se ¿D ónde se a lm acen a la m em oria?
aprecia en la sensibilización a largo plazo, pero no en
la sensibilización a corto plazo, en Aplysia. Lashley (1950) estaba correcto en su conclusión de
En conjunto, estos hallazgos sugieren que las eta­ que la m em oria a largo plazo no está alm acenada en
pas tem pranas de la form ación de m em oria involu­ un lugar, aunque estaba equivocado en su u lterior
cran la m odificación rápida de las proteínas sinápti- inferencia de que por tanto debía estar alm acenada
cas existentes, m ientras que la síntesis de nuevas pro­ por igual en todas partes. De hecho, la memoria está
282 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales

tanto distribuida como localizada; muchas áreas dife­ material desorganizado, la naturaleza reconstructiva
rentes del cerebro alm acenan m em oria, y al m enos del recordar significa que la form a en la cual se perci­
ciertos tipos específicos de memoria son almacenados ben y organizan los eventos determ ina en gran m edi­
en regiones específicas. Como se ha visto, el sitio más da cóm o se reconstruye la m em oria del pasado. La
probable de almacenamiento de la memoria explícita organización afecta la mem oria a través de su impacto
es la corteza, y la m em oria explícita parece estar sobre la codificación, recuperación y sobre los proce­
am pliam ente distribuida en diferentes áreas cortica­ sos interm edios entre estos dos puntos. Cuando se
les. En contraste, el priming parece encontrarse en un atiende al m aterial que se quiere recordar, es posible
núm ero de sistem as específicos, cada uno cercana­ organizado de m anera activa para recordarlo más
mente relacionado con áreas corticales especializadas adelante. Esta organización puede tener lugar duran­
en las etapas iniciales de procesam iento dentro de te o después de la exposición inicial (codificación ela-
una m odalidad sensorial específica. Existe m ás evi­ b orativa) o puede consistir en la m anipulación y el
dencia para esto en el priming visual, donde se ha acu­ procesamiento de la inform ación que ya ha sido codi­
m ulado evidencia para una relación entre la corteza ficada (repaso elaborativo). Finalmente, en el momen­
occipital y el prim ing perceptual. D entro de otros to de recordar, se puede buscar la inform ación en
dominios de la memoria implícita existe evidencia de forma organizada, un proceso denominado recupera­
que la m em oria de procedimiento también implica la ción estratégica. La evidencia para la implicación del
m odificación de sistem as de procesam iento involu­ lóbulo frontal en estos procesos y la posibilidad de
crados en operaciones motoras y cognitivas iniciales. especializadón hemisférica dentro de los lóbulos fron­
Esto es m ás claro en el aprendizaje motor, donde tales para procesos específicos proviene de un estudio
áreas dentro de los sistem as m otores, com o los gan­ de PET que m uestra la activación de las áreas del
glios basales y el cerebelo, parecen críticos. lóbulo frontal izquierdo durante la codificadón de la
inform ación y la activación de las áreas del lóbulo
frontal derecho durante la recuperación (Tulving,
CONSIDERACIONES ADICIONALES Kapur et al., 1994).
ACERCA DEL PAPEL DE LOS LÓBULOS
FRONTALES EN LA MEMORIA D E T E R IO R O EN EL U S O D E LA O R G A N IZ A ­
C IÓ N IN H ER EN TE La evidencia más convincente
Ya se ha considerado el papel de los lóbulos frontales para el involucram iento de la corteza frontal en los
en la m em oria de trabajo. Sin em bargo, éste no es el procesos organ izacion ales relacionados con la m e­
único terreno de la m em oria en el cual están involu­ m oria proviene de los estu d ios de lesión. A unque
crados los lóbulos frontales; ellos también son im por­ bajo muchas condiciones las lesiones del lóbulo fron­
tantes siempre que la organización sea un componen­ tal no perturban la m em oria, los parientes con lesio­
te crítico de la memoria y siempre que la información nes de lóbulo frontal tienen deficiencia en tareas de
deba ser extraída de una serie de eventos. Los lóbulos memoria que norm alm ente requieren procesos orga­
frontales tam bién son críticos para que un individuo nizacionales.
valore con precisión su capacidad de mem oria. Se ha Ya se han analizado algunos ejemplos del impacto
revisado el papel de los lóbulos frontales en la enfer­ de las lesiones de lóbulo frontal sobre la m em oria en
m edad de Korsakoff y se ha presentado evidencia que el contexto de la discusión de la enferm edad de Kor­
apoya la hipótesis de que los deterioros de m emoria sakoff. Ahí se observó que los pacientes con enferm e­
relacionados con la organización y el deterioro en la dad de K orsakoff que tam bién tienen daño a los
m etam em oria se encuentran sólo en los casos de lóbulos frontales m ostraron deterioro en la elim ina­
enferm edad de K orsakoff que tam bién involucren ción de la interferenda proactiva, en la m em oria para
anormalidad del lóbulo frontal (Shimamura, Jem igan el orden tem poral y en la m em oria para la fuente o
y Squire, 1988). En esta sección adicionalmente se exa­ contexto en el cual se obtuvo la información. Asim is­
mina el papel de los lóbulos frontales en la memoria, mo, algunos de estos pacientes m ostraron deterioro
enfocando su papel en los procesos organizacionales en la m etam em oria y tam bién m ostraron confabula­
que subyacen a la memoria y la metamemoria. ción. Estos trastornos, no observados en los pacien­
tes con K orsakoff que no tenían daño en los lóbulos
frontales, se observan en los parientes con daño con­
Lóbulos frontales y organización finado a los lóbulos frontales. Cada uno de estos de­
terioros provoca una disociación en la habilidad para
La organización y la memoria están relacionados. No utilizar las características inherentes en la contextua-
sólo se recuerda el m aterial organizado m ejor que el lización de u n evento (conceptual, tem poral o tem -
CAPITULO 10 Sistemas de memoria 283

poro-espacial) para su recuerdo su bsecuente, una ser extraída a partir de ensayo y error (véase figura
habilidad que es un componente crítico de los proce­ 7.29). Esto contrasta con el rendim iento norm al de
sos de m em oria estratégica (Jetter et al., 1986). los pacientes con lesión en el lóbulo frontal en las ta­
reas de m em oria que no requ ieren la extracción de
D E T E R IO R O EN LA O R G A N IZ A C IÓ N S U B JE T I­ inform ación a partir de una serie de eventos en cur­
VA P u esto que la cognición h u m an a es flexible y so, tal com o las tareas de aprendizaje de pares aso­
creativa, la gente no se tiene que apoyar en la orga­ ciados en las cuales los asociados se presentan direc­
n izació n inherente en los estím ulos; pu ed en im p o­ tamente en pares.
ner organización subjetiva. Los pacientes con lesio­
nes de lóbulo frontal tienen deficiencias en las tareas
de m em o ria que ocu pan esta cap acid ad . U n estu ­ D eterioro en la m etam em o ria
dio de P etrid es y M ilner (1982) ilu stra esto. Ellos
presen taron a los pacientes una serie de tarjetas en En la discusión de la enfermedad de Korsakoff, se en­
un arreglo 3 x 4 de palabras (o, en otra condición, de contró que aquellos pacientes con la enferm edad que
dibujos). Cada tarjeta tema los m ism os 12 estím ulos, no estuvieron conscientes de su deterioro de memoria
pero en d iferentes posiciones dentro del arreglo. y aquellos que confabulaban teman patología del ló­
C on form e las cartas fueron presen tad as, uno a la bulo frontal en adición a sus lesiones diencefálicas
vez, el sujeto tema que apuntar a uno de los estím u­ (McGlynn y Schacter, 1989; Schacter, 1991). La partici­
los que no había sido indicado en un ensayo previo. pación de la corteza frontal en la autovaloradón de la
La ejecu ció n en esta tarea se facilita si los su jetos capacidad de m emoria tam bién es apoyada por estu­
ad op tan un plan o estrategia que organice sus res­ dios que m uestran que los pacientes con lesión del
pu estas. Los pacientes de lóbulo frontal estuvieron lóbulo frontal tienen deterioro en la estimación preci­
severam en te d eteriorad os en esta tarea. C uando sa de su propia memoria (por ejemplo, Schacter, 1991;
P etrid es y M iln er in terrogaron a sus su jetos des­ Shallice y Evans, 1978; Sm ith y Milner, 1984).
pués del experim ento, los pacientes con lesiones del Se pensaría que una amnesia severa produciría de­
lóbu lo fron tal tuvieron m enos p robab ilid ad de re­ ficiencia en la valoración de la capacidad de memoria
p o rta r estrateg ias de o rgan ización in iciales para porque las personas afectadas no serían capaces de
ayudar en su rendim iento, en com paración con los recordar con cuánta frecuencia les ha fallado la m e­
pacientes con lesiones de lóbulo tem poral o sujetos m oria. Sin em bargo, existen pacientes con am nesia
de con trol norm ales. Se ha rep ortad o un deterioro severa que están conscientes de su deterioro de m e­
análogo en una tarea de au toordenam iento en m o­ moria. Ante su profunda incapacidad para aprender
nos tras lesiones de lóbulo frontal (Passingham , algo nuevo, algunos de estos pacientes están en un
1993). Estos deterioros son sorprendentes porque los constante estado de ansiedad y torm ento. Aunque
pacientes con lesión lóbulo frontal no tienen deterio­ existen otros pacientes am nésicos que parecen abs­
ro en tareas con una dificultad de m em oria sim ilar traerse de su deterioro, generando recuerdos supues­
cuando la organización subjetiva no se requiere para tos confabulatorios. A l parecer, lo que diferencia a
un alto nivel de ejecución. estos dos grupos de pacientes es que el grupo con un
deterioro en su conciencia tiene daño de lóbulo fron­
D E T E R IO R O EN LA E X T R A C C IÓ N D E IN F O R ­ tal además de la lesión causante de la pérdida prima­
M A C IÓ N A PA R TIR D E LA S C O N SE C U E N C IA S ria de memoria. Esto es consistente con el hallazgo de
D E LA C O N D U C TA A C TU A L En la vida cotidiana un deterioro en la m etam em oria en los pacientes con
es frecuente el caso cuando querem os recordar algo lesiones confinadas a los lóbulos frontales, a pesar de
que no está presente, sino que debe ser extraído de la ejecución no deteriorada de estos pacientes en mu­
m anera activa a p artir de una serie de eventos que chas tareas de memoria. En conjunto, estos hallazgos
resultan de la propia conducta. Una analogía experi­ sugieren que la contribución de la patología de lóbu­
m ental de esta situación es una tarea de aprendizaje lo frontal al deterioro en la autovaloradón de la capa-
de pares asociados condicionados en la cual al sujeto ddad de mem oria es parte de un deterioro más gene­
no se le dice cuál estímulo va con cuál, sino que debe ral en la autom onitorización. Ésta no es una conclu­
ap rend er los pares asociados por ensayo y error. sión completamente sorprendente, debido a la impor­
Com o observam os en el capítulo 7, Petrides (1985) ha tancia de los lóbulos frontales en la fundón ejecutiva,
dem ostrado que los pacientes con lesiones del lóbulo un tópico que se abordará con más detalle en el capí­
frontal tuvieron deterioro en el aprendizaje para aso­ tulo 12. Sin em bargo, antes de volver a dicho tema,
ciar una luz coloreada específica con una localización prim ero se considera la neuropsicología de la emo-
esp acial específica cuando dicha inform ación debía d ón en el capítulo 11 .
284 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales

RESUMEN La m em oria no sólo es una colección de sistem as


interactuantes, está íntim am ente relacionada con
Lo que se llam a m em oria es el resultado de la in te­ otros dom inios de cognición, com o el conocim iento
racción e integración de m uchos sistem as de m em o­ previo, las inferencias extraídas de dicho conocimien­
ria diferentes. Esto puede ser con cep tu alizad o a lo to y aspectos de organización cognitiva.
larg o de varias d im ensiones, in clu yen d o lo que es A pesar de que existen indicaciones de la natura­
recordado, la capacidad y duración de la m em oria, y leza m ultifacética de la m em oria a partir del estudio
los procesos com ponentes de la m em oria. D entro de de sujetos normales, la noción de m últiples sistem as
la d im en sión de lo que es recordado, se h a hecho de memoria fue profundizada y extendida por el h a­
u na d istin ción entre m em oria episód ica, m em oria llazgo de deterioros de m em oria específicos en p a­
de las experiencias personales particulares, y m em o­ cientes con lesiones cerebrales. El prim ero de éstos
ria sem án tica, m em oria de la in form ación general fue el severo deterioro en la ad qu isición de nueva
que no está unida conscientem ente a una experien­ inform ación tras daño al lóbulo tem poral m edial en
cia personal particular. O tra dim ensión del conteni­ H.M., aunque él tam bién perdió alguna inform ación
do de la m em oria es con ceptualizad a en la d istin ­ adquirida previam ente a su cirugía.
ción en tre m em oria ex p lícita y m em oria im plícita. Las lesiones u nilaterales al lóbu lo tem poral p ro­
La prim era se refiere a la representación consciente ducen deterioros en la m em oria, aunque la m agni­
de los eventos pasados, en contraste con la m em oria tud de estos deterioros es m enos severa que la que
im plícita, la cual se refiere a la rep resen tación no sigue al daño b ilateral a las estru ctu ras de lóbulo
consciente de los eventos pasados. La m em oria ex­ tem poral m edial. Los lóbu los tem porales en cada
p lícita inclu ye tanto m em oria episód ica com o se­ h em isferio m u estran una esp ecializació n com p le­
m ántica. La m em oria im plícita tiene varios subtipos, m entaria de la función de m em oria que generalm en­
com o la habilidad m otora, la habilidad perceptual, te es paralela a la especialización de los dos hem isfe­
la habilidad cognitiva, el aprendizaje no asociativo, rios cerebrales.
el condicionam iento clásico y el prim ing. Los térm i­ La búsqueda de las bases anatóm icas de la am ne­
nos m em oria declarativa y m em oria de procedim iento sia de lóbulo tem poral m edial sirve cono un modelo
han sido usados en una form a más o m enos equiva­ instructivo de cóm o evolucionan las teorías confor­
lente a explícita e implícita, respectivam ente, aunque me se obtienen nuevos datos. La conclusión de que
algunos autores han propuesto algunas distinciones el daño al hipocam po o a la corteza rinal (corteza en-
im portantes entre ambos conceptos. torrinal, corteza perirrinal y corteza parahipocám pi-
A lo largo de la dim ensión de capacidad y dura­ ca) subyace a la am nesia de lóbulo tem poral medial
ción, la m em oria a corto plazo es un alm acén de me­ fue alcanzada posteriorm ente tanto en pacientes
m oria de capacidad lim itada que, en la presencia de hum anos como en m odelos anim ales del trastorno.
interferencia, retiene información durante sólo pocos D urante este periodo existieron falsas soluciones de
segundos. El concepto de m em oria a corto plazo ha este tópico, cada una de las cuales eventualm ente se
sido subsum ido en el concepto de m em oria de traba­ descartó bajo el peso de los nuevos hallazgos em píri­
jo. Ésta es conceptualizada a partir de dos componen­ cos.
tes principales, un espacio de trabajo, consistente de Un segundo tipo de am nesia, la diencefálica, está
almacenes temporales de memoria y procesos aplica­ asociada con lesiones de los cuerpos mamilares y de
dos a dichos contenidos, y la función ejecutiva, la cual los núcleos an terior y dorsom ed ial del tálam o. La
regula la coordinación global de las actividades en la form a más com ún de am nesia diencefálica es la en­
m em oria de trabajo. La m em oria reciente o de térmi­ ferm edad dé Korsakoff. En contraste con la amnesia
no interm edio se refiere a un alm acén de m em oria de lóbulo tem poral m edial, la cual es un trastorno de
que m antiene la inform ación durante un periodo m em oria relativam ente pura, la am nesia anterógra-
intermedio entre la memoria a corto plazo (segundos da severa y los varios años de am nesia retrógrada
a minutos) y la memoria a largo plazo. Esta última es característicos de la en ferm ed ad de K orsakoff con
el alm acén que puede retener gran cantidad de infor­ frecuencia están asociados con otros deterioros cog-
mación durante tanto tiempo como una vida. nitivos, incluyendo el deterioro de la m etam em oria,
Los procesos de memoria pueden ser divididos en la confabulación, la am nesia de referencia, el deterio­
tres etapas secuenciales: registro/codificación, conso­ ro en la m em oria para el orden tem poral y el fracaso
lidación /almacenamiento/mantenimiento, y recupe­ para m ostrar elim inación de la interferencia proacti-
ración. Se han hecho intentos por an alizar varios va. Adem ás, estos pacientes con frecuencia son cog-
deterioros en la memoria tras daño cerebral en térmi­ nitivam ente apáticos, desm otivad os y em ocional­
nos de los componentes de la memoria que se alteran. m ente inexpresivos. Estos deterioros cognitivos su ­
CAPÍTULO 10 Sistemas de memoria 285

gieren que, adem ás de las lesiones en el diencèfalo, cional de la mem oria, la m em oria im plícita preserva­
estos pacientes también sufren daño a la corteza pre- da en los pacientes am nésicos se ha utilizado en la
frontal. rehabilitación para ayudar a que dichos individuos
Si se excluyen los síntom as de enferm edad de expandan sus capacidades funcionales.
K orsakoff que parecen estar asociados con disfun­ La noción de que existen dos sistem as de m em o­
ción prefrontal, el deterioro en la m em oria observa­ ria a largo plazo, la m em oria episódica (para ev en ­
do en la enfermedad de Korsakoff y otras form as de tos específicos de la vida del individuo) y la m em o­
am nesia d iencefàlica com parten características co­ ria semántica (conocim iento del mundo no conscien­
m un es con las apreciadas en la am nesia de lóbulo tem ente relacionada con el pasado personal), surgió
tem poral medial. Esto sugiere que regiones diencefá- del estudio de su jetos n orm ales. El estudio de p a­
licas y de lóbulo temporal medial son parte de un sis­ cientes neu rológicos ha revelado la existencia de
tem a com ún que m edia la form ación de nuevas m e­ deterioros específicos en la m em oria episódica y en
m orias declarativas a largo plazo. la m em oria sem án tica, su girien d o que estos dos
La evidencia concerniente a la etapa (o etapas) del tipos de m em oria tienen sustratos neuronales espe­
procesam iento de m em oria que es (son) pertu rba­ cíficos. Adem ás, dentro del terreno del deterioro de
d a^ ) en la am nesia no es concluyente. M ientras que la m em oria sem ántica, se h an reportado algunas di­
existe poca evidencia de que la pertu rbación en la sociaciones curiosas, incluyendo a pacientes que tie­
etapa de registro/codificación subyace a estos dete­ nen deterioro en el conocim iento de cosas vivas pero
rioros de mem oria, se ha sugerido la perturbación en no de objetos m an u factu rad os. El patrón inverso
la etapa de consolidación/alm acenam iento/m ante­ también se ha reportado. Estas disociaciones pueden
nim iento por algunos investigadores. Aunque la per­ proporcionar pistas acerca de la organización estruc­
tu rb ación de la consolidación puede subyacer al tural de la m em oria sem án tica. En particular, la
com ponente anterógrado de ¡os síndrom es am nési- inform ación acerca de los anim ales puede ser alm a­
cos, este m ecanism o parecer ser inconsistente con su cenada sobre la base de su apariencia, mientras que
com ponente retrógrado, en el cual la inform ación la inform ación acerca de los objetos m anufacturados
que ha sido retenida durante años se pierde. Las cla­ puede ser alm acenada sobre la base de su función.
ves de recuperación con frecuencia m ejoran la m e­ Se han reportado deterioros específicos en la m e­
m oria en los pacientes amnésicos. Sin em bargo, esto m oria a corto plazo en au sencia de deterioro en la
no necesariam ente significa que el m ecanism o su b­ memoria a largo plazo. Esto presenta problemas para
yacente a la am nesia es un trastorno de la recupera­ la teoría de la com puerta, la cual postula que la infor­
ción, debido a que el efecto benéfico de las claves m ación debe pasar a través de la m em oria a corto
podría ocurrir sin importar cuál de los componentes plazo antes de que pu eda ingresar al alm acén de
de los procesos de la memoria son perturbados. largo plazo. Se han observado varios tipos específi­
D esde el prim er reporte de H .M ., se ha acum ula­ cos de deterioro de m em oria a corto plazo, como el
do evidencia de que, aunque los pacientes amnésicos deterioro selectivo para m aterial auditivo-verbal, pa­
son capaces de recordar conscientem ente poca infor­ ra visu al-verbal y para visoespacial. Los prim eros
m ación nueva durante pocos segundos, exhiben cier­ dos de estos deterioros están asociados con lesiones
ta función de m em oria preservada. En particular, se en la corteza parietal izquierda; la última está asocia­
pu ed e d em ostrar que su conducta se afecta por la da con lesiones en la corteza parietal derecha.
experiencia previa, aun cuando no retengan conoci­ Puesto que las tareas de respuesta dem orada re ­
m iento consciente de dichos eventos, un fenóm eno quieren el m antenim iento de una representación in­
que ha dado origen al concepto de m em oria im plíci­ terna de eventos pasados, son m edidas útiles de la
ta. La m em oria implícita preservada en los pacientes memoria de trabajo. Usando una analogía oculomo-
am nésicos tom a varias formas, com o el aprendizaje tora de la tarea de igualación dem orada, Goldm an-
m otor, aprendizaje perceptual, condicionam iento Rakic ha dem ostrado que las lesiones de la cisura
clásico, aprendizaje de habilidades cognitivas (por principal en el mono causa un deterioro selectivo en
ejem plo, procedim ientos y estrategias que conducen la habilidad de estos anim ales para m over sus ojos
a so lu cion es exitosas de problem as) y prim ing p er­ hacia la ubicación de un estim ado presentado previa­
ceptual. Esto sugiere que cada una de estas áreas de mente. Estos hallazgos im plican a la corteza prefron­
la m em oria depende de estructuras neuronales dife­ tal en la m ediación de la m em oria de trabajo esp a­
rentes de aquellas necesarias para la m em oria explí­ cial. Además, existe evidencia de que otras regiones
cita norm al, y se han hecho algunos progresos para prefrontales están involucradas en otros aspectos de
identificar sus sustratos neuronales. Adem ás de pro­ la memoria de trabajo, como la representación de obje­
fund izar en la com prensión de la organización fun­ tos. Asimismo, existe evidencia de que la corteza pre-
286 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales

frontal m edia el com ponente ejecutivo general de la el sustrato neuronal de la m em oria de procedim iento
m em oria de trabajo. El apoyo para esta noción pro­ involucra la m odificación de estructuras que m edian
viene de la evidencia de que las lesiones prefrontales la ejecución inicial de las operaciones perceptuales,
perturban la m em oria de trabajo, sin im portar el tipo m otoras y cognitivas. Esto es m ás claro en el terreno
de inform ación involucrada. Los estudios de im áge­ del aprendizaje motor, donde se sabe que son im por­
nes que reportan activación prefrontal durante una tantes áreas dentro del sistem a motor, como los gan­
am plia gam a de tareas de m em oria de trabajo tam ­ glios basales y el cerebelo.
bién apoyan esta visión. A unque bajo m uchas condiciones las lesiones de
Los patrones de disociación que se han encontra­ lóbulo frontal no perturban la m em oria, el daño a
do su gieren que existen cinco grandes sistem as de estas regiones cerebrales causa deterioro en la m em o­
m em oria: la m em oria de procedim iento, el sistem a ria de trabajo y en la m etam em oria. La disfunción
de representación perceptual, la m em oria de trabajo, frontal tam bién perturba la m em oria siem pre que la
la m em oria sem ántica y la m em oria episód ica. Al organización sea crítica para el recuerdo. Esto incluye
m enos tres de éstas contienen varios subsistem as. el uso de codificación elaborativa, repaso elaborativo
Tulving ha sugerido que estos sistem as surgieron en y recuperación estratégica. También incluye el uso de
el orden citado, tanto en el curso de la evolución la organización inherente dentro del m aterial a ser
com o d urante el desarrollo individual. D esde esta recordado, así com o la im posición de organización
perspectiva, la m em oria de procedim iento y el sis­ subjetiva. Las lesiones del lóbulo frontal también dete­
tem a de representación perceptual son vistos com o- rioran la m em oria cuando la extracción de inform a­
esenciales incluso para la interacción m ás sim ple con ción desde las consecuencias de la propia conducta
el am biente, m ientras que la m em oria de trabajo, la son un componente esencial de la tarea de memoria.
m em oria semántica y la mem oria episódica evolucio­ Lo que se sabe acerca de las bases neuronales de la
naron (y se desarrollaron) m ás tarde, conform e la m em oria sugiere que está d istribu id a y localizada.
representación consciente de los eventos pasados se Está d istribuida en al m enos dos niveles. Prim ero,
volvió esencial para la ejecución y la regulación de diversas estructuras del cerebro están involucradas
com portam ientos complejos. en la m em oria. D e hecho, cada vez es m ás difícil
El sustrato neuronal de la m em oria a largo plazo identificar un área del cerebro no involucrada en al­
no se conoce con certeza. Sin em bargo, existe fuerte gún aspecto de la m emoria. Segundo, dentro de cada
evidencia de que la m em oria explícita a largo plazo estructura los m ecanism os neuronales subyacentes
está representad a en la corteza cerebral. M ás aún, a la rep resen tación del p asad o parecen involu crar
existe evidencia de que la m em oria exp lícita puede v astos arreglos de neu ronas, m ás que uno o unos
ser alm acenada en regiones corticales que m edian las cuantos. La n atu raleza d istribu id a del alm acena­
últim as etapas en el procesam iento perceptual y el miento de m em oria en este nivel es más clara para el
reconocim iento. alm acenam iento de la m em oria episódica a largo
La m em oria implícita parece involucrar la m odifi­ p lazo en la corteza cerebral; las lesiones corticales
cación de estructuras que tom an parte en el procesa­ localizadas no perturban de m anera selectiva porcio­
m iento inicial de la inform ación. Existe evidencia de nes específicas de la m em oria episódica a largo pla­
que el prim ing perceptual es m ediado por varios sis­ zo. Aun si la m em oria puede ser conceptualizada co­
tem as específicos, cada uno vinculado estrecham en­ m o distribuida, también puede ser considerada como
te con las áreas corticales especializadas para las eta­ localizada. D iferentes estructuras neuronales están
pas tem pranas del procesamiento en una m odalidad especializadas para la mediación de aspectos específi­
sensorial específica. Además, existe evidencia de que cos de la memoria.
C A P Í T U L O

Emoción

TEORÍAS DE LA RELACIÓN ENTRE CEREBRO Y EMOCIÓN CORTEZA Y EMOCIÓN


Teoría de la emoción de James-Lange Corteza y estado de ánim o
Teoría de Cannon-Bard La corteza y la percepción e interpretación
Importancia del hipotálam o en la emoción de las emociones
El circuito de Papez Corteza y expresión emocional
El síndrome Klüver-Bucy Lóbulos tem porales y emoción
Concepto de sistema límbico LA INTERACCIÓN DE LA CORTEZA Y LA AM ÍGDALA EN LA
BASES NEURONALES DEL MIEDO APRENDIDO COMO UN MEDIACIÓN DE ORDEN SUPERIOR DE LAS EMOCIONES
SISTEMA MODELO Influencias de la am ígdala sobre la corteza
Ventajas de estudiar al miedo Integración de corteza y am ígdala
Condicionamiento por miedo EMOCIÓN Y EXPERIENCIA CONSCIENTE
Estructuras críticas para miedo condicionado Requisitos para la experiencia consciente de
La am ígdala: interfase entre información acerca del las emociones
m undo y respuesta emocional Pensamientos y sentimientos
La generalidad entre las especies del papel de la RESUMEN
am ígdala en el condicionamiento por m iedo
M EM O R IA EMOCIONAL
M em oria emocional y memoria de emoción
Sistemas cerebrales que median la m em oria emocional
y la memoria de emoción

La im portancia de la emoción para el funcionam iento hu­ cerlo. El resultado neto de la acción de la evolución en el
mano es obvia. En un nivel inmediato, el am or o el miedo pool genético es una combinación de oportunidad y conser­
puede absorber la atención y dominar la experiencia cons­ vación de características que dependen de las demandas del
ciente, dejando incapacitada a la persona para lidiar con ambiente. A unque los sistem as emocionales han evolucio­
otros asuntos. Esto puede tener enorme valor de sobreviven­ nado, su evolución ha sido increíblemente conservadora. Es­
cia; al enfrentarse con un oso hambriento, no es muy adap- to significa que los procesos emocionales son más similares
tativo contemplar la cartera de acciones de uno. Desde una entre las diferentes especies que lo que son la mayoría de los
perspectiva a más largo plazo, las emociones son especiali- otros procesos psicológicos. Este conservadurismo es com ­
zaciones conductuales y fisiológicas que han evolucionado prensible cuando uno considera que las características mal
debido a que aumentan las oportunidades de que una espe­ adaptativas en un sistema que debe cumplir funciones es­
cie particular sobreviva. El proceso de selección natural que trictas de anclado a cuestiones de sobrevivencia y procrea­
conduce la evolución significa que los organismos con cier­ ción puede conducir rápido a la muerte del individuo con
tas características sobrevivirán y transmitirán estas carac­ tales características. Cuando se trata de mecanismos de so­
terísticas a sus descendientes; mientras que los organismos brevivencia, las características mal adoptivas son expulsa­
con características menos adaptativas fracasarán para ha­ das deform a despiadada del pool genético.
288 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales

A pesar de su im portancia, la emoción y sus m ecanis­ Excitación


Experiencia
Estímulo ■ - Cognición -emocional
mos neuronales han sido menos estudiados que la mayoría corporal
subjetiva
de las otras áreas del funcionam ien to psicológico. Esto se
debe en parte a las dificultades inherentes al estudiar la FIGURA 11.1 Teoría de la emoción por excitación cogni-
emoción. En particular, la naturaleza subjetiva de la expe­ tiva de Schachter-Singer. De acuerdo con este enfoque, la
riencia em ocional consciente que ha alienado a muchos excitación corporal pone en movimiento procesos cogniti-
investigadores. Esto es parcialm ente un subproducto del vos que interpretan la causa de la excitación. Es esta inter­
conductismo y su repudio de la experiencia subjetiva como pretación la que determina la calidad e intensidad de la
un terreno de estudio fértil. Pero el estudio de la emoción emoción experimentada. (Adaptado de LeDoux, 1996, p. 48.)
también ha sido excluida de la psicología cognitiva que ha
dom inado la psicología durante las pasadas tres décadas.
En vez de ello, la emoción ha sido enfocada como si fu ese
un aspecto de la cognición. ¡na de terapia cognitiva han sido efectivas en el tratamien­
Un ejem plo de enfoque cognitivo de la em oción es la to de los trastornos del estado de ánimo (Beck, 1967; Kelly,
t e o r ía d e la e x c it a c ió n c o g n it iv a d e la e m o c ió n de 1955). No obstante, los enfoques cognitivos de la emoción
Schachter y Singer (1962). En su estudio clásico, ellos in­ dejan a un lado aspectos de la em oción que yacen afuera
yectaron a sujetos con epinefrina y luego los expusieron a del terreno cognitivo, aspectos que hacen su aparición en
una situación social que probablem ente evocaría em ocio­ el curso de la evolución mucho antes que la cognición. Es­
nes positivas o negativas. En ese caso, la situación social tos sistem as esencialm ente em ocionales son conservados
era la presencia de un asistente del experim entador quien en los m ecanism os de sobreviven cia basados biológica­
o tenía un estado de ánimo feliz y boyante, o un estado de mente en anim ales contem poráneos, y un enfoque bioló­
ánim o hostil y agresivo. La manipulación crítica del expe­ gico de la emoción ofrecería por tanto la posibilidad de al­
rim ento fu e que a algunos de los su jetos se les dijo que canzar una comprensión más completa y equilibrada de la
habían recibido epin efrin a y que podían experim en tar que se puede lograr a través del uso exclusivo de la pers­
excitación autónom a (por ejem plo, aum ento en el ritmo pectiva cognitiva.
cardiaco), m ientras que a otros no se les dijo que habían Un enfoque con base biológica también ofrece la posibi­
recibido epinefrina y que experim entarían excitación sim ­ lidad de integrar factores cognitivos y emocionales dentro
pática. La mayoría de los sujetos experim entaron la m is­ de una visión más unificada de la toma de decisiones de los
ma calidad de em oción (positiva o negativa) que la des­ hum anos. A fin a l de cuentas, la em oción y la cognición
p legada por el asistente. Sin em bargo, el hallazgo más trabajan en conjunto para m ediar la conducta humana de
im portante fu e que los sujetos a quienes no se les dijo que orden superior. Esta idea, expuesta por poetas y filósofos
habían recibido epin efrin a experim entaron em ociones durante siglos, recientemente ha ganado apoyo empírico a
más fu ertes que aquellos a quienes se les dijo que tendrían partir de investigaciones en la neurobiología de la em o­
excitación sim pática. Los sujetos no inform ados aparen­ ción. Existe evidencia, por ejemplo, de que el deterioro en
tem en te atribu yeron su excitación a su estad o em ocio­ el razonam iento observado en los pacientes con lesiones
nal, y esto aum entó la intensidad de su experiencia em o­ frontales orbitales no es debido a deficiencia primaria en el
cional. Los sujetos informados, en contraste, que atribu­ pensam iento sino, más bien, a la fa lta de participación
yeron su excitación a la epinefrina y no a su estado em o­ emocional al proceso de razonamiento. Estos pacientes han
cional, experim entaron sentim ientos menos intensos. El m ostrado razonar bien en pruebas de laboratorio que no
fa c to r clave, concluyeron los investigadores, fu ero n las requieren una contribución em ocional, sólo para estar
cogn icion es de los su jetos acerca de su excitación , más muy deteriorados en las situaciones de toma de decisiones
que a la excitación per se. De hecho, subsecuentem ente en la vida real que dependen de estar en contacto con sus
se d em ostró que la creen cia del su jeto de que va a ser em ociones para su solución adaptativa (Damasio, 1994).
excitado influye en la experiencia em ocional, aun cuan­ Esta interdependencia de la emoción y la cognición ha con­
do d ich a creen cia esté basada en in form ación fa ls a ducido a algunos a sugerir que, al estudiar las bases neu­
(Valins, 1966). ronales del fun cion am ien to psicológico, el término usual
Estas investigaciones fu eron fu n d am en tales y son neurociencia cognitiva es dem asiado restrictivo y prejui-
representativas de un gran número de estudios que enfati­ cioso, implica cierto tipo de prioridad de la cognición sobre
zan la importancia de la interpretación cognitiva como fa c ­ otros procesos, como la emoción. El término neurociencia
tor contribuyente a la experiencia emocional (figura 11.1). mental ha sido propuesto como una alternativa (LeDoux,
El enfoque cognitivo de la emoción ha sido útil en cuanto a 1996). El término neurociencia psíquica puede ser preferi­
que las atribuciones e interpretaciones cognitivas clara­ ble porque parecería estar cargado incluso con menos
mente influyen en lo que se siente (Arnold, 1960; Lazarus, suposiciones acerca de los elem entos básicos de los proce­
1966). Adem ás, las aplicaciones de este enfoque en la fo r- sos psicológicos.
CAPÍTULO 7 7 Emoción 289

Como quiera que se le llame, convertir al cerebro en el a través del análisis de los datos observables. De acuerdo
fo co de la investigación de los procesos psicológicos tiene con este enfoque, el estudio de la emoción se puede enfocar
la ventaja de proporcionar una perspectiva que puede ayu­ en com prender cómo varios sistem as cerebrales especiali­
dar al investigador a liberarse de algunos de los prejuicios zados procesan la información y producen respuestas que
inherentes en las perspectivas basadas en la cognición. En son características de varias clases de emoción. Esto puede
este capítulo se abordará la pregunta de qué dice el cerebro lograrse sin hacer referencia a la experiencia em ocional
acerca de la em oción. Este enfoque perm itirá evitar algu­ consciente.
nas de las suposiciones inherentes en los enfoques cogniti- En las secciones que siguen, prim ero se analizarán
vos de la em oción. Enm arcar la cuestión en esta fo rm a algunos de los intentos tem pranos por entender la rela­
también ofrece la oportunidad de aplicar lo que a veces se ción entre cerebro y em oción. A lgunos de estos intentos
le llam a ingeniería inversa (Pinker, 1995). Esta es la idea ingeniosos han estim ulado ciertos experim entos im por­
de que, dado que la evolución ha "ingenierado" (a través de tantes. Sin embargo, al fin a l, son frustrantes. Una razón
los procesos de selección natural) un mecanismo biológico de esto es que intentan lidiar con la emoción como si fu ese
altam ente adaptativo para ciertos procesos psicológicos, un fen óm en o global. C uando Karl Lashley trató a la
una estrategia que convierta a dicho mecanismo en el foco mem oria com o un fen óm en o global, fu e incapaz de dise­
de la investigación probablemente revelará mucho acerca de ñar experim entos que arrojaran luz sobre sus bases neu­
la naturaleza tanto del mecanismo cerebral como de los pro­ ronales. Fue hasta darse cuenta de que la memoria com ­
cesos psicológicos que media. prende varios sistem as diferentes que fu e posible obtener
La emoción se divide en tres componentes: cambios cor­ cierta com prensión significativa de las bases neuronales
porales m ediados por el sistem a nervioso autónom o y el de cada uno de estos sistem as (véase capítulo 10). Existe
sistem a endocrino (como un ritmo cardiaco aum entado), todo tipo de razón para creer que la búsqueda de los meca­
la conducta y la experiencia subjetiva. El último de estos nismos neuronales de la em oción seguirá el mismo cam i­
terrenos presenta un problema. M ientras que los cambios no y, en la segunda sección de este capítulo, se examinan
corporales y la conducta pueden ser medidos de m anera las bases neuronales de miedo condicionado como un sis­
objetiva, los sentim ientos, al ser subjetivos, no pueden tema modelo. En la tercera sección se examina la memoria
serlo. Como se mencionó con antelación, esto ha tenido un em ocional y se le com para con la memoria explícita para
efecto adueso para el estudio experim ental de la emoción. la emoción. Se encontrará que diferentes sistemas subya-
La posición tomada aqu í (y respaldada por varios neuro- cen a estos dos aspectos de la memoria. En la cuarta sec­
científicos que estudian la emoción, por ejemplo, LeDoux, ción se examina el papel de la corteza cerebral en la em o­
1996) es que, tan importantes e interesantes como son los ción y, en la quinta sección, se discute la relación interac­
sentimientos, no es necesario que se les enfrente de manera tiva entre corteza y am ígdala en la m ediación de orden
directa para estudiar la emoción. De modo análogo, la psi­ superior de la acción basada en la emoción. En la última
cología cognitiva ha encontrado form as para estudiar gran sección se discutirá brevemente el problema de la emoción
variedad de procesos, desde la rotación mental al priming, i/ la conciencia.

TEORÍAS DE LA RELACIÓN Teoría de la emoción de James-Lange


ENTRE CEREBRO Y EMOCIÓN La prim era teoría m oderna de la relación entre ce­
La em oción puede ser conceptualizada a partir de rebro y em oción fue propuesta de m anera indepen­
tres com ponentes: excitación corporal, conducta y diente por W illiam Jam es (1884) y por el psicólogo
experiencia subjetiva. Las teorías iniciales intentaron danés C ari Lange (1887). A unque la relación más
relacionar estos com ponentes básicos entre sí y con intuitiva parecería ser que un estím ulo provoca un
los estím ulos que los ponían en acción. Tam bién in­ sentim iento (experiencia em ocional subjetiva), el
tentaron relacionar cada uno de estos com ponentes cual a su vez causa excitación periférica y conducta
con region es particulares del cerebro y del cuerpo. (figura 11.2), la teoría de Jam es-Lange propuso una
A lgunos aspectos de estas teorías aún son viables y relación diferente entre estos componentes. Ella pro­
con tin úan estim ulando las investigaciones. O tras pone que la experiencia em ocional es el resultado de
han contribuid o al progreso científico al m otivar la la retroalim entación del cuerpo referente a su estado
investigación que ha conducido a su elim inación. En interno (es decir, excitación periférica) y de la con­
esta sección se revisarán algunas de las m ás im por­ ducta en el cual se d esem peña (figura 11.3). Esta
tantes de estas teorías. visión contraintuitiva con frecuencia es ilustrada por
290 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales

A) E x citació n co rp oral E xperiencia


E xperiencia E x citació n co rp o ral Estím ulo - y co n d u c ta — em o cio n al
Estím ulo - - e m o c io n a l - y co n d u cta e m o c io n a l subjetiv a
su b jetiv a e m o cio n a l

B) C orteza

Prócesos-
organízaiivos- Excitación
FIGURA 11.2 La idea más intuitiva acerca de la relación Estim ulo - co rp o ral y
entre experiencia emocional subjetiva, excitación corporal Experiencia
co n d u cta
em ocional “
y conducta emocional es que la experiencia emocional subjetiva
em o cio n a l
subjetiva es primaria y provoca los otros dos componen­
tes. (Adaptado de LeDoux, 1996, p. 44.)
FIGURA 11.3 A) De acuerdo con la teoría de la emoción
de James-Lange, la excitación corporal y la conducta emo­
cional causan la experiencia emocional subjetiva. B)
el ejem p lo de un hom bre que se encuentra con un
James creía que la corteza organiza una respuesta emocio­
oso en el bosque. De acuerdo con la teoría de Jam es- nal (excitación corporal y conducta emocional) ante un
Lange, el hom bre siente m iedo debido a la retroali- estímulo. Luego la respuesta emocional es retroalimenta-
m entación de su cuerpo referente a su estado interno da a la corteza, donde se genera la respuesta emocional
(temblor y sudor) y la conducta en el cual se involu­ subjetiva. (Adaptado de LeDoux, 1996, p. 45.)
cra (correr). Jam es propuso que la corteza procesa los
estím ulos y luego organiza conductas y una respues­
ta interna del cuerpo, las cuales luego son enviadas
de regreso a la corteza. Es esta retroalim entación a la desde el cuerpo hacia el cerebro, como las realizadas
corteza la que genera la experiencia de una emoción. por el nervio vago, que circunvalan la m édula espi­
Jam es sugirió que la actividad corporal periférica y nal. Otra fuente de datos consistentes con la hipóte­
la cond ucta son análogos a la caja sonora de un sis de Jam es-Lange son los reportes de que inducir a
piano. Luego de que el m artillo golpea la cuerda, la los sujetos a adoptar una expresión facial particular
caja sonora resuena con la cuerda que v ib ra para (como una sonrisa), brindándoles instrucciones em o­
am plificar y enriquecer el sonido. De m odo análogo, cionalm ente neutras como contraer ciertos músculos
la excitación periférica y el com portam iento amplifi­ faciales, resulta en sentim ientos correspondientes a
can la activid ad cortical inicial, prod uciend o expe­ la expresión facial (Izard, 1971,1992; Tomkins, 1962).
riencia em ocional (James, 1884). D escubrim ientos como éstos h an sido interpretados
A unque esta teoría puede parecer contraintuitiva, como evidencia para la h ip ó tesis de la retroalim en­
puede no ser tan extraña a la experiencia cotidiana tación facial, la sugerencia de que la configuración
com o suena. ¿No es el caso que con frecuencia se de los m úsculos faciales d eterm in a la experiencia
siente una em oción más intensamente cuando uno se emocional.
da cuenta de que el corazón está saltando y las pier­ Uno de los aspectos más m odernos de la teoría de
nas están tem blando? ¿Esta excitación periférica no Jam es-Lange es la noción de que la experiencia em o­
podría ser también la causa de la calidad de los senti­ cional no es un factor causal prim ario en la respuesta
m ientos? D e hecho, ésta es la base de ciertas form as em ocional global; la excitación corporal y la conduc­
de yoga y m editación y ciertas drogas, com o los beta ta no requieren experiencia subjetiva para su organi­
bloqueadores, que intentan dism inuir la ansiedad al zación. Ya se ha hecho alusión a la utilidad heurística
dism inuir la excitación periférica. de esta idea y se regresará a ella m ás adelante.
A pesar de que esta teoría fue propuesta hace más
de un siglo, la explicación precisa de la em oción
sigue sin ser concluyente. Existe evidencia de que las Teoría de C ann on-B ard
personas con transección de la médula espinal expe­
rim entan em ociones norm ales (Cannon, 1927), aun­ W alter C annon (1927) y su estu d ian te Philip Bard
que. existan algunos reportes de que la gente con (1929) criticaron la teoría de Jam es-L an ge. C annon
estas lesiones experim entan emociones m enos inten­ argum entó que los sentim ientos ocurren dem asiado
sas (LeDoux-, 1987). Sin em bargo, incluso si la expe­ rápido como para ser el resultado de la retroalimen­
riencia em ocional está intacta tras la transección tación desde el cuerpo y que, en cualquier caso, los
espinal, esto finalmente no resuelve el tópico, debido patrones de excitació n au tónom a son básicam ente
a que existe gran cantidad de conexiones autónomas los m ism os para diferentes em ocion es. Su creencia
CAPÍTULO 77 Emoción 291

de que no existen características autónom as específi­ Corteza


cas correspondientes a em ociones p articu lares lo Experiencia
/emodonal subjetiva'
condujo a una teoría alternativa. É l propuso que un
estím ulo em ocional prim ero activa al tálam o, desde
el cual activa de m anera sim ultánea la corteza y el
hipotálam o (figura 11.4). La activación cortical pro­
voca una experiencia emocional, m ientras que la esti­
m u lación h ipotalám ica organiza la resp u esta con-
ductual y autónom a. Puesto que C annon creyó que
la respuesta autónom a es en esencia están d ar para
y co n d u cta
todas las em ociones, argum entó que ella contribuye em o cio n a l
a la experiencia em ocional m ediante la retroalim en-
tación h acia la corteza y a la am p lificación de la FIGURA 11.4 La teoría de la emoción de Cannon-Bard
in ten sidad de la experiencia em ocional específica propone que el procesamiento de los estímulos emociona­
que fue organizada por la entrada talám ica directa. les comienza con su proyección paralela, vía el tálamo,
hacia la corteza y el hipotálamo. Luego la corteza organi­
M ien tras que la teoría de Jam es no propone que
za la calidad de la experiencia emocional subjetiva, mien­
h ubiesen áreas en el cerebro d edicadas esp ecífica­
tras el hipotálamo organiza de manera simultánea la exci­
m ente a la em oción, la teoría de C annon-Bard de la tación periférica. La información acerca de la excitación
em oción enfatizó la im portancia de las estructuras periférica, retroalimentada a la corteza, influye en la
su bcorticales, en particu lar del hipotálam o, para la intensidad, mas no en la calidad de la experiencia emo­
m ediación de la respuesta emocional. En la siguiente cional. (Adaptado de LeDoux, 1996, p. 84.)
sección se explora más a fondo el papel del hipotála­
m o en la emoción.

Im p ortan cia del h ipotálam o en la em o ció n

M uchas estructuras subcorticales han sido im plica­


das en la m ediación de la em oción. Sin em bargo, el
hipotálamo, una estructura que desde hace mucho se
sabe que es importante en la regulación de las funcio­
nes autónom a y endocrina, fue la prim era estructura
subcortical para la cual se estableció claram ente un
papel en la conducta emocional. Alrededor de 1920 se
m ostró que los anim ales a los cuales se les habían
rem ovido sus hemisferios cerebrales no obstante eran
capaces de ejecutar ciertos tipos de patrones de con­
ducta emocional. Por ejemplo, un perro o un gato que Hipotálamo
habían sido sometidos a remoción de todo tejido neu- anterior
ronal anterior a la porción posterior del hipotálam o
es capaz de exhibir un patrón de conducta agresiva FIGURA 11.5 Si los hemisferios cerebrales son removi­
que es m uy sim ilar al del animal intacto. Sin em bar­ dos y el hipotálamo se deja intacto (1), ocurre la ira fingi­
go, existen diferencias importantes entre estos anima­ da. Un resultado similar se obtiene si el hipotálamo ante­
les y los intactos. Aunque antes de la cirugía a los ani­ rior también es removido (2 + 2). Si el hipotálamo posterior
m ales no se les provocaba con facilidad, después de también es removido (1 + 2 + 3), no ocurre la ira fingida.
(Tomado de Bear, Coimors y Paradiso, 1996, p. 447.)
la ciru gía se encolerizaban con estim ulación leve.
A dem ás, los animales que habían tenido la operación
no dirigían su ira hacia un blanco específico sino que,
en lugar de ello, demostraron una especie de ira gene­ anterior al hipotálam o posterior resulta en ira fingi­
ralizada y no dirigida. Se usó el térm ino ira fin gid a da, la rem oción que incluye al hipotálam o posterior
para describir las conductas con estas características. la elimina (figura 11.5).
L a estructura crítica que organiza la ira fingida es el A lrededor de 1920, H ess (1954) dirigió una serie
hipotálam o posterior. Esto se dem uestra con el h a­ de experimentos que investigaron el efecto de la esti­
llazgo de que, aunque la rem oción de todo el tejido m ulación en diferentes regiones del hipotálam o
292 PARTE II N europsicohgía de los sistemas funcionales principales

usando la técnica estereotáxica, un m étodo que hace


posible la im plantación de electrodos en localizacio­
nes p recisas en el h ipotálam o. Se encontró que los
electrodos en diferentes regiones del hipotálam o pro­
vocan diferentes com ponentes conductuales. A lgu­
nos evocaron olfateos y com ponentes de comer.
O tros sitios evocaron com ponentes de cólera y res­
puestas de ira, como siseos, gruñidos y el erizamien-
to del pelo del lomo en el gato.
En años m ás recientes, Flynn (1967) ha dem ostra­
do que la estim ulación de diferentes regiones del
hipotálam o resultan en diferentes form as de respues­
ta agresiva. Los gatos exhiben dos form as de res­
puesta agresiva: ag resión p red atoria y agresión
afectiva. La prim era ocurre cuando un anim al mata
a un anim al de otra especie para alim entarse. Por lo
general, no está acom pañada de vocalización o por
conductas elaboradas de despliegue y está dirigida a
partes vulnerables del cuerpo de la presa. E n contras­
te, la agresión afectiva es de dem ostración. Con fre­
cuencia está acom pañada de vocalización intensa y
otros despliegues agresivos, como una postura am e­
n azad ora (figura 11.6). Flynn dem ostró que la esti­
m u lación del h ipotálam o m edial evocaba agresión
afectiva, m ientras que la estim ulación del h ipotála­
m o lateral evocaba agresión predatoria.
E stos hallazgos ju n to con la evid en cia del papel
central del hipotálam o en el control de las fundones
autónom a y endocrina establecieron que el hipotála­
mo juega un papel im portante en la m ed iad ón de la
FIGURA 11.6 La estimulación del hipotálamo medial
em oción. Este papel es tan im portante que algunas
produce agresión afectiva (arriba), mientas que la estimu­
teorías de la em oción han llegado a definir al cerebro
lación del hipotálamo lateral produce agresión predatoria
em ocional como aquellas estructuras en cercana pro­ (abajo). (Tomado de Bear, Connors y Paradiso, 1996, p. 448.)
xim idad sináptica con el hipotálam o (N auta y Feir-
tag, 1986). A unque este enfoque tiene m ucho apoyo,
tam bién ha sido criticado sobre la base de que el
asom broso núm ero de interconexiones entre las cas como la agresión. En con traste, se pensó que la
estructuras en el com plejo cerebro de los m am íferos corteza cerebral m edia la exp erien cia em ocion al y
hacen difícil una definición de "cercana proxim idad la organización de la conducta em ocional más com ­
sináp tica" (LeDoux, 1996). En cualquier caso, como pleja y a largo plazo. También parecía aparente que,
se verá más adelante, es claro que otras estructuras cualquiera que fuese la teoría de la emoción, la exci­
están involucradas centralmente en la em oción. Éstas tación periférica y la experienda em odonal se influí­
in clu y en otras estructuras su bcorticales, como la an m utuam ente. Entonces surgió la cuestión de cuá­
am ígdala y ciertas regiones corticales, en particular les son los mecanism os neuronales por los que se in­
la corteza prefrontal. fluyen m utuam ente los procesos subcorticales que
m edian la excitación corporal y los procesos cortica­
les que m edian la experiencia emocional.
El circu ito de Papez
D O S V ÍA S Q U E M E D IA N LA EX PER IEN C IA
La noción del cerebro em ocional surgió a partir de E M O C IO N A L El neuroanatom ista Jam es Papez
estas y otras investigaciones era que estructuras sub­ (1937) realizó un intento por enfrentar el problema de
corticales, com o el hipotálam o, m edian la excitación los mecanism os neuronales subyacentes a la influen-
corporal (a través de la activación autónom a y endo­ d a redproca de la exd tad ón corporal y la experienda
crina) y organizan las respuestas em ocionales bási- emocional. Al igual que Cannon y Bard, Papez creyó
CAPÍTULO 7 7 Emoción 293

que después de que la entrada sensorial alcanza al teza cingulada se proyecta hacia el hipocam po vía el
tálam o, se dirige hacia la corteza y hacia el hipotála- haz de fibras m asivas conocido como cíngulo. El h i­
m o. Papez consideró a la circunvolución cingulada pocampo proyecta hacia los cuerpos mamilares (par­
com o el área cortical que m edia la experiencia em o­ te del hipotálam o) vía el fórnix. Los cuerpos m am ila­
cional, que sirve como una especie de área de proyec­ res luego proyectan hacia el tálam o anterior vía el
ción cortical para la emoción análoga a las áreas sen­ tracto m am ilotalám ico. Finalm ente, para com pletar
soriales corticales primarias. De acuerdo con esta teo­ el circuito, el tálamo anterior proyecta hacia la corte­
ría, existen dos m ecanism os por m edio de los cuales za cingulada, vía las rad iacion es talam ocorticales
pueden surgir los sentim ientos conscientes. En uno, (véase figura 11.7).
al cual Papez denom inó vía del p en sam ien to , la He aquí entonces un circuito neuronal hipotético
entrada sensorial alcanza a la circunvolución cingula­ que fue propuesto para explicar la interacción recí­
da vía el tálamo y la corteza. También dentro de esta proca de la experiencia em ocional y la respuesta em o­
vía estaría la entrada hacia la circunvolución cingula­ cional. En éste también se intentó explicar la diferen­
da desde las áreas corticales que alm acenan la memo­ cia entre sentimientos que resultan a partir de los pro­
ria a largo plazo, una vía a través de la cual la memo­ cesos corticales (activación cortical de la em oción) y
ria podría evocar los sentim ientos. En el otro m eca­ los sentimientos que surgen de la actividad hipotalá-
nism o, al cual Papez llam ó vía d el sen tim ien to , la m ica (activación subcortical de la em oción). Papez
entrada desde el tálamo va primero hacia el hipotála- especuló después que la tendencia de las emociones a
mo y luego se proyecta hacia la circunvolución cingu­ provocar extensos periodos de activación autónom a
lada vía el tálamo anterior (figura 11.7). y preocupación m ental era debida a la prolongada
reverberación de la entrada en este circuito.
EL C IR C U IT O Para explicar la influencia recíproca
de los m ecanism os corticales y su bcorticales de la P R O B L E M A S CON LA T E O R ÍA D E PAPEZ En
em oción, Papez propuso el siguiente circuito: la cor­ apoyo de su propuesta, Papez utilizó ampliamente la

E xp erien cia e m o cio n a l su b jetiv a

Tálam o------------------------------- Hipotálamo


(cuerpos mamilares)

Y
Respuesta
Estim ulo em o cio n a l corporal

FIGURA 11.7 Descripción esquemática del circuito de Papez. La corriente de pensamiento (lineas gruesas) fue propuesta
como una vía que regula la activación cortical de la emoción. Ésta podría lograrse por medio del procesamiento de la
entrada sensorial a la corteza o mediante entrada desde las áreas corticales que almacenan la memoria a largo plazo. La
corriente de sentimientos (linea punteada) fue propuesta como una vía que media la activación subcortical de la emoción.
Al postular estas dos comentes se supone que algunas experiencias emocionales son el resultado de la actividad cortical,
mientras que otras son el resultado de la actividad hipotalámica. Puesto que el circuito de Papez fue tm intento por expli­
car cómo pueden influir entre sí los procesos emocionales corticales (que median la experiencia emocional consciente y la
acción compleja con base en la emoción) y los procesos emocionales hipotalámicos (que median la excitación emocional
autónoma y las respuestas conductuales simples), es probable que cada corriente active componentes de los otros. (Adapta­
do de LeDoux, 1996, p. S9.)
294 PARTE II Neuropsicologia de los sistemas funcionales principales

evidencia derivada de la literatura clínica. Por ejem ­


plo, él incluyó al hipocam po porque el daño a dicha
estru ctu ra se aprecia en la rabia, u na en ferm edad
que provoca disfunción em ocional. Papez incluyó la
circunvolución cingulada y le asignó u n papel cen­
tral en la experiencia emocional debido a que si se le
daña se produce apatía, depresión y em botam iento
em ocional. D esafortunadam ente, no fue capaz de
som eter sus especulaciones acerca de las conexiones
en su circuito a pruebas em píricas definitivas debido
a que, en la época, las técnicas para determ inar cone­
xiones neuronales eran relativam ente inm aduras. Sin
em bargo, es interesante que las especulaciones ana­
tóm icas de Papez fueron premonitoras; investigación
subsecuente ha verificado la existencia de las con e­
xiones que él propuso; desde luego con m ás detalle.
Por ejemplo, sólo 50% de las fibras en el fóm ix alcan­
zan los cuerpos mamilares, y el otro 50% se proyecta
hacia el septum . A dem ás, existen m uchas con exio­
nes entre el hipotálam o y otras estructuras, com o la
am ígdala, no predicha por Papez, que se ha eviden­
ciado que son im portantes (figura 11 .8 ). FIGURA 11.8 Circuito originalmente propuesto por
El problem a más im portante con el circuito de Papez (líneas gruesas ) con algunas conexiones descubiertas
Papez es que la investigación subsecuente ha fracasa­ posteriormente (líneas delgadas). De particular interés son:
(2) las conexiones hipocámpicas hada la amígdala; (2) las
do para establecer un papel para el circuito en la
conexiones de la amígdala con el hipotálamo; (3) las
mediación de la emoción. Como se ha visto, el hipotá­
conexiones hipotaláxnicas con la corteza prefrontal, de
lam o tiene obvia relevancia para la em oción. Se verá manera particular la corteza orbito frontal (ventromedial);
que la circunvolución cingulada también participa en y (4) las conexiones recíprocas entre el hipocampo y la
la regulación de orden superior de la em oción. Sin corteza de asodadón. Algunas de estas trayectorias, en
embargo, no ha sido demostrado que el tálam o ante­ particular aquellas que involucran la amígdala y la corte­
rior y el hipocam po tengan im plicación directa en la za orbito frontal, se ha evidendado que están más involu­
em oción, y no hay evidencia de que las conexiones cradas en la emoción que el circuito originalmente pro­
entre las cuatro estructuras en el circuito de Papez sir­ puesto por Papez. (Tomado de Kandel et al., 1995, p. 607.)
van al papel que él propuso para ellas. El circuito de
Papez, por tanto, es un ejemplo de cómo la belleza y
sim plicidad estética de una teoría científica no tienen El síndrom e Klüver-Bucy
nada que ver con su validez. Se dijo un "ejem plo m ás",
pues la historia de la ciencia está plagada de plausi­ Poco d espués de la propuesta de Papez, fueron re­
bles teorías sintetizadoras que no han sobrevivido a la portados algunos h allazgos em píricos im portantes
validación empírica. No obstante, el sólido intento de concernientes a los m ecan ism os cerebrales de la
Papez por lograr una teoría general de los mecanismos em oción. H einrich K lü ver y P aul Buey observaron
neuronales de la emoción es de interés histórico por­ grandes cam bios conductuales en m onos que habían
que promovió la teorización acerca de los mecanismos sido som etidos a lobotom ía tem poral bilateral (Klü­
neuronales de la emoción e influyó en el desarrollo del ver y Buey, 1937,1939). Esta constelación de cambios,
concepto de sistem a límbico, el cual se estudiará en la cual ha llegado a ser conocida como el síndrom e
breve. Además, aunque su intento por explicar la inte­ K lü v er-B u cy , incluye cinco categorías de cam bio:
racción de los m ecanism os corticales y subcorticales miedo disminuido, ceguera psíquica, tendencias ora­
de la em oción fracasó, el enfoque de Papez sobre el les, h ip erm etam orfosis y cam bios en la conducta
problem a ayudó a definir un problem a central en la sexual.
neurobiología de la emoción. El fracaso de su intento
también contribuyó a final de cuentas para alejarse de M IE D O D IS M IN U ID O Los m onos salvajes por lo
las grandes teorías del cerebro y la em oción y hacer general son m uy tem erosos a los hum anos. Con fre­
investigaciones de los sistem as biológicos m ás espe­ cuencia se resguardan en la esquina de sus jau las y
cializados que median emociones específicas. evitan ser tocados. D espués de lobotom ía tem poral
CAPÍTULO 77 Emoción 295

b ilateral, los m onos salvajes no m ostraron m iedo b ién ser un efecto secu ndario de la agnosia visual,
h ad a los hum anos y permitían que los experim enta­ aunque esto es m enos seguro.
dores los tocaran y levantaran sin objedón. Además, D e particular relevancia para la discusión actual
se observó que estos m onos se aproxim aban rep eti­ son los cambios em ocionales en estos monos, en par­
d am ente a un enem igo natural, in d u so después de ticular su dism inución en el m iedo. Investigación
haber sido atacados. Estos hallazgos representan un subsecuente ha indicado que esto es el resultado de
severo deterioro en la respuesta hacia lo que normal­ daño a la amígdala. Por tanto, el daño bilateral confi­
m ente serían estímulos que evocan miedo. nado a la am ígdala resulta en expresión em ocional
aplanada. En particular, los anim ales con lesiones
C E G U E R A P SÍQ U IC A Los m onos con lobotom ía bilaterales de la amígdala m uestran poco miedo. Las
tem poral bilateral fueron incapaces de reconocer los ratas con estas lesiones se acercan sin m iedo a un
objetos observados, aunque no estuviesen ciegos. En gato sedado y los anim ales salvajes se vuelven dód -
otras palabras, tienen una agnosia visual. Tomando les y domados (LeDoux, 1993b).
prestado un térm ino de la neurología del siglo xix, Se ha dem ostrado que las lesiones a la am ígdala
K lüver y Buey lo denominaron ceguera psíquica. tienen un efecto profundo sobre la conducta sodal de
los animales. En consecuencia, si el mono dominante
T E N D E N C IA S O RA LES Estos monos tendieron a de una tropa es som etido a am igdalotom ía bilateral,
explorar los objetos colocándolos en su boca. Pare­ después de recuperarse de la cirugía y regresar a la
cían usar la estim ulación táctil que esta conducta tropa, es incapaz de exh ibir los despliegues agresi­
ofrece para identificar objetos. vos que norm alm ente sirven para m antener su posi­
ción dom inante y rápido cae hasta el fondo de la je ­
H IP E R M E T A M O R FO SIS Las tendendas orales de rarquía dom inante (Pribram , 1954). Los monos infe­
estos m onos pueden ser explicadas com o un intento riores en la jerarquía que son som etidos a lesiones
por com pensar su agnosia visual. Sin embargo, estos bilaterales en la amígdala tienden a ser golpeados por
anim ales tam bién parecían tener un im pulso para el mono dominante cuando regresan a la tropa. Pare­
correr alrededor y explorar todo en su entorno. Klü­ ce que esto ocurre debido a que fracasan para em itir
ver y Buey llam aron a esta urgencia incansable por los despliegues de sumisión apropiados que norm al­
explorar hiperm etam orfosis. m ente evitan tal tratam iento. Su conducta no parece
estar regulada por una apreciación em ocional de su
C A M B IO S EN LA CO N DU CTA SEXU A L M uchos contexto social. U n efecto todavía más dramático se
de estos m onos mostraron un profundo cambio en la percibe en los m onos que viven con su tropa en
conducta sexual. Aum entó su interés sexual y se in­ ambiente natural libre. Tras am igdalotom ía bilateral,
v olu craron en una gam a anorm alm ente am plia de estos m onos se excluyen a sí m ism os de la tropa
com portam ientos sexuales. Adem ás de actos hetero­ (ostracismo), y en ocasiones literalm ente caminan en
sexuales, se m asturbaban e involucraban en compor­ línea recta h acia la soledad (Dicks, M yers y Kling,
tam iento hom osexual. Todos los com ponentes del 1969; Franzen y Myers, 1973; Myers, 1972). Esta inca­
sín d rom e de K lüver-Bucy han sido observados en pacidad para involucrarse en la conducta social resul­
pacientes hum anos con extenso daño del lóbulo tem­ ta en un extremo aislamiento e incluso en la muerte.
poral bilateral (Poeck, 1969). Aunque el daño bilateral selectivo de la amígdala
en los hum anos es extrem adam ente raro, se ha repor­
IN T E R P R E T A C IÓ N D EL S ÍN D R O M E D E K L Ü ­ tado que un paciente, conocido com o S.M ., tiene un
V E R -B U C Y : EL PAPEL C E N TR A L D E LA A M ÍG ­ deterioro específico en la habilidad para reconocer
D A LA EN LA E M O C IÓ N Gran cantidad de tejido expresiones faciales de ira, miedo y agresión. En con­
fue rem ovid o en estos m onos, inclu yend o la rem o­ traste, fue capaz de reconocer fotografías de expre­
ción bilateral de extensas áreas de la corteza tem po­ siones faciales em ocionalm ente neutras y expresio­
ral, el h ipocam p o y la am ígdala. Con base en la nes faciales de tristeza, felicidad y disgusto (Adolphs
actual com prensión del cerebro, es posible asociar eta l., 1995).
com ponentes del síndrome con regiones particulares La estim ulación de la am ígdala en anim ales pro­
dentro del área removida. Por tanto, parece probable duce conducta agresiva y otras conductas que sugie­
que la ceguera psíquica sea el resultado de daño a las ren que el anim al está tem eroso y ansioso (LeDoux,
áreas v isu ales en la corteza tem poral posterior. Las 1993b). La estim ulación de la am ígdala se ha aplica­
tendencias orales es más probable que sean un inten­ do en hum anos. Com o parte de la valoradón EEG de
to p o r com pensar la agnosia visual por m edio de convulsiones en ciertos pacientes, se han insertado
explorad ón táctil. La hiperm etam orfosis puede tam­ electrodos profundos a través de trépanos en el crá­
296 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales

neo h acia posiciones profundas en los lóbu los tem ­ m odo irreversible estos centros cerebrales im portan­
porales (figura 11.9). Entonces se puede estim ular en tes son preocupantes.
lo calizacion es específicas a lo largo del trayecto de A hora que se h a p resentado evidencia de la im ­
los electrodos. Esto puede provocar convulsiones portancia de la am ígdala en la em oción, el lector está
com o las que sufre el paciente, las cuales pueden ser listo para exam inar su papel en un sistem a em ocio­
registradas con precisión con los m ism os electrodos. nal específico. Sin embargo, antes de hacerlo, se con­
Con esta técnica se ha reportado que la estim ulación siderará una teoría de la em oción m ás global, el sis­
de la am ígdala está asociada con sentim ien tos de tem a límbico. Esto tam bién proporcionará una opor­
ansied ad , aprehensión y m iedo (Gloor, O livier y tunidad para entrar en contacto con algunas de las
Quesney, 1981). otras estructuras involucradas en la emoción.
La asociación de la am ígdala con la conducta agre­
siva lleva a algunos a sugerir la am igdalotom ía bila­
teral com o tratamiento para la violencia intratable, y C o n cep to de sistem a lím bico
aq u í existen reportes de que este p roced im iento es
efectivo para reducir la agresión en algunos pacien­ El término sistem a lím b ico es usado para denotar la
tes (M ark y Ervin, 1970; Mark, Sw eet y Ervin, 1972). parte del cerebro m ás d irectam ente involucrada en
A unque este procedim iento ha sido su gerido sólo la m ediación de las em ociones. El térm ino se originó
para personas que m anifiestan violen cia extrem a y a p artir de una h ip ó tesis p ro p u esta por Paul M ac-
crónica que es intratable por otros m edios, las im pli­ Lean (1952), quien argum entó que existe un conjun­
caciones éticas de un procedim iento que destruye de to de estructuras neuronales, funcionando como sis­
tema, que.es de im portancia central para la em oción.
E stán ubicad as alred ed or de la frontera entre el
telencéfalo y el diencéfalo, de ahí el térm ino límbico,
que significa "fron tera".
M acLean form uló la hipótesis del sistema límbico
com o un intento por abordar el m ism o problem a
enfrentado por Papez: ¿cóm o interactúan los proce­
sos em ocionales corticales y subcorticales para pro­
ducir respuesta y experiencia em ocional coordinada?
M acLean hipotetizó que las estructuras del sistem a
lím bico m edian esta interacción.

E ST R U C T U R A S D EL S IS T E M A L ÍM BIC O
H ip o c a m p o , c irc u n v o lu ció n p a r a h ip o c á m p ic a y cir­
cu n v olu ció n cin g u la d a Para M acLean, el hipocam ­
po era central entre las estructuras del sistema lím bi­
co y creyó que recibía in form ación desde el m undo
externo y desde el am biente v isceral interno. En su
visión, el sistem a lím bico tam bién incluía la circun­
volución cingulada, la orilla de corteza a lo largo de
la superficie m edial de los hem isferios adyacente al
diencéfalo yTa circunvolución parahipocámpica. Ésta
era la corteza que Paul Broca (1878) había designado
com o le grand lobe lim bique en el siglo XIX. M acLean
argumentó que la corteza lím bica es un denominador
común en los cerebros de los m amíferos, m antenien­
FIGURA 11.9 Inserción profunda de electrodos en los do su tam año a través de las especies, en contraste
lóbulos temporales. Los números indican los puntos en con la neocorteza lateral, la cual se alargó tardíamen­
los tractos de los electrodos que son estimulados para
te en el curso de la evolución (figura 11 . 10 ).
provocar una convulsión que puede ser registrada por los
mismos electrodos. Esto también ofrece una oportunidad
para que los pacientes reporten las experiencias emocio­ E l septum Otras estructuras consideradas por MacLe­
nales que resultan de la estimulación. La amígdala es el an como parte del sistema lím bico fueron el hipotála-
cuerpo oval penetrado por la punta del electrodo superior mo, la amígdala, el septum y la corteza prefrontal. Ya
en el punto 1. (Tomado de Rosenzweig y Leiman, 1989, p. 599.) se ha presentado evidencia p ara los papeles de la
CAPÍTULO 7 7 Emoción 297

FIGURA 11.10 Vistas lateral (arriba) y


medial {abajo) de cerebros de conejo,
gato y mono, dibujados más o menos a
escala. El lóbulo límbico (corteza límbi-
ca) se encuentra en todas las especies de
mamíferos. De acuerdo con MacLean,
conforme uno asciende en la escala filo-
genética, el lóbulo límbico se agranda
muy poco, en contraste con la neocorte-
za, la cual se expande enormemente.
Por tanto, la corteza límbica filogenèti­
camente más antigua constituye una
proporción más pequeña de la corteza
total en los mamíferos más avanzados.
Estas consideraciones anatómicas son
evidencia de que, durante el curso de la
evolución, la corteza límbica ha perma­
C o n e jo G ato necido estática y primitiva, en contraste
con la neocorteza en expansión cons­
tante. (Tomado de MacLean, 1970, p. 340.)

am ígdala y el hipotálamo en la emoción. La evidencia P u en te o protu b erancia


para el papel del septum, el tejido neuronal que sepa­ an ular dorsal

ra la porción anterior de los dos ventrículos laterales,


provino inicialm ente del trabajo de O lds y M ilner
(1954). Ellos im plantaron electrodos en varias áreas
subcorticales y luego brindaron al anim al la oportu­
nidad para obtener au to estim u lación eléctrica a
dichas áreas presionando una palanca. Olds y Milner
reportaron que los animales enérgicamente oprimirí­
an la palanca que proporciona estim ulación al sep­
tum. Parecía que los animales derivaban placer a par­
tir de esta estim ulación, aunque obviam ente esto es
una inferencia. Acaso es más m esurado decir que la
autoestim ulación eléctrica septal es altam ente refor­
zante. Se observó que el septum no es la única región FIGURA 11.11 Las ratas se autoestimularán cuando los
cerebral donde la estimulación eléctrica es reforzante. electrodos sean colocados en estos sitios. (Tomado de Bear,
Connors y Paradiso, 1996, p. 452.)
Otras áreas incluyen al hipotálamo lateral, haz medial
anterior, el área ventral tegmental y la protuberancia
dorsal (figura 11 .11 ).
A u nqu e son raros los estudios de au toestim u la­ frontal orbital, debido a sus conexiones directas con
ción en hum anos, existe el reporte de un paciente con el hipotálamo. De hecho, la conexión sináptica direc­
narcolepsia que tem a 14 electrodos im plantados en ta con el hipotálam o ha sido propuesta como un cri­
d iferentes regiones del cerebro en un esfuerzo por terio para la inclu sión de u na estructura dentro del
encontrar una región que, cuando se le estimulara, lo sistem a lím bico (Nauta, 1971; Nauta y Feirtag, 1986).
m an tend ría d espierto y alerta. El sitio que este A dem ás, se h a m ostrado que la corteza prefrontal
paciente eligió para estim ular con m ás frecuencia fue ju ega un papel im portante en la m odulación de las
el septum . Él reportó que la estim ulación a esta región em ociones. M ás adelante se estudiará con detalle el
prod ucía sentim ientos sexuales extrem adam ente papel de la corteza frontal en la emoción.
placenteros que se sentían como si se aproxim ara a M acLean propuso que las estructuras del sistem a
un orgasm o (Heath, 1963). lím bico, las cuales vio com o filogenéticam ente ante­
riores a la neocorteza, trabajan en conjunto como un
C o r tez a p r e fr o n ta l M acLean incluyó la corteza pre- sistem a coordinado para asegurar la sobrevivencia
frontal en el sistem a límbico, en particular la corteza del individuo y, a final de cuentas, de la especie. Él
298 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales

observó al sistem a como coordinador de los instintos


básicos com o la pelea, defensa, alim entación y repro­
ducción, con entradas del ambiente.

H IP Ó T E S IS D E L C E R E B R O T R IP L E En 1970,
M acLean desarrolló aún más su concepción del siste­
m a lím bico al colocarlo dentro de una teoría más
am plia que intentaba explicar los procesos em ocio­
nales en todos los niveles de com plejidad. Ésta era la
h ip ó te sis d el cereb ro trip le (M acLean, 1970). De
acuerdo con esta visión, el cerebro había experim en­
tado tres grandes etapas de evolución de m odo que
en los m am íferos superiores existe una jerarquía de
tres cerebros en uno, de ahí el término cerebro triple
(en inglés: triune, literalm ente "tres en uno"). El cere­
bro reptil, que comprende el tallo cerebral, regula los FIGURA 11.12 Representadón esquemática de la organi­
elem entos básicos de sobrevivencia, com o la hom e­ zación jerárquica de los tres tipos básicos de cerebro pro­
ostasis. Es com pulsivo y estereotipado. M acLean puestos en la hipótesis del cerebro triple de MacLean.
ilustra esta función al sugerir que organiza los proce­ (Tomado de MacLean, 1970, p. 33S.)
sos involucrados en el regreso de las tortugas m ari­
nas al m ism o terreno de crianza año tras año. El cere­
b ro paleom am ífero, que com prende el sistem a lím ­ que es más, el sistem a lím bico constituye u n esque­
bico, añade la experiencia actual y reciente a los ins­ m a organizador atrayente p ara la com prensión del
tintos básicos m ediados por el cerebro reptil. El siste­ cerebro y la em oción. Éste u nifica diversas estructu­
ma lím bico perm ite que los procesos de sobreviven­ ras en una con cep tu alización coherente basad a en
cia básicos del cerebro reptil interactúen con elem en­ consideraciones anatóm icas que parecen tener senti­
tos del m undo extem o, lo que resulta en la expresión do en una p ersp ectiv a ev olu tiv a. El poder de esta
de la em oción general. Por ejem plo, el instinto de conceptualización se evidencia por el actual uso del
rep rod ucción interactnaría con la presencia de un térm ino sistem a lím bico p ara referirse al "cerebro
m iem bro atractivo del sexo opuesto, lo que genera em ocional". Sin embargo, a pesar de su plausibilidad
sentim ientos de deseo sexual. teórica y su amplio uso, existe un serio problem a con
El cerebro neom am ífero, la neocorteza, regula emo­ el concepto de sistem a lím bico. La teoría postula más
ciones específicas basadas en las percepciones e inter­ que sólo indicar que existen varias estructuras cere­
pretaciones del mundo inmediato. Los sentimientos de brales involu cradas en la em oción; argum enta que
amor hacia un individuo particular serían un ejemplo existen varias estructuras que trabajan juntas en un
de este tipo de emoción. De acuerdo con MacLean, en sistem a para m ediar la em oción. El problem a es que
los humanos y otros mamíferos avanzados existen los no está claro por cuáles criterios una estructura debe­
tres cerebros. Los mamíferos inferiores tienen sólo los ría ser incluida en el sistem a (LeDoux, 1991).
cerebros paleomamífero y reptil. Todos los demás ver­ U no de los criterios con cep tu ales m ás atractivos
tebrados tienen sólo el cerebro reptil. La evolución del es la franca conexión h acia el h ipotálam o (N auta y
cerebro paleomamífero (sistema límbico) fue por tanto Feirtag, 1986). Claram ente, el hipotálam o es un com­
visto como algo que libera a los animales de la expre­ ponente im portante en los m ecanism os cerebrales de
sión estereotipada de los instintos dictada por el cere­ la em oción. Es básico para el control de las funcio­
bro reptil. El cerebro neomamífero añadió mayor flexi­ nes autónom a y endocrina (las cuales activan la exci­
bilidad a la conducta em ocional al habilitar a los tación p eriférica), está in v olu crad o en la organiza­
mamíferos superiores para basar la conducta emocio­ ción de la conducta em ocion al básica y es el recep­
nal en procesos interpretativos complejos y utilizar la táculo de la entrada cortical altam ente procesada. La
solución de problemas y la planeadón a largo plazo en conexión directa con el h ip o tálam o p arecería, por
la expresión de las em odones (figura 11 .12 ). tanto, ser un criterio con v in cen te para in clu ir una
estructura en el sistem a lím bico. Sin em bargo, con­
P R O B L E M A S CON EL C O N CEPTO D E S IS T E M A form e las técnicas neuroanatóm icas se vuelven más
L ÍM B IC O Com o se ha visto, existe evidencia con­ refinadas, se ha dem ostrado que m ás y m ás estruc­
v in cen te para la participación en la em oción para turas tienen conexiones d irectas con el hipotálam o
m uchas estructuras asignadas al sistem a límbico. Lo (Brodal, 1982; K otter y M eyer, 1992).
CAPÍTULO 7 7 Emoción 299

O tro criterio form ulado por M acL ean para la inversa, algunas estructuras no incluidas en el siste­
inclusión de una estructura en el sistem a lím bico era m a lím bico, com o el tallo cerebral inferior, están
que éste está constituido de corteza filogenéticam en- directam ente in volu cradas en la regulación de las
te antigua y estructuras subcorticales relacionadas. visceras.
La corteza filogenéticamente antigua es la que estaba Finalm ente, el requerim iento de que una estructu­
presente en las especies tem pranas en el curso de la ra esté involu crada en la em oción no es un criterio
evolución. La m ás prom inente estructura de evolu­ satisfactorio para su inclu sión en el sistem a lím bico
ción reciente es la neocorteza, la cual se presum e ha porque todo el propósito de la teoría era d efinir el
ev olu cionad o tarde en el curso de la evolución (de sustrato n euroanatóm ico de la em oción sobre una
ah í el prefijo neo). De acuerdo con esta visión, es la base distinta de la función. Identificar las estructuras
corteza filogenéticam ente antigua la que m edia el que juegan un papel en la em oción debería conducir
procesam iento em ocional, procesam iento que es ne­ eventualm ente a una com prensión del (los) siste­
cesario para la sobrevivencia y por tanto está presen­ m áis) de em oción del cerebro. Sin embargo, este pro­
te en todas las etapas de la evolución. ceso no puede definir cuáles estructuras son parte
Se ha visto que M acLean extrajo parte de su ev i­ del sistem a límbico, un concepto derivado de suposi­
dencia para esta visión de su com prensión de la neu- ciones ajenas al terreno del análisis funcional, como
roanatom ía com parativa en m am íferos (véase figura la edad filogenética relativa de las diferentes regio­
11.10). Sin em bargo, investigaciones neuroanatóm i- nes cerebrales.
cas m ás recientes, que analizan los cerebros de una Estas consideraciones conducen a la inevitable
am p lia gam a de anim ales (incluyendo peces, anfi­ conclusión de que el concepto de sistem a lím bico, a
bios, aves y reptiles), han m ostrado que las llamadas pesar de toda su atracción intuitiva, no proporciona
criatu ras prim itivas tienen áreas de la corteza que una base sólida para definir cuáles estructuras debe­
reúnen los criterios de la neocorteza (Karten y Shimi- rían ser incluidas en el sistem a. Si el sistem a límbico
zu , 1991; N auta y K arten, 1970, N orthcu tt y K aas, no puede ser definido, entonces no puede ser un
1995). E stos h allazgos cuestionan las inferencias constructo explicativo útil y debería ser abandonado
acerca del desarrollo evolutivo relativo de la neocor­ (LeDoux, 1996, p. 101; tam bién Brodal, 1982; Kotter y
teza cuando se le com para con la corteza lím bica por­ Meyer, 1992). ¿A dónde conduce esto? Ya se ha hecho
que ello sugiere que la corteza lím bica evolucionó a alusión de que los m ecanism os cerebrales de la
p a rtir de regiones que son análogas a la neocorteza m em oria com enzaron a ser elucidados cuando los
(LeD oux, 1991; Swanson, 1983). intentos por com prender las bases neuronales de la
U na su posición relacionada con la perspectiva memoria en general fueron sustituidos por investiga­
filo g en ética tam bién está en duda. Se ha supuesto ciones de subsistem as específicos de m em oria y sus
que la aparente sim plicidad de una estructura neuro- bases neurológicas. Existe todo tipo de razones para
nal es un índice de su aparición tem prana en el curso esperar que el progreso tendrá la misma forma en el
de la evolución, y por tanto un criterio para inclusión área del cerebro y la em oción. De hecho, ya existen
en el sistem a lím bico. Por ejem plo, el hipocam po es hallazgos que verifican esta expectativa. Por tanto, se
considerado m ás prim itivo que otras áreas de la cor­ abandona las teorías generales del cerebro y la em o­
teza debido a que tiene sólo tres capas de células, en ción y se retom a las investigaciones de los m ecanis­
lu g ar de las seis capas observadas en la m ayoría de mos neuronales de un terreno específico de la em o­
las otras regiones corticales. Esta conclusión, aparen­ ción y sus bases neurológicas, miedo condicionado.
tem ente evidente con base neuroanatóm ica, no enca­
ja b ie n con el papel del hipocam po en los aspectos
com plejos de las m em orias declarativa y explícita. El BASES NEURONALES DEL MIEDO
m ism o argum ento se aplica a los cuerpos mamilares, APRENDIDO COMO UN SISTEMA MODELO
estru ctu ras aparentem ente sim ples que no obstante
está n involucradas en las com plejas funciones de la Ventajas de estudiar al miedo
m em oria.
O tro criterio para la inclu sión de una estructura Si existen m uchos sistem as de emoción en el cerebro,
en el sistem a lím bico ha sido si la estructura partici­ así como existen muchos sistem as de memoria, ¿cuá­
p a en la regulación de la función visceral. Sin embar­ les deberían ser estudiados? U n candidato es el su s­
go, esto tam poco parece ser un criterio útil debido a trato neuronal del m iedo aprendido. Estudiar este
q u e algunas estructuras tradicionalm ente incluidas sistem a tiene ciertas v en tajas que lo hacen el centro
en el sistem a lím bico, como el hipocam po, no tienen de intensa investigación p o r varios científicos del
u n papel directo en la regulación de las visceras. A la cerebro.
300 PARTE II Neuropsicologia de los sistemas funcionales principales

En prim era, el miedo es universalm ente reconoci­ d icion ad a y el estím ulo neutro previo que ahora la
do com o una em oción. Por tanto, al estudiar su base produce es denom inado estím u lo con d icion ad o.
neuronal se puede confiar razonablem ente de que se Todo el proceso, llam ado con d icion am ien to clásico,
in vestig a al m enos un aspecto del procesam iento fue d escubierto por Ivan Pavlov (1927). Cuando la
em ocional. En segunda, las reacciones de m iedo son respuesta condicionada es el m iedo, el proceso recibe
básicas para la sobrevivencia del individuo y, a final el nom bre de co n d icio n a m ien to p or m iedo. Por
de cuentas, de la especie. La presión de la selección ejemplo, un electrochoque es un estím ulo incondicio­
para la evolución de estas reacciones o, m ientras nado que produce paralización y excitación autóno­
sigan siendo adaptativas, para su perpetuación a tra­ ma (respuesta incondicionada). Si u n tono que nor­
vés de las generaciones ha sido m uy intensa. Estos m alm ente no p roduce dichas resp u estas (estím ulo
factores exp lican cuáles respuestas de m iedo son neutro) precede a un electrochoque en varios ensa­
producidas fácil y confiablem ente. Una tercera ven­ yos, el tono aislado se convertirá en un estím ulo con­
taja de estudiar al m iedo es que sus m anifestaciones dicionado, evocando paralización y excitación autó­
con d uctu ales y autónom as son fáciles de observar. noma (respuesta condicionada).
Esto incluye conductas com o sobresalto, reorienta- En el condicionam iento por m iedo, como en todas
ción, paralización, huida y ataque, así com o respues­ las form as del condicionam iento clásico, la respuesta
tas autónom as, com o cam bios en la presión sanguí­ está genéticam ente program ada en el individuo. Una
nea, ritm o cardiaco y defecación. Finalm ente, las res­ rata que es criada en el laboratorio se paralizará y
puestas de m iedo pueden ser provocadas con facili­ exhibirá excitación autónom a la prim era vez que vea
dad en el laboratorio, utilizando el condicionam ien­ a un gato. El condicionamiento por m iedo, por tanto,
to por m iedo clásico. es aprendizaje de estím ulo, no aprendizaje de res­
puesta, y puede ser considerado com o una am plia­
ción de la gama de estím ulos que producen el patrón
C on d icion am ien to p or m iedo evolutivo de respuesta de m iedo que está programa­
da en el sistema nervioso del animal.
En condiciones naturales, algunos estím ulos produ­
cen u na respuesta, otros no. U n estím ulo que n atu ­
ralm ente produce una respuesta es llam ado estím u ­ Estructuras críticas para m iedo con d icion ad o
lo incond icionad o y la respuesta producida se deno­
mina respuesta incondicionada. Cuando un estím u­ Una de las form as m ás estu d iad as del cond iciona­
lo n eu tro (uno que de m anera natural no produce m iento por m iedo u tiliza un tono com o el estím ulo
una respuesta incondicionada) precede a un estím u­ condicionado. Con este paradigm a uno puede enton­
lo incond icionad o en varias ocasiones, el estím ulo ces dañar varias estru ctu ras y ver cuáles lesiones
neutro, cuando se presenta aislado, llegará a produ­ interfieren con el proceso de condicionamiento.
cir una resp u esta que por lo general (m as no siem ­
pre) es sim ilar a la respuesta incond icionad a. Esta LA V ÍA A U D ITIV A La figura 11.13 m uestra un dia­
respuesta aprendida es denom inada resp u esta con­ gram a sim plificado de la vía auditiva. El primer paso

FIGURA 11.13 La principal vía auditiva en los humanos


(existe una vía similar en otros vertebrados). La entrada
desde la oreja es transmitida a lo largo del nervio auditivo
(flecha inferior) hada el núcleo codear en el tallo cerebral.
Desde ahí, la entrada principalmente craza y asdende hada
el coliculo inferior en el cerebro medio. Las neuronas en el
colículo inferior proyectan hada el núdeo geniculado medial,
el centro de procesamiento auditivo del tálamo. Las neuronas
en el núcleo geniculado medial proyectan hada la corteza
auditiva. Aunque las conexiones contralaterales desde la oreja
hacia la corteza auditiva son más abundantes que las conexio­
nes ipsilaferales, existen conexiones cruzadas en los niveles
inferiores del tallo cerebral inferior y del cerebro medio del
sistema, de modo que existe una entrada significativa ipsila-
teral desde la oreja h ada la corteza auditiva. (Tomado de LeDoux,
1996, p. 153.)
CAPÍTULO 7 7 Emoción 301

en la búsqueda de las estructuras críticas para el con­ n úcleo central (figura 11.14). Se ha dem ostrado que
dicionam iento por miedo es dañar diferentes regio­ el núcleo central de la am ígdala (ACe) y el núcleo
nes dentro de la vía auditiva y observar cuáles lesio­ lateral (un com ponente del grupo nuclear basolate­
nes interfieren con el condicionam iento por m iedo. ral) están involucrados en aspectos específicos del
Es evid ente que las lesiones del núcleo geniculado condicionamiento por miedo.
m ed ial del tálam o, el destino de la vía auditiva a
n iv el talám ico, interfiere con el condicionam iento E l n ú cleo cen tra l de la a m íg d a la y la m ed ia ció n de la
por m iedo auditivo. Las lesiones del colículo inferior, resp u esta de m ied o c o n d ic io n a d o Por cierto tiempo
un centro auditivo del cerebro m edio en la parte se ha sabido que el daño a ACe perturba el condicio­
superior de la vía, tam bién perturba el condiciona­ namiento por m iedo en los conejos (Kapp, Frysinger
m iento por miedo auditivo. En contraste, las lesiones et al., 1979). Sin em bargo, investigacion es recientes
de la corteza auditiva no perturban el condiciona­ h an dem ostrado que el A C e está involucrado de
m iento por miedo ante un tono simple. modo específico en la expresión de m iedo condicio­
Estos descubrim ientos indican que el núcleo geni­ nado. D e hecho, el daño al A C e resulta en una p er­
culado m edial es el nivel superior del sistem a auditi­ turbación de cada m edida relacionada con m iedo
vo requerido para el condicionamiento por miedo. El condicionado (Davis, 1992a, 1992b; Kapp et al., 1990;
d escu brim iento de que la corteza auditiva no se LeDoux, 1990, 1993a, 1995a). Un resultado interesan­
requiere para el condicionamiento por m iedo fue en te de estos estudios es el descubrim iento de que ele­
cierta m anera sorprendente porque la corteza auditi­ m entos específicos de la respuesta de miedo se inte­
va era considerada el principal destino de las proyec­ rrum pen al dañar salidas esp ecíficas del ACe. Por
ciones desde el núcleo geniculado medial. Si la corte­ ejem plo, dañar las conexiones entre el ACe y el
za auditiva no se requiere para el condicionam iento núcleo m otor dorsal del vago resultan en una in te­
por m iedo, la siguiente pregunta es ¿cuáles proyec­ rrupción específica de las respuestas parasimpáticas
ciones del núcleo geniculado m edial son cruciales? condicionadas, como la bradicardia (ritmo cardiaco
Las técnicas de teñido que emplean transporte ante- reducido) (Kapp, W ilson et al., 1990). En contraste, el
rógrado revelaron que existen cuatro estructuras daño a las conexiones entre el ACe y la sustancia gris
subcorticales hacia las cuales proyecta el geniculado periacueductal provocan una perturbación específi­
m ed ial (LeD oux, Sakaguchi y Reis, 1984). Estudios ca de la conducta em ocional condicionada, como la
en los que se dañó la conexión entre el núcleo genicu­ paralización (LeDoux, Farb y Ruggiero, 1990). Dañar
lad o m ed ial y cada una de estas estru ctu ras reveló las conexiones entre el ACe y el hipotálam o lateral
que sólo el daño a la conexión con el núcleo lateral (el cual proyecta hacia la m édula rostral ventral late­
de la am ígdala perturbó el condicionam iento por ral) perturba respuestas sim páticas condicionadas,
m iedo (LeDoux et al., 1986). Además, los estudios de como el increm ento en la presión arterial (LeDoux,
m arcado retrógrado en los que se inyectó tinta en la Farb y Ruggiero, 1990). Finalm ente, el daño a las
am ígdala lateral confirmaron que los cuerpos celula­ conexiones entre el ACe y el núcleo paraventricular
res de origen estaban ubicados en el núcleo genicula­ del hipotálam o perturba respuestas endocrinas con­
do m edial. Estos hallazgos indicaron que la amígda­ dicionadas. Las cuatro categorías de la respuesta de
la juega un papel crucial en el condicionamiento por miedo condicionado que son controlada por las dife­
m iedo y que la am ígdala lateral es el b lan co de las rentes salidas del ACe se resum en en la figura 11.15.
neuronas que proyectan inform ación auditiva desde En conjunto, estos descubrim ientos dem uestran que
el núcleo geniculado medial. el A C e tiene un papel cen tral en la expresión de
miedo condicionado.
EL PA PEL C E N T R A L D E LA A M ÍG D A L A Estos
descu brim ientos encajan con la evidencia creciente El nú cleo la te r a l de la a m íg d a la : in terfu se entre e s tí­
de que la am ígdala juega un papel central en la em o­ m u lo s s e n s o r ia le s y la s r e s p u e s ta s d e m ied o c o n d i­
ción. P reviam en te se ha revisado alguna evidencia c io n a d o Se ha visto que el núcleo central de la amíg­
para tal papel de la amígdala. Además, existe eviden­ dala activa una respuesta em ocional por m edio de
cia de que regiones particulares dentro de la amígda­ sus conexiones con otras estructuras subcorticales.
la están especializadas para com ponentes particula­ También se vio que el núcleo lateral de la amígdala es
res de la em oción. La am ígdala está com puesta de el principal destino de la entrada auditiva proyectada
varios núcleos, los cuales tradicionalm ente han sido hacia la am ígdala desde el núcleo geniculado medial.
divididos en tres grandes grupos: los n ú cleos corti- Por tanto, en el condicionamiento por miedo la am íg­
co m ed iales o grupo n u clear corticom ed ial, los nú ­ dala lateral recibe una entrada activada por el estímu­
cleos b aso laterales o grupo nuclear b asolateral y el lo condicionado y el núcleo central media la actividad
302 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales

A) Vista lateral V ista m e d ia l

Amígdal Amígdala
Hipocam po Hipocam po

Ventrículo lateral
B)
Núcleos corticomediales
A

Núcleo central

Núcleos basoiaterales
Neocorteza

Tercer ventrículo H¡DOCamDO

FIGURA 11.14 A) Vistas lateral y medial de los lóbulos temporales, mostrando la ubicación de la amígdala en relación
con el hipocampo. B) Sección coronal donde se aprecia la amígdala. La amígdala tiene muchos núcleos, los cuales han
sido divididos en tres grupos: los núcleos basoiaterales reciben entrada desde los aferentes visual, auditivo, gustativo y
táctil. Los núcleos corticomediales reciben aferentes olfatorios. El núcleo central es la principal fuente de eferentes de la
amígdala. La nomenclatura de la amígdala puede ser algo confusa. Por ejemplo, dentro de los núcleos basoiaterales (o
grupo nuclear basolateral, como también se le llama) uno encuentra varios núcleos, como el núcleo lateral, el núcleo
basolatera1 y el núcleo basomedial. El núcleo lateral es el principal blanco en la amígdala de las neuronas provenientes
del núcleo geniculado medial; los núcleos basoiaterales y basomediales son parte de la vía desde el núcleo de la amígda­
la lateral hada el núcleo central. (Tomado de Bear, Counors y Paradiso, 1996, p. 444.)
N úcleo central FIGURA 11.15 Existen cuatro
de la amígdala
categorías de respuesta miedo
condicionado: conducta emodo-
nal, respuesta simpática, respue­
sta endocrina y respuesta para-
jiguMnSfgriK Hipotálámo - Hipotálámo ' Núcleo motor- simpàtica. El daño a los eferentes
iperiacueductal ; lateral _ paraventricular dorsal de! vago
yjtú cleos _ . desde el núdeo central de la amíg­
ambiguos - dala (ACe) hacia la sustanda gris
periacueductal, el hipotálámo
" - U - - - lateral, el hipotálámo paraventri­
M édula lateral - Pituitaria ¡ --- Nervio-vago
cular o el núcleo motor del vago
- ventral rostral - anterior ?
perturban selectivamente un tipo
específico de respuesta de miedo
condidonado. Estas se muestran
- T ;
M édula espinal -Corteza -- Respuesta - al final de cada vía. También se
' “{colum na -adrenal :=parasimpàtica í muestran algunas de las conexio­
intermediolateral) (por ejemplo,-
nes neuronales intermedias invo­
-bradicardia) -
lucradas en cada tipo de respue­
£ sta. (Adaptado de LeDoux, 1995b, p.
Conducía emocional ■Respuesta- endocrina? 1052.)
. .(por ejemplo, . _ Jporejem plo,
_ paralización) ; aum ën tad e¡a?. " liberación d e -
presión arterial) hormonas estrés)
CAPÍTULO 1 7 Emoción 303

autónom a, la actividad endocrina y la conducta que C o rteza


constituye la respuesta condicionada. En consecuen­
cia, se esperarían conexiones entre el núcleo lateral de
N ú cleo g e n icu lad o ----------------------► Am ígdala
la am ígdala y el núcleo central de la am ígdala. Exis­ m edial del tálam o
ten escasas conexiones directas entre tales estructuras i
pero existen amplias conexiones vía los núcleos baso-
lateral y basom edial de la am ígdala (A m aral et a l., Estím ulo e m o cio n a l R espu estas em o c io n a le s
1992; Pitkám en et al., 1995; Price, Russchen y Amaral,
1987). Por tanto, se tiene una ruta que m edia el miedo
FIGURA 11.16 La información auditiva desde el mundo
condicionado. La ruta comienza en las neuronas sen­
extemo puede alcanzar la amígdala por dos vías: de
soriales auditivas y termina con neuronas que activan manera directa, vía el núcleo geniculado medial del tála­
respuestas autónom as, endocrinas y conductuales. mo, y de manera indirecta, por la ruta tálamo-corteza-
A dvierta que esta ruta evita la corteza auditiva. Esto amígdala. La conexión directa tálamo-amígdala envía
da pie a la pregunta acerca de la participación de la menos información, pero es más rápida y está sesgada
corteza auditiva en el condicionamiento por miedo. hacia la respuesta. La ruta tálamo-corteza-amígdala envía
más información, pero es más lenta. Cada vía tiene ciertas
EL PA PEL D E LA C O RTEZ A A U D IT IV A EN EL ventajas. Cuando la velocidad de respuesta es el factor
M IE D O C O N D IC IO N A D O Se ha observado que crucial, como al esquivar una bala, la conexión directa
tálamo-amígdala tiene una ventaja. En ambientes sociales
cuando un choque eléctrico es asociado con un tono
complejos, la función de discriminación e interpretación
sim ple, la destrucción de la corteza auditiva no tiene
de la corteza es un importante moderador de la actividad
efecto sobre el condicionamiento por m iedo. Sin em­ de la amígdala. (Adaptado de LeDoux, 1996, p. 16í.)
bargo, existen condiciones bajo las cuales la corteza
auditiva se requiere para el condicionam iento por
m iedo. Suponga que a un animal se le presentan dos
tonos de frecuencias ligeram ente diferentes, uno de amígdala. Surge la pregunta de la significancia adap-
los cuales está asociado con el choque eléctrico y el tativa de estas dos vías para el funcionamiento de los
otro no. La corteza auditiva se requiere para este animales en su am biente natural.
aprendizaje de discrim inación. Si la corteza auditiva Las inferencias acerca de la neuroanatom ía de los
se daña, el animal fracasará para realizar la discrimi­ anim ales evolutivam ente tem pranos, con base en el
nación y responderá a am bos tonos (Jarrell et al., estudio de sus ancestros vivientes, sugiere que la vía
1987). Esto indica que las discrim inaciones auditivas directa tálam o-am ígdala era im portante en estos ani­
mediadas por la corteza auditiva influyen en el condi­ males, m ientras que la ruta tálam o-corteza-am ígdala
cionam iento por m iedo al inhibir las respuestas acti­ era relativam ente secundaria (Nauta y Karten, 1970;
vadas por la amígdala al estímulo que no ha sido aso­ Northcutt y Kaas, 1995). En contraste, en los m am ífe­
ciado con el estímulo incondicionado. Esta participa­ ros m odernos el canal cortical es más elaborado e
ción en la discrim inación de la corteza auditiva tam ­ importante. Esto sugiere que en los animales de evo­
bién se ajusta al descubrim iento de que las neuronas lución reciente la conexión directa tálam o-am ígdala
del geniculado medial que proyectan hacia la corteza puede ser un residuo evolutivo, que no sirve a fun­
auditiva están sintonizadas a (es decir, se dispararán ción alguna, m ientras que el canal cortical, con su
sólo en respuesta a) una estrecha banda de frecuen­ capacidad de discrim inación, sum inistra a la am íg­
cias, m ientras que las neuronas del geniculado medial dala inform ación detallada acerca de estímulos em o­
que proyectan hacia la amígdala lateral están sintoni­ cionales específicos en el m undo.
zadas am pliam ente. Este proceso de inhibición se Existen razones para dudar de que éste sea el caso.
hace posible por m edio de una proyección desde el Como se ha visto, la conexión directa tiene una venta­
núcleo geniculado m edial hacia la corteza auditiva y ja distintiva: velocidad. Es aproximadamente dos ve­
luego hacia la am ígdala lateral. ces más rápida que el canal cortical. Además, en con­
traste con la inform ación enviada m ediante el canal
LA F U N C IÓ N D E L A S D O S V ÍA S E xisten por cortical, la inform ación enviada por la conexión direc­
tanto, como se ilustra en la figura 11.16, dos vías por ta no es filtrada y sesgada hacia la activación de una
las cuales la in form ación auditiva desde el m undo respuesta. Esto significa que esta conexión a veces
externo pueden alcanzar la am ígdala lateral (Davis, activará una respuesta em ocional cuando no se
1992a; Fanselow, 1994; Kapp et al., 1992; Weinberger, requiera; sin em bargo, cuando se enfrente con estí­
1995). La vía cortical perm ite el aprendizaje de dis­ m ulos que potencialm ente am enacen la sobreviven­
crim inación m ás fina que la conexión directa tálamo- cia del individuo, los equívocos negativos general­
304 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales

mente son más costosos que los equívocos positivos. ta de miedo a los estímulos contextúales tras lesiones
Ese sonido en la m aleza puede no ser un león m ero­ hipocámpicas es consistente con la idea de que el con­
deando, pero para la gacela probablemente es menos dicionamiento a los estímulos simples, como un tono,
costoso activar rápidam ente una respuesta de m iedo puede ser m ediada por la vía directa tálamo-amígda­
ante una am plia gam a de sonidos inesperados, que la, m ientras que el condicionam iento contextual re­
esperar un procesamiento cortical más lento, aunque quiere que el hipocam po integre los estím ulos en un
más discriminativo, de los estímulos. Sin embargo, la contexto y envíe el resultado de su integración hacia
corteza tiene un papel potencialmente im portante en la amígdala. La participación de la amígdala tanto en
el condicionamiento por miedo. el condicionam iento por m iedo a los estím ulos sim ­
ples como en el condicionam iento contextual es apo­
C O N D IC IO N A M IE N T O C O N TEX TU A L E H IP O ­ yado por los descubrim ientos de que las lesiones de
CAM PO Cuando una rata en una caja escucha de la amígdala perturban a am bos (Blanchard, Blanchard
manera repetida un tono seguido por un choque eléc­ y Fial, 1970; Selden et al., 1991).
trico, com ienza a responder a la sola presencia del
tono en la misma forma que responde ante el choque
eléctrico. Éste es el condicionam iento clásico de una La am ígdala: interfase en tre inform ación
respuesta de m iedo; sin em bargo, ocurre algo más a c e rc a del m undo y resp u esta em ocion al
interesante; la rata también se condiciona a la caja. Si
se saca de algún lugar neutro y simplemente se colo­ El cuadro que em erge de estos h allazgos es que la
ca en la caja, la rata exhibirá una respuesta de miedo am ígdala es un centro de procesam iento em ocional
aun cuando no se produzca ningún tono ni choque que recibe entrada desde una variedad de niveles de
eléctrico. A esto se le llam a con d icion am ien to con ­ procesos cognitivos y luego organiza las respuestas
textual; el anim al se ha vuelto condicionado al con­ em ocionales a esta entrada a través de la activación
texto en el cual recibe el estímulo incondicionado. El de distintos centros subcorticales. En particular, pa­
condicionamiento por miedo contextual es adaptati- rece que la am ígdala lateral sirve com o la interfase
vo para un organism o. Es probable que sea adapta- sensorial para la am ígdala recibiendo gran d iversi­
tivo para un anim al exhibir una respuesta de miedo dad de inform ación desde regiones talámicas y corti­
condicionado a un lugar donde previam ente ha en­ cales (figura 11.17). La am ígdala recibe inform ación
contrado un estímulo incondicionado que evoca m ie­ sensorial relativam ente sim ple acerca de las caracte­
do. Un im pala que, cam inando bajo una acacia, re­ rísticas del estím ulo p ro ven ien te del tálam o. Por
pentinamente es alertada por un leopardo ham brien­ tanto, las conexiones del tálam o a la am ígdala son
to que estaba escondido en sus ram as haría bien en suficientes para m ediar el condicionam iento por
reaccionar con tem or la próxim a vez que encuentre m iedo sim ple (por ejem plo un tono pareado con un
una acacia, porque supondrá que el leopardo no ha choque eléctrico). Las conexiones corticales también
eliminado la posibilidad de “una próxim a vez". son suficientes para esto.
Un contexto no es sólo un estímulo particular. Está La inform ación sensorial y perceptual de orden
com puesto de m uchos estím ulos integrados. En la superior es proyectada hacia la amígdala desde áreas
discusión de la m em oria se m ostró que el hipocam ­ sensoriales corticales. Por ejem plo, se ha visto que la
po recibe entrada altam ente procesada desde la cor­ entrada desde la corteza auditiva h ada la amígdala es
teza de asociación polim odal (A m aral, 1987; Van necesaria para el aprendizaje de discrim inadón, esto
Hoesen, 1982). Tam bién se vio que existe evidencia es, cuando un tono está asodado con un choque eléc­
de que el hipocam po juega un papel central en la trico y otro tono no lo está. La inform adón acerca de
memoria para la relación entre objetos en un contex­ los eventos pasados es proyectada h ad a la amígdala
to conceptual o espacial (Eichenbaum y O tto, 1992; desde la corteza entorrinal, y la información acerca de
Nadel y Willner, 1980, O 'Keefe y Nadel, 1978; Suther­ los eventos pasados y la inform adón contextual de or­
land y Rudy, 1989). den superior alcanza la am ígdala m ediante las cone­
También existe evidencia directa de que el hipo­ xiones desde el hipocam po. Tam bién parece que las
campo participa en el condicionam iento contextual. proyecciones que provienen de la corteza frontal me­
Las lesiones al hipocam po perturban el condiciona­ dial son importantes para la extindón del miedo con­
miento contextual (por ejemplo, respuesta de miedo dicionado (M organ, Rom anski y LeDoux, 1993). H a­
ante la caja de condicionamiento), mas no el condicio­ brá más que decir posteriormente acerca del papel de
nam iento por m iedo (por ejem plo, respuesta de los lóbulos frontales en la em odón.
miedo ante un tono) (Kim y Fanselow, 1992; Phillips y Como se ha visto, el núcleo central de la amígdala,
LeDoux, 1992). La eliminación selectiva de la respues­ que recibe la entrada desd e el núcleo lateral de la
CAPÍTULO 7 7 Emoción 305

FIGURA 11.17 La amígdala es un N e o c o rte z a

procesador emocional que lleva la C an ales d e estím ulo


Sensorial A so cia ció n A so c ia ció n
información acerca del mundo a 1 C aracterísticas
prim aria unim odal polim od al
través de diversos canales aferentes 2 O b je to s
3 C o n cep to s
que proyectan hacia el núcleo lateral
4 C on textos
y organiza los componentes de
respuesta a través de diversos canales
eferentes que proyectan desde el
núcleo central (véase figura 11.15). La
amígdala lateral, la puerta para que
los estímulos influyan el condiciona­
miento por miedo, puede procesar
información en paralelo desde varios
canales. Ella recibe información Respuestas
desde las áreas de procesamiento sen­ em ocionales:
sorial en el tálamo (2) y la neocorteza Estímulo C on d u cta
(2), y la entrada desde regiones de em ocional
A u tónom a
asociación de orden superior en la Endocrina
neocorteza (3) y del hipocampo (4). El
condicionamiento por miedo puede
estar mediado por la ruta 1 o la 2 cuando no se requiere discriminación para identificar el estímulo condiciona­
do. La ruta 2 debe estar involucrada cuando se requiere la discriminación entre estímulos. La ruta 4 está involu­
crada en el condicionamiento contextúa!. La corteza prefrontal medial, uno de los orígenes de la ruta 3, p articip a
en la extinción. La información es enviada dentro de la amígdala desde la amígdala lateral hacia el núcleo cen­
tral de la amígdala (ACe) vía los núcleos basolaterales (BL) y basomediales (BM). (Tomado de LeDoux, 1995b, p. 1053.)

am ígdala vía los núcleos basom ediales y basolatera­ do que la estim ulación de la am ígdala en anim ales
les, organiza los componentes conductuales, autóno­ anestesiados produce com ponentes autónom os de
mo y endocrino de la respuesta em ocional. Luego las respuestas de m iedo en ratas, conejos, perros,
activa estas respuestas vía sus conexiones con los gatos y monos, mientras que la estim ulación del ani­
m ecanism os de respuesta em ocional representados mal despierto produce paralización, escape y ataque
en diversas áreas subcorticales (véase figura 11.15). defensivo, adem ás de cam bios autónom os en estas
especies (LeDoux, 1987). La estim ulación del núcleo
m edial de la am ígdala produce respuestas defensi­
La generalidad en tre las esp ecies del papel de vas en varias especies de lagartijas (Greenberg, Scott
la am ígdala en el con d icion am ien to p or m iedo y Crews, 1984; Tarr, 1977).
En los hum anos, la estim ulación de la am ígdala
G ran parte de la investigación que indica un papel produce una sensación de prem onición, peligro y
central de la am ígdala en el condicionam iento por m iedo; estas experiencias subjetivas tam bién son
miedo ha sido llevada a cabo en ratas. ¿En qué m edi­ reportadas por los pacientes con convulsiones que
da estos descubrim ientos son aplicables a otras espe­ involucran la am ígdala (Gloor, O livier y Quesney,
cies de vertebrados como los hum anos? La respuesta 1981; H algren, 1992). A dem ás, la perturbación de las
parece ser que, aunque las diversas especies de verte­ respuestas autónomas condicionadas han sido repor­
brados varían en relación con los m ecanismos senso­ tadas en pacientes con lesiones de lóbulo tem poral
riales específicos de los que dependen para detectar el que incluyen la amígdala (LaBar et a l , 1995) y en un
peligro y las respuestas específicas que em plean para paciente con daño confinado a la amígdala (Adolphs
enfrentarlo, el papel de la am ígdala en el condiciona­ et al., 1995; Bechara et al., 1995). Estos descubrim ien­
miento por miedo, como la inferíase entre el estímulo tos sugieren que las conclusiones acerca del papel de
que evoca la em oción y la respuesta emocional, parece la am ígdala en el condicionam iento por miedo deri­
ser universal en todos los animales con amígdala. vadas de los estudios con anim ales probablem ente
Esta conclusión está basada en la evidencia de que pueden ser aplicables de m anera general a una am ­
las lesiones a la am ígdala pertu rban el condiciona­ plia variedad de especies de vertebrados, incluyendo
m iento por m iedo en varias especies, desde los m a­ a los humanos. Se regresará a examinar el papel de la
m íferos hasta las palomas. Adem ás, se ha dem ostra­ amígdala en la memoria.
306 PARTE II Neuropsicologfa de los sistemas funcionales principales

MEMORIA EMOCIONAL (v éase capítulo 10). Esto p u ed e ser denom inado


m em oria em ocional.
Com o se vio en el capítulo 10, la m em oria no es un
proceso unitario; existen m uchos sistem as de mem o­
ria. A lgunos de estos sistemas son explícitos (o decla­ Sistemas cerebrales que median la memoria
rativos) y otros son im plícitos (o de procedim iento). emocional y la memoria de emoción
Esta d istinción tam bién es relevante para el cam po
de la m em oria y la emoción. La m em oria de em oción es recon ocid a com o una
form a de m em oria consciente, declarativa o explíci­
ta. Se vio que la m em oria explícita está mediada por
Memoria emocional y memoria de emoción sistemas de m em oria hipocám pica y diencefálica. En
contraste, la m em oria em ocional es im plícita y puede
Considere un evento pasado que estuvo acom paña­ ocurrir sin contenido consciente. Ésta es mediada por
do por una intensa respuesta em ocional. A caso fue la amígdala (figura 11.18). D e esta manera, el sistema
un accid ente terrorífico o una devastadora pérdida h ipocám pico activará la m em oria explícita para los
em ocional súbita. C onform e se retrotrae, la m em o­ d etalles de un evento y el recuerdo desapasionado
ria del episod io puede in clu ir tanto d etalles recor­ de que la situ ación fue en orm em ente em ocional
dad os del evento com o una excitació n em ocion al (mem oria de em oción). El sistema de la amígdala acti­
presente. Estos dos aspectos de la m em oria con fre­ vará la excitación autónoma previa (memoria emocio­
cuencia parecen in separables, aparentem en te fun­ nal). El apoyo para el papel de la amígdala en un sis­
didos en una experiencia que es recordada y que lo tem a d e m em oria em ocional especializado proviene
llena a u no de em oción. Sin em bargo, en ocasiones del descubrim iento de que, aunque las lesiones del
esta fu sión de contenido y excitación em ocional no sistem a hipocám pico perturban la m em oria explícita
tiene lu g ar y se exp erim en tan uno sin el otro. Se m as no el condicionam iento, las lesiones de la amíg­
podría tener el recuerdo de un evento que tam bién dala perturban el condicionamiento mas no la m emo­
se recuerda como altamente emocional, m as no expe­ ria explícita (Bechara et al., 1995).
rim entar la excitación em ocional conform e se le Com o se ha dicho, la m em oria explícita de un
recuerda. Esto puede ocurrir, por ejem p lo, con el evento y la activación im plícita de la excitación em o­
recuerdo de un evento em ocional que ocu rrió hace cional asociada a dicho evento con frecuencia están
m ucho tiem po; uno recuerda, sin sentir em oción fusionadas, los sistem as hipocám p ico y de la am íg­
ahora, que nos perturbó m ucho en aquel m om ento. dala procesan en paralelo. Los resultados de este pro­
Uno recuerda la em oción, mas ésta ha perdido su cesam iento dual in gresan a la m em oria de trabajo,
capacidad para excitam os visceralmente. A esto se le donde son in tegradas en una experiencia unificada
puede llam ar m em oria de em oción. L as form as (véase figura 11.18). Esta activación paralela con fre­
extrem as de este tipo de memoria se perciben en cier­ cuencia involucra algunas in teracciones com plejas
tos trastorn os d isociativos, en los cuales los indivi­ entre el sistem a hipocám pico-diencefálico y el siste­
duos p u ed en recordar hechos acerca de eventos m a de la am ígdala. En consecu en cia, el sistem a de
pasados traum áticos sin experim entar alguna em o­ m em oria explícita puede activar la amígdala, produ­
ción asociada o sin tener incluso la sensación de que ciendo excitación em ocional en el m om ento. Esto
los eventos les hubiesen ocurrido a ellos. ocurre cuando u na m em oria ex p lícita desencadena
Tam bién ocurre a la inversa, se puede experim en­ un flujo de em oción. De m anera alternativa, la exci­
tar excitación emocional sin recuerdo consciente del tación em ocional m ediada por la am ígdala activa el
evento pasad o con el cual está relacion ad a dicha sistem a de m em oria ex p lícita hipocám pica. Esto
excitació n. Ésta no es una exp erien cia infrecu ente parece ser la base de un fenóm eno com o la con ­
para la m ayoría de las personas; uno experim enta gru en cia d el estad o de án im o con la m em oria, la
excitación em ocional que parece provenir del estado tendenciade una p erson a p ara recordar m ejor la
de ánim o o ser el resultado de un evento inmediato, inform ación cuando se está en el m ism o o en un esta­
sólo para darse cuenta más tarde de que dichos sen­ do em ocional sim ilar que cuando se experim entó la
tim ientos intensos están relacionados con el pasado. inform ación inicialm ente. Esto tam bién puede expli­
Esto se vio en el fam oso paciente am nésico de Cla- car cómo un intenso estado em ocionalpuede activar
paréde, quien tenía sentim ientos de aprehensión m em orias explícitas asociadas con estados em ocio­
cuando al m édico le ofrecía la m ano p ara saludar, nales sim ilares previos, un fenóm eno encontrado de
sin record ar de m anera explícita el a lfiler que Cla- m anera frecuente en el curso de las interacciones con
paréde h ab ía escondido en su palm a h oras antes gente im portante para la vida personal.
CAPÍTULO 1 7 Emoción 307

Situación zo de la experiencia em ocional. En el pasado, a esto


em ocional se le denominó afecto, pero ahora generalmente se le
conoce com o estado de ánim o. Alford (1933) y
G oldstein (1939) observaron que los pacientes con
Sistema de --------------------------- Sistema lesiones del hem isferio izqu ierdo con frecuencia
estaban extremadam ente deprimidos, una condición
que G oldstein llam ó reacció n catastrofista. En con­
traste, se reportó que era m ás probable que los p a ­
cientes con lesiones del hem isferio derecho exhibie­
ran lo que se llam ó reacció n de in d ife ren cia , una
aparente falta de respuesta em ocional ante aspectos
indeseables de sus vidas, incluyendo los síntom as
causados por sus lesiones de hem isferio derecho.
Ellos también podían exhibir anosagnosia, inequívo­
ca negación de los síntom as obvios o incluso euforia
(Gainotti, 1972). A hora existe un número significati­
(s im ila r a s itua ció n
vo de estudios que reportan hallazgos consistentes
e m o c io n a l an terior) con estas observaciones (G ainotti, 1972; G ainotti y
Caltagirone, 1989; Gasparrini et a l., 1978, Robinson y
Benson, 1981; Robinson et a l., 1984; Sackheim et a l.,
FIGURA 11.18 El sistema hipocámpico regula la memo­ 1982; Silberm an y W eingartner, 1986). Estos h allaz­
ria explícita de la emoción, los hechos de la situación gos han sido interpretados com o evidencia de que el
emocional pasada. El sistema de la amígdala media la
hem isferio izqu ierdo es dom inante para em oción
memoria emocional implícita, la excitación corporal
positiva y el hem isferio derecho es dom inante para
asociada con la situación emocional pasada. Por lo gene­
la em oción negativa, una teoría que ha sido llamada
ral, las experiencias generadas por estos dos sistemas
están uniformemente fusionadas en una experiencia uni­ la hipótesis de v alen cia (Davidson, 1992; Silberm an
ficada en la memoria de trabajo. Sin embargo, bajo ciertas y Weingartner, 1986). Un corolario a esta hipótesis es
condiciones, la memoria de la emoción y la memoria emo­ que algunas formas de depresión clínica son m otiva­
cional pueden ser disociadas. (Adaptado de LeDoux, 1996, p. das por un desequilibrio entre el nivel de activación
202 .) de los dos h em isferios, con el hem isferio izquierdo
menos activo que el derecho (Heruriques y Davidson,
1991). Aunque existe cierta evidencia que apoya esta
idea, los h allazgos son inconsistentes y todavía se
CORTEZA Y EMOCIÓN debe determ inar en qué m edida el desequilibrio en
la activación de los dos hem isferios puede ser un fac­
H asta el m om ento se ha estudiado la im portancia de tor en la depresión.
las estru ctu ras su bcorticales en la em oción. Sin El estado de ánim o es un estado global y subjeti­
em bargo, existe un reconocim iento creciente de la vo, inferido a partir de la conducta y el autorreporte.
im portancia de los procesos corticales en la emoción. Un enfoque alternativo a la investigación del papel
La corteza juega un papel im portante en la interpre- de la corteza en la em oción ha sido el intento de ana­
tación, expresión y regulación de la em oción. Tam­ lizar el papel de cada hem isferio en componentes de
bién se presum e que participa en la experiencia em o­ em oción m ás específicos, particularm ente la in ter­
cional. E n esta sección se exam inará la contribución pretación y expresión de la em oción. Estos estudios
de la corteza en el estado de ánimo, a la percepción e han proporcionado evidencia de que el hem isferio
in terp retación de la em oción y a la expresión em o­ derecho está especializado para la interpretación y la
cional. Tam bién se exam inará el papel de los lóbulos expresión de la em oción, sin im portar si la em oción
tem porales en la emoción. es positiva o negativa (Borod, K off y Carón, 1983).
Esta visión, la cual puede ser llam ada h ipótesis del
hem isferio derecho, es consistente con gran parte de
Corteza y estado de ánimo los datos, aunque se verá que existe evidencia de que
el hemisferio izquierdo influye en estos procesos. En
A lgunas de las investigaciones tem pranas del papel este sentido, ahora se regresa a un examen de la espe-
de la corteza en la em oción se enfocaron a los efectos cialización hem isférica para los com ponentes de
de las lesiones corticales sobre la calidad a largo pla­ emoción.
308 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales

