Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Rains 2004 Principios de Neuro
Rains 2004 Principios de Neuro
P, i\í/V»
* 'í ^
m i
' J Í ' ' " ^ J t - V ' $+ * *
' ■>
~ • a './ r y » .,'! .
'■V ^ S' . -- »
j '- í
| | | P ff" :^ W
i! ~ i^ :;,.- *", # v 'w ' ' C '
| § § ¡| |
■f-v'
K
í /
* ^
> y**'ÿ /f /ÿ ir * ív
v ' /
111
4tatfv -O" '
w m * m m « m m w .m
' Í //, ,/, "' ", Z ' . ''
îtf ,*/,/' f / / , ' ',
Í/S ' , '/,//'%& X,
¿SM" Ai
m >'' %?! " ',0 ù k ","ÿ’W f j ' 'Í X *
'âL # < ; “ê% &
Principios
de neuropsicología
humana
G. Dermis Rains
Kutztown, University o f Pennsylvania
Traducción
Victor Campos
Traductor Profesional
Revisión técnica
Amoldo Téllez López
Subdirector Académico,
Facultad de Psicología, UANL
P R IN C IP IO S D E N E U R O P SIC O L O G ÍA H UM AN A
511 MeGraw=Hi!l
ÜÜ Interamericana
DERECHOS RESERVADOS © 2004, respecto a la prim era ed idón en español por:
McGRAW-HILL INTERAM ERICANA EDITORES, S.A. DE C.V.
A Subsidiary o f the M cG raw -H ill Companies, Inc.
Cedro Núm. 512, Col. Atlampa,
D elegadón Cuauhtémoc,
C.R 06450, México, D .E
M iem bro de la Cámara N adonal de la Industria Editorial M exicana
Reg. Núm. 736
3456789012 09876532104
I m p r e s o en In d ia Printed in India
A los tres que me inspiraron:
Gregg Rains, por ser curioso acerca de las maravillas del universo
Rita Rains, por reconocer el alcance de mi investigación
Mary Rains, por comprender el significado de todo ello
Prefacio
Escribí este libio porque quería que mis estudiantes tu lectores. Hemos progresado bastante desde el tiempo
vieran acceso a un recuento de la neuropsicología que cuando los reportes de los diferentes niveles de análisis se
fuese a la vez claro y con profundidad. Quise que experi parecían a los reportes aislados de los hombres ciegos que
m entaran la sensación maravillosa que yo sentí desde la sentían las diferentes partes del elefante proverbial; esta
primera ocasión que fui cautivado por este campo, hace 25 mos comenzando a integrar diferentes niveles de compren
años. M e pareció que la forma de hacer esto era crear un sión en una representación coherente del animal mismo.
texto que, sin abrumar al estudiante, proporcionara sufi El libro está dividido en tres grandes secciones: "Fun
ciente detalle y profundidad de tratamiento para inspirar dam entos" (capítulos 1-5), "Neuropsicología de los sis
una sensación de maravilla y avivar el apetito para poste temas funcionales principales" (6-12) y "La aplicación de
riores incursiones en este campo, que es al mismo tiempo la neuropsicología en áreas del comportamiento" (13-15).
el más misterioso y más íntimo de todos los dominios de El libro finaliza con un "Epílogo".
la ciencia. Me pareció que un análisis a profundidad lo
graba este fin, y como una paradoja, hacer el material más
fá c il de comprender mediante el ofrecimiento de una expli
Parte I: Fundamentos
cación más profunda. Desde luego, el subproducto de un
entendimiento más profundo es el hallazgo aún más exci Los primeros tres capítulos de este texto abordan la neu
tante de las preguntas que siguen sin ser respondidas. La ropsicología desde tres niveles diferentes. El capítulo 1
búsqueda de vías para lograr estos fines ha guiado la es proporciona un panorama de la neuropsicología en el con
critura de este libro. texto de su desarrollo histórico. Además de servir como
Otro principio guía ha sido la unidad esencial del una introducción general al campo, este capítulo ofrece re
conocimiento y, en particular en un terreno tan difícil como flexiones acerca de los procesos subyacentes al desarrollo
la neuropsicología, la necesidad de integrar las diversas de nuestra comprensión sobre las relaciones cerebro-com-
visiones de niveles de análisis tan diferentes. Aunque la portamiento. Estos procesos siempre ejercen su influencia
continua expansión del terreno de las neurociencías de sobre cualquier campo en evolución. La consideración de
manda que cualquier libro individual que enfoque en ella su influencia en el pasado arroja luz sobre cómo, probable
su atención, al adherirse a la perspectiva de un solo nivel mente, será su desarrollo futuro.
de análisis corre el riesgo de proporcionar solamente una El capítulo 2, "M ecanism os neuronales en los niveles
visión bidimensional de las relaciones cerebro-compor molecular y celular", se enfoca en la función del sistema
tamiento. Uno de mis objetivos centrales es proporcionar nervioso a nivel micro. Esto tiene gran interés debido a
al lector una visión profunda que es posible cuando se in que, en años recientes, se ha aprendido mucho acerca de
tenta integrar las perspectivas ofrecidas por diversas disci los eventos a estos niveles. La manera como se aborda en
plinas y los datos derivados de diferentes niveles de el capítulo el examen de las formas en las cuales interac-
análisis. Uno de los resultados más excitantes de este in túan las neuronas, también ofrece consideraciones acerca
tento integTador es el grado al cual los hallazgos derivados de la función integradora del sistema nervioso como total
de los diferentes niveles de análisis informan e iluminan a idad. El análisis de los mecanismos neuronales reciente
los demás; he intentado compartir esta excitación con mis mente elucidados de formas de aprendizaje simple en los
vii
VIII PREFACIO
organismos relativamente no complejos con que concluye un modelo para diferentes niveles de análisis que pueden
el capítulo, sirve como ejemplo de cómo los principios de ser integrados en un entendim iento comprehensivo. Al
rivados de las investigaciones de los procesos en el nivel hacer esto, sirve como una presentadón preliminar del tipo
micro pueden ser aplicados a las funciones psicológicas de entendimiento que otros sistem as cerebrales lograrán
sobre un nivel más molar. Al hacer esto, también se prevén algún día y que ya está en proceso de desarrollo.
los tipos de explicaciones que pueden ser posibles en el fu
turo para otros procesos cognitivos.
El capítulo 3, "Introducción a la estructura y función del
sistema nervioso central", describe de manera general las
Parte II: Neuropsicología de los sistemas
estructuras básicas del sistema nervioso y analiza los as
funcionales principales
pectos generales de su función. Además de proporcionar
información que es crítica para comprender el material de Los siete capítulos de la parte II (6-12) tratan acerca de los
los capítulos subsecuentes, este capítulo examina la grandes dominios de funcionamiento superior: lenguaje,
reladón entre las grandes estructuras anatómicas y el com procesamiento espacial, reconocim iento visual, acción
portamiento. voluntaria, memoria, emodón y la regulation de orden su
En el capítulo 4, "Métodos en neuropsicología", se ofre perior del comportamiento de la corteza prefrontal.
ce información acerca de cómo se logra el entendimiento y El lenguaje, la fundón más exdusiva del humano, tam
la comprensión de las relaciones cerebro-comportamiento. bién es la primera área funrional en ser ubicada en regiones
Las respuestas a nuestras preguntas son indisociables de específicas de la corteza cerebral: un descubrimiento que
los métodos que usamos para responderlas. Una revisión fue el comienzo de la era moderna de la neuropsicología.
profunda y la apreciación de la metodología son, por tanto, El capítulo 6 examina la investigación de las bases neu
esenciales para comprender el estado actual de la neuro ronales del lenguaje, desde los hallazgos dásicos de Broca
psicología y sus probables direcciones futuras. Los méto hasta el redente desarrollo de las técnicas de imágenes fun
dos revisados en este capítulo van desde los avances más cionales que han revelado áreas del cerebro involucradas
recientes en PET (por sus siglas en inglés) y JMRI y la mag- en los procesos lingüísticos relativamente complejos, como
netoencefalografía, hasta los métodos clásicos empleados la generación de palabras. Estos hallazgos recientes han
para estudiar el efecto de las lesiones cerebrales sobre el sugerido una inesperada m odularidad de función en los
comportamiento y el funcionamiento psicológico. Se hace mecanismos neuronales subyacentes al lenguaje.
énfasis en la importancia — o mejor dicho, la n e c e sid a d - De manera análoga, la exploración del procesamiento
de aplicar una gran variedad de métodos en los intentos espacial, en el capítulo 7, enfatiza la manera en que los
por enfocar un entendimiento integrado de la relación hallazgos iniciales obtenidos con los estudios de lesiones
entre cerebro y comportamiento. ha sido extendida por hallazgos como el descubrimiento
El capítulo 5, "El sistema visual como modelo de fun redente de células individuales en el hipocampo, disparan
cionamiento del sistema nervioso", integra los niveles de cuando el animal está en una localidad específica y de célu
análisis y enfoques contemplados en los primeros cuatro las de la corteza parietal de primates que responden a lo
capítulos. Esto se logra mediante el examen del sistema calidades específicas facilitada por atenaón. Esta extensión
cerebral estudiado de manera más completa, el sistema vi de los hallazgos dásicos que implican estas dos regiones en
sual, en diferentes niveles. El conocimiento en esta área se aspectos del procesamiento espadal y los descubrimientos
ha expandido a un ritmo cada vez más amplio en los años al nivel de las neuronas individuales sugieren que estamos
recientes conforme se logran nuevas técnicas y estrategias acercándonos a un entendimiento integrado del proce
de investigación para descubrir los misterios de las áreas samiento espadal, el cual se nutre con los datos obtenidos
visuales del cerebro. En este capítulo se revisan los hallaz desde diferentes niveles de análisis. También resulta suma
gos recientes de una gran diversidad de niveles, desde el mente iluminador el reciente trabajo que describe que las
estudio de la neurona individual y las pequeñas pobla mismas estructuras que partidpan en el procesamiento per
ciones de neuronas, hasta la microestructura anatómica de ceptual visual pueden subyacer a la formadón de imágenes
la corteza visual y la anatomía gruesa del sistema visual. visuales, y que los dos hemisferios están espedalizados en
La com binación de estos enfoques revela la segregación lo que se refiere a la forma en las cual procesan las imá
elegante -—tanto anatómica como funcional— inherente a genes. Estos hallazgos inesperados prometen una mayor
las funciones magno y parvocelulares, así como a la no comprensión de la reladón entre la percepdón visual y los
table localizadón de fundones visuales específicas dentro procesos de pensamiento visual.
de regiones selectas de la corteza extraestriada. El tema recurrente de los intentos por lograr una mejor
Además de propordonar información acerca de la neu comprensión mediante la convergenda de diferentes nive
ropsicología de un importante y relativamente bien com les de análisis, también se extiende a los capítulos restantes
prendido sistema funrional, el capítulo 5 también provee de la parte II. En el capítulo 8, examinamos la agnosia vi
PREFACIO ¡X
sual, primero se identifican problemas con teorías clásicas control dentro de dicha área, un nivel al que con frecuen
de reconocimiento visual y luego se examina la manera en cia se le llama función ejecutora. A pesar de que existe un
que las recientes teorías intentan resolver estos problemas. capítulo aparte acerca de la fundón ejecutora (capítulo 12),
En particular, se revisan los recientes modelos de re el texto también atiende el problema de esta fundón den
conocimiento de objetos restringidos al cumplimiento de tro de cada capítulo en el contexto del área bajo consi
criterios paralelos, pues, son las más recientes conceptua- deración. Esto permite al lector visualizar la función
lizaciones neurobiológicas de la agnosia visual. Esto con ejecutora en el contexto de las atribuaones que tienen sus
stituye dos enfoques explicativos con base en niveles de manifestadones tangibles, más que presentarlas como una
análisis ampliamente diferentes. En la actualidad, la posi fundón rarificada aislada de áreas fundonales específicas.
bilidad de integrar los dos enfoques dentro de una com En el capítulo 12, se examinan aspectos de la corteza pre
prensión unificada aún es remota, pero una explicación frontal y de la regulación de orden superior del compor
satisfactoria del reconocimiento visual tendrá que retomar tamiento. Los humanos sufren un rango extremadamente
los datos y conceptualizaciones de los niveles de expli amplio de síntomas después de lesiones prefrontales, y
cación abordados por ambas teorías. éstas son revisadas en detalle con el objetivo de brindar al
El motivo principal de la comprensión por medio de guna coherenda conceptual a su aparente y desconcertante
niveles de análisis convergentes tam bién impregna los rango. La parte final de este capítulo considera la hipótesis
capítulos restantes que se dedican a los sistemas fun de que la esenda de la fundón prefrontal es la guía del com
cionales mayores. En el análisis de la acción voluntaria portamiento por medio del conocimiento de representa
(capítulo 9), los datos de los estudios clásicos acerca del ciones. Válido para el tema de la convergencia de los
efecto de las lesiones cerebrales sobre el movimiento son niveles de análisis, esta discusión se enfoca en los redentes
complementados con los avances actuales en la neurofi- avances en dar forma a un modelo animal de la función
siología del movimiento. Por ejemplo, el uso reciente de prefrontal. Esto hace posible realizar investigadones en los
estudios que registran de manera simultánea más de 100 niveles anatómico, fisiológico y conductual que no es
neuronas individuales en la corteza motora, ha revelado disponible con los sujetos humanos. Los datos de los hu
una sorprendente distribución de función en dicha región, manos con lesiones prefrontales, con aquellos derivados de
distribución que ayuda a explicar la elevada correlación los modelos animales, enfatizan sobre cómo se informan
entre el movimiento real y la intención en las personas sin entre sí los diferentes niveles de análisis. Este enfoque tam
lesiones cerebrales y la interrupción de dicha correlación bién hace posible el inido de un bosquejo coherente de las
luego de lesiones en la corteza motora. De manera análoga, bases neuronales de la fundón prefrontal.
como se verá en el capítulo 10, el registro de unidades in
dividuales en la corteza prefrontal ha revelado neuronas
que están íntimamente involucradas en los procesos neu-
Parte III: La aplicación de la neuropsicología
ronales subyacentes a la memoria funcional espacial. Este
en áreas del com portam iento: psicopatología,
descubrimiento de actividad neuronal individual correla
neuropsicología del desarrollo y recuperación
cionada con procesos de memoria se encuentra dentro de
de funciones
los más excitantes y recientes avances en la comprensión
de las bases neuronales de los procesos cognitivos supe Los tres capítulos de la parte EH se centran en áreas de apli
riores. cación de la neuropsicología: psicopatología, neuropsi
Aun cuando en ocasiones no se le toma en cuenta den cología del desarrollo y recuperación de función. En la
tro de las relaciones cerebro-comportamiento, la emoción actualidad existe gran cantidad de trabajo de investigation
es un campo importante, aunque enigmático, del fun en la neuropsicología de la psicopatología (capítulo 13),
cionamiento psicológico. En el examen de las emociones, en especial en la esquizofrenia. En este trastorno — o de
en el capítulo 11, primero se analizan las teorías clásicas de manera más adecuada, en este espectro de trastornos— se
la relación entre cerebro y emoción, y luego se procede a ha identificado un amplio rango de correlatos neuro-
ver cómo esto ha sido superado por descubrimientos más biológicos. De particular interés son los recientes hallazgos
recientes. En particular, las actuales investigaciones de las de anormalidades m etabólicas específicas en la corteza
bases neuronales del miedo aprendido no sólo han propor prefrontal durante las tareas, como la del Test de Wiscon
cionado mayor soporte a la noción de que la amígdala sin de Clasificación de Tarjetas, que explora la capacidad
juega un papel central en la respuesta emocional, sino que fundonal de esta área. Esta combination de imágenes fun
también han logrado significativos progresos para la eluci cionales y medidas neuropsicológicas parece ser una es
dación de los mecanismos neuronales a través de los cuales trategia de investigación extremadamente prometedora
la amígdala ejerce dicho papel. para los intentos futuros para eluddar los factores biológi
Conforme se exploran cada una de las áreas funcionales cos en la esquizofrenia, así como en otros trastornos
principales, se enfrenta el problema del mayor nivel de psiquiátricos.
X PREFACIO
El capítulo acerca de la neuropsicología del desarrollo descripciones com plem entarias a cuerpo del texto. Los
(capítulo 14), además de revisar los casi milagrosos even temas prindpales se resaltan en negritas y se definen tanto
tos involucrados en el desarrollo del sistema nervioso, se en el contexto del análisis como en un glosario al final del
enfoca en los recientes intentos por inferir el curso del de libro.
sarrollo de los diferentes sistemas corticales a partir del Las referencias completas a los estudios a tad o s tienen
curso de desarrollo de las funciones. Desde esta perspec el objeto de motivar a los estudiantes a la exploración di
tiva, el capítulo 14 revisa la reciente investigación rea recta de la investigadón publicada, una aventura siempre
lizada en el desarrollo de la función visual, la función recompensada con un conocimiento más íntimo.
ejecutora y el lenguaje. También examina los avances re
cientes en la comprensión de las anormalidades del desa
rrollo, tanto aquellas en las cuales se ha efectuado un
Materiales suplementarios
considerable progreso en el entendimiento de sus causas
como en aquellas cuyos factores causales permanecen os Existe una página del libro en Internet para consulta del
curos. estudiante en www.mhhe.com/ rains. Matt Heinly, uno de
En el capítulo 15 se examina la recuperación de función, mis ex alumnos, quien posee una intensa pasión por la
incluye los factores que afectan la recuperación y los neuropsicología, me a y u d ó a desarrollar la página. La ha
mecanismos neuronales que se ha comprobado subyacen a bilidad de M att para localizar otras páginas interesantes
aquélla. Es de particular atención el desarrollo de enfoques en Internet sólo es equiparable a su capaddad para lo
terapéuticos para las consecuencias de las lesiones cere calizar restaurantes que sirven los más finos y grandes
brales. De especial interés son los avances recientes de las filetes. La página en Internet también incluye preguntas de
intervenciones compensatorias, como las estrategias que repaso y términos y definidones daves para cada capítulo.
emplea la memoria im plícita intacta en los pacientes se M elvyn King, de la State U niversity of New York en
veramente amnésicos para m ejorar su capacidad de fun Cortland, y Debra Clark, neuropsicóloga de práctica pri
cionamiento adaptativo. vada, han preparado un banco de pruebas que induye pre
guntas de opdón múltiple, de completar frases, responder
derto-falso y de ensayo para todos los capítulos.
Epílogo
con Michael Patrides, cuyo amor por todas las cuestiones Conlon, quienes, en las primeras horas de 1995, insistieron
neuropsicológicas es contagioso y su energía para la con que dejáramos la mesa de la cocina, fuésemos a mi estudio
versación en tomo a los misterios del cerebro es incansable. y escribiera una carta de presentación para los editores po
Siento profunda gratitud por Brenda Milner, mi directora tenciales, y de esa forma introducir los primeros borra
de tesis, quien hizo posible el trabajo en Montreal, su dores de los capítulos que había elaborado hasta ese
pasión infatigable por la neuropsicología y su investigación momento. Frank Graham, mi editor responsable, fue moti-
impecable de los misterios me ha servido como inspiración, vador y constructivamente desafiante durante el proceso
así como ha ocurrido con muchos más alrededor del de escritura y en las prim eras etapas de la producción,
mundo. También tengo una enorme deuda de gratitud con antes de su retiro. Ken King, quien tomó la antorcha de
todos los pacientes en Montreal, y en el Friends Hospital Frank, tuvo excelentes ideas que mejoraron al libro. Bever-
de Filadelfia, de quienes he aprendido tanto. ley DeWitt realizó una m aravillosa transcripción, res
Quiero agradecer a los siguientes revisores por sus petando mi voz, a la vez que encontraba y resolvía todos
valiosas sugerencias: Gary G. Bemtson, Ohio State Univer- los problemas. Rennie Evans y Robin Mouat efectuaron un
sity; Erin D. Bigler, Brigham Young University; Sarah excelente trabajo con el arte, al modificar de manera flexi
Creem, University of Utah; Philip S. Fastenau, Indiana ble las primeras versiones de las figuras hasta que fueron
University-Purdue University, Indianapolis; Gary Groth- las adecuadas.
Marnat, Cal Poly, San Luis Obispo; Phillip J. Holcomb, Las editoras de producción del libro, Deneen Sedlack,
Tufts University; Stephen W. Keifer, Kansas State Univer Carla Kirschenbaum y M elissa Williams, guiaron la pro
sity; John P. Kline, Eastem Washington University; Charles ducción de manera experta y fue una delicia trabajar con
Long, University of M emphis; Mark E. McCourt, North ellas, así como lo fueron todos los otros miembros del
Dakota State University; James D. Rose, University of equipo Mayfield y McGraw-Hill.
Wyoming; Paula K. Schear, University of Cincinnati; Gracias a mi esposa, Mary, y a mis dos hijos, Brendan y
M ichael J. Selby, California State University, San Luis Jesse, por su ánimo y tolerancia durante lo que ha de
Obispo; Robert Solso, Ohio State University, y Joseph E. haberse sentido como un proceso interminable. Más de lo
Steinmetz, Indiana University. que podrán jam ás saber, ellos me dieron el valor y el
No habría comenzado a escribir este libro de no haber propósito para escribir este libro.
sido por la amorosa persistencia de Ray Conlon y Arme
Contenido breve
Epílogo 434
Glosario 443
Bibliografía 483
Créditos 513
índice 517
Contenido
PARTE I: Fundamentos
Hallazgos recientes 18
Resumen 18
xvi CONTENIDO
Resumen 45
El cerebro anterior 53
Corteza cerebral 53
Ganglios basales 60
Sistema límbico 61
Diencèfalo 63
CONTENIDO xvii
El tallo cerebral 65
El cerebro medio 66
El cerebro posterior 66
El cerebelo 67
La m édula espinal 68
Resum en 68
Comisurotom ía 83
Resumen 88
La retina 90
Organización general de la retina 91
Los fotorreceptores 92
Bioquímica de la fototransducríón 92
Procesamiento neuronal dentro de la retina 94
xviii CONTENIDO
Resumen 121
Resumen 151
CAPÍTULO 7 Procesamiento espacial 153
Consideraciones generales 154
Problemas en la neuropsicología del procesamiento espacial 154
Tipos de comportamiento espacial 155
Primeros estudios empíricos 155
Resum en 184
Resum en 214
El cerebelo 227
Consideraciones anatómicas 227
Estudios de lesión 228
Resumen 284
Resumen 319
Resumen 358
xxiv CONTENIDO
Sociopatías 383
Demencias 383
Enfermedad de Alzheimer: una demencia cortical 383
Demencias subcorticales 387
Problemas sin resolver 388
La heterogeneidad de las categorías diagnósticas 388
Hallazgos inválidos 389
Inferencia de las causas con base en el tratamiento efectivo de los síntomas 389
Desenmarañando causa y efecto 389
Niveles de explicación 389
Resumen 390
Resum en 418
Resum en 432
xxvi CONTENIDO
Epílogo 434
Escepticismo acerca de la posibilidad de una teoría unificada
m ente-cerebro 434
El problema mente-cerebro 434
Dualismo esencial 435
Dualismo emergente 436
Funcionalismo 437
Posibilidad de reducción interteórica y de una teoría unificada
mente-cerebro 438
Reducción interteórica 438
Insuficiencia de la psicología popidar como criterio para la posibilidad de reducción 440
Glosario 443
Bibliografía 483
Créditos 513
índice 517
Fundamentos
Desarrollo histórico
de la neuropsicología
INTENTOS TEMPRANOS POR COMPRENDER AL CEREBRO Ejemplo de síndrome de desconexión: alexia sin
La hipótesis cerebral agrafía
El problem a de ubicación de funciones
LOCALIZACIÓN EN OPOSICIÓN AL HOLISMO
INICIO DE LA NEUROPSICOLOGÍA MODERNA: BROCA Límites de la localización: los "mapmakers"
Antecedentes a Broca: Gall y Bouillaud Reconciliación de los enfoques holista y localizacionista;
El caso de "Tan" concepto de jerarquía de Hughlings-Jackson
Concepto de dominancia hemisférica: hemisferio Prejuicios y preconceptos en la neuropsicología de
izquierdo y lenguaje principios del siglo xx
Descubrimiento de la corteza m otora: Fritsch e Hitzig
EL ENFOQUE PSICOMÉTRICO DE LA NEUROPSICOLOGÍA
DESCUBRIMIENTOS POSTERIORES: WERN1CKE Estudios de grupo y análisis estadístico
Descubrimiento de W ernicke de la afasia receptiva El papel perm anente de los estudios de caso
Concepto de procesamiento secuencíal
HALLAZGOS RECIENTES
Hipótesis del síndrome de desconexión
Concepto de especialización hemisférica RESUMEN
complem entaria: el papel del hemisferio derecho
En 1882, el neurólogo fran cés Joseph Ju les D ejarine hipótesis acerca del sistem a nervioso en el siglo XIX: la
reportó un caso inusual. Su paciente, un exitoso hombre hipótesis de que diferentes áreas del cerebro están especia
de negocios, había despertado una mañana para descubrir lizadas para diferentes funciones y que, si se interrumpían
que había perdido la capacidad para leer. Él podía hablar y las conexiones entre las áreas, se perdían distintas capaci
com prender el lenguaje, podía ver y escribir, pero no podía dades. La historia tem prana de la neuropsicología está
leer, ni siquiera incluso lo que él mismo había escrito'(no marcada por casos específicos como éste, cada uno contri
obstante, podía leer si tocaba las letras resaltadas). Pocos buye con alguna pieza im portante en el rompecabezas de
días después, al despertar, el hom bre descubrió que tam cómo funciona el cerebro. En este capítulo consideraremos
bién había perdido la capacidad para escribir. la historia de la neuropsicología desde los primeros inten
¿Q ué podía haber causado tal síndrome tan enigm áti tos humanos por comprender cómo se controla el compor
ca? La respuesta a esta pregunta, descubierta sólo p o s t tamiento hasta los más recientes hallazgos acerca de la
m ortem , proporcionó evidencia para una im portante organización del cerebro.
4 PARTEI Fundamentos
1994, p. i.)
FIGURA 1.2 Reconstrucdón con rayos X del método que
se cree fue usado por los antiguos egipdos para drenar el
contenido del cráneo durante el proceso de embalsama
miento. (Tomado de Fleming et al., 1980, p. 32.)
Examen
IV 5-7
6)
i I^ X ^ o W
N' o > I ? c
W - ¿ H A D
S í
.£=A\.
I ~_3
ZJY
w A JA o — 2» ©
Diagnóstico
IV 7-9
Y ° ^ M i <? w
ñ
5= r
1
_ 5íM ^ lj£ !
m S - T 7
varios casos m édicos. Uno de ellos (figura 1.3) des en su cráneo, bajo la piel de su cabeza, mientras
cribe a un hombre que sufrió una severa herida en el no hay nada en absoluto sobre ella, usted debe
lado izquierdo de su cabeza y desde entonces de palpar su herida. Debe usted encontrar que hay
m ostró una d esviación del ojo izqu ierd o y arrastre una hinchazón sobresaliente en el exterior del
del pie del m ismo lado: golpe que está en su cráneo, mientras su ojo está
torcido debido a él, en el lado de la lesión que
[T ítulo] In struccio nes co n cern ien tes a u n g olpe está en su cráneo; él cam ina arrastrando los pies
EN SU CRÁNEO BAJO LA PIEL DE LA CABEZA [E x a m e n ] con su suela, del lado donde tiene la lesión que
Si usted exam ina a un hombre que tiene un golpe está en su cráneo, [Diagnóstico] usted debe de
6 PARTE I Fundamentos
com ún acuerdo con el cual a quien algo que entra historia de la neuropsicología en la que se generarían
desde afuera tiene entusiasmo... una dolencia que conclusiones infundadas acerca de las bases biológi
no debe ser tratada (Breasted, 1930, pp. 203-206). cas de la conducta m ediante un enfoque racionalista.
H ipócrates (460-377 a.C .), el m ás astuto observa
Es com ún encontrar deterioro en el m ovim iento dor de la enferm edad, se suscribió a la hipótesis del
de las extrem idades inferiores después de lesiones en cerebro. En uno de los m ás fam osos pasajes adscritos
la cabeza, por lo que puede ser difícil apreciar la a él, se lee:
im portancia de esta observación. Lo que tenem os
aquí es n ad a m enos que el prim er registro de una Y los hombres deben saber que de nada más que
observación que apoya la noción de que el cerebro de ahí (del cerebro) vienen las alegrías, delicias,
controla de alguna manera el resto del cuerpo, el pri risas y deportes, y tristezas, penas, desalientos y
m er paso registrado hacia el desarrollo del conoci lam entaciones... Y por el m ism o órgano nos vol
miento acerca de la relación entre cerebro y conducta. vem os locos y delirantes, y los m iedos y terrores
R esulta interesante saber que esta p rim era des nos asaltan, algunos por la noche, y algunos
cripción de una relación entre cerebro y conducta sea durante el día, y sueños e interm inables andan
errónea. Los deterioros son ip sila te ra les a la lesión zas, y cuidados que no son apropiados, e igno
(están en el m ism o lado) en lugar de ser contraíate- rancia de las circunstancias presentes, desuso e
rales (en el lado opuesto), com o sabem os ahora con impericia. Todas estas cosas perduran en el cere
base en nuestra actual com prensión de que el lado bro cuando no está saludable, sino m ás caliente,
izquierdo del cerebro controla el lado derecho del m ás frío, más húm edo o más seco que lo natural,
cuerpo y viceversa. No obstante, esta d iscrepancia o cuando sufre cualquier otra afección preterna
puede ser explicada por lo que ahora se conoce como tural e inusual. Y nos volvem os locos por la
un efecto de contragolpe. Cuando existe un golpe en hum edad (del cerebro) (Adams, 1939, p. 366).
la cabeza, el cerebro, flotando en fluido cerebrospi
nal, con frecuencia es "m agullado" cuando es lanza Hipócrates debió haber basado estas conclusiones
do contra el lado opuesto del cráneo. Esta lesión en en parte en sus observaciones registradas de que las
el lado opuesto del cerebro podría causar deterioros personas con heridas en la cabeza tam bién sufrían
en el m ism o lado del cuerpo que el golpe a la cabeza. parálisis, convulsiones y deterioros del habla. De
Sin em bargo, sin tom ar en cuenta los detalles, esta hecho, las observaciones de Hipócrates pudieron con
observación aún es la prim era evidencia registrada ducirlo a posteriores descubrimientos acerca del cere
que podría servir como apoyo para la hipótesis cere bro. Él observó gente con lesiones en el lado izquier
bral, aunque el observador egipcio no da dicho salto do de la cabeza y convulsiones en el lado derecho del
teórico. cuerpo, evidencia de la relación contralateral entre
cerebro y cuerpo. Tam bién vio gente con deterioros
L O S G R IE G O S Los antiguos griegos estaban divi del h abla ju nto con con vulsion es del lado derecho
didos en sus opiniones acerca del cerebro. En el siglo del cuerpo. A p artir de estas dos observaciones, él
v a.C., A lcm eón de Crotona propuso que el cerebro pudo inferir en la esp ecialización del hem isferio
era el "asiento del alm a", y en el siglo iv a.C., Platón izquierdo para el lenguaje. Pero el m undo tuvo que
realizó una propuesta sim ilar, con el argum ento de esperar más de dos m ilenios p ara que esta relación
que la cabeza era la parte del cuerpo más cercana a fuese conceptualizada y luego establecida de manera
los cielos y, en consecuencia, la más probable para em pírica por el cirujano fran cés Paul Broca, en el
contener el m ás divino órgano. En contraste, Empé- siglo XIX.
docles, en el siglo v a.C., propuso que el corazón era
el asiento del alm a, y A ristóteles, un siglo después,
concordó con él. A ristóteles razonó que el cerebro,
con su elaborada red de vasos sanguíneos y su posi El problem a de u b icación de funciones
ción cerca de la superficie del cuerpo, servía para
enfriar la sangre. El corazón, argumentaba, al ser una
estructura activa y central, era más apropiado como G A LEN O Y LA H IP Ó T E S IS V E N T R IC U L A R En
el órgano del pensamiento y los sentimientos. Éste es la época rom ana, la h ip ó tesis cerebral llegó a ser
un atrevido ejemplo de las tram pas del racionalismo, ampliamente aceptada. El gran médico romano Gale
razonam ientos que no son sujetos a la crítica im pues no (129-ca. 199) se adhirió a esta visión. Entonces sur
ta por las pruebas experim entales. Com o verem os gió la pregunta de en qué lu gar del cerebro tenían
m ás adelante, ésta no sería la últim a ocasión en la lu gar las diversas fun cion es psicológicas (com o la
CAPITULO 7 Desarrollo histórico de la neuropsicología 7
Mi
^ ^ . .■ ■ £ . * ,* ■
\ ‘ "ir.ï r--,-"* 1„
•ÿ
v -.‘r*
:: * y.^-•^' -/■;^ .sï - ‘O
i''*z sy^
tejido cerebral fresco, lo cual provoca que su form a mo) o es espiritual (idealism o). D e manera alternati
se d istorsione con rapidez después de la disección va, uno puede p ostu lar que existen dos esferas o
(los especím enes anatóm icos por lo general son tra m odos de realidad (dualism o). Dentro del dualismo
tados con quím icos para hacerlos m ás duros y más existen varias posiciones que se pueden tom ar de
duraderos). También existieron enormes tabúes con acuerdo con la relación entre las dos esferas y el
tra la disección hum ana, lo cual lim itó la capacidad grado y naturaleza de su interacción.
de los científicos para obtener de prim era m ano el El filósofo francés René D escartes (1596-1650) fue
conocim iento del órgano; sin em bargo, es probable un im portante exponente de la v isión dualista. El
que estos factores técnicos no cuentan toda la histo afirm ó que existe el cerebro y la m ente; señala que
ria. Los factores psicológicos también fueron im por am bos son in dep endientes, pero interactúan. El
tantes, de m anera particular la tendencia de la gente incluso fue m ás lejos al esp ecificar al órgano que
a describir y bosquejar lo que ellos esperaban ver en mediaba esta interacción: la glándula pineal. Para D es
lugar de lo que realm ente veían. Por alguna razón, cartes, ninguna localizadón de funciones más allá de
los inten tos por bosquejar el cerebro hum ano han esta férrea aserción era significativa, pues la m ente
probado ser particularm ente vulnerables a la distor no tem a ubicación, de hecho, en absoluto se encon
sión. Este problema, de modo más general, continúa traba en el espacio.
plagando los intentos por com prendernos, como la Este enfoque está en riguroso contraste con la
historia de la psicología deja tan claro. visión localizacion ista tip ificad a por las hipótesis
ventriculares m edievales. Ya verem os que el dualis
EL P R O B L E M A M EN TE-C U ERPO U na de las ta m o de D escartes tuvo u na im portante influencia
reas más viejas de la filosofía está implícita en la hipó sobre las subsecuentes teorías de la función del cere
tesis cerebral y en el problem a de la localización de bro. En particular, su visión de que la mente no tiene
funciones: ¿Cómo están relacionados la m ente y el ubicación m otivó a aquellos que sí veían al cerebro
cuerpo? ¿Cómo están relacionadas la experiencia sub com o el sustrato o base de la conducta, pero que no
jetiva y la función biológica? Estas preguntas son refe creían que las funciones estu viesen localizadas en
ridas como el problem a m ente-cuerpo, un problema partes particulares del cerebro para adoptar una
que aún desconcierta y estimula la mente humana. posición llam ada h o lism o . D ich a postura sostiene
En sentido filosófico, existen posibles soluciones a que todo el cerebro m edia todo el funcionam iento y
este problem a perenne, cada una de las cuales conti que en él no se u bican fun cion es particulares. El
núa encontrando adherentes. Uno puede creer que debate acerca de cóm o funciona el cerebro continúa
sólo una esfera es verdadera, una creencia conocida en la actualidad, aunque las concepciones modernas
como m onism o. Dentro del monismo se puede sos representan u na in tegración de estas dos visiones.
tener la creencia de que la esfera es física (m aterialis Pero nos adelantam os a nosotros mismos.
CAPÍTULO 1 Desarrollo histórico de la neuropsicología 9
F R E N O L O G ÍA : U N A T E O R ÍA E SPEC U LA TIV A
D E LA LO C A L IZ A C IÓ N U na de las teorías de la
localización de funciones más enfáticas pero m enos
defendible es la representada por la frenología (figu
ra 1.6), desarrollada por Franz Josef Gall (1758-1828)
y Johann Casper Spurzheim (1776-1832). Este intento
por relacionar regiones cerebrales específicas con
facultad es o funciones particulares fue trem enda
m ente defectuosa. C om o ahora es b ien sabido, los
hund im ientos y protuberancias en el cráneo, a los
cuales Gall y Spurzheim supusieron com o indicado
res del tamaño de las circunvoluciones subyacentes,
de hecho no están relacionados con la estructura del
cerebro. El lado psicológico de la frenología también
era defectuoso. La psicología de la facultad que sir
vió como marco conceptual de la frenología era vago
y no tenía bases o evidencia em pírica. Los resultados
de la frenología en sus intentos p or vincular las
características craneanas que no están relacionadas
con la estructura cerebral, con las facultades psicoló
gicas que no tienen definición precisa o base empíri
F1GURA 1.6 Diagrama frenológico producido por
ca, necesariam ente fueron producto de la im agina
Spurzheim en 1825. (Tomado de Finger, 1994, p. 33.)
ción, por lo que esta teoría nunca alcanzó amplio
reconocim iento académ ico. No obstante, es sensato
ad v ertir que durante su m áxim a popularidad, esta
m etod ología considerablem ente defectuosa pudo do no con el sitio del daño, sino sólo con la cantidad
sostener 19 revistas científicas. Desde luego, muchas de tejido destruido.
person as tom aban estos trabajos con seriedad. No Flourens examinó funciones básicas en los anim a
sería la última vez en la historia de las neurociencias les con corteza relativam ente pequeña, de m anera
que u n cuerpo de opiniones sin su stento generaría típica: pollos, palom as, roedores y otros anim ales
tan enorm e interés e influencia. pequeños. N o es del todo sorprendente, por tanto,
A pesar de todos sus defectos, la frenología avan que él no encontrara deficiencias específicas relacio
zó en la idea de la ubicación de las funciones en el nadas con la localización de sus lesiones corticales.
cerebro y engendró el prim er verdadero trabajo En cualquier caso, sus argumentos fueron definitiva
experim ental acerca del cerebro. De m anera irónica, mente desaprobados por im portantes descubrimien
pero acaso no por com pleto de m anera inesperada, tos posteriores en el siglo xdc, los cuales se discutirán
este trabajo experimental fue m otivado por una reac brevemente.
ción holística contra la frenología, en lugar de por un No obstante, en los tiempos modernos sobrevivió
intento para validarla. una forma m odificada de la postura de Flourens. En
la década de los años cincuenta, sobre la base de una
EL IN T E N T O D E FLO U REN S P O R UN H O LISM O serie de experim entos con ratas y otros anim ales,
CO N B A SE EN LA EX P E R IM E N T A C IÓ N M arie- Karl Lashley (1890-1952) adoptó una posición m uy
Jean -P ierre Flourens (1794-1867) fue uno de los pri similar. Lashley argumentó que, con excepdón de las
m eros en estudiar al cerebro mediante la lesión expe áreas sensorial y motora, todas las partes de la corte
rim ental en animales. (Lesión es un térm ino general za contribuyen de igual m anera a las funciones com
que significa daño o enfermedad. Causar lesiones en plejas tal com o el aprendizaje de laberintos, un con
los cerebros de los animales y estudiar sus efectos es cepto al cual refirió com o eq u ip o ten cialid ad . M ás
el m ás antiguo y todavía uno de los m ás fructíferos aún, él concluyó que la m agnitud de la deficiencia
m étodos en la neuropsicología.) Al dedicar su libro a estaba relacionada con la extensión del daño a la cor
D escartes, el m ás an tilocalizacionista, Flourens ar teza, un concepto al que denominó acción de masas.
güyó que no existe especializadón de función dentro Sin em bargo, existía un defecto crítico en su argu
de la corteza (la capa externa del cerebro). Él reportó mento. Él midió el efecto de las lesiones en animales
que, cuando lesionó la corteza de algunos animales, entrenados en tareas m uy complejas (aprendizaje de
el deterioro resultante en la fundón estaba reladona- laberintos) y registró su ejecución con medidas grue
10 PARl EI Fundamentos
sas que fueron dem asiado globales para perm itir un soldado que sufrió una herida de cuchillo en el ojo
detectar deterioros específicos relacionados con el izquierdo, que penetró el cráneo, y quien, posterior
daño en regiones corticales específicas. m ente, sufrió un deterioro del lenguaje. Es posible
Una m etáfora puede ayudar a ilustrar este punto. que con base en este caso o en otros sim ilares, el
Suponga que usamos una medida com pleja y global m édico francés Jean Baptiste Bouillaud (1796-1881),
de éxito económ ico como el producto interno bruto en 1825, especuló que el lenguaje puede estar repre
(PIB). Suponga que en un año esta m edida disminu sentado en la porción anterior del cerebro humano. Él
ye después de una gran huelga en la industria auto quiso ir m ás allá y opinó que la especialización del
motriz y luego cae otra cantidad igual el año siguien hem isferio izquierdo para la destreza m otora que
te después de grandes fallas en los cultivos. Esto no presum iblem ente subyace al uso preferente de la
da derecho a concluir que las fábricas de autom óvi mano derecha, puede tam bién extenderse a los movi
les y las granjas generan la m isma función. El PIB (y m ientos especializados relacionados con el habla.
por analogía las tareas complejas de Lashley) no es lo Con posterioridad, en 1861, E m est Auburtin, yerno
suficientem ente sensible para indicar cuál interrup de Bouillaud, presentó una ponencia ante la Sociedad
ción específica provocó el efecto. Antropológica de París, a la cual asistió su fundador,
Ahora sabem os que áreas particulares de la corte Paul Broca, en la cual reportó el caso de u n hom bre
za están especializadas para determ inadas funciones que era incapaz de hablar después de que se le aplicó
y, más aún, como se verá en el capítulo 5, que existe presión a la región anterior expuesta de su cerebro.
su bespecialización de función incluso dentro de
áreas del cerebro dedicadas a una m odalidad indivi
dual, com o la visión. A dem ás, com o verem os en El caso de "Tan"
capítulos subsecuentes, hay razón para creer que
existe una localización de funciones análogas dentro Poco después de escuchar esta ponencia, Broca cono
de todas las áreas de la corteza. Esto es cierto incluso ció a un paciente llam ado Leborgne, quien era inca
para la corteza frontal, un área que media las funcio paz de hablar m ás que u nas p ocas palabras. Pudo
nes extrem adam ente complejas. dem ostrarse que este paciente comprendía el lengua
El error de Flourens y Lashley es altam ente in s je y que no estaba demente, debido a que respondía,
tructivo, debido a que nos alertan acerca del hecho mediante gestos, con precisión a preguntas, como su
de que evaluando tareas que requieran funciones edad. También se pudo dem ostrar que los m úsculos
específicas es más probable que revele la especializa- requeridos para el habla no estaban paralizados o de
ción de funciones, m ientras que con las m edidas de algún otro m odo eran in op eran tes, pues él podía
función global es im probable hacer tal cosa. El prin reproducir sonidos individuales (fonemas), como ba
cipio tiene im portantes im plicaciones para el diseño y ga, cuando se le requería. Lo que estaba interrum
canto de investigaciones experim entales com o para pido en este paciente era la habilidad para combinar
la valoración de instrumentos clínicos. de form a rápida estos fon em as individuales para
producir el habla coordinada. En vez de ello, su pro
ducción verbal estaba reducida a pocos fragm entos
INICIO DE LA NEUROPSICOLOGÍA cortos, uno de los cuales, "T an ", repetía con tanta fre
M ODERNA: BROCA cuencia que llegó a convertirse en su sobrenombre.
Poco después de esto, Leborgne murió. Broca, tomó
Regresemos ahora a mediados del siglo xix y a lo que la oportunidad de examinar el cerebro de Leborgne y
puede ser considerado com o el origen de la neuro- descubrió lo que describió como una lesión en el lóbu
psicología m oderna: la prim era evidencia em pírica lo frontal izquierdo. En su oportunidad, el cerebro de
sustancial de la ubicación de función dentro del cere Leborgne fue preservado y, luego de haber estado per
bro hum ano. Esta evidencia fue elaborada por el dido por algunos años durante la Segunda Guerra
cirujano francés Paul Broca (1824-1880), en 1865, pero Mundial, apareció en un museo de París. La figura 1.7
existieron algunos importantes antecedentes a su tra es una fotografía del cerebro de Leborgne.
bajo.
En los primeros años del siglo xix, Franz Gall, en uno A l principio, Broca interpretó el hallazgo de lesión
de sus pocos estudios em píricos, reportó el caso de en el lóbulo frontal izquierdo com o consistente con
CAPITULO 7 Desarrollo histórico de la neuropsicología 11
estu d iar el cerebro expuesto de un perro, G ustav hallazgos de Broca y de W ernicke apoyan el concep
Fritsch (1838-1929) y Eduard Hitzig (1838-1909) des to de dom inancia h em isférica. A dem ás, am bos h a
cubrieron que la estim ulación de una región específi llazgos dem uestran que d iferentes lesiones dentro
ca de la corteza daba como resultado m ovim iento de del hem isferio izquierdo producen diferentes dete
las extrem idades contralaterales. A sí h abían descu rioros en el lenguaje, apoyando así la idea de la espe-
bierto que no sólo las funciones "su p eriores", como dalización intrahem isférica de fundón.
el lenguaje, estaban representadas en la corteza cere Los trabajos de Broca y W ernicke tam bién apoyan
bral, sino tam bién la conducta en apariencia son la noción de que la fu n ción del lengu aje está com
m enos com plejas, los m ovim ientos sim ples. El área puesta de un núm ero de funciones que, bajo ciertas
de la corteza dedicada al m ovim iento fu e llam ada condidones, pueden ser separadas o disociadas una
corteza m otora. Éste fue un im portante descubri de otra. W ernicke pensó en esto en térm inos de un
miento, debido a que fomentó la idea de la especiali- tipo de p ro cesam ien to se cu en cia l (figura 1.9). De
zación funcional de la corteza y sugirió que ésta no acuerdo con este enfoque, la entrada auditiva verbal
estaba reservada de form a exclusiva a la función era procesada por el sistem a auditivo (a en la figura
"su p erio r", "asociativ a". A m bas ideas recibieron 1.9) y luego transm itida al área de W ernicke (a'), la
m ayores apoyos a partir del descubrim iento subse cual m edia la tran sform ación o traslación de las
cuente de regiones de la corteza especializadas para representadones auditivas de las palabras en signifi
fundones somatosensoriales, auditivas y visuales. cado. Él tam bién conceptualizó el área de W ernicke
como m ediadora de los procesos inversos, la trans-
form adón de significado en una espede de represen-
DESCUBRIMIENTOS POSTERIORES: tad ón verbal. Luego esta representadón es transm i
WERNICKE tida al área de Broca (b), donde se coordinan los
m ecanism os m otores p eriféricos del h abla (m úscu
D escu b rim ien to de W ernicke los, lengua, cuerdas vocales, etc.). Entonces la corte
de la afasia receptiva za m otora activaba los m ecan ism os necesarios del
habla (b'), lo que da como resultado el lenguaje oral.
En 1874 se realizó otro descubrim iento im portante. W ernicke creyó que esta conceptualización daba
El neurólogo alem án Cari W ernicke (1848-1904) des cuenta de los trastornos que seguían al daño en las
cribió un tipo diferente de afasia. M ientras que Broca áreas de Broca y de W ernicke. Sin em bargo, él fue
había descrito una afasia (la cual llegó a ser conodda m ás allá al predecir el trastorn o que ocu rriría des
como afasia de Broca) que involucraba deterioros en pués de dañar las fibras nerviosas que con edan estas
la producción del habla, Wernicke describió a parien dos áreas: propuso que tal lesión deterioraría la repe-
tes que estaban severamente deteriorados en su habi
lidad para com prender el lenguaje. A diferencia de
los pacientes con afasia de Broca, estos pacientes no
estaban deteriorados en la habilidad para coordinar
la prod ucción de palabras, aunque la com binación
de palabras correctamente articuladas que ellos pro-
d u d an con frecuencia no tenía sentido. Ellos habla
ban en u na especie de "en salad a de p alabras" que
oscureda su significado subyacente. La lesión asocia
da con este trastorno estaba en la corteza posterior
izquierda (véase figura 1.8). Esta área llegó a ser
conocida com o área de W ernicke.
tición del habla escuchada aunque dejaría relativa No obstante, a partir de la década de los años cin
m ente intactas la producción y com prensión del cuenta, ha habido una apreciación creciente de que el
habla. Con posterioridad, W em icke fue capaz de sus hem isferio derecho tam bién está especializado, pero
tentar esta hipótesis m ediante el estudio de casos de para funciones que no son lingüísticas, como los pro
personas con tales daños, pacientes que exhibían un cesam ientos perceptual y espacial. Esta perspectiva
síndrom e que denominó afasia de conducción. de que el hem isferio derecho tam bién es el sitio de
funcionam iento especializado se refleja en el reem
plazo del concepto de dominancia cerebral por el con
H ipótesis dei síndrom e de descon exión
cepto más preciso de especialización complementaria de
los dos hemisferios cerebrales o, de manera más concisa,
W em icke introdujo un enfoque que conceptualizó a
esp ecializació n h e m isfé rica o asim etría fu n cion al
la corteza como com puesto de áreas o centros, cada
h em isférica. Este replanteam iento de los conceptos
uno de los cuales regula una serie de procesos relati
tardó en emerger, si se considera que la evidencia
vam ente discretos que actúan en conjunción para
para conocer la especialización funcional del hem is
hacer posible los procesos com plejos. Él argumentó
ferio derecho se había ido acum ulando durante
después que los trastornos podían ser comprendidos
mucho tiempo. Ya en 1874, el año del hallazgo funda
ya sea como el resultado del daño a estos centros (por
mental de W emicke, el neurólogo inglés John Hugh-
ejemplo, afasia de Broca o de W emicke) o como con
lings-Jackson (1835-1911), cuyas hipótesis con fre
secuencia de la interrupción de las conexiones entre
cuencia son sorprendentem ente m odernas, propuso
estos centros (por ejemplo, afasia de conducción). Los
que el hem isferio derecho estaba especializado para
trastornos que eran comprendidos en térm inos de la
las im ágenes m entales. Ésta fue una especulación
desconexión entre los centros llegaron a conocerse
astuta, y aunque se ha probado que no es por comple
com o sín d rom es de d esconexión . En la parte final
to precisa, no obstante captura, en forma metafórica,
del siglo xix, este enfoque se convirtió en una forma
la noción de la im portancia del hem isferio derecho
m uy popular de teorizar en torno al sistem a nervio
para el procesamiento de la percepción visual.
so. En el siglo xx, en la década de los sesenta, a esta
Hacia principios del siglo xx había evidencia sus
teoría se le dio nuevo énfasis y vigor mediante el tra
tancial de la especialización del hem isferio derecho
bajo del neurólogo Norm an Geschwind.
para ciertos procesos, aunque el concepto de dom i
nancia del hem isferio izquierdo se m antuvo por
algún tiem po. C uando estudiem os la función del
C o n cep to de esp ecialización
hem isferio derecho en capítulos posteriores, se
h em isférica com p lem en taria: observará que existían razones para la tenacidad de
el papel del hem isferio d erech o este concepto. Éstas incluyen el hecho de que el fun
cionamiento para el cual está especializado el hem is
En la siguiente sección de este capítulo exam inare ferio izquierdo (por ejemplo, el lenguaje) es más dis
mos otro ejem plo del poder explicativo del enfoque creto y se define con m ayor precisión (y por tanto se
de desconexión; pero antes de hacerlo consideremos le identifica m ás) que las funciones para las cuales
al hem isferio derecho del cerebro. Hemos visto que el está especializado el hem isferio derecho (por ejem
concepto de dom inancia cerebral para el lenguaje se plo, percepción visual y procesamiento espacial). De
desarrolló a partir del hallazgo empírico de que a los manera adicional, existe evidencia de que el hem isfe
pacientes afásicos se les encontró daño en el hemisfe rio izquierdo está m ás especializado para los proce
rio izquierdo, mas no en el derecho. (Por el momento sos verbales de lo que el hem isferio derecho lo está
estam os considerando sólo la gente diestra; más tarde para los procesos que está especializado. Explorare
considerarem os la situación m ás com plicada de las mos estos puntos m ás adelante, en el capítulo 7.
personas zurdas.) La implicación de la idea de domi
nancia del hemisferio izquierdo era obvia: el hemisfe
rio izquierdo regula el lenguaje, una función de gran Ejemplo de síndrom e de d escon exión :
importancia, y el hemisferio derecho, debido a que no alexia sin agrafía
participa en esta función, era en cierta form a inferior
o auxiliar. El concepto de dom inio del hem isferio Una vez que se ha enfatizado acerca de la im portan
izquierdo sobrevivió hasta mediados del siglo xx y en cia del concepto de esp ecialización funcional com
ocasiones todavía se le escucha como una especie de plem entaria de los dos h em isferios cerebrales — la
térm ino taquigráfico para especificar al hemisferio en idea de que am bos hem isferios están especializados
el cual está representado el lenguaje. para diferentes funciones— , regresem os al enfoque
14 PARTE I Fundamentos
del síndrom e de desconexión y dem ostrem os cuán La lesión que hem os descrito hasta el m omento da
exp licativ o puede ser. De nuevo considerem os el cuenta de la alexia sin agrafía del paciente. Pero,
caso reportado por el neurólogo francés Joseph Jules ¿cómo podemos com prender la subsecuente pérdida
Dejarine en 1882, con el cual comenzamos este capí de la capacidad para escribir? L a explicación de este
tulo. Com o recordará, el paciente de Dejarine prim e desarrollo ulterior vuelve a ser de nueva cuenta ins
ro sufrió una alexia sin agraria, esto es, no podía leer tructiva. Dejarine encontró una segunda lesión, m ás
pero podía escribir. Posteriorm ente, tam bién perdió reciente, en un área llam ada circunvolución angular,
la h abilid ad para escribir. A nte esto, se trata de un ju sto arriba del área de W ernicke, en el hem isferio
patrón peculiar de deterioro y preservación de fun izquierdo (véase figu ra 1.8). A p artir de esto pod e
ción. ¿Q ué tipo de lesión cerebral podría producir mos inferir que esta área es necesaria para la trasla
tan desconcertante síndrom e? Al intentar responder ción de las im ágenes verbales (desde el área de Wer
a esta cuestión, esto nos dem uestra que el paciente nicke) hacia una form a que pu ede ser utilizada por
estaba ciego en su campo visual derecho. En u n capí la corteza m otora en la escritura. En el capítulo 6
tulo ulterior discutirem os con detalle este trastorno, veremos que esta región tam bién es necesaria para la
denom inado hem ianopia derecha. En este m om ento traslación de m aterial verbal visual en una forma que
sólo advertiremos que con frecuencia se haya asocia puede ser usada por el área de W ernicke para com
do con anorm alidad en la parte posterior izquierda prender, es decir, para leer. Esto se demuestra porque
del cerebro (los lóbulos occipitales). Sin em bargo, el daño en la circunvolución angular resulta en una
este daño por sí solo no demostraría la deficiencia en incapacidad para leer (alexia adquirida).
la lectura, ya que la m ayor parte de las personas con Debido a que estam os anticipando la discusión en
una hem ianopia pueden leer muy bien una vez que tom o al lenguaje, por el m om ento sólo apreciemos el
se h an ajustado a su deficiencia en el cam po visual. poder explicativo del enfoque del síndrom e de des
A sí que la lesión incluyó tam bién otras partes del conexión para favorecer la com prensión de los dete
cerebro. M ás todavía, la subsecuente pérdida de la rioros tras alguna anorm alidad cerebral. C onform e
escritura sugiere la presencia de otra lesión. continuem os el exam en de los síndrom es neuropsi-
A sí: ¿qué encontró Dejarm e cuando exam inó post cológicos en los próxim os capítu los, verem os que
mortem el cerebro de este paciente? Existía una lesión, este enfoque, iniciado por Wernicke, fue utilizado de
secu nd aria a un ataque de apoplejía, en la corteza m anera fructífera por sus contem poráneos, incluso
occipital izquierda, como se ha presumido. Además, por su alum no H ugo L iep m ann (1863-1925) en su
esta lesión se extendía hasta abarcar la porción pos análisis de la apraxia, que son trastornos del m ovi
terior del cuerpo calloso. El cuerpo calloso es un haz m iento aprendido. A unque el enfoque del síndrome
m asivo de fibras que conectan regiones de la corteza de desconexión tiene ciertas lim itaciones im portan
de un hem isferio con regiones hom ologas (es decir, tes, las cuales discutirem os posteriorm ente, es una
correspondientes) del otro hem isferio. Com o se perspectiva útil para visualizar los efectos de las le
podría esperar, las regiones de la corteza que inter- siones cerebrales sobre el comportamiento.
con ectan fibras callosas particulares corresponden
con la p osición de dichas fibras a lo largo del eje
anteroposterior del cuerpo calloso. En concordancia LOCALIZACIÓN EN
con este principio general, el esp íen lo del cuerpo O PO SICIÓ N AL HOLISM O
calloso transfiere inform ación desde la región occi
pital derecha hacia el hem isferio izquierdo, y vice Límites de la lo ca lizació n : los "m ap m ak ers"
versa. D ebido a que la corteza occipital izquierda y
el esplen io fueron afectad os por las lesiones en el H em os visto que el p roblem a de la localización de
paciente de Dejarine, las áreas del lenguaje en el he función, la m edida en la cual se pueden localizar fun
m isferio izqu ierd o fueron privadas de cualquier ciones específicas en regiones específicas de la corte
entrada visual directa. La incapacidad del paciente za, fue un área de intensa controversia en el periodo
para leer sugiere que tal entrada directa es necesa anterior al descubrim iento cardinal de Broca. Duran
ria para la lectura. En contraste, el paciente de Deja te dicho periodo, enfoques tan divergentes como el
rine podía escribir porque la salida del área de Wer de Flourens, el de Gall y Spurzheim se m iraban fija
nicke era capaz de tener acceso a la corteza motora m ente sin com prom eterse u na con la otra. Uno
(él p od ía leer al tocar letras resaltadas porque, de podría pensar que el ocaso de u na neuropsicología
m anera análoga, la entrada som atosen sorial [la em pírica a m ediad os del siglo XIX y los hallazgos
in form ación sensorial acerca del cuerpo] de los específicos de B roca, Fritsch e H itzig, W ernicke y
dedos podía tener acceso al área de Wernicke). otros habrían sentado las bases en tom o de la p osi
CAPITULO 1 Desarrollo histórico de la neuropsicología 15
ción iocalizacionista. Pero la controversia continuó ceptualizó al cerebro com o u n órgano con m uchos
en form a m odificada y persiste en la actualidad. En niveles de control que estaban organizados de m ane
las postrim erías del siglo xix y principios del xx, una ra jerárquica. Una metáfora que ilustra esta noción, y
fuerte postura Iocalizacionista fue retom ada por los a la cual regreso con frecuencia en m is intentos por
llam ad os "m ap m ak ers". Éstos fu eron teóricos que comprender el cerebro hum ano, tiene que ver con la
usaron el marco conceptual general que vimos en la organización y la estructura sociales. En el contexto
explicación de W ernicke acerca de la afasia de con de la presente discusión en tom o al control jerárqui
ducción y en la explicación de D ejarm e sobre la ale co por medio de varios niveles del sistema nervioso,
xia sin agrafía para explicar una m ultitud de trastor considerem os la organ ización de la ram a ejecutiva
nos en térm inos de la interrupción de los "centros" y del gobierno federal. El presidente está arriba y
las trayectorias que los conectan. luego los secretarios de Estado, los subsecretarios,
Conforme estas explicaciones se volvieron más de los directores generales, los directores de área, los
talladas y elaboradas, tam bién se volvieron más es subdirectores, los jefes de departam ento, etc. Si el
peculativas y alejadas de los datos empíricos. En par presidente llegase a estar incapacitad o para ejercer
ticular, fueron propuestos centros que m ediaban fun sus funciones por alguna razón (resistiré la tentación
ciones cognitivas altam ente específicas, que con fre de embellecer esta m etáfora con un ejemplo específi
cuencia carecían de evidencia experim ental. Como co), el D epartam ento de la D efensa, digam os, no
reacción a esto, resurgió una fuerte postura antilocali- detendría su funcionam iento. De hecho, tom aría
zacionista. La form a extrem a de esta postura está cierto tiem po para que el im pacto se sintiera, pero
ejem plificada por el trabajo de Friedrich Goltz (1834- con seguridad se sentiría, tal vez en la form a de un
1902), quien después de realizar grandes e incluso cambio en el presupuesto para la defensa. O el efecto
com pletas lesiones en la corteza cerebral de perros, podría ser inmediato, en el caso de que el comandan
observó sólo una disminución general en función pro te en jefe no ordenara el despliegue de tropas en una
porcional al tamaño de la lesión, pero no relacionada situación particular. Incluso la no funcionalidad del
con su localización. Esto lo condujo a una visión holís- presidente probablem ente no interrum piría las acti
tica del funcionamiento cortical sim ilar al enfoque an vidades cotidianas de las bases militares y los porta-
terior de Flourens. Incluso los hallazgos de Broca fue viones.
ron criticados. Pierre M arie (1906), en su ensayo que Conform e se va descendiend o en la jerarqu ía
lleva el osado y provocador título La tercera circunvo (secretario de defensa, encargado de los jefes conjun
lución fron tal izquierda no juega un papel particular en la tos de gabinete, generales de m ayor rango), el efecto
fu n ción del lenguaje, argüía que el área de corteza de no funcionam iento se vuelve cada vez más espe
dañada y asociada con la afasia de Broca se extendía cífico al interrum pir acciones particulares. La dísfun-
m ás allá del área id entificad a por éste, hasta el ción a niveles incluso m enores resulta en problem as
hem isferio posterior izquierdo. Sus conclusiones se específicos muy visibles aunque limitados (por ejem
b asaron en el exam en del cerebro del paciente de plo, los vehículos particu lares no son rep arados o
B roca, "T an ". M arie insistió en que Broca no tuvo una puerta en particular no es resguardada). Desde
bases para inferir la existencia de un "cen tro " del luego, si la disfunción a niveles bajos se expande (por
habla. ejem plo, todas las tropas de com bate se enferm an),
esto deterioraría drásticam ente el funcionamiento de
las fuerzas arm adas. A dvierta tam bién que, confor
R econ ciliació n de los enfoques holista y m e uno desciende en la jerarqu ía, las respuestas se
Io calizacion ista: co n ce p to de jerarq u ía de vuelven cada vez m ás predecibles y estereotipadas
H ughlings-jackson (por ejem plo, el personal del grupo de autom otores
llena los tanques de gasolina de los vehículos y checa
Existieron posiciones más m oderadas que cualquiera el nivel de aceite; los policías m ilitares solicitan a
de estos extrem os. Freud, en una de sus últim as quienes llegan a cierto punto de registro sus papeles
incursiones en la neurología, antes de adentrarse de de identificación).
lleno en el psicoanálisis, adoptó una visión sorpren ¿Qué nos dice la m etáfora de la función jerárquica
dentem ente m oderna. En su libro Sobre la afasia acerca del cerebro? Si conceptualizam os al cerebro
(Freud, 1893/1953), criticó la teorización especulati como algo organizado en form a análoga, la metáfora
va de los "m apm akers" sin desechar al mismo tiem nos ayuda a com prender m uchos fenóm enos. Los
po la noción de localización de función. Sin em bar perros de Goltz, que fueron capaces de desem peñar
go, tal vez uno de los m ás útiles enfoques a este pro se en diversas funciones m otoras después de la
blem a fue el que retom ó H ughlings-jackson. Él con- rem oción de toda la corteza cerebral, pero con
16 PARTE I Fundamentos
"volu ntad " e "inteligencia" dism inuidas, son análo rárquicam ente organizado, H ugh lin gs-jackson con-
gos a las fuerzas arm adas privadas de sus niveles ceptualizó los efectos de las lesio n es de los niveles
superiores de mando. M uchos detalles todavía conti superiores del cerebro com o una reversión del desa
núan en su lugar, pero se interrum pe la ejecución de rrollo evolutivo de esta organización, un proceso que
conducta com pleja que requieren inteligencia p arti él denom inó d isolu ción . C on los niveles superiores
cular y planeación estratégica. de control interrum pidos, los niveles inferiores ejer
Con frecuencia regresarem os a ésta y otras m etá cen un pobre control m od u lad o, com o ocurre en
foras relacionadas con lo social conforme intentem os ausencia de niveles superiores de m ando, los capri
com prender los efectos conductuales y cognitivos chos e im pulsos de lo s.sarg en to s locales ya no son
del daño cortical. Esto es debido a que el cerebro en regulados y sus respuestas a los eventos no son veri
realidad es m ás parecido a una organización social ficadas. El concepto de d isolu ción de H ughlings-
que a una m áquina. Si se rom pe alguno de los com jackson es, por tanto, un m arco para la comprensión
ponentes im portantes de una m áquina com pleja, es de los efectos de las lesiones en el cerebro.
probable que la m áquina sim plem ente no funcione. Por ejemplo, considere los llam ados síndromes de
A unque un m ecánico experto puede ser capaz de liberación, en ocasiones ob serv ad os después de le
in ferir a p artir del rendim iento interrum pido de la siones corticales. Los sín tom as de lib eració n tom an
m áquina lo que está mal, ésta no hará nada de lo que la form a del resurgim iento o la desinhibición de
se supone debe hacer (suponiendo que el problem a reflejos infantiles que habían desaparecido del reper
es mayor). En contraste, si un gran sector de la socie torio del individuo, después del daño a centros cere
dad es disfuncional (por ejem plo, no se producen o brales superiores que n orm alm en te inhiben dichos
im portan autos nuevos), la estructura social experi reflejos. Com o el reflejo de orien tación (voltear la
m entará el im pacto, pero no detendrá su fun cion a cabeza hacia un estím ulo que acaba de tocar la m eji
m iento en conjunto. Realizará com pensaciones. La lla), es un útil m ecanism o in n ato que ayuda a los
gente cam inará, com prará bicicletas, se reunirá para recién nacidos a encontrar el pezón. El reflejo desa
viajar en el m ism o vehículo, tomará transporte públi parece después de la infancia pero puede reaparecer
co, tendrá m ás cuidado con sus autom óviles, vivirá en la edad adulta, tras años de ausencia, como conse
cerca de sus centros de trabajo o hará alguna otra cuencia de daños extensos al lóbulo frontal.
adaptación. Todo esto puede hacer m enos eficiente a
la sociedad, pero continuará su función, aunque sea
en form a deteriorada. Lo m ism o ocurre como resul Prejuicios y p re co n ce p to s en ía neuropsicologra
tado de lesiones en la corteza cerebral. de principios del siglo xx
no se debe al deterioro sensorial prim ario. La crítica para revelar de m anera más clara la naturaleza de los
de Bay desafió la validez de este concepto. Él argu deterioros asociados con una lesión particular. A de
m entó que los deterioros en el reconocim iento visual más, el uso de los procedim ientos estadísticos en los
de los objetos vistos después de lesiones cerebrales estudios de grupo hizo posibles las definiciones
se debía no a una in terrupción del procesam iento cuantitativas de los deterioros y, en consecuencia,
cortical, sino a deterioros visuales elem entales. Bay mejoró la sensibilidad de las pruebas específicas para
analizó el deterioro visual sutil en pacientes identifi detectar la presencia de un deterioro. Por ejemplo, al
cados com o agnósicos para apoyar su visión. A un valorar los umbrales sensoriales después de lesiones
que el escepticism o es un com ponente saludable e corticales, uno puede d efin ir la deficiencia de un
in d ispen sable del cuestionam iento científico, tam individuo en térm inos de m enor rendim iento a un
bién puede ser usado para proteger nuestros prejui cierto nivel del grupo control, digamos por abajo del
cios y preconceptos de los datos que son inconsisten prim er percentil. También se puede definir un grupo
tes con ellos. Esto ocurrió en el caso de la agnosia. como deteriorado si, al usar estadística inferencial, la
Los deterioros sensoriales sutiles que Bay y otros probabilidad de que ese grupo pertenezca a la misma
detectaron en los pacientes con agnosia, aunque rea población que el grupo control es m enor de cierto
les, no fueron lo bastante sólidos com o para dar nivel, digamos .01.
cuenta de la m agnitud de sus deterioros en el reco En consecuencia, los estudios de grupo y los aná
nocim ien to de objetos. No obstante, el prejuicio de lisis estadísticos tienen un enorm e im pacto sobre la
Bay contra la existencia de un trastorno central en el n europsicología. Al p erm itir cuantificar de form a
reconocim iento de objetos lo previno de apreciar esta precisa la probabilidad de que un grupo con una
desproporción. lesión o condición particular rinda en una tarea par
A h ora que ha sido b ien establecid a la existencia ticular a un nivel inferior que un grupo control con
de la agnosia visual, podem os entender la crítica de tribuyen a nuestra com prensión de la organización
Bay de m anera más optimista. M ediante la estim ula cerebral de los procesos psicológicos. M ás aún, al
ción de las investigaciones que dem ostraron de proporcionar una medida de la probabilidad de que
m anera d efinitiva que las d eficien cias sensoriales la ejecución de un individuo particular esté por abajo
asociadas no podían dar cuenta de los deterioros en del de un grupo control, los estudios de grupo ofre
el reconocim iento de objetos de los pacientes, la críti cen una base para realizar inferencias concernientes
ca de Bay constituyó una fase necesaria del escepti a la presencia de deterioro cognitivo y la anorm ali
cism o, el cual, a final de cuentas, sirvió al propósito dad cerebral asociada en dicho individuo (Reitan y
heurístico de establecer con firm eza la validez de la Davison, 1974). Esto, a su vez, proporciona una base
agnosia visual como un deterioro específico de orden para la valoración neuropsicológica clínica y un con
superior. junto de procedim ientos que pueden ser bastante úti
les en el diagnóstico y la rehabilitación (Lezak, 1995).
EL EN FO Q U E PSICOMÉTRICO
DE LA NEUROPSICOLOGÍA El papel p erm an en te de los estudios de caso
Com o ya hem os visto, se ha aprendido m ucho desde A unque el uso de los estudios de grupo es un enor
el en foqu e del estudio de casos, y ahí perm anece m e avance, dichos estudios no han vuelto obsoletos
m uch o de lo que el estudio a profund idad de los los estudios de caso individuales. Éstos aún son de
casos individuales es capaz de revelar. Sin embargo, vital im portancia por varias razones. En prim er
uno de los más im portantes desarrollos en la neuro lugar, ciertos trastornos son tan raros que formar un
psicología fue la aplicación del enfoque psicom étri- grupo de determ inados casos tomaría muchos años.
co a la investigación neuropsicológica. Adem ás, cuando uno está estudiando un trastorno
tan severo que puede ser detectado sin métodos esta
dísticos (com o la agnosia y la afasia), el estudio de
Estudios de grupo y análisis estad ístico un sujeto aislado proporciona una vivida y detallada
descripción del deterioro que con frecuencia se pier
El uso de los estudios de grupo, que inició en las pos de con el análisis de los datos del grupo. M ás aún,
trim erías de la década de los cuarenta y principios de una serie de estudios de caso proporciona inform a
los cincuenta, agregó otra dim ensión a la com pren ción que se pierde fácilm ente en el curso de un análi
sión de las relaciones cerebro-conducta. Los estudios sis de grupo en torno a la variabilidad de los sín to
grupales perm itieron la form ación de grupos control m as presentes entre los individuos que com parten
18 PARTE I Fundamentos
cierta sintom atología o áreas com unes de anorm ali nes cerebrales especializad as. En el procesam iento
dad cerebral. Por ejemplo, com o verem os en el capí visual, por ejemplo, se ha dem ostrado que el color, la
tulo 6, existe considerable variabilidad en el perfil de form a y el m ovim iento está cada uno representado
los deterioros observados en pacientes con afasia en diferentes áreas corticales especializadas, dentro
receptiva. A lgunos virtualm ente no tienen compren de regiones corticales que hace m ucho se considera
sión del lenguaje; mientras otros tienen cierta capaci ba estaban dedicadas sólo al procesam iento percep
dad residual para comprenderlo. De m anera similar, tual de orden su p erior (véase el capítulo 5 para un
existe una variabilidad significativa entre los pacien análisis más detallado).
tes en el cuadro sintomatológico observado tras lesio Estos hallazgos son tan diferentes de los enfoques
nes en el área de Broca. Esta variabilidad se oscurece clásicos de la organ ización cerebral que alteran de
o incluso se pierde en los datos que expresan la fun m anera radical las viejas hipótesis de cómo trabaja el
ción en térm inos de prom edios grupales. En conse cerebro. De acuerdo con los m odelos secuenciales
cuencia, aunque por lo general son inform ativos, los clásicos, las funciones elem entales com o la percep
análisis producen generalidades acerca de los grupos ción del color o el m ovim iento están m ediadas por
pero corren el riesgo de oscurecer las diferencias indi áreas de la corteza que reciben la entrada inicial
viduales y proporcionar una visión sobregeneraliza- desde centros sensoriales (corteza sen so rial prim a
da de los efectos de lesiones particulares. ria), m ientras que las funciones de orden superior,
Por ú ltim o, los estudios de grupo presen tan un com o el reconocim iento de objetos, son m ediadas
problem a adicional: los grupos d efinidos sobre la por áreas corticales que se encuentran subsecuentes
base del sitio de lesión (por ejem plo, corteza poste (corteza de asociación). Sin em bargo, estos modelos
rior izqu ierd a) com prenden sujetos con sitios de secuenciales, con su segregación hipotetizada de
lesión sum am ente variables. Es probable que esta procesos elem entales y com plejos, parece requerir
heterogeneidad resulte en una considerable variabi una revisión a fondo ante los h allazgos recientes.
lidad en el cuadro sintom atológico, lo cual puede C om o dejará en claro nuestro an álisis sobre esta
cond ucir a interpretaciones erróneas del papel del visión en el capítulo 5, ya no podem os postular más
área presum iblem ente identificada o incluso resultar que el procesam iento "ele m en ta l" se realiza en la
en tanto "ru id o" que los datos lleguen a ser por com corteza sensorial prim aria, desde la cual se transfiere
pleto ininteligibles. a la corteza de asociación para el procesam iento de
orden superior. D e hecho, la naturaleza paralela del
procesamiento cortical y la especialización de la fun
HALLAZGOS RECIENTES ción visual dentro de diversas áreas de la corteza nos
orillan a considerar que ciertas conceptualizaciones
C oncluirem os nuestro análisis de los aspectos histó familiares y en apariencia básicas, como la distinción
ricos de la neuropsicología. con unas pocas palabras entre procesam iento elem ental y de orden superior,
acerca del im pacto de los hallazgos recientes. A un pueden reflejar serias incom prensiones de cómo está
que la evidencia que apoya a dos conceptos — el pro organizado el cerebro.
cesam iento d istribuido paralelo y la organización
m od u lar en la corteza visual (conceptos que serán
analizados con detalle en el capítulo 5)— com enzó a RESUMEN
su rgir hace m ás de 20 años, sus im plicaciones aún
están en proceso de asim ilación por los estudiosos En este capítulo hem os considerado el desarrollo his
del cerebro. Brevem ente, el concepto de p ro cesa tórico de la neuropsicología. N uestra aventura histó
m ien to d istrib u id o p aralelo h a surgido desde que rica reveló que algunas ideas erróneas acerca de la
se ha iniciado la concientización de que la actividad relación entre cerebro y com portam iento han podido
neurona! que media un proceso psicológico específi ser am pliam ente aceptadas durante largos periodos.
co sólo en raras ocasiones sigue un trayecto secuen- U n ejemplo es la teoría de que los ventrículos cerebra
cial a través del sistem a nervioso, com o se suponía les son el asiento de la cognición. A pesar de la ausen
desde hace tiempo. En vez de ello, esta actividad por cia de evidencia em pírica que apoye esta teoría, pre
lo gen eral está distribuida en paralelo a lo largo de valeció desde la época romana hasta el Renacimiento.
m uchas redes de neuronas ubicadas en diferentes Por la m ism a razón, u na perspectiva histórica tam
regiones d el cerebro. bién enfatiza cuánto tiempo tomó descubrir que algu
La org a n iz a ció n m od u lar se refiere al descubri nos principios ahora en apariencia obvios fuesen
m iento de que aspectos específicos del procesam ien descubiertos. Acaso el ejemplo m ás destacable de esto
to cognitivo están representados en diferentes regio es el hecho de que no fue sino hasta m ediados del
CAPÍTULO 1 Desarrollo histórico de la neuropsicología 19
siglo xix que la ubicación de función dentro de la cor controversias históricas, como el holism o frente a la
teza cerebral y la especialización del hem isferio iz localización, continúan resurgiendo en los contextos
quierdo para el lenguaje fueron firm emente estableci contemporáneos. Una concientización de los antece
dos, aun cuando estos descubrimientos no dependie dentes históricos en torno a las controversias actua
ron del desarrollo de avances técnicos específicos. les ayuda a colocarlas en perspectiva y proporcionan
C om prend er la h istoria de la neuropsicología un marco para posibles soluciones.
tiene otro beneficio. Los temas asentados en muchas
C A P Í T U L O
Mecanismos neuronales
en los niveles
m olecular y celular
En este capítulo veremos al sistema nervioso en el micro vencia y el éxito en los com plicados am bientes físico y
cosmos, enfocándonos en la célula nerviosa individual, con social.
especial atención en la sinapsis individual. Los investiga Para comprender estos mecanismos primero considera
dores han llegado a com prender algunos de los complejos mos la naturaleza de la membrana de la célula neroiosa, así
m ecanism os electroquím icos que no sólo perm iten la com o los factores y las fu erza s que influyen en el m ovi
comunicación de una célula nerviosa con la siguiente, sino miento de los iones a través de ella. Luego echamos un vis
también que la comunicación sea modificada dependiendo tazo a cómo la actividad de las sinapsis múltiples, situadas
de las circunstancias. Son estos m ecanism os los que per en miles de lugares diferentes sobre la membrana de la célu
miten a los organism os superiores —en particu lar a los la de una neurona receptora, se suman e integran para pro
seres h u m an os— ir más allá de los reflejos y comprome vocar que la célula neroiosa se active y libere neurotrans
terse en conductas com plejas requeridas para la sobrevi misores, lo que afecta a otras neuronas. Luego considera-
CAPÍTULO 2 Mecanismos neuronales en los niveles m olecular y celular 21
tnos los tipos de neurotmnsmisores, los procesos mediante Al observar los procesos que ocurren en los niveles
los cuales se ligan a los receptores y los factores adicionales molecular y celular podemos tener alguna idea del tipo de
que influyen sus efectos. Finalmente se examina cómo cier toma de decisiones que experim enta el sistem a nervioso
tos aspectos del aprendizaje y la m emoria empiezan a ser como un todo. Como verem os, estos procesos perniiteli al
comprendidos en términos de procesos a nivel neuronal. sistema codificar o representar una enorme complejidad.
El sistem a nervioso de los m am íferos es el producto El sistem a nervioso central está conform ado por un
de m illones de años de evolución. ¿C uáles son los vasto núm ero de células n erviosas individuales,
aspectos de este sistem a que lo h acen altam ente conocidas com o neuronas. En los hum anos este
adaptativo? Una respuesta es que el sistem a nervio número alcanza aproxim adam ente los 100 mil m illo
so hace posible la com u nicación y la coordinación nes (algunas estim aciones están en orden de m agni
entre los millones de células que conform an los cuer tud arriba o abajo). De este núm ero, pocas son n eu
pos de los grandes animales. Para apreciar las venta ronas sensoriales prim arias, el prim er vínculo en la
jas de un sistema nervioso sólo se tienen que com pa cadena aferente entre los recep tores sensoriales (las
rar organism os que lo poseen con organism os que prim eras neuronas en registrar la presencia de es
carecen de él, como hace W illiam Jam es en este pasa tímulos) y el cerebro. Esto es hasta cierto punto, debi
je de Principios de psicología: do a que en el sistem a som atosensorial los cuerpos
celulares de la m ayoría de las neuronas sensoriales
Si comienzo a tomar la comida de un árbol, primarias están ubicados en el, ganglio que yace afue
sus ramas no se m ueven por mi acto, y sus ra del sistema nervioso central. M ás aún, existen sólo
hojas m urmuran tan pacíficam ente como cerca de 3 m illones de n eu ron as m otoras, las cuales
cuando lo hacen con el viento. Si, por el dejan la m édula espinal para activar de m anera
contrario, tomo con violencia la com ida de directa al m úsculo esquelético. Todas las demás célu
un hombre amigo, el resto de su cuerpo las en el sistem a nervioso central hum ano están u bi
responde de m anera instantánea a la agresión cadas entre las neuronas sensoriales prim arias y las
m ediante m ovim ientos de alarm a o defensa. neuronas m otoras. Se ha estim ado (Nauta y Feirtag,
(James, 1890/1950, vol. 1, p. 12.) 1979) que 99.98% de las neuronas en el sistem a ner
vioso central de los m am íferos son intem euronas, es
Pero la posibilid ad de com u nicación rápida y decir, neuronas que no reciben inform ación directa
coordinada sólo es parte del cuento. El complejo sis del ambiente o provocan de modo directo la contrac
tem a nervioso de los m am íferos es el fundamento de ción m uscular. Las interneu ronas tienen la función
la flexibilid ad de respuesta que caracteriza a los m enos directa, pero particu larm ente im portante de
organism os inteligentes. No son la rapidez y la in e proporcionar la base para el proceso de m odulación
vitable respuesta del reflejo, con toda su velocidad, que hace posible el com portam iento com plejo. Res
las que proporcionan las bases para la inteligencia. ponder a alguien que pisó nuestro pie con un gruñi
M ás que eso, es la capacidad p ara responder o no do de ira, un cortés "d iscu lp e", un abrupto golpe en
responder, lo cual depende de factores como la natu la nariz o una sonrisa coqueta depende de un cúm u
raleza de la situación, su sim ilitud o diferencia con lo de factores que son sopesados entre las neuronas
situaciones pasadas, y su significado potencial para sensoriales en nuestro pie y las neuronas m otoras
el futuro del organism o. Para com prender esta capa que m anifiestan la respuesta eventual.
cidad del sistem a nervioso para la m odulación — la Los anim ales sim ples no tienen esta com plicada
cap acid ad para respond er de m anera flexible a capacidad para regular su respuesta a los estímulos.
nuestro am biente, tom ando en consid eración un Por eso se les llam a "sim p les". U n ejem plo es la
com plejo arreglo de factores— , se debe exam inar el medusa, la cual tiene un sistema nervioso compuesto
sistem a nervioso a nivel micro y considerar la célula de dos capas de neuronas. Este tipo de sistem a n er
n erviosa individual y las conexiones entre las célu vioso ha sido llamado sistem a nervioso "cam panilla"
las nerviosas. (Nauta y Feirtag, 1979), y con buena razón. Cuando
22 PARTE I Fundamentos
un estím ulo de intensidad adecuada incide sobre una una explicación de su observación de que se podía
neurona sensorial de la m edusa, la neurona m otora provocar un reflejo cuando se presentaban en secuen
conectada con ella siempre responde igual. No existe cia, a intervalos m enores de 1 segundo entre ellos,
un m ecanism o por m edio del cual la m edusa pueda varios choques eléctricos ju bu m biales, cada uno
responder de manera diferente dependiendo de si en demasiado débil como para provocar el reflejo cuan
la puerta se encuentra el bravucón de la clase o una do se aplicaba de m anera aislada. Esto sugirió a She-
persona atractiva del sexo opuesto. rrington que, en el punto de unión entre neuronas, se
realizaba un tipo de proceso de suma. A hora se sabe
que cada estim ulación es acom pañada por la libera
D escu b rim ien to de la n eurona y la sinapsis ción en la sinapsis de pequeñas m oléculas llam adas
neurotransm isores y que estos efectos son acumula-
Al in iciar el siglo xx se desarrolló un im portante tivos. Evidencia adicional para esta hipótesis provino
debate en la neurobiología. El tema era si el sistem a de la demostración por parte de Orto Loewi, en 1920,
nervioso estaba com puesto de una red de tejido de que el nervio vago segregaba una sustancia que
interconectado o de células individuales (neuronas) dism inuía el ritmo cardiaco. Loew i llam ó a esta sus
con espacios entre ellas. La prim era h ipótesis fue tancia esencia vagal y desde entonces ha sido identifi
conocida como la h ipótesis reticular (del latín reticu cada como acetilcolina, la que ahora se sabe es el
lum , "re d "). D e acuerdo con esta teoría, el sistem a principal neu rotransm isor excitatorio en la unión
nervioso era concebido com o una red continua de entre una neurona m otora y el m úsculo, pero que
tejido que constituía una excepción a la regla general ejerce un efecto inhibitorio sobre el ritmo cardiaco.
de que el tejido viviente estaba conform ado de u ni Éstas y otras líneas de evidencia convergentes que
dades individuales o células (teoría celular). En con apoyan la hipótesis de la sinapsis, incluyendo inves
traste, la h ip ó te sis de la neu rona (en ocasiones lla tigaciones fisiológicas extensas, fueron corroboradas
m ada la doctrina de la neurona) sostenía que el sis por los h allazgos h ech os p osib les con el desarrollo
tem a nervioso se conform a de células individuales, de la m icroscopía electrón ica. Esto posibilitó la
que estaban cercanas entre ellas, pero que no form a visualización de la sinapsis y se encontró que era un
ban una estructura continua. espacio realm ente pequeño: aproxim adam ente 20-40
A com ienzos del siglo xx, la hipótesis de la neuro nanóm etros (un nanóm etro [nm] es 10~9 m etros). A
na llegó a ser dominante, aunque la hipótesis reticu pesar de su m inúsculo tam año, resulta que la sinap-
lar había tenido em inentes seguidores. Uno de éstos sis tiene enorm es im p licacio n es para el funciona
fue G am illo Golgi, biólogo italiano que descubrió la m iento del sistem a nervioso. Esto significa que la
tecm ca del teñido celular que lleva su nom bre y que influencia de u na neurona sobre sus vecinas puede
es de am plio uso en la actualidad. Este teñido, el cual ser m odificada por eventos que tienen lugar dentro
ha sido llam ado el más im portante avance individual de la sinapsis. Esto, a su vez, es parte del mecanismo
en la m etod ología neuroanatóm ica d espués del por medio del cual una porción del sistema nervioso
m icroscopio m ism o (H ubel, 1979), hace posible la es sensible a u na v aried ad de influ encias de otras
visualización de neuronas individuales con todas sus partes del sistem a. Echem os u n vistazo a cómo fun
ram as. Es posible hacer esto porque, p or alguna ciona el sistem a al nivel de la célula individual.
razón desconocid a, se tiñe sólo cerca de 1% de las
neuronas con las cuales entra en contacto. De m ane
ra irónica, fue su m eticulosa observación de neuro C om ponentes gen erales de la neurona
nas con tin ción de Golgi lo que condujo al biólogo
español Santiago Ram ón y Cajal a reunir fuerte evi Las neuronas tienen form as y tam años muy diferen
dencia histórica en apoyo de la hipótesis de la neuro tes, adoptan form as m aravillosam ente diversas en
na en contra de la teoría de conexión de Golgi. Tomó diferentes partes del sistem a nervioso. La figura 2.1
varias décadas de investigación adicional y el desa m uestra una visión esquem ática de una neurona
rrollo de nuevas técnicas, incluyendo el m icroscopio común. El cuerpo celular (o soma) contiene el núcleo
electrónico, para resolver el tema en favor de la hipó y muchos de los varios organelos que son críticos para
tesis de la neurona. el funcionamiento de la célula. Proyectándose desde
A ntes de que el debate fuese resuelto, el fisiólogo el cuerpo celular se encuentran finos tubos, llamados
británico sir Charles Sherrington propuso el concepto neuritas. Cada neurona tiene dos tipos de neuritas: las
de un espacio estrecho entre las neuronas, al cual m uy ram ificadas, llam adas den d ritas, que 'reciben
llamó sinapsis, con bases conductuales más que ana señales, y un axón, que pasa las señales a la siguiente
tómicas. Él propuso este concepto para proporcionar neurona. La longitud del axón varía bastante; puede
CAPITULO 2 Mecanismos neuronales en los niveles m olecular y celular 23
ser m icroscópico o, en el caso de las neuronas cuyos rosas; en el cerebro superan en número a las neuro
axones se extienden desde la corteza hasta la región nas. Los tipos principales de glía son la microglía, los
caudal de la médula espinal en los grandes animales, astrocitos y los oligodendrocitos en el sistem a nervioso
extenderse muchos pies. El axón no es responsable de central; y las células de Schw ann en el sistem a n er
la sensibilidad del sistem a para diversas influencias. vioso p eriférico (figura 2.2). La glía en el sistem a
En lugar de ello, juega un im portante papel en la nervioso central proporciona soporte estructural y
transm isión de señales desde una estructura a otra. nutritivo a las neuronas. A dem ás, cada tipo de glía
Una vez que es activada la porción del axón cercana al realiza funciones esp ecíficas. La m icro g lía, que
cuerpo celular, la señal recorre su longitud sin modifi toma la form a de pequ eñas células con figura irre
cación o m odulación hasta que alcanza el final del gular, invade y rem ueve tejido dañado. Los astroci
axón, denom inado axón term in al o botón . El axón tos son grandes célu las con form a de estrella que
term inal está ram ificado, aunque de m anera menos rodean la v ascu latu ra del cerebro y form an una
extensa que la dendrita, de m odo que un solo axón barrera que lo protege y só lo perm ite que pasen
puede hacer contacto funcional con cientos de sitios hacia él ciertas m oléculas provenientes de la circula
dendríticos sobre muchas otras neuronas. Aunque la ción general. Ésta es la b a rrera h em ato en cefálica,
transm isión de señales que bajan por el axón puede un mecanism o im portante para preservar la integri
ser un proceso sim ple, obviam ente es esencial para dad fisiológica del cerebro.
comunicar información entre las neuronas. No se ha dem ostrado que la glía transmita o alm a
cene inform ación de m anera directa; sin em bargo,
realiza una función crítica que está relacionada más
Glía directam ente con el tem a del presente capítulo.
Durante su curso, los oligod en d ro citos (en el siste
A dem ás de las neuronas, los sistem as nerviosos cen ma nervioso central) y las células de Schw ann (en el
tral y periférico contienen m uchas células llam adas sistema nervioso periférico) enredan sus membranas
n eu ro g lía , o sim plem ente g lía (palabra griega que celulares alrededor de los axones de ciertas n eu ro
se refiere a "p eg am en to "). Estas células obtuvieron nas, rodeando al axón con una cubierta de capas con
su nom bre debido a que parece que dan soporte a la céntricas llam ada m ielin a (véase la figura 2.2). Exis
estructura del cerebro. Las células gliales son num e ten brechas periódicas en esta cobertura llam adas
24 PARTE I Fundamentos
FIGURA 2.2 Las células gliaxes principales en el sistema nervioso son la microglia (no mostrada), los oligodendro-
citos y los astrocitos en el sistema nervioso central, y las células de Schwann en el sistema nervioso periférico. A )
Un solo oligodendrocito forma vainas de mielina alrededor de muchos axones. S) Las células de Schwann forman
las vainas de mielina que aíslan a las neuronas en el sistema nervioso periférico. Ellas forman segmentos de vaina
de mielina de aproximadamente 1 mm de largo con intervalos descubiertos en el axón, conocidos como nodos de
Ranvier, entre los segmentos de mielina. C) Los astrocitos con forma de estrella tienen pies finales anchos que los
ponen en contacto tanto con los capilares como con las neuronas. Ellos juegan un papel central en la formación de
la barrera hematoencefálica cerebral. (Tomado de Kandel et al., 1995, p. 2S.)
nod os de R an vier, en honor del anatom ista francés vesículas sináp ticas se fu sion en con la m em brana
Louis A ntoine Ranvier, quien fue el prim ero en des p resin áp tica y v iertan su contenido en la sinapsis.
cribirlas. La m ielina aum enta la velocidad de trans Entonces el neurotransm isor se difunde a través del
m isión de señales por el axón. La im portancia de este espacio sináptico y entra en contacto con un receptor,
proceso se evidencia con los efectos debilitantes de una molécula proteica especializada o m olécula com
las enferm edades desm ielinizadoras, com o la escle pleja en la m em brana p osin áptica (es decir, la m em
rosis m últiple, que interfiere con los efectos facilita- brana de la neurona receptora), la cual reconoce y se
torios de la mielina. La esclerosis m últiple interrum liga con el neurotransm isor. Reconocim iento y enla
pe severam ente la función de las partes afectadas del ce son eventos bioquím icos por m edio de los cuales
sistem a nervioso, conduce a síntom as cada vez más el neurotransm isor, en v irtu d de su configuración
severos y, a final de cuentas, a la muerte. En una sec espacial y electrostática, es ligado a una m olécula
ción u lterior analizarem os el m ecanism o por el cual específica (el receptor) que se com plem enta con
la m ielina aum enta la velocidad de transm isión en dicha configuración. La m ayoría de los neurotrans-
los axones, después de haber analizado el m ecanis m isores se liga a receptores en la m em brana dendrí-
mo de la transm isión neurona! en sí. tica; sin em bargo, existen tam bién receptores en el
cuerpo celular y el axón term inal.' Cuando el neuro
transm isor se liga a un recep to r se ponen en m ovi-
P an oram a de eventos en la sinapsis
abrirse para el paso de un ion particular. La califica culas con carga negativa (aniones) en el lado izquier
ción "bajo condiciones específicas" es necesaria por do del recipiente, pero dichas m oléculas son dem a
que la conductancia de la m em brana neuronal a un siado grandes com o para pasar a través de la m em
ion p articu lar varía en gran m edida, dependiendo brana. En el lado derecho existen iones con carga
del estado de sus canales activados por transm isor y positiva (cationes), y estas m oléculas son lo suficien
los activados por voltaje. Obviam ente, la conductan tem ente pequ eñ as com o para p asar a través de la
cia es un factor limitante; deben existir intensas fuer mem brana (figura 2.5). ¿Qué ocurrirá? Los iones con
zas que dirigen el m ovim iento de un ion a través de carga positiva serán atraídos hacia las moléculas con
una m em brana, aunque dicho m ovim iento puede no carga negativa, algunas pasarán a través de la m em
ocurrir (o estar m uy lim itado) si no hubieran (o hay brana e ingresarán en el lado izquierdo del recipien
pocos) canales de m em brana disponibles para el te. Sin em bargo, m ientras esto ocurre, la concentra
paso de dicho ion. ción de iones con carga positiva en el lado izquierdo
Las otras dos fuerzas que regulan el m ovim iento se elevará y eventualm ente alcanzará una concentra
de iones so n la fuerza de difusión y la fuerza elec ción m ás grande que la del lado derecho (estam os
trostática. La fuerza de d ifu sió n tiende a equilibrar suponiendo que las m oléculas con carga negativa de
la con cen tración de una m olécula particular, por la izquierda tienen en conjunto una gran carga nega
ejemplo la dispersión de una gota de tinta introduci tiva, de m odo que la carga n eta del lado izquierdo
da en un vaso con agua. El principio básico involu aún es negativa a pesar del influjo de iones con carga
crado en la fuerza electrostática es que cargas iguales positiva).
se repelen y cargas opuestas se atraen. En consecuen C onform e la con cen tración de iones con carga
cia, si tenem os m oléculas con carga negativa en un positiva en el lado izquierdo com ienza a exceder al
recipiente de laboratorio con agua y agregamos algu del lado derecho, las dos fuerzas — fuerza de d ifu
nas m oléculas con carga positiva, am bas se atraerán.
¿Pero qué ocurre si una m em brana separa las dos
m itad es del recipiente? D igam os que existen m olé
Peq u eñ os
catio n es M em b ran a
sión y fuerza electrostática— conducen a los iones base m olecular más com pleja. Como hem os visto,
con carga positiva hacia d irecciones opuestas. La debido a que la m em brana en reposo tiene m ayor
fuerza de difusión em puja a los iones hacia el lado conductancia para el K +, el equilibrio electroquímico
derecho, el área de m enor concentración. La fuerza del K + es el factor más im portante que contribuye al
electrostática jala a los iones hacia el lado izquierdo, mantenim iento del potencial de reposo. No obstante,
que tiene carga negativa. En cierto punto, la fuerza la membrana en reposo tam bién es permeable a otros
de difusión y la electrostática serán iguales, con lo dos iones: sodio (N a+) y cloro (Cl~). Vimos que hay
que se alcanzará un equilibrio entre el m ovim iento m ayor concentración de K + en el interior de la neu
del ion particular en los com partim entos izquierdo y rona que en el exterior; por otra parte, el N a * está
derecho (figura 2.6). A esto se le llam a e q u ilib rio más concentrado en el exterior que en el interior. Esto
electroquím ico; a la diferencia de carga entre los dos significa que ambas fuerzas, la de difusión y la elec
com partim entos en cuyo punto un tipo de ion parti trostática, tienden a dirigir el N a* hacia el interior de
cular alcanzaría el equilibrio electroquím ico se le la neurona. Sin em bargo, existen pocos canales de
conoce com o el p o ten cia l de e q u ilib rio para dicho Na'*' abiertos en la m em brana en reposo; esta baja
ion. conductancia significa que sólo ocurre un pequeño
influjo de N a*, a pesar de la magnitud de las fuerzas
que influyen sobre el m ovim iento. Sin embargo, este
Potencial de reposo de m em brana pequeño flujo al interior del N a4- produce un efecto:
reducir el potencial de la m em brana, haciéndolo
¿Qué tiene que ver este ejem plo con la neurona? De menos negativo que el potencial de equilibrio del K*.
hecho, el fluido intracelular de la neurona tiene algu Esta despolarización provoca un ligero eflujo (movi
nas de las propiedades del lado izquierdo de nuestro m iento hacia fuera) de K * a una tasa que apenas
vaso y el fluido extracelular, propiedades similares al equilibra el flujo al interior del Na"*-. Tal estado esta
del lado derecho del vaso. ble se alcanza en aproxim adam ente -6 5 mV, una
polarización algo m enos negativa que el potencial de
EL PAPEL D E LO S IO N ES PO TA SIO Dentro de la equilibrio del K * (figura 2.8).
dendrita y el cuerpo celular existen grandes proteí
nas con carga negativa que son dem asiado grandes LA B O M B A S O D IO -P O T A S IO Hemos visto que,
com o para pasar a través de la m em brana y hacia en el estado de reposo, la m em brana tiene una ligera
afuera de la célula. Al m ism o tiem po, la m em brana conductancia para el N a*, que resulta en u n flujo
es perm eable a los iones potasio con carga positiva lento de sodio al interior de la neurona debido tanto
(K *). Por tanto, com o en nuestro vaso, los iones a la fuerza de difusión como a la fuerza electrostáti
K *so n atraídos al interior de la célula por la fuerza ca. Conform e la neurona se vuelve ligeramente des
electrostática. La concentración de K + dentro de la polarizada (menos negativa), resulta un eflujo com
célula se eleva hasta que excede la concentración en pensador de K * que apenas equilibra el influjo de
el exterior de la célula, en tal m edida que la fuerza N a* y, de esta manera, m antiene el potencial de repo
electrostática que jala los K + dentro de la célula equi so. Sin em bargo, este intercam bio presenta un pro
libra la fuerza de difusión que los em puja hacia fuera blem a: a lo largo del tiem po, conduciría al agota
de la célula. Esto ocurre cuando se alcanza el equili miento de las diferencias de concentración extracelu-
brio: el interior de la neurona es negativo en relación lar-in tracelular de cada u no de estos dos iones, lo
con el exterior en una m agnitud de - 7 5 m ilivoltios cual eventualm ente resu ltaría en la abolición del
(m V ). Éste es el potencial de equ ilibrio de K +. El potencial de reposo.
potencial de reposo, es decir, el potencial de la m em Para explicar cómo el sistem a evita este resultado,
brana cuando está en reposo (no está disparando), es debemos introducir el concepto de una bomba m eta
m uy cercano a tal valor, pero un poco menos negati bòlica. H asta ahora hem os hablado acerca del m ovi
vo (aproxim adam ente -6 5 m V). ¿Cuál es la razón m iento de los iones a través de las m em branas, en
para tal discrepancia? respuesta a la fuerza de difusión, la fuerza electrostá
tica y la conductancia de la membrana; sin embargo,
EL PAPEL D E L O S IO N E S S O D IO En las células en ocasiones, un ion es transportado de manera acti
gliales, el potencial de m em brana, que es la diferen va a través de una m em brana en una dirección que
cia en la carga entre el interior y el exterior de la célu desafía estos factores. Este trayecto requiere elabora
la, puede ser explicada por completo en términos del dos m ecanism os bioquím icos que consumen energía
potencial de equilibrio del K * (figura 2.7). Sin embar metabòlica, cuya fuente es la energíaíliberada por el
go, en las neuronas, el potencial de reposo tiene una rom pim iento quím ico del adenosintrifosfato (ATP).
28 PARTE I Fundamentos
Flujo neto de
na en reposo es altam ente favorable para el K * en resultado es u n IPSP. Éstos trabajan en oposición a
com paración con el N a*, la unión de un transmisor a los EPSP, que hem os discutido con antelación.
un recep to r excitatorio pone en m ovim iento una En la unión neuromuscular, la inhibición no juega
cadena de eventos bioquím icos que resultará en la un papel im portante. Las entradas excitadoras al
apertura de canales N a* adicionales. Este cambio en músculo son sumadas hasta que se alcanza el umbral
la perm eabilidad es breve y local, pero m ientras está de activación del músculo. En contraste, la inhibición
en efecto, las fuerzas de difusión y electrostática pro juega un papel vital en el sistem a nervioso central. En
vocan u n influjo de N a*. Este influjo de iones con particular, el sistema por lo general codifica inform a
carga positiva crea una dism inución gradual y tran ción en térm inos de una disminución en la frecuencia
sitoria en el potencial eléctrico entre el interior y el de disparo neuronal que disminuye la tasa de referen
exterior de la célula en una pequeña área de la m em cia, característica de las neuronas que no reciben
brana, de modo que produce una despolarización de entrada. Al eliminar elem entos dentro de la secuencia
varios m ilivoltios. Cada instancia de esta despolari de disparo de referencia, la inhibición puede resultar
zación se denomina potencial excitatorio posin ápti en intrincados patrones de disparo neuronal, un pro
co (E P SP , por sus siglas en inglés). Conform e esto ceso al que en ocasiones se le refiere como papel de
ocurre, el efecto de d espolarización del influjo de modelador de la inhibición (figura 2.9).
N a* aum enta la tasa de eflujo de K * (debido a que la
fuerza electrostática que m antiene K * en el interior
ha dism inuido), y el potencial de reposo rápidam en Integración de entradas en el co n o del axón
te es reestablecido (véase figura 2.8).
Para agregar una im portante dim ensión adicional, Una vez que hem os analizado el efecto sobre el p o
ciertos neurotransm isores se enlazan a receptores tencial de m em brana de la unión de un neurotrans
que ejercen un efecto inhibitorio sobre la neurona. El misor individual, se estudiará el complejo patrón de
m ecanism o de inhibición más com ún es la apertura eventos que tiene lugar sobre la totalidad de la den
adicional de canales de cloro (Cl~). M ientras está en drita y del cuerpo celular. En promedio, cada dendri
efecto el potencial de reposo, existen pocos canales ta recibe entradas de m ás de 1 000 axones (esto signi
Cl~ abiertos, y hay poco flujo de Cl_ a través de la fica que el cerebro hum ano tiene una cantidad de
m em brana, aun cuando su gran concentración extra- sinapsis ubicada en algún lugar entre 100 y 1 000 tri-
celu lar lo conduciría al interior de la neurona, si le llones, dependiendo de cuál estim ación del número
fuese perm itido el paso. Sin embargo, la apertura de de neuronas en el cerebro hum ano utilicemos).
canales de Cl_ por u n neu rotransm isor inhibitorio Estas miles de sinapsis de entrada, unas excitado
origina un influjo de Cl~ y un aumento de la negati- ras y otras inhibidoras, ocurren en diversos lugares
vidad dentro de la neurona, es decir, h iperpolariza- sobre la dendrita, el cuerpo celular e incluso el axón.
ción. A esto se le denom ina p o ten cia l in h ib ito rio Algunas sinapsis están m uy alejadas del cuerpo celu
p o sin á p tico (IP SP , por sus siglas en inglés). De lar, en los extrem os de las largas ram as dendríticas.
m anera alternativa, un IPSP puede ser provocado O tras ocurren sobre el cuerpo celular, algunas cerca
por el aumento en la conductancia de K * de la m em de la unión entre el cuerpo celular y el axón. En cual
b rana en reposo. La apertura de canales de K * adi quier m om ento existe un patrón particular de despo
cionales resulta en un increm ento en el eflujo de este larizaciones (EPSP) e hiperpolarizaciones (IPSP)
ion conform e se m ueve en la dirección para estable locales sobre la superficie de la dendrita y el cuerpo
cer su potencial de equilibrio de -7 5 mV, un valor celular. M uchas de éstas tendrán una vida de milise-
que es más negativo que el potencial de reposo. .gundos y.luego se irán sin rastro. Otras contribuirán
C ada uno de estos m ecanism os inhibidores es al inicio de un potencial de acción en las neuronas
ejem plificado por la acción del ácido gam ma-amirio- que despolarizan. ¿Cóm o resulta este patrón en el
b u tírico (G A BA , por sus siglas en inglés), uno de los disparo de la neurona?
principales transm isores inhibitorios en el sistem a El cono d el axón es la parte de la neurona que
nervioso central. Cuando el GABA se enlaza al recep .form a la unión entre el cuerpo celular y el axón
tor G A BA -A , com ienza la inhibición m ediante la (véase figura 2.1). Esta porción de la neurona tiene el
apertura de canales de C K En contraste, cuando el umbral m ás bajo para la generación de un potencial
GABA se enlaza al receptor GABA-B, inicia la inhibi de acción, el proceso por m edio del cual se propaga
ción m ediante el increm ento de la conductancia del una señal a lo largo del axón. Cuando el cono del
K * de la m em brana en reposo. En am bos casos — y axón se despolariza a 55 mV, se inicia un potencial de
en todos los casos de inhibición donde se une un acción. Esto es diferente a las dendritas y cuerpos
neu rotransm isor con un receptor posináptico— el celulares, los cuales pueden tener umbrales tan dife-
30 PARTE i Fundamentos
Tenem os por tanto un m ecanism o m ediante el del potencial de acción a lo largo del axón, probable
cual los diferentes patrones espaciales y tem porales m ente porque esta palabra captura la naturaleza
de en trad a excitatoria e inhibitoria ejercen efectos autogeneradora del m ecanism o de retroalim entación
variables sobre la actividad de una neurona particu positiva que subyace a dicho movimiento.
lar. En un intervalo de tiem po lim itado, el resultado Advierta que la propagación del potencial de ac
final de un patrón particular de influencias excitato ción involucra la apertura de canales N a* como res
rias e inhibitorias sobre una neurona se expresará en puesta a los cam bios en el potencial de m em brana.
form a digital: la neurona o se dispara o no lo hace.2 Como se m encionó con antelación, a los canales de la
En consecuencia, toda la actividad del sistem a n er m em brana que se abren o cierran como respuesta a
vioso, desde la codificación de los estím ulos físicos cam bios en el voltaje se les llam a canales activados
hasta las órdenes de acción, se expresa, a final de por voltaje. Éstos contrastan con los canales de repo
cuentas, en térm inos de la frecuencia y el patrón de so, los cuales subyacen al potencial de reposo, y con
ocurrencia de los potenciales de acción. los canales activados por transm isor, como aquellos
responsables del EPSP y el IPSP generados por el
enlace de un neurotransm isor con el receptor.
Poten cial de a cció n El hecho de que los canales de K * activados por
voltaje se cierren m ientras los canales de N a* se
Los EPSP y los IPSP que hemos analizado se conocen abren, asegura que la despolarización causada por el
de m anera colectiva com o p o ten cia les electro tó n i- influjo de N a* no es anulada de inm ediato por un
cos, térm ino que se refiere a que los cam bios gradua eflujo com pensador de K *; por tanto, el hecho de que
les en el potencial de la m em brana son resultado de se cierren es una condición necesaria para la genera
flujos iónicos pasivos en respuesta a la apertura de ción del potencial de acción. Sin em bargo, después
canales de m em brana específicos tras la unión de los del influjo de N a*, existe un abrupto cierre y desacti
neurotransm isores con el receptor.; En contraste, si el vación de canales de N a*. D urante este periodo de
cono del axón alcanza el p oten cial de um bral se desactivación, los canales de N a* no se abrirán inclu
pone en m ovim iento un proceso com pletam ente so si las condiciones para su apertura se hacen favo
diferente. En respuesta a la despolarización umbral, rables de alguna otra m anera. A sí, conform e son
los canales de N a* se abren y los canales de K * se cie reactivados los canales de N a* (es decir, conform e
rran. El sodio, conducido por su potencial de equili retornan a sus potenciales de apertura si las condi
brio de 4-55 mV, se apresura a entrar. Este influjo de ciones son favorables), existe también una reapertu
N a* origina una inversión del potencial de membra ra de canales de K *. Esta reapertura crea más canales
na, de m odo que ahora el interior es positivo en rela de K * abiertos que durante el estado de reposo de la
ción con el exterior hasta alcanzar un nivel de apro m embrana. La conductancia aumentada de la m em
xim adam ente 40 mV. Este cambio de voltaje pone en brana para K * provoca entonces un eflujo masivo de
m ovim iento un proceso de retroalim entación positi K * conforme es conducido al exterior de la neurona,
va m ientras influye en el potencial de porciones veci debido a que la concentración intracelular y a que el
nas del axón originando la apertura de los canales de interior de la neurona está cargado positivamente. El
N a* de dicha porción, lo cual resulta en un influjo de resultado neto es el rápido reestablecim iento del
N a*, que cam bia el potencial de las porciones veci potencial de reposo, tras u n a breve,-hiperpolariza-i
nas, causa la apertura de canales N a* de dicha por ción,; conocida como el pop oten cial. Este proceso es
ción de la m embrana, produce el influjo de N a*, etcé originado por el hecho de que los canales de K * adi
tera. Éste es el potencial de acción, una reacción en cionales. p erm anecen abiertos durante un breve
cadena que provoca una onda de increm ento en la periodo después del reestablecim iento del potencial
del N a * y un cam bio en el potencial de m em brana de reposo, lo cual resulta en un ulterior eflujo de K *
para viajar a lo largo del axón. La palabra propagación (figura 2.10).
se u sa con frecuencia para d escribir el m ovim iento 5 En los m ilisegundos previos al reestablecim iento
del potencial de reposo existe un periodo durante el
cual no se puede in iciar un nuevo potencial de
acción, sin im portar cuán grande sea la despolariza-
cion en el cono del axón. Este periodo corresponde al
- Sin em bargo, com o verem os en breve, esta afirmación requiere m omento durante el cual son desactivados los cana
ser m odificada debido a que las variaciones en el influjo de caldo
les de N a*, y es denom inado periodo refractario
(Ca-‘) en la terminal del axón, regulados por conexiones sinápti-
cas axoaxonales, m odulan la cantidad de neurotransm isor íibera- absoluto. M ás aú n/ d u ran te el periodo inm ediato
do en respuesta a un potencial de acción. posterior, cuando se abren los canales K * adiciona-
32 PARTE I Fundamentos
Como se m encionó en una sección anterior, los axo Liberación de n eurotransm isores
nes que están recubiertos de m ielina transm iten su
señal a velocidades mayores que las de aquellos que El potencial de acción propagad o eventualm ente
no están m ielinizados. La velocidad de la transm i recorre la longitud del axón y alcanza la terminal del
sión axonal es un factor importante, particularm ente m ism o. La desp olarización de la term inal del axón
en los grandes anim ales en los cuales ciertos axones activa la apertura de los canales de calcio (Ca^ •) acti
pueden tener varios m etros de longitud. A hora que vados por voltaje. Debido a que el Ca2* tiene m ayor
hem os analizado la propagación del potencial de concentración en la parte externa de la neurona, una
acción a lo largo del axón que tiene lugar en los axo fuerza motriz, electroquím ica lleva al Ca2* dentro de
nes desmielinizados, estam os en condiciones de exa la célula. Este influjo de Ca2* es necesario para libe
m inar cóm o la m ielina aum enta la v elocid ad y efi rar neurotransm isores en la term inal del axón; gran
ciencia de esta transmisión. parte del retraso entre el establecim ien to de la des
Es necesaria la reactivación continua de un poten polarización en la term inal del axón y la liberación
cial de acción en los axones desm ielinizados, porque,' de neu rotransm isores se debe al tiem po requerido
sin esta activación constante del influjo de N a*, la para la apertura de los canales de Ca2* activados por
baja resistencia de la m em brana en estos axones con voltaje. El m ecanism o m ediante el cual el influjo de
duciría a la rápida disipación del flujo de corriente a Ca2* contribuye a la liberación de neurotransm isores
lo largo del axón. La m ielinización aum enta la resis no se conoce a fondo; sin em bargo, se sabe que el
tencia de la m em brana en gran m edida, de modo influjo de Ca2* ju ega un papel im portante en la
que, cuando un potencial de acción se dispara en el fusión de las v esícu las sin áp ticas (cada una de las
cono del axón, la corriente entrante que fluye a tra cuales contiene décim as de m iles de m oléculas de
CAPÍTULO 2 Mecanismos neuronales en los niveles m olecular y celular 33
neurotransm isor) con las regiones (llam adas zonas generado por bacterias, produce tétanos al bloquear
activas) de la m em brana presináptica donde el neu la liberación de GABA. Puesto que el GABA es un
rotransm isor será eventualm ente liberado. También neurotransm isor inhibitorio, no es sorprendente que
se sabe que el calcio está involucrado en la su bse m uchos de los síntom as del tétanos, incluyendo los
cuente liberación de n eurotransm isores al espacio espasm os m usculares, la hiperreflexia y las convul
sináptico, un proceso al cual se le denom ina exocito- siones, provengan de la desinhibición.
sis. En consecuencia, el influjo de Ca2* en la terminal Otros agentes logran sus efectos al facilitar la libe
del axón es un com ponente decisivo en el m ecanis ración de neurotransm isores. Por ejemplo, las anfeta-
mo por medio del cual el potencial de acción, a su lle m inas aum entan la liberación de catecolam inas.í El
gada a la term inal del axón, inicia la liberación de veneno de la araña viuda negra provoca una libera
neurotransm isores dentro de la sinapsis. ción tan inm ediata e intensa de acetilcolina que rápi
M ien tras m ás grande sea el influjo de Ca2+, m a do agota al neurotransm isor. Debido a que la acetil
yor será el núm ero de vesículas sinápticas que libe colina es el neurotransm isor en la unión neurom us
ren sus contenidos. A su vez, la m agnitud del influjo cular, incluyendo los m úsculos intercostales esencia
de Ca2* está m odulada por las entradas excitatorias les para la respiración, el resultado es fatal para la
e inhibitorias axoaxonales que determ inan el núm e vida.
ro de can ales de C a2* activados por voltaje que se Existen dos categorías generales de neurotransmi
abren com o respuesta al potencial de acción. Las sores: pequeñas m oléculas transm isoras y péptidos
entradas a la term inal del axón que reducen el influ neuroactivos (también llam ados neuropéptidos).
jo de C a2* originan una in h ib ic ió n p resin áp tica, y
las entradas que aum entan el influjo de Ca2* resul PEQUEÑ AS M O LÉC U LA S N E U R O T R A N SM ISO -
tan en fa c ilita c ió n p re sin á p tica (com o ilustra la R.AS En el sistem a n ervioso de los vertebrados se
figura 2.11, estas m odulaciones presinápticas de la han identificado nueve pequeñas m oléculas p ositi
liberación de transm isores deben ser distinguidas de vam ente com o n eu rotransm isores, aunque se han
las inhibiciones y excitaciones posinápticas analiza encontrado muchas otras que son candidatas para tal
das anteriorm ente). Esta m odulación de la cantidad estatus. Cuatro de los neurotransm isores estab leci
de neu rotransm isores liberad os por m ediación de dos, dopam ina, epin efrin a, n orep in efrin a y seroto-
Ca2*, en respuesta a un potencial de acción, significa nina, son m on oam in as, es decir, m oléculas que tie
que e! efecto de un potencial de acción no es estric nen una sola am ina (N H 2). Tres son am inoácidos:
tam ente digital, aunque un potencial de acción per se glutam ato, aspartato y g licin a. Uno, el ácido gama-
es un fenóm eno estereotipado del tipo "tod o o am inobutírico (G A BA ), se form a al rem over un
n a d a ". En la in h ibición presináptica, adem ás de la grupo carboxilo del glutam ato. El noveno n eu ro
dism inución en el influjo de Ca2* debido al cierre de transm isor, la a cetilco lin a , se encontró en la unión
can ales esp ecíficos de C a2+ activad os por voltaje, entre las neuronas motoras y el músculo, y fue el pri
cu alq u ier otro factor que dism inuya el influjo de mer neurotransmisor en ser identificado.
Ca2+ reducirá la cantidad de neurotransm isores libe Puesto que un receptor particular es selectivo en
rad os en respuesta a un potencial de acción. Esto cuanto al neurotransm isor con el que se liga, los neu
inclu ye una dism inución en la con cen tración de rotransm isores con estructuras químicas ligeramente
Ca2* extracelular y un aumento en la concentración distintas tienen diferentes sitios de acción. Para dar
de agentes que secuestren el Ca2*. sólo un ejem plo: la d opam ina y la norepinefrina, a
A dem ás de los factores que dism inuyen el influjo pesar de la sim ilitud de sus estructuras quím icas
de C a2* , la liberación de neurotransm isores puede (figura 2.12), se ligan a diferentes receptores.
ser reducida m ediante otros factores. Para dar sólo
unos ejemplos, el fármaco reserpina, usado para con N EU R O P É P T ID O S Los péptidos son cadenas cor
trolar la presión arterial elevada, in terfiere con la tas de aminoácidos. Se ha demostrado que más de 50
liberación de neurotransm isores m ediante la inhibi péptidos son farm acológicam ente activos en las célu
ción del alm acenam iento de catecolam inas en las las nerviosas. Llam ados colectivam ente n europépti
vesículas sinápticas, dejándolas como no disponibles dos, están in volu crad os en la m ediación de varios
para la liberación. La botulina, producida por la bac procesos neu robiológicos que van desde la percep
teria Clostridium botulinum en los alim entos mal con ción del dolor hasta la respuesta al estrés. A unque
servados, _es una neurotoxina bastante activa que por lo general una neu rona no libera más que una
inhibe la liberación de acetilcolina. Esto provoca un pequeña m olécula transm isora, principio conocido
serio tipo de envenenam iento por com ida llam ado como ley de D a le, la m ism a neurona puede liberar
botulism o. Tam bién, la toxina tetánica, otro agente tanto una pequeña m olécula transm isora com o un
34 PARTE I Fundamentos
A) E x cita ció n o in h ib ició n posin áp tica B) F a cilita ció n o in h ib ició n presináp tica FIGURA 2.11 A) En la excita
Vf ción (o inhibición) posinápti
ca, el EPSP (o IPSP) provoca
'V ' do por la liberación de trans
Ví v i/ ,
misor por la neurona 1 resulta
\j-, V v'-- V** en una despolarización (o
hiperpolarizadón) de la mem
/ / /fv ^ brana posináptica de la neuro
, 'A na 2, la cual, a su vez, aumen
ta (o disminuye) la probabili
dad de que la neurona 2
dispare. B) En la facilitación (o
inhibición) presináptica, la
liberación de neurotransmisor
por la neurona 3, en una sina-
psis axoaxonal con la neurona
1, aumenta (o disminuye) el
influjo de Ca2^ en la terminal
'^f Ifírt del axón d e la neurona 1 en
respuesta al arribo de un
potencial de acción. Esto pro
vocará un aumento (o inhibi
ción) de la liberación de neu
rotransmisor en la neurona 1,
la cual, a su vez, afectará la
probabilidad de que la neuro
na 2 dispare.
M ecanism os p ara elim inar neurotransm isores Com o uno esperaría, las drogas que bloquean la
después del disparo neurona! recaptura de un neurotransm isor tienden a aum en
tar su capacidad para u nirse a los receptores posi-
D E G R A D A C IÓ N E N Z IM À T IC A D E N E U R O nápticos y, por lo mismo, potenciar sus efectos a corto
T R A N S M IS O R E S Uno de los problem as que en plazo. Son ejem plos la cocaína y las aníetam inas;
frenta el sistem a nervioso es la elim inación de neuro am bas bloquean la recaptura de norepinefrina. El
transm isores de la sinapsis, de modo que el efecto de efecto potenciador a corto plazo de dichos bloquea-
liberación de neurotransm isores puede tener un dores de la recaptura es seguido por un periodo de
punto final preciso, con lo cual se delim ita la señal. disponibilidad reducida de neurotransmisores, debi
Un m ecanism o para lograr esto es la difusión pasiva do a que al evitar la recaptura agota los almacenes de
de neu rotransm isores hacia fuera de la hendidura n eurotransm isores en las term inales presinápticas.
sináptica. Sin em bargo, la difusión pasiva presenta Esto da cuenta del periodo de depresión del sistema
otro problem a: el m ovim iento que aleja los transm i nervioso central (SNC) que sigue al efecto activador
sores de su blanco inm ediato sobre la m em brana de dichas drogas.
posináptica dism inuye la especificidad de su efecto. Los antidepresivos tricíclicos, como la imiprami-
Una solución a este problema, observado particular na, también son inhibidores de la recaptura y logran
m ente en los sistem as de acetilcolina, es el uso de sus efectos, al m enos parcialm ente, m ediante el b lo
en zim as de degrad ación, las cuales d estruyen al queo de la recaptura de norepinefrina y de serotoni-
neu rotransm isor que se difunde alejánd ose de la na. En años recientes, se ha dem ostrado que la fluo-
m em brana posináptica. La acción de las enzim as de xetina (Prozac) y otras drogas que inhiben de m ane
degrad ación delim ita el área sobre la m em brana ra selectiva la recaptura de serotonina (llam adas
p osin áptica accesible al transm isor y confina sus in h ib id o res selectiv os de la recaptura de la seroto-
efectos a un marco temporal más discreto, por lo que nina) tienen efectos antidepresivos.
crea un tipo de puntuación.
En el sistem a de acetilcolina, la m ayor enzim a de A U T O R R E C E P T O R E S La cantidad de neurotrans
degradación es la acetilcolinesterasa. Ésta es inhibida m isores en la sinapsis tam bién es regulada por los
por el fárm aco fisostigm ina y, debido a que en la au torrecep tores sobre la m em brana presináptica.
enferm edad de Alzheim er se ve una alteración de la Cuando la hendidura sináptica ya está saturada, los
actividad de la acetilcolina cerebral, se esperaba que neurotransmisores se ligan a estos autorreceptores y
la fisostigm ina pudiera am inorar los síntom as de la proporcionan una retroalim en tación acerca de la
enferm edad. A pesar de la lógica del tratamiento, se concentración sináptica de neurotransmisores e inhi
ha tenido poca fortuna y no se ha dem ostrado efecto ben una liberación posterior. El LSD es un ejem plo
terapéutico. de una m olécula que im ita a la serotonina en sus
Otro ejem plo de drogas que bloquean la degrada autorreceptores y por tanto dism inuye la liberación
ción enzim àtica de los neurotransm isores es la clase de serotonina. La figura 2.13 resume éste y otros pro
de an tid ep resivos llam ados in h ib id o re s de la m o- cesos que ocurren durante la sinapsis.3
n o a m in a o x id a sa . Estas drogas aum entan los n iv e Ya hem os m encionado que la acción de los neuro-
les de m onoam inas cerebrales al inhibir la m onoa- péptidos por lo general es de m ayor duración que la
m in aoxid asa, una enzim a que por lo regu lar las de las pequeñas m oléculas transm isoras. Uno de los
degrada. factores que con tribuyen al efecto relativam ente
prolongado de los neuropéptidos es su elim inación
R E C A P TU R A Otro m ecanism o para regular la can lenta de j a sinap sis. O tro m ecanism o im portante
tidad de neu rotransm isores en la sinap sis es la para su efecto de larga duración es el uso de los sis
recap tu ra, que se define com o la reabsorción de tem as del segundo m ensajero, analizado en la
transm isores a través de la m em brana presináptica. siguiente sección.
Este m ecan ism o recicla transm isores no usados o
que recien tem ente se ubican ligad os [al recep tor];
por esa razón,: conserva tanto la energía m etabòlica
com o los precu rsores quím icos requerid os para la
sín tesis de dichas m oléculas. A dem ás, com o otros 5 En general, cualquier droga que se opone a la acción de un
neurotransm isor se denomina antagonista para dicho neuro
m ecanism os que elim inan de neurotransm isores la
transmisor particular, y cualquier droga que facilita el efecto de
sinapsis, la recaptura regula el im pacto de la libera un neurotransm isor se denomina agonisia. En consecuencia, el
ción de neurotransm isores sobre la m em brana posi curare es un antagonista de la acetilcolina, mientras que la
náptica. fisostigmina es un agonista de la acetilcolina.
36 PARTE I Fundamentos
com o veneno para flechas en Sudam érica; el curare jeros, pero el más conocido es el adenosinmonofosfato
causa parálisis muscular y muerte por sofocación. For cíclico (CAMP, por sus siglas en inglés). Estas m olécu
mas m enos activas de la droga se usan para controlar las alteran de m anera indirecta la activación de una
espasm os m usculares que ocurren en enferm edades compuerta de los canales de la m em brana iniciando
com o el tétanos y para evitar espasm o m uscular una secuencia de eventos bioqu ím icos que pueden
durante el tratamiento con choques eléctricos. tener diversa consecuencia y efectos de larga dura
Los receptores m uscarínicos de la acetilcolina en ción sobre el estado m etabòlico de la neurona. El
las uniones neurom usculares en el sistem a nervioso efecto de activación de los denom inados preceptores
parasim pàtico son bloqueados por la atropina, lo m etabo tró p icos contrasta dram áticam ente con los
cual hace útil a este fárm aco para los oftalm ólogos, efectos de la unión de receptores ionotrópicos. M ien
quienes la em plean para inhibir m úsculos que nor tras que la unión del receptor ionotrópico resulta en
m alm ente contraen la pupila (un proceso m ediado una rápida y directa activación de la com puerta de
parasim pàticam ente) con la finalidad de visualizar los canales iónicos, en el orden de los m ilisegundos,
m ejor la retina. Otro ejem plo de fárm acos bloquea- la activación del receptor m etabotrópico produce
dores de receptores es la clase de m edicam entos lla efectos que son lentos en establecerse (cientos de mili-
m ados fenotiazinas, las cuales bloquean los recepto segundos a segundos) y de larga duración (segundos
res de dopam ina y reducen la m agnitud y frecuencia o incluso m inutos). M ás todavía, en contraste con el
de síntom as psicóticos en algunos pacientes esquizo efecto directo y localizado de la unión al receptor
frénicos. Esto ha conducido a la teoría de la dopam i ionotrópico, un segundo m ensajero puede m overse
na en la esqu izofrenia, la idea de que la esquizofre intracelularm ente para afectar distintas partes de la
nia es causada por actividad excesiva de la dopam i célula. Ejemplos de receptores que son mediados por
na. A unque es bastante dudoso que la causa de la m ecanismos de acción ionotrópica de acción y meta-
esquizofrenia sea tan simple, el efecto de los bloquea- botrópica son los receptores GABA-A y GABA-B, ya
dores de la dopamina en los síntom as psicóticos pue analizados en el contexto de los m ecanism os de la
den ser una pieza im portante en el rom pecabezas inhibición posinápticos. Los receptores GABA-A son
que posee esta devastadora enferm edad. A nalizare ionotrópicos: en respuesta a la unión del GABA,
mos esto más adelante, en el capítulo 13. abren directamente los canales de Cl~. Los receptores
Echem os ahora un vistazo a lo que ocurre cuando GABA-B son metabotrópicos: cuando el GABA se liga
un transm isor se liga a un receptor. Existen dos cate a ellos, activan un segundo m ensajero que pone en
gorías generales de respuesta, una que involucra la m ovim iento una serie de procesos bioquím icos que
activación de una com puerta y otra que involucra a resultan en la apertura de canales de K + adicionales.
los segundos mensajeros. Aunque la velocidad de establecimiento y la espe
cificidad tem poral y espacial por lo general son de
A C T IV A C IÓ N D E C O M PU ERTA En m uchos ca vital im portancia en el funcionam iento neuronal
sos, el receptor ligado cam bia directamente la activa (como, por ejem plo, en la u nión neurom uscular), el
ción de la com puerta de un canal iónico en la m em efecto de larga duración y potencialm ente difuso de
brana posináptica. Estos receptores, conocidos como los segundos m ensajeros sobre los canales iónicos
receptores ionotrópicos, trabajan rápido (milisegun- tiene ciertas ventajas. En particular, los segundos
dos) y con frecuencia involucran circuitos neurona- m ensajeros proporcionan un m ecanism o para la
les que m edian de form a directa la conducta, como m odulación relativam ente duradera de la excitabili
los que activan al m úsculo esquelético. La apertura dad de la neurona. Por ejem plo, se ha identificado
de canales de Na^ que inicia EPSP y la apertura de que un segundo m ensajero m ediado por un neuro-
canales Cl_ que producen IPSP son ejem plos de la péptido inicia un potencial posináptico excitatorio
activación de una com puerta que está m ediada por que dura 10 m inutos, en m arcado contraste con el
un receptor. En m uchos casos, el efecto de la activa EPSP típico activado de manera directa, el cual tarda
ción de la com puerta por la unión d el receptor se s ó lo pocos milisegundos. Además, los segundos men
logra m ediante un cam bio en la conform ación (for sajeros pueden alterar el estado bioquím ico y m eta
ma) de una sola proteína en la m embrana. bòlico de la neurona. Por ejem plo, un segundo m en
sajero llega a alterar la efectividad de un receptor,
S E G U N D O S M E N SA JE R O S La otra categoría ge incluso la de su propio receptor, por lo que altera la
neral de respuesta que puede ocurrir cuando un trans intensidad y duración de la respuesta de la neurona
m isor se une a un receptor incluye la activación de al neurotransmisor liberado por las neuronas vecinas.
una segunda molécula, denominada segundo m ensa El efecto del segundo mensajero, sin embargo, no
jero. Se han identificado diferentes segundos m ensa se confina a la m odificación de las proteínas existen
38 PARTE I Fundamentos
tes. De gran importancia es que los segundos m ensa no es reforzante ni dañino. Por ejemplo, si el sifón de
jeros pueden iniciar la síntesis de nuevas proteínas. la A plysia es ligeram ente activado con un estím ulo
Los segund os m ensajeros consiguen esto al activar novedoso, el animal retirará con energía su branquia.
proteínas de transcripción que alteran la expresión A esto se le llama reflejo de retracción de branquia. Des
genética de la neurona al unirse a regiones regulado pués de la estimulación repetida del sifón, se reducirá
ras de los genes y afectar la tasa a la cual el gene o incluso será eliminada esta respuesta de retracción.
transcribe el RNA mensajero. Éste es un m ecanism o Ésta es la habituación del reflejo de retracción de
poderoso y versátil, m uy parecido al visto en horm o branquia. La habituación tiene dos formas: de corto y
nas. Éste brinda la posibilidad de cam bios estructu de largo plazos. Por ejem plo, en respuesta a aproxi
rales jv m etabólicos de larga O duración dentro de la madamente 10 estim ulaciones del sifón, la reducción
neurona que puede ser de días o incluso de semanas. en la retracción de las branquias puede durar cerca de
De h echo, hay evidencia de que la activación de la 10 m inutos. Ésta es la habitu ación a corto plazo. Un
expresión genética por parte de los segundos m ensa gran núm ero de estim ulaciones por un periodo más
jeros contribuye de manera im portante a los cambios prolongado resultarán en habituación a largo plazo,
estructurales y metabólicos que subyacen al desarro que puede perdurar durante días o semanas.
llo neuronal y a la memoria a largo plazo. Kandel y sus colaboradores (C astelluci, Carew y
La activid ad de los segundos m ensajeros puede Kandel, 1978; H awkins, K andel y Siegelbaum , 1993)
ser afectada por num erosos agentes. Por ejem plo, la han descrito el circuito del reflejo de retracción de
nicotina y ciertos m etales pesados, incluido el plomo, branquia de la Aplysia. Las neuronas sensoriales reci
bloquean la activación de la síntesis de CAM P por la ben entradas desde el sifón form and o conexiones
norepinefrina. La cafeína, que se encuentra en el café m onosinápticas con las n eu ron as m otoras que acti-
y el té, aumenta el efecto de los segundos mensajeros
al inhibir su desactivación enzimàtica.
En la siguiente sección exam inarem os algunos de
los m ecanism os bioquím icos y estructurales que su b
yacen a form as relativam ente sim ples de aprendiza fsfegj'pjias'.,
je, in clu id os la habitu ación, la sensib ilización y el sen so riales
condicionam iento clásico. Esto dará oportunidad de
ver en acción algunos de los m ecanism os que hemos
analizado. Tam bién ilustrará cuán efectivos pueden
ser estos m ecanism os para iniciar y m antener cam
bios en las respuestas características de las neuronas.
MECANISMOS NEURONALES
DE APRENDIZAJE
van la b ranqu ia. A dem ás, las neuronas sensoriales restringidos a un sitio en la neurona, sino que están
del sifón envían entradas a las intem euronas inhibi d istribuidos en varios sitios. Veremos en capítulos
torias y excitatorias, las cuales, a su vez, inervan las siguientes que la idea de la representación d istribu i
n eu ronas m otoras de la branquia (figura 2.14). Los da es am pliamente em pleada en teorías de los m eca
estudios de Kandel y sus colaboradores han revelado nism os neuronales de funcionam iento cognitivo
com ponentes del m ecanism o de habituación a corto com plejo, com o el reconocim iento visual y el proce
plazo en este circuito. Ellos han dem ostrado que este samiento espacial, funciones para las cuales el m eca
efecto in v olu cra la m odificación de la activid ad en nismo neuronal aún es muy especulativo. Sin em bar
las term inales del axón de las neuronas sensoriales y go, es sorprendente encontrar que tam bién se aplica
por las in tem eu ron as excitatorias que inervan las a aquellos m ecanism os neuronales relativam ente
neuronas m otoras. De m odo más específico, durante sim ples de los cuales tenem os una com prensión
la h abitu ació n existe una dism inución en la libera razonablem ente buena.
ción de glutam ato, el neurotransm isor liberado por Un segundo aspecto im portante de este m ecanis
las term inales de las neuronas sensoriales y por las mo es que no depende de neuronas que están espe
in tem eu ron as que norm alm ente activan las neuro cializadas para el aprendizaje. En lugar de ello, los
nas m otoras, provocando la retracción de la b ran cambios neuronales subyacentes a la habituación del
quia. Esta dism inución en la liberación de glutamato reflejo de retracción de la branquia de la A plysia
se debe, en parte, a la desactivación de los canales de involucran cambios en las neuronas que son com po
Ca2+ en la m em brana presináptica. Recuerde que la nentes del reflejo mismo.
m agnitud del influjo de Ca2* en la term inal del axón
in flu ye en la cantidad de neurotransm isor liberado SE N SIB IL IZ A C IÓ N En la habituación, la estim ula
en respuesta a un potencial de acción. La habituación ción repetida de las neuronas sensoriales puede con
tam bién está asociada a una dism inución en la capa ducir a la inhibición de eventos en sus term inales
cidad de las vesículas transm isoras p ara m overse a sinápticas que de m anera norm al originarían la acti
zonas activas de la mem brana presináptica para estar vación de neuronas m otoras con las cuales form a la
disponibles para liberar sus contenidos en la sinap sinapsis. En la se n sib iliz a ció n , la m agnitud de una
sis. A unque no se sabe cómo la estim ulación repetida respuesta a un estím ulo neutral aumenta cuando es
provoca estos cam bios presinápticos, es claro que precedido por un estím ulo nociceptivo (doloroso).
son com ponentes del m ecanism o de habitu ación a Por ejem plo, si a la cola de la Aplysia se le aplica un
corto plazo. fuerte choque eléctrico, la estim ulación subsecuente
Es interesante conocer que la habituación a largo del sifón provocará un reflejo de retracción de bran
plazo involucra la activación de genes que provocan quia más vigoroso. El circuito involucrado en este
cam bios estructurales en estas conexiones. Los estu proceso se m uestra en la figura 2.15.
dios de m icroscopía electrónica, que com para anim a Kandel y sus colaboradores han dem ostrado que
les h abitu ad os y no habituados, han revelado que el mecanismo de sensibilización del reflejo de retrac
d espués de la habitu ación a largo plazo el núm ero ción de branqu ia de la A plysia involucra la facilita
p rom ed io de contactos sinápticos que las ram ifica ción presináptica de las neuronas sensoriales. Ellos
ciones de las term inales sinápticas de las neuronas encontraron que el choque eléctrico a la cola estimu
sensoriales establecen con las neuronas m otoras se la intem eu ronas, que son llam ad as in tem eu ro n as
reduce hasta en un tercio. Adem ás, la proporción de facilitadoras, las cuales establecen sinapsis sobre las
las term in ales del axón sensorial con zonas activas term inales del axón de las neuronas sensoriales que
(regiones en las cuales se pueden liberar neurotrans- reciben entradas desde el sifón y que, a su vez, for
m isores) se reduce de m anera sign ificativa (Caste- man sinapsis a) sobre las neuronas motoras que acti
llucci et al., 1978). van la retirada de la branquia y b) sobre otras inter-
A pesar de que nuestra com prensión acerca del neuronas que form an sinapsis sobre estas neuronas
m ecanism o de habituación de la A plysia no es com motoras (véase figura 2.15). Como vimos previamen
pleto, lo que sabem os es ilum inador. D e particu lar te, estas conexiones axoaxonales perm iten que una
interés son las dos im plicaciones de este mecanismo. neurona m odifique la actividad de una segunda neu
Prim ero, dem uestran que incluso en ésta, la más sim rona al in flu ir sobre los eventos en la term inal del
ple de todas las form as de aprendizaje, están involu axón de la segunda neurona. En este caso, en res
crados diferentes tipos de neuronas: neuronas senso puesta al choque eléctrico en la cola, las intem euro
riales e intem euronas excitatorias. Por tanto, aun en nas facilitadoras liberan serotonina. Esta se une con
la habituación de un reflejo simple, los cambios en la [los receptores (NI)] de la term inal del axón de la
fuerza funcional de los contactos sinápticos no están neurona sensorial y pone en m archa una cascada bio-
40 PARTE I Fundamentos
q uím ica que, a final de cuentas, provoca un incre com patibles con el establecim iento de la sensibiliza
m ento en el influjo de Ca2+ dentro de la term inal del ción. En contraste, el condicionam iento clásico es un
axón y causa un aum ento en la cantidad del neuro- proceso altam ente específico. El establecim iento de
transm isor liberado. una respuesta condicionada requiere que el inicio de
Com o con la habituación, la sensibilización puede un estím ulo neutro particular preceda de m anera
ser de corto o largo plazo, dependiendo del número repetida el inicio de un estím ulo incondicionado par
y la m agnitud de estim ulación n ocicep tiva previa. ticular en un intervalo de tiem po específico (aproxi
Tam bién, com o con la habitu ación a largo plazo, la madamente 0.5 s). Por tanto, más que tener un estímu
sensib ilización a largo plazo involucra cam bios es lo que aumenta la respuesta a variedad de estímulos
tructu rales m ediante la activación de genes. Estos subsecuentes, como en la sensibilización, en el condi
cam bios son paralelos a los vistos en la habituación a cionamiento clásico el organismo aprende a asociar un
largo plazo, pero están en la dirección opuesta. Los estím ulo específico con otro. Cuando un estím ulo
cam bios incluyen un aum ento en el núm ero prome neutro (uno que no produce una respuesta particular)
dio de conexiones sinápticas que form a cada neuro precede de m anera repetida a u n estím ulo in con d i-
na sensorial con las neuronas m otoras y un creci cionado (un estímulo que de manera natural provoca
m iento correspondiente de las dendritas de las neu una respuesta particular, llam ada respuesta incondi-
ronas m otoras para acom odar este increm ento de los cionada), el estimulo neutro previo se convertirá en un
contactos. A dem ás existe un aumento en la propor activador de una respuesta idéntica a (o similar a) la
ción de las term inales del axón de la neurona senso respuesta incondidonada. Cuando esto ocurre, al estí
rial con zonas activas. Estos cambios estructurales no m ulo previam ente neutro se le denom ina estím ulo
se ven después de sensibilización a corto plazo. condicionado y a la respuesta que evoca se le llam a
respuesta condicionada.
A pesar de estas diferencias, la sensibilización y el
C on d icion am ien to clásico condicionam iento clásico parecen com partir ciertos
m ecanism os celulares com unes en la Aplysia. Consi
En la sensib ilización existe poca especificidad. En derem os el con d icion am ien to del reflejo de retrac
este proceso diferentes estím ulos nocivos aumentan ción de branquia, donde un choque eléctrico a la cola
la respuesta del organism o a diversidad de estím u es el estím ulo incondicionado, la estim ulación de la
los neutros aplicados a diferentes partes del cuerpo. base del manto es el estím ulo condicionado y la reti
A dem ás, un am plio rango de intervalos de tiem po rada de la branquia es la respuesta incondidonada y,
entre el estím ulo nocivo y el estím ulo neutro son eventualm ente, la condicionada. Por ende, si el cho-
CAPITULO 2 Mecanismos neuronales en los niveles m olecular y celular 41
que eléctrico a la cola es precedido durante varios del manto) produce potenciales de acción en las neu
in ten tos por una estim ulación ligera de la base del ronas sensoriales ju sto antes del inicio del estím ulo
m anto, esto provocará una vigorosa retracción de la incondicionado (choque eléctrico a la cola). Por tan
branqu ia. U na vez m ás, la relativa sim plicidad del to, la magnitud de la facilitación presináptica depende
sistem a nervioso de la Aplysia ha hecho posible iden de la actividad de las neuronas sensoriales que reciben la
tificar el circuito involucrado en el condicionamiento facilitación, un fenómeno al cual se le denomina faci
de este reflejo de retracción de branquia (figura 2.16). litación presináptica dependiente de la actividad.
Com o en la sensibilización, en el condicionam iento La dependencia de la m agnitud de facilitación
del reflejo de retracción de branquia, las interneuro presináptica del nivel de actividad de la neurona da
nas, que reciben entradas de las neuronas sensoriales cuenta del com ponente asociativo del condiciona
que inervan la cola, establecen sinapsis axoaxonales m iento clásico, aunque no explica por completo có
con las neuronas sensoriales que llevan las entradas m o el estím ulo condicionado eventualm ente evoca
desde el m anto; el disparo de estas interneuronas una respuesta condicionada. Esto probablem ente
provoca la facilitación presináptica de la neurona entraña cam bios estructurales y/o bioquím icos a lo
sensorial que transm ite las señales desde el manto. largo del.-tiempo. Lo que sabem os acerca de los m eca
Las interneuronas hacen esto m ediante la liberación nism os celulares su byacentes al condicionam iento
de serotonina, lo cual genera un increm ento en la clásico de la A plysia in dica que estos m ecanism os
liberación de glutam ato por las term inales del axón com parten sim ilitudes con aquellos que se cree sub-
de la neurona sensorial que establece sinapsis con las yacen a la sensibilización. En ambos procesos, es cen
neuronas m otoras. H asta aquí es parecido al m eca tral la facilitación presináptica de las neuronas sen
nismo de la facilitación presináptica observado en la soriales (aunque, com o hem os visto, en el condicio
sensibilización. nam iento la m agnitud de esta fad litación depende
El m ecanism o de condicionamiento, sin embargo, del tiempo de actividad en la neurona sensorial y de
tiene un com ponente adicional que es diferente a los la interneurona). El h allazgo de que el condiciona
vistos en la sensibilización. En el condicionamiento, m iento clásico de la A plysia parece involucrar una
la facilitación presináptica es bastante amplificada si elaboración de los m ecanism os implicados en la sen
el estím ulo condicionado (estim ulación de la base sibilización sugiere que, al m enos en ciertas instan-
42 PARTE I Fundamentos
A) B)
0.4
Tétanos
0.2
'■§ 0.0
30 60 90 120
Tiempo (min)
FIGURA 2.17 A) Tres grandes trayectorias aferentes en el hipocampo. La vía perforante porta entradas
desde el subículum hasta las células granulosas del giro dentado. Los axones de las células granulosas for
man vía musgosa, el cual establece sinapsis sobre las células piramidales en la región CA3 del hipocampo.
Los axones de las células piramidales en CA3 forman dos ramas, una de las cuales, el trayecto de la vía co
lateral de Schaffer, se proyecta hacia las células piramidales en la región CAI. B) Potenciación de largo plazo
en una célula en la región CAI del hipocampo. La gráfica muestra la pendiente de EPSP, una medida de la
eficiencia de la transmisión sináptica, en una neurona de CAI como respuesta al estímulo prueba aplicado a
la vía colateral de Schaffer cada 10 segundos. Después de registrar durante 30 minutos para establecer una
línea base, se aplicaron dos trenes de estímulos de 1 segundo a 100 impulsos por segundo, separados por un
intervalo de 20 segundos, a las colaterales de Schaffer. Esto resultó en una potenciación de largo plazo (LTP,
por sus siglas en inglés) que se prolongó durante varias horas. (Tomado de Kandel et al., 1995, p. 6S0.)
das, las form as complejas de aprendizaje pueden ser axones que form an el trayecto de la vía perforante
construidas a partir de formas más simples. llevan las entradas desde el subículum hasta las célu
A pesar de que no ha sido analizado a detalle, es las granulares del giro dentado. Los axones de estas
im portante darse cuenta de que m uchos pasos en los células, que form an la vía de las fibras m usgosas,
m ecanism os bioquím icos subyacentes a la h abitu a establecen sinapsis sobre las células piramidales en la
ción, la sensibilización y el condicionam iento en la región CA3 del hipocam po (CA significa cornu Atmno-
Aplysia se han descrito. Esto representa grandes pro nis, palabras latinas para "cu ern o de A m m ón"). El
gresos hacia una com prensión de las bases bioquím i trayecto de la vía colateral de Schaffer, conform ado
cas del aprendizaje. por los axones de las células de CA3, se proyecta
hacia la región C A I. H a sido posible cortar rebanadas
de hipocampo y estudiar las propiedades fisiológicas
P oten ciació n a largo plazo de las conexiones en estas preparaciones in vitro de
rebanadas cerebrales {in vitro, literalm ente "en v i
Hasta aquí hem os estudiado formas m uy simples de drio", se refiere al estudio de los procesos biológicos
aprendizaje en un organismo muy simple. Se conoce en una preparación externa al animal. In vivo, literal
m enos acerca de los m ecanism os su by acentes al mente "en vivo", se refiere al estudio de los procesos
aprendizaje en animales con cerebros más complejos. biológicos en el anim al intacto). También se han lle
No obstante, se han realizado algunos estudios muy vado a cabo estudios in vivo de las propiedades fisio
interesantes de células en el hipocam po de m am ífe lógicas de células del hipocam po.
ros, cuya actividad es influida por la actividad pre Con esto com o anteced en te, considerem os algu
via de otras neuronas. Dado que se sabe que el hipo nos hallazgos m uy interesantes que han surgido del
cam po es im portante para la m em oria, estos hallaz estudio de las células en la región C A I del hipocam
gos pueden-arrojar luz sobre los m ecanism os neuro- po. M ientras obtenían registros de neuronas indivi
nales de la m em oria en los anim ales superiores. duales en C A I, los investigadores estimularon el tra
El circuito del hipocam po ha sido investigado en yecto de fibras que se proyectan a estas células (las
cierto detalle como se m uestra en la figura 2.17A. Los colaterales de Schaffer) con u n estím ulo prueba que
CAPÍTULO 2 Mecanismos neuronales en los niveles m olecular y celular 43
no fue lo suficientem ente intenso com o para provo caso, los receptores sensoriales realizan la etapa ini
car el disparo de la célula en C A I. En lugar de esto, cial de la codificación de un estímulo físico.
el estím ulo prueba produjo un E PSP de cierta p en Los receptores sensoriales no generan potenciales
diente (una m edida de la eficiencia sináptica) en la de acción. En su lugar, transducen los estím ulos físi
célu la C A I. A continuación se aplicaron por la cos que incid en sobre los recep tores sensoriales en
m ism a vía dos breves trenes de estím ulos de alta fre potenciales graduados, llam ados poten cial receptor
cuencia, cada uno de ellos llam ado estim ulación tetá ó p oten ciales gen eradores. A l igual que los EPSP y
nica, o sim plem ente tétanos (del griego para "ríg i los IPSP que llegan a las dendritas y el soma de una
d o"). Después de esto, se aplicó un estím ulo prueba neurona, el poten cial recep tor experim enta sum as
de la m ism a m agnitud que el prim er estím ulo prue espacial y tem poral. El efecto neto de estas despola
ba. A hora la neurona blanco respondió al estím ulo rizaciones e h ip erp olarizaciones graduadas del re
prueba con una pendiente de d esp olarización m ás ceptor sensorial se expresa com o la liberación gra
pronunciada de la que tenía antes del tétanos (figura dual del neurotransm isor, m ás que com o un poten
2.17B). A um entó la respuesta de la neurona a la cial de acción, como es el caso típico para las neuro
m ism a magnitud de estim ulación; había sido poten nas. La liberación gradual del transm isor por los
ciada. A unque los trenes de alta frecu encia fueron receptores sensoriales induce potenciales de acción
cortos (del orden de segundos), la potenciación de la en las neuronas sensoriales prim arias, que son las
respuesta de la célula C A I continuó durante horas. siguientes neuronas en la cadena aferente.
E ste fenóm eno es conocido com o p o ten ciació n a
larg o plazo (LTP, por sus siglas en inglés). Aunque
nos enfocam os en neuronas en la región C A I del Transmisión e lé ctric a :
hipocam po, tam bién en otras regiones del hipocam com u n icación en tre neuronas
po se observa LTP. sin sinapsis quím ica
Lo que es de particular interés acerca de la LTP es
que representa un cam bio a largo plazo en la res En este capítulo se señalaron las ventajas de la trans
puesta de una neurona como resultado de la estimu misión quím ica en el sistem a nervioso. H em os visto
la ció n breve de sus fibras aferentes. La LTP es, por que esto proporciona un m ecanism o de flexibilidad
tanto, en un sentido real, un registro, una m em oria extraordinaria. Una entrada hacia una neurona pue
de la activación pasada. Es sorprendente el hecho de de o no contribuir al disparo de dicha neurona, lo
que el tétanos está dentro del rango fisiológico (en el cual depende de una constelación de varios factores.
ord en de 100 im pulsos por segundo), pero puede La sinapsis y los m ecanism os asociados con ello pro
resultar en una potenciación que dura horas, días o veen la m aquinaria para esta sensibilidad de la neu
inclu so sem anas. Esto sugiere que la LTP ju ega un rona a las circu nstancias y las contingencias. A d e
papel importante en la memoria de m am íferos en los más, la sinapsis tiene otras ventajas funcionales. El
cuales se han dem ostrado en ocurrencia, a pesar de hecho de que m iles de m oléculas transm isoras sean
que esto no ha sido plenamente establecido. liberadas en respuesta a un potencial de acción signi
fica que una entrada excitatoria (o inhibitoria) relati
vamente débil, si se alcanza para disparar un poten
D O S EXCEPCIONES A LAS REGLAS cial de acción, puede ser am plificada y tener efectos
GENERALES: POTENCIAL RECEPTOR Y desproporcionados en relación con su m agnitud
TRANSMISIÓN ELÉCTRICA absoluta original. Además, que los m ecanismos sub
yacentes a la transm isión sináptica en una sinapsis
Poten cial re ce p to r: particular pueden ser m odificad os a lo largo del
tiem po, de m anera que deje un cam bio duradero
tran sd u cció n sin poten ciales de a cció n
sobre eventos futuros en dicha sinapsis, hace posible
Los receptores sensoriales son los puntos de entrada la plasticidad dentro del sistem a. Tal plasticidad, que
para la inform ación que fluye hacia el interior del sis refleja la experiencia previa del sistema, casi con cer
tem a nervioso. En la visión, la audición, la función teza juega un papel central en los cambios neurona-
som atosensorial y la función vestibular, la energía les que subyacen a procesos como el aprendizaje y la
física es transducida (convertida) en actividad neu memoria.
ronal por m edio de los receptores sensoriales espe A pesar de todas estas ventajas de la sinapsis quí
cializados para cada una de estas modalidades. En el m ica, se hace evidente que algunas neuronas tienen
olfato y el gusto, el organism o registra la presencia un m ecanism o de transm isión por completo diferen
de m oléculas en un am biente inm ediato. En cada te, m uy parecido a la red interconectada que G olgi
44 PARTEI Fundamentos
Z i - % ..
En este sentido, los puentes de baja resistencia son la Aquí, entonces — en la conexión entre dos neuro
excepción que prueba la regla y resaltan las caracte nas dentro del espacio de m ilisegundos— podem os
rísticas de la m ayoría de interconexiones neuronales dam os cierta idea de la enorm e complejidad del sis
en el sistem a nervioso. tema nervioso humano. Este panoram a de los proce
sos integradores realizado al nivel de la neurona
individual representa en m iniatu ra la tarea de la
RESUMEN tom a de decisiones que confronta todo el sistem a
nervioso. C uando consideram os los trillones de
A partir de la discusión en este capítulo, tenem os una sinapsis dentro del sistem a nervioso central hum a
id ea de la enorm e com plejidad de los factores que no, y los eventos en estas sinapsis a lo largo del tiem
determ inan si una neurona en particular se dispara po, las posibilidades se expanden más todavía, brin
rá o no. Cada una de las 100 m il m illones a 1 trillón dándonos alguna com prensión de la capacidad del
de neuronas en el cerebro hum ano es influida por un sistem a para codificar o representar tremenda com
prom edio de otras 1 000 neuronas, las cuales forman plejidad.
sinapsis en varios lugares sobre sus cuerpos celula Existe m ucho más que podría decirse acerca de
res y dendritas, y disparan diversos patrones tem po todos los procesos involu crados al nivel de la n eu
rales. Los resultados de las sumas espacial y tem po rona ind ividual; m uchos científicos brillantes han
ral d eterm inan si ocurrirá un potencial de acción. pasado toda su carrera investigando al sistem a ner
U na vez que el potencial de acción alcanza la term i vioso en este nivel de análisis. Sin embargo, pasemos
nal del axón se inicia la liberación de neurotransm i- a considerar la organización de los grupos de neuro
sores. El patrón de liberación de neurotransm isor es nas en el n ivel molar, el n ivel de la neuroanatom ía
de form a adicional m odulado posteriorm ente por gruesa. Esto proporcionará un marco adicional para
eventos en la term inal sináptica, la m em brana presi- explorar la relación entre el cerebro hum ano y las
náptica, la sinapsis, la mem brana posináptica y den conductas com plejas, así com o los procesos cogniti-
tro del citoplasm a de la célula posináptica. vos que media.
" " r u i o 3
Introducción a la
estructura y función del
sistema nervioso central
A l cerebro hum ano se le ha llam ado la organización de En este capítulo se presenta inform ación básica acerca
materia conocida más compleja en el universo. Conocer las de las grandes estructuras del sistem a nervioso central y
estructuras más im portantes del cerebro y sus relaciones sus interconexiones, un área de estudio denominada neu-
espaciales es im portante para com prender cóm o trabaja. r o a n a to m ía . También se incluye un análisis general de la
Además, saber la manera en que están interconectadas las relación entre estructura y fu n ción ; a esta área de investi
diferentes estructuras proporciona valiosas pistas acerca gación se le conoce como n e u r o a n a to m ía fu n c io n a l.
de cómo se integra la actividad de diferentes áreas del cere
bro para form ar una red que soporta funciones cognitivas
y emocionales complejas.
TERM INOLOGÍA GENERAL m uy técnicos, se trad ucen del latín en, respectiva
mente, "m ateria negra" y "lu gar azul". La traducción
Para entender la neuroanatom ía es necesario que el de los térm inos n eu roan atóm icos los hace m enos
lector se fam iliarice con cierta term inología general. m íticos y en ocasiones m ás m em orizables.
M uchos de los términos en neuroanatom ía de hecho Para encontrar el cam ino en tom o al sistem a ner
son palabras griegas o latinas. Es útil apreciar las tra vioso, primero se debe conocer parte de la terminolo
ducciones literales de estas palabras porque muchos gía convencional em pleada en la anatomía para ubi
térm inos neuroanatóm icos im puestos tienen un sig car una estructura en relación con otras, así como su
nificado literal directo. Por ejemplo, los nom bres de vínculo con todo el cerebro. Los términos más impor
dos estru ctu ras en el cerebro, la sustantia nigra y el tantes son superior (arriba), in ferio r (abajo), anterior
locus ceruleus, que en apariencia parecen ser términos (enfrente), posterior (atrás), lateral (al lado) y m edial
CAPÍTULO 3 Introducción a la estructura y función del sistema nervioso central 47
A) B)
-C e re b ro an terior C odatura
-C e re b ro m ed io cefá lic a \; / - C odatura
3 Ü — C erebro posterior 2 Síf i a » cerv ical
-M é d u la esp in al
D)
Rostral - - Caudal
FIGURA 3.1 A ) El cerebro humano se desarrolla desde el tubo neural embrionario, cuyo extremo rostral da origen al
cerebro y su extremo caudal se convierte en la médula espinal. B) Conforme se desarrolla, el sistema nervioso humano se
curva en la unión entre el cerebro medio y el diencèfalo. C) Debido a esta curvatura, los términos dorsal y ventral, así
como los de anterior y posterior, se refieren a diferentes direcciones cuando se aplican al cerebro, en contraste con el tallo
cerebral y la médula espinal. D) En los vertebrados inferiores el sistema nervioso está organizado en ima línea recta, y la
nomenclatura de dirección es consistente a lo largo de su longitud. (Tomado de Kandel et al., 1995, p. 78.)
(en medio). Con estos seis términos es posible especi im agina que está a cuatro patas m irando h acia el
ficar la posición relativa dentro del m arco tridim en frente, los ejes dorsal/ventral y rostral /caudal ten
sional del cerebro y el cuerpo (figura 3.1). También se drán sentido en una form a diferente a cuando está de
pu ed en com binar dos o más de estos térm inos para pie. Esto es debido a que, en el curso de la evolución
proporcionar incluso ubicaciones más específicas. y el desarrollo del individuo, la proliferación del
A unque todos estos térm inos son necesarios para cerebro anterior ha provocado que el cerebro hum a
especificar la ubicación en tres dimensiones, también no gire hacia adelante 90° en relación con el eje cen
se em plean otros térm inos adicionales para denotar tral del cuerpo (véase la figura 3.1).
una posición relativa. La terminología difiere en cier Puesto que los térm inos indican la ubicación de
ta m edida cuando se hace referencia al cerebro en las estructuras en relación con otras estructuras, es
contraste con el tallo cerebral y la m édula espinal. En posible que u na de ellas en la porción anterior del
el cerebro, al eje superior/inferior con frecuencia se le cerebro sea posterior a una estructura que es incluso
denom ina eje dorsal/ventral ("esp ald a" y "vientre", más anterior; por ejemplo, Groenlandia está al Norte
respectivam ente), mientras que, en el tallo cerebral y en relación con la m ayoría del resto del mundo, pero
la m édula espinal, dorsal (o posterior) se refiere a la está al sur del Polo N orte. A dem ás, estos térm inos
dirección h ad a atrás y ventral (o anterior), la direcdón son usados para denotar diferentes áreas dentro de
h ad a el frente. Además, en el tallo cerebral y la médu una estructura. Por ejem plo, los nom bres de varias
la espinal, a la dirección hacia el cerebro se le llam a áreas del tálam o, una estructura con forma de huevo,
rostral ("p ico "); la d irecd ón que se aleja del cerebro se derivan de esta nom enclatura, como lo ilustran el
se conoce como caudal ("cola") (véase la figura 3.1). núcleo dorsomedial y el núcleo ventrolateral.
Estos térm inos se originaron a partir del estudio Los términos contralateral (lado opuesto) e ip sila-
anatóm ico de anim ales cuadrúpedos com o los p e teraT(mismo lado), a los cuales se hace referencia en
rros. En éstos, la cabeza y el cerebro están alineados el capítulo 1, se em plean para designar el lado del
con el eje central del cuerpo, así que las partes infe cuerpo o del cerebro sobre el cual ocurre una estruc
riores del cerebro tienen la misma posid ón relativa a tura o conexión en relación con un punto de referen
las partes superiores del mismo, como el vientre del cia. Por ejem plo, aunque cerca de 90% de las fibras
anim al respecto de su espalda. Una relación sim ilar que se originan en la corteza motora de un hemisferio
se m antiene para las áreas rostral/caudal del cuerpo lateral cruzan hacia el lado contralateral del cuerpo,
y el eje anterior/posterior del cerebro. Si el lector se aproxim adam ente 10% no lo hacen y por tanto for-
48 PARI E l Fundamentos
m an conexiones ipsilaterales. Cuando las estructuras conoce como secciones fron tales. Por convención, las
o conexiones ocurren en ambos lados del cuerpo, se secciones en este plano se visualizan desde atrás, de
dice que son b ila tera les. U n ilateral se refiere a una m odo que el lado izquierdo de la sección es el lado
estructura o conexion sobre un solo lado del cuerpo. izquierdo del cerebro. Las secciones h orizon tales (o
El térm ino aferen te (del latín cid y fe r r e , "llev ar axiales) dividen al cerebro en partes superior e infe
hacia adentro"), encontrado en el capítulo 1, se refie rior. De nuevo, por convención, las secciones en este
re a la entrada neuronal que llega a una estructura. plano por lo general se visualizan desde arriba.
De m anera inversa, el térm ino eferente (del latín ex y
ferre, "llevar hacia afuera") denota la salida neuronal
que deja una estructura. Como ocurre con los térm i PANORAMA DEL SISTEMA
nos de d irección ya analizados, éstos tam bién son NERVIOSO CENTRAL
relativos. El mismo tracto fibroso será eferente a una
estru ctu ra y aferente a otra. Por ejem p lo, el fórnix, Los sistem as nerviosos cen tral y periférico
un tracto fibroso arqueado en la profundidad de la
b ase del cerebro anterior que en v ía in form ación Las subdivisiones estructurales más básicas del siste
desde el hipocam po hasta el hipotálam o, es un efe ma nervioso hum ano son el sistem a nervioso central
rente del hipocam po y un aferente al hipotálam o. (SNC) y el sistem a nervioso p eriférico (SNP). El pri
Por últim o, se em plean varios térm inos para des mero consta del cerebro y la m édula espinal; el segun
cribir los diferentes planos de sección (corte) anató do, de los nervios sensoriales y motores que están dis
m ica en los cuales el cerebro es disectado o visualiza tribuidos en todo el cuerpo y que envían información
do (figura 3.2). Estos planos por lo general son vistos hacia y desde el cerebro (vía los 12 pares de nervios
en fotografías y diagramas del cerebro. Las secciones craneales) y la m édula espinal (vía los 31 pares de
sag itales (del latín sngitta, "flech a") dividen al cere nervios espinales). El sistema nervioso periférico está
bro en partes derecha e izquierda. Las secciones dividido en el sistem a nervioso somático y el sistema
co ro n a les (del latín coronalis, "co ro n a ") dividen al nervioso autónom o. El sistem a nervioso som ático
cerebro en anterior y posterior. A éstas tam bién se les inerva piel, articulaciones y m úsculos esqueléticos. El
A nterior
CAPITULO 3 Introducción a la estructura y función del sistema nervioso central 49
sistem a nervioso autónom o (SN A) inerva órganos falo) y el cerebro p o sterio r (rom boen céfalo) (tabla
internos, vasos sanguíneos y glándulas. Cada uno de 3.1 y figura 3.3). El cerebro anterior incluye la corteza
estos sistemas tiene componentes motores y sensoria cerebral, los g an g lio s b a sa le s, el sistem a lím b ic o
les relacionados. El sistem a m otor som ático incluye (que juntos form an el telencéfalo) y el diencèfalo. El
los m úsculos esqueléticos y las partes del sistema ner cerebro m edio y el cerebro posterior form an en con
vioso que los controlan; el sistem a som atosensorial junto el tallo cerebral; el cerebro posterior se subdi
involucra los sentidos del tacto, la tem peratura, el vide en p ro tu b eran cia an u lar o p u en te y cereb elo
dolor, la posición y el m ovim iento corporal. El siste (m etencéfalo) y b u lb o raquídeo (m édula oblonga o
m a nervioso autónomo tiene un com ponente motor, m ielen céfalo ). Con frecuencia, al bulbo raquídeo se
el cual envía salida m otora para regular y controlar le llama sim plem ente bulbo.
los m úsculos lisos de los órganos internos, el múscu En el curso de la evolución (y recapitulado en el
lo cardiaco y las glándulas (motor autónomo). El sis curso del desarrollo fetal hum ano) estas divisiones
tem a nervioso autónom o tam bién incluye entrada se desarrollaron a partir del alargam iento del extre
sensorial desde estas estructuras internas, que se mo rostral del tubo neural prim ordial. En este pro
usan para m om torizar su estado (sen sorial autóno ceso, la m ayor parte de la región rostral se expandió
m o). Las grandes m odalidades sensoriales distintas para convertirse en el cerebro anterior, con sus dos
al tacto (visión, audición, olfato y gusto) con frecuen divisiones: telencéfalo y diencèfalo, m ientras que la
cia son referidas como sensorial especial. m ayor parte de la región caudal se expandió para
convertirse en el cerebro posterior, con sus dos divi
siones: la protuberancia anular (que incluye al cere
Grandes divisiones del cerebro belo) y el bulbo raquídeo. En el resto de este capítu
lo se considerarán cada una de estas divisiones, las
El cerebro está dividido en tres partes: el cerebro cuales se trabajarán de la m ás rostral a la más cau
anterior (prosencéfalo), el cerebro m edio (m esencé- dal, y se con clu irá con un análisis de la m éd u la
-Neo corteza
.Glangiios basales
Telencéfalo >. Cerebro anterior
Ventrículos laterales
Cerebro anterior Sistema límbico
(prosencéfalo)
-Tálamo ~ ~ 1
Diencèfalo Epitalámq
-Hipotálamo ~ -
Glándula pineal
Tercer ventrículo
Tectum ' -
Cerebro medio Mc.-encéfalo Tegumento (Tegmentum)
(mpsent-útalo) í Acueducto de Silvio ; TMó..,CefebráL
espinal; pero antes se describirán algunos aspectos más externa, la duram adre (en latín: "m ad re dura")
generales del cerebro. es una m em brana gru esa no elástica que sigue el
contorno del cráneo. Entre la duram adre y la piam a
dre está la m em b ran a a racn o id e s (en griego: "a ra
Las m eninges ñ a ", debido a que su estru ctu ra parece u na telara
ña). Ésta consta de dos capas de tejido fibroso y elás
El cerebro y la m édula espinal están cu b iertos por tico, y no sigue los surcos y las circunvoluciones de
tres capas de m em branas protectoras: la duram adre, la corteza. Entre las dos capas de la mem brana arac
la aracnoides y la piam adre (figura 3.4). A estas capas, noides está el esp acio su b a ra cn o id eo , que es una
en con ju nto, se les denom ina m en in g es. La capa estructura esponjosa que contiene liq u id o cereb ro
espin al (LCE). La m em brana m ás interior, la piam a
dre (del latín: "m ad re d elica d a "), se adhiere a la
superficie de la corteza, siguiendo los contornos de
sus pliegues y fisuras.
A) D orsal
B) D orsal
V en trícu lo F1GURA 3.6 Sección horizontal a través de los hemisfe
rios cerebrales para mostrar las sustancias gris y blanca.
Además de la corteza cerebral, se muestra la hoja de
sustancia gris continuamente plegada sobre la superficie
de los hemisferios cerebrales; esta sección también mues
tra grupos de estructuras de sustancia gris localizados en
la profundidad de los hemisferios. (Tomado de DeArmond,
Fusco y Deivey, 1974, p. 10.)
En consecuencia, el cerebro está rodeado de LCE, Partes del sistem a nervioso central parecen grises o
el cual proporciona soporte estructural (parecido al blancas; estas tonalidades dependen de la neurona
que recibe el cuerpo cuando es soportado por el agua que contengan (figura 3.6). Donde existe una concen
en que se nada) y tam bién con una m edida de pro tración de cuerpos celu lares, el tejido aparece gris.
tección adicional contra los efectos de un golpe en la Estas áreas, conocidas com o su stan cia gris, tienen
cabeza. Si la circulación del LCE a través de los ven este color porque los cuerpos celulares contienen los
trículos se bloqueara en uno de los estrechos canales núcleos de la célula, los cuales, a su vez, contienen
que los interconectan, el líquido se acum ularía frente m aterial genético de color oscuro llamado cromatina.
al bloqueo. Esta condición, conocida como hidroce- La su stan cia gris es donde ocu rren casi todas las
falea (del griego: "ag u a" y "cerebro"), es seria pues, interacciones entre las neuronas, procesos que sub-
conform e se acum ula el LCE, se desplazan y mueren yacen al complejo funcionam iento del SNC.
neuronas vecinas. El tejido que contiene axones, la parte extendida de
A unque, como se m encionó en el capítulo 1, en la la célula nerviosa, parece b lan ca debido a la gruesa
época m edieval se pensó que los ventrículos regula- capa de mielina que rodea a cada axón. Como se vio
52 PARTEI Fundamentos
Medial
Su rco cen tral C ircu n v o lu ció n
Parietal angu lada
Frontal 7"T i Parietal
O ccip ital
Su rco lateral O ccip ital
Tem poral
Temporal
Ventral
Frontal
Tem poral
FIGURA 3.7 Los cuatro lóbulos de los hemisferios cerebrales apreciados desde las vistas lateral, medial, dorsal y
ventral. El surco central es la línea que divide los lóbulos frontal y parietal. Las fronteras entre los otros tres lóbu
los no están definidas con precisión. Con frecuencia, la corteza en estas áreas fronterizas es descrita en términos
de los dos lóbulos adyacentes, generando, por ende, términos como parieto-occipital y parietotemporal. La cir
cunvolución cingulada (área oscura en la superficie medial) por lo general se identifica de manera específica, más
que ser clasificada como parte de alguno otro de los cuatro lóbulos. (Tomado de Kolb y Whishatu, 1996, p. 52.)
en el capítulo 2, los axones envían información desde Los núcleos vienen en v arios tam años y form as,
un área del SNC hacia otra. Gran cantidad de axones desde los pequeños y casi esféricos núcleos del tallo
reunidos que envían inform ación de una región de cerebral (por ejem p lo, los núcleos abducens en el
sustancia gris a otra se denomina tracto o tracto fibro puente) hasta los relativam ente grandes y con fo r
so (del latín tractus, "extensión" o "pista"). m as extrañas, com o el núcleo caudado (largo y
La concentración de cuerpos celulares más elabo arqueado) en el cerebro anterior.
rada en el cerebro está organizada en una hoja masi Las con cen tracion es de cuerpos celulares en el
va, la corteza cerebral. Adem ás de la corteza, existen exterior del sistem a nervioso central se denom inan
otras concentraciones de cuerpos celulares en el sis ganglios en lugar de núcleos. Sin embargo, el incon
tem a nervioso central. C ada uno de éstos se llam a sistente proceso de nom brar e identificar estructuras
núcleo (o núcleos), los cuales no deben ser confundi ha generado varias excep cion es a este lineam iento
dos con el núcleo de una célula individual. El térmi general. En consecu encia, por ejem plo, a un gran e
no núcleo se deriva de la palabra latina que significa importante grupo de estructuras de sustancia gris en
"n u e z ", d ebido a que se asem ejan a esta form a, la profundidad del cerebro anterior se les llama gan
m uchas de estas agrupaciones de cuerpos celulares. glios basales.
CAPITULO 3 Introducción a la estructura y función del sistema nervioso central 53
P olo P olo
frontal o ccip ital
Su rco
lateral
C ircu n v o lu ció n (cisura
frontal „ , d e Silvio)
. - . Polo
interior _
tem poral / /
C ereb elo
C ircu n v o lu ció n
tem poral
C ircu n v o lu ció n inferior
C ircu n v o lu ción Bu lbo raqu ídeo
tem poral
tem poral
sup erior
m edia
54 PARTE I Fundamentos
Bu lbo longitudinal
olfatorio
N ervio óp tico
C ereb ro
m ed io
P uen te o
pro tu b erancia
an ular , ,
C ereb elo
Bu lbo
raqu ídeo
do a que está com puesta de seis capas aunque, como corteza olfativa y sólo tiene dos capas. La arquiocor
se verá m ás adelante, el grosor relativo de las dife teza sólo tiene una capa y se encuentra en las áreas
rentes capas varía a lo largo de la corteza. Las áreas del hipocam po; incluye el cuerno de Am m ón y la cir
de la corteza con m enos de seis capas se conocen cunvolución dentada.
com o alocorteza (del griego allos, "o tro "). La alocor-
teza tiene dos com ponentes principales: la paleocor- V A R IA C IO N E S EN L A S C A PA S C O R T IC A L E S:
teza y la arquiocorteza. La p aleo co rteza incluye la C IT O A R Q U IT E C T Ó N IC A El grosor relativo y la
CAPITULO 3 Introducción a la estructura y función del sistema nerx'ioso central 55
Vista medial 1, 2 , 3
FIGURA 3.11 Mapa citoarquitectónico de la corteza cerebral aceptado con más frecuencia,
desarrollado por Korbinian Brodmarm en 1909. (Tomado de Nauia y Feirtag, 19S6, p. 301.)
com posición celular de cada una de las seis capas teza dentro del m ismo hem isferio (fibras corticocor
corticales varían en la neocorteza, por lo cual diferen ticales ip sila te ra le s). O tras largas fibras conectan
tes áreas de ésta tienen patrones característicos. El campos hom otópicos (áreas correspondientes) en los
estudio de estos patrones, denom inado citoarquitec- hem isferios derecho e izquierdo (fibras com isurales
tura (literalm ente, "arquitectura de células"), comen corticales).
zó a principios del siglo xx. Los dos mapas citoarqui-
tectónicos de la corteza más aceptados son los desa F ib ra s c o r tic o c o r tic a le s ip s ila te r a le s La figura 3.12
rrollados por K orbinian Brodm ann (figura 3.11) y el m uestra las fibras corticocorticales ipsilaterales m a
de Econom o y K oskinas. El m apa de Brodm ann se yores, que incluyen el fascículo arcuato, el fascículo
usa con más frecuencia. Los dos sistem as tienen poca uncinado, el fascícu lo lo ng itu d in al superior, el fas
concordancia, e incluso difieren de m anera significa cículo lo n g itu d in al in ferio r, el fascículo cingulado
tiva. Esta divergencia señala que existe diversidad de y el fascículo occip itofron tal superior.
in terp retacion es im plícitas en la citoarquitectura,
com o la hay en el desarrollo de cualquier sistema de F ib r a s c o m is u r a le s El m ás prominente ejem plo de
clasificación. El sistem a num érico de Brodm ann por fibras com isurales corticales, los tractos fibrosos que
lo general se aplica para identificar una región parti conectan los hem isferios izquierdo y derecho, es el
cular de la corteza, como el área 17 en el polo occipi cuerpo calloso (figura 3.12A; véase también la figura
tal de los h em isferios cerebrales. Es evidente que 3.9). Sin em bargo, existen otras fibras com isurales
existe correspond encia significativa entre las áreas que conectan los dos hem isferios. Éstas incluyen la
d efin id as por los estudios citoarqu itectónicos y las com isura an terior y la com isura posterior (véase la
áreas id entificad as por otros m étodos com o posee figura 3.9). En el capítulo 1 se vio cómo el con oci
doras de función especializada. El área 17, por ejem m iento de las conexiones corticocorticales puede
plo, evid encia ser la corteza visual prim aria. Ésta y proporcionar un marco conceptual para la compren
otras correspondencias sugieren que al m enos ciertas sión de los patrones de deterioro cognitivo en térmi
áreas d efinidas por Brodm ann tam bién son áreas nos de la d esconexión de las áreas cerebrales, es
especializadas para procesos psicológicos particula decir, como síndrom es de desconexión.
res, aunque éste no siempre es el caso.
D IV IS IO N E S FU N C IO N A L E S D E LA C O R T EZ A
C O N E X IO N E S F IB R O S A S C O R T IC O C O R T IC A - Las principales divisiones funcionales de la corteza
L E S C onsidere ahora las interconexiones entre las cerebral se m uestran en la figura 3.13. En esta sección
áreas corticales, denom inadas con exio n es cortico se revisarán brevem ente tales divisiones.
corticales,. Algunas de estas conexiones intracortica-
Ies son cortas, las fibras toman una ruta con forma de C o rtez a m o t o r a Los lóbulos frontales ju egan un
U p ara conectar circunvoluciones adyacentes. Otras papel im portante en la p laneación y ejecución del
son m uy largas y enlazan partes distantes de la cor m ovim iento. La circu n v o lu ció n precentral, apenas
56 PARTE I Fundamentos
anterior al surco cen tral, se.co n o ce com o banda asociadas recibe el nom bre de m apa funcional. Exis
m otora, corteza m otora o M Í, y está involucrada en ten m uchos m apas fun cion ales en la corteza y en
la ejecución del movimiento. Las lesiones de la corte otras regiones del cerebro.
za m otora provocan pérdida del movim iento volun Apenas anterior a la corteza m otora están el área
tario en el lado contralateral del cuerpo, una enfer prem otora, sobre la superficie lateral del hemisferio,
m edad conocida como h em ip lejía . La estim ulación y el área m otora su p lem en taria, sobre la superficie
electrica de esta corteza revela una com pleta repre m edial. E stas áreas coordinan las secuencias del
sentación m otora del cuerpo en la circunvolución m ovim iento. Las áreas frontales anteriores a la corte
precentral, el denom inado h om úncu lo m otor ("p e za prem otora, la corteza p refro n tal, se relacionan
queño h o m b re"; figura 3.14). Este esquem a de la con el control del m ovim iento de orden superior, así
estru ctu ra neuronal en térm inos de las conductas como con la planeación y la m odificación de la con-
CAPITULO 3 Introducción a la estructura y función del sistema nen'ioso central 57
C o rteza m otora prim aria C orteza som atosensorial prim aria FIG UR A 3.13 Prin
cipales divisiones
Lóbulo frontal Lóbulo parietal funcionales de la cor
teza, apreciadas
desde una vista late
ral. Advierta que la
mayor parte de la
corteza visual prima
ria está sobre la
superficie medial de
cada hemisferio cere
bral y, por tanto, sólo
C orteza
la pequeña porción
visual lateral es visible en
prim aria esta figura. (Tomado de
Carlson, 1993, p. 69.)
C o rteza auditiva prim aria
(la m ayor parte está oculta)
Lóbulo Lóbulo
temporal occipital
ducta en respuesta a la retroalim entación por sus cho del espacio (que estim ulan el lado izquierdo de
consecuencias. ía retina debido a la inversión derecha-izquierda pro
vocada por el cristalin o del ojo) son proyectados
C o r te z a s o m a t o s e n s o r ia l La corteza som atosen so hacia el hem isferio izquierdo. En consecuencia, una
rial o SI] en la circu n volu ción p ostcentral de cada lesión en la corteza visual izquierda originará pérdi
hemisferio, recibe información sensorial desde el lado da de visión en el campo visual derecho, un deterio
contralateral del cuerpo acerca del tacto, el dolor, la ro conocido com o h em ian o p ia derecha (literalm en
tem peratura, la vibración, la p ro p rio cep ción (posi te, "m itad que no ve").
ción corporal) y la cin estesia (m ovim iento del cuer El sistema visual cortical soporta funciones vitales
po). Com o con la corteza m otora, existe un m apeo como la agudeza visual, el patrón de visión, la discri
ordenado de la superficie corporal representado sobre minación de form a y la discrim inación figura-fondo.
la circunvolución postcentral, que recibe el nombre de El daño al sistem a visu al cortical provoca ceguera
h om ú n cu lo sen sorial. Ventral al SI está la corteza cortical es decir, ceguera com pleta, tal como la que
so m atosen sorial secu nd aria o i S il, la cual recibe sé presenta cuando se dañan am bos ojos. En conse
entradas provenientes principalm ente de la SI. Tanto cuencia, este tipo de pacientes no experim entan
la SI como la SU se proyectan hacia las áreas parieta conocim iento de su m undo visu al inm ediato. No
les posteriores, donde tienen lugar los procesam ien obstante, a diferencia de la ceguera por daño a los
tos somatosensorial y espacial de orden superior. ojos, en la ceguera cortical se puede demostrar cierto
La inform ación desde los receptores sensoriales en funcionam iento visual residual. Esta función resi
el cuerpo llega a la SI m ediante dos sistem as princi dual será analizada más adelante en este capítulo.
pales; am bos se repiten a través del tálam o. El siste A lrededor de V I está la corteza extraestriad a
m a esp in o ta lá m ico envía inform ación acerca del ("afuera de la estriada"). En ocasiones tam bién se le
dolor y la tem peratura: por m edio de un trayecto refiere como corteza p reestriad a, debido a que es
m ultisináptico, mientras que el sistem a del lem nisco anterior a la corteza estriada, o como corteza de aso
envía inform ación más precisa acerca del tacto, la ciación visual. Se han descubierto docenas de áreas
propriocepción y el m ovim iento por m edio de un visuales en la corteza extraestriada, cada una con su
trayecto m ás directo. Una com paración de la anato propio m apa de espacio visual organizado de m ane
mía y función de estos dos sistemas ejem plifica cómo ra topográfica, las cuales están especializadas para el
subyacen a la especialización de la función de dife p rocesam iento de aspectos esp ecíficos del m undo
rentes patrones de interconexión neuroanatóm ica, visual. Algunas de estas áreas visuales serán analiza
una correspondencia que se encuentra en todo el sis das con mayor detalle en el capítulo 5.
tem a nervioso. A dem ás de las vías v isu ales prim arias, existen
varias vías visuales secundarias. Las más im portan
C o r te z a v is u a l La inform ación visual es enviada tes de éstas son las proyeccion es retínales directas
desde la retina hasta el núcleo geniculado lateral del h acia el colículo su p erior del cerebro m edio, una
ítálamo antes de ser proyectada hacia los bancos del estructura que influye en la coordinación visom oto-
surco calcarin o en los lóbulos occip itales (véase la ra. Tam bién existen proyeccion es retínales directas
figura 3.9). Esta ruta recibe el nom bre de v ía visu al hacia el hipotálam o en el diencéfalo, las cuales están
prim aria y su destino cortical inicial en el surco cal- involucradas en el proceso de adaptación a los ciclos
carino es conocido con diversos nom bres, entre los de actividad luz-oscuridad.
que se encuentranfcorteza visual prim aria, V I y. cor
teza estriada. El últim o térm ino se deriva del hecho C o rtez a a u d itiv a La corteza auditiva prim aria (AI)
de que u n fino "h ilo " (stria, en latín) de tejido oscuro y la corteza de asociación auditiva (A II) que la rodea
es visible en la capa IV de esta región cortical. Como están ubicadas en la circunvolución de H eschl. en el
ya se hizo referencia, la corteza visual prim aria tam labio inferior de la cisura de Silvio en cada lóbulo
bién es conocida por la región del m apa citoarquitec- temporal (véase figura 3.13). Estas regiones de la cor
tórüco de Brodm ann que le corresponde: área 17. teza auditiva contienen varias representaciones orde
El sistem a visual cortical está organizado de modo nadas de frecuencias sonoras, conocidas como m a
análogo al sistem a som atosensorial, debido a que pas tonotópicos, que son im portantes para la percep
existe una relación contralateral entre el lado (dere ción de propiedades au ditivas como el tono, la u bi
cho-izquierdo) del cuerpo que es estim ulado (o en el cación, el ritmo y el timbre.
sistem a visual, el lado del espacio en el cual aparece Com o se m encionó en el capítulo 1, las entradas
el estím ulo) y el hem isferio al cual se proyecta la alcanzan la corteza auditiva por una vía inusual.
entrada. Por tanto, los estím ulos desde el lado dere Como se ha visto, en la visión y las somestesias (sen
CAPITULO 3 Introducción a la estructura y función del sistema nervioso central 59
sibilid ad del cuerpo) existe una ord enada relación L a rep resen ta ció n c o r tic a l d e l s a b o r La representa
contralateral entre el lado del espacio desde el cual ción cortical del sabor es la m enos com prendida de
se origina un estímulo y el hemisferio cerebral al cual todas las áreas sensoriales corticales. Su ubicación
se proyecta la entrada. Esta contralateralidad exclu precisa no es clara, pero se piensa que está en el labio
siva de las entradas directas no es el caso en el siste superior de la cisura de Silvio. Al igual que las tres
m a auditivo. En su lugar, los eferentes desde el grandes m odalidades sensoriales, y a diferencia del
n úcleo coclear, el destino sináptico del nervio audi olfato, la información codificada en las papilas gusta
tivo, atraviesa la línea media para form ar conexiones tivas sobre la lengua y su alrededor alcanzan su des
con el núcleo coclear contralateral, al m ism o tiem po tino cortical después de hacer sinapsis en el tálamo.
que continúa con ipsilateralidad. Estas fibras se diri
gen hacia la oliva superior y luego hacia el colículo C orteza de a s o c ia c ió n A la corteza de asociación se
in ferior. En cada uno de estos niveles las fibras tam le. define como aquellas áreas que no median función
bién cruzan hacia la estructura correspondiente en el m otora o sensorial elem ental. Este término connota
lado contralateral del tallo cerebral. Desde el colículo que los procesos asociativos o cognitivos son m edia
inferior, estas fibras alcanzan el n ú cleo gen icu lad o dos por estas áreas, incluso el procesam iento de or
m ed ia l del tálam o y desde ahí se proyectan, vía la den superior de la inform ación sensorial que subyace
ra d ia ció n auditiva, hacia la corteza au d itiv a en el a la percepción; también la planeación y organización
lóbulo temporal ipsilateral. de orden superior que subyacen al comportamiento
El resultado de todo este cruzam iento en varios com plejo. A unque en cierto sentido general esto es
niveles del sistema auditivo es que cada oído proyec preciso, ahora es claro que áreas específicas de la cor
ta hacia ambos hem isferios y cada hem isferio recibe teza de asociación tienen papeles altamente funciona
proyeccion es desde am bos oídos. Este patrón de les. Como resultado, la noción inicial de corteza de
conexión explica por qué el daño a una corteza audi asociación ha dado lugar a un cuadro más delineado
tiva no produce deterioro notable (com o lo harían de la contribución efectuada por áreas corticales espe
una lesión unilateral análoga en las cortezas visual o cíficas al procesamiento de orden superior. Por ejem
som atosensorial), aunque, como se verá en el capítu plo, las áreas afuera de V I y la corteza extraestriada,
lo 4, pruebas especiales pueden detectar un deterioro en los lóbulos parietales y tem porales, aunque no
leve en tales casos. Esto tam bién explica por qué es están involucrados en las prim eras etapas del proce
en extrem o rara la sordera cortical (la sordera debida sam iento visual, son vitales para la percepción de
a daño cortical). Esta deficiencia requ eriría el daño aspectos específicos del m undo visual. De m anera
en am bas cortezas auditivas. Puesto que las ubicacio similar, la corteza prefrontal, no directamente involu
nes de las cortezas en los lóbulos tem porales derecho crada en la ejecución o coordinación de movimientos
e izquierdo están m uy separadas, el par de lesiones específicos, es vital para la organización de orden
es extrem adam ente rara, aunque se han reportado superior de la acción, incluyendo la planeación y la
casos de sordera cortical. regulación de la conducta en respuesta a la retroali-
mentación de la conducta que el sujeto está ejercitan
C o r te z a o lfa t iv a La representación cortical para el do actualmente. Las áreas del lenguaje también ejem
olfato es diferente a la de las tres grandes m odalida plifican la identificación más específica de las caracte
des sensoriales analizadas hasta ahora. En prim er rísticas funcionales de áreas no relacionadas con los
lugar, m ás que derivarse de la tran sd ucción de una procesamientos sensorial o motor elementales.
form a específica de energía en un patrón de im pul
sos neuronales, como es el caso en la som estesia, la M O D E L O D E LU R IA D E L P R O C E S A M IE N T O
visión y la audición, la entrada olfativa hacia la cor C O RTIC A L JE R Á R Q U IC O SECUEN CIA L El neu-
teza se deriva de la codificación de la presencia de ropsicólogo soviético Aleksandr Luria (1902-1977) ha
m oléculas particulares en el ambiente del organismo. propuesto un modelo para el procesamiento cortical.
A d em ás, aunque la entrada desde cada una de las A unque en ciertos aspectos está m uy sim plificado,
tres grandes m odalidades sensoriales es retransmiti debido a que sostiene, por ejem plo, la vaga noción
da hacia el tálamo, antes de alcanzar sus respectivas de la corteza de asociación, no obstante sirve como
áreas corticales prim arias, la inform ación olfativa un marco útil para entender el procesam iento corti
obtiene acceso directo a la corteza olfativa sobre la cal. De acuerdo con el modelo de Luria, cada una de
superficie ventral de los lóbulos frontales sin m edia las grandes áreas de proyección sensorial prim aria
ción talám ica. Se ha sugerido que la m anera directa de la corteza (som atosensorial, visual y auditiva) se
de esta entrada cortical contribuye a la intensidad proyectan a una región vecina de la corteza para un
em ocional asociada con la experiencia olfativa. procesam iento posterior. Éstas son conocidas como
60 PARTE I Fundamentos
área de asociación sensorial o área sensorial secun za cerebral. En términos de procesam iento sensorial,
daria para la m odalidad particular en cuestión. Por la región dorsal de los lóbulos frontales es, en pala
ejem plo, el área de asociación visual es un anillo de bras del n euroanatom ista W alle N auta, el "fin neo-
corteza sobre la superficie lateral y m edia del hem is cortical de la línea" (Nauta y Feirtag, 1986).
ferio, adyacente a la corteza visual prim aria en los Los lóbulos frontales sujetan, esta información sen
lóbulos occip itales. M ientras que las lesiones en el sorial altam ente procesada al control ejecutivo en la
área de proyección sensorial prim aria están asocia forma de organización m otora superordenada, como
das con deterioros en la función sensorial elemental, la planeación. Las m anifestaciones conductuales es
como la agudeza visual, las lesiones en áreas de aso pecíficas de esta organ ización superordenada son
ciación sensorial originan deterioro en los procesos puéstás en marcha por el área m otora secundaria, la
perceptuales de orden superior que son denom ina cual coordina secu encias de m ovim ientos y el área
dos agnosias. La agnosia puede tom ar diferentes for motora prim aria, la cual finalm ente efectúa el m ovi
mas, que dependen de la modalidad sensorial afecta miento (figura 3.15).
da y de otros factores. La agnosia visual se conside
rará con m ayor detalle en los capítulos 5 y 8.
El m od elo de Luria va más allá al proponer que Ganglios basales
cada una de las áreas de asociación sensorial de m o
dalidad específica se proyecta a un área en el lóbulo Los ganglios basales son un gnapo de estructuras sub-
parietal inferior, el área sensorial terciaria, donde la corticales de sustancia gris que se encuentran en el
ya altam ente procesada inform ación asociada con cerebro anterior. Las tres principales subdivisiones de
cada m od alid ad es integrada para producir una los ganglios basales son el putamen, el g lob u s p a llid u s
representación m ultim odal. Desde aquí, la inform a y el núcleo caudado (figura 3.16). A éste y al primero
ción es proyectada hacia el área m otora terciaria en se les llama en conjunto: neoestriado (neostriatum), un
la corteza frontal dorsolateral. De esta manera, la cor término que refleja el hecho de que filogenéticamente
teza frontal dorsolateral recibe entrada, que es el pro son más recientes y que están conectados de m anera
ducto de procesam iento extenso a través de la corte estructural. Juntas, las tres estructuras son referidas
CAPÍTULO 3 Introducción a la estructura y función del sistema nervioso central 61
T álam o
H ipotálam o
como el cuerpo estriado (corpus striatum). Debido a su con el tálamo forman un circuito cortical-subcortical-
relación funcional con el cuerpo estriado, el núcleo cortical que parece m onitorear y ajustar la actividad
su btalám ico y la sustancia negra tam bién son consi m otora. El conocim iento acerca del papel regulador
derados componentes de los ganglios basales. de los ganglios basales en la función motora se debe
El núcleo caudado y el putam en son los mayores a que se ha descubierto que las lesiones a estas
recip ien tes de aferentes hacia el cuerpo estriado. estructuras con frecuencia provocan trastornos que
Estos aferentes se originan en varias áreas de la cor tienen m ovim ientos involuntarios como su síntom a
teza, incluyendo áreas de la corteza que m edian la principal. Éstos se discuten con m ayor detalle en el
función motora, y desde la sustancia negra. El globus capítulo 9. Se ha dem ostrado que algunas estru ctu
pallidu s es la m ayor fuente de eferentes desde los ras de los ganglios basales tam bién influyen en cier
gan glios basales, proyectándose principalm ente tos procesos cognitivos.
h acia los núcleos talám icos. Éstos, a su vez, se pro
yectan hacia la corteza motora, la corteza premotora
y la corteza prefrontal. En consecuencia, más que ser Sistema lím bico
parte de la vía que va desde la corteza m otora hacia
la m édula espinal que ejecuta directam ente la activi En el siglo X IX , Paul Broca llamó le grand lobe limbique,
dad m otora, los ganglios basales y sus conexiones el gran lóbulo límbico (del latín limbus, "frontera"), a
62 PARTE I Fundamentos
las estructuras corticales que se encuentran en el lími tálamo anterior. Además, la corteza prefrontal recibe
te entre el cerebro anterior y el tallo cerebral. Estas entrada lím bica desde el hipotálam o y desde la amíg
estructuras incluían la circunvolución cingulada (que dala (véase figura 3.19).
se arquea alrededor del m argen superior del cuerpo Se ha demostrado que las estructuras límbicas son
calloso), la circunvolución subcallosa, la circunvolu im portantes en la función em ocion al y la m em oria.
ción parahipocám pica (figura 3.17) y al hipocampo.