La c o r te z a y la p ercep ció n e in terp retación de dem ostrado una ventaja del cam po visual izquierdo
las em o cio n es al igualar una expresión facial con una descripción
verbal (Hansch y Pirozolo, 1980) o a un dibujo de un
P R O S O D IA Como se mencionó en el capítulo 6 , el rostro (Landis, A ssal y Perret, 1979). A dem ás, se ha
lenguaje hablado porta dos tipos de información: el de­ reportado una m ayor participación del campo visual
rivado de su contenido y el que se deriva de su tono o izquierdo para el reconocim iento de rostros em ocio­
prosodia (Monrad-Krohn, 1947). En años recientes se nales que para los rostros no em ocionales (Suberi y
ha hecho una distinción entre dos tipos de prosodia: la McKeever, 1977). Consistente con estos reportes es un
entonación que aporta significado a una oración se estudio de am obarbital sódico en el cual a los pacien­
llama prosodia preposicional, mientras que la entona­ tes se les solicitó calificar la intensidad de la expresión
ción que comunica em oción es denominada prosodia emocional de rostros fotografiados. Los pacientes cali­
afectiva. Se ha acumulado considerable evidencia que ficaron las fotografías de rostros com o exhibiendo una
indica que el hem isferio derecho está especializado m enor expresión em ocional tras la inyección del h e­
para la interpretación de la prosodia afectiva. Los m isferio no dom inante que después de inyectar el
pacientes con lesiones del hem isferio derecho tienen hemisferio dominante (Abem et al., 1991).
deterioro en la percepción del tono em ocional de las A pesar de que la m ayoría de los estudios apunta
oraciones que escuchan (Heilman, Bowers y Valens- hacia el papel del hem isferio derecho en la percep­
tein, 1993; Heilman, Scholes y Watson, 1975; Ross, 1981; ción de la expresión facial, existen algunos hallazgos
Schmitt, Hartje y WUlmes, 1997; Tucker, Watson y Heil­ inconsistentes. K olb y Taylor (1981) han reportado
man, 1977). Los estudios con sujetos normales han pro­ que m ientras los pacientes con lesiones del temporal
ducido resultados consistentes con estos hallazgos. Por derecho y del frontal derecho tienen deterioros en la
tanto, los estudios de escucha dicótica han revelado igu alación de rostros de acuerdo con la expresión
una ventaja del oído izquierdo para la percepción del facial (y los pacientes con lesiones del tem poral
tono emocional de una oración (Ley y Bryden, 1982) y izquierdo y el p arietal izqu ierd o no la tienen), los
para la discriminación de sonidos emocionales no dis­ pacientes con lesiones del frontal izquierdo tam bién
cursivos (King y Kimura, 1972). presentan un deterioro en esta tarea. Este h allazgo
está en contra del cúmulo de la literatura, y su inter­
P E R C E P C IÓ N D E E X P R E S IO N E S F A C IA L E S pretación sigue sin ser clarificada. Podría indicar que
E M O C IO N A L E S Varios estu d ios h an m ostrado la corteza frontal izquierda participa en la percepción
que los pacientes con lesiones del hem isferio dere­ de la expresión facial.
cho están esp ecíficam en te d eteriorad os en la p er­
cepción de expresiones faciales em ocionales mas no C O M P R E N SIÓ N D EL H U M O R La habilidad para
en la sim ple identificación de rostros (Borod, Koff y experim entar hum or es una respuesta em ocional que
Buck, 1986; Borod, K off, Lorch y N ich olas, 1986, puede ser exclu sivam en te h um an a. En general, las
D eK osky et al., 1980; Etkoff, 1984; Schm itt, H artje y lesiones del hem isferio d erecho perturban la com ­
W illm es, 1997; Strau ss y M o scov itch , 1981). Es prensión del hum or más que las lesiones del hem is­
im p o rtan te en fa tiz a r que aunque las lesio n es del ferio izquierdo. Por ejemplo, los pacientes con lesio­
h em isferio d erecho p u ed en p ertu rbar el reco n o ci­ nes del hem isferio derecho tienen deterioro al elegir
m iento de rostros sim ples, estos rep ortes dem ues­ la gracia de u na brom a de entre cuatro alternativas
tran que el deterioro en el reconocim iento de expre­ (Brownell, 1983; Wapner, H am by y Gardner, 1981), y
siones faciales em ocionales tras lesiones del hem is­ juzgaron historias no divertidas como divertidas con
ferio derecho es disociable del deterioro en el reco­ m ás frecu encia que los p acien tes con lesiones en el
nocim iento de rostros sim ples (véase Pizzam iglio et hem isferio izquierdo (W apner et al., 1981). Tam bién
al., 1983). se han reportado pacientes con lesiones en el hem is­
Los estudios de lateralidad con sujetos norm ales ferio derecho que tienen deficiencia en la apreciación
tam bién han producido datos consistentes con la su ­ de caricaturas, p elícu las e h istorias h um orísticas
perioridad del hem isferio derecho para la percepción (G ardner et al., 1975, W apner et al., 1981; W inner y
de expresiones faciales em ocionales. En estudios Gardner, 1977).
taquistoscópicos, se ha demostrado que algunos suje­ Se ha reportado que los pacientes con lesiones del
tos identifican m ejor las expresiones faciales emocio­ hem isferio derecho son los que más seguido exhiben
nales cuando el rostro es presentado al cam po visual explosiones espontáneas de carcajad as que no son
izquierdo (Bryden y Ley, 1983; Buchtel et al., 1978; apropiadas a la situación (Sackheim et al., 1982), y se
Ladavas, Um ilta y Ricci-Bitti, 1980; Pizzam iglio et al., ha reportado que la inyección del lado derecho en la
1983; Strauss y M oscovitch, 1981). Tam bién se ha prueba de am obarbital sódico está asociada con más
CAPÍTULO 7 7 Emoción 309

frecuencia con risas que la inyección del lado izquier­ que cuando fue proyectada hacia el hem isferio
do (Perria, R ossalini y Rossi, 1961). A dem ás, com o izquierdo (D im ond y Farrington, 1977; D im ond,
grupo, se ha reportado que los pacientes con lesiones Farrington y Johnson, 1976).
del hem isferio derecho m uestran extrem a variabili­ En los pacientes con cerebro dividido, el hem isfe­
dad en su apreciación del hum or: algunos ríen ante rio izquierdo tam bién experim enta una respuesta
cada ítem , incluso ante aquellos que no fueron h u ­ emocional apropiada a un estím ulo proyectado al h e­
m orísticos, y otros fracasan para reír, aun ante ítems m isferio derecho, aun cuando el hem isferio izquier­
h u m orísticos que aparentem ente com prendieron do no experim enta el estím ulo real que evoca la res­
(Gardner et al., 1975). puesta. Por tanto, los pacientes con cerebro dividido
A lgunos estudios sugieren la in flu en cia del h e­ que han observado una película de terror proyectada
m isferio izquierdo en la apreciación del hum or ex­ a su hemisferio derecho verbalm ente reportarán sen­
presado verbalm ente. Cuando a los pacientes con timientos de miedo, aun cuando no puedan describir
lesiones cerebrales se les pidió juzgar cuál de las cua­ el estím ulo que lo ha d isparado (G azzaniga y Le-
tro caricaturas era la más divertida, los pacientes con Doux, 1978). A parentem ente, las vías subcorticales
lesiones del hem isferio izquierdo tuvieron deficien­ que conectan los dos hem isferios, las cuales perm a­
cias cuando las caricaturas tenían leyendas, mientras necen intactas en los pacientes con cerebro dividido,
que los pacientes con lesiones del hem isferio derecho son suficientes para la transferencia de la calidad de
tuvieron deterioro cuando los cartones que no tenían una em oción, aunque estas vías no son suficientes
leyendas (Gardner et al., 1975). Los pacientes en este para la transferencia intrahem isférica de las caracte­
estudio no eran ni afásicos ni atóxicos, de m odo que rísticas estructurales del estímulo.
el deterioro en la ejecución de los pacientes de hem is­ Como en otros aspectos de la emoción, aunque la
ferio izquierdo en la condición verbal no puede ser mayoría de los estudios apuntan al papel dominante
atribuido al fracaso para com prender el contenido del hemisferio derecho en la comprensión de situacio­
verbal de las leyendas. En conjunto, estos resultados nes emocionales, también existe evidencia de una con­
sugieren que aunque el hemisferio derecho está más tribución del hem isferio izquierdo a estos procesos.
involucrado en la apreciación del humor, el hem isfe­ En un estudio, por ejemplo, a los sujetos se les mostró
rio izquierdo tam bién puede participar, al m enos un dibujo describiendo una situación emocional en la
bajo ciertas condiciones. cual el rostro del protagonista estaba en blanco. Luego
se les m ostraron seis fotografías y se les pidió elegir
C O M P R E N S IÓ N D E SIT U A C IO N E S E M O C IO ­ aquella que encajara en la situación. Los pacientes con
N A LES La apreciación de situaciones em ocionales lesiones de lóbulo temporal izquierdo y derecho o con
es otro aspecto de la emoción que es profundamente lesiones del lóbulo frontal izquierdo y derecho, tuvie­
im portante para el com portam iento social adaptati- ron deterioros (Kolb y Taylor, 1988).
vo. Los estudios del efecto de lesiones corticales Estos descubrimientos, tomados en conjunto, indi­
sobre esta capacidad han tom ado d iversas form as. can que el hem isferio derecho está más involucrado
En un estudio, a los pacientes se les m ostró una esce­ en la interpretación de la em oción de lo que está el
na que describía una situación em ocional. Luego se hem isferio izquierdo. No obstante, existe evidencia
les presentaron otras cuatro escenas, uno de las cua­ de que el hemisferio izquierdo está involucrado en la
les describía la m ism a em oción pero en una situación com prensión de la em oción, al m enos bajo ciertas
diferente. Los pacientes con lesiones del hem isferio condiciones. Bowers, Bauer y Heilm an (1993) han he­
derecho tuvieron deterioro en una versión puram en­ d ió una distindón entre la comprensión del significa­
te visual de este test (Cicone et al., 1980). D im ond do em ocional de un estím ulo no verbal (com o una
em pleó una técnica ingeniosa para estudiar el proce­ expresión fadal, un gesto o un tono de voz), el cual es
sam iento de los estím ulos em ocionales por los dos m ediado por lo que ellos denom inan el rep ertorio
hem isferios en pacientes con cerebro dividido. M on­ afectivo no-verbal, y el conocimiento cognitivo de la
tó un proyector m iniatura de películas en unos len­ relación entre un evento y la em oción (como saber
tes de contacto en tal form a que la película era pro­ que la tristeza es una respuesta a la pérdida), al cual
yectad a sólo a un cam po visual. En esta form a fue denominan sem ántica em ocional. Ellos sugieren que
capaz de exhibir una película em ocionalm ente per­ el repertorio afectivo no-verbal puede ser perturbado
turbadora a cada hem isferio por separado. Encontró por lesiones del hem isferio derecho, mientras que la
que cuando una película perturbadora era proyecta­ semántica emocional puede ser afectada por lesiones
da hacia el hem isferio derecho en los pacientes con más ampliamente distribuidas, incluyendo el daño en
cerebro dividido, era calificada como más displacen­ el hemisferio izquierdo. Consistentes con esta hipóte­
tera y fue asociada con m ayor activación autónom a sis son los resultados de un estudio en el cual los suje­
310 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales

tos norm ales tenían que calificar la em otividad de vas (Blonder, Bow ers y H eilm an, 1991) y ser m ás
pasajes presentados monoauraimente en los cuales la pobres para presentar expresiones faciales em ocio­
em oción portada por el tono de voz y por el conteni­ n ales específicas (Borod, K off, Lorch y N icholas,
do del pasaje estaban en conflicto. Se encontró que 1986).
cuando los sujetos atendieron los pasajes presentados Los estudios de sujetos norm ales se han enfocado
al oído izquierdo, calificaron la emotividad del pasaje sobre cuál lado del rostro es m ás expresivo en el
de acuerdo con el tono de voz. Sin em bargo, cuando aspecto em ocional. Puesto que cada lado del rostro
atendieron al pasaje presentado al oído derecho, lo es controlado por el hem isferio contralateral, el des­
calificaron de acuerdo con su contenido (Safer y cubrim iento de que un lado del rostro es más expre­
Leventhal, 1977). Estos hallazgos sugieren que los dos sivo podría ser in terp retad o para significar que el
hem isferio realizan diferentes contribuciones a la hem isferio contralateral está m ás involucrado en la
interpretación de la em oción porque p rocesan dife­ expresión facial em ocional. La m ayoría de los estu ­
rentes aspectos de la información. dios reportan que el lado izquierdo del rostro es m ás
Es posible que la contribución del h em isferio iz­ expresivo em ocionalm ente, ya sea si es calificado por
quierdo a la com prensión em ocional sea m enor des­ jueces o valorado por el registro de la contracción de
pués de todo, y que el hem isferio derecho tenga un los m úsculos relevantes de la cara (M oscovitch y
papel dom inante en la com prensión de la em oción. O lds, 1982; Sackh eim et al., 1982), lo cual sugiere
Diversos estudios que m uestran una perturbación de m ayor participación del hem isferio derecho en la eje­
la com prensión em ocional tras lesiones del h em is­ cución de expresiones faciales.
ferio derecho, mas no del izquierdo, son consistentes Esta conclusión tam bién fue extraída a partir de los
con esta visión. A caso aún m ás evid ente es la bien resultados de los estudios de rostros quiméricos. Un
establecida relación entre anosagnosia (negación de rostro quim érico es compuesto al dividir la fotografía
enferm edad) y lesiones posteriores derechas. La de un rostro por la m itad y luego em palm ando cada
negación e indiferencia em ocional hacia un deterioro lado con su im agen en espejo. Esto resulta en una
neurológico m ayor parecerían ser u na form a extre­ com posición consistente de dos m edios rostros iz­
m a de deterioro de la com prensión em ocional. quierdos o dos medios rostros derechos (figura 11.19).
Los estudios que utilizan este m étodo han m ostrado
que los sujetos juzgan que los rostros quiméricos com­
Corteza y expresión emocional puestos enteram ente a partir del lado izquierdo del
rostro tienen una expresión em ocional m ás intensa
P R O S O D IA Existen varios estudios que ind ican que aquellos com puestos enteram ente a partir del
que las lesiones del hem isferio derecho están asocia­ lado derecho (Sackheim, Gur y Saucy, 1978).
das con daños en la expresión de la prosodia afecti­ Sin em bargo, existen algunos hallazgos inconsis­
va. A los pacientes se les presentó una oración y tentes con esta conclusión. En una revisión de la lite­
luego se les pidió repetirla con una em oción específi­ ratura, Borod (1993) concluyó que aunque existe fuer­
ca. Los pacientes con lesiones del hem isferio derecho te evidencia de que el lado izquierdo del rostro por lo
hablaron de modo más m onótono de lo que lo hicie­ general es juzgado como el más expresivo emocional­
ron los pacientes con lesiones del hem isferio izquier­ mente para em ociones negativas, el lado derecho del
do (Kent y Rosenbek, 1982; Tucker, 1981; Tucker et a i, rostro es más expresivo para emociones positivas. Es­
1977). El reporte de al m enos un paciente de hem isfe­ to es consistente con la hipótesis de que los dos hem is­
rio derecho cuya habla estaba desprovista de expre­ ferios pueden estar especializados para la expresión
sión em ocional pero que no obstante m ostró capaci­ de diferentes em ociones. Existen algunos reportes de
dad intacta para comprender em ociones sugiere que que las lesiones anteriores ya sean en el hem isferio
la aprosodia expresiva d eteriorad a puede ser un izquierdo o en el derecho están asociadas con un dete­
deterioro específico y no sólo el resultado de un dete­ rioro en la habilidad para gesticular expresiones facia­
rioro gen eralizad o en el procesam iento em ocional les em ocionales específicas (W eddell, M ilner y Tre-
(Ross y M esulam , 1979). varthen, 1990) y una dism inución en expresiones
faciales espontáneas (Kolb y Milner, 1981a).
E JE C U C IÓ N D E E X P R E SIO N E S FA C IA LES Exis­ En resum en, existe ev id en cia que sugiere que el
ten varios estudios que indican un papel especializa­ hem isferio derecho está m ás involucrado que el h e­
do del hem isferio derecho en la ejecución de expre­ m isferio izquierdo en la expresión emocional, ya sea
siones em ocionales. Se ha reportado que los pacien­ a través del tono em ocional o a través de la expresión
tes con lesiones del hem isferio derecho exhiben facial. Sin embargo, existe evidencia de que el hem is­
m enos expresiones faciales em ocionalm ente expresi­ ferio izquierdo puede jugar un papel en la expresión
CAPITULO 7 7 Emoción 311

bación de las em ociones, tom ar una visión "cósm ica"


de los eventos en la cual aun los eventos pequeños
pueden ser considerados como teniendo una relación
con el destino personal, e hiperreligiosidad (o ateís­
mo intenso). Estos pacientes con frecuencia también
son reportados com o excesivam ente preocupados
con los detalles. Esto pu ede conducirlos a escribir
acerca de sus vidas en gran detalle, una condición
denom inada h ip e rg ra fia (W axm an y G eschw ind,
A) B) Q 1974). Estos pacientes tam bién han sido reportados
FIGURA 11.19 Test de rostro quimérico del papel de los como muy circunstanciales.
dos hemisferios cerebrales en la ejecución de expresión Se han realizado intentos para estudiar de manera
facial emocional. Los sujetos normales con más frecuencia cuantitativa estos cam bios emocionales. Bear y Fedio
juzgan como más emocionalmente expresivo un rostro (1977) pidieron a sus pacientes con epilepsia de lóbu­
quimérico compuesto por dos medios rostros izquierdos lo temporal y a sus fam iliares y amigos que llenaran
(A) que el compuesto por dos medios rostros derechos (C). unos cuestionarios para calificar las características de
(B) es la fotografía original. (Tomado de Sackhdm, Gur y Saucy, personalidad de los pacientes, y Bear y sus colegas
1978, p. 434.) (1982) dirigieron en trevistas cuan titativas con eva­
luadores ciegos. R eportaron que los pacientes con
convulsiones del lóbulo tem poral derecho fueron
de la em oción. También de que la corteza frontal en m ás proclives a tener síntom as em ocionales com o
am bos hem isferios puede jugar un im portante papel júbilo, tristeza o negación, mientras que los pacientes
en la expresión emocional. En la siguiente sección se con convulsiones del lóbulo tem poral izquierdo era
abordará la im portancia de la participación de la cor­ m ás probable que tuvieran síntom as ideatorios, co­
teza frontal. Pero primero, considere el papel de los mo estilo de pensam iento enorm em ente reflexivo, hi­
lóbulos temporales. p erreligiosidad y una sensación de predestinación.
Es interesante que Fedio y M artin (1983) reportaron
una dism inución en la sintom atología en los pacien­
Lóbulos temporales y emoción tes con convulsiones del lóbulo tem poral, quienes
subsecuentem ente se som etieron a escisión quirúrgi­
Las convulsiones parciales (focales) com plejas de los ca del tejido del lóbulo temporal para el alivio de sus
lóbulos tem porales tienen com plicadas m anifestacio­ convulsiones.
nes conductuales y experim entales (a d iferencia de Estos estudios y las inferencias que han sido extra­
las convulsiones con m anifestaciones sensoriales o ídas a partir de ellos han generado una buena canti­
m otoras relativam ente sim ples). Las convulsiones dad de discusión y controversia. Se han encontrado
parciales com plejas de los lóbulos tem porales hace que tienen un buen número de problemas m etodoló­
m ucho que han sido asociadas con cam bios em ocio­ gicos (Bear, 1983; M ungas, 1983; Silberm an, 1983) y
nales. Esta es un área de investigación difícil de eva­ los intentos por rep licar sus resultados no siem pre
luar debido a que m uchos de los trabajos son estu ­ han sido exitosos (por ejem plo, Brum bach, 1983;
dios de casos clínicos. A unque ésta es una fuente de Mungas, 1982). En particular, la designación epilepsia
inform ación potencialm ente rica, tam bién está abier­ de lóbulo tem poral no sign ifica que la actividad con­
ta a todos los prejuicios a los cuales son proclives los vulsiva está confinada a uno o ambos lóbulos tem po­
estudios no-controlados. rales, ya que la anorm alidad y la actividad convulsi­
El m iedo es el síntom a m ás com ún observado en va pueden extenderse m ás allá del foco de las con­
los pacientes con convulsiones del lóbulo tem poral. vulsiones. A ún m ás im portantes son los problem as
La agresión tam bién se observa en algunos pacien­ inherentes al realizar inferencias acerca de los rasgos
tes. Estos síntom as son consistentes con la participa­ de personalidad, aun (o tal vez especialmente) cuan­
ción de la am ígdala en el m iedo y en la respuesta al do el paciente realiza la valoración. La personalidad,
m iedo. Sin em bargo, algunos clínicos han ido más el complejo patrón de com portam iento que caracteri­
allá y describen un patrón global de com portamiento za la individualidad , probablem ente es el últim o
que creen es característico de dichos pacientes (Blu- dom inio de la relación cerebro-conducta para ser
m er y Benson, 1975; G eschw ind, 1977). A esto se le adecuadamente com prendida porque es la más com­
ha llam ado la personalidad de ló bu lo tem poral. Los pleja, tanto en térm inos conductuales como en térm i­
síntom as atribuidos a este trastorno incluyen exacer­ nos de los m ecanism os neuronales subyacentes.
312 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales

Se ha visto que la corteza está bastante involucra­ ticos de excitación em ocional y u n deseo de utilizar
da en la in terpretación de la em oción en contextos su fuerza física en la situación. A unque será m ucho
perceptuales complejos y sociales. El tono de voz, el m ás adaptativo para él can alizar su respuesta em o­
m atiz de la expresión facial y los detalles de un con­ cional de form a que le perm ita confrontar el desafío
texto social sirven como base para realizar discrim i­ de m odo más deliberado, enfrentando los aspectos
naciones e interpretaciones finas del m undo in ter­ específicos de m anera organizada y racional. En tal
personal y social. Los procesos corticales que m edian contexto, las respuestas autom áticas probablem ente
estas percepciones e interpretaciones com plejas co­ tendrían consecuencias desastrosas. Esto es cierto no
rrespon d en al extrem o su perior del continuo de la sólo en el am biente social com plejo. Un explorador
capacidad discrim inativa e interpretativa que tiene solitario en el bosque se encuentra con un oso grizzli
la discrim inación entre dos estímulos con el paradig­ ham briento, prim ero puede paralizarse autom ática­
ma de cond icionam iento por m iedo en su extrem o m ente. Pero si desea sobrev ivir debe adoptar una
inferior. También se ha visto que la corteza está invo­ conducta deliberada, m ediada corticalm ente, incluso
lucrada en expresiones sutiles de la em oción, como si dicha conducta es la acción deliberada de seguir
el tono de voz y la expresión facial, las cuales pueden permaneciendo así.
ser tan cruciales para la conducta adaptativa en com­ La habilidad para cam biar de reacción em ocional
plejos contextos sociales. Por ahora queda por inten­ automática a acción deliberada, voluntaria, basada en
tar vincular las contribuciones cortical y subcortical la em oción, tiene enorm es ven tajas adaptativas en
de la em oción en un sistem a integrado. Ésta es la situaciones com plejas. Para este cam bio es crucial la
m eta elusiva que se ha perseguido desde la teoría de integración de los procesam ientos de la am ígdala y
Jam es. A u nqu e no se ha logrado por com pleto este la corteza. En lo que resta de esta sección, primero, se
objetivo, se tienen los inicios de un cuadro coherente. exam inan los m ecanism os por los cuales la am ígdala
Esto se analiza a continuación. influye la corteza. Luego, se echa un vistazo acerca
de cóm o los resultados de esta influ encia sobre la
corteza m oderan la reacción em ocional y organizan
LA INTERACCIÓN DE LA CORTEZA Y LA la acción basada en la emoción.
AMÍGDALA EN LA MEDIACIÓN DE ORDEN
SUPERIOR DE LAS EMOCIONES
Influencias de la amígdala sobre la corteza
Una vía directa tálamo-amígdala media el m iedo con­
dicionado en los animales inferiores. Ésta es una espe­ La am ígdala influye la corteza en tres formas: a tra­
cie de piloto automático. Sobre la base de una progra­ vés de conexiones directas, a través de la excitación
mación innata, una rata que nunca antes ha visto a un cortical activada por la am ígdala y a través de la
gato responderá ante su vista con una respuesta de retroalim entación a la corteza de los cambios corpo­
miedo. Sobre la base del aprendizaje, una rata respon­ rales activados por la amígdala.
derá con m iedo a un tono que previam ente ha sido
pareado con un choque eléctrico. En cualquier caso, la IN FLU EN C IA D IR E C T A D E LA A M ÍG D A L A S O ­
respuesta es automática y rápida. Estas son enormes B R E LA C O RTEZA La am ígdala recibe entrada de
ventajas cuando el fracaso para realizar una respuesta las etapas más avanzadas del procesam iento senso­
apropiada en form a inm ediata probablem ente con­ rial. Esta entrada altam ente procesada provee a la
duzca a la muerte. Los genes de los animales que son am ígdala con inform ación refinada acerca del m un­
incapaces de efectuar tales respuestas son eliminados do externo.-La am ígdala envía proyecciones de re­
del pool genético por el proceso de la selección natural. greso hacia las áreas corticales sensoriales. Lo que es
M u chos anim ales se adaptan m ás o m enos con im portante acerca de estas conexiones es que la
estos m ecanism os autom áticos. Sin em bargo, m ien­ am ígdala proyecta hacia todos los niveles del proce­
tras m ás com plejo sea el am biente del anim al, más sam iento cortical sensorial (figu ra 11.20). Esto pro­
flexibilid ad de respuesta se requiere. La gacela que porciona un m ecanism o para que la amígdala influ­
detecta un león acechando puede tener m ejor opor­ ya en el procesam iento en todos estos niveles, inclu­
tunidad de escapar si espera un m om ento oportuno yendo la percepción, la m em oria a corto plazo y (pro­
para huir, m ás que activar automáticam ente una res­ bablem ente) la atención.
puesta de huida. Esta necesidad de flexibilid ad de La am ígdala tam bién tiene am plias proyecciones
respuesta alcanza su epítom e en los hum anos. Un h acia el hipocam po. Éstas ofrecen un m ecanism o
jov en ejecu tivo cuya com petencia ha sido pú blica­ para que la am ígdala influya sobre si una experien­
m ente desafiada puede experim entar signos automá­ cia es o no consolidada en la m em oria a largo plazo.
CAPÍTULO 7 7 Emoción 313

Estas proyecciones tam bién pueden estar involucra­ existen fuertes conexiones desde la am ígdala h acia
das en parte de la recuperación desde la m em oria a las cortezas cingulada anterior y frontal orbital (vía
largo plazo activada por la emoción. el hipotálam o). La corteza cingulada anterior (junto
A unque las proyecciones de la am ígdala hacia la con la corteza prefrontal dorsolateral) está involucra­
corteza prefrontal lateral son relativam ente raras, da en la m em oria de trabajo, y la región frontal orbi­
tal puede ser particularm ente importante para aspec­
tos em ocionales de la m em oria de trabajo. Las p ro ­
yecciones de la am ígdala hacia las regiones cingula­
da anterior y h acia la frontal orbital proporciona un
m ecanism o por m edio del cu al la am ígdala puede
influir directam ente en el contenido de la m em oria
de trabajo. A dem ás, existen num erosas conexiones
recíprocas entre la am ígdala y la corteza frontal
medial. Esta región está involucrada tanto en la regu­
lación de la am ígdala como en la organización de la
FIGURA 11.20 Descripción diagramática de las conexio­ acción basada en la em oción (dentro de poco se dis­
nes entre la amígdala y las áreas de la corteza dedicadas cutirá con m ayor detalle el significado de estas cone­
al procesamiento sensorial, en este caso, la visión. La
xiones amígdala-frontal). Finalm ente, las conexiones
amígdala recibe entrada altamente procesada desde las
desde la am ígdala hacia la corteza sensorial y desde
áreas corticales que median las etapas avanzadas del pro­
cesamiento sensorial. En contraste, proyecta de vuelta
la am ígdala hacia el hipocam po influyen indirecta­
hada varias de las áreas corticales involucradas en todas mente la m em oria de trabajo, al influir sobre la infor­
las etapas del procesamiento sensorial. Esto sugiere que, m ación que fluye hacia la m em oria de trabajo desde
al mismo tiempo que la amígdala recibe entrada refinada los sistemas de atención y perceptuales, los registros
acerca del mundo, también influye en el procesamiento de la m em oria a corto plazo y la m em oria a largo
actual de la información acerca del mundo al afectar múlti­ plazo (figura 11.21)
ples aspectos del procesamiento relacionado con lo senso­
rial, como la percepción, la memoria a corto plazo y, proba­
blemente, la atención. (Adaptado de LeDoux, 1996, p. 2S6.)

C orteza in v olu crad a en to d as las


’ etap as del p ro cesam ien to
sen sorial (p e rcep ció n y v‘-
- a lm a ce n a m ie n to a c o rlo o la z o )

C o rtez a s cin gu lad a a n te rio r y orb ito


fro ntal (m em oria d e tra b a jo y
a te n c ió n ) y c o rte z a frontal m ed ial :
r : (reg u la ció n .d e Ja 'a m íg d a la y,: ! H ip o ca m p o
o rg a n iz a ció n d e la a c c ió n “ (m em oria e x p lícita ’
b a sa d a s o b re !a e m o c ió n ) -- - : a largo p lazo)

FIGURA 11.21 Además de tener entrada directa a todas las etapas del procesamiento sensorial, la amígdala tiene
amplias conexiones con el hipocampo. Esto permite a la amígdala influir en la consolidación y la recuperación de la
memoria. La amígdala también tiene amplias conexiones con las áreas de la corteza frontal que se sabe están involu­
cradas en la memoria de trabajo, incluyendo la corteza cingulada anterior y la corteza orbito frontal. La amígdala
también está en posición de influir indirectamente en la memoria de trabajo (líneas delgadas), a través de su influen­
cia sobre la atención, la percepción, la memoria a corto plazo y la memoria a largo plazo. La amígdala tiene abun­
dantes conexiones con la corteza frontal medial, una región involucrada en la regulación de la actividad de la amíg­
dala y la organización de la acción basada sobre la emoción. (Adaptado de LeDoux, 1996, p. 2S7.)
314 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales

E X C IT A C IÓ N A C TIV A D A P O R LA A M ÍG D A L A es lo que está pasando, y qué respuesta o acción es


La excitación es un componente im portante en la res­ necesaria, requiere la con v ergen cia de inform ación
puesta em ocional. Sin ella, no se sostendría la aten­ en la m em oria de trabajo (discutida m ás adelante).
ción directa hacia los estím ulos peligrosos y no se
reaccio n aría de m anera adaptativa. Los estím ulos RETRO A LIM EN TA C IÓ N C O R PO R A L Una tercera
novedosos, que pueden ser potencialm ente peligro­ forma en la cual la amígdala puede influir sobre la cor­
sos, provocan excitación. Sin em bargo, la excitación teza es por m edio de la retroalimentación de los cam­
ante un estím ulo novedoso está m ediada por la en­ bios corporales inducidos por la amígdala. Se ha visto
trada directa desde los sistemas sensoriales hacia los que la am ígdala activa conductas específicas de la
sistem as de excitación. Si el estímulo no está asociado especie, activación autónoma y respuestas endocrinas.
con peligro, el animal se habitúa rápidam ente a él. En Cuando menos, la activación conductual y autónoma
contraste, la am ígdala activa la excitación que es evo­ contribuyen a la intensidad de la emoción, como Can-
cada por los estímulos que son considerados peligro­ non postuló. Sin em bargo, tam bién existe evidencia
sos, ya sea a través de la programación genética o por que apoya la idea de James de que patrones específicos
m edio del aprendizaje. de activación corporal corresponden a em ociones
Existen al m enos cuatro sistem as del tallo cerebral específicas. Por tanto, existe evidencia de que la activa­
que excitan la corteza, cada uno con su neurotrans- ción autónoma en diferentes em ociones no es unifor­
m isor específico. A unque todos estos sistem as pro­ m e (Ekm an, Levenson y Friesen, 1983; Levenson,
bablem ente contribuyan a la activación de la corteza 1992). También existe evidencia de que la retroalimen­
en la presencia del peligro, uno de ellos, conocido tación desde los músculos somáticos, en particular los
com o núcleo basalis, está vinculado con la am ígdala m úsculos faciales, contribuyen a la em oción (Izard,
y parece particularm ente im portante en la excitación 1971,1992; Tomkins, 1962). De modo más general, exis­
inducida por el peligro. Esto ha sido dem ostrado por te una apreciación creciente de que la retroalim enta­
experim entos en los cuales se lesionan la am ígdala o ción concerniente a la activación corporal es un com­
el n úcleo basalis. El resultado es el d eterioro en la ponente crucial de la em oción y del razonam iento.
excitación por estím ulos peligrosos, com o un tono Esto es capturado, por ejem plo, en la hipótesis de
que ha llegado a ser estím ulo condicionado para un Damasio de marcadores somáticos (Damasio, 1994).
choque eléctrico. La estim ulación de la am ígdala o Como se ha visto, la idea de que la retroalim enta­
del núcleo basalis, por otro lado, produce excitación ción desde el cuerpo es im portante para la em oción
cortical (LeDoux, 1995a; Gallagher y Holland, 1994). coincide con la experiencia. ¿Quién no ha experimen­
El núcleo basalis utiliza acetilcolina com o su neu- tado una em oción y al m ism o tiem po se ha vuelto
rotransm isor. En apariencia, cuando la am ígdala consciente del bom beo de su corazón o de que tiem ­
detecta peligro, activa el núcleo basalis, el cual a su blan sus rodillas? Los estudios experimentales de per­
vez libera acetilcolina en áreas extensas de la corteza. sonas con transecciones de la m édula espinal no han
U no de los efectos de esta excitación (así com o la sido concluyentes en relación con la importancia de la
excitación desde otros sistem as) es la perpetuación retroalim entación. Esto se debe en parte a que los
de la activación de la am ígdala. E sto es debido a resultados de estos estudios han sido inconsistentes.
conexiones desde los sistem as de excitación que van M ás importante, aun el descubrimiento de experiencia
de regreso a la amígdala. Al ser la am ígdala un blan­ em ocional intacta tras u na transección espinal deja
co de su propia excitación activada genera un circui- abierta la posibilidad de que las conexiones vía aferen­
to autoperpetuador de retroalim entación positiva y tes autónomos no espinales sum inistren al cerebro la
ayuda a asegurar que la activación sea m antenida retroalim entación requerida. Finalm ente, existe evi­
durante periodos de peligro. dencia experimental de que la retroalimentación desde
El efecto de la excitación cortical no necesariam en­ el cuerpo contribuye a la calidad de la respuesta emo­
te es la activación cortical global y difusa. Esto es cional (Adelman y Zajonc, 1989, Ekman, 1992,1993).
porque el principal m ecanism o de excitación es una Más de un siglo después de que William James pro­
dism inución del um bral de disparo de las neuronas. pusiera su teoría, todavía se carece de una explicación
En consecuencia, dependiendo de otros aspectos de definitiva acerca del papel de los estados corporales en
la actividad cerebral durante la excitación, los efectos la em oción. En particular, no es claro si existe una
de la excitación cortical puede ser m uy específicos. característica específica de los estados corporales que
No obstante, los sistem as de excitación por si ellos corresponda a em ociones específicas y, en la m edida
m ism os no llevan m ucha inform ación. Su principal que la hubiera, si los estados corporales juegan un
propósito es alertar a la corteza de que algo im por­ papel causal en la emoción. Tomando esto en conside­
tante ocurre. La determ inación de qué exactam ente ración existe un amplio acuerdo de que los estados cor­
CAPÍTULO 11 Emoción 315

porales, activados por la amígdala y monitoreados por m ediación de la acción de orden superior basada en
la corteza juegan un papel importante en la experien­ la emoción.
cia de la intensidad de la emoción, aunque aún es un
área de controversia si este papel se extiende a los LA C O R T EZ A FR O N T A L M E D IA L C O M O LA
aspectos cualitativos de la experiencia emocional. IN T E R FA SE E N T R E C O R T E Z A SE N S O R IA L Y
A M ÍG D A L A Com o se h a visto, las regiones de
lóbulo frontal medial reciben entrada altamente pro­
Integración de corteza y amígdala cesada desde todas las áreas sensoriales corticales.
Tam bién tienen conexiones recíprocas extensas con
Se ha visto que las reacciones de m iedo innatas y la amígdala, la cual tam bién recibe entrada sensorial
con d icion ad as pueden ser m ediadas por una ruta altam ente procesada. A dem ás, la corteza frontal
que involucra el tálam o sensorial y la am ígdala. En m edial proyecta hacia m uchas áreas a las que tam ­
am bientes m ás complejos, tales reacciones probable­ bién proyecta la am ígdala (figura 11.22). Estas cone­
m ente no son adaptativas y, de hecho, con frecuencia xiones sugieren que la corteza frontal medial está en
son contraproducentes. Por tanto, aunque la respues­ una posición para regular los efectos de la activación
ta autom ática puede ser m uy rápida, lo que frecuen­ de la amígdala, tanto a través de conexiones directas
tem ente se necesita es una acción m ás deliberada que hacia la amígdala como por m edio de conexiones ha­
tom e en consideración diversos factores adem ás del cia los blancos de la am ígdala. Al mismo tiempo, las
estad o em ocional inm ediato del organism o. Estos conexiones desde la am ígdala hacia la corteza frontal
factores incluyen la situación externa; el conocim ien­ medial sugieren que la am ígdala influye sobre la cor­
to adquirido por el organism o; el repertorio de con­ teza frontal m edial y sus salid as hacia los sitios de
ductas potenciales del organismo, y la habilidad del proyección de la am ígdala. La am ígdala tam bién
organism o p ara anticipar, planear y m onitorear la influye en la organización, por parte de los lóbulos
conducta futura. Existe amplia evidencia de que los frontales, de la acción basada en la emoción. En con­
lóbulos frontales están involucrados en la organiza­ junto, estas conexiones anatóm icas sugieren que la
ción del com portam iento que tom a en consideración corteza frontal medial sirve como una interfase entre
estos factores (D am asio, 1994; Fuster, 1989, G old- la representación del m undo exterior, mediada por la
m an -R akic, 1992; Luria, 1966; M ilner, 1964; N auta, corteza sensorial, y el m atiz em ocional de dicha
1971; Stuss, 1991). En el capítulo 12 se analizará con representación, m ediada p or la am ígdala. En otras
m ás detalle esta área importante. En la siguiente sec­ palabras, la corteza frontal m edial parecería ser un
ción se explora el papel de los lóbulos frontales en la área donde se integra la representación del m undo

A cció n a largo p la z o co n b ase FIGURA 11.22 La amígdala y la corteza frontal medial


en la e m o c ió n (p la n eació n , modulan y regulan las funciones y efectos una de la otra.
c o n d u c ta sostenid a, La ruta de respuesta emocional a corto plazo activada por
a u to m o n ito riz a ció n , flexib ilid ad , etc.) la amígdala (lineas delgadas) está modulada por la entrada
desde la corteza frontal medial (líneas gruesas) tanto hada
la amígdala como hacia muchos sitios a los que proyecta
la amígdala. Esta entrada es el resultado del procesamien­
to de nivel superior de la información sensorial por parte
de la corteza frontal. A la inversa, la ruta de organización
de la corteza frontal de la acción a largo plazo (líneas
medias) es modulada por la entrada desde la amígdala
(línea punteada) con base en el matiz emocional de la amíg­
dala de la información sensorial. Esta regulación recíproca
muestra que la respuesta emocional a corto plazo activada
por la amígdala puede ser inhibida por la corteza frontal
medial. Sin embargo, puesto que la amígdala proyecta
R espu esta em o cio n al hacia la corteza frontal medial, puede remontar esta inhi­
a co rto plazo bición. La amígdala también puede regular la corteza fron­
tal medial al estimular la organización de la acción a largo
plazo con base en la emoción por parte de la corteza fron­
tal medial (los diferentes grosores de línea en la figura son
con propósitos de identificación y no representan la abun­
dancia relativa de las conexiones).
316 PARTE II Neuropsicologla de los sistemas funcionales principales

y el m atiz em ocional del m ism o, reu n ién d ose para la relación entre el tono y el choque eléctrico. En este
influirse m utuam ente y para organizar u na acción, caso, la inform ación es que ya no existe una asocia­
o u na secu en cia de acciones p lanead as, que es el ción entre el tono y el choque eléctrico porque el tono
prod ucto de dicha integración. El resultado de esta ahora nunca es seguido por el choque. N orm alm en­
integración puede ser m uy variado, va desde la inhi­ te, el procesam iento frontal m edial de estos eventos
bición hasta la potenciación de la respuesta em ocio­ am bientales regula la actividad de la am ígdala, y la
nal a corto plazo activada por la am ígdala y desde la respuesta de m iedo condicionado desaparece. Sin
activación a la interrupción de la acción a largo plazo embargo, tras el daño a la corteza frontal medial, no
m ediada corticalm ente. tiene lugar esta integración de am ígdala y actividad
U n b rev e ejem p lo puede ayudar a ilu strar estas frontal m edial y la resp u esta condicionada no se
in teraccio n es. C onsidere al jo v en ejecu tiv o que ha extingue.
sido ru d am ente desafiad o por un com p etid or en Una forma alternativa de conceptualizar este dete­
una im portante reunión. Esto es peligroso: sus opor­ rioro es en térm inos de p ersev eració n , el m anteni­
tunidades para prom oción pueden ser am enazadas m iento de un com portam iento a pesar de la retroali-
— o incluso su em pleo— y su am ígdala es activada. m entación continua de que no es adaptativa. Ha sido
Esta activación podría im pulsarlo a atacar físicam en­ b ien establecido que las lesiones a la corteza frontal
te a su rival. La corteza frontal m edial, tom ando en dorsolateral producen perseveración en tareas cogni-
cuenta el contexto social, viene al rescate e inhibe la tivas (Damasio, 1994; Luria, 1966; Milner, 1964; Petri-
respuesta físicam ente agresiva. Sin embargo, éste no des, 1994a). U n ejem plo es el rendim iento en el Test
tiene que ser el final de la historia. La activación de de C lasificación de Tarjetas de W isconsin (Milner,
la am ígd ala puede estim ular la corteza frontal m e­ 1964). En esta tarea, a un sujeto se le da un m azo de
dial para organizar un plan de acción a largo plazo cartas que difieren en tres dim ensiones: color, forma
que le p erm itirá superar a su rival al triu n far en el y número. La tarea consiste en clasificar estas tarjetas
com plejo entorno corporativo. El viejo dicho, "n o en­ en una de cuatro pilas, usando sólo retroalim enta-
loquezcas, ¡m ejor véngate!" (don't get mad, get even!), ción del exam inador com o guía conductual (figura
podría ser neurologizado del modo siguiente: inhibe 11.23). El primer criterio es color, los controles norma­
la respuesta em ocional a corto plazo activada por la les y los pacientes con lesiones frontales dorsolatera-
am ígdala (vía la entrada desde la corteza frontal les deducen esto m uy fácilm ente sobre la base de
medial) y luego dirige la salida de la am ígdala hacia retroalimentación. Después de que el sujeto ha hecho
la corteza frontal m edial y organiza los planes de 10 clasificaciones consecutivas por color, el examina­
acción a largo plazo. dor cambia el criterio a form a. Al sujeto no se le dice de
¿Cuál es el sustento em pírico para esta elaborada manera explícita el cambio, pero debe inferirlo a par­
h ipótesis? El sustento proviene de la evid encia de tir de la retroalim entación que el examinador le brin­
que las lesiones de la corteza frontal m edial interfie­ da. La solución para el sujeto es usar criterios de clasi­
ren con la extinción del m iedo acondicionado (M or­ ficación alternativos (esto es, cam biar la regla) hasta
gan et a l , 1993). En consecuencia, si un tono que fue que la retroalimentación señale que se ha usado el cri­
asociado con un choque eléctrico hasta que se con­ terio correcto. Este cam bio, sencillo para los sujetos
virtió en estím ulo condicionado; luego se presenta de normales, es difícil para los pacientes con lesiones de
m anera repetida sin jam ás ser seguido por el choque lóbulo frontal dorsolateral. Ellos tienden a continuar
eléctrico, una rata norm al eventualm ente dejará de clasificando por color, a pesar de la retroalimentación
responder ante el tono con la respuesta condiciona­ consistente de que esto ahora es incorrecto.
da. Sin embargo, las ratas con lesiones frontales m e­ La perturbación de la extinción tras lesiones de
diales continuarán respondiendo al tono con una res­ lóbulo frontal m edial puede ser considerada como
puesta de m iedo condicionado, aun cuando el tono perseveración em ocional, análoga a la perseveración
se presente repetidamente sin ser seguido por el cho­ cognitiva observada después de daño a la corteza
que eléctrico. frontal dorsolateral. C on lesiones en otras regiones,
Puede que la extinción no suene como un compor­ existe una interrupción en la regulación de la conduc­
tamiento de orden superior, pero es una instancia de ta basada en la inform ación del mundo; sin embargo,
in tegración corteza-am ígdala. D urante la fase de difieren las fuerzas conductoras que subyacen a las
aprendizaje, el tono es seguido por un choque eléc­ conductas reguladas por las dos regiones. Las lesio­
trico d urante varios ensayos, y com o resultado la nes a la corteza frontal medial perturban los cambios
am ígdala media una respuesta de miedo condiciona­ conductuales basados en la emoción, mientras que las
do. D u ran te la fase de extinción, el anim al recibe lesiones a la corteza frontal dorsolateral perturban los
inform ación sensorial acerca del m undo, incluyendo cambios conductuales basados cognitivamente.
CAPÍTULO 7 7 Emoción 317

FIGURA 11.23 Estímulos del Test


de Clasificación de Tarjetas de
Wisconsin. (Tomado de McCarthy y War­
rington, 1990, p. 352.)

oo
o J L,
&

C O R T E Z A O R B IT O FRO N TA L Y M E M O R IA D E cribe a un paciente con una lesión de la corteza orbi­


T R A B A JO EM O C IO N A L En el capítulo 10 obser­ to frontal que, cuando se le ofrecieron dos potencia­
vam os que la corteza frontal dorsolateral y la corte­ les fechas de citas futuras para elegir alguna, pasó
za cin gu lad a anterior están in v olu crad as en la hora y m edia vacilando con indecisión, incapaz de
m em oria de trabajo. M ás aún, existe evidencia de elegir una de las fechas. Sin un componente emocio­
que la corteza orbito frontal está involu crada en la nal para su memoria de trabajo, él no tema una base
retención a corto plazo de la inform ación acerca del para hacer una elección.
reforzam iento. Esta evidencia incluye los resultados Estos h allazgos su gieren que la corteza orbito
de estu d ios con lesiones que h an m ostrado que el frontal proporciona una interfase o compuerta a tra­
daño a la corteza orbito frontal perturba la retención vés de la cual el procesam ien to em ocional de la
a corto plazo de la inform ación acerca del reforza­ am ígdala puede ser canalizada hacia la m em oria de
m iento (Gaffan, M urray y Fabre-Thorpe, 1993). A de­ trabajo en las cortezas frontal dorsolateral y cingula­
más, estudios neurofisiológicos han dem ostrado que da anterior. Esta hipótesis encaja con la comprensión
las n eu ron as en la corteza orbito frontal son sensi­ actual de las conexiones neuxoanatómicas involucra­
bles a si un estím ulo es seguido por una recompensa das (figura 11.24). A l igual que la corteza frontal
(Ono y N ish ijo, 1992; Rolls, 1992; Thorp e, R olls y m edial, la corteza orbito frontal tiene conexiones
M addison, 1983). recíprocas con la am ígdala y recibe entrada desde
Los pacientes con lesiones de la corteza orbito todos los sistem as sensoriales. Esto sugiere que,
frontal m uestran un patrón de deterioro consistente como la corteza orbito frontal, la corteza orbital fron­
con los resultados de estos estudios anim ales. Estos tal es un sitio de integración de la representación del
pacientes tienden a estar inconscientes de las claves m undo y del procesam iento em ocional. Adem ás,
sociales y emocionales, y su conducta no parece estar existen am plias conexiones desde la corteza orbito
influida por factores emocionales. Adem ás, los razo­ frontal hacia la corteza frontal dorsom edial y la cor­
nam ientos y los procesos de tom a de d ecisiones de teza cingulada anterior, áreas que se sabe son impor­
estos pacientes están extrem adam ente deteriorados. tantes para la m em oria de trabajo. En conjunto, estos
Esto no se debe a la alteración en el pensam iento h allazgos apoyan la idea de que la corteza orbito
lógico per se, pues los pacientes con lesiones de la cor­ frontal es una compuerta a través de la cual la am íg­
teza orbito frontal ejecutan bien una am plia variedad dala proporciona un com ponente em ocional a la
de tests en este terreno. M ás bien, su tom a de deci­ m em oria de trabajo, si b ien u n com ponente que ya
siones parece no estar inform ada por factores em o­ ha sido modelado por la integración con información
cionales. Ellos parecen no ser capaces de integrar sus acerca del mundo. Esta influencia emocional es críti­
em ociones en sus procesos de tom a de decisiones cam ente im portante para el razonam iento, la tom a
(D am asio, 1994). Por ejem plo, D am asio (1994) des­ de decisiones y el com portam iento social adaptativo.
318 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales

C o rte z a sen so rial y siguen la estrategia tom ada por aquellos que investi­
c o rte z a q u e m edia gan las bases neuronales de los procesos cognitivos.
Estas investigaciones se han enfocado en las manifesta­
ciones conductuales y fisiológicas de la cognición (y su
interrupción) y han usado estas manifestaciones para
inferir la naturaleza de los procesos cognitivos subya­
centes, sin estar preocupados acerca de los aspectos
conscientes de la cognición. Esta estrategia ha sido muy
exitosa para com prender la cognición. No hay razón
por la cual tampoco deba ser aplicada a la emoción, y
éste ha sido el énfasis en este capítulo. Sin embargo,
antes de dejar esta área es necesario examinar lo que se
conoce acerca de la emoción y la conciencia.

FIGURA 11.24 Para que el razonamiento y la toma de


dedsiones sean efectivas, la información sensorial actual, Requisitos para la experiencia consciente
la información almacenada acerca del pasado y la entrada
de las emociones
emocional deben ser integradas en la memoria de trabajo.
Al igual que la corteza frontal medial, la corteza orbito
A unque no se com prenden las bases de la experien­
frontal proporciona una arena en la cual el procesamiento
cia em ocional consciente, existen ciertos procesos
emocional (mediado por la amígdala) puede ser integrado
con la información actual y pasada acerca del mundo que pueden identificarse com o requisitos para ella.
exterior (representado en la corteza). La corteza orbito Éstos incluyen la m em oria de trabajo, la entrada de
frontal también sirve como una compuerta a través de la la am ígdala hacia la m em oria de trabajo, la excita­
cual el resultado de esta integración emocionalmente ción cortical activada p or la am ígdala y la retroali-
fusionada puede obtener acceso a los procesos de la m entación desde el cuerpo.
memoria de trabajo mediados por la corteza frontal dor­
solateral y la corteza cingulada anterior. M E M O R IA D E T R A B A JO La m em oria de trabajo
es la arena de la conciencia, y u n contenido conscien­
te específico puede ser definido como la representa­
EMOCIÓN Y EXPERIENCIA CONSCIENTE ción de procesos p sicológicos específicos en la m e­
m oria de trabajo. O bservam os en el capítulo 10 que
En este capítulo se ha evitado quedar estancados en la m em oria de trabajo incluye varios com ponentes:
el problem a de la base neuronal de la experiencia registros a corto plazo, los cuales m antienen breve­
em ocional consciente. No es que el problem a no sea m ente la inform ación acerca de los estímulos presen­
im portante o interesante. Por el contrario, la base tes, y una m em oria de trabajo ejecutiva. El m ecanis­
n eu ronal de la conciencia es una de las cuestiones mo ejecutivo conserva la traza de información en los
m ás fascinantes que enfrentan las neurociencías. Se registros a corto plazo; recupera inform ación desde
ha evitado el problem a porque su dificultad ha pla­ la m em oria a largo plazo; in terp reta los contenidos
gado la in vestig ación de las bases neu ronales de la de los registros a corto p lazo en térm inos de la
em oción de m anera que ha retrasado su desarrollo. m em oria a largo plazo; y dirige los procesos de aten­
El en foqu e tom ado aquí, y que es com partido por ción, perceptuales y cognitivos. La m em oria de tra­
m uchos investigadores líderes en el área de la em o­ bajo es esencial para la conciencia, incluyendo la
ción (por ejemplo, LeDoux, 1996), es que el problem a experiencia em ocional consciente.
de las bases neuronales de la conciencia no es un pro­
blem a específico al terreno de la em oción. Los inves­ E N T R A D A D E LA A M ÍG D A L A H A CIA LA
tigadores son tan incapaces de explicar las bases neu­ M E M O R IA D E T R A B A JO Se ha descrito que la
ronales de los recuerdos o percepciones conscientes am ígdala proporciona entrada hacia la m em oria de
com o de las em ociones conscientes. El problem a de trabajo, probablem ente vía la corteza orbito frontal.
las bases neuronales de la conciencia es por tanto un Tam bién se ha visto que es posible una respuesta
problem a general com partido por todas las neuro- em ocional en au sencia de esta entrada, como en el
ciencias. caso del m iedo condicionado. Sin embargo, para sa­
Una consecuencia de esta idea es que el progreso en car ventaja de la mejora en la flexibilidad para la elec­
la comprensión de las bases neuronales de la emoción ción de las acciones proporcionada por la conciencia,
es m ás probable si los investigadores en esta área la entrada desde la amígdala debe influir la m em oria
CAPÍTULO 7 7 Emoción 319

de trabajo. Sin dicha influencia, los contenidos de la están involucrados en los p ensam ientos y que las
m em oria de trabajo no tendrían un m atiz emocional. emociones están asociadas con una intensa m oviliza­
Las personas quedarían con ideas intelectuales secas, ción de actividad cerebral que no es el sello distinti­
sin sentim ientos para guiar su tom a de decisiones y vo de los pensam ientos. Todo el mundo ha tenido la
su conducta. De hecho, se puede d efin ir u n senti­ experiencia de tener p en sam ien tos que divagan
m iento com o una rep resentación de los procesos mientras se lee, de modo que no se tiene noción de lo
em ocionales en la m em oria de trabajo. que tratan las ú ltim as tres páginas. Tam bién han
tenido la experiencia de ser abrum ados por un senti­
E X C IT A C IÓ N C O R T IC A L A C T IV A D A P O R LA miento, de modo que uno no se puede alejar de él por
A M ÍG D A L A Se ha visto que la am ígdala puede ini­ más de irnos momentos sin que involuntariamente re­
ciar la excitación cortical. Esta excitación sirve para surja con su intensidad. Ésta es la mayor evidencia de
en focar la atención sobre el estado em ocion al y, en que diferentes procesos cerebrales subyacen a los dos
algunas instancias, sobre el estímulo que lo inicia. Sin fenómenos.
esta excitación, la experiencia em ocional sería fugaz, La in flu en cia de la am ígd ala sobre la corteza es
con destellos a través de la conciencia com o un pen­ m ás fuerte que la influ encia cortical sobre la am íg­
sam iento aleatorio. Parte de este proceso de excita­ dala. Se sabe de la psicología cognitiva experim ental
ción involucra la excitación activada por parte de la que la cognición puede ten er un im portante efecto
am ígdala de ella m isma. Esto ayuda a asegurar que sobre la em oción (Schachter y Singer, 1962; Valins,
la atención perm anezca enfocada sobre la experien­ 1966). Tam bién se sabe que cuando se está en una
cia que excita la emoción y los eventos asociados. fuerte emoción, ésta nos agarra con tanta intensidad
que no se afecta por d iv ersas cogniciones con trao­
R E T R O A LIM EN TA CIÓ N D E SD E EL CU ERPO La fensivas que puedan esgrim irse. Existe evidencia de
retroalim entación corporal proporciona un com po­ que las esp ecies ev olu cio n ad as m ás recientem ente
n ente que es esencial a la experiencia em ocional. exhiben m ayor grado de conectividad de la corteza
Com o Jam es apuntó (1884), sin dicha retroalim enta­ a la am ígdala que las esp ecies m enos avanzadas.
ción un sentim iento sería una idea intelectu al seca, Esto plantea la posibilidad de que, si esta tendencia
sin la fuerza de una experiencia em ocional. La me­ continúa, la ev olu ció n pu ede producir u n balan ce
m oria a largo plazo de la retroalim entación corporal m ás arm onioso entre cogn ición y em oción, un
que tuvo lugar en el pasado tam bién puede evocar balance que puede m ejorar la capacidad de la gente
una experiencia emocional. para vivir con los demás, con el am biente natural e
incluso consigo misma.

Pensamientos y sentimientos
RESUMEN
Las consid eraciones apenas presentadas sugieren
algunas diferencias entre las bases neuronales de los La em oción ha sido un área de investigación relativa­
pensam ientos conscientes y la experiencia emocional mente ignorada tanto por la psicología experimental
consciente. A unque claram ente queda por aprender como por la neuropsicología. Esto se debe, en parte, a
acerca de las bases neuronales de am bos elem entos la creencia de que es necesario comprender las bases
de conciencia, se está en posición para especular de la experiencia consciente con la finalidad de com­
acerca de algunas de sus diferencias. prender la em oción. La im portancia de esta creencia
Parece ser que los pensam ientos y sentimientos se es com prensible cuando uno considera cuán intensa
deben a diferentes sistemas neuronales. Aunque estos y consumidora puede ser una experiencia emocional.
sistem as pueden convergir en la m em oria de trabajo, No obstante, ello ha retrasado la com prensión de la
las bases neuronales de los dos elementos parecen ser bases neuronales de la em oción al agobiar a esta área
m uy diferentes. Es interesante que lo que se sabe acer­ con los problemas más enigmáticos de las neurocien-
ca de los componentes subcorticales de los sentimien­ cias. A hora se reconoce que el problem a de la con­
tos, en particular la contribución de la amígdala, es una ciencia no es específico a la em oción y que, como es el
de las fuentes de apoyo más fuertes para esta hipóte­ caso con la cognición, el progreso hacia la com pren­
sis. A pesar del aparente m isterio de la emoción, se sión de la em oción se puede lograr por m edio del
sabe más acerca de sus bases neuronales que lo que se estudio de sus m anifestaciones conductuales y fisio­
sabe acerca de las bases neuronales del pensamiento. lógicas. Esto coloca la investigación de la em oción y
U na especulación relacionada es que las em ocio­ de sus bases neuronales en el mismo cimiento em pí­
nes involucran m ás sistem as cerebrales que los que rico que el estudio de la cognición.
320 PARTE II Neuropsicologia de los sistemas funcionales principales

La em oción puede ser considerada com o com ­ Puede hacerse una d istin ción entre m em oria de
puesta por tres com ponentes: excitación fisiológica, em oción y memoria em ocional. La m em oria de em o­
conducta y experiencia consciente. Las prim eras teo­ ción es la m em oria explícita de eventos y sentim ien­
rías de la em oción y el cerebro intentaron relacionar tos pasados, recuerdos que involucran al hipocam po
estos com ponentes con áreas específicas del sistem a y estructuras diencefálicas. La m em oria emocional es
n ervioso. La teoría de Jam es-L ange propuso que la la m em oria im plícita que se m anifiesta como excita­
experiencia consciente es el resultado de la retroali- ción autónoma actual. Con frecuencia estos dos tipos
m en tación h acia la corteza acerca de la excitación de m em oria em ergen de m an era uniform e, produ­
corporal y la conducta. La teoría de C annon-Bard ciendo una experiencia u nificad a en la m em oria de
argum entó que el tálam o responde a un estím ulo trabajo consistente en el recuerdo de un evento junto
em ocional al activar sim ultáneam ente la corteza y el con la experiencia presente de la excitación fisiológi­
hipotálam o. El h ipotálam o es p articu larm en te im ­ ca. Sin embargo, estos dos terrenos de m em oria pue­
p ortan te para la activación y organización de los den ser disociados. La p erson a puede recordar un
com ponentes autónomos y endocrinos de la respues­ evento, pero el recuerdo puede no estar acompañado
ta em ocional. Tam bién organiza ciertas conductas por excitación fisiológica. De m anera alternativa, la
em ocionales, com o la agresión sim ple y la ira. La teo­ persona puede exp erim en tar excitación fisiológica
ría de Cannon-Bard propuso que la activación corti­ sin m em oria explícita de su fuente.
cal resulta en experiencia em ocional, aunque su La investigación inicial de la relación entre la cor­
intensidad puede ser m ejorada vía la excitación fisio­ teza y la em oción sugirió que las lesiones del hem is­
lógica que retroalim enta a la corteza. ferio izquierdo estaban asociadas con depresión,
Una característica im portante de la teoría de Can­ m ientras que las lesiones del hem isferio derecho
non-Bard es la idea de que partes del cerebro están estaban asociadas con indiferencia, negación o inclu­
especializadas para la em oción. La búsqueda de es­ so euforia. Esto condujo a la noción de que el hem is­
tas regiones, del cerebro em ocional, han producido ferio izquierdo está esp ecializad o para em ociones
diferentes form ulaciones teóricas. El circuito de Pa- positivas, y el hem isferio derecho está especializado
pez intentó explicar la interacción de los com ponen­ para emociones negativas.
tes corticales y subcorticales de la em oción, a través La llam ada teoría de valencia más recientem ente
de un circuito de conexión neuronal. La hipótesis del ha dado lugar a un enfoque sobre la contribución de
sistem a lím bico sostiene que el cerebro em ocional cada hem isferio para com ponentes específicos de la
podría ser definido sobre la base de criterios neuroa- emoción. Ahora existe una am plia evidencia de que
natóm icos. Cada uno de estos enfoques ha sido heu­ el hem isferio derecho está esp ecializad o para la
rístico, mas cada uno tiene lim itaciones precisas. interpretación y exp resión de la em oción, aunque
El síndrom e Klüver-Bucy, que resulta de la rem o­ tam bién parece que el hem isferio izquierdo partici­
ción bilateral de los lóbulos tem porales en m onos, pa en estos procesos, al m enos bajo ciertas condicio­
com prende varios síntomas diferentes. Uno de ellos, nes.
la docilidad extrema, subsecuentem ente ha sido vin­ La am ígdala ejerce in flu en cia sobre la corteza a
culada a daño en la am ígdala. La investigación más través de m últiples proyecciones hacia la corteza re­
reciente ha m ostrado que la am ígdala es central para lacionada con lo sensorial, a través de la excitación
el m iedo condicionado. Esta estructura sirve com o de la corteza activada por la am ígdala (vía sistem as
un procesador em ocional en el sentido de que orga­ de excitación del tallo cerebral) y a través de la retro-
niza la entrada sensorial, que arriba al núcleo lateral alimentación a la corteza de la inform ación acerca de
de la am ígdala, en respuestas de m iedo, ejecutadas la excitación corporal generada por la propia am íg­
por el núcleo central de la am ígdala. La am ígdala dala. Las influencias corticales sobre la amígdala son
tam bién recibe entrada desde la corteza sensorial, la m enos extensas, pero m uy im portantes. La corteza
corteza de asociación sensorial, la corteza polimodal frontal medial, una región que recibe entrada senso­
(incluyendo la corteza frontal m edial) y el hipocam ­ rial extensa y se p royecta tanto hacia la am ígdala
po. Estas entradas sirven para retinar y m odular la como hacia muchos sitios a los que proyecta la amíg­
actividad de la am ígdala. Esto significa que, al m e­ dala, parece ejercer una influencia reguladora sobre
nos en las especies de evolución recientes, el indivi­ el efecto de la activación de la am ígdala a la luz de
duo no siempre está a merced de las rutas más direc­ eventos am bientales. La evidencia para esto provie­
tas y autom áticas que involucran a la am ígdala. En ne de la incapacidad de los animales con lesiones en
vez de ello, los procesos corticales pueden m odular la corteza frontal m edial para experim entar extin ­
el efecto de la activación de la am ígdala a la luz de ción. Parece ser que la corteza orbito frontal es una
otros factores internos y externos. inferíase entre la am ígdala y la m em oria de trabajo,
CAPÍTULO 7 7 Emoción 321

proporcionand o un vínculo por m edio del cual la dala y la retroalim entación desde el cuerpo hacia el
entrada em ocional puede ganar acceso a la m em oria cerebro.
de trabajo. La interrupción de la entrada em ocional a Los p ensam ientos y los sentim ientos parecen
la m em oria de trabajo, un resultado del daño a la cor­ tener diferentes bases neu ronales, los sentim ientos
teza orbito frontal tiene severas consecuencias para aparentem ente in volu cran m ás al cerebro que los
el razonam iento y la toma de decisiones. pensam ientos. La am ígdala tiene más proyecciones
A unque el m ecanism o neuronal de la experiencia hacia la corteza que de ésta h acia la am ígdala. Esto
em ocional consciente aún es uno de los grandes m is­ puede ser parte de las bases neuronales para el fuer­
terios sin resolver de las neurociencias, que de m ane­ te dominio que los sentim ientos tienen sobre los pen­
ra deliberada se ha evitado en este capítulo, no obs­ sam ientos. Parece que los anim ales de evolución
tante la discusión ha colocado al lector en posición reciente tienen relativam ente m ás conexiones desde
para apreciar algunos de los procesos requeridos por la corteza hacia la am ígdala que los animales m enos
dicho m ecanismo. Estos procesos incluyen la m em o­ avanzados. Esto puede significar que la evolución se
ria de trabajo, la entrada de la am ígdala a la memoria mueve hacia un balance m ás armonioso entre cogni­
de trabajo, la excitación cortical activada por la amíg­ ción y emoción.
C A P I T U L O
12
La corteza prefrontal
y la regulación de orden
superior del comportamiento

HACIA UN MODELO PROVISIONAL DEL FUNCIONAMIENTO El reclutam iento de las pulsiones en la conducta
DE LA CORTEZA PREFRONTAL dirigida a metas: inhibición del efecto interruptor
La esencia de la inteligencia de la conducta impulsiva
Phineas Gage: un caso de la interrupción del C om portam iento dirigido a metas y estímulos
com portam iento dirigido a metas ambientales
Consideraciones anatómicas Integración de la conducta dirigida a metas
Problemas en la interpretación de !as deficiencias con sus consecuencias
posteriores a lesiones prefrontales Síndromes prefrontales
Un m odelo provisional del funcionam iento prefrontal TEORÍAS DE LA FUNCIÓN PREFRONTAL
FUNCIONES DETERIORADAS DESPUÉS DE LESIONES M odelo animal de función prefrontal
PREFRONTALES EN HUMANOS Interrupción en la conducción de la conducta por
Emoción y motivación el conocim iento representacional como la esencia
C om portam iento social de la deficiencia de la respuesta demorada
M em oria Especialización de! surco principal en las respuestas
Inteligencia general visoespaciales demoradas en monos
Lenguaje Otros subsistemas prefrontales
Creatividad, fluidez ideatoria y pensamiento El problem a de la integración en la corteza prefrontal
divergente RESUMEN
Pensamiento abstracto y conceptual
Función ejecutiva: planeación y organización de
la conducta dirigida a metas

A hora se regresa a la discusión de la regulación de orden la discusión de cualquier función eventualmente conduce a
superior del com portam iento mediado por la corteza pre­ considerar el papel de la corteza prefrontal. Para parafrasear
fron tal, la corteza que se encuentra anterior a la corteza el proverbio romano: todos los caminos —todas las búsque­
motora y a la corteza premotora. Este no es el prim er das para comprender las bases neuronales de aspectos espe­
encuentro con el funcionam iento de esta región del cerebro; cíficos de la conducta— conducen a la corteza prefrontal.
CAPÍTULO 12 La corteza prefrontal y la regulación de orden superior del comportam iento 323

HACIA UN MODELO PROVISIONAL una persona quiere preparar la cena (m eta supraor­
DEL FUNCIONAMIENTO DE LA dinada) y que no hay com ida en la casa. Lograr el
CORTEZA PREFRONTAL objetivo de hacer la cena requiere alcanzar la subme-
ta de ir a la tienda y com prar comida. Cuando la per­
La esencia de la inteligencia sona sube a su auto para ir al superm ercado (subme-
ta dictada por contingencias ambientales), encuentra
La corteza prefrontal es im portante para la form ula­ que tiene una llanta ponchada y em pieza a cam biar­
ción, im plem entación y regulación del com porta­ la. En este momento se da cuenta de que el gato está
m iento dirigido a m etas. La habilid ad p ara seguir en el sótano y cam ina hacia las escaleras para descen­
m etas ante los obstáculos es la característica de la der a éste, sólo para darse cuenta de que el foco del
inteligencia. Esta visión de la inteligencia está expre­ sótano se ha fundido. De m anera eventual puede lle­
sada bellam ente por W illiam Jam es (1890) en el pri­ var a cabo esta serie de subm etas y elaborar una deli­
m er capítulo de su famoso texto. Tras apuntar que la ciosa cena. Por otra parte, a la m itad de la serie puede
atracción entre objetos inanim ados, ejem p lificada decidir que el esfuerzo requerido para lograr estas
por un im án y lim aduras m etálicas, puede ser fácil­ submetas no es com parable con los beneficios de co­
m ente im pedida m ediante, por ejemplo, la inserción cinar la cena, punto en el cual revisa su serie de sub­
de una tarjeta entre ellos, Jam es continúa: metas y mejor se dirige al teléfono para ordenar una
pizza. Pero suponga que cuando la persona llega al
Si ahora se pasa desde tales acciones hacia las de sótano ve una severa fuga en una tubería. En este
las cosas vivientes, se advierte una sorprendente punto, la persona pospone la meta supraordinada de
diferencia. Romeo quiere a Julieta como las lima­ preparar la cena y la reem plaza por una nueva meta
duras quieren al imán; y si no intervienen obs­ supraordinada: com poner los desperfectos. La p er­
táculos él se m ueve hacia ella a través de una sona entonces form ulará nuevas subm etas dirigidas
línea recta como la de aquéllos. Pero Rom eo y hacia la nueva m eta supraordinada, m onitorizar su
Julieta, si se construye una pared entre ellos, no efectividad y revisarla si es necesario.
continúan oprim iendo de m anera idiota sus ros­ Como se mencionó, cada individuo tiene una jerar­
tros contra sus lados opuestos como el im án y las quía compleja de metas. Preparar la cena está supra­
lim aduras lo hacen con la tarjeta. Rom eo pronto ordinada a las subm etas previstas para alcanzarla,
encuentra un camino de rodeo, al escalar la pared pero subordinada a otras, como m antener un estado
o de algún otro modo, para tocar los labios de nutricional sano y buena salud general. Uno podría
Julieta de manera directa. Con las lim aduras la preguntar de dónde viene la m eta que se encuentra
trayectoria está fija; si se alcanza el fin depende en la parte m ás alta de la jerarquía. Existen diversas
de los accidentes. Con el amante es el fin el que respuestas a esta intim idante pregunta, pero una de
está fijo, la trayectoria puede ser m odificada inde­ las más plausibles proviene de la psicología evoluti­
finidam ente (vol. 1, p. 7). va: la selección n atural ha evolucionado un cerebro
que lucha por poner al individuo en circunstancias
Poco m ás adelante, Jam es escribe: "E l seguim iento de como las que provocaron la reproducción de sus an­
fin es futuros y la elección de los medios para su logro son cestros. Para los humanos esto significa no sólo equi­
por tanto la marca y el criterio para la presencia de la men­ par a los individuos con la m otivación y el repertorio
talidad en un fenóm eno" (vol. 1, p. 8, subrayado de conductual requeridos para la reproducción sexual.
Jam es). También requiere com prender el ambiente y asegurar
El propio concepto de inteligencia es insignificante la cooperación de los otros (Pinker, 1997).
sin las m etas (Pinker, 1997, p. 61). Desde luego, la gen­
te difiere en relación tanto con la naturaleza de las me­
tas que persiguen como con la forma en que las metas Phineas Gage: un caso de la interrupción
están organizadas jerárquicamente en m etas supraor- del comportamiento dirigido a metas
dinadas y subordinadas. Cada m eta es alcanzada por
una cadena de subm etas, las cuales, sin em bargo, ¿Qué evidencia existe de que la corteza prefrontal
requieren constante m onitorización y m odificación a juega un papel crucial en la regulación de orden
la luz de los resultados de los intentos por alcanzar o superior del com portam iento? Alguna de la eviden­
no subm etas previas, sobre la base de eventos im pre­ cia más tem prana proviene del conocido caso de Phi­
vistos. Esta m onitorización puede incluso resultar en neas Gage (Harlow, 1848, 1868). En 1848, Gage traba­
una revisión de la m eta supraordinada en sí. Un jab a en Verm ont p ara la com pañía ferrocarrilera
ejem plo puede ilustrar estos procesos. Suponga que Rutland y Burlington, como capataz de un grupo de
324 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales

construcción que estaba colocando nuevas vías. Ga-


ge era considerado un trabajador responsable y tam­
bién m uy estim ado por sus empleadores. Parte de su
trabajo consistía en colocar cargas explosivas en la ro­
ca que bloqueaba la ruta de la línea ferroviaria. La co­
locación de la carga requería perforar con taladro un
agujero en la roca, llen arlo aproxim ad am ente a la
m itad con pólvora, insertar un fusible y luego colo­
car arena. La arena servía para d irig ir la explosión
hacia el interior de la roca, y no perm itía que la fuer­
za escapara hacia la perforación. La etapa final de la
preparación, antes de encender el fusible, consistía
en com prim ir con suavidad (pisonar) la arena con
una larga barra de hierro. Durante uno de tales pre­
p arativos, G age com enzó a pisonar antes de que
h u b iese sido colocada la arena en el agujero. En el
proceso provocó chispas que incendiaron la pólvora
y p rovocaron una explosión que im pu lsó la barra
h acia afuera de la perforación y con d irección a su
cabeza. La barra entró por la m ejilla izqu ierda y
penetró la base del cráneo. La barra penetró la parte
frontal del cerebro y salió por la parte superior de su
cabeza (figura 12.1).
Los efectos de este horrible accidente fueron agu­
dos, y al principio pareció que G age pod ría m orir
debido a esta herida. Sin embargo, para sorpresa de
todos, sobrevivió. Tan sorprendente com o su sobre­
viven cia fue el hecho de que no tuvo deficiencias
neurológicas obvias. No exhibió pérdida sensorial o
m otora y era capaz de hablar coherentem ente, inclu­
so después del accidente. Sin embargo, conform e dis­
m inuyeron los agudos efectos de la lesión, se volvió FIG U R A 1 2 .1 Reconstrucción del cerebro y el cráneo de
claro que algo en Phineas Gage había cam biado por Gage con la probable trayectoria de la barra de hierro
com pleto. Antes del accidente él había sido un capa­ marcada en la sustancia gris. El cráneo de Gage y el pisón
taz bastante responsable y hábil, ahora era incapaz de hierro están en el Warren Anatomical Medical
de hacerse responsable incluso del trabajo doméstico Museum, en la Universidad de Harvard. (Tomado de Dama­
sio, 1994, p. 32; con base en H. Damasio, Graboivski et al., 1994.)
m ás ru tinario. En palabras de H arlow (1868): "E l
equilibrio o balance, por decirlo de algún m odo, en­
tre la facultad intelectu al y las propied ad es anim a­
les" h abía sido destruido. H arlow v a m ás allá para
describir a Gage como H asta donde se sabe, la vida de Gage después de
su accidente fu e m uy infeliz. A lrededor de 1850 se
irregular, irreverente, indulgente a veces en la unió al B arn u m 's M useum en la ciudad de N ueva
m ayor profanidad que previamente no era su cos­ York, donde exhibía su lesión y su gran barra de pi­
tumbre, no m anifestando sino poca deferencia són de hierro a los v isitan tes curiosos. De acuerdo
hacia sus compañeros, im paciente ante las restric­ con Harlow, Gage llevaba consigo su pisón de hierro
ciones y consejos cuando éstos se encuentran en a cualquier sitio al que iba. M ás tarde, en esa m ism a
conflicto con sus deseos, en ocasiones pertinaz­ década, viajó a Sudam érica, regresó a Estados U ni­
m ente obstinado, caprichoso y vacilante, desarro­ dos en 1860, cuando fu e a v iv ir con su m adre y su
llando m uchos planes para realizarlo en el futuro, herm ana a San Francisco. A hí encontró algunos em ­
los cuales ya no son llevados a cabo porque son pleos pero, a decir de todos, no perm aneció m ucho
abandonados con suma prontitud... un niño en su tiempo en ninguno de ellos y nunca llegó a ser finan­
capacidad intelectual y sus m anifestaciones, pero cieramente independiente. Gage murió en 1861, a los
tiene las pasiones animales de un hom bre fuerte. 38 años de edad.
CAPÍTULO 12 La corteza prefrontal y la regulación de orden superior del comportamiento 325

D orso lateral FIGURA 12.2 Vistas lateral,


ventral (orbital) y medial de la
corteza cerebral humana,
mostrando las tres grandes
O rbital regiones de la corteza prefron­
tal. Los números indican las
áreas dtoarquitectónicas defi­
nidas por Brodmann. (Tomado
de Fusier, 1997, p. 173.)

M ed ial/ cingulada

No es fácil caracterizar con precisión qué no funcio­ prefrontal m ed ial y corteza prefron tal orbital (tam­
naba adecuadam ente en Phineas Gage. El daño es bién llam ada v en tral) (figura 12.2). En una sección
com plejo y no está confinado a un cam po específico ulterior se discutirán las características superficiales
de funcionamiento. Sin embargo, lo que sí es claro es de la corteza prefrontal de los monos.
que algo que tiene que ver con el control de orden
superior y la regulación del comportamiento fue afec­ C A R A C T E R ÍST IC A S F IS IO L Ó G IC A S B Á SIC A S
tado por su accidente. Se ha aprendido mucho acerca Al igual que otras regiones de la corteza denominadas
de la función de la corteza prefrontal en el siglo y corteza de asociación, se sabe desde hace mucho que
m edio posterior a la lesión de Phineas Gage. Sin em­ la corteza prefrontal relativamente no tiene respuesta
bargo, este desarrollo del conocimiento no ha produ­ a la estimulación eléctrica (Ferrier, 1886; Fritsch e Hit-
cido una explicación teórica definitiva de la función zig, 1870). En contraste con las cortezas prem otora y
prefrontal. En este capítulo se exam inarán los efectos m otora, la corteza prefrontal no está organizada de
conductuales de las lesiones a la corteza prefrontal y manera somatotópica y no realiza conexiones directas
se explorarán algunos de los intentos por proporcio­ hacia los núcleos motores en el tallo cerebral y la m é­
nar una base teórica para comprender lo que implica dula espinal. Por tanto, no participa en forma directa
el daño a la función del lóbulo frontal. Se inicia con el en la ejecución o sintonía fina de la salida motora. No
estudio de la anatomía de los lóbulos frontales. obstante, la corteza prefrontal tiene enorme influencia
sobre el com portam iento voluntario. Como se verá,
esta influencia es ejercida vía trayectorias multisináp-
Consideraciones anatómicas ticas que conectan a la corteza prefrontal con varios
centros de control motor, el neoestriado (caudado y
C A R A C T E R ÍS T IC A S SU P E R F IC IA L E S DE LA putamen), el tálamo y los colículos superiores.
C O R T E Z A P R E FR O N T A L Los lóbulos frontales
so n la porción m ás anterior de la corteza y están al C IT O A R Q U IT E C T U R A D E LA C O RTEZA P R E ­
frente del surco principal. Como ya se ha m enciona­ FRONTAL Brodmann describió seis áreas prefronta-
do, la corteza prefrontal hace referencia a la corteza les en el m acaco y más de 10 áreas en los hum anos.
anterior, a la corteza m otora y a la corteza premoto- Puesto que la num eración de Brodm ann en el mapa
ra. Esta es un área m asiva que com prende casi 30% citoarquitectónico del m acaco no corresponde con la
de la corteza total en los humanos (Brodmann, 1912). del m apa de la corteza hum ana, Walker (1940) elabo­
En hum anos, la corteza prefrontal se divide en tres ró un mapa de la corteza del macaco, en el que descri­
region es: corteza p refro n tal d o rso la tera l, corteza bió y renombró las áreas que consideró eran homólo-
326 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales

FIGURA 1 2 .3 Vista lateral de las


cortezas cerebrales hum ana
(arriba) y de mono (abajó),
m ostrando las divisiones prefron-
tales hum anas con base en el
m apa atoarquitectónico de Brod-
m ann (1925) y las divisiones pre-
frontales en el mono con base en
los intentos de Walker (1940) por
designar áreas citoarquitectónicas
hom ologas en las dos especies
usando los mismos números. El
som breado indica el área 46, el
área del surco principal en el
mono. (Tomado de Goldman-Rakic,
1987, p. 375.)

gas en las dos especies (figura 12.3). Uno de los aspec­ posteriores se estudiará alguna de estas conexiones
tos m ás característicos de la corteza prefrontal de los con m ayor detalle.
primates, que la distingue de la corteza frontal poste­
rior, es una profusión de células granulosas en la capa A feren tes Existen cuatro fuentes principales de entra­
cortical IV (Bonin y Bailey, 1947; Carpenter, 1976; Wal­ da a la corteza prefrontal (figura 12.4). Primero, recibe
ker, 1940). Por esta razón, la corteza prefrontal en oca­ inform ación altam ente procesada acerca del mundo
siones es referida como la corteza granular frontal. externo desde las áreas corticales involucradas en el
procesam iento de la inform ación desde cada una de
C O N E X IO N E S EN TR E C O RTEZA PREFRO N TA L las cinco grandes modalidades sensoriales. Esta infor­
Y O T R A S R E G IO N E S D E L C E R E B R O Las cone­ m ación no es recibida directam ente desde la corteza
xiones entre la corteza prefrontal y el resto del cere­ sensorial primaria; sino que proviene de áreas de aso­
bro proporcionan importantes claves concernientes a ciación sensorial, las regiones corticales que median el
su función. En esta sección se discutirán estas cone­ procesamiento perceptual de orden superior. Segundo,
xiones en térm inos generales y brevem ente se consi­ la corteza prefrontal recibe aferentes desde el hipocam­
deran sus im plicaciones funcionales. En secciones po, vía el fascículo uncinado. Éste le proporciona infor-

C o rteza prefrontal
FIGURA 1 2 .4 Las cuatro principales
Á reas d e a so c ia c ió n
fuentes de aferentes prefrontales en
primates. La linea punteada indica
que el núcleo mediodorsal del tálamo
recibe gran parte de su entrada desde
la corteza prefrontal.

N ú cleo m ed iod orsal


del tálam o
CAPÍTULO 12 La corteza prefrontal y la regulación de orden superior del comportamiento 327

C o rtez a prefronta -► Todas las áreas sen soriales FIGURA 1 2 .5 Los cuatro grandes
d esd e las c u a le s re cib e destinos de eferentes prefrontales
en trada la co rte za
en primates.
prefrontal

C ortezas
p rem otora
y m otora
su p lem entaria
N oestriado
(cau d ad o y putam en)
Estructuras y c o lícu d o sup erior
lím b icas

m ad ón desde la memoria a largo plazo. Tercero, la cor­ da acerca del m undo externo; las experiencias pasa­
teza prefrontal recibe inform ación acerca del estado das, y los estados fisiológico, em odonal y motivacio­
fisiológico y motivacional internos del organismo vía nal internos del organism o. Está, por tanto, en una
el sistema límbico, en particular (vía el hipotálamo) de posición para integrar la inform ación desde todas
la amígdala. Cuarto, la corteza prefrontal recibe entra­ estas fuentes en forma que produzca un esquema para
da extensa desde varios núcleos talármeos. La más im­ la regulación global de la conducta. En este sentido,
portante entrada talám ica es desde el núcleo medio- esta regulación puede ser im plem entada vía los efe­
dorsal, el cual a su vez recibe gran parte de su entra­ rentes prefrontales que influyen los procesos de aten-
da desde la corteza prefrontal (así com o desde es­ dón; los estados fisiológico, emocional y motivadonal
tructuras límbicas). Estas vías de regreso hacia la cor­ internos y el movimiento voluntario. Esta conceptua-
teza prefrontal proporcionan rutas para la com unica­ lizadón general de la fundón prefrontal será desarro­
ción de in form ación entre diferentes regiones pre­ llada con más detalle en las próximas secdones.
frontales.

E feren tes Existen cuatro grandes destinos de los efe­ Problemas en la interpretación de las
rentes desde la corteza prefrontal (figura 12.5). Ésta deficiencias posteriores a lesiones prefrontales
proyecta de regreso a todas las áreas sensoriales desde
las cuales recibe entrada. Se cree que estas proyeccio­ A partir de Phineas Gage, han sido estudiados m u­
nes recurrentes participan en el control prefrontal de chos parientes con lesiones prefrontales, tanto a nivel
los procesos de atención. La corteza prefrontal también clínico como en investigadones neurosicológicas más
proyecta h ad a la corteza premotora y hada la corteza sistem áticas. Éstas han revelado un amplio rango de
motora suplementaria, la cual a su vez proyecta hada defidendas asodadas con el daño prefrontal, como el
la corteza motora. Además, la corteza prefrontal pro­ deterioro en el control de la acdón voluntaria, la reso-
yecta hacia el neoestriado (caudado y putam en), el ludón de problemas, la estim adón cognitiva, la flexi­
cual a su vez proyecta, vía el tálam o, de regreso a la bilidad cognitiva, la planeación, la memoria y la con­
corteza prefrontal y hacia las cortezas prem otora y ducta emocional. Adem ás, diferentes parientes, o in­
m otora. La corteza prefrontal tam bién proyecta ha­ cluso el mismo paciente a lo largo del tiempo, exhiben
cia el colículo superior. Estos eferentes prefrontales síntomas contradictorios. Por ejemplo, los individuos
h a cia las estru ctu ras m otoras p ro p orcio n an vías a con lesiones prefrontales que se enfrentan a una tarea
trav és de las cuales la corteza p refron tal puede de soludón de problema pueden detener su trabajo en
influir el inicio y la regulación (continuación o inhi­ la tarea antes de que esté completa, aun cuando utili­
bición) del m ovim iento. Finalm ente, la corteza pre­ cen lo que habría sido una estrategia exitosa si hubie­
frontal tiene conexiones directas con estructuras lím­ sen continuado su labor. También pueden utilizar una
b icas, en particu lar el hipotálam o, proporcionando estrategia no exitosa, aun cuando reaban retroalimen-
con ello un m ecanism o para in flu ir las funciones tadón consistente de que la estrategia no está logran­
au tónom a y end ocrina y para regu lar la conducta do su objetivo pretendido.
em ocional. El problem a al evaluar los hallazgos acerca de los
E n conjunto, este patrón de aferentes y eferentes efectos conductuales de las lesiones prefrontales es
prefrontales sugieren que la corteza prefrontal media parcialm ente sim ilar al proverbio de las muchas per­
la reguladón de orden superior de la conducta. La cor­ sonas con los ojos cubiertos que exploran diferentes
teza prefrontal red be inform adón altamente procesa­ partes de un elefante y reportan las características de
328 PARTE II N europsicobgfa de los sistemas funcionales principales

_Representación del
mundo externo
■A

A ten ció n
selectiv a
P en sa m ien to c o n c ep tu a l, m o d ificació n A ten ción
d e p la n es y estrategias, flexibilidad , e x clu y en te
esp on tan eid ad , fluidez ideatoria, R espuesta
cam b io / co ntinu ació n d e la au to m ática al am b ien te
c o n d u cta (co n b a se en la
reatro aiim en tació n )

Resultado de
la conducta

Representación Evaluación de los


del estado interno resultados de la conducta
(pu lsio nes, estad o visceral, -< — --------- — --------------- -— —---------------— (au to m o n ito rizació n ,
estad o co rp o ral) p en sam ien to co n cep tu a l,
e stim a c ió n cognitiva)
FIGURA 1 2 .6 Modelo de trabajo de la fundón prefrontal.

las partes del anim al que tocan. Sin em bargo, existe ducta por estím ulos am bientales irrelevantes puede
un problem a todavía m ás serio: las inferencias en ser el intento com pensatorio del individuo por diri­
relación con los m ecanism os subyacentes a las defi­ gir de m anera adaptativa el com portam iento cuando
ciencias observadas tiend en a in terferir con la des­ las estrategias planeadas son perturbadas o se vuel­
cripción del deterioro m ismo. Es inevitable, e incluso ven inaccesibles. Tam bién es posible, desde luego,
deseable, cierto grado de conceptualización concer­ que am bos m ecanism os sean operativos o que in­
niente a la naturaleza subyacente de los daños obser­ cluso algún otro m ecanism o subyacente explique el
vados, para que los investigadores no se enfrenten síndrom e de dependencia ambiental.
con una lista desconcertante de lavandería de todas La explicación de consecuencias de lesiones pre­
las cosas que pueden no funcionar adecuadam ente frontales que sigue no escapará por com pleto a este
tras lesiones prefrontales. Sin embargo, la conceptua­ problem a. De hecho, en un esfuerzo por ordenar la
lización im plícita en las descripciones de los daños v ariedad de las deficiencias reportadas después de
corre el riesgo de desviar los intentos por form ular lesiones prefrontales, serán clasificadas en térm inos
una teoría comprehensiva de la función prefrontal al de deterioros en las funciones subyacentes. En este
contam inar las conceptualizaciones concernientes a sentido, con la d iscu sió n p reced en te se señala que
la base subyacente de las deficiencias observadas. En las conceptualizaciones en esta explicación son pro­
particular, se enfrenta el problem a de si un deterio­ visionales, p rotegiendo al lector de las connotacio­
ro particular es consecuencia directa de un daño pri­ nes teóricas p oten cialm en te en gañ osas de las d es­
m ario en una función subyacente específica, x, o una crip cion es. En u na secció n u lterio r del capítu lo se
respuesta com pensatoria del sistem a a una perturba­ exp lorarán fo rm u lacio n es teó ricas de la fun ción
ción de cierta función supraordinada, y, que impacta prefrontal m ás explícitas y deliberadas.
sobre x. Por ejem plo, considere la tendencia de cier­
tos pacientes con daño o lesión prefrontal para res­
pon d er a los estím ulos am bientales que no están Un modelo provisional del funcionamiento
relacionados con la tarea actual (síndrome de depen­ prefrontal
dencia am biental). Esto podría ser conceptualizado
como una perturbación prim aria de la atención selec­ El m odelo provisional del funcionam iento prefrontal
tiva y/ o excluyente. Por otra parte, la guía de la con­ presentado en esta sección es propuesto com o un
CAPÍTULO 12 La corteza prefrontal y la regulación de orden superior del com portam iento 329

m arco de referencia para una discusión de los dete­ visceral puede ser una in ten sa m otivación para el
rioros que provoca una lesión prefrontal. Se encon­ cambio conductual.
trará que el daño a las regiones prefrontales perturba Como se estableció con antelación, este m odelo
a todo com ponente de este modelo. pretende ser un marco de referencia para discutir los
La conducta dirigida a metas requiere la actividad deterioros prefrontales. H asta que se posea una teo­
de varias fundones componentes subyacentes (figura ría com prehensiva del funcionam iento prefrontal
12.6). La inform ación acerca del contexto debe ser que explique la diversidad de los deterioros observa­
integrada con inform ación acerca del estado interno, dos en térm inos de la p ertu rbación de una (o unas
como las pulsiones, lo cual resulta en metas. Las metas cuantas) de la(s) función (funciones) subyacente(s),
deben ser traducidas en submetas, las cuales a su vez no se tiene una forma definitiva para conceptualizar
conducen a form ular estrategias conductuales; luego y categorizar los deterioros prefrontales. No obstan­
deben ser traducidas en la organización de conductas te, vuelva ahora al análisis de estos daños. Primero,
específicas las cuales entonces deben iniciarse. Entre se examinarán los efectos de las lesiones prefrontales
las subfunciones que apoyan a estas funciones están en humanos. Más adelante, se describirán las teorías
el pensamiento conceptual, la flexibilidad, la esponta­ del funcionam iento prefrontal, centrándose en la
neidad, la fluidez ideatoria y la habilidad para iniciar hipótesis de Patricia Goldm an-Rakic, de que la esen­
y mantener la conducta. cia del funcionamiento prefrontal es la regulación del
E xcepto en el caso de subm etas d em asiado sim ­ com portamiento m ediante el conocimiento de repre­
ples, u n curso particular de conducta raram ente con­ sentaciones.
duce de m anera directa a la realización de las metas.
Las m etas difíciles a largo plazo requieren acción sos­
tenida y variad a durante un periodo considerable. FUNCIONES DETERIORADAS DESPUÉS DE
Adem ás, incluso el logro de subm etas relativam ente LESIONES PREFRONTALES EN HUMANOS
sim ples requiere la m onitorización actual de la con­
ducta y una evaluación en la cual los resultados de la Emoción y motivación
conducta son consistentes con alcan zar la meta.
Cuando existe discrepancia entre los resultados de la Desde el reporte de Phineas Gage, ha sido claro que
conducta y las metas, esto requiere una m odificación las lesiones prefrontales deterioran el funcionamiento
de las subm etas, estrategias y organización de la con­ emocional. En el capítulo 11 se examinó el papel m o­
ducta en curso. Pero si la cond ucta se ju zg a como dulador ejercido por regiones prefrontales sobre re­
equivalente de las m etas, esta evaluación conducirá giones subcorticales im portantes para la emoción, en
a continuar con la conducta. La flexibilidad de la res­ particular el hipotálamo y la amígdala. En esta sección
pu esta a los resultad os de la m on itorización de la se examinan algunos de los efectos de las lesiones pre­
conducta es crucial para la ejecución de la conducta frontales sobre el funcionamiento emocional.
dirigida a la meta. La investigación de los efectos de las lesiones pre­
Las subm etas, estrategias y organización del com­ frontales sobre la em oción h a recibido m enos aten­
portam ien to cond ucirán a la d irección de atención ción que los deterioros cognitivos relacionados con la
selectiva a aspectos específicos del am biente que son corteza prefrontal. Esto se debe en parte a la dificul­
d estacables para la tarea actual. Ellos tam bién con­ tad para definir la em oción, una tarea a la que nos
ducirán a la exclusión de la atención (atención exclu- referimos en el capítulo 11. También se debe en parte
yente) a los aspectos irrelevantes del am biente que, a la dificultad para d eterm inar en qué m edida los
ajenos al contexto del com portam iento dirigido a la problem as em ocionales asociados con lesiones p re­
m eta en cuestión, de ordinario pueden evocar o faci­ frontales son primarios, en lugar de ser secundarios a
litar una respuesta. Las pulsiones y el estado interno los deterioros cognitivos percibidos en estos pacien­
in flu yen de m anera d irecta en el com portam iento. tes (también es im portante señalar que los investiga­
Sin em bargo, no es probable que esto sea útil para la dores enfrentan un problem a conflictivo cuando
im plem entación de la conducta com pleja dirigido a intentan com prender la naturaleza de los deterioros
la m eta, y por tanto esto acarreará in h ib ición de la cognitivos en estos pacientes. Con frecuencia es difí­
conducta activad a por im pulsos. Sin em bargo, los cil determinar en qué m edida las deficiencias cogniti-
estados internos sí contribuyen de m anera esencial vas asociadas con lesiones prefrontales son deterioros
en el com portam iento d irigid o a m etas, tanto en la cognitivos prim arios en contraste con daños cogniti-
form ulación de la m eta en sí com o en el ofrecimiento vos secundarios al deterioro emocional).
de una respuesta visceral a las discrepancias entre los Adem ás de los problem as de interpretación se ha
resultados de la conducta y las metas. Esta respuesta obstaculizado el avance en esta área por el hecho de
330 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales

que los estudios de caso, más que los estudios expe­ frontal dorsolateral a experim entar estado de ánimo
rim entales, son la principal fuente de inform ación deprim ido (Starkstein y Robinson, 1991; Stuss y B en ­
acerca de las consecuencias em ocionales de lesiones son, 1986). Existe cierta ev id en cia de que la depre­
p refron tales en hum anos. Estos rep ortes en ocasio­ sión resulta con m ayor frecuencia a partir de lesiones
nes son proclives a la vaguedad, im precisión y con­ prefrontales izquierdas que de las lesiones prefronta­
tam in ación de la observación con in ferencias no les en el hem isferio derecho (G ainotti, 1972; R obin­
garantizadas acerca de los m ecanism os subyacentes. son et a l , 1984). Com o se ha m encionado, al intentar
Finalm ente, todos estos problem as están conform a­ com prender los trastorn os em ocion ales asociados
dos por la com plicada y variable, incluso contradic­ con lesiones en la corteza prefron tal con frecuencia
toria, n atu raleza de los cam bios em ocion ales que es difícil determ inar si un deterioro em ocional es un
provocan las lesiones prefrontales. efecto prim ario de la disfunción prefrontal, u n efecto
A pesar de estos problemas, se exam inan los cam­ secundario de los deterioros cognitivos que se sabe
bios em ocionales asociados con lesiones de la corte­ siguen a estas lesiones o algu n a com binación de
za prefrontal. É stos pueden ser d ivididos en sín to­ ambos. Este problem a es particularm ente desafiante
m as negativos o deficiencias (la ausencia de ciertos a los intentos por com prender la depresión relacio­
com portam ientos adaptativos o cosas que los indivi­ nada con las lesiones prefrontales.
duos con lesiones no pueden hacer) y síntom as posi­ Puesto que esta constelación de síntomas coincide
tivos (com portam ientos que están presentes pero con m uchos de los síntomas de u n trastorno depresi­
que no son adaptativos). vo mayor, ha sid o denom inada p seu d o d ep resió n
(Blum er y Benson, 1975). La apatía ha sido reportada
S ÍN T O M A S N E G A T IV O S E x c ita c ió n p e r tu r b a d a con más frecuencia asociada con lesiones a la conve­
Los individuos con lesiones de la corteza prefrontal xidad prefrontal (región prefrontal dorsolateral) que
m uestran m enos niveles de excitación y estado aler­ a la corteza prefrontal orbital. Tam bién se h a encon­
ta, en particu lar después de grandes lesiones pre­ trado después de lesiones de la corteza prefrontal
frontales dorsolaterales (Luria, 1966). E sto con fre­ m edial (Fuster, 1997, p. 169).
cuencia conduce a una reducción d ram ática en la
visión de su comportamiento. A ellos les falta espon­ S ÍN T O M A S P O S IT IV O S : E U FO R IA Y D E S IN H I-
taneidad y dism inuye su respuesta al entorno (Kla- B IC IÓ N Los individuos con lesiones de la corteza
ges, 1954; Kleist, 1934). prefrontal pueden exhibir varios síntomas que tradi­
cionalm ente son d enom inados eu foria (G rafm an et
A p a t ía Los individuos con lesiones prefrontales por al., 1986; Greenblatt et al., 1950; Holmes, 1931; Kleist,
lo general son apáticos. Actúan com o si no tuviesen 1934; Lishm an, 1968; Rylander, 1939). Estos in d iv i­
m etas y no se preocupan acerca de su destino. Esta duos tienden a ser nerviosos, distraídos e hiperacti-
apatía puede im pregnar su funcionamiento y afectar vos. Con frecuencia son irritables e irascibles. Resul­
profund am ente otros aspectos del procesam iento ta increíble su desp reocu pación p or las consecu en­
cognitivo y emocional. La apatía relacionada con las cias de su con d ucta sobre otros, u na característica
lesiones prefrontal les puede tom ar la form a de con­ que ha sido denom inada pseudosicopatía (Blum er y
ciencia dism inuida del am biente, poca iniciativa, Benson, 1975). Por ejem plo, estos pacientes con fre­
m ovim iento dism inuido (hipocinesia), expresión cuencia se envuelven en un h u m or infantil su perfi­
em ocional em botada y experiencia y capacidad de cial que está repleto de connotaciones sexuales o que
respuesta em ocionales dism inuidas (Cum m ings, 19- puede ser abiertam ente erótico en su contenido. Es­
93; Greenblatt, A m ot y Solomon, 1950; H olm es, 1931; tos pacientes pueden ser hipersexuales y exhiben lo
Stuss y Benson, 1986). El m ovimiento dism inuido se que parece ser u na d esin h ibición de sus pulsiones
percibe en todas las esferas, como el habla (Kolb y Mil- instintivas.
ner, 1981a), cam bio de expresión facial (Kolb y Tay- Estos com portam ientos se observan con m ayor
lor, 1981) y m otilidad general (Fuster, 1997). A los frecuencia en las lesiones p refron tales que in volu ­
individuos con lesiones de la corteza prefrontal, cran la corteza prefron tal orb ital (ventral). Sin em ­
Luria (1966) los conceptualizó con un padecim iento bargo, como ocurre con todas las lesiones prefronta­
de in e rcia p síq u ica , la incapacidad para iniciar les, se ha rep ortad o una v aried ad de síntom as d es­
m ovim iento o para descontinuar el m ovim iento en pués de lesiones prefrontales orbitales y la euforia no
progreso. se observa tras todas las lesiones de la corteza pre­
frontal orbital. A dem ás, aunque algunos individuos
D ep resió n Relacionada con la apatía está la tenden­ con lesiones de la prefrontal que exhiben euforia
cia de los pacientes con lesiones de la corteza pre- tam bién exhiben desinhibicíón, la desinhibición no
CAPÍTULO 12 La corteza prefrontal y la regulación de orden superior del comportamiento 331

siem pre se observa en pacientes prefrontales con Memoria


estado de ánimo elevado.
En la discusión de la m em oria en el capítulo 10, los
pacientes con lesiones prefrontales no m uestran el
Comportamiento social severo deterioro en la capacidad para aprender nue­
vo material que se observa en los parientes con lesio­
En vista de los deterioros emocionales y m otivadona- nes del lóbulo tem poral m edial o diencefálicas. No
les descritos, no es de sorprender que las lesiones pre­ obstante, los individuos con lesiones del lóbulo fron­
frontales influyen en gran medida en la conducta so­ tal sí m uestran d efid en d a en ciertos tipos de m em o­
cial, un impacto que probablemente siempre es nega­ ria. Esta secdón resume brevem ente estos deterioros
tivo. A dem ás, el am plio rango de deterioros cogrtiti- (una discusión m ás am plia puede encontrarse en el
vos que se discutirán más adelante tam bién contribu­ capítulo 10).
yen al profundo efecto perturbador de las lesiones
prefrontales sobre la conducta sodal. Esto es particu­ D ET ER IO R O EN LA M E M O R IA SEC U N D A RIO A
larm ente derto para aquellos que fueron fundonales D EFIC IEN C IA D E A TEN CIÓ N M Á S GEN ERAL O
en u n alto nivel social y ocupacional antes de su le­ APATÍA D ebido a que los individuos con lesiones
sión, aunque los m atices incluso de las relaciones prefrontales tienen deficiencias en la atención, esto
sociales relativam ente no com plicadas son bastante obviamente resulta en deterioro secundario en la m e­
complejas como para ser afectadas por los cambios de moria. Además, los parientes prefrontales fracasan al
conducta posteriores a las lesiones prefrontales. recordar debido a una apatía m ás general y falta de
No es d ifíd l vislum brar cómo la apatía y la depre­ interés, en el m aterial a ser recordado o en el m ismo
sión asociadas con lesiones prefrontales dorsolatera- proceso de recuperación (Hecaen y Albert, 1978).
les resultarían en com portam iento que afecte de
m anera negativa las relaciones sociales de una per­ C O N T R IB U C IÓ N PREFRO N TA L A L O S P R O C E ­
sona. Sin embargo, tal vez incluso más problemático SO S O RG A N IZA TIV O S IN V O LU C R A D O S EN LA
para una interacd ón social, satisfactorio son los sín­ M EM O RIA Aunque los individuos con lesiones pre­
tom as eufóricos asociados con lesiones prefrontales frontales presentan m em oria norm al en diversas ta­
orbitales. En particular, puede ser problem ática la reas de memoria para recordar y reconocer, muestran
d esinhibición de las pulsiones instintivas asociadas defidenda cuando la organizadón es un componente
con tales lesiones. Por ejem plo, los individuos con importante de la tarea. Esta organizadón puede ocu­
lesiones prefrontales orbitales pu ed en com er en rrir durante cualquier etapa del proceso de memoria,
exceso (Erb et al., 1989; H ofstatter, Sm olik y Busch, como en la codificadón, el almacenamiento y la recu-
1945). M ás perturbadora para la vida social es la pro­ peradón. El proceso organizativo en cada una de estas
nunciad a hipersexualidad observada en los in divi­ etapas es referido como codificadón elaborativa, ensa­
duos con lesiones prefrontales orbitales (H ecaen, yo elaborativo y recuperación estratégica, respectiva­
1964; Jarvie, 1954). Estas desinhibiciones de las p u l­ mente, y existe evidenda de que la corteza prefrontal
siones parecen estar acompañadas por debilitam ien­ está implicada de manera importante en cada uno de
to de las restricciones m orales convencionales. A ún estos procesos. Los individuos con lesiones prefronta­
es poco clara la m edida en la cual esta desinhibición les tienen deterioro en la utilización, para recordar
resulta de una falla de estos individuos por valorar más tarde, de la organizadón inherente en los estímu­
los efectos de su conducta en las interacciones socia­ los. Esto es percibido, por ejem plo, en el fracaso de
les, m ás que de una incapacidad para regular la con­ estos parientes para mostrar la exclusión de la inhibi­
ducta en el contexto de una valoradón razonable de ción proactiva observada en los sujetos normales.
su im pacto. Lo que es claro es cuán socialm ente ina­ Otra m anifestación de la contriburión de la corte­
propiado puede ser su com portam iento, como si za prefrontal a los procesos organizativos involucra­
apenas fuese influido por el conocim iento de los lí­ dos en la m em oria se observa en el deterioro que
m ites norm ativos del comportamiento en los contex­ muestran los individuos con lesiones prefrontales en
tos social e interpersonal inm ediatos. Estos cambios las tareas de mem oria que requieren la extracción de
son tan fundam entales com o para cam biar radical­ inform ación de una serie de eventos en curso. Un
m ente los patrones conductuales de un individuo, ejemplo de esto es el deterioro en las tareas de apren­
su personalidad, como se observó en el caso de Phi- dizaje de pares asociados condicionales que requie­
n eas G age (H arlow , 1868) y com o ha sido descrito ren que los sujetos aprendan los pares asociados por
m uchas veces desde entonces (por ejem plo, Dam a- acierto y error (Petrides, 1985, 1990). Las lesiones
sio, 1994). prefrontales tam bién afectan la m em oria cuando el
332 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales

rendim iento depende de la habilidad del sujeto para de tests estándar de in teligen cia (H ebb, 1939; Stuss
im poner organización subjetiva sobre los estím ulos a y Benson, 1986). Sin em bargo, con frecuencia se ob­
ser recordados (Petrides y Milner, 1982). serva un pobre rendim iento en com ponentes de es­
tos tests que req u ieren de m em o ria de trabajo,
D E F IC IE N C IA S EN LA M E M O R IA T E M P O R A L como los subtests de aritm ética (resolución de pro­
Los individuos con lesiones prefrontales tienen dete­ b lem as m atem áticos) y de d íg ito s recu rren tes (re­
rioro en la m em oria temporal, la m em oria del orden p etir caden as de d íg ito s escu ch ad o s) de la Escala
cronológico de una secuencia de estím ulos. M u es­ W eschler de Inteligencia de A dultos. A dem ás, pue­
tran deficiencia en identificar cuál de dos estím ulos den ser aparentes ciertos deterioros en subtests que
previam ente presentados fue el últim o que vieron hacen uso del pensam iento abstracto, en particular
(Milner, Corsi y Leonard, 1991). Como se ha m encio­ las Sem ejan zas, un punto al cual se regresará m ás
nado, los individuos con lesiones prefrontales no tie­ adelante.
n en deficiencia en los tests de reconocim iento sim ­ El descubrimiento de que individuos con lesiones
ple; este déficit por tanto tiene que ver con el recuer­ prefrontales tienen un nivel de ejecución norm al en
do de orden tem poral de los estímulos, no de los estí­ m uchas partes de los tests estándar de CI, testifica los
m ulos per se. aspectos variados del funcionam iento cognitivo que
siguen sin afectarse por estas lesiones. Sin embargo,
A M N E SIA DE R EFEREN C IA Las lesiones prefron­ también alerta acerca de la naturaleza restringida de
tales están asociad as con am nesia de referencia, el las funciones cognitivas requ erid as por estos tests.
deterioro en el recuerdo de la fuente de inform ación Cuando se utilizan m edidas de inteligencia más am­
Canowsky, Shim am ura y Squire, 1989). plias y ecológicam ente válid as, com o la valoración
del flujo de inteligencia requerido para resolver pro­
D EFIC IE N C IA EN LA M ETA M EM O R IA La meta- b lem as de m anera creativa y p lan ear extenso com ­
m em oria, la valoración de la capacidad de m em oria portam iento dirigido a m etas, se encuentra que los
de uno m ism o, está deteriorada en los ind ividuos individuos con lesiones prefrontales m uestran defi­
con lesiones prefrontales (Shallice y Evans, 1978; ciencias (Dunca, Burgess y Em slie, 1995; Duncan et
Sm ith y Milner, 1984). Se encontrará que las lesiones n i, 1996). Estas d eficien cias se discutirán con m ás
de la corteza prefrontal perturban la capacidad para detalle en secciones posteriores.
la autoevaluación en diversos contextos.

D E F IC IE N C IA EN LA M E M O R IA D E T R A B A JO Lenguaje
A partir de la discusión en el capítulo 10, se ha visto
que la corteza prefrontal juega un papel crucial en la En el capítulo 6 observam os que las lesiones en re­
m ed iación de la m em oria de trabajo (véase sección giones específicas del hem isferio izquierdo estaban
"L os lóbulos frontales y la m em oria de trabajo", en el asociadas con trastornos centrales del lenguaje, sien­
capítulo 10). Este tópico se discutirá con más detalle do los más com unes la afasia de Broca (afasia expre­
en secciones ulteriores de este capítulo, en particular siva) y la afasia de W ernicke (afasia receptiva). La
cuando se examine la hipótesis de que el vasto rango afasia de Broca, que resulta del daño a la porción
de deterioros asociados con lesiones prefrontales pue­ posterior de la circunvolución frontal inferior (áreas
de ser explicado en térm inos de un deterioro en la 44 y 45 de Brodmann), se caracteriza por el habla for­
m em oria de trabajo. zada y lenta que es articulada pobremente, no fluida
y agram ática. Las lesiones del área prem otora (por­
ción lateral del área 6) y el área m otora suplem enta­
Inteligencia general ria (porción medial del área 6) del hem isferio izquier­
do resultan en una perturbación de la espontaneidad
D ebido a que la corteza prefrontal está más desarro­ y la suavidad n atu ral del habla (D am asio, 1992;
llada en los hum anos que en cualquier otra especie, Luria, 1970; M asdeu, 1980). En lesiones severas del
parecería p lau sible que ella ju eg a un papel im por­ área m otora suplem entaria, el paciente puede llegar
tan te en los asp ecto s de la conducta in teligen te, a estar com pletamente mudo.
com o los valorados por los tests de inteligencia es­ Las lesiones p refron tales no producen los gran­
tándar. Sin em bargo, no se ha dem ostrado que éste des sín tom as de la afasia exp resiv a vistos en las
sea el caso. M uchos estudios han reportado que los lesiones al área de Broca. Sin em bargo, aunque los
pacientes con lesiones prefrontales tienen un coefi­ individuos con lesiones prefrontales no tienen difi­
ciente intelectual (CI) norm ales, según la valoración cultades para pronunciar palabras y com binarlas en
CAPITULO 12 La corteza prefrontal y la regulación de orden superior del comportamiento 333

oracion es in telig ib les, estas lesio n es sí provocan A l considerar la relación entre estas deficiencias
alteracion es d efin itivas, aunque su tiles, del habla. de lenguaje relacionadas con la corteza prefrontal y
Estos cam bios h an sido denom inados a fa sia m oto­ el deterioro en la fu n ción ejecu tiv a observada tras
ra cen tra l (G oldstein, 1948), a fa sia d in á m ica fro n ­ lesiones prefrontales, se han tomado dos posiciones.
ta l (L u ria, 1970) o sim plem ente a fa sia p re fro n ta l Luria y sus colegas (Luria, 1966,1970; Luria y Hom s-
(Fuster, 1997, p. 167). A pesar de esta term inología, kaya, 1964) han argum entado que el deterioro en la
estas a lteracion es no rep resen tan una afasia en el función ejecutiva tras lesiones prefrontales es conse­
sen tid o estricto del térm ino. M ás b ien tom an la cuencia de un daño en el papel regulador norm al del
form a de u na red u cción en el h abla esp on tán ea, lenguaje sobre el com portam iento. Esta posición
flu id ez v erb al d ism in uid a y red u cció n en el volu ­ obviam ente postula un papel central del lenguaje o
m en y alcan ce de la exp resión n arrativ a (Benton, los esquem as lingüísticos en la regulación de la con­
1968; H ughlings-Jackson, 1915). Por tanto, las ora­ ducta de orden superior. A u nqu e el deterioro en la
ciones habladas por los individuos con lesiones pre- capacidad de lenguaje puede afectar un subconjunto
fron tales tien d en a ser cortas y gram aticalm en te de conductas especializad as que dependen de la
sim p les (A lb ert et al., 1981), tien en , p o r ejem p lo, guía verbal, parece m ás plausible que la causalidad
pocas cláu su las d epend ientes. E stas d eficien cias es en la dirección opuesta. Desde esta perspectiva, la
h an sid o rep ortad as tras lesiones a la corteza p re­ deficiencia en el lenguaje asociada con lesiones pre­
frontal izquierd a o derecha, aunque son m ás seve­ frontales es una instancia específica de un trastorno
ras tras daños a regiones p refron tales izq u ierd as más general en la regulación de la conducta (Drewe,
(Benton, 1968; Kaczmarek, 1984). 1975; Zangwill, 1966).

A) B) Lr- Q

/ A\
4/ -
y
u~
- ?
-u
i?

Lt~


n iV —

y FIGURA 12.7 Ejecución de


V/No d \y A ) un sujeto normal y B) y C)
Xy dos individuos con lesiones
prefrontales derechas en el
X
0 |o □ (l
test de Fluidez de Diseño
O & (Jones-Gotman y Milner,
h
1977). En la parte del test
0 lr m ostrada aquí, a los sujetos
(y se les solicitó realizar tantos
o S dibujos diferentes como
' J~ ~
pudieran en 4 minutos, usan­
do sólo cuatro líneas. Aunque
* los dibujos de los sujetos nor­
males m uestran variación
¡ÍH entre los diseños, los dibujos

J 4 ^ :
de los individuos con lesio­
nes prefrontales derechas
U muestran perseveradón (B) y
Mi
capacidad disminuida para
d generar respuestas (C). (Toma­
do de Jones-Gotman y Milner, 1977,
* pp. 661, 665, 669.)
i
334 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales

C reativid ad , fluidez id eatoria y p ensam iento Pensam iento abstracto y conceptu al


divergente
M E D IC IÓ N D IR EC TA DEL P E N SA M IE N T O A B S ­
Los in d iv id u os con lesiones prefrontales tienden a T R A C T O Com o se m encionó en la discusión de la
m ostrar inventiva y flexibilidad en su pensam iento inteligencia general, los p acien tes con lesiones p re­
lim ita d a s. P or ejem p lo, cuand o se les d an cuatro fron tales m uestran d eficien cias en el pensam iento
m in u to s p ara p ro d u cir ta n to s d ib u jos d iferen tes abstracto y conceptual. Esto puede ser percibido en
com o p u ed an , com p u estos sólo de cu atro lín eas, su interpretación de proverbios com o "una golondri­
lo s in d iv id u o s con lesio n es p refron tales d erechas na no hace el v eran o ". Los ind ivid uos con lesiones
pro d u cen pocos d ibujos y m enos v ariad os que los prefrontales pueden interpretar este dicho de m ane­
p ro d u cid o s p or p erson as sin lesio n es (Jo n es-G o t- ra concreta, com o una proposición específica acerca
m an y M ilner, 1977). U n ejem p lo se m u estra en la de la relación entre una ave específica y una estación
figura 12.7. del año particular, m ás que en su sentido metafórico
R elacion ad os con la noción de creativ id ad están m ás general. C om o se m encionó, otro ejem plo de
los con cep tos de flu id e z id ea to ria y p en sa m ien to deficiencia en el pensam iento abstracto es la tenden­
d iv e rg e n te . É stos se refieren al p en sa m ien to que cia de los individuos con lesiones prefrontales a pro­
se exp an d e h acia afuera desde un pu nto de p arti­ p orcionar respuestas concretas al su btest de Sem e­
da, p ara g en erar n uevas p osib ilid ad es e id eas, en janzas de la Escala W eschler de Inteligencia de Adul­
op o sició n al p en sa m ie n to con v erg en te, el cual lo tos, un subtest que requiere que el sujeto especifique
en tren a a u no en la so lu ción de un pro blem a. Por en qué forma dos objetos son el m ism o o parecidos.
tan to , lo s d os m od os de p en sa m ien to so n ú tiles Por ejemplo, cuando se les pregunta en qué son pare­
para la so lu ción de d iferentes tipos de problem as. cidos una m anzana y u na pera, los pacientes con
El p e n sa m ien to d iv erg en te es esen cia l p ara la lesiones prefrontales pueden responder que "am bas
so lu ció n de problem as que son in estru ctu rad o s y tienen cáscara", m ás que resp on d er con la concep-
tien en m u ch as soluciones posibles, com o qué tipo tualización de que ambos objetos son "frutas".
de ca m p a ñ a de p u b licid a d se d ebe m o n tar para
v en d er u n nuevo p erfu m e o la creació n d el argu­ C A TEG O RIZA C IÓ N C O N CEPTU A L No todos los
m en to de u n a n o v ela . L os tests de in te lig e n cia pacientes con lesiones prefrontales exhiben deficien­
e stá n d a r y lo s de logro p o r lo g en era l v a lo ra n el cias severas en el pensamiento abstracto como las des­
p en sam ien to convergente (por ejem plo: ¿cuál es la critas en la sección previa. Sin embargo, más comunes
capital de Francia?, ¿cuánto es cuatro m ás cinco?), son los deterioros en tareas conceptuales más deman­
tareas que usualm en te no son afectad as p or lesio ­ dantes. Por ejemplo, Delis y sus colegas (1992) presen­
nes p refro n ta les. Los tests de p en sam ien to d iv er­ taron a individuos con lesiones prefrontales seis tarje­
g en te son e je m p lific a d o s p or el T est de U so s de tas que diferían en ocho dim ensiones, de modo que
O bjetos (G etzels y Jack son , 1962), el cual requiere hubieron potencialm ente ocho diferentes bases con­
que el su jeto in d iq u e ta n to s d iferen tes u so s para ceptuales que podían ser usadas para clasificarlas en
un o b jeto com o le sea p o sib le (por ejem p lo : m en­ dos grupos. Los individuos tuvieron dificultad para
cio n e d ife re n te s u sos p ara un z a p a to ). M u ch o s clasificar las tarjetas en grupos com prensibles, aun
su je to s de co n tro l son cap aces de g e n e ra r usos cuando se les proporcionaron claves para ayudarlos
n o v ed o so s y creativ o s p a ra o b jeto s co m u n es (un en la clasificación. Además, los individuos con lesio­
zap ato p u ed e ser usad o com o tope p ara p u ertas, nes prefrontales fueron incapaces de describir verbal­
p isa p a p e le s, p ara sacar de apuros u n b o te, com o mente la base de su propia clasificación o para la clasi­
gu a n te, e tc .). En c o n tra ste, lo s in d iv id u o s con ficación llevada a cabo por el exam inador que obser­
lesiones p refron tales tiend en a centrarse en el uso varon. Estos hallazgos, en particular la incapacidad
p rin cip a l y con v en cion al de un objeto, y fracasan para describir las reglas de la clasificación observada,
p ara p e n sa r en u so s m en os p ro b ab les (Z an g w ill, indican deficiencia en el pensam iento conceptual en
1966). E sta fle x ib ilid a d d ism in u id a en co n fig u ra ­ individuos con lesiones prefrontales.
cio n e s in e stru c tu ra d a s es rem in iscen te d el d ete­
rio ro o b se rv a d o d esp u és de le sio n e s p re fr o n ta ­ IN FE R EN C IA D E C A M B IO S EN LA B A SE C O N ­
les en tareas com o el Test de W isco n sin de C la si­ CEPTUAL D EL C O M P O R TA M IEN TO Los indivi­
fica c ió n de T arjetas, el cu al req u iere fle x ib ilid a d duos con lesiones prefrontales tienen deficiencias
de p en sa m ien to d entro de re striccio n es e s p e c ífi­ cuando se les requiere guiar con éxito su conducta
cas a u n co n tex to p a rtic u la r (E slin g er y G rattan , usando retroalim entación acerca de la eficacia de di­
1993). cha conducta. Esto se percibe, por ejemplo, en el test
CAPÍTULO 12 La corteza prefrontaí y ¡a regulación de orden superior del comportamiento 335

de funcionam iento prefrontaí usado con m ayor fre­ se ha dedicado m ás investigación (por ejem plo,
cuencia, el Test de Wisconsin de Clasificación de Tarje­ Ackerly y Bento, 1947; Brickner, 1936; Eslinger y Da-
tas. Com o se analizó en el capítulo 11, este test requie­ masio, 1985; Freem an y Watts, 1942; Penfield y Evans,
re que los sujetos determinen el criterio correcto para 1935).
clasificar tarjetas sobre la base de la retroalim entadón Formular y llevar a cabo u n plan requiere de diver­
acerca de su conducta. A unque la m ayoría de los sos procesos. Éstos incluyen: a) identificación de
pacientes prefrontales aprenden a clasificar de acuer­ metas y submetas y la m otivadón para alcanzarlas; b)
do con el prim er criterio, color, tienen dificultad al formulación de planes y subplanes para alanzar estas
cam biar la base conceptual de su dasificad ón de color metas; c) la retención de estos planes y subplanes en
a form a (y luego a número), aun cuando en cada ensa­ la m em oria de m odo que estén disponibles para su
yo red ben inform adón concerniente a la base concep­ reevaluación y, a final de cuentas, ejecución o, en
tual de clasificación actualm ente correcta. Es im por­ algunas instancias, rechazo, y d) la im plem entación
tante advertir que muchos parientes con lesiones pre­ de los planes en la form a de actividad m otora. El
frontales que son incapaces de cam biar la base con­ rom pim iento de cualquiera de estos com ponentes
ceptual de su dasificadón no obstante son capaces de perturbará el com portam iento planeado. Sin em bar­
establecer verbalmente las categorías alternativas que go, no siempre es claro en cualquier instanda de dete­
podrían servir como la base para la d asificad ón . Por rioro en la planeación cuál com ponente o com bina-
ejemplo, tras dasificar sólo a través de color a lo largo dón de componentes está perturbado. Este análisis es
de todo el test, con frecuenda dicen algo como "oh, sí, todavía m ás com plicado por el hecho de que estos
era color, forma y núm ero". Esto sugiere que, en al com ponentes están traslapados y son interdepen-
menos dertos parientes prefrontales, no es la categori- dientes. Por ejemplo, es necesario retener los subpla­
zación conceptual la que está afectada, sino la habili­ nes provisionales en la m em oria para determ inar si
dad para usar el pensam iento conceptual para guiar interactuarán con otros subplanes prospectivos en
la conducta y /o la habilidad para usar la información una forma que conducirá al logro de la meta deseada.
implícita en la retroalimentadón acerca del comporta­
m iento personal para inferir la base conceptual para LA TO R R E D E LO N D R ES U n ejemplo puede ayu­
la conduda. dar a ilustrar estos procesos. El rendimiento en el Test
de la Torre de Londres, una tarea que requiere planea-
PEN SA M IEN TO INFEREN CIAL Se ha demostrado rión, es extremadamente sensible a lesiones de la cor­
que los individuos con lesiones prefrontales tienen teza prefrontaí (Shallice, 1982). En esta tarea, al sujeto
deficienda en tareas que les requieren realizar inferen­ se le presentan tres barras verticales de madera unidas
cias a partir del conocimiento ya adquirido. Por ejem­ a un tablero y tres bolas de diferentes colores que pue­
plo, Shallice y Evans (1978) pidieron a sujetos estimar den deslizarse adentro y afuera de las barras. Las
la longitud de la m édula espinal de la m ujer prom e­ barras verticales son de diferentes largos, de modo que
dio. Para inferir la respuesta, los sujetos deben usar la la barra de la extrema izquierda puede acomodar a las
inform ación que poseen acerca de la altura promedio tres bolas, la de en medio a dos bolas y la de la extre­
de la mujer y la longitud de la médula espinal relativa m a derecha sólo a una. La tarea es m over las bolas
a la altura total. Los individuos con lesiones prefron­ desde una posición inicial hasta una posición final
tales tienen dificultad para realizar estas inferencias, m ediante el m ovim iento de las bolas una a la vez en
aun cuando poseen el conocimiento básico requerido. un número especificado de movimientos (figura 12.8).
Si se con sidera el procesam iento requerido para
com pletar con éxito la tarea, observam os antes que
Función ejecu tiva: p laneación y organ ización todo que a diferencia del caso en situaciones más na­
de la co n d u c ta dirigida a m etas turales, la m eta está b ien identificada. No obstante,
los sujetos son m otivados para alcanzar esta m eta.
La h abilid ad d eteriorad a para form u lar y llevar a Adem ás, deben ser capaces de planear una serie de
cabo planes es una de las consecuencias m ás desta­ submetas para alcanzar la m eta final. Esta planeación
cada y m ás profundam ente alterada de las lesiones de subm etas conlleva la m onitorización de la efecti­
prefrontales. Esto es evidente en lo que puede apre­ vidad de cada subm eta prospectiva en relación con
ciarse a partir de los reportes de la vida de Phineas otras subm etas prospectivas (por ejemplo: si m uevo
G age p osteriores a su accidente (H arlow , 1868). una bola aquí, ¿seré capaz de llegar a mi m eta final
D esde este prim er reporte, la planeación deficiente en el núm ero requerido de pasos?). A n ticipar los
h a sido quizá el d eterioro asociado con d isfunción efectos de u n m ovim iento en relación con la m eta
prefrontaí m ás consistentem ente reportado y al que últim a, rechazar o aceptar u n m ovim iento dado co-
336 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales

FIGURA 12.8 Ejemplo de tres


problemas y sus soluciones en el
Posición Test de la Torre de Londres: R,
meta rojo; V, verde; A, azul. En cada
en 2 m ovim ientos en 4 m ovim ientos en 5 m ovim ientos
problema se usa la misma posi­
ción inicial y las bolas deben ser
movidas una a la vez. (Tomado de
Fuster, 1997, p. 162.)

M ovim iento 2

M ovim iento 3

M ovim iento 4

M ovim iento 5

mo uno de la serie correcta, y retener la secuencia w


resultante de m ovim ientos correctos para la ejecu ­ D
H
ción final, todo ello im pone dem andas a la m em oria
de trabajo. En otras palabras, la m em oria de trabajo A N 8 V
es u n com ponente crucial tanto en la solución del L
problem a (la planeación de la secuencia correcta de
m ovim ientos) com o en la ejecución de la secuencia
de m ovim ientos determ inada a final de cuentas. El
aspecto particu lar de la m em oria de trabajo princi­
p
palm ente involucrado en la anticipación de los even­
tos futuros tanto para la form ulación de los planes +
com o para la ejecución de los planes es denominado
m em oria prospectiva (Dobbs y Rule, 1987; Meacham M
y Leim an, 1982). La m em oria prospectiva puede ser
considerada como previsión, la capacidad de repre­
I
sentar de m anera interna los eventos futuros y utili­
zar estas representaciones para guiar la solución de *1
problem as y la conducta futura. Los pacientes pre-
frontales parecen tener falta de esta "m em oria para
u ¿JS .
el futuro" (Ingvar, 1985). FIGURA 12.9 Tarea de búsqueda visual usada por Teu-
ber. Los sujetos tienen que localizar un duplicado de la
B Ú SQ U E D A V ISU A L Otra ilustración de deficien­ forma mostrada dentro del cuadro central. (Tomado de Teu-
cia en la planeación posterior a lesiones prefrontales ber, 1964, p. 425.)
CAPITULO 12 La corteza prefrontal y Ia regulación de orden superior del com portam iento 337

FIGURA 12.10 Movimientos oculares durante tareas de búsqueda visual con diferentes instrucciones.
A ) sujeto normal; B) individuo con lesión prefrontal. Las instrucciones fueron: (1) Observación libre,
sin instrucciones. (2) "La familia, ¿es pobre o rica?" (3) "¿Qué edad tienen las personas en el cuadro?"
(4) "¿Qué estaban haciendo antes de que el hombre entrara a la habitación?" (5) "Intente memorizar la
ropa que tiene puesta la gente." (6) "Intente memorizar la ubicación de los muebles." (7) "¿Cuánto
tiempo ha estado alejado de su familia el hombre?" (Tomado de Luria, 1966, pp. 27é-275.)

se percibe en las tareas de búsqueda visual. Por ejem­ Acaso una dem ostración m ás clara de la incapaci­
plo, Teuber (1964) pidió a los sujetos encontrar la ubi­ dad de los individuos con lesiones prefrontales para
cación de una form a específica dentro de un arreglo organizar su com portam iento en concordancia con
de otras form as (figura 12.9). Los ind ividuos con un plan dirigido a m eta es u n estudio que registró los
lesiones de la corteza prefrontal tuvieron deficiencias m ovim ientos oculares de los sujetos a quienes se les
para localizar la form a objetivo. pidió respond er preguntas específicas acerca de la
338 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales

gente en u na fotografía (Karpov, Luria y Yarbuss, tudios no fueron el resultado de una paresis prim aria
1968). Los m ovim ientos oculares de los sujetos nor­ o ataxia de m irada. Las lesiones prefrontales no afec­
males variaron en forma sistemática, de acuerdo con tan los com ponentes elem en tales del m ovim iento
los aspectos de la fotografía que requirieron explora­ ocular, tam poco afectan los com ponentes elem enta­
ción con la finalidad de responder la pregunta. En les de otros m ovim ientos.
contraste, los m ovim ientos oculares de los in divi­
duos con lesiones prefrontales estuvieron bastante D E T E R IO R O EN LA S T A R EA S SE C U N D A R IO A
desorganizados, proporcionando una im portante re­ D EFIC IEN C IA EN LA PLAN EACIÓ N Las deficien­
presentación gráfica del grado en el cual su conducta cias después de lesiones prefrontales han sido repor­
no está guiada por un plan dirigido a una m eta (figu­ tadas en diversas tareas que requieren la planeación
ra 12.10). Es importante enfatizar que los m ovim ien­ de conducta autoiniciada y autoordenada (Grafman,
tos oculares desorganizados observados en estos es­ 1995; Karm ath y Wallesch, 1992; Karmath, Wallesch y
CAPITULO 12 La corteza prefrontal y la regulación de orden superior del com portamiento 339

Zim m erman, 1991; Luna, 1966; Milner, 1982; Petrides la in teg ración tem p oral del com portam ien to o al­
y Milner, 1982). A dem ás, la planeación d eteriorad a gún otro constructo, p arece claro que esta función
tam bién pu ed e contribuir al pobre ren d im ien to en básica depende de varias funciones. Éstas incluyen
las tareas que, aun cuand o ex p lícitam en te no son la atención, la inhibición de la interferencia externa
tareas de planeación, tienen un com ponente de pla­ e interna, la m em oria de trabajo y la m em oria a lar­
n eación im portante. Esto puede explicar, al m enos go plazo. Tam bién parece claro que se requieren las
en parte, la deficiencia después de lesiones prefron- interacciones entre la corteza prefrontal y otras áreas
tales en los tests de fluid ez verbal (M ilner, 1964) y cerebrales para la m ediación de estas funciones com ­
de fluidez de diseño (Jones-G otm an y Milner, 1977). ponentes, tópico al cual se regresará más tarde.
En la tarea de fluidez verbal la planeación y organi­
zación deterioradas volverán ineficiente la búsque­
da del léxico, m ientras que en la tarea de fluidez de El reclu tam ien to de las pulsiones en la
diseño la organización deteriorada podrá interferir co n d u cta dirigida a m etas: inhibición del
con la gen eración sistem ática de fig u ras nuevas. e fecto in terruptor de la co n d u cta impulsiva
Estos problem as en la planeación de la conducta sub-
yacen a la noción frecuentem ente expresada de que Se ha observado que la separación de la pulsión del
la corteza prefrontal regula el nivel superior de con­ com portam iento, un síntom a de algunos individuos
trol conductual, un nivel con frecuencia caracteriza­ con lesiones prefrontales, conduce a apatía y depre­
do com o fu n ció n ejecu tiv a (Baddeley, 1986, Glosser sión, lo cual pertu rba la conducta dirigido a m eta.
y G oodglass, 1990; Pribram , 1973; Shallice, 1982; Por otro lado, la expresión desinhibida de los im pul­
Stuss y Benson, 1986; Stuss y Gow, 1992). sos, un deterioro observado en otros individuos con
lesiones prefrontales, tam bién es raramente adaptati-
LA IN T E G R A C IÓ N T E M P O R A L D E L C O M P O R ­ vo. Con m ayor frecuencia, la expresión directa de los
TA M IEN TO Otra form a de conceptualizar las fun­ im pulsos probablem ente conduzca a un com porta­
ciones prefrontales integradas bajo el concepto de m iento que evoque una respuesta negativa de otras
función ejecu tiva es en térm inos de la in teg ració n personas, intentos frustrados por alcanzar las necesi­
tem poral d el com portam iento (Fuster, 1997). Esto se dades a corto plazo y una perturbación de la conduc­
refiere a la h abilid ad para iniciar y llev ar a cabo ta dirigida a metas. Esto es cierto para la diversidad
patrones novedosos de com portam iento dirigido a de las interacciones com plejas con el am biente, en
metas a lo largo de extensos periodos. Los pacientes particular con el ambiente social. D esde el flirteo con
con lesiones prefrontales generalm ente no tienen un prospecto com pañero sexual hasta las n egocia­
dificultad al ejecutar secuencias conductuales fam i­ ciones con el jefe, lo que se necesita para el com por­
liares bien ensayadas, aun cuando éstas deban trans­ tam iento adaptativo no es la supresión de la pulsión
currir durante periodos relativam ente prolongados. v ista en la p seu d od ep resión que sigue a ciertas
En consecuencia, ellos pueden ser capaces de llevar a lesiones prefrontales. N i probablem ente sea adapta-
cabo m uchas de las actividades rutinarias de la vida tiva la irrupción desinhibida del im pulso, visto tras
cotidiana. En contraste, tienen gran dificultad cuan­ otras lesiones prefrontales. M ás bien, es más proba­
do son confrontados con situaciones novedosas y ble alcan zar los fines que se b u scan a través de la
retadoras que requieren desarrollar nuevas estrate­ can alización de la p u lsión en el com portam iento
gias y patrones conductuales y organizarlos en una dirigido a m etas, m otivado y organizado. Parece ser
secu en cia de acciones durante un period o extenso. que la corteza prefrontal es crítica para este p ro ce­
Este d eterioro puede ser la base de la tendencia de so.
los p acien tes prefrontales de com portarse com o si
estu viesen localizad os casi por com pleto en el pre­
sente, en apariencia dom inados por im pulsos m o­ C om p ortam ien to dirigido a m etas
mentáneos, estrategias disponibles inm ediatas y estí­ y estím ulos am bientales
m ulos am bientales actuales (Ackerly, 1964). Sin la
capacidad para desarrollar un com portam iento pla­ El com portam iento adaptativo requiere atención
neado, tem poralm ente integrado, parece que estos tanto a las características del am biente que son rele­
pacientes estuviesen luchando por organizar su con­ vantes para la conducta dirigida a m etas (aten ción
ducta en térm inos de reacciones directas a la in for­ selectiv a) com o inhibir las respuestas a las caracte­
m ación interna y extem a disponible de inmediato. rísticas que no son relevantes a las m etas (atención
Si uno conceptualiza la función básica de la cor­ exclu yente). A m bos procesos son perturbados des­
teza prefrontal en térm inos de la función ejecutiva, pués de lesiones prefrontales.
340 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales

A T E N C IÓ N SE L E C T IV A : C E N T R A R S E EN L O S clusión som atosensorial) contralateral a la lesión. A


E S T ÍM U L O S R E L E V A N TE S PA RA LA TA R EA pesar de que el m ecanism o para esta exclusión debe
Los individuos con lesiones prefrontales tienen defi­ ser com pletamente clarificado, puede ser conceptua-
ciencias en la habilidad para atender a las caracterís­ lizado como una instancia extrem a de enfocar la aten­
ticas del am biente que son importantes para la ejecu­ ción sobre un aspecto particular del mundo sensorial,
ción de la conducta dirigida a metas. En el estudio de en este caso un enfoque de bastante mala adaptación.
Karpov, Luria y Yarbuss (1968), revisado con antela­
ción, observam os esta perturbación b ien representa­ A T E N C IÓ N E X C L U Y E N T E : IG N O R A R L O S E S ­
da en los m ovim ientos oculares desorganizados de T ÍM U L O S IR R E L E V A N T E S A LA TA R EA A sí
los individuos con lesiones prefrontales a quienes se com o la conducta d irigida a m etas requiere centrar
les pidió responder preguntas específicas acerca de la atención sobre las características del am biente
una escena visual. relacionadas con la tarea, tam bién requiere retirar la
O tro ejem plo de deterioro en la h abilid ad para atención de los estím ulos que no están relacionados
atender a las características destacables del ambiente con la tarea en curso. Los in d iv id u os con lesiones
se observa en un estudio de A livisatos (1992). A los prefrontales tien en d ificu ltad p ara h acer esto. Por
sujetos se les dio una tarea de rotación m ental están­ ejem plo, considere una tarea de aprendizaje asocia­
dar en la cual tenían que especificar si una letra rota­ tivo en la cual al sujeto se le dan las siguientes in s­
da, presentada brevem ente, estaba p resen tad a en trucciones: cuando la luz azu l se encienda, oprim a el
una orientación norm al o en espejo. Shepard y Coo- botón rojo; cuando la luz ?vja se encienda, oprima el botón
per (1982) han demostrado que el tiempo de reacción azul. Para efectuar las respuestas correctas, un sujeto
requerido para efectuar una d eterm inación precisa debe su perar las aso ciacion es estím ulo-respuesta
con cern iente a la orientación de la letra blan co es m ás obvias (ver luz azul, op rim ir botón azul, etc.).
función del núm ero de grados que está rotada de la Los individuos con lesiones prefrontales tienen defi­
vertical. A partir de esto, ellos infirieron que los suje­ ciencia en las tareas de aprendizaje asociativo como
tos estaban rotando m entalm ente la letra blanco para ésta que req u iere la in h ib ició n o su peración de las
d eterm inar su orientación. A livisatos (1992) agregó respuestas sobreap ren d id as o au tom áticas al estí­
un com ponente a esta tarea estándar. En algunos mulo. En este sentido, puede decirse que su conducta
ensayos, justo antes de que fuese presentada la letra está asociada a estím ulos. Otro ejemplo de este fenó­
blanco, aparecía una letra clave que siem pre estaba meno se observa en un estudio del efecto de las lesio­
en la orientación norm al (no en espejo) y rotada a la nes de la corteza prefrontal en el Test Stroop, una tarea
m ism a posición que la letra blanco subsecuente. Los que confronta a los sujetos con palabras que son nom­
sujetos determ inaban la orientación de la letra blan­ bres de colores im presos en tinta de un color in con ­
co sim plem ente com parándola con la clave, más que gruente (por ejemplo, la palabra rojo impresa en tinta
su jetarla a la rotación m ental. Si las orientaciones amarilla). A los sujetos se les pide que digan el color
eran las mismas, entonces la letra blanco estaba en la en el cual está im presa la palabra (más que leer la
orien tación norm al. Si eran diferentes, entonces el palabra). Los individuos con lesiones prefrontales tie­
blanco estaba en la orientación en espejo. N o es de nen dificultad para suprimir la tendencia sobreapren-
sorprender, en la condición con clave, que los tiem ­ dida de reaccionar ante las palabras vistas m ediante
pos de reacción en los sujetos norm ales no estu vie­ su lectura y así tienen u n rendim iento pobre en esta
sen relacionados con el ángulo de rotación de la letra tarea (Perret, 1974; Vendrell et al., 1995).
b lanco, debido a que la clave hacía in n ecesaria la Un exp erim en to de G u itton , Buchtel y D ouglas
rotación mental. En contraste, incluso en la condición (1982, 1985) proporciona otro ejem plo de este fenó­
con clave, el tiem po de reacción de los individuos m eno. Los su jetos prim ero tien en que enfocar su
con lesiones prefrontales continuó siendo función del m irada sobre un punto de fijación. Luego aparece un
grado de rotación de la letra estím ulo, lo que m ues­ blan co en alguna parte en el cam po visual hacia la
tra que los sujetos continuaron rotando m entalm ente izquierda o la derecha del punto de fijación. En algu­
la letra estím ulo en vez de usar la inform ación inhe­ nos ensayos, los sujetos tienen que realizar un m ovi­
rente a la clave. m iento sacádico de los ojos h acia el blanco. Las le­
A un cuando la exclusión sensorial unilateral está siones p refron tales no tien en efecto sobre esta res­
asociada con lesiones del lóbulo parietal con más fre­ puesta. Sin em bargo, en otros ensayos los sujetos tie­
cuencia, tam bién se observa en algunos individuos nen que dar el m ovim iento sacádico hacia el punto
con lesiones prefrontales (Damasio, Dam asio y Chui, en el cam po v isu al d irectam en te opuesto al cual
1980; Guariglia et al., 1993). Por lo general, está confi­ apareció el blanco. En esta condición, los individuos
nada al lado del espacio (o el cuerpo, en el caso de ex­ con lesiones prefrontales tu v ieron deficiencia en la
CAPITULO 72 La corteza prefrontal y la regulación de orden superior de l comportamiento 341

habilidad para inhibir los movimientos sacádicos conducta sobre la base de dicha comparación. Esta
hacia el blanco. Además, tras comenzar de manera monitorización y evaluación comparativa puede ser
incorrecta un movimiento sacádico hacia el blanco, autoiniciada, como cuando se evalúa espontánea­
los individuos con lesiones prefrontales tuvieron pro­ mente la prospectiva personal o el comportamiento
blemas en su habilidad para realizar movimientos real, o puede ser iniciada directamente por el ambien­
sacádicos correctivos hacia el campo visual opuesto te, en forma de retroalimentadón explídta.
cuando dicho campo era contralateral al lado de su
lesión. EVALUACIÓN AUTOGENERADA DE LA CON­
Estos hallazgos experimentales indican que la na­ DUCTA E v a lu a c ió n d e la co n d u cta p r o s p e c tiv a
turaleza de la asociación con los estímulos de la con­ Los individuos con lesiones prefrontales tienen defi-
ducta de los individuos con lesiones prefrontales denda en la habilidad para usar su conocimiento de
tiene paralelos sorprendentes en observaciones más ellos mismos y de su mundo para evaluar de manera
naturales de estos pacientes. Ellos tienden a usar los espontánea los efectos futuros de su conducta pros­
objetos que confrontan en su ambiente, aun cuando pectiva. Esto es ejemplificado por el tono inapropia­
no tengan intención previa de hacerlo. Por ejemplo, do de muchas de sus interacciones sociales. Parece
al entrar a la casa de alguien a quien sólo conocen que son incapaces de valorar el probable impacto de
superficialmente y ver cuadros que necesitan ser col­ su conducta sobre aquellos con quienes interactúan
gados, junto a un martillo y clavos, los individuos y así pueden ser rudos o incluso emodonalmente hi­
con lesiones prefrontales pueden comenzar a colgar rientes, aparentemente sin intentar o esperar serlo.
los cuadros, aun cuando tal conducta en este contex­ En el terreno de la conducta dirigida a metas, las le­
to sea socialmente inapropiada (Lhermitte, 1986; siones de la corteza prefrontal con frecuencia pertur­
Lhermitte, Pillon y Serdaru, 1986). Esta tendencia a ban la habilidad para valorar con precisión si un
usar los objetos sin intención previa de hacerlo en el patrón de conducta prospectiva conducirá al logro
contexto es denominada conducta de utilización, y de una meta particular. Esto puede explicar en parte
la tendencia más general de los individuos con lesio­ la tendencia de los individuos con lesiones prefron­
nes prefrontales de depender de las claves del am­ tales de divagar fuera de la tarea, fracasando para
biente para regular su comportamiento ha sido deno­ mantener una estrategia conductual consistente a lo
minada síndrome de dependencia ambiental. Esta largo del tiempo.
tendencia se conceptualiza como una deficiencia en
la habilidad para inhibir la conducta ambientalmen­ Los estudios de estimación
E s tim a c ió n c o g n itiv a
te evocada. De manera alternativa, la base de esta cognitiva proporcionan evidencia experimental que
tendencia puede ser la indisponibilidad de la con­ apoya estas observaciones. Por ejemplo, cuando a
ducta dirigida a metas, generado de manera interna, individuos con lesiones prefrontales se les mostraron
en ausencia de la cual los individuos con lesiones modelos de juguete de objetos como automóviles o
prefrontales regresan al ambiente en busca de guía. refrigeradores y se les pidió estimar el costo del obje­
También sigue siendo posible que el síndrome de to real, una proporción significativa de sus estima­
dependencia ambiental pueda resultar a partir del ciones estuvieron totalmente fuera de lugar (Smith y
efecto interactivo de ambos factores. Milner, 1984). Esto indica un severo deterioro en la
evaluación autogenerada de sus estimaciones. Se ha
observado que las lesiones prefrontales deterioran la
Integración de la co n d u cta dirigida a m etas metamemoria, la habilidad para estimar la propia
co n sus con secu encias capacidad para recordar. No de manera inesperada,
el deterioro en la evaluación autogenerada de la con­
Los planes son importantes para la conducta dirigida ducta prospectiva se extiende a las valoraciones de
a metas. Sin embargo, los planes no siempre funcio­ estos individuos de su propia habilidad para desem­
nan, una perogrullada que encarna mucho de la peñarse de manera exitosa en un amplio rango de
comedia y la tragedia de la vida. Los planes no siem­ tareas cognitivas y emocionales cotidianas. Ellos
pre producen los resultados esperados y cuando lo tienden a sobrestimar sus habilidades en estas áreas
hacen es posible encontrar que tales resultados, des­ (Prigatano, Altman y O'Brian, 1990).
pués de todo, no ayudan a alcanzar la meta. La con­
ducta adaptativa sostenida a lo largo del tiempo re­ D esca rg a co n ju n ta Lo que puede ser un deterioro
quiere por tanto la comparación de los resultados de análogo en la habilidad para monitorizar el efecto de
la conducta en curso con las metas y submetas pre­ la propia conducta en el terreno sensorio-perceptual-
tendidas y, cuando es necesario, la modificación de la motor ha sido reportado después de lesiones pre-
342 PARTE II Neuropsicotogia de los sistemas funcionales principales

frontales. C onsidere lo siguiente: si coloca su dedo deterioro. Sin em bargo, cuando verdaderam ente se
sobre la esquina de su ojo y suavem ente aplica pre­ enfrentaron al problem a, este proceso de evaluación
sión, el m undo parece moverse. En contraste, si m ue­ fracasó para regu lar su conducta; ellos intentaron
ve sus ojos ligeramente, este fenóm eno está ausente; resolver el problem a antes de recibir el núm ero de
sólo experim enta el m ovim iento de los ojos. Esto claves que ya habían determ inado con precisión co­
sugiere que el sistem a sensorio-perceptual de alguna m o las necesarias para su solución (Miller, 1992).
manera tom a en consideración el m ovim iento ocular
volu n tario, de m odo que los cam bios en la escena M O D U L A C IÓ N D E LA C O N D U C TA EN R E S ­
dentro del cam po visual pueden ser interpretad os PUESTA A LA RETR O A LIM EN TA C IÓ N D IRECTA
com o el resultado de dicho m ovim iento m ás que el C O N C E R N IE N T E A S U S R E SU L T A D O S Tarde o
resultado del m ovim iento del m undo. Este m ecanis­ tem prano, los resultados de la conducta generan
mo hipotético por medio del cual la entrada hacia el retroalim entación directa desde el ambiente respecto
sistem a sensorio-perceptual es integrada con la acti­ a la medida en la cual esa conducta particular es adap-
v idad del sistem a m otor (y la p osición corporal tativa. Una vez que la retroalimentación muestra que
resultante) ha sido denom inado descarga co n ju n ta el com portam iento no funciona (es decir, no tiene el
(Teuber, 1972), y existe evidencia de que la corteza efecto que se pretendía), la persona se enfrenta enton­
prefrontal es im portante para este proceso. Esto pro­ ces con dos problemas: si debe cambiar la conducta y,
viene de un experim ento en el cual los sujetos en un si lo hace, en qué forma. Los individuos con lesiones
cuarto oscuro tenían que ajustar una barra luminosa prefrontales tienen dificultad para resolver am bos
en una posición vertical m ientras sus cuerpos esta­ problemas.
ban inclinados en varias direcciones. Los individuos
con lesiones prefrontales no tuvieron dificultad con C on tin u ación a d a p t a t iv a d e la s e s tr a te g ia s con d u c-
esta tarea cuando sus cuerpos estaban en la posición tu a les En ocasiones es el caso que, a pesar de que la
recta pero tuvieron dificultad para ajustar la barra a conducta aún no ha logrado su m eta pretendida, se
la vertical cuando sus cuerpos estaban en la posición tiene su ficiente retroalim en tación (o m em oria de
in clin ad a (Teuber, 1964, 1966; Teuber y M ishkin, retroalim en tación de esfu erzos sim ilares previos)
1954). E sta d eficien cia parece reflejar una d isocia­ para indicar que lo que se necesita es la continuación
ción en la integración norm al de la inform ación acer­ de dicha conducta. Esto es cierto para tareas largas y
ca de la p osició n corporal, d erivad a de la proprio- extrem adam ente com plejas, en las cuales las etapas
cepción y la entrada vestibular, con la inform ación intermedias proporcionan poca o ninguna recompen­
acerca del m undo externo derivada de la visión (la sa o retroalim entación directa acerca del éxito de las
oscu rid ad del cuarto excluye la v isión com o una estrategias. Las lesiones prefrontales perturban la eje­
fuente de in form ación acerca de la p osición corpo­ cución sostenida de las estrategias conductuales basa­
ral). De manera más general, este deterioro parece ser das sobre el conocimiento y la experiencia previas, en
una instancia particular de perturbación, tras lesiones ausencia de retroalim entación directa y recom pensa
prefrontales, de la integración norm al de la inform a­ inm ediata. Los individuos con estas lesiones fácil­
ción acerca del estado del individuo (posición corpo­ mente divagan fuera de la tarea (o son distraídos por
ral) y el mundo externo (posición de la barra). estím ulos am bientales), abandonando lo que a final
de cuentas habría sido una estrategia exitosa si hubie­
D is c r e p a n c ia en tre c o n o c im ie n to y c o n d u c ta Uno se sido mantenida (Rylander, 1939). Esto se ilustra con
de los sellos distintivos de los efectos de las lesiones un estudio en el cual a los sujetos se les solicitó par­
prefrontales es una discrepancia entre conocim iento ticipar en el .familiar juego de "2 0 preguntas". Como
y conducta. Para todo el m undo existe discrepancia saben los p articip an tes de los v iajes fam iliares lar­
entre lo que se conoce y lo que hace o no se hace. Pe­ gos por carreteras, la m ejor estrategia para este ju e­
ro para los individuos con lesiones prefrontales esta go es plantear preguntas que perm itan a quien res­
d iscrepancia es un aspecto característico de su con­ p onde red u cir sistem áticam en te la categoría a la
ducta. Esto es ejemplificado por un estudio que mos­ cual pertenece el objeto m isterioso. Los individuos
tró una disociación entre la valoración precisa de la con lesiones prefrontales tienen dificultad para eje­
conducta prospectiva requerido y la conducta subse­ cutar esta secuencia de preguntas sistem áticas. A de­
cuente real. Los individuos con lesiones prefrontales más, si son capaces de determ inar que el objeto m is­
al principio m ostraron ser precisos al estim ar el terioso es, por decir, un anim al, abruptam ente pue­
núm ero de claves que necesitarían para resolver un den abandonar esta estrategia de reducción y conje­
problem a. Así, en este caso, su evaluación autogene- turar que se trata de un autom óvil (Grafman, Sirigu
rada de la conducta prospectiva requ erid a no tuvo et a l , 1993).
CAPITULO 12 La corteza prefrontal y la regulación de orden superior del com portamiento 343

R e v is ió n a d a p ta tiv c i d e la s e s t r a t e g ia s c o n d u c tu a - m ente contribuya al deterioro en el rendim iento de


le s Si alcanzar las m etas en ocasiones significa h a­ los individuos con lesiones prefrontales en las tareas
cer m ás de lo m ism o, con m ás frecu en cia sign ifica de aprendizaje de lab erin to visual (M ilner, 1965) y
cam biar de m odo flexible las estrategias conductua- táctil (Corkin, 1965).
les p ara ad ap tarla a los aspectos cam bian tes del En las tareas asociativas condicionales y en las de
am bien te. E l deterioro en esta h abilid ad es uno de aprendizaje de laberinto, la m odificación de la con­
los efectos más m aladaptativos y m ás intensam ente ducta en respuesta a la retroalim en tación conlleva
estudiados de las lesiones prefrontales. Este deterio­ una elección entre un conjunto relativam ente lim ita­
ro es ejem p lificad o por la ejecu ción en el Test de do de alternativas. M ás sensibles a las lesiones pre­
W isconsin de C lasificación de Tarjetas. Com o se ha frontales son las tareas que requieren cambiar de una
visto, los individuos con lesiones prefrontales tienen estrategia conductual h acia otra sobre la base de la
en orm e d ificu ltad en cam biar la base de clasifica­ retroalimentación. El Test de W isconsin de Clasifica­
ción, a pesar de la consistente retroalim entación de ción de Tarjetas es un ejem p lo de tales tareas. Otra
que el exam inador ha cambiado el criterio de clasifi­ tarea que requiere que el su jeto cam bie el conjunto
cación y de que el criterio previam ente correcto de reglas y que sea sensible a las lesiones prefronta­
ahora es incorrecto (Milner, 1963, 1964). Tam bién se les fue desarrollada por O w en y sus colegas (1991).
ha visto que esta tendencia de continuar m antenien­ Prim ero, los sujetos aprenden una discrim inación
do las estrategias conductuales, ante la retroalim en­ visual simple (por ejemplo, entre dos formas negras).
tación que in d ica que ya no son ad aptativas, es En ensayos subsecuentes deben ejecutar esta discri­
denom inada perseveración. m inación y luego aprend er nuevas que involucren
Existen m uchos descubrim ientos experim entales otras form as negras (condición intradim ensional).
que ejem plifican la perseveración. En el capítulo 7 se Conforme el test prosigue, aparecen formas blancas
observó que los individuos con lesiones prefrontales sobreimpuestas sobre las form as negras. A l principio
realizan errores más repetitivos en la tarea de apren­ las formas negras son la base para el aprendizaje de
dizaje de laberinto visual que los pacientes con lesio­ discrim inación y las form as blancas son irrelevantes,
nes del lóbulo parietal o del lóbulo tem poral (Milner, de modo que los sujetos aprenden a ignorar las for­
1965). Esto es, regresan con más frecuencia a la misma m as blancas sobreim puestas. H asta este m om ento,
ubicación incorrecta después de recibir inform ación los individuos con lesiones prefrontales no muestran
de que dicho m ovim iento es incorrecto (véase figura deterioro para aprender las discriminaciones. Luego,
7.28). A dem ás, las lesiones prefrontales están asocia­ sin que los sujetos sean inform ados explícitam ente
das con más instancias de reglas rotas, como hacer un del cambio, el criterio para la discriminación cambia
trayecto diagonal desde una ubicación a otra o fallar a las form as blancas sobreim puestas, y los sujetos
para regresar a la ubicación inm ediata anterior tras deben cam biar en concordancia la base de su apren­
com eter un error (véase figura 7.27). dizaje de discrim inación. La habilidad para realizar
Los errores rep etitivos y la reglas rotas en el este cambio en la base del aprendizaje de discrimina­
a p rend izaje del laberinto visual son in stan cias de ción (condición extradim ensional) es la que es parti­
perseveración en situaciones cuando evitar tal con­ cularmente deteriorada por las lesiones prefrontales.
ducta parecería ser muy simple. Los individuos con
lesiones prefrontales recuerdan las reglas y pueden
verbalizarlas cuando se les preguntan; aunque con­ Síndromes prefrontales
tinúan violándolas, a pesar de la consistente retroa-
lim entación de que responden de m anera incorrecta. Los hallazgos reportados en las secciones preceden­
C on estos problem as, no es sorp ren d en te que las tes m uestran que los efectos de las lesiones prefron­
lesiones prefrontales perturben instancias de in ter­ tales son extrem ad am en te v ariab les; no existe un
acción m ás com plejas entre la retroalim entación y la p atrón de d eterioro que de m anera confiable esté
conducta resultante. Por ejemplo, los individuos con asociado con daño prefrontal. De hecho, se ha visto
lesiones prefrontales tienen deficiencias en tareas de que las lesio n es p refron tales pueden causar sín to ­
aprendizaje asociativo condicional que les requieren m as con trastan tes e in clu so con trad ictorios. P arte
u tiliz a r retroalim en tación de su cond ucta para de esta v ariab ilid ad p arece resu ltar del hecho de
aprender las asociaciones correctas entre los estím u­ que las lesiones a d iferen tes regiones de la corteza
los y las respuestas (Petrides, 1985, 1990). Un d ete­ prefrontal están asociadas con ciertos grupos de sín­
rioro sim ilar en la habilid ad para extraer in form a­ tomas, aunque esta asociación no es del todo abso­
ción que dirija la conducta a partir de la retroalim en­ luta. Estas asociaciones han conducido a la concep-
tación acerca del com portam iento previo probable­ tualización de tres sín d rom es prefrontales, aso cia­
344 PARTE II Neuropsicologfa de los sistemas funcionales principales

dos con lesiones prefrontales dorsolaterales, orbita­ de preocupación acerca del im pacto de su conducta
les y m ediales (Fuster, 1997). Ya se han discutido en sobre otros. Estas conductas han causado que a estos
cierto d etalle m uchos de los sín tom as que con for­ parientes se les compare con personas con sociopatía
m an estos síndrom es. (Blumer y Benson, 1975).

S ÍN D R O M E PR E FR O N T A L D O R S O L A T E R A L SÍN D R O M E P R E FR O N T A L M E D IA L De los tres


Las lesiones prefrontales dorsolaterales con frecuencia grandes síndrom es prefrontales, el m edial es el m e­
están asociadas con dism inución de la excitación ge­ nos consistente y el m enos definido. Sin embargo, las
neral. Tam bién están asociadas con deterioro de la lesiones de la corteza prefron tal m edial, que in clu ­
atención, tanto selectiva como excluyente, y de la con­ yen la circunvolución cingulada, están asociadas con
ducta que en consecuencia es extremadamente vulne­ deficiencia de la atención y perturbación de la motili-
rable a la interferencia. Estas lesiones tam bién están dad. En particular, las lesiones del área m otora suple­
asociadas con apatía, pulsión disminuida, estado de m entaria (AMS) están asociadas con deterioro en la
alerta reducido y estado de ánimo deprim ido. La iniciación y ejecución del m ovim iento de extremida­
memoria de trabajo y la integración temporal de la con­ des y habla, m ientras que las lesiones de los campos
ducta tam bién son deficientes después del daño pre- v isu ales frontales (área 8) están asociadas con tras­
frontal dorsolateral. Los pacientes con estas lesiones tornos en la fijación voluntaria de la m irada. La apa­
con frecuencia se involucran en conductas perseverati- tía es un problem a que tam bién se observa después
vas. La habilidad de planeación está severamente per­ de lesiones de la corteza prefrontal medial. Las lesio­
turbada, como lo está la habilidad para inidar conduc­ nes de la circunvolución cingulada anterior resultan
ta espontánea y deliberada y para mantenerla en forma en h ipocin esia o, con lesiones grandes, en acinesia
necesaria para alcanzar las metas. Puesto que este sín­ total (M eador et a l , 1986; Verfaellie y H eilm an, 1987).
drom e tiene un efecto tan d evastador sobre la fun­
ción ejecutiva, ha sido llamado síndrom e d esejecuti- C O M E N T A R IO A un cuando la idea de que los
vo. Los pacientes con estas lesiones tam bién pueden efectos de las lesiones prefrontales en los hum anos
exhibir exclusión espacial y trastornos de la fijación pueden ser categorizados en los tres síndromes ape­
de m irada. nas discutidos está am pliam ente aceptada en la lite­
ratura clínica, dos advertencias están a la orden. Pri­
S ÍN D R O M E PREFRO N TA L O RBITA L Los parien­ mera, entre los individuos existe considerable varia­
tes con lesiones prefrontales orbitales (ventrales) ción en el efecto de las lesiones en lo que parece ser
m uestran un síndrom e caracterizado por desinhibi­ la m ism a región. Siem pre es posible atribuir esta
ción de las pulsiones y liberación de la conducta de variación a im precisiones en la ubicación exacta de
los m ecanism os reguladores norm ales. Por tanto, en las lesiones en diferentes regiones prefrontales en los
contraste con los pacientes con lesiones dorsolatera­ pacientes hum anos. No obstante, esta variación pro­
les (quienes m uestran pulsión dism inuida, apatía y voca preocupación en torno a la validez de estos sín­
depresión), los pacientes con lesiones prefrontales dromes.
orbitales exhiben expresiones desinhibidas de la pul­ U n segundo problem a con las caracterizaciones
sión, respuestas im pulsivas a los estím ulos am bien­ tradicionales de estos síndrom es, com o los apenas
tales y estado de ánimo elevado. Estos pacientes pue­ presentados, es que se conceptualizan diferendas en
den ser hiperactivos y parecen tener energía ilim ita­ el efecto de las lesiones a diferentes subáreas prefron­
da, la cual dirigen en forma desorganizada. Son pro­ tales en términos de la perturbación de diferentes fun­
clives la conducta im itativa y de utilizadón. Como es ciones esenciales. En consecuencia, las lesiones pre­
el caso con las lesiones dorsolaterales, las lesiones frontales dorsolaterales tradicionalm ente son vistas
orbitales están asociadas con atención deteriorada. como aspectos perturbadores de la cognición, inclu­
Sin em bargo, los problem as de atención asociadas yendo la atención, la m em oria de trabajo, la planea­
con las lesiones orbitales parecen resultar de la inter­ ción, la función ejecutiva y la iniciación del m ovi­
ferencia entre las pulsiones internas y los estím ulos miento. En contrate, las lesiones prefrontales orbitales
externos, más que de un deterioro prim ario de pro­ son conceptualizadas como perturbadoras de los pro­
cesos de control de la atención, com o puede ser el cesos reguladores que norm alm ente inhiben las ex­
caso con las lesiones dorsolaterales. presiones maladaptativas de la pulsión. Aunque estas
Los pacientes con lesiones prefrontales orbitales conceptualizaciones pueden portar una especie de
tam bién tienen más posibilidades que los pacientes sentido metafórico de las diferendas cualitativas entre
con lesiones dorsolaterales de exhibir despreocupa- los efectos de las lesiones a estas dos regiones, no es
d ó n por las convenciones sodales y éticas y una falta claro que capturen con predsión la esencia de los me­
CAPITULO 12 La corteza prefrontal y la regulación de orden superior del comportamiento 345

canismos que cada una de estas áreas apoya. Para ex­ no es guiado por m etas. Una teoría algo relacionada
plorar m ás la cuestión del (los) m ecanism o(s) subya- (Grafmen, 1989) postula que la corteza prefrontal es
cente(s) del funcionam iento prefrontal, a continua­ crucial para la ejecución de acciones que están basa­
ción se consideran teorías del funcionam iento pre­ das sobre el conocim iento del com portam iento que
frontal, con particular atención sobre la hipótesis de es adaptativo en situ acion es particulares, conoci­
Patricia Goldman-Rakic (1987,1992) de que la esencia m iento que ha sido denom inado guiones (Schank,
del funcionam iento prefrontal es la regulación de la 1982). La perturbación de la ejecución de los guiones
conducta por medio del conocim iento de representa­ es un constructo que es consistente con m uchos de
ciones. Se encontrará que los estudios experimentales los efectos de las lesiones prefrontales, como la per­
de los prim ates no hum anos, en quienes es posible turbación de la conducta dirigido a metas.
realizar lesiones localizadas con precisión en subáreas Otras teorías están m ás ancladas en la neurobiolo-
prefrontales discretas, han realizado invaluables con­ gía. Por ejem plo, D am asio y sus colegas (Bechara,
tribuciones a estas formulaciones teóricas. Damasio y Dam asio, 1994; Dam asio, 1994, 1995) han
conceptualizado los efectos perturbadores de las
lesiones prefrontales sobre la capacidad para m odifi­
TEORÍAS DE LA FUNCIÓN PREFRONTAL car la conducta (sobre la b ase de la retroalim enta-
ción) como una disociación en el procesamiento de la
¿Cóm o puede tener sentido el desconcertante arre­ entrada visceral y esquelética por la corteza prefron­
glo de d eficien cias asociadas con las lesiones pre­ tal orbital y la ausencia resultante de una respuesta
frontales en los hum anos? Esta pregunta ha genera­ em ocional del individuo a las consecuencias de la
do una colección igualm ente desconcertante de teo­ conducta personal. Estos investigadores encontraron
rías del funcionam iento prefrontal. Por tanto, los que los individuos con lesiones prefrontales orbitales
problem as asociados con las lesiones prefrontales en fracasaron para m ostrar el incremento en la respues­
los h um anos han sido conceptualizad os com o el ta de conductancia cutánea (un índice de excitación
efecto de un trastorno de atención (Knight, 1984; Lu- autónoma) exhibida por sujetos norm ales, m ientras
ria, 1966,1973; Luria, Karpov y Yarbuss, 1966; Mesu- están en el proceso de elegir conductas que sabían los
lam, 1981), del razonam iento y la planeación (Brick- conduciría a consecuencias negativas. Rolls (1995) ha
ner, 1936; G oldstein, 1949; M ilner, 1964; Shallice, sugerido que la corteza prefrontal orbital participa
1982), de descarga conjunta (Teuber, 1972; Teuber y en la corrección de las respuestas efectuadas ante los
Mishkin, 1954), de un sistem a de atención superviso- estímulos que previamente estuvieron asociados con
ra que regula la activación de esquem as que contro­ reforzamiento. Esta hipótesis está basada sobre estu­
lan la conducta (N orm an y Shallice, 1986; Shallice, dios animales que m uestran que durante la inversión
1982, 1988) y de la habilidad para asir la esencia de del aprendizaje, ciertas neuronas prefrontales orbita­
una situ ación y u tilizar experiencias pasadas para les se disparan durante la fase de extinción, mientras
regular la conducta a través de la instrucción verbal que otras se disparan d urante los intentos que re­
propia o de otro (D enny-Brow n, 1951; L uria, 1966, fuerzan la inversión.
1973; Luria et al., 1966; M ilner, 1964). Los efectos de ¿Qué harem os con estas hipótesis diversas concer­
las lesiones prefrontales tam bién han sido caracteri­ nientes al (los) m ecanism o(s) subyacente(s) pertu r­
zados como el resultado del deterioro en la iniciación bados tras daño prefrontal en hum anos? No existe
y la activación espontánea de la conducta (Jones-Got- una teoría definitiva del funcionam iento prefrontal
m an y Milner, 1977; Kleist, 1934; Milner, 1964). Algu­ que explique todos los efectos conocidos de las lesio­
nos de los efectos de las lesiones prefrontales han nes prefrontales. En un sentido, cada teoría aporta a
sido caracterizados como deterioro en la restricción la com prensión una parte del panorama. Sin em bar­
conductual, em otividad social y particularidades go, existe una teoría que es particularm ente explica­
globales de la personalidad (Brickner, 1936; Luria et tiva: la conceptualización de Goldm an-Rakic de que
a l , 1966; Rylander, 1939). la esencia del funcionam iento prefrontal es la regula­
Algunas teorías conceptualizan el funcionamiento ción del com portam iento por medio del conocimien­
prefrontal en términos de procesam iento cognitivo o to representacional. Este enfoque no sólo proporcio­
de inform ación. Por ejemplo, Duncan (1986) ha con- na un m arco explicativo para la com prensión de la
ceptualizado el funcionam iento prefrontal en térm i­ m iríada de efectos de las lesiones prefrontales, tam ­
nos de la .m ediación de una lista de m etas que un bién ha generado varias hipótesis específicas y em pí­
individuo quiere alcanzar. M uchos de los deterioros ricam ente verificables, cuya prueba probablem ente
observad os después de lesiones prefrontales son logrará el avance significativo de la com prensión del
consistentes con la noción de que el com portamiento funcionamiento prefrontal. Gran parte de la teoría de
346 PARTE II Neuropsicologia de los sistemas funcionales principales

M odelo anim al de función prefrontal

Los prim ates no hum anos prop orcionan el m odelo


anim al m ás adecuado para el fun cion am ien to p re­
frontal. Su relación evolutiva cercana con los hum a­
nos va paralela con una corteza prefrontal relativa­
mente bien desarrollada. Las particularidades super­
ficiales y las grandes áreas citoarquitectónicas de las
cortezas prefrontal lateral y orb ital en el m ono se
m uestran en la figura 12.11. Existen dos im portantes
sellos distintivos sobre la su perficie prefrontal late­
ral: el surco p rin cip al y el surco arcuato. Otras áreas
prefrontales im portantes incluyen la convexidad del
arcuato (cuya p orción an terior tam bién recibe el
nom bre de cam pos v isu a le s fro n ta le s o C V F [FEF,
por sus siglas en inglés]), la con v exid ad p refron tal
superior, la convexidad p refron tal inferior, la corte­
za prefrontal orb ital y la corteza prefrontal m edial.
Se sabe que las lesiones de la corteza prefrontal en
los monos provocan deterioros en las áreas cognitiva
(H arlow et a l , 1952; Jacobsen , 1936), m otivacional
(Bianchi, 1922; Ferrier, 1886) y social (Franzen y
M yers, 1973; M yers, Sw ett y M iller, 1973) que pare­
cen com parables en su com plejidad a las que m ues­
tran los hum anos.

E ST U D IO S IN IC IA LES Las primeras descripciones


de los efectos de las lesiones prefrontales en los monos
(Ferrier, 1886; H itzig, 1874) reportaron una pérdida
significativa de interés en el am biente y deterioro de
la conducta cognitiva y emocional, junto a una pérdi­
da m oderada de las habilidades sensoriales y m oto­
ras. A unque hubo algunos estudios experim entales
tem pranos del funcionam iento prefrontal en m onos
(Bianchi, 1895,1922; Franz, 1907), Jacobsen (1936) diri­
gió los primeros estudios en animales que capturaron
un aspecto esencial de este funcionamiento.

FIGURA 12.11 M apa dtoarquitectónico de Walker (1940) D E F IC IE N C IA EN T A R EA S D E R E SP U E ST A D E ­


de la corteza prefrontal del mono. La vista lateral muestra M O R A D A Jacobsen (1936) encontró que los monos
el surco principal (SP), el surco arcuato (SA) y el surco con lesiones prefrontales tenían severas deficiencias
central (SC). También se muestra la ubicación aproxim ada
en tareas espaciales de resp u esta dem orada. Com o
de los campos visuales frontales (áreas 8A y 45), la con­
se recordará a partir de la discusión en el capítulo 10,
vexidad prefrontal inferior (área 12) y la convexidad pre­
frontal superior (área 9). La vista ventral muestra el tracto
la clásica tarea de respuesta dem orada incluye la pre­
olfatorio (TO) y la corteza prefrontal orbital (áreas 13 y sentación al mono de dos recipientes de comida, lado
14). M uchos investigadores incluyen la porción medial a lado. El m ono observa cóm o es cebado (se coloca
del área 11 y la porción ventral del área 10 com o parte de alimento en el recipiente) y luego cubierto uno de los
la corteza prefrontal orbital. (Tomado de Goldman-Rakic, 1987, recipientes. Luego se baja una pantalla opaca, la cual
p. 400.) bloquea el recipiente de com ida de la vista del mono
durante el intervalo de retención. A l final del in ter­
valo de retención, la pantalla es levantada y el mono
Goldm an-Rakic está basada en hallazgos de los expe­ tiene una oportunidad de responder m ediante el
rim entos con prim ates no hum anos. A continuación descubrim iento de uno de los recipientes de com ida
se regresa a discutir algunos de estos trabajos. (véase figura 10.24). Los m onos con lesiones prefron-
CAPÍTULO 12 La corteza prefrontal y la regulación de orden superior del com portamiento 347

tales tien en extrem as d eficiencias en esta tarea, así debe ser regulada por el conocimiento de representa­
com o en variaciones de la clásica tarea espacial de ciones en la m em oria de trabajo, que se requiere del
resp u esta dem orada, com o la altern ación espacial funcionam iento prefrontal.
dem orada, en la cual el recipiente de com ida que es Se ha observado que en los hum anos la corteza
cebado se alterna entre los ensayos, de m odo que el prefrontal está involucrada en ciertos aspectos de la
m ono tiene que recordar cuál de los recipientes fue memoria, mas no en otros. Éste también es el caso en
cebado en el ensayo anterior. los primates no humanos. Durante algún tiempo esto
Se ha m ostrado que la habilidad para ejecutar es­ pareció confuso y paradójico, pero ahora los científi­
tas tareas demoradas depende de la integridad de la cos han aceptado la id ea de que existen diferentes
corteza prefrontal dorsolateral en am bos h em isfe­ aspectos de la m em oria que son m ediados por dife­
rios, y se ha visto por tanto como una piedra angular rentes sistemas neuronales (véase capítulo 10). En los
p oten cial para la com prensión del funcionam iento m onos, las lesiones prefrontales no perturban las
prefrontal. Sin em bargo, existe considerable desa­ tareas de m em oria asociativa en las cuales el estím u­
cuerdo acerca de la naturaleza de los procesos pre­ lo a ser recordado está presente al m omento de la res­
sentados por estas tareas. Jacobsen (1936) se centró puesta. Un ejem plo de tales tareas es el aprendizaje
en los procesos de m em oria requeridos para la tarea de discriminación visual. El anim al aprende que, por
y m uchos investigadores posteriores han concorda­ decir, el estím ulo con franjas verticales tiene com ida
do con esta noción (Fuster, 1985; M ilner, 1982; Pas- debajo de él, m ientras que el estím ulo con franjas
singham , 1985b; Petrides y M ilner, 1982; Pribram y horizontales no la tiene. La diferencia esencial aquí
Tubbs, 1967). Sin em bargo, otros han sugerido que es que el aprendizaje de discrim inación visual no
las tareas demoradas ponen sobre la m esa otros pro­ requiere una rep resentación interna del estím ulo a
cesos, com o la percepción espacial y la orientación ser recordado; m eram ente requiere la asociación del
(Pohl, 1973; Pribram y M ishkin, 1956), la atención estím ulo visto con la recom pensa. Aunque la distin­
(Kimble, Bagshaw y Pribram, 1965), el control motor ción entre el aprendizaje asociativo y la memoria que
(Teuber, 1972), las cinestesias (K onorski, 1967) y la involucra una representación interna puede parecer
propriocepción (Gentile y Stamm, 1972). algo técnica, tiene enormes implicaciones para el fun­
cionamiento adaptativo de un organismo. El aprendi­
zaje asociativo es su ficiente para perm itir que un
In terru p ción en la co n d u cció n de la co n d u cta organism o responda de m anera adaptativa cuando
p or el co n o cim ien to rep resen tacion al com o está ante estím ulos am bientales destacados. En con­
la e se n cia de la d eficiencia de la respuesta traste, la evolución de la habilidad para guiar la con­
d em o rad a ducta por m edio de representaciones internas de los
estím ulos, más que por los estím ulos reales en sí, es
Parece claro que las tareas de respuesta dem orada fundam ental para la habilidad de guiar la conducta
requ ieren de al m enos tres funciones: a) habilidad por medio de planes.
para acceder a la inform ación relevante al momento M uchos efectos de lesiones prefrontales tanto en
de la presentación; b) habilidad para m antener dicha hum anos como en animales encajan con la hipótesis
inform ación "en línea" durante el intervalo de reten­ de que la esencia del trastorno es una interrupción
ción, y c) habilidad para iniciar las órdenes motoras en la conducción de la conducta por m edio de la
n ecesarias para una respuesta precisa. G oldm an- memoria de representaciones. Por ejemplo, conside­
R akic ha hipotetizado que la esencia del funciona­ re la distracción tan común después de lesiones pre-
m iento prefrontal, incluyendo su contribución a las frontales.,La tendencia de la conducta a ser captura­
tareas de respuesta dem orada, es la regu lación del da por estímulos am bientales que no están relaciona­
com portam iento por m edio del conocim iento de re­ dos con la tarea en curso es consistente con la pérdi­
presentaciones. Por ende, al final del intervalo de da de la habilidad para guiar la conducta por medio
tiem po en la tarea de respuesta demorada, cuando el de representaciones internas. Con la pérdida de esta
anim al es enfrentado con dos recipientes de comida guía interna, el organismo es forzado a depender de
cubiertos, no existe inform ación disponible en el am ­ los estímulos externos presentes en el momento de la
biente externo que pueda usar el anim al para guiar respuesta. La perseveración tam bién puede ser en­
su conducta. Por tanto, para que el anim al elija el tendida dentro de este contexto teórico. D esde esta
recipiente de comida correcto, su elección debe estar perspectiva, refleja el intento del organismo por com ­
basada sobre una representación interna de los even­ pensar la au sencia de la rep resentación interna de
tos previos. De acuerdo con la hipótesis de Goldman- una guía adaptativa basado entonces en las respues­
Rakic, es en estas circunstancias cuando la conducta tas en cualquier program a interno que puede estar
348 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales

actualm ente disponible, aunque en la situ ación ac­ Especialización del su rco principal
tual de la conducta generada por dicho program a en las respuestas visoespaciales
puede estar mal adaptada. dem oradas en m onos
O tros efectos de las lesiones p refron tales en
h u m an os tam bién pueden ser explicados en térm i­ Puesto que las lesiones prefrontales en hum anos no
nos del deterioro en el m ecanism o o los m ecanism os p u ed en ser lo calizad as con p recisió n e in v olu cran
p or m ed io de los cuales las rep resentaciones in ter­ grandes áreas de tejido frontal, es difícil identificar
nas son m antenidas "en lín ea" para guiar la conduc­ regiones p refron tales p articu lares com o en tidades
ta en au sen cia de (o pesar de) los estím u los en el críticas para fun cion es p articu lares. Una de las
am biente. Por tanto, deterioros de respuesta dem o­ m ayores v en tajas de estu d iar a los an im ales es la
rada esp acial análogos a los observad os en m onos posibilidad de realizar pequeñas lesiones bien loca­
se h an reportado en hum anos con lesiones prefron­ lizadas y luego estudiar sus efectos. Esto ha revela­
tales (C horover y Colé, 1966; Freedm an y O scar-Ber- do algu nas esp ecializacio n es de fun ción sorpren ­
m an, 1986). G oldm an-Rakic (1987) ha sugerido que dentes dentro de la corteza prefrontal, de las cuales
la d eficiencia para responder en el Test de W iscon- una de las más im portantes es el hallazgo de que las
sin de C lasificación de Tarjetas tras lesiones prefron­ lesiones con fin ad as al su rco p rin cip al producen
tales tam bién pu ed e ser entend id o dentro de este deficiencia en tareas visoespaciales de respuesta de­
m arco de referencia. En particular, a pesar de que al m orada que son tan sev eras com o las observadas
m om en to del cam bio de categoría ex isten m uchos después de grandes lesiones de la corteza prefrontal
estím u los presentes, éstos no prop orcionan in fo r­ d orsolateral (Blum , 1952; G old m an et al., 1971;
m ación para la respuesta correcta. En vez de ello, el G ross y W eiskrantz, 1964). E n contraste, tal d ete­
su jeto d ebe u sar una rep resen tación in tern a con s­ rioro no es observado tras lesiones a otras áreas de
truida a partir de eventos pasados para guiar su res­ la corteza, in clu yen d o la corteza parietal posterior
p u esta. La clasificació n persisten te d entro de una (H arlow et al., 1952; Jaco b sen , 1936; Pohl, 1973) o
categoría, por otra parte, puede ser efectuada sobre áreas tem porales superior e inferior, del periarcuato
la base de asociaciones estím ulo-respuesta debido a o del área prem otora (G o ld m an et al., 1971; Ja co b ­
que la inform ación concerniente al criterio de clasi­ sen, 1936).
ficación en curso está en disposición inm ediata para Debe enfatizarse que las lesiones del surco princi­
el sujeto. Es este m odo asociativo de la m em oria el pal deterioran sólo la respuesta demorada en aspec­
que los in d ivid uos con lesiones prefrontales con ti­ tos visoespaciales. Por tanto, posterior a lesiones del
núan u tilizan d o en el m om ento cuand o el co n o ci­ surco principal, estos an im ales ejecutaron con nor­
m iento de rep resen tacion es debería gu iarlos para m alidad un amplio rango de tareas de m em oria que
cam biar la categoría. Las respuestas perseverativas no requerían la mem oria de los objetos en el espacio
son el resultado. visual, incluyendo discrim inación de patrones visua­
Dentro del m ism o marco conceptual, el deterioro les (Passingham, 1972), aprendizaje de características
en el Test Stroop (Perret, 1974) puede ser interpretado de objetos (Shallice, 1982), in versión de la discrim i­
como una falla para conservar "en línea'Tas instruc­ n ación de objetos (G oldm an, 1971), alternación
ciones de la tarea, perm itiendo el predom inio de demorada de objeto (M ishkin et al., 1969), igualación
m ecanism os m ás autom áticos. El problem a para re­ a la m uestra dem orada (M ishkin y M anning, 1978),
cordar el orden tem poral de los eventos pasados, "go-no-go" (Goldman et al., 1971), tareas de discrim i­
como la secuencia de las propias respuestas pasadas, nación condicionales (Passingham , 1985a) e iguala­
también puede ser entendido dentro de este marco de ción interm odal (Petrides e Iversen , 1976). A unque
referencia (Milner y Petrides, 1984; Petrides y Milner, m uchas de estas tareas requieren m em oria de repre­
1982). Las tareas como la Torre de Londres (Shallice, 1982), sentación (porque no existen claves disponibles al
la cual requiere el análisis de una m eta en subm etas m om ento de la respuesta), ellas no requieren la
que deben ser seguidas en un orden particular, depen­ representación de inform ación visoespacial. A dem ás
den de esta capacidad. Más aún, el deterioro tras lesio­ de dem ostrar la función especializada del surco prin­
nes prefrontales en las tareas que requieren la genera­ cipal para la m em oria de trabajo en el terreno visoes­
ción de respuestas novedosas, como la fl.uid.ez verbal pacial, estos descubrim ientos m uestran que la defi­
(Milner, 1964) y la fluidez de diseño (Jones-Gotman y Mil­ ciencia en la respuesta dem orada asociada con estas
ner, 1977), puede ser entendida como un deterioro en lesiones no se debe a problem as sensoriales o m oto­
la capacidad para conservar "en línea" la inform a­ res, perturbación m otivacional, pérdida de m em oria
ción, incluyendo las instrucciones de la tarea y las global o la dificultad o com plejidad generales de las
estrategias facilitadoras que guíen la conducta. tareas de respuesta demorada.
CAPÍTULO 12 La corteza prefrontal y /a regulación de orden superior del comportamiento 349

El registro de actividad unitaria en el surco princi­


pal ha producido hallazgos consistentes con este
panorama. Algunos de estos datos fueron presentados
en el capítulo 10, donde se discutió la tarea visoespa-
cial de respuesta demorada que involucra movimien­
tos oculares, desarrollada por Goldm an-Rakic (1987,
1992) y sus colegas. A partir de éste y de otros estudios
(revisados por Fuster, 1997, pp. 102-149) es claro que
ciertas neuronas en el área del surco principal se dis­
paran durante el intervalo de retención, lo que mues­
tra su participación en procesos subyacentes al mante­
nim iento de la inform ación durante dicho intervalo.
A dem ás, estas neuronas codifican la ubicación del
estímulo a ser recordado, de modo que neuronas par­
ticulares responden a la aparición previa de un estí­
mulo en una ubicación específica (véase figura 10.27).
M ás aún, la actividad de algunas neuronas en el área
del surco principal refleja la posición del estímulo en
relación con los ejes arbitrarios definidos por el cuer­
po, más que a la posición absoluta del estímulo. Estas
características de disparo sugieren que las neuronas
prefrontales codifican información altamente procesa­
da que es el producto de la integración de la informa­
ción acerca de la posición corporal y la inform ación
acerca de los aspectos espaciales del ambiente.
FIGURA 12.12 Interconexiones subárea-subárea de las
A C C E SO A LA IN F O R M A C IÓ N ESPA C IA L: C O ­ cortezas parietal y prefrontal en el mono que pueden ser
N EX IO N ES PREFRO N TA L-PA RIETA L ¿De dónde esenciales para la memoria de trabajo espacial. SP, surco
viene esta inform ación espacial? La respuesta es la principal; SArc, surco arcuato; SIp, surco intraparietal.
(Tomado de Goldman-Rstkic, 19S7, p. 385.)
corteza parietal posterior. La evidencia para esto pro­
viene de la im portancia de la corteza parietal poste­
rior para el procesam iento espacial (véase capítulo 7)
y la sim ilitud de las características de disparo de las que codifican la in form ación espacial aum entan su
neuronas en el surco principal y las neuronas en la tasa de disparo sólo cuando la inform ación debe ser
corteza parietal posterior (Andersen, Essick y Siegel, recordada, no cuando la inform ación está disponible
1985; M ountcastle ex al., 1984). Es cierto que las lesio­ durante el intervalo de dem ora (fuster, 1973; Kojima
nes prefrontales están asociadas con deficiencias en y Goldm an-Rakic, 1984). M ás aún, incluso en condi­
varias tareas que tienen un com ponente espacial, ciones de demora, la tasa de disparo de estas células
com o el aprendizaje de laberinto (Corkin, 1965; M il- no está relacionada con la ejecu ción real de la res­
ner, 1965), la habilidad para ajustar una barra lu m i­ puesta. Por tanto, parece que las deficiencias en las
nosa a la vertical en un cuarto oscuro cuando la cabe­ tareas espaciales asociadas con lesiones prefrontales
za y el cuerpo están inclinados (Teuber y M ishkin, tienen que ver con la representación y la m anipula­
1954) y varias tareas de respuesta dem orada. La ex­ ción en la m em oria de trabajo de la información acer­
clusión visoespacial tam bién se percibe tras algunas ca de la localización espacial, m ás que con el proce­
lesiones prefrontales (Dam asio, D am asio y Chui, sam iento espacial o m otor per se.
1980; H eilm an y Valenstein, 1979). Sin em bargo, los Investigacion es anatóm icas han establecido la
individuos y anim ales con lesiones prefrontales no existencia de grandes conexiones entre corteza parie­
m uestran deficiencia en las tareas que valoran el fun­ tal y prefrontal (Bailey et al., 1944). A dem ás, los
cionam iento sensorio-perceptual básico en el terreno m étodos desarrollados m ás recientes han revelado
espacial, com o puede ser la d iscrim inación de la una precisa red de conexiones, topográficam ente
localización espacial o el m ovim iento ocular del organizada, entre regiones particulares de la corteza
punto de fijación hacia un blanco periférico cuando parietal y áreas específicas del surco principal (Bar­
no está involucrada demora alguna (Goldman-Rakic, bas y M esulam , 1985; P andya y Seltzer, 1982; Petri-
1987). A dem ás, las neuronas en el surco principal des y Pandya, 1984). En particular, el área 7a está
350 PARTE II Neuropsicologia de los sistemas funcionales principales

in tercon ectad a con el fu n d u s (fondo) y la porción posible que futuras in v estig acion es revelarán las
inferior de cada lado del surco principal; el área 7m diferencias entre la inform ación visoespacial portada
está in tercon ectad a con la orilla dorsal del surco por las áreas 7a, 7m y 7ip hacia sus respectivos blan­
principal; el área 7b está interconectada con la orilla cos prefrontales.
ven tral del surco principal, y el área 7ip, en la por­ Las interconexiones parietal-prefrontal que se han
ción caudal del surco intraparietal, está interconecta- discutido incluyen fuertes proyecciones recurrentes
do con la punta caudal del surco principal (figura prefrontal-parietal (Cavada y Goldm an-Rakic, 1985;
12.12). Schw artz y G oldm an-R akic, 1984). A unque la fun­
Estas conexiones parietal-prefrontal están organi­ ción de estas conexiones recurrentes no está comple­
zadas com o un conjunto de vías paralelas, dando pie tam ente com prendida, al m enos ellas m ism as p re­
a la cuestión de si cada vía transm ite tipos específi­ sentan dos posibilidades. Prim era, este circuito red -
cos de in form ación . Un exam en de las respectivas proco parietal-prefrontal puede ser parte de un cir­
áreas parietales sugiere que éste es el caso. Por ende, cuito reverberante que m ed ia el m antenim iento a
las áreas 7a y 7m reciben p royecciones directas corto plazo de las representaciones visoespaciales. Es
desde las áreas de asociación visual, inclu yendo el tentador elaborar la esp ecu lación adicional de que
área 19 y el área PO. Las células en el área 7a respon­ sim ilares circuitos reverberantes entre áreas específi­
den a estím u los visuales y algunas son activadas cas de la corteza prefrontal y regiones específicas de
cuando el anim al m ueve sus ojos y m anos hacia un la corteza posterior su byazcan a otros tipos de m e­
objeto. Esto sugiere que dichas células cod ifican la moria a corto plazo. Tal noción es consistente con la
ubicación espacial de los estím ulos relativos a la po­ evidencia de que áreas prefrontales específicas ju e­
sición corporal. Las áreas 7a y 7m tam bién reciben gan un papel crucial en terrenos específicos de la
entrada desde áreas del surco tem poral superior, y m em oria de trabajo (véase la siguiente sección) y que
el área 7a recibe entrada desde el área polisensorial regiones específicas de la corteza posterior están
tem poral superior. Com o su nom bre lo ind ica, las involucradas en tipos espedficos de m em oria a corto
neuronas en esta área responden a m ás de una m o­ plazo (véase el capítulo 10). M ás aún, la m ediación
dalidad. A q u ellas que respond en a en trad a visual de la m emoria de trabajo por m edio de un m ecanis­
por lo gen eral tienen grandes cam pos receptivos y mo que involucra drcuitos reverberantes entre áreas
son sensib les a la dirección de m ovim iento de los posteriores (que m edian el procesam iento perceptual
estím ulos. Estas características sugieren que las afe- de la inform ación del estím ulo) y áreas prefrontales
rencias del lóbulo tem poral a las áreas 7a y 7m están (involucradas en la organ ización de la acción con
m ás im plicadas en la orientación y la función espa­ base en dicho procesam iento) parecería ser más clara
cial que en el patrón de reconocim iento, aunque y m enos proclive al error que un m ecanism o que
algunas neuronas en el área polisensorial tem poral requiriese la recodificación de la inform ación a ser
superior sí responden a patrones visuales, incluyen­ recordada.
do rostros. El área 7ip recibe proyecciones desde el Segunda, las conexiones recurrentes prefrontal-
área PO y desde áreas v isu ales correspondientes a parietal tam bién participan en los procesos de aten­
V2, V3 y V 4. Tam bién recibe proyeccion es desde ción y proporcionan un m ecanism o regulador para
áreas del lóbulo tem poral que se cree están involu­ seleccionar, ajustar y m antener el flujo de la informa­
cradas en el procesam iento visoespacial. ción relevante desde la corteza parietal hacia la cor­
Las características de disparo de las neuronas en teza prefrontal. Tal m ecanism o podría entonces par­
7a, 7m y 7ip, así com o la n atu raleza de la entrada ticipar en dirigir la atendón hacia las peculiaridades
que reciben, sugiere que estas áreas parietales están del estímulo que son relevantes para la tarea en cur­
in v olu crad as en la transform ación de la entrada so, además de m antener el acceso a las representacio­
v isu al en coordenad as espaciales. En contraste, las nes de estas peculiaridades durante el periodo de de­
neuronas en el área 7b reciben sólo entrada dispersa mora. Esta hipótesis se ajusta con la evidencia de que
desde las áreas de asociación visual, recibiendo entra­ la corteza prefrontal está in volu crad a en la m edia­
das más bien desde la corteza somatosensorial prima­ ción de la atención selectiva (Rnight, 1984; Knight et
ria, la corteza somatosensorial suplementaria y el área al., 1981).
5 de los lóbulos parietales. Como se esperaría a partir
de la naturaleza de esta entrada, las neuronas en 7b A C C E SO A LA M E M O R IA A LA R G O PLA ZO :
responden principalm ente a estim ulación cutánea. C O N EXIO N ES PR EFR O N TA L-LÍM BIC A La regu­
Por tanto, al m enos se encuentra cierta especificidad lación del com portam iento por parte de la corteza
de m odalidad entre las vías paralelas desde la corte­ prefrontal es una función de unión de al m enos dos
za p arietal hacia la corteza prefrontal. Tam bién es fuentes de inform ación: a) la inform ación acerca del
CAPÍTULO 12 La corteza prefrontal y la regulación de orden superior de! com portam iento 351

entorno inm ediato que llega a la corteza prefrontal surco principal al m ostrar selectividad espacial, ya
vía rutas transcorticales, un ejemplo de las cuales ape­ que algunas neuronas hipocám picas son más activas
nas se ha discutido, y b) la información en la memoria cuando la clave es colocada a un lado o al otro del
a largo plazo que requiere de m ecanism os hipocám - animal (Watanabe y Niki, 1985) y otras neuronas son
picos. Durante largo tiempo los efectos de las lesiones m ás activas cuando el anim al efectúa una respuesta
hipocám picas sobre la m em oria espacial parecieron en una dirección particular (Wilson, Brown y Riches,
ser específicas de la especie; se reportó que las lesio­ 1986). La sem ejanza de la actividad prefrontal por
nes hipocám picas perturbaban la m em oria espacial parte de las neuronas hipocám picas también es con­
de roedores (Gaffan et al., 1984; O 'K eefe y N adel, sistente con el descu brim iento de que las lesiones
1978) m as no en prim ates (Waxler y Rosvold, 1970). prefrontales y las lesiones hipocám picas en los
Sin embargo, ahora es claro que lesiones combinadas hum anos producen deterioros sim ilares en la ejecu­
del hipocam po y la amígdala en primates causa dete­ ción de una tarea de autoordenam iento que requiere
rioro en tareas de respuesta retardada con dem oras de la m em oria de trabajo para los eventos que ocu­
de 15 segundos o más (Zola-M organ y Squire, 1985). rren a lo largo de un periodo relativamente largo (Pe-
Por tanto, se requiere la integridad del surco princi­ trides y Milner, 1982).
pal tanto para dem oras cortas (m enos de 15 segun­ El concepto de una relación funcional cercana
dos) com o para largas, mientras que la integridad de entre la corteza prefrontal y corteza límbica también
las estructuras tem porales mediales se requiere para es consistente con la evidencia anatóm ica de exten­
dem oras largas. En consecuencia, es razonable con­ sas conexiones entre estas dos regiones (figura 12.13).
cluir que las neuronas del surco principal portan El surco principal envía proyecciones directas hacia
inform ación hacia el hipocampo para alm acenam ien­ la corteza entorrinal (la com puerta al hipocam po),
to durante condiciones de demora más extensas. vía el fascículo fronto-occipital, y relevos multisináp-
Esta noción es apoyada por el descubrim iento de ticos hacia la corteza entorrinal, vía la corteza a n g u ­
que el registro de actividad u nitaria de neuronas lada anterior y posterior y la corteza parahipocámpi-
hipocám picas en monos que realizaban una tarea de ca. Virtualm ente todos los blancos hipocám picos de
resp u esta dem orada reveló un perfil de actividad la corteza prefrontal en vían conexiones de retorno
neuronal semejante al observado en las neuronas del hacia la corteza prefrontal. Estas conexiones de retor­
surco principal. Por tanto, al igual que las neuronas no (recurrentes) pueden proporcionar rutas para la
del surco principal, algunas neuronas hipocám picas transm isión de in form ación en la m em oria a largo
m uestran un m ayor nivel de activid ad durante el plazo, ingresada por el hipocam po, hacia áreas pre­
periodo de dem ora de los ensayos de respuesta de­ frontales y pueden por tanto ser componentes de un
m orada que durante otros com ponentes de la tarea. m ecanism o por m edio del cual esta inform ación
A dem ás, en las tareas de dem ora espacial, las neuro­ podría influir la salida m otora final regulada por la
nas en el hipocam po se asemejan a las neuronas en el corteza prefrontal. También son de particular interés

FIGURA 12.13 Algunas grandes conexiones


Corteza prefrontal entre la corteza prefrontal y el hipocampo. Las
conexiones mostradas incluyen entrada directa
S u rco principal y multisináptica desde el surco principal hada
la corteza entorrinal, conexiones de regreso
desde el hipocampo hacia la corteza prefrontal
C o rteza a n g u la d a y entrada prefrontal orbital hada el presubicu­
anterior y posterior
lum (no se muestran las conexiones entre estas
C o rtez a orbital
I
C o rteza p arah ip o cám p ica
estructuras y la corteza posterior).

J
C o rtez a entorrinal

P resu b icu lu m

Estructuras
s u b c o rtic a le s
352 PARiE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales

las proyecciones desde la corteza prefrontal orbital gram ación y la ejecución de actos m otores específi­
h ad a el presubiculum, una gran salida del hipocam ­ cos. Estas estructuras incluyen los ganglios basales,
po hacia las estructuras corticales y subcorticales. Las el colículo superior y las cortezas premotora y m oto­
term inales prefrontales en esta área están en una po­ ra suplem entaria. Adem ás, la corteza prefrontal red -
sición para regular, o fundonar como com puerta pa­ be extensos aferentes desde n ú d eo s talám icos que, a
ra la salida del hipocampo, proporcionando conexio­ su vez, redben entradas desde los ganglios basales y
nes anatóm icas que pueden contribuir a la regula- el colículo superior. Esta en trad a talám ica parece
d ón prefrontal de la influenda de la m em oria a largo proveer a la corteza prefrontal con retroalim entadón
plazo sobre el comportamiento. concerniente al efecto de su activid ad reguladora
sobre estructuras involucradas m ás directam ente en
F U N C IO N E S D E C O N T R O L M O T O R D E LA la ejecución de la acción. En las siguientes secciones
C O R T E Z A PREFRO N TA L: EL IN IC IO Y LA IN H I­ se consid erarán cada uno de estos m ecanism os de
B IC IÓ N D E LA A C C IÓ N Se ha v isto que una influenda prefrontal sobre la función motora.
p ecu liarid ad d estacable del daño a la corteza pre­
frontal es la ausencia de deterioro m otor prim ario, V ías c o r t ic a le s - e s t r ia d a s G ran parte de la corteza
junto con una perturbación de los aspectos organi­ cerebral proyecta hacia el caudado y al putam en (lla­
zativos de orden superior de la conducta, perturba­ m ados en conjunto el neoestriado). A esto se le cono­
ción que se ha caracterizad o com o la in terru p ció n ce como el sistem a cortical-estriado. La corteza pre­
en la con d ucción de la conducta por m ed io del co­ frontal, en p articu lar el su rco principal, proyecta
n ocim iento de representaciones. En in stan cias par­ h acia todas las regiones del n ú cleo caudado y el
ticulares, esta interrupción se m anifiesta com o dete­ putam en rostral (G oldm an y N auta, 1977; Passing-
rioro en la habilidad para inhibir o iniciar la acción. ham , 1985a). Las p ro yeccion es corticales h acia el
En au sen cia de la guía de las rep resentaciones, los neoestriado están m uy ordenadas, con cada su bdi­
individuos con lesiones prefrontales pu ed en fraca­ visión citoarquitectónica de la corteza proyectando
sar para inhibir el uso de una estrategia que previa­ h acia una región específica del neoestriado. Luego
m ente ha sido reforzada pero que, debido al cam bio éstos proyectan, vía la su stan cia n igra y luego el
de condiciones, ahora ya no es adaptativa. U n ejem ­ tálam o, hacia la corteza prem otora y de regreso
plo de esto es la clasificació n p ersev era tiv a a una hacia la corteza prefrontal (figura 12.14). Las sinap-
categ oría p reviam ente correcta en el Test de W is- sis estriad o-n igra y n ig ra-talám ica en este circuito
consin de C lasificación de Tarjetas. La perturbación son GABAérgicas y por tanto inhibitorias (Penney y
en la g u ía de las rep resen tacion es tam b ién puede Young, 1981), y prod ucen sin ap sis inhibitorias
p rovocar un aum ento en la v u ln erabilid ad hacia secuenciales dentro del circuito. Este ordenam iento
estim ulación am biental convincente, com o ejem pli­ sugiere un m ecanism o por m edio del cual la corteza
fica la dificultad que tienen los individuos con lesio­ prefrontal puede regular el com portam iento motor.
nes p refron tales para inhibir un m ov im ien to sacá- Un decrem ento en la actividad del estriado activada
dico de los ojos hacia la clave en la tarea antisacádi-
ca de G u itton y sus colegas (1985), an alizad a con Corteza motora
antelación. En am bas instancias, el resultado es una
falla p ara in h ib ir las respuestas in correctas. Sin
em bargo, las lesiones prefrontales tam bién deterio­
Corteza prefrontal ----------- Corteza premotora
ran el inicio y la generación de respuestas correctas,
en particular tareas no estructuradas com o la gene­
ración de listados verbales (Milner, 1964); la inven­
ción de diseños abstractos (Jones-G otm an y Milner,
1977), y la solución de problem as com o la Torre de
L ond res qu e requ ieren el análisis de las m etas en
subm etas y la organización secuencial del com por­
tam ien to para lograr estas su bm etas (Shallice,
1982).
En línea con este papel regulador sobre los aspec­ Sustancia nigra
tos de orden superior del comportamiento, la corteza FIGURA 12.14 Vía cortical-estriada con sinapsis inhibi­
prefrontal no genera acción de m anera directa. Más torias secuenaales, indicadas por IN H , por medio de las
bien regula la salida m otora inhibiendo y facilitando cuales el nivel de actividad de la corteza prefrontal puede
a estru ctu ras directam ente involucradas en la pro­ inhibir o aumentar la actividad de la corteza premotora.
CAPÍTULO 12 La corteza prefrontal y ¡a regulación de orden superior del comportamiento 353

por la corteza prefron tal tend ría el efecto neto de


inhibir la conducta m otora, m ientras que un aumen­
to en la actividad del estriado activada por la corte­
za p refron tal tend ría el efecto opu esto de generar
com portam ien to m otor (véase figu ra 12.14). Las
sinapsis inhibitorias secuenciales en este circuito son
un im p ortante com ponente en la in h ib ición de la
conducta debido a que proporcionan un m ecanism o
m ed ian te el cual una d ism inución en la actividad
prefrontal puede inhibir activam ente la actividad de
la corteza premotora.

V ías c o r t ic a le s - t e c t a le s Las vías desde la corteza


prefrontal hacia el colículo superior constituyen otra
conexión entre la corteza prefrontal y las estructuras
directam ente involucradas en la ejecución del m ovi­
miento. Las capas intermedias y profundas del colícu­
lo superior, que contienen células que descargan en
asociación con los movimientos de la cabeza y los ojos,
recibe conexiones desde la corteza prefrontal, inclu­
yendo el surco principal y los cam pos visuales fron­
tales. Es posible que las capas interm edia y profunda FIGURA 12.15 Circuitos prefrontal-estriado-talámico-
del colículo superior sean puntos en los cuales las prefrontal y prefrontal-tectal-talámico-prefrontal por
neuronas en el surco principal influyan el m ovimien­ medio de los cuales la corteza prefrontal recibe retroali-
to de cabeza y ojos, en particular en relación con la mentadón concerniente a la actividad de las estructuras
in form ación alm acenada. Esto proporcionaría un motoras a las que influye.
m ecanism o que explicaría la tendencia de los indivi­
duos con lesiones prefrontales a d irigir su m irada
hacia la clave (en lugar de hacia el m ism o punto en Aún no se conoce la naturaleza de la entrada que
el cam po opuesto, com o se les instruyó) en la tarea es llevada por la vía talám ica-prefrontal, pero exis­
de m ovim iento antisacádico de G u itton y sus cole­ ten ciertos indicios de la natu raleza de la in form a­
gas. D esde esta perspectiva, este deterioro reflejaría ción que es llevad a. Por tan to, aunque las p ro y ec­
una pertu rbación de la inhibición n orm al de los ciones desde la corteza prefrontal hacia el neoestria-
m ovim ientos de cabeza y ojo m ediados por el tectum do y hacia el colícu lo superior, discutidas p rev ia­
por parte de las neuronas prefrontales involucradas m ente, no son recíprocas, el n eoestriad o proyecta
en la regulación de la conducta a través de la m emo­ hacia el núcleo anterior v en tral y partes del núcleo
ria representacional de las instrucciones de la tarea. m ediodorsal, el cual, a su vez, proyecta hacia la cor­
teza prefrontal. Adem ás, la entrada desde el colícu­
V ías t a lá m ic a s - c o r t ic a le s D urante m ucho tiem po lo superior alcanza la corteza prefrontal vía el pul-
se pensó que el núcleo m ediodorsal del tálamo era la vinar m edial y el núcleo m ediodorsal (figura 12.15).
p royección talám ica exclusiva hacia la corteza pre­ Estas vías proporcionan m ecanism os por m edio de
frontal (Akert, 1964; Freem an y Watts, 1948; Pribram, los cuales la corteza prefron tal puede recibir retro-
C how y Sem m es, 1953; Rose y W oolsey, 1948), y la alim entación concerniente a la actividad de las e s­
corteza prefrontal era definida como aquella porción tructuras m otoras que ella influye. La inform ación
de la corteza que recibía las proyecciones desde el acerca de la activ id ad de las estru ctu ras d ire cta ­
núcleo m ediodorsal. Sin embargo, en años recientes m ente involu cradas en la ejecu ción del m ovim ien­
se ha descubierto que la corteza prefrontal recibe afe­ to es un im p o rtan te co m p o n en te en la regu lación
rentes desde diversos núcleos talámicos, incluyendo del com p o rtam ien to p or m ed io de la corteza p re­
el núcleo anterior, el núcleo anterior ventral y el pul- fron tal. A d em ás, la in teg ra ció n en la corteza pre­
vinar m edial (Kievit y Kuypers, 1977). M ás aún, cada fron tal de esta retro alim en tació n con la in fo rm a­
subdivisión citoarquitectónica de la corteza prefron­ ción desde lo s sistem as se n so ria les puede ser un
tal tiene una entrad a distinta y topog ráficam ente com ponente del m ecanism o hipotético de descarga
esp ecífica desde cada uno de estos núcleos (Gold- conjunta propuesto por Teuber (1972; Teuber y M i­
m an-Rakic y Porrino, 1985). shkin, 1954).
354 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales

C on ex ion es d e la s co r te z a s p re fr o n ta l-p r e m o to ra y de el problema de la espedalizadón de función en la cor­


la s c o r t e z a s p r e fr o n t a l- m o t o r a s u p le m e n ta r ia Las teza prefrontal. Una cuestión particular de interés es si
conexiones entre la corteza prefrontal, la corteza pre- las neuronas en otras regiones prefrontales m edian la
motora y la corteza motora primaria (M I) están bien m ism a función básica que las neuronas en el surco
organizadas. En consecuencia, las áreas som atotópi- principal (pero en diferentes aspectos de la inform a­
cam ente organizadas de la corteza prem otora están ción) o si diferentes áreas prefrontales m edian proce­
con ectad as al área de M I co rresp o n d ien tes a las sos básicamente diferentes. Aunque no hay respuesta
m ism as áreas corporales. A dem ás, las neu ronas en definitiva a esta cuestión existe considerable eviden­
áreas esp ecíficas del su rco p rin cip a l p ro y ectan cia que apoya la hipótesis de que diferentes subdivi­
hacia áreas específicas de la corteza prem otora. Las siones prefrontales realizan la m isma operación básica
n eu ron as p refron tales están p or tanto só lo una de ingresar y conservar la inform ación"en línea" para
sinapsis de distancia de M I. Una relación sim ilar se la guía de la conducta subsecuente, pero que cada
obtiene para las conexiones entre la corteza prefron­ subdivisión está especializada en relación con el
tal, el área m otora suplementaria (AMS) y M I. Tanto dom inio de inform ación procesada. En las secciones
la corteza premotora como el AMS han sido im plica­ siguientes se revisarán algunas de estas evidencias,
das en la program ación m otora. La corteza prefron­ derivadas del estudio de otras tres subáreas prefronta­
tal, por tanto, está en posición para activar o cancelar les: los campos visuales frontales, la convexidad pre­
la liberación de program as motores organizados por frontal inferior y la corteza prefrontal orbital.
dichas regiones. A diferencia del AMS, la corteza pre­
motora y M I, áreas específicas de la corteza prefron­ LO S C A M PO S V ISU A L E S FRO N TA LES Los cam­
tal, no están especializadas para la activación de cual­ pos visuales frontales (CVF) en cada hemisferio cons­
quier grupo m uscular único o cualquier m ovim iento tituyen una región correspondiente a las áreas 8A y
específico. Por ejemplo, en los monos, el surco princi­ 45 de Walker en la porción anterior del surco arcuato
pal es capaz de regular (iniciar o cancelar) respuestas (véase figura 12.11). Los CVF participan en el control
de cualquier parte del cuerpo superior (como cabeza, cortical del m ovim iento ocu lar voluntario (Bruce y
boca y ojos) a los estímulos ambientales. Goldberg, 1984). C incuenta por ciento de las neuro­
nas en CVF descargan por adelantado los movimien­
tos sacádicos visualm ente guiados, y casi la m itad de
O tro s subsistem as prefrontales éstos están activados selectivam ente por blancos
visuales en localizaciones específicas (Bruce y Gold­
En la discusión anterior acerca de los efectos de las berg, 1984, 1985; Bruce et al., 1985). M ás aún, esta
lesiones prefrontales en los hum anos, se observó lo codificación por las n eu ron as de CVF se observa
desconcertante y lo diverso que pueden ser estos efec­ durante el intervalo de dem ora en los ensayos de res­
tos. Tam bién se ha visto que las interpretaciones del puesta dem orada. Por tanto, com o es el caso con las
(los) deterioro(s) fundamental(es) subyacente(s) a es­ neuronas en el surco principal, la actividad de las neu­
tos efectos son diferentes. A partir de la discusión de ronas en los CVF parece codificar las coordenadas de
los m odelos anim ales de funcionam iento prefrontal, un movimiento sacádico voluntario sobre un interva­
se ha visto que las lesiones confinadas al surco princi­ lo de demora. Además, los CVF son similares al surco
pal en el m ono resultan en deterioro específico en principal en cuanto a que las lesiones en ambas áreas
tareas visoespaciales que requieren una respuesta deterioran el m ovim iento ocular demorado hacia los
diferida realizada en ausencia de claves disponibles blancos visuales que ya no están presentes. Asimismo,
inm ediatam ente. G oldm an-Rakic (1987) ha concep- las dos áreas tienen algunas conexiones sim ilares a
tualizado este proceso com o la guía del com porta­ otras estructuras cerebrales, am bas reciben aferentes
miento por medio de una representación visoespacial desde la porción parvocelular del núcleo m ediodor-
a la cual se ingresa y se le m antiene "en lín ea" m e­ sal del tálamo y am bas envían eferentes hacia el neo-
diante las neuronas del surco principal. estriado y el colículo superior. La principal diferencia
Como se ha mencionado, la demostración de tal re­ entre la función de las dos áreas es que los CVF se
lación entre una región específica de corteza prefron­ ocupan de mantener el rastro de la información viso-
tal y una función particular no ha sido posible en hu­ espacial a lo largo del tiem po mientras ésta pertenez­
m anos con lesiones prefrontales debido a que las le­ ca específicamente a los m ovim ientos oculares, m ien­
siones en los hum anos raras veces están restringidas a tras que el surco principal está ocupado por conser­
pequeñas y citoarquitectónicam ente hom ogéneas re­ var el rastro de tal inform ación m ientras pertenezca
giones de la corteza prefrontal. Por tanto, se debe re­ al m ovim iento del ojo y de la m ano. Esto tam bién se
gresar de nuevo a los estudios animales para abordar refleja en el patrón de los eferentes desde las dos
CAPÍTULO 12 La corteza prefrontaI y la regulación de orden superior del com portamiento 355

áreas. La salida motora de los CVF está restringida a jos y responden mejor a estím ulos presentados en la
regiones involucradas en la producción del m ovi­ fóvea (Pigarev, R izzolati y Scandolara, 1979). Esto
m iento ocular, m ientras que el surco principal, ade­ contrasta con el perfil de respuesta de las neuronas
más de enviar eferentes hada los CVF (Barbas y Mesu- en el surco principal. C om o se ha observado, la
lam, 1981; Pandya y Kuypers, 1969), envía salida hacia mayoría de estas células responden m ejor a aspectos
varias regiones im plicadas en la organización del espaciales de los estím ulos presentados en form a
m ovim iento de las partes del cuerpo distintas a los periférica.
ojos, incluyendo AM S, la región del opérculo frontal Se ha dem ostrado una interacción recíproca entre
que representa la musculatura perioral y laríngea, y la la corteza temporal inferior y la corteza de la convexi­
región de la corteza premotora que representa la boca dad prefrontal inferior, que es paralela a la interacción
(M atelli et a i , 1984). Estos hallazgos sugieren que la entre la corteza parietal y la corteza del surco princi­
corteza del surco principal puede estar supraordina- pal, mediante experim entos de enfriamiento (Fuster,
da a los CVF, enviando su salida a varios centros de Bauer y Jervey, 1985). Estos investigadores han m os­
organización m otora, incluyendo los propios CVF, y trado que enfriar la corteza temporal inferior influye
los com anda a la acción o la inacción, dependiendo sobre la actividad de las neuronas en la convexidad
de factores ambientales e internos. Se requiere mayor prefrontal inferior que norm alm ente están activas
investigación para explorar de manera adecuada esta durante la retención de las cualidades no espaciales
posibilidad. del estím ulo, como el color, durante el periodo de
dem ora de una tarea de igualación dem orada. A la
LA C O N V E X ID A D P R E FR O N T A L IN F E R IO R inversa, enfriar la convexidad prefrontal inferior influ­
Una com paración del surco principal con la convexi­ ye sobre la actividad de las neuronas de la corteza
dad prefrontal inferior (véase figura 12.11) propor­ tem poral inferior que norm alm ente están activas
ciona una instancia aún más convincente de la espe- durante tareas de igualación demorada no espaciales.
cialización de función dentro de la corteza prefron- En conjunto, estos hallazgos indican la existencia
tal. La convexidad prefrontal inferior y partes de la de distintos centros de procesam iento prefrontal,
corteza orbital lateral adyacente (área 11) reciben sus uno en el surco principal especializado para la reten­
principales aferentes desde la corteza tem poral infe­ ción de los aspectos visoespaciales de los estímulos y
rior, un área especializada paxa el procesam iento de uno en la convexidad prefrontal inferior especializa­
las peculiaridades visuales como form a, color y otros do en la retención de las peculiaridades visuales de
aspectos no espaciales de los estím ulos. De acuerdo los estím ulos, como la form a y el color. Esta disocia­
con estas conexiones, existe evidencia de que la con­ ción es consistente con el concepto de procesamiento
vexid ad prefrontal inferior está ocupada de la m e­ visual dual en la corteza (M ishkin, U ngerleider y
m oria para las peculiaridades visuales no espaciales Macko, 1983). Desde esta perspectiva, las proyeccio­
de los estím ulos. Por tanto, las lesiones de la conve­ nes dorsal y ventral alcanzarían su destino final en el
xidad prefrontal inferior d eterioran la ejecución en surco principal y en la convexidad prefrontal in fe­
d iversas tareas que requieren la m em oria para las rior, respectivamente.
peculiaridades visuales de los objetos, como la alter­
n ación de objetos dem orada (M ishkin y M anning, C O R T EZ A P R E FR O N T A L O R B IT A L La corteza
1978), la igualación de objetos dem orada y la iguala­ prefrontal orbital (véase figura 12.11) ha sido menos
ción de color dem orada (Jones y M ishkin, 1972, explorada por las técnicas neurobiológicas modernas
M ishkin y M anning, 1978; Passingham , 1972, 1975). que otras áreas de la corteza prefrontal, y su función
Sin em bargo, estas lesiones no deterioran la ejecu ­ por tanto. aún es algo oscura. Sin embargo, ha estado
ción en las tareas espaciales de respuesta demorada. asociada desde hace m ucho con aspectos sociales,
Estos hallazgos, en conjunto con los efectos de las em ocionales y m otivacionales del com portam iento
lesiones del surco principal, revelan una doble diso­ (D enny-Brow n, 1951; Fulton, 1950). Al analizar las
ciación entre los efectos de las lesiones del surco funciones m ediadas por esta estructura, es útil regre­
principal y las de la convexidad prefrontal inferior; sar a una consideración del efecto de las lesiones pre-
las prim eras perturban el rendim iento de las tareas frontales en los humanos.
dem oradas con com ponentes visoespaciales mas no La importancia de la corteza prefrontal orbital para
p ecu liarid ad es visuales, com o form a y color, y las la motivación ha sido resaltada por las observaciones
últim as m uestran el patrón opuesto. Esta disociación del paciente conocido como E.V.R., quien experimentó
tam bién es apoyada por estudios fisiológicos que remoción bilateral de la corteza prefrontal ventrom e­
h an revelado neuronas en la convexidad prefrontal dial después de cirugía de un meningioma orbitofron-
inferior que responden a estím ulos visuales comple­ tal (Damasio, 1994; Eslinger y Damasio, 1985). Tras la
356 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales

cirugía, se encontró que E.V.R. tenía un CI en el rango En la actualidad no existe una prueba del funcio­
superior. Como se ha observado, la ausencia de dete­ nam iento prefrontal orbital que sea tan sensible a las
rioro en los tests estándar de inteligencia no es inusual lesiones en dicha región com o las tareas visoespacia-
en los individuos con lesiones prefrontales. Sin embar­ les dem oradas lo son para las lesiones del surco
go, más sorprendente fue que no se deterioró la ejecu­ principal. Por tanto, las lesiones prefrontales orbita­
ción de E.V.R. para las tareas que eran sensibles a las les en prim ates no hum anos están asodadas con de­
lesiones prefrontales dorsolaterales, incluyendo el terioro en v arias tareas, com o la in versión de o b je­
Test de W isconsin de Clasificación de Tarjetas. En vez tos, aprend izaje de reglas y m em oria de recon oci­
de ello, E.V.R. mostró severo deterioro en la m otiva­ m iento (B ach evalier y M ish kin , 1986; G oldm an,
ción. Parecía que él no tenía m otivación espontánea 1971; M ishkin, 1964). Las lesiones prefrontales orbi­
para actuar, ni program a interno para im pulsarlo tales tam bién afectan la discrim inación olfativa (Ta-
hacia la acción. Si las m etas le eran presentadas de nabe et a i , 1975). Estas tareas no tienen el obvio ele­
manera externa y repetida, activaban acciones relacio­ mento común com partido por las tareas de respuesta
nadas, aun si tales metas no eran realistas y las estra­ visoespacial dem orada, aunque, al igual que aque­
tegias propuestas para su logro no fuesen prácticas. llas tareas, in clu yen una com pleja com binación de
Como consecuencia, E.V.R. era conducido h ad a varias funciones de control sensorial, m nem ònico y motor.
n egod ad ones obviam ente defectuosas. Sin embargo, La conectividad anatómica de la corteza prefrontal
en ausencia de metas presentadas externam ente, él orbital tam bién es m enos com prendida que la del
mantenía una existenda no dirigida, carente de metas. surco principal. Sin embargo, es claro que los aferen­
Finalm ente, aunque la inform adón acerca del estado tes h ada la corteza prefrontal orbital incluyen entrada
em ocional de E.V.R. no fue reportado, los individuos desde la pordón m agnocelular del núcleo mediodor-
con lesiones prefrontales orbitales m uestran afecto sal del tálam o (Fuster, 1997), la am ígdala (Porrino,
superficial y socialm ente inapropiado, y es probable Crane y G oldm an-Rakic, 1981; Russchen, A m arai y
que E.V.R. también lo tuviese. Price, 1985), el polo tem poral (M arkow itsch et al.,
Este cuadro de los efectos de las lesiones prefron­ 1985), regiones olfativas (Yarita et al., 1980) y corteza
tales orbitales, en térm inos del deterioro en la m oti­ entorrinal (Van H oesen y Pandya, 1975; Van Hoesen,
vación ju nto a la preservación de la fu n ción en el Pandya y Butters, 1975). La corteza prefrontal orbital
dom inio cognitivo, difiere m arcadam ente del obser­ tam bién recibe entrada desde el hipotálam o (figura
vado tras lesiones prefrontales dorsolaterales. Sin 12.16). Estos aferentes desde la corteza límbica y desde
embargo, las lesiones a estas dos regiones son simila­ las áreas subcorticales sum inistran a la corteza pre­
res en que ambas provocan perturbación de la regu­ frontal orbital la inform adón olfatoria e interoceptiva.
lación de la conducta cuando no están presentes cla­ Los grandes eferentes prefrontales orbitales inclu­
ves externas, junto a la relativa preservación de la yen la entrada hacia el núcleo caudado, aunque a di­
reguladón conductual por medio de estím ulos exter­ ferentes sectores de aquellos que reciben entrada
nos. Esto sugiere que la d efid end a en la m em oria de desde la corteza prefrontal dorsolateral. Adem ás, se
representaciones tam bién se debe a problem as obser­ sabe que la corteza prefrontal orbital envía proyec­
vados tras lesiones prefrontales orbitales, un punto ciones directas hacia el hipotálam o. De hecho, como
al cual se regresará más adelante. se observó anteriorm ente, la corteza prefrontal orbi-

C o rteza prefrontal orbital N ú cleo cau d ad o


FIGURA 12.16 Prindpales aferentes de la cor­
teza prefrontal orbital desde regiones subcorti­
H ip o tálam o (y p o sib lem en te
otras estructuras q u e co n tro lan
cales y cortical límbica, junto con grandes efe­
la m usculatura a u tó n o m a y los rentes de la corteza prefrontal orbital hada el
m ecan ism o s en d o crin o s) hipotálamo y el núdeo caudado. Estas
conexiones son consistentes con la idea de que
la corteza prefrontal orbital guía las respuestas
autónoma y endocrina (y a final de cuentas la
C o rteza Polo
conducta) sobre la base del conocimiento de
A m ígdala
entorrinal tem poral representadón en el terreno interoceptivo, en
una manera análoga a la forma en la cual la
T álam o H ipotálam o corteza prefrontal dorsolateral guía la salida
dorsom edial
motora somática sobre la base del conocimien­
to de representadón del ambiente.
CAPÍTULO 12 La corteza prefrontal y la regulación de orden superior del com portamiento 35 7

tal es la única área cortical que envía entrada directa para regular esta conducta sobre la base de una res­
hacia el hipotálam o. E s probable que esta conexión puesta em ocional o visceral a sus consecuencias (Be-
sea la ru ta m ediante la cual la corteza prefrontal chara, Damasio y Dam asio, 1994). Bechara y sus cole­
influye la regulación de la m usculatura autónom a y gas interpretaron el deterioro de E.V.R. como una
los m ecanism os endocrinos. Sin em bargo, cuales­ interrupción del proceso de la retroalim entación au­
quiera que sean las conexiones involucradas, existe tónom a por los centros neuronales que contribuyen
am plia evidencia de que la corteza prefrontal ejerce al control de la conducta (perturbación de m arcador
esta in flu en cia. Por ejem plo, la estim u lación de la somático). Esta interpretación puede no ser inconsis­
corteza prefrontal orbital provoca cam bios autóno­ tente con la noción argum entada aquí, de que las le­
mos, com o la lentitud en la respiración, aumento en siones prefrontales orbitales perturban la memoria de
la presión sanguínea e irregularidades del ritmo car­ trabajo para el estado interoceptivo, de modo que las
diaco (H all, Livingston y Bloor, 1977; H off, Kell y representaciones "en línea" de los estados emocional
Carroll, 1963). y motivacional no están disponibles para contribuir a
La ev id en cia de que la corteza p refron tal tiene la guía y organización de la conducta.
acceso a la inform ación concerniente a los estím ulos
in terocep tiv os y olfatorios y que p ro y ecta a áreas
que m edian el funcionam iento autónom o y endocri­ El problem a de la integración
no, sugiere que puede regular la función autónom a en la c o rte z a prefrontal
y endocrina sobre la base del conocim iento de repre­
sentaciones del estado interceptivo en form a análo­ Durante los pasados cien años, las conceptualizacio-
ga a la m anera en la cual la corteza prefrontal dorso- nes del funcionam iento prefrontal han experim enta­
lateral (corteza del surco principal, CVF y corteza de do una evolución. Las visiones tem pranas de la cor­
la con v exid ad prefrontal inferior) reg u la la salida teza prefrontal com o básicam ente hom ogénea en
m otora som ática. Por tanto, de acuerdo con esta hi­ estructura y com o m ediadora de funciones globales
pótesis, la corteza prefrontal orbital participaría en com o inteligencia, personalidad y com portam iento
la gu ía de las respuestas visceral y horm on al al m oral han dado lugar a la visión de que la región
m antener "en línea" el conocim iento de representa­ tiene dos su bd ivision es especializadas, prefrontal
ciones en el terreno interoceptivo-olfatorio, tal como dorsolateral y prefrontal orbital, que m edian el pro­
la corteza prefrontal dorsolateral gu ía la salida cesamiento cognitivo y em ocional, respectivamente.
m otora som ática m ed ian te el m an tenim ien to "en Actualmente se aprecia que la corteza prefrontal está
lín ea" del conocim iento de representaciones acerca altam ente diferenciada en m últiples subdivisiones,
de los eventos pasados. Esta hipótesis es consistente con base en criterios anatóm icos, fisiológicos y con-
con el severo em botam iento del estad o em ocional ductuales. En las secciones precedentes se han exa­
en resp u esta al dolor observado tras lesiones pre- m inado cuatro de tales subdivisiones: el surco prin­
frontales orbitales. Desde esta perspectiva, el em bo­ cipal, los cam pos visu ales frontales, la convexidad
tam iento em ocional posterior a estas lesiones resul­ frontal inferior y la corteza prefrontal orbital.
ta a p artir del fracaso para acceder a la representa­ El problem a de sintetizar los hallazgos recientes
ción cen tral del dolor y el estado v isceral (autóno­ en una teoría general del funcionam iento prefrontal
mo) actual, de m odo que estas representaciones no aún no se ha resuelto. En la discusión se ha seguido
pueden ser traídas "en línea" para influir en el esta­ la hipótesis de Goldm an-Rakic de que todas las sub­
do em ocional, la m otivación y la conducta. Esto con­ divisiones prefrontales regulan los mismos procesos
duce a deficiencias en la m em oria funcional para la esenciales de atención, m em oria de trabajo y control
representación central del forzam iento y el castigo y motor, pero cada uno de ellos lo hace en relación con
para el estado m otivacional y em ocional. Si ésta es diferentes aspectos de la inform ación. D esde esta
la d eficien cia prim aria en las lesiones prefrontales perspectiva, la capacidad para acceder y m antener
orb itales, pod ría exp licar la au sencia de respuesta "en línea" la inform ación que es relevante a la tarea
ante el reforzam ien to y el patrón no esp ecífico de actual es el m ecanism o esencial que subyace a m u­
deterioro cognitivo observado en los individuos con chas funciones de orden superior, como el lenguaje,
estas lesiones. la form ación de conceptos y la planeación. Com o
La idea de que un deterioro en la m em oria de tra­ observam os, ésta es una conceptualización convin­
bajo visceral o em ocional subyace a las deficiencias cente que está b ien apoyada por datos anatóm icos,
observadas después de lesiones prefrontales orbitales fisiológicos y conductuales. Sin em bargo, son posi­
tam bién es consistente con la incapacidad de E.V.R., bles interpretaciones alternativas de los datos dispo­
posterior a lesiones prefrontales orbitales bilaterales, nibles. Por ejem plo, Fuster (1997, pp. 230-238) ha
358 PARTE II Neuropslcología de los sistemas funcionales principales

propuesto que diferentes procesos prefrontales están las representaciones internas (de uno m ism o y del
distribuidos a través de la corteza prefrontal en cen­ mundo) y la acción en el m undo. Como tal, la corteza
tros de m em oria y control m otor d iferentes, con la prefrontal representa el m ayor desarrollo, la apoteo­
corteza prefrontal dorsolateral m ediando los proce­ sis, de las fuerzas de la evolución que han formado el
sos de la m em oria de trabajo y la corteza prefrontal cerebro hum ano com o un regulador sorprendente­
orbital regulando los procesos inhibitorios. M uchos mente versátil y flexible del com portamiento adapta-
de los datos que se h an revisado, in clu yen do el tivo.
hecho de que la corteza prefrontal dorsolateral tiene Este cuadro del fu n cio n am ien to p refron tal ha
conexiones eferentes más directas hacia los grandes surgido de varias líneas de evidencia convergentes.
centros motores somáticos de los que tiene la corteza El estudio de los hum anos con lesiones prefrontales
prefrontal orbital, parecen favorecer la hipótesis de ha revelado un rico, aunque a veces d esconcertan­
G old m an-R akic. Sin em bargo, el tópico no ha sido te, cúm ulo de d atos. É stos in clu y en ev id en cia de
definitivam ente resuelto. deterioro en las áreas de la em oción, la conducta so­
Ya sea que la corteza prefrontal esté com puesta de cial, la m em oria, el pensam iento conceptual, el len­
m últiples subdivisiones que llevan a cabo procesos gu aje, la creativ id ad , p en sam ien to d iv ergente, la
com unes sobre diferentes aspectos de la información planeación, la organización de la conducta dirigida
o que cada subdivisión tenga una función distinta, el a m etas y la rev isión y m od u lació n del com p o rta­
procesam iento de todas las subdivisiones prefronta­ m iento sobre la base de la ev alu ación autoiniciada
les debe ser integrado de alguna m anera en form a y la retro alim en tació n ex tern a con cern ien te a sus
que haga posible un funcionam iento individual con resultados.
una personalidad coherente. Este problem a puede ser Los estudios en anim ales han am pliado la com ­
pensado como una variación del problem a de asocia­ prensión del funcionamiento prefrontal al hacer posi­
ción que desafía la com prensión de los m ecanism os ble el estudio de la actividad fisiológica de las neuro­
neuronales del reconocim iento de objetos, el proble­ nas prefrontales y la relación entre dicha actividad y
m a de cómo el procesamiento de las particularidades la conducta. También han hecho posible estudios más
específicas de un objeto en diferentes subdivisiones detallados y reveladores de la conexiones neuroana-
de la corteza posterior es integrado en un solo con­ tóm icas entre la corteza prefrontal y otras áreas del
cepto. A quí el problema es cómo el procesamiento de cerebro de lo que es posible en humanos. Además, los
los diferentes aspectos del ambiente y los aspectos del estudios en anim ales han hecho posible, a través del
estado em ocional y m otivacional de un individuo, análisis de los efectos de pequeñas lesiones bien loca­
todos procesados en subdivisiones especializadas de lizadas en diferentes subáreas prefrontales, descubrir
la corteza prefrontal, son integrados en form a que ha­ y delinear la especialización de función en la corteza
ce posible la formulación de planes coherentes, adap- prefrontal de monos. Estas evidencias han conducido
tativos, dirigidos a m etas, que consistentem ente re­ a la hipótesis de que la corteza prefrontal apoya los
gulan la acción y secuencias de acciones. procesos de la memoria de trabajo que mantienen "en
lín ea" las representaciones internas del am biente
inm ediato (desde los centros perceptuales posterio­
RESUMEN res) y el am biente pasado (desde varias estructuras
que contribuyen a la m ediación de las m em orias a
En los capítulos previos de este libro se han explora­ corto y largo plazos), junto con las representaciones
do aspectos de la capacidad del cerebro para proce­ del estado motivacional y em ocional interno del orga­
sar in form ación y ejecu tar acción. P or tanto, se ha nismo (a partir de centros de procesamiento límbico).
visto que las regiones posteriores del cerebro (los La integración de estos elementos, vía la memoria de
lóbulos occipitales, parietales y tem porales), al inter- trabajo m ediada prefrontalm ente, genera planes que
actuar con regiones su bcorticales (in clu yen d o las a final de cuentas son expresados en forma de órde­
estructuras lím bicas), m edian un rango extraordina­ nes a los centros motores. Estas órdenes inician, orga­
riam ente am plio de procesos que perm iten la cons­ nizan y regulan el com portam iento sobre la base del
trucción de representaciones in tern as del m undo conocimiento de representaciones.
externo y del estado emocional y m otivacional inter­ Se está investigando la comprensión del papel fun­
no. Tam bién se ha visto que las cortezas prem otora y cional de la corteza prefrontal, la región del cerebro
m otora, en .las regiones frontales posteriores, eje­ que se relaciona más con quién es uno, tanto como ser
cutan y coordinan los m ovim ientos del cuerpo nece­ hum ano com o individuo. N in gun a teoría actual ex­
sarios p ara la acción en el m undo. Entre estos dos plica todas las com plejidades de su funcionamiento.
terrenos yace la corteza prefrontal, la interfase entre No obstante, la hipótesis de que la esencia del fundo-
CAPÍTULO 12 La corteza pret'rontal y la regulación de orden superior del com portamiento 359

n am íento prefrontal es la regulación del com porta­ han generado subhipótesis detalladas y verificables
m iento por medio del conocimiento de representacio­ que han profundizado el entendimiento de la reladón
nes conservadas "en línea" en la m em oria de trabajo entre la corteza prefrontal y la regulación de orden
proporciona un m arco de referencia coherente para superior de la conducta, y sostiene la promesa de con­
los intentos por com prender su función. También se tinuar haciéndolo en el futuro.
La aplicación de la
neuropsicología en áreas
del comportamiento
C A P Í T U L O

Psicopatologia

¿QUÉ ES PSICQPATOLOGÍA? TRASTORNOS DE ANSIEDAD


TRASTORNOS ESQUIZOFRÉNICOS Factores neuroquimicos generales
Descripción Fobias simples
Hipótesis de etiologías múltiples de la esquizofrenia Trastorno de ansiedad generalizada
Factores genéticos Trastorno de pánico
Hipótesis de la dopam ina en la esquizofrenia Trastorno obsesivo-compulsivo
Anorm alidades estructurales gruesas SOCIOPATÍAS
Anorm alidades microestructurales DEMENCIAS
Anorm alidades reveladas por medio de imágenes Enfermedad de Alzheim er: una demencia cortical
funcionales Demencias subcorticales
Anorm alidades neurológicas en la esquizofrenia PROBLEMAS SIN RESOLVER
Funcionamiento neurosicológico en la esquizofrenia La heterogeneidad de las categorías diagnósticas
Hipótesis de que en la esquizofrenia subyace una Hallazgos inválidos
disfunción prefrontal Inferencia de las causas con base en el tratam iento
TRASTORNOS DEL ESTADO DE ÁN IM O efectivo de los síntomas
Trastorno depresivo mayor Desenmarañando causa y efecto
Trastorno afectivo estacional Niveles de explicación
Trastorno bipolar RESUMEN

Los trastornos psiquiátricos mayores pueden afectar seve­ logía se verá que tiene importantes implicaciones para la
ram ente el comportamiento y causar enorm e sufrimiento. actitud hacia estos trastornos y su tratamiento. En sec­
Tam bién son muy com unes; todos conocem os a alguien ciones subsecuentes se examinan los factores biológicos en
a flig id o con un serio trastorno p siqu iátrico, acaso a l­ la esquizofrenia, los trastornos del estado de ánim o, los
g u ien muy cercano. En este capítulo se exam inan algu­ trastornos de ansiedad y la demencia degenerativa, como
nas evidencias que muestran que los factores neurobioló- la enfermedad de Alzheimer. Se pone particular atención
g icos ju eg a n un papel im portante en ciertas fo rm a s de sobre la esquizofi'enia, tanto por la importancia del tras­
psicopotología. Se com ienza con una breve discusión en torno como por la am plia variedad de evidencia concer­
torno a los problem as enfrentados al in ten tar form u lar niente a los factores biológicos en la esquizofi’enia que han
una definición satisfactoria de la psicopatología. Uno de surgido en años recientes. Se termina con un estudio de
estos problem as es el debate entre los enfoques biológico y los problemas en la interpretación de los factores biológi­
psicológico para su comprensión. Al definir la psicopato- cos en la psicopatología.
364 PARTE III La aplicación de la neuropsicologia en áreas del comportamiento

¿Q U É ES PS1COPATOLOGÍA?