En 1952, J?a u l M acLean hipotetizó que cierto
número de estructuras, que incluían este anillo corti C orteza de
cal, constituían un sistem a funcional al cual nombró C o rteza prefrontal C o rteza a so cia ció n
sistem a lím b ic o . A unque existe cierto desacuerdo
acerca de las bases para incluir una estructura parti
cular en este sistem a, e incluso en torno a la propia
validez del concepto de sistema límbico (véase capí
tulo 11), las estructuras que tradicionalm ente se con
sideran parte del sistem a lím bico incluyen, además
de las áreas corticales ya mencionadas, al septum , la
am ígd ala, el h ip o tálam o (con su porción posterior,
los cuerpos m am ilares) y el núcleo anterior del tála
m o (figura 3.18).
El sistem a lím bico recibe tres fuentes principales
de entrada cortical: a) desde la corteza de asociación
p osterior vía la circunvolución cingulada, el hipo
cam po y el fó m ix (la ruta que conecta al hipocampo
con los cuerpos m am ilares en el h ipotálam o poste
rior); b) desde la corteza infero temporal vía la corte
za entorrinal (la porción anterior de la circunvolu t
A m ígdala y C o rte z a
n e o c o rte z a p re fro n ta l
C o rte z a tem p o ra l C o rte z a
cin gu lad a p arietal
C o líc u lo su p erio r
y c o r te z a e x tra e stria d a
C o rte z a
C u erp o s au d itiva
m a m ila res
G an glio s
b a sa les
Las estructuras que envían inform ación al hipotá- te a través del control hipotalám ico del sistema ner
lamo incluyen la corteza límbica -—vía el hipocam po vioso autónomo, la división del sistema nervioso que
y el fórnix—, la corteza prefrontal (ventral) orbital, la controla la m u scu latu ra lisa, eí m úsculo cardiaco y
am ígdala y la form ación reticular. En consecuencia, las glándulas. Por tanto, el hipotálam o debe ser con
el hipotálam o recibe tanto entradas altam ente proce siderado como el m ayor centro regulador del siste
sadas desde la corteza com o inform ación desde el ma nervioso autónomo. Sin embargo, su control está
am biente interno. Tam bién, proyecciones directas m uy alejado de ser ab solu to; es influido tanto por
desde la retina, que están involucradas en el control centros corticales superiores que procesan inform a
hipotalám ico de los ritmos circadianos. Las mayores ción acerca del am biente exterior com o por centros
salidas h ipotalám icas incluyen conexiones hacia la inferiores del tallo cerebral que participan en la regu
corteza prefrontal, la am ígdala, la form ación reticu lación fisiológica.
lar y la m édula espinal. El hecho de que el hipotála El otro m ecanism o por m edio del cual el hipotála
mo reciba entradas desde y envíe salidas hacia tanto mo ejerce su control sobre la fisiología interna es la
centros corticales superiores como centros inferiores regu lación de la fu n ción en d ocrina. La regu lación
del tallo cerebral y el bulbo raquídeo, sugiere que horm onal de la función fisiológica tiene ciertas ven
sirve com o una interfase entre estos dos campos neu tajas sobre los m ecanism os neuronales, en particular
ronales, una noción que es consistente con la influen cuando se. requ iere u na in flu en cia m ás lenta, m ás
cia del hipotálam o sobre la conducta y el estado fisio difusa y m ás p rolon gad a. E l hipotálam o regula la
lógico interno. función endocrina al controlar la liberación de h or
La influencia del hipotálam o sobre el estado fisio monas desde la glán d u la p itu itaria anterior, la cual
lógico interno es más evidente en su papel central en se extiende de la base del hipotálam o (véase la figu
el m antenim iento de la hom eostasis, el estado bioló ra 3.22). La glándula pitu itaria anterior ha sido con-
gico de estabilid ad interna que todo organism o v i ceptualizada com o la "glán d u la m aestra" del siste
viente debe m antener constantem ente con la finali ma endocrino, ya que dispara la liberación de h o r
dad de seguir con vida. Ésta se activa tanto al activar m onas de varias glán d u las endocrinas, incluyendo
conductas específicas (como beber y comer) como en la corteza adrenal, la glán d u la tiroides y las góna-
regular de m anera directa los procesos fisiológicos das. Esta regu lación de la función endocrina por
que conservan la integridad del ambiente interno del parte de la pituitaria anterior es, a su vez, regulada
cuerpo. La regulación interna se alcanza parcialmen por el hipotálam o. Es interesante saber que el hipo-
CAPITULO 3 Introducción a la estructura y función del sistema nervioso central 65
N ú cleo
su p ra q u ia sm á tico N úcleos
N ú cleo
■BillSA m am ilares
su p raó p tico
\ ~4
*b is# b
\
Q u ia sm a
ó p tico
Pituitaria
\
N ú cleo Puente
posterior arcuato
tálam o alcanza esta regulación al secretar su propia lo) y el bulbo raquídeo (m ielencéfalo). Gran parte del
horm ona peptídica en un sistem a vascular portal que tallo cerebral se enfoca a la regulación y el m anteni
la entrega d irectam ente a la p itu itaria anterior. El m iento de los procesos sustentadores de la vida,
hipotálam o tam bién monitorea las consecuencias de como la respiración, la función cardiaca y la hom eos
esta activ id ad regu lad ora al v alorar los niveles de tasis. Tam bién está in v olu crad o en el control del
h orm on as circu lan tes presentes en su sum inistro sueño y el estado de vigilia, la emoción, la atención y
sanguíneo. la conciencia.
Aunque la glándula pituitaria anterior no es parte El tallo cerebral contiene grupos de núcleos m oto
del sistem a nervioso, la p itu ita ria p o sterio r está res y sensoriales, así com o núcleos que ejercen un
com puesta de axones de neuronas cuyos cuerpos efecto m odulador (regulador) sobre centros cerebra
celu lares son núcleos específicos que están en el les superiores m ediante la liberación de neurotrans-
hipotálam o, cuyas term inales de axón liberan h or misores específicos. Un ejemplo de estos núcleos es la
m onas dentro de la circulación general. Estas horm o sustanda negra, un gran sitio de síntesis de dopami-
nas inclu yen la vasopresina (tam bién llam ada h or na. Los axones que se proyectan desde estos núcleos
m ona antidiurética), la cual regula la retención de liberan dopam ina hacia las sinapsis en áreas m uy
agua, y la oxitocina, involucrada en la producción de vastas de la parte anterior del cerebro anterior, como
leche y en las contracciones u terinas. Por tanto, el los ganglios basales y la corteza prefrontal. Adem ás
h ip otálam o es una glándula, acaso una conclusión de sus muchos núcleos, el tallo cerebral tiene grandes
asombrosa, hasta que uno se da cuenta de la estrecha tractos ascendentes (sensorial) y descendentes (moto
relación entre la liberación de neurotxansmisores por res) de sustancia blanca que lo recorren.
las neuronas a través del sistem a nervioso y la fun Puede ser tentador, en el contexto de considerar la
ción neu rosecretora de las células hipotalám icas. función cerebral de orden superior, estim ar al tallo
Como se vio en el capítulo 2, en cierto sentido, todas cerebral com o un sim ple conducto a través del cual
las neuronas son secretoras. fluye la inform ación de ida y vuelta entre el cerebro
anterior y la m édula espinal. Sin embargo, esto sería
un error. Como se ha indicado, el tallo cerebral juega
EL TALLO CEREBRAL un papel central en el control neuronal de ciertas fun
ciones extrem adam ente com plejas que son esencia
El t a llo cereb ra l se encuentra entre el diencèfalo y la les para la sobrevivencia y participa en la regulation
m édula espinal (figura 3.23), está com puesto del de un núm ero considerable de funciones de orden
cerebro m edio (m esencèfalo), el puente (m etencéfa superior (Dam asio, 1999).
66 PARTE I Fundamentos
El c e re b ro medio
de la pupila del ojo como respuesta a la luz intensa)
El cerebro medio se encuentra entre el diencèfalo y el es m ediado por un núcleo incorporado en el núcleo
puente. La parte del cerebro medio que es dorsal al oculomotor. El reflejo pupilar es evaluado para pro
acueducto cerebral se llam a tectum (del latín, "te bar la integridad de las estructuras del cerebro medio
ch o"), el cual consiste de dos estructuras pareadas, en pacientes inconscientes.
los colículos superior e inferior. El tegm en tu m (del El colículo inferior, un retransm isor auditivo, está
latín, "cu b ierta") es ventral al acueducto. La región ubicado en el cerebro medio, justo debajo del colícu
más ventral del cerebro m edio contiene grandes trac lo superior. El tegm entum m esencefálico contiene un
tos fibrosos que portan inform ación desde el cerebro número de núcleos involucrados en la función m oto
anterior hacia la m édula espinal (el tracto corticoes- ra, incluso los núcleos rojos y la sustancia negra.
pinal) y desde el cerebro anterior hacia el tallo cere Finalm ente, la form ación reticu lar m esencefálica,
bral (tracto co rtico b u lb a r). Las conexiones entre el parte del conjunto difuso de núcleos que se extien
cerebro anterior y el cerebelo, que corren en ambas den desde la m édula inferior hacia el tálamo, tom an
direcciones, tam bién pasan a través del cerebro m e m ucho del cerebro m edio. La form ación reticular
dio. está involucrada en un núm ero de funciones, com o
El cerebro m edio consta de varias estructuras la excitación, la regu lación au tom ática y la regu la
involucradas con la visión. Éstas incluyen el colículo ción del dolor.
superior, que está involucrado en la m ediación de la
función visom otora. En este capítulo se m encionó
que los pacientes con ceguera cortical tienen cierta El cereb ro p osterior
función visual preservada. Por ejemplo, son capaces
de apuntar con precisión la ubicación de un punto de El cerebro posterior (rom boencéfalo) está constituido
luz aun cuando no tengan la capacidad de ver el estí por el puente (m etencéfalo) y el bulbo raquídeo (mie-
mulo. Esta habilidad paradójica, a la cual se le deno lencéfalo). El cerebelo tam bién está considerado
m ina v isió n ciega (W eiskrantz, 1986), puede ser como una parte del m etencéfalo, pero será contem
m ediada por el colículo superior. plado en una sección aparte.
El cerebro medio tam bién es el sitio de dos de los
tres nú cleos de nervios craneales que controlan el PU EN T E O P R O T U B E R A N C IA A N U LA R El
m ovim iento ocular, los nú cleos ocu lom otores y los puente está com puesto por la región tegmental de la
núcleos trocleares. El reflejo pupilar (la contracción protuberancia anular, que form a el piso del cuarto
CAPÍTULO 3 Introducción a la estructura y función del sistema ner\ñoso central 67
bre de ataxias cereb elo sa s (literalm ente, "falta de un cuerno dorsal. El cuerno ventral es el sitio de los
ord en") y son ejem plificadas por la interrupción del cuerpos celulares de m otoneuronas alfa, el eslabón
intento por realizar una orden, como la de "extienda final en la cadena neuronal que activa la contracción
su brazo hacia el frente y luego toque con su dedo la muscular. Los axones de las m otoneuronas alfa dejan
punta de la nariz". U n paciente con ataxia cerebelosa la médula espinal por la raíz ventral. El cuerno dor
que intentase esto m ostraría m arcada inestabilidad sal contiene cuerpos celulares de interneuronas que
de m ovim iento con oscilaciones de su m ano cada vez envían inform ación desde las neuronas som atosen
m ayores de lado a lado conforme el dedo se acercase soriales prim arias hacia el cerebro y hacia las neuro
a la nariz. nas motoras en el m ismo y otros niveles de la m édu
la espinal. Estas últim as vías que conectan la entrada
som atosensorial con la salida m otora son la base de
LA M ÉDULA ESPINAL los reflejos espinales. Los axones de las neuronas
som atosensoriales prim arias entran a la médula espi
La m éd u la espinal se extiende desde el bulbo raquí nal en la raíz dorsal. Sin em bargo, los cuerpos celula
deo, de m anera rostral, hasta la cola de caballo res de estas neuronas no están en el cuerno dorsal,
(cauda equina, en latín) de manera caudal. Treinta y sino que perm anecen afuera del sistem a nervioso
un pares de nervios espinales dejan la m édula espi central en la raíz gan glion ar dorsal.
nal y pasan a través de pequeñas aberturas en la
colum na vertebral. La cola de caballo está com pues
ta de los nervios espinales más bajos conforme conti RESUMEN
núan su curso caudal más allá del final de la médula
espinal antes de dejar la columna vertebral. Existen varios térm inos gen erales que ayudan a la
En sección transversal, la médula espinal tiene un orientación dentro del sistem a nervioso. A nterior
centro de sustancia gris con form a de m ariposa, (rostral) se refiere al frente, y posterior (caudal) se
rodeado con sustancia blanca (figura 3.24). La sus refiere a la espalda. Superior (dorsal) denota la parte
tancia b lan ca consta de tractos som atosensoriales de arriba de una estructura e inferior (ventral) los de
ascendentes, tractos m otores descendentes y fibras abajo. M edial se refiere a la m itad y lateral al lado.
de proyección intraespinales que conectan diferentes Estos térm inos se usan para indicar la posición de
regiones dentro de la m édula espinal. En cada lado una estructura en relación con el cerebro entero y con
la sustancia gris está dividida en un cuerno ventral y otras estructuras.
CAPITULO 3 Introducción a la estructura y función del sistema nen'ioso central 69
El sistem a nervioso central consta del cerebro y la ticipa en estructuras involucradas en la em oción, la
m édula espinal. El sistem a nervioso periférico inclu m otivación y el m antenim iento de la hom eostasis,
ye todos los nervios sensoriales y m otores que reco aunque la validez de este concepto ha sido cuestiona
rren el cuerpo y envían señales hacia y desde el siste da. Se ha demostrado que algunas estructuras dentro
ma nervioso central. de este sistem a, como el hipocam po y los cuerpos
El cerebro tradicionalm ente se divide en tres par mamilares, son importantes para la memoria.
tes: el cerebro anterior (prosencéfalo), el cerebro El diencèfalo consta de tálam o e hipotálam o. El
m edio (mesencèfalo) y el cerebro posterior (romben- tálam o recibe inform ación desde cada m odalidad
céfalo). El cerebro anterior incluye la corteza cere sensorial (excepto el olfato) y envía esta información
bral, los ganglios basales, los ventrículos laterales y hacia la respectiva área sensorial cortical primaria. El
el sistem a límbico. La corteza cerebral, la región más tálam o tam bién recibe en tradas desde los ganglios
evolucionada del cerebro humano, se divide en cua basales, el cerebelo y la corteza motora, y envía pro
tro lóbulos: occipital, parietal, tem poral y frontal. La yecciones de regreso a estas áreas. Por tanto, sirve
superficie de la corteza tiene m uchos surcos y circun como un com ponente central en m uchos circuitos
volu cion es que aum entan el área de la corteza que cortical-subcortical-cortical. El hipotálamo está invo
puede ser contenida en el limitado volum en del crá lucrado en una gam a extrem adam ente am plia de
neo. También sirven como delimitadores para identi funciones, m uchas de las cuales tienen la m eta de
ficar regiones corticales. La mayor parte de la corteza mantener la hom eostasis, tanto a través de la regula
tiene seis capas de células, algunas pocas regiones, ción del com portam iento com o por medio de la regu
sólo una o dos capas. Las diferentes regiones cortica lación del estado interno del cuerpo. El hipotálam o
les varían con respecto al grosor y la com posición regula el control del estado interno del organism o a
celu lar de estas capas; el estudio de esta variación, través de la regulación del sistem a nervioso autóno
llam ada citoarquitectura, ha producido mapas corti mo y por medio del control de la función endocrina.
cales que han resultado ser ú tiles para identificar El tallo cerebral incluye el cerebro medio, el puen
áreas funcionales de la corteza. te y el bulbo raquídeo. Estas estructuras contienen
Tractos fibrosos de longitud variable conectan grupos de núcleos motores y sensoriales, y neuronas
diversas áreas en cada hemisferio. M uchos patrones que ejercen un efecto m od ulador sobre los centros
de deterioro cognitivo pueden ser com prendidos en cerebrales superiores. Tam bién contienen tractos
térm inos de la interrupción de tractos fibrosos espe fibrosos ascendentes y descendentes que m edian la
cíficos y la resultante desconexión de regiones corti función somatosensorial y la motora. M uchos de los
cales específicas. núcleos en el bulbo raquídeo m edian procesos que
Se ha demostrado que diferentes regiones cortica son esenciales para la vida, como la función cardiaca
les están especializadas para funciones específicas. y la presión sanguínea. Por esta razón, las grandes
Estas incluyen la corteza motora primaria y las áreas lesiones del bulbo raquídeo con frecuencia provocan
corticales que están especializadas para el procesa la muerte.
m iento de inform ación sensorial elem ental desde El cerebelo juega un p ap el central en la m odula
cada m odalidad sensorial. El térm ino corteza de aso ción y coordinación del m ovim iento corporal con
ciación se em pleó durante m ucho tiem po para indi base en la inform ación acerca del estado corporal
car la corteza que m edia el procesam iento de orden actual, el m ovim iento efectuado y el programado.
superior. Este concepto ha dado pie a una com pren La m édula espinal envía órdenes m otoras desde
sión m ás delineada de las funciones especializadas el cerebro hacia los m úsculos del cuerpo por medio
m ediadas por regiones corticales específicas fuera de de las m oton eu ron as alfa que salen de la m édula
las áreas sensorial y m otora primarias. espinal en la raíz ventral. Los axones de las n eu ro
Los ganglios basales son estructuras de sustancia nas som atosensoriales prim arias, que envían hacia
gris ubicadas en la profundidad de la base del cere el cerebro in form ación acerca del cuerpo, entran a
bro anterior. Son im portantes para la regulación y el la m édula espinal en la raíz dorsal. La m édula espi
control del m ovim iento. También se ha dem ostrado nal tam bién regu la m u ch os reflejos que perm iten
que varias de las estructuras de los ganglios basales respuestas rápidas y autom áticas a diversos estím u
influyen en las áreas de la cognición. los.
El sistem a lím bico contiene diversas estructuras Ahora que se han exam inado las grandes estructu
corticales,}' subcorticales en la frontera entre el cere ras del sistem a nervioso central, se pasará al análisis
bro anterior y el tallo cerebral. El sistema límbico par de los métodos experimentales en la neuropsicología.
C A P I T U L O
4
Métodos
en neuropsicología
A hora se estudiarán los m étodos más im portantes en la Ésta no siem pre es la pregunta que se cree se está reali
neuropsicología, muchos de los cuales ya se han mencio zando.
nado en los análisis anteriores. Los datos generados pol Se procederá a analizar: a) los métodos usados para
los diversos m étodos han generado las hipótesis fru ctífe explorar las estructuras del sistema nervioso y sus vías de
ras, los experim entos ilum inadores y ¡as teorías novedo interconexión; b) los métodos que miden los aspectos fu n
sas. Por tanto, es importante comprender los métodos que cionales del sistema nervioso, como el uso de los niveles de
son la base para las inferencias que generan los experi glucosa o la actividad eléctrica; c) los vtétodos de lesión; d)
mentos. C om o el genio m alvado de los cuentos de hadas el estudio de pacientes que han experim entado cirugía a
que sólo satisface el deseo preciso que los solicitan tes cerebro abierto; e) la prueba del am obarbital sódico; f ) el
dem andan y no el deseo que ellos creen estar realizando, estudio de las anormalidades cognitivas y conductuales en
la naturaleza responde precisam ente y sólo a la pregunta gente sin lesiones cerebrales reconocibles, y g) el estudio de
definida por la metodología de un experim ento particular. sujetos normales.
CAPITULO 4 Métodos en neuropsicología 71
FIGURA 4.1 Moléculas, como las proteínas, están encerradas en vesículas y son transportadas desde
su sitio de síntesis en el soma (cuerpo celular) hacia la terminal del axón. La proteína cinesina hace
"caminar" a la vesícula a lo largo de los microtúbulos. (Adaptado de Bear, Councrs y Paradiso, 1996, p. 3S.J
M ÉTODOS ANATÓMICOS
TÉ C N IC A S Q U E EM PLEA N T R A N SPO R TE AXO -
P L A SM IC O El transporte axoplásm ico es un pro
Identificación de con exion es an atóm icas
ceso activo en el que las su stan cias dentro de una
Se pueden identificar las estructuras dentro del siste neurona se m ueven a través de su longitud. Existen
m a nervioso en térm inos de su apariencia general. dos tipos de transporte axoplásm ico: el transporte
Pero al intentar com prender cómo funciona el cere anterógrado envía m ateriales que son sintetizados
bro, es indispensable saber tanto com o sea posible sólo en el cuerpo celu lar de la neurona, como las
acerca de las interconexiones entre estructuras dife proteínas, h acia la term in al del axón (el extrem o
rentes. De dónde una estructura particular envía sus tran sm isor de la n eu ron a). Este proceso alm acena
eferentes (salida) y de dónde los recibe (entrada) pro estos m ateriales en espacios esféricos rodeados por
porciona conocim iento acerca de los procesos que m em brana llam ados v e sícu la s, las cuales luego se
está m ediando. En capítulos subsecuentes se verá lo m ueven a lo largo del axón sobre m icro tú b u lo s
útil que puede ser la inform ación acerca de las cone (figura 4.1). C uando un am inoácido radiactivo,
xiones anatóm icas en los intentos por com prender como la prolina, se inyecta en una región particular
las relaciones cerebro-conducta. del cerebro, es tom ado por los cuerpos celulares de
Una m anera de determ inar las conexiones entre las neuronas en dicha región y luego transportado a
las estru ctu ras es trazar el trayecto de los grandes las term inales de los axones de dichas neuronas.
tractos fib ro so s, grupos de neuronas que se estiran D espués, seccion es del cerebro se colocan ju nto a
desde el área del sistema nervioso a otro. Sin em bar una placa fotográfica para que la radiactividad den
go, existen obvias lim itaciones a este m étodo; los tro de ellas expongan la película. Esta técnica, cono
pequeños tractos fibrosos son indetectables, debido a cida com o a u to rra d io g ra fía , detecta la región o
que el origen y destino precisos de estos tractos que regiones del cerebro en la cual se proyecta la región
son visibles no se conoce. Por fortuna, existen algu inyectada. E xisten dos tipos de transporte an teró
nos m étodos reveladores que solventan estos proble grado: lento (1-10 mm/ día) y rápido (hasta 1 000
mas. m m/día).
72 PARTE I Fundamentos
A)
Fisura
Lóbulo frontal interhemísféríca
Núcleo caudado
Putamen
Globus pallidus
Ventrículo lateral
Capsula interna
Tálamo
Foramen de Munro
interventricular
Tercer ventrículo
Lóbulo temporal
Glándula pineal
Plexo coroideo FIGURA 4.5 Exploración
con TC de una sección hori
zontal que pasa a través de
Ventrículo lateral Lóbulo occipital los hemisferios cerebrales v
el diencèfalo. (Tomado de Kan
del et al., 1995, p. 74.)
Lóbulo pariental
A)
C u erpo c a llo so
a las variaciones en la densidad del tejido que la TC. trón, el equivalente an tim ateria de un electrón. El
La resolución de las MRI es demasiado m ayor que la positrón viaja unos cuantos milímetros antes de per
de la TC (figura 4.6). der su energía cinética y llegar al reposo. Cuando
esto ocurre, el positrón es atraído hacia un electrón
vecino y, conforme se juntan, se aniquilan entre ellos,
M ÉTODOS PARA MEDIR FUNCIONES liberando intensa energía y dos fotones de aniquila
ción. Estos dos fotones dejan el sitio de su creación
Las técnicas analizadas para visu alizar hasta ahora en direcciones opuestas y a la velocidad de la luz. Un
revelan la estructura del cerebro. En esta sección se anillo de detectores rod ean la cabeza del paciente.
revisarán los m étodos que miden la actividad m eta Estos detectores están pareados electrónicamente, de
b òlica del cerebro (m étodos para visualizar fu n cio modo que registran un evento radiactivo sólo cuan
nes) o su actividad eléctrica (métodos neurofisiológi- do dos detectores son golpeados de manera sim ultá
cos). nea. Este arreglo hace posible la medición precisa de
la concentración relativa del m arcador etiquetado en
diferentes áreas del cerebro.
M étod os para visualizar funciones Con esta técnica se dem uestra que las áreas senso
riales prim arias exhiben m ás actividad m etabòlica
M É T O D O D E FL U JO SA N G U ÍN E O C ER E B R A L durante periodos de estim ulación. Por ejem plo,
R E G IO N A L (FSC r) El prim er m étodo confiable cuando los ojos se abren, la corteza occipital poste
para visualizar la medición de la actividad funcional rior m uestra m ayor n ivel de actividad m etabòlica
cerebral fue el flu jo sangu íneo cereb ral reg ion al que cuando están cerrados. Adem ás, una escena
(F S C r). En este m étodo, un isótopo radiactivo es visual com pleja provoca un patrón de estim ulación
inhalado o inyectado en la sangre, y entonces su dis diferente al de cualquier condición sim ple de luz
tribución es m edida con un conjunto de sensores blanca o de ojos cerrados (figura 4.7). Sin em bargo,
ordenados de manera sistemática cerca de la superfi suponga que se quiere determ inar el patrón de acti
cie del cráneo. El nivel de radiactividad, por tanto, es vidad cerebral asociado con un proceso cognitivo
un m arcador para el flujo sanguíneo, el cual, a su complejo como la generación de un verbo que envía
vez, es un correlato de la actividad m etabòlica del la función de un sustantivo escuchado (por ejemplo,
cerebro. Al em plear este m étodo, en principio es "cocin ar" cuando se escucha la palabra "cacerola").
posible visualizar aquellas áreas del cerebro que son Esta situación es com plicada por el hecho de que
m etabòlicam ente más activas durante una actividad m uchas regiones del cerebro, no relacionadas de
particular. Por ejemplo, cuando un sujeto es expues manera directa con la generación de palabras per se,
to a un estím ulo visual, los lóbulos occipitales en la pueden estar activas durante esta tarea. Éstas pue
corteza posterior (sitio del procesam iento visual) den incluir la corteza auditiva, el área de Wernicke y
m uestran aum ento del flujo sanguíneo. De m anera el área de Broca, entre otras.
análoga, el flujo sanguíneo aumentado se aprecia en Los esfuerzos por rem ontar este problema se han
la corteza m otora cuando un sujeto es expuesto al centrado en el m étod o de su stracción , un método
sonido. Un sujeto que habla muestra flujo sanguíneo desarrollado por F.C. Donders en el siglo xix y usado
aumentado en el área de Broca, y un sujeto que atien de manera extensiva por W ilhelm Wundt y otros psi
de al significado de las palabras m uestra flujo san cólogos estructuralistas, principalmente en los expe
guíneo aumentado en el área de Wernicke. rim entos de tiem po de reacción, durante los prim e
ros años de la psicología experim ental. Cuando se
T O M O G R A F ÌA P O R EM ISIÓ N D E P O SIT R O N E S aplica a estudios PET, este método intenta encontrar
(PET, por sus siglas en inglés) La actividad m etabò una tarea de control que sea idéntica a la tarea bajo
lica relativa en los animales o hum anos vivos puede estudio, excepto por un com ponente crítico. Enton
ser m edida por medio de la tomograjfia por em isión ces, el registro obtenido durante la tarea de control es
de p ositron es (PET). Por esta razón, la PET ha sido sustraído del obtenido durante la tarea experim en
llam ad a autorradiografía funcional in vivo. Una de tal. En análisis ulteriores se verán m uchos ejem plos
sus ventajas es que permite gran versatilidad en del uso del m étodo de sustracción; por ejemplo, en el
cuanto al átomo o la molécula a ser etiquetada. capítulo 5 se considera un estudio PET que identifica
La tecnología involucrada en la PET es más com en hum anos el área en la corteza occipital especiali
plicad a pero, planteada brevem ente, un átomo zada para la visión del color. En este estudio, los
rad iactivo inestable como el I50 es inyectado en el niveles de actividad adquiridos cuando un sujeto vio
sujeto. Dentro del cerebro, este átomo emite un posi un patrón en blanco y negro fueron sustraídos de los
76 PARTE I Fundamentos
FIGURA 4 .7 Explora-
dones con PET que
muestran activación
cerebral con A) los ojos
cerrados, B) los ojos
abiertos viendo luz blan
ca y C) los ojos abiertos
viendo una escena com
pleja. (Tomado de Kandel et
al., 1995, p. 76.)
id en tificar el área especializada para la percepción vidad eléctrica en el cerebro tienen la ventaja de
del color en humanos. Subyacente al uso del método m edir los eventos neuronales de m anera más directa
de su stracción en dicho experim ento se obtiene la y con mayor resolución tem poral. En esta sección se
suposición de que ver el patrón de color resulta en la consideran varios de estos métodos.
m ism a actividad cerebral que la involu crada en el
procesam iento de la form a en el patrón blanco y R E G IS T R O EN CÉLULA IN D IV ID U A L Los regis
negro m ás la actividad específica a la percepción del tros en célu las in d iv id u a le s (actividad unitaria)
color. Se aprecia que esto puede, de hecho, no ser el involucran la inserción de u n electrodo con un diá
caso; el procesamiento de la forma en la presencia de m etro m icroscópico dentro de una sola neurona y
color puede incluir estructuras cerebrales y actividad luego mide los cam bios en el potencial eléctrico de la
cerebral muy diferentes al procesam iento de la forma célula. Con esto se registra la actividad de la célula y
en la condición de blanco y negro. su frecuencia de disparo. C om o se analizará con
Un segundo problem a en la interpretación de los m ayor detalle en capítulos posteriores, cuando esta
estu d ios para visualizar funciones surge del hecho actividad se realiza en respuesta a estim ulación sen
de que es lento el curso temporal de los eventos que sorial, se define el campo receptivo de la célula dada
este m étodo mide directamente (del orden de minu como aquel estím ulo que genera el disparo de m ane
tos), m ientras que los eventos neuronales inferidos a ra m áxim a o m ínim a. En este sentido, el registro de
p artir de estas m edidas directas tiene lugar en el actividad unitaria m ide la actividad de una célula
orden de los milisegundos. Con la baja resolución del individual en un mom ento particular y en un contex
tiem po de estos procedim ientos surge la pregunta to durante una conducta específica.
del grado en el cual estas m edidas están valorando A unque este enfoque tiene la desventaja de que
estados cerebrales relativam ente de largo térm ino valora sólo una pequeña proporción de células en un
m ás que los correlatos específicos de procesos psico área dada del cerebro, los datos derivados de este
lógicos distintos. m étodo resultan ilustradores. Para tom ar sólo un
Tercero, a pesar de la clara correlación entre la esti ejem plo, este m étodo ha revelado la presencia de
m ulación sensorial en una modalidad dada y el nivel especialización y ubicación de procesamiento senso
de actividad de las áreas corticales que inicialm ente r ia l/perceptual dentro de lo que ha sido conocido
procesan dicha inform ación, un aum ento en la acti com o corteza de asociación, áreas corticales en las
vidad de un área durante una tarea compleja no nece cuales se creyó que la especialización y la ubicación
sariam ente significa que dicha área sea crítica para la estaban ausentes por com pleto. Este descubrimiento
función en cuestión. El cambio en la actividad puede ha provocado algunas revisiones radicales en las
ser un efecto indirecto del cambio en alguna otra área visiones del procesam iento cortical, las cuales se ana
o áreas. Ésta es una consideración particularm ente lizarán con más detalle en el capítulo 5.
im portante cuando se valoran los correlatos metabó-
licos de un estado relativamente de largo plazo como ELECTRO EN C EFA LO G RA FÍA (EEG) El electroen
un trastorno psiquiátrico. El m etabolism o anorm al cefalogram a (EEG), inventado por Hans Berger alre
en una región dada no necesariam ente indica que la dedor de 1920, es una m edida de la actividad eléctri
anorm alidad en dicha región sea la causa del trastor ca cerebral derivada de un banco de electrodos colo
no. En vez de ello, la anorm alidad observada puede cados sobre el cuero cabelludo. Puesto que los elec
ser un epifenóm eno, un correlato de los efectos de trodos tienen al cráneo y a otros tejidos entre ellos y el
una anorm alidad prim aria en un área diferente. En cerebro, la señal es débil y representa la actividad
consecuencia, aunque los estudios PET hayan pro colectiva de una población difusa de neuronas. Por
porcionado inform ación prom etedora acerca de los tanto, el ÉEG es sim ilar a poner un estetoscopio sobre
correlatos m etabólicos cerebrales de los procesos psi la pared exterior de un gimnasio y escuchar las fluc
cológicos (y probablem ente sean más útiles en el tuaciones de volum en de la multitud que se encuen
futuro, conform e avance la m etodología), se debe tra en su interior. Esta técnica es útil para detectar y
in terp retar con particular precaución los hallazgos localizar la actividad convulsiva en el cerebro, tam
que em plean este método. bién se ha usado para estudiar fenóm enos com o el
sueño y el efecto de las drogas sobre la actividad cere
bral. En la figura 4.8 se muestran algunos patrones de
M étodos neurofisioiógicos actividad del EEG característica de estados de sueño
específicos y niveles de conciencia. En años recientes
En contraste con los m étodos para visualizar funcio ha crecido el interés por emplear métodos computari-
nes, los métodos neurofisioiógicos que m iden la acti zados para analizar la actividad del EEG. Estos méto-
78 PARTE I Fundamentos
Excitado
ixcuaao t P 200
Relajado
A m odorrado
J J J
200 4 0 0 ms
FIG U R A 4 .9 P R E e n la c o r te z a a u d itiv a en re s p u e s ta a
e s tim u la c ió n a u d itiv a (á re a n e g r a ). A d v i e r t a las d o s
o n d a s p o s itiv a s y la o n d a n e g a tiv a ú n ic a , d e s ig n a d a s c o n
s u l a te n d a en m ilis e g u n d o s (m s ).
EL E C T R O C O R T IC O G R A M A (ECo) La electiocor-
ticografía (ECo) estim ula la corteza expuesta de un
dos prom etedores hacen posible cuantificar y locali paciente durante cirugía con un electrodo de bajo
zar de m ejor m anera la actividad del EEG y puede voltaje. Esto, en esencia, es un refinam iento del pro
contribuir para la ulterior comprensión de las relacio cedim iento utilizado por Fritsch e H itzig en su des
nes cerebro-conducta. cubrimiento de la corteza m otora en perros en 1870.
El cirujano estadunidense R. Bartholow fue el prim e
P O T E N C IA L E S R E L A C IO N A D O S C O N EV EN ro en reportar su aplicación en hum anos en 1874,
T O (PRE) Los potenciales relacionados con evento pero el uso más tem prano sistem ático de este m éto
(PRE) son m ediciones de los cam bios breves en la do para comprender las relaciones cerebro-conducta
actividad EEG que ocurren en un área particular de fue el trabajo de W ilder Pen field y sus colegas del
la corteza tras un evento específico, com o el patrón Instituto N eurològico de M ontreal. Ellos em plearon
de actividad en la corteza auditiva después de la pre el procedim iento para identificar áreas específicas de
sentación de un tono. A lgunos investigadores han la corteza y valorar el efecto funcional de la estim u
intentado detectar PRE asociados con estím ulos más lación. Esto fue necesario para perm itir a Penfield lle
com plejos y diferenciados, como palabras y rostros. var a cabo un procedim iento neuroquirúrgico espe
Dado que el efecto de tales estím ulos es difícil de cialm ente desarrollado para aliviar las convulsiones.
detectar, debido a la actividad neuronal de fondo, los Es necesaria una breve d igresión para explicar este
investigadores que usan PRE exponen a sus sujetos a procedimiento.
presentaciones repetidas de estímulos y luego calcu La m ayor p arte de p acientes con convulsiones
lan la respuesta promedio. cerebrales tien en buen con trol cuando usan un
Por lo general, un PRE toma la form a de una serie m edicam ento anticonvulsivo apropiado; ésta es una
de ondas positivas y negativas que son designadas P de las historias de éxito en la m oderna farm acología
y N, respectivam ente. Con frecuencia, diferentes clínica. Sin em bargo, por desgracia, cerca del 20% de
ondas positivas y negativas son id entificadas por los pacientes son in capaces de lo grar buen control
m edio del tiem po en m ilisegundos que transcurre de sus con vulsion es inclu so d esp ués de m uchos
entre la aparición del estímulo y la presencia del pico años de intentar con todo tipo de m edicam entos dis
(figura 4.9). Por ejemplo, una onda particular puede ponibles. Estos p acien tes lleg an a ten er 30 o m ás
ser d esignad a P 150 o N 3oo- Esta técnica se usa en la convulsiones al día, lo que afecta de m anera severa
CAPITULO 4 Métodos en neuropsicología 79
que se originan en un foco cortical y una vez que la m e s e s del a ñ o ; 2 5 , e r r o r al d e c ir los d ías d e la s e m a n a
h a c ia a d e la n te , c o rr e g id o d e s p u é s d e re tira r el e le c tro d o .
u bicación de dicho foco es identificada, el paciente
(Tomado de Rasmussen y Milner, 1975, p. 241.)
es llevado a cirugía para rem over el área epileptóge-
na (causante de convulsiones). Sin em bargo, cuando
la corteza es expuesta, el cirujano no ve los claros y
ord enad os patrones de surcos y circu nvoluciones
que usualm ente aparecen bosquejados en los libros cal y por tanto encuentra sus relaciones, de m odo
de neuroanatom ía. En vez de ello, lo que aparece es que el área epilep tógena de la corteza identificada
la rica vasculatura y las m em branas que sobresalen previamente pueda ser removida. Como notamos, se
de la corteza, por lo que su patrón es irreconocible puede aprender mucho acerca del cerebro a partir de
in clu so para el neu rociru jano m ás experim entado. esta técnica, incluso la organización topográfica (al
En este punto la estim ulación cortical se vuelve elaborar un m apa de la su perficie corporal) de las
indispensable. Al usarla, el cirujano puede identifi cortezas m otora y som atosensorial y la extensión de
car áreas sensoriales, motoras y de lenguaje con base las áreas de lenguaje. El resultado más conocido de
en la resp u esta del paciente a la estim ulación. El este trabajo es el reporte de Penfield de que la esti
paciente debe estar despierto para participar en este m ulación de ciertas áreas corticales produjo exp e
p roced im iento; por tanto, el proceso es realizado riencias priuy vividas y realistas que los pacientes
bajo anestesia local. En consecuencia, si el electrodo consideraron eran recuerdos. En capítulos su bse
de estim u lación del cirujano in terru m pe la sensa cuentes habrá m ás que decir acerca de éste y otros
ción en el brazo, se puede inferir que la corteza sen trabajos que usan esta técnica.
sorial está siendo estim ulada. De m anera similar, si
un paciente responde con un giro de su mano, esto M A G N ETO EN C EFA LO G R A FÍA (MEG) Una nue
identifica la corteza m otora como el área de estim u va técnica, la m ag n eto en cefa lo g ra fía (M EG ), tam
lación. Las áreas de lenguaje tam bién pueden ser bién llamada im agen por fuente magnética, mide los
m ap ead as porque la estim ulación a cualquiera de pequeños cam pos m agn éticos generados por las
ellas in terru m p irá el habla que está en progreso corrientes eléctricas de las neuronas. Esta técnica
(figura 4.Í0). parece ser prometedora.
A l usar esta técnica, el cirujano identifica im por Para cerrar esta sección, se debe advertir que los
tantes puntos de referencia sobre la superficie corti- avances en la comprensión muy probablemente serán
80 PARTE I Fundamentos
logrados m ediante la com binación de m étodos es paciente de Sacks se quejaba con desesperación de su
tructurales y funcionales. Por ejem plo, aquellos m undo acrom ático. Por dem ás interesante, pues la
investigadores que usan los métodos para visualizar discrim inación de longitud de onda fue retenida en
funciones (por ejem plo, FSCr, PET, fM RI) están pro la acromatopsia, esta condición sería difícil de detec
fundam ente conscientes de la necesidad de localizar tar en otros animales. A m enos que ciertas m anipula
con m ás precisión áreas de actividad m odificada. ciones experim entales esp ecíficas sean em pleadas,
Esto se logra mediante el uso concurrente de m edidas los anim ales podrían realizar tareas de aprendizaje
de estructura, com o la M RI. A dem ás, estos m ism os de discrim inación usando su capacidad intacta para
investigadores, conscientes de los problemas inheren discrim inar longitud de onda. Ellos serían incapaces
tes al curso temporal lento de sus técnicas para visua de reaccionar a cam bios drásticos en su experiencia
lizar funciones, están intentando superar este proble de color.
m a mediante el uso de medidas concurrentes electro-
fisiológicas que tienen tiempo de resolución relativa
mente rápido, como los EEG y -los MEG. D isociación de funciones
2 Sev eram en te
D eterioros asociados
d eterio rad o
A sí com o la disociación de función señala que las
funciones en cuestión están en cierto grado separa
das y son independientes, de igual modo el hallazgo
FIG U R A 4 .1 1 P a tro n e s d e d e te rio ro e n ¿4) d i s o d a d ó n
d o b le y B ) d i s o d a d ó n s e n d lla . C a d a lín ea re p re s e n ta el
consistente de la asociación (coocurrencia consisten
p a tr ó n d e re n d im ie n to d e u n in d iv id u o o d e u n g ru p o .
te de dos o más deterioros) sugiere que los fenóm e
(Tomado de McCarthy y Warrington, 1990, p. 19.) nos conductuales o cognitivos en cuestión son la
m anifestación de un proceso subyacente. Por ejem
plo, la comprensión deteriorada del habla y la salida
verbal fluida pero en torpecida (ensalada de pala
vocal son sencillam ente disociables. El deterioro en bras) ocurren juntas en la afasia de Wemicke. De esto
la producción fluida del habla se aprecia en ausencia se deduce que la interru pción de un solo proceso
del d eterioro en el m ovim iento de la m usculatura subyacente es responsable de ambos deterioros.
vocal (afasia de Broca), pero la preservación de la
producción fluida del habla no se aprecia cuando la
m usculatura vocal está paralizada. Las disociaciones co m o una ventana hacia
la estru ctu ra de la cogn ición y sobre la
ubicación de funciones
In terp retación de d isociación sencilla y doble
H asta ahora se ha hablado com o si no se conociese
Si considera las inferencias que se pueden obtener a nada acerca de las lesiones que producen los dete
p artir de estos dos tipos de disociación, encontrará rioros que.se han estudiado. De hecho, con frecuen
que la disociación doble p roporciona evid en cia de cia éste es el caso, por ejem plo, en el estudio de los
que dos funciones están relativam ente separadas o niños con dislexia. Se pu ede ver que si se encuen
son in d ep en d ien tes (por ejem p lo, la au dición y la tran las disociaciones, se está en posición para com
visión; el habla fluida y la com prensión del lengua prender algo nuevo acerca de la natu raleza de la
je). La disociación sencilla, por otra parte, indica que cognición, sin n ecesariam en te revelar las regiones
las dos fu n cion es están separad as en cierto grado del cerebro que m edian dichos procesos. Si se tiene
pero que una de ellas es necesaria para la otra. Esto conocim iento del área en el cerebro que, cuando es
sugiere una especie de relación jerárqu ica entre las dañada, produce el deterioro en cuestión, esto agre
dos (por ejem p lo, la capacid ad de ver p alabras es ga una dim ensión adicional a la investigación. No
necesaria para leer m aterial visual; la capacidad de sólo se tien en las b ases p ara realizar inferencias
m ov er la m u scu latu ra vocal es n ecesaria para el acerca de la estru ctu ra de la cognición, tam bién se
habla fluida). está en posibilidad de descu brir las partes del cere
82 PARTE I Fundamentos
bro que son necesarias para la m ediación de ciertas -4) D is o cia c ió n se n c illa
Límites en la in terp retación de las d isociaciones pero no dice nada acerca de dónde está localizada la
función en el cerebro.
Com o con toda m etodología científica, los procesos Adem ás de esta lim itación en la determ inación de
de elaboración de inferencias a partir de los datos de la ubicación, se en cu entra el problem a técnico de
lesión deben ser realizados con extrem o cuidado. La identificar el sitio de una lesión. A pesar del desarro
presen cia de una disociación no se refiere a que la llo de las rem arcables técnicas m odernas para visua
función deteriorada está localizada en el área de la lizar el cerebro analizadas con antelación, rara vez es
lesión, sólo dice que el área lesionada es necesaria posible designar con precisión la ubicación exacta de
para la función en cuestión y que la otra área lesiona una lesión en el cerebro vivo. A dem ás, una lesión
da, la cual no produce deterioro, no lo es. Por ende, ejerce efectos deteriorantes tem porales sobre tejido
otras regiones externas al área de cualquier lesión, es vecino. Este efecto, conocido com o diasquisis, puede
decir, el resto del cerebro, tam bién están involucra ser por la hinchazón, sangrado o algún otro proceso
das en el procesam iento norm al de la función bajo patológico de corto plazo. M ás aún, debido a la des
consid eración. En este sentido, el m étodo de lesión trucción de las con exiones entre las neuronas, una
m anifiesta algo acerca de cuáles áreas están involu lesión causa efectos deteriorantes de largo plazo en
cradas en una función particular y cuáles no lo están, regiones distantes del cerebro.
d isociación doble y la asociación. En la disociación m ental, son ejem plo de dos de tales trastornos que
doble la relación entre lesión y daño sirve como un coocurren con frecuencia pero que en ocasiones son
control para el otro. En este sentido, la disociación disociables. Esto ha conducido a la hipótesis de que
doble es altam ente eficiente: en el caso de cada una un área cortical adyacente al área de W ernicke es
de las dos lesiones se aprendió tanto que la región vital para la ejecu ción de las acciones aprendidas
dañada está involucrada en una función particular (véase el capítulo 9).
com o que la región no-dañada está in volu crada en
alguna otra función. Sin embargo, existe otro sentido
en el cual es útil la disociación doble. La disociación COM1SUROTOMÍA
sencilla deja abierta la posibilidad de que la lesión
crítica produjo su efecto, no porque el área dañada La com isurotom ía o, com o a veces se le llama, ciru
está específicam ente involucrada en la función parti gía de cerebro escindido, involucra el corte del cuer
cular en cuestión, sino porque dicha región del cere po calloso, la banda de fibras que conectan los dos
bro sim plem ente es más im portante en cierto sentido hem isferios del cerebro. Com o ocurre con la cirugía
general. Para tomar una analogía social, imagine que anticonvulsiva descrita anteriorm ente, el propósito
se desconecta la planta de electricidad de una ciudad es controlar las convulsiones, aunque en este caso el
y se aprecia que las clases en las escuelas son inte razonam iento es diferente. En lugar de rem over el
rru m pid as; luego, en una ciudad de "co n tro l", se foco convulsivo, la com isurotom ía corta los grandes
desconecta una pequeña gasolinería y no se aprecia tractos fibrosos entre los dos hem isferios cerebrales
interrupción asociada en las escuelas. Sería un error en un intento por lim itar la propagación de las con
concluir, sobre la base de estos datos, que las plantas vulsiones entre los hem isferios y, en consecuencia,
de electricidad están involucradas de m anera especí reducir su severidad.
fica en la educación. Sólo tienen una im portancia Esta cirugía, la cual comenzó a aplicarse de m ane
general, m ientras que la gasolinería aislada no la ra regular en los años sesenta (a pesar de que cierto
tiene. número de pacientes había recibido un procedimien
La dem ostración de una disociación doble reduce to similar en los años treinta), brindó la oportunidad
la posibilid ad de que los hallazgos se deban a tal de estudiar los efectos de separar funcionalmente los
efecto no específico porque se dem uestra que cada dos hem isferios. En realidad, la "separación funcio
lesión produce un efecto específico y proporcional nal" es una redundancia debido a que existen tractos
m ente significativo. Para modificar la m etáfora ante de fibras im portantes, adem ás del cuerpo calloso,
rior, suponga que se desconecta la planta eléctrica en que transmiten ciertos tipos de inform ación entre los
una ciudad y todas las gasolinerías en la otra ciudad. dos hem isferios. No obstante, este procedim iento
A m bas interrum pirán la escuela, de m odo que la reduce de m anera radical las conexiones neuronales
interrupción escolar es entendida como un efecto no entre los hem isferios y, por tanto, permite la oportu
específico. La disociación doble sería la pérdida de nidad de investigar lo que cada hem isferio es capaz
energía eléctrica y la pérdida de m ovilidad de los de hacer en un aislamiento relativo.
autom óviles. A m bas son interrupciones significati Roger Sperry y sus colegas fueron los pioneros en
vas y específicas. A sí que se tiene una buena base este trabajo en la década de los sesenta, y desde
para inferir la localización de función. entonces m uchos investigadores han dirigido traba
Por últim o, considérense los deterioros asociados jos sim ilares. Lina década antes, Sperry y M yers h a
ulteriores. Ya se dijo que el fracaso para demostrar la bían desarrollado un trabajo extenso en el área con
disociación entre dos funciones sugiere que ellas tie animales.- Al cortar en gatos el cuerpo calloso y el
nen un m ecanism o com ún subyacente. Como el lec quiasm a óptim o (el cual no se corta en pacientes
tor pod rá suponer, desde este punto de vista de la hum anos), Sperry y M yers dem ostraron que cada
localización de función, la demostración de la asocia hem isferio funcionaba de m anera independiente en
ción sugiere que una región particular es necesaria ciertas tareas. En el animal intacto, la entrada a un ojo
para las diferentes funciones bajo consideración. Por sería proyectada a am bos hem isferios debido a que
otra parte, cuando el deterioro en dos funciones co algunas de las fibras en el nervio óptico cruzarían al
ocurre con frecuencia mas no siempre, se demuestra hem isferio contralateral en el quiasm a óptico m ien
que las funciones son separables pero que las áreas tras otras continuarían sobre el hemisferio ipsilateral.
cerebrales.necesarias para su m ediación están cerca Al cortar el quiasm a óptico, el punto donde algunas
nas. Se observará que la afasia y apraxia de Wernic- de las fibras en el nervio óptico cruzan al otro lado del
ke, el deterioro en el rendim iento de los m ovim ien cerebro, la entrada a un ojo es confinada al hemisferio
tos aprendidos en ausencia de deterioro m otor ele ipsilateral. Si el animal también tiene una sección del
84 PARTE I Fundamentos
cuerpo calloso, el funcionamiento de cada hemisferio la década de los años sesenta, el trabajo pionero de
puede ser probado m ediante el confinam iento de la Sperry y M yers con anim ales dejó claro que debían
estim ulación a un ojo. ser detectadles ciertos efectos. C on base en este tra
Con este m étodo, Sperry y Myers fueron capaces bajo inicial, Sp erry y sus colegas fueron capaces de
de v alorar el funcionam iento independiente de los usar técnicas que con v ertirían a estos pacientes en
dos hem isferios. Por ejem plo, si un ojo es cubierto, u na enorm e fuente fructífera de conocim iento en la
un anim al con la sección del cuerpo calloso es capaz esp ecialización hem isférica. Por ejem plo, para res
de aprender una discrim inación visual (por ejemplo, trin gir los estím ulos visu ales a un hem isferio, los
el cacahuate está debajo de la tarjeta con líneas hori pacientes fueron expuestos a estím ulos taquistoscó-
zontales). Luego, si el ojo cubierto es destapado y se picos (rápidos), cada uno presentado durante 100
cubre el ojo que ha sido expuesto a la tarea de apren m ilisegundos o m enos, a un solo cam po visual. El
dizaje de d iscrim inación visual, los investigadores tiem po de presentación fue d em asiado breve para
dem ostraron que el anim al no m ostró aprendizaje y que los sujetos m oviesen sus cabezas u ojos y en con
que de hecho se le pudo enseñar la d iscrim inación secuencia colocaran el estím ulo en el cam po visual
visual opuesta. Por ende, se dem ostró que los dos opuesto. Con ésta y otras ingeniosas técnicas, Sperry
h em isferios habían aprendido d iscrim inaciones demostró, por ejemplo, que m ientras una palabra es
opuestas y que retuvieron éstas de m anera indepen m ostrada rápidam ente al cam po visual derecho (es
díente. Éstos y otros hallazgos dem ostraron que, des decir, el hem isferio izqu ierdo) de un paciente con
pués de seccionar al cuerpo calloso, el aprendizaje y comisurotom ía podía ser leída con claridad, las pala
otros procesos cognitivos podían ser confinados a un bras m ostradas al cam po v isu al izquierdo (es decir,
hem isferio cerebral. al hem isferio derecho) no podían serlo.
La utilidad potencial de este m étodo com o fuente Algo análogo ocurre con los estímulos presentados
de inform ación acerca de la especialización hem isfé a través del tacto. Un objeto que está fuera de la vista
rica en hum anos resulta obvia. Sin embargo, la inves y es palpado por la mano derecha de un paciente con
tigación con humanos presentaba ciertas dificultades cerebro dividido puede ser fácilm ente nombrado. En
técnicas. En particular, com o se ha m encionado, en contraste, un objeto palpado por la m ano izquierda
los hum anos no fue seccionado el quiasm a óptico. no puede ser nombrado, aunque se demuestre que la
Debido a la forma en que están conectados el ojo y el m ano izquierda (hem isferio derecho) ha reconocido
cerebro, un tópico que será considerado con cierto el objeto si el reconocimiento es valorado por medios
detalle en el capítulo 5, la entrada desde cada ojo se que no requieren procesamiento verbal. Por ejemplo,
proyecta a ambos hemisferios. En consecuencia, con la mano izquierda puede levantar un objeto que pre
finar la entrada a un hem isferio no es tan simple viam ente exam inó de entre una colección de objetos.
com o cubrir un ojo. Lo que se requiere es confinar la Com o uno podría esperar, la transferencia entre m a
entrada a un campo visual, ya que cada campo visual nos no es posible en los pacientes con cerebro dividi
(izquierdo o derecho) se proyecta hacia el hemisferio do debido a que la inform ación proveniente de la cor
contralateral. En la visión libre tal restricción es impo teza som atosensorial de un hem isferio no puede ser
sible porque el m ovim iento de la cabeza y el ojo ase com unicada a través del cuerpo calloso a la corteza
guran que un estímulo visual en una ubicación espe somatosensorial del otro hemisferio.
cífica en el espacio aparecerá, en un breve periodo, en En el caso de la audición, la situación es más com
ambos campos visuales, el izquierdo y el derecho. plicada porque las conexiones desde cada oído h ada
Ésta y otras dificultades para el confinam iento de la corteza son tanto ip silaterales como contralatera-
la entrada sensorial a un hem isferio probablem ente les. En otras palabras, cada oído proyecta hacia
dan cuenta del hecho de que una investigación tem ambos hem isferios. Con base en este hecho anatómi
prana de una serie de pacientes que habían sido co, uno no esperaría que los efectos análogos a los ya
som etidos a comisurotomía, realizada por el neuroci- analizados en la visión y el tacto se pudieran aplicar a
rujano Akelaitis alrededor de 1930, fracasó en obtener la audición. De hecho, si sólo se presenta información
evidencia de deficiencias conductuales. Esto motivó a a uno u otro oído, no se aprecia tal efecto. Por ejem
algunos a sugerir, no sin cierta dosis de humor, que plo, un paciente con cerebro dividido puede repetir
este haz fibroso masivo, que comprende 100 millones palabras presentadas (a través de un audífono) sólo
de axones, servía en exclusiva a la función estructural al oído izquierdo o sólo al derecho. Sin em bargo, es
de evitar m ecánicam ente la separación de los dos posible encontrar un efecto cuando a un paciente con
hemisferios. comisurotomía se le presentan de manera simultánea
Sin em bargo, cuando la com isurotom ía com enzó a los dos oídos diferentes estím ulos verbales (una téc
de nuevo a ser usada con propósitos terapéuticos en nica llam ada escucha dicótica). Por tanto, cuando se
CAPITULO 4 Métodos en neuropslcología 85
tivos cuando han sido presentados al oído derecho relación entre cerebro y conducta. La com prensión
(contralateral al hemisferio del lenguaje; véase figura de estos m étodos usados en el estudio del cerebro y
4.13). En contraste, cuando la tarea dicótica utiliza sus funciones es de enorm e im p o rtan cia debido a
material no verbal (por ejemplo, música), lo cual colo que proporcionan una base para la evaluación crítica
ca el funcionam iento especializado del hem isferio de la confiabilidad de los datos emergentes y la vali
derecho, existe una ligera ventaja del oído izquierdo. dez y significancia de las inferencias teóricas arroja
En el tacto se ha observado un efecto análogo, con das por estos datos. Puesto que la neuropsicología es
lo que se h a llam ado tareas d icápticas. Por ende, el una em presa interdisciplinaria, se emplea un amplio
m aterial verbal examinado utilizando el tacto se pro rango de métodos. En línea con esto, la búsqueda de
cesa de m anera ligeram ente más eficiente cuando se m étodos ha sido extrem adam ente am plia, va desde
presenta a la m ano derecha, y el m aterial espacial técnicas usadas para in v estig ar la estructura y fun
exam inado por el tacto es procesado de m anera más ción de neuronas individuales, e incluso partes de las
eficiente cuando se presenta a la mano izquierda. Los neuronas, hasta la m edición de la estructura y fu n
efectos de la Iateralidad dicáptica son débiles cuando ción de grandes áreas del cerebro. A dem ás, el estu
se com paran con los que em ergen de los estudios dio de pacientes con lesiones cerebrales, estudios de
taquistoscópicos y dicóticos. com isurotom ía, aplicación de am obarbital sódico, el
Todos estos m étodos, taquistoscópico, dicótico y estudio de gente con anorm alidades conductuales y
d icáptico, que intentan detectar los efectos de la cognitivas y los estudios de sujetos norm ales, todos
especialización hem isférica (de ahí el térm ino Iciiera- han hecho im portantes contribuciones a la compren
lidad) en los sujetos norm ales, son bastante em plea sión de la relación entre cerebro y conducta.
dos debido a que son relativamente baratos y porque La diversidad de estos m étodos nace de los dife
no requieren acceso a pacientes con lesiones cerebra rentes niveles de análisis que los generan. Cada nivel
les. En consecuencia, ha surgido bastante literatura, investiga un universo de fenóm enos diferente, desde
en p articu lar para el m étodo de escu cha dicótico. la actividad eléctrica de las n eu ron as individuales
E stos estu d ios caen en dos categorías generales, h asta los efectos con d uctu ales de las lesiones cere
dependiendo del tipo de cuestión que es abordada. brales focales. M ás aún, cada nivel de análisis posee
Un enfoque es usar tareas para las cuales la especiali preguntas m uy diferentes y produce respuestas dis
zación h em isférica está bien establecid a (por ejem tintas, tantas que por lo general se piensa que repre
plo, verbal: hem isferio izquierdo; espacial: hem isfe sentan diferentes disciplinas. A unque la m ayoría de
rio derecho) y luego intenta detectar anorm alidades los investigadores com p arten la suposición de que
en la lateralización en poblaciones particulares, como todos los niveles de análisis están unidos en la m eta
niños con discapacidades en el aprendizaje. Un enfo com ún de en ten d er al cerebro y que, en principio,
que alternativo investiga la naturaleza de la especia todos los niveles de análisis a final de cuentas serán
lización de los dos hem isferios m ediante la valora reducibles a un nivel fundam ental básico. Adem ás,
ción del rendim iento en diferentes tipos de tareas de com o se aclarará en los capítulos subsiguientes, las
su jetos en quienes no existe razón para sospechar inferencias arrojadas por un nivel de análisis pueden
anom alías de lateralización. estim ular y proporcionar inform ación para las inves
Se ha aprendido m ucho de estos m étodos. Sin tigaciones en otros niveles.
em bargo, como Robert Efron (1990) y otros han pun Estas consideraciones sugieren que acercarse a la
tualizado, estas técnicas tienen ciertas lim itaciones com prensión de las relaciones cerebro-conducta
críticas. Los efectos encontrados son m uy pequeños desde diferentes niveles resultará bastante fructífero.
y, lo que es más importante, la confiabilidad de estas En el siguiente capítu lo se em pleará este enfoque
m edidas es muy baja. Por estas razones, los estudios m ultinivel en el exam en del sistem a visual. Se sabe
que em plean estas técnicas, en particu lar aquellas más acerca de la visión que de cualquier otro sistem a
que in ten tan inferir anom alías en la representación del cerebro, y por tanto sirve com o un modelo para
h em isférica en individuos específicos o grupos, de apreciar cómo la convergencia de distintos niveles de
ben ser interpretados con extrema precaución. análisis sobre un problem a básico puede aumentar el
conocim iento. C onform e en el resto de este libro se
consideren otros terrenos fun cion ales m enos com
RESUMEN prendidos, se en con trará de nuevo que el co n o ci
miento es m ejorado cuando se está en posibilidad de
En este capítulo se han considerado algunos de los enfocar los problem as desde diferentes n iv eles de
m étodos actuales más importantes para investigar la análisis.
C A P Í T U L O
En las neurociencias, los más interesantes ejemplos tanto cerebro procesa la información. También sirve como ejem
del progreso hacia el reduccionism o (reducir los fen óm e plo del poder de los enfoques m ultidisciplin arios y de
nos com plejos a términos más simples y básicos) como de niveles m últiples para lograr tal conocimiento. Además,
los fru ctíferos efectos de la evolución conjunta de los dife el conocim iento actu al del sistem a visual sirve como
rentes niveles de análisis, se ven en los intentos por com m odelo para conocer cóm o sería una eventual reducción
pren der la visión y el cerebro. A hora se sabe más acerca de los procesos perceptuales en eventos neuronales. Como
de la visión que de cualquier otro proceso cerebral mayor, tal, es una especie de lente de aum ento a través de la cual
y este conocim iento está basado sobre una confluencia de se puede echar un vistazo al nivel de conocim iento que
datos derivados de un rango diverso de enfoques metodo algún día estará disponible en otros dominios de las cien
lógicos, gen erados por m uchos niveles de análisis dife cias cognitivas. A l m ism o tiem po, desde luego, también
rentes. En-consecuencia, la actual comprensión del siste es un presagio de los nuevos problem as y cuestiones que
ma v isu al sirve como m odelo de un conocim iento relati se encontrarán conform e avance la ciencia en este campo.
vam ente avanzado de un dom inio de la fu n ción cerebral Es con este espíritu que se exam ina el actual conocim ien
y lo que tal comprensión m anifiesta es la form a en que el to del sistema visual.
90 PARTE I Fundamentos
LA VISIÓN JERÁRQUICA SECUENCIA!. za visual prim aria, m uy lejos de ser áreas de funcio
CLÁSICA DEL CEREBRO VISUAL nam iento "su p erior" indiferenciadas, están especia
lizadas para el procesam ien to de aspectos esp ecífi
A ntes de an alizar el sistem a visual con detalle, es cos de la visión, como el color, m ovim iento y forma.
necesario puntualizar algunos elem entos teóricos y Esta especialización de función, junto con dim ensio
revisar algún m aterial de los capítulos previos. Los nes relativam ente elem en tales dentro de la corteza
recientes estudios han provocado una revisión radi que se pensaba estaban reservadas para la función
cal de cóm o está organizada la corteza visual. Como "asociativa", fue por com pleto inesperada. También,
se ha visto, se sabe desde finales del siglo xix que la se com probó que, al igual que la corteza visual p ri
superficie de la retina está representada topográfica maria (la cual ahora se denom ina con m ayor frecuen
m ente en los lóbulos occipitales (área 17 de Brod- cia como V I), estas áreas de la corteza visual exter
mann). Esta área, en consecuencia, llegó a ser conoci nas pero circu nvecinas a la corteza visual prim aria
da com o la corteza visual prim aria. U n neurólogo de (las cuales en conjunto reciben el nombre de corteza
la época, Henschen, denominó a la corteza visual pri extraestriada o corteza preestríada, lo cual significa
m aria la "retin a cortical", y se supuso que, después "exterior o anterior al estriado o corteza visual p ri
de que el procesam iento visual elem ental tenía lugar m aria") tam bién están organ izad as retin o tó p ica-
ahí, los resultados de este procesam iento eran envia m ente. O rganización retinotóp ica se refiere a que la
dos después a la vecina corteza de asociación visual superficie de la retina está m apeada sobre la superfi
(áreas 18 y 19 de Brodm ann). El térm ino corteza de cie cortical, aunque, com o e s el caso en la corteza
asociación suponía que el procesam iento visual de som atosensorial, este m apeo está un poco distorsio
orden superior, com o la percepción y el recon oci nado debido a que las u bicacion es de la retina con
m iento de objetos, se lograba en esta área. Por ende, mayor densidad de receptores están m apeadas sobre
el p rocesam iento en la corteza era visto com o áreas corticales desproporcionadam ente m ás gran
se cu en cia !, en el sentido de que ahí existía un flujo des. Además, se encontró que diferentes áreas extra-
lineal de inform ación de un área a otra, y jerárquico, estriadas reciben en trad a d irectam ente desde V I y
lo cual sign ificaba que el procesam iento se volvía otras entrada directa desd e la principal estructura
progresivam ente más elaborado en etapas posterio subcortical que proyecta h acia la corteza visual, el
res de la secuencia. núcleo geniculado lateral.
Este esquem a teórico parecía encajar bien con los Estos descubrim ientos contrastaban con las nocio
datos que ind icaban que, m ientras las lesiones a la nes anteriores del procesam iento secuencial-jerárqui-
corteza visual prim aria resultaban en ceguera, el co, y sugerían en su lu gar que la entrada visual es
daño a las áreas corticales que rodeaban la corteza retransmitida en paralelo hacia diversos centros, cada
visual prim aria, la "corteza de asociación visu al", uno de los cuales está funcionalm ente especializado.
prod ucían trastornos en el reconocim iento de o b je Esto dio origen a los conceptos de procesam iento dis
tos, sin afectar los com ponentes elem entales de la tribuido en p aralelo y procesam iento jerárqu ico en
visión. Esta últim a condición es conocida com o paralelo en la corteza visual. M ás aún, las investiga
ag n o sia v isu a l. En el capítulo 3 se describió este ciones anatómicas que hacen uso de técnicas de teñi
esqu em a jerárqu ico secuencial del procesam iento do, revelaron sorprendentes correlaciones entre las
cortical. Se trata de un modelo am pliam ente acepta subdivisiones anatómicas y la especialización de fun
do hasta la década de los años setenta, como se le ción dentro de las áreas visuales de la corteza. Consi
tipificó por su presentación en el libro de Aleksandr dere ahora el sistema visual con detalle. Esto permiti
Luria, The W orking Brain (1973). Sin embargo, los des rá una explicación m ás com pleta de algunos de los
cubrim ientos realizados al inicio de esa década pro conceptos m encionados en esta sección, y observare
dujeron un cam bio rad ical en la conceptualización mos los trabajos efectuados en este importante y rela
del cerebro visual y, por extensión, del procesam ien tivamente bien com prendido sistema.
to cortical en general.
LA RETINA
UN PANORAMA DE LOS AVANCES
RECIENTES EN LA COMPRENSIÓN Las estructuras del ojo a través de las cuales pasa la
DEL PROCESAMIENTO VISUAL CENTRAL luz en su cam ino hacia la retina, que incluyen la cór
nea, el hum or acuoso, el cristalino y el hum or vitreo
El m ás im portante de estos descubrim ientos acerca (figura 5.1), tienen varias funciones pero todas con
del cerebro visual es que las áreas externas a la corte tribuyen, de m anera directa o indirecta, a la form a-
CAPÍTULO 5 El sistema visual com o m odelo de funcionam iento del sistema nervioso 91
Fibras de la
zó n u la de
Zinn - R etina
Iris -> Vdt
i'* •-"
k: -
v :- - ' s*
H um or
a c u o so y N ervio Retiñí
M ú scu lo ó p tico
ciliar Esclerótica N ervio
óp tico
parte trasera del ojo, es el sitio de la prim era etapa en C apa granu losa
interna
el procesam iento visual. La retina es única entre las
C ap a plexiform e
superficies sensoriales, porque de hecho es parte del
externa
cerebro; es decir, en la etapa em brionaria, se deriva
C apa granu losa
de una porción del m ism o ectoderm o neuronal que
externa
da origen al resto del cerebro. En el curso del desa
rrollo em brionario, una porción del ectoderm o neu
C apa de
ronal m igra hacia la periferia y luego extiende lazos fo to rrecep to res
de conexión de regreso al resto del cerebro. La retina > Epitelio
tam bién es parte del cerebro debido a que su organi p igm entario
Los fotorreceptores
A) C élu las gan glion ares c en tro O n B) C élu las g an glion ares c e n tro o ff
Luz
Punto
central
2
Punto
p eriférico
Ilum inación
central
Ilum inación
periférica
Ilum inación
difusa
0 0.5 1.0
seg
FIGURA 5.6 Las células ganglionares de la retina tienen campos receptivos circulares divididos en
un centro y una periferia. Las células centro ON/periferio OFF son excitadas cuando se iluminan en
su centro y se inhiben cuando es iluminada su periferia. Las células centro OFF/periferia ON exhi
ben el patrón opuesto. A) Las células centro ON responden de manera máxima cuando (3) el centro
es iluminado y la periferia no lo está y de manera mínima en (4) la condición de iluminación opues
ta. La iluminación parcial de (1) el centro o (2) la periferia resulta en una excitación e inhibición,
respectivamente, más breve. La iluminación difusa (5) u oscuridad (no mostrada) resulta en un nivel
de excitación débil debido a que el centro y la periferia tienden a cancelar sus efectos mutuamente.
B) La actividad de las células centro OFF se inhibe cuando (2, 3) sus centros son iluminados y excita
dos cuando (2, 4) sus periferias son iluminadas. Como en las células de centro ON, los efectos opues
tos sobre el centro y la periferia causados por la iluminación difusa (5) y la oscuridad (no mostrada)
producen niveles de excitación débiles. (Adaptado de Kandel et al., 1995, p. 418.)
96 PARTE I Fundamentos
de retina: los centro O N /periferia O FF y los centro centro ON /p eriferia OFF. Im agine, adem ás, que en
O FF/periferia ON. Las células ganglionares centro el área centro ON del cam po receptivo se presenta un
O N /periferia OFF (con frecuencia llam adas sim ple círculo blan co y en el área p eriferia O FF una dona
m ente centro ON) se disparan a su m ayor tasa cuan gris. Enseguida, se ilum inan los círculos concéntricos
do el centro circular de su campo visual es ilum ina con in ten sid ad es v ariab les de luz. En ilum inación
do y un área con forma de dona a su alrededor no es alta, tanto el círculo blanco com o la dona gris refleja
ilum inada. En contraste, como respuesta al patrón de rán más luz que en la ilum inación baja. Por tanto, en
ilu m inación opuesto (es decir, área de ilum inación ilum inación alta, el círculo blanco, que cae en el cen
con form a de dona), las células se disparan de m ane tro O N del cam po recep tivo, tenderá a excitar a la
ra m ínim a o no lo hacen en absoluto. La relación célula más de lo que lo haría en ilum inación baja. Sin
an tag ón ica de centro y periferia significa que si el em bargo, en ilum inación alta, la dona gris, que cae
centro y la periferia son ilum inados en form a sim ul en la periferia OFF, tenderá a inhibir a la célula más
tánea, la tasa de disparo de la neurona será relativa de lo que lo haría en ilum inación baja. El efecto neto
m ente baja (véase figura 5.6). Lo m ism o sería cierto es un disparo constante de la célula a través de dife
cuand o am bas porciones no son ilum inadas. Las rentes intensidades de ilum inación.
células ganglionares centro O FF/periferia ON tienen Esta sensibilidad a la reflectan cia m ás que a la
el patrón opuesto del que se acaba de referir. luminancia genera una adaptación. Al moverse en el
A ntes de continuar, es necesario introd ucir dos am biente y lo calizar objetos con frecuencia es vital
térm inos: la lu m in a n cia , cuantificada en unidades ser capaz de identificar diferencias en la reflectancia
llam adas lú m en es, es una m edida de la intensidad de las superficies, de m anera particular en la ilum i
de la luz. U na superficie dada tendrá m ás lum inan nación de baja intensidad y otras condiciones donde
cia cuando la intensidad de la luz que la ilum ina es las diferencias de color son m ínim as o ausentes. En
m ás alta que cuando está baja, suponiendo que las contraste, el nivel absoluto de lum inancia de los obje
longitudes de onda de la fuente de luz se mantienen tos en el am biente es de m enor significancia adapta-
constantes (es necesario especificar que la com posi tiva, como sabe todo usuario de gafas para el sol. Un
ción espectral de la fuente de luz se m antiene cons ejem plo de este énfasis en la reflectancia relativa de
tante debido a que una superficie dada reflejará cier las superficies sobre su lum inancia absoluta se ilus
tas longitudes de onda más que otras, y así, al variar tra de m anera sorprendente m ediante la distorsión
la com posición espectral, variará la lum inancia. Más en la percepción de la lu m in an cia absoluta experi
adelante se estudiará con detalle esto). La reflectan - m entada al con tem plar la figu ra 5.7. A quí, las dos
cia es una medida de la fracción de la luz que ilum i cajas centrales tienen la m ism a reflectancia y, por
na una superficie que es reflejada por ésta. Para una tanto, bajo las m ismas condiciones de iluminación, la
superficie dada, ésta varía como función de la longi m ism a lu m inancia. Sin em bargo, en el proceso de
tud de onda de la luz que la ilum ina, pero no como contrastar entre la reflectancia del cuadro central y la
función de su intensidad. En otras palabras, si la lon periferia, el sistem a p erceptual distorsiona este
gitud de onda de la luz que ilum ina se m antiene hecho, de m odo que el cuadro gris rodeado p or el
constante, la reflectancia de una superficie — la pro fondo negro parece m ás brillante que el cuadro gris
porción que es reflejada de la luz que la golpea— es rodeado por el fondo blanco. La percepción de la ilu
constante a través de diferentes intensidades de ilu minación y la oscuridad es relativa, no absoluta.
minación. Esta característica del sistem a ayuda a explicar por
A h ora se verá m ás allá en las características del qué las palabras sobre una página parecen más oscu
cam po recep tivo de las células ganglionares de la ras mientras que la página parece más brillante tanto
retina. La natu raleza antagonista (O N -O FF) de sus en luz débil como en luz solar directa, aun cuando en
cam pos receptivos significa que estas células son la última condición las palabras reflejan más luz de lo
sensibles a las diferencias en la intensidad de luz que la página refleja con luz débil. Este fenómeno, la
reflejada por diferentes superficies, m ás que a la percepción de ilum inación y oscuridad sobre la base
in ten sid ad absoluta de la luz reflejad a desde una de diferencias en la reflectan cia de las superficies a
superficie dada. En otras palabras, estas células son través de inten sidades v ariables de la ilum inación
sensibles a las diferencias en la lu m inancia de dife am biente, se denom ina con stan cia de ilu m in ación .
rentes su perficies (con ilum inación uniform e, una El hecho de que un proceso de la retina — las caracte
función de su reflectancia) más que la lum inancia rísticas del campo receptivo centro /periferia antagó
absoluta de una su perficie particular. Para ver por nicos de las células ganglionares de la retina— contri
qué éste es el caso, im agine el lector que ha identifi buye de modo im portante a la constancia de ilumina
cado una célula ganglionar con un cam po receptivo ción es un ejem plo del com plejo procesam iento me-
CAPÍTULO 5 El sistema visual com o modelo de funcionam iento del sistema nervioso 97
Luz
C on o
Luz
-n C élu la C élu la
bip olar b ip o lar
FIGURA 5.7 Aunque las cajas centrales son sombras V/ c o n c en tro c o n cen tro
E,
idénticas grises, la caja izquierda parece más oscura debi O ff On
do al borde más claro que la rodea. Esta distorsión es un
ejemplo del énfasis del sistema visual sobre la ilumina
C élu la C élu la P oten ciales
ción relativa. La inhibición lateral, un proceso subyacente g an glion ar ( O O ) g an glion ar ~M t~ de a c c ió n
a este fenómeno, es mediada en el nivel neuronal por los c o n c en tro c o n cen tro
campos receptivos centro /periferia antagónicas de las O ff On
células ganglionares de la retina. (Adaptado de Bear, Connors y
Paradiso, 1996, p. 235.) H acia el nervio óp tico
retran sm isor (glutam ato). Puesto que ésa es una tanto en el centro como en las áreas periféricas de un
conexión in hibitoria, una dism inución en la lib era campo receptivo centro ON/periferia OFF. Esto invo
ción de neurotransm isor resultaría en la despolariza lucra una región que inhibe la actividad en una
ción de la célula bipolar. Como la célula bipolar, a su región adyacente, un proceso que recibe el nombre de
vez, tiene una conexión excitatoria con la célula gan in h ib ic ió n lateral, inhibición desde un lado. Este
glionar, la despolaxización de la célula bipolar tiende mecanism o se aprecia en m uchos niveles del sistema
a activar un potencial de acción en la célula ganglio visual. Se puede apreciar que si los receptores adya
nar. En contraste, en la oscuridad, el cono se despola centes no son ilum inados, la inhibición lateral no ten
rizará, hiperpolarizando la célula bipolar con centro drá lugar, lo cual resultará en una cadena de eventos
ON y dism inuyendo la probabilidad de que se dis que tenderá a despolarizar la célula bipolar.
pare la célula ganglionar con centro ON. La figura 5.9B ilustra cóm o este circuito puede
En el caso de una conexión vertical desde los recep tom ar en consideración el cam po receptivo centro
tores que corresponden con el centro de una célula O F F /periferia ON. Aquí, el razonam iento es similar.
bipolar con centro OFF, el circuito es similar, excepto Al considerar estos circuitos bajo varias com binacio
que la entrada hacia la célula bipolar es excitatoria. nes de ilum inación y oscuridad posibles en su centro
Por tanto, la iluminación del cono y su hiperpolariza- y periferia, se puede ver que esto explica las caracte
ción resultante hiperpolaxizarán la célula bipolar y rísticas de sus campos receptivos respectivos.
dism inuirá la probabilidad de disparo de la célula Com o ya se habrá notado, los efectos antagonistas
ganglionar con centro OFF. En la oscuridad, por otra de iluminación idéntica sobre conexiones verticales y
parte, el receptor despolarizado liberará más glutama laterales genera que las células bipolares y ganglio-
to, lo que resultará en la despolarización de la célula nares de la retina tengan respuestas m ayores a la ilu
bipolar con centro OFF y un aumento en la probabili m inación contrastante dentro de sus campos recepti
dad de disparo de la célula ganglionar con centro OFF. vos. Este proceso afina la visión al exagerar las dife
A hora considere el circuito algo más complejo que rencias en la ilum inación, como se ilustra por medio
m edia todo el cam po receptivo centro /periferia de de fenómeno de facilitació n de contraste. En la faci
las células bipolares. A quí se aprecia el papel crucial litación de contraste, u n área m ás oscura que se
de las células horizontales. Considere prim ero el cir encuentra junto a una m ás ilum inada parecerá tener
cuito subyacente al campo receptivo centro ON/peri una banda aún m ás oscu ra a lo largo de la frontera
feria O FF (figura 5.9A). Ya se ha descrito el circuito común, mientras que el área m ás ilum inada parecerá
que subyace al centro ON. En tom o a los fotorrecep- tener una banda aún m ás ilum inada a lo largo de la
tores que registran la ilum inación sobre el centro del frontera común (figura 5.10). Estas bandas ilusorias
campo receptivo se encuentra un anillo de fotorrecep- llam adas bandas de M ach, en honor de su descubri
tores que constituyen la prim era etapa del procesa dor en el siglo xix, resultan en parte del proceso de
m iento que corresponde a la periferia OFF. Estos ali inhibición lateral dentro de la retina.
mentan, por medio de vías laterales, a los fotorrecep-
tores con conexiones verticales hacia células bipola D O S T IP O S D E C ÉLU LA S G A N G L IO N A R E S Se
res. Las conexiones entre los fotorreceptores y las ha visto que las células horizontales de la capa plexi-
células horizontales que median la periferia OFF son form e externa ju egan un papel crucial en el circuito
excitatorias, y las sinapsis entre las células horizonta que subyace a las características centro/periferia
les y los fotorreceptores que median el centro ON son antagonista de las células bipolares y que éstas luego
inhibitorias (véase figura 5.9A). En consecuencia, la form an sinapsis con las célu las ganglionares de la
ilum inación de los receptores de la periferia OFF retina que tienen cam pos receptivos con las mismas
resultará en la siguiente cadena de eventos: hiperpo- características centro/periferia antagónica. Además,
larización de dichos receptores, dism inución en la las características de los cam pos receptivos de la
liberación de glutamato, hiperpolarización de la célu célula ganglionar es determ inada por la acción inte-
la horizontal, dism inución en la activación inhibitoria gradora de todas las célu las de la retina distales a
del receptor dentro del centro ON, despolarización de ellas, incluyendo a aquellas de las capas plexiformes
dicho receptor, liberación de glutamato, hiperpolari interna y externa. Com o se evidencia, estos procesos
zación de las células bipolares y dism inución en el integradores resultan en dos grandes tipos funciona
disparo de la célula ganglionar con centro ON. Esto les de células ganglionares de la retina. A éstas se les
se realiza en contra del efecto de ilum inar el centro llam an célu las g an g lio n ares P (del latín parvo, "p e
ON del cam po receptivo, lo cual se analizó anterior queño") y célu las g an g lio n ares M (del latín magno,
mente. Por tanto, se tiene un esquema del circuito que "g ra n d e "). Existen m ás célu las P que células M, en
explica el efecto antagonista de la luz que incide, una proporción cercana de 9 a 1.
CAPÍTULO 5 El sistema visual como m odelo de funcionam iento del sistema nervioso 99
T
! I
T
-_ C élula
bipolar
con c en tro
O ff
C élula
gan glion ar
co n c en tro
O ff
FIG U R A 5.9 Conexiones verticales y laterales que inervan todo el campo receptivo centro ON/periferia OFF y cen
tro OFF /periferia ON de las células bipolar y ganglionar de la retina. Los conos en el área de la retina que median la
región periférica del campo receptivo forman sinapsis excitatorias ( triángulos abiertos) con las células horizontales.
Las células horizontales, entonces, forman sinapsis inhibitorias ( triángulos oscuros) con los conos que inervan la
región central del campo receptivo. A ) El circuito del campo receptivo centro O N /periferia OFF. En esta situación, la
periferia es iluminada, oponiéndose a la activación de la célula con centro ON. El efecto neto es una hiperpolariza-
ción de la célula bipolar y una reducción en la tasa de disparo de la célula ganglionar con centro ON. B) El circuito
del campo receptivo centro OFF. De nuevo, la periferia está en una condición de iluminación (oscuridad) que tiende
a hiperpolaxizar la célula bipolar y a inhibir el disparo de la célula ganglionar de la retina con centro OFF. (Adaptado de
Kandel et al, 2995, p. 422.)
F IG U R A 5.10 Si una serie de bandas A), cada una con intensidad luminosa uniforme B), es ordenada en bri
llantez ascendente de izquierda a derecha, cada banda no parece ser de brillantez uniforme. En vez de ello, el
lado izquierdo de cada banda (junto a su vecina más oscura) parece más brillante, mientras que el lado derecho
de cada banda (junto a su vecina más clara) parece más oscura. Las llamadas bandas de Mach resultan en una
exageración percibida del contomo que separa las bandas C). (Adaptado de H. Gleitman et al, 1999, p. 199.)
Estos dos tipos de células ganglionares tienen longitud de onda y responde en estallidos transito
diferentes características de cam po receptivo. Las rios. Se cree que ellas son sensibles a las característi
célu las ganglionares M tienen cam pos receptivos cas gruesas de los estím ulos. En contraste, las num e
m ás grandes (en parte m ediados por sus dendritas rosas células P tienen campos receptivos más peque
ram ificadas más grandes y más extensam ente), son ños, responden con u na descarga sostenida y son
m ás sensibles al bajo contraste, no son sensibles a la sensibles a la longitud de onda. La m ayor parte de
100 PARTE I Fundamentos
A) C élu la s gan glion ares d e la retina n eu ro n as del g en icu lad o lateral 8 ) C élu la c o n c é n tr ic a o p o n e n te se n c illa
B a n d a gruesa
c o n c é n tr ic a
(a cro m á tica )
i
1
Señal de
O p o n e n te brillantez
se n c illa
c o n c é n tric a
! P! 11 1
i Id 11 !
i
i
l»l Señ al de
■ lin! c o lo r
O p o n e n te sen cilla
co ex te n siv a
R ojo V erde 1
FIGURA 5,11 A) Las células ganglionares de retina tipo P y las neuronas del núcleo geniculado lateral,
hacia el cual se proyectan, tiene varios tipos de campos receptivos que pueden ser definidos en térmi
nos de cómo los tres tipos de conos inervan sus centros y periferia. B) Las células concéntricas oponen
tes sencillas codifican la información acerca del color y el contraste de brillantez acromática debido a
que diferentes conos alimentan al centro y a la periferia. La figura muestra el efecto de la luz brillante
en el campo receptivo de una célula centro ROJO ON/ periferia VERDE OFF. La luz en el centro y la
oscuridad en la periferia (2-3) incrementarán el disparo de estas células. Éste es el caso aun para la luz
verde (3) porque los conos R son activados en cierta medida por la luz verde. El efecto de la luz blanca
difusa (4) será cancelado conforme incida tanto sobre el centro como sobre la periferia. La luz roja difu
sa (5) excita la célula, mientras la luz verde difusa (6) tiene un efecto inhibitorio. El efecto del rojo en el
centro y el verde en la periferia (7) tiende a ser mínimo debido a que entre los dos se cancelan. (Adaptado
de Kandel et al., 1995, p. 461.)
CAPITULO 5 El sistema visual como m odelo de funcionam iento del sistema nervioso 101
las células ganglionares P son op onentes al color, y tipos de células ganglionares de la retina es que ambas
existen varios tipos de éstas (figura 5.11). El tipo más sirven a los m ism os fotorreceptores en paralelo. En
com ún de célula que codifica color dentro de las otras palabras, un grupo dado de fotorreceptores pro
células ganglionares de la retina (y tam bién entre las yecta hacia am bos tipos de célula ganglionar de reti
células del geniculado lateral hacia el cual proyectan na. Las implicaciones de estos arreglos son altamente
las células ganglionares de la retina) es el de las célu significativos. El arreglo sugiere que dentro de las
las con cén tricas oponentes sen cillas. En estas célu células ganglionares de la retina existe espedalización
las, un tipo de conos (R o G) activan el centro (ejer de función mediada por diferentes conexiones neuro-
cen un efecto excitatorio o inhibitorio sobre la célula nales desde los fotorreceptores y que dichas conexio
ganglionar) y el otro tipo de cono tiene el efecto nes constituyen entradas paralelas. Este tema dual del
opuesto sobre la periferia. En las célu las con cén tri procesam iento paralelo y la espedalización de fun
cas de band a gruesa, los conos R y G actúan en con ción se lleva a través de todo el sistema visual, inclu
junción en cada área del campo receptivo pero tienen yendo, en contradicción de algunos postulados clási
acción opuesta en las dos áreas. Las células coexten- cos acerca de la naturaleza de la organizadón cerebral,
sivas op onentes se n cilla s tienen un cam po recepti áreas corticales involucradas en la visión.
vo indiferenciado (no hay organización centro/peri
feria) en el cual la acción de los conos B es opuesta a
la acción com binada de los conos G y R. PROYECCIONES RETINÓFUGAS
Las células ganglionares de banda gruesa (acromá
tica) pueden ser del tipo M o P, m ientras que ambos Al considerar las proyecciones desde la retina hacia
tipos de células oponentes sencillas son exclusivamen áreas cerebrales superiores (denom inadas retin ófu -
te del tipo P. La comparación de las características fun gas, del latín fu g a , "v o la r"), prim ero es necesario
cionales de las células ganglionares M y P conduce a estudiar más a fondo la estructura de la retina. Esta
la hipótesis de que las células M están involucradas en puede ser dividida en una h em irretin a n asal y una
la detección de grandes objetos y las características h em irretin a tem p oral (figura 5.12). También puede
gruesas de los estím ulos, m ientras que las células P ser dividida en una h em irretin a ventral y una h em i
están involucradas en la discrim inación de aspectos rretina dorsal. Puesto que el cristalino del ojo invier
más detallados de forma y de color. Lo que es particu te izquierda-derecha y v oltea la im agen visual, la
larmente revelador acerca de la presencia de estos dos mitad derecha de cada retina recibe luz desde el lado
C am p o visual
H em icam p o H em icam p o
visual ;ual d erech o
izquierd o
Z ona
Z ona
m o n o cu lar
m o n o cu la r
d e rech a
izquierd a
H em irretina
tem poral
D isco
Fòvea ó p tico
FIGURA 5.12 La mitad de cada retina cercana a la nariz se llama hemirretina nasal, y la mitad más
cercana al templo, hemirretina temporal. Existe una zona binocular dentro del campo visual, la cual
proyecta hacia las retinas de ambos ojos, y a las dos zonas monoculares, cada una de las cuales, debi
do a la posición de la nariz, se proyectan sólo a una retina. (Adaptado de Kandel et al., 2995, p. 426.)
1 02 PARTE I Fundamentos
izq u ierd o del espacio (es decir, el h em ica m p o v i griega x). Posterior al quiasm a óptico, las fibras ópti
su al izquierdo), y lo opuesto es el caso para la mitad cas son llam adas tracto ó p tico , los cuales portan
izquierd a de cada retina. A dem ás, la m itad ventral inform ación desde la hem irretina tem poral ipsilate-
de cada retin a recibe luz desde el cam po visu al ral y la hem irretina nasal contralateral. Esto significa
superior, m ientras que la m itad d orsal recibe luz que el tracto óptico a cada lad o del cerebro lleva
desde la m itad inferior del cam po visual. Dentro de inform ación desde el cam po visual contralateral
todo el cam po visual existe una zo n a b in o cu la r, la (figura 5.13).
cual se p ro y ecta h acia am bas retin as, y dos zon as La naturaleza del deterioro visual apreciado des
m o n o cu la re s, cada una de las cuales, d ebido a la pués de causar daño a diferen tes partes de las vías
posición de la nariz, se proyecta sólo a una retina. visuales refleja estas relaciones anatóm icas. En con
El n erv io óp tico está com puesto de axones de secuencia, el daño a las fibras ópticas anteriores al
célu las ganglionares. Ya se ha m encionad o que las quiasma óptico afecta la visión en un ojo. En contras
capas m ás próxim as de la retina (que contienen todas te, el daño p osterior al quiasm a óptico resulta en
sus célu las excepto los fotorreceptores) se encuen deficiencia del campo visual contralateral, que recibe
tran entre la luz incidente y los fotorreceptores. Sin el nombre de hem ian opsia hom ónim a (o con m ayor
em bargo, existe un área donde esta interferencia es frecuencia, sólo h em ian op sia), cuando el daño pos-
m inim izada debido a que los axones de la célula gan quiasm ático unilateral es com pleto. La hem ianopsia
glionar se proyectan alejándose de las otras capas de es un deterioro m ás serio que la ceguera en un ojo,
células en un ángulo agudo, lo cual produce un tipo debido a que se pierde un cam po visu al com pleto,
de indentación en la retina llam ada fóvea (del latín: m ientras que en la ceguera m onocular sólo se pierde
"h o y o "). Esto perm ite que llegue m ás luz a los foto una zona m onocu lar (véase figu ra 5.12). El daño al
rrecep tores. La fóvea tam bién es el área de m ayor quiasm a óptico (com o a v eces ocurre, por ejem plo,
densidad de conos y por tanto el área que m edia la
m ayor agudeza visual. Por tanto, las personas m ue
ven constantem ente los ojos en bu sca de u na form a
de fijar los objetos de interés en la fóvea. Ésta tiene
pocos bastones, cuya m ayor concentración está en la N ú cleo g e n ic u la d o lateral
T racto ó p tico /
parte de la retina que rodea a la fóvea (véase figura
5.3). Por esta razón uno puede d etectar m ás fácil
m ente un punto débil de luz, como una estrella cinti
lante, al m irar justo al lado de su ubicación esperada.
El área donde los axones de la célula ganglionar
dejan la retina no tiene ningún fotorreceptor y se
denom ina disco óptico. La ausencia de fotorrecepto
res en el disco óptico significa que la luz que cae en
esta área no puede ser detectada. La presencia de esta
área dentro del campo visual donde los estímulos no
pueden ser detectados (conocida com o punto ciego)
puede ser demostrada en varias formas. Sin embargo,
el punto ciego requiere condiciones especiales para
su dem ostración, m ás que ser obvia su presencia.
Esto m uestra que el sistem a visual "llen a " las áreas
del cam po visual desde la cuales no recibe inform a
ción. En apariencia, el sistema visual está construyen
do una representación coherente del m undo visual,
con base en la inform ación de que dispone, incluso
FIGURA 5.13 Descripción esquemática de las vías visua
cuando dicha información tiene grandes brechas.
les, vistas desde arriba. En el quiasma óptico, los axones
Los nervios ópticos dejan cada ojo y viajan (se pro
de las células ganglionares desde la mitad nasal de cada
yectan) hacia la parte trasera del cerebro. Conform e retina se cruzan hacia el otro lado del cerebro. Entonces la
lo hacen, alcanzan un punto donde se reúnen y las información es proyectada hacia el núcleo geniculado
fibras de la m itad nasal de cada retina cruzan hacia lateral y hacia la corteza visual. Ésta es la base para la
el otro lado del cerebro, mientras que las fibras de las relación contralateral entre campo visual y el lado del
dos hem irretinas tem porales no lo hacen. Este punto cerebro al cual es proyectada la información en dicho
de cruce es llamado quiasma óptico (a partir de la letra campo. (Tomado de Hubel y Wiesel, 1979, p. SS.)
CAPÍTULO 5 El sistema visual com o m odelo de funcionam iento del sistema nervioso 103
5 H em ian o p sia h om ón im a
6 A nopia cu ad rática
en tum ores de la pituitaria), afecta sus porciones sal, cada N G L parece ten er seis capas de células; a
m ed iales y provoca h em ianopsia bitem poral. Tam éstas se les num era del uno al seis, siendo la capa 1
bién son posibles otros patrones de déficit del campo la capa m ás ventral y la capa 6 la más dorsal. Cada
visu al, dependiendo de la localización de la lesión capa representa la entrada desde la hem irretina de
subyacente (figura 5.14). un ojo, con la correspondiente capa a ojo indicada en
la figura 5.15. Las células dentro de cada capa cons
tituyen una representación retinotópica (o topográ
N ú cleo gen icu lad o lateral del tálam o fica) de la hem irretina que inerva. En otras palabras,
existe un m apeo ordenado de la su p erficie de la
La m ayor parte de los axones de las células ganglio- h em irretin a en las célu las dentro de cada capa del
nares de la retina (que conform an cada tracto óp ti NGL. Sin embargo, este m apeo, como el de la super
co) form an sinapsis sobre el núcleo geniculado late ficie corporal en la corteza som atosensorial, no es un
ral del tálam o (N G L). C ada N G L se p arece a una mapeo uno a uno; la fóvea recibe una representación
rodilla doblada, de ahí el térm ino geniculado: "rod i d esp roporcionadam ente m ayor. N o obstante, los
lla ", en latín (figura 5.15). Visto en sección transver m apas de las seis capas están registradas de m odo
T álam o 6 C
FIG U R A 5.15 Núcleo geni
. - •* culado lateral del macaco. El
5 I
tejido ha sido teñido para
mostrar los cuerpos celula
res y revelar la organización
«i.* \
en seis capas del NGL, con
; ■-7 i = N - ?■ las dos capas ventrales
(capas magnocelulares)
:-v V • compuestas por células más
grandes que las otras cuatro
capas (capas parvocelula-
res). Cada capa recibe entra
da exclusivamente o desde
el ojo contralateral (C) o
desde el ipsilateral (I). (Adap
" f % rt- tado de Bear, Connors y Paradiso,
1996, p. 249.)
1 04 PARTE I Fundamentos
que una línea perpendicular que atraviece el genicu Panoram a de las áreas co rtica le s
lado lateral h acia su su perficie pasaría a trav és de que regulan la visión
las célu las que representan puntos id én tico s en el
cam po visual. En este m om ento se ha preparado el terreno para
Las capas dentro del NGL pueden ser divididas en algunos de los más importantes y por lo general ines
dos grand es categorías. Las dos capas ventrales perados hallazgos que han surgido en los pasados 25
(capas 1 y 2) constan de células relativam ente gran años acerca de las áreas de la corteza involucradas en
des que son llam adas capas m agnocelulares; las cua el procesam iento visual. Com o se h abrá notado, la
tro capas d orsales (capas 3-6) contienen pequeñas visión clásica del cerebro visual postuló un m odelo
células que se denom inan capas p arv ocelu lares. Es jerárquico secuencial de procesam iento cortical en el
evid ente que las capas m agnocelulares reciben su cual la inform ación prim ero era proyectada hacia la
entrada de retina desde células ganglionares M, corteza visual primaria, donde tenía lugar el procesa
m ientras que las capas parvocelulares reciben pro m iento de los com ponentes elem entales de la visión.
yecciones desde células ganglionares P. En conse Se ha visto que esta conceptualización sobre la fu n
cuencia, el procesam iento paralelo que com enzó en ción de la corteza visual prim aria condujo al neurólo
la retina se m antiene en el N GL, y en breve se verá go Henschen, a la vuelta del siglo, a denom inar a esta
que tam bién se mantiene en áreas de la corteza dedi área la retina cortical. Esta idea pareció ser apoyada
cadas a la visión. También se encontrará que la espe- por la organización retinotópica de la corteza visual
cialización de función, vista por prim era vez en los prim aria y la presumible ausencia de tal organización
dos grandes tipos de células ganglionares, se m antie en la corteza vecina. Se pensó que en estas áreas cir
ne en las áreas visuales superiores. cunvecinas eran m ediadas las funciones visuales
Las características de los campos receptivos de las "su p eriores" de percepción y reconocim iento, una
células en el NGL fueron identificadas por prim era noción incorporada en el término corteza de asociación
vez por K uffler en la década de los años cincuenta, y visual, el cual fue usado para denotar estas áreas. En
han sido delineadas con más precisión desde enton años recientes se han realizado descubrim ientos que
ces. En general, las neuronas del N G L tien en cam requieren una conceptualización diferente de la orga
pos receptivos con una organización centro /perife nización en las áreas visuales corticales.
ria an tag ón ica m uy sim ilar a la de las célu las gan Esta conceptualización revisada incluye, en térm i
glionares de la retina. Sin embargo, existen grandes nos más generales, lo siguiente: a) Existen áreas de la
diferencias entre las células en las regiones m agno- corteza fuera de la corteza visual prim aria que están
celular y parvocelular del NGL. Como observam os, especializadas en el procesamiento de aspectos especí
las neuronas de las capas m agnocelulares del NGL ficos del mundo visual, como la forma, el movimiento
reciben sus mayores entradas desde células ganglio- y el color, b) Estas áreas especializadas están organiza
nares del tipo M, m ientras que las neuronas del NGL das de manera retinotópica, aunque por lo general de
parvocelular están inervadas por células gangliona modo menos preciso que la corteza visual primaria, c)
res del tipo P. Las características del cam po recepti Dentro de cada área existe subespecializadón de fun
vo de las células en el N GL corresponden a su orga ción y diferenciación anatóm ica que está relacionada
n izació n anatóm ica. Por tanto, las n eu ron as en el con espedalización funcional, d) El procesam iento es
N GL m agnocelular son más sensibles al contraste de paralelo más que secuencial (como postulaba el m ode
lo que lo son las capas parvocelulares. Esto se refiere lo clásico) en el sentido en que tales áreas espedaliza-
a que la respuesta de las neuronas m agnocelulares das para el procesam iento de diferentes aspectos del
crece com o función del contraste en form a más mar mundo visual, como el color o el movimiento, redben
cada que la respuesta de las neuronas parvocelula entrada directa desde las áreas visuales primarias. Las
res. A d em ás, las neuronas m agnocelulares respon secciones siguientes consideran con más detalle los
den con m ayor intensidad al m ovim iento pero son cambios inesperados en nuestra concepción del cere
in sen sib les a la longitud de onda. En con traste, la bro visual y las bases empíricas para estos cambios.
m ayor parte de las neuronas parvocelulares respon
de poco al m ovim iento pero son oponentes al color,
exhibiendo la m ayoría uno de los tres tipos de célu P royeccion es desde el NGL
las oponentes al color que ya se han d escrito como h acia la c o rte z a visual
típicas de las células ganglionares P que las alim en
tan: con cén tricas oponentes sencillas, concéntricas En la actualidad se conocen cuatro vías paralelas desde
op onentes de banda gruesa y oponentes sencillas el núcleo geniculado lateral hacia la corteza visual, dos
coextensivas. desde las capas m agnocelulares del NGL y dos desde
CAPÍTULO 5 El sistema visual como m odelo de funcionam iento del sistema nervioso 105
TABLA 5.1 Garacterísticas de los campos receptivos de las neuronas en la retina, NGL, y regiones corticales
que median el procesamiento visual-
R E T IN A
NGL
CO RTEZA
VI se proyectanprindpalmentBenla cortezai
Capa IV C ß - _ - -néurdnas están reladonadas con t
campos receptivos como los P del NGL
VI
Manchas[ - '\ Capa IV C a
selectivas a la longitud de onda no sensibles a la longitud de onda ;
- oponentes al color sencillas y dobles : : selectivas a la orientadón (céíulas simples.) : .fe;
Intermanchas CapalVB ~ ¡fS S iB S lI lâ ï
no selectivas a la longitud de onda f selectivas a la orientadón ~~~ ~ - _
células simples - selectivas a la direcdón ' 7 -- W m ssg m fí:
células complejas
‘ campos receptivos binoculares
«1881
V2
V2 . ^ .
Bandas finas
sensibles a la longitud de onda
Bandas gruesas
similares a IVB, pero con
¡sis
muchas son oponentes, dobles al color ' -V- r.“.
: que las
células oponentes al color en VI
"V3 - -
no sensibles al color
ía mayoría son selectivas a la orientadón
Interbandas - muchas son selectivas tanto a la orientadón comojal
?-r
la mayoría son sensibles a la longitud de onda movimiento __ -
- similares^alas neuronas intermanchas pero con campos
receptivos m ás grandes ~ V5 -
todas las células son sensibles al movimiento
V4 la mayoría son selectivas a la direcdoñ.' " 7
la mayoifa délasxélulas son sexisiblés:a la longitud de onda := no sensibles al color ' :
mu_chWspnseIecfivas.%l¿ orientadón no sensibles a la forma
algunas sanyerdadttmienfeseléctivas al color (es decir, sus campos receptivos más grandes
-' campos receptivos son un color percibido) ■;- se proyectan prindp
algunas son sdecfivas tanto al color como a la orientadón " ■neuronas implicadas en la ubicadón «
1 06 PARTE I Fundamentos
las capas parvoleculares. Estas vías y las áreas especia cam pos recep tivos sim ilares a los de las neu ronas
lizadas a las cuales se proyectan se muestran en la figu del NGL parvocelular que los alim entan. En contras
ra 5.16. M ás adelante se elaborará, sobre este esquema te, los campos receptivos de las neuronas en la capa
general, el análisis en cierto detalle de la especializa- IV C a están alargados y son se lectiv o s a la o rien ta
don de fundón y las conexiones neuroanatómicas que ció n , lo cual sig n ifica que su tasa de disparo es
caracterizan a estas vías o subsistemas. Los hallazgos m odificada por un estím ulo con form a de barra pre
que serán analizados se resumen en la figura 5.16 y en sentado en una o rien tación p articu lar en un área
la tabla 5.1. Se comenzará, entonces, con las áreas de la específica del cam po visual (figura 5.18). Adem ás, al
corteza que reciben entrada directa desde el NGL.
C om o ya se ha m encionado, se consid era que la
corteza cerebral está com puesta de seis capas. Sin
em bargo, en la corteza visual existen nueve capas. Área " O n "
Por tanto, para mantener el esquema de seis capas, es
necesario subdividir una de las capas: la IV, en cuatro A re a "O ff”
TÍ
- f r
0 1 2 3
seg
igu al que las neuronas del N GL m agn ocelu lar que tipos de conos y por tanto tiene un m ecanism o para
las inervan, estas neuronas son insensibles a la lon codificar la longitud de onda de la luz que incide
gitud de onda. David Hubel y Torsten W iesel, estu sobre la retina. Sin embargo, la codificación de la lon
d ian tes de K uffler, quien realizó la in v estig ación gitud de onda no es suficiente para la percepción del
p ion era en la neu rofisiología de V I, d escu brieron color de un objeto porque un objeto de un color
estas célu las y las llam aron célu la s sim p les, por dado, por ejem plo rojo, será visto en este color bajo
razones que más adelante se volverán aparentes. diferentes condiciones de ilum inación, aun cuando
la luz reflejada de su su perficie varía bastante a lo
largo de estas condiciones. Esto com únm ente se
ESPECIALIZAC1ÓN EN LA CORTEZA experimenta en la vida cotidiana: una manzana pare
DEDICADA A LA VISIÓN ce roja bajo la luz del sol y a la luz de una vela, aun
cuando las longitudes de onda reflejadas de su
El desarrollo de un colorante por parte de M argaret superficie difieran radicalm ente en las dos condicio
W ong-Riley para la enzim a citocrom o oxidasa, un nes de iluminación.
m arcador de actividad m etabólica aum entada, reve Esto tam bién puede ser dem ostrado de m anera
ló parches de células teñidas de color oscuro rodea experim ental. Suponga que se tienen tres lámparas,
das por áreas de color claro en las capas II y III de V I. una que proyecta luz de longitud de onda larga, otra
Estas áreas teñidas han llegado a ser conocidas como m ediana y otra corta, y un telefotóm etro, el cual
m an chas, y las áreas no teñidas que las rodean son m ide la cantidad de luz de una longitud de onda
denom inadas interm anchas. Las neuronas en la capa dada reflejada de una superficie. Al usar estos dispo
IVCP en V I, las neuronas que reciben entrada desde sitivos se puede m anipu lar la luz reflejada de una
el N GL parvocelular, se proyectan hacia las manchas superficie de un color dado en varias form as. Por
y las interm anchas. U n estudio de los campos recep ejem plo, si se tiene una su perficie roja, se pueden
tivos de las células en estas dos regiones y las pro ajustar las tres lám paras de m odo que la superficie
yecciones desde tales regiones hacia otras áreas de la refleje 70 unidades de luz con longitud de onda cor
corteza revelan la presencia de dos diferentes vías de ta, 20 unidades de luz con longitud de onda mediana
procesam iento que involucran entrada parvocelular: y 10 unidades de luz con longitud de onda larga. Si
la v ía p arv ocelu lar-m an ch a y la v ía p arv ocelu lar- esta superficie es parte de u n arreglo de superficies
interm ancha. de colores, com o parte de un patrón de diferentes
superficies rectangulares con colores y tamaños dife
rentes conocido como M ondrian (en honor del pintor
Vía p arvocelu lar-m an ch a holandés M ondrian), en ton ces aún será percibido
como rojo, aun cuando en esta instancia un porcenta
Las regiones de m anchas de V I tienen neuronas con je relativam ente pequeño de la luz reflejada de él
diferentes cam pos receptivos. M uchos tienen cam tiene longitud de onda larga. Esta tendencia de una
pos receptivos centro/periferia oponentes al color, superficie a m antener su color a través de condicio
como los ya descritos para las células ganglionares P, nes variables de ilum inación se conoce como co n s
la capas parvocelulares del N GL y la capa IVC(3 de tancia de color.
V I. O tras tienen cam pos receptivos con cén tricos Lo que es de particular interés acerca de la cons
oponentes dobles (figura 5.19), lo cual las hace muy tancia del color es que se m antiene sólo cuando la
sensibles a la presencia de colores contrastantes. Para superficie en cuestión está rodeada por superficies
apreciar la potencial im portancia de estas células a la de otros colores. Si la superficie se ve de m anera ais
p ercep ción del color, es necesario considerar la lada (a lo cual se le llam a condición aislada), enton
visión del color en una forma más detallada. ces los cam bios en la longitud de onda reflejada
C om o ya se ha analizado, los tres tipos de conos resultan en cam bios en el color percibido. En este
son una base para la codificación de la longitud de sentido, el sistem a visual se encarga de un proceso
onda en que una banda de onda particular producirá com parativo que le perm ite calcular la reflectancia
un patrón de estim ulación único a través de los tres relativa de un objeto dado para una banda de onda
receptores. Por ejemplo, la luz en el rango de 600 nm comparada con otros objetos en el campo visual. No
causará que los conos R se disparen a su frecuencia se conoce con precisión cómo se logra esto, pero una
más alta, que los conos G se disparen a una frecuen hipótesis, postulada por Erw in Land, sugiere que el
cia m enor y que los conos B se disparen a una fre sistem a com para la reflectan cia relativa de diferen
cuencia m uy baja (véase figura 5.4). El sistem a es tes objetos para luz con long itu d es de onda corta,
capaz de m onitorizar la activación relativa de los tres m edia y larga. Tal com p aración dentro de cada
108 PARTE I Fundamentos
V erd e-ro jo
R o jo -v erd e
R o jo Verde
banda de onda se conoce como registro de ilu m in a Para encontrar células con un cam po receptivo
ción. U na com paración de los tres registros de ilu que sea un color percibido particular (más que una
m inación perm itiría entonces que el sistem a calcula longitud de onda particular), se debe ir a otra área de
ra la reflectancia relativa para diferentes longitudes la corteza, llamada V4. En breve se discutirá esta área
de on d a de la su perficie a la vista. É sta es la in for de vital im portancia para la percepción del color. Sin
m ación in varian te, in d ep en dien te de las con d icio em bargo, en prim er lugar, considere algunas de las
nes p articu lares de ilum inación am biental, que el otras proyecciones desde V I, com enzando con la
sistem a requiere para la constru cción del color. La proyección de fibras desde las regiones de manchas.
palabra construcción se usa aquí de m anera delibera Su prim era sinap sis es en V2. El área V2 form a un
da porque, com o se ha visto, asignar un color a una anillo alrededor de V I (figura 5.20) y dentro de V2
su perficie es una especie de proceso de abstracción existen áreas que están definidas por el mismo m éto
que especifica las características intrínsecas de dicha do de teñido de la citocrom o oxidasa descrito con
superficie, que trasciende el registro de partículas de antelación para V I. En el caso de V2, las subáreas son
las longitudes de onda particulares reflejadas desde llam adas band as fin as, b an d as gruesas e in terban -
la su p erficie bajo cualquier con d ición de ilum ina das. El destino de las neuronas que se originan en las
ción específica. áreas de m anchas de V I son las bandas finas de V2.
Con esto, como marco de trabajo, regrese y consi Las neuronas dentro de las bandas finas son sensi
dere lo que las células oponentes al color analizadas bles a la longitud de onda y m uchas tam bién son
hasta ahora contribuyen a la percepción del color. oponentes dobles. Por lo general, tienen cam pos
Las células sim ples oponentes al color en la retina y receptivos más grandes que las células oponentes
el N GL son, de hecho, realm ente oponentes a la lon dobles de V I, una característica que m ejoraría la efi
gitud de onda más que oponentes al color. En este sen ciencia de los procesos com parativos que se hipoteti-
tido, su nom bre convencional está equivocado. Por za es realizada por las células oponentes dobles. Las
ejem plo, suponga que una superficie azul es ilum i neuronas en las regiones de bandas finas de V2 se
nada en tal form a que refleje, por decir, luz con 70 proyectan entonces hacia V4. Adem ás, existen cone
unidades de longitud de onda larga, 20 unidades de xiones directas desde las áreas de m anchas de V I
longitud de onda m edia y 10 unidades de longitud hacia V4 (véase figura 5.16).
de onda corta. Una célula sim ple oponente al color Si se consideran las características de cam po
con centro azul O N /periferia am arilla OFF, cuyo receptivo de las células en V4, se encontrarán m u
cam po receptivo es activado por esta luz, reducirá su chas células selectivas a la longitud de onda. A d e
tasa de disparo por debajo de la línea de referencia. más, com o ya se m encionó, se encontrarán células
En otras palabras, responderá sobre la base de la lon cuyos cam pos recep tivos corresponden a un color
gitud de onda (en este caso predom inantem ente en percibido particular. Por ende, existen células en V4
la banda de onda larga) m ás que en térm inos del que responden a una su p erficie azul posicionada
color percibido de la superficie. dentro de un cam po M ondrian (es decir, un arreglo
En contraste, las células oponentes dobles de VI de otros colores) y no responderán a una superficie
(véase figura 5.19) parecen representar un avance de otro color, aun cuando las longitudes de onda refleja
h ad a la generación de color. Ellas todavía responden das desde las dos superficies sean idénticas. Por ejemplo,
a longitudes de onda particulares más que al color, de la luz puede ser proyectada sobre una superficie azul
modo que, en dicho sentido, no pueden ser el sustra de modo que refleje luz con 50 unidades de longitud
to de la generación del color. Sin embargo, las carac de onda larga, 30 u nid ad es de longitud de onda
terísticas de sus cam pos receptivos requieren una m edia y .-20 u nid ad es de longitud de onda corta.
m ínim a diferencia entre las longitudes de onda que Cuando se visualiza en un cam po M ondrian, esta
inciden sobre sus centros y sus periferias. Por ejem superficie parecerá azul, incluso cuando esté refle
plo, la célula descrita en la figura 5.19B se disparará jando m ás luz con longitud de onda larga, y provo
al m áxim o cuando la luz con longitud de onda larga cará que la célula se dispare. A continuación, si se
incida sobre su centro y la luz con media incida sobre proyecta luz sobre una superficie roja en una forma
su periferia. En consecuencia, parecerá que estas célu que provoque una com posición idéntica de luz refle
las analizan aspectos de los procesos com parativos jada, la superficie no obstante parecerá roja y la célu
que son necesarios para una apreciación de la reflec la no se disparará. Por tanto, a diferencia de las célu
tancia relativa de las superficies en el cam po visual. las oponentes al color que se encontraron en otras
El pequeño tam año de los cam pos receptivos de las áreas del sistem a visu al desde la retina hacia V2,
células oponentes dobles en V I sugiere que juegan algunas en V4 son respon sivas selectivam ente al
sólo un papel inicial en dichos procesos. color y no a la longitud de onda.
110 PARTE I Fundamentos
V 5 (tem poral
m edia)
Inferotem porai
posterior
V 5a (tem poral
sup erior m edia)
V 5 (tem poral
m edia)
La im portancia de V4 para la percepción del color bador fue el hecho de que este mundo acromático era
tam bién se dem uestra por la ocurrencia de acrom a- tridim ensional. A diferencia de una fotografía o una
topsia o ceguera central al color. Los pacientes con película en blanco y negro, uno no podía alejarse de
este deterioro no pueden generar color o incluso for él, sino que estaba atrapado dentro de él. De particu
m ar u na im agen m ental de color, a pesar de que su lar interés, en el contexto del análisis de la percepción
habilidad para diferenciar entre distintas longitudes del color, es la preservación de la discriminación de la
de onda no esté deteriorada. Esta condición fue des longitud de onda en este paciente. Esto se demostró
crita de m anera oportuna en un reporte de Oliver por el rendimiento norm al en tareas como el ordena
Sacks de un artista (Sacks, 1995; Sacks y Wasserman, m iento de estam bres de diferentes colores. El artista
1987) quien describió un mundo de negro, gris y blan fue capaz de diferenciar entre varias longitudes de
co que le preocupaba m ucha tensión, debido a que onda, aun cuando no tenía experiencia subjetiva del
todo le parecía sucio y perturbador. Él describió que la color. Esta disociación enfatiza lo que ya es un tem a
com ida le parecía particularm ente asquerosa, y que recurrente en estos análisis: la percepción del color es
tenía dificultad para comer sin cerrar los ojos. Pertur algo más que una discrim inación de longitud de onda.
CAPITULO 5 El sistema visual com o m odelo de funcionam iento del sistema nen'ioso 111
FIG U R A 5 .2 1 A) Im á g e n e s P E T
d el flu jo s a n g u ín e o o b te n id o en
su je to s q u e o b s e rv a n u n m u ltic o lo -
rid o M o n d ria n . B) L a im a g e n q u e
re s u lta c u a n d o el re c o n o c im ie n to
o b te n id o d e o b s e r v a r u n a rre g lo en
b la n co y n e g r o c o n el m ism o
a s p e c to fo rm a l q u e el a rre g lo a
c o lo r u s a d o e n A es s u s tr a íd o d e A.
C) L a s ig n ific a n c ia e s ta d ís tic a d e
las d ife re n c ia s o b te n id a s. D ) U b ic a
ció n p o r e ste m é to d o d el á re a
d e s ig n a d a c o m o V 4 H u m a n a , d e n
tro d e lo s tre s p rin c ip a le s p lan o s
a n a tó m ic o s . (Adaptado de Posner y Rai-
chle, 1994, p. 75.)
por la entrada desde diversas células concéntricas <4) R espu esta a la o rie n ta c ió n d e los estím ulos
Las dos capas magnocelulares del NGL, que derivan ción en su centro y que tienen regiones inhibitorias a
sus entradas de células ganglionares M, se proyectan sus flancos. En otras palabras, tienen las característi
hacia la capa IV C a de V I. Al igual que las neuronas cas de las células corticales sim ples de Huebel y Wie-
en las capas magnocelulares del NGL, las células en la sel que se localizaron en las regiones intermanchas.
capa IV C a son insensibles a la longitud de onda. En Las neuronas en la capa IV C a se proyectan hacia
vez de ello, estas neuronas tienen campos receptivos las neuronas en la capa IVB. Ésta tiene campos recep
alargados que son sensibles a una barra de ilum ina tivos que son selectivos a la orientación. A dem ás,
CAPÍTULO j El sistema visual como m odelo de funcionam iento del sistema nervioso 113
investigaciones im portantes que han hecho posible pacientes son capaces de m over sus cabezas de lado a
v isu alizar estas áreas. Sin em bargo, en el presente lado, su discrim inación de form a m ejora de m anera
contexto, regresem os a V5 y notem os que las neuro considerable, debido a que el m ovim iento resultante
nas en esta área tam bién exhiben una organización de los estímulos trae consigo el sistema de forma diná
en colum nas, y cada columna contiene células que se mica mediado por V3.
disparan en respuesta al m ovim iento en una direc En resum en, existen cuatro vías especializadas
ción particular. bien estudiadas que se proyectan hacia tres áreas cor
Con la organización en colum nas de V5 en mente, ticales extraestriadas esp ecializad as que m edian
considere los experim entos efectuados por W illiam aspectos específicos de la percepción visual. La vía
N ew som e y sus colegas, quienes se m encionaron-en parvocelular-m ancha, que proyecta hacia V4, proce
el apartado anterior. Prim ero se entrenó a un mono sa inform ación que con tribuye a la percepción de
para que reportara la d irección de pu ntos que se color. La vía parvocelular-interm ancha, que también
m eneaban al mover sus ojos en la dirección de dicho proyecta hacia V4, procesa inform ación relacionada
m ovim iento. Luego, con un m icroelectrodo, las neu con la percepción de la form a. En consecuencia, V4
ronas dentro de una columna particular de V5, y por m edia los procesos involucrados en la percepción del
tanto sensibles a una dirección de m ovim iento parti color y en la percepción de la forma y el color. Exis
cular, fueron estim uladas a una in ten sidad que ten dos vías m agnocelulares, una que proyecta hacia
aum entase su tasa de disparo. El resultad o de esta V5 e involucra la percepción del m ovim iento y otra
estim u lación fue que el m ono m ovió sus ojos en la que proyecta hacia V3 y está relacionada con la per
dirección codificada por las neuronas estim uladas cepción de la forma dinámica.
dentro de la colum na selectiva a la d irección que
estaba siendo estim ulada (Salzm an, B ritten y N ew
som e, 1990; Salzm an, M urasugi et al., 1992). Esto MICROANATOMÍA DE LA
brindó evidencia adicional para conocer el papel de CORTEZA VISUAL Y EL CO N CEPTO
las neuronas en V5 en la percepción del movimiento. DE ORGANIZACIÓ N M OD ULAR
I o
I -3 0
O
60
O
90 C ap a IV
-120 %
i n8 'Há
-1 5 0
-1 8 0
0 .5 1 1.5 2 2 .5
D istan cia recorrida (mm)
recibe entrada sólo de un cam po visual, pero de los a la estim ulación del ojo izquierdo, otras se m aneja
dos ojos. H ubel y Wiesel encontraron que cada neu rán de igual m anera con las entradas en ambos ojos,
rona en V I m uestra un patrón de sensibilidad carac y así por el estilo. Cuando se realizó una penetración
terístico en la entrada a los dos ojos. Por tanto, cier p erpendicular, se d escu brió que las células en con
tas células se dispararán sólo cuando el ojo derecho tradas en una colum na dada tenían un patrón de
sea estim ulado, algunas otras se dispararán más con respuesta característico a la entrada hacia los dos
la estim ulación del ojo derecho y en m enor m edida ojos, aunque se apreciaba alguna variación entre las
116 PARTE I Fundamentos
FIGURA 5.28
Patrón de dominan
H K B B ■
cia ocular apreciado
'.'.- .■ i ^ -■ en una autorradio-
grafía de transporte
de axón de la corteza
V I cortada paralela
a su superficie.
- > V
(Tomado de Hube! y Wie
sel, 1979, p. 85.)
- X - - - W
-g -
r
célu las en una colum na (figura 5.26). Estas colum tura de rad iactivid ad en el tejido, se logró una sor
nas lleg aron a ser conocid as com o colu m n as de prendente v isu alización de las colum nas de dom i
d om inan cia ocular. nancia ocular (figura 5.27). Los investigadores tam
Una vez identificadas las columnas de orientación bién descubrieron que si se v isu aliza la su perficie
y las de dom inancia ocular con base en m étodos cortical desde arriba, estas colum nas form an un
fisiológicos, Hubel y W iesel intentaron descubrir la intrincado patrón no muy diferente al de una cebra o
correlación anatóm ica de estas entidades definidas al de una huella dactilar (figura 5.28).
fisiológicam ente, con algunas técnicas sofisticadas. Para v isu alizar el su strato anatóm ico de las
Para visualizar las colum nas de dom inancia ocular, colum nas de orientación, H ubel y W iesel utilizaron
inyectaron un am inoácido radiactivo en un ojo del una técnica d esarrollad a p or Louis Sokoloff y sus
animal. Ellos razonaron que las células en el sistema colegas, en la cual em plean al radiactivo catalogado
visual, al igual que todas las neuronas, transportaría com o 2-d eso xig lu cosa, una m olécu la m etabólica-
este am inoácido a lo largo de la cadena de células, en m ente activa que im ita la actividad de la glucosa, la
este caso desde el ojo hasta V I. Las diferencias resul m ayor fuente de energía de tejido neuronal. La base
tantes en el nivel de recaptura por las células en V I de esta técnica es d em ostrar la correlación entre la
por tanto debería revelar un cuadro de la medida en tasa de u tilización de 2-d esoxiglu cosa y el nivel de
la cual las células estuvieran recibiendo entrada neu- activ id ad m etab ó lica en reg ion es esp ecíficas del
ronal desde el ojo inyectado. Al usar autorradiogra- cerebro. Esta correlació n refleja el hecho de que,
fía, la cual permite m edir cuantitativam ente la recap au nqu e los pasos in iciales en el m etabolism o de la
CAPITULO 5 El sistema visual com o m odelo de funcionam iento del sistema nervioso 117
“ ■%
. " « */* -v •?,. * r - * >. , - ^_i ¿i. ~ z
i v. ; i»'. . - . ■ - ■
Si/
-a^WÍBB«ftwpaaKg^8afegiHWaaafeae»gWBpB &:
S
- ' rj - r
m m sm §
'■i
■:■•
2-desoxiglucosa son paralelos a los de la glucosa, el responden a dicha orientación deberían dispararse a
m etabolism o de 2-d esoxiglu cosa se detiene con la mayor tasa y por tanto deberían utilizar la glucosa a
producción de una m olécula que no cruza la pared una tasa mayor. Lo opuesto resultó ser cierto para
celu lar y por tanto se acum ula en la célula. En con aquellas células que no tienen dicha orientación como
secuencia, el exam en del tejido cerebral inm ediata su campo receptivo. Al usar el método de la 2-desoxi
m ente después de la actividad m etabòlica, con téc glucosa, Hubel y Wiesel visualizaron las columnas de
nicas autorradiológicas sim ilares a las em pleadas en orientación que habían previsto anteriorm ente por
la identificación de las colum nas de dom inio ocular, m edios electrofisiológicos (figura 5.29). Adem ás,
hace posible m edir la actividad m etabòlica en dife cuando vieron una diapositiva de un corte de corteza
rentes regiones cerebrales y bajo condiciones de estí paralelo a su superficie, descubrieron que las células
m ulos variables. de una orientación particular estaban organizadas en
El razonam iento tras esta investigación fue que si una especie de patrón de panal de miel (figura 5.30).
el sistem a visual de un animal era expuesto a un estí Por último, al m odificar el experimento de dosoxiglu-
m ulo de una orientación particular, las células que cosa de m odo que un estím ulo de una orientación
118 PARTE i Fundamentos
particular fuese expuesto a un solo ojo, fue posible el procesam iento sim ultáneo de la escena visual por
visualizar neuronas tanto con una sensibilidad parti medio de estos m ódulos corticales.
cular a la orientación como un dominio ocular parti Ya se mencionó que V5 tam bién muestra una orga
cular. Tam bién se encontró que estas neuronas exhi nización en columnas, de m odo que las neuronas sen
bían un arreglo ordenado (figura 5.31). sibles a una dirección de m ovim iento específico son
Se ha visto que, cuando un electrodo penetra de agrupadas en conjunto. V 2 tam bién está altam ente
m anera oblicua o paralela a la superficie cortical, las organizado, com o lo están, en m enor medida, V3 y
preferencias de orientación de células sucesivas va V5.
rían con gran regularidad (véase figura 5.25). Si un
electrodo viaja cerca de 1 mm encontrará células que
representan todas las orientaciones. A esto se le llama PROBLEMA DE LA INTEGRACIÓN Y
hipercolu m na de orientación. De modo análogo, un CO N STRU CCIÓ N DE UNA REPRESENTACIÓN
electrodo debe moverse aproxim adam ente la m isma DEL M U N D O VISUAL
distancia para cubrir el ciclo com pleto de dom inio
del ojo, es decir, una hipercolum na de dom inio ocu Observamos que las áreas especializadas en la corte
lar. Se ha establecido que la imagen de un punto en za visual pu eden ser d efin id as en térm inos de su
el espacio cae dentro de los campos receptivos de las función, com o fue revelado por las características
neuronas a través de una distancia de 2 m m en V I. fisiológicas de las neuronas individuales, el efecto de
Estos hallazgos, con los descubrim ientos concernien lesiones, las en trad as y salid as anatóm icas y la
tes a la densidad de m anchas en V I, indican que un m icroarquitectura anatóm ica y m etabòlica. Sobre la
bloque de 2 X 2 mm de corteza en V I contendría 16 base de estas líneas de investigación, se establece que
m anchas, dos hipercolum nas de dom inio ocular y existen diversas áreas especializadas que se dedican
dos hipercolu m nas de orientación. H ubel y W iesel a aspectos específicos de la visión y que procesan las
han sugerido que tal bloque contiene el m ecanism o entradas principalm ente en paralelo. Se ha dicho que
n ecesario para iniciar el análisis de la contribución estos hallazgos fueron inesperados y que no encajan
de un punto en el cam po visual para la percepción en la conceptualización tradicional del procesam ien
del color, la form a y el m ovim iento. Esto conduce to cortical. En conjunto, estos hallazgos hacen de la
hipótesis de que V I posee una arquitectura modular corteza que procesa la v isión el área de la corteza
y que la percepción visual en cierta form a involucra más com prendida en la actualidad.
CAPITULO 5 El sistema visual com o modelo de funcionamiento del sistema nervioso 119
Este avanzado nivel de conocimiento trae consigo, tanto en los terrenos conceptual como em pírico. En
desde luego, nuevos y profundos problem as que ya el sentido conceptual, la hipótesis del área m aestra
han em ergido en el estudio de otras áreas corticales. deja sin resolver el asunto, pues inm ediatam ente
Saber más acerca de algo tan complejo como la corte surge la pregunta de quién vigila al área m aestra.
za visual significa tener una visión m ás clara de las A dem ás, el área m aestra presum iblem ente conten
profundas cuestiones reveladas en los intentos por dría células con campos receptivos bastante específi
comprenderlo. Dos de las grandes preguntas con las cos que representan la culm inación de los procesos
cuales confronta esta profundidad del conocim iento integradores jerárqu icos del sistem a. Éstas son las
es por qué estas áreas especializadas existen y cómo hipotéticas célu las abu ela que han sido propuestas
son integradas en una representación unificada del por algunos científicos para m ediar la percepción
m undo visual los diferentes aspectos de dicho visual m ediante el disparo de estím ulos altam ente
m undo que son procesados en tales áreas separadas específicos. En este orden de ideas, es difícil im agi
de la corteza. A ún queda mucho por saber para res nar cómo podría existir un número suficiente de neu
ponder de manera satisfactoria a cualquiera de estas ronas para representar todas las im ágenes visuales
preguntas. encontradas en todas sus posibles orientaciones e ilu
En consideración con la pregunta de por qué esta m inaciones. Incluso el núm ero m asivo de neuronas
especialización funcional está presente, uno puede en el cerebro hum ano parecería ser insuficiente para
presum ir que ello refleja la necesidad de organiza tal tarea.
ción neuronal altamente especializada para el proce La hipótesis del área m aestra también tiene serios
sam iento de cada aspecto del m undo visual. Por problem as sobre terrenos em píricos. La ú nica ev i
ejemplo, considere el significado de los grandes cam dencia para tal área es el hallazgo de que cerca de
pos receptivos de las células en V5. Estos grandes 10% de las neuronas en la corteza tem poral inferior
cam pos receptivos aum entan la capacidad de tales de los m onos, que reciben grandes entradas de V4,
n eu ronas para hacer las com paraciones necesarias son selectivam ente sensibles a imágenes específicas,
para evaluar cuáles características de un campo de como manos y rostros. Algunas neuronas selectivas a
visión están en movimiento en la m ism a dirección y los rostros responden m ejor ante una visión particu
a la m ism a velocidad. Tal evaluación parecería ser un lar del rostro; otras a una expresión facial particular.
requ isito para diferenciar m uchos puntos que se A nalizadas de m anera individual, esta d etallad a y
m ueven en diversas direcciones. En contraste, consi específica selectividad de las células en la corteza
dere los pequeños cam pos receptivos de las células temporal inferior parece apoyar la hipótesis del área
en V I. Esto sugiere que V I debe estar involucrado en maestra; sin embargo, la representación de rostros y
id entificar la u bicación de los estím ulos dentro del otras form as com plejas en la corteza inferotem poral
cam po visual. Estas dos hipótesis suenan bastante parece ser un caso especial. La representación de una
razonables, aunque siguen esperando ser comproba lim itada clase de estím ulos en esta form a puede
das. Pero aún existe más acerca de la especialización tener cierto valor adaptativo específico, pero no exis
funcional en diferentes áreas visuales que aún son un te evidencia de que esto refleje un mecanismo gene
m isterio. Por tanto, la propuesta general de que la ral para codificar los estím ulos visuales.
especialización funcional que caracteriza a estas Un segundo problema empírico relacionado con la
áreas refleja los requerimientos de procesamiento de hipótesis del área maestra es la ausencia de evidencia
los elem entos específicos del m undo visual con los anatóm ica de que las áreas visuales especializadas
cuales estas áreas están relacionadas es un conjunto converjan todas sobre un área. En vez de ello, V4 se
de nuevas y desafiantes cuestiones acerca de la rela proyecta-hada la corteza inferotemporal, y V5 se pro
ción entre la organización neuronal y su función. yecta hacia la corteza parietal. De hecho, la situación
En espera de una respuesta tam bién está el proble es más complicada debido a que existen también pro
m a de la integración o, com o generalm ente se le yecciones desde V4 hada la corteza parietal y proyec
llam a, el problem a de asociación. ¿Cómo se reúnen ciones desde V5 h ad a la corteza temporal. Sin embar
los d iversos aspectos de la entrada visual que son go, de particular interés en el presente contexto es el
procesados en diferentes áreas corticales para produ hecho de que cada una de estas áreas extraestriadas
cir la representación visual integrada que se experi se proyecta hada diferentes áreas dentro de las corte
m enta como m undo visual? La respuesta más fasci za parietal y temporal, de nuevo en contradicdón con
n ante y convincente a esta pregunta parecería ser la hipótesis del área maestra.
que todas las áreas especializadas reportan a cierta Lejos de convergir en un área maestra, las cuatro
área m aestra, donde tiene lugar la integración. Sin vías paralelas están vinculadas anatóm icam ente en
embargo, existen serios problemas con esta solución, cada nivel, de modo que la entrada desde una puede
120 PARTE I Fundamentos
en la visión ciega: daño severo a las áreas extraestria- que estos m étodos, estas diferentes perspectivas y
das y preservación relativa de V I. Estos pacientes niveles de investigación, han producido hallazgos
pueden ver los elementos locales dentro de la escena que com plem entan e inform an unas a otras. Esto ha
visual, com o se evidencia por su habilidad para bos permitido tener un cuadro m ás completo de las bases
quejar con considerable precisión características dis neuronales de la visión que de cualquier otro terreno
cretas dentro de una escena visual com pleja. Sin de funcionamiento superior.
em bargo, son incapaces de colocar sus elem entos En este sentido, la m edida en la cual los diferentes
dentro de un contexto perceptual más am plio y por enfoques de investigación del sistem a visual se han
tanto no tienen comprensión de lo que están dibujan com plem entado uno a otro y han logrado un p an o
do. La ausencia de entrada extraestriada vuelve a ram a integral del sistem a puede perm anecer como
estos pacientes incapaces de integrar los elem entos m odelo hacia el cual pueden aspirar los estudios de
percibidos con precisión dentro de un cuadro cohe otros cam pos de la relación cerebro-conducta. Por
rente de toda la escena. varias razones, la com prensión de otros dominios es
menos completa. En ocasiones esto se debe a que han
sido estudiados con m enor extensión, pero con
RESUMEN m ayor frecuencia, como el caso de las funciones psi
cológicas de orden superior que se considerarán en
A p artir de la discusión actual se conoce una canti el resto de este libro, es porque los procesos psicoló
dad consid erable acerca de las partes del cerebro gicos con los cuales se lucha por com prender en el
relacionadas con la visión. Desde el estudio fisiológi nivel neu rosicológico son m ás com plejos que la
co de las células en todos los niveles del sistem a vi visión o al m enos poseen m enos cuestiones obvias.
sual, desd e la retina h asta las especializadas áreas En estos casos se debe estar conforme, por ahora, con
v isu ales de la corteza, se ha descubierto que las la luz que es posible extraer, aun cuando ésta no sea
características de los cam pos receptivos proporcio im pulsada por los hallazgos convergentes desde
nan inform ación acerca del mundo visual que es'pro- diversas perspectivas m etodológicas, como ocurre
cesado por células particuláres y por áreas específi con la visión.
cas del cerebro, así como los m ecanism os por medio Pero si la actual com prensión del sistem a visual
de los cuales se logra este procesamiento. Detallados es un m odelo de lo que pu ede ser conocido acerca
estudios anatóm icos han identificado las fuentes de de las relacion es cerebro-condu cta, tam bién es un
entrada y los destinos de salida para m uchas de las v aticin io de las d esco n certan tes preguntas que la
regiones involucradas en la visión. Los estudios de com prensión de otras áreas revelarán. En el caso del
m icroarquitectura metabólica han revelado subregio- sistem a visu al, se ha visto cóm o el conocim iento
nes especializadas tanto en térm inos de las caracte relativam ente avanzado ha revelado el problema de
rísticas de campo receptivo de sus neuronas como de asociación y el aún m ás grande problem a de cómo
sus conexiones anatómicas con otras áreas. Los estu la actividad neuronal en el sistem a produce una
dios de lesión han dem ostrado la presencia de defi rep resen tación con sciente del m undo visual. C on
ciencias específicas, como la acromatopsia y la acine- form e el con ocim ien to avanza en otras áreas, se
topsia, que son consistentes con la evidencia de espe- puede estar seguro de que traerá frente a frente estos
cialización derivada de otros m étodos. Lo que es problem as y otros nuevos que son tam bién descon
realm ente m otivador y excitante es la form a en la certantes.
I
£
E II
Neuropsicología
de los sistemas
funcionales principales
C A P Í T U L O
Lenguaje
De todas las fu ncion es fisiológicas de que son capaces los dad, para la unión sexual por medio de intrincados ritua
humanos, es posible que el lenguaje sea la más remarcable, les de apareamiento. Éstos son tipos de comunicación que
im portante y exclusivam ente hum ana. O tras especies, la especie humana toma muy en serio. A pesar de toda su
com o las abejas, han desarrollado algunos sistem as para importancia, com unicaciones com o "néctar a 300 yardas,
com unicar inform ación, y se ha pensado que ciertos pri a 48 grados a la izquierda del sol" y "quiero aparearm e
mates usan componentes del lenguaje humano. Pero hasta contigo" no son complicadas, y los sistemas de comunica
lo que se sabe actualmente, ninguna otra especie posee un ción que subyacen a los mismos en otras especies parecen
sistem a de comunicación comparable al lenguaje humano. estar lim itados en relación con sn sutileza, matiz y com
Existen varias características que distinguen al len plejidad de los matices que pueden transmitir. En contras
guaje humano de estos otros sistemas de comunicación. El te, el lenguaje humano es infinitamente rico en posibilida
lenguaje humano es infinitamente creativo. Los hablantes des de significación, com o ejem plifica el parlam ento de
no sólo repiten lo que han escuchado; en vez de ello, inven Próspero en La tempestad:
tan oraciones novedosas, muchas de las cuales deben ser
únicas. Esto contrasta con los sistemas de otras especies, Nuestros gozos han finalizado: y nuestros actores
las cuales, hasta donde se sabe, com unican una estrecha —Como os d ije— eran todos espíritus y
gam a de inform ación específica y relacionada con el pre Se han fundido en aire, en tenue aire;
sente. D esde Ju eg o, tal inform ación pu ede ser bastante Y como la fábrica sin fundam ento de esta visión
im portante, como cuando la abeja transm ite la inform a Las torres coronadas de nubes, los grandiosos palacios,
ción acerca de una posible fu en te de n éctar al resto del Los solemnes templos, el gran globo en sí,
panal o las aves señalan su disposición, incluso su ansie Sí, todo lo que es heredado, se disolverá
126 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales
Y al igual que el boato insustancial se desvanece No es necesario citar a Shakespeare para ilustrar este punto.
Sin dejar rastro alguno: somos de la misma materia Todos los humanos usamos el lenguaje para enviar y recibir
Con que están hechos los sueños, y nuestra pequeña mensajes de infinita variedad y significados sutiles.
existencia
Es redondeada con un sueño...
CARACTERÍSTICAS DEL LENGUAJE sím bolos sobre la pantalla de una computadora (Pre-
m ack, 1976; Rum baugh, 1977). Estos intentos en el
D os de los aspectos del lenguaje que dan pie a su entrenam iento del lengu aje h an m ostrado que los
in fin ita posibilid ad generadora son su form a y chim pancés son capaces de aprender a producir y
estructura. Cada lenguaje tiene un núm ero lim itado com prender signos o sím bolos que corresponde a un
de elem entos sonoros individuales, llam ados fo n e vocabu lario de varios m iles de palabras y que son
m as, los cuales son las más pequeñas u nidades de capaces de usarlos en interacciones significativas con
sonido con significado en una lengua. El inglés, por los hum anos y en ciertas situaciones de resolución de
ejem plo, tiene cerca de 40 fonem as aunque, cuando problem as. Sin em bargo, ¿las com unicaciones de
son com binados en diversas formas, estos elementos estos animales exhiben sintaxis? A pesar de que han
sonoros form an todas las palabras deí idioma. existido algunos reportes de que es así (Savage-Rum-
Tam bién se puede decir que el lenguaje está alta baugh, 1987; Sav age-R u m bau gh et al., 1986), una
mente estructurado en relación con cómo pueden ser consideración cuidadosa de los datos m uestra que
com binados los fonem as (m orfología) y cóm o pue los prim ates que han sido som etidos a entrenamien
den ser com binadas las palabras en frases y oracio to de lenguaje no han aprendido sintaxis (L. R. Gleit-
nes (sin ta x is o gram ática). La sintaxis expande las man, 1995, p. 372; Kandel, Schw artz y Jessell, 1995, p.
posibilidades para la especificación del significado al 636). D e hecho, la in cap acidad de los chim pancés
hacer del orden y forma de las palabras (por ejemplo, para usar sintaxis parece ser una de las mayores lim i
term inaciones de las palabras) los vehículos para la taciones en su h abilid ad para aprender lenguaje
expresión del significado, convirtiendo por tanto a hum ano, debido a que sus producciones son im itati
una oración en algo más que la suma de los significa vas y no creativas (para una d iscusión u lterior del
dos de sus palabras individuales. En consecuencia, tem a del aprendizaje de lengu aje en otras especies,
es por la sintaxis de la oración que es posible saber vea Pinker, 1994; Seidenberg y Pettito, 1979; Van
que: "El león mata al leopardo", significa que el leopar Cantfort y Rimpau, 1982).
do está m uerto y que el león lo m ató; una oración O tro aspecto clave del lengu aje (el cual es tan
que contenga las m ism as palabras pero con arreglo intrínseco al m ism o que parece dem asiado obvio
diferente pod ría denotar el resultado opuesto. La postularlo) es que el lengu aje porta significado. Al
gram ática, la articulación coherente de los principios estudio del significado se le conoce como sem ántica.
que gobiernan la sintaxis, no necesita ser aprendida. El lenguaje tam bién es referencial. Esto es, se refiere
Sus principios se conocen de m anera im p lícita por a cosas y eventos en el m un do o a aspectos de la
cada hablante de un lenguaje, incluso sin las tediosas experiencia subjetiva. Com o tal, el uso del lenguaje
lecciones de gram ática que la m ayoría sufren en los para expresar y com prender está ligado con el cono
prim eros años de escuela. cimiento del m undo y de los seres mismos y, en con
H asta el m om ento, por tanto, no se ha dem ostra secuencia, con toda la esencia del ser cognitivo y
do de m anera concluyente el uso de la sintaxis en los em ocional. La in v estig ación de la relación entre
sistem as de com unicación de otros anim ales. Parece significado lingüístico y conocim iento del mundo se
ser que ellos producen un arreglo im presionante de conoce como pragm ática.
com unicaciones aunque, hasta donde se sabe, cada U n último aspecto clave es su naturaleza interper
uno es un elem ento discreto de significado y el orden sonal. Principalm ente es u n m edio de comunicación
en el cual son producidos no afecta el significado de social que em plean los individuos para interactuar,
los elem entos individuales. Adem ás del estudio nat aunque en el acto de escribir o com prom eterse en un
ural de la com unicación hum ana, existen algunos diálogo interno, el individuo puede usar al lenguaje
intentos interesantes por entrenar prim ates, princi como vehículo para com unicarse consigo mismo.
palm ente chim pancés, para usar lenguaje de signos En resum en, el estu d io de los usuarios del len
(Gardner y Gardner, 1 9 6 9 ,1 9 7 5 ,1 9 7 8 ; Terrace, 1979) guaje hum ano parece ser la más fructífera y el cami
y sistemas artificiales con base en fichas coloreadas y no m ás obvio para la in v estig ación del lenguaje.
CAPÍTULO 6 Lenguaje 127
Dentro de este terreno, el estudio de qué hay de malo Si las teorías de la adquisición de lenguaje exclusi
con el lenguaje cuando el cerebro no está funcionan vam ente naturalistas o em píricas están equivocadas,
do de m anera norm al ha dem ostrado ser una pers la realidad debe estar en algún lu gar entre ambas.
pectiva bastante útil. Éste será, por tanto, el centro de U na posición que es apoyada p or u na buena can ti
m ayor estudio de este capítulo. dad de evidencia es que, a pesar de que el lenguaje
A ntes de entrar a esta perspectiva, considere bre debe ser experim entado para ser aprendido, la capa
vem ente el problem a del origen del lenguaje. Esta cidad para el lenguaje es una propiedad innata del
pregunta tiene al m enos dos significados: ¿cóm o se cerebro hum ano (Chomsky, 1975; Lenneberg, 1967).
desarrolla el lenguaje en el individuo y cóm o evolu Por tanto, el cerebro ha evolucionado de m anera que
ciona el lenguaje? H aciendo a un lado el interés está preparado para aprender lenguaje así com o
intrínseco de estas preguntas, abordarlas ilum ina la otros órganos han evolucionado en forma que están
com prensión de la biología del lenguaje, aunque el preparados para realizar otras funciones.
problem a del desarrollo del lenguaje individual está Existen varios estudios que apoyan esta afirm a
más a disposición de la investigación em pírica de lo ción. Al parecer, los niños aprenden lenguaje sin
que lo está el problema del origen del lenguaje en sí, esfuerzo, com o si estu viesen program ados para
oculto como está en el pasado remoto. Entonces vea hacerlo. En tanto exista lenguaje en el ambiente y el
m os el desarrollo del lenguaje individual como una niño no tenga deterioros intelectuales significativos,
piedra m iliar para la com prensión de la biología del la adquisición del lenguaje procede sin entrenamien
lenguaje. Al final de este capítulo se considerará bre to específico. Es verdad que algunos padres sienten
vem ente la segunda pregunta y se sugerirá que cuan la necesidad de proporcionar a sus hijos instrucción
to se conoce acerca de la biología del lenguaje puede en el lenguaje, y nom bran los diversos objetos en el
ofrecer ciertas claves tentadoras en torno a la evolu entorno para la edificación del niño. Esta instrucción
ción del lenguaje. no es necesaria para que el niño aprenda el lenguaje;
por el contrario, existen regularidades universales en
el proceso de adquisición de lenguaje entre los in d i
DESARROLLO DEL LENGUAJE EN LOS NIÑOS: viduos de una cultura y entre culturas diferentes. Por
NATURALEZA EN CONTRASTE CO N CULTURA ende, a pesar de que existen ciertas variaciones indi
viduales, los niños pasan por una progresión orde
Al considerar el desarrollo del lenguaje en el indivi nada de etapas, como el balbuceo, el habla m onosilá
duo, una cosa es clara: las fuertes posturas de las bica, el habla con bisílabas y el habla com pleja. El
posiciones naturalista y em pírica deben estar equi establecim iento prom edio para cada etapa es el
vocadas; es decir, el lengu aje no es com pletam ente mismo para un amplio rango de culturas (L. R. Gleit-
innato ni es com pletam ente aprendido. Los niños man, 1995).
aislados de la experiencia del lenguaje no lo apren Otra postura teórica en torno a la preparación bio
den. Si el aislam iento es prolongado, fracasan al lógica del cerebro hum ano para el lenguaje es el
aprender el lenguaje, incluso después de ser expues hallazgo de que existe u n periodo crítico para la
tos al m ism o. Esto se ha dem ostrado a partir de los adquisición del lenguaje. El estudio de los raros
pocos casos conocidos de niños que han crecido en casos de niños salvajes y niños que experim entan
ám bitos salvajes, aislados de otras personas (los lla abuso severo y han sido privados de la experiencia
m ados niños salvajes), y de los infantes aislados del lenguaje en la vida tem prana hace claro que si un
debido a abuso extremo. Por otra parte, en contraste niño no es expuesto al lenguaje durante un periodo
con las afirm aciones de conductistas como John Wat- extenso entre los 2 años y la pubertad, no aprenderá
son y B. F. Skinner, el lenguaje no es sólo un hábito el lenguaje de m anera norm al. Este periodo crítico
aprendido. Es, com o ya se ha señalado, creativo e para la adquisición del lenguaje está correlacionado
innovador. Los niños no aprenden lenguaje m edian con diversas variables neurobiológicas que son con
te la m em orización de lo que han escuchado y luego sideradas índices de m aduración cerebral (Lenne
em iten respuestas condicionadas tras ser expuestos a berg, 1967). Este enfoque proporciona una poderosa
estím ulos condicionados. Ni aprenden el lenguaje, a evidencia, aunque circunstancial, de que los proce
excepción de ciertas instancias muy especializadas, sos de m aduración cerebral genéticam ente progra
debido a que sus esfuerzos son recompensados o cas m ados ofrecen el sustrato neurològico que apoya la
tigados (Chomsky, 1959). Estas aseveraciones ahora adquisición del lenguaje.
parecen tan obvias que es difícil apreciar que en el Una tercera línea de evidencia proviene del d es
pasado se sostuvo una fuerte visión em piricista de la cubrim iento de que los infantes al nacer son sensi
adquisición del lenguaje. b les a distinciones entre una am plia gam a de fon e
128 PARTE II N europsicohgía de los sistemas funcionales principales
mas. Al nacer, los infantes pueden discrim inar entre TRASTORNOS DEL LENGUAJE:
tod as las d istincion es foném icas en tod as las len CO N CEPTO DE AFASIA
guas. Por tanto, conform e son expuestos al lenguaje
particular de su entorno, declina su capacidad para Los trastornos del lenguaje después de un daño cere
h acer d istincion es no presentes en el lengu aje am bral por lo general reciben el nom bre de afasia. Ya se
biente. Esto sugiere que el program a genético desa han m encionado dos tipos de afasia (de Broca y de
rrolla el cerebro para realizar todas las distinciones W ernicke) y se en con trará que existen otros tipos
fon ém icas necesarias para el aprendizaje de cual tam bién. Se puede definir a la afasia, por exclusión,
quier len g u a y que esta experiencia, al m enos en como un trastorno del lenguaje no debido a deterio
sentido m etafórico, recorta las conexiones neurona- ro en la función sensorial o m otora o a deficiencia en
les su by acen tes a esta capacidad. Esta d eclinación el funcionam iento intelectual general. Por tanto, un
com ienza poco después del nacim iento y es el índice deterioro en el lenguaje debido a sordera, parálisis o
m ás tem prano de desarrollo de lenguaje id entifica dem encia no es una afasia. E n los dos prim eros
do hasta la fecha. casos, la pertu rbación del lengu aje es secundaria a
Una cuarta línea de evidencia que apoya la noción otra perturbación; en el deterioro intelectual general,
de la preparación biológica del cerebro para el len el trastorno del lenguaje no es específico, sino parte
guaje es el hecho de que, en la m ayoría de los dere de un cuadro general de deficiencia cognitiva.
chos, así como en la m ayoría de los zurdos, el hem is U no de los prim eros casos de afasia registrados
ferio izquierdo está especializado para el habla. Esto aparece en un docum ento con ocid o como Papiro
es cierto tanto para la gente que usa el lenguaje Ebers, el cual data de aproxim adam ente la mitad del
hablado com o para los que tienen trastornos auditi tercer m ilenio a.C. Este docu m ento describe a un
vos y usan sólo lenguaje de signos (Kimura, 1981). Si hom bre con lesión en la cabeza, quien "perdió su
las estru ctu ras neuronales dentro del hem isferio habilidad para h ablar sin p arálisis de la len gu a".
izquierdo no estuviesen preparadas para la adquisi Hipócrates, como se m encionó en el capítulo 1, había
ción del lenguaje, es difícil com prender por qué registrado observaciones que sirvieron como la base
debería existir esta propensión para el desarrollo del para inferir que el hem isferio izquierdo está especia
lenguaje en dicho hem isferio del cerebro. lizado para el lengu aje, au nqu e él no dio este salto
Apoyo adicional para la preparación biológica del inductivo. Tam bién se m encionó una de las pocas
cerebro proviene del descubrim iento de asim etrías observaciones em píricas de G all, un hom bre cuya
anatóm icas entre los dos hem isferios. H acia el final habla fue interru m pida d esp ués de una herida de
del capítulo se retom ará el análisis de las asim etrías puñal en el ojo izquierdo. Esta observación originó
anatóm icas hem isféricas. Sin embargo, por ahora se que Gall añadiera una función de lenguaje a su carta
puede establecer brevem ente que existe una región frenológica, u bicándola en el h em isferio izquierdo
posterior al área auditiva primaria en el lóbulo tem anterior, no distante del área de Broca. También se ha
poral, llam ada planum tem porale, que se ha demos discutido la enorm e im portancia de los hallazgos de
trado es m ás grande en el lado izquierdo del cerebro Broca y Wernicke. En lo que sigue, se consideran los
que en el lado derecho en la m ayoría de los in d iv i trastornos centrales del lenguaje con más detalle.
duos (Geschw ind y Levitsky, 1968). No es plausible
que esta asim etría estructural pudiese haber surgido
como resultado de la experiencia. Por tanto, si un pla Afasia de B ro ca
ntan temporale más grande en el hem isferio izquierdo
es una m anifestación estructural de la especializa- Si se consideran los trastornos de producción del len
ción del lenguaje, com o se cree am pliam ente, ello guaje, se encuentra que adem ás de la afasia, existen
constituiría u lterior evidencia para la preparación otras dos categorías generales de disfunción que
biológica del cerebro para el lenguaje. Esta conclu pueden ocurrir. El térm ino d isartria se refiere a los
sión tam bién es apoyada por el d escubrim iento de efectos de la disfunción de las estructuras periféricas
que esta asim etría se ha encontrado presente en la involucradas en los m ecanism os de producción del
sem ana 31 del desarrollo fetal (Wada, Clarke y habla, como el rostro, m andíbula, lengua y laringe.
Hamm, 1975). Si uno o más de estos com ponentes de la producción
Dado que el cerebro está biológicam ente prepara del habla no funcionan con n orm alidad, la produc
do para aprender lenguaje, ahora es posible ir hacia el ción del habla se dificulta. El habla puede ser distor
foco principal de este capítulo: los efectos de las lesio sionada en varias form as y, dependiendo de las
nes cerebrales sobre el lenguaje y las implicaciones de estructuras in volu crad as, los sonidos particulares
estos efectos para comprender el lenguaje normal. serán distorsionados. El térm ino disartria se usa de
CAPÍTULOS Lenguaje 129
una y otra vez, aun cuando no encaje con su signifi ducción del habla incluyendo a aquellas correspon
cado pretendido o incluso no se trate de una palabra. dientes a la garganta, lengu a, m andíbula y labios
Tal repetición, la cual no sirve a una función adapta- (véase figura 1.8). Como ya se enfatizó, el daño en el
tiva, se denom ina perseveración. área de Broca no causa p arálisis de la m usculatura
El lengu aje hablad o contiene flu ctu aciones en el vocal. M ás bien, el área de Broca puede ser concep-
tono y el ritm o que produce el patrón tonal caracte tualizada como el área de asociación para porciones
rístico de un lenguaje particular así como las diferen de la corteza m otora que controlan los m úsculos
cias individuales en el patrón tonal que son caracte necesarios para el habla.
rísticos de un hablante particular de dicho lenguaje.
A dem ás, la entonación del lenguaje hablad o porta
énfasis y tono em ocional. Este aspecto del lenguaje Afasia de W ernicke
es denom inado prosodia. Los pacientes con afasia de
Broca exhiben perturbación significativa en la proso D urante la década siguiente al reporte inicial de
dia. Ésta puede tom ar la form a de fluctuación tonal Broca, aparecieron varios ensayos que describieron
dism inuida (aprosodia), prosodia anorm al o distor pacientes con una afasia sim ilar a la de Broca, y pare
sionad a (d isp roso d ia) o variaciones exageradas en cía que todas las afasias eran del tipo de Broca. Fue
las características tonal y rítm ica del lenguaje habla una delim itación im portante cuando el joven neuró
do (hiperprosodia). logo alem án Cari W ernicke describió una afasia con
Se dice que la com prensión del lenguaje está intac un patrón sintom ático com pletam ente distinta, aso
ta en la afasia de Broca, lo cual es cierto. No obstante, ciada con daño a un área diferente de la corteza cere
se dem uestra que aun cuando estos pacientes tienen bral. La lesión crítica asociada con la afasia de W er
b uen a com prensión para los su stantivos y verbos, nicke está entre la circunvolución de Heschl y la cir
tienen dificultad para com prender palabras peque cunvolución angular en el hem isferio izquierdo
ñas de fun ción (por ejem plo, proposiciones y pro (véase figura 1.8). Esta u bicación cerebral ha sido
nom bres) e inflexiones finales. Por tanto, los pacien corroborada con diversos m étodos, como la estim u
tes con afasia de Broca pueden ser capaces de com lación cortical, el FSCr y el PET.
prender incluso sustantivos de ocurrencia infrecuen El cuadro sintom ático de la afasia de Wernicke es
te, como dinosaurio y glaciar, pero quedan totalmente la com prensión severam ente d eteriorad a ju nto con
atónitos cuando se enfrentan a problem as como habla espontánea hiperfluida (rápida y copiosa) que
éstos: Ése es el herm ano de mi tía. ¿Será hombre o m ujer? retiene el patrón de entonación, ritm o y pronuncia
o El león fu e matado por el tigre. ¿Cuál animal murió? La ción del habla norm al pero que no tiene sentido. A
incapacidad de estos pacientes para com prender el pesar del problem a de com prensión apreciado en la
sign ificad o de las palabras de función y para apre afasia de B roca (la cual se d iscutió con antelación),
ciar los m atices de significado representado por con los pacientes con este pad ecim ien to pueden com
textos gram aticales es interesante debido a que cor prender m ucho de lo que escuchan. En contraste, los
tan las generalizaciones que usualm ente se hacen pacientes con afasia de W ernicke tienen una com
para definir y contrastar las afasias de Broca y de prensión severam ente deteriorada, incluso para
W ernicke y sugieren que el área de Broca influye en palabras que ocurren con frecuencia presentadas en
la com prensión del lenguaje. aislam iento. M ás todavía, el problem a de com pren
Com o se ha mencionado, el área crítica que, cuan sión de estos pacientes no está confinado al habla
do se lesiona, resulta en la afasia de Broca, es la parte escuchada; la lectura tam bién está severamente dete
p osterior de la convolución frontal inferior en el riorada en estos pacientes.
hem isferio izquierdo (véase figura 1.8). Ésta se nom En la afasia de W ernicke es sorprendente el con
bra área de Broca y su lateralización sobre el lado traste entre la entonación y la pronunciación norma
izquierdo del cerebro ha sido confirm ada con distin les del lenguaje oral de ios pacientes y su contenido
tos m étodos. En consecuencia, la estim ulación eléc confuso o totalmente oscuro. Si no se escucha con cui
trica de la corteza expuesta durante cirugía y recien dado, el habla del paciente puede sonar norm al; sin
tes técnicas para visualizar funciones h an hecho embargo, cuando uno atiende al significado, la natu
posible el m apeo de un área específica dentro del raleza confusa es fácilm ente apreciable. El paciente
hem isferio izquierdo correspondiente con precisión puede decir, con entonación, pronunciación y ritmo
a la ubicación in trahem isférica inferida a partir del normales: "F u i al núcleo a la un, er... la, una tienda y
estudio de lesiones corticales. El área de Broca se los tiros estaban en el sótano sin cubrijos así que regre
encuentra anterior a la porción de la corteza motora sé y pensé y luego el hombre que sacude y limpia vino
que controla los m úsculos involucrad os en la pro así que la ciudad estaba oscura el resto del tipo."
CAPÍTULOS Lenguaje 131
Varios factores hacen que el contenido de esta arti útil marco de referencia para com prender otros tras
culación sea incomprensible. Existen m uchas parafa- tornos del lenguaje.
sias, tanto sem ánticas (núcleo por centro) como foné- El m odelo de W ernicke pu ede ser utilizado para
m icas (tipo por tiem po). A dem ás, el habla es en cir deducir los procesos involucrados en la función de
cu n loqu ios, esto es, el paciente habla con frecuencia lenguaje norm al. Cuando es escuchada una palabra,
en tom o al tópico o palabra a la mano en una form a el estím ulo verbal es procesado por com ponentes
que pu ed e hacer difícil la com prensión (hom bre que periféricos del sistem a auditivo y proyectado hacia
sacude y limpia en lugar de conserje). La anom ia (difi la corteza auditiva prim aria, la circunvolución de
cultad para encontrar la palabra tienda) es frecuente, H eschl, en los lóbu los tem porales. D esde ahí, la
com o lo es la distorsión de dos o más sonidos dentro entrada es enviada al área de Wernicke adyacente. La
de una palabra o la invención de palabras nuevas, naturaleza del procesam iento efectuado por el área
conocid as com o n eologism os (cubrijos). U na afasia de W emicke es algo que se analizará posteriormente
caracterizad a por el uso perseverante de neologis en el capítulo. Por ahora, suponga que la palabra
m os se conoce como afasia de argot. La escritura de escuchada es lo su ficientem en te sim ple com o para
los pacientes con afasia de W em icke es paralela a su ser repetida. En este caso, la información es enviada,
habla y por tanto está severamente deteriorada. vía el fascículo arcuato, hacia el área de Broca, donde
El habla bien articulada pero extrem adam ente se activa el program a m otor que organiza el patrón
confusa, típica de la afasia de W emicke, ha sido des de articulación requerido, y es transm itida hacia la
crita de m anera metafórica como ensalada de palabras, corteza motora. Ésta, a su vez, activa los nervios peri
un térm ino que tam bién ha sido aplicado al habla de féricos, los cuales ponen a los m úsculos vocales en
los pacientes con esquizofrenia. De hecho, un clínico una danza de m ovim ientos para producir la palabra
poco experim entado puede d iagnosticar equ ivoca (figura 6.1).
dam ente como esquizofrénico a un paciente con afa
sia de W emicke. Éste es un error peligroso porque el
abrupto establecim iento de la afasia de W em icke es Afasia global
un signo de que el paciente experim enta una aguda
La afasia global es un síndrom e caracterizado por el
em ergencia neurologica, como una apoplejía, la cual
cuadro sintom ático com binado de la afasia de Broca
requiere atención m édica inm ediata. Tam bién se
y la afasia de W ernicke. Com o uno podría predecir,
trata de un error evitable pues, a pesar de su sim ili
las lesiones asociadas con este trastorno incluyen las
tud con la afasia de Wemicke, el habla de los pacien
áreas del habla anterior y posterior.
tes con esquizofrenia con frecuencia puede ser iden
tificada como tal, en particular cuando su contenido
es francam ente extraño. Más fidedigno para diferen
ciar es la frecuente asociación con señales neurológi-
cas lateralizadas, como la debilidad o pérdida senso
F a scícu lo arcu ato
rial, en la afasia de W emicke y la casi nula ocurrencia
de m uchas categorías de errores parafásicos en la
Area de Area de
esquizofrenia. Éste es un ejemplo, entre m uchos que W ern icke
Broca
pueden aducirse, de lo im portante que es la com
prensión básica de la neuropsicología para el clínico
que trabaja en un escenario psiquiátrico.
M usculatura Sistem a auditivo
En el capítulo 1 se señaló el m odelo de W em icke
del h ab la p recortical
y la m anera en que están conectadas las áreas del
V
lengu aje en el cerebro y su con ceptualización de
diversos trastornos del lenguaje com o consecuencia
Palabra hablada Palabra oída
de la desconexión entre estas áreas. Como ejem plo,
se notó la hipótesis de W em icke de que la afasia de
conducción, con su deterioro característico en la ca
FIGURA 6.1 Estructuras involucradas en la repetición de
pacidad para repetir lenguaje hablado, era el resul
una palabra oída, de acuerdo con la conceptualización de
tado de una lesión en el haz fibroso que conecta las Wemicke de la función de lenguaje, según la cual com
áreas de.B roca y de W em icke, el fascículo arcuato. prende una secuencia de procesos realizados en diferentes
P od ría argu m en tarse que este m odelo fue la m ás áreas cerebrales. El modelo de síndrome de desconexión
im portante contribución de W ernicke a la neuropsi de Wemicke atribuye los trastornos del lenguaje a desco
cología, y en breve se verá que de hecho sí ofrece un nexiones entre éstas y otras áreas.
132 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales
Se han observado otras deficiencias específicas. La estas y otras áreas de la corteza, se pueden sugerir
sordera pura de palabra es la incapacidad específica mecanismos para algunos de los extraños síndromes
para com prender el habla oída en ausencia de com ya revisados. Estas áreas e interconexiones están
prensión deteriorada para entrada lingüística presen representadas en la figura 6.3
tada en la m odalidad visual o táctil. La m udez pura Primero considere los deterioros que están asocia
de palabra es el deterioro específico en la producción dos con el área de W ernicke y luego vea cómo ayuda
de lenguaje hablado en ausencia de una perturbación a entenderlos la hipótesis del síndrom e de descone
en las otras formas de salida de lenguaje, incluyendo xión. Las lesiones en el área de W ernicke deterioran
la escritura. La afasia táctil es una perturbación espe la comprensión del lenguaje presentado en cualquier
cífica en la comprensión del lenguaje que es recibido modalidad, ya sea auditiva, visual o táctil. Además,
por m edio de entrada som atosensorial (es decir, una persona con lesión en el área de W ernicke no
tacto), y la alexia es un deterioro específico en la puede escribir, repetir lo „que escucha o deletrear un
capacidad para com prender el lenguaje que llega a dictado. Más aún, las lesiones en esta área interfieren
través de la visión (es decir, lectura). Tam bién se ha de manera severa en la generación de contenido ver
analizado (en el capítulo 1) el síndrome de alexia sin bal con significado, sin perturbar la articulación de
agrafía: el deterioro en la capacidad para leer con los sonidos del habla. M ás adelante se retom ará lo
capacidad preservada para escribir y com prensión que en realidad es procesado por el área de W ernic
preservada del lenguaje que se percibe a través de ke, pero primero considere otros síntomas.
m odalidades distintas a la visión. Com o se vio en el Las lesiones en la circunvolución angular pertur
caso de la alexia sin agrafía, la hipótesis de descone ban la lectura, la escritura y el deletreo de un dicta
xión puede proporcionar un marco conceptual para do. En apariencia, el procesam iento por la circunvo
com prender los m ecanism os subyacentes a las diso lución angular es necesaria tanto para la decodifica
ciaciones aparentemente enigmáticas. En la siguiente ción de la inform ación escrita en una forma que
sección se aplicará este marco de referencia a algunos pueda ser procesada por el área de W ernicke (es
de los trastornos del lenguaje que se han revisado. decir, lectura) como para el proceso inverso de codi
ficar la información verbal en forma escrita. Si consi
dera al paciente de Dejarme, a quien se analizó en el
LA HIPÓTESIS DEL SÍNDROME capítulo 1, recordará lo que ocurre cuando la circun
DE DESCONEXIÓN APLICADA A LOS volución angular es privada de entrada visual. La
TRASTORNOS DEL LENGUAJE lectura de palabras observadas estaba deteriorada,
aunque la "lectu ra" táctil, la comprensión auditiva y
Si se consideran las áreas corticales que son im por la escritura no lo estaban. Tal desconexión se repre
tantes para el lenguaje y las interconexiones entre senta por una lesión en el pu nto A de la figura 6.3.
A
M ú scu lo s de
la m ano
Sistem a auditivo
p recortical
134 PARTE II Neuropsicologla de los sistemas funcionales principales
A d vierta que las áreas preservadas y las intercone do en térm inos de una desconexión análoga a la
xiones descritas en la figura 6.3 explican la preserva recién descrita p ara la sord era pura de palabra. En
ción de la lectura táctil, la escritura y la comprensión este caso, la desconexión tam bién es com plicada,
auditiva. Es de interés que las lesiones en la circun porque debería incluir la desconexión de la corteza
volu ción angular perturben el deletreo durante el somatosensorial derecha y la circunvolución angular
dictado. En apariencia, el procesam iento dentro de izquierda, así como la desconexión del sistema som a
esta área es necesario para la transform ación de los tosensorial y la corteza som atosensorial en el hem is
sonid os de las palabras en sus letras com ponentes ferio izquierdo (lesiones D j y D 2 en la figura 6.3),
aun cuando no está involucrado procesam iento vi aunque son posibles otros m ecanism os.
sual o m otor explícito. Al considerar la m udez pura de palabra, la in ca
C om o se analizó con antelación, la incapacidad pacidad para articular lenguaje hablado sin deterio
para rep etir lo que se escu'cha, la com prensión y la ro asociado en la escritu ra, se pu eden entender en
expresión espontánea relativam ente intactas se pue térm inos de una desconexión del área de Broca des
den en ten d er en térm inos de la in terrupción de la de el m ecanism o m otor del h ab la (lesión E en la
con exión directa entre las áreas de W ernicke y de figura 6.3). La agrafía pura se entiende en térm inos
Broca (lesión B en la figura 6.3). de la desconexión de la corteza de asociación m oto
D esde la perspectiva de la hipótesis de descone ra de la circunvolución angular (lesión F).
xión, la sord era pura de palabra (la in cap acidad A pesar de que puede parecer sim ple, la concep-
esp ecífica para com prend er el h abla oíd a sin p er tualización de los trastornos del lenguajes en térm i
turbación en la com prensión del lenguaje presenta nos de síndrom es de d esco nexión ayuda a propor
do en otras m od alid ad es) puede ser com prendida cionar una base racio n al p ara las desconcertantes
com o el resu ltad o de la p rivación de la entrad a disociaciones que han sido observadas en estos tras
auditiva al área de W ernicke. Esto se representa en tornos. Sin em bargo, este m arco de referencia expli
form a de diagram a por una lesión en los puntos Q cativo no sólo es teóricam en te reconfortante; tam
y C2. Es im portante en fatizar que esta y otras des b ién existe gran cantid ad de apoyo em pírico para
conexiones descritas en la figura 6.3 están represen este enfoque, derivado tanto del estudio de pacien
tadas en form a esqu em ática. Tom ar com o ejem plo tes hum anos com o del trabajo experim ental con
la ú ltim a d esco n exión discutid a, la lesió n que se otros anim ales. C on frecu en cia se retornará a este
requeriría para privar al área de W ernicke de entra m arco exp licativ o, con form e se consideren otros
da au d itiv a, en realid ad es com plejo d ebido a que trastornos.
esta área recibe entrada tanto de la corteza auditiva No obstante, a pesar de su utilidad, el enfoque del
ipsilateral com o de las áreas auditivas en el hem is síndrom e de desconexión tiene algunas lim itaciones
ferio opuesto. Por ende, la sordera pura de palabras im portantes. En particular, com o las secciones que
req u eriría una lesió n que in terru m p iera am bas siguen m ostrarán, es im posible com prender los pa
con ex io n es y por tanto tendría que in v olu crar la trones sintom áticos de m uchos trastornos en térm i
in terru p ció n de las rad iacion es au d itiv as que se nos de desconexiones entre centros de procesam ien
p ro y ectan h acia el h em isferio izq u ierd o desde las to. En consecuencia, la n o ció n de que el lengu aje u
áreas subcorticales y la interrupción de las conexio otros procesam ientos cogn itivos de orden superior
nes del cuerpo calloso desde la corteza auditiva del puedan ser explicados por com pleto en términos de
h em isferio no lin g ü ístico (observe los dos puntos una serie de procesos secuenciales, que es el postula
de lesión en la figura 6.3). Las lesiones que afectan do central del m odelo de síndrom e de desconexión,
a am bas con exiones pero que no p rod u cen una no puede ser toda la historia. Este enfoque es apoya
anorm alidad más extensa (por ejem plo, la afasia de do por estudios recientes con im ágenes que sugieren
W ernicke) son extrem ad am en te extrañ as, lo que que las sutiles diferencias en el funcionam iento del
hace a este síndrom e m uy raro. N o obstante, exis lenguaje están asociadas con la activación de conste
ten reportes de sordera pura de palabra que contie laciones m uy d iferentes de estru ctu ras cerebrales.
nen evidencia patológica consistente con el modelo Enseguida se revisarán algunos de los más recientes
de d esco n ex ió n (A lbert y Bear, 1974; K lein y H ar- hallazgos a p artir de estu d ios de lesión y estudios
per, 1956). con imágenes, considerando a su vez cada uno de los
Regrese brevem ente a la afasia táctil, el deterioro grandes com ponentes de la función del lenguaje.
específico en la com prensión del lenguaje presenta Ellos sugieren, entre otras cosas, que los procesos
do en la modalidad táctil (como en la "lectu ra" de las subyacentes al lengu aje son m ás paralelos y m ás
letras realzadas o con textura m ientras se tienen los m odulares en su organ ización que los postulados
ojos vendados). Este trastorno puede ser comprendi por el modelo de desconexión.
CAPÍTULO 6 Lenguaje 135
D iap o sitiv a: 1 2 3 4 5
FIGURA 6.4 Imágenes PET, vistas en sección horizontal, obtenidas cuando sujetos normales escuchaban de manera
pasiva algunas palabras. La activación es mayor en los lóbulos temporales de ambos hemisferios (diapositiva 3) y en el
área de Wernicke en el hemisferio izquierdo (diapositiva 2). <Adaptado de Posner y Raichle, 1994, p. 117.)
136 PARTE II Neuropsicologia de los sistemas funcionales principales
TABLA 6.1 Ejem plos de respuestas de dos pacientes con un deterioro selectivo en la definición de palabras oídas
que denotan com ida y cosas vivas, pero con com prensión preservada de palabras que denotan objetos.
Avispa Ave que vuela Term óm etro Instrumento para registrar temperatura
M an teq u illa2 Taza llena de mantequilla H elicóptero Volador, para despegue vertical ' . : -
Rana Animal no domesticado M artillo Artículo usado para golpear cosas '
Q ueso Comes una de tus comidas Taxi Máquina qué te pasea, vehículo de transporte . ; i:
M ariposa Una cosa qué vuela P anfleto Obra escrita que describe algo ~ ’
a través del aire,
un ave que vuela
capaz de recuperar y producir la m ism a palabra en semántico. Esto proviene de los patrones de deterio
una tarea en que se le confronta con un objeto y debe ro que parecen representar trastornos dentro del sis
nom inarlo. Esta disociación entre com prensión ver tema semántico en sí. Se evidencia que los pacientes
bal auditiva y recuperación de palabra es sorpren exhiben curiosas d isociaciones con respecto a las
dente y sugiere que el proceso de habla resultante categorías de palabras que son capaces de com pren
(área de Broca) puede ganar acceso al alm acén der. Por ejemplo, durante cierto tiempo los pacientes
sem ántico de significados de palabras aun cuando pueden m ostrar un deterioro selectivo en la nom ina
los productos del análisis fonémico no puedan hacer ción de color (anom ia de color) o en la nom inación
lo. Éste es un cuadro consistente con la desconexión de partes del cuerpo. En otros pacientes hay disocia
entre las áreas que median el análisis fonémico (área ciones como el deterioro específico a la comprensión
de W ernicke) y las áreas que m edian la representa de palabras que den otan cosas vivientes (mas no
ción de los significados de palabras (otras áreas en el objetos), grandes objetos (m as no pequeños) o ali
hemisferio izquierdo), una desconexión a la que Lich- mentos y animales (mas no objetos). La tabla 6.1 ilus
theim postuló com o la base neuronal para la afasia tra la discrepancia en el nivel de com prensión a tra
sensorial trascortical. A dvierta que, de acuerdo con vés de diferentes categorías en dos pacientes.
el esquem a de Lichtheim , en la afasia sensorial tras- A dem ás de esta esp ecificid a d de categorías del
cortical, la inform ación sem ántica acerca del signifi deterioro en la com prensión, se han reportado pa
cado de la realidad todavía puede alcanzar áreas que cientes que pueden identificar la categoría a la cual
median la salida de lenguaje (véase figura 6.2). pertenece una palabra, pero son incapaces de diferen
A dem ás de proporcionar evidencia de una diso ciarla de otras cosas sim ilares. Cuando se les solicita
ciación entre procesam iento foném ico y procesa elegir entre un arreglo de cuadros la que iguala a una
m iento sem ántico, los pacientes con deterioro en la palabra escuchada, estos pacientes lo hacen bien
comprensión auditiva de palabra ofrecen pistas acer cuando las elecciones se realizan entre distintas cate
ca de la naturaleza de la organización del alm acén gorías semánticas, pero lo hacen con deficiencia cuan-
I
l¡
Ejemplos de respuestas de un paciente que demuestra una disociación entre las capacidades para
TABLA 6 .2
r comprender dibujos de animales y la verbalización de los nombres de los mismos animales.
TABLA 6.3 Deterioro de categorías específicas en la nom inación cuando se confronta al sujeto con el estímu
la nom inación a partir de la descripción auditiva del estím ulo en un paciente.
do tienen que elegir entre la misma categoría semán Con frecuencia se ha supuesto que existe un alma
tica a la que pertenece la palabra objetivo. Por ejem cén semántico único que es com partido entre varias
plo, si escuchan la palabra cuchara, s o n capaces de m odalidades sensoriales. D e acuerdo con esta hipó
igualarla con una imagen de un tazón de sopa cuan tesis, el alm acén del conocim iento al cual se accede
do las im ágenes distractoras no están relacionadas en la com prensión de la palabra ballena y en el reco
con el comer, pero se desempeñan con pobreza cuan nocer una im agen de una ballena es la m ism a. Sin
do todos los distractores son objetos relacionados con embargo, esta suposición razonable es desafiada por
la comida. Es como si ellos tuviesen acceso a la infor los datos que indican la existencia de una disociación
m ación concerniente a la categoría superordinada a doble entre la definición de la palabra oída y la des
la cual pertenece el objeto, mas son incapaces de acce cripción de la im agen correspondiente. A los pacien
der a conocim iento más específico acerca del mismo. tes con agnosia asociativa visual (véase capítulo 8) se
Por esta razón, este fenóm eno recibe el nom bre de les dificulta la última tarea pero no la primera, m ien
conocim iento parcial. La especificidad de categorías tras que el patrón inverso se aprecia en algunos
y el conocim iento parcial sugieren la presencia de pacientes con deterioro en la com prensión verbal
deficiencia en el procesamiento semántico, una degra auditiva (tabla 6.2). Por tanto, se tiene evidencia para
dación de la base misma del conocimiento de la pala un deterioro de m odalidad específica en el conoci
bra, y ello proporciona pistas acerca de las dimensio miento sem ántico, un deterioro que parece debilitar
nes conceptual y jerárquica a lo largo de las cuales el argumento para un sistem a semántico unitario. Sin
está organizada esta base de conocimiento. em bargo, es posible que estas disociaciones reflejen
I
138 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales
P ro ced im ien to de
TABLA 6.4 Deterioro de nominación de categorías
com p resión
específicas en un paciente. d e p alabra
i
Nombres No. Nombres No.
comunes correcto propios correcto
deterioros de modalidad específica en el acceso a un sustantivos com unes (como los de vegetales y frutas)
almacén sem ántico unitario. (tabla 6.4). A dem ás, se han rep ortado deterioros
específicos de m odalidad en la nom inación. Se han
encontrado pacientes que están específicam ente
R ecu p eració n de palabra deteriorados en la nom inación de m aterial presenta
do en forma visual, pero que no tienen deterioro en
Las d ificultad es en la recuperación de palabras, la nom inación de objetos presen tados por el tacto.
denom inada afasia anóm ica o afasia am nésica, pue Tam bién ha sido rep ortada la disociación inversa.
den ocurrir como un problem a relativam ente selecti Finalm ente, existen reportes de pacientes que están
vo y estar asociados con lesiones en un am plio rango afectados en la recu peración de palabras habladas
de áreas en el hemisferio izquierdo. Las tareas en que pero que no lo están en la recuperación de palabras
se confronta a los sujetos con objetos para su nom i escritas. La presencia de disociaciones de categorías
nación usadas con frecuencia para valorar la recupe específicas proporciona m ás evid en cia en relación
ración de palabras requieren que los sujetos produz con las dim ensiones de organ ización del alm acén
can el nom bre correspondiente a una im agen presen sem ántico. Los deterioros de m odalidad específica
tada. A dem ás de ser totalmente incapaces de produ pueden ser explicados en términos de la desconexión
cir la palabra apropiada, los sujetos pueden producir entre la corteza dedicada a una m odalidad sensorial
parafasias foném icas, errores sem ánticos, neologis particular y el alm acén semántico. Además, como se
m os y circunloquios. Se ha establecido desde hace vio en la sección previa, los problem as de recupera
m ucho que m ientras m enos frecuente sea la apari ción de m odalidad específica con frecuencia están
ción de una palabra en el lenguaje, m ayor será la pro asociados con daño al cuerpo calloso y pueden ser
babilidad de que ocurran los problemas en la recupe conceptualizados de m anera fru ctífera en térm inos
ración de dicha palabra. de síndrom es de desconexión. Sin em bargo, adicio
La frecuencia de la palabra no es el único factor nal a lo que ya ha sido apuntado en el contexto de los
que determ ina la probabilidad de problem as de recu deterioros en la com prensión, los errores de m odali
peración. Com o ocurre con la com prensión de las dad específica sugieren que existen sistemas sem án
palabras oídas, los pacientes con d eficien cia en la ticos discretos de m odalidad específica que han sido
recuperación de palabras exhiben patrones de dete desconectados por estas lesiones. O bservarem os en
rioro específico de categoría y preservación. Éstos el capítulo 8 que la agnosia asociativa visual propor
incluyen la incapacidad de nombrar colores (anomia ciona evidencia consistente con esta hipótesis.
de color), letras (anom ia de letra) y partes del cuer La más so rp ren d en te disociación es la que ya se
po. Otros ejem plos incluyen deterioro en la nom ina ha señalado en la discusión de la comprensión audi
ción de colores, objetos y animales junto a la capaci tiva, a saber, la disociación doble entre la com pren
dad preservada para nom brar países y partes del sión auditiva y la nom inación. Este tipo de disocia
cuerpo (tabla 6.3) y deterioro en la nom inación de ción sugiere que son separables los procesos de recu
sustantivos propios (como los de ciudades y países) peración subyacentes a la com prensión de las pala
junto a la preservación de la capacidad para nominar bras escuchadas y aquellos que m edian la produc
CAPÍTULOS Lenguaje 139
ción de palabras. M cCarthy y W arrington (1990) han en la habilidad de com prensión de los pacientes con
propuesto un m odelo para la recuperación de pala afasia de Broca. En este trastorno, la comprensión de
bra que refleja esta observación (figura 6.5). Observe palabras individuales escuchad as puede ser m uy
que su m odelo describe la prod ucción de palabras buena, com o pueden ser las oraciones que para su
habladas y escritas como procesos separados. Esto es com prensión no requieren procesam iento sintáctico
apoyado por la disociación entre la recuperación de elaborado. Tales oraciones com o El hombre azadona el
palabras habladas y escritas que ha sido observada jardín, son denom inadas sem ánticam ente restrin g i
en algunos pacientes. das porque su significado está constreñido por las
palabras que la com ponen (el jard ín no podría aza
donar al hom bre). En contraste, el significado de
C om prensión y prod u cción de o racio n es algunas oraciones, denom inadas oraciones sem án ti
cam ente rev ersib les, no está constreñido. U n ejem
En los párrafos anteriores se han considerado la plo de tales oraciones es El león persigne al tigre. Como
com prensión y la producción de p alabras solas. observam os en el análisis previo de la afasia de
C uando se consideran oraciones, es aparente que, Broca, son estas oraciones las que presentan proble
para adaptar el dicho fam iliar de la psicología de la mas de comprensión para estos pacientes.
G estalt, la oración es m ás que la sum a de sus pala En el área de producción del habla, se descubrió
bras. La com binación y arreglo de palabras en una que los pacientes con afasia de Broca tienen dificul
oración produce un significado m ás allá del de las tad en las tareas de nom inación y, a nivel de la ora
palabras individuales. Como se señaló con anteriori ción, tienden a producir habla que es marcadamente
dad, el estudio del significado al cual refiere el len carente de gram ática, un deterioro conocido como
guaje se conoce como sem ántica (del griego semanti- agram atismo. Existen dos grandes categorías de éste.
kos, "sig nificar, in d icar"). Los aspectos del orden y El agram atism o m orfológico está caracterizado por
form a de la palabra que especifican la relación entre un deterioro en el uso de palabras de función (con
las palabras en una oración y que por tanto contri junciones, artículos, preposiciones, etc.) y el deterio
buyen a su significado, son referidos com o sintaxis o ro en el uso apropiado de las term inaciones de las
gram ática (la palabra sintaxis viene del griego syn, palabras pero con la preservación del orden de la
"ju n to ", y taxon, "o rd en "; en consecuencia, la sinta misma. El habla telegráfica tan típica de la afasia de
xis se aboca a la relación entre orden y significado Broca ilustra esta form a de agram atism o (N iño dar
de las palabras. Las variaciones en la form a de una pelota árbitro). En contraste, el agram atismo sin tácti
palabra que sirven para especificar su relación con co se caracteriza por el patrón inverso de deterioro:
otras palabras en la oración, como la adición de ter uso intacto de palabras de función y term inaciones
m inaciones, también son asunto de la sintaxis). Para de éstas pero con perturbación del orden de las pala
construir una oración con significado, se debe trans bras y la elección de las m ism as (El niño pelota la mesa
form ar su contenido semántico en una com binación sobre está dando al árbitro). Am bos tipos de agram atis
de palabras específicas en un orden que se conforme mo son com unes en la afasia de Broca, aunque tam
y u tilice las reglas gram aticales del lengu aje. De bién pueden ser apreciadas en otros tipos de afasia,
m an era análoga, la com prensión de una oración incluso en la afasia de Wemicke.
requiere el proceso inverso; se deben transform ar las La afasia de argot, característica del habla fluida
estructuras gram aticales y los significados de pala apreciada en la afasia de W em icke, también ha sido
bras esp ecíficas en el contenido sem ántico que re clasificada en dos subtipos. El argot sem ántico se
presentan. caracteriza por el uso de palabras reales que son
El significad o de una oración, por tanto, se en com binadas de m anera inapropiada. En el argot
cuentra no sólo en el significado de sus palabras fon ém ico se em plean algunas palabras reales, pero
ind ivid uales, sino tam bién en la relación entre las el habla también contiene m uchas no-palabras (neo
palabras individuales inherentes en la sintaxis de la logismos).
oración. Por esta razón uno podría esperar que el
procesam iento de las oraciones involucra actos dife
rentes a la estructura de las palabras individuales, y Producción del habla
los resultados del estudio de lesiones apoya esta
noción. E xisten pacientes cuya com prensión o pro Como se describió con antelación, la producción del
ducción de oraciones están desproporcionadam ente habla requiere al m enos tres procesos: a) selección y
deterioradas en com paración con su procesam iento ordenam iento de los fonemas específicos requeridos
de palabras individuales. Esta disociación se aprecia para una articulación particular; b) coordinación del
140 PARTE II Neuropsicologia de los sistemas funcionales principales
Diapositiva: 1 2 3 4 5
FIGURA 6.7 Para detectar el patrón de activación específico a la verbaiización de palabras en sujetos normales, la ima
gen PET obtenida durante la escucha pasiva de palabras (en la figura 6.4) fue sustraída de la imagen cuando los sujetos
repitieron las palabras que habían escuchado. El resultado de esta sustracción mostró activación bilateral en la corteza
motora (diapositivas 1 y 2), la corteza insular izquierda (diapositiva 2), el cerebelo medio (diapositiva 4) y el área motora
complementaria (diapositiva 1). Debe hacerse notar que las áreas que mostraron activación durante la condición de escu
cha pasiva también fueron activadas durante la condición de habla pero no se aprecian en estas imágenes debido al pro
cedimiento de sustracción. (Tomado de Posner y Rnichle, 1994, p. US.)
Warrington (1984). Además, los datos de las imágenes cesos de producción de lengu aje más activo y con
revelaron algunos hallazgos inesperados. base semántica al pedir a los sujetos la generación de
Para describir los descubrim ientos de Posner y verbos que describieran la acción de los sustantivos
R aichle se deberán considerar sus experim entos en escuchados. En consecuencia, los sujetos tenían que
cierto detalle. Los investigadores emplearon una serie acceder a su conocim iento sem ántico relacionado
de sustracciones en un intento por identificar las con el sustantivo escuchado y generar un verbo que
estructuras específicamente activadas bajo diferentes denotara una acción relacionada. Por ejem plo, si el
condiciones de tarea. Prim ero, com o ya se observó, sujeto escuchaba la p alabra libro, podría decir leer.
in vestigaron el patrón de activación PET asociado Cuando las im ágenes PET obtenidas del estudio pre
con la escucha pasiva de palabras (véase figura 6.4). vio de rep etición pasiva fueron sustraídas de esta
Recuerde que en esta condición se apreció activación tarea de generación activa (figura 6.8), la activación
en la corteza temporal, bilateralmente, y en el área de se apreció en cuatro áreas: a) la corteza frontal
W ernicke. Luego Posner y Raichle sustrajeron este izquierda (el área de Broca); b) la circunvolución cin-
patrón cuando los sujetos repitieron de manera pasi gulada anterior; c) la corteza tem poral posterior
va las palabras escuchadas; el resultado de esta su s izquierda (el área de W ernicke), y d) el cerebelo dere
tracción se aprecia en la figura 6.7. En ella se revela la cho.
activación de cuatro áreas del cerebro: a) la corteza Se observa cómo la diferencia en los patrones de
m otora, bilateralm ente; b) la ínsula; c) la porción activación PET obtenidos durante la generación activa
m edial del cerebelo, y d) el área m otora suplem enta de palabras, en contraste con la repetición pasiva de
ria. Estos hallazgos son particularm ente interesantes palabras, es consistente con el modelo de dos vías de
porque im plican estructuras, como el cerebelo medio, producción del habla postulado por M cCarthy y
que por lo general no se considera que estén implica W arrington, quienes proponen que, subyacentes a
dos de m anera específica en la función del lenguaje. estos dos procesos, se encuentran m ecanism os neu-
A dvierta que se presum e que el m étodo de sustrac ronales separados. P osner y Raichle (1994) tam bién
ción revela aquellas áreas de activación que son espe encontraron evidencia para los dos m ecanism os de
cíficas para la tarea a ser realizada en relación con la producción del habla dentro del terreno de la gene
tarea que es sustraída de ella. Por tanto, en la tarea de ración de palabras, dependiendo de si el sujeto había
producción de palabra, también existe activación de practicado o no la tarea. Ellos compararon las imáge
la corteza temporal en ambos hemisferios y en el área nes del PET de los sujetos que generaron de manera
de Wernicke, pero estas activaciones son sustraídas y activa verbos a p artir de sustantivos en la form a ya
por ello no aparecen en la figura 6.7. descrita, con la PET de los m ism os sujetos después
Posteriorm ente, Posner y Raichle investigaron el de que tuvieron 15 m in u tos para estudiar una lista
patrón de activación cerebral involucrado en los pro diferente de sustantivos y ensayaron verbos apropia
142 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales
Diapositiva: 1 2 3 4 5
FIGURA 6.8 El resultado de la sustracción de la imagen PET obtenida cuando sujetos normales repitieron de manera
pasiva una palabra escuchada, de la imagen obtenida cuando los sujetos generaron una verbo relacionado con los sustan
tivos escuchados. La activación se apreció en la corteza frontal izquierda (diapositivas 1 y 4), la circunvolución angulada
anterior (diapositiva 1), la corteza temporal posterior izquierda (diapositivas 3 y 4) y el cerebelo derecho (.diapositivas 4 y 5).
Como en la figura 6.7, se ha empleado el proceso de sustracción para intentar cancelar las activaciones que no son especí
ficas a la tarea. (Tomado de Posner y Rnichle, 1994, p. 120.)
dos. Cuando se les presentó a los sujetos la lista de m ático del caso clásico de alexia sin agrafía de Deja
sustantivos que habían estado repasando, realizaron rme; sin embargo, una exploración más completa de
la tarea de generación en form a eficiente, como los deterioros de lectura adquiridos (alexia o, en su
podría esperarse. Además, las imágenes de PET fue forma m enos severa, dislexia), surge de la investiga
ron diferentes a las obtenidas en la condición sin ción de los patrones de deterioro y función conserva
práctica. Las activaciones observadas en la últim a da apreciados en diferentes form as de dislexia adqui
condición no estuvieron presentes (figura 6.9). Más rida. Conform e se revisen los grandes tipos de tras
aún, se descubrió que la condición sin práctica esta tornos de lectura que ocurren tras lesiones al cerebro,
ba asociada con una disminución en la actividad de la se encontrará que no todos ellos están asociados con
corteza insular (la cual está activa durante el habla lesiones de la circunvolución angular. De hecho, en
pasiva de la escucha de palabras) y que esta disminu algunos casos, la ubicación de la anorm alidad cere
ción no estaba presente en la condición con práctica bral no se conoce con precisión.