Para intentar elaborar una definición de psicopatolo-


gía, es im portante advertir que la propia palabra que
se usa para designar los problem as que la gente
enfrenta tiene connotaciones teóricas. En este senti­
do, psicopatología significa "m alestar (pathos) del alma
(psique)", lo cual indica una enferm edad. Éste es un
con stru cto que reem plazó la idea tem prana, tan
com ún durante todo el siglo xix, de que la gente con
problem as psiquiátricos estaba poseída por espíritus
m alignos o que de algún m odo eran m alos o m oral­
m ente deficientes. El m odelo de enferm edad o médi­
co le quitó la responsabilidad al individuo. Si los pro­
blem as de alguien eran el resultado de una enferm e­
dad, entonces el castigo y la condenación no serían
form as efectivas de tratam iento. Esta visión cambió
la m anera en que era tratada la gente con trastornos
p siq u iátricos, y se convirtió el tratam iento en algo
más hum ano (figura 13.1).
El concepto de enferm edad m ental evidenció ser
algo m ás com plicado. ¿A qué se refiere exactam ente
cuando a la gente con ciertos problemas se le designa
com o enferm a? ¿Se refiere a que en cada caso existe
al m enos una lesión potencialm ente dem ostrable que
es responsable del trastorno? Esta concepción es pro­
blem ática porque m uchos trastornos psiquiátricos no
están acom pañados por anorm alidades físicas cono­ FIGURA 13.1 William Norris encadenado en el Hospital
cidas. Esto ha conducido a algunos a criticar el m o­ de Belén. (Aguafuerte anónima, siglo xix. Colección Clements C. Fry,
delo m édico y a hablar en vez de ello en términos de Yale Medical Library [en Andreasen, 19S4, p. ii¡.)
constru ctos que no connotan salud o enferm edad,
como los problemas de vida (Szasz, 1961). Adem ás, co­
mo se verá en este capítulo, dichos trastornos no tie­
nen correlatos neurobiológicos específicos ni causas
biológicas inequívocam ente establecidas. M ás aún, patologías, sin im portar el nivel de com prensión de
suponga que se acepta el supuesto de que todos los los mecanism os cerebrales subyacentes a ellos.
patrones de conducta están determ inados por esta­ A pesar de que estas distinciones puedan parecer
dos específicos del cerebro, y supóngase adem ás que un poco abstractas y esotéricas, de hecho son de
en el futuro se estará en posibilidad de com prender im portancia crucial debido a que la m anera en que
las bases neurobiológicas de los trastornos psiquiá­ se conceptualice la base causal de la psicopatología
tricos. N o obstante, sigue siendo oscuro dado el ac­ influirá profundam ente en lo que se conciba com o
tual estado del conocim iento, en qué m edida el nivel un conocim iento adecuado de qué son tales trastor­
de an álisis actual es útil para la com prensión y el nos y cóm o se enfocan los in ten tos por lograr su
tratam iento de trastornos psiquiátricos específicos. com prensión. Tam bién in flu ye en cóm o se intenta
Para ilu strar este punto, considere el ejem plo de ayudar a los individuos con d ichos trastornos. U n
Gleitm an (1995) de un individuo quien no tiene inca­ vistazo a la historia de la psiquiatría revela las diver­
pacid ad cognitiva pero no se le ha enseñado a leer. sas concepciones de psicopatología que han existido.
A unque algún día se comprenderá esta falta de habi­ Considere, por ejem plo, la segunda década del siglo
lidad en térm inos de m ecanismos neurobiológicos (o xx. En aquella época Sigm und Freud intentaba com ­
la ausencia de m ecanism os), probablem ente es más prender la psicopatología como el resultado del con­
útil com prender la incapacidad de la persona para flicto dinám ico entre procesos m entales conscientes,
leer sim plem ente en térm inos de la ausencia de la conocidos por el individuo, y los procesos m entales
instrucción en esta habilidad. Un argum ento similar inconscientes que él consideró podían ser inferidos a
puede aplicarse al m enos a ciertas form as de psico- p artir del estu dio y tratam iento de sus pacientes
CAPÍTULO 13 Psicopatologia 365

(Freud, 1940/1949). Freud adoptó este enfoque des­ ser útil para las neurodencias. También en el labora­
pués de abandonar sus prim eros in ten tos para for­ torio de Kraepelin se encontraba Franz Nissl, un psi­
m ular una teoría de la psicopatología con base bioló­ quiatra que desarrolló la tin ción histológica (que
gica. Este intento está ejemplificado por su inconclu­ ahora lleva su nombre), que revela de manera selec­
so P royecto para una psicología científica (Freud, 18- tiva los cuerpos celulares de la neurona y que fue
95/1966). En consecuencia, a pesar de su entusiasta usado por Brodm ann en su análisis citoarquitectóni-
dedicación a la neurobiología en el periodo tem pra­ co de la corteza.
no de su carrera y a su subsecuente intento en el pro­ En la época había razon es para esperar que este
yecto para form ular una teoría neurobiológica de la im portante grupo descubriría algo relevante acerca
psicopatología, Freud, no obstante, llegó a creer que de las causas biológicas de la esquizofrenia y de otros
tales inten tos eran desesperadam ente prem aturos. trastornos psiquiátricos. Com o se mencionó, A lzhei­
Por tanto, él se enfocó en los factores psicológicos mer había identificado anorm alidades neuropatoló-
que contribuyen a la psicopatología, aunque conti­ gicas en los cerebros de personas que habían sufrido
nuó enfatizando la importancia de los factores bioló­ dem encia. A dem ás, pocos años antes, en 1897, R i­
gicos, en particular las pulsiones. chard von K rafft-Ebbing había realizado un im por­
U n ejemplo sólido del énfasis de Freud por los fac­ tante descubrim iento que apoyó los enfoques de la
tores psicológicos es su estudio del caso Schreber, en psicopatología con orientación biológica. Su descu­
el cual intenta comprender un caso de psicosis en tér­ brim iento tenía relación con la condición entonces
m inos de conflictos dinámicos (Freud, 1913/1958). El conocida com o paresia general y ahora conocida
tratam iento consistía en volver conscientes el conte­ como una form a de sífilis. La paresia general estaba
nido y la m otivación inconscientes, de m odo que los caracterizada por un declive general progresivo del
in d ivid uos pudiesen conocerse a ellos m ism os de funcionam iento físico y psicológico, culm inando en
m anera más com pleta y en consecuencia ejercer m a­ cam bios de personalidad, andar perturbado, deli­
yor control consciente sobre sus experiencias y com ­ rios, dem encia y m uerte. La s ífilis es causada por
portam iento. En contraste, ésta tam bién es la década una infección bacteriana cuyos síntomas globales son
en la que Joh n W atson (1913) realizó su argum ento evidentes desde el inido. Sin embargo, en un peque­
de que el único estudio legítimo de la psicología es la ño porcentaje de casos, los signos agudos de la infec­
conducta. Desde la perspectiva conductista, la psico­ ción rem iten y pueden no reaparecer sino años des­
p atología resulta del aprendizaje previo y su trata­ pués de que es contraída la infección. Krafft-Ebbing
m iento debe por tanto involucrar la aplicación de los dem ostró que los pacientes con paresia general te­
principios de la teoría del aprendizaje, como los con­ man una form a de sífilis con establedm iento dem o­
dicionam ientos clásico y operante. rado de los síntom as. Él estableció esto al inyectar
Al m ism o tiempo que estas dos diferentes concep­ m aterial de las heridas de los pacientes sifilíticos en
ciones de las causas de la psicopatología eran defen­ los padentes con paresia general y m ostrar que estos
didas, tam bién surgieron enfoques con orientación últimos no desarrollaban algún tipo de los síntomas
b iológica. El epítom e de estos enfoques fueron los tempranos de la sífilis, con ello probó que los p ad en ­
intentos de Em il Kraepelin por descubrir las causas tes con paresia general ya habían contraído la infec­
n eu robiológicas de la psicopatología, en particu lar ción. Krafft-Ebbing había demostrado, por tanto, que
de la esquizofrenia, o demencia precoz, com o se le co la paresia general, considerada en el siglo xix como
nocía en aquel entonces. Kraepelin (1921) es referido un trastorno psiquiátrico mayor, era causado por una
m erecid am en te en la h istoria de la psicopatología infección bacterian a. H acia 1911, H ideyo N oguchi
por sus m agníficas descripciones precisas y detalla­ había identificado la b acteria específica responsable
das de los síntom as psiquiátricos y sus intentos por de la sífilis, el Treponema pallidum , y el ulterior descu­
clasificarlos en categorías diagnósticas válidas y ú ti­ brimiento de la penicilina propordonó un tratamien­
les. Él es m enos conocido por su intensa in vestiga­ to bastante efectivo para esta enfermedad.
ción en las bases biológicas de la psicopatología, en El que una bacteria pudiese provocar trastorno en
particular de la esquizofrenia. Para dirigir su investi­ el pensam iento, característica de los síntomas psicó-
gación, K raep elin reunió en su laboratorio de M u­ ticos y a final de cuentas la dem encia de la paresia
nich a algunos de los más prominentes neurodentífi- general, ilustra de m an era dram ática la potencial
cos de su época. Entre éstos se hallaba A lois Alzhei- influenda de factores biológicos en la psicopatología
mer, quien había identificado algunos de los correla­ y alentó la esperanza de que podrían ser descubier­
tos neuropatológicos de la enferm edad que hoy lleva tos factores biológicos subyacentes a otros trastornos
su nom bre, y Korbinian Brodmann, cuyo mapa cito- psiquiátricos. No obstante, a pesar de esta atmósfera
arquitectónico de la corteza cerebral ha dem ostrado prometedora y excitante, y a gran cantidad de traba­
366 PARTE III La aplicación de la neuropsicología en áreas del comportamiento

jo de algunos neurocientíficos y clínicos talentosos, trastornos, que tiene una prevalencia de 1-1.5% en la
los resultados de los esfuerzos del equipo de Kraepe- población (Zigm ond et al., 1999, p. 1553). Se estim a
lin fueron decepcionantes. D el laboratorio de Krae- que cerca de 400 000 personas son hospitalizadas por
pelin no surgió ningún correlato biológico confiable esta condición en Estados U nidos de A m érica del
para la psicopatología. U n ejem plo aparentem ente Norte (Black y Andreasen, 1994). La esquizofrenia es,
prom etedor, pero a final de cuentas inválido, que por tanto, un gran problem a de salud y se estima que
surgió de este trabajo, fue el reporte de A lzheim er cerca de 30% de todas (es dedr, no sólo psiquiátricas)
(1913) acerca de la anormalidad celular en la capa III las camas de hospital en Estados Unidos son ocupa­
de la corteza prefrontal en un paciente con esquizo­ das por gente con este trastorno (Andreasen, 1984).
frenia. Se verá que éste no fue el últim o encabezado La esquizofrenia por lo general es crónica. Por tanto,
falso generado por las investigaciones neurobiológi- aunque la gente con el trastorno tenga m omentos en
cas de la psicopatología. que sus síntom as sean m ás o m enos intensos, rara
Se h a m archado a través de estos diversos en fo­ vez se recuperan de m anera permanente. La alta pre­
ques de la psicopatología para colocar en contexto la valencia del trastorno y la naturaleza a largo plazo y
siguiente discusión de los factores biológicos. Esto es extrem adam ente debilitante de sus síntom as con­
im portante porque el clim a actual in telectu al está v ierten su com prensión y tratam iento acaso en la
dividido en una forma que tiende a generar posicio­ más im portante meta de investigación de la psiquia­
nes extrem as en relación con los factores biológicos tría contemporánea.
en la psicopatología. Algunos proclam an que la psi­
copatología está determ inada b iológicam en te de
m anera análoga a las enferm edades físicas y que, en Descripción
consecuencia, todas las estrategias de investigación
deberían ser dirigidas hacia el descubrim iento de los La esquizofrenia es una condición extrem adam ente
factores biológicos y todos los tratam ientos deberían com plicada, con am plia variedad de síntom as. Los
ser dirigidos hacia la m anipulación de tales factores. pacientes pu ed en exh ibir diferentes cuadros sinto-
En contraste, otros enfatizan la im portancia crítica de m atológicos, un hallazgo que ha conducido a la no­
factores psicológicos y sociales, prestando poca aten­ ción, aludida con antelación, de que lo que se refiere
ción a tratam ientos biológicos. Lo que se requiere por esquizofrenia de hecho es un grupo de trastor­
con desesperación son investigadores y clínicos que nos. Lo que es m ás, pacientes individuales pu eden
sean capaces de colocarse en el punto m edio, de exhibir extrem a variabilidad de síntomas a través del
navegar, com o Odiseo, con seguridad entre el Escila tiempo. Las descripciones clásicas de Emil Kraepelin
que ignora los factores biológicos y el C aribdis que (1919, 1921) de la enferm edad que él llam ó demencia
ignora los elem entos psicosociales. En el resto del precoz fueron tan brillantes que todavía podrían ser­
capítulo, apegado al énfasis de este libro, se enfoca­ vir como libro de texto para explicar el trastorno. Sin
rán los factores biológicos en la psicopatología. Sin em bargo, desde las d escripciones de K raepelin, ha
em bargo, no se perderán de vista las necesidades surgido la noción de que existen dos terrenos básicos
finales para un enfoque balanceado y así com pren­ de síntom as en la esquizofrenia: positivos y n egati­
der y tratar a la psicopatología. En lugar de ello, mu­ vos. Ya se ha confrontado esta distinción, prim era­
chos de los descubrim ientos recientes de los correla­ m ente articulada por John H ughlings-Jackson, en la
tos n eu robiológicos de los trastornos psiquiátricos discusión acerca de los efectos de las lesiones cere­
discutidos en este capítulo, tan excitantes como son, brales, en particu lar las de la corteza prefrontal. Se
hacen surgir m ás preguntas de las que responden y recordará que los síntom as positivos son com porta­
refu erzan la necesidad de enfocar el rom pecabezas m ientos que están p resentes pero que no deberían
de estos trastornos desde todos los niveles de análi­ estarlo (por ejem plo, d elirios y alucinaciones) y los
sis potencialm ente fructíferos. Con esta precaución síntom as negativos son com portam ientos que no
en los estudios, se procederá a un exam en de los fac­ están presentes pero que deberían estarlo (por ejem ­
tores neurobiológicos en la psicopatología. plo, tomar cuidado de la higiene personal y desarro­
llar interacciones sociales). Los pacientes con esqu i­
zofrenia m uestran uno o ambos tipos de síntomas.
TRASTORNOS ESQUIZOFRÉNICOS
SÍN T O M A S P O S IT IV O S Los síntomas positivos en
La esqu izofren ia, un térm ino d iagnóstico acuñado la esquizofrenia incluyen delirios, alucinaciones, com­
por Eugen Bleuler (1911/1950), es un trastorno seve­ portam iento gravem ente desorganizado y trastorno
ro que debilita o, m ás probablem ente, un grupo de form al del pensam iento. Los d elirio s son creencias
CAPÍTULO 13 Psicopatología 367

que no están basadas en la realidad. Desde luego, ésta autodirección que ha conducido a algunos a caracte­
es una definición potencialm ente am bigua debido a rizarlos com o "a p a g a d o s". Com o con los síntom as
que la gente razonable puede no estar de acuerdo con positivos, existe considerable variabilidad en lo con­
algunos aspectos de la realidad. Para evitar este pro­ cerniente a la naturaleza y la severidad de los sínto­
blem a, el criterio diagnóstico m ás utilizado para la mas negativos mostrados por los pacientes. También
esquizofrenia, contenido en el M anual D iagnóstico y debería agregarse que un individuo con esquizofre­
Estadístico de los Trastornos M entales, cuarta edición nia puede tener síntom as positivos y negativos.
(DSM-IV) (1994)', de la American Psychiatric Associa­
tion, requiere que las creencias delirantes sean paten­
temente irreales. La creencia de que la gente ha intro­ Hipótesis de etiologías múltiples
ducido pensam ientos dentro de los propios pensa­ de la esquizofrenia
m ientos (inserción de pensam iento) y que controlan
el pensam iento de uno (control de pensam iento) son La extrem a variabilidad del cuadro sintom atológico
ejem plos de creencias delirantes patentem ente irrea­ en los pacientes con esquizofrenia presenta un p ro­
les. Tales creencias con frecuencia son en extrem o blem a para la idea de que la esquizofrenia es un solo
amenazadoras para los individuos que las tienen. trastorno. De hecho, de acuerdo con el DSM-IV, e s
Las a lu cin acio n es son experiencias perceptuales posible que dos personas reciban cada una el diag­
que no están basadas en estím ulos sensoriales. Con nóstico de esquizofrenia sin presentar síntomas tras­
m ayor frecu encia son auditivas, aunque tam bién lapados (American Psychiatric Association, 1994, pp.
pu ed en ser visuales, som atosensoriales, olfativas o 285-286). A dem ás, com o se verá más adelante, no
g u stativas. Éstas deben ser d istinguidas de las ilu ­ existe una sola anorm alidad biológica que haya sido
sio n es, las distorsiones en la percepción que la m a­ encontrada en todas las personas con el diagnóstico
yoría de la gente tendría bajo condiciones de estimu­ de esquizofrenia. Esto sugiere que lo que se refiere
lación particular. en singular como esquizofrenia de hecho es un grupo
El com portam iento gravem ente desorganizado es de trastornos con diferentes etio lo g ías (del griego
la conducta fuera del rango convencional de la con­ aitia, "c a u sa s") y, en consecuencia, diferentes anor­
ducta para un contexto dado que no sirve a ninguna m alidades neurobiológicas subyacentes. Esta noción
función en apariencia adaptativa. El trastorn o fo r­ será desarrollada en seccion es subsecuentes. Por
m al d el p en sa m ien to es la desorganización de la ahora se exam inarán los factores neurobiológicos de
forma de pensar. Esto por lo general se m anifiesta en la esquizofrenia, com enzado con la evidencia de los
las producciones verbales del individuo. El discurso factores genéticos.
se m ueve fortu ita y rápidam ente de u n referente
fragm entario a otro, de modo que las ideas son toca­
das de m anera superficial en lugar de ser desarrolla­ Factores genéticos
das de m anera lógica (asociacion es d é b ile s o po­
b res). El carácter desconectado y desorganizado de Existe bastante evidencia de que factores genéticos
este tipo de h abla ha conducido a algunos a descri­ contribuyen a la esquizofrenia. Uno de los m étodos
birlo com o ensalad a de palabras. Los pacientes que más inform ativos en la exploración de estos factores
exh iben uno de estos tipos de síntom as positivos son los estudios de gem elos, en los cuales la tasa de
pueden o no exhibir otros. concordancia de la esqu izofren ia para los gem elos
m onocigóticos (idénticos) es com parada con la tasa
SÍN T O M A S N E G A TIV O S Los síntom as negativos para los gem elos dicigóticos (fraternos). Tasa de con­
de la esquizofrenia incluyen la aparente ausencia de cordancia es el térm ino técnico para la probabilidad
m otivación (av o lició n ), a isla m ien to so cial, expre­ de que si uno de los gem elos tiene una condición
sión em ocional dism inuida (aplanam iento afectivo), particular, el otro m iem bro tam bién la tendrá. La
expresión verbal dism inuida (alogia), pobreza de ju i­ razón para este m étodos es que si los gemelos m ono­
cio y poca higiene personal. Los individuos con estos cigóticos, quienes com parten todos sus genes, tienen
síntom as con frecuencia exhiben una dism inución m ayor tasa de concordancia que los gemelos dicigó­
general en el nivel de atención, nivel de actividad y ticos, quienes com parten, en prom edio, la m itad de
sus genes, entonces esto constituye evidencia para la
presencia de un factor genético. Los gemelos m ono­
* N.T. Aunque ha aparecido (2000) el DSM-IV-TR, la versión Texto
Revisado del DSM-IV, en el presente libro las referencias y citas a cigóticos tienen una tasa de concordancia para la
los trastornos mentales se realizan con base en la edición no revi­ esquizofrenia de aproxim adam ente 55% , m ientras
sada. que los gem elos dicigóticos tienen una tasa de con­
368 PARTE III La aplicación de la neuropsicología en áreas del comportamiento

cordancia cercana a 10% (Gottesman y Shields, 1972, síntom as de Parkinson que usualm ente inducen es­
1982; Gottesm an, M cG uffin y Farmer, 1987; Tsuang, tas drogas y a partir de evidencia bioquím ica y técni­
Gilbertson y Faraone, 1991). ca de im agen m ás d irecta (Bannon y Roth, 1983;
M ayor evidencia para los factores genéticos de la Crow, 1982a; Sedvall, 1990). D iferentes m edicam en­
esquizofrenia proviene de los estudios de adopción, tos neurolépticos bloquean los receptores a la dopa­
en los cuales son estudiados los niños que están en mina en diferentes grados, y la m agnitud del efecto
riesgo de pad ecer alguna condición y que han sido terapéutico de los diversos neurolépticos es propor­
adoptados poco después de su nacim iento. La razón cional a la m agnitud de su efecto antagonista de la
para los estudios de adopción es que si al rem over a dopam ina (Snyder, 1976). Tam bién consistente con
un infante de un am biente familiar que está correla­ la hipótesis de la dopam ina es el descubrim iento de
cionado con una condición no obstante resulta una que los fárm acos que aum entan la dopamina, como
incidencia de la condición que es m ayor que la línea las anfetam inas, pueden producir estados psicóticos
base, entonces dicho am biente por sí m ism o no transitorios, como puede hacerlo la L-dopa, un pre­
puede explicar la condición. En el caso de la esquizo­ cursor de dopam ina adm inistrado para el alivio de
frenia, aproxim adam ente 15% de los hijos de madres los síntom as de la enferm edad de Parkinson.
esquizofrénicas que han crecido en ese am biente lle­ Al considerar el m ecanism o de la hiperactividad
gan a ser esquizofrénicos. Uno podría especular que de la dopam ina postulado por esta teoría, la eviden­
esta alta in cid encia del trastorno se debe al creci­ cia apunta hacia una superabundancia de receptores
miento con la madre esquizofrénica. Sin em bargo, los a la dopam ina más que a la presencia de m ucha do­
resultados de los estudios de adopción m uestran que pamina. Por tanto, en los pacientes con esquizofrenia
este porcentaje no cam bia para los hijos de m adres no se ha en contrado que los n iv eles de dopam ina
esqu izofrén icas que son adoptados d esp ués de su sean elevados, ni lo han sido los niveles de metaboli-
nacim iento (Kendler y Greenberg, 1984; Kety, 1983; tos de dopam ina, como el ácido hom ovanílico (Zig-
Tsuang et ah, 1991). m ond et al., 1999, p. 1560). En vez de ello, los estu ­
Es im portante en fatizar que, a pesar de que los dios de autopsias y de PET que han m arcado los re­
estudios de gem elos dem uestran la presencia de un ceptores a la dopam ina, han dem ostrado un núm e­
factor gen ético en la etiología de la esquizofrenia, ro de receptores de dopam ina anorm alm ente eleva­
tam bién dem uestran que el trastorno no está comple­ do en los cerebros de las p erson as con esqu izofre­
tam ente determ inado de m anera gen ética. Si lo nia, incluyendo individuos que nunca han recibido
fuese, entonces la tasa de concordancia para los ge­ m edicación antisicótica (A ndreasen, 1988).
m elos m onocigóticos sería de 100%, como lo es para
caracteres genéticam ente transmitidos, com o el color P R O B LEM A S CO N LA H IP Ó T E S IS D E LA D O PA­
de los ojos. A dem ás, los patrones de transm isión no M IN A Existen varios problem as con la hipótesis de
siguen un patrón sim ple, lo cual m uestra que m u­ la dopamina. A unque el efecto antagonista de los fár­
chos genes están involucrados. Hasta el m om ento de m acos antisicóticos sobre los receptores a la dopam i­
escribir este libro, ninguno de estos genes ha sido na es rápido, en el orden de horas, el efecto de estos
identificado de manera concluyente. fárm acos sobre los síntom as de la esquizofrenia es
relativam ente lento y tom a sem anas (Davis, 1978).
Este lapso de tiem po no parece encajar con la hipóte­
Hipótesis de la dopamina en la esquizofrenia sis de que la h ip eractivid ad de la dopam ina es la
causa de los síntom as. Otro problem a para la hipóte­
E V ID E N C IA PARA LA H IP Ó T E SIS D E LA DOPA­ sis de la dopam ina es la d iv ersa respuesta de los
M IN A De acuerdo con la hipótesis de la dopam ina pacientes a los fárm acos antisicóticos, van desde una
en la esqu izofren ia, el aumento anormal de la activi­ m arcada reducción en los sín tom as hasta la nula
dad de la dopam ina en el cerebro es un im portante reducción. A dem ás, com o ya se m encionó, los cua­
factor en la esquizofrenia. El desarrollo de m edica­ dros sintom atológicos altam en te variables se apre­
mentos antiguam ente conocidos como antisicóticos, cian en diferentes individuos con esquizofrenia. No
y ahora denom inados n eu ro lép tico s, com o la clor- es claro por qué la hiperactividad de dopamina debe­
prom acina (Thoracina) y el haloperidol (H aldol), ha ría provocar tales patrones sintom atológicos v aria­
conducido a un significativo control de los síntomas bles. M ás aún, existe u na v ariabilid ad significativa
esqu izofrén icos en m uchos pacientes, aunque de en el patrón de síntom as en cada uno de los indivi­
ninguna m anera el trastorno es curado por estos fár­ duos, en particular a lo largo del curso del trastorno.
macos. Los neurolépticos bloquean los receptores de Por lo general, los síntom as positivos son pronuncia­
la dopam ina. La evidencia para esto proviene de los dos en la etapa tem prana o aguda del trastorno. Esto
CAPITULO 13 Psicopatologia 369

FIGURA 13.2 Alar­


gamiento ventricular
en un paciente con
esquizofrenia. (Tomado
de Andreasen, 1984, p.
16S.)

es seguid o con frecu encia por un largo periodo ca­ conduce a la h ip ó tesis de la in teracción dopam ina-
racterizado por síntom as negativos. De nueva cuen­ serotonina, la cual postula que la anormalidad neu-
ta, no es obvio cómo la hiperactividad de la dopamina roquím ica en la esqu izofren ia involucra sistem as
podría explicar este curso clínico cambiante. tanto dopam inérgicos como serotonérgicos (K apur
Estos problem as sugieren que en algunas instan­ y Rem ington, 1996; M egens y K ennis, 1996). Tam ­
cias la esquizofrenia puede no estar relacionada con bién es posible que los antisicóticos atípicos ejerzan
la hiperactividad de la dopam ina. De m anera alter­ sus efectos m ediante el bloqueo de tipos específicos
nativa ha sido propuesto (Crow, 1982b, 1985) que los de receptores de dopam ina que sólo son bloqueados
síntom as positivos observados en la etapa aguda del de m anera m ínim a por los n eu rolépticos clásicos.
trastorno, están relacionados con una anorm alidad Los últim os bloquean principalm ente receptores D2,
de la actividad de la dopamina, m ientras que los sín­ m ientras que la clozapina, por ejem plo, bloqu ea
tomas negativos, por lo general observados más tar­ principalm ente receptores D4 (Van Tol el al., 1991).
díam ente en el curso del trastorno, son debidos a
anorm alidades estructurales. Se regresará a esta hi­
pótesis en breve. Por últim o, parece probable que Anormalidades estructurales gruesas
para aquellos pacientes esquizofrénicos con anorma­
lidad de la dopam ina, ésta puede no ser la única V E N T R ÍC U L O S A L A R G A D O S Desde los prim e­
anorm alidad neurobiológica subyacente que contri­ ros estudios n eu m oencefalográficos, iniciados des­
buya a su trastorno. pués de 1920, ha existido evidencia de que los ven­
trículos laterales de los pacientes con esquizofrenia
R E FIN A M IE N T O DE LA H IP Ó T E S IS D E LA D O - están alargados. La llegada del reconocim iento por
P A M IN A El d esarrollo reciente de los llam ados TC, el cual produce una estim ación más precisa del
a n tisicó tico s atíp icos, com o la clozapina (Clozaril), tam año ventricular, proporciona la oportunidad pa­
el risperidona (Risperdal) y la olanzapina (Zyprexa), ra una m ejor valoración de esta variable, y los p ri­
ha conducido a un refinam iento de la hipótesis de la m eros rep ortes de alargam iento ventricular en los
d opam ina. E stos an tisicóticos atíp icos parecen ac­ pacientes esqu izofrén icos u san do TC aparecieron
tuar m ed iante el bloqueo de los receptores tanto de poco después del desarrollo de dicha técnica (Johns­
la dopam ina com o de la serotonina, son m ás efecti­ tone et al., 1976; Joh n ston e et al., 1978, W einberger,
vos que los neurolépticos clásicos al tratar a muchos D.R. et a i , 1979). La figura 13.2 muestra los ventrícu­
p acientes con esquizofrenia, en p articu lar aquellos los alargados en un paciente con esquizofrenia. A
con sín tom as pred om in an tem ente negativos. Esto partir de estos reportes iniciales, este hallazgo ha si­
370 PARTE III La aplicación de la neuropsicología en áreas del comportamiento

do reportado en varios estudios (por ejem plo, Crow 20

y Johnstone, 1987; Weinberger, 1995). La naturaleza y


ubicación precisas del daño estructural que causa el
alargam iento ventricular no es clara, aunque se pre­ 15
sum e que refleja una pérdida celular en áreas exten­
sas del telencéfalo.
OSS's» go
En algunos círculos, estos reportes fueron in ter­ -C 10 e

pretados, y aún son interpretados, com o prueba de Media ■■■~-"§I|a—
que la esqu izofrenia es un trastorno cerebral y que s$S °
las variables psicológicas por tanto no participan en
su etiología. Sin embargo, existen dos problem as con Media ■ »»
•SS
ogo
esta conclusión. El prim ero es un problem a general S’_ soS|l
©es©© ogo
OSSg ©se£¡
que se aplica a la interpretación de m uchos de los
hallazgos presentados en este capítulo: la correlación
Controles Ezquizofrénicos crónicos (n = 80)
de un trastorno psiquiátrico con una anorm alidad
(n = 66)
n eu robiológica no necesariam ente sign ifica que la
anorm alidad neurobiológica sea la causa del trastor­ FIGURA 13.3 Proporción ventricular-cerebro en esqui­
no. Es posible que factores psicológicos pueden afec­ zofrénicos crónicos y controles normales. (Tomado de N.R.
tar variables biológicas. Este argum ento tiene más Carlson, 1999, p. 444.)
valid ez cuando se consideran las anorm alidades
neuroquím icas, debido a que se ha llegado a estar
fam iliarizando con el hecho de que los factores psi­
cológicos, como el estrés, tienen influencia sobre las
variables neuroquím icas, como la secreción horm o­ H IP Ó T E S IS D E D O S S ÍN D R O M E S D E LA E S ­
nal. Sin embargo, no existe una razón a priori para ex­ Q U IZ O F R E N IA ¿C óm o d eb en in terp retarse los
cluir la posibilidad de que los factores psicológicos hallazgos de que algunos pacientes con esquizofre­
pued an causar otras anorm alidades psicológicas, nia m uestran ven trícu los alargad os y atrofia corti­
incluso el cam bio estructural. cal, m ientras que otros no los m uestran ? Tim othy
El segundo problem a con el descubrim iento de los Crow (1982a, 1982b, 1985; C row y Johnstone, 1987)
v entrícu los alargados en la esquizofrenia es más propuso que estos h allazgos pu eden significar que
específico a este tem a particular. A l igual que con existen dos procesos p atológicos subyacentes en la
todas las otras variables investigadas durante la his­ esquizofrenia, a los cuales se les ha llam ado Tipo I y
toria de la investigación de la esquizofrenia, el alar­ Tipo II. El T ip o I está aso ciad o con el tam año ven-
gam iento ventricular no se encuentra de m anera pre­ tricular norm al, ausencia de atrofia cortical y sínto­
cisa en todos los pacientes con esqu izofrenia. Esto mas positivos predom inantes; el Tipo I I está asocia­
puede apreciarse en la figura 13.3, la cual m uestra un do con ventrícu los alargados, atrofia cortical y sín­
traslape significativo entre los pacientes con esquizo­ tom as negativos p red o m in an tes. Esta h ipótesis de
frenia y los sujetos norm ales de control en la propor­ dos síndrom es fue apoyada p or los descu brim ien ­
ción del volum en ventricular al volum en cerebral tos previos de que la RVC no estaba correlacionada
total (razón ventrículo-cerebro o RVC). con raza, edad, d uración de la en ferm edad, du ra­
ción de la h o sp ita liz a ció n o tipo de m edicación
A TR O FIA C O RTIC A L Los reconocim ientos con TC antipsicótica (Weinberger, D .R. eta l., 1979). También
de los cerebros de algunos pacientes con esquizofre­ fue apoyada p or el h allazg o de que las m edicinas
nia m uestran evidencia de atrofia cortical (W einber­ antipsicóticas son más efectivas para aliviar los sín­
ger, D.R. et al., 1979). Un ejemplo de esto aparece en tom as p ositiv os de la esq u izo fren ia que los sín to ­
la figura 13.4. Como ocurre con la RVC anorm alm en­ mas negativos.
te alta, la atrofia cortical no se observa en todos los La hipótesis de los dos síndrom es ha sido asedia­
pacientes con esquizofrenia. A quellos pacientes con da por varios problem as. U n problem a es si los dos
evid encia de alargam iento ventricular y/o atrofia tipos representan enferm edades discretas o diferen­
cortical presum iblem ente han sufrid o pérdida de tes fases de desarrollo de u n solo síndrom e. De
tejido neuronal. Sin embargo, esta pérdida parece ser acuerdo con la última visión, el Tipo I, con sus sínto­
difusa en su n aturaleza debido a que no existe ev i­ mas positivos y ausencia de anorm alidad estru ctu ­
dencia de que la anorm alidad está confinada a regio­ ral, representaría la fase tem pran a del trastorno, la
nes particulares del cerebro. cual luego progresa hacia los síntom as negativos y
CAPITULO 13 Psicopatologia 371

FIGURA 13.4 Atrofia cortical en el


cerebro de un paciente esquizofréni­
co. Las líneas oscuras son surcos
ensanchados. (Tomado de Andreasen,
19S4, p. 169.)

anorm alidades estructurales característicos del Tipo teriormente se ha dem ostrado son inválidas. Aunque
II. La evolución de m uchos casos de esquizofrenia tales hallazgos usualm ente son omitidos de las revi­
desde una fase aguda, caracterizada por síntom as siones del conocim iento actual, un breve vistazo a
positivos y m ejoría con m ed icación antisicótica, dos ejem plos puede resultar útil como recordatorio
h acia una fase crónica más larga, caracterizada por de la precaución que se debe tom ar al interpretar nue­
síntom as negativos y ausencia de respuesta positiva vos hallazgos.
a la m edicación neuroléptica, parecería ajustarse con
la noción de que los dos tipos representan diferentes L ó b u lo s p r e fr o n ta le s a n o r m a le s p eq u eñ o s La hipó­
fases de una sola entidad patológica. Por otro lado, tesis de que la disfunción prefrontal es un com po­
se han reportado algunos casos en los cuales los ven­ nente crítico de la esqu izofren ia fue propuesto por
trículos alargados fueron observados en la etapa de Emil Kraepelin (1919) y, com o se verá pronto, existe
establecim iento agudo de los síntom as. Esto sugiere considerable apoyo a tal idea. Por tanto, cuando A n­
que el daño estructural precede al establecim iento de dreasen y sus colegas (1986) reportaron los resulta­
la enferm edad u ocurre durante el prim er episodio, dos de un estudio de M RI en el cual los pacientes con
lo cual es consistente con la noción de que la presen­ esquizofrenia teman lóbulos frontales anormalmente
cia o ausencia de anormalidad estructural es un mar­ pequeños, este descu brim iento encajó bien en un
cador de dos enfermedades diferentes. La evaluación m arco teórico convincente. Sin em bargo, los subse­
de estas interpretaciones es más com plicad a por la cuentes intentos de A ndreasen por replicar sus des­
evid encia de que la relación entre anorm alidad es­ cubrimientos no tuvieron éxito.
tructural y síntomas negativos puede no ser tan fuer­
te com o originalm ente se pensaba. Es claro que va­ A s im e tr ía c e r e b r a l in v e r t id a En contraste con el
rios tem as en esta área, tanto em píricos com o inter­ reporte de lóbulos frontales m ás pequeños en la
pretativos, aún no son resueltos (A ndreasen, 1985; esquizofrenia, la cual fue consistente con una teoría
A ndreasen et ni., 1989; Cannon, M ed n ick y Parnas, de disfunción de la enferm edad, los reportes de asi­
1990; Zorilla y Cannon, 1995). m etría cerebral inversa surgieron de un em pirism o
ateórico que abarca una red tan am plia com o sea
ATRO FIA CEREBELO SA Existen reportes de atrofia posible en su búsqueda de anorm alidades estructu­
cerebelosa en pacientes con esquizofrenia (Jacobsen et rales. En este caso, la asim etría reportada fue m ás
al., 1997; Martin y Albers, 1995); pero aún es impreciso bien esotérica. En la m ayoría de los cerebros norm a­
qué proporción de pacientes tienen esta anormaüdad les el polo frontal izquierdo se curva ligeram ente a
y cuál puede ser su significado funcional. través de la línea media, com o lo hace el polo occipi­
tal derecho. Esto confiere al cerebro un ligero torque
FA LSA S D IR E C T R IC E S Existen varios reportes de en el sentido de las m anecillas del reloj. Los pacien­
anorm alidad estructural en la esquizofrenia que pos­ tes con esquizofrenia fueron quienes exhibían con
372 PARTE III La aplicación de la neuropsicologia en áreas del comportamiento

FIGURA 1 3 .5 Sección coronal esquemá­


tica a través del lóbulo temporal ventro­
medial: se, surco colateral; c ph, circunvo­
lución parahipocámpica; sb, subiculum;
cd, circunvolución dentada; vi, ventrículo
lateral; c a l, c a l, ca3 y ca4, divisiones
estándar del hipocampo. El área de
c a llc a l del recuadro se muestra en forma
alargada a la derecha, donde el tejido
desorganizado (desorg .), observado en
pacientes esquizofrénicos, es contrastado
con el tejido organizado (org.) observado
en los controles normales. La histología
está basada sobre tinciones con violeta de
cresilo ( izquierda ) y de Golgi (derecha).
(Tomado de Kovelmnn y Sheibel, 1984, p. 1613.)

m ayor frecuencia el torque opuesto (Tsai, N asralla y afecta por lo general estructuras del lóbulo temporal
Jacoby, 1983). Las im plicaciones funcionales de esta m edial, en particular el hipocam po. Debido a la im ­
inversión son demasiado obvias. Sin embargo, como portan cia del hipocam p o para integrar y recordar
se mencionó, este reporte no ha sido corroborado por aspectos del ambiente, las conexiones sinápticas per­
los estudios subsecuentes. turbadas en esta área pu ed en contribuir de m anera
im portante a los efectos desorganizadores de los sín­
tomas esquizofrénicos.
Anormalidades microestructurales O tras áreas im plicadas por los estudios post mor-
tem incluyen estructuras lím bicas, neoestriadas y del
Regresando a los cam bios estructurales en la esqui­ tallo cerebral, com o los núcleos septales, el núcleo
zofrenia revelados por el exam en m icroscópico en la accumbens, la sustancia innom inata, el globus palli-
autopsia de los cerebros de pacientes esqu izofrén i­ dus y núcleo del lecho de la estría term inal (Fishman,
cos, el d escubrim iento m ás confiable es el de las 1975; Nieto y Escobar, 1972; Stevens, 1982). También
anorm alid ad es estructurales en el lóbulo tem poral se h an reportado anorm alidades en la corteza y el
m edial, com o la circunvolución parahipocám pica y tálam o (Heckers, 1997). Existen reportes de anorma­
el hipocam p o (Roberts, 1990). En particular, se han lidades neu ropatológicas en la corteza prefrontal
reportado alteraciones en la orientación de las célu­ (M iyakaw a et al., 1972; Tatetsu, 1964), incluyendo
las p iram id ales en el hipocam po anterior y m edio anorm alidades en la densidad y procesos de las neu­
(figura 13.5) (Kovelm an y Scheibel, 1984; Scheibel y ronas en la corteza cingulada anterior (Benes y Bird,
Kovelm an, 1980). Esta anormalidad no se observa en 1987; Benes, Davidson y Bird, 1986), aunque no está
el alcoholism o crónico, la epilepsia del lóbulo tem ­ claro si estas anorm alidades son específicas a estruc­
poral, la enferm edad de H untington o la enferm edad turas prefrontales.
de A lzheim er y puede ser específica a la esquizofre­
nia. Se ha sugerido que estas anorm alidades pueden
ser una form a m oderada de la pertu rbación en la Anormalidades reveladas por medio
m igración celular durante la embriogénesis observa­ de imágenes funcionales
da en ciertas fam ilias genéticas de ratones (K ovel­
m an y Scheibel, 1984). Ingvar y Franzen (1974a, 1974b) fueron los primeros
Tam bién existen reportes de cam bios patológicos en rep ortar una an orm alidad en el flujo sanguíneo
asociados con volumen disminuido en el hipocampo cerebral (FSCr) en pacientes con esquizofrenia. Ellos
y la corteza entorrinal (Bogerts, Meefcz y Schonfeldt- encontraron que, aunque el flujo sanguíneo cerebral
Bausch, 1985). Estos descubrimientos sugieren que la es m ayor en la corteza frontal que en otras regiones
esquizofrenia es una anormalidad del desarrollo que corticales en los sujetos norm ales en reposo (véase
CAPITULO 13 Psicopatologia 373

FIGURA 13.6 Imagen de PET donde se aprecia la actividad metabólica cerebral de


A) un sujeto control normal y B) un paciente con esquizofrenia que no está recibien­
do medicamento antisicótico. El paciente esquizofrénico muestra menor actividad
metabólica frontal en comparación con el sujeto control. (Tomado de Sarason y Sarason,
1999, p. 337.)

tam bién Invgar, 1979), los pacientes con esquizofre­ nuida no ha sido reportada en todos los estudios de
nia no exhiben este efecto. Ellos denom inaron a esta pacientes esqu izofrénicos en el estado de reposo
anorm alidad hip ofron talid ad . Estos pacientes tam­ (Gur et al., 1987; M athew et al., 1982; Rubin, H olm et
bién m uestran deficiencias al exhibir el aumento nor­ a l , 1991; Sheppard et al., 1983). Fuster (1997, p. 202)
mal en el flujo sanguíneo frontal que sigue a los estí­ ha sugerido que esta discrepancia se debe a varios
mulos visuales, hápticos y nocivos (Franzen e Ingvar, factores, como diferencias en la definición de estado
1975a, 1975b; Ingvar, 1980). También reportaron que de reposo, el carácter m ultifacético de la esquizofre­
el grado de hipofrontalidad estaba correlacionado nia, falta de credibilidad de los criterios diagnósticos
con la severidad de los síntomas negativos, mientras (incluyendo los estipulados por el DSM -IV), diferen­
que los pacientes con síntomas positivos tenían FSCr cias técnicas y m etodológicas entre los estudios y los
posterior anormalmente elevado. efectos confundidores de la m edicación antisicótica.
A p artir de estos reportes iniciales han surgido Los estudios de visu alización funcional que han
m uchos reportes de actividad frontal dism inuida en requerido que los sujetos realicen tareas específicas
la esquizofrenia. Éstos incluyen flujo sanguíneo dis­ han producido resultados m ás consistentes. Esto es
m inuido (A riel ei al., 1983; Berm an y W einberger, debido a que estos estudios controlan la variación de
1986; W einberger, Berm an y Zec, 1986) y m etabolis­ la actividad durante el estado de reposo. Adem ás, al
mo de glucosa dism inuido (figura 13.6), valorada pedir a los sujetos que realicen una tarea que involu­
por PET (Buchsbaum et al., 1984; Buchsbaum et al., cra una región particular del cerebro, es posible valo­
1982; DeLisi et al., 1985; Farkas et a l, 1984; Wolkin, et rar si los individuos con un trastorno particular
al., 1985). Sin em bargo, la activación frontal dism i­ m uestran el aum ento esperado en la actividad en
374 PARTE III La aplicación de la neuropsicologia en áreas del comportamiento

FIGURA 1 3.7 Análisis por regio­


IN nes del flujo sanguíneo cerebral
para sujetos control y pacientes con
esquizofrenia crónica durante
igualación de números (EN) y
durante la ejecución del Test de
Wisconsin de Clasificación de
Tarjetas (WCT). Los asteriscos indi­
60 can que, durante el test WCT, los
valores para los pacientes fueron
menores que los de los controles en
las regiones prefrontal y. precentral.
(Tomado de Berman, Zec i/ Weinberger,
40 1986, p. 129.)

P refrontal P recen tral T em poral P arietal P a r ie to o c c ip ita l

R egión c o rtic a l

C o n tro les

WCT I ftS j P acien te s

80

Prefrontal P recen tral T em p oral P arietal P arieto -o ccip ita l

R eeió n c o rtic a l

dicha región. Por ejem plo, W einberger y sus colegas ra 13.7). En estudios subsecuentes de gemelos mono-
(Berm an, Zec y W einberger, 1986, W einberger, B er­ cigóticos discordantes para esquizofrenia, se encon­
m an e Illowsky, 1988; W einberger, D.R. et al., 1986) tró que cada gem elo con esquizofrenia era hipofron-
con FSC r estudiaron en pacientes con esquizofrenia tal en relación con el gem elo sano en la clasificación
su ejecución en una versión automatizada del Test de de tarjetas mas no en la situación control o en la con­
W isconsin de Clasificación de Tarjetas en la cual ellos dición de reposo (Berm an y Weinberger, 1992; Wein­
indicaban su elección de clasificación al oprim ir uno berger, D.R. et a l , 1992). Los pacientes con esquizofre­
de cuatro botones. La tarea de control fue una simple nia fallaron para exhibir activación prefrontal duran­
tarea de igualación de números que involucraba estí­ te la ejecución de las otras tareas norm alm ente aso­
m ulos sensoriales y respuestas m otoras sim ilares. El ciadas con tal activación (y norm alm ente dependien­
flujo sanguíneo cerebral regional tam bién fue proba­ te del procesam iento prefrontal). Estas tareas in clu ­
do durante el estado de reposo. No se encontraron yen la Torre de Londres (A ndreasen et al., 1992), el
diferencias entre los pacientes con esquizofrenia y los Test Stroop (Carter et a l , 1997) y otros (Andreasen et
sujetos norm ales en el estado de reposo y en la tarea al., 1994).
de igu alación de núm eros. Sin em bargo, durante la La tom ografía por em isión de positrones ha sido
ejecu ción del Test de W isconsin de C lasificación de usada para valorar el número de receptores de dopa-
Tarjetas, Ios.pacientes con esquizofrenia fracasaron mina en los cerebros de los esquizofrénicos (Andrea­
para exhibir el aumento en el flujo sanguíneo en las sen, 1988). Estos estudios han revelado una sobrepro­
cortezas prefrontal dorsolateral y precentral que fue­ ducción o h ipertrofia de recep tores D 2 en los gan ­
ron observados en los sujetos normales control (figu­ glios basales (Wong et al., 1986), aunque existen cier­
G \P IT U LO 13 Psicopatología 375

tos cuestionam ientos acerca de esto debido a que son espasm ódicos y desorganizados. Este deterioro
puede ser un efecto secundario del uso prolongado no se observa en todos los p acien tes esq u izo frén i­
de m edicación neuroléptica (Farde et a l , 1990, Jaskiw cos. Sin em bargo, en aquellos que los m uestran, se
y Kleirtman, 1988). Los estudios de visualización de observa en una alta proporción de parientes de pri­
los receptores característicos en la esquizofrenia, en mer grado (padres y descendientes), lo cual sugiere
p articu lar aquellos que investig an pacientes jam ás que sus d eterm in an tes son al m enos parcialm ente
m ed icad os, m uestran am plias persp ectiv as para genéticos. E x iste la h ip ó tesis de que una p ertu r­
revelar aún más los m ecanism os de la anorm alidad b ación de los m ecan ism os del tallo cerebral y/o
bioquím ica en este trastorno. disfun ción p refron tal p u ed en su byacer a este d e­
terioro.

Anormalidades neurológicas en la esquizofrenia


Funcionamiento neuropsicológico
N o han sido rep ortad as anorm alid ad es neu rológi­ en la esquizofrenia
cas con fiables en la esquizofrenia. Se ha reportado
que los "signos bland os" neurológicos, como los re­ D E T E R IO R O D E LA A TEN C IÓ N Como uno p o ­
flejos ligeram en te h ip erreactiv os o h ip o rreactiv os dría esperar, los pacientes con esquizofrenia tienen
están presentes en un rango de 35-75% de los p a ­ un pobre rendim iento en un am plio rango de tests
cientes esquizofrénicos. Sin em bargo, la significan­ de fu n ción co g n itiv a (H eato n y Crow ley, 1981).
cia de estos hallazgos no es clara porque los signos Esto no es sorprendente, debido a la vulnerabilidad
blan d os involucran un heterogéneo grupo de anor­ de la m ayoría de los procesos cognitivos a los efec­
m alid ad es, nin gu na de las cuales es exh ibid a por tos p ertu rbad o res de los sín to m as tanto p ositiv os
una sig n ifica tiv a proporción de los p acientes con como negativos del trastorno. En particular, los sín ­
esqu izo fren ia. La evid en cia EEG de an orm alidad tom as de la esq u izo fren ia p ertu rb an severam ente
con v u lsiv a no es con sisten te en los p acientes con los procesos de aten ción . La ev id en cia p ara esto
esquizofrenia. p rovien e de las resp u estas de los p acientes con
El d eterioro en el m ovim iento ocu lar de segu i­ esqu izofren ia en el Test de Rendim iento C ontinuo
m iento suave se observa en algunos pacientes con (H eaton, Budde y Johnson, 1978). En este test a los
esquizofrenia. Éste es el tipo de m ovim iento ocular sujetos se les presenta una serie de estím ulos. Ellos
em pleado cuando se sigue el m ovim iento de un ob­ deben responder a un estím ulo particular o en ver­
jeto oscilante, com o un péndulo, sin m over la cabe­ siones más difíciles del test, a un estím ulo particu ­
za. En los pacientes esquizofrénicos con este deterio­ lar cuando es precedido por otro estím ulo esp ecífi­
ro, los m ovim ientos oculares de seguim iento suave co (figura 13.8).

;i.5 X = E stím u lo s c rític o s


Is E, A , N , L, O = Estím ulos n o c rític o s
10 s

E stím u lo O

T ie m p o
d e re sp u e sta
d is p o n ib le ( 1 1 . 5 s )
R e sp u e sta

R esp u esta Error d e Error d e


c o r r e c ta o m isió n c o m is ió n

FIGURA 13.8 Ejemplo de la forma simple del Test de Ejecución Continua. El sujeto debe
responder siempre que aparezca una X, mas no cuando aparezcan otros estímulos. En el ejem­
plo, el estímulo aparece durante 1.5 segundos y luego existe un intervalo de 10 segundos entre
estímulos. En versiones más complicadas del test, el sujeto debe responder a un estímulo dado
(por ejemplo, X) sólo cuando es precedido por otro estímulo especifico (por ejemplo, L).
376 PARTE III La aplicación de la neuropsicologia en áreas del comportamiento

D ISF U N C IÓ N D E L LÓ BU LO T E M P O R A L Y PRE- ensalada de palabras del h abla de los pacientes con


FR O N T A L Los deterioros de la atención probable­ afasia de W ernicke, analizad a en el capítulo 6, los
m ente son el resultado de un deterioro en varias verdaderos síntom as esqu izo frén icos ocurren m uy
m edidas del funcionam iento cognitivo. No obstante, raram ente después de lesiones lateralizadas a algu­
existe evidencia de que la esquizofrenia puede cau­ no de los hem isferios. Finalm ente, las anormalidades
sar deterioro específico en las m edidas de función estru ctu rales en los cerebros de los pacientes con
del lóbulo tem poral y prefrontal (K olb y W hishaw, esquizofrenia que han sido reveladas por TC y estu­
1983). En consecuencia, se han reportado pacientes dios de M RI han sido b ilaterales, com o lo son las
con esquizofrenia que tienen deterioro en los tests de anorm alidades funcionales reportadas por FSCr, PET
mem oria verbal y no verbal y en las m edidas del fun­ y estu dios de fM RI. En con ju nto, la evidencia para
cionam iento prefrontal, com o tests de m em oria de una anorm alidad cerebral lateralizada en la esquizo­
trabajo, flexibilid ad cognitiva y planeación (G old- frenia no es confiable en este m omento.
m an-Rakic, 1987, Weinberger, D.R. et al., 1988). Estos
pacientes m uestran m enos deficiencias en tareas que
im plican la función del lóbulo parietal, com o tests de Hipótesis de que en la esquizofrenia subyace
orientación espacial o de discrim inación visual. Los una disfunción prefrontal
esfu erzos por relacionar subtipos particu lares de
esquizofrenia a diferentes patrones de funcionam ien­ D esde la h ipótesis inicial de K raep elin de que la
to n eu rosicológico no han sido exitosos (Bernstein, esquizofrenia es causada por anorm alidad prefron­
Riedel y Graae, 1988). Sin embargo, existen reportes tal, la esquizofrenia con frecu enda ha sido relaciona­
de que el deterioro neurosicológico es más severo en da a anorm alidad de esta p arte del cerebro (A lzhei-
los pacientes con síntom as negativos que en los pa­ mer, 1913; Franzen e Ingvar, 1975b; Ingvar, 1980; Lu-
cientes con síntom as positivos (Crow y Johnstone, ria, 1966; W einberger, D.R., et al., 1986; Winn, 1994).
1987). En una sección posterior se exam inará aún Esta hipótesis se ajusta con las sim ilitudes en el cua­
m ás la hipótesis de que la disfunción prefrontal es un dro sintom atológico de la esqu izofren ia y las lesio­
com ponente im portante en la esquizofrenia. nes prefrontales. Por tanto, en ambas condiciones, la
función sensorio-m otora elem ental está deteriorada,
H IP Ó T E SIS DEL H EM ISFER IO IZ Q U IE R D O Flor- m ientras que la capacidad para la regulación de or­
Herury (1969) ha propuesto que la esquizofrenia es den superior del com portam iento está severam ente
causada por una anormalidad del hem isferio izquier­ perturbada. M ás aún, am bas condiciones se caracte­
do, m ientras que los trastornos del estado de ánimo rizan por la d esorganización y fragm entación del
están asociados con anormalidad del hem isferio dere­ com portam iento, con el resultado de que éste tiende
cho. Esta hipótesis tiene cierta atracción conceptual, a ser gravem ente desorganizado, idiosincrático y no
debido a que los deterioros del habla y la lógica y las relacionado con m etas y planes a largo plazo. Más
alucinaciones auditivas verbales observadas en m u­ que ser regulado por la integración de la información
chos pacientes con esquizofrenia parecen, a pesar de actual, pasada e interna, el com portam iento por lo
las cosas, estar más relacionadas con anorm alidad del general es dom inado por estím ulos inm ediatos, irre­
h em isferio especializado para el habla. Tam bién ha levantes para las m etas a largo plazo o por estados
existido cierto apoyo empírico para la idea de que la de pulsión internos cuya expresión tam poco está en
esquizofrenia está relacionada con la sobreactivadón el interés a largo plazo del individuo. Fuster (1997, p.
del hem isferio izquierdo (Bruder, 1995; Gur, 1978). 203) ha caracterizado esta sim ilitud de la anorm ali­
También existe cierta evidencia de que los síntom as dad en la esqu izofrenia y las lesiones prefrontales
positivos de la esquizofrenia están relacionados con com o pertu rbación de la h abilid ad para construir
la sobreactivadón del hemisferio izquierdo, mientras gestalts tem porales lógicam en te coherentes y para
que los síntom as negativos están asociados con acti­ usarlas como guía del com portam iento.
vación del hem isferio derecho (Gruzelier, 1981,1984; Consistente con estas sim ilitudes en el cuadro sin­
Gruzelier y Ham m ond, 1980). tom ático está la evid en cia de que los pacientes con
Inconsistente con la hipótesis del hem isferio iz­ esquizofrenia tienen deterioro en las m edidas forma­
quierdo es la evidencia de que los pacientes con un les del funcionamiento cognitivo que son sensibles a
conocido foco convulsivo del lóbulo tem poral iz ­ los efectos de las lesiones prefrontales (G oldberg et
quierdo no tienen más probabilidad de tener esqu i­ al., 1987; Levin, 1984a, 1984b; Taylor y Abrams, 1984).
zofrenia que los pacientes que fienen un foco en el É stos inclu yen tests de aten ción (N uechterlein y
lóbulo tem poral derecho (T. Rasm ussen, com unica- Dawson, 1984), m em oria de trabajo (Goldman-Rakic,
d ó n personal, 1981). Además, a pesar del carácter de 1 9 87,1991; Park, 1995; P ark y H olzm an, 1992), fun­
CAPÍTULO 73 Psicopatologia 377

ción oculom otora (Levin, 1984a, 1984b; Levin et al., 1988; Crow, 1980, K.L. Davis et al., 1991; Grace, 1991;
1981; M ialet y Pichot, 1981) y la capacidad para cam ­ Herithc, 1990; MacLay, 1980; Weinberger, D.R. et al.,
biar de m anera flexible la base conceptual de la con­ 1988). Esto podría explicar los deterioros relaciona­
ducta (Kolb y Whishaw, 1983; Malmo, 1974). De par­ dos con la corteza prefrontal observados en la esqui­
ticu lar in terés es la h ip ótesis de que la deficien cia zofrenia, como el deterioro en la mem oria de trabajo
en la m em oria de trabajo es un com ponente princi­ (Luciana et al., 1992). Desde esta perspectiva, los sín­
pal de la esquizofrenia. Desde esta perspectiva, m u­ tom as positivos están asociados con la h ip eractivi­
chas de las anorm alidades conductuales en la esqui­ dad de la dopam ina en estructuras lím bicas, m ien­
zofrenia resultan de una interrupción en el proceso tras que los síntomas negativos se asocian con hipo-
por m edio del cual el conocim iento de rep resen ta­ actividad de dopam ina en la corteza prefrontal. El
ciones regula la conducta, un proceso m ediado por patrón de síntom as positivos y negativos observado
la corteza prefrontal (véase capítulo 12). en cualquier paciente resultaría por tanto a partir de
Esta noción es consistente con la evidencia de los la prem inencia relativa de estos dos factores. Como
estudios de visualización funcional, revisados con se mencionó con anterioridad, la esquizofrenia usual­
antelación, de que los pacientes con esquizofrenia mente comienza con síntom as positivos prominentes
fallan para m ostrar activación de la corteza prefrontal y luego evoluciona hacia un cuadro de síntom as ne­
durante la ejecución de tareas que norm alm ente están gativos. Puede ser que el cuadro de síntomas positi­
asociadas con tal activación. Tam bién es consistente vos inicial es provocado por hiperactividad de la do­
con reportes de anorm alidad en el EEG prefrontal pamina en estructuras lím bicas y que el mecanism o
(Knight, 1984; K night et al., 1980; M orihisa, Duffy y del trastorno luego cam bia de alguna form a a hipo-
Wyatt, 1983) y anormalidad morfológica prefrontales actividad prefrontal, conduciendo a una predom i­
(Benes et a l , 1986; Benes y Bird, 1987; Miyakawa et al., nancia de síntom as negativos. C onsistentes con la
1972) en la esquizofrenia. A sim ism o, la hipótesis de hipótesis de que la hipoactividad de dopam ina pre­
anorm alidad prefrontal en la esquizofrenia es consis­ frontal subyace a los síntom as negativos de la esqui­
tente con la evidencia de una anorm alidad en la acti­ zofrenia son los reportes de que la reducción drástica
vidad de la dopamina en el trastorno. La corteza pre­ de la dopam ina prefrontal en monos producida por
frontal tiene las mayores concentraciones de dopami­ lesiones del área tegmental ventral (Simón, Scatton y
na de cualquier región del cerebro (Brown, Crane y Le Moal, 1980) o por destrucción de terminales corti­
Goldman, 1979). Esta entrada dopaminérgica hacia la cales prefrontales (Brozoski et a l , 1979) es seguida
corteza prefrontal surge desde la sustancia nigra y los por deterioros cognitivos y em ocionales com o los
grupos vecinos de células en el cerebro medio, los cua­ característicos de la disfunción prefrontal. Esta hipó­
les realizan conexiones difusas y ampliamente disemi­ tesis también explicaría el hallazgo de que los sínto­
nadas hacia los ganglios basales, vía rutas nigroestria- mas negativos por lo general no m ejoran con los
das, así como had a la corteza prefrontal, vía conexio­ medicamentos que bloquean la dopamina.
nes mesocorticales. En contraste con la mayoría de las
neuronas, las cuales están comprometidas en la trans­
m isión rápida punto a punto de señales excitatorias o TRASTORNOS DEL ESTADO DE ÁNIMO
inhibitorias, estas conexiones dopam inérgicas nigra-
prefrontal ejercen un efecto neurom odulador relati­ Los trastornos del estado de ánim o, antiguamente
vam ente lento, a largo plazo y m uy extenso, vía la denom inados trastornos afectivos, tienen como su
activación de los sistem as de segundos m ensajeros particularidad predom inante una perturbación a lar­
(véase capítulo 2). Es probable que la perturbación de go plazo del estado de ánimo. En esta sección se con­
esta entrada dopam inérgica neurom oduladora hacia siderarán los aspectos biológicos de tres trastornos del
la corteza prefrontal sea un factor im portante en la estado de ánimo: el trastorno depresivo mayor, el tras­
función prefrontal deteriorada y en la activación ob­ torno afectivo estacional y el trastorno bipolar.
servada en la esquizofrenia.
En discusiones previas de la hipótesis de la dopa­
mina fue propuesto que los síntom as positivos de la Trastorno depresivo mayor
esqu izofrenia pueden ser debidos a h iperactividad
de dopam ina, m ientras que los síntom as negativos D E SC R IPC IÓ N El trastorno depresivo m ayor (tam­
pueden ser debidos a algún otro factor o factores. Un bién llamado depresión u nipolar) se caracteriza por
candidato para un factor que contribuye a los sínto­ un estado de ánimo disfórico (triste, deprimido) y/o
m as negativos es una disminución en la actividad de pérdida de interés y placer en casi todas las activida­
la d opam ina en la corteza prefrontal (A. Carlson, des. Los síntomas asociados son cambios en el apetito
378 PARTE III La aplicación de la neuropsicología en áreas del com portamiento

y el peso (aumento o disminución), perturbación del anormalmente bajos de m onoam inas participan en la
sueño, actividad psicom otora dism inuida, energía depresión. Aunque los agonistas de la dopamina, co­
dism inuida, sentim ientos de m inusvalía o culpa, di­ mo las aníetaminas o la cocaína, pueden elevar transi­
ficultad para concentrarse y tomar decisiones, y pen­ toriamente el estado de ánimo en los individuos nor­
sam ientos de m uerte. El trastorno puede ser amena­ males, no alivian los síntomas de la depresión mayor.
zante para la vida; ya que 15% de las personas con Por esta razón, la investigación en la bioquím ica de
este trastorno se suicidan. El riesgo de la depresión la depresión se ha enfocado en la norepinefrina y la
mayor durante la vida se estima de 12%, mientras que serotonina, y existe cierta evidencia de que pueden
la prevalencia en cualquier m omento dado se estima ser dos los su btipos de depresión relacionados con
en alrededor de 5%. El escritor William Styron (1990) niveles dism inuidos de cada uno de estos dos neuro­
ha proporcionado una vivida explicación personal de transm isores. La evid en cia para esto proviene del
su lucha contra la depresión severa. h allazgo de que la actividad aum entada de alguno
En el pasado, la depresión m ayor fue categoriza- de estos neurotransm isores ha dem ostrado que ali­
da como endógena o reactiva. La depresión endóge­ via los síntomas de la depresión (Andreasen, 1984, p.
na se refiere a la que es causada por factores internos, 234; Dum an, H eninger y N estler, 1997; M iller et a l ,
presum iblem ente biológicos, mientras que la depre­ 1996). Esto ha conducido a refinam ientos más espe­
sión reactiva se refiere a la que es causada por facto­ cíficos de la h ipótesis de la m onoam ina: la h ip ó te ­
res externos (es decir, interpersonales y sociales). La sis de las catecolam inas en la d ep resión y la h ip ó ­
d epresión ya no se conceptualiza a p artir de estas tesis de la seroton in a en la depresión.
dos categorías discretas, debido a que ahora se sabe Otra evidencia para un papel específico de la sero­
que, al igu al que la m ayoría de los trastornos psi­ tonina en la depresión in clu ye el hallazgo de que
quiátricos, es causada por la interacción de factores 45% de las personas con trastorno depresivo m ayor
sociales y factores predisponentes internos. En una tienen un nivel anorm alm ente bajo de ácido 5-hidro-
m inoría de casos, la depresión m ayor está acom pa­ x iin d o lea cético , un m etabolito de la serotonina.
ñada por pensam ientos delirantes que son congruen­ También consistente con la hipótesis de la serotonina
tes con el estado de ánimo deprimido del individuo. está la efectividad de los antidepresivos conocidos
Éstos pueden incluir creencias irreales acerca de su­ como in h ibid ores selectivos de la recaptura de sero­
puestas transgresiones personales, falsos sentim ien­ ton in a (IR R S por las siglas en inglés), los cuales,
tos de culpa y la creencia de que uno m erece ser cas­ como su nombre indica, elevan el nivel de actividad
tigado. de la serotonina del cerebro m ediante la inhibición
Los sín to m as v eg etativ os se refieren a los sín to­ selectiva de su recaptura por las terminales axonales
mas de la depresión que se presume están más direc­ presinápticas (véase capítulo 2). El prim er fárm aco
tam ente relacionados con disfundón cerebral. Éstos en esta clase, la fluoxetina (Prozac), ha sido efectiva
inclu yen perturbaciones del sueño (dificu ltad para en el tratam iento de los sín tom as de la depresión
con ciliar el sueño, despertar tem prano o dorm ir en m ayor (Kramer, 1993). Otros IRRS incluyen la paro-
exceso), pérdida de apetito, variación diurna de esta­ xetina (Paxil) y la sertalina (Zoloft).
do de ánim o y pulsión sexual disminuida. La pertur­
bación d el sueño tam bién puede in clu ir estableci­ P O S IB L E D IS F U N C IÓ N E N D O C R IN A EN LA
miento m ás rápido de sueño de m ovim ientos ocula­ D E P R E S IÓ N El estrés induce varias respuestas
res rápidos (MOR). endocrinas, com o la liberación de cortisol desde la
corteza adrenal. Esto involucra una cascada de pro­
H IP Ó T E S IS D E LAS M O N O A M IN A S EN LA D E­ cesos que activan al hipotálam o y disparan la libera­
P R E S IÓ N Los tres principales neurotransm isores ción de horm ona liberad ora de corticotropina (CRH
m onoam inérgicos en el cerebro son las catecolam i- por sus siglas en inglés). Esto, a su vez, dispara la
nas dopam ina y norepinefrina y la indoleam ina sero- liberación de horm ona adrenocorticotrópica (ACTH
tonina. Los fárm acos que aum entan los niveles de por sus siglas en inglés) por la pituitaria, lo cual pro­
m onoam inas en el cerebro, como los antidepresivos voca que la corteza adrenal libere cortisol. En los in­
tricíclicos y los in h ibid ores de la m onoam inooxida- dividuos normales, cuando el nivel sanguíneo de cor­
sa, alivian la depresión. A dem ás, Los fárm acos que tisol alcanza un nivel óptim o para la activación de
aum entan los niveles de m onoam ina, com o la reser- una respuesta de estrés, el lazo de retroalim entación
pina, pueden indurir a la depresión en los individu­ negativo hacia la pituitaria y el hipotálamo desconec­
os que previam ente no estaban deprim idos. Estos ta la liberación de A C TH y CRH, respectivam ente.
hallazgos han conducido a la hipótesis de las m ono- Sin embargo, algunos pacientes con depresión conti­
am inas de la depresión, la cual postula que niveles núan liberando cortisol m ás allá de los niveles ópti-
CAPITULO 73 Psicopatologia 379

gos se muestra en la figura 13.9. También se ha repor­


tado que los pacientes d eprim idos que responden
bien al choque electrocon vu lsivo m uestran un au ­
m ento específico en el flujo sanguíneo en la corteza
prefrontal que está correlacionado con la cantidad de
flujo sanguíneo prefrontal reducido que han m ostra­
do previo al tratam iento (N obler et al., 1994). Esta
hipofrontalidad en la depresión recuerda aquella
observada en la esquizofrenia (Cohén et al., 1989). Sin
em bargo, se ha reportado que los pacientes con
depresión difieren de los pacientes con esquizofrenia
en que los primeros no m uestran ausencia de activa­
ción prefrontal cuando se enfrentan con tareas, como
el Test de W isconsin de Clasificación de Tarjetas, que
norm alm ente están asociadas con tal activación (Ber-
man et al., 1993). Además, a diferencia de los pacien­
tes esquizofrénicos, los pacientes con depresión
m ayor no exhiben el patrón de deterioro cognitivo
que es característico de la anorm alidad en alguna
región cerebral específica. Puesto que la depresión
m ayor perturba severam ente la atención, concentra­
ción y motivación, ella está asociada con el deterioro
en todas las tareas cognitivas que de manera signifi­
cativa se basan en tales procesos.
En contraste con los reportes de actividad prefron­
tal disminuida en pacientes con depresión, Drevets y
sus colaboradores (1992) h an reportado actividad
m etabólica aum entada en la depresión en un área
que se extiende desde el área ventromedial de la cor­
teza prefrontal izquierda, a través de su convexidad
FIGURA 13.9 Imagen de PET donde se aprecia la reduc­
anterior y hasta su su p erficie m edial, este estudio
ción en la actividad metabolica del cerebro, en particular
en las áreas frontales, en un paciente con depresión también reportó actividad increm entada en la amíg­
mayor. La imagen de un sujeto control normal es incluida dala izquierda. También ha sido reportado flujo san­
para comparación. !Tomado de H. Gkitman, Fridlund y Reisberg. guíneo aum entado en la circu nvolución cingulada
1999, p. 20.) en los pacientes deprim idos (Wu et al., 1992). A d e­
m ás, los estu dios de sujetos norm ales que experi­
m entan estado de ánim o deprim ido han reportado
mos, debido a una perturbación de los m ecanism os actividad m ediofrontal y orbitofrontal aumentadas,
reguladores m ediados por el eje hipotálam o-pituita- junto con activación temporal anterior (George et a i,
ria-ad renal, cuyo com ponente hipotalám ico proba­ 1995; Pardo, Pardo y Raichle, 1993).
blem ente es regulado por neuronas noradrenérgicas La interpretación de la coexistencia de hipoacti-
en el locus cendeus. El resultado neto es un incremen­ vación e hiperactivación en la depresión no es com­
to anorm al en los niveles de cortisol que ejercen una pletam ente clara. Fuster (1997, p. 206) ha especula­
am plia influencia sobre el funcionam iento cerebral do que la activ id ad p refron tal reportada en la
(Andreasen, 1984). depresión m ayor es con sisten te con el en lenteci-
m iento psicom otor, la falta de espon tan eidad y la
A N O R M A L ID A D E S R E V E L A D A S P O R IM Á G E ­ avolición tan características del trastorno, m ientras
N E S F U N C IO N A L E S Existen reportes de que la que la h ip eractiv id ad en la am ígdala, la corteza
d epresión m ayor está asociada con flujo sanguíneo orbitofrontal y la corteza frontal m edial puede estar
dism inuid o y actividad m etabòlica reducida en re­ relacionada con la an sied ad y el dolor psicológico
giones frontales (Baxter et a i, 1989; Buchsbaum et al., asociados con la experiencia de la depresión.
1984; Buschsbaum et al., 1986; Cohen et al., 1989;
Lingjaerde, 1993; Martinot et a i, 1990) y en todo el ce­ FA C TO RES G E N É T IC O S Los parientes de la gente
rebro (Baxter et a l, 1985). Un ejemplo de estos hallaz- con depresión m ayor tien en más probabilidad de
380 PARTE III La aplicación de la neuropsicología en áreas del comportamiento

adquirir el m ism o trastorno. La evidencia para esto


proviene de los reportes de que la tasa de concordan­
cia para la depresión m ayor para gem elos monocigó-
ticos es cuatro veces m ayor que para los gem elos
dicigóticos (Andreasen y Black, 1996; Siever, Davis y
Gorm an, 1991). Como con la esquizofrenia, el hecho
de que la tasa de concordancia para los gem elos
m onocigóticos no sea de 100% indica que los factores
genéticos no pueden explicar por com pleto la depre­
sión mayor.

Trastorno afectivo estacional

A lgunas personas se ponen deprim idas durante los


m eses de invierno, cuando los días son cortos y las
noches largas (Rosenthal et al., 1984). Esta form a de
depresión, conocida como trastorno afectivo estacio­
n a l (TAE, o SA D , por sus siglas en in glés), ha sido
tratada con éxito con la exposición de los pacientes a
luz brillante durante varias horas al día (Rosenthal et
al., 1985; Stinson y Thom pson, 1990). Com o se m en­
cionó en el capítulo 3, el hipotálam o está involucra­
do en la conducción del ritmo de actividad cotidiana
norm al a través de cam bios en los ciclos luz-oscuri­
dad. Es posible, por tanto, que el trastorno afectivo
estacional sea causado por una perturbación de este
m ecan ism o de conducción. Sin em bargo, inconsis­
tente con esta hipótesis, está la evid encia de que la
terapia de luz es efectiva en el alivio de la depresión FIGURA 13.10 Imagen de PET de un paciente bipolar de
en dichos pacientes sin im portar el m om ento duran­ ciclo rápido. Las filas superior e inferior fueron tomadas
te las 24 horas del día en que se em plee (M eesters et durante un día en el cual el paciente estaba deprimido. La
al., 1995; W irz-Justice et a l, 1993). fila de en medio fue tomada en un día en el cual estaba
hipomaniaco. (Tomado de H. Glcitman et al., 1999, p. 7S0.)

Trastorno bipolar
cuencias dolorosas o peligrosas (Am erican Psychia-
El trastorno b ip o la r (antiguam ente llam ado trastor­ tric A ssociation, 1994). Este com portam iento puede
no m aniaco-depresivo) se caracteriza por fluctuacio­ continuar durante m uchos días y noches en vela,
nes entre periodos de depresión y periodos de hasta que el individuo cae exhausto. Kay Redfield
m anía, con lapsos normales disem inados entre estos Jam ison (1995) ha proporcionado una poderosa ex­
episodios. Las fases m aniaca y deprim ida pueden ser plicación p erson al de su propia experiencia con el
tan cortas como unas horas, o pueden durar incluso trastorno bipolar.
varios m eses (figura 13.10). El trastorno bipolar ocu­
rre en cerca del 0.5-1% de la población (Andreasen y FA C TO R E S N E U R O Q U ÍM IC O S El prim er m edi­
Black, 1996). Los episodios m aniacos se caracterizan camento em pleado para el tratam iento del trastorno
p or u n estado de ánim o persistentem ente elevado, bipolar fue el carbonato de litio (Eskalith). Este m edi­
expansivo o irritable, el cual puede incluir autoesti­ camento por lo general reduce de manera dramática
m a inflada, una necesidad reducida de sueño y ten­ los síntomas m aniacos en cuestión de días. El m eca­
dencia aumentada a hablar. La manía puede también nism o de su acción es desconocido, aunque se ha
inclu ir flu jo de ideas, distracción, aum ento en el hipotetizado que el carbonato de litio puede regular
com portam iento dirigido a metas, hipersexualidad y la transm isión neuronal al estabilizar la influencia
tendencia excesiva a com prom eterse en actividades del calcio sobre la m em brana presináptica (Meltzer,
p lacen teras que tienen un alto poten cial de conse­ 1986; Wood y G oodw in, 1987). En años recientes se
CAPÍTULO 73 Psicopatologia 381

han descubierto que algunos anticonvulsivos como na está plagada por un sentim iento crónico de ansie­
la carbam acepina (Tegretol) y el valproato de sodio dad que no está relacionado con algo en particular,
(D epakote) han m ostrado ser efectiv os en el trata­ una ansiedad "librem ente flo tan te". El trastorno de
m iento de los síntom as del trastorno bipolar. Éste es pánico se caracteriza por interm itentes pero intensos
tratado de m anera efectiva por m edicam entos psico- episodios de ansiedad. La gente con este trastorno
activos que cualquier otro trastorno psiquiátrico describe la intensidad de su ansiedad como abrum a­
mayor. La efectividad terapéutica de estos m edica­ dora. En el trastorno o b sesiv o-com p u lsiv o (TO C ;
mentos todavía tiene mucho que revelar acerca de la OCD, por sus siglas en inglés), pensamientos preocu­
base neuroquím ica del trastorno. pantes dom inan de m anera involuntaria el pen sa­
miento del paciente. Estas obsesion es con frecuencia
F A C T O R E S G E N É T IC O S Los estu d ios genéticos están relacionadas con un tem a particular, com o la
parecen apoyar la noción de que existen vías heredi­ mugre y la contaminación, la agresión, la religión o el
tarias separadas para los trastornos depresivo m ayor equilibrio y la simetría. En un esfuerzo por lidiar con
y bipolar. La evidencia para esto proviene del hallaz­ la ansiedad generada por estos pensamientos, el indi­
go de que la gente con uno de los trastornos tiende a viduo se involucra en com p u lsion es, que son con­
tener parientes con el m ism o trastorno (G ershon et ductas que no pueden evitar realizar. En esta sección
al., 1985; Torgersen, 1986; Wender et al., 1986). Algu­ se exam inarán los com ponentes neurobiológicos de
nos estudios de vinculación genética de fam ilias ex­ estos trastornos.
tensas con muchos miembros que tienen trastorno bi­
polar muestran que los individuos con trastorno bipo­
lar tienden a tener un tipo particular de deficiencia Factores neuroquímicos generales
enzim àtica y un tipo particular de ceguera de color.
Puesto que se sabe que estas anom alías se deben a Como con las otras form as de psicopatología consi­
genes en el cromosoma X, el gen o genes causantes del deradas hasta el momento, se han realizado intentos
trastorno bipolar en estos individuos tam bién puede por inferir el m ecanism o de los trastornos de ansie­
estar en dicho crom osom a (H odgkinson, M ullan y dad a partir de lo que se conoce acerca de los m eca­
Gurling, 1990). Aunque éstos y otros estudios relacio­ nismos de los m edicam entos terapéuticam ente efec­
nados con m ecanism os específicos de la transm isión tivos. La m ayoría de los an sio líticos (medicamentos
genética del trastorno bipolar generaron gran expec­ antiansiedad) se ligan a receptores a las benzodiace-
tativa, pronto se volvió aparente que ningún m eca­ pinas en el cerebro, y la m agnitud del efecto terapéu­
nism o de transm isión genética pu ed e por sí solo tico de diferentes ansiolíticos está correlacionado con
explicar todos los casos de trastorno bipolar y que un el grado de enlace a estos sitios. Los receptores a las
análisis preciso de los com ponentes genéticos del benzodiacepinas están am pliam ente distribuidos en
trastorno es m ás elusivo de lo que inicialm ente se la corteza y están vinculados a sitios de unión con el
esperaba (Owen y Mullen, 1990). ácido gamma-aminobutírico (GABA). Como se ha ob­
servado, el GABA es un gran neuxotransmisor inhibi­
torio en el cerebro, y parece que el enlace a las benzo­
diacepinas a sus receptores aum enta la sensibilidad
TRASTORNOS DE ANSIEDAD de los receptores al GABA. Esta eficiencia aumentada
del enlace al GABA sirve para increm entar su efecto
Los trastornos de ansiedad se caracterizan por senti­ inhibidor (Shader y Greenblatt, 1995). Estos m ecanis­
m ientos de ansiedad y esfuerzos conductuales por mos de las benzodiacepinas ansiolíticas sugieren que
enfrentar estos sentimientos. Cuatro de las más serias al m enos ciertos trastornos de ansiedad están asocia­
categorías de trastorno de ansiedad son las fóbicos, el dos con una p ertu rbación del com plejo GABA ben-
de ansiedad generalizada, pánico y el obsesivo-com ­ zodiacepina. Ésta podría tom ar varias formas, como
pulsivo. Los trastornos fóbicos involucran ansiedad un número disminuido de receptores de benzodiace-
relacionada con un tipo particular de objeto o situa­ pina y /o el bloqueo de estos sitios receptores.
ción. Esto puede ser muy focal, como en la fobia a una También se ha encontrado que agonistas a la sero­
víbora, o puede ser general, como en la fo b ia social tonina, como la fluoxetina (Prozac), son efectivos en
(miedo a la situaciones sociales) o la agorafobia (mie­ el tratam iento de la ansiedad en trastornos tan dife­
do a lugares públicos desprotegidos). En contraste, en rentes como el trastorno de pánico y el TOC (Copian,
el trastorno de ansiedad gen eralizad o (TAG ; GAD, Gorman y Klein, 1992), m ientras que los antidepresi­
por sus siglas en inglés) ningún tipo particu lar de vos como la desipram ina, los cuales no aumentan la
estím ulo dispara la ansiedad. En vez de ello, la perso­ actividad de la serotonina, no tienen efecto benéfico
382 PARTE III La aplicación de la neuropsicología en áreas del comportamiento

sobre los síntom as de los trastornos de ansiedad Trastorno de pánico


(Leonard et al., 1989). El m ecanismo de acción de los
agonistas de la serotonina sobre la ansiedad aún no Las actuales teorías de la etio logía del trastorno de
es claro. pánico enfatizan los efectos interactivos de factores
La noción de que la ansiedad está relacionada con neurobiológicos y cognitivos. D ichas teorías postu ­
cierta anorm alidad de los receptores d istribuidos lan una sobreexcitabilidad subyacente al sistema ner­
am pliam ente a lo largo de la corteza (el com plejo vioso sim pático (A ndreasen y Black, 1996), la cual
G A BA -benzodiacepina) consistente con la observa­ entonces es m alinterpretada p or el individuo como
ción de la ansiedad no está asociada con u n patrón un indicador de que algo está m al en el nivel físico
de deterioro cognitivo que apunte hacia anorm alida­ (por ejemplo, un ataque cardiaco). Esto hace a la per­
des en alguna región cortical específica. En lugar de sona m ás tem erosa, lo que activa aún m ás la excita­
eso, la ansiedad perturba el rendim iento de cual­ ción sim pática, y así sucesivam ente. El resultado es
quier tarea que requiere atención, concentración y la creación de un círculo vicioso de retroalim entadón
esfuerzo sostenido significativos. positiva que genera los niveles de ansiedad extrema­
damente elevados que hacen a los ataques de pánico
tan terribles y debilitantes.
Fobias simples Pueden inducirse ataques de pánico en la gente
con historial del trastorno por medio de condidones
Aunque el condicionamiento es invocado como una que activan el sistem a nervioso simpático. Esto inclu­
explicación para las fobias simples, la m ayor parte de ye la inyecdón de ácido láctico (lactato), un subpro­
éstas son m iedos relacionados con un número limita­ ducto de la actividad m uscular (Stein y Uhde, 1995).
do de objetos o situaciones, como las víboras, arañas Existe evidenda de un com ponente hereditario en la
y las alturas, mas no hacia objetos que en realidad tie­ susceptibilidad a los ataques de pánico inducidos
nen más posibilidad de provocar daño, como los con­ por lactato (Balón et a l , 1989). La evidenda de que el
tactos de electricidad y los automóviles. Esto ha con­ trastorno de pánico tiene un com ponente genético
ducido a la teoría de preparación para las fob ias, la también proviene de reportes de tasas de concordan­
noción de que las fobias para ciertos estímulos fueron cia m ás elevadas para el trastorno en los gem elos
adaptativas en los escenarios más naturales donde se m onodgóticos que en los gem elos didgóticos (Slater
encontraban los primeros ancestros y de que la selec­ y Shields, 1969).
ción natural favoreció por tanto la sobrevivencia de
los animales que fueron genéticamente programados
para aprender rápido el miedo a tales estímulos. Esta Trastorno obsesivo-compulsivo
noción de que las fobias pueden tener una base gené­
tica es consistente con el hecho de que la m ayoría de Existe evidencia de que el trastorno obsesivo-com ­
la gente con fobia a las víboras o a los insectos nunca pulsivo puede involucrar anormalidad prefrontal. El
ha sido dañada por estos animales. TOC ha sido asociado con aum ento en las tasas meta-
bólicas de glucosa, m edidas por PET en la corteza
prefrontal orbital (Baxter et a l , 1987; B axter et a l ,
Trastorno de ansiedad generalizada 1988; Lucey et a l, 1997; N ordahl et a l , 1989; Rubín et
a l , 1992; Swedo et a l, 1989). También se ha reportado
A unque el trastorno de ansiedad generalizada es el un aum ento en la tasa m etabòlica de la circunvolu­
más común, el cual ocurre hasta en 6% de la población ción dngulada anterior (Swedo et a l , 1989). También
en un año (Weissman, 1985), los factores neurobioló- existe evidencia a p artir de u n estudio fM RI de
gicos subyacentes al mismo siguen siendo pobremen­ aumentos adicionales en la actividad m etabòlica en
te comprendidos. Una hipótesis, con base en el hallaz­ los ganglios basales, la circunvolución cingulada, la
go de que los agonistas de GABA reducen la ansiedad am ígdala y la corteza prefrontal cuando los pacien­
constante asociada con TAG, es que este trastorno tes con TOC creyeron que sostenían objetos contami­
puede involucrar anorm alidades en la transm isión nados (Breiter et a l , 1996). Los estudios de visualiza-
GABAérgica que reduce el efecto inhibitorio norm al ción que com paran el flujo sanguíneo cerebral antes
de GABA. Desde esta perspectiva, la sobreactivación y después de u n tratam iento farm acológico o con-
prolongada del sistema nervioso simpático, tan carac­ ductual eficaz de TOC han indicado que la m ejoría
terístico de TAG, es una consecuencia de esta inhibi­ de los síntom as de los pacientes está correlacionada
ción reducida (Costa, 1985). Todavía no es claro si fac­ con la reducción en la actividad de la corteza pre­
tores genéticos participan en la etiología del TAG. frontal (Rubin et a l , 1995; Sw edo et a l , 1992).
CAPITULO 13 Psicopatologia 383

También existe evidencia que im plica a la corteza gente es una característica sorprendente de la socio­
prefrontal en el TOC, ya que los agonistas de la sero- patía. Por ejemplo, en un estudio, a sujetos normales
tonina que afectan benéficam en te los síntom as de control y sociópatas se les dijo que recibirían un elec-
TOC aum entan más la actividad de la serotonina en troshock en 10 m inutos. C onform e el m om ento se
los ganglios basales y en la corteza prefrontal (Insel, acercaba, los sujetos norm ales experimentaron ansie­
1990, 1992; Piccinelli et al., 1995; Sw edo et al., 1992, dad y altos niveles de excitación autónoma, según se
W inslow e Insel, 1990; Zohar et al., 1988). Es m ás m idió por la respuesta galvánica de la piel (RCG),
probable que ocurran los síntom as de TO C después mientras que los sociópatas m ostraron sólo un ligero
de daño en los ganglios basales, la circu nvolución aumento (Lippert y Senter, 1966). Consistente con la
cingulada y la corteza prefrontal que en otras regio­ ausencia de ansiedad y la desinhibición de impulsos
nes del cerebro (Giedd et al., 1995; R obin son et al., observada en la sociopatía está la evidencia de activi­
1995). A sim ism o, se ha reportado que la psicociru- dad prefrontal orbitom edial dism inuida en algunos
gía orbital prefrontal y cingulada anterior (la últim a criminales (Raine et al., 1994). También se ha hipote-
desconectando parcialm ente la corteza prefrontal de tizado que la sociopatía está asociada con una subex-
estru ctu ras lím bicas y de lóbulo tem poral) tiene citación más general de la corteza (Haré, 1978; Quay,
efectos ben éficos en algunos casos del trastorno 1965). Esto podría explicar por qué los individuos
(Bridges, Goktepe y M aratos, 1973; Rees, 1973). D a­ con este trastorno buscan estim ulación de m anera
do el papel crucial de la corteza prefrontal en la re­ incansable.
gulación conductual, no es de sorprender que la
activación prefrontal anorm al parezca ser un com ­
ponente del TOC, aunque su papel preciso sigue DEMENCIAS
siendo elusivo. Fuster (1997, p. 204) h a especulado
que la hiperfrontalidad en el TO C está relacionada Enfermedad de Alzheimer:
con la atención excesivam ente focalizada que ha una demencia cortical
capturad o los pensam ientos y com portam iento de
los pacientes con TOC. Existen diferentes dem encias que afectan principal­
Al igual que con el trastorno de pánico, los facto­ mente la corteza cerebral. Estas incluyen la enferm e­
res genéticos también participan en el TOC. Los estu­ dad de Pick, la enfermedad de Creutzfeldt-Jacob y la
dios de gemelos han revelado una concordancia ma­ enferm edad de Alzheimer. D ebido a que se trata de
yor p ara los gem elos m onocigóticos que para los la más común y la m ejor comprendida de las demen­
gem elos dicigóticos en el TOC (Black y Noyes, 1990; cias corticales, se enfocará la enferm edad de Alzhei­
Rasmussen, 1993). mer.
La enfermedad de Alzheimer se caracteriza por un
horrible deterioro funcional progresivo que inicia con
SOCIOPATÍAS síntomas de pérdida de memoria leves, como olvidar
una cita o el nombre de una persona, y progresa a tra­
Los térm inos psicopatía, sociopatía y trastorno de la vés de pérdidas crecientes de memoria y serios dete­
personalid ad antisocial han sido usados para hacer rioros en todos los otros aspectos del funcionamiento
referencia a los individuos que se com portan en for­ cognitivo y emocional. Los individuos con este tras­
m a que indica una falta extrema de preocupación por torno alcanzan un punto donde no reconocen a los
las consecuencias inm ediatas o futuras de su com ­ miembros de la familia e incluso pierden el sentido de
portam iento. Los individuos con este trastorno son su propia identidad. En las etapas finales de la enfer­
crueles, ególatras e irresponsables. Con frecuencia medad, el paciente se queda confinado en cama, com­
m anipu lan y explotan a los dem ás, exhiben poca o pletamente desam parado y a final de cuentas muere
ninguna empatia, y se involucran en com portamien­ por la enfermedad (Terry y Davis, 1980). La enferme­
to ilegal, sin sentimientos de culpa o remordimiento. dad de Alzheim er afecta de 5 a 10% de las personas
Enfocados sobre sus necesidades presentes y su gra­ mayores de 65 años y, puesto que se proyecta que la
tificación, estos individuos sienten poco o nulo senti­ proporción de la población de Estados Unidos de
do de conexión em ocional o lealtad h acia otros y América arriba de esta edad continuará aumentando
parece que ven las relaciones interpersonales como en las próxim as décadas, el número de personas con
m eros vehículos para alcanzar sus necesidades. la enferm edad también aumentará. En la actualidad
La falta de ansiedad y miedo subjetivos, junto con es la cuarta causa de muerte en Estados Unidos.
la au sencia de excitación autónom a, en situaciones En 1906, tras el examen post mortem del cerebro de
que evocarían estas respuestas en la m ayoría de la una m ujer de 51 años de edad que había exhibido
384 PARTE III La aplicación de la neuropsicología en áreas del comportamiento

síntomas de severo deterioro cognitivo, A lois A lzhei­


m er reportó los primeros hallazgos neuropatológicos
específicos asociados con estos síntom as. Desde ese
m omento, se ha aprendido mucho acerca de las bases
n eurobiológicas de esta enferm edad. De hecho, se
sabe m ás acerca de la neuropatología de la enferm e­
dad de Alzheim er que de cualquier otra enferm edad
psicológicam ente devastadora, aunque, com o en
m uchos otros terrenos, aquí tam bién falta m ayor
comprensión. Una cosa que es clara es que, como con
la esquizofrenia y los otros trastornos psiquiátricos
que se han estudiado, la enferm edad de A lzheim er
no es una entidad aislada; más bien es u n grupo de
enferm edades asociadas cercanamente. Por ejemplo,
algunas form as del trastorno son tran sm itidas en
forma genética; otras no lo son. Aunque en el presen­
te texto se continuará haciendo referencia a la enfer­
medad de Alzheim er, en singular, se debe tener en FIGURA 13.11 Imagen de PET donde se observa la
m ente el hecho de que se trata de un grupo de tras­ característica disminución global en la actividad metabòli­
tornos. ca cerebral de un paciente con enfermedad de Alzheimer
(iabajo ) comparada con la actividad metabòlica cerebral de
A N O RM A LID A D ES N EU RO Q U ÍM IC A S Las neu­ un sujeto control igualado en edad y sexo (arriba). (Tomado
ronas que contienen acetilcolina son particularm ente de Sarason y Sarasan, 1999, p. 377.)
proclives a la destrucción en la enfermedad de Alzhei­
mer. En particular, la degeneración de las neuronas
colinérgicas en el cerebro basal anterior parece ser
una particularidad principal del trastorno (Coyle, Alzheimer revela cambios degenerativos a través del
Price y D elong, 1983). D ebido a que las neuronas cerebro. Esto se esperaría, dada la naturaleza global
colinérgicas que se originan en el cerebro basal ante­ de los deterioros cognitivo y em ocional observados
rior se proyectan hacia el hipocam po y a extensas en la enferm edad. La neu rop atología extensa tam ­
áreas de la neocorteza, se esperaría que su degenera­ bién es consistente con los estudios de visualización
ción afecte toda la gama de funcionam iento cogniti­ funcional que m uestran dism inución en el funciona­
vo y emocional perturbada en la enferm edad de Alz­ miento m etabólico a través del cerebro anterior (figu­
heimer. ra 13.11).
Estos hallazgos han conducido al estudio de los D os de los cam bios d eg en erativ o s más p rom i­
agonistas colinérgicos como posible m edicación para nentes en la enferm edad de A lzh eim er son la atro­
los síntom as de la enferm edad de Alzheim er. D esa­ fia cortical (figuras 13.12 y 13.13) y el alargam iento
fortunadam ente, hasta el m om ento, la eficacia tera­ ventricular (figura 13.13). A m bas son causadas por
péutica de estos agentes ha sido decepcionante. Son la m uerte de las n eu ron as y la d ism in u ción resu l­
m ás prom etedores los resultados de los estudios de tante en el volu m en del cerebro. La m uerte celular
transplantes en ratas viejas o ratas que h an recibido tam bién se observa al n iv el m icroscópico, d irecta­
lesiones de las vías colinérgicas que son análogas a m ente en la.iorm a de neuronas m uertas o m oribun­
aquellas que se cree están presentes en la enfermedad das, y en la form a de densidad neuronal dism inui­
de Alzheimer. Estos anim ales inicialm ente tuvieron da en ciertas regiones del cerebro. A dem ás, se han
leves deterioros en varias tareas de aprendizaje; sin observado otros cam bios a n iv el m icroscópico. La
embargo, tras recibir im plantes de tejido con neuro­ ram as dendríticas de m uchas neuronas se han adel­
nas colinérgicas, m ostraron m ejoría en el funciona­ gazado, de m odo que los árboles dendríticos de las
miento cognitivo (Bjorklund y Stenevi, 1984; Gage y neu ronas están m uy red u cid os en tam año (figura
Bjorklund, 1986). Todavía debe verse si estos prome­ 13.14). Esto d ism in uye el núm ero de sinapsis de
tedores resultados conducirán a un tratamiento efec­ entrada que pueden ser form adas. O tro cambio m i­
tivo para la enfermedad de Alzheimer. croscópico es el llen ad o del citop lasm a neuronal
con m arañas n e u ro fib rila re s . E stas estructuras
A N O R M A L ID A D E S E ST R U C T U R A L E S El exa­ tubulares m icroscópicas son observadas en las neu­
m en de cerebros de pacientes con enferm edad de ronas norm ales y se p ien sa que proporcionan una
CAPÍTULO 13 Psicopatologia 385

FIGURA 13.12 Atrofia cortical en enfermedad de Alzheimer. (Izquierda ) Vista lateral del lado derecho
del cerebro de una persona con enfermedad de Alzheimer. Los surcos ensanchados (flechas) so n el resul­
tado de la degeneración de la neocorteza. (Derecha) Vista lateral del lado derecho de un cerebro normal.
(Tomado de N.R. Carlson, 1999, p. 430.)

FIGURA 13.13 Atrofia cortical y alargamiento ven­


FIGURA 13.14 Ramas dendríticas con tinción Golgi de
tricular en el cerebro de un paciente con enfermedad
neuronas corticales en A) cerebro normal y B) cerebro de
de Alzheimer. (Tomado de Beatty, 1995, p. 488.)
un paciente con Alzheimer. (Tomado de Beatty, 1995, p. 488.)

FIGURA 13.15 Fotomi­


crografía de tejido corti­
cal deí cerebro de un
paciente que murió de
enfermedad de Alzhei­
mer. Las dos masas oscu­
r’ - J V í.,! " ras en el centro son pla­
r * -V--
- -
-
-
cas neuríticas, consisten­
tes de proteína p amiloi-
de rodeada por axones,
dendritas y cuerpos celu­
lares degenerados. (Toma­
r 4 . ^ # f e ; - - • do de N.R. Carlson, 1999, p.
.- - V i A '
430.)

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386 PARTE III La aplicación de la neuropsicologia en áreas del comportamiento

especie de apoyo estructural interno. Sin em bargo, que un alto porcentaje de pacientes con familiares de
en la enferm edad de Alzheim er su núm ero está bas­ enferm edad de A lzheim er tien en al m enos u n gen
tante aum entado. Se cree que los ovillos neurofibri- que program a la sín tesis de a p o lip o p ro teín a E4, y
lares están asociados con la m uerte de la neurona. puede ser que este gen represente un factor de riesgo
Tam bién se observa en la enferm edad de Alzheim er para las form as fam iliares del trastorno (Corton,
la d eg e n era ció n g ran u lov acu lar. N o se con oce el 1994).
sign ificad o de esta anorm alidad p ara el fu n cion a­
m iento celular. Una anorm alidad celular im portan­ O T R O S FA C T O R E S EN LA E N FE R M E D A D D E
te es la presencia de placas neu ríticas, áreas de neu­ A L Z H E IM E R Los hallazgos discutidos en la sec­
ronas en la corteza destruidas de m anera incom ple­ ción previa representan progresos significativos
ta. Estas placas consisten de un centro denso de pro­ hacia la comprensión de las bases genéticas y bioquí­
teínas conocida como (3 am iloide, rodeada por abo­ m icas de la enferm edad de A lzh eim er fam iliar. Sin
nes y dendritas en degeneración, con astrocitos re­ embargo, la m ayoría de las form as de la enfermedad
activos y m icroglia activada. Las células gliales des­ de A lzheim er no son hereditarias, lo cual origina el
truyen com pletam ente las neuronas en d eg enera­ problem a de qué factores son responsables de estas
ción y dejan un centro de proteína (3 am iloide (figu­ formas del trastorno y de los cam bios neuropatológi-
ra 13.15). Todos estos cam bios discutidos se obser­ cos, en particular la acum ulación de proteína (3 ami­
v an en cierta m edida en el envejecim iento norm al; loide que las acom paña. Este problem a aún no ha
sin em bargo, son m ucho más extensos y penetran­ sido resuelto; sin em bargo, se h an propuesto varios
tes en los cerebros de pacientes con enferm edad de posibles factores que con tribuyen a ciertas form as
Alzheim er. del trastorno. Éstos incluyen abuso extenso de al­
Existe evidencia de que la form ación de placas cohol o drogas, varias toxinas y virus lentos, cuyos
neuríticas es provocada por una form a defectuosa de efectos aparecen m ucho después del m om ento de la
la proteína (3 am iloide. La norm al fo rm a corta de la infección. Tam bién se ha propueso la lesión al cere­
proteína |3 am iloide consiste de una cadena de 40 bro como un factor y los exám enes post mortem de los
am inoácidos. Sin em bargo, una d efectuosa form a cerebros de boxeadores profesionales han revelado
larga de la proteína, consistente de 42 o 43 aminoáci­ grandes cantidades anorm ales de placas am iloides.
dos, ha sido encontrada en los pacientes con enfer­ La posibilidad de m ecanism os relacionados con lo
m edad de Alzheimer. En algunos casos, se ha demos­ endocrino en la enferm edad de A lzheim er han sido
trado que esta form a defectuosa es el producto de considerados por el h allazgo de que la terapia de
genes mutados. A continuación se realiza una discu­ su stitución de estrògeno en las m ujeres posm eno-
sión de los factores genéticos en la enferm edad de páusicas reduce el riesgo de la enfermedad (Hender-
Alzheimer. son, 1997).
Existe evidencia de que la actividad anorm al del
FA C T O R E S G E N É T IC O S AI m enos algunas for­ sistem a inm une pueda contribuir a las anorm alida­
mas de la enferm edad de Alzheimer se presentan en des cerebrales asociadas con la enferm edad de A lz­
familias, lo cual muestra que están involucrados fac­ heimer. Esto proviene del hallazgo de que las placas
tores genéticos en sus causas. Se ha dem ostrado (St. am iloides observadas en la enferm edad contienen
George-Hislop et a l , 1987) que el cromosoma 21 con­ sustancias características de u n a reacción inm une.
tiene un gen que program a la síntesis de p ro teín a Estas sustancias incluyen m icroglia activada y astro­
precursora de {3 am iloide (PPA), una larga cadena de citos reactivos, células gliales fagodticas que rem ue­
am inoácidos que es separada por enzim as para pro­ ven fragmentos de neuronas necróticas (muertas) en
ducir proteína [3 am iloide. Desde el descubrim iento forma análoga a la m anera en que las células blancas
del gen PPA, se han descubierto varias m utaciones sanguíneas rem ueven el tejido necròtico en otras par­
específicas de dicho gen en casos de enferm edad de tes del cuerpo (McGeer y Rogers, 1992). La noción de
A lzheim er fam iliar (Farlow et al., 1994; M artínez et que una respuesta inm une contribuye a la destruc-
al., 1993). Otros estudios han encontrado mutaciones d ó n de las neuronas en la enferm edad de Alzheim er
de genes adicionales involucrados en la síntesis de pro- es más apoyada por los reportes de que las personas
teína [3 amiloide, los genes presenectuales en los cro­ tratadas con fárm acos antiinflam atorios tienen m e­
mosomas 1 y 14. Por tanto, las mutaciones de los genes nor tasa de enferm edad de Alzheimer. Además, se ha
PPA o los genes presenectuales provocan formas observado cierta m ejoría en el deterioro cognitivo en
defectuosas de la proteína (3 amiloide para ser produci­ los parientes con enferm edad de Alzheim er m odera­
da en al menos ciertos casos de enfermedad de Alzhei­ dam ente severa que reciben el fárm aco antiinflam a­
mer familiar (Hardy, 1997). También se ha encontrado torio indom etacina (Rogers et al., 1993).
CAPÍTULO 13 Psicopatologia 387

Demencias subcorticales la hipótesis de que la disfun ción prefrontal es un


componente significativo del trastorno.
La d em encia su bcortical se refiere a la dem encia
que en prim era instancia afecta estructuras subcor­ F a cto res g e n é tic o s La genética de la corea de H un­
ticales. D ebe en fatizarse que esto no sig n ifica que tington ha sido trabajada en cierto detalle. Desde hace
las estru ctu ras corticales no están in v olu crad as, m ucho se sabe (Vessie, 1932) que la enferm edad es
sino sólo que los síntom as más prom inentes se cree causada por un gen dominante autosómico (un auto-
son causados por anorm alidad de estructuras sub­ soma es un crom osom a distinto al crom osom a se­
corticales. De hecho, en las dos dem encias subcor­ xual). Esto significa que, en promedio, la m itad de la
ticales que se considerarán, la corea de H untington descendencia de un individuo afectado, sin importar
y la en ferm ed ad de Parkinson, se en cu entra que el sexo del descendiente, recibirá el gen y desarrollará
existe evid encia de fu n d ó n p refron tal anorm al. la enferm edad. El gen responsable del trastorno ha
También se debe hacer notar que debido a la prom i­ sido identificado y su ubicación se encuentra en la
nencia de síntom as motores en la corea de H unting­ rama corta del cromosoma 4. Además, ha sido identi­
ton y en la enferm edad de Parkinson, am bas en oca­ ficado un m arcador genético vinculado con el gen
sion es son conceptualizad as com o trastorn os de que hace posible una prueba que revela si un indivi­
m ovim iento. duo porta el gen (Gusella et al., 1983). Esta prueba es
im portante dado que la aparición de los síntom as
C O REA DE H U N TIN G TO N Los últimos dos tras­ usualm ente ocurre entre los 30 y 50 años de edad,
tornos que se examinarán en este capítulo, la corea de después de que la persona haya tenido hijos.
H untington y la enferm edad de Parkinson, por lo
general no son considerados como form as de psico- A n o r m a lid a d e s b io q u ím ic a s y estru c tu ra le s Los
patología. Sin em bargo, ambas están asociadas con estudios post mortem de los cerebros de pacientes con
síntom as psiquiátricos y con deterioro cognitivo. corea de H untington m uestran degeneración neuro­
Además, la comprensión de los factores neurológicos nal y pérdida celular en el caudado y el putamen. La
subyacentes a estos trastornos sirven como modelo enfermedad tam bién está asociada con anormalidad
para el tipo de comprensión que puede ser posible en de neurotransmisores en estas estructuras, probable­
el futuro para los tipos mayores de psicopatología. mente causada por muerte celular. No se ha estable­
La corea (de la palabra griega que significa "baile") cido la naturaleza precisa de esta anormalidad, pero
de H untington fue descrita con detalle por primera parece involucrar la destrucción de neuronas colinér­
ocasión por George Huntington (1872). En el capítulo gicas y GABAérgicas, con la resultante desinhibición
9 se discutió brevemente la enfermedad, en el contex­ de la actividad dopam inérgica. Se piensa que esta
to de los trastornos del movimiento. A quí se elabora desinhibición causa los m ovim ientos involuntarios
m ás sobre aspectos de la enferm edad, con especial de la enferm edad al activar regiones del tálamo y/o
atendón en sus rasgos cognitivos. la corteza relacionadas con el m ovimiento. La hipó­
La enferm edad de Huntington com ienza con una tesis de que un aumento anorm al en la actividad de
pérdida cognitiva y síntomas psiquiátricos, como la dopamina participa en la enfermedad de H unting­
ansiedad, depresión, manía y psicosis. Estos síntomas ton es apoyada por el hallazgo de que los antagonis­
pu ed en preceder al trastorno de m ovim iento casi tas de la dopam ina, com o los neurolépticos, dism i­
hasta un año. Los problemas con el movimiento pue­ nuyen los movimientos involuntarios de la enferm e­
den com enzar con desasosiego y pequeños m ovi­ dad, mientras que los agonistas de la dopamina, co­
m ientos involuntarios, los cuales aum entan en fre- mo las anfetaminas, increm entan estos movimientos.
cuenria y amplitud hasta que se involucran partes de
las extrem idades o las extremidades completas. Con­ D eterio ro c o g n itiv o y la h ip ó te s is d e d isfu n ción p re­
forme progresa la enfermedad, los movimientos invo­ fr o n t a l en la co rea de H u n tin g ton Los pacientes con
luntarios y el deterioro cognitivo se vuelven más pro­ corea de H untington m uestran un patrón de funcio­
nunciados. Eventualmente el paciente muere; el tiem­ namiento cognitivo que tiene ciertas sim ilitudes con
po prom edio entre la aparición de los síntom as y la las observadas en pacientes con lesiones prefronta-
m uerte es de 12 años. les (Goldman-Rakic, 1987). En consecuencia, ambas
Se sabe bastante acerca de la genética de la corea condiciones están asociadas con deterioro en el Test
de H untington. También han sido identificadas algu­ Stroop, los tests de secuenciación y organización, los
nas de las anorm alidades bioquím icas y estructura­ tests de m em oria funcional y otras medidas de fun­
les asociadas con el trastorno. Tras revisar estos as­ cionamiento prefrontal (Butters y Grady, 1977; Fedio
pectos de la enferm edad, se presentará brevem ente et a l, 1979; Fisher et a l , 1983; Wexler, 1979). Además,
388 PARTE III La aplicación de la neuropsicología en áreas del comportamiento

el lengu aje y la inform ación general son relativ a­ podían causar los deterioros en la función prefrontal
m ente m esu rad os en am bas condiciones (Fisher et reportada en la enfermedad de Parkinson.
a l , 1983). Este cuadro de la dism inución de actividad dopa­
A partir de estudios en anim ales se sabe que el m inérgica prefrontal com o la causa del deterioro
surco principal y la corteza prefrontal dorsolateral cir­ cognitivo en el Parkinson es com plicado por la evi­
cundante envían proyecciones altamente organizadas dencia de que la m agnitud del deterioro cognitivo en
hacia la parte central del núcleo caudado, un área que el trastorno puede no estar relacionado con el nivel
muestra degeneración en la enfermedad de Hunting- de actividad dopam inérgica. P or ejem plo, el trata­
ton. La m agnitud de esta degeneración es tal que es m iento con L-dopa, el cual dism inuye los síntom as
im probable que pueda ocurrir sin cam bios retrógra­ m otores, tiene sólo un efecto m oderado y de corto
dos en la corteza prefrontal. Parece posible, por tanto, plazo sobre los síntom as cognitivos del trastorno.
que el deterioro cognitivo observado en la enferm e­ A dem ás, se ha dem ostrado poca relación entre el
dad de H untington pueda ser el resultado de la des­ grado del deterioro in telectu al y la m agnitud de la
conexión del caudado de su fuente prefrontal de en­ pérdida celular en la su stan cia n igra (D ubois et al.,
trada aferente y/o la degeneración misma de la corte­ 1991). Estos hallazgos originan la posibilidad de que
za prefrontal, privando por tanto a los centros moto­ la degeneración de regiones distintas a la sustancia
res del conocim iento de representaciones m ediado nigra pueda ser la causa de los deterioros cognitivos
por la corteza prefrontal (Goldman-Rakic, 1987). observados en la enfermedad de Parkinson.

EN FERM ED A D D E PA RK IN SO N Com o se anali­


zó brevemente en el capítulo 9, la enfermedad de Par- PROBLEMAS SIN RESOLVER
kinson se caracteriza por habilidad profundam ente
dism inuida para realizar m ovim ientos voluntarios Com o puede observarse a p artir de los hallazgos
(hipocinesia). También existe evidencia de deterioro revisados en este capítulo, se ha aprendido bastante
cognitivo en el trastorno, aunque esto es más contro­ acerca de las bases biológicas de la psicopatología.
vertido que en la corea de Huntington. Está bien esta­ Sin em bargo, al igual que la cabeza de H idra en la
blecido que la enfermedad de Parkinson se asocia con mitología griega, para cada pregunta que ha sido res­
la degeneración de las células productoras de dopa- pondida surgen dos problem as sin resolver. En esta
mina en la sustancia nigra. La hipocinesia de la enfer­ sección se exam inan algunos de estos problemas.
medad de Parkinson parece ser causada por bajos
niveles de dopamina en los ganglios basales provoca­
da por la degeneración de las células en la sustancia La heterogeneidad de
nigra que normalmente portan dopamina a dicha es­ las categorías diagnósticas
tructura vía la ruta del nigroestriado.
Se ha reportado que los pacientes con enfermedad Existen dos problemas que tienen que ver con la hete­
de P arkinson tienen severo deterioro en el Test de rogeneidad de las categorías diagnósticas. Primero,
W isconsin de C lasificación de Tarjetas y en otras existe el problem a de la confiabilidad. El DSM -IV
m edidas de función prefrontal (D alrym ple et al., intenta proporcionar la base para diagnósticos confia­
1994; H en ik et a l , 1993; Lees y Sm ith, 1983; Taylor, bles y su requerimiento de que deben ser alcanzados
Saint-Cry y Lang, 1986), mas no en m edidas de pro­ criterios específicos para que pueda hacerse un diag­
cesamiento espacial. La sustancia nigra puede influir nóstico particular es una m ejoría sobre los esquemas
a la corteza prefrontal en diversas m aneras. La re­ diagnósticos previos. No obstante, no todos los crite­
ducción drástica de dopam ina en las vías del nigro- rios pueden ser evaluados de m anera objetiva y la
estriado, mencionado con anterioridad, en el contex­ confiabilidad entre clasificaciones para algunos crite­
to de la hipocinesia de la enferm edad de Parkinson, rios aún es baja.
incluye la reducción de actividad dopam inérgica en El segundo problem a de la heterogeneidad es que
las porciones del núcleo caudado que reciben entra­ m uchas categorías diagnósticas, incluyendo algunas
da desde la corteza prefrontal. Además, la sustancia para las cuales existen criterios confiables, se refiere
nigra influye la corteza prefrontal vía conexiones a m ás de un trastorno. Esto es debido a que varias
directas (Porrino y Goldman-Rakic, 1982) y vía cone­ entidades patológicas producen cuadros sintom ato-
xiones indirectas a través del tálamo (Ilinsky, Jouan- lógicos sim ilares, com o seguram ente es el caso para
det y Goldman-Rakic, 1985). Estas vías proporcionan el trastorno bipolar. O puede ser porque los pacientes
m ecanism os por medio de los cuales la degeneración con síntomas muy diferentes reúnen los criterios para
de las neuronas dopaminérgicas en la sustancia nigra un trastorno particular, como es el caso, por ejemplo,
CAPITULO 13 Psicopatologia 389

de la esquizofrenia. El resultado neto de esta hetero­ Desenmarañando causa y efecto


geneidad es empañar los resultados de las investiga-
dones de los correlatos neurobiológicos en un grupo El problem a de distinguir causa y efecto es particu­
de pacientes. Un intento por remediar este problema larm ente pertinente a los estudios de visualización
es buscar los criterios biológicos que podrían servir funcional de los pacientes con psicopatología. En
com o bases válidas para identificar entidades pato­ esenda, el problema es que la presentía de anormali­
lógicas específicas dentro de una categoría diagnós­ dad funcional en una región cerebral particular no
tica m ás am plia. Ejem plos de tales intentos son la necesariam ente significa que la anorm alidad es la
hipótesis de Crow de los dos síndrom es de la esqui­ causa de la condidón bajo estudio. Por ejemplo, consi­
zofrenia y la diferenciación de las form as basadas dere la hipofrontalidad en la esquizofrenia. ¿Se pue­
genética y no-genéticam ente de la enferm edad de de concluir a partir de este fenóm eno que la anor­
Alzheimer. m alidad prefrontal es la causa de la esquizofrenia?
Ciertam ente no, debido a que es posible que la des­
viación observada de la función norm al vista en la
Hallazgos inválidos corteza prefrontal no sea la causa del trastorno sino
un efecto, una consecuenda del mismo. Esto no quie­
Los estudios bien diseñados y cuidadosam ente diri­ re decir que la hipofrontalidad en la esquizofrenia no
gidos no obstante producen hallazgos que más tarde tiene un impacto sobre el funcionamiento cognitivo y
se dem uestra son inválidos. Un ejemplo de esto es el emocional. Bien puede tener tal impacto, mas puede
reporte de Andreasen y sus colegas (1986), analizado tenerlo sin ser la causa del trastorno.
anteriorm ente, de que los pacientes con esquizofre­
n ia tien en lóbulos frontales más pequeños y volu ­
m en craneal m enor que quienes no tienen la enfer­ Niveles de explicación
m edad. Andreasen reportó más tarde el fracaso para
rep licar estos hallazgos. El tiem po tien d e a d esh a­ Las consideraciones apenas discutidas conducen a la
cerse de los estudios con resultados inválidos. Sin idea de que existen m últiples niveles de explicación
em bargo, su ocurrencia enfatiza la im portancia de de la causa de un trastorno, una idea encarnada en
los estudios de réplica y la necesidad de interpretar los conceptos de causa próxim a y causa últim a. Las
los datos m uy cuidadosam ente cuando se carece de causas próxim as son las causas inm ediatas del sín­
tales estudios. drom e o trastorno. Por ejem plo, en la diabetes, la
causa próxim a es la insu ficiencia de insulina. Sin
embargo, una comprensión más completa de un tras­
Inferencia de las causas con base torno requiere una com prensión de causas más
en el tratamiento efectivo de los síntomas rem otas o causas ú ltim as. Éstas se dividen en dos
categorías: una predisposición para el trastorno (téc­
Puede conducir a m uchas m alas interpretaciones el nicam ente llam ada d iátesis) y un com ponente am ­
inferir los m ecanism os biológicos que subyacen a la biental (llamado estrés). En la diabetes, la diátesis es
psicopatologia a partir de la efectividad de un agente un factor genético que predispone a un individuo a
de tratamiento somático. Esto se debe al hecho de que la enferm edad. Ésta es entonces disparada por es-
un agente que mejora los síntomas no significa que su tresores ambientales, como la obesidad (H. Gleitman
m ecanism o de acción esté relacionado con los m eca­ et al., 1999). Para poner otro ejemplo, una causa pró­
nism os neurobiológicos que de hecho causan los sín­ xima de la neumonía es la interrupdón de la función
tomas. Por ejemplo, los agonistas de la serotonina son normal de las células en los pulmones. La causa últi­
efectivos en el alivio de los síntomas de la depresión. ma es la infección bacteriana.
Esto no necesariam ente significa que la depresión es Los trastornos psiquiátricos tam bién tienen cau­
debida a actividad de serotonina por debajo de lo sas próxim as y últim as, aunque obviam ente están
norm al. La activadón de la serotonina puede tener un m enos definidas que en el caso de la diabetes y la
efecto antidepresivo que es independiente de la anor­ neum onía. Por ejem plo, en la esquizofrenia, la alta
m alidad neurobiológica subyacente a la depresión. El tasa de concordancia, pero m enor a 100%, para los
mismo argumento se hace en reladón con los antago­ gemelos m onocigóticos indica que, al menos en cier­
n istas de la dopam ina y los síntom as de la esquizo­ tas form as de este trastorno, una predisposición he­
frenia. A pesar de considerable evidenda circunstan- reditaria y algún otro factor no genético, probable­
dal, no se sabe si la esquizofrenia involucra ima anor­ m ente estrés am biental, son las causas últim as. Las
m alidad en la actividad de la dopamina. causas próxim as parecen incluir alguna form a de
390 PARTE III La aplicación de la neuropsicología en áreas del comportamiento

anorm alidad bioquím ica. Se apreciará que m uchos les con patrones particulares de síntomas. Existe cierta
aspectos neurobiológicos de la psicopatología revisa­ evidencia de que el alargamiento ventricular y la atro­
dos en este capítulo caen en diferentes pu ntos del fia cortical están correlacionadas con síntomas negati­
continuo causa últim a-causa próxim a. M ás aún, co­ vos, mientras que la ausencia de estas anormalidades
mo ya se ha enfatizado, algunas de ellas, como la hi- está asodada con síntomas positivos. Sin embargo, no
p ofrontalid ad en la esquizofrenia, p u ed en no ser está dara la validez de estas reladones putativas.
causas en absoluto, sino efectos. En la esquizofrenia se han reportado varias anor­
Los hallazgos revisados en este capítulo portan un m alidades microestructurales. Las más confiables de
doble m ensaje. Por una parte, representan nuevas y éstas se encuentran en estructuras límbicas, aunque
potenciales visiones en estos trastornos y m antienen existen algunos reportes de anormalidad en la corte­
la prom esa de que continuarán llegando hallazgos za prefrontal.
adicionales. Por otra parte, previenen de cuánta más Los estudios de visualización fundonal han reve­
investigación se requiere antes de poder comprender lado flujo sanguíneo y actividad m etabólica dism i­
verdaderam ente la naturaleza y causas de estos tras­ nuidos en la corteza prefrontal. Esto es observado de
tornos debilitantes. manera más confiable cuando los sujetos están invo­
lucrados en tareas que hacen uso de la función pre­
frontal, donde se m anifiesta com o una ausencia del
RESUMEN alimento en la actividad prefrontal que normalmente
se observa durante tales tareas.
El problem a de lograr una definición satisfactoria de Los pacientes con esquizofrenia tienen pobre ren­
la psicopatología no ha sido completamente resuelto. dimiento en un amplio rango de medidas cognitivas.
No obstante, cierto nivel de consenso acerca de cómo Sin embargo, son particularm ente deficientes en las
definir operativam ente varios trastornos psiquiátri­ tareas que requieren procesam iento m ediado por la
cos ha perm itido realizar cierto progreso hacia una corteza prefrontal, com o aquellas que involucran
com prensión de los factores biológicos que contribu­ atención, movimiento ocular voluntario, mem oria de
yen a los trastornos de la experiencia y la conducta, y trabajo, planeación y la m odificación de la conducta
en años recientes el paso de este progreso ha sido en respuesta a la retroalim entación. En conjunto,
acelerado. estos hallazgos sugieren que al m enos ciertos sín to­
A lo que se refiere como esquizofrenia casi segu­ mas de la esquizofrenia pueden representar un rom ­
ram ente es un grupo de trastornos con sintom atolo- pim iento en los procesos regu lados por la corteza
gía y causas su byacentes variables. E sto com plica prefrontal, por m edio de los cuales el conocim iento
los intentos por com prender las bases biológicas de de representaciones gobierna la conducta.
estos trastornos. No obstante, existe fuerte eviden­ Los fárm acos que aum entan la actividad de las
cia de que factores genéticos contribuyen a la esqui­ m onoam inas en el cerebro son efectivas en el trata­
zofrenia, aunque éstos no deben ser absolutam ente m iento de los síntom as de la depresión mayor. Esto
decisivos, debido a que la tasa de concordancia para ha conducido a la hipótesis de que una anormalidad
la esquizofrenia en los gem elos m onocigóticos está de la bioqu ím ica de las m onoam inas subyace a la
por d ebajo de 100%. La hipótesis de la dopam ina, depresión m ayor (la hipótesis de las monoaminas en
en su form a m ás sim ple, establece que la esqu izo­ la depresión). Las drogas que de m anera selectiva
fren ia está asociad a con activid ad de dopam ina m ejoran la actividad de la serotonina han m ostrado
an orm alm ente elevada. A unque ex isten algunos ser efectivas en el tratam iento de la depresión, con­
problem as con la form a más sim ple de esta hipóte­ duciendo a la más específica hipótesis de la serotoni-
sis, parece ser que la actividad anorm al de dopam i­ na en la depresión. Factores genéticos también influ­
na es u n correlato de la esquizofrenia. Esto puede yen en algunas form as de depresión.
resultar a partir de una hipertrofia de los receptores Los estudios de visualizadón funcional de pacien­
a la dopam ina. tes con depresión m ayor han reportado hipoactivi-
En algunos pacientes con esquizofrenia se obser­ dad prefrontal, un hallazgo que puede estar relacio­
van anorm alidad es estructurales, inclu so alarga­ nado con el retardo psicom otor, falta de espontanei­
m iento ventricular y atrofia cortical. É stas parecen dad y apatía observados en estos pacientes. Algunos
reflejar una pérdida de tejido generalizada, más que estudios de visu alización funcional han reportado
daño a una.región cerebral particular. Estas anorma­ hiperactividad en la amígdala, la circunvoludón a n ­
lidades estructurales no se observan en todos los gulada y la corteza prefrontal orbitom edial en p a­
pacientes y se han realizado intentos por correlacionar cientes deprimidos. El significado de estos hallazgos
la presencia o ausencia de anormalidades estructura­ no es com pletam ente claro, pero parecen estar reía-
CAPÍTULO 13 Psicopatologia 391

clonados con las experiencias de ansiedad y dolor funcionam iento cognitivo y em ocional. Como con
psicológico que son aspectos tan puntuales de la de­ otros trastornos psiquiátricos, existe evidencia de
presión severa. que la enfermedad de Alzheim er es un grupo de tras­
El trastorno afectivo estacional es una form a de tornos asociados. M uchas anorm alidades biológicas
depresión que ocurre durante los m eses de invierno, han sido identificadas en la enferm edad de A lzhei­
cuando existen pocas horas de luz solar al día. La mer. La actividad colinèrgica está perturbada. La
exposición a la luz artificial ha dem ostrado ser un muerte de neuronas, inferida a partir del alargamien­
tratam iento efectivo para este trastorno, aunque se to ventricular y la atrofia cortical y valorada directa­
desconocen las causas subyacentes del trastorno y el mente por m étodos histológicos, es un correlato pro­
m ecanism o de la efectividad de la terapia de luz. minente de la enfermedad. La atrofia dendritica, las
El trastorno bipolar es tratado de m anera efectiva marañas neurofibrilares, la degeneración granulova-
con carbonato de litio y ciertos m edicam entos anti­ cular y las placas am iloides, todos presentes en el
convulsivos, aunque la bioquím ica subyacente del cerebro norm al envejecido, se observan en la m ayo­
trastorno todavía no es clara. Se han establecido fac­ ría de los cerebros de pacientes de Alzheim er. Las
tores genéticos com o contribuyentes a la causa de placas am iloides son áreas de neuronas corticales
algunas formas del trastorno. destruidas de m anera incom pleta. Sus centros con ­
Existen diferentes tipos de trastornos de ansiedad. tienen una forma defectuosa de la proteina ]3 amiloi-
M uchos de ellos son tratados de m anera efectiva por de. En las form as fam iliares de enferm edad de A lz­
m edio de benzodiacepinas, las cuales m ejoran la acti­ heim er, la proteína defectuosa ha sido relacionada
vidad del neurotransm isor inhibid or GABA. Los con m utaciones de genes específicos. En las form as
agonistas de la serotonina tam bién tratan efectiva­ no familiares de la enfermedad, no ha sido estableci­
m ente la ansiedad, en particular el trastorno de an­ da la causa de la proteína ¡3 am iloide defectuosa,
siedad generalizado, aunque se desconoce el grado aunque se han propuesto diversas hipótesis.
en la cual las anorm alidades de la bioquím ica de la La corea de Huntington está asociada con cambios
serotonina influyen en la ansiedad. cognitivos sim ilares a los observados en pacientes
Durante mucho tiempo se creyó que las fobias sólo con lesiones prefrontales. Es posible que las lesiones
eran aprendidas. Sin embargo, la observación de que al caudado observadas en esta enferm edad d esco­
las fobias para ciertos animales y situaciones (víboras necten al caudado de sus fuentes prefrontales de
y alturas) pueden estar presentes incluso cuando el entrada aferente, perturbando esta im portante ruta
individuo no ha tenido experiencias displacenteras que normalmente sirve como m ecanismo por medio
con ellas en el pasado, sugiere que los humanos pue­ del cual la corteza prefrontal influye los centros
den estar biológicam ente preparados para experi­ motores. La enferm edad de Parkinson tam bién está
m entar ciertas fobias. El trastorno de pánico parece asociada con deterioros cognitivos sim ilares a los
involu crar una com binación de sobreactivación del observados después de lesiones prefrontales. La de­
sistem a nervioso simpático junto a m alas interpreta­ generación de las neuronas productoras de dopami-
ciones cognitivas de dicha excitación como una señal na en la sustancia nigra en la enfermedad de Parkin­
de crisis física. Esto conduce a un círculo vicioso de son priva a la corteza prefrontal de activación dopa-
retroalim entación positiva que crea niveles extrema­ m inérgica que norm alm ente la alcanzaría vía cone­
dam ente intensos de ansiedad. Los estudios de visua- xiones m esocorticales directas y vía los ganglios
lización funcional han reportado que el trastorno basales. La actividad dism inuida de dopam ina pre­
obsesivo-com pulsivo está asociado con actividad pre­ frontal puede subyacer a los deterioros cognitivos
frontal increm entada. Esto puede estar relacionado observados en este trastorno.
con la estrecha e intensa focalización de los procesos Existen muchos problemas sin resolver en la neuro-
de atención característicos de estos pacientes. biologia de la psicopatologia. Éstos incluyen la hetero­
La sociopatía ha estado asociada durante mucho geneidad de las categorías diagnósticas, problemas en
tiem po con excitación autónom a dism inuida o au­ inferir factores causales a partir de los mecanismos de
sente en situaciones que causarían tal excitación en acción de agentes de tratamiento efectivos, el desen­
individuos normales. marañar la causa del efecto y los diferentes niveles de
La enferm ed ad de A lzheim er es u na dem encia explicación que son usados para abordar el problema
cortical caracterizada por deterioro progresivo del de las causas de los trastornos psiquiátricos.
C A P I T U L O
14
Neuropsicología
del desarrollo

DESARROLLO DEL CEREBRO Anormalidades estructurales


Inducción Prematuridad y bajo peso al nacer
Proliferación de neuroblastos Infecciones
Migración de células Daño relacionado con toxinas
Crecimiento de axones Trastornos nutricionales
Crecimiento de dendritas Episodios anóxicos
La formación de conexiones y la contribución Lesión traum ática del cerebro y anorm alidad
del am biente cerebral focal
Mielinización TRASTORNOS DEL DESARROLLO
EL DESARROLLO CEREBRAL Y EL DESARROLLO DE CAUSA DESCONOCIDA
DE LAS FUNCIONES DE ORDEN SUPERIOR Trastornos de aprendizaje
Desarrollo de la agudeza visual Trastorno por déficit de atención
Desarrollo del control de la orientación visual Autismo
Desarrollo de la función ejecutiva RESUMEN
Desarrollo del lenguaje
CAUSAS CONOCIDAS DE ANORMALIDAD
DEL DESARROLLO
Trastornos heredados
Trastornos cromosómicos

El desarrollo físico de un individuo desde cigoto (huevo desde la neuroanatom ía (¿por qu é los ventrículos latera­
fertiliz a d o ) hasta adulto m aduro es uno de los más les tienen su fo rm a pecu liar?) hasta la neuroanatom ía
im presionantes y maravillosos procesos en toda la natu­ fu n c ion a l (¿cuáles son los correlatos neurobiológicos
raleza. Esto es especialm ente cierto para el desarrollo del durante el desarrollo de la agu deza visual en el in fan ­
cerebro hum ano, con su organ ización enorm em ente te?).
com pleja, y para el desarrollo de los com portam ien tos Los procesos de desarrollo no siem pre se realizan
com plejos que son el fr u to de su d esarrollo biológico. correctam ente. Una com prensión de los trastornos del
Com prender el fascin an te proceso del desarrollo cerebral desarrollo, importante para la comprensión y el tratamien­
facilita la com prensión del cerebro maduro debido a que to de la gente con trastornos del desarrollo, también puede
saber el desarrollo de algo facilita la com prensión de su arrojar luz sobre el proceso normal. Ahora se realizará una
estado actual. Esto es cierto desde varias perspectivas, discusión de estos aspectos.
CAPÍTULO 14 Neuropsicología del desarrollo 393

DESARROLLO DEL CEREBRO ción entre las células del ectoderm o que eventual­
mente formarán la placa neural y las células mesodér-
Los procesos celulares que subyacen al desarrollo del m icas subyacentes. Es probable que esto incluya la
cerebro hum ano, con sus arreglos de estructuras y transferencia de sustancias desde el mesodermo hacia
sus desconcertantemente complejos y m uy organiza­ el ectodermo.
dos patrones de conexiones entre neuronas, son bas­ Posterior a la inducción, la placa neural se pliega
tante com plicados e incom pletam ente entendidos. en un alargado surco neu ral, el cual eventualm ente
No obstante, ciertos aspectos de los procesos que se profundiza y pliega sobre sí mismo y com ienza a
contribuyen al desarrollo del cerebro han salido a la cerrarse para formar el tubo neural. El cierre com ien­
luz. Estos procesos incluyen: a) inducción de la placa za en la mitad del surco neural y progresa tanto ros­
neural; b) proliferación celular; c) m igración celular; tral como caudalm ente, h asta que está com pleto
d) agregación celular; é) diferenciación de neuroblas- aproximadamente a los 25 días de gestación.
tos (células nerviosas indiferenciadas) en neuronas
especializadas; f) form ación de conexiones con otras
neuronas; g) m uerte celular selectiva, y h) elim ina­ Proliferación de neuroblastos
ción de algunas conexiones y la estabilización de
otras. En las siguientes secciones se describirán estos Las neuronas inmaduras, las cuales no han formado
procesos en detalle. sus procesos axonales y dendríticos, son llam adas
neuroblastos. La proliferación de neuroblastos ocurre
a través del proceso de división celular mitótica y se
Inducción cree toma lugar sólo durante la gestación. Por tanto,
el recién nacido tiene todas las neuronas que tendrá
Durante la tercera semana de gestación, la hoja plana para siempre, aunque otros importantes cambios del
de células en el ectoderm o o capa exterior, sobre la desarrollo, como la diferenciación celular y la forma­
superficie dorsal del em brión en desarrollo se trans­ ción de conexiones entre neuronas, continúa en el
form a en tejido especializado que se convertirá en el periodo posnatal. Las neuronas proliferan a una tasa
cerebro y la m édula espinal (figura 14.1). La resultan­ increíble. La placa neural tiene alrededor de 125 000
te hoja con forma de pera de células especializadas es neuroblastos, aunque al mom ento del nacim iento se
llamada placa neural, y el proceso transformador que encuentre presente todo el com plem ento final de
la genera se denom ina in d u cción (Saxon, 1980). El más o m enos 100 mil m illones de neuronas del siste­
m ecanism o subyacente a la inducción de la placa ma nervioso central. Eso significa que durante la ges­
neural no está comprendido en su totalidad; sin em­ tación el núm ero de n euroblastos aum enta en un
bargo, se sabe que involucra alguna forma de interac­ estimado de 250 000 por minuto.

FIGURA 14.1 La génesis del sistema


C erebro nervioso a partir del ectodermo de un
embrión humano durante la tercera y
cuarta semanas después de la concep­
ción está representada en estos cuatro
M éduja pares de dibujos. (Arriba) Vista exter­
espinal na de la superficie dorsal del embrión
en desarrollo. (Abajo) Las correspon­
dientes vistas transversales aproxi­
madamente a la mitad de la médula
espinal futura. El sistema nervioso
P laca Surco Tubo Cresta central comienza como la placa neu­
neural neural neural neural M éd ula espinal Canal ral, una hoja plana de células ectodér-
(sustancia gris) b la n ca micas sobre la superficie dorsal del
embrión. Subsecuentemente, la placa
se pliega en la cavidad del tubo neu­
ral. Durante el desarrollo, el extremo
final del canal central (antiguamente
tubo neural) se ensancha para formar
Som ita
Som ita M édula espinal Som ita los ventrículos del cerebro. (Tomado de
(sustancia blanca) Coivan, 1979, p. 5S.)
394 PARTE III La aplicación de la neuropsicología en áreas del comportamiento

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4 0 días

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6 m eses
/ m eses

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8 m eses
9 m eses

FIGURA 14.2 El cerebro humano en desarrollo, visto desde un lado. La fila superior muestra el cerebro en desarrollo
agrandado hasta un tamaño común arbitrario para enfatizar los detalles de los procesos de desarrollo. Los dibujos en
las tres filas inferiores están aproximadamente a cuatro quintos del tamaño real. Las tres grandes partes del cerebro (el
cerebro anterior, el cerebro medio y el cerebro posterior) se originan como prominentes hinchazones en el extremo
rostral del tubo neural inicial. El alargamiento y flexión de estas estructuras conduce a cambios en la forma del tubo
neural que eventualmente define la forma de los ventrículos cerebrales. (Tomado de Cowan, 1979, p. 59.)

La proliferación ocurre en diferentes m om entos y tasa más rápida a regiones específicas del sistema ner­
tasas en diversas regiones del sistem a nervioso en vioso en desarrollo determ ina su forma. Los resulta­
desarrollo y, aunque los factores reguladores de la apa­ dos de la proliferación diferencial se observan en todas
rición y el cese de la proliferación son poco entendi­ las etapas de la neurogénesis. Por ejemplo, aproxima­
dos, es claro que estos procesos están bien determina­ damente al día 35 de gestación, aparecen tres protube­
dos. U na de las consecuencias de esta proliferación rancias en el extrem o rostral del sistem a nervioso
celular diferencial es el desarrollo de particularidades embrional. Durante las siguientes semanas, la prolife­
estructurales gruesas en el sistem a nervioso em brio­ ración celular diferencial los conforma en las tres gran­
nal. A sí como el agregar arcilla a áreas específicas de des subdivisiones del cerebro: el cerebro anterior, el
una escultura cambia su forma, agregar células a una cerebro medio y el cerebro posterior (figura 14.2).
CAPÍTULO 14 Neuropsicología del desarrollo 395

FIGURA 14.3 Células gliales


radiales especializadas en
soporte, las cuales guían el
movimiento de los neuroblas-
tos en migración, ensanchan el
grosor de la pared del tubo
neural. El dibujo en la parte
superior muestra cómo se ven
las células gliales radiales en
una sección transversal a
través de la pared del hemisfe­
rio cerebral del feto del mono.
Los cuerpos celulares de las
Superficie exterior
células gliales radiales yacen
en la zona ventricular, y sus
procesos se ex tien d e n hada la
superficie exterior de las capas
circundantes. A la izquierda se
presenta una vista ampliada de
un segmento de esta sección
transversal. La vísta tridimen­
sional amplificada de la dere­
cha muestra la relación cercana
entre los procesos de la célula
glial radial y de la neurona en
migración. (Tomado de Coman,
1979, p. 62.)

M igración de células
está atado al momento en que pierde la capaddad para
En alguna etapa en la vida de una neurona embrional, la replicación del DNA, un m omento en la vida de la
ésta deja de dividirse de manera permanente. Esto dis­ célula que en ocasiones es referido como fecha de nad -
para su movimiento o m igración, desde la capa ven­ miento. Por ejemplo, entre aquellas células que even­
tricular en la superfide interna del sistema nervioso en tualmente form arán la corteza cerebral, la primera en
desarrollo, donde tiene lugar la mayor parte de la divi­ dejar de dividirse a final de cuentas vendrá a ocupar la
sión celular, hada nuevas áreas. Las neuronas en dife­ capa cortical m ás profunda, y el siguiente grupo en
rentes regiones se retiran del d d o mitótico en distintos detener su división m igrará a la siguiente capa m ás
momentos. El destino final de la neurona en migradón profunda, y así sucesivamente. Por tanto, la corteza ce­
396 PARTE III La aplicación de la neuropsicologia en áreas del comportamiento

rebral está formada desde dentro hada fuera por olas


sucesivas de m igradones de células, cada ola pasa a
través de la capa más profunda previamente establea­
da (Rakic, 1995). Sin embargo, existen algunas excep­
ciones a la regla general de que la proliferación cesa
antes de que comience la migración. Por ejemplo, las
estructuras profundas de sustancia gris de los hemis­
ferios cerebrales, como los ganglios basales, se desa­
rrollan a partir de células que han experimentado pro­
liferation continua después de migrar a una posidón
entre las capas ventricular y cortical.
El m ecanism o de m igración neuronal involu cra
célu las g liales especializad as que rad ian desde la
capa ventricular y sirven como andam iaje que guía
el m ovim iento de las neuronas en m igración hacia
sus destinos finales (figura 14.3). El m ovim iento real
con el cual las neuronas en m igración progresan a lo
largo de las células gliales radiales es am iboide en
naturaleza, con la región conductora de la neurona
en desarrollo extendiéndose a lo largo de su célula
glial guía y la región caudal separándose progresi­
vam ente por sí m ismo. Esto es descrito en la figura
14.3 y se m uestra en una micrograñ'a electrónica en
la figu ra 14.4. Q ue estos procesos gliales realicen
este papel crítico de guía ha sido d em ostrad o en FIGURA 14.4 Microfotografía electrónica de una neuro­
variedades de ratones con mutaciones genéticas que na en migración (la más ancha de las bandas verticales
producen una degeneración tem prana de estos pro­ que corren a todo lo largo de la microfotografía) y su célu­
cesos. El exam en de la corteza cerebral en estos rato­ la glial radial elongada que la soporta y guía (la banda
nes m ostró extensa p ertu rbación de la m igración más clara y delgada hada la derecha de la neurona). El
n euronal, y estos anim ales tam bién evid enciaron objeto oblongo oscuro dentro de la parte inferior de la
severo deterioro en su com portam iento (Rakic, neurona es su núcleo. La neurona en migradón viaja a
1988a). través de una densa neuropila de fibras nerviosas que
Los eventos m oleculares subyacentes a la m igra­ corre en varias direcciones. Algunas de éstas están corta­
das en sección transversal en esta micrografía y se ven
ción neuronal son muy complejos, por lo que aún son
como estructuras circulares. La neurona en migración, por
comprendidos de manera incompleta. Se sabe que in­
tanto, tiene contacto con muchas fibras durante el curso
volucran uniones estrechas entre las neuronas en mi- de su migradón. No obstante, sigue en íntimo contacto
grad ón y las célula gliales radiales, las cuales presu­ con su célula glial radial. (Cortesía de Pasko Rakic.)
miblemente son mediadas por moléculas de adhesión
celular (Rakic, 1995). Una vez que las neuronas alcan­
zan su destino, se agregan con neuronas similares para
formar capas o núcleos. También asumen una orien- unas pocas excepciones, com ienzan a desarrollar sus
tadón particular, un proceso que es perturbado en las procesos (axones y dendritas) sólo tras haber m igra­
células hipocámpicas de algunos pacientes con esqui­ do hacia su destino final. En el extrem o distai del
zofrenia (véase capítulo 13). Los ligandos celulares en axón en desarrollo está una estructura llamada cono
la m em brana de las neuronas se presum e que están de crecim iento, el cual guía al axón en crecimiento a
involucrados en la agregación de neuronas de tipo su blanco (figura 14.5). En el extrem o del cono de
sim ilar en unidades anatóm icas discretas y en su crecim iento hay unas extensiones con form a de h i­
orientadón dentro de estas unidades. los, conocidas como filop od ia, con hojas aplanadas
entre ellas, conocidas como lam ellip od ia. La m ane­
ra en que el cono de crecim iento guía al axón en cre­
C recim ien to de axones cim iento hacia su blanco es uno de los m ás im por­
tantes y desconcertantes problem as en la neurobio­
La m ayoría de las neuronas en m igración no tienen logia del desarrollo. Las pistas de que el proceso está
la form a característica de las neuronas m aduras; con al m enos parcialm ente bajo control genético provie­
CAPÍTULO 14 Neuropsicología del desarrollo 397

FIGURA 14.5 Esta microfotografía electrónica de trans- FIGURA 14.6 Microfotografía electrónica de barrido de
misión muestra un par de conos de crecimiento al final de una dendrita en crecimiento, mostrando los conos creci-
un axón en desarrollo. Las finas extensiones en forma de dos en su superficie. (Tomado de Coivan, 1979, p. 63.)
dedos son filopodia, y las hojas aplanadas entre ellas son
lamellipodia. (Tomado de Coivan, 1979, p. 63.)

nen de los estudios que muestran que los neuroblas- La formación de conexiones
tos creados en cultivos de células desarrollan pro­ y la contribución del ambiente
cesos que parecen norm ales (Cowan, 1979), aunque
los neuroblastos en cultivos de células desde luego Como se ha dicho, sigue sin conocerse cómo las neu­
no realizan conexión con sus blancos pretendidos. ronas en desarrollo realizan conexiones específicas con
El crecim iento a lo largo de la vía correcta y la ter­ otras neuronas. Sin embargo, es claro que este proceso
m inación en el blanco final del axón parecen involu­ crítico, cuyo resultado sirve de base para la capacidad
crar m oléculas específicas sobre el cono de creci­ funcional compleja de los sistemas nerviosos avanza­
m iento que le perm iten responder a pistas estructu­ dos, involucra una elaborada interacción de determi­
rales y químicas a lo largo de su ruta y en su destino nantes genéticos y ambientales. En esta sección se dis­
final. cutirán estas determinantes y sus interacciones.
En principio, una solución al problema de formar
las conexiones correctas sería primero hacer un con­
Crecimiento de dendritas junto aleatorio de conexiones y luego retener aque­
llas que están funcionalm ente activas y elim inar
El principal factor que determina el crecimiento y ra­ aquellas que no lo sean. Esta conectividad a través
m ificación dendrítico parece ser la presencia y de la selección funcional sería análoga a construir
patrón de fibras axonales aferentes que se aproximan una compleja red de autopistas interestatales que co­
al extrem o dendrítico de la neurona en desarrollo. necten a todas las ciudades y luego cerrarlas o redu­
Por tanto, las dendritas de muchas neuronas siguen cir el tam año de aquellas que no tienen un cierto
en un estado de relativo subdesarrollo hasta la llega­ nivel de tráfico. Existe evidencia de que las neuronas
da de sus axones aferentes, m om ento en el cual los más desarrolladas generan m ás procesos de los que
procesos dendríticos brotan para alcanzarlos (figura necesitan o de los que a final de cuentas m antienen y
14.6), formando todo el árbol dendrítico de la neuro­ que realizan más conexiones de las que son manteni­
na (Courchesne, 1991a). das en el estado m aduro (Rakic, 1995). Esto sugiere
398 PARTE III La aplicación de la neuropsicología en áreas del comportamiento

que cierta especie de selección funcional contribuye nas de citocrom o oxidasa específica del área (véase
al desarrollo de las conexiones neuronales que cul­ capítulo 5) en ausencia de cualquier entrada desde los
m inan en el sistem a nervioso m aduro. Sin embargo, receptores en la retina (Kuljis y Rákic, 1990).
la selección funcional no puede ser la única determi­ Una teoría acerca de estas conexiones es la h ipóte­
nante de la conectividad neuronal debido a la gran sis de q u im ioesp ecificid ad de Roger Sperry (1968,
com plejidad del enorm e número de conexiones que 1971). De acuerdo con esta teoría, las neuronas se
son form adas de m anera prenatal, antes de que esté vuelven quím icam ente diferenciadas en una etapa
disponible cualquier entrada ambiental significativa. temprana en su desarrollo, de tal form a que sus mem­
En consecuencia, tanto los factores intrínsecos gené­ branas llegan a tener etiquetas quím icas que las dis­
ticam ente determ inados como los factores extrínse­ tinguen y que permiten a las neuronas reconocer sus
cos generados ambientalmente, contribuyen a la con­ blancos. La evidencia para esta posición proviene de
ectividad del sistem a nervioso maduro. Se exam ina­ los experim entos clásicos de Sperry en los cuales él
rá cada uno de estos factores a la vez. cortó el nervio óptico en anfibios embrionarios y adul­
tos, como la rana. Estas especies son capaces de rege­
FA C T O R E S IN T R ÍN S E C O S Im presionantes ins­ nerar de manera extensa el tejido neural, de modo que
tancias de conexiones neuronales determinadas gené­ aun cuando el nervio óptico es cortado en el adulto,
ticamente abundan en el sistema nervioso en desarro­ las fibras del ojo crecen de vuelta h ad a el tectum ópti­
llo. Por ejemplo, los ratones que son congénitamente co y forman conexiones.
anoftálm icos (nacen sin ojos) y los anim ales cuyos Tras cortar el nervio óptico, Sperry o rotó el ojo den­
ojos han sido removidos quirúrgicamente en las eta­ tro de su cuenca o lo removió y lo reemplazó con el ojo
pas tem pranas del desarrollo em brionario, desarro­ transplantado de la otra cuenca. Su razonamiento fue
llan conexiones topográficas correctas en la corteza que si cada neurona en el nervio óptico tiene una eti­
visual en ausencia de cualquier inform ación de los queta química específica que determ ina su blanco en
fotorreceptores (Kaiserm an-Abram off, Graybiel y el tectum óptico, entonces las manipulaciones experi­
N auta, 1980; O lavarria y Van Sluyters, 1984; Rakic, mentales que realizó deberían resultar en el restableci­
1988b). Además, el área V I en los monos adquiere zo­ miento de las conexiones originales. Sin embargo, si la

FIGURA 14.7 Los experimentos de Sperry involucran


rotación o transplante del ojo de una rana para determi­
nar cómo el nervio óptico en regeneración forma nuevas
conexiones con el tectum óptico. Cuando las conexiones
se forman de nuevo, su funcionalidad puede ser valora­
da mediante la observación del comportamiento visual
de la rana. A) El comportamiento de la rana de control
con sus ojos en la condición normal. B) Cuando el ojo
derecho es rotado 180° y entonces al animal se le presen­
ta un señuelo en el campo superior, la rana ataca exacta­
mente 180° en la dirección errónea. C) En este experi­
mento, el ojo izquierdo es sustituido por el ojo derecho y
rotado 180°, lo que resulta en una inversión sólo en el eje
dorsoventral: la rana dirige su ataque al frente hada el
señuelo, mas en la direcdón del campo visual inferior, en
lugar de al superior. D) Cuando se realiza un transplante
similar, pero el ojo no es rotado de modo que sólo el eje
anteroposterior está invertido, la rana detecta correcta­
mente que el señuelo está en el campo visual superior,
pero ataca al frente en lugar de hacerlo hada atrás. Estos
resultados indican que durante la regeneradón, las
fibras del nervio óptico siempre crecen de vuelta hada la
parte del tectum óptico que originalmente inervaban.
Los resultados son, por tanto, consistentes con la hipóte­
sis de que las fibras del nervio óptico y las neuronas en
el tectum óptico tienen características químicas que las
capadtan para identificarse mutuamente. (Tomado de
Cowan, 1979, p. 64.)
CAPÍTULO 74 Neuropsicología del desarrollo 399

función es un factor significativo en la form ación de ponden más vigorosam ente a los estímulos presenta­
las conexiones entre el nervio óptico y el tectum ópti­ dos al ojo ipsilateral, y otras responden más a los
co, entonces la manipulación de la posición del ojo de­ estím ulos presentados al ojo contralateral. Esta pre­
bería conducir a diferentes conexiones, tal vez más ferencia para disparar en respuesta a los estím ulos
funcionales y adaptativas. Los experim entos de Spe- presentados a un ojo dado se refiere com o la do-
rry demostraron que las conexiones originales son res­ m inanda ocular de la neurona. También observamos
tablecidas (figura 14.7), apoyando la noción de que en el capítulo 5 que las neuronas en el área V I están
cierta especie de etiquetas químicas, más que los fac­ arregladas en colum nas de dom inancia ocular orde­
tores funcionales relacionados, determina las conexio­ nadas, de aproxim adam ente 400 mm de ancho, que
nes. Ésta es la esencia de la hipótesis de quimioesped- reciben entrada predom inante del ojo derecho o del
fiddad de Sperry. izquierdo (véase figura 5.27).
Los experim entos dirigidos por Hubel y sus cole­
FA C TO R E S E X T R ÍN SE C O S Los resultados de los gas (H ubel, W iesel y LeVay, 1977; H ubel, W iesel y
experim entos de Sperry y hallazgos sim ilares por Stryker, 1978) han m ostrado que si un ojo de un gato
otros investigadores verifican que los factores inter­ es suturado poco d espués de su n acim iento de
nos, primordialmente genéticos en naturaleza, son en modo que su retina nunca sea expuesta a un patrón
im portancia determinantes de las conexiones neuro- de ilum inación, las bandas de dominancia ocular co­
nales. Esto no es tan sorprendente. Tiene sentido que nectadas a dicho ojo se encogen, m ientras que las
el código genético deba contener inform ación acerca conectadas al otro ojo se alargan perm aneciendo
de cómo las neuronas en el cerebro están conectadas, constante el ancho com binado de las dos bandas.
en particular porque gran parte del desarrollo de las N orm alm ente, las bandas de dom inancia ocular no
conexiones tiene lugar de m anera prenatal, antes de se desarrollan sino hasta después del prim er m es de
que esté disponible entrada am biental significativa. vida. Esto sugiere que inicialm ente existe am plia
Sin embargo, la entrada ambiental evidenda también entrada desde ambos ojos hacia todas las neuronas
ser un factor importante que contribuye al patrón final en el área V I, pero que durante el prim er m es p os­
de las conexiones neuronales. Esto tam poco es por natal se reducen las conexiones desde u n ojo hacia
com pleto inesperado cuando uno considera que la las neuronas de una b and a de dom inancia ocular
inform adón almacenada requerida para la programa­ determ inada. En apariencia, en los experim entos de
ción genética de todas las conexiones en el cerebro H ubel y W iesel la au sencia de com petencia en la
mamífero maduro excedería con mucho la capaddad entrada desde el ojo privado deja intacta la entrada
de almacenamiento de inform adón del genoma. Ade­ abundante desde el ojo no privado, mientras dism i­
más, el alambrado de todas las conexiones, incluso si nuye la correspondiente entrada desde el ojo priva­
fuese posible, tendría la desventaja de dism inuir la do. Estos hallazgos muestran que el equipo neuronal
capacidad del sistem a nervioso en desarrollo para requerido para la dom inancia ocular está preparada
experimentar m odificadón adaptativa en respuesta a por factores genéticos, pero que la m anifestación o
perturbaciones del desarrollo con base am biental o activadón de la dom inanda ocular requiere fundón.
genética, una capaddad denominada plasticidad. La m ism a conclusión puede ser obtenida a partir
La influencia del ambiente es más evidente en las de los experim entos que investigan el efecto de la
etapas finales del desarrollo. En m uchas instancias, deprivadón sensorial sobre la organization de la cor­
las instrucciones genéticas han program ado una so­ teza som atosensorial del ratón. La corteza sensorial
breabu nd ancia de conexiones, las cuales eventual­ del ratón tiene agregados especializados de células,
m ente dism inuyen por la elim inación de axones y conoddos como barriles {bañéis), cada uno de los cua­
sinapsis, así como a través de la m uerte de neuronas. les redbe entrada desde una sola mibrisa sobre el lado
Es en estos procesos de poda y agotam iento que la contralateral del animal. Si una fila de m ibrisas es
actividad fundonal (y los estímulos ambientales que removida en un anim al joven, los barriles que repre­
los activan) se vuelve im portante debido a que, en sentan a aquellas m ibrisas desaparecerán y aquellos
m uchas instancias, las conexiones que sobreviven que representan m ibrisas adyacentes se expandirán
d ependen de las conexiones que reciben la m ayor (Woolsey et al., 1981). Esto es ilustrado en la figura
estim ulación ambiental. 14.8. Estos hallazgos propordonan otro ejemplo de la
Un ejem plo de este proceso com petitivo es el de­ dependencia que tienen de las entradas ambientales
sarrollo de las columnas de dom inancia ocular en el sobre el sistema nervioso en desarrollo, así como de la
área V I. Como se recordará del capítulo 5, aunque la preparadón genética. Como Rakic (1995) ha señalado,
vasta m ayoría de las neuronas en V I responde a los la entrada ambiental esculpe el patrón final de organi­
estím ulos presentados a cualquier ojo, algunas res­ zation neuronal a partir de un estado inicial, genética-
400 PARTE III La aplicación de la neuropsicología en áreas del comportamiento

A) form ación de conexiones entre neuronas. La xnieli-


n iz a ció n es un proceso por m ed io del cual el axón
en d esarrollo lleg a a estar en rollad o en u na h oja
glial. Se sabe que esto m ejora la v elo cid ad de la
transm isión neuronal y por tanto, presum iblem en­
te, su eficiencia general (véase capítulo 2). A p artir
del trabajo pionero de Flech sig (1901), se sabe que
B) la m ielinización no tiene lu gar al m ism o tiem po en
el sistem a nervioso en desarrollo; diversas estructu­
ras se m ielinizan en diferentes m om entos, un fen ó­
m eno que ha conducido al concepto de ciclos m ie-
lo g en ético s. Éstos se resum en en la figura 14.9. Se
han hecho intentos por correlacionar los ciclos m ie-
logenéticos con el desarrollo de funciones específi­
cas (Lecours, 1975; Lenneberg, 1967), en particular
O
la función de las últim as cortezas en m ielínízarse: la
parietal posterior y la prefrontal. El hallazgo de que
las regiones que regu lan el fu n cion am ien to de
orden superior m ielinizan: m ás tarde, m ientras que
las estructuras com o las vías sensoriales y m otoras
se m ielinizan m ás tem prano, p arece en cajar con la
n oció n de que el m om ento d u ran te el desarrollo
D) cuando la m ielinización está com pleta es un m arca­
dor de la m aduración de una vía o estructura parti­
cular. A uque ésta es una hipótesis plausible, no está
de ningún modo establecida de m anera inequívoca.
D ebido a que los axones desm ielinizados tienen ca­
pacidad de transm isión neuronal, aunque más len-

F1GURA 14.8 Experimentos que muestran la dependen­


cia crucial que tiene el sistema nervioso en desarrollo de
su entrada. En el ratón, A) los agregados especializados ■Raíces sensoriales - . -
de células en la corteza somatosensorial, denominados Lemnisco m ed:al. "j : -
barriles {bañéis), reciben entrada de una sola mibrisa en
Radiación-soriiatosensoii^ ~
el lado opuesto del hocico del animal. B) y C) Si una fila
t Ves&buíocodaafjaucjríjvq, íectinn, isgrfiSiTíurn) _
de mibrisas es destruida poco después del nacimiento, la
, CcJ f cu¡ oj meri or. ? ~ - ~ Sistemas i
correspondiente fila de barriles en la corteza cerebral se
" sensoriales :
encontrará que posteriormente ha desaparecido y los ba­
rriles adyacentes se habrán alargado. D) Si todas las mi-
Nervio y írscto ópíícós, Ico frd S a s
brisas son destruidas, todos los barriles desaparecerán.
(Tomada de Cournn, 1979, p. 66.)
Rafees motoras \ '

| Pedüncúíoscerébeíosfe'~'"': - Sistemas
f.Trctíos¿íram ída 1es V = ^
motores

m ente determ inado, de células, axones y sinapsis Gierpo'esinadb* .V lí

excesivas. Estos ejemplos también ilustran la capaci­


I Fóhnadórc retídíbr^
dad del cerebro en desarrollo para reorganizarse a sí
^ S¡stemas
mismo en respuesta a influencias externas o lesiones t a q RsdEsnón'-^ .—í^__ ——— integrados
taJsnisca n a Kpecinca-',- ------___
locales, un tema al cual se regresará en el capítulo 15.
Comisuras <i¿r¿oral£s --iSsS

S "i ~"~^í^^B.S5odaoaii'intrsG qrtÍC2Í'

M ielinización
FIGURA 14.9 Ciclos mielogenéticos de mielinización
Antes de finalizar la discusión del d esarrollo al ni­ regional en el cerebro humano según los resumen Yakov­
vel neuronal, se describirá un proceso posterior a la lev y Lecours (1967). (Tomado de Spreen et al., 1995, p. 20.)
CAPITULO 14 Neuropslcología del desarrollo 401

tam ente que los axones m ielinizados, la m ieliniza-


ción no es u n m arcador de activid ad n eu ron al per
se. Por tanto, es posible que las diferencias regiona­
les en el m om ento de com pletar la m ielin ización
resulten ser m ás bien m arcadores crudos de m adu­
ración funcional.

EL DESARROLLO CEREBRAL
Y EL DESARROLLO DE LAS
FUNCIONES DE ORDEN SUPERIOR

Los intentos para relacionar el desarrollo de función


de orden superior con el desarrollo cerebral son com­
plicados por los lím ites en la com prensión de los
m ecanism os neuronales que m edian las funciones
com plejas. N o se sabe con precisión cuáles aspectos
en el desarrollo del sistem a nervioso son los m arca­
dores m ás válidos para el desarrollo de los m ecanis­
m os neu ronales que m edian el com portam iento
com plejo. A pesar de este intim idante problem a, se
han en con trad o algunas correlaciones ilustrativas
entre el desarrollo de la función y aspectos del desa­
rrollo neuronal. Adem ás, las diferencias en el curso
del desarrollo entre la adquisición del conocimiento
y la habilidad para realizar acciones con base en di­
cho conocim ien to pueden ser m arcadores de desa­
rrollo prefrontal. En esta sección se exam inan algu­
nos de estos hallazgos.

Edad (m eses)
Desarrollo de la agudeza visual
FIGURA 14.10 (Arriba) Ejemplo de estímulos usado para
Se ha dem ostrado que los infantes prefieren mirar un estudiar la agudeza visual en infantes. (Abajo) Gráfica que
muestra los resultados de un estudio en el cual la agude­
estím ulo ru goso en lu gar de uno plano y hom ogé­
za del infante es medida en términos del mayor número
neo. E sta tendencia puede ser usada para evaluar la
de líneas por grado de ángulo visual que el infante prefie­
agud eza v isu al al exponer al infante a estím ulos
re sobre un campo homogéneo. (Tomado de Posner y Rnichle,
rugosos progresivam ente más finos, cada uno parea­ 1994, p. 182.)
do con u n estím ulo plano, hasta que el infante falle
para m ostrar una preferencia (figura 14.10). Con este
m étodo, G w iazda, Bauer y Held (1989) han m ostra­ Desarrollo del control de la orientación visual
do que la agudeza visual de un infante m ejora
durante los prim eros 12 meses de vida, hasta alcan­ D E SA R R O L L O D E LA IN H IB IC IÓ N D E R E T O R ­
zar el n iv el adulto de agudeza visual aproxim ada­ N O Antes del m es de edad, los infantes no pueden
m ente al final de dicho periodo (véase figura 14.10). fijarse de manera consistente en un estímulo visual.
Este au m ento de la agudeza visual durante los pri­ Después del prim er mes, el área V I se ha desarrolla­
m eros 12 m eses posnatales está correlacionado con do lo suficiente com o para perm itir la fijación. Sin
increíbles cam bios en la corteza visual (Conel, 1939- em bargo, a p artir del m es de edad y hasta los 4
1967). E n el nacim iento, las células en m igración han m eses, los infantes tienen el nuevo problem a de ser
poblado sólo la capa m ás profunda del área V I, la incapaces de dejar de m irar a los estímulos sobre los
sexta; sin em bargo, durante los siguientes 12 meses cuales se han fijado, en particular cuando éstos inclu­
todas las seis capas de V I estarán llenas con neuro­ yen contornos altam ente contrastantes. Esta m irada
nas, y el área V I será m uy sim ilar a com o es en el obligatoria comienza a dism inuir alrededor de los 4
adulto. meses de edad, y hacia los 6 meses de edad los infan-
402 PARTE III La aplicación de la neuropsicología en áreas del comportamiento

1 A tra c to r cen trai presente 3 A tra c to r centrai presente

2 Estímulo a 30° izquierda 4 Estímulos a 30° izquierda y derecha

FIGURA 14.11 Estímulos usados para estudiarla inhibición de retomo en infantes. El infante enfrenta estímulos
en tres monitores. (1) Un atractor central en el monitor central atrae primero la atención del infante. (2) Luego
desaparece el atractor central y aparece un estímulo en el monitor de la izquierda, el cual atrae la atención del
infante. (3) Luego desaparece el estímulo izquierdo y reaparece el atractor central. (4) Finalmente, el atractor cen­
tral desaparece y aparecen estímulos en los monitores izquierdo y derecho. Sólo después de los 6 meses los
infantes muestran una tendencia consistente para evitar el estímulo previamente visto (mano izquierda) cuando
se les presentan estímulos a la derecha y la izquierda (inhibición de retomo). (Tomado de Posner y Raichle, 1994, p. 186.)

D esarrollo de la función ejecutiva


tes son capaces de controlar la orien tación de su
m irada al grado de m ostrar de m anera consistente Conforme los niños m aduran, desarrollan una capa­
im a preferencia por m irar un objeto novedoso o una cidad creciente p ara regu lar su com portam iento
localización visual novedosa, una tendencia denomi­ sobre la base de planes, m etas y otras representacio­
nada in h ib ició n de retom o (Posner y Raichle, 1994). nes internas, procesos que son m ediados por la cor­
Esto se ilustra en la figura 14.11. teza prefrontal. A unque se sabe que el proceso de
m ielinización no se com pleta en la corteza prefron­
C A N C ELA R LA A TEN CIÓ N A U N A LO C A LIZ A ­ tal sino hasta la segunda década de vida, se conoce
C IÓ N V ISU A L Aproxim adam ente al m ism o tiem ­ un poco m ás acerca de los cam bios de desarrollo a
po que la inhibición de retorno se desarrolla, los nivel neuronal que están correlacionados con la m a­
infantes aprenden la habilidad para cancelar en aten­ duración de la corteza p refron tal. Sin em bargo, a
ción de una localización visual y m irar hacia un nivel conductual, existen claros indicios de desarro­
estím ulo de reciente aparición. Esto es ilustrado por llo de la fu n ción ejecu tiva d urante el curso de las
un experim ento en el cual un infante está fijándose prim eras dos décadas de vida. De hecho, uno puede
sobre un objeto central; entonces un nuevo estímulo, estar tentado a adscribir el desarrollo de la persona­
que parpadea para atraer la atención del infante, lidad y el carácter a la m aduración de la corteza pre­
aparece m ientras el atractor central perm anece pre­ frontal.
sente. Se ha dem ostrado que la probabilidad de que Se recordará de la discusión de la función prefron­
el infante se oriente hacia el estím ulo parpadeante tal en el capítulo 12 que los pacientes con lesiones
aum enta significativam ente entre los 2 y 4 meses de prefrontales con frecuencia entienden lo que se les
edad (M. H. Johnson, Posner y Rothbart, 1991; Pos­ solicita en una situación particular mas no son capa­
ner y Raichle, 1994). ces de organizar su comportamiento con base en dicho
E n los adultos, se ha dem ostrado que la cancela­ conocim iento. Esto es ejem plificado por la ocurren­
ción de la atención de una ubicación visu al involu­ cia no inusual de u n p aciente con una lesión p re­
cra al lóbulo parietal superior. Los estudios de PET frontal quien, tras clasificar con perseverancia sólo
de in fan tes han dem ostrado que la actividad m eta­ por el color en el Test de W isconsin de Clasificación
bòlica de esta región alcanza los n iv eles adultos de Tarjetas, alegrem ente anuncia al final de la prue­
aproxim ad am ente a los 4 m eses de edad. Este ha­ ba que la form a y el núm ero tam bién pudieron h a­
llazgo se ajusta con el de una m arcad a m ejoría en ber sido usados como bases para la clasificación. A l­
esta función durante el periodo justo anterior a los 4 gunas investigaciones recien tes sobre el com porta­
m eses de edad. m iento de in fan tes m uestran el desarrollo del co­
CAPÍTULO 14 Neuropsicología d e l desarrollo 403

n ocim iento de un aspecto particu lar antes del de­ /4) Evento de habituación
sarrollo de la capacidad para actuar con dicho cono­
cim iento. Estas discrepancias en el m om ento de la
aparición del conocim iento en contraste con la acción
con base en el conocimiento parecen ser manifestaciones
del desarrollo de la función ejecutiva prefrontal. A
continuación se discuten dos ejemplos.

PERM A N EN C IA DE O BJETO Saber que un objeto


continúa existiendo aun cuando ya no esté presente B) Evento posible
en el ambiente inmediato se denomina perm anencia
de o b jeto . Las observaciones pioneras de Piaget
(1952) señalan que antes de los 9 m eses de edad, un
infante no buscará un objeto que sea removido de la
vista, aun cuando esto se haga ju sto enfrente de él.
Piaget concluyó a partir de estas observaciones que
antes de los 9 m eses de edad los infantes no tienen
conocim iento de que el objeto continúa existiendo
Q Evento imposible
después de haberlo perdido de vista.
De alguna manera, los experim entos son como el
genio malvado en los cuentos de hadas, quien satis­
face los deseos que le piden los protagonistas, en
lugar de aquellos deseos que ellos piensan que están
pidiendo. En este caso, el experim ento de Piaget de
hecho no pregunta "¿a qué edad el infante sabe que
el objeto continúa existiendo cuando está fuera de su
FIGURA 14.12 Experimento usado por Baillargeon para
vista?", sino "¿a qué edad el infante buscará activa­ evaluar la permanencia de objeto en infantes de 4 meses
m ente el objeto?". Éstas, desde luego, son diferentes de edad. (Modificado de Posner y Raichle, 1994, p. 194.)
preguntas. Los experim entos que em plean el m éto­
do de deshabituación han mostrado que los infantes
tienen conocim iento de que el objeto existe en una
edad tan temprana como los 4 meses. Este método se rápido a este evento. D espués de esto, se colocó un
basa en el hecho de que los infantes muestran intenso bloque al final del escenario de modo que fuese visi­
interés en los objetos novedosos, los mira con intensi­ b le al principio, pero lu ego era escondido por la
dad y succionan cuando esto se refuerza con la con­ pantalla conform e ésta rotaba alejándose del infan­
servación del objeto novedoso a la vista. Sin embargo, te, eventualm ente la p an talla era detenida por el
ellos tam bién llegan a aburrirse cuando un objeto ha bloqu e (figu ra 14.12B). L u ego de que el infante se
estado presente por algún tiempo, un fenómeno deno­ habituó a esta condición, fue expuesto a la con d i­
minado habituación. Si luego de que un infante se ha ción crítica. Con el bloque en el lugar, la pantalla fue
habituado a un estím ulo particular, se introduce un rotada de regreso, pero en lu gar de golpear al b lo ­
nuevo estím ulo, el infante se d esh ab itu ará, por lo que, la p an talla continuó m oviéndose h acia atrás
que m irará y m ostrará aparente sorpresa al nuevo 180°. Esto debería ser un evento imposible, pero fue
estím ulo y, si las condiciones del experimento lo per­ posible porque el experim entador, fuera de la vista
miten, trabajará (es decir, succionará) para conservar de la infante, removió el bloque (figura 14.12C). A sí
el objeto novedoso a la vista. como los adultos se sorprenderían con este evento,
Baillargeon y sus colegas (1985; vea tam bién Bai- los infantes de 4 m eses de edad evidentem ente
llargeon, 1987, 1991,1995) usaron el m étodo de des­ encuentran el evento sorprendente porque ellos p a­
habituación para investigar la perm anencia de obje­ san más tiempo m irándolo que en las otras dos con­
to en los infantes. En un experimento, a una infante diciones, a las cuales se han habituado. Estos resul­
de 4 m eses de edad se le mostró un escenario m inia­ tados dem u estran que los in fan tes tienen con oci­
tura con.una pan talla unida a una b arra en m edio m iento de la perm anencia de objetos meses antes de
del escenario de modo que la pantalla pudiese rotar que sean capaces de utilizar dicho conocim iento pa­
hacia arriba, como un puente elevadizo, alejándose ra guiar la conducta de búsqueda dirigida a m etas.
del infante (figura 14.12A). El in fan te se habitu ó Se presum e que la m aduración de los sistem as eje­
404 PARTE III La aplicación de la neuropsicología en áreas del comportamiento

FIGURA 14.13 Configuración experi­


mental empleada por Diamond para
valorar la habilidad de un infante
para resolver un conflicto entre línea
de visión y trayectoria de alcance.
Aquí el infante es incapaz de recupe­
rar el juguete de una caja transparente
que está cerrada por todos los lados
excepto por el frente. (Tomado de Posnery
Raichle, 1994, p. 196.)

cutivo y de representaciones en la corteza prefrontal te atractivo dentro de una caja transparente. La caja
entre los 4 y 9 m eses de edad es n ecesaria para el tenía una abertura en el frente, pero los infantes veían
desarrollo de esta conducta. al juguete a través de la parte superior de la caja (figu­
ra 14.13). Los infantes de 6 x/ i a 8 meses de edad eran
P R E FE R E N C IA P O R O B JE T O S N O V E D O S O S incapaces de recuperar el juguete a menos que la caja
U na discrepancia análoga se ve en la respuesta de los estuviese colocada en tal form a que pudieran mirar a
infantes hacia los objetos novedosos. A los 6 m eses través de la abertura y vieran al juguete. Cuando los
de edad, ellos m irarán más un objeto novedoso que infantes pueden ver el ju g u ete sólo a través de la
uno que han visto previamente. Sin em bargo, no es parte superior, ellos intentan en vano recuperar el
sino hasta los 18 m eses de edad cuando buscan con juguete a través de la parte superior cerrada. Por
insistencia el objeto novedoso (Posner y Raichle, tanto, los infantes en estas edades son incapaces de
1994). De nueva cuenta, esta brecha entre conoci­ resolver de m anera adaptativa el conflicto entre la
m iento (dem ostrada por la m irada preferencial) y la línea de visión y la trayectoria para el alcance.
regulación de la conducta organizada con base en A los 9 meses de edad, los infantes son capaces de
dicho conocim iento (demostrado por la tendencia a m irar a través de la parte superior de la caja y recu­
alcanzar) puede ser adscrita a la m ad uración de la perar el juguete cuando la abertura está al frente de
función ejecutiva prefrontal durante dicho intervalo. la caja, pero no cuando la caja es colocada de modo
que la abertura esté al lado. Sólo a los 12 m eses de
SO L U C IÓ N D E PR O B L E M A S Se ha dem ostrado edad son capaces de alcanzar a través del lado de la
que la corteza prefrontal es crítica para la m ediación caja para recuperar el ju gu ete. El dom inio de este
de los procesos involucrados en la solución de pro­ conflicto entre la línea de visión y la trayectoria para
blem as, como los creados en el Test Stroop. Se recor­ alcanzar requiere tanto la inh ibición del alcance
dará del capítulo 12 que el Test Stroop presenta a los directo a lo largo de la línea de visión como el desa­
sujetos palabras que son nom bres de colores pero rrollo y ejecución de un plan para alcanzar el objeto
que están impresos en colores diferentes de los nom­ por m edio de una ruta indirecta. Este logro es otra
bres, de m odo que se crea un conflicto entre la ten­ m anifestación de la m aduración de la función ejecu­
dencia autom ática para leer la palabra y el requeri­ tiva prefrontal.
m iento de la tarea de decir el color en el cual está En este breve recuento del desarrollo de la función
im presa la palabra. Com o se ha observado, los ejecutiva se ha hecho hincapié sobre las disparidades
pacientes con lesiones prefrontales tienen extrem a entre el logro del conocimiento de representaciones, en un
dificultad con esta tarea (Vendrell et al., 1995). punto del desarrollo, y el posterior desarrollo de la
Diamond (1990) creó un conflicto de alguna mane­ capacidad para guiar y regular la conducta sobre la base de
ra análogo para los infantes. Ella les mostró un jugue­ dichas representaciones. Los infantes en particular son
CAPÍTULO 14 Neuropsicología del desarrollo 405

m uy adecuados para una investigación de este desa­ LA RELATIVA IN D EPEN DEN CIA D E LA CAPACI­
rrollo debido a los rápidos y extensos cam bios neu- D A D D EL LEN G U A JE D E L O S FA C TO R ES A M ­
robiológicos que tienen lugar durante este periodo y BIENTALES Es obvio que el lenguaje debe estar dis­
porque variables extrañas como la personalidad y la ponible en el ambiente de los niños para que lo apren­
experiencia tienen menos oportunidad de complicar dan y, desde luego, el lenguaje particular y dialecto
el cuadro. No obstante, en principio, debería ser que aprendan dependerá de cuál es el que escuchen.
posible trazar la solución de disparidades análogas a No obstante, mientras esté presente un mínimo crítico
través del desarrollo. A unque esto sería interesante, de lenguaje en el ambiente del niño, la capacidad para
está más allá de la visión de la presente explicación. desarrollarlo no es dependiente de la naturaleza o
En vez de ello, se vuelve ahora a la consideración de cantidad. La idea de capacidad para el desarrollo del
otra función importante: el lenguaje. lenguaje es enfatizada debido a que los niños que
viven en orfelinatos, en los cuales existe poca estimu­
lación lingüística, o los niños de padres sordos exhi­
D esarrollo del lenguaje ben un rezago en el desarrollo del lenguaje. Sin
embargo, una vez que son expuestos a un ambiente
Aunque es indiscutible que la presencia del lenguaje lingüístico norm al, sus habilidades lingüísticas lle­
en el am biente infantil es necesaria para su aprendi­ gan al mismo nivel de desarrollo, lo que sugiere que
zaje, tam bién existe evidencia de que la adquisición la capacidad para el lenguaje no fue afectada por la
del lenguaje depende de la m aduración de los siste­ reducción temporal en la experiencia de lenguaje.
m as neuronales que han evolucionado para apoyar
de m anera específica su desarrollo. Desde esta pers­ LA U T IL ID A D N O E S UN FA C TO R PRIN C IPA L
pectiva, el desarrollo del lenguaje es igu al que el EN EL D ESA RRO LLO DEL LENGUAJE Los infan­
desarrollo de la estructura física del cuerpo en cuan­ tes sordos vocalizan en formas que son similares a los
to que se desarrolla bajo la dirección de factores niños que escuchan, aunque no desarrollen palabras
genéticos (Lenneberg, 1967). Esta noción ha sido (Lenneberg, 1967). Por ejem plo, el arrullo y el bal­
representada por la idea de que el lenguaje es un buceo se desarrollan casi al m ism o tiem po entre los
"órgan o" (Chomsky, 1988, 1991, 1993) o u n "in stin ­ niños con deterioro auditivo y los niños que escuchan.
to" (Pinker, 1994). Adem ás, los niños sordos, aproxim adam ente a los 2
El apoyo para la hipótesis de que la adquisición años de edad son capaces de expresar sus necesidades
del lenguaje se desarrolla com o el resultado de un muy bien a través de signos desarrollados de manera
proceso de m aduración determ inado biológicam en­ intuitiva. Esto sugiere que el desarrollo del lenguaje
te proviene de varias fuentes. Alguna evidencia fue en los niños de 2 años de edad que escuchan no ocu­
discutid a en el capítulo 6, incluyendo la habilidad rre como respuesta a una necesidad experim entada
de los in fan tes de 1 m es de edad para discrim inar sino que, más bien, representa el resultado de un pro­
entre d iferentes fonem as (Eim as et al., 1971) y el ceso de maduración natural (Lenneberg, 1967).
h allazgo de asim etrías h em isféricas estru ctu rales
que están correlacionadas con la especialización he­ P E R IO D O C R ÍT IC O PARA EL D E S A R R O L L O
m isférica para el lenguaje tanto en los adultos h u ­ D EL L EN G U A JE O tra fuente de evidencia que
m anos com o en los cerebros fetales (Wada, C lark y apoya la noción de que el lenguaje em erge como el
H am m , 1975). En esta sección se revisa evidencia resultado de un proceso de m aduración programado
adicional que apoya esta noción. genéticam ente es la presencia de un periodo crítico
para la adquisición del lenguaje. Los estudios de
LA R E G U L A R ID A D D E LA A PA RIC IÓ N D E LAS niños que han experim entado extrem a privación
C A R A C T E R ÍS T IC A S D IS T IN T IV A S D E L LEN ­ ambiental demuestran que si un niño no es expuesto
G U A JE Las características distintivas del lenguaje al lenguaje hasta aproxim adam ente la aparición de
aparecen con m arcada regularidad entre diferentes la pubertad, entonces el niño no puede aprender el
n iños y diversas culturas. Por ejem plo, en ausencia lenguaje de manera normal. Este hallazgo es consis­
de privación ambiental extrema o deterioro neurolò­ tente con la idea de que el cerebro de los niños jóv e­
gico, la m ayoría de los niños com ienzan a form ar nes está preparado para el aprendizaje del lenguaje y
oraciones de dos palabras entre los 18 y 20 meses de que esta cualidad de preparación desaparece confor­
edad. Y lo hacen sin esfuerzo, sin instrucción explíci­ me el cerebro madura.
ta. Esto es análogo a la forma en la cual el niño desa­ Como es el caso con el desarrollo de otras conduc­
rrolla conductas determ inadas por la m aduración tas complejas, todavía no se comprenden los mecanis­
como son el gateo y el caminar. m os subyacentes a la adquisición del lenguaje. Por
406 PARTE III La aplicación de la neuropsicologia en áreas del comportamiento

tanto, aún no es posible estudiar el desarrollo, duran­


TABLA 1 4 .1 Lesiones antes de la aparición del habla
te el periodo crítico, de los mecanismos neurobiológi-
cos que apoyan el desarrollo del lenguaje. E n conse­ A p a rició n d el habla
cuencia, al buscar marcadores de maduración duran­
Norm al Demorada Nunca
te el periodo crítico que uno crea que tienen algo que
ver con la adquisición del lenguaje y su función. No Hemisferio izquierdo 18 15 1
es de sorprender que existen m uchos cam bios en el Hemisferio derecho 19 15 4
nivel neuronal que ocurren durante el periodo crítico
para la adquisición del lenguaje. Esto incluye el au­ C on base enBasse?. 1962 (tom ado deXénrieHeig, 1967>-p;151).v
mento en el volumen neuronal, el aumento en el peso
neuronal, el aumento en el número de interconexio­
nes entre las neuronas y el desarrollo de ramificación
dendrítica (más profusa) de orden superior (Lenne- TABLA 1 4 .2 Lesiones después del habla y antes
berg, 1967). Aunque aún está por verse cuáles de ésos de ios 10 años de edad
y qué otros cambios de la m aduración están directa­
D e sp u é s de la catástrofe
mente relacionados con el desarrollo del lenguaje, es
el h a b la fu e:
claro que el periodo crítico para su aprendizaje es una
etapa de intenso cambio en la maduración. N orm al P ertu rb ad a

P E R IO D O C R ÍT IC O PARA LA R E C U PER A C IÓ N Hemisferio izquierdo 2 1


DEL LEN G U A JE TR A S DA Ñ O C EREBRA L Un fe­ 1íomisrerio dorjcho 8 ■ 7
nómeno relacionado que apoya la noción de que el ce­
rebro joven está particularm ente preparado para el Con base en Basser, 1962 (tom ado d e L sm eb erg > 1967,p . 151).

desarrollo del lenguaje es la presencia de un periodo


crítico para la recuperación de la función lingüística
posterior a un daño cerebral. Los adultos que se vuel­
ven afásicos pueden experimentar cierta m ejoría du­ hasta los 10 años de edad, las lesiones del hemisferio
rante el prim er año después de la lesión. El grado de derecho tienen m ayor probabilid ad de resultar en
recuperación varía enorm em ente y puede ser muy una perturbación del lenguaje que en la edad adulta,
incompleto. En contraste, de los niños que pierden el pero m enor probabilidad que las lesiones en el he­
lenguaje tras una lesión cerebral que ocurre antes de m isferio izquierdo. Estos datos sugieren que existe
la pubertad, casi todos experim entan recuperación un periodo en la infancia durante el cual los dos
total. Este fenóm eno se discutirá con más detalle en hem isferios son equ ipoten ciales para el desarrollo
el exam en de la recuperación de función (véase capí­ del lenguaje. Tras este periodo, que se extiende hasta
tulo 15). la pubertad, existe una lateralización gradual del len­
guaje hacia el hem isferio izquierdo, culminando alre­
EL D E S A R R O L L O D E LA E SP E C IA L IZ A C IÓ N dedor de la pubertad en el patrón adulto de asim e­
D EL H E M IS F E R IO IZ Q U IE R D O PA RA EL LEN ­ tría funcional. Este proceso de lateralización, inclu­
G U A JE Observar la probabilidad de que una lesión yendo su sensibilidad a la m odificación como resul­
en el hem isferio izquierdo o derecho producirá per­ tado de lesiones tem pranas del hem isferio izquierdo,
turbación del lenguaje en los niños de diferentes eda­ es consistente con la noción de que la capacidad para
des puede brindar claves acerca del desarrollo de la el desarrollo del lenguaje está biológicam ente deter­
lateralización del lenguaje. Los estudios que explo­ m inada, Es difícil com prender cóm o los eventos
ran esta relación reportan que con increm entos en la ambientales podrían causar la lateralización del len­
edad, hasta la pubertad, increm enta la probabilidad guaje a un hem isferio específico.
de una perturbación del lenguaje tras daño al hemis­
ferio izquierdo y decrementa la probabilidad de una
p erturbación del lenguaje tras daño al hem isferio CAUSAS CONOCIDAS DE ANORMALIDAD
derecho (Basser, 1962; Hecaen, 1976). Por ende, como DEL DESARROLLO
puede verse en las tablas 14.1 y 14.2, antes de la apa­
rición del habla, las lesiones de los hem isferios iz­ Se sabe que varios factores interfieren con el desarro­
quierdo y derecho tienen una probabilidad sim ilar llo neuronal durante el periodo prenatal y durante la
de perturbar la aparición del habla. Sin em bargo, vida temprana. Algunas, como la m alnutrición seve­
durante el periodo que va de la aparición del habla ra, serias enfermedades m aternas durante el embara­
CAPITULO 14 Neuropsicologia del desarrollo 407

zo y traum a cerebral durante el nacim iento, son cau­ acumule, ejerciendo un efecto tóxico sobre el tejido
sas obvias de anorm alidad del desarrollo. Otras, neuronal en desarrollo y provocan retraso mental. El
com o infección m oderada durante el em barazo y trastorno se detecta por un sobreflujo de fenilalanina
nacim iento prem aturo, son causas m ás sutiles de no metabolizada a través de los riñones y la excreción
desarrollo perturbado. Existe considerable variación de ácido fenilpirúvico en la orina. Esto conduce a un
en relación con el efecto de un factor sobre el desa­ simple procedimiento de cem im iento para el trastor­
rrollo, de m odo que las consecuencias conductuales no, realizado durante el nacimiento, y a la virtual eli­
y neurológicas de un factor particular no siempre son minación de infantes no diagnosticados. El tratamien­
predecibles. Este es el caso aun para los factores que to, que consiste en restringir la cantidad de fenilalani­
son relativamente homogéneos en su mecanismo cau­ na en la dieta, es bastante efectivo. La fenilcetonuria
sal, como el síndrome de Tumer, una anormalidad cro- sirve como un ejem plo de trastorno genético que es
mosómica, y la fenilcetonuria, una anormalidad gené­ tratado (controlado) con eficacia, mostrando que las
tica. La variabilidad es incluso más problem ática en consecuencias negativas de la transmisión genética no
condiciones menos homogéneas, como los trastornos necesariamente son incontrovertibles.
convulsivos o la hidrocefalia. Adem ás, otras influen­
cias com plican la relación entre un factor particular y
sus consecuencias conductuales. Éstas incluyen la Trastornos crom osóm icos
edad de la aparición, factores am bientales, causas
predisponentes y la localización de procesos enfer­ Los trastornos crom osóm icos incluyen un grupo de
m izos y traum as en el cerebro. En esta sección se defectos de los crom osom as identificados por anor­
revisarán de m anera breve algunos de los principa­ m alidades de su configuración (cariotipo). Los tras­
les factores que afectan el desarrollo neuronal. Una tornos crom osóm icos pueden ser debidos a factores
d iscusión m ás detallada de estos factores puede am bientales o genéticos. Ellos pueden tomar la fo r­
encontrarse en Spreen, Risser y Edgell (1995). ma de cromosomas adicionales, como en la trisom ía,
en la cual están presentes tres crom osom as de un
tipo particular en lugar de dos; la tran slocación , la
Trastornos heredados desigualación de pares de crom osom as o porciones
de un crom osom a; o anorm alidades estructurales
Los trastornos de base genética cubren un espectro que involucran la deleción parcial o completa de un
que va de las deficiencias cognitivas sutiles y trastor­ cromosoma.
nos del aprendizaje hasta el deterioro severo, inclu­ El síndrom e de D ow n (trisom ía 21) es una anor­
yendo el retraso (Barón, Fennell y Voeller, 1995; m alidad crom osóm ica relativam ente com ún, cuya
Bellugi, K lim a y Wang, 1996). Las anorm alidades incidencia está en función de la edad de la m adre,
genéticas se transm iten en varias form as. La trans­ aunque tam bién existe una form a hereditaria. El
m isió n autosóm ica d om inante se refiere a la trans­ principal síntom a es el retraso, de m oderado a se ­
m isión vía cromosom as distintos a los crom osom as vero.
sexuales y requiere el gen de solo uno de los padres Un ejemplo de deleción crom osóm ica es el sín d ro­
para que ocurra la amenaza o el trastorno. La trans­ m e de Tum er, el cual resulta de una pérdida del cro­
m isión autosóm ica recesiva requiere dos genes, uno m osom a X. Los pacientes con síndrom e de Turner
de cada padre, para que ocurra la am enaza o el tras­ parecen exhibir un patrón específico de disfunción
torno. La transm isión ligada al sexo se refiere a cual­ neuropsicológica caracterizado por deterioro en la
quier trastorno genético que afecta selectivam ente a percepción de la form a y el espacio. Existe cierto
un sexo, el cual es probable que se deba a un gen en desacuerdo a si estos déficits representan un deterio­
el crom osom a sexual. Además, la predisposición ge­ ro específico del funcionamiento del hem isferio dere­
nética para un trastorno particular puede ser trans­ cho (Kolb y Heaton, 1975; Waber, 1979).
m itida vía la interacción de varios genes. A esto se le
refiere como herencia poligénica y puede requerir la
interacción de factores am bientales para que ocurra A norm alidades estructurales
la am enaza o el trastorno.
U n ejemplo de trastorno recesivo autosómico es la La perturbaciones del desarrollo pueden resultar en
fenilcetonuria (FCU), un trastorno que causa una alte­ una am plia gam a de anorm alidades estructurales,
ración de la enzim a fen ilalan in a hidroxilasa, la cual dependiendo del periodo de desarrollo durante el
norm alm ente convierte al aminoácido fenilalanina en cual tuvo lugar la perturbación. M uchas de estas
tirosina. Esta alteración causa que la fenilalanina se anormalidades causan la m uerte del em brión o feto;
408 PARTE III La aplicación de la neuropsicología en áreas del comportamiento

otras causan severos deterioros. Entre los últim os nes conductuales incluyen extensos periodos con los
trastornos se incluyen la a n en cefa lia , la falta de ojos abiertos, temblores corporales y decrementos en
desarrollo cerebral, y la m icrocefalia, desarrollo cere­ la actividad corporal vigorosa (K. L. Jones, 1977).
bral m uy reducido. Otro im portante trastorno tóxico es el envenena­
m iento con plom o. Los altos niveles de plom o en la
sangre de los niños han sido asociados con hiperacti-
Prem aturidad y bajo peso al n acer vidad (David, C lark y Voeller, 1972) y rendim iento
pobre en los tests de inteligencia (Beattie et al., 1975;
La prem aturidad ha sido definida como peso al nacer Klein, Sayre y Kotok, 1974; M arlow e et al., 1984).
inferior a 2 500 g (5.5 Ib) o nacimiento antes de las 37
sem anas de gestación (World H ealth O rganization,
1961). Los riesgos de prematuridad incluyen proble­ Trastornos nutricionales
m as respiratorios debidos a inm adurez de los pul­
m ones, y en cefalo p atía h ip ó x ico -isq u ém ica (anor­ Los trastornos nutricion ales tom an varias form as.
malidad del cerebro debida a deprivación de oxígeno Una dieta predom inantem ente deficiente en proteí­
y sangre) relacionada. Aunque éstas y otras anormali­ nas está asociada con un síndrom e conocido com o
dades es más probable que ocurran por nacim iento k w ash iorkor, m ientras que u na dieta deficiente en
prem aturo, esto no necesariam ente coloca en riesgo energía puede resultar en u n síndrom e conocido
al recién nacido; muchos infantes prematuros se desa­ com o m arasm o. La deficiencia n utricional rara vez
rrollan de manera normal. es vista aislada, por lo general está acom pañada por
otros problem as am bientales y relacionados con la
salud. Esto conduce al concepto del am bien te m al-
Infecciones nutricional.
Durante el nacimiento, la consecuencia más obvia
La infecciones, en particular las prenatales, pueden de la m alnutrición prenatal es el bajo peso al nacer,
tener consecuencias m ayores para el desarrollo. La incluyendo una reducción en el peso bruto del cere­
com plicación m ejor conocida del em barazo es la ru­ bro. La red ucción en el peso del cerebro parece ser
b éola, la cual está asociada con microcefalia, menin- debida a la reducción en la proliferación neuronal
goencefalitis y retraso m ental. En años recientes se durante la gestación. Como uno podría esperar, estas
ha dirigido mucha atención hacia los infantes infec­ consecuencias del am biente m alnutricional durante
tados con el viru s de in m u n o d eficie n cia hum ana la vida tem prana influyen profundam ente en las
(VIH ) (Arm strong, Seidel y Sw ales, 1993). Se han habilidades cogrútivas de la vida futura.
reportado deterioros cognitivos en niños infectados Los deterioros cognitivos permanentes no ocurren
con VIH quienes aún no han desarrollado SIDA durante un periodo temporal de deficiencia nutricio­
(Condini et n i, 1991). nal en la edad adulta. Sin em bargo, deficiencias
Se han hipotetizado posibles vínculos entre la in­ nutricionales específicas en los adultos pueden resul­
fección perinatal subclínica y el desarrollo de la inte­ tar en deterioros cognitivos específicos. Un ejem plo
ligencia, discapacidades de aprendizaje y serias psi- de esto es el trastorno amnésico que es parte del sín­
copatologías (incluyendo la esquizofrenia). A la drome W ernicke-Korsakoff, causado por deficiencia
fecha, el apoyo para estas hipótesis es débil, aunque de tiamina (vitam ina B l) asociada con el alcoholismo
futuras investigaciones pueden producir evidencia (Adams y Victor, 1993).
más confiable.

Episodios an óxicos
D año relacion ad o con toxinas
De todos los órganos del cuerpo, el cerebro tiene la
Varias toxinas introducidas durante el periodo peri­ m ayor dem anda de oxígeno. Este hecho, con la in­
natal causan trastornos del desarrollo y la conducta. capacidad de las neuronas para regenerarse, h acen
Uno de ios trastornos estudiados más extensam ente al cerebro b astan te v u ln erable al daño que resu lta
es el sínd rom e de alcoholism o feta l, observado en de un episodio anóxico, un periodo de privación de
niños de m adres alcohólicas (Don y Rourke, 1995). oxígeno, el cual puede resultar en encefalopatía hi­
Está caracterizado por m alform aciones faciales, re­ póxico-isquém ica. No obstante, un episodio anóxico
traso de crecimiento intrauterino y disfunción neuro- perinatal sólo es un p red icto r débil de futura d is­
conductual. En el periodo neonatal, estas disfuncio­ capacidad en la niñez (Spreen et al., 1995). Algunos
CAPITULO 14 Neuropsicologia del desarrollo 409

in v estig ad ores han h ipotetizado que la anoxia no pectivas para revisar el cuadro sintom ático de tres
d iagn osticad a en la vida tem prana puede causar categorías de trastornos del desarrollo para los cua­
patología anóxica subclínica que resulta en deterio­ les se desconocen la neuropatología subyacente y las
ro neuropsicológico, como discapacidades de apren­ causas remotas: trastornos de aprendizaje, trastorno
dizaje en la vida futura. Aunque estas hipótesis tie­ por déficit de atención y autismo.
nen cierta plausibilidad, de hecho han recibido poco
apoyo em pírico.
Trastornos de aprendizaje

Lesión traumática del cerebro Un trastorno de aprendizaje a veces llamado disca­


y anormalidad cerebral focal pacidad de aprend izaje es un deterioro en un terre­
no específico de cognición, como la lectura, matemá­
Al igual que el cerebro adulto, el cerebro fetal y los ticas o procesamiento espacial, que no es atribuible a
cerebros de los infantes y los niños son vulnerables a una inteligencia general inadecuada, falta de oportu­
los efectos de lesión cerebral traum ática y enferm e­ nidad para aprender, am biente casero inadecuado,
dades neurológicas como neoplasias e infarto (Lord- motivación inadecuada o la presencia de una condi­
M aes y Obrzut, 1996; Reynolds, 1996). En la anterior ción desventajosa, com o una deficiencia sensorial.
discusión del desarrollo del lenguaje se vio que las Un criterio crítico para el diagnóstico es la especifici­
lesiones tempranas difieren tanto en relación con sus dad del deterioro; m ientras que un pobre funciona­
efectos a corto plazo sobre la función lenguaje como miento a través de una am plia gama de áreas usual­
con la prognosis a largo plazo para la recuperación. mente se debe a cierto factor con efectos generaliza­
H abrá m ás que decir acerca de los efectos de las dos, como alguno de los ya mencionados. Estos dete­
lesiones tempranas en el capítulo 15, el cual se aboca rioros cognitivos específicos es probable que se
a la recuperación de función. deban a una disfunción del sistema nervioso central,
aunque la naturaleza de esta disfunción aún es des­
conocida.
TRASTORNOS DEL DESARROLLO A pesar de que esta definición parece m uy direc­
DE CAUSA DESCONOCIDA ta, en la práctica el d iagn óstico de un trastorno de
aprendizaje está plagado de problem as. En particu­
En las secciones precedentes se han revisado algunas lar, cuando se evalúa a un niño de m anera in d iv i­
de las anorm alidades que afectan al cerebro en desa­ dual, no siempre es claro en qué medida los factores
rrollo y se proporcionaron ejem plos de algunos de socio-cultural-económicos contribuyen a un deterio­
los deterioros resultantes. Ahora se cam bian las pers­ ro en una habilidad específica. Taylor (1987) ha for-

F1GURA 14.14 Modelo de


Taylor (1987) de los factores
que contribuyen al diagnóstico
de una discapacidad de apren­
dizaje. El modelo supone que
las características cognitivas,
conductuales y afectivas de un
niño surgen de una interacción
entre factores biológicos y
ambientales. Estas característi­
cas interactúan con las habili­
dades escolares actuales para
influir el desarrollo de mayores
logros escolares. Los estándares
locales entran al cuadro porque si un individuo será o no diagnosticado con una discapacidad de apren­
dizaje dependerá, en parte, de la ejecución respecto a los estándares locales. El modelo tiene las ventajas
de no colocar restricciones sobre el tipo y origen de los problemas de aprendizaje y de enfatizar que
múltiples factores contribuyen al trastorno. Tampoco supone ninguna correspondencia simple uno a
uno entre el estado biológico y los problemas de aprendizaje.
410 PARTE III La aplicación de la neuropsicologia en áreas del comportamiento

m ulado un m odelo para la identificación de trastor­ da en dos amplias categorías: dislexias visuales de la
nos de aprendizaje que intenta tom ar en cuenta la form a de palabra, que involu cran el procesam iento
com plejidad de los factores involucrados en el proce­ inicial de una palabra, y las dislexias centrales, que
so (figura 14.14). La im portancia de los factores involucran las etapas últim as en el proceso de lectu­
sociocu lturales en la definición de trastornos de ra. La dislexia de desarrollo recuerda a las dislexias
aprendizaje tam bién es evidente a partir del hecho centrales adquiridas en que tiene tres formas básicas,
de que estos trastornos fueron identificados primero aunque con frecuencia existe considerable traslape
en áreas sobresalientes para el rendim iento escolar, en casos individuales. Éstas son dislexia superficial,
como la lectura, las matemáticas y la escritura — más fonológica y profunda. La d islexia su perficial, tam­
que en habilidades que reciben m enos énfasis en el bién llam ada lectu ra fo n o ló g ica , es la incapacidad
escenario escolar, como la orientación espacial y para form ar correspondencias palabra-sonido sin
otros procesam ientos no verbales (Sem xud-Clicke- sujetar la palabra a un análisis fonológico, el cual no
man y H ynd, 1991)— aunque ahora se reconoce la está deteriorado. Los individuos con esta form a de
importancia de los trastornos de aprendizaje no ver­ dislexia pueden leer fonéticam ente palabras regula­
bales. En las secciones que siguen se exam inan tres res y palabras sin sentido, pero no palabras fonética­
categorías de trastorno de aprendizaje: dislexia, dis- m ente irregulares. La d islex ia fo n o ló g ica, tam bién
calculia y discapacidades de aprendizaje no verbal. llam ada lectura m ed ian te v ocabu lario visualizado,
Debido a que la dislexia es el trastorno de aprendiza­ es la inversa: estos individuos pueden leer palabras
je más com ún y del cual se conoce más, se considera­ visualizadas, pero no sobre la base de análisis fono­
rá con m ayor detalle que los otros dos trastornos. lógico. Por tanto, son incapaces de leer palabras
regulares fonéticam ente no com unes o palabras sin
D ISL E X IA DE D E SA R R O L L O C onsistente con la sentido, pero pueden leer palabras comunes regula­
definición general de trastornos de aprendizaje, la dis­ res e irregulares que han ingresado a su vocabulario
lexia de desarrollo es un trastorno específico de la lec­ visual. Algunos niños con dislexia de desarrollo tie­
tura no debido a lesión cerebral conocida (es decir, dis­ nen un deterioro que tom a la form a de confusiones
lexia no adquirida) y no debida a inteligencia inade­ de significado. Esta perturbación de la lectura en el
cuada, factores ambientales o desventaja sensorial nivel sem ántico, denom inada d islexia profunda,
(Critchley y Critchley, 1978). está ejem plificada cuando se lee trote por correr o
pan por pastel.
L a d is le x ia a d q u irid a co m o m o d e lo p a r a la d islex ia
de d e s a r r o llo La dislexia de desarrollo fue el primer T eorías de la d islex ia de d e s a r r o llo Las causas y m e­
trastorno de aprendizaje en ser identificado. El con­ canism os de la dislexia de desarrollo no están b ien
cepto surgió en el contexto del conocimiento acelera­ com prendidas. Sin em bargo, existen varias teorías
do de los trastornos de lenguaje adquiridos que tuvo que intentan explicar el trastorno.
lugar a finales del siglo xix. En el área de la lectura, Una de las primeras teorías, establecida por Orton
estos descubrimientos incluyeron la identificación de (1925,1927), fue que la dislexia es debida a dominan­
Kussmall en 1877 de un paciente con lo que él llamó cia cerebral incom pleta o m ezclada. Al advertir que
ceguera de palabra tras una lesión cerebral. D iez años los niños disléxicos en ocasiones escriben letras y
después, Berlin acuñó el térm ino dislexia, y no m u­ palabras en espejo, Orton hipotetizó que el hem isfe­
cho d espués H inshelw ood (1895) presentó eviden­ rio derecho alm acenaba estas form as y que un reza­
cia para u na asociación entre dislexia ad quirida y go en el desarrollo del hem isferio izquierdo liberaba
lesiones de la circunvolución angular izquierda. En estas im ágenes de su inhibición norm al, perturban­
el contexto de estos avances en la com prensión de do la escritura y la lectura.
la dislexia adquirida como una consecuencia espe­ A unque existe poca evidencia em pírica para la
cífica de lesiones cerebrales, M organ (1896) reportó im aginativa noción de O rton de que el hem isferio
el caso de un niño cuya incapacidad p ara leer no derecho almacena letras y palabras en forma de espe­
estaba asociada con una lesión conocida o con otra jo, hipótesis m enos específicas que invocan laterali-
deficiencia cognitiva, una condición a la cual deno­ zación demorada, incom pleta o anormal del lenguaje
minó ceguera de palabra congènita. como una causa de la dislexia de desarrollo parecen,
al m enos ante los hechos, m ás plausibles (Gesch-
P a r tic u la r id a d e s de la d is le x ia d e d e s a r r o llo En el wind, 1982; Geschwind y Galaburda, 1987; Witelson,
capítulo 6 se revisaron los tipos de dislexia observa­ 1976, 1977). A unque estas teorías difieren en ciertas
dos tras daño cerebral. Puede recordarse de dicha form as, com parten la prem isa de que la lateraliza-
discusión que la dislexia adquirida puede ser dividi­ ción incompleta del lenguaje harían al procesam ien­
CAPÍTULO 14 Neuropsicología del desarrollo 411

to del lenguaje algo m enos eficiente de m anera que rio izquierdo que causó que el control de la preferen­
afectaría de modo adverso la lectura. La hipótesis de cia m anual se m oviera h acia el hem isferio derecho.
la lateralizatió n incom pleta de la dislexia descansa Sin embargo, existen varios problemas con esta hipó­
sobre el hecho fundam ental de que el lenguaje está tesis. M uchos niños d isléxicos no son zurdos. A d e­
intensam ente lateralizado hacia un hem isferio. Sin m ás, uno no esperaría una lesión tem prana del h e­
em bargo, se ha observado que existe poco apoyo misferio izquierdo que fuese lo suficientemente per­
para la idea de que la dislexia de desarrollo esté aso­ turbadora para causar que el control de la preferen­
ciada con lateralización incompleta del lenguaje. cia manual se moviese desde el hemisferio izquierdo
C om o apuntó Z an gw ill (1962), si la lateraliza­ hacia el derecho para provocar un trastorno de lectu­
ción cereb ral pobrem ente d esarrollad a fuese una ra específico, dejando intactas todas las otras funcio­
causa de deterioro cognitivo, uno esperaría un de­ nes del hemisferio izquierdo.
terioro de aprendizaje o lingüístico m ás general, en Está establecido que los niños tienen más probabi­
lu g ar de un d eterioro esp ecífico al d om inio de la lidad de ser disléxicos que las niñas, la proporción es
lectura. A dem ás, en los individuos zurdos con h a­ de 4:1 (Ansara et a l., 1981; Buffery, 1976; Critchley y
bla bilateral, valorados por la prueba de am obarbi- Critchley, 1978; Lansdell, 1964; Rourke, 1978; Singer,
tal sódico, no hay evidencia de problem as de lectu­ Westphal y Niswander, 1968). Geschwind y Galabur-
ra específicos o de algunos otros problem as de len­ da (1987) han propuesto una hipótesis que usa este
guaje. A dem ás, los intentos por valorar la especia- hallazgo como un punto de partida. De acuerdo con
lización hem isférica del lenguaje en niños con d is­ su hipótesis, la descarga fetal de testosterona, obser­
lexia, usando m edidas de lateralidad com o la escu­ vada sólo en los varones, retrasa el desarrollo del h e­
cha dicótica, h an fracasado para establecer anorm a­ m isferio izquierdo, lo cual a su vez perm ite que el
lid ad es de la tera liz a ció n co n sisten tes (Bryden, hem isferio derecho se desarrolle más completamen­
1988; P orac y Cohén, 1981; Satz y Soper, 1986). te. Esto resulta en la inferioridad general de los niños
A u nqu e se ha argum entado que la lateralidad en las tareas verbales y en su m ayor prevalencia de
anorm al no es la causa de la dislexia de desarrollo, es dislexia. También proporciona una explicación para
im portante reconocer que la contribución de cada la superioridad de los varones en las tareas espacia­
hem isferio a las habilidades involucradas en apren­ les. Geschwind y Galaburda tam bién intentaron ex­
der una habilidad académica puede ser muy diferen­ plicar otro conjunto de hallazgos con su hipótesis.
te a las involucradas en la ejecución de dicha habili­ Existen reportes de que los niños con dislexia tienen
dad en niños m ayores y los adultos que ya la han una incidencia m ayor de trastornos inmunológicos,
dom inado (W itelson, 1985). Por ejem plo, existe evi­ como la m iastenia grave. Los investigadores propu­
dencia de que el hem isferio derecho está involucra­ sieron por tanto que la descarga fetal de testosterona
do en las etapas iniciales de la lectura debido a las tam bién afecta de m anera adversa al sistema inm u­
altas dem andas visoespaciales de dicha etapa (Flet- ne, así como retrasa el desarrollo del hem isferio iz­
cher y Satz, 1980; Hinshaw, Carte y M orrison, 1986, quierdo, explicando por tanto esta correlación. Supo­
L icht et al., 1986) o porque el hem isferio derecho es niendo que el desarrollo dem orado del hem isferio
m ejor para enfrentar tareas noved osas (Goldberg y izquierdo tam bién cause una m ayor proporción de
C osta, 1981). Esto significaría que la contribución zurdos, esta hipótesis podría invocarse también para
relativa de los dos hem isferios a la lectura cambiaría explicar la m ayor proporción de zurdos entre los
conform e la habilidad se desarrolla y que los proble­ niños con dislexia.
m as en aprend er a leer pu ed en ser el resultado de Existen diversos problemas con la hipótesis Gesch-
disfunción de alguno de los dos hem isferios, depen­ wind-Galaburda. La más importante, la predicción de
diendo de la etapa durante el proceso de aprendizaje que el hemisferio izquierdo de las personas con disle­
en el cual se desarrolla el problema. xia deben m ostrar anormalidad selectiva, no ha sido
U na hipótesis alternativa es que cierta anorm ali­ confirmada. Como se verá en la siguiente sección, los
dad d el funcionam iento del hem isferio izquierdo, estudios de autopsia en cerebros de personas que
distinta a la lateralización anormal, es un factor cau­ tuvieron dislexia no revelan un patrón consistente de
sal im portante en la dislexia de desarrollo. La forma lesiones confinadas al hemisferio izquierdo. Además,
m ás sim ple de esta hipótesis es que el hem isferio la teoría hace suposiciones acerca del efecto de la tes­
izquierdo tuvo cierta form a de daño sutil. La eviden­ tosterona fetal sobre el desarrollo del hem isferio
cia para esto parece provenir del hallazgo de que una izquierdo que no se han confirmado.
m ayor proporción de niños disléxicos que de no dis­
léxicos son zurdos (Vernon, 1971), sugiriendo que L esio n es estru ctu rales Aunque el concepto de disle­
algunos de ellos tienen daño tem prano del hem isfe­ xia de desarrollo aumentó a partir del concepto de dis-
412 PARTE III La aplicación de la neuropsicología en áreas del comportamiento

lexia adquirida, la búsqueda de una lesión en la disle­ temporal izquierda; y moderadas displasias corticales
xia de desarrollo que sea análoga a la observada en las en la corteza lím bica, sensorial prim aria y de asocia­
personas con dislexia adquirida no ha sido exitosa. Por ción. También encontraron m uchas células ectópicas,
tanto, la gente con dislexia de desarrollo no tiene los neuronas en regiones de sustancia blanca donde nor­
síntomas de daño posterior del hemisferio izquierdo, m alm ente no se observan. Esto cam bios fueron más
como la hem ianopia derecha, observada con frecuen­ frecuentes en el hem isferio izquierdo, pero tam bién
cia en la dislexia adquirida. Además, las técnicas ra­ han sido reportados en el hem isferio derecho (Bigler,
diológicas modernas, como la TC y la MRI, han falla­ 1992).
do para identificar de m anera consistente lesiones en G alaburda y K em per tam bién reportaron la au­
los cerebros de las personas con dislexia de desarro­ sencia de asim etría norm al en la extensión del pla­
llo. num temporale en los hem isferios izquierdo y derecho
Los estudios de autopsia sí proporcionan ciertas (figura 14.15). Recuerde del capítulo 6 que el planum
piscas concernientes a las bases neuronales de la disle­ temporale es más largo en el hem isferio izquierdo que
xia. El primero de estos estudios que investigó el cere­ en el derecho en la m ayoría de los individuos, y se
bro de un niño disléxico de 12 años de edad que había cree que esto es un correlato estructural de la espe-
muerto de hem orragia cerebral (Drake, 1968), reveló cialización del hem isferio izquierdo para el lenguaje.
patrones atípicos de las circunvoluciones en los lóbu­ La ausencia de tal asimetría en los cerebros de las per­
los parietales y atrofia del cuerpo calloso. Galaburda y sonas con dislexia fue por tanto sorprendente. Los
K em per (1979) estudiaron el cerebro de u n hombre hallazgos de anormalidad parietal izquierda han sido
con una historia bien docum entada de dislexia de replicados en otros estudios (G alaburda, 1989; G a­
desarrollo que murió a los 20 años de edad. Encontra­ laburda et al., 1985; H um phreys, Kaufm ann y G a­
ron un hemisferio cerebral izquierdo consistentemen­ laburda, 1990; Rosen, Sherman y Galaburda, 1986). Es
te más ancho; un área de polimicrogiria (circunvolu­ interesante que la desviación de la asimetría norm al
ciones anorm ales pequeñas) en la región del habla por lo general tom a la form a de planum temporale

FIGURA 14.15 Planum


superior temporal en A) un
cerebro de control y B) el
cerebro de una persona con
dislexia de desarrollo. La
extensión del planum tem­
poral está indicada por fle­
chas. El cerebro disléxico
tiene planos casi simétricos.
La ubicación de la polimi-
crogiria (área punteada
blanca) está principalmente
confinada al área Tpt, poste­
rior a la circunvolución de
Heschl (HG), en el hemisfe­
rio izquierdo. (Tomado de Gala-
burda y Kemper, 1979, p. 96.)

Izquierdo
CAPÍTULO 74 Neuropsicologia del desarrollo 413

largo en ambos hemisferios, más que de pequeños en edad adulta brinda argum entos contra la noción de
am bos, como podría esperarse. Sin em bargo, la au ­ que ésta es debido a un rezago en la maduración.
sencia de asimetría normal no se observa de manera
consistente y no es una condición necesaria o su fi­ D eterm in a n tes g e n é tic o s de la d is le x ia Existe evi­
ciente para la presencia de dislexia (Rourke, 1978). dencia de que factores genéticos contribuyen a algu­
Adem ás, algunos estudios que m uestran ausencia de nas form as de dislexia. Esto proviene del hallazgo
asim etría han sido criticados sobre bases m etodoló­ de que la dislexia es observada en un alto porcenta­
gicas, debido a que incluían algunos sujetos identifi­ je de parientes de in d ivid uos d isléxicos (Byring y
cados com o disléxicos que no reunían la definición M ichelson, 1984) y que los gem elos m onocigotos tie­
rigurosa del trastorno, en particular el requerimiento nen m ayor tasa de concordancia para el trastorno
de que el trastorno es específico para el terreno de la que los gem elos dicigotos. Sin em bargo, no ha sido
lectura (H ynd y Sem rud-Clickem an, 1989). En todo trabajado ningún m odelo genético para la herencia
caso, es claro que diferentes anorm alidades neuro- de la dislexia.
anatóm icas han sido asociadas con la dislexia de de­
sarrollo. Esto refleja la diversidad de los factores cau­ C on clu sión Los hallazgos revisados en esta sección,
sales que contribuyen a las diversas form as del tras­ en conjunto, sugieren que existen diferentes formas
torno. de dislexia, cada una con sus propias características
y, presum iblem ente, sus propios factores causales
A n o r m a lid a d e s m e t a b ó lic a s Existen ciertos repor­ (Benton, 1975; Yule y Rutter, 1976). Esto sugiere que
tes de anorm alidad m etabolica en la dislexia. Menor un enfoque m ultisíndrom e de la dislexia, el cual
flujo sanguíneo cerebral, medido por PET, fue obser­ reconozca que existen varias form as neurológica-
vado en la región perisilviana tem poral izquierda mente basadas del trastorno, así como muchos facto­
d urante una tarea de lectura en adultos que habían res causales no biológicos que contribuyen a los pro­
sido d isléxicos de niños (Flow ers, W ood y Naylor, blemas de lectura, será el marco conceptual m ás útil
1991; Gross-Glenn et a l , 1991). Adem ás, se ha repor­ para guiar la comprensión de los problemas de lectu­
tado m enor asimetría en la actividad en las regiones ra enfrentados por los niños.
prefron tal y occipital inferior (G ross-G lenn et al.,
1991). Sin em bargo, tam bién ha sido reportada m e­ D ISC A L C U L IA D E D E S A R R O L L O La d iscalcu-
nor activación en el hem isferio derecho y bilaterali- lia, un deterioro en la habilidad para realizar opera­
dad en un sujeto con dislexia profunda (Hynd y Wi- ciones aritméticas, puede ocurrir después de lesiones
llis, 1987). Es posible que estos h allazgos reflejen el en regiones posteriores de alguno de los hemisferios
am biente norm al del hem isferio derecho en el proce­ (Grafm an et a l , 1982). La discalculia adquirida tras
sam ien to sem ántico. O las incon sisten cias de estos lesiones posteriores del hemisferio izquierdo con fre­
h allazgos pueden reflejar los lím ites de los estudios cuencia está acompañada por otros deterioros, como
de v isu alización m etabòlica en la id entificación de agnosia digital, agrafía y discrim inación derecha-
anorm alidades en la dislexia de desarrollo. izquierda deteriorada. Estos cuatro deterioros han
sido conceptualizados com o parte del sín d rom e
H ip ó t e s is d e l rez a g o d e la m a d u ra ció n De acuerdo G erstm ann, aunque, más recientemente, se ha m os­
con la form a más general de la h ipótesis de rezago trado que estos síntomas no deberían ser considera­
de la m aduración, la dislexia de desarrollo se debe a dos un síndrome porque de hecho no están altam en­
la m aduración dem orada del cerebro en ciertas áreas te correlacionados (Benton, 1985). La discalculia ob­
específicas. A l nivel neuronal, esta dem ora consiste servada tras lesiones del lóbulo parietal izquierdo
de m ielinización dem orada o de form ación dem ora­ parece ser un deterioro de las operaciones esenciales
da de conexiones vitales. Existe poca evidencia para de la aritm ética en la que los pacientes con estas
esta hipótesis, ya sea de los estudios a nivel neuronal lesiones com eten errores fundam entales incluso en
o de los estudios que intentan identificar demoras en simples problem as de suma. En contraste, la discal­
otras áreas de cognición en los niños con dislexia. culia adquirida tras daño al hem isferio derecho per­
A d em ás, los estudios lo ng itu d in ales de niños con turba aspectos espaciales del cálculo, como la alinea­
d islex ia indican que form as m od erad as a severas ción de núm eros, intentar estim ar el valor por el
persisten en la edad adulta (Frauenheim , 1978; Spre- lugar que ocupa un dígito y colocar los núm eros en
en, 1988a, 1988b). Incluso niños con formas leves del las ubicaciones correctas después de realizar las ope­
trastorno, que eventualm ente adquieren las habilida­ raciones (Levin y Eisenberg, 1979).
des fundam entales para la lectura, con frecuencia no La discalculia de desarrollo parece tener dos fo r­
leen p o r placer. La p ersisten cia del trastorno en la mas análogas a aquellas observadas tras lesiones
414 PARTE III La aplicación de la neuropsicología en áreas del comportamiento

cerebrales. Por tanto, existe evidencia de que algu­ cognitivas específicas em plead as en tales pruebas
nos niños con problem as de cálculo tam bién tienen perm ite la detección de los patrones específicos de
dificultad con el deletreo y la lectura, mas no con la conservación y deterioro que caracterizan a los tras­
percepción visual o táctil. Este patrón, a veces llama­ tornos del aprendizaje específicos. Adem ás, conocer
do discalculia basada en el lengu aje, es sim ilar a la en cuál aspecto o aspectos cognitivos un individuo
discalculia observada tras lesiones del hem isferio tiene dificultad hace posible enfocar las intervencio­
izquierdo. Otros niños con dificultad de cálculo nes educativas hacia el m ejoram iento en tales áreas.
m uestran un patrón, en ocasiones denom inado dis­ Tam bién es im portante, desd e una perspectiva de
ca lcu lia esp acial, que es sim ilar a los observados tratamiento, la detección de las habilidades relativas
después de lesiones en el hem isferio derecho (Rour- de un individuo que pueden contribuir a la formula­
ke, 1978, 1993; Rourke y Finlayson, 1978; Rourke y ción de estrategias cognitivas alternativas que utili­
Strang, 1981). A pesar de estas sim ilitudes entre las zan dichas habilidades para lograr las metas.
d iscalculias de desarrollo y adquirida, no han sido
establecidos correlatos neuroanatóm icos definitivos
de las discalculias de desarrollo. Trastorno por déficit de aten ción

D ISC A PA C ID A D E S D E A PREN D IZ A JE NO V ER ­ PA RTICU LA RID A D ES C O N D U C TU A LES El tras­


BA L Las discapacidades de aprendizaje no verbal, torno por d é fic it de aten ción (TD A) se caracteriza
un térm ino usado por prim era ocasión por M ykle- por desatención, im pulsividad e im paciencia. A u n ­
b u st (1975), están caracterizadas por dificultad en que ahora se reconoce que los síntomas del TDA pue­
áreas que no son explícitam ente verbales y que son, den durar hasta la edad adulta (H allow ell y Ratey,
por tanto, m enos observables en el am biente acadé­ 1994), es más frecuente su diagnóstico en niños. Las
mico. Estas dificultades son heterogéneas e incluyen personas con TD A tienen gran dificultad para atender
deterioro en los terrenos de la percepción, el procesa­ las claves y la información relevante de su ambiente.
m iento espacial y el procesam iento socioem ocional. Con frecuencia actúan com o si no estuviesen escu­
Los niños pueden tener dificultad con la organiza­ chando o no oyeran lo que se les ha dicho. Los indivi­
ción visual, el reconocimiento de rostros y la percep­ duos con TD A tienen dificultad para conservar su
ción táctil, dificultad con tareas espaciales, como las atención centrada lo suficiente para completar incluso
que se involucran en la geometría o la lectura de un tareas relativamente sim ples, por lo general se m ue­
m apa. La gente con discapacidad para aprendizaje ven hada una segunda o incluso una tercera tarea sin
no verbal puede tener dificultad para com prender e com pletar alguna de ellas. Su trabajo en general es
interpretar aspectos de su ambiente socioemocional, muy desorganizado, con el material requerido disper­
incluyendo la comunicación emocional inherente en so o perdido para realizar una tarea. Los individuos
las expresiones faciales y los gestos de otros. Pueden con TDA usualmente tienen dificultad para demorar
actuar com o social y em ocionalm ente inm aduros, el reforzamiento y tomar en cuenta las consecuendas
tener gran dificultad para realizar ju icios sociales y potenciales de sus acdones cuando toman dedsiones,
encuentran difícil desarrollar relaciones sociales. En aun cuando reconozcan en un nivel cognitivo que está
algunos in d ivid uos estas p ecu liarid ad es pueden en su interés a largo plazo hacerlo. Con frecuenda son
coexistir con peculiaridades de trastornos de apren­ impacientes, comprometiéndose en gran cantidad de
dizaje verbal (Hooper y W illis, 1989; Rourke, 1989), constantes m olim ien tos nerviosos y otras conductas
pero existe fuerte evidencia de que las característi­ motoras hiperactivas, aunque la hiperactividad no
cas de las discapacidades de aprendizaje no verbal siempre es .observada. La inmadurez emodonal, reía-
pueden ocurrir sin peculiaridades verbales asocia­ dones sodales superfidales y pobre rendimiento aca­
das (Casey, Rourke y Picard, 1991; Fuerst, Fisk y démico y laboral con frecuenda forman parte del cua­
Rourke, 1990; Rourke, 1989, 1995; R ourke et al., dro. Se puede observar disconform idad, pero ésta es
1990; Rourke y Fuerst, 1992). Se ha hipotetizado que secundaria a la frustradón experimentada en el curso
la disfunción del hem isferio derecho, posiblem ente de no ser capaz de com pletar con éxito las tareas que
involucrando conexiones de sustancia blanca, sub- requieren atención y organización sostenidas. Para
yace a las discapacidades de aprendizaje no verbal. una mayor descripción de las características conduc-
tuales del TDA, véase A m erican Psychiatric A ssoda-
A ntes de finalizar la discusión de los trastornos tion (1994, pp. 78-85) y H allowell y Ratey (1994).
del aprendizaje, deberá apuntarse que la evaluación Com o ocurre con tantos de los trastornos que se
neuropsicológica puede ser bastante útil en su iden­ han discutido en éste y en capítulos previos, es casi
tificación y tratamiento. El amplio rango de medidas seguro que el TD A no es u n trastorno unitario, sino
CAPÍTULO 14 Neuropsicología del desarrollo 415

un espectro de trastornos con síntomas que se trasla­ m onocigotos tienen m ayor concordancia para TDA
pan. Por tanto, debe esperarse que los intentos por que los gem elos dicigotos (G oodm an y Stevenson,
identificar factores biológicos en el TD A producirán 1989; Safer, 1973; Willerman, 1973). El apoyo para los
varios factores, los cuales pueden no estar presentes factores genéticos en el TD A tam bién proviene de
en todos los hipotéticos subtipos de TDA. Con esta estudios de adopción (Cadoret et a l, 1975; M orrison
precaución en mente, se revisará algo de lo que se ha y Stewart, 1971). También existe evidencia de que el
aprendido acerca de los factores biológicos que con­ TDA puede tener un elem ento genético com ún con
tribuyen al TDA. el autismo, el síndrome de Tourette y el alcoholismo.
En las cuatro condiciones ha sido encontrado un gen
FA C TO R E S B IO L Ó G IC O S EN EL T D A La princi­ posiblemente defectuoso para receptores de la dopa­
pal evidencia para factores biológicos en el TD A se mina del tipo D 2 (Comings y Comings, 1984). A pesar
centra sobre la anorm alidad en los neurotransm iso- de esta evidencia para factores genéticos en el TDA,
res y en determ inantes genéticos. Tam bién existen ningún gen específico ha sido identificado com o la
varias teorías concernientes al sistem a cerebral que causa de TDA. Por tanto, los factores genéticos pare­
es d isfuncional en el TDA. Se revisarán algunas de cen ser uno de los m uchos factores que contribuyen
estas evidencias y teorías en esta sección. a algunas formas del trastorno.

N e u r o tr a n s m is o r e s Bradley (1937) reportó que la T eorías de la e x c ita c ió n Las teorías de la excitación


benzedrina, un estim ulante, alivia los síntom as que del TDA tom an dos form as básicas: de sobreexcita­
ahora son caracterizados como indicativos de TDA. ción y la subexcitación. Las teorías de la sobreexci­
Más recientemente, otros estimulantes como el metil- tación postu lan que los sistem as de filtrado en los
fenidato (Ritalin), pem olina (Cylert) y una combina­ centros cerebrales inferiores, como el sistem a de ac­
ción de anfetam ina y dextroanfetam ina (Adderall) tivación reticular, fallan al filtrar los estím ulos, de
tam bién se han reportado como efectivos. Algunos modo que la inform ación irrelevante no es elim ina­
antidepresivos tricíclicos tam bién han m ostrado ser da. La sobrecarga resultante conduce a una especie
efectivos en el tratam iento del TDA, el m ás com ún­ de apagón cognitivo. Esta teoría explica la d ificu l­
m ente usado de éstos es la desipramina (Norpramin). tad extrema que tienen algunos niños con TDA para
Todos estos medicamentos aumentan la actividad de atender de m anera selectiva a un estím ulo auditivo
neurotransm isores, en particular dopam ina, norepi- en la presen cia de otros estím ulos com petidores.
nefrina y serotonina. Esto ha conducido a la hipótesis Ellos no son capaces de escuchar lo que alguien más
de las catecolam inas en el TD A , propuesta por Kor- está diciendo cuando está en presencia de estímulos
netsky (citado en H allowell y Ratey, 1994, p. 274), la am bientales com petidores.
cual postula que debido a que los estimulantes y anti­ En contraste, las teorías de subexcitación postulan
depresivos tricíclicos que son efectivos en el trata­ que los centros cerebrales superiores no reciben sufi­
m iento del TD A aum entan la actividad de catecola­ ciente entrada desde los centros inferiores. Desde
minas e indoleaminas, el TDA se debe a una disminu­ esta perspectiva, la desatención, hiperactividad y las
ción en estos transmisores y/o a una disminución en conductas de alto riesgo observadas usualm ente en
su nivel de actividad. Aunque esto parecería ser una niños con el TDA son intentos por elevar el nivel de
inferencia plausible, los estudios que m iden directa­ excitación en estos centros superiores. A esto en oca­
m ente el n ivel de neurotransm isores en el TD A no siones se le refiere com o la teoría de la excitación
han m ostrado una disminución. Es posible que en el óptima.
futuro las m edidas directas puedan revelar anormali­ La naturaleza contradictoria de estas dos teorías
dad de neurotransm isores en el TD A ; esto, desde es indicativa de lo lejos que se está de poseer una teo­
luego, puede también no ocurrir. Se sabe de la discu­ ría coherente del TDA con base en la excitación. Aun­
sión de la neurobiología de la psicopatología (capítu­ que cada tipo de teoría de excitación explica algunas
lo 13) que los m ecanismos de los agentes que alivian de las características del TD A , no existe evidencia
los síntom as de una condición no son claves infalibles neurobiológica sólida para alguna de ellas.
para el m ecanism o de la condición misma.
T eo ría s d e r e fo r z a m ie n to Las teorías de reforza­
F a c to r e s g e n é tic o s El TDA afecta a familias. Treinta miento hipotetizan que el TDA se debe a una pertur­
por cien to de padres de niños con TD A tam bién lo bación de los centros de reforzam iento cerebrales
tienen y, de m anera global, los parientes de niños con y/o sus conexiones con otras partes del cerebro (por
TD A tienen un m ayor riesgo que los parientes de los ejemplo, Wender, 1971). Com o resultado, la conducta
con troles (M cM ahon, 1980). A dem ás, los gem elos del individuo no está condicionada por sus conse­
416 PARTE III La aplicación de la neuropsicología en áreas del comportamiento

cuencias. Estas teorías se ajustan bien a la in capaci­ ficación de Tarjetas y tests de planeación (Boucugnani
dad frustrante de muchos niños con TDA para m odi­ y Jones, 1989; Chelune et a l, 1986).
ficar su conducta, aun cuando las consecuencias de Finalmente, como se discutió con cierto detalle en
su conducta estén explícita y enfáticam ente diseña­ el capítulo 10, la corteza prefrontal es im portante
das para alentar tal cambio. para la m ediación de la m em oria de trabajo, esa
colección de procesos que habilita la conducta para
T eo ría s d e m o t iv a c ió n Las teorías de m otivación ser guiada y regulada por representaciones internas.
proponen que los sistem as m otivacionales que nor­ Entre otras cosas, la m em oria de trabajo m ejora la
m almente guían y regulan la conducta son disfuncio­ capacidad para sacar provecho de la experiencia,
nales en los individuos con TDA (por ejem plo, Bar- anticipar las consecuencias de las acciones de uno y
kley, 1990). La ausencia de tal regulación explicaría usar estas anticipaciones para guiar la acción futura.
la incapacidad de quienes tienen TD A para perm a­ Éstos están entre los procesos perturbados en el TDA
necer en la tarea y completar las que requieren aten­ y es posible, por tanto, conceptualizar al TD A como
ción y esfuerzo sostenido en ausencia de retroali- un deterioro en la m em oria de trabajo o, de m anera
m entación o reforzamiento constante. Los niños que más general, en la función ejecutiva. En conjunto, las
tienen dificultad con tales tareas pueden rendir bien sim ilitudes entre el TDA y los efectos de las lesiones
cuando el refuerzo es frecuente y constante. Como R. de la corteza prefrontal, la evidencia de los estudios
A. Barkley dice: "N o hay TDA cuando se ju ega Nin­ de visualización funcional de hipoactividad prefron­
tendo" (citado en Hallowell y Ratey, 1994). El hecho tal, el pobre rendimiento de los individuos con TDA
de que el refuerzo inmediato puede guiar y sostener en los tests sensibles a lesiones prefrontales y la con-
la atención sobre una tarea específica m uestra que la ceptualización del deterioro fundam ental en el TDA
m ás extrem a de las hipótesis de sistem a de recom ­ como uno de la m em oria de trabajo y la función eje­
pensa perturbado debe ser incorrecta. cutiva, todos ellos apuntan hacia la corteza prefron­
tal com o el sitio de anorm alidad en el TDA. Es evi­
T eo ría s d e d isfiin ción p r e fr o n ta l en el TDA Se sabe dente que se n ecesita m ás investigación para una
que la corteza prefrontal juega un papel im portante m ayor evaluación de la teoría prefrontal del TDA;
en la planeación, inicio y regulación del com porta­ sin embargo, ésta tiene apoyo significativo y se m an­
m iento (véase capítulo 12). Es por tanto un prim er tiene promisoria como la piedra angular para la com ­
candidato para el sitio de perturbación en el TDA. prensión futura de este serio trastorno.
Algún apoyo para esta hipótesis proviene de sim ili­
tudes en los efectos del TDA y lesiones prefrontales
sobre la atención (Johnson y Roetig-Johnson, 1989). Autismo
No es que los dos grupos tengan características idén­
ticas. Sin em bargo, am bas tienen perfiles sim ilares El autism o, nom brado y descrito por prim era oca­
cuando se llega a la atención: extrema dificultad para sión de m anera independiente por K anner (1943) y
inhibir el efecto distractor de los estím ulos inm edia­ A sperger (1944), es un trastorno extrem adam ente
tos y m antener la conducta dirigida a metas. discapacitante que casi siem pre com ienza antes de
El apoyo adicional para esta hipótesis proviene de los 30 meses de edad y dura toda la vida, aunque en
los resultados de los estudios de visualización funcio­ ocasiones tiene cierta mejoría. Tiene tres característi­
nal. En un estudio PET que valoró a adultos con TDA cas básicas: severo deterioro en la comunicación ver­
mientras realizaban el Test de Rendimiento Continuo bal y no verbal; fracaso para d esarrollar relaciones
(un test que requiere de los procesos de atención), el sociales, y patrones de conducta, intereses y activida­
grupo TDA tuvo una tasa de metabolismo de glucosa des estereotipadas y repetitivas (Am erican Psychia-
8% más baja en amplias áreas de la corteza cerebral. tric A ssociation, 1994; Rutter, 1978). Adem ás, los
Además, la mayor disminución fue vista en las corte­ infantes con autism o parecen no preocuparse si son
zas prefrontal y premotora (Zametkin et al., 1990). Los cargados y pueden arquear sus espaldas en señal de
estudios de flujo sanguíneo cerebral regional también ansiedad cuando son levantados. Tienden a no bus­
han reportado perfusión reducida en la corteza pre­ car com odidad o incluso a no m irar a sus cuidado­
frontal y en la relacionada región caudado-estriatal en res. En las etapas de desarrollo en los cuales es apro­
el TD A (Lou, H enrikson y Bruhn, 1984; Lou el al., piado el ju ego im aginativo, en ellos estos ju egos
1989). En el área conductual, se ha demostrado que los están ausentes. M uchos niños con autismo son retar­
individuos con TDA tienen pobre rendimiento en las dados, 75% tienen un CI por abajo de 50. Sin embar­
m edidas de función prefrontal, incluyendo el Test de go, algunos tienen inteligencia normal. Algunas per­
Rendimiento Continuo, el Test de Wisconsin de Clasi­ sonas con autism o, incluyendo algunos que son re­
CAPITULO 14 Neuropsicología del desarrollo 417

tardados, tienen una habilidad o talento especial en Scariano, 1986). A pesar de sus muchos logros, Gran-
un área específica, como la m úsica, habilidad para din es incapaz de comprender las mentes de otras per­
memorizar, el arte o habilidad para realizar cálculos. sonas, una falta de comprensión que ella describe co­
Estos individuos han sido llam ados sab io s autistas. mo sentir como si ella fuese "u n antropólogo en M ar­
Algunos ejemplos remarcables de sabios autistas con te" (Sacks, 1995, cap. 7). Sigue sin resolverse si el au-
talentos inusuales, incluyendo a un individuo con un tismo clásico y el síndrom e de A sperger son trastor­
m aravilloso don para el dibujo, son descritos por nos distintos o diversos niveles de severidad del m is­
Sacks (1995, cap. 6). mo trastorno (Frith, 1991; Wing, 1991).
Las teorías cognitivas del autism o han sugerido
que los individuos con este m al carecen de una teo­ T E O R ÍA S P SIC O G É N IC A S D EL A U T ISM O Las
ría de la m ente, un concepto o sentido de que otros teorías iniciales del autismo subrayaban la personali­
tienen m ente o conciencia (Baron-Cohen, Leslie y dad de los padres de los niños como factores causales
Frith, 1985; Frith, 1989; H erm elin y O 'Connor, 1990; (Bettelheim, 1959,1967; Kanner, 1943). Los progenito­
Wing, 1991). Esta incapacidad para atribuir m ente a res, en particular las m adres, de los niños autistas
otras personas (o incluso a ellos mismos) es ejempli­ eran descritos como fríos, ansiosos, solitarios y obse­
ficada por su ejecución en los tests de conocim iento sivos, y la dinám ica padre-hijo fue descrita como la
de otras m entes, como el tests que requiere la atribu­ causa del trastorno. Sin embargo, esta línea de pensa­
ción de falsas creencias a otros. En uno de estos test, miento no es consistente con la evidencia de que aun
un niño primero abrió una caja que normalmente con­ la extrema deprivación física y emocional durante el
tiene una marca familiar de dulces, sólo para ser sor­ desarrollo tem prano no causa autismo. Por tanto,
prendido al encontrar lápices adentro en lugar del aunque el estrés am biental extrem o tem prano en el
dulce esperado. Entonces al niño se le pregunta qué desarrollo puede causar síntom as que com parten
esperaría encontrar en la caja otro niño que viniese a algunas particularidades con ei autismo, incluyendo
la habitación. Hacia los 4 años de edad, los niños nor­ desarrollo demorado, pasividad, falta de respuesta al
m ales son capaces de poner a un lado su conocimien­ contacto humano y conducta repetitiva (Spitz y Wolf,
to del contenido real de la caja y, asumiendo la pers­ 1946), estos síntom as son por com pleto reversibles
pectiva m ental del nuevo niño, responder que espe­ cuando es rem ovido el estrés am biental (McBride,
rarán un dulce. Los niños autistas son incapaces de ha­ 1975). En contraste, el autism o no está generalmente
cer esto; son incapaces de asumir la perspectiva de un asociado con estrés am biental extremo, y sus sínto­
nuevo niño mediante la exclusión de su conocimiento mas no dism inuyen por cam bio ambiental. Estos
adquirido de la situación (también Frith, Morton y Les­ hallazgos, junto con la ausencia de evidencia que
lie, 1991; Pinker, 1997, pp. 330-332). apoye la hipótesis de que los padres de los niños au­
M u chos niños autistas crecen en adultos severa­ tistas tienen particularidades de personalidad carac­
m ente deteriorados. Sin embargo, algunos desarro­ terísticas (Cox et al., 1975; D eM yer et a l , 1972; McA-
llan lenguaje, aprenden mínimas habilidades sociales doo y DeMyer, 1978), han conducido al abandono de
e incluso alcanzan logros intelectuales significativos, la noción de que el autism o es causado por factores
aunque retienen muchas de las otras características de paternos u otros factores am bientales. En la actuali­
los individuos autistas, como la ausencia de una teo­ dad se considera que el autismo tiene causas biológi­
ría de la mente. Los individuos con este cuadro sinto- cas. En las siguientes secciones se discuten algunas de
m atológico de funcionamiento relativamente alto son las evidencias para los factores biológicos.
d iagn osticad os con síndrom e de Asperger, llam ado
así en h on or del investigador que estuvo más cons­ FA C TO RES G E N É T IC O S Existe evidencia confia­
ciente que K anner de este funcionam iento relativa­ ble de que al m enos ciertas form as de autism o son
m ente alto en personas con autismo (Asperger, 1944). hereditarias. Entre 2% y 3% de los descendientes de
Se ha sugerido que la diferencia más destacable entre personas con autismo lo padecen (Bailey, 1993), cerca
la gente con autism o clásico y la gente con síndrome de 50 veces la frecuencia esperada del trastorno en la
de A sp erg er es que la últim a es capaz de introspec­ población normal. La tasa de concordancia para ge­
ción acerca de su condición y decirle a otros acerca de melos monocigotos ha sido reportada que es tan alta
la m ism a (Sacks, 1995). Un ejemplo de esto es Temple como 96%, mientras que la tasa de concordancia para
Grandin, una m ujer con síndrome de Asperger quien gemelos dicigotos no es m ayor que la de los descen­
tiene u n doctorado en ciencias animales y es una reco­ dientes no gem elos (Bailey et a l , 1995; Folstein y
n ocid a au torid ad en el diseño de instalaciones de Piven, 1991). La concordancia extrem adam ente alta
sacrificio anim al eficientes. Ella ha escrito una auto­ para los gemelos m onocigotos señala que el autismo
b iog rafía en la que describe su trastorno (Grandin y es hereditario. A dem ás, la gran diferencia entre las
418 PARTE III La aplicación de la neuropsicología en áreas del comportamiento

tasas de concordancia de gem elos m onocigotos y O tros estudios han rep ortad o anorm alidades de
dicigotos sugiere que el autismo es causado por una desarrollo cerebeloso en el autism o (Haas et a l , 1996;
com binación de varios genes, los cuales raram ente H ashim oto et a l , 1995). Sin em bargo, ninguna lesión
están presentes en am bos m iem bros de un par de cerebral focal que ocurre después en la vida, in clu ­
gemelos dicigotos. No todos los estudios reportan tal yendo lesiones del cerebelo, h an sido asociadas con
concordancia alta en gem elos m onocig otos. Por síntom as de autism o (H appe y Frith, 1996), y algu­
ejem plo, Folstein y Rutter (1977) rep ortan tasas de nos estudios no han rep ortad o anorm alidades
concordancia de aproxim adam ente 36% para gem e­ estructurales en los niños con autismo (Garber et a l ,
los m onocigotos y del 0% para gem elos dicigotos. 1989).
Esto sugiere que el com ponente hereditario no es el En conjunto, la evidencia de anormalidad biológi­
único determ inante de todas las form as de autismo; ca en el autism o conduce a la conclusión que se ha
lo que se hereda puede ser la vulnerabilidad alta convertido en u n tema recurrente en las discusiones
hacia otras influencias. Aun en el estudio de Folstein de las relaciones cerebro-psicopatología: no existe
y Piven, el gem elo autista en 4% de los gem elos anormalidad o disfunción cerebral específica que sea
m onocigotos que fue discordante se reportó que ha­ observada en todos los casos de autism o. Tam bién
bía tenido complicaciones al nacer, lo que indica que existe una alta tasa de trastornos neurológicos peri­
factores distintos a los factores h ered itarios están natales y otras anorm alidades físicas asociadas con
asociados con el autismo. En la siguiente sección se el autismo, así com o anorm alidades estructurales
exam inan algunos de éstos. relacionadas con el desarrollo en algunos niños con
el trastorno. Estos hallazgos sugieren que el autismo
O T R O S F A C T O R E S A S O C IA D O S C O N A U T IS - no es una entidad hom ogénea (H ooper et a l , 1993)
M O El autism o ha sido asociado con varios proce­ sino un grupo de trastornos, cada uno de los cuales
sos patológicos que influyen de m anera adversa al puede ser causado por diferentes com binaciones de
d esarrollo. Por ejem p lo, las m ujeres con rubéola factores genéticos y anorm alidades cerebrales ocurri­
d urante el em barazo tien en m ás p robab ilid ad de dos tem prano en el desarrollo (Gilíberg, 1992). La
dar nacim iento a un niño autista (Chess, Fernandez elucidación de los factores genéticos y biológicos
y Corn, 1971). Adem ás, m ás de 20% de los niños con necesarios y suficientes para la ocurrencia de trastor­
h id rocefalea in fan til tienen síntom as autistas (Fer- nos autistas requiere mayor investigación.
nell, Gilíberg y Von Wendt, 1991). Los niños autistas
tien en m ay or tasa de com p licacion es perin atales
que los niños norm ales (Ornitz, 1973) y más de 20% RESUMEN
de los niños au tistas tien en in d icios de trastorn os
orgánicos m ayores, como parálisis cerebral y rubéo­ El desarrollo del cerebro hum ano es uno de los proce­
la con g én ita (O rnitz, 1978). Tam bién se observan sos más maravillosos en toda la naturaleza. Las fases
señales neurológicas menores con m ás frecuencia en tem pranas de este proceso están por com pleto bajo
niños autistas, com o son las anorm alidades físicas control genético; sin em bargo, la determ inación del
m enores (Konstantareas, H om atidís y Busch, 1989). patrón final de interconexiones en muchas regiones
También existe evidencia de desequilibrio de mono- del cerebro requiere entrada am biental. Esta in ter­
aminas en niños con autismo (Martineau et al., 1991). acción entre program ación genética y experiencia está
Tam bién han sido reportadas diversas anorm ali­ m ás entendida en el desarrollo de las colum nas de
dades estructurales en el autismo pero, de nuevo, no dom inancia ocular en la corteza visual durante las
en form a consistente en todos los individuos autis­ prim eras sem anas de vida, pero la m odificación de
tas. Éstas incluyen anorm alidades en el lóbulo tem ­ las estructuras neuronales por la experiencia continúa
poral m edial, el tallo cerebral y el cerebelo (DeLong, a través del periodo de vida en la forma de aprendi­
1992; H appe y Frith, 1996); p olim icrogiria y otras zaje y memoria.
anorm alid ad es cerebrales generales (P iven et al., El desarrollo de la exactitud de la agudeza visual
1990); y alargam iento del tercer ventrículo (Jacobson durante el prim er año de vida está correlacionado con
et al., 1988). Se ha reportado que el verm is (porción el desarrollo de la corteza visual primaria. Al investi­
m edial) del cerebelo está su bd esarrollad o en algu ­ gar conductas más complejas, como la función ejecuti­
nos n iñ os con autism o (C ourchesne, 1991b). A d e­ va, la búsqueda por correlatos específicos al nivel neu-
más, los niños con síndrom e de Jo u bert, un trastor­ ronal es más elusiva. Sin em bargo, las disparidades
no g en ético con síntom as sim ilares al autism o, entre el desarrollo de las representaciones del conoci­
m uestran profunda o incluso com pleta agenesis del miento y el desarrollo de la capacidad para regular la
verm is cerebeloso (H olroyd, R eiss y B ryan, 1991). conducta dirigida a metas basada sobre tales represen-
CAPÍTULO 14 Neuropsicologia del desarrollo 419

tadones pueden ser identificadas y servir como m ar­ turban la secuenaa de eventos programados que nor­
cadores para el desarrollo de la fundón ejecutiva. malmente resultan en la com plejidad ordenada del
A unque el desarrollo del habla requiere exposi­ cerebro maduro. Desafortunadamente, no son insufi-
ción a un lenguaje, existe evidencia de que la capaci­ dentes tales procesos perturbadores, que van desde los
dad para desarrollar lenguaje es el resultado de un trastornos cromosómicos, los trastornos genéticos, la
proceso de maduración que es un producto genética­ anormalidades estructurales y la prematuridad, hasta
m ente program ado de la evolución hum ana. Esta la infecdón, las toxinas, la malnutridón, los episodios
evidencia incluye la habilidad de los infantes tan anóxicos, los procesos focales de enfermedad cerebral
jóvenes como de 1 m es de edad para discrim inar y la lesión. No es de sorprender que existe considera­
fonem as, la regularidad de las características distin­ ble variadón en los efectos de cada uno de estos proce­
tivas del lenguaje entre los individuos y en diferen­ sos, lo cual depende de un número de variables como
tes culturas, y la relativa independenda del desarro­ la edad del feto o niño, la severidad del daño y la
llo de la capaddad de lenguaje de la cantidad de len­ región o regiones del cerebro que son afectadas.
guaje en el ambiente (suponiendo que está presente Varios trastornos del desarrollo han desafiado
la cantidad mínima de lenguaje en el ambiente). Ade­ hasta ahora los intentos por identificar las anorm ali­
más, los indicios de que el lenguaje no está dirigido dades neurobiológicas específicas que íes subyacen.
por la necesidad sino que ocurre aun cuando los Éstos incluyen los trastornos del aprendizaje, el tras­
infantes son capaces de satisfacer sus necesidades a torno por déficit de atención y el autism o. Existe
través de otros m edios, y la presencia de periodos fuerte evidencia de que factores biológicos contribu­
críticos para la adquisición de lenguaje y para la yen a la causa de cada uno de estos trastornos, aun­
recuperación total del lenguaje tras lesiones del he­ que la naturaleza específica de estos factores ha per­
m isferio izquierdo que perturban el lenguaje, todo manecido elusiva. Esto es parcialmente debido a que
ello apoya la noción de que un proceso de m adura­ cada una de estas etiquetas com prende un heterogé­
ción genéticamente determinado es im portante para neo grupo de trastornos. Es necesaria m ayor com ­
el desarrollo del lenguaje. prensión de la naturaleza de esta heterogeneidad
La enfermedad o lesión pueden tener efedos devas­ antes de que puedan ser identificados los factores
tadores sobre el cerebro en desarrollo, en especial en biológicos consistentes que contribuyen a las causas
sus etapas tempranas de desarrollo, debido a que per­ de estos trastornos.
C A P I T U L O
15
Recuperación
de función

LOS EFECTOS DEL DAÑO CEREBRAL Supersensibilidad por denervación


Efectos celulares Bases neuronales de reorganización cerebral
Efectos fisiológicos APROXIMACIONES TERAPÉUTICAS A LAS CONSECUENCIAS
RECUPERACIÓN FUNCIONAL POSTERIOR AL DE LESIONES DEL CEREBRO
DAÑO CEREBRAL Rehabilitación
Factores que afectan la recuperación de funciones Tratamientos farmacológicos
La edad al m om ento de la lesión como factor en la Trasplante de tejido cerebral
recuperación RESUMEN
MECANISMOS NEURONALES DE RECUPERACIÓN
DE FUNCIONES
Reinervación
Rebrote

Igual que todas las cosas mortales, el frá g il contenido del de los factores que afectan la recuperación de fu n ción y
cráneo está sujeto a los estira y afloja de la fo rtu n a ; la los mecanismos neuronales que subyacen a dicha recupe­
enferm edad y el trauma pueden estropear al m aravilloso ración. Finalm ente, se echa un vistazo quizás a la más
órgano que regula la conducta y g en era la conciencia. excitante y fru ctífera aplicación del conocim iento en
A unque la pérdida de fu n ción no siem pre es perm anen­ desarrollo de las relaciones cerebro-conducta: los enfo­
te. G aleno dio testim onio de esto hace casi dos m ilenios ques terapéuticos a las con secu en cias de lesiones del
cuando pronunció con sen cilla elegan cia: "He visto cerebro. En esta área se ha realizado un gran progreso, y
sanar un cerebro herido." En este capítulo fin al, breve­ nadie podría desear un fr u t o más generoso del con oci­
mente se exam inan algunas de las form as en las cuales el m iento que éste pueda ay u dar a los individuos que
daño afecta al cerebro. Luego se pasa a la consideración sufren.

LOS EFECTOS DEL DAÑO CEREBRAL


de sangre a parte del cerebro), tum ores, infección,
M uchos factores pueden causar la m uerte o disfun­ trastornos m etabólicos y trastornos del desarrollo.
ción de las neuronas. Éstos inclu yen traum a, ictus En esta sección se revisarán los efectos de estos pro­
hem orrágico (sangrado), ictus isqu ém ico (pérdida cesos a los niveles celular y fisiológico.
CAPITULO 15 Recuperación de función 421

Efectos celulares la cual es perm anente debido a que las neuronas en


el sistem a nervioso central no pueden regenerarse,
C A M B IO S EN EL S IT IO DEL D A Ñ O La m uerte algunas condiciones que producen efectos distantes,
celular o necrosis, es un evento de gran importancia como los edemas (hinchazón), son reversibles, am ai­
en el sitio del daño. Dentro de las 24 horas, los fago­ nando después cierto periodo . Esto es porque dañan
citos (astrocitos y m icroglía) encapsulan las neuro­ a la neurona, más que causar su muerte. Estos efec­
nas m uertas y acaban con ellas. En cuestión de días, tos que producen perturbaciones de tiempo limitado
nuevos capilares infiltran el área, conforme los fago­ sobre el tejido neuronal externo al área inm ediata de
citos continúan rem oviendo los restos de las neuro­ la lesión se llam an d iasqu isis (von Monakow, 1911).
nas muertas. En cuanto la remoción es completa, sólo Con frecuencia se observan tras lesiones cerebrales y
las células gliales perm anecen en el área. Estas cé­ hacen que las consecuencias inm ediatas de una
lulas son complementadas por una proliferación rea­ lesión cerebral sean más severas que los efectos per­
ctiva de células gliales adicionales, que form an una sistentes ulteriores.
cicatriz en el área. Este proceso, llamado gliosis, pue­
de interferir con la función de algunas neuronas so­ SH O C K El sh o ck está ejem plificado por el sh ock
brevivientes en el área. m edular, la pérdida tem poral de reflejos m edulares
tras una transección m edular. Se debe recordar que
C A M B IO S D ISTA N TES DEL S IT IO D E DAÑO La los reflejos espinales están m ediados por neuronas
m uerte de una neurona significa que las neuronas a que se encuentran por completo dentro de la médula
las cuales proyectaba serán privadas de entrada y las espinal, un hecho que es confirmado por su reapari­
neuronas que proyectaban hacia ella serán privadas ción aproxim adam ente tres sem anas después de la
de su blanco. El resultado es que una lesión cerebral transección espinal. En apariencia, las neuronas espi­
nunca está realmente localizada en un área. Un ejem­ nales que m edian estos reflejos están temporalmente
plo obvio de este fenóm eno es la hem iparesia que deprim idas después de que se rem ueve su entrada
sigue a las lesiones en la corteza motora, un efecto que desde centros cerebrales superiores.
resulta cuando las neuronas motoras en el hasta ante­
rior de la m édula espinal son privadas de la entrada ED EM A El edema, de la palabra griega para "h in ­
de las neuronas de la circunvolución precentral. chazón", es la presencia de grandes cantidades anor­
Las conexiones neuronales tam bién pueden ser m ales de fluido en los espacios intercelulares del
perturbadas por el daño que perjudica a los axones, cuerpo. El edem a en el tejido cerebral puede causar
sin necesariam ente m atar a la célula. El daño a un una elevación de la presión intracraneal, lo que resul­
axón conduce a la degeneración del axón distal res­ ta en el daño tisular extenso y, si el daño es bastante
tante al punto de daño, a lo cual se le denom ina de­ severo, la m uerte. Com o ya se ha m encionado, m u­
g en era ció n an terógrad a o w a lleria n a . En algunas chos de los efectos de disfunción del edem a son
in stan cias, la d egeneración ocurre tam bién en la reversibles una vez que am aina la hinchazón. Por
d irección opuesta, esparciéndose desde el punto de tanto, las consecuencias conductuales de una lesión
transección de regreso hacia el cuerpo celular. A esto cerebral pueden no ser aparentes sino hasta que pase
se le denom ina d egeneración retrógrada. La degene­ un periodo. La cortisona reduce el edem a y con fre­
ración tam bién se puede extender hacia las neuronas cuencia es utilizada para ayudar a atenuar sus efec­
con las cuales form a sinapsis la neurona dañada, un tos agudos.
fenóm eno conocido com o degeneración transneuro-
nal. El efecto de todos estos procesos degenerativos FLUJO SA N G U ÍN EO La actividad m etabòlica del
es causar daño y disfunción en sitios distantes del de cerebro libera dióxido de carbono, el cual, a su vez,
la lesión inicial. dispara un aumento en el flujo sanguíneo cerebral. El
flujo sanguíneo cerebral es por tanto un índice de acti­
vidad m etabòlica cerebral. Como se ha observado,
E fectos fisiológicos esta relación es el fundamento de los estudios de flujo
sanguíneo cerebral regional (FSCr). El daño al tejido
E xisten varios efectos fisiológicos de. las lesiones cerebral perturba dicha actividad metabòlica del teji­
cerebrales. A ntes de d iscu tir algunos de estos efec­ do y reduce la producción de dióxido de carbono y la
tos, deberá apuntarse que, al igual que la degenera­ resultante cantidad de sangre que baña al área.
ción neuronal, algunos prod ucen perturbación de
función en tejidos en sitios distantes de la lesión. Sin U T IL IZ A C IÓ N D E G L U C O S A Las lesiones cere­
em bargo, a diferencia de la d egeneración neuronal, brales pu eden dism inuir tem poralm ente la tasa de
422 PARTE III La aplicación de la neuropsicologia en áreas del comportamiento

utilización de glucosa en el tejido cerebral no directa­ tos incluyen sexo, preferencia fam iliar de uso de la
mente afectado por la lesión. Esto no es enteramente m ano izquierda, inteligencia, personalidad, mom en­
debido al edem a y puede representar otro m ecanis­ to de la lesión y edad del individuo en el m om ento
m o por m edio del cual las lesiones resu ltan en una en que ocurre la lesión.
reducción generalizada de la función cerebral.