(figura 6.10). Después de la tarea de práctica, se soli Existen dos grandes categorías de dislexia: las dis-
citó de nuevo a los sujetos una generación de verbos lexias de la form ación visual de la palabra y las disle-
a partir de una nueva lista de sustantivos. En esta xias centrales. Las prim eras han sido conceptualiza-
condición de control, sus reconocim ientos volvieron das como la perturbación del procesam iento inicial
al patrón observado previamente en la condición sin de una palabra como unidad visual. En contraste, las
práctica. segundas son entendidas com o la interferencia en las
Estos h allazgos condujeron a Posner y Raichle últimas etapas del proceso de lectura.
(1994) a hipotetizar que existían dos vías que media Dentro de las dislexias de la formación de la pala
ban la realización de las tareas de generación, una bra, la d islexia de deletreo se caracteriza por pérdi
que m ediaba el procesam iento autom ático e involu da de la capacidad para reconocer las palabras como
craba a la corteza insular, y una segunda que media unidades visuales coherentes. La capacidad normal
ba la generación activa no-autom ática y que involu para hacer esto se refleja en el hecho de que todas las
craba la activación de la corteza frontal izquierda, la palabras son leídas rápidam ente como letras indivi
corteza cingulada anterior, la corteza tem poral pos duales. En contraste, la v elocid ad de lectura de los
terior izquierda y el cerebelo derecho, con la activa pacientes con dislexia de deletreo es lenta y propor
ción dism inuida de la corteza insular. cional a la longitud de la palabra; es decir, leen letra
por letra. En la dislexia de exclusión, la parte inicial
o term inal de una palabra es leída de m anera erró
Deterioros de lectura adquiridos nea. Estos errores no son sim ples elim inaciones sino
que, m ás bien, son su stituciones que producen una
En el capítulo 1 observamos lo útil que es la hipótesis palabra real, aunque errónea. Son ejem plos peso por
de la desconexión en la explicación del cuadro sinto beso y chanclo por chango. La d islex ia de atención,
CAPÍTULO 6 Lenguaje 143
una condición rara, se caracteriza por una incapaci estándar de lo-im preso-a-son ido del lenguaje; el
dad para leer palabras y letras cuando aparecen con sujeto está leyendo por sonido y no puede reconocer
otro m aterial escrito, pero los pacientes tienen habili las palabras que no siguen estas reglas estándar. En
dad preservada para leer palabras o letras aisladas. contraste, en la d islex ia fo n o ló g ica (también deno
Dentro de la categoría de dislexias centrales, aque minada lectura global) la lectura del paciente parece
llos trastornos del procedimiento que siguen al análi u tilizar un vocabu lario visualizado aprendido y la
sis visual inicial de una palabra impresa, existen dos lectura por sonido está deteriorada. La naturaleza
principales tipos de trastorno. En la dislexia superfi del deterioro en estas dos form as de dislexia puede
cial (tam bién denom inada lectura fon ológica o lec ser ilustrada al com parar los rendimiento en la lectu
tura por sonid os) la lectura parece seguir las reglas ra de palabras com unes fonéticam ente irregulares
144 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales
TABLA 6.5 Rendimiento en la lectura de palabras tipo de trastorno de lectura pu ed en exhibir algunas
fonéticam ente regulares e irregulares en las disléxias deficiencias de lectura sorprendentem ente específi
superficial y fonológica. cas. Algunos están deteriorados en la lectura de for
m as gram aticales específicas, com o las palabras de
Dislexia D islexia función (por ejem plo, también y por), term inaciones
de superficie fonológica (por ejem plo, las de gerundio y participios), ad jeti
(lectura (lectura vos o sustantivos. En otras in stan cias, la esp ecifici
por sonidos) global) dad del deterioro se presenta a lo largo de dim ensio
Palabras nes sem ánticas. En consecuencia, se han reportado
comunes fonéti normal normal • pacientes que tienen severo deterioro en la lectura de
camente regulares palabras abstractas, m ientras que su habilidad para
leer palabras concretas sólo está levem ente deterio
Palabras deteriorado . normal • rada. Este tipo de deterioro ha sido denominado d is
comunes fonéti lex ia profunda. Al m enos se ha reportado un caso de
camente irregulares un paciente que exhibe el patrón opuesto. Adem ás,
los investigadores de pacientes con dislexia profun
Palabrassin normal - deteriorado
da han descrito tres tipos de errores com etidos por
sentido o poco
comunes fonética los pacientes con este trastorno: semántico (paseo por
mente regulares caminar), de derivación (dorm ir por dormido) y visual
(bizco por disco). Los pacientes con dislexia profunda
por lo general com eten los tres tipos de errores, pero
la proporción de cada tipo varía bastante de paciente
(las cuales pueden ser leídas por medio de la lectura a paciente.
visual pero no por vía de la decodificación fonológi La esp ecificid ad del d eterioro observado en los
ca). Las dos form as de la dislexia exhiben una diso pacientes con dislexia superficial, dislexia fonológi
ciación doble en estas tareas (tabla 6.5). La dislexia ca y las diversas form as de d islex ia profunda p ro
superficial se caracteriza por una incapacidad para porcion an im p ortantes p istas en relación con la
leer palabras fonéticam ente irregulares pero con la naturaleza y organización de los sistem as cognitivos
capacidad preservada para leer palabras sin sentido subyacentes a la lectura. En particular, sobre la base
y palabras poco com unes fonéticam ente regulares. de estos datos, se ha propuesto u n m odelo de dos
La d islexia fonológica se caracteriza por el patrón vías para el proceso de lectura (Patterson, M arshall
opuesto. Observe que am bos grupos son capaces de y C oltheart, 1985). Este m odelo postula que, tras el
leer palabras comunes fonéticamente regulares debi análisis de la form a visual de la palabra, perturbada
do a que pueden ser leídas a través de la decodifica en la dislexia de deletreo, existen rutas paralelas
ción fonológica o por medio de la lectura visual. para el análisis del sonido de una palabra y el análi
E xisten pacientes con síntom as de am bas disle- sis de su significado (figura 6.11). Este modelo tiene
xias. E llos están severam ente deteriorad os en la im plicaciones para las estrategias de curación tanto
decodificación fonética de las palabras y han perdi para las personas con dislexia adquirida como para
do parte de su vocabulario visualizado. Al utilizar su los niños con discapacidades de lectura en su desa
vocabu lario visual residual, los pacientes con este rrollo.
P alab ra a
d eletrea r
riorado, lo cual sugiere que su deletreo se apoya en el La agrafía espacial se refiere a los deterioros en el
acceso a un vocabulario establecido de corresponden deletreo y la escritu ra que son secu n d arios a los
cias palabra-deletreo más que en el conocim iento de deterioros en el procesam iento espacial. Esto inclu
las correspondencias letra-fonema. Se aprecia que el ye errores en la orien tación de las letras escritas,
deletreo por sonido es análogo a la lectura por sonido exclu sión del lado derecho o, con m ás frecuencia,
y que el deletreo con base en vocabulario es análogo a del lado izqu ierdo de una p alabra; y errores en el
la lectura por visualizadón del vocabulario. espaciam iento. Com o tales, en realidad no son erro
Los trastornos de ensam ble de d eletreo se m ani res de lenguaje. Los trastornos en el procesam iento
fiestan en un deterioro específico para seguir la espacial serán discutidos con m ás detalle en el capí
secu enciación de letras. La tendencia de los pacien tulo 7.
tes con este desorden a recuperar las letras correctas
de una palabra mas no en su orden correcto ha con
ducido a la hipótesis de que la inform ación concer CONSIDERACIONES TEÓRICAS POSTERIORES
n ien te al orden se h a perdido entre el m om ento en
que se accede a la secuencia de letras y el m om ento En este punto se retom ará el tem a acerca de: ¿cuál
en que la palabra es escrita o deletreada. Esto, a su es la naturaleza del procesam iento que es m ediado
vez, nos conducen a la hipótesis de que existe un por la gran m asa de tejido neuronal en el lóbulo pa
alm acén tem p oral grafém ico, un espacio de corto rietal p osterior izqu ierd o, a la cual se le designa
p lazo para la secuencia de letras recu perada que como el área de Werrúcke? Es tentador considerar al
deletrean las palabras, que es análogo a la m em oria área de W ernicke com o la "bod ega de las asociacio
verbal a corto plazo (Caramazza et n i, 1987). nes au ditivas", el gran lexicón o diccionario del ce
U n área final de disociación inesperada en el dele rebro dentro del cual se alm acen an las p alabras y
treo se aprecia en el terreno de la salida. Existen su s sign ificad os. Sin em bargo, existe evidencia de
rep ortes de pacientes que son capaces de deletrear que éste no es el caso. Es posible que la evidencia con
oralm ente pero no cuando escriben, y el patrón a la m ayor certeza provenga de las afasias trascorticales.
in versa tam bién ha sido reportado. Incluso existen Recuerde que en la afasia sensorial trascortical y en
reportes de disociaciones entre el deletreo cuando se la afasia trascortical m ixta se observan pacientes en
m ecanografía y deletreo cuando se escribe. Estas los que el área de W ernicke está intacta, pero m ues
d isociaciones han conducido a un m odelo de dos tran un deterioro significativo en la comprensión del
vías del deletreo (figura 6.12) en el cual el deletreo es lenguaje. Como se concluyó durante la discusión de
con ceptualizad o com o logrado norm alm ente a tra la afasia trascortical, esto indica que las áreas exter
vés de dos vías posibles, el deletreo con base en voca nas a las áreas clásicas del lenguaje son vitales para
bulario' y el deletreo a partir de sonidos (McCarthy y la comprensión normal.
Warrington, 1990). Los resultados de uno o ambos de Si el área de Werrúcke no es el gran diccionario del
estos procesos son guardados brevem ente en el cerebro, ¿entonces cuál es su función? Los datos de
alm acén tem poral grafém ico hasta que tiene lugar pacientes con afasia y, en particular, los deterioros
uno de varios procesos de salida. asociados con la afasia trascortical, sugieren que el
área de W ernicke funciona com o una especie de
m ediador o agente entre las estructuras que apoyan
Escritura el procesam iento auditivo, com o las representacio
nes auditivas internas (es decir, la corteza auditiva) y
El deterioro en la escritura se aprecia en la asociación las que apoyan el conocim iento del lenguaje y las
con la afasia. En contraste, el deterioro selectivo en la correspondencias len gu aje-sign ificad o (la corteza
capacid ad para escribir es relativam ente raro. No posterior izquierda y probablem ente otras áreas del
obstante, se han reportado casos de agrafía pura y no hemisferio izquierdo y partes del derecho). Por tanto,
hay duda de que dicho trastorno existe. Se han repor la producción espontánea de habla requiere la trans
tado sorprendentes asociaciones entre habilidad de formación de significado en representaciones auditi
teriorad a para producir lenguaje escrito y relativa vas. Entonces el área de Broca está involucrada de
preservación de la habilidad para deletrear oralmen m anera crítica en la transform ación de estas rep re
te y form ar palabras con bloques de letras (Crary y sentaciones au ditivas en program as para el m ovi
H eilm an, 1988; Zangw ill, 1964). La agrafía pura se m iento coordinado de la m usculatu ra bucal. En la
conceptualiza como un tipo específico de la clase de com prensión del lenguaje, el área de Wernicke sirve
trastornos de m ovim iento voluntario conocidos co como función transform adora, hace surgir significa
mo apraxias (véase capítulo 9). dos de aquellas partes del cerebro que apoyan el
CAPÍTULO 6 Lenguaje 147
conocim iento del lenguaje en respuesta a las repre crado en el lenguaje, durante un siglo del descubri
sentaciones auditivas en marcha. m iento pionero de Broca el hem isferio izquierdo se
Una m etáfora ayuda a clarificar esta visión del consideró dom inante para el lenguaje y también que
papel de las áreas del lenguaje. La biblioteca pública el hem isferio derecho no tenía ningún papel (de
de N ueva York tiene un servicio, com o parte de su nuevo se hace alusión a la m ayoría de los individuos
departam ento de referencias, que perm ite a la gente derechos. Com o ya se ha discutido anteriorm ente,
telefonear para realizar preguntas de referencias, entre las personas zurdas existe más variabilidad en
como ¿cuál fue el nombre de la cuarta esposa de Calí- cuanto a cuál hem isferio está especializado para el
gula? Entonces el personal busca la respuesta y la pro habla). Varios métodos que se han revisado con ante
porciona al usuario. En esta metáfora, el área de Wer- lación han proporcionado evidencia para apoyar esta
nicke es la bibliotecaria que recibe la llam ada. Ésta noción. En particular, se pu ede dem ostrar que el
com prende la pregunta y dirige al personal de la hem isferio derecho está extrem adam ente limitado en
biblioteca hacia partes particulares de la misma donde sus capacidades discursivas; es capaz de expresar
está alm acenada esta inform ación. En esta forma la sólo unas pocas palabras. P or ejem plo, las palabras
bibliotecaria es una relación entre quien realiza la lla presentadas en detalle al hem isferio derecho de un
mada y los anaqueles de la biblioteca. La bibliotecaria paciente con com isurotom ía no pueden ser leídas, y
no posee el conocimiento solicitado, aunque es capaz de hecho, bajo estas condiciones, el paciente es inca
de determ inarlo a partir de las áreas de la biblioteca paz de establecer verbalm ente incluso si una palabra
en las que esté alm acenado. Si se desea extender la fue presentada en absoluto.
m etáfora para incluir el área de Broca, es necesario Para evaluar a las capacidad es de com prensión
im aginar que una asistente traiga la inform ación a la del hemisferio derecho esencialm ente mudo, es nece
bibliotecaria de referencia, quien luego lo pondrá en sario exam inarlo sin requ erir la producción de len
m anos de otra bibliotecaria (el área de Broca) que guaje, como en las pruebas que requieren emparejar
organiza y entrega la respuesta al solicitante. una palabra con una im agen (pruebas de vocabula
El objetivo de esta metáfora es que el área de Wer- rio pictográfico), o recoger o m anipular objetos en
rúcke no es un alm acén del lenguaje o el significado, una forma tal que se dem uestra la com prensión (ta
sino una interfase o m ediador entre las representa reas de fichas). Al usar tales m étodos en pacientes
ciones lingüísticas sonoras (palabras escuchadas) y con cerebro dividido, Zaidel (1976) demostró que el
el sign ificad o. Com o tal, opera en am bas direccio hem isferio derecho tem a una com prensión de voca
nes, hace surgir el significado de las representacio bulario equivalente a la de un niño de 4 años de
nes verbales auditivas (com prensión del lenguaje) y edad. Esto, obviamente, es inferior al vocabulario del
transform a el significado en representaciones verba hem isferio izquierdo, aunque es una capacidad de
les au ditivas (una etapa en la prod ucción del len lenguaje sign ificativa cuando se le com para con la
guaje). incom petencia lingüística general que ha sido atri
Es posible que las neuronas dentro del área de la buida al hem isferio derecho.
circunvolución angular jueguen un papel análogo en Existe otro im portante terreno del lenguaje en el
relación con las transform aciones visual-significado, cual el hemisferio derecho no sólo posee competencia,
sirviendo com o m ediador entre el lenguaje visu ali sino que puede estar involucrado en el procesamiento
zado y el significado, aunque el hecho de que la afa rutinario del lenguaje. Al parecer, el hemisferio dere
sia de W em icke esté asociada con la alexia m uestra cho juega un papel im portante en la producción y
que el área de Wernicke es un com ponente necesario com prensión del contenido em ocional inherente en
en este proceso de transformación. Com o ocurre con las cualidades tonales del discurso, conocidas como
el área de W ernicke, el proceso de transform ación prosodia. Una perturbación en el procesamiento de la
m ediado por la circunvolución angular puede ir en prosodia recibe el nombre de aprosodia y puede ser
cualquier dirección, haciendo surgir significados a expresiva o receptiva. Oliver Sacks (1985) describió a
partir de las representaciones visual-verbal (palabras un paciente con lesión en el hemisferio derecho quien,
leídas) y transform and o el significad o en form a al escuchar un discurso del presidente por televisión,
visual-escrita (escritura). fue incapaz de percibir su tono emocional y permane
ció indiferente ante sus aspectos dram áticos, escu
chando sólo el argumento lógico (o falta del mismo).
HEMISFERIO DERECHO Y LENGUAJE 1 4 7 En contraste, se observó que un grupo de pacientes
con afasia de Wemicke, cuando escuchaban el mismo
A pesar de las tem pranas especulaciones de H ugh- discurso, caían en una risa incontrolable conforme
lings-Jackson de que todo el cerebro estaba involu com prendían el tono em ocional y dramático del dis-
148 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales
curso (en apariencia m iraban a través del m ismo), a Sin em bargo, la im portancia del hem isferio dere
pesar de que no comprendían lo que se decía. cho para procesar los aspectos tonales del lenguaje
Estos recuentos anecdóticos son consistentes con no es absoluta. La perturbación en la producción de
los estu d ios experim entales que han dem ostrado los aspectos tonales del lengu aje en una form a que
deterioro después de lesiones en el hem isferio dere produce distorsión de la articu lación, denom inada
cho en la apreciación de las connotaciones de la emo síndrom e de h ab la extranjera, ha sido reportada tras
ción y el significado im plícitos en los aspectos tona daño en el hem isferio izquierdo anterior, que incluye
les del lenguaje. También existe evidencia de que los el lado izquierdo de los ganglios basales (Graff-Rad-
pacientes con lesiones en el hem isferio derecho son ford et al., 1986; Gurd et al., 1988). Por tanto, a pesar
m enos capaces de utilizar variaciones en la entona de la evidencia conceptual de la asociación entre
ción del discurso para expresar em oción o significa daño en el hemisferio derecho y dificultades prosódi
do (Ross, 1981). Este y otros hallazgos sim ilares han cas, aún no queda claro si estas dificultades son efec
conducido a la suposición de que existe una varie tos específicos del daño en dicha zona del cerebro.
dad de aprosodias que son análogas a las variedades En una sección p revia se argum entó que las afa
de afasia (G orelick y Ross, 1987). Esto aún debe ser sias trascorticales apoyan la proposición de que las
investigado. áreas extern as a las áreas clásicas del lenguaje tie
A dicional a esta im portante contribución del he nen im portancia vital para el proceso del lenguaje y
misferio derecho en el procesam iento de los compo que el área de W ernicke, lejos de ser el almacén del
nentes em ocionales del lenguaje, existe evidencia de conocim iento del lenguaje, sirve para m ediar e inte
que este hem isferio contribuye a la com prensión de grar los procesos de lenguaje que están representa
los aspectos semánticos del lenguaje foném ico basa dos en diversas áreas dispersas en la corteza, presu
dos en los hablantes de lenguas com o el chino, que m iblem ente dentro del h em isferio izquierdo. Esta
utilizan de m anera extensa variaciones sutiles en el discusión de las capacidades de lenguaje del hem is
tono com o m arcadores de significado. Se ha dem os ferio derecho refuerza la idea de que el lenguaje está
trado que la incidencia de afasia receptiva tras lesio representado en toda la corteza cerebral. Estas con
nes en el hem isferio derecho, es m ayor en los hablan sideraciones, ju n to al h ech o dem ostrable de que el
tes de un lenguaje considerablem ente tonal, como el área de W ernicke, el área de B roca y la circunvolu
chino, en com paración con los hablantes de los len ción angular, cada u na ju eg a un papel im portante
guajes europeos (Yu-Huan, Ying-Q uan y Gui-Qing, en el lengu aje, tien e im p licacio n es para la contro
1990). versia localizacionista-holista discutida con antela-
CAPÍTULO 6 Lenguaje 149
A) B) Q D)
FIGURA 6.15 Vistas laterales de los hemisferios cerebrales izquierdo (fila superior) y derecho (fila inferior) de A) un oran
gután, B) un vaciado endocraneal del hombre de Pekín, C) un feto humano y D) un macho adulto. Las flechas marcan el
final de la cisura de Silvio, la cual es más grande en el derecho que en el izquierdo. (Tomado de IcMmj, 19S4, p. 52.)
asimetría anatómica que corresponde a una asimetría hasta los prim ates ancestros. Ésta es una tarea muy
funcional pero que no es una condición necesaria para difícil de abordar, debido a que no se tienen especí
la asimetría funcional. m enes de cerebros de los prim ates ancestros, y aun
La segunda precisión es un recordatorio de lo pri cuando se tuviesen, no se posee un conocim iento
m itivo que es la com prensión del sustrato neuronal extenso de la relación entre la estructura cerebral y la
del lenguaje, a pesar de la identificación de aquellas función del lenguaje.
asimetrías anatómicas en las áreas que son im portan A pesar de estos serios obstáculos, existen algunas
tes para el lenguaje. Todavía se espera en identificar pistas que pueden ser vislum bradas de los cerebros
un área que incluya parte del área de W em icke, que de otros prim ates y de los fósiles de los prim eros
sea más grande en el hem isferio del habla y otra que ancestros (LeMay, 19S4). Los cráneos fosilizados pue
corresponda al área de Broca que tenga una arbori- den proporcionar datos acerca del cerebro que una
zación (ram ificación) dendrítica más extensa que el vez contuvieron debido a que el cerebro en desarro
área hom ologa de la derecha. Esto no es para m enos llo deja improntas de sus características estructurales
preciar lo que pueden ser los prim eros pasos hacia sobre la superficie interior del cráneo. Al obtener un
una com prensión de los procesos sobre el nivel neu vaciado de esta su perficie in terior del cráneo — lla
ronal que subyace al lenguaje; es sólo para puntuali m ado vaciado endocraneal o endom olde— es p osi
zar cuán lejos se está de tal comprensión. ble darse una idea de las características estructurales
del cerebro que contuvo el cráneo.
Los endom oldes del cráneo del hom bre de N ean
LA EVOLUCIÓN DEL LENGUAJE H UM AN O derthal de La C hap elle, quien se cree vivió hace
aproxim adam ente 50 000 años, m uestra que el final
Se concluirá la consideración del lenguaje con un vis de la cisura de Silv io es m ás gran d e en la derecha
tazo a uno de los problem as m ás intrigantes que que en la izquierda, un hallazgo que es cierto en los
posee el lenguaje humano: ¿cómo evolucionó? Se ha hum anos m odernos. También esto se ha encontrado
sugerido que existe evidencia significativa, aunque en los endom oldes del crán eo del H om o erectus,
no concluyente, de que el lenguaje es único a los quien se cree vivió hace 300 000-500 000 años, y del
humanos. Sin embargo, si éste es el caso o no lo es, se hom bre de P ekín, quien vivió aproxim adam ente
puede preguntar en qué m edida es posible rastrear hace 500 000 años. También se han observado asim e
la evolución del sustrato neuronal para el lenguaje trías similares en los cerebros de m uchas especies de
CAPÍTULOS Lenguaje 151
grand es sim ios y son particularm ente prom inentes didos en térm inos del daño a tales áreas y los tractos
en el orangután (figura 6.15A). Esta asim etría tam de fibras que los conectan. Este modelo de síndrome
bién se ha visto, en m enor extensión, en los cerebros de desconexión ha sido ú til para explicar algunos
de m onos. otros d esconcertantes patrones de deterioro y p re
Las implicaciones de estos hallazgos para una com servación de fun ción , com o el patrón de la rep eti
prensión de la evolución del lenguaje aún no son cla ción deteriorada pero habla espontánea preservada
ras, en particular porque, como se ha enfatizado con que caracteriza a la afasia de conducción y el síndro
antelación, todavía no se tiene certeza de que la asime me de alexia sin agrafía, p ara citar sólo dos ejem
tría en el ángulo de la cisura de Silvio en los humanos plos.
esté relacionada con el lenguaje. No obstante, es tenta A pesar de su utilidad, el modelo del síndrome de
dor especular que el hallazgo de esta asimetría en los desconexión tiene algunas desventajas. En particu
ancestros humanos, quienes pudieron no tener lengua lar, no puede dar cuenta de m anera adecuada de
je, y en las especies de primates contemporáneos que, ciertas disociaciones que han emergido en el estudio
hasta donde se sabe, tampoco poseen lenguaje, puede de los trastornos del lenguaje. Esto ha conducido a
indicar que la capacidad para el lenguaje humano refle un enfoque más cognitivo, el cual pretende inferir la
ja la modificación, a través del proceso de evolución, de estructura de los procesos cognitivos involucrados
un aparato neuronal básico de primate más que la evo en el lenguaje a partir de los patrones de disociación
lución de un aparato neuronal completamente nuevo apreciados después del daño cerebral. Estas inferen
para el lenguaje. Los reportes de que macacos japone cias con frecuencia tom an la form a de m odelos de
ses m uestran especialización de hem isferio izquierdo procesam iento de inform ación y éstos, a su vez,
para el reconocimiento de llantos específicos de la espe usualmente conceptualizan un aspecto particular del
cie (Kandel et ni, 1995) también parecerían ser consis procesamiento lingüístico com o procesado por cana
tentes con esta perspectiva. Sin embargo, esto seguirá les paralelos, com o se vio por ejemplo, en los m ode
siendo un tema especulativo durante algún tiempo y, los de dos vías de lectura y deletreo.
en cualquier caso, debe ser cuestión de grado debido a En la m ayoría de los individuos, la representación
que las estructuras que median el lenguaje deben ser al del lenguaje está lateralizada hacia el hem isferio
mismo tiempo diferentes y derivadas de estructuras en izquierdo y relativam ente focalizada dentro de las
los ancestros quienes no poseían lenguaje. áreas del habla anterior y posterior de tal hemisferio.
De hecho, el lenguaje es la más localizada de todas las
funciones cognitivas de orden superior. No obstante,
RESUMEN existe evidencia convincente de que el procesamiento
del lenguaje, lejos de estar confinado a las áreas clási
El lenguaje es un tem a de la neuropsicología de los cas del lenguaje, es mediado por extensas áreas corti
más antiguos, y probablemente el estudiado con más cales en ambos hemisferios. Ejemplos de esta eviden
intensidad. Una razón para este intenso interés es la cia incluyen el efecto de las lesiones del hem isferio
im portancia del lenguaje para los seres hum anos. El izquierdo externas a las áreas clásicas del lenguaje
lengu aje tiene enorm e im portancia práctica en la sobre el habla espontánea en la afasia trascortical, el
vida cotidiana, y ha generado gran interés teórico, en efecto de las lesiones en cualquier hem isferio sobre
parte porque existe razón para creer que es un proce la producción y la com prensión de la prosodia, y el
so ú nico al Hom o sapiens. Además, el lenguaje es un hallazgo de que el h em isferio derecho posee una
fenóm eno discreto, en el sentido de que se conoce capacidad significativa para la comprensión del len
una b u en a cantidad acerca de lo que es y de lo que guaje. Además, para parafrasear una conclusión ver
no es lenguaje, y hay una larga tradición de investi tida hace mucho por Hughlings-Jackson, el deterioro
gación em pírica y teórica del lenguaje que puede ser primario en un sistema cognitivo que no es explícita
invocada para ayudar al análisis y la comprensión de mente lingüístico no obstante tendrá un efecto secun
los trastornos en este terreno. Estos factores también dario que se m anifestará a sí mismo en el terreno del
convierten al estudio de los trastornos del lenguaje lenguaje, como cuando un paciente con una deficien
en una estrategia fructífera para la búsqueda de una cia en el procesam iento espacial no puede describir
com prensión m ás general de la relación entre cere verbalmente cómo ir de una ubicación a otra.
bro y cognición. Aunque la asim etría funcional entre los hem isfe
A l exam in ar estos trastornos se ha encontrado rios fue estab lecid a con firm eza por el trabajo de
que ciertas áreas del cerebro humano son particular Broca a m ediados del siglo xix, no fue sino hasta
m ente im portantes para el lenguaje y que los tras 1968 que las asim etrías hem isféricas anatómicas fue
tornos del lenguaje con frecuencia pueden ser enten ron establecidas de m anera definitiva. Estas asim e
152 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales
trías anatóm icas involucran áreas que están im plica de que las estructuras neuronales que m edian el len
das en la función del lenguaje, y se presum e por guaje en los hum anos m od ern os evolucionó de
tanto que están relacionadas con la especialización estructuras ya b ien desarrolladas en el cerebro p ri
del lengu aje del hem isferio izquierdo, aunque esto mate m ás prim itivo, más que reflejar la evolución de
debe ser establecido por completo. Una de estas asi un su strato n eu ron al rad icalm en te nuevo para el
m etrías, el h allazgo de que el extrem o posterior de lenguaje. Sin em bargo, en el presente, los datos que
la cisu ra de Silvio está m ás baja sobre el izqu ierdo tienen relación con este p roblem a son poco conclu
que sobre el derecho, ha sido id en tificad a en los yentes. En consecu en cia, las so lu cion es intentadas
vaciados endocraneales de varios ancestros tem pra con base en el conocim iento actual de las bases neu-
nos de los hum anos y en los cerebros de m uchos pri robiológicas del lengu aje aún son m uy esp ecu lati
m ates contem poráneos. Esto proporciona una pista vas.
C A P Í T U L O
Procesamiento espacial
Si el lenguaje es una capacidad exclusivamente humana, la En contraste con esta función simbólica, una represen
habilidad para orientar y dirigir el movimiento en el espa tación mental puede capturar algunas características rea
cio es esencial para la sobrevivencia de todos, menos los ani les de (y en consecuencia ser análogo a) aquello que repre
m ales más sim ples, esta capacidad debe haber em ergido senta. Por ejem plo, la Luna podría ser dibujada por un
muy temprano en el curso de la evolución. Consistente con círculo. A esto se le denom ina rep resen ta c io n es a n a ló
estas diferencias, los modos de cognición que median el len g ic a s . Las representaciones m entales del espacio, como
guaje y el procesam iento espacial son sorprendentemente una imagen de la distribución del mobiliario en un cuarto
diversos. Las representaciones m entales que subyacen al fam iliar o las ubicaciones relativas de las ciudades en un
lenguaje son rep resen ta cio n es s im b ó lic a s . Por ejemplo, mapa, son analógicas, aunque el contenido de las imáge
una palabra es un sonido o un patrón escrito que por lo nes podría ser representado de manera simbólica con una
general no m antiene una relación directa con la cosa que descripción verbal o las coordenadas de latitud y longitud.
denota (aunque ciertos usos poéticos de palabras como De hecho, esta distinción no es tan clara como parece.
zumbido o siseo luchan contra tal relación, un recurso lite Es bien sabido que las imágenes mentales no son represen
rario llamado onomatopeya). Todo mundo conoce el objeto taciones verídicas (ciertas) del m undo externo. Esto es
al que se refiere la palabra luna, aunque no haya. nada claro para la m ayoría de la gen te a quien, habiéndosele
intrínseco en dicho término que teiiga algo que ver con el pedido form ar una imagen de, por decir, el Partenón, luego
satélite natural que gira en torno a la Tierra cada mes. se les solicita indicar cuántos pilares se alinean en sn
154 PARTE II Neuropslcología de los sistemas funcionales principales
fachada. A unque una pequeña m inoría de gente es capaz Estados Unidos y luego im aginar las ubicaciones de Reno
d e fo r m a r im ágenes com pletam ente verídicas, llam adas y San Diego, los sujetos tienden a visualizar Reno hacia
im á g en es e id é tic a s , la mayoría form a imágenes que con el este de San Diego porque creen que esto es así (Stevens
tienen m enos inform ación que una fotografía. De hecho, y Coupe, 1978). De hecho, Reno se encuentra al oeste de
las representaciones mentales de las relaciones espaciales San Diego. Como se verá, el hecho de que la información
están bastante influenciadas por la comprensión sim bóli espacial puede ser codificada en m últiples fo rm a s y esté
ca o conceptual del mundo. Una ilustración de esto es el sujeta a m últiples influencias, com plica los intentos por
hallazgo de que, cuando se les pide imaginar un mapa de com prender su base neuronal subyacente.
un especialista del lenguaje que el hem isferio dere egocéntrico tiene al cuerpo como su centro, y todas
cho es un especialista espacial. Es probable que esta las ubicaciones se definen como posiciones relativas a
d iferencia tiene, al m enos en parte, algo que ver con dicho centro. El fam iliar esquem a del "relo j" usado
la heterogeneidad de m uchos procesos que en oca por los pilotos aviadores para identificar la ubicación
siones equivocadam ente se agrupan en el construc- de los aviones enem igos es un ejem plo de sistem a
to u n ificad o r del procesam iento espacial. M uchos coordinado egocéntrico, como lo son las denom ina
de esto s p rocesos req u ieren la p a rticip ació n del ciones menos precisas de "izquierda" y "derecha".
hem isferio izquierdo para su buena ejecución. El espacio alocéntrico (del griego allos, "otro") se
A un puede haber otro sentido en el cual el hem is refiere a las representaciones del espacio en las cuales
ferio derecho es m enos especializado para el procesa el lugar es definido por un sistem a de coordenadas
m iento espacial de lo que el izquierdo es para el len que es independiente al observador. El sistema de
guaje. M ientras que el hem isferio izquierdo muestra coordenadas puede tener puntos de referencia distan
localización intrahem isférica significativa en su tes, como los puntos globales usados por el sistema de
m ediación del lenguaje, en el hemisferio derecho no longitud y latitud o las posiciones de las estrellas usa
se han demostrado áreas análogas al área de Broca, al das en la navegación estelar. De hecho, la navegación
área de W ernicke y a la circunvolución angular para es considerada una tecnología para definir la posición
la m ediación del procesam iento espacial. En conse de uno dentro del marco de referencia alocéntrico. El
cuencia, el procesamiento espacial parece estar repre lugar en el espacio alocéntrico se define en términos
sentado de manera más difusa en el hem isferio dere de un sistema de coordenadas que utiliza característi
cho de lo que el procesamiento del lenguaje lo está en cas locales com o puntos de referencia, como señales
el izquierdo (Semmes, 1968). Los fundam entos para en una ciudad, el plano de una habitación o las pro
esta diferencia constituyen una interesante área para piedades de relación de diversos objetos. En suma, la
la especulación. Es tentador atribuir la diferencia a orientación dentro del espacio corporal y del espacio
problemas intrínsecos en la naturaleza del lenguaje y egocéntrico utiliza al cuerpo como un marco de refe
el procesam iento espacial, pero existen otros factores rencia, mientras que la orientación dentro del espacio
subyacentes a estas diferencias. Por ejem plo, en el alocéntrico utiliza objetos externos para definir un
curso de la evolución, el procesamiento espacial pre m arco de referencia. Se verá que existe evidencia de
cedió m ucho antes al procesam iento del lenguaje. que diversos m ecanism os neuronales subyacen a la
Puede ser que la representación más difusa del proce orientación en estos marcos de referencia.
sam iento espacial, tanto en el hem isferio derecho
como en el cerebro como totalidad, esté relacionada
con su desarrollo evolutivo más temprano. Primeros estudios empíricos
ESPACIO CORPORAL
Superficie corporal
Localización visual
identificación de objetos que son tocados o el espacio
que se explora de m anera tactual. Las deficiencias en la lo ca liz a ció n v isu al han sido
definidas como deterioros en la habilidad para apun
tar hacia o tocar un estím ulo visual en ausencia de
ESPACIO EGOCÉNTRICO deterioro visual prim ario, som atosensorial primario
o motor prim ario. Holmes (1918) reportó a pacientes
Desorientación visual que fueron incapaces de apuntar hacia un estím ulo
visual pero que no tuvieron deterioro para fijar un
Prim ero considere el caso más simple de localización estímulo visual y para apuntar hacia la ubicación de
espacial, la ubicación de un solo punto en relación con estím ulos auditivos o táctiles. Desde entonces, han
el observador. Esta capacidad parecería ser un prerre- habido m uchos reportes de deficiencias en apuntar
quisito para todo procesamiento espacial más compli hacia un estím ulo en ausencia de desorientación
cado. Se ha visto que las estructuras neuronales en el visual prim aria o de deterioro proprioceptivo, cines-
sistem a visual están organizadas en forma retinotópi- tésico o motor. Este deterioro, al cual se le ha denom i
ca. Esto se refiere a que la ubicación específica sobre la nado ataxia óptica, constituye una perturbación en la
retina estim ulada por un solo punto es codificada en coordinación de los procesos visuales y motores.
varias estructuras, que incluye el núcleo geniculado
lateral y algunas otras áreas visuales corticales. Pero es
obvio que la información acerca de dónde cae un estí Correlatos neuronales de la
m ulo sobre la retina no proporciona suficiente infor desorientación visual y el deterioro
m ación para definir su ubicación relativa al observa en la localización visual
dor porque ojo, cabeza y cuerpo pueden moverse. Por
tanto, el hecho de que un estímulo puntual caiga sobre
el punto X en la retina no significa nada acerca de Las lesiones asociadas con la desorientación visual y
dónde está en relación con el observador; tal determi el deterioro en la localización visual son bilaterales
nación requiere la integración de información concer en el área de la frontera occipitoparietal (Ross-Rus-
niente a la ubicación de la retina, la posición del ojo en sell y Bharucha, 1984; W arrington, 1986). A dem ás,
relación con la cabeza y la posición de la cabeza en prim ero se reconoció (Riddoch, 1935) que ambos
relación con el resto del cuerpo (figura 7.2). deterioros pueden estar confinados a un campo visu
U na de las interrupciones m ás sim ples de este al o incluso a un cuadrante visual y, en el caso de la
proceso es la incapacidad para m over los ojos y la localización visual, a un brazo. Por tanto, los siste
cabeza en form a que provoque que un estímulo caiga mas que subyacen a la orientación visual y a la loca
sobre la fóvea de la retina (es decir, fijar un objeto), lización visual están representados de manera bilate
en ausencia de deterioro visual prim ario o deterioro ral y tienen la m ism a relación contralateral entre
en la m usculatura del ojo y de la cabeza. El término hem isferio y lado de su perficie receptora que se
158 PARTE II Neuropsicologfa de los sistemas funcionales principales
aprecian en el funcionamiento visual prim ario. Ade m ación contenida en estos m apas retinotópicos es
más, al igual que la función sensorial primaria, estos integrada con la inform ación acerca del movimiento
sistemas están organizados de m anera retinotópica. del ojo y la cabeza para producir inform ación acerca
Aunque el conocim iento de los m ecanism os en el de la posición del estím ulo relativa al cuerpo. A pesar
nivel neuronal que subyacen a la orientación visual y a de que esta pregunta sigue sin contestarse, las carac
la localización visual aún son incompletos, han surgi terísticas del campo receptivo de ciertas células en el
do algunos indicios a partir de estudios recientes. área V3 y en la corteza parietal indican que ellas res
Como se ha visto, para señalar a un estím ulo en el ponden como si fuesen sensibles a la confluencia de
espacio, es necesario integrar información acerca de las esta inform ación. Para explicar esto de m anera más
áreas de la retina sobre las cuales actúa el estímulo con com pleta, se debe discutir brevem ente el tamaño de
información acerca de la ubicación de la retina (ojo) en los campos receptivos de las neuronas extraestriadas.
relación con la cabeza y la inform ación en torno a la En general, conform e uno se m ueve corriente
ubicación de ésta en relación con el resto del cuerpo. abajo d esd e'V l y V 2 hacia las áreas visuales extraes
La integración de esta información dispersa es necesa triadas, aumenta el tamaño de los campos receptivos
ria para la localización en el espacio egocéntrico. de las neuronas. Por ejem plo, las neuronas de direc
Se ha visto que a niveles del sistem a visual desde ción específica en V5 m uestran una intensa respuesta
la retina hacia la corteza, se encuentran neuronas con diferencial para el m ovim iento en su dirección prefe
cam pos receptivos que corresponden a un área par rida, pero h acen esto sin considerar dónde ocurre
ticular de la retina. De las neuronas corticales, aque dicho m ovim iento en sus cam pos receptivos relati
llas con los cam pos receptivos m ás pequeños se vam ente grandes. En consecuencia, en las neuronas
encuentran en V I y V2, y estas áreas codifican los V5 la codificación del m ovim iento tiene prioridad
m apeos m ás precisos de la localización en la retina sobre la codificación de la ubicación en la retina. De
de la estim ulación. Uno de los principales problemas m anera similar, las neuronas en V3 y V4 tienen cam
que tienen los intentos por com prender la base neu pos receptivos relativam ente grandes, y en la corteza
ronal de la localización egocéntrica es cómo la infor temporal inferior y en la parietal los campos recepti-
CAPÍTULO 7 Procesamiento espacial 159
A) ON B) ON
lili
iT ir
10°
FIGURA 7.4 Células de posición real en V6 del mono alerta. A) Cuando el animal se fijó sobre el punto 7, la célula dio
una buena respuesta a un estímulo que se movía hada las 11 en punto. Sin embargo, cuando el mono se fijó en otras posi
ciones (2-6) y se estimularon idénticas ubicaciones relativas al punto de fijación, la célula no respondió. Hasta aquí la
célula tiene las características de una célula de fijación de mirada. B) Además, cuando el mono se fijó en diferentes posi
ciones (1-6) y el mismo estímulo en movimiento fue presentado en el punto 7, la célula se disparó, sin importar el punto
de fijación. ON indica que el estímulo estuvo en el campo receptivo. (Tomado de Zeki, 1993, p. 341.)
vos son todavía más grandes, lo cual resulta en una y en la corteza parietal (a la cual se hizo alusión ante
m ayor pérdida de inform ación concerniente a la ubi riorm ente), son los sigu ien tes. De los registros de
cación en la retina donde ocurre la estim ulación que actividad unitaria registrada en un m ono en estado
es intercam biada por una codificación más integrada alerta m uestra que hay célu las en dichas áreas que
de las características del estímulo. responden sólo cuando un estím ulo actúa sobre un
Es lógico que una confluencia de inform ación área particu lar de la retin a y el anim al observa en
desde diferentes partes de la retina deberá tener una dirección particular (Galletti y Battaglini, 1989).
lugar en las áreas extraestriadas. Sin em bargo, esto Cuando el anim al se fija en un punto diferente, la
da pie al problema de cómo es codificada la inform a misma estim ulación sobre la misma área de la retina,
ción acerca de la ubicación en la retina de estos estí que provocó que la célula se disparara con esa direc
m ulos ahora altamente procesados. Éste es un aspec ción preferida de la m irada, ahora no producirá una
to del principal problem a de asociación que desafía respuesta (figura 7.3). En otras palabras, si un locus
los intentos por lograr entender la percepción visual. particular de la estim ulación en la retina provocará o
Z eki (1993) ha propuesto que la inform ación acerca no que tal célula se dispare, dependerá del punto
del locus de la estim ulación en la retina puede ser sobre el cual el animal fija la dirección de su mirada.
reintegrada con otras características de estímulo pro Estas células han sido denom inadas células de fija
cesado por las áreas extraestriadas a través de cone ción de m irada.
xiones recurrentes desde dichas áreas que regresan Existen células que son sensibles a la posición
la inform ación con aquella de la cod ificación topo dentro del espacio egocéntrico. Sin embargo, se han
gráfica precisa en las áreas V I y V2. descubierto algunas células todavía más com plejas
E xiste considerable soporte para esta hipótesis en V6 de la corteza parietal en monos. Algunas célu
recurrente (Zeki, 1993). Sin em bargo, considere el las en V6 son sensibles al m ovim iento en una direc
problem a de cómo se integra la inform ación concer ción particular (como las células en V5), y muchas de
niente a la ubicación de un estím ulo en la retina con éstas son de fijación de m irada. En consecuencia, una
la posición del ojo, la cabeza y el cuerpo para produ célula puede dispararse, por decir, ante un estímulo
cir una representación de la ubicación en el espacio que se m ueve hacia arriba a las 11 en punto cuando
egocéntrico. Los datos que surgen de las característi el mono se fija en un punto específico, pero no cuan
cas del cam po receptivo de las neuronas en el área V3 do se fija en otros puntos (figura 7.4A). Sin embargo,
160 PARTE II Neuropsicologia de los sistemas funcionales principales
CE)
A)
es de particular interés, en el contexto de este análisis denadas que sea independiente del observador. Éste
del espacio egocéntrico, el descubrimiento de Gallet- puede ser un elaborado y com plejo sistema de coor
ti y sus colegas (citados por Zeki, 1993, p. 341) de denadas cartesianas, com o el sistem a de latitud y
células que tienen las m ism as características de las longitud, o puede ser el sistem a coordenado defini
de fijación de m irada apenas descritas, pero las cua do por los puntos de referencia en un espacio exten
les tam bién se disparan con m ovim ientos en una so, las características de un cuarto o las posiciones
dirección específica en una posición determ inada pero relativas de varios objetos. En la vida cotidiana, los
relativa al mono sin importar el punto que esta siendo fija marcos de referencia egocéntrico y alocéntrico inter-
do (figura 7.4B). A éstas se les ha denom inado células actúan para gen erar un sentido de lugar para un
de p osició n real. A quí se tienen células que parecen organism o individual. Esto ocurre, por ejem plo,
codificar la posición en el espacio egocéntrico. Se está cuando la rep resen tación del espacio alocéntrico
muy lejos de entender los m ecanism os y conexiones definido por los puntos de referencia y su sentido de
neuronales que median la integración de la inform a posición en relación con el cuerpo del individuo, sir
ción proprioceptiva y visual que subyace las caracte ven en conjunto para guiar el m ovim iento del indivi
rísticas de respuesta de las células de fijación de duo a través de la disposición espacial.
mirada y de las células de posición real. No obstante, En las secciones que siguen se exam inarán varios
es claro que las características de respuesta de estas aspectos del procesam iento espacial alocéntrico y sus
células d eben ser el producto de tal integración. bases neuronales. D e nuevo se subraya que el proce
Todavía no se com prende cómo, si es que lo hacen, sam iento espacial es un espectro de actividades bas
las propiedades de respuesta de estas células contri tante com plejo y heterogéneo que aún no ha sido
buyen a la construcción de una rep resentación del com pletam ente integrado en u n m odelo conceptual
espacio egocéntrico, aunque su im plicación en este coherente de funcionam iento cognitivo. La investiga
proceso es m uy probable. ción de la neuropsicologia del procesamiento espacial
sin duda contribuirá al desarrollo de este modelo.
ESPACIO ALOCÉNTRICO
Análisis espacial
A hora se analizará el espacio alocéntrico, las repre
sentaciones espaciales en las cuales el am biente sirve Los estudios tempranos que surgieron en la década de
como el m arco de referencia para un sistem a de coor los años cuarenta (Paterson y Zangwill, 1944,1945) no
CAPITULO / Procesamiento espacial 161
/\ 11
A .* N ■(
~ i í O
r 4 _
< > ^ -1 117
" > r
In M I
iJ 'T /
; \ -4n ¿3
o
L J i ü ' % f i í ^ f c >
it
••/• !' / 11
6)
/
1 ir
£
FIGURA 7.6 Copias y dibujos espontáneos de parientes
con lesiones en A ) el hemisferio izquierdo y B) el hemis
4) ferio derecho. (Tomado de Pieraj et al., 1960, p. 234.)
intentaron aislar aspectos del procesamiento espacial. cognitivos que eran osten sib lem en te diferentes de
En lugar de ello, realizaron la importante contribución los que su byacen a otros tipos de pensam iento y
de documentar el deterioro en el procesamiento espa conducta. Éste fue un avance im portante, pero al
cial com plejo tras lesiones cerebrales en ausencia de m ismo tiem po planteó nuevos problem as. En parti
deterioro sensorial, m otor o de lenguaje primarios. cular, emergió la pregunta de si es posible una taxo
A dem ás, estos estudios tempranos dem ostraron que nom ía sistem ática de la conducta espacial que expli
el rendim iento en las tareas espaciales era disociable case la estructura del procesam iento espacial subya
del reconocim iento de objetos. Éste fue un hallazgo cente. Éste es un problem a que todavía debe ser
im portante porque indicaba que la percepción de los resuelto, aunque se verá que las investigaciones neu-
objetos y la percepción del espacio son procesos distin ropsicológicas, en especial los patrones de d isocia
tos. Los investigadores presentaron estudios de casos ción observados tras diferentes lesiones cerebrales,
de pacientes que m ostraban deficiencias en tareas han aportado contribuciones hacia dicha meta.
como el dibujo espontáneo y el copiado de figuras sim
ples, la elaboración de diseños con cerillos, el conteo
del número de bloques en un cubo sólido con tres blo Búsqueda de los mecanismos subyacentes
ques por lado y el mareaje de lugares sobre un mapa al comportamiento espacial
(figura 7.5). Estos hallazgos fueron corroborados pos
teriormente por diversos estudios de grupo (por ejem A pesar de que las deficiencias en la conducta espa
plo, Newcombe, 1969; Warrington y Jam es, 1988). cial observadas por Paterson y Zangwill (1944,1945)
Es probable que la m ayor con trib u ción de estos fueron asociadas a lesiones en el área posterior del
prim eros estu d ios fue la d em ostración de que las hemisferio derecho, estudios subsecuentes mostraron
tareas con un com ponente espacial, aun cuando que ciertos procesam ientos espaciales complejos, co
fuese heterogéneo, podrían ser deterioradas selecti m o el que subyace al dibujo y otro com portam iento
vam ente después del daño al cerebro. La selectiv i de construcción, son perturbados tras el daño al h e
dad de las d eficiencias en la conducta que tienen m isferio derecho o al hem isferio izquierdo (M cFie y
relación con el espacio condujo a la id ea de que el Zangwill, 1960; Piercy, H ecaen y Ajuriaguerra, 1960).
deterioro perceptual podría ser confinado al proce En consecuencia, parece que no existe una marcada
sam iento espacial, una noción encarnad a en el tér especialización hem isférica para el procesam iento
m ino agn osia v iso esp acial, un térm ino m uy usado espacial complejo o que algunos de los procesos com
en la década de los años cincuenta. Esta conceptuali- ponentes que subyacen a la conducta espacial com
zación estuvo en línea con otra evidencia surgida de pleja son mediados por el hem isferio derecho y otros
la psicología cognitiva (por ejem plo, Cooper y She son m ediados por el hem isferio izquierdo, de modo
pard, 1973; Jon id es y Baum , 1978; K osslyn, Ball y que el daño a cualquier hem isferio perturba la con
Reisser, 1978), que ind icaba que el pensam iento ducta espacial com pleja pero en form as cualitativa
espacial y la conducta eran m ediados por procesos mente diferentes.
162 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales
general son denom inados apraxias de construcción, aún, las características de los deterioros observados
a pesar de que este término confunde el tema de si el en las producciones de cada hem isferio podrían ser
m ecan ism o subyacente al deterioro es del tipo de interpretadas de m anera razonable como apoyo a la
acción perturbada (praxis) o de percepción perturba hipótesis de que los dos hem isferios realizaban con
da. De hecho, com o se mencionó anteriormente, exis tribuciones especializadas d iferentes a la conducta
te evid encia de que diferentes com ponentes del de construcción (figura 7.8).
dibujo son perturbados tras lesiones a los dos hem is Estas observaciones y las inferencias en relación
ferios, en base principalm ente a las diferencias cuali con las diferencias cualitativas entre los dos hem isfe
tativas en las perturbaciones que siguen a las lesio rios demostraron ser conceptualizadones heurísticas
nes en el hem isferio izquierdo y derecho. para la com prensión tanto de la conducta espacial
U na de las form as en que esta d iferencia ha sido como de la asim etría funcional hem isférica. No obs
caracterizada es que una perturbación de la percep tante, el análisis cualitativo de los dibujos corría el
ción espacial subyace al deterioro en el dibujo asocia riesgo de ser una em presa su bjetiva. Por tanto, la
do con lesiones en el lado derecho y una perturbación búsqueda de una base m ás objetiva para diferenciar
de la organización de la acción subyace a los efectos el papel de cada hem isferio cerebral en la conducta
de las lesiones del lado izquierdo. Com o se m encio espacial llegó a ser im portante. Estos esfuerzos pro
nó, una de las primeras fuentes de evidencia para esta dujeron una disociación im portante: el deterioro de
hipótesis provino de ciertas observaciones e inferen construcción que sigue a las lesiones en el lóbulo
cias realizadas por los investigadores alrededor de parietal derecho está asociado con el deterioro en las
1950. Se describe que los dibujos de los pacientes con tareas espaciales sin un com ponente motor explícito,
lesiones en el hem isferio derecho tem an una especie como las tareas de u bicación de punto y la orien ta
de carácter "fragm entado" (Piercy et al., 1960), como ción de línea analizadas con antelación (Benton et al.,
si los elem entos individuales pudiesen ser descritos 1975; Taylor y Warrington, 1973), mas no en las tare
de m anera adecuada pero la relación entre los com as que requerían la organ ización de la acción fuera
ponentes individuales estuviese severamente pertur del terreno espacial. En contraste, el deterioro de
bada (véase figura 7.6). Esta alteración en el rendi constru cción que sigue a las lesiones en el lóbulo
m iento fue atribuida a un deterioro subyacente en la parietal izquierdo está asociado con deterioro en las
percepción del espacio visual (agnosia visoespacial) tareas que requieren la organización de las acciones
(Ettlinger, Warrington y Zangwill, 1957). fuera del terreno espacial m as no en las tareas de per
Los dibujos realizados en pacientes con daño en el cepción espacial que no requieren acción organizada
hem isferio izquierdo parecieron estar perturbados (Costa y Vaughan, 1962; Dee, 1970). Estos hallazgos
en form a diferente, eran descritos como más sim pli apoyan la noción de que el hem isferio derecho está
ficad os y adolecían en detalles pero retenían las especializado para la percep ción espacial y que el
características espaciales generales de los objetos hem isferio izquierdo contribuye a la praxis (de ac
bosquejad os (A rrigoni y De Renzi, 1964; M cFie y ción) de las tareas espaciales.
Z angw ill, 1960; W arrington, Jam es y K insbourne, Aún no se concluye si esta hipótesis da fe adecua
1966). A dem ás, los pacientes con lesiones en el da de los efectos que las lesiones en los hem isferios
hem isferio izquierdo fueron capaces de dibujar izquierdo y derecho tien en sobre la conducta de
m ejor cuando tem an un m odelo para copiar, m ien construcción. Sin em bargo, por ahora se dejará la
tras que los pacientes con lesiones en el hem isferio cuestión de la contribución diferencial de los dos
derecho no se beneficiaron de la copia (véase figura hem isferios a la conducta de construcción y se regre
7.6). Si se supone que un deterioro en la organización sará a otra conducta espacial compleja: la orientación
de la acción se beneficia con la presencia de un en disposiciones espaciales grandes, como una ciu
m odelo para copiar, mientras las deficiencias percep- dad o un escenario geográfico.
tuales no lo hacen, entonces esta observación sería
consistente con la división praxis-perceptual del tra
bajo entre los hem isferios izquierdo y derecho que se O rie n ta ció n y m em o ria to p o g rá fica s
han considerado.
En 1960, conforme comenzaron a desarrollarse los La d eso rien tació n top o g ráfica se refiere a una in
estudios de los pacientes con comisurotomía, se com capacidad para m overse en torno de una disposición
plem entó estos estudios con reportes que confirm a espacial debido a una perturbación en la capacidad
ron que cada hem isferio contribuía a tareas de cons para percibir de m anera precisa las relaciones espa
trucción ya que ningún hem isferio aislado era capaz ciales y las distancias entre puntos de referenda. Los
de dibujar con norm alidad (G eschw ind, 1979). M ás individuos con este trastorno no son capaces de usar
164 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales
puntos de referencia para guiar su movim iento a tra- ambiente ha sido lesionada. En contraste, -un trastor-
vés de una disposición espacial debido a que su habi- no de m em oria topográfica (tam bién llam ada amne-
lidad para generar una representación interna del sia topográfica) es un deterioro en la habilidad para
CAPÍTULO 7 Procesamiento espacial 165
aprender nuevas disposiciones espaciales (am nesia m ación espacial a lo largo del tiem po para generar
topográfica anterógrada) o una pérdida de la capaci una representación interna del espacio extendido.
dad para moverse en tom o de disposiciones espacia
les previam ente conocidas (am nesia topográfica re
trógrada) sin una perturbación prim aria del procesa Hipótesis de las dos vías para el recon ocim ien to
m iento espacial. En consecuencia, el p aciente con de objetos y el p rocesam ien to espacial
amnesia topográfica no está más desorientado en un
ambiente espacial de lo que lo está un individuo nor Una piedra miliar de las investigaciones en el proce
m al que apenas conoce un nuevo am biente. Las am sam iento esp acial ha sid o la gran evidencia de que
nesias topográficas anterógrada y retrógrada son los trastornos en el reconocim iento de objetos (anali
disociables. zada con detalle en el capítulo 8) y los trastornos de
Existe fuerte evidencia de que la d esorientación la ubicación espacial son doblem ente disociables
topográfica está asociada con daño en el lóbulo (Mishkin, Ungerleider y M acko, 1983). Por ejemplo,
parietal derecho (Hecaen, Tzortzis y Rom dot, 1980; mientras que las lesiones bilaterales en el área TE en
P aterson y Zangw ill, 1945). Sin em bargo, tam bién la corteza temporal inferior de monos produce dete
existe evidencia de que la representación deteriorada rioro en la clasificación visual de objetos, la remoción
del espacio extrapersonal extendido y distante, ca bilateral de la corteza parietal posterior produce
racterístico de la desorientación topográfica, es diso- severo deterioro sobre las tareas que requieren la dis
ciable de las perturbaciones en el espacio alocéntrico crim inación de la u bicación espacial relativa de un
en el am biente inm ediato del individuo (H ecaen et "punto de referencia" (figura 7.9).
a i, 1980), lo que sugiere que diferentes áreas especia A dem ás de d escribir áreas corticales específicas
lizadas dentro de la región parietal derecha pueden involucradas de m anera diferencial en estos dos tipos
m ediar las funciones perturbadas en estos dos tipos de tarea, M ishkin y sus colegas, usando el método de
de trastorno. 2[14C ]deoxiglucosa, fueron capaces de delinear las
Parecer ser que la am nesia topográfica anterógra conexiones desde la corteza visual prim aria (V I)
da está relacionada con anorm alidad en el hipocam hacia aquellas dos áreas. El resultado fue la detección
po y, com o se analizará con m ayor detalle más ade de dos vías, una vía dorsal que se proyecta desde V I
lante, existe considerable evidencia de que el hipo hacia el área PG en la corteza parietal y una vía ven
campo está implicado en la memoria de la ubicación tral que se proyecta desde V I hacia el área TE en los
espacial y puede servir com o el sitio de representa lóbulos temporales (véase figura 7.9). De acuerdo con
ción de un m apa espacial del am biente (W ilson y esta hipótesis, estos investigadores encontraron que
M cN aughton, 1993). En contraste, las estructuras las vías ventrales portan inform ación desde la fóvea,
neuronales involucradas en la am nesia topográfica el área más im portante tanto para la agudeza visual
anterógrada, aunque poco claras, parecen no incluir como para la discrim inación visual. En contraste, la
al hipocam po. Esta conclusión se basa en el hallazgo vía dorsal porta inform ación desde las retinas central
de que este trastorno ha sido reportado en ausencia y periférica, un descubrim iento consistente con los
de daño detectable del hipocampo (Paterson y Zang requerim ientos de su papel en la percepción de la
w ill, 1945). Sin em bargo, más convincente es el localización en un espacio extenso.
hallazgo de que los pacientes con daño extenso del Este modelo de dos vías de funcionamiento visual,
hipocam po y severa am nesia topográfica anterógra colocando un sistem a dorsal para la percepción del
da pueden haber preservado el conocim iento de las "dónde" de un estím ulo y un sistema ventral para la
disposiciones espaciales aprendidas antes del estable percepción del "q u é " de un estím ulo, organiza una
cimiento de su lesión (Milner, Corkin y Teuber, 1968). buena cantidad de datos em píricos. En particular,
La orientación y la m em oria topográficas están sugiere una base neuronal para la establecida disocia
m uy relacionadas. Para form ar una representación ción doble de la discrim inación deteriorada de obje
in tern a de una d isposición espacial a través de la tos y la discriminación deteriorada de puntos de refe
cual se m ueve, com o una ciudad, la persona debe rencia. También plantea varios problemas interesan
construir dicha representación a partir de la inform a tes. ¿Cómo se reintegra la inform ación espacial y de
ción perceptual que es acumulada a lo largo del tiem objeto en una representación unificada de un objeto
po (suponga que no se observa un mapa). Por tanto, particular en una ubicación espacial específica?
la orien tación topográfica es diferente a otros tipos Como M ishkin y sus colegas reconocen, este proble
de percepción espacial visual (y sim ilar a la percep m a sigue sin resolverse; sin em bargo, sugieren que,
ción tactual) en que conlleva procesam iento de m e dado que ambas vías tienen conexiones hacia el siste
m oria; requiere la retención e integración de la infor ma límbico y hacia los lóbulos frontales, una o ambas
166 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales
A) — h«—
P artició n
%?-■ . . .
JÊ Ê S S S S B & ks
i «
Célula 1
B) I '-,iTí
*5** .*.-.‘‘
" ' --*1
A
c m tm
P artició n B) O O
=2,'-'
. r; '- s,■. ■'-V!
’r'A*1. *' ¿ ,-c
¡■■¡IB81B1
^ V:- i v:fi-; ”
Célula 2 o
Estudios de lesión
del am biente, una idea que de m anera posterior fue
elaborada con más detalle (O'Keefe y Nadel, 1978). El descubrimiento de que las lesiones del hipocampo
Estos prim eros reportes de células en el hipocam perturban la conducta espacial es una segunda línea
po sensibles a la ubicación espacial del anim al fue de evidencia del papel del hipocam po en tales proce
ron confirm ados por reportes ulteriores, y ahora es sos. Un ejemplo de tal perturbación involucra el ren
claro que existen células en el hipocam po cuyos cam dimiento de ratas en un laberinto de brazos radiales
pos receptivos son la presencia del anim al en un (figura 7.11). C uando cada brazo del laberinto es
lugar particular en el ambiente (Wilson y McNaugh- cebado (tiene com ida al final del m ismo) la rata
ton, 1993). Este lugar, para una neurona dada, es refe aprende a recorrerlo y recolectar la com ida de cada
rido com o el cam po de lu gar de dicha neurona, y brazo, sin regresar de m anera innecesaria a los b ra
una célula con tal sensibilidad se conoce como célula zos en los cuales ya ha recogido la com ida. En una
de lu g ar. A l registrar desde una célula de lugar, es condición alternativa, en la cual, después de muchos
posible m apear su cam po de lugar (figura 7.10). De intentos, ciertos brazos nunca son cebados, la rata de
p articu lar interés es el hallazgo de que, cuando un nuevo no efectúa viajes de retorno hacia los brazos
anim al está en un nuevo am biente, algunas células en los cuales la com ida ya ha sido retirada. Además,
168 PARTE II Neuropsicologia de los sistemas funcionales principales
50
FIGURA 7.13 Volumen del com
plejo hipocámpico (HP-APH) en
A familias y subfamilias de aves: 3
20 almacenadoras de alimento (trián
A
gulos rellenos ) y 10 no almacenado-
10 A A ras de alimento (triángulos huecos).
<i {Arriba) El volumen del hipocam
A A po se muestra en relación con el
C_
A peso corporal. (Abajo) El volumen
A A del hipocampo se muestra en rela
ción con el volumen del telencéfa-
£ A lo. Advierta que todos los ejes son
A logarítmicos. (Tomado de Sherry, Jacobs
y Gaulin, 1992, p. 300.)
10 20 50 100
Peso co rp o ral (g)
50
20
A
10 A A
A A
A
A A
o
> A
A
i _L
100 200 500 1 000
V olum en del te le n c é fa io (m m 3!
roetológicas del hipocampo y la conducta espacial han con aparien cia de rata): el m usgaño polígam o y el
producido algunos hallazgos bastante interesantes. topillo m onógam o. Se encon tró que el tam año del
En térm inos más generales, en un grupo variado área de h áb itat de las dos especies, rastreado por
de anim ales, se ha observado un aumento en el tama telem etría bajo con d icion es natu rales durante la
ño del hipocam po en las especies que dependen de tem porada de apaream iento, difería de manera con
las habilid ad es espaciales, en com paración con las siderable (figura 7.14A) y, adem ás, que el m usgaño
especies que dependen m enos del procesam iento m acho tenía un área de h áb itat m ayor que la h em
espacial (Sherry, Jacobs y Gaulin, 1992). Este aumento b ra (G auíin y FitzG erald , 1986, 1989). Cuando la
en el tamaño del hipocampo representa una espedali- habilidad espacial fue valorada bajo condiciones de
zación adaptativa que puede ser el resultado de la laboratorio em pleando un laberinto, se encontró que
selección natural, la selección sexual o, en especies los m achos fueron su p eriores a las hem bras en el
com o la palom a mensajera, de la selección artificial. m usgaño polígam o, m ientras que no hubo diferen
Por ejem plo, el volum en del hipocam po en relación cia sexual en el topillo m onógam o (figura 7.14B). Se
con el peso corporal y en relación con el volumen del encontró que los m achos de m usgaño polígam o tie
telencéfaio ha demostrado ser mayor en tres familias y nen un tam año de h ip o cam p o significativam ente
subfamilias de aves almacenadoras de comida que en mayor, en relación con el tamaño de todo el cerebro,
el de 10 no'almacenadoras de tales grupos (figura 7.13). que el de las hem bras de la m ism a especie (figura
En una serie de estudios, la relación entre tamaño 7.14C). E n el topillo m onógam o no hubo dim orfis
del hipocam p o y conducta en el am biente natural mo sexual en el tam año del hipocam po (Jacobs et al.,
fue investigado en dos especies de topos (un roedor 1990).
170 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales
M o d elo
/ \
ES EB
A)
C am p o
Punto de recep tiv o
fija ció n
Estím ulo b la n co Ene.
B lan co
P alan ca Apag.
A ctividad
c e lu la r
P osición
del o jo
B)
O
Segu n d o
iîmÊʧÉ=m
b la n c o
ex tern o M o vim ien to sa c á d ic o
al c a m p o h a cia la izquierd a Ene.
recep tiv o B la n co
Apag.
A ctividad III I II
celu la r Til n r
P osición /
del o jo
D)
B rillan te
B lan coi
O p aco
A ctividad
celu lar
P osición
del o jo
La exclusión co m o trasto rn o de aten ció n Su teoría establece que la exclu sión resulta de una
habilidad deteriorad a para retirar la atención del
La teoría de la atención m ás desarrollada de la exclu lado del espacio n o-exclu id o. El soporte para esta
sión es la propuesta por Posner y sus colegas (1994). teoría proviene de tres áreas: d) el registro de activi
CAPÍTULO 7 Procesamiento espacial 173
FIGURA 7.17 Efecto de la atención sobre la respuesta de una neurona en la corteza parietal posterior de un mono.
A) Respuesta a un estímulo blanco que aparece en el campo receptivo de la célula. B) Cuando el animal es entrenado
para dar un "movimiento sacádico" tras la aparición del estímulo, existe un incremento en la actividad de la neuro
na (más allá del nivel de respuesta simple ante la presencia del estímulo) durante el intervalo de tiempo entre la
aparición del estímulo y el comienzo del movimiento sacádico. Éste es el resultado de la atención a un estímulo que
está a punto de ser el blanco de un movimiento sacádico. C) Este incremento es espacialmente selectivo porque
cuando el movimiento sacádico se va a realizar ante un punto extemo al campo receptivo de la célula, no se observa
incremento. D) El efecto de incremento no es específico al movimiento del ojo porque cuando el animal responde al
estímulo blanco soltando una palanca más que por medio de un movimiento sacádico, todavía se aprecia el efecto
de incremento. (Tomado de Bear, Connors xj Paradiso, 1995, p. 610.)
dad unitaria en el lóbulo parietal del mono conscien correlato de la atención, y es posible que este aumento
te; b) el estudio de pacientes con lesiones en el lóbulo esté implicado en los efectos conductuales de la aten
parietal, y c) los estudios de visualización con sujetos ción. A la inversa, parece plausible que una perturba
norm ales. Para explicar esta teoría y sus bases empí ción de estos mecanismos, debidos a lesión en el lóbulo
ricas de m anera más completa, es necesario conside parietal, perturbarían la atención al área del espacio
rar ciertos detalles. representada en el campo receptivo de estas células. Las
células en la corteza parietal tienen campos receptivos
C ÉLU LA S D E LO C A LIZ A C IÓ N E SP E C ÍFIC A FA que incluyen parte del campo visual contralateral.
C IL IT A D A S P O R A TEN CIÓ N EN C O RTEZA PA
RIETA L D E M O N O S Ha sido claro durante cierto E ST U D IO S D E A TEN CIÓ N Y O RIEN TA C IÓ N V I
tiem po que existen células en el lóbulo parietal del SUAL EN PACIEN TES CON LESIO N ES EN EL LÓ
m ono consciente que se disparan cuando el anim al BULO PARIETAL Estos estudios de actividad unita
atiende a un estímulo (Wurtz, Goldberg y Robinson, ria en monos originaron la cuestión de si, en los huma
1982). Los m onos fueron entrenados para fijarse nos, regiones en el lóbulo parietal regulan funciones
sobre un punto en la pantalla de una computadora y similares. U n modelo para probar esta hipótesis es una
luego, cuando un objetivo aparecía sobre la pantalla, tarea de atención dirigida que ha sido usada de manera
dar un "m ovim iento sacádico del ojo" (m ovim iento extensa en el estudio de sujetos normales. Los sujetos
del ojo) hacia el blanco. Bajo estas condiciones se se sientan enfrente de un m onitor de computadora y
encontró que ciertas células exhibían un incremento fijan un punto, entonces comienza un ensayo con una
en la actividad durante el intervalo que sigue a la clave que indica el lado de la pantalla en la cual apare
aparición del objetivo pero antes del establecimiento cerá un estímulo. Se instruye a los sujetos a oprimir un
del m ovim iento sacádico del ojo (figura 7.17). Esto botón tan pronto como detecten la presencia del estí
era debido no sólo a la aparición del objetivo en el mulo. Además de los ensayos en los cuales la presencia
cam po receptivo de la célula, ya que la sola aparición de la clave es informativa acerca de la futura posición
(sin un tirón anticipado) producía una respuesta del estímulo, en algunos ensayos no existe la clave y en
m enos intensa. Se puede apreciar que estas dos con otros ensayos la clave es errónea, indicando el lado con
diciones son conductas idénticas, la única diferencia trario (figura 7.18). La posición del ojo es monitorizada
es que en la prim era condición el animal atiende a la cuidadosamente para asegurar que no exista movi
ubicación donde está a punto de producirse un m ovi miento porque lo que habrá de medirse aquí es el efec
m iento sacádico. Es por esto que se cree que el incre to benéfico (o, en el caso de las claves incorrectas, el
mento de la actividad es el resultado de la atención. detrimento) de una clave sobre el tiempo de reacción
E xistieron otras dos condiciones de control que en la detección del estím ulo en ausencia de cualquier
apoyaron esta conclusión. La célula presentó especi movimiento ocular. Las desviaciones de la atención
ficidad espacial en cuanto a que no se disparaba de visual que ocurren de m anera independiente a cual
m anera intensa si el m ovim iento sacádico iba a ser quier movimiento ocular son consideradas marcadores
realizado fuera de su cam po receptivo. A dem ás, se de atención cubierta, en contraste con la atención
dem ostró que el incremento en la actividad anticipa m anifiesta, que es ejem plificada por el movimiento
da no estaba relacionado con el m ecanism o del m ovi ocular anticipatorio en respuesta a una clave. La aten
m iento del ojo per se porque apreció la misma activa ción cubierta es como un punto de luz de atención
ción si la respuesta al objetivo era un movimiento del visual que puede moverse, aunque el ojo esté fijo.
brazo en vez de movimiento del ojo. Estos estudios Conforme uno puede esperar, bajo estas condicio
revelaron un aumento en la actividad celular que es un nes, los ensayos con claves correctas resultaron en
174 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales
tiem pos de reacción más cortos que los ensayos sin ral. Sin embargo, en los ensayos con claves correctas,
claves, los cuales a su vez tuvieron tiem pos de reac los tiempos de reacción de estos pacientes no tuvie
ción m ás cortos que los ensayos con claves incorrec ron deterioro; los pacientes fueron capaces de dirigir
tas. Este procedim iento experim ental fue usado des la atención en respuesta a una clave.
pués para estudiar la atención dirigida en pacientes En contraste, las claves incorrectas aumentaron el
con lesiones en el lóbulo parietal. Los pacientes en tiem po de reacción. En particular, cuando las claves
este estu d io no tuvieron un síndrom e de exclusión incorrectas fueron presentadas para dirigir la aten
severo; no obstante, se razonó que, puesto que la ción hacia el m ism o lado del espacio que la lesión y
exclu sión está asociada con lesiones en el lóbulo luego el estímulo apareció en el campo visual contra-
parietal, el estudio de estos pacientes puede propor lateral, la detección del estím ulo estuvo severamente
cionar claves acerca de la naturaleza de la exclusión. deteriorada, lo que resultó en tiem pos de reacción
Los resultad os m ostraron que en los ensayos sin m uy aumentados o incluso en pérdida del estímulo.
clave, los pacientes con lesiones en el lóbulo parietal Ese deterioro fue m ayor para los pacientes con lesio
tuvieron tiempos de reacción más lentos ante la apa nes en el parietal derecho. En la otra condición de cla
rición de los estím ulos en el campo visual contralate- ves incorrectas, la presentación de la clave en el lado
ral a su lesión, en com paración con el cam po ipsilate- contralateral previa a la aparición del estím ulo en el
CAPITULO / Procesamiento espacial 175
D a ñ o en el D añ o en el
hem isferio d e re c h o h em isferio izq u ierd o
1 100
Estímulo
1 000 c o n tra la te ra l,
j 900
i 800
i 700
>
^ 600 Estimulo
j
1ipsilateral
500
R E S U M E N D E L A S H IP Ó T E S IS D E A TEN C IÓ N
Se ha visto que la hipótesis de que una deficiencia de
atención que subyace a la exclusión tiene apoyo con
sid erable. Existe u na relación contralateral entre el
lado de la lesión del lóbulo parietal y el lado del
cam po visual que se excluye. Se ha descubierto que
las neuronas en la corteza parietal de los m onos
m uestran un increm ento en los disparos celulares
FIGURA 7.21 Mapa de la Piazza del Duomo, en Milán.
cuando el m ono atiende a un estím ulo que aparece A y B indican las dos posiciones desde las cuales se les
en el cam po receptivo de dicha célula (que tam bién pidió a los pacientes con exclusión imaginar que ven la
es el cam po visual contralateral). Los pacientes con piazza. Los puntos de referencia que ellos recordaron de
lesiones en el lóbulo parietal m uestran un aumento cada posición son marcados con a y b, respectivamente.
de los tiem pos de reacción de la detección de un obje (Tomado de Farah, 1995, p. 965.)
tivo en el cam po contralateral a la lesión cuando se
les han presentado claves incorrectas para atender a
la m itad ipsilateral del cam po visual. En los sujetos
norm ales la atención hacia la m itad izquierda del un experim ento revelador, B isiach y Luzzati (1978)
cam po visual activa la corteza parietal derecha, y la pidieron a pacientes con exclu sión que se im agina
atención h acia el cam po visual derecho activa tanto ran de pie frente a la m agn ífica catedral gótica que
la corteza parietal izquierda como la derecha. Toma dom ina la Piazza del Duom o, en Milán. Luego se Ies
dos en conjunto, estos hallazgos parecerían apoyar la pidió que describieran lo que "v e ía n " en su im agen
noción de que la exclusión es el resultado de una per mental. Estos pacientes reportaron edificios y puntos
turbación de los procesos de atención dirigidos a un de referencia a su lado derecho en una m anera m uy
lado del espacio, resultante de daño u nilateral del vivida, en ocasiones elaborand o con cierto detalle
lóbulo parietal. No obstante, algunos descubrim ien sus características. En contraste, los puntos de refe
tos im portantes han hecho necesario considerar un rencia del lado izquierdo por lo general fueron om i
enfoque teórico alternativo a la com prensión de la tidos al m ism o tiem po y, si los m encionaban, era en
exclusión. A continuación se les consideran. un tono que los in v estig ad ores describieron como
"ausente, casi irritado". D espués de esto, solicitaron
a sus pacientes el reporte de lo que "vieron" cuando
La exclusión co m o d eficiencia de la se im aginaron estar parados del lado opuesto de la
rep resen tación interna del espacio plaza, con la catedral a sus espaldas. En esta condi
ción, los pacientes rep ortaron puntos de referencia
U n enfoque alternativo para com prender el fenóme que estaban a su derecha y excluyeron los puntos de
no de la exclusión se da en térm inos de una pertur referencia a su izqu ierda de este nuevo punto de
b ación en la rep resentación interna del espacio. En vista. En consecuencia, ellos reportaron objetos que
CAPITULO / Procesamiento espacial 177
h abían sido excluidos cuando se im aginaron ver la cuando estaba en el lado izquierdo del arreglo, sugie
p laza desde la prim era perspectiva (figura 7.21). re que este deterioro refleja una perturbación de una
Éstos fueron hallazgos sorprendentes, porque sugie representación interna del espacio más que una falta
ren que la exclusión no estaba confinada a una falla de atención ante los estím ulos sensoriales. La lógica
de registro o de atención, sino que se encontraba de esta interpretación es sim ilar a la del experimento
im p licad a una pertu rbación de una rep resentación de la "form a de nube" analizada anteriormente.
interna del espacio que volvió im posible la concep- M ayor soporte para la hipótesis de la representa
tualización del lado excluido del espacio. ción interna de la exclusión provino de un estudio de
Esta hipótesis recibió m ayor apoyo a partir de los Ladavas (1987) que señala que la dificultad que los
resu ltad os de un ingenioso experim ento (Bisiach, pacientes con lesión en el lóbulo parietal derecho
Luzzatti y Peraimi, 1979). En cada ensayo, los pacien prestan atención a la izquierda está ligado con coor
tes con exclusión visualizaron dos im ágenes con denadas gravitacionales así com o a coordenadas de
form a de nube que se presentaron de m anera sucesi la retina. A los pacientes con exclusión se les solicitó
va, una pequeña porción de cada una era revelada inclinar sus cabezas 90° hacia la izquierda de modo
com o si se tuviese m ovim iento tras una rendija. que dos estímulos que se encontraban a la izquierda
Entonces se le requirió a los sujetos que decidieran si y derecha uno de otro ahora estuviesen arriba y abajo
las dos form as eran iguales o diferentes. En los ensa entre ellos y am bos se encontrasen en el cam po v i
yos en los cuales las form as fueron diferentes, los sual derecho (figura 7.22D). Se encontró que los tiem
pacientes d ifirieron o en su lado izquierdo o en su pos de reacción ante el estím ulo que estaba a la
lado derecho. Observe que para percibir la nube bajo izquierda en relación con las coordenadas gravitacio
estas condiciones era necesario que el sujeto constru nales fueron más lentos que los tiempos de reacción
yera m entalm ente una representación de toda la ante el estímulo a la derecha aun cuando, debido a la
nube a partir de la inform ación variable disponible inclinación de la cabeza del paciente, ambos estím u
en el tiempo por la rejilla. La pregunta era: ¿la exclu los estaban en el campo visual derecho. En otra con
sión se m anifestaría bajo estas condiciones? Los dición de este experim ento, dos estímulos aparecie
resultados mostraron que de hecho los pacientes con ron en el lado de fijación (figura 7.22B y C). En conse
exclu sión del lado izquierdo com etían m ás errores cuencia, a pesar de que los estímulos se encontraban
cuando las form as diferían en su lado izquierdo. El a la derecha e izquierda uno de otro, estaban en el
hecho de que todos los estímulos fuesen presentados m ism o cam po visual. Bajo estas condiciones, el es
en la visión central (a través de la rendija) significó tím ulo de más a la izquierda recibió respuestas con
que ninguna porción del estímulo era presentada en m ás lentitud, sin im portar si ambos estím ulos esta
la m itad excluida del campo visual. Estos resultados ban en el cam po visual izquierdo o derecho. Se en
fueron interpretados como apoyo a la noción de que contró que estos efectos coexistían con los bien esta
la exclu sión unilateral resulta de una perturbación blecidos efectos de cam po visual que caracterizan a
de una representación interna del espacio. la exclusión. Estos hallazgos son difíciles de conciliar
U n experim ento anterior que investigó la explora con una teoría de la exclu sión que enfatice diferen
ción del espacio en las m odalidades visual y tactual cias en la capacidad para d irigir la atención hacia
resulta sim ilar (De Renzi, Faglioni y Scotti, 1970). En uno u otro campo visual com o el mecanism o crítico
su estudio a pacientes con exclusión se les requirió subyacente. En vez de ello, esto apoya la noción de
buscar un estím ulo particular en un arreglo visual y que la exclusión es una perturbación de representa
una canica en una tarea tactual. Los investigadores ción interna del espacio que es construido, al menos
reportaron que los pacientes con lesiones posteriores en parte, en térm inos de coordenadas gravitaciona
derechas encontraban el objetivo rápidam ente cuan les y no es del todo dependiente de las coordenadas
do se localizaba en el lado derecho del arreglo visual de la retina.
o tactual. La extensión de estos hallazgos a la m oda Las teorías que ven a la exclusión como una per
lidad tactual es de considerable interés en el contexto turbación de rep resen tación interna del espacio
de la presente discusión. M ientras que en la visión explican bien estos hallazgos y la perturbación de la
uno es capaz de percibir un espacio de m anera in s im aginación espacial que se ha reportado en los
tantánea, la exploración tactual requiere una comple pacientes con exclusión. Sin em bargo, existen algu
ja serie de m ovim ientos activos y entradas sensoria nos datos que son difíciles de explicar a partir de esta
les resultantes para construir una representación de perspectiva. Éstos inclu yen el hallazgo de que la
un espacio específico. El hecho de que en la tarea tac exclusión puede estar presente sólo en una o dos
tual los pacientes con lesiones en el parietal derecho m odalidades (Barbieri y D e Renzi, 1989). Con esto
tuviesen deterioro en la búsqueda activa del objetivo parecería que se requiere postu lar una representa-
178 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales
ción del espacio específico a la m odalidad. Además, Una consideración del sustrato neuronal del pensa
la hipótesis de la representación interna es complica miento espacial, por tanto, conduce de manera inevi
da por al m enos el reporte de un paciente que exhi table a la visualización. A quí se consideran tres pre
bió exclu sión en su com portam iento esp acial (por guntas centrales: a) ¿el pensam iento en im ágenes es
ejem plo, giraría hacia la derecha m as no hacia la diferente al pensam iento verbal?, b) ¿la inform ación
izquierda) pero que podía describir disposiciones en imágenes es representada en un formato espacial?
espaciales fam iliares de m anera com pleta y precisa y c) ¿las im ágenes m entales com parten m ecanismos
(Brain, 1941). subyacentes con la percepción visual? Las prim eras
Sigue sin resolverse si la exclusión resulta más útil dos preguntas se relacionan con la naturaleza de la
si es visu alizad a como un trastorno de atención o visualización y por tanto con la naturaleza del pensa
como una perturbación de representación interna del m iento espacial. La tercera pregunta es una piedra
espacio. Am bas teorías no son excluyentes; puede ser miliar en los intentos por responder las primeras dos;
que el fenóm eno de la exclusión sea el resultado de en consecuencia, prim ero se considera la tercera pre
una interacción entre estos dos trastornos subyacen gunta.
tes, en el sentido de que un trastorno de atención pro El lector habrá notado las diferencias entre visua
bablem ente perturba la construcción de las represen lización y percepción, como cuando se forma lo que
taciones internas del espacio y también que las repre se considera que es una im agen vivida de, por decir,
sentaciones internas perturbadas afecten de manera un edificio fam iliar y luego n o puede responder la
adversa la atención. Sin im portar si este tem a será sim ple pregunta de cuántas ventanas tiene su facha
resuelto, es claro que cada una de estas hipótesis ha da. Los experim entos con visualización sugieren, sin
generado una buena cantidad de datos interesantes. embargo, que para cantidades lim itadas de inform a
ción, una im agen visual es sim ilar a u n evento p er
ceptual. Por ejemplo, se ha dem ostrado que el tiem
PENSAMIENTO ESPACÍAL Y VISUALIZACIÓN2 po que toma un sujeto para decidir si una cadena de
letras contiene una letra que asciende sobre la línea
Bajo el tópico de pensam iento espacial uno encuen central (por ejem p lo,/o h ) es la m isma, para cadenas
tra d iversas tareas que involucran la visualización. de hasta tres letras, ya sea que las letras se presenten
o no. N o obstante, las decisiones acerca de cadenas
m ás largas tom an m ás tiem po cuando las letras no
2N.T. "Visualización" se emplea cuando se habla de "formación están disponibles para ser vistas.
de imágenes mentales"; "visibilizar", cuando se habla de las téc Estos datos y otros sim ilares sugieren que, bajo
nicas para "hacer visible por medios artificiales lo que no puede ciertas circu nstancias, u na im agen y un evento
ser visto a simple vista". perceptual p u ed en ser m uy parecidos. Esto trae a
CAPÍTULO / Procesamiento espacial 179
colación la pregunta de la medida en la cual las imá fue apoyado por el descubrimiento de que la latencia
genes y los eventos perceptuales com parten los mis de su aparición tras la presentación del estímulo coin
mos m ecanism os neuronales. En la m edida en que cidió con el primer pico negativo del ERP visual.
éste sea el caso, uno podría predecir que diferentes En un estudio relacionado (Farah, Peronnet et al.,
com ponentes de la visualización estarían asociados 1989), los sujetos fueron expuestos a dos condiciones;
con d iversas áreas corticales en form a análoga a la se les instruyó para escuchar una palabra o para escu
especialización de función apreciada en la percep char una palabra y formarse una imagen visual de su
ción. Este tema se aborda mediante el exam en de tres referente. La lógica del experim ento era que la dife
fuentes de evidencia: a) estudios electrofisiológicos rencia entre los PRE en estas dos condiciones debería
con sujetos norm ales; b) estudios para visibilizar en reflejar la actividad específica a la generación de im á
sujetos norm ales, y c) el estudio de pacientes con genes a partir de la memoria. Cuando el PRE en la pri
lesiones cerebrales. mera condición fue sustraído del de la última, el PRE
m áxim o fue apreciado de nuevo sobre regiones occi
pitales y tem porales posteriores (figura 7.23), áreas
Estudios electrofisiológicos que se sabe son activadas en la percepción visual.
FIGURA 7.24 Estudio de Roland del efecto de imágenes espaciales sobre el flujo sanguíneo
cerebral regional. La imagen de la derecha muestra flujo sanguíneo cuando el sujeto se ima
ginó caminar sobre una calle familiar y periódicamente giraba hada la izquierda y hada la
derecha. La imagen de la izquierda es el mismo sujeto en la condidón control de simplemen
te reposar. La tarea de imaginadón activó las regiones del lóbulo parietal en ambos hemisfe
rios, mientras que en la condición control no se aprecia tal activación. Es interesante que, en
la condición de imaginación, también se activaron regiones del lóbulo frontal. Esto puede
reflejar los procesos involucrados en la planeación y direcdón del patrón de caminar imagi
nado, cuando a los sujetos se les dijo que en cada segunda calle ellos debían imaginar dar
vuelta, de manera alternativa, hada la derecha y luego a la izquierda. (Tomado de Posner y
Raichle, 1994, p. 95.)
" ¿La X está so b re la letra F? '' " ¿ la X está so b re la letra F? " Sin pregunta
FIGURA 7.25 Estudio PET de Kosslyn acerca de la imaginación. (Tomado de Posner y Raichle, 1994, p. 97.)
tos iban paralelas con este patrón. E n consecuencia, de categoría en la gen eración de im aginación va
no podía describir la cara de Abraham Lincoln, inclu paralelo con el apreciado en la percepción, la misma
so de especificar si él tenía barba, pero era capaz de lesión evidentem ente perturba los elementos especí
describir con precisión las relaciones espaciales den ficos de categoría tanto de la percepción como de la
tro de d isposiciones espaciales fam iliares. En con imaginación (Farah, H am m ond et al., 1989).
traste, el segundo paciente tenía lesiones bilaterales
en los lóbulos parietales y deterioro en la localización
de los objetos, incluso al grado de que se perdió en Especialización hem isférica para la visualización
su propia casa, pero no tenía deficiencia para recono
cer objetos. En este caso, también la im aginación y la Como se mencionó con anterioridad, Hughlings-Jack-
percepción son paralelas una a otra, con un severo son sugirió ya en 1874 que el hemisferio derecho esta
d eterioro en la capacidad del paciente para crear ba especializado para la imaginación. Aunque su ase
im aginaciones espaciales m ientras que su habilidad veración de que el hem isferio derecho no era sólo el
para generar im ágenes de objetos no estaba deterio "hem isferio m enor" sino que también estaba funcio
rada. En conjunto, am bos pacientes m anifestaron nalmente especializado a la vanguardia de su tiempo,
una d isociación en la habilidad de visualización la asignación de la im aginación como una función
correspondiente a la disociación en el procesamiento exclusiva del hemisferio derecho se evidenció que era
visual característico de los subsistem as visuales ven incorrecta (Ehrlichm an y Bam ett, 1983). En lugar de
tral y d orsal que se han discutido con antelación. ello, la evidencia puntualiza que los diferentes com
Esto sugiere que el sistem a de im aginación norm al ponentes de la im aginación están m ediados por los
incluye subsistem as para la representación de la apa dos hemisferios. De manera más específica, el hem is
riencia visual y la ubicación espacial y que estos sub ferio izquierdo parece estar especializado para la
sistem as com parten los mismos o sim ilares mecanis generación de imágenes que están almacenadas en la
m os neuronales com o los que corresponden a los memoria de largo plazo, como la evocación de la ima
subsistem as perceptuales. gen de una letra m ayúscula particular. En contraste,
Esta sección concluye con un ejemplo más de una el hemisferio derecho parece estar especializado para
correlación entre el deterioro perceptual y el deterio procesos que involucran la manipulación espacial de
ro en la im aginación. Com o se d iscutirá con más imágenes, como las implicadas en la rotación mental.
detalle en el capítulo 8, existe evidencia para el dete La evidencia para la especialización del hem isfe
rioro específico de categoría en el reconocimiento de rio izquierdo en la generación de imágenes proviene
objetos. Por ejem plo, algunos pacientes son capaces de los estudios de cerebro dividido (Farah et a l ,
de reconocer cosas vivas pero no objetos inanimados; 1985), en los cuales letras mayúsculas fueron proyec
otros pu ed en m anifestar el patrón inverso. Existen tadas o hacia el hem isferio izquierdo o hacia el dere
reportes de que en tales casos un deterioro específico cho. Los sujetos debían clasificar la form a minúscula
182 PARTE II Neuropsicologia de los sistemas funcionales principales
de la m isma como ascendente (/,/), descendente (g, p) dos funciones. Estos estudios tam bién proporcionan
o ninguna de las dos. En una variante de esta tarea, cierta com prensión de las dos prim eras preguntas:
las letras m inúsculas fueron presentadas a cada ¿la im aginación es fundam entalm ente diferente del
hem isferio, y el sujeto debía d ecid ir si la form a pensam iento verbal? y ¿la inform ación de las im áge
m ayú scula de la letra tenía una curva. Estas tareas nes es representada en form a espacial? En relación
requirieron por tanto que el sujeto evocara o genera con la prim era pregunta, el hallazgo de que el dete
ra la im agen de la forma alternativa de la letra a par rioro en la generación de im ágenes y el deterioro en
tir de la m em oria de largo plazo. Los resultados fue el pensam iento verbal son disociables tras lesiones
ron que el hem isferio izquierdo se desem peñó n o r del hem isferio izquierdo, indica que las dos funcio
m alm ente en dichas tareas pero que el hem isferio nes no com parten el m ismo sustrato neuronal y apo
derecho estaba severam ente deteriorado. Tam bién yan la noción de que son diferentes. En relación con
existen reportes de deterioro tras lesiones en el la segunda pregunta, hay una situación opuesta. El
hem isferio izquierdo en la respuesta a preguntas que deterioro en la im aginación y en los procesos de per
requirieron la generación de una im agen visual a cepción visual no han dem ostrado ser disociables.
partir de la m em oria de largo plazo (Farah, Levine y Esto sugiere que com parten los mismos mecanismos
Calvanio, 1988). neuronales u otros bastante sim ilares, y que el forma
A dem ás de la generación de im ágenes de la to espacial que caracteriza la percepción visual tam
m em oria de largo plazo, las personas m anipulan bién se m antiene para las im ágenes visuales.
m entalm ente las im ágenes para apreciar cómo se
vería un estím ulo si fuese m ovido en el espacio. La
rotación m ental de una im agen es un ejem plo de tal EL PAPEL DE LOS LÓ BU LO S FRONTALES
m anipulación. Existe considerable evidencia de que EN EL PROCESAMIENTO ESPACIAL
el hem isferio derecho está especializado para la rota
ción m ental. Por ejem plo, al estudiar a un grupo de Los lóbulos frontales tien en u na función bastante
pacientes con heridas penetrantes en la cabeza, Rat compleja, la cual se explora con detalle en el capítulo
cliff (1979) encontró que los pacientes con lesiones 12. No se puede desglosar aquí este importante tópi
posteriores derechas mostraban más deterioro sobre co, pero sólo se m enciona que estas regiones fronta
las tareas de rotación mental. De m anera similar, en les pueden ser consideradas com o las mediadoras de
los estudios de pacientes con cerebro dividido, Cor- la función ejecutiva. Estas regiones están muy invo
ballis y Sergent (1988, 1989) encontraron que el lucradas en el com portam iento de planeación y m oti
hem isferio derecho era muy superior al izquierdo en vación, el establecim ien to de m etas, la m onitoriza-
el desem peño de tareas de rotación m ental, aun ción del progreso hacia dichas m etas y la m odifica
cuando el hem isferio izquierdo era capaz de dem os ción del com portam iento según la retroalimentación
trar cierta com petencia en dicha tarea. Estos hallaz presente a consecuencia de su efectividad. Esto sig
gos, tom ados en conjunto con los datos acerca de la n ifica que el daño en los lóbulos frontales afectará
generación de imágenes discutido previamente, apo todos los com portam ientos com plejos, incluso la
yan la noción de que am bos hem isferios están fun conducta espacial.
cionalm ente especializados para diferentes com po Un ejem plo instructivo de los efectos de las lesio
nentes de la im aginación; el hem isferio izquierdo se nes del lóbulo frontal sobre la conducta espacial es el
especializa en la generación de im ágenes a partir de deterioro en el aprendizaje de laberintos visuales que
la m em oria de largo plazo y el hem isferio derecho se se ha encontrad o está asociado con tales lesiones
especializa en la manipulación de imágenes. (Milner, 1965). Com o podría esperarse, los pacientes
con lesiones en el lóbulo p arietal derecho tienen
desem peños pobres en esta tarea debido al procesa
Im p licacion es para las preguntas m iento espacial deteriorado. A dem ás, los pacientes
iniciales a c e r c a de la im aginación con lesiones en el lóbulo tem poral derecho, en par
ticular aquellos con grandes rem ociones del h ip o
De las tres cuestiones planteadas al comienzo de esta cam po, se desem peñan pobrem ente debido a su
sección acerca de la im aginación, se ha enfocado la m em oria espacial deteriorada. Sin embargo, el rendi
tercera, de si la im aginación comparte o no m ecanis miento de los pacientes con lesiones del lóbulo fron
m os su byacentes con la percepción visual. Se ha tal fue m uy instru ctivo. E stos pacientes no sólo
encontrad o que existen sólidos terrenos para con tuvieron dificultades en aprender el laberinto, con
cluir que de h echo éste es el caso, o que al m enos frecuencia tam bién violaron instrucciones sim ples
estructuras vecinas e interrelacionadas m edian las establecidas por el examinador.
CAPITULO / Procesamiento espacial 183
F T P RPo H N G rupo
17 39 12 6 3 11 N úm . de caso s
17 39 12 11 N úm . de caso s
184 PARTE II Neuropslcología de los sistemas funcionales principales
todavía integrados dentro de un modelo comprehen ción uno con otro, el dibujo y otras tareas de con s
sivo y unificado de cognición espacial y, por tanto, trucción, en análisis espacial y la solución de proble
intentar organizar los diversos aspectos del procesa mas, así como la orientación y memoria topográficas.
m iento espacial no es tan sistemático como lo son los Conform e las tareas espaciales se vuelven más com
esquem as organizacionales aterrizados m ás teórica plejas, tam bién se vuelve com pleja la participación
m ente que han emergido del estudio del lenguaje. de las regiones cerebrales que contribuyen a la tarea.
E xisten tres tipos de procesos espaciales: los que En las tareas de construcción, por ejemplo, las lesio
m ed ian la percepción en el espacio corporal, en el nes al hemisferio izquierdo o al derecho perturban el
espacio egocéntrico y en el espacio alocéntrico. Den rendim iento, aunque parecen afectar diferentes as
tro de cada uno de estos dominios espaciales existen pectos de la tarea. La contribución necesaria de cada
diversos subprocesos m ediados por diferentes m eca hemisferio a dichas tareas tam bién es evidente a par
nism os neuronales subyacentes. En cierta form a esto tir de los estudios de pacientes con com isurotom ía,
es m enos cierto para el espacio corporal debido a que lo cual dem uestra que nin gú n hem isferio aislado es
la p ercepción en este terreno es relativam ente sim com petente para ejecu tar tareas de construcción.
ple, in volu cra la percepción de la u bicación de un Tam bién se ha dem ostrado que ningún hem isferio
punto sobre la cubierta sensorial que inerva la piel y solo es com petente para p rocesar los com ponentes
la percepción de la posición corporal y el movimien espaciales de un test de reconocim iento tactual de
to derivad o a partir del patrón de actividad de los form a sim ple. En este sentido, la afirm ación de que
receptores en las articulaciones y m úsculos. Incluso el hemisferio derecho está m enos especializado para
dentro del espacio corporal se aprecia la disociación el procesam iento espacial de lo que el hem isferio
entre la localización de un punto sobre la superficie izquierdo lo está para el lenguaje tiene fuerte eviden
corporal y el sentido de la posición corporal, a pesar cia empírica.
de que tal disociación por lo general se debe a un Adem ás de ser m enos lateralizado, el procesa
deterioro selectivo a nivel de las vías aferentes que m iento espacial está representado menos focalmente
portan inform ación hacia la corteza somatosensorial. dentro de cada hem isferio cuando es comparado con
La percepción del espacio egocéntrico, que implica la representación relativa y circunscrita del lenguaje
la localización de estímulos en relación con el cuerpo, en las áreas de Broca y de Wemicke. En consecuencia,
agrega una dim ensión que com plica. El sistem a no se ha visto que el daño a las regiones occipital (extra-
sólo tiene que calcular la posición de un estím ulo en estriado), tem poral (del hipocam po), frontal y parie
relación con el arreglo de receptores que lo registran, tal en cada hem isferio pueden perturbar el procesa
tam bién debe integrar esta inform ación con la infor miento espacial. Sin embargo, la representación en el
m ación acerca de la posición de los receptores en rela terreno espacial puede ser m enos difusa de lo que
ción con el resto del cuerpo. Esto se ejem plifica con parece. Se presentan argum entos de que los lóbulos
los m ovim ientos del ojo y la cabeza necesarios para parietales están altamente especializados para el pro
llevar un punto de luz hacia la fóvea. El deterioro en cesam iento espacial y que los efectos de las lesiones
esta habilidad, llam ado desorientación visual, está en otras regiones afectan de m anera indirecta el pro
asociado con lesiones en las regiones occipitales cesam iento espacial. D esde este punto de vista, el
externas a la corteza visual prim aria. A unque los efecto de las lesiones extraestriadas se aprecia como
m ecanism os que subyacen a estos procesos deben ser específico a la visión, más que afectar al procesamien
com pletam ente explorados, en el m ono existen célu to espacial per se. Esto es apoyado por la naturaleza
las en el área V3 que se disparan sólo cuando un estí retinotópica de los trastornos de la orientación visual
m ulo está en su cam po receptivo y el m ono fija su asociados con lesiones en el lóbulo occipital y los con
mirada en un punto particular. Además de las células ducentes hallazgos de que el trastorno puede estar
de fijación de mirada, existen células en el área V6 de confinado a una m itad o incluso a un cuarto del
la corteza parietal del m ono que se disparan cuando cam po visual. Tam bién es apoyado por el descubri
un estím ulo está en una localización particular, sin miento de disociaciones entre el deterioro en la orien
im portar dónde cae en la retina. A éstas se les ha lla tación visual y la orientación en otras modalidades.
mado células de posición real y es muy probable que Existe fuerte evidencia de que los lóbulos parieta
estén involucradas en los mecanismos a nivel neuro les son las regiones más especializadas para el proce
na! que subyacen a la ubicación en el espacio egocén sam iento espacial. Esta evidencia proviene de estu
trico, aunque esto no ha sido probado. dios de pacientes con diversos deterioros, desde pro
La percepción y la actividad en el espacio alocén blem as en la d iscrim in ación de la orientación y la
trico involucran gran diversidad de procesos, como percepción de la ubicación relativa, hasta problemas
la percepción de la ubicación de los objetos en rela en las tareas de con stru cción y la orientación topo
186 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales
gráfica. La im portancia de los lóbulos parietales en el apoyado por evidencia de qu e las im aginaciones
procesam iento espacial tam bién es apoyada por los visuales generadas por los p acientes con exclusión
estudios de lesión y de registro unitario en prim ates m uestran la m ism a exclusión para el lado del espa
que tienen implicadas estas regiones en la m ediación cio contralateral a su lesión de lóbulo parietal como
del p rocesam iento espacial. Estos d escubrim ientos se aprecia en su percepción del espacio. Este hallaz
han conducido a la hipótesis de M ishkin y sus cole go, junto con la evidencia de u na correspondencia
gas en tom o a las dos vías, la cual especifica un papel entre el papel de una estructura en la percepción y su
esp ecializad o para los lóbulos parietales en la con papel en la im aginación, sugieren que las estructuras
ducta espacial, en contraste con las áreas visuales en del lóbulo parietal derecho son vitales para m ante
los lóbulos tem porales que se especializan en el reco ner una representación interna del espacio. No obs
nocim iento de objetos. tante, una explicación com pleta de la exclusión pro
Al considerar el papel del hipocam po, existe evi bablem ente incorporará aspectos de ambas teorías y
dencia de que esta región está in v olu crad a en la posiblemente de otras que aún no son formuladas.
m em oria para la ubicación espacial m ás que para la La im aginación y la percep ción visual parecen
orientación espacial en sí. Por tanto, las células que com partir m ecanism os su byacentes. La evidencia
se disparan en el hipocam po cuando un anim al está para esto proviene de los estudios electrofisiológicos
en una ubicación específica lo hacen sólo después de y para visualizar que im plican las mismas áreas en la
que ha tenido cierta experiencia en el am biente par corteza occip itotem poral tanto en la im aginación
ticular. A lo largo de estas mismas líneas, los anim a com o en la percepción visual. Esta idea tam bién es
les con lesiones del hipocam po, a pesar de su dete apoyada por el hallazgo de que los pacientes con
rioro en los recuerdos de la ubicación espacial, no deterioros perceptuales centrales específicos repor
están desorientados cuando son capaces de utilizar tan deterioros correspond ientes en la form ación de
pistas en la m em oria de largo plazo para guiar su imágenes. Por ejemplo, los pacientes con acromatop-
conducta espacial. El argumento de que el deterioro sia también reportan ser incapaces de form ar im áge
en la conducta espacial asociado con lesiones del nes de color. Esto apoya la idea de que la información
hipocam po es en esencia el resultado de un deterioro inherente a las im ágenes está representada en la
en la m em oria es evidente en el caso de la orientación m ism a form a que la inform ación perceptual.
topográfica. Aquí la construcción de una representa Los dos hem isferios parecen estar especializados
ción m ental de una disposición espacial (m apa cog- para tipos particulares de im ágenes visuales: con el
nitivo) requiere la integración de la inform ación per hem isferio izquierdo se generan imágenes a partir de
cibida en relación con puntos de referencia y sus rela la mem oria de largo plazo, m ientras que el hem isfe
ciones que se despliegan a lo largo del tiem po con rio derecho está especializado para la m anipulación
form e el organismo se m ueve en torno a su am bien de imágenes, como en las tareas de rotación mental.
te, un proceso que es muy vulnerable a los efectos del El descubrim iento de que el deterioro en la genera
deterioro en la memoria. ción de im ágenes y el d eterioro en el pensam iento
La exclusión espacial unilateral, un trastorno en el verbal son disociables tras lesiones en el hem isferio
cual un paciente actúa com o si un lado del espacio izquierdo sugiere que la visu alization es fundam en
no existiera, está asociada con lesiones en el lóbulo talm ente diferente del pensam iento verbal.
parietal contralateral al hem icam po excluido. Se han Las lesiones del lóbulo frontal están asociadas con
propuesto dos grandes hipótesis en relación con el severos deterioros en el com portam iento que tiene
m ecanism o subyacente a la exclusión. U na intenta un componente espacial. Sin embargo, estos deterio
explicar la exclusión en términos de un trastorno de ros no son esencialm ente espaciales en su naturaleza.
atención, la incapacidad para retirar 1a atención del En vez de ello, son secundarios a un deterioro en la
hem icam po no excluido. La otra h ipótesis concep- función ejecutiva que ejerce u n efecto generalizado
tualiza a la exclusión com o una pertu rbación de la sobre diversas conductas com plejas, incluyendo el
representación interna del espacio. Este enfoque es com portam iento espacial.
C A P Í T U L O ^
Reconocimiento visual
En este capítulo se continúa la búsqueda por resolver una la actividad del cerebro genera una representación signifi
cuestión a la cual ya se ha dedicado mucho tiempo: ¿de qué cativa del mundo visual?
manera las personas perciben el mundo visual y cómo lo No es de sorprender que se está lejos de una respuesta
hacen? Ya se ha visto que la luz que incide sobre la retina completa a estas preguntas. No obstante, el estudio de pa
activa bastones y conos que, m ediante las células bipola cientes con reconocim iento visual deteriorado a causa de
res, am acrinas y horizontales, ponen en movimiento un lesiones en el cerebro, ju n to a los hallazgos fisiológicos y
complejo patrón de actividad neuronal antes de que deje la anatómicos surgidos de los estudios con animales que ya se
retina. El nervio óptico conduce este patrón hacia diversas han discutido, proporcionan cierto conocimiento sobre có
estructuras, siendo la más importante el núcleo genicula mo se construyen las representaciones visuales. Los tras
do lateral del tálamo, y desde a h í la inform ación es pro tornos de la visión que no se deben a perturbación de la
yectada hacia la corteza cerebral. También se ha visto la fu n ción visual elem ental (o la severidad de las cuales es
especialización fu n cion al dentro de áreas de la corteza inconmensurable en relación con trastornos relativamente
dedicadas a la visión las cuales están especializadas para leves de la fu n ción elemental que puedan estar presentes)
el procesam iento de diversos subcomponentes de la visión, y que no son causadas por deterioro intelectual generaliza
como el color, la form a y el movimiento, y que tienen dis- do son denominados a g n o sia v isu a l. El análisis comien
tintas y específicas microarquitecturas. Además, se señaló za con un recuento de un caso de agnosia visual descrito
que se empieza a conocer la naturaleza de las interconexio por O liver Sacks. La increíble naturaleza del patrón de
nes anatóm icas entre estas áreas especializadas. Sin deterioro y las funciones preservadas de este paciente, des
embargo, todavía se investiga la cuestión de cómo se ve el criben de manera detallada lo que puede ocurrir cuando en
mundo; es decir, ¿cómo, dentro de la oscuridad del cráneo, los humanos se afecta el fu ncion am ien to visual superior.
188 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales
M ás adelante se revisan brevemente algunos de los prime aperceptiva y la agnosia asociativa son consideradas fallas
ros intentos p or com prender los trastornos de la visión en cada una de estas tres fa ses, respectivam ente. Se verá
superior y su implicación en el reconocimiento visual nor que este modelo jerárquico-secuencial explica gran canti
mal. Estos trastornos han sido divididos en tres categorías: dad de datos que han surgido del estudio de pacientes con
ceguera cortical parcial, agnosia (¡perceptiva y agnosia trastornos visuales superiores.
asociativa, las cuales, en conjunto, sugieren una jerarquía No obstante, tam bién existe evidencia que contradice
de etapas de procesamiento secuencial que median el reco este modelo. Estos datos sugieren que la división del reco
nocimiento de objetos. De acuerdo con este recuento jerár nocimiento de objetos en etapas secuenciales discretas, en
quico, el reconocimiento visual puede ser dividido en tres particular la separación de la form ación de percepciones y
fa s e s gen erales: a) el procesam iento de los com ponentes la asignación de significado, puede ser una seria sobresim-
relativam ente elem entales de la visión (como la agudeza, plificación : que la aparentem ente obvia distinción entre
la fo rm a sim ple y el color); b) la integración y organiza ver y conocer puede no ser un m arco conceptual para
ción de estos componentes para producir percepciones, y c) comprender cómo se representa el mundo visual. Con esto
la asignación de significado a estas percepciones. Desde estamos anticipando la historia; com encem os con un vis
este punto de vista, la ceguera cortical parcial, la agnosia tazo a un paciente con agnosia visual.
tintivos tam bién fueron bien reconocidas, como suce no siem pre presente en la agnosia visual, lo que
dió con u na fotografía de Einstein que m ostraba su sugiere que su deterioro en la formación de imágenes
característica cabellera. Sin em bargo, cuando se le puede ser independiente de la agnosia. Esta posibili
confrontaba con fotografías de personas que conocía dad es apoyada por el hecho de que el D octor P en
bien, incluso de miembros de su fam ilia, el Doctor P apariencia era capaz de form ar im ágenes de objetos
era incapaz de reconocerlos. Incluso esto sucedía con sobre el lado derecho de una escena imaginada.
fotografías de él mismo.
El Doctor P también era incapaz de reconocer obje
tos con los cuales había sido confrontado, aun cuan TRASTORNOS DEL RECONOCIMIENTO VISUAL
do percibía con precisión sus elem entos individuales.
Por ejemplo, cuando se le presentó una rosa, no sabía Intentos pioneros para su comprensión
qué decir o de qué se trataba, a pesar de que fue ca
paz de d escribir de m anera articulad a lo siguiente: En 1890, H erm án M unk (1839-1912) produjo lesiones
"aproxim adam ente de seis pulgadas de largo... Una cerebrales en perros, que generaban incapacidad para
form a roja curveada con un agregado lineal verde" reconocer los objetos de m anera visual, aunque los
(Sacks, 1985, p. 12). Cuando Sacks lo invitó a olería, el perros no estuviesen ciegos y recuperaran el recono
Doctor P pareció consternado; sin embargo, después cimiento visual unas sem anas después de la cirugía.
de inhalar su fragancia, sonrió con placer y de inm e El llamó a este deterioro Seelenblind h eit, que en sen
diato proporcionó su nom bre correcto. De m anera tido literal se traduce como "ceguera del alm a". En el
similar, cuando se le presentó un guante, el Doctor P. m ism o año, el neurólogo alem án H einrich Lissauer
pareció consternado acerca de lo que era, aun cuando (1861-1891) reportó a un paciente con una anormali
ofreció u na elegante descripción del m ism o: "u n a dad análoga: procesam iento visual elemental intacto
superficie continua... doblada sobre sí m ism a... pa e incapacidad para reconocer objetos visualmente en
rece tener cinco proyecciones que salen de sus bolsi ausencia de afasia o deterioro intelectual general. El
llos, si ésta es la palabra" (p. 13). M ientras el Doctor P término agnosia (del griego, "n o conocer"), fue acuña
m anipulaba el guante, se lo colocó en la mano. Esto do por Sigm und Freud en 1891 y lleva la connotación
resultó en el reconocim iento inm ediato. Estos dos teórica de que el problem a esencial es la pérdida del
ejem plos ilustran que el Doctor P era capaz de reco conocimiento acerca del m undo visual, ya sea porque
n ocer los objetos cuando la inform ación acerca de dicho conocim iento h a sido destruido o porque ha
ellos estaba disponible a través de sentidos distintos llegado a estar fuera de disposición.
a la visión, una característica de la agnosia visual. Lissauer elaboró una clasificación de la agnosia en
De acuerdo con Sacks, el Doctor P ya no soñaba de dos categorías: agnosia aperceptiva y agnosia asocia
m anera pictórica, lo que sugería una perturbación en tiva, la que ha tenido una profunda influencia sobre
la capacidad para formarse imágenes de objetos. Esto los intentos posteriores para comprender los deterio
tam bién es sugerido por el rendimiento del doctor en ros en el reconocim iento de objetos. Lissauer usó el
un test de visualization del tipo Bisiach, en el cual se término apercepción, una palabra acuñada por el ma
le ped ía form ar una im agen de una escena y luego tem ático y filósofo alem án Gottfried Leibniz, muy
describirla desde perspectivas opuestas. Al igual que popular entre los psicólogos del siglo XIX, entre ellos
los pacientes de Bisiach con exclusión descritos en el W undt, para indicar percepción de orden superior.
capítulo 7, el Doctor P describió sólo el lado derecho Lissauer usó el término agnosia aperceptiva para desig
de la escena desde cada perspectiva. Estos hallazgos nar el deterioro en el reconocimiento visual debido a
condujeron a Sacks (1985) a concluir que el Doctor P una perturbación de la percepción. Él definió la agno
estaba "su frien d o tam bién de una agnosia interna" sia asociativa como el deterioro en la asignación de sig
(p. 14). Esto también fue corroborado por varias pin nificado a una percepción intacta.
turas elaborados por el Doctor P que Sacks encontró Esta distinción fue basada en terrenos em píricos y
en la pared de su departamento. Colocadas en orden teóricos. De m anera em pírica, se encontró que aun
cronológico, la últim a de las pinturas era totalm ente que algunos pacientes con deterioro en el reconoci
abstracta y a Sacks le pareció que describían "el avan m iento de objetos tam bién tem an deterioros en los
ce de la patología: avance hacia una profunda agno tests de percepción visual, com o la tarea de iguala
sia visual, en la cual todos los poderes de representa ción a la m uestra, otros pacientes parecían no tener
ción y visualización, todo el sentido de lo concreto, deficiencia perceptual. La distinción aperceptiva-
todo sentido de realidad, estuviesen siendo destrui asociativa tam bién coincide con las teorías psicológi
dos" (p. 16). Debe hacerse notar que el Doctor P tenía cas del tiem po que p ostu laban una cadena secuen-
una hem ianopsia hom ónim a izquierda, un deterioro cial de procesos en la cual los objetos prim ero eran
190 PARTE II Neuropslcología de los sistemas funcionales principales
percibidos y luego se les asignaban significados. Este quienes cuestionaron la existencia del trastorno, y
marco conceptual influyó mucho sobre las ideas acer autores con este escepticism o continuaron hasta des
ca de cóm o estaba organizado el cerebro, incluso to pués de 1950. Típica de estas teorías fue la afirmación
davía se encuentra vigente esta idea. Esto se basa en de Eberhard Bay (1953) de que el deterioro en el reco
la noción de que la entrada para una m odalidad dada n ocim iento de objetos siem pre era el resultado de
prim ero arriba a la corteza en el área de proyección deficiencias en el p rocesam iento visu al elem ental,
sensorial prim aria para dicha modalidad, donde son inteligencia general deteriorada o el efecto interacti
mediados los procesos perceptuales (aperceptivos), y vo de las dos. Es evidente que Bay estaba equivoca
luego es enviada a las áreas de asociación, donde se do, debido a que el d eterioro en el reconocim iento
les asigna significado. visual se aprecia en pacientes que no tienen (o lo tie
En los capítulos previos ya se han discutido las nen muy leve) deterioro en el funcionam iento visual
limitaciones de este esquema en cierta extensión, don elem ental y que no su fren de d eterioro intelectual
de se ha aprendido que los hallazgos recientes como general. D esde luego, lo con trario no es el caso: el
la segregación funcional y la especialización dentro deterioro en la función visual elem ental perturbará
de áreas de la corteza dedicadas a la visión y a las pro el reconocim iento visual.
yecciones paralelas a dichas áreas posee serios proble Ahora exam ine con m ás detalle la sintom atología
m as para la visión clásica de la organización cerebral de la agnosia visual usando, en principio, la categori-
en corteza sensorial prim aria-corteza de asociación. zación de Lissauer como m arco conceptual. Sin em
Se verá que tales limitaciones, así como los hallazgos bargo, antes de hacerlo, es n ecesario exam inar los
em píricos de los estudios de pacientes con deterioro trastornos del procesam iento visu al relativam ente
en el reconocimiento visual, impulsaron a expandir la elemental — procesam iento que es prerrequisito para
conceptualización teórica de la agnosia m ás allá del el procesamiento visual superior que se requiere para
marco conceptual de Lissauer. el reconocimiento de objetos— en pacientes con daño
La im portancia de este esquema de procesamiento a la corteza visual primaria.
secuencial y la clasificación aperceptiva-asociativa de
la agnosia que generó, tuvo enorm e influencia sobre
los intentos por com prender el reconocim iento visu C eguera co rtical parcial
al. Varios factores contribuyeron a esta influencia. Se
trató de un esquema relativamente simple, el cual fue Las lesiones en la corteza v isu al prim aria pueden
consistente tanto con el sentido común com o con las resultar en ceguera, una condición denom inada ce
teorías psicológicas dominantes en la época. Además, guera cortical. Sin em bargo, con frecuencia, el daño
los descubrim ientos a partir del estudio de pacientes a la corteza occipital no resulta en ceguera completa;
con trastornos del reconocim iento visual parecieron ciertas funciones son eximidas o resurgen durante la
encajar m uy cómodamente o en la categoría apercep- recuperación. Esta condición se llam a ceguera corti
tiva o en la asociativa. M ás todavía, pareció consis cal parcial. En química, el fraccionam iento es un pro
tente con los datos neuroanatómicos disponibles, co ceso por m edio del cual los com ponentes de una
mo el hallazgo de Paul Flechsig (1847-1929), de que m ezcla son separados en diferentes porciones a tra
aun cuando la corteza visual prim aria era mieliniza- vés de procesos como la destilación. De manera aná
da al nacer, la llam ada corteza de asociación visual loga, los patrones de con servación o deterioro de
que rodea a dicha área era m ielinizada durante el función observados en la ceguera cortical parcial tras
curso del desarrollo posnatal. Flechsig interpretó esto lesiones del lóbulo occipital proporcionan una base
com o una indicación de que las áreas de asociación para analizar los com ponentes elem entales del pro
perm anecían abiertas a la m odificación después de cesamiento sensorial visual.
nacer. Esta inferencia pareció encajar bien con la idea
de que las áreas de asociación visual conectaban pro A G U D EZA En la anterior discusión de la visión se
cesos involucrados en el aprendizaje acerca del signi vio que las lesiones corticales pu eden producir un
ficado de las cosas del m undo visual, m ientras que la deterioro selectivo en la percepción del color (acro-
corteza visual prim aria regula procesos perceptuales m atopsia) y del m ovim iento (acinetopsia). Además,
básicos, establecidos de manera estructural al nacer. las lesiones corticales pueden, com o las lesiones en las
A pesar de su im portancia, la form ulación de Lis estructuras periféricas en el sistem a visual así como la
sauer no tuvo que esperar para que los recientes retina y el nervio óptico, producir deterioro en la agu
desarrollos aludidos al principio evocaran las críti deza visual. La agud eza v isu al ha sido m edida en
cas. De hecho, poco después de las conceptualizacio- diversas formas, al detectar la presencia o ausencia de
nes de Lissauer y Freud acerca de la agnosia, hubo luz, detección de la presencia de un objetivo aislado,
CAPÍTULO 8 Reconocimiento visual 191
m il
70
D ISC R IM IN A C IÓ N D E FO RM A La deficiencia en
la discrim inación de la forma, m edido por la habili 60
dad para detectar diferencias entre dos figuras, tam
¡¡¡¡8
50
bién a veces es percibido en la ceguera cortical par
cial. El Test de Cuadrados de Efron (Efron, 1968) es
m
buen ejem plo de test de discrim inación de forma (fi 40
C J. A. F. C J. A. F. C J.A . F.
gura 8.1). En este test, un cuadrado es pareado con
otro de una serie de rectángulos, las razones de cuyos
lados aum entan de manera progresiva. Al sujeto se le A A
solicita juzgar si las dos figuras son la m ism a o dife
rente. Las superficies y flujos lum inosos (la cantidad
FIGURA 8.2 Rendimientos del paciente J.A.F. y sujetos
de lu z reflejada) de los estím ulos son igualados de
de control en tres tests de discriminación de forma. (Toma
m odo que la brillantez relativa no puede servir co
do de McCarthy y Warrington, 1990, p. 27.)
mo clave para el sujeto. También se han em pleado la
d iscrim inación de longitudes de las líneas, el tam a
ño de las figuras y la curvatura en contraste con lo
recto de las líneas de una figura (figura 8.2). forma son doblem ente disociables. Por ende, se han
P arecería lógico presum ir que la agudeza sería reportado pacientes con discrim inación de form a
n ecesaria y su ficiente para la d iscrim in ación de la deteriorada y agudeza norm al (Efron, 1968; H um ph
form a, pero no ocurre así, de hecho, el deterioro en reys y Riddoch, 1984, 1987; Riddoch y H um phreys,
la agudeza y la deficiencia en la discrim inación de la 1987; W arrington, 1986), así com o el patrón inverso
de agudeza d eteriorada y discrim inación de form a
norm al (W arrington, 1985). M ás aún, W arrington
(1985) ha dem ostrado disociación recíproca de agu
deza, discrim inación de color y discrim inación de
form a (figura 8.3) en pacientes con ceguera cortical.
Se podría agregar la discrim inación del movimiento
a esta lista (Zihl, von C ram on y M ai, 1983). En con
junto, estos hallazgos corroboran la conclusión ante
Preservado
B. R. A.
A gudeza C. O . T.
T. H. R.
J .A . F. B. R .A .
Forma
R. B. C . T. H. R.
J. A. F.
C olor C . O . T.
R. B. C .
A á§& A — i jur
$9 A m mm
m m. ■ *'•
X L N X
*1
FIGURA 8.5 Rendimiento de un padente con agnosia
aperceptiva en un test de igualación de formas simples.
Cada fila contiene una muestra (izquierda) y un conjunto
de cuatro opciones para ser igualadas con la muestra. Se
marcan las respuestas del paciente. (Tomado de Farah, 1990, p.
12 .)
como son en ilum inación típica (figura 8.8). W arring por el cual se puede extraer la form a invariante (no
ton (1982) ha dem ostrado que algunos pacientes cambiante) de un objeto a partir del patrón cambiante
exhiben deficiencia en la identificación de elem entos de la estimulación que incide sobre la retina.
en condiciones de ilum inación inusual, pero no así en Existe considerable evidencia de que los deterio
la condición de iluminación usual. ros característicos de la agnosia aperceptiva están
Otra técnica que usa estímulos naturales es el Test asociados con lesiones del hem isferio derecho poste
de Im ágenes no Fam iliares. W arrington y Taylor rior. De Renzi y sus colegas (De Renzi y Spinnler,
(1973) presentaron a sus pacientes fotografías de un 1966; De Renzi et al., 1969) reportan que el deterioro
objeto tom ado desde una perspectiva in u su al (no en los tests que usan figuras traslapadas ocurre con
prototípica) (figura 8.9). Luego al paciente se le mos m ayor frecuencia después de lesiones en el hem isfe
tró un par de fotografías, una de un objeto diferente rio derecho que en lesiones en el hemisferio izquierdo
pero visu alm ente sim ilar, y otra del objeto blanco y, dentro del hem isferio derecho, con más frecuencia
percibid o desde una vista prototípica. La tarea fue en asociación con lesiones posteriores que con lesio
elegir al objeto que previamente había sido percibido nes anteriores. Se ha reportado que los deterioros más
en la vista inusual. U na vez m ás, se encontró que severos en las figuras G ollin (W arrington y Jam es,
algunos pacientes sin deterioro sensorial visual tenían 1967a) y el Test de Im ágenes no Fam iliares (Layman
deterioros en esta tarea, lo que indica una perturba y Greene, 1988; W arrington y Taylor, 1973) están aso
ción del procesamiento perceptual. De manera similar, ciados con lesiones en el lóbulo parietal derecho.
se han encontrado pacientes con deterioro en la identi
ficación de fotografías de objetos encojidos (Humph
reys y Riddoch, 1984; Riddoch y Humphreys, 1986) y Agnosia asociativa
siluetas encojidas de objetos (W arrington y Jam es,
1988). El particular mecanismo perceptual deteriorado De acuerdo con la visión clásica, la agnosia asociati
en estos tests que requieren identificar objetos median va es un deterioro en la asignación de significado de
te diferentes perspectivas parecería im plicar la cons los objetos percibidos. Para obtener una apreciación
tancia de la form a, que es un mecanismo perceptual de este trastorno, im agine que observa una pieza de
m aquinaria totalmente desconocida. Su procesamien norm al, según se m ide por medio de tests como los
to sensorial visual es norm al, com o lo es su percep descritos en la sección previa, y quienes son incapaces
ción del objeto, aunque no puede id entificarlo sólo de identificar visualm ente los objetos. Por ejemplo,
porque no ha adquirido conocim iento del mismo. O Taylor y W arrington (1971) reportan un paciente que
consid ere un m óvil abstracto de A lexander Calder. tuvo buen rendim iento en el Test de Im ágenes no
U sted lo ve, lo percibe, pero si algu ien le pregunta Fam iliares (16 de 20 elem entos correctos), pero que
qué es, no sabe qué contestar. Éste no corresponde sólo fue capaz de reconocer cuatro de los elementos.
con alguna inform ación acerca del m undo visual que Ésta es una disociación sorprendente, ya que el pa
hubiese adquirido, aunque puede realizar ciertas ciente con frecuencia era capaz de igualar las vistas
asociaciones a tal conocimiento y dice que le recuer familiar y no familiar y a pesar de ello no identificar al
da a algún objeto, tal vez sugerido por su título. En objeto. Mientras él igualaba de manera correcta las dos
ambos casos, se tiene una percepción precisa, pero se vistas, se quejaba: "A quí está el mismo objeto otra vez.
adolece de cualquier inform ación correspondiente No sabía qué era antes y todavía sigo sin saberlo."
acerca del m undo visual que perm ita identificar, A l probar el reconocim iento visual, es importante
conocer al objeto. evitar los efectos confusores de la afasia, en particu
Si se extrapola esta falta de reconocim iento a la lar los problem as de n om inación. Por lo general,
m ayoría de la experiencia visual, se puede obtener esto no es difícil. De m anera cualitativa, los pacien
una im presión de la experiencia del paciente con tes con problem as de nom in ación u sualm ente son
agnosia asociativa. Gran parte del com portam iento capaces de com unicar el significado de un objeto por
del paciente de Oliver Sack, el Doctor P, parece tener m edio de una descripción verbal, o mediante gestos,
estas características. A unque Sacks no probó de aun si el nom bre preciso no es accesible para ellos.
m anera extensiva el procesamiento perceptual de su En contraste, los pacientes con deficiencia en el reco
paciente, un punto al cual se regresará posteriorm en nocim iento visual es probable que no puedan identi
te, las elocuentes descripciones del D octor P de la ficar objétos, y son incapaces de comunicar su iden
rosa y el guante, las cuales sin em bargo no pudo tidad por algún medio. De m anera experimental, los
id en tificar visualm ente, parecen apuntar a un pro tests que requieren respuesta no verbal, como los de
blem a en la asignación de significado hacia un objeto igualación, son obvios a este problema.
percibido norm alm ente. Es este sentido de agnosia Se ha notado el uso de los tests de igualación para
com o la disociación entre la asociación de una per m edir el deterioro perceptual, como el Test de Im áge
cepción con el conocimiento acerca del mundo visual nes no Fam iliares. Estos tipos de tests tam bién son
(o un rom pim iento en tal conocim iento per se) el que útiles en la valoración de la agnosia asociativa. Por
Freud tuvo en mente cuando acuñó el término agno ejem plo, De Renzi, Scotti y Spinnler (1969) constru
sia y que'L issauer, con el m ism o espíritu, designó yeron un test de igualación visual-visual en el cual a
como agnosia asociativa. los sujetos se les solicita igualar elem entos sem ánti
M ediante experim entos se puede encontrar pa camente sim ilares pero en forma perceptual diferen
cientes que tienen percepción visual norm al, o casi tes. Tests similares (figura 8.10) también han sido pro
196 PARTE 11 Neuropsicología de los sistemas funcionales principales
FIGURA 8.10 Estímulos de un test de igualación visual-visual usado para detectar agnosia asociativa.
A los sujetos se les solicita igualar cada objeto a la izquierda con un objeto a la derecha, semánticamente
similar pero perceptualmente distinto. (Tomado de Warrington, 1992.)
puestos por McCarthy y Warrington (1986). Además, com o co n o cim ien to p arcial. Esto es ejem plificado
W arrington (1992) ha elaborado tests que valoran la por los pacientes que identifican de manera correcta
habilidad de los sujetos para asignar significado a un un objeto como, por decir, un objeto casero, pero no
objeto dibujado mediante la solicitud de que decidan pu ed en identificarlo m ás allá. Tam bién pueden ser
cuál de los tres objetos presentados es el m ás pesado capaces de identificar un anim al dibujado como m a
(figura 8.11). Los estudios que emplean estos tests de m ífero y ser in capaces de id en tificar al anim al de
igualación visual-visual han generado m uchos repor m anera más específica (W arrington, 1975).
tes de pacientes con rendim iento norm al o casi nor
mal en tests perceptuales y rendimiento severamente E SP E C IFIC ID A D D E C A TEG O R ÍA Otro hallazgo
deteriorado en los tests que requieren la asignación en cierta m edida contrario a la in tuición , conocido
de significado a las percepciones. Esto es lo que uno como esp ecificid ad de categoría, es aquel en el cual
podría esperar si el procesam iento perceptual visual los pacientes con agnosia asociativa visual no nece
y el procesam iento sem ántico visual fuesen funcio sariam ente tienen un deterioro igual en el reconoci
nes d iscretas, organizadas de m anera secuencial y m iento de todas las categorías de objetos. Lo m ás
jerárqu ica. Sin em bargo, se tendrá oportunidad de sorprendente es el hallazgo de que algunos pacientes
reconsiderar este tema más adelante. parecen tener m ás dificultad específica para recono
cer rostros, una con dición llam ada p rosopagn osia.
C O N O C IM IE N T O PA RC IA L Al analizar los erro Además, como se analizó en el capítulo 6, el deterio
res de los pacientes con agnosia asociativa surgen ro en la lectura sin deficiencia en otras habilidades
algunos hallazgos curiosos. Se ha encontrad o que lingüísticas (llamado alexia pura) es el daño cerebral
algunos pacientes que son incapaces de id entificar de un bien que está docu m entado. La alexia pura
un objeto, no obstante son capaces de indicar la clase puede ser considerada com o una agnosia específica
general a la cual pertenece éste, fenóm eno conocido de categoría, una agnosia para palabras escritas.
CAPITULO 8 Reconocimiento visual 197
dio en el caso de Lissauer (1890/1988), quien podía P ro cesam ien to sen sorial visual
ver pero no podía reconocer objetos, fue exam inado
su bsecu entem en te en autopsia y se en con tró que
y
tenía u na lesión en esta área. E stud ios posteriores
P ro cesam ien to perceptu al
fueron con sisten tes con este d escu brim ien to (De
Renzi et a i , 1969; Ferro y Santos, 1984; H ecaen y Aju-
riaguerra, 1956; H ecaen et al., 1974; M cC arthy y Wa
rrington, 1986; W arrington y Taylor, 1973). P ro cesam ien to se m á n tic o visual
IM P L IC A C IO N E S D E LA E S P E C IF IC ID A D DE
Y
M O D A L ID A D , D EL C O N O C IM IE N T O PARCIAL
Y D E LA E SP E C IFIC ID A D D E C A TEG O R ÍA Una F IG U R A 8 .1 3 E t a p a s e n e l r e c o n o c im ie n to v is u a l d e
de las características más sorprendentes de la agno a c u e r d o c o n e l m o d e l o c l á s i c o . (Adaptado de McCartinj y
sia visual es su especificidad de m odalidad, su confi Warrington, 1990, p. 43.)
nam iento a la modalidad visual. Esto se aprecia en el
paciente de Sacks, quien al ver una rosa no sabía qué
era sino hasta que inhaló su fragancia, mom ento en el
que de inm ediato la reconoció. La bibliografía sobre percepciones, m ediada por el hem isferio izquierdo
este tema contiene innumerables reportes de recono posterior. M ás todavía, de acuerdo con este enfoque,
cimiento deteriorado en una modalidad coexistiendo estos procesos son discretos, com o dem uestra su
con reconocim iento norm al en otras m odalidades. disociabilidad. Están organizados de manera secuen-
Esto se refleja en los térm inos usados para describir cial y jerárqu ica, por lo que una etapa previa es un
los deterioros en el reconocim iento específico de prerrequisito para las etapas posteriores (figura 8.13).
categoría: agnosia visual, agnosia auditiva y astereogno- Un factor, aún no m encionado, que com plica este
sis (agnosia tactual). ¿Cuáles son las im plicaciones de modelo secuencial, es el descubrim iento de que cier
esta especificidad de m odalidad para com prender la tos pacientes con deterioro en los tests perceptuales,
organización de la mem oria sem ántica (conocimien como el de Figuras Traslapadas o el de Imágenes no
to del m undo)? En particular, ¿la existencia de una Familiares, son capaces de tener buen rendimiento en
agnosia visual específica significa que existe una los tests de igualación sem ántica cuando los estím u
m em oria semántica visual que está separada de otras los no son perceptualm ente difíciles. Este descubri
. representaciones alm acenadas de conocim iento del m iento sugiere que la asignación de significado es
mundo? Más aún, ¿el conocimiento parcial y la espe compatible con cierto procesamiento perceptual dete
cificidad de categoría reflejan los resultados de una riorado, ya sea por medio de la asignación de signifi
especie de proceso de fraccionam iento que revela cado a las percepciones m ediados por la capacidad
aspectos de la organización de la m em oria sem ánti de procesam iento perceptual residual o a través de la
ca? A lgunos investigadores creen que la respuesta a asignación directa de significado a los resultados del
las últim as dos preguntas es sí (McCarthy y Warring procesamiento sensorial visual o a ambos. Desde esta
ton, 1990). Sin embargo, como se verá en breve, exis perspectiva, la especificidad de m odalidad de la
ten vías alternas para interpretar estos datos, por lo agnosia visual refleja la presencia de un sistem a de
que estas cuestiones aún están lejos de responderse. m em oria sem ántica visual independiente o parcial
m ente independiente. El conocim iento parcial y la
especificidad de categoría se aprecian com o reflejos
Resumen del enfoque clásico de la agnosia visual de la organización de este sistem a semántico.
deterioro debido a un trastorno de la asignación de existe creciente evidencia de que lo que parece ser un
sign ificad o en ausencia de p ercepción perturbada deterioro específico de categoría puede ser concep-
(agnosia asociativa). Resulta que sí existen d eficien tualizado de m anera m ás parsim oniosa como el re
cias perceptuales en los pacientes con agnosia asocia sultado de diferentes tipos de deterioro perceptual.
tiva. Por tanto, la sim ple presencia o ausencia de Lo que surge de estos h allazgos es un m odelo que,
deterioro perceptual no puede servir como base para en contraste con los sistem as separados propuestos
constru ir una taxonom ía de las agnosias visuales. por el modelo clásico, percibe las diferentes m anifes
Este h allazgo tiene enorm es im plicaciones p ara la taciones de la agnosia visual como perturbaciones de
com prensión del reconocim iento visual. En particu diferentes procesos perceptuales subyacentes. La
lar, com o argum entan Farah (1990) y Zeki (1993), figura 8.14 contrasta estas dos perspectivas. En las
entre otros, ello indica que la distinción entre ver y secciones siguientes se consideran algunos de los
com prender, entre percepción y conocim iento, que descubrimientos que no encajan en el modelo clásico
parecen tan lógicas y para las cuales parece existir y se discute sobre la n aturaleza de las revisiones en
evid en cia em pírica, pueden de hecho representar torno a la conceptualization de los procesos involu
una m ala interpretación seria de los procesos im pli crados en el reconocim iento visual que parecen re
cados en el reconocimiento visual. querir. Se comienza con la evidencia para los deterio
El segundo terreno crítico de los datos tiene rela ros perceptuales en la agnosia asociativa.
ción con la interpretación del m odelo clásico de los
deterioros aparentes en el reconocim iento visual es
pecíficos de categoría como marcadores de la organi D eterioro perceptual en la agnosia asociativa
zación de la m em oria semántica. D esde el punto de
vista del m odelo clásico, la prosopagnosia, la alexia C O P IA D O La aparente e intacta habilidad de co
pura y otros deterioros en el reconocim iento de obje piado de los pacientes con agnosia asociativa (figura
tos aparentem ente específicos de categoría, reflejan 8.15) con frecuencia es citada como evidencia de su
la presencia de subsistem as o m ódulos especializa procesam iento perceptual intacto (M cCarthy y Wa
dos dentro de la m em oria sem ántica. Sin em bargo, rrington, 1990). La calidad de su rendimiento es sor-
A) B)
form a extrem adam ente fragm entada y, se debe re m ism a im plicación se puede obtener a partir del
marcar, tomó seis horas com pletarla (H um phreys y hallazgo de que, en la m ayoría de sus errores, los
Riddoch, 1987). Esto es consistente con los autorre- pacientes con agnosia asociativa identifican de m a
portes verbales de estos pacientes. Por ejemplo, Zeki nera equivocada al objeto como una entidad de apa
(1993) reportó a un paciente quien afirmó que, cuan riencia similar, m ás que com o un objeto sem ántica
do copió una figura compleja: "todo lo que vio fue un mente relacionado.
patrón com plejo de líneas, el cual no correspondió
con un objeto particular" (p. 315). REN D IM IEN TO D E T E R IO R A D O EN LO S T E S T S
PER C EPTU A LES En vista de los hallazgos recién
T E S T S DE IGU ALA CIÓ N Una calidad dependien revisados, no es de sorprender que el hallazgo de que
te y fragm entada caracteriza el rendim iento de los los pacientes con agnosia asociativa tienen rendimien
pacientes con agnosia asociativa en los tests de iguala tos pobres en diversos tests perceptuales. Como se ha
ción perceptual. Aunque su rendim iento puede ser visto, aquellos tests perceptuales en los cuales los
muy preciso, es extrem adam ente lento y consiste en pacientes con agnosia asociativa se desempeñan rela
igualar característica por característica de las dos figu tivamente bien, como el copiado de figuras lineales y
ras, más que una comparación de sus formas globales. los tests de igualación perceptual, no obstante son ela
borados lentam ente y en form a fragmentada, sugie
SE N SIB IL ID A D A LA CALID AD D EL ESTÍM U LO ren que el paciente no aprecia con precisión la forma
D E Q U IE N E S PA DECEN A G N O S IA A SO C IA T I global. Esta hipótesis es fortalecida cuando uno consi
VA Diversos estudios indican que el reconocimien dera las tareas perceptuales que realizan pobremente
to visual de los pacientes con agnosia asociativa es quienes tienen agnosia asociativa. En general, tales
enorm em ente sensible a la calidad del estím ulo. En tareas tienden a ser precisamente aquellas que requie
consecuencia, estos individuos por lo general son ren una apreciación de la forma global. Por ejemplo,
más aptos para identificar objetos reales que fotogra en una tarea en la cual a los sujetos se les solicita deci
fías de objetos, las cuales, a su vez, id entifican con dir si existe una T de cabeza entre un número de T
m ayor facilidad que los dibujos lineales de los m is orientadas norm alm ente, los sujetos norm ales son
m os. Q uienes padecen agnosia asociativa tam bién más rápidos en la condición "ausente" cuando las le
son sensibles a las condiciones de presentación en las tras están ordenadas en un círculo que cuando las
cuales la exposición al objeto está lim itada en alguna letras están en un arreglo aleatorio. Además, sus tiem
manera, como la oclusión parcial del objeto o la pre pos de respuesta sólo están débilmente relacionados
sentación taquistoscópica breve. Desde luego, estas con el número de letras en el ordenamiento circular,
condiciones comprometerían el rendimiento de cual mientras que sus tiempos de respuesta están relacio
quier sujeto. Sin em bargo, lo que es im portante en nados con el número de letras en el arreglo aleatorio.
este contexto es que el rendim iento de los pacientes Esto sugiere que los sujetos normales usan la configu
con agnosia asociativa es particularm ente perturba ración global, o gestalt, del arreglo circular para llegar
do, un descubrim iento que no encaja con la noción a una decisión rápida, mientras que son incapaces de
de que su deterioro es ajeno al terreno perceptual. La hacerlo en la condición aleatoria.
202 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales
sia, existen reportes de reconocimiento deteriorado de (o casi independientes) dentro de la memoria sem án
rostros (previam ente) fam iliares en coexistencia con tica dedicada al reconocim iento de palabras im pre
percepción norm al, como lo define la habilidad pre sas, rostros u objetos. Más aún, dentro del terreno de
servada para discriminar rostros no familiares (Bruyer los objetos, esta perspectiva plantearía varios sub-
et al., 1983). Esto ha conducido a la noción, análoga a componentes de la m emoria semántica, por ejemplo,
la distinción aperceptivo-asociativo en la agnosia de los objetos inanim ados y las cosas vivas. Ésta es la
objeto, de que diferentes sistem as o m ódulos están posición tomada por W arrington y sus colegas (véase
involucrados en discriminar entre los rostros descono M cC arthy y W arrington, 1990). Por otra parte, las
cidos y el reconocim iento de los rostros bien conoci disociaciones observadas que parecen ser específicas
dos. Sin embargo, a pesar de cierta evidencia en con de categoría son atribuidas a las diferencias en los
tra (Benton, 1980; Benton y Van Alien, 1972), la mayo procesos perceptuales involu crados, una posición
ría de los estudios con los pacientes con prosopagno argüida por Farah (1990).
sia y que han observado cuidadosamente la habilidad Siguiendo el argum ento de Farah, considere la
perceptual, reportan una asociación entre los dos dete prosopagnosia y la alexia pura, trastornos que han
rioros (Farah, 1990, p. 77; New com be, 1979; Shuttle- sido considerados como deterioros específicos de
worth, Syring y Alien, 1982). En consecuencia, existe categoría en la asignación de significado en ausencia
razón para creer que la percepción visual deteriorada de deterioro perceptual. Ya se ha visto que existe evi
generalmente subyace a la prosopagnosia. dencia que contradice la noción de que el deterioro
De igual m odo, aunque los pacientes con alexia perceptual está ausente en estos pacientes. En esta
pura por lo general no presentan deterioro perceptual sección se revisarán los hallazgos que también ponen
obvio, existe evidencia de que su percepción visual es en duda la especificidad de categoría de estos tras
deficiente. Por ejem plo, se ha dem ostrado que ellos tornos. Com encem os con la prosopagnosia.
tienen m ás probabilidad de confundir las letras v i Desde que Bodam er (1947) introdujo el térm ino,
sualm ente sim ilares que las diferentes (Patterson y la prosopagnosia ha sido entendida como un d ete
Kay, 1982). En la siguiente sección se describirá con rioro selectivo en el reconocim iento de rostros. Esto
más detalle la naturaleza del deterioro perceptual en encaja con el sentido intuitivo de que el rostro hum a
la prosopagnosia y la alexia pura, conforme se regre no es diferente a cualquiera otra cosa que se encuen
sa al problem a relacionado de la especificidad de tra en el m undo visual. A dem ás, existe buen apoyo
categoría en la agnosia visual. empírico para la noción de que la percepción del ros
tro es algo especial. El argum ento de que los rostros
sólo son estím ulos particularm ente difíciles y de que
El prob lem a de los deterioros específicos la prosopagnosia representa una forma más severa de
de la ca te g o ría en el reco n o cim ien to visual agnosia de objeto es contradicho por el hallazgo de u-
na doble disociación entre los dos trastornos, con
Uno de los problem as m encionados en una sección algunos pacientes m anifestando la agnosia de objeto
an terior es el de la especificidad de categoría en la sin prosopagnosia y otros pacientes que m uestran el
agnosia asociativa. Se ha visto que existe evidencia patrón inverso (De Renzi, 1986). A dem ás, com o se
para al m enos dos deterioros específicos del material analizó en el capítu lo 5, está b ien establecido que
en el reconocim iento visual: deterioro en el reconoci existen neu ronas en la corteza tem poral del m ono
m iento de rostros (prosopagnosia) y deterioro en el que responden de m anera selectiva a los rostros
reconocim iento de palabras impresas en ausencia de (D esim one et al., 1984; P errett, Rolls y Caan, 1982).
otro d eterioro del lenguaje (alexia pura). Tam bién También, se han encontrado células sensibles al ros
hem os encontrado evidencia para la existencia, den tro que de m an era con fiable se disparan más ante
tro de la agnosia de objeto, de deterioros específicos ciertos rostros que ante otros (Baylis, Rolls y L eo
de categoría en el reconocim iento visual (por ejem nard, 1985), incluso variando las condiciones de luz
plo, reconocim iento deteriorado de cosas vivas con y expresión facial. A sim ism o, estas células no res
reconocim iento preservado de objetos inanim ados). ponden cuand o las características de sus rostros
Esta evidencia plantea la posibilid ad de que estos "p referid os" cam bian, se borran o reordenan (D esi
deterioros sean un reflejo de la organización de la m one et a i , 1984; Rolls, 1984). En suma, estas células
m em oria sem ántica. D esde este punto de vista, las son las que se espera encontrar en un m ódulo n eu
d isociaciones observadas proporcionan estrategias ronal especializado para el reconocim iento de ro s
relativam ente directas para el análisis de esta organi tros, así com o el deterioro selectivo en recon oci
zación. E n este sentido, se puede inferir que existen m iento de rostros es el trastorno que se espera des
com ponentes o m ódulos separados independientes pués del daño a dicho módulo.
204 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales
A pesar de la evidencia citada líneas arriba, exis dores denom inan form ación de palabra. Esta h ip ó
ten bases para dudar tanto de que existe un sistem a tesis está basada en la suposición de que los pacien
o m ódulo neuronal especializado en el reconoci tes con alexia pura tien en b u en a percepción, una
m iento de rostros como de que existe un deterioro suposición que se ha visto existen razones para cues
selectivo en el reconocim iento de rostros asociado tionar. Además, existe evidencia de que, a pesar de la
con daño cerebral. Tal vez m ás problem ático para incapacidad para leer de los pacientes con alexia
esta n od ón sea el hallazgo reportado de que pacien pura, los patrones m ultiletra de orden superior son
tes con deficiencia en reconocer rostros con frecuen accesibles a ellos.
cia tam bién tienen deterioro en el reconocim iento Para describir esta evidencia, se requiere una pe
visual de m aterial distinto a los rostros hum anos. queña digresión. Los sujetos norm ales son capaces
E xisten reportes b ien docum entados de pacientes de reconocer una letra m ás rápido y de manera más
con prosopagnosia que tam bién tienen deterioro en precisa cuando se presenta com o parte de una pala
el reconocim iento de edificios (Cole y Perez-Cruet, bra que cuando se presenta com o parte de una no-
1964), sillas (De Renzi y Spinnler, 1966), flores (New- palabra. Por ejem plo, cuando se solicita indicar si
com be, 1979), m arcas de autom óviles (G om ori y vieron la letra r, los sujetos respondieron de manera
H aw ryluk, 1984), fotografías de anim ales (Damasio, más eficiente cuando la r se presentó en la palabra
D am asio y Van H oesen, 1982; Shuttlew orth et al., dar que cuando se presentó en la no-palabra ñar. Asi
1982), diferentes especies de aves (Bornstein, 1963), m ism o, m ediante el uso de la situ ación de elección
plantas (W hitely y W arrington, 1977) y artículos de forzada, en la cual am bas elecciones com pletarían
vestir y alim entos (Dam asio et al., 1982). Existe el una palabra real (por ejemplo: ¿vio una r o una £?), es
reporte de un granjero quien, previam ente capaz de posible dem ostrar que este efecto no sólo se debe a la
reconocer el rostro individual de sus vacas, perdió adivinación de la letra sobre la base de las letras pre
esta h abilid ad cuando se volvió prosopagnósico vias de la palabra. Este fenóm eno es denom inado
(Bornstein, Stroka y Munitz, 1969). efecto de superioridad de p alabra y dem uestra que
Es difícil conocer cuán comunes son estos deterio al procesar un grupo de letras como palabra aumenta
ros asociados debido a que su presencia no siempre el reconocimiento de las letras individuales.
es valorada de m anera adecuada en los estudios de El efecto de superioridad de palabra no es impor
caso. No obstante, es claro que su asociación con la tante en sí mismo, pero sí lo es que también se perci
prosopagnosia no es infrecuente. Esto da pie a un ba en pacientes con alexia pura (Bub, Black y Howell,
problem a m ayor para las explicaciones de m aterial 1989). Este descubrim iento contradice la afirm ación
específico de la prosopagnosia, ya que exige la adop de que estos pacientes son incapaces de agrupar le
ción de un enfoque ad hoc que postule que cualquier tras en form as de palabra de orden superior, como
cosa que el prosopagnósico no pueda reconocer es propone la hipótesis de la form ación de palabra (Wa
procesado por el hipotético m ódulo especializado. rrington y Shallice, 1980). En otras palabras, aparen
Algunos de los deterioros de reconocimiento asocia tem ente no es la característica lingüística específica
dos, com o el de las caras de las vacas, no requieren del material de las palabras la que determ ina la base
revisiones rad icales en las conceptualizaciones de para su reconocimiento deteriorado en la alexia pura.
este hipotetizado subsistem a especializado. Sin em Esta noción tiene apoyo adicional en la evidencia de
bargo, el rango completo de los deterioros de recono que los pacientes con alexia pura tam bién tienen un
cim iento asociados con la prosopagnosia, tom ados deterioro en el reconocim iento visual de m aterial no
en conjunto, parecen contradecir la explicación en verbal (Friedm an y A lexander, 1984). En conjunto,
términos de la perturbación de un m ódulo específico estos hallazgos sugieren que no existen fronteras de
de categoría o de m aterial específico definido parsi categoría específicas entre la prosopagnosia, la agno
moniosamente. sia de objeto y la alexia pura, y lo que parecen ser
Un argum ento sim ilar puede realizarse en contra deterioros específicos de categoría en el reconoci
de la noción de que la alexia pura es un deterioro miento visual pueden ser explicados en términos de
específico de m aterial en el reconocim iento de pala diversos tipos de deterioro perceptual.
bras im presas. Por ejem plo, una influyente teoría U n argumento con esta conclusión fue propuesto
acerca de la alexia pura como un trastorno específico por Farah (1990), quien sugirió que grados variables
de m aterial del reconocimiento visual (Warrington y de deterioro en dos habilidades perceptuales subya
Shallice, 1980) postula que la lectura letra a letra centes podrían explicar toda la gama de deterioro en
característica de estos pacientes se debe a su incapa el reconocim iento visual, com o la prosopagnosia, la
cidad para agrupar letras individuales en unidades agnosia de objeto y la alexia pura. Con la revisión de
de palabra de orden superior, a lo cual los investiga la literatura, se identificó lo que se consideran como
CAPITULO 8 Reconocimiento visual 205
dos síndrom es relacionados aunque distintos: la si- El lector deberá tom arse un mom ento para consi
m ultanagnosia dorsal y la sim ultanagnosia ventral. derar el panoram a de la agnosia visual que surge de
Com o el térm ino im plica, la sim u ltan agn osia es un los datos considerados en varias de las secciones pre
deterioro en la capacidad para percibir y atender al vias. Una hipótesis central generada por dichos datos
m ismo tiem po todas las características de un objeto o es que la distinción entre agnosia aperceptiva y aso
escena. La sim u lta n a g n o sia d orsal, que deriva su ciativa y la distinción entre prosopagnosia, agnosia
nom bre de su asociación con las lesiones bilaterales de objeto y alexia pura, se deben a grados variables
del lóbulo parietal, principalm ente es un deterioro de deterioro en la integración perceptual y a grados
en la habilidad para percibir las partes de los objetos, variables de deterioro en dos procesos perceptuales
incluyendo partes com plejas, que no pu ed en ser subyacentes, respectivamente. La hipótesis por tanto
fácilm ente descompuestas en partes constituyentes o explica las variaciones en el fenóm eno agnósico en
para las cuales tal descomposición no agrega percep términos del rendimiento sobre dos continuos de fun
ción. Los rostros son un ejem plo de tales estím ulos cionamiento perceptual (véase figura 8.14J3) más que
porque usualm ente son percibidos como gestalt más en términos del deterioro selectivo de módulos espe
que com o una serie de partes separadas, pero otros cializados para el procesam iento perceptual, para el
estím ulos, com o las m arcas de los autos y las plan procesamiento semántico y para los dominios especí
tas, com parten este atributo. ficos de categoría dentro de la m em oria sem ántica
En contraste, en la sim ultan agn osia ventral, aso (véase figura 8.14A). Considere ahora cómo estos
ciada con lesiones en la parte inferior izquierda del datos e hipótesis asociados con ellos encajan con
lóbulo tem poral, se perturba la habilidad para codi algunas de las grandes teorías generales de la agnosia
ficar rápidam ente múltiples partes, de m anera parti visual.
cular los estím ulos cuya percepción requiere su des
com posición en elem entos discretos. Las palabras
im presas son un ejemplo claro de tales estímulos. La TEORÍAS DE LA AGNOSIA VISUAL
h ipótesis de Farah es que los grados variables y las
com binaciones del deterioro en estas dos capacida En esta sección se considerarán tres teorías de la
des subyace al rango de m anifestaciones de la agno agnosia visual: a) modelo de desconexión, b) modelo
sia asociativa. Desde este punto de vista, las agnosias de búsqueda sim bólica, y c) m odelos restringidos al
de categoría específica aparentes (prosopagnosia, cumplimiento de criterios paralelos.
agnosia de objeto y alexia pura) pueden ser entendi
das com o el resultado de la sim ultanagnosia dorsal,
la sim ultanagnosia ventral o alguna com binación de M odelo de d esconexión
las dos. Farah razonó ulteriorm ente que esta hipóte
sis requería que: a) nunca habría un caso de agnosia Ya se ha analizado en cierto detalle el modelo de des
de objeto sin o prosopagnosia o alexia, y b) nunca conexión en otros contextos. Com o se recordará, su
h abría un caso de prosopagnosia o alexia que no prem isa central es que el deterioro que sigue a las
tuviese tam bién cierto grado de agnosia de objeto. Su lesiones cerebrales puede ser entendido en términos
revisión de los reportes de caso publicados produje de la desconexión de centros cerebrales que están
ron resultados consistentes con estos requerimientos. especializados para funciones particulares. Fue ex
Com o Farah reconoce, es posible explicar las dife puesto por W ernicke (1874), Dejarine (1892) y Liep-
rencias en el reconocim iento visual a lo largo de la mann (1900) a finales del siglo xix y fue enérgicamen
dim ensión prosopagnosia-alexia en térm inos de me te retom ado por Geschw ind (1965). De acuerdo con
canism os subyacentes distintos a los postulados an la explicación del m odelo de desconexión postulada
teriormente. Es posible, por ejemplo, que el hemisferio por Geschw ind, la agnosia visual es el resultado de
derecho regule los procesos implicados en el reconoci una desconexión de la entrada visual de las áreas de
m iento de rostros mientras que el hem isferio izquier procesamiento del lenguaje del hemisferio izquierdo
do esté m ediando el reconocim iento de palabras im (figura 8.19) debido a una gran lesión bilateral del
presas (Young, 1988). Lo que es de particular im por lóbulo parieto-occipital. En contraste con el modelo
tancia en el presente contexto es la idea de que los de desconexión de Dejarm e de la alexia pura (discu
diferentes patrones de deterioro en el reconocimiento tida en el capítulo 1), la cual propone una lesión en la
visual pueden ser explicados en térm inos de grados corteza visual izquierda y en el esplenio del cuerpo
variables de deterioro en diferentes procesos percep calloso, p or lo que la desconexión entre las áreas
tuales y no necesitan ser adscritos a perturbaciones de visual y de lengu aje que se hipotetiza subyace a la
categoría específica en la memoria semántica. agnosia visu al sería anatóm icam ente más extensa,
206 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales
Gran lesión bilateral representadas en el mismo centro cerebral del hem is
p a rie to -o ccip ita l ferio izquierdo posterior. Si éste fuese el caso, enton
A reas d e p ro cesa m ien to // ces la deficiencia para nombrar los objetos vistos y la
d e le n g u a je del -« — — —
j j --------------- Entrada visual habilidad deteriorada para dem ostrar el conocimien
h em isferio izq u ierd o //
to de su significado m ediante lenguaje no verbal
siem pre deberían encontrarse ju n tas. Sin em bargo,
FIGURA 8.19 De acuerdo con el modelo de desconexión,
la agnosia visual es el resultado de una desconexión de la
éste no es el caso, como lo evidencia el bien documen
entrada visual de las áreas del hemisferio izquierdo que tado síndrome de la afasia óptica. En este síndrome,
procesan lenguaje. una incapacidad para nom brar los objetos vistos se
encuentra en presencia de la habilidad preservada
para demostrar conocim iento de su significado a tra
vés de lenguaje no verbal, como la m ím ica o la igua
como uno esperaría si las áreas de lengu aje del he lación de dibujos que son sem ánticam ente similares
misferio izquierdo posterior fuesen privadas de toda pero distintos en el aspecto perceptual. En consecuen
entrada visual. cia, la afasia óptica es diferente de la agnosia visual
H em os observado en los capítulos anteriores que en cuanto a que la prim era puede ser conceptualiza-
el modelo de desconexión tiene cierta fuerza. Gesch- da como un deterioro en la asociación de palabras de
w ind argum enta que se debería abandonar el con objetos vistos y la últim a puede serlo como un dete
cepto de procesos cognitivos unitarios, com o el del rioro en la asignación de significado de objetos vistos.
reconocim iento visual, y en vez de ello centrarse en Si la agnosia asociativa se debiera sólo a desconexión
lo que un paciente en particular puede y no puede visual-verbal, entonces los pacientes con afasia ópti
hacer bajo condiciones particulares. Desde esta pers ca, al igual que los pacientes con agnosia asociativa,
pectiva se puede explicar el patrón específico de fun deberían ser incapaces de demostrar el significado de
ción deteriorada y preservada del paciente en térmi un objeto m ediante conducta no verbales. La habili
nos de desconexión (o desconexiones) entre centros. dad de los pacientes con afasia óptica para hacer esto
En el capítulo 1 se vio lo útil que puede ser este enfo y para interactuar de m anera norm al con los objetos
que para explicar el aparentem ente desconcertante en la vida cotidiana contrasta en gran m edida con el
síndrom e de alexia sin agrafía. También explica con profundo deterioro de los pacientes con agnosia aso
precisión la naturaleza de modalidad específica de la ciativa en ambas áreas y plantea argumentos en con
agnosia al postu lar una desconexión entre un área tra de la desconexión visual-verbal como el m ecanis
sensorial prim aria particular y el área de lenguaje mo de la agnosia asociativa.
posterior en el hem isferio izquierdo. M ás aún, al Una lim itación adicional de la hipótesis de desco
enfatizar el análisis cuidadoso de la conducta como nexión en el contexto del reconocim iento visual es su
el punto de partida para inferir los m ecanism os sub incapacidad para explicar los aparentes tipos de
yacentes al deterioro cognitivo, este enfoque tiene agnosia de categoría específica sin postular vías espe
mucho en com ún y se complementa con las estrictas cíficas que m edien el procesam iento crítico para el
m etodologías conductistas (Skinner, 1965). Su inten reconocimiento de rostros, objetos y palabras impre
to por relacionar los patrones de deterioro y función sas. Éstos requieren, a su vez, que el modelo postule
preservada con la desconexión entre centros cerebra un número de distintos centros para la mediación de
les va m ás allá del enfoque de la caja negra de los estos procesos de reconocim iento de categoría apa
conductistas. No obstante, al intentar relacionar la rentem ente específica, u n esquem a que dem erita la
función cognitiva con la neuroanatom ía, lo hace con m esura del enfoque de desconexión al m ultiplicar el
extrem a m esura, postulando un núm ero relativa número de centros especializados requeridos.
mente pequeño de centros que median las funciones
cognitivas básicas.
Un exam en m inucioso de la explicación del dete M odelo de búsqueda sim bólica
rioro en el reconocim iento visual postulado por la
hipótesis de desconexión revela algunos problem as El m odelo de b ú sq u ed a sim b ólica representa lo que
mayores, a pesar de las fortalezas de la teoría. Lo más se conoce com o el enfoque clásico de la agnosia v i
problem ático es su afirm ación básica de que el dete sual. De acuerdo con esto, los procesos de la percep
rioro en el reconocimiento visual se debe a una desco ción norm al generan una rep resen tación abstracta
nexión entre las áreas visuales y del lenguaje. La del estím ulo, el cual se com para con las representa
suposición subyacente de esta explicación es que el ciones visuales alm acenadas en la m em oria semánti
significado y las palabras para lo que se ve están ca. El reconocim iento resulta de una igualación entre
G \P ITU LO 8 Reconocimiento visual 207
to p aralelo d istrib u id o , con exionism o y com puta- riaciones en la forma, tamaño, com posición espectral,
cionales de criterios restringidos. Estos m odelos han etc., que caracterizan la imagen que se proyecta sobre
sido generados dentro de lo que se conoce como neu- la retina, de m odo que perm ite reconocer al objeto
ro b io lo g ía com p u tacion al. En general, este m arco com o equivalente bajo tales condiciones diferentes
conceptual intenta proporcionar tanto una definición (un proceso usualm ente denom inado categorización
rigurosa de los problem as que enfrenta el sistem a perceptual o con stan cia p erceptual)?, y b) ¿cómo se
cognitivo en cuestión como un mecanismo por medio relaciona este objeto con el conocim iento del mundo
del cual el cerebro pueda resolver estos problemas. El visual de modo que se reconoce al objeto?
m ayor argumento de este enfoque yace en su riguro Los m odelos de reconocim iento de objetos restrin
so análisis de los problemas enfrentados por el siste gidos al cum plim iento de criterios paralelos, y sus
m a nervioso, un proceso que es enriquecido por sus variantes, intentan resolver estos dos problemas m e
intentos por generar m odelos form ales que puedan diante la propuesta de un m ecanism o único que
servir como posibles soluciones. explica a ambos, y colapsa los aparentemente discre
Para describir este enfoque, comience con una dis tos procesos de percepción y com prensión en un solo
tinción general entre representaciones locales y re proceso (Farah, 1990; H inton, 1981). En general, este
presentaciones distribuidas. En una rep resen tación punto de vista postula que un estím ulo es represen
lo cal existe una correspondencia uno a uno entre la tado com o un patrón específico de activación a tra
entid ad que es representada y la activid ad de una vés de un conjunto altamente interconectado de neu
neurona (o grupo de neuronas) que codifica la repre ronas o unidades parecidas a neuronas. La activación
sentación. Cada entidad por tanto está representada de una unidad activará o inhibirá las unidades veci
por una neurona o un conjunto de neuronas. Un nas (y esta unidad será activada o inhibida por las
ejem plo extrem o de una representación local es la unidades vecinas) de acuerdo con la fuerza y peso de
célu la abu ela, una neurona hipotética hacia la cual la conexión (excitación m enos inhibición) entre ellas.
células con campos receptivos progresivam ente más En un mom ento dado, la red tiene propiedades espe
com plejos convergen de m anera final de m odo que cíficas, ad quirid as presum iblem en te a través de la
la célula es capaz de codificar un estím ulo específico experiencia visual acum ulada (aprendizaje percep
independientem ente de las variaciones en las condi tual), de m odo que todas las im ágenes de la retina
ciones de visión. En contraste, en una representación consistentes con un objeto particular, sin im portar su
d istrib u id a el m ism o conjunto de neuronas repre orientación, ilum inación, etc., resultará en un patrón
senta diferentes entidades, cada una de las cuales es particular de activación de la red. Otros objetos re
representada por un patrón específico de niveles de sultarán en otros patrones de activación. Este es el
activid ad de cada una de las neuronas del sistem a. caso pues las u nid ad es de la red que representan
Se verá que los sistem as distribuidos tienen varias una hipótesis consistente respecto a un objeto parti
ventajas, no es la última el hecho derivado m atem á cular se activan m utuam ente, m ientras que las uni
ticam ente de que un conjunto de neuronas organiza dades que rep resen tan h ip ó tesis inconsistente se
das com o un sistem a distribuido puede codificar inhiben m utuam ente. Esto se logra a través de pesos
m ayor núm ero de representaciones que el m ismo positivos entre las unidades que representan hipóte
número de neuronas si actuasen como representacio sis consistentes y pesos negativos entre las unidades
nes in d ivid uales locales. A dvierta que, cuando se que representan hipótesis inconsistentes.
observa al cerebro com o un todo, existe evidencia El presentar un estím ulo al sistem a, por decir, un
abrum adora para la representación local, como lo cuadrado de m adera, resulta en un patrón inicial de
evidencian los descubrimientos de que ciertas regio niveles de activación variables a través de las unida
nes del cerebro están especializadas para ciertas fun des de la red. Entonces com ienza a cam biar el nivel
ciones. En otras palabras, el cerebro com o un todo no de activación de cada unidad, influido por el nivel de
es un sistem a distribuido masivo. La hipótesis de sis actividad de las unidades con las cuales está conecta
tema distribuido es más relevante com o una posible da y al peso de tales conexiones. Si prim ero se ve al
exp licación de los m ecanism os de representación cuadrado desde, por decir, u n ángulo agudo a su
dentro de regiones dedicadas a un sistem a o subsiste plano, el patrón de red que representa un cuadrado
m a funcional. A hora se considera cóm o el concepto será activado, pero también el patrón de un trapezoi
de sistem as distribuidos puede contribuir a una com de. Sin embargo, conforme cam bia el ángulo de orien
prensión d e! reconocimiento visual. tación, el patrón que representa un cuadrado conti
En el caso del reconocim iento visual, los proble nuará activado, m ientras que el que representa a un
mas centrales son: a) ¿cómo se extraen (o abstraen) las trapezoide no lo hará más. La red entonces se estable
propiedades invariantes de un objeto a partir de va cerá en un estado estable que represente un cuadra
CAPÍTULO 8 Reconocimiento visual 209
do, y se reconoce al objeto como uno. A dvierta que to de objetos, como los descritos, no hacen distinción
este estado estable es el resultado de la interacción entre rep resentación de estím ulo y representación
entre el estímulo y el conocimiento de los objetos. alm acenada; ellos elim inan la discontinuidad tradi
Esta teoría proporciona un m ecanism o hipotético cional entre percepción cod ificad a y conocim iento
por medio del cual las características invariantes (por alm acenado. Para detallar u n poco más en torno a
ejemplo, la forma) de un objeto pueden ser abstraídas este punto, la activación de la red mediante la imagen
de la im agen retiniana constantemente cambiante; al retiniana cam biante producida por el objeto even
m ism o tiempo, este proceso de abstracción constitu tualmente producirá un estado estable de activación
ye el reconocimiento. En el ejemplo del parágrafo pre en la red que represente el reconocimiento del objeto.
vio, el estado estable logrado por la red representa un El estado estable de la red es el resultado del estím u
cumplimiento de las restricciones im puestas por: a) el lo y el conocim iento alm acenado inherente en las
conocim iento de los cuadrados en diversas orienta fuerzas y pesos de las conexiones entre los elementos
ciones, iluminaciones, etc., inherentes en la conectivi- de la red. Las fuerzas y pesos de conexión se m an i
dad y pesos en la red, y b) la im agen cam biante pro fiestan a sí m ism as sólo cuando ocurre la estim ula
yectada sobre la retina por el cuadrado particular que ción, el efecto de ésta depende de las fuerzas y pesos
se observa. de las conexiones. Por tanto, no existen etapas d is
A dvierta que el cambio en la im agen retiniana so cretas de form ación e igualación de la percepción con
bre diferentes ángulos de visión es crucial porque el conocimiento almacenado, ni separación entre per
desde cualquier punto de vista único la im agen reti cepción y reconocim iento. El m odelo de recon oci
niana por lo general es am bigua, en particular si la miento de criterio paralelo encaja bien con la eviden
inform ación de otras fuentes, como la ilum inación y cia aportada por los pacientes con agnosia visual
la textura, están ausentes. Por ejem plo, una im agen revisados anteriormente, la cual indica que no existe
retiniana trapezoidal puede resultar a partir de un una línea divisoria contundente entre percepción y
verdadero trapezoide o de un cuadrado visto en pers conocim iento, en particu lar la evidencia de que el
pectiva. Suponga el lector que el estímulo es en reali reconocimiento visual deteriorado en la agnosia aso
dad un cuadrado. Esta información está inherente en ciativa siempre incluye deterioro perceptual.
el cam bio en la im agen retiniana sobre diferentes El enfoque de procesamiento distribuido parece al
ángulos de visión. De acuerdo con la hipótesis de red principio estar en desacuerdo con los datos de los
distribuida generalizada que se ha puntualizado aquí, macacos, discutidos anteriorm ente, que indican que
la verdadera forma del estímulo está representada por existen células en la corteza tem poral inferior que tie
el conjunto de activaciones del sistem a distribuido nen rostros hum anos esp ecíficos como sus cam pos
provocada por la imagen retiniana cambiante, un con receptivos. Estas "célu las de rostro" parecen ser la
junto que, debido a las restricciones sobre el sistema, encarnación de la hipotética célula abuela, instancias
corresponderá con la hipótesis de "cuadrado". de representación local por excelencia. Sin embargo,
Desde luego, si otra información (como la ilumina en un estudio detallado, se encuentra que cada célu
ción y la textura) están disponibles en la imagen reti la tiene un rostro "preferid o" ante el cual se dispara
niana, com o usualm ente ocurre, ello contribuirá al más rápido y cada célula tam bién se disparará a una
establecim iento en la red de la hipótesis apropiada. frecuencia m enor ante varias otras caras. Más toda
A dem ás, otros objetos visibles ingresarán dentro de vía, varias células se dispararán, de nuevo a una fre
estos cálculos, lo que proporcionará un contexto que cuencia por abajo de su m áxim o, ante el rostro "p re
puede, a su vez, influir sobre la percepción del primer ferido" de otras células. En otras palabras, los datos
objeto. Esto puede ocurrir, por ejemplo, en el caso de fisiológicos de las células de rostro en la corteza tem
oclusión de un objeto m ediante un segundo objeto. poral in ferior de m onos tornan a ser enteram ente
Puede verse que este m odelo tiene la virtud de per consistentes con lo que uno predeciría dentro de un
mitir muchas clase de restricciones que son aplicadas sistema distribuido.
de m anera sim ultánea y de perm itir el desarrollo y Finalm ente, los sistem as distribuidos son consis
cambio en las restricciones a través de la experiencia. tentes con los patrones de d egradación de función
También perm ite la posibilidad de m odificar toda la que tienden a resultar de las lesiones en el cerebro.
red, ya sea de manera transitoria o a largo plazo, por En el capítulo 1 se argum entó que las lesiones en el
m edio de un procesamiento vertical. cerebro no son análogas a la rem oción de un engrane
de un reloj o de un com ponente de com putadora;
V E N TA JA S D E L O S M O D E L O S Q U E CUM PLEN esto resulta frecuentem ente en la completa oblitera
C R IT E R IO S PA RA LELO S R E S T R IN G ID O S Los ción de una función p articu lar o de un subcom po-
m odelos de criterios paralelos para el reconocimien nente de una función. En vez de ello, por lo general
210 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales
perturban o degradan una función que no obstante reconocimiento visual y, de hecho, con la m ayoría de
retiene cierta capacidad residual. Se ha visto que éste los modelos neurobiológicos com putacionales de los
es el caso en cada una de las áreas que se han exam i procesos psicológicos. A u nqu e estos m odelos ayu
nado hasta el m omento, y seguirá conform e se explo dan a definir de m anera rigurosa los problem as que
ren la acción, mem oria, em oción y la función ejecuti los sistem as neuronales en cuestión deben resolver,
va. Las h ipótesis de procesam iento d istribuido son producen una explicación de cóm o el sistem a podría
consistentes con el patrón de degradación junto con trabajar, más que una explicación de cómo trabaja en
una función residual tan característicos de los efectos efecto. Esto es principalm en te porque los m odelos
de lesiones en el cerebro. Conform e algunas de las com putacionales por lo general están en un nivel de
unidades dentro de una red distribuida se vuelven explicación en que sus d etalles son im posibles de
inoperantes, la función global es comprometida, pero verificar, debido a los presen tes lím ites del conoci
las unidades restantes m edian cierta capacidad resi m iento y la tecnología experim ental, aunque pueda
dual. ser com patible con sus esqu em as generales la evi
dencia em pírica d isponible. Esto no es totalm ente
L IM IT A C IO N E S D E L O S M O D E L O S Q U E C U M inútil. Conocer cómo podría trabajar un sistema dice
PLEN C R IT E R IO S PA RALELOS R E S T R IN G ID O S algo acerca del mismo, e intentar verificar tal modelo
U na de las m ayores m otivaciones para postular que estim ula in vestigacion es experim en tales que pro
una red distribuida subyace al reconocimiento visual duzcan datos ilum inadores. Pero es importante dife
es su capacidad para acomodar los datos que indican renciar tal explicación de un m odelo cuyos detalles
que no existe una distinción tajante entre la percep en verdad tengan apoyo em pírico sustancial.
ción visual y el conocim iento visual. Lo m ás im por Uno de los críticos m ás acérrim os de los modelos
tante de estos datos es el hallazgo consistente de de com putacionales es el neu robiólogo Sem ir Zeki. Él
terioro perceptual en todos los pacientes con agnosia argumenta que los intentos por com prender al cere
asociativa en quienes la percepción ha sido estudiada bro son m ás fructíferos cuando se encuentra el con
ampliamente. Sin embargo, aquí es necesaria una lla tacto íntimo con los descubrim ientos de la neurobio-
m ada de atención, debido a que la ausencia de una logía experim ental que cuando tom en la form a de
disociación dem ostrada entre percepción y reconoci modelos com putacionales que no son dispuestos a la
miento es evidencia esencialmente negativa. Esto tie com probación em pírica. A dem ás, afirm a que en fo
ne ciertos problem as de interpretación. M ientras que carse en los descubrim ientos de la neurobiología es
el descubrim iento de una disociación es básica para una piedra angular para la form u lación de teorías.
inferir que los dos procesos subyacentes a los deterio Por ejem plo, la aplicación del concepto de procesa
ros disociados son al m enos parcialm ente indepen m iento paralelo a los m ecanism os neuronales, tan
dientes, la ausencia de una disociación (es decir, el prevaleciente en los m odelos com putacionales, sur
h allazgo consistente de asociación) no excluye de gió, de acuerdo con Zeki (1993, p. 118), a partir de los
manera concluyente la posibilidad de que estén invo estudios neuroanatóm icos que demostraron su utili
lucrados dos procesos separados. Existen al m enos dad en los sistem as sensoriales corticales, como el
dos razones para ello. A pesar de que una disociación sistem a visual. D e acuerdo con Zeki, antes de la
particular no haya sido demostrada, existe siempre la dem ostración de las vías neuroanatómicas paralelas, el
posibilidad de que un paciente que exhiba tal disocia concepto de paralelism o en los m ecanism os neuro
ción se encontrará en algún m om ento futuro. Por nales no estaba claram ente articulado por las teorías
tanto, el deterioro en dos procesos independientes com putacionales. El propio enfoque de Zeki hacia la
puede estar asociado de m anera consistente porque agnosia visual, la cual se exam ina a continuación,
las regiones cerebrales que representan estos procesos ilustra su posición.
están tan cercanos uno de otro que una lesión confi
nada a sólo una de ellas es extremadamente improba
ble. En el contexto de la presente discusión del reco C on cep tu alización de la agnosia visual
nocimiento visual, existe la complicación adicional de con base en la neurobiología
la falta de un acuerdo universal acerca de si los pa
cientes con agnosia asociativa que ya han sido estu Zeki com parte la convicción de Farah (1990) y otros
diados siem pre tienen percepción deteriorada (M c de que lo que ha sido llam ada la distinción clásica
Carthy y W arrington, 1990), aunque se ha visto que entre ver y percibir, por una parte, y conocer y com
existe fuerte evidencia de que éste es el caso. prender, por la otra (como la distinción entre agnosia
Existe un problem a, sin embargo, incluso más fun aperceptiva y agnosia asociativa), representa una ma
dam ental con los m odelos distribuidos paralelos de la interpretación del reconocim iento visual. Su con-
CAPÍTULO 8 Reconocimiento visual 211
aplicó el térm ino im percepción de H ughlings-Jack- ofrecen una solución definitiva a este problem a, sí
son, com o sustituto para el térm ino agnosia ("n o co proporcionan pistas útiles. En particular, las conexio
nocer"), para enfatizar este punto. nes recurrentes desde las áreas especializadas en la
Puede argum entarse, com o Zeki lo hace, que esta corteza preestriada (incluyendo V3, V4 y V5) de
noción de u n continuo de com plejidad creciente del regreso hacia las áreas que las inervan en V I y V2
procesam iento integrador puede ser am pliado a te sugieren que estas ú ltim as áreas pu eden m ediar la
rrenos externos del reconocim iento de form a. Se ha confluencia e integración de diferentes submodalida
visto que los pacientes con lesiones preestriadas que des de información visual.
abarcan V I tienen inform ación razonablem ente in Este argumento parece ser el m ás plausible debido
tacta acerca de los elem entos de form a local y pue a que, en contraste con las áreas preestriadas especia
den usar esta inform ación para realizar dibujos pre lizadas, cuyas células tienen campos receptivos relati
cisos, aunque fragm entados de objetos que no pue vam ente grandes, las neuronas en V I y V2 tienen
den identificar (véase figura 8.17). Es posible atribuir cam pos receptivos pequeños y constituyen un mapa
esto a las células selectivas de orientación intactas en retinotópico preciso. Esta característica proporciona
V I que son capaces de detectar líneas y bordes pero una ubicación precisa de diferentes aspectos de los
son incapaces de integrarlas en conjunto. De manera estím ulos. Tam bién proporciona un m ecanism o por
análoga, los pacientes con acrom atopsia (con lesio medio del cual un aspecto de un estím ulo procesado
nes en V4 pero extendidas a V I) pueden detectar una en un área especializada (por decir, el movimiento en
frontera entre dos estím ulos que reflejan la m ism a V5) influye en el procesam iento de un aspecto dife
cantidad de luz pero que son de diferentes colores, rente del estím ulo (por decir, la form a en V3). Por
aun cuando son incapaces de percibir (construir) ejemplo, las barras pueden ser generadas por diferen
color. Este fenóm eno puede ser entendido com o el cias de ilum inación, com o se m uestra en la figura
resultado de la habilidad de las células intermanchas 8.22A. Sin embargo, si diferentes regiones de una tex
intactas en V I para detectar las diferencias en longi tura (figura 8.22B) son m ovidas en diferentes direc
tud de onda, aunque sean incapaces de generar color. ciones (por ejemplo, derecha o izquierda), puede pro
De igual m odo, los pacientes con acinetopsia (con ducirse un efecto sim ilar al de las barras en la figura
lesiones en V5 pero extendidas a V I) son capaces de 8.22A. En consecuencia, la forma es derivada a partir
detectar el movim iento mas no de discrim inar (perci del movimiento.
bir) su dirección. Esto tam bién es explicable en tér Zeki (1993) intentó investigar la hipótesis recurren
m inos de las lim itadas capacidades integradoras de te mediante la obtención de imágenes PET en tres con
las neuronas sensibles al m ovimiento en V I. diciones de visión: «) barras orientadas verticalmente
Estos ejem plos ilustran cuán fructífero puede ser creadas por diferencias de ilum inación (forma); b) dos
un enfoque anclado en la neurobiología. En esta eta hojas de texturas que se mueven en direcciones opues
pa del conocim iento, obviamente no es un marco ex tas (movimiento), y c) un conjunto de barras verticales
plicativo completo y definitivo. Zeki sería el primero idénticas a las de a) excepto que fueron generadas por
en enfatizar que las variadas m anifestaciones de la texturas en movimiento: texturas dentro de las barras
agnosia visual no pueden ser explicadas en términos que se movían en la dirección opuesta al movimiento
de las conocidas áreas v isu ales especializad as del de las texturas entre las barras (forma a partir de m o
cerebro y de sus interconexiones. De hecho, la actual vimiento). Si el movimiento procesado por las células
falta de conocim iento de estas áreas especializadas y en V5 influyera en el procesam iento de form a en V3
de sus interconexiones claram ente lim itan el poder por m edio de conexiones recurrentes hacia V I y V2
explicativo de este enfoque. Al mismo tiempo, lo que (figura 8.23), entonces se podría predecir mayor acti
sí se conoce acerca de la especialización y del proce vación de V I y V2 en la condición de forma a partir de
sam iento paralelo dentro de las cortezas estriada y movimiento, que en las otras dos condiciones. La figu
preestriada, constituyen un m anantial de hipótesis ra 8.24 muestra que éste fue el resultado obtenido por
potencialm ente fructíferas en relación con las bases Zeki y sus colegas (1993).
neuronales del reconocimiento visual. Ésta no es evid en cia d efin itiva del papel de las
Para tom ar sólo un ejemplo, considere el problema conexiones recurrentes en la integración de la infor
de asociación, el problem a perenne de cóm o las di m ación en diferentes subm odalidades y, como se ha
versas subm odalidades convergen para form ar una visto, no es necesario confinarse uno m ismo al nivel
representación visual integrada. Como se vio en el neurobiológico al investigar el reconocim iento visual
capítulo 5, los recientes avances en la comprensión de y el problem a de asociación. No obstante, se ha m os
la neuroanatom ía y la neurofisiología de la corteza trado a sí mismo como un enfoque bastante fructífe
dedicada a aspectos visuales, aunque claram ente no ro y es seguro que siga en el futuro.
CAPÍTULO 8 Reconocimiento visual 213
A) V3
u
B) V5 ■ - V3
V \R\ /
A
RESTAURACIÓN DE LA VISIÓN
EN ADULTOS DESPUÉS DETENER
CEG UERA A TEMPRANA EDAD
"Para empezar, los pacientes recién operados no ubi visual son incapaces de identificar un objeto visto, sólo
can sus im presiones visuales... ven colores tanto co lo reconocen como familiar cuando tienen la oportuni
m o nosotros olem os un arom a de turba o b a rn iz ... dad de explorarlo a través de sus otros sentidos.
mas sin ocupar alguna forma específica de extensión La agnosia debe ser distinguida de la ceguera cor
en una form a definible con m ás ex actitu d ." Virgil, tical parcial, la cual im plica la perturbación de com
p aciente de Sacks, cuya visión fue restau rada a la ponentes relativamente elem entales del procesamien
edad de 50 años después de 45 años de ceguera, fue to sensorial visual, como la agudeza visual y la discri
descrito en form a similar: " ... él vio m ás colores, y en minación de forma.
ocasiones colores sin objetos: por tanto, podía ver un La agnosia visu al ha sido an alizad a en dos fo r
haz y un halo de rosa alrededor de u na botella de m as. La agn osia aperceptiva fu e conceptualizada
Pepto-Bism ol sin ver con claridad la botella m ism a" com o un d eterioro para organ izar las sensaciones
(1995, p. 147). visu ales en p ercep cion es, m ientras que la agnosia
A dem ás, los pacientes con visión restau rada en asociativa fue v isu alizad a com o un deterioro en la
etapas tardías de su vida exhibieron otros deterioros asignación de significado a los estím ulos percibidos
que tienen m ucho en com ún con el deterioro en el de m anera norm al. A lgunos p acien tes con agnosia
reconocim iento visual percibido en la agnosia visual. asociativa parecen tener un deterioro específico para
El paciente de Sacks, tras finalmente dom inar el reco reconocer rostro s (p ro sop agn osia); otros parecen
nocim iento de formas bidim ensionales sim ples (cua tener un d eterioro específico p ara reconocer p ala
drados, triángulos, etc.), una tarea que en el periodo bras (alexia pu ra). A dem ás, entre los pacientes con
inm ediato posterior a la restauración de su visión le agnosia de objeto, se han percibido algunas disocia
h abía sido difícil, no obstante continuó experim en ciones d esconcertan tes. Por ejem p lo, algunos p a
tando dificultades en el reconocim iento visual: "Los cientes son capaces de reconocer objetos inanim ados
objetos sólidos, era evidente, presentaron m ás difi pero no cosas vivas; otros m uestran el patrón inver
cultad porque su apariencia era muy variada, y gran so (especificidad de categoría). Estos fenómenos han
parte de las pasadas cinco sem anas h abían estado sido interpretados por algunos com o evidencia de la
dedicadas a la exploración de los objetos, sus vicisi organización de la m em oria sem ántica visual.
tudes in esperad as y las apariencias com o si fuesen La distinción entre agnosia aperceptiva y asociati
vistos desde cerca y lejos, o m edio ocultos, o desde va ha servido como base para u n modelo secuencial
diferentes lugares y ángulos." (1995, p. 127). de reconocim iento visual. De acuerdo con este m ode
Estos deterioros no son apreciados después de res lo, existen tres etapas discretas en los procesos que a
taurada la visión en una ceguera que com enzó en la final de cuentas resultan en el reconocim iento visual:
adultez, lo cual sugiere una perturbación en un pro a) procesamiento visual relativam ente elemental, co
ceso de desarrollo subyacente que enfatiza la impor mo aquellos procesos subyacentes a la agudeza y la
tancia de la experiencia visual tem prana para la discrim inación de form a m ediados por V I; b) proce
visión superior. No se conoce la m edida en la cual los sos perceptuales mediados por el hem isferio derecho
m ecanism os subyacentes a estos deterioros involu posterior, y c) la asignación de significado a la p er
cran atrofia o elim inación com petitiva m ediante el cepción, un proceso m ediado por el hem isferio iz
desuso de conexiones genéticam ente estructuradas, quierdo posterior.
en contraste con la falla para establecer o retener Existen varios problem as con esta teoría clásica, el
conexiones que representan conocim iento adquirido más im portante entre ellos es el descubrim iento de
del m undo visual. Sin em bargo, es casi seguro que que los pacientes con agnosia asociativa también tie
am bos factores están presentes aquí. El estudio con nen deterioros perceptuales. En contraste con el dete
tinuo de estos pacientes probablem ente aum entará rioro perceptual apreciado en la agnosia aperceptiva,
la com prensión de los m ecanism os subyacentes al la cual in volu cra severo deterioro en la percepción
reconocim iento visual. de estímulos en los niveles local y global, los pacien
tes con agnosia asociativa m uestran deficiencias en
la integración de características locales de un estím u
RESUMEN lo en una percepción global unificada. Esto condujo
a Farah y otros a proponer que la distinción apercep-
Las agnosias visuales son deterioros específicos en el tiva-asociativa es m ás útil si se le concibe com o el
reconocimiento visual que no son debidos a perturba reflejo de diferen tes tipos de deterioros dentro del
ción de función visual elemental o a deterioro intelec terreno del análisis perceptual, con la agnosia aper
tual general. La especificidad de esta deficiencia visual ceptiva reflejando la perturbación del análisis de los
es sorprendente, debido a que personas con agnosia elem entos lo cales de un estím ulo, m ientras que la
CAPÍTULO 8 Reconocimiento visual 215
agnosia asociativa refleja la percepción deteriorada das las im ágenes retinianas que corresponden a un
de la form a global. Farah también intentó explicar los objeto particular resultarán en un patrón particular
deterioros específicos de categoría en la agnosia aso de activación de la red. Esta teoría proporciona un
ciativa (prosopagnosia, agnosia de objeto, alexia pu m ecanism o hipotético ú nico por m edio del cual las
ra) en térm inos de sim ultanagnosia dorsal (habilidad características in variables de u n objeto pueden ser
afectada para percibir partes de los estím ulos, como abstraídas de la im agen retiniana en cambio constan
rostros, que no son fáciles de descom poner en sus te y el objeto puede ser reconocido; por tanto propor
partes constitutivas), sim ultanagnosia ventral (habi ciona un m ecanism o que es consistente con la ev i
lidad deteriorada para percibir estím ulos, como las dencia de que no existe d ivisión discreta entre los
palabras, cuando la percepción requiere su descom procesos involucrados en la percepción de un objeto
posición en elem entos discretos) o alguna com bina y el de relacionarlo con un conocim iento previo. Sin
ción de las dos. embargo, este m odelo y otros m odelos com putado-
Fueron consideradas tres teorías generales de la nales, tienen la lim itación de que ofrecen una expli
agnosia visual: el modelo de desconexión, el modelo cación de cóm o podría trabajar el sistem a, pero no
de búsqueda sim bólica y el modelo que cumplen cri cómo trabaja en efecto. Esto se debe a que en el estado
terios paralelos restringidos. El m odelo de descone actual del conocim iento, no se pueden verificar los
xió n explica la agnosia visual en térm inos de una detalles de tales modelos.
desconexión entre las áreas visuales y las áreas de Zeki com parte la creencia de que la distinción en
lenguaje. Sin embargo, este enfoque es inconsistente tre percepción y conocimiento postulada por las teo
con los datos que dem uestran que los pacientes con rías clásicas del reconocim iento visual representan
afasia óptica (incapacidad para nom brar los objetos una m ala interpretación del proceso. Sin em bargo,
vistos) pueden sin embargo reconocer y demostrar el más que tom ar un enfoque com putacional, como el
uso del objeto que no pueden nombrar. El modelo de visto en el modelo que cum ple criterios paralelos res
búsqueda sim bólica representa la visión secuencial tringidos, Zeki apoya sus hipótesis en la neurobiolo-
clásica del reconocim iento visual, de acuerdo con el gía. En particular, él apunta que el daño confinado a
cual los procesos de percepción norm al generan una V I resulta en un deterioro perceptual muy severo en
representación abstracta de un estímulo que luego es el cual los pacientes son incapaces de copiar incluso
com parado con las representaciones visuales almace letras y form as sim ples. En contraste, el daño en las
nadas en la m em oria semántica. Desde esta perspec áreas visuales preestriadas que se expanden a V I
tiva, la agnosia aperceptiva se debe a una perturba resultan en habilidad preservada para reconocer ele
ción de la form ación en la representación abstracta mentos de forma local junto con deterioro en el reco
del estímulo, y la agnosia asociativa se debe a la inac nocim iento de form as globales. Esto sugiere que la
cesibilidad o destrucción de las representaciones distinción aperceptiva-asociativa puede ser m ejor
visuales almacenadas. Aunque este modelo tiene con interpretada dentro del m arco de diferentes terrenos
sid erable atractivo intuitivo, su suposición de una de la percepción visual, u na idea encarnada en su
d icotom ía entre percibir y conocer es inconsistente preferencia por el térm ino im percepción, de H ugh-
con el hallazgo de que los pacientes con agnosia aso lings-Jackson, sobre el térm ino agnosia, con sus con
ciativa tienen deterioros perceptuales significativos. notaciones de separación entre percepción y conoci
Los m odelos de reconocim iento de objetos que miento. Zeki también ha especulado que las conexio
cum plen criterios paralelos restringidos proponen nes recurrentes desde áreas visuales más centrales
un m ecanism o único para explicar tanto la categori- que regresen hacia el área V I juegan un papel crítico
zación perceptual o constancia perceptual (percep en el reconocimiento visual normal.
ción de un objeto bajo diferentes condiciones de pre Existen reportes de personas cuya visión ha sido
sentación como un objeto único) como la relación de restaurada en la adultez después de tener ceguera en
este objeto con el conocimiento del m undo visual. De etapas tem pranas de sus vidas. Sacks ha descrito a
acuerdo con esta perspectiva, un estím ulo particular uno de tales pacientes, Virgil, cuya visión fue restau
está representado com o un patrón específico de acti rada a los 50 años, tras 45 años de ceguera. Con la
v ación a través de una red de neuronas o unidades restauración de la visión, el paciente de Sacks, y otros
parecidas a neuronas enorm em ente interconectadas. como él, exhibió síntom as sim ilares a los deterioros
La activación de una unidad activará o inhibirá (y descritos en la agnosia visu al. Sin em bargo, estos
será activád a o inhibida por) unidades vecinas en deterioros no se presentan tras la restauración de la
concord ancia con las fuerzas de conexión. En un visión luego de ceguera iniciada en la adultez, lo que
m om ento dado, la red tiene propiedades específicas enfatiza la im portancia de la experiencia visual tem
adquiridas durante el aprendizaje, de m odo que to prana para el reconocimiento visual normal.
C A P Í T U L O
Movimiento voluntario
H acia el fin a l de su inda, el com positor fran cés del siglo cuadro sintomatológico, el cual asustó tanto a Ravel, es un
XX, M aurice Ravel, creador de música impresionista mara ejem plo de un trastorno denom inado apraxia. Aunque
villosamente original y uno de los más brillantes orquesta existen diferentes tipos, por lo general la a p r a x ia puede
dores en la historia de la música occidental, comenzó a ex ser definida como un trastorno del movimiento aprendido
perim entar síntomas de un tumor cerebral que poco a poco no debido a parálisis periférica, debilidad, pérdida de des
lo mató. Él describe que al despertar una mañana encontró treza, pérdida sensorial o los efectos de otros deterioros
para su angustia que había olvidado cómo atar el nudo de como la afasia, la demencia o un trastorno psiquiátrico. En
su corbata. No fu e que él hubiese perdido la fu erza o des otras palabras, la apraxia es un trastorno de la ejecución
treza necesarios para realizar los movimientos corporales de m ovim ientos com plejos, que son denom inados com o
individuales; -más bien, parecía que había olvidado la voluntarios, en ausencia de deterioro motor o sensorial pri
secuencia de los m ovim ientos, realizados con tanta fr e mario, deterioro intelectual gen eral o un trastorno p si
cuencia en el pasado, necesarios para completar esta tarea. quiátrico. Se tendrá más que decir acerca de la apraxia en
De m anera extraña, él había olvidado qué hacer. Este las secciones subsecuentes de este capítulo.