A U T O N E U R O T O X IC ID A D La privación de oxí­ Factores que afectan


geno causa muerte neuronal en todas las regiones del la recuperación de funciones
sistem a nervioso. Sin em bargo, ciertas regiones,
com o la región CA del hipocam po, son p articu lar­ SE X O Existe evidencia de que la recuperación de
m ente vulnerables a los efectos de la deprivación de la afasia es m ejor para m ujeres que p ara hom bres.
oxígeno y son, por tanto, dañadas de m anera selecti­ Este hallazgo, con los resultados de ciertos estudios
va durante episodios hipóxicos de corto plazo que no de lateralidad, han conducido a la hipótesis de que
resultan en m uerte. Un m ecanism o para esta vulne­ el funcionam iento de lengu aje está m enos laterali-
rabilidad selectiva es la excesiva liberación de gluta- zado en las m ujeres que en los hom bres. De acuerdo
m ato en respuesta a deprivación de oxígeno. El glu- con esta hipótesis, el efecto de una lesión particular
tam ato, un neurotransm isor excitatorio, sobreexcita en las mujeres es atenuado en cierta m edida por las
a las neuronas en las cuales se liga, causando muerte representaciones funcionales restantes en el hem is­
celular. En consecuencia, las sustancias que excitan a ferio no lesionado. Esta hipótesis no es clara, debido
los receptores de glutam ato son potentes neurotoxi- a que existe evidencia de que cualquier efecto rela­
nas. Es posible que agentes que bloqu ean a tales cionado al sexo que surge de los estudios de latera­
receptores, o que bloqueen la liberación de glutama­ lidad es m uy pequ eño (H iscock, In ch et al., 1994;
to, puedan ser potencialmente efectivos para mejorar H iscock, Israelian et al., 1995). Adem ás, aunque exis­
los efectos de los episodios hipóxicos y otros eventos te cierta evidencia de diferencias sexuales en la ana­
neurotóxicos que utilizan este mecanismo. tom ía cerebral en anim ales (Juraska, 1991), aún no
es posible relacionar válidam ente éstas con las dife­
C A M B IO S EN LA B A R R E R A H EM A TO EN C EFÁ - rencias en la organ ización fun cion al. Este tam bién
LICA Las lesiones pueden resultar en cambios en las es el caso para las diferencias sexuales reportadas en
propiedades de la barrera hem atoencefálica, perm i­ el patrón de activación en los estudios de visualiza-
tiendo que sustancias de transm isión sanguínea que ción funcional que requieren que los sujetos hum a­
normalmente no afectarían la función cerebral ejerzan nos procesen lenguaje (por ejem plo, Shayw itz et al.,
efectos inhibitorios o perturbadores (Seil, Leim an y 1995). Es posible que las diferencias observadas en
Kelly, 1976). Ahora que se han examinado algunos de estos estudios se deban al uso de diferentes estrate­
los cambios celulares y fisiológicos que subyacen a los gias cognitivas, determ inadas por factores cultura­
efectos de las lesiones cerebrales, se investigará la les, más que a una organ ización funcional cerebral
recuperación de función a nivel conductual. diferente. En resum en, los intentos para explicar el
hallazgo aparentemente directo de que, en promedio,
las m ujeres se recuperan m ás com pletam ente de la
RECUPERACIÓN FUNCIONAL afasia que los hombres, da pie a un cúmulo de tenta­
POSTERIOR AL DAÑO CEREBRAL doras, aunque todavía no confirmadas, hipótesis.

PREFEREN CIA M AN UAL Las personas zurdas de


Después de que am ainan los efectos a corto plazo de fam ilia se recuperan m ás com pletam ente de la afa­
una lesión cerebral, los individuos con lesiones cere­ sia. En este caso, existe evidencia confiable a partir
brales continúan m ostrando cierta recuperación. En de estudios de am obarbital sódico de que cerca del
los adultos, cualquier recuperación significativa que 15% de los individuos que son zurdos de familia tie­
tenga lugar ocurre durante el prim er año, m ás o nen representación bilateral del habla (Rasmussen y
m enos; tras este periodo, las oportunid ad es para Milner, 1977). Setenta por dentó tienen representada
m ejorar son m enores. En los niños, la recuperación el habla en el hem isferio izquierdo, y el restante 15%
por lo general continúa durante un periodo más lar­ tiene representada el habla en el hem isferio derecho.
go y es m ás com pleta. Tanto en adultos como en Por tanto, 85% de los zurdos de fam ilia no muestran
niños, el patrón y grado de recu p eración es muy menor lateralización del habla, de acuerdo con la va­
variable. En esta sección se exam inan algunos de los loración por la prueba de am obarbital sódico. C on­
factores que afectan la recuperación de fundón. E s­ tinúa por in vestigarse si este grupo tam bién tiene
CAPÍTULO 15 Recuperación de función 423

algún grado dism inuido de lateralización del habla vam ente más área del habla. Esto resultó en m enor
que no haya sido detectado. deterioro en el lenguaje del que se observa con una
sola lesión del mismo tam año (Geschwind, 1976). El
IN T E L IG E N C IA Se ha reportado que la inteligen­ fenómeno de m om entum de lesión enfatiza la natu­
cia previa a la lesión es un factor en la recuperación raleza dinám ica del procesam iento neuronal: a dife­
de función, los individuos con m ayor inteligencia rencia de una pieza fija de m aquinaria, el cerebro es
son los que se recuperan por completo. Sin embargo, un sistema plástico que se adapta a los cambios den­
no es claro si la inteligencia previa a la lesión de tro de su estructura.
hecho facilite la recuperación o si el grado en el cual
las personas con alta inteligencia prem órbida están
trabajando por debajo de su potencial es enm ascara­ La edad al momento de la lesión
do por el hecho de que ellos ejecutan en un nivel como factor en la recuperación
superior al de la m ayoría de la gente que ha sufrido
una lesión comparable. El factor más im portante que afecta la recuperación
de función tras una lesión cerebral es la edad del
P E R SO N A L ID A D Las personas que son optim is­ individuo en el mom ento de la lesión.
tas, tanto acerca de la vida en general como acerca de
sus prospectos para la recuperación, parecen recu­ EL P R IN C IP IO D E K E N N A R D Una visión de la
perarse m ás com pletam ente de una lesión cerebral. relación entre la edad del individuo al momento en
Puesto que las lesiones del hem isferio izquierdo es­ que ocurre la lesión y el efecto conductual de la
tán asociadas con m ayor frecuencia con estados de lesión está encarnada por el p rincip io de K ennard.
ánim o d ep rim id o, esto hace su rgir la p o sib ilid ad En éste se establece que m ientras más tem prano en
de que el estado de ánim o deprim ido y la presen ­ la vida se presenta la lesión, m ejor será la recupera­
cia de una lesión del hem isferio izquierd o puedan ción (Kennard, 1936,1942).
ser confundidas en estos estudios. En cualquier caso, El trabajo original de Kennard involucró la inves­
los factores de personalidad son determ inantes im ­ tigación de la función m otora tras lesiones de la cor­
portantes para la m edida de la recuperación. Esta teza motora en animales. Sin embargo, existen datos
área poco investigada merece mayores estudios. de humanos consistentes con este principio. El ejem­
plo más dram ático es la recuperación de perturba­
M O M E N T U M D E LA L E SIÓ N Varios tipos de ción de lenguaje tras lesiones cerebrales en la niñez.
lesiones se desarrollan a diferentes tasas. Por ejem ­ Como se ha notado en una sección previa, los niños
plo, algunos tum ores cerebrales crecen m uy rápido; que se vuelven afásicos antes de la pubertad usual-
otros crecen con lentitud. A la tasa de desarrollo de la mente recuperan el lenguaje por completo. En con­
lesió n se le refiere com o m om entum de la le sió n traste, los adultos que se vuelven afásicos con fre­
(Finger, 1978). El m omentum de la lesión es un factor cuencia experim entan sólo una recuperación lim ita­
im portante en la recuperación debido a que la misma da, aunque la recu peración tam bién a veces puede
cantidad de destrucción de tejido puede tener menor ser casi completa en los adultos.
efecto sobre la conducta si ocurre en form a gradual D e m odo m ás específico, tras una lesión del h e­
en vez de si ocurre rápido. m isferio izquierdo, los niños entre los 2 y 3 años de
El efecto del m om entum de la lesión se observa edad pueden no ser verbalm ente respondientes du­
con m ayor claridad en los experimentos animales en rante semanas; después de esto, comienzan a apren­
los cuales las lesiones son realizadas por etapas. El der lenguaje aparentem ente desde el principio, van
efecto de las lesiones graduales es m enor que el efec­ a través de las etapas por las que previamente habí­
to de una sola lesión del mismo tam año y en la m is­ an transitado. Dentro de un año o dos, su lenguaje
m a ubicación, un fenómeno conocido como efecto de es equivalente al de un niño norm al de la m ism a
le sió n por etapas. Es com o si en la condición de le­ edad (Lertneberg, 1967). Los niños entre los 3 años
sión por etapas, la lesión tem prana preparara al sis­ de edad y la pubertad, que experim entan lesión del
tem a para responder a la lesión subsecuente (Scheff, hem isferio izquierdo, pasan a través de un periodo
Bernardo y Cotman, 1978). de afasia sim ilar al observado en los adultos, aun­
U n ejem plo de m omentum de lesión en los hum a­ que no se observa afasia fluida (de Wernicke). Ellos
nos es observado en un paciente adulto quien, en el tam bién recuperan lengu aje, la m ayoría alcanza a
curso de los intentos por remover un tum or cerebral, sus com pañeros de edad en un periodo tan corto
tuvo una serie de operaciones dispersas a lo largo de como 2 años (Lenneberg, 1967; W oods y Teuber,
m uchos m eses, en los cuales fue rem ovida progresi­ 1978). Incluso los niños en quienes se ha rem ovido
424 PARTE III La aplicación de la neuropsicología en áreas del comportamiento

por com pleto el hem isferio izquierdo, debido a que m iento de la rep resen tación del lengu aje hacia el
un daño m asivo tem prano provocaba convulsiones hem isferio derecho, m ientras que las lesiones relati­
incontroladas, pueden exhibir recuperación de la fun­ vam ente pequeñas que involucran las áreas del len­
ción lengu aje, presum iblem ente m ed iad a en tera­ guaje sí lo h acen. A dem ás, las lesiones que involu­
m ente por el restante hem isferio d erecho (Sm ith y cran sólo un área del lengu aje resu ltan en el m ov i­
Sugar, 1975). m iento de las fun cion es m ediadas por dicha área
Com o se observó en una sección previa, la capaci­ hacia el hem isferio derecho, m ientras que el área no
dad rem arcable del cerebro joven para aprender len­ dañada sigue siendo funcional (figura 15.1).
guaje, incluso ante lesiones del hem isferio izquierdo El efecto de la edad al m om ento de la lesión y la
que usualm ente dejarían a un adulto con una afasia localización de la lesión sobre la reorganización
permanente, es una de las más fuertes fuentes de evi­ cerebral es ilustrada por el caso de Sho, una niña que
dencia de que el cerebro está program ado para el tuvo severo daño a su lóbulo parietal izquierdo a la
desarrollo del lenguaje. A dem ás, lo que se conoce edad de dos y m edio años en un accidente a bordo
acerca del mecanismo de esta recuperación ayuda en de un barco. A ntes del accidente, ella había sido
el entendim iento de la naturaleza de la plasticidad diestra y tem a desarrollo norm al del lenguaje. D es­
del cerebro en desarrollo. pués del accidente perm aneció inconsciente durante
2 días y tuvo con vulsion es del lado derecho al día
R E O R G A N IZ A C IÓ N D E LA E SP E C IA L IZ A - siguiente de su lesión. Cuando recuperó la concien­
C IÓ N H E M ISF É R IC A Uno de los aspectos más cia, estaba hem iparésica y continuó muda durante 5
sorprendentes de recuperación del lenguaje después semanas. A la edad de 4 años, año y medio después
de daño tem prano del hem isferio izq u ierd o es el de su lesión, tema hem ianopia derecha, hem iparesia
hallazgo de que en algunos casos el hem isferio dere­ derecha y pérdid a h em isen sorial derecha. Sin em ­
cho retom a la función lenguaje. Si el hem isferio de­ bargo, su lenguaje era norm al. Cuando se le observó
recho asum e o no la función lengu aje tras daño al a los 16 años de edad, se encontró que ella era zurda,
hem isferio izquierdo puede ser determ inado en un y una prueba de am obarbital sódico reveló que tenía
individuo dado por la prueba del am obarbital sódi­ rep resentación b ilateral del h abla. C irugía su bse­
co. Estudios que utilizan esta técnica h an revelado cuente para el alivio de las convulsiones reveló daño
que un factor que influye si el hem isferio derecho masivo a la porción posterior del hem isferio izquier­
retom a la rep resentación del lenguaje es la edad al do, incluyendo el área que norm alm ente habría sido
m om ento de la lesión: la reorganización después de el área de W ernicke (véase figu ra 15.1E). Esta área
los 6 años de edad es inusual, y la pu bertad parece de daño fue rem ovida sin afectar su función de len­
ser el límite superior de edad para tal reorganización. guaje, confirm ando que las funciones norm ales
Esto sugiere que la recuperación entre aproxim ada­ mediadas por el área de habla posterior ahora esta­
mente los 5 años y la pubertad por lo general resulta ban representadas en algún otro sitio del cerebro,
a p artir de la reorganización dentro del hem isferio presum iblem ente en el hem isferio derecho. El des­
izquierdo probablem ente involucrando regiones cubrimiento de habla bilateral en la prueba de am o­
intactas cercanas a las áreas del habla. Sin embargo, barbital sódico señaló que el área de habla anterior,
no todas las lesiones del hem isferio izquierdo soste­ exterior al área del daño, perm aneció en el hem isfe­
nidas antes de los 5 años de edad resultan en repre­ rio izquierdo.
sentación del habla en el hem isferio derecho. Los Es interesante advertir que la reorganización cere­
estudios de am obarbital sódico indican que aun bral se observa no sólo como respuesta a las lesiones;
entre los individuos que han llegado a ser zurdos o tam bién parece ser un com ponente del desarrollo
am bidiestros tras una lesión tem prana del hem isfe­ norm al. Esto es ilustrado p or u n estudio del efecto
rio izquierdo, sólo alrededor del 30% tienen repre­ de las lesiones a la corteza prefrontal sobre la ejecu­
sentación del habla en el hem isferio derecho, m ien­ ción de respuesta demorada en monos con edades de
tras que 20% tienen representación bilateral y en 50% 3 años (adultos) y 18 m eses (jóvenes). Las lesiones
el lenguaje perm anece en el hem isferio izquierdo prefrontales perturbaron la respuesta dem orada en
(Rasmussen y Milner, 1977). los adultos, mas no en los jóvenes, indicando que las
El factor crítico adicional que determ ina la reor­ estructuras que m edian la respuesta demorada en los
ganización funcional, acaso no de m anera sorpren­ animales jóvenes eran externas a la corteza prefron­
dente, es la localización de la lesión tem prana den­ tal. Por tanto, durante la tran sición de ju ventu d a
tro del hem isferio izquierdo. Por tanto, incluso lesio­ adultez, los m onos adquirieron o crecieron en el
nes extensas del hem isferio izquierdo que no inva­ deterioro tras lesiones prefrontales (Goldman, 1974).
den las áreas del lenguaje no resu ltan en el m ovi­ Estos h allazgos m uestran que en el curso del desa-
CAPITULO 75 Recuperación de función 425

FIGURA15.1 Mapas cerebrales


que ilustran que si una lesión
temprana del hemisferio izquier­
do resulta en la reorganización de
lenguaje en el hemisferio derecho
depende de la ubicación de la
lesión dentro del hemisferio
izquierdo. Las lesiones que no
invaden las áreas del habla A ) y
B) no resultan en un desplaza­
miento del lenguaje hacia el
hemisferio derecho, aun cuando
la lesión sea vecina a una o ambas
de las áreas del habla. En contras­
te, incluso las lesiones relativa­
mente pequeñas que incluyen
ambas áreas del habla C) resultan
en un desplazamiento completo
del lenguaje. Las lesiones que
invaden sólo el área de habla
n< anterior D) o sólo el área de habla
posterior E) sólo causan un
desplazamiento de las funciones
del área del habla lesionada. El
mapa cerebral F) es del paciente
Sho. (Tomado de Rnsmussen y Milner,
1977.)

rrollo norm al, existe una reorganización de las es­ m isferio izquierdo se logra al precio del funciona­
tructuras neuronales que median la ejecución de res­ miento intelectual general disminuido. Estos hallaz­
puesta demorada. gos sugieren que las lesiones tem pranas no siempre
resultan en m ejor recuperación de las habilidades
EL PREC IO DE LA REO RG A N IZA CIÓ N DESPUÉS cognitivas en los hum anos, desafiando por tanto la
D E L ESIO N ES CEREBRALES Un aspecto adicional generalidad del principio de Kennard (Teuber, 1975).
del caso de Sho fue que, aunque ella había sido consi­ Teuber y Rudel (1962) conceptualizaron este efecto
derada una niña muy inteligente antes de su acóden­ como apiñam iento, sugiriendo que el deterioro en el
te, cuando se le valoró a los 16 años de edad se encon­ funcionamiento intelectual general es una consecuen­
tró que tenía un CI general de 81, con un CI verbal de cia de un papel dual del hemisferio derecho reorgani­
88 y un CI de ejecución de 76. Esto ilustra el lado nega­ zado como el m ediador tanto del lenguaje com o de
tivo de la recuperación dramática de la función lengua­ las funciones no verbales que normalmente mediaría.
je tras lesiones tempranas del hem isferio izquierdo: En contraste con la reorganización que ocurre des­
esto se logro a expensas del funcionamiento intelectual pués de lesiones tem pranas del hem isferio izqu ier­
general, en particular del funcionamiento no verbal. do, el daño tem prano al hem isferio derecho no pa­
Esta conclusión se apoya en los estudios de los rece resultar en una reorganización complementaria
efectos de lesiones unilaterales sobre los CI verbal y en el hem isferio izquierdo. En vez de ello, el daño
de ejecución (figura 15.2). El CI verbal y el CI de eje­ temprano al hem isferio derecho resulta en deterioro
cución no son sinónim os de funcionam iento del selectivo del funcionamiento del hemisferio derecho
hem isferio izquierdo y el hemisferio derecho, respec­ (véase figura 15.2). Parece que la preservación del
tivamente. No obstante, ellos proporcionan una base lenguaje tiene prioridad sobre la de funciones m edia­
para comparar el nivel relativo de funcionamiento de das por el hem isferio derecho. De m anera alternati­
am bos hem isferios. Los hallazgos reportados en la va, puede ser el caso que ciertas funciones del hem is­
figura 15.2 indican que la reorganización del lenguaje ferio derecho sean reorganizadas en el hemisferio iz­
en el hem isferio derecho tras daño tem prano al h e­ quierdo tras lesiones tem pranas del hemisferio dere-
426 PARTE III La aplicación de la neuropsicologia en áreas del comportamiento

Lesión del Lesión del FIG U R A 1 5 .2 C I v e r b a l y d e e je cu ció n e n


h em isferio izquierdo h em isferio d e rech o la E s c a la W e s c h le r d e In te lig e n cia d e
100 - L A d u lto s e n s u je to s q u e tu v ie ro n lesio n e s
te m p ra n a s e n el h e m is fe rio iz q u ie rd o y
le sio n e s te m p r a n a s e n el h e m isfe rio d e re ­
90
S j S jf l ch o . D e sp u é s d e las lesio n e s te m p ra n a s
d el h e m isfe rio iz q u ie rd o , los C I v e rb a l y
¡¡Ü ü
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O

- -
d e e je cu ció n s e r e d u c e n e n lo s p a cie n te s
d e e d a d a d u lta , m ie n tr a s q u e tra s le sio n e s
70 — — te m p ra n a s d el h e m is fe rio d e re c h o , só lo
üj los re g is tro s d e l C I d e e je cu ció n s o n infe-
. rio re s . (Tomado de Kolb y Whishaw, 1996, p. 504
Verbal D e e je c u c ió n Verbal D e e je c u c ió n [con base en Teuber, 1975].)

cho, pero que éstas son identificables con menor faci­ mantiene una capacidad significativa para reorgani­
lidad que el lenguaje. A pesar de que esto es una zarse tras lesiones cerebrales pero esto parece ser, al
posibilidad, el m arcador de función preservado del menos en cuanto esté involucrado el lenguaje, princi­
hem isferio derecho tras daño temprano del hem isfe­ palmente intrahemisférico. Por último, tras la puber­
rio derecho todavía debe ser identificado. tad, la recuperación es menos evidente: a pesar de que
existen ciertas excepciones dram áticas, las lesiones
EL E FE C T O D E LA S L E SIO N E S A N T E S D E UN sostenidas en la etapa adulta con frecuencia resultan
A Ñ O D E ED A D Otra importante excepción al prin­ en un deterioro persistente.
cipio de Kennard es el hallazgo de que todas las le­
siones tempranas, antes del año de edad, resultan en
deterioro general más severo del que producen aque­ MECANISMOS NEURONALES DE
llas adquiridas después del año de edad (Riva y Caz- RECUPERACIÓN DE FUNCIONES
zaniga, 1986). En apariencia, las lesiones durante este
tem prano periodo interfieren profundam ente con e'l El sistema nervioso central no agrega neuronas en un
desarrollo y vuelven al cerebro menos capaz de adap­ grado significativo después del nacimiento. También
tarse a la lesión de lo que lo es más tarde en la niñez. es incapaz de regenerar axones dañados de modo que
se reconecten con sus blancos previos, como son capa­
CUATRO P ER IO D O S CON PATRONES D E RECU­ ces de hacerlo las neuronas periféricas, en parte por­
PE R A C IÓ N C A R A C T E R ÍST IC O S Los descubri­ que las células gliales inhiben tal recrecimiento (Bahr
m ientos discutidos en las secciones precedentes su­ y Bonhoeffer, 1994). Durante m ucho tiempo se creyó
gieren que, en relación con la capacidad para recupe­ que cualquier m odificación a la estructura cerebral
ración de función, existen cuatro periodos distintos que pudiese ocurrir como respuesta a lesión era des­
dentro del periodo de vida de un individuo. Durante tructiva, interfiriendo con las intrincadas estructuras e
el prim er año de vida, las lesiones producen deterioro interconexiones ordenadas del cerebro adulto comple­
extrem adam ente profundo, al cual el sistem a no es tamente desarrollado. Sin embargo, desde hace tiem­
capaz de adaptarse. Desde un año de edad hasta apro­ po ha sido claro que las m odificaciones estructurales
xim adam ente los 5 años de edad, la reorganización sí tienen lugar en el cerebro adulto y en la médula
interhem isférica de la función lingüística tiene lugar espinal como respuesta a la lesión de los tejidos (Veraa
como respuesta al daño al hem isferio izquierdo, lo y Grafstein, 1981). En consecuencia, las conexiones
cual resulta en la conservación de la función lingüísti­ cerebrales no son anatóm icam ente tan rígidas como
ca pero con un declive en la inteligencia general. En alguna vez se pensó. En m uchos casos, no se ha esta­
contraste, las lesiones al hemisferio derecho durante blecido en definitiva que las modificaciones observa­
este periodo producen efectos similares a los vistos en das contribuyan a recuperación funcional; sin embar­
adultos con lesiones del hemisferio derecho, no mos­ go, existen muchas instancias en las cuales existe evi­
trando el hemisferio izquierdo una capacidad comple­ dencia circunstancial de que las m odificaciones es­
mentaria para reorganizarse en una forma que permi­ tructurales observadas subyacen a la recuperación
ta retom ar la m ediación del funcionam iento del funcional. En esta sección se exam inan cuatro proce­
hem isferio derecho. Durante el tercer periodo, desde sos de modificación estructural en el sistema nervioso
los 5 o 6 años de edad hasta la pubertad, el cerebro central que parecen estar relacionadas con la recupe­
CAPITULO 75 Recuperación de función 427

ración de función: reinervación, rebrote, supersen-


sibilidad por denervación y reorganización regional
de la representación funcional cortical.

Reinervación

En la rein erv ación una neurona que ha perdido su


blanco crece hacia un nuevo blanco y se conecta con
él. Las condiciones que hacen posible este crecimien­
to no están com prendidas com pletam ente; sin em ­
bargo, el factor de crecim iento nervioso (NGF, por
su siglas en inglés), que se sabe es im portante en el
desarrollo del sistema nervioso, también participa en
el desarrollo de nuevas conexiones después de una
lesión cerebral (Bothwell, 1995; Jessell, 1991). La evi­
dencia para esto proviene del hallazgo de que aun­
que el cortar las neuronas septales que se proyectan
hacia el hipocam po normalmente causa que cerca de
la mitad de las neuronas mueran, inyectar NGF en el
ventrículo lateral vecino, después de la transección,
reduce la muerte celular.

Rebrote

Las lesiones cerebrales no sólo causan la m uerte de


neuronas, tam bién provocan que los blancos de es­
tas neuronas pierdan su entrada, es decir, que sean
denervadas. Cuando esto ocurre, las neuronas veci­
nas h acen b ro ta r procesos term in ales adicionales
para conectarse con el área denervada. Este proceso
es llam ado rebrote o rebrote colateral (figura 15.3).
El rebrote ha sido reportado com o una respuesta a
una lesió n en el cerebro y la m édula espinal, así FIGURA 15.3 Representación esquemática del rebrote
com o en el sistem a nervioso periférico. Los estudios colateral en una neurona motora que inerva el músculo.
de rebrote en anim ales (Lynch, D ead w yler y Cot- Luego de que es cortada una de las neuronas motoras que
m an, 1973) m uestran que algunas de las nuevas inerva parte del músculo A), una neurona vecina experi­
con exiones p rod ucid as por rebrote en el sistem a menta rebrote, lo cual proporciona entrada a la pordón
nervioso central son fisiológicam ente funcionales y
por tanto parecen ser un m ecanism o que contribuye
a la rep aración funcional posterior a una lesión ce­
rebral (Raism an, 1978; Veraa y G rafstein, 1981). No
obstante, existe evidencia de que el rebrote puede a de su neurotransmisor. Este fenóm eno se denomina
veces resultar en conexiones equivocadas, de modo supersensibilid ad por denervación, el cual también
que el proceso no siem pre es funcionalm ente adap- es observado en el sistema nervioso central y resulta
tativo e in clu so puede generar com portam iento de la proliferación de receptores sobre la mem brana
anorm al (Scheff y Cotman, 1977; Wall, 1980). postsináptica. La supersensibilidad por denervación
es por tanto una adaptadón neuroquímica a la lesión
que ayuda a com pensar la rem oción de la entrada
Supersensibilidad por denervación hacia la estructura denervada. Un ejemplo de este
mecanismo compensador es el hecho de que los sínto­
Cuando las fibras aferentes a un m úsculo son corta­ mas de la enfermedad de Parkinson no aparecen sino
das, el músculo se vuelve hipersensible a la aplicación hasta que la mayoría de las neuronas productoras de
428 PARTE III La aplicación de la neuropsicología en áreas del comportamiento

dopairúna han sido destruidas por la enfermedad. La tes de los 5 o 6 años de edad. D e m anera similar, los
supersensibilidad tam bién es observada en algunos estudios de anim ales han dem ostrado que las lesio­
tipos de receptores que son inhibidos durante algún nes in útero en el m ono causan reorganización dra­
tiempo por un fármaco que los bloquea. m ática del cerebro, incluyendo sus patrones circun-
volutivos (G oldm an-Rakic y Rakic, 1984), y que las
lesiones tem pranas pu ed en causar m ayores altera­
Bases neuronales de reorganización cerebral ciones en la conectividad neuroanatóm ica (Payne y
C'omwell, 1994). Esto no se ha observado en adultos.
H IP Ó T E S IS D E A B S O R C IÓ N P O R Á R E A S NO A unque los cerebros de los in fan tes son capaces
C O M P R O M E T ID A S Una de las prim eras teorías de experimentar remarcable reorganización, es claro
del m ecanism o de reorganización cerebral en res­ que el cerebro adulto tam bién es capaz de reorgani­
puesta a lesión cerebral fue postulada por M unk zarse de m anera adaptativa en respuesta a una lesión
(1881). Él propuso que existen regiones del cerebro y a las m odificaciones de su entrada. La evidencia
que no están im plicadas en la m ediación de funcio­ para esto proviene de un estudio con monos adultos
nes; después de una lesión cerebral, estas áreas pue­ en quienes el área del pulgar de la corteza m otora,
den asum ir la función del área lesionada. N o existe m apeada según estim ulación eléctrica, fue rem ovi­
evidencia de que existan tales áreas, aunque esta idea da. Después de un periodo de desuso inidal, los ani­
se ha m antenido en la imaginación popular, encam a­ m ales gradualm ente recuperaron el uso del pulgar.
da en el dicho escuchado con frecuencia de que las El rem apeo subsecuente de la corteza m otora reveló
personas no usan el 90% del cerebro. El principal que las áreas que rodeaban la lesión ahora producían
problem a con la hipótesis de M unk y el aforism o m ovim iento de pulgar cuando eran estim uladas
popular es que sim plem ente no se tiene nada cerca­ (Gless y Colé, 1950). En años recientes, en un experi­
no a u na com prensión suficiente del cerebro como m ento similar, surgió evidencia de que la terapia
para ser capaces de determ inar que algunas partes (uso forzado) de los dedos m ejora la reorganización
del mismo no son usadas. de su representación cortical después de que el área
que los representa en la corteza m otora ha sido remo­
H IP Ó T E S IS D E E Q U IP O T E N C IA L ID A D D E vida (Nudo y Grenda, 1992).
LA SH LEY Como se analizó en el capítulo 10, Lash- Cambios en la entrada sensorial tam bién pueden
ley sostiene que diferentes regiones de la corteza par­ conducir a reorganización en el adulto. Por ejemplo,
ticipan de igual manera en la mediación de todas las en un estudio, las áreas som atosensoriales que repre­
funciones complejas, una idea incluida en su concep­ sentan las extrem idades anteriores y posteriores en
to de equipotencialidad. Desde esta perspectiva, el la rata fueron m apeadas con potenciales evocados.
mecanismo de recuperación de función es muy sim­ Luego, se seccionaron las vías sensoriales desde las
ple: las áreas corticales externas a la región lesionada extremidades inferiores. Posterior al secdonam iento,
pueden m ediar las funciones que estuvieron repre­ com o se esperaba, la estim ulación de las extrem ida­
sentadas en el área lesionada, aunque la cantidad des posteriores no produjo respuesta cortical en la
dism inuida de tejido funcional involucrado puede región de la extrem idad posterior, y la estim ulación
volver dicha m ediación m enos eficiente (acción de de las extremidades anteriores produjo una respues­
m asas). Sin embargo, es claro que la form a generali­ ta norm al en la región de la extrem idad anterior. Sin
zada de esta hipótesis es errónea. Regiones corticales embargo, luego de varios días, se encontró que, aun­
específicas m edian ciertas funciones que no pueden que la estim ulación de las extrem idades posteriores
ser soportadas por otras áreas, aun cuando en ciertas continuó sin evocar respuesta, la estimulación de las
regiones, com o las áreas de Broca y de W ernicke, extrem idades anteriores resultó en respuesta en
pueda aplicarse una especie de equipotencialidad. ambas regiones, tanto de las extrem idades anteriores
como de las posteriores (Wall y Egger, 1971).
R E O R G A N IZ A C IÓ N R E G IO N A L EN EL C E R E ­ Estos hallazgos recuerdan la reorganización ob­
B R O A D U LTO Observamos que, como respuesta a servada en el área V I de los monos infantes cuando un
las lesiones durante la niñez, el cerebro es capaz de ojo es ocluido durante el prim er m es de vida y en la
experim entar cambios dram áticos conform e intenta corteza somatosensorial del ratón infante cuando uno
adaptarse a la lesión. Tam bién se vio que esta reor­ o más mibrisas son removidos (véase "Desarrollo del
ganización-pued e incluir, al m enos en el caso del cerebro" en el capítulo 14). La im portante diferencia
lengu aje, que la función lingüística pu ed e ser asu­ aquí es que el efecto es observado en ratas adultas. Al
mida por el hem isferio derecho cuando las áreas del inicio, todas las neuronas en el área V I reciben entrada
lenguaje en el hemisferio izquierdo son dañadas an­ de ambos ojos. Bajo condiciones normales, un proceso
CAPÍTULO 15 Recuperación de fundón 429

com petitivo poda las fibras del ojo que tiene menos bilitación que abarque los deterioros en cada uno de
entradas iniciales, lo cual produce a final de cuentas las estos aspectos es m ás probable que prom ueva una
características de dominancia ocular de dicha neurona. mejoría duradera.
Sin em bargo, cuando un ojo es ocluido, este proceso
competitivo cae en "cortocircuito"; la entrada desde el C a m b io s em o c io n a les y m o tiv a c io n a le s Las lesiones
ojo no ocluido domina a todas las neuronas en el área cerebrales producen profundos cambios emocionales,
V I, mientras que la entrada desde el ojo ocluido se eli­ m otivacionales y de personalidad, van desde la de­
mina. En los monos esto sólo ocurre en la vida tempra­ presión y la apatía hasta una impulsividad extrema y
na; la oclusión de un ojo en etapas posteriores de la pérdida del control sobre la conducta. Las caracterís­
vida no tiene efecto sobre las características de domi­ ticas de personalidad prem órbidas pueden ser radi­
nancia ocular de las neuronas en el área V I. calm ente alteradas o, con m ás frecuencia, pueden
Lo que indica el experimento de Wall y Eggar y otros adoptar formas exageradas que impidan el funciona­
parecidos (por ejem plo, Jenkins, M erzenich y Re- m iento adaptativo (Lishm an, 1973). Estos cam bios
canzone, 1990) es que, al menos en ciertos casos, una pueden ser el resultado de los efectos primarios de la
reorganización análoga puede ocurrir en los adultos. lesión, la reacción del individuo a los deterioros cog-
Sin em bargo, aparentem ente, en estas instancias, la nitivos y conductuales asociados, o a una interacción
amplia distribución de entradas sensoriales es reteni­ de los dos factores. Puesto que el éxito deí tratamien­
da (más que eliminada), pero las sinapsis fuera de la to está influido por el funcionam iento em ocional y
m ayor parte del área blanco cortical son destacables m otivacional del paciente, estos factores pueden
hasta que la entrada norm al a dichas regiones es per­ interferir significativam ente con los esfuerzos dirigi­
turbada. C ualquiera que sea el m ecanism o involu­ dos hacia la recuperación y, a final de cuentas, son el
crado, la reorganización cortical en adultos parece deterioro más discapacitante del paciente (Lezak,
ser un vehículo im portante para la recuperación de 1987). Por tanto, es importante que los temas em ocio­
funciones. Acto seguido se pasa a una consideración nal y m otivacional sean atendidos de m anera espe­
de los m étodos para facilitar la recuperación de fun­ cial en un program a de rehabilitación. La psicotera­
ción en las personas con lesiones cerebrales. pia es muy útil en este proceso.

C am bios cog n itiv os Los deterioros cognitivos obser­


APROXIMACIONES TERAPÉUTICAS A LAS vados después de lesiones cerebrales son un objetivo
CONSECUENCIAS DE LESIONES DEL CEREBRO muy im portante de las estrategias encam inadas al
m ejoram iento de la recuperación de función. Por
La terapia sistemática para las consecuencias emocio­ tanto, un conocimiento detallado de los deterioros de
nales, cognitivas y conductuales de las lesiones del un individuo, así como sus fortalezas relativas, es un
cerebro fue más lenta en su desarrollo que la terapia prerrequisito crucial para diseñar un programa de tra­
física para la disfunción motora. Sin embargo, confor­ tamiento que se ajuste a las necesidades específicas de
m e el cam po de la neuropsicología ha continuado su dicho individuo. En consecuencia, al proporcionar un
avance, se ha dedicado atención creciente al uso del perfil detallado de las fortalezas y debilidades de un
conocim iento acum ulado de las relaciones cerebro- individuo, una evaluación neuropsicológica meticulo­
conducta para ayudar a la gente con lesiones cerebra­ sa realiza una contribución esencial a la formulación
les a dirigir vidas más completas y más independien­ del programa de tratamiento específico de la persona.
tes. E n esta sección se exam inan tres enfoques que Además, los reportes de la fam ilia y los amigos del
son usados para ayudar a las personas con lesiones paciente pueden proporcionar información útil acerca
cerebrales: rehabilitación, tratamiento farmacológico de cómo se manifiestan los deterioros del paciente en
y trasplante de tejido cerebral. Se com ienza con la el curso de las actividades cotidianas.
rehabilitación, un enfoque que ha dem ostrado ser Uno de los problemas enfrentados con mayor difi­
m uy efectivo en la reducción del deterioro posterior a cultad por las personas con lesiones cerebrales es el
las lesiones cerebrales (Cope, 1995). deterioro en su h abilid ad p ara evaluar de m anera
realista su propio nivel cognitivo (Prigatano y Schac-
ter, 1991). En casos extremos, esto puede m anifestar­
Rehabilitación se como una com pleta inconsciencia del deterioro.
En algunos casos, los resultados de la valoración
V IS IÓ N D E LA R E H A B IL ITA C IÓ N Los deterio­ neuropsicológica puede ayudar a los individuos a
ros en los terrenos emocional, cognitivo y conductual romper esta inconsciencia al confrontarlos con m edi­
interactúan entre sí. Por tanto, un program a de reha­ das objetivas de su desempeño.
430 PARTE III La aplicación de la neuropsicología en áreas del comportamiento

C a m b io s co n d u c tu a les Todas las estrategias de tra­ In terv en c io n es r e s ta u r a d o r a s Las in terv en cion es


tamiento a final de cuentas intentan abordar el cam­ restauradoras pretenden cam biar las capacidades
bio conductual después de la lesión cerebral. Sin cognitivas del individuo tras u na lesión cerebral.
embargo, existe un creciente énfasis en el diseño de Estas intervenciones por lo general toman la forma de
programas de rehabilitación conductual que directa­ identificar los procesos cognitivos específicos que
mente aborden dichos cam bios en la conducta indi­ están deteriorados y luego diseñar ejercicios que sir­
vidual que afectan de m anera más concreta la vida van como vehículos para practicar dichos procesos.
diaria (O'H ara, 1988). Esto involucra diseñar progra­ Este enfoqu e esp ecífico de proceso tiene resultados
mas conductuales orientados al entrenam iento de la mixtos (Sohlberg y Mateer, 1989). Sin embargo, abun­
ejecución de tareas sim ples definidas por su situa­ dan ejemplos de la utilidad de la práctica y el ejerci­
ción de vida particular de los individuos. Ahora que cio a largo plazo, uno de los m ás publicitados fue la
se han revisado los cambios que un program a de re­ recuperación de la actriz de cine, Patricia Neal. A la
habilitación requiere abordar, se revisarán las estra­ edad de 39 años, ella sufrió una serie de infartos que
tegias de rehabilitación. la dejaron incapaz de hablar, leer o escribir y sin el
uso de una pierna. Con extensa terapia de lenguaje,
EST R A TE G IA S D E IN TERV EN CIÓ N La curación N eal alcanzó lo que consideró ser una recuperación
por lo general es enfocada a través de una de tres cercana al 80% y, sintiéndose desalentada y exhausta,
categorías: intervenciones orientadas externam ente quiso detener su rehabilitación. Sin em bargo, con la
encam inadas a cam biar el entorno de m odo que el insistencia de su esposo, ella continuó y realizó m ayo­
efecto de la disfunción sea minimizado, intervencio­ res ganancias. Cuatro años después de sus ataques,
nes restauradoras encaminadas a m ejorar las habili­ ella se había recuperado lo suficiente como para ser
dades cognitivas subyacentes, e intervenciones com­ capaz de actuar en otra película (Griffith, 1970).
pensatorias encaminadas a enseñar estrategias alter­ El condicionamiento operante tam bién ha dem os­
nativas y com pensatorias que reduzcan el im pacto trado ser útil al entrenar a un individuo para realizar
del deterioro (Mateer, Kem s y Eso, 1996). ciertas conductas. En ocasiones, las intervenciones
conductuales tom an la form a de lim itar ciertas con­
In terv en cio n es o r ie n ta d a s ex tern a m en te Las in ter­ ductas intactas, para forzar el ejercicio de la función
v en cion es orien tad as externam ente enfrentan los deteriorada. Por ejemplo, un anim al con una extremi­
problem as que surgen a raíz de una lesión cerebral dad deaferenciada (privada de entrada sensorial)
mediante la modificación del entorno del individuo. actuará como si la extremidad estuviera paralizada y
Las m odificaciones pueden incluir la dism inución de nunca la usará, aun cuando el control motor todavía
los distractores y la organización de las condiciones sea posible. Sin em bargo, en u n experim ento en el
laborales de forma que guíen la conducta. Las claves cual la extrem idad que funcionaba fue colocada en
externas, como las señales, una lista de verificación o una pelota hueca, perm itiendo el m ovim iento com ­
instrucciones por computadora, tam bién se pueden pleto de la extrem idad pero volviénd ola inútil para
usar para guiar la conducta. andar, el animal comenzó a usar la extremidad deafe­
Otra form a en la cual el entorno puede ser modifi­ renciada (Teodoru y Berman, 1980). Efectos similares
cado para ayudar a quienes tienen lesiones cerebra­ han sido observados en pacientes hum anos que han
les a funcionar de m anera más exitosa, es alterando sufrido infartos, quienes obtienen de nuevo el uso de
las dem andas del entorno, de modo que ellos no re­ una extrem idad superior hem iparésica más rápida­
quieren el ejercicio de aquellas funciones que están m ente si su extrem idad buen a es inm ovilizada al
más deterioradas. Esto puede incluir la modificación colocarla en .un cabestrillo (Taub et al., 1993). Aún se
del curriculum para un niño en edad escolar (D'A- investiga si pueden diseñarse m étodos análogos enca­
mato y Rothlisberg, 1996; Kehle, C lark y Jenson, minados a la restauración de procesos cognitivos.
1996), el ayudar a la familia del individuo a ajustarse Existe evidencia de que las ratas con lesiones cere­
al trauma (Conoley y Sheridan, 1996) y encontrar un brales m uestran m ayor recuperación si son expues­
empleo para los adultos con lesiones cerebrales que tas a otras ratas y a am bientes altam ente enriqueci­
se ajuste a sus habilidades. Estas m odificaciones pue­ dos y estim ulantes, que si son encerradas en condi­
den ser dispensadas o revisadas conforme la función ciones de aislam iento (H am m et a l , 1996; R osenz-
sea restaurada. Hasta que se alcance dicho punto (si weig, 1980; Rosenzwseig, Leim an y Breedlove, 1996).
se logra), u t l entorno modificado puede hacer la vida Aunque existe cierta incertidum bre en cuanto a cuá­
cotidiana del individuo m enos estresante, así como les variables en el ambiente enriquecido son relevan­
proporcionar un vigoroso sentido de éxito y autoefi- tes para la recu peración (Rose, 1988), extrapolacio­
cada. nes de estos estudios han alentado un énfasis sobre
CAPÍTULO 15 Recuperación de función 431

la estim ulación m ental y social com o com ponentes cedim iento de claves generadas por com putadora
importantes en los programas de rehabilitación. que hizo uso de su m em oria im plícita intacta, esta
m ujer fue capaz de ingresar datos con h abilidad y
In terv en cion es co m p en sa to ria s Más que intentar res­ precisión sorprendente, dada la profundidad de su
taurar la función perdida, las intervenciones compen­ amnesia anterógrada.
satorias se dirigen al aprendizaje y desarrollo de habi­
lidades que com pensen la función perdida. En años
recientes ha existido un creciente énfasis en los enfo­ Tratamientos farmacológicos
ques terapéuticos que promueven conductas compen­
satorias. Algunos de estos enfoques, denom inados Se ha dem ostrado que las anfetam inas aumentan la
estrategias alternativas, intentan utilizar form as de tasa de recuperación en anim ales con lesiones cere­
procesamiento que siguen dentro del repertorio cog- brales (Feeney y Sutton, 1987), y existen investigacio­
nitivo de la persona después de una lesión cerebral nes en desarrollo para agentes farm acológicos que
pero que son distintas de la forma en la cual el indivi­ faciliten aspectos específicos de la recuperación.
duo ejecutaba la tarea antes de la lesión. Ejemplo de H asta el m om ento, esta investigación todavía está
una estrategia alternativa es el entrenam iento de los por generar m edicam entos que restauren el funcio­
pacientes con lobotomía temporal izquierda para usar namiento cognitivo, aunque se espera que esto pue­
imágenes visuales interactivas para m ejorar su ejecu­ da ser m uy pronto. A dem ás del valor terapéutico
ción en una tarea de aprendizaje de pares verbales que tales medicamentos poseerían, también perm iti­
asociados (M. K. Jones, 1974). Como se recordará de la rían la posibilidad de am pliar la comprensión de los
discusión en el capítulo 10, los pacientes que han m ecanism os de neurotransm isores y neurotróficos
experimentado lobotomía temporal izquierda, por lo involucrados en la recuperación de funciones.
general tienen pobre rendimiento en tareas de apren­
dizaje verbal. Sin embargo, al aprender a usar imáge­
nes visuales, su rendim iento alcanza el nivel de los Trasplante de tejido cerebral
sujetos normales control, quienes no han sido entrena­
dos en el uso de imágenes interactivas. El trasplante de tejido cerebral por lo general involu­
D ebe h acerse notar que el uso espontáneo de cra disección de tejido em brionario de un feto y su
estrateg ias altern ativas poten cialm en te confunde colocación tem poral en u n recipiente con solución
los in ten tos por estu d iar la reorganización de fu n ­ salina. Luego es transferido hacia un tubo de ensayo
ción tras lesiones cerebrales. Por ejem plo, considere y tratado para separar el tejido neuronal de la glía y
a un paciente con lobotom ía tem poral izquierda la vasculatura circundante. Entonces el tejido neuro­
quien com ienza por sí m ism o a em plear im ágenes nal aislado es transferido a una jeringa y es inyecta­
visuales para m ejorar el rendim iento de la m em oria do en la localización apropiada en el cerebro del ani­
verbal. Al observar el buen rendim iento del pacien­ mal receptor (figura 15.4). Para sobrevivir, los injer­
te en las tareas de m em oria verbal, uno podría con­ tos fetales deben recibir un sum inistro de sangre,
cluir erróneam ente que alguna otra región (o regio­ lograr cierto nivel de diferenciación y organización
nes) del cerebro ha retom ado la función de m em o­ normales, y formar conexiones apropiadas con el teji­
ria del lóbulo tem poral izquierdo, cuando de hecho do del cerebro huésped. Si alguno de estos procesos
el paciente sólo está usando otras regiones intactas fracasa, el tejido trasplantado puede morir o dejar de
del cerebro para aum entar su desem peño en la ta ­ influir al cerebro huésped. Una ventaja del tejido
rea. em brionario es su tendencia a buscar sus blancos
A l igual que las estrategias alternativas, las estra­ norm ales; aparentem ente, los m ecanism os de desa­
tegias com pensatorias también utilizan el funciona­ rrollo que dirigen a los axones hacia sus blancos
m iento intacto del paciente para trabajar en torno a (\'éase "D esarrollo del cerebro", en el capítulo 14)
los deterioros. Sin embargo, las estrategias com pen­ continúa operando en el sistem a injerto-huésped,
satorias difieren de las estrategias alternativas en que aunque las conexiones erróneas son algo más proba­
ellas em plean procedim ientos especiales (y con fre­ bles en la condición de trasplante.
cuencia, equipo especial) que generalm ente no es El trabajo experimental con animales ha mostrado
u sad o en la vida cotidiana. U n ejem plo exitoso de algunos resultados prom etedores de trasplantes de
una estrategia com pensatoria es el de Glisky y Schac- tejido cerebral en el tratamiento de modelos animales
ter (1987) de una m ujer con severa am nesia para de enfermedad de Parkinson (Fine, 1986) y enferm e­
ingresar datos a una com putadora, tam bién discuti­ dad de Alzheimer (Bjorklund y Stenevi, 1984; Gage y
do en el capítulo 10. Por medio de un elaborado pro­ Bjorklund, 1986). Los m ecanism os por medio de los
432 PARTE III La aplicación de la neuropsicologia en áreas del com portamiento

metedores en un modelo anim al de la enfermedad en


Tejido d o p am in érg ico
monos (Kordower et a l , 1994).
de la su stan cia nigra

RESUMEN

M uchos eventos celulares y fisiológicos activados


por una lesión cerebral provocan la destrucción de
neuronas. Otros, como el edem a y el shock, pueden
producir perturbaciones tem porales de tejido neuro-
nal, a veces en lugares distantes del sitio de la lesión.
Esto significa que las consecuencias actuales de una
lesión pueden no ser evidentes hasta que estos efec­
tos agudos am ainan, sem anas después de su apari­
ción. La recuperación adicional de funciones puede
ocurrir o no tras el alivio de dichos efectos agudos.
Los factores favorables para la recuperación in clu ­
yen: juventud, inteligencia, ser zurdos, optimism o y
ser mujer. La edad al mom ento de la lesión es el fac­
tor individual m ás im portante. Por tanto, los niños
m uestran recu peración rápid a de lenguaje, por lo
general lo recuperan por com pleto incluso después
de u na lesión que lo pertu rbe de m anera severa.
Antes de los 5 o 6 años de edad, esto se debe a que el
hem isferio derecho adopta el lenguaje. Entre los 5 o 6
años de edad y la pubertad, esta recuperación parece
lograrse por m edio de la reorganización intrahem is-
férica. Sin em bargo, quedan consecuencias — en la
form a de un deterioro generalizado en el funciona­
m iento intelectual— de la recuperación del lenguaje
después de una lesión tem prana del hem isferio
izquierdo, haciendo que la m áxim a de que una lesión
cerebral temprana es m ejor que una tardía no sea ine­
FIGURA 15.4 Pasos del procedimiento de trasplante de quívocamente válida.
tejido cerebral. (Tomado de H. Gleitman, Tridlund y Reisberg, 1999, Varios posibles mecanismos neuronales en la recu­
p. 65. [con base en Bjorklund et al., 1983].) peración de funciones han sido identificados en el
cerebro adulto, como la reinervadón, el rebrote, la su-
persensibilidad denervación y la reorganización re­
cuales los trasplantes influyen al cerebro huésped no gional. Éstas pu ed en con tribu ir de m anera im por­
están com pletam ente com prendidos, pero es proba­ tante a los procesos de recuperación espontánea de
ble que incluyan tanto la introducción de nuevas función.
células funcionales que pueden liberar neurotransmi- Los enfoques terapéuticos para las consecuencia
sores y otros factores neuronales, com o la estim ula­ de lesiones cerebrales que tom an en consideración los
ción y el rebrote de las restantes células huésped. cambios cognitivos, conductuales y em ocionales del
La cirugía de trasplante para el tratam iento de la individuo tienen m ayor oportunidad de ayudar a la
enferm edad de Parkinson en hum anos se h a desarro­ persona a funcionar de m anera m ás adaptativa. El
llado experim entalm ente durante varios años. Hasta desarrollo veloz en el conocim iento de la relación
el m om ento los resultados son m odestos (H offer y entre cerebro y conducta puede ser aplicado a la com­
van H orne, 1995), aunque se espera que un refina­ prensión y el tratamiento de las personas con lesiones
m iento m ayor del procedim iento pueda conducir a cerebrales. Las estrategias de rehabilitación incluyen:
resultados más exitosos en el futuro. El trasplante de intervenciones orientadas externam ente, encam ina­
tejido cerebral para el tratamiento de la enferm edad das a asistir al individuo por m edio de la m odifica­
de A lzheim er en hum anos todavía no se ha intenta­ ción de su entorno; intervenciones restauradoras,
do, aunque se han obtenido algunos resultados pro­ encam inadas a recuperar la función perdida; e ínter-
CAPÍTULO 75 Recuperación de fu n d ó n 433

venciones com pensatorias, encam inadas al uso del ciados con lesiones cerebrales. A unque estos en fo­
funcionamiento residual intacto para desempeñar las ques todavía están en la etapa experim ental, han
tareas que la lesión cerebral perturbó inicialmente. com enzado algunos ensayos clínicos. Se espera que
El tratam iento farm acológico y el trasplante de el progreso continuo en el desarrollo de estos m éto­
tejido cerebral son áreas activas de investigación dos producirá herram ientas adicionales para ayudar
dedicadas al descubrim iento de nuevos enfoques a quienes tienen lesiones cerebrales a recuperarse de
para el tratamiento de los deterioros cognitivos aso­ los deterioros que tanto han cambiado sus vidas.
ESCEPTICISMO ACERCA DE LA POSIBILIDAD DE UNA POSIBILIDAD DE REDUCCION INTERTEORICA Y DE UNA
TEORÍA UNIFICADA MENTE-CEREBRO TEORÍA UNIFICADA MENTE-CEREBRO
El problem a m ente-cerebro Reducción interteórica
Dualismo esencial Insuficiencia de la psicología popular como
Dualismo em ergente criterio para la posibilidad de reducción
Funcionalismo ¿DÓNDE SE ESTÁ AHORA Y HACIA DÓNDE SE VA?

Se ha llegado al fin a l del viaje a través de las áreas del en particular, entre el cerebro y la experiencia hum ana
conocim iento actual de la neuropsicología. Se ha exam i­ y la con cien cia, poseen ciertos problem as filo só fic o s
nado la relación entre cerebro y com portam iento desde difíciles. Algunos de éstos parecen desafiar los intentos
muchas perspectivas y desde varios niveles de análisis, por lograr una teoría un ificada de las relaciones cere-
que van desde la investigación de la neurona individual bro-com portam iento y cerebro-experiencia. En este ep í­
hasta los procesos mediados por regiones extensas del cere­ logo se retrocede desde los d etalles del con ocim ien to
bro. Se ha visto que esta diversidad de enfoques ha comen­ actual y se consideran algunos de los problem as filo só fi­
zado a producir, si no un cuadro coherente, al m enos un cos inherentes a la lu cha p o r la com prensión en este
bosquejo descifrable de cómo funciona el cerebro. acaso más enigm ático aspecto del cuestionam iento cien­
A pesar de los avances actuales, los intentos p or com ­ tífico. También se consideran posibles soluciones a estos
prender la relación entre cerebro y com portam iento, y, problemas.

ESCEPTICISMO ACERCA DE LA en principio, explicables en térm inos de la in terac­


POSIBILIDAD DE UNA TEORÍA ción de objetos físicos. Sin em bargo, ciertas particu­
UNIFICADA MENTE-CEREBRO laridades de la experiencia, ciertos fenóm enos m en­
tales, parecen desafiar la explicación en términos de
El problema mente-cerebro eventos físicos (Searle, 1984). Ellos parecen ser irre­
ductibles a eventos físicos, como si fuesen otro domi­
La m ayoría de las personas son materialistas cuando nio por com pleto. Esta sensación ha conducido a la
se llega a una explicación científica en la m ayoría de n oción de m ente com o p oten cialm en te distinta de
los aspectos. Están muy listas para creer que fenóm e­ cuerpo, creando el problem a de cóm o están relacio­
nos tan d iversos com o las reacciones quím icas, los nados ciertos fenóm enos m entales y el cerebro. Éste
cam bios en el clima y el movimiento planetario son, es el v iejo problem a m ente-cuerpo o m ente-cerebro.
EPÍLOGO 435

A caso el que más sobresale entre los fenóm enos Dualismo esencial
m entales que parecen desafiar una explicación m ate­
rialista es la conciencia. ¿Cómo pueden un m ontón El dualism o se refiere a la noción de que la m ente y
de m oléculas en la cabeza — a pesar de su alta com­ el cuerpo son dos terrenos separados. Tam bién es
plejid ad y arreglo ordenado de m oléculas— saber posible creer que la mente y el cuerpo constituyen un
acerca de ellas m ism as e incluso intentar com pren­ dominio, una posición denom inada m onism o. Exis­
derse a sí m ism as? Seguram ente éste es uno de los ten dos variedades de posición m onista: o todo es
más sorprendentes y maravillosos fenóm enos en to­ físico (m aterialism o) o todo es espiritual (id e a lis­
da la naturaleza, acaso el más m aravilloso de todos. mo).
U n segundo aspecto de la vida m ental que hace La form a más enfática de dualism o, el dualism o
d ifícil el problem a m ente-cuerpo es la in ten cio n ali­ esencial, sostiene que existe una dim ensión m ental
dad, un término usado por los filósofos para denotar distintiva que no es redu ctible a algo físico. D esde
la peculiaridad por la cual los estados m entales son esta perspectiva, el universo está constituido de dos
dirigidos hacia, o referidos hacia, los objetos o esta­ categorías de sustancia: su stancia física (m ateria) y
dos en el m undo distintos de ellos m ism os. En este una sustancia m ental separada, o alma, que no es
contexto, la palabra intencionalidad se refiere a "signi­ física. Desde este punto de vista, la teoría psicológica
ficado o referencia intencionado", no "intención" en es la teoría de los estados y procesos de la mente.
el sentido volitivo. El problem a aquí es: ¿cómo puede A través de la historia de la filosofía, el dualismo
la m ateria en la cabeza ser acerca de algo? ¿Cómo esencial ha tenido m uchos proponentes elocuentes.
pueden las moléculas referirse a algo? Dentro de éstos se incluye Platón, quien, en el diálo­
U n tercer problem a es el de la causalidad m ental. go Fedón, hace argum entar a Sócrates acerca de un
Todo el mundo cree que sus pensamientos, sentimien­ m undo de la m ente independiente del cuerpo y lo
tos e intenciones influyen y dirigen su conducta. Aun­ hace m orir con las palabras "D ebem os un gallo a
que, ¿cómo puede un fenómeno m ental causar even­ A sclepius", una referencia a la costum bre griega de
tos en los sistem as físicos? ¿Cómo puede el estado ofrecer un sacrificio al sanador divino Asclepius tras
mental de intentar dar un paso causar que los múscu­ recuperarse de una enfermedad (Hamilton y Caim s,
los de la pierna ejecuten el movimiento necesario? 1964). Para Sócrates, la m uerte del cuerpo m aterial
C onciencia, intencionalidad y causalidad mental era una recuperación, una liberación del alma no-físi­
h acen al problem a m ente-cuerpo extrem adam ente ca de las ligaduras del cuerpo material.
d ifícil. Por una parte, parecen desafiar las explica­ A unque hubieron m uchos dualistas esenciales
ciones materiales; por otra parte, resulta difícil inves­ después de Platón, n ingu no h a tenido m ayor in ­
tigar científicam ente la posibilidad de la causalidad fluencia sobre el d esarrollo de la ciencia que René
no física. D escartes. U n ávido m aterialista cuando llegó a
En los párrafos que siguen, se exam inan algunos comprender el cuerpo, no obstante, Descartes (1644)
de los principales intentos por resolver el problema creía que el cerebro no podía ser la causa de proce­
m ente-cuerpo, y la im plicación de estos enfoques sos cogrdtivos de orden superior. Él no podía conce­
para la neuropsicología y la neurociencia de modo bir que procesos como el lenguaje, razonam iento y
m ás general. En el proceso, se explora el lugar de la significación dependiesen de procesos materiales en
neurociencia en el gran panoram a de intentos por el cerebro. Esta posición ha continuado perm eando
com prender la conducta y la experiencia humanas. Se argum entos antirreduccionistas. Desde la perspecti­
verá que tres posiciones concernientes al problem a va del dualism o esencial, la función cerebral no
m ente-cuerpo (dualism o esencial, dualism o de las puede decir nada acerca del funcionam iento p sico­
propiedades y funcionalismo) insisten, por diferentes lógico superior. Éste requiere, m ás bien, com pren­
razones, que los fenóm enos en el nivel psicológico o der principios de causalidad enteram ente d iferen ­
m ental no pueden ser reducidos a (explicados en tér­ tes, no físicos.
m inos de) fenómenos a nivel neurobiológico. Al hacer Existe algo noble, incluso rom ántico, acerca de la
un exam en de algunos de los problemas con cada una idea de que la mente o alma no está sujeta a las leyes
de estas posiciones, se argum entará que, debido al m undanas que gobiernan el universo físico, de que
actual estado de intentos por comprender la relación existe una esfera espiritu al independiente con sus
m ente-cerebro, existe la posibilidad de que la teoría propias leyes. Parte de la apelación de esta idea es la
u nificada m ente-cerebro pueda ser posible en algún posibilidad que ofrece de la vida del alma o la mente
m om ento futuro. Se com ienza con la posición que después de la muerte del cuerpo, una idea reconfor­
repudia de manera m ás enfática la posibilidad de tal tante que, desde luego, es fundam ental en m uchas
teoría unificada: el dualism o sustancial. religiones. El dualism o esencial también persiste en
436 e p íl o g o

la actualidad en form a m enos explícita en el cuerpo Dualismo emergente


de creencias conocido como psicología popular. Éste
es el conocim iento psicológico intuitivo en térm inos El dualism o em ergente aband ona la idea de que la
del cual toda la gente tiende a explicar el com porta­ m ente es una sustancia d istinta, u na sustancia de
m iento y las experiencias como el resultado de creen­ alm a radicalm ente diferente d el m undo físico; sin
cias, deseos, percepciones, expectativas, m etas y em bargo, todavía sostiene que tales irreductibles
otros constructos m entales. De hecho, en el p en sa­ propiedades no-físicas surgen de los estados y proce­
m iento cotidiano, todas las personas suponen una sos del cerebro físico. D esde esta perspectiva, los
especie de dualism o sustancial operacional, que ac­ fenómenos de orden superior al nivel psicológico son
túa com o si la vida m ental siguiese leyes diferentes propiedades em ergentes con respecto a los fenóm e­
de aquellas a las cuales está sujeto el m undo físico. nos en el nivel neurobiológico. U na propiedad emer­
A dem ás, es sorprendente cóm o m uchas personas gente es una propiedad inherente en un nivel supe­
que se consideran a sí mismas materialistas, en otros rior de explicación que no es reducible a una propie­
terrenos de la ciencia abrazan un explícito dualismo dad de un segundo nivel de explicación más básico,
esencial y proclam an una creencia en u n espíritu o aunque surge de fenóm enos en el nivel inferior. Por
alm a que no es causada por función cerebral. Sin ejem plo, una propiedad dualista argum entaría que
duda, m uchos lectores de este libro com parten esta la hum edad del agua no pu ede ser reducida a la
convicción. explicación a nivel m olecular; una molécula de agua
A pesar de su validez en varios niveles, el dualis­ no es húm eda. De m odo sim ilar, la conciencia sería
mo esencial presenta varios problem as. El m ás vista como una propiedad em ergente con respecto a
im portante entre éstos es la naturaleza de la sustan­ fenóm enos en los niveles n eu ronal y molecular. No
cia no física que es la mente. Un problem a relaciona­ existe conciencia en el paso de los iones a través de
do puede ser establecido como sigue: si las funciones las membranas neuronales y el disparo de los poten­
psicológicas superiores son independientes del cere­ ciales de acción. A unque de estos procesos surge la
bro y aun así influyen el comportamiento, como pos­ conciencia. La im plicación m ás im portante del dua­
tula el dualismo sustancial, ¿cuál es la naturaleza de lism o emergente es que los estados y procesos m en­
la interacción entre mente y cerebro que hace posible tales constituyen un aspecto de estudio autónom o
esta influencia? D escartes intentó resolver este pro­ con respecto a las neurociencias; si los fenóm enos a
blem a al proponer que "espíritus anim ales" m edian nivel psicológico no pueden ser reducidos a niveles
entre los dos tipos de sustancia y que el sitio de esta más básicos, entonces uno debe estudiar dichos fenó­
interacción es la glándula pineal. Sin embargo, debi­ menos a niveles en los cuales emergen, sin recurrir a
do a que Descartes consideró que los "espíritus ani­ fútiles intentos de reducción.
m ales" eran sustancia física, esta explicación no D esde un punto de vista científico, el dualism o
resuelve el problem a de cóm o lo no-físico puede em ergente tiene la virtud de no recurrir a entidades
afectar lo físico. Subsecuentes intentos no han sido no-físicas como agentes causales, aun cuando recha­
más exitosos (Eccles, 1977; Eccles y Robinson, 1984). za la idea de que todos los fenóm enos psicológicos
O tro problem a con la noción de que la m ente y el pueden ser reducidos a estados y procesos del cere­
cuerpo son independientes es la evidencia abrum a­ bro. Posee una pasm osa plausibilidad, al perm ane­
dora de que los eventos físicos, inducidos por agen­ cer como m aterialista, aunque se resiste a la reduc­
tes como las drogas o la enfermedad, afectan el fun­ ción; desde luego esto puede ser correcto. C oncien­
cionam iento psicológico. Si los dos dom inios fuesen cia, intencionalidad y libre albedrío pueden ser pro­
totalm ente independientes, no se observaría tales piedades em ergentes del sistem a nervioso, irreducti­
efectos. Otro problem a con el dualism o esencial es bles a explicaciones en los niveles m olecular y neuro­
que si la función psicológica de orden superior es el nal. Sin embargo, éste no necesariam ente es el caso.
producto de la evolución, ¿de dónde proviene la Como Searle (1984) ha argumentado, es posible com­
m ateria de la mente? prender la humedad del agua en términos de la natu­
El dualism o esencial no es una posición popular raleza de los enlaces químicos entre las moléculas del
entre los neurocientíficos, principalmente porque los agua, aun cuando las moléculas de agua individuales
científicos por lo general se sienten incóm odos al no sean húmedas, así como es posible comprender los
postu lar un terreno no-físico con sus propias leyes fenómenos mentales como particularidades de los sis­
que no puede ser sujeto a investigación vía los méto­ temas neuronales, aun cuando los componentes indi­
dos de la ciencia de cualquier form a obvia. Sin em ­ viduales del sistem a neuronal no tengan los atribu­
bargo, existe una form a científica m ás respetable de tos de los fenómenos m entales en cuestión. El princi­
dualismo. pal repudio de esta posibilidad es la aseveración de
EPÍLOGO 437

que la reducción siem pre será im posible en principio, El funcionalism o es la m ás estricta posición anti-
aspecto más problem ático del dualism o em ergente. rreduccionista. A diferencia del dualism o esencial,
Puede resultar evidente que incluso la futura psico­ no descansa sobre suposiciones ontológicas acerca de
logía altam ente evolucionada y transform ada, no la distinción básica de mente y cuerpo (mitología, del
será reductible a una futura neurobiología altamente griego ontos, "ser", es el estudio de lo que es) y a dife­
evolucionada. Ésta no es una cuestión que pueda ser rencia del dualismo em ergente, no se basa en la exis­
resuelta a través de argumentos lógicos; más bien es tencia de propiedades em ergentes. En otras palabras,
una cuestión em pírica cuya respuesta depende de es m ás o m enos m aterialista en sus cim ientos. Su
m ayores desarrollos tanto en la psicología como en rechazo a la reducción no proviene de suposiciones
la neurociencia. ontológicas sino de la creencia de que los procesos
Siguen por ser consideradas las posiciones antirre- psicológicos de orden superior deben ser entendidos
duccionistas más sofisticadas y seductoras. A conti­ en térm inos de relaciones entre entrada am biental,
nuación se describe una discusión del funcionalismo. estados internos y salida, m ás que en térm inos de
relaciones causales entre estados físicos.
Existen varios argum entos que soportan esta
Funcionalism o posición, pero el más fuerte descansa sobre la idea
de que ciertos fenóm enos son m ejor com prendidos
La idea del funcionalism o se basa en que los estados dentro de un nivel particular de explicación en lugar
m entales son funciones del cerebro que guardan la de por la reducción. Por ejemplo, si uno quiere com ­
misma relación con los mecanismos neuronales como prender la presión de gas, podría argumentarse que
los estados funcionales de una computadora (sus pro­ el m ejor enfoque es com prender la relación entre la
gramas) guardan con el hardware de la computadora. presión de gas y su m asa, volum en y tem peratura,
El funcionalism o es materialista en el sentido de que en lugar de intentar com prender la presión en térm i­
sostiene que la mente es dependiente del cerebro. Por nos de las posiciones o m ovim ientos de las m olécu­
tanto, evita la prem isa fundam ental del dualismo las del gas, aun si se concede que los eventos al nivel
esencial de que existen dos universos diferentes de m olecular a final de cuentas causan la presión. Posi­
fenóm enos y la noción del dualism o em ergente que ciones análogas son om nipresentes en la psicología
en principio no pueden ser reducidas a un nivel más experimental. "S í", diría el funcionalista, "e l cerebro
básico de explicación. Sin embargo, el funcionalism o causa conducta y experiencia, pero los procesos psi­
insiste en que los estados m entales pueden ser des­ cológicos de orden superior, como la apatía del
critos de m anera útil y comprenderse sólo en térm i­ espectador, son m ejor com prendidos en términos de
nos de sus papeles causales dentro del nivel psicoló­ variables a los niveles m olares, al nivel de la entrada
gico de explicación. Por ejemplo, considere el cons- y salida observables".
tructo psicológico social de apatía del espectador, el No existe cuestionam iento de que la psicología se
cual fue generado a partir de datos que muestran que ha beneficiado de la adopción del enfoque funciona-
la probabilidad de que una persona ayude a otra está lista, que está presente en m uchos aspectos de la
inversamente relacionada con el número de otras per­ investigación psicológica. Incluso dentro del terreno
sonas presentes. La apatía del espectador es una expli­ de la neuropsicología, parece muy posible intentar
cación funcionalista porque pretende explicar un explicar m uchos de los trastornos discutidos en este
fenóm eno en térm inos de la relación entre entrada libro en térm inos de una descripción funcional de
am biental y salida conductual. No niega que ciertos cómo lesiones particulares del cerebro afectan la fun­
eventos físicos en el cerebro median esta relación, pero ción psicológica de orden superior bajo ciertas condi­
p ostula que la com prensión de tales eventos m edia­ ciones de entrada. A unque al relacionar disfunción
dores, además de ser muy difícil, en ningún caso con­ con lesiones cerebrales, ya se ha comenzado un pro­
tribuirá a una comprensión de los fenómenos psicoló­ ceso reductivo que potencialm ente arroja nueva luz
gicos más que, para usar la analogía de Ulric Neisser sobre la función de orden superior. También, como se
(1966), la comprensión de cómo el dinero es transpor­ ha visto en los capítulos precedentes, la explicación
tado por una camioneta blindada ayudará a las perso­ en los niveles neuronal y molecular puede mejorar la
nas a comprender las leyes de la economía. Por tanto, com prensión en niveles m enos básicos, y viceversa.
au nqu e el funcionalism o es m aterialista, rechaza la En la siguiente sección se describe más sobre estos
posibilidad de reducción y repudia la noción de que puntos y se presentan argumentos tanto para la posi­
la explicación en el nivel neurobiológico contribuye bilidad como para la utilidad de la reducción como
a la d escripción en niveles superiores. En resumen, un vehículo para com prender y, a final de cuentas,
para el funcionalista la neurobiología es irrelevante. desarrollar una teoría mente-cerebro unificada.
438 EPÍLOGO

POSIBILIDAD DE REDUCCIÓN reducir teorías de ciertos tipos sim ples de aprendi­


INTERTEÓR1CA Y DE UNA TEORÍA zaje a nivel m olar a teorías de eventos a nivel neuro­
UNIFICADA MENTE-CEREBRO nal. Tal red u cción no h abría sido p osib le a m ed ia­
dos del siglo xix, antes de la evolución de la teoría
R educción in terteórica del aprendizaje y antes de la evolución de una teo­
ría de eventos neuroquím icos y neu rofisiológicos a
Cuando se contempla la posibilidad de que los fenó­ nivel neuronal.
m enos psicológicos de orden superior pudieran ser En la m edida en que dicha reducción interteórica
reducidos a eventos neuronales y moleculares, la pri­ es posible, promueve u n ificación explicativa: donde
m era reacción probablemente será una de sobrecoge- una vez hubieron dos teorías, cada una explicando
dor escepticism o (Churchland, 1986). ¿Cóm o puede fenóm enos en niveles diferentes, ahora existe sólo
la experiencia de la conciencia ser explicada en tér­ una teoría, que explica los fenóm enos en un nivel
m inos de un m ontón de m em branas con iones que básico de m anera que tam bién explica los fenóm enos
pasan a través de ellas, el nivel de explicación exami­ en el nivel más m olar. En el curso de este proceso,
nado en el capítulo 2? Sin em bargo, al considerar la elem entos específicos de la teoría m olar pueden ser
posibilid ad de reducción, es im portante reconocer explicados por elem entos específicos de la teoría
que la reducción ocurre entre teorías, no necesaria­ reductora más básica, un proceso denominado iden­
mente entre fenóm enos tal como los conocemos ahora. En tifica ció n teórica cruzada. R etom ando de nueva
otras palabras, en la reducción, una teoría que caracte­ cuenta el anterior ejemplo, la reducción de Kandel de
riza un nivel de fenóm eno es reducida a otra teoría diferentes constructos de la teoría del aprendizaje
que caracteriza un segundo nivel de fenómeno, más (por ejemplo habituación, sensibilización y condicio­
básico. Por ejemplo, las teorías acerca de la trans­ nam iento clásico) por m ecanism os neuronales espe­
form ación de materia que depredaron la teoría ató­ cíficos, ejemplifica este proceso.
m ica han sido exitosam ente reducidas a la teoría Pero el proceso de red u cción in terteó rica no
atómica. Este proceso es llamado reducción interteó- siem pre conduce a id en tificacion es teóricas cruza­
rica, para enfatizar que son las teorías las que son das m ás su avizad as. En el proceso de red u cción,
reducidas. algunos o todos los constructos en la teoría reduci­
La naturaleza de la reducción in terteórica tiene da pu eden ser elim inados. U n ejem plo instru ctivo
im portantes implicaciones para el problem a de si los de esto es el problem a de com prender lo que hace
fenóm enos en el nivel psicológico pueden ser reduci­ vivir a los seres, un problem a que desafió y preocu­
dos a fenóm enos a nivel neurobiológico. El tem a pó a la biología del siglo XIX. La hipótesis conducto­
ahora no se vuelve a partir de si los estados y procesos ra en dicha época fue que los seres vivos tienen cier­
mentales como los conocemos ahora pueden ser reduci­ to espíritu vital, cualitativam ente diferente de todas
dos a estados y procesos cerebrales tal como los conocemos las otras fu erzas en la n atu raleza, que las h acía
ahora, sino más bien si alguna teoría futura de esta­ vivir. Desde esa época, la biología y la quím ica habí­
dos y procesos mentales puede ser reducida a alguna an exp erim en tad o exten sa coev olu ción . C om o re ­
teoría fu tu ra de estados y procesos cerebrales. Esto sultado, ahora es posible com prender a los organis­
significa que el hecho de que ahora existe dificultad m os vivientes en térm inos de eventos bioqu ím icos
para im aginar cómo la experiencia visual, la toma de dirigidos por el D N A y enzim as en tal m edida que
d ecisiones o la conciencia podrían ser reducidas a ya no se siente la necesidad de una "fu e rz a " única
fenóm enos en los niveles neuronal o m olecular no que anim a el tejid o v iv ien te. Las m olécu las de la
cierra la posibilidad de que una futura coevolución vida so n -m a ra v illo sa s en su com plejidad , pero
de teorías a diferentes niveles de explicación even­ ahora se pu ede form u lar u na teoría de cóm o ellas
tualm ente producirá nuevas teorías evolucionadas a orquestan los procesos de la vida que es consistente
nivel psicológico que son reductibles a nuevas teo­ con teorías gen erales de quím ica y física. Esta
rías evolucionadas a un micronivel. reducción elim inó la necesidad de una fuerza única
U n ejem plo de coevolución de teorías que genera de vida, aunque dicha n ecesid ad no dism inuye el
explicaciones reductivas se observa en las actuales respeto por la m aravillosa com plejidad y organiza­
teorías a n ivel neu robiológico del aprendizaje en ción de los sistem as bioqu ím icos. Esta elim inación
A plysia (Kandel et al., 1995), discutida en el capítu­ tam bién alteró ciertas cuestiones fundam entales. El
lo 2. El aprendizaje es un constructo m ultifacético problem a de la naturaleza de los "esp íritu s vitales"
derivado de teorías del com portam iento a nivel m o­ y cóm o ellos h acen vivir a las cosas fue su stituid o
lar que evolucionaron a principios del siglo xx. Se ha por problem as a n iv el b ioq u ím ico : cóm o el D N A
visto que K andel y sus colegas han sido exitosos al program a y ejecu ta la sín tesis de proteínas y cóm o
EPÍLOGO 439

éstas facilitan y regulan los procesos b ioq u ím ico s ca) es m ás probable que con d uzcan h acia una re­
esenciales para la vida. De m anera análoga, confor­ ducción satisfactoria de lo que lo son las investiga­
m e la p sicolo g ía y la neu rociencia coev olu cion an, ciones aisladas llevadas a cabo en cualquiera de los
m uchos de los problem as aparentem ente insolubles niveles.
que actualm ente se enfrentan, com o los m ecan is­ ¿Q ué sig n ifica tod o esto p ara el estudio de las
m os n eu robiológicos de la conciencia, p u ed en a relacion es cereb ro-con d u cta? Se h a enfocado este
final de cuentas ser resueltos en una form a que con­ terreno desde una variedad de niveles casi descon­
lleva la elim inación de algunos constructos actual­ certante. Por ejem plo, en el estudio del sistem a v i­
m ente fundam entales. sual, el sistem a com prendido de m anera más com ­
Debería enfatizarse que la coevolución no implica pleta (aunque no en su totalidad), algunos investi­
que las teorías en dos o más niveles evolucionan en gadores se h an en con trad o a sí m ism os com o
aislam iento hasta que alcanzan un punto en el cual funcionalistas al describir la relación entre entrada
es posible alguna form a de reducción interteórica. y salid a en los p acien tes con lesiones cerebrales y
Por el contrario, durante la coevolución, las teorías en los sujetos norm ales. Esto incluye la descripción
en un nivel pueden corregir y extender a las teorías a de los pacientes con acrom atop sia, acin etop sia y
otro nivel, un proceso que ha sido llam ado interani- agnosia visual. En el otro extrem o de la variedad de
m ación teórica (Churchland, 1986). Ejem plos de esta niveles de explicación, h an exam inado la in trin ca­
fertilización cruzada de teorías en coevolución abun­ da anatom ía de las vías visuales y la corteza estria­
dan en psicología y neurociencias. Para tom ar un da y extraestriada. Tam bién han exam inado los re­
ejem plo, considere la distinción entre m em orias de sultados de estudios de registro de actividad unita­
procedim iento y declarativa, discutida en el capítulo ria en las cortezas estriad a y extraestriad a en ani­
10. D urante m ilenios se supo que las habilidades males, describiendo cóm o ciertas células responden
m otoras son retenidas de m anera más perm anente a particularidades específicas de los estímulos y no a
que la m ayor parte de las piezas específicas de infor­ otras.
m ación, y la psicología experim ental reconoció esta Cuando se considera esta variedad de niveles de
diferencia tem prano en su historia. N o obstante, enfoque, es tentador adoptar la posición funcionalis-
cuando se m ostró que H. M. podía aprender y rete­ ta y declarar que los estudios fisiológicos y anatómi­
ner ciertas habilidades m otoras y perceptuales a cos no pueden inform ar por com pleto acerca de la
pesar de su severo deterioro en la retención de nueva experiencia de percibir color, m ovim iento y objetos.
inform ación explícita (Scoville y M ilner, 1957), esta De hecho, es tentador usar la m etáfora de los dos
ind icación de que diferentes regiones cerebrales grupos de construcción que cavan u n túnel desde
m edian estos dos tipos de m em oria m ejoró la validez lados opuestos de una m ontaña y acaso se encuen­
de la distinción. Estudios empíricos subsecuentes de tren algún día en el futuro distante, momento hasta
person as con lesiones cerebrales (C ohén y Squire, el cual los niveles de análisis representados por
1980) añadieron validez a la distinción entre m em o­ ambos túneles son tan discrepantes, no relacionados,
ria declarativa y de procedim iento y eventualm ente que no pueden inform arse uno al otro. Esta es una
cond ujeron a refinam ientos de form u lación teórica encantadora m etáfora que continúa siendo em plea­
encam ad os en los constructos de m em oria im plícita da aun por aquellos que tom an el estudio del cerebro
y explícita (Schacter, 1987). Este trabajo, a su vez, m uy seriam ente (Pinker, 1997). El m ensaje de esta
estim uló la investigación experim ental de los siste­ metáfora es que los dos grupos constructores deben
m as de m em oria discreta en sujetos norm ales, brin ­ estar en com unicación m utua y esta comunicación a
dando m ayor avance a la conceptualización de la veces ayuda a cada grupo a identificar en dónde está,
m em oria com o com puesta de varios sistem as inde­ qué está viendo y dónde se debe excavar. A ún más
pendientes. im portante, la m etáfora deja la idea de coevolución
Es im portante reconocer que la reducción no re­ como vehículo para una reducción eventual. El efec­
quiere que uno prim ero con ozca todas las p ro p ie­ to neto de estas consideraciones es que los niveles de
d ad es en u n n iv el m icro de exp licació n antes de análisis extrem adam ente variados dentro de la neu­
a b ocarse a las p ro p ied ad es m acro. A un cuando la rociencia no deben ser las antorchas aisladas disper­
reducción a final de cuentas resulta en una explica­ sas en el paisaje oscuro que a veces parece ser. En vez
ción de los fenóm enos de orden su perior en térm i­ de ello, deben ser v istas com o m arcadores ten tati­
nos de fenóm enos de orden inferior, esto no necesa­ vos de enfoques coevolutívos que pueden informar
riam ente es el orden del descubrim iento. De hecho, e in flu ir uno al otro ah ora y que eventualm ente
la coevolución y la interacción fructífera entre dife­ pueden producir reducciones que generen una teo­
rentes niveles de explicación (interanim ación teóri­ ría m ente-cerebro unificada.
440 EPÍLOGO

insuficiencia de la psicología popular co m o ¿DÓNDE SE ESTÁ AHORA Y


criterio p a ra la posibilidad de red u cción HACIA DÓNDE SE VA?

A pesar de los anteriores argumentos, aún perm ane­ Existe cierta com odidad en la posibilidad de que la
cen algunas experiencias que son difíciles de reconci­ coevolución de teorías a diferentes niveles pueda
liar con la posibilidad de reducción. La psicología eventualmente conducir a reducción interteórica y a
popular, aquel conocimiento psicológico que todas las una teoría unificada de m ente-cerebro. Esta posibili­
personas usan de m anera intuitiva para explicar el dad significa que los hallazgos de niveles de análisis
com portam iento en términos de estados internos co­ enormemente diferentes — desde el registro de activi­
mo los deseos, creencias y metas, parece continuar dad unitaria, la neuroquím ica y la neuroanatom ía
declarándose obstinadamente a sí misma como el cri­ hasta los estudios de lesión en animales y humanos—
terio contra el cual la suficiencia de la reducción debe puedan contribuir potencialm ente a una teoría unifi­
ser m edida. Soy consciente. Tengo creencias, deseos, cada. No obstante, esta posibilidad, aun cuando se le
metas y planes. A pesar de los argumentos de la sec­ acepta, no evita que a veces uno sea abrumado por la
ción previa, ¿no todos retienen la intuición de que una enorm e diversidad de niveles de explicación y los
explicación válida del com portam iento debe ser datos que ellos generan. Si una teoría unificada se lo­
enmarcada en términos de los estados internos cono­ gra en alguna ocasión, no será pronto. Por tanto, se
cidos como psicología popular más que en términos tendrá que lidiar con la enorm e variedad de niveles
de los principios de causalidad que gobiernan los sis­ de explicación teórica durante algún tiem po. En sus
temas físicos en algún nivel micro de explicación? esfuerzos de búsqueda día a día, los investigadores
El problema con esta posición es que supone que la individuales se encontrarán adoptando y trabajando
experiencia de los estados m entales personales es dentro de un nivel particular de explicación, ignoran­
puramente observacional, no mediada por la interpre­ do por tem poradas otros niveles. El desafío será so­
tación cognitiva. Sin embargo, éste no es el caso. En portar estas investigaciones circunscritas mientras al
realidad, las observaciones de la propia experiencia mismo tiempo permanecen abiertas a, y activamente
no son más libres de prejuicio interpretativo de lo que buscando, las oportunidades para realizar conexio­
lo son las observaciones del mundo externo. Muchas nes entre los hallazgos generados por los estudios
o todas las observaciones aparentemente obvias de la que utilizan niveles de explicadón diferentes.
psicología popular pueden por tanto ser distorsiones Se han visto muchas instandas de estas conexiones
cognitivas que m ediatizan del verdadero problem a a lo largo de este libro. Para m encionar brevem ente
del asunto. Tan contrario a la intuición com o suena, tres ejemplos, en el capítulo 5 se vio que los estudios
incluso la conciencia m ism a puede ser un truco que de actividad unitaria han descubierto células en el
juega la cognición, dando la experiencia de que se está área V4 del mono que responden al color percibido más
consciente cuando de hecho esto es falso. Puede ser que a la longitud de onda. Las respuestas característi­
que la evolución de la psicología producirá construc- cas de estas células son consistentes con la constanda
tos que sustituyan a la conciencia y que puedan even­ de color, un constructo que surgió del trabajo experi­
tualmente ser reducidos por constructos recién evolu­ mental con sujetos humanos normales. Una conexión
cionados en la neurocienda. De manera alternativa, la sim ilar fue observada en el capítulo 7, donde se en­
condencia puede ser retenida en una teoría psicológi­ contraron células de posición real en el área V6 del mono
ca de evolución reciente. En cualquier caso, es cierto en estado de alerta que responden a la posición ab­
que eí interés creaente en la investigadón de la natu­ soluta de un objeto en el espacio, independiente del
raleza y la función de la conciencia (por ejemplo, punto de fijación del anim al (véase figura 7.4). Es
Weiskrantz, 1997; Zeki, 1993) sen-irá para avanzar en obvio que uno registra la ubicación espacial de un
la com prensión. El punto im portante de la presente objeto en el espacio absoluto, independiente del punto
discusión es que a pesar de la obviedad intuitiva de la de fijación. Estas neuronas en V6 ligan este fenómeno
condenda y de otros estados psicológicos caracteriza­ en el nivel m olar con eventos en el nivel neuronal.
dos por la psicología popular, esto no necesariamente Como ejemplo final, considere el trabajo de Goldman-
es lo que se busca en una idenüficadón teórica cruza­ Rakic acerca del papel de la corteza prefrontal en la
da entre los estados psicológicos y los estados neuro- memoria de trabajo. Como se recordará del capítulo
biológicos. Lo que eventualm ente será reducido en 10, su trabajo ha m ostrad o que las lesiones del
cualquier teoría mente-cerebro unificada son las gene- surco principal en el m ono p ertu rban la ejecu ción
ralizadones de la psicología dentífica que han experi­ de una tarea de m ov im ien to ocu lar de respuesta
mentado m ayor evolución a partir de las caracteriza- d em orada que hace uso de la m em oria de trabajo.
dones de la actual psicología popular. Se encontró que la defidenda estaba distribuida topo­
EPÍLOGO 441

gráficamente, de manera que algunas lesiones fueron de las lesiones cerebrales sigue siendo una herramien­
asociadas con mem oria para blancos en los campos ta invaluable en la evaluación clínica de los parientes
visuales superiores y otros fueron asociados con blan­ psiquiátricos y m édicos que no sospechan tener una
cos en los campos visuales inferiores. También hubo lesión cerebral aguda. Cierto porcentaje de estos pa­
una relación contralateral entre el lado de la lesión y el rientes tiene lesiones cerebrales con síntomas tempra­
lado del espacio afectado (véase figura 10.26). Gold- nos confinados a la esfera cognitiva. Es im portante
m an-Rakic entonces fue capaz de relacionar estos identificar a estos individuos y dirigirlos a evaluadón
hallazgos con los datos a nivel neurona] individual al y tratamiento adecuados. La valoradón neuropsicoló-
demostrar la presencia de neuronas en el surco princi­ gica también es el método diagnóstico de elección para
pal que disparaban durante el intervalo de demora condiciones en las cuales los síntomas prindpales son
cuando el movimiento requerido era en una dirección cognitivos en su naturaleza y para los cuales no están
particular mas no cuando era en otras direcciones disponibles al clínico signos y tests diagnósticos con­
(véase figura 10.27). Cada uno de estos ejemplos fiables. Los prindpales de estos trastornos son la enfer­
representa una convergencia sorprendente de hallaz­ medad de Alzheimer y demendas reladonadas.
gos de diferentes niveles de análisis y explicación. Más im portante que su papel diagnóstico, es el
Todavía hay mucho por entenderse en cada uno de papel de la neuropsicología en el delineado de los
estos terrenos, pero la coevoludón saludable y la inte- deterioros cognitivos y las fortalezas residuales de las
ranim adón de los niveles teóricos está en marcha. personas con lesiones cerebrales, y luego em plear
A pesar de que existe espacio para ser optimistas estos perfiles para diseñar e implementar programas
acerca de los prospectos de lograr una teoría unificada de reentrenamiento y rehabilitation para ayudar a los
de mente-cerebro, también se debe reconocer que exis­ individuos a lograr su mayor nivel posible de fundo-
ten bases razonables para dudar de dicha posibilidad. namiento. Este papel único de la neuropsicología es
Para parafrasear a Churchland (1986), el cerebro es quizá el efecto más tangible de la investigation básica
más com plicado que astuto. Como Pinker (1997) ha en las relaciones cerebro-conducta que ha sido el tema
sugerido, los cerebros han evoludonado para resolver central de este libro. Puede esperarse que los futuros
problem as prácticos relacionados con la sobreviven- desarrollos en la comprensión básica de cómo funcio­
a a , no para resolver temas filosóficos como el proble­ na el cerebro produzcan métodos efectivos para ayu­
ma mente-cuerpo o para lograr una teoría mente-cere- dar a la gente a recuperarse de los efectos de lesiones
bro unificada. Sin embargo, cualquiera que pueda ser cerebrales. También se puede esperar que los desarro­
el producto de esta teoría final, la neuropsicología ya llos futuros en la com prensión básica de la relación
ha proporcionado enormes beneficios prácticos a los entre el cerebro y la conduda humana profundizará el
individuos con lesiones cerebrales y trastornos neuro- sentido de respeto y misterio al trabajar este m aravi­
lógicos del desarrollo. A pesar del desarrollo de pode­ lloso órgano y perm itir que nos demos cuenta de
rosos m étodos para visualizar que pueden detectar y cuánto más existe por aprender acerca de él. Segura­
localizar lesiones cerebrales más predsas de lo que es mente, debido al ritmo rápido y sorprendente de la na­
posible con pruebas neuropsicológicas, el dam os turaleza de los desarrollos recientes, también se debe
cuenta de las consecuendas cognitivas y emodonales esperar lo inesperado y, desde luego, lo inimagmado.
Glosario

absceso cerebral Área localizada de pus en el cere­ sión a adenosind ifosfato (ADP) libera energía.
bro form ada a partir de tejido desintegrado como También es convertida a adenosinm onofosfato cí­
resultado de infección, clico (AMP cíclico), el cual sirve como un segundo
a c a lcu lia Incapacid ad para ejecu tar operaciones m ensajero en varias capacidades, incluyendo la
m atem áticas, activación de potenciales postsinápticos p or los
acatisia Im paciencia motora. neuropéptidos.
accid en te cerebrovascu lar (ACV) Súbita aparición afasia Deterioro de lenguaje debido a una lesión ce­
de sín tom as neurológicos que resu ltan de in te­ rebral, en ausencia de deterioro sensorial o m otor
rrupción severa del flujo sanguíneo debida a oclu­ elemental.
sión v ascu lar o h em orragia. Tam bién llam ado afasia am nésica Deterioro en la recuperación de pa­
ictus. labra.
acción de m asa Idea de que la m agnitud de un dé­ afasia aném ica Deterioro en la recuperación de pa­
ficit particu lar está relacionada con la m edida de labra.
tejid o n eu ronal dañado (m ás que a la ubicación afasia de argot Síntomas afásicos caracterizados por
del tejido dañado), el penetrante uso de neologism os. Por lo general
acetilcolina Importante neurotransmisor en el cerebro. es observada en la afasia de Wemicke.
Se encuentra en la unión entre neuronas motoras y afasia de Broca Deterioro central en la habilidad pa­
m úsculo. También es el principal neurotransmisor ra program ar secuencias rápidas de fonemas para
en el sistema nervioso parasimpático. producir habla fluida, en ausenda de deterioro en
acin esia A usencia de movimiento, la producción de fonemas individuales,
a cin e to p sia D eterioro central (con base en el cere­ afasia de con d u cción H abilidad deteriorada para
bro) en la percepción del movimiento, repetir el lenguaje escuchado en ausenda de dete­
acrom atop sia Ceguera central (con base en el cere­ rioro en la com prensión del lenguaje y la produc-
bro) del color, dón de lenguaje espontáneo,
a ctiv a ció n de com puerta Cam bio en el estado del afasia de W em icke Deterioro central en el lenguaje
canal de una m em brana que resulta en una altera­ caracterizado por comprensión severamente dete­
ción del grado al cual el canal perm itirá que pase riorada con habla espontánea hiperfluida (rápida
su ion particular. Los cambios en el canal de com­ y copiosa) que retiene el patrón de entonación,
puerta alteran la permeabilidad (conductancia) de ritmo y pronunciadón del habla norm al pero que
la m em brana h ad a un ion particular, no tiene sentido. Tam bién llam ada afasia receptiva
acueducto de Silv io Canal estrecho que corre a tra­ o afasia sensorial.
vés del cerebro medio, que conecta al tercer y cuar­ afasia dinám ica frontal Térm ino de Luria para una
to ventrículos. perturbación en la expresión verbal (mas no una
A C V Véase accidente cerebrovascular, afasia en el sentido tradidonal) observada tras le­
a d e n o s in trifo s fa to (ATP) Im portan te m olécula siones prefrontales. Está caracterizada por reduc-
para el m etabolism o energético celular. Su conver- dón en el habla espontánea, fluidez verbal dismi-
444 GLOSARIO

nuida y reducción del volum en y alcance de la ex­ aferen te "H acia". Entrada neuronal. Los aferentes
presión narrativa. Tam bién llam ada afasia motora talármeos son las neuronas que proyectan hacia el
central y afasia prefrontal. tálamo.
afasia expresiva Véase afasia de Broca, agnosia Deterioro en el reconocimiento no debida a
afasia flu id a Véase afasia de W em icke. deterioro sensorial prim ario. Las agnosias son es­
afasia global Síndrome caracterizado por el cuadro pecíficas de modalidad,
sintom atológico com binado de las afasias de agnosia aperceptiva Térm ino acuñado por Lissauer
Broca y de Wemicke. para designar el deterioro en el reconocimiento vi­
afasia m otora Véase afasia de Broca, sual debido a una perturbación de la percepción.
afasia m otora central Perturbación en la expresión A hora puede ser definida como el deterioro en la
verbal (m as no una afasia en el sentido trad icio­ organización de las sensaciones visuales en percep-
nal) observada tras lesiones prefrontales. Está ca­ tos en ausencia de deterioro (conmensurablemente
racterizada por reducción en el habla espontánea, severo) en el procesamiento sensorial visual,
fluidez verbal dism inuida y reducción en el volu­ agnosia asociativa Térm ino acuñado por Lissauer
m en y alcance de la expresión narrativa. También para designar deterioro en la asignación de signi­
llamada afasia dinámica frontal y afasia prefrontal. ficado a un percepto visual intacto,
afasia m otora transcortical Afasia caracterizada por agnosia auditiva Deterioro en la habilidad para re­
los síntom as de la afasia de Broca, con la excep­ conocer sonidos no hablados en ausencia de dete­
ción de que la habilidad para repetir lenguaje es­ rioro en la función auditiva elemental,
cuchado no está deteriorada, agn osia de color D eterioro en la asociación de los
afasia no flu id a Véase afasia de Broca, objetos con colores y de colores con objetos,
afasia óp tica Deterioro en la habilidad para nom ­ agnosia v iso esp acial Térm ino usado alrededor de
brar los objetos vistos, con habilidad preservada 1950 que encam a la suposición de que el deterioro
para dem ostrar conocim iento de su significado perceptual podría estar con fin ado al cam po del
por m edios no lingüísticos, com o la pantom im a, procesamiento visoespacial.
afasia prefron tal Perturbación en la expresión ver­ agn osia v isu al D eterioro en el reconocim iento de
bal (m as no una afasia en el sentido tradicional) aspectos del m undo visual no debidos a un dete­
observada después de lesiones prefrontales. Está rioro en los componentes elementales de la visión,
caracterizada por reducción en el habla espontá­ como la agudeza visual,
nea, fluid ez verbal dism inuida y reducción en el agorafobia Miedo a lugares públicos desprotegidos,
volumen y alcance de la expresión narrativa. Tam­ agrafía Incapacidad para escribir. Este término tam ­
bién se le conoce como afasia motora central y afasia bién puede ser usado para especificar trastornos
dinámica frontal. específicos del deletreo,
afasia receptiva Véase afasia de W em icke. agrafía espacial Deterioro en el deletreo o escritura
afasia sensorial Véase afasia de W em icke. secundario a un deterioro en el procesamiento es­
afasia se n so ria l transcortical A fasia caracterizada pacial.
por los síntom as de la afasia de W ernicke, con la agrafia fon ológica Véase d eletreo con b ase en v o ­
excepción de que la habilid ad para rep etir len­ cabulario.
guaje escuchado no está deteriorada, ag rafía pura D eterioro selectiv o en la habilidad
afasia táctil Deterioro específico en la comprensión para escribir.
del lenguaje que es entregado a través de entrada agram atismo Deterioro en los elem entos sintácticos
somatosensorial (es decir, contactos), de la producción del h abla. Los pacientes con
afasia tran scortical A fasia debida a daño en áreas agramatismo com eten m uchos errores gram atica­
corticales externas al área de Broca y al área de les en su habla,
Wemicke. agram atism o m orfológico H abla caracterizada por
afasia transcortical m ixta Afasia caracterizada por deterioro en el uso de p alabras de función (es
los síntom as de la afasia global (es decir, tanto el decir, conjunciones, artícu los y preposiciones) y
habla espontánea como la com prensión están de­ term inación de palabras, con preservación de
teriorados), pero la habilidad para repetir está re­ orden correcto de las palabras,
tenida. agram atism o sin táctico H abla caracterizad a por
afecto Térm ino usado para significar em oción a perturbación en el orden de las palabras y la elec­
corto plazo. El término estado de ánim o es usado ción de palabra, con uso intacto de palabras de
para d esignar un estado em ocional duradero, función (conjunciones, artículos y preposiciones)
como la depresión. y terminaciones de palabras.
GLOSARIO 445

a g resió n afectiv a C om portam iento agresivo que, am nesia de color Incapacidad para recordar los co­
en con traste con la ag resión p red atoria, está ca­ lores de los objetos comunes,
racterizad o por com portam iento de despliegue, am nesia de lóbu lo tem poral m edial Amnesia (prin­
com o intensas vocalizaciones y posturas am ena­ cipalm ente anterógrada pero con un com ponente
zadoras. retrógrado) que involucra estructuras del lóbulo
ag resió n p red atoria A gresión que ocurre cuando tem poral m edial, incluyendo el hipocam po, cor­
un anim al está matando a un animal de otra espe­ teza entorrinal, corteza perirrinal y la corteza pa-
cie para com érselo. En contraste con la agresión rahipocámpica.
afectiva, no está acom pañado por vocalizaciones am nesia de referen cia D eterioro en la habilidad
o por elaborados despliegues de com portam iento para recordar la fuente de la inform ación con pre­
y está dirigido a las partes vulnerables del cuerpo servación de la m emoria para la información en sí.
de la presa. am nesia diencefàlica Am nesia debida a daño en es­
agudeza auditiva tem poral Procesos subyacentes a tructuras diencefálicas, en particular los cuerpos
la d etecció n de las pecu liarid ad es acústicas ele­ mamilares y el núcleo dorsomedial del tálamo,
m entales del sonido de una palabra, am n esia g lo b a l D evastación total de la m em oria,
agu d eza v isu a l C laridad de visión m ed id a en di­ que incluye tanto a la m em oria semántica como a
versas form as, como la detección de la presencia o la episódica.
au sencia de luz, detección de la p resen cia de un am nesia g lo b al tran sito ria Deterioro severo de la
solo blanco, detección de diferencias en la frecuen­ memoria pero de corta duración que puede resul­
cia esp acial (por ejem plo, núm ero de lín eas por tar de un ataque isquém ico transitorio, trauma u
grado de ángulo visual) y detección de diferencias otras causas.
en la brillantez, am nesia retrógrada Trastorno que involucra gran
a isla m ie n to d el área d el h a b la Síndrom e inusual pérdida del material previamente recordado,
caracterizado por severo deterioro en la habilidad am n esia top og ráfica an terógrad a D eterioro en la
para producir de m anera espontánea y para com­ habilidad para aprender nuevos despliegues e s­
prender el habla, ju nto con habilidad preservada paciales en ausencia de una perturbación prim a­
para rep etir habla escuchada, com o oraciones. ria del procesamiento espacial,
Esto puede ser conceptualizado com o una forma am nesia topográfica retrógrada Deterioro en la ha­
extrem a de afasia transcortical. bilidad para en con trar el propio cam ino en una
alexia Incapacidad para leer. configuración espacial previam ente conocida en
alexia pura Deterioro en la lectura sin deterioro en ausencia de pertu rbación prim aria del procesa­
otras habilidades lingüísticas o perceptuales. miento espacial,
alm acén fo n o ló g ic o A lm acén específico a corto análisis perceptual auditivo Proceso de percibir los
plazo para m aterial auditivo-verbal. Tam bién lla­ fonemas de una palabra,
m ado buffer fonológico. an en cefalea A usencia congènita del volum en cra­
alm acenam iento M antenim iento de la inform ación neal, con los h em isferios cerebrales com pleta­
en el sistem a nervioso a lo largo del tiempo, mente perdidos o reducidos a pequeñas masas en
alo co rtez a Á reas de la corteza con m enos de seis la base del cráneo,
capas. an eu rism a Saco lleno de sangre form ado por una
alogia Reducción o ausencia de expresión verbal, es dilatación de la pared de una vena o arteria. El
decir, habla. rom pim iento de un aneurism a resulta en san ­
a lu c in a c io n e s E xp erien cias perceptuales que no grado cerebral que destruye tejido cerebral,
están basadas sobre estímulos sensoriales, an gio grafía Proceso por m edio del cual un m edio
a m bien te m a ln u tricio n a l Idea de que la m alnutri- de contraste (que absorbe rayos X) es inyectado en
ción es raras veces encontrada en aislamiento, por la circulación cerebral para hacer visibles a los
lo g en eral es acom pañad a por otros problem as rayos X la vasculatura (venas y arterias),
am bientales y relacionados con la salud, anión Ion cargado negativamente,
am ígdala C olección de núcleos en la base del lóbulo anom ia Incapacidad para dar con la palabra desea­
tem poral, anterior al hipocam po. Es considerada da (problema de encontrar la palabra),
com o parte del sistem a límbico. an om ia de color Incapacid ad para nom brar colo­
am nesia -Pérdida severa de la memoria, res, por lo general se asocia con afasia,
am nesia anterógrada Deterioro en la habilidad para anopia Pérdida de visión.
record ar ev en tos nuevos tras cierto com prom iso anosognosia Incapacidad para reconocer la propia
de la función cerebral. enfermedad o defecto corporal.
446 GLOSARIO

anoxia A usencia o falta de oxígeno, realizar m ovim ien tos apropiad os p ara el uso de
an sio líticos M edicam entos contra la ansiedad, una sierra.
a n te rio r Térm ino que designa la parte fron tal del apraxia de con stru cción D eterioro en el copiado y
cerebro y la médula espinal, el dibujo. Este térm ino resulta confuso porque con
an tid ep resiv o s tricíclico s Clase de m edicam entos frecuencia se aplica de m an era d escriptiva a las
antidepresivos con una estructura de tres anillos deficiencias en copiar y dibujar, aun cuando el de­
que bloquea la recaptura de monoam inas (en par­ terioro subyacente no es de procesam iento espa­
ticular norepinefrina y serotonina). Un ejem plo es cial ni de acción voluntaria,
la imipramina. apraxia de disociación Categoría propuesta de tras­
antipsicóticos M edicam entos usados para tratar los tornos apráxicos caracterizada por marcadas diso­
síntom as de trastornos psicóticos. Tam bién llama­ ciaciones, bajo diferentes condiciones de prueba,
dos neurolépticos. en la habilidad para ejecutar movimientos aprendi­
an tip sicóticos atípicos Clase de m edicam entos an­ dos. Un ejemplo de tal disociación sería el deterioro
tipsicóticos relativamente nuevos, los cuales pare­ en la demostración de los m ovim ientos involucra­
cen actuar por m edio del bloqueo de los recepto­ dos en el uso de un objeto cuando el objeto está au­
res tanto de la dopam ina como de la serotonina y sente, con habilidad preservada para demostrar el
por lo general son más efectivos que los neurolép­ uso del objeto cuando es colocado en la mano,
ticos clásicos en el tratamiento a pacientes con sín­ apraxia del habla Véase trastorno cinético del habla,
tom as predom inantem ente negativos. Los m edi­ apraxia id eato ria De acuerdo con la term inología
cam entos en esta categoría inclu yen clozapina, clásica, deterioro en la habilidad para realizar ac­
risperidona y olanzapina. tos que involucren secuencias com plejas de m ovi­
apatía de espectador Constructo generado a partir m iento, con h abilid ad p reserv ad a para realizar
del h allazgo de que la probabilidad de que una movimientos y acciones individuales,
p erson a vendrá en ayuda de otra está in v ersa­ apraxia id eo cin ética De acuerdo con la term inolo­
m ente relacionada con el número de otras perso­ gía clásica, deterioro en la habilidad para realizar
nas presentes, actos motores aprendidos específicos no debido a
apercepción Término usado por Wundt y otros psi­ parálisis o debilidad,
cólogos del siglo XIX para indicar p ercep ción de apraxia lím b p ica Trastorno apráxico que afecta las
orden superior, extrem idades, en p articu lar las m anos, pero que
a p iñ a m ien to Idea de que la reorganización de la no involucra boca y lengua,
fun ción del hem isferio derecho tras u na lesión apraxia motora Térm ino usado por Liepm ann para
tem prana del hem isferio izquierdo, y la resultante indicar deterioro en la coordinación m otora fina
absorción del lenguaje por el hem isferio derecho, (no debida a debilidad o parálisis) que resulta de
es lo grad a al costo de deterioro en el fun cion a­ una lesión cerebral,
m iento intelectual general, apraxia oral D eterioro en la ejecu ció n de m ovi­
aplanam iento afectivo Expresión em ocional dismi­ miento aprendido (no debido a deterioro m otor o
nuida o completamente ausente, sensorial periférico) que afecta de m anera selec­
ap olip op roteín a E4 Protem a cuyo gen para la pro­ tiva la boca y lengua del individuo,
gram ación puede representar un factor de riesgo aprendizaje asociativo condicional Tarea de apren­
para form as fam iliares de enferm edad de Alzhei- dizaje asociado pareado en la cual a los sujetos no
mer. se les dice de m anera exp lícita cuáles estím ulos
apraxia Trastorno del movimiento voluntario apren­ están pareados con cuáles, sino que deben extraer
dido no debida a deterioro sensorial o m otor ele­ esta inform ación a través de un proceso de acierto
mental. y error.
apraxia co n cep tu al D eterioro en el uso de un ob­ aprendizaje m otor Aprendizaje de movimiento ha­
jeto debido a perturbación del conocim iento con­ bilidoso. Los ganglios basales y el cerebelo son im ­
ceptual de la relación entre el objeto y los m ovi­ portantes para el aprendizaje motor, tina forma de
m ien tos apropiad os p ara el m ism o (op u esta a memoria implícita,
p ertu rb a ció n de la p rogram ación d el m ov i­ ap rend izaje no asociativo C am bio en la respuesta
m ien to n ecesario, el cual está in tacto ). Esto se de com portam iento que ocurre a lo largo del
m an ifiesta com o h abilid ad preservad a p ara lle­ tiempo como respuesta a un solo tipo de estímulo;
var a cabo secuencias de m ovim iento aprendido, incluye habituación y sensibilización,
pero ejecutándolos en form as que no correspon­ ap rend izaje p ercep tu al D esarrollo, tras exposicio­
den a la situ ación , com o levan tar u n m artillo y nes repetidas, de velocidad y precisión crecientes
GLOSARIO 447

sobre tareas perceptuales, como el test de dibujos arq u iocorteza Á reas de la corteza que sólo tienen
incom pletos de Gollin y la lectura en espejo, una capa. Incluye region es del hipocam po (asta
aprosod ia Severo deterioro en el procesam iento de de Amón y circunvolución dentada),
la prosodia. asim etría fu n cion al h em isférica Véase especializa-
aprosodia expresiva Deterioro en la expresión de la ción h em isférica com plem entaria,
prosodia. asociación Coocurrenda consistente de deterioro en
aprosodia receptiva Deterioro en la expresión de la dos o más fundones. La asod adón sugiere que los
prosodia. dos fenóm enos de com portam iento o cognitivos
área de Broca Área de la corteza (en la parte poste­ son manifestadones de un proceso subyacente,
rior de la circunvolución frontal inferior izquierda) aspartato Un am inoáddo neurotransmisor.
la cual, cuando se daña, resulta en una afasia ca­ asta dorsal Parte dorsal de la sustancia gris espinal
racterizad a por un deterioro en la producción de que contiene los cuerpos celulares de las intemeu-
había, m ientras que la com prensión del lenguaje ronas que portan entrada desde las neuronas so-
está relativamente intacta, matosensoriales primarias h ad a el cerebro y had a
área de p royección prim aria Á rea del cerebro que las neuronas m otoras al m im o y otros niveles de
recibe la m ayor entrada desde otra área, aplicado la médula espinal,
con m ás frecuencia a las áreas sensoriales, asta ventral Región ventral de la sustanda gris den­
área de W em icke Área de la corteza en la región pa­ tro de la m édula espinal que contiene los cuerpos
rietotem p oral del hem isferio izqu ierdo que, celulares de las neuronas motoras •.
cuando es dañada, resulta en la afasia de W emicke astereogénesis Incapacidad para reconocer objetos
(comprensión de lenguaje deteriorada y habla que por m edio del contacto activo en ausencia de d e­
es fluida mas no significativa), terioro sensorial elemental; agnosia tactual,
área m otora secund aria De acuerdo con el modelo astrocitos Largas células glíales con forma de estre­
jerárqu ico secuencial, área de la corteza hacia la lla que rodean la vasculatura del cerebro y forman
cual proyecta la corteza motora terciaria (es decir, la barrera hem atoencefálica.
la corteza premotora). ataxia Térm ino general que indica perturbación de
área m otora su p lem en ta ria (A M S) Á rea sobre la coordinación muscular,
su perficie m ed ial de cada hem isferio ju sto ante­ ataxia cereb elo sa P ertu rbaciones en el m an teni­
rior a la corteza motora. Está involucrada en la co­ miento de la postura y la coordinación secuencial
ordinación de secuencias de m ovim iento, del m ovim iento asociado con disfunción cerebe­
área m otora terciaria De acuerdo con el modelo je ­ losa.
rárquico secuencial, área en los lóbu los frontales ataxia óptica Deterioro en la habilidad para apu n­
hacia la cual se proyecta la inform ación desde el tar hacia un estím ulo, en ausencia de desorienta­
área sensorial terciaria, ción visu al prim aria o de deterioro propriocep-
área prem otora (APM ) Área de la corteza justo an­ tivo, anestésico o motor,
terior a la corteza m otora sobre la superficie ante­ atención Proceso hipotético que permite la contien­
rior de cada hem isferio cerebral. Está involucrada d a selectiva de resp u esta a ciertos aspectos de
en la coordinación de secuencias de m ovim iento, procesos psicológicos internos o del ambiente ex­
área se n so rial terciaria De acuerdo con el m odelo terno.
jerárquico secuencial, área en la corteza en la cual aten ción cu b ierta C am bio de atención que ocurre
converge la inform ación desde cada una de las con independencia de cualquier com portam iento
áreas sensoriales secundarias (visual, auditiva y abierto; por ejemplo, la atención visual que ocurre
som atosensorial). sin considerar el m ovim iento ocular,
área som atosensorial Véase corteza som atosensorial, atención excluidora Inhibición de la atención y res­
áreas se n so ria le s secu n d arias De acuerdo con el puesta a las particularidades del ambiente que no
m odelo jerárquico secuencial, áreas de la corteza son relevantes para las m etas. Véase también aten­
que reciben proyecciones desde la corteza senso­ ción selectiva,
rial prim aria para una modalidad dada, aten ción m a n ifie sta A ten ción que es m anifestada
argot fo n ém ica Tipo de afasia de argot caracteri­ por algún com portam iento m anifiesto; por ejem ­
zada por habla que contiene m uchas no palabras plo, m ovim iento ocular anticipatorio en la direc­
(neologismos), ción de un blanco pronto a aparecer como res­
argot sem án tica Tipo de afasia de argot caracteri­ puesta a una clave,
zad a por habla que contiene p alabras reales que atención selectiv a C entrar la atención sobre pecu­
están combinadas de manera inapropiada. liaridades del ambiente que son relevantes para el
448 GLOSARIO

com portam iento dirigido a m etas. V éase tam bién de la fron tera com ú n. E stas ban d as son m ed ia­
atención excluidora. das por in h ib ició n lateral,
atetosis Ocurrencia incansable de lentos y sinuosos bandas finas Áreas finam ente bandeadas en V2 de­
m ovim ientos de torsión realizados de m anera in­ finidas por la técnica de teñido de citocrom ooxi-
voluntaria. dasa. Las bandas finas reciben entrada desde las
atrofia Decaim iento; disminución en tamaño, manchas de V I y proyectan hacia V4.
autism o Trastorno extrem adam ente discapacitante b an d as gru esas Á reas g ru esas ban d ead as en V2
que casi siem pre com ienza antes de los 30 m eses definida por la técnica de teñido de citocrom oo-
de edad y por lo general dura toda la vida. Está xid asa. Las ban d as gru esas reciben en trad a
caracterizado por severo deterioro en la com uni­ desde la capa IVB de V I y proyectan h acia V 3 y
cación verbal y no verbal, fracaso para desarrollar V5.
relaciones sociales y patrones de com portam iento barrera hem atoencefálica Barrera que protege al ce­
estereotipados y repetitivos, rebro al perm itir que pasen a él, desde la circula­
au to estim u lación eléctrica Situación en la cual un ción general, sólo ciertas m oléculas. Está form ada
animal recibe estimulación eléctrica hacia una par­ por astrocitos (un tipo de glía) que rodea la vascu-
te del cerebro com o consecuencia de cierto com ­ latura del cerebro,
portam iento, como oprimir una palanca. Se ha de­ b arriles A gregados celu lares especializad os en la
m ostrad o que la au toestim ulación eléctrica en corteza sensorial del ratón, cada uno de los cuales
varias áreas subcorticales, en particular el septum, recibe entrada de un solo bigote en el lado contra-
es altam ente recompensante, lateral del cuerpo,
au toneu rotoxicid ad Respuestas neuronales al ata­ bastones Fotorreceptores en la retina sensibles a la
que que p o sterio rm en te dañan el tejid o neu ro- luz m ortecina mas no al color. Se encuentran en la
nal. Un ejem plo es la excesiva liberación de glu- periferia de la retina,
tam ato p o r las célu las en el h ip o ca m p o com o bicapa de líp id o s Doble capa de m oléculas lípidas
resp u esta a la d eprivación de oxígen o. E sto so­ que forman la mem brana de las neuronas,
b reex cita a las n eu ron as h ip o cám p icas y causa bilateral En ambos lados (del cuerpo),
su m uerte. b lo ck para apuntes v iso esp acial H ipotético alm a­
autorradiografía Técnica en la cual un trazador ra­ cén de la m em oria visoespacial a corto plazo,
diactivo es inyectado en un área de sustancia gris bloqueadores de receptores D roga que disminuye
y luego es m ovida (vía transporte axoplásm ico) la efectividad de un neurotransm isor al com petir
hacia las term inales axonales. Esto p erm ite la por sitios de ligadura con sus receptores,
identificación de las estructuras que son los blan­ b om ba m e ta b ó lica M ecan ism o bioqu ím ico que
cos de las neuronas inyectadas, m ueve de m anera activa u n ion a través de una
autorreceptores Receptores sobre la m em brana pre- membrana en la dirección opuesta a la dictada por
sináp tica que ligan neurotransm isores y por me las fuerzas electroquímicas,
dio del cual proporcionan al axón la inform ación botón Extremo del axón. Tam bién llam ado terminal
acerca de la concentración de neurotransm isor en del axón.
la sinapsis. bradicinesia M ovimiento lento.
avolición Aparente ausencia de motivación, buffer fonológico Alm acén especifico de memoria a
axial Plano de sección (corte) que divide al cerebro corto plazo para m aterial au ditivo-verbal. Tam ­
en partes superior e inferior, bién llamado almacén fonológico,
axón El largo proceso (proyección o crecim iento ex­ bu ffer gráfico Hipotético alm acén a corto plazo para
terno) que se extiende desde el cuerpo celular que las secuencias de letras recuperadas que deletrean
pasa señales hacia la siguiente neurona, palabras, análogo a la memoria verbal a corto plazo.
balism o Violentos e involuntarios m ovim ientos de buffers Sistemas de alm acenam iento temporal espe­
lanzamiento de las extremidades, cializados.
banda m otora Véase corteza motora, Bulbo raquídeo Porción del cerebro posterior ros­
b an d as de M ach Bandas ilusorias que aparecen a tral a la m édula espinal y caudal al puente (o pro­
lo largo de la frontera com ún entre áreas que di­ tuberancia anular),
fieren en clarid ad y oscuridad. C uando u n área campo de lugar Lugar que es el campo receptivo de
oscura está ju nto a otra más clara, una banda aún una célula de lugar,
m ás o scu ra aparece en el área oscu ra a lo largo cam po recep tiv o C aracterística del estím ulo que
de la fron tera com ún, m ientras que el área m ás causa que una neu rona in d iv id u al se dispare de
clara tiene una banda incluso m ás clara a lo largo manera m áxim a o mínima.
GLOSARIO 449

cam pos hom otópicos Áreas correspondientes en los capa plexiform e Capa m ás externa de la corteza ce­
hem isferios derecho e izquierdo, rebral, que consiste de fibras (axones) que conec­
cam pos v isu a le s fro n ta les (CVF) R egiones de los tan diferentes áreas de la corteza,
lóbu los frontales anteriores al área prem otora y capa p lexiform e exterior Capa de células en la re­
dorsales al área de Broca involucradas en el con­ tina (entre las capas nucleares externa e interna)
trol cortical del movimiento ocular voluntario, compuesta de células horizontales,
canal m ag n ocelu lar V3 V ía desde las células gan- capa p lexiform e in terio r C apa de células en la re­
glionares retínales M hacia las capas m agnocelu- tina entre la capa nuclear interior (células bipola­
lares del N G L hacia la capa IV C _ de V I h acia la res) y la capa de células ganglionares, com puesta
capa IVB de V I hacia las band as gruesas de V2 de células amacrinas.
hacia V3. El procesamiento dentro de este canal es capas m agnocelulares d el N G L Dos capas ventra­
crucial para la percepción de las form as de los ob­ les del NGL (capa 1 y 2), que reciben entrada de la
jetos en movimiento (forma dinámica), retina de las células ganglionares M.
can al m ag n ocelu lar V 5 Vía desde las células gan- capas parvocelulares del N G L Cuatro capas dorsa­
g lionares retínales M h acia las capas del N GL les del N GL (capas 3-6), las cuales reciben entrada
hacia la capa IV C_ de V I hacia la capa IVB de V I retinal desde células ganglionares R
hacia las bandas gruesas de V2 hacia V5. El proce­ cariotipo C onstitución crom osóm ica del núcleo de
sam iento dentro de este canal es crucial para la una célula.
percepción del movimiento, catecolam inas Clase de neurotransm isores que in­
can ales A b ertu ras en la m em brana n eu ronal fo r­ cluye la epinefrina, la n orep in efrin a y la dopa-
m ad as p or p ro teín as anid ad as en la b icap a lí- mina.
pida. Existen canales específicos para iones espe­ categorización perceptual Véase constancia percep­
cíficos (por ejemplo, K~, Na*), cada tipo regulando tual.
la p erm eab ilid ad (con d u ctan cia) de la m em ­ catión Ion cargado positivamente,
b ran a a su ion particu lar. Varía el grado al cual caudal En el tallo cerebral y la m édula espinal, la di­
un tipo p articu lar de canal p erm ite que pase su rección que se aleja del cerebro,
ion p articu lar, d epend ien d o de d iv erso s facto ­ cau salid ad m en tal P roceso h ip otético por m edio
res. del cual los procesos m entales afectan los objetos
canales activados por ligand os Véase canales acti­ y eventos físicos,
vados por transm isor, causas próxim as C ausas in m ed iatas de un sín ­
canales activados por transm isor Canales de mem­ drome o trastorno. Por ejem plo, en la diabetes, la
brana que alteran su activación como respuesta al causa próxim a del trastorno es insuficiente insu­
ligado de neurotransm isores esp ecíficos con re­ lina.
ceptores postsinápticos. También llam ados canales causas ú ltim as Causas rem otas de un trastorno.
activados por ligandos. Pueden ser divididas en dos categorías: una pre­
can ales activ ad os p or v o lta je C anales de m em ­ d isposición para el trastorn o (denom inada diá­
brana que alteran su apertura com o respuesta a tesis) y un componente am biental (denominado es­
cambios en el voltaje, trés). Por ejemplo, en la diabetes, la diátesis es un
canales de los puentes de b a ja resisten cia Tipo de factor genético que predispone a u n individuo a
transm isión a través de las sinapsis en el cual las la enferm edad. Esta puede ser disparada por es-
conexiones estructurales entre dos neuronas per­ tresores ambientales como la obesidad,
m ite un flujo de corriente directa entre ellas. Este cegu era cortical La cegu era debida a daño al sis­
tipo de transm isión es m enos com ún que la trans­ tema visual cortical, en particular la corteza visual
m isión vía la liberación de neurotransmisor. Tam­ prim aria (V I).
bién llam ada sinapsis eléctrica. ceguera cortical parcial M oderación (o reemergen­
canales de reposo Canales que son abiertos cuando cia en el curso de la recuperación) de ciertas fun­
la neurona está en el estado de reposo (no dispa­ ciones tras daño a V I.
ra). célu la ab u ela Tipo h ip o tético de neurona que ha
capa celular ganglionar Capa de células gangliona- sido propuesta com o com p o n en te en el m eca­
res en la retina, nism o neuronal subyacente al reconocim iento vi­
capa n u clea r exterior Capa de célu las en la retina sual de objetos. De acuerdo con esta visión, tales
com puesta de fotorreceptores. células tienen campos receptivos altam ente espe­
capa n u clear in terio r Capa de la retina com puesta cíficos (que registran la presencia de objetos espe­
de células bipolares. cíficos), ya que ellas son el punto final en una je-
450 GLOSARIO

rarquía convergente de neuronas con cam pos re­ de la célula (ejercen un efecto excitatorio o inhi­
ceptivos progresivamente más específicos, b itorio sobre la célu la gan glion ar) y el otro tipo
célu la de lu g ar Tipo de neurona, por lo general en de cono tiene el efecto opuesto sobre el entorno.
el hipocam po, cuyo campo receptivo es la presen­ Las neuronas con estas características tam bién se
cia del anim al en un lu gar particu lar dentro del en cu entran a n iv eles su p erio res d el sistem a v i­
ambiente. sual.
célula h orizontal Células en la retina que form an la célu las de aten ción au m entada esp ecíficas de u b i­
capa plexiform e extem a, entre la capa nuclear ex­ cación N eurona en la corteza parietal de monos
terior (fotorreceptores) y la capa nuclear interior que se disparan cuando el anim al atiende furtiva­
(células bipolares), mente hacia (no moviendo sus ojos hada) una ubi­
célu las am acrinas Células que form an la capa ple­ cación (dentro del cam po recep tivo de la célula)
xiform e interna de la retina, entre la capa nuclear donde un blanco que activa una respuesta apare­
in terior (células bipolares) y la capa de células cerá.
ganglionares. célu la s de fija c ió n de m irad a N euronas que res­
célu las b ip o la res N euronas que tienen largos pro­ ponden sólo cuando un estím u lo excita un área
cesos en ambos extremos, con el cuerpo celular en particular de la retina y el anim al m ira en una di­
el punto m edio. Las células bipolares están en la rección particular. Cuando el anim al se fija en un
retina y conectan los fotorreceptores con las célu­ punto diferente, un estím ulo que cae en la m ism a
las ganglionares, form ando la capa n u clear in­ área de retina que causó que la célula se disparara
terna de la retina, durante su direcdón de m irada preferida, no pro­
célu las centro OFF/periferia ON N euronas que se ducirá una respuesta. Tales células se han encon­
disparan a su máxima frecuencia cuando el centro trado en el área V3 y en la corteza parietal de los
circular de sus campos receptivos no es ilum inado monos.
y el área con form a de dona que lo rodea sí lo es. célu las de p osición real N euronas que se disparan
células centro ON/periferia O FF N euronas que se como respuesta a un estím ulo cuando el estímulo
disparan a su máxima frecuencia cuando el centro está en una posición específica en relación con el
circular de sus campos receptivos es ilum inado y mono sin im portar el punto que está siendo fijado.
el área con forma de dona que lo rodea no lo es. Tales células se encuentran en el área V6 de la cor­
célu la s coexten siv as op o n en tes sim p les Células teza parietal del mono.
ganglionares P que tienen un campo receptivo in- células ectópicas Células ubicadas lejos de su posi­
diferenciado (sin organización centro-periferia) en ción normal.
la cual la acción de los conos B es opuesta a la ac­ células ganglionares N euronas con sus cuerpos ce­
ción com binada de los conos G y R. lulares en la retina que reciben entrada desde los
células com plejas Neuronas en la corteza con cam­ fotorreceptores vía células bipolares retínales. Sus
pos receptivos consistentes de un borde de ilum i­ axones proyectan hacia el núcleo geniculado late­
nación en orientación particu lar en u na porción ral del tálamo.
del cam po visual al cual la célula responde. Se ha célu las gan glion ares M Uno de dos tipos de célu­
h ipotetizad o que estas células reciben entrada las ganglionares en la retina. Tienen cam pos re­
desde varias células simples, ceptivos largos, son sensibles a bajo contraste, no
células concéntricas de band a gruesa Células gan­ son sensibles a la longitud de onda y responden a
glionares P en los cuales los conos R y G actúan en chispazos transitorios. Proyectan hacia neuronas
conjunto en cada área del cam po recep tivo pero en las capas m agnocelulares del geniculado late­
tienen función opuesta en am bas áreas. Las neu­ ral.
ronas con estas características tam bién se encuen­ célu las ganglionares P Uno de los dos tipos de cé­
tran en altos niveles del sistema visual, lulas ganglionares en la retina. Tienen pequeños
célu las con cén tricas op onentes d ob les N euronas campos receptivos, responden con descarga soste­
en las cuales los conos R y G actúan en conjunto nida y son sensibles a la longitud de onda. Proyec­
en cada área del campo receptivo pero que tienen tan hacia neuronas en la capa parvocelular del nú­
acción opuesta en las dos áreas. Esto hace a estas cleo geniculado lateral.
neuronas altamente sensibles a la presencia de co­ células piram idales N euronas que tienen un cuerpo
lores contrastantes, celular en forma de pirámide.
célu las con cén tricas op onentes se n c illa s Células célu la s S ch w an n C élulas gliales que form an la
ganglionares P en las cuales un tipo de cono (R o vaina de m ielina alrededor de los axones en el sis­
G) activan el centro del cam po receptivo circular tema nervioso periférico.
GLOSARIO 451

célu las sim p les N euronas en V I (descubiertas por circu n volu ción p arah ip ocám p ica C ircunvolución
H ubel y W iesel) con campos receptivos caracteri­ cercana al hipocam po en la parte ventral y m edial
zados por un estímulo con forma de barra presen­ del lóbulo temporal,
tado en orientación particular en un área particu­ circunvolución su bcallosa Á rea de la corteza sobre
lar del campo visual, el aspecto m ed ial de los h em isferios cerebrales
cereb elo Larga e in trin cad a estru ctu ra que sobre­ que yace inferior a la parte anterior del cuerpo ca­
sale de la superficie dorsal del cerebro al nivel del lloso.
puente y que form a la raíz del cuarto ventrículo, ciru gía de cerebro d ividido Véase com isurotom ía.
cerebro anterior Parte m ás rostral del cerebro, que cisu ra Surco particu larm en te profundo o prom i­
incluye al telencéfalo (hemisferios cerebrales, gan­ nente en la corteza cerebral,
glios basales, am ígdala e hipocam po) y al diencè­ cisura de Silv io Profundo surco en la superficie la­
falo (tálam o e hipotálam o). También llam ado pro- teral del cerebro, que se extiende de m anera p os­
sencéfalo. terior y hacia arriba, y form a la frontera entre los
cereb ro m ed io Corto segm ento del tallo cerebral lóbulos parietal y tem poral. Tam bién llam ada ci­
entre el cerebro anterior y el posterior. Incluye el sura lateral.
tectum y el tegm entum . Tam bién es d enom inado cisura lateral Véase cisura de Silvio,
mesencèfalo. cito arq u itectu ra Estudio de las variaciones en las
cerebro n eom am ífero De acuerdo con la hipótesis características (por ejem plo grosor, tipo de n eu ­
del cerebro triple de MacLean, la neocorteza. Mac- rona) de las capas celulares en diferentes partes de
L ean propuso que este nivel su perior de cerebro la corteza cerebral,
m edia em oción específica con base en las percep­ citocrom o oxidasa Enzim a que, cuando es sujeta a
ciones y las interpretaciones del m undo inmediato, un teñido específico, puede servir como marcador
agregando especificidad a la expresión de emoción de activid ad m etabòlica aum entada en el tejido
general mediada por el cerebro paleomamífero. neu rona!
cereb ro paleom am ífero D e acuerdo con la h ipóte­ clave de recu p eración Estím ulo que es de m anera
sis del cerebro triple de M acLean, el sistem a lím - perceptual, semántica o de algún otro modo simi­
bico. M acLean postuló que el cerebro paleom am í­ lar o reladonado con la inform ación que uno está
fero añade experiencia actual y recien te a las intentando recordar,
pulsiones básicas m ediadas por el cerebro reptil, co d ifica ció n Form a en la cual la inform ación está
cerebro posterior Parte del tallo cerebral caudal al representada en el sistem a nervioso. Esto varía de­
cerebro m edio. Incluye al m etencéfalo (puente y pendiendo de los aspectos o particularidades del
cerebelo) y al mielencéfalo (médula oblonga), estímulo que sirven como la base para la codifica­
cerebro rep til De acuerdo con la hipótesis del cere­ ción.
bro triple de M acLean, el tallo cerebral. M acLean cod ificación elaborativa O rganización activa de la
postuló que el cerebro reptil m edia los elem entos inform ación (para el posterior recuerdo) que tiene
más básicos de la sobrevivencia, com o la hom eos­ lugar durante o poco después de la exposición ini-
tasis. dal.
cG M P Véase guanosinm onofosfato cíclico, cola de caballo El arreglo de nervios espinales infe­
ciclo s m ie lo g en ético s C oncepto que en carga el rios conform e con tin úan el curso caudalm ente
hecho de que los axones de las neuronas en dife­ m ás allá del fin al de la m édu la espinal antes de
rentes regiones del cerebro experim en tan el pro­ dejar la colum na vertebral,
ceso de m ielinizadón en diferentes m om entos du­ colícu lo in fe rio r Á rea en el cerebro medio que re­
rante el desarrollo, cibe proyecciones auditivas desde la oliva su pe­
cinestesia Sensación de m ovim iento corporal, rior.
circu ito de Papez Vía que Jam es P ap ez propuso colículo su perior Núcleos en el cerebro medio pos­
com o el m ecanism o neuronal por m ed io del cual terior (tectum) que recibe entrada visual desde la
los procesos su bcorticales que m ed ian la excita­ retina.
ción corporal y los procesos corticales que m edian colinèrgico Pertenedente a (la forma adjetiva de) la
la experienda emocional se influyen m utuam ente, acetilcolina.
circunvolución (Latín, gyrus; latín plural, gyri) Des­ colum n a de d om in io o cu lar C olum nas perpendi­
doblam iento en la corteza cerebral, culares de neuronas en V I con sim ilares caracte­
circu n v o lu ció n de H esch l C ircu n v olu ció n en el rísticas de dominio ocular,
labio in ferior de la cisura de Silv io que es m ás o colu m n as de o rie n ta ció n C olum nas de neuronas
m enos equivalente a la corteza auditiva prim aria. en la corteza visual, perpendiculares a la superfi-
452 GLOSARIO

cíe cortical, cada una de las cu ales resp on d e a co n e x io n e s re cu rre n te s C o n ex io n es de regreso


u n a b arra de ilu m in ación de la m ism a o rien ta­ (conexiones desde una estructura de vuelta a una
ción. estructura desde la cual ha recibido entrada),
com isu ra an terior Im portante haz fibroso que co­ confabulación Tendencia a negar un deterioro y ac­
necta los dos lóbulos temporales, tuar com o si éste no estu v iese presente aun
com isu ra p o sterio r Tracto fibroso que conecta las cuando hacerlo conlleva com portam iento que es
áreas posteriores de los dos hem isferios, inconsistente con la realidad,
com isu rotom ía Seccionam iento (corte) quirúrgico con gru en cia d el estado de án im o de la m em oria
del cuerpo calloso, Tendencia de una persona a recordar m ejor la in­
com p o rtam ien to de u tiliz a ció n Tendencia a usar form ación cuando está en el m ism o o sim ilar es­
los objetos encontrados en el am biente sin previa tado em ocional que cuando la inform ación fue en­
intención obvia para hacerlo, contrada inicialmente,
com portam iento gravem ente desorganizado Com­ cono de crecim iento Estructura al final del axón en
portam iento fuera del rango convencional para un desarrollo que está in v olu crad o en la guía del
contexto dado que no sirve a nin gú n propósito axón en crecimiento hacia su blanco,
adaptativo. cono del axón Parte de la neu ron a que form a la
co m p u lsio n es C om portam ientos rep etitivos que unión entre el cuerpo celular y el axón. Esta parte
una persona siente necesidad de realizar (con fre­ de la neurona tiene el u m bral más bajo para dis­
cuencia en respuesta a pensam ientos obsesivos) y parar un potencial de acción,
no puede dejar de ejecutar, a pesar de su interfe­ conos Fotorreceptores en la retina. Existen tres
rencia con otros aspectos de su vida, diferentes tipos de conos, cada uno responde a di­
con d ición aislada Condición en la cual una super­ ferente ran go de longitu d es de onda de luz. En
ficie es vista en aislam iento (sin v isió n de su en­ conjunto, estos tres tipos de conos form an la pri­
torno). m era etapa de un sistem a que hace posible la v i­
condicionam iento clásico Forma de aprendizaje en sión a color. Los conos se encuentran en el centro
el cual un estím ulo previam ente neutro, el estí­ (fóvea) de la retina, el área de m ayor agudeza vi­
m ulo condicionado (EC), es pareado con un estí­ sual en este campo,
m ulo que naturalmente causa una respuesta, el es­ conos B Conos más sensibles a la luz con longitud de
tímulo incondicionado (El), hasta que EC también onda de 419 nanómetros (nm).
evoca una respuesta (usualmente sim ilar a la evo­ conos G Conos más sensibles a la luz con longitud
cada por el El), de onda de 531 nm.
condicionam iento contextual Llegar a estar condi­ conos R Conos más sensibles a la luz con longitud de
cionado al contexto (ambiente) en el cual un estí­ onda de 559 nm.
m ulo incondicionado es recibido, co n so lid ació n Proceso de alm acen ar inform ación
co n d icio n a m ien to p or m iedo C ond icionam iento en la m em oria a largo plazo,
clásico en el cual la respuesta condicionada es el constancia de color Tendencia de una superficie a
miedo. m antener su color a través de condiciones v aria­
co n d u cció n sa lta to ria Proceso en las neuronas bles de iluminación,
m ielinizadas por medio del cual el disparo de un con stan cia de form a M ecan ism o perceptual por
p o ten cial de acción en el cono del axón crea un medio del cual se es capaz de extraer la form a in­
flujo de corriente a lo largo del centro del axón. variante (que no cambia) de un objeto a partir del
Un intenso m ovim iento de entrada de Na* ocurre patrón cam biante de estim u lación que in cide
en lo s rom pim ientos en la v ain a de m ielina sobre la retina,
(nodos de Ranvier), evitando por tanto que el po­ constancia de ilu m in ación Percepción de ilum ina­
tencial de acción se disipe. Esta form a de tran s­ ción y oscuridad sobre la base de diferencias en la
m isión es más rápidá y m etabólicam ente eficiente reflectancia de la superficie a través de condicio­
que la propagación continua de u n potencial de nes variables de intensidad lum inosa (luminancia).
acción que tiene lugar en las neu ronas desm ieli- con stan cia de tam año M ecanism o perceptual por
rtizadas. medio del cual se extrae el tam año invariante (que
con d u ctan cia Perm eabilidad; el grado al cual una no cam bia) de un objeto a p artir del patrón cam ­
m em brana permite que una m olécula (o ion) par­ biante de estim ulación que incide sobre la retina,
ticular pase a través de ella, constancia p ercep tu al Proceso por m edio del cual
conexiones corticocorticales Interconexiones entre se reconoce un objeto como equivalente (el mismo
áreas corticales. objeto) a pesar de variaciones en las característi-
GLOSARIO 453

cas del estím ulo proxim al (estím ulo sobre la su­ corteza Del latín "co rtex ", capa externa de una es­
perficie del receptor). También llam ada categoriza­ tructura. La corteza cerebral es la capa extem a del
tion perceptual. cerebro anterior,
constante de decaim iento Cuantificación para una corteza auditiva Área de la corteza en la circunvo­
m em brana postsináptica dada, de la m edida de lución de H eschl en el lab io inferior de la cisura
dispersión de un PPSE. Ésta depende de las carac­ de Silvio que recibe las grandes proyecciones
terísticas particulares de la membrana. desde el núcleo geniculado m edial del tálamo,
co n stan te de tiem p o C uantificación, para una corteza calcarina Región en los lóbulos occipitales
m em brana postsináptica dada, de la duración de que recibe las m ayores proyecciones desde el nú­
un PPSE. La constante de tiem po depende de las cleo geniculado lateral. Tam bién llam ada corteza
características particulares de la m embrana. visual primaria o VI.
con torn o su b je tiv o E xperiencia su bjetiv a de un corteza cerebral H oja m asiva de cuerpos celulares
contorno donde de hecho ninguno está presente. neuronales que form an la capa externa de sustan­
El triángulo Kanizsa es ejemplo de -una figura que cia gris que rodea al telencéfalo.
provoca la percepción de un contorno subjetivo. corteza cin gu lad a G ran circunvolución que se ar­
contralateral En el lado opuesto. quea a lo largo del m argen superior del cuerpo ca­
co n v u lsio n e s P ertu rb acio n es tra n sito rias de la lloso sobre la superficie m edial de los hem isferios
función cerebral que pueden m anifestarse como cerebrales.
pérdida o deterioro de la conciencia, fenóm enos corteza de asociación De acuerdo con los antiguos
m otores anorm ales, p ertu rbacion es psíqu icas o modelos secuenciales de procesam iento cortical,
sen so ria les, o activ ación del sistem a nervioso. áreas de la corteza (no dedicadas a función senso­
Los sín tom as son debidos a p ertu rb ació n de la rial o motora) donde están representados los pro­
actividad eléctrica del cerebro. Tam bién llam ada cesos de orden superior (asociativos). Debido a la
epilepsia. creciente comprensión de la función de estas áreas,
convulsiones focales Convulsiones que comienzan este término ahora es visto como insuficientemente
en una ubicación específica del cerebro y luego se específico y su uso es cada vez más infrecuente,
expanden. corteza de aso ciació n au d itiv a Área que rodea la
corea O currencia incesante de am plia variedad de corteza au ditiv a que recib e proyecciones desde
rápidos y com plejos m ovim ientos de contorsión la corteza auditiva y está involucrada en el pro­
que parecen estar bien coordinados pero que son cesamiento auditivo de orden superior,
involuntarios. Los movimientos coreicos se obser­ corteza de asociación visu al Áreas de la corteza ex­
van en varias enfermedades diferentes del sistema ternas a V I que están involucradas en la visión. A
nervioso. estas áreas se les refiere como corteza extraestriada
corea de H u n tin g to n Enferm edad hereditaria ca­ o corteza preestriada.
racterizad a por corea progresiva crón ica y dete­ corteza entorrinal Región cortical en el lóbulo tem ­
rioro m ental que progresa a d em encia y term ina poral m edial que ocupa el banco medial del surco
en la muerte. rínico. Esta área p roporciona entrada al h ip o ­
corriente de pensam iento De acuerdo con la teoría campo.
de Papez, una de las dos corrientes por medio de corteza estriad a Otro nom bre para V I en el surco
las cuales pueden surgir sentimientos conscientes. calcarino de los lóbulos occipitales,
En esta corriente, la entrada sensorial alcanza la corteza extraestriada Áreas de corteza afuera de V I
circunvolución cingulada vía el tálam o y otras re­ que están involucradas en la visión. Tam bién lla­
giones de la corteza. Véase tam bién corrien te de mada corteza preestriada.
sentim iento. corteza m otora Área de corteza (justo anterior al
corrien te de sen tim ien to De acuerdo con la teoría surco principal) que está m ás directam ente invo­
de P ap ez, u na de las dos co rrien te s por m edio lucrada en la im plem en tación del m ovim iento.
de las cuales pu ed en surgir sen tim ien to s co n s­ También llamada M I.
cientes. En esta corriente, la entrada desde el tá­ corteza m otora prim aria Véase corteza m otora. De
lam o p rim ero va h acia el h ip o tá la m o y lu ego acuerdo con el m odelo secu en cial jerárquico, el
p ro y ecta hacia la circu n vo lu ción cin gu lad a vía área de corteza al cual proyecta la corteza motora
el hipotálam o. Véase también corrien te de p en sa­ secundaria.
m iento”. corteza parahipocám pica Área cortical en el lóbulo
corriente negra Influjo de N a' que ocurre en los fo­ temporal medio que yace lateral a la corteza peri-
torreceptores en la oscuridad. rrinal.
454 GLOSARIO

corteza p erirrin a l Área cortical del lóbu lo tem po­ anormalmente elevados, lo cual ejerce una influen-
ral m edial que ocupa el banco lateral del surco rí- d a extensa sobre el fundonam iento cerebral,
nico. cotransm isión Situadón en la cual una pequeña m o­
corteza preestriada Áreas de la corteza exteriores a lécula neurotransm isora y un neuropéptico son li­
V I que están involucradas en la visión. Tam bién berados por la m isma neurona,
llam ada corteza exfraestriada. craneotom ía Abertura quirúrgica del cráneo.
corteza prefrontal Área de los lóbulos frontales an­ C RH Véase horm ona lib e rad o ra de corticotropin a
teriores a las cortezas prem otora y m otora suple­ crom osom a Estructura en el núcleo de cada célula
m entaria. Está involucrada en el control de orden que contiene los genes. Las células en los humanos
superior y en la regulación del com portam iento, tienen 46 cromosomas, ordenados en 23 pares. Uno
corteza p re fro n ta l m ed ia R egión de los lóbulos de estos pares consiste de los crom osom as sexua­
frontales en la superficie interior de los h em isfe­ les. En los varones, los m iem bros del p ar de cro­
rios cerebrales, m osom as sexuales son un crom osom a X y un cro­
corteza prefrontal orbital Área de los lóbulos fron­ m osom a Y. En las m ujeres, am bos m iem bros del
tales sobre la superficie ventral de los hem isferios par de crom osom as sexu ales son crom osom as X.
cerebrales. Es llam ada así por su proxim idad con crom osom as sexuales Véase crom osom as,
las órbitas (las cavidades óseas que contienen los cuadrantanopia Ceguera en un cuadrante del cam­
globos oculares). También es llam ada corteza pre­ po visual.
fron tal ventral. cuad riplejia Parálisis de las piernas y brazos que re­
corteza prefrontal ventral Área de los lóbulos fron­ sulta de una lesión de la m édula espinal,
tales sobre la superficie ventral de los hem isferios cuerpo callo so Tracto fibroso m asivo que form a
cerebrales. También llamada corteza prefrontal orbi­ conexiones neuronales entre los dos hem isferios
tal. cerebrales.
corteza se n so ria l prim aria Á rea de la corteza que cuerpo celu lar Parte de la neurona que contiene el
recibe la m ayor entrada inicial desde centros sen­ núcleo celular y muchos de los organelos que son
soriales en las áreas cerebrales in feriores. Por cruciales para el funcionam iento de la célula. Tam­
ejem plo, V I recibe la m ayor entrada inicial desde bién llam ado soma.
el núcleo geniculado lateral del tálamo, cuerpo estriado N om bre colectivo para el putamen,
corteza som atosensorial (S I) Á rea de la corteza en globo pálido y núcleo caudado,
la circunvolución postcentral de cada hem isferio cuerpo p ineal Estructura en la línea m edia del epi-
que recibe y procesa inform ación sensorial desde tálamo que se cree está involucrada en el ritmo cir-
el lad o contralateral del cuerpo acerca del tacto, cadiano.
tem peratura, vibración, propriocepción y cineste- cuerpos m am ilares N ú cleos en la parte posterior
sias. del hipotálam o. Su nom bre proviene de sus apa­
corteza som atosensorial secundaria Área de la cor­ riencias en form a de m am a cuando son vistos en
teza ven tral a la corteza som atosensorial que re­ la superficie ventral del cerebro,
cibe entrada principalm ente desde dicha estru c­ decusación Cruzamiento de fibras de un lado del ce­
tura y proyecta hacia áreas parietales posteriores rebro hacia el otro,
donde tienen lugar procesam ientos som atosenso- decusación p iram id al Á rea del bulbo raquídeo en
riales y espaciales de orden superior, el cual se cruzan fibras corticoespinales de un lado
corteza tem poral m edia Cortezas entorrinal, peri­ del tallo cerebral hacia el otro,
rrinal y parahipocámpica. d eg en eració n M uerte de neu ronas o procesos de
corteza v isu al prim aria Área en los lóbulos occipi­ neuronas.
tales que recibe la proyección p rim aria desde el degeneración anterógrada D egeneradón de la lon­
núcleo geniculado lateral del tálam o. Tam bién se gitud de un axón distal h acia el punto de daño.
le llam a VI. También llam ada degeneración walleriana.
cortisol Hormona liberada por la corteza adrenal que degeneración gran u lov acu lar Áreas anorm ales de
es parte de la activación de una respuesta de estrés. pérdida citoplásm ica llen a con gránulos, obser­
En algunos pacientes con depresión, parece haber vada en neuronas en los cerebros de parientes con
una perturbación del lazo de retroalimerttadón ne­ enferm edad de Alzheimer.
gativo hacia el hipotálam o y la pituitaria anterior d egeneración retrógrada D egeneración que se ex­
que norm alm ente desactiva la liberación de corti­ pande desde el punto de transección de un axón
sol después de que ha alcanzado un nivel óptimo. de vuelta hacia el cuerpo celular (en oposición a
Esta perturbación resulta en niveles de cortisol degeneración anterógrada o w alleriana).
GLOSARIO 455

d eg en eració n trasn eu ron al D egen eración que se ejemplo, el movimiento de los ojos) no sea confun­
extiende hacia las neuronas que tienen conexiones dida con movimiento del mundo,
sinápticas con una neurona dañada, d esm ielin iz a ció n D estru cción o rem oción de la
degeneración w alleriana Degeneración de la longi­ vaina de m ielina que norm alm ente rodea a las
tud de un axón distal al punto de daño. También neuronas.
llam ada degeneración anterógrada. deso rien tación top og ráfica Incapacidad para m o­
d eleción Pérdida de material genético de un cromo­ verse en torno a con figu raciones espaciales d e­
soma. bido a una perturbación en la habilidad para per­
deletreo con base en vocabulario Trastorno central cibir con precisión las relaciones y distancias
del deletreo en el cual el deletreo descansa sobre espaciales entre puntos de referencia del terreno,
un vocabu lario establecido de correspondencias desorientación visual Incapacidad para fijar un ob­
palabra-deletreo, mientras que el conocimiento de jeto (hacer que un estím ulo caiga en la fòv ea de la
las correspond encias letra-fonem a está d eterio­ retina) en ausencia de deterioro visual primario o
rado. También llamado agrafía fonológica. motor primario,
d eletreo por sonid o Trastorno central de deletreo despolarización Reducción en el potencial de m em ­
en el cual el individuo deletrea de acuerdo con las brana (disminución en la negatividad del interior
correspondencias letra a fonema más com unes en de la neurona),
el lenguaje. deterioro de com p ren sión esp ecífico de categoría
d elirio s Creencias que no están basadas en la reali­ Deterioro en la com prensión de las palabras (o di­
dad. bujos) que denotan (describen) instancias dentro
d em en cia G rupo de trastornos caracterizados por de ciertas categorías, m as no de otras; por ejem ­
deterioro progresivo del funcionam iento cogni- plo, la habilid ad p ara com prender palabras que
tivo y em ocional debido a disfunción cerebral, denotan cosas vivientes pero no objetos pequeños,
dem encia cortical Demencia debida principalm ente d iasqu isis Efecto perturbador temporal que puede
a lesiones en la corteza cerebral, ejercer una lesión cerebral sobre un tejido neuro­
d em en cia sem án tica Deterioro selectivo en la m e­ nal circundante o in clu so d istante. Esto puede
m oria sem ántica observado en asociación con de­ tom ar la form a de hin ch azón , sangrado u otro
mencia. proceso patológico de corto plazo,
d em en cias su b co rtica les D em encias que afectan diátesis Predisposición hacia alguna anormalidad o
principalm ente estructuras subcorticales. Éstas in­ enfermedad.
cluyen la corea de Huntington y la enferm edad de diencèfalo Parte del cerebro anterior entre el telen-
Parkinson. céfalo y el cerebro m edio, que incluye el tálam o,
d en d rita P arte de la neurona, por lo general está hipotálamo y epitálamo.
m uy ram ificada, que se extiende desde el cuerpo dim orfism o sexual Diferencias en estructura (o fun­
celu lar y recibe señales (ligadura n eurotransm i- ción) entre los dos sexos de im a especie,
sora) de otras neuronas, dirección preferida D irección del m ovim iento que
denervación Pérdida de entrada neuronal hacia una es realizado (o a punto de ser realizado) y está aso­
estru ctu ra neu ronal o m úsculo; el estado de ser ciada con la máxima tasa de disparo para una neu­
privado de un suministro nervioso, rona particular en M I.
depresión Véase trastorno depresivo mayor, disartria Deterioro en la articulación de sonidos del
d epresión endógena Depresión causada por facto­ habla debida a disfunción de estructuras periféri­
res internos, presum iblem ente biológicos. A ctual­ cas involucradas en los m ecanism os de produc­
mente este térm ino no es de uso extenso, ción del habla, como la cara, la m andíbula, la len­
depresión reactiva Depresión debida a factores ex­ gua y la laringe,
ternos (interpersonales y sociales), en oposición a d iscalcu lia Deterioro en la habilidad para realizar
factores internos (biológicos), operaciones aritméticas,
depresión unipolar Véase trastorno depresivo mayor, discalculia basada en el lengu aj e Discalculia de de­
dermatoma Área de piel abastecida con fibras nervio­ sarrollo observada en asociación con dificultad de
sas sensoriales que alimentan un par de raíces dor­ deletreo y lectura, que se hipotetiza, es sim ilar a la
sales en un nivel particular de la médula espinal, discalculia observada tras lesiones del hem isferio
descarga co n ju n ta M ecanism o hipotético por m e­ izquierdo.
dio del cual la actividad del sistem a m otor es inte­ discalculia de desarrollo Deterioro en la realización
grada con la entrada hacia el sistem a sensorio-per- de operaciones aritm éticas no debida a lesión ce­
ceptual, de m odo que el movimiento corporal (por rebral conocida, deterioro intelectual general, falta
456 GLOSARIO

de oportunidad para aprender, am biente fam iliar nido (lectura fonológica) m as no directamente del
o deterioro sensorial. Véase d iscalculia basada en percepto visual (es decir, lectura visual). Compare
el len g u aje y discalculia espacial, con dislexia disfonética,
d iscalcu lia espacial Discalculia de desarrollo en la d isle x ia d isfo n ética D eterioro en la lectura en el
cual los aspectos espaciales del cálculo, com o la cual una persona es capaz de leer palabras de ma­
alineación de núm eros, están perturbados. Se ha nera directa a p artir del p ercepto visual (lectura
h ip otetizad o que esto es sim ilar a la discalculia visual) mas no por sonido (decodificación fonoló­
observada tras lesiones del hemisferio derecho, gica). Compare con d islexia diseidética.
d iscap acid ad de a p re n d iz a je Véase trastorn o de d islexia fonológica H abilidad deteriorada para leer
aprendizaje. por sonido (por d ecod ificación fonológica), con
discapacidades de aprendizaje no verbal Trastornos lectura pGr visión de v ocabu lario preservada.
del aprendizaje caracterizados por dificultades en También llamada lectura por vocabulario visualizado.
áreas que no son explícitamente verbales, como de­ d islexia profunda Deterioro en la lectura a lo largo
terioro en los terrenos de la percepción, procesa­ de las dim ensiones sem ánticas, com o se ejem pli­
m iento espacial y procesamiento socio-em ocional, fica al leer salto por brinco.
d iscin esia Térm ino genérico para perturbación en d islexia su perficial Lectura por sonido (análisis fo­
el movimiento, nológico) que sigue las reg las im preso-a-sonido
discin esia tardía Trastorno de movim iento que ocu­ más com unes del lenguaje, sin la habilidad para
rre por el uso prolongado de m edicación antipsi- leer palabras que no siguen las reglas estándar (es
có tica. decir, palabras fo n o ló g icam en te irregulares).
disco óptico Área de la retina donde los axones de También llam ada lectura fon ológica o lectura por so­
las células ganglionares dejan la retina. No existen nidos.
fotorreceptores en esta área, de m odo que los estí­ d islexias cen trales D islexias que involucran la in ­
mulos que caen en ella no pueden ser vistos. Esto terferencia con etapas posteriores en el proceso de
resulta en el punto ciego, lectura, opuestas a las d islexias visuales de form a
disforia Im paciencia, desazón, de palabra, las cuales involucran la perturbación
d isg ra fia D eterioro en la escritura. Este térm ino de las etapas tem pranas en el proceso de lectura,
puede ser usado tam bién para especificar trastor­ d islex ias v isu a le s de form a de p a la b ra D islexias
nos específicos del deletreo, conceptualizadas como perturbaciones en el pro­
d isin erg ia A ctivación de los m úsculos requeridos cesam iento inicial de u na palabra como una uni­
para un m ovim iento pero no en una form a coor­ dad visual, en oposición a dislexias centrales, las
dinada, sinèrgica. El resultado es una descom po­ cuales involucran interferencia con las etapas pos­
sición de lo que norm alm ente sería un m ovi­ teriores del proceso de lectura,
m iento coordinado en componentes individuales. dism etria Deterioro en el m ovim iento de una extre­
Se observa en asociación con lesiones cerebelosas. m idad de m odo que alcan ce con precisión un
dislexia Deterioro en la habilidad para leer, blanco. Se observa tras lesiones cerebelosas.
d islexia de aten ción D islexia de form a de palabra d isociable Capaz de estar separado (es decir, diso­
caracterizada por una incapacidad para leer pala­ ciado). Véase d isociación de función,
bras y letras cuando aparecen con otro m aterial es­ d iso ciació n de fu n c ió n D eterioro en una función
crito, coexistiendo con habilidad preservada para sin deterioro en una segunda función. Se dice que
leer palabras y letras aisladas, las dos funciones son disociables; por ejemplo, la
d islex ia de d eletreo D islexia de form a de palabra visión y la escucha son disociables. Véase también
caracterizada por una incapacidad para reconocer disociación sim ple y disociación doble,
palabras como unidades visuales coherentes, disociación doble Se dice que dos funciones consti­
d islex ia de d esarrollo Trastorno específico de lec­ tuyen una disociación doble si en ciertos casos el
tura no debido a lesión cerebral conocida (es decir, deterioro en la fu n ción A es observado sin dete­
dislexia no adquirida) y no debida a inteligencia rioro en la función B y en otros casos el deterioro
in ad ecu ad a, factores am bientales o desventaja en la función B es observ ad o sin deterioro en la
sensorial. función A. Por ejemplo, la escucha y la visión son
dislexia de exclusión Dislexia de form a de palabra doblemente disociables.
en la cual la parte inicial o term inal de u na pala­ disociación sencilla Se dice que dos funciones cons­
bra es leída mal. tituyen una disociación sen cilla si en algunos
d islex ia d iseid ética D eterioro de la lectu ra en el casos el deterioro en la función A es observado sin
cual una persona es capaz de leer palabras por so- deterioro en la función B, pero el deterioro en la
GLOSARIO 457

fu n d ó n B nunca es observado sin deterioro en la duram adre La más externa de las m em branas que
fu n ción A. Por ejem plo, com prender el lenguaje rodean al cerebro. Es dura, inelástica y sigue el
escuchado y escuchar sonidos son sencillam ente contorno del cráneo,
disociables. edem a H inchazón; la presencia de cantidades ele­
d isolu d ón Idea propuesta por Hughlings-Jackson de vadas de fluido en los espacios intercelulares del
que las lesiones a los centros superiores del cerebro cuerpo.
causan una inversión del desarrollo evolutivo de la EEG Véase electroencefalografía.
organización jerárquica dentro del sistem a ner­ efecto de conocim ien to parcial H abilidad para ac­
vioso. Esto explicaría el hecho de que las lesiones a ceder a la inform ación concerniente a la categoría
los centros superiores del sistema nervioso con fre- supraordinada a la cual pertenece un objeto en au­
cuenda resultan en la liberadón de comportamien­ sencia de h abilidad para acceder a conocim iento
tos prim itivos (por ejemplo, reflejos) que previa­ más específico acerca de él.
mente estaban bajo el control de dichos centros, efecto de con tragolp e C uando un golpe en la ca­
disparidad binocular Diferencia entre las imágenes beza "ra sp a " al cerebro al provocar que éste sea
de un objeto sobre las dos retinas debida a la ubi- lanzado contra el lado opuesto del cráneo al que
cad ón ligeramente diferente de los dos ojos en re­ recibió el golpe,
lación con el objeto visto. La inform ación concer­ efecto de lesión en etapas Hallazgo de que el efecto
niente a la disparidad binocular es crítica para la de una lesión en etapa sobre la función es m enor
percepción estereoscópica profunda, que el efecto de una sola lesión del mismo tamaño
d isprosod ia Deterioro en la habilidad para produ­ y la misma ubicación,
cir fluctuaciones tonales en el lenguaje hablado, efecto, de superioridad de palabra Tendencia de los
d istal Remoto; ubicado hacia la periferia o hacia el sujetos norm ales a reconocer una letra dada más
extrem o de una estructura, relativa a un punto de rápida y precisamente cuando es presentada como
referencia. parte de una palabra que cuando es presentada
d istonia Anormalidad del tono muscular, como parte de una no palabra,
d octrina de la neurona Otro nom bre para la teoría eferente "A lejado de". Salida neuronal. Los eferen­
de la neurona, tes talám icos son las neuronas que proyectan
d om inio cerebral La idea de que un hem isferio está afuera del tálamo,
involucrado en una función particular y el otro no eflu jo M ovimiento hacia afuera,
lo está. Este concepto primero fue aplicado de m a­ electrocorticografía (ECo) Estim ulación durante la
nera global al hem isferio izquierdo, debido a su cirugía de la corteza expuesta de un paciente (con
representación del lenguaje. A hora es reconocido un electrodo de bajo voltaje). Los resultados de
que cada hem isferio está especializado para cier­ esta estim ulación hacen posible un mapeo funcio­
tas funciones y que los dos h em isferios con fre­ nal de la corteza,
cuencia trabajan en colaboración. El término espe- ele ctro e n ce fa lo g ra fía (EEG ) M edida de la activ i­
cialización hemisférica complementaria ha sustituido dad eléctrica del cerebro derivada de un banco de
hace mucho a este término, electrodos colocados en el cuero cabelludo,
d om inio ocular Fenóm eno en el cual una neurona em bolia Bloqueo súbito de una arteria o vena,
en V I se disparará a una frecuencia m ayor ante es­ encefalitis Inflam ación del sistema nervioso central
tímulos presentados a un ojo que al otro, provocado por infección,
d op am ina Pequeña m olécula m onoam ina neuro- en cefalopatía Cualquier enferm edad degenerativa
trartsmisora. del cerebro.
d orsal Térm ino que designa la parte superior del encefalopatía hipóxico-isquém ica Anormalidad del
cerebro y la parte posterior de la m édula espinal, cerebro debida a deprivación de oxígeno y sangre,
d u alism o Idea de que existen dos esferas o dom i­ en ferm ed ad de A lzh eim er Form a m ás com ún de
nios de realidad (material y espiritual), deterioro progresivo del funcionam iento cogni-
dualism o de las propiedades Visión de que la mente tivo y em ocional (dem encia); caracterizada por
no es una sustanda distinta del mundo físico (la po­ cam bios n eu ropatológicos que son detectables
sición del dualismo sustancial) sino que, en vez de sólo en la autopsia,
ello, las propiedades no físicas irreductibles emer­ enferm edad de A lzh eim er fam iliar Tipo de enfer­
gen de los estados y procesos del cerebro físico, medad de Alzheim er que se presenta en las fam i­
d u a lism o su stan cial Form a m ás en fática de dua­ lias y se cree es hereditaria,
lism o, la cual sostiene que existe un dominio men­ en ferm ed ad de K o rsa k o ff Enferm edad por defi­
tal distintivo que no es reducible a algo físico. ciencia de tiam ina asociada con alcoholism o eró-
458 GLOSARIO

n ico caracterizad o por severa am nesia anteró- oídos, usando au dífon os estereo fó n ico s. Luego
grada, severa am nesia retrógrada y varios dete­ se com para la precisión de rep orte p ara los dos
rioros cognitivos similares a los vistos después de oídos.
lesiones del lóbulo frontal, espacio alo cén trico R ep resentaciones del espacio
en ferm ed ad de P a rk in so n Enferm edad caracteri­ en las cuales el lugar es d efin ido por un sistem a
zad a por hipocinesia, brad iquinesia, rigidez en de coordenadas que es indep endiente del obser­
rueda dentada y temblor de reposo que resulta del vador.
deterioro de las células productoras de dopamina espacio corporal Sensación de la superficie corpo­
en la sustancia nigra. ral como un espacio en el cual los estím ulos pu e­
en fo q u e de procesam iento esp ecífico Enfoque de den incidir y ser localizados,
interven ción restauradora para la rehabilitación espacio de trabajo Com ponente de la memoria fun­
que intenta identificar los procesos cognitivos es­ cional que consiste de varios tipos de sistemas de
pecíficos que están deteriorados en un individuo almacenamiento temporal especializados y proce­
y luego diseñar ejercicios que sirvan como vehícu­ sos que son aplicados a sus contenidos,
los para practicar dichos procesos, espacio egocéntrico Percepción de la ubicación es­
engram a Hipotético (actualmente desconocido) sus­ pacial externa del cuerpo pero relacionada con el
trato (mecanismo) neuronal de la memoria, mismo.
engram as visocin estésicos H ipotéticas representa­ espacio subaracnoideo Espacio entre las dos capas
ciones neuronales de movimiento aprendido en el de la membrana aracnoides.
lóbulo parietal izquierdo. También denom inados esp ecialización h em isférica Véase esp ecialización
pmxiconos. h em isférica com plem entaria,
en salad a de p alabras Térm ino a veces aplicado al esp ecialización h em isférica com plem en taria Idea
habla desorganizada observada en algunas perso­ de que cada hem isferio está especializad o para
nas con esquizofrenia, funciones específicas (es decir, que ningún hem is­
en zim a de d egrad ación Enzim a que destruye ferio es dom inante, sino que cada uno tiene sus
(rompe) un neurotransmisor. Un ejemplo es la ace- propias áreas especializadas de función),
tilcolinesterasa.. la cual rompe al neurotransm isor especialización in terh em isférica de fun ción Espe-
acetilcolina. ciaiización de función entre los dos hem isferios.
epilepsia Véase convulsiones, La representación del hem isferio derecho para el
ep in e frin a Pequeña m olécula m onoam ina neuro- procesamiento espacial y la especialización del he­
transmisora. m isferio izquierdo para el lengu aje ejem p lifican
ep itálam o Parte del diencèfalo que se ubica en la esto.
parte superior y posterior al tálamo, que incluye especialización in trah em isférica de fun ción Espe­
el cuerpo pineal y otros núcleos, cialización de función dentro de un hem isferio.
e p ite lio p igm en tad o Capa de célu las en la parte Las funciones del área de Broca y del área de Wer­
trasera del ojo en la cual están anidados los foto­ nicke ejemplifican esto,
rreceptores. espectro v isib le Banda de lo n g itu d es de onda de
e q u ilib rio electro q u ím ico Punto en el cual son radiación electrom agnética que los hum anos son
iguales la fuerza de difusión y la fuerza electros­ capaces de detectar (400-700 nm).
tática para un ion particular, de m odo que no esp in as dendríticas Pequeñas protuberancias que
existe movim iento neto del ion desde un compar­ salen de las dendritas y aum entan el área superfi­
timiento a otro, cial de la dendrita. El núm ero de espinas en una
equ ipoten cialid ad Idea de que todas las partes del dendrita está correlacionado con el número de en­
cerebro (o todas las partes de una región particu­ tradas axonales hacia la dendrita,
lar, como la corteza cerebral) contribuyen de igual esplenio Parte posterior del cuerpo calloso que co­
m anera a las funciones complejas, necta las regiones posteriores de los hem isferios
esclerosis m últiple (EM) Enfermedad caracterizada cerebrales.
por parques de desmielinización en el sistema ner­ esquem as M arcos conceptuales o estructuras cog­
vioso central. Esto puede resultar en una amplia nitivas en térm inos de los cuales la inform ación
variedad de síntom as, dependiendo de las regio­ puede ser organizada, interpretada y recordada,
nes del cerebro involucradas en un momento dado, esquizofrenia Trastorno psicótico que puede incluir
escotom a Pequeño punto ciego en el campo visual, delirios, alucinaciones, habla desorganizada, com­
escu ch a d icó tica M étodo en el cual diferentes es­ portam iento severam ente desorganizado y sínto­
tím ulos son enviados sim ultáneam ente a los dos mas negativos, como aislam iento social.
GLOSARIO 459

esqu izofren ia Tipo I Véase hipótesis de dos síndro­ estudios de lateralid ad Estudios que em plean téc­
m es para la esquizofrenia, nicas especiales para in vestigar especialización
e sq u iz o fren ia T ip o I I Véase h ip ó te sis de dos s ín ­ hem isférica en los sujetos normales,
drom es para la esquizofrenia, estudios dicápticos Estudios que pretenden valorar
estado de ánim o Calidad de experiencia emocional la especialización hem isférica por medio de la pre­
a largo plazo, sentación de diferentes estím ulos tactuales a las
estad o de con form ació n C onfigu ración espacial dos m anos sim ultáneam ente. Luego se com para
(arreglo) de los átomos en una m olécula. Las m o­ la precisión del reporte para los estímulos presen­
lécu las que tienen los m ism os átom os pueden tados en ambas manos,
tener diferentes estados de conform ación, y éstos etología Estudio del com portamiento de los anim a­
pueden tener diferentes propiedades químicas, les en su ambiente natural,
estim ulación tetánica Estimulación de alta frecuen­ euforia En psiquiatría, sensación anormal o exage­
cia. rada de bien estar que pu ede estar acom pañada
estím u lo con d icion ad o Cuando u n estím ulo neu­ por nerviosismo, irritabilidad, vulnerabilidad a la
tro (uno que no produce una respuesta particular) distracción e hiperactividad.
precede a un estím ulo incond icionad o en varias excitació n Estado de resp u esta a la estim ulación
ocasiones, puede llegar a evocar una respuesta sensorial.
idéntica a (o sim ilar a) la respuesta evocada por el exclusión Trastorno en el cual un individuo ignora
estím ulo incondicionado. C uando este aprendi­ (excluye) los objetos y personas en un lado del es­
zaje ha ocurrido, el estím ulo neutro se ha vuelto pacio.
un estímulo condicionado, exocito sis Surgim iento de una vesícula sináptica
estím u lo incond icionad o Estím ulo que de m anera con la m em brana p resin áp tica y la liberación de
natural causa una respuesta particular, neurotransmisor en la sinapsis.
estím u lo lig ad o D eterioro en la habilid ad norm al fa c ilita ció n p re sin á p tica Facilitación que resulta
para inhibir las respuestas sobreaprendidas o au­ cuando entradas axoaxonales aumentan la m agni­
tom áticas a un estímulo, tud del neurotransm isor liberado por una term i­
estím ulo neutro Estímulo que no produce una res­ nal axonal. U n m ecanism o típico para la facilita­
puesta particular, ción presin áp tica es el aum ento en el influjo de
estrategias alternativas Intervenciones de rehabili­ Ca~ a la term inal axonal presináptica.
tación que intentan utilizar las form as de procesa­ facilita ció n p resin áp tica d ep end ien te de la acción
miento que permanecen dentro del repertorio cog- Situación en la cual la m agnitud de la facilitación
nitivo de la persona tras una lesión cerebral, pero presináptica es dependiente de la actividad de la
que son distintas de la form a en la cual el indivi­ neurona que recibe la facilitación,
duo ejecutaba la tarea antes de la lesión, factor de crecim iento nervioso (FCN) M olécula que
estu d io s de ad opción Estrategia de investigación es im portante para aspectos de desarrollo del sis­
en la cual los niños que están en alto riesgo para tem a nervioso central y que tam bién ju ega un
una condición y quienes han sido adoptados poco papel en el desarrollo de nuevas conexiones tras
después de nacer son estudiados en un esfuerzo lesiones cerebrales,
por id entificar el efecto de tener un padre b io ló ­ fagocito Cualquier célula que ingiere microorganis­
gico con una condición aun cuando uno no crece mos u otras células y partículas extrañas,
con dicho padre. Una ocurrencia de la condición fascículo Térm ino para u n haz de nervios, m úscu­
su perior a la línea de referencia en tales niños los o fibras tendinosas,
m uestra que u n factor genético contribuye a la fascículo arcuato Haz fibroso que conecta las áreas
condición. de W em icke y de Broca,
estudios de gem elos Estudios que investigan la po­ fascícu lo u n cin ad o Tracto fibroso que conecta las
sibilid ad de que un factor genético contribuya a cortezas tem poral y frontal,
una condición al comparar las tasas de concordan­ fech a de n acim ien to M om ento en el que una neu­
cia (la probabilidad de que una persona en una re­ rona en desarrollo pierde la capacidad de replica-
lación fam iliar particular con un paciente tam bién ción de DNA.
tenga la condición) entre gem elos m onocigotos fe n ila la n in a h id ro x ila sa Enzim a que convierte la
(id énticos) y d icigotos (fraternos). U na tasa de fenilalanina en tirosina. Su alteración en la fenil-
concordancia m ás elevada para los gem elos m o­ cetonuria resulta en una acum ulación de fenilala­
n ocigotos que para los gem elos d icigotos es evi­ nina, causando retraso mental. Véase fenilcetonu-
dencia de un factor genético en la condición. ria.
460 GLOSARIO

ferdlcetonuria (FCU) Trastorno que causa una alte­ didos, la cual él creyó estaba localizada en el h e­
ración en la enzim a fenilalanina h id roxilasa, la misferio izquierdo,
cual norm alm ente convierte al am inoácido fenila­ fotón Unidad más elem ental de energía lum inosa,
lanina en tirosina. La acum ulación resultan te de fo to rrecep to res C élulas en la retina sensibles a la
fenilalanina ejerce un efecto tóxico sobre el tejido luz.
neuronal en desarrollo, el cual provoca retraso fototransducción Proceso por medio del cual la pre­
mental. sencia de la luz está codificada (representada) en
fen o tia z in a s Clase de drogas que bloquean los re­ la forma de cambios en la actividad fotorreceptora.
ceptores de dopam ina y reducen la frecu en cia y fóvea Área de la retina que tiene la m ayor concen­
m agnitud de los síntom as psicóticos en algunos tración de conos, que resulta en la m ayor agudeza
individuos con esquizofrenia, visual. En esta área los axones de las células gan-
fib ras com isurales (corticocorticales) Fibras que co­ glionares de la retina proyectan alejándose de las
nectan áreas hom otópicas (correspondientes) en otras capas celulares en un ángulo agudo, produ­
los lados izquierdo y derecho del cerebro, ciendo una especie de indentación en la retina que
fib ras corticocorticales ipsilaterales Fibras que co­ permite que más luz alcance a los fotorreceptores.
nectan áreas dentro del mismo hemisferio, fren ología Teoría de ubicación de función desarro­
filo p o d ia Extensiones con form a de h ilo sobre el llada por Gall y Spurzheim que pretendió relacio­
borde del cono de crecim iento de un axón en de­ nar funciones cerebrales específicas con protube­
sarrollo. rancias específicas del cráneo (las cuales se creyeron
flu id e z id ea to ria H abilidad para g en erar de m a­ eran índices de estructura cerebral),
nera creativa ideas novedosas, fuerza de d ifu sió n Fuerza que tiende a igualar la
flu id ez v erb al H abilidad norm al para generar pa­ concentración de una m olécula o ion particulares,
labras. En el lenguaje hablado, esto se m anifiesta fu erza electro stática Fu erza que se m an ifiesta en
en un flujo ininterrumpido del habla, cargas igu ales que se rep elen y cargas opuestas
flu id o extracelu lar Fluido en los espacios entre cé­ que se atraen,
lulas. fu n ció n eje cu tiv a 1) G rupo de funciones que in ­
fluido intracelu lar Fluido dentro de la célula, cluye la form ulación de m etas, el desarrollo y eje­
flu jo san gu ín eo cerebral region al (FSCr) M étodo cución de estrategias para alcanzar dichas metas,
de visualización en el cual un isótopo radiactivo la m onitorización y evaluación de la m edida en la
es inhalado o inyectado y luego su distribución es cual estas estrategias pu ed en o no contribuir al
m edida con un banco de sensores ordenados si­ logro de las metas y la m odificación adaptativa de
m étricam ente alrededor de la su perficie del crá­ (o la persistencia en) las estrategias comportamen-
neo. El nivel radiactivo es un m arcad or de flujo tales (y posiblem ente tam bién de las m etas m is­
sanguíneo, lo cual a su vez es un correlato de acti­ mas) a la luz de esta evaluación. Las lesiones a la
vidad m etabòlica cerebral, corteza prefrontal perturban la función ejecutiva.
fob ia social M iedo a las situaciones sociales, 2) En el contexto de la m em oria funcional, el com­
focal Perteneciente a un centro o ubicación relativa­ ponente que se hace cargo de la coordinación glo­
m ente circunscrita (limitada en tam año). Con fre­ bal de las actividades en la mem oria funcional, in­
cuencia usada para describir las características de cluyendo cuáles contenidos y procesos deberán
un proceso patológico, como en una lesión focal, ser m ovidos h acia adentro y h a d a afuera del es­
fonem as Elem entos (unidades) sonoros significati­ pacio de trabajo,
vos más pequeños del lenguaje, fu n c io n a lism o Idea de que los estad os m entales
form a dinám ica Forma en movimiento, son estad os fu n cion ales del cerebro que se en ­
form ación reticu la r Sistem a neuronal m ultisináp- cuentran en la m ism a relación a los m ecanism os
tico (parecido a una red), que se extiende desde el neuronales com o los estados funcionales de una
tallo cerebral caudal hacia el tálamo, que juega un com p u tadora (sus p rogram as) lo están al disco
im portante papel en el control del nivel de excita­ duro de la com putadora.
ción de la corteza. A veces se le refiere com o sis­ G A BA Á cido gam m aam inobutírico, uno de los
tema de activación reticular. principales n eurotransm isores inhibitorios en el
form as de palabra Hipotéticos perceptos que resul­ sistema nervioso central,
tan del agrupam iento de letras in d iv id u ales en ganglio C oncentradón de cuerpos celulares de neu­
unidades de palabra de orden superior, ronas externas al sistema nervioso central,
fórm ulas de m ovim iento Hipotética representación ganglios basales Gran grupo de estructuras de sus­
cerebral de Liepm ann de los m ovim ientos apren- tancia gris que se encuentran en las profundida-
GLOSARIO 461

des del cerebro anterior y que incluyen el núcleo glía Células que se encuentran en los sistemas ner­
caudado, el putamen, el globo pálido, los núcleos viosos central y periférico. En el sistema nervioso
su btalám icos y la su stancia nigra (de hecho, la central proporcionan soporte estructural y nutri­
sustancia nigra está en el cerebro medio). Este tér­ tivo a las neuronas. C iertos tipos de glía tienen
m ino es una excepción a la regla general de que funciones especializadas, como form ar la barrera
las coleccion es de cuerpos celu lares neu ronales hem atoen cefálica. A lg u n os tipos de glía en los
dentro del sistem a nervioso central son llam ados sistem as n erviosos cen tral y p eriférico rodean
núcleos, m ientras que los que se encuentran en el axones, form an la vaina de m ielina que aumenta
sistem a nervioso p eriférico son llam ados gan­ la velocidad y eficiencia de la transm isión de se­
glios. ñales a lo largo del axón. También llamada neuro-
g em elo s d icig ó tico s G em elos fraternos que com ­ glía.
parten, en promedio, 50% de sus genes, glicina Un aminoácido neurotransmisor.
g em elo s m o n o cig ó tico s G em elos id énticos, que gliom a C ualquier tum or cerebral que surge de las
com parten el 100% de sus genes, células gliales.
gen U n id ad de tran sm isión h ered itaria, u bicad a gliosis Proliferación reactiva de células gliales como
en un lugar particular de un crom osom a. Ambos respuesta a la rem oción de neuronas m uertas por
m iem bros de cada par de crom osom as tien en fagocitos. Esto form a una cicatriz en el área, la
u b ica cio n es corresp on d ien tes que con tien en cual puede in terferir con el funcionam iento de
g enes para la m ism a característica. En los casos cualesquiera neuronas sobrevivientes,
d on d e un m iem bro del par de genes es dom i­ globo pálido Uno de los núcleos en los ganglios ba-
n an te y el otro recesivo, la característica cod ifi­ sales.
cada por el gen dom inante será expresada sin im­ glutam ato Un aminoácido neurotransmisor.
portar el rasgo codificado por el gen recesivo. La gradiente tem poral Característica de la amnesia re­
característica codificada por un gen recesivo será trógrada de que la m em oria para la inform ación
exp resad a sólo si el otro m iem bro del par de más recientemente adquirida está más deteriorada
genes tam bién es recesivo, que la m em oria para la inform ación más remota,
gen de la p ro teín a p recu rsora de (3 am iloid e (APP gramática Véase sintaxis.
gen) G en involucrado en la síntesis de proteína g u a n ilil ciclasa Enzim a que m edia la síntesis de
precursora de |3 amiloide. Se cree que las m utacio­ guanosinmonofostato cíclico en los bastones en la
nes del gen A PP causan form as defectuosas de oscuridad.
proteína (3 am iloide para ser producidas en al g u an o sin m o n o fo sfato cíclico (cG M P) M olécula
m enos algunos casos de enferm edad de A lzhei- sintetizada en los bastones (por la enzima guanilil
m er familiar. ciclasa) en la oscuridad (cuando la forma cis de la
genes presenectuales Genes involucrados en la sín­ retina está ligada cóm odam ente a un sitio en el
tesis de proteína P am iloide, cuyas m utaciones componente opsina de la rodopsina).
causan que formas defectuosas de proteína p ami­ gu ión C onocim iento del com portam iento que es
loide sean producidas en al m enos algunos casos adaptativo en una situ ación particular, como al
de enferm edad de Alzheim er familiar, comer en un restaurante,
gesto s exp resiv os A cciones que com unican em o­ h a b ilid a d cogn itiva M étodo eficiente aprendido
ción de m anera más directa que los gestos sim bó­ para resolver un tipo particular de acertijo o pro­
licos, como agitar el puño, blem a (con frecuencia una forma de memoria im ­
gestos sim bólicos Acciones que com unican signifi­ plícita).
cado de m anera sim bólica, com o el m ostrar la h a b ilid a d m otora C ontrol y coordinación m otora
señal de pulgares arriba o agitar la m ano para aprendida y coordinada, ejemplificada por el lan­
decir adiós. zamiento de una pelota de béisbol o montar en b i­
glánd ula pitu itaria Véase glándula pitu itaria ante­ cicleta.
rior y glándula pituitaria posterior, h a b ilid a d p ercep tu al D esarrollo aprendido de
g lá n d u la p itu ita ria an terio r G lándula que sobre­ cierto aspecto de función perceptual, como leer
sale de la base del hipotálam o y tiene u n papel imágenes especulares de palabras,
principal en el control de la función endocrina. habituación Forma simple de aprendizaje en la cual
glándula_pituitaria posterior Parte del cerebro que un animal aprende a suprim ir una respuesta a un
sobresale del hipotálamo (justo atrás de la pituita­ estímulo neutro (ni recom pensante ni dañino) re­
ria anterior). Secreta horm ona antidiurética y oxi- currente que ha evocado una respuesta cuando
tocina en la corriente sanguínea. fue presentado por prim era ocasión.
462 GLOSARIO

habitu ación a corto plazo Habituación que dura un orientación que representan la gam a com pleta de
breve periodo (minutos), orientaciones del estímulo,
h a b itu a ció n de largo plazo H abituación que dura h ip e rg rafía Tendencia a escribir acerca de la vida
un periodo relativam ente largo (horas, días o se­ propia con gran detalle. A lg u n os investigadores
manas). consideran que ésta es una característica de los pa­
h a b la en circu n lo q u io s Tendencia a "h ab lar en cientes con convulsiones de lóbulo temporal,
to m o " a una palabra o tópico. Se observa con fre­ h ip e rp o la riz a ció n A u m ento en el potencial de
cuencia en la afasia de Wemicke. m em brana (aum ento en la negativid ad del in te­
haz d el n ig ro estriad o Tracto fibroso que proyecta rior de la neurona),
desde la sustancia nigra hacia el neoestriado. h ip erp ro so d ia P ertu rb ació n en la prosodia que
h em ian op ia Ceguera en un campo visual (izquier­ toma la forma de variaciones exageradas en las ca­
do o derecho), racterísticas ton ales y rítm icas del lenguaje h a­
hem ianopia hom ónim a Ceguera en la m ism a mitad blado.
(izquierda o derecha) del campo visual en ambos hipocam po Estructura cortical que yace en la parte
ojos. anterior y m edial del lóbulo temporal,
h em ib alism o Involuntarios y violentos m ovim ien­ h ip o cin esia H abilidad d ism in u id a para m over el
tos de lanzamiento de las extremidades en un lado cuerpo.
del cuerpo. h ipofrontalidad A ctividad m etabólica reducida en
hem icam po visual Mitad (izquierda o derecha) del la corteza prefrontal, m edida por métodos para vi-
cam po visual. Por lo general los térm inos campo sualización funcional,
visual derecho y campo visual izquierdo son usados hipotálam o Colección de núcleos que yacen por de­
para sign ificar hem icam po visual d erecho e iz­ bajo del tálam o y están involucrados en una am ­
quierdo, respectivamente, plia gama de funciones, en particular las autóno­
h em ip a resia Deterioro en el com portam iento m o­ mas. Es considerado parte del sistema límbico.
triz fino y debilidad m uscular en u n lado del hipótesis cerebral La idea de que el cerebro es el ór­
cuerpo. gano biológico que controla el com portam iento y
h em ip lejía Parálisis en un lado del cuerpo, genera experiencia,
h em irretina dorsal Mitad dorsal (superior) de cada h ip ó tesis de dos sín d ro m es p ara la esq u iz o fren ia
retina. Hipótesis de que existen dos procesos patológicos
hem irretina nasal Mitad de cada retina m ás cercana subyacentes en la esqu izofren ia: el Tipo I, aso­
a la nariz. ciado con tam año ventricular normal, ausencia de
hem irretina tem poral Mitad de cada retina más cer­ atrofia cortical y síntom as predom inantem ente
cana al temporal, positivos; el Tipo II, asociado con ventrículos alar­
hem irretina ventral M itad ventral (inferior) de cada gados, atrofia cortical y síntom as predom inante­
retina. mente negativos,
h em isf erectom ía Rem oción de un hem isferio cere­ hipótesis de la catecolam ina de la depresión Refi­
bral. nam iento de la hip ó tesis de la m onoam ina de la
hem orragia cerebral Sangrado en el cerebro, depresión, la cual p ostu la que ciertas form as de
h eren cia p o lig én ica Predisposición gen ética para depresión resultan de una anormalidad específica
u na característica o trastorno particu lares trans­ en la actividad de catecolam inas (en particular de
m itidos vía la interacción de varios genes, la norepinefrina).
hid rocefalia Condición caracterizada por acumula­ hipótesis de la catecolam ina del trastorno por d efi­
ción anormal de líquido cefalorraquídeo en uno o ciencia de atención H ipótesis de que el trastorno
más ventrículos cerebrales, que resulta en presión por deficiencia de atención es causado por niveles
intracraneal aumentada y destrucción de tejido ce­ más bajos de lo norm al de catecolam inas y/o una
rebral. disminución en su nivel de actividad,
hipercin esia Movimientos no intencionados e inde­ hipótesis de la in teracción dopam ina-serotonina de
seables. la esq u izo fren ia H ipótesis generada principal­
h ip erco lu m n a de d om inio ocular Sección de cor­ mente por la efectividad de los antipsicóticos atí-
teza visual que contiene un conjunto de columnas picos, de que la anorm alidad neuroquím ica en la
de dom inio ocular que juntas representan toda la esquizofrenia in volu cra sistem as tanto dopam i-
gam a de características de dominio ocular, nérgicos como sertotonérgicos.
hipercolu m na de orientación Sección de la corteza hipótesis de la seroton in a en la depresión Postula
visu al que contiene u n conjunto de colum nas de que algunas form as de depresión resultan de una
GLOSARIO 463

anorm alidad específica en la actividad de la sero- hipótesis del síndrom e de desconexión Idea de que
tonina; un refinam iento de la hipótesis de la m o- los trastornos pueden ser entendidos como el re­
noam ina de la depresión, sultado de daño a centros específicos y/o conexio­
h ip ó te sis de las m onoam inas en la d ep resión H i­ nes específicas entre centros. La conceptualization
pótesis de que niveles anormales bajos de m onoa­ de afasia de conducción (incapacidad para repetir
m inas (norepinefrina, dopam ina y serotonina) el lenguaje escuchado con com prensión y expre­
participan en la depresión, sión espontánea intactos) com o una desconexión
h ip ó te sis de m arcador som ático H ipótesis postu­ entre el área de W ernicke y el área de Broca es un
lad a por D am asio de que la retroalim en tación ejemplo de un síndrome de desconexión,
desde el cuerpo (tanto autónom a com o no autó­ h ip ó tesis reticu lar Idea de que el sistem a nervioso
nom a) acerca del estado em ocional h acia la cor­ es una estructura continua, una red de tejido que
teza prefrontal ventral es un com ponente crítico constituye una excepción a la regla general de que
en la em oción y, m ás im portante, en el razona­ el tejido viviente está conform ado de unidades o
m iento. Esto sugiere una cercana y acaso inextri­ células individuales,
cable colaboración entre lo que se denom ina pro­ hipótesis ventricular Idea de que los ventrículos ce­
cesam iento cognitivo y procesam iento emocional, rebrales son el sitio de (que ellos m edian) proce­
h ip ó tesis de quim ioespecificid ad H ipótesis que se sos psicológicos específicos,
basa en que las neuronas llegan a estar quím ica­ hipoxia Bajo contenido de oxígeno; deprivación de
m ente diferenciadas en una etapa tem prana en su oxígeno.
desarrollo en una form a tal que sus m em branas h olism o Idea de que todo el cerebro m edia todas
tienen etiquetas químicas distintivas que las habi­ las funciones (en contraste con la idea de u b ica­
litan para desarrollar (crecer) axones para recono­ ción de función),
cer sus blancos, h om eostasis Estado biológico interno estable que
h ip ó tesis de retroalim entación facial Hipótesis que todos los organism os deben m antener constante­
plantea que la configuración de los m úsculos fa­ mente para seguir vivos,
ciales determ ina o influye en la experiencia em o­ hom únculo m otor Representación del cuerpo sobre
cional subjetiva, la circunvolución precentral (corteza m otora)
h ip ó tesis de rezago en la m aduración Explicación según lo revela la estim ulación eléctrica,
de un trastorno en térm inos de una dem ora del hom únculo sensorial Mapeo ordenado de la super­
desarrollo norm al en una o más áreas del cerebro ficie corporal en la corteza som atosensorial (S I)
o sistemas. en la circunvolución poscentral,
h ip ó tesis de valen cia H ipótesis de que el hem isfe­ horm ona ad ren ocorticotrópica (ACTH) Horm ona
rio izquierdo es dominante para em oción positiva liberada por la pitu itaria anterior que dispara la
y el hem isferio derecho es positivo para em oción liberación de hormonas, incluyendo cortisol, de la
negativa. corteza adrenal,
h ip ó te sis del cereb ro trip le H ip ó tesis propuesta horm ona liberadora de corticotropina (CRH) H or­
por M acLean de acuerdo con la cual el cerebro ha mona liberada por el hipotálam o que a su vez ac­
experim entado tres grandes etapas de evolución tiva la liberación de horm on a adren ocorticotró­
de m odo que en los anim ales su periores existe pica (ACTH) de la pituitaria anterior,
u na jerarqu ía de tres cerebros en uno: el cerebro ictus Véase accidente cerebrovascular,
reptil, que com prende el tallo cerebral; el cerebro id ealism o Tipo de m onism o que sostiene que sólo
paleom am ífero, que com prende el sistem a lím - lo espiritual (no físico) es real,
bico, y el cerebro neom am ífero, que consta de la id e n tifica ció n teórica cruzada Proceso por m edio
neocorteza. Véase también cerebro neom am ífero, del cual elementos específicos de una teoría en un
cerebro paleom am ífero y cerebro reptil, nivel de análisis más m olar (superior) llegan a ser
h ip ó te sis d el h e m isfe rio d erecho de la em oción explicados de m anera satisfactoria por elementos
Hipótesis de que el hem isferio derecho está espe­ específicos de una teoría m ás básica (reductora),
cializado para la interpretación y expresión de la ilu sion es Distorsiones en la percepción que la m a­
em oción, sin im portar si ésta es p ositiv a o n ega­ yoría de las personas experim entarían bajo condi­
tiva. ciones de estímulo particular,
h ip ó te sis d el h e m isfe rio izq u ierd o de la esq u izo ­ im agen fu n cion al por resonancia m agnética (fM RI)
fre n ia H ipótesis de que la esquizofrenia es cau­ M étodo para v isu alizar que saca ventaja el au­
sad a por una anorm alidad en el hem isferio iz ­ m ento en el flujo sangu íneo (y la hem oglobina)
quierdo. cam bia las propiedades m agnéticas de la sangre.
464 GLOSARIO

P uesto que el flujo sanguíneo es un correlato de in h ib ic ió n p resin áp tica In h ibición que resulta de
actividad neuronal, cuando M RI se u sa para de­ entradas axoaxonales que reducen el núm ero de
tectar estos cam bios se convierte en u n m étodo vesículas sinápticas que liberan neurotransm isor
para medir la actividad cerebral, en la sinapsis (usualm ente m ediante la reducción
im ag en por reso n an cia m agn ética (M R I) Proceso de influjo Ca2‘ a la term inal axonal).
para visualizar que sujeta al cerebro a un intenso in h ib id o re s de la m o n o am in o o x id asa (M A O s)
cam po m agnético y provoca que los átom os de Clase de drogas que aum entan la actividad de mo-
hid rógeno en el cerebro se alineen en paralelo. noam ina al inhibir el rom pim iento de las monoa-
Cuando luego se hacen pasar ondas de radio a tra­ minas por monoam inooxidasa.
vés de estos átom os, éstos asum en u n patrón ca­ inh ibid ores selectivos de la recaptura de serotonina
racterístico que es una función del número de áto­ (IS R S ) Cíase de drogas antidepresivas que blo­
m os presentes. Este m étodo para v isu alizar es quean de m anera selectiva la recaptación de sero­
m uy sensible a variaciones en la densidad del te­ tonina. La flu oxetina (Prozac) fue la prim era
jido. droga de esta clase,
im ágenes eidéticas Im ágenes com pletam ente verí­ integración tem poral del com portam iento H abili­
dicas (precisas); la habilidad para form ar im áge­ dad para organizar, iniciar y llevar a cabo patro­
nes eidéticas es muy rara, nes novedosos de com portam ien to dirigido a
im á g en es m en ta les R ep resentaciones analógicas metas durante periodos extensos,
que retienen algunos de los atributos característi­ in ten cion alid ad En filosofía, significado o referen­
cos de la experiencia sensorial, cia intentado; la característica del estado m ental
im percepción Térm ino (usado por Hughlings-Jack- que describe su direccionalidad hacia o referencia
son) que Zeki invocó para h acer referen cia a lo a los objetos o estados en el m undo distintos a sí
que de manera convencional se denom ina agnosia. mismo.
Zeki sintió que este térm ino enfatiza la insepara­ in te ra n im a c ió n teó rica P roceso p or el cual, du­
bilidad esencial de percepción y conocimiento, un rante la coevolución, la teorías en un nivel de ex­
aspecto central del reconocim iento visu al de p licación p u eden ex ten d er y corregir teorías en
acuerdo con Zeki. otro nivel. Las teorías en diferentes niveles de ex­
ind ucción Proceso de formación (diferenciación) de plicación, p or tanto, no coev olu cion an en aisla­
nuevos tipos de células a partir de células em brio­ miento.
narias indiferendadas. in terb an das Áreas en V2 que se tiñen ligeram ente
in e rc ia p síq u ica Incapacidad para in iciar m ov i­ para citocromo oxidasa, que yacen entre las b an ­
m iento o para descontinuar el m ovim iento en pro­ das fin a s y las band as gru esas. Reciben entrada
greso. desde las interm anchas de V I, y las neuronas en
in ferio r Término que designa la parte baja del cere­ estas áreas proyectan hacia V4.
bro. También designa "debajo", relativo a un pun­ in terferen cia proactiva Tendencia de que la infor­
to de referencia, m ación presentada previam ente interfiera con la
in flu jo M ovimiento de entrada, m em oria para el m aterial que es presentado más
in g e n ie ría in v ersa Térm ino acuñado por Steven tarde.
P inker para referirse al proceso de im aginarse in terferen cia retroactiva Tendencia de la inform a­
para qué está diseñada una m áquina (o m ódulo ción presentada subsecuentem ente para interferir
cerebral o mental) y cómo lo hace (en oposición a con la m em oria para el m aterial antes presentado,
la in gen iería directa, la cual está diseñando una interm anchas Áreas de V I que se tiñen ligeramente
m áquina para hacer algo), con citocrom o oxidasa. Estas áreas rodean las te­
in h ib ició n de retom o Tendencia de los infantes hu­ ñidas oscuras m anchas en V I.
manos a los 6 m eses de edad a m ostrar de manera in tern eu ro n as N euronas que ni reciben inform a-
consistente una preferencia por observar un ob­ dón directamente del am biente (receptores senso­
jeto n oved oso o una u bicación n ov ed osa (sobre riales y neuronas sensoriales primarias) ni causan
un objeto o u bicación visu alizad a con an teriori­ contracciones m usculares directas (neuronas m o­
dad). toras). La mayoría de las neuronas en los cerebros
in h ib ic ió n lateral Proceso en el cual elem entos ad­ de los mam íferos son interneuronas.
yacentes se m antienen en v erificación recíproca. in tern eu ro n as fa c ilita d o ra s Interneuronas que
E sto en fatiza las fron teras en tre áreas de d ife­ brindan sensibilización en Aplysia al ejercer facili-
rente lum inancia, acentuando por tanto los con­ tadón presináptica sobre las neuronas sensoriales
tornos. vía conexiones axoaxonales.
GLOSARIO 465

in terv en cio n es com pen satorias Estrategias de re­ líquido cefalorraquídeo (LCR) Fluido que llena los
habilitación que utilizan el funcionam iento intacto ventrículos cerebrales y el espacio subaracnoideo.
del individuo para trabajar en tom o a un deterioro El LCR rodea al cerebro, proporcionando soporte
(sim ilar a las estrategias alternativas) pero que uti­ estru ctu ral al m ism o y u na m edida para prote­
liza procedim ientos especiales (y, con frecuencia, gerlo de traum as en la cabeza,
p arafern alia especial) que por lo general no son lóbulos frontales Área de la corteza donde subyace
usadas en la vida cotidiana, la sustancia blanca en la parte frontal del cerebro
in terv en cion es orientadas externam ente Interven­ anterior, antes del surco central,
ciones de rehabilitación que enfrentan los proble­ lóbu los occip itales Áreas de la corteza y sustancia
m as que siguen a u na lesión cerebral por m edio blanca subyacente que se encuentran por debajo
de la m odificación del entorno del individuo, de la parte trasera del cráneo,
in terv en cion es para restauración Intervenciones de lóbu los parietales Área de la corteza y subyacente
reh abilitación que pretenden cam biar las capaci­ sustancia blanca que se encuentra por debajo de
dades cognitivas de un individuo tras una lesión los huesos parietales, en la parte posterior supe­
cerebral, rior del cráneo,
io n Á tom o o m olécula cargado, lóbu los tem porales Áreas de la corteza y sustancia
ip sila tera l En el m ism o lado, blanca subyacente que se encuentra por debajo del
isocorteza Véase neocorteza. hueso temporal, a los lados del cráneo,
isq u em ia Deficiencia de sangre, lúm enes U nidades usadas para m edir lum inancia
is q u e m ia tra n sito ria Tem poral su m in istro in ad e­ (la magnitud de la intensidad de la luz),
cuado de sangre a una parte del cerebro. También lu m inancia M agnitud de intensidad de la luz (me­
llam ada ataque isquémico transitorio. dida en unidades llam adas lúmenes).
k w a sh io rk o r Síndrom e producido por severa defi­ M I Véase corteza motora.
ciencia proteica caracterizada por crecim iento re­ m agnetoencefalografía (M EG ) Técnica para m edir
tardado, cam bios en la pigm entación de la piel y pequeños cam pos m agnéticos generados por las
el cabello, cam bios patológicos en el hígado y apa­ corrientes eléctricas de las neuronas,
tía mental. m anchas Áreas en V I que se tiñen de oscuro con la
la m e lip o d ia H ojas aplanadas entre los filopodias citocromo-oxidasa.
en el extremo del cono en crecimiento, m anía Episodios caracterizados por euforia, hipe-
la te ra l Térm ino que designa que, en relación con ractividad, expansión, estado de ánim o irritable,
otra estru ctu ra, u na estru ctu ra dada está m ás autoestima inflada y juicio deteriorado,
cerca del lado del cerebro. mapas tonotópicos Representación ordenada de la
L C R Véase líq u id o cefalorraquídeo, frecuencia del sonido en la corteza auditiva,
lectu ra fon ológica Véase dislexia su perficial, m apeo fu n cio n al M apeo de partes particulares de
le ctu ra m ed ian te v o ca b u la rio v isu a liz a d o Véase una estructura neuronal a comportamientos o ex­
d islexia fonológica, periencias particulares, que usa los resultados de
lectu ra por sonido Véase dislexia su perficial, la estim ulación eléctrica del cerebro, los efectos de
le sió n Térm ino general que significa cualquier tipo lesiones u otros m étodos. Son ejem plos los h o­
de daño o enferm edad, múnculos de las cortezas motoras y sensoriales,
le s ió n en etapas L esión experim en tal que resulta marasmo Form a de m alnutrición proteíno-calórica
de una secuencia de pequeñas lesiones realizadas que ocurre p rincip alm en te en el prim er año de
a intervalos (más que una lesión ejecutada de una vida, caracterizada por pérdida progresiva de
sola vez). grasa subcutánea y músculo,
le s ió n traum ática d el cerebro D año al cerebro de­ m aterialism o Tipo de m onism o que sostiene que
bid a a lesión. sólo lo físico es real,
le y de D a le P rin cip io en el que una sola neurona m ed ial Térm ino que designa que, en relación con
p o r lo general no libera más que u n tipo de p e ­ otra estru ctu ra, una estru ctu ra dada está m ás
queña m olécula neurotransmisora. cerca de la línea media del cerebro,
lib e ra c ió n de la in terferen cia proactiva Reducción m édula esp in al Parte del sistem a nervioso central
en la tendencia de que el m aterial presentado con que se extiende rostralm ente desde el bulbo raquí­
an telación interfiera en la m em oria ante el m ate­ deo hacia la cola de caballo caudalmente. Su por­
ria l p resen tad o m ás recien tem ente cuando éste ción exterior es sustancia blanca, com puesta de
proviene de una categoría diferente a la del m ate­ haces fibrosos que llevan información hada y desde
rial anterior. el cerebro. Su pordón central es sustanda gris.
466 GLOSARIO

m ejoram iento de contraste Fenóm eno en el cual un m em oria em ocional Experiencia de excitación em o­
área oscura que está próxim a a otra área clara pa­ cional relacionada con u n evento pasado sin m e­
rece tener una banda incluso más oscura a lo largo moria consciente para el evento pasado,
de la frontera com ún, m ientras que el área clara m em oria episódica M em oria para experiencias per­
parece ten er una band a incluso m ás clara a lo sonales particulares,
largo de la frontera com ún. La in h ib ic ió n lateral m em oria ex p lícita R ep resen tación (recolección)
subyace a este efecto, consciente de los eventos pasados,
m em brana aracnoides Membrana media que rodea m em oria fu n cio n al (MF) Parte del sistem a de m e­
al cerebro (posicionada entre la d uram adre y la m oria que es actualm ente activada. Esto incluye
píam ad re). C onsiste de dos capas de fib ras y te­ un espacio de trabajo que consiste de: a) varios
jido elástico. No sigue el contorno de los surcos y tipos de sistemas de alm acenam iento temporal es­
circunvoluciones de la corteza, pecializados, los cuales en u n m om ento dado tie­
m em b ran a p o stsin á p tica M em brana (que u sual­ nen un contenido específico; b) procesos que son
m ente form a la superficie exterior de la dendrita) traídos para soportar su contenido, y c) la función
que contiene receptores a los cuales se ligan neu- ejecutiva, la cual se hace cargo de la coordinación
rotransm isores después de que son liberados en la global de las actividades de la m em oria funcional,
sinapsis. que regulan tanto los contenidos del espacio de
m em b ran a p resin áp tica M em brana (que u sual­ trabajo como los procesos que interactúan con di­
m ente form a la superficie exterior de la term inal chos contenidos,
axonal) desde la cual es liberado neurotransm isor m em oria g en érica M em oria para inform ación tal
en la sinapsis. cual, sin m em oria de la exp erien cia durante el
m em oria a corto plazo (M CP) Sistem a de m emoria cual se aprendió. También llam ada memoria semán­
de lim itad a capacid ad y corta d uración que re­ tica.
tiene in form ación sólo d urante cu estión de se­ m em oria icò n ica R ep resen tacion es visuales alta­
gundos, a m enos que tenga lugar la recuperación m ente precisas pero de vid a extrem adam ente
continua. La in form ación en la m em oria a corto corta (milisegundós) que son parte de la memoria
plazo es m uy vulnerable a los efectos de la inter­ normal.
ferencia. m em oria im p lícita R ep resen tación no consciente
m em oria a largo plazo Sistem a de m em oria que al­ de eventos pasados. En la m em oria im plícita, la
m acena enorm e cantidad de inform ación durante experiencia pasada in flu ye el rendim iento pre­
años o incluso toda una vida, sente sin mem oria consciente de la experiencia pa­
m em oria de p ro ced im ien to M em oria para cómo sada.
hacer cosas (formas de hacer cosas) y para ciertos m em oria no d eclarativa Véase m em oria de proce­
m ovim ientos o habilidades m otoras, en contraste dim iento.
con la m em oria declarativa (m em oria consciente m em oria para la em oción Recordar que en el p a­
para inform ación específica). También se le llama sado uno ha experim entado una emoción, sin ex­
m e m o ria 710 d ecla ra tiv a y es m ás o m enos equiva­ citación autónoma al m om ento de recordar,
lente a la m em oria im plícita, m em oria prospectiva C apacidad para representar
m em oria de recon o cim ien to M em oria que es m a­ de manera interna eventos futuros y utilizar estas
nifestada por discrim inación de un objeto previa­ representaciones para guiar la solución de proble­
m ente visto de uno o más objetos que no han sido mas y el com portamiento futuro,
vistos antes. m em oria recien te A lm acén que m antiene inform a­
m em oria de térm ino interm edio Véase m em oria re­ ción por u n period o in term ed io entre la m em o­
ciente. ria a corto plazo (segun d os a m inutos) y la m e­
m em oria d eclarativa H abilidad para recordar de m oria a largo plazo (la cual puede durar toda la
m anera consciente y contar detalles de los even­ vida). Tam bién llam ada m em oria de término inter­
tos, en contraste con la habilid ad para ejecutar medio.
algún acto o com portam iento. El térm ino es en m em oria sem án tica M em oria para la inform ación
esencia sinónim o de memoria explícita, aunque al­ cuya adquisición no está ligada a una experiencia
gunos investigadores han planteado algunas dis­ personal particular (por ejem plo, saber que la ca­
tinciones teóricas entre los dos conceptos, pital de Italia es Roma). También llamada memoria
m em oria ecoica R ep resentaciones auditivas alta­ genérica.
m ente precisas pero de vida corta (m ilisegundós) m em oria tem poral M em oria para el orden cronoló­
que son parte de la m em oria normal. gico de im a secuencia de estímulos.
GLOSARIO 467

m eninges Nombre colectivo para las tres membranas m icro ce falea Pequeñez anorm al de la cabeza y el
que rodean al cerebro. De afuera hada adentro, son cerebro, por lo general asociada con retraso m en­
la duramadre, membrana aracnoides y piamadre. tal.
m en sajero secundario Respuesta que ocurre cuan­ m icroglía Tipo de glía caracterizado por pequeñas
do el neurotransm isor ligado a un receptor activa células con forma irregular que invaden y rem ue­
una segunda m olécula, la cual altera de m anera ven el tejido dañado,
ind irecta la apertura de puerta de los canales de m icrotú bu los Largas estructuras tubulares dentro
m em brana por m edio del inicio de una secuencia del axón a lo largo de las cuales las vesículas que
de eventos bioquímicos. Los segundos mensajeros contienen varios m ateriales se m ueven en el pro­
pueden tener efectos de largo alcance y larga du­ ceso de transporte axoplásmico.
ración sobre el estado m etabòlico de la neurona. m ie le n cé fa lo Parte m ás caudal del cerebro p oste­
El adenosinm onofosfato ríclico (cAMP) es el men­ rior; bulbo raquídeo,
sajero secundario m ejor comprendido, m ielin a Vaina lípida form ada en torno a ciertas fi­
m esencèfalo Véase cerebro medio, bras nerviosas que sirve para aum entar la veloci­
m etam em oria H abilidad para valorar de m anera dad y eficiencia de la transm isión neuronal. Está
precisa la capacidad de memoria de uno. form ada por oligod end roglia en el sistem a n er­
m eten céfalo Parte más rostral del cerebro posterior, vioso central y célula de Schw ann en el sistem a
que incluye el puente o protuberancia anular y el nervioso periférico,
cerebelo. m ielin izació n Form ación de m ielina alrededor de
m étod o de d e sh a b itu a ció n M étodo experim ental los axones.
que saca ven taja del hecho de que los infantes m igración Movimiento de un neuroblasto desde un
m uestran un intenso interés al ver objetos y situa­ área del em brión en desarrollo hacia otra, com o
ciones noved osos y se aburren cuando se les ex­ parte del proceso norm al de desarrollo del sistema
pone de m anera repetitiva a objetos y situaciones nervioso.
familiares. Con este m étodo es posible valorar va­ m irada obligatoria Incapacidad de los infantes hu­
rios aspectos del funcionamiento infantil al deter­ manos de 1 a 4 meses de edad para alejarse de los
m inar si el bebé considera una situ ación dada estímulos sobre los cuales están fijándose, en par­
com o la m ism a o com o diferente de la situación ticular cuando los estím ulos incluyen contornos
previa (es decir, familiar o novedosa), altamente contrastantes,
m étodo de estím ulos desvanecidos M étodo usado m odelo de búsqueda sim bólica del reconocim iento
para entrenar pacientes amnésicos para retener in­ v isu a l H ipótesis de que la percepción norm al
form ación al explotar su m em oria im plícita in­ conlleva la generadón de una representación abs­
tacta. A los pacientes se les presentan estím ulos tracta del estím ulo, la cual luego es com parada
para record ar que, durante los ensayos, tienen con las representaciones visuales almacenadas en
progresivam ente m enos letras. Con este m étodo, la memoria semántica. Una igualación entre la re­
pacientes severam ente am nésicos son capaces de presentación abstracta del estím ulo y la represen­
dar con la inform ación requerida sin estím ulo al­ tación visual alm acenada resulta en reconoci­
guno, aunque no tienen alerta consciente de haber miento.
sido expuestos antes al material, m odelo d iá te sis-e stré s Id ea de que m uchos tras­
m étodo de lo ci M étodo de facilitación de recuerdo tornos son causados por una in teracció n entre
en el cual el sujeto im agina cada objeto a ser recor­ una p red isp o sición h acia la enferm edad (d iáte­
dado com o interactuando con una ubicación a lo sis) y alguna form a de estrés am biental p recipi­
largo de una ruta familiar, tante.
m étodo de sustracción Método en el cual alguna me­ m odelos de reconocim iento de objetos restringidos
dida de una tarea de control (que se postula difiere al cum plim iento de criterios paralelos Modelos
de la tarea bajo investigation sólo en una forma crí­ que colapsan los aparentes discretos procesos de
tica) es sustraíd a de la m ism a m edida de la tarea percepción y com prensión en un solo proceso al
bajo investigación. Entonces se infiere que la dife­ postular que un estím ulo está representado como
rencia resultante entre las dos medidas refleja la di­ un patrón específico de activación a través de un
ferencia crítica entre las dos tareas. Este método se conjunto de unidades altam ente interconectadas.
usa con frecuencia en los estudios de visualization, La activación de una unidad activa o inhibe u ni­
m iasten ia grave Trastorno caracterizado por fatiga dades vecinas (y esta u nid ad es activada o in h i­
y debilidad del sistem a motor debido a reducción bida por u nidades v ecin as) en concordancia con
de acetilcolina en la unión neuromuscular. las fuerzas y pesos de conexión entre ellas. En
468 GLOSARIO

cualquier m om ento dado, la red tiene propieda­ nervio óptico N ervio com puesto de axones de célu­
des específicas adquiridas presum iblem ente a tra­ las ganglionares de la retina (las cuales portan in­
vés de experiencia visual acum ulada, como todas form ación desde la retina). Estos axones proyec­
las im ágenes de la retina consistentes con un ob­ tan hacia el núcleo geniculado lateral del tálamo.
jeto particular, sin importar su orientación, ilum i­ Por convención, después del quiasm a óptico,
n ación, y así sucesivam ente, resu ltará en un pa­ estos axones son denom inados tracto óptico.
trón particular de activación de la red. nervios craneales Conjunto de 12 pares de nervios
m od u lación Capacidad para responder de manera que portan in form ación h acia y desde el cerebro
flexible y en grados variables, tom ando en cuenta (opuesto a la médula espinal),
un complejo arreglo de factores. La m odulación es n e u m o e n ce fa lo g ra fía P roceso en el cual se tom a
una característica esencial de los sistem as nervio­ una rad io grafía de la cabeza luego de que el lí­
sos complejos, quido cefalorraquídeo en los ventrículos cerebra­
m ódulo Unidad hipotética de organización modular, les es drenado y reem p lazad o con aire. El con ­
m ódulo cortical Unidad (o parcela) de corteza que traste resu ltan te entre la d en sidad del tejid o
es n ecesaria y su ficiente para p rocesar inform a­ cerebral y el aire en los ventrículos perm ite que la
ción que incide sobre un punto discreto sobre una form a de los v en trícu los sea v isu alizad a con
superficie sensorial, rayos X.
m ód u lo m en tal R epresentación n eu ron al organi­ neuritas N ombre genérico para las extensiones que
zada de manera relativamente independiente que radian desde el cuerpo celular (es decir, dendritas
m edia una función particular. Véase también orga­ y axones).
nización m odular, n eu roan ato m ía Estudio de las estructuras del sis­
m om entum de la lesió n Tasa de desarrollo de una tema nervioso y sus interconexiones,
lesión progresiva (por ejemplo, un tumor), n eu ro an ato m ía fu n cio n a l Estudio de la relación
m on ism o Creencia de que la solución al problema entre estru ctu ras n eu roan atóm icas (e in tercon e­
m ente-cuerpo es sólo de un dom inio real (puede xiones entre ellas) y su función,
ser físico o espiritual), n e u ro b io lo g ia co m p u tacio n al Enfoque que p re­
m o n o am in a M olécula que tiene una sola amina tende proporcionar tanto una definición rigurosa
(NH 2 ). Los neurotransmisores epinefrina, norepi- de los problemas que enfrenta el sistema cognitivo
nefrina, dopamina y serotonina son monoaminas. en cuestión y un sign ificad o por m edio del cual
m onoam inooxidasa Enzima que rom pe los monoa­ estos problemas pueden ser resueltos, sin referen­
m ina neurotransmisores. cia particular a la explicación de los mecanismos a
m orfología Reglas que describen cóm o los fonemas los niveles neuronal o neurològico,
pueden ser combinados en palabras, neuroblastos Células nerviosas embriónicas (inm a­
m ov im ien tos de todo el cuerpo M ovim ientos que duras) que aún no han form ado procesos axona-
involucran todo el cuerpo, como el perm anecer en les o dendríticos.
la pose de un boxeador o cam inar a través de la neu roen d ocrin o Térm ino descriptivo para la in te­
habitación. racción (interdependencia) del sistema nervioso y
M T Otro término para V5 (tomado de "m edio tem­ el sistema endrocrino.
p oral", su ubicación en el mono), n eu roetología Estudio de la relación entre el com ­
m ud ez pura de palabra Deterioro específico en la portamiento de un animal en su ambiente natural
prod ucción de lenguaje hablado en ausencia de y el cerebro.
pertu rbación en otras form as de salid a de len­ n e u ro fib rilla s D elicadas estru ctu ras en form a de
guaje, incluida la escritura, hilo que corren a través del citoplasma del cuerpo
nanóm etro (nm) 10~9 metros, celular de una neurona y se extienden hacia el
necrosis Muerte tisular (celular), axón y la dendrita,
n eocorteza C orteza de seis capas que se piensa se neuroglía Véase glía.
ha desarrollado relativam ente tarde en la evolu­ neurolépticos M edicam entos usados para tratar los
ción. También se le llama isocorteza. síntomas de trastornos psicóticos. También llam a­
neoestriado Núcleo caudado y putamen. dos antipsicóticos.
n eo lo g ism o Palabra nueva o sin sign ificad o (es neurólogo M édico especializado en enferm edades
decir, una no palabra), y trastornos del sistema nervioso,
n ervio au ditivo Fibras nerviosas que conectan las neurona Célula nerviosa individual,
estructuras del oído interno con el núcleo coclear neuronas m otoras N euronas con sus cuerpos celu­
en el tallo cerebral. lares en el asta anterior de la m édula espinal que
GLOSARIO 469

in erv a m úsculo. Son el últim o v íncu lo en la ca­ núcleo lateral de la am ígdala Principal blanco de la
dena eferente desde el cerebro hacia los músculos, entrada auditiva p royectada hacia la am ígdala
n eu ron as selectivas de dirección N euronas que se desde el núcleo genicu lado m edial. En el con d i­
d isparan com o respuesta a un estím ulo que se cionamiento por miedo, la am ígdala lateral recibe
m ueve en una dirección particular, entrada activada por el estím ulo condicionado,
n euronas sensoriales prim arias N euronas que reci­ n úcleo ocu lom otor Uno de los núcleos de nervios
ben entrada directamente desde receptores senso­ craneales en el cerebro m edio que participa en el
riales. Son el prim er vínculo en la cadena aferente control del m ovim iento ocular. También m edia el
desde los receptores sensoriales hacia el cerebro, reflejo pupilar.
neuropéptidos Cortas cadenas de aminoácidos que, n ú cleo tro clear Uno de los núcleos de los nervios
com o los neurotransm isores, son liberados en la craneales en el cerebro m edio que participa en el
term inal axonal. Los efectos de los neuropéptidos control del movimiento ocular,
por lo general son de m ayor duración que los de núcleos interpósitos del cerebelo Núcleos en el ce­
los neu rotransm isores, sugiriendo que pueden rebelo, cuyo daño se ha dem ostrado que cancela
estar involucrados en los procesos a largo plazo el condicionamiento clásico en animales,
com o el aprendizaje y la memoria, núcleos subtalám icos Pequeños núcleos que yacen
n eu ro to x in a C ualqu ier su stancia que envenene o ventrales al tálamo. Por lo general son considera­
destruya neuronas, dos como parte de los ganglios basales.
neu rotransm isores Pequeñas m oléculas que son el obsesiones Pensam ientos preocupantes que de m a­
m ecanism o inm ediato por medio del cual las neu­ nera involuntaria dom inan el pensamiento de una
ronas se com unican entre sí. Son liberadas dentro persona,
de la sinapsis por la m em brana presináptica y olfato Sentido para oler.
lu ego se difunden a través de la sinap sis, ligán ­ o lig o d en d ro cito s C élulas gliales que form an la
dose eventualm ente a sitios de recep tor sobre la vaina de mielina alrededor de los axones en el sis­
m em brana postsináptica. tema nervioso central,
N G L Véase núcleo geniculado lateral, oliva su perior N úcleo del tallo cerebral que recibe
nodos de Ranvier Brechas periódicas en la vaina de proyecciones auditivas desde el núcleo coclear,
m ielin a que rodea a m uchos axones en los siste­ ontología Ciencia o estudio del ser.
m as nervioso central y periférico, opsina Componente no absorbente de luz de la ro-
n o rep in efrin a Pequeña m olécula m onoam ina neu- dopsina.
rotransmisora. oraciones sem ánticam ente restringidas Oraciones
n úcleo (1) Concentración de cuerpos celulares neu­ cuyo significado está restringido por las palabras
ron ales dentro del sistem a nervioso central. (2) que la com ponen (por ejem plo, La niña riega las
C uerpo esferoidal dentro de una célula que con­ flores).
tiene varios organelos y el com plem ento de DNA oraciones sem án ticam en te rev ersib les O raciones
de la célula. cuyo significado no está restringido por las pala­
núcleo basal Sistema del tallo cerebral vinculado con bras que la com ponen (por ejemplo, El león mata
la amígdala, parece ser importante en la mediación al leopardo).
de la excitación cortical inducida por el peligro, o rgan ización je rá rq u ica P rin cip io de que existen
n ú cleo caudado Uno de los núcleos de ios ganglios diferentes niveles de procesam iento, con los nive­
basales. les su periores controlando a los niveles in fe rio ­
n ú cleo central de la am ígd ala (ACe) Involucrado res.
en la expresión del m iedo condicionado. El daño o rgan ización m od u lar Idea de que diferentes as­
a A C e resulta en perturbación de toda medida de pectos del procesam iento cognitivo o em ocional
m iedo condicionado; el daño a salidas específicas están organizados de m anera relativamente inde­
de ACe perturba elem entos específicos de la res­ pendiente en diferentes regiones cerebrales espe­
puesta de miedo, cializadas. La especialización de V4 para la visión
n ú c le o coclear N úcleo del tallo cerebral que pro­ de color y de V5 para la percepción del m ov i­
yecta el nervio auditivo, miento son ejemplos de organización modular,
n úcleo geniculado lateral (NGL) Núcleo del tálamo organ ización retin otóp ica M apeo de la superficie
hacia el cual se proyecta la información de la retina, de la retina sobre la su perficie de una estructura
n ú cleo genicu lad o m ed io Área del tálam o que re­ neuronal, como V I. El m apeo re tino tópico en una
cibe entrada auditiva desde el colículo inferior y estructura neuronal por lo general está distorsio­
proyecta hacia la corteza auditiva. nado, con las ubicaciones en la retina con m ayor
470 GLOSARIO

densidad de receptores mapeados sobre áreas des­ (en oposición a la p ercep ción tactual, que resulta
proporcionad am ente grandes de la estru ctu ra de toque activo),
neuronal. pérdida de las asociaciones Pensam iento (como se
organización su bjetiv a Organización im puesta por refleja en el habla) que se m ueve azarosa y ráp i­
el sujeto sobre los estímulos, dam ente de u n referente fragm en tario a otro, de
paleocorteza Áreas de la corteza con sólo dos capas modo que las ideas son tocadas de m anera super­
celulares. Ésta incluye la corteza olfativa y la cir­ ficial más que ser lógicam ente desarrolladas,
cunvolución parahipocámpica. periodo crítico Periodo durante el desarrollo cuando
papel de m odelado de la in h ib ició n N oción de que una función particu lar debe ser aprendida si al­
al elim inar los elem entos dentro de la línea de re­ guna vez adquirida. Por ejemplo, el periodo crítico
ferencia de la secu encia de disparo de u na n eu ­ para la adquisición del lenguaje es entre los 2 años
rona, la inhibición puede resultar en intrincados de edad y la pubertad. Si el lenguaje norm al no es
patrones de disparo neuronal que pueden codifi­ adquirido durante dicho periodo, nunca se apren­
car procesos psicológicos, derá.
parafasias Producciones distorsionadas del habla, periodo refractario absoluto Periodo posterior a un
parafasias fon ém icas Producciones distorsionadas potencial de acción durante el cual otro potencial
del habla en las cuales la persona no puede dar de acción no puede ser activado. Esto se debe a la
con el fonem a deseado (apropiado) y en vez de desactivación temporal de los canales NaT.
ello lo sustituye por un sonido sim ilar (por ejem ­ periodo refractario relativo Periodo tras un poten­
plo, mulsuple por múdtiple). cial de acción (y justo después del periodo refrac­
parafasias sem ánticas Producciones del habla dis­ tario absoluto) cuando la neu rona tiene un ele­
torsionadas en las cuales la persona com ete erro­ vado u m bral para disp arar (es decir, se requiere
res que tienen sim ilitud sem ántica con la palabra m ayor despolarización en el cono del axón). D u ­
deseada (por ejemplo, barco por lancha). rante este periodo, los can ales K* perm anecen
paragrafias Errores en la escritura, abiertos para reestablecer el potencial de reposo.
p a ra p le jía P arálisis de las piernas que resulta de Por ende, cualquier influjo de N a~ es compensado
una lesión de la médula espinal, por un eflujo de K", haciendo más difícil la despo­
parcelación Organización de inform ación en parce­ larización de la neurona,
las, por m edio de la cual se hace posible un au­ p erm an en cia de o b je to C onocim iento de que un
m ento en la capacidad de la m em oria a corto pla­ objeto existe aun cuando ya no esté presente en el
zo. entorno inmediato,
p a rs o p ercu la ris Porción posterior de la circunvolu­ perm eabilidad Conductancia. Grado en el cual una
ción frontal inferior. En el hem isferio izquierdo, mem brana permite que una m olécula (o ion) par­
ju nto a otras porciones del pars triangularis, área ticular pase a través de ella. En las neuronas ésta
de Broca. es determ inada por el estado de los canales pro­
p ed ú n cu lo s c e reb elo so s H aces fibrosos m asivos teicos de la membrana,
que conectan al cerebelo y el cerebro anterior, peroxidasa de rábano (HRP) Enzim a que es tomada
p en sa m ien to con v ergen te P ensam iento que en ­ de m anera selectiva por las term inales axonales y
trena en la solución única de un problema, opues­ luego m ovida por transporte retrógrado hacia el
to al p en sa m ien to d iv erg ente, que se expande cuerpo celular. Es u sad a com o m arcador para
h acia afuera desde un punto de partid a, g en e­ id entificar el origen de la región o regiones que
rando posibilidades e ideas novedosas, proyectan a un área determinada,
p en sa m ien to d iv erg en te Pensam iento que se ex ­ p ersev eració n M an ten im iento de un com porta­
pande h acia afuera a partir de un punto de p ar­ m iento a pesar de retroalim entación continua de
tida, generando posibilidades e ideas novedosas, que no es adaptativo.
opuesto al pen sam ien to convergente, el cual en­ p erson alid ad de ló b u lo tem p oral Patrón de com ­
trena en la única solución a un problema, p o rtam ien to que alg u n o s in v estig ad o res creen
p ép tid o M iem bro de una clase de m oléculas com ­ es ca ra cterístico de lo s in d iv id u o s con co n v u l­
p u esta de dos o más am inoácidos, pero m ás p e­ sion es del ló b u lo tem p o ral. Su s características
queña que una proteína. incluyen profun dización de em ociones, hiperre-
percepción- Procesos cognitivos que producen una ligiosid ad (o intenso ateísm o), excesiva preocu ­
representación interna del mundo externo, p ación por lo s d etalles y u n a ten d en cia a escri­
p ercep ción tá ctil Percepción de los estím ulos que b ir acerca de la v id a p e rso n a l con gran d etalle
inciden de m anera pasiva a la superficie corporal (hipergrafi'a).
GLOSARIO 471