CAPÍTULO 9 M o vim iento voluntario 217
poral específica que toma en cuenta las características corteza motora, las áreas prem otora y motora suple
específicas del ambiente. También requiere la inhibi m entaria, y el cerebelo, y con b) las estrategias del
ción sim ultánea de m úsculos opuestos. Es posible m ovim iento a corto plazo, que involucran a los gan
referirse a este nivel de organización de m ovim iento glios basales, la corteza parietal posterior y la corteza
como las tácticas del movimiento. La corteza motora, prefrontal. D espués de un breve estudio de los tras
el área prem otora, el área motora suplem entaria y el tornos elementales del m ovim iento, se considerará la
cerebelo.. los cuales se analizarán en las siguientes sec contribución de cada una de estas estructuras con
ciones, son grandes mediadores de las tácticas de mo más detalle. En el capítulo 12 se considera aún más el
vimiento. papel de la corteza prefrontal en la organización de
La activación secuencial y com binada de m ovi la acción a largo plazo.
mientos específicos a lo largo del tiempo para formar
acciones significativas y dirigidas a la m eta constitu
yen el n ivel superior en el control jerárqu ico del TRASTORNOS ELEMENTALES DEL MOVIMIENTO
m ovim iento: el control estratégico del m ovim iento.
Éste involu cra la planeación, tiem po y m onitoriza- La an orm alidad del sistem a m otor en cualquier
ción del m ovim iento dentro del contexto de los cam nivel provoca deficiencias. Los deterioros más seve
bios am bientales y los contextos internos. El marco ros y absolutos se m an ifiestan com o parálisis y si
tem poral para este control varía de m anera conside guen a lesiones de los n iv eles p eriféricos del siste
rable. En el corto plazo involucra acciones como abrir m a. Éstos in clu yen trastornos que afectan directa
una lata de tomates y luego vaciar su contenido en un m ente a los m úsculos (por ejem plo, distrofia muscu
tazón. Esto, a su vez, requiere la evocación de patro lar), la unión n eu rotran sm iso ra entre la neurona
nes de m ovim iento alm acenados (o, en term inología m otora y el m úsculo (por ejem plo, m iastenia grave)
com putational, la lectura de un programa) relaciona y a la neurona m otora periférica o su cuerpo celular
do con la actividad de la apertura de una lata, el va en el hasta anterior de la m édula espinal (por ejem
ciado, etc. Las áreas en el lóbulo parietal izquierdo plo, poliom elitis). Adem ás, los accidentes automovi
son vitales para almacenar estos programas motores, lísticos y otros traum as con frecuencia tienen com o
y la perturbación en la ejecución de estos programas resultado lesiones en la m éd u la espinal y sus vías
se m anifiesta en la forma de apraxias com o las expe m otoras, lo cual provoca u na profunda parálisis de
rim entadas por el com positor Ravel. D esde luego, la partes del cuerpo inervadas p or regiones de la m é
ejecución exitosa de los program as m otores alm ace d ula espinal d istales a la lesió n . D ependiendo del
nados tam bién requiere ajuste táctico corriente para nivel en el cual se daña la m édula espinal, la paráli
tomar en consideración los parámetros de la situación sis puede im plicar sólo las extrem idades inferiores
específica: tamaño de la lata, tipo de abrelatas, tama (p a ra p lejía ) o las cuatro extrem id ad es (cu ad rip le-
ño del tazón y cosas por el estilo. jía ).
En contraste, las estrategias del m ovim iento a
largo plazo involucran el control del m ovim iento
dentro de contextos más amplios. Para usar el actual PANORAMA DEL CONTROL DE ORDEN
ejemplo, esta estrategia involucraría m ediar la ejecu SUPERIOR DEL MOVIMIENTO
ción de la apertura de la lata y la secuencia de vacia
do (con otras acciones relacionadas) en un momento En contraste con los profundos daños que provocan las
específico de una receta particular para crear una lesiones de los com ponentes periféricos del sistema
salsa m arinada, considerando el proceso global de motor, los deterioros que resultan del daño a los nive
preparar la salsa y la comida entera. Si se reflexiona, les superiores del sistem a m otor son com plicados y
es aparente que la envergadura del contexto en el muítifacéticos. Antes de continuar, es preciso estable
cual uno considera las estrategias de m ovim iento de cer qué son estos niveles superiores. Como se habrá
pende de la perspectiva personal. Toda una constela notado, puede argumentarse con justificación que todo
ción de m etas internas, deseos y planes, junto a una el cerebro está involucrado en el movim iento, que el
m ultitud de circunstancias externas en el pasado, movimiento es el producto final de todos los otros pro
presente y futuro anticipado, pueden contribuir al cesos del cerebro: perceptual, cogrtitivo y afectivo. En
acto de crear esta salsa en un mom ento y lugar par consecuencia, cada estructura cerebral está involucra
ticulares y dentro de un contexto social e interperso da en la program ación y el control del movim iento
nal tam bién específicas. (Nauta y Feirtag, 1986, p. 92) y que sería más correcto
En este capítulo se analizarán: a) las tácticas del hablar de un sistem a sensitivomotor o de algún siste
m ovim iento, un nivel de control que involu cra la m a con nombre elaborado y m últiples guiones cuya
CAPITULO 9 M o vim iento voluntario 219
etiqueta refleja la integración del movim iento con to corteza frontal tam bién está cercanam ente v in cula
dos los otros procesos cerebrales de orden superior. da con estructuras lím bicas, y en consecuencia p er
U na m anifestación fisiológica de esta perspectiva m ite que las estrategias de largo plazo sean in flu i
es el hecho de que la m ayoría de las áreas de la corte das por procesos em ocionales. Todas las áreas corti
za, así com o m uchas regiones su bcorticales, si son cales, inclu yendo la corteza frontal, se proyectan
estim ulad as provocarán m ovim iento. N o obstante, h acia los gan glios basales, los cuales a su vez p ro
existen regiones cerebrales específicas que están in yectan, vía el tálam o, hacia la corteza prefrontal, el
volu crad as en m ayor m edida que otras en el m ovi área prem otora, el área m otora su plem entaria y la
m iento voluntario de orden superior. Estas regiones corteza m otora. Esta recu rsivid ad cortical-cortical
incluyen la corteza m otora (M I), el área prem otora m ediada por los ganglios b asales proporciona una
(A PM ), el área motora suplem entaria (A M S), el área ruta anatóm ica por m edio de la cual la actividad de
som atosensorial (SI), el cerebelo, los ganglios basa am plias áreas de la corteza puede ser encausada
le s, los ló b u lo s p a rieta les (particularm ente en el hacia áreas de la corteza m ás directam ente in volu
hem isferio dominante) y la corteza prefrontal. Con cradas con el m ov im ien to. D ichas áreas — A PM ,
sidere ahora el papel de cada una de estas áreas en el A M S y M I— preparan a los centros inferiores para
control superior del movimiento. la ejecución de m ovim ientos específicos por m edio
La (fig u ra 9.1) m uestra las grand es estru ctu ras de la organ ización de aspectos tácticos del m ov i
in v olu crad as en el control de ord en su p erior del miento.
m ovim iento; sus principales interconexiones; y sus El cerebelo está vinculado de m anera recíproca
conexiones con estructuras lím bicas, núcleos del ta con las APM , A M S y M I. A dem ás, recibe entrada
llo cerebral y la m édula espinal. Las estructuras del sensorial extensa (particularm ente vestibular, pro-
lóbulo parietal proporcionan inform ación sensorial prioceptiva y cinestésica) que señala la posición del
a la corteza frontal, donde las estrategias de m ovi cuerpo en el espacio. El cerebelo está en una posición
m iento dé largo plazo son planeadas y donde la eje que sirve como comparador, pues compara las órde
cución m otora actual es m onitorizada y, cuando es nes motoras m ediadas por M I con el movimiento re
n ecesario, m antenida o revisada en respuesta a re- al del organismo. También está en posición, m edian
troalim en tación concerniente a su efectiv id ad . La te sus vínculos eferentes con las áreas motoras corti-
220 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales
V erde
T ie m p o (segundos)
R ojo
T iem p o (segundos)
FIG U R A 9 .2 L a s n e u ro n a s e n M I se d is p a ra n a n te s d el m o v im ie n to . A c tiv id a d d e u n a n e u r o n a en
M I re g is tr a d a d u ra n te u n s e g u n d o an tes y u n s e g u n d o d e s p u é s d e u n a señ al lu m in o s a b re v e . L a
se ñ a l d e lu z v e rd e in d icó q u e el m o n o d e b ía e m p u ja r el m a n u b r io e n a lg ú n m o m e n to fu tu ro in d e fi
n id o (s e ñ a la d o p o r u n s e g u n d o e stím u lo ), y la lu z ro ja se ñ a ló q u e el m o n o d e b ía ja la r el m a n u b rio .
C a d a fila h o riz o n ta l d e p u n to s es u n re g is tro d e la a c tiv id a d d e la n e u ro n a e n u n e n s a y o . E l re g is tro
to ta l, d e n o m in a d o ra s tre o , se ñ a la q u e la ta s a d e d is p a ro d e la n e u r o n a a u m e n ta a n te el a n ticip o d el
e m p u jó n , e n re la ció n co n su fre cu e n cia a n te s d e la a p a ric ió n d e la se ñ a l lu m in o s a ( a rrib a ) y d is m i
n u y e a n te s d e l a n ticip o d e u n jaló n (abajo). (Tomado de Evnris, 1979, p. 103.)
cales, para realizar ajustes a las órdenes m otoras con CORTEZA MOTORA
base en la inform ación acerca del m ovim iento real.
El cerebelo también ajusta la salida m otora periférica Definición <Je corteza motora
al influir en los centros motores del tallo cerebral y
de la médula espinal. Muchas áreas de la corteza contribuyen al m ovimien
La corteza parietal posterior, adem ás de su fun to. Esto se ejem plifica por el hecho de que la estim u
ción sensorial, tiene un área en el hem isferio izquier lación de amplias áreas de la corteza producen m ovi
do especializad a para la representación de secuen m iento y que las fibras en el tracto corticoespinal se
cias de movimiento aprendido. El daño a esta área, o originan desde diversas áreas de la corteza. La desig
a las conexiones desde ella hacia otras áreas involu nación de la circunvolución precentral como la corte
cradas en la función m otora, provocan daños en la za m otora prim aria, o M I, es u n poco arbitraria. No
reproducción de las secuencias m otoras aprendidas obstante, la circunvolución precentral tiene el umbral
conocidas como apraxias. Ahora que el lector ha más bajo para el m ovim iento producido por estim u
echado un vistazo a este esquema general del control lación, lo cual indica que sus conexiones con las neu
neuronal de la función motora, considere cada aspec ronas m otoras son m ás num erosas y directas de lo
to con más detalle. que lo son en otras áreas de la corteza. Adem ás, M I
CAPITULO 9 M o vim iento voluntario 221
Servom otor
iPUSW'kl
m m W ' % - > C 1 n
w & k M
íímV, f t fe,/
T iem p o (segundos)
T iem p o (segundos)
contiene una representación topográfica del cuerpo Características de las neuronas individuales en M1
altam ente organizada, como lo revelan los estudios
de estim ulación y de lesión en animales. En los hum a D urante cierto tiem po se pensó que la actividad de
nos, esto fue demostrado por los estudios de estimu una célula piram idal individual en M I provocaba
lación del neurocirujano W ilder Penfield (Penfield y movimiento de un m úsculo específico. Ahora es claro
Rasmussen, 1950; Penfield y Roberts, 1959). que las células piram idales dirigen grupos de múscu-
222 PARTE il Neuropsicologia de los sistemas funcionales principales
La carga extensora
em pu ja h acia este
Flexión
lado j
M icroelectrod o de registro Posición I La carga flexora
en el área de la m uñeca de la ja la aquí
de la corteza motora palanca Extensión
d erech a Sin carga
\
Electrodo Flexores
de estim ulación
en el tracto Extensores
Potencióm etro piramidal
(ángulo d e la m uñeca)
CTN
i
44-
CTN activo antes CTN activo co n y
del m ovim iento m úsculo agonista
C arga flexora
Flexores
Extensores'
CTN
Extensores
CTN
No hay actividad '
del CTN: el m ovim iento
FIG U R A 9 .4 L a s n e u r o n a s M I c o d ific a n fu e rz a , n o d e s p la z a m ie n to . de flexión resulta de
C o n u n a p a r a to q u e re q u irió a u n m o n o fle x io n a r o e x te n d e r su m u ñ e un relajam iento del antagonista
c a , se e s tu d ió la r e l a d ó n e n tre a c tiv id a d d e n e u r o n a M I , c o n tr a c c ió n
m u s c u la r y d e s p la z a m ie n to d e la e x tre m id a d . E n e s te e x p e rim e n to se r e g is tra la a c tiv id a d d e u n a n e u r o n a
M I , la c u a l se p r o y e c ta h a c ia el tra c to p ira m id a l (C T N ) y e s tá i n v o lu c r a d a en el c o n tr o l d e la fle x ió n d e la
m u ñ e c a y la a c tiv id a d d e los m ú s c u lo s fle x o re s y e x te n s o r e s d e m u ñ e c a e n el m o n o . C u a n d o e l m o n o
m u e v e d e e x te n s ió n a flexió n d e la m u ñ e c a sin c a r g a (arriba), la n e u r o n a e n la c o r te z a m o t o r a c o m ie n z a a
d is p a ra r a n te s d e q u e lo s m ú s c u lo s flexo res se c o n tr a ig a n . C u a n d o se a p lic a u n a c a r g a q u e se o p o n e a la
fle x ió n (u n a c a r g a fle x o ra ), la n e u r o n a M I se d is p a ra m á s rá p id o a n te s d e la e x c ita c ió n m á s in te n s a d e los
m ú s c u lo s fle x o re s (en m edio). C u a n d o se a p lica u n a c a r g a q u e fa c ilita la fle x ió n (c a r g a e x te n s o r a ), d e m o d o
q u e el re la ja m ie n to d e lo s e x te n s o re s es su ficie n te p a r a el m o v im ie n to re q u e rid o y n o se n e c e s ita c o n tr a c
ció n d e lo s fle x o re s , la m is m a n e u r o n a M I n o s e d is p a ra (abajo). E s to m u e s tr a q u e las n e u r o n a s M I se
d is p a ra n a n te s q u e los m ú s c u lo s q u e in e r v a n y q u e s u ta s a d e d is p a ro e s tá r e la c io n a d a c o n la f u e r z a ejerci
d a p o r el m ú s c u lo m á s q u e p o r el d e s p la z a m ie n to d e la e x tre m id a d . (Tomado de Kandel et al., 1995, p. 531.)
los de modo que una extremidad se m ueve h ad a una De particular im portancia para la comprensión de
meta deseada. Esto se refiere a que las células pirami la función de' M I es el d escu brim iento de que las
dales en M I codifican m ovim iento, no contracción neuronas M I cam bian su actividad antes y durante la
m uscular individual. La evidencia para esto provie contracdón de los m úsculos que afectan. Esto es ilus
ne de estudios que m uestran que la estim uladón de trado en un experim ento de Edward Evarts (1979) en
áreas específicas de M I con frecuenda conduce h ad a el cual se entrenaron m onos para m antener un m a
el m ovim iento coordinado de una extrem idad para nubrio en posición neutra. Si una luz verde era en
una m eta d esead a más que h acia con traccion es cendida, esto señalaba que el anim al debía estar pre
m usculares aisladas. Los estudios de actividad uni parado para em pujar el m anubrio cuando aparedera
taria en M I en m onos conscientes entrenados para un segundo estím ulo. Si u na luz roja se encendía, el
realizar tareas sim ples han revelado evidencia con m ono debía prepararse p ara jalar el m anubrio. La
sistente con esto. En tales estudios se encontró que (figura 9.2) m uestra que la preparadón para em pujar
diferentes pobladones de neuronas se activan duran y la preparadón para jalar produjeron diferentes res
te la flexión y la extensión del mismo músculo. pu estas en una neu ron a M I antes de que cualquier
CAPITULO 9 M o vim iento voluntario 223
Dirección de movimiento
Codificación del movimiento por las neuronas MI
FIG U R A 9 .5 C u r v a d e s in to n ía d e tin a n e u r o n a M I . U n
lar acerca de la ventaja adaptativa de este m ecanis cuales M I recibe tal retroalim entación, como la en
mo de codificación del movimiento pretendido. Cier trada desde el cerebelo. Esto se discutirá aún más en
ta precisión del m ovim iento probablem ente sea sa una sección posterior. Sin em bargo, es im portante
crificada por un m ecanism o que codifica el m ovi advertir que las neuronas M I reciben entrada senso
m iento como tal representación distribuida más que rial desde la periferia vía la corteza somatosensorial.
un m ecanism o en el cual existe un m apeo uno a uno De hecho, m uchas neuronas M I en realidad tien en
entre la actividad neuronal específica individual y la campos receptivos sensoriales para información tác
dirección del movimiento. No obstante, el proceso de til, proprioceptiva y an estésica desde partes específi
"v o ta ció n " inherente en esta representación distri cas del cuerpo.
buida parecería m axim izar la consistencia o fiabili
dad de la salida M I hacia la periferia, ya que los erro
res en la activación de una o incluso m uchas neuro LAS ÁREAS PREMOTORA Y MOTORA
nas tendría mínimo impacto sobre el vector de pobla SUPLEMENTARIA
ción.
El área premotora (APM) y el área motora suplem en
taria (AMS) preparan al sistem a motor para el m ovi
Entrada sensorial a las neuronas M I m iento al ju g ar un papel principal en la planeación
del m ovim iento hacia la meta. Ambas están ubicadas
Se ha enfatizado sobre la cercana conexión entre los en el área 6 en los lóbulos frontales, justo anterior a
procesos motor y somatosensorial. Tiene sentido que M i, APM sobre la superficie lateral y AMS sobre las
éste debería ser el caso ya que los m ecanism os moto superficies su perior y m ed ial (figura 9.7). Penfield
res deben tom ar en cuenta la inform ación concer identificó ambas en hum anos, durante el curso de es
niente a la posición corporal actual y al movimiento tim ulación llevada a cabo en el m omento de la ciru
para m ediar de manera efectiva el m ovim iento futu gía. Se ha dem ostrado que las dos áreas están som a-
ro. Existen diversos m ecanism os por m edio de los totópicam ente organizadas.
CAPÍTULO 9 M o vim iento voluntario 225
FIG U R A 9 .8 S itu a c ió n e x p e r im e n ta l e n la c u a l u n
m o n o es in c a p a z d e o b te n e r la c o m id a , c o lo c a d a tra s
u n a c a p a d e p le x ig lá s , m e d ia n te el a lc a n c e d ir e c to d e
la m is m a , p e ro e n lu g a r d e e llo d e b e a lc a n z a r la co n
u n ro d e o , a tra v é s d e u n a a b e r tu r a q u e n o es a d y a
c e n te a la c o m id a . L o s m o n o s c o n le s io n e s e n el A P M
s o n in c a p a c e s d e o r g a n iz a r la s e c u e n c ia d e m o v i
m ie n to s n e c e s a ria p a r a e s ta ta re a .
cuerpos o dirigir sus brazos en una dirección desea u na tarea sim ple que no req u ería m ovim ientos se-
da. Esto sugiere que aunque el área 6 influye los cuenciales o una secuencia com pleja de m ovim ien
m úsculos distales vía M I, organiza los m ovimientos tos. La tarea sim ple, que involu cra presionar un de
que involucran los músculos proximales y los múscu do contra un resorte, reveló actividad increm entada
los axiales vía proyecciones directas hacia las regio en M I y en S I (la corteza som atosensorial prim aria).
nes de la m édula espinal que controlan estos m úscu En con traste, durante la tarea com pleja, la cual
los. Los m úsculos proxim ales y axiales son im portan involucró u na secuencia com p leja de m ovim ientos
tes en la m ediación de las fases iniciales de la acción de los dedos, la activación se extendió hacia AM S.
que involucra la orientación del cuerpo y el brazo Es in teresan te que en una tercera condición, en la
hacia un objetivo. Parece que el área 6 regula esta que los sujetos m entalm ente realizaban la secuencia
fase del movim iento. de dedos pero no realizaron n in gú n m ovim iento
real, el A M S m as no M I m ostraron activación (figu
ra 9.9). En conjunto, estos h allazgos son con sisten
Evidencia con imágenes neuronales del papel tes con otra evidencia de que el A M S está esp ecífi
del área 6 en la planeación de secuencias cam ente im plicada en la planeación y la program a
de movimiento ción de las secuencias del m ovim iento en la m uscu
latu ra distal pero que no está directam ente involu
Un estudio de Per Roland y sus colegas (1980) com crada en la ejecución inm ediata de tales m ovim ien
paró el FSCr m ientras sujetos norm ales realizaban o tos.
CAPITULO 9 M o vim iento voluntario 227
EL CEREBELO
FIGURA 9.9 Incrementos regionales en el flujo sanguí El cerebelo no inicia de m anera directa el m ovim ien
neo cerebral durante A) la realización de flexión simple to voluntario; no obstante, sí lo regula de m anera
de dedo, B ) hacer una secuencia compleja de movimien indirecta al ajustar la salida de los grandes sistemas
tos del dedo, y C) ensayo mental de la misma secuencia m otores corticales (M I, A PM y AMS) y m ediante su
compleja de movimientos del dedo. En la condición A influencia sobre los núcleos del tallo cerebral y la for
sólo M I y SI muestran actividad aumentada. En la condi mación reticular romboencefálica.
ción B el incremento también incluye AMS. En la condi
ción C el AMS muestra actividad aumentada. (Tomado de
Rundel e t a l., 1995, p. 5 3 5 .)
C onsideraciones an ató m icas
es una descom posición de lo que norm alm ente sería el funcionam iento motor. Sin em bargo, existen algu
un m ovim iento coordinado en com ponentes indivi nas diferencias m ayores en las conexiones formadas
duales, u n trastorno denom inado d isin erg ia (NT. p or estos dos sistem as recu rren tes que plantean
M ovim iento Fraccionado). Estos deterioros pueden diferencias en su contribución al m ovim iento. P ri
ser apreciados en muchos grupos m usculares, inclu m ero, como se ha visto, el cerebelo recibe la m ayor
yendo aquellos que m edian la postura y el caminar. parte dé su entrada cortical desde M I, APM y AMS,
Por ende, las lesiones cerebelosas con frecuencia se áreas involucradas en el m ovim iento. En contraste,
m anifiestan com o una especie de torpeza general, el neoestriado, que es el destino de los aferentes ha
una perturbación denom inada ataxia cereb elosa (a, cia los ganglios basales desde la corteza, recibe en
"sin " m ás taxia, "ord en "). El cerebelo es m uy sensi trada desde todas las áreas de la corteza. Segundo,
ble a los efectos del alcohol, y m uchos de los tests mientras que el cerebelo se proyecta de regreso hacia
em pleados para valorar la intoxicación alcohólica, aquellas áreas de la corteza especializadas para el m o
com o el cam inar sobre u na línea recta, sirven para vimiento desde las cuales recibió entrada, los ganglios
detectar presencia de ataxia cerebelosa. basales eferentes hacia la corteza, que emergen desde
el globo pálido, se proyectan más ampliamente para
incluir la corteza prefrontal así como las áreas m oto
GANGLIOS BASALES ras corticales más especializadas. Finalmente, se re
cordará que el cerebelo recibe entrada desde neuro
Los ganglios basales incluyen el núcleo caudado, el nas sensoriales secundarias, incluyendo a aquellas
putam en y el g lo b u s p a llid u s . El caudado y el puta- en la médula espinal, y se proyecta hacia los núcleos
m en tienen estructuras celulares sim ilares y pueden del tallo cerebral y la form ación reticular, la cual a su
ser considerados una estructura que está separada vez forma conexiones eferentes con estructuras de la
por la cápsula interna. Esta separación no es comple m édula espinal. En contraste, los ganglios basales no
ta; existen puentes celulares que conectan las dos es reciben entrada directa desde la m édula espinal y tie
tructuras. Por tanto, en conjunto reciben el nombre nen pocos eferentes a aquellos núcleos del tallo cere
de neoestriado. El globus pallidus tiene dos partes, el bral que eventualmente form an conexiones eferentes
seg m en to externo y el segm ento in tern o . La su s con áreas motoras de la médula espinal. De hecho, la
tan cia n eg ra y el n ú cleo su btalám ico tam bién son form ación reticular del cerebro medio es la estructu
incluidos como parte de los ganglios basales (figura ra más baja hacia la cual los ganglios basales envían
9.11). proyecciones directas. Estas diferencias son resum i
das en la figura 9.12.
+ +
’f
C ereb elo N ú cleo N eoestriad o
ventrolateral (n ú c le o caud ad o
del tálam o y putam en)
N ú cleo s del
tallo cereb ral
F orm ación reticular
ro m b o en cefà lica
S e g m en to interno
del globus pallidus +
+/
M édula
espinal
N ú cleo Sustancia
su b talám o nigra
B)
~-i Toda la
ì ~ 'còrtè-ià FIGURA 9.13 Diagrama simplificado de conexiones
entre diferentes estructuras de los ganglios basales. El
C o rteza
signo más indica conexiones exdtatorias, y el signo
prefrontal
menos indica conexiones inhibitorias. (Tomado de Banich,
1997, p. 140.)
G an glios b asales
N ú cleo s del
ta llo cereb ral
Efectos de las lesiones en los ganglios basales
Form ación reticular
m esen cefá lica
EN FER M ED A D D E P A R K IN SO N La enferm edad
FIGURA 9.12 Comparación de las conexiones recur de Parkinson está caracterizada por hipocinesia (mo
rentes de A ) el cerebelo y B) los ganglios basales: AM S, vim iento dism inuido), b ra d iq u in e sia (m ovim iento
área motora suplementaria; APM , área premotora; M I,
lento) o incluso acin esia (ausencia de m ovim iento).
corteza motora. Estas conexiones sugieren que el cere
También se aprecian rig id ez de rueda dentada (así
belo está más involucrado con las áreas de la corteza,
tallo cerebral y médula espinal directamente implicadas llam ada debido a la im p resió n causada cuando las
con el movimiento. En contraste, los ganglios basales extrem idades del paciente se m ueven de m anera
tienen conexiones recíprocas con diversas áreas de la pasiva) y tem blor de reposo. La enferm edad de Par
corteza y conexiones menos directas con áreas motoras kinson está asociada con deterioro en las células pro
inferiores y sensoriales, lo cual sugiere que su papel en ductoras de dopam ina en la sustancia nigra.
el control del movimiento está más relacionado con el Una consideración del diagram a alambrado (véa
procesamiento al nivel cortical (los eferentes cerebelo- se figu ra 9.13) prop orcionará una base para com
sos hada la corteza y los eferentes de los ganglios basa prender por qué este deterioro produciría un trastor
les h ada la corteza retransmiten a través del tálamo).
no caracterizado por falta de m ovim iento. Las neu
ronas en la sustancia nigra proyectan (vía el haz del
n ig ro estriad o ) h acia el n eoestriad o, donde form an
conexiones excitatorias. La entrada dism inuida des
pallidus, el cual form a conexiones inhibitorias con las de la sustancia nigra en la enferm edad de Parkinson
neuronas del n ú cleo ventrolateral d el tálam o (VL). reduce el efecto inhibidor de las neuronas del estria
Luego éstos forman conexiones excitatorias con neu do sobre las neuronas del globu s pallidus. Éste, a su
ronas en el AM S, APM y la corteza prefrontal. A de vez, aumenta el efecto inhibidor del último sobre las
más, las neuronas que proyectan desde el núcleo sub- neuronas en el núcleo VL del tálamo, el cual, a su vez,
talám ico form an conexiones excitatorias con neuro reduce la tasa de disparo de las neuronas en A M S y
nas en el segmento interno del globus pallidus. Asimis en APM, lo que produce hipocinesia.
mo, las neuronas de la sustancia negra form an cone
xiones excitatorias con neuronas en el neoestriado. EN FER M E D A D D E H U N T IN G T O N En contraste
Este diagram a de alam brado da más pruebas acerca con la enferm edad de P arkinson, ciertos trastornos
del rango de trastornos que provocan las lesiones a provocados por lesiones en los ganglios basales están
los ganglios basales. caracterizados no por hipocinesia sino por hipercine-
CAPÍTULO 9 M ovim iento voluntario 231
sia, es decir, m ovim ientos no intencionados e inde- quisito para la ejecución de movimiento intencional es
seados. Uno de estos trastornos es la enfermedad de la activación del AMS y del APM más arriba de cierto
H untington. Este trastorno incluye corea (contorsio nivel umbral por la actividad cortical que es canaliza
nes incontrolables) y atetosis (torsiones y posturas da hacia estas áreas por los ganglios basales. Pero las
involuntarias del cuerpo). La enferm edad de H un lesiones en los ganglios basales no sólo originan hipo-
tington también involucra disfunciones del caudado cinesia parkinsoniana. Tam bién se ha apreciado que
y el putam en, pero en regiones diferentes a aquellas en la enfermedad de Huntington y en el balismo cau
afectadas por la enferm edad de Parkinson. Una teo san movimientos indeseados. Esto sugiere que el cir
ría del m ecanism o de la enferm edad de H untington cuito de los ganglios basales también sirve a una espe
(Albín, Young y Penney, 1989) es que la región afecta cie de función de filtrado, seleccionando algunos mo
da del caudado contiene células que, por medio de vimientos e inhibiendo otros. Finalmente, como se dis
una serie de sinapsis, normalmente ejercen un efecto cutirá con mayor amplitud en los capítulos 10 y 13, es
excitatorio sobre las neuronas del segm ento interno claro que la función de los ganglios basales no está
del globus pallidus. La actividad dism inuida de estas confinada a la esfera m otora. Estas estructuras están
neuronas del estriado reduce la salida inhibidora del involucradas en ciertas formas de memoria, aprendi
globus pdlidus en el núcleo VL del tálamo, lo cual pro zaje y otros aspectos de la cognición.
voca una hiperactividad disfuncional del núcleo VL Se ha visto que varias estructuras neuronales dife
y, a su vez, de regiones motoras corticales. rentes participan en el movim iento voluntario. Ahora
se regresa a un grupo de trastornos en los cuales el
B A L ISM O Otro trastorno hipercinético, el balism o, problema es la ejecución de los movimientos apren
está caracterizado por m ovim ientos involuntarios y didos y las secuencias de movim ientos, los trastornos
violentos de lanzamientos de las extremidades. Por lo denominados apraxias. En el ejemplo de Maurice Ra-
general sólo un lado del cuerpo está involucrado, una vel, con el cual comenzó este capítulo, se vio cuán de
condición conocida como hem ibalism o. Este trastor bilitantes y am enazadores pueden ser estos trastor
no está asociado con lesiones del núcleo subtalámico. nos. Se examinarán ahora con mayor detalle.
Debido a que éste ejerce un efecto excitatorio sobre el
segm ento interno del globus pdlidus, su hipoactividad
resulta en entrada inhibidora dism inuida por el glo APRAX1A Y CORTEZA PARIETAL IZQUIERDA
bus pdlidu s sobre el núcleo VL. Éste, a su vez, provoca
hiperactividad de las áreas motoras corticales. C onceptualizacion es tem pranas de la apraxia
a las órdenes para realizar m ovim ientos con todo el por estudios subsecuentes (por ejem plo, Kim ura y
cuerpo, como asumir la pose de un boxeador o cami A rchibald, 1974) indica que el hem isferio izquierdo
nar hacia el otro lado de la habitación C uriosam en está especializado para la m ediación del movimiento
te,él tenia m enos deficiencia en la ejecución de accio voluntario.
nes producidas por la m ano izquierda. Se ha argu Un tercer hallazgo importante de Liepmann fue que
mentado (Rothi y Heilman, 1996) que la contribución una comparación de pacientes con apraxia reveló con
más im portante de este estudio de caso tem prano fue siderable variabilidad del cuadro sintomático. Por
caracterizar de m anera más precisa la apraxia como ejemplo, algunos pacientes que fueron capaces de rea
un trastorno del m ovimiento propuesto no explicado lizar m ovim ientos sim ples, com o verter agua desde
por d isfunción m otora prim aria o deterioro en el una tetera en una taza, tuvieron deficiencia al reali
reconocim iento de objetos. Además, la demostración zar una serie o secuencia de m ovim ientos dirigidos a
de Liepm ann de que las lesiones cerebrales pueden metas, como aquellos involucrados en la elaboración
provocar una perturbación específica del m ovim ien de una taza de té. Estas disociaciones condujeron a la
to planeado y con propósito indicó que tal m ovi idea de que la apraxia, lejos de ser un trastorno unita
m iento tenía una representación cerebral localizada, rio, es un conjunto de diversos trastornos, cada uno de
una noción que Liepm ann conceptualizó en términos los cuales puede ser entendido en términos de la per
de fórm u las de m ovim iento contenidas en el hem is turbación de una etapa diferente en la secuencia de los
ferio izquierdo. procesos involucrados en el movimiento voluntario.
Liepm ann después desarrolló su conceptualiza-
ción de la apraxia en su artículo de 1905, el prim er
gran estudio de grupo dirigido en neurosicología, en C lasificación de Liepmann de las apraxias
el cual estudió a 83 pacientes con lesiones del hem is
ferio izquierdo o del derecho. Él observó deterioro en ETAPAS JE R Á R Q U IC A S EN EL P R O C E SA M IE N
la im itación de gestos, la pantom im a de acciones T O D E LOS M O V IM IE N T O S Liepmann analizó la
transitivas (acciones que involucran un objeto, por apraxia en tres subtipos: apraxia motora, apraxia ideo-
ejemplo, abrir una puerta), pantom im a de gestos in cinética y apraxia ideatoria. De acuerdo con este autor,
transitivos (acciones sin un objeto, por ejemplo, salu la torpeza y el deterioro en la coordinación motriz fina
dar o agitar la mano para decir adiós) y el uso de ob caracterizan a la apraxia m otora, pero los m ovimien
jetos reales. Tres hallazgos que son centrales a la com tos básicos y las secuencias de movimientos involucra
prensión actual de la apraxia surgieron de este es dos en el com portam iento aprendido están intactos.
tudio. Primero, estableció con claridad que la apraxia La apraxia ideocinética se caracteriza por la deficien
es una entidad clínica distinta de otros daños de or cia para realizar actos específicos motores aprendidos,
den superior com o la agnosia o la afasia. Segundo, como al saludar, m over la m ano para decir adiós o
m ientras que 20 de los 41 pacientes estudiados por m ostrar cómo usaría un m artillo o cómo se cepillaría
Liepm ann con lesiones en el hem isferio izquierdo los dientes. En la apraxia ideatoria la habilidad para
fueron apráxicos cuando fueron evaluados con su realizar movimientos específicos está intacta, pero está
mano no parética (izquierda), ninguno de los 42 pa deteriorada la habilidad para desarrollar actos que
cientes del hem isferio derecho se encontró que fuese involucran secuencias complejas de movimientos. Por
apráxico. Este hallazgo, el cual ha sido confirm ado ejemplo, un paciente con apraxia ideatoria tendría di
CAP! i ULO 9 M o vim iento voluntario 233
ficultad para ejecutar los movimientos requeridos pa para comprender las apraxias. Esta falta de consenso
ra preparar una taza de té o encender una vela con un hace que la term inología de la apraxia sea confusa.
cerillo, aun cuando la habilidad para ejecutar los En ocasiones la misma terminología es empleada por
movimientos componentes esté intacta. diferentes m odelos para representar distintas con-
La figura 9.14 m uestra el m odelo teórico general ceptualizaciones de lo que está mal, y en ocasiones
que subyace a la clasificación de L iepm ann de las diversos térm inos se em plean por diferentes m ode
apraxias. El m odelo postula una serie de etapas de los para denotar la perturbación del m ismo mecanis
procesam iento de información por medio de las cua mo subyacente. Más que enfocarse en una sola termi
les el concepto de la secuencia de m ovim ientos invo nología en esta área, puede ser más útil tomar un en
lucrados en un acto com plejo está superordenado a foque empírico, que describa qué tipos de deterioros
los m ovim ientos involucrados en cada com ponente en el movimiento voluntario se aprecian tras lesiones
de la secuencia, la cual, a su vez, está superordenada corticales y que exam ine algunas de las asociaciones
a la ejecución suave y coordinada de cada m ovimien y disociaciones que han sido reportadas.
to. Desde este punto de vista, la perturbación de cada
uno de estos procesos resultaría en apraxia ideatoria, P O S T U R A S D E LA M A N O NO FA M IL IA R E S Y
ideocinética y motora, respectivamente. SEC U EN C IA S D E M O V IM IE N T O S Las acciones
y secuencias de acción no fam iliares no son sobre
P R O B L E M A S CON LA D IS T IN C IÓ N C L Á SIC A aprendidas ni alm acenadas a profundidad. Por el
EN TRE A PRA XIA ID EA TO RIA E ID EO C IN ÉT IC A contrario, deben ser aprendidas por el individuo co
La distinción clásica entre apraxia ideatoria e ideoci mo posturas o secuencias de m ovim ientos novedo
nética se apoya en reportes, com enzando con el de sos. En este aspecto son diferentes de los gestos fam i
Liepm ann a principios del siglo xx, de la disociación liares y de los m ovim ientos involucrados en el uso
entre deterioro en el uso de un solo objeto y en la uti de objetos familiares, los cuales son aprendidos en el
lización secuencial de diversos objetos para realizar curso de la experiencia de un individuo.
una serie de acciones dirigidas a la meta. Sin embar El deterioro en el aprendizaje de posturas simples
go, existe razón para cuestionar la validez de inferir de mano ha sido reportado tras lesiones del hem isfe
que m ecanism os cualitativam ente diferentes subya- rio izquierdo (De Renzi et n i, 1983; Kim ura y Archi-
cen a estos dos tipos de tarea. En particular, existe evi bald, 1974). K im ura y A rchibald (1974) reportaron
dencia de que el nivel de ejecución de estas dos tareas que el deterioro en el aprendizaje de una secuencia
tras lesiones cerebrales está enormemente correlacio sim ple de m ovim ientos novedosos estaba más aso
nada y de que las diferencias entre los sujetos en el ciada con lesiones en el lóbulo parietal izquierdo,
nivel de ejecución refleja el nivel de dificultad mayor aunque tam bién se había apreciado el deterioro des
de las tareas secuenciales más que m ecanism os sub pués de lesiones en el lóbulo frontal izquierdo o de
yacentes cualitativamente diferentes (De Renzi y Luc- recho. Tam bién se reportó un deterioro sim ilar tras
chelli, 1988; Poeck y Lehm kuhl, 1980). Esta conclu lesiones del lóbulo parietal izquierdo (De Renzi et al.,
sión tam bién es apoyada por el hecho de que existen 1983; De Renzi, Motti y N ichelli, 1980; Kolb y Milner,
pocos casos reportados de pacientes con deterioro en 1981b). Los deterioros en la adquisición de m ovi
las tareas secuenciales, quienes no tienen también de mientos de mano únicos y el deterioro en la adquisi
terioro en las tareas simples (Zangwill, 1960). ción de secuencias de m ovim ientos no familiares es
tán altam ente correlacionados y parecen yacer sobre
un continuo de dificultad de tarea, m ás que depen
Un enfoque teó rica m e n te m ás neutral der de m ecanism os neuronales cualitativam ente di
de la ap raxia ferentes (De Renzi et al., 1980).
Existen m uchos m arcos teóricos que pueden servir G E S T O S FA M ILIA R ES Los gestos familiares inclu
com o base para clasificar los trastornos del m ovi yen acciones como m ostrar la señal de pulgares arri
m iento de orden superior. Se ha visto en las secciones ba, agitar la mano para decir adiós y saludar. A éstos
previas cóm o el m arco conceptual que postula una se les refiere como gestos sim bólicos y se diferencian
distinción entre apraxia ideatoria e ideocinética tiene de los gesto s exp resiv os, com o agitar el puño, que
dificultad es para explicar todos los datos. Esto es comunican emoción de m anera más directa.
cierto para otros m arcos teóricos que han sido pro Las lesiones del lóbu lo parietal izquierdo están
puestos para explicar las perturbaciones del m ovi asociadas con pertu rbación de los gestos fam iliares
miento de orden superior, y no existe un marco único (De R enzi et a i , 1980; H ecaen y Rondot, 1985). La
que haya sido aceptado por la generalidad como base pertu rbación de los gestos sim bólicos y expresivos
234 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales
parece no ser disociable (H ecaen y Rondot, 1985). afectan la boca y la lengua. A ésta se le denom ina
Además, el deterioro en la adquisición de secuencias apraxia de las extrem idades. No se ha encontrado di
de m ovim iento no familiares y la ejecución de gestos sociación consistente entre la apraxia que afecta las
significativos no parecen ser disociables (De Renzi et extremidades superiores y las inferiores (Lehmkuhl et
a i , 1983; Lehm kuhl, Poeck y Williams, 1983). a l , 1983). M ientras que la apraxia oral está asociada
con daño al opérculo central izquierdo y la ínsula
U SO D E O B JE T O S Los reportes de deterioro en el (Tognola y Vignolo, 1980), la apraxia de las extrem i
uso de objetos tras lesiones cerebrales son com plica dades está asociada con m ayor frecuencia con daño a
dos por el hecho de que existen diferentes m étodos la corteza parietal en el hem isferio izquierdo (De
potenciales para valorar el deterioro. Existen cuatro Renzi et a l, 1980; Hecaen y Rondot, 1985).
grandes m étodos: a) realizar la pantom im a del uso
de un objeto ante orden verbal cuando el objeto está In d ep en d en cia de m o v im ien to s d e t o d o el cuerpo Es
ausente; b) realizar la pantom im a del uso de un obje interesante que la apraxia de las extrem idades por lo
to que está a la vista pero fuera del alcance; c) imitar, general no afecte el movimiento de los músculos axia
m ediante pantom im a, el uso de un objeto, y d) usar les. Esto resulta en algunas disociaciones curiosas; un
un objeto real que es colocado en la mano del sujeto. paciente con severa apraxia de las extremidades puede
Se evidencia que estos diferentes métodos de valora ser capaz de efectuar m ovim ientos de todo el cuerpo,
ción han producido algunas disociaciones inform ati como permanecer en la posición de un boxeador o ca
vas. En particular, los pacientes que tienen deterioro minar a través de la habitación (Geschwind, 1975).
en la realización de pantom im a con el cuerpo para el
uso de un objeto ante orden verbal cuando el objeto D eterio ro U n ilateral El deterioro en el m ovim iento
está ausente, pueden ser capaces de d em ostrar su voluntario puede ser confinado a un lado del cuerpo.
uso cuando el objeto está a la vista pero fuera del al En tales casos la m ano no dom inante es afectada con
cance (De Renzi, Faglioni y Sorgato, 1982; H eilm an, m ayor frecuencia. Uno de los estudios de caso mejor
1973). Tam bién pueden ser capaces de im itar la ac documentados de un paciente con este padecimiento
ción requerida (Heilman, 1973) y de dem ostrar el uso es el que reportaron Geschw ind y K aplan (1962). Su
de un objeto cuando se le está sosteniendo (Gazzarti- paciente tenía un glioblastom a izquierdo que fue par
ga, Bogen y Sperry, 1967; Geschwind y Kaplan, 1962; cialm ente rem ovido con cirugía. D espués de la ci
Heilman, 1973). Se tendrá m ás que decir acerca de los rugía tuvo una densa hem iplejía derecha y afasia, am
m ecanism os subyacentes a estas d isociaciones en bas de las cuales rem itieron en el periodo postope
una sección últim a, cuando se analice a un paciente ratorio, dejándolo con una leve debilidad del hombro
con apraxia confinada al lado izquierdo del cuerpo. derecho, la pierna derecha y un reflejo de prensión de
El deterioro en el uso de objetos está asociado con le la mano derecha. La mano izquierda no tuvo deterio
siones en el lóbulo parietal izquierdo (De R enzi y ro motor.
Lucchelli, 1988; Heilman, 1973). Cuando este paciente fue som etido a tests, surgió
un peculiar patrón de ejecución. A unque la habilidad
ACCIONES ESPECÍFICAS A PARTES DEL CUERPO del paciente para m over su m ano derecha estaba
Puesto que diferentes sistem as neuronales controlan algo deteriorada debido al reflejo de prensión de su
diversas partes del cuerpo, se puede esperar ver de m ano y a cierta debilidad residual, no obstante fue
terioro en determ inada parte corporal en una acción capaz de usarla para d esarrollar con éxito acciones
voluntaria. De hecho éste es el caso. ante órdenes verbales. En sorprendente contraste,
fue apráxico cuando realizó acciones con la mano iz
A p rax ia o r a l y a p ra x ia de la s ex trem id ad es Como se quierda, aun cuando ésta no tenía debilidad motora
mencionó con antelación, la primera explicación clíni u otro deterioro m otor elem ental. Por ejemplo, cuan
ca de un deterioro en la acción voluntaria, registrado do se le pidió m ostrar con su m ano izquierda cómo
por H ughlings-Jackson, describió un trastorno que se cepillaría los dientes, él realizó m ovim ientos de
afectó de m anera selectiva la boca y lengua del p a pantom im a que correspondían a enjabonar su rostro
ciente. Esto llegó a ser conocido como apraxia oral, y y pein ar su cabello. C uando se le pidió dibujar un
su ocurrencia como un deterioro altam ente selectivo cuadrado, realizó un triángulo.
ha sido b ien docum entada (Goodglass y Kaplan, Esta discrepancia aparentem ente desconcertante
1963; Kolb y Milner, 1981b; M ateer y Kim ura, 1977). entre las dos m anos puede ser explicada en términos
Esto en contraste con los trastornos apráxicos que se de una desconexión del área m otora derecha de los
encuentran con m ayor frecuencia y que afectan las centros del lengu aje en el h em isferio izquierdo. El
extrem idades, en particular las m anos, pero que no apoyo para esto pro\aene de la presencia de una dis-
CAPITULO 9 M o vim ie n to voluntario 235
a 11 ftó
F)
D)
O H)
F)
j i * .- j
~ 3 W
X j?
7 4 i f - Z 'v J - O
FIGURA 9.15 Muestra del rendimiento de la mano derecha del paciente de Geschwind y
Kaplan. A) El alfabeto. B) La oración Venir temprano fu e im posible (To come early was im possible )
escrita mientras se dictaba. C) Las palabras all, father y room mecanografiadas con el dedo
índice derecho. D) Intentos por copiar el modelo dibujado a la izquierda de la línea. £) El
número 3 escrito mientras se dictaba. F) Escritura del paciente de su primer nombre. G) y H)
Soluciones correctas del paciente a los problemas escritos por el examinador. Los trazos adi
cionales en D) y la sobre-escritura en £), G) y H ) son debidos al reflejo de prensión residual de
la mano derecha. (Tomado de Ceschieind y Kaplan, 1962, p. 677.)
crepancia análoga entre la ejecución de las dos manos por un tumor, pero no se involucró al hemisferio de
en el área del lenguaje. En consecuencia, el paciente recho. Sin em bargo, adem ás hubo un marcado adel
fue cap az con su m ano derecha (a pesar de la p re gazamiento de los dos tercios anteriores del cuerpo
sencia de un reflejo de prensión), de escribir el alfa calloso, lo cual indica daño a este haz m asivo de
beto, una oración sim ple y varias palabras mientras fibras que conectan los dos hemisferios. Esto fue con
se le dictaban, y fue capaz de realizar cálculos arit sistente con la lesión de desconexión hipotetizada
m ético s sim ples (figura 9.15). En con traste, tuvo por Geschw ind y K aplan antes de la m uerte del
b a sta n te deficiencia para realizar la m ism a o sim i paciente. La apraxia confinad a a la m ano izquierda
lares tareas cuando usó la m ano izq u ierd a (figura fue reportada su bsecuentem ente en pacientes con
9.16). M ás aún, cuando sostuvo un objeto en la m a sección quirúrgica del cuerpo calloso (De Renzi et al,
no izquierda, fue incapaz de dibujarlo con su mano 1982; Gazzaniga et a i, 1967; Watson y Heilman, 1983).
derecha. Existen varios aspectos de este caso que son in s
La figu ra 9.17 ilustra la desconexión que Gesch tructivos. Primero, el deterioro en la mano izquierda
wind y Kaplan hipotetizaron sobre este patrón de de señala que la inform ación no podía ser transferida
terioro. La inform ación desde el área de Wernicke es directamente desde el lóbulo parietal izquierdo hada
capaz de activar áreas en el hem isferio izquierdo es el lóbulo parietal derecho vía la parte posterior intac
p ecializad as para el m ovim iento (la circunvolución ta del cuerpo calloso. En apariencia, la conexión ante
supram arginal), y desde ahí la salida va h ada el área rior entre las cortezas prem otora izquierda y derecha
p rem otora y luego al área m otora del hem isferio es crítica para la transferencia de la actividad neuro
izqu ierd o. Sin em bargo, esta entrada es incapaz de na! que controla verbalmente el movimiento produci
alcan zar las áreas m otoras del hem isferio derecho do desde el lóbulo parietal izquierdo hacia las áreas
debido al daño al cuerpo calloso anterior. El examen motoras derechas.
del cerebro de este paciente después de su m uerte Segundo, fueron observadas ciertas disociaciones
reveló infiltración m asiva del lóbulo frontal izquierdo interesantes. A unque el brazo y la mano izquierdos
236 PARTE II Neuropsicologia de los sistemas funcionales principales
o-
alfabeto. B) La oración Venir
7 temprano fu e imposible (To
com e earhj was impossible)
escrita mientras se dictaba.
$ c C) Copias del modelo a la
izquierda de la línea vertical.
B)
D) Intentos por mecanogra
Sy
JóOt. fiar con el dedo índice
izquierdo las palabras all,
father, fa th er (siendo esta
segunda un intento espontá
D) e û i Tai isdt neo por corregir el primer
< error) y room. E) Intento por
escribir run mientras se dicta
G) ba. F) Intento por escribir go
h mientras se dictaba. G) y H)
£) F) + éX I ■ 'Î Soluciones incorrectas del
paciente a los problemas
escritos por el examinador.
{Tomado de Gesdmnnd y Kaplan,
1962, p. 679.)
clusión de Liepm ann (1905), con base en su extenso com plicaciones. A unque por lo general la apraxia
análisis del caso, y desde su hallazgo fundam ental se está acom pañada por afasia recep tiva (De Renzi,
han acum ulado abrum adores datos de apoyo a par 1985), también se ha m ostrado que ocurren de mane
tir del estu d io de pacientes con lesiones cerebrales ra independiente (De Renzi et a l , 1980; Kertesz, Ferro
(por ejemplo, De Renzi y Lucchelli, 1988; H eilm an et y Shewon, 1984). La com paración de los sitios de le
a l , 1982; Kim ura y Archibald, 1974; Shallice, 1988, p. sión en los casos en los cuales ocurren juntas la apra
339). A dem ás, fue corroborado un papel especial del xia y la afasia receptiva y los casos en los cuales sólo
h em isferio izquierdo en el control del m ovim iento ocurre uno de los trastornos proporciona pistas de la
m ediante estudios de pacientes sometidos a la prue localización cerebral de program as m otores alm ace
ba de am obarbital sódico. Se encontró que la sola nados. Esta com paración ha conducido a la hipótesis
inyección en el hem isferio del habla causó deterioro de que el área crítica está en el lóbulo parietal iz
en m ovim ientos del brazo aprendidos recientemente quierdo, justo posterior a, mas no incluyendo, el área
(Milner y Kolb, 1985), aun cuando toda la prueba fue de Wernicke, en la vecindad de la circunvolución su-
desarrollada con la mano ipsilateral a la inyección. p ram argin al (G eschw in d , 1975; H eilm an y Rothi,
El descubrimiento de que el hemisferio del lengua 1993; Kimura, 1980).
je tam bién es el hem isferio que controla la acción Es interesante que haya sido reportada disocia
voluntaria y que existe una frecuente co-ocurrencia ción entre las habilidades del lenguaje y la habilidad
de deterioros del lenguaje y la acción voluntaria ha para desarrollar acción volu n taria aun cuando la
motivado hipótesis interesantes. Usando un marco de m ism a parte corporal esté in v olu crad a en ambos
síndrome de desconexión, Geschwind (1975) ha pro tipos de acción. Existen reportes de pacientes sordos
puesto que la apraxia es el resultado de una descone con señalización deteriorada tras lesión en el hem is
xión de las áreas del lenguaje y las áreas en el cerebro ferio izquierdo que no son apráxicos (Poizner, Klima
críticas para la m ediación del m ovim iento aprendi y Bellugi, 1987) y reportes de pacientes con apraxia
do. Aunque Geschwind y Kaplan (1962) describieron oral que no tienen deficiencia en la articulación de
un caso donde tal m ecanism o está presente, existen sonidos del habla (Kolb y M ilner, 1981b). A unque
otros casos de deterioro en la acción voluntaria que estos datos contradicen la idea de que la especializa-
desafían la explicación en términos de síndrom es de d o n cerebral para el habla y la especialización para
desconexión. En particular, no es inusual encontrar los m ovim ientos aprendidos están mediados por las
pacientes que tienen deterioros en el uso de un objeto m ism as áreas corticales en el hem isferio izquierdo,
bajo condiciones que no requieren procesamiento lin no son inconsistentes con la hipótesis de Kimura de
güístico, com o al im itar una acción observada o usar que la evolución del lenguaje está relacionada con la
un objeto que es colocado en sus manos. evolución de la habilidad para el movimiento.
U na h ip ó tesis interesante postulada por D oreen
Kim ura (1982) propone que la especialización del he
m isferio izquierdo para el lenguaje y la acción v o OTRAS FUNCIONES DE LA CORTEZA
luntaria surge de un conjunto de procesos subyacen PARIETAL RELACIONADAS
tes que son com unes a ambos dominios. En particu CO N EL MOVIMIENTO
lar, tanto el lenguaje como la acción requieren que el
movim iento esté altamente organizado en el tiempo. Se ha visto que el área parietal posterior izquierda es
Desde esta perspectiva, el deterioro en el lenguaje es crítica para el control del movimiento aprendido. Esta
conceptualizado como un caso especial de daño en el área del cerebro, y su homologa en el derecho, realizan
control m otor com plejo. Este enfoque tam bién im otras dos im portantes contribuciones al movimiento.
plica que, en el curso del desarrollo cultural hum a Como se advirtió con antelación, la corteza som ato
no, la evolución del lenguaje llegó a ser posible de sensorial en cada hem isferio recibe entrada desde
bid o a la evolución del refinam iento y la com pleji receptores en músculos, tendones, axticuladones y piel
dad de los sistem as de control m otor dentro del he que proporcionan im portante inform ación acerca del
m isferio izquierdo. movimiento presente que es utilizado en el proceso de
En su conceptualización del procesam iento del planear y programar el movimiento futuro.
lenguaje com o un caso especial de m ovim iento vo A dem ás, com o se vio en el capítulo 7, el daño al
luntario, esta hipótesis tiene una parsim onia fasci lóbulo parietal en cualquier hem isferio está asociado
nante. También es apoyada por mucha evidencia em con deficiencia en la ejecu ción de conductas que re
pírica, como el hallazgo de que la apraxia y la afasia quieren procesam iento espacial extenso, como el di
con frecuencia ocurren juntas después de lesiones en bujar. A h í se hizo notar que la perturbación de tales
el hem isferio izquierdo. No obstante, existen algunas acciones es denom inada apraxia de construcción y
CAPITULO 9 M ovim iento voluntario 239
16 seg
presentó evidencia de que el deterioro subyacente a sugerido que los procesos mediados por tal estructu
esta perturbación varía dependiendo del hem isferio ra representa el mayor nivel de control de movimien
involucrado, las lesiones del lóbulo parietal derecho, to. Esto incluye los procesos complejos involucrados
deteriora el procesamiento espacial y las lesiones del en la planeación, im plem entación de planes, mortito-
lóbulo parietal izquierdo resulta en una perturbación rización de resultados de la conducta en términos de
prim aria del movimiento. Desde esta perspectiva, el tales planes y, cuando es necesario, la m odificación
térm ino apraxia de construcción es m alinterpretado si de la conducta para conform arla a los planes. Tam
se entiende que implica que una perturbación de un bién requiere m odificar los planes mismos a la luz de
solo m ecanism o subyace al deterioro en la conducta los resultados de la conducta que ha generado.
constructiva, como el dibujar, tras lesiones del lóbulo Se tendrá más que decir acerca de la función ejecu
parietal izquierdo y derecho (A rrigoni y De Renzi, tiva m ediada por los lóbulos frontales en el capítulo
1964; Warrington, James y Kinsboum e, 1966). 12. Sin embargo, en el presente contexto, se confinará
un vistazo a ciertos estudios de registros de actividad
unitaria realizados por Joaquín Fuster (1991) que ilus
CORTEZA PREFRONTAL tran que las neuronas en la corteza frontal dorsolate
ral participan en la anticipación y planeación del com
Ya se ha hecho alusión al papel de la corteza prefron portamiento. Fuster entrenó a monos para elegir o una
tal en el control del m ovim iento voluntario y se ha respuesta izquierda o una derecha, dependiendo del
240 PARTE II Neuropsicologia de los sistemas funcionales principales
color de una señal luminosa roja o azul, la cual indica les, desde la ejecu ción de un solo m ovim iento, a la
ba una elección izquierda, y una luz verde o amarilla producción de una secuencia de m ovim ientos coor
señalaba una elección derecha. Además, en cada elec dinados, hasta la organización de patrones de com
ción de dirección, el color de la señal luminosa indica portam iento de largo plazo.
ba la probabilidad de que la dirección de respuesta A pesar de que es cierto que todo el sistem a n er
señalada sería de hecho la correcta (rojo y verde, 75%; v ioso con tribu ye al control d el m ovim ien to, tam
azul y am arillo, 100%). En el experim ento, el mono b ién es cierto que ciertas region es están involu cra
primero fue expuesto a un flash preparatorio, el cual das de m anera m ás directa que otras. A éstas tradi
fue seguido por la señal luminosa. Entonces hubo un cionalm en te se les designa com o com ponentes de
intervalo de demora de unos pocos segundos, tras lo sistem as m otores. Eí sistem a m otor periférico es el
cual aparecieron un par de estím ulos de elección. El m ás obvio debido a que la disfunción de las neuro
mono debía realizar la elección correspondiente a la nas m otoras que inervan los m úsculos, la perturba
dirección indicada por la señal luminosa. ción de la unión neuroquím ica entre tales neuronas
O btuvo registros de neuronas ind ivid uales en la y los m úsculos y la d isfunción del m úsculo m ism o
corteza frontal dorsolateral y encontró neuronas que resu ltan en p arálisis, el m ás p ro fu n d o y absoluto
no estuvieron activas durante el movim iento real pe deterioro del m ovim iento.
ro que lo estuvieron durante el intervalo de demora Cuando se va en ascenso desde la periferia, se llega
entre la presentación de la señal y la elección. Más a la m édula espinal y al tallo cerebral, estructuras
aún, encontró que neuronas individuales estuvieron com plejas que, cuando se les separa de los niveles
activas de manera selectiva dependiendo de la direc superiores del sistem a nervioso, son capaces de m e
ción del m ovim iento anticipado (figura 9.19A) y, lo diar algunos reflejos im portantes y patrones de m o
más sorprendente es que dependía de la probabili vimiento. Rígidos y estereotipados como son, pueden
dad de que la dirección de m ovim iento anticipada ser bastante adaptativos en situaciones específicas. No
fuese correcta (figura 9.19B). Estos hallazgos demues obstante, es el movimiento el que toma en considera
tran que existen células en la corteza frontal dorsola ción una amplia gama de factores internos y externos
teral que están sintonizadas no sólo ante la dirección en el pasado, presente y futuro, m ovim iento al cual
del m ovim iento futuro sino tam bién a la probabili — con cierta licencia filosófica— se le denomina
dad de que el m ovim iento anticipado sea correcto. voluntario, que es el sello distintivo de la inteligencia
Ello sugiere que las neuronas en la corteza prefrontal y la capacidad de adaptación. Este m ovim iento es
participan en la planeación y evaluación de las con controlado por el cerebro anterior.
secuencias potenciales del com portam iento futuro. La corteza m otora prim aria (M I) está más involu
crada en el m ovim iento que cualquier otra área corti
cal. La im portancia del papel de M I es sugerida por
RESUMEN lo siguiente: í?) de todas las áreas corticales, M I tiene
el um bral m ás bajo para el m ovim iento producido
El m ovim iento es la últim a m anifestación de todos por estim ulación; b) las neuronas de M I se disparan
los procesos psicológicos de un individuo. Sin él no tanto antes como durante el m ovim iento, y c) la tasa
habría conducta, y la m iríada de procesos internos de disparo de las neuronas M I está relacionada con
que inform an y regulan la acción no tendrían conse la fuerza de las contracciones del m úsculo asociado.
cuencias o significado más allá de la experiencia sub M ás aún, las neuronas en M I codifican la dirección
jetiva del individuo. del movimiento, aunque lo hacen mediante la activi
El control adaptativo del m ovim iento de orden dad de poblaciones de neuronas más que a través de
superior puede ser considerado com o form ado por la actividad de neuronas in dividuales. Esta es una
dos com ponentes: contenido y tiempo. El contenido sorprendente instancia de procesam iento distribuido
se refiere al conocimiento del movimiento aprendido y puede servir para proteger a los m ecanism os de
y a la h abilid ad para organizar dicho conocim iento control de m ovim iento de M I del efecto del "ruido"
en el m ovim iento requerido en un contexto particu en el sistema.
lar. El tiem po se refiere a la habilidad para determ i El área prem otora (APM) y el área m otora suple
nar cuándo un movim iento particular o una secuen m entaria (AMS), que ocupan el área 6, se encuentran
cia de m ovim ientos debe ser ejecutado. A través de en la interfase entre los planes y estrategias y las
estas dos dimensiones existen otras tres: la ejecución, acciones específicas. A m bas preparan al sistem a
las tácticas y la estrategia del movimiento. Cada uno m otor para el m ovim iento organizado y las secuen
de estos niveles de control regulan el m ovim iento en cias de m ovim iento. La m anera precisa en cóm o
contextos conductuales progresivam ente más globa APM y AM S m edian esta preparación no está com
CAPITULO 9 M ovim iento voluntario 241
pletam ente comprendido, pero que aquéllas lo hacen Liepm ann, no se ha alcanzado consenso en relación
está indicado por diversas líneas de evidencia. Estas con un modelo teórico que explique las manifestacio
incluyen: n) la perturbación selectiva de secuencias nes variables de la apraxia. Esto ha conducido a cierta
de m ovim iento tras lesiones a estas estru ctu ras; b) confusión tanto en el nivel descriptivo como en el teó
estu d ios de im agen m uestran que las neuronas en rico, ya que diferentes m odelos pueden categorizar
A M S están más activas durante el recuerdo y la eje los errores en form as sorprendentem ente diferente y
cución de secuencias de m ovim iento que durante la luego emplear terminología sim ilar o incluso idéntica
ejecución de m ovim ientos sim ples, y c) estudios de para denotar conceptualizaciones diversas del dete
actividad unitaria que muestran que las neuronas en rioro subyacente. Una form a de intentar rem ontar
el APM están selectivam ente activas en preparación este problem a es adoptar un enfoque em pírico que
para el m ovim iento en una dirección particular mas haga un mínimo de suposiciones teóricas.
no durante el movimiento mismo. Una de las nociones más consistentes que emerge
El cerebelo es una estructura masiva que compara del estudio de la apraxia es la idea de que el hem isfe
las salidas de APM, AMS y M I con el movimiento en rio izquierdo está especializado para el control de las
curso del individuo y, sobre la base de esta com para secuencias aprendidas de m ovim iento. Esto ha con
ción, ajusta tanto la salida motora cortical como los me ducido a la hipótesis de que el habla, una instancia
canismos motores periféricos. Es por tanto un impor particular del movimiento aprendido, desarrollado a
tante regulador de los aspectos tácticos del movimien partir de los mecanism os de control del movimiento
to. Las lesiones cerebelosas producen deficiencias en la representados en el hem isferio izquierdo junto con
precisión y la coordinación del movimiento. otras funciones de lenguaje, incluyendo la compren
En contraste, los ganglios basales reciben proyec sión, están representadas en regiones vecinas. La evi
ciones desde todas las áreas corticales y, tras algunas dencia de que las representaciones del m ovim iento
elaborad as conexiones entre diferentes estructuras aprendido están localizadas en áreas del lóbulo parie
de los ganglios basales y el tálamo, proyectan h ad a tal izquierdo que lim itan con el área de Wernicke, en
APM , A M S, M I y la corteza prefrontal. Ellos sirven particular la circunvolución supram arginal, parecen
entonces para canalizar la extenza actividad cortical apoyar esta hipótesis, aunque parece claro que el len
hacia la corteza prefrontal y hacia las áreas de la cor guaje y el movimiento aprendido están representados
teza involucradas más directamente en el m ovimien en diferentes áreas de la corteza parietal izquierda.
to. El hecho de que las lesiones en ciertas estructuras Los lóbulos parietales ju egan dos im portantes
dentro de los ganglios basales (de m anera más nota papeles adicionales en el control del m ovim iento.
ble, la sustancia nigra en la enferm edad de Parkin- Ellos procesan la inform ación sensorial acerca del
son) resulte en una profunda h ipocinesia o incluso mundo exterior y del m ovim iento en curso del indi
en acinesia sugiere que los ganglios basales son viduo. Estas dos áreas de inform ación son cruciales
im portantes para el inicio y el m antenim iento del para el control del movimiento. Además, como se vio
movim iento voluntario. Sin embargo, las lesiones de en el capítulo 7, el lóbulo parietal derecho juega un
los ganglios basales también provocan m ovimientos papel principal en el procesam iento espacial. Las
indeseados, como se aprecia en la enferm edad de perturbaciones del procesam iento espacial tienen
H untington y el balism o. Estos trastornos son poco im pacto secundario sobre los m ovim ientos que re
com prendidos, aunque se han propuesto m ecanis quieren procesam iento espacial para su ejecución
mos que intentan explicarlos en térm inos de pertur exitosa, como el dibujar. A unque el término apraxia
bacion es en el circuito de los ganglios basales. La de construcción se em plea para denotar los trastor
hipercinesia característica de estos trastornos sugiere nos de construcción tras lesiones de los lóbulos pa
que, adem ás de su papel de canalización, los gan rietales izquierdo y derecho, el térm ino es m alinter-
glios basales norm alm ente sirven para filtrar el m o pretado cuando se aplica a problem as de construc
vim iento indeseado. ción tras lesiones del lóbulo parietal derecho porque
La apraxia, la perturbación del movim iento apren en estos casos el deterioro subyacente es espacial
dido no debido a deterioro motor o sensorial elemen más que motriz. En contraste, como también se notó
tal, tiene m uchas m anifestaciones. Esto ha sido evi en el capítulo 7, existe evidencia confiable de que la
dente desde la explicación inicial de Liepm ann de la deficiencia en las tareas de construcción tras lesiones
apraxia, la cual incluyó su separación en apraxia idea- en el lóbulo parietal izquierdo se deben a un deterio
toria, ideocinética y motora, dependiendo de si esta ro en el m ovim iento voluntario, aunque esto no ha
ba deteriorado el concepto del movimiento, la organi sido finalmente establecido. Si éste es el caso, parece
zación de los m ovim ientos com ponentes o la coor ría más útil reservar el térm ino apraxia de construc
dinación del m ovim iento, respectivam ente. Desde ción para los problem as de construcción que se pre
242 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales
sentan tras lesiones en el lóbulo p arietal izquierdo, taciones del estado interno, generadas por estructu
que por tanto denotan su reladón estrecha con otros ras límbicas, un proceso que es acaso la esencia de la
trastornos de la acción voluntaria. inteligencia. De esta integración surgen los planes de
La corteza prefrontal representa el nivel superior largo plazo y las estrategias de acción, así com o la
del control del m ovim iento voluntario. Es aquí don capacidad para su revisión y m odificación a la luz de
de se integran las representaciones del m undo exter la retroalim entación concerniente a las consecuencias
no, generadas por la corteza posterior, y las represen de las conducta que generan.
C A P Í T U L O
Sistemas de memoria
La m em oria es un proceso extraordinario, uno de los Años después, cuando tuve la oportunidad de encon
aspectos más centrales del ser humano. M ediante ella, el trarme y trabajar con H.M . en persona, lo patético de su
sistema nervioso codifica los eventos pasados en una form a deterioro me provocó una im presión indeleble. Encontré
que en ocasiones perm ite recordar de m anera consciente que se trataba de un hombre am igable y cortés quien pare
eventos en el pasado distante tan vividamente como si ape cía disfrutar la conversación casual que se entabló en la
nas hubiesen ocurrido, y estos recuerdos con frecu en cia primera cita. Ese día llegué dem asiado temprano a su habi
llevan consigo emociones intensas que van desde lo mara tación, un cuarto con fa ch a de hospital en un laboratorio
villoso hasta lo torm entoso. Los eventos pasados están en el MIT, donde él perm anecía durante una de sus perió
representados en el sistema nervioso en una form a que no dicas visitas a Boston. P uesto que él todavía estaba en
produce recuerdos conscientes y que incluso afectan la cama, le expliqué que conversaríam os algunos minutos, y
conducta subsecuente, como cuando se desem peña una luego me retiraría para que pudiese levantarse y desayu
habilidad motora como pasear en bicicleta. Parece como si nara antes de que com enzáram os nuestro trabajo. Tras
todo, a excepción de la delgada brecha del m om ento pre unos pocos minutos de charla, comencé a disculparme. En
sente, es o un recuerdo del pasado o la im aginación del cuanto lo hice, para mi sorpresa, H.M. se mostró preocu
futuro. N o obstante, la experiencia del mom ento presente pado. M e preguntó por qué me iba, si él había hecho algo
está inextricablem ente entretejida con la memoria. El sig que me hiciera partir o acaso algo inapropiado. Le afirm é
nificado y la significancia de la gente y las cosas en el pre con insistencia que no era así, pero él continuó expresando
sente dependen de la m em oria, de modo que el presente su preocupación. Era claro que no solam ente había olvida
pierde su realce sin el pasado, una idea que Gerald Edel- do nuestro plan previo de sólo conversar brevemente, sino
man (1989) capturó en el titulo de su obra El presente que tampoco sabía qué había ocurrido en el pasado inm e
recordado (The remembered present). diato. M ás tarde, en respuesta a mis preguntas, él descri
¿Cómo seria tener un deterioro devastador de la memo bió cómo se sentía su incapacidad para recordar: "Bueno,
ria de m odo que nada nuevo pudiese ser aprendido? La es una gran incógnita que tienes siempre. Y te preguntas:
magnitud de tal deterioro me fue traído a casa cuando, al ¿lo hice o no lo hice? A eso me refiero con una gran incóg
rededor de 1975, escuché al em inente neurofisiólogo John nita."
Eccles describir al paciente conocido como H.M ., quien Tras una mañana de trabajo, durante la cual le apliqué
había experim entado remoción bilateral de ¡as estructuras a H.M . gran -variedad de tests de mem oria y hablé con él
del lóbulo tem poral medial para aliviar su epilepsia. Este extensam ente acerca de la naturaleza de su experiencia,
fue un procedim iento fi-ancam ente experim ental que, a fu e momento de terminar nuestro trabajo. Cuando me des
pesar de lograr su meta de elim inar las convulsiones del pedí, algo ocurrió que m e m arcó desde ese momento.
paciente, tuvo horribles consecuencias no intencionales: Cuando estrechamos nuestras manos, H.M . asió mi brazo
H.M. aparentemente era incapaz de recordar cualquier cosa y, sonriendo, jugueteando me sujetó durante largo rato, de
que le hubiese ocurrido, incapaz de aprender algo nuevo. modo que no podía irme. Siempre me he preguntado si este
De m anera trágica, a pesar de que retuvo muchos de sus gesto se produjo como un grito desesperado por sujetarse a
recuerdos previos a la cirugía, todas las experiencias poste su pasado. ¿Acaso fue una manifestación de su conciencia
riores a la cirugía se olvidaron en cuestión de segundos, de que, cuando la gente lo deja, para él, en realidad, se van
perdidos para siempre en un vacío en blanco de amnesia. para siempre, sin dejar rastro en su memoria?
CAPITULO 10 Sistemas de memoria 245
PANORAMA DE LA MEMORIA NORMAL m er beso. Por otra parte, la m em oria sem án tica es
m em oria de inform ación general que no está unida
Se ha aprendido mucho acerca de la m em oria a par de m anera consciente a u na experiencia personal
tir del estudio de H.M . D e hecho, probablem ente él particular. La fórm ula de la sal de m esa, el núm ero
es el individuo que más se ha estudiado en la histo de estados en el país y la capital de Italia son ejem
ria de la psicología. Los pacientes con otros deterio plos de inform ación que se posee. Probablem ente
ros de m em oria también han enseñado m ucho acerca sería presionarse dem asiado el identificar las expe
de la natu raleza de la m em oria. En este capítulo se riencias personales que ocurrieron cuando se apren
exam inan algunos de los extraños, y con frecuencia dieron tales cosas. D esde luego, en algunas in stan
contrarios a la lógica, hallazgos que han surgido del cias existió algo acerca de la experiencia de aprendi
estudio de los pacientes con m em oria dañada. Tam zaje que provocó que dichas experiencias perm ane
bién se exploran las im plicaciones de tales hallazgos cieran en la memoria, com o algún tonto pero eficien
para com prender la m em oria norm al. Para propor te dispositivo m nem ònico proporcionado por algún
cionar un contexto relacionado con las discusiones profesor favorito. Sin em bargo, m ucho del con oci
próxim as, se com enzará con una breve revisión de m iento del m undo tiene un gusto im personal. Es
las teorías de la m em oria norm al. C onform e se ex sólo algo que se conoce, sin estar ligado a eventos
plore la relación entre cerebro y m em oria en las si específicos de la vida.
guientes secciones se verá que m uchos aspectos de la
actual com prensión de la m em oria norm al han sur M E M O R IA S E X P L ÍC IT A E IM P L ÍC IT A La m e
gido a partir del estudio de los pacientes con deterio m oria exp lícita se refiere a la representación con s
ro en la memoria. ciente (colección) de eventos pasados, en contraste
A pesar de que comúnmente se habla de la memo con la m em oria im p lícita , la cual se refiere a la re
ria, sería más preciso hablar acerca de sistem as de presen tación no con sciente de eventos pasados
memoria. Estos sistemas funcionan con diversos gra (G raf y Schacter, 1985). En la m em oria explícita, el
dos de independencia, pero tam bién son intrínseca efecto de la exp erien cia pasada tom a la form a de
mente interdependientes. Pueden ser categorizados a coleccion es de exp erien cias personales (m em oria
lo largo de varias dimensiones: d) ¿Qué es recordado? episódica) o m em oria consciente para conocim iento
Existen diferentes sistemas dedicados a recordar dis im personal de los hechos y conceptos (m em oria
tintas cosas; b) ¿cuánto es recordado y durante cuánto sem ántica). En contraste, en la m em oria im plícita el
tiem po? A lgunos sistem as alm acenan una cantidad efecto de los eventos pasad os se m anifiesta en la
lim itada de información durante breve tiempo, mien conducta, m ás que en la conciencia. Existen varios
tras que otros alm acenan una cantidad aparente tipos de m emoria im plícita. Ésta puede m anifestarse
m ente ilim itada de inform ación durante tanto tiem com o una ejecu ción o h a b ilid a d m otora, como el
po como puede ser una vida entera; c) ¿cuáles son los aprender a m on tar en b icicleta o lanzar con p reci
procesos que participan en recordar? Es posible anali sión una pelota de béisbol, o h abilid ad es perceptua-
zar la m em oria en procesos com ponentes, cada uno les, como aprender a leer rápido y con precisión las
de los cuales realiza una contribución específica para im ágenes a través del espejo de palabras. El apren
recordar. En secciones subsiguientes se exam inarán der h a b ilid a d e s co g n itiv a s, com o un m étodo efi
brevem ente los sistem as de m em oria en estas tres ciente para resolver un tipo particular de rom peca
dim ensiones. Sin embargo, esta sección será didácti bezas o problem a, caería tam bién dentro de la cate
ca, confinándose al bosquejo del territorio para ofre goría de la m em oria im p lícita. El a p ren d izaje no
cer un contexto para las próximas discusiones. asociativo (por ejem plo, la habituación y la sensibi
lización) y el c o n d icio n a m ien to clásico tam bién
caen dentro del dom inio de la m em oria im plícita,
C a teg o rizació n de la m em oria en térm inos com o lo hace el p rim in g , el efecto facilitad or no
de lo que es reco rd ad o consciente de la experiencia previa sobre la percep
ción y otros procesos, en ausencia de la recolección
M E M O R IA S E P IS Ó D IC A Y SE M Á N T IC A Endel consciente de experiencias previas.
Tulving (1972) propuso una distinción entre m em o A los térm inos m em oria d eclarativ a y m em oria
rias episódica y semántica. La m em oria episódica es de p ro ced im ien to (o no d eclarativa) (Cohen, 1981,
la m em oria de experiencias personales específicas, 1984; Cohen y Squire, 1980) tam bién se les conoce
como el juego de las m anzanas en la fiesta del sépti com o m em orias explícita e im plícita, respectivam en
mo cum pleaños de uno, observar cómo se hacen los te. De hecho, algunos autores han articulado algu
ravioles en una fábrica de pasta en Venecia o el pri nas distinciones entre estos dos conjuntos de tèrmi-
246 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales
paz de rem ontar ingeniosam ente esta lim itación de Ambiente Memoria episódica
la capacidad al organizar la in form ación en partes, inmediato (representación actual
dei ambiente)
un proceso denom inado agrupam iento. Gran parte
Espacio de
de la inform ación que ingresa a la m em oria a corto trabajo
plazo se olvida, pero parte ingresa a la memoria a pla r Memoria a corto
zo interm edio y a largo plazo, ya sea porque es en
sayada o porque es particularmente relevante.
que conocen algo, como el nom bre de una persona, nos sujetos si habían visto a los niños que salían del
pero no ser capaces de mencionarlo en un mom ento autobús escolar. Esta m anipulación provocó un alto
particular. Está, como se dice, en la punta de la len porcentaje de sujetos que reportaron haber visto un
gua. M ás tarde, tal vez en un contexto no relaciona autobús escolar cuando se Ies preguntó acerca de la
do, el nombre llega a la memoria. Éste es un ejemplo película una semana después (Loftus, 1975). Éstos son
de una perturbación de la habilidad para ganar acce ejem plos sorprendentes de cuán influyentes son el
so al m aterial almacenado, esto es, una perturbación conocim iento y los conceptos del mundo, los esque
de la recuperación. mas, al form ar las construcciones que son la m ateria
de gran parte de la memoria.
Ahora que se tiene un panorama de la memoria, se
R elación en tre m em oria y otros cam p o s regresará a la consideración de sus bases neuronales.
de cogn ición
O D)
C ircu n v o lu ció n
p a ra h ip o cá m p ica
(parte posterior)
FIGURA 10.3 Vista ventral del grado de remoción del hipocampo en el paciente H.M. (arriba) y vista en cuatro secciones
coronales (A-D, abajo). La remoción fue bilateral, pero para propósitos ilustrativos se muestran a un lado las estructuras
completas (tomado de Milner, 1970, p. 35). Un estudio más reciente de H.M. con MRI ha indicado que Scoville sobreestimó
la extensión de la remoción del hipocampo y que sólo los 5 cm anteriores de esta estructura fueron removidos (Corkin, et
a l , 1997). Sin embargo, el tejido restante del hipocampo mostró cierta atrofia, y probablemente permaneciera poco tejido
funcional del hipocampo.
m iento de la amnesia — es decir, antes de la cirugía— causó son factores que lo han hecho un paciente estu
perturbando los recuerdos viejos ya alm acenados diado de m anera exhaustiva durante más de 40 años
(figura 10.4). Puesto que H.M . no tenía un deterioro y una fuente de inform ación muy rica acerca del cere
intelectual global, como tiene mucha gente con amne bro y la memoria.
sia, él proporcionó una rara oportunidad para estu Ya se han visto algunos ejemplos de la conmovedo
diar tina am nesia pura, no complicada con otros dete ra naturaleza de la horrible pérdida de m em oria de
rioros cognitivos. La especificidad de este deterioro y H.M. Al igual que alguna figura mitológica maldita, él
la ubicación relativam ente precisa de la lesión que la había sido condenado desde su cirugía a la edad de 27
CAPITULO W Sistemas de memoria 251
50
0« X
N a cim ien to Tiem po M o m en to A ctualidad
del traum a
M eta
tante, todavía puede ser bastante problem ático para unilateral está relacionado con el grado de la rem o
los individuos afectados por ellas. ción del lóbulo temporal medial. Los estudios de Phi
lip Corsi (1972) demostraron primero esta relación. En
un estudio, él aplicó a sus pacientes con lobotom ía
E sp ecialización com p lem en taria de temporal unilateral el Test de Dígitos Recurrentes de
las fu n cion es de m em oria en ios lóbulos H ebb, tarea en la cual a los sujetos se les presentan
tem p orales izquierdo y d erech o cadenas de dígitos que son m ás largas que su reten
ción de dígitos. Como es de esperar, todos los sujetos
La n atu raleza de la deficiencia en la m em oria des aprendieron pobrem ente estas nuevas cadenas. Sin
pués de una lesión unilateral de lóbulo temporal va embargo, cada tercer cadena fue repetida y, tras m u
ría de acuerdo al hem isferio involucrado. Las lesio chas presentaciones, los sujetos control no operados
nes d el lóbulo tem poral izquierdo están asociadas aprendieron la secuencia repetida. Corsi dividió a los
con d eterioro en la retención de m aterial verbal (o
m aterial que es codificado verbalm ente) pero con
rendim iento norm al en los tests que valoran la m e
m oria para el m aterial que es difícil de verbalizar. Grupo 1 Grupo 2
Por ejem plo, los pacientes con lobotom ía tem poral
H ip ocam p o exim id o Pes hipocampi escin d id o
izquierda están deteriorados en el recuerdo demora
do de palabras, historias y asociaciones pareadas
verbalm ente (Milner, 1975), pero que no están dete
riorad os en el recuerdo de figuras geom étricas y el
reconocim iento de imágenes de rostros. En contraste,
los pacientes con lesiones del lóbulo tem poral dere
cho m ostraron el patrón com plem entario de m em o
ria deteriorada y preservada. Por ejem plo, estos pa
cientes mostraron que no recordaban figuras geomé
tricas (Taylor, 1969) y rostros (Milner, 1968; Warring
ton y Jam es, 1967b), pero no están deteriorados en la
retención de material verbal.
C a so T . H. C aso R. S.
Grupo 3 G rupo 4
Papeles de las estru ctu ras del lóbulo Pes hipocampi y ap rox im ad am en te Escisión radical
tem p oral m edio y la co rte z a tem p oral 1 cm d e cu erp o escin d id o del h ip ocam p o
lateral en la m em oria
H ip o ca m p o Su rco
C o rteza C orteza
perirrinal p arah ip o cám p ica
temporal, la severa amnesia manifestada por H.M. y causaría una amnesia similar. El intento fue permitir
otros p acien tes con lesiones en el lóbulo tem poral a los investigadores estudiar la amnesia anterógrada
m edial m uestran que estas estructuras son críticas en el laboratorio anim al y aprender con m ás preci
para la m em oria. Hasta ahora se ha usado el término sión cuáles estructuras del lóbu lo tem poral m edial
genérico estructuras del lóbulo temporal medial. En esta eran críticas para la m em oria. Con base en el paciente
sección se exam ina más a fondo las estructuras de H.M., un obvio candidato era el hipocam po. Los in
esta área que son cruciales para la memoria. vestigadores procedieron a estudiar los efectos sobre
la memoria de lesiones experim entales de esta estruc
tura en monos.
Las lesiones de H.M , Para sorpresa de los investigadores que siguieron
esta línea de razonamiento, los estudios animales que
La cirugía de H.M. consistió en la rem oción bilateral involucraron lesiones al hipocam po fracasaron para
de las siguientes estructuras: los 8 cm anteriores del producir un deterioro en la m em oria. Esto fue inter
hipocam po, la amígdala y la corteza rinal. La corteza pretado como evidencia de que el sustrato neuronal
rinal comprende la corteza entorrinal, la corteza peri de la memoria es fundamentalmente diferente en ani
rrinal y la corteza parahipocámpica (figura 10.9). Los m ales y hum anos. Esto im pediría la creación de un
hallazgos en H.M. y en los pacientes con lesiones simi m odelo anim al para la am nesia de lóbulo tem poral
lares al principio fueron interpretados como evidencia medial y enfrentaría a los investigadores de animales
para el papel crucial del hipocam po en la m em oria. con el problem a de encontrar una estructura cuya
Esta idea ha cambiado en el curso de los 40 años desde función sea análoga a la del hipocampo humano.
su com ienzo, un proceso que sirve como un modelo
instructivo de fructífera interacción recíproca entre
hipótesis y experimento. Por esta razón se trazará esta Resolución ap aren te de la d iscrep an cia
evolución en cierto detalle en las siguientes secciones.
Durante un tiem po, esta discrepancia pareció ser
resuelta por el descubrim iento de una tarea que era
sensible a lesiones del hipocam po en monos. Gaffan
D iscrep an cia en tre los hallazgos
(1974) m ostró que macacos con daño en el hipocam
en anim ales y hum anos
po tuvieron pobre rendim iento en una tarea llam ada
Luego del reporte de H .M ., se realizaron intensos no ig u alació n a la m uestra dem orada (D N M S, por
esfuerzos para producir un modelo animal de su de sus siglas en inglés). En esta tarea prim ero se le pre
terioro, esto es, producir una lesión en un animal que senta a u n m ono un objeto que cubre uno de varios
256 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales
tenía una severa am nesia anterógrada (aunque más Corteza C orteza C orteza
visual auditiva som atosensorial
leve que la de H.M.) pero con una lesión confinada al
hipocam po (Zola-M organ, Squire y A m aral, 1986).
Este hallazgo tuvo dos importantes im plicaciones: o)
la am nesia puede ocurrir después del daño al hipo C o rteza perirrinal y
cam po y b) la amnesia es m enos severa que la resul c o rte z a p a ra h ip o cá m p ica
tante de lesiones tem porom ediales más extensas. En >- C orteza rinal
conjunto, estos hallazgos sugirieron que el hipocam
po es importante para la memoria de reconocimiento
C orteza entorrinal
pero que no es la única estructura importante.
P e r t u r b a c io n e s d e la m e ta m e m o r ia La am nesia
FIGURA 10.13 Amnesia retrógrada en dos poblaciones
diencefálica tam bién difiere de la am nesia de lóbulo diferentes de pacientes con enfermedad de Korsakofí
tem poral m edial en que los pacientes con am nesia medida a partir de un test que involucra la identificación
diencefálica con frecuencia m uestran deficiencia en de pinturas de rostros famosos de diferentes décadas.
la habilidad para hacer una valoración precisa de su (A rriba ) Resultados de Cohén y Squire (1981). (Abajo)
capacidad de memoria, un proceso llam ado m etam e Resultados de Albert, Butters y Levin (1980). El deterioro
m oria. Cuando se les presenta una tarea de memoria es más severo para los rostros que aparecen en los noticia
y se les solicita estim ar cuán bien se desem peñarán rios durante las dos décadas más recientes a la admini
en ella, los pacientes con am nesia diencefálica tien stración del test. Presumiblemente esto se debe a que la
amnesia anterógrada estuvo presente o se desarrolló
den a sobreestimar sus habilidades de memoria (Gard
durante dicho periodo. (Tomado de Squire, 1987, p. 216.)
ner, 1975, pp. 181-182).
m ostrado que, al m enos algunos de estos deterioros, tante sim ilares. A m bas se caracterizan por severa
como la confabulación, se ven sólo en pacientes con am nesia an terógrad a. Tam bién exh iben am nesia
Korsakoff quienes tienen patología de lóbulo frontal retróg rad a que se p ro lon ga h acia el pasado unos
(Shimam ura, Jem igan y Squire, 1988). cuantos años (la en ferm ed ad de K orsako ff puede
estar asociad a con am n esia retróg rad a m ás larga,
pero esto no se observa en la am nesia en la cual la
Otras causas de la amnesia diencefálica lesión está confinada al d iencèfalo). Adem ás, tanto
la amnesia de lóbulo tem poral m edial como la amne
Como ya se mencionó, la enfermedad de Korsakoff no sia diencefálica m uestran preservación de la m em o
es la única causa de am nesia diencefálica. Cualquier ria a corto plazo, recuerdos antiguos y funcionamien
enferm edad o trauma que dañe estructuras diencefá- to intelectual general. El h echo de que el daño a es
licas críticas causará severo deterioro en la memoria. tructuras de lóbulo tem poral m edial o a estructuras
Aunque el trauma confinado a estas estructuras dien- d iencefálicas produzca u na am nesia m uy sim ilar
cefálicas críticas es raro debido a su posición profun sugiere que estas dos regiones son parte de un siste
da dentro del cerebro anterior, tales casos han sido ma com ún que m edia la form ación de nuevas m e
reportados. m orias declarativas a largo plazo.
D urante algún tiem po hubo h allazgos que no
PA C IE N T E N .A . En 1959, el p aciente conocido apoyaban esta noción de un sistem a unitario común
como N.A. fue apuñalado de m anera accidental por que incluye tanto estructuras tem poral m edial como
su com pañero de cuarto con un florete de esgrim a diencefálicas. Estos descubrim ientos tienen que ver
en m iniatura. El florete entró por la fosa nasal dere con el efecto de lesiones al fórnix, el tracto fibroso
cha de N.A. y penetró hacia la izquierda en su cere que envía im pu lsos desd e el hipocam po hacia los
bro. C om o resultad o contrajo una severa am nesia cuerpos m am ilares. El problem a fue que reportes clí
anterógrada. A pesar de que no era tan severa como nicos tem p ran os ind icaron que las lesiones a este
la de H .M . (ya que era capaz de tener recuerdos vínculo entre regiones tem poral m edial y el diencè
borrosos de ciertos eventos y caras), no obstante era falo no p roducían d eficien cia en la m em oria. En
extrem a. Él tam bién tuvo una am nesia retrógrada años más recientes se ha dem ostrado que los pacien
para un p eriod o de aproxim ad am ente 2 años p re tes con lesiones del fórnix tienen cierto deterioro en
vios a su accid en te. En otros aspectos su deterioro su mem oria, la m agnitud de su deterioro no es com
de m em oria era sim ilar al de H .M .: su reten ción a parable con la percibida en la am nesia (Gaffan, Gaf-
corto plazo era norm al, su recu p eración de viejos fan y Hodges, 1991). Estos descubrim ientos no enca
recuerdos estaba intacta y no hubo d eterioro en el jan con la noción de que las dos regiones son parte
fun cion am ien to in telectu al general. El reco n o ci de un sistem a com ún.
m iento con TC reveló una lesión del n úcleo dorso-
m edial izquierdo del tálamo.
O TR A E V ID E N C IA DE A M N E SIA TA LÁ M IC A N ú cleo
Fórnix;
— H ip ocam p o
Han existido varios reportes de amnesia tras lesiones an terior,
d e! tálam o
talámicas (por ejemplo, Von Cramon, Hebel y Schuri,
1985), incluyendo lesiones que involucran el núcleo N ú c le o ■ Corteza entorrinal
anterior del tálam o (A ggleton y Brown, 1999). A d e d orsom ed ial
. C u e rp o s' del tá la m o
más, se ha reportado el deterioro en la m em oria du m am ilares“
rante estim ulación talámica llevada a cabo durante el :: Corteza
D ie n c è fa lo per.rrinal
curso de una cirugía (Ojemann, B lick y Ward, 1971). y co rte z a
p arah ip o cám p ica
Existen hallazgos anatómicos consistentes con la hi Sin em bargo, diversos aspectos del com ponente
pótesis del sistema unitario. El fóm ix no es sólo la ma anterógrado de la amnesia com plican esta interpreta
yor conexión entre estructuras del lóbulo temporal ción. Primero, el periodo de amnesia retrógrada pue
m edial y el diencèfalo; como se ilustra de manera de ser muy largo, hasta de 10 años en H.M . y varios
esquemática en la figura 10.14, también existe una ruta años en otros pacientes. Si este componente retrógra
desde las cortezas perirrinal y entorrinal hacia el do se debe a un problema de consolidación, entonces
núcleo dorsom edial del tálamo que no involucra al la consolidación es un proceso muy largo del orden de
fóm ix (Aggleton y Brown, 1999). Más aún, Aggleton y años. También ha sido propuesta una perturbación del
Brown han hipotetizado que la m em oria episódica es m antenim iento para explicar este efecto. De acuerdo
dependiente del eje talám ico anterior-hipocám pico, con esta hipótesis, la am nesia retrógrada resulta por
mientras que la memoria semántica depende de la vía que las estructuras lesionadas son incapaces de m e
corteza perirrinal-talámica dorsomedial, aunque en la diar los procesos que norm alm ente m antendrían la
mayoría de los casos amnésicos reportados están com traza de memoria hasta que estuviese completamente
prometidas estructuras pertenecientes a ambas vías. consolidada en la memoria a largo plazo. El que dicha
inform ación debería ser conservada en algún estado
intermedio entre la memoria a corto y largo plazo du
¿EN QUÉ PARTE DEL PROCESO rante un largo periodo parece improbable, aunque es
DE LA MEMORIA SE ENCUENTRA una posibilidad.
EL DETERIORO? Un segundo problema con la hipótesis de consoli
dación también tiene que ver con la amnesia retrógra
En la sección anterior se estudiaron los procesos en da; en particular, el hecho de que su extensión es muy
los cuales la m em oria puede ser analizada. ¿Cuáles variable entre los pacientes am nésicos. Algunos pa
de estos com ponentes de la m em oria son perturba cientes am nésicos tienen am nesia retrógrada que se
dos en la am nesia?, ¿cuáles son perturbados en el extiende en el pasado 1 o 2 años. Para otros se extiende
m enos severo deterioro de m em oria percibido tras en el pasado por una década o incluso varias décadas.
lesiones unilaterales del lóbulo temporal? Sí la am nesia retrógrada se debe a un deterioro en la
consolidación, no es claro por qué la duración de este
proceso debería ser tan variable entre los pacientes.
Registro/codificación Un tercer problem a para la hipótesis de que un
deterioro en la con solid ación subyace a la am nesia
Si observam os la etapa inicial del proceso de m em o retrógrada es el descubrim iento de amnesia retrógra
ria, se encuentra que no existe evidencia de pertur da en un paciente quien, antes del establecimiento de
bación en el registro o la codificación de la inform a su síndrom e de Korsakoff, había escrito una autobio
ción en H .M . (Milner, Corkin y Teuber, 1968) o en los grafía que docum entó que él había tenido un exce
pacientes con lobotom ía temporal unilateral (Rains y lente recuerdo para los eventos que su bsecuente
M ilner, 1994b). A sim ism o, al m enos el com ponente m ente se perdieron dentro del periodo de am nesia
retrógrado de la pérdida de m em oria en los pacien retrógrada (Butters y C erm ak, 1986). Los descubri
tes con am nesia no se debe a perturbación del regis mientos com o éste no parecen ajustar bien con la idea
tro o la codificación debido a que la pérdida de infor de que la am n esia se debe a una perturbación del
m ación fue retenida con precisión durante el perio proceso de consolidación.
do anterior al establecim iento de la amnesia. Debe hacerse notar que aún es posible que la per
turbación de diferentes com ponentes del proceso de
memoria subyazca a los componentes anterógrado y
Consolidación/almacenamiento/mantenimiento retrógrado de la am nesia. Por tanto, el com ponente
anterógrado puede deberse a una perturbación de la
La siguiente etapa en el procesam iento de mem oria consolidación, mientras que el componente retrógra
que puede ser perturbado en la am nesia es concep- do puede d eb erse a la pertu rbación de la inform a
tu alizad a com o consolidación, alm acenam iento o ción ya alm acenada.
m an tenim ien to de la inform ación. La perturbación
en este nivel parece coincidir con el com ponente
an terógrad o de la am nesia. H.M . y otros pacientes Recuperación
am nésicos no parecen consolidar la inform ación que
es codificada y retenida con precisión durante cortos Una señ al de recu p eración es un estím ulo que per
intervalos m ediados por la memoria a corto plazo. ceptual o sem ánticam ente, o en alguna otra forma, es
262 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales
similar o está relacionado con la información que uno no reconocía a C laparéde a pesar de tener contacto
intenta recordar. Todo el m undo ha tenido la expe diario con él durante un periodo considerable. En un
riencia de ser incapaz de recordar algo y después de esfuerzo por valorar más el daño de m em oria de su
ser exp u estos a una señal, la elu siv a in form ación paciente, C laparéde realizó u n experim ento in for
de rep en te llega a la m ente. C uando esto ocurre, m al. C olocó un alfiler en su m an o y se acercó a su
ello m uestra que la inform ación estaba "e n alguna paciente en la sala del hospital con su mano extendi
parte" pero que no se podía obtener. Éste es un tras da y ofreció estrechar las m anos. Cuando su paciente
torno de la recuperación. respondió al saludo, sintió u n doloroso pinchazo.
En los pacientes am nésicos, el recuerd o de los M ás tarde ese m ism o día, C laparéde de nuevo se
eventos pasados dentro del periodo abarcado por su acercó a su paciente en la sala del hospital, y de nue
am nesia retrógrada usualm ente m ejora cuando se vo ofreció un apretón de m anos. Esta vez la paciente
em plean señales. Esto ha sido interpretado como evi rehusó estrechar su m ano. C uando le pidió explicar
dencia de que un trastorno de la recu peración sub- su com portam iento socialm en te inconveniente, la
yace al m enos al com ponente retrógrado de su am paciente confundida, contestó al final: "Tal vez tenga
nesia (Warrington y Weiskrantz, 1970). Sin embargo, un alfiler en su m ano." La paciente no recordó explí
la m ejora en el recuerdo con el uso las señales signi citam ente la d esagradable exp erien cia que había
ficaban sólo que había m ás inform ación alm acenada ocurrido hacía sólo una horas. Ella no dijo, como
de la que estaba disponible en la condición sin seña otros podrían hacerlo: "H ey, no voy a hacer eso de
les. El m ecanism o por m edio del cual esta inform a nuevo." En vez de ello, la exp erien cia previa había
ción no estaba disponible en el recuerdo sin señales causado un cambio en la conducta de la paciente sin
no n ecesariam ente es un trastorno de la recu pera dejar un recuerdo del evento en sí. La paciente sólo
ción. El problem a podría ser de codificación o alma tuvo una sensación, o acaso realizó una inferencia a
cenam iento; el m aterial pobre o ineficientem ente partir de su propia conducta, de que estrechar las
codificado o alm acenado tam bién podría ser m ejor manos sería doloroso.
recordado con la ayuda de una señal de recu pera La conducta de la p aciente de C laparéde es un
ción. ejem plo de m em oria im plícita, la cual se ha definido
Es claro, a partir de la discusión en curso, que la com o un cam bio en la conducta com o resultado de
evidencia concerniente a la etapa (o etapas) del pro experiencias pasadas sin conocim ien to consciente,
cesam iento de m em oria que es (o son) perturbado(s) sin recolección consciente de la experiencia pasada.
en la am nesia sigue sin ser concluyente y que es un El lector recordará a partir de la discusión previa que
área activa de la investigación actual. la m em oria explícita, en contraste, es recuerdo cons
ciente del pasado. La m em oria im plícita es la que
está intacta en los pacientes am nésicos. En las si
ASPECTOS DE LA MEMORIA guientes secciones se explorará m ás este terreno de
PRESERVADOS EN LA AMNESIA la m em oria preservado en la amnesia.
1 10 10
Intentos c a d a día
FIGURA 10.15 En la taxea de dibujo en espejo, los sujetos tienen que trazar una línea entre los bordes exter
nos de dos estrellas mientras observan su mano y la estrella en un espejo. A lo largo de un periodo de 3 días,
H.M. mostró aprendizaje, según se mide por el número de lineas que se desvían hada los bordes en cada
intento. (Tornado de Milner, 1970, p. 44.)
Aprendizaje perceptual
m u ¡mu
El condicionam iento clásico está preservado en pa
KüS ¡¡¡¡i
® É l! i¡ Í cientes am nésicos. W eiskrantz y W arrington (1979)
c
han dem ostrado el condicionamiento de la respuesta
___ — 50
de parpadeo en pacientes am nésicos. Este hallazgo
BiL RUL DEP BIL RUL DEP
es consistente con los estudios en anim ales que han
demostrado preservación de respuesta condicionada
de parpadeo después de rem oción del cerebro ante
FIGURA 10.17 Aprendizaje y retención de habilidad de rior al cerebro m edio y la abolición del condiciona
lectura en espejo a pesar de amnesia para la experiencia miento clásico tras lesiones a los núcleos interpósitos
de aprendizaje. (A rriba) Los pacientes que recibieron tera del cerebelo (Thompson, 1990).
pia electroconvulsiva (ECT) bilateral (BIL) o unilateral
derecha (RUL) y los pacientes que no recibieron ECT
practicaron la lectura en espejo durante tres sesiones (50
ensayos/sesión). Para los pacientes que recibieron ECT, A prendizaje de habilidades cognitivas
un tratamiento ECT se administró entre la primera y la
segunda sesiones, y un promedio de siete tratamientos M uchos estudios han dem ostrado que los pacientes
ocurrieron entre la segunda y la tercera sesiones. (Abajo) am nésicos son capaces de d esarrollar h abilidades
Al comienzo de la tercera sesión, los sujetos fueron eva cognitivas. En particular, son capaces de aprender
luados para determinar el recuerdo de las sesiones pre procedim ientos y estrategias que les conduzcan a la
vias de evaluación (entrevista de nueve puntos) y para las solución exitosa de ciertos problem as, aun cuando,
palabras que habían practicado (test de reconocimiento, como en otras situaciones en las cuales el aprendiza
azar = 50%). (Tomado de Squire, 19S7, p. 1S4.) je tiene lugar en pacientes am nésicos, no tengan
recuerdo explícito de haber realizado la tarea.
U n ejemplo sorprendente de esto es el rom pecabe
zas Torre de H anoi. En esta tarea el sujeto tiene que
CAPITULO 10 Sistemas de memoria 265
Príming
m over cinco discos con agujeros en sus centros desde
u na estaca hacia otra, con las restricciones de que El prim ing perceptual es otra instancia del efecto de
sólo un disco puede ser m ovido a la vez y un disco la exposición previa a la in form ación sobre la con
grand e no puede ser colocado encim a de un disco ducta subsecuente, en ausencia de recolección cons
m ás pequeño (figura 10.18). El aprendizaje en esta ciente de la inform ación previam ente experim enta
tarea puede ser m edido en térm inos del núm ero de da. Sin embargo, en contraste con las instancias de la
pasos que un sujeto ejecuta para resolverlo; la solu memoria im plícita discutidas con antelación, la cual
ción óptim a requiere 31 pasos. Se ha dem ostrado que requiere exposición repetida a un estím ulo o acción
los pacientes am nésicos aprenden las h abilidades repetida en una situación, en el prim ing perceptual
cognitivas requeridas para esta solución tan rápido una breve exposición a un estím ulo facilita y aumen
com o los controles norm ales (Cohén, Eichenbaum et ta la percepción del estím ulo en una ocasión ulterior.
a i , 1985). Las curvas de aprendizaje para ambos gru Esta facilitación puede tom ar la form a de percepción
pos se m uestran en la figura 10.19. m ás rápid a o percepción precisa de un estím ulo
Si el lector intenta este rom pecabezas por sí m is degradado que de otro m odo no sería reconocido.
mo, encontrará que m ejora a lo largo de los ensayos, Por ejemplo, en el prim ing de repetición, a un sujeto
aun cuando pueda no recordar de m anera explícita prim ero se le expone una lista de palabras. Luego
los pasos que tomó en los ensayos previos; aprende el sigue un test de recuerdo. Entonces, las palabras son
56
do en la m em oria explícita. Un ejemplo de profundi descubrim iento de que los pacientes con deterioro en
dad de procesam iento es el descubrim iento de que, el prim ing perceptual no tien en deterioro en el p ri
cuando los sujetos son inducidos a codificar palabras ming conceptual. Un ejem plo de prim ing conceptual
sem ánticam ente (por ejemplo, al responder pregun sería prim ero escuchar la oración El pajar fu e im por
tas acerca de su significado), su bsecuentem ente re tante porque la ropa se rasgó y luego escuchar la pala
cuerdan y reconocen m ejor dichas palabras que las b ra paracaídas. C uando la oración es escuchada de
que han sido codificadas fonéticam ente (por ejem nuevo tras una demora, los sujetos normales pueden
plo, al responder preguntas acerca de sus sonidos). form arse un sentido de la m ism a porque han escu
Las palabras fonéticamente codificadas, a su vez, son chado la palabra clave. Es interesante que los pacien
recordadas m ejor que las palabras codificadas de tes am nésicos tam bién retienen esta capacidad. Sin
acuerdo con sus características físicas (por ejem plo, em bargo, en el contexto actual, lo que es importante
al respond er preguntas acerca de si la palabra está es el hallazgo de que los pacientes con prim ing p er
impresa en letras mayúsculas). ceptual deteriorado pueden tener priming conceptual
Esta profundidad de procesam iento presum ible no deteriorado (Keane et a l , 1992). Esta disociación
mente depende de la interacción de los sistem as que proporciona m ayor evidencia de que el prim ing per
m edian la m em oria con los sistem as que m edian los ceptual está vinculado a sistem as que median el pro
procesamientos semántico y fonético. Aparentemente, cesamiento perceptual más que con sistemas cogniti-
el sistema que media el priming no interactúa con tales vos más generales.
sistemas. En vez de ello, el priming parece estar más
vinculado con el procesamiento con base perceptual. PAPEL D EL P R IM IN G EN LA R EH A BILITA C IÓ N
Esto es indicado por el descubrim iento de que el pri- C O G N IT IV A D urante m uchos años los esfuerzos
ming no ocurre si la presentación inicial de las pala para ayudar a la gente con m em oria deteriorada se
bras a ser recordadas están en una m odalidad di han enfocado en el uso de auxiliares de memoria simi
ferente a la del test de prim ing subsecuente (llamado lares a los empleados por la gente normal que quiere
cam bio de m od alid ad entre estudio y prueba). Por m ejorar su m em oria. Esto incluye enfoques como el
ejem plo, los sujetos expuestos de inicio a palabras m étodo de loci, en el cual un sujeto forma imágenes
escuchadas no mostrarán efectos de priming para pala visuales interactivas con una secuencia bien apren
bras presentadas visualmente. dida de sitios imaginados. Se ha demostrado que estos
métodos ayudan a algunos pacientes con deterioro de
SU ST R A T O N EU RON A L D EL P R IM IN G La hipó memoria relativamente leve (por ejemplo Jones, 1974).
tesis de que el priming está vinculado de manera cer En años recientes, la reh abilitación cognitiva se
cana con el procesamiento perceptual se apoya en los enfoca en el uso de capacidades de memoria im plíci
hallazgos de estudios de imagen y de lesión. Aunque ta en pacientes con severo deterioro de la m em oria
los estudios PET muestran que las regiones temporal explícita. Un ejem plo dram ático de esto es el entre
y frontal son activadas cuando un sujeto piensa en namiento de una m ujer que sufrió una severa am ne
una palabra, ver una palabra activa áreas occipitales. sia anterógrada causada por una encefalitis. Puesto
Esto es de esperar porque la corteza occipital está que el prim ing está intacto en los pacientes am nési
involucrada en las etapas iniciales del procesamiento cos, Schacter y sus colegas intentaron entrenar a su
visual cortical. Existe evidencia de que en los sujetos paciente, a quien llam aron Bárbara, para que ingre
norm ales el cambio en la actividad occipital ocurre en sara datos de pedim entos y otros docum entos de
condiciones que promueven el priming visual (Buck- n egocios en una com putadora, usando un m étodo
n er et a l , 1995), m ientras que la activación del hipo que ellos denominaron m étodo de desvanecim iento
cam po se observa durante el recuerdo y el reconoci de estím u los. Para apreciar si la m em oria im plícita
m iento (Squire, O jem ann et a i , 1992). A dem ás, exis podría ser usada para entrenar a un paciente amnési-
ten reportes de deterioro en priming tras lesiones del co en tal tarea, Schacter y sus colegas com enzaron
lóbulo occipital (Gabrieli et a l , 1995; Keane, Clarke y por intentar en trenarla en la term inología com pu
Corkin, 1992). En conjunto, estos hallazgos apoyan la tational. Para hacer esto m ostraron por unos instan
idea de que el priming es mediado por un sistema vin tes una definición sobre la pantalla de una com pu
culado con los sistemas que m edian el procesamiento tadora, por ejemplo "porción repetida de un progra
perceptual. Esto se basa en la hipótesis de Daniel m a". Si ella fracasaba para proporcionar el térm ino
Schacter de un sistem a de representación perceptual correcto, com enzaban a aparecer letras clave hasta
(SRP) (Schacter, 1996). que ella localizaba el térm ino correcto, en este ejem
El vín cu lo entre procesam iento perceptual y pri plo loop. M ás tarde la defin ición era presentada de
ming perceptual todavía tiene apoyo adicional por el m anera repetitiva, cada vez con una letra m enos en
268 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales
la clave que las que se habían requerido en el ensayo der el lenguaje escuchado o leer. Él padecía una ence
previo, hasta que Bárbara fue capaz de dar con el tér falitis que incluía al lóbu lo tem poral izquierdo. Sin
m ino correcto por su propia cuenta. U sando ese m é em bargo, es dudoso que el daño a esta área pudiera
todo d urante u n periodo aproxim ado de 6 m eses, haber sido la causa de su déficit pues la amnesia glo
Bárbara fue capaz de aprender a ingresar datos en la bal usualm ente no se observa después de daño confi
com putadora de 11 diferentes docum entos de nego nado a las estructuras de lóbulo tem poral izquierdo.
cios, un proceso que requiere el uso correcto de más Sin embargo, m ás inform ativos para com prender
de 250 reglas, sím bolos y claves. Ella fue capaz de la organización de la mem oria, son los pacientes con
hacer esto a pesar de que tenía una profunda am ne deterioro selectivo de las m em orias episódica o se
sia an terógrad a que le hizo im posible recordar de m ántica. A continuación se consideran estas disocia
m anera consciente nueva información (Glisky, Schac- ciones, las cuales proporcionan m ayor evidencia
ter y Tulving, 1986; tam bién Glisky y Schacter, 1987, para la validez de la distinción entre am bos sistemas.
1988,1989). Su rendimiento fue tan preciso y eficiente
que fue capaz de conseguir un empleo de tiempo com
pleto pagado. D eterioro selectivo de la m em o ria episódica
sódica preservada. En un caso (De R enzi, Liotti y ficación de im ágenes de objetos. Cuando los sujetos
N ichelli, 1987), el paciente tenía deterioro en la m e identifican las im ágenes de animales o herramientas,
m oria p ara el significado de las palabras, eventos existe un aumento en la actividad de la corteza tem
históricos, gente fam iliar y los atributos de los obje poral inferior, un área im portante para la percepción
tos, com o el color de u n ratón o dónde encontraría de objetos com plejos. Sin embargo, cuando los sujetos
un jabón. Estos deterioros se observaron en ausencia identifican imágenes de herramientas (mas no de ani
de deterioro en la m em oria episódica. males) se observa un aumento en la actividad de la cor
teza precentral (M artín et a l , 1996), un área que tam
D E M EN C IA SEM Á N T IC A La d em encia sem ánti bién se activa cuando la gente im agina movim ientos
ca es un trastorno selectivo en la m em oria semántica (Decety et a l, 1994). Estos hallazgos son consistentes
observada en asociación con una dem encia. La m e con la visión de que al m enos ciertos deterioros espe
m oria episódica no siem pre es norm al en pacientes cíficos de categoría en la m em oria semántica reflejan
con dem encia semántica, pero cualquier deterioro en la disociación de distintas redes cerebrales responsa
la m em oria episódica es leve en relación con la seve bles del conocim iento de diferentes propiedades de
ridad de la deficiencia en la memoria semántica. Esta los objetos.
condición difiere de la usualm ente vista en la enfer Aunque la interpretación de los deterioros de ca
m edad de A lzheim er, donde am bas m em orias, la tegoría específica en la m em oria sem ántica aún es
episódica y la semántica, están deterioradas (Hodges cuestión de investigación activa y debate, la disocia
et a l , 1992). ción doble del deterioro en las memorias episódica y
sem ántica tiene una in terpretación m ás clara. Ella
A L G U N A S D ISO C IA C IO N E S EX TR A Ñ A S EN LA proporciona fuerte apoyo para la idea de que las m e
M E M O R IA SE M Á N T IC A Se han reportado algu m orias episódica y sem ántica son distintos sistem as
nos patrones de disociación inesperados en la mem o de memoria.
ria sem ántica. Por ejemplo, algunos pacientes tienen
dificultad para identificar cosas vivientes cuando se
les dan sus nom bres (por ejem plo, ¿qué es un caba DETERIORO DE LA MEMORIA DE TRABAJO
llo?), m as no en identificar objetos m anufacturados Y LA MEMORIA A CORTO PLAZO
(por ejem plo, ¿qué es un automóvil?) (H illis y Cara-
m azza, 1991; W arrington y Shallice, 1984). El patrón M em oria a c o rto plazo
inverso tam bién ha sido reportado (m em oria no
deteriorada para cosas vivas y m em oria deteriorada LA M E M O R IA A C O R T O PLA Z O D E S D E LA
para objetos manufacturados). Además, han sido re P E R SP E C T IV A D E LA T E O R ÍA DE LA C O M
portadas algunas disociaciones aún m ás sutiles, co PUERTA C om o observam os en una sección an te
mo un paciente que puede explicar la función de las rior, el m odelo serial de consolidación ve a la m em o
herram ientas mas no las prendas de vestir y otro pa ria a corto plazo (MCP) como la compuerta a través
ciente quien puede describir los objetos m anufactu de la cual debe p asar la in form ación para que sea
rados, excepto los instrumentos m usicales (Damasio, consolidada en la m em oria a largo plazo (M cGaugh
1990). y H erz, 1972; Scoville y M ilner, 1957). D esde esta
U na interpretación a estas d isociaciones es que perspectiva, la reten ción de inform ación en la m e
ellas proporcionan pistas para la organización es m oria a corto plazo tam bién es un paso obligado en
tructural de la m em oria sem ántica, sugiriendo una la secuencia de procesos que subyacen las operacio
organización a lo largo de las líneas de las disociacio nes cognitivas com plejas com o la com prensión del
nes observadas. En consecuencia, se ha sugerido que lenguaje, prod ucción de lengu aje y resolución de
cierta inform ación, como la que tiene que ver con los problem as. Estas n ociones parecen obvias, pero
anim ales, está alm acenada en un sistem a organizado ahora existe fuerte evidencia de que están equivoca
a lo largo de las dimensiones de apariencia (la carac das; la m em oria a corto plazo no es un com ponente
terística m ás sobresaliente para diferenciar anim a obligatorio en ninguno de estos procesos. La eviden
les), m ientras que otra información, com o la que tie cia para esto proviene de p acien tes con deterioro
ne que ver con las herram ientas, es alm acenada en selectivo en la m em oria a corto plazo.
sistem as organizados a lo largo de dim ensiones de
fu n ción (D am asio, 1990; M cC arthy y W arrington, P R O B L E M A S C O N LA T E O R ÍA D E LA C O M
1990, pp. 146-150). PUERTA: D E T E R IO R O E SP E C ÍF IC O EN LA
El fu nd am ento de esta noción proviene de estu M E M O R IA A C O R T O PLAZO Se han identificado
dios de PET de activación cerebral durante la identi pacientes que tienen deterioro selectivo en la memo-
270 PARTE II Neuropsicologia de los sistemas funcionales principales
10 Sfa -i - 1 -
0 5 10 30 60 0 5 10 30 60
Intervalo de d em o ra (seg)
A N A LO G ÍA O C U L O M O T O R A D E LA TAREA D E
R E SP U E ST A D E M O R A D A En un intento por
investigar más el papel de la corteza prefrontal en las
tareas de respuesta demorada, Goldm an-Rakic (1987,
1988) registró células en la cisura principal del mono
durante una analogía oculom otora de la clásica tarea
de igualación demorada. En esta tarea los monos fue
ron entrenados para fijarse sobre un punto central en
una pantalla y continuar fijándose en dicho punto
mientras se h ad a parpadear un blanco en alguna ubi
cación periférica. Tras una dem ora, el punto central
(fijación) se apagaba, m om ento en el cual el mono
m ovía sus ojos hacia el blanco. Si el blanco se apaga
ba antes que el punto central, la tarea se convertía en
una de respuesta demorada (figura 10.25).
Goldm an-Rakic encontró que las lesiones unilate
rales del lóbulo frontal prod ujeron deterioro en la
condición de igualación dem orada. El deterioro fue
severo incluso tras una dem ora de sólo unos cuantos
segundos pero no se apreció en la tarea de no m em o
ria (es decir, cuando el punto de fijación se apagaba
FIGURA 10.24 Los tres componentes de la tarea de igua
m ientras que el blanco perm anecía iluminado). Tam
lación demorada. (A rriba) El mono observa al experimen
bién debe notarse que estos anim ales no tienen difi
tador cebar un recipiente de comida (clave) antes de que
ambos recipientes sean cubiertos. (En m edio) Una pantalla cultad en m over sus ojos. A dem ás, las lesiones del
opaca es interpuesta y permanece interpuesta (demora). lóbulo frontal derecho perturbaron la m em oria para
(Abajo) La pantalla es levantada y el mono elige un reci la posición del blanco sólo cuando estaba en el cam
piente al que le quita la cubierta (respuesta). (Tomado de po visual izqu ierd o, m ientras que las lesiones del
Goldman-Rakic, 1987, p. 377.) lóbulo frontal izquierdo siguieron el patrón opuesto.
CAPÍTULO 10 Sistemas de memoria 273
A) O
i 111\
/ 1\
J f 100%
FIGURA 10.26 Resultados de tres monos evaluados con la tarea de movimiento ocular demorado: linea
gruesa: ejecución con la demora corta (alrededor de 1 segundo); línea delgada: ejecución con la demora de 3
segundos; línea punteada: ejecución con la demora de 6 segundos. El porcentaje de ejecución correcta está
indicado a lo largo de los ejes dibujados a través del punto de fijación central. Ocho posiciones del estímu
lo blanco se localizan a una distancia constante desde el punto de fijación. A) y B) Mono con lesiones
secuendales de la mitad del terdo del surco prindpal. A) El mono mostró defidenda en el campo visual
izquierdo inferior y leve deterioro en el campo visual derecho inferior después de la lesión en el lado
derecho. B) El défidt del campo visual derecho inferior fue más severo tras lesión prefrontal en la parte
media del surco prindpal en el hemisferio izquierdo. C) El mono con lesión unilateral de todo el surco
prindpal presentó pérdida en la habilidad para recordar los objetivos en los campos visuales contralateral
superior e inferior con la demora de 6 segundos. D) El mono con lesión confinada a la pordón posterior
del surco prindpal y al banco anterior del surco arcuato mostró severo défidt en el campo visual superior
contralateral con todas las demoras. Los tres monos se desempeñaron sin dificultad en todas las localiza-
dones siempre y cuando el objetivo visual estuviera presente en el momento de la respuesta. (Tomado de
Goldman-Rakic, 1987, p. 383.)
274 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales
Clave Dem ora Respuesta ción espacial de los objetos y las ubicaciones del
A) mui mu •minia l u m i i i un i cuerpo en el espacio. Es probable que las áreas pre-
ai i n i i ■■¡8 II IIM BII I I I l i l i l í I ui frontales que m edian la representación a corto plazo
i i i i Minaii imiBiiCTíii i i i
i nuil i iiiiiiii ni ■anuí ii IIB II
ii i ni. i ¡i i b i i i i i i i i II
i m i i iiiiii » de la ubicación espacial lo h agan al interactuar con
« i u«r ■ i i i i i » u II
ii« a iu it iiii
i i i i iiBuiBEssaBiiniim iaa i m i sistem as dentro de los lóbulos parietales que proce
n i m ii mui i i iii uikibiiiui ni mi ii un
FP nu II ii i 11biii aimiiitiii m san la inform ación espacial (G nadt y Andersen, 1988;
13' Goldman-Rakic, 1992).
E V ID E N C IA D E LA E S P E C IA L IZ A C IÓ N D E LA
M E M O R IA D E T R A B A JO D E N T R O D E LA C O R
T E Z A P R E FR O N T A L E xiste evidencia de que las
áreas prefrontales que m edian la W M para la ubica
B) ción espacial son diferentes de las que m edian la WM
Il II Il II I Iffill
II IIIIB I I III I II II I II BU I para los objetos (W ilson, Scalaid h e y G oldm an-R a
I 1211 l| II I I S I H l E l i B i l l I I
I IBI I I I II I II I BU 118
kic, 1993). En consecuencia, existen células prefron
II I >1 II III II lili lili II i l a m í a n
III lili I U II II I I I I i ihii i tales que se disparan durante el intervalo de demora
I I II I I e ni i ni in i i i i i i i i i ii
I I II I i m u ais I II B I I I
II lllll I II l i l i II I I I I I I 18 I I I Bll I tras la presentación de u n objeto. Estas células p re
frontales están en áreas distintas de las involucradas
en la W M para la ubicación esp acial; están conecta
das de modo recíproco con áreas de la corteza infero-
tem poral que m edian la percepción de objetos. Esto
sugiere que la corteza prefrontal no es un procesador
1 seg generalizado de la m em oria de trabajo. M ás bien,
parecen haber al menos dos sistem as de m em oria de
FIGURA 10.27 Actividad neuronal de la célula registra
trabajo visual, cada una dependiente de las interac
da cerca del surco principal durante múltiples ensayos en
ciones entre regiones prefrontales laterales específi
la tarea de movimiento ocular de igualación demorada.
A) Cuando el objetivo era presentado 13° a la derecha de
cas y áreas especializadas de la corteza visual. Esta
fijación, la célula era activada durante la demora. B) conclusión es apoyada por u n estu d io de PET de
Cuando el objetivo era presentado 13° a la izquierda de la sujetos humanos que m uestra activación de las regio
fijación, la célula no aumentaba su línea base de tasa de nes frontal y parietal durante tareas que requieren la
disparo durante la demora. (Tomado de Goldman-Rakic, 19S7, ¡j . W M para ubicación espacial, pero activación frontal
3S4.) y temporal para tareas que requieren W M para obje
tos (Jonides et a i , 1993).
M E M O R IA D E T R A B A JO Y A TEN C IO N : LA IM
Lo que es m ás, Goldm an-Rakic y sus colegas encon PO RTA N C IA D E LA S IN T E R C O N E X IO N E S R E
traron una relación topográfica entre el área dentro C ÍP R O C A S FR O N T A L -C O R T IC A L La atención
de la cisura principal que fue dañada y la región del abre acceso a la m em oria: es m ás probable que la
cam po visual en el cual fue perturbada la respuesta gente recuerde los estímulos a los cuales atiende. Pero
dem orada (figura 10.26). También encontraron célu lo inverso tam bién es cierto: la m em oria guía la aten
las cerca de la cisura principal que com enzaron a dis ción. Lo que ya se sabe parcialmente determina aque
parar cuando el blanco era presentado en cierta ubi llos aspectos del arreglo sensorial h ada el cual se atien
cación (m as no en otras) y que continuó disparando de. En derto sentido, la m em oria de trabajo yace en la
durante el intervalo de dem ora hasta que el punto de interfase entre lo que ya se conoce (MLP) y lo que ac
fijación había sido apagado y el m ovim iento del ojo tualm ente se percibe (sistem as sensoriales). Como
había com enzado (figura 10.27). Estos hallazgos pro tal,media procesamientos tanto ascendentes como des
p orcionan evid encia de que las células en la cisura cendentes (figura 10.28). Al m antener la información
principal participan en la m ediación de la m em oria de los sistemas sensoriales y de la MLP, la memoria de
de rep resentación, en este caso guían la respuesta trabajo proporciona una oportunidad para que la
sobre la base de la inform ación alm acenada, en au inform ación sensorial influya y m odifique la M LP
sencia del estím ulo que estuvo presente al inicio. (procesamiento ascendente) y para que esta inform a
Existen vastas conexiones recíprocas entre la cisu ción de la M LP dirija los procesos de atendón, selec-
ra principal y las áreas parietales posteriores que se donando en consecuenda una entrada sensorial parti
sabe procesan inform ación concerniente a la ubica- cular (procesamiento descendente). Ambos modos de
CAPITULO 10 Sistemas de memoria 27 5
- f
-
-y/ n ^ -
Registro^ Registro, "Registroj
de tareas de m em oria de trabajo (D 'Esposito et al.,
1995; Grasby et a i , 1993; Jonides et al., 1993; Petrides
et al., 1993; Schw artz et al., 1995). C onsideraciones
; Procesamiento - “ " anatómicas también brindan apoyo al papel de la cor
teza prefrontal lateral en la función global de la m e
m oria de trabajo. Estas áreas están interconectadas
FIGURA 10.28 La memoria de trabajo sirve como la con los sistem as sensoriales, las áreas m otoras y los
interfase entre los registros temporales a corto plazo y la sistem as del cerebro relacionados con la m em oria a
memoria a largo plazo. El contenido y los procesos que largo plazo (Fuster, 1989; Goldman-Rakic, 1987; Reep,
constituyen a la WM en cualquier momento dado se deri 1984; Uylings y van Edén, 1990).
van a partir de la información desde el ambiente (repre
Áreas distintas a la corteza prefrontal lateral han
sentado inicialmente en los almacenes sensoriales tempo
estado involucradas en la m ediación de la m em oria
rales) y la información y los procesos ya almacenados
(transferidos hada el espacio de trabajo desde la MLP)
de trabajo. Éstas inclu yen la corteza cingulada, la
aplicados a esta información de entrada. Por ende, la WM cual recibe entrada desde los registros sensoriales
es una confluencia de procesamientos ascendente y (Corbetta et a l , 1991; D 'Esposito et a l, 1995; Posner y
descendente. De acuerdo con la instancia particular, el Peterson, 1990) y proyecta hacia la corteza prefrontal
mayor efecto neto de estos procesos es el interpretar la lateral (Goildman-Rakic, 1988). Además, las lesiones
nueva información en términos de lo que ya es conocido de la corteza frontal orbital se han asociado con la
(procesamiento descendente) o modificar lo que es conoci perturbación de la retención a corto plazo de la infor
do a la luz de la nueva información (procesamiento ascen m ación acerca de los aspectos reforzantes de los estí
dente). (Tomado de LeDoux, 1996, p. 273.) m ulos (G affan, M urray y Fabre-Thorpe, 1993), y se
ha dem ostrado que células en la corteza frontal orbi
tal son sensibles a si un estím ulo ha conducido a cas
procesam iento siem pre están activos, aunque uno de tigo (Thorpe, Rolls y M addison, 1983). Los humanos
ellos será más dominante en un momento dado. con lesiones frontales orbitales se vuelven olvidadi
Las conexiones recíprocas entre corteza sensorial zos de las claves sociales y em ocionales (D am asio,
v isu al y corteza prefrontal proporcionan rutas que 1994). La corteza frontal orbital recibe entrada desde
pueden m ediar dichos procesos. Qué inform ación es los registros sensoriales y tam bién desde la amígdala
m antenida en la m em oria de trabajo dependerá par y la corteza cingulada. Las b ases neuronales de la
cialm ente de la entrada hacia las áreas prefrontales em oción se analizan con m ás detalle en el capítulo
desde las áreas sensoriales. Sin embargo, las conexio 11 ; por el m omento, sim plem ente se establece que la
nes recurrentes desde áreas específicas de la corteza am ígdala es im portante para el procesam iento em o
prefrontal de regreso hacia las áreas sensoriales que cional. En el contexto de la m em oria de trabajo es
las alim entan ofrecen una vía a través de la cual los posible que la corteza frontal orbital sea un vínculo
procesos de la memoria de trabajo, interactuando con por el cual el procesam iento em ocional de la am íg
la MLP, puedan influir en los procesos de atención dala pueda ser relacionado en la W M con la inform a
(Desim one et a l, 1995). ción sensorial y la inform ación en la MLP.
Si existe un procesador global de la m em oria de
E V ID E N C IA D E UN P R O C E S A D O R G EN ER A L trabajo, es posible que no se localice en un área de los
Q U E M E D IA EL C O M PO N EN TE E JE C U T IV O D E lóbulos frontales. En vez de ello, puede estar distri
LA M E M O R IA D E T R A B A JO A unque se ha visto buido sobre los múltiples sistemas de la WM. La evi
que existe evidencia de subsistem as especializados dencia para ello proviene del hallazgo de que algunas
de la m em oria de trabajo dentro de la corteza pre células en las áreas especializadas de la corteza pre
frontal, esto no cierra la posibilidad de que también frontal participan en diferentes tareas de la m em oria
ex ista u n procesador general dentro de los lóbulos de trabajo (Petrides, 1994a). Existen muchas pregun
276 PARTE II Neuropsicologia de los sistemas funcionales principales
tas concernientes a la m em oria de trabajo y los lóbu am nesia de lóbulo tem poral o diencefálica son capa
los frontales que signen sin resolverse. Por ejem plo, ces de dem ostrar varias form as de aprendizaje, m u
aún no se sabe si algo está almacenado en los lóbulos chas relacionadas con la exposición repetitiva a situa
frontales o si las áreas frontales m edian la W M por ciones pasadas y conceptualizadas bajo la categoría
medio del control de la actividad de otras áreas. de m em oria im plícita. Éstas inclu yen aprendizaje
Adem ás de su papel en la WM, los lóbulos fronta m otor, aprendizaje p erceptual, condicionam iento
les tam bién participan en la mem oria cuando la orga clásico, resolución de problem as y priming. Además,
nización es un im portante factor en la retención. Este existen disociaciones dentro del terreno de la m em o
papel se explora en la últim a sección de este capítu ria im plícita. Los pacientes con lesiones de los gan
lo. Pero prim ero se debe regresar y consid erar las glios basales tien en d eterioros en el aprendizaje
im plicaciones de los hallazgos que se han revisado m otor m as no en otras form as de aprendizaje. Los
hasta el m om ento para com prender la organización pacientes con lesiones de los lóbulos occipitales tie
neuronal de la memoria. nen deterioro en el prim ing perceptual visual y no en
otras formas de aprendizaje. Las lesiones cerebelosas
deterioran selectivam ente el condicionam iento clási
CONCEPTUALIZAC1ÓN DE MÚLTIPLES co simple. También se h a observado que las lesiones
SISTEMAS DE MEMORIA de los lóbulos parietales resultan en deterioro especí
fico en la m em oria a corto p lazo, m ientras que las
Se ha visto que las estructuras tem poral-m edial (en lesiones de los lóbulos frontales provocan deficiencia
p articu lar el hipocam po y las cortezas entorrinal, de la m em oria de trabajo.
perirrinal y parahipocám pica) y las estructuras dien- En conjunto, estos h allazgos constitu yen u n pa
cefálicas (en particular los cuerpos m am ilares y los trón de disociaciones que sugiere que existen cinco
núcleos anterior y dorsom edial del tálam o) son críti grandes sistem as de m em oria: m em oria de procedi
cos en la creación de nuevas m em orias explícitas. Los m iento, el sistem a de rep resen tación perceptual, la
pacientes con lesiones en estas estru ctu ras tienen m em oria de trabajo, la m em oria sem ántica y la m e
severa am nesia anterógrada y grados variables de moria episódica. Adem ás, al m enos tres de estos sis
am nesia retrógrada. En contraste, los pacientes con tem as in clu yen varios su bsistem as (tabla 10.2). Los
Auditiva ..
Fundóñejeaitiva- - - - - - - - - - -
Episódica -Autobiográfica
_Personal
CAPITULO 10 Sistemas de memoria 277
subsistem as de memoria de procedimiento son siste que aprendan un laberinto y luego dañar diferentes
mas de acción conductual o cognitiva que son expre partes de su corteza cerebral. Su razonam iento fue
sados en la form a de procedim ientos o habilid ades simple: la localización de las lesiones que perturban el
conductuales o cognitivas aprendidos, ejecutados en recorrido del laberinto también sena la localización de
ausencia de la recolección consciente de las experien los engramas que almacenan el conocimiento del labe
cias previas que los generaron (es decir, m em oria rinto. Lashley encontró que las lesiones en diferentes
im plícita). E xisten varios subsistem as dentro del áreas cerebrales (externas a las áreas primarias senso
terreno de la m em oria de procedim iento. En el pri rial y m otora) perturbaron por igual el recuerdo del
m ing perceptual, la exposición previa a un estím ulo laberinto; fue incapaz de encontrar al engrama en una
facilita la percepción del estímulo en una ocasión ul sola localización restringida. Esto lo condujo a con
terior. Puesto que el sujeto no necesariam ente retiene cluir que el engrama debe estar distribuido a través de
una representación consciente de la experiencia pa la corteza. Aunque es errónea su conclusión holística
sada, el prim ing tam bién cae dentro de la m em oria más general de que no existe especialización de fun
im plícita. Las m em orias semántica y episódica caen ción dentro de la corteza (afuera de las áreas prim a
en el terreno de la memoria explícita. La m em oria de rias sensorial y motora), su conclusión de que la m e
trabajo trasciende la distinción explícita-im plícita, moria a largo plazo está almacenada a través de la cor
siendo explícita el contenido del espacio de trabajo, teza ha evidenciado tener un fundamento más firme.
m ientras que los procesos activos en el espacio de
trabajo y la fund ón ejecutiva pueden ser explícitos o
implícitos. Evidencia de que la m em o ria a largo
Tulving (1995) ha sugerido que el orden de arreglo plazo está alm acen ad a en la c o rte z a
de los cinco grandes sistem as de m em oria refleja su
orden de surgimiento, tanto en términos de evolución Alrededor de 1950, el neurocirujano W ilder Penfield
com o de desarrollo individual. De acuerdo con esta reportó que cuando estim uló los lóbulos tem porales
visión, los sistem as de procedim iento y los sistemas de sus pacientes en el curso de una cirugía para el ali
de representación perceptual, esenciales incluso para vio de convulsiones, los pacientes, conscientes bajo
interacciones sim ples e inm ediatas con el am biente, anestesia local, con frecuencia decían que experim en
evolucionaron primero y se desarrolla más temprano taban vividos recuerdos de su pasado distante. Estos
en los infantes hum anos. La m em oria sem ántica, los pacientes en ocasiones fueron m uy emotivos confor
sistem as de memoria funcional y la m em oria episódi me describían el contenido de estas experiencias.
ca evolucionaron y se desarrollaron m ás tarde, con Esto condujo a P enfield a conclu ir que los lóbulos
form e las representaciones explícitas de los eventos temporales son el área del cerebro en la cual se alm a
pasados se volvieron esenciales para la regulación y cenan los recuerdos a largo plazo. Él fue m ás allá y
la ejecución de conductas complejas adaptativas. postuló que todos los recuerdos pasados están repre
sentados ahí, form ando un registro perm anente y
preciso de la experiencia pasada (Penfield y Perot,
EL SUSTRATO NEURONAL DE LA 1963). Sin em bargo, Penfield fracasó al verificar que
M EM ORIA A LARGO PLAZO las verbalizaciones de sus pacientes eran reportes de
recuerdos reales al com pararlos con inform ación
La m em oria a largo plazo tiene am plia capacidad, docum entada del pasado de estos individuos. Esto
tan vasta que no ha sido posible especificar sus lím i dejó abierta la posibilidad de que los pacientes estu
tes. Su d uración tam bién es vasta, al m enos en la viesen reportando experiencias oníricas o alucinacio
escala de tiem po de una persona individual: muchos nes. A pesar de los problem as con esta dram ática
recuerdos duran toda la vida. Aún es un misterio fas fuente de evidencia, existen bases para creer que la
cinante el saber acerca de dónde y cómo son alm ace corteza cerebral es el sitio de alm acenam iento de los
nados los recuerdos a largo plazo. recuerdos a largo plazo. En las siguientes secciones
se exam inan algunas de estas bases.
1 2 3 4 5
C) O rd en de ram a
FIGURA 10.29 Las ratas que se mantienen en un ambiente enriquecido (EC) durante 30 días
tienen ramificaciones más elaboradas de las dendritas basales de las neuronas corticales que el
que tuvieron las ratas mantenidas en condiciones estándar (SC) o en ambiente empobrecido
(IC). A ) La ramificación dendrítica puede ser cuantificada por la cuenta del número de ramas
de diferentes órdenes (izquierda ) o por la cuenta del número de intersecciones con anillos
concéntricos [derecha). B) y C) En estas gráficas se muestran los resultados de la medición del
número de ramas. Las dendritas basales, mas no las dendritas apicales, de las ratas que se man
tuvieron en ambiente enriquecido muestran incrementos en las ramificaciones de orden supe
rior en comparación con los otros dos grupos. (Tomado de Rosenzweig y Leimnn, 1989, p. 666.)
única donde se han dem ostrado con m ayor claridad C a m b io s d en d rític o s Cuando se midieron en m icros
los cambios resultantes de la experiencia. La evidencia copía electrónica las características estructurales finas
para esto proviene del trabajo clásico de M ark Rosenz al nivel de las neuronas individuales, se encontraron
weig (1977; Rosenzw eig, B ennett y D iam ond, 1972), varias diferencias en el tejido cortical. El grupo enri
que com paró los cerebros de ratas criadas en un am quecido tuvo m ayor núm ero de espinas dendríticas
biente enriquecido con el de ratas criadas en un ambien por u nidad de longitud de dendrita. Las esp in as
te em pobrecido. Las ratas en los am bientes enrique d en d ríticas son pequeñas protuberancias que salen
cidos fueron alojadas en grandes ja u la s que conte de las dendritas, que aum entan el área de la superfi
n ían objetos estim ulantes com o ruedas de ejercicio cie dendrítica. El núm ero de espinas sobre una den
y, lo m ás im portante, otras ratas con quienes inter- drita está correlacionado con el núm ero de entradas
actuar. Las ratas en los ambientes em pobrecidos fue axonales hacia la dendrita. Las dendritas basales de
ron alojad as solas, en pequeñas jau las sin objetos las neuronas corticales en el grupo enriquecido tam
estim ulantes. b ién m ostraron m ás ram ificaciones dendríticas, otro
correlato del núm ero de axones de entrada (figura
G ran d es c a m b io s c o r tic a le s Cuando los cerebros de 10.29). En años recientes, cuando el núm ero de con
las ratas en estos dos grupos fueron com parados, se tactos sináp ticos fue m edido de m anera directa, se
encontraron varias diferencias entre los dos grupos. Los encontró que los cerebros de los animales en el grupo
cerebros de las ratas en el ambiente enriquecido tenían enriquecido tenían más de ellos.
m ayor grosor cortical. Adem ás, la corteza occipital
tenía m ayor peso en el grupo enriquecido. No se apre C a m b io s n eu ro q u ím ico s El tejido cortical de las ratas
ciaron cambios similares en áreas extemas a la corteza. en el grupo enriquecido contenía más acetilcolina por
CAPITULO 10 Sistemas de memoria 279
unidad de peso que el que contenían las cortezas de m em oria. La inform ación desde las áreas preestria-
las ratas en la condición empobrecida. Es im portante das es canalizada h acia el área TE, lo que hace esta
advertir que todos los cambios apenas discutidos fue área muy apropiada para servir tanto como área que
ron observad os en la corteza, mas no en otras áreas m edie la percepción visual de orden superior y como
del cerebro. Aunque los efectos sobre el cerebro de un el sitio de alm acenam iento para las representaciones
am biente enriquecido a lo largo de cierto tiempo debe visuales (Mishkin, 1982).
ser m ás general y de m ayor m agnitud que el efecto Un estudio de las propiedades fisiológicas de neu
de un evento individual, estos descubrim ientos no ronas individuales en el área TE proporciona m ayor
obstante dem ostraron cam bios en el tejido cortical soporte para el papel de esta área tanto en la percep
como resultado de la experiencia. Al hacerlo, propor ción visual com o en la m em oria. Sakai y M iyashita
cionan evidencia consistente con la idea de que la cor (1991) expusieron a m onos a un procedim iento de
teza es el sitio de los cambios neuronales que subya- aprendizaje pareado asociado. Después del entrena
cen la m em oria a largo plazo. En una sección poste miento, encontraron células que se dispararon cuan
rior se an alizarán con m ás detalle los m ecanism os do el mono vio cierto estím ulo y luego continuó dis
neuronales de la memoria a largo plazo. parando en anticipación del asociado con dicho estí
m ulo. Si el asociado era presentado enseguida, la
E S T U D IO S D E C E R E B R O E S C IN D ID O O tra célula continuaba disparando. Sin embargo, si seguía
fuente de evidencia de que la corteza es el sitio de un estím ulo distinto al asociado, la célula dejada de
alm acenam iento de los recuerdos a largo plazo pro disparar. En otras palabras, la célula codificaba la
viene de los estudios de animales con cerebro escin presencia o ausencia del asociado.
dido. E n los m onos y gatos puede ser seccionado el También han existido diversos estudios de im áge
quiasm a óptico (no seccionado en hum anos con ciru nes que m uestran que la corteza inferotem poral está
gía de cerebro dividido), además de las comisuras del activa durante tareas que requieren reconocim iento
cerebro anterior (comisura anterior y cuerpo calloso). visual (por ejemplo, H axley et a l , 1994). En conjunto,
Si un ojo de estos anim ales es cubierto y luego es estos hallazgos sugieren que ciertas representaciones
en tren ad o en una tarea de discrim inación visual, el visuales de la experiencia pasada están almacenadas
aprendizaje no será transferido posteriormente al ojo en la corteza tem poral. Existe evidencia de que las
p reviam ente tapado (M yers, 1955; Sperry, 1961). El áreas parietales pueden ser el sitio de almacenamien
ojo p reviam ente tapado puede ser entrenado para to de inform ación espacial y la corteza somatosenso-
aprend er la d iscrim inación opuesta a la aprendida rial puede ser el sitio de alm acenam iento de inform a
por el prim er ojo. En consecuencia, en esta situación ción táctil (Squire, 1987, p. 123). Estos hallazgos apo
experim ental, el sustrato neuronal del aprendizaje de yan la noción de que al m enos ciertos tipos de infor
d iscrim in ació n m ediado por el ojo entrenado está m ación son alm acenados en la corteza. De m anera
con fin ad o al hem isferio ipsilateral, de m odo que la más específica, ellos sugieren que el engrama puede
entrada desde el otro ojo no puede ganar acceso a él. estar alm acenado en las m ism as regiones que aque
La incapacidad para m ostrar transferencia interocu llas que m edian las últim as etapas en el procesa
lar del aprend izaje de discrim inación visual en los miento y el reconocim iento perceptual.
anim ales con cerebro dividido es evidencia de que el
sustrato neuronal de este aprendizaje está alm acena
do en la corteza. Si el engram a estuviese representa C onjugación en el h ip ocam p o de diferentes
do su bcorticalm ente, uno esperaría que la discrim i elem entos de m em oria co m o un com p on en te
n ación v isu al sería transferida entre los hem isferios integral en la m em oria explícita
por m edio de las rutas subcorücales intactas.
La m em oria explícita es relacional o asociativa: un
EL E F E C T O D E LA S L E SIO N E S A LA C O R T EZ A recuerdo trae otros a la m ente. Cuando una persona
IN F E R O T E M P O R A L M ayor evid en cia para el huele tocino, esto puede recordarle el desayuno en un
papel de la corteza cerebral en el alm acenam iento de viaje de cam pam ento hace años, el vigorizante aire
los recu erd os a largo plazo proviene de los estudios lim pio y los panoram as y los com pañeros que tuvo.
de lesión en m onos que mostraron que las lesiones a Eso puede conducirle a recordar el rostro de una per
la corteza inferotem poral (área TE), adem ás de dete sona en particular, lo cual, a su vez, le conduce a recor
riorar la h abilid ad para adquirir nueva información, dar aspectos de su trabajo. También se experimenta la
tam bién d eteriora las discrim inaciones visuales pre asociación de los recuerdos dentro de la m em oria
v ia m en te aprend id as (M ishkin, 1966). Por tanto, el sem ántica en tareas com o la solución de problem as,
área TE interviene tanto en la percepción como en la cuando un elemento de conocimiento conduce a otro
280 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales
en una form a que ayuda a alcanzar la m eta. ¿Cómo sección anterior, el prim ing visual resulta en una dis
llegan a relacionarse entre sí los diferentes contenidos m inución de la activación de la corteza occipital al
en la memoria? ser medida con PET (Buckner et a l , 1995; Squire, Oje-
Se ha su gerid o que estas relacion es so n el sello m ann et al., 1992). El d eterioro en el prim ing visual
distintivo de la m em oria explícita, tan distinta de la tam bién ha sido reportado tras lesiones de la corteza
m em oria im plícita, la cual representa la experiencia occip ital derecha (G abrieli et al., 1995; K eane et ah,
en una form a que está ligada con las operaciones de 1992). En la m odalidad som atosensorial se ha repor
proceso que se em plearon en el m om ento del apren tado que el aprendizaje de discrim inación táctil cau
dizaje (C ohén, 1997; C ohén y E ich en b au m , 1993).2 sa alargamiento de los campos receptivos de las neu
Se ha propuesto, adem ás, que el hipocam po m edia ronas en el área que representa el área corporal entre
el p ro ceso de con ju g ación característico de la m e nada (M erzenich et a l , 1990). D e m odo análogo, se
m oria explícita, m ientras que estructuras externas al han observado cam bios en las propiedades del cam
h ip o cam p o m ed ian la m em oria im p lícita. La ev i po receptivo de las neuronas en la corteza auditiva
dencia p ara el papel del hipocam po en la con ju ga tras el aprendizaje de discrim inación de tonos en el
ción de d iferentes elem entos proviene de estudios, condicionam iento clásico (D iam ond y W einberger,
como los discutidos en las secciones anteriores, que 1986). O tros estu dios han m ostrado cam bios en la
ind ican que la conjugación es la característica rele activación de la corteza m otora (K am i et a l , 1995) y
vante de la m em oria explícita que es perturbada por el cerebelo (Kim, Ugurbil y Strick, 1994) tras el apren
las lesiones tem poro m ediales y diencefálicas, m ien dizaje de secu en cias m otoras. Por tanto, se puede
tras que la m em oria im plícita es perturbada por las especular que los cam bios neuronales que subyacen
lesio n es extern as a este sistem a. A d em ás, el hecho a diversos tipos de m em oria im plícita en los anim a
de que el hipocam po recibe entrada sensorial y lím- les superiores y los hum anos puede ser análoga a la
b ica a ltam en te procesad a y de que ten g a exten sas m odificación de los circuitos existentes que su bya
p ro y eccio n es de vuelta a la corteza b rin d a argu cen a la habitu ación, sen sib ilización y cond iciona
m entos para su papel en la asociación e integración m iento clásico en Aplysia (véase capítulo 2), aunque
de d iferen tes con ten id os de m em oria. M ayo r ev i obviamente a un nivel de com plejidad mayor.
dencia para esta noción proviene de un estudio de
im á g e n e s con reso n a n cia m a g n ética fu n cio n a l
(fM RI, por sus siglas en inglés) en el cual a los suje Síntesis de proteínas y plasticidad estructural
tos se les solicitó asociar rostros con iconos y n om subyacente a la m em oria a largo plazo
bres. L u ego a los sujetos se les pidió d istin g u ir las
co m b in acio n es rostro-icon o-n om bre p reviam ente Com o se ha apuntado, el conocim iento acerca de có
estudiadas de las com binaciones nuevas. Esta tarea mo se forman y m antienen los recuerdos a largo pla
generó la activación del hipocam po (C ohén, Ramzy zo sigue siendo un gran m isterio. Sin embargo, existe
e ta l., 1994). evidencia de que la síntesis de proteínas y la form a
ción de nuevas sinapsis son componentes críticos en
la form ación de la m em oria a largo plazo.
A lm acen am ien to de la m em oria im plícita Aunque no fue centro de la discusión en el capítulo
2 , se ha demostrado que las alteraciones en las proteí
Se ha visto que los efectos de la m em oria de procedi nas existentes son un com ponente crítico en la sensi
m iento y el prim ing se m anifiestan sólo cuando el b ilización a corto plazo y la h abituación en Aplysia.
sujeto está ejecutando acciones u operaciones simila A unque este m ecanism o ayuda a explicar relativa
res a aquellas que ejecutó al momento del aprendiza mente los procesos de memoria a corto plazo, el hecho
je. Esto sugiere que los m ecanism os neuronales sub de que las proteínas están siendo constantem ente
yacentes a la m em oria im plícita pueden estar vincu degradadas y sintetizadas (con una tasa de renova
lados con los m ecanism os que m edian las acciones y ción de aproxim adam ente 2 semanas) hace im proba
operaciones iniciales. La evidencia para esto provie ble que las alteraciones en las proteínas existentes por
ne de diversos hallazgos. Como se hizo notar en una sí sola pudiese ser la base de la m em oria a largo plazo.
La síntesis de nuevas proteínas (más que alteracio
nes en las proteínas existentes) es un componente inte
gral en la retención, mas no en el aprendizaje, de nue
: Estos autores emplean los términos declarativa y de procedimien
vas tareas en m am íferos. Esto es claro a partir de los
to donde yo he usado explícita e implícita, respectivam ente. He
sustituido la última distinción, básicamente equivalente, para estudios (por ejem plo, Davis y Squire, 1984) que de
m antener consistencia dentro de la presente discusión. muestran que si se adm inistran fármacos que inhiben
CAPITULO 10 Sistemas de memoria 281
tanto distribuida como localizada; muchas áreas dife material desorganizado, la naturaleza reconstructiva
rentes del cerebro alm acenan m em oria, y al m enos del recordar significa que la form a en la cual se perci
ciertos tipos específicos de memoria son almacenados ben y organizan los eventos determ ina en gran m edi
en regiones específicas. Como se ha visto, el sitio más da cóm o se reconstruye la m em oria del pasado. La
probable de almacenamiento de la memoria explícita organización afecta la mem oria a través de su impacto
es la corteza, y la m em oria explícita parece estar sobre la codificación, recuperación y sobre los proce
am pliam ente distribuida en diferentes áreas cortica sos interm edios entre estos dos puntos. Cuando se
les. En contraste, el priming parece encontrarse en un atiende al m aterial que se quiere recordar, es posible
núm ero de sistem as específicos, cada uno cercana organizado de m anera activa para recordarlo más
mente relacionado con áreas corticales especializadas adelante. Esta organización puede tener lugar duran
en las etapas iniciales de procesam iento dentro de te o después de la exposición inicial (codificación ela-
una m odalidad sensorial específica. Existe m ás evi b orativa) o puede consistir en la m anipulación y el
dencia para esto en el priming visual, donde se ha acu procesamiento de la inform ación que ya ha sido codi
m ulado evidencia para una relación entre la corteza ficada (repaso elaborativo). Finalmente, en el momen
occipital y el prim ing perceptual. D entro de otros to de recordar, se puede buscar la inform ación en
dominios de la memoria implícita existe evidencia de forma organizada, un proceso denominado recupera
que la m em oria de procedimiento también implica la ción estratégica. La evidencia para la implicación del
m odificación de sistem as de procesam iento involu lóbulo frontal en estos procesos y la posibilidad de
crados en operaciones motoras y cognitivas iniciales. especializadón hemisférica dentro de los lóbulos fron
Esto es m ás claro en el aprendizaje motor, donde tales para procesos específicos proviene de un estudio
áreas dentro de los sistem as m otores, com o los gan de PET que m uestra la activación de las áreas del
glios basales y el cerebelo, parecen críticos. lóbulo frontal izquierdo durante la codificadón de la
inform ación y la activación de las áreas del lóbulo
frontal derecho durante la recuperación (Tulving,
CONSIDERACIONES ADICIONALES Kapur et al., 1994).
ACERCA DEL PAPEL DE LOS LÓBULOS
FRONTALES EN LA MEMORIA D E T E R IO R O EN EL U S O D E LA O R G A N IZ A
C IÓ N IN H ER EN TE La evidencia más convincente
Ya se ha considerado el papel de los lóbulos frontales para el involucram iento de la corteza frontal en los
en la m em oria de trabajo. Sin em bargo, éste no es el procesos organ izacion ales relacionados con la m e
único terreno de la m em oria en el cual están involu m oria proviene de los estu d ios de lesión. A unque
crados los lóbulos frontales; ellos también son im por bajo muchas condiciones las lesiones del lóbulo fron
tantes siempre que la organización sea un componen tal no perturban la m em oria, los parientes con lesio
te crítico de la memoria y siempre que la información nes de lóbulo frontal tienen deficiencia en tareas de
deba ser extraída de una serie de eventos. Los lóbulos memoria que norm alm ente requieren procesos orga
frontales tam bién son críticos para que un individuo nizacionales.
valore con precisión su capacidad de mem oria. Se ha Ya se han analizado algunos ejemplos del impacto
revisado el papel de los lóbulos frontales en la enfer de las lesiones de lóbulo frontal sobre la m em oria en
m edad de Korsakoff y se ha presentado evidencia que el contexto de la discusión de la enferm edad de Kor
apoya la hipótesis de que los deterioros de m emoria sakoff. Ahí se observó que los pacientes con enferm e
relacionados con la organización y el deterioro en la dad de K orsakoff que tam bién tienen daño a los
m etam em oria se encuentran sólo en los casos de lóbulos frontales m ostraron deterioro en la elim ina
enferm edad de K orsakoff que tam bién involucren ción de la interferenda proactiva, en la m em oria para
anormalidad del lóbulo frontal (Shimamura, Jem igan el orden tem poral y en la m em oria para la fuente o
y Squire, 1988). En esta sección adicionalmente se exa contexto en el cual se obtuvo la información. Asim is
mina el papel de los lóbulos frontales en la memoria, mo, algunos de estos pacientes m ostraron deterioro
enfocando su papel en los procesos organizacionales en la m etam em oria y tam bién m ostraron confabula
que subyacen a la memoria y la metamemoria. ción. Estos trastornos, no observados en los pacien
tes con K orsakoff que no tenían daño en los lóbulos
frontales, se observan en los parientes con daño con
Lóbulos frontales y organización finado a los lóbulos frontales. Cada uno de estos de
terioros provoca una disociación en la habilidad para
La organización y la memoria están relacionados. No utilizar las características inherentes en la contextua-
sólo se recuerda el m aterial organizado m ejor que el lización de u n evento (conceptual, tem poral o tem -
CAPITULO 10 Sistemas de memoria 283
poro-espacial) para su recuerdo su bsecuente, una ser extraída a partir de ensayo y error (véase figura
habilidad que es un componente crítico de los proce 7.29). Esto contrasta con el rendim iento norm al de
sos de m em oria estratégica (Jetter et al., 1986). los pacientes con lesión en el lóbulo frontal en las ta
reas de m em oria que no requ ieren la extracción de
D E T E R IO R O EN LA O R G A N IZ A C IÓ N S U B JE T I inform ación a partir de una serie de eventos en cur
VA P u esto que la cognición h u m an a es flexible y so, tal com o las tareas de aprendizaje de pares aso
creativa, la gente no se tiene que apoyar en la orga ciados en las cuales los asociados se presentan direc
n izació n inherente en los estím ulos; pu ed en im p o tamente en pares.
ner organización subjetiva. Los pacientes con lesio
nes de lóbulo frontal tienen deficiencias en las tareas
de m em o ria que ocu pan esta cap acid ad . U n estu D eterioro en la m etam em o ria
dio de P etrid es y M ilner (1982) ilu stra esto. Ellos
presen taron a los pacientes una serie de tarjetas en En la discusión de la enfermedad de Korsakoff, se en
un arreglo 3 x 4 de palabras (o, en otra condición, de contró que aquellos pacientes con la enferm edad que
dibujos). Cada tarjeta tema los m ism os 12 estím ulos, no estuvieron conscientes de su deterioro de memoria
pero en d iferentes posiciones dentro del arreglo. y aquellos que confabulaban teman patología del ló
C on form e las cartas fueron presen tad as, uno a la bulo frontal en adición a sus lesiones diencefálicas
vez, el sujeto tema que apuntar a uno de los estím u (McGlynn y Schacter, 1989; Schacter, 1991). La partici
los que no había sido indicado en un ensayo previo. pación de la corteza frontal en la autovaloradón de la
La ejecu ció n en esta tarea se facilita si los su jetos capacidad de m emoria tam bién es apoyada por estu
ad op tan un plan o estrategia que organice sus res dios que m uestran que los pacientes con lesión del
pu estas. Los pacientes de lóbulo frontal estuvieron lóbulo frontal tienen deterioro en la estimación preci
severam en te d eteriorad os en esta tarea. C uando sa de su propia memoria (por ejemplo, Schacter, 1991;
P etrid es y M iln er in terrogaron a sus su jetos des Shallice y Evans, 1978; Sm ith y Milner, 1984).
pués del experim ento, los pacientes con lesiones del Se pensaría que una amnesia severa produciría de
lóbu lo fron tal tuvieron m enos p robab ilid ad de re ficiencia en la valoración de la capacidad de memoria
p o rta r estrateg ias de o rgan ización in iciales para porque las personas afectadas no serían capaces de
ayudar en su rendim iento, en com paración con los recordar con cuánta frecuencia les ha fallado la m e
pacientes con lesiones de lóbulo tem poral o sujetos m oria. Sin em bargo, existen pacientes con am nesia
de con trol norm ales. Se ha rep ortad o un deterioro severa que están conscientes de su deterioro de m e
análogo en una tarea de au toordenam iento en m o moria. Ante su profunda incapacidad para aprender
nos tras lesiones de lóbulo frontal (Passingham , algo nuevo, algunos de estos pacientes están en un
1993). Estos deterioros son sorprendentes porque los constante estado de ansiedad y torm ento. Aunque
pacientes con lesión lóbulo frontal no tienen deterio existen otros pacientes am nésicos que parecen abs
ro en tareas con una dificultad de m em oria sim ilar traerse de su deterioro, generando recuerdos supues
cuando la organización subjetiva no se requiere para tos confabulatorios. A l parecer, lo que diferencia a
un alto nivel de ejecución. estos dos grupos de pacientes es que el grupo con un
deterioro en su conciencia tiene daño de lóbulo fron
D E T E R IO R O EN LA E X T R A C C IÓ N D E IN F O R tal además de la lesión causante de la pérdida prima
M A C IÓ N A PA R TIR D E LA S C O N SE C U E N C IA S ria de memoria. Esto es consistente con el hallazgo de
D E LA C O N D U C TA A C TU A L En la vida cotidiana un deterioro en la m etam em oria en los pacientes con
es frecuente el caso cuando querem os recordar algo lesiones confinadas a los lóbulos frontales, a pesar de
que no está presente, sino que debe ser extraído de la ejecución no deteriorada de estos pacientes en mu
m anera activa a p artir de una serie de eventos que chas tareas de memoria. En conjunto, estos hallazgos
resultan de la propia conducta. Una analogía experi sugieren que la contribución de la patología de lóbu
m ental de esta situación es una tarea de aprendizaje lo frontal al deterioro en la autovaloradón de la capa-
de pares asociados condicionados en la cual al sujeto ddad de mem oria es parte de un deterioro más gene
no se le dice cuál estímulo va con cuál, sino que debe ral en la autom onitorización. Ésta no es una conclu
ap rend er los pares asociados por ensayo y error. sión completamente sorprendente, debido a la impor
Com o observam os en el capítulo 7, Petrides (1985) ha tancia de los lóbulos frontales en la fundón ejecutiva,
dem ostrado que los pacientes con lesiones del lóbulo un tópico que se abordará con más detalle en el capí
frontal tuvieron deterioro en el aprendizaje para aso tulo 12. Sin em bargo, antes de volver a dicho tema,
ciar una luz coloreada específica con una localización prim ero se considera la neuropsicología de la emo-
esp acial específica cuando dicha inform ación debía d ón en el capítulo 11 .
284 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales
gieren que, adem ás de las lesiones en el diencèfalo, cional de la mem oria, la m em oria im plícita preserva
estos pacientes también sufren daño a la corteza pre- da en los pacientes am nésicos se ha utilizado en la
frontal. rehabilitación para ayudar a que dichos individuos
Si se excluyen los síntom as de enferm edad de expandan sus capacidades funcionales.
K orsakoff que parecen estar asociados con disfun La noción de que existen dos sistem as de m em o
ción prefrontal, el deterioro en la m em oria observa ria a largo plazo, la m em oria episódica (para ev en
do en la enfermedad de Korsakoff y otras form as de tos específicos de la vida del individuo) y la m em o
am nesia d iencefàlica com parten características co ria semántica (conocim iento del mundo no conscien
m un es con las apreciadas en la am nesia de lóbulo tem ente relacionada con el pasado personal), surgió
tem poral medial. Esto sugiere que regiones diencefá- del estudio de su jetos n orm ales. El estudio de p a
licas y de lóbulo temporal medial son parte de un sis cientes neu rológicos ha revelado la existencia de
tem a com ún que m edia la form ación de nuevas m e deterioros específicos en la m em oria episódica y en
m orias declarativas a largo plazo. la m em oria sem án tica, su girien d o que estos dos
La evidencia concerniente a la etapa (o etapas) del tipos de m em oria tienen sustratos neuronales espe
procesam iento de m em oria que es (son) pertu rba cíficos. Adem ás, dentro del terreno del deterioro de
d a^ ) en la am nesia no es concluyente. M ientras que la m em oria sem ántica, se h an reportado algunas di
existe poca evidencia de que la pertu rbación en la sociaciones curiosas, incluyendo a pacientes que tie
etapa de registro/codificación subyace a estos dete nen deterioro en el conocim iento de cosas vivas pero
rioros de mem oria, se ha sugerido la perturbación en no de objetos m an u factu rad os. El patrón inverso
la etapa de consolidación/alm acenam iento/m ante también se ha reportado. Estas disociaciones pueden
nim iento por algunos investigadores. Aunque la per proporcionar pistas acerca de la organización estruc
tu rb ación de la consolidación puede subyacer al tural de la m em oria sem án tica. En particular, la
com ponente anterógrado de ¡os síndrom es am nési- inform ación acerca de los anim ales puede ser alm a
cos, este m ecanism o parecer ser inconsistente con su cenada sobre la base de su apariencia, mientras que
com ponente retrógrado, en el cual la inform ación la inform ación acerca de los objetos m anufacturados
que ha sido retenida durante años se pierde. Las cla puede ser alm acenada sobre la base de su función.
ves de recuperación con frecuencia m ejoran la m e Se han reportado deterioros específicos en la m e
m oria en los pacientes amnésicos. Sin em bargo, esto m oria a corto plazo en au sencia de deterioro en la
no necesariam ente significa que el m ecanism o su b memoria a largo plazo. Esto presenta problemas para
yacente a la am nesia es un trastorno de la recupera la teoría de la com puerta, la cual postula que la infor
ción, debido a que el efecto benéfico de las claves m ación debe pasar a través de la m em oria a corto
podría ocurrir sin importar cuál de los componentes plazo antes de que pu eda ingresar al alm acén de
de los procesos de la memoria son perturbados. largo plazo. Se han observado varios tipos específi
D esde el prim er reporte de H .M ., se ha acum ula cos de deterioro de m em oria a corto plazo, como el
do evidencia de que, aunque los pacientes amnésicos deterioro selectivo para m aterial auditivo-verbal, pa
son capaces de recordar conscientem ente poca infor ra visu al-verbal y para visoespacial. Los prim eros
m ación nueva durante pocos segundos, exhiben cier dos de estos deterioros están asociados con lesiones
ta función de m em oria preservada. En particular, se en la corteza parietal izquierda; la última está asocia
pu ed e d em ostrar que su conducta se afecta por la da con lesiones en la corteza parietal derecha.
experiencia previa, aun cuando no retengan conoci Puesto que las tareas de respuesta dem orada re
m iento consciente de dichos eventos, un fenóm eno quieren el m antenim iento de una representación in
que ha dado origen al concepto de m em oria im plíci terna de eventos pasados, son m edidas útiles de la
ta. La m em oria implícita preservada en los pacientes memoria de trabajo. Usando una analogía oculomo-
am nésicos tom a varias formas, com o el aprendizaje tora de la tarea de igualación dem orada, Goldm an-
m otor, aprendizaje perceptual, condicionam iento Rakic ha dem ostrado que las lesiones de la cisura
clásico, aprendizaje de habilidades cognitivas (por principal en el mono causa un deterioro selectivo en
ejem plo, procedim ientos y estrategias que conducen la habilidad de estos anim ales para m over sus ojos
a so lu cion es exitosas de problem as) y prim ing p er hacia la ubicación de un estim ado presentado previa
ceptual. Esto sugiere que cada una de estas áreas de mente. Estos hallazgos im plican a la corteza prefron
la m em oria depende de estructuras neuronales dife tal en la m ediación de la m em oria de trabajo esp a
rentes de aquellas necesarias para la m em oria explí cial. Además, existe evidencia de que otras regiones
cita norm al, y se han hecho algunos progresos para prefrontales están involucradas en otros aspectos de
identificar sus sustratos neuronales. Adem ás de pro la memoria de trabajo, como la representación de obje
fund izar en la com prensión de la organización fun tos. Asimismo, existe evidencia de que la corteza pre-
286 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales
frontal m edia el com ponente ejecutivo general de la el sustrato neuronal de la m em oria de procedim iento
m em oria de trabajo. El apoyo para esta noción pro involucra la m odificación de estructuras que m edian
viene de la evidencia de que las lesiones prefrontales la ejecución inicial de las operaciones perceptuales,
perturban la m em oria de trabajo, sin im portar el tipo m otoras y cognitivas. Esto es m ás claro en el terreno
de inform ación involucrada. Los estudios de im áge del aprendizaje motor, donde se sabe que son im por
nes que reportan activación prefrontal durante una tantes áreas dentro del sistem a motor, como los gan
am plia gam a de tareas de m em oria de trabajo tam glios basales y el cerebelo.
bién apoyan esta visión. A unque bajo m uchas condiciones las lesiones de
Los patrones de disociación que se han encontra lóbulo frontal no perturban la m em oria, el daño a
do su gieren que existen cinco grandes sistem as de estas regiones cerebrales causa deterioro en la m em o
m em oria: la m em oria de procedim iento, el sistem a ria de trabajo y en la m etam em oria. La disfunción
de representación perceptual, la m em oria de trabajo, frontal tam bién perturba la m em oria siem pre que la
la m em oria sem ántica y la m em oria episód ica. Al organización sea crítica para el recuerdo. Esto incluye
m enos tres de éstas contienen varios subsistem as. el uso de codificación elaborativa, repaso elaborativo
Tulving ha sugerido que estos sistem as surgieron en y recuperación estratégica. También incluye el uso de
el orden citado, tanto en el curso de la evolución la organización inherente dentro del m aterial a ser
com o d urante el desarrollo individual. D esde esta recordado, así com o la im posición de organización
perspectiva, la m em oria de procedim iento y el sis subjetiva. Las lesiones del lóbulo frontal también dete
tem a de representación perceptual son vistos com o- rioran la m em oria cuando la extracción de inform a
esenciales incluso para la interacción m ás sim ple con ción desde las consecuencias de la propia conducta
el am biente, m ientras que la m em oria de trabajo, la son un componente esencial de la tarea de memoria.
m em oria semántica y la mem oria episódica evolucio Lo que se sabe acerca de las bases neuronales de la
naron (y se desarrollaron) m ás tarde, conform e la m em oria sugiere que está d istribu id a y localizada.
representación consciente de los eventos pasados se Está d istribuida en al m enos dos niveles. Prim ero,
volvió esencial para la ejecución y la regulación de diversas estructuras del cerebro están involucradas
com portam ientos complejos. en la m em oria. D e hecho, cada vez es m ás difícil
El sustrato neuronal de la m em oria a largo plazo identificar un área del cerebro no involucrada en al
no se conoce con certeza. Sin em bargo, existe fuerte gún aspecto de la m emoria. Segundo, dentro de cada
evidencia de que la m em oria explícita a largo plazo estructura los m ecanism os neuronales subyacentes
está representad a en la corteza cerebral. M ás aún, a la rep resen tación del p asad o parecen involu crar
existe evidencia de que la m em oria exp lícita puede v astos arreglos de neu ronas, m ás que uno o unos
ser alm acenada en regiones corticales que m edian las cuantos. La n atu raleza d istribu id a del alm acena
últim as etapas en el procesam iento perceptual y el miento de m em oria en este nivel es más clara para el
reconocim iento. alm acenam iento de la m em oria episódica a largo
La m em oria implícita parece involucrar la m odifi p lazo en la corteza cerebral; las lesiones corticales
cación de estructuras que tom an parte en el procesa localizadas no perturban de m anera selectiva porcio
m iento inicial de la inform ación. Existe evidencia de nes específicas de la m em oria episódica a largo pla
que el prim ing perceptual es m ediado por varios sis zo. Aun si la m em oria puede ser conceptualizada co
tem as específicos, cada uno vinculado estrecham en m o distribuida, también puede ser considerada como
te con las áreas corticales especializadas para las eta localizada. D iferentes estructuras neuronales están
pas tem pranas del procesamiento en una m odalidad especializadas para la mediación de aspectos específi
sensorial específica. Además, existe evidencia de que cos de la memoria.
C A P Í T U L O
Emoción
La im portancia de la emoción para el funcionam iento hu cerlo. El resultado neto de la acción de la evolución en el
mano es obvia. En un nivel inmediato, el am or o el miedo pool genético es una combinación de oportunidad y conser
puede absorber la atención y dominar la experiencia cons vación de características que dependen de las demandas del
ciente, dejando incapacitada a la persona para lidiar con ambiente. A unque los sistem as emocionales han evolucio
otros asuntos. Esto puede tener enorme valor de sobreviven nado, su evolución ha sido increíblemente conservadora. Es
cia; al enfrentarse con un oso hambriento, no es muy adap- to significa que los procesos emocionales son más similares
tativo contemplar la cartera de acciones de uno. Desde una entre las diferentes especies que lo que son la mayoría de los
perspectiva a más largo plazo, las emociones son especiali- otros procesos psicológicos. Este conservadurismo es com
zaciones conductuales y fisiológicas que han evolucionado prensible cuando uno considera que las características mal
debido a que aumentan las oportunidades de que una espe adaptativas en un sistema que debe cumplir funciones es
cie particular sobreviva. El proceso de selección natural que trictas de anclado a cuestiones de sobrevivencia y procrea
conduce la evolución significa que los organismos con cier ción puede conducir rápido a la muerte del individuo con
tas características sobrevivirán y transmitirán estas carac tales características. Cuando se trata de mecanismos de so
terísticas a sus descendientes; mientras que los organismos brevivencia, las características mal adoptivas son expulsa
con características menos adaptativas fracasarán para ha das deform a despiadada del pool genético.
288 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales
Como quiera que se le llame, convertir al cerebro en el a través del análisis de los datos observables. De acuerdo
fo co de la investigación de los procesos psicológicos tiene con este enfoque, el estudio de la emoción se puede enfocar
la ventaja de proporcionar una perspectiva que puede ayu en com prender cómo varios sistem as cerebrales especiali
dar al investigador a liberarse de algunos de los prejuicios zados procesan la información y producen respuestas que
inherentes en las perspectivas basadas en la cognición. En son características de varias clases de emoción. Esto puede
este capítulo se abordará la pregunta de qué dice el cerebro lograrse sin hacer referencia a la experiencia em ocional
acerca de la em oción. Este enfoque perm itirá evitar algu consciente.
nas de las suposiciones inherentes en los enfoques cogniti- En las secciones que siguen, prim ero se analizarán
vos de la em oción. Enm arcar la cuestión en esta fo rm a algunos de los intentos tem pranos por entender la rela
también ofrece la oportunidad de aplicar lo que a veces se ción entre cerebro y em oción. A lgunos de estos intentos
le llam a ingeniería inversa (Pinker, 1995). Esta es la idea ingeniosos han estim ulado ciertos experim entos im por
de que, dado que la evolución ha "ingenierado" (a través de tantes. Sin embargo, al fin a l, son frustrantes. Una razón
los procesos de selección natural) un mecanismo biológico de esto es que intentan lidiar con la emoción como si fu ese
altam ente adaptativo para ciertos procesos psicológicos, un fen óm en o global. C uando Karl Lashley trató a la
una estrategia que convierta a dicho mecanismo en el foco mem oria com o un fen óm en o global, fu e incapaz de dise
de la investigación probablemente revelará mucho acerca de ñar experim entos que arrojaran luz sobre sus bases neu
la naturaleza tanto del mecanismo cerebral como de los pro ronales. Fue hasta darse cuenta de que la memoria com
cesos psicológicos que media. prende varios sistem as diferentes que fu e posible obtener
La emoción se divide en tres componentes: cambios cor cierta com prensión significativa de las bases neuronales
porales m ediados por el sistem a nervioso autónom o y el de cada uno de estos sistem as (véase capítulo 10). Existe
sistem a endocrino (como un ritmo cardiaco aum entado), todo tipo de razón para creer que la búsqueda de los meca
la conducta y la experiencia subjetiva. El último de estos nismos neuronales de la em oción seguirá el mismo cam i
terrenos presenta un problema. M ientras que los cambios no y, en la segunda sección de este capítulo, se examinan
corporales y la conducta pueden ser medidos de m anera las bases neuronales de miedo condicionado como un sis
objetiva, los sentim ientos, al ser subjetivos, no pueden tema modelo. En la tercera sección se examina la memoria
serlo. Como se mencionó con antelación, esto ha tenido un em ocional y se le com para con la memoria explícita para
efecto adueso para el estudio experim ental de la emoción. la emoción. Se encontrará que diferentes sistemas subya-
La posición tomada aqu í (y respaldada por varios neuro- cen a estos dos aspectos de la memoria. En la cuarta sec
científicos que estudian la emoción, por ejemplo, LeDoux, ción se examina el papel de la corteza cerebral en la em o
1996) es que, tan importantes e interesantes como son los ción y, en la quinta sección, se discute la relación interac
sentimientos, no es necesario que se les enfrente de manera tiva entre corteza y am ígdala en la m ediación de orden
directa para estudiar la emoción. De modo análogo, la psi superior de la acción basada en la emoción. En la última
cología cognitiva ha encontrado form as para estudiar gran sección se discutirá brevemente el problema de la emoción
variedad de procesos, desde la rotación mental al priming, i/ la conciencia.
B) C orteza
Prócesos-
organízaiivos- Excitación
FIGURA 11.2 La idea más intuitiva acerca de la relación Estim ulo - co rp o ral y
entre experiencia emocional subjetiva, excitación corporal Experiencia
co n d u cta
em ocional “
y conducta emocional es que la experiencia emocional subjetiva
em o cio n a l
subjetiva es primaria y provoca los otros dos componen
tes. (Adaptado de LeDoux, 1996, p. 44.)
FIGURA 11.3 A) De acuerdo con la teoría de la emoción
de James-Lange, la excitación corporal y la conducta emo
cional causan la experiencia emocional subjetiva. B)
el ejem p lo de un hom bre que se encuentra con un
James creía que la corteza organiza una respuesta emocio
oso en el bosque. De acuerdo con la teoría de Jam es- nal (excitación corporal y conducta emocional) ante un
Lange, el hom bre siente m iedo debido a la retroali- estímulo. Luego la respuesta emocional es retroalimenta-
m entación de su cuerpo referente a su estado interno da a la corteza, donde se genera la respuesta emocional
(temblor y sudor) y la conducta en el cual se involu subjetiva. (Adaptado de LeDoux, 1996, p. 45.)
cra (correr). Jam es propuso que la corteza procesa los
estím ulos y luego organiza conductas y una respues
ta interna del cuerpo, las cuales luego son enviadas
de regreso a la corteza. Es esta retroalim entación a la desde el cuerpo hacia el cerebro, como las realizadas
corteza la que genera la experiencia de una emoción. por el nervio vago, que circunvalan la m édula espi
Jam es sugirió que la actividad corporal periférica y nal. Otra fuente de datos consistentes con la hipóte
la cond ucta son análogos a la caja sonora de un sis de Jam es-Lange son los reportes de que inducir a
piano. Luego de que el m artillo golpea la cuerda, la los sujetos a adoptar una expresión facial particular
caja sonora resuena con la cuerda que v ib ra para (como una sonrisa), brindándoles instrucciones em o
am plificar y enriquecer el sonido. De m odo análogo, cionalm ente neutras como contraer ciertos músculos
la excitación periférica y el com portam iento amplifi faciales, resulta en sentim ientos correspondientes a
can la activid ad cortical inicial, prod uciend o expe la expresión facial (Izard, 1971,1992; Tomkins, 1962).
riencia em ocional (James, 1884). D escubrim ientos como éstos h an sido interpretados
A unque esta teoría puede parecer contraintuitiva, como evidencia para la h ip ó tesis de la retroalim en
puede no ser tan extraña a la experiencia cotidiana tación facial, la sugerencia de que la configuración
com o suena. ¿No es el caso que con frecuencia se de los m úsculos faciales d eterm in a la experiencia
siente una em oción más intensamente cuando uno se emocional.
da cuenta de que el corazón está saltando y las pier Uno de los aspectos más m odernos de la teoría de
nas están tem blando? ¿Esta excitación periférica no Jam es-Lange es la noción de que la experiencia em o
podría ser también la causa de la calidad de los senti cional no es un factor causal prim ario en la respuesta
m ientos? D e hecho, ésta es la base de ciertas form as em ocional global; la excitación corporal y la conduc
de yoga y m editación y ciertas drogas, com o los beta ta no requieren experiencia subjetiva para su organi
bloqueadores, que intentan dism inuir la ansiedad al zación. Ya se ha hecho alusión a la utilidad heurística
dism inuir la excitación periférica. de esta idea y se regresará a ella m ás adelante.
A pesar de que esta teoría fue propuesta hace más
de un siglo, la explicación precisa de la em oción
sigue sin ser concluyente. Existe evidencia de que las Teoría de C ann on-B ard
personas con transección de la médula espinal expe
rim entan em ociones norm ales (Cannon, 1927), aun W alter C annon (1927) y su estu d ian te Philip Bard
que. existan algunos reportes de que la gente con (1929) criticaron la teoría de Jam es-L an ge. C annon
estas lesiones experim entan emociones m enos inten argum entó que los sentim ientos ocurren dem asiado
sas (LeDoux-, 1987). Sin em bargo, incluso si la expe rápido como para ser el resultado de la retroalimen
riencia em ocional está intacta tras la transección tación desde el cuerpo y que, en cualquier caso, los
espinal, esto finalmente no resuelve el tópico, debido patrones de excitació n au tónom a son básicam ente
a que existe gran cantidad de conexiones autónomas los m ism os para diferentes em ocion es. Su creencia
CAPÍTULO 77 Emoción 291
que después de que la entrada sensorial alcanza al teza cingulada se proyecta hacia el hipocam po vía el
tálam o, se dirige hacia la corteza y hacia el hipotála- haz de fibras m asivas conocido como cíngulo. El h i
m o. Papez consideró a la circunvolución cingulada pocampo proyecta hacia los cuerpos mamilares (par
com o el área cortical que m edia la experiencia em o te del hipotálam o) vía el fórnix. Los cuerpos m am ila
cional, que sirve como una especie de área de proyec res luego proyectan hacia el tálam o anterior vía el
ción cortical para la emoción análoga a las áreas sen tracto m am ilotalám ico. Finalm ente, para com pletar
soriales corticales primarias. De acuerdo con esta teo el circuito, el tálamo anterior proyecta hacia la corte
ría, existen dos m ecanism os por m edio de los cuales za cingulada, vía las rad iacion es talam ocorticales
pueden surgir los sentim ientos conscientes. En uno, (véase figura 11.7).
al cual Papez denom inó vía del p en sam ien to , la He aquí entonces un circuito neuronal hipotético
entrada sensorial alcanza a la circunvolución cingula que fue propuesto para explicar la interacción recí
da vía el tálamo y la corteza. También dentro de esta proca de la experiencia em ocional y la respuesta em o
vía estaría la entrada hacia la circunvolución cingula cional. En éste también se intentó explicar la diferen
da desde las áreas corticales que alm acenan la memo cia entre sentimientos que resultan a partir de los pro
ria a largo plazo, una vía a través de la cual la memo cesos corticales (activación cortical de la em oción) y
ria podría evocar los sentim ientos. En el otro m eca los sentimientos que surgen de la actividad hipotalá-
nism o, al cual Papez llam ó vía d el sen tim ien to , la m ica (activación subcortical de la em oción). Papez
entrada desde el tálamo va primero hacia el hipotála- especuló después que la tendencia de las emociones a
mo y luego se proyecta hacia la circunvolución cingu provocar extensos periodos de activación autónom a
lada vía el tálamo anterior (figura 11.7). y preocupación m ental era debida a la prolongada
reverberación de la entrada en este circuito.
EL C IR C U IT O Para explicar la influencia recíproca
de los m ecanism os corticales y su bcorticales de la P R O B L E M A S CON LA T E O R ÍA D E PAPEZ En
em oción, Papez propuso el siguiente circuito: la cor apoyo de su propuesta, Papez utilizó ampliamente la
Y
Respuesta
Estim ulo em o cio n a l corporal
FIGURA 11.7 Descripción esquemática del circuito de Papez. La corriente de pensamiento (lineas gruesas) fue propuesta
como una vía que regula la activación cortical de la emoción. Ésta podría lograrse por medio del procesamiento de la
entrada sensorial a la corteza o mediante entrada desde las áreas corticales que almacenan la memoria a largo plazo. La
corriente de sentimientos (linea punteada) fue propuesta como una vía que media la activación subcortical de la emoción.
Al postular estas dos comentes se supone que algunas experiencias emocionales son el resultado de la actividad cortical,
mientras que otras son el resultado de la actividad hipotalámica. Puesto que el circuito de Papez fue tm intento por expli
car cómo pueden influir entre sí los procesos emocionales corticales (que median la experiencia emocional consciente y la
acción compleja con base en la emoción) y los procesos emocionales hipotalámicos (que median la excitación emocional
autónoma y las respuestas conductuales simples), es probable que cada corriente active componentes de los otros. (Adapta
do de LeDoux, 1996, p. S9.)
294 PARTE II Neuropsicologia de los sistemas funcionales principales
b ilateral, los m onos salvajes no m ostraron m iedo b ién ser un efecto secu ndario de la agnosia visual,
h ad a los hum anos y permitían que los experim enta aunque esto es m enos seguro.
dores los tocaran y levantaran sin objedón. Además, D e particular relevancia para la discusión actual
se observó que estos m onos se aproxim aban rep eti son los cambios em ocionales en estos monos, en par
d am ente a un enem igo natural, in d u so después de ticular su dism inución en el m iedo. Investigación
haber sido atacados. Estos hallazgos representan un subsecuente ha indicado que esto es el resultado de
severo deterioro en la respuesta hacia lo que normal daño a la amígdala. Por tanto, el daño bilateral confi
m ente serían estímulos que evocan miedo. nado a la am ígdala resulta en expresión em ocional
aplanada. En particular, los anim ales con lesiones
C E G U E R A P SÍQ U IC A Los m onos con lobotom ía bilaterales de la amígdala m uestran poco miedo. Las
tem poral bilateral fueron incapaces de reconocer los ratas con estas lesiones se acercan sin m iedo a un
objetos observados, aunque no estuviesen ciegos. En gato sedado y los anim ales salvajes se vuelven dód -
otras palabras, tienen una agnosia visual. Tomando les y domados (LeDoux, 1993b).
prestado un térm ino de la neurología del siglo xix, Se ha dem ostrado que las lesiones a la am ígdala
K lüver y Buey lo denominaron ceguera psíquica. tienen un efecto profundo sobre la conducta sodal de
los animales. En consecuencia, si el mono dominante
T E N D E N C IA S O RA LES Estos monos tendieron a de una tropa es som etido a am igdalotom ía bilateral,
explorar los objetos colocándolos en su boca. Pare después de recuperarse de la cirugía y regresar a la
cían usar la estim ulación táctil que esta conducta tropa, es incapaz de exh ibir los despliegues agresi
ofrece para identificar objetos. vos que norm alm ente sirven para m antener su posi
ción dom inante y rápido cae hasta el fondo de la je
H IP E R M E T A M O R FO SIS Las tendendas orales de rarquía dom inante (Pribram , 1954). Los monos infe
estos m onos pueden ser explicadas com o un intento riores en la jerarquía que son som etidos a lesiones
por com pensar su agnosia visual. Sin embargo, estos bilaterales en la amígdala tienden a ser golpeados por
anim ales tam bién parecían tener un im pulso para el mono dominante cuando regresan a la tropa. Pare
correr alrededor y explorar todo en su entorno. Klü ce que esto ocurre debido a que fracasan para em itir
ver y Buey llam aron a esta urgencia incansable por los despliegues de sumisión apropiados que norm al
explorar hiperm etam orfosis. m ente evitan tal tratam iento. Su conducta no parece
estar regulada por una apreciación em ocional de su
C A M B IO S EN LA CO N DU CTA SEXU A L M uchos contexto social. U n efecto todavía más dramático se
de estos m onos mostraron un profundo cambio en la percibe en los m onos que viven con su tropa en
conducta sexual. Aum entó su interés sexual y se in ambiente natural libre. Tras am igdalotom ía bilateral,
v olu craron en una gam a anorm alm ente am plia de estos m onos se excluyen a sí m ism os de la tropa
com portam ientos sexuales. Adem ás de actos hetero (ostracismo), y en ocasiones literalm ente caminan en
sexuales, se m asturbaban e involucraban en compor línea recta h acia la soledad (Dicks, M yers y Kling,
tam iento hom osexual. Todos los com ponentes del 1969; Franzen y Myers, 1973; Myers, 1972). Esta inca
sín d rom e de K lüver-Bucy han sido observados en pacidad para involucrarse en la conducta social resul
pacientes hum anos con extenso daño del lóbulo tem ta en un extremo aislamiento e incluso en la muerte.
poral bilateral (Poeck, 1969). Aunque el daño bilateral selectivo de la amígdala
en los hum anos es extrem adam ente raro, se ha repor
IN T E R P R E T A C IÓ N D EL S ÍN D R O M E D E K L Ü tado que un paciente, conocido com o S.M ., tiene un
V E R -B U C Y : EL PAPEL C E N TR A L D E LA A M ÍG deterioro específico en la habilidad para reconocer
D A LA EN LA E M O C IÓ N Gran cantidad de tejido expresiones faciales de ira, miedo y agresión. En con
fue rem ovid o en estos m onos, inclu yend o la rem o traste, fue capaz de reconocer fotografías de expre
ción bilateral de extensas áreas de la corteza tem po siones faciales em ocionalm ente neutras y expresio
ral, el h ipocam p o y la am ígdala. Con base en la nes faciales de tristeza, felicidad y disgusto (Adolphs
actual com prensión del cerebro, es posible asociar eta l., 1995).
com ponentes del síndrome con regiones particulares La estim ulación de la am ígdala en anim ales pro
dentro del área removida. Por tanto, parece probable duce conducta agresiva y otras conductas que sugie
que la ceguera psíquica sea el resultado de daño a las ren que el anim al está tem eroso y ansioso (LeDoux,
áreas v isu ales en la corteza tem poral posterior. Las 1993b). La estim ulación de la am ígdala se ha aplica
tendencias orales es más probable que sean un inten do en hum anos. Com o parte de la valoradón EEG de
to p o r com pensar la agnosia visual por m edio de convulsiones en ciertos pacientes, se han insertado
explorad ón táctil. La hiperm etam orfosis puede tam electrodos profundos a través de trépanos en el crá
296 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales
neo h acia posiciones profundas en los lóbu los tem m odo irreversible estos centros cerebrales im portan
porales (figura 11.9). Entonces se puede estim ular en tes son preocupantes.
lo calizacion es específicas a lo largo del trayecto de A hora que se h a p resentado evidencia de la im
los electrodos. Esto puede provocar convulsiones portancia de la am ígdala en la em oción, el lector está
com o las que sufre el paciente, las cuales pueden ser listo para exam inar su papel en un sistem a em ocio
registradas con precisión con los m ism os electrodos. nal específico. Sin embargo, antes de hacerlo, se con
Con esta técnica se ha reportado que la estim ulación siderará una teoría de la em oción m ás global, el sis
de la am ígdala está asociada con sentim ien tos de tem a límbico. Esto tam bién proporcionará una opor
ansied ad , aprehensión y m iedo (Gloor, O livier y tunidad para entrar en contacto con algunas de las
Quesney, 1981). otras estructuras involucradas en la emoción.
La asociación de la am ígdala con la conducta agre
siva lleva a algunos a sugerir la am igdalotom ía bila
teral com o tratamiento para la violencia intratable, y C o n cep to de sistem a lím bico
aq u í existen reportes de que este p roced im iento es
efectivo para reducir la agresión en algunos pacien El término sistem a lím b ico es usado para denotar la
tes (M ark y Ervin, 1970; Mark, Sw eet y Ervin, 1972). parte del cerebro m ás d irectam ente involucrada en
A unque este procedim iento ha sido su gerido sólo la m ediación de las em ociones. El térm ino se originó
para personas que m anifiestan violen cia extrem a y a p artir de una h ip ó tesis p ro p u esta por Paul M ac-
crónica que es intratable por otros m edios, las im pli Lean (1952), quien argum entó que existe un conjun
caciones éticas de un procedim iento que destruye de to de estructuras neuronales, funcionando como sis
tema, que.es de im portancia central para la em oción.
E stán ubicad as alred ed or de la frontera entre el
telencéfalo y el diencéfalo, de ahí el térm ino límbico,
que significa "fron tera".
M acLean form uló la hipótesis del sistema límbico
com o un intento por abordar el m ism o problem a
enfrentado por Papez: ¿cóm o interactúan los proce
sos em ocionales corticales y subcorticales para pro
ducir respuesta y experiencia em ocional coordinada?
M acLean hipotetizó que las estructuras del sistem a
lím bico m edian esta interacción.
E ST R U C T U R A S D EL S IS T E M A L ÍM BIC O
H ip o c a m p o , c irc u n v o lu ció n p a r a h ip o c á m p ic a y cir
cu n v olu ció n cin g u la d a Para M acLean, el hipocam
po era central entre las estructuras del sistema lím bi
co y creyó que recibía in form ación desde el m undo
externo y desde el am biente v isceral interno. En su
visión, el sistem a lím bico tam bién incluía la circun
volución cingulada, la orilla de corteza a lo largo de
la superficie m edial de los hem isferios adyacente al
diencéfalo yTa circunvolución parahipocámpica. Ésta
era la corteza que Paul Broca (1878) había designado
com o le grand lobe lim bique en el siglo XIX. M acLean
argumentó que la corteza lím bica es un denominador
común en los cerebros de los m amíferos, m antenien
FIGURA 11.9 Inserción profunda de electrodos en los do su tam año a través de las especies, en contraste
lóbulos temporales. Los números indican los puntos en con la neocorteza lateral, la cual se alargó tardíamen
los tractos de los electrodos que son estimulados para
te en el curso de la evolución (figura 11 . 10 ).
provocar una convulsión que puede ser registrada por los
mismos electrodos. Esto también ofrece una oportunidad
para que los pacientes reporten las experiencias emocio E l septum Otras estructuras consideradas por MacLe
nales que resultan de la estimulación. La amígdala es el an como parte del sistema lím bico fueron el hipotála-
cuerpo oval penetrado por la punta del electrodo superior mo, la amígdala, el septum y la corteza prefrontal. Ya
en el punto 1. (Tomado de Rosenzweig y Leiman, 1989, p. 599.) se ha presentado evidencia p ara los papeles de la
CAPÍTULO 7 7 Emoción 297
H IP Ó T E S IS D E L C E R E B R O T R IP L E En 1970,
M acLean desarrolló aún más su concepción del siste
m a lím bico al colocarlo dentro de una teoría más
am plia que intentaba explicar los procesos em ocio
nales en todos los niveles de com plejidad. Ésta era la
h ip ó te sis d el cereb ro trip le (M acLean, 1970). De
acuerdo con esta visión, el cerebro había experim en
tado tres grandes etapas de evolución de m odo que
en los m am íferos superiores existe una jerarquía de
tres cerebros en uno, de ahí el término cerebro triple
(en inglés: triune, literalm ente "tres en uno"). El cere
bro reptil, que comprende el tallo cerebral, regula los FIGURA 11.12 Representadón esquemática de la organi
elem entos básicos de sobrevivencia, com o la hom e zación jerárquica de los tres tipos básicos de cerebro pro
ostasis. Es com pulsivo y estereotipado. M acLean puestos en la hipótesis del cerebro triple de MacLean.
ilustra esta función al sugerir que organiza los proce (Tomado de MacLean, 1970, p. 33S.)
sos involucrados en el regreso de las tortugas m ari
nas al m ism o terreno de crianza año tras año. El cere
b ro paleom am ífero, que com prende el sistem a lím que es más, el sistem a lím bico constituye u n esque
bico, añade la experiencia actual y reciente a los ins m a organizador atrayente p ara la com prensión del
tintos básicos m ediados por el cerebro reptil. El siste cerebro y la em oción. Éste u nifica diversas estructu
ma lím bico perm ite que los procesos de sobreviven ras en una con cep tu alización coherente basad a en
cia básicos del cerebro reptil interactúen con elem en consideraciones anatóm icas que parecen tener senti
tos del m undo extem o, lo que resulta en la expresión do en una p ersp ectiv a ev olu tiv a. El poder de esta
de la em oción general. Por ejem plo, el instinto de conceptualización se evidencia por el actual uso del
rep rod ucción interactnaría con la presencia de un térm ino sistem a lím bico p ara referirse al "cerebro
m iem bro atractivo del sexo opuesto, lo que genera em ocional". Sin embargo, a pesar de su plausibilidad
sentim ientos de deseo sexual. teórica y su amplio uso, existe un serio problem a con
El cerebro neom am ífero, la neocorteza, regula emo el concepto de sistem a lím bico. La teoría postula más
ciones específicas basadas en las percepciones e inter que sólo indicar que existen varias estructuras cere
pretaciones del mundo inmediato. Los sentimientos de brales involu cradas en la em oción; argum enta que
amor hacia un individuo particular serían un ejemplo existen varias estructuras que trabajan juntas en un
de este tipo de emoción. De acuerdo con MacLean, en sistem a para m ediar la em oción. El problem a es que
los humanos y otros mamíferos avanzados existen los no está claro por cuáles criterios una estructura debe
tres cerebros. Los mamíferos inferiores tienen sólo los ría ser incluida en el sistem a (LeDoux, 1991).
cerebros paleomamífero y reptil. Todos los demás ver U no de los criterios con cep tu ales m ás atractivos
tebrados tienen sólo el cerebro reptil. La evolución del es la franca conexión h acia el h ipotálam o (N auta y
cerebro paleomamífero (sistema límbico) fue por tanto Feirtag, 1986). Claram ente, el hipotálam o es un com
visto como algo que libera a los animales de la expre ponente im portante en los m ecanism os cerebrales de
sión estereotipada de los instintos dictada por el cere la em oción. Es básico para el control de las funcio
bro reptil. El cerebro neomamífero añadió mayor flexi nes autónom a y endocrina (las cuales activan la exci
bilidad a la conducta em ocional al habilitar a los tación p eriférica), está in v olu crad o en la organiza
mamíferos superiores para basar la conducta emocio ción de la conducta em ocion al básica y es el recep
nal en procesos interpretativos complejos y utilizar la táculo de la entrada cortical altam ente procesada. La
solución de problemas y la planeadón a largo plazo en conexión directa con el h ip o tálam o p arecería, por
la expresión de las em odones (figura 11 .12 ). tanto, ser un criterio con v in cen te para in clu ir una
estructura en el sistem a lím bico. Sin em bargo, con
P R O B L E M A S CON EL C O N CEPTO D E S IS T E M A form e las técnicas neuroanatóm icas se vuelven más
L ÍM B IC O Com o se ha visto, existe evidencia con refinadas, se ha dem ostrado que m ás y m ás estruc
v in cen te para la participación en la em oción para turas tienen conexiones d irectas con el hipotálam o
m uchas estructuras asignadas al sistem a límbico. Lo (Brodal, 1982; K otter y M eyer, 1992).
CAPÍTULO 7 7 Emoción 299
O tro criterio form ulado por M acL ean para la inversa, algunas estructuras no incluidas en el siste
inclusión de una estructura en el sistem a lím bico era m a lím bico, com o el tallo cerebral inferior, están
que éste está constituido de corteza filogenéticam en- directam ente in volu cradas en la regulación de las
te antigua y estructuras subcorticales relacionadas. visceras.
La corteza filogenéticamente antigua es la que estaba Finalm ente, el requerim iento de que una estructu
presente en las especies tem pranas en el curso de la ra esté involu crada en la em oción no es un criterio
evolución. La m ás prom inente estructura de evolu satisfactorio para su inclu sión en el sistem a lím bico
ción reciente es la neocorteza, la cual se presum e ha porque todo el propósito de la teoría era d efinir el
ev olu cionad o tarde en el curso de la evolución (de sustrato n euroanatóm ico de la em oción sobre una
ah í el prefijo neo). De acuerdo con esta visión, es la base distinta de la función. Identificar las estructuras
corteza filogenéticam ente antigua la que m edia el que juegan un papel en la em oción debería conducir
procesam iento em ocional, procesam iento que es ne eventualm ente a una com prensión del (los) siste
cesario para la sobrevivencia y por tanto está presen m áis) de em oción del cerebro. Sin embargo, este pro
te en todas las etapas de la evolución. ceso no puede definir cuáles estructuras son parte
Se ha visto que M acLean extrajo parte de su ev i del sistem a límbico, un concepto derivado de suposi
dencia para esta visión de su com prensión de la neu- ciones ajenas al terreno del análisis funcional, como
roanatom ía com parativa en m am íferos (véase figura la edad filogenética relativa de las diferentes regio
11.10). Sin em bargo, investigaciones neuroanatóm i- nes cerebrales.
cas m ás recientes, que analizan los cerebros de una Estas consideraciones conducen a la inevitable
am p lia gam a de anim ales (incluyendo peces, anfi conclusión de que el concepto de sistem a lím bico, a
bios, aves y reptiles), han m ostrado que las llamadas pesar de toda su atracción intuitiva, no proporciona
criatu ras prim itivas tienen áreas de la corteza que una base sólida para definir cuáles estructuras debe
reúnen los criterios de la neocorteza (Karten y Shimi- rían ser incluidas en el sistem a. Si el sistem a límbico
zu , 1991; N auta y K arten, 1970, N orthcu tt y K aas, no puede ser definido, entonces no puede ser un
1995). E stos h allazgos cuestionan las inferencias constructo explicativo útil y debería ser abandonado
acerca del desarrollo evolutivo relativo de la neocor (LeDoux, 1996, p. 101; tam bién Brodal, 1982; Kotter y
teza cuando se le com para con la corteza lím bica por Meyer, 1992). ¿A dónde conduce esto? Ya se ha hecho
que ello sugiere que la corteza lím bica evolucionó a alusión de que los m ecanism os cerebrales de la
p a rtir de regiones que son análogas a la neocorteza m em oria com enzaron a ser elucidados cuando los
(LeD oux, 1991; Swanson, 1983). intentos por com prender las bases neuronales de la
U na su posición relacionada con la perspectiva memoria en general fueron sustituidos por investiga
filo g en ética tam bién está en duda. Se ha supuesto ciones de subsistem as específicos de m em oria y sus
que la aparente sim plicidad de una estructura neuro- bases neurológicas. Existe todo tipo de razones para
nal es un índice de su aparición tem prana en el curso esperar que el progreso tendrá la misma forma en el
de la evolución, y por tanto un criterio para inclusión área del cerebro y la em oción. De hecho, ya existen
en el sistem a lím bico. Por ejem plo, el hipocam po es hallazgos que verifican esta expectativa. Por tanto, se
considerado m ás prim itivo que otras áreas de la cor abandona las teorías generales del cerebro y la em o
teza debido a que tiene sólo tres capas de células, en ción y se retom a las investigaciones de los m ecanis
lu g ar de las seis capas observadas en la m ayoría de mos neuronales de un terreno específico de la em o
las otras regiones corticales. Esta conclusión, aparen ción y sus bases neurológicas, miedo condicionado.
tem ente evidente con base neuroanatóm ica, no enca
ja b ie n con el papel del hipocam po en los aspectos
com plejos de las m em orias declarativa y explícita. El BASES NEURONALES DEL MIEDO
m ism o argum ento se aplica a los cuerpos mamilares, APRENDIDO COMO UN SISTEMA MODELO
estru ctu ras aparentem ente sim ples que no obstante
está n involucradas en las com plejas funciones de la Ventajas de estudiar al miedo
m em oria.
O tro criterio para la inclu sión de una estructura Si existen m uchos sistem as de emoción en el cerebro,
en el sistem a lím bico ha sido si la estructura partici así como existen muchos sistem as de memoria, ¿cuá
p a en la regulación de la función visceral. Sin embar les deberían ser estudiados? U n candidato es el su s
go, esto tam poco parece ser un criterio útil debido a trato neuronal del m iedo aprendido. Estudiar este
q u e algunas estructuras tradicionalm ente incluidas sistem a tiene ciertas v en tajas que lo hacen el centro
en el sistem a lím bico, como el hipocam po, no tienen de intensa investigación p o r varios científicos del
u n papel directo en la regulación de las visceras. A la cerebro.
300 PARTE II Neuropsicologia de los sistemas funcionales principales
En prim era, el miedo es universalm ente reconoci d icion ad a y el estím ulo neutro previo que ahora la
do com o una em oción. Por tanto, al estudiar su base produce es denom inado estím u lo con d icion ad o.
neuronal se puede confiar razonablem ente de que se Todo el proceso, llam ado con d icion am ien to clásico,
in vestig a al m enos un aspecto del procesam iento fue d escubierto por Ivan Pavlov (1927). Cuando la
em ocional. En segunda, las reacciones de m iedo son respuesta condicionada es el m iedo, el proceso recibe
básicas para la sobrevivencia del individuo y, a final el nom bre de co n d icio n a m ien to p or m iedo. Por
de cuentas, de la especie. La presión de la selección ejemplo, un electrochoque es un estím ulo incondicio
para la evolución de estas reacciones o, m ientras nado que produce paralización y excitación autóno
sigan siendo adaptativas, para su perpetuación a tra ma (respuesta incondicionada). Si u n tono que nor
vés de las generaciones ha sido m uy intensa. Estos m alm ente no p roduce dichas resp u estas (estím ulo
factores exp lican cuáles respuestas de m iedo son neutro) precede a un electrochoque en varios ensa
producidas fácil y confiablem ente. Una tercera ven yos, el tono aislado se convertirá en un estím ulo con
taja de estudiar al m iedo es que sus m anifestaciones dicionado, evocando paralización y excitación autó
con d uctu ales y autónom as son fáciles de observar. noma (respuesta condicionada).
Esto incluye conductas com o sobresalto, reorienta- En el condicionam iento por m iedo, como en todas
ción, paralización, huida y ataque, así com o respues las form as del condicionam iento clásico, la respuesta
tas autónom as, com o cam bios en la presión sanguí está genéticam ente program ada en el individuo. Una
nea, ritm o cardiaco y defecación. Finalm ente, las res rata que es criada en el laboratorio se paralizará y
puestas de m iedo pueden ser provocadas con facili exhibirá excitación autónom a la prim era vez que vea
dad en el laboratorio, utilizando el condicionam ien a un gato. El condicionamiento por m iedo, por tanto,
to por m iedo clásico. es aprendizaje de estím ulo, no aprendizaje de res
puesta, y puede ser considerado com o una am plia
ción de la gama de estím ulos que producen el patrón
C on d icion am ien to p or m iedo evolutivo de respuesta de m iedo que está programa
da en el sistema nervioso del animal.
En condiciones naturales, algunos estím ulos produ
cen u na respuesta, otros no. U n estím ulo que n atu
ralm ente produce una respuesta es llam ado estím u Estructuras críticas para m iedo con d icion ad o
lo incond icionad o y la respuesta producida se deno
mina respuesta incondicionada. Cuando un estím u Una de las form as m ás estu d iad as del cond iciona
lo n eu tro (uno que de m anera natural no produce m iento por m iedo u tiliza un tono com o el estím ulo
una respuesta incondicionada) precede a un estím u condicionado. Con este paradigm a uno puede enton
lo incond icionad o en varias ocasiones, el estím ulo ces dañar varias estru ctu ras y ver cuáles lesiones
neutro, cuando se presenta aislado, llegará a produ interfieren con el proceso de condicionamiento.
cir una resp u esta que por lo general (m as no siem
pre) es sim ilar a la respuesta incond icionad a. Esta LA V ÍA A U D ITIV A La figura 11.13 m uestra un dia
respuesta aprendida es denom inada resp u esta con gram a sim plificado de la vía auditiva. El primer paso
en la búsqueda de las estructuras críticas para el con n úcleo central (figura 11.14). Se ha dem ostrado que
dicionam iento por miedo es dañar diferentes regio el núcleo central de la am ígdala (ACe) y el núcleo
nes dentro de la vía auditiva y observar cuáles lesio lateral (un com ponente del grupo nuclear basolate
nes interfieren con el condicionam iento por m iedo. ral) están involucrados en aspectos específicos del
Es evid ente que las lesiones del núcleo geniculado condicionamiento por miedo.
m ed ial del tálam o, el destino de la vía auditiva a
n iv el talám ico, interfiere con el condicionam iento E l n ú cleo cen tra l de la a m íg d a la y la m ed ia ció n de la
por m iedo auditivo. Las lesiones del colículo inferior, resp u esta de m ied o c o n d ic io n a d o Por cierto tiempo
un centro auditivo del cerebro m edio en la parte se ha sabido que el daño a ACe perturba el condicio
superior de la vía, tam bién perturba el condiciona namiento por m iedo en los conejos (Kapp, Frysinger
m iento por miedo auditivo. En contraste, las lesiones et al., 1979). Sin em bargo, investigacion es recientes
de la corteza auditiva no perturban el condiciona h an dem ostrado que el A C e está involucrado de
m iento por miedo ante un tono simple. modo específico en la expresión de m iedo condicio
Estos descubrim ientos indican que el núcleo geni nado. D e hecho, el daño al A C e resulta en una p er
culado m edial es el nivel superior del sistem a auditi turbación de cada m edida relacionada con m iedo
vo requerido para el condicionamiento por miedo. El condicionado (Davis, 1992a, 1992b; Kapp et al., 1990;
d escu brim iento de que la corteza auditiva no se LeDoux, 1990, 1993a, 1995a). Un resultado interesan
requiere para el condicionamiento por m iedo fue en te de estos estudios es el descubrim iento de que ele
cierta m anera sorprendente porque la corteza auditi m entos específicos de la respuesta de miedo se inte
va era considerada el principal destino de las proyec rrum pen al dañar salidas esp ecíficas del ACe. Por
ciones desde el núcleo geniculado medial. Si la corte ejem plo, dañar las conexiones entre el ACe y el
za auditiva no se requiere para el condicionam iento núcleo m otor dorsal del vago resultan en una in te
por m iedo, la siguiente pregunta es ¿cuáles proyec rrupción específica de las respuestas parasimpáticas
ciones del núcleo geniculado m edial son cruciales? condicionadas, como la bradicardia (ritmo cardiaco
Las técnicas de teñido que emplean transporte ante- reducido) (Kapp, W ilson et al., 1990). En contraste, el
rógrado revelaron que existen cuatro estructuras daño a las conexiones entre el ACe y la sustancia gris
subcorticales hacia las cuales proyecta el geniculado periacueductal provocan una perturbación específi
m ed ial (LeD oux, Sakaguchi y Reis, 1984). Estudios ca de la conducta em ocional condicionada, como la
en los que se dañó la conexión entre el núcleo genicu paralización (LeDoux, Farb y Ruggiero, 1990). Dañar
lad o m ed ial y cada una de estas estru ctu ras reveló las conexiones entre el ACe y el hipotálam o lateral
que sólo el daño a la conexión con el núcleo lateral (el cual proyecta hacia la m édula rostral ventral late
de la am ígdala perturbó el condicionam iento por ral) perturba respuestas sim páticas condicionadas,
m iedo (LeDoux et al., 1986). Además, los estudios de como el increm ento en la presión arterial (LeDoux,
m arcado retrógrado en los que se inyectó tinta en la Farb y Ruggiero, 1990). Finalm ente, el daño a las
am ígdala lateral confirmaron que los cuerpos celula conexiones entre el ACe y el núcleo paraventricular
res de origen estaban ubicados en el núcleo genicula del hipotálam o perturba respuestas endocrinas con
do m edial. Estos hallazgos indicaron que la amígda dicionadas. Las cuatro categorías de la respuesta de
la juega un papel crucial en el condicionamiento por miedo condicionado que son controlada por las dife
m iedo y que la am ígdala lateral es el b lan co de las rentes salidas del ACe se resum en en la figura 11.15.
neuronas que proyectan inform ación auditiva desde En conjunto, estos descubrim ientos dem uestran que
el núcleo geniculado medial. el A C e tiene un papel cen tral en la expresión de
miedo condicionado.
EL PA PEL C E N T R A L D E LA A M ÍG D A L A Estos
descu brim ientos encajan con la evidencia creciente El nú cleo la te r a l de la a m íg d a la : in terfu se entre e s tí
de que la am ígdala juega un papel central en la em o m u lo s s e n s o r ia le s y la s r e s p u e s ta s d e m ied o c o n d i
ción. P reviam en te se ha revisado alguna evidencia c io n a d o Se ha visto que el núcleo central de la amíg
para tal papel de la amígdala. Además, existe eviden dala activa una respuesta em ocional por m edio de
cia de que regiones particulares dentro de la amígda sus conexiones con otras estructuras subcorticales.
la están especializadas para com ponentes particula También se vio que el núcleo lateral de la amígdala es
res de la em oción. La am ígdala está com puesta de el principal destino de la entrada auditiva proyectada
varios núcleos, los cuales tradicionalm ente han sido hacia la am ígdala desde el núcleo geniculado medial.
divididos en tres grandes grupos: los n ú cleos corti- Por tanto, en el condicionamiento por miedo la am íg
co m ed iales o grupo n u clear corticom ed ial, los nú dala lateral recibe una entrada activada por el estímu
cleos b aso laterales o grupo nuclear b asolateral y el lo condicionado y el núcleo central media la actividad
302 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales
Amígdal Amígdala
Hipocam po Hipocam po
Ventrículo lateral
B)
Núcleos corticomediales
A
Núcleo central
Núcleos basoiaterales
Neocorteza
FIGURA 11.14 A) Vistas lateral y medial de los lóbulos temporales, mostrando la ubicación de la amígdala en relación
con el hipocampo. B) Sección coronal donde se aprecia la amígdala. La amígdala tiene muchos núcleos, los cuales han
sido divididos en tres grupos: los núcleos basoiaterales reciben entrada desde los aferentes visual, auditivo, gustativo y
táctil. Los núcleos corticomediales reciben aferentes olfatorios. El núcleo central es la principal fuente de eferentes de la
amígdala. La nomenclatura de la amígdala puede ser algo confusa. Por ejemplo, dentro de los núcleos basoiaterales (o
grupo nuclear basolateral, como también se le llama) uno encuentra varios núcleos, como el núcleo lateral, el núcleo
basolatera1 y el núcleo basomedial. El núcleo lateral es el principal blanco en la amígdala de las neuronas provenientes
del núcleo geniculado medial; los núcleos basoiaterales y basomediales son parte de la vía desde el núcleo de la amígda
la lateral hada el núcleo central. (Tomado de Bear, Counors y Paradiso, 1996, p. 444.)
N úcleo central FIGURA 11.15 Existen cuatro
de la amígdala
categorías de respuesta miedo
condicionado: conducta emodo-
nal, respuesta simpática, respue
sta endocrina y respuesta para-
jiguMnSfgriK Hipotálámo - Hipotálámo ' Núcleo motor- simpàtica. El daño a los eferentes
iperiacueductal ; lateral _ paraventricular dorsal de! vago
yjtú cleos _ . desde el núdeo central de la amíg
ambiguos - dala (ACe) hacia la sustanda gris
periacueductal, el hipotálámo
" - U - - - lateral, el hipotálámo paraventri
M édula lateral - Pituitaria ¡ --- Nervio-vago
cular o el núcleo motor del vago
- ventral rostral - anterior ?
perturban selectivamente un tipo
específico de respuesta de miedo
condidonado. Estas se muestran
- T ;
M édula espinal -Corteza -- Respuesta - al final de cada vía. También se
' “{colum na -adrenal :=parasimpàtica í muestran algunas de las conexio
intermediolateral) (por ejemplo,-
nes neuronales intermedias invo
-bradicardia) -
lucradas en cada tipo de respue
£ sta. (Adaptado de LeDoux, 1995b, p.
Conducía emocional ■Respuesta- endocrina? 1052.)
. .(por ejemplo, . _ Jporejem plo,
_ paralización) ; aum ën tad e¡a?. " liberación d e -
presión arterial) hormonas estrés)
CAPÍTULO 1 7 Emoción 303
mente son más costosos que los equívocos positivos. ta de miedo a los estímulos contextúales tras lesiones
Ese sonido en la m aleza puede no ser un león m ero hipocámpicas es consistente con la idea de que el con
deando, pero para la gacela probablemente es menos dicionamiento a los estímulos simples, como un tono,
costoso activar rápidam ente una respuesta de m iedo puede ser m ediada por la vía directa tálamo-amígda
ante una am plia gam a de sonidos inesperados, que la, m ientras que el condicionam iento contextual re
esperar un procesamiento cortical más lento, aunque quiere que el hipocam po integre los estím ulos en un
más discriminativo, de los estímulos. Sin embargo, la contexto y envíe el resultado de su integración hacia
corteza tiene un papel potencialmente im portante en la amígdala. La participación de la amígdala tanto en
el condicionamiento por miedo. el condicionam iento por m iedo a los estím ulos sim
ples como en el condicionam iento contextual es apo
C O N D IC IO N A M IE N T O C O N TEX TU A L E H IP O yado por los descubrim ientos de que las lesiones de
CAM PO Cuando una rata en una caja escucha de la amígdala perturban a am bos (Blanchard, Blanchard
manera repetida un tono seguido por un choque eléc y Fial, 1970; Selden et al., 1991).
trico, com ienza a responder a la sola presencia del
tono en la misma forma que responde ante el choque
eléctrico. Éste es el condicionam iento clásico de una La am ígdala: interfase en tre inform ación
respuesta de m iedo; sin em bargo, ocurre algo más a c e rc a del m undo y resp u esta em ocion al
interesante; la rata también se condiciona a la caja. Si
se saca de algún lugar neutro y simplemente se colo El cuadro que em erge de estos h allazgos es que la
ca en la caja, la rata exhibirá una respuesta de miedo am ígdala es un centro de procesam iento em ocional
aun cuando no se produzca ningún tono ni choque que recibe entrada desde una variedad de niveles de
eléctrico. A esto se le llam a con d icion am ien to con procesos cognitivos y luego organiza las respuestas
textual; el anim al se ha vuelto condicionado al con em ocionales a esta entrada a través de la activación
texto en el cual recibe el estímulo incondicionado. El de distintos centros subcorticales. En particular, pa
condicionamiento por miedo contextual es adaptati- rece que la am ígdala lateral sirve com o la interfase
vo para un organism o. Es probable que sea adapta- sensorial para la am ígdala recibiendo gran d iversi
tivo para un anim al exhibir una respuesta de miedo dad de inform ación desde regiones talámicas y corti
condicionado a un lugar donde previam ente ha en cales (figura 11.17). La am ígdala recibe inform ación
contrado un estímulo incondicionado que evoca m ie sensorial relativam ente sim ple acerca de las caracte
do. Un im pala que, cam inando bajo una acacia, re rísticas del estím ulo p ro ven ien te del tálam o. Por
pentinamente es alertada por un leopardo ham brien tanto, las conexiones del tálam o a la am ígdala son
to que estaba escondido en sus ram as haría bien en suficientes para m ediar el condicionam iento por
reaccionar con tem or la próxim a vez que encuentre m iedo sim ple (por ejem plo un tono pareado con un
una acacia, porque supondrá que el leopardo no ha choque eléctrico). Las conexiones corticales también
eliminado la posibilidad de “una próxim a vez". son suficientes para esto.
Un contexto no es sólo un estímulo particular. Está La inform ación sensorial y perceptual de orden
com puesto de m uchos estím ulos integrados. En la superior es proyectada hacia la amígdala desde áreas
discusión de la m em oria se m ostró que el hipocam sensoriales corticales. Por ejem plo, se ha visto que la
po recibe entrada altam ente procesada desde la cor entrada desde la corteza auditiva h ada la amígdala es
teza de asociación polim odal (A m aral, 1987; Van necesaria para el aprendizaje de discrim inadón, esto
Hoesen, 1982). Tam bién se vio que existe evidencia es, cuando un tono está asodado con un choque eléc
de que el hipocam po juega un papel central en la trico y otro tono no lo está. La inform adón acerca de
memoria para la relación entre objetos en un contex los eventos pasados es proyectada h ad a la amígdala
to conceptual o espacial (Eichenbaum y O tto, 1992; desde la corteza entorrinal, y la información acerca de
Nadel y Willner, 1980, O 'Keefe y Nadel, 1978; Suther los eventos pasados y la inform adón contextual de or
land y Rudy, 1989). den superior alcanza la am ígdala m ediante las cone
También existe evidencia directa de que el hipo xiones desde el hipocam po. Tam bién parece que las
campo participa en el condicionam iento contextual. proyecciones que provienen de la corteza frontal me
Las lesiones al hipocam po perturban el condiciona dial son importantes para la extindón del miedo con
miento contextual (por ejemplo, respuesta de miedo dicionado (M organ, Rom anski y LeDoux, 1993). H a
ante la caja de condicionamiento), mas no el condicio brá más que decir posteriormente acerca del papel de
nam iento por m iedo (por ejem plo, respuesta de los lóbulos frontales en la em odón.
miedo ante un tono) (Kim y Fanselow, 1992; Phillips y Como se ha visto, el núcleo central de la amígdala,
LeDoux, 1992). La eliminación selectiva de la respues que recibe la entrada desd e el núcleo lateral de la
CAPÍTULO 7 7 Emoción 305
am ígdala vía los núcleos basom ediales y basolatera do que la estim ulación de la am ígdala en anim ales
les, organiza los componentes conductuales, autóno anestesiados produce com ponentes autónom os de
mo y endocrino de la respuesta em ocional. Luego las respuestas de m iedo en ratas, conejos, perros,
activa estas respuestas vía sus conexiones con los gatos y monos, mientras que la estim ulación del ani
m ecanism os de respuesta em ocional representados mal despierto produce paralización, escape y ataque
en diversas áreas subcorticales (véase figura 11.15). defensivo, adem ás de cam bios autónom os en estas
especies (LeDoux, 1987). La estim ulación del núcleo
m edial de la am ígdala produce respuestas defensi
La generalidad en tre las esp ecies del papel de vas en varias especies de lagartijas (Greenberg, Scott
la am ígdala en el con d icion am ien to p or m iedo y Crews, 1984; Tarr, 1977).
En los hum anos, la estim ulación de la am ígdala
G ran parte de la investigación que indica un papel produce una sensación de prem onición, peligro y
central de la am ígdala en el condicionam iento por m iedo; estas experiencias subjetivas tam bién son
miedo ha sido llevada a cabo en ratas. ¿En qué m edi reportadas por los pacientes con convulsiones que
da estos descubrim ientos son aplicables a otras espe involucran la am ígdala (Gloor, O livier y Quesney,
cies de vertebrados como los hum anos? La respuesta 1981; H algren, 1992). A dem ás, la perturbación de las
parece ser que, aunque las diversas especies de verte respuestas autónomas condicionadas han sido repor
brados varían en relación con los m ecanismos senso tadas en pacientes con lesiones de lóbulo tem poral
riales específicos de los que dependen para detectar el que incluyen la amígdala (LaBar et a l , 1995) y en un
peligro y las respuestas específicas que em plean para paciente con daño confinado a la amígdala (Adolphs
enfrentarlo, el papel de la am ígdala en el condiciona et al., 1995; Bechara et al., 1995). Estos descubrim ien
miento por miedo, como la inferíase entre el estímulo tos sugieren que las conclusiones acerca del papel de
que evoca la em oción y la respuesta emocional, parece la am ígdala en el condicionam iento por miedo deri
ser universal en todos los animales con amígdala. vadas de los estudios con anim ales probablem ente
Esta conclusión está basada en la evidencia de que pueden ser aplicables de m anera general a una am
las lesiones a la am ígdala pertu rban el condiciona plia variedad de especies de vertebrados, incluyendo
m iento por m iedo en varias especies, desde los m a a los humanos. Se regresará a examinar el papel de la
m íferos hasta las palomas. Adem ás, se ha dem ostra amígdala en la memoria.
306 PARTE II Neuropsicologfa de los sistemas funcionales principales
La c o r te z a y la p ercep ció n e in terp retación de dem ostrado una ventaja del cam po visual izquierdo
las em o cio n es al igualar una expresión facial con una descripción
verbal (Hansch y Pirozolo, 1980) o a un dibujo de un
P R O S O D IA Como se mencionó en el capítulo 6 , el rostro (Landis, A ssal y Perret, 1979). A dem ás, se ha
lenguaje hablado porta dos tipos de información: el de reportado una m ayor participación del campo visual
rivado de su contenido y el que se deriva de su tono o izquierdo para el reconocim iento de rostros em ocio
prosodia (Monrad-Krohn, 1947). En años recientes se nales que para los rostros no em ocionales (Suberi y
ha hecho una distinción entre dos tipos de prosodia: la McKeever, 1977). Consistente con estos reportes es un
entonación que aporta significado a una oración se estudio de am obarbital sódico en el cual a los pacien
llama prosodia preposicional, mientras que la entona tes se les solicitó calificar la intensidad de la expresión
ción que comunica em oción es denominada prosodia emocional de rostros fotografiados. Los pacientes cali
afectiva. Se ha acumulado considerable evidencia que ficaron las fotografías de rostros com o exhibiendo una
indica que el hem isferio derecho está especializado m enor expresión em ocional tras la inyección del h e
para la interpretación de la prosodia afectiva. Los m isferio no dom inante que después de inyectar el
pacientes con lesiones del hem isferio derecho tienen hemisferio dominante (Abem et al., 1991).
deterioro en la percepción del tono em ocional de las A pesar de que la m ayoría de los estudios apunta
oraciones que escuchan (Heilman, Bowers y Valens- hacia el papel del hem isferio derecho en la percep
tein, 1993; Heilman, Scholes y Watson, 1975; Ross, 1981; ción de la expresión facial, existen algunos hallazgos
Schmitt, Hartje y WUlmes, 1997; Tucker, Watson y Heil inconsistentes. K olb y Taylor (1981) han reportado
man, 1977). Los estudios con sujetos normales han pro que m ientras los pacientes con lesiones del temporal
ducido resultados consistentes con estos hallazgos. Por derecho y del frontal derecho tienen deterioros en la
tanto, los estudios de escucha dicótica han revelado igu alación de rostros de acuerdo con la expresión
una ventaja del oído izquierdo para la percepción del facial (y los pacientes con lesiones del tem poral
tono emocional de una oración (Ley y Bryden, 1982) y izquierdo y el p arietal izqu ierd o no la tienen), los
para la discriminación de sonidos emocionales no dis pacientes con lesiones del frontal izquierdo tam bién
cursivos (King y Kimura, 1972). presentan un deterioro en esta tarea. Este h allazgo
está en contra del cúmulo de la literatura, y su inter
P E R C E P C IÓ N D E E X P R E S IO N E S F A C IA L E S pretación sigue sin ser clarificada. Podría indicar que
E M O C IO N A L E S Varios estu d ios h an m ostrado la corteza frontal izquierda participa en la percepción
que los pacientes con lesiones del hem isferio dere de la expresión facial.
cho están esp ecíficam en te d eteriorad os en la p er
cepción de expresiones faciales em ocionales mas no C O M P R E N SIÓ N D EL H U M O R La habilidad para
en la sim ple identificación de rostros (Borod, Koff y experim entar hum or es una respuesta em ocional que
Buck, 1986; Borod, K off, Lorch y N ich olas, 1986, puede ser exclu sivam en te h um an a. En general, las
D eK osky et al., 1980; Etkoff, 1984; Schm itt, H artje y lesiones del hem isferio d erecho perturban la com
W illm es, 1997; Strau ss y M o scov itch , 1981). Es prensión del hum or más que las lesiones del hem is
im p o rtan te en fa tiz a r que aunque las lesio n es del ferio izquierdo. Por ejemplo, los pacientes con lesio
h em isferio d erecho p u ed en p ertu rbar el reco n o ci nes del hem isferio derecho tienen deterioro al elegir
m iento de rostros sim ples, estos rep ortes dem ues la gracia de u na brom a de entre cuatro alternativas
tran que el deterioro en el reconocim iento de expre (Brownell, 1983; Wapner, H am by y Gardner, 1981), y
siones faciales em ocionales tras lesiones del hem is juzgaron historias no divertidas como divertidas con
ferio derecho es disociable del deterioro en el reco m ás frecu encia que los p acien tes con lesiones en el
nocim iento de rostros sim ples (véase Pizzam iglio et hem isferio izquierdo (W apner et al., 1981). Tam bién
al., 1983). se han reportado pacientes con lesiones en el hem is
Los estudios de lateralidad con sujetos norm ales ferio derecho que tienen deficiencia en la apreciación
tam bién han producido datos consistentes con la su de caricaturas, p elícu las e h istorias h um orísticas
perioridad del hem isferio derecho para la percepción (G ardner et al., 1975, W apner et al., 1981; W inner y
de expresiones faciales em ocionales. En estudios Gardner, 1977).
taquistoscópicos, se ha demostrado que algunos suje Se ha reportado que los pacientes con lesiones del
tos identifican m ejor las expresiones faciales emocio hem isferio derecho son los que más seguido exhiben
nales cuando el rostro es presentado al cam po visual explosiones espontáneas de carcajad as que no son
izquierdo (Bryden y Ley, 1983; Buchtel et al., 1978; apropiadas a la situación (Sackheim et al., 1982), y se
Ladavas, Um ilta y Ricci-Bitti, 1980; Pizzam iglio et al., ha reportado que la inyección del lado derecho en la
1983; Strauss y M oscovitch, 1981). Tam bién se ha prueba de am obarbital sódico está asociada con más
CAPÍTULO 7 7 Emoción 309
frecuencia con risas que la inyección del lado izquier que cuando fue proyectada hacia el hem isferio
do (Perria, R ossalini y Rossi, 1961). A dem ás, com o izquierdo (D im ond y Farrington, 1977; D im ond,
grupo, se ha reportado que los pacientes con lesiones Farrington y Johnson, 1976).
del hem isferio derecho m uestran extrem a variabili En los pacientes con cerebro dividido, el hem isfe
dad en su apreciación del hum or: algunos ríen ante rio izquierdo tam bién experim enta una respuesta
cada ítem , incluso ante aquellos que no fueron h u emocional apropiada a un estím ulo proyectado al h e
m orísticos, y otros fracasan para reír, aun ante ítems m isferio derecho, aun cuando el hem isferio izquier
h u m orísticos que aparentem ente com prendieron do no experim enta el estím ulo real que evoca la res
(Gardner et al., 1975). puesta. Por tanto, los pacientes con cerebro dividido
A lgunos estudios sugieren la in flu en cia del h e que han observado una película de terror proyectada
m isferio izquierdo en la apreciación del hum or ex a su hemisferio derecho verbalm ente reportarán sen
presado verbalm ente. Cuando a los pacientes con timientos de miedo, aun cuando no puedan describir
lesiones cerebrales se les pidió juzgar cuál de las cua el estím ulo que lo ha d isparado (G azzaniga y Le-
tro caricaturas era la más divertida, los pacientes con Doux, 1978). A parentem ente, las vías subcorticales
lesiones del hem isferio izquierdo tuvieron deficien que conectan los dos hem isferios, las cuales perm a
cias cuando las caricaturas tenían leyendas, mientras necen intactas en los pacientes con cerebro dividido,
que los pacientes con lesiones del hem isferio derecho son suficientes para la transferencia de la calidad de
tuvieron deterioro cuando los cartones que no tenían una em oción, aunque estas vías no son suficientes
leyendas (Gardner et al., 1975). Los pacientes en este para la transferencia intrahem isférica de las caracte
estudio no eran ni afásicos ni atóxicos, de m odo que rísticas estructurales del estímulo.
el deterioro en la ejecución de los pacientes de hem is Como en otros aspectos de la emoción, aunque la
ferio izquierdo en la condición verbal no puede ser mayoría de los estudios apuntan al papel dominante
atribuido al fracaso para com prender el contenido del hemisferio derecho en la comprensión de situacio
verbal de las leyendas. En conjunto, estos resultados nes emocionales, también existe evidencia de una con
sugieren que aunque el hemisferio derecho está más tribución del hem isferio izquierdo a estos procesos.
involucrado en la apreciación del humor, el hem isfe En un estudio, por ejemplo, a los sujetos se les mostró
rio izquierdo tam bién puede participar, al m enos un dibujo describiendo una situación emocional en la
bajo ciertas condiciones. cual el rostro del protagonista estaba en blanco. Luego
se les m ostraron seis fotografías y se les pidió elegir
C O M P R E N S IÓ N D E SIT U A C IO N E S E M O C IO aquella que encajara en la situación. Los pacientes con
N A LES La apreciación de situaciones em ocionales lesiones de lóbulo temporal izquierdo y derecho o con
es otro aspecto de la emoción que es profundamente lesiones del lóbulo frontal izquierdo y derecho, tuvie
im portante para el com portam iento social adaptati- ron deterioros (Kolb y Taylor, 1988).
vo. Los estudios del efecto de lesiones corticales Estos descubrimientos, tomados en conjunto, indi
sobre esta capacidad han tom ado d iversas form as. can que el hem isferio derecho está más involucrado
En un estudio, a los pacientes se les m ostró una esce en la interpretación de la em oción de lo que está el
na que describía una situación em ocional. Luego se hem isferio izquierdo. No obstante, existe evidencia
les presentaron otras cuatro escenas, uno de las cua de que el hemisferio izquierdo está involucrado en la
les describía la m ism a em oción pero en una situación com prensión de la em oción, al m enos bajo ciertas
diferente. Los pacientes con lesiones del hem isferio condiciones. Bowers, Bauer y Heilm an (1993) han he
derecho tuvieron deterioro en una versión puram en d ió una distindón entre la comprensión del significa
te visual de este test (Cicone et al., 1980). D im ond do em ocional de un estím ulo no verbal (com o una
em pleó una técnica ingeniosa para estudiar el proce expresión fadal, un gesto o un tono de voz), el cual es
sam iento de los estím ulos em ocionales por los dos m ediado por lo que ellos denom inan el rep ertorio
hem isferios en pacientes con cerebro dividido. M on afectivo no-verbal, y el conocimiento cognitivo de la
tó un proyector m iniatura de películas en unos len relación entre un evento y la em oción (como saber
tes de contacto en tal form a que la película era pro que la tristeza es una respuesta a la pérdida), al cual
yectad a sólo a un cam po visual. En esta form a fue denominan sem ántica em ocional. Ellos sugieren que
capaz de exhibir una película em ocionalm ente per el repertorio afectivo no-verbal puede ser perturbado
turbadora a cada hem isferio por separado. Encontró por lesiones del hem isferio derecho, mientras que la
que cuando una película perturbadora era proyecta semántica emocional puede ser afectada por lesiones
da hacia el hem isferio derecho en los pacientes con más ampliamente distribuidas, incluyendo el daño en
cerebro dividido, era calificada como más displacen el hemisferio izquierdo. Consistentes con esta hipóte
tera y fue asociada con m ayor activación autónom a sis son los resultados de un estudio en el cual los suje
310 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales
tos norm ales tenían que calificar la em otividad de vas (Blonder, Bow ers y H eilm an, 1991) y ser m ás
pasajes presentados monoauraimente en los cuales la pobres para presentar expresiones faciales em ocio
em oción portada por el tono de voz y por el conteni n ales específicas (Borod, K off, Lorch y N icholas,
do del pasaje estaban en conflicto. Se encontró que 1986).
cuando los sujetos atendieron los pasajes presentados Los estudios de sujetos norm ales se han enfocado
al oído izquierdo, calificaron la emotividad del pasaje sobre cuál lado del rostro es m ás expresivo en el
de acuerdo con el tono de voz. Sin em bargo, cuando aspecto em ocional. Puesto que cada lado del rostro
atendieron al pasaje presentado al oído derecho, lo es controlado por el hem isferio contralateral, el des
calificaron de acuerdo con su contenido (Safer y cubrim iento de que un lado del rostro es más expre
Leventhal, 1977). Estos hallazgos sugieren que los dos sivo podría ser in terp retad o para significar que el
hem isferio realizan diferentes contribuciones a la hem isferio contralateral está m ás involucrado en la
interpretación de la em oción porque p rocesan dife expresión facial em ocional. La m ayoría de los estu
rentes aspectos de la información. dios reportan que el lado izquierdo del rostro es m ás
Es posible que la contribución del h em isferio iz expresivo em ocionalm ente, ya sea si es calificado por
quierdo a la com prensión em ocional sea m enor des jueces o valorado por el registro de la contracción de
pués de todo, y que el hem isferio derecho tenga un los m úsculos relevantes de la cara (M oscovitch y
papel dom inante en la com prensión de la em oción. O lds, 1982; Sackh eim et al., 1982), lo cual sugiere
Diversos estudios que m uestran una perturbación de m ayor participación del hem isferio derecho en la eje
la com prensión em ocional tras lesiones del h em is cución de expresiones faciales.
ferio derecho, mas no del izquierdo, son consistentes Esta conclusión tam bién fue extraída a partir de los
con esta visión. A caso aún m ás evid ente es la bien resultados de los estudios de rostros quiméricos. Un
establecida relación entre anosagnosia (negación de rostro quim érico es compuesto al dividir la fotografía
enferm edad) y lesiones posteriores derechas. La de un rostro por la m itad y luego em palm ando cada
negación e indiferencia em ocional hacia un deterioro lado con su im agen en espejo. Esto resulta en una
neurológico m ayor parecerían ser u na form a extre com posición consistente de dos m edios rostros iz
m a de deterioro de la com prensión em ocional. quierdos o dos medios rostros derechos (figura 11.19).
Los estudios que utilizan este m étodo han m ostrado
que los sujetos juzgan que los rostros quiméricos com
Corteza y expresión emocional puestos enteram ente a partir del lado izquierdo del
rostro tienen una expresión em ocional m ás intensa
P R O S O D IA Existen varios estudios que ind ican que aquellos com puestos enteram ente a partir del
que las lesiones del hem isferio derecho están asocia lado derecho (Sackheim, Gur y Saucy, 1978).
das con daños en la expresión de la prosodia afecti Sin em bargo, existen algunos hallazgos inconsis
va. A los pacientes se les presentó una oración y tentes con esta conclusión. En una revisión de la lite
luego se les pidió repetirla con una em oción específi ratura, Borod (1993) concluyó que aunque existe fuer
ca. Los pacientes con lesiones del hem isferio derecho te evidencia de que el lado izquierdo del rostro por lo
hablaron de modo más m onótono de lo que lo hicie general es juzgado como el más expresivo emocional
ron los pacientes con lesiones del hem isferio izquier mente para em ociones negativas, el lado derecho del
do (Kent y Rosenbek, 1982; Tucker, 1981; Tucker et a i, rostro es más expresivo para emociones positivas. Es
1977). El reporte de al m enos un paciente de hem isfe to es consistente con la hipótesis de que los dos hem is
rio derecho cuya habla estaba desprovista de expre ferios pueden estar especializados para la expresión
sión em ocional pero que no obstante m ostró capaci de diferentes em ociones. Existen algunos reportes de
dad intacta para comprender em ociones sugiere que que las lesiones anteriores ya sean en el hem isferio
la aprosodia expresiva d eteriorad a puede ser un izquierdo o en el derecho están asociadas con un dete
deterioro específico y no sólo el resultado de un dete rioro en la habilidad para gesticular expresiones facia
rioro gen eralizad o en el procesam iento em ocional les em ocionales específicas (W eddell, M ilner y Tre-
(Ross y M esulam , 1979). varthen, 1990) y una dism inución en expresiones
faciales espontáneas (Kolb y Milner, 1981a).
E JE C U C IÓ N D E E X P R E SIO N E S FA C IA LES Exis En resum en, existe ev id en cia que sugiere que el
ten varios estudios que indican un papel especializa hem isferio derecho está m ás involucrado que el h e
do del hem isferio derecho en la ejecución de expre m isferio izquierdo en la expresión emocional, ya sea
siones em ocionales. Se ha reportado que los pacien a través del tono em ocional o a través de la expresión
tes con lesiones del hem isferio derecho exhiben facial. Sin embargo, existe evidencia de que el hem is
m enos expresiones faciales em ocionalm ente expresi ferio izquierdo puede jugar un papel en la expresión
CAPITULO 7 7 Emoción 311
Se ha visto que la corteza está bastante involucra ticos de excitación em ocional y u n deseo de utilizar
da en la in terpretación de la em oción en contextos su fuerza física en la situación. A unque será m ucho
perceptuales complejos y sociales. El tono de voz, el m ás adaptativo para él can alizar su respuesta em o
m atiz de la expresión facial y los detalles de un con cional de form a que le perm ita confrontar el desafío
texto social sirven como base para realizar discrim i de m odo más deliberado, enfrentando los aspectos
naciones e interpretaciones finas del m undo in ter específicos de m anera organizada y racional. En tal
personal y social. Los procesos corticales que m edian contexto, las respuestas autom áticas probablem ente
estas percepciones e interpretaciones com plejas co tendrían consecuencias desastrosas. Esto es cierto no
rrespon d en al extrem o su perior del continuo de la sólo en el am biente social com plejo. Un explorador
capacidad discrim inativa e interpretativa que tiene solitario en el bosque se encuentra con un oso grizzli
la discrim inación entre dos estímulos con el paradig ham briento, prim ero puede paralizarse autom ática
ma de cond icionam iento por m iedo en su extrem o m ente. Pero si desea sobrev ivir debe adoptar una
inferior. También se ha visto que la corteza está invo conducta deliberada, m ediada corticalm ente, incluso
lucrada en expresiones sutiles de la em oción, como si dicha conducta es la acción deliberada de seguir
el tono de voz y la expresión facial, las cuales pueden permaneciendo así.
ser tan cruciales para la conducta adaptativa en com La habilidad para cam biar de reacción em ocional
plejos contextos sociales. Por ahora queda por inten automática a acción deliberada, voluntaria, basada en
tar vincular las contribuciones cortical y subcortical la em oción, tiene enorm es ven tajas adaptativas en
de la em oción en un sistem a integrado. Ésta es la situaciones com plejas. Para este cam bio es crucial la
m eta elusiva que se ha perseguido desde la teoría de integración de los procesam ientos de la am ígdala y
Jam es. A u nqu e no se ha logrado por com pleto este la corteza. En lo que resta de esta sección, primero, se
objetivo, se tienen los inicios de un cuadro coherente. exam inan los m ecanism os por los cuales la am ígdala
Esto se analiza a continuación. influye la corteza. Luego, se echa un vistazo acerca
de cóm o los resultados de esta influ encia sobre la
corteza m oderan la reacción em ocional y organizan
LA INTERACCIÓN DE LA CORTEZA Y LA la acción basada en la emoción.
AMÍGDALA EN LA MEDIACIÓN DE ORDEN
SUPERIOR DE LAS EMOCIONES
Influencias de la amígdala sobre la corteza
Una vía directa tálamo-amígdala media el m iedo con
dicionado en los animales inferiores. Ésta es una espe La am ígdala influye la corteza en tres formas: a tra
cie de piloto automático. Sobre la base de una progra vés de conexiones directas, a través de la excitación
mación innata, una rata que nunca antes ha visto a un cortical activada por la am ígdala y a través de la
gato responderá ante su vista con una respuesta de retroalim entación a la corteza de los cambios corpo
miedo. Sobre la base del aprendizaje, una rata respon rales activados por la amígdala.
derá con m iedo a un tono que previam ente ha sido
pareado con un choque eléctrico. En cualquier caso, la IN FLU EN C IA D IR E C T A D E LA A M ÍG D A L A S O
respuesta es automática y rápida. Estas son enormes B R E LA C O RTEZA La am ígdala recibe entrada de
ventajas cuando el fracaso para realizar una respuesta las etapas más avanzadas del procesam iento senso
apropiada en form a inm ediata probablem ente con rial. Esta entrada altam ente procesada provee a la
duzca a la muerte. Los genes de los animales que son am ígdala con inform ación refinada acerca del m un
incapaces de efectuar tales respuestas son eliminados do externo.-La am ígdala envía proyecciones de re
del pool genético por el proceso de la selección natural. greso hacia las áreas corticales sensoriales. Lo que es
M u chos anim ales se adaptan m ás o m enos con im portante acerca de estas conexiones es que la
estos m ecanism os autom áticos. Sin em bargo, m ien am ígdala proyecta hacia todos los niveles del proce
tras m ás com plejo sea el am biente del anim al, más sam iento cortical sensorial (figu ra 11.20). Esto pro
flexibilid ad de respuesta se requiere. La gacela que porciona un m ecanism o para que la amígdala influ
detecta un león acechando puede tener m ejor opor ya en el procesam iento en todos estos niveles, inclu
tunidad de escapar si espera un m om ento oportuno yendo la percepción, la m em oria a corto plazo y (pro
para huir, m ás que activar automáticam ente una res bablem ente) la atención.
puesta de huida. Esta necesidad de flexibilid ad de La am ígdala tam bién tiene am plias proyecciones
respuesta alcanza su epítom e en los hum anos. Un h acia el hipocam po. Éstas ofrecen un m ecanism o
jov en ejecu tivo cuya com petencia ha sido pú blica para que la am ígdala influya sobre si una experien
m ente desafiada puede experim entar signos automá cia es o no consolidada en la m em oria a largo plazo.
CAPÍTULO 7 7 Emoción 313
Estas proyecciones tam bién pueden estar involucra existen fuertes conexiones desde la am ígdala h acia
das en parte de la recuperación desde la m em oria a las cortezas cingulada anterior y frontal orbital (vía
largo plazo activada por la emoción. el hipotálam o). La corteza cingulada anterior (junto
A unque las proyecciones de la am ígdala hacia la con la corteza prefrontal dorsolateral) está involucra
corteza prefrontal lateral son relativam ente raras, da en la m em oria de trabajo, y la región frontal orbi
tal puede ser particularm ente importante para aspec
tos em ocionales de la m em oria de trabajo. Las p ro
yecciones de la am ígdala hacia las regiones cingula
da anterior y h acia la frontal orbital proporciona un
m ecanism o por m edio del cu al la am ígdala puede
influir directam ente en el contenido de la m em oria
de trabajo. A dem ás, existen num erosas conexiones
recíprocas entre la am ígdala y la corteza frontal
medial. Esta región está involucrada tanto en la regu
lación de la am ígdala como en la organización de la
FIGURA 11.20 Descripción diagramática de las conexio acción basada en la em oción (dentro de poco se dis
nes entre la amígdala y las áreas de la corteza dedicadas cutirá con m ayor detalle el significado de estas cone
al procesamiento sensorial, en este caso, la visión. La
xiones amígdala-frontal). Finalm ente, las conexiones
amígdala recibe entrada altamente procesada desde las
desde la am ígdala hacia la corteza sensorial y desde
áreas corticales que median las etapas avanzadas del pro
cesamiento sensorial. En contraste, proyecta de vuelta
la am ígdala hacia el hipocam po influyen indirecta
hada varias de las áreas corticales involucradas en todas mente la m em oria de trabajo, al influir sobre la infor
las etapas del procesamiento sensorial. Esto sugiere que, m ación que fluye hacia la m em oria de trabajo desde
al mismo tiempo que la amígdala recibe entrada refinada los sistemas de atención y perceptuales, los registros
acerca del mundo, también influye en el procesamiento de la m em oria a corto plazo y la m em oria a largo
actual de la información acerca del mundo al afectar múlti plazo (figura 11.21)
ples aspectos del procesamiento relacionado con lo senso
rial, como la percepción, la memoria a corto plazo y, proba
blemente, la atención. (Adaptado de LeDoux, 1996, p. 2S6.)
FIGURA 11.21 Además de tener entrada directa a todas las etapas del procesamiento sensorial, la amígdala tiene
amplias conexiones con el hipocampo. Esto permite a la amígdala influir en la consolidación y la recuperación de la
memoria. La amígdala también tiene amplias conexiones con las áreas de la corteza frontal que se sabe están involu
cradas en la memoria de trabajo, incluyendo la corteza cingulada anterior y la corteza orbito frontal. La amígdala
también está en posición de influir indirectamente en la memoria de trabajo (líneas delgadas), a través de su influen
cia sobre la atención, la percepción, la memoria a corto plazo y la memoria a largo plazo. La amígdala tiene abun
dantes conexiones con la corteza frontal medial, una región involucrada en la regulación de la actividad de la amíg
dala y la organización de la acción basada sobre la emoción. (Adaptado de LeDoux, 1996, p. 2S7.)
314 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales
porales, activados por la amígdala y monitoreados por m ediación de la acción de orden superior basada en
la corteza juegan un papel importante en la experien la emoción.
cia de la intensidad de la emoción, aunque aún es un
área de controversia si este papel se extiende a los LA C O R T EZ A FR O N T A L M E D IA L C O M O LA
aspectos cualitativos de la experiencia emocional. IN T E R FA SE E N T R E C O R T E Z A SE N S O R IA L Y
A M ÍG D A L A Com o se h a visto, las regiones de
lóbulo frontal medial reciben entrada altamente pro
Integración de corteza y amígdala cesada desde todas las áreas sensoriales corticales.
Tam bién tienen conexiones recíprocas extensas con
Se ha visto que las reacciones de m iedo innatas y la amígdala, la cual tam bién recibe entrada sensorial
con d icion ad as pueden ser m ediadas por una ruta altam ente procesada. A dem ás, la corteza frontal
que involucra el tálam o sensorial y la am ígdala. En m edial proyecta hacia m uchas áreas a las que tam
am bientes m ás complejos, tales reacciones probable bién proyecta la am ígdala (figura 11.22). Estas cone
m ente no son adaptativas y, de hecho, con frecuencia xiones sugieren que la corteza frontal medial está en
son contraproducentes. Por tanto, aunque la respues una posición para regular los efectos de la activación
ta autom ática puede ser m uy rápida, lo que frecuen de la amígdala, tanto a través de conexiones directas
tem ente se necesita es una acción m ás deliberada que hacia la amígdala como por m edio de conexiones ha
tom e en consideración diversos factores adem ás del cia los blancos de la am ígdala. Al mismo tiempo, las
estad o em ocional inm ediato del organism o. Estos conexiones desde la am ígdala hacia la corteza frontal
factores incluyen la situación externa; el conocim ien medial sugieren que la am ígdala influye sobre la cor
to adquirido por el organism o; el repertorio de con teza frontal m edial y sus salid as hacia los sitios de
ductas potenciales del organismo, y la habilidad del proyección de la am ígdala. La am ígdala tam bién
organism o p ara anticipar, planear y m onitorear la influye en la organización, por parte de los lóbulos
conducta futura. Existe amplia evidencia de que los frontales, de la acción basada en la emoción. En con
lóbulos frontales están involucrados en la organiza junto, estas conexiones anatóm icas sugieren que la
ción del com portam iento que tom a en consideración corteza frontal medial sirve como una interfase entre
estos factores (D am asio, 1994; Fuster, 1989, G old- la representación del m undo exterior, mediada por la
m an -R akic, 1992; Luria, 1966; M ilner, 1964; N auta, corteza sensorial, y el m atiz em ocional de dicha
1971; Stuss, 1991). En el capítulo 12 se analizará con representación, m ediada p or la am ígdala. En otras
m ás detalle esta área importante. En la siguiente sec palabras, la corteza frontal m edial parecería ser un
ción se explora el papel de los lóbulos frontales en la área donde se integra la representación del m undo
y el m atiz em ocional del m ism o, reu n ién d ose para la relación entre el tono y el choque eléctrico. En este
influirse m utuam ente y para organizar u na acción, caso, la inform ación es que ya no existe una asocia
o u na secu en cia de acciones p lanead as, que es el ción entre el tono y el choque eléctrico porque el tono
prod ucto de dicha integración. El resultado de esta ahora nunca es seguido por el choque. N orm alm en
integración puede ser m uy variado, va desde la inhi te, el procesam iento frontal m edial de estos eventos
bición hasta la potenciación de la respuesta em ocio am bientales regula la actividad de la am ígdala, y la
nal a corto plazo activada por la am ígdala y desde la respuesta de m iedo condicionado desaparece. Sin
activación a la interrupción de la acción a largo plazo embargo, tras el daño a la corteza frontal medial, no
m ediada corticalm ente. tiene lugar esta integración de am ígdala y actividad
U n b rev e ejem p lo puede ayudar a ilu strar estas frontal m edial y la resp u esta condicionada no se
in teraccio n es. C onsidere al jo v en ejecu tiv o que ha extingue.
sido ru d am ente desafiad o por un com p etid or en Una forma alternativa de conceptualizar este dete
una im portante reunión. Esto es peligroso: sus opor rioro es en térm inos de p ersev eració n , el m anteni
tunidades para prom oción pueden ser am enazadas m iento de un com portam iento a pesar de la retroali-
— o incluso su em pleo— y su am ígdala es activada. m entación continua de que no es adaptativa. Ha sido
Esta activación podría im pulsarlo a atacar físicam en b ien establecido que las lesiones a la corteza frontal
te a su rival. La corteza frontal m edial, tom ando en dorsolateral producen perseveración en tareas cogni-
cuenta el contexto social, viene al rescate e inhibe la tivas (Damasio, 1994; Luria, 1966; Milner, 1964; Petri-
respuesta físicam ente agresiva. Sin embargo, éste no des, 1994a). U n ejem plo es el rendim iento en el Test
tiene que ser el final de la historia. La activación de de C lasificación de Tarjetas de W isconsin (Milner,
la am ígd ala puede estim ular la corteza frontal m e 1964). En esta tarea, a un sujeto se le da un m azo de
dial para organizar un plan de acción a largo plazo cartas que difieren en tres dim ensiones: color, forma
que le p erm itirá superar a su rival al triu n far en el y número. La tarea consiste en clasificar estas tarjetas
com plejo entorno corporativo. El viejo dicho, "n o en en una de cuatro pilas, usando sólo retroalim enta-
loquezcas, ¡m ejor véngate!" (don't get mad, get even!), ción del exam inador com o guía conductual (figura
podría ser neurologizado del modo siguiente: inhibe 11.23). El primer criterio es color, los controles norma
la respuesta em ocional a corto plazo activada por la les y los pacientes con lesiones frontales dorsolatera-
am ígdala (vía la entrada desde la corteza frontal les deducen esto m uy fácilm ente sobre la base de
medial) y luego dirige la salida de la am ígdala hacia retroalimentación. Después de que el sujeto ha hecho
la corteza frontal m edial y organiza los planes de 10 clasificaciones consecutivas por color, el examina
acción a largo plazo. dor cambia el criterio a form a. Al sujeto no se le dice de
¿Cuál es el sustento em pírico para esta elaborada manera explícita el cambio, pero debe inferirlo a par
h ipótesis? El sustento proviene de la evid encia de tir de la retroalim entación que el examinador le brin
que las lesiones de la corteza frontal m edial interfie da. La solución para el sujeto es usar criterios de clasi
ren con la extinción del m iedo acondicionado (M or ficación alternativos (esto es, cam biar la regla) hasta
gan et a l , 1993). En consecuencia, si un tono que fue que la retroalimentación señale que se ha usado el cri
asociado con un choque eléctrico hasta que se con terio correcto. Este cam bio, sencillo para los sujetos
virtió en estím ulo condicionado; luego se presenta de normales, es difícil para los pacientes con lesiones de
m anera repetida sin jam ás ser seguido por el choque lóbulo frontal dorsolateral. Ellos tienden a continuar
eléctrico, una rata norm al eventualm ente dejará de clasificando por color, a pesar de la retroalimentación
responder ante el tono con la respuesta condiciona consistente de que esto ahora es incorrecto.
da. Sin embargo, las ratas con lesiones frontales m e La perturbación de la extinción tras lesiones de
diales continuarán respondiendo al tono con una res lóbulo frontal m edial puede ser considerada como
puesta de m iedo condicionado, aun cuando el tono perseveración em ocional, análoga a la perseveración
se presente repetidamente sin ser seguido por el cho cognitiva observada después de daño a la corteza
que eléctrico. frontal dorsolateral. C on lesiones en otras regiones,
Puede que la extinción no suene como un compor existe una interrupción en la regulación de la conduc
tamiento de orden superior, pero es una instancia de ta basada en la inform ación del mundo; sin embargo,
in tegración corteza-am ígdala. D urante la fase de difieren las fuerzas conductoras que subyacen a las
aprendizaje, el tono es seguido por un choque eléc conductas reguladas por las dos regiones. Las lesio
trico d urante varios ensayos, y com o resultado la nes a la corteza frontal medial perturban los cambios
am ígdala media una respuesta de miedo condiciona conductuales basados en la emoción, mientras que las
do. D u ran te la fase de extinción, el anim al recibe lesiones a la corteza frontal dorsolateral perturban los
inform ación sensorial acerca del m undo, incluyendo cambios conductuales basados cognitivamente.
CAPÍTULO 7 7 Emoción 317
oo
o J L,
&
C o rte z a sen so rial y siguen la estrategia tom ada por aquellos que investi
c o rte z a q u e m edia gan las bases neuronales de los procesos cognitivos.
Estas investigaciones se han enfocado en las manifesta
ciones conductuales y fisiológicas de la cognición (y su
interrupción) y han usado estas manifestaciones para
inferir la naturaleza de los procesos cognitivos subya
centes, sin estar preocupados acerca de los aspectos
conscientes de la cognición. Esta estrategia ha sido muy
exitosa para com prender la cognición. No hay razón
por la cual tampoco deba ser aplicada a la emoción, y
éste ha sido el énfasis en este capítulo. Sin embargo,
antes de dejar esta área es necesario examinar lo que se
conoce acerca de la emoción y la conciencia.
de trabajo. Sin dicha influencia, los contenidos de la están involucrados en los p ensam ientos y que las
m em oria de trabajo no tendrían un m atiz emocional. emociones están asociadas con una intensa m oviliza
Las personas quedarían con ideas intelectuales secas, ción de actividad cerebral que no es el sello distinti
sin sentim ientos para guiar su tom a de decisiones y vo de los pensam ientos. Todo el mundo ha tenido la
su conducta. De hecho, se puede d efin ir u n senti experiencia de tener p en sam ien tos que divagan
m iento com o una rep resentación de los procesos mientras se lee, de modo que no se tiene noción de lo
em ocionales en la m em oria de trabajo. que tratan las ú ltim as tres páginas. Tam bién han
tenido la experiencia de ser abrum ados por un senti
E X C IT A C IÓ N C O R T IC A L A C T IV A D A P O R LA miento, de modo que uno no se puede alejar de él por
A M ÍG D A L A Se ha visto que la am ígdala puede ini más de irnos momentos sin que involuntariamente re
ciar la excitación cortical. Esta excitación sirve para surja con su intensidad. Ésta es la mayor evidencia de
en focar la atención sobre el estado em ocion al y, en que diferentes procesos cerebrales subyacen a los dos
algunas instancias, sobre el estímulo que lo inicia. Sin fenómenos.
esta excitación, la experiencia em ocional sería fugaz, La in flu en cia de la am ígd ala sobre la corteza es
con destellos a través de la conciencia com o un pen m ás fuerte que la influ encia cortical sobre la am íg
sam iento aleatorio. Parte de este proceso de excita dala. Se sabe de la psicología cognitiva experim ental
ción involucra la excitación activada por parte de la que la cognición puede ten er un im portante efecto
am ígdala de ella m isma. Esto ayuda a asegurar que sobre la em oción (Schachter y Singer, 1962; Valins,
la atención perm anezca enfocada sobre la experien 1966). Tam bién se sabe que cuando se está en una
cia que excita la emoción y los eventos asociados. fuerte emoción, ésta nos agarra con tanta intensidad
que no se afecta por d iv ersas cogniciones con trao
R E T R O A LIM EN TA CIÓ N D E SD E EL CU ERPO La fensivas que puedan esgrim irse. Existe evidencia de
retroalim entación corporal proporciona un com po que las esp ecies ev olu cio n ad as m ás recientem ente
n ente que es esencial a la experiencia em ocional. exhiben m ayor grado de conectividad de la corteza
Com o Jam es apuntó (1884), sin dicha retroalim enta a la am ígdala que las esp ecies m enos avanzadas.
ción un sentim iento sería una idea intelectu al seca, Esto plantea la posibilidad de que, si esta tendencia
sin la fuerza de una experiencia em ocional. La me continúa, la ev olu ció n pu ede producir u n balan ce
m oria a largo plazo de la retroalim entación corporal m ás arm onioso entre cogn ición y em oción, un
que tuvo lugar en el pasado tam bién puede evocar balance que puede m ejorar la capacidad de la gente
una experiencia emocional. para vivir con los demás, con el am biente natural e
incluso consigo misma.
Pensamientos y sentimientos
RESUMEN
Las consid eraciones apenas presentadas sugieren
algunas diferencias entre las bases neuronales de los La em oción ha sido un área de investigación relativa
pensam ientos conscientes y la experiencia emocional mente ignorada tanto por la psicología experimental
consciente. A unque claram ente queda por aprender como por la neuropsicología. Esto se debe, en parte, a
acerca de las bases neuronales de am bos elem entos la creencia de que es necesario comprender las bases
de conciencia, se está en posición para especular de la experiencia consciente con la finalidad de com
acerca de algunas de sus diferencias. prender la em oción. La im portancia de esta creencia
Parece ser que los pensam ientos y sentimientos se es com prensible cuando uno considera cuán intensa
deben a diferentes sistemas neuronales. Aunque estos y consumidora puede ser una experiencia emocional.
sistem as pueden convergir en la m em oria de trabajo, No obstante, ello ha retrasado la com prensión de la
las bases neuronales de los dos elementos parecen ser bases neuronales de la em oción al agobiar a esta área
m uy diferentes. Es interesante que lo que se sabe acer con los problemas más enigmáticos de las neurocien-
ca de los componentes subcorticales de los sentimien cias. A hora se reconoce que el problem a de la con
tos, en particular la contribución de la amígdala, es una ciencia no es específico a la em oción y que, como es el
de las fuentes de apoyo más fuertes para esta hipóte caso con la cognición, el progreso hacia la com pren
sis. A pesar del aparente m isterio de la emoción, se sión de la em oción se puede lograr por m edio del
sabe más acerca de sus bases neuronales que lo que se estudio de sus m anifestaciones conductuales y fisio
sabe acerca de las bases neuronales del pensamiento. lógicas. Esto coloca la investigación de la em oción y
U na especulación relacionada es que las em ocio de sus bases neuronales en el mismo cimiento em pí
nes involucran m ás sistem as cerebrales que los que rico que el estudio de la cognición.
320 PARTE II Neuropsicologia de los sistemas funcionales principales
La em oción puede ser considerada com o com Puede hacerse una d istin ción entre m em oria de
puesta por tres com ponentes: excitación fisiológica, em oción y memoria em ocional. La m em oria de em o
conducta y experiencia consciente. Las prim eras teo ción es la m em oria explícita de eventos y sentim ien
rías de la em oción y el cerebro intentaron relacionar tos pasados, recuerdos que involucran al hipocam po
estos com ponentes con áreas específicas del sistem a y estructuras diencefálicas. La m em oria emocional es
n ervioso. La teoría de Jam es-L ange propuso que la la m em oria im plícita que se m anifiesta como excita
experiencia consciente es el resultado de la retroali- ción autónoma actual. Con frecuencia estos dos tipos
m en tación h acia la corteza acerca de la excitación de m em oria em ergen de m an era uniform e, produ
corporal y la conducta. La teoría de C annon-Bard ciendo una experiencia u nificad a en la m em oria de
argum entó que el tálam o responde a un estím ulo trabajo consistente en el recuerdo de un evento junto
em ocional al activar sim ultáneam ente la corteza y el con la experiencia presente de la excitación fisiológi
hipotálam o. El h ipotálam o es p articu larm en te im ca. Sin embargo, estos dos terrenos de m em oria pue
p ortan te para la activación y organización de los den ser disociados. La p erson a puede recordar un
com ponentes autónomos y endocrinos de la respues evento, pero el recuerdo puede no estar acompañado
ta em ocional. Tam bién organiza ciertas conductas por excitación fisiológica. De m anera alternativa, la
em ocionales, com o la agresión sim ple y la ira. La teo persona puede exp erim en tar excitación fisiológica
ría de Cannon-Bard propuso que la activación corti sin m em oria explícita de su fuente.
cal resulta en experiencia em ocional, aunque su La investigación inicial de la relación entre la cor
intensidad puede ser m ejorada vía la excitación fisio teza y la em oción sugirió que las lesiones del hem is
lógica que retroalim enta a la corteza. ferio izquierdo estaban asociadas con depresión,
Una característica im portante de la teoría de Can m ientras que las lesiones del hem isferio derecho
non-Bard es la idea de que partes del cerebro están estaban asociadas con indiferencia, negación o inclu
especializadas para la em oción. La búsqueda de es so euforia. Esto condujo a la noción de que el hem is
tas regiones, del cerebro em ocional, han producido ferio izquierdo está esp ecializad o para em ociones
diferentes form ulaciones teóricas. El circuito de Pa- positivas, y el hem isferio derecho está especializado
pez intentó explicar la interacción de los com ponen para emociones negativas.
tes corticales y subcorticales de la em oción, a través La llam ada teoría de valencia más recientem ente
de un circuito de conexión neuronal. La hipótesis del ha dado lugar a un enfoque sobre la contribución de
sistem a lím bico sostiene que el cerebro em ocional cada hem isferio para com ponentes específicos de la
podría ser definido sobre la base de criterios neuroa- emoción. Ahora existe una am plia evidencia de que
natóm icos. Cada uno de estos enfoques ha sido heu el hem isferio derecho está esp ecializad o para la
rístico, mas cada uno tiene lim itaciones precisas. interpretación y exp resión de la em oción, aunque
El síndrom e Klüver-Bucy, que resulta de la rem o tam bién parece que el hem isferio izquierdo partici
ción bilateral de los lóbulos tem porales en m onos, pa en estos procesos, al m enos bajo ciertas condicio
com prende varios síntomas diferentes. Uno de ellos, nes.
la docilidad extrema, subsecuentem ente ha sido vin La am ígdala ejerce in flu en cia sobre la corteza a
culada a daño en la am ígdala. La investigación más través de m últiples proyecciones hacia la corteza re
reciente ha m ostrado que la am ígdala es central para lacionada con lo sensorial, a través de la excitación
el m iedo condicionado. Esta estructura sirve com o de la corteza activada por la am ígdala (vía sistem as
un procesador em ocional en el sentido de que orga de excitación del tallo cerebral) y a través de la retro-
niza la entrada sensorial, que arriba al núcleo lateral alimentación a la corteza de la inform ación acerca de
de la am ígdala, en respuestas de m iedo, ejecutadas la excitación corporal generada por la propia am íg
por el núcleo central de la am ígdala. La am ígdala dala. Las influencias corticales sobre la amígdala son
tam bién recibe entrada desde la corteza sensorial, la m enos extensas, pero m uy im portantes. La corteza
corteza de asociación sensorial, la corteza polimodal frontal medial, una región que recibe entrada senso
(incluyendo la corteza frontal m edial) y el hipocam rial extensa y se p royecta tanto hacia la am ígdala
po. Estas entradas sirven para retinar y m odular la como hacia muchos sitios a los que proyecta la amíg
actividad de la am ígdala. Esto significa que, al m e dala, parece ejercer una influencia reguladora sobre
nos en las especies de evolución recientes, el indivi el efecto de la activación de la am ígdala a la luz de
duo no siempre está a merced de las rutas más direc eventos am bientales. La evidencia para esto provie
tas y autom áticas que involucran a la am ígdala. En ne de la incapacidad de los animales con lesiones en
vez de ello, los procesos corticales pueden m odular la corteza frontal m edial para experim entar extin
el efecto de la activación de la am ígdala a la luz de ción. Parece ser que la corteza orbito frontal es una
otros factores internos y externos. inferíase entre la am ígdala y la m em oria de trabajo,
CAPÍTULO 7 7 Emoción 321
proporcionand o un vínculo por m edio del cual la dala y la retroalim entación desde el cuerpo hacia el
entrada em ocional puede ganar acceso a la m em oria cerebro.
de trabajo. La interrupción de la entrada em ocional a Los p ensam ientos y los sentim ientos parecen
la m em oria de trabajo, un resultado del daño a la cor tener diferentes bases neu ronales, los sentim ientos
teza orbito frontal tiene severas consecuencias para aparentem ente in volu cran m ás al cerebro que los
el razonam iento y la toma de decisiones. pensam ientos. La am ígdala tiene más proyecciones
A unque el m ecanism o neuronal de la experiencia hacia la corteza que de ésta h acia la am ígdala. Esto
em ocional consciente aún es uno de los grandes m is puede ser parte de las bases neuronales para el fuer
terios sin resolver de las neurociencias, que de m ane te dominio que los sentim ientos tienen sobre los pen
ra deliberada se ha evitado en este capítulo, no obs sam ientos. Parece que los anim ales de evolución
tante la discusión ha colocado al lector en posición reciente tienen relativam ente m ás conexiones desde
para apreciar algunos de los procesos requeridos por la corteza hacia la am ígdala que los animales m enos
dicho m ecanismo. Estos procesos incluyen la m em o avanzados. Esto puede significar que la evolución se
ria de trabajo, la entrada de la am ígdala a la memoria mueve hacia un balance m ás armonioso entre cogni
de trabajo, la excitación cortical activada por la amíg ción y emoción.
C A P I T U L O
12
La corteza prefrontal
y la regulación de orden
superior del comportamiento
HACIA UN MODELO PROVISIONAL DEL FUNCIONAMIENTO El reclutam iento de las pulsiones en la conducta
DE LA CORTEZA PREFRONTAL dirigida a metas: inhibición del efecto interruptor
La esencia de la inteligencia de la conducta impulsiva
Phineas Gage: un caso de la interrupción del C om portam iento dirigido a metas y estímulos
com portam iento dirigido a metas ambientales
Consideraciones anatómicas Integración de la conducta dirigida a metas
Problemas en la interpretación de !as deficiencias con sus consecuencias
posteriores a lesiones prefrontales Síndromes prefrontales
Un m odelo provisional del funcionam iento prefrontal TEORÍAS DE LA FUNCIÓN PREFRONTAL
FUNCIONES DETERIORADAS DESPUÉS DE LESIONES M odelo animal de función prefrontal
PREFRONTALES EN HUMANOS Interrupción en la conducción de la conducta por
Emoción y motivación el conocim iento representacional como la esencia
C om portam iento social de la deficiencia de la respuesta demorada
M em oria Especialización de! surco principal en las respuestas
Inteligencia general visoespaciales demoradas en monos
Lenguaje Otros subsistemas prefrontales
Creatividad, fluidez ideatoria y pensamiento El problem a de la integración en la corteza prefrontal
divergente RESUMEN
Pensamiento abstracto y conceptual
Función ejecutiva: planeación y organización de
la conducta dirigida a metas
A hora se regresa a la discusión de la regulación de orden la discusión de cualquier función eventualmente conduce a
superior del com portam iento mediado por la corteza pre considerar el papel de la corteza prefrontal. Para parafrasear
fron tal, la corteza que se encuentra anterior a la corteza el proverbio romano: todos los caminos —todas las búsque
motora y a la corteza premotora. Este no es el prim er das para comprender las bases neuronales de aspectos espe
encuentro con el funcionam iento de esta región del cerebro; cíficos de la conducta— conducen a la corteza prefrontal.
CAPÍTULO 12 La corteza prefrontal y la regulación de orden superior del comportam iento 323
HACIA UN MODELO PROVISIONAL una persona quiere preparar la cena (m eta supraor
DEL FUNCIONAMIENTO DE LA dinada) y que no hay com ida en la casa. Lograr el
CORTEZA PREFRONTAL objetivo de hacer la cena requiere alcanzar la subme-
ta de ir a la tienda y com prar comida. Cuando la per
La esencia de la inteligencia sona sube a su auto para ir al superm ercado (subme-
ta dictada por contingencias ambientales), encuentra
La corteza prefrontal es im portante para la form ula que tiene una llanta ponchada y em pieza a cam biar
ción, im plem entación y regulación del com porta la. En este momento se da cuenta de que el gato está
m iento dirigido a m etas. La habilid ad p ara seguir en el sótano y cam ina hacia las escaleras para descen
m etas ante los obstáculos es la característica de la der a éste, sólo para darse cuenta de que el foco del
inteligencia. Esta visión de la inteligencia está expre sótano se ha fundido. De m anera eventual puede lle
sada bellam ente por W illiam Jam es (1890) en el pri var a cabo esta serie de subm etas y elaborar una deli
m er capítulo de su famoso texto. Tras apuntar que la ciosa cena. Por otra parte, a la m itad de la serie puede
atracción entre objetos inanim ados, ejem p lificada decidir que el esfuerzo requerido para lograr estas
por un im án y lim aduras m etálicas, puede ser fácil submetas no es com parable con los beneficios de co
m ente im pedida m ediante, por ejemplo, la inserción cinar la cena, punto en el cual revisa su serie de sub
de una tarjeta entre ellos, Jam es continúa: metas y mejor se dirige al teléfono para ordenar una
pizza. Pero suponga que cuando la persona llega al
Si ahora se pasa desde tales acciones hacia las de sótano ve una severa fuga en una tubería. En este
las cosas vivientes, se advierte una sorprendente punto, la persona pospone la meta supraordinada de
diferencia. Romeo quiere a Julieta como las lima preparar la cena y la reem plaza por una nueva meta
duras quieren al imán; y si no intervienen obs supraordinada: com poner los desperfectos. La p er
táculos él se m ueve hacia ella a través de una sona entonces form ulará nuevas subm etas dirigidas
línea recta como la de aquéllos. Pero Rom eo y hacia la nueva m eta supraordinada, m onitorizar su
Julieta, si se construye una pared entre ellos, no efectividad y revisarla si es necesario.
continúan oprim iendo de m anera idiota sus ros Como se mencionó, cada individuo tiene una jerar
tros contra sus lados opuestos como el im án y las quía compleja de metas. Preparar la cena está supra
lim aduras lo hacen con la tarjeta. Rom eo pronto ordinada a las subm etas previstas para alcanzarla,
encuentra un camino de rodeo, al escalar la pared pero subordinada a otras, como m antener un estado
o de algún otro modo, para tocar los labios de nutricional sano y buena salud general. Uno podría
Julieta de manera directa. Con las lim aduras la preguntar de dónde viene la m eta que se encuentra
trayectoria está fija; si se alcanza el fin depende en la parte m ás alta de la jerarquía. Existen diversas
de los accidentes. Con el amante es el fin el que respuestas a esta intim idante pregunta, pero una de
está fijo, la trayectoria puede ser m odificada inde las más plausibles proviene de la psicología evoluti
finidam ente (vol. 1, p. 7). va: la selección n atural ha evolucionado un cerebro
que lucha por poner al individuo en circunstancias
Poco m ás adelante, Jam es escribe: "E l seguim iento de como las que provocaron la reproducción de sus an
fin es futuros y la elección de los medios para su logro son cestros. Para los humanos esto significa no sólo equi
por tanto la marca y el criterio para la presencia de la men par a los individuos con la m otivación y el repertorio
talidad en un fenóm eno" (vol. 1, p. 8, subrayado de conductual requeridos para la reproducción sexual.
Jam es). También requiere com prender el ambiente y asegurar
El propio concepto de inteligencia es insignificante la cooperación de los otros (Pinker, 1997).
sin las m etas (Pinker, 1997, p. 61). Desde luego, la gen
te difiere en relación tanto con la naturaleza de las me
tas que persiguen como con la forma en que las metas Phineas Gage: un caso de la interrupción
están organizadas jerárquicamente en m etas supraor- del comportamiento dirigido a metas
dinadas y subordinadas. Cada m eta es alcanzada por
una cadena de subm etas, las cuales, sin em bargo, ¿Qué evidencia existe de que la corteza prefrontal
requieren constante m onitorización y m odificación a juega un papel crucial en la regulación de orden
la luz de los resultados de los intentos por alcanzar o superior del com portam iento? Alguna de la eviden
no subm etas previas, sobre la base de eventos im pre cia más tem prana proviene del conocido caso de Phi
vistos. Esta m onitorización puede incluso resultar en neas Gage (Harlow, 1848, 1868). En 1848, Gage traba
una revisión de la m eta supraordinada en sí. Un jab a en Verm ont p ara la com pañía ferrocarrilera
ejem plo puede ilustrar estos procesos. Suponga que Rutland y Burlington, como capataz de un grupo de
324 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales
M ed ial/ cingulada
No es fácil caracterizar con precisión qué no funcio prefrontal m ed ial y corteza prefron tal orbital (tam
naba adecuadam ente en Phineas Gage. El daño es bién llam ada v en tral) (figura 12.2). En una sección
com plejo y no está confinado a un cam po específico ulterior se discutirán las características superficiales
de funcionamiento. Sin embargo, lo que sí es claro es de la corteza prefrontal de los monos.
que algo que tiene que ver con el control de orden
superior y la regulación del comportamiento fue afec C A R A C T E R ÍST IC A S F IS IO L Ó G IC A S B Á SIC A S
tado por su accidente. Se ha aprendido mucho acerca Al igual que otras regiones de la corteza denominadas
de la función de la corteza prefrontal en el siglo y corteza de asociación, se sabe desde hace mucho que
m edio posterior a la lesión de Phineas Gage. Sin em la corteza prefrontal relativamente no tiene respuesta
bargo, este desarrollo del conocimiento no ha produ a la estimulación eléctrica (Ferrier, 1886; Fritsch e Hit-
cido una explicación teórica definitiva de la función zig, 1870). En contraste con las cortezas prem otora y
prefrontal. En este capítulo se exam inarán los efectos m otora, la corteza prefrontal no está organizada de
conductuales de las lesiones a la corteza prefrontal y manera somatotópica y no realiza conexiones directas
se explorarán algunos de los intentos por proporcio hacia los núcleos motores en el tallo cerebral y la m é
nar una base teórica para comprender lo que implica dula espinal. Por tanto, no participa en forma directa
el daño a la función del lóbulo frontal. Se inicia con el en la ejecución o sintonía fina de la salida motora. No
estudio de la anatomía de los lóbulos frontales. obstante, la corteza prefrontal tiene enorme influencia
sobre el com portam iento voluntario. Como se verá,
esta influencia es ejercida vía trayectorias multisináp-
Consideraciones anatómicas ticas que conectan a la corteza prefrontal con varios
centros de control motor, el neoestriado (caudado y
C A R A C T E R ÍS T IC A S SU P E R F IC IA L E S DE LA putamen), el tálamo y los colículos superiores.
C O R T E Z A P R E FR O N T A L Los lóbulos frontales
so n la porción m ás anterior de la corteza y están al C IT O A R Q U IT E C T U R A D E LA C O RTEZA P R E
frente del surco principal. Como ya se ha m enciona FRONTAL Brodmann describió seis áreas prefronta-
do, la corteza prefrontal hace referencia a la corteza les en el m acaco y más de 10 áreas en los hum anos.
anterior, a la corteza m otora y a la corteza premoto- Puesto que la num eración de Brodm ann en el mapa
ra. Esta es un área m asiva que com prende casi 30% citoarquitectónico del m acaco no corresponde con la
de la corteza total en los humanos (Brodmann, 1912). del m apa de la corteza hum ana, Walker (1940) elabo
En hum anos, la corteza prefrontal se divide en tres ró un mapa de la corteza del macaco, en el que descri
region es: corteza p refro n tal d o rso la tera l, corteza bió y renombró las áreas que consideró eran homólo-
326 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales
gas en las dos especies (figura 12.3). Uno de los aspec posteriores se estudiará alguna de estas conexiones
tos m ás característicos de la corteza prefrontal de los con m ayor detalle.
primates, que la distingue de la corteza frontal poste
rior, es una profusión de células granulosas en la capa A feren tes Existen cuatro fuentes principales de entra
cortical IV (Bonin y Bailey, 1947; Carpenter, 1976; Wal da a la corteza prefrontal (figura 12.4). Primero, recibe
ker, 1940). Por esta razón, la corteza prefrontal en oca inform ación altam ente procesada acerca del mundo
siones es referida como la corteza granular frontal. externo desde las áreas corticales involucradas en el
procesam iento de la inform ación desde cada una de
C O N E X IO N E S EN TR E C O RTEZA PREFRO N TA L las cinco grandes modalidades sensoriales. Esta infor
Y O T R A S R E G IO N E S D E L C E R E B R O Las cone m ación no es recibida directam ente desde la corteza
xiones entre la corteza prefrontal y el resto del cere sensorial primaria; sino que proviene de áreas de aso
bro proporcionan importantes claves concernientes a ciación sensorial, las regiones corticales que median el
su función. En esta sección se discutirán estas cone procesamiento perceptual de orden superior. Segundo,
xiones en térm inos generales y brevem ente se consi la corteza prefrontal recibe aferentes desde el hipocam
deran sus im plicaciones funcionales. En secciones po, vía el fascículo uncinado. Éste le proporciona infor-
C o rteza prefrontal
FIGURA 1 2 .4 Las cuatro principales
Á reas d e a so c ia c ió n
fuentes de aferentes prefrontales en
primates. La linea punteada indica
que el núcleo mediodorsal del tálamo
recibe gran parte de su entrada desde
la corteza prefrontal.
C o rtez a prefronta -► Todas las áreas sen soriales FIGURA 1 2 .5 Los cuatro grandes
d esd e las c u a le s re cib e destinos de eferentes prefrontales
en trada la co rte za
en primates.
prefrontal
C ortezas
p rem otora
y m otora
su p lem entaria
N oestriado
(cau d ad o y putam en)
Estructuras y c o lícu d o sup erior
lím b icas
m ad ón desde la memoria a largo plazo. Tercero, la cor da acerca del m undo externo; las experiencias pasa
teza prefrontal recibe inform ación acerca del estado das, y los estados fisiológico, em odonal y motivacio
fisiológico y motivacional internos del organismo vía nal internos del organism o. Está, por tanto, en una
el sistema límbico, en particular (vía el hipotálamo) de posición para integrar la inform ación desde todas
la amígdala. Cuarto, la corteza prefrontal recibe entra estas fuentes en forma que produzca un esquema para
da extensa desde varios núcleos talármeos. La más im la regulación global de la conducta. En este sentido,
portante entrada talám ica es desde el núcleo medio- esta regulación puede ser im plem entada vía los efe
dorsal, el cual a su vez recibe gran parte de su entra rentes prefrontales que influyen los procesos de aten-
da desde la corteza prefrontal (así com o desde es dón; los estados fisiológico, emocional y motivadonal
tructuras límbicas). Estas vías de regreso hacia la cor internos y el movimiento voluntario. Esta conceptua-
teza prefrontal proporcionan rutas para la com unica lizadón general de la fundón prefrontal será desarro
ción de in form ación entre diferentes regiones pre llada con más detalle en las próximas secdones.
frontales.
E feren tes Existen cuatro grandes destinos de los efe Problemas en la interpretación de las
rentes desde la corteza prefrontal (figura 12.5). Ésta deficiencias posteriores a lesiones prefrontales
proyecta de regreso a todas las áreas sensoriales desde
las cuales recibe entrada. Se cree que estas proyeccio A partir de Phineas Gage, han sido estudiados m u
nes recurrentes participan en el control prefrontal de chos parientes con lesiones prefrontales, tanto a nivel
los procesos de atención. La corteza prefrontal también clínico como en investigadones neurosicológicas más
proyecta h ad a la corteza premotora y hada la corteza sistem áticas. Éstas han revelado un amplio rango de
motora suplementaria, la cual a su vez proyecta hada defidendas asodadas con el daño prefrontal, como el
la corteza motora. Además, la corteza prefrontal pro deterioro en el control de la acdón voluntaria, la reso-
yecta hacia el neoestriado (caudado y putam en), el ludón de problemas, la estim adón cognitiva, la flexi
cual a su vez proyecta, vía el tálam o, de regreso a la bilidad cognitiva, la planeación, la memoria y la con
corteza prefrontal y hacia las cortezas prem otora y ducta emocional. Adem ás, diferentes parientes, o in
m otora. La corteza prefrontal tam bién proyecta ha cluso el mismo paciente a lo largo del tiempo, exhiben
cia el colículo superior. Estos eferentes prefrontales síntomas contradictorios. Por ejemplo, los individuos
h a cia las estru ctu ras m otoras p ro p orcio n an vías a con lesiones prefrontales que se enfrentan a una tarea
trav és de las cuales la corteza p refron tal puede de soludón de problema pueden detener su trabajo en
influir el inicio y la regulación (continuación o inhi la tarea antes de que esté completa, aun cuando utili
bición) del m ovim iento. Finalm ente, la corteza pre cen lo que habría sido una estrategia exitosa si hubie
frontal tiene conexiones directas con estructuras lím sen continuado su labor. También pueden utilizar una
b icas, en particu lar el hipotálam o, proporcionando estrategia no exitosa, aun cuando reaban retroalimen-
con ello un m ecanism o para in flu ir las funciones tadón consistente de que la estrategia no está logran
au tónom a y end ocrina y para regu lar la conducta do su objetivo pretendido.
em ocional. El problem a al evaluar los hallazgos acerca de los
E n conjunto, este patrón de aferentes y eferentes efectos conductuales de las lesiones prefrontales es
prefrontales sugieren que la corteza prefrontal media parcialm ente sim ilar al proverbio de las muchas per
la reguladón de orden superior de la conducta. La cor sonas con los ojos cubiertos que exploran diferentes
teza prefrontal red be inform adón altamente procesa partes de un elefante y reportan las características de
328 PARTE II N europsicobgfa de los sistemas funcionales principales
_Representación del
mundo externo
■A
A ten ció n
selectiv a
P en sa m ien to c o n c ep tu a l, m o d ificació n A ten ción
d e p la n es y estrategias, flexibilidad , e x clu y en te
esp on tan eid ad , fluidez ideatoria, R espuesta
cam b io / co ntinu ació n d e la au to m ática al am b ien te
c o n d u cta (co n b a se en la
reatro aiim en tació n )
Resultado de
la conducta
las partes del anim al que tocan. Sin em bargo, existe ducta por estím ulos am bientales irrelevantes puede
un problem a todavía m ás serio: las inferencias en ser el intento com pensatorio del individuo por diri
relación con los m ecanism os subyacentes a las defi gir de m anera adaptativa el com portam iento cuando
ciencias observadas tiend en a in terferir con la des las estrategias planeadas son perturbadas o se vuel
cripción del deterioro m ismo. Es inevitable, e incluso ven inaccesibles. Tam bién es posible, desde luego,
deseable, cierto grado de conceptualización concer que am bos m ecanism os sean operativos o que in
niente a la naturaleza subyacente de los daños obser cluso algún otro m ecanism o subyacente explique el
vados, para que los investigadores no se enfrenten síndrom e de dependencia ambiental.
con una lista desconcertante de lavandería de todas La explicación de consecuencias de lesiones pre
las cosas que pueden no funcionar adecuadam ente frontales que sigue no escapará por com pleto a este
tras lesiones prefrontales. Sin embargo, la conceptua problem a. De hecho, en un esfuerzo por ordenar la
lización im plícita en las descripciones de los daños v ariedad de las deficiencias reportadas después de
corre el riesgo de desviar los intentos por form ular lesiones prefrontales, serán clasificadas en térm inos
una teoría comprehensiva de la función prefrontal al de deterioros en las funciones subyacentes. En este
contam inar las conceptualizaciones concernientes a sentido, con la d iscu sió n p reced en te se señala que
la base subyacente de las deficiencias observadas. En las conceptualizaciones en esta explicación son pro
particular, se enfrenta el problem a de si un deterio visionales, p rotegiendo al lector de las connotacio
ro particular es consecuencia directa de un daño pri nes teóricas p oten cialm en te en gañ osas de las d es
m ario en una función subyacente específica, x, o una crip cion es. En u na secció n u lterio r del capítu lo se
respuesta com pensatoria del sistem a a una perturba exp lorarán fo rm u lacio n es teó ricas de la fun ción
ción de cierta función supraordinada, y, que impacta prefrontal m ás explícitas y deliberadas.
sobre x. Por ejem plo, considere la tendencia de cier
tos pacientes con daño o lesión prefrontal para res
pon d er a los estím ulos am bientales que no están Un modelo provisional del funcionamiento
relacionados con la tarea actual (síndrome de depen prefrontal
dencia am biental). Esto podría ser conceptualizado
como una perturbación prim aria de la atención selec El m odelo provisional del funcionam iento prefrontal
tiva y/ o excluyente. Por otra parte, la guía de la con presentado en esta sección es propuesto com o un
CAPÍTULO 12 La corteza prefrontal y la regulación de orden superior del com portam iento 329
m arco de referencia para una discusión de los dete visceral puede ser una in ten sa m otivación para el
rioros que provoca una lesión prefrontal. Se encon cambio conductual.
trará que el daño a las regiones prefrontales perturba Como se estableció con antelación, este m odelo
a todo com ponente de este modelo. pretende ser un marco de referencia para discutir los
La conducta dirigida a metas requiere la actividad deterioros prefrontales. H asta que se posea una teo
de varias fundones componentes subyacentes (figura ría com prehensiva del funcionam iento prefrontal
12.6). La inform ación acerca del contexto debe ser que explique la diversidad de los deterioros observa
integrada con inform ación acerca del estado interno, dos en térm inos de la p ertu rbación de una (o unas
como las pulsiones, lo cual resulta en metas. Las metas cuantas) de la(s) función (funciones) subyacente(s),
deben ser traducidas en submetas, las cuales a su vez no se tiene una forma definitiva para conceptualizar
conducen a form ular estrategias conductuales; luego y categorizar los deterioros prefrontales. No obstan
deben ser traducidas en la organización de conductas te, vuelva ahora al análisis de estos daños. Primero,
específicas las cuales entonces deben iniciarse. Entre se examinarán los efectos de las lesiones prefrontales
las subfunciones que apoyan a estas funciones están en humanos. Más adelante, se describirán las teorías
el pensamiento conceptual, la flexibilidad, la esponta del funcionam iento prefrontal, centrándose en la
neidad, la fluidez ideatoria y la habilidad para iniciar hipótesis de Patricia Goldm an-Rakic, de que la esen
y mantener la conducta. cia del funcionamiento prefrontal es la regulación del
E xcepto en el caso de subm etas d em asiado sim com portamiento m ediante el conocimiento de repre
ples, u n curso particular de conducta raram ente con sentaciones.
duce de m anera directa a la realización de las metas.
Las m etas difíciles a largo plazo requieren acción sos
tenida y variad a durante un periodo considerable. FUNCIONES DETERIORADAS DESPUÉS DE
Adem ás, incluso el logro de subm etas relativam ente LESIONES PREFRONTALES EN HUMANOS
sim ples requiere la m onitorización actual de la con
ducta y una evaluación en la cual los resultados de la Emoción y motivación
conducta son consistentes con alcan zar la meta.
Cuando existe discrepancia entre los resultados de la Desde el reporte de Phineas Gage, ha sido claro que
conducta y las metas, esto requiere una m odificación las lesiones prefrontales deterioran el funcionamiento
de las subm etas, estrategias y organización de la con emocional. En el capítulo 11 se examinó el papel m o
ducta en curso. Pero si la cond ucta se ju zg a como dulador ejercido por regiones prefrontales sobre re
equivalente de las m etas, esta evaluación conducirá giones subcorticales im portantes para la emoción, en
a continuar con la conducta. La flexibilidad de la res particular el hipotálamo y la amígdala. En esta sección
pu esta a los resultad os de la m on itorización de la se examinan algunos de los efectos de las lesiones pre
conducta es crucial para la ejecución de la conducta frontales sobre el funcionamiento emocional.
dirigida a la meta. La investigación de los efectos de las lesiones pre
Las subm etas, estrategias y organización del com frontales sobre la em oción h a recibido m enos aten
portam ien to cond ucirán a la d irección de atención ción que los deterioros cognitivos relacionados con la
selectiva a aspectos específicos del am biente que son corteza prefrontal. Esto se debe en parte a la dificul
d estacables para la tarea actual. Ellos tam bién con tad para definir la em oción, una tarea a la que nos
ducirán a la exclusión de la atención (atención exclu- referimos en el capítulo 11. También se debe en parte
yente) a los aspectos irrelevantes del am biente que, a la dificultad para d eterm inar en qué m edida los
ajenos al contexto del com portam iento dirigido a la problem as em ocionales asociados con lesiones p re
m eta en cuestión, de ordinario pueden evocar o faci frontales son primarios, en lugar de ser secundarios a
litar una respuesta. Las pulsiones y el estado interno los deterioros cognitivos percibidos en estos pacien
in flu yen de m anera d irecta en el com portam iento. tes (también es im portante señalar que los investiga
Sin em bargo, no es probable que esto sea útil para la dores enfrentan un problem a conflictivo cuando
im plem entación de la conducta com pleja dirigido a intentan com prender la naturaleza de los deterioros
la m eta, y por tanto esto acarreará in h ib ición de la cognitivos en estos pacientes. Con frecuencia es difí
conducta activad a por im pulsos. Sin em bargo, los cil determinar en qué m edida las deficiencias cogniti-
estados internos sí contribuyen de m anera esencial vas asociadas con lesiones prefrontales son deterioros
en el com portam iento d irigid o a m etas, tanto en la cognitivos prim arios en contraste con daños cogniti-
form ulación de la m eta en sí com o en el ofrecimiento vos secundarios al deterioro emocional).
de una respuesta visceral a las discrepancias entre los Adem ás de los problem as de interpretación se ha
resultados de la conducta y las metas. Esta respuesta obstaculizado el avance en esta área por el hecho de
330 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales
que los estudios de caso, más que los estudios expe frontal dorsolateral a experim entar estado de ánimo
rim entales, son la principal fuente de inform ación deprim ido (Starkstein y Robinson, 1991; Stuss y B en
acerca de las consecuencias em ocionales de lesiones son, 1986). Existe cierta ev id en cia de que la depre
p refron tales en hum anos. Estos rep ortes en ocasio sión resulta con m ayor frecuencia a partir de lesiones
nes son proclives a la vaguedad, im precisión y con prefrontales izquierdas que de las lesiones prefronta
tam in ación de la observación con in ferencias no les en el hem isferio derecho (G ainotti, 1972; R obin
garantizadas acerca de los m ecanism os subyacentes. son et a l , 1984). Com o se ha m encionado, al intentar
Finalm ente, todos estos problem as están conform a com prender los trastorn os em ocion ales asociados
dos por la com plicada y variable, incluso contradic con lesiones en la corteza prefron tal con frecuencia
toria, n atu raleza de los cam bios em ocion ales que es difícil determ inar si un deterioro em ocional es un
provocan las lesiones prefrontales. efecto prim ario de la disfunción prefrontal, u n efecto
A pesar de estos problemas, se exam inan los cam secundario de los deterioros cognitivos que se sabe
bios em ocionales asociados con lesiones de la corte siguen a estas lesiones o algu n a com binación de
za prefrontal. É stos pueden ser d ivididos en sín to ambos. Este problem a es particularm ente desafiante
m as negativos o deficiencias (la ausencia de ciertos a los intentos por com prender la depresión relacio
com portam ientos adaptativos o cosas que los indivi nada con las lesiones prefrontales.
duos con lesiones no pueden hacer) y síntom as posi Puesto que esta constelación de síntomas coincide
tivos (com portam ientos que están presentes pero con m uchos de los síntomas de u n trastorno depresi
que no son adaptativos). vo mayor, ha sid o denom inada p seu d o d ep resió n
(Blum er y Benson, 1975). La apatía ha sido reportada
S ÍN T O M A S N E G A T IV O S E x c ita c ió n p e r tu r b a d a con más frecuencia asociada con lesiones a la conve
Los individuos con lesiones de la corteza prefrontal xidad prefrontal (región prefrontal dorsolateral) que
m uestran m enos niveles de excitación y estado aler a la corteza prefrontal orbital. Tam bién se h a encon
ta, en particu lar después de grandes lesiones pre trado después de lesiones de la corteza prefrontal
frontales dorsolaterales (Luria, 1966). E sto con fre m edial (Fuster, 1997, p. 169).
cuencia conduce a una reducción d ram ática en la
visión de su comportamiento. A ellos les falta espon S ÍN T O M A S P O S IT IV O S : E U FO R IA Y D E S IN H I-
taneidad y dism inuye su respuesta al entorno (Kla- B IC IÓ N Los individuos con lesiones de la corteza
ges, 1954; Kleist, 1934). prefrontal pueden exhibir varios síntomas que tradi
cionalm ente son d enom inados eu foria (G rafm an et
A p a t ía Los individuos con lesiones prefrontales por al., 1986; Greenblatt et al., 1950; Holmes, 1931; Kleist,
lo general son apáticos. Actúan com o si no tuviesen 1934; Lishm an, 1968; Rylander, 1939). Estos in d iv i
m etas y no se preocupan acerca de su destino. Esta duos tienden a ser nerviosos, distraídos e hiperacti-
apatía puede im pregnar su funcionamiento y afectar vos. Con frecuencia son irritables e irascibles. Resul
profund am ente otros aspectos del procesam iento ta increíble su desp reocu pación p or las consecu en
cognitivo y emocional. La apatía relacionada con las cias de su con d ucta sobre otros, u na característica
lesiones prefrontal les puede tom ar la form a de con que ha sido denom inada pseudosicopatía (Blum er y
ciencia dism inuida del am biente, poca iniciativa, Benson, 1975). Por ejem plo, estos pacientes con fre
m ovim iento dism inuido (hipocinesia), expresión cuencia se envuelven en un h u m or infantil su perfi
em ocional em botada y experiencia y capacidad de cial que está repleto de connotaciones sexuales o que
respuesta em ocionales dism inuidas (Cum m ings, 19- puede ser abiertam ente erótico en su contenido. Es
93; Greenblatt, A m ot y Solomon, 1950; H olm es, 1931; tos pacientes pueden ser hipersexuales y exhiben lo
Stuss y Benson, 1986). El m ovimiento dism inuido se que parece ser u na d esin h ibición de sus pulsiones
percibe en todas las esferas, como el habla (Kolb y Mil- instintivas.
ner, 1981a), cam bio de expresión facial (Kolb y Tay- Estos com portam ientos se observan con m ayor
lor, 1981) y m otilidad general (Fuster, 1997). A los frecuencia en las lesiones p refron tales que in volu
individuos con lesiones de la corteza prefrontal, cran la corteza prefron tal orb ital (ventral). Sin em
Luria (1966) los conceptualizó con un padecim iento bargo, como ocurre con todas las lesiones prefronta
de in e rcia p síq u ica , la incapacidad para iniciar les, se ha rep ortad o una v aried ad de síntom as d es
m ovim iento o para descontinuar el m ovim iento en pués de lesiones prefrontales orbitales y la euforia no
progreso. se observa tras todas las lesiones de la corteza pre
frontal orbital. A dem ás, aunque algunos individuos
D ep resió n Relacionada con la apatía está la tenden con lesiones de la prefrontal que exhiben euforia
cia de los pacientes con lesiones de la corteza pre- tam bién exhiben desinhibicíón, la desinhibición no
CAPÍTULO 12 La corteza prefrontal y la regulación de orden superior del comportamiento 331
rendim iento depende de la habilidad del sujeto para de tests estándar de in teligen cia (H ebb, 1939; Stuss
im poner organización subjetiva sobre los estím ulos a y Benson, 1986). Sin em bargo, con frecuencia se ob
ser recordados (Petrides y Milner, 1982). serva un pobre rendim iento en com ponentes de es
tos tests que req u ieren de m em o ria de trabajo,
D E F IC IE N C IA S EN LA M E M O R IA T E M P O R A L como los subtests de aritm ética (resolución de pro
Los individuos con lesiones prefrontales tienen dete b lem as m atem áticos) y de d íg ito s recu rren tes (re
rioro en la m em oria temporal, la m em oria del orden p etir caden as de d íg ito s escu ch ad o s) de la Escala
cronológico de una secuencia de estím ulos. M u es W eschler de Inteligencia de A dultos. A dem ás, pue
tran deficiencia en identificar cuál de dos estím ulos den ser aparentes ciertos deterioros en subtests que
previam ente presentados fue el últim o que vieron hacen uso del pensam iento abstracto, en particular
(Milner, Corsi y Leonard, 1991). Como se ha m encio las Sem ejan zas, un punto al cual se regresará m ás
nado, los individuos con lesiones prefrontales no tie adelante.
n en deficiencia en los tests de reconocim iento sim El descubrimiento de que individuos con lesiones
ple; este déficit por tanto tiene que ver con el recuer prefrontales tienen un nivel de ejecución norm al en
do de orden tem poral de los estímulos, no de los estí m uchas partes de los tests estándar de CI, testifica los
m ulos per se. aspectos variados del funcionam iento cognitivo que
siguen sin afectarse por estas lesiones. Sin embargo,
A M N E SIA DE R EFEREN C IA Las lesiones prefron también alerta acerca de la naturaleza restringida de
tales están asociad as con am nesia de referencia, el las funciones cognitivas requ erid as por estos tests.
deterioro en el recuerdo de la fuente de inform ación Cuando se utilizan m edidas de inteligencia más am
Canowsky, Shim am ura y Squire, 1989). plias y ecológicam ente válid as, com o la valoración
del flujo de inteligencia requerido para resolver pro
D EFIC IE N C IA EN LA M ETA M EM O R IA La meta- b lem as de m anera creativa y p lan ear extenso com
m em oria, la valoración de la capacidad de m em oria portam iento dirigido a m etas, se encuentra que los
de uno m ism o, está deteriorada en los ind ividuos individuos con lesiones prefrontales m uestran defi
con lesiones prefrontales (Shallice y Evans, 1978; ciencias (Dunca, Burgess y Em slie, 1995; Duncan et
Sm ith y Milner, 1984). Se encontrará que las lesiones n i, 1996). Estas d eficien cias se discutirán con m ás
de la corteza prefrontal perturban la capacidad para detalle en secciones posteriores.
la autoevaluación en diversos contextos.
D E F IC IE N C IA EN LA M E M O R IA D E T R A B A JO Lenguaje
A partir de la discusión en el capítulo 10, se ha visto
que la corteza prefrontal juega un papel crucial en la En el capítulo 6 observam os que las lesiones en re
m ed iación de la m em oria de trabajo (véase sección giones específicas del hem isferio izquierdo estaban
"L os lóbulos frontales y la m em oria de trabajo", en el asociadas con trastornos centrales del lenguaje, sien
capítulo 10). Este tópico se discutirá con más detalle do los más com unes la afasia de Broca (afasia expre
en secciones ulteriores de este capítulo, en particular siva) y la afasia de W ernicke (afasia receptiva). La
cuando se examine la hipótesis de que el vasto rango afasia de Broca, que resulta del daño a la porción
de deterioros asociados con lesiones prefrontales pue posterior de la circunvolución frontal inferior (áreas
de ser explicado en térm inos de un deterioro en la 44 y 45 de Brodmann), se caracteriza por el habla for
m em oria de trabajo. zada y lenta que es articulada pobremente, no fluida
y agram ática. Las lesiones del área prem otora (por
ción lateral del área 6) y el área m otora suplem enta
Inteligencia general ria (porción medial del área 6) del hem isferio izquier
do resultan en una perturbación de la espontaneidad
D ebido a que la corteza prefrontal está más desarro y la suavidad n atu ral del habla (D am asio, 1992;
llada en los hum anos que en cualquier otra especie, Luria, 1970; M asdeu, 1980). En lesiones severas del
parecería p lau sible que ella ju eg a un papel im por área m otora suplem entaria, el paciente puede llegar
tan te en los asp ecto s de la conducta in teligen te, a estar com pletamente mudo.
com o los valorados por los tests de inteligencia es Las lesiones p refron tales no producen los gran
tándar. Sin em bargo, no se ha dem ostrado que éste des sín tom as de la afasia exp resiv a vistos en las
sea el caso. M uchos estudios han reportado que los lesiones al área de Broca. Sin em bargo, aunque los
pacientes con lesiones prefrontales tienen un coefi individuos con lesiones prefrontales no tienen difi
ciente intelectual (CI) norm ales, según la valoración cultades para pronunciar palabras y com binarlas en
CAPITULO 12 La corteza prefrontal y la regulación de orden superior del comportamiento 333
oracion es in telig ib les, estas lesio n es sí provocan A l considerar la relación entre estas deficiencias
alteracion es d efin itivas, aunque su tiles, del habla. de lenguaje relacionadas con la corteza prefrontal y
Estos cam bios h an sido denom inados a fa sia m oto el deterioro en la fu n ción ejecu tiv a observada tras
ra cen tra l (G oldstein, 1948), a fa sia d in á m ica fro n lesiones prefrontales, se han tomado dos posiciones.
ta l (L u ria, 1970) o sim plem ente a fa sia p re fro n ta l Luria y sus colegas (Luria, 1966,1970; Luria y Hom s-
(Fuster, 1997, p. 167). A pesar de esta term inología, kaya, 1964) han argum entado que el deterioro en la
estas a lteracion es no rep resen tan una afasia en el función ejecutiva tras lesiones prefrontales es conse
sen tid o estricto del térm ino. M ás b ien tom an la cuencia de un daño en el papel regulador norm al del
form a de u na red u cción en el h abla esp on tán ea, lenguaje sobre el com portam iento. Esta posición
flu id ez v erb al d ism in uid a y red u cció n en el volu obviam ente postula un papel central del lenguaje o
m en y alcan ce de la exp resión n arrativ a (Benton, los esquem as lingüísticos en la regulación de la con
1968; H ughlings-Jackson, 1915). Por tanto, las ora ducta de orden superior. A u nqu e el deterioro en la
ciones habladas por los individuos con lesiones pre- capacidad de lenguaje puede afectar un subconjunto
fron tales tien d en a ser cortas y gram aticalm en te de conductas especializad as que dependen de la
sim p les (A lb ert et al., 1981), tien en , p o r ejem p lo, guía verbal, parece m ás plausible que la causalidad
pocas cláu su las d epend ientes. E stas d eficien cias es en la dirección opuesta. Desde esta perspectiva, la
h an sid o rep ortad as tras lesiones a la corteza p re deficiencia en el lenguaje asociada con lesiones pre
frontal izquierd a o derecha, aunque son m ás seve frontales es una instancia específica de un trastorno
ras tras daños a regiones p refron tales izq u ierd as más general en la regulación de la conducta (Drewe,
(Benton, 1968; Kaczmarek, 1984). 1975; Zangwill, 1966).
A) B) Lr- Q
/ A\
4/ -
y
u~
- ?
-u
i?
Lt~
-é
n iV —
J 4 ^ :
de los individuos con lesio
nes prefrontales derechas
U muestran perseveradón (B) y
Mi
capacidad disminuida para
d generar respuestas (C). (Toma
do de Jones-Gotman y Milner, 1977,
* pp. 661, 665, 669.)
i
334 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales
de funcionam iento prefrontaí usado con m ayor fre se ha dedicado m ás investigación (por ejem plo,
cuencia, el Test de Wisconsin de Clasificación de Tarje Ackerly y Bento, 1947; Brickner, 1936; Eslinger y Da-
tas. Com o se analizó en el capítulo 11, este test requie masio, 1985; Freem an y Watts, 1942; Penfield y Evans,
re que los sujetos determinen el criterio correcto para 1935).
clasificar tarjetas sobre la base de la retroalim entadón Formular y llevar a cabo u n plan requiere de diver
acerca de su conducta. A unque la m ayoría de los sos procesos. Éstos incluyen: a) identificación de
pacientes prefrontales aprenden a clasificar de acuer metas y submetas y la m otivadón para alcanzarlas; b)
do con el prim er criterio, color, tienen dificultad al formulación de planes y subplanes para alanzar estas
cam biar la base conceptual de su dasificad ón de color metas; c) la retención de estos planes y subplanes en
a form a (y luego a número), aun cuando en cada ensa la m em oria de m odo que estén disponibles para su
yo red ben inform adón concerniente a la base concep reevaluación y, a final de cuentas, ejecución o, en
tual de clasificación actualm ente correcta. Es im por algunas instancias, rechazo, y d) la im plem entación
tante advertir que muchos parientes con lesiones pre de los planes en la form a de actividad m otora. El
frontales que son incapaces de cam biar la base con rom pim iento de cualquiera de estos com ponentes
ceptual de su dasificadón no obstante son capaces de perturbará el com portam iento planeado. Sin em bar
establecer verbalmente las categorías alternativas que go, no siempre es claro en cualquier instanda de dete
podrían servir como la base para la d asificad ón . Por rioro en la planeación cuál com ponente o com bina-
ejemplo, tras dasificar sólo a través de color a lo largo dón de componentes está perturbado. Este análisis es
de todo el test, con frecuenda dicen algo como "oh, sí, todavía m ás com plicado por el hecho de que estos
era color, forma y núm ero". Esto sugiere que, en al com ponentes están traslapados y son interdepen-
menos dertos parientes prefrontales, no es la categori- dientes. Por ejemplo, es necesario retener los subpla
zación conceptual la que está afectada, sino la habili nes provisionales en la m em oria para determ inar si
dad para usar el pensam iento conceptual para guiar interactuarán con otros subplanes prospectivos en
la conducta y /o la habilidad para usar la información una forma que conducirá al logro de la meta deseada.
implícita en la retroalimentadón acerca del comporta
m iento personal para inferir la base conceptual para LA TO R R E D E LO N D R ES U n ejemplo puede ayu
la conduda. dar a ilustrar estos procesos. El rendimiento en el Test
de la Torre de Londres, una tarea que requiere planea-
PEN SA M IEN TO INFEREN CIAL Se ha demostrado rión, es extremadamente sensible a lesiones de la cor
que los individuos con lesiones prefrontales tienen teza prefrontaí (Shallice, 1982). En esta tarea, al sujeto
deficienda en tareas que les requieren realizar inferen se le presentan tres barras verticales de madera unidas
cias a partir del conocimiento ya adquirido. Por ejem a un tablero y tres bolas de diferentes colores que pue
plo, Shallice y Evans (1978) pidieron a sujetos estimar den deslizarse adentro y afuera de las barras. Las
la longitud de la m édula espinal de la m ujer prom e barras verticales son de diferentes largos, de modo que
dio. Para inferir la respuesta, los sujetos deben usar la la barra de la extrema izquierda puede acomodar a las
inform ación que poseen acerca de la altura promedio tres bolas, la de en medio a dos bolas y la de la extre
de la mujer y la longitud de la médula espinal relativa m a derecha sólo a una. La tarea es m over las bolas
a la altura total. Los individuos con lesiones prefron desde una posición inicial hasta una posición final
tales tienen dificultad para realizar estas inferencias, m ediante el m ovim iento de las bolas una a la vez en
aun cuando poseen el conocimiento básico requerido. un número especificado de movimientos (figura 12.8).
Si se con sidera el procesam iento requerido para
com pletar con éxito la tarea, observam os antes que
Función ejecu tiva: p laneación y organ ización todo que a diferencia del caso en situaciones más na
de la co n d u c ta dirigida a m etas turales, la m eta está b ien identificada. No obstante,
los sujetos son m otivados para alcanzar esta m eta.
La h abilid ad d eteriorad a para form u lar y llevar a Adem ás, deben ser capaces de planear una serie de
cabo planes es una de las consecuencias m ás desta submetas para alcanzar la m eta final. Esta planeación
cada y m ás profundam ente alterada de las lesiones de subm etas conlleva la m onitorización de la efecti
prefrontales. Esto es evidente en lo que puede apre vidad de cada subm eta prospectiva en relación con
ciarse a partir de los reportes de la vida de Phineas otras subm etas prospectivas (por ejemplo: si m uevo
G age p osteriores a su accidente (H arlow , 1868). una bola aquí, ¿seré capaz de llegar a mi m eta final
D esde este prim er reporte, la planeación deficiente en el núm ero requerido de pasos?). A n ticipar los
h a sido quizá el d eterioro asociado con d isfunción efectos de u n m ovim iento en relación con la m eta
prefrontaí m ás consistentem ente reportado y al que últim a, rechazar o aceptar u n m ovim iento dado co-
336 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales
M ovim iento 2
M ovim iento 3
M ovim iento 4
M ovim iento 5
FIGURA 12.10 Movimientos oculares durante tareas de búsqueda visual con diferentes instrucciones.
A ) sujeto normal; B) individuo con lesión prefrontal. Las instrucciones fueron: (1) Observación libre,
sin instrucciones. (2) "La familia, ¿es pobre o rica?" (3) "¿Qué edad tienen las personas en el cuadro?"
(4) "¿Qué estaban haciendo antes de que el hombre entrara a la habitación?" (5) "Intente memorizar la
ropa que tiene puesta la gente." (6) "Intente memorizar la ubicación de los muebles." (7) "¿Cuánto
tiempo ha estado alejado de su familia el hombre?" (Tomado de Luria, 1966, pp. 27é-275.)
se percibe en las tareas de búsqueda visual. Por ejem Acaso una dem ostración m ás clara de la incapaci
plo, Teuber (1964) pidió a los sujetos encontrar la ubi dad de los individuos con lesiones prefrontales para
cación de una form a específica dentro de un arreglo organizar su com portam iento en concordancia con
de otras form as (figura 12.9). Los ind ividuos con un plan dirigido a m eta es u n estudio que registró los
lesiones de la corteza prefrontal tuvieron deficiencias m ovim ientos oculares de los sujetos a quienes se les
para localizar la form a objetivo. pidió respond er preguntas específicas acerca de la
338 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales
gente en u na fotografía (Karpov, Luria y Yarbuss, tudios no fueron el resultado de una paresis prim aria
1968). Los m ovim ientos oculares de los sujetos nor o ataxia de m irada. Las lesiones prefrontales no afec
males variaron en forma sistemática, de acuerdo con tan los com ponentes elem en tales del m ovim iento
los aspectos de la fotografía que requirieron explora ocular, tam poco afectan los com ponentes elem enta
ción con la finalidad de responder la pregunta. En les de otros m ovim ientos.
contraste, los m ovim ientos oculares de los in divi
duos con lesiones prefrontales estuvieron bastante D E T E R IO R O EN LA S T A R EA S SE C U N D A R IO A
desorganizados, proporcionando una im portante re D EFIC IEN C IA EN LA PLAN EACIÓ N Las deficien
presentación gráfica del grado en el cual su conducta cias después de lesiones prefrontales han sido repor
no está guiada por un plan dirigido a una m eta (figu tadas en diversas tareas que requieren la planeación
ra 12.10). Es importante enfatizar que los m ovim ien de conducta autoiniciada y autoordenada (Grafman,
tos oculares desorganizados observados en estos es 1995; Karm ath y Wallesch, 1992; Karmath, Wallesch y
CAPITULO 12 La corteza prefrontal y la regulación de orden superior del com portamiento 339
Zim m erman, 1991; Luna, 1966; Milner, 1982; Petrides la in teg ración tem p oral del com portam ien to o al
y Milner, 1982). A dem ás, la planeación d eteriorad a gún otro constructo, p arece claro que esta función
tam bién pu ed e contribuir al pobre ren d im ien to en básica depende de varias funciones. Éstas incluyen
las tareas que, aun cuand o ex p lícitam en te no son la atención, la inhibición de la interferencia externa
tareas de planeación, tienen un com ponente de pla e interna, la m em oria de trabajo y la m em oria a lar
n eación im portante. Esto puede explicar, al m enos go plazo. Tam bién parece claro que se requieren las
en parte, la deficiencia después de lesiones prefron- interacciones entre la corteza prefrontal y otras áreas
tales en los tests de fluid ez verbal (M ilner, 1964) y cerebrales para la m ediación de estas funciones com
de fluidez de diseño (Jones-G otm an y Milner, 1977). ponentes, tópico al cual se regresará más tarde.
En la tarea de fluidez verbal la planeación y organi
zación deterioradas volverán ineficiente la búsque
da del léxico, m ientras que en la tarea de fluidez de El reclu tam ien to de las pulsiones en la
diseño la organización deteriorada podrá interferir co n d u cta dirigida a m etas: inhibición del
con la gen eración sistem ática de fig u ras nuevas. e fecto in terruptor de la co n d u cta impulsiva
Estos problem as en la planeación de la conducta sub-
yacen a la noción frecuentem ente expresada de que Se ha observado que la separación de la pulsión del
la corteza prefrontal regula el nivel superior de con com portam iento, un síntom a de algunos individuos
trol conductual, un nivel con frecuencia caracteriza con lesiones prefrontales, conduce a apatía y depre
do com o fu n ció n ejecu tiv a (Baddeley, 1986, Glosser sión, lo cual pertu rba la conducta dirigido a m eta.
y G oodglass, 1990; Pribram , 1973; Shallice, 1982; Por otro lado, la expresión desinhibida de los im pul
Stuss y Benson, 1986; Stuss y Gow, 1992). sos, un deterioro observado en otros individuos con
lesiones prefrontales, tam bién es raramente adaptati-
LA IN T E G R A C IÓ N T E M P O R A L D E L C O M P O R vo. Con m ayor frecuencia, la expresión directa de los
TA M IEN TO Otra form a de conceptualizar las fun im pulsos probablem ente conduzca a un com porta
ciones prefrontales integradas bajo el concepto de m iento que evoque una respuesta negativa de otras
función ejecu tiva es en térm inos de la in teg ració n personas, intentos frustrados por alcanzar las necesi
tem poral d el com portam iento (Fuster, 1997). Esto se dades a corto plazo y una perturbación de la conduc
refiere a la h abilid ad para iniciar y llev ar a cabo ta dirigida a metas. Esto es cierto para la diversidad
patrones novedosos de com portam iento dirigido a de las interacciones com plejas con el am biente, en
metas a lo largo de extensos periodos. Los pacientes particular con el ambiente social. D esde el flirteo con
con lesiones prefrontales generalm ente no tienen un prospecto com pañero sexual hasta las n egocia
dificultad al ejecutar secuencias conductuales fam i ciones con el jefe, lo que se necesita para el com por
liares bien ensayadas, aun cuando éstas deban trans tam iento adaptativo no es la supresión de la pulsión
currir durante periodos relativam ente prolongados. v ista en la p seu d od ep resión que sigue a ciertas
En consecuencia, ellos pueden ser capaces de llevar a lesiones prefrontales. N i probablem ente sea adapta-
cabo m uchas de las actividades rutinarias de la vida tiva la irrupción desinhibida del im pulso, visto tras
cotidiana. En contraste, tienen gran dificultad cuan otras lesiones prefrontales. M ás bien, es más proba
do son confrontados con situaciones novedosas y ble alcan zar los fines que se b u scan a través de la
retadoras que requieren desarrollar nuevas estrate can alización de la p u lsión en el com portam iento
gias y patrones conductuales y organizarlos en una dirigido a m etas, m otivado y organizado. Parece ser
secu en cia de acciones durante un period o extenso. que la corteza prefrontal es crítica para este p ro ce
Este d eterioro puede ser la base de la tendencia de so.
los p acien tes prefrontales de com portarse com o si
estu viesen localizad os casi por com pleto en el pre
sente, en apariencia dom inados por im pulsos m o C om p ortam ien to dirigido a m etas
mentáneos, estrategias disponibles inm ediatas y estí y estím ulos am bientales
m ulos am bientales actuales (Ackerly, 1964). Sin la
capacidad para desarrollar un com portam iento pla El com portam iento adaptativo requiere atención
neado, tem poralm ente integrado, parece que estos tanto a las características del am biente que son rele
pacientes estuviesen luchando por organizar su con vantes para la conducta dirigida a m etas (aten ción
ducta en térm inos de reacciones directas a la in for selectiv a) com o inhibir las respuestas a las caracte
m ación interna y extem a disponible de inmediato. rísticas que no son relevantes a las m etas (atención
Si uno conceptualiza la función básica de la cor exclu yente). A m bos procesos son perturbados des
teza prefrontal en térm inos de la función ejecutiva, pués de lesiones prefrontales.
340 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales
habilidad para inhibir los movimientos sacádicos conducta sobre la base de dicha comparación. Esta
hacia el blanco. Además, tras comenzar de manera monitorización y evaluación comparativa puede ser
incorrecta un movimiento sacádico hacia el blanco, autoiniciada, como cuando se evalúa espontánea
los individuos con lesiones prefrontales tuvieron pro mente la prospectiva personal o el comportamiento
blemas en su habilidad para realizar movimientos real, o puede ser iniciada directamente por el ambien
sacádicos correctivos hacia el campo visual opuesto te, en forma de retroalimentadón explídta.
cuando dicho campo era contralateral al lado de su
lesión. EVALUACIÓN AUTOGENERADA DE LA CON
Estos hallazgos experimentales indican que la na DUCTA E v a lu a c ió n d e la co n d u cta p r o s p e c tiv a
turaleza de la asociación con los estímulos de la con Los individuos con lesiones prefrontales tienen defi-
ducta de los individuos con lesiones prefrontales denda en la habilidad para usar su conocimiento de
tiene paralelos sorprendentes en observaciones más ellos mismos y de su mundo para evaluar de manera
naturales de estos pacientes. Ellos tienden a usar los espontánea los efectos futuros de su conducta pros
objetos que confrontan en su ambiente, aun cuando pectiva. Esto es ejemplificado por el tono inapropia
no tengan intención previa de hacerlo. Por ejemplo, do de muchas de sus interacciones sociales. Parece
al entrar a la casa de alguien a quien sólo conocen que son incapaces de valorar el probable impacto de
superficialmente y ver cuadros que necesitan ser col su conducta sobre aquellos con quienes interactúan
gados, junto a un martillo y clavos, los individuos y así pueden ser rudos o incluso emodonalmente hi
con lesiones prefrontales pueden comenzar a colgar rientes, aparentemente sin intentar o esperar serlo.
los cuadros, aun cuando tal conducta en este contex En el terreno de la conducta dirigida a metas, las le
to sea socialmente inapropiada (Lhermitte, 1986; siones de la corteza prefrontal con frecuencia pertur
Lhermitte, Pillon y Serdaru, 1986). Esta tendencia a ban la habilidad para valorar con precisión si un
usar los objetos sin intención previa de hacerlo en el patrón de conducta prospectiva conducirá al logro
contexto es denominada conducta de utilización, y de una meta particular. Esto puede explicar en parte
la tendencia más general de los individuos con lesio la tendencia de los individuos con lesiones prefron
nes prefrontales de depender de las claves del am tales de divagar fuera de la tarea, fracasando para
biente para regular su comportamiento ha sido deno mantener una estrategia conductual consistente a lo
minada síndrome de dependencia ambiental. Esta largo del tiempo.
tendencia se conceptualiza como una deficiencia en
la habilidad para inhibir la conducta ambientalmen Los estudios de estimación
E s tim a c ió n c o g n itiv a
te evocada. De manera alternativa, la base de esta cognitiva proporcionan evidencia experimental que
tendencia puede ser la indisponibilidad de la con apoya estas observaciones. Por ejemplo, cuando a
ducta dirigida a metas, generado de manera interna, individuos con lesiones prefrontales se les mostraron
en ausencia de la cual los individuos con lesiones modelos de juguete de objetos como automóviles o
prefrontales regresan al ambiente en busca de guía. refrigeradores y se les pidió estimar el costo del obje
También sigue siendo posible que el síndrome de to real, una proporción significativa de sus estima
dependencia ambiental pueda resultar a partir del ciones estuvieron totalmente fuera de lugar (Smith y
efecto interactivo de ambos factores. Milner, 1984). Esto indica un severo deterioro en la
evaluación autogenerada de sus estimaciones. Se ha
observado que las lesiones prefrontales deterioran la
Integración de la co n d u cta dirigida a m etas metamemoria, la habilidad para estimar la propia
co n sus con secu encias capacidad para recordar. No de manera inesperada,
el deterioro en la evaluación autogenerada de la con
Los planes son importantes para la conducta dirigida ducta prospectiva se extiende a las valoraciones de
a metas. Sin embargo, los planes no siempre funcio estos individuos de su propia habilidad para desem
nan, una perogrullada que encarna mucho de la peñarse de manera exitosa en un amplio rango de
comedia y la tragedia de la vida. Los planes no siem tareas cognitivas y emocionales cotidianas. Ellos
pre producen los resultados esperados y cuando lo tienden a sobrestimar sus habilidades en estas áreas
hacen es posible encontrar que tales resultados, des (Prigatano, Altman y O'Brian, 1990).
pués de todo, no ayudan a alcanzar la meta. La con
ducta adaptativa sostenida a lo largo del tiempo re D esca rg a co n ju n ta Lo que puede ser un deterioro
quiere por tanto la comparación de los resultados de análogo en la habilidad para monitorizar el efecto de
la conducta en curso con las metas y submetas pre la propia conducta en el terreno sensorio-perceptual-
tendidas y, cuando es necesario, la modificación de la motor ha sido reportado después de lesiones pre-
342 PARTE II Neuropsicotogia de los sistemas funcionales principales
frontales. C onsidere lo siguiente: si coloca su dedo deterioro. Sin em bargo, cuando verdaderam ente se
sobre la esquina de su ojo y suavem ente aplica pre enfrentaron al problem a, este proceso de evaluación
sión, el m undo parece moverse. En contraste, si m ue fracasó para regu lar su conducta; ellos intentaron
ve sus ojos ligeramente, este fenóm eno está ausente; resolver el problem a antes de recibir el núm ero de
sólo experim enta el m ovim iento de los ojos. Esto claves que ya habían determ inado con precisión co
sugiere que el sistem a sensorio-perceptual de alguna m o las necesarias para su solución (Miller, 1992).
manera tom a en consideración el m ovim iento ocular
volu n tario, de m odo que los cam bios en la escena M O D U L A C IÓ N D E LA C O N D U C TA EN R E S
dentro del cam po visual pueden ser interpretad os PUESTA A LA RETR O A LIM EN TA C IÓ N D IRECTA
com o el resultado de dicho m ovim iento m ás que el C O N C E R N IE N T E A S U S R E SU L T A D O S Tarde o
resultado del m ovim iento del m undo. Este m ecanis tem prano, los resultados de la conducta generan
mo hipotético por medio del cual la entrada hacia el retroalim entación directa desde el ambiente respecto
sistem a sensorio-perceptual es integrada con la acti a la medida en la cual esa conducta particular es adap-
v idad del sistem a m otor (y la p osición corporal tativa. Una vez que la retroalimentación muestra que
resultante) ha sido denom inado descarga co n ju n ta el com portam iento no funciona (es decir, no tiene el
(Teuber, 1972), y existe evidencia de que la corteza efecto que se pretendía), la persona se enfrenta enton
prefrontal es im portante para este proceso. Esto pro ces con dos problemas: si debe cambiar la conducta y,
viene de un experim ento en el cual los sujetos en un si lo hace, en qué forma. Los individuos con lesiones
cuarto oscuro tenían que ajustar una barra luminosa prefrontales tienen dificultad para resolver am bos
en una posición vertical m ientras sus cuerpos esta problemas.
ban inclinados en varias direcciones. Los individuos
con lesiones prefrontales no tuvieron dificultad con C on tin u ación a d a p t a t iv a d e la s e s tr a te g ia s con d u c-
esta tarea cuando sus cuerpos estaban en la posición tu a les En ocasiones es el caso que, a pesar de que la
recta pero tuvieron dificultad para ajustar la barra a conducta aún no ha logrado su m eta pretendida, se
la vertical cuando sus cuerpos estaban en la posición tiene su ficiente retroalim en tación (o m em oria de
in clin ad a (Teuber, 1964, 1966; Teuber y M ishkin, retroalim en tación de esfu erzos sim ilares previos)
1954). E sta d eficien cia parece reflejar una d isocia para indicar que lo que se necesita es la continuación
ción en la integración norm al de la inform ación acer de dicha conducta. Esto es cierto para tareas largas y
ca de la p osició n corporal, d erivad a de la proprio- extrem adam ente com plejas, en las cuales las etapas
cepción y la entrada vestibular, con la inform ación intermedias proporcionan poca o ninguna recompen
acerca del m undo externo derivada de la visión (la sa o retroalim entación directa acerca del éxito de las
oscu rid ad del cuarto excluye la v isión com o una estrategias. Las lesiones prefrontales perturban la eje
fuente de in form ación acerca de la p osición corpo cución sostenida de las estrategias conductuales basa
ral). De manera más general, este deterioro parece ser das sobre el conocimiento y la experiencia previas, en
una instancia particular de perturbación, tras lesiones ausencia de retroalim entación directa y recom pensa
prefrontales, de la integración norm al de la inform a inm ediata. Los individuos con estas lesiones fácil
ción acerca del estado del individuo (posición corpo mente divagan fuera de la tarea (o son distraídos por
ral) y el mundo externo (posición de la barra). estím ulos am bientales), abandonando lo que a final
de cuentas habría sido una estrategia exitosa si hubie
D is c r e p a n c ia en tre c o n o c im ie n to y c o n d u c ta Uno se sido mantenida (Rylander, 1939). Esto se ilustra con
de los sellos distintivos de los efectos de las lesiones un estudio en el cual a los sujetos se les solicitó par
prefrontales es una discrepancia entre conocim iento ticipar en el .familiar juego de "2 0 preguntas". Como
y conducta. Para todo el m undo existe discrepancia saben los p articip an tes de los v iajes fam iliares lar
entre lo que se conoce y lo que hace o no se hace. Pe gos por carreteras, la m ejor estrategia para este ju e
ro para los individuos con lesiones prefrontales esta go es plantear preguntas que perm itan a quien res
d iscrepancia es un aspecto característico de su con p onde red u cir sistem áticam en te la categoría a la
ducta. Esto es ejemplificado por un estudio que mos cual pertenece el objeto m isterioso. Los individuos
tró una disociación entre la valoración precisa de la con lesiones prefrontales tienen dificultad para eje
conducta prospectiva requerido y la conducta subse cutar esta secuencia de preguntas sistem áticas. A de
cuente real. Los individuos con lesiones prefrontales más, si son capaces de determ inar que el objeto m is
al principio m ostraron ser precisos al estim ar el terioso es, por decir, un anim al, abruptam ente pue
núm ero de claves que necesitarían para resolver un den abandonar esta estrategia de reducción y conje
problem a. Así, en este caso, su evaluación autogene- turar que se trata de un autom óvil (Grafman, Sirigu
rada de la conducta prospectiva requ erid a no tuvo et a l , 1993).
CAPITULO 12 La corteza prefrontal y la regulación de orden superior del com portamiento 343
dos con lesiones prefrontales dorsolaterales, orbita de preocupación acerca del im pacto de su conducta
les y m ediales (Fuster, 1997). Ya se han discutido en sobre otros. Estas conductas han causado que a estos
cierto d etalle m uchos de los sín tom as que con for parientes se les compare con personas con sociopatía
m an estos síndrom es. (Blumer y Benson, 1975).
canismos que cada una de estas áreas apoya. Para ex no es guiado por m etas. Una teoría algo relacionada
plorar m ás la cuestión del (los) m ecanism o(s) subya- (Grafmen, 1989) postula que la corteza prefrontal es
cente(s) del funcionam iento prefrontal, a continua crucial para la ejecución de acciones que están basa
ción se consideran teorías del funcionam iento pre das sobre el conocim iento del com portam iento que
frontal, con particular atención sobre la hipótesis de es adaptativo en situ acion es particulares, conoci
Patricia Goldman-Rakic (1987,1992) de que la esencia m iento que ha sido denom inado guiones (Schank,
del funcionam iento prefrontal es la regulación de la 1982). La perturbación de la ejecución de los guiones
conducta por medio del conocim iento de representa es un constructo que es consistente con m uchos de
ciones. Se encontrará que los estudios experimentales los efectos de las lesiones prefrontales, como la per
de los prim ates no hum anos, en quienes es posible turbación de la conducta dirigido a metas.
realizar lesiones localizadas con precisión en subáreas Otras teorías están m ás ancladas en la neurobiolo-
prefrontales discretas, han realizado invaluables con gía. Por ejem plo, D am asio y sus colegas (Bechara,
tribuciones a estas formulaciones teóricas. Damasio y Dam asio, 1994; Dam asio, 1994, 1995) han
conceptualizado los efectos perturbadores de las
lesiones prefrontales sobre la capacidad para m odifi
TEORÍAS DE LA FUNCIÓN PREFRONTAL car la conducta (sobre la b ase de la retroalim enta-
ción) como una disociación en el procesamiento de la
¿Cóm o puede tener sentido el desconcertante arre entrada visceral y esquelética por la corteza prefron
glo de d eficien cias asociadas con las lesiones pre tal orbital y la ausencia resultante de una respuesta
frontales en los hum anos? Esta pregunta ha genera em ocional del individuo a las consecuencias de la
do una colección igualm ente desconcertante de teo conducta personal. Estos investigadores encontraron
rías del funcionam iento prefrontal. Por tanto, los que los individuos con lesiones prefrontales orbitales
problem as asociados con las lesiones prefrontales en fracasaron para m ostrar el incremento en la respues
los h um anos han sido conceptualizad os com o el ta de conductancia cutánea (un índice de excitación
efecto de un trastorno de atención (Knight, 1984; Lu- autónoma) exhibida por sujetos norm ales, m ientras
ria, 1966,1973; Luria, Karpov y Yarbuss, 1966; Mesu- están en el proceso de elegir conductas que sabían los
lam, 1981), del razonam iento y la planeación (Brick- conduciría a consecuencias negativas. Rolls (1995) ha
ner, 1936; G oldstein, 1949; M ilner, 1964; Shallice, sugerido que la corteza prefrontal orbital participa
1982), de descarga conjunta (Teuber, 1972; Teuber y en la corrección de las respuestas efectuadas ante los
Mishkin, 1954), de un sistem a de atención superviso- estímulos que previamente estuvieron asociados con
ra que regula la activación de esquem as que contro reforzamiento. Esta hipótesis está basada sobre estu
lan la conducta (N orm an y Shallice, 1986; Shallice, dios animales que m uestran que durante la inversión
1982, 1988) y de la habilidad para asir la esencia de del aprendizaje, ciertas neuronas prefrontales orbita
una situ ación y u tilizar experiencias pasadas para les se disparan durante la fase de extinción, mientras
regular la conducta a través de la instrucción verbal que otras se disparan d urante los intentos que re
propia o de otro (D enny-Brow n, 1951; L uria, 1966, fuerzan la inversión.
1973; Luria et al., 1966; M ilner, 1964). Los efectos de ¿Qué harem os con estas hipótesis diversas concer
las lesiones prefrontales tam bién han sido caracteri nientes al (los) m ecanism o(s) subyacente(s) pertu r
zados como el resultado del deterioro en la iniciación bados tras daño prefrontal en hum anos? No existe
y la activación espontánea de la conducta (Jones-Got- una teoría definitiva del funcionam iento prefrontal
m an y Milner, 1977; Kleist, 1934; Milner, 1964). Algu que explique todos los efectos conocidos de las lesio
nos de los efectos de las lesiones prefrontales han nes prefrontales. En un sentido, cada teoría aporta a
sido caracterizados como deterioro en la restricción la com prensión una parte del panorama. Sin em bar
conductual, em otividad social y particularidades go, existe una teoría que es particularm ente explica
globales de la personalidad (Brickner, 1936; Luria et tiva: la conceptualización de Goldm an-Rakic de que
a l , 1966; Rylander, 1939). la esencia del funcionam iento prefrontal es la regula
Algunas teorías conceptualizan el funcionamiento ción del com portam iento por medio del conocimien
prefrontal en términos de procesam iento cognitivo o to representacional. Este enfoque no sólo proporcio
de inform ación. Por ejemplo, Duncan (1986) ha con- na un m arco explicativo para la com prensión de la
ceptualizado el funcionam iento prefrontal en térm i m iríada de efectos de las lesiones prefrontales, tam
nos de la .m ediación de una lista de m etas que un bién ha generado varias hipótesis específicas y em pí
individuo quiere alcanzar. M uchos de los deterioros ricam ente verificables, cuya prueba probablem ente
observad os después de lesiones prefrontales son logrará el avance significativo de la com prensión del
consistentes con la noción de que el com portamiento funcionamiento prefrontal. Gran parte de la teoría de
346 PARTE II Neuropsicologia de los sistemas funcionales principales
tales tien en extrem as d eficiencias en esta tarea, así debe ser regulada por el conocimiento de representa
com o en variaciones de la clásica tarea espacial de ciones en la m em oria de trabajo, que se requiere del
resp u esta dem orada, com o la altern ación espacial funcionam iento prefrontal.
dem orada, en la cual el recipiente de com ida que es Se ha observado que en los hum anos la corteza
cebado se alterna entre los ensayos, de m odo que el prefrontal está involucrada en ciertos aspectos de la
m ono tiene que recordar cuál de los recipientes fue memoria, mas no en otros. Éste también es el caso en
cebado en el ensayo anterior. los primates no humanos. Durante algún tiempo esto
Se ha m ostrado que la habilidad para ejecutar es pareció confuso y paradójico, pero ahora los científi
tas tareas demoradas depende de la integridad de la cos han aceptado la id ea de que existen diferentes
corteza prefrontal dorsolateral en am bos h em isfe aspectos de la m em oria que son m ediados por dife
rios, y se ha visto por tanto como una piedra angular rentes sistemas neuronales (véase capítulo 10). En los
p oten cial para la com prensión del funcionam iento m onos, las lesiones prefrontales no perturban las
prefrontal. Sin em bargo, existe considerable desa tareas de m em oria asociativa en las cuales el estím u
cuerdo acerca de la naturaleza de los procesos pre lo a ser recordado está presente al m omento de la res
sentados por estas tareas. Jacobsen (1936) se centró puesta. Un ejem plo de tales tareas es el aprendizaje
en los procesos de m em oria requeridos para la tarea de discriminación visual. El anim al aprende que, por
y m uchos investigadores posteriores han concorda decir, el estím ulo con franjas verticales tiene com ida
do con esta noción (Fuster, 1985; M ilner, 1982; Pas- debajo de él, m ientras que el estím ulo con franjas
singham , 1985b; Petrides y M ilner, 1982; Pribram y horizontales no la tiene. La diferencia esencial aquí
Tubbs, 1967). Sin em bargo, otros han sugerido que es que el aprendizaje de discrim inación visual no
las tareas demoradas ponen sobre la m esa otros pro requiere una rep resentación interna del estím ulo a
cesos, com o la percepción espacial y la orientación ser recordado; m eram ente requiere la asociación del
(Pohl, 1973; Pribram y M ishkin, 1956), la atención estím ulo visto con la recom pensa. Aunque la distin
(Kimble, Bagshaw y Pribram, 1965), el control motor ción entre el aprendizaje asociativo y la memoria que
(Teuber, 1972), las cinestesias (K onorski, 1967) y la involucra una representación interna puede parecer
propriocepción (Gentile y Stamm, 1972). algo técnica, tiene enormes implicaciones para el fun
cionamiento adaptativo de un organismo. El aprendi
zaje asociativo es su ficiente para perm itir que un
In terru p ción en la co n d u cció n de la co n d u cta organism o responda de m anera adaptativa cuando
p or el co n o cim ien to rep resen tacion al com o está ante estím ulos am bientales destacados. En con
la e se n cia de la d eficiencia de la respuesta traste, la evolución de la habilidad para guiar la con
d em o rad a ducta por m edio de representaciones internas de los
estím ulos, más que por los estím ulos reales en sí, es
Parece claro que las tareas de respuesta dem orada fundam ental para la habilidad de guiar la conducta
requ ieren de al m enos tres funciones: a) habilidad por medio de planes.
para acceder a la inform ación relevante al momento M uchos efectos de lesiones prefrontales tanto en
de la presentación; b) habilidad para m antener dicha hum anos como en animales encajan con la hipótesis
inform ación "en línea" durante el intervalo de reten de que la esencia del trastorno es una interrupción
ción, y c) habilidad para iniciar las órdenes motoras en la conducción de la conducta por m edio de la
n ecesarias para una respuesta precisa. G oldm an- memoria de representaciones. Por ejemplo, conside
R akic ha hipotetizado que la esencia del funciona re la distracción tan común después de lesiones pre-
m iento prefrontal, incluyendo su contribución a las frontales.,La tendencia de la conducta a ser captura
tareas de respuesta dem orada, es la regu lación del da por estímulos am bientales que no están relaciona
com portam iento por m edio del conocim iento de re dos con la tarea en curso es consistente con la pérdi
presentaciones. Por ende, al final del intervalo de da de la habilidad para guiar la conducta por medio
tiem po en la tarea de respuesta demorada, cuando el de representaciones internas. Con la pérdida de esta
anim al es enfrentado con dos recipientes de comida guía interna, el organismo es forzado a depender de
cubiertos, no existe inform ación disponible en el am los estímulos externos presentes en el momento de la
biente externo que pueda usar el anim al para guiar respuesta. La perseveración tam bién puede ser en
su conducta. Por tanto, para que el anim al elija el tendida dentro de este contexto teórico. D esde esta
recipiente de comida correcto, su elección debe estar perspectiva, refleja el intento del organismo por com
basada sobre una representación interna de los even pensar la au sencia de la rep resentación interna de
tos previos. De acuerdo con la hipótesis de Goldman- una guía adaptativa basado entonces en las respues
Rakic, es en estas circunstancias cuando la conducta tas en cualquier program a interno que puede estar
348 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales
actualm ente disponible, aunque en la situ ación ac Especialización del su rco principal
tual de la conducta generada por dicho program a en las respuestas visoespaciales
puede estar mal adaptada. dem oradas en m onos
O tros efectos de las lesiones p refron tales en
h u m an os tam bién pueden ser explicados en térm i Puesto que las lesiones prefrontales en hum anos no
nos del deterioro en el m ecanism o o los m ecanism os p u ed en ser lo calizad as con p recisió n e in v olu cran
p or m ed io de los cuales las rep resentaciones in ter grandes áreas de tejido frontal, es difícil identificar
nas son m antenidas "en lín ea" para guiar la conduc regiones p refron tales p articu lares com o en tidades
ta en au sen cia de (o pesar de) los estím u los en el críticas para fun cion es p articu lares. Una de las
am biente. Por tanto, deterioros de respuesta dem o m ayores v en tajas de estu d iar a los an im ales es la
rada esp acial análogos a los observad os en m onos posibilidad de realizar pequeñas lesiones bien loca
se h an reportado en hum anos con lesiones prefron lizadas y luego estudiar sus efectos. Esto ha revela
tales (C horover y Colé, 1966; Freedm an y O scar-Ber- do algu nas esp ecializacio n es de fun ción sorpren
m an, 1986). G oldm an-Rakic (1987) ha sugerido que dentes dentro de la corteza prefrontal, de las cuales
la d eficiencia para responder en el Test de W iscon- una de las más im portantes es el hallazgo de que las
sin de C lasificación de Tarjetas tras lesiones prefron lesiones con fin ad as al su rco p rin cip al producen
tales tam bién pu ed e ser entend id o dentro de este deficiencia en tareas visoespaciales de respuesta de
m arco de referencia. En particular, a pesar de que al m orada que son tan sev eras com o las observadas
m om en to del cam bio de categoría ex isten m uchos después de grandes lesiones de la corteza prefrontal
estím u los presentes, éstos no prop orcionan in fo r d orsolateral (Blum , 1952; G old m an et al., 1971;
m ación para la respuesta correcta. En vez de ello, el G ross y W eiskrantz, 1964). E n contraste, tal d ete
su jeto d ebe u sar una rep resen tación in tern a con s rioro no es observado tras lesiones a otras áreas de
truida a partir de eventos pasados para guiar su res la corteza, in clu yen d o la corteza parietal posterior
p u esta. La clasificació n persisten te d entro de una (H arlow et al., 1952; Jaco b sen , 1936; Pohl, 1973) o
categoría, por otra parte, puede ser efectuada sobre áreas tem porales superior e inferior, del periarcuato
la base de asociaciones estím ulo-respuesta debido a o del área prem otora (G o ld m an et al., 1971; Ja co b
que la inform ación concerniente al criterio de clasi sen, 1936).
ficación en curso está en disposición inm ediata para Debe enfatizarse que las lesiones del surco princi
el sujeto. Es este m odo asociativo de la m em oria el pal deterioran sólo la respuesta demorada en aspec
que los in d ivid uos con lesiones prefrontales con ti tos visoespaciales. Por tanto, posterior a lesiones del
núan u tilizan d o en el m om ento cuand o el co n o ci surco principal, estos an im ales ejecutaron con nor
m iento de rep resen tacion es debería gu iarlos para m alidad un amplio rango de tareas de m em oria que
cam biar la categoría. Las respuestas perseverativas no requerían la mem oria de los objetos en el espacio
son el resultado. visual, incluyendo discrim inación de patrones visua
Dentro del m ism o marco conceptual, el deterioro les (Passingham, 1972), aprendizaje de características
en el Test Stroop (Perret, 1974) puede ser interpretado de objetos (Shallice, 1982), in versión de la discrim i
como una falla para conservar "en línea'Tas instruc n ación de objetos (G oldm an, 1971), alternación
ciones de la tarea, perm itiendo el predom inio de demorada de objeto (M ishkin et al., 1969), igualación
m ecanism os m ás autom áticos. El problem a para re a la m uestra dem orada (M ishkin y M anning, 1978),
cordar el orden tem poral de los eventos pasados, "go-no-go" (Goldman et al., 1971), tareas de discrim i
como la secuencia de las propias respuestas pasadas, nación condicionales (Passingham , 1985a) e iguala
también puede ser entendido dentro de este marco de ción interm odal (Petrides e Iversen , 1976). A unque
referencia (Milner y Petrides, 1984; Petrides y Milner, m uchas de estas tareas requieren m em oria de repre
1982). Las tareas como la Torre de Londres (Shallice, 1982), sentación (porque no existen claves disponibles al
la cual requiere el análisis de una m eta en subm etas m om ento de la respuesta), ellas no requieren la
que deben ser seguidas en un orden particular, depen representación de inform ación visoespacial. A dem ás
den de esta capacidad. Más aún, el deterioro tras lesio de dem ostrar la función especializada del surco prin
nes prefrontales en las tareas que requieren la genera cipal para la m em oria de trabajo en el terreno visoes
ción de respuestas novedosas, como la fl.uid.ez verbal pacial, estos descubrim ientos m uestran que la defi
(Milner, 1964) y la fluidez de diseño (Jones-Gotman y Mil ciencia en la respuesta dem orada asociada con estas
ner, 1977), puede ser entendida como un deterioro en lesiones no se debe a problem as sensoriales o m oto
la capacidad para conservar "en línea" la inform a res, perturbación m otivacional, pérdida de m em oria
ción, incluyendo las instrucciones de la tarea y las global o la dificultad o com plejidad generales de las
estrategias facilitadoras que guíen la conducta. tareas de respuesta demorada.
CAPÍTULO 12 La corteza prefrontal y /a regulación de orden superior del comportamiento 349
in tercon ectad a con el fu n d u s (fondo) y la porción posible que futuras in v estig acion es revelarán las
inferior de cada lado del surco principal; el área 7m diferencias entre la inform ación visoespacial portada
está in tercon ectad a con la orilla dorsal del surco por las áreas 7a, 7m y 7ip hacia sus respectivos blan
principal; el área 7b está interconectada con la orilla cos prefrontales.
ven tral del surco principal, y el área 7ip, en la por Las interconexiones parietal-prefrontal que se han
ción caudal del surco intraparietal, está interconecta- discutido incluyen fuertes proyecciones recurrentes
do con la punta caudal del surco principal (figura prefrontal-parietal (Cavada y Goldm an-Rakic, 1985;
12.12). Schw artz y G oldm an-R akic, 1984). A unque la fun
Estas conexiones parietal-prefrontal están organi ción de estas conexiones recurrentes no está comple
zadas com o un conjunto de vías paralelas, dando pie tam ente com prendida, al m enos ellas m ism as p re
a la cuestión de si cada vía transm ite tipos específi sentan dos posibilidades. Prim era, este circuito red -
cos de in form ación . Un exam en de las respectivas proco parietal-prefrontal puede ser parte de un cir
áreas parietales sugiere que éste es el caso. Por ende, cuito reverberante que m ed ia el m antenim iento a
las áreas 7a y 7m reciben p royecciones directas corto plazo de las representaciones visoespaciales. Es
desde las áreas de asociación visual, inclu yendo el tentador elaborar la esp ecu lación adicional de que
área 19 y el área PO. Las células en el área 7a respon sim ilares circuitos reverberantes entre áreas específi
den a estím u los visuales y algunas son activadas cas de la corteza prefrontal y regiones específicas de
cuando el anim al m ueve sus ojos y m anos hacia un la corteza posterior su byazcan a otros tipos de m e
objeto. Esto sugiere que dichas células cod ifican la moria a corto plazo. Tal noción es consistente con la
ubicación espacial de los estím ulos relativos a la po evidencia de que áreas prefrontales específicas ju e
sición corporal. Las áreas 7a y 7m tam bién reciben gan un papel crucial en terrenos específicos de la
entrada desde áreas del surco tem poral superior, y m em oria de trabajo (véase la siguiente sección) y que
el área 7a recibe entrada desde el área polisensorial regiones específicas de la corteza posterior están
tem poral superior. Com o su nom bre lo ind ica, las involucradas en tipos espedficos de m em oria a corto
neuronas en esta área responden a m ás de una m o plazo (véase el capítulo 10). M ás aún, la m ediación
dalidad. A q u ellas que respond en a en trad a visual de la m emoria de trabajo por m edio de un m ecanis
por lo gen eral tienen grandes cam pos receptivos y mo que involucra drcuitos reverberantes entre áreas
son sensib les a la dirección de m ovim iento de los posteriores (que m edian el procesam iento perceptual
estím ulos. Estas características sugieren que las afe- de la inform ación del estím ulo) y áreas prefrontales
rencias del lóbulo tem poral a las áreas 7a y 7m están (involucradas en la organ ización de la acción con
m ás im plicadas en la orientación y la función espa base en dicho procesam iento) parecería ser más clara
cial que en el patrón de reconocim iento, aunque y m enos proclive al error que un m ecanism o que
algunas neuronas en el área polisensorial tem poral requiriese la recodificación de la inform ación a ser
superior sí responden a patrones visuales, incluyen recordada.
do rostros. El área 7ip recibe proyecciones desde el Segunda, las conexiones recurrentes prefrontal-
área PO y desde áreas v isu ales correspondientes a parietal tam bién participan en los procesos de aten
V2, V3 y V 4. Tam bién recibe proyeccion es desde ción y proporcionan un m ecanism o regulador para
áreas del lóbulo tem poral que se cree están involu seleccionar, ajustar y m antener el flujo de la informa
cradas en el procesam iento visoespacial. ción relevante desde la corteza parietal hacia la cor
Las características de disparo de las neuronas en teza prefrontal. Tal m ecanism o podría entonces par
7a, 7m y 7ip, así com o la n atu raleza de la entrada ticipar en dirigir la atendón hacia las peculiaridades
que reciben, sugiere que estas áreas parietales están del estímulo que son relevantes para la tarea en cur
in v olu crad as en la transform ación de la entrada so, además de m antener el acceso a las representacio
v isu al en coordenad as espaciales. En contraste, las nes de estas peculiaridades durante el periodo de de
neuronas en el área 7b reciben sólo entrada dispersa mora. Esta hipótesis se ajusta con la evidencia de que
desde las áreas de asociación visual, recibiendo entra la corteza prefrontal está in volu crad a en la m edia
das más bien desde la corteza somatosensorial prima ción de la atención selectiva (Rnight, 1984; Knight et
ria, la corteza somatosensorial suplementaria y el área al., 1981).
5 de los lóbulos parietales. Como se esperaría a partir
de la naturaleza de esta entrada, las neuronas en 7b A C C E SO A LA M E M O R IA A LA R G O PLA ZO :
responden principalm ente a estim ulación cutánea. C O N EXIO N ES PR EFR O N TA L-LÍM BIC A La regu
Por tanto, al m enos se encuentra cierta especificidad lación del com portam iento por parte de la corteza
de m odalidad entre las vías paralelas desde la corte prefrontal es una función de unión de al m enos dos
za p arietal hacia la corteza prefrontal. Tam bién es fuentes de inform ación: a) la inform ación acerca del
CAPÍTULO 12 La corteza prefrontal y la regulación de orden superior de! com portam iento 351
entorno inm ediato que llega a la corteza prefrontal surco principal al m ostrar selectividad espacial, ya
vía rutas transcorticales, un ejemplo de las cuales ape que algunas neuronas hipocám picas son más activas
nas se ha discutido, y b) la información en la memoria cuando la clave es colocada a un lado o al otro del
a largo plazo que requiere de m ecanism os hipocám - animal (Watanabe y Niki, 1985) y otras neuronas son
picos. Durante largo tiempo los efectos de las lesiones m ás activas cuando el anim al efectúa una respuesta
hipocám picas sobre la m em oria espacial parecieron en una dirección particular (Wilson, Brown y Riches,
ser específicas de la especie; se reportó que las lesio 1986). La sem ejanza de la actividad prefrontal por
nes hipocám picas perturbaban la m em oria espacial parte de las neuronas hipocám picas también es con
de roedores (Gaffan et al., 1984; O 'K eefe y N adel, sistente con el descu brim iento de que las lesiones
1978) m as no en prim ates (Waxler y Rosvold, 1970). prefrontales y las lesiones hipocám picas en los
Sin embargo, ahora es claro que lesiones combinadas hum anos producen deterioros sim ilares en la ejecu
del hipocam po y la amígdala en primates causa dete ción de una tarea de autoordenam iento que requiere
rioro en tareas de respuesta retardada con dem oras de la m em oria de trabajo para los eventos que ocu
de 15 segundos o más (Zola-M organ y Squire, 1985). rren a lo largo de un periodo relativamente largo (Pe-
Por tanto, se requiere la integridad del surco princi trides y Milner, 1982).
pal tanto para dem oras cortas (m enos de 15 segun El concepto de una relación funcional cercana
dos) com o para largas, mientras que la integridad de entre la corteza prefrontal y corteza límbica también
las estructuras tem porales mediales se requiere para es consistente con la evidencia anatóm ica de exten
dem oras largas. En consecuencia, es razonable con sas conexiones entre estas dos regiones (figura 12.13).
cluir que las neuronas del surco principal portan El surco principal envía proyecciones directas hacia
inform ación hacia el hipocampo para alm acenam ien la corteza entorrinal (la com puerta al hipocam po),
to durante condiciones de demora más extensas. vía el fascículo fronto-occipital, y relevos multisináp-
Esta noción es apoyada por el descubrim iento de ticos hacia la corteza entorrinal, vía la corteza a n g u
que el registro de actividad u nitaria de neuronas lada anterior y posterior y la corteza parahipocámpi-
hipocám picas en monos que realizaban una tarea de ca. Virtualm ente todos los blancos hipocám picos de
resp u esta dem orada reveló un perfil de actividad la corteza prefrontal en vían conexiones de retorno
neuronal semejante al observado en las neuronas del hacia la corteza prefrontal. Estas conexiones de retor
surco principal. Por tanto, al igual que las neuronas no (recurrentes) pueden proporcionar rutas para la
del surco principal, algunas neuronas hipocám picas transm isión de in form ación en la m em oria a largo
m uestran un m ayor nivel de activid ad durante el plazo, ingresada por el hipocam po, hacia áreas pre
periodo de dem ora de los ensayos de respuesta de frontales y pueden por tanto ser componentes de un
m orada que durante otros com ponentes de la tarea. m ecanism o por m edio del cual esta inform ación
A dem ás, en las tareas de dem ora espacial, las neuro podría influir la salida m otora final regulada por la
nas en el hipocam po se asemejan a las neuronas en el corteza prefrontal. También son de particular interés
J
C o rtez a entorrinal
P resu b icu lu m
Estructuras
s u b c o rtic a le s
352 PARiE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales
las proyecciones desde la corteza prefrontal orbital gram ación y la ejecución de actos m otores específi
h ad a el presubiculum, una gran salida del hipocam cos. Estas estructuras incluyen los ganglios basales,
po hacia las estructuras corticales y subcorticales. Las el colículo superior y las cortezas premotora y m oto
term inales prefrontales en esta área están en una po ra suplem entaria. Adem ás, la corteza prefrontal red -
sición para regular, o fundonar como com puerta pa be extensos aferentes desde n ú d eo s talám icos que, a
ra la salida del hipocampo, proporcionando conexio su vez, redben entradas desde los ganglios basales y
nes anatóm icas que pueden contribuir a la regula- el colículo superior. Esta en trad a talám ica parece
d ón prefrontal de la influenda de la m em oria a largo proveer a la corteza prefrontal con retroalim entadón
plazo sobre el comportamiento. concerniente al efecto de su activid ad reguladora
sobre estructuras involucradas m ás directam ente en
F U N C IO N E S D E C O N T R O L M O T O R D E LA la ejecución de la acción. En las siguientes secciones
C O R T E Z A PREFRO N TA L: EL IN IC IO Y LA IN H I se consid erarán cada uno de estos m ecanism os de
B IC IÓ N D E LA A C C IÓ N Se ha v isto que una influenda prefrontal sobre la función motora.
p ecu liarid ad d estacable del daño a la corteza pre
frontal es la ausencia de deterioro m otor prim ario, V ías c o r t ic a le s - e s t r ia d a s G ran parte de la corteza
junto con una perturbación de los aspectos organi cerebral proyecta hacia el caudado y al putam en (lla
zativos de orden superior de la conducta, perturba m ados en conjunto el neoestriado). A esto se le cono
ción que se ha caracterizad o com o la in terru p ció n ce como el sistem a cortical-estriado. La corteza pre
en la con d ucción de la conducta por m ed io del co frontal, en p articu lar el su rco principal, proyecta
n ocim iento de representaciones. En in stan cias par h acia todas las regiones del n ú cleo caudado y el
ticulares, esta interrupción se m anifiesta com o dete putam en rostral (G oldm an y N auta, 1977; Passing-
rioro en la habilidad para inhibir o iniciar la acción. ham , 1985a). Las p ro yeccion es corticales h acia el
En au sen cia de la guía de las rep resentaciones, los neoestriado están m uy ordenadas, con cada su bdi
individuos con lesiones prefrontales pu ed en fraca visión citoarquitectónica de la corteza proyectando
sar para inhibir el uso de una estrategia que previa h acia una región específica del neoestriado. Luego
m ente ha sido reforzada pero que, debido al cam bio éstos proyectan, vía la su stan cia n igra y luego el
de condiciones, ahora ya no es adaptativa. U n ejem tálam o, hacia la corteza prem otora y de regreso
plo de esto es la clasificació n p ersev era tiv a a una hacia la corteza prefrontal (figura 12.14). Las sinap-
categ oría p reviam ente correcta en el Test de W is- sis estriad o-n igra y n ig ra-talám ica en este circuito
consin de C lasificación de Tarjetas. La perturbación son GABAérgicas y por tanto inhibitorias (Penney y
en la g u ía de las rep resen tacion es tam b ién puede Young, 1981), y prod ucen sin ap sis inhibitorias
p rovocar un aum ento en la v u ln erabilid ad hacia secuenciales dentro del circuito. Este ordenam iento
estim ulación am biental convincente, com o ejem pli sugiere un m ecanism o por m edio del cual la corteza
fica la dificultad que tienen los individuos con lesio prefrontal puede regular el com portam iento motor.
nes p refron tales para inhibir un m ov im ien to sacá- Un decrem ento en la actividad del estriado activada
dico de los ojos hacia la clave en la tarea antisacádi-
ca de G u itton y sus colegas (1985), an alizad a con Corteza motora
antelación. En am bas instancias, el resultado es una
falla p ara in h ib ir las respuestas in correctas. Sin
em bargo, las lesiones prefrontales tam bién deterio
Corteza prefrontal ----------- Corteza premotora
ran el inicio y la generación de respuestas correctas,
en particular tareas no estructuradas com o la gene
ración de listados verbales (Milner, 1964); la inven
ción de diseños abstractos (Jones-G otm an y Milner,
1977), y la solución de problem as com o la Torre de
L ond res qu e requ ieren el análisis de las m etas en
subm etas y la organización secuencial del com por
tam ien to para lograr estas su bm etas (Shallice,
1982).
En línea con este papel regulador sobre los aspec Sustancia nigra
tos de orden superior del comportamiento, la corteza FIGURA 12.14 Vía cortical-estriada con sinapsis inhibi
prefrontal no genera acción de m anera directa. Más torias secuenaales, indicadas por IN H , por medio de las
bien regula la salida m otora inhibiendo y facilitando cuales el nivel de actividad de la corteza prefrontal puede
a estru ctu ras directam ente involucradas en la pro inhibir o aumentar la actividad de la corteza premotora.
CAPÍTULO 12 La corteza prefrontal y ¡a regulación de orden superior del comportamiento 353
áreas. La salida motora de los CVF está restringida a jos y responden mejor a estím ulos presentados en la
regiones involucradas en la producción del m ovi fóvea (Pigarev, R izzolati y Scandolara, 1979). Esto
m iento ocular, m ientras que el surco principal, ade contrasta con el perfil de respuesta de las neuronas
más de enviar eferentes hada los CVF (Barbas y Mesu- en el surco principal. C om o se ha observado, la
lam, 1981; Pandya y Kuypers, 1969), envía salida hacia mayoría de estas células responden m ejor a aspectos
varias regiones im plicadas en la organización del espaciales de los estím ulos presentados en form a
m ovim iento de las partes del cuerpo distintas a los periférica.
ojos, incluyendo AM S, la región del opérculo frontal Se ha dem ostrado una interacción recíproca entre
que representa la musculatura perioral y laríngea, y la la corteza temporal inferior y la corteza de la convexi
región de la corteza premotora que representa la boca dad prefrontal inferior, que es paralela a la interacción
(M atelli et a i , 1984). Estos hallazgos sugieren que la entre la corteza parietal y la corteza del surco princi
corteza del surco principal puede estar supraordina- pal, mediante experim entos de enfriamiento (Fuster,
da a los CVF, enviando su salida a varios centros de Bauer y Jervey, 1985). Estos investigadores han m os
organización m otora, incluyendo los propios CVF, y trado que enfriar la corteza temporal inferior influye
los com anda a la acción o la inacción, dependiendo sobre la actividad de las neuronas en la convexidad
de factores ambientales e internos. Se requiere mayor prefrontal inferior que norm alm ente están activas
investigación para explorar de manera adecuada esta durante la retención de las cualidades no espaciales
posibilidad. del estím ulo, como el color, durante el periodo de
dem ora de una tarea de igualación dem orada. A la
LA C O N V E X ID A D P R E FR O N T A L IN F E R IO R inversa, enfriar la convexidad prefrontal inferior influ
Una com paración del surco principal con la convexi ye sobre la actividad de las neuronas de la corteza
dad prefrontal inferior (véase figura 12.11) propor tem poral inferior que norm alm ente están activas
ciona una instancia aún más convincente de la espe- durante tareas de igualación demorada no espaciales.
cialización de función dentro de la corteza prefron- En conjunto, estos hallazgos indican la existencia
tal. La convexidad prefrontal inferior y partes de la de distintos centros de procesam iento prefrontal,
corteza orbital lateral adyacente (área 11) reciben sus uno en el surco principal especializado para la reten
principales aferentes desde la corteza tem poral infe ción de los aspectos visoespaciales de los estímulos y
rior, un área especializada paxa el procesam iento de uno en la convexidad prefrontal inferior especializa
las peculiaridades visuales como form a, color y otros do en la retención de las peculiaridades visuales de
aspectos no espaciales de los estím ulos. De acuerdo los estím ulos, como la form a y el color. Esta disocia
con estas conexiones, existe evidencia de que la con ción es consistente con el concepto de procesamiento
vexid ad prefrontal inferior está ocupada de la m e visual dual en la corteza (M ishkin, U ngerleider y
m oria para las peculiaridades visuales no espaciales Macko, 1983). Desde esta perspectiva, las proyeccio
de los estím ulos. Por tanto, las lesiones de la conve nes dorsal y ventral alcanzarían su destino final en el
xidad prefrontal inferior d eterioran la ejecución en surco principal y en la convexidad prefrontal in fe
d iversas tareas que requieren la m em oria para las rior, respectivamente.
peculiaridades visuales de los objetos, como la alter
n ación de objetos dem orada (M ishkin y M anning, C O R T EZ A P R E FR O N T A L O R B IT A L La corteza
1978), la igualación de objetos dem orada y la iguala prefrontal orbital (véase figura 12.11) ha sido menos
ción de color dem orada (Jones y M ishkin, 1972, explorada por las técnicas neurobiológicas modernas
M ishkin y M anning, 1978; Passingham , 1972, 1975). que otras áreas de la corteza prefrontal, y su función
Sin em bargo, estas lesiones no deterioran la ejecu por tanto. aún es algo oscura. Sin embargo, ha estado
ción en las tareas espaciales de respuesta demorada. asociada desde hace m ucho con aspectos sociales,
Estos hallazgos, en conjunto con los efectos de las em ocionales y m otivacionales del com portam iento
lesiones del surco principal, revelan una doble diso (D enny-Brow n, 1951; Fulton, 1950). Al analizar las
ciación entre los efectos de las lesiones del surco funciones m ediadas por esta estructura, es útil regre
principal y las de la convexidad prefrontal inferior; sar a una consideración del efecto de las lesiones pre-
las prim eras perturban el rendim iento de las tareas frontales en los humanos.
dem oradas con com ponentes visoespaciales mas no La importancia de la corteza prefrontal orbital para
p ecu liarid ad es visuales, com o form a y color, y las la motivación ha sido resaltada por las observaciones
últim as m uestran el patrón opuesto. Esta disociación del paciente conocido como E.V.R., quien experimentó
tam bién es apoyada por estudios fisiológicos que remoción bilateral de la corteza prefrontal ventrom e
h an revelado neuronas en la convexidad prefrontal dial después de cirugía de un meningioma orbitofron-
inferior que responden a estím ulos visuales comple tal (Damasio, 1994; Eslinger y Damasio, 1985). Tras la
356 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales
cirugía, se encontró que E.V.R. tenía un CI en el rango En la actualidad no existe una prueba del funcio
superior. Como se ha observado, la ausencia de dete nam iento prefrontal orbital que sea tan sensible a las
rioro en los tests estándar de inteligencia no es inusual lesiones en dicha región com o las tareas visoespacia-
en los individuos con lesiones prefrontales. Sin embar les dem oradas lo son para las lesiones del surco
go, más sorprendente fue que no se deterioró la ejecu principal. Por tanto, las lesiones prefrontales orbita
ción de E.V.R. para las tareas que eran sensibles a las les en prim ates no hum anos están asodadas con de
lesiones prefrontales dorsolaterales, incluyendo el terioro en v arias tareas, com o la in versión de o b je
Test de W isconsin de Clasificación de Tarjetas. En vez tos, aprend izaje de reglas y m em oria de recon oci
de ello, E.V.R. mostró severo deterioro en la m otiva m iento (B ach evalier y M ish kin , 1986; G oldm an,
ción. Parecía que él no tenía m otivación espontánea 1971; M ishkin, 1964). Las lesiones prefrontales orbi
para actuar, ni program a interno para im pulsarlo tales tam bién afectan la discrim inación olfativa (Ta-
hacia la acción. Si las m etas le eran presentadas de nabe et a i , 1975). Estas tareas no tienen el obvio ele
manera externa y repetida, activaban acciones relacio mento común com partido por las tareas de respuesta
nadas, aun si tales metas no eran realistas y las estra visoespacial dem orada, aunque, al igual que aque
tegias propuestas para su logro no fuesen prácticas. llas tareas, in clu yen una com pleja com binación de
Como consecuencia, E.V.R. era conducido h ad a varias funciones de control sensorial, m nem ònico y motor.
n egod ad ones obviam ente defectuosas. Sin embargo, La conectividad anatómica de la corteza prefrontal
en ausencia de metas presentadas externam ente, él orbital tam bién es m enos com prendida que la del
mantenía una existenda no dirigida, carente de metas. surco principal. Sin embargo, es claro que los aferen
Finalm ente, aunque la inform adón acerca del estado tes h ada la corteza prefrontal orbital incluyen entrada
em ocional de E.V.R. no fue reportado, los individuos desde la pordón m agnocelular del núcleo mediodor-
con lesiones prefrontales orbitales m uestran afecto sal del tálam o (Fuster, 1997), la am ígdala (Porrino,
superficial y socialm ente inapropiado, y es probable Crane y G oldm an-Rakic, 1981; Russchen, A m arai y
que E.V.R. también lo tuviese. Price, 1985), el polo tem poral (M arkow itsch et al.,
Este cuadro de los efectos de las lesiones prefron 1985), regiones olfativas (Yarita et al., 1980) y corteza
tales orbitales, en térm inos del deterioro en la m oti entorrinal (Van H oesen y Pandya, 1975; Van Hoesen,
vación ju nto a la preservación de la fu n ción en el Pandya y Butters, 1975). La corteza prefrontal orbital
dom inio cognitivo, difiere m arcadam ente del obser tam bién recibe entrada desde el hipotálam o (figura
vado tras lesiones prefrontales dorsolaterales. Sin 12.16). Estos aferentes desde la corteza límbica y desde
embargo, las lesiones a estas dos regiones son simila las áreas subcorticales sum inistran a la corteza pre
res en que ambas provocan perturbación de la regu frontal orbital la inform adón olfatoria e interoceptiva.
lación de la conducta cuando no están presentes cla Los grandes eferentes prefrontales orbitales inclu
ves externas, junto a la relativa preservación de la yen la entrada hacia el núcleo caudado, aunque a di
reguladón conductual por medio de estím ulos exter ferentes sectores de aquellos que reciben entrada
nos. Esto sugiere que la d efid end a en la m em oria de desde la corteza prefrontal dorsolateral. Adem ás, se
representaciones tam bién se debe a problem as obser sabe que la corteza prefrontal orbital envía proyec
vados tras lesiones prefrontales orbitales, un punto ciones directas hacia el hipotálam o. De hecho, como
al cual se regresará más adelante. se observó anteriorm ente, la corteza prefrontal orbi-
tal es la única área cortical que envía entrada directa para regular esta conducta sobre la base de una res
hacia el hipotálam o. E s probable que esta conexión puesta em ocional o visceral a sus consecuencias (Be-
sea la ru ta m ediante la cual la corteza prefrontal chara, Damasio y Dam asio, 1994). Bechara y sus cole
influye la regulación de la m usculatura autónom a y gas interpretaron el deterioro de E.V.R. como una
los m ecanism os endocrinos. Sin em bargo, cuales interrupción del proceso de la retroalim entación au
quiera que sean las conexiones involucradas, existe tónom a por los centros neuronales que contribuyen
am plia evidencia de que la corteza prefrontal ejerce al control de la conducta (perturbación de m arcador
esta in flu en cia. Por ejem plo, la estim u lación de la somático). Esta interpretación puede no ser inconsis
corteza prefrontal orbital provoca cam bios autóno tente con la noción argum entada aquí, de que las le
mos, com o la lentitud en la respiración, aumento en siones prefrontales orbitales perturban la memoria de
la presión sanguínea e irregularidades del ritmo car trabajo para el estado interoceptivo, de modo que las
diaco (H all, Livingston y Bloor, 1977; H off, Kell y representaciones "en línea" de los estados emocional
Carroll, 1963). y motivacional no están disponibles para contribuir a
La ev id en cia de que la corteza p refron tal tiene la guía y organización de la conducta.
acceso a la inform ación concerniente a los estím ulos
in terocep tiv os y olfatorios y que p ro y ecta a áreas
que m edian el funcionam iento autónom o y endocri El problem a de la integración
no, sugiere que puede regular la función autónom a en la c o rte z a prefrontal
y endocrina sobre la base del conocim iento de repre
sentaciones del estado interceptivo en form a análo Durante los pasados cien años, las conceptualizacio-
ga a la m anera en la cual la corteza prefrontal dorso- nes del funcionam iento prefrontal han experim enta
lateral (corteza del surco principal, CVF y corteza de do una evolución. Las visiones tem pranas de la cor
la con v exid ad prefrontal inferior) reg u la la salida teza prefrontal com o básicam ente hom ogénea en
m otora som ática. Por tanto, de acuerdo con esta hi estructura y com o m ediadora de funciones globales
pótesis, la corteza prefrontal orbital participaría en com o inteligencia, personalidad y com portam iento
la gu ía de las respuestas visceral y horm on al al m oral han dado lugar a la visión de que la región
m antener "en línea" el conocim iento de representa tiene dos su bd ivision es especializadas, prefrontal
ciones en el terreno interoceptivo-olfatorio, tal como dorsolateral y prefrontal orbital, que m edian el pro
la corteza prefrontal dorsolateral gu ía la salida cesamiento cognitivo y em ocional, respectivamente.
m otora som ática m ed ian te el m an tenim ien to "en Actualmente se aprecia que la corteza prefrontal está
lín ea" del conocim iento de representaciones acerca altam ente diferenciada en m últiples subdivisiones,
de los eventos pasados. Esta hipótesis es consistente con base en criterios anatóm icos, fisiológicos y con-
con el severo em botam iento del estad o em ocional ductuales. En las secciones precedentes se han exa
en resp u esta al dolor observado tras lesiones pre- m inado cuatro de tales subdivisiones: el surco prin
frontales orbitales. Desde esta perspectiva, el em bo cipal, los cam pos visu ales frontales, la convexidad
tam iento em ocional posterior a estas lesiones resul frontal inferior y la corteza prefrontal orbital.
ta a p artir del fracaso para acceder a la representa El problem a de sintetizar los hallazgos recientes
ción cen tral del dolor y el estado v isceral (autóno en una teoría general del funcionam iento prefrontal
mo) actual, de m odo que estas representaciones no aún no se ha resuelto. En la discusión se ha seguido
pueden ser traídas "en línea" para influir en el esta la hipótesis de Goldm an-Rakic de que todas las sub
do em ocional, la m otivación y la conducta. Esto con divisiones prefrontales regulan los mismos procesos
duce a deficiencias en la m em oria funcional para la esenciales de atención, m em oria de trabajo y control
representación central del forzam iento y el castigo y motor, pero cada uno de ellos lo hace en relación con
para el estado m otivacional y em ocional. Si ésta es diferentes aspectos de la inform ación. D esde esta
la d eficien cia prim aria en las lesiones prefrontales perspectiva, la capacidad para acceder y m antener
orb itales, pod ría exp licar la au sencia de respuesta "en línea" la inform ación que es relevante a la tarea
ante el reforzam ien to y el patrón no esp ecífico de actual es el m ecanism o esencial que subyace a m u
deterioro cognitivo observado en los individuos con chas funciones de orden superior, como el lenguaje,
estas lesiones. la form ación de conceptos y la planeación. Com o
La idea de que un deterioro en la m em oria de tra observam os, ésta es una conceptualización convin
bajo visceral o em ocional subyace a las deficiencias cente que está b ien apoyada por datos anatóm icos,
observadas después de lesiones prefrontales orbitales fisiológicos y conductuales. Sin em bargo, son posi
tam bién es consistente con la incapacidad de E.V.R., bles interpretaciones alternativas de los datos dispo
posterior a lesiones prefrontales orbitales bilaterales, nibles. Por ejem plo, Fuster (1997, pp. 230-238) ha
358 PARTE II Neuropslcología de los sistemas funcionales principales
propuesto que diferentes procesos prefrontales están las representaciones internas (de uno m ism o y del
distribuidos a través de la corteza prefrontal en cen mundo) y la acción en el m undo. Como tal, la corteza
tros de m em oria y control m otor d iferentes, con la prefrontal representa el m ayor desarrollo, la apoteo
corteza prefrontal dorsolateral m ediando los proce sis, de las fuerzas de la evolución que han formado el
sos de la m em oria de trabajo y la corteza prefrontal cerebro hum ano com o un regulador sorprendente
orbital regulando los procesos inhibitorios. M uchos mente versátil y flexible del com portamiento adapta-
de los datos que se h an revisado, in clu yen do el tivo.
hecho de que la corteza prefrontal dorsolateral tiene Este cuadro del fu n cio n am ien to p refron tal ha
conexiones eferentes más directas hacia los grandes surgido de varias líneas de evidencia convergentes.
centros motores somáticos de los que tiene la corteza El estudio de los hum anos con lesiones prefrontales
prefrontal orbital, parecen favorecer la hipótesis de ha revelado un rico, aunque a veces d esconcertan
G old m an-R akic. Sin em bargo, el tópico no ha sido te, cúm ulo de d atos. É stos in clu y en ev id en cia de
definitivam ente resuelto. deterioro en las áreas de la em oción, la conducta so
Ya sea que la corteza prefrontal esté com puesta de cial, la m em oria, el pensam iento conceptual, el len
m últiples subdivisiones que llevan a cabo procesos gu aje, la creativ id ad , p en sam ien to d iv ergente, la
com unes sobre diferentes aspectos de la información planeación, la organización de la conducta dirigida
o que cada subdivisión tenga una función distinta, el a m etas y la rev isión y m od u lació n del com p o rta
procesam iento de todas las subdivisiones prefronta m iento sobre la base de la ev alu ación autoiniciada
les debe ser integrado de alguna m anera en form a y la retro alim en tació n ex tern a con cern ien te a sus
que haga posible un funcionam iento individual con resultados.
una personalidad coherente. Este problem a puede ser Los estudios en anim ales han am pliado la com
pensado como una variación del problem a de asocia prensión del funcionamiento prefrontal al hacer posi
ción que desafía la com prensión de los m ecanism os ble el estudio de la actividad fisiológica de las neuro
neuronales del reconocim iento de objetos, el proble nas prefrontales y la relación entre dicha actividad y
m a de cómo el procesamiento de las particularidades la conducta. También han hecho posible estudios más
específicas de un objeto en diferentes subdivisiones detallados y reveladores de la conexiones neuroana-
de la corteza posterior es integrado en un solo con tóm icas entre la corteza prefrontal y otras áreas del
cepto. A quí el problema es cómo el procesamiento de cerebro de lo que es posible en humanos. Además, los
los diferentes aspectos del ambiente y los aspectos del estudios en anim ales han hecho posible, a través del
estado em ocional y m otivacional de un individuo, análisis de los efectos de pequeñas lesiones bien loca
todos procesados en subdivisiones especializadas de lizadas en diferentes subáreas prefrontales, descubrir
la corteza prefrontal, son integrados en form a que ha y delinear la especialización de función en la corteza
ce posible la formulación de planes coherentes, adap- prefrontal de monos. Estas evidencias han conducido
tativos, dirigidos a m etas, que consistentem ente re a la hipótesis de que la corteza prefrontal apoya los
gulan la acción y secuencias de acciones. procesos de la memoria de trabajo que mantienen "en
lín ea" las representaciones internas del am biente
inm ediato (desde los centros perceptuales posterio
RESUMEN res) y el am biente pasado (desde varias estructuras
que contribuyen a la m ediación de las m em orias a
En los capítulos previos de este libro se han explora corto y largo plazos), junto con las representaciones
do aspectos de la capacidad del cerebro para proce del estado motivacional y em ocional interno del orga
sar in form ación y ejecu tar acción. P or tanto, se ha nismo (a partir de centros de procesamiento límbico).
visto que las regiones posteriores del cerebro (los La integración de estos elementos, vía la memoria de
lóbulos occipitales, parietales y tem porales), al inter- trabajo m ediada prefrontalm ente, genera planes que
actuar con regiones su bcorticales (in clu yen d o las a final de cuentas son expresados en forma de órde
estructuras lím bicas), m edian un rango extraordina nes a los centros motores. Estas órdenes inician, orga
riam ente am plio de procesos que perm iten la cons nizan y regulan el com portam iento sobre la base del
trucción de representaciones in tern as del m undo conocimiento de representaciones.
externo y del estado emocional y m otivacional inter Se está investigando la comprensión del papel fun
no. Tam bién se ha visto que las cortezas prem otora y cional de la corteza prefrontal, la región del cerebro
m otora, en .las regiones frontales posteriores, eje que se relaciona más con quién es uno, tanto como ser
cutan y coordinan los m ovim ientos del cuerpo nece hum ano com o individuo. N in gun a teoría actual ex
sarios p ara la acción en el m undo. Entre estos dos plica todas las com plejidades de su funcionamiento.
terrenos yace la corteza prefrontal, la interfase entre No obstante, la hipótesis de que la esencia del fundo-
CAPÍTULO 12 La corteza pret'rontal y la regulación de orden superior del com portamiento 359
n am íento prefrontal es la regulación del com porta han generado subhipótesis detalladas y verificables
m iento por medio del conocimiento de representacio que han profundizado el entendimiento de la reladón
nes conservadas "en línea" en la m em oria de trabajo entre la corteza prefrontal y la regulación de orden
proporciona un m arco de referencia coherente para superior de la conducta, y sostiene la promesa de con
los intentos por com prender su función. También se tinuar haciéndolo en el futuro.
La aplicación de la
neuropsicología en áreas
del comportamiento
C A P Í T U L O
Psicopatologia
Los trastornos psiquiátricos mayores pueden afectar seve logía se verá que tiene importantes implicaciones para la
ram ente el comportamiento y causar enorm e sufrimiento. actitud hacia estos trastornos y su tratamiento. En sec
Tam bién son muy com unes; todos conocem os a alguien ciones subsecuentes se examinan los factores biológicos en
a flig id o con un serio trastorno p siqu iátrico, acaso a l la esquizofrenia, los trastornos del estado de ánim o, los
g u ien muy cercano. En este capítulo se exam inan algu trastornos de ansiedad y la demencia degenerativa, como
nas evidencias que muestran que los factores neurobioló- la enfermedad de Alzheimer. Se pone particular atención
g icos ju eg a n un papel im portante en ciertas fo rm a s de sobre la esquizofi'enia, tanto por la importancia del tras
psicopotología. Se com ienza con una breve discusión en torno como por la am plia variedad de evidencia concer
torno a los problem as enfrentados al in ten tar form u lar niente a los factores biológicos en la esquizofi’enia que han
una definición satisfactoria de la psicopatología. Uno de surgido en años recientes. Se termina con un estudio de
estos problem as es el debate entre los enfoques biológico y los problemas en la interpretación de los factores biológi
psicológico para su comprensión. Al definir la psicopato- cos en la psicopatología.
364 PARTE III La aplicación de la neuropsicologia en áreas del comportamiento
¿Q U É ES PS1COPATOLOGÍA?
(Freud, 1940/1949). Freud adoptó este enfoque des ser útil para las neurodencias. También en el labora
pués de abandonar sus prim eros in ten tos para for torio de Kraepelin se encontraba Franz Nissl, un psi
m ular una teoría de la psicopatología con base bioló quiatra que desarrolló la tin ción histológica (que
gica. Este intento está ejemplificado por su inconclu ahora lleva su nombre), que revela de manera selec
so P royecto para una psicología científica (Freud, 18- tiva los cuerpos celulares de la neurona y que fue
95/1966). En consecuencia, a pesar de su entusiasta usado por Brodm ann en su análisis citoarquitectóni-
dedicación a la neurobiología en el periodo tem pra co de la corteza.
no de su carrera y a su subsecuente intento en el pro En la época había razon es para esperar que este
yecto para form ular una teoría neurobiológica de la im portante grupo descubriría algo relevante acerca
psicopatología, Freud, no obstante, llegó a creer que de las causas biológicas de la esquizofrenia y de otros
tales inten tos eran desesperadam ente prem aturos. trastornos psiquiátricos. Com o se mencionó, A lzhei
Por tanto, él se enfocó en los factores psicológicos mer había identificado anorm alidades neuropatoló-
que contribuyen a la psicopatología, aunque conti gicas en los cerebros de personas que habían sufrido
nuó enfatizando la importancia de los factores bioló dem encia. A dem ás, pocos años antes, en 1897, R i
gicos, en particular las pulsiones. chard von K rafft-Ebbing había realizado un im por
U n ejemplo sólido del énfasis de Freud por los fac tante descubrim iento que apoyó los enfoques de la
tores psicológicos es su estudio del caso Schreber, en psicopatología con orientación biológica. Su descu
el cual intenta comprender un caso de psicosis en tér brim iento tenía relación con la condición entonces
m inos de conflictos dinámicos (Freud, 1913/1958). El conocida com o paresia general y ahora conocida
tratam iento consistía en volver conscientes el conte como una form a de sífilis. La paresia general estaba
nido y la m otivación inconscientes, de m odo que los caracterizada por un declive general progresivo del
in d ivid uos pudiesen conocerse a ellos m ism os de funcionam iento físico y psicológico, culm inando en
m anera más com pleta y en consecuencia ejercer m a cam bios de personalidad, andar perturbado, deli
yor control consciente sobre sus experiencias y com rios, dem encia y m uerte. La s ífilis es causada por
portam iento. En contraste, ésta tam bién es la década una infección bacteriana cuyos síntomas globales son
en la que Joh n W atson (1913) realizó su argum ento evidentes desde el inido. Sin embargo, en un peque
de que el único estudio legítimo de la psicología es la ño porcentaje de casos, los signos agudos de la infec
conducta. Desde la perspectiva conductista, la psico ción rem iten y pueden no reaparecer sino años des
p atología resulta del aprendizaje previo y su trata pués de que es contraída la infección. Krafft-Ebbing
m iento debe por tanto involucrar la aplicación de los dem ostró que los pacientes con paresia general te
principios de la teoría del aprendizaje, como los con man una form a de sífilis con establedm iento dem o
dicionam ientos clásico y operante. rado de los síntom as. Él estableció esto al inyectar
Al m ism o tiempo que estas dos diferentes concep m aterial de las heridas de los pacientes sifilíticos en
ciones de las causas de la psicopatología eran defen los padentes con paresia general y m ostrar que estos
didas, tam bién surgieron enfoques con orientación últimos no desarrollaban algún tipo de los síntomas
b iológica. El epítom e de estos enfoques fueron los tempranos de la sífilis, con ello probó que los p ad en
intentos de Em il Kraepelin por descubrir las causas tes con paresia general ya habían contraído la infec
n eu robiológicas de la psicopatología, en particu lar ción. Krafft-Ebbing había demostrado, por tanto, que
de la esquizofrenia, o demencia precoz, com o se le co la paresia general, considerada en el siglo xix como
nocía en aquel entonces. Kraepelin (1921) es referido un trastorno psiquiátrico mayor, era causado por una
m erecid am en te en la h istoria de la psicopatología infección bacterian a. H acia 1911, H ideyo N oguchi
por sus m agníficas descripciones precisas y detalla había identificado la b acteria específica responsable
das de los síntom as psiquiátricos y sus intentos por de la sífilis, el Treponema pallidum , y el ulterior descu
clasificarlos en categorías diagnósticas válidas y ú ti brimiento de la penicilina propordonó un tratamien
les. Él es m enos conocido por su intensa in vestiga to bastante efectivo para esta enfermedad.
ción en las bases biológicas de la psicopatología, en El que una bacteria pudiese provocar trastorno en
particular de la esquizofrenia. Para dirigir su investi el pensam iento, característica de los síntomas psicó-
gación, K raep elin reunió en su laboratorio de M u ticos y a final de cuentas la dem encia de la paresia
nich a algunos de los más prominentes neurodentífi- general, ilustra de m an era dram ática la potencial
cos de su época. Entre éstos se hallaba A lois Alzhei- influenda de factores biológicos en la psicopatología
mer, quien había identificado algunos de los correla y alentó la esperanza de que podrían ser descubier
tos neuropatológicos de la enferm edad que hoy lleva tos factores biológicos subyacentes a otros trastornos
su nom bre, y Korbinian Brodmann, cuyo mapa cito- psiquiátricos. No obstante, a pesar de esta atmósfera
arquitectónico de la corteza cerebral ha dem ostrado prometedora y excitante, y a gran cantidad de traba
366 PARTE III La aplicación de la neuropsicología en áreas del comportamiento
jo de algunos neurocientíficos y clínicos talentosos, trastornos, que tiene una prevalencia de 1-1.5% en la
los resultados de los esfuerzos del equipo de Kraepe- población (Zigm ond et al., 1999, p. 1553). Se estim a
lin fueron decepcionantes. D el laboratorio de Krae- que cerca de 400 000 personas son hospitalizadas por
pelin no surgió ningún correlato biológico confiable esta condición en Estados U nidos de A m érica del
para la psicopatología. U n ejem plo aparentem ente Norte (Black y Andreasen, 1994). La esquizofrenia es,
prom etedor, pero a final de cuentas inválido, que por tanto, un gran problem a de salud y se estima que
surgió de este trabajo, fue el reporte de A lzheim er cerca de 30% de todas (es dedr, no sólo psiquiátricas)
(1913) acerca de la anormalidad celular en la capa III las camas de hospital en Estados Unidos son ocupa
de la corteza prefrontal en un paciente con esquizo das por gente con este trastorno (Andreasen, 1984).
frenia. Se verá que éste no fue el últim o encabezado La esquizofrenia por lo general es crónica. Por tanto,
falso generado por las investigaciones neurobiológi- aunque la gente con el trastorno tenga m omentos en
cas de la psicopatología. que sus síntom as sean m ás o m enos intensos, rara
Se h a m archado a través de estos diversos en fo vez se recuperan de m anera permanente. La alta pre
ques de la psicopatología para colocar en contexto la valencia del trastorno y la naturaleza a largo plazo y
siguiente discusión de los factores biológicos. Esto es extrem adam ente debilitante de sus síntom as con
im portante porque el clim a actual in telectu al está v ierten su com prensión y tratam iento acaso en la
dividido en una forma que tiende a generar posicio más im portante meta de investigación de la psiquia
nes extrem as en relación con los factores biológicos tría contemporánea.
en la psicopatología. Algunos proclam an que la psi
copatología está determ inada b iológicam en te de
m anera análoga a las enferm edades físicas y que, en Descripción
consecuencia, todas las estrategias de investigación
deberían ser dirigidas hacia el descubrim iento de los La esquizofrenia es una condición extrem adam ente
factores biológicos y todos los tratam ientos deberían com plicada, con am plia variedad de síntom as. Los
ser dirigidos hacia la m anipulación de tales factores. pacientes pu ed en exh ibir diferentes cuadros sinto-
En contraste, otros enfatizan la im portancia crítica de m atológicos, un hallazgo que ha conducido a la no
factores psicológicos y sociales, prestando poca aten ción, aludida con antelación, de que lo que se refiere
ción a tratam ientos biológicos. Lo que se requiere por esquizofrenia de hecho es un grupo de trastor
con desesperación son investigadores y clínicos que nos. Lo que es m ás, pacientes individuales pu eden
sean capaces de colocarse en el punto m edio, de exhibir extrem a variabilidad de síntomas a través del
navegar, com o Odiseo, con seguridad entre el Escila tiempo. Las descripciones clásicas de Emil Kraepelin
que ignora los factores biológicos y el C aribdis que (1919, 1921) de la enferm edad que él llam ó demencia
ignora los elem entos psicosociales. En el resto del precoz fueron tan brillantes que todavía podrían ser
capítulo, apegado al énfasis de este libro, se enfoca vir como libro de texto para explicar el trastorno. Sin
rán los factores biológicos en la psicopatología. Sin em bargo, desde las d escripciones de K raepelin, ha
em bargo, no se perderán de vista las necesidades surgido la noción de que existen dos terrenos básicos
finales para un enfoque balanceado y así com pren de síntom as en la esquizofrenia: positivos y n egati
der y tratar a la psicopatología. En lugar de ello, mu vos. Ya se ha confrontado esta distinción, prim era
chos de los descubrim ientos recientes de los correla m ente articulada por John H ughlings-Jackson, en la
tos n eu robiológicos de los trastornos psiquiátricos discusión acerca de los efectos de las lesiones cere
discutidos en este capítulo, tan excitantes como son, brales, en particu lar las de la corteza prefrontal. Se
hacen surgir m ás preguntas de las que responden y recordará que los síntom as positivos son com porta
refu erzan la necesidad de enfocar el rom pecabezas m ientos que están p resentes pero que no deberían
de estos trastornos desde todos los niveles de análi estarlo (por ejem plo, d elirios y alucinaciones) y los
sis potencialm ente fructíferos. Con esta precaución síntom as negativos son com portam ientos que no
en los estudios, se procederá a un exam en de los fac están presentes pero que deberían estarlo (por ejem
tores neurobiológicos en la psicopatología. plo, tomar cuidado de la higiene personal y desarro
llar interacciones sociales). Los pacientes con esqu i
zofrenia m uestran uno o ambos tipos de síntomas.