P E T Véase tom ografía por em isió n de p ositron es, potenciación a largo plazo (PLP) Aum ento a largo
piam adre M em brana más interna que rodea al ce­ plazo (m inutos a horas) en la m agnitud de res­
rebro. Sigue el contorno de las circunvoluciones y puesta (pendiente de d espolarización) de una
los surcos. neurona que ocurre tras estim ulación previa (con
pigm ento visu al M olécula en un fotorreceptor que frecuencia breve) de dicha neurona,
cam bia su conform ación cuando absorbe (es acti­ p o ten cial D iferencia en carga (entre dos com par­
vada por) un rango específico de long itudes de tim ientos). Tam bién llam ad o diferencia de poten ­
onda de luz. Éste es el único paso dependiente de cial.
la luz en la visión. Los tres tipos de conos y los p o ten cial de acción O nda de influjo de iones Na"
bastones cada uno tienen pigm ento visual con di­ en el axón, que es el m ecanism o por m edio del
ferentes características de absorción, cual una señal es com unicada a lo largo del axón.
p laca neural Hoja en form a de pera de células que p o ten cial de e q u ilib rio D iferencia de carga entre
se diferencian del ectoderm o sobre la su perficie dos com partim ientos cuando un ion particu lar
dorsal del em brión en desarrollo durante la ter­ está en equilibrio electroquímico,
cera semana de gestación. El tubo neural y todo el potencial de m em brana Diferencia de potencial (di­
sistem a nervioso se desarrollan a p artir de estas ferencia en carga) entre los dos lados de una m em­
células. brana (el interior y el exterior de una célula),
placas Véase placas neuríticas, p o ten cial de reposo Potencial de m em brana
placas am iloides Véase placas neuríticas, cuando la neurona está en reposo (no dispara),
placas n eu ríticas A norm alidad celular im portante p o ten cial de u m b ral D esp olarización crítica que,
observada en la corteza cerebral en la enferm edad cuando se logra en el cono del axón, inicia un po­
de A lzheim er. Las placas neu ríticas son áreas de tencial de acción,
neuronas incom pletam ente destruidas que consis­ potencial evocado (PE) N ombre dado en ocasiones
ten de un denso centro de una proteína conocida al potencial relacionado con evento cuando es
como P amiloide, rodeada por axones y dendritas usado (por lo general de m anera clínica) para va­
en degeneración, con astrocitos reactivos y micro- lorar la integridad de las áreas del cerebro involu­
glía activada. Eventu alm ente las célu las gliales cradas en una m odalidad sensorial particular,
destruirán por com pleto las neuronas en degene­ como la visión,
ración y dejarán un centro de protem a p amiloide. potencial generador Véase potencial receptor,
También se les llama placas seniles, placas amiloideas potencial gradual Potencial eléctrico (despolariza­
o simplemente placas. ción y hiperpolarización) en una neurona o recep­
p lacas n e u ro fib rila re s P roliferació n anorm al de tor que varía en intensidad, opuesta al poten cial
neurofibrillas observada en el citoplasm a neuro­ de acción, el cual tiene u na m agnitud constante.
nal en cerebros de person as con en ferm ed ad de En los receptores esto es referido como un poten­
Alzheimer. cial generador o potencial receptor. Tam bién lla­
placas seniles Véase placas neuríticas. mado potencial electro tónico.
p lan u m te m p o ra le Área justo posterior al área audi­ poten cial postsin áptico excitatorio (PPSE) Instan­
tiva primaria sobre el labio inferior de la cisura de cia de una pequeña (unos pocos m ilivoltios) des­
Silvio en el lóbulo temporal, p olarización local de u na neurona que ocurre
p lasticidad H abilidad del cerebro para experim en­ como resultado de la ligadura de neurotransmisor
tar cambio adaptativo, en especial com o respuesta a un receptor postsináptico.
a entrada am biental y a la pérdida de función de­ p otencial postsináptico in h ib ito rio (PPSI) Instan­
bida a daño. cia de una pequeña (unos cuantos milivoltios) h i­
p lexo coroid eo G rupos de v asos capilares en los perpolarización local de una neurona que ocurre
ventrículos cerebrales a través de los cuales entra como resultado de la ligadura de un neurotrans­
LCR al ventrículo, misor con un receptor postsináptico.
p o lio m ie litis A guda en ferm ed ad v iral caracteri­ p o ten cial relacio n ad o con evento (PRE) M étodo
zada por destrucción de neuronas m otoras y que del EEG que mide el breve cambio en la actividad
resulta en parálisis y atrofia muscular, que ocurre en un área particular de la corteza tras
pospoten cial Breve hiperpolarización que precede un evento específico,
al restablecim iento del p o ten cia l de reposo d es­ potenciales de receptor Despolarización o hiperpo­
pués de un potencial de acción, larización gradual que ocurre en un receptor sen­
p osterior Térm ino que designa la parte trasera del sorial como respuesta a estimulación. Éstos tienen
cerebro y la médula espinal. características similares a los PPSE y los PPSI.
472 GLOSARIO

p o ten cia les electrotón icos Cam bios graduales en tienen que los diferentes aspectos de la inform a­
el p oten cial de m em brana que son el resu ltad o ción son procesados de manera simultánea, en vez
de flu jos p asivos de iones que sigu en a la aper­ de ser procesados en una form a secuencial (lineal),
tura de can ales de m em brana esp ecífico s como procesam iento secu en cial Idea de que una función
resp u esta a la ligad ura de n eu rotran sm iso r a la com pleja está com puesta de varios procesos b ási­
m em brana p ostsin áp tica. P P S E y P P S I son p o ­ cos que son activados en una secuencia,
tenciales electrotónicos. También llam ados poten­ procesam iento sem ántico Proceso de asignación de
ciales graduados. significado a una palabra,
PPSE Véase potencial posísináptico excitatorio. propagación Térm ino usado para describir el m o­
P P S I Véase potencial postsináptico in h ibitorio, vim iento del p oten cial de acción a lo largo del
pragm ática Estudio de la relación entre significado axón. El térm ino captura la naturaleza autogene-
lingüístico y conocimiento del mundo, radora del m ecanism o de retroalim entación posi­
praxicon os Representaciones neuronales h ipotéti­ tiva que subyace a este movimiento,
cas del movim iento aprendido en el lóbulo parie­ p ro p ied ad em erg en te Propiedad aparente en un
tal izquierdo. Tam bién llam ados engram as visoci- nivel de explicación (análisis) m ayor que no es re­
nestésicos. ducible a una propiedad en un segundo nivel de
prem aturidad Condición de un infante nacido antes explicación más básico. Desde esta perspectiva, la
de las 37 sem anas de gestación o con un peso al dureza de una roca es una propiedad em ergente
nacer de 5.5 libras o menos. de las moléculas que la componen,
p rim in g Efecto facilitador de la experiencia previa propiiocepción Sensación de posición corporal,
sobre la percepción y otros procesos, sin recolec­ prosencéfalo Véase cerebro anterior,
ción consciente de la experiencia previa. p ro sod ia A spectos tonales del lenguaje hablado
p r im in g p or rep etició n Facilitación del procesa­ (que resultan de variaciones en parám etros como
m iento perceptual de un estím ulo debido a expo­ énfasis, entonación, ritmo y timbre),
sición previa al estímulo, p ro so d ia afectiv a E n tonación en el lenguaje h a­
p rin cip io de K en nard P rincipio de que m ientras blado que com unica emoción,
m ás tem prano en la vida se exp erim en te una le ­ p ro sod ia p ro p o sicio n a l E n tonación del lenguaje
sión, m ejor será la recuperación, hablado que com unica significado,
problem a de ligadura Problema de cómo los varia­ prosopagnosia Deterioro específico en el reconoci­
dos aspectos de entrada sensorial (por ejemplo, vi­ miento de rostros,
sual) procesados en diferentes áreas corticales, son proteína j3 am iloide Proteína que configura el denso
integrados para producir los perceptos y represen­ centro de las placas n eu ríticas en la enferm edad
taciones coherentes que se experim entan como el de Alzheimer.
mundo externo. proteína precursora de |3 am iloide (APP) Larga ca­
p ro b lem a m en te-cereb ro Véase p ro b lem a m en te- dena de am inoácidos que es cortada por enzimas
cuerpo. para producir proteína B amiloide.
p ro b lem a m en te-cu erp o C uestión de cóm o están proxim al Ubicado hacia el centro de una estructura,
relacionados la mente y el cuerpo: si son dominios en relación con un punto de referencia,
separados (es decir, cuerpo y espíritu) o aspectos proyecciones retinófu gas Proyecciones neuronales
de un dominio (es decir, todo materia o todo espí­ (axones) desde la retina hacia áreas superiores del
ritu). cerebro.
procesam iento distribu id o Idea de que el sustrato prueba de am obarbital sódico Procedimiento en el
neuronal de un proceso psicológico está mediado cual el barbitú rico am obarbital sódico es in yec­
por gran núm ero de neuronas distribuidas sobre tado en un hem isferio (a través de la arteria caró­
una am plia área (opuesta por una o pocas neuro­ tida interna), anestesiando tem poralm ente al h e­
nas). Ejem plos de procesam iento distribuido son m isferio. D urante la prueba, puede ser valorada
la hipótesis de que la actividad de gran grupo de la función del hem isferio no inyectado,
neuronas subyace al reconocim iento visual de un p ru eb a de estu d io por cam bio de m odalidad Fe­
objeto y al movimiento de una extremidad, nóm eno de que el prim ing no ocurre si la presen­
procesam iento paralelo Idea de que la información tación inicial de las palabras está en una m odali­
alcanza-un área particular mediante m uchos cana­ dad diferente de la usada en la prueba siguiente,
les paralelos, en lugar de vía una sola ruta. Los mo­ pseudodepresión C onstelación de síntomas obser­
delos de procesam iento paralelo difieren de los vados tras lesiones prefrontales, que se traslapan
modelos de procesam iento secuencial en que sos- con m uchos de los síntom as del trastorno depre-
GLOSARIO 473

sivo m ayor, como estado de ánim o d eprim ido y raíz dorsal g an g lio n ar C oncentración de cuerpos
apatía. celulares de las neuronas sensoriales prim arias
p seu d o p sico p atía Síndrom e observado tras lesio­ que form an una protuberancia en el nervio esp i­
nes de la prefrontal que se caracteriza por una nal cerca del punto donde la raíz dorsal entra a la
aparente despreocupación por el efecto del com ­ médula espinal,
portam iento personal sobre otros. El nom bre del raíz ventral Haces fibrosos que emergen del aspecto
síndrom e proviene de su similitud con la psicopa­ ventral de la m édula espinal y que contienen axo­
tía (ahora denominada trastorno antisocial de la per­ nes de neuronas motoras,
sonalidad). razón v en trícu lo -cere b ro (RVC) R azón del v o lu ­
p sicociru gía Intervención quirúrgica que destruye men de los ventrículos cerebrales al volumen total
estructuras o vías dentro del cerebro con la finali­ del cerebro.
dad de m odificar el com portam iento y/o expe­ reacción catastrofista Térm ino de Godlstein para la
riencias que no resultan de una lesión cerebral co­ depresión extrema que él observó tras lesiones del
nocida. hemisferio izquierdo,
p sico lo g ía p op ular M arco conceptual psicológico reacción de in d iferen cia Térm ino descriptivo para
cotidiano en térm inos del cual todas las personas la aparente falta de respuesta emocional negativa
tienden a explicar el com portam iento y la expe­ observada en algunos pacientes con lesiones del
riencia com o el producto de creencias, deseos, hemisferio derecho,
percepciones, expectativas, m etas y otros cons- rebrote Procesos en los cuales las neuronas con co­
tructos mentales, nexiones hacia áreas vecinas a un área denervada
psicom étrica Ciencia que mide las habilidades hu­ brotan term inales ad icionales que form an con e­
manas. xiones con el área denervada.
psicop atía Término antiguam ente usado para des­ rebrote colateral Véase rebrote,
cribir los trastornos que afectan a los individuos recaptura Recaptación de neurotransm isor a través
que se com portan en una form a que indica falta de la membrana presináptica.
extrem a de preocupación por las consecuencias recep tor M olécula proteica especializada sobre la
inm ediatas o futuras de sus com portam ientos, en mem brana postsináptica que reconoce y se liga a
particular sus efectos sobre otras personas. En el neurotransmisor. Véase también receptores sen so ­
p asad o el térm ino sociopatía tam bién fue usado riales.
para describir el com portam iento de esta especie. receptores ionotrópicos Receptores que, cuando un
Estos términos han sido sustituidos por el término neurotransm isor se liga a ellos, cam bian directa­
trastorno antisocial de la personalidad. mente la apertura de puerta de un canal iónico en
p u en te (protuberancia anular) Porción rostral del la membrana postsináptica.
cerebro posterior, entre el cerebro m edio y la m é­ receptores m etabotrópicos Receptores que, cuando
dula oblonga, ligan a sus neu rotransm isores, activan un se ­
punto cieg o Á rea dentro del cam po v isu al donde gundo mensajero,
los estím ulos no pueden ser detectados debido a receptores m uscarínicos de acetilcolina Receptores
la presencia del disco óptico, inhibitorios de acetilcolina.
p u tam en Uno de los núcleos que conform an los recep tores n ico tín ico s de acetilco lin a Receptores
ganglios basales. excitatorios de acetilcolina.
quiasm a óptico Lugar donde la porción del nervio receptores sen soriales Prim eras neuronas para re­
óptico que lleva información desde la m itad nasal gistrar la presencia de un estímulo,
de cada retina cruza hacia el otro lado del cerebro, recon o cim ien to p or T C V éase tom ografía com pu-
radiaciones auditivas Fibras que portan entrada au­ tarizada de rayos X.
ditiva desde el núcleo geniculado m edial hacia la recuperación Proceso de ganar acceso a la inform a­
corteza auditiva, ción almacenada en la memoria,
rad iografía del cráneo Simple radiografía de la ca­ recu peración elab o rativ a M anipulación, procesa­
beza. miento y organización (para el posterior recuerdo)
rad iop aco Que no perm ite el paso de energía ra­ de la información que ya ha sido codificada,
diante, como los rayos X. recuperación estratégica Búsqueda organizada de
raíz d orsal Haz fibroso que contiene los axones de la información en la memoria,
las neuronas sensoriales prim arias conform e in­ reducción interteórica Reducción de una teoría que
gresan a cada segmento de la médula espinal dor­ caracteriza un nivel de fenómeno a otra teoría que ca­
sal (posterior). racteriza un segundo nivel de fenómeno, más básico.
474 GLOSARIO

reflectan cia Medida de la fracción de la luz que ilu­ respuesta con d icion ad a R espuesta evocada por el
m in a una superficie y que es reflejad a por dicha estímulo condicionado,
superficie. resp u esta in co n d icio n a d a R esp u esta natural (no
r e fle jo e sp in a l R espuesta refleja m ed iad a por la aprendida) a un estím ulo incondicionado.
m édula espinal (y obtenible cuando la médula es­ re tin a l C om ponente de la rod o p sin a que absorbe
pinal es desconectada del cerebro), luz.
reg en eració n Proceso por el cual las neuronas da­ rig id ez de rueda dentada Trastorno caracterizado
ñad as vuelven a crecer conexiones a áreas a las por m ovim iento que parece al exam inador como
cuales previamente tenían conexiones, de rueda dentada cuando la extrem idad del pa­
registro Procesamiento inicial de un estím ulo por el ciente es m ovida de m anera pasiva,
sistem a nervioso (prerrequisito para ulterior pro­ rodopsina Pigm ento visual en los bastones,
cesamiento, como la memoria), rom boencéfalo Véase cerebro posterior,
registro de célu la in d iv id u al M étodo que involu­ rostral En el tallo cerebral y la m éd u la espinal, la
cra la inserción de un electrodo con diám etro pe­ dirección hacia el cerebro,
queño en una neurona individual y m ide la activi­ rostro q u im érico Fotografía de un rostro com ­
dad de dicha célula (frecuencia de disparo). puesto al dividir por la m itad la fotografía del ros­
También llamada registro unitario. tro y luego ju ntar cada lado con su im agen espe­
reg istro de ilu m in a ció n C om paración hipotética cular.
por el sistem a visual de la reflectancia relativa de ru béola Infección viral leve. L a infección transpla-
d iferentes objetos para luz de long itud de onda centaria del feto en el prim er trimestre puede cau­
corta, m edia y larga, sar anorm alidades de desarrollo del cerebro y
reg istro u n itario Véase registro de célu la in d iv i­ provocar retraso mental. Tam bién pueden ser ob­
dual. servadas anorm alidades del corazón, ojos, oídos y
rein erv ación Proceso en el cual u na neurona cuyo huesos. También es llamado sarampión alemán.
blanco ha sido perdido (debido a una lesión) crece S I Véase corteza som atosensorial.
hacia y se conecta con un nuevo blanco, sabios autistas Subgrupo de personas con autismo,
rep resen ta ció n d istrib u id a Véase p ro cesam ien to incluyendo algunos con retardo, quienes tam bién
distribuido. tienen una habilidad especial o talento en una área
rep resentación interna Véase representaciones, específica, como la música, habilidad para memori-
rep resen ta ció n lo ca l R ep resentación en la cual zar, el arte o la habilidad para realizar cálculos. Estos
existe una correspondencia uno a uno entre la en­ talentos especiales dentro de un dominio estrecho
tidad que está representada y la actividad de una coexisten con funcionamiento severamente deterio­
neurona (o grupo de neuronas) que codifica la re­ rado en áreas ajenas al dominio del talento especial,
presentación. La célula abuela es ejemplo extremo sección coronal Plano de sección (corte) que divide
de representación local, al cerebro en partes anterior y posterior. También
rep resen ta ció n sim b ó lica R ep resentación que no llamada sección frontal.
guarda relación directa con la cosa que denota. La sección fron tal Plano de sección (corte) que divide
m ayoría de las palabras son representaciones sim­ al cerebro en partes anterior y posterior. También
bólicas. llamada sección coronal.
rep resen tacion es Cogniciones (sím bolos internos) sección h orizon tal Plano de sección (corte) que di­
que corresponden a, perm anecen por o represen­ vide al cerebro en partes superior e inferior,
tan cosas o relaciones entre cosas. V éase también sección sagital Plano de sección (corte) que divide
rep resen tación an alógica o rep resen tació n sim ­ al cerebro en partes derecha e izquierda.
bólica. S e e le n b lin d h e it Literalm ente, "cegu era del alm a".
representaciones analógicas Representación que cap­ Término alem án del siglo xix para la agnosia,
tura algunas de las características reales de lo que segm ento externo del globo p álid o Porción lateral
representa. Por ejemplo, una señal de carretera con del globo pálido,
una flecha curveada es una representación analó­ segm ento interno del globo pálido Porción medial
gica de una próxima curva en el camino, del globo pálido,
reserp in a Droga usada para tratar presión arterial se lecció n a rtificia l C ontrol deliberado de cruza­
alta que tam bién disminuye los niveles de mono- miento en anim ales para producir características
amina. Su asociación con la depresión en algunos particulares.
individuos ha sido interpretada com o apoyo para selección n atural M ecanism o central de cam bio en
la hipótesis de la m onoamina de la depresión. la teoría de la evolución por medio del cual los in-
GLOSARIO 475

dividuos con ciertas características dan a luz y lle­ estím ulos, en particu lar los estím ulos cuya p er­
van a la madurez a más descendientes que los in­ cepción requiere su descom posición en elementos
dividuos con otras características, conduciendo discretos. Las palabras im presas son un ejem plo
por tanto al dom inio de aquellas características de tales estím ulos. La percepción por tanto pro­
asociadas con la m ayor tasa de reproducción, cede parte por parte. Este deterioro deriva su
selección sexual Uno de los m ecanism os de la evo­ nom bre de la asociación con lesiones del tem po­
lu ción en el cual los factores que d eterm inan ral-occipital inferior izquierdo,
quién se apareará con quién determ ina las carac­ sin ap sis Brecha entre neuronas a través de la cual
terísticas de la descendencia resultante, se difunden los neurotransmisores.
selectivos a la orientación Término que se reñere al sinap sis eléctrica Véase can ales de los pu entes de
hallazgo de que ciertas células en la corteza visual b aja resistencia,
tienen un estím ulo en una orientación particular síndrom e cereb ral orgánico Térm ino general para
como su campo receptivo, un trastorno debido a disfunción cerebral,
sem ántica Estudio del significado, síndrome de alcoholism o fetal Trastorno observado
sem á n tica em ocion al C onocim iento cognitivo en niños de m adres alcohólicas que se caracteriza
acerca de la relación entre un evento y em oción por m alform aciones faciales, retardo de creci­
(por ejem plo, conocim iento de que la tristeza es m iento intrauterino y anorm alidades neurocom -
una respuesta a la pérdida), portamentales.
sen sa ció n v estib u la r Sensación de posición y m o­ sín d rom e de A sp erg er Síndrom e con m uchas s i­
vim iento de la cabeza, m ilitud es con el au tism o clásico pero con áreas
sen sib iliz a ció n Form a simple de aprendizaje en la de funcionam iento relativam ente alto. Éstas pue­
cual el vigor de una respuesta ante un estím ulo den incluir el desarrollo del lenguaje; el aprendi­
neutro (uno que ni otorga recom p ensa ni causa zaje de m ínim as h abilid ad es sociales y, en raros
daño) aum enta cuando es precedida por un estí­ casos, el logro de significativos logros intelectua­
mulo nocivo (doloroso), les.
se n so ria l esp ecia l Térm ino a veces usado para síndrom e de dependencia am biental Tendencia de
h acer referencia a las principales m odalid ades los individuos con lesiones prefrontales de buscar
sensoriales distintas a las somestesias (es decir, vi­ en el am biente claves para regular sus com porta­
sión, audición, olfato y gusto), mientos.
septum (núcleos septales) Núcleos que yacen ven­ síndrom e de D ow n Trastorno caracterizado por va­
trales y m ediales a los ventrículos laterales en el rias anorm alidades físicas y retardo m ental de
cerebro anterior basal. Son considerados parte del m oderado a severo. Está asociado con una anor­
sistem a límbico. m alidad crom osóm ica, usualm ente trísom ía del
se ro to n in a Pequeña m olécula m onoam ina neuro- cromosoma 21.
transmisora. síndrom e de G erstm ann Síndrome que consiste de
sh o ck m ed u lar Pérdida tem poral de reflejos espi­ discalculia, agnosia digital, agrafía y discrim ina­
nales tras transección espinal, ción izquierda-derecha deteriorada que Gerstman
sim u lta n a g n o sia D eterioro en la h abilidad para creyó estaba asociado con lesiones del hemisferio
percibir y atender a todas las características de un izquierdo posterior. La validez de este síndrome
objeto o una escena al mismo tiem po. Los indivi­ ha sido cuestionada,
duos con este trastorno perciben las partes indivi­ síndrom e de h a b la ex tra n jera P erturbación de la
duales de un com plejo d espliegue visual m ejor producción de los aspectos tonales del lenguaje
que el todo. Véase también sim ultanagnosia visual que produce una distorsión de la articulación,
y sim ultanagnosia dorsal, síndrom e de K lü ver-B u cy C am bios de com porta­
sim u lta n a g n o sia dorsal Deterioro en la habilidad miento en los monos que han sido sometidos a lo-
para percibir las partes de los objetos, incluyendo botom ía tem poral bilateral. Estos cambios inclu­
p artes com plejas, que no pu ed en ser fácilm ente yen miedo disminuido, agnosia visual, tendencias
descom puestas en partes constituyentes o para la orales, un im pulso por recorrer y explorar, y cam­
cual tal descom posición no ayuda a la percepción. bios en el com portamiento sexual,
Los rostros son un ejemplo de tales estímulos. Este síndrom e de Turner Trastorno debido a deleción de
trastorno tom a su nombre de su asociación con le­ un cromosoma X, caracterizado por corta estatura,
siones bilaterales parieto-occipitales. gónadas indiferenciadas y otras anorm alidades
sim u ltan ag n osia ventral Deterioro en la habilidad variables. También se ha reportado deterioro en la
para codificar rápidamente m últiples partes de los percepción de form a y espacio.
476 GLOSARIO

sín d ro m e d ise je cu tiv o Síndrom e observado d es­ sistem a lím b ico Térm ino u sad o p ara denotar va­
pués de lesiones prefrontales d orsolaterales que rias estructuras que h an sido hipotetizadas como
está caracterizado por atención deteriorada, p u l­ centralm ente involucradas en la m ediación neu­
sión dism inuida, conciencia reducida y estado de ronal de la emoción,
ánimo deprimido. El deterioro en la m em oria fun­ sistem a m otor autónom o Com ponente del sistema
cional, la integración tem poral del com porta­ nervioso autónomo que envía salida m otora para
m iento y la planeación tam bién se observan en regular y controlar los m úsculos lisos de los órga­
este síndrom e, así com o el deterioro en la h abili­ nos internos, el m úsculo cardiaco y las glándulas,
dad para in iciar com portam iento espontáneo y sistem a m otor som ático M úsculo esquelético y las
deliberado y para m antener tal com portam iento partes del sistema nervioso que los controlan,
en una form a n ecesaria para alcanzar las m etas. sistem a nervioso autónom o Parte del sistem a ner­
También llam ado síndrome prefrontal dorsolateral vioso periférico que inerva los órganos internos,
sínd rom e p refron tal d orsolateral Véase síndrom e los vasos sanguíneos y las glándulas, y que no está
disejecutivo. bajo control voluntario,
síndrom e prefrontal m edial El menos bien definido sistem a nervioso central El cerebro y la médula es­
de los síndromes prefrontales. Las lesiones de la cor­ pinal.
teza prefrontal media, como la circunvolución cin- sisiem a nervioso periférico Partes del sistem a ner­
gulada, están asociadas con deterioro en la atención, vioso distintas del tallo cerebral y la médula espi­
sín d rom e p refro n tal orb ita l Síndrom e observado nal. Incluye los nervios sensoriales y m otores, los
tras lesiones prefrontales orbitales (ventrales) y ca­ cuales están distribu idos a lo largo del cuerpo y
racterizado por desinhibición de pulsiones y libe­ envían inform ación h acia y desde el cerebro y la
ración de com portam iento del control regulador médula espinal (nervios periféricos),
normal. Los pacientes con lesiones prefrontales or­ sistem a n erv ioso so m ático P arte del sistem a n er­
bitales con frecuencia exhiben una despreocupa­ vioso periférico que inerva piel, articulaciones y
ción por las convenciones sociales y éticas y una músculos esqueléticos,
falta de preocupación acerca del im pacto de sus sistem a som atosensorial Sistem a que procesa infor­
comportamientos sobre otros, mación acerca del cuerpo, como tacto, temperatura,
sin ta x is Reglas que describen cóm o p u ed en ser dolor, posición corporal y movimiento corporal,
combinadas las palabras en frases y oraciones, sistem a vestibular Sistem a sensorial con receptores
síntom as de liberación Resurgimiento o desinhibi- en el oído m edio que es sensible a posición y m o­
ción, tras una lesión cortical, de reflejos infantiles vimiento de la cabeza,
que han estado bajo control cortical, sistem as de representación perceptual (SRP) Siste­
sín tom as negativos Síntom as que tom an la form a mas hipotéticos que m edian el priming. La eviden­
de ausencia de una función, experiencia o com ­ cia sugiere que están vinculados con sistemas que
portamiento que normalmente está presente, median el procesamiento perceptual.
sín to m as p o sitiv o s Síntom as que tom an la form a sociopatía Véase trastorno an tisocial de la persona­
de la presencia de una función, experiencia o com­ lidad,
portam iento que normalmente está ausente, soma Cuerpo celular.
síntom as vegetativos Síntomas de depresión que se so m estesia N om bre genérico p ara las sensaciones
presum e están más relacionados con d isfunción corporales, com o tacto, dolor, tem peratura, pro­
cerebral, com o perturbación del sueño, cam bios prioception y anestesias,
en el apetito, variación diurna del estado de áni­ sordera cortical Sordera debida a daño cortical,
mo y disminución de la pulsión sexual, sordera pura de palabra Incapacidad selectiva para
sintonía direccional Rango de movimiento sobre el com prender el h abla escu ch ad a en au sencia de
cual se dispara una neurona M I particular, com prensión d eteriorad a de la en trad a lin g ü ís­
sistem a de activ ación reticu la r Sistem a neuronal tica presentada en las m od alid ad es visu al y tac­
difuso en el tallo cerebral que influye in ten sa­ tual.
m ente el nivel de excitación de la corteza, SF E C T Véase tom ografía com pu tarizada por em i­
sistem a del lem nisco Vía en la m édula espinal que sión de fotones,
transmite inform ación acerca del tacto, la proprio­ sum a esp acial Efecto acu m u lativ o de PPSE que
ception y el movimiento corporal hacia el tálamo, ocurren en diferentes ubicacion es sobre la m em ­
sistem a esp in o talám ico Vía m ultisináp tica en la brana postsináptica.
m édula espinal que envía inform ación acerca de sum a tem p oral Efecto acu m u lativ o de PPSE que
dolor y temperatura al tálamo. ocurre m uy cerca en el tiempo.
GLOSARIO 477

superior Térm ino que designa la parte de arriba del tarea de no ig u a la c ió n a la m u estra d em orada
cerebro; tam bién designa "sob re", en relación con Tarea en la cual a un sujeto prim ero se le presen­
un punto de referencia, ta un objeto y luego, tras una dem ora, se le pre­
su p ersen sib ilid a d de d enervación Fenóm eno que sen ta el objeto p reviam en te visto y uno nuevo.
sigue a denervación parcial de una estru ctu ra El su jeto debe eleg ir el objeto nuevo para o b te­
(neuronal o m uscular) en el cual la estructura se ner la recom pensa,
vuelve hipersensible a la aplicación de su neuro­ tarea de respuesta dem orada En una versión típica
transmisor. de esta tarea, un m ono prim ero ve uno de dos
su p resió n Fenóm eno en el cual los pacientes con pozos de com ida cebado. Luego sigue una d e­
com isurotom ía reportan pocas palabras presen­ mora, durante la cual los dos pozos de comida son
tadas al oído izquierdo en una tarea de escucha escondidos. Tras la dem ora, el m ono debe elegir
dicótica (aunque son capaces de reportar norm al­ la respuesta correcta,
m en te las p alabras p resen tad as sólo al oído iz ­ tasa de concordancia Probabilidad de que una per­
quierdo). sona en una relación fam iliar particular con un en­
su rco n eu ral Surco elongado form ado por el plie­ fermo tendrá el m ism o trastorno que el paciente,
gue de la placa neural. Eventualm ente el surco se técnica estereotáxica M étodo que m apea estructu­
profundiza, se pliega sobre sí m ismo, y comienza ras neuroanatóm icas en un sistem a coordenado
a cerrarse, formando el tubo neural. tridimensional, permite identificar de manera pre­
surcos (Latín: sulcus; plural: sulci.) Canales en la su­ cisa las ubicaciones dentro del cerebro.
perficie plegada de la corteza cerebral, tectiim Parte del cerebro m edio dorsal (posterior) al
su stan cia b la n ca Tejido cerebral com puesto de los acueducto cerebral. Incluye los colículos superior
axones de las neuronas, e inferior.
su stan cia gris Tejido cerebral com puesto de cuer­ teg m en tu m Parte del cerebro medio que yace ven­
pos celulares neuronales. tral al acueducto cerebral,
su sta n cia n ig ra N úcleo del cerebro m edio que es tele n céfalo Parte m ás rostral del cerebro anterior,
una fuente principal de dopamina para la corteza. que incluye los h em isferios cerebrales, ganglios
Por lo general es considerada com o parte de los basales, la am ígdala y el hipocam po, pero no in ­
ganglios basales. cluye al diencèfalo,
tálam o Gran colección con form a de huevo de nú­ tem b lo r de rep oso Tem blor en las extrem idades
cleos en el diencèfalo de cada hemisferio, cuando no se ejecuta movimiento alguno (durante
tálam o d orsom ed ial N úcleo talám ico que propor­ el reposo).
ciona la m ayor entrada a la corteza prefrontal. Las teoría de com puerta de la m em oria H ipótesis de
lesiones del núcleo dorsom edial provocan am ne­ que la memoria a corto plazo es una etapa necesa­
sia anterógrada. ria en el proceso de consolidación de la inform a­
ta llo cereb ra l Parte del cerebro que yace entre el ción en memoria a largo plazo,
diencèfalo y la m édula espinal. Está com puesto teoría de la activación óptim a del trastorno por de­
del cerebro m edio, el puente y el bulbo raquídeo, fic ie n cia de aten ció n Teoría de que el TDA es
taq u isto scop io Aparato para presentar rápidos es­ causado por centros superiores del cerebro que no
tím u los visuales. En los estu d ios de lateralidad, reciben suficiente entrada desde los centros in fe­
diferentes estím ulos visuales son presentados de riores. De acuerdo con esta teoría, la distracción,
m anera sim ultánea a los dos (izquierdo y derecho) hiperactividad y comportamiento de toma de ries­
cam pos visuales. Luego son com parados la velo­ gos observados con frecu encia en los niños con
cidad y precisión del procesam iento de estos estí­ TDA son intentos por elevar el nivel de excitación
m ulos, para proporcionar una base e inferir cuál en estos centros superiores,
hem isferio procesa de m anera m ás efectiva la in­ teoría de la dopam ina en la esqu izofren ia Idea de
formación. que la esquizofrenia es causada por sobreactivi-
tarea de altern a ció n dem orada En una versión tí­ dad de dopamina.
pica de esta tarea, cuál de dos pozos de comida es teoría de la em oción de C ann on -B ard Teoría que
cebado es alternado entre ensayos, pero el mono postula que un estímulo emocional primero activa
no ve el cebado. Tras un intervalo, durante el cual al tálam o, el cual en ton ces activa de m anera si­
el pozo de com ida permanece fuera de la vista, el multánea la corteza y el hipotálamo. La calidad de
m ono debe elegir el pozo con la com ida. El éxito la experiencia em ocional subjetiva es el resultado
en esta tarea requiere que el mono recuerde la res­ de la activación de la corteza, mientras que la acti­
puesta que hizo en el ensayo anterior. vación hipotalám ica organiza los com ponentes
478 GLOSARIO

autónomo y de comportamiento de la em oción (la tom ografía p or em isió n de p o sitro n es (PET) M é­


entrada hipotalám ica hacia la corteza contribuye todo de v isu alizad ón fun cion al en el cual varios
a la intensidad percibida, m as no a la calidad, de trazadores radiactivos diferentes pu eden ser in ­
la experiencia emocional), yectados en la circuladón cerebral y luego ser m e­
teoría de la em oción de Jam es-Lange Teoría de que didos con m ucha precisión p or u n banco de sen­
la experiencia em ocional subjetiva es el resultado sores colocados alrededor de la cabeza. Esto hace
de retroalim entación desde el cuerpo (hada la cor­ posible m ediciones de alta resolu dón de la activi­
teza) concerniente al estado interno (es decir, exci­ dad m etabólica relativa en diferen tes partes del
tación periférica) y el com portam iento en el cual cerebro.
está involucrado, toxina Veneno; sustancia que causa daño a un orga­
teoría de la em oción por excitación cogn itiva Teo­ nismo.
ría que se refiere a que la calidad de la experienda tracto Véase tracto fibroso.
em ocional subjetiva es el resultado de una valora­ tracto cortico bu lb ar H az de fibras que lleva in for­
ción o interpretadón cognitiva del sujeto de la ex- m ación desde el cerebro anterior hacia el tallo ce­
d tad ón , en lugar de la excitadón per se. rebral.
teoría de la m en te Se dice que un in d ivid uo tiene tracto corticoespinal Largo haz de fibras que llevan
una teoría de la m ente si tiene el concepto o sen­ inform adón desde el cerebro anterior h ad a la m é­
sación de que otros tienen mente o cond enda. dula espinal.
teoría de la neurona Idea de que el sistem a nervioso tracto fibroso Gran número de axones reunidos que
está hecho de células ind ivid uales que están en portan inform ación desde una región del sistem a
cercana proxim idad entre sí pero que no form an nervioso central hacia otra,
una estructura continua, tracto óptico Térm ino aplicado a las fibras ópticas
teoría de preparación para las fob ias H ipótesis de (axones de células ganglionares de la retina) p os­
que las fobias para ciertos estímulos (por ejemplo, teriores al quiasma óptico,
víboras) fueron adaptativas en los escenarios más tracto piram idal Vía desde la corteza cerebral h ad a
n aturales en los cuales se encontraban los ances­ la m édula espinal; im p ortante para el m ov i­
tros más tempranos y que la selección natural por miento.
tanto ha favoreddo la sobrevivencia de los anima­ tran sd u cción C am bio de una form a específica de
les que fueron program ados genéticam ente para energía en un patrón de im pulsos neuronales. Se
tem er (o para aprender rápidam ente a tem er) a observa en la visión, la audidón y las somestesias.
estos estímulos, translocación Cam bio de un segm ento o fragmento
teoría tricrom ática de v isió n de co lo r de Young- de un cromosoma en otro cromosoma,
H elm h o ltz Teoría de que la visión a color está tran sm isió n au to sóm ica d om in an te Transm isión
m ediada por los tres tipos de conos, genética vía crom osom as distintos a los crom oso­
terapia de choque electroconvulsivo (TEC) Aplica­ m as sexuales y que requ iere el gen sólo de un
ción de una corriente eléctrica a través del cerebro padre para la aparición de la am enaza o el tras­
para in d u cir una convulsión. U sada en el trata­ torno en la descendencia,
m iento de trastornos del estado de ánimo, tran sm isión au tosóm ica recesiv a Transm isión g e­
term in a l d el axón Extrem o del axón. Tam bién lla­ nética vía cromosomas distintos a los cromosomas
m ada la terminal botón, sexuales y que requiere dos genes, uno de cada
tirón M ovimiento ocular en el cual el ojo salta desde uno de los padres, p ara la ocu rrencia de la am e­
una posición hacia la siguiente (en lu gar de m o­ naza o e l trastorno en la descendencia,
verse suavemente), transm isión vinculada al sexo Cualquier trastorno
to m o g ra fía com pu tarizad a de rayos X (reco n o ci­ genético que afecta de m anera selectiva a un sexo,
m iento TC) Proceso en el cual un haz de rayos X y se presum e que se deben a un gen en el crom o­
es d irigid o a través de la cabeza y lu ego rotado soma sexual.
lentam ente en un arco alrededor de la cabeza para tran sp orte an terógrad o Transporte axoplásm ico
obtener una "som bra" del cerebro desde todos los que porta m ateriales desde el cuerpo celular de la
ángulos. neurona h ad a la term inal del axón.
tom ografía com putarizada por em isión de fotones transporte axoplásm ico P roceso activo por m edio
(SPECT)- Método de visualizadón funcional más de cual la sustancias dentro de u na neurona son
o m enos análogo a la tom ografía p or em isión de movidas a través de su longitud,
positrones (PET) pero con menos resoludón espa­ transporte retrógrado Proceso por el cual los m ate­
cial. riales dentro de la célula son movidos desde la ter-
GLOSARIO 479

m inal del axón hacia el cuerpo celular (distinto del lucran en com portam iento ilegal, sin sentimientos
tran sp orte anterógrado, el cual es en la dirección de culpa o remordimiento. En el pasado se usaban
opuesta). los térm inos psicopatía y sociopatía para describir
trastorn o afectiv o Térm ino que ha sido sustituido este trastorno,
por el térm ino trastorno del estado de ánimo, trastorno depresivo m ayor Trastorno caracterizado
trastorn o a fectiv o esta cio n a l (TAE) Form a de de­ por estado de ánimo disfórico (triste, deprimido) y
presión que ocurre durante los m eses de invierno, pérdida de interés y placer casi en todas las activi­
cuando los días son cortos y las noches largas, dades. Los síntom as asociados pueden in clu ir
trastorno b ip o la r Trastorno caracterizado por fluc­ cam bios en el apetito, perturbaciones del sueño,
tuaciones entre periodos de depresión y periodos actividad psicom otora dism inuida, energía redu­
de m anía, con periodos normales esparcidos entre cida, sentim ientos de m inusvalía o culpa, dificul­
estos d os extrem os. A ntes era llam ad o trastorno tad para concentrarse y tom ar decisiones, y pensa­
maniaco-depresivo. mientos de muerte (como pensamientos suicidas).
trastorn o c in é tic o d el h a b la Perturbación central También llamada depresión unipolar.
del lengu aje en la cual está deteriorada la h abili­ trastorno fon ém ico del h ab la Deterioro central en
dad p ara organ izar m ovim ientos de la m uscula­ el procesamiento del lenguaje en el cual la produc­
tura del habla para producir fonemas previamente ción de fonem as individuales no está deteriorada
aprendidos, aun cuando la m usculatura del habla pero sí la capacidad para program ar secuencias
y los nervios periféricos que la activan estén intac­ rápidas de fonem as p ara producir habla fluida.
tos. Este deterioro tam bién es llam ado apraxia del Éste es el deterioro central en la afasia de Broca,
habla. trastorno form al del pensam iento Desorganización
trastorn o de a n sied a d g en eralizad o (TA G ) Tras­ de la forma de pensar, por lo general manifestada a
torno de ansiedad en el cual la ansiedad no es ac­ través de las producciones verbales del individuo,
tivada por un estím ulo de un tipo particular. Las trastorno m aniaco depresivo Véase trastorno b ip o ­
personas con este trastorno tienen u n sentimiento lar.
generalizado de ansiedad que no está relacionado trastorn o o b sesiv o -co m p u lsiv o (TO C ) Trastorno
con algo en particular, caracterizado por la presencia de preocupantes
trastorn o de a p re n d iz a je D eterioro en un terreno pensam ientos productores de ansiedad (obsesio­
específico de cognición, como la lectura, matemá­ nes), con frecuencia relacionados con un tema par­
ticas o procesam iento espacial, no atribuible a in­ ticular, y com portam ientos generados por estos
teligencia general inadecuada, falta de oportuni­ pensam ientos que el individuo no puede dejar de
dad para aprender, inadecuado am biente familiar, ejecutar (compulsiones),
inadecuada m otivación o la presencia de una con­ trastorno por d eficien cia de atención (TDA) Tras­
dición física desventajosa. También llam ado disca­ torno caracterizado por desatención, im p u lsiv i­
pacidad de aprendizaje. dad, im paciencia y dificultad para atender las cla­
trastorn o de m em oria top og ráfica D eterioro en la ves relevantes en el ambiente,
h abilid ad para aprender nuevas configuraciones trastornos centrales de deletreo Trastornos de dele­
esp aciales (am n esia topog ráfica anterógrada) o treo que involucran interferencia con etapas p os­
pérdida de la habilidad para m overse en tom o de teriores en el proceso del deletreo,
configuraciones espaciales previamente conocidas trastornos del ensam ble de deletreo Deterioros es­
(am nesia topográfica retrógrada), en ausencia de pecíficos en la secu encia de letras. La gente con
una perturbación prim aria en el procesam iento es­ este trastorno recupera las letras correctas de una
pacial. Tam bién llam ada amnesia topográfica. palabra blanco mas no en el orden correcto,
trastorno de pánico Trastorno de ansiedad caracte­ trastornos del estado de ánim o Trastornos que tie­
rizado por interm itentes pero intensos episodios nen una perturbación a largo plazo del estado de
de ansiedad. ánimo como su particularidad prominente,
trastorn o de p erso n a lid a d a n tiso cia l Patrón de trastornos disociativos Trastornos en los cuales los
com portam iento penetrante caracterizado por una individuos pueden recordar hechos acerca de
extrem a falta de preocupación por las consecuen­ eventos traum áticos pasados sin experim entar al­
cias inm ediatas o futuras del comportamiento per­ guna em oción asociada, o incluso la sensación de
sonal. Los individuos con este trastorno tienden a que los eventos les hayan ocurrido a ellos,
ser crueles, egoístas e irresponsables. Con frecuen­ trastornos fób icos Clase de trastornos en los cuales
cia m anipulan y explotan a otros, exhiben poca o la ansiedad está relacionada con un tipo particu ­
ninguna em patia, y de m anera constante se invo­ lar de objeto o situación.
480 GLOSARIO

traum a H erida o lesión. V 4 Área de la corteza espedalizada para la percep­


triso m ía Presencia de un crom osom a adiciona1, de ción (construcción) del color.
m odo que están presentes tres crom osom as de un V 4 hum ana Área en los hum anos que se hipotetiza
tipo particular en lugar de dos. es análoga a V 4 en otras especies.
trisom ía 21 Véase síndrom e de Dow n, V 5 Área de la corteza especializada para la percep­
tubo n eu ral Tubo form ado cuando el surco neural ción del m ovim iento. En ocasiones tam bién se le
se profund iza, se p lieg a sobre sí m ism o y co­ refiere com o área M T, p or "m ed io tem p oral", su
m ienza a cerrarse. La cerradura com ienza en la ubicación en el mono.
m itad del surco n eural y procede tanto rostral V5 hum ana Área en los hum anos que se hipotetiza
como caudalm ente, alcanzando su plenitud apro­ es análoga a V5 en otras espedes,
xim adam ente a los 25 días de gestación, v aciado en d o cran eal M olde de la su perficie in te­
u bicación de función Idea de que ciertas funciones rior del cráneo. Es posible obten er cierta idea de
tienen lugar o son mediadas por regiones específi­ las características del cerebro que dicho cráneo
cas del cerebro, contuvo a partir del variado,
ubicación sobre la superficie corporal Sensación de vector de d irección Línea que representa las carac­
u bicación espacial sobre la superficie del cuerpo, terísticas de u na neurona M I particu lar para un
u b ic a c ió n v isu a l H abilidad para apu ntar hacia o movimiento específico. La longitud de la línea re­
tocar un estímulo visual. El deterioro en esta habi­ presenta la tasa de disparo relativa de la neurona
lidad (denom inado ataxia óptica) se d efine como y su direcdón representa la direcdón preferida de
el d eterioro en la h abilid ad p ara tocar un e stí­ la célula.
m ulo visual en ausencia de deterioro visu al p ri­ v ector de p o b la ció n Sum a (en térm inos de direc­
m ario, som atosensorial prim ario o m otor prim a­ ción y m agnitud) de los vectores de dirección de
rio. las neuronas en M I asociadas con un m ovim iento
um bral M agnitud de un estím ulo o un evento que particular. La d irección del v ecto r de p oblación
produce una respuesta, es m uy cercana a la d irección del m ovim iento
u m b ra l de dos pu n tos E stim ulación sim ultánea real.
más cercana de dos diferentes puntos sobre la su­ v en tral Térm ino que designa la parte in ferior del
perficie corporal que una persona es capaz de dis­ cerebro y la parte anterior de la médula espinal,
criminar de m anera confiable de un solo punto de v en trícu lo s C avidades (llenas con líquido cefalo­
estimulación, rraq u íd eo ) d en tro del cereb ro . E x isten cuatro
um bral de localización de superficie Distancia m í­ ventrícu los cerebrales: dos v en trícu los laterales
nim a entre dos puntos tocados de m anera su ce­ (en el tele n céfa lo ), el te rce r v en trícu lo (en el
siva sobre la superficie corporal que una persona diencèfalo) y el cuarto v en trícu lo (en el cerebro
puede id entificar fácilm ente com o en diferentes posterior). Tam bién llam ados ventrículos cerebra­
ubicaciones. les.
um bral de presión La presión más ligera aplicada a ventrículos cerebrales Véase ventrículos,
la superficie corporal a la cual es sensible un indi­ vesículas Esferas ligadas a la m em brana dentro de
viduo. la neurona que contienen varios materiales,
u n ificación explicativa Visión unificada que resulta v esícu la s sin á p tica s E sferas lig ad as a m em brana
cuando es posible la reducción interteórica y una que se encuentran en la term in al sináptica, en la
am plia gam a de fenóm enos puede ser com pren­ cual las m oléculas neu rotransm isoras son alm a­
dida en térm inos de una sola teoría (en térm inos cenadas antes de su liberación en la sinapsis.
de un solo nivel de análisis), vía lateral En la retina, la vía indirecta desde el fo-
unilateral En un lado (del cuerpo), torreceptor hacia la célula bipolar, por m edio de
u n ión n eu rom uscular Sinapsis entre neurona m o­ células horizontales,
tora y músculo. v ía p arv o celu lar-in term an ch a R uta desde las cé­
V I Á rea en los lóbulos occipitales que recibe las lulas ganglionares retínales P h acia la capas par-
principales proyecciones desde el núcleo genicu­ v ocelu lares del N G L h a cia la capa IVC¡3 de V I
lado lateral del tálam o. Tam bién llam ad a corteza hacia las interm anchas de V I h acia las interban-
visual primaria. das de V2 h a cia V4. El p ro cesam ien to en este
V 2 Á rea d e ia corteza que recibe entrada desde V I canal es im p o rtan te p ara la p ercep ción de la
y envía salida h ad a V3, V4 y V5. forma.
V 3 Á rea de la corteza especializada para la percep­ v ía p arv ocelu lar-m an ch a R u ta desde las células
tion de la forma dinámica (forma en movimiento). ganglionares retínales P h acia las capas parvoce-
GLOSARIO 481

lulares del NGL h ad a la capa IVCp de V I h ada las vocabulario afectivo no v erb al Hipotético almacén
manchas de V I hacia las bandas finas de V2 hacia de inform ación concerniente al significado em o­
V4. El procesam iento en este canal es im portante cional de estím ulos no verbales, como una expre­
para la construcdón (percepdón) del color, sión facial o un gesto,
vía vertical En la retina, la entrada directa desde el zona binocular Área del cam po visual que proyecta
fotorreceptor h ad a la célula bipolar, hacia las retinas de ambos ojos,
vía v isu al prim aria Vía desde la retina hacia el nú­ zonas activas Regiones de la m em brana presináp-
cleo geniculado lateral had a V I. tica donde es liberado el neurotransmisor.
v isión ciega Habilidad de los parientes con ceguera zonas m onoculares Dos áreas periféricas del campo
cortical para tener alguna función visual preser­ visual, cada una de las cuales, debido a la posidón
vada pero inconsciente. de la nariz, proyectan sólo h ad a una retina.
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Indice

Los números de página en n e g rita s se refieren a que el térm ino aparece en negritas en
el texto. U n número de página seguido por (fig.) indica una fig u ra . Un número de
página seguido po r (tabla) señala una tabla. U n número de página seguido por n se
refiere a que el térm ino aparece en una nota a pie de página.

acción de m asa, 10 factores que afectan la recuperación categorías, 1 9 6 -1 9 7 ,197(fig.),


acetilcolina, 33 de, 422-423 203-205
antagonistas y agonistas para la, global, 131 en contraste con ceguera cortical
35n hipótesis del síndrome de parcial, 1 9 0 -1 9 1 ,191(fig.),
coliberación de, 35 desconexión, 1 3 2 -1 3 4 ,133(fig-) 192(figs.)
degradación enzimàtica de, 35 m otora central, 333 estudios tem pranos de, 189-191
descubrimiento de Loewi de la, 22 óptica, 206 m odelo clásico resumido, 197-198,
sustancias que reducen/facilitan la prefrontal, 333 198(fig.), 199(fig.)
liberación de, 33, 34 táctil, 1 3 2 ,1 3 4 m odelo de búsqueda simbólica,
ácido 5-hidroxiindoleacétíco, 378 transcortical, 1 3 2 ,132(fig.) 207-208, 207(fig.)
ácido gam aam inobutírico (GABA), afasias prefrontales, 332 m odelo de desconexión, 206-207,
29, 33 afasias transcorticales, 131-132, 206(fig.)
acinesia, 230 131(fig.), 1 3 5 -136,140 modelos restringidos al
acinetopsia, 112-113 afecto, 307 cumplim iento de criterios
acrom atopsia, 16, 8 0 ,1 1 0 ,1 8 0 aferente, 48 paralelos, 207-210
activación de com puerta, 25, 36-37 agnosia aperceptiva, 189,192-195, agnosias, 60
afasia am nésica, 138 199(fig.), 202 Véase también agnosia visual
afasia aném ica, 138 tests para detectar, 193(figs.), visoespacial, 1 6 1 ,1 6 3
afasia de argot, 1 3 0 ,1 3 9 194(figs.), 200(fig.) con síndrome de Klüver-Bucy, 293
afasia de conducción, 1 3 ,1 3 1 , agnosia asociativa, 190,195-202, conceptualización de Zeki, 210-212,
131(fig.), 1 3 2 ,1 4 0 200(fig.), 212 211(fig.), 212(fig.), 213(figs.)
afasia dinámica frontal, 332 deterioro perceptual, 199-202, agonistas, 35n
afasia fonemica de argot, 139 200(fig.), 201(fig.), 202(fig.) agorafobia, 381
afasia global, 131 estímulos para detectar, 196(fig.), agrafía, 1 3 ,1 4 5
afasia m otriz central, 332 197(fig.), 198(fig.) alexia sin, 13-14, 133
afasia óptica, 206 agnosia de objetos, 1 9 6 -1 9 7 ,197(fig.), espacial, 146
afasia receptiva. Véase afasia de 203, 205 fonológica, 145-146
Wernicke agnosia visoespacial, 160-161,163 pura, 146
afasia sem ántica de argot, 139 agnosia visual, 17, 9 0 ,1 8 8 trastornos del deletreo como, 145
afasia táctil, 132, 134 agnosia aperceptiva, 190,192-195, agrafía espacial, 146
afasia transcortical mixta, 131-132 193(figs.), 194(figs.), 199(fig.), agrafía fonológica, 145-146
afasias, 11, 128-133 200(fig.), 202 agrafía pura, 146
aném ica (am nésica), 138 agnosia asociativa, 190,195-202, agram atism o, 1 2 9 ,1 3 9
de argot, 1 3 0 ,1 3 9 196(fig.), 197(fig.), 198(fig.), agram atism o morfológico, 139
de Broca, 11, 8 1 ,1 2 8 -1 3 0 ,1 3 9 199(fig.), 200(fig.), 201 (fig.), agram atism o sintáctico, 139
de conducción, 1 3 ,1 3 2 ,131(fig.), 202(fig.), 211 agresión
1 3 2 ,1 4 0 crítica de Bay de, 17 papel de la am ígdala en, 295-296
de Wernicke, 12, 8 1 ,1 3 0 -1 3 1 ,1 3 9 descripción del caso Sacks, 188-189, predatoria en contraste con la
dinám ica frontal, 333 195 afectiva, 291, 291 (fig.)
doble disociabilidad de las, 81 efectos de la especificidad de las agresión afectiva, 291, 291 (fig.)

517
518 ÍNDICE

agresión predatoria, 291-292, 291(fig.) lóbulo tem poral medio, 252, 255, apercepción, 189
agudeza auditiva temporal, 134-135 257, 260, 260(fig.) apiñamiento, 425
agudeza visual, 190 paciente famoso (H.M .), 244, aplanam iento afectivo, 367
desarrollo de, 401-402, 402(fig.) 249-253, 250(fig.), 255, 257, Aph/sia califárnica, 438
aislamiento del área del habla, 132 263-264, 264(fig.) condicionam iento clásico, 40-42,
aislamiento social, 367 retrógrada, 249, 251(fig.), 252-253, 41(fig.)
Akelaitis, 84 258, 258(fíg.) habituación, 38-39, 38(fíg.)
Alcm eón de Crotona, 6 talám ica, 259 sensibilización, 39, 40(fig.)
alcohol, sensibilidad del cerebelo al, topográfica anterógrada, 165 apolipoproteína E4, 386
239 topográfica retrógrada, 165 apraxia conceptual, 237
alexia, 1 3 ,1 3 3 am nesia anterógrada, 63, 249, apraxias, 1 4 ,1 4 6 ,1 6 2 , 217
pura, 196, 202-203, 204, 205 251(fig.) clasificación de Liepmann, 232,
sin agrafía, 13-14, 133, 134 am nesia de referencia, 259, 332 232(fig.)
Véase también dislexias am nesia del lóbulo tem poral medial, clasificación empírica, 233-237
alexia pura, 196, 202-203, 204, 205 252-253, 255-256, 260-261, conceptual, 237
Alford, L.B., 307 261(fig.) de construcción, 162-163, 238
Alivisatos, B., 340 Véase también H.M . (paciente con del habla, 1 2 9 ,129n, 139
alm acenam iento, 248, 261-262 amnesia) disociación, 236
alocorteza, 54 am nesia diencefálica, 257-260, estudios tem pranos, 231-232
alogia, 367 260(fig.) ideatoria, 232, 232(fig.)
alucinaciones, 367 am nesia global, 268 ideocinéfica, 232, 232(fig.)
Alzheimer, Alois, 365, 366, 383 am nesia retrógrada topográfica, 165 límbica, 234
Alzheimer, enfermedad de, 383-387 am nesia retrógrada, 249, 251(fig.), m otora, 232, 232(fig.)
anorm alidades estructurales, 258, 258(fig.) oral, 234
384-386, 3S5(fígs.), 384(fíg.), v el proceso de consolidación, síntom as de Ravel, 216
385(figs.) 2 5 1-2 52,261-262 apraxias de construcción, 162-163,
anorm alidades neuroquímicas, 384 am nesia talámica, 259 239
deterioro de las memorias am nesia topográfica anterógrada, 165 apraxias de disociación, 235
sem ántica y episódica, 268 análisis auditivo perceptual, 1 3 4 ,1 3 5 apraxias ideatorias, 232, 232(fig.)
el caso Frederick (golfista), 246, 248 análisis estadístico, 18 apraxias ideocinéticas, 232, 232(fig.)
factores genéticos, 386 Andreasen, N.C., 372, 389 apraxias límbicas, 234
fisostigmina para reducir síntomas anencefalia, 407 apraxias m otoras, 232, 232(fig.)
de, 35 anfetaminas apraxias orales, 234
prevalencia, 384 liberación de neurotransmisores aprendizaje
transplante de tejido cerebral, 431, facilitada por, 33 habituación, 38-39, 38(fig.)
432 recaptura de norepinefrina m ecanism os neuronales, 38-43
ambiente malnutricional, 429 bloqueada por, 35 no asociativo, 245
am ígdala, 62 angiografia, 72, 73(fig.) potenciación a largo plazo (PLP),
influencias sobre la corteza, anom ia, 129 42-43, 42(fig.)
313-315, 314(fig.), 315(fig.) anom ia de color, 136 preservado en pacientes amnésicos,
integración de la corteza y la, ansiolíticos, 381-382 262-265, 2 6 3 (fig.), 263(fig.),
315-317, 315(fig.), 317(fig.) antagonistas, 35n 265(figs.), 266(fig.)
papel en el condicionamiento antidepresivos sensibilización, 39, 40(fig.)
aversivo de la, 301-302, 302(fig.), inhibidores de la sistemas de m em oria múltiples y,
304-307, 306(fig.) m onoaminooxidasa, 34, 378 276-277, 276(tabla)
papel en las emociones de la, 63, inhibidores selectivos de la Véase también condicionamiento
295-296, 294(fig.), 306-307, recaptura de serotonina (ISRS), clásico
306(fig.), 312-317 35, 378 aprendizaje asociativo condicional,
rem oción o lesiones de, deterioro tricíclicos, 35, 378 183
de [a mem oria posterior a, 255, antidepresivos tricíclicos, 35, 378 aprendizaje m otriz, preservado en
257 antipsicóticos, 368 pacientes amnésicos, 262-263,
amnesia a típicos, 369 263(fig.)
anterógrada, 63, 249, 251(fig.) antipsicóticos atípicos, 369 aprendizaje no asociativo, 245
aspectos preservados de la apatía de espectador, 437 aprendizaje perceptual, preservado
m em oria, 262-268 apatía en pacientes amnésicos, 263,
fuente de la, 258, 331 de espectador, 437 263(fig.), 264(fig.)
diencefálica, 257-260, 260(fig.) después de lesiones prefontrales, aprosodia, 1 2 9 ,1 4 8
global, 268 329-330 aprosodia expresiva, 147
ÍNDICE 519

aprosodia receptiva, 147 autorradiografía, 72 área 18, 55, 57, 90


área de asociación sensorial, 60 autorreceptores, 35 corteza prefrontal de macacos y
área m otora secundaria, 60, 61(fig.) avolición, 367 hum anos, 326, 326(fig.)
área m otora suplementaria (AMS), 58 axones, 23, 23(fig.) m apa citoarquitectónico, 55, 55(fig.)
papel en el m ovim iento voluntario, crecimiento de, en el desarrollo Buey, Paul, 294
218, 224-227, 225(fig.), 227(fig.) cerebral, 396-397, 396(fig.) Buchtel, H „ 340
área m otora terciaria, 60 buffer fonológico, 271
área prem otora (APM ), 58 Baillargeon, R„ 404, 404(fig.) buffer gráfico, 146
papel en el m ovim iento voluntario, balismo, 231 buffers, 271
219, 224-227, 225(fig.), 226(fig.), banda m otora. Véase corteza m otora bulbo raquídeo (mielencéfalo), 49,
228(fig.) (M I) 50(tabla), 66
área sensorial secundaria, 60 bandas de M ach, 98, 99(fig.) bulbo. Véase bulbo raquídeo
área sensorial terciaria, 60, 61(fig.) bandas finas, 109 (mielencéfalo)
Aristóteles, 4 bandas gruesas, 109
arquiocorteza, 53 Bard, Philip, teoría de la em oción de, cafeína, efecto sobre la actividad del
arteriografía, 73, 73(fig.) 290, 290(fig.) mensajero secundario, 37
asim etría funcional de los hemisferios Barkley, R.A., 415 calcio (Ca-+), liberación de
cerebrales barrera hematoencefálica, 23, 422 neurotransmisores modulada
preferencia m anual y, 1 4 9 ,149n barriles, 399 por, 31n, 33
asim etrías anatómicas de los Bartholow, R., 78 cam po de lugar, 1 6 7 ,167(fig.)
hemisferios cerebrales Bartlett, Frederic, 249 campo Mondrian, 1 0 /, 109
lenguaje, 1 2 8 ,1 4 9 -1 5 0 ,149(fig.), bastones, 92, 92(fig.), 93(fig.) campos hom otópicos, 55
150(fig.), 151 fototransducción en, 93 campos receptivos, 77, 94-98, 95(fig.)
preferencia manual y, 1 4 9 -1 5 0 ,149n Bauer, J., 401 características de, 9 6 ,1 0 1 , 103-104,
aspartato, 33 Bay, Eberhard, 16, 190 105(tabla), 111-113
Asperger, N ., 416 Bear, D., 311 concéntricos oponentes dobles, 104,
Asperger, síndrome de, 416-417 Bekhterev, V.M., 249 10S(fig.), 109-110
asta dorsal, 69 Benedikt, 145 tipos de, 96, 95(fig.)
asta ventral, 69 Berger, Hans, 77 campos receptivos centro OFF /
astrocitos, 23, 24(fig.) Berlin, 410 periferia ON, 94, 95(fig.), 97-98,
ataxia cerebelosa, 229 ß amiloide, 386 99(fig.)
ataxia óptica, 157 bicapa de lipidos, 25, 26(fig.) campos receptivos centro ON /
atención Bisiach, E., 1 7 6 ,1 8 0 periferia OFF, 94, 95(fie:.),
abierta, 173 Bleuler, Eugen, 366 97-98(fig.)
cubierta, 173 b lock p ara ap u n tes v iso e sp a cia l, campos receptivos concéntricos
deterioro de la atención, con 271 oponentes dobles, 1 0 6 ,108(fig.),
esquizofrenia, 375, 375(fig.) bloqueadores de receptores, 36 109-110
excluidora, 339, 341-342 Bodamer, ]., 203 campos visuales frontales (CVF), 346,
exclusión como trastorno de, 172-176, bomba sodio-potasio, 28-29 354-355
172(fig.),175(fig.),176(figs.) bombas metabólicas, 28 canal m agnocelular V 3 ,114
selectiva, 340-341 Borod, J.C., 311 canal m agnocelular V 5 ,113-114,
atención cubierta, 173 botón, 23, 71 115(fig.)
atención excluyente, 339, 340-341 botulismo, com o resultado de una canales activados por ligandos, 25
atención manifiesta, 173 liberación reducida de canales activados por transmisor, 25
atención selectiva, 339-340 neurotransmisores, 32 canales activados por voltaje, 25
atetosis, 231 Bouillaud, Jean Baptiste, 9 canales de los puentes de baja
atrofia cortical bradicinesia, 229 resistencia, 25, 44(fig.)
con esquizofrenia, 370-372, 371(fig.) Bradley, C., 415 canales en reposo, 25
enferm edad de Alzheimer y, 384, Broca, Paul, 9-11 Cannon, Walter, teoría de la emoción
385(fig.), 386(fig.) afasia de, 11, 81, 128-130, 139 de, 291, 291(fig.)
atropina, 36 área de, 1 1 ,12(fig.), 130-131, capa nuclear exterior, 91
Auburtin, Ernest, 8 133(fig.), 1 3 4 ,1 4 7 capa nuclear interior, 92
audición. Véase corteza auditiva concepto de dominio hemisférico, capa plexiforme exterior, 91
autismo, 416-418 11-12,14 capa plexiforme interior, 92
factores genéticos, 417 gran lóbulo límbico, 61, 296 capa plexiforme, 53
teorías del, 416, 417 paciente Leborgne ("Tan"), 11, capas magnocelulares, 103
autoestim ulación eléctrica, 296-297, ll(fig .), 14 capas parvocelulares, 103
297(fig.) Brodmann, Korbinian, 365 cariotipo, 407
520 ÌNDICE

catecolam inas, sustancias que cerebro columnas de orientación, 116-118,


red u cen / facilitan la liberación funcionamiento jerárquico, 15-17 115(fig.), 117(figs.)
de, 33, 34 grandes divisiones del, 49, 50(fig.), com isura anterior, 54(fig.), 55
categorización (constancia) 49(tabla) com isura posterior, 54(fig.), 55
perceptual, 208 hipótesis del cerebro triple, 297, com isurotom ía, 82-85, 85(fig.)
causalidad m ental, 435 297(fig.) com portam iento para tareas
causas próxim as, 389 imprecisión de las descripciones espaciales complejas después de,
causas últimas, 389 tem pranas, 8 1 6 3 ,164(fig.)
ceguera preparación biológica para el com portam iento
al color, 16, 80, 9 3 ,1 1 0 ,1 8 0 lenguaje en el, 127 de utilización, 340
cortical, 58, 66,190-191 terminología para direcciones/ gravem ente desorganizado, 367
psíquica, 294 posiciones en el, 47-48, 4 7 (ñ g .) integración tem poral del, 339, 339
restauración de la visión con, terminología p ara secciones de ligado a estímulos, 340
213-214 corte, 48, 49(fig.) com portam iento de extinción, como
ceguera cortical, 58, 66 -6 7 ,1 9 0 visión de la antigua Grecia, 6 ejemplo de integración
parcial, 190-191 visión de los antiguos egipcios, 4-6 corteza-am ígdala, 316
ceguera cortical parcial, 190-191, cerebro anterior (prosencéfalo), 49, 50 com portam iento de utilización, 340
190(fig.), 191(figs.) (fig.), 49(tabla) com portam iento dirigido a metas
ceguera de color estructuras del, 52-65 com o m anifestación de
asociada con conos, 93 cerebro m edio (m esencèfalo), 49, inteligencia, 323
central, 16, 7 9 , 11 0 ,1 8 0 50(fig.), 49(tabla), 66 regulación deteriorada de, después
ceguera psíquica, 294 cerebro neom am ífero, 297 de lesiones prefrontales, 323-325,
célula de lugar, 1 6 7 ,167(fig.) cerebro paleom am ífero, 297 335-344
células abuelas, 119, 207 cerebro reptil, 297 com portam iento gravem ente
células am acrinas, 91 Churchland, P. S., 440 desorganizado, 367
células bipolares, 92 ciclos mielogenéticos, 400, 401 (fig.) com portam iento social, im pacto de
células coextensivas oponentes cinestesia, 5 8 ,1 5 5 ,1 5 7 las lesiones prefrontales sobre,
simples, 99 circunvolución cingulada, 62, 63, 296 331-332
células complejas, 111, lll(fig .) teoría de la em oción del circuito de com prensión auditiva de palabras,
células concéntricas de banda gruesa, Papez, 291-293, 293(fig.), 294(fig.) 1 3 4 -1 3 7 ,135(fig.), 137(tabla),
99 circunvolución de Heschl, 58 138(tabla)
células concéntricas oponentes drcunvoludón parahipocámpica, 61,296 com prensión y producción de
sencillas, 1 0 1 ,102(fig.) circunvolución poscentral, 5 8 ,1 5 5 oraciones, 139-140
células de fijación de mirada, 159, circunvolución precentrai, 58 compulsiones, 381
159(fig.) circunvolución subcallosa, 62 conciencia, 435
células de p osición real, 160, circunvoluciones, 8, 8(fig.), 53, condición aislada, 109
1 60(ñ g .) 53(fig.), 54(fig.) condicionam iento
células de Schwann, 24, 24(fig.) cirugía de cerebro dividido. Véase contextual, 303
células ectópicas, 412 comisurotomía por m iedo, 300-306
células ganglionares M, 1 0 1 ,1 0 4 ,1 0 5 , cisuras, 53 Véase también condicionamiento
106(fig.) citoarquitectura, 54, 55, 55(fig.) clásico
células ganglionares P, 1 0 1 ,102(fig.), de la corteza prefrontal, 326, condicionam iento clásico, 40-42,
1 0 4 ,1 0 6 ,106(fig.) 326(fig.) 41 (fig.), 245, 300
células ganglionares retínales Véase también Brodmann, Korbinian preservada en pacientes amnésicos,
cam pos receptivos, 94-98, citocrom o oxidasa, 72 ,1 0 6 263-264
105(tabla) citoplasm a, 25 Véase también condicionamiento
capa de célula ganglionar, 92 Claparède, E., 262-263 aversivo
tipos de, 98-99 cocaína, recaptura de norepinefrina condicionam iento contextual, 303-304
células horizontales, 91 bloqueada por, 35 condicionam iento por miedo, 300-305
células oponentes de color, 101, codificación, 248, 261 categorías de respuesta, 301 (fig.)
100(fig.) elaborativa, 282 condicionam iento contextual
células simples, 104 codificación elaborativa, 282 asociado con, 303-304
cerebelo, 49, 49(tabla), 67-68 cognición. Véase pensamiento papel de la am ígdala, 300-301,
conexiones recurrentes, 229, cola de caballo, 68 302(fig.)
229(fig.) colículo inferior, 58, 67 papel de la corteza auditiva,
papel de los movimientos colículo superior, 67-67 301-303, 303(fig.)
voluntarios, 219, 227-229 colum na de dominio ocular, 114, papel de la vía auditiva, 300-301,
sensibilidad al alcohol, 229 115(fig.), 116(figs.), 118 298(fig.), 303, 302(fig.)
ÍNDICE 5 21

conducción saltatoria, 32 corteza cerebral, 9 , 4 9 ,5 1 354(fíg.), 356(fig.)


conducta asociada a estímulos, 341 alm acenam iento de m em oria a creatividad y, 333-334, 333(fig.)
conductancia, 25, 26 largo plazo, 278-281 disfunción de, con corea de
conexiones corticocorticales, 55, bosquejo de Rolando de la, 7, 7(fig.) Huntington, 387
56(fig.) divisiones funcionales, 55-59, d isfundón de, con esquizofrenia,
conexiones recurrentes, 1 2 0 ,120(fig.) 57(fig.) 376, 376-377
conexionismo, 207 estructura, 51-55, 52(fig.), 53(fig.), fundones deterioradas después de
confabulación, 258 54(fig.), 55(fíg.), 56(fig.) lesiones de la, 328, 330-343
congruencia del estado de ánimo de influencias de la amígdala sobre la, m odelo provisional del
la m em oria, 307 313-314, 314(fig.) funcionamiento de la, 328-330,
cono de crecimiento, 396, 396(fig.) integración de la amígdala y la, 329(fig.)
cono del axón, 22(fig.), 29-30 314-317, 315(fig.), 318(fig.) papel de la, en la regulación del
conocimiento parcial, 136 papel en las emociones, 307-308 com portam iento dirigido a
conos, 92, 92(fig.) procesam iento jerárquico m etas, 323-325
conos B, 92, 93(fig.), 101 secuendal, 59, 60(fíg.), 9 0 ,1 0 4 papel en el movimiento voluntario,
conos G, 92, 93(fig.), 101 procesam iento visual, 9 0 ,1 0 4 , 218, 238, 239(fig.)
conos R, 92, 93(fig.), 94(fig.), 101 HO(fig-) papel en la mem oria funcional, 273
fototransducción en, 93 corteza de asociación auditiva (AII), síndrom es posteriores a las lesiones
conos B, 92, 92(fig.), 99 58 de la, 343-344
conos G, 92, 93(fig.), 99 corteza de asociación visual, 58, 90, teorías de la fundón de la, 344-357
conos R, 92, 93(fig.), 94(fig.), 101 104 corteza rinal, papel en la mem oria de
consolidación, 252-253, 260-261 corteza de asociación, 18, 60 la, 255, 257
constancia de iluminación, 96 corteza estriada. Véase corteza de corteza sensorial prim aria, 19
constancia de la forma, 195 asociación visual corteza som atosensorial (SI), 56-57
constancia del color, 109 corteza extraestriada, 59, 90 papel en el movimiento voluntario,
constante de decaimiento, 30 corteza granular frontal. Véase corteza 218, 226, 227(fig.)
constante de tiempo, 31 prefrontal procesam iento del espado
contorno subjetivo, 210-211 corteza inferotemporal (TE), papel en corporal, 1 5 6 ,156(fíg.)
convexidad del arcuato, 346 la m em oria a largo plazo, 279 corteza somatosensorial secundaria
convexidad prefrontal inferior, 246, corteza m otora (M I), 12, 56, 57(fig.) (SE), 58, 157
355-356 papel del movim iento voluntario, corteza, Véase corteza cerebral,
convexidad prefrontal superior, 345 218, 221-224, 221(fig.), 222(fig.), corteza visual primaria (VI), 55, 58,
convulsiones 223(fig.), 224(fig.) 9 0 ,1 0 6
com isurotom ía, 83-84 corteza olfativa, 58 Véase también ceguera cortical
prueba del amobarbital sódico en corteza parahipocám pica, 168 corteza visual, 58-59, 110(fig.)
cirugía, 85-86 corteza perirrinal, 168 especialización de fundones
rem oción quirúrgica de parte de la corteza preestriada, 58, 90 dentro, 106, 107-116, 118-119
corteza, 79 corteza prefrontal dorsolateral, 325, m icroanatom ía de, 116-118
Cooper, L.A., 339 325(fig.) p royecd ones desde el NGL h ad a,
Corbetta, M., 175 corteza prefrontal medial, 325, 105-106, 106(fig.), 105(tabla),
corea, 231 325(fig.), 345 106(figs.)
corea (enferm edad) de Huntington, corteza prefrontal orbital, 325, cortisol, 378-379
230, 3 8 / 325(fíg.), 346, 347(fig.), 356-358, cotransm isión, 35
anorm alidades bioquímicas y 356(fig.) craneotom ía, 4
estructurales, 387 corteza prefrontal ventral. Véase Crow, Timothy, 370
deterioro del aprendizaje motriz, corteza prefrontal orbital cuadriplejía, 218
263 corteza prefrontal, 5 6 ,2 1 9 , 322-358 Cuadro de Snellen, 191
factores genéticos, 290 anatomía de la, 325-326, 325(fig.), cuarto ventrículo, 50, 51(fig.)
hipótesis de disfunción prefrontal, 326(fig.) cuerpo calloso, 13, 54(fig.), 55, 56(fig.)
387 búsqueda visual y, 336-337, Véase también comisurotomía
corriente de pensam iento, 292 337(fig.) cuerpo estriado, 62
corriente de sentimiento, 292 caso de la lesión de Phineas Gage, cuerpos celulares, 23
corriente negra, 93 324-325, 324(fig.) cuerpos mamilares, 61
Corsi, Philip, 252-254 com o estructura del sistema Curare, 35n, 36
corteza auditiva, 58 límbico, 297
papel en la aversión condicionada, conexiones entre otras regiones Damasio, H ., 345
301-303, 303 (fig.) cerebrales y, 326-327, 327(fig.), daño cerebral, 420-433
corteza auditiva prim aria (AI), 58 350-357, 350(fig.), 353(fig.), com o inversión del desarrollo
522 ÍNDICE

evolutivo, 16 desarrollo de la agudeza visual, categorías de, 1 4 2 ,1 4 4 ,144(tabla)


efectos del, 420-422 401, 402(fig.) central, 142, 144
enfoques terapéuticos para, 428-432 desarrollo de la función ejecutiva, de atención, 142
factores que afectan la recuperación 402-405, 404(fig.) de deletreo, 142
funcional después de, 422-427 desarrollo de la orientación visual, de exclusión, 142
mecanism os neuronales de 402, 403(fig.) del desarrollo, 410-413, 433(fig.)
recuperación funcional después desarrollo del lenguaje, 404-406 diseidética, 86
de, 427-429 procesos celulares, 393-400 disfonética, 86
Dax, M arc, 11 trastornos del desarrollo (véase fonológica, 1 4 4 ,144(tabla), 410
decusación, 66 trastornos del desarrollo) forma visual de la palabra, 142
decusación piram idal, 66 descarga conjunta, 342 profunda, 1 4 4 ,4 1 0
degeneración anterógrada, 421 D escartes, René, 9 ,1 0 , 435-436 superficial, 1 4 4 ,144(tabla), 410
degeneración granulo\racular, 386 deshabituación, 403 Véase también alexia
degeneración retrógrada, 421 desinhibición, después de lesiones dislexias centrales, 1 4 2 ,1 4 4
degeneración transneurona], 421 prefrontales, 330 dislexias de form ación visual de las
degeneración walleriana, 421 desorientación topográfica, 1 6 3 ,1 6 5 palabras, 142
Dejarine, Joseph Jules, 2 ,1 4 -1 5 , 133, desorientación visual, 156-160 dismetria, 228
206 despolarización, 27, 29-30 disociación de función, 80-83, 81(fig.),
deieción crom osóm ica, 407 deterioros Sl(fig.)
deletreo, 144-146 asociados, 81-82 com prensión auditiva de palabras,
m odelo de las dos vías, 146, disociación de función, 80-83 135-137, 136(tabla), 138(tabla)
145(fig.) deterioros asociados, 81, 82 deletreo, 145-146
por sonido, 145 Diamond, D.M., 404-405, 405(fig.) recuperación de palabra, 138-139,
trastornos lingüísticos (centrales), diasquisis, 82, 421 137(tabla), 138(tabla)
145-146 diátesis, 390 Véase también disociación doble
deletreo con base en vocabulario, diencèfalo, 48, 49(tabla), 62-65 disociación doble, 81, 81(fig.), 82,
145-146 dirección caudal, 47-48, 47(fig.) 82(fig.), 82n, 83
delirios, 367 dirección preferida, 223 com prensión y nominación
Delis, D.C., 334 dirección rostral, 47-48, 47(fig.) auditiva de, 1 3 5 -136,139
demencia cortical, 384-386 disartria, 1 2 8 ,1 3 9 dislexia como, 8 7 ,1 4 4
demencia semántica, 269 discalculia, 413-414 producción de habla, 140
demencia subcortical, 387-389 discalculia basada en el lenguaje, 414 trastornos de reconocimiento de
demencias, 383-388 discalculia espacial, 414 objetos y ubicación espacial,
cortical, 383-386 discapacidades de aprendizaje 165-166, 166(fig.)
precoz (véase esquizofrenia) no-verbal, 414 Véase también disociación de
semántica, 268 discapacidades de aprendizaje. Véase función
subcortical, 387-388 trastornos del aprendizaje disociación sencilla, 81, 81 (fig.), 82,
Véase también enfermedades disco óptico, 102 82(fig.), 83
específicas disgrafia, 129 disolución, 16
dendritas, 23, 23(fig.), 397, 397(fig.) disinergia, 229 disparidad binocular, 112
denervación, 426 dislexia de atención, 142 disprosodia, 129
depresión dislexia de deletreo, 142 distrofia m uscular, 218
antidepresivos, 34, 35, 378 dislexia de desarrollo, 410-413, doctrina de la neurona. Véase
pseudodepresión, 330 412(fig.) hipótesis de la neurona
trastorno afectivo estacional (TAE), anorm alidades metabólicas, 413 dominio cerebral para el lenguaje, 11
380, 380 anorm alidades neuroanatómicas, Donders, F.C., 75
trastorno bipolar, 380, 3S0(fig.) 412-413, 412(fig.) dopam ina, 33, 34(fig.)
trastorno depresivo mayor, factores genéticos, 413 Dostrovsky, 167
377-380, 379(fig.) teorías de, 410-411, 413 Douglas, R.M. 340
depresión clínica. Véase trastornos dislexia de exclusión, 142 Drevets, W.C., 379
depresivos mayores dislexia diseidética, 86 dualismo, 8-9, 434
depresión endógena, 378 dislexia disfonética, 86 de las propiedades, 436-437
depresión reactiva, 378 dislexia fonológica, 1 4 4 ,144(tabla), sustancial, 9, 435-436
depresión unipolar. Véase trastorno 410 dualism o de las propiedades,
depresivo m ayor dislexia profunda, 144, 410 436-437
De Rertzi, E., 193, Í96 dislexia superficial, 1 4 4 ,144(tabla), dualismo sustancial, 9, 435
desarrollo cerebral, 392-419 420 Duncan , }., 345
causas de anormalidad, 406, 409 dislexias, 8 6 -8 7 ,1 4 2 duram adre, 49, 50(fig.)
ÍNDICE 523

Eccles, John, 244 papel del hipocam po, 306-307, tareas espaciales complejas,
edad, com o factor en la recuperación 306(fig.) 161(fig.), 1 6 2 -1 6 3 ,164(fig.)
funcional después de un daño síndrome de Klüver-Bucy, 294-296 ubicación espacial relativa, 162
cerebral, 423-427, 425(fig.), teoría de Cannon-Bard, 290, espacio corporal, 1 5 5 ,1 5 6
426(fig.) 290(fig.) espacio de trabajo, 247, 270
Edelman, Gerald, 244 teoría de Jam es-Lange, 290-291, espacio egocéntrico, 155,157-160
edem a, 421 290(fig.) espacio subaracnoideo, 50, 50(fig.)
Edgell, D., 406 teoría de la excitación cognitiva de especialización de función
efecto de contra-golpe, 6 la, 288, 288(fig.) caso Dejarine que proporciona
efecto de lesión por etapas, 423 teoría del circuito de Papez, evidencia de la, 3 ,1 4 -1 5
efecto de superioridad de palabra, 292-294, 293(fig.), 294(fig.) dentro de la corteza visual, 106,
204 teoría intuitiva, 290, 290(fig.) 107-114, 118-119
efectos de la especificidad de Empédocles, 6 descubrimiento de la corteza
categorías, 197-198, 197(fig.), encefalopatía hipóxico-isquém ica, m otora, 12
203-204 407 evidencia experim ental de, 10
efectos del conocimiento parcial, 196 enferm edad de Creutzfeldt-Jacob, 383 hemisférica complementaria, 13-14
eferente, 48 enferm edad de Korsakoff, 253, intrahemisférica, 11-12
Efron, Robert, 87 258-260, 258(fig., 282, 283 Véase también especialización
Eggar, M.D., 428 enferm edad de Parkinson, 230, 387, hemisférica cerebral
egipcios, visión del cerebro en los 388 especialización de los hemisferios
antiguos, 4-6, 4(fig.) transplante de tejido cerebral, 431, cerebrales
El caso Schreber (Freud), 365 432 complem entaria, 13-14
E l Cerebro fu n c io n a l (Luria), 90 enferm edad de Pick, 383 intrahemisférica, 11-12
El hombre que confundió a su esposa con enfoque de procesamiento específico, para im aginación mental, 181-182
un sombrero (Sacks), 188 430 para las emociones, 307-311,
El presente rememorado (Edelman), 244 enfoque psicométrico de la 312(fig.)
electrocorticografía (Eco), 78-80, neurosicología, 17-18 para procesamiento espacial,
79(fig.) engram a, 277 1 6 1 -1 6 2 ,161(fig.)
electroencefalografía, (EEG), 78, engram as visocinestésicos, 237 preferencia manual y, 85, S5(tablas),
78(fig.) ensalada de palabras, 366 86(tabla)
emoción, 287-320 ensayo elaborativo, 282 reorganización de, después de
bases neuronales del miedo, enzim as de degradación, 35 daño cerebral en niños, 424-426,
300-306 epinefrina, 33 425(fig.), 426(fig.)
cognición en contraste con, bases episodios anóxicos, 408 especialización hemisférica
neuronales de, 318-319 epitelio pigm entado, 91 complem entaria, 13-14
com ponentes de, 289 equilibrio electroquímico, 26, 27(fig.) especialización intrahemisférica de
conceptualización del sistema equipotencialidad, 10 función, 11-12
límbico, 296-298, 297(fig.) Escala Weschler de Inteligencia de especificidad de categorías, 136
deteriorada, después de lesiones Adultos espectro visible, 92
prefrontales, 330 subtest de Diseño de Bloques, 153 espinas dendríticas, 277, 278(fig.)
dificultades en el estudio de la, 288 subtests aritmético y de retención esplenio, 14
en el habla, 147 de dígitos, 332 esquemas, 249
estado de ánimo, 307-308 esclerosis múltiple, 24 esquizofrenia, 366-377
experiencia consciente de, 319-320 escritura, 146 atrofia cerebelosa, 371
im portancia del hipotálamo, 63, escucha dicótica, 84 atrofia cortical, 369-371, 370(fig.)
291, 291(figs.), 297-298 espacio alocéntrico, 15 5 ,1 6 0 -1 6 8 disfunción neurosicológica,
m ediación de orden superior, análisis espacial, 160-161 376-377, 376(fig.)
312-318 discriminación de orientaciones, disfunciones estructurales, 369-375
m em oria de, en contraste con 1 6 2 ,162(fig.) disfunciones neurológicas de la,
m em oria emocional, 306-307, 306 especialización hemisférica para el 375-376
(figO procesamiento espacial, 162, etiologías múltiples, 367-368
papel de la amígdala, 63, 295-296, 161(fig0 factores genéticos, 367
296(fig.), 306-307, 305(fig.), hipótesis de las dos vías para el hipótesis de dos síndromes,
312-317 reconocimiento de objetos y el 370-371
papel de la corteza, 307-318 procesam iento espacial, 165-166, hipótesis de la disfunción
papel de las estructuras límbicas, 63 166(fig0 prefrontal, 376-377
papel d é lo s lóbulos temporales, orientación topográfica y memoria, hipótesis de la dopamina en la, 36,
311-312 16 3 ,1 6 5 367-368
524 ÍNDICE

hipótesis de la interacción deficiencia de atención (TDA), Flechsig, Paul, 190, 400


dopam ina-serotonina, 369 415 Flor-Henry, P., 376
hipótesis del hemisferio izquierdo, exclusión (síndrom e de exclusión), Flourens, M arie-Jean-Pierre, 9-10
376 1 7 0 -1 7 8 ,170(fig.), 171(fig.) fluidez ideatoria, 334-335
prevalen d a, 366 com o deficiencia de la fluidez verbal reducida, 129
síntom as, 366 representación del espacio fluido extracelular, 25
Tipos I y n, 370*371 interno, 1 7 6 -1 7 8 ,176(fig.), fluido intracelular, 25
trabajo de Rraepelin, 365, 366, 371 178(fig.) Flynn, J.P., 291
ventrículos alargados, 368-369, com o trastorno de atención, fobia social, 381
369(figs.), 370-371 1 7 1 -1 7 6 ,172(fig.), 175(fig.), Folstein, S.E., 417
esquizofrenia Tipo I, 370 176(figs.) fonemas, 1 2 6 ,1 2 8
esquizofrenia Tipo II, 370 Exner, S., 145 forma dinám ica, 114
estado de ánimo, 307-308 exod tosis, 32 form ación reticular, 66
com o factor en la recuperación expresiones faciales formas de palabra, 204
funcional después de daño ejecución de, 310-311, 311(fig.) fórnix, 62
cerebral, 423 percepción de, 308 fotón, 93
estado de conformación, 25 fotorreceptores, 91, 92-93, 92(fig.),
estimulación tetánica (tétanos), 32, facilitación presináptica, 32, 33(fig.) 93(fig.), 94(fig.)
42(fig.), 43 dependiente de la actividad, 41 fototransducción, 93
estímulo facilitación presináptica dependiente fóvea, 102
condicionado, 40 de la acción, 41 Franzen, E.A ., 372
incondicionado, 40 factor de crecimiento nervioso (NGF), Frederick (golfista con la enfermedad
neutro, 40 449 de Alzheim er), 246, 248
estímulo condicionado, 40, 300 factores genéticos frenología, 9, 9(fig.)
estímulo incondicionado, 40, 300 autism o, 417 Freud, Sigmund
estímulo neutro, 40, 300 corea (enfermedad) de Huntington, El caso Schreber, 365
estrategias alternativas, 431 290 Proyecto para una psicología científica,
estrategias compensatorias, 431 depresión mayor, 380 365
estrés, 389 dislexia del desarrollo, 413 Sobre la afasia, 15
estructura / conexiones b ilaterales), enferm edad de Alzheimer, 386 término agnosia acuñado por,
48 esquizofrenia, 368 189-190, 195
estructura/con exion es ulnilaterales, trastorno bipolar, 381 Friberg, 179
47 trastorno de pánico, 382 Fritsch, Gustav, 12, 78
estudios de adopción, 368 trastorno obsesivo-compulsivo fuerza de difusión, 26
estudios de gemelos, 368 (TOC), 382 fuerza electrostática, 26
estudios de grupo, 17 trastorno por déficit de atención función ejecutiva, 247, 270, 275-276,
estudios de lateralidad, 87 (TDA), 415 339
etiologías, 368 trastornos del desarrollo, 406-407 desarrollo de la, 402-405, 404(fig.),
euforia, después de lesiones Farah, M.J., 7 9 , 179(fig.), 199, 205, 210 405(fig.)
prefrontales, 330 fascículo arcuato, 55, 56(fig.) deteriorada, después de lesiones
Evans, 335 fascículo cingulado, 55, 56(fig.) prefrontales, 335-359
Evarts, Edw ard, 222 fascículo longitudinal inferior, 55, función vestibular, 66
evolución 56(fig.) funcionalismo, 437-438
funcionamiento jerárquico del fascículo longitudinal superior, 55, funcionamiento cerebral
cerebro, 15-16 56(fig.) ubicación, 6 -9 ,1 4
hipótesis del cerebro triple, fascículo occipitofrontal superior, 55, visión holística, 9 -1 0 ,1 4
297-298, 298(fig.) 56(fig.) visión jerárquica, 15-16
lenguaje hum ano, 1 5 0 -1 5 1 ,151(fig.) fascículo uncinado, 55, 56(fig.) funcionamiento jerárquico del
excitación postsináptica, 32(fig.) fecha de nacimiento, 395 cerebro, 14-16
potenciales posinápticos Fedio, P., 311, 312 com o desarrollo evolutivo, 15-16
excitatorios (EPSP), 29, 30-31 fenilcetonuria (FCU), 407 concepto de Hughlings-Jackson
excitación posináptica, 33(fig.) fenotiacinas, 36 del, 14-15
excitación fibras corticales com isurales, 55, Fuster, Joaquín, 239, 348, 357, 376, 379
perturbada, después de lesiones 56(fig.)
prefrontales, 329 fibras corticocorticales ipsilaterales, Gaffan, D., 255
teoría de la emoción por excitación 55, 56(fig.) Gage, Phineas, 324- 325, 324(fig.)
cognitiva, 288, 288(fig.) filopodia, 397 Galaburda, A .M . 149, 411, 412
teorías de la, con trastorno por fisostigmina, 35, 35n Galeno, 5, 420
ÍNDICE 525

Gall, Franz Josef, 9 ,1 0 ,1 2 9 Golgi, Camillo, 22 papel emocional, 30/, 309, 310-311,
Galletti, C , 160 gradiente temporal, 253 311(fig.)
ganglio, 52 Grafe, P., 213 hemisferios cerebrales
Véase también ganglios basales; gramática, 126 desbalance entre, como factor en la
células retínales del ganglio Grandin, Temple, 416-417 depresión clínica, 307
ganglios basales, 49,52, 59-60, 61(fíg.) griegos antiguos, visión del cerebro, dominio de, evidencia para, 11-12
conexiones recurrentes, 229, 6-7 lóbulos de, 53-54, 53(fig.)
229(fig.) guanilil ciclasa, 93 V éase tam bién hemisferio izquierdo;
papel en el movimiento voluntario, guanosinmonofosfato cíclico (cGMP), hemisferio derecho
218, 228-231, 229(fig.), 230(fig.) 93 Henschen, 90,104
trastornos a partir de lesiones en guiones, 345 herencia poligénica, 407
los, 230 Guitton, D., 340, 351 Hess, W.R., 291
género Gwiazda, 401 hidrocefalia, 51
dislexia de desarrollo y, 411 hidroxilasa de la femlalanina, 407
recuperación funcional después de habilidad perceptual, 245 Hinshehvood, J., 410
daño cerebral y, 422 habilidades cognitivas, 245 hipercinesia, 231
genes presenectuales, 386 aprendizaje de, preservada en hipercolumna de dominio ocular, 118
Georgopoulos, Apostolos, 224 pacientes amnésicos, 264-265, hipercolumna de orientación, 118
Gerstman, ]., 145 265(fig.) hipergrafia, 311
Geschwind, Norman habilidades motoras, 245 hipermetamorfosis, 294-295
asimetría anatómica hemisférica habituación, 38-39, 38(ñg.), 403-404 hiperpolarización, 30, 273
de, 149-150 habituación a corto plazo, 38 pospotencial como, 32
caso de afasia transcortical, 132 habituación de largo plazo, 38 hiperprosodia, 130
hipótesis acerca de la relación del habla en circunloquios, 131 hipocampo, 61
género con la dislexia, 411 Harlow, J.M., 324, 325 como estructura del sistema
modelo de desconexión, 13, 206 haz del nigroestriado, 230 límbico, 296
paciente con apraxia, 234-237, Hecaen, H., 156 conexiones entre corteza prefrontal
235(fig.), 236(figs.) Heilman, K.M., 237 e, 350-351, 350(fig.)
papel del hemisferio izquierdo en Held, R„ 401 deterioro de la memoria después
el movimiento voluntario, 237 Helmholtz, Hermann von, 94 de remoción o lesiones del,
gestos expresivos, 233 hemianopia, 58,102 252-254, 253(fig.), 255,257
gestos simbólicos frente a expresivos, hemianopsia homónima, 58,103 entrada cortical hacia el, 258(fig.)
233 hemibalismo, 231 papel de la memoria explícita,
Ghent, L., Test de Figuras hemicampo visual, 102 279-280
Traslapadas, 1 9 3 ,193(fig.) hemiparesia, 225 papel en el condicionamiento
glándula pituitaria anterior, 64 hemiplejía, 56 contextual, 304
glándula pituitaria posterior, 64 hemirretina dorsal, 101 papel en el procesamiento espacial,
Gleitman, H., 364 hemirretina nasal, 1 0 1 ,102(fig.) 166-171,167(fig.), 168(figs.),
glía, 23-24, 24(fig.) hemirretina temporal, 1 0 1 ,102(fig.) 169(fig.)
potencial de membrana de, 27, hemirretina ventral, 101 potenciación a largo plazo (PLP),
28(fig.) hemisferio derecho 42-43, 42(fig.)
glicina, 33 especialización en el procesamiento hipocinesia, 229, 230
gliosis, 421 espacial, 155,156 Hipócrates, 6-7,129
Glisky, E.L., 431 funcionamiento especializado, hipofrontalidad, 373
globo pálido, 59-60, 229 13-14,155 hipotálamo, 62, 63(fig.), 64-65, 65(fig.)
Glotz, Friederich, 15 papel emocional, 307-311, 312(fig.) papel emocional, 63, 290-292,
glutamato, 33 papel en el lenguaje, 147-149 291(figs.), 298
Goldman-Rakic, P.S., papel en el procesamiento espacial, hipótesis cerebral, 4-6
acerca de la regulación del 161(fig.), 161-162,162(fig.) 163, hipótesis de catecolaminas
comportamiento mediante el 164(fig.) depresión, 378
conocimiento de hemisferio izquierdo trastorno por deficiencia de
representaciones, 346, 347, 348, dominio del, 13,14 atención (TDA), 414
354, 357 especialización del habla, 1 2 8 ,149n hipótesis de la dopamina en la
acerca del papel de la corteza esquizofrenia como anormalidad esquizofrenia, 308,367-368
prefrontal en la memoria funcional del, 376 hipótesis de la interacción
funcional, 272-273, 273(fig.), papel del lenguaje, 11-12,13,14 dopamina-serotonina en la
275(fig.), 440 papel del procesamiento espacial, esquizofrenia, 368
Goldstein, K., 307 1 5 5 ,161(fig.), 162,163, 164(fig.) hipótesis de la monoamina en la
526 ÍNDICE

depresión, 378 imagen funcional por resonancia tipos de memoria, 252, 268
hipótesis de la neurona, 22 magnética (fMRI), 75-76 Jamison, Kay Redfield, 381
hipótesis de la serotonina en la imágenes eidéticas, 154 Joynt, R., 11
depresión, 378 imaginación mental
hipótesis de la visión del área en procesamiento espacial, 178-182, Kandel, E.R., 38, 437
maestra, 119-120 179(fig.)/ 180(fig.), 181(fig.) Kanner, LO., 416
hipótesis de quimioespecificidad, especialización hemisférica, Kaplan, E., paciente con apraxia,
398-399, 398(fig.) 181-182 234-237, 236(fig.), 235(figs.), 237
hipótesis de retroalimentación facial, imipramina, 35 Karpov, B.A., 339
290 impercepción, 212 Kemper, T.L. 411
hipótesis de valencia, 307 inducción, 393-394, 393(fig.) Kimura, Doreen, 237-238
hipótesis del cerebro triple, 297-298, inercia psíquica, 330 Klüver, Heinrich, 294
298(fig.) Ingvar, D.H. 372 Kolb, B., 308
hipótesis reticular, 22 inhibición Kornetsky, 415
hipótesis ventricular, 7, 7(fig.) de retorno, 401, 402(fig.) Koskinas, 55
Hitzig, Eduard, 12, 78 papel de modelado, 28, 29(fig.) Kosslyn, S.M., 180
H.M. (paciente con amnesia), 249-252, posináptica, 34(fig.) Kraepelin, Emil
250(fig.) presináptica, 33, 34(fig.), 41 importante investigación de
aprendizaje motriz de, 262-263, inhibición lateral, 98 laboratorio, 365
263(fig.) inhibición posináptica, 34(fig.) trabajo sobre esquizofrenia, 365,
lesiones de, 255, 257 inhibición presináptica, 32, 33(fig.) 367, 371
reunión del autor con, 244 inhibidores de la monoaminooxidasa, Krafft-Ebbing, Richard von, 365
holismo, 9 34, 378 Kuffler, Steven, 96,103, 106
experimento de Flourens, 9-10 inhibidores selectivos de la recaptura Kussmall, 410
ubicación frente a, 14-16 de serotonina (ISRS), 35, 378 Kwashiorkor, 408
visión de Goltz, 14 integración temporal del
Holmes, G., 158 comportamiento, 338, 340 laberinto de agua de Morris, 282
homeostasis, 64 inteligencia laberinto de puntos, 251, 251 (fig.)
homúnculo motor, 56, 57(fig.) comportamiento dirigido a meta lado contralateral, 6 ,4 7
homúnculo sensorial, 57,156, como manifestación de, 323 lado ipsilateral, 4, 47
156(fig.) deterioro después de lesiones lamellipodia, 397
hormona adrenocorticotrópica prefrontales, 332 Land, Erwin, 109
(ACTH), 378 recuperación funcional después de Lange, Carl, teoría de la emoción de,
hormona liberadora de corticotropina daño cerebral e, 423 289-290, 290(fig.)
(CRH), 378 intencionalidad, 435 Lashley, Karl, 10, 277, 281
Hubel, David, 104,111,114,117,118, interanimación teórica, 438 Leborgne ("Tan"), 11, ll(fig-), 15
399 interbandas, 109 lectura fonológica. Véase dislexia
Hughlings-Jackson, John interferencia proactiva (IP), 259 superficial
acerca de los síntomas positivos y intermanchas, 106 lectura mediante vocabulario
negativos, 366 intemeuronas facilitadoras, 39 visualizado. Véase dislexia
concepto de jerarquía, 14-16 interneuronas, 20 fonológica
descripción de caso de apraxia, 231, facilitadoras, 39 lectura por sonidos. Véase dislexia
234 intervenciones orientadas superficial
especialización del hemisferio externamente, 429 lectura, modelo de dos vías para la,
derecho para imaginación visual, intervenciones restauradoras, 429-430 1 4 4 ,145(fig.)
13, 155 iones, 25 Leibniz, Gottfried, 189
impercepción, 211 fuerzas físicas que influyen el lenguaje, 125-151
involucramiento del cerebro en el movimiento de, 26-27 asimetrías anatómicas hemisférica
lenguaje, 132 movimiento de potasio y sodio, en el, 149-150,149(fig.), 151,
humor, comprensión del, 308- 309 27-28 150(fig.)
Huntington, George, 386 ira fingida, 291, 291 (fig.) características del, 126-127
isocorteza, 53 componentes de función en el,
identificación teórica cruzada, 438 135-146
ilusiones, 367 Jacobsen, C.F., 271, 272, 346, 347 desarrollo de, en infantes /niños,
imagen funcional por resonancia James, William, 318 127-128, 405-406
magnética (fMRI), 76 inteligencia como la visualiza, 323 deteriorado, después de lesiones
imagen por resonancia magnética Principios de psicología, 21 prefrontales, 332-333
(MRI), 73, 74(fig.) teoría de la emoción, 290, 290(fig.) dominio cerebral, 11
ÍNDICE 527

humano, evolución del, 150-151, lúmenes, 96 emocional, en contraste con


149(fig.) luminancia, 96 memoria de emoción, 306-307,
papel del área de Wernicke, 135, Luria, Aleksandr, 340 303(fig.)
135(fíg.), 146-147 modelo de procesamiento cortical, metamemoria, 259, 332-333
papel del hemisferio derecho, 60, 61(fig.), 90 papel de la potenciación a largo
147-149 Luzzatti, C., 176,180 plazo (PLP), 43
papel del hemisferio izquierdo, papel de los lóbulos frontales,
11-12,13,14 M I. V éase corteza motora (M I) 271-275, 281-283
procesamiento secuencial, 12-13, MacLean, Paul, 61 preservada con la amnesia, 262-267
13(fig.) conceptualización de sistema procesos constitutivos, 248-249, 261
representaciones mentales límbico, 296-298, 297(fig.) prospectiva, 336
subyacentes, 153-154 hipótesis del cerebro triple, reconocimiento, 256
Leonardo da Vinci, 7-8, 7(fig.) 297-298, 297(fig.), 298 síntesis de proteínas y, 280, 281(fig.)
lesiones, 9 magnetoencefalografía (MEG), 79 sistemas múltiples, 276-277,
V éase tam bién daño cerebral manchas, 106 277(tabla)
Levitsky, W., 149-150 manía, 380 topográfica, 165
ley de Dale, 33 mantenimiento, 249, 261 V éase tam bién amnesia; categorías
liberación de interferencia proactiva, M a n u a l d iag n óstico y estad ístico de esp ecífica s de m em oria
259 trastorn os m en tales (D SM -1V ) y otros dominios cognitivos, 249
liberación de neurotransmisor, 33-35, (Asociación Psiquiátrica memoria a corto plazo, 246-247
34(fig.) Americana), 366, 388 deterioro selectivo de, 269-270,
efecto sobre las membranas mapa funcional, 58 270(figs.), 271(fig.)
posinápticas, 28 mapas tonotópicos, 58 sistema separado para, 252, 270,
sustancias que reducen/facilitan, "M apm akers", 14 270(fig.)
33-34 marasmo, 408 teoría de la compuerta, 269-270
Lichtheim, L., 131-132,131(fig.), Marie, Pierre, 14 memoria a largo plazo, 248
135-136 Martin, A., 312 representación neuronal, 277-281
Liepmann, Hugo, 15, 205, 238 materialismo, 8, 434 separada de la memoria a corto
clasificación de apraxias, 232, McCarthy, R.A., 196 plazo, 252
232(fig.) modelo de producción del habla, memoria de duración intermedia, 248
estudios tempranos de las apraxias, 1 4 0 ,140(fig.), 141 memoria de emoción, 306-307,
231-232 modelo de recuperación de 306(fig.)
líquido cefalorraquídeo (LCR), 50, 51 palabra, 138, 138(fig.) memoria de procedimiento
Lissauer, Heinrich, 189,195,197 McFie, J., 156 (implícita), 245-246, 246n
lóbulos frontales, 52, 52(fig.) médula espinal, 68, 68(fig.) memoria de reconocimiento, 256
papel de la memoria funcional, terminología para direcciones en, memoria declarativa, 245-246, 246n
271-275 45 memoria ecoica, 246
papel de la memoria relacionada mejoramiento de contraste, 98 memoria emocional, 306
con la organización de, 281-283 membrana aracnoides, 50, 50(fig.) memoria episódica, 245
papel del procesamiento espacial, membranas celulares deterioros selectivos de, 268
182-184,183(fig.), 184(figs.) en neuronas, 25, 26(fig.) pérdida con amnesia global, 268
lóbulos occipitales, 52, 52(fig.) movimiento de iones a través de, memoria explícita, 245, 246, 246n,
lóbulos parietales, 52, 52(fig.) 25-26, 26(figs.) 279-280
conexiones entre corteza prefrontal potencial de reposo de, 27-28 memoria funcional, 247-248, 247(fig.),
y, 349-350, 350(fig.) membranas posinápticas, 24 248(fig.), 275(fig.)
izquierdo, papel del movimiento efecto de la liberación de componentes de los buffers,
voluntario, 219, 237-238 neurotransmisores sobre, 29 270-271, 270-276
V éase ta m b ién apraxias membranas presinápticas, 24 deteriorada, después de lesiones
lóbulos temporales, 52, 52(fíg.) zonas activas, 32 prefrontales, 332
disfunción de, con esquizofrenia, memoria, 244-283 emocional, 316-317, 318
3754-376 categorías de, 245-247, 246(fig.) papel de lóbulos frontales, 271-275
lesiones de, memoria deteriorada congruencia con el estado de memoria icónica, 246
después de, 252-256, 255(fig.) ánimo, 307 memoria implícita, 245, 246, 246n
papel emocional, 311-312 deteriorada, después de lesiones en almacenamiento de, 280
localización visual, 156(fig.), 157-165 el lóbulo temporal, 252-256 intacta en pacientes amnésicos,
Loewi, Otto, 22 deteriorada, luego de lesiones 262-267
Loftus, Elizabeth, 249 prefrontales, 332 memoria no-declarativa, 245-246,
LSD, 35 deterioros de, 267-276 246n
528 ÍNDICE

memoria prospectiva, 336 miastenia grave, 218 papel de la corteza motora (MI),
memoria reciente, 248 microcefalia, 408 219, 220-224, 220(fig.), 221(fig.),
memoria semántica, 245 microglía, 23 222(fig.), 223(fig.), 224(fig.)
deterioro selectivo de, 269-270 microtúbulos, 71 papel de la corteza prefrontal, 219,
pérdida de, en amnesia global, 269 miedo disminuido con el síndrome 239, 240(fig.)
memoria topográfica, 165 Klüver-Bucy, 293 papel de los lóbulos parietales, 219,
meninges, 49-50, 50(fig.) mielencéfalo. Véase bulbo raquídeo 238-239
mensajeros secundarios, 37 (mielencéfalo) papel del área motora
mesencèfalo. Véase cerebro medio mielina, 24 suplementaria (AMS), 218,
metales pesados, efecto sobre la velocidad de transmisión y 224-227, 225(fig.), 227(fig.)
actividad del mensajero eficiencia influida por, 32 papel del área premotora (APM),
secundario, 37 mielinización, 400, 401(fig.) 219, 224-227, 225(fig.), 226(fig.),
metamemoria, 258, 332 migración neuronal, 393, 395(fig.), 228(fig.)
metencéfalo, 49, 49(tabla) 396, 396(fig.) papel del área somatosensorial
método de deshabituación, 403 migración, neuronal, 1 8 2 ,183(fig.), (SI), 218, 226, 227(fig.)
método de estímulos desvanecidos, 184(fig.), 293, 395(fig.), 396, papel del cerebelo, 218,227-229
267 396(fig.) trastornos elementales, 218-219
método de flujo sanguíneo cerebral Milner, Brenda, 249, 252, 282, 296 Véase tam bién apraxias
regional (FSCr), 75 mirada obligatoria, 402 movimientos de todo el cuerpo, 234
método de loci, 267 Mishkin, M., 165, 166, 256 mudez pura de palabra, 132,134
método de peroxidasa de rábano Miyashita, Y., 279 Munk, Hermán, 189, 428
(HRP), 72 modalidades sensoriales especiales, Myklebust, H.R., 414
método de sustracción, 75, 76-77 48
metodología de estudios de caso, 16,17 modelo de búsqueda simbólica de la Nauta, Walle, 60
métodos de lesión, 80-82 agnosia visual, 206-207, 207(fig.) necrosis, 421
papel del hipocampo en el modelo de desconexión, 13,131, Neisser, Ulric, 437
procesamiento espacial, 167-168, 131(fig.) Nemesio, 7
168(fig.) agnosia visual y, 206-207, 215(fig.) neocorteza, 53
efecto de lesión por etapas, 423 trastornos del lenguaje y, 133-135, neoestriado, 61, 228
métodos de visibílízación funcional, 134(fig.) neologismos, 131
75-77 modelos computacionales de criterios nervio auditivo, 58
imagen funcional por resonancia restringidos, 207 nervio óptico, 102
magnética (fMRI), 76 modelos de reconocimiento de nervios espinales, 68
método de sustracción, 75, 76-77 objetos, que cumplen criterios neumoencefalografía, 72, 73(fig.)
problemas de interpretación, 75-76 paralelos restringidos, 207 neuritas, 23
tomografia computarizada por de agnosia visual, 207-210 neuroanatomía, 46
emisión de fotones (SPECT), 75, modulación, 21 funcional, 46
76 módulos corticales, 118 neurobiologia computacional, 207
tomografia por emisión de m om entum de la lesión, 421 neuroblastos, 393
positrones (PET), 75, 76(fig.) monismo, 8,435 proliferación de, 393, 394(fig.)
métodos neurofisiológicos, 77-79 monoaminas, 33 neurociencia cognitiva, 289
electrocorticografía (ECo), 78-79, morfología, 126 neurociencia mental, 289
79(fig.) Morgan, W.P., 410 neurociencia psíquica, 289
electroencefalografía (EEG), 77-78, Mountcastle, Vemon, 94 neuroetología, 168
78(fig.) movimiento estudios sobre el papel del
potenciales relacionados con movimientos de todo el cuerpo, hipocampo en el procesamiento
evento (ERP), 78, 78(fig.) 234 espacial, 169-170
registro en célula individual, 77s reflejo en contraste con voluntario, neuroglía. Véase glía
métodos para visualizar estructuras, 223, 220(fig.), 222(fig.) neurolépticos, 368
72-74 Véase también movimiento neuronas
angiografía, 73, 73(fig.) voluntario componentes de, 22-23, 23(fig.)
imagen por resonancia magnética movimiento voluntario, 216-240 descubrimiento de, 22
(MRI), 73, 74(fig.) clarificación del término, 217 membranas celulares en, 25, 26(fig.)
neumoencefalografía, 73, 73(fig.) componentes del, 217-218 motoras, 21
radiografía del cráneo, 72-73, control de orden superior número en humanos de, 21
72(fig.) (panorama), 219-220, 219(fig.) sensorial primaria, 21
tomografia computarizada (TC), movimiento reflejo en contraste tipos de, 21
73, 73(fig.) con, 220, 220(fig.), 221 (fig.) Véase tam bién intemeuronas
ÍNDICE 529

neuronas motoras, 21 oligodendrodtos, 24, 24(fig.) perseveradón, 130, 316, 342, 348, 352
neuronas sensoriales primarias, 21 oliva superior, 58 Test de Wisconsin de Clasificación
neuropéptidos, efecto prolongado de, opsina, 93 de Tarjetas, 316, 317(fig.)
35, 35-36 oraciones semánticamente perseveradón emocional, 316
neurotransmisores, 22 restringidas, 139 Personalidad como factor en la
antagonistas y agonistas, 35n oradones semánticamente recuperadón fundonal después
categorías de 33-34 reversibles, 139 de daño cerebral, 423
degradación enzimática, 34 organelos, 23 personalidad lóbulo temporal, 311
papel de la transmisión neuronal, organizadón modular, 19 Petrides, M., 183, 282, 283
24-25 organizadón retinotópica, 90 Piaget, Jean, 403
recaptura de, 34-35 orientación visual, desarrollo de, 401, piamadre, 50, 50(fig.)
respuestas a la conjugación de los 402(fig.) pigmento visual, 91-92
receptores con, 36-37 Orton, S., 410 Pinker, S., 440
Véase también neurotransmisores Owen, A.M., 343 Piven, ]., 417
específicos placa neural, 393
Newcombe, F., 201 palabra pura, 133, 133-134 placas neuríticas, 386
Newsome, William, 114 paleocorteza, 53 placas neurofibrilares, 386
nicotina, efecto sobre la actividad del Papez, James, teoría del circuito de la planum temporale, 128,149-150,149,
segundo mensajero, 37 emoción de, 291-293, 293(fig.), 149(fig.)
Nissl, Franz, 365 294(fig.) plastiddad, 399
nodos de Ranvier, 23(fig.), 24, 32 papiro Ebers, 128 Platón, 6, 435
Noguchí, Hideyo, 366 papiro quirúrgico Edwin Srrúth, 4-6, plexo coroides, 50
norepinefrina, 33, 34(fig.), 35 5(fig.) plomo, efecto sobre la actividad del
núcleo anterior del tálamo, 60 parafasia fonémica, 129 mensajero secundario, 37
núcleo basalis, 313 parafasia semántica, 129 poliomielitis, 218
núcleo basolateral (grupo nuclear), parafasias, 129 posición anterior, 46, 47(fig.), 48
301 paragrafias, 129 posición dorsal, 46-47, 47(fig.)
núcleo caudado, 59, 60, 229 paraplejía, 219 posición inferior, 47, 47(fig.)
núcleo central, 301 parceladón, 247 posición lateral, 46, 47(fig.)
núcleo coclear, 58 paresia general, 365-366 posición media, 46, 47(fig.)
núcleo geniculado lateral (NGL), 57, pars opercularis, 140 posidón posterior, 47, 47(fig.), 48
6 3 ,1 0 3 -1 0 4 ,103(fig.) Paterson, A., 156,161 posición superior, 46, 47(fig.)
capas magnocelulares, 113-115 Pavlov, Ivan, 300 posición ventral, 47-48, 47(fig.)
características del campo receptivo pedúnculos cerebelosos, 66 Posner, M.I., 1 3 5 ,1 4 0 ,1 4 1 ,1 4 2 ,1 7 2 ,
de las neuronas, 103-104, Penfield, Wilder, 78-79, 255, 277 175
105(tabla) pensamiento pospotendal, 31
proyecciones hacia la corteza convergente, 334 potasio
visual, 104-105,106(fig.), deteriorado, después de lesiones bomba sodio-potasio, 28-29
105(tabla), 106(figs.) prefrontales, 334-336, 336(fig.) movimiento de iones, 27-29
núcleo geniculado medio, 58, 63 divergente, 334 potenciación a largo plazo (LTP),
núcleo oculomotor, 66 sentimiento en contraste con, bases 42-43, 42(fig.)
núcleo subtalámico, 62,228 neurológicas de, 318-319 potencial de acdón, 29, 31, 32(fig.)
núcleo troclear, 68 pensamiento convergente, 334 potencial de equilibrio, 26-27
núcleo ventrolateral del tálamo (VL), pensamiento divergente, 334-335 potendal de membrana, 27, 28(fig.)
230 péptido del gen relacionado con la potendal de reposo, 27
núcleos corticomediales (grupo calcitortina (CGRP), coliberación potendal del umbral, 31
nuclear), 301 de, 35 potendal evocado, 78
núcleos percepción tactual, 156 potenciales de receptor, 43
como concentraciones de cuerpos pérdida de las asociadones, 367 potenciales electrotónicos, 30
celulares, 51-52 periodo crítico, 127 potendales generadores, 43
como parte de las células, 23 periodo refractario potenciales posinápticos
absoluto, 32 exdtatorios (PPSE), 29, 30-31
O'Keefe, J., 167 relativo, 32 potenciales posinápticos
obsesiones, 381 periodo refractario absoluto, 32 inhibitorios (PPSI), 28, 29, 30
Ogle, 145 periodo refractario relativo, 32 potendales reladonados con evento
ojos. Véase visión permanenda de objeto, 403-404, (PRE), 78, 78(fig.)
Olds, J., 296 404(fig.) pragmática, 127
olfato, corteza olfativa, 58 permeabilidad, 25, 26 praxiconos, 237
530 ÍNDICE

predisposición, 390 del lenguaje, 1 2 -1 3 ,13(fig.) raíz dorsal ganglionar, 69


preferencia manual procesamiento semántico, 134, raíz ventral, 69
asimetrías anatómicas hemisféricas, 135-138, 136(tabla), 137(tabla) Rakic, P., 400
149-150,149n procesamiento visual central, 90, 104, Ramón y Cajal, Santiago, 22
dislexia de desarrollo, 411 110(fig.) Ranvier, Louis Antoine, 24
especialización hemisférica, 85, producción del habla, 139-142, nodos de Ranvier, 23(fig.), 24
85(tablas), 86(tabla) 141(fig.) Ratcliff, G., 182, 201, 202
recuperación de la afasia, 422-423 patrón de activación cerebral, Ravel, Maurice, 216
prematuridad, 407 140-142,141(fig.), 142(fig.), rayos X, cráneo, 72, 72(fig.)
prim ing en pacientes amnésicos, 245, 143(figs.) razón ventrículo-cerebro (RVC), 370,
265-267, 266(fig.) programas motores, 232 370(fig.)
prim ing por repetición, 265 propiedad emergente, 436 reacción catastrofista, 307
principio de Kennard, 423-424 propriocepción, 5 8 ,1 5 5 ,1 5 6 reacción de indiferencia, 307
P rincipios de psicología 0ames), 21 prosencéfalo. Véase cerebro anterior rebrote, 427, 427(fig.)
problema de asociación, 119 (prosencéfalo) rebrote colateral, 427, 427(fig.)
problema mente-cerebro. Véase prosodia, 130,147 recaptura, 34-35
problema mente-cuerpo afectiva, 308, 310 receptores, 24
problema mente-cuerpo, 8-9, 434-441, proposicional, 308 ionotrópico, 36
435 prosodia afectiva, 308, 310 metabotrópico, 37
enfoque de la psicología popular, prosodia proposicional, 308 respuestas a la conjugación de
436, 440 prosopagnosia, 196, 203-204, 204-205, neurotransmisores con, 36-37
enfoque del dualismo de las 206 receptores ionotrópicos, 36
propiedades, 436-437 proteína precursora de ¡3 amiloide receptores metabotrópicos, 37
enfoque del dualismo sustancial, 9, (APP), 386 receptores sensoriales, 21
435-436 protuberancia anular o puente, 48, 66 reconocimiento de objetos
enfoque del funcionalismo, 437-438 proyecciones retinófugas, 101, hipótesis de dos vías para, y
potencial para teoría unificada, ’ 102-106 procesamiento espacial, 165-166,
438-441 Proyecto para una psicología científica 166(fig.)
reducción interteórica y, 438, 439 (Freud), 365 modelos restringidos al
procesamiento espacial, 153-186 prueba de amobarbital sódico, 85-86, cumplimiento de criterios
e hipótesis de las dos vías para el 85(tablas), 86(tabla) paralelos, 207-210
reconocimiento de objetos, prueba de estudio por cambio de Véase tam bién agnosia visual
165-166,166(fig.) modalidad, 266 reconocimiento visual. Véase agnosia
espacio alocéntrico, 155,160-166 pseudodepresión, 330 visual
espacio corporal, 155, 155-156 pseudosicopatía, 330 R ecuerdos (Bartlett), 249
espacio egocéntrico, 155,156-160 psicología popular, 436, 439-440 recuperación, 248
especialización hemisférica, 155, psicopatía, 382 estratégica, 282
156, 161-162,161(fig.) psicopatología, 363-390 palabra, 138-139,138(tabla),
ignorar, 170-178, 170(fig.), 171(fig.) definición, 364-366 137(fig.), 137(tabla)
imágenes mentales involucradas demencias, 383-388 recuperación de palabra, 138-139,
en, 178-182,179(fig.), 180(fig.), problemas sin resolver, 388-389 137(tabla), 138(fig.), 138(tabla)
181(fig.) sociopatías, 382 recuperación estratégica, 282
papel de lóbulos frontales, 182-184, trastornos de ansiedad, 381-383 reducción interteórica, 438-440
183(fig,), 184(figs.), 185(fig.) trastornos del estado de ánimo, reflectancia, 94, 97, 97(fig.)
papel del hipocampo, 166-170, 377-381 reflejo de búsqueda, 17
167(fig.), 168(fig.), 169(figs.), trastornos esquizofrénicos, 366-377 reflejo pupilar, 66
170(fig.) Véase también enferm edades registro, 248, 261
problemas en el estudio, 154 específicas registro de célula individual, 77
representaciones mentales del puentes de baja resistencia, 44 registro de la iluminación, 107
espacio, 153 punto ciego, 102 rehabilitación como enfoque para el
procesamiento jerárquico paralelo, 90 putamen, 59-60, 229 daño cerebral, 429-431
procesamiento jerárquico secuencial reinervación, 427
por parte del área visual cerebral, Quadfasel, F.A., 132 representación distribuida, 39,207
90 quiasma óptico, 1 0 2 ,102(fig.) representación local, 208
modelo de Luria del, 60, 61(fig.), 90 representaciones analógicas, 153
procesamiento paralelo distribuido, radiaciones auditivas, 58 representaciones simbólicas, 153-154
18-19, 90, 208 Raichle, M.E., 1 3 5 ,1 4 0 ,1 4 1 ,1 4 2 ,1 7 5 reserpina, 378
procesamiento secuencial, 90 raíz dorsal, 69 efecto sobre la liberación de
I n d ic e 531

neurotransmisores, 33 Scheibel, A.B., 149 síndrome prefrontal dorsolateral, 343


respuesta Searle, J., 436 síndrome prefrontal medial, 343-344
condicionada, 40 secciones axiales, 48, 49(fig.) síndrome prefrontal orbital, 344
incondicionada, 40 secciones coronales, 48, 49(fig.) síndromes de desconexión, 13,14-15
respuesta condicionada, 40,300 secciones frontales, 48, 48(fig.) Véase tam bién modelo de
respuesta incondicionada, 40,300 secciones horizontales, 48, 48(fig.) desconexión
retención de dígitos, 249 secciones laterales, 48, 48(fig.) Singer, J.E., teoría de la activación
retina, 90-99 secciones sagitales, 48, 48(fig.) cognitiva de la emoción, 288,
características de los campos Seelenblindheit, 189 288(fig.)
receptivos de las neuronas, 96, Segarra, J.M., 132 sintaxis, 126
105(tabla) selectivas a la dirección, 112 síntomas de liberación, 17
cortical, 89,104 selectivos a la orientación, 106 síntomas vegetativos, 378
fotorreceptores, 90, 92-93, 92(fig.), semántica, 126 síntomas
93(fig.)/ 94(fig.) semántica emocional, 310 liberación, 17
fototransducción en, 93-94 sensibilización, 39, 40(fig.) positivo y negativo, 366, 380
panorama estructural de la, 91-92, sensorial autónomo, 48 vegetativo, 378
91(fig.), 1 0 1 ,1 0 3 ,101(fig.) sentimientos. Véase emoción sintonización direccional, 223
procesamiento neurona! dentro, señales para la recuperación, 261 sistema de representación perceptual
94-101 septum, 61-62, 63, 296-297 (SRP), 267
retina cortical, 90,104 serotonina, 33 sistema del lemnisco, 58
retinal, 93, 93n antidepresivos que bloquean la sistema espinotalámico, 58
rigidez de rueda dentada, 230 recaptura de, 35 sistema límbico, 49, 61-63, 62(fig.),
Risser, A.H., 406 hipótesis de la interacción 63(fig.)
rodopsina, 93 dopamina-serotonina en la conexiones del, 63(fig.)
Roland, Per, 179, 226 esquizofrenia, 369 conceptualización de MacLean,
Rolando, Luigi, S, 8(fíg.) inhibidores selectivos de la 296-298, 297(fig.)
Rolls, E.T., 252 recaptura de serotonina (ISRS), sistema motor autónomo, 48
romboencéfalo. Véase cerebro 35, 378 sistema motor somático, 48
posterior (romboencéfalo) LSD que retrasa la liberación de, 35 sistema nervioso
rompecabezas de la Torre de Hanoi, sexo. Véase género "cam panilla", 21-22
265, 265(fig.) Shallice, T., 335 capacidad de adaptación del, 21
Rosenzweign, Mark, 278 Shepard, R.N., 340 teorías acerca de la estructura
rostro quimérico, 310-311, 311(fig.) Sherrington, Sir Charles, 22, 217 básica, 22
rubéola, 408 Sherry, D.R, 168 sistema nervioso autónomo (SNA), 48
Rutter, M-, 417 shock, 421 sistema nervioso central (SNC),
shock medular, 421 panorama del, 48-52
S I. Véase corteza somatosensorial (SI) sífilis, 365 sistema nervioso periférico (SNP), 48
sabios autistas, 417 SIL Véase corteza somatosensorial sistema nervioso somático, 48
sabor, representación cortical del, 59 secundaria (SU) sistema sensorial autónomo, 48
Sacks, Oliver, 80n simultanagnosia, 205 sistema somatosensorial, 48
caso de agnosia visual (Dr. P), sinapsis, 22, 25(fig.) Skinner, B.F., 127
187-189,195 denominación, 24n Sobre la afasia (Freud), 15
informe de agnosia asociativa, 211 descubrimiento de, 22 sociopatía, 383
informe de artista con métodos para regular la cantidad Sócrates, 435
acromatopsia, 80,111,180 de neurotransmisor, 35 sodio, movimiento de iones, 27-29
paciente con aprosodia, 148 transmisión en, 24-26, 35(fig.), Sokoloff, Louis, 116
visión restaurada en paciente ciego, 43-44 soma, 23
213 sinapsis eléctrica, 2 5 ,44(fig.) sordera cortical, 59
Sakai, K., 279 síndrome de alcoholismo fetal, 408 sordera pura de palabra, 132, 133-134
Scotti, G., 193, 196 síndrome de dependencia ambiental, Sperry, Roger, 83-84
Scoville, William, 249 340 hipótesis de quimioespecificidad,
Schacter, Daniel síndrome de Down (trisomía 21), 407 398-399, 398(fig.)
golfista con enfermedad de síndrome de Gerstman, 145n, 414 Spinnler, H., 192,195
Alzheimer, 246 síndrome de Joubert, 418 Spreen, O., 406
pacientes con deterioros de síndrome de Klüver-Bucy, 294-296 Spurzheim, Johann Casper, 9, 9(fig.)
memoria, 267, 268, 431 síndrome de Turner, 407. Steinthal, 231
teoría de la activación cognitiva de síndrome del habla extranjera, 147 Styron, William, 378
la emoción, 288, 288(fig.) síndrome disejecutivo, 343 suma espacial, 30
532 ÌNDICE

suma temporal, 31 trastorno por defidenda de tracto óptico, 102


supersensibilidad para denervadón, atendón (TDA), 416 tractos, 51, 71
426 teoría de la mente, 417 transducdón, 59
supresión, 85 teoría de preparación para las fobias, translocadón, 407
surco arcuato, 346 382 transmisión autosómica dominante,
surco calcarino, 54(fig.), 57 teoría tricromática de visión del color 407
surco neural, 393 de Young-Helmholtz, 93-94 transmisión autosómica recesiva, 407
surco principal, 58, 346 tercer ventrículo, 50, 50(fig.) transmisión neuronal química en las
especializado para las respuestas terminal del axón, 23, 71 sinapsis, 24-25, 36(fig.), 43-44
visoespaciales demoradas en terminología eléctrica, 43-44
monos, 348-354 derivaciones griegas o latinas, transmisión vinculada al sexo, 407
surcos, 8, 8(fig.), 53, 53(fig.), 54(fig.) 46-47 transplante de tejido cerebral,
sustancia blanca, 50, 50(fig.) para direcdones /posidones en el 431-432, 431(fig.)
en médula espinal, 68-69 cerebro, 47 transplante, 431, 432, 432(fig.)
sustanda gris, 51-52, 51(fig.) para secciones de corte del cerebro, transporte anterógrado, 71-72, 71(fig.)
en médula espinal, 68 48, 48(fig.) transporte axoplásmico, 71-72,
sustanda nigra, 61, 66, 228 Test Recuerdo de Secuencias, 254, 71 (fig-)
254(fig.) transporte retrógrado, 72
tálamo, 63, 63(fig.) Test de Corsi de Recuerdo de trastorno afectivo estadonal (SAD),
núcleo anterior, 62 Secuencias, 254, 254(fig.) 380
núcleo geniculado lateral (NGL), Test de Cuadrados de Efron, 190, trastorno bipolar, 380, 380(fig.)
63, 103-106,104(fig.) 191(fig.), 192-193 factores genéticos, 381
tallo cerebral Test de Dígitos Recurrentes, 253, 254, prevalencia, 380
regiones del, 49, 49(tabla), 64-66, 254(fig.) trastorno cinético del habla, 129,
66(fig.) test de figuras incompletas de Gollin, 129n, 139
terrninología para direcdones en el, 1 9 3 ,193(fig.), 195, 264, 264(fig.) trastorno de ansiedad generalizada
46 Test de Figuras Traslapadas, 192, (TAG), 381, 382
tallo cerebral (romboencéfalo), 49, 193(fig.), 199 trastorno de la memoria topográfica
50(fig.), 49(tabla), 67 Test de Finalizadón de Calle, 193(fig.) (amnesia), 165
tarea de cancelación de líneas, Test de Iluminación Irregular, 193, trastorno de pánico, 381, 382-383
171(fig.) 194(fig.) trastorno de personalidad antisodal,
Tarea de la Lectura en Espejo, 263, Test de Imágenes no Familiares, 382
264(fig.) 194-195,195(fig.), 198 trastorno depresivo mayor, 377-380,
tarea de orientación de línea de Test de la Torre de Londres, 335-336, 379(fig.)
Benton, 1 6 2 ,162(fig.) 336(fig.), 351 depresión endógena, 378
Tarea del Dibujo en Espejo, 262, Test de Rendimiento Continuo, 375, depresión reactiva, 378
263(fig.) 375(fig.), 415 desbalance hemisférico, 307
tareas de alternación demorada, 271 Test de Stroop, 340, 348, 387, 403 disfunción endocrina, 378-379
tareas de no igualación a la muestra Test de Uso de Objetos, 334 factores genéticos, 380
demorada (DNMS), 256 Test de Wisconsin de Clasificadón de hipótesis de la serotonina, 378
tareas de respuesta demorada, Tarjetas, 343 hipótesis de las catecolaminas, 378
271-272, 272(fig.) enfermedad de Parkinson, 388 hipótesis de las monoaminas, 378
analogía ocular de, 272-273, esquizofrenia, 374, 374(fig.) prevalenda, 378
273(fig.), 275(fig.) pensamiento conceptual, 334-335 trastorno fonémico del habla, 129,139
tareas dihápticas, 87 perseveradón, 316, 316(fig.), 342, trastorno formal del pensamiento, 367
tasa de concordanda, 368 348, 352 trastorno maniacodepresivo. Véase
Taylor, A.M., 193.195,309 trastorno por defidenda de trastorno bipolar
Taylor, G., modelo para identificar atención, 415 trastorno obsesivo-compulsivo
trastornos de aprendizaje, 409, Teuber, H.L., 336, 356 (TOC), 381, 383
409(fig.) tomografia computarizada (TC), 73, trastorno por defidenda de atendón
técnica estereotáxica, 291 74(fíg.) (TDA), 415-417
tectum, 66 tomografia computarizada por factores genéticos, 415-416
tegmentum, 66, 67 emisión de fotones (SPECT), 76 teorías de, 415-417
telencéfalo, 49, 49(tabla) tomografia por emisión de positrones trastornos afectivos. V éanse trastornos
temblor de reposo, 230 (PET), 75, 76(fig.) del estado de ánimo
teoría de la emoción por exdtación tracto corticobulbar, 66 trastornos centrales de deletreo,
cognitiva, 298, 298(fig.) tracto cordcoespinal, 66 145-146
teoría de la exdtación óptima para el tracto fibroso, 51, 71 trastornos cromosómicos, 407
ÍNDICE 533

trastornos de ansiedad, 381-382 método de lesión y, 83 vista. V éase visión


factores neuroquímicos, 381 ubicación sobre la superficie corporal, vocabulario afectivo no-verbal, 310
fobias, 381, 382 155 von Economo, 55
trastorno de ansiedad generalizada tímbrales de localización de puntos, von Senden, M., 213
(TAG), 381 155-156,156n
trastorno de pánico, 381, 382 unificación explicativa, 438 Walker, A.E., 326, 326(fig.), 346(fig.)
trastorno obsesivo-compulsivo Wall, P.D., 428
(TOC), 381, 382 V I. Véase corteza visual primaria (VI) Warrington, E.K., 195, 203, 263
trastornos de ensamble de deletreo, V4 humana, 16,111, lll(fig .) deterioros de ceguera cortical
146 V5 humana, 109(fig.), 1 1 3 ,113(fig.) parcial, 190-191
trastornos del aprendizaje, 409-414 Vaccarino, A.L., 168 modelo de producción del habla
discalculia de desarrollo, 413-414 vector de dirección, 223, 224(fig.) de, 1 4 0 ,140(fig.), 142
dislexia del desarrollo, 410-413, vector de población, 223, 224(fig.) modelo de recuperación de palabra
412(fig.) veneno de la araña viuda negra, de, 1 3 9 ,138(fig.)
discapacidades de aprendizaje no liberación de neurotransmisores pruebas de deterioro visual, 193,
verbal, 414 facilitada por, 33 196
modelo de Taylor para identificar, ventrículos cerebrales, 50-51, 51(fig.) Watson, John, 127, 365
409, 409(fig0 alargados, por enfermedad de Weiskrantz, L., 264
trastornos del desarrollo, 406-418 Alzheimer, 384, 385(fig.) Wemicke, Cari, 12-15
autismo, 416-418 alargados, por esquizofrenia, afasia de conducción, 13,131
con causas conocidas, 406-409 369-370, 370(figs.), 370-371 afasia de Wemicke, 12, 81,130-131,
de aprendizaje, 409-414, 409(fig.) hipótesis ventricular, 6, 5(fig.) 139
déficit de atención, 414-416 razón ventrículo-cerebro (RVC), área de W ernicke, 12, 12(fig.),
trastornos del estado de ánimo, 370, 370(fig.) 134, 133(fig.), 135, 135(fig.),
377-380 ventrículos laterales, 51, 51(fig.) 146-147
trastorno afectivo estacional (TAE), vesículas, 71 concepto de procesamiento
380 vesículas sinápticas, 24 secuencial, 12-13,13(fig.)
trastorno bipolar, 380, 380(fig.) vía auditiva, papel en la aversión hipótesis del síndrome de
trastorno depresivo mayor, condicionada, 298(fig.), 300-301, desconexión, 1 3 ,1 3 1 ,131(fig.),
377-380, 379(fig.) 303, 304(fig.) 206
trastornos del lenguaje. Véase afasias vía parvocelular-intermancha, 106, Wiesel, Torsten, 106, 111,114,117,118
trastornos del movimiento. Véase 111-112 399
corea (enfermedad) de vía parvocelular-mancha, 106 Wong-Riley, Margaret, 106
Huntington; enfermedad de vías verticales, 97, 98, 98(fig.), 99(fig.) Wundt, Wilhelm, 75,189
Parkinson vías visuales primarias. Véase corteza
trastornos disociativos, 306 visual primaria (VI) Yarbuss, A.L., 339
trastornos fóbicos, 381-383 virus de inmunodeficiencia humana Young, Thomas, 93, 94
trastornos lingüísticos del deletreo, (VIH), 408
145-146 visión Zaidel, E., 147
trastornos nutricionales, 408 color, teoría tricromática de Zangwill, O., 155,161, 411
trayectorias laterales, 97, 98(fig.) Young-Helmholtz, 93-94 Zeki, Semir, 111, 200
trepanación, 4, 4(fig.) construcción de representación, conceptualización de agnosia
triángulo de Kanizsa, 210-211, 119-121 visual, 198, 210, 210-212, 211,
211(fig.) deficiencias de, trayectorias 211(fig.), 213(fig.)
trisomía, 407 visuales asociadas con, 102, crítica de la hipótesis de dos vías
Trousseau, Armand, 130 103(fig.) para el reconocimiento de objetos
tubo neural, 393 hipótesis del área maestra, 119-120 y el procesamiento espacial, 166
Tulving, Endel, 245, 267, 277 papel de la amígdala, 313, 313(fig.) hipótesis de entrada recurrente,
problema de integración, 119 120,159, 212
ubicación de función, 7 visión ciega, 66, 120 Zola-Morgan, S., 257
historia de las visiones acerca de, visión del color zona binocular, 102, 102(fig.)
7-9 teoría tricromática de zonas activas, 33
holismo en contraste con, 15-16 Young-Helmholtz, 93 zonas monoculares, 102, 102(fig.)
"M apm aker", 14 Véase también ceguera de color zurdería. Véase preferencia manual

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