TRASTORNOS ESQUIZOFRÉNICOS
SÍN T O M A S P O S IT IV O S Los síntomas positivos en
La esqu izofren ia, un térm ino d iagnóstico acuñado la esquizofrenia incluyen delirios, alucinaciones, com
por Eugen Bleuler (1911/1950), es un trastorno seve portam iento gravem ente desorganizado y trastorno
ro que debilita o, m ás probablem ente, un grupo de form al del pensam iento. Los d elirio s son creencias
CAPÍTULO 13 Psicopatología 367
que no están basadas en la realidad. Desde luego, ésta autodirección que ha conducido a algunos a caracte
es una definición potencialm ente am bigua debido a rizarlos com o "a p a g a d o s". Com o con los síntom as
que la gente razonable puede no estar de acuerdo con positivos, existe considerable variabilidad en lo con
algunos aspectos de la realidad. Para evitar este pro cerniente a la naturaleza y la severidad de los sínto
blem a, el criterio diagnóstico m ás utilizado para la mas negativos mostrados por los pacientes. También
esquizofrenia, contenido en el M anual D iagnóstico y debería agregarse que un individuo con esquizofre
Estadístico de los Trastornos M entales, cuarta edición nia puede tener síntom as positivos y negativos.
(DSM-IV) (1994)', de la American Psychiatric Associa
tion, requiere que las creencias delirantes sean paten
temente irreales. La creencia de que la gente ha intro Hipótesis de etiologías múltiples
ducido pensam ientos dentro de los propios pensa de la esquizofrenia
m ientos (inserción de pensam iento) y que controlan
el pensam iento de uno (control de pensam iento) son La extrem a variabilidad del cuadro sintom atológico
ejem plos de creencias delirantes patentem ente irrea en los pacientes con esquizofrenia presenta un p ro
les. Tales creencias con frecuencia son en extrem o blem a para la idea de que la esquizofrenia es un solo
amenazadoras para los individuos que las tienen. trastorno. De hecho, de acuerdo con el DSM-IV, e s
Las a lu cin acio n es son experiencias perceptuales posible que dos personas reciban cada una el diag
que no están basadas en estím ulos sensoriales. Con nóstico de esquizofrenia sin presentar síntomas tras
m ayor frecu encia son auditivas, aunque tam bién lapados (American Psychiatric Association, 1994, pp.
pu ed en ser visuales, som atosensoriales, olfativas o 285-286). A dem ás, com o se verá más adelante, no
g u stativas. Éstas deben ser d istinguidas de las ilu existe una sola anorm alidad biológica que haya sido
sio n es, las distorsiones en la percepción que la m a encontrada en todas las personas con el diagnóstico
yoría de la gente tendría bajo condiciones de estimu de esquizofrenia. Esto sugiere que lo que se refiere
lación particular. en singular como esquizofrenia de hecho es un grupo
El com portam iento gravem ente desorganizado es de trastornos con diferentes etio lo g ías (del griego
la conducta fuera del rango convencional de la con aitia, "c a u sa s") y, en consecuencia, diferentes anor
ducta para un contexto dado que no sirve a ninguna m alidades neurobiológicas subyacentes. Esta noción
función en apariencia adaptativa. El trastorn o fo r será desarrollada en seccion es subsecuentes. Por
m al d el p en sa m ien to es la desorganización de la ahora se exam inarán los factores neurobiológicos de
forma de pensar. Esto por lo general se m anifiesta en la esquizofrenia, com enzado con la evidencia de los
las producciones verbales del individuo. El discurso factores genéticos.
se m ueve fortu ita y rápidam ente de u n referente
fragm entario a otro, de modo que las ideas son toca
das de m anera superficial en lugar de ser desarrolla Factores genéticos
das de m anera lógica (asociacion es d é b ile s o po
b res). El carácter desconectado y desorganizado de Existe bastante evidencia de que factores genéticos
este tipo de h abla ha conducido a algunos a descri contribuyen a la esquizofrenia. Uno de los m étodos
birlo com o ensalad a de palabras. Los pacientes que más inform ativos en la exploración de estos factores
exh iben uno de estos tipos de síntom as positivos son los estudios de gem elos, en los cuales la tasa de
pueden o no exhibir otros. concordancia de la esqu izofren ia para los gem elos
m onocigóticos (idénticos) es com parada con la tasa
SÍN T O M A S N E G A TIV O S Los síntom as negativos para los gem elos dicigóticos (fraternos). Tasa de con
de la esquizofrenia incluyen la aparente ausencia de cordancia es el térm ino técnico para la probabilidad
m otivación (av o lició n ), a isla m ien to so cial, expre de que si uno de los gem elos tiene una condición
sión em ocional dism inuida (aplanam iento afectivo), particular, el otro m iem bro tam bién la tendrá. La
expresión verbal dism inuida (alogia), pobreza de ju i razón para este m étodos es que si los gemelos m ono
cio y poca higiene personal. Los individuos con estos cigóticos, quienes com parten todos sus genes, tienen
síntom as con frecuencia exhiben una dism inución m ayor tasa de concordancia que los gemelos dicigó
general en el nivel de atención, nivel de actividad y ticos, quienes com parten, en prom edio, la m itad de
sus genes, entonces esto constituye evidencia para la
presencia de un factor genético. Los gemelos m ono
* N.T. Aunque ha aparecido (2000) el DSM-IV-TR, la versión Texto
Revisado del DSM-IV, en el presente libro las referencias y citas a cigóticos tienen una tasa de concordancia para la
los trastornos mentales se realizan con base en la edición no revi esquizofrenia de aproxim adam ente 55% , m ientras
sada. que los gem elos dicigóticos tienen una tasa de con
368 PARTE III La aplicación de la neuropsicología en áreas del comportamiento
cordancia cercana a 10% (Gottesman y Shields, 1972, síntom as de Parkinson que usualm ente inducen es
1982; Gottesm an, M cG uffin y Farmer, 1987; Tsuang, tas drogas y a partir de evidencia bioquím ica y técni
Gilbertson y Faraone, 1991). ca de im agen m ás d irecta (Bannon y Roth, 1983;
M ayor evidencia para los factores genéticos de la Crow, 1982a; Sedvall, 1990). D iferentes m edicam en
esquizofrenia proviene de los estudios de adopción, tos neurolépticos bloquean los receptores a la dopa
en los cuales son estudiados los niños que están en mina en diferentes grados, y la m agnitud del efecto
riesgo de pad ecer alguna condición y que han sido terapéutico de los diversos neurolépticos es propor
adoptados poco después de su nacim iento. La razón cional a la m agnitud de su efecto antagonista de la
para los estudios de adopción es que si al rem over a dopam ina (Snyder, 1976). Tam bién consistente con
un infante de un am biente familiar que está correla la hipótesis de la dopam ina es el descubrim iento de
cionado con una condición no obstante resulta una que los fárm acos que aum entan la dopamina, como
incidencia de la condición que es m ayor que la línea las anfetam inas, pueden producir estados psicóticos
base, entonces dicho am biente por sí m ism o no transitorios, como puede hacerlo la L-dopa, un pre
puede explicar la condición. En el caso de la esquizo cursor de dopam ina adm inistrado para el alivio de
frenia, aproxim adam ente 15% de los hijos de madres los síntom as de la enferm edad de Parkinson.
esquizofrénicas que han crecido en ese am biente lle Al considerar el m ecanism o de la hiperactividad
gan a ser esquizofrénicos. Uno podría especular que de la dopam ina postulado por esta teoría, la eviden
esta alta in cid encia del trastorno se debe al creci cia apunta hacia una superabundancia de receptores
miento con la madre esquizofrénica. Sin em bargo, los a la dopam ina más que a la presencia de m ucha do
resultados de los estudios de adopción m uestran que pamina. Por tanto, en los pacientes con esquizofrenia
este porcentaje no cam bia para los hijos de m adres no se ha en contrado que los n iv eles de dopam ina
esqu izofrén icas que son adoptados d esp ués de su sean elevados, ni lo han sido los niveles de metaboli-
nacim iento (Kendler y Greenberg, 1984; Kety, 1983; tos de dopam ina, como el ácido hom ovanílico (Zig-
Tsuang et ah, 1991). m ond et al., 1999, p. 1560). En vez de ello, los estu
Es im portante en fatizar que, a pesar de que los dios de autopsias y de PET que han m arcado los re
estudios de gem elos dem uestran la presencia de un ceptores a la dopam ina, han dem ostrado un núm e
factor gen ético en la etiología de la esquizofrenia, ro de receptores de dopam ina anorm alm ente eleva
tam bién dem uestran que el trastorno no está comple do en los cerebros de las p erson as con esqu izofre
tam ente determ inado de m anera gen ética. Si lo nia, incluyendo individuos que nunca han recibido
fuese, entonces la tasa de concordancia para los ge m edicación antisicótica (A ndreasen, 1988).
m elos m onocigóticos sería de 100%, como lo es para
caracteres genéticam ente transmitidos, com o el color P R O B LEM A S CO N LA H IP Ó T E S IS D E LA D O PA
de los ojos. A dem ás, los patrones de transm isión no M IN A Existen varios problem as con la hipótesis de
siguen un patrón sim ple, lo cual m uestra que m u la dopamina. A unque el efecto antagonista de los fár
chos genes están involucrados. Hasta el m om ento de m acos antisicóticos sobre los receptores a la dopam i
escribir este libro, ninguno de estos genes ha sido na es rápido, en el orden de horas, el efecto de estos
identificado de manera concluyente. fárm acos sobre los síntom as de la esquizofrenia es
relativam ente lento y tom a sem anas (Davis, 1978).
Este lapso de tiem po no parece encajar con la hipóte
Hipótesis de la dopamina en la esquizofrenia sis de que la h ip eractivid ad de la dopam ina es la
causa de los síntom as. Otro problem a para la hipóte
E V ID E N C IA PARA LA H IP Ó T E SIS D E LA DOPA sis de la dopam ina es la d iv ersa respuesta de los
M IN A De acuerdo con la hipótesis de la dopam ina pacientes a los fárm acos antisicóticos, van desde una
en la esqu izofren ia, el aumento anormal de la activi m arcada reducción en los sín tom as hasta la nula
dad de la dopam ina en el cerebro es un im portante reducción. A dem ás, com o ya se m encionó, los cua
factor en la esquizofrenia. El desarrollo de m edica dros sintom atológicos altam en te variables se apre
mentos antiguam ente conocidos como antisicóticos, cian en diferentes individuos con esquizofrenia. No
y ahora denom inados n eu ro lép tico s, com o la clor- es claro por qué la hiperactividad de dopamina debe
prom acina (Thoracina) y el haloperidol (H aldol), ha ría provocar tales patrones sintom atológicos v aria
conducido a un significativo control de los síntomas bles. M ás aún, existe u na v ariabilid ad significativa
esqu izofrén icos en m uchos pacientes, aunque de en el patrón de síntom as en cada uno de los indivi
ninguna m anera el trastorno es curado por estos fár duos, en particular a lo largo del curso del trastorno.
macos. Los neurolépticos bloquean los receptores de Por lo general, los síntom as positivos son pronuncia
la dopam ina. La evidencia para esto proviene de los dos en la etapa tem prana o aguda del trastorno. Esto
CAPITULO 13 Psicopatologia 369
es seguid o con frecu encia por un largo periodo ca conduce a la h ip ó tesis de la in teracción dopam ina-
racterizado por síntom as negativos. De nueva cuen serotonina, la cual postula que la anormalidad neu-
ta, no es obvio cómo la hiperactividad de la dopamina roquím ica en la esqu izofren ia involucra sistem as
podría explicar este curso clínico cambiante. tanto dopam inérgicos como serotonérgicos (K apur
Estos problem as sugieren que en algunas instan y Rem ington, 1996; M egens y K ennis, 1996). Tam
cias la esquizofrenia puede no estar relacionada con bién es posible que los antisicóticos atípicos ejerzan
la hiperactividad de la dopam ina. De m anera alter sus efectos m ediante el bloqueo de tipos específicos
nativa ha sido propuesto (Crow, 1982b, 1985) que los de receptores de dopam ina que sólo son bloqueados
síntom as positivos observados en la etapa aguda del de m anera m ínim a por los n eu rolépticos clásicos.
trastorno, están relacionados con una anorm alidad Los últim os bloquean principalm ente receptores D2,
de la actividad de la dopamina, m ientras que los sín m ientras que la clozapina, por ejem plo, bloqu ea
tomas negativos, por lo general observados más tar principalm ente receptores D4 (Van Tol el al., 1991).
díam ente en el curso del trastorno, son debidos a
anorm alidades estructurales. Se regresará a esta hi
pótesis en breve. Por últim o, parece probable que Anormalidades estructurales gruesas
para aquellos pacientes esquizofrénicos con anorma
lidad de la dopam ina, ésta puede no ser la única V E N T R ÍC U L O S A L A R G A D O S Desde los prim e
anorm alidad neurobiológica subyacente que contri ros estudios n eu m oencefalográficos, iniciados des
buya a su trastorno. pués de 1920, ha existido evidencia de que los ven
trículos laterales de los pacientes con esquizofrenia
R E FIN A M IE N T O DE LA H IP Ó T E S IS D E LA D O - están alargados. La llegada del reconocim iento por
P A M IN A El d esarrollo reciente de los llam ados TC, el cual produce una estim ación más precisa del
a n tisicó tico s atíp icos, com o la clozapina (Clozaril), tam año ventricular, proporciona la oportunidad pa
el risperidona (Risperdal) y la olanzapina (Zyprexa), ra una m ejor valoración de esta variable, y los p ri
ha conducido a un refinam iento de la hipótesis de la m eros rep ortes de alargam iento ventricular en los
d opam ina. E stos an tisicóticos atíp icos parecen ac pacientes esqu izofrén icos u san do TC aparecieron
tuar m ed iante el bloqueo de los receptores tanto de poco después del desarrollo de dicha técnica (Johns
la dopam ina com o de la serotonina, son m ás efecti tone et al., 1976; Joh n ston e et al., 1978, W einberger,
vos que los neurolépticos clásicos al tratar a muchos D.R. et a i , 1979). La figura 13.2 muestra los ventrícu
p acientes con esquizofrenia, en p articu lar aquellos los alargados en un paciente con esquizofrenia. A
con sín tom as pred om in an tem ente negativos. Esto partir de estos reportes iniciales, este hallazgo ha si
370 PARTE III La aplicación de la neuropsicología en áreas del comportamiento
anorm alidades estructurales característicos del Tipo teriormente se ha dem ostrado son inválidas. Aunque
II. La evolución de m uchos casos de esquizofrenia tales hallazgos usualm ente son omitidos de las revi
desde una fase aguda, caracterizada por síntom as siones del conocim iento actual, un breve vistazo a
positivos y m ejoría con m ed icación antisicótica, dos ejem plos puede resultar útil como recordatorio
h acia una fase crónica más larga, caracterizada por de la precaución que se debe tom ar al interpretar nue
síntom as negativos y ausencia de respuesta positiva vos hallazgos.
a la m edicación neuroléptica, parecería ajustarse con
la noción de que los dos tipos representan diferentes L ó b u lo s p r e fr o n ta le s a n o r m a le s p eq u eñ o s La hipó
fases de una sola entidad patológica. Por otro lado, tesis de que la disfunción prefrontal es un com po
se han reportado algunos casos en los cuales los ven nente crítico de la esqu izofren ia fue propuesto por
trículos alargados fueron observados en la etapa de Emil Kraepelin (1919) y, com o se verá pronto, existe
establecim iento agudo de los síntom as. Esto sugiere considerable apoyo a tal idea. Por tanto, cuando A n
que el daño estructural precede al establecim iento de dreasen y sus colegas (1986) reportaron los resulta
la enferm edad u ocurre durante el prim er episodio, dos de un estudio de M RI en el cual los pacientes con
lo cual es consistente con la noción de que la presen esquizofrenia teman lóbulos frontales anormalmente
cia o ausencia de anormalidad estructural es un mar pequeños, este descu brim iento encajó bien en un
cador de dos enfermedades diferentes. La evaluación m arco teórico convincente. Sin em bargo, los subse
de estas interpretaciones es más com plicad a por la cuentes intentos de A ndreasen por replicar sus des
evid encia de que la relación entre anorm alidad es cubrimientos no tuvieron éxito.
tructural y síntomas negativos puede no ser tan fuer
te com o originalm ente se pensaba. Es claro que va A s im e tr ía c e r e b r a l in v e r t id a En contraste con el
rios tem as en esta área, tanto em píricos com o inter reporte de lóbulos frontales m ás pequeños en la
pretativos, aún no son resueltos (A ndreasen, 1985; esquizofrenia, la cual fue consistente con una teoría
A ndreasen et ni., 1989; Cannon, M ed n ick y Parnas, de disfunción de la enferm edad, los reportes de asi
1990; Zorilla y Cannon, 1995). m etría cerebral inversa surgieron de un em pirism o
ateórico que abarca una red tan am plia com o sea
ATRO FIA CEREBELO SA Existen reportes de atrofia posible en su búsqueda de anorm alidades estructu
cerebelosa en pacientes con esquizofrenia (Jacobsen et rales. En este caso, la asim etría reportada fue m ás
al., 1997; Martin y Albers, 1995); pero aún es impreciso bien esotérica. En la m ayoría de los cerebros norm a
qué proporción de pacientes tienen esta anormaüdad les el polo frontal izquierdo se curva ligeram ente a
y cuál puede ser su significado funcional. través de la línea media, com o lo hace el polo occipi
tal derecho. Esto confiere al cerebro un ligero torque
FA LSA S D IR E C T R IC E S Existen varios reportes de en el sentido de las m anecillas del reloj. Los pacien
anorm alidad estructural en la esquizofrenia que pos tes con esquizofrenia fueron quienes exhibían con
372 PARTE III La aplicación de la neuropsicologia en áreas del comportamiento
m ayor frecuencia el torque opuesto (Tsai, N asralla y afecta por lo general estructuras del lóbulo temporal
Jacoby, 1983). Las im plicaciones funcionales de esta m edial, en particular el hipocam po. Debido a la im
inversión son demasiado obvias. Sin embargo, como portan cia del hipocam p o para integrar y recordar
se mencionó, este reporte no ha sido corroborado por aspectos del ambiente, las conexiones sinápticas per
los estudios subsecuentes. turbadas en esta área pu ed en contribuir de m anera
im portante a los efectos desorganizadores de los sín
tomas esquizofrénicos.
Anormalidades microestructurales O tras áreas im plicadas por los estudios post mor-
tem incluyen estructuras lím bicas, neoestriadas y del
Regresando a los cam bios estructurales en la esqui tallo cerebral, com o los núcleos septales, el núcleo
zofrenia revelados por el exam en m icroscópico en la accumbens, la sustancia innom inata, el globus palli-
autopsia de los cerebros de pacientes esqu izofrén i dus y núcleo del lecho de la estría term inal (Fishman,
cos, el d escubrim iento m ás confiable es el de las 1975; Nieto y Escobar, 1972; Stevens, 1982). También
anorm alid ad es estructurales en el lóbulo tem poral se h an reportado anorm alidades en la corteza y el
m edial, com o la circunvolución parahipocám pica y tálam o (Heckers, 1997). Existen reportes de anorma
el hipocam p o (Roberts, 1990). En particular, se han lidades neu ropatológicas en la corteza prefrontal
reportado alteraciones en la orientación de las célu (M iyakaw a et al., 1972; Tatetsu, 1964), incluyendo
las p iram id ales en el hipocam po anterior y m edio anorm alidades en la densidad y procesos de las neu
(figura 13.5) (Kovelm an y Scheibel, 1984; Scheibel y ronas en la corteza cingulada anterior (Benes y Bird,
Kovelm an, 1980). Esta anormalidad no se observa en 1987; Benes, Davidson y Bird, 1986), aunque no está
el alcoholism o crónico, la epilepsia del lóbulo tem claro si estas anorm alidades son específicas a estruc
poral, la enferm edad de H untington o la enferm edad turas prefrontales.
de A lzheim er y puede ser específica a la esquizofre
nia. Se ha sugerido que estas anorm alidades pueden
ser una form a m oderada de la pertu rbación en la Anormalidades reveladas por medio
m igración celular durante la embriogénesis observa de imágenes funcionales
da en ciertas fam ilias genéticas de ratones (K ovel
m an y Scheibel, 1984). Ingvar y Franzen (1974a, 1974b) fueron los primeros
Tam bién existen reportes de cam bios patológicos en rep ortar una an orm alidad en el flujo sanguíneo
asociados con volumen disminuido en el hipocampo cerebral (FSCr) en pacientes con esquizofrenia. Ellos
y la corteza entorrinal (Bogerts, Meefcz y Schonfeldt- encontraron que, aunque el flujo sanguíneo cerebral
Bausch, 1985). Estos descubrimientos sugieren que la es m ayor en la corteza frontal que en otras regiones
esquizofrenia es una anormalidad del desarrollo que corticales en los sujetos norm ales en reposo (véase
CAPITULO 13 Psicopatologia 373
tam bién Invgar, 1979), los pacientes con esquizofre nuida no ha sido reportada en todos los estudios de
nia no exhiben este efecto. Ellos denom inaron a esta pacientes esqu izofrénicos en el estado de reposo
anorm alidad hip ofron talid ad . Estos pacientes tam (Gur et al., 1987; M athew et al., 1982; Rubin, H olm et
bién m uestran deficiencias al exhibir el aumento nor a l , 1991; Sheppard et al., 1983). Fuster (1997, p. 202)
mal en el flujo sanguíneo frontal que sigue a los estí ha sugerido que esta discrepancia se debe a varios
mulos visuales, hápticos y nocivos (Franzen e Ingvar, factores, como diferencias en la definición de estado
1975a, 1975b; Ingvar, 1980). También reportaron que de reposo, el carácter m ultifacético de la esquizofre
el grado de hipofrontalidad estaba correlacionado nia, falta de credibilidad de los criterios diagnósticos
con la severidad de los síntomas negativos, mientras (incluyendo los estipulados por el DSM -IV), diferen
que los pacientes con síntomas positivos tenían FSCr cias técnicas y m etodológicas entre los estudios y los
posterior anormalmente elevado. efectos confundidores de la m edicación antisicótica.
A p artir de estos reportes iniciales han surgido Los estudios de visu alización funcional que han
m uchos reportes de actividad frontal dism inuida en requerido que los sujetos realicen tareas específicas
la esquizofrenia. Éstos incluyen flujo sanguíneo dis han producido resultados m ás consistentes. Esto es
m inuido (A riel ei al., 1983; Berm an y W einberger, debido a que estos estudios controlan la variación de
1986; W einberger, Berm an y Zec, 1986) y m etabolis la actividad durante el estado de reposo. Adem ás, al
mo de glucosa dism inuido (figura 13.6), valorada pedir a los sujetos que realicen una tarea que involu
por PET (Buchsbaum et al., 1984; Buchsbaum et al., cra una región particular del cerebro, es posible valo
1982; DeLisi et al., 1985; Farkas et a l, 1984; Wolkin, et rar si los individuos con un trastorno particular
al., 1985). Sin em bargo, la activación frontal dism i m uestran el aum ento esperado en la actividad en
374 PARTE III La aplicación de la neuropsicologia en áreas del comportamiento
R egión c o rtic a l
C o n tro les
80
R eeió n c o rtic a l
dicha región. Por ejem plo, W einberger y sus colegas ra 13.7). En estudios subsecuentes de gemelos mono-
(Berm an, Zec y W einberger, 1986, W einberger, B er cigóticos discordantes para esquizofrenia, se encon
m an e Illowsky, 1988; W einberger, D.R. et al., 1986) tró que cada gem elo con esquizofrenia era hipofron-
con FSC r estudiaron en pacientes con esquizofrenia tal en relación con el gem elo sano en la clasificación
su ejecución en una versión automatizada del Test de de tarjetas mas no en la situación control o en la con
W isconsin de Clasificación de Tarjetas en la cual ellos dición de reposo (Berm an y Weinberger, 1992; Wein
indicaban su elección de clasificación al oprim ir uno berger, D.R. et a l , 1992). Los pacientes con esquizofre
de cuatro botones. La tarea de control fue una simple nia fallaron para exhibir activación prefrontal duran
tarea de igualación de números que involucraba estí te la ejecución de las otras tareas norm alm ente aso
m ulos sensoriales y respuestas m otoras sim ilares. El ciadas con tal activación (y norm alm ente dependien
flujo sanguíneo cerebral regional tam bién fue proba te del procesam iento prefrontal). Estas tareas in clu
do durante el estado de reposo. No se encontraron yen la Torre de Londres (A ndreasen et al., 1992), el
diferencias entre los pacientes con esquizofrenia y los Test Stroop (Carter et a l , 1997) y otros (Andreasen et
sujetos norm ales en el estado de reposo y en la tarea al., 1994).
de igu alación de núm eros. Sin em bargo, durante la La tom ografía por em isión de positrones ha sido
ejecu ción del Test de W isconsin de C lasificación de usada para valorar el número de receptores de dopa-
Tarjetas, Ios.pacientes con esquizofrenia fracasaron mina en los cerebros de los esquizofrénicos (Andrea
para exhibir el aumento en el flujo sanguíneo en las sen, 1988). Estos estudios han revelado una sobrepro
cortezas prefrontal dorsolateral y precentral que fue ducción o h ipertrofia de recep tores D 2 en los gan
ron observados en los sujetos normales control (figu glios basales (Wong et al., 1986), aunque existen cier
G \P IT U LO 13 Psicopatología 375
tos cuestionam ientos acerca de esto debido a que son espasm ódicos y desorganizados. Este deterioro
puede ser un efecto secundario del uso prolongado no se observa en todos los p acien tes esq u izo frén i
de m edicación neuroléptica (Farde et a l , 1990, Jaskiw cos. Sin em bargo, en aquellos que los m uestran, se
y Kleirtman, 1988). Los estudios de visualización de observa en una alta proporción de parientes de pri
los receptores característicos en la esquizofrenia, en mer grado (padres y descendientes), lo cual sugiere
p articu lar aquellos que investig an pacientes jam ás que sus d eterm in an tes son al m enos parcialm ente
m ed icad os, m uestran am plias persp ectiv as para genéticos. E x iste la h ip ó tesis de que una p ertu r
revelar aún más los m ecanism os de la anorm alidad b ación de los m ecan ism os del tallo cerebral y/o
bioquím ica en este trastorno. disfun ción p refron tal p u ed en su byacer a este d e
terioro.
E stím u lo O
T ie m p o
d e re sp u e sta
d is p o n ib le ( 1 1 . 5 s )
R e sp u e sta
FIGURA 13.8 Ejemplo de la forma simple del Test de Ejecución Continua. El sujeto debe
responder siempre que aparezca una X, mas no cuando aparezcan otros estímulos. En el ejem
plo, el estímulo aparece durante 1.5 segundos y luego existe un intervalo de 10 segundos entre
estímulos. En versiones más complicadas del test, el sujeto debe responder a un estímulo dado
(por ejemplo, X) sólo cuando es precedido por otro estímulo especifico (por ejemplo, L).
376 PARTE III La aplicación de la neuropsicologia en áreas del comportamiento
ción oculom otora (Levin, 1984a, 1984b; Levin et al., 1988; Crow, 1980, K.L. Davis et al., 1991; Grace, 1991;
1981; M ialet y Pichot, 1981) y la capacidad para cam Herithc, 1990; MacLay, 1980; Weinberger, D.R. et al.,
biar de m anera flexible la base conceptual de la con 1988). Esto podría explicar los deterioros relaciona
ducta (Kolb y Whishaw, 1983; Malmo, 1974). De par dos con la corteza prefrontal observados en la esqui
ticu lar in terés es la h ip ótesis de que la deficien cia zofrenia, como el deterioro en la mem oria de trabajo
en la m em oria de trabajo es un com ponente princi (Luciana et al., 1992). Desde esta perspectiva, los sín
pal de la esquizofrenia. Desde esta perspectiva, m u tom as positivos están asociados con la h ip eractivi
chas de las anorm alidades conductuales en la esqui dad de la dopam ina en estructuras lím bicas, m ien
zofrenia resultan de una interrupción en el proceso tras que los síntomas negativos se asocian con hipo-
por m edio del cual el conocim iento de rep resen ta actividad de dopam ina en la corteza prefrontal. El
ciones regula la conducta, un proceso m ediado por patrón de síntom as positivos y negativos observado
la corteza prefrontal (véase capítulo 12). en cualquier paciente resultaría por tanto a partir de
Esta noción es consistente con la evidencia de los la prem inencia relativa de estos dos factores. Como
estudios de visualización funcional, revisados con se mencionó con anterioridad, la esquizofrenia usual
antelación, de que los pacientes con esquizofrenia mente comienza con síntom as positivos prominentes
fallan para m ostrar activación de la corteza prefrontal y luego evoluciona hacia un cuadro de síntom as ne
durante la ejecución de tareas que norm alm ente están gativos. Puede ser que el cuadro de síntomas positi
asociadas con tal activación. Tam bién es consistente vos inicial es provocado por hiperactividad de la do
con reportes de anorm alidad en el EEG prefrontal pamina en estructuras lím bicas y que el mecanism o
(Knight, 1984; K night et al., 1980; M orihisa, Duffy y del trastorno luego cam bia de alguna form a a hipo-
Wyatt, 1983) y anormalidad morfológica prefrontales actividad prefrontal, conduciendo a una predom i
(Benes et a l , 1986; Benes y Bird, 1987; Miyakawa et al., nancia de síntom as negativos. C onsistentes con la
1972) en la esquizofrenia. A sim ism o, la hipótesis de hipótesis de que la hipoactividad de dopam ina pre
anorm alidad prefrontal en la esquizofrenia es consis frontal subyace a los síntom as negativos de la esqui
tente con la evidencia de una anorm alidad en la acti zofrenia son los reportes de que la reducción drástica
vidad de la dopamina en el trastorno. La corteza pre de la dopam ina prefrontal en monos producida por
frontal tiene las mayores concentraciones de dopami lesiones del área tegmental ventral (Simón, Scatton y
na de cualquier región del cerebro (Brown, Crane y Le Moal, 1980) o por destrucción de terminales corti
Goldman, 1979). Esta entrada dopaminérgica hacia la cales prefrontales (Brozoski et a l , 1979) es seguida
corteza prefrontal surge desde la sustancia nigra y los por deterioros cognitivos y em ocionales com o los
grupos vecinos de células en el cerebro medio, los cua característicos de la disfunción prefrontal. Esta hipó
les realizan conexiones difusas y ampliamente disemi tesis también explicaría el hallazgo de que los sínto
nadas hacia los ganglios basales, vía rutas nigroestria- mas negativos por lo general no m ejoran con los
das, así como had a la corteza prefrontal, vía conexio medicamentos que bloquean la dopamina.
nes mesocorticales. En contraste con la mayoría de las
neuronas, las cuales están comprometidas en la trans
m isión rápida punto a punto de señales excitatorias o TRASTORNOS DEL ESTADO DE ÁNIMO
inhibitorias, estas conexiones dopam inérgicas nigra-
prefrontal ejercen un efecto neurom odulador relati Los trastornos del estado de ánim o, antiguamente
vam ente lento, a largo plazo y m uy extenso, vía la denom inados trastornos afectivos, tienen como su
activación de los sistem as de segundos m ensajeros particularidad predom inante una perturbación a lar
(véase capítulo 2). Es probable que la perturbación de go plazo del estado de ánimo. En esta sección se con
esta entrada dopam inérgica neurom oduladora hacia siderarán los aspectos biológicos de tres trastornos del
la corteza prefrontal sea un factor im portante en la estado de ánimo: el trastorno depresivo mayor, el tras
función prefrontal deteriorada y en la activación ob torno afectivo estacional y el trastorno bipolar.
servada en la esquizofrenia.
En discusiones previas de la hipótesis de la dopa
mina fue propuesto que los síntom as positivos de la Trastorno depresivo mayor
esqu izofrenia pueden ser debidos a h iperactividad
de dopam ina, m ientras que los síntom as negativos D E SC R IPC IÓ N El trastorno depresivo m ayor (tam
pueden ser debidos a algún otro factor o factores. Un bién llamado depresión u nipolar) se caracteriza por
candidato para un factor que contribuye a los sínto un estado de ánimo disfórico (triste, deprimido) y/o
m as negativos es una disminución en la actividad de pérdida de interés y placer en casi todas las activida
la d opam ina en la corteza prefrontal (A. Carlson, des. Los síntomas asociados son cambios en el apetito
378 PARTE III La aplicación de la neuropsicología en áreas del com portamiento
y el peso (aumento o disminución), perturbación del anormalmente bajos de m onoam inas participan en la
sueño, actividad psicom otora dism inuida, energía depresión. Aunque los agonistas de la dopamina, co
dism inuida, sentim ientos de m inusvalía o culpa, di mo las aníetaminas o la cocaína, pueden elevar transi
ficultad para concentrarse y tomar decisiones, y pen toriamente el estado de ánimo en los individuos nor
sam ientos de m uerte. El trastorno puede ser amena males, no alivian los síntomas de la depresión mayor.
zante para la vida; ya que 15% de las personas con Por esta razón, la investigación en la bioquím ica de
este trastorno se suicidan. El riesgo de la depresión la depresión se ha enfocado en la norepinefrina y la
mayor durante la vida se estima de 12%, mientras que serotonina, y existe cierta evidencia de que pueden
la prevalencia en cualquier m omento dado se estima ser dos los su btipos de depresión relacionados con
en alrededor de 5%. El escritor William Styron (1990) niveles dism inuidos de cada uno de estos dos neuro
ha proporcionado una vivida explicación personal de transm isores. La evid en cia para esto proviene del
su lucha contra la depresión severa. h allazgo de que la actividad aum entada de alguno
En el pasado, la depresión m ayor fue categoriza- de estos neurotransm isores ha dem ostrado que ali
da como endógena o reactiva. La depresión endóge via los síntomas de la depresión (Andreasen, 1984, p.
na se refiere a la que es causada por factores internos, 234; Dum an, H eninger y N estler, 1997; M iller et a l ,
presum iblem ente biológicos, mientras que la depre 1996). Esto ha conducido a refinam ientos más espe
sión reactiva se refiere a la que es causada por facto cíficos de la h ipótesis de la m onoam ina: la h ip ó te
res externos (es decir, interpersonales y sociales). La sis de las catecolam inas en la d ep resión y la h ip ó
d epresión ya no se conceptualiza a p artir de estas tesis de la seroton in a en la depresión.
dos categorías discretas, debido a que ahora se sabe Otra evidencia para un papel específico de la sero
que, al igu al que la m ayoría de los trastornos psi tonina en la depresión in clu ye el hallazgo de que
quiátricos, es causada por la interacción de factores 45% de las personas con trastorno depresivo m ayor
sociales y factores predisponentes internos. En una tienen un nivel anorm alm ente bajo de ácido 5-hidro-
m inoría de casos, la depresión m ayor está acom pa x iin d o lea cético , un m etabolito de la serotonina.
ñada por pensam ientos delirantes que son congruen También consistente con la hipótesis de la serotonina
tes con el estado de ánimo deprimido del individuo. está la efectividad de los antidepresivos conocidos
Éstos pueden incluir creencias irreales acerca de su como in h ibid ores selectivos de la recaptura de sero
puestas transgresiones personales, falsos sentim ien ton in a (IR R S por las siglas en inglés), los cuales,
tos de culpa y la creencia de que uno m erece ser cas como su nombre indica, elevan el nivel de actividad
tigado. de la serotonina del cerebro m ediante la inhibición
Los sín to m as v eg etativ os se refieren a los sín to selectiva de su recaptura por las terminales axonales
mas de la depresión que se presume están más direc presinápticas (véase capítulo 2). El prim er fárm aco
tam ente relacionados con disfundón cerebral. Éstos en esta clase, la fluoxetina (Prozac), ha sido efectiva
inclu yen perturbaciones del sueño (dificu ltad para en el tratam iento de los sín tom as de la depresión
con ciliar el sueño, despertar tem prano o dorm ir en m ayor (Kramer, 1993). Otros IRRS incluyen la paro-
exceso), pérdida de apetito, variación diurna de esta xetina (Paxil) y la sertalina (Zoloft).
do de ánim o y pulsión sexual disminuida. La pertur
bación d el sueño tam bién puede in clu ir estableci P O S IB L E D IS F U N C IÓ N E N D O C R IN A EN LA
miento m ás rápido de sueño de m ovim ientos ocula D E P R E S IÓ N El estrés induce varias respuestas
res rápidos (MOR). endocrinas, com o la liberación de cortisol desde la
corteza adrenal. Esto involucra una cascada de pro
H IP Ó T E S IS D E LAS M O N O A M IN A S EN LA D E cesos que activan al hipotálam o y disparan la libera
P R E S IÓ N Los tres principales neurotransm isores ción de horm ona liberad ora de corticotropina (CRH
m onoam inérgicos en el cerebro son las catecolam i- por sus siglas en inglés). Esto, a su vez, dispara la
nas dopam ina y norepinefrina y la indoleam ina sero- liberación de horm ona adrenocorticotrópica (ACTH
tonina. Los fárm acos que aum entan los niveles de por sus siglas en inglés) por la pituitaria, lo cual pro
m onoam inas en el cerebro, como los antidepresivos voca que la corteza adrenal libere cortisol. En los in
tricíclicos y los in h ibid ores de la m onoam inooxida- dividuos normales, cuando el nivel sanguíneo de cor
sa, alivian la depresión. A dem ás, Los fárm acos que tisol alcanza un nivel óptim o para la activación de
aum entan los niveles de m onoam ina, com o la reser- una respuesta de estrés, el lazo de retroalim entación
pina, pueden indurir a la depresión en los individu negativo hacia la pituitaria y el hipotálamo desconec
os que previam ente no estaban deprim idos. Estos ta la liberación de A C TH y CRH, respectivam ente.
hallazgos han conducido a la hipótesis de las m ono- Sin embargo, algunos pacientes con depresión conti
am inas de la depresión, la cual postula que niveles núan liberando cortisol m ás allá de los niveles ópti-
CAPITULO 73 Psicopatologia 379
Trastorno bipolar
cuencias dolorosas o peligrosas (Am erican Psychia-
El trastorno b ip o la r (antiguam ente llam ado trastor tric A ssociation, 1994). Este com portam iento puede
no m aniaco-depresivo) se caracteriza por fluctuacio continuar durante m uchos días y noches en vela,
nes entre periodos de depresión y periodos de hasta que el individuo cae exhausto. Kay Redfield
m anía, con lapsos normales disem inados entre estos Jam ison (1995) ha proporcionado una poderosa ex
episodios. Las fases m aniaca y deprim ida pueden ser plicación p erson al de su propia experiencia con el
tan cortas como unas horas, o pueden durar incluso trastorno bipolar.
varios m eses (figura 13.10). El trastorno bipolar ocu
rre en cerca del 0.5-1% de la población (Andreasen y FA C TO R E S N E U R O Q U ÍM IC O S El prim er m edi
Black, 1996). Los episodios m aniacos se caracterizan camento em pleado para el tratam iento del trastorno
p or u n estado de ánim o persistentem ente elevado, bipolar fue el carbonato de litio (Eskalith). Este m edi
expansivo o irritable, el cual puede incluir autoesti camento por lo general reduce de manera dramática
m a inflada, una necesidad reducida de sueño y ten los síntomas m aniacos en cuestión de días. El m eca
dencia aumentada a hablar. La manía puede también nism o de su acción es desconocido, aunque se ha
inclu ir flu jo de ideas, distracción, aum ento en el hipotetizado que el carbonato de litio puede regular
com portam iento dirigido a metas, hipersexualidad y la transm isión neuronal al estabilizar la influencia
tendencia excesiva a com prom eterse en actividades del calcio sobre la m em brana presináptica (Meltzer,
p lacen teras que tienen un alto poten cial de conse 1986; Wood y G oodw in, 1987). En años recientes se
CAPÍTULO 73 Psicopatologia 381
han descubierto que algunos anticonvulsivos como na está plagada por un sentim iento crónico de ansie
la carbam acepina (Tegretol) y el valproato de sodio dad que no está relacionado con algo en particular,
(D epakote) han m ostrado ser efectiv os en el trata una ansiedad "librem ente flo tan te". El trastorno de
m iento de los síntom as del trastorno bipolar. Éste es pánico se caracteriza por interm itentes pero intensos
tratado de m anera efectiva por m edicam entos psico- episodios de ansiedad. La gente con este trastorno
activos que cualquier otro trastorno psiquiátrico describe la intensidad de su ansiedad como abrum a
mayor. La efectividad terapéutica de estos m edica dora. En el trastorno o b sesiv o-com p u lsiv o (TO C ;
mentos todavía tiene mucho que revelar acerca de la OCD, por sus siglas en inglés), pensamientos preocu
base neuroquím ica del trastorno. pantes dom inan de m anera involuntaria el pen sa
miento del paciente. Estas obsesion es con frecuencia
F A C T O R E S G E N É T IC O S Los estu d ios genéticos están relacionadas con un tem a particular, com o la
parecen apoyar la noción de que existen vías heredi mugre y la contaminación, la agresión, la religión o el
tarias separadas para los trastornos depresivo m ayor equilibrio y la simetría. En un esfuerzo por lidiar con
y bipolar. La evidencia para esto proviene del hallaz la ansiedad generada por estos pensamientos, el indi
go de que la gente con uno de los trastornos tiende a viduo se involucra en com p u lsion es, que son con
tener parientes con el m ism o trastorno (G ershon et ductas que no pueden evitar realizar. En esta sección
al., 1985; Torgersen, 1986; Wender et al., 1986). Algu se exam inarán los com ponentes neurobiológicos de
nos estudios de vinculación genética de fam ilias ex estos trastornos.
tensas con muchos miembros que tienen trastorno bi
polar muestran que los individuos con trastorno bipo
lar tienden a tener un tipo particular de deficiencia Factores neuroquímicos generales
enzim àtica y un tipo particular de ceguera de color.
Puesto que se sabe que estas anom alías se deben a Como con las otras form as de psicopatología consi
genes en el cromosoma X, el gen o genes causantes del deradas hasta el momento, se han realizado intentos
trastorno bipolar en estos individuos tam bién puede por inferir el m ecanism o de los trastornos de ansie
estar en dicho crom osom a (H odgkinson, M ullan y dad a partir de lo que se conoce acerca de los m eca
Gurling, 1990). Aunque éstos y otros estudios relacio nismos de los m edicam entos terapéuticam ente efec
nados con m ecanism os específicos de la transm isión tivos. La m ayoría de los an sio líticos (medicamentos
genética del trastorno bipolar generaron gran expec antiansiedad) se ligan a receptores a las benzodiace-
tativa, pronto se volvió aparente que ningún m eca pinas en el cerebro, y la m agnitud del efecto terapéu
nism o de transm isión genética pu ed e por sí solo tico de diferentes ansiolíticos está correlacionado con
explicar todos los casos de trastorno bipolar y que un el grado de enlace a estos sitios. Los receptores a las
análisis preciso de los com ponentes genéticos del benzodiacepinas están am pliam ente distribuidos en
trastorno es m ás elusivo de lo que inicialm ente se la corteza y están vinculados a sitios de unión con el
esperaba (Owen y Mullen, 1990). ácido gamma-aminobutírico (GABA). Como se ha ob
servado, el GABA es un gran neuxotransmisor inhibi
torio en el cerebro, y parece que el enlace a las benzo
diacepinas a sus receptores aum enta la sensibilidad
TRASTORNOS DE ANSIEDAD de los receptores al GABA. Esta eficiencia aumentada
del enlace al GABA sirve para increm entar su efecto
Los trastornos de ansiedad se caracterizan por senti inhibidor (Shader y Greenblatt, 1995). Estos m ecanis
m ientos de ansiedad y esfuerzos conductuales por mos de las benzodiacepinas ansiolíticas sugieren que
enfrentar estos sentimientos. Cuatro de las más serias al m enos ciertos trastornos de ansiedad están asocia
categorías de trastorno de ansiedad son las fóbicos, el dos con una p ertu rbación del com plejo GABA ben-
de ansiedad generalizada, pánico y el obsesivo-com zodiacepina. Ésta podría tom ar varias formas, como
pulsivo. Los trastornos fóbicos involucran ansiedad un número disminuido de receptores de benzodiace-
relacionada con un tipo particular de objeto o situa pina y /o el bloqueo de estos sitios receptores.
ción. Esto puede ser muy focal, como en la fobia a una También se ha encontrado que agonistas a la sero
víbora, o puede ser general, como en la fo b ia social tonina, como la fluoxetina (Prozac), son efectivos en
(miedo a la situaciones sociales) o la agorafobia (mie el tratam iento de la ansiedad en trastornos tan dife
do a lugares públicos desprotegidos). En contraste, en rentes como el trastorno de pánico y el TOC (Copian,
el trastorno de ansiedad gen eralizad o (TAG ; GAD, Gorman y Klein, 1992), m ientras que los antidepresi
por sus siglas en inglés) ningún tipo particu lar de vos como la desipram ina, los cuales no aumentan la
estím ulo dispara la ansiedad. En vez de ello, la perso actividad de la serotonina, no tienen efecto benéfico
382 PARTE III La aplicación de la neuropsicología en áreas del comportamiento
También existe evidencia que im plica a la corteza gente es una característica sorprendente de la socio
prefrontal en el TOC, ya que los agonistas de la sero- patía. Por ejemplo, en un estudio, a sujetos normales
tonina que afectan benéficam en te los síntom as de control y sociópatas se les dijo que recibirían un elec-
TOC aum entan más la actividad de la serotonina en troshock en 10 m inutos. C onform e el m om ento se
los ganglios basales y en la corteza prefrontal (Insel, acercaba, los sujetos norm ales experimentaron ansie
1990, 1992; Piccinelli et al., 1995; Sw edo et al., 1992, dad y altos niveles de excitación autónoma, según se
W inslow e Insel, 1990; Zohar et al., 1988). Es m ás m idió por la respuesta galvánica de la piel (RCG),
probable que ocurran los síntom as de TO C después mientras que los sociópatas m ostraron sólo un ligero
de daño en los ganglios basales, la circu nvolución aumento (Lippert y Senter, 1966). Consistente con la
cingulada y la corteza prefrontal que en otras regio ausencia de ansiedad y la desinhibición de impulsos
nes del cerebro (Giedd et al., 1995; R obin son et al., observada en la sociopatía está la evidencia de activi
1995). A sim ism o, se ha reportado que la psicociru- dad prefrontal orbitom edial dism inuida en algunos
gía orbital prefrontal y cingulada anterior (la últim a criminales (Raine et al., 1994). También se ha hipote-
desconectando parcialm ente la corteza prefrontal de tizado que la sociopatía está asociada con una subex-
estru ctu ras lím bicas y de lóbulo tem poral) tiene citación más general de la corteza (Haré, 1978; Quay,
efectos ben éficos en algunos casos del trastorno 1965). Esto podría explicar por qué los individuos
(Bridges, Goktepe y M aratos, 1973; Rees, 1973). D a con este trastorno buscan estim ulación de m anera
do el papel crucial de la corteza prefrontal en la re incansable.
gulación conductual, no es de sorprender que la
activación prefrontal anorm al parezca ser un com
ponente del TOC, aunque su papel preciso sigue DEMENCIAS
siendo elusivo. Fuster (1997, p. 204) h a especulado
que la hiperfrontalidad en el TO C está relacionada Enfermedad de Alzheimer:
con la atención excesivam ente focalizada que ha una demencia cortical
capturad o los pensam ientos y com portam iento de
los pacientes con TOC. Existen diferentes dem encias que afectan principal
Al igual que con el trastorno de pánico, los facto mente la corteza cerebral. Estas incluyen la enferm e
res genéticos también participan en el TOC. Los estu dad de Pick, la enfermedad de Creutzfeldt-Jacob y la
dios de gemelos han revelado una concordancia ma enferm edad de Alzheimer. D ebido a que se trata de
yor p ara los gem elos m onocigóticos que para los la más común y la m ejor comprendida de las demen
gem elos dicigóticos en el TOC (Black y Noyes, 1990; cias corticales, se enfocará la enferm edad de Alzhei
Rasmussen, 1993). mer.
La enfermedad de Alzheimer se caracteriza por un
horrible deterioro funcional progresivo que inicia con
SOCIOPATÍAS síntomas de pérdida de memoria leves, como olvidar
una cita o el nombre de una persona, y progresa a tra
Los térm inos psicopatía, sociopatía y trastorno de la vés de pérdidas crecientes de memoria y serios dete
personalid ad antisocial han sido usados para hacer rioros en todos los otros aspectos del funcionamiento
referencia a los individuos que se com portan en for cognitivo y emocional. Los individuos con este tras
m a que indica una falta extrema de preocupación por torno alcanzan un punto donde no reconocen a los
las consecuencias inm ediatas o futuras de su com miembros de la familia e incluso pierden el sentido de
portam iento. Los individuos con este trastorno son su propia identidad. En las etapas finales de la enfer
crueles, ególatras e irresponsables. Con frecuencia medad, el paciente se queda confinado en cama, com
m anipu lan y explotan a los dem ás, exhiben poca o pletamente desam parado y a final de cuentas muere
ninguna empatia, y se involucran en com portamien por la enfermedad (Terry y Davis, 1980). La enferme
to ilegal, sin sentimientos de culpa o remordimiento. dad de Alzheim er afecta de 5 a 10% de las personas
Enfocados sobre sus necesidades presentes y su gra mayores de 65 años y, puesto que se proyecta que la
tificación, estos individuos sienten poco o nulo senti proporción de la población de Estados Unidos de
do de conexión em ocional o lealtad h acia otros y América arriba de esta edad continuará aumentando
parece que ven las relaciones interpersonales como en las próxim as décadas, el número de personas con
m eros vehículos para alcanzar sus necesidades. la enferm edad también aumentará. En la actualidad
La falta de ansiedad y miedo subjetivos, junto con es la cuarta causa de muerte en Estados Unidos.
la au sencia de excitación autónom a, en situaciones En 1906, tras el examen post mortem del cerebro de
que evocarían estas respuestas en la m ayoría de la una m ujer de 51 años de edad que había exhibido
384 PARTE III La aplicación de la neuropsicología en áreas del comportamiento
FIGURA 13.12 Atrofia cortical en enfermedad de Alzheimer. (Izquierda ) Vista lateral del lado derecho
del cerebro de una persona con enfermedad de Alzheimer. Los surcos ensanchados (flechas) so n el resul
tado de la degeneración de la neocorteza. (Derecha) Vista lateral del lado derecho de un cerebro normal.
(Tomado de N.R. Carlson, 1999, p. 430.)
especie de apoyo estructural interno. Sin em bargo, que un alto porcentaje de pacientes con familiares de
en la enferm edad de Alzheim er su núm ero está bas enferm edad de A lzheim er tien en al m enos u n gen
tante aum entado. Se cree que los ovillos neurofibri- que program a la sín tesis de a p o lip o p ro teín a E4, y
lares están asociados con la m uerte de la neurona. puede ser que este gen represente un factor de riesgo
Tam bién se observa en la enferm edad de Alzheim er para las form as fam iliares del trastorno (Corton,
la d eg e n era ció n g ran u lov acu lar. N o se con oce el 1994).
sign ificad o de esta anorm alidad p ara el fu n cion a
m iento celular. Una anorm alidad celular im portan O T R O S FA C T O R E S EN LA E N FE R M E D A D D E
te es la presencia de placas neu ríticas, áreas de neu A L Z H E IM E R Los hallazgos discutidos en la sec
ronas en la corteza destruidas de m anera incom ple ción previa representan progresos significativos
ta. Estas placas consisten de un centro denso de pro hacia la comprensión de las bases genéticas y bioquí
teínas conocida como (3 am iloide, rodeada por abo m icas de la enferm edad de A lzh eim er fam iliar. Sin
nes y dendritas en degeneración, con astrocitos re embargo, la m ayoría de las form as de la enfermedad
activos y m icroglia activada. Las células gliales des de A lzheim er no son hereditarias, lo cual origina el
truyen com pletam ente las neuronas en d eg enera problem a de qué factores son responsables de estas
ción y dejan un centro de proteína (3 am iloide (figu formas del trastorno y de los cam bios neuropatológi-
ra 13.15). Todos estos cam bios discutidos se obser cos, en particular la acum ulación de proteína (3 ami
v an en cierta m edida en el envejecim iento norm al; loide que las acom paña. Este problem a aún no ha
sin em bargo, son m ucho más extensos y penetran sido resuelto; sin em bargo, se h an propuesto varios
tes en los cerebros de pacientes con enferm edad de posibles factores que con tribuyen a ciertas form as
Alzheim er. del trastorno. Éstos incluyen abuso extenso de al
Existe evidencia de que la form ación de placas cohol o drogas, varias toxinas y virus lentos, cuyos
neuríticas es provocada por una form a defectuosa de efectos aparecen m ucho después del m om ento de la
la proteína (3 am iloide. La norm al fo rm a corta de la infección. Tam bién se ha propueso la lesión al cere
proteína |3 am iloide consiste de una cadena de 40 bro como un factor y los exám enes post mortem de los
am inoácidos. Sin em bargo, una d efectuosa form a cerebros de boxeadores profesionales han revelado
larga de la proteína, consistente de 42 o 43 aminoáci grandes cantidades anorm ales de placas am iloides.
dos, ha sido encontrada en los pacientes con enfer La posibilidad de m ecanism os relacionados con lo
m edad de Alzheimer. En algunos casos, se ha demos endocrino en la enferm edad de A lzheim er han sido
trado que esta form a defectuosa es el producto de considerados por el h allazgo de que la terapia de
genes mutados. A continuación se realiza una discu su stitución de estrògeno en las m ujeres posm eno-
sión de los factores genéticos en la enferm edad de páusicas reduce el riesgo de la enfermedad (Hender-
Alzheimer. son, 1997).
Existe evidencia de que la actividad anorm al del
FA C T O R E S G E N É T IC O S AI m enos algunas for sistem a inm une pueda contribuir a las anorm alida
mas de la enferm edad de Alzheimer se presentan en des cerebrales asociadas con la enferm edad de A lz
familias, lo cual muestra que están involucrados fac heimer. Esto proviene del hallazgo de que las placas
tores genéticos en sus causas. Se ha dem ostrado (St. am iloides observadas en la enferm edad contienen
George-Hislop et a l , 1987) que el cromosoma 21 con sustancias características de u n a reacción inm une.
tiene un gen que program a la síntesis de p ro teín a Estas sustancias incluyen m icroglia activada y astro
precursora de {3 am iloide (PPA), una larga cadena de citos reactivos, células gliales fagodticas que rem ue
am inoácidos que es separada por enzim as para pro ven fragmentos de neuronas necróticas (muertas) en
ducir proteína [3 am iloide. Desde el descubrim iento forma análoga a la m anera en que las células blancas
del gen PPA, se han descubierto varias m utaciones sanguíneas rem ueven el tejido necròtico en otras par
específicas de dicho gen en casos de enferm edad de tes del cuerpo (McGeer y Rogers, 1992). La noción de
A lzheim er fam iliar (Farlow et al., 1994; M artínez et que una respuesta inm une contribuye a la destruc-
al., 1993). Otros estudios han encontrado mutaciones d ó n de las neuronas en la enferm edad de Alzheim er
de genes adicionales involucrados en la síntesis de pro- es más apoyada por los reportes de que las personas
teína [3 amiloide, los genes presenectuales en los cro tratadas con fárm acos antiinflam atorios tienen m e
mosomas 1 y 14. Por tanto, las mutaciones de los genes nor tasa de enferm edad de Alzheimer. Además, se ha
PPA o los genes presenectuales provocan formas observado cierta m ejoría en el deterioro cognitivo en
defectuosas de la proteína (3 amiloide para ser produci los parientes con enferm edad de Alzheim er m odera
da en al menos ciertos casos de enfermedad de Alzhei dam ente severa que reciben el fárm aco antiinflam a
mer familiar (Hardy, 1997). También se ha encontrado torio indom etacina (Rogers et al., 1993).
CAPÍTULO 13 Psicopatologia 387
el lengu aje y la inform ación general son relativ a podían causar los deterioros en la función prefrontal
m ente m esu rad os en am bas condiciones (Fisher et reportada en la enfermedad de Parkinson.
a l , 1983). Este cuadro de la dism inución de actividad dopa
A partir de estudios en anim ales se sabe que el m inérgica prefrontal com o la causa del deterioro
surco principal y la corteza prefrontal dorsolateral cir cognitivo en el Parkinson es com plicado por la evi
cundante envían proyecciones altamente organizadas dencia de que la m agnitud del deterioro cognitivo en
hacia la parte central del núcleo caudado, un área que el trastorno puede no estar relacionado con el nivel
muestra degeneración en la enfermedad de Hunting- de actividad dopam inérgica. P or ejem plo, el trata
ton. La m agnitud de esta degeneración es tal que es m iento con L-dopa, el cual dism inuye los síntom as
im probable que pueda ocurrir sin cam bios retrógra m otores, tiene sólo un efecto m oderado y de corto
dos en la corteza prefrontal. Parece posible, por tanto, plazo sobre los síntom as cognitivos del trastorno.
que el deterioro cognitivo observado en la enferm e A dem ás, se ha dem ostrado poca relación entre el
dad de H untington pueda ser el resultado de la des grado del deterioro in telectu al y la m agnitud de la
conexión del caudado de su fuente prefrontal de en pérdida celular en la su stan cia n igra (D ubois et al.,
trada aferente y/o la degeneración misma de la corte 1991). Estos hallazgos originan la posibilidad de que
za prefrontal, privando por tanto a los centros moto la degeneración de regiones distintas a la sustancia
res del conocim iento de representaciones m ediado nigra pueda ser la causa de los deterioros cognitivos
por la corteza prefrontal (Goldman-Rakic, 1987). observados en la enfermedad de Parkinson.
anorm alidad bioquím ica. Se apreciará que m uchos les con patrones particulares de síntomas. Existe cierta
aspectos neurobiológicos de la psicopatología revisa evidencia de que el alargamiento ventricular y la atro
dos en este capítulo caen en diferentes pu ntos del fia cortical están correlacionadas con síntomas negati
continuo causa últim a-causa próxim a. M ás aún, co vos, mientras que la ausencia de estas anormalidades
mo ya se ha enfatizado, algunas de ellas, como la hi- está asodada con síntomas positivos. Sin embargo, no
p ofrontalid ad en la esquizofrenia, p u ed en no ser está dara la validez de estas reladones putativas.
causas en absoluto, sino efectos. En la esquizofrenia se han reportado varias anor
Los hallazgos revisados en este capítulo portan un m alidades microestructurales. Las más confiables de
doble m ensaje. Por una parte, representan nuevas y éstas se encuentran en estructuras límbicas, aunque
potenciales visiones en estos trastornos y m antienen existen algunos reportes de anormalidad en la corte
la prom esa de que continuarán llegando hallazgos za prefrontal.
adicionales. Por otra parte, previenen de cuánta más Los estudios de visualización fundonal han reve
investigación se requiere antes de poder comprender lado flujo sanguíneo y actividad m etabólica dism i
verdaderam ente la naturaleza y causas de estos tras nuidos en la corteza prefrontal. Esto es observado de
tornos debilitantes. manera más confiable cuando los sujetos están invo
lucrados en tareas que hacen uso de la función pre
frontal, donde se m anifiesta com o una ausencia del
RESUMEN alimento en la actividad prefrontal que normalmente
se observa durante tales tareas.
El problem a de lograr una definición satisfactoria de Los pacientes con esquizofrenia tienen pobre ren
la psicopatología no ha sido completamente resuelto. dimiento en un amplio rango de medidas cognitivas.
No obstante, cierto nivel de consenso acerca de cómo Sin embargo, son particularm ente deficientes en las
definir operativam ente varios trastornos psiquiátri tareas que requieren procesam iento m ediado por la
cos ha perm itido realizar cierto progreso hacia una corteza prefrontal, com o aquellas que involucran
com prensión de los factores biológicos que contribu atención, movimiento ocular voluntario, mem oria de
yen a los trastornos de la experiencia y la conducta, y trabajo, planeación y la m odificación de la conducta
en años recientes el paso de este progreso ha sido en respuesta a la retroalim entación. En conjunto,
acelerado. estos hallazgos sugieren que al m enos ciertos sín to
A lo que se refiere como esquizofrenia casi segu mas de la esquizofrenia pueden representar un rom
ram ente es un grupo de trastornos con sintom atolo- pim iento en los procesos regu lados por la corteza
gía y causas su byacentes variables. E sto com plica prefrontal, por m edio de los cuales el conocim iento
los intentos por com prender las bases biológicas de de representaciones gobierna la conducta.
estos trastornos. No obstante, existe fuerte eviden Los fárm acos que aum entan la actividad de las
cia de que factores genéticos contribuyen a la esqui m onoam inas en el cerebro son efectivas en el trata
zofrenia, aunque éstos no deben ser absolutam ente m iento de los síntom as de la depresión mayor. Esto
decisivos, debido a que la tasa de concordancia para ha conducido a la hipótesis de que una anormalidad
la esquizofrenia en los gem elos m onocigóticos está de la bioqu ím ica de las m onoam inas subyace a la
por d ebajo de 100%. La hipótesis de la dopam ina, depresión m ayor (la hipótesis de las monoaminas en
en su form a m ás sim ple, establece que la esqu izo la depresión). Las drogas que de m anera selectiva
fren ia está asociad a con activid ad de dopam ina m ejoran la actividad de la serotonina han m ostrado
an orm alm ente elevada. A unque ex isten algunos ser efectivas en el tratam iento de la depresión, con
problem as con la form a más sim ple de esta hipóte duciendo a la más específica hipótesis de la serotoni-
sis, parece ser que la actividad anorm al de dopam i na en la depresión. Factores genéticos también influ
na es u n correlato de la esquizofrenia. Esto puede yen en algunas form as de depresión.
resultar a partir de una hipertrofia de los receptores Los estudios de visualizadón funcional de pacien
a la dopam ina. tes con depresión m ayor han reportado hipoactivi-
En algunos pacientes con esquizofrenia se obser dad prefrontal, un hallazgo que puede estar relacio
van anorm alidad es estructurales, inclu so alarga nado con el retardo psicom otor, falta de espontanei
m iento ventricular y atrofia cortical. É stas parecen dad y apatía observados en estos pacientes. Algunos
reflejar una pérdida de tejido generalizada, más que estudios de visu alización funcional han reportado
daño a una.región cerebral particular. Estas anorma hiperactividad en la amígdala, la circunvoludón a n
lidades estructurales no se observan en todos los gulada y la corteza prefrontal orbitom edial en p a
pacientes y se han realizado intentos por correlacionar cientes deprimidos. El significado de estos hallazgos
la presencia o ausencia de anormalidades estructura no es com pletam ente claro, pero parecen estar reía-
CAPÍTULO 13 Psicopatologia 391
clonados con las experiencias de ansiedad y dolor funcionam iento cognitivo y em ocional. Como con
psicológico que son aspectos tan puntuales de la de otros trastornos psiquiátricos, existe evidencia de
presión severa. que la enfermedad de Alzheim er es un grupo de tras
El trastorno afectivo estacional es una form a de tornos asociados. M uchas anorm alidades biológicas
depresión que ocurre durante los m eses de invierno, han sido identificadas en la enferm edad de A lzhei
cuando existen pocas horas de luz solar al día. La mer. La actividad colinèrgica está perturbada. La
exposición a la luz artificial ha dem ostrado ser un muerte de neuronas, inferida a partir del alargamien
tratam iento efectivo para este trastorno, aunque se to ventricular y la atrofia cortical y valorada directa
desconocen las causas subyacentes del trastorno y el mente por m étodos histológicos, es un correlato pro
m ecanism o de la efectividad de la terapia de luz. minente de la enfermedad. La atrofia dendritica, las
El trastorno bipolar es tratado de m anera efectiva marañas neurofibrilares, la degeneración granulova-
con carbonato de litio y ciertos m edicam entos anti cular y las placas am iloides, todos presentes en el
convulsivos, aunque la bioquím ica subyacente del cerebro norm al envejecido, se observan en la m ayo
trastorno todavía no es clara. Se han establecido fac ría de los cerebros de pacientes de Alzheim er. Las
tores genéticos com o contribuyentes a la causa de placas am iloides son áreas de neuronas corticales
algunas formas del trastorno. destruidas de m anera incom pleta. Sus centros con
Existen diferentes tipos de trastornos de ansiedad. tienen una forma defectuosa de la proteina ]3 amiloi-
M uchos de ellos son tratados de m anera efectiva por de. En las form as fam iliares de enferm edad de A lz
m edio de benzodiacepinas, las cuales m ejoran la acti heim er, la proteína defectuosa ha sido relacionada
vidad del neurotransm isor inhibid or GABA. Los con m utaciones de genes específicos. En las form as
agonistas de la serotonina tam bién tratan efectiva no familiares de la enfermedad, no ha sido estableci
m ente la ansiedad, en particular el trastorno de an da la causa de la proteína ¡3 am iloide defectuosa,
siedad generalizado, aunque se desconoce el grado aunque se han propuesto diversas hipótesis.
en la cual las anorm alidades de la bioquím ica de la La corea de Huntington está asociada con cambios
serotonina influyen en la ansiedad. cognitivos sim ilares a los observados en pacientes
Durante mucho tiempo se creyó que las fobias sólo con lesiones prefrontales. Es posible que las lesiones
eran aprendidas. Sin embargo, la observación de que al caudado observadas en esta enferm edad d esco
las fobias para ciertos animales y situaciones (víboras necten al caudado de sus fuentes prefrontales de
y alturas) pueden estar presentes incluso cuando el entrada aferente, perturbando esta im portante ruta
individuo no ha tenido experiencias displacenteras que normalmente sirve como m ecanismo por medio
con ellas en el pasado, sugiere que los humanos pue del cual la corteza prefrontal influye los centros
den estar biológicam ente preparados para experi motores. La enferm edad de Parkinson tam bién está
m entar ciertas fobias. El trastorno de pánico parece asociada con deterioros cognitivos sim ilares a los
involu crar una com binación de sobreactivación del observados después de lesiones prefrontales. La de
sistem a nervioso simpático junto a m alas interpreta generación de las neuronas productoras de dopami-
ciones cognitivas de dicha excitación como una señal na en la sustancia nigra en la enfermedad de Parkin
de crisis física. Esto conduce a un círculo vicioso de son priva a la corteza prefrontal de activación dopa-
retroalim entación positiva que crea niveles extrema m inérgica que norm alm ente la alcanzaría vía cone
dam ente intensos de ansiedad. Los estudios de visua- xiones m esocorticales directas y vía los ganglios
lización funcional han reportado que el trastorno basales. La actividad dism inuida de dopam ina pre
obsesivo-com pulsivo está asociado con actividad pre frontal puede subyacer a los deterioros cognitivos
frontal increm entada. Esto puede estar relacionado observados en este trastorno.
con la estrecha e intensa focalización de los procesos Existen muchos problemas sin resolver en la neuro-
de atención característicos de estos pacientes. biologia de la psicopatologia. Éstos incluyen la hetero
La sociopatía ha estado asociada durante mucho geneidad de las categorías diagnósticas, problemas en
tiem po con excitación autónom a dism inuida o au inferir factores causales a partir de los mecanismos de
sente en situaciones que causarían tal excitación en acción de agentes de tratamiento efectivos, el desen
individuos normales. marañar la causa del efecto y los diferentes niveles de
La enferm ed ad de A lzheim er es u na dem encia explicación que son usados para abordar el problema
cortical caracterizada por deterioro progresivo del de las causas de los trastornos psiquiátricos.
C A P I T U L O
14
Neuropsicología
del desarrollo
El desarrollo físico de un individuo desde cigoto (huevo desde la neuroanatom ía (¿por qu é los ventrículos latera
fertiliz a d o ) hasta adulto m aduro es uno de los más les tienen su fo rm a pecu liar?) hasta la neuroanatom ía
im presionantes y maravillosos procesos en toda la natu fu n c ion a l (¿cuáles son los correlatos neurobiológicos
raleza. Esto es especialm ente cierto para el desarrollo del durante el desarrollo de la agu deza visual en el in fan
cerebro hum ano, con su organ ización enorm em ente te?).
com pleja, y para el desarrollo de los com portam ien tos Los procesos de desarrollo no siem pre se realizan
com plejos que son el fr u to de su d esarrollo biológico. correctam ente. Una com prensión de los trastornos del
Com prender el fascin an te proceso del desarrollo cerebral desarrollo, importante para la comprensión y el tratamien
facilita la com prensión del cerebro maduro debido a que to de la gente con trastornos del desarrollo, también puede
saber el desarrollo de algo facilita la com prensión de su arrojar luz sobre el proceso normal. Ahora se realizará una
estado actual. Esto es cierto desde varias perspectivas, discusión de estos aspectos.
CAPÍTULO 14 Neuropsicología del desarrollo 393
DESARROLLO DEL CEREBRO ción entre las células del ectoderm o que eventual
mente formarán la placa neural y las células mesodér-
Los procesos celulares que subyacen al desarrollo del m icas subyacentes. Es probable que esto incluya la
cerebro hum ano, con sus arreglos de estructuras y transferencia de sustancias desde el mesodermo hacia
sus desconcertantemente complejos y m uy organiza el ectodermo.
dos patrones de conexiones entre neuronas, son bas Posterior a la inducción, la placa neural se pliega
tante com plicados e incom pletam ente entendidos. en un alargado surco neu ral, el cual eventualm ente
No obstante, ciertos aspectos de los procesos que se profundiza y pliega sobre sí mismo y com ienza a
contribuyen al desarrollo del cerebro han salido a la cerrarse para formar el tubo neural. El cierre com ien
luz. Estos procesos incluyen: a) inducción de la placa za en la mitad del surco neural y progresa tanto ros
neural; b) proliferación celular; c) m igración celular; tral como caudalm ente, h asta que está com pleto
d) agregación celular; é) diferenciación de neuroblas- aproximadamente a los 25 días de gestación.
tos (células nerviosas indiferenciadas) en neuronas
especializadas; f) form ación de conexiones con otras
neuronas; g) m uerte celular selectiva, y h) elim ina Proliferación de neuroblastos
ción de algunas conexiones y la estabilización de
otras. En las siguientes secciones se describirán estos Las neuronas inmaduras, las cuales no han formado
procesos en detalle. sus procesos axonales y dendríticos, son llam adas
neuroblastos. La proliferación de neuroblastos ocurre
a través del proceso de división celular mitótica y se
Inducción cree toma lugar sólo durante la gestación. Por tanto,
el recién nacido tiene todas las neuronas que tendrá
Durante la tercera semana de gestación, la hoja plana para siempre, aunque otros importantes cambios del
de células en el ectoderm o o capa exterior, sobre la desarrollo, como la diferenciación celular y la forma
superficie dorsal del em brión en desarrollo se trans ción de conexiones entre neuronas, continúa en el
form a en tejido especializado que se convertirá en el periodo posnatal. Las neuronas proliferan a una tasa
cerebro y la m édula espinal (figura 14.1). La resultan increíble. La placa neural tiene alrededor de 125 000
te hoja con forma de pera de células especializadas es neuroblastos, aunque al mom ento del nacim iento se
llamada placa neural, y el proceso transformador que encuentre presente todo el com plem ento final de
la genera se denom ina in d u cción (Saxon, 1980). El más o m enos 100 mil m illones de neuronas del siste
m ecanism o subyacente a la inducción de la placa ma nervioso central. Eso significa que durante la ges
neural no está comprendido en su totalidad; sin em tación el núm ero de n euroblastos aum enta en un
bargo, se sabe que involucra alguna forma de interac estimado de 250 000 por minuto.
m
^ TiJJ
4 0 días
<¡b>
6 m eses
/ m eses
\ —
8 m eses
9 m eses
FIGURA 14.2 El cerebro humano en desarrollo, visto desde un lado. La fila superior muestra el cerebro en desarrollo
agrandado hasta un tamaño común arbitrario para enfatizar los detalles de los procesos de desarrollo. Los dibujos en
las tres filas inferiores están aproximadamente a cuatro quintos del tamaño real. Las tres grandes partes del cerebro (el
cerebro anterior, el cerebro medio y el cerebro posterior) se originan como prominentes hinchazones en el extremo
rostral del tubo neural inicial. El alargamiento y flexión de estas estructuras conduce a cambios en la forma del tubo
neural que eventualmente define la forma de los ventrículos cerebrales. (Tomado de Cowan, 1979, p. 59.)
La proliferación ocurre en diferentes m om entos y tasa más rápida a regiones específicas del sistema ner
tasas en diversas regiones del sistem a nervioso en vioso en desarrollo determ ina su forma. Los resulta
desarrollo y, aunque los factores reguladores de la apa dos de la proliferación diferencial se observan en todas
rición y el cese de la proliferación son poco entendi las etapas de la neurogénesis. Por ejemplo, aproxima
dos, es claro que estos procesos están bien determina damente al día 35 de gestación, aparecen tres protube
dos. U na de las consecuencias de esta proliferación rancias en el extrem o rostral del sistem a nervioso
celular diferencial es el desarrollo de particularidades embrional. Durante las siguientes semanas, la prolife
estructurales gruesas en el sistem a nervioso em brio ración celular diferencial los conforma en las tres gran
nal. A sí como el agregar arcilla a áreas específicas de des subdivisiones del cerebro: el cerebro anterior, el
una escultura cambia su forma, agregar células a una cerebro medio y el cerebro posterior (figura 14.2).
CAPÍTULO 14 Neuropsicología del desarrollo 395
M igración de células
está atado al momento en que pierde la capaddad para
En alguna etapa en la vida de una neurona embrional, la replicación del DNA, un m omento en la vida de la
ésta deja de dividirse de manera permanente. Esto dis célula que en ocasiones es referido como fecha de nad -
para su movimiento o m igración, desde la capa ven miento. Por ejemplo, entre aquellas células que even
tricular en la superfide interna del sistema nervioso en tualmente form arán la corteza cerebral, la primera en
desarrollo, donde tiene lugar la mayor parte de la divi dejar de dividirse a final de cuentas vendrá a ocupar la
sión celular, hada nuevas áreas. Las neuronas en dife capa cortical m ás profunda, y el siguiente grupo en
rentes regiones se retiran del d d o mitótico en distintos detener su división m igrará a la siguiente capa m ás
momentos. El destino final de la neurona en migradón profunda, y así sucesivamente. Por tanto, la corteza ce
396 PARTE III La aplicación de la neuropsicologia en áreas del comportamiento
FIGURA 14.5 Esta microfotografía electrónica de trans- FIGURA 14.6 Microfotografía electrónica de barrido de
misión muestra un par de conos de crecimiento al final de una dendrita en crecimiento, mostrando los conos creci-
un axón en desarrollo. Las finas extensiones en forma de dos en su superficie. (Tomado de Coivan, 1979, p. 63.)
dedos son filopodia, y las hojas aplanadas entre ellas son
lamellipodia. (Tomado de Coivan, 1979, p. 63.)
nen de los estudios que muestran que los neuroblas- La formación de conexiones
tos creados en cultivos de células desarrollan pro y la contribución del ambiente
cesos que parecen norm ales (Cowan, 1979), aunque
los neuroblastos en cultivos de células desde luego Como se ha dicho, sigue sin conocerse cómo las neu
no realizan conexión con sus blancos pretendidos. ronas en desarrollo realizan conexiones específicas con
El crecim iento a lo largo de la vía correcta y la ter otras neuronas. Sin embargo, es claro que este proceso
m inación en el blanco final del axón parecen involu crítico, cuyo resultado sirve de base para la capacidad
crar m oléculas específicas sobre el cono de creci funcional compleja de los sistemas nerviosos avanza
m iento que le perm iten responder a pistas estructu dos, involucra una elaborada interacción de determi
rales y químicas a lo largo de su ruta y en su destino nantes genéticos y ambientales. En esta sección se dis
final. cutirán estas determinantes y sus interacciones.
En principio, una solución al problema de formar
las conexiones correctas sería primero hacer un con
Crecimiento de dendritas junto aleatorio de conexiones y luego retener aque
llas que están funcionalm ente activas y elim inar
El principal factor que determina el crecimiento y ra aquellas que no lo sean. Esta conectividad a través
m ificación dendrítico parece ser la presencia y de la selección funcional sería análoga a construir
patrón de fibras axonales aferentes que se aproximan una compleja red de autopistas interestatales que co
al extrem o dendrítico de la neurona en desarrollo. necten a todas las ciudades y luego cerrarlas o redu
Por tanto, las dendritas de muchas neuronas siguen cir el tam año de aquellas que no tienen un cierto
en un estado de relativo subdesarrollo hasta la llega nivel de tráfico. Existe evidencia de que las neuronas
da de sus axones aferentes, m om ento en el cual los más desarrolladas generan m ás procesos de los que
procesos dendríticos brotan para alcanzarlos (figura necesitan o de los que a final de cuentas m antienen y
14.6), formando todo el árbol dendrítico de la neuro que realizan más conexiones de las que son manteni
na (Courchesne, 1991a). das en el estado m aduro (Rakic, 1995). Esto sugiere
398 PARTE III La aplicación de la neuropsicología en áreas del comportamiento
que cierta especie de selección funcional contribuye nas de citocrom o oxidasa específica del área (véase
al desarrollo de las conexiones neuronales que cul capítulo 5) en ausencia de cualquier entrada desde los
m inan en el sistem a nervioso m aduro. Sin embargo, receptores en la retina (Kuljis y Rákic, 1990).
la selección funcional no puede ser la única determi Una teoría acerca de estas conexiones es la h ipóte
nante de la conectividad neuronal debido a la gran sis de q u im ioesp ecificid ad de Roger Sperry (1968,
com plejidad del enorm e número de conexiones que 1971). De acuerdo con esta teoría, las neuronas se
son form adas de m anera prenatal, antes de que esté vuelven quím icam ente diferenciadas en una etapa
disponible cualquier entrada ambiental significativa. temprana en su desarrollo, de tal form a que sus mem
En consecuencia, tanto los factores intrínsecos gené branas llegan a tener etiquetas quím icas que las dis
ticam ente determ inados como los factores extrínse tinguen y que permiten a las neuronas reconocer sus
cos generados ambientalmente, contribuyen a la con blancos. La evidencia para esta posición proviene de
ectividad del sistem a nervioso maduro. Se exam ina los experim entos clásicos de Sperry en los cuales él
rá cada uno de estos factores a la vez. cortó el nervio óptico en anfibios embrionarios y adul
tos, como la rana. Estas especies son capaces de rege
FA C T O R E S IN T R ÍN S E C O S Im presionantes ins nerar de manera extensa el tejido neural, de modo que
tancias de conexiones neuronales determinadas gené aun cuando el nervio óptico es cortado en el adulto,
ticamente abundan en el sistema nervioso en desarro las fibras del ojo crecen de vuelta h ad a el tectum ópti
llo. Por ejemplo, los ratones que son congénitamente co y forman conexiones.
anoftálm icos (nacen sin ojos) y los anim ales cuyos Tras cortar el nervio óptico, Sperry o rotó el ojo den
ojos han sido removidos quirúrgicamente en las eta tro de su cuenca o lo removió y lo reemplazó con el ojo
pas tem pranas del desarrollo em brionario, desarro transplantado de la otra cuenca. Su razonamiento fue
llan conexiones topográficas correctas en la corteza que si cada neurona en el nervio óptico tiene una eti
visual en ausencia de cualquier inform ación de los queta química específica que determ ina su blanco en
fotorreceptores (Kaiserm an-Abram off, Graybiel y el tectum óptico, entonces las manipulaciones experi
N auta, 1980; O lavarria y Van Sluyters, 1984; Rakic, mentales que realizó deberían resultar en el restableci
1988b). Además, el área V I en los monos adquiere zo miento de las conexiones originales. Sin embargo, si la
función es un factor significativo en la form ación de ponden más vigorosam ente a los estímulos presenta
las conexiones entre el nervio óptico y el tectum ópti dos al ojo ipsilateral, y otras responden más a los
co, entonces la manipulación de la posición del ojo de estím ulos presentados al ojo contralateral. Esta pre
bería conducir a diferentes conexiones, tal vez más ferencia para disparar en respuesta a los estím ulos
funcionales y adaptativas. Los experim entos de Spe- presentados a un ojo dado se refiere com o la do-
rry demostraron que las conexiones originales son res m inanda ocular de la neurona. También observamos
tablecidas (figura 14.7), apoyando la noción de que en el capítulo 5 que las neuronas en el área V I están
cierta especie de etiquetas químicas, más que los fac arregladas en colum nas de dom inancia ocular orde
tores funcionales relacionados, determina las conexio nadas, de aproxim adam ente 400 mm de ancho, que
nes. Ésta es la esencia de la hipótesis de quimioesped- reciben entrada predom inante del ojo derecho o del
fiddad de Sperry. izquierdo (véase figura 5.27).
Los experim entos dirigidos por Hubel y sus cole
FA C TO R E S E X T R ÍN SE C O S Los resultados de los gas (H ubel, W iesel y LeVay, 1977; H ubel, W iesel y
experim entos de Sperry y hallazgos sim ilares por Stryker, 1978) han m ostrado que si un ojo de un gato
otros investigadores verifican que los factores inter es suturado poco d espués de su n acim iento de
nos, primordialmente genéticos en naturaleza, son en modo que su retina nunca sea expuesta a un patrón
im portancia determinantes de las conexiones neuro- de ilum inación, las bandas de dominancia ocular co
nales. Esto no es tan sorprendente. Tiene sentido que nectadas a dicho ojo se encogen, m ientras que las
el código genético deba contener inform ación acerca conectadas al otro ojo se alargan perm aneciendo
de cómo las neuronas en el cerebro están conectadas, constante el ancho com binado de las dos bandas.
en particular porque gran parte del desarrollo de las N orm alm ente, las bandas de dom inancia ocular no
conexiones tiene lugar de m anera prenatal, antes de se desarrollan sino hasta después del prim er m es de
que esté disponible entrada am biental significativa. vida. Esto sugiere que inicialm ente existe am plia
Sin embargo, la entrada ambiental evidenda también entrada desde ambos ojos hacia todas las neuronas
ser un factor importante que contribuye al patrón final en el área V I, pero que durante el prim er m es p os
de las conexiones neuronales. Esto tam poco es por natal se reducen las conexiones desde u n ojo hacia
com pleto inesperado cuando uno considera que la las neuronas de una b and a de dom inancia ocular
inform adón almacenada requerida para la programa determ inada. En apariencia, en los experim entos de
ción genética de todas las conexiones en el cerebro H ubel y W iesel la au sencia de com petencia en la
mamífero maduro excedería con mucho la capaddad entrada desde el ojo privado deja intacta la entrada
de almacenamiento de inform adón del genoma. Ade abundante desde el ojo no privado, mientras dism i
más, el alambrado de todas las conexiones, incluso si nuye la correspondiente entrada desde el ojo priva
fuese posible, tendría la desventaja de dism inuir la do. Estos hallazgos muestran que el equipo neuronal
capacidad del sistem a nervioso en desarrollo para requerido para la dom inancia ocular está preparada
experimentar m odificadón adaptativa en respuesta a por factores genéticos, pero que la m anifestación o
perturbaciones del desarrollo con base am biental o activadón de la dom inanda ocular requiere fundón.
genética, una capaddad denominada plasticidad. La m ism a conclusión puede ser obtenida a partir
La influencia del ambiente es más evidente en las de los experim entos que investigan el efecto de la
etapas finales del desarrollo. En m uchas instancias, deprivadón sensorial sobre la organization de la cor
las instrucciones genéticas han program ado una so teza som atosensorial del ratón. La corteza sensorial
breabu nd ancia de conexiones, las cuales eventual del ratón tiene agregados especializados de células,
m ente dism inuyen por la elim inación de axones y conoddos como barriles {bañéis), cada uno de los cua
sinapsis, así como a través de la m uerte de neuronas. les redbe entrada desde una sola mibrisa sobre el lado
Es en estos procesos de poda y agotam iento que la contralateral del animal. Si una fila de m ibrisas es
actividad fundonal (y los estímulos ambientales que removida en un anim al joven, los barriles que repre
los activan) se vuelve im portante debido a que, en sentan a aquellas m ibrisas desaparecerán y aquellos
m uchas instancias, las conexiones que sobreviven que representan m ibrisas adyacentes se expandirán
d ependen de las conexiones que reciben la m ayor (Woolsey et al., 1981). Esto es ilustrado en la figura
estim ulación ambiental. 14.8. Estos hallazgos propordonan otro ejemplo de la
Un ejem plo de este proceso com petitivo es el de dependencia que tienen de las entradas ambientales
sarrollo de las columnas de dom inancia ocular en el sobre el sistema nervioso en desarrollo, así como de la
área V I. Como se recordará del capítulo 5, aunque la preparadón genética. Como Rakic (1995) ha señalado,
vasta m ayoría de las neuronas en V I responde a los la entrada ambiental esculpe el patrón final de organi
estím ulos presentados a cualquier ojo, algunas res zation neuronal a partir de un estado inicial, genética-
400 PARTE III La aplicación de la neuropsicología en áreas del comportamiento
| Pedüncúíoscerébeíosfe'~'"': - Sistemas
f.Trctíos¿íram ída 1es V = ^
motores
M ielinización
FIGURA 14.9 Ciclos mielogenéticos de mielinización
Antes de finalizar la discusión del d esarrollo al ni regional en el cerebro humano según los resumen Yakov
vel neuronal, se describirá un proceso posterior a la lev y Lecours (1967). (Tomado de Spreen et al., 1995, p. 20.)
CAPITULO 14 Neuropslcología del desarrollo 401
EL DESARROLLO CEREBRAL
Y EL DESARROLLO DE LAS
FUNCIONES DE ORDEN SUPERIOR
Edad (m eses)
Desarrollo de la agudeza visual
FIGURA 14.10 (Arriba) Ejemplo de estímulos usado para
Se ha dem ostrado que los infantes prefieren mirar un estudiar la agudeza visual en infantes. (Abajo) Gráfica que
muestra los resultados de un estudio en el cual la agude
estím ulo ru goso en lu gar de uno plano y hom ogé
za del infante es medida en términos del mayor número
neo. E sta tendencia puede ser usada para evaluar la
de líneas por grado de ángulo visual que el infante prefie
agud eza v isu al al exponer al infante a estím ulos
re sobre un campo homogéneo. (Tomado de Posner y Rnichle,
rugosos progresivam ente más finos, cada uno parea 1994, p. 182.)
do con u n estím ulo plano, hasta que el infante falle
para m ostrar una preferencia (figura 14.10). Con este
m étodo, G w iazda, Bauer y Held (1989) han m ostra Desarrollo del control de la orientación visual
do que la agudeza visual de un infante m ejora
durante los prim eros 12 meses de vida, hasta alcan D E SA R R O L L O D E LA IN H IB IC IÓ N D E R E T O R
zar el n iv el adulto de agudeza visual aproxim ada N O Antes del m es de edad, los infantes no pueden
m ente al final de dicho periodo (véase figura 14.10). fijarse de manera consistente en un estímulo visual.
Este au m ento de la agudeza visual durante los pri Después del prim er mes, el área V I se ha desarrolla
m eros 12 m eses posnatales está correlacionado con do lo suficiente com o para perm itir la fijación. Sin
increíbles cam bios en la corteza visual (Conel, 1939- em bargo, a p artir del m es de edad y hasta los 4
1967). E n el nacim iento, las células en m igración han m eses, los infantes tienen el nuevo problem a de ser
poblado sólo la capa m ás profunda del área V I, la incapaces de dejar de m irar a los estímulos sobre los
sexta; sin em bargo, durante los siguientes 12 meses cuales se han fijado, en particular cuando éstos inclu
todas las seis capas de V I estarán llenas con neuro yen contornos altam ente contrastantes. Esta m irada
nas, y el área V I será m uy sim ilar a com o es en el obligatoria comienza a dism inuir alrededor de los 4
adulto. meses de edad, y hacia los 6 meses de edad los infan-
402 PARTE III La aplicación de la neuropsicología en áreas del comportamiento
FIGURA 14.11 Estímulos usados para estudiarla inhibición de retomo en infantes. El infante enfrenta estímulos
en tres monitores. (1) Un atractor central en el monitor central atrae primero la atención del infante. (2) Luego
desaparece el atractor central y aparece un estímulo en el monitor de la izquierda, el cual atrae la atención del
infante. (3) Luego desaparece el estímulo izquierdo y reaparece el atractor central. (4) Finalmente, el atractor cen
tral desaparece y aparecen estímulos en los monitores izquierdo y derecho. Sólo después de los 6 meses los
infantes muestran una tendencia consistente para evitar el estímulo previamente visto (mano izquierda) cuando
se les presentan estímulos a la derecha y la izquierda (inhibición de retomo). (Tomado de Posner y Raichle, 1994, p. 186.)
n ocim iento de un aspecto particu lar antes del de /4) Evento de habituación
sarrollo de la capacidad para actuar con dicho cono
cim iento. Estas discrepancias en el m om ento de la
aparición del conocim iento en contraste con la acción
con base en el conocimiento parecen ser manifestaciones
del desarrollo de la función ejecutiva prefrontal. A
continuación se discuten dos ejemplos.
cutivo y de representaciones en la corteza prefrontal te atractivo dentro de una caja transparente. La caja
entre los 4 y 9 m eses de edad es n ecesaria para el tenía una abertura en el frente, pero los infantes veían
desarrollo de esta conducta. al juguete a través de la parte superior de la caja (figu
ra 14.13). Los infantes de 6 x/ i a 8 meses de edad eran
P R E FE R E N C IA P O R O B JE T O S N O V E D O S O S incapaces de recuperar el juguete a menos que la caja
U na discrepancia análoga se ve en la respuesta de los estuviese colocada en tal form a que pudieran mirar a
infantes hacia los objetos novedosos. A los 6 m eses través de la abertura y vieran al juguete. Cuando los
de edad, ellos m irarán más un objeto novedoso que infantes pueden ver el ju g u ete sólo a través de la
uno que han visto previamente. Sin em bargo, no es parte superior, ellos intentan en vano recuperar el
sino hasta los 18 m eses de edad cuando buscan con juguete a través de la parte superior cerrada. Por
insistencia el objeto novedoso (Posner y Raichle, tanto, los infantes en estas edades son incapaces de
1994). De nueva cuenta, esta brecha entre conoci resolver de m anera adaptativa el conflicto entre la
m iento (dem ostrada por la m irada preferencial) y la línea de visión y la trayectoria para el alcance.
regulación de la conducta organizada con base en A los 9 meses de edad, los infantes son capaces de
dicho conocim iento (demostrado por la tendencia a m irar a través de la parte superior de la caja y recu
alcanzar) puede ser adscrita a la m ad uración de la perar el juguete cuando la abertura está al frente de
función ejecutiva prefrontal durante dicho intervalo. la caja, pero no cuando la caja es colocada de modo
que la abertura esté al lado. Sólo a los 12 m eses de
SO L U C IÓ N D E PR O B L E M A S Se ha dem ostrado edad son capaces de alcanzar a través del lado de la
que la corteza prefrontal es crítica para la m ediación caja para recuperar el ju gu ete. El dom inio de este
de los procesos involucrados en la solución de pro conflicto entre la línea de visión y la trayectoria para
blem as, como los creados en el Test Stroop. Se recor alcanzar requiere tanto la inh ibición del alcance
dará del capítulo 12 que el Test Stroop presenta a los directo a lo largo de la línea de visión como el desa
sujetos palabras que son nom bres de colores pero rrollo y ejecución de un plan para alcanzar el objeto
que están impresos en colores diferentes de los nom por m edio de una ruta indirecta. Este logro es otra
bres, de m odo que se crea un conflicto entre la ten m anifestación de la m aduración de la función ejecu
dencia autom ática para leer la palabra y el requeri tiva prefrontal.
m iento de la tarea de decir el color en el cual está En este breve recuento del desarrollo de la función
im presa la palabra. Com o se ha observado, los ejecutiva se ha hecho hincapié sobre las disparidades
pacientes con lesiones prefrontales tienen extrem a entre el logro del conocimiento de representaciones, en un
dificultad con esta tarea (Vendrell et al., 1995). punto del desarrollo, y el posterior desarrollo de la
Diamond (1990) creó un conflicto de alguna mane capacidad para guiar y regular la conducta sobre la base de
ra análogo para los infantes. Ella les mostró un jugue dichas representaciones. Los infantes en particular son
CAPÍTULO 14 Neuropsicología del desarrollo 405
m uy adecuados para una investigación de este desa LA RELATIVA IN D EPEN DEN CIA D E LA CAPACI
rrollo debido a los rápidos y extensos cam bios neu- D A D D EL LEN G U A JE D E L O S FA C TO R ES A M
robiológicos que tienen lugar durante este periodo y BIENTALES Es obvio que el lenguaje debe estar dis
porque variables extrañas como la personalidad y la ponible en el ambiente de los niños para que lo apren
experiencia tienen menos oportunidad de complicar dan y, desde luego, el lenguaje particular y dialecto
el cuadro. No obstante, en principio, debería ser que aprendan dependerá de cuál es el que escuchen.
posible trazar la solución de disparidades análogas a No obstante, mientras esté presente un mínimo crítico
través del desarrollo. A unque esto sería interesante, de lenguaje en el ambiente del niño, la capacidad para
está más allá de la visión de la presente explicación. desarrollarlo no es dependiente de la naturaleza o
En vez de ello, se vuelve ahora a la consideración de cantidad. La idea de capacidad para el desarrollo del
otra función importante: el lenguaje. lenguaje es enfatizada debido a que los niños que
viven en orfelinatos, en los cuales existe poca estimu
lación lingüística, o los niños de padres sordos exhi
D esarrollo del lenguaje ben un rezago en el desarrollo del lenguaje. Sin
embargo, una vez que son expuestos a un ambiente
Aunque es indiscutible que la presencia del lenguaje lingüístico norm al, sus habilidades lingüísticas lle
en el am biente infantil es necesaria para su aprendi gan al mismo nivel de desarrollo, lo que sugiere que
zaje, tam bién existe evidencia de que la adquisición la capacidad para el lenguaje no fue afectada por la
del lenguaje depende de la m aduración de los siste reducción temporal en la experiencia de lenguaje.
m as neuronales que han evolucionado para apoyar
de m anera específica su desarrollo. Desde esta pers LA U T IL ID A D N O E S UN FA C TO R PRIN C IPA L
pectiva, el desarrollo del lenguaje es igu al que el EN EL D ESA RRO LLO DEL LENGUAJE Los infan
desarrollo de la estructura física del cuerpo en cuan tes sordos vocalizan en formas que son similares a los
to que se desarrolla bajo la dirección de factores niños que escuchan, aunque no desarrollen palabras
genéticos (Lenneberg, 1967). Esta noción ha sido (Lenneberg, 1967). Por ejem plo, el arrullo y el bal
representada por la idea de que el lenguaje es un buceo se desarrollan casi al m ism o tiem po entre los
"órgan o" (Chomsky, 1988, 1991, 1993) o u n "in stin niños con deterioro auditivo y los niños que escuchan.
to" (Pinker, 1994). Adem ás, los niños sordos, aproxim adam ente a los 2
El apoyo para la hipótesis de que la adquisición años de edad son capaces de expresar sus necesidades
del lenguaje se desarrolla com o el resultado de un muy bien a través de signos desarrollados de manera
proceso de m aduración determ inado biológicam en intuitiva. Esto sugiere que el desarrollo del lenguaje
te proviene de varias fuentes. Alguna evidencia fue en los niños de 2 años de edad que escuchan no ocu
discutid a en el capítulo 6, incluyendo la habilidad rre como respuesta a una necesidad experim entada
de los in fan tes de 1 m es de edad para discrim inar sino que, más bien, representa el resultado de un pro
entre d iferentes fonem as (Eim as et al., 1971) y el ceso de maduración natural (Lenneberg, 1967).
h allazgo de asim etrías h em isféricas estru ctu rales
que están correlacionadas con la especialización he P E R IO D O C R ÍT IC O PARA EL D E S A R R O L L O
m isférica para el lenguaje tanto en los adultos h u D EL L EN G U A JE O tra fuente de evidencia que
m anos com o en los cerebros fetales (Wada, C lark y apoya la noción de que el lenguaje em erge como el
H am m , 1975). En esta sección se revisa evidencia resultado de un proceso de m aduración programado
adicional que apoya esta noción. genéticam ente es la presencia de un periodo crítico
para la adquisición del lenguaje. Los estudios de
LA R E G U L A R ID A D D E LA A PA RIC IÓ N D E LAS niños que han experim entado extrem a privación
C A R A C T E R ÍS T IC A S D IS T IN T IV A S D E L LEN ambiental demuestran que si un niño no es expuesto
G U A JE Las características distintivas del lenguaje al lenguaje hasta aproxim adam ente la aparición de
aparecen con m arcada regularidad entre diferentes la pubertad, entonces el niño no puede aprender el
n iños y diversas culturas. Por ejem plo, en ausencia lenguaje de manera normal. Este hallazgo es consis
de privación ambiental extrema o deterioro neurolò tente con la idea de que el cerebro de los niños jóv e
gico, la m ayoría de los niños com ienzan a form ar nes está preparado para el aprendizaje del lenguaje y
oraciones de dos palabras entre los 18 y 20 meses de que esta cualidad de preparación desaparece confor
edad. Y lo hacen sin esfuerzo, sin instrucción explíci me el cerebro madura.
ta. Esto es análogo a la forma en la cual el niño desa Como es el caso con el desarrollo de otras conduc
rrolla conductas determ inadas por la m aduración tas complejas, todavía no se comprenden los mecanis
como son el gateo y el caminar. m os subyacentes a la adquisición del lenguaje. Por
406 PARTE III La aplicación de la neuropsicologia en áreas del comportamiento
zo y traum a cerebral durante el nacim iento, son cau acumule, ejerciendo un efecto tóxico sobre el tejido
sas obvias de anorm alidad del desarrollo. Otras, neuronal en desarrollo y provocan retraso mental. El
com o infección m oderada durante el em barazo y trastorno se detecta por un sobreflujo de fenilalanina
nacim iento prem aturo, son causas m ás sutiles de no metabolizada a través de los riñones y la excreción
desarrollo perturbado. Existe considerable variación de ácido fenilpirúvico en la orina. Esto conduce a un
en relación con el efecto de un factor sobre el desa simple procedimiento de cem im iento para el trastor
rrollo, de m odo que las consecuencias conductuales no, realizado durante el nacimiento, y a la virtual eli
y neurológicas de un factor particular no siempre son minación de infantes no diagnosticados. El tratamien
predecibles. Este es el caso aun para los factores que to, que consiste en restringir la cantidad de fenilalani
son relativamente homogéneos en su mecanismo cau na en la dieta, es bastante efectivo. La fenilcetonuria
sal, como el síndrome de Tumer, una anormalidad cro- sirve como un ejem plo de trastorno genético que es
mosómica, y la fenilcetonuria, una anormalidad gené tratado (controlado) con eficacia, mostrando que las
tica. La variabilidad es incluso más problem ática en consecuencias negativas de la transmisión genética no
condiciones menos homogéneas, como los trastornos necesariamente son incontrovertibles.
convulsivos o la hidrocefalia. Adem ás, otras influen
cias com plican la relación entre un factor particular y
sus consecuencias conductuales. Éstas incluyen la Trastornos crom osóm icos
edad de la aparición, factores am bientales, causas
predisponentes y la localización de procesos enfer Los trastornos crom osóm icos incluyen un grupo de
m izos y traum as en el cerebro. En esta sección se defectos de los crom osom as identificados por anor
revisarán de m anera breve algunos de los principa m alidades de su configuración (cariotipo). Los tras
les factores que afectan el desarrollo neuronal. Una tornos crom osóm icos pueden ser debidos a factores
d iscusión m ás detallada de estos factores puede am bientales o genéticos. Ellos pueden tomar la fo r
encontrarse en Spreen, Risser y Edgell (1995). ma de cromosomas adicionales, como en la trisom ía,
en la cual están presentes tres crom osom as de un
tipo particular en lugar de dos; la tran slocación , la
Trastornos heredados desigualación de pares de crom osom as o porciones
de un crom osom a; o anorm alidades estructurales
Los trastornos de base genética cubren un espectro que involucran la deleción parcial o completa de un
que va de las deficiencias cognitivas sutiles y trastor cromosoma.
nos del aprendizaje hasta el deterioro severo, inclu El síndrom e de D ow n (trisom ía 21) es una anor
yendo el retraso (Barón, Fennell y Voeller, 1995; m alidad crom osóm ica relativam ente com ún, cuya
Bellugi, K lim a y Wang, 1996). Las anorm alidades incidencia está en función de la edad de la m adre,
genéticas se transm iten en varias form as. La trans aunque tam bién existe una form a hereditaria. El
m isió n autosóm ica d om inante se refiere a la trans principal síntom a es el retraso, de m oderado a se
m isión vía cromosom as distintos a los crom osom as vero.
sexuales y requiere el gen de solo uno de los padres Un ejemplo de deleción crom osóm ica es el sín d ro
para que ocurra la amenaza o el trastorno. La trans m e de Tum er, el cual resulta de una pérdida del cro
m isión autosóm ica recesiva requiere dos genes, uno m osom a X. Los pacientes con síndrom e de Turner
de cada padre, para que ocurra la am enaza o el tras parecen exhibir un patrón específico de disfunción
torno. La transm isión ligada al sexo se refiere a cual neuropsicológica caracterizado por deterioro en la
quier trastorno genético que afecta selectivam ente a percepción de la form a y el espacio. Existe cierto
un sexo, el cual es probable que se deba a un gen en desacuerdo a si estos déficits representan un deterio
el crom osom a sexual. Además, la predisposición ge ro específico del funcionamiento del hem isferio dere
nética para un trastorno particular puede ser trans cho (Kolb y Heaton, 1975; Waber, 1979).
m itida vía la interacción de varios genes. A esto se le
refiere como herencia poligénica y puede requerir la
interacción de factores am bientales para que ocurra A norm alidades estructurales
la am enaza o el trastorno.
U n ejemplo de trastorno recesivo autosómico es la La perturbaciones del desarrollo pueden resultar en
fenilcetonuria (FCU), un trastorno que causa una alte una am plia gam a de anorm alidades estructurales,
ración de la enzim a fen ilalan in a hidroxilasa, la cual dependiendo del periodo de desarrollo durante el
norm alm ente convierte al aminoácido fenilalanina en cual tuvo lugar la perturbación. M uchas de estas
tirosina. Esta alteración causa que la fenilalanina se anormalidades causan la m uerte del em brión o feto;
408 PARTE III La aplicación de la neuropsicología en áreas del comportamiento
otras causan severos deterioros. Entre los últim os nes conductuales incluyen extensos periodos con los
trastornos se incluyen la a n en cefa lia , la falta de ojos abiertos, temblores corporales y decrementos en
desarrollo cerebral, y la m icrocefalia, desarrollo cere la actividad corporal vigorosa (K. L. Jones, 1977).
bral m uy reducido. Otro im portante trastorno tóxico es el envenena
m iento con plom o. Los altos niveles de plom o en la
sangre de los niños han sido asociados con hiperacti-
Prem aturidad y bajo peso al n acer vidad (David, C lark y Voeller, 1972) y rendim iento
pobre en los tests de inteligencia (Beattie et al., 1975;
La prem aturidad ha sido definida como peso al nacer Klein, Sayre y Kotok, 1974; M arlow e et al., 1984).
inferior a 2 500 g (5.5 Ib) o nacimiento antes de las 37
sem anas de gestación (World H ealth O rganization,
1961). Los riesgos de prematuridad incluyen proble Trastornos nutricionales
m as respiratorios debidos a inm adurez de los pul
m ones, y en cefalo p atía h ip ó x ico -isq u ém ica (anor Los trastornos nutricion ales tom an varias form as.
malidad del cerebro debida a deprivación de oxígeno Una dieta predom inantem ente deficiente en proteí
y sangre) relacionada. Aunque éstas y otras anormali nas está asociada con un síndrom e conocido com o
dades es más probable que ocurran por nacim iento k w ash iorkor, m ientras que u na dieta deficiente en
prem aturo, esto no necesariam ente coloca en riesgo energía puede resultar en u n síndrom e conocido
al recién nacido; muchos infantes prematuros se desa com o m arasm o. La deficiencia n utricional rara vez
rrollan de manera normal. es vista aislada, por lo general está acom pañada por
otros problem as am bientales y relacionados con la
salud. Esto conduce al concepto del am bien te m al-
Infecciones nutricional.
Durante el nacimiento, la consecuencia más obvia
La infecciones, en particular las prenatales, pueden de la m alnutrición prenatal es el bajo peso al nacer,
tener consecuencias m ayores para el desarrollo. La incluyendo una reducción en el peso bruto del cere
com plicación m ejor conocida del em barazo es la ru bro. La red ucción en el peso del cerebro parece ser
b éola, la cual está asociada con microcefalia, menin- debida a la reducción en la proliferación neuronal
goencefalitis y retraso m ental. En años recientes se durante la gestación. Como uno podría esperar, estas
ha dirigido mucha atención hacia los infantes infec consecuencias del am biente m alnutricional durante
tados con el viru s de in m u n o d eficie n cia hum ana la vida tem prana influyen profundam ente en las
(VIH ) (Arm strong, Seidel y Sw ales, 1993). Se han habilidades cogrútivas de la vida futura.
reportado deterioros cognitivos en niños infectados Los deterioros cognitivos permanentes no ocurren
con VIH quienes aún no han desarrollado SIDA durante un periodo temporal de deficiencia nutricio
(Condini et n i, 1991). nal en la edad adulta. Sin em bargo, deficiencias
Se han hipotetizado posibles vínculos entre la in nutricionales específicas en los adultos pueden resul
fección perinatal subclínica y el desarrollo de la inte tar en deterioros cognitivos específicos. Un ejem plo
ligencia, discapacidades de aprendizaje y serias psi- de esto es el trastorno amnésico que es parte del sín
copatologías (incluyendo la esquizofrenia). A la drome W ernicke-Korsakoff, causado por deficiencia
fecha, el apoyo para estas hipótesis es débil, aunque de tiamina (vitam ina B l) asociada con el alcoholismo
futuras investigaciones pueden producir evidencia (Adams y Victor, 1993).
más confiable.
Episodios an óxicos
D año relacion ad o con toxinas
De todos los órganos del cuerpo, el cerebro tiene la
Varias toxinas introducidas durante el periodo peri m ayor dem anda de oxígeno. Este hecho, con la in
natal causan trastornos del desarrollo y la conducta. capacidad de las neuronas para regenerarse, h acen
Uno de ios trastornos estudiados más extensam ente al cerebro b astan te v u ln erable al daño que resu lta
es el sínd rom e de alcoholism o feta l, observado en de un episodio anóxico, un periodo de privación de
niños de m adres alcohólicas (Don y Rourke, 1995). oxígeno, el cual puede resultar en encefalopatía hi
Está caracterizado por m alform aciones faciales, re póxico-isquém ica. No obstante, un episodio anóxico
traso de crecimiento intrauterino y disfunción neuro- perinatal sólo es un p red icto r débil de futura d is
conductual. En el periodo neonatal, estas disfuncio capacidad en la niñez (Spreen et al., 1995). Algunos
CAPITULO 14 Neuropsicologia del desarrollo 409
in v estig ad ores han h ipotetizado que la anoxia no pectivas para revisar el cuadro sintom ático de tres
d iagn osticad a en la vida tem prana puede causar categorías de trastornos del desarrollo para los cua
patología anóxica subclínica que resulta en deterio les se desconocen la neuropatología subyacente y las
ro neuropsicológico, como discapacidades de apren causas remotas: trastornos de aprendizaje, trastorno
dizaje en la vida futura. Aunque estas hipótesis tie por déficit de atención y autismo.
nen cierta plausibilidad, de hecho han recibido poco
apoyo em pírico.
Trastornos de aprendizaje
m ulado un m odelo para la identificación de trastor da en dos amplias categorías: dislexias visuales de la
nos de aprendizaje que intenta tom ar en cuenta la form a de palabra, que involu cran el procesam iento
com plejidad de los factores involucrados en el proce inicial de una palabra, y las dislexias centrales, que
so (figura 14.14). La im portancia de los factores involucran las etapas últim as en el proceso de lectu
sociocu lturales en la definición de trastornos de ra. La dislexia de desarrollo recuerda a las dislexias
aprendizaje tam bién es evidente a partir del hecho centrales adquiridas en que tiene tres formas básicas,
de que estos trastornos fueron identificados primero aunque con frecuencia existe considerable traslape
en áreas sobresalientes para el rendim iento escolar, en casos individuales. Éstas son dislexia superficial,
como la lectura, las matemáticas y la escritura — más fonológica y profunda. La d islexia su perficial, tam
que en habilidades que reciben m enos énfasis en el bién llam ada lectu ra fo n o ló g ica , es la incapacidad
escenario escolar, como la orientación espacial y para form ar correspondencias palabra-sonido sin
otros procesam ientos no verbales (Sem xud-Clicke- sujetar la palabra a un análisis fonológico, el cual no
man y H ynd, 1991)— aunque ahora se reconoce la está deteriorado. Los individuos con esta form a de
importancia de los trastornos de aprendizaje no ver dislexia pueden leer fonéticam ente palabras regula
bales. En las secciones que siguen se exam inan tres res y palabras sin sentido, pero no palabras fonética
categorías de trastorno de aprendizaje: dislexia, dis- m ente irregulares. La d islex ia fo n o ló g ica, tam bién
calculia y discapacidades de aprendizaje no verbal. llam ada lectura m ed ian te v ocabu lario visualizado,
Debido a que la dislexia es el trastorno de aprendiza es la inversa: estos individuos pueden leer palabras
je más com ún y del cual se conoce más, se considera visualizadas, pero no sobre la base de análisis fono
rá con m ayor detalle que los otros dos trastornos. lógico. Por tanto, son incapaces de leer palabras
regulares fonéticam ente no com unes o palabras sin
D ISL E X IA DE D E SA R R O L L O C onsistente con la sentido, pero pueden leer palabras comunes regula
definición general de trastornos de aprendizaje, la dis res e irregulares que han ingresado a su vocabulario
lexia de desarrollo es un trastorno específico de la lec visual. Algunos niños con dislexia de desarrollo tie
tura no debido a lesión cerebral conocida (es decir, dis nen un deterioro que tom a la form a de confusiones
lexia no adquirida) y no debida a inteligencia inade de significado. Esta perturbación de la lectura en el
cuada, factores ambientales o desventaja sensorial nivel sem ántico, denom inada d islexia profunda,
(Critchley y Critchley, 1978). está ejem plificada cuando se lee trote por correr o
pan por pastel.
L a d is le x ia a d q u irid a co m o m o d e lo p a r a la d islex ia
de d e s a r r o llo La dislexia de desarrollo fue el primer T eorías de la d islex ia de d e s a r r o llo Las causas y m e
trastorno de aprendizaje en ser identificado. El con canism os de la dislexia de desarrollo no están b ien
cepto surgió en el contexto del conocimiento acelera com prendidas. Sin em bargo, existen varias teorías
do de los trastornos de lenguaje adquiridos que tuvo que intentan explicar el trastorno.
lugar a finales del siglo xix. En el área de la lectura, Una de las primeras teorías, establecida por Orton
estos descubrimientos incluyeron la identificación de (1925,1927), fue que la dislexia es debida a dominan
Kussmall en 1877 de un paciente con lo que él llamó cia cerebral incom pleta o m ezclada. Al advertir que
ceguera de palabra tras una lesión cerebral. D iez años los niños disléxicos en ocasiones escriben letras y
después, Berlin acuñó el térm ino dislexia, y no m u palabras en espejo, Orton hipotetizó que el hem isfe
cho d espués H inshelw ood (1895) presentó eviden rio derecho alm acenaba estas form as y que un reza
cia para u na asociación entre dislexia ad quirida y go en el desarrollo del hem isferio izquierdo liberaba
lesiones de la circunvolución angular izquierda. En estas im ágenes de su inhibición norm al, perturban
el contexto de estos avances en la com prensión de do la escritura y la lectura.
la dislexia adquirida como una consecuencia espe A unque existe poca evidencia em pírica para la
cífica de lesiones cerebrales, M organ (1896) reportó im aginativa noción de O rton de que el hem isferio
el caso de un niño cuya incapacidad p ara leer no derecho almacena letras y palabras en forma de espe
estaba asociada con una lesión conocida o con otra jo, hipótesis m enos específicas que invocan laterali-
deficiencia cognitiva, una condición a la cual deno zación demorada, incom pleta o anormal del lenguaje
minó ceguera de palabra congènita. como una causa de la dislexia de desarrollo parecen,
al m enos ante los hechos, m ás plausibles (Gesch-
P a r tic u la r id a d e s de la d is le x ia d e d e s a r r o llo En el wind, 1982; Geschwind y Galaburda, 1987; Witelson,
capítulo 6 se revisaron los tipos de dislexia observa 1976, 1977). A unque estas teorías difieren en ciertas
dos tras daño cerebral. Puede recordarse de dicha form as, com parten la prem isa de que la lateraliza-
discusión que la dislexia adquirida puede ser dividi ción incompleta del lenguaje harían al procesam ien
CAPÍTULO 14 Neuropsicología del desarrollo 411
to del lenguaje algo m enos eficiente de m anera que rio izquierdo que causó que el control de la preferen
afectaría de modo adverso la lectura. La hipótesis de cia m anual se m oviera h acia el hem isferio derecho.
la lateralizatió n incom pleta de la dislexia descansa Sin embargo, existen varios problemas con esta hipó
sobre el hecho fundam ental de que el lenguaje está tesis. M uchos niños d isléxicos no son zurdos. A d e
intensam ente lateralizado hacia un hem isferio. Sin m ás, uno no esperaría una lesión tem prana del h e
em bargo, se ha observado que existe poco apoyo misferio izquierdo que fuese lo suficientemente per
para la idea de que la dislexia de desarrollo esté aso turbadora para causar que el control de la preferen
ciada con lateralización incompleta del lenguaje. cia manual se moviese desde el hemisferio izquierdo
C om o apuntó Z an gw ill (1962), si la lateraliza hacia el derecho para provocar un trastorno de lectu
ción cereb ral pobrem ente d esarrollad a fuese una ra específico, dejando intactas todas las otras funcio
causa de deterioro cognitivo, uno esperaría un de nes del hemisferio izquierdo.
terioro de aprendizaje o lingüístico m ás general, en Está establecido que los niños tienen más probabi
lu g ar de un d eterioro esp ecífico al d om inio de la lidad de ser disléxicos que las niñas, la proporción es
lectura. A dem ás, en los individuos zurdos con h a de 4:1 (Ansara et a l., 1981; Buffery, 1976; Critchley y
bla bilateral, valorados por la prueba de am obarbi- Critchley, 1978; Lansdell, 1964; Rourke, 1978; Singer,
tal sódico, no hay evidencia de problem as de lectu Westphal y Niswander, 1968). Geschwind y Galabur-
ra específicos o de algunos otros problem as de len da (1987) han propuesto una hipótesis que usa este
guaje. A dem ás, los intentos por valorar la especia- hallazgo como un punto de partida. De acuerdo con
lización hem isférica del lenguaje en niños con d is su hipótesis, la descarga fetal de testosterona, obser
lexia, usando m edidas de lateralidad com o la escu vada sólo en los varones, retrasa el desarrollo del h e
cha dicótica, h an fracasado para establecer anorm a m isferio izquierdo, lo cual a su vez perm ite que el
lid ad es de la tera liz a ció n co n sisten tes (Bryden, hem isferio derecho se desarrolle más completamen
1988; P orac y Cohén, 1981; Satz y Soper, 1986). te. Esto resulta en la inferioridad general de los niños
A u nqu e se ha argum entado que la lateralidad en las tareas verbales y en su m ayor prevalencia de
anorm al no es la causa de la dislexia de desarrollo, es dislexia. También proporciona una explicación para
im portante reconocer que la contribución de cada la superioridad de los varones en las tareas espacia
hem isferio a las habilidades involucradas en apren les. Geschwind y Galaburda tam bién intentaron ex
der una habilidad académica puede ser muy diferen plicar otro conjunto de hallazgos con su hipótesis.
te a las involucradas en la ejecución de dicha habili Existen reportes de que los niños con dislexia tienen
dad en niños m ayores y los adultos que ya la han una incidencia m ayor de trastornos inmunológicos,
dom inado (W itelson, 1985). Por ejem plo, existe evi como la m iastenia grave. Los investigadores propu
dencia de que el hem isferio derecho está involucra sieron por tanto que la descarga fetal de testosterona
do en las etapas iniciales de la lectura debido a las tam bién afecta de m anera adversa al sistema inm u
altas dem andas visoespaciales de dicha etapa (Flet- ne, así como retrasa el desarrollo del hem isferio iz
cher y Satz, 1980; Hinshaw, Carte y M orrison, 1986, quierdo, explicando por tanto esta correlación. Supo
L icht et al., 1986) o porque el hem isferio derecho es niendo que el desarrollo dem orado del hem isferio
m ejor para enfrentar tareas noved osas (Goldberg y izquierdo tam bién cause una m ayor proporción de
C osta, 1981). Esto significaría que la contribución zurdos, esta hipótesis podría invocarse también para
relativa de los dos hem isferios a la lectura cambiaría explicar la m ayor proporción de zurdos entre los
conform e la habilidad se desarrolla y que los proble niños con dislexia.
m as en aprend er a leer pu ed en ser el resultado de Existen diversos problemas con la hipótesis Gesch-
disfunción de alguno de los dos hem isferios, depen wind-Galaburda. La más importante, la predicción de
diendo de la etapa durante el proceso de aprendizaje que el hemisferio izquierdo de las personas con disle
en el cual se desarrolla el problema. xia deben m ostrar anormalidad selectiva, no ha sido
U na hipótesis alternativa es que cierta anorm ali confirmada. Como se verá en la siguiente sección, los
dad d el funcionam iento del hem isferio izquierdo, estudios de autopsia en cerebros de personas que
distinta a la lateralización anormal, es un factor cau tuvieron dislexia no revelan un patrón consistente de
sal im portante en la dislexia de desarrollo. La forma lesiones confinadas al hemisferio izquierdo. Además,
m ás sim ple de esta hipótesis es que el hem isferio la teoría hace suposiciones acerca del efecto de la tes
izquierdo tuvo cierta form a de daño sutil. La eviden tosterona fetal sobre el desarrollo del hem isferio
cia para esto parece provenir del hallazgo de que una izquierdo que no se han confirmado.
m ayor proporción de niños disléxicos que de no dis
léxicos son zurdos (Vernon, 1971), sugiriendo que L esio n es estru ctu rales Aunque el concepto de disle
algunos de ellos tienen daño tem prano del hem isfe xia de desarrollo aumentó a partir del concepto de dis-
412 PARTE III La aplicación de la neuropsicología en áreas del comportamiento
lexia adquirida, la búsqueda de una lesión en la disle temporal izquierda; y moderadas displasias corticales
xia de desarrollo que sea análoga a la observada en las en la corteza lím bica, sensorial prim aria y de asocia
personas con dislexia adquirida no ha sido exitosa. Por ción. También encontraron m uchas células ectópicas,
tanto, la gente con dislexia de desarrollo no tiene los neuronas en regiones de sustancia blanca donde nor
síntomas de daño posterior del hemisferio izquierdo, m alm ente no se observan. Esto cam bios fueron más
como la hem ianopia derecha, observada con frecuen frecuentes en el hem isferio izquierdo, pero tam bién
cia en la dislexia adquirida. Además, las técnicas ra han sido reportados en el hem isferio derecho (Bigler,
diológicas modernas, como la TC y la MRI, han falla 1992).
do para identificar de m anera consistente lesiones en G alaburda y K em per tam bién reportaron la au
los cerebros de las personas con dislexia de desarro sencia de asim etría norm al en la extensión del pla
llo. num temporale en los hem isferios izquierdo y derecho
Los estudios de autopsia sí proporcionan ciertas (figura 14.15). Recuerde del capítulo 6 que el planum
piscas concernientes a las bases neuronales de la disle temporale es más largo en el hem isferio izquierdo que
xia. El primero de estos estudios que investigó el cere en el derecho en la m ayoría de los individuos, y se
bro de un niño disléxico de 12 años de edad que había cree que esto es un correlato estructural de la espe-
muerto de hem orragia cerebral (Drake, 1968), reveló cialización del hem isferio izquierdo para el lenguaje.
patrones atípicos de las circunvoluciones en los lóbu La ausencia de tal asimetría en los cerebros de las per
los parietales y atrofia del cuerpo calloso. Galaburda y sonas con dislexia fue por tanto sorprendente. Los
K em per (1979) estudiaron el cerebro de u n hombre hallazgos de anormalidad parietal izquierda han sido
con una historia bien docum entada de dislexia de replicados en otros estudios (G alaburda, 1989; G a
desarrollo que murió a los 20 años de edad. Encontra laburda et al., 1985; H um phreys, Kaufm ann y G a
ron un hemisferio cerebral izquierdo consistentemen laburda, 1990; Rosen, Sherman y Galaburda, 1986). Es
te más ancho; un área de polimicrogiria (circunvolu interesante que la desviación de la asimetría norm al
ciones anorm ales pequeñas) en la región del habla por lo general tom a la form a de planum temporale
Izquierdo
CAPÍTULO 74 Neuropsicologia del desarrollo 413
largo en ambos hemisferios, más que de pequeños en edad adulta brinda argum entos contra la noción de
am bos, como podría esperarse. Sin em bargo, la au que ésta es debido a un rezago en la maduración.
sencia de asimetría normal no se observa de manera
consistente y no es una condición necesaria o su fi D eterm in a n tes g e n é tic o s de la d is le x ia Existe evi
ciente para la presencia de dislexia (Rourke, 1978). dencia de que factores genéticos contribuyen a algu
Adem ás, algunos estudios que m uestran ausencia de nas form as de dislexia. Esto proviene del hallazgo
asim etría han sido criticados sobre bases m etodoló de que la dislexia es observada en un alto porcenta
gicas, debido a que incluían algunos sujetos identifi je de parientes de in d ivid uos d isléxicos (Byring y
cados com o disléxicos que no reunían la definición M ichelson, 1984) y que los gem elos m onocigotos tie
rigurosa del trastorno, en particular el requerimiento nen m ayor tasa de concordancia para el trastorno
de que el trastorno es específico para el terreno de la que los gem elos dicigotos. Sin em bargo, no ha sido
lectura (H ynd y Sem rud-Clickem an, 1989). En todo trabajado ningún m odelo genético para la herencia
caso, es claro que diferentes anorm alidades neuro- de la dislexia.
anatóm icas han sido asociadas con la dislexia de de
sarrollo. Esto refleja la diversidad de los factores cau C on clu sión Los hallazgos revisados en esta sección,
sales que contribuyen a las diversas form as del tras en conjunto, sugieren que existen diferentes formas
torno. de dislexia, cada una con sus propias características
y, presum iblem ente, sus propios factores causales
A n o r m a lid a d e s m e t a b ó lic a s Existen ciertos repor (Benton, 1975; Yule y Rutter, 1976). Esto sugiere que
tes de anorm alidad m etabolica en la dislexia. Menor un enfoque m ultisíndrom e de la dislexia, el cual
flujo sanguíneo cerebral, medido por PET, fue obser reconozca que existen varias form as neurológica-
vado en la región perisilviana tem poral izquierda mente basadas del trastorno, así como muchos facto
d urante una tarea de lectura en adultos que habían res causales no biológicos que contribuyen a los pro
sido d isléxicos de niños (Flow ers, W ood y Naylor, blemas de lectura, será el marco conceptual m ás útil
1991; Gross-Glenn et a l , 1991). Adem ás, se ha repor para guiar la comprensión de los problemas de lectu
tado m enor asimetría en la actividad en las regiones ra enfrentados por los niños.
prefron tal y occipital inferior (G ross-G lenn et al.,
1991). Sin em bargo, tam bién ha sido reportada m e D ISC A L C U L IA D E D E S A R R O L L O La d iscalcu-
nor activación en el hem isferio derecho y bilaterali- lia, un deterioro en la habilidad para realizar opera
dad en un sujeto con dislexia profunda (Hynd y Wi- ciones aritméticas, puede ocurrir después de lesiones
llis, 1987). Es posible que estos h allazgos reflejen el en regiones posteriores de alguno de los hemisferios
am biente norm al del hem isferio derecho en el proce (Grafm an et a l , 1982). La discalculia adquirida tras
sam ien to sem ántico. O las incon sisten cias de estos lesiones posteriores del hemisferio izquierdo con fre
h allazgos pueden reflejar los lím ites de los estudios cuencia está acompañada por otros deterioros, como
de v isu alización m etabòlica en la id entificación de agnosia digital, agrafía y discrim inación derecha-
anorm alidades en la dislexia de desarrollo. izquierda deteriorada. Estos cuatro deterioros han
sido conceptualizados com o parte del sín d rom e
H ip ó t e s is d e l rez a g o d e la m a d u ra ció n De acuerdo G erstm ann, aunque, más recientemente, se ha m os
con la form a más general de la h ipótesis de rezago trado que estos síntomas no deberían ser considera
de la m aduración, la dislexia de desarrollo se debe a dos un síndrome porque de hecho no están altam en
la m aduración dem orada del cerebro en ciertas áreas te correlacionados (Benton, 1985). La discalculia ob
específicas. A l nivel neuronal, esta dem ora consiste servada tras lesiones del lóbulo parietal izquierdo
de m ielinización dem orada o de form ación dem ora parece ser un deterioro de las operaciones esenciales
da de conexiones vitales. Existe poca evidencia para de la aritm ética en la que los pacientes con estas
esta hipótesis, ya sea de los estudios a nivel neuronal lesiones com eten errores fundam entales incluso en
o de los estudios que intentan identificar demoras en simples problem as de suma. En contraste, la discal
otras áreas de cognición en los niños con dislexia. culia adquirida tras daño al hem isferio derecho per
A d em ás, los estudios lo ng itu d in ales de niños con turba aspectos espaciales del cálculo, como la alinea
d islex ia indican que form as m od erad as a severas ción de núm eros, intentar estim ar el valor por el
persisten en la edad adulta (Frauenheim , 1978; Spre- lugar que ocupa un dígito y colocar los núm eros en
en, 1988a, 1988b). Incluso niños con formas leves del las ubicaciones correctas después de realizar las ope
trastorno, que eventualm ente adquieren las habilida raciones (Levin y Eisenberg, 1979).
des fundam entales para la lectura, con frecuencia no La discalculia de desarrollo parece tener dos fo r
leen p o r placer. La p ersisten cia del trastorno en la mas análogas a aquellas observadas tras lesiones
414 PARTE III La aplicación de la neuropsicología en áreas del comportamiento
cerebrales. Por tanto, existe evidencia de que algu cognitivas específicas em plead as en tales pruebas
nos niños con problem as de cálculo tam bién tienen perm ite la detección de los patrones específicos de
dificultad con el deletreo y la lectura, mas no con la conservación y deterioro que caracterizan a los tras
percepción visual o táctil. Este patrón, a veces llama tornos del aprendizaje específicos. Adem ás, conocer
do discalculia basada en el lengu aje, es sim ilar a la en cuál aspecto o aspectos cognitivos un individuo
discalculia observada tras lesiones del hem isferio tiene dificultad hace posible enfocar las intervencio
izquierdo. Otros niños con dificultad de cálculo nes educativas hacia el m ejoram iento en tales áreas.
m uestran un patrón, en ocasiones denom inado dis Tam bién es im portante, desd e una perspectiva de
ca lcu lia esp acial, que es sim ilar a los observados tratamiento, la detección de las habilidades relativas
después de lesiones en el hem isferio derecho (Rour- de un individuo que pueden contribuir a la formula
ke, 1978, 1993; Rourke y Finlayson, 1978; Rourke y ción de estrategias cognitivas alternativas que utili
Strang, 1981). A pesar de estas sim ilitudes entre las zan dichas habilidades para lograr las metas.
d iscalculias de desarrollo y adquirida, no han sido
establecidos correlatos neuroanatóm icos definitivos
de las discalculias de desarrollo. Trastorno por déficit de aten ción
un espectro de trastornos con síntomas que se trasla m onocigotos tienen m ayor concordancia para TDA
pan. Por tanto, debe esperarse que los intentos por que los gem elos dicigotos (G oodm an y Stevenson,
identificar factores biológicos en el TD A producirán 1989; Safer, 1973; Willerman, 1973). El apoyo para los
varios factores, los cuales pueden no estar presentes factores genéticos en el TD A tam bién proviene de
en todos los hipotéticos subtipos de TDA. Con esta estudios de adopción (Cadoret et a l, 1975; M orrison
precaución en mente, se revisará algo de lo que se ha y Stewart, 1971). También existe evidencia de que el
aprendido acerca de los factores biológicos que con TDA puede tener un elem ento genético com ún con
tribuyen al TDA. el autismo, el síndrome de Tourette y el alcoholismo.
En las cuatro condiciones ha sido encontrado un gen
FA C TO R E S B IO L Ó G IC O S EN EL T D A La princi posiblemente defectuoso para receptores de la dopa
pal evidencia para factores biológicos en el TD A se mina del tipo D 2 (Comings y Comings, 1984). A pesar
centra sobre la anorm alidad en los neurotransm iso- de esta evidencia para factores genéticos en el TDA,
res y en determ inantes genéticos. Tam bién existen ningún gen específico ha sido identificado com o la
varias teorías concernientes al sistem a cerebral que causa de TDA. Por tanto, los factores genéticos pare
es d isfuncional en el TDA. Se revisarán algunas de cen ser uno de los m uchos factores que contribuyen
estas evidencias y teorías en esta sección. a algunas formas del trastorno.
cuencias. Estas teorías se ajustan bien a la in capaci ficación de Tarjetas y tests de planeación (Boucugnani
dad frustrante de muchos niños con TDA para m odi y Jones, 1989; Chelune et a l, 1986).
ficar su conducta, aun cuando las consecuencias de Finalmente, como se discutió con cierto detalle en
su conducta estén explícita y enfáticam ente diseña el capítulo 10, la corteza prefrontal es im portante
das para alentar tal cambio. para la m ediación de la m em oria de trabajo, esa
colección de procesos que habilita la conducta para
T eo ría s d e m o t iv a c ió n Las teorías de m otivación ser guiada y regulada por representaciones internas.
proponen que los sistem as m otivacionales que nor Entre otras cosas, la m em oria de trabajo m ejora la
m almente guían y regulan la conducta son disfuncio capacidad para sacar provecho de la experiencia,
nales en los individuos con TDA (por ejem plo, Bar- anticipar las consecuencias de las acciones de uno y
kley, 1990). La ausencia de tal regulación explicaría usar estas anticipaciones para guiar la acción futura.
la incapacidad de quienes tienen TD A para perm a Éstos están entre los procesos perturbados en el TDA
necer en la tarea y completar las que requieren aten y es posible, por tanto, conceptualizar al TD A como
ción y esfuerzo sostenido en ausencia de retroali- un deterioro en la m em oria de trabajo o, de m anera
m entación o reforzamiento constante. Los niños que más general, en la función ejecutiva. En conjunto, las
tienen dificultad con tales tareas pueden rendir bien sim ilitudes entre el TDA y los efectos de las lesiones
cuando el refuerzo es frecuente y constante. Como R. de la corteza prefrontal, la evidencia de los estudios
A. Barkley dice: "N o hay TDA cuando se ju ega Nin de visualización funcional de hipoactividad prefron
tendo" (citado en Hallowell y Ratey, 1994). El hecho tal, el pobre rendimiento de los individuos con TDA
de que el refuerzo inmediato puede guiar y sostener en los tests sensibles a lesiones prefrontales y la con-
la atención sobre una tarea específica m uestra que la ceptualización del deterioro fundam ental en el TDA
m ás extrem a de las hipótesis de sistem a de recom como uno de la m em oria de trabajo y la función eje
pensa perturbado debe ser incorrecta. cutiva, todos ellos apuntan hacia la corteza prefron
tal com o el sitio de anorm alidad en el TDA. Es evi
T eo ría s d e d isfiin ción p r e fr o n ta l en el TDA Se sabe dente que se n ecesita m ás investigación para una
que la corteza prefrontal juega un papel im portante m ayor evaluación de la teoría prefrontal del TDA;
en la planeación, inicio y regulación del com porta sin embargo, ésta tiene apoyo significativo y se m an
m iento (véase capítulo 12). Es por tanto un prim er tiene promisoria como la piedra angular para la com
candidato para el sitio de perturbación en el TDA. prensión futura de este serio trastorno.
Algún apoyo para esta hipótesis proviene de sim ili
tudes en los efectos del TDA y lesiones prefrontales
sobre la atención (Johnson y Roetig-Johnson, 1989). Autismo
No es que los dos grupos tengan características idén
ticas. Sin em bargo, am bas tienen perfiles sim ilares El autism o, nom brado y descrito por prim era oca
cuando se llega a la atención: extrema dificultad para sión de m anera independiente por K anner (1943) y
inhibir el efecto distractor de los estím ulos inm edia A sperger (1944), es un trastorno extrem adam ente
tos y m antener la conducta dirigida a metas. discapacitante que casi siem pre com ienza antes de
El apoyo adicional para esta hipótesis proviene de los 30 meses de edad y dura toda la vida, aunque en
los resultados de los estudios de visualización funcio ocasiones tiene cierta mejoría. Tiene tres característi
nal. En un estudio PET que valoró a adultos con TDA cas básicas: severo deterioro en la comunicación ver
mientras realizaban el Test de Rendimiento Continuo bal y no verbal; fracaso para d esarrollar relaciones
(un test que requiere de los procesos de atención), el sociales, y patrones de conducta, intereses y activida
grupo TDA tuvo una tasa de metabolismo de glucosa des estereotipadas y repetitivas (Am erican Psychia-
8% más baja en amplias áreas de la corteza cerebral. tric A ssociation, 1994; Rutter, 1978). Adem ás, los
Además, la mayor disminución fue vista en las corte infantes con autism o parecen no preocuparse si son
zas prefrontal y premotora (Zametkin et al., 1990). Los cargados y pueden arquear sus espaldas en señal de
estudios de flujo sanguíneo cerebral regional también ansiedad cuando son levantados. Tienden a no bus
han reportado perfusión reducida en la corteza pre car com odidad o incluso a no m irar a sus cuidado
frontal y en la relacionada región caudado-estriatal en res. En las etapas de desarrollo en los cuales es apro
el TD A (Lou, H enrikson y Bruhn, 1984; Lou el al., piado el ju ego im aginativo, en ellos estos ju egos
1989). En el área conductual, se ha demostrado que los están ausentes. M uchos niños con autismo son retar
individuos con TDA tienen pobre rendimiento en las dados, 75% tienen un CI por abajo de 50. Sin embar
m edidas de función prefrontal, incluyendo el Test de go, algunos tienen inteligencia normal. Algunas per
Rendimiento Continuo, el Test de Wisconsin de Clasi sonas con autism o, incluyendo algunos que son re
CAPITULO 14 Neuropsicología del desarrollo 417
tardados, tienen una habilidad o talento especial en Scariano, 1986). A pesar de sus muchos logros, Gran-
un área específica, como la m úsica, habilidad para din es incapaz de comprender las mentes de otras per
memorizar, el arte o habilidad para realizar cálculos. sonas, una falta de comprensión que ella describe co
Estos individuos han sido llam ados sab io s autistas. mo sentir como si ella fuese "u n antropólogo en M ar
Algunos ejemplos remarcables de sabios autistas con te" (Sacks, 1995, cap. 7). Sigue sin resolverse si el au-
talentos inusuales, incluyendo a un individuo con un tismo clásico y el síndrom e de A sperger son trastor
m aravilloso don para el dibujo, son descritos por nos distintos o diversos niveles de severidad del m is
Sacks (1995, cap. 6). mo trastorno (Frith, 1991; Wing, 1991).
Las teorías cognitivas del autism o han sugerido
que los individuos con este m al carecen de una teo T E O R ÍA S P SIC O G É N IC A S D EL A U T ISM O Las
ría de la m ente, un concepto o sentido de que otros teorías iniciales del autismo subrayaban la personali
tienen m ente o conciencia (Baron-Cohen, Leslie y dad de los padres de los niños como factores causales
Frith, 1985; Frith, 1989; H erm elin y O 'Connor, 1990; (Bettelheim, 1959,1967; Kanner, 1943). Los progenito
Wing, 1991). Esta incapacidad para atribuir m ente a res, en particular las m adres, de los niños autistas
otras personas (o incluso a ellos mismos) es ejempli eran descritos como fríos, ansiosos, solitarios y obse
ficada por su ejecución en los tests de conocim iento sivos, y la dinám ica padre-hijo fue descrita como la
de otras m entes, como el tests que requiere la atribu causa del trastorno. Sin embargo, esta línea de pensa
ción de falsas creencias a otros. En uno de estos test, miento no es consistente con la evidencia de que aun
un niño primero abrió una caja que normalmente con la extrema deprivación física y emocional durante el
tiene una marca familiar de dulces, sólo para ser sor desarrollo tem prano no causa autismo. Por tanto,
prendido al encontrar lápices adentro en lugar del aunque el estrés am biental extrem o tem prano en el
dulce esperado. Entonces al niño se le pregunta qué desarrollo puede causar síntom as que com parten
esperaría encontrar en la caja otro niño que viniese a algunas particularidades con ei autismo, incluyendo
la habitación. Hacia los 4 años de edad, los niños nor desarrollo demorado, pasividad, falta de respuesta al
m ales son capaces de poner a un lado su conocimien contacto humano y conducta repetitiva (Spitz y Wolf,
to del contenido real de la caja y, asumiendo la pers 1946), estos síntom as son por com pleto reversibles
pectiva m ental del nuevo niño, responder que espe cuando es rem ovido el estrés am biental (McBride,
rarán un dulce. Los niños autistas son incapaces de ha 1975). En contraste, el autism o no está generalmente
cer esto; son incapaces de asumir la perspectiva de un asociado con estrés am biental extremo, y sus sínto
nuevo niño mediante la exclusión de su conocimiento mas no dism inuyen por cam bio ambiental. Estos
adquirido de la situación (también Frith, Morton y Les hallazgos, junto con la ausencia de evidencia que
lie, 1991; Pinker, 1997, pp. 330-332). apoye la hipótesis de que los padres de los niños au
M u chos niños autistas crecen en adultos severa tistas tienen particularidades de personalidad carac
m ente deteriorados. Sin embargo, algunos desarro terísticas (Cox et al., 1975; D eM yer et a l , 1972; McA-
llan lenguaje, aprenden mínimas habilidades sociales doo y DeMyer, 1978), han conducido al abandono de
e incluso alcanzan logros intelectuales significativos, la noción de que el autism o es causado por factores
aunque retienen muchas de las otras características de paternos u otros factores am bientales. En la actuali
los individuos autistas, como la ausencia de una teo dad se considera que el autismo tiene causas biológi
ría de la mente. Los individuos con este cuadro sinto- cas. En las siguientes secciones se discuten algunas de
m atológico de funcionamiento relativamente alto son las evidencias para los factores biológicos.
d iagn osticad os con síndrom e de Asperger, llam ado
así en h on or del investigador que estuvo más cons FA C TO RES G E N É T IC O S Existe evidencia confia
ciente que K anner de este funcionam iento relativa ble de que al m enos ciertas form as de autism o son
m ente alto en personas con autismo (Asperger, 1944). hereditarias. Entre 2% y 3% de los descendientes de
Se ha sugerido que la diferencia más destacable entre personas con autismo lo padecen (Bailey, 1993), cerca
la gente con autism o clásico y la gente con síndrome de 50 veces la frecuencia esperada del trastorno en la
de A sp erg er es que la últim a es capaz de introspec población normal. La tasa de concordancia para ge
ción acerca de su condición y decirle a otros acerca de melos monocigotos ha sido reportada que es tan alta
la m ism a (Sacks, 1995). Un ejemplo de esto es Temple como 96%, mientras que la tasa de concordancia para
Grandin, una m ujer con síndrome de Asperger quien gemelos dicigotos no es m ayor que la de los descen
tiene u n doctorado en ciencias animales y es una reco dientes no gem elos (Bailey et a l , 1995; Folstein y
n ocid a au torid ad en el diseño de instalaciones de Piven, 1991). La concordancia extrem adam ente alta
sacrificio anim al eficientes. Ella ha escrito una auto para los gemelos m onocigotos señala que el autismo
b iog rafía en la que describe su trastorno (Grandin y es hereditario. A dem ás, la gran diferencia entre las
418 PARTE III La aplicación de la neuropsicología en áreas del comportamiento
tasas de concordancia de gem elos m onocigotos y O tros estudios han rep ortad o anorm alidades de
dicigotos sugiere que el autismo es causado por una desarrollo cerebeloso en el autism o (Haas et a l , 1996;
com binación de varios genes, los cuales raram ente H ashim oto et a l , 1995). Sin em bargo, ninguna lesión
están presentes en am bos m iem bros de un par de cerebral focal que ocurre después en la vida, in clu
gemelos dicigotos. No todos los estudios reportan tal yendo lesiones del cerebelo, h an sido asociadas con
concordancia alta en gem elos m onocig otos. Por síntom as de autism o (H appe y Frith, 1996), y algu
ejem plo, Folstein y Rutter (1977) rep ortan tasas de nos estudios no han rep ortad o anorm alidades
concordancia de aproxim adam ente 36% para gem e estructurales en los niños con autismo (Garber et a l ,
los m onocigotos y del 0% para gem elos dicigotos. 1989).
Esto sugiere que el com ponente hereditario no es el En conjunto, la evidencia de anormalidad biológi
único determ inante de todas las form as de autismo; ca en el autism o conduce a la conclusión que se ha
lo que se hereda puede ser la vulnerabilidad alta convertido en u n tema recurrente en las discusiones
hacia otras influencias. Aun en el estudio de Folstein de las relaciones cerebro-psicopatología: no existe
y Piven, el gem elo autista en 4% de los gem elos anormalidad o disfunción cerebral específica que sea
m onocigotos que fue discordante se reportó que ha observada en todos los casos de autism o. Tam bién
bía tenido complicaciones al nacer, lo que indica que existe una alta tasa de trastornos neurológicos peri
factores distintos a los factores h ered itarios están natales y otras anorm alidades físicas asociadas con
asociados con el autismo. En la siguiente sección se el autismo, así com o anorm alidades estructurales
exam inan algunos de éstos. relacionadas con el desarrollo en algunos niños con
el trastorno. Estos hallazgos sugieren que el autismo
O T R O S F A C T O R E S A S O C IA D O S C O N A U T IS - no es una entidad hom ogénea (H ooper et a l , 1993)
M O El autism o ha sido asociado con varios proce sino un grupo de trastornos, cada uno de los cuales
sos patológicos que influyen de m anera adversa al puede ser causado por diferentes com binaciones de
d esarrollo. Por ejem p lo, las m ujeres con rubéola factores genéticos y anorm alidades cerebrales ocurri
d urante el em barazo tien en m ás p robab ilid ad de dos tem prano en el desarrollo (Gilíberg, 1992). La
dar nacim iento a un niño autista (Chess, Fernandez elucidación de los factores genéticos y biológicos
y Corn, 1971). Adem ás, m ás de 20% de los niños con necesarios y suficientes para la ocurrencia de trastor
h id rocefalea in fan til tienen síntom as autistas (Fer- nos autistas requiere mayor investigación.
nell, Gilíberg y Von Wendt, 1991). Los niños autistas
tien en m ay or tasa de com p licacion es perin atales
que los niños norm ales (Ornitz, 1973) y más de 20% RESUMEN
de los niños au tistas tien en in d icios de trastorn os
orgánicos m ayores, como parálisis cerebral y rubéo El desarrollo del cerebro hum ano es uno de los proce
la con g én ita (O rnitz, 1978). Tam bién se observan sos más maravillosos en toda la naturaleza. Las fases
señales neurológicas menores con m ás frecuencia en tem pranas de este proceso están por com pleto bajo
niños autistas, com o son las anorm alidades físicas control genético; sin em bargo, la determ inación del
m enores (Konstantareas, H om atidís y Busch, 1989). patrón final de interconexiones en muchas regiones
También existe evidencia de desequilibrio de mono- del cerebro requiere entrada am biental. Esta in ter
aminas en niños con autismo (Martineau et al., 1991). acción entre program ación genética y experiencia está
Tam bién han sido reportadas diversas anorm ali m ás entendida en el desarrollo de las colum nas de
dades estructurales en el autismo pero, de nuevo, no dom inancia ocular en la corteza visual durante las
en form a consistente en todos los individuos autis prim eras sem anas de vida, pero la m odificación de
tas. Éstas incluyen anorm alidades en el lóbulo tem las estructuras neuronales por la experiencia continúa
poral m edial, el tallo cerebral y el cerebelo (DeLong, a través del periodo de vida en la forma de aprendi
1992; H appe y Frith, 1996); p olim icrogiria y otras zaje y memoria.
anorm alid ad es cerebrales generales (P iven et al., El desarrollo de la exactitud de la agudeza visual
1990); y alargam iento del tercer ventrículo (Jacobson durante el prim er año de vida está correlacionado con
et al., 1988). Se ha reportado que el verm is (porción el desarrollo de la corteza visual primaria. Al investi
m edial) del cerebelo está su bd esarrollad o en algu gar conductas más complejas, como la función ejecuti
nos n iñ os con autism o (C ourchesne, 1991b). A d e va, la búsqueda por correlatos específicos al nivel neu-
más, los niños con síndrom e de Jo u bert, un trastor ronal es más elusiva. Sin em bargo, las disparidades
no g en ético con síntom as sim ilares al autism o, entre el desarrollo de las representaciones del conoci
m uestran profunda o incluso com pleta agenesis del miento y el desarrollo de la capacidad para regular la
verm is cerebeloso (H olroyd, R eiss y B ryan, 1991). conducta dirigida a metas basada sobre tales represen-
CAPÍTULO 14 Neuropsicologia del desarrollo 419
tadones pueden ser identificadas y servir como m ar turban la secuenaa de eventos programados que nor
cadores para el desarrollo de la fundón ejecutiva. malmente resultan en la com plejidad ordenada del
A unque el desarrollo del habla requiere exposi cerebro maduro. Desafortunadamente, no son insufi-
ción a un lenguaje, existe evidencia de que la capaci dentes tales procesos perturbadores, que van desde los
dad para desarrollar lenguaje es el resultado de un trastornos cromosómicos, los trastornos genéticos, la
proceso de maduración que es un producto genética anormalidades estructurales y la prematuridad, hasta
m ente program ado de la evolución hum ana. Esta la infecdón, las toxinas, la malnutridón, los episodios
evidencia incluye la habilidad de los infantes tan anóxicos, los procesos focales de enfermedad cerebral
jóvenes como de 1 m es de edad para discrim inar y la lesión. No es de sorprender que existe considera
fonem as, la regularidad de las características distin ble variadón en los efectos de cada uno de estos proce
tivas del lenguaje entre los individuos y en diferen sos, lo cual depende de un número de variables como
tes culturas, y la relativa independenda del desarro la edad del feto o niño, la severidad del daño y la
llo de la capaddad de lenguaje de la cantidad de len región o regiones del cerebro que son afectadas.
guaje en el ambiente (suponiendo que está presente Varios trastornos del desarrollo han desafiado
la cantidad mínima de lenguaje en el ambiente). Ade hasta ahora los intentos por identificar las anorm ali
más, los indicios de que el lenguaje no está dirigido dades neurobiológicas específicas que íes subyacen.
por la necesidad sino que ocurre aun cuando los Éstos incluyen los trastornos del aprendizaje, el tras
infantes son capaces de satisfacer sus necesidades a torno por déficit de atención y el autism o. Existe
través de otros m edios, y la presencia de periodos fuerte evidencia de que factores biológicos contribu
críticos para la adquisición de lenguaje y para la yen a la causa de cada uno de estos trastornos, aun
recuperación total del lenguaje tras lesiones del he que la naturaleza específica de estos factores ha per
m isferio izquierdo que perturban el lenguaje, todo manecido elusiva. Esto es parcialmente debido a que
ello apoya la noción de que un proceso de m adura cada una de estas etiquetas com prende un heterogé
ción genéticamente determinado es im portante para neo grupo de trastornos. Es necesaria m ayor com
el desarrollo del lenguaje. prensión de la naturaleza de esta heterogeneidad
La enfermedad o lesión pueden tener efedos devas antes de que puedan ser identificados los factores
tadores sobre el cerebro en desarrollo, en especial en biológicos consistentes que contribuyen a las causas
sus etapas tempranas de desarrollo, debido a que per de estos trastornos.
C A P I T U L O
15
Recuperación
de función
Igual que todas las cosas mortales, el frá g il contenido del de los factores que afectan la recuperación de fu n ción y
cráneo está sujeto a los estira y afloja de la fo rtu n a ; la los mecanismos neuronales que subyacen a dicha recupe
enferm edad y el trauma pueden estropear al m aravilloso ración. Finalm ente, se echa un vistazo quizás a la más
órgano que regula la conducta y g en era la conciencia. excitante y fru ctífera aplicación del conocim iento en
A unque la pérdida de fu n ción no siem pre es perm anen desarrollo de las relaciones cerebro-conducta: los enfo
te. G aleno dio testim onio de esto hace casi dos m ilenios ques terapéuticos a las con secu en cias de lesiones del
cuando pronunció con sen cilla elegan cia: "He visto cerebro. En esta área se ha realizado un gran progreso, y
sanar un cerebro herido." En este capítulo fin al, breve nadie podría desear un fr u t o más generoso del con oci
mente se exam inan algunas de las form as en las cuales el m iento que éste pueda ay u dar a los individuos que
daño afecta al cerebro. Luego se pasa a la consideración sufren.
utilización de glucosa en el tejido cerebral no directa tos incluyen sexo, preferencia fam iliar de uso de la
mente afectado por la lesión. Esto no es enteramente m ano izquierda, inteligencia, personalidad, mom en
debido al edem a y puede representar otro m ecanis to de la lesión y edad del individuo en el m om ento
m o por m edio del cual las lesiones resu ltan en una en que ocurre la lesión.
reducción generalizada de la función cerebral.
algún grado dism inuido de lateralización del habla vam ente más área del habla. Esto resultó en m enor
que no haya sido detectado. deterioro en el lenguaje del que se observa con una
sola lesión del mismo tam año (Geschwind, 1976). El
IN T E L IG E N C IA Se ha reportado que la inteligen fenómeno de m om entum de lesión enfatiza la natu
cia previa a la lesión es un factor en la recuperación raleza dinám ica del procesam iento neuronal: a dife
de función, los individuos con m ayor inteligencia rencia de una pieza fija de m aquinaria, el cerebro es
son los que se recuperan por completo. Sin embargo, un sistema plástico que se adapta a los cambios den
no es claro si la inteligencia previa a la lesión de tro de su estructura.
hecho facilite la recuperación o si el grado en el cual
las personas con alta inteligencia prem órbida están
trabajando por debajo de su potencial es enm ascara La edad al momento de la lesión
do por el hecho de que ellos ejecutan en un nivel como factor en la recuperación
superior al de la m ayoría de la gente que ha sufrido
una lesión comparable. El factor más im portante que afecta la recuperación
de función tras una lesión cerebral es la edad del
P E R SO N A L ID A D Las personas que son optim is individuo en el mom ento de la lesión.
tas, tanto acerca de la vida en general como acerca de
sus prospectos para la recuperación, parecen recu EL P R IN C IP IO D E K E N N A R D Una visión de la
perarse m ás com pletam ente de una lesión cerebral. relación entre la edad del individuo al momento en
Puesto que las lesiones del hem isferio izquierdo es que ocurre la lesión y el efecto conductual de la
tán asociadas con m ayor frecuencia con estados de lesión está encarnada por el p rincip io de K ennard.
ánim o d ep rim id o, esto hace su rgir la p o sib ilid ad En éste se establece que m ientras más tem prano en
de que el estado de ánim o deprim ido y la presen la vida se presenta la lesión, m ejor será la recupera
cia de una lesión del hem isferio izquierd o puedan ción (Kennard, 1936,1942).
ser confundidas en estos estudios. En cualquier caso, El trabajo original de Kennard involucró la inves
los factores de personalidad son determ inantes im tigación de la función m otora tras lesiones de la cor
portantes para la m edida de la recuperación. Esta teza motora en animales. Sin embargo, existen datos
área poco investigada merece mayores estudios. de humanos consistentes con este principio. El ejem
plo más dram ático es la recuperación de perturba
M O M E N T U M D E LA L E SIÓ N Varios tipos de ción de lenguaje tras lesiones cerebrales en la niñez.
lesiones se desarrollan a diferentes tasas. Por ejem Como se ha notado en una sección previa, los niños
plo, algunos tum ores cerebrales crecen m uy rápido; que se vuelven afásicos antes de la pubertad usual-
otros crecen con lentitud. A la tasa de desarrollo de la mente recuperan el lenguaje por completo. En con
lesió n se le refiere com o m om entum de la le sió n traste, los adultos que se vuelven afásicos con fre
(Finger, 1978). El m omentum de la lesión es un factor cuencia experim entan sólo una recuperación lim ita
im portante en la recuperación debido a que la misma da, aunque la recu peración tam bién a veces puede
cantidad de destrucción de tejido puede tener menor ser casi completa en los adultos.
efecto sobre la conducta si ocurre en form a gradual D e m odo m ás específico, tras una lesión del h e
en vez de si ocurre rápido. m isferio izquierdo, los niños entre los 2 y 3 años de
El efecto del m om entum de la lesión se observa edad pueden no ser verbalm ente respondientes du
con m ayor claridad en los experimentos animales en rante semanas; después de esto, comienzan a apren
los cuales las lesiones son realizadas por etapas. El der lenguaje aparentem ente desde el principio, van
efecto de las lesiones graduales es m enor que el efec a través de las etapas por las que previamente habí
to de una sola lesión del mismo tam año y en la m is an transitado. Dentro de un año o dos, su lenguaje
m a ubicación, un fenómeno conocido como efecto de es equivalente al de un niño norm al de la m ism a
le sió n por etapas. Es com o si en la condición de le edad (Lertneberg, 1967). Los niños entre los 3 años
sión por etapas, la lesión tem prana preparara al sis de edad y la pubertad, que experim entan lesión del
tem a para responder a la lesión subsecuente (Scheff, hem isferio izquierdo, pasan a través de un periodo
Bernardo y Cotman, 1978). de afasia sim ilar al observado en los adultos, aun
U n ejem plo de m omentum de lesión en los hum a que no se observa afasia fluida (de Wernicke). Ellos
nos es observado en un paciente adulto quien, en el tam bién recuperan lengu aje, la m ayoría alcanza a
curso de los intentos por remover un tum or cerebral, sus com pañeros de edad en un periodo tan corto
tuvo una serie de operaciones dispersas a lo largo de como 2 años (Lenneberg, 1967; W oods y Teuber,
m uchos m eses, en los cuales fue rem ovida progresi 1978). Incluso los niños en quienes se ha rem ovido
424 PARTE III La aplicación de la neuropsicología en áreas del comportamiento
por com pleto el hem isferio izquierdo, debido a que m iento de la rep resen tación del lengu aje hacia el
un daño m asivo tem prano provocaba convulsiones hem isferio derecho, m ientras que las lesiones relati
incontroladas, pueden exhibir recuperación de la fun vam ente pequeñas que involucran las áreas del len
ción lengu aje, presum iblem ente m ed iad a en tera guaje sí lo h acen. A dem ás, las lesiones que involu
m ente por el restante hem isferio d erecho (Sm ith y cran sólo un área del lengu aje resu ltan en el m ov i
Sugar, 1975). m iento de las fun cion es m ediadas por dicha área
Com o se observó en una sección previa, la capaci hacia el hem isferio derecho, m ientras que el área no
dad rem arcable del cerebro joven para aprender len dañada sigue siendo funcional (figura 15.1).
guaje, incluso ante lesiones del hem isferio izquierdo El efecto de la edad al m om ento de la lesión y la
que usualm ente dejarían a un adulto con una afasia localización de la lesión sobre la reorganización
permanente, es una de las más fuertes fuentes de evi cerebral es ilustrada por el caso de Sho, una niña que
dencia de que el cerebro está program ado para el tuvo severo daño a su lóbulo parietal izquierdo a la
desarrollo del lenguaje. A dem ás, lo que se conoce edad de dos y m edio años en un accidente a bordo
acerca del mecanismo de esta recuperación ayuda en de un barco. A ntes del accidente, ella había sido
el entendim iento de la naturaleza de la plasticidad diestra y tem a desarrollo norm al del lenguaje. D es
del cerebro en desarrollo. pués del accidente perm aneció inconsciente durante
2 días y tuvo con vulsion es del lado derecho al día
R E O R G A N IZ A C IÓ N D E LA E SP E C IA L IZ A - siguiente de su lesión. Cuando recuperó la concien
C IÓ N H E M ISF É R IC A Uno de los aspectos más cia, estaba hem iparésica y continuó muda durante 5
sorprendentes de recuperación del lenguaje después semanas. A la edad de 4 años, año y medio después
de daño tem prano del hem isferio izq u ierd o es el de su lesión, tema hem ianopia derecha, hem iparesia
hallazgo de que en algunos casos el hem isferio dere derecha y pérdid a h em isen sorial derecha. Sin em
cho retom a la función lenguaje. Si el hem isferio de bargo, su lenguaje era norm al. Cuando se le observó
recho asum e o no la función lengu aje tras daño al a los 16 años de edad, se encontró que ella era zurda,
hem isferio izquierdo puede ser determ inado en un y una prueba de am obarbital sódico reveló que tenía
individuo dado por la prueba del am obarbital sódi rep resentación b ilateral del h abla. C irugía su bse
co. Estudios que utilizan esta técnica h an revelado cuente para el alivio de las convulsiones reveló daño
que un factor que influye si el hem isferio derecho masivo a la porción posterior del hem isferio izquier
retom a la rep resentación del lenguaje es la edad al do, incluyendo el área que norm alm ente habría sido
m om ento de la lesión: la reorganización después de el área de W ernicke (véase figu ra 15.1E). Esta área
los 6 años de edad es inusual, y la pu bertad parece de daño fue rem ovida sin afectar su función de len
ser el límite superior de edad para tal reorganización. guaje, confirm ando que las funciones norm ales
Esto sugiere que la recuperación entre aproxim ada mediadas por el área de habla posterior ahora esta
mente los 5 años y la pubertad por lo general resulta ban representadas en algún otro sitio del cerebro,
a p artir de la reorganización dentro del hem isferio presum iblem ente en el hem isferio derecho. El des
izquierdo probablem ente involucrando regiones cubrimiento de habla bilateral en la prueba de am o
intactas cercanas a las áreas del habla. Sin embargo, barbital sódico señaló que el área de habla anterior,
no todas las lesiones del hem isferio izquierdo soste exterior al área del daño, perm aneció en el hem isfe
nidas antes de los 5 años de edad resultan en repre rio izquierdo.
sentación del habla en el hem isferio derecho. Los Es interesante advertir que la reorganización cere
estudios de am obarbital sódico indican que aun bral se observa no sólo como respuesta a las lesiones;
entre los individuos que han llegado a ser zurdos o tam bién parece ser un com ponente del desarrollo
am bidiestros tras una lesión tem prana del hem isfe norm al. Esto es ilustrado p or u n estudio del efecto
rio izquierdo, sólo alrededor del 30% tienen repre de las lesiones a la corteza prefrontal sobre la ejecu
sentación del habla en el hem isferio derecho, m ien ción de respuesta demorada en monos con edades de
tras que 20% tienen representación bilateral y en 50% 3 años (adultos) y 18 m eses (jóvenes). Las lesiones
el lenguaje perm anece en el hem isferio izquierdo prefrontales perturbaron la respuesta dem orada en
(Rasmussen y Milner, 1977). los adultos, mas no en los jóvenes, indicando que las
El factor crítico adicional que determ ina la reor estructuras que m edian la respuesta demorada en los
ganización funcional, acaso no de m anera sorpren animales jóvenes eran externas a la corteza prefron
dente, es la localización de la lesión tem prana den tal. Por tanto, durante la tran sición de ju ventu d a
tro del hem isferio izquierdo. Por tanto, incluso lesio adultez, los m onos adquirieron o crecieron en el
nes extensas del hem isferio izquierdo que no inva deterioro tras lesiones prefrontales (Goldman, 1974).
den las áreas del lenguaje no resu ltan en el m ovi Estos h allazgos m uestran que en el curso del desa-
CAPITULO 75 Recuperación de función 425
rrollo norm al, existe una reorganización de las es m isferio izquierdo se logra al precio del funciona
tructuras neuronales que median la ejecución de res miento intelectual general disminuido. Estos hallaz
puesta demorada. gos sugieren que las lesiones tem pranas no siempre
resultan en m ejor recuperación de las habilidades
EL PREC IO DE LA REO RG A N IZA CIÓ N DESPUÉS cognitivas en los hum anos, desafiando por tanto la
D E L ESIO N ES CEREBRALES Un aspecto adicional generalidad del principio de Kennard (Teuber, 1975).
del caso de Sho fue que, aunque ella había sido consi Teuber y Rudel (1962) conceptualizaron este efecto
derada una niña muy inteligente antes de su acóden como apiñam iento, sugiriendo que el deterioro en el
te, cuando se le valoró a los 16 años de edad se encon funcionamiento intelectual general es una consecuen
tró que tenía un CI general de 81, con un CI verbal de cia de un papel dual del hemisferio derecho reorgani
88 y un CI de ejecución de 76. Esto ilustra el lado nega zado como el m ediador tanto del lenguaje com o de
tivo de la recuperación dramática de la función lengua las funciones no verbales que normalmente mediaría.
je tras lesiones tempranas del hem isferio izquierdo: En contraste con la reorganización que ocurre des
esto se logro a expensas del funcionamiento intelectual pués de lesiones tem pranas del hem isferio izqu ier
general, en particular del funcionamiento no verbal. do, el daño tem prano al hem isferio derecho no pa
Esta conclusión se apoya en los estudios de los rece resultar en una reorganización complementaria
efectos de lesiones unilaterales sobre los CI verbal y en el hem isferio izquierdo. En vez de ello, el daño
de ejecución (figura 15.2). El CI verbal y el CI de eje temprano al hem isferio derecho resulta en deterioro
cución no son sinónim os de funcionam iento del selectivo del funcionamiento del hemisferio derecho
hem isferio izquierdo y el hemisferio derecho, respec (véase figura 15.2). Parece que la preservación del
tivamente. No obstante, ellos proporcionan una base lenguaje tiene prioridad sobre la de funciones m edia
para comparar el nivel relativo de funcionamiento de das por el hem isferio derecho. De m anera alternati
am bos hem isferios. Los hallazgos reportados en la va, puede ser el caso que ciertas funciones del hem is
figura 15.2 indican que la reorganización del lenguaje ferio derecho sean reorganizadas en el hemisferio iz
en el hem isferio derecho tras daño tem prano al h e quierdo tras lesiones tem pranas del hemisferio dere-
426 PARTE III La aplicación de la neuropsicologia en áreas del comportamiento
- -
d e e je cu ció n s e r e d u c e n e n lo s p a cie n te s
d e e d a d a d u lta , m ie n tr a s q u e tra s le sio n e s
70 — — te m p ra n a s d el h e m is fe rio d e re c h o , só lo
üj los re g is tro s d e l C I d e e je cu ció n s o n infe-
. rio re s . (Tomado de Kolb y Whishaw, 1996, p. 504
Verbal D e e je c u c ió n Verbal D e e je c u c ió n [con base en Teuber, 1975].)
cho, pero que éstas son identificables con menor faci mantiene una capacidad significativa para reorgani
lidad que el lenguaje. A pesar de que esto es una zarse tras lesiones cerebrales pero esto parece ser, al
posibilidad, el m arcador de función preservado del menos en cuanto esté involucrado el lenguaje, princi
hem isferio derecho tras daño temprano del hem isfe palmente intrahemisférico. Por último, tras la puber
rio derecho todavía debe ser identificado. tad, la recuperación es menos evidente: a pesar de que
existen ciertas excepciones dram áticas, las lesiones
EL E FE C T O D E LA S L E SIO N E S A N T E S D E UN sostenidas en la etapa adulta con frecuencia resultan
A Ñ O D E ED A D Otra importante excepción al prin en un deterioro persistente.
cipio de Kennard es el hallazgo de que todas las le
siones tempranas, antes del año de edad, resultan en
deterioro general más severo del que producen aque MECANISMOS NEURONALES DE
llas adquiridas después del año de edad (Riva y Caz- RECUPERACIÓN DE FUNCIONES
zaniga, 1986). En apariencia, las lesiones durante este
tem prano periodo interfieren profundam ente con e'l El sistema nervioso central no agrega neuronas en un
desarrollo y vuelven al cerebro menos capaz de adap grado significativo después del nacimiento. También
tarse a la lesión de lo que lo es más tarde en la niñez. es incapaz de regenerar axones dañados de modo que
se reconecten con sus blancos previos, como son capa
CUATRO P ER IO D O S CON PATRONES D E RECU ces de hacerlo las neuronas periféricas, en parte por
PE R A C IÓ N C A R A C T E R ÍST IC O S Los descubri que las células gliales inhiben tal recrecimiento (Bahr
m ientos discutidos en las secciones precedentes su y Bonhoeffer, 1994). Durante m ucho tiempo se creyó
gieren que, en relación con la capacidad para recupe que cualquier m odificación a la estructura cerebral
ración de función, existen cuatro periodos distintos que pudiese ocurrir como respuesta a lesión era des
dentro del periodo de vida de un individuo. Durante tructiva, interfiriendo con las intrincadas estructuras e
el prim er año de vida, las lesiones producen deterioro interconexiones ordenadas del cerebro adulto comple
extrem adam ente profundo, al cual el sistem a no es tamente desarrollado. Sin embargo, desde hace tiem
capaz de adaptarse. Desde un año de edad hasta apro po ha sido claro que las m odificaciones estructurales
xim adam ente los 5 años de edad, la reorganización sí tienen lugar en el cerebro adulto y en la médula
interhem isférica de la función lingüística tiene lugar espinal como respuesta a la lesión de los tejidos (Veraa
como respuesta al daño al hem isferio izquierdo, lo y Grafstein, 1981). En consecuencia, las conexiones
cual resulta en la conservación de la función lingüísti cerebrales no son anatóm icam ente tan rígidas como
ca pero con un declive en la inteligencia general. En alguna vez se pensó. En m uchos casos, no se ha esta
contraste, las lesiones al hemisferio derecho durante blecido en definitiva que las modificaciones observa
este periodo producen efectos similares a los vistos en das contribuyan a recuperación funcional; sin embar
adultos con lesiones del hemisferio derecho, no mos go, existen muchas instancias en las cuales existe evi
trando el hemisferio izquierdo una capacidad comple dencia circunstancial de que las m odificaciones es
mentaria para reorganizarse en una forma que permi tructurales observadas subyacen a la recuperación
ta retom ar la m ediación del funcionam iento del funcional. En esta sección se exam inan cuatro proce
hem isferio derecho. Durante el tercer periodo, desde sos de modificación estructural en el sistema nervioso
los 5 o 6 años de edad hasta la pubertad, el cerebro central que parecen estar relacionadas con la recupe
CAPITULO 75 Recuperación de función 427
Reinervación
Rebrote
dopairúna han sido destruidas por la enfermedad. La tes de los 5 o 6 años de edad. D e m anera similar, los
supersensibilidad tam bién es observada en algunos estudios de anim ales han dem ostrado que las lesio
tipos de receptores que son inhibidos durante algún nes in útero en el m ono causan reorganización dra
tiempo por un fármaco que los bloquea. m ática del cerebro, incluyendo sus patrones circun-
volutivos (G oldm an-Rakic y Rakic, 1984), y que las
lesiones tem pranas pu ed en causar m ayores altera
Bases neuronales de reorganización cerebral ciones en la conectividad neuroanatóm ica (Payne y
C'omwell, 1994). Esto no se ha observado en adultos.
H IP Ó T E S IS D E A B S O R C IÓ N P O R Á R E A S NO A unque los cerebros de los in fan tes son capaces
C O M P R O M E T ID A S Una de las prim eras teorías de experimentar remarcable reorganización, es claro
del m ecanism o de reorganización cerebral en res que el cerebro adulto tam bién es capaz de reorgani
puesta a lesión cerebral fue postulada por M unk zarse de m anera adaptativa en respuesta a una lesión
(1881). Él propuso que existen regiones del cerebro y a las m odificaciones de su entrada. La evidencia
que no están im plicadas en la m ediación de funcio para esto proviene de un estudio con monos adultos
nes; después de una lesión cerebral, estas áreas pue en quienes el área del pulgar de la corteza m otora,
den asum ir la función del área lesionada. N o existe m apeada según estim ulación eléctrica, fue rem ovi
evidencia de que existan tales áreas, aunque esta idea da. Después de un periodo de desuso inidal, los ani
se ha m antenido en la imaginación popular, encam a m ales gradualm ente recuperaron el uso del pulgar.
da en el dicho escuchado con frecuencia de que las El rem apeo subsecuente de la corteza m otora reveló
personas no usan el 90% del cerebro. El principal que las áreas que rodeaban la lesión ahora producían
problem a con la hipótesis de M unk y el aforism o m ovim iento de pulgar cuando eran estim uladas
popular es que sim plem ente no se tiene nada cerca (Gless y Colé, 1950). En años recientes, en un experi
no a u na com prensión suficiente del cerebro como m ento similar, surgió evidencia de que la terapia
para ser capaces de determ inar que algunas partes (uso forzado) de los dedos m ejora la reorganización
del mismo no son usadas. de su representación cortical después de que el área
que los representa en la corteza m otora ha sido remo
H IP Ó T E S IS D E E Q U IP O T E N C IA L ID A D D E vida (Nudo y Grenda, 1992).
LA SH LEY Como se analizó en el capítulo 10, Lash- Cambios en la entrada sensorial tam bién pueden
ley sostiene que diferentes regiones de la corteza par conducir a reorganización en el adulto. Por ejemplo,
ticipan de igual manera en la mediación de todas las en un estudio, las áreas som atosensoriales que repre
funciones complejas, una idea incluida en su concep sentan las extrem idades anteriores y posteriores en
to de equipotencialidad. Desde esta perspectiva, el la rata fueron m apeadas con potenciales evocados.
mecanismo de recuperación de función es muy sim Luego, se seccionaron las vías sensoriales desde las
ple: las áreas corticales externas a la región lesionada extremidades inferiores. Posterior al secdonam iento,
pueden m ediar las funciones que estuvieron repre com o se esperaba, la estim ulación de las extrem ida
sentadas en el área lesionada, aunque la cantidad des posteriores no produjo respuesta cortical en la
dism inuida de tejido funcional involucrado puede región de la extrem idad posterior, y la estim ulación
volver dicha m ediación m enos eficiente (acción de de las extremidades anteriores produjo una respues
m asas). Sin embargo, es claro que la form a generali ta norm al en la región de la extrem idad anterior. Sin
zada de esta hipótesis es errónea. Regiones corticales embargo, luego de varios días, se encontró que, aun
específicas m edian ciertas funciones que no pueden que la estim ulación de las extrem idades posteriores
ser soportadas por otras áreas, aun cuando en ciertas continuó sin evocar respuesta, la estimulación de las
regiones, com o las áreas de Broca y de W ernicke, extrem idades anteriores resultó en respuesta en
pueda aplicarse una especie de equipotencialidad. ambas regiones, tanto de las extrem idades anteriores
como de las posteriores (Wall y Egger, 1971).
R E O R G A N IZ A C IÓ N R E G IO N A L EN EL C E R E Estos hallazgos recuerdan la reorganización ob
B R O A D U LTO Observamos que, como respuesta a servada en el área V I de los monos infantes cuando un
las lesiones durante la niñez, el cerebro es capaz de ojo es ocluido durante el prim er m es de vida y en la
experim entar cambios dram áticos conform e intenta corteza somatosensorial del ratón infante cuando uno
adaptarse a la lesión. Tam bién se vio que esta reor o más mibrisas son removidos (véase "Desarrollo del
ganización-pued e incluir, al m enos en el caso del cerebro" en el capítulo 14). La im portante diferencia
lengu aje, que la función lingüística pu ed e ser asu aquí es que el efecto es observado en ratas adultas. Al
mida por el hem isferio derecho cuando las áreas del inicio, todas las neuronas en el área V I reciben entrada
lenguaje en el hemisferio izquierdo son dañadas an de ambos ojos. Bajo condiciones normales, un proceso
CAPÍTULO 15 Recuperación de fundón 429
com petitivo poda las fibras del ojo que tiene menos bilitación que abarque los deterioros en cada uno de
entradas iniciales, lo cual produce a final de cuentas las estos aspectos es m ás probable que prom ueva una
características de dominancia ocular de dicha neurona. mejoría duradera.
Sin em bargo, cuando un ojo es ocluido, este proceso
competitivo cae en "cortocircuito"; la entrada desde el C a m b io s em o c io n a les y m o tiv a c io n a le s Las lesiones
ojo no ocluido domina a todas las neuronas en el área cerebrales producen profundos cambios emocionales,
V I, mientras que la entrada desde el ojo ocluido se eli m otivacionales y de personalidad, van desde la de
mina. En los monos esto sólo ocurre en la vida tempra presión y la apatía hasta una impulsividad extrema y
na; la oclusión de un ojo en etapas posteriores de la pérdida del control sobre la conducta. Las caracterís
vida no tiene efecto sobre las características de domi ticas de personalidad prem órbidas pueden ser radi
nancia ocular de las neuronas en el área V I. calm ente alteradas o, con m ás frecuencia, pueden
Lo que indica el experimento de Wall y Eggar y otros adoptar formas exageradas que impidan el funciona
parecidos (por ejem plo, Jenkins, M erzenich y Re- m iento adaptativo (Lishm an, 1973). Estos cam bios
canzone, 1990) es que, al menos en ciertos casos, una pueden ser el resultado de los efectos primarios de la
reorganización análoga puede ocurrir en los adultos. lesión, la reacción del individuo a los deterioros cog-
Sin em bargo, aparentem ente, en estas instancias, la nitivos y conductuales asociados, o a una interacción
amplia distribución de entradas sensoriales es reteni de los dos factores. Puesto que el éxito deí tratamien
da (más que eliminada), pero las sinapsis fuera de la to está influido por el funcionam iento em ocional y
m ayor parte del área blanco cortical son destacables m otivacional del paciente, estos factores pueden
hasta que la entrada norm al a dichas regiones es per interferir significativam ente con los esfuerzos dirigi
turbada. C ualquiera que sea el m ecanism o involu dos hacia la recuperación y, a final de cuentas, son el
crado, la reorganización cortical en adultos parece deterioro más discapacitante del paciente (Lezak,
ser un vehículo im portante para la recuperación de 1987). Por tanto, es importante que los temas em ocio
funciones. Acto seguido se pasa a una consideración nal y m otivacional sean atendidos de m anera espe
de los m étodos para facilitar la recuperación de fun cial en un program a de rehabilitación. La psicotera
ción en las personas con lesiones cerebrales. pia es muy útil en este proceso.
la estim ulación m ental y social com o com ponentes cedim iento de claves generadas por com putadora
importantes en los programas de rehabilitación. que hizo uso de su m em oria im plícita intacta, esta
m ujer fue capaz de ingresar datos con h abilidad y
In terv en cion es co m p en sa to ria s Más que intentar res precisión sorprendente, dada la profundidad de su
taurar la función perdida, las intervenciones compen amnesia anterógrada.
satorias se dirigen al aprendizaje y desarrollo de habi
lidades que com pensen la función perdida. En años
recientes ha existido un creciente énfasis en los enfo Tratamientos farmacológicos
ques terapéuticos que promueven conductas compen
satorias. Algunos de estos enfoques, denom inados Se ha dem ostrado que las anfetam inas aumentan la
estrategias alternativas, intentan utilizar form as de tasa de recuperación en anim ales con lesiones cere
procesamiento que siguen dentro del repertorio cog- brales (Feeney y Sutton, 1987), y existen investigacio
nitivo de la persona después de una lesión cerebral nes en desarrollo para agentes farm acológicos que
pero que son distintas de la forma en la cual el indivi faciliten aspectos específicos de la recuperación.
duo ejecutaba la tarea antes de la lesión. Ejemplo de H asta el m om ento, esta investigación todavía está
una estrategia alternativa es el entrenam iento de los por generar m edicam entos que restauren el funcio
pacientes con lobotomía temporal izquierda para usar namiento cognitivo, aunque se espera que esto pue
imágenes visuales interactivas para m ejorar su ejecu da ser m uy pronto. A dem ás del valor terapéutico
ción en una tarea de aprendizaje de pares verbales que tales medicamentos poseerían, también perm iti
asociados (M. K. Jones, 1974). Como se recordará de la rían la posibilidad de am pliar la comprensión de los
discusión en el capítulo 10, los pacientes que han m ecanism os de neurotransm isores y neurotróficos
experimentado lobotomía temporal izquierda, por lo involucrados en la recuperación de funciones.
general tienen pobre rendimiento en tareas de apren
dizaje verbal. Sin embargo, al aprender a usar imáge
nes visuales, su rendim iento alcanza el nivel de los Trasplante de tejido cerebral
sujetos normales control, quienes no han sido entrena
dos en el uso de imágenes interactivas. El trasplante de tejido cerebral por lo general involu
D ebe h acerse notar que el uso espontáneo de cra disección de tejido em brionario de un feto y su
estrateg ias altern ativas poten cialm en te confunde colocación tem poral en u n recipiente con solución
los in ten tos por estu d iar la reorganización de fu n salina. Luego es transferido hacia un tubo de ensayo
ción tras lesiones cerebrales. Por ejem plo, considere y tratado para separar el tejido neuronal de la glía y
a un paciente con lobotom ía tem poral izquierda la vasculatura circundante. Entonces el tejido neuro
quien com ienza por sí m ism o a em plear im ágenes nal aislado es transferido a una jeringa y es inyecta
visuales para m ejorar el rendim iento de la m em oria do en la localización apropiada en el cerebro del ani
verbal. Al observar el buen rendim iento del pacien mal receptor (figura 15.4). Para sobrevivir, los injer
te en las tareas de m em oria verbal, uno podría con tos fetales deben recibir un sum inistro de sangre,
cluir erróneam ente que alguna otra región (o regio lograr cierto nivel de diferenciación y organización
nes) del cerebro ha retom ado la función de m em o normales, y formar conexiones apropiadas con el teji
ria del lóbulo tem poral izquierdo, cuando de hecho do del cerebro huésped. Si alguno de estos procesos
el paciente sólo está usando otras regiones intactas fracasa, el tejido trasplantado puede morir o dejar de
del cerebro para aum entar su desem peño en la ta influir al cerebro huésped. Una ventaja del tejido
rea. em brionario es su tendencia a buscar sus blancos
A l igual que las estrategias alternativas, las estra norm ales; aparentem ente, los m ecanism os de desa
tegias com pensatorias también utilizan el funciona rrollo que dirigen a los axones hacia sus blancos
m iento intacto del paciente para trabajar en torno a (\'éase "D esarrollo del cerebro", en el capítulo 14)
los deterioros. Sin embargo, las estrategias com pen continúa operando en el sistem a injerto-huésped,
satorias difieren de las estrategias alternativas en que aunque las conexiones erróneas son algo más proba
ellas em plean procedim ientos especiales (y con fre bles en la condición de trasplante.
cuencia, equipo especial) que generalm ente no es El trabajo experimental con animales ha mostrado
u sad o en la vida cotidiana. U n ejem plo exitoso de algunos resultados prom etedores de trasplantes de
una estrategia com pensatoria es el de Glisky y Schac- tejido cerebral en el tratamiento de modelos animales
ter (1987) de una m ujer con severa am nesia para de enfermedad de Parkinson (Fine, 1986) y enferm e
ingresar datos a una com putadora, tam bién discuti dad de Alzheimer (Bjorklund y Stenevi, 1984; Gage y
do en el capítulo 10. Por medio de un elaborado pro Bjorklund, 1986). Los m ecanism os por medio de los
432 PARTE III La aplicación de la neuropsicologia en áreas del com portamiento
RESUMEN
venciones com pensatorias, encam inadas al uso del ciados con lesiones cerebrales. A unque estos en fo
funcionamiento residual intacto para desempeñar las ques todavía están en la etapa experim ental, han
tareas que la lesión cerebral perturbó inicialmente. com enzado algunos ensayos clínicos. Se espera que
El tratam iento farm acológico y el trasplante de el progreso continuo en el desarrollo de estos m éto
tejido cerebral son áreas activas de investigación dos producirá herram ientas adicionales para ayudar
dedicadas al descubrim iento de nuevos enfoques a quienes tienen lesiones cerebrales a recuperarse de
para el tratamiento de los deterioros cognitivos aso los deterioros que tanto han cambiado sus vidas.
ESCEPTICISMO ACERCA DE LA POSIBILIDAD DE UNA POSIBILIDAD DE REDUCCION INTERTEORICA Y DE UNA
TEORÍA UNIFICADA MENTE-CEREBRO TEORÍA UNIFICADA MENTE-CEREBRO
El problem a m ente-cerebro Reducción interteórica
Dualismo esencial Insuficiencia de la psicología popular como
Dualismo em ergente criterio para la posibilidad de reducción
Funcionalismo ¿DÓNDE SE ESTÁ AHORA Y HACIA DÓNDE SE VA?
Se ha llegado al fin a l del viaje a través de las áreas del en particular, entre el cerebro y la experiencia hum ana
conocim iento actual de la neuropsicología. Se ha exam i y la con cien cia, poseen ciertos problem as filo só fic o s
nado la relación entre cerebro y com portam iento desde difíciles. Algunos de éstos parecen desafiar los intentos
muchas perspectivas y desde varios niveles de análisis, por lograr una teoría un ificada de las relaciones cere-
que van desde la investigación de la neurona individual bro-com portam iento y cerebro-experiencia. En este ep í
hasta los procesos mediados por regiones extensas del cere logo se retrocede desde los d etalles del con ocim ien to
bro. Se ha visto que esta diversidad de enfoques ha comen actual y se consideran algunos de los problem as filo só fi
zado a producir, si no un cuadro coherente, al m enos un cos inherentes a la lu cha p o r la com prensión en este
bosquejo descifrable de cómo funciona el cerebro. acaso más enigm ático aspecto del cuestionam iento cien
A pesar de los avances actuales, los intentos p or com tífico. También se consideran posibles soluciones a estos
prender la relación entre cerebro y com portam iento, y, problemas.
A caso el que más sobresale entre los fenóm enos Dualismo esencial
m entales que parecen desafiar una explicación m ate
rialista es la conciencia. ¿Cómo pueden un m ontón El dualism o se refiere a la noción de que la m ente y
de m oléculas en la cabeza — a pesar de su alta com el cuerpo son dos terrenos separados. Tam bién es
plejid ad y arreglo ordenado de m oléculas— saber posible creer que la mente y el cuerpo constituyen un
acerca de ellas m ism as e incluso intentar com pren dominio, una posición denom inada m onism o. Exis
derse a sí m ism as? Seguram ente éste es uno de los ten dos variedades de posición m onista: o todo es
más sorprendentes y maravillosos fenóm enos en to físico (m aterialism o) o todo es espiritual (id e a lis
da la naturaleza, acaso el más m aravilloso de todos. mo).
U n segundo aspecto de la vida m ental que hace La form a más enfática de dualism o, el dualism o
d ifícil el problem a m ente-cuerpo es la in ten cio n ali esencial, sostiene que existe una dim ensión m ental
dad, un término usado por los filósofos para denotar distintiva que no es redu ctible a algo físico. D esde
la peculiaridad por la cual los estados m entales son esta perspectiva, el universo está constituido de dos
dirigidos hacia, o referidos hacia, los objetos o esta categorías de sustancia: su stancia física (m ateria) y
dos en el m undo distintos de ellos m ism os. En este una sustancia m ental separada, o alma, que no es
contexto, la palabra intencionalidad se refiere a "signi física. Desde este punto de vista, la teoría psicológica
ficado o referencia intencionado", no "intención" en es la teoría de los estados y procesos de la mente.
el sentido volitivo. El problem a aquí es: ¿cómo puede A través de la historia de la filosofía, el dualismo
la m ateria en la cabeza ser acerca de algo? ¿Cómo esencial ha tenido m uchos proponentes elocuentes.
pueden las moléculas referirse a algo? Dentro de éstos se incluye Platón, quien, en el diálo
U n tercer problem a es el de la causalidad m ental. go Fedón, hace argum entar a Sócrates acerca de un
Todo el mundo cree que sus pensamientos, sentimien m undo de la m ente independiente del cuerpo y lo
tos e intenciones influyen y dirigen su conducta. Aun hace m orir con las palabras "D ebem os un gallo a
que, ¿cómo puede un fenómeno m ental causar even A sclepius", una referencia a la costum bre griega de
tos en los sistem as físicos? ¿Cómo puede el estado ofrecer un sacrificio al sanador divino Asclepius tras
mental de intentar dar un paso causar que los múscu recuperarse de una enfermedad (Hamilton y Caim s,
los de la pierna ejecuten el movimiento necesario? 1964). Para Sócrates, la m uerte del cuerpo m aterial
C onciencia, intencionalidad y causalidad mental era una recuperación, una liberación del alma no-físi
h acen al problem a m ente-cuerpo extrem adam ente ca de las ligaduras del cuerpo material.
d ifícil. Por una parte, parecen desafiar las explica A unque hubieron m uchos dualistas esenciales
ciones materiales; por otra parte, resulta difícil inves después de Platón, n ingu no h a tenido m ayor in
tigar científicam ente la posibilidad de la causalidad fluencia sobre el d esarrollo de la ciencia que René
no física. D escartes. U n ávido m aterialista cuando llegó a
En los párrafos que siguen, se exam inan algunos comprender el cuerpo, no obstante, Descartes (1644)
de los principales intentos por resolver el problema creía que el cerebro no podía ser la causa de proce
m ente-cuerpo, y la im plicación de estos enfoques sos cogrdtivos de orden superior. Él no podía conce
para la neuropsicología y la neurociencia de modo bir que procesos como el lenguaje, razonam iento y
m ás general. En el proceso, se explora el lugar de la significación dependiesen de procesos materiales en
neurociencia en el gran panoram a de intentos por el cerebro. Esta posición ha continuado perm eando
com prender la conducta y la experiencia humanas. Se argum entos antirreduccionistas. Desde la perspecti
verá que tres posiciones concernientes al problem a va del dualism o esencial, la función cerebral no
m ente-cuerpo (dualism o esencial, dualism o de las puede decir nada acerca del funcionam iento p sico
propiedades y funcionalismo) insisten, por diferentes lógico superior. Éste requiere, m ás bien, com pren
razones, que los fenóm enos en el nivel psicológico o der principios de causalidad enteram ente d iferen
m ental no pueden ser reducidos a (explicados en tér tes, no físicos.
m inos de) fenómenos a nivel neurobiológico. Al hacer Existe algo noble, incluso rom ántico, acerca de la
un exam en de algunos de los problemas con cada una idea de que la mente o alma no está sujeta a las leyes
de estas posiciones, se argum entará que, debido al m undanas que gobiernan el universo físico, de que
actual estado de intentos por comprender la relación existe una esfera espiritu al independiente con sus
m ente-cerebro, existe la posibilidad de que la teoría propias leyes. Parte de la apelación de esta idea es la
u nificada m ente-cerebro pueda ser posible en algún posibilidad que ofrece de la vida del alma o la mente
m om ento futuro. Se com ienza con la posición que después de la muerte del cuerpo, una idea reconfor
repudia de manera m ás enfática la posibilidad de tal tante que, desde luego, es fundam ental en m uchas
teoría unificada: el dualism o sustancial. religiones. El dualism o esencial también persiste en
436 e p íl o g o
que la reducción siem pre será im posible en principio, El funcionalism o es la m ás estricta posición anti-
aspecto más problem ático del dualism o em ergente. rreduccionista. A diferencia del dualism o esencial,
Puede resultar evidente que incluso la futura psico no descansa sobre suposiciones ontológicas acerca de
logía altam ente evolucionada y transform ada, no la distinción básica de mente y cuerpo (mitología, del
será reductible a una futura neurobiología altamente griego ontos, "ser", es el estudio de lo que es) y a dife
evolucionada. Ésta no es una cuestión que pueda ser rencia del dualismo em ergente, no se basa en la exis
resuelta a través de argumentos lógicos; más bien es tencia de propiedades em ergentes. En otras palabras,
una cuestión em pírica cuya respuesta depende de es m ás o m enos m aterialista en sus cim ientos. Su
m ayores desarrollos tanto en la psicología como en rechazo a la reducción no proviene de suposiciones
la neurociencia. ontológicas sino de la creencia de que los procesos
Siguen por ser consideradas las posiciones antirre- psicológicos de orden superior deben ser entendidos
duccionistas más sofisticadas y seductoras. A conti en térm inos de relaciones entre entrada am biental,
nuación se describe una discusión del funcionalismo. estados internos y salida, m ás que en térm inos de
relaciones causales entre estados físicos.
Existen varios argum entos que soportan esta
Funcionalism o posición, pero el más fuerte descansa sobre la idea
de que ciertos fenóm enos son m ejor com prendidos
La idea del funcionalism o se basa en que los estados dentro de un nivel particular de explicación en lugar
m entales son funciones del cerebro que guardan la de por la reducción. Por ejemplo, si uno quiere com
misma relación con los mecanismos neuronales como prender la presión de gas, podría argumentarse que
los estados funcionales de una computadora (sus pro el m ejor enfoque es com prender la relación entre la
gramas) guardan con el hardware de la computadora. presión de gas y su m asa, volum en y tem peratura,
El funcionalism o es materialista en el sentido de que en lugar de intentar com prender la presión en térm i
sostiene que la mente es dependiente del cerebro. Por nos de las posiciones o m ovim ientos de las m olécu
tanto, evita la prem isa fundam ental del dualismo las del gas, aun si se concede que los eventos al nivel
esencial de que existen dos universos diferentes de m olecular a final de cuentas causan la presión. Posi
fenóm enos y la noción del dualism o em ergente que ciones análogas son om nipresentes en la psicología
en principio no pueden ser reducidas a un nivel más experimental. "S í", diría el funcionalista, "e l cerebro
básico de explicación. Sin embargo, el funcionalism o causa conducta y experiencia, pero los procesos psi
insiste en que los estados m entales pueden ser des cológicos de orden superior, como la apatía del
critos de m anera útil y comprenderse sólo en térm i espectador, son m ejor com prendidos en términos de
nos de sus papeles causales dentro del nivel psicoló variables a los niveles m olares, al nivel de la entrada
gico de explicación. Por ejemplo, considere el cons- y salida observables".
tructo psicológico social de apatía del espectador, el No existe cuestionam iento de que la psicología se
cual fue generado a partir de datos que muestran que ha beneficiado de la adopción del enfoque funciona-
la probabilidad de que una persona ayude a otra está lista, que está presente en m uchos aspectos de la
inversamente relacionada con el número de otras per investigación psicológica. Incluso dentro del terreno
sonas presentes. La apatía del espectador es una expli de la neuropsicología, parece muy posible intentar
cación funcionalista porque pretende explicar un explicar m uchos de los trastornos discutidos en este
fenóm eno en térm inos de la relación entre entrada libro en térm inos de una descripción funcional de
am biental y salida conductual. No niega que ciertos cómo lesiones particulares del cerebro afectan la fun
eventos físicos en el cerebro median esta relación, pero ción psicológica de orden superior bajo ciertas condi
p ostula que la com prensión de tales eventos m edia ciones de entrada. A unque al relacionar disfunción
dores, además de ser muy difícil, en ningún caso con con lesiones cerebrales, ya se ha comenzado un pro
tribuirá a una comprensión de los fenómenos psicoló ceso reductivo que potencialm ente arroja nueva luz
gicos más que, para usar la analogía de Ulric Neisser sobre la función de orden superior. También, como se
(1966), la comprensión de cómo el dinero es transpor ha visto en los capítulos precedentes, la explicación
tado por una camioneta blindada ayudará a las perso en los niveles neuronal y molecular puede mejorar la
nas a comprender las leyes de la economía. Por tanto, com prensión en niveles m enos básicos, y viceversa.
au nqu e el funcionalism o es m aterialista, rechaza la En la siguiente sección se describe más sobre estos
posibilidad de reducción y repudia la noción de que puntos y se presentan argumentos tanto para la posi
la explicación en el nivel neurobiológico contribuye bilidad como para la utilidad de la reducción como
a la d escripción en niveles superiores. En resumen, un vehículo para com prender y, a final de cuentas,
para el funcionalista la neurobiología es irrelevante. desarrollar una teoría mente-cerebro unificada.
438 EPÍLOGO
éstas facilitan y regulan los procesos b ioq u ím ico s ca) es m ás probable que con d uzcan h acia una re
esenciales para la vida. De m anera análoga, confor ducción satisfactoria de lo que lo son las investiga
m e la p sicolo g ía y la neu rociencia coev olu cion an, ciones aisladas llevadas a cabo en cualquiera de los
m uchos de los problem as aparentem ente insolubles niveles.
que actualm ente se enfrentan, com o los m ecan is ¿Q ué sig n ifica tod o esto p ara el estudio de las
m os n eu robiológicos de la conciencia, p u ed en a relacion es cereb ro-con d u cta? Se h a enfocado este
final de cuentas ser resueltos en una form a que con terreno desde una variedad de niveles casi descon
lleva la elim inación de algunos constructos actual certante. Por ejem plo, en el estudio del sistem a v i
m ente fundam entales. sual, el sistem a com prendido de m anera más com
Debería enfatizarse que la coevolución no implica pleta (aunque no en su totalidad), algunos investi
que las teorías en dos o más niveles evolucionan en gadores se h an en con trad o a sí m ism os com o
aislam iento hasta que alcanzan un punto en el cual funcionalistas al describir la relación entre entrada
es posible alguna form a de reducción interteórica. y salid a en los p acien tes con lesiones cerebrales y
Por el contrario, durante la coevolución, las teorías en los sujetos norm ales. Esto incluye la descripción
en un nivel pueden corregir y extender a las teorías a de los pacientes con acrom atop sia, acin etop sia y
otro nivel, un proceso que ha sido llam ado interani- agnosia visual. En el otro extrem o de la variedad de
m ación teórica (Churchland, 1986). Ejem plos de esta niveles de explicación, h an exam inado la in trin ca
fertilización cruzada de teorías en coevolución abun da anatom ía de las vías visuales y la corteza estria
dan en psicología y neurociencias. Para tom ar un da y extraestriada. Tam bién han exam inado los re
ejem plo, considere la distinción entre m em orias de sultados de estudios de registro de actividad unita
procedim iento y declarativa, discutida en el capítulo ria en las cortezas estriad a y extraestriad a en ani
10. D urante m ilenios se supo que las habilidades males, describiendo cóm o ciertas células responden
m otoras son retenidas de m anera más perm anente a particularidades específicas de los estímulos y no a
que la m ayor parte de las piezas específicas de infor otras.
m ación, y la psicología experim ental reconoció esta Cuando se considera esta variedad de niveles de
diferencia tem prano en su historia. N o obstante, enfoque, es tentador adoptar la posición funcionalis-
cuando se m ostró que H. M. podía aprender y rete ta y declarar que los estudios fisiológicos y anatómi
ner ciertas habilidades m otoras y perceptuales a cos no pueden inform ar por com pleto acerca de la
pesar de su severo deterioro en la retención de nueva experiencia de percibir color, m ovim iento y objetos.
inform ación explícita (Scoville y M ilner, 1957), esta De hecho, es tentador usar la m etáfora de los dos
ind icación de que diferentes regiones cerebrales grupos de construcción que cavan u n túnel desde
m edian estos dos tipos de m em oria m ejoró la validez lados opuestos de una m ontaña y acaso se encuen
de la distinción. Estudios empíricos subsecuentes de tren algún día en el futuro distante, momento hasta
person as con lesiones cerebrales (C ohén y Squire, el cual los niveles de análisis representados por
1980) añadieron validez a la distinción entre m em o ambos túneles son tan discrepantes, no relacionados,
ria declarativa y de procedim iento y eventualm ente que no pueden inform arse uno al otro. Esta es una
cond ujeron a refinam ientos de form u lación teórica encantadora m etáfora que continúa siendo em plea
encam ad os en los constructos de m em oria im plícita da aun por aquellos que tom an el estudio del cerebro
y explícita (Schacter, 1987). Este trabajo, a su vez, m uy seriam ente (Pinker, 1997). El m ensaje de esta
estim uló la investigación experim ental de los siste metáfora es que los dos grupos constructores deben
m as de m em oria discreta en sujetos norm ales, brin estar en com unicación m utua y esta comunicación a
dando m ayor avance a la conceptualización de la veces ayuda a cada grupo a identificar en dónde está,
m em oria com o com puesta de varios sistem as inde qué está viendo y dónde se debe excavar. A ún más
pendientes. im portante, la m etáfora deja la idea de coevolución
Es im portante reconocer que la reducción no re como vehículo para una reducción eventual. El efec
quiere que uno prim ero con ozca todas las p ro p ie to neto de estas consideraciones es que los niveles de
d ad es en u n n iv el m icro de exp licació n antes de análisis extrem adam ente variados dentro de la neu
a b ocarse a las p ro p ied ad es m acro. A un cuando la rociencia no deben ser las antorchas aisladas disper
reducción a final de cuentas resulta en una explica sas en el paisaje oscuro que a veces parece ser. En vez
ción de los fenóm enos de orden su perior en térm i de ello, deben ser v istas com o m arcadores ten tati
nos de fenóm enos de orden inferior, esto no necesa vos de enfoques coevolutívos que pueden informar
riam ente es el orden del descubrim iento. De hecho, e in flu ir uno al otro ah ora y que eventualm ente
la coevolución y la interacción fructífera entre dife pueden producir reducciones que generen una teo
rentes niveles de explicación (interanim ación teóri ría m ente-cerebro unificada.
440 EPÍLOGO
A pesar de los anteriores argumentos, aún perm ane Existe cierta com odidad en la posibilidad de que la
cen algunas experiencias que son difíciles de reconci coevolución de teorías a diferentes niveles pueda
liar con la posibilidad de reducción. La psicología eventualmente conducir a reducción interteórica y a
popular, aquel conocimiento psicológico que todas las una teoría unificada de m ente-cerebro. Esta posibili
personas usan de m anera intuitiva para explicar el dad significa que los hallazgos de niveles de análisis
com portam iento en términos de estados internos co enormemente diferentes — desde el registro de activi
mo los deseos, creencias y metas, parece continuar dad unitaria, la neuroquím ica y la neuroanatom ía
declarándose obstinadamente a sí misma como el cri hasta los estudios de lesión en animales y humanos—
terio contra el cual la suficiencia de la reducción debe puedan contribuir potencialm ente a una teoría unifi
ser m edida. Soy consciente. Tengo creencias, deseos, cada. No obstante, esta posibilidad, aun cuando se le
metas y planes. A pesar de los argumentos de la sec acepta, no evita que a veces uno sea abrumado por la
ción previa, ¿no todos retienen la intuición de que una enorm e diversidad de niveles de explicación y los
explicación válida del com portam iento debe ser datos que ellos generan. Si una teoría unificada se lo
enmarcada en términos de los estados internos cono gra en alguna ocasión, no será pronto. Por tanto, se
cidos como psicología popular más que en términos tendrá que lidiar con la enorm e variedad de niveles
de los principios de causalidad que gobiernan los sis de explicación teórica durante algún tiem po. En sus
temas físicos en algún nivel micro de explicación? esfuerzos de búsqueda día a día, los investigadores
El problema con esta posición es que supone que la individuales se encontrarán adoptando y trabajando
experiencia de los estados m entales personales es dentro de un nivel particular de explicación, ignoran
puramente observacional, no mediada por la interpre do por tem poradas otros niveles. El desafío será so
tación cognitiva. Sin embargo, éste no es el caso. En portar estas investigaciones circunscritas mientras al
realidad, las observaciones de la propia experiencia mismo tiempo permanecen abiertas a, y activamente
no son más libres de prejuicio interpretativo de lo que buscando, las oportunidades para realizar conexio
lo son las observaciones del mundo externo. Muchas nes entre los hallazgos generados por los estudios
o todas las observaciones aparentemente obvias de la que utilizan niveles de explicadón diferentes.
psicología popular pueden por tanto ser distorsiones Se han visto muchas instandas de estas conexiones
cognitivas que m ediatizan del verdadero problem a a lo largo de este libro. Para m encionar brevem ente
del asunto. Tan contrario a la intuición com o suena, tres ejemplos, en el capítulo 5 se vio que los estudios
incluso la conciencia m ism a puede ser un truco que de actividad unitaria han descubierto células en el
juega la cognición, dando la experiencia de que se está área V4 del mono que responden al color percibido más
consciente cuando de hecho esto es falso. Puede ser que a la longitud de onda. Las respuestas característi
que la evolución de la psicología producirá construc- cas de estas células son consistentes con la constanda
tos que sustituyan a la conciencia y que puedan even de color, un constructo que surgió del trabajo experi
tualmente ser reducidos por constructos recién evolu mental con sujetos humanos normales. Una conexión
cionados en la neurocienda. De manera alternativa, la sim ilar fue observada en el capítulo 7, donde se en
condencia puede ser retenida en una teoría psicológi contraron células de posición real en el área V6 del mono
ca de evolución reciente. En cualquier caso, es cierto en estado de alerta que responden a la posición ab
que eí interés creaente en la investigadón de la natu soluta de un objeto en el espacio, independiente del
raleza y la función de la conciencia (por ejemplo, punto de fijación del anim al (véase figura 7.4). Es
Weiskrantz, 1997; Zeki, 1993) sen-irá para avanzar en obvio que uno registra la ubicación espacial de un
la com prensión. El punto im portante de la presente objeto en el espacio absoluto, independiente del punto
discusión es que a pesar de la obviedad intuitiva de la de fijación. Estas neuronas en V6 ligan este fenómeno
condenda y de otros estados psicológicos caracteriza en el nivel m olar con eventos en el nivel neuronal.
dos por la psicología popular, esto no necesariamente Como ejemplo final, considere el trabajo de Goldman-
es lo que se busca en una idenüficadón teórica cruza Rakic acerca del papel de la corteza prefrontal en la
da entre los estados psicológicos y los estados neuro- memoria de trabajo. Como se recordará del capítulo
biológicos. Lo que eventualm ente será reducido en 10, su trabajo ha m ostrad o que las lesiones del
cualquier teoría mente-cerebro unificada son las gene- surco principal en el m ono p ertu rban la ejecu ción
ralizadones de la psicología dentífica que han experi de una tarea de m ov im ien to ocu lar de respuesta
mentado m ayor evolución a partir de las caracteriza- d em orada que hace uso de la m em oria de trabajo.
dones de la actual psicología popular. Se encontró que la defidenda estaba distribuida topo
EPÍLOGO 441
gráficamente, de manera que algunas lesiones fueron de las lesiones cerebrales sigue siendo una herramien
asociadas con mem oria para blancos en los campos ta invaluable en la evaluación clínica de los parientes
visuales superiores y otros fueron asociados con blan psiquiátricos y m édicos que no sospechan tener una
cos en los campos visuales inferiores. También hubo lesión cerebral aguda. Cierto porcentaje de estos pa
una relación contralateral entre el lado de la lesión y el rientes tiene lesiones cerebrales con síntomas tempra
lado del espacio afectado (véase figura 10.26). Gold- nos confinados a la esfera cognitiva. Es im portante
m an-Rakic entonces fue capaz de relacionar estos identificar a estos individuos y dirigirlos a evaluadón
hallazgos con los datos a nivel neurona] individual al y tratamiento adecuados. La valoradón neuropsicoló-
demostrar la presencia de neuronas en el surco princi gica también es el método diagnóstico de elección para
pal que disparaban durante el intervalo de demora condiciones en las cuales los síntomas prindpales son
cuando el movimiento requerido era en una dirección cognitivos en su naturaleza y para los cuales no están
particular mas no cuando era en otras direcciones disponibles al clínico signos y tests diagnósticos con
(véase figura 10.27). Cada uno de estos ejemplos fiables. Los prindpales de estos trastornos son la enfer
representa una convergencia sorprendente de hallaz medad de Alzheimer y demendas reladonadas.
gos de diferentes niveles de análisis y explicación. Más im portante que su papel diagnóstico, es el
Todavía hay mucho por entenderse en cada uno de papel de la neuropsicología en el delineado de los
estos terrenos, pero la coevoludón saludable y la inte- deterioros cognitivos y las fortalezas residuales de las
ranim adón de los niveles teóricos está en marcha. personas con lesiones cerebrales, y luego em plear
A pesar de que existe espacio para ser optimistas estos perfiles para diseñar e implementar programas
acerca de los prospectos de lograr una teoría unificada de reentrenamiento y rehabilitation para ayudar a los
de mente-cerebro, también se debe reconocer que exis individuos a lograr su mayor nivel posible de fundo-
ten bases razonables para dudar de dicha posibilidad. namiento. Este papel único de la neuropsicología es
Para parafrasear a Churchland (1986), el cerebro es quizá el efecto más tangible de la investigation básica
más com plicado que astuto. Como Pinker (1997) ha en las relaciones cerebro-conducta que ha sido el tema
sugerido, los cerebros han evoludonado para resolver central de este libro. Puede esperarse que los futuros
problem as prácticos relacionados con la sobreviven- desarrollos en la comprensión básica de cómo funcio
a a , no para resolver temas filosóficos como el proble na el cerebro produzcan métodos efectivos para ayu
ma mente-cuerpo o para lograr una teoría mente-cere- dar a la gente a recuperarse de los efectos de lesiones
bro unificada. Sin embargo, cualquiera que pueda ser cerebrales. También se puede esperar que los desarro
el producto de esta teoría final, la neuropsicología ya llos futuros en la com prensión básica de la relación
ha proporcionado enormes beneficios prácticos a los entre el cerebro y la conduda humana profundizará el
individuos con lesiones cerebrales y trastornos neuro- sentido de respeto y misterio al trabajar este m aravi
lógicos del desarrollo. A pesar del desarrollo de pode lloso órgano y perm itir que nos demos cuenta de
rosos m étodos para visualizar que pueden detectar y cuánto más existe por aprender acerca de él. Segura
localizar lesiones cerebrales más predsas de lo que es mente, debido al ritmo rápido y sorprendente de la na
posible con pruebas neuropsicológicas, el dam os turaleza de los desarrollos recientes, también se debe
cuenta de las consecuendas cognitivas y emodonales esperar lo inesperado y, desde luego, lo inimagmado.
Glosario
absceso cerebral Área localizada de pus en el cere sión a adenosind ifosfato (ADP) libera energía.
bro form ada a partir de tejido desintegrado como También es convertida a adenosinm onofosfato cí
resultado de infección, clico (AMP cíclico), el cual sirve como un segundo
a c a lcu lia Incapacid ad para ejecu tar operaciones m ensajero en varias capacidades, incluyendo la
m atem áticas, activación de potenciales postsinápticos p or los
acatisia Im paciencia motora. neuropéptidos.
accid en te cerebrovascu lar (ACV) Súbita aparición afasia Deterioro de lenguaje debido a una lesión ce
de sín tom as neurológicos que resu ltan de in te rebral, en ausencia de deterioro sensorial o m otor
rrupción severa del flujo sanguíneo debida a oclu elemental.
sión v ascu lar o h em orragia. Tam bién llam ado afasia am nésica Deterioro en la recuperación de pa
ictus. labra.
acción de m asa Idea de que la m agnitud de un dé afasia aném ica Deterioro en la recuperación de pa
ficit particu lar está relacionada con la m edida de labra.
tejid o n eu ronal dañado (m ás que a la ubicación afasia de argot Síntomas afásicos caracterizados por
del tejido dañado), el penetrante uso de neologism os. Por lo general
acetilcolina Importante neurotransmisor en el cerebro. es observada en la afasia de Wemicke.
Se encuentra en la unión entre neuronas motoras y afasia de Broca Deterioro central en la habilidad pa
m úsculo. También es el principal neurotransmisor ra program ar secuencias rápidas de fonemas para
en el sistema nervioso parasimpático. producir habla fluida, en ausenda de deterioro en
acin esia A usencia de movimiento, la producción de fonemas individuales,
a cin e to p sia D eterioro central (con base en el cere afasia de con d u cción H abilidad deteriorada para
bro) en la percepción del movimiento, repetir el lenguaje escuchado en ausenda de dete
acrom atop sia Ceguera central (con base en el cere rioro en la com prensión del lenguaje y la produc-
bro) del color, dón de lenguaje espontáneo,
a ctiv a ció n de com puerta Cam bio en el estado del afasia de W em icke Deterioro central en el lenguaje
canal de una m em brana que resulta en una altera caracterizado por comprensión severamente dete
ción del grado al cual el canal perm itirá que pase riorada con habla espontánea hiperfluida (rápida
su ion particular. Los cambios en el canal de com y copiosa) que retiene el patrón de entonación,
puerta alteran la permeabilidad (conductancia) de ritmo y pronunciadón del habla norm al pero que
la m em brana h ad a un ion particular, no tiene sentido. Tam bién llam ada afasia receptiva
acueducto de Silv io Canal estrecho que corre a tra o afasia sensorial.
vés del cerebro medio, que conecta al tercer y cuar afasia dinám ica frontal Térm ino de Luria para una
to ventrículos. perturbación en la expresión verbal (mas no una
A C V Véase accidente cerebrovascular, afasia en el sentido tradidonal) observada tras le
a d e n o s in trifo s fa to (ATP) Im portan te m olécula siones prefrontales. Está caracterizada por reduc-
para el m etabolism o energético celular. Su conver- dón en el habla espontánea, fluidez verbal dismi-
444 GLOSARIO
nuida y reducción del volum en y alcance de la ex aferen te "H acia". Entrada neuronal. Los aferentes
presión narrativa. Tam bién llam ada afasia motora talármeos son las neuronas que proyectan hacia el
central y afasia prefrontal. tálamo.
afasia expresiva Véase afasia de Broca, agnosia Deterioro en el reconocimiento no debida a
afasia flu id a Véase afasia de W em icke. deterioro sensorial prim ario. Las agnosias son es
afasia global Síndrome caracterizado por el cuadro pecíficas de modalidad,
sintom atológico com binado de las afasias de agnosia aperceptiva Térm ino acuñado por Lissauer
Broca y de Wemicke. para designar el deterioro en el reconocimiento vi
afasia m otora Véase afasia de Broca, sual debido a una perturbación de la percepción.
afasia m otora central Perturbación en la expresión A hora puede ser definida como el deterioro en la
verbal (m as no una afasia en el sentido trad icio organización de las sensaciones visuales en percep-
nal) observada tras lesiones prefrontales. Está ca tos en ausencia de deterioro (conmensurablemente
racterizada por reducción en el habla espontánea, severo) en el procesamiento sensorial visual,
fluidez verbal dism inuida y reducción en el volu agnosia asociativa Térm ino acuñado por Lissauer
m en y alcance de la expresión narrativa. También para designar deterioro en la asignación de signi
llamada afasia dinámica frontal y afasia prefrontal. ficado a un percepto visual intacto,
afasia m otora transcortical Afasia caracterizada por agnosia auditiva Deterioro en la habilidad para re
los síntom as de la afasia de Broca, con la excep conocer sonidos no hablados en ausencia de dete
ción de que la habilidad para repetir lenguaje es rioro en la función auditiva elemental,
cuchado no está deteriorada, agn osia de color D eterioro en la asociación de los
afasia no flu id a Véase afasia de Broca, objetos con colores y de colores con objetos,
afasia óp tica Deterioro en la habilidad para nom agnosia v iso esp acial Térm ino usado alrededor de
brar los objetos vistos, con habilidad preservada 1950 que encam a la suposición de que el deterioro
para dem ostrar conocim iento de su significado perceptual podría estar con fin ado al cam po del
por m edios no lingüísticos, com o la pantom im a, procesamiento visoespacial.
afasia prefron tal Perturbación en la expresión ver agn osia v isu al D eterioro en el reconocim iento de
bal (m as no una afasia en el sentido tradicional) aspectos del m undo visual no debidos a un dete
observada después de lesiones prefrontales. Está rioro en los componentes elementales de la visión,
caracterizada por reducción en el habla espontá como la agudeza visual,
nea, fluid ez verbal dism inuida y reducción en el agorafobia Miedo a lugares públicos desprotegidos,
volumen y alcance de la expresión narrativa. Tam agrafía Incapacidad para escribir. Este término tam
bién se le conoce como afasia motora central y afasia bién puede ser usado para especificar trastornos
dinámica frontal. específicos del deletreo,
afasia receptiva Véase afasia de W em icke. agrafía espacial Deterioro en el deletreo o escritura
afasia sensorial Véase afasia de W em icke. secundario a un deterioro en el procesamiento es
afasia se n so ria l transcortical A fasia caracterizada pacial.
por los síntom as de la afasia de W ernicke, con la agrafia fon ológica Véase d eletreo con b ase en v o
excepción de que la habilid ad para rep etir len cabulario.
guaje escuchado no está deteriorada, ag rafía pura D eterioro selectiv o en la habilidad
afasia táctil Deterioro específico en la comprensión para escribir.
del lenguaje que es entregado a través de entrada agram atismo Deterioro en los elem entos sintácticos
somatosensorial (es decir, contactos), de la producción del h abla. Los pacientes con
afasia tran scortical A fasia debida a daño en áreas agramatismo com eten m uchos errores gram atica
corticales externas al área de Broca y al área de les en su habla,
Wemicke. agram atism o m orfológico H abla caracterizada por
afasia transcortical m ixta Afasia caracterizada por deterioro en el uso de p alabras de función (es
los síntom as de la afasia global (es decir, tanto el decir, conjunciones, artícu los y preposiciones) y
habla espontánea como la com prensión están de term inación de palabras, con preservación de
teriorados), pero la habilidad para repetir está re orden correcto de las palabras,
tenida. agram atism o sin táctico H abla caracterizad a por
afecto Térm ino usado para significar em oción a perturbación en el orden de las palabras y la elec
corto plazo. El término estado de ánim o es usado ción de palabra, con uso intacto de palabras de
para d esignar un estado em ocional duradero, función (conjunciones, artículos y preposiciones)
como la depresión. y terminaciones de palabras.
GLOSARIO 445
a g resió n afectiv a C om portam iento agresivo que, am nesia de color Incapacidad para recordar los co
en con traste con la ag resión p red atoria, está ca lores de los objetos comunes,
racterizad o por com portam iento de despliegue, am nesia de lóbu lo tem poral m edial Amnesia (prin
com o intensas vocalizaciones y posturas am ena cipalm ente anterógrada pero con un com ponente
zadoras. retrógrado) que involucra estructuras del lóbulo
ag resió n p red atoria A gresión que ocurre cuando tem poral m edial, incluyendo el hipocam po, cor
un anim al está matando a un animal de otra espe teza entorrinal, corteza perirrinal y la corteza pa-
cie para com érselo. En contraste con la agresión rahipocámpica.
afectiva, no está acom pañado por vocalizaciones am nesia de referen cia D eterioro en la habilidad
o por elaborados despliegues de com portam iento para recordar la fuente de la inform ación con pre
y está dirigido a las partes vulnerables del cuerpo servación de la m emoria para la información en sí.
de la presa. am nesia diencefàlica Am nesia debida a daño en es
agudeza auditiva tem poral Procesos subyacentes a tructuras diencefálicas, en particular los cuerpos
la d etecció n de las pecu liarid ad es acústicas ele mamilares y el núcleo dorsomedial del tálamo,
m entales del sonido de una palabra, am n esia g lo b a l D evastación total de la m em oria,
agu d eza v isu a l C laridad de visión m ed id a en di que incluye tanto a la m em oria semántica como a
versas form as, como la detección de la presencia o la episódica.
au sencia de luz, detección de la p resen cia de un am nesia g lo b al tran sito ria Deterioro severo de la
solo blanco, detección de diferencias en la frecuen memoria pero de corta duración que puede resul
cia esp acial (por ejem plo, núm ero de lín eas por tar de un ataque isquém ico transitorio, trauma u
grado de ángulo visual) y detección de diferencias otras causas.
en la brillantez, am nesia retrógrada Trastorno que involucra gran
a isla m ie n to d el área d el h a b la Síndrom e inusual pérdida del material previamente recordado,
caracterizado por severo deterioro en la habilidad am n esia top og ráfica an terógrad a D eterioro en la
para producir de m anera espontánea y para com habilidad para aprender nuevos despliegues e s
prender el habla, ju nto con habilidad preservada paciales en ausencia de una perturbación prim a
para rep etir habla escuchada, com o oraciones. ria del procesamiento espacial,
Esto puede ser conceptualizado com o una forma am nesia topográfica retrógrada Deterioro en la ha
extrem a de afasia transcortical. bilidad para en con trar el propio cam ino en una
alexia Incapacidad para leer. configuración espacial previam ente conocida en
alexia pura Deterioro en la lectura sin deterioro en ausencia de pertu rbación prim aria del procesa
otras habilidades lingüísticas o perceptuales. miento espacial,
alm acén fo n o ló g ic o A lm acén específico a corto análisis perceptual auditivo Proceso de percibir los
plazo para m aterial auditivo-verbal. Tam bién lla fonemas de una palabra,
m ado buffer fonológico. an en cefalea A usencia congènita del volum en cra
alm acenam iento M antenim iento de la inform ación neal, con los h em isferios cerebrales com pleta
en el sistem a nervioso a lo largo del tiempo, mente perdidos o reducidos a pequeñas masas en
alo co rtez a Á reas de la corteza con m enos de seis la base del cráneo,
capas. an eu rism a Saco lleno de sangre form ado por una
alogia Reducción o ausencia de expresión verbal, es dilatación de la pared de una vena o arteria. El
decir, habla. rom pim iento de un aneurism a resulta en san
a lu c in a c io n e s E xp erien cias perceptuales que no grado cerebral que destruye tejido cerebral,
están basadas sobre estímulos sensoriales, an gio grafía Proceso por m edio del cual un m edio
a m bien te m a ln u tricio n a l Idea de que la m alnutri- de contraste (que absorbe rayos X) es inyectado en
ción es raras veces encontrada en aislamiento, por la circulación cerebral para hacer visibles a los
lo g en eral es acom pañad a por otros problem as rayos X la vasculatura (venas y arterias),
am bientales y relacionados con la salud, anión Ion cargado negativamente,
am ígdala C olección de núcleos en la base del lóbulo anom ia Incapacidad para dar con la palabra desea
tem poral, anterior al hipocam po. Es considerada da (problema de encontrar la palabra),
com o parte del sistem a límbico. an om ia de color Incapacid ad para nom brar colo
am nesia -Pérdida severa de la memoria, res, por lo general se asocia con afasia,
am nesia anterógrada Deterioro en la habilidad para anopia Pérdida de visión.
record ar ev en tos nuevos tras cierto com prom iso anosognosia Incapacidad para reconocer la propia
de la función cerebral. enfermedad o defecto corporal.
446 GLOSARIO
anoxia A usencia o falta de oxígeno, realizar m ovim ien tos apropiad os p ara el uso de
an sio líticos M edicam entos contra la ansiedad, una sierra.
a n te rio r Térm ino que designa la parte fron tal del apraxia de con stru cción D eterioro en el copiado y
cerebro y la médula espinal, el dibujo. Este térm ino resulta confuso porque con
an tid ep resiv o s tricíclico s Clase de m edicam entos frecuencia se aplica de m an era d escriptiva a las
antidepresivos con una estructura de tres anillos deficiencias en copiar y dibujar, aun cuando el de
que bloquea la recaptura de monoam inas (en par terioro subyacente no es de procesam iento espa
ticular norepinefrina y serotonina). Un ejem plo es cial ni de acción voluntaria,
la imipramina. apraxia de disociación Categoría propuesta de tras
antipsicóticos M edicam entos usados para tratar los tornos apráxicos caracterizada por marcadas diso
síntom as de trastornos psicóticos. Tam bién llama ciaciones, bajo diferentes condiciones de prueba,
dos neurolépticos. en la habilidad para ejecutar movimientos aprendi
an tip sicóticos atípicos Clase de m edicam entos an dos. Un ejemplo de tal disociación sería el deterioro
tipsicóticos relativamente nuevos, los cuales pare en la demostración de los m ovim ientos involucra
cen actuar por m edio del bloqueo de los recepto dos en el uso de un objeto cuando el objeto está au
res tanto de la dopam ina como de la serotonina y sente, con habilidad preservada para demostrar el
por lo general son más efectivos que los neurolép uso del objeto cuando es colocado en la mano,
ticos clásicos en el tratamiento a pacientes con sín apraxia del habla Véase trastorno cinético del habla,
tom as predom inantem ente negativos. Los m edi apraxia id eato ria De acuerdo con la term inología
cam entos en esta categoría inclu yen clozapina, clásica, deterioro en la habilidad para realizar ac
risperidona y olanzapina. tos que involucren secuencias com plejas de m ovi
apatía de espectador Constructo generado a partir m iento, con h abilid ad p reserv ad a para realizar
del h allazgo de que la probabilidad de que una movimientos y acciones individuales,
p erson a vendrá en ayuda de otra está in v ersa apraxia id eo cin ética De acuerdo con la term inolo
m ente relacionada con el número de otras perso gía clásica, deterioro en la habilidad para realizar
nas presentes, actos motores aprendidos específicos no debido a
apercepción Término usado por Wundt y otros psi parálisis o debilidad,
cólogos del siglo XIX para indicar p ercep ción de apraxia lím b p ica Trastorno apráxico que afecta las
orden superior, extrem idades, en p articu lar las m anos, pero que
a p iñ a m ien to Idea de que la reorganización de la no involucra boca y lengua,
fun ción del hem isferio derecho tras u na lesión apraxia motora Térm ino usado por Liepm ann para
tem prana del hem isferio izquierdo, y la resultante indicar deterioro en la coordinación m otora fina
absorción del lenguaje por el hem isferio derecho, (no debida a debilidad o parálisis) que resulta de
es lo grad a al costo de deterioro en el fun cion a una lesión cerebral,
m iento intelectual general, apraxia oral D eterioro en la ejecu ció n de m ovi
aplanam iento afectivo Expresión em ocional dismi miento aprendido (no debido a deterioro m otor o
nuida o completamente ausente, sensorial periférico) que afecta de m anera selec
ap olip op roteín a E4 Protem a cuyo gen para la pro tiva la boca y lengua del individuo,
gram ación puede representar un factor de riesgo aprendizaje asociativo condicional Tarea de apren
para form as fam iliares de enferm edad de Alzhei- dizaje asociado pareado en la cual a los sujetos no
mer. se les dice de m anera exp lícita cuáles estím ulos
apraxia Trastorno del movimiento voluntario apren están pareados con cuáles, sino que deben extraer
dido no debida a deterioro sensorial o m otor ele esta inform ación a través de un proceso de acierto
mental. y error.
apraxia co n cep tu al D eterioro en el uso de un ob aprendizaje m otor Aprendizaje de movimiento ha
jeto debido a perturbación del conocim iento con bilidoso. Los ganglios basales y el cerebelo son im
ceptual de la relación entre el objeto y los m ovi portantes para el aprendizaje motor, tina forma de
m ien tos apropiad os p ara el m ism o (op u esta a memoria implícita,
p ertu rb a ció n de la p rogram ación d el m ov i ap rend izaje no asociativo C am bio en la respuesta
m ien to n ecesario, el cual está in tacto ). Esto se de com portam iento que ocurre a lo largo del
m an ifiesta com o h abilid ad preservad a p ara lle tiempo como respuesta a un solo tipo de estímulo;
var a cabo secuencias de m ovim iento aprendido, incluye habituación y sensibilización,
pero ejecutándolos en form as que no correspon ap rend izaje p ercep tu al D esarrollo, tras exposicio
den a la situ ación , com o levan tar u n m artillo y nes repetidas, de velocidad y precisión crecientes
GLOSARIO 447
sobre tareas perceptuales, como el test de dibujos arq u iocorteza Á reas de la corteza que sólo tienen
incom pletos de Gollin y la lectura en espejo, una capa. Incluye region es del hipocam po (asta
aprosod ia Severo deterioro en el procesam iento de de Amón y circunvolución dentada),
la prosodia. asim etría fu n cion al h em isférica Véase especializa-
aprosodia expresiva Deterioro en la expresión de la ción h em isférica com plem entaria,
prosodia. asociación Coocurrenda consistente de deterioro en
aprosodia receptiva Deterioro en la expresión de la dos o más fundones. La asod adón sugiere que los
prosodia. dos fenóm enos de com portam iento o cognitivos
área de Broca Área de la corteza (en la parte poste son manifestadones de un proceso subyacente,
rior de la circunvolución frontal inferior izquierda) aspartato Un am inoáddo neurotransmisor.
la cual, cuando se daña, resulta en una afasia ca asta dorsal Parte dorsal de la sustancia gris espinal
racterizad a por un deterioro en la producción de que contiene los cuerpos celulares de las intemeu-
había, m ientras que la com prensión del lenguaje ronas que portan entrada desde las neuronas so-
está relativamente intacta, matosensoriales primarias h ad a el cerebro y had a
área de p royección prim aria Á rea del cerebro que las neuronas m otoras al m im o y otros niveles de
recibe la m ayor entrada desde otra área, aplicado la médula espinal,
con m ás frecuencia a las áreas sensoriales, asta ventral Región ventral de la sustanda gris den
área de W em icke Área de la corteza en la región pa tro de la m édula espinal que contiene los cuerpos
rietotem p oral del hem isferio izqu ierdo que, celulares de las neuronas motoras •.
cuando es dañada, resulta en la afasia de W emicke astereogénesis Incapacidad para reconocer objetos
(comprensión de lenguaje deteriorada y habla que por m edio del contacto activo en ausencia de d e
es fluida mas no significativa), terioro sensorial elemental; agnosia tactual,
área m otora secund aria De acuerdo con el modelo astrocitos Largas células glíales con forma de estre
jerárqu ico secuencial, área de la corteza hacia la lla que rodean la vasculatura del cerebro y forman
cual proyecta la corteza motora terciaria (es decir, la barrera hem atoencefálica.
la corteza premotora). ataxia Térm ino general que indica perturbación de
área m otora su p lem en ta ria (A M S) Á rea sobre la coordinación muscular,
su perficie m ed ial de cada hem isferio ju sto ante ataxia cereb elo sa P ertu rbaciones en el m an teni
rior a la corteza motora. Está involucrada en la co miento de la postura y la coordinación secuencial
ordinación de secuencias de m ovim iento, del m ovim iento asociado con disfunción cerebe
área m otora terciaria De acuerdo con el modelo je losa.
rárquico secuencial, área en los lóbu los frontales ataxia óptica Deterioro en la habilidad para apu n
hacia la cual se proyecta la inform ación desde el tar hacia un estím ulo, en ausencia de desorienta
área sensorial terciaria, ción visu al prim aria o de deterioro propriocep-
área prem otora (APM ) Área de la corteza justo an tivo, anestésico o motor,
terior a la corteza m otora sobre la superficie ante atención Proceso hipotético que permite la contien
rior de cada hem isferio cerebral. Está involucrada d a selectiva de resp u esta a ciertos aspectos de
en la coordinación de secuencias de m ovim iento, procesos psicológicos internos o del ambiente ex
área se n so rial terciaria De acuerdo con el m odelo terno.
jerárquico secuencial, área en la corteza en la cual aten ción cu b ierta C am bio de atención que ocurre
converge la inform ación desde cada una de las con independencia de cualquier com portam iento
áreas sensoriales secundarias (visual, auditiva y abierto; por ejemplo, la atención visual que ocurre
som atosensorial). sin considerar el m ovim iento ocular,
área som atosensorial Véase corteza som atosensorial, atención excluidora Inhibición de la atención y res
áreas se n so ria le s secu n d arias De acuerdo con el puesta a las particularidades del ambiente que no
m odelo jerárquico secuencial, áreas de la corteza son relevantes para las m etas. Véase también aten
que reciben proyecciones desde la corteza senso ción selectiva,
rial prim aria para una modalidad dada, aten ción m a n ifie sta A ten ción que es m anifestada
argot fo n ém ica Tipo de afasia de argot caracteri por algún com portam iento m anifiesto; por ejem
zada por habla que contiene m uchas no palabras plo, m ovim iento ocular anticipatorio en la direc
(neologismos), ción de un blanco pronto a aparecer como res
argot sem án tica Tipo de afasia de argot caracteri puesta a una clave,
zad a por habla que contiene p alabras reales que atención selectiv a C entrar la atención sobre pecu
están combinadas de manera inapropiada. liaridades del ambiente que son relevantes para el
448 GLOSARIO
com portam iento dirigido a m etas. V éase tam bién de la fron tera com ú n. E stas ban d as son m ed ia
atención excluidora. das por in h ib ició n lateral,
atetosis Ocurrencia incansable de lentos y sinuosos bandas finas Áreas finam ente bandeadas en V2 de
m ovim ientos de torsión realizados de m anera in finidas por la técnica de teñido de citocrom ooxi-
voluntaria. dasa. Las bandas finas reciben entrada desde las
atrofia Decaim iento; disminución en tamaño, manchas de V I y proyectan hacia V4.
autism o Trastorno extrem adam ente discapacitante b an d as gru esas Á reas g ru esas ban d ead as en V2
que casi siem pre com ienza antes de los 30 m eses definida por la técnica de teñido de citocrom oo-
de edad y por lo general dura toda la vida. Está xid asa. Las ban d as gru esas reciben en trad a
caracterizado por severo deterioro en la com uni desde la capa IVB de V I y proyectan h acia V 3 y
cación verbal y no verbal, fracaso para desarrollar V5.
relaciones sociales y patrones de com portam iento barrera hem atoencefálica Barrera que protege al ce
estereotipados y repetitivos, rebro al perm itir que pasen a él, desde la circula
au to estim u lación eléctrica Situación en la cual un ción general, sólo ciertas m oléculas. Está form ada
animal recibe estimulación eléctrica hacia una par por astrocitos (un tipo de glía) que rodea la vascu-
te del cerebro com o consecuencia de cierto com latura del cerebro,
portam iento, como oprimir una palanca. Se ha de b arriles A gregados celu lares especializad os en la
m ostrad o que la au toestim ulación eléctrica en corteza sensorial del ratón, cada uno de los cuales
varias áreas subcorticales, en particular el septum, recibe entrada de un solo bigote en el lado contra-
es altam ente recompensante, lateral del cuerpo,
au toneu rotoxicid ad Respuestas neuronales al ata bastones Fotorreceptores en la retina sensibles a la
que que p o sterio rm en te dañan el tejid o neu ro- luz m ortecina mas no al color. Se encuentran en la
nal. Un ejem plo es la excesiva liberación de glu- periferia de la retina,
tam ato p o r las célu las en el h ip o ca m p o com o bicapa de líp id o s Doble capa de m oléculas lípidas
resp u esta a la d eprivación de oxígen o. E sto so que forman la mem brana de las neuronas,
b reex cita a las n eu ron as h ip o cám p icas y causa bilateral En ambos lados (del cuerpo),
su m uerte. b lo ck para apuntes v iso esp acial H ipotético alm a
autorradiografía Técnica en la cual un trazador ra cén de la m em oria visoespacial a corto plazo,
diactivo es inyectado en un área de sustancia gris bloqueadores de receptores D roga que disminuye
y luego es m ovida (vía transporte axoplásm ico) la efectividad de un neurotransm isor al com petir
hacia las term inales axonales. Esto p erm ite la por sitios de ligadura con sus receptores,
identificación de las estructuras que son los blan b om ba m e ta b ó lica M ecan ism o bioqu ím ico que
cos de las neuronas inyectadas, m ueve de m anera activa u n ion a través de una
autorreceptores Receptores sobre la m em brana pre- membrana en la dirección opuesta a la dictada por
sináp tica que ligan neurotransm isores y por me las fuerzas electroquímicas,
dio del cual proporcionan al axón la inform ación botón Extremo del axón. Tam bién llam ado terminal
acerca de la concentración de neurotransm isor en del axón.
la sinapsis. bradicinesia M ovimiento lento.
avolición Aparente ausencia de motivación, buffer fonológico Alm acén especifico de memoria a
axial Plano de sección (corte) que divide al cerebro corto plazo para m aterial au ditivo-verbal. Tam
en partes superior e inferior, bién llamado almacén fonológico,
axón El largo proceso (proyección o crecim iento ex bu ffer gráfico Hipotético alm acén a corto plazo para
terno) que se extiende desde el cuerpo celular que las secuencias de letras recuperadas que deletrean
pasa señales hacia la siguiente neurona, palabras, análogo a la memoria verbal a corto plazo.
balism o Violentos e involuntarios m ovim ientos de buffers Sistemas de alm acenam iento temporal espe
lanzamiento de las extremidades, cializados.
banda m otora Véase corteza motora, Bulbo raquídeo Porción del cerebro posterior ros
b an d as de M ach Bandas ilusorias que aparecen a tral a la m édula espinal y caudal al puente (o pro
lo largo de la frontera com ún entre áreas que di tuberancia anular),
fieren en clarid ad y oscuridad. C uando u n área campo de lugar Lugar que es el campo receptivo de
oscura está ju nto a otra más clara, una banda aún una célula de lugar,
m ás o scu ra aparece en el área oscu ra a lo largo cam po recep tiv o C aracterística del estím ulo que
de la fron tera com ún, m ientras que el área m ás causa que una neu rona in d iv id u al se dispare de
clara tiene una banda incluso m ás clara a lo largo manera m áxim a o mínima.
GLOSARIO 449
cam pos hom otópicos Áreas correspondientes en los capa plexiform e Capa m ás externa de la corteza ce
hem isferios derecho e izquierdo, rebral, que consiste de fibras (axones) que conec
cam pos v isu a le s fro n ta les (CVF) R egiones de los tan diferentes áreas de la corteza,
lóbu los frontales anteriores al área prem otora y capa p lexiform e exterior Capa de células en la re
dorsales al área de Broca involucradas en el con tina (entre las capas nucleares externa e interna)
trol cortical del movimiento ocular voluntario, compuesta de células horizontales,
canal m ag n ocelu lar V3 V ía desde las células gan- capa p lexiform e in terio r C apa de células en la re
glionares retínales M hacia las capas m agnocelu- tina entre la capa nuclear interior (células bipola
lares del N G L hacia la capa IV C _ de V I h acia la res) y la capa de células ganglionares, com puesta
capa IVB de V I hacia las band as gruesas de V2 de células amacrinas.
hacia V3. El procesamiento dentro de este canal es capas m agnocelulares d el N G L Dos capas ventra
crucial para la percepción de las form as de los ob les del NGL (capa 1 y 2), que reciben entrada de la
jetos en movimiento (forma dinámica), retina de las células ganglionares M.
can al m ag n ocelu lar V 5 Vía desde las células gan- capas parvocelulares del N G L Cuatro capas dorsa
g lionares retínales M h acia las capas del N GL les del N GL (capas 3-6), las cuales reciben entrada
hacia la capa IV C_ de V I hacia la capa IVB de V I retinal desde células ganglionares R
hacia las bandas gruesas de V2 hacia V5. El proce cariotipo C onstitución crom osóm ica del núcleo de
sam iento dentro de este canal es crucial para la una célula.
percepción del movimiento, catecolam inas Clase de neurotransm isores que in
can ales A b ertu ras en la m em brana n eu ronal fo r cluye la epinefrina, la n orep in efrin a y la dopa-
m ad as p or p ro teín as anid ad as en la b icap a lí- mina.
pida. Existen canales específicos para iones espe categorización perceptual Véase constancia percep
cíficos (por ejemplo, K~, Na*), cada tipo regulando tual.
la p erm eab ilid ad (con d u ctan cia) de la m em catión Ion cargado positivamente,
b ran a a su ion particu lar. Varía el grado al cual caudal En el tallo cerebral y la m édula espinal, la di
un tipo p articu lar de canal p erm ite que pase su rección que se aleja del cerebro,
ion p articu lar, d epend ien d o de d iv erso s facto cau salid ad m en tal P roceso h ip otético por m edio
res. del cual los procesos m entales afectan los objetos
canales activados por ligand os Véase canales acti y eventos físicos,
vados por transm isor, causas próxim as C ausas in m ed iatas de un sín
canales activados por transm isor Canales de mem drome o trastorno. Por ejem plo, en la diabetes, la
brana que alteran su activación como respuesta al causa próxim a del trastorno es insuficiente insu
ligado de neurotransm isores esp ecíficos con re lina.
ceptores postsinápticos. También llam ados canales causas ú ltim as Causas rem otas de un trastorno.
activados por ligandos. Pueden ser divididas en dos categorías: una pre
can ales activ ad os p or v o lta je C anales de m em d isposición para el trastorn o (denom inada diá
brana que alteran su apertura com o respuesta a tesis) y un componente am biental (denominado es
cambios en el voltaje, trés). Por ejemplo, en la diabetes, la diátesis es un
canales de los puentes de b a ja resisten cia Tipo de factor genético que predispone a u n individuo a
transm isión a través de las sinapsis en el cual las la enferm edad. Esta puede ser disparada por es-
conexiones estructurales entre dos neuronas per tresores ambientales como la obesidad,
m ite un flujo de corriente directa entre ellas. Este cegu era cortical La cegu era debida a daño al sis
tipo de transm isión es m enos com ún que la trans tema visual cortical, en particular la corteza visual
m isión vía la liberación de neurotransmisor. Tam prim aria (V I).
bién llam ada sinapsis eléctrica. ceguera cortical parcial M oderación (o reemergen
canales de reposo Canales que son abiertos cuando cia en el curso de la recuperación) de ciertas fun
la neurona está en el estado de reposo (no dispa ciones tras daño a V I.
ra). célu la ab u ela Tipo h ip o tético de neurona que ha
capa celular ganglionar Capa de células gangliona- sido propuesta com o com p o n en te en el m eca
res en la retina, nism o neuronal subyacente al reconocim iento vi
capa n u clea r exterior Capa de célu las en la retina sual de objetos. De acuerdo con esta visión, tales
com puesta de fotorreceptores. células tienen campos receptivos altam ente espe
capa n u clear in terio r Capa de la retina com puesta cíficos (que registran la presencia de objetos espe
de células bipolares. cíficos), ya que ellas son el punto final en una je-
450 GLOSARIO
rarquía convergente de neuronas con cam pos re de la célula (ejercen un efecto excitatorio o inhi
ceptivos progresivamente más específicos, b itorio sobre la célu la gan glion ar) y el otro tipo
célu la de lu g ar Tipo de neurona, por lo general en de cono tiene el efecto opuesto sobre el entorno.
el hipocam po, cuyo campo receptivo es la presen Las neuronas con estas características tam bién se
cia del anim al en un lu gar particu lar dentro del en cu entran a n iv eles su p erio res d el sistem a v i
ambiente. sual.
célula h orizontal Células en la retina que form an la célu las de aten ción au m entada esp ecíficas de u b i
capa plexiform e extem a, entre la capa nuclear ex cación N eurona en la corteza parietal de monos
terior (fotorreceptores) y la capa nuclear interior que se disparan cuando el anim al atiende furtiva
(células bipolares), mente hacia (no moviendo sus ojos hada) una ubi
célu las am acrinas Células que form an la capa ple cación (dentro del cam po recep tivo de la célula)
xiform e interna de la retina, entre la capa nuclear donde un blanco que activa una respuesta apare
in terior (células bipolares) y la capa de células cerá.
ganglionares. célu la s de fija c ió n de m irad a N euronas que res
célu las b ip o la res N euronas que tienen largos pro ponden sólo cuando un estím u lo excita un área
cesos en ambos extremos, con el cuerpo celular en particular de la retina y el anim al m ira en una di
el punto m edio. Las células bipolares están en la rección particular. Cuando el anim al se fija en un
retina y conectan los fotorreceptores con las célu punto diferente, un estím ulo que cae en la m ism a
las ganglionares, form ando la capa n u clear in área de retina que causó que la célula se disparara
terna de la retina, durante su direcdón de m irada preferida, no pro
célu las centro OFF/periferia ON N euronas que se ducirá una respuesta. Tales células se han encon
disparan a su máxima frecuencia cuando el centro trado en el área V3 y en la corteza parietal de los
circular de sus campos receptivos no es ilum inado monos.
y el área con form a de dona que lo rodea sí lo es. célu las de p osición real N euronas que se disparan
células centro ON/periferia O FF N euronas que se como respuesta a un estím ulo cuando el estímulo
disparan a su máxima frecuencia cuando el centro está en una posición específica en relación con el
circular de sus campos receptivos es ilum inado y mono sin im portar el punto que está siendo fijado.
el área con forma de dona que lo rodea no lo es. Tales células se encuentran en el área V6 de la cor
célu la s coexten siv as op o n en tes sim p les Células teza parietal del mono.
ganglionares P que tienen un campo receptivo in- células ectópicas Células ubicadas lejos de su posi
diferenciado (sin organización centro-periferia) en ción normal.
la cual la acción de los conos B es opuesta a la ac células ganglionares N euronas con sus cuerpos ce
ción com binada de los conos G y R. lulares en la retina que reciben entrada desde los
células com plejas Neuronas en la corteza con cam fotorreceptores vía células bipolares retínales. Sus
pos receptivos consistentes de un borde de ilum i axones proyectan hacia el núcleo geniculado late
nación en orientación particu lar en u na porción ral del tálamo.
del cam po visual al cual la célula responde. Se ha célu las gan glion ares M Uno de dos tipos de célu
h ipotetizad o que estas células reciben entrada las ganglionares en la retina. Tienen cam pos re
desde varias células simples, ceptivos largos, son sensibles a bajo contraste, no
células concéntricas de band a gruesa Células gan son sensibles a la longitud de onda y responden a
glionares P en los cuales los conos R y G actúan en chispazos transitorios. Proyectan hacia neuronas
conjunto en cada área del cam po recep tivo pero en las capas m agnocelulares del geniculado late
tienen función opuesta en am bas áreas. Las neu ral.
ronas con estas características tam bién se encuen célu las ganglionares P Uno de los dos tipos de cé
tran en altos niveles del sistema visual, lulas ganglionares en la retina. Tienen pequeños
célu las con cén tricas op onentes d ob les N euronas campos receptivos, responden con descarga soste
en las cuales los conos R y G actúan en conjunto nida y son sensibles a la longitud de onda. Proyec
en cada área del campo receptivo pero que tienen tan hacia neuronas en la capa parvocelular del nú
acción opuesta en las dos áreas. Esto hace a estas cleo geniculado lateral.
neuronas altamente sensibles a la presencia de co células piram idales N euronas que tienen un cuerpo
lores contrastantes, celular en forma de pirámide.
célu las con cén tricas op onentes se n c illa s Células célu la s S ch w an n C élulas gliales que form an la
ganglionares P en las cuales un tipo de cono (R o vaina de m ielina alrededor de los axones en el sis
G) activan el centro del cam po receptivo circular tema nervioso periférico.
GLOSARIO 451
célu las sim p les N euronas en V I (descubiertas por circu n volu ción p arah ip ocám p ica C ircunvolución
H ubel y W iesel) con campos receptivos caracteri cercana al hipocam po en la parte ventral y m edial
zados por un estímulo con forma de barra presen del lóbulo temporal,
tado en orientación particular en un área particu circunvolución su bcallosa Á rea de la corteza sobre
lar del campo visual, el aspecto m ed ial de los h em isferios cerebrales
cereb elo Larga e in trin cad a estru ctu ra que sobre que yace inferior a la parte anterior del cuerpo ca
sale de la superficie dorsal del cerebro al nivel del lloso.
puente y que form a la raíz del cuarto ventrículo, ciru gía de cerebro d ividido Véase com isurotom ía.
cerebro anterior Parte m ás rostral del cerebro, que cisu ra Surco particu larm en te profundo o prom i
incluye al telencéfalo (hemisferios cerebrales, gan nente en la corteza cerebral,
glios basales, am ígdala e hipocam po) y al diencè cisura de Silv io Profundo surco en la superficie la
falo (tálam o e hipotálam o). También llam ado pro- teral del cerebro, que se extiende de m anera p os
sencéfalo. terior y hacia arriba, y form a la frontera entre los
cereb ro m ed io Corto segm ento del tallo cerebral lóbulos parietal y tem poral. Tam bién llam ada ci
entre el cerebro anterior y el posterior. Incluye el sura lateral.
tectum y el tegm entum . Tam bién es d enom inado cisura lateral Véase cisura de Silvio,
mesencèfalo. cito arq u itectu ra Estudio de las variaciones en las
cerebro n eom am ífero De acuerdo con la hipótesis características (por ejem plo grosor, tipo de n eu
del cerebro triple de MacLean, la neocorteza. Mac- rona) de las capas celulares en diferentes partes de
L ean propuso que este nivel su perior de cerebro la corteza cerebral,
m edia em oción específica con base en las percep citocrom o oxidasa Enzim a que, cuando es sujeta a
ciones y las interpretaciones del m undo inmediato, un teñido específico, puede servir como marcador
agregando especificidad a la expresión de emoción de activid ad m etabòlica aum entada en el tejido
general mediada por el cerebro paleomamífero. neu rona!
cereb ro paleom am ífero D e acuerdo con la h ipóte clave de recu p eración Estím ulo que es de m anera
sis del cerebro triple de M acLean, el sistem a lím - perceptual, semántica o de algún otro modo simi
bico. M acLean postuló que el cerebro paleom am í lar o reladonado con la inform ación que uno está
fero añade experiencia actual y recien te a las intentando recordar,
pulsiones básicas m ediadas por el cerebro reptil, co d ifica ció n Form a en la cual la inform ación está
cerebro posterior Parte del tallo cerebral caudal al representada en el sistem a nervioso. Esto varía de
cerebro m edio. Incluye al m etencéfalo (puente y pendiendo de los aspectos o particularidades del
cerebelo) y al mielencéfalo (médula oblonga), estímulo que sirven como la base para la codifica
cerebro rep til De acuerdo con la hipótesis del cere ción.
bro triple de M acLean, el tallo cerebral. M acLean cod ificación elaborativa O rganización activa de la
postuló que el cerebro reptil m edia los elem entos inform ación (para el posterior recuerdo) que tiene
más básicos de la sobrevivencia, com o la hom eos lugar durante o poco después de la exposición ini-
tasis. dal.
cG M P Véase guanosinm onofosfato cíclico, cola de caballo El arreglo de nervios espinales infe
ciclo s m ie lo g en ético s C oncepto que en carga el rios conform e con tin úan el curso caudalm ente
hecho de que los axones de las neuronas en dife m ás allá del fin al de la m édu la espinal antes de
rentes regiones del cerebro experim en tan el pro dejar la colum na vertebral,
ceso de m ielinizadón en diferentes m om entos du colícu lo in fe rio r Á rea en el cerebro medio que re
rante el desarrollo, cibe proyecciones auditivas desde la oliva su pe
cinestesia Sensación de m ovim iento corporal, rior.
circu ito de Papez Vía que Jam es P ap ez propuso colículo su perior Núcleos en el cerebro medio pos
com o el m ecanism o neuronal por m ed io del cual terior (tectum) que recibe entrada visual desde la
los procesos su bcorticales que m ed ian la excita retina.
ción corporal y los procesos corticales que m edian colinèrgico Pertenedente a (la forma adjetiva de) la
la experienda emocional se influyen m utuam ente, acetilcolina.
circunvolución (Latín, gyrus; latín plural, gyri) Des colum n a de d om in io o cu lar C olum nas perpendi
doblam iento en la corteza cerebral, culares de neuronas en V I con sim ilares caracte
circu n v o lu ció n de H esch l C ircu n v olu ció n en el rísticas de dominio ocular,
labio in ferior de la cisura de Silv io que es m ás o colu m n as de o rie n ta ció n C olum nas de neuronas
m enos equivalente a la corteza auditiva prim aria. en la corteza visual, perpendiculares a la superfi-
452 GLOSARIO
cas del estím ulo proxim al (estím ulo sobre la su corteza Del latín "co rtex ", capa externa de una es
perficie del receptor). También llam ada categoriza tructura. La corteza cerebral es la capa extem a del
tion perceptual. cerebro anterior,
constante de decaim iento Cuantificación para una corteza auditiva Área de la corteza en la circunvo
m em brana postsináptica dada, de la m edida de lución de H eschl en el lab io inferior de la cisura
dispersión de un PPSE. Ésta depende de las carac de Silvio que recibe las grandes proyecciones
terísticas particulares de la membrana. desde el núcleo geniculado m edial del tálamo,
co n stan te de tiem p o C uantificación, para una corteza calcarina Región en los lóbulos occipitales
m em brana postsináptica dada, de la duración de que recibe las m ayores proyecciones desde el nú
un PPSE. La constante de tiem po depende de las cleo geniculado lateral. Tam bién llam ada corteza
características particulares de la m embrana. visual primaria o VI.
con torn o su b je tiv o E xperiencia su bjetiv a de un corteza cerebral H oja m asiva de cuerpos celulares
contorno donde de hecho ninguno está presente. neuronales que form an la capa externa de sustan
El triángulo Kanizsa es ejemplo de -una figura que cia gris que rodea al telencéfalo.
provoca la percepción de un contorno subjetivo. corteza cin gu lad a G ran circunvolución que se ar
contralateral En el lado opuesto. quea a lo largo del m argen superior del cuerpo ca
co n v u lsio n e s P ertu rb acio n es tra n sito rias de la lloso sobre la superficie m edial de los hem isferios
función cerebral que pueden m anifestarse como cerebrales.
pérdida o deterioro de la conciencia, fenóm enos corteza de asociación De acuerdo con los antiguos
m otores anorm ales, p ertu rbacion es psíqu icas o modelos secuenciales de procesam iento cortical,
sen so ria les, o activ ación del sistem a nervioso. áreas de la corteza (no dedicadas a función senso
Los sín tom as son debidos a p ertu rb ació n de la rial o motora) donde están representados los pro
actividad eléctrica del cerebro. Tam bién llam ada cesos de orden superior (asociativos). Debido a la
epilepsia. creciente comprensión de la función de estas áreas,
convulsiones focales Convulsiones que comienzan este término ahora es visto como insuficientemente
en una ubicación específica del cerebro y luego se específico y su uso es cada vez más infrecuente,
expanden. corteza de aso ciació n au d itiv a Área que rodea la
corea O currencia incesante de am plia variedad de corteza au ditiv a que recib e proyecciones desde
rápidos y com plejos m ovim ientos de contorsión la corteza auditiva y está involucrada en el pro
que parecen estar bien coordinados pero que son cesamiento auditivo de orden superior,
involuntarios. Los movimientos coreicos se obser corteza de asociación visu al Áreas de la corteza ex
van en varias enfermedades diferentes del sistema ternas a V I que están involucradas en la visión. A
nervioso. estas áreas se les refiere como corteza extraestriada
corea de H u n tin g to n Enferm edad hereditaria ca o corteza preestriada.
racterizad a por corea progresiva crón ica y dete corteza entorrinal Región cortical en el lóbulo tem
rioro m ental que progresa a d em encia y term ina poral m edial que ocupa el banco medial del surco
en la muerte. rínico. Esta área p roporciona entrada al h ip o
corriente de pensam iento De acuerdo con la teoría campo.
de Papez, una de las dos corrientes por medio de corteza estriad a Otro nom bre para V I en el surco
las cuales pueden surgir sentimientos conscientes. calcarino de los lóbulos occipitales,
En esta corriente, la entrada sensorial alcanza la corteza extraestriada Áreas de corteza afuera de V I
circunvolución cingulada vía el tálam o y otras re que están involucradas en la visión. Tam bién lla
giones de la corteza. Véase tam bién corrien te de mada corteza preestriada.
sentim iento. corteza m otora Área de corteza (justo anterior al
corrien te de sen tim ien to De acuerdo con la teoría surco principal) que está m ás directam ente invo
de P ap ez, u na de las dos co rrien te s por m edio lucrada en la im plem en tación del m ovim iento.
de las cuales pu ed en surgir sen tim ien to s co n s También llamada M I.
cientes. En esta corriente, la entrada desde el tá corteza m otora prim aria Véase corteza m otora. De
lam o p rim ero va h acia el h ip o tá la m o y lu ego acuerdo con el m odelo secu en cial jerárquico, el
p ro y ecta hacia la circu n vo lu ción cin gu lad a vía área de corteza al cual proyecta la corteza motora
el hipotálam o. Véase también corrien te de p en sa secundaria.
m iento”. corteza parahipocám pica Área cortical en el lóbulo
corriente negra Influjo de N a' que ocurre en los fo temporal medio que yace lateral a la corteza peri-
torreceptores en la oscuridad. rrinal.
454 GLOSARIO
corteza p erirrin a l Área cortical del lóbu lo tem po anormalmente elevados, lo cual ejerce una influen-
ral m edial que ocupa el banco lateral del surco rí- d a extensa sobre el fundonam iento cerebral,
nico. cotransm isión Situadón en la cual una pequeña m o
corteza preestriada Áreas de la corteza exteriores a lécula neurotransm isora y un neuropéptico son li
V I que están involucradas en la visión. Tam bién berados por la m isma neurona,
llam ada corteza exfraestriada. craneotom ía Abertura quirúrgica del cráneo.
corteza prefrontal Área de los lóbulos frontales an C RH Véase horm ona lib e rad o ra de corticotropin a
teriores a las cortezas prem otora y m otora suple crom osom a Estructura en el núcleo de cada célula
m entaria. Está involucrada en el control de orden que contiene los genes. Las células en los humanos
superior y en la regulación del com portam iento, tienen 46 cromosomas, ordenados en 23 pares. Uno
corteza p re fro n ta l m ed ia R egión de los lóbulos de estos pares consiste de los crom osom as sexua
frontales en la superficie interior de los h em isfe les. En los varones, los m iem bros del p ar de cro
rios cerebrales, m osom as sexuales son un crom osom a X y un cro
corteza prefrontal orbital Área de los lóbulos fron m osom a Y. En las m ujeres, am bos m iem bros del
tales sobre la superficie ventral de los hem isferios par de crom osom as sexu ales son crom osom as X.
cerebrales. Es llam ada así por su proxim idad con crom osom as sexuales Véase crom osom as,
las órbitas (las cavidades óseas que contienen los cuadrantanopia Ceguera en un cuadrante del cam
globos oculares). También es llam ada corteza pre po visual.
fron tal ventral. cuad riplejia Parálisis de las piernas y brazos que re
corteza prefrontal ventral Área de los lóbulos fron sulta de una lesión de la m édula espinal,
tales sobre la superficie ventral de los hem isferios cuerpo callo so Tracto fibroso m asivo que form a
cerebrales. También llamada corteza prefrontal orbi conexiones neuronales entre los dos hem isferios
tal. cerebrales.
corteza se n so ria l prim aria Á rea de la corteza que cuerpo celu lar Parte de la neurona que contiene el
recibe la m ayor entrada inicial desde centros sen núcleo celular y muchos de los organelos que son
soriales en las áreas cerebrales in feriores. Por cruciales para el funcionam iento de la célula. Tam
ejem plo, V I recibe la m ayor entrada inicial desde bién llam ado soma.
el núcleo geniculado lateral del tálamo, cuerpo estriado N om bre colectivo para el putamen,
corteza som atosensorial (S I) Á rea de la corteza en globo pálido y núcleo caudado,
la circunvolución postcentral de cada hem isferio cuerpo p ineal Estructura en la línea m edia del epi-
que recibe y procesa inform ación sensorial desde tálamo que se cree está involucrada en el ritmo cir-
el lad o contralateral del cuerpo acerca del tacto, cadiano.
tem peratura, vibración, propriocepción y cineste- cuerpos m am ilares N ú cleos en la parte posterior
sias. del hipotálam o. Su nom bre proviene de sus apa
corteza som atosensorial secundaria Área de la cor riencias en form a de m am a cuando son vistos en
teza ven tral a la corteza som atosensorial que re la superficie ventral del cerebro,
cibe entrada principalm ente desde dicha estru c decusación Cruzamiento de fibras de un lado del ce
tura y proyecta hacia áreas parietales posteriores rebro hacia el otro,
donde tienen lugar procesam ientos som atosenso- decusación p iram id al Á rea del bulbo raquídeo en
riales y espaciales de orden superior, el cual se cruzan fibras corticoespinales de un lado
corteza tem poral m edia Cortezas entorrinal, peri del tallo cerebral hacia el otro,
rrinal y parahipocámpica. d eg en eració n M uerte de neu ronas o procesos de
corteza v isu al prim aria Área en los lóbulos occipi neuronas.
tales que recibe la proyección p rim aria desde el degeneración anterógrada D egeneradón de la lon
núcleo geniculado lateral del tálam o. Tam bién se gitud de un axón distal h acia el punto de daño.
le llam a VI. También llam ada degeneración walleriana.
cortisol Hormona liberada por la corteza adrenal que degeneración gran u lov acu lar Áreas anorm ales de
es parte de la activación de una respuesta de estrés. pérdida citoplásm ica llen a con gránulos, obser
En algunos pacientes con depresión, parece haber vada en neuronas en los cerebros de parientes con
una perturbación del lazo de retroalimerttadón ne enferm edad de Alzheimer.
gativo hacia el hipotálam o y la pituitaria anterior d egeneración retrógrada D egeneración que se ex
que norm alm ente desactiva la liberación de corti pande desde el punto de transección de un axón
sol después de que ha alcanzado un nivel óptimo. de vuelta hacia el cuerpo celular (en oposición a
Esta perturbación resulta en niveles de cortisol degeneración anterógrada o w alleriana).
GLOSARIO 455
d eg en eració n trasn eu ron al D egen eración que se ejemplo, el movimiento de los ojos) no sea confun
extiende hacia las neuronas que tienen conexiones dida con movimiento del mundo,
sinápticas con una neurona dañada, d esm ielin iz a ció n D estru cción o rem oción de la
degeneración w alleriana Degeneración de la longi vaina de m ielina que norm alm ente rodea a las
tud de un axón distal al punto de daño. También neuronas.
llam ada degeneración anterógrada. deso rien tación top og ráfica Incapacidad para m o
d eleción Pérdida de material genético de un cromo verse en torno a con figu raciones espaciales d e
soma. bido a una perturbación en la habilidad para per
deletreo con base en vocabulario Trastorno central cibir con precisión las relaciones y distancias
del deletreo en el cual el deletreo descansa sobre espaciales entre puntos de referencia del terreno,
un vocabu lario establecido de correspondencias desorientación visual Incapacidad para fijar un ob
palabra-deletreo, mientras que el conocimiento de jeto (hacer que un estím ulo caiga en la fòv ea de la
las correspond encias letra-fonem a está d eterio retina) en ausencia de deterioro visual primario o
rado. También llamado agrafía fonológica. motor primario,
d eletreo por sonid o Trastorno central de deletreo despolarización Reducción en el potencial de m em
en el cual el individuo deletrea de acuerdo con las brana (disminución en la negatividad del interior
correspondencias letra a fonema más com unes en de la neurona),
el lenguaje. deterioro de com p ren sión esp ecífico de categoría
d elirio s Creencias que no están basadas en la reali Deterioro en la com prensión de las palabras (o di
dad. bujos) que denotan (describen) instancias dentro
d em en cia G rupo de trastornos caracterizados por de ciertas categorías, m as no de otras; por ejem
deterioro progresivo del funcionam iento cogni- plo, la habilid ad p ara com prender palabras que
tivo y em ocional debido a disfunción cerebral, denotan cosas vivientes pero no objetos pequeños,
dem encia cortical Demencia debida principalm ente d iasqu isis Efecto perturbador temporal que puede
a lesiones en la corteza cerebral, ejercer una lesión cerebral sobre un tejido neuro
d em en cia sem án tica Deterioro selectivo en la m e nal circundante o in clu so d istante. Esto puede
m oria sem ántica observado en asociación con de tom ar la form a de hin ch azón , sangrado u otro
mencia. proceso patológico de corto plazo,
d em en cias su b co rtica les D em encias que afectan diátesis Predisposición hacia alguna anormalidad o
principalm ente estructuras subcorticales. Éstas in enfermedad.
cluyen la corea de Huntington y la enferm edad de diencèfalo Parte del cerebro anterior entre el telen-
Parkinson. céfalo y el cerebro m edio, que incluye el tálam o,
d en d rita P arte de la neurona, por lo general está hipotálamo y epitálamo.
m uy ram ificada, que se extiende desde el cuerpo dim orfism o sexual Diferencias en estructura (o fun
celu lar y recibe señales (ligadura n eurotransm i- ción) entre los dos sexos de im a especie,
sora) de otras neuronas, dirección preferida D irección del m ovim iento que
denervación Pérdida de entrada neuronal hacia una es realizado (o a punto de ser realizado) y está aso
estru ctu ra neu ronal o m úsculo; el estado de ser ciada con la máxima tasa de disparo para una neu
privado de un suministro nervioso, rona particular en M I.
depresión Véase trastorno depresivo mayor, disartria Deterioro en la articulación de sonidos del
d epresión endógena Depresión causada por facto habla debida a disfunción de estructuras periféri
res internos, presum iblem ente biológicos. A ctual cas involucradas en los m ecanism os de produc
mente este térm ino no es de uso extenso, ción del habla, como la cara, la m andíbula, la len
depresión reactiva Depresión debida a factores ex gua y la laringe,
ternos (interpersonales y sociales), en oposición a d iscalcu lia Deterioro en la habilidad para realizar
factores internos (biológicos), operaciones aritméticas,
depresión unipolar Véase trastorno depresivo mayor, discalculia basada en el lengu aj e Discalculia de de
dermatoma Área de piel abastecida con fibras nervio sarrollo observada en asociación con dificultad de
sas sensoriales que alimentan un par de raíces dor deletreo y lectura, que se hipotetiza, es sim ilar a la
sales en un nivel particular de la médula espinal, discalculia observada tras lesiones del hem isferio
descarga co n ju n ta M ecanism o hipotético por m e izquierdo.
dio del cual la actividad del sistem a m otor es inte discalculia de desarrollo Deterioro en la realización
grada con la entrada hacia el sistem a sensorio-per- de operaciones aritm éticas no debida a lesión ce
ceptual, de m odo que el movimiento corporal (por rebral conocida, deterioro intelectual general, falta
456 GLOSARIO
de oportunidad para aprender, am biente fam iliar nido (lectura fonológica) m as no directamente del
o deterioro sensorial. Véase d iscalculia basada en percepto visual (es decir, lectura visual). Compare
el len g u aje y discalculia espacial, con dislexia disfonética,
d iscalcu lia espacial Discalculia de desarrollo en la d isle x ia d isfo n ética D eterioro en la lectura en el
cual los aspectos espaciales del cálculo, com o la cual una persona es capaz de leer palabras de ma
alineación de núm eros, están perturbados. Se ha nera directa a p artir del p ercepto visual (lectura
h ip otetizad o que esto es sim ilar a la discalculia visual) mas no por sonido (decodificación fonoló
observada tras lesiones del hemisferio derecho, gica). Compare con d islexia diseidética.
d iscap acid ad de a p re n d iz a je Véase trastorn o de d islexia fonológica H abilidad deteriorada para leer
aprendizaje. por sonido (por d ecod ificación fonológica), con
discapacidades de aprendizaje no verbal Trastornos lectura pGr visión de v ocabu lario preservada.
del aprendizaje caracterizados por dificultades en También llamada lectura por vocabulario visualizado.
áreas que no son explícitamente verbales, como de d islexia profunda Deterioro en la lectura a lo largo
terioro en los terrenos de la percepción, procesa de las dim ensiones sem ánticas, com o se ejem pli
m iento espacial y procesamiento socio-em ocional, fica al leer salto por brinco.
d iscin esia Térm ino genérico para perturbación en d islexia su perficial Lectura por sonido (análisis fo
el movimiento, nológico) que sigue las reg las im preso-a-sonido
discin esia tardía Trastorno de movim iento que ocu más com unes del lenguaje, sin la habilidad para
rre por el uso prolongado de m edicación antipsi- leer palabras que no siguen las reglas estándar (es
có tica. decir, palabras fo n o ló g icam en te irregulares).
disco óptico Área de la retina donde los axones de También llam ada lectura fon ológica o lectura por so
las células ganglionares dejan la retina. No existen nidos.
fotorreceptores en esta área, de m odo que los estí d islexias cen trales D islexias que involucran la in
mulos que caen en ella no pueden ser vistos. Esto terferencia con etapas posteriores en el proceso de
resulta en el punto ciego, lectura, opuestas a las d islexias visuales de form a
disforia Im paciencia, desazón, de palabra, las cuales involucran la perturbación
d isg ra fia D eterioro en la escritura. Este térm ino de las etapas tem pranas en el proceso de lectura,
puede ser usado tam bién para especificar trastor d islex ias v isu a le s de form a de p a la b ra D islexias
nos específicos del deletreo, conceptualizadas como perturbaciones en el pro
d isin erg ia A ctivación de los m úsculos requeridos cesam iento inicial de u na palabra como una uni
para un m ovim iento pero no en una form a coor dad visual, en oposición a dislexias centrales, las
dinada, sinèrgica. El resultado es una descom po cuales involucran interferencia con las etapas pos
sición de lo que norm alm ente sería un m ovi teriores del proceso de lectura,
m iento coordinado en componentes individuales. dism etria Deterioro en el m ovim iento de una extre
Se observa en asociación con lesiones cerebelosas. m idad de m odo que alcan ce con precisión un
dislexia Deterioro en la habilidad para leer, blanco. Se observa tras lesiones cerebelosas.
d islexia de aten ción D islexia de form a de palabra d isociable Capaz de estar separado (es decir, diso
caracterizada por una incapacidad para leer pala ciado). Véase d isociación de función,
bras y letras cuando aparecen con otro m aterial es d iso ciació n de fu n c ió n D eterioro en una función
crito, coexistiendo con habilidad preservada para sin deterioro en una segunda función. Se dice que
leer palabras y letras aisladas, las dos funciones son disociables; por ejemplo, la
d islex ia de d eletreo D islexia de form a de palabra visión y la escucha son disociables. Véase también
caracterizada por una incapacidad para reconocer disociación sim ple y disociación doble,
palabras como unidades visuales coherentes, disociación doble Se dice que dos funciones consti
d islex ia de d esarrollo Trastorno específico de lec tuyen una disociación doble si en ciertos casos el
tura no debido a lesión cerebral conocida (es decir, deterioro en la fu n ción A es observado sin dete
dislexia no adquirida) y no debida a inteligencia rioro en la función B y en otros casos el deterioro
in ad ecu ad a, factores am bientales o desventaja en la función B es observ ad o sin deterioro en la
sensorial. función A. Por ejemplo, la escucha y la visión son
dislexia de exclusión Dislexia de form a de palabra doblemente disociables.
en la cual la parte inicial o term inal de u na pala disociación sencilla Se dice que dos funciones cons
bra es leída mal. tituyen una disociación sen cilla si en algunos
d islex ia d iseid ética D eterioro de la lectu ra en el casos el deterioro en la función A es observado sin
cual una persona es capaz de leer palabras por so- deterioro en la función B, pero el deterioro en la
GLOSARIO 457
fu n d ó n B nunca es observado sin deterioro en la duram adre La más externa de las m em branas que
fu n ción A. Por ejem plo, com prender el lenguaje rodean al cerebro. Es dura, inelástica y sigue el
escuchado y escuchar sonidos son sencillam ente contorno del cráneo,
disociables. edem a H inchazón; la presencia de cantidades ele
d isolu d ón Idea propuesta por Hughlings-Jackson de vadas de fluido en los espacios intercelulares del
que las lesiones a los centros superiores del cerebro cuerpo.
causan una inversión del desarrollo evolutivo de la EEG Véase electroencefalografía.
organización jerárquica dentro del sistem a ner efecto de conocim ien to parcial H abilidad para ac
vioso. Esto explicaría el hecho de que las lesiones a ceder a la inform ación concerniente a la categoría
los centros superiores del sistema nervioso con fre- supraordinada a la cual pertenece un objeto en au
cuenda resultan en la liberadón de comportamien sencia de h abilidad para acceder a conocim iento
tos prim itivos (por ejemplo, reflejos) que previa más específico acerca de él.
mente estaban bajo el control de dichos centros, efecto de con tragolp e C uando un golpe en la ca
disparidad binocular Diferencia entre las imágenes beza "ra sp a " al cerebro al provocar que éste sea
de un objeto sobre las dos retinas debida a la ubi- lanzado contra el lado opuesto del cráneo al que
cad ón ligeramente diferente de los dos ojos en re recibió el golpe,
lación con el objeto visto. La inform ación concer efecto de lesión en etapas Hallazgo de que el efecto
niente a la disparidad binocular es crítica para la de una lesión en etapa sobre la función es m enor
percepción estereoscópica profunda, que el efecto de una sola lesión del mismo tamaño
d isprosod ia Deterioro en la habilidad para produ y la misma ubicación,
cir fluctuaciones tonales en el lenguaje hablado, efecto, de superioridad de palabra Tendencia de los
d istal Remoto; ubicado hacia la periferia o hacia el sujetos norm ales a reconocer una letra dada más
extrem o de una estructura, relativa a un punto de rápida y precisamente cuando es presentada como
referencia. parte de una palabra que cuando es presentada
d istonia Anormalidad del tono muscular, como parte de una no palabra,
d octrina de la neurona Otro nom bre para la teoría eferente "A lejado de". Salida neuronal. Los eferen
de la neurona, tes talám icos son las neuronas que proyectan
d om inio cerebral La idea de que un hem isferio está afuera del tálamo,
involucrado en una función particular y el otro no eflu jo M ovimiento hacia afuera,
lo está. Este concepto primero fue aplicado de m a electrocorticografía (ECo) Estim ulación durante la
nera global al hem isferio izquierdo, debido a su cirugía de la corteza expuesta de un paciente (con
representación del lenguaje. A hora es reconocido un electrodo de bajo voltaje). Los resultados de
que cada hem isferio está especializado para cier esta estim ulación hacen posible un mapeo funcio
tas funciones y que los dos h em isferios con fre nal de la corteza,
cuencia trabajan en colaboración. El término espe- ele ctro e n ce fa lo g ra fía (EEG ) M edida de la activ i
cialización hemisférica complementaria ha sustituido dad eléctrica del cerebro derivada de un banco de
hace mucho a este término, electrodos colocados en el cuero cabelludo,
d om inio ocular Fenóm eno en el cual una neurona em bolia Bloqueo súbito de una arteria o vena,
en V I se disparará a una frecuencia m ayor ante es encefalitis Inflam ación del sistema nervioso central
tímulos presentados a un ojo que al otro, provocado por infección,
d op am ina Pequeña m olécula m onoam ina neuro- en cefalopatía Cualquier enferm edad degenerativa
trartsmisora. del cerebro.
d orsal Térm ino que designa la parte superior del encefalopatía hipóxico-isquém ica Anormalidad del
cerebro y la parte posterior de la m édula espinal, cerebro debida a deprivación de oxígeno y sangre,
d u alism o Idea de que existen dos esferas o dom i en ferm ed ad de A lzh eim er Form a m ás com ún de
nios de realidad (material y espiritual), deterioro progresivo del funcionam iento cogni-
dualism o de las propiedades Visión de que la mente tivo y em ocional (dem encia); caracterizada por
no es una sustanda distinta del mundo físico (la po cam bios n eu ropatológicos que son detectables
sición del dualismo sustancial) sino que, en vez de sólo en la autopsia,
ello, las propiedades no físicas irreductibles emer enferm edad de A lzh eim er fam iliar Tipo de enfer
gen de los estados y procesos del cerebro físico, medad de Alzheim er que se presenta en las fam i
d u a lism o su stan cial Form a m ás en fática de dua lias y se cree es hereditaria,
lism o, la cual sostiene que existe un dominio men en ferm ed ad de K o rsa k o ff Enferm edad por defi
tal distintivo que no es reducible a algo físico. ciencia de tiam ina asociada con alcoholism o eró-
458 GLOSARIO
n ico caracterizad o por severa am nesia anteró- oídos, usando au dífon os estereo fó n ico s. Luego
grada, severa am nesia retrógrada y varios dete se com para la precisión de rep orte p ara los dos
rioros cognitivos similares a los vistos después de oídos.
lesiones del lóbulo frontal, espacio alo cén trico R ep resentaciones del espacio
en ferm ed ad de P a rk in so n Enferm edad caracteri en las cuales el lugar es d efin ido por un sistem a
zad a por hipocinesia, brad iquinesia, rigidez en de coordenadas que es indep endiente del obser
rueda dentada y temblor de reposo que resulta del vador.
deterioro de las células productoras de dopamina espacio corporal Sensación de la superficie corpo
en la sustancia nigra. ral como un espacio en el cual los estím ulos pu e
en fo q u e de procesam iento esp ecífico Enfoque de den incidir y ser localizados,
interven ción restauradora para la rehabilitación espacio de trabajo Com ponente de la memoria fun
que intenta identificar los procesos cognitivos es cional que consiste de varios tipos de sistemas de
pecíficos que están deteriorados en un individuo almacenamiento temporal especializados y proce
y luego diseñar ejercicios que sirvan como vehícu sos que son aplicados a sus contenidos,
los para practicar dichos procesos, espacio egocéntrico Percepción de la ubicación es
engram a Hipotético (actualmente desconocido) sus pacial externa del cuerpo pero relacionada con el
trato (mecanismo) neuronal de la memoria, mismo.
engram as visocin estésicos H ipotéticas representa espacio subaracnoideo Espacio entre las dos capas
ciones neuronales de movimiento aprendido en el de la membrana aracnoides.
lóbulo parietal izquierdo. También denom inados esp ecialización h em isférica Véase esp ecialización
pmxiconos. h em isférica com plem entaria,
en salad a de p alabras Térm ino a veces aplicado al esp ecialización h em isférica com plem en taria Idea
habla desorganizada observada en algunas perso de que cada hem isferio está especializad o para
nas con esquizofrenia, funciones específicas (es decir, que ningún hem is
en zim a de d egrad ación Enzim a que destruye ferio es dom inante, sino que cada uno tiene sus
(rompe) un neurotransmisor. Un ejemplo es la ace- propias áreas especializadas de función),
tilcolinesterasa.. la cual rompe al neurotransm isor especialización in terh em isférica de fun ción Espe-
acetilcolina. ciaiización de función entre los dos hem isferios.
epilepsia Véase convulsiones, La representación del hem isferio derecho para el
ep in e frin a Pequeña m olécula m onoam ina neuro- procesamiento espacial y la especialización del he
transmisora. m isferio izquierdo para el lengu aje ejem p lifican
ep itálam o Parte del diencèfalo que se ubica en la esto.
parte superior y posterior al tálamo, que incluye especialización in trah em isférica de fun ción Espe
el cuerpo pineal y otros núcleos, cialización de función dentro de un hem isferio.
e p ite lio p igm en tad o Capa de célu las en la parte Las funciones del área de Broca y del área de Wer
trasera del ojo en la cual están anidados los foto nicke ejemplifican esto,
rreceptores. espectro v isib le Banda de lo n g itu d es de onda de
e q u ilib rio electro q u ím ico Punto en el cual son radiación electrom agnética que los hum anos son
iguales la fuerza de difusión y la fuerza electros capaces de detectar (400-700 nm).
tática para un ion particular, de m odo que no esp in as dendríticas Pequeñas protuberancias que
existe movim iento neto del ion desde un compar salen de las dendritas y aum entan el área superfi
timiento a otro, cial de la dendrita. El núm ero de espinas en una
equ ipoten cialid ad Idea de que todas las partes del dendrita está correlacionado con el número de en
cerebro (o todas las partes de una región particu tradas axonales hacia la dendrita,
lar, como la corteza cerebral) contribuyen de igual esplenio Parte posterior del cuerpo calloso que co
m anera a las funciones complejas, necta las regiones posteriores de los hem isferios
esclerosis m últiple (EM) Enfermedad caracterizada cerebrales.
por parques de desmielinización en el sistema ner esquem as M arcos conceptuales o estructuras cog
vioso central. Esto puede resultar en una amplia nitivas en térm inos de los cuales la inform ación
variedad de síntom as, dependiendo de las regio puede ser organizada, interpretada y recordada,
nes del cerebro involucradas en un momento dado, esquizofrenia Trastorno psicótico que puede incluir
escotom a Pequeño punto ciego en el campo visual, delirios, alucinaciones, habla desorganizada, com
escu ch a d icó tica M étodo en el cual diferentes es portam iento severam ente desorganizado y sínto
tím ulos son enviados sim ultáneam ente a los dos mas negativos, como aislam iento social.
GLOSARIO 459
esqu izofren ia Tipo I Véase hipótesis de dos síndro estudios de lateralid ad Estudios que em plean téc
m es para la esquizofrenia, nicas especiales para in vestigar especialización
e sq u iz o fren ia T ip o I I Véase h ip ó te sis de dos s ín hem isférica en los sujetos normales,
drom es para la esquizofrenia, estudios dicápticos Estudios que pretenden valorar
estado de ánim o Calidad de experiencia emocional la especialización hem isférica por medio de la pre
a largo plazo, sentación de diferentes estím ulos tactuales a las
estad o de con form ació n C onfigu ración espacial dos m anos sim ultáneam ente. Luego se com para
(arreglo) de los átomos en una m olécula. Las m o la precisión del reporte para los estímulos presen
lécu las que tienen los m ism os átom os pueden tados en ambas manos,
tener diferentes estados de conform ación, y éstos etología Estudio del com portamiento de los anim a
pueden tener diferentes propiedades químicas, les en su ambiente natural,
estim ulación tetánica Estimulación de alta frecuen euforia En psiquiatría, sensación anormal o exage
cia. rada de bien estar que pu ede estar acom pañada
estím u lo con d icion ad o Cuando u n estím ulo neu por nerviosismo, irritabilidad, vulnerabilidad a la
tro (uno que no produce una respuesta particular) distracción e hiperactividad.
precede a un estím ulo incond icionad o en varias excitació n Estado de resp u esta a la estim ulación
ocasiones, puede llegar a evocar una respuesta sensorial.
idéntica a (o sim ilar a) la respuesta evocada por el exclusión Trastorno en el cual un individuo ignora
estím ulo incondicionado. C uando este aprendi (excluye) los objetos y personas en un lado del es
zaje ha ocurrido, el estím ulo neutro se ha vuelto pacio.
un estímulo condicionado, exocito sis Surgim iento de una vesícula sináptica
estím u lo incond icionad o Estím ulo que de m anera con la m em brana p resin áp tica y la liberación de
natural causa una respuesta particular, neurotransmisor en la sinapsis.
estím u lo lig ad o D eterioro en la habilid ad norm al fa c ilita ció n p re sin á p tica Facilitación que resulta
para inhibir las respuestas sobreaprendidas o au cuando entradas axoaxonales aumentan la m agni
tom áticas a un estímulo, tud del neurotransm isor liberado por una term i
estím ulo neutro Estímulo que no produce una res nal axonal. U n m ecanism o típico para la facilita
puesta particular, ción presin áp tica es el aum ento en el influjo de
estrategias alternativas Intervenciones de rehabili Ca~ a la term inal axonal presináptica.
tación que intentan utilizar las form as de procesa facilita ció n p resin áp tica d ep end ien te de la acción
miento que permanecen dentro del repertorio cog- Situación en la cual la m agnitud de la facilitación
nitivo de la persona tras una lesión cerebral, pero presináptica es dependiente de la actividad de la
que son distintas de la form a en la cual el indivi neurona que recibe la facilitación,
duo ejecutaba la tarea antes de la lesión, factor de crecim iento nervioso (FCN) M olécula que
estu d io s de ad opción Estrategia de investigación es im portante para aspectos de desarrollo del sis
en la cual los niños que están en alto riesgo para tem a nervioso central y que tam bién ju ega un
una condición y quienes han sido adoptados poco papel en el desarrollo de nuevas conexiones tras
después de nacer son estudiados en un esfuerzo lesiones cerebrales,
por id entificar el efecto de tener un padre b io ló fagocito Cualquier célula que ingiere microorganis
gico con una condición aun cuando uno no crece mos u otras células y partículas extrañas,
con dicho padre. Una ocurrencia de la condición fascículo Térm ino para u n haz de nervios, m úscu
su perior a la línea de referencia en tales niños los o fibras tendinosas,
m uestra que u n factor genético contribuye a la fascículo arcuato Haz fibroso que conecta las áreas
condición. de W em icke y de Broca,
estudios de gem elos Estudios que investigan la po fascícu lo u n cin ad o Tracto fibroso que conecta las
sibilid ad de que un factor genético contribuya a cortezas tem poral y frontal,
una condición al comparar las tasas de concordan fech a de n acim ien to M om ento en el que una neu
cia (la probabilidad de que una persona en una re rona en desarrollo pierde la capacidad de replica-
lación fam iliar particular con un paciente tam bién ción de DNA.
tenga la condición) entre gem elos m onocigotos fe n ila la n in a h id ro x ila sa Enzim a que convierte la
(id énticos) y d icigotos (fraternos). U na tasa de fenilalanina en tirosina. Su alteración en la fenil-
concordancia m ás elevada para los gem elos m o cetonuria resulta en una acum ulación de fenilala
n ocigotos que para los gem elos d icigotos es evi nina, causando retraso mental. Véase fenilcetonu-
dencia de un factor genético en la condición. ria.
460 GLOSARIO
ferdlcetonuria (FCU) Trastorno que causa una alte didos, la cual él creyó estaba localizada en el h e
ración en la enzim a fenilalanina h id roxilasa, la misferio izquierdo,
cual norm alm ente convierte al am inoácido fenila fotón Unidad más elem ental de energía lum inosa,
lanina en tirosina. La acum ulación resultan te de fo to rrecep to res C élulas en la retina sensibles a la
fenilalanina ejerce un efecto tóxico sobre el tejido luz.
neuronal en desarrollo, el cual provoca retraso fototransducción Proceso por medio del cual la pre
mental. sencia de la luz está codificada (representada) en
fen o tia z in a s Clase de drogas que bloquean los re la forma de cambios en la actividad fotorreceptora.
ceptores de dopam ina y reducen la frecu en cia y fóvea Área de la retina que tiene la m ayor concen
m agnitud de los síntom as psicóticos en algunos tración de conos, que resulta en la m ayor agudeza
individuos con esquizofrenia, visual. En esta área los axones de las células gan-
fib ras com isurales (corticocorticales) Fibras que co glionares de la retina proyectan alejándose de las
nectan áreas hom otópicas (correspondientes) en otras capas celulares en un ángulo agudo, produ
los lados izquierdo y derecho del cerebro, ciendo una especie de indentación en la retina que
fib ras corticocorticales ipsilaterales Fibras que co permite que más luz alcance a los fotorreceptores.
nectan áreas dentro del mismo hemisferio, fren ología Teoría de ubicación de función desarro
filo p o d ia Extensiones con form a de h ilo sobre el llada por Gall y Spurzheim que pretendió relacio
borde del cono de crecim iento de un axón en de nar funciones cerebrales específicas con protube
sarrollo. rancias específicas del cráneo (las cuales se creyeron
flu id e z id ea to ria H abilidad para g en erar de m a eran índices de estructura cerebral),
nera creativa ideas novedosas, fuerza de d ifu sió n Fuerza que tiende a igualar la
flu id ez v erb al H abilidad norm al para generar pa concentración de una m olécula o ion particulares,
labras. En el lenguaje hablado, esto se m anifiesta fu erza electro stática Fu erza que se m an ifiesta en
en un flujo ininterrumpido del habla, cargas igu ales que se rep elen y cargas opuestas
flu id o extracelu lar Fluido en los espacios entre cé que se atraen,
lulas. fu n ció n eje cu tiv a 1) G rupo de funciones que in
fluido intracelu lar Fluido dentro de la célula, cluye la form ulación de m etas, el desarrollo y eje
flu jo san gu ín eo cerebral region al (FSCr) M étodo cución de estrategias para alcanzar dichas metas,
de visualización en el cual un isótopo radiactivo la m onitorización y evaluación de la m edida en la
es inhalado o inyectado y luego su distribución es cual estas estrategias pu ed en o no contribuir al
m edida con un banco de sensores ordenados si logro de las metas y la m odificación adaptativa de
m étricam ente alrededor de la su perficie del crá (o la persistencia en) las estrategias comportamen-
neo. El nivel radiactivo es un m arcad or de flujo tales (y posiblem ente tam bién de las m etas m is
sanguíneo, lo cual a su vez es un correlato de acti mas) a la luz de esta evaluación. Las lesiones a la
vidad m etabòlica cerebral, corteza prefrontal perturban la función ejecutiva.
fob ia social M iedo a las situaciones sociales, 2) En el contexto de la m em oria funcional, el com
focal Perteneciente a un centro o ubicación relativa ponente que se hace cargo de la coordinación glo
m ente circunscrita (limitada en tam año). Con fre bal de las actividades en la mem oria funcional, in
cuencia usada para describir las características de cluyendo cuáles contenidos y procesos deberán
un proceso patológico, como en una lesión focal, ser m ovidos h acia adentro y h a d a afuera del es
fonem as Elem entos (unidades) sonoros significati pacio de trabajo,
vos más pequeños del lenguaje, fu n c io n a lism o Idea de que los estad os m entales
form a dinám ica Forma en movimiento, son estad os fu n cion ales del cerebro que se en
form ación reticu la r Sistem a neuronal m ultisináp- cuentran en la m ism a relación a los m ecanism os
tico (parecido a una red), que se extiende desde el neuronales com o los estados funcionales de una
tallo cerebral caudal hacia el tálamo, que juega un com p u tadora (sus p rogram as) lo están al disco
im portante papel en el control del nivel de excita duro de la com putadora.
ción de la corteza. A veces se le refiere com o sis G A BA Á cido gam m aam inobutírico, uno de los
tema de activación reticular. principales n eurotransm isores inhibitorios en el
form as de palabra Hipotéticos perceptos que resul sistema nervioso central,
tan del agrupam iento de letras in d iv id u ales en ganglio C oncentradón de cuerpos celulares de neu
unidades de palabra de orden superior, ronas externas al sistema nervioso central,
fórm ulas de m ovim iento Hipotética representación ganglios basales Gran grupo de estructuras de sus
cerebral de Liepm ann de los m ovim ientos apren- tancia gris que se encuentran en las profundida-
GLOSARIO 461
des del cerebro anterior y que incluyen el núcleo glía Células que se encuentran en los sistemas ner
caudado, el putamen, el globo pálido, los núcleos viosos central y periférico. En el sistema nervioso
su btalám icos y la su stancia nigra (de hecho, la central proporcionan soporte estructural y nutri
sustancia nigra está en el cerebro medio). Este tér tivo a las neuronas. C iertos tipos de glía tienen
m ino es una excepción a la regla general de que funciones especializadas, como form ar la barrera
las coleccion es de cuerpos celu lares neu ronales hem atoen cefálica. A lg u n os tipos de glía en los
dentro del sistem a nervioso central son llam ados sistem as n erviosos cen tral y p eriférico rodean
núcleos, m ientras que los que se encuentran en el axones, form an la vaina de m ielina que aumenta
sistem a nervioso p eriférico son llam ados gan la velocidad y eficiencia de la transm isión de se
glios. ñales a lo largo del axón. También llamada neuro-
g em elo s d icig ó tico s G em elos fraternos que com glía.
parten, en promedio, 50% de sus genes, glicina Un aminoácido neurotransmisor.
g em elo s m o n o cig ó tico s G em elos id énticos, que gliom a C ualquier tum or cerebral que surge de las
com parten el 100% de sus genes, células gliales.
gen U n id ad de tran sm isión h ered itaria, u bicad a gliosis Proliferación reactiva de células gliales como
en un lugar particular de un crom osom a. Ambos respuesta a la rem oción de neuronas m uertas por
m iem bros de cada par de crom osom as tien en fagocitos. Esto form a una cicatriz en el área, la
u b ica cio n es corresp on d ien tes que con tien en cual puede in terferir con el funcionam iento de
g enes para la m ism a característica. En los casos cualesquiera neuronas sobrevivientes,
d on d e un m iem bro del par de genes es dom i globo pálido Uno de los núcleos en los ganglios ba-
n an te y el otro recesivo, la característica cod ifi sales.
cada por el gen dom inante será expresada sin im glutam ato Un aminoácido neurotransmisor.
portar el rasgo codificado por el gen recesivo. La gradiente tem poral Característica de la amnesia re
característica codificada por un gen recesivo será trógrada de que la m em oria para la inform ación
exp resad a sólo si el otro m iem bro del par de más recientemente adquirida está más deteriorada
genes tam bién es recesivo, que la m em oria para la inform ación más remota,
gen de la p ro teín a p recu rsora de (3 am iloid e (APP gramática Véase sintaxis.
gen) G en involucrado en la síntesis de proteína g u a n ilil ciclasa Enzim a que m edia la síntesis de
precursora de |3 amiloide. Se cree que las m utacio guanosinmonofostato cíclico en los bastones en la
nes del gen A PP causan form as defectuosas de oscuridad.
proteína (3 am iloide para ser producidas en al g u an o sin m o n o fo sfato cíclico (cG M P) M olécula
m enos algunos casos de enferm edad de A lzhei- sintetizada en los bastones (por la enzima guanilil
m er familiar. ciclasa) en la oscuridad (cuando la forma cis de la
genes presenectuales Genes involucrados en la sín retina está ligada cóm odam ente a un sitio en el
tesis de proteína P am iloide, cuyas m utaciones componente opsina de la rodopsina).
causan que formas defectuosas de proteína p ami gu ión C onocim iento del com portam iento que es
loide sean producidas en al m enos algunos casos adaptativo en una situ ación particular, como al
de enferm edad de Alzheim er familiar, comer en un restaurante,
gesto s exp resiv os A cciones que com unican em o h a b ilid a d cogn itiva M étodo eficiente aprendido
ción de m anera más directa que los gestos sim bó para resolver un tipo particular de acertijo o pro
licos, como agitar el puño, blem a (con frecuencia una forma de memoria im
gestos sim bólicos Acciones que com unican signifi plícita).
cado de m anera sim bólica, com o el m ostrar la h a b ilid a d m otora C ontrol y coordinación m otora
señal de pulgares arriba o agitar la m ano para aprendida y coordinada, ejemplificada por el lan
decir adiós. zamiento de una pelota de béisbol o montar en b i
glánd ula pitu itaria Véase glándula pitu itaria ante cicleta.
rior y glándula pituitaria posterior, h a b ilid a d p ercep tu al D esarrollo aprendido de
g lá n d u la p itu ita ria an terio r G lándula que sobre cierto aspecto de función perceptual, como leer
sale de la base del hipotálam o y tiene u n papel imágenes especulares de palabras,
principal en el control de la función endocrina. habituación Forma simple de aprendizaje en la cual
glándula_pituitaria posterior Parte del cerebro que un animal aprende a suprim ir una respuesta a un
sobresale del hipotálamo (justo atrás de la pituita estímulo neutro (ni recom pensante ni dañino) re
ria anterior). Secreta horm ona antidiurética y oxi- currente que ha evocado una respuesta cuando
tocina en la corriente sanguínea. fue presentado por prim era ocasión.
462 GLOSARIO
habitu ación a corto plazo Habituación que dura un orientación que representan la gam a com pleta de
breve periodo (minutos), orientaciones del estímulo,
h a b itu a ció n de largo plazo H abituación que dura h ip e rg rafía Tendencia a escribir acerca de la vida
un periodo relativam ente largo (horas, días o se propia con gran detalle. A lg u n os investigadores
manas). consideran que ésta es una característica de los pa
h a b la en circu n lo q u io s Tendencia a "h ab lar en cientes con convulsiones de lóbulo temporal,
to m o " a una palabra o tópico. Se observa con fre h ip e rp o la riz a ció n A u m ento en el potencial de
cuencia en la afasia de Wemicke. m em brana (aum ento en la negativid ad del in te
haz d el n ig ro estriad o Tracto fibroso que proyecta rior de la neurona),
desde la sustancia nigra hacia el neoestriado. h ip erp ro so d ia P ertu rb ació n en la prosodia que
h em ian op ia Ceguera en un campo visual (izquier toma la forma de variaciones exageradas en las ca
do o derecho), racterísticas ton ales y rítm icas del lenguaje h a
hem ianopia hom ónim a Ceguera en la m ism a mitad blado.
(izquierda o derecha) del campo visual en ambos hipocam po Estructura cortical que yace en la parte
ojos. anterior y m edial del lóbulo temporal,
h em ib alism o Involuntarios y violentos m ovim ien h ip o cin esia H abilidad d ism in u id a para m over el
tos de lanzamiento de las extremidades en un lado cuerpo.
del cuerpo. h ipofrontalidad A ctividad m etabólica reducida en
hem icam po visual Mitad (izquierda o derecha) del la corteza prefrontal, m edida por métodos para vi-
cam po visual. Por lo general los térm inos campo sualización funcional,
visual derecho y campo visual izquierdo son usados hipotálam o Colección de núcleos que yacen por de
para sign ificar hem icam po visual d erecho e iz bajo del tálam o y están involucrados en una am
quierdo, respectivamente, plia gama de funciones, en particular las autóno
h em ip a resia Deterioro en el com portam iento m o mas. Es considerado parte del sistema límbico.
triz fino y debilidad m uscular en u n lado del hipótesis cerebral La idea de que el cerebro es el ór
cuerpo. gano biológico que controla el com portam iento y
h em ip lejía Parálisis en un lado del cuerpo, genera experiencia,
h em irretina dorsal Mitad dorsal (superior) de cada h ip ó tesis de dos sín d ro m es p ara la esq u iz o fren ia
retina. Hipótesis de que existen dos procesos patológicos
hem irretina nasal Mitad de cada retina m ás cercana subyacentes en la esqu izofren ia: el Tipo I, aso
a la nariz. ciado con tam año ventricular normal, ausencia de
hem irretina tem poral Mitad de cada retina más cer atrofia cortical y síntom as predom inantem ente
cana al temporal, positivos; el Tipo II, asociado con ventrículos alar
hem irretina ventral M itad ventral (inferior) de cada gados, atrofia cortical y síntom as predom inante
retina. mente negativos,
h em isf erectom ía Rem oción de un hem isferio cere hipótesis de la catecolam ina de la depresión Refi
bral. nam iento de la hip ó tesis de la m onoam ina de la
hem orragia cerebral Sangrado en el cerebro, depresión, la cual p ostu la que ciertas form as de
h eren cia p o lig én ica Predisposición gen ética para depresión resultan de una anormalidad específica
u na característica o trastorno particu lares trans en la actividad de catecolam inas (en particular de
m itidos vía la interacción de varios genes, la norepinefrina).
hid rocefalia Condición caracterizada por acumula hipótesis de la catecolam ina del trastorno por d efi
ción anormal de líquido cefalorraquídeo en uno o ciencia de atención H ipótesis de que el trastorno
más ventrículos cerebrales, que resulta en presión por deficiencia de atención es causado por niveles
intracraneal aumentada y destrucción de tejido ce más bajos de lo norm al de catecolam inas y/o una
rebral. disminución en su nivel de actividad,
hipercin esia Movimientos no intencionados e inde hipótesis de la in teracción dopam ina-serotonina de
seables. la esq u izo fren ia H ipótesis generada principal
h ip erco lu m n a de d om inio ocular Sección de cor mente por la efectividad de los antipsicóticos atí-
teza visual que contiene un conjunto de columnas picos, de que la anorm alidad neuroquím ica en la
de dom inio ocular que juntas representan toda la esquizofrenia in volu cra sistem as tanto dopam i-
gam a de características de dominio ocular, nérgicos como sertotonérgicos.
hipercolu m na de orientación Sección de la corteza hipótesis de la seroton in a en la depresión Postula
visu al que contiene u n conjunto de colum nas de que algunas form as de depresión resultan de una
GLOSARIO 463
anorm alidad específica en la actividad de la sero- hipótesis del síndrom e de desconexión Idea de que
tonina; un refinam iento de la hipótesis de la m o- los trastornos pueden ser entendidos como el re
noam ina de la depresión, sultado de daño a centros específicos y/o conexio
h ip ó te sis de las m onoam inas en la d ep resión H i nes específicas entre centros. La conceptualization
pótesis de que niveles anormales bajos de m onoa de afasia de conducción (incapacidad para repetir
m inas (norepinefrina, dopam ina y serotonina) el lenguaje escuchado con com prensión y expre
participan en la depresión, sión espontánea intactos) com o una desconexión
h ip ó te sis de m arcador som ático H ipótesis postu entre el área de W ernicke y el área de Broca es un
lad a por D am asio de que la retroalim en tación ejemplo de un síndrome de desconexión,
desde el cuerpo (tanto autónom a com o no autó h ip ó tesis reticu lar Idea de que el sistem a nervioso
nom a) acerca del estado em ocional h acia la cor es una estructura continua, una red de tejido que
teza prefrontal ventral es un com ponente crítico constituye una excepción a la regla general de que
en la em oción y, m ás im portante, en el razona el tejido viviente está conform ado de unidades o
m iento. Esto sugiere una cercana y acaso inextri células individuales,
cable colaboración entre lo que se denom ina pro hipótesis ventricular Idea de que los ventrículos ce
cesam iento cognitivo y procesam iento emocional, rebrales son el sitio de (que ellos m edian) proce
h ip ó tesis de quim ioespecificid ad H ipótesis que se sos psicológicos específicos,
basa en que las neuronas llegan a estar quím ica hipoxia Bajo contenido de oxígeno; deprivación de
m ente diferenciadas en una etapa tem prana en su oxígeno.
desarrollo en una form a tal que sus m em branas h olism o Idea de que todo el cerebro m edia todas
tienen etiquetas químicas distintivas que las habi las funciones (en contraste con la idea de u b ica
litan para desarrollar (crecer) axones para recono ción de función),
cer sus blancos, h om eostasis Estado biológico interno estable que
h ip ó tesis de retroalim entación facial Hipótesis que todos los organism os deben m antener constante
plantea que la configuración de los m úsculos fa mente para seguir vivos,
ciales determ ina o influye en la experiencia em o hom únculo m otor Representación del cuerpo sobre
cional subjetiva, la circunvolución precentral (corteza m otora)
h ip ó tesis de rezago en la m aduración Explicación según lo revela la estim ulación eléctrica,
de un trastorno en térm inos de una dem ora del hom únculo sensorial Mapeo ordenado de la super
desarrollo norm al en una o más áreas del cerebro ficie corporal en la corteza som atosensorial (S I)
o sistemas. en la circunvolución poscentral,
h ip ó tesis de valen cia H ipótesis de que el hem isfe horm ona ad ren ocorticotrópica (ACTH) Horm ona
rio izquierdo es dominante para em oción positiva liberada por la pitu itaria anterior que dispara la
y el hem isferio derecho es positivo para em oción liberación de hormonas, incluyendo cortisol, de la
negativa. corteza adrenal,
h ip ó te sis del cereb ro trip le H ip ó tesis propuesta horm ona liberadora de corticotropina (CRH) H or
por M acLean de acuerdo con la cual el cerebro ha mona liberada por el hipotálam o que a su vez ac
experim entado tres grandes etapas de evolución tiva la liberación de horm on a adren ocorticotró
de m odo que en los anim ales su periores existe pica (ACTH) de la pituitaria anterior,
u na jerarqu ía de tres cerebros en uno: el cerebro ictus Véase accidente cerebrovascular,
reptil, que com prende el tallo cerebral; el cerebro id ealism o Tipo de m onism o que sostiene que sólo
paleom am ífero, que com prende el sistem a lím - lo espiritual (no físico) es real,
bico, y el cerebro neom am ífero, que consta de la id e n tifica ció n teórica cruzada Proceso por m edio
neocorteza. Véase también cerebro neom am ífero, del cual elementos específicos de una teoría en un
cerebro paleom am ífero y cerebro reptil, nivel de análisis más m olar (superior) llegan a ser
h ip ó te sis d el h e m isfe rio d erecho de la em oción explicados de m anera satisfactoria por elementos
Hipótesis de que el hem isferio derecho está espe específicos de una teoría m ás básica (reductora),
cializado para la interpretación y expresión de la ilu sion es Distorsiones en la percepción que la m a
em oción, sin im portar si ésta es p ositiv a o n ega yoría de las personas experim entarían bajo condi
tiva. ciones de estímulo particular,
h ip ó te sis d el h e m isfe rio izq u ierd o de la esq u izo im agen fu n cion al por resonancia m agnética (fM RI)
fre n ia H ipótesis de que la esquizofrenia es cau M étodo para v isu alizar que saca ventaja el au
sad a por una anorm alidad en el hem isferio iz m ento en el flujo sangu íneo (y la hem oglobina)
quierdo. cam bia las propiedades m agnéticas de la sangre.
464 GLOSARIO
P uesto que el flujo sanguíneo es un correlato de in h ib ic ió n p resin áp tica In h ibición que resulta de
actividad neuronal, cuando M RI se u sa para de entradas axoaxonales que reducen el núm ero de
tectar estos cam bios se convierte en u n m étodo vesículas sinápticas que liberan neurotransm isor
para medir la actividad cerebral, en la sinapsis (usualm ente m ediante la reducción
im ag en por reso n an cia m agn ética (M R I) Proceso de influjo Ca2‘ a la term inal axonal).
para visualizar que sujeta al cerebro a un intenso in h ib id o re s de la m o n o am in o o x id asa (M A O s)
cam po m agnético y provoca que los átom os de Clase de drogas que aum entan la actividad de mo-
hid rógeno en el cerebro se alineen en paralelo. noam ina al inhibir el rom pim iento de las monoa-
Cuando luego se hacen pasar ondas de radio a tra minas por monoam inooxidasa.
vés de estos átom os, éstos asum en u n patrón ca inh ibid ores selectivos de la recaptura de serotonina
racterístico que es una función del número de áto (IS R S ) Cíase de drogas antidepresivas que blo
m os presentes. Este m étodo para v isu alizar es quean de m anera selectiva la recaptación de sero
m uy sensible a variaciones en la densidad del te tonina. La flu oxetina (Prozac) fue la prim era
jido. droga de esta clase,
im ágenes eidéticas Im ágenes com pletam ente verí integración tem poral del com portam iento H abili
dicas (precisas); la habilidad para form ar im áge dad para organizar, iniciar y llevar a cabo patro
nes eidéticas es muy rara, nes novedosos de com portam ien to dirigido a
im á g en es m en ta les R ep resentaciones analógicas metas durante periodos extensos,
que retienen algunos de los atributos característi in ten cion alid ad En filosofía, significado o referen
cos de la experiencia sensorial, cia intentado; la característica del estado m ental
im percepción Térm ino (usado por Hughlings-Jack- que describe su direccionalidad hacia o referencia
son) que Zeki invocó para h acer referen cia a lo a los objetos o estados en el m undo distintos a sí
que de manera convencional se denom ina agnosia. mismo.
Zeki sintió que este térm ino enfatiza la insepara in te ra n im a c ió n teó rica P roceso p or el cual, du
bilidad esencial de percepción y conocimiento, un rante la coevolución, la teorías en un nivel de ex
aspecto central del reconocim iento visu al de p licación p u eden ex ten d er y corregir teorías en
acuerdo con Zeki. otro nivel. Las teorías en diferentes niveles de ex
ind ucción Proceso de formación (diferenciación) de plicación, p or tanto, no coev olu cion an en aisla
nuevos tipos de células a partir de células em brio miento.
narias indiferendadas. in terb an das Áreas en V2 que se tiñen ligeram ente
in e rc ia p síq u ica Incapacidad para in iciar m ov i para citocromo oxidasa, que yacen entre las b an
m iento o para descontinuar el m ovim iento en pro das fin a s y las band as gru esas. Reciben entrada
greso. desde las interm anchas de V I, y las neuronas en
in ferio r Término que designa la parte baja del cere estas áreas proyectan hacia V4.
bro. También designa "debajo", relativo a un pun in terferen cia proactiva Tendencia de que la infor
to de referencia, m ación presentada previam ente interfiera con la
in flu jo M ovimiento de entrada, m em oria para el m aterial que es presentado más
in g e n ie ría in v ersa Térm ino acuñado por Steven tarde.
P inker para referirse al proceso de im aginarse in terferen cia retroactiva Tendencia de la inform a
para qué está diseñada una m áquina (o m ódulo ción presentada subsecuentem ente para interferir
cerebral o mental) y cómo lo hace (en oposición a con la m em oria para el m aterial antes presentado,
la in gen iería directa, la cual está diseñando una interm anchas Áreas de V I que se tiñen ligeramente
m áquina para hacer algo), con citocrom o oxidasa. Estas áreas rodean las te
in h ib ició n de retom o Tendencia de los infantes hu ñidas oscuras m anchas en V I.
manos a los 6 m eses de edad a m ostrar de manera in tern eu ro n as N euronas que ni reciben inform a-
consistente una preferencia por observar un ob dón directamente del am biente (receptores senso
jeto n oved oso o una u bicación n ov ed osa (sobre riales y neuronas sensoriales primarias) ni causan
un objeto o u bicación visu alizad a con an teriori contracciones m usculares directas (neuronas m o
dad). toras). La mayoría de las neuronas en los cerebros
in h ib ic ió n lateral Proceso en el cual elem entos ad de los mam íferos son interneuronas.
yacentes se m antienen en v erificación recíproca. in tern eu ro n as fa c ilita d o ra s Interneuronas que
E sto en fatiza las fron teras en tre áreas de d ife brindan sensibilización en Aplysia al ejercer facili-
rente lum inancia, acentuando por tanto los con tadón presináptica sobre las neuronas sensoriales
tornos. vía conexiones axoaxonales.
GLOSARIO 465
in terv en cio n es com pen satorias Estrategias de re líquido cefalorraquídeo (LCR) Fluido que llena los
habilitación que utilizan el funcionam iento intacto ventrículos cerebrales y el espacio subaracnoideo.
del individuo para trabajar en tom o a un deterioro El LCR rodea al cerebro, proporcionando soporte
(sim ilar a las estrategias alternativas) pero que uti estru ctu ral al m ism o y u na m edida para prote
liza procedim ientos especiales (y, con frecuencia, gerlo de traum as en la cabeza,
p arafern alia especial) que por lo general no son lóbulos frontales Área de la corteza donde subyace
usadas en la vida cotidiana, la sustancia blanca en la parte frontal del cerebro
in terv en cion es orientadas externam ente Interven anterior, antes del surco central,
ciones de rehabilitación que enfrentan los proble lóbu los occip itales Áreas de la corteza y sustancia
m as que siguen a u na lesión cerebral por m edio blanca subyacente que se encuentran por debajo
de la m odificación del entorno del individuo, de la parte trasera del cráneo,
in terv en cion es para restauración Intervenciones de lóbu los parietales Área de la corteza y subyacente
reh abilitación que pretenden cam biar las capaci sustancia blanca que se encuentra por debajo de
dades cognitivas de un individuo tras una lesión los huesos parietales, en la parte posterior supe
cerebral, rior del cráneo,
io n Á tom o o m olécula cargado, lóbu los tem porales Áreas de la corteza y sustancia
ip sila tera l En el m ism o lado, blanca subyacente que se encuentra por debajo del
isocorteza Véase neocorteza. hueso temporal, a los lados del cráneo,
isq u em ia Deficiencia de sangre, lúm enes U nidades usadas para m edir lum inancia
is q u e m ia tra n sito ria Tem poral su m in istro in ad e (la magnitud de la intensidad de la luz),
cuado de sangre a una parte del cerebro. También lu m inancia M agnitud de intensidad de la luz (me
llam ada ataque isquémico transitorio. dida en unidades llam adas lúmenes).
k w a sh io rk o r Síndrom e producido por severa defi M I Véase corteza motora.
ciencia proteica caracterizada por crecim iento re m agnetoencefalografía (M EG ) Técnica para m edir
tardado, cam bios en la pigm entación de la piel y pequeños cam pos m agnéticos generados por las
el cabello, cam bios patológicos en el hígado y apa corrientes eléctricas de las neuronas,
tía mental. m anchas Áreas en V I que se tiñen de oscuro con la
la m e lip o d ia H ojas aplanadas entre los filopodias citocromo-oxidasa.
en el extremo del cono en crecimiento, m anía Episodios caracterizados por euforia, hipe-
la te ra l Térm ino que designa que, en relación con ractividad, expansión, estado de ánim o irritable,
otra estru ctu ra, u na estru ctu ra dada está m ás autoestima inflada y juicio deteriorado,
cerca del lado del cerebro. mapas tonotópicos Representación ordenada de la
L C R Véase líq u id o cefalorraquídeo, frecuencia del sonido en la corteza auditiva,
lectu ra fon ológica Véase dislexia su perficial, m apeo fu n cio n al M apeo de partes particulares de
le ctu ra m ed ian te v o ca b u la rio v isu a liz a d o Véase una estructura neuronal a comportamientos o ex
d islexia fonológica, periencias particulares, que usa los resultados de
lectu ra por sonido Véase dislexia su perficial, la estim ulación eléctrica del cerebro, los efectos de
le sió n Térm ino general que significa cualquier tipo lesiones u otros m étodos. Son ejem plos los h o
de daño o enferm edad, múnculos de las cortezas motoras y sensoriales,
le s ió n en etapas L esión experim en tal que resulta marasmo Form a de m alnutrición proteíno-calórica
de una secuencia de pequeñas lesiones realizadas que ocurre p rincip alm en te en el prim er año de
a intervalos (más que una lesión ejecutada de una vida, caracterizada por pérdida progresiva de
sola vez). grasa subcutánea y músculo,
le s ió n traum ática d el cerebro D año al cerebro de m aterialism o Tipo de m onism o que sostiene que
bid a a lesión. sólo lo físico es real,
le y de D a le P rin cip io en el que una sola neurona m ed ial Térm ino que designa que, en relación con
p o r lo general no libera más que u n tipo de p e otra estru ctu ra, una estru ctu ra dada está m ás
queña m olécula neurotransmisora. cerca de la línea media del cerebro,
lib e ra c ió n de la in terferen cia proactiva Reducción m édula esp in al Parte del sistem a nervioso central
en la tendencia de que el m aterial presentado con que se extiende rostralm ente desde el bulbo raquí
an telación interfiera en la m em oria ante el m ate deo hacia la cola de caballo caudalmente. Su por
ria l p resen tad o m ás recien tem ente cuando éste ción exterior es sustancia blanca, com puesta de
proviene de una categoría diferente a la del m ate haces fibrosos que llevan información hada y desde
rial anterior. el cerebro. Su pordón central es sustanda gris.
466 GLOSARIO
m ejoram iento de contraste Fenóm eno en el cual un m em oria em ocional Experiencia de excitación em o
área oscura que está próxim a a otra área clara pa cional relacionada con u n evento pasado sin m e
rece tener una banda incluso más oscura a lo largo moria consciente para el evento pasado,
de la frontera com ún, m ientras que el área clara m em oria episódica M em oria para experiencias per
parece ten er una band a incluso m ás clara a lo sonales particulares,
largo de la frontera com ún. La in h ib ic ió n lateral m em oria ex p lícita R ep resen tación (recolección)
subyace a este efecto, consciente de los eventos pasados,
m em brana aracnoides Membrana media que rodea m em oria fu n cio n al (MF) Parte del sistem a de m e
al cerebro (posicionada entre la d uram adre y la m oria que es actualm ente activada. Esto incluye
píam ad re). C onsiste de dos capas de fib ras y te un espacio de trabajo que consiste de: a) varios
jido elástico. No sigue el contorno de los surcos y tipos de sistemas de alm acenam iento temporal es
circunvoluciones de la corteza, pecializados, los cuales en u n m om ento dado tie
m em b ran a p o stsin á p tica M em brana (que u sual nen un contenido específico; b) procesos que son
m ente form a la superficie exterior de la dendrita) traídos para soportar su contenido, y c) la función
que contiene receptores a los cuales se ligan neu- ejecutiva, la cual se hace cargo de la coordinación
rotransm isores después de que son liberados en la global de las actividades de la m em oria funcional,
sinapsis. que regulan tanto los contenidos del espacio de
m em b ran a p resin áp tica M em brana (que u sual trabajo como los procesos que interactúan con di
m ente form a la superficie exterior de la term inal chos contenidos,
axonal) desde la cual es liberado neurotransm isor m em oria g en érica M em oria para inform ación tal
en la sinapsis. cual, sin m em oria de la exp erien cia durante el
m em oria a corto plazo (M CP) Sistem a de m emoria cual se aprendió. También llam ada memoria semán
de lim itad a capacid ad y corta d uración que re tica.
tiene in form ación sólo d urante cu estión de se m em oria icò n ica R ep resen tacion es visuales alta
gundos, a m enos que tenga lugar la recuperación m ente precisas pero de vid a extrem adam ente
continua. La in form ación en la m em oria a corto corta (milisegundós) que son parte de la memoria
plazo es m uy vulnerable a los efectos de la inter normal.
ferencia. m em oria im p lícita R ep resen tación no consciente
m em oria a largo plazo Sistem a de m em oria que al de eventos pasados. En la m em oria im plícita, la
m acena enorm e cantidad de inform ación durante experiencia pasada in flu ye el rendim iento pre
años o incluso toda una vida, sente sin mem oria consciente de la experiencia pa
m em oria de p ro ced im ien to M em oria para cómo sada.
hacer cosas (formas de hacer cosas) y para ciertos m em oria no d eclarativa Véase m em oria de proce
m ovim ientos o habilidades m otoras, en contraste dim iento.
con la m em oria declarativa (m em oria consciente m em oria para la em oción Recordar que en el p a
para inform ación específica). También se le llama sado uno ha experim entado una emoción, sin ex
m e m o ria 710 d ecla ra tiv a y es m ás o m enos equiva citación autónoma al m om ento de recordar,
lente a la m em oria im plícita, m em oria prospectiva C apacidad para representar
m em oria de recon o cim ien to M em oria que es m a de manera interna eventos futuros y utilizar estas
nifestada por discrim inación de un objeto previa representaciones para guiar la solución de proble
m ente visto de uno o más objetos que no han sido mas y el com portamiento futuro,
vistos antes. m em oria recien te A lm acén que m antiene inform a
m em oria de térm ino interm edio Véase m em oria re ción por u n period o in term ed io entre la m em o
ciente. ria a corto plazo (segun d os a m inutos) y la m e
m em oria d eclarativa H abilidad para recordar de m oria a largo plazo (la cual puede durar toda la
m anera consciente y contar detalles de los even vida). Tam bién llam ada m em oria de término inter
tos, en contraste con la habilid ad para ejecutar medio.
algún acto o com portam iento. El térm ino es en m em oria sem án tica M em oria para la inform ación
esencia sinónim o de memoria explícita, aunque al cuya adquisición no está ligada a una experiencia
gunos investigadores han planteado algunas dis personal particular (por ejem plo, saber que la ca
tinciones teóricas entre los dos conceptos, pital de Italia es Roma). También llamada memoria
m em oria ecoica R ep resentaciones auditivas alta genérica.
m ente precisas pero de vida corta (m ilisegundós) m em oria tem poral M em oria para el orden cronoló
que son parte de la m em oria normal. gico de im a secuencia de estímulos.
GLOSARIO 467
m eninges Nombre colectivo para las tres membranas m icro ce falea Pequeñez anorm al de la cabeza y el
que rodean al cerebro. De afuera hada adentro, son cerebro, por lo general asociada con retraso m en
la duramadre, membrana aracnoides y piamadre. tal.
m en sajero secundario Respuesta que ocurre cuan m icroglía Tipo de glía caracterizado por pequeñas
do el neurotransm isor ligado a un receptor activa células con forma irregular que invaden y rem ue
una segunda m olécula, la cual altera de m anera ven el tejido dañado,
ind irecta la apertura de puerta de los canales de m icrotú bu los Largas estructuras tubulares dentro
m em brana por m edio del inicio de una secuencia del axón a lo largo de las cuales las vesículas que
de eventos bioquímicos. Los segundos mensajeros contienen varios m ateriales se m ueven en el pro
pueden tener efectos de largo alcance y larga du ceso de transporte axoplásmico.
ración sobre el estado m etabòlico de la neurona. m ie le n cé fa lo Parte m ás caudal del cerebro p oste
El adenosinm onofosfato ríclico (cAMP) es el men rior; bulbo raquídeo,
sajero secundario m ejor comprendido, m ielin a Vaina lípida form ada en torno a ciertas fi
m esencèfalo Véase cerebro medio, bras nerviosas que sirve para aum entar la veloci
m etam em oria H abilidad para valorar de m anera dad y eficiencia de la transm isión neuronal. Está
precisa la capacidad de memoria de uno. form ada por oligod end roglia en el sistem a n er
m eten céfalo Parte más rostral del cerebro posterior, vioso central y célula de Schw ann en el sistem a
que incluye el puente o protuberancia anular y el nervioso periférico,
cerebelo. m ielin izació n Form ación de m ielina alrededor de
m étod o de d e sh a b itu a ció n M étodo experim ental los axones.
que saca ven taja del hecho de que los infantes m igración Movimiento de un neuroblasto desde un
m uestran un intenso interés al ver objetos y situa área del em brión en desarrollo hacia otra, com o
ciones noved osos y se aburren cuando se les ex parte del proceso norm al de desarrollo del sistema
pone de m anera repetitiva a objetos y situaciones nervioso.
familiares. Con este m étodo es posible valorar va m irada obligatoria Incapacidad de los infantes hu
rios aspectos del funcionamiento infantil al deter manos de 1 a 4 meses de edad para alejarse de los
m inar si el bebé considera una situ ación dada estímulos sobre los cuales están fijándose, en par
com o la m ism a o com o diferente de la situación ticular cuando los estím ulos incluyen contornos
previa (es decir, familiar o novedosa), altamente contrastantes,
m étodo de estím ulos desvanecidos M étodo usado m odelo de búsqueda sim bólica del reconocim iento
para entrenar pacientes amnésicos para retener in v isu a l H ipótesis de que la percepción norm al
form ación al explotar su m em oria im plícita in conlleva la generadón de una representación abs
tacta. A los pacientes se les presentan estím ulos tracta del estím ulo, la cual luego es com parada
para record ar que, durante los ensayos, tienen con las representaciones visuales almacenadas en
progresivam ente m enos letras. Con este m étodo, la memoria semántica. Una igualación entre la re
pacientes severam ente am nésicos son capaces de presentación abstracta del estím ulo y la represen
dar con la inform ación requerida sin estím ulo al tación visual alm acenada resulta en reconoci
guno, aunque no tienen alerta consciente de haber miento.
sido expuestos antes al material, m odelo d iá te sis-e stré s Id ea de que m uchos tras
m étodo de lo ci M étodo de facilitación de recuerdo tornos son causados por una in teracció n entre
en el cual el sujeto im agina cada objeto a ser recor una p red isp o sición h acia la enferm edad (d iáte
dado com o interactuando con una ubicación a lo sis) y alguna form a de estrés am biental p recipi
largo de una ruta familiar, tante.
m étodo de sustracción Método en el cual alguna me m odelos de reconocim iento de objetos restringidos
dida de una tarea de control (que se postula difiere al cum plim iento de criterios paralelos Modelos
de la tarea bajo investigation sólo en una forma crí que colapsan los aparentes discretos procesos de
tica) es sustraíd a de la m ism a m edida de la tarea percepción y com prensión en un solo proceso al
bajo investigación. Entonces se infiere que la dife postular que un estím ulo está representado como
rencia resultante entre las dos medidas refleja la di un patrón específico de activación a través de un
ferencia crítica entre las dos tareas. Este método se conjunto de unidades altam ente interconectadas.
usa con frecuencia en los estudios de visualization, La activación de una unidad activa o inhibe u ni
m iasten ia grave Trastorno caracterizado por fatiga dades vecinas (y esta u nid ad es activada o in h i
y debilidad del sistem a motor debido a reducción bida por u nidades v ecin as) en concordancia con
de acetilcolina en la unión neuromuscular. las fuerzas y pesos de conexión entre ellas. En
468 GLOSARIO
cualquier m om ento dado, la red tiene propieda nervio óptico N ervio com puesto de axones de célu
des específicas adquiridas presum iblem ente a tra las ganglionares de la retina (las cuales portan in
vés de experiencia visual acum ulada, como todas form ación desde la retina). Estos axones proyec
las im ágenes de la retina consistentes con un ob tan hacia el núcleo geniculado lateral del tálamo.
jeto particular, sin importar su orientación, ilum i Por convención, después del quiasm a óptico,
n ación, y así sucesivam ente, resu ltará en un pa estos axones son denom inados tracto óptico.
trón particular de activación de la red. nervios craneales Conjunto de 12 pares de nervios
m od u lación Capacidad para responder de manera que portan in form ación h acia y desde el cerebro
flexible y en grados variables, tom ando en cuenta (opuesto a la médula espinal),
un complejo arreglo de factores. La m odulación es n e u m o e n ce fa lo g ra fía P roceso en el cual se tom a
una característica esencial de los sistem as nervio una rad io grafía de la cabeza luego de que el lí
sos complejos, quido cefalorraquídeo en los ventrículos cerebra
m ódulo Unidad hipotética de organización modular, les es drenado y reem p lazad o con aire. El con
m ódulo cortical Unidad (o parcela) de corteza que traste resu ltan te entre la d en sidad del tejid o
es n ecesaria y su ficiente para p rocesar inform a cerebral y el aire en los ventrículos perm ite que la
ción que incide sobre un punto discreto sobre una form a de los v en trícu los sea v isu alizad a con
superficie sensorial, rayos X.
m ód u lo m en tal R epresentación n eu ron al organi neuritas N ombre genérico para las extensiones que
zada de manera relativamente independiente que radian desde el cuerpo celular (es decir, dendritas
m edia una función particular. Véase también orga y axones).
nización m odular, n eu roan ato m ía Estudio de las estructuras del sis
m om entum de la lesió n Tasa de desarrollo de una tema nervioso y sus interconexiones,
lesión progresiva (por ejemplo, un tumor), n eu ro an ato m ía fu n cio n a l Estudio de la relación
m on ism o Creencia de que la solución al problema entre estru ctu ras n eu roan atóm icas (e in tercon e
m ente-cuerpo es sólo de un dom inio real (puede xiones entre ellas) y su función,
ser físico o espiritual), n e u ro b io lo g ia co m p u tacio n al Enfoque que p re
m o n o am in a M olécula que tiene una sola amina tende proporcionar tanto una definición rigurosa
(NH 2 ). Los neurotransmisores epinefrina, norepi- de los problemas que enfrenta el sistema cognitivo
nefrina, dopamina y serotonina son monoaminas. en cuestión y un sign ificad o por m edio del cual
m onoam inooxidasa Enzima que rom pe los monoa estos problemas pueden ser resueltos, sin referen
m ina neurotransmisores. cia particular a la explicación de los mecanismos a
m orfología Reglas que describen cóm o los fonemas los niveles neuronal o neurològico,
pueden ser combinados en palabras, neuroblastos Células nerviosas embriónicas (inm a
m ov im ien tos de todo el cuerpo M ovim ientos que duras) que aún no han form ado procesos axona-
involucran todo el cuerpo, como el perm anecer en les o dendríticos.
la pose de un boxeador o cam inar a través de la neu roen d ocrin o Térm ino descriptivo para la in te
habitación. racción (interdependencia) del sistema nervioso y
M T Otro término para V5 (tomado de "m edio tem el sistema endrocrino.
p oral", su ubicación en el mono), n eu roetología Estudio de la relación entre el com
m ud ez pura de palabra Deterioro específico en la portamiento de un animal en su ambiente natural
prod ucción de lenguaje hablado en ausencia de y el cerebro.
pertu rbación en otras form as de salid a de len n e u ro fib rilla s D elicadas estru ctu ras en form a de
guaje, incluida la escritura, hilo que corren a través del citoplasma del cuerpo
nanóm etro (nm) 10~9 metros, celular de una neurona y se extienden hacia el
necrosis Muerte tisular (celular), axón y la dendrita,
n eocorteza C orteza de seis capas que se piensa se neuroglía Véase glía.
ha desarrollado relativam ente tarde en la evolu neurolépticos M edicam entos usados para tratar los
ción. También se le llama isocorteza. síntomas de trastornos psicóticos. También llam a
neoestriado Núcleo caudado y putamen. dos antipsicóticos.
n eo lo g ism o Palabra nueva o sin sign ificad o (es neurólogo M édico especializado en enferm edades
decir, una no palabra), y trastornos del sistema nervioso,
n ervio au ditivo Fibras nerviosas que conectan las neurona Célula nerviosa individual,
estructuras del oído interno con el núcleo coclear neuronas m otoras N euronas con sus cuerpos celu
en el tallo cerebral. lares en el asta anterior de la m édula espinal que
GLOSARIO 469
in erv a m úsculo. Son el últim o v íncu lo en la ca núcleo lateral de la am ígdala Principal blanco de la
dena eferente desde el cerebro hacia los músculos, entrada auditiva p royectada hacia la am ígdala
n eu ron as selectivas de dirección N euronas que se desde el núcleo genicu lado m edial. En el con d i
d isparan com o respuesta a un estím ulo que se cionamiento por miedo, la am ígdala lateral recibe
m ueve en una dirección particular, entrada activada por el estím ulo condicionado,
n euronas sensoriales prim arias N euronas que reci n úcleo ocu lom otor Uno de los núcleos de nervios
ben entrada directamente desde receptores senso craneales en el cerebro m edio que participa en el
riales. Son el prim er vínculo en la cadena aferente control del m ovim iento ocular. También m edia el
desde los receptores sensoriales hacia el cerebro, reflejo pupilar.
neuropéptidos Cortas cadenas de aminoácidos que, n ú cleo tro clear Uno de los núcleos de los nervios
com o los neurotransm isores, son liberados en la craneales en el cerebro m edio que participa en el
term inal axonal. Los efectos de los neuropéptidos control del movimiento ocular,
por lo general son de m ayor duración que los de núcleos interpósitos del cerebelo Núcleos en el ce
los neu rotransm isores, sugiriendo que pueden rebelo, cuyo daño se ha dem ostrado que cancela
estar involucrados en los procesos a largo plazo el condicionamiento clásico en animales,
com o el aprendizaje y la memoria, núcleos subtalám icos Pequeños núcleos que yacen
n eu ro to x in a C ualqu ier su stancia que envenene o ventrales al tálamo. Por lo general son considera
destruya neuronas, dos como parte de los ganglios basales.
neu rotransm isores Pequeñas m oléculas que son el obsesiones Pensam ientos preocupantes que de m a
m ecanism o inm ediato por medio del cual las neu nera involuntaria dom inan el pensamiento de una
ronas se com unican entre sí. Son liberadas dentro persona,
de la sinapsis por la m em brana presináptica y olfato Sentido para oler.
lu ego se difunden a través de la sinap sis, ligán o lig o d en d ro cito s C élulas gliales que form an la
dose eventualm ente a sitios de recep tor sobre la vaina de mielina alrededor de los axones en el sis
m em brana postsináptica. tema nervioso central,
N G L Véase núcleo geniculado lateral, oliva su perior N úcleo del tallo cerebral que recibe
nodos de Ranvier Brechas periódicas en la vaina de proyecciones auditivas desde el núcleo coclear,
m ielin a que rodea a m uchos axones en los siste ontología Ciencia o estudio del ser.
m as nervioso central y periférico, opsina Componente no absorbente de luz de la ro-
n o rep in efrin a Pequeña m olécula m onoam ina neu- dopsina.
rotransmisora. oraciones sem ánticam ente restringidas Oraciones
n úcleo (1) Concentración de cuerpos celulares neu cuyo significado está restringido por las palabras
ron ales dentro del sistem a nervioso central. (2) que la com ponen (por ejem plo, La niña riega las
C uerpo esferoidal dentro de una célula que con flores).
tiene varios organelos y el com plem ento de DNA oraciones sem án ticam en te rev ersib les O raciones
de la célula. cuyo significado no está restringido por las pala
núcleo basal Sistema del tallo cerebral vinculado con bras que la com ponen (por ejemplo, El león mata
la amígdala, parece ser importante en la mediación al leopardo).
de la excitación cortical inducida por el peligro, o rgan ización je rá rq u ica P rin cip io de que existen
n ú cleo caudado Uno de los núcleos de ios ganglios diferentes niveles de procesam iento, con los nive
basales. les su periores controlando a los niveles in fe rio
n ú cleo central de la am ígd ala (ACe) Involucrado res.
en la expresión del m iedo condicionado. El daño o rgan ización m od u lar Idea de que diferentes as
a A C e resulta en perturbación de toda medida de pectos del procesam iento cognitivo o em ocional
m iedo condicionado; el daño a salidas específicas están organizados de m anera relativamente inde
de ACe perturba elem entos específicos de la res pendiente en diferentes regiones cerebrales espe
puesta de miedo, cializadas. La especialización de V4 para la visión
n ú c le o coclear N úcleo del tallo cerebral que pro de color y de V5 para la percepción del m ov i
yecta el nervio auditivo, miento son ejemplos de organización modular,
n úcleo geniculado lateral (NGL) Núcleo del tálamo organ ización retin otóp ica M apeo de la superficie
hacia el cual se proyecta la información de la retina, de la retina sobre la su perficie de una estructura
n ú cleo genicu lad o m ed io Área del tálam o que re neuronal, como V I. El m apeo re tino tópico en una
cibe entrada auditiva desde el colículo inferior y estructura neuronal por lo general está distorsio
proyecta hacia la corteza auditiva. nado, con las ubicaciones en la retina con m ayor
470 GLOSARIO
densidad de receptores mapeados sobre áreas des (en oposición a la p ercep ción tactual, que resulta
proporcionad am ente grandes de la estru ctu ra de toque activo),
neuronal. pérdida de las asociaciones Pensam iento (como se
organización su bjetiv a Organización im puesta por refleja en el habla) que se m ueve azarosa y ráp i
el sujeto sobre los estímulos, dam ente de u n referente fragm en tario a otro, de
paleocorteza Áreas de la corteza con sólo dos capas modo que las ideas son tocadas de m anera super
celulares. Ésta incluye la corteza olfativa y la cir ficial más que ser lógicam ente desarrolladas,
cunvolución parahipocámpica. periodo crítico Periodo durante el desarrollo cuando
papel de m odelado de la in h ib ició n N oción de que una función particu lar debe ser aprendida si al
al elim inar los elem entos dentro de la línea de re guna vez adquirida. Por ejemplo, el periodo crítico
ferencia de la secu encia de disparo de u na n eu para la adquisición del lenguaje es entre los 2 años
rona, la inhibición puede resultar en intrincados de edad y la pubertad. Si el lenguaje norm al no es
patrones de disparo neuronal que pueden codifi adquirido durante dicho periodo, nunca se apren
car procesos psicológicos, derá.
parafasias Producciones distorsionadas del habla, periodo refractario absoluto Periodo posterior a un
parafasias fon ém icas Producciones distorsionadas potencial de acción durante el cual otro potencial
del habla en las cuales la persona no puede dar de acción no puede ser activado. Esto se debe a la
con el fonem a deseado (apropiado) y en vez de desactivación temporal de los canales NaT.
ello lo sustituye por un sonido sim ilar (por ejem periodo refractario relativo Periodo tras un poten
plo, mulsuple por múdtiple). cial de acción (y justo después del periodo refrac
parafasias sem ánticas Producciones del habla dis tario absoluto) cuando la neu rona tiene un ele
torsionadas en las cuales la persona com ete erro vado u m bral para disp arar (es decir, se requiere
res que tienen sim ilitud sem ántica con la palabra m ayor despolarización en el cono del axón). D u
deseada (por ejemplo, barco por lancha). rante este periodo, los can ales K* perm anecen
paragrafias Errores en la escritura, abiertos para reestablecer el potencial de reposo.
p a ra p le jía P arálisis de las piernas que resulta de Por ende, cualquier influjo de N a~ es compensado
una lesión de la médula espinal, por un eflujo de K", haciendo más difícil la despo
parcelación Organización de inform ación en parce larización de la neurona,
las, por m edio de la cual se hace posible un au p erm an en cia de o b je to C onocim iento de que un
m ento en la capacidad de la m em oria a corto pla objeto existe aun cuando ya no esté presente en el
zo. entorno inmediato,
p a rs o p ercu la ris Porción posterior de la circunvolu perm eabilidad Conductancia. Grado en el cual una
ción frontal inferior. En el hem isferio izquierdo, mem brana permite que una m olécula (o ion) par
ju nto a otras porciones del pars triangularis, área ticular pase a través de ella. En las neuronas ésta
de Broca. es determ inada por el estado de los canales pro
p ed ú n cu lo s c e reb elo so s H aces fibrosos m asivos teicos de la membrana,
que conectan al cerebelo y el cerebro anterior, peroxidasa de rábano (HRP) Enzim a que es tomada
p en sa m ien to con v ergen te P ensam iento que en de m anera selectiva por las term inales axonales y
trena en la solución única de un problema, opues luego m ovida por transporte retrógrado hacia el
to al p en sa m ien to d iv erg ente, que se expande cuerpo celular. Es u sad a com o m arcador para
h acia afuera desde un punto de partid a, g en e id entificar el origen de la región o regiones que
rando posibilidades e ideas novedosas, proyectan a un área determinada,
p en sa m ien to d iv erg en te Pensam iento que se ex p ersev eració n M an ten im iento de un com porta
pande h acia afuera a partir de un punto de p ar m iento a pesar de retroalim entación continua de
tida, generando posibilidades e ideas novedosas, que no es adaptativo.
opuesto al pen sam ien to convergente, el cual en p erson alid ad de ló b u lo tem p oral Patrón de com
trena en la única solución a un problema, p o rtam ien to que alg u n o s in v estig ad o res creen
p ép tid o M iem bro de una clase de m oléculas com es ca ra cterístico de lo s in d iv id u o s con co n v u l
p u esta de dos o más am inoácidos, pero m ás p e sion es del ló b u lo tem p o ral. Su s características
queña que una proteína. incluyen profun dización de em ociones, hiperre-
percepción- Procesos cognitivos que producen una ligiosid ad (o intenso ateísm o), excesiva preocu
representación interna del mundo externo, p ación por lo s d etalles y u n a ten d en cia a escri
p ercep ción tá ctil Percepción de los estím ulos que b ir acerca de la v id a p e rso n a l con gran d etalle
inciden de m anera pasiva a la superficie corporal (hipergrafi'a).
GLOSARIO 471
P E T Véase tom ografía por em isió n de p ositron es, potenciación a largo plazo (PLP) Aum ento a largo
piam adre M em brana más interna que rodea al ce plazo (m inutos a horas) en la m agnitud de res
rebro. Sigue el contorno de las circunvoluciones y puesta (pendiente de d espolarización) de una
los surcos. neurona que ocurre tras estim ulación previa (con
pigm ento visu al M olécula en un fotorreceptor que frecuencia breve) de dicha neurona,
cam bia su conform ación cuando absorbe (es acti p o ten cial D iferencia en carga (entre dos com par
vada por) un rango específico de long itudes de tim ientos). Tam bién llam ad o diferencia de poten
onda de luz. Éste es el único paso dependiente de cial.
la luz en la visión. Los tres tipos de conos y los p o ten cial de acción O nda de influjo de iones Na"
bastones cada uno tienen pigm ento visual con di en el axón, que es el m ecanism o por m edio del
ferentes características de absorción, cual una señal es com unicada a lo largo del axón.
p laca neural Hoja en form a de pera de células que p o ten cial de e q u ilib rio D iferencia de carga entre
se diferencian del ectoderm o sobre la su perficie dos com partim ientos cuando un ion particu lar
dorsal del em brión en desarrollo durante la ter está en equilibrio electroquímico,
cera semana de gestación. El tubo neural y todo el potencial de m em brana Diferencia de potencial (di
sistem a nervioso se desarrollan a p artir de estas ferencia en carga) entre los dos lados de una m em
células. brana (el interior y el exterior de una célula),
placas Véase placas neuríticas, p o ten cial de reposo Potencial de m em brana
placas am iloides Véase placas neuríticas, cuando la neurona está en reposo (no dispara),
placas n eu ríticas A norm alidad celular im portante p o ten cial de u m b ral D esp olarización crítica que,
observada en la corteza cerebral en la enferm edad cuando se logra en el cono del axón, inicia un po
de A lzheim er. Las placas neu ríticas son áreas de tencial de acción,
neuronas incom pletam ente destruidas que consis potencial evocado (PE) N ombre dado en ocasiones
ten de un denso centro de una proteína conocida al potencial relacionado con evento cuando es
como P amiloide, rodeada por axones y dendritas usado (por lo general de m anera clínica) para va
en degeneración, con astrocitos reactivos y micro- lorar la integridad de las áreas del cerebro involu
glía activada. Eventu alm ente las célu las gliales cradas en una m odalidad sensorial particular,
destruirán por com pleto las neuronas en degene como la visión,
ración y dejarán un centro de protem a p amiloide. potencial generador Véase potencial receptor,
También se les llama placas seniles, placas amiloideas potencial gradual Potencial eléctrico (despolariza
o simplemente placas. ción y hiperpolarización) en una neurona o recep
p lacas n e u ro fib rila re s P roliferació n anorm al de tor que varía en intensidad, opuesta al poten cial
neurofibrillas observada en el citoplasm a neuro de acción, el cual tiene u na m agnitud constante.
nal en cerebros de person as con en ferm ed ad de En los receptores esto es referido como un poten
Alzheimer. cial generador o potencial receptor. Tam bién lla
placas seniles Véase placas neuríticas. mado potencial electro tónico.
p lan u m te m p o ra le Área justo posterior al área audi poten cial postsin áptico excitatorio (PPSE) Instan
tiva primaria sobre el labio inferior de la cisura de cia de una pequeña (unos pocos m ilivoltios) des
Silvio en el lóbulo temporal, p olarización local de u na neurona que ocurre
p lasticidad H abilidad del cerebro para experim en como resultado de la ligadura de neurotransmisor
tar cambio adaptativo, en especial com o respuesta a un receptor postsináptico.
a entrada am biental y a la pérdida de función de p otencial postsináptico in h ib ito rio (PPSI) Instan
bida a daño. cia de una pequeña (unos cuantos milivoltios) h i
p lexo coroid eo G rupos de v asos capilares en los perpolarización local de una neurona que ocurre
ventrículos cerebrales a través de los cuales entra como resultado de la ligadura de un neurotrans
LCR al ventrículo, misor con un receptor postsináptico.
p o lio m ie litis A guda en ferm ed ad v iral caracteri p o ten cial relacio n ad o con evento (PRE) M étodo
zada por destrucción de neuronas m otoras y que del EEG que mide el breve cambio en la actividad
resulta en parálisis y atrofia muscular, que ocurre en un área particular de la corteza tras
pospoten cial Breve hiperpolarización que precede un evento específico,
al restablecim iento del p o ten cia l de reposo d es potenciales de receptor Despolarización o hiperpo
pués de un potencial de acción, larización gradual que ocurre en un receptor sen
p osterior Térm ino que designa la parte trasera del sorial como respuesta a estimulación. Éstos tienen
cerebro y la médula espinal. características similares a los PPSE y los PPSI.
472 GLOSARIO
p o ten cia les electrotón icos Cam bios graduales en tienen que los diferentes aspectos de la inform a
el p oten cial de m em brana que son el resu ltad o ción son procesados de manera simultánea, en vez
de flu jos p asivos de iones que sigu en a la aper de ser procesados en una form a secuencial (lineal),
tura de can ales de m em brana esp ecífico s como procesam iento secu en cial Idea de que una función
resp u esta a la ligad ura de n eu rotran sm iso r a la com pleja está com puesta de varios procesos b ási
m em brana p ostsin áp tica. P P S E y P P S I son p o cos que son activados en una secuencia,
tenciales electrotónicos. También llam ados poten procesam iento sem ántico Proceso de asignación de
ciales graduados. significado a una palabra,
PPSE Véase potencial posísináptico excitatorio. propagación Térm ino usado para describir el m o
P P S I Véase potencial postsináptico in h ibitorio, vim iento del p oten cial de acción a lo largo del
pragm ática Estudio de la relación entre significado axón. El térm ino captura la naturaleza autogene-
lingüístico y conocimiento del mundo, radora del m ecanism o de retroalim entación posi
praxicon os Representaciones neuronales h ipotéti tiva que subyace a este movimiento,
cas del movim iento aprendido en el lóbulo parie p ro p ied ad em erg en te Propiedad aparente en un
tal izquierdo. Tam bién llam ados engram as visoci- nivel de explicación (análisis) m ayor que no es re
nestésicos. ducible a una propiedad en un segundo nivel de
prem aturidad Condición de un infante nacido antes explicación más básico. Desde esta perspectiva, la
de las 37 sem anas de gestación o con un peso al dureza de una roca es una propiedad em ergente
nacer de 5.5 libras o menos. de las moléculas que la componen,
p rim in g Efecto facilitador de la experiencia previa propiiocepción Sensación de posición corporal,
sobre la percepción y otros procesos, sin recolec prosencéfalo Véase cerebro anterior,
ción consciente de la experiencia previa. p ro sod ia A spectos tonales del lenguaje hablado
p r im in g p or rep etició n Facilitación del procesa (que resultan de variaciones en parám etros como
m iento perceptual de un estím ulo debido a expo énfasis, entonación, ritmo y timbre),
sición previa al estímulo, p ro so d ia afectiv a E n tonación en el lenguaje h a
p rin cip io de K en nard P rincipio de que m ientras blado que com unica emoción,
m ás tem prano en la vida se exp erim en te una le p ro sod ia p ro p o sicio n a l E n tonación del lenguaje
sión, m ejor será la recuperación, hablado que com unica significado,
problem a de ligadura Problema de cómo los varia prosopagnosia Deterioro específico en el reconoci
dos aspectos de entrada sensorial (por ejemplo, vi miento de rostros,
sual) procesados en diferentes áreas corticales, son proteína j3 am iloide Proteína que configura el denso
integrados para producir los perceptos y represen centro de las placas n eu ríticas en la enferm edad
taciones coherentes que se experim entan como el de Alzheimer.
mundo externo. proteína precursora de |3 am iloide (APP) Larga ca
p ro b lem a m en te-cereb ro Véase p ro b lem a m en te- dena de am inoácidos que es cortada por enzimas
cuerpo. para producir proteína B amiloide.
p ro b lem a m en te-cu erp o C uestión de cóm o están proxim al Ubicado hacia el centro de una estructura,
relacionados la mente y el cuerpo: si son dominios en relación con un punto de referencia,
separados (es decir, cuerpo y espíritu) o aspectos proyecciones retinófu gas Proyecciones neuronales
de un dominio (es decir, todo materia o todo espí (axones) desde la retina hacia áreas superiores del
ritu). cerebro.
procesam iento distribu id o Idea de que el sustrato prueba de am obarbital sódico Procedimiento en el
neuronal de un proceso psicológico está mediado cual el barbitú rico am obarbital sódico es in yec
por gran núm ero de neuronas distribuidas sobre tado en un hem isferio (a través de la arteria caró
una am plia área (opuesta por una o pocas neuro tida interna), anestesiando tem poralm ente al h e
nas). Ejem plos de procesam iento distribuido son m isferio. D urante la prueba, puede ser valorada
la hipótesis de que la actividad de gran grupo de la función del hem isferio no inyectado,
neuronas subyace al reconocim iento visual de un p ru eb a de estu d io por cam bio de m odalidad Fe
objeto y al movimiento de una extremidad, nóm eno de que el prim ing no ocurre si la presen
procesam iento paralelo Idea de que la información tación inicial de las palabras está en una m odali
alcanza-un área particular mediante m uchos cana dad diferente de la usada en la prueba siguiente,
les paralelos, en lugar de vía una sola ruta. Los mo pseudodepresión C onstelación de síntomas obser
delos de procesam iento paralelo difieren de los vados tras lesiones prefrontales, que se traslapan
modelos de procesam iento secuencial en que sos- con m uchos de los síntom as del trastorno depre-
GLOSARIO 473
sivo m ayor, como estado de ánim o d eprim ido y raíz dorsal g an g lio n ar C oncentración de cuerpos
apatía. celulares de las neuronas sensoriales prim arias
p seu d o p sico p atía Síndrom e observado tras lesio que form an una protuberancia en el nervio esp i
nes de la prefrontal que se caracteriza por una nal cerca del punto donde la raíz dorsal entra a la
aparente despreocupación por el efecto del com médula espinal,
portam iento personal sobre otros. El nom bre del raíz ventral Haces fibrosos que emergen del aspecto
síndrom e proviene de su similitud con la psicopa ventral de la m édula espinal y que contienen axo
tía (ahora denominada trastorno antisocial de la per nes de neuronas motoras,
sonalidad). razón v en trícu lo -cere b ro (RVC) R azón del v o lu
p sicociru gía Intervención quirúrgica que destruye men de los ventrículos cerebrales al volumen total
estructuras o vías dentro del cerebro con la finali del cerebro.
dad de m odificar el com portam iento y/o expe reacción catastrofista Térm ino de Godlstein para la
riencias que no resultan de una lesión cerebral co depresión extrema que él observó tras lesiones del
nocida. hemisferio izquierdo,
p sico lo g ía p op ular M arco conceptual psicológico reacción de in d iferen cia Térm ino descriptivo para
cotidiano en térm inos del cual todas las personas la aparente falta de respuesta emocional negativa
tienden a explicar el com portam iento y la expe observada en algunos pacientes con lesiones del
riencia com o el producto de creencias, deseos, hemisferio derecho,
percepciones, expectativas, m etas y otros cons- rebrote Procesos en los cuales las neuronas con co
tructos mentales, nexiones hacia áreas vecinas a un área denervada
psicom étrica Ciencia que mide las habilidades hu brotan term inales ad icionales que form an con e
manas. xiones con el área denervada.
psicop atía Término antiguam ente usado para des rebrote colateral Véase rebrote,
cribir los trastornos que afectan a los individuos recaptura Recaptación de neurotransm isor a través
que se com portan en una form a que indica falta de la membrana presináptica.
extrem a de preocupación por las consecuencias recep tor M olécula proteica especializada sobre la
inm ediatas o futuras de sus com portam ientos, en mem brana postsináptica que reconoce y se liga a
particular sus efectos sobre otras personas. En el neurotransmisor. Véase también receptores sen so
p asad o el térm ino sociopatía tam bién fue usado riales.
para describir el com portam iento de esta especie. receptores ionotrópicos Receptores que, cuando un
Estos términos han sido sustituidos por el término neurotransm isor se liga a ellos, cam bian directa
trastorno antisocial de la personalidad. mente la apertura de puerta de un canal iónico en
p u en te (protuberancia anular) Porción rostral del la membrana postsináptica.
cerebro posterior, entre el cerebro m edio y la m é receptores m etabotrópicos Receptores que, cuando
dula oblonga, ligan a sus neu rotransm isores, activan un se
punto cieg o Á rea dentro del cam po v isu al donde gundo mensajero,
los estím ulos no pueden ser detectados debido a receptores m uscarínicos de acetilcolina Receptores
la presencia del disco óptico, inhibitorios de acetilcolina.
p u tam en Uno de los núcleos que conform an los recep tores n ico tín ico s de acetilco lin a Receptores
ganglios basales. excitatorios de acetilcolina.
quiasm a óptico Lugar donde la porción del nervio receptores sen soriales Prim eras neuronas para re
óptico que lleva información desde la m itad nasal gistrar la presencia de un estímulo,
de cada retina cruza hacia el otro lado del cerebro, recon o cim ien to p or T C V éase tom ografía com pu-
radiaciones auditivas Fibras que portan entrada au tarizada de rayos X.
ditiva desde el núcleo geniculado m edial hacia la recuperación Proceso de ganar acceso a la inform a
corteza auditiva, ción almacenada en la memoria,
rad iografía del cráneo Simple radiografía de la ca recu peración elab o rativ a M anipulación, procesa
beza. miento y organización (para el posterior recuerdo)
rad iop aco Que no perm ite el paso de energía ra de la información que ya ha sido codificada,
diante, como los rayos X. recuperación estratégica Búsqueda organizada de
raíz d orsal Haz fibroso que contiene los axones de la información en la memoria,
las neuronas sensoriales prim arias conform e in reducción interteórica Reducción de una teoría que
gresan a cada segmento de la médula espinal dor caracteriza un nivel de fenómeno a otra teoría que ca
sal (posterior). racteriza un segundo nivel de fenómeno, más básico.
474 GLOSARIO
reflectan cia Medida de la fracción de la luz que ilu respuesta con d icion ad a R espuesta evocada por el
m in a una superficie y que es reflejad a por dicha estímulo condicionado,
superficie. resp u esta in co n d icio n a d a R esp u esta natural (no
r e fle jo e sp in a l R espuesta refleja m ed iad a por la aprendida) a un estím ulo incondicionado.
m édula espinal (y obtenible cuando la médula es re tin a l C om ponente de la rod o p sin a que absorbe
pinal es desconectada del cerebro), luz.
reg en eració n Proceso por el cual las neuronas da rig id ez de rueda dentada Trastorno caracterizado
ñad as vuelven a crecer conexiones a áreas a las por m ovim iento que parece al exam inador como
cuales previamente tenían conexiones, de rueda dentada cuando la extrem idad del pa
registro Procesamiento inicial de un estím ulo por el ciente es m ovida de m anera pasiva,
sistem a nervioso (prerrequisito para ulterior pro rodopsina Pigm ento visual en los bastones,
cesamiento, como la memoria), rom boencéfalo Véase cerebro posterior,
registro de célu la in d iv id u al M étodo que involu rostral En el tallo cerebral y la m éd u la espinal, la
cra la inserción de un electrodo con diám etro pe dirección hacia el cerebro,
queño en una neurona individual y m ide la activi rostro q u im érico Fotografía de un rostro com
dad de dicha célula (frecuencia de disparo). puesto al dividir por la m itad la fotografía del ros
También llamada registro unitario. tro y luego ju ntar cada lado con su im agen espe
reg istro de ilu m in a ció n C om paración hipotética cular.
por el sistem a visual de la reflectancia relativa de ru béola Infección viral leve. L a infección transpla-
d iferentes objetos para luz de long itud de onda centaria del feto en el prim er trimestre puede cau
corta, m edia y larga, sar anorm alidades de desarrollo del cerebro y
reg istro u n itario Véase registro de célu la in d iv i provocar retraso mental. Tam bién pueden ser ob
dual. servadas anorm alidades del corazón, ojos, oídos y
rein erv ación Proceso en el cual u na neurona cuyo huesos. También es llamado sarampión alemán.
blanco ha sido perdido (debido a una lesión) crece S I Véase corteza som atosensorial.
hacia y se conecta con un nuevo blanco, sabios autistas Subgrupo de personas con autismo,
rep resen ta ció n d istrib u id a Véase p ro cesam ien to incluyendo algunos con retardo, quienes tam bién
distribuido. tienen una habilidad especial o talento en una área
rep resentación interna Véase representaciones, específica, como la música, habilidad para memori-
rep resen ta ció n lo ca l R ep resentación en la cual zar, el arte o la habilidad para realizar cálculos. Estos
existe una correspondencia uno a uno entre la en talentos especiales dentro de un dominio estrecho
tidad que está representada y la actividad de una coexisten con funcionamiento severamente deterio
neurona (o grupo de neuronas) que codifica la re rado en áreas ajenas al dominio del talento especial,
presentación. La célula abuela es ejemplo extremo sección coronal Plano de sección (corte) que divide
de representación local, al cerebro en partes anterior y posterior. También
rep resen ta ció n sim b ó lica R ep resentación que no llamada sección frontal.
guarda relación directa con la cosa que denota. La sección fron tal Plano de sección (corte) que divide
m ayoría de las palabras son representaciones sim al cerebro en partes anterior y posterior. También
bólicas. llamada sección coronal.
rep resen tacion es Cogniciones (sím bolos internos) sección h orizon tal Plano de sección (corte) que di
que corresponden a, perm anecen por o represen vide al cerebro en partes superior e inferior,
tan cosas o relaciones entre cosas. V éase también sección sagital Plano de sección (corte) que divide
rep resen tación an alógica o rep resen tació n sim al cerebro en partes derecha e izquierda.
bólica. S e e le n b lin d h e it Literalm ente, "cegu era del alm a".
representaciones analógicas Representación que cap Término alem án del siglo xix para la agnosia,
tura algunas de las características reales de lo que segm ento externo del globo p álid o Porción lateral
representa. Por ejemplo, una señal de carretera con del globo pálido,
una flecha curveada es una representación analó segm ento interno del globo pálido Porción medial
gica de una próxima curva en el camino, del globo pálido,
reserp in a Droga usada para tratar presión arterial se lecció n a rtificia l C ontrol deliberado de cruza
alta que tam bién disminuye los niveles de mono- miento en anim ales para producir características
amina. Su asociación con la depresión en algunos particulares.
individuos ha sido interpretada com o apoyo para selección n atural M ecanism o central de cam bio en
la hipótesis de la m onoamina de la depresión. la teoría de la evolución por medio del cual los in-
GLOSARIO 475
dividuos con ciertas características dan a luz y lle estím ulos, en particu lar los estím ulos cuya p er
van a la madurez a más descendientes que los in cepción requiere su descom posición en elementos
dividuos con otras características, conduciendo discretos. Las palabras im presas son un ejem plo
por tanto al dom inio de aquellas características de tales estím ulos. La percepción por tanto pro
asociadas con la m ayor tasa de reproducción, cede parte por parte. Este deterioro deriva su
selección sexual Uno de los m ecanism os de la evo nom bre de la asociación con lesiones del tem po
lu ción en el cual los factores que d eterm inan ral-occipital inferior izquierdo,
quién se apareará con quién determ ina las carac sin ap sis Brecha entre neuronas a través de la cual
terísticas de la descendencia resultante, se difunden los neurotransmisores.
selectivos a la orientación Término que se reñere al sinap sis eléctrica Véase can ales de los pu entes de
hallazgo de que ciertas células en la corteza visual b aja resistencia,
tienen un estím ulo en una orientación particular síndrom e cereb ral orgánico Térm ino general para
como su campo receptivo, un trastorno debido a disfunción cerebral,
sem ántica Estudio del significado, síndrome de alcoholism o fetal Trastorno observado
sem á n tica em ocion al C onocim iento cognitivo en niños de m adres alcohólicas que se caracteriza
acerca de la relación entre un evento y em oción por m alform aciones faciales, retardo de creci
(por ejem plo, conocim iento de que la tristeza es m iento intrauterino y anorm alidades neurocom -
una respuesta a la pérdida), portamentales.
sen sa ció n v estib u la r Sensación de posición y m o sín d rom e de A sp erg er Síndrom e con m uchas s i
vim iento de la cabeza, m ilitud es con el au tism o clásico pero con áreas
sen sib iliz a ció n Form a simple de aprendizaje en la de funcionam iento relativam ente alto. Éstas pue
cual el vigor de una respuesta ante un estím ulo den incluir el desarrollo del lenguaje; el aprendi
neutro (uno que ni otorga recom p ensa ni causa zaje de m ínim as h abilid ad es sociales y, en raros
daño) aum enta cuando es precedida por un estí casos, el logro de significativos logros intelectua
mulo nocivo (doloroso), les.
se n so ria l esp ecia l Térm ino a veces usado para síndrom e de dependencia am biental Tendencia de
h acer referencia a las principales m odalid ades los individuos con lesiones prefrontales de buscar
sensoriales distintas a las somestesias (es decir, vi en el am biente claves para regular sus com porta
sión, audición, olfato y gusto), mientos.
septum (núcleos septales) Núcleos que yacen ven síndrom e de D ow n Trastorno caracterizado por va
trales y m ediales a los ventrículos laterales en el rias anorm alidades físicas y retardo m ental de
cerebro anterior basal. Son considerados parte del m oderado a severo. Está asociado con una anor
sistem a límbico. m alidad crom osóm ica, usualm ente trísom ía del
se ro to n in a Pequeña m olécula m onoam ina neuro- cromosoma 21.
transmisora. síndrom e de G erstm ann Síndrome que consiste de
sh o ck m ed u lar Pérdida tem poral de reflejos espi discalculia, agnosia digital, agrafía y discrim ina
nales tras transección espinal, ción izquierda-derecha deteriorada que Gerstman
sim u lta n a g n o sia D eterioro en la h abilidad para creyó estaba asociado con lesiones del hemisferio
percibir y atender a todas las características de un izquierdo posterior. La validez de este síndrome
objeto o una escena al mismo tiem po. Los indivi ha sido cuestionada,
duos con este trastorno perciben las partes indivi síndrom e de h a b la ex tra n jera P erturbación de la
duales de un com plejo d espliegue visual m ejor producción de los aspectos tonales del lenguaje
que el todo. Véase también sim ultanagnosia visual que produce una distorsión de la articulación,
y sim ultanagnosia dorsal, síndrom e de K lü ver-B u cy C am bios de com porta
sim u lta n a g n o sia dorsal Deterioro en la habilidad miento en los monos que han sido sometidos a lo-
para percibir las partes de los objetos, incluyendo botom ía tem poral bilateral. Estos cambios inclu
p artes com plejas, que no pu ed en ser fácilm ente yen miedo disminuido, agnosia visual, tendencias
descom puestas en partes constituyentes o para la orales, un im pulso por recorrer y explorar, y cam
cual tal descom posición no ayuda a la percepción. bios en el com portamiento sexual,
Los rostros son un ejemplo de tales estímulos. Este síndrom e de Turner Trastorno debido a deleción de
trastorno tom a su nombre de su asociación con le un cromosoma X, caracterizado por corta estatura,
siones bilaterales parieto-occipitales. gónadas indiferenciadas y otras anorm alidades
sim u ltan ag n osia ventral Deterioro en la habilidad variables. También se ha reportado deterioro en la
para codificar rápidamente m últiples partes de los percepción de form a y espacio.
476 GLOSARIO
sín d ro m e d ise je cu tiv o Síndrom e observado d es sistem a lím b ico Térm ino u sad o p ara denotar va
pués de lesiones prefrontales d orsolaterales que rias estructuras que h an sido hipotetizadas como
está caracterizado por atención deteriorada, p u l centralm ente involucradas en la m ediación neu
sión dism inuida, conciencia reducida y estado de ronal de la emoción,
ánimo deprimido. El deterioro en la m em oria fun sistem a m otor autónom o Com ponente del sistema
cional, la integración tem poral del com porta nervioso autónomo que envía salida m otora para
m iento y la planeación tam bién se observan en regular y controlar los m úsculos lisos de los órga
este síndrom e, así com o el deterioro en la h abili nos internos, el m úsculo cardiaco y las glándulas,
dad para in iciar com portam iento espontáneo y sistem a m otor som ático M úsculo esquelético y las
deliberado y para m antener tal com portam iento partes del sistema nervioso que los controlan,
en una form a n ecesaria para alcanzar las m etas. sistem a nervioso autónom o Parte del sistem a ner
También llam ado síndrome prefrontal dorsolateral vioso periférico que inerva los órganos internos,
sínd rom e p refron tal d orsolateral Véase síndrom e los vasos sanguíneos y las glándulas, y que no está
disejecutivo. bajo control voluntario,
síndrom e prefrontal m edial El menos bien definido sistem a nervioso central El cerebro y la médula es
de los síndromes prefrontales. Las lesiones de la cor pinal.
teza prefrontal media, como la circunvolución cin- sisiem a nervioso periférico Partes del sistem a ner
gulada, están asociadas con deterioro en la atención, vioso distintas del tallo cerebral y la médula espi
sín d rom e p refro n tal orb ita l Síndrom e observado nal. Incluye los nervios sensoriales y m otores, los
tras lesiones prefrontales orbitales (ventrales) y ca cuales están distribu idos a lo largo del cuerpo y
racterizado por desinhibición de pulsiones y libe envían inform ación h acia y desde el cerebro y la
ración de com portam iento del control regulador médula espinal (nervios periféricos),
normal. Los pacientes con lesiones prefrontales or sistem a n erv ioso so m ático P arte del sistem a n er
bitales con frecuencia exhiben una despreocupa vioso periférico que inerva piel, articulaciones y
ción por las convenciones sociales y éticas y una músculos esqueléticos,
falta de preocupación acerca del im pacto de sus sistem a som atosensorial Sistem a que procesa infor
comportamientos sobre otros, mación acerca del cuerpo, como tacto, temperatura,
sin ta x is Reglas que describen cóm o p u ed en ser dolor, posición corporal y movimiento corporal,
combinadas las palabras en frases y oraciones, sistem a vestibular Sistem a sensorial con receptores
síntom as de liberación Resurgimiento o desinhibi- en el oído m edio que es sensible a posición y m o
ción, tras una lesión cortical, de reflejos infantiles vimiento de la cabeza,
que han estado bajo control cortical, sistem as de representación perceptual (SRP) Siste
sín tom as negativos Síntom as que tom an la form a mas hipotéticos que m edian el priming. La eviden
de ausencia de una función, experiencia o com cia sugiere que están vinculados con sistemas que
portamiento que normalmente está presente, median el procesamiento perceptual.
sín to m as p o sitiv o s Síntom as que tom an la form a sociopatía Véase trastorno an tisocial de la persona
de la presencia de una función, experiencia o com lidad,
portam iento que normalmente está ausente, soma Cuerpo celular.
síntom as vegetativos Síntomas de depresión que se so m estesia N om bre genérico p ara las sensaciones
presum e están más relacionados con d isfunción corporales, com o tacto, dolor, tem peratura, pro
cerebral, com o perturbación del sueño, cam bios prioception y anestesias,
en el apetito, variación diurna del estado de áni sordera cortical Sordera debida a daño cortical,
mo y disminución de la pulsión sexual, sordera pura de palabra Incapacidad selectiva para
sintonía direccional Rango de movimiento sobre el com prender el h abla escu ch ad a en au sencia de
cual se dispara una neurona M I particular, com prensión d eteriorad a de la en trad a lin g ü ís
sistem a de activ ación reticu la r Sistem a neuronal tica presentada en las m od alid ad es visu al y tac
difuso en el tallo cerebral que influye in ten sa tual.
m ente el nivel de excitación de la corteza, SF E C T Véase tom ografía com pu tarizada por em i
sistem a del lem nisco Vía en la m édula espinal que sión de fotones,
transmite inform ación acerca del tacto, la proprio sum a esp acial Efecto acu m u lativ o de PPSE que
ception y el movimiento corporal hacia el tálamo, ocurren en diferentes ubicacion es sobre la m em
sistem a esp in o talám ico Vía m ultisináp tica en la brana postsináptica.
m édula espinal que envía inform ación acerca de sum a tem p oral Efecto acu m u lativ o de PPSE que
dolor y temperatura al tálamo. ocurre m uy cerca en el tiempo.
GLOSARIO 477
superior Térm ino que designa la parte de arriba del tarea de no ig u a la c ió n a la m u estra d em orada
cerebro; tam bién designa "sob re", en relación con Tarea en la cual a un sujeto prim ero se le presen
un punto de referencia, ta un objeto y luego, tras una dem ora, se le pre
su p ersen sib ilid a d de d enervación Fenóm eno que sen ta el objeto p reviam en te visto y uno nuevo.
sigue a denervación parcial de una estru ctu ra El su jeto debe eleg ir el objeto nuevo para o b te
(neuronal o m uscular) en el cual la estructura se ner la recom pensa,
vuelve hipersensible a la aplicación de su neuro tarea de respuesta dem orada En una versión típica
transmisor. de esta tarea, un m ono prim ero ve uno de dos
su p resió n Fenóm eno en el cual los pacientes con pozos de com ida cebado. Luego sigue una d e
com isurotom ía reportan pocas palabras presen mora, durante la cual los dos pozos de comida son
tadas al oído izquierdo en una tarea de escucha escondidos. Tras la dem ora, el m ono debe elegir
dicótica (aunque son capaces de reportar norm al la respuesta correcta,
m en te las p alabras p resen tad as sólo al oído iz tasa de concordancia Probabilidad de que una per
quierdo). sona en una relación fam iliar particular con un en
su rco n eu ral Surco elongado form ado por el plie fermo tendrá el m ism o trastorno que el paciente,
gue de la placa neural. Eventualm ente el surco se técnica estereotáxica M étodo que m apea estructu
profundiza, se pliega sobre sí m ismo, y comienza ras neuroanatóm icas en un sistem a coordenado
a cerrarse, formando el tubo neural. tridimensional, permite identificar de manera pre
surcos (Latín: sulcus; plural: sulci.) Canales en la su cisa las ubicaciones dentro del cerebro.
perficie plegada de la corteza cerebral, tectiim Parte del cerebro m edio dorsal (posterior) al
su stan cia b la n ca Tejido cerebral com puesto de los acueducto cerebral. Incluye los colículos superior
axones de las neuronas, e inferior.
su stan cia gris Tejido cerebral com puesto de cuer teg m en tu m Parte del cerebro medio que yace ven
pos celulares neuronales. tral al acueducto cerebral,
su sta n cia n ig ra N úcleo del cerebro m edio que es tele n céfalo Parte m ás rostral del cerebro anterior,
una fuente principal de dopamina para la corteza. que incluye los h em isferios cerebrales, ganglios
Por lo general es considerada com o parte de los basales, la am ígdala y el hipocam po, pero no in
ganglios basales. cluye al diencèfalo,
tálam o Gran colección con form a de huevo de nú tem b lo r de rep oso Tem blor en las extrem idades
cleos en el diencèfalo de cada hemisferio, cuando no se ejecuta movimiento alguno (durante
tálam o d orsom ed ial N úcleo talám ico que propor el reposo).
ciona la m ayor entrada a la corteza prefrontal. Las teoría de com puerta de la m em oria H ipótesis de
lesiones del núcleo dorsom edial provocan am ne que la memoria a corto plazo es una etapa necesa
sia anterógrada. ria en el proceso de consolidación de la inform a
ta llo cereb ra l Parte del cerebro que yace entre el ción en memoria a largo plazo,
diencèfalo y la m édula espinal. Está com puesto teoría de la activación óptim a del trastorno por de
del cerebro m edio, el puente y el bulbo raquídeo, fic ie n cia de aten ció n Teoría de que el TDA es
taq u isto scop io Aparato para presentar rápidos es causado por centros superiores del cerebro que no
tím u los visuales. En los estu d ios de lateralidad, reciben suficiente entrada desde los centros in fe
diferentes estím ulos visuales son presentados de riores. De acuerdo con esta teoría, la distracción,
m anera sim ultánea a los dos (izquierdo y derecho) hiperactividad y comportamiento de toma de ries
cam pos visuales. Luego son com parados la velo gos observados con frecu encia en los niños con
cidad y precisión del procesam iento de estos estí TDA son intentos por elevar el nivel de excitación
m ulos, para proporcionar una base e inferir cuál en estos centros superiores,
hem isferio procesa de m anera m ás efectiva la in teoría de la dopam ina en la esqu izofren ia Idea de
formación. que la esquizofrenia es causada por sobreactivi-
tarea de altern a ció n dem orada En una versión tí dad de dopamina.
pica de esta tarea, cuál de dos pozos de comida es teoría de la em oción de C ann on -B ard Teoría que
cebado es alternado entre ensayos, pero el mono postula que un estímulo emocional primero activa
no ve el cebado. Tras un intervalo, durante el cual al tálam o, el cual en ton ces activa de m anera si
el pozo de com ida permanece fuera de la vista, el multánea la corteza y el hipotálamo. La calidad de
m ono debe elegir el pozo con la com ida. El éxito la experiencia em ocional subjetiva es el resultado
en esta tarea requiere que el mono recuerde la res de la activación de la corteza, mientras que la acti
puesta que hizo en el ensayo anterior. vación hipotalám ica organiza los com ponentes
478 GLOSARIO
m inal del axón hacia el cuerpo celular (distinto del lucran en com portam iento ilegal, sin sentimientos
tran sp orte anterógrado, el cual es en la dirección de culpa o remordimiento. En el pasado se usaban
opuesta). los térm inos psicopatía y sociopatía para describir
trastorn o afectiv o Térm ino que ha sido sustituido este trastorno,
por el térm ino trastorno del estado de ánimo, trastorno depresivo m ayor Trastorno caracterizado
trastorn o a fectiv o esta cio n a l (TAE) Form a de de por estado de ánimo disfórico (triste, deprimido) y
presión que ocurre durante los m eses de invierno, pérdida de interés y placer casi en todas las activi
cuando los días son cortos y las noches largas, dades. Los síntom as asociados pueden in clu ir
trastorno b ip o la r Trastorno caracterizado por fluc cam bios en el apetito, perturbaciones del sueño,
tuaciones entre periodos de depresión y periodos actividad psicom otora dism inuida, energía redu
de m anía, con periodos normales esparcidos entre cida, sentim ientos de m inusvalía o culpa, dificul
estos d os extrem os. A ntes era llam ad o trastorno tad para concentrarse y tom ar decisiones, y pensa
maniaco-depresivo. mientos de muerte (como pensamientos suicidas).
trastorn o c in é tic o d el h a b la Perturbación central También llamada depresión unipolar.
del lengu aje en la cual está deteriorada la h abili trastorno fon ém ico del h ab la Deterioro central en
dad p ara organ izar m ovim ientos de la m uscula el procesamiento del lenguaje en el cual la produc
tura del habla para producir fonemas previamente ción de fonem as individuales no está deteriorada
aprendidos, aun cuando la m usculatura del habla pero sí la capacidad para program ar secuencias
y los nervios periféricos que la activan estén intac rápidas de fonem as p ara producir habla fluida.
tos. Este deterioro tam bién es llam ado apraxia del Éste es el deterioro central en la afasia de Broca,
habla. trastorno form al del pensam iento Desorganización
trastorn o de a n sied a d g en eralizad o (TA G ) Tras de la forma de pensar, por lo general manifestada a
torno de ansiedad en el cual la ansiedad no es ac través de las producciones verbales del individuo,
tivada por un estím ulo de un tipo particular. Las trastorno m aniaco depresivo Véase trastorno b ip o
personas con este trastorno tienen u n sentimiento lar.
generalizado de ansiedad que no está relacionado trastorn o o b sesiv o -co m p u lsiv o (TO C ) Trastorno
con algo en particular, caracterizado por la presencia de preocupantes
trastorn o de a p re n d iz a je D eterioro en un terreno pensam ientos productores de ansiedad (obsesio
específico de cognición, como la lectura, matemá nes), con frecuencia relacionados con un tema par
ticas o procesam iento espacial, no atribuible a in ticular, y com portam ientos generados por estos
teligencia general inadecuada, falta de oportuni pensam ientos que el individuo no puede dejar de
dad para aprender, inadecuado am biente familiar, ejecutar (compulsiones),
inadecuada m otivación o la presencia de una con trastorno por d eficien cia de atención (TDA) Tras
dición física desventajosa. También llam ado disca torno caracterizado por desatención, im p u lsiv i
pacidad de aprendizaje. dad, im paciencia y dificultad para atender las cla
trastorn o de m em oria top og ráfica D eterioro en la ves relevantes en el ambiente,
h abilid ad para aprender nuevas configuraciones trastornos centrales de deletreo Trastornos de dele
esp aciales (am n esia topog ráfica anterógrada) o treo que involucran interferencia con etapas p os
pérdida de la habilidad para m overse en tom o de teriores en el proceso del deletreo,
configuraciones espaciales previamente conocidas trastornos del ensam ble de deletreo Deterioros es
(am nesia topográfica retrógrada), en ausencia de pecíficos en la secu encia de letras. La gente con
una perturbación prim aria en el procesam iento es este trastorno recupera las letras correctas de una
pacial. Tam bién llam ada amnesia topográfica. palabra blanco mas no en el orden correcto,
trastorno de pánico Trastorno de ansiedad caracte trastornos del estado de ánim o Trastornos que tie
rizado por interm itentes pero intensos episodios nen una perturbación a largo plazo del estado de
de ansiedad. ánimo como su particularidad prominente,
trastorn o de p erso n a lid a d a n tiso cia l Patrón de trastornos disociativos Trastornos en los cuales los
com portam iento penetrante caracterizado por una individuos pueden recordar hechos acerca de
extrem a falta de preocupación por las consecuen eventos traum áticos pasados sin experim entar al
cias inm ediatas o futuras del comportamiento per guna em oción asociada, o incluso la sensación de
sonal. Los individuos con este trastorno tienden a que los eventos les hayan ocurrido a ellos,
ser crueles, egoístas e irresponsables. Con frecuen trastornos fób icos Clase de trastornos en los cuales
cia m anipulan y explotan a otros, exhiben poca o la ansiedad está relacionada con un tipo particu
ninguna em patia, y de m anera constante se invo lar de objeto o situación.
480 GLOSARIO
lulares del NGL h ad a la capa IVCp de V I h ada las vocabulario afectivo no v erb al Hipotético almacén
manchas de V I hacia las bandas finas de V2 hacia de inform ación concerniente al significado em o
V4. El procesam iento en este canal es im portante cional de estím ulos no verbales, como una expre
para la construcdón (percepdón) del color, sión facial o un gesto,
vía vertical En la retina, la entrada directa desde el zona binocular Área del cam po visual que proyecta
fotorreceptor h ad a la célula bipolar, hacia las retinas de ambos ojos,
vía v isu al prim aria Vía desde la retina hacia el nú zonas activas Regiones de la m em brana presináp-
cleo geniculado lateral had a V I. tica donde es liberado el neurotransmisor.
v isión ciega Habilidad de los parientes con ceguera zonas m onoculares Dos áreas periféricas del campo
cortical para tener alguna función visual preser visual, cada una de las cuales, debido a la posidón
vada pero inconsciente. de la nariz, proyectan sólo h ad a una retina.
Bibliografía
A bem , G. L., Schomer, D. L., Kleefield, J., Blume, H ., Congrove, G. Alford, L. B. (1933). Localization of consciousness and em otion.
R., W eintraub, S. y M esulam , M. M. (1991). Right hem isphere American Journal o f Psychiatry, 12, 789-799.
advantage for evaluating emotional facial expressions. Cortex, Alivisatos, B. (1992). The role of the frontal cortex in the use of ad
2 7 , 193-202. vance inform ation in a m ental rotation p arad igm . Neuropsy-
Ackerly, S. S. (1964). A case of paranatal bilateral frontal lobe d e chologia, 3 0 , 145-159.
fect observed for thirty years, en J. M. Warren y K. A kert (Eds.), Alzheim er, A. (1913). Beitrage sur pathologischen A natom ie der
The fron tal granular cortex and behavior (pp. 192-218). N u ev a Dementia Praecox. Allg. Z. Psychiatr. Ihre Grenzgeb, 70, 810-812.
York; McGraw-Hill. Amaral, D. G. (1987). M emory: Anatomical organization of the can
Ackerly, S. S. y Benton, A. L. (1947). Report of case of bilateral fron didate brain regions, en F. Plum (Ed.), Handbook o f physiology:
tal lobe defect. Research Publications, Association fo r Research in Sect. 1. The nervous system. Vol. 5: Higher functions o f the brain (pp.
Nervous and Mental Disorders, 27, 479-504. 211-294). Bethesda, MD: Am erican Physiological Society.
Adam s, P. (traductor) (1939). The genuine works o f Hippocrates. Bal A m aral, D. G., Price, J. L., Pitkäm en, A. y Carmichael, S. T. (1992).
timore: Williams and Wilkins. A natom ical organization of the primate amygdaloid complex,
Adam s, R. D. y Victor, M. (Eds.) (1993). Principles o f neurology, 5a. en J. P. A ggleton (Ed.), The amygdala: Neurobiological aspects o f
ed. N ueva York: McGraw-Hill. emotion, memory and mental dysfunction (pp. 1-66). N ueva York:
Adelm an, P. K. y Zajonc, R. B. (19S9). Facial efference and the ex Wiley-Liss.
perience of em otion. Annual Review o f Psychology, 40, 249-280. A m erican Psychiatric Association. (1994). Diagnostic and statistical
Adolphs, R., Tranel, D., Damasio, H. y D amasio, A . R. (1995). Fear manual o f mental disorders (4a. ed.). Washington, DC: Author.
and the hum an am ygdala. Journal o f Neuroscience, 15, 587-591. Andersen, R. A ., Essick, G. K. y Siegel, R. M. (1985). The encoding
A ggleton, J. P. (1992). The amygdala: Neurobiological aspects o f em o of spatial location by p osterior parietal neurons. Science, 230,
tion, memory and mental dysfunction. N ueva York: W iley-Liss. 456-458.
Aggleton, J. P. y Brown, M. W. (1999). Episodic mem ory, amnesia, Andreasen, N . C. (1984). The broken brain. N ueva York; H arper and
and the h ip p o cam p al-an terio r thalam ic axis. Behavioral and Row.
Brain Sciences, 2 2 , 425-489. A nd reasen, N . C. (1985). P ositive v s. negative schizophrenia: A
A kert, K. (1964). Com parative anatom y of the frontal co rtex and critical evaluation. Schizophrenia Bulletin, 11, 280-289.
thalamo-frontal connections, en J. M. W arren y K. Akert (Eds.), A n d reasen , N . C. (1988). Brain im aging: A pplications in p sy
The frontal granular cortex and behavior. N ueva York: M cG raw - chiatry. Science, 2 3 9 , 1381-1388.
Hill. Andreasen, N . C. y Black, D. W. (1996). Introductory textbook o f psy
Albert, M. L. (1973). A simple test of visual neglect. Neurology, 23, chiatry (2a. ed.). Washington, D.C.: Am erican Psychiatric Press.
658-664. Andreasen, N. C., Flaum, M., Swayze, V. W, Tyrrell, G. y A m dt, S.
A lbert, M. L. y Bear, D. (1974). Time to u nderstand: A case stud y (1989). Positive and negative sym ptom s in schizophrenia. Ar
in w ord deafness with reference to the role of tim e in auditory chives o f General Psychiatry, 47, 615-621.
comprehension. Brain, 97, 383-394. Andreasen, N . C., N asrallah, H. A ., Dunn, V., Olsen, S. C., Grove,
A lbert, M . L., G oodglass, H ., H elm , N. A ., R ubens, A . B. y A le W. M., Ehrheart, J. C., Coffman, J. A . y Crossett, I. H. W. (1986).
xander, M . P. (1981). Clinical aspects o f dysphasia. N u ev a York: S tru ctu ral abnorm alities in the frontal system in schizophre
Springer. nia: A m agn etic resonance im aging study. Archives o f General
A lbert, M . S., B utters, N . y Levin, J. (1980). M em ory for rem ote Psychiatry, 4 3 , 136-144.
events in chronic alcoholics and alcoholic K orsakoff patients A ndreasen, N. C., Rezai, K., Alliger, R., Swayze, V. W., Flaum, M.,
en H. Begleiter (Ed.), The biological effects o f alcohol (pp. 719-730). Kirchner, P., Cohen, G. y O 'Leary, D. S. (1992). H ypofrontality
N ueva York: Plenum. in neuroleptic-naive patients and in patients with chronic schi
Albin, R. L., Young, A . B. y Penney, J. U . (1989). F u n ctio n al a n a zophrenia. Archives o f General Psychiatry, 49, 943-958.
tom y of basal ganglia d isorders. Trends in N eurosciences, 12, A ndreasen, N. C., Swayze, V. W., Flaum , M., O 'L eary D. S. y Alli
366-375. ger, D. S. (1994). The n eural m echanism s of m ental pheno
484 BIBLIOGRAFÍA
m ena, en N . C. A ndreasen (Ed .), Schizophrenia: From mind to Bard, P. (1929). The central organ ization of the sym pathetic sy s
molecule (pp. 49-91). W ashington, D.C.: A m erican Psychiatric tem: As indicated by certain physiological observations. Archi
Press. ves o f Neurology and Psychiatry, 22, 230-246.
A nsara, A ., G eschw ind, N ., Galaburda, A., A lbert, M. y Cartrell, Barkley, R. A. (1990). Attention deficit hyperactivity disorder: A hand
N. (Eds.). (1981), Sex differences in dyslexia. Towson, MD: Orton book fo r diagnosis and treatment (2a. ed .). N ueva York: Guilford
Dyslexia Society. Press.
A riel, R. N ., Golden, C. J., Berg, R. A ., Q uaife, M. A ., Dirksen, J. Baron, I. S., Fennell, E. B. y Voeller, K. K. S. (1995). Pediatric neu
W., Forsell, T., Wilson, J. y Graber, B. (1983). Regional cerebral ropsychology in the medical setting. N ueva York: Oxford Univer
blood flow in schizophrenics. Archives o f General Psychiatry, 40, sity' Press.
258-263. Baron-Cohen, S., Leslie, A. M. y Frith, U . (1985). Does the autistic
A rm strong, F. D., Seidel, J. E. y Swales, T. P. (1993). Pediatric HTV child have a theory' of mind? Cognition, 2 1 , 37-46.
infection: A n europ sych ological and ed ucation al challenge. Bartlett, F. C. (1932). Remembering: A study in experimental and social
Journal o f Learning Disabilities, 26(2), 92-103. psychology. C am brid ge, In g laterra: C am bridge U niversity
Arnold, M. B. (1960). Emotion and personality. N ueva York; Colum Press.
bia University Press. Basser, L. S. (1962). H em iplegia of early onset and the faculty of
Arrigoni, G. y De Renzi, E- (1964). Constructional apraxia and he speech w ith sp ecial reference to the effects of hem ispherec-
mispheric locus of lesion. Cortex, 1, 170-197. tomy. Brain, 85, 427-460.
A sperger, H . (1944). Die "autistichen P sychopathen" im Kindsal- Baxter, L. R. (hijo), Phelps, M. E., M azziotta, J. C., Guse, B. H., Sch-
ter. Archil >fu r Psychiatrie, 1 1 7 , 1. Traducido en U . Frith (Ed.). w'artz, J. M. y Selin, C. E. (1987). L ocal cerebral glucose m eta
(1991). Autism and Asperger syndrome. N ueva York: Cam bridge bolic rates in obsessive-com pulsive disorder. Archives o f Gene
University Press. ral Psychiatry, 4 4 , 211-218.
Bachevalier, J. y M ishkin, M. (1986). Visual recog n itio n im p air Baxter, L. R. (hijo), Phelps, M. E., M azziotta, J. C., Schwartz, J. M.,
m ent follows ventrom edial but not dorsolateral prefrontal le Gemer, R. H., Selin, C. E. y Sumida, R. M. (1985). Cerebral me
sions in monkeys. Behavioral Brain Research, 20, 249-261. tabolic rates for glucose in m ood disorders: Studies with posi
Baddeley, A . D. (1986). Working memory. O xford, In glaterra: O x tron em ission tom ograp hy and fluorodeoxyglucose F 18. Ar
ford University' Press. chives o f General Psychiatry, 42, 441-447.
Baddeley, A. D. (1994). Working m em ory: The interface between Baxter, L. R. (hijo), S chw artz, J. M ., M azziotta, J. C., Phelps, M.
m e m o r y and cognition, en D. L. S chacter y E. Tulving (Eds.) E., Pahl, J. J., G uze, B. H . y Fairbanks, L. (1988). Cerebral glu
Memory systems (pp. 351-386). Cambridge, MA: MTT Press. cose m etab olic rates in n o n d ep ressed p atien ts w ith o b ses
Bahr, M. y Bonhoeffer, F. (1994). Perspectives on axonal regenera sive-com pulsive disorder. American Journal o f Psychiatry, 145,
tion in the m am m alian CNS. Trends in Neurosciences, 17, 473- 1560-1563.
478. Baxter, L. R. (hijo), Schw artz, J. M., Phelps, M. E., M azziotta, J. C.,
Bailey, A. J., Le Couteur, A., Gottesman, I., Bolton, P., Simonoff, E., Guze, B. H., Selin, C. E., G em er, R. H . y Sumida, R. M. (1989).
Yuzda, E. y Rutter, M. (1995). Autism as a strongly genetic di Reduction of prefrontal glucose m etabolism com m on to three
sorder: Evidence from a British twin study. Psychological Medi types of depression. Archives o f General Psychiatry, 46, 243-250.
cine, 25, 63-77. Bay, E. (1953). D isturbances of visual perception and their exam i
Bailey, P., von Bonin, G., D avis, E. W. y M cCulloch, W. S. (1944). nation. Brain, 76, 515-530.
Further observations of associational pathw ays in the brain of Baylis, G. C., Rolls, E. T. y L eonard, C. M. (1985). Selectivity b et
Mucaca mulatto. Journal o f Neuropathology and Experimental Neu w een faces in the responses of a population of neurons in the
rology, 3, 413-415. cortex in the superior temporal sulcus of the monkey. Brain Re
Baillargeon, R. (1987). Object perm anence in 3 '“- and 4 ,'':-month- search, 342, 91-102.
old infants. Developmental Psychology, 23, 655-664. Bear, D. (1983). Behavioral sym p tom s in tem poral lobe epilepsy
Baillargeon, R. (1991). Reasoning about the height and location of [Letter]. Archives o f General Psychiatry, 4 0 , 467-468.
a hidden object in 4 '" - and 6 I/:-m onth-old infants. Cognition, Bear, D., Levin, K., Blumer, D., Chetham , D. y Ryder, ]. (1982). In-
3 8 , 13-42. terictal behavior in hospitalized tem poral lobe epileptics: Rela
Baillargeon, R. (1995). Physical reasoning in infanq', en M. Gazza- tionship to ideopathic psychiatric syndrom es. Journal ofNeuro-
niga (Ed.), The cognitive neurosciences, (pp. 81-204). Cambridge, logy, Neurosurgery, and Psychiatry, 45, 481-488.
MA: MIT Press. Bear, D. M. y Fedio, O. (1977). Q uan titative analysis of interictal
Baillargeon, R., Spelke, E. S. y W asserm an, S. (1985). Object per behavior in tem p oral lobe epilepsy. Archives o f Neurology, 34,
m anence in five-month-old infants. Cognition, 2 0 , 191-208. 454-567.
Balon, R., Jo rd an , M ., Pohl, R. y Yeragam i, V. K. (1989). Fam ily Bear, M. F., Connors, B. W. y Paradiso, M. A . (1996). Neuroscience:
history of anxiety d isorders in control subjects w ith lactate- Exploring the brain. Baltimore: Williams and Wilkins.
ind u ced p anic attack s. American Journal o f P sychiatry, 146, Beattie, A. D., M oore, M. R., G oldberg, A ., Finlayson, M. J. W.,
1304-1306. Mackie, E. M., Graham, J. S., M cLaren, D. A ., M urdock, R. M . y
Banich, M. T. (1997). Neuropsychology. Boston: H oughton Mifflin. Stew art, G. T. (1975). Role of chronic low -level lead exposure
Bannon, M . J. y Roth, R. H . (1983). Pharm acology of neocordcal in the etiology of mental retardation. Lancet, 1, 589.
dopamine neurons. Pharmacology Reviezo, 35, 53-68. Beatty, J. (1995). Principles o f behavioral neuroscience. Madison, WI:
Barbas, H . y M esulam , M .-M . (1981). O rganization of afferent Brown and Benchmark.
input to subdivisions of area 8 in the rhesus monkey. Journal o f Bechara, A., Dam asio, A. R. y D am asio, H. (1994). Insensitivity to
Comparative Neurology, 200,407-431. future consequences follow ing d am a-ge to hum an prefrontal
Barbas, H . y M esulam, M.-M. (1985). Cortical afferent input to the cortex. Cognition, 50, 7-15.
principalis region of the rhesus monkey. Neuroscience, 15, 619- Bechara, A., Tranel, D., D amasio, H ., A dolphs, R., Rockland, C. y
637. Damasio, A. R. (1995). Double dissociation of conditioning and
Barbieri, C. y De Renzi, E. (1989). Patterns of neglect dissociation. declarative knowledge relative to am ygdala and hippocam pus
Behavioral Neurology, 2 , 13-24. in humans. Science, 2 6 9 , 1115-1118.
BIBLIOGRAFÍA 485
Bekhterev, V. M. (1900). D emonstration eines G ehem s mit Zerstö Bettelheim, B. (1959). Joey: A m echanical boy. Scientific American,
ru n g d er vord eren und inneren Theile d er H irnrin de beider de marzo. [Reimpreso en R. C. Atkinson (Ed.). (1971). Contem
Schlafenlappen. Neurologisches Zentralblatt, 19, 990-991. porary psychology. San Francisco: W. H. Freeman.]
Beck, A . (1967). Depression: Causes and treatment. Philadelphia: U ni Bettelheim, B. (1967). The empty fortress: Autism and the birth o f the
versity of Pennsylvania Press. se lf N ueva York: Free Press.
Bellugi, U ., Klima, E. S. y Wang, P. P. (1996). Cognitive and neural Bianchi, L. (1895). The functions of the frontal lobes. Brain, 1 8 , 497-
developm ent: Clues from genetically based syndrom es, en D. 530.
M adnusson (Ed.), The lifespan development o f individuals: Beha Bianchi, L. (1922). The mechanism o f the brain and the function o f the
vioral, neurobialagical, and psychosocial perspectives. N ueva York: frontal lobes. N ueva York: Wood.
Cam bridge University Press. Biederman, J., N ew com , J. y Sprich, S. (1991). Comorbidity of at
Benes, F. M. y Bird, E. D. (1987). An analysis of the arrangem ent of tention deficit hyperactivity disorder with conduct, depressive,
neurons in the cingulate cortex of schizophrenic patients. Ar anxiety, and other disorders. American Journal o f Psychiatry, 148,
chives o f General Psychiatry, 44, 608-616. 564-577.
Benes, F. M ., Davidson, J. y Bird, E. D. (1986). Quantitative cytoar- Bigler, E. D. (1992). The neurobiology' and neuropsychology' of
chitectural studies of the cerebral cortex in schizophrenics. Ar adult learning disorders. Journal o f Learning Disabilities, 2 5 , 488-
chives o f General Psychiatry, 43, 31-35. 506.
Benson, D. F. y Greenberg, J. P. (1969). Visual form agnosia. Archi Bisiach, E., Capitani, E., C olom bo, A . y Spinnler, H . (1976). H al
ves o f Neurology, 20, 82-89. ving a horizontal segm ent: A study' on hem isphere dam aged
Benton, A . (1982). Spatial thinking in neurological patients: Histori patients w ith focal lesions. Archives Swisses de Neurologie, Neu-
cal aspects, en M. Potegal (Ed.), Spatial abilities: Development and rochirurgie et de Psychiatre, 118, 119-206.
physiological foundations. N ueva York: Academ ic Press. Bisiach, E. y Luzzatti, C. (1978). Unilateral neglect in representa
B enton, A . (1984). H em ispheric dom inance before Broca. Neu- tional space. Cortex, 1 4 , 129-133.
ropsychologia, 22, 807-811. Bisiach, E., Luzzatti, C. y Peranni, D. (1979). Unilateral neglect, rep
B enton, A . L. (1961). The fiction of the "G erstm an sy n d rom e". resentational schema and consciousness. Brain, 102, 609-618.
Journal o f Neurology, Neurosurgery and Psychiatry, 2 4 , 176-181. Bisiach, E., Nichelli, P. y Spinnler, H . (1976). Hemispheric functio
Benton, A . L. (1968). Differential behavioral effects in frontal lobe nal asym m etry in visual discrimination between univariate sti
disease. Neuropsychologia, 6, 53-60. m uli: A n analysis of sensitivity and response criterion. Neu
B enton, A . L. (1975). D evelopm ental d yslexia: N eurological as ropsychologia, 14, 335-342.
pects, en W. J. Friedlander (Ed.), Advances in neurology (vol. 7). Bjorklund, A . y Stenevi, U. (1984). Intracerebral implants: N euro
N ueva York: Rayen Press. nal replacement and reconstruction of dam aged circuitries. An
Benton, A . L . (1980). The neurop sych ology of face recognition. nual Review o f Neuroscience, 7 , 279-308.
American Psychologist, 35,176-186. Bjorklund, A ., Stenevi, U., Schmidt, R. H., Dunnett, S. B. y Gage, F.
Benton, A . L. (1985). Reflections on the Gerstman syndrome, en L. H. (1983). Intracerebral grafting of neural suspensions. I. Intro
Costa y O. Spreen (Eds.), Studies in neuropsychology: Selected pa duction and general m ethod of preparation. Acta Physiologica
pers o f Arthur Benton. N ueva York: Oxford University Press. Scandanavica, 522 (suplemento), 1-8.
Benton, A . L., Hannay, J. y Vamey, N. R. (1975). Visual perception Black, D. W. y A ndreasen, N. C. (1994). Schizophrenia, schizoph
of line direction in patients w ith unilateral brain disease. Neu reniform disorder, and delusional p aranoid disorder, en J. A.
rology, 25, 907-910. Talbott, R. E. H ales y S. C. Yudofsky (Eds.), American Psychia
Benton, A . L. y Van Allen, M. W. (1972). Prosopagnosia and facial tric Press Textbook o f Psychiatry (pp. 411-463). Washington, DC:
discrimination. Journal o f Neurological Sciences, 1 5 , 167-172. American Psychiatric Press.
Benton, A. L., Vamey, N. R. y Hamsher, K. de S. (1978). Visuo-spa- Black, D. W. y N oyes, R. (1990). Comorbidity' in obsessive-com -
tial judgm ent: A clinical test. Archives o f Neurology (Chicago), pulsive disorder, en }. D. M aser y C. D. Cloninger (Eds.), Co
35, 364-367. morbidity in anxiety and mood disorders (pp. 305-316). W ashing
Berm an, K. F., Doran, A. R., Pickar, D. y Weinberger, D. R. (1993). ton, DC: Am erican Psychiatric Press.
Is the m ech an ism of p refrontal h yp ofu n ction in depression Blakem ore, C. (1977). Mechanisms o f the mind. C am bridge, E n
the sam e as in sch izop hrenia? Regional cerebral bloodflow gland: Cam bridge University' Press.
d u rin g cognitive activation. British Journal o f Psychiatry, 162, Blanchard, R. J., Blanchard, D. C. y Fial, R. A . (1970). H ip pocam
183-192. pal lesions in rats and their effect on activity: A voidance and
Berm an, K.. F. y Weinberger, D. R. (1986). Cerebral blood flow stu aggression. Journal o f Comparative Physiological Psychology,
dies in sch izop hrenia, en H. A. N asralla y D. R. W einberger 71(1), 92-102.
(Eds.), The neurologi/ o f schizophrenia (pp. 277-308). Amsterdam : Bieuler, E. (1950). Dementia praecox, or the group o f schizophrenias 0.
Elsevier. Zinkin y N . D. C. Lew is, T rans.). N ueva York: International
Berm an, K. F. y Weinberger, D. R. (1992). Regional cerebral blood Universities Press, (trabajo original publicado en 1911).
flow in m onozygotic Urins concordant and discordant for schi Blonder, I. X., Bow ers, D. y Heilman, K. M. (1991). The role of the
zophrenia. Archives o f General Psychiatry, 49, 927-934. right hem isphere in em otion al com m unication. Brain, 114,
Berm an, K. F., Zee, R. E. y Weinberger, D. R. (1986). Physiological 1115-1127.
dysfunction in dorsolateral prefrontal cortex in schizophrenia: Blum , R. A. (1952). Effects of subtotal lesions of frontal granular
II. R ole of neuroleptic treatm ent, attention and m ental effort. cortex on delayed reaction in m onkeys. AMA Archives o f Neu
Archives o f General Psychiatry, 4 3 , 126-135. rology and Psychiatry, 67, 375-386.
B ernstein, A . S., Riedel, J. A. y G raae, F. (1988). Schizophrenia is Blumer, D. y Benson, D. F. (1975). Personality’ changes with frontal
asso ciated w ith altered orienting activity'. Journal o f Abnormal and temporal lobe lesions, en D. F. Benson y D. Blumer (Eds.),
Psychology, 97, 3-12. Psychiatric aspects o f neurological disease. N ueva York Grune and
Berti, A ., M aravita, A., Frassinetti, F. y Umilta, C. C. (1995). Unila Stratton.
teral n eglect can be affected by stimuli in the neglected field. Bodamer, J. (1947). Die P rosopagnosie. Archiv fu r Psychiatric und
Cortex, 31, 331-343. Zeitschrift fu r Neurologic, 179, 6-54.
486 BIBLIOCRAFfA
Bogerts, B., M eetz, E. y Schonfeldt-Bausch, R. (1985). Basal gan Brodal, A. (1982). Neurological anatomy. N ueva York: O xford Uni
glia and limbic system pathology in schizophrenia: A morpho- versity Press.
m etric study of brain volum e and shrinkage. Archives o f Gene Brodmann, K. (1912). Neue Ergebnisse über die vergleichende his
ral Psychiatry, 42, 784-791. tologische Lokalisation der G rosshirnrinde m it bisonderer Be
Bonin, G. von y Bailey, P. (1947). The neocortex o f M acaca m ulatta. rücksichtigung des S tim hirns. Anatom ischer Anzeiger (suple-
Urbana: University of Illinois Press. mento), 4 1 , 157-216.
Bom stein, B. (1963). Prosopagnosia, en L. H alp em (Ed.) (pp. 283- Brodm ann, K. (1925). Vergleichende Lokalisationslehre der Grasshirn
318). Jerusalem : H adassah Medical Organization. rinde. Leipzig, Germ any: Barth.
Bom stein, B., Stroka, H. y Munitz, H. (1969). Prosopagnosia with Brown, J. W. (1972). Aphasia, apraxia and agnosia: Clinical and theore
animal face agnosia. Cortex, 5, 164-169. tical aspects. Springfield, IL: Thomas.
Borod, J. C. (1993). Cerebral mechanisms underlying facial, proso Brown, R. M., Crane, A . M. y G oldm an, P. S. (1979). Regional dis
dic, and lexical em otional expression: A review of n europ sy tribution of m onoam ines in the cerebral cortex and subcortical
chological studies and methodological issues. Neuropsychology, structures of the rhesus m onkey: Concentrations and in vivo
7,445-463. synthesis rates. Brain Research, 16S, 133-150.
Borod, J. C., Koff, E. y Buck, R. (1986). The neuropsycholog)' of fa Brownell, H. H., Michel, D., Powelson, J. y Gardner H . (1983). Sur
cial expression in norm al and b rain-dam aged subjects, en P. prise but not coherence: Sensitivity to verbal h u m or in right
Blanck, R. Buck y R. Rosenthal (Eds.), Nonverbal communication hemisphere patients. Rain and Language, 1 8 , 20-27.
in the clinical context. University' Park: Pennsylvania State Uni Brozoski, T., Brown, R. M., Rosvold, H. E. y Goldman, P. S. (1979).
versity Press. Cognitive deficit caused by depletion of dopamine in prefron-
Borod, J. C., Koff, E. y Caron, H. (1983). Right hemisphere specia tal cortex of rhesus monkey, Science, 205, 929-931.
lization for the expression and ap preciation of em otion: A Bruce, C. J. y Goldberg, M. E. (1984). Physiology of the frontal eye
focus on the face, en E. Perecnan (Ed.), Cognitive processing in fields. Trends in Neurosciences, 7, 436-441.
the right hemisphere. N ueva York: A cadem ic Press. Bruce, C. J. y G oldberg, M. E. (1985). Prim ate frontal eye fields: I.
Borod, J. C., Koff, E „ Lorch, M. P. y N icholas, M. (1986). The ex Single neurons d isch arging b efore saccad es. Journal o f N eu
pression and perception of facial emotion in braindam aged pa rophysiology, 53, 603-635.
tients. Neuropsychologia, 24, 345-348. Bruce, C. J., G oldberg, M. E., Bushneil, M . C. y Stanton, G. B.
Bothwell, M. (1995). Functional interactions of neurotrophins and (1985). Prim ate frontal eye fields: II. Physiological and anato
neurotrophin receptors. Annual Review o f Neuroscience, IS, 223- mical correlates of electrically evoked eye m ovem ents. Journal
253. o f Neurophysiology, 54, 714-734.
B oucugnani, L. L. y Jones, R. VY. (1989). Behaviors an alogous to Bruder, G. E. (1995). Cerebral laterality and psychopathology: Per
frontal lobe dysfunction in children w ith attention deficit hy ceptual and event-related p oten tial asym m etries in affective
peractivity' disorder. Archives o f Clinical N europsychology, 4, and schizophrenic disorders, en R. J. D avidson y K. H ugdahl
161-174. (Eds.), Brain asymmetry. Cam bridge, M A : MIT Press.
Bow ers, D., Bauer, R. M. y Heilman, K. M. (1993). The nonverbal Brumbach, R. A. (1983). Personality' analysis of epileptics. Archives
affect lexicon: Theoretical perspectives from neuropsychologi o f Neurology, 40, 658-659.
cal studies of affect perception. Neuropsychology, 7, 433-444. Bruyer, R., Laterre, C., Seron, X., Feyereisne, P., Strypstein, E., Pie-
B radley C. (1937). The behavior of children receiving benzedrine. rrard , E. y R ecten, D. (1983). A case of p rosopagn osia w ith
American Journal o f Psychiatry, 94, 577-585. som e preserved covert rem em b ran ce of fam iliar faces. Brain
Brain, W. R. (1941). Visual disorientation with special reference to and Cognition, 2, 257-284.
lesions in the right cerebral hemisphere. Brain, 64, 244-272. Bryden, M. P. (1988). Does laterality m ake any difference?
Breasted, J. H. (1930). The Edxvin Smith Surgical Papyrus. Chicago: Thoughts on the relation betw een cerebral asym m etry and re
University of Chicago Press. ading, en D. F. Molfese y S. J. Segalow itz (Eds.), Brain lateraliza
Breiter, H. C., Rauch, S. L., Kwong, K. K., Baker, J. R., Weisskoff, R. tion in children: Developmental implications. N ueva York: Guil
M., Kennedy, D. N ., Kendrick, A. D., D avis, T. L., Jiang, A. P., ford Press.
Cohen, M. S., Stem , C. E., Belliveau, J. W„ Baer, L., O'Sullivan, Bryden, M. P. y Ley, R. G. (1983). Right hem isphere involvem ent
R. L., Savafe, C. R., Jenike, M. A. y Rosen, B. R. (1996). Functio in im ager}' and affect, en P erecm an (E d .), Cognitive processing
nal m agnetic resonance imaging of sym ptom production in ob in the right hemisphere. N ueva York: A cadem ic Press.
sessive-com pulsive disorder. Archives o f General Psychiatry, 53, Bub, D. N ., Black, S. y Howell, J. (1989). W ord recognition and ort
595-606. hographic context effects in a letter-by-letter reader. Brain Lan
Brickner, R. M. (1936). The intellectual functions o f the frontal lobes. guage, 36, 357-376.
N ueva York: Macmillan. Buchsbaum , M. S., DeLisi, L. E ., H olcom b, H. H ., Cappelletti, J.,
Bridges, P. K., Goktepe, E. O. y M aratos, J. (1973). A com parative King, A. C., Johnson, J., H azlett, E., D ow iing-Zim m erm an, S.,
review of patients with obsessional neurosis and w ith depres Post, R. M., M orihisa, J., C arpenter, W., Cohen, R., Pickar, D.,
sion treated by psychosurgery'. British Journal o f Psychiatry, 123, Weinberger, D. R., Margolin, R. y Kessler, R. M. (1984). Antero
663-674. posterior gradients in cerebral glucose use in schizophrenia and
Broca, P. (1861a). L oss of speech, chronic softening, and partial affective disorders. Archives o f General Psychiatry, 4 1 , 1159-1166.
destruction of the left anterior lobe of the brain. Transcrito de Buchsbaum, M. S., Ingvar, D. H ., Kessler, R., W atters, R. N ., Cap
Bulletins de la Societe d' Anthropologie, 2, 285-288. pelletti, J., v an K äm m en, D. P., K ing, A. C. y Johnson, J. L.
Broca, P. (1861b). N ew observations of aphasia p roduced by a le (1982). Cerebral glu co g rap h y w ith positron tom ography. Ar
sion of the second and third frontal convolutions. Transcrito chives o f General Psychiatry, 39, 251-259.
de Bulletin et Manoires de la Societe Anatomique de Paris, 6, 398- Buchsbaum , M. S., W u, J., DeLisi, L. E., H olcom b, H., Kessler, R.,
407. Johnson, K., King, A. C., H azlett, F., Langston, K. y Post, R. M.
Broca, P. (1878). Anatomie compare de circonvolutions cerebrales. (1986). Frontal cortex and basal ganglia metabolic rates asses
Le grand lobe limbique et la sdssure limbique dans le serie des sed by positron em ission tom ograp h y w ith [18F]2-deoxyglu-
mammiferes. Revieiv des Anthropologie, 1, 385-498. cose in affective illness. Journal o f Affective Disorders, 1 0 , 137-152.
BIBLIOGRAFÍA 487
Buchtel, H., Cam pari, F„ De Risio, C .y Rota, R. (1978). H em isphe Castellucd, V. F., Careu> T. J. y Kandel, E. R. (1978). Cellular analy
ric differences in discriminative reaction time to facial expres sis of lon g-term habituation of the gill-w ithdraw al reflex of
sions. Italian Journal o f Psychology, 5 , 159-169. Aplysia californica. Science, 2 0 2 , 1306-1308.
Buckner, R., Paterson, S. E., Ojemann, J. G., Miezin, F. M., Squire, C avada, C. y Goldman-Rakic, P. S. (1985). Parieto-prefrontal con
L. R. y Raichle, M. E. (1995). Functional anatom ical studies of nections in the monkey: T op ograph ic distribution w ithin the
explicit and implicit m em ory retrieval tasks. Journal o f Neuros prefrontal cortex of sectors connected ndth the lateral and m e
cience, 1 5 , 19-29. dial posterior parietal cortex. Society fo r Neuroscience Abstracts,
Buffer}', A. W. H. (1976). Sex differences in the neurobiological de 11, 323.
velopment of verbal and spatial skills, en R. M. Knights y D. J. Cermak, L. S. y O 'Connor, M. (1983). The anterograde and retro
Bakker (Eds.), The neuropsychology o f learning disorders: Theoreti grade retrieval ability' of a patient with amnesia due to encep
cal approaches. Baltimore, MD: University Park Press. halitis. Neuropsychologia, 21, 213-234.
Butters, N. y Cermak, L. S. (1986). A case study of forgetting of au Chao, L. L. y Knight, R. T. (1995). H u m an prefrontal lesions in
tobiographical knowledge: Implications for the study of ante crease distractibility to irrelevant sensor}' inputs. Neuro-Report,
rograde amnesia, en D. C. Rubin (Ed.), Autobiographical memory 6 , 1605-1610.
(pp. 2 5 3 -2 7 2 ). Cam bridge, England: C am brid ge U niversity Chedru, F., LeBlanc, M. y Lhem itte, F. (1973). Visual searching in
Press. norm al and brain dam aged subjects: Contributions to the
Bu tters, N. y Grady, M. (1977). Effect of p red istracto r delays on study of unilateral inattention. Cortex, 9, 94-111.
the sh ort-term m em ory perform ance of patients w ith K orsa Chelune, G. J., Ferguson, W., Koon, R. y Dickey, T. O. (1986). Fron
koff's and H untington's disease. Neuropsychologia, 15, 701-706. tal lobe disinhibition in atten tio n deficit disorder. Child Psy
Byring, F. K. y M ichelson, D. E. (1984). Prevalence of dyslexia in chiatry and Human Development, 16, 221-234.
relatives of dyslexic children. Acta Psychologica Scandinavica, Chess, S., Fern and ez, F. y Korn, S. J. (1971). Psychiatric disorders
4 6 , 105. o f children with congenital rubella. N ueva York: B ru n n e r/M a -
C adoret, R. J., C um m ingham , L., Loftus, R. y E dw ards, J. (1975). zel.
Studies of adoptees from psychiatrically disturbed biological Chomsky, N. (1959). Review of B. F. Skinner, Verbal Learning. Lan
parents: EL Temperament, hyperactive, antisocial and develop guage, 35, 26-58.
mental variables. Journal o f Pediatrics, 87, 301. Chom sky, N. (1975). Reflections on Language. N u ev a York: P ant
Campbell, R. (1978). Asym m etries in interpreting and expressing heon.
a posed facial expression. Cortex, 19, 327-342. Chomsky, N. (1988). Language and problems o f knowledge: The Mana-
Cannon, T. D., M ednick, S. A. y P am as, J. (1990). A ntecedents of qua lectures. Cambridge, MLA: MIT Press.
predom inantly n egative and p redom inantly positive-sym p- Chomsky, N. (1991). Linguistics and cognitive science: Problems
tom schizophrenia in a high-risk population. Archives o f Gene and m ysteries, en A. K asher (E d .). The Chomskyan turn. C am
ral Psychiatry, 47, 622-632. bridge, MA: Blackwell.
Cannon, W. B. (1927). The Jam es-Lange theory of emotion: A criti Chomsky, N. (1993). Language and Thought. Wakefield, RI y Lon-
cal exam ination and an alternative theory. American Journal o f dres: M oyer Bell.
Physiology, 39, 106-124. Chorover, S. L. y Cole, M. (1966). D elayed alternation p erform
C aplan, D. y W aters, G. S. (1990). S hort-term m em ory and lan ance in patients with cerebral lesions. Neuropsychologia, 4 , 1-7.
guage comprehension: A critical review of the N europsycholo Churchland, P. S. (1986). Neurophilosophy: Toward a unified science o f
gical literature, en T. Vallar y T. Shallice (Eds.), Neuropsycholo the mind-brain. Cambridge, M A: MIT Press.
gical impairment in short-term memory (pp. 337-389). Cambridge, Cicone, M., W apner, W. y Gardner, H. (1980). Sensitivity to em o
England: Cam bridge University Press. tional expression and situations in organic patients. Cortex, 16,
Caramazza, A., Miceli, G., Silveni, M. C. y Laudanna, A. (1985). Re 145-168.
ading mechanisms and the organization of the lexicon: Evidence Claparede, E. (1911). Recognition and "m e-n ess", en D. Rapaport
from acquired dyslexia. Cognitive Neuropsychology, 2, 81-114. (Ed.). (1951). Organization and pathology o f thought. N ueva York;
Caram azza, A., Miceli, G., Villa, G. v Romani, C. (1987). The role of Columbia University Press.
the graphem ic buffer in spelling: Evidence from a case of ac Cohen, N. J. (1981). Neuropsychological evidence fo r a distinction bet-
quired dysgraphia. Cognition, 2 6 , 59-85. xveen procedural and declarative knowledge in human memory and
Carlson, A. (1988). The current status of the dopam ine hypothesis amnesia. Unpublished doctoral dissertation, University of Cali
of schizophrenia. Neuropsychopharmacology, 1, 179-203. fornia, San Diego.
C arlson, N. R. (1999). Physiological psychology. Boston: AUyn y Cohen, N. J. (1984). Evidence for m ultiple mem ory systems, en L.
Bacon. R. Squire v N . Butters (Ed s.), N europsychology o f memory (pp.
Carpenter, M. B. (1976). Human neuroanatomy (7a. ed.). Baltimore: 83-103). N ueva York: Guilford Press.
Williams and Wilkins. Cohen, N . J. (1997). M emory, en M. T. Banich, Neuropsychologi/.
C arter, C. S., M intun, M., Nichols, T. y C o h e n ,}. D. (1997). A nte Boston: Houghton Mifflin.
rior cingulate gynus dysfunction and selective attention defi Cohen, N. J. y Corkin, S. (1981). The am nesic patient H. M.: Lear
cits in schizophrenia. 1S0 H 7 0 PET study d urin g single-trial ning and retention of cognitive skills. Society fo r Neuroscience
Stroop task p erform ance. American Journal o f Psychiatry, 154, Abstracts, 7, 517-518.
1670-1675. Cohen, N. J. y Eichenbaum, H. (1993). Memory, amnesia, and the hip
Casey, J. E., Rourke, B.P. y Picard, E.M. (1991). Syndrom e of n on pocampal system. Cambridge, M A: MIT Press.
verbal learning disabilities: Age differences in neuropsycholo Cohen, N. J., Eichenbaum, H. E., Deacedo, B. S. y Corkin, S. (1985).
gical, academ ic, and socioem otiona functioning. Development Different m em ory system s underlyng acquisition of procedu
and Psychopathologi/, 3, 329-345. ral and declarative knowledge. Annals o f the New York Academy
Casiro, O. G., M oddem an, D. M., Stanwick, R. S. y Cheang, M. S. o f Sciences, 444, 54-71.
(1991). The n atu ral history and predictive valu e of early lan Cohen, N. J., Ramzy, C., Hu, Z ., Tom aso, H., Strupp, J., Erhard, P.,
g u age delays in very low birth weight children. Early Human A nd erson , P. y U gurbil, K . 1994. H ip pocam pal activation in
Development, 26, 45-50. fMRI evoked by dem and for declarative m em ory-based bin
488 BIBLIOGRAFÍA
ding of multiple streams of information. Society fo r Neuroscience Corsi, P. (1972). Human Memory and the medial temporal region o f the
Abstracts, 2 0 , 1290. brain. Tesis doctoral. McGill University', Montreal, Canada.
Cohen, N. J. y Squire, L. R. (1980). Procedural learning and reten Corsi, P. (Ed.) (1991). The enchanted loom: Chapters in the history o f
tion of pattern-analyzing skill in amnesia: Dissociation of kno neuroscience. N ueva Y o rk O xford University Press.
wing how and knowing that. Science, 210, 207-209. Corton, P. (1994). Constellation of risks and processes seen in se
Cohen, N. J. y Squire, L. R. (1981). Retrograde amnesia and remote arch for A lzheim er's clues. Journal o f the American Medical A s
mem ory impairment. Neuropsychologia, 19, 337-356. sociation, 271, 88-91.
Cohen, R. M., Semple, W. E., Gross, M., Nordahl, T. E., King, A. C., Costa, E. (1985). Benzodiazepine-G A BA interactions: A model to
Pickar, D. y P ost, R. M. (1989). Evidence for co m m o n altera investigate the neurobiology' of anxiety, en A. H. Tuma y J. D.
tions in cerebral glucose m etabolism in m ajor affective disor M aser (E d s.), Anxiety and the anxiety disorders. H illsdale, N J:
ders and schizophrenia. Neuropsychopharmacology, 2, 241-254. Erlbaum.
Cole, M. y Perez-Cruet, J. (1964). Prosopagnosia. Neuropsychologia, Costa, L. D. y Vaughan, H. G. (1962). Perform ance of patients with
2 , 237-246. localized cerebral lesions: Verbal and perceptual tests. Journal
Cole, M., Schutta, H. S. y Warrington, E. K. (1962). Visual disorien ofN eroous and Mental Disease, 1 3 4 , 162-168.
tation in hom onym ous half fields. Neurologij, 12, 257-263. Courchesne, E. (1991a). Chronology' of hum an brain development:
Colombo, A ., De Renzi, E. y Faglioni, P. (1976). The occurrence of Event-related potential, positron emission tomography, myeli
visual neglect in patients w ith unilateral cerebral disease. Cor nogenesis, and synaptogenesis studies, en J. W. Rohrbaugh, R.
tex, 12, 221-231. P arasuram an y R. Johnson (Eds.), Event-related brain potentials:
Comings, D. E. y Comings, B. G. (1984). Tourette's syndrom e and Basic issues and applications. N u ev a York: O xford University'
attention deficit disorder w ith hyperactivity: A re they' geneti Press.
cally related? Journal o f the American Academy o f Child Psychiatry, Courchesne, E. (1991b). N euroanatom ic im aging in autism. Pedia
23,138-146. trics, 87, 781-790.
Condini, A ., A xia, G., C attelan, C. y D 'U rso, M. R. (1991). D eve Cow an, W. M. (1979). The developm ent of the brain, en The brain:
lopm ent of language in 18 30-m onth -old H rV -l-in fected but A Scientific American Book. N ueva York: W. H. Freeman.
not ill children. AIDS, 5, 735-739. C ox, A ., Rutter, M., N ew m an, S. y Bartak, L. (1975). A com p ara
Conel, J. (1939-1967). The postnatal development o f the human cerebral tive study of infantile autism and specific developm ental re
cortex (vols. 1-8). Cam bridge, M A: H arvard University' Press. ceptive language disorder: II. Parental characteristics. British
Conoley, ]. C. y Sheridan, J. C. (1996). Pediatric traum atic brain in Journal o f Psychiatry, 1 2 6 , 146-159.
jury: Challenges and interventions for families. Journal o f Lear Coyie, J. T., Price, D. y Delong, M. R. (1983). A lzheim er's disease:
ning Disabilities, 29(6), 662-669. A disorder of cholinergic innervation. Science, 2 1 9 , 1184-1190.
Cooper, J. R., Bloom, F. E. y Roth, R. H. (1991). The biochemical basis Crary, M. A. y Heilman, K. M. (1988). L etter imagery' deficits in a
o f neuropharmacology. N ueva York: Oxford University' Press. case of pure apraxic agraphia. Brain and Language, 3 4 , 147-156.
Cooper, L . A . y Shepard, R. N . (1973). The time required to p re Critchley, M. y Critchley, E. A . (1978). Dyslexia defined. London:
pare for a rotated stim ulus. Memory and Cognition, 1, 246-250. Heineman.
Cope, D. N. (1995). The effectiveness of traum atic brain injury' re Crow, T. J. (1980). M olecular pathology' of schizophrenia: M ore
habilitation: A review. Brain Injury, 9, 649-670. than one disease process. British M edical Journal, 1 3 7 , 383-386.
Coplan, J. D., G orman, J. M. y Klein, D. F. (1992). Serotonin rela Crow, T. J. (1982a). The biology' of schizophrenia. Experientia, 38,
ted fu n ctio n s in p an ic-an xiety : A critical review . N europsy 1275-1282.
chopharmacology, 6 , 189-200. C ro w T. J. (1982b). Two dim ensions of pathology' in schizophre
Corballis, M. C. y Sergent, J. (1988). Imagery' in com m issurotom i- nia. Psychopharmacology Bulletin, 18, 22-29.
zed patients. Neuropsychologia, 2 6 , 13-26. Crow, T. J. (1985). The two syndrom e concept: Origins and current
Corballis, M . C. y Sergent, J. (1989). H em ispheric specialization status. Schizophrenia Bulletin, 11, 471-486.
for m ental rotation. Cortex, 2 5 , 15-25. Crow, T. J. y Johnstone, E. (1987). Schizophrenia: N ature of the di
Corbetta, M., Miezen, F. M., Dobmeyer, S., Shulman, G. L. y Peter sease process and its biological correlates, en F. Plum (Ed.),
son, S. E. (1991). Selective and divided attention during visual H andbook o f neurology: The nervous system : vol. V Higher fu n c
d iscrim ination s of shape, color, and speed: Fun ction al an a tions o f the brain (pp. 843-869). Bethesda, MD: A m erican Phy
tomy by positron emission tomography. Journal o f Neuroscience, siological Society'.
11, 2383-2402. Cummings, J. L. (1993). Frontal-subcortical circuits in human beha
C orbetta, M ., M iezen, F. M., Schulm an, G. L. v Petersen, S. E. vior. Archives o f Neurology, 5 0 , 873-880.
(1993). A PET study of visuospatial attention. Journal o f Neuros D alrym ple, A . J. C., K alders, A . S., Jon es, R. D. y W atson, R. W.
cience, 1 3 , 1202-1226. (1994). A central executive deficit in patients with Parkinson's
Corkin, S. (1965). Tactually-guided m aze learning in m an: Effects disease. Journal o f Neurology, Neurosurgery and Psychiatry, 57,
of unilateral cortical excisions and bilateral h ip pocam pal le 360-367.
sions. Neuropsychologia, 3, 339-351. Damasio, A. (1999). The feeling o f what happens. Nueva York Harcourt.
Corkin, S. (1968). Acquisition of m otor skills after bilateral medial D am asio, A. R. (1990). C ateg o ry -related recognition deficits as
temporal lobe excision. Neuropsychologia, 6, 255-265. clues to the neural substrates of know ledge. Trends in Neuros
Corkin, S. (1984). Lasting consequences of bilateral medial tempo cience, 13, 95-98.
ral lobectom y: Clinical course and experim ental findings, en D am asio, A. R. (1992). Aphasia. New England Journal o f Medicine,
H . M . Seminars in Neurology, 4, 249-259. 326, 531-539.
Corkin, S., A m aral, D., González, R., Johnson, K. et al. (1997). H. D am asio, A. R. (1994). Descartes' error: Emotion, reason and the
M .'s medial temporal-lobe lesion: Findings from m agnetic re human brain. N ueva Y ork Avon Books.
sonance imaging. Journal o f Neuroscience, 17, 3964-3979. Damasio, A. R. (1995). On som e functions of the hum an prefrontal
Corkin, S., Milner, B. y Taylor, L. (1973). Bilateral sensory' loss after cortex, en J. Grafman, K. J. H olyoak y F. Boiler (Eds.), Structure
unilateral cerebral lesions in man. Transactions o f the American and functions o f the human prefrontal cortex (pp. 241-251). N ueva
Neurological Association, 98, 25-29. Y ork N ew York A cadem y of Sciences.
BIBLIOGRAFÍA 489
D am asio, A . R., Dam asio, H . y Chui, H. C. (1980). N eglect follo De Renzi, E., Motti, E. y N ichelli, P. (1980). Im itating gestures: A
wing dam age to the frontal lobe or basal ganglia. Neuropsycho quantitative approach to ideom otor apraxia. Archives o f Neuro
logia, 1 8 , 123-132. logy (Chicago), 3 7 , 6-10.
D am asio, A . R., Dam asio, H. y Van H oesen, G. W. (1982). P roso De Renzi, E., Scotti, G. y Spinnler, H. (1969). Perceptual and asso
pagnosia: A natom ic basis and behavioral m echanism s. Neuro ciative disorders of visual recognition: Relationship to the site
logy, 3 2 , 331-341. of lesion. Neurology, 19, 634-642.
D amasio, A . R., Tranel, D. y Damasio, H. (1989). A m nesia caused De Renzi, E. y Spinnler, H. (1966). Visual recognition in unilateral
by Herpes sim plex encephalitis, infarction in b asal forebrain, cerebral disease. Journal o f Nervous and M ental Disorders, 142,
A lzh eim er's disease and an o xia/isch em ia, en F. Boiler y J. 513-525.
Graffm an (Eds.), Handbook o f neuropsychology (vol. 3, pp. 149- DeArmond, S. J., Fusco, M. M. y Dew’ey, M. M. (1974). Structure o f
165). Am sterdam : Elsevier. the human brain. N ueva York: Oxford University Press.
D am asio, A . R. y Van H oesen, G. W. (1983). Em otional d istu r D ecetv, J., P eran i, D ., Jean n ero d , M ., Bettin ard i, V., Tadary, B.,
bances associated with lesions of the limbic frontal lobe, en K. Woods, R., M azziota, S. C. y Fazio, E. (1994). M apping m otor
M. H eilm an y P. Satz (Eds.), Neuropsychology o f human emotion representations w ith p ositron em ission tom ography. Nature,
(pp. 85-110). N ueva Y ork Guilford Press. 371, 600-602.
Damasio, H ., Grabowski, T., Frank, R., Galaburda, A. M. y D am a Dee, H. L. (1970). Visuoconstructive and visuoperceptive deficit in
sio, A . R. (1994). The return of Phineas Gage: The skull of a fa patients w ith unilateral cerebral disease. Neuropsychologia, 8,
m ous patient yields clues about the brain. Science, 264, 1102- 305-314.
1105. Dejarine, J. (1892). Contribution a l'etude anatomoclinique et cli-
D 'A m ato, R. C. y Rothlisberg, B. A. (1996). H ow education should nique des differentes varietes de cecite verbale. Memoires de la
respond to students w ith traum atic brain injur}'. Journal o f Le Societe de Biologie, 4, 61-90.
arning Disabilities, 29(6), 670-683. Dekosky, S. T., Heilman, K. M., Bow’ers, D. y Valenstein, E. (1980).
D avid, O., Clark, J. y Voeller, K. (1972). Lead and hyperactivity. Recognition and discrim ination of emotional faces and pictu
Lancet, 2 , 900-903. res. Brain and Language, 9, 206-214.
D avidson, R. J. (1992). A nterior cerebral asym m etry and the n a Delis, D. C., Squire, L. R., Bihrle, A. y Massm an, P. (1992). Com po-
ture of emotion. Brain and Cognition, 2 0 , 125-151. nential analysis of problem-solving ability: Performance of p a
Davis, H. P. y Squire, L. R. (1984). Protein synthesis and memory. tients with frontal lobe dam age and amnesic patients on a new
Psychological Bulletin, 96, 518-559. sorting test. Neuropsychologia, 30, 683-697.
Davis, J. M . (1978). Dopamine theory of schizophrenia: A two-fac DeLisi, L. E., Holcomb, H. H ., Cohen, R. M., Pickar, D., Carpenter,
tor theory, en L. C. W ynne, R. L. C rom w ell y S. M atthysse W., Morihisa, J. M., King, A . C., Kessler, R. y Buchsbaum, M. S.
(Eds.), The nature o f schizophrenia. N ueva York: Wiley. (1985). Positron em ission tom o g rap h y in schizophrenic p a
Davis, K. L., Kahn, R. S., Ko, G. y Davidson, M. (1991). Dopamine tients w ith or w ithout neuroleptic m edication. Journal o f Cere
in schizophrenia: A review and reconceptualization. American bral Blood Flozu and Metabolism, 5, 201-206.
Journal o f Psychiatry, 1 4 8 , 1474-1486. D eLong, G. R. (1992). A utism , am nesia, hippocam pus, and lear
Davis, M . (1992a). The role of the am ygdala in conditioned fear, ning. Neuroscience sud Biobehavioral Reviews, 16, 63-70.
en J. P. A ggleton (Ed.), The amygdala: Neurobiological aspects o f DeMyer, M., Pontinis, W., Norton, J., Barton, S., Allen, J. y Steele, R.
emotion, memory and mental dysfunction (pp. 255-306). N ueva (1972). Parental practices and innate activity in autistic and brain
York: Wiley-Liss. damaged infants. Journal o f Autism and Childhood Schizophrenia,
D avis, M. (1992b). The role of the am ygd ala in fearpotentiated 2 , 49-66.
startle: Im plications for anim al m odels of anxiety. Trends in Denny-Browm, D. (1951). The frontal lobes and their function, en A.
Pharmacological Science, 13, 3 5^ 1. Feiling (Ed.), Modern trends in neurology. N ueva York: Hoeber.
De Renzi, E. (1985). M ethods of limb ap raxia exam in ation and Descartes, R. (1644). The Principles o f Philosophy. Traducción en in
their b earing on the interpretation of the disorder, en E. Roy glés en E. S. H aldane y G. R. T. Ross. (1911). The philosophical
(Ed .), Neuropsychological studies o f apraxia and related disorders works o f Descartes, 2 vols. (Reimpresos en 1968. Cambridge, In
(pp. 45-64). A msterdam : Elsevier North-Holland. glaterra: Cam bridge University Press.)
De Renzi, E. (1986). C urrent issues in prosopagn osia, en H. D. Desimone, R„ Albright, T. D., Gross, C. D. y Bruce, C. (1984). Sti
Ellis, M. A. Jeeves, F. N ew com be y A. Young (Eds.). Aspects o f m ulus-selective responses of inferior tem poral neurons in the
face processing. Dordrecht, Parses Bajos: Martinus Nijhoff. macaque. Journal o f Neuroscience, 4 , 2051-2062.
De Renzi, E., Faglioni, P., Lodesani, M. y Vecchi, A. (1983). Perfor Desim one, R., Miller, E. K., C helazzi, L. y Lueschow , A . (1995).
m ance of left brain dam aged patients on im itation of sim ple Multiple mem ory systems in the visual cortex, en M. S. Gazza-
movem ents and m ovem ent sequences: Frontal and parietal in niga (Ed.), The cognitive neurosciences (pp. 475-486). Cambridge,
jured patients compared. Cortex, 14, 41-49. M A: MET Press.
De Renzi, E., Faglioni, P. y Scotti, G. (1970). Hemispheric contribu D 'Esposito, M., Detre, J., Alsop, D., Shin, R., Atlas, S. y Grossman,
tion to exploration of space through the visual and tactile m o M. (1995). The neural basis of the central executive system of
dality. Cortex, 6 , 191-203. working memory. Nature, 378, 279-281.
De Renzi, E., Faglioni, P. y Scotti, G. (1971). Ju d gm en t of spatial D iam ond, A. (Ed .). (1990). The developm ent and the neural basis o f
orientation in patients with focal brain dam age. Journal o f Neu the higher cognitive processes. Annals o f the New York Academy o f
rology, Neurosurgery and Psychiatry, 34, 489-495. Sciences. N ueva York: New' York Academ y of Sciences.
De Renzi, E., Faglioni, P. y Sorgato, P. (1982). Modality' specific and D iam ond, D. M. y W einberger, N . M. (1986). Classical con ditio
supram odal mechanisms of apraxia. Brain, 105, 301-312. ning rapidly induces changes in frequency receptive fields of
De Renzi, E., Liotti, M. y Nichelli, P. (1987). Semantic amnesia with single neurons in seco n d ary and ventral ectosylvian cortical
preservation of autobiographic m em ory: A case study. Cortex, fields. Brain Research, 372, 357-360.
23, 575-597. Dicks, D., M yers, R. y Kling, A. (1969). U ncus and am ygdala le
De Renzi, E. y Lucchelli, F. (1988). Ideational ap raxia. Brain, 111, sions: Effects on social b eh av ior in the free-ranging rhesus
1173-1188. monkey. Science, 165, 69-71.
490 BIBLIOGRAFÍA
Dimond, S. J. y Farrington, L. (1977). Emotional response to films Ekm an, P., L evenson, R. W. y Friesen, W. V. (1983). A utonom ic
shown to the right and left hemisphere of the brain m easured nervous system activity distinguishes am ong emotions. Science,
by heart rate. Acta Psychologia, 41, 255-260. 2 2 1 , 1208-1210.
D im ond, S. J., Farrington, L. y Johnson, P. (1976). D iffering em o Erb, J. S., Gwirtsman, H. E., Fuster, J. M. y Richeimar, S. H . (1989).
tional response from right and left hem ispheres. Nature, 261, Bulimia associated w ith frontal lobe lesions. International Jour
690-692. nal o f Eating Disorders, 8 , 117-121.
Dobbs, A . R. y Rule, B. G. (1987). Prospective m em o ry and self- Eslinger, P. J. y D am asio, A . R. (1985). Severe disturbance of h ig
rep orts of m em ory abilities in older adults. Canadian Journal h er cognition after bilateral frontal lobe ablation: Patient EVR.
o f Psychology, 41, 209-222. Neurology, 3 5 , 1731-1741.
D on, A . y R ourke, B. P. (1995). Fetal alcohol syn drom e, en B. P. Eslinger, P. J. y G rattan, L. M. (1993). Frontal lobe and frontal-stria
Rourke (Ed.), Syndrome o f nonverbal learning disabilities. N ueva tal substrates for different forms of hum an cognitive flexibility'.
York; Guilford Press. Neuropsychologia, 3 1 , 17-28.
Drake, W. (1968). Clinical and pathological findings in a child with Etkoff, N. L. (1984). Selective attention to facial identity' and facial
a developm ental learning disability. Journal o f Learning Disabi emotion. Neuropsychologia, 22, 281-295.
lities, 1, 468-475. Ettlinger, G„ W arrington, E. K. y Zangwill, O. L. (1957). A further
D revets, W. C., Videen, T. O., Price, J. L., Preskorm , S.H ., Carm i study of visual-spatial agnosia. Brain, 8 0 , 335-361.
chael, S. T. y Raichle, M. E. (1992). A functional anatomical study Evarts, E. V. (1968). Relation of the pyram idal tract activity to force
of unipolar depression. Journal o f Neuroscience, 12, 3628-3641. exerted during a voluntary m ovem ent. Journal ofN europhysio-
Drewe, E. A . (1975). A n experimental investigation of Luria's the logij, 3 1 , 14-27.
ory' on the effects of frontal lobe lesions in man. Neuropsycholo- Evarts, E. V. (1 979). Brain m echanism s of m ovem ent, en The brain
gia, 13, 421-429. (pp. 98-106). N ueva York: W. H. Freem an.
Dubois, B., Boiler, F., Pillon, B. y Agid, Y. (1991). Cognitive deficits Everitt, B. J. y Robbins, T. W. (1942). Amy'gdala-ventral striatal in
in Parkinson's disease, en E. Bollar y J. G rafm an (Eds.), Hand teraction and rew ard related processes, en J. P. Aggleton (Ed.),
book o f Neuropsychology (vol. 5, pp. 195-240). N ueva York: Else The amygdala: Neurobiological aspects o f emotion, memory and men
vier. tal dysfunction. N ueva Y ork Wiley-Liss.
Dudai, Y. (1989). The neurobiology o f memory. N ueva York: Oxford. Exner, S. (1881). Untersuchungen uber die Lokalisation der Funktionen
D um an, R. S., Heninger, G. R. y Nestler, E. J. (1997). A molecular in der Grosshirnrinde des Menschen. W ien: Braumuller.
and cellular theory of depression. Archives o f General Psychiatry, Fanselow, M. S. (1994). Neural organization of the defensive beha
54, 597-606. v io r system responsible for fear. Psychonomic Bulletin and Re-
D uncan, J. (1986). D isorganization of bahavior after frontal lobe viezi’, 1 , 429-438.
dam age. Cognitive Neuropsychology, 3, 271-290. Farah , M. J. (1989). The neural basis of m ental imagery'. Trends in
Duncan, J., Burgess, P. y Emslie, H. (1995). Fluid intelligence after Neurosciences, 1 2 , 395-399.
frontal lobe lesions. Neuropsychologia, 33, 261-268. Farah, M. J. (1990). Visual agnosia: Disorders o f object recognition and
Duncan, J., Emslie, H., Williams, P., Johnson, R., y Freer, C. (1996). tohat they tell us about normal vision. Cam bridge, MA: MIT Press.
Intelligence and the frontal lobes: The organization of goal-di Farah, M. J. (1995). The neural basis of m ental imagery, en M . S.
rected behavior. Cognitive Psychology, 30, 257-303. Gazzaniga (Ed.), The cognitive neurosciences (pp. 963-975). Cam
Ebbesson, S. O. E. (1980). The parcellation theory' and its relation bridge, MA: MIT Press.
to inter-specific variability' in brain organization, evolutionary F arah , M. J., G azzaniga, M. S., H oltzm an , J. D. y Kosslyn, S. M.
and ontogenetic developm ent, and neural plasticity'. Cell and (1985). A left hemisphere basis for visual m ental imagery'? Neu
Tissue Research, 2 1 3 , 179-212. ropsychologia, 2 3 , 115-118.
Eccles, J. C. (1977). P art II, en K. R. Popper v J. C. Eccles, The se lf Farah, M. J., H am m ond, K. M., M ehta, Z. y Ratcliff, G. (1989). Ca-
and its brain (pp. 225-406). Berlin: Springer. tegory-specificity and modality'-specificity' in sem antic m e
Eccles, J. C. y Robinson, D. N. (1984). The wonder o f being human. mory'. Neuropsychologia, 27, 193-200.
N ueva York; Free Press. Farah , M. J., Levine, D. N . v C alvanio, R. (1988). A case study' of
Edelm an, G. (1989). The remembered present. N u ev a York: Basic mental im agery deficit. Brain and Cognition, 8 , 147-164.
Books. Farah, M. J„ Peronnet, F., Gonon, M. y G iard, M . H. (1988). Elec-
Efron, R. (1968). W hat is perception?, en R. S. C ohen y M. War- trophysiological evidence for a shared representation medium
tofsky (E d s.), Normality and pathology in cognitive functions. for visual im ages and percepts. Journal o f Experimental Physio
N ueva York: Humanities Press. logy (Gen.), 117, 248-257.
Efron, R. (1990). The decline and fa ll o f hem ispheric specialization. F arah , M. J., Peronnet, F., W eisberg, L. y M onheit, M. A . (1989).
Hillsdale, NJ: Erlbaum. Brain activity u nderlying m en tal imagery': E ven t-related po
Ehrlichm an, H. y Barnett, J. (1983). Right hem isphere specializa tentials during im age generation. Journal o f Cognitive Neuros
tion for mental im agery: A review' of the evid en ce. Brain and cience, 1, 302-316.
Cognition, 2, 39-52. Farde, L., Wiesel, F.-A., Stone-Elander, S., Halldin, C., N ordstrom ,
Eichenbaum, H . y Otto, T. (1992). The hippocam pus: W hat does it A .-L., Hull, H. y Sedval, G. (1990). D2 dopam ine receptors in
do? Behavioral and Neural Biology, 57, 2-36. neuroleptic-naive schizophrenic patients: A positron emission
Eichenbaum , H., Otto, T. y Cohen, N. J. (1994). Two fundam ental tom ograp hy stud y w ith [^ C ]r a c lo p rid e . Archives o f General
com ponents of the hippocam pal memory' sy stem . Behavioral Psychiatry, 47, 213-219,
and Brain Sciences, 1 7 , 449-518. Farkas, T., Wolf, A . P., Jaeger, J., Brodie, J. D., Christm an, D. R. y
Eimas, P. D., Siqueland, E. R., Jusczy'k, P. y Vigorito, J. (1971). Spe Fowler, J. S. (1984). Regional brain glucose m etabolism in ch
ech perception in infants. Science, 171, 303-306. ronic sch izo p h ren ia. Archives o f General Psychiatry, 41, 29 2 -
Ekm an, P. (1992). Facial expressions of em otion: N ew findings, 300.
new questions. Psychological Science, 3 , 34-38. Farlow, M., M urrell, J., Ghetti, B., U nverzagt, E ., Zeldenrust, S. y
Ekman, P. (1993). Facial expression and emotion. American Psycho Benson, M. (1994). Clinical ch aracteristics in a kindred w ith
logist, 48, 384-392. early-onset A lzh eim er's disease and their linkage to a GT
BIBLIOGRAFÍA 491
ch an ge at position 2149 of am yloid p recu rso r protein gene. sch izo p h ren ics. Journal o f N eurology, N eurosurgery and Psy
Neurology, 4 4 . 105-111. chiatry, 3S, 1027-1032.
Fedio, P., C ox, C. S., N eop h ytides, A ., C am al-F red erick , G. y Frauenheim, J. G. (1978). A cadem ic achievem ent characteristics of
Chase, T. N. (1979). Neopsychological profile for Huntington's adult m ales w ho w ere d iagn osed as d yslexic in childhood.
d isease: Patients and those at risk. Archives o f Neurology, 23, Journal o f Learning Disabilities, 11, 476-483.
239-356. Freedman, M. y O scar-Berm an, M. (1986). Bilateral frontal lobe di
Fedio, P. y M artin, A. (1983). Ideative-em otive behavioral ch arac sease and selective delayed response deficits in hum ans. Beha
teristics of patients follow ing left and right tem p oral lobec vioral Neuroscience, 100, 337-342.
tomy. Epilepsia, 254, S117-S130. Freem an, W. v W atts, J. W. (1942). Psychosurgery. Springfield, IL:
Feeney, D. M. y Sutton, R. L. (19S7). P h arm aco th erap y for re c o Thomas.
very- of function after brain injury. CRC Clinical Review's in Neu Freeman, W. v Watts, J. W. (1948). Thalam ic projection to the fron
rology, 3 ,1 3 5 -1 97. tal lobe. Research Publications, Association fo r Research in Nervous
Femell, E., Gillberg, C. y Von Wendt, L. (1991). Autistic sym ptom s and Mental Disorders, 27, 200-209.
in children with infantile hydrocephalus. A d a Pediatrica Scan- Freud, S. (1891). Zur Aufassung der Aphasien. Wien: Deuticke.
danavica, SO, 451-457. Freud, S. (1S 95/1966). The standard edition o f the complete psycholo
Ferrier, D. (1886). The functions o f the brain, 2a. ed. N ueva York: Put gical works o f Sigmund Freud: vol. 1. Prepsycho-analytic publica
nam. tions and unpublished drafts. Londres: H ogarth Press.
Ferro, J. M . y Santos, M. E. (19S4). A ssociative visual agnosia: A Freud, S. (1 9 1 3 /1 9 5 8 ). The standard edition o f the complete psycholo
case study. Cortex, 2 0 , 121-134. gical works o f Sigmund Freud: Vol. XII. The case ofSchreber and pa
Feuchtw anger, E. (1923). Die Funktionen des Stirnhirns: Ihre Pat- pers on technique. Londres: H ogarth Press.
hologie und Psychologie. Monogr. Gesamigeb. Neurol., Psychiat. Freud, S. (1 9 4 0 /1 9 4 9 ). An outline o f psycho-analysis. N ueva York:
(Berlin), 3S, 4-194. Norton.
Fine, A . (agosto de 1986). Transplantation in the central nervous Freud, S. (1953). On aphasia (E. Stengel, trad uctor). N ueva York:
system . Scientific American, 52-5S. International Universities Press. (Trabajo original publicado en
Finger, S. (1994). The origins o f neuroscicnce. N ueva York: O xford 1893.)
University' Press. Friedm an, R. B. y A lexander, M. P. (1984). Pictures, im ages and
Finger, S. (Ed.). (197S). Recovery from brain damage: Research and the pure alexia: A case study. Cognitive Neuropsychology, 1, 9-23.
ory. N ueva York: Plenum. Frith, U. (19S9). Autism: Explaining the enigma. Nueva York: Black-
Fisher, J. N „ Kennedy, J. L., Caine, E. D. y Shoulson, I. (1983). De well.
m entia in H untington's disease: A cross-sectional analysis of Frith, U. (Ed.). (1991). Autism and Asperger syndrome. N ueva York:
intellectual decline, en R. M ayeux y W. G. Rosen (Eds.), The de Cambridge University Press.
mentias (pp. 229-238). N ueva York: Raven Press. Frith, U., M orton, J. y Leslie, J. M. (1991). The cognitive basis of a
Fishm an, M. (1975). The brain stem in psychosis. British Journal o f biological d iso rd er: A utism . Trends in Neurosciences, 14, 433-
Psychiatry, 126, 414-422. 43S.
Flechsig, P. (1901). Developm ental (m yelogenetic) localization of F ritsch, G. e H itzig, E. (1870). U ber die elektrische Erregbarkeit
the cerebral cortex in the hum an subject. Lancet, ii, 1027-1029. des Grosshim s. Arch. Physiol. Wiss. Med. 1, 37, 300-332.
Flem ing, S., Fishm an, B., O 'C on nor, D. y Silverm an, D. (19S0). Fuerst, D. R., Fisk, J. L. y Rourke B. P. (1990). Psychological func
The Egyptian mummy: Secrets and science. Filad elfia: U n iv er tioning of learning disabled ch ildren: Relationship betw een
sity of Pennsylvania M useum . VVISC verbal IQ -perform ance IQ -discrepancies and p ersona
Fletch er, J. M. v S atz, P. (19S0). D evelopm ental ch an g es in the lity subtypes. Journal o f Consulting and Clinical Psychology, 58,
n europsychological correlates of reading achievem ent: A six- 657-660.
y e a r longitudinal follow -up. journal o f Clinical Neuropsycho Fulton, J. F. (1950). Frontal lobotomy and affective behavior. N ueva
logy, 2, 23. York: Norton.
F lo r-H en ry P. (1969). Psychoses and tem p oral lobe apilepsy: A Funahashi, S., Bruce, C. J. y Goldman-Rakic, P. S. (1989). M nem o
controlled investigation. Epilepsia, 10, 363-395. nic coding of visual sp ace in the m on key's d orsolateral p re
Flow ers, D. L., W ood, F. B. y Naylor, C. E. (1991). Regional cere frontal cortex. Journal o f Neurophysiologi/, 61(2), 331-349.
bral blood flow correlates of language p rocessing in reading Funahashi, S., Bruce, C. J. y G oldm an-Rakic, P. S. (1991). Neural
disability. Archives o f Neurology, 4S, 637-643. activity related to saccad ic eye m ovem ents in the m onkey's
Flynn, J. P. (1967). The neural basis of aggression in cats, en D. dorsolateral prefrontal cortex. Journal o f Neurophysiologi/, 65(6),
G loss (E d .), N europhysiology and emotion (pp . 4 0 -6 9 ). N ueva 1464-1483.
York: Rockefeller University Press. Fuster, J. M. (1973). Unit activity in prefrontal cortex during dela-
Folstein, S. y Rutter, M. (1977). Genetic influences and infantile y ed-respon se p erform ance: N euron al correlates of transient
autism . Nature, 265, 726. memory, journal o f Neurophysiology, 36, 61-7S.
Folstein, S. E. v Piven, J. (1991). Etiology of au tism : G enetic in Fuster, J. M. (1985). The prefrontal cortex and temporal integra
fluences. Pediatrics, S7, 767-773. tion, en A. Peters y E. G. Jones (Eds.). The cerebral cortex (vol. 4,
Fran z, S. L. (1907). On the function of the cerebrum : The frontal pp. 151-177). N ueva York: Plenum.
lobes. Archives o f Psychology, 2 , 1-64. Fuster, J. M. (1989). The prefrontal cortex. N ueva York: Raven
Franzen, E. A. y M yers, R. E. (1973). Neural control of social beha Press.
vior: Prefrontal and anterior temporal cortex. Neuropsychologia, Fustar, J. M. (1991). Role of prefrontal cortex in delay tasks: E vi
1 1 , 141-157. dence from reversible lesion and unit recording in the monkey,
Franzen, G. e Ingvar, D. H. (1975a). Abnorm al distribution of cere en H. S. Levin, H . M. Eisenberg y A . L. Benton (Eds.). Frontal
bral activity in chronic schizophrenia. Journal o f Psychiatric Re lobe function and dysfunction (pp . 59-71). N ueva York: O xford
search, 1 2 , 199-214. University Press.
F ra n z e n , G. e Ingvar, D. H . (1975b ). A bsence o f activ atio n in Fuster, J. M. (1997). The prefrontal cortex (3a. ed.). Philadelphia: Lip-
fro n tal stru ctu re s d u rin g p sy ch o lo g ical testin g of ch ro n ic pincott-Raven.
492 BIBLIOGRAFÍA
Fuster, J. M ., Bauer, R. H. y Jervey, J. P. (1985). Functional interac Gardner, R. A . y Gardner, B. T. (1975). E arly signs of language in
tions betw een inferotemporal and prefrontal cortex in a cogni child and chimpanzee. Science, 187, 752-753.
tive task. Brain Research, 330, 299-307. Gardner, R. A. y Gardner, B. T. (1978). Com parative psychology and
Gabrieli, J. D. E., Fleischman, D. A., Keane, M. M., Reminger, S. L. language acquisition. New York Academy o f Science, 309, 37-76.
y Morrell, F. (1995). Double dissociation between m em ory sys Garfinkel, B. (1986). Recent d evelopm ents in attention deficit di
tem s u nd erlyin g explicit and im plicit m em ory in the hum an sorder. Psychiatric Annals, 1 6 , 11-15.
brain. Psychological Science, 6(2), 76-82. Gasparrini, W., Satz, P., Heilm an, K. y Cooledge, F. L. (1978). H e
Gaffan, D. (1974). Recognition impaired and association intact in m ispheric asym m etries of affective processing as determ ined
the memory' of monkeys after transection of the fornix. Journal by the Minnesota Multiphasic Personality Inventory. Journal o f
o f Comparative and Physiological Psychology, 8 6 , 1100-1109. Neurology, Neurosurgery, and Psychiatry, 4 1 , 470-473.
Gaffan, D., M urray, E. A. y Fabre-Thorpe, M. (1993). Interaction of Gaulin, S. J. C. y FitzGerald, R. W. (1986). Sex differences in spatial
the am ygd ala w ith the frontal lobe in rew ard m em ory. Euro ability: A n evolutionär}’ hypothesis and text. American Natura
pean Journal o f Neuroscience, 5 , 968-975. list, 127, 74-88.
Gaffan, D., Saunders, R. C., Gaffan, E. A., H anison, S., Shields, C. y Gaulin, S. J. C. y FitzGerald, R. W. (1989). Sexual selection in spa-
Owen, M . A. (1984). Effects of fom ix transection upon associa tial-leam ing ability. Animal Behavior, 3 7 , 322-331.
tive m em ory in m onkeys: Role of the hippocam pus in learned G azzaniga, M., Bogen, J. y Speriy, R. (1967). D yspraxia following
action. Quarterly Journal o f Experimental Psychology: B. Compara diversion of the cerebral com m issures. Archives o f Neurology,
tive and Physiological Psychology, 3 6 , 173-221. 16, 606-612.
Gaffan, E. A., Gaffan, D. y H odges, J. R. (1991). A mnesia following Gazzaniga, M. S. y LeDoux, J. E. (1978). The integrated mind. N ueva
d am age to the left fo m ix and to oth er sites. Brain, 1 1 4 , 1297- York: Plenum.
1313. Gentile, A. M. y Stam m , J. S. (1972). Supplem entary cues and de-
G age, F. H. y Bjorklund, A . (1986). Cholinergic septal grafts into layed -altem ation p erform an ce of frontal m onkeys. Journal o f
the hippocam pal formation im prove spatial learning and m e Comparative and Physiological Psychology, 8 0 , 230-237.
m ory in aged rats by an atropine-sensitive m echanism . Journal George, M. S., Ketter, T. A., Parekh, P. I., H orw itz, B., Herscovitch,
o f Neuroscience, 6, 2837-2847. P. y Post, R. M. (1995). Brain activity during transient sadness
G ainotti, G. (1972). Em otional behavior and hem ispheric side of and happiness in healthy w om en: A n in vivo study in hum ans.
the lesion. Cortex, 8, 41-55. American Journal o f Psychiatry, 152, 341-351.
G ainotti, G. y Caltagirone, C. (Eds.). (1989). Emotion and the dual G eorgopoulos, A. P., Kalaska, K. S., C am initi, R. y M assey, J. T.
brain. Berlin: Springer. (1982). On the relations behveen the directions of tw o-dim en
G ainotti, G., D 'E rm e, P., M onteleone, D. y Silveri, M. C. (1986). sional arm m ovem ents and cell d isch arge in p rim ate m o to r
M echanism s of unilateral spatial neglect in relation to latera cortex. Journal o f Neuroscience, 2 , 1527-1537.
lity of cerebral lesions. Brain, 1 09, 599-612. G ershon, E. S., N ürnberger, ]. I., Berrettini, W. H. y Goldin, L . R.
G ainotti, G. y Tiacci, C. (1970). Patterns of d raw in g disability in (1985). A ffective d isorders: G enetics, en H . I. K aplan y J. Sa-
right and left hemisphere patients. Neuropsychologia, 8 , 289-303. dock (Eds.), Modern synopsis o f com prehensive textbook o f psy
Galaburda, A. M . (1989). Ordinary and extraordinary brain deve chiatry (4a. ed.). Baltimore: Williams y Wilkins.
lopment: A natomical variation in developmental dyslexia. An G erstm an, J. (1927). Fin geragn osie u n d isolerte A grap hie: Ein-
nals o f Dyslexia, 39, 67-80. neues Syndrom . Zeitschrifi fu r Neurology und Psychiatrie, 108,
Galaburda, A. M . y Kemper, T. (1979). Cytoarchitectonic abnorm a 152-177.
lities in developm ental dyslexia: A case study. Annals o f Neuro Geschwind, N. (1965). D isconnection syndrom es in anim als and
logy, 6, 94-100. man. Brain, 88, 237-294 y 585-645.
Galaburda, A. M., LeMay, M., Kemper, T. L. y Geschwind, N. (1978). Geschwind, N. (1975). The apraxias: N eural mechanisms of disor
Right-left asjTnmetries in the brain. Science, 199, 852-856. ders of learned movem ents. Scientific American, 6 3 , 188-195.
Galaburda, A. M . y Sanides, F. (1980). Cytoarchitectonic organiza Geschwind, N. (1976). Language and cerebral dom inance, en T. N.
tion of the hum an auditor)’ cortex. Journal o f Comparative Neu Chase (Ed.), Nervous system: vol. 2. The clinical neurosciences (pp.
rology, 190, 597-610. 433-439). N ueva York: Raven Press.
G alaburda, A . M., Sherm an, G. F., Rosen, G. D., A boitiz, F. y G eschw ind, N. (1 977). Bahavioral ch anges in tem poral-lobe epi
Geschwind, N. (1985). Developmental dyslexia: Four consecu lepsy. Archives o f Neurology, 34, 453.
tive patients w ith cortical anom alies. Annals o f Neurology, 18, G eschwind, N. (1979). Specialization of the hum an brain, en The
222-233. brain: A Scientific American Book. N u ev a York: Wr. H. Freem an.
Gallagher, M . y Holland, P. (1994). The am ygdala complex. Procee G eschw ind, N. (1982). W hy O rton w’as right. Annals o f Dyslexia,
dings o f the National Academy o f Sciences, USA, 91, 771-776. 3 2 ,13-30.
Galietti, C. y Battaglini, P. P. (1989). G aze-dependent visual neu G eschw ind, N. y G alaburda, A . M. (1987). Cerebral lateralization:
rons in area V3A of monkey peristriate cortex. Journal o f Neu Biological mechanisms, associations, and pathology. C am bridge,
roscience, 9 , 1112-1125. MA: M3T Press.
Garber, H. J., Ritvo, E. R„ Chiu, L. C. y G risvold, V. J. (1989). A Geschwind, N. y Kaplan, E. (1962). A hum an cerebral disconnec
m agnetic resonance im aging study of autism : N orm al fourth tion syndrom e. Neurology, 12, 675-685.
ventricle size and absence of pathology. American Journal o f G eschw ind, N . y Levitsky, W. (1968). H um an-brain left-right
Psychiatry, 146, 532-534. asym m etries in tem poral speech region. Science, 161, 186-187.
Gardner, H. (1975). The shattered mind: The person after brain damage, Geschw’ind, N ., Q uadfasel, F. A . y S egarra, J. M. (1968). Isolation
N ueva York: Knopf. of the speech area. Neuropsychologia, 6, 327-340.
Gardner, H ., King, P. K., Flam m , L . y Silverm an, J. (1975). C om G etzels, J. W. y Jackson, P. Wf. (1962). Creativity and intelligence.
prehension and appreciation of hum orous m aterial following N ueva York: Wiley.
brain dam age. Brain, 98, 399-412. Ghent, L. (1956). Perception of overlapp in g and em bedded figu
Gardner, R. A . y Gardner, B. T. (1969). Teaching sign language to a res by children of different ages. American Journal o f Psychology,
chimpanzee. Science, 165, 664-672. 69, 575-587.
b ib l io g r a f ía 4 9 3
Ghez, C. y Gordon, J. (1995). Voluntary m ovem ent, en E. R. Kan- G oldm an, P. S., Rosvold, H . E., Vest, B. y Galkin, T. W. (1971).
del, J. H . Schw artz y T. M. Jessell (E d s.), Essentials o f neuros Analysis of the delayed alternation deficit produced by dorso
cience and behavior. Norwalk, CT: Appleton and Lange. lateral prefrontal lesions in the rhesus monkey. Journal o f Com
G iedd, J. N ., R apoport, J. L., Kruesi, M. J. P., Parker, C., Shapiro, parative and Physiological Psychology, 7 7 , 212-220.
M. B., Allen, A. J., Leonard, H. L., Kaysen, D., Dickstein, D. P., G oldm an-Rakic, P. S. (1987). C ircu itry of the p rim ate prefrontal
M arsh, W. L., Kozuch, P. L., Vaituzis, A. C., Hamburger, S. D. y co rtex and reg u latio n of b eh av ior by rep resen tatio n al m e
Sw edo, S. E. (1995). Sydenham 's chorea: M agnetic resonance mory, en F. Plum (Ed.), Handbook o f physiology: The nervous sys
imaging of the basal ganglia. Neurology, 45, 2199-2202. tem. Vol. 5: Higher functions o f the brain (parte 1, pp. 373-417).
Gillberg, C. (1992). Subtypes of autism: A re there behavioral phe Bethesda, MD: A m erican Physiological Society.
notypes typical of underlying m edical conditions? Journal o f Goldman-Rakic, P. S. (1988). Topography of cognition: Parallel dis
Intellectual Disabiliti/ Research, 36, 201-214. tributed networks in primate association cortex. Annual Revietu
Glees, P. y Cole, J. (1950). Recover}' of skilled m otor function after o f Neuroscience, 1 1 , 137-156.
sm all repeated lesions of m otor cortex in m acaque. Journal o f Goldman-Rakic, P. S. (1991). Cortical dysfunction in schizophre
Neurophysiology, 1 3 , 137-148. nia: The relevance of w orking m em ory, en B. J. Carroll y J. E.
Gleitman, H. (1995). Psychology (4a. ed.). N ueva York: Norton. B arrett (E d s.), P sychopathology and the brain. N u ev a York:
Gleitman, H ., Fridlund, A. J. y Reisberg, D. (1999). Psychologi/ (5a. Raven Press.
ed.). N ueva York: Norton. G oldm an-Rakic, P. S. (1992). W orking m em ory and the m ind.
G leitm an, L. R .(1995). Language, en H. Gleitm an (1995), Psycho Scientific American, 267(3), 73-79.
logy (4a. ed., capitulo 9). N ueva York: N orton. G oldman-Rakic, P. S. y Porrino, L. J. (1985). The prim ate m edio-
Glisky, E. L. y Schacter, D. L. (1987). Acquisition of dom ain speci d orsal (MD) nucleus and its projections to the frontal lobe.
fic knowledge in organic amnesia: Training for com puter-rela Journal o f Comparative Neurology, 242, 535-560.
ted work. Neuropsychologia, 25, 893-906. G oldm an-Rakic, P. S. y Rakic, P. (1984). E xperim ental m odifica
Glisky, E. L. y Schacter, D. L. (1988). Long-term retention of com tion of gyral patterns, en N. S. G eschw ind y A. M. Galaburda
puter learning by patients w ith m em ory disorders. Neuropsy (Ed s.), Cerebral dominance: The biological foundations. C am
chologia, 2 6 , 173-178. bridge, MA: H arvard University Press.
Glisky, E. L. y Schacter, D. L. (1989). Extending the limits of com Goldstein, K. (1939). The organism: A holistic approach to biology de
plex learning in organic amnesia: Com puter training in a voca rived from pathological data in man. N ueva York: A m erican
tional domain. Neuropsychologia, 27,107-120. Books.
Glisky, E. L., Schacter, D. L. y Tulving, E. (1986). C om puter lear G oldstein, K. (1948). Language and language disturbances. N ueva
ning by m em ory-im paired patients: Acquisition and retention York: Grune and Stratton.
of complex knowledge. Neuropsychologia, 24, 313-328. Goldstein, K. (1949). Frontal lobectomy and impairment of abstract
G loor, P., O livier, A . y Quesney, L. E (1 9 8 1 ). The role of the attitude. Journal o f Nervous and Mental Disorders, 110, 93-111.
am ygdala in the expression of psychic phenom ena in tem po Gollin, E. S. (1960). Developmental studies of visual recognition of
ral lobe seizures, en Y. Ben-A ri (Ed.), The amygdaloid complex incomplete objects. Perceptual and Motor Skills, 11, 289-298.
(pp. 4 8 9 -4 9 8 ). N ueva York: E lse v ie r/N o rth H olland Biom e G om ori, A. J. y H aw ryluk, G. A. (1984). Visual agnosia w ithout
dical Press. alexia. Neurology, 34, 947-950.
Glosser, G. y Goodglass, H. (1990). Disorders of executive control Goodglass, H. y Kaplan, E. (1963). Disturbance in gesture and pan
function am ong aphasics and other b rain-dam aged patients. tomime in aphasia. Brain, 86, 703-720.
Journal o f Clinical and Experimental N europsychology, 12, 485- G oodm an, R. y Stevenson, J. A. (1989). Twin study of h yperacti
501. vity': II. The etiological role of genes, family relationships and
Gnadt, J. W. y Andersen, R. A. (1988). Memory related m otor plan perinatal adversity'. Journal o f Child Psychology and Psychiatry,
ning activity in posterior parietal cortex in the macaque. Expe 30, 691-710.
rimental Brain Research, 7 0 , 216-220. Gordinier, H . C. (1899). A case of brain tum or at the base of the
Godwin-Austin, R. B. (1965). A case of visual disorientation. Jour second left frontal convolution. American Journal o f M edical
nal o f Neurology, Neurosurgery and Psychiatry, 2 8 , 453-458. Science, 117, 526-535.
Goldberg, E. K. y Costa, L. D. (1981). H em ispheric differences in Gorelick, P. B. y Ross, E. D. (1987). The aprosodias: Further func
the acquisition and use of descriptive system s. Brain and Lan tional-anatom ical evidence for the organ ization of affective
guage, 1 4 , 144. language in the right hem isphere. Journal o f Neurology, Neuro
Goldberg, T. E., Weinberger, D. R., Berman, K. F., Pliskin, N. H. y surgery and Psychiatry, 5 0 , 553-560.
Podd, M. H. (1987). Further evidence for dem entia of the pre Gottesman, I. L., McGuffin, P. y Farm er, A. (1987). Clinical gene
frontal type in schizophrenia? Archives o f General Psuchiatn/, 44, tics as clues to the "real" genetics of schizophrenia (a decade
1008-1014. of m odest gain while playing for time). Schizophrenia Bulletin,
G oldm an, P. S. (1971). Functional developm ent of the prefrontal 13, 23-47.
cortex in early life and the problem of neuronal plasticity. Ex- G ottesman, I. L. y Shields, J. (1972). Schizophrenia and genetics: ¿4
perimental Neurology, 32, 366-387. tiuin study vantage point. N ueva York: Acadam ic Press.
Goldman, P. S. (1974). An alternative to developm ental plasticity: Gottesm an, I. L. y Shields, J. (1982). Schizophrenia: The epigenetic
H eterolog}' of CNS structures in infants and adults, en D. G. puzzle. N ueva York: Cambridge University Press.
Stein, J. J. Rosen y N . Butters (Eds.), Plasticity and recovery from Grace, A. A. (1991). Phasic versus tonic dopamine release and the
brain damage (pp. 149-174). N ueva York: A cadem ic Press. m odulation of dopam ine system responsivity: A hypothesis
G oldm an, P. S. y N auta, W. J. H. (1977). An intricately patterned for the etiology of schizophrenia. Neuroscience, 4 1 , 1-24.
prefrontal-caudate projection in the rhesus monkey. Journal o f Grady, C. L., Haxby, J. V., Horwitz, B., Shapiro, M. B., Rapoport, S.
Comparative Neurology, 171, 369-386. I., Ungerleider, L. G., Mishkin, M ., Carson, R. E. y H ersovitch,
G oldm an, P. S. y Rosvold, H . E. (1970). Localization of function P. (1992). Dissociation of object and spatial vision in hum an ax-
within the dorsolateral prefrontal cortex of the rhesus monkey. trastriate cortex: A ge-related changes in activation of regional
Experimental Neurology, 27, 291-304. cerebral blood flow m easured w ith (-su p-l-su p-50) w ater and
494 BIBLIOGRAFÍA
positron em ission tom ography. Journal o f Cognitive Neuros Guitton, D. (1992). Control of eye-head coordination during orien
cience, 4(1), 23-34. ting gaze shifts. Trends in Neurosciences, 1 5 , 174-179.
Graf, P. y Schacter, D. L. (1985). Implicit and explicit m em ory for Guitton, D., Buchtel, H . A . y D ouglas, R. M. (1982). Disturbances
new associations in normal subjects and amnesic patients. Jour of volu ntary saccad ic eye m o v em en t m echanism s follow ing
nal o f Experimental Psychology: Learning, Memory, and Cognition, discrete unilateral frontal lobe rem ovals, en G. Lennerstrand v
11, 501-518. E. L. Keller (E d s.), Functional basis o f ocular m otility disorders
Graf, P., Squire, L. R. y M andler, G, (1984). The inform ation that (pp. 497-499). Oxford, Inglaterra: Pergam on.
amnesic patients do not forget. Journal o f Experimental Psycho G uitton, D., Buchtel, H. A. y D ouglas, R. M. (1985). Frontal lobe
logy: Learning, Memory, and Cognition, 1 0 , 164-178. lesions in m an cause difficulties in suppressing reflexive glan
G raff-Radford, N . R„ Cooper, W. E., Colsher, P. L. y D am asio, A. ces and in generatin g g o al-d irected saccad es. Experimental
R. (1986). A n unlearned foreign "accen t" in a patient w ith ap Brain Research, 58, 455-472.
hasia. Brain and Language, 28, 86-94. Gur, R. E. (1978). L eft hem isphere dysfu nction and left hem isp
G rafm an, J. (1989). Plans, actions and m ental sets: M anagerial here overactivation in schizophrenia. Journal o f Abnormal Psy
know ledge units in the frontal lobes, en E. Perecm an (Ed.), In chology, 8 7 , 226-238.
tegrating theory and practice in clinical neuropsychology (pp. 93- Gur, R. E ., Resnick, S. M., A lavi, A ., Gur, R. C., Canoff, S., Darin,
138). Hillsdale, NJ: Erlbaum. R ., Silver, F. L., Saykin, A . J., C h aw luk, J. B. y Kushner, M.
G rafm an, J. (1995). Sim ilarities and distinctions am o n g current (1987). Regional brain function in schizophrenia: I. A positron
m odels o f prefrontal cortical funcdons, en. J. G rafm an, K. J. emission tom ography study. Archives o f General Psychiatry, 44,
H olyoak y F. Boiler (Eds.), Structures and functions o f the human 119-125.
prefrontal cortex (pp. 337-368). N ueva York: N ew York Academ y Gurd, J. M„ Bessel, N. J., Bladon, R. A . W. y Banford, J. M. (1988).
of Sciences. A case of foreign language syn drom e w ith follow -up clinical
Grafman, J., Passafium e, D., Faglioni, P. y Boiler, F. (1982). Calcu neuropsychological and phonetic descriptions. Neuropsycholo
lation disturbances in adults w ith focal hem ispheric dam age. gia, 2 6 , 237-251.
Cortex, IS, 37-49. Gusella, J. F., Wexler, N. S., Conneally, P. M., Naylor, S. L., A nder
Grafman, J., Sirigu, A., Spector, L. y Hendler, J. (1993). D am age to son, M. A., Tanzi, R. E., Wfatkins, P. C., O ttina, K., W allace, M.
the prefrontal cortex leads to decomposition of structural event R., Sakaguchi, A . Y., Young, A. G., Shoulson, I., Bonilla, E. y
com plexes. Journal o f Head Rehabilitation, 8, 73-87. M artin, J. B. (1983). A p oly m o rp h ic D N A m arker genetically
Grafman, J., Vance, S. C., Weingartner, H., Salazar, A. M. y Amin, linked to H untington's disease. Nature, 3 0 6 , 234-238.
D. (1986). The effects of lateralized frontal lesions on m ood re G w iazda, J., Bauer, J. y Held, R. (1989). From visual acuity to hy
gulation. Brain, 1 0 9 , 1127-1148. p eractivity: A 10-year u p d ate. Canadian Journal o f Psychology,
Grandin, T. y Scariano, M. (1986). Emergence: Labeled autistic. N o 4 3 , 109-120.
vato, CA: Arena Press. H aas, R. H ., Townsend, J., Courchesne, E., Lincoln, A. J., Schreib-
Grasby, P. M ., Firth, C. D., Friston, K. J., Bench, C., Frackowiak, R. man, L. y Yeung-Courchesne, R. (1996). Neurologic abnormali
S. J. y Dolan, R. J. (1993). Functional mapping of brain areas im ties in infantile autism. Journal o f Child Neurology, 11, 84-92.
plicated in auditory-verbal m em ory function. Brain, 1 16, 1-20. H algren, E. (1992). Em otional n europhysiology of the am ygdala
Greenberg, N., Scott, M. y Crews, D. (1984). Role of the am ygdala w ithin the con text of h u m an cognition, en J. A ggleton (Ed .),
in the reproductive and aggressive behavior of the lizard. Phy- The amygdala: Neurobiological aspects o f emotion, memory and men
siolagx/ and Behavior, 32, 147-151. tal dysfunction (pp. 191-228). N ueva York: Wriley-Liss.
Greenblatt, M ., A rnot, R. y Solomon, H. D. (Eds.). (1950). Studies Hall, R. E., Livingston, R. B. y Bloor, C. M. (1977). Orbital cortical
in labotomy. N ueva York: Gruñe y Stratton. influences on cardiovascular dynam ics and m yocardial stru c
Greenough, W. T. (1976). Enduring brain effects of differential ex ture in conscious monkeys. Journal o f Neurosurgery, 4 6 , 638-647.
p erience and training, en M. R. Rosenzw eig y E. L. Bennett Hallowell, E. M. y Ratey, ]. ]. (1994). Driven to distraction. N ueva
(Ed s.), Neural mechanisms o f learning and memory. Cam bridge, York: Pantheon Books.
MA: MIT Press. H am ann, S. B., Stefanacci, L„ Squire, L., A dolphs, R., Tranel, D.,
Griffith, V. E. (1970). A stroke in the family: A manual o f home therapy. Damasio, H. y Damasio, R. (1996). Recognizing facial emotion.
N ueva York: Delacorte. Nature, 379, 497.
G ross, C. G. y W eiskrantz, L. (1964). Som e ch anges in behavior Hamilton, E. y Cairns, H. (1964). The collected dialogues o f Plato (pp.
produced by lateral frontal lesions in the macaque, en J. M. Wa 40-98). N ueva York: Pantheon Books.
rren y K. A kert (Ed s.), The frontal granular cortex and behavior H am m , R. J., Temple, M. D., O 'D ell, D. M ., Pike, B. R. y Lyeth, B.
(pp. 74-101). N ueva York: McGraw-Hill. G. (1996). Exposure to environmental complexity promotes re
Gross-Glenn, K., D uara, R., Barber, W. W. y L oew enstein, D. covery of cognitive function after traum atic brain injur}'. Jour
(1991). Positron em ission tom ograp hic stud ies d uring serial nal o f Neurotrauma, 13, 41-47.
w ord-reading by normal and dyslexic subjects. Journal o f Clini H annay, H. ]., Varney, N . y Benton, A . L. (1976). Visual localiza
cal and Experimental Neuropsychology, 1 3 , 531-544. tion in patients with unilateral brain disease. Journal o f Neuro
Gruzelier, J. H. (1981). Hem ispheric imbalances m asquerading as logy, Neurosurgery and Psychiatry, 3 9 , 307-313.
paranoid and nonparanoid syndrom es. Schizophrenia Bulletin, H ansch, E. C. y Pirozolo, F. J. (1980). Task relevant effects on the
7, 662-673. assessm ent of cerebral specialization for facial emotion. Brain
Gruzelier, J. H. (1984). H em ispheric im balance in schizophrenia. and Language, 1 0 , 51-59.
International Journal o f Psychology, 1 , 227-240. Happe, F. y Frith, U . (1996). The neuropsychology of autism. Brain,
Gruzelier, J. H. y H am m ond, N. V. (1980). Lateralized deficits and 119, 1377-1400.
d rug influences on the dichotíc listening of schizophrenic pa H ardy, J. (1997). A m yloid, the presinilins and A lzh eim er's dise
tients. Biological Psychiatry, 15, 759-779. ase. Trends in Neurosciences, 4 , 154-159.
G uariglia, C., Padovani, A ., Pantano, P. y Pizzam iglio, L. (1993). H are, H. D. (1978). A research scale for the assessm ent of psycho
Unilateral neglect restricted to visual imagery. Nature, 3 6 4 , 235- pathy in crim inal populations. Personality and Individual Diffe
237. rences, 1, 111-119.
BIBLIOGRAFÍA 495
H arlow ; H. F., D avis, R. T., Settlage, P. H. y M eyer, D. R. (1952). H eilm an, K. M. y Rothi, L. J. (1985). A praxia, en K. M. H aiknan y
A nalysis of frontal and p osterior association syn drom es in E . Valenstein (E d s.), Clinical neuropsychology (pp. 1 3 1-150).
brain-dam aged monkeys. Journal o f Comparative and Physiologi N ueva York: Oxford University Press.
cal Psychology, 4 5 , 419-429. Heilman, K. M. y Rothi, L. J. (1993). A praxia, en K. M. H aelm an y
Harlow, J. M . (1848). Passage of an iron rod through the head. Bos E. Valenstein (Ed s.), Clinical neuropsychology (3a. ed.). N ueva
ton Med. Surg. Journal, 39,389-393. York: Oxford University Press.
H arlow , J. M . (1868). R ecovery from p assage of an iron b ar th H eilman, K. M., Rothi, L. J. y Valenstein, E. (1982). Two form s of
rough the head. Publications o f the Massachusetts Medical Society, ideomotor apraxia. Neurology, 32, 342-346.
Boston, 2, 327-346. Heilman, K. M., Scholes, R. y Watson, R. T. (1975). Auditory' affec
H art, S. y Semple, J. M. (1990). Neuropsychology and the dementias. tive agnosia: D isturbed com p reh en sion of affective sp eech.
Londres: Erlbaum. Journal o f Neurology, Neurosurgery, and Psychiatry, 3 8 , 69-72.
H ashim oto, T., Tayam a, M., M urakaw a, K., Yoshim oto, T., M iya H eilm an, K. M. y Valenstein, E. (1979). M echanism s underlying
zaki, M., H arada, M. y Kurodo, Y. (1995). D evelopm ent of the hemispatial neglect. Archives o f Neurology, 5, 166-170.
brainstem and cerebellum in autistic patients. Journal o f Autism H eilm an, K. M. y W'atson, R. T. (1991). Intentional m otor d iso r
and Developmental Disorders, 2 5 , 1-18. d ers, en H. S. Levin, H. M . Eisenberg y A . L . Benton (Ed s.),
Hawkins, R. D., Kandel, E. R. y Siegelbaum, S. A. (1993). Learning Frontal lobe function and dysfunction (pp. 199-216). N ueva York:
to m odulate transm itter release: Themes and variations in sy Oxford University Press.
naptic plasticity. Annual Review o f Neuroscience, 16, 625-665. Heilman, K. M., Watson, R. T. y Rothi, L. G. (noviembre de 1996).
H axley, J. V., H orw itz, B., U ngerleider, L. G., M aisog, J. M ., Pie- Disorders o f higher order motor control. Presentation at the A n
trim , P. y Grady, C. L. (1994). The functional organ ization of nual M eeting of the N ational A cad em y of N europsychology,
hum an extrastriate cortex: A PET-rCBF stu d y of selective at N ueva Orleans, LA.
tention to faces and locations. Journal o f N euroscience, 14(1), H eindel, W. C., Butters, N. y Salm on, D. P. (1988). Im paired lear
6336-6353. ning of a m otor skill in patients w ith H untington's disease. Be
Heath, R. C. (1963). Electrical self-stimulation of the brain in man. havioral Neuroscience, 102, 141-147.
American Journal o f Psychiatry, 120, 571-577. Heller, W. y Levy, J. (1981). Perception and expression of em otion
H eaton, R. K., Budde, L. E. y Johnson, K. L. (1978). N europsycho in right-han ders and left-h and ers. Neuropsychologia, 10, 263-
logical test results associated w ith p sych iatric disorders in 272.
adults. Psychological Bulletin, S 5 , 141-162. Henderson, W'. W. (1997). The epidem iology of estragen rep lace
H eaton, R. K. y Crowley, T. J. (1981). Effects of p sychiatric disor m ent therapy in A lzh eim er's disease. Neurology, 48, S27-S35.
ders and their som atic treatm ents on neuropsychological test Henik, A., Singh, J., Beckley, R. J. y Rafal, R. D. (1993). Disturbance
results, en S. B. Gilskov y G. J. Boll (Eds.), H andbook o f clinical of autom atic w ord reading in Parkinson's disease. Cortex, 29,
neuropsychology. N ueva York: Wiley. 589-599.
Hebb, D. O. (1939). Intelligence in man after large removals of cere H enriques, J. B. y D avidson, R. J. (1991). Left frontal hypoactiva-
bral tissue: Report of four left frontal lobe cases. Journal o f Gene tion in depression. Journal o f Abnormal Psychology, 100, 535-545.
ral Psychology, 2 1 , 73-87. Heritch, A. J. (1990). Evidence for reduced and dysregulated tu r
H ecaen, H. (1964). M ental sym ptom s associated w ith tum ors of nover of dopamine in schizophrenia. Schizophrenia Bulletin, 16,
the frontal lobes, en J. M. Warren y K. A kert (Eds.), The frontal 605-615.
granular cortex and behavior (pp. 3 35-352). N u ev a York: M c H erm elin, B. y O 'C onnor, N . (1990). A rt and accu racy: The d ra
Graw-Hill. w ing ability of id io t-sav an ts. Journal o f Child Psychology and
H ecaen, H. (1976). Acquired aphasia in children and the ontoge Psychiatry, 31(2), 217-228.
nesis of hem ispheric functional specialization. Brain and Lan H ess, W. R. (1954). Diencephalon: Autonomic and extrapyramidal
guage, 3 , 114-134. functions. N ueva Y ork Grune and Stratton.
Hecaen, H. y Ajuriaguerra, J. (1956). Agnosie visuaUe pour Ies ob- Hillis, A . E. y C aram azza, A. (1991). C ateg ory specific m em ory
jets inánimes pax lesion unilaterale gauche. Revue Neurologique, and comprehension im pairm ent: A double dissociation. Brain,
94, 222-233. 114, 2081-2094.
Hecaen, H. y A lbert, M. L. (1978). Human neuropsychology. N ueva Hilts, P. (1995). Memory's ghost: The strange tale o f Mr. M and the na
York: Wiley. ture o f memory. N ueva Y o rk Simon and Schuster.
H acaen, H ., G oldblum , M. C ., M asu re, M. C. y Ram ier, A . M. H inshaw, S. P., C arte, E. T. y M orrison, D. C. (1986). Concurrent
(1974). Une nouvelle observation d'agnosie d'objet: Deficit de prediction of academ ic achievem ent in reading disabled chil
1'association ou de la categorisation, spedfique d e la modalite d ren: The rule of n europ sych ological and intellectual m e a s
visuelle. Neuropsychologia, 12, 447-464. ures at different ages. International Journal o f Clinical Neuropsy
Hecaen, H. y Rondot, P. (1985). A praxia as a disorder of signs, en chology, 8 , 3-8.
E. Roy (Ed.), Neuropsychological studies o f apraxia and related di Hinshelwood, J. (1895). W ord blindness and visual memory'. Lan
sorders (pp. 75-98). A m sterdam : Elsevier Norih-HoLland. cet, 2 , 1564.
Hecaen, H ., Tzortzis, C. y Rom dot, P. (1980). Loss of topographi H inton, G. E. (1981). A parallel com putation that assigns canoni
cal mem ory with learning deficits. Cortex, 16, 525-542. cal object-based frames of reference. Debate de la Conferencia
Heckers, S. (1997). N europathology of schizophrenia: Cortex, tha Internacional C olectiva sobre Inteligencia Artificial, en V an
lamus, basal ganglia, and neurotransm itter-spedfic projection couver, Canadá.
system s. Schizophrenia Bulletin, 2 3 , 403-421. H iscock, M., Inch, R., Jacek, C., H iscock-K alil, C. y Kalil, K. M .
H eilm an, K. M . (1973). Ideational ap raxia: A redefinition. Brain, (1994). Is there a sex difference in hum an laterality? I. A n e x
96, 861-864. h austive su rv ey of au d itory laterality studies from six n eu
H eilman, K. M ., Bowers, D. y Valenstein, E. (1993). Em otional di rop sych ological jou rn als. Journal o f Clinical and Experimental
sorders associated w ith neurological diseases, en K. M. H eil Neuropsychology, 16, 423-435.
m an y E. Valenstein (Ed s.), Clinical neuropsychology (3a. ed.). H iscock, M., Israelian, M ., Inch, R., Jacek, C. e H iscock-Kalil, C.
N ueva York: Oxford University Press. (1995). Is there a sex difference inhum an laterality? II. A n e x
496 BIBLIOGRAFÍA
haustive survey of visual laterality studies from six neuropsy H um phreys, G. W. y Riddoch, M. J. (1987). To see but not to see: A
ch ological journals, journal o f Clinical and Experimental Neu case study o f visual agnosia. Londres: Erlbaum.
ropsychology, 17, 590-610. H um phreys, P., K aufm ann, W. E. y G alaburda, A . M. (1990). D e
H itzig, E . (1874). Untersuchung uber das Gehirn. Berlin: Hirschwald. velopm ental dyslexia in w om en: N europathological findings
H odges, J. R., Patterson, K., Oxbury, S. y Fum ell, E. (1992). Seman in three patients. Archives o f Neurology, 28, 727-73S.
tic dem en tia: P rogressive fluent aphasia w ith tem poral-lobe H un tington, G. (1872). On ch orea. M edical Surgical Reporter, 26,
atrophy. Brain, 115, 1783-1806. 317-321.
Hodgkinson, S., M ullan, M. J. y Gurling, H. M. (1990). The role of H ynd, G. W. y Sem rud-Clickem an, M. (1989). Dyslexia and brain
genetic factors in the etiology of the affective disorders. Beha morphology'. Psychological Bulletin, 106, 447-482.
vior Genetics, 20, 235-250. H ynd, G. W. y Wiilis, W. G. (1987). Pediatric neuropsychology. O r
Hoff, E. C., Kell, J. E. y Carroll, M. N. (1963). Effects of cortical sti lando, FL: G rane and Stratton.
m ulation and lesions on cardiovascular function. Physiological Ilinsky, I. A ., Jouandet, M. L. y Goldman-Rakic, P. S. (1985). O rga
Review, 43, 68-113. nization of the nigrothalam ocortical system in the rhesus m on
Hoffer, B. ]. y Van H om e, C. (1995). Survival of dopaminergic neu key. journal o f Comparative Neurology, 2 3 6 , 315-330.
rons in fetal-tissue grafts [Editorial]. New England Journal o f Me Ingvar, D. H. (1979). "H y p erfro n tal" distribution of the cerebral
dicine, 3 3 2 , 1163-1164. gray m atter flow in resting w 'akefulness: On the functional
Hofstatter, L., Smolik, E. A. y Busch, A. K. (1945). Prefrontal lobo- an ato m y of the con sciou s state. A cta N eurologica Scandana-
tomy in treatment of chronic psychoses. Archives o f Neurology and vica, 6 0 , 12-25.
Neurosurgery, 5 3 , 125-130. Ingvar, D. H. (1980). Abnorm al distribution of cerebral activity in
H olmes, G. (1918). Disturbances of visual orientation. British jour chronic schizophrenia: A neurophysiological interpretation, en
nal o f Ophthalmology, 2, 449-468- C. B axter y T. M elm echuk (E d s.), Schizophrenia, p p. 107-125.
H olm es, G. (1919). D isorders of visual sp ace p ercep tion. British N ueva York: Raven Press.
Medical Journal, 2 , 230-233. Ingvar, D. H. (1985). "M em ory of the future": A essay on the tem
H olm es, G. (1931). M ental sym ptom s associated w ith brain tu poral organization of conscious aw aren ess. Human Neurobio
m ors. Lancet, 1 , 408-410. logy, 4,127-136.
H olroyd, S., Reiss, A. L. y Bryan, R. N. (1991). Autistic features in Ingvar, D. H . y F ran zen , G. (1974a). A bnorm alities of cerebral
Joubert syndrom e: A genetic disorder w ith agenesis of the ce blood flow distribution in patients w ith chronic schizophrenia.
rebellar verm is. Biological Psychiatry, 29, 287-294. Acta Psychiatrica Scandanavica, 5 0 , 425-462.
Hooper, S. R., Boyd, T. A., H ynd, G. W. y Rubin, J. (1993). Defini Ingvar, D. H. y Franzen, G. (1974b). D istribution of cerebral acti
tional issues and neuroradiological foundations of severe se vity in chronic schizophrenia. Lancet, 2 , 1484-1486.
lective neurodevelopmental disorders. Archives o f Clinical Neu Insel, T. R. (1990). N ew p harm acologic approaches to obsessive-
ropsychology, 8, 279-308. com pulsive disorder. Journal o f Clinical Psychiatry (sup le
H ooper, S. R. y Willis, W. G. (1989). Learning disability subtyping: mento), 51, 47-51.
Neuropsychological foundations, conceptual models, and issues in Insel, T. R. (1992). Tow ard a neuroanatom y of obsessive-com pul-
clinical differentiation. N ueva York: Springer. sive disorder. Archives o f General Psychiatry, 49, 739-740.
H uan g, Y.-Y. y K andel, E. R. (1994). Recruitm ent of longlasting Izard, C. E. (1971). The face o f emotion. N ueva York: Appleton-Cen-
p rotein kinase A -dep end ent long-term poten tiation on the tuiy-Crofts.
CA1 region of hippocam pus requires repeated tetanization. Le Izard, C. E. (1992). Basic emotions, relations am ong emotions, and
arning and Memory, 1, 74-82. em otion-cognition relations. Psychological Review, 99, 561-565.
Hubei, D. H. (1979). The brain, en The brain: A Scientific American Jacobs, L. F., G aulin, S. J., Sherry, D. F. y H offm an, G. E. (1990).
Book. N ueva York: W. H. Freeman. Evolution of spatial organization: Sex-specific patterns of spa
Hubei, D. H. y Wxesel, T. N. (1979). Brain mechanisms of vision, en tial behavior predict hippocam pal size. Proceedings o f the Natio
The brain: A Scientific American Book. Nueva York W. H. Freeman. nal Academy o f Sciences (USA), 87, 6349-6352.
Hubei, D. H ., Wiesel, T. N . y LeVay, S. (1977). Plasticity of ocular Jacobsen, C. F. (1936). Studies of cereb ral function in prim ates.
dom inance columns in the monkey striate cortex. Philosophical Comparative Psychology Monographs, 1 3 , 1-68.
Transactions o f the Royal Society o f London, B, 2 7 8 , 377-409. Jacobsen, L. K., Giedd, J. N., Gerquin, P. C., Krain, A. L., H am bur
Hubei, D. H ., Wiesel, T. N. y Stryker, M. P. (1978). Anatom ical de ger, S. D., Kumra, S. y Rapoport, J. L. (1997). Quantitative m orp
m onstration of orientation columns in m acaque monkey. Jour hology of the cerebellum and fourth ventricle in childhood-
nal o f Comparative Neurology, 177, 361-379. onset schizophrenia. American Journal o f Psychiatry, 154,
Hughlings-Jackson, J. (1864). Clinical remarks on defects of expres 1663-1669.
sion (by w ords, w'riting, signs, etc.) in diseases of the nervous Jacobson, R., LeCouteur, A., H ow lin, P. y Rutter, M. (1988). Selec
system. Lancet, 1 , 604-605. tive subcortical abnormalities in autism. Psychological Medicine,
H ughlings-Jackson, J. (1870). Rem arks on n on-protrusion of the 1 8 , 39-48.
tongue in som e cases of aphasia. Lancet, 1, 716. (Reim preso en James, W. (1884). W hat is an emotion? Mind, 9 , 188-205.
J. Taylor [Ed .]. [1932]. Selected writings o f John Hughlings-Jack Jam es, W. (1950). Principles o f psychology (vol. 1). N ueva York:
son. Londres: H odder and Stoughton.) D over (trabajo original publicado en 1890).
H ughlings-Jackson, J. (1874). On the nature of the duality of the Jamison, K. R. (1995). An unquiet mind. N ueva York: Vintage Books.
brain. M edical Press and Circular, 17, 19. R eim preso en Brain Janowsky, J. S., Shimamura, A. P. y Squire, L. R. (1989). Source me
(1915), 38, 80-103. m ory im p airm en t in patients w ith frontal lobe lesions. Neu
Hughlings-Jackson, J. (1915). On affections of speech from disease ropsychologia, 2 7 , 1043-1056.
of the brain. Brain, 3 8 , 107-174. Jarrell, T. W., Gentile, C. G., Romanski, L. M., McCabe, L. M. y Sch-
H um phreys, G. W. y Riddoch, M. J. (1984). Routes to object cons neiderman, N . (1987). Involvem ent of cortical and thalamic au
tan cy: Im plications from neurological im pairm ents of object ditory' radiations in retention of differential bradycardia condi
constancy. Q uarterly Journal o f Experimental Psychology, 26A, tioning to acou stic conditioned stim uli in rabbits. Brain
385-415. Research, 412, 285-294.
BIBLIOGRAFÍA 497
Ja n ie , H . F. (1954). Frontal lobe lesions causing disinhibition. Jour Kanner, L. (1943). A utistic disturban ce of affective contact. N er
nal o f Neurology, Neurosurgery and Psychiatry, 1 7 , 14-32. vous Child, 2, 217-250.
Jaskiw, G. y Kleinman, J. (1988). Postm ortem neurochem istry stu K app, B. S., Frysinger, R. C., G allagher, M. y H aselton, J. (1979).
dies in schizophrenia, en S. C. Schultz y C.A. Tamminga (Eds.), A m ygdala central nucleus lesions: Effect on h eart rate condi
Schizophrenia: A scientific focus. N ueva York; O xford University tioning in the rabbit. Physiology and Behavior, 2 3 , 1109-1117.
Press. K app, B. S., P ascoe, J. P. y Bixler, M . A . (1984). The am ygdala: A
Jenkins, W. M., Merzenich, M. M. y Recanzone, G. (1990). N eocor- neuroanatomical systems approach to its contributions to aver-
tical representational dynamics in adult prim ates: Implications sive conditioning, en N. Butters y L. R. Squire (Eds.), Neuropsy
for neuropsychology. Neuropsychologia, 28, 573-584. chology o f memory (pp. 473-488). N ueva York; Guilford Press.
Jem igan, T. L., Schafer, K., Butters, N. y Cem ak, L. S. (1991). M ag K app, B. S., W halen, P. J., Supple, W. F. y P ascoe, J. P. (1 9 9 2 ).
netic resonance im aging of alcoholic Korsakoff patients. Neu Amygdaloid contributions to conditioned arousal and sensor)'
ropsychopharmacology, 4 , 175-186. information processing, en J. P. A ggleton (Ed.), The amygdala:
Jessell, T. M . (1991). Reactions of neurons to injur)’, en E. R. Kan- Neurobiological aspects o f em otion, memory, and mental dysfunc
del, J. H . Schw artz y T. M . Jessell (E d s.), Principles o f neural tion. N ueva York: Wiley-Liss.
science (3a. ed., pp. 258-282). N ueva York: Elsevier. Kapp, B. S., Wilson, A ., Pascoe, J., Supple, W. y Whalen, P. J. (1990).
Jetter, W., Poser, U., Freeman, R. B. J. y Markowitsch, H. J. (1986). A A neuroanatom ical system s analysis of conditioned b rad ycar
verbal long term m em ory deficit in frontal lobe dam aged p a dia in the rabbit, en M. Gabriel y J. M oora (Eds.), Learning and
tients. Cortex, 2 2 , 229-242. computational neuroscience: Foundations o f adaptive nehuorks (pp.
Johnson, D. A. y Roetig-Johnson, K. (1989). Life in the slow lane: 53-90). Cambridge, MA: MIT Press.
A ttentional factors after head injury, en D. A . Johnson, D. U t- Kapur, S. y Remington, G. (1996). Serotonin-dopamine interaction
tley y M. A. W yke (Eds.), Children's head injury: Who cares ? Lon- and its relevan ce to sch izop hrenia. American Journal o f Psy
dres: Taylor and Francis. chiatry, 153, 466-476.
Johnson, M . H ., Posner, M. I. y Rothbart, M. K. (1991). C om p o K arm ath, H . O. y W allesch, C. W. (1992). Inflexibility of m ental
nents of visual orienting in early infancy: C ontingency lear planning: A ch aracteristic d iso rd er w ith prefrontal lobe le
ning, anticipator)' looking and disengaging. Journal o f Cogni sions? Neuropsychologia, 3 0 , 1011-1016.
tive Neuroscience, 3(4), 335-344. K arm ath, H. O., Wallesch, C. W. y Zim m erm an, P. (1991). M ental
Johnstone, E. C., Crow, T. J., Frith, C. D., H usband, J. y Kreel, L. planning and anticipatory p ro cesses w ith acute and chronic
(1976). Cortical ventricu lar size and cognitive im pairm ent in frontal lobe lesions: A com parison of m aze performance in rou
chronic schizophrenia. Lancet, 2, 924-926. tine and nonroutine situations. Neuropsychologia, 29, 271-290.
Johnstone. E. C., Crow, T. J., Frith, C. D., Stevens, M ., Kreel, L. y K am i, A., Meyer, G., Jezzard, A ., A dam s, M., Ium er, R. y U nger-
H usb and , J. (1978). The dem entia of dem entia p raecox. Acta leider, L. G. (1995). Functional M RI evidence for adult m otor
Psychiatrica Scandanavica, 57, 305-324. cortex plasticity during m otor skill learning. Nature, 3 7 7 , 155-
Jones, B. y Mishkin, M. (1972). Limbic lesions and the problem of 158.
stim ulus-reinforcem ent associations. Experimental Neurology, Karpov, B. A ., Luria, A. R. y Yarbuss, A. L. (1968). Disturbances of
3 6 , 362-377. the structure of active perception in lesions of the posterior and
Jones, K. L. (1977). Fetal alcohol syndrom e, en J. L. Rem enteria anterior regions of the brain. Neuropsychologia, 6 , 157-166.
(E d .), Drug abuse in pregnancy and neonatal effects. St. Louis: K arten, H. J. y Shim izu, T. (1991). A re visual hierarchies in the
Mosby. brains of the beholders? C o n stan cy and variability in the v i
Jones, M . K. (1974). Im ager)’ as a mnemonic aid after left temporal sual systems of birds and m am m als, en P. Bagnali y W. H odos
lobectomy. Neuropsychologia, 12, 21-30. (Eds.), The changing visual system (pp. 51-59). N ueva York: Ple
Jones, M. K. (1974). Im aging as a mnemonic aid after left temporal num.
lobectomy. Neuropsychologia, 12, 21-30. Keane, M. M., Clarke, H. y Corkin, S. (1992). Impaired perceptual
Jones-Gotm an, M. y Milner, B. (1977). Design fluency: The inven priming and intact conceptual prim ing in a patient with bilate
tion of nonsense drawings after focal cortical lesions. Neuropsy ral posterior cerebral lesions. Society fo r Neuroscience Abstracts,
chologia, 15, 653-674. 18, 386.
Jonides, J. y Baum , D. R. (1978). Cognitive maps as revealed by dis Kehle, T. J., Clark, E. y Jenson, W. R. (1996). interventions for stu
tance estimates. Paper presented at the 18th annual m eeting of dents w ith trau m atic brain injury: M anaging behavioral d is
the Psychonom ic Society, Washington, DC. turbances. Journal o f Learning Disabilities, 29(6), 633-642.
Jonides, J., Smith, E. E., Keoppe, R. A., Awah, E., M inoshim a, S. y Kellyv G. (1955). A theory o f personality: The psychology o f personal
M intun, M. A . (1993). Spatial w orking m em ory in hum ans as constructs. N ueva York; Norton.
revealed by PET. Nature, 363, 623-625. Kendler, K. S. y Greenberg, A. M. (1984). An independent analysis
Joynt, R. (1964). Paul Pierre Broca: His contribution to the know of the D anish ad op tion stu d y of schizophrenia: TV. The rela
ledge of aphasia. Cortex, 1 , 206-213. tionship betw een psychiatric disorders as defined by DSM-III
Juraska, J. (1991). Sex differences in "cognitive" regions of the rat in the relatives and the adoptees. Archives o f General Psychiatry,
brain. Psychoneuroendocrinology, 1 6 , 105-119. 41, 555-564.
K aczm arek, B. L. J. (1984). Neurolinguistic analysis of verbal utte K ennard, M. A . (1936). A ge and o th er factors in m o to r recovery
rances in patients w ith focal lesions of frontal lobes. Brain and from precentral lesions in m onkeys. Journal o f Neurophysiology,
Language, 2 1 , 52-58. 1 , 477-496.
Kaiserman-Abramoff, I. R., Graybiel, A. M. y N auta, W. J. H. (1980). Kennard, M. A . (1942). Cortical reorganization of m otor function.
The thalam ic projection to cortical area 17 in a congenitally Archives o f Neurological Psychiatry, 4 8 , 227-240.
anophthdm ic mouse strain. Neuroscience, 5 , 41-52. Kent, R. D. y Rosenbek, J. C. (1982). Prosodic disturbance and neu
Kandel, E. R. (1989). Genes, nerve cells, and the rem em brance of rological lesion. Brain and Language, 15, 259- 291.
things past. Journal o f Neuropsychiatry, 1 , 103-125. Kertesz, A., Ferro, J. M. y Shewon, C. M. (1984). Apraxia and ap
K andel, E . R., S chw artz, J. H . y Jessell, T. M . (1995). Essentials o f hasia: The functional anatom ical basis for their dissociation.
neuroscience and behavior. N orw alk, CT: A ppleton and Lange. Neurology, 3 0 , 40-47.
498 BIBLIOGRAFÍA
Kety, S. S. (1983). Mental illness in the biological and adoptive re Kolb, B. y Milner, B. (1981b). Perform ance of com plex arm and fa
latives of schizophrenic adoptees: Findings relevant to genetic cial m ovem ents after focal brain lesions. Neuropsychologia, 19,
and environmental factors in etiology. Journal o f American Psy 491-503.
chiatry, 140, 720-727. Kolb, B. y Taylor, L. (1981). Affective behavior in patients with lo
Kievit, J. y K uypers, H. G. J. M. (1977). Subcortical afferents to the calized cortical excisions: Role of lesion site and side. Science,
frontal lobe in the rhesus monkey studied by m eans of retro 214, 89-91.
grade horseradish peroxidase transport. Brain Research, 8 5 , 261- Kolb, B. y Taylon, L. (1988). Facial expression and the neo-cortex.
266. Society fo r Neuroscience Abstracts, 14, 219.
Kim, J. J. y Fanselow ; M. S. (1992). M odality-specific retrograde Kolb, B. y Whishaw, I. Q. (1983). Perform ance of schizophrenic p a
amnesia of fear. Science, 256, 675-677. tients on tests sensitive to left and night frontal, tem poral, or
Kim, S. G., Ugurbil, K. y Strick, P. L. (1994). A ctivation of cellular parietal function in neurological p atients. Journal o f Nervous
output during cognitive processing. Science, 265, 949-951. and Mental Disease, 171, 435-443.
Kimble, D. P., Bagshaw, M. H. y Pribram, K. H. (1965). The GSR of Kolb, B. y W hishaw, I. Q. (1996). Fundamentals o f human neuropsy
m onkeys during orientation and h abituation after selective chology. N ueva York: W. H. Freem an.
partial ablations of the cingulate and frontal cortex. Neuropsy Kolb, ]. E. y H eaton, R. K. (1975). L ateralized neurologic deficits
chologia, 3 ,1 2 1 -1 28. and psychopathology' in a Turner syndrom e patient. Archives
K im ura, D . (1980). N eurom otor m echanism s in the evolution of o f General Psychiatry, 3 2 , 1198-2000.
hum an comm unication, en H. D. Steklis y M. J. Raleigh (Eds.), Konorski, J. (1967). Integrative activity o f the brain. Chicago: Univer
Neurobiology o f social communication in primates: An evolutionary sity of Chicago Press.
perspective. N ueva York: A cadem ic Press. Konow, A. y Pribram , K. H . (1970). E rro r recognition and utiliza
K im ura, D. (1981). N eural m echanism s of m anual signing. Sign tion produced by injury' to the frontal cortex in man. Neuropsy
Language Studies, 3 3 , 291-312. chologia, 8, 489-491.
Kimura, D. (1982). Left hemisphere control of oral and brachial m o Konstantareas, M. M., H om atidis, S. y Busch, J. (1989). Cognitive,
vem ents and their relationship to communication. Philosophical com m unication, and social differences betw een autistic boys
Transactions o f the Royal Society o f London, Series B, 2 9 8 , 135-149. and girls. Journal o f Applied Developmental Psychology, 10, 411-
Kim ura, D. y Archibald, Y. (1974). M otor functions of the left h e 424.
misphere. Brain, 97, 337-350. Kordower, J. H ., Winn, S. R., Liu, Y. T., Mufson, E. J., Sladek, J. R.
King, F. L. y Kimura, D. (1972). Left-ear superiority' in dichotic per (hijo), H am m ang, J. R., Baetge, E. E. y Emerich, D. E. (1994). The
ception of social nonverbal sounds. Canadian Journal o f Psycho aged monkey basal forebrain: Rescue and sprouting of axoto-
logy, 2 6 , 111-116. m ized b asal forebrain n euron s after grafts of en capsu lated
K insboum e, M. (1973). Minimal brain dysfunction as a neurode- cells secreting hum an n erve g ro w th factor. Proceedings o f the
v elopm ental lag. Annals o f the New York Academy o f Sciences, N ational Academ y o f Sciences o f the United States, 91, 10898-
205, 268. 10902.
K lages, W. (1954). Frontale and diencephale A ntriebsschw ache. Kosslyn, S. M. (1988). A sp ects of the cognitive n euroscien ce of
Arch. Psychiatr. Z. Neurol., 191, 365-387. mental im ager}’. Science, 240,1621-1626.
Klein, M. C., Sayre, J. W. y Kotok, D. (1974). Lead poisoning: Cu Kosslyn, S. M., Ball, T. M. y Reisser, B. J. (1978). Visual images pre
rrent status of the problem facing pediatricians. American Jour serve m etric spatial inform ation: E vid ence from studies of
nal o f Diseases o f Children, 127, 805-807. image scanning. Journal o f Experimental Psychology: Human Per
Klein, R. y Harper, J. (1956). The problem of agnosia in the light of a ception and Peiformance, 4 , 1-20.
case of pure w ord deafness. Journal o f Mental Science, 102, 112- Kosslyn, S. M. }' Koenig, O. (1992). Wef mind: The new cognitive neu
120. roscience. N ueva York: Macmillan.
Kleist, K. (1934). Gehirnpathologie. Leipzig, Alemania: Barth. K otter, R. y M eyer, N . (1992). The lim bic system : A review of its
Klüver, H. y Bucy, P. C. (1937). "Psychic blindness"and other symp empirical foundation. Behavioral Brain Research, 5 2 , 105-127.
tom s follow ing bilateral tem poral lobe lobectom y in rhesus K ovelm an, J. A. y Scheibel, A. B. (1984). The neurobiological co
monkeys. Annual Review o f Physiology, 119, 342-343. rrelates of schizophrenia. Biological Psychiatry, 19(12), 1601-
Klüver, H . y Bucy, P. C. (1939). Prelim inary analysis of functions 1621.
of the tem poral lobes in m onkeys. Archives o f Neurology and Kraepelin, E. (1919). Dementia praecox and paraphrenia (transcrip
Psychiatry, 42, 979-1000. ción de R. M. Barclay). N ueva York: Robert E. Krieger.
Knight, R. T. (1984). Decreased response to novel stimuli after pre Kraepelin, E. (1921). Clinical psychiatry: A textbook fo r teachers and
frontal lesions in man. Electroencephalography and Clinical Neu physicians (transcripción de A . R. D esfendorf). N ueva York:
rophysiology, 59, 9-20. Macmillan.
Knight, R. T., H illyard, S. A., W oods, D. L. y Neville, H. J. (1980). Kramer, P. D. (1993). Listening to Prozac. N ueva Y ork Viking.
The effects of frontal and temporal-parietal lesions on the au Kuljis, R. O. y Rakic, P. (1990). H yp ercolu m n s in p rim ate visual
ditory' evoked potential in man. Electroencephalography and Cli cortex d evelop in the absence of cu es from p hotorecep tors.
nical Neurophysiology, 5 0 , 112-124. Proceedings o f the National A cadem y o f Sciences USA, 87, 5303-
Knight, R. T„ H illyard, S. A ., W oods, D. L. y Neville, H . J. (1981). 5306.
The effects of frontal cortex lesions on event-related potentials LaBar, K. S., LeD oux, J. E., Spencer, D . U . y Phelps, E. A. (1995).
during auditory selective attention. Electroencephalography and Im paired fear conditioning follow ing unilateral tem poral lo
Clinical Neurophysiology, 5 2 , 571-582. bectom y in humans. Journal o f Neuroscience, 15, 6846-6855.
Kojim a, S. y G oldm an-Rakic, P. S. (1984). Functional analysis of L adavas, E. (1987). Is the h em isp atial deficit p ro d u ced by right
spatially discriminative neurons in prefrontal cortex of the rhe parietal lobe d am age associated w ith retinal or gravitational
sus monkey. Brain Research, 291, 229-240. coordinates? Brain, 110, 167-180.
Kolb, B. y Milner, B. (1981a). O bservations on spontaneous facial Ladavas, E., Um ilta, C. y Ricd-Bitti, P. E. (1980). Evidence for sex
expression after focal cerebral excisions and after intracarotid differences in right hem isphere dom inance for emotions. Neu
injection of sodium amytal. Neuropsychologia , 19, 505-519. ropsychologia, 1 8 , 361-367.
BIBLIOGRAFÍA 499
Laeng, B. (1994). Lateralization of categorical and coordinate spa Lees, A. J. y Smith, E. (1983). Cognitive decline in the early stages
tial functions: A stud }' of unilateral stroke patients. Journal o f of Parkinson's disease. Brain, 1 06, 257-270.
Cognitive Neuroscience, 6 , 189-203. Lehmkuhl, G., Poeck, K. y Williams, K. (1983). Ideom otor apraxia
L aeng, E. y Peters, M. (1995). Cerebral lateralization for the p ro and aphasia: A n exam ination of types and m anifestations of
cessing of spatial coordinates in left-and right-han ders. Neu- apraxic sym ptom s. Neuropsychologia, 2 1 , 199-212.
ropsychologia, 33, 421-439. LeM ay, M. (1984). Radiological, developm ental and fossil asym
Landis, T., Assal, G. y Perret, E. (1979). Opposite cerebral hem isp m etries, en N . G eschw ind y A . M. G alaburda (Eds.), Cerebral
heric superiorities for visual associative processing of em otio dominance: The biological foundations. Cambridge, MA: H arvard
nal facial expressions and objects. Nature, 278, 739-740. University Press.
Lange, C. G. (1887). Uber Gemuthsbewegungen. Liepzig: T. Thomas. Lenneberg, E. H. (1967). Biological foundations o f language. N ueva
Lansdell, H. (1964). Sex differences in hem ispheric asym m etry of York: Wiley.
the hum an brain. Nature, 203, 550. Leonard, H. L., Swedo, S. E., Rapoport, J. L., Koby, E. V., Lenane,
Lashley, K. S. (1950). In search of the en gram . Symposia o f the So M. C., Cheslow, D. L. y H am burger, S. D. (1989). Treatment of
ciety fo r Experimental Biology, 4 , 454-482. obsessive-com pulsive d iso rd er w ith clom ipram ine and desi-
L aym an, S. y Greene, E. (1988). The effect of stroke on object re pramine in children and adolescents: A double-blind crossover
cognition. Brain and Cognition, 7, 87-114. comparison. Archives o f General Psychiatry, 4 6 , 1088-1092.
L azaru s, R. S. (1966). Psychological stress and the coping process. Levenson, R. W. (1992). A utonom ic nervous system differences
N ueva York: McGraw-Hill. among emotions. Psychological Science, 3,23-27.
Lecours, A. R. (1975). Myelogenetic correlates of the developm ent Leventhal, H. y Scherer, K. (1987). The relationship to emotion and
of speech and language, en E. H . Lenneberg y E. L ann eban g cognition: A functional ap p roach to a sem antic controversy.
(Eds.), Foundations o f language development (vol. 1). N ueva York: Cognition and Emotion, 1, 3-28.
A cadem ic Press. Levin, H. S. y Eisenberg, H. M . (1979). N europ sych ological im
LeD oux, J. (1996). The emotional brain. N u ev a York: Sim on and pairm ent after closed head injur}' in children and adolescents.
Schuster. Journal o f Pediatric Psychology, 4, 3 8 9^ 02.
LeDoux, J. E. (1987). Emotion, en E Plum (Ed.), Handbook o f physio Levin, S. (1984a). Frontal lobe dysfunctions in schizophrenia: I.
logy: Sect. 1. The nervous system. Vol. 5. H igher-functions o f the Eye m ovem ent impairments. Journal o f Psychiatric Research, 18,
brain (pp. 419-460). Bethesda. MD: A m erican Physiological So 27-55.
ciety. Levin, S. (1984b). Frontal lobe dysfunctions in schizophrenia: II.
LeDoux, J. E. (1990). Information flow from sensation to emotion: Impairment of psychological and brain function. Journal o f Psy
Plasticity in the neural cam putation of stim ulu s valu e, en M. chiatric Research, 18, 57-72.
Gabriel y J. M oore (Eds.), Learning and com putational neuros Levin, S., H olzm an, P. S., R osenberg, S. J. y Lipton, R. B. (1981).
cience. Cambridge, MA: MIT Press. Saccadic eye movem ents in p sychotic patients. Psychiatric Re
LeDoux, J. E. (1991). Emotion and the limbic system concept. Con search, 5 , 47-58.
cepts in Neuroscience, 2 , 169-199. Levine, D. N. y Calvanio, R. (1989). Prosopagnosia: A deficit in vi
LeDoux, J. E. (1993a). Emotional mem ory system s in the brain. Be sual configural processing. Brain and Cognition, 1 0 , 149-170.
havioral Brain Research, 58, 69-79. Levine, D. N., Warach, J. y Farah, M. J. (1985). Two visual systems
LeDoux, J. E. (1993b). Emotional networks in the brain, en M. Lewis in m ental im agery: D issociation of "w h at" and "w h ere" in
y J. M . H avelan d (Eds.), H andbook o f em otions (pp . 109-118). im ager}' disorders due to posterior cerebral lesions. Neurology,
N ueva York: Guilford Press. 35.1010-1018.
LeD oux, J. E. (1994). Em otion, m em ory and the b rain . Scientific Levy, J., Heller, W., Banich, M. T. y B u rton, L. A. (1983). A sy m
American, 270, 32-39. m etry of perception in freeviewing of chimeric faces. Brain and
LeDoux, J. E. (1995a). Emotion: Clues from the brain. Annual Re- Cognition, 2, 404-419.
vieiv o f Psychology, 46, 209-235. Ley, R. G. y Bryden, M. P. (1982). A dissociation of right and left
LeD oux, J. E. (1995b). In search of an em o tio n al sy stem in the hemispheric effects for recognizing emotional tone and verbal
brain: Leaping from fear to emotion and consciousness, en M. content. Brain and Cognition, 1, 3-9.
S. Gazzaniga (Ed.), The cognitive neurosciences. Cam bridge, M A: Lezak, M. D. (1982). The problem of assessing executive function.
MIT Press. International Journal o f Psychology, 17, 281-297.
LeDoux, J. E. (1996). The emotional brain. N u ev a York: Sim on and Lezak, M. D. (1983). Neuropsychological assessment (2a. ed.). N ueva
Schuster. York: Oxford University Press.
LeDoux, J. E., Cicchetti, P., Xagoraris, A. y Rom anski, L. M. (1990). Lezak, M. D. (1987). Relationship betw een personality disorders,
The lateral am ygd aloid n ucleus: S en so ry in terface of the social disturbances, and physical disability following traum a
am ygd ala in fear conditioning. Journal o f N euroscience, 10, tic brain injur}'. Journal o f Head Trauma Rehabilitation, 2, 57-69.
1062-1069. Lezak, M, D. (1995). Neuropsychological assessment (3a. ed.). Nueva
LeDoux, J. E., Farb, C. F. y Ruggiero, D. A. (1990). Topographic or York: Oxford University Press.
ganization of neurons in the acoustic thalam u s that project to Lherm itte, E. (1986). H um an anatom y and the frontal lobes: Part
the am ygdala. Journal o f Neuroscience, 1 0 , 1043-1054. II. Patient behavior in com plex and social situations: The "E n
LeDoux, J. E., Sakaguchi, A., Iwata, J. y Reis, D. J. (1986). Interrup vironm ental Dependency' S yndrom e". Annals o f Neurology, 19,
tion of projections from the m edial gen icu late b o d y to an ar- 335-343.
chineocortical field disrupts the classical conditioning of em o Lhermitte, E., Pillon, B. y Serdaru, M. (1986). Hum an anatomy' and
tional responses to acustic stim uli in the ra t. N euroscience, 17, the frontal lobes: P art 1. Im itation and utilization behavior: A
615-627. neuropsy'chological study of 75 patients. Annals o f Neurology,
LeDoux, J. Ev Sakaguchi, A. y Reis, D. J. (1984). Subcortical efferent 19, 326-334.
projections of the medial geniculate nucleus m ediate emotional Licht, R., Kok, A ., Bakker, D. J. y Boum a, A. (1986). H em ispheric
responses conditioned by acoustic stim uli. Journ al o f N euros distribution of ERP com p onen ts and w ord n am ing in p re
cience, 4(3), 683-698. school children. Brain and Language, 2 7 , 101-116.
500 BIBLIOGRAFÍA
Lichtheim, L. (1885). On aphasia. Brain, 7, pp. 433-484. (Reimpreso Lynch, G. S., Deadwyler, S. y Cotman, C. W. (1973). Postlesion axo
y traducido de Uber Aphasie, Deutsches Arkiv fiir Klinisches Mi- nal growth produces perm anent functional connections. Science,
dizin, 36, 204-268.) 18 0 , 1364-1366.
Liepmann, H. (1900). Das Krankheitsbild der Apraxie (motorische MacLay, A. V. P. (1980). Positive and negative schizophrenic sym p
A sym bolie). M onatschrift fu r Psychiatrie und Neoroiogie, 8, pp. tom s and the role of dopamine. British Journal o f Psychiatry, 137,
1 5 -4 4 ,1 0 2 -1 3 2 y 182-197. (Reim preso en D. A . Rotenberg y F. 379-386.
H . H ochb erg [Eds.], Neurological classics in modern translation M acL ean, P. D. (1949). P sy ch o so m atic disease and the visceral
[pp. 155-183]. N ueva York: Macmillan.) brain: R ecent developm ents b earing on the P apez theory of
Liepmann, H . (1905). The left hemisphere and action. (Republicado emotion. Psychosomatic Medicine, 1 1 , 338-353.
en 1908 en Drei Aufsatze aus dem Apraxiegebiet. Berlin: Karger. M acLean, P. D. (1952). Some psychiatric implications of physiolo
Traducido en 1980 por D. Kimura, Translations from Liepmann's gical studies on frontotem poral p ortion of limbic system (vis
essays on apraxia [Research Bulletin No. 506], D epartam ento de ceral brain). Electroencephalography and Clinical Neurophysiology,
Psicología, University' of W estern O ntario, Lon don , O ntario, 4 , 407-418.
Canadá.) M acLean, P. D. (1954). Studies on lim bic system (visceral brain)
Lingjaerde, O. (1993). The biochemistry of depression. A survey of and their bearing on p sy ch o so m atic problem s, en E. W ittko-
monoam inergic, neuroendocrinological, and biorhythm ic dis w er y R. Cleghord (Eds.), Recent developments in psychosomatic
turbances in endogenous depression. Acta Psychiatrica Scandi- medicine. Londres: Pitman.
navica Supplernentum, 302, 36-51. MacLean, P. D. (1970). The triune brain: Em otion and the sdentific
Lipman, J. (1975). Calder's universe. N ueva York: Viking. bias, en F. O. Schm itt (Ed.) The neurosciences: Third study pro
Lippert, Wr. W. y Senter, R. J. (1966). Electrodermal response in the gram (pp. 336-348). N ueva York: Rockefeller University Press.
sociopath. Psychonomic Science, 4 , 25-26. Mair, W. G. P., W'arrington, E. K. y Weiskrantz, L. (1979). Memory
L ishm an, W. A . (1968). Brain dam age in relatio n to p sy ch iatric disorder in Korsakoff psychosis: A neuropathological and neu
d isab ility after injury. British Journal o f Psychiatry, 114, 373- ropsychological investigation of two cases. Brain, 102, 749-783.
410. Malmo, H. P. (1974). On frontal lobe functions: Psychiatric patient
Lishman, W A. (1973). The psychiatric sequelae of head injur)’: A controls. Cortex, 10, 231-237.
review. Psychological Medicine, 3, 304-318. M arie, P. (1906). L a troisièm e circon volu tion frontale gauche ne
Lissauer, H . (1890). Ein Fall von Seelenblindheit nebst einem Bei joue aucun role spécial dans la fonction du langage. Semaine
trag z u r Theorie derselben. Archiv fu r Psychiatrie und Nerven M édicale, 26, 241-247, en M. F. Cole y M. Cole (E d it./T ra d .)
krankheiten, 21, 222-270. (Ed itado y reim preso en trad ucción (1971). Piere M arie papers on speech disorders (pp. 111-133).
hecha p o r Jackson, M. [1988]. Lissauer on agnosia. Cognitive N ueva York: Hafner.
Neuropsychology, 5 , 155-192.) Mark, V. H. y Ervin, F. R. (1970 ).Violence and the brain. N ueva York:
Loftus, E. F. (1975). Leading questions and he eyew itness report. H arper and Row.
Cognitive Psychology, 7, 560-572. Mark, V. H., Sweet, W. H. y Ervin, F. R. (1972). The effect of am yg-
Loftus, E. F. y Zanni, G. (1975). The influence of the w ording of a dalectom y on violent behavior in patients w ith temporal lobe
question. Bulletin o f the Psychonomic Society, 5, 86-88. epilepsy, en E. H itchcock, L. Laitinen y K. V em et (Eds.), Psy-
Lord-M aes, J. y O brzut, J. E. (1996). N europ sych ological conse chosurgery. Springfield, IL: Thomas.
quences of traum atic brain injury in children and adolescents. M arkow itsch, H. J., E m m an s, D., Irle, E ., Streicher, M . y Prei-
Journal o f Learning Disabilities, 29(6), 609-617. lowski, B. (1985). Cortical and subcortical afferent connections
Lorenz, K. Z. (1966). On aggression. Londres: Methuen. of the p rim ate's tem p oral pole: A stud y of rhesus m onkeys,
Lou, H. C., Henrikson, L. y Bruhn, P. (1984). Focal cerebral hypo- squirrel monkeys, and m arm osets. Journal o f Comparative Neu
profusion in children with dysphasia a n d /o r attention deficit rology, 2 42, 425-458.
disorder. Archives o f Neurology, 41, 825. Marlowe, M., Cossairt, A., M oon, C., Errara, J., MacNeel, A., Peak,
Lou, H. C., H enrikson, L ., Bruhn, P., Borner, H . y N ielsen, J. B. R., Ray, J. y Schroeder, C. (1984). M ain and interaction effects
(1989). Striatal dysfunction in attention deficit and hyperkine of m etallic toxins on classroom behavior. Journal o f Abnormal
tic disorder. Archives o f Neurology, 4 6 , 48-52. Child Psychology, 1 3 , 185-198.
Lucey, J. V„ C osta, D. C ., Bu satto, G., Pilowsky, L. S., M arks, I. M artin, A ., W iggs, C. L ., U ngeleider, L. G. y Haxby, J. V. (1996).
M., Ell, P. J. y K erw in, R. W. (1997). C au d ate reg io n al cere Neural correlates of category-specific knowledge. Nature, 379,
bral b lood flow in obsessive-com pulsive disorder, panic di 649-652.
sord er and healthy controls on single positron em ission com Martin, P. y Albers, P. (1995). Cerebellum and schizophrenia: A re
puterized tom ography. Psychiatry Research: Neuroimaging, 74, view Schizophrenia Bulletin, 21, 241-251.
25-33. Martineau, J., Barthélémy, C., Hérault, J. y Jouve, J. (1991). M onoa
Ludana, M ., Depue, R. A ., Arbisi, E. y Leon, A. (1992). Fadlitation m ines in autistic children: A stu d y of age-related changes.
of w orking m em ory in hum ans by a D2 d op am in e receptor Brain Dysfunction, 4 , 141-146.
agonist. Journal o f Cognitive Neuroscience, 4, 58-68. M artinez, M., Cam pion, D., Babron, M. C. y C lergetdarpou s, F.
Luria, A. R. (1966). Higher cortical functions in man. N u ev a York: (1993). Is a single genetic m utation at the sam e locus responsi
Basic Books. ble for all affected cases in a large Alzheim er pedigree (Fad4)?
Luria, A. R. (1970). Traumatic aphasia. The H ague: Mouton. Genetic Epidemiology, 10, 431-435.
Luria, A. R. (1973). The working brain. N ueva York: Basic Books. Martinot, J. L„ Hardy, P., Feline, A., H uret, J. D., Mazoyer, B., Attar-
Luria, A. R. y H om skaya, E. D. (1964). Disturbance in the regula Levy, D., Pappata, S. y Syrota, S. (1990). Left prefrontal glucose
tive role of speech w ith frontal lobe lesions, en J. M . W arren y hypom etabolism in the depressed state: A confirmation. Ame
K. Akert (Eds.), The frontal gramdar cortex and behavior (pp. 353- rican Journal o f Psychiatry, 1 4 7 , 1313-1317.
371). N ueva York: McGraw-Hill. M asdeu, J. (1980). A phasia after infarction of the left supplem en
Luria, A. R , Karpov, B. A. y Yarbuss, A. L. (1966). Disturbances of tary m otor area. Neurology, 30, 359.
active visual perception w ith lesions of the frontal lobes. Cor Mateer, C. y Kimura, D. (1977). The im pairm ent in nonverbal oral
tex, 2, 202-212. movem ents in aphasia. Brain and Language, 4, 262-276.
BIBLIOGRAFÍA 501
Mateer, C- A ., K em s, K. A. y Eso, K. L. (1996). M anagem ent of at Mercer, B., Wapner, W , Gardner, H. y Benson, D. F. (1977). A study
tention and m em ory d isorders follow ing trau m atic brain in of confabulation. Archives o f Neurology, 34, 429-433.
jur)'. Journal o f Learning Disabilities, 29(6), 618-632. Merzenich, M. M., Recanzone, G. H ., Jenkins, W. M. y Grajski, K.
Matelli, M., Cam arda, R., Glickstein, M. y Rizzolatti, G. (1984). Af A. (1990). A daptive m echanism s in cortical n etw ork u nd erl
ferent and efferent projections of the inferior area 6 of the m a ying cortical contributions to learning and nondeclarative m e
caque monkey. Brain Research, 3 1 0 , 388-392. m ory, en Cold Spring H arbor Sym posium on Q uantitative Bio
Mathew, R. J., Duncan, G. C., Weinman, M. L. y Barr, D. L. (1982). logy. Vol. 55: The brain. N u ev a York: Cold Spring H arb or
Regional cerebral blood flow in schizophrenia. Archives o f Ge Laboratory.
neral Psychiatry, 3 9 , 1121-1130. M esulam , M. M. (1981). A cortical netw ork for directed attention
M cAdoo, G. y DeMyer, M. K. (1978). Personality characteristics of and unilateral neglect. Archives o f Neurology, 10, 309-325.
paren ts, en M. Rutter y E. Schopher (E d s.), Autism. N ueva M esulam, M. M. (1985). Patterns in behavioral neuroanatomy, en
Y o rk Plenum. M. M. M esulam (Ed.), Principles o f behavioral neurology. Filadel-
McBride, H. C. G. (1975). The isolation syndrome in child-hood: Part fia: Daws.
1. The syndrome and its diagnosis. Developmental Medicine and Meunier, M ., Bachevalier, J., M ishkin, M. y M urray, E. A . (1993).
Child Neurology, 17, 198-219. Effects on visual recognition of com bined and separate abla
M cCarthy, R. A. y Warrington, E. K. (1984). A two route model of tions of the entorhinal and perirhinal co rtex in rhesus m on
sp eech p rodu ction : E vid ence from ap hasia. Brain, 107, 463- keys. journal o f Neuroscience, 13, 5418-5432.
485. Meyer, A. (1974). The frontal lobe syndrom e, the aphasias and re
McCarthy, R. A. y Warrington, E. K. (1986). Visual associative ag lated conditions: A contribution to the history of cortical locali
nosia: A clinico-anatom ical study of a single case. Journal o f zation. Brain, 97, 565-600.
Neurology, Neurosurgery and Psychiatry, 4 9 , 1233-1240. Mialet, J. P. y Pichot, P. (1981). Eye-tracking patterns in schizoph
McCarthy, R. A. y Warrington, E. K. (1990). Cognitive neuropsycho renia. Archives o f General Psychiatry, 3 8 , 183-186.
logy: A clinical introduction. San Diego: A cadem ic Press. Miller, G. A. (1956). The m agic num ber seven plus or m inus two:
McFie, J., Piercy, M. F. y Zangwill, O. L. (1950). Visual spatial ag Some limits in o u r capacity' for p rocessing inform ation. Psy
nosia associated with lesions of the right cerebral hemisphere. chological Reviezi’, 6 3 , 81-97.
Brain, 7 3 , 167-190. Miller, K. F., Delgado, P. L., Salomon, R. M., Berman, R., Krystal, J.
M cFie, J. y Zangwill, O. L. (1960). Visual-constructive disabilities H ., Heninger, G. R. y Charney, D. S. (1996). Clinical an d bio
associated w ith lesions of the left cerebral hem isphere. Brain, chemical effects of catecholamine depletion on antidepressant-
82, 243-259. induced remission of depression. Archives o f General Psychiatry,
M cG augh, J. L. y H erz, M. J. (1972). M emory consolidation. San 53,117-128.
Francisco: Albion. Miller, L. A . (1992). Im pulsivity, risk-taking, and the ability' to
M cGeer, P. L. y Rogers, J. (1992). A n ti-inflam m atory agents as a synthesize fragm ented inform ation after frontal lobectom y.
therapeu tic approach to A lzh eim er's d isease. Neurology, 42, Neuropsychologia, 31, 69-79.
4 4 7 -4 4 9 . Milner, B. (1963). Effects of different brain lesions on card sorting.
M cGlone, J. (1980). Sex differences in hum an brain asym m etry: A Archives o f Neurology, 9, 90-100.
critical survey. Behavioral and Brain Sciences, 3(2), 215-263. Milner, B. (1964). Som e effects of frontal lobectom y in m an, en J.
McGlynn, S. C. y Schacter, D. L. (1989). Unaw areness of deficits in M. W arren y K. Akert (Eds.), The frontal granular cortex and be
neuropsychological syndrom es. Journal o f Clinical and Experi havior (pp. 313-334). N ueva York: McGraw-Hill.
mental Neuropsychology, 1 1 , 143-205. Milner, B. (1965a). M em ory disturbance after bilateral hippocam
M cHenny, L. C. (1969). Garrison's history o f neurology. Springfield, pal lesions in m an, en P. M. M ilner y S. E. G lickman (Ed s.),
IL: Thomas. Cognitive processes and brain. Princeton, NJ: Van N ostrand.
M cM ahon, R. C. (1980). Genetic etiology in the hyperactive child Milner, B. (1965b). Visually-guided m aze learning in man: Effects
syn drom e: A critical review . American Journal o f Orthopsy of bilateral hippocam pal, bilateral frontal and unilateral cere
chiatry, 5 0 , 145-150. bral lesions. Neuropsychologia, 3, 317-338.
M eacham , J. A. y Leiman, B. (1982). Rem em bering to perform fu Milner, B. (1968). Visual recognition and recall after right tem po-
ture actions, en U. N eisser (Ed .), Memory observed: Remembe ral-lobe exdsion in man. Neuropsychologia, 6 , 191-209.
ring in natural contexts (pp. 327-336). San Francisco: W. H. Fre Milner, B. (1970). M em ory and the m edial tem poral region of the
eman. brain, en K. H . Pribram y D. E. B roadb ent (Ed s.), Biological
M eador, K. ]., Watson, R. T., Bowens, D. y Heilm an, K. H. (1986). bases o f memory (pp. 29-50). N ueva York: Academ ic Press.
H yperm etria with hemispatial and limb m otor neglect. Brain, Milner, B. (1971). Interhem ispheric differences in the localization
109, 293-305. of psychological processes in m an. British Medical Bulletin, 27,
M eesters, Y., Jansen, J. H. C , Beersma, D. G. M., Bouhuys, A. L. y 272-277.
Van den H oofdaker, R. H. (1995). Ligh t therapy for seasonal Milner, B. (1975). P sychological asp ects of focal epilepsy and its
affective disorder: The effects of timing. British Journal o f Psy neurosurgical management, en D. R. Pampura, J. K. Penry y R.
chiatry, 166, 607-612. D. W alter (Eds.), Advances in neurology (vol. 8). N u ev a York:
M egens, A . A . y Kennis, L. E. (1996). R isperidone and related Raven Press.
5 H T 2 /D t antagonists: A new type of antipsychotic agent? Pro Milner, B. (1982). Some cognitive effects of frontal-lobe lesions in
gress in Medical Chemistry, 3 3 , 185-232. man. Philosophical Transactions o f the Royal Society o f London, B,
M ehta, Z., N ewcom be, F. y Damasio, H. (1987). A left hemisphere 298, 211-226.
contribution to visuospatial processing. Cortex, 2 3 , 447-461. Milner, B„ Branch, C. y Rasmussen, T. (1964). Observations on ce
M eltzer, H. Y. (1986). Lithium m echanism s in bipolar illness and rebral dom inance, en A.V. S. de Rueck y M. O 'C onnor (Eds.),
altered intracellular calcium functions. Biological Psychiatry, 21, Disorders o f language. Londres: Churchill.
492-510. Milner, B., Corkin, S. y Teuber, H .-L. (1968). Further analysis of the
M endez, M. F. (1988). Visuoperceptual function in visual agnosia. hip pocam pal am nesic syn drom e: F ourteen -year follow -up
Neurologi/, 3 8 , 1754-1759. study of H. M. Neuropsychologia, 6 , 215-234.
502 BIBLIOGRAFÍA
Milner, B., C orsi, P. y L eonard, G. (1991). Frontal-lobe contribu M ountcastle, V. B., M otter, B. C-, Steinm etz, M. A . y Duffy, C. J.
tions to recency judgments. Neuropsychologia, 29, 601-618. (1984). Looking and seeing: The visual functions of the p arie
Milner, B. y Kolb, B. (1985). Perform ance of com plex arm m ove tal lobe, en G. M. Edelm an, Wr. E. G all y W. M. Cow'an (Eds.),
ments and facial-m ovem ent sequences after cerebral com m is Dynamic aspects o f neocortical function (pp.159-193). N ueva York:
surotomy. Neuropsychologia, 23, 791-799. Wiley.
Milner, B. y Petrides, M. (1984). Behavioral effects of frontal lobe Mungas, D. (1982). Interictal behavioral abnorm ality in tem pora!
lesions in man. Trends in Neurosciences, 7,403-407. lobe epilepsy. Archives o f General Psychiatry, 3 9 , 108-111.
Milner, B., Petrides, M. y Smith, M. L. (1986). Frontal lobes and the M ungas, D. (1983). B eh avioral sy m p tom s in tem p oral lobe ep i
tem poral organization of memory. Human Neurobiology, 4 , 137- lepsy [Letter]. Archives o f General Psychiatry, 40, 468-469.
142. Munk, H . (1881). Uber die Funktionen der Grosshirndrinde. Gesam-
Milner, B. y Taylor, L. (1972). Right-hemisphere superiority in tac melte M ittielungen aus den Jahren. 1 877-1880. Berlin: A u gu st
tile p attern recognition after cerebral com m issurotom y: E vi Hershwald.
dence for nonverbal memory'. Neuropsychologia, 1 0 , 1-15. Murray, E. A. (1992). Medial temporal lobe structures contributing
Milner, B., Taylor, L. v Sperry', R. (1968). Lateralized suppression to recognition memory': The am ygd aloid com plex versus the
of d ichotically p resented digits after com m issural section in rhinal cortex, en J. P. A ggleton (Ed.), The amygdala: Neurobiolo-
man. Science, 1 6 1 , 1S4-185. gical aspects o f emotion, memory and mental dysfunction. N ueva
Milner, B. y Teuber, H .-L. (1968). Alterations of perception and me York: Wiley-Liss.
m ory in m an: Reflection on m ethods, en L. W eiskrantz (Ed.), Murray', E. A., Gaffan, D. y Mishkin, M. (1993). N eural substrates
Analysis o f behavior change (pp. 353-355). N ueva York: H arper of visual stim ulu s-stim u lu s asso ciatio n in rhesus m onkeys.
and Row. Journal o f Neuroscience, 13, 4549-4561.
Mink, J. W. y Thach, W. T. (1993). Basal ganglia intrinsic circuits Myers, R. E. (1955). Interocular transfer of pattern discrimination
and their role in behavior. Current Opinions in Neurobiology, 3, in cats following section of crossed optic fibers. Journal o f Com
950-957. parative and Physiological Psychology, 48, 470-473.
Mishkin, M . (1964). Perseveration of central sets after frontal le M yers, R. E., Swett, C. y Miller, M. (1973). Loss of social group af
sions in monkeys, en J, M. Warren y K. Akert (Eds.), The frontal finity follow'ing prefrontal lesions in free-ranging m acaques.
granular cortex and behavior (pp . 219-241). N ueva York: M c Brain Research, 64, 257-269.
Graw-Hill. M yers, S. (1972). Role of peripheral and anterior tem poral cortex
Mishkin, M. (1966). Visual mechanism s beyond the striate cortex, in social behavior and affect in m onkeys. Acta Neurobiologiae
en R. Russell (Ed.), Frontiers o f physiological psychology. N ueva E xperim en tal, 32, 567-579.
York: Academ ic Press. Myklebust, H. R. (1975). N onverbal learning disabilities: A ssess
Mishkin, M . (1978). Memory' in m onkeys severely im paired by ment and intervention, en H. R. M yklebust (Ed.), Progress in le
com bined but not sep arate rem oval of am ygd ala and hippo arning disabilities (vol. 3). N ueva Y o rk Grune and Stratton.
cam pus. Nature, 273, 297-298. N adel, L. y Willner, ]. (1980). C ontext and conditioning: A place
Mishkin, M . (1982). A m em ory system in the monkey. Philosophical for space. Physiological Psychology, 8, 218-228.
Transactions o f the Royal Society o f London, Series B, 298, 85-95. N auta, W. J. H. (1971). The problem of the frontal lobe: A reinter
Mishkir., M. y Manning, F. J. (1978). Non-spatial m em ory after se pretation. Journal o f Psychiatric Research, 8 , 167-187.
lective prefrontal lesions in monkeys. Brain Research, 143, 313- Nauta, W. ]. H. y Feirtag, M. (1979). The organization of the brain,
323. en The brain: A Scientific American book. N ueva York: W. H. Fre-
Mishkin, M., Ungerieider, L. y Macko, K. (1983). Object vision and eman.
spatial vision: Two cortical pathw ays. Trends in Neurosciences, N auta, W. J. H. y Feirtag, M. (1986). Fundam ental neuroanatoiny.
6, 414-417. N ueva York: W. H . Freeman.
Mishkin, M ., Vest, B., Waxier, M. y Rosvold, H. A . (1969). A reexa N auta, W. J. H. y Karten, H. J. (1970). A general profile of the ver
m ination of the effects of frontal lesions in object alternation. tebrate brain, w ith sidelights on the ancestry' of the cerebral
Neuropsychologia, 7, 357-363. cortex, en F. O. Schm itt (E d .), The neurosciences: Second study
M iyak aw a, T., Sum iyoshi, S., D eshim aru, M ., Suzuki, T., Tomo- program (pp. 7-26). N ueva York: Rockefeller University' Press.
nari, H ., Yasuoka F. y Tatetsu, S. (1972). Electron microscopic Neisser, U. (1966). Cognitive psychology. N u ev a York: A ppleton-
study in schizophrenia. Acta Neuropathologica, 20, 67-77. Century-Crofts.
M onrad-K rohn, G. H. (1947). D ysprosody of altered "m elody of N etter, F. (1974). The CIBA collection o f medical illustrations: vol. 1.
language". Brain, 70, 405-415. Nervous system. Summit, NJ: CIBA.
Morgan, M . y LeDoux, J. E. (1995). Differential contribution of dor New’combe, F. (1969). Missile wounds o f the brain: A study o f psycho
sal and ventral medial prefrontal cortex to acquisition and ex logical deficits. Londres: Oxford University' Press.
tinction of conditioned fear. Behavioral Neuroscience, 109, 681-688. Newxombe, F. (1979). The processing of visual information in pro
M organ, M „ Romanski, L. M. y LeDoux, ]. E. (1993). Extinction of sopagnosia and acquired dyslexia: Functional versus physio
em otional learning: Contribution of medial prefrontal cortex. logical interpretation, en D. J. O bom e, M. M. Gruneberg y' J. R.
Neuroscience Letters, 1 6 3 , 109-113. Eiser (Eds.), Research in Psychology and Medicine (vol. 1, pp. 315-
M organ, W. P. (1896). A case of congenital w ord blindness. British 322). Londres: A cadem ic Press.
Medical Journal, 2 , 1378. Nicoli, R. A., Kauer, J. A. y Malenka, R. C. (1988). The current exci
M orihisa, J. M „ Duffy', F. H. y W yatt, R. J. (1983). Brain electrical tement in long-term potentiation. Neuron, 1, 97-103.
activity m apping (BEAM ) in schizophrenic patients. Archives N ielsen, J. S. (1937). U nilateral cerebral dom inance as related to
o f General Psychiatn /, 4 0 , 719-728. mind blindness. Archives o f N eurology and Psychiatry, 38, 108-
M orrison, J. R. y Stew'art, M. A. (1971). A family study of the hy 135.
peractive child syndrom e. Biological Psychiatry, 3,189-195. Nielsen, J. S. (1946). Agnosia, apraxia, aphasia: Their value in cerebral
M oscovitch, M. y Olds, J. (1982). Asym m etries in spontaneous fa localization (2a. ed.). N ueva York: H arp er (Hoeber).
cial expressions and their possible relation to hemispheric spe Nieto, D. y Escobar, A . (1972). Major psj'choses, en J. Minkler (Ed.),
cialization. Neuropsychologia, 20, 71-82. Pathology o f the nervous system. N ueva York: McGraw'-Hill.
BIBLIOGRAFÍA 503
Niki, H . y W atanabe, M. (1 9 /6 ). Prefrontal unit activity and dela and findings in patients w ith frontal lesions, en H. S. Levin, H.
yed response: Relation to cue location versus direction of re M. Eisenberg y A. L. Benton (Eds.), Frontal lobe function and dys
sponse. Brain Research, 105, 79-88. function (pp. 230-255). N ueva Y o rk Oxford University Press.
N obler, M . S., Sackeim, H. A ., Porhovnik, I., Moeller, J. R., Muk- Owen, A. M., Roberts, A. C ., Polkey, C. E., Sahakian, B. J. y Rob
herjee, S., Schnur, D. B., Prudic, J. y D evanand, D. P. (1994). Re bins, T. W. (1991). Extradim ensional versus intradim ensional
gional cerebral blood flow in m ood disorders: III. Treatm ent set shifting perform ance following frontal lobe excisions, tem
and clinical response. Archives o f General Psychiatry, 51, 884- poral lobe excisions or am ygd aloh ip pocam pectom y in man.
897. Neuropsychologia, 29, 993-1006.
N ordahl, T. E., Benkelfat, C., Semple, W. E., Gross, M., King, A. C. Ow'en, M. J. y M ullen, J. M. (1990). M olecular genetic stud ies of
y Cohen, R. M. (1989). Cerebral glucose m etabolic rates in ob m anic-depression and schizophrenia. Trends in Neurosciences,
sessive com pulsive disorder. Neuropsychopharmacology, 2, 23- 1 3 , 29-31.
28. Oxbury, J. M ., Cam pbell, D. C. y Oxbury, S. M. (1974). Unilateral
N orm an , D. y Shallice, T. (1986). A ttention to action: Willed and spatial neglect and im pairm ents of spatial analysis and visual
au ton om ic control of behavior, en R. J. D avid son, G. E. Sch perception. Brain, 97, 551-564.
w artz y D. Shapiro (Eds.), Consciousness and selfregulation (vol. Pandya, D. N. y Kuypers, H . G. J. M. (1969). Cortico-cortical con
4). N ueva Y ork Plenum. nections in the rhesus monkey. Brain Research, 1 3 , 13-36.
N orthcutt, R. G. y Kaas, ]. H. (1995). The emergence and evolution Pandya, D. N. y Seltzer, B. (1982). Intrinsic connections and archi
of mam malian neocortex. Trends in Neuroscience, 18, 373-379. tectonics of p osterior parietal co rtex in the rhesus monkey.
N udo, R. J. y Grenda, R. (1992). Reorganization of distal forelimb Journal o f Comparative Neurology, 2 0 4 , 196-210.
representation in prim ary m otor cortex of adult squirrel m on Papez, ]. (1937). A proposed m ech an ism of em otion. Archives o f
keys follow ing focal ischem ic infarct. Society fo r Neuroscience Neurology and Psychiatry, 38, 725-744.
Abstracts, 18, parte 1, 216. Pardo, J. V , Pardo., P. J. y Raichle, M. E. (1993). Neural correlates
N uechterlein, K. H. y D awson, M. E. (1984). Inform ation proces of self-induced dysphoria. American Journal o f Psychiatry, 150,
sing and attentional functioning in the developm ental course 713-719.
of schizophrenic disorders. Schizophrenia Bulletin, 1 0 , 160-203. Park, S.- (1995). Spatial w orking m em ory function in schizophre
O gden, J. A. (1987). The "neglected" left hem isphere and its con nia, en M. Spitzer y B. A . M aher (Eds.), Experimental psychopat
tribution to visuospatial neglect, en M. Jeannerod (Ed.), Neu- hology. N ueva Y ork Cambridge University Press.
rophysiological and neuropsychological aspects o f spatial neglect (pp. Park, S. y Holzm an, P. S. (1992). Schizophrenics show spatial w or
215-233). Am sterdam : Elsevier North-Holland. king m em ory deficits. Archives o f General Psychiatry, 4 9 , 975-982.
O 'H ara, C. (1988). Em otional adjustm ent follow ing m in or head Parkin, A. J. y Leng, N. R. C. (1993). Neuropsychology o f the amnesic
injury. Cognitive Rehabilitation, 6 , 26-33. syndrome. Hillsdale, NI: Erlbaum.
Ojem ann, G. A ., Blick, K. I. y W ard, A. A . (hijo) (1971). Im prove Pascual-Leone, A ., Grafman, J., Clark, K., Stewrart, M., Massaquoi,
m en t and disturbance of short term verbal m em ory w ith S. Lou, J. y H allet, M. (1993). P ro ced u ral learning in P arkin
hum an ventrom edial thalamic stim ulation. Brain, 94, 225-240. son's disease and cerebellar degeneration. Annals of Neurology,
O'Keefe, J. y Dostrovsky, J. (1971). The hippocam pus as a spatial 34, 594-602.
m ap: Preliminary evidence from unit activity in the freely m o Passingham , R. E. (1972). Visual discrim ination learning after se
ving rat. Brain Research, 3 4 , 171-175. lective prefrontal ablations in m onkeys (Macaca mulatta). Neu
O'Keefe, J. y N adel, L. (1978). The hippocampus as a cognitive map. ropsychologia, 10, 27-39.
N ueva York: Clarendon Press. Passingham , R. E. (1975). D elayed m atching aften selective p re
O lavarria, ]. y Van Sluyters, R. C. (1984). Callosal connections of frontal lesions in monkeys (Macaca mulatta). Brain Research, 92,
the posterior neocortex in norm al-eyed, congenitally anopht- 89-102.
halm ic and neonatally enucleated mice, journal o f Comparative Passingham , R. E. (1985a). Cortical m echanism s and cues for ac
Neurology, 2 30, 249-268. tion. Philosophical Transactions o f the Royal Society o f London, B,
O lds, J. y M ilner, P. (1954). Positive reinforcem ent p rod u ced by 3 0 8 , 101-111.
electrical stimulation of the septal area and other regions of the Passingham , R. E. (1985b). M em ory of monkeys (Macaca mulatta)
rat brain. Comparative and Physiological Psychology, 47, 419-427. with lesions in prefrontal cortex. Behavioral Neuroscience, 99, 3-
Olton, D., Becker, J. T. y H andlem an, G. E. (1979). H ippocam pus, 21.
space and memory. Behavioral and Brain Sciences, 2, 313-365. Passingham, R. E. (1993). The temporal lobe and voluntary action. O x
Ono, T. y Nishijo, H. (1992). N europhysiological basis of the Klii- ford, Inglaterra: Oxford University Press.
ver-B ucy syndrom e: Responses of m onkey am ygd aloid n eu P aterson, A . y Z angw ill, O. L. (1944). D isorders of visual space
rons to biologically significant objects, en J. P. A ggleton (Ed.), perception associated with lesions of the right cerebral hemisp
The amygdala: Neurobiological aspects o f em otion, memory, and here. Brain, 67, 331-358.
mental dysfunction (pp. 167-190). Nueva York: Wiley-Liss. Paterson, A. y Zangw ill, O. L. (1945). A case of topographical di
O rnitz, E. M . (1973). Childhood autism . A review of the exp eri sorientation associated w ith a unilateral cerebral lesion. Brain,
m ental and m edical literature (M edical P rogress). California 6 8 , 188-211.
Medicine, 118, 21-47. Patterson, K. E. y Kay, J. (1982). Letter-by-letter reading: Psycholo
O rnitz, E. M. (1978). Biological hom ogeneity or hetenogeneity?, gical description of a neurological syndrom e. Quarterly Journal
en M. Rutter y E. Schopher (Eds.), Autism: A reappraisal o f con o f Experimental Psychology, 34A, 411-441.
cepts and treatment. N ueva York: Plenum. Patterson, K. E., Marshall, J. C. y Coltheart, M. (1985). Surface dys
O rton, S. (1925). W ord-blindness in school children. Archives o f lexia: Neuropsychological and cognitive studies o f phonological rea
Neurologi/ and Psychiatry, 14, 582. ding. H ove, Londres: Erlbaum.
O rton, S. (1937). Reading, writing and speech problems in children. Pavlov, I. (1927). Conditioned reflexes. N ueva Y ork Dover.
N ueva Y ork Norton. Payne, B. R. y Cornw ell, P. (1994). System -w ide repercussions of
Oscar-Berman, M., M cNamara, P. y Freedman, M. (1991). Delayed- dam age to the im m ature visual contex. Trends in Neurosciences,
response tasks: Parallels between experimental ablation studies 17(3), 126-130.
504 BIBLIOGRAFÍA
Penfield, W. y Evans, J. (1935). The frontal lobe in m an: A clinical Pierot-Deseilligny, C., Rivaud, S., G aym ard , B. v A gid, Y. (1991).
study of m axim um removals. Brain, 6S, 115-133. C ortical control of m em o ry -g u id ed saccad es in m an . Experi
Penfield, W. y Jasp ers, H . (1954). Epilepsy and the fun ctional ana mental Brain Research, S3, 607-617.
tomy o f the human brain. Boston: Little, Brown. Pigarev' I. N ., Rizzolatti, G. y Scandolaxa, C. (1979). N eurons re
Penfield, W. y Milner, B. (1958). Memory deficit produced by bila sponding to visual stimuli in the frontal lobe of m acaque m on
teral lesions of the hippocam pal zone. AMA Archives o f Neuro keys. Neuroscience Letters, 12, 207-212.
logy and Psychiatry, 79, 4/5-497. Phiker, S. (1994). The language instinct. N ueva York: Morrow'.
Penfield, W. y Perot, P. (1963). The brain's record of auditor}' and Pinker, S. (1995). Language is a human instinct, en J. Brockm an (Ed.),
visual experience. Brain, S6, 595-696. The third culture. N ueva York: Sim on and Schuster.
Penfield, YV. y R asm ussen, T. (1950). The cerebral cortex o f man. Pinker, S. (1997). How the mind works. N ueva York: N orton.
N ueva York: Macmillan. Pitkamen, A., Stefanacci, L., Farb, C. R., Go, C.-G., LeD oux, J. E. y
Penfield, YV. y Roberts, L. (1959). Speech and brain mechanisms . Prin A m aral, D. G. (1995). Intrinsic connections of the rat am ygd a
ceton, NJ: Princeton University' Press. loid com p lex: Projections orig in atin g in the lateral n ucleus.
Penney, J. S. (hijo) y Young, A. S. (1981). GABA as the pallidotha- journal o f Comparative Neurology, 356, 288-310.
lam ic neurotran sm itter: Im plications fon basal ganglia func Piven, J., Berthier, M. L., Starkstein, S. E., Nehm e, E., Pearlson, G.
tion. Brain Research, 2 0 7 , 195-199. y Folstein, S. (1990). M agnetic resonance imaging evidence for
Perenin, M. T. y Vighetto, A. (1983). Optic ataxia: A specific disorder a defect of cerebral cortical developm ent in autism . American
of visuom otor coordination, en A. Hein y M. Jeannerod (Eds.), Journal o f Psychiatry, 147(6), 731-739.
Spatially oriented behavior (pp. 305-326). N ueva York: Springer. Pizzamiglio, L., Zoccolotti, P., M annucari, A. y Cesaroni, R. (1983).
Perenin, M . T. y V ighetto, A. (1988). O ptic ataxia: A specific dis Independence of face identity and facial expression recogni
ruption of visuom otor mechanisms. Brain, 111, 643-674. tion mechanisms: Relation to sex and cognitive style. Brain and
Perret, E. (1974). The left frontal lobe of man and suppression of Cognition, 2, 176-188.
habitual responses in verba! categorical behavior. Neuropsijcho- Poeck, K. (1969). P ath oph ysiology of em otional d isorders asso
logia, 12, 323-330. ciated with brain dam age, en P. J. Vinken y G. YV. Bruyn (Eds.),
Perrett, D., Rolls, E. T. v Caan, YV. (1982). Visual neurons respon H andbook o f N eurology (vol. 3 ). N u ev a York: A m erican E lse
sive to faces in the monkey visual cortex. Experim ental Brain vier.
Research, 47, 329-342. Poeck, K. y Lehm kuhl, G. (1980). Das Syndrom d er ideatorischen
Perria, L., Rossalini, G. y Rossi, G. F. (1961). D eterm ination of the Apraxie und seine Localisation. Nervenarzt, 51, 217-225.
side of cerebral dom inance with am obarbital. Archives o f Neu Pohl, YV. (1973). Dissociation of spatial discrim ination deficits fo
rology, 4, 173-181. llowing frontal and parietal lesions in monkeys, journal o f Com
Petrides, M . (19S5). Deficits in conditioned asso ciativ e learning parative and Physiological Psychology, S2, 227-239.
tasks after frontal- and temporal-lobe lesions in man. Nearopsy- Poizner, H., Klima, E. S. y Bellugi, U . (1987). What the hands reveal
chologia, 23, 601-614. about the brain. Cam bridge, M A: MIT Press.
Petrides, M. (1990). N onspatiai conditioned learning im paired in Porac, C. y Coren, S. (19S1). Lateral preference and human behavior.
patients with unilateral frontal but not unilateral temporal lobe N ueva York: Springer.
excisions. Neuropsychologia, 2S, 137-149. Porrino, L. J., Crane, A . M. y G oldm an-R akic, P. S. (1981). D irect
Petrides, VI. (1994a). Frontal lobes and behavior. Current Opinions and indirect p athw ays from the am ygd ala to the frontal lobe
in Neurobiology, 4, 207-211. in rhesus m onkeys, ¡ournal o f Comparative Neurolog}/, 1SS, 121-
Petrides, M. (1994b). Frontal lobe and working m em ory: Evidence 136
from investigations of the effect of cortical excisions in nonhu Porrino, L. J. y G oldm an-Rakic, P. S. (1982). Brain stem inn erva
man primates, en F. Boiler y J. Grafman (Eds.), Handbook o f neu tion of the prefrontal and anterior cingulate cortex in the rhe
ropsychology (vol. 9, pp. 59-82). N ueva York: Elsevier. sus monkey revealed by retrog rad e transport of HRP. journal
Petrides, M., Alivsatos, B., Meyers, E. y Evans, A. C. (1993). Func o f Comparative Neurology, 205, 63-76.
tional activation of the hum an frontal co rtex d urin g the p er Posner, M. v P eterson, S. (1990). The atten tion system of the
form ance of verbal w orking m em ory tasks. Proceedings o f the human brain. Annual Review o f Neuroscience, 13, 25-42.
National Academy o f Sciences USA, 90, S7S-882. Posner, M. I., Cohen, Y. y Rafal, R. D. (1982). N eural systems con
Petrides, M. e Iversen, S. D. (1976). Cross-m odal m atching and the trol of spatial orienting. Philosophical Transactions o f the Royal
prim ate frontal cortex. Science, 1 9 2 , 1023-1024. Society o f London, Series B, 29S, 60-70.
Petrides, M. y Milner, B. (1982). Deficits on subject-ordered tasks Posner, M. I. y Raichle, M. E. (1994). ¡mages o f mind. N ueva York:
after frontal- and temporal-lobe lesions in m an. Neuropsycholo YV. H. Freem an.
gia, 20, 249-262. Posner, M. I., YValker, J. A., Friedrich, F. J. y Rafal, R. D. (1984). Ef
Petrides, M. v Pandva, D. N. (1984). Projections to the frontal cor fects of parietal injury on covert orienting of attention, journal
tex from the p osterior parietal region in the rhesus monkey. o f Neuroscience, 4, 1S63-1S74.
¡ournal o f Comparative Neurology, 22S, 105-116. Povenelli, U. J. y Preuss, T. M. (1995). Theory of m ind: E volutio
Phillips, R. G. y LeD oux, J. E. (1992). Differential contribution of nary history of a cognitive sp ecialization. Trends in Neuros
am ygd ala and hippocam pus to cued and contextual fear con cience, IS, 418-424.
ditioning. Behavioral Neuroscience, 106, 274-2S5. Prem ack, D. (1976). Intelligence in ape and man. Hillsdale, NJ: Erl-
Piaget, J. (1952). The origins o f intelligence in children. N ueva York: baum.
International Universities Press. Preuss, T. M. (1995). Do rats have prefrontal cortex? The Rose-YVo-
Piccinelli, M., Pini, S., Bellantuono, C. y YVilkinson, G. (1995). Effi olsey-Akert program reconsidered, journal o f Cognitive Neuros
ca cy of d ru g treatm en t in o b sessive-com p ulsive d iso rd er: A cience, 7, 1-24.
m eta-analytic review. British journal o f Psychiatry, 166, 424-443. Pribram, K. H. (1954). Toward a science of neuropsycholog}' (met
Piercy, M ., H ecaen, H. v A juriagu erra, J. (1960). C onstruction al hod and data), en R. A. Patton (Ed.), Current trends in neuropsy
a p raxia associated w ith u nilateral cerebral lesion s-Left and chology and the behavioral sciences. Pittsburgh, PA: University of
right sided cases combined. Brain, S3, 225-242. Pittsburgh Press.
BIBLIOGRAFÍA 505
P ribram , K. H . (1973). P rim ate frontal co rtex-E xecu tiv e of the Reitan, R. M. y Davison, L. A . (1974). Clinical neuropsychology: Cu
brain, en K. H . Pribram y A. R Luua (Eds.), Psychophysiology o f rrent status and application. N ueva York: Wiley.
the frontal lobes (pp. 293-314). N ueva York; A cadem ic Press. Reynolds, O. (1996). Causes and outcom e of perinatal brain injury,
Pribram, K. H ., Chow, K. y Semmes, J. (1953). Lim it and organiza en D. M agnusson (Ed.), The lifespan development o f individuals:
tion of the cortical projection from the medial thalamic nucleus Behavioral, neurobiological, and psychosocial perspectives. N ueva
in the monkey. Journal o f Comparative Neurology, 9 8 , 433-448. York: Cambridge University' Press.
Pribram, K. H. y Mishkin, M. (1956). Analysis of the effects of fron R iddoch, G. (1935). Visual disorien tation in hom onym ous half
tal lesions in monkeys: HI. Object alternation. Journal o f Compa fields. Brain, 58, 376-382.
rative and Physiological Psychology, 4 9 , 41-45. Riddoch, M. J. y H um phreys, G. W. (1986). N eurological im pair
Pribram, K. H. y Tubbs, W. E. (1967). Short-term memory; parsing, m ents of object con stan cy: The effect of orientation and size
and primate frontal cortex. Science, 1 5 6 , 1765-1767. disparities. Cognitive Neuropsychology, 3, 207-224.
Price, D. L. y Sisodia, S. S. (1992). A lzheim er's disease: Neural and Riddoch, M. J. y H um phreys, G. W. (1987). A case of integrative
m olecu lar basis, en L. R. Squire (Ed.), Encyclopedia o f learning visual agnosia. Brain, 110, 1431-1462.
and memory (pp. 22-25). N ueva York: Macmillan. Riva, D. y Cazzaniga, L. (1986). Late effects of unilateral brain le
Price, J. L., Russchen, E T. y A m aral, D. G. (1987). The limbic re sions sustained before and after age one. Neuropsychologia, 24,
gion: II. The am ygdaloid com plex, en A. Bjorklund, T. Hokfelt 423-428.
y L. W. Swanson (Eds.), Handbook o f clinical neuroanatomy: vol. Roberts, G. W. (1990). Schizophrenia: The cellular biology of a
5. Integrated systems in the CNS, parte 1 (pp. 279-388). A m ster functional psychosis. Trends in Neurosciences, 12(6), 207-211.
dam: Elsevier. Robinson, D., Wu, H. W., M unne, R. A ., A shtam , M., Alvir, J. M.
Prigatano, G. P., Altm an, I. M. y O 'Brian, K. P. (1990). Behavioral M., Lem er, G., Koreen, A ., Cole, K. y Rogers, B. (1995). Redu
limitations that traumatic-brain-injured patients tend to unde ced cau date nucleus volum e in obsessive-com pulsive disor
restimate. Clinical Neuropsychologist, 4 , 163-176. der. Archives o f General Psychiatry, 52, 393-398.
Prigatano, G. P. y Schacter, D. L. (Eds.). (1991). Awareness o f deficit Robinson, R. G. y Benson, D. F. (1981). Depression in aphasic pa
after brain injury: Clinical and theoretical issues. N ueva York: Ox tients: Frequency, severity, and clinical pathological correla
ford University Press. tion. Brain and Language, 14, 282-291.
Quay, H. C. (1965). Psychopathic personality as pathological sti Robinson, R. G., K ubos, K. L ., Starr, L. B., Rao, K. y Price, T. R.
m ulation seeking. American Journal o f Psychiatry, 122, 180-183. (1984). M ood disorders in stroke patients: Im portance of loca
Raine, A ., Buchsbaum, M. S., Stanley, J., Lottenberg, S., Abel, L. y tion of lesion. Brain, 107, 81-93.
Stoddard, J. (1994). Selective reductions in prefrontal glucose Roediger, H. L. Ill y M cD erm ott, K. B. (1993). Implicit memory' in
metabolism in murderers. Biological Psychiatry, 36, 365-373. normal hum an subjects, en H. Spinnler y F. Boiler (Eds.), Hand
Rains, G. D. y Milner, B. (1994a). R ight-hippocam pal con tralate book o f neuropsychology (pp. 63-131). Amsterdam : Elsevier.
ral-hand effect in the recall of spatial location in the tactual m o Rogers, J., Kirby, L. C., H em pelm an, S. R., Beer}', D. L., McGeer, P.
dality. Neuropsychologia, 3 2 , 1233-1242. L., Kaszniak, A. W., Zalinshi, J., Cofield, M., M ansukhani, L.,
Rains, G. D. y Milner, B. (1994b). Verbal recall and recognition as a Wilson, P. y Kogan, F. (1993). Clinicaltrial of indom ethacin in
function of depth of encoding in patients w ith unilateral tem Alzheimers-disease. Neurology, 4 3 , 1609-1611.
poral lobectomy. Neuropsychologia, 3 2 , 1243-1256. Roland, P. E. y Friberg, L. (1985). Localization of cortical areas ac
Raism an, G. (1978). W h at hope for rep air of the brain? Annals o f tivated by thinking. Journal o f Neurophysiology, 5 3 ,1 2 1 9 -1 2 4 3 .
Neurology, 3 , 101-106. Roland, P. E., Larsen, B., Larsen, N .A. y Skinhut, E. (1980). Supple
Rakic, P. (1988a). Defects of neuronal m igration and pathogenesis m entary m otor areas and other cortical areas in organization
of cortical m alformations. Progress in Brain Research, 7 3 , 15-37. of voluntary m ovem ent in man. Journal o f Neurophysiology, 43,
Rakic, P. (1988b). Specification of cerebral cortical areas. Science, 118-136.
2 4 1 , 170-176. Rolls, E. T. (1984). Neurons in the tem poral lobe and am ygdala of
Rakic, P. (1995). Corticogenesis in hum an and nonhum an prim a the monkey w ith responses selective for faces. Human Neuro-
tes, en M . S. G azzaniga (Ed .), The cognitive neurosciences (pp. biology, 3 , 209-222.
127-145). Cam bridge, MA: MIT Press. Rolls, E. T. (1992). N europhysiology and the functions of the pri
Rasm ussen, S. A . (1993). Genetic studies of obsessive-compulsive mate amygdala, en J. P. Aggleton (Ed.), The amygdala: Neurobio
disorders. Annals o f Clinical Psychiatry, 5, 241-247. logical aspects o f emotion, memory, and mental dysfunction (pp.
Rasm ussen, T. y Milner, B. (1975). Clinical and surgical studies of 143-165). N ueva Y o rk Wiley-Liss.
the cerebral speech areas in man, en K. J. Zulch, O. Creutzfeldt Rolls, E. T. (1995). A theory of em otion and consciousness and its
y G. C. Galbraith (Eds.), Cerebral localization. Berlin: Springer. application to understanding the neural basis of em otion, en
R asm ussen, T. y Milner, B. (1977). The role of early left brain in M. S. G azzaniga (Ed.), The cognitive neurosciences. Cambridge,
jury in determining lateralization of cerebral speech functions. MA: MTT Press.
Annals o f the Nueva York Academy o f Sciences, 2 9 9 , 355-369. Rose, F. D, (1988). E nvironm ental en richm ent and recovery of
Ratcliff, G. (1979). Spatial thought, mental rotation and the right function following brain dam age in the rat. Medical Science Re
cerebral hemisphere. Neuropsychologia, 1 7 , 49-54. search, 16, 257-263.
Ratcliff, G. y N ew com be, F. (1982). Object recognition: Som e d e Rose, J. E. y Woolsey, N. (1948). The orbitofrontal cortex and its
ductions from the clinical evidence, en A. W. Ellis (Ed.), Nor connections with the m ediodorsal nucleus in the rabbit, sheep
mality and pathology in cognitive functions. N ueva York: A cad e and cat. Research Publications, Association fo r Research in Neroous
m ic Press. and Mental Disorders, 27, 210-232.
Reep, R. (1984). Relationship betw een prefrontal and limbic cor Rosen, G. D., Sherman, G. F. y Galaburda, A. M. (1986). Biological
tex: A com parative anatomical review. Brain, Behavior and Evo interactions in dyslexia, en J. E. O brzut y G. Wr. H ynd (Eds.),
lution, 25, 5-80. Child neuropsychology (vol. 1). N ueva York: Academic Press.
Rees, W. L. (1973). The value and limitations of psychosurgery in Rosenthal, N. E., Sack, D. A., Gillin, C , Lewy, A. J., G oodwin, F.
the treatm ent of psychiatric illness. Psychiatria Neurologia Neu- K., Davenport, Y., Mueller, P. S., N ew som e, D. A. y Wehr, T. A.
rochirurgia, 76, 323-324. (1984). Seasonal affective disorder: A description of the syn
506 BIBLIOGRAFÍA
drome and preliminary' findings with light therapy. Archives o f 99m TcH m -Pao uptake in patients w ith obsessive-com pulsive
General Psychiatry, 4 1 , 72-80. disorder before and during treatm ent. Biological Psychiatry, 38,
Rosenthal, N. E., Sack, D. A., Jam es, S. P., Parr}', B.L., Mendelson, 429-437.
W. B., Tamarkin, L. y Wehr, T. A. (1985). Seasonal affective di Rubin, R. T., H olm , S., Friberg, L., V idebech, P., Andersen, H . S.,
so rd er and phototherapy. Annals o f the New York Academy o f Bendsen, B. B., Stromso, N., Larsen, J. K., Lassen, N. A. y H em -
Sciences, 4 5 3 , 260-269. mingsen, R. (1991). Altered m odulation of prefrontal and sub-
Rosenzw eig, M . C. (1977). Effects of environm ental en richm ent cortical brain activity' in new ly diagnosed schizophrenia and
and im p overishm ent on learning and on brain valu es in ro schizophrenifrom disorder. Archives o f General Psychiatry, 48,
dents, en A . O liverio (Ed.), Genetics, environment and intelli 987-995.
gence. A m sterdam : Elsevier North Holland. Rubin, R. T., Villanueva-Myer, J., Ananth, J., Trajmar, P. G. y Mena,
Rosenzw eig, M. R. (1980). Anim al models for effects of brain le I. (1992). Regional xenon 133 cerebral blood flow and cerebral
sions and for rehabilitation, en P. Bach-y-Rita (Ed.), Recovery o f technetium 99m HMPAO uptake in unm edicated patients with
function: Theoretical considerations for brain injury rehabilitation. obsessive com p u lsive d isord er an d m atch ed norm al control
Bern: H ans Huber. subjects: Determination of high-resolution single-photon em is
Rosenzweig, VI. R., Bennett, E. L. y Diamond, M. C. (1972). Brain sion com puted tom ography. Archives o f General Psychiatry, 49,
changes in response to experience. Scientific American, 226, 22- 695-702.
29. Rum baugh, D. M. (Ed.) (1977). Language learning in a chimpanzee:
R osenzw eig, M . R. y Leim an, A. (1982). Physiological psychology. The Lena Project. N ueva York: A cadem ic Press.
Lexington, MA: Heath. Russchen, F. T., A m aral, D. G. y Price, J. L. (1985). The source and
Rosenzweig, M . R. y Leiman, A. L. (1989). Physiological psychology termination of afferent fibers to the m ediodorsal nucleus of the
(2a. ed.). N ueva York: McGraw-Hill. thalamus in the monkey, Macaca fascicularis. journal o f Compara
Rosenzweig, M. R., Leiman, A. K. y Breedlove, S. M. (1996). Biolo tive Neurology, 2 4 2 , 1-27.
gical psychology. Sunderland, MA: Sinauer. Rutter, M. (1978). The influence of organ ic and emotional factors
Ross, E. D. (1981). The aprosodias: Functional-anatom ical organi in the origins, nature and outcom e of child psychosis. Develop
zation of the affective components of language in the right he mental Medicine and Child Neurology, 7, 518.
misphere. Archives o f Neurology, 38, 561-569. Rylander, G. (1939). Personality changes after operations on thefrontal
Ross, E. D. y M esulam , M. M. (1979). D om inant langu age func lobes. Londres: Oxford University' Press.
tions of the right hem isphere? Prosody and em otional gestu Sackheim, H. A., Greenberg, M. S., Weiman, A. L., Gur, R. C., Hun-
ring. Archives o f Neurology, 3 6 , 144-148. gerbuhler, J. P. y G eschw ind, N . (1982). H em ispheric a sy m
Ross-Russell, R. W. y Bharucha, N. (1984). Visual localization in m etry in the expression of p ositive and n egative em otions:
patients w ith occipital infarction. Journal o f Neurologi/, Neuro- Neurological evidence. Archives o f Neurology, 3 9 , 210-218.
surgen/ and Psychiatni, 4 7 , 153-158. Sackheim, H. A. y Gur, R. C. (1978). Lateral intensity of emotional
Rothi, L. J. y H eilm an, K. M. (1996). Liepm ann 1900 and 1905: A expression. Neuropsychologia, 16, 473-482.
definition of apraxia and a model of praxis, en C. Cole, C.-W. Sackheim, H. A., Gur, R. C. y Saucy, M. C. (1978). Em otion is ex
Wallesch, Y. Joanette y A. R. Lecours (Eds.), Classic cases in neu pressed m ore intensely on the left side of the face. Science, 202,
ropsychology. H ove, UK: Erlbaum (UK) Taylor & Francis, Psy 434.
cholog}' Press. Sacks, O. (1985). The man who mistook his wife for a hat and other cli
Rourke, B. P. (1978). Neuropsychological research in reading retar nical tales. N ueva York: Summit Books.
dation, en A. L. Benton y D. Pearl (Eds.), Dyslexia: An appraisal Sacks, O. (1995). An anthropologist on Mars. N ueva York: Knopf.
o f current knowledge. N ueva York: Oxford University' Press. Sacks, O. y W asserman, R. (noviem bre 19 de 1987). The case of the
Rourke, B. P. (1989). Nonverbal learning disabilities: The syndrome colorblind artist. Neiu York Review o f Books, 25-34.
and the model. N ueva York: Guilford Press. Safer, D. J. (1973). A familial factor in m inim al brain dysfunction.
Rourke, B. P. (1993). A rithm etic disabilities, specific and o th er Behavioral Genetics, 3 ,1 7 5 .
wise. Journal o f Learning Disabilities, 26, 214-226. Safer, M. A. y Leventhal, H. (1977). E ar differences in evaluating
R ourke, B. P. (1995). The N LD syndrom e and the w hite m atter emotional tones of voice and verbal content. Journal o f Experi
m odel, en B. P. Rourke (Ed.), Syndrome o f nonverbal learning di mental Psychology: Human Perception and Performance, 3, 75-82.
sabilities. N ueva York: Guilford Press. Sakai, K. y Miyashita, Y. (1991). N eural organization for longterm
Rourke, B. P., Del D otto, J. E., Rourke, S. B. y Casey, J. E. (1990). m em ory of paired associates. Nature, 3 5 4 , 152-155.
N on verb al learning disabilities: The sy n d rom e and a case Salzm an, C. D., Britten, K. H. y N ew som e, W. T. (1990). C ortical
study. Journal o f School Psychology, 28, 361-385. microstim ulation influences p erceptual judgem ent of m otion
Rourke, B. P. y Finlayson, M. A. J. (1978). N europsychological sig direction. Nature, 3 4 6 , 174-177.
nificance of variations in patterns of acad em ic p erform ance: Salzman, C. D., M urasugi, C. M., Britten, K. H. y Newsome, W. T.
Verbal and visual-spatial abilities, journal o f Abnormal Child (1992). M icrostim ulation in visual area MT: Effects on d irec
Psychology, 6 , 121-133. tion d iscrim ination p erform an ce. Journal o f Neuroscience, 12,
Rourke, B. P. y Fuerst, D. R. (1992). Psychosocial dimensions of le 2331-2355.
arning disability' subty'pes: N europsychological studies in the Sarason, I. G. y Sarason, B. R. (1999). Abnormal psychology (9a. ed.).
W indsor laboratory'. School Psychology Review', 21, 361-374. U pper Saddle River, NJ: Prentice-Hall.
Rourke, B. P. y Strang, J. D. (1981). Subty'pes of reading and arith Sarazin, F. F. (1982). Evidence for the involvem ent of orbitofrontal
metic disabilities: A neuropsychological analysis, en M. Rutter cortex in memory' function: A n interferen ce effect. Journal o f
(E d .), Behavioral syndromes o f brain dysfunction in children. Comparative and Physiological Psychology, 96, 913-925.
N ueva York: Guilford Press. Satz, P. (1972). Path ological left-h and edn ess: A n exp lo rato ry
Rubens, A . B. y Benson, D. F. (1971). A ssociative visual agnosia. model. Cortex, 8 , 121.
Archives o f Neurology (Chicago), 24, 305-316. Satz, P. y Soper, H. V. (1986). Left-handedness, dyslexia, and au
Rubin, R. T., A nanth, J., V illanueva-M yer, J., Trajm ar, P. G. y toim m une disorder: A critique. Journal o f Clinical and Experi
M ena, I. (1995). Regional 13°X en o n cerebral blood flow and mental Neuropsychologi/, 8, 453.
BIBLIOGRAFÍA 507
Savage-Rum baugh, E. S. (1987). A new look at ape language: Com Schwartz, M. L. y Goldman-Rakic, P. S. (1984). Callosal and intra-
prehension of vocal speech and syntax. Nebraska Symposium on hem ispheric con nectivity of p refrontal association co rtex in
Motivation, 35, 201-255. the rhesus monkey: Relation betw een intraparietal and princi
Savage-Rum baugh, E. S., McDonald, D., Sevrik, R., Hopkins, W. y pal sulcal co rtex. Journal o f Com parative Neurology, 226, 40 3 -
Rubert, E. (1986). Spontaneous sym bol acquisition and com 420.
m unicative use by pygm ie chim panzees. Journal o f Experimen Scoville, W. B. y Milner, B. (1957). Loss of recent mem ory after bi
tal Psychology: General, 115, 211-235. lateral hippocam pal lesions. Journal o f Neurology, Neurosurgery,
Savander, V., Go, C.-G ., LeD oux, J. E. y P itkam en, A . (1995). In and Psychiatry, 2 0 , 11-21.
trinsic connections of the rat amygdaloid com plex: Projections Searle, J. (1984). Mind, brain and science. Cambridge, MA: H arvard
originating in the basal nucleus. Journal o f Comparative Neuro University Press.
logy, 361, 345-368. Sedvall, G. (1990). PET im aging of dopam ine receptors in hum an
Saxon, L. (1980). Neural induction: Past, present, and future, en R. basal ganglia: Relevance to mental illness. Trends in Neuroscien
K. H unt (Ed.), Neural development: Part 1. Current topics in deve ces, 13(7), 302-308.
lopmental biologi/ (vol. 15). N ueva York: A cadem ic Press. Seidenberg, M. S. y Pettito, L. A . (1979). Signing behavior in apes:
Schachter, S. y Singer, J. E. (1962). Cognitive, social, and physiolo A critical review. Cognition, 7 , 177-215.
gical determinants of emotional state. Psychological Review, 69, Seil, F J., Leim an, A . L. y Kelly, J. (1976). N euroelectric blocking
379-399. factors in multiple sclerosis and norm al brain sera. Archives o f
Schacter, D. L. (1987). Im plicit memory’: H istory and current sta Neurology, 33, 418-422.
tus. Journal o f Experimental Psychology: Learning, Memory, and Selden, N. R. W., Everitt, B. J., Jarrard, L. E. y Robbins, T. W. (1991).
Cognition, 1 3 , 501-518. Com plem entary roles for the am ygd ala and hippocam pus in
Schacter, D. L. (1991). U naw areness of deficits and unaw areness aversive conditioning to explicit and contextual cues. Neuros
of knowledge in patients w ith m em ory disorders, en G. P. Pri- cience, 42(2), 335-350.
gatano y D. L. Schacter (Eds.) Awareness o f deficit after brain in Semmes, J. (1968). Hem ispheric specialization: A possible clue to
jury: Clinical and theoretic issues (pp. 127-151). N ueva York: Ox mechanism. Neuropsychologia, 6, 11-26.
ford University Press. S em rud-C lickem an, M. e H ynd, G. W. (1991). Specific n o n -v er
Schacter, D. L. (1995). Implicit m em ory: A new frontier for cogni bal and social-skills deficits in children w ith learning d isa
tive neuroscience, en M. Gazzaniga (Ed.), The cognitive neuros bilities, en J. E . O brzut y G. W. H ynd (Ed s.), N europsycholo
ciences. Cambridge, MA: MIT Press. gical foundations o f learning disabilities. San Diego: A cad em ic
Schacter, D. L. (1996). Searching fo r memory. N u ev a York: H arper Press.
Collins. Shader, R. I. y Greenblatt, D. J. (1995). The psychopharm acology
Schacter, D. L., Chin, C. Y. P. y Ochsner, K. N. (1993). Implicit m e of acute anxiety, en F. E. Bloom y D. Kupfer (Eds.), Psychophar
m ory: A selective review. Annual Review’ o f Neuroscience, 16, macology: The fourth generation o f progress (pp. 1341-1348).
159-182. Nueva York: Raven Press.
Schacter, D. L. y Graf, P. (1986). Effects of elaborative processing Shallice, T. (1982). Specific im pairm ent in planning. Philosophical
on im plicit and explicit memory' for new associations. Journal Transactions o f the Royal Society o f London, B, 2S9, 199-209.
o f Experimental Psychology: Learning, Memory, and Cognition, Shallice, T. (1988). From neuropsychology to neural structure. C am
12(3), 432-444. bridge, Inglaterra: Cambridge University Press.
Schank, R. (1982). Dynamic memory: A theory o f reminding and lear Shallice, T. y Evans, M. E. (1978). The involvem ent of the frontal
ning in computers and people. Cambridge, Inglaterra: Cambridge lobe in cognitive estimation. Cortex, 12, 294-303.
University Press. Shallice, T. y Warrington, E. K. (1977). A uditory-verbal short term
Scheff, S. W., Bernardo, L. S. y Cotm an, C. W. (1978). Effect of se m em ory im pairm ent and spontaneous speech. Brain and Lan
rial lesions on sprouting in the dentate gyru s: O nset and d e guage, 4, 479-491.
cline of the catalytic effect. Brain Research, 1 50, 45-53. Shapley, R. (1995). Parallel neural p athw ays and visual funcion,
Scheff, S. W. y Cotman, C. W. (1977). Recovery' of spontaneous al en G azzaniga, M. S. (Ed .), The cognitive neurosciences. C am
tern ation follow ing lesions of the entorhinal co rtex in adult bridge, VIA: MTT Press.
rats: Possible correlation to axon sprouting. Behavioral Biology, Shayw itz, B. A ., Shayw itz, S. E., P ugh, K. R., Constable, R. T.,
21, 286-293. Skudlarski, P., Fulbright, R. K„ Bronen, R. A., Fletcher, J. M„
Scheibel, A. B. (1984). A dendritic correlate of hum an speech, en Shankweiler, D. P., Katz, L. y Gore, J. C. (1995). Sex differences
Geschwind, N. y Galaburda, A. M. (Eds.), Cerebral dominance: The in the functional organ ization of the brain for language. N a
biological foundations. Cambridge, MA: H arvard University Press. ture, 373, 607-609.
Scheibel, A . B. y Kovelman, J. A. (1980). Disorientation of the hip Shayw itz, S. E. y Shayw itz, B. A. (1991). Introduction to the sp e
p ocam pal pyram idal cell and its processes in the schizophre cial series on attention deficit disorder. Journal o f Learning Disa
nic patient. Behavioral Psychiatry, 1 6 , 101-102. bilities, 24, 68-71.
Scherer, K. R. (1984). On the nature and function of em otion: A Shepard, R. N. y Cooper, L. A. (1982). Mental images and their trans
co m p o n en t process ap proach, en K. R. S cherer y P. Ekm an formations. Cambridge, MA: MIT Press.
(Eds.), Approaches to emotion. Hillsdale, NJ: Erlbaum. Sheppard, G., Gruzelier, J., M anchanda, R., Hirsch, S. R., Wise, R.,
Scherer, K. R. (1993). N euroscience projections to current debates Frackowiak, R. y James, T. (1983). 150 positron emission tom o
in emotion psycholog}'. Cogonition and Emotion, 7 , 1-41. graphic scanning in predom inantly n ever-treated acute schi
Schmitt, J. J., H artje, W. y Willmes, K. (1997). H em ispheric asym zophrenic patients. Lancet, 2 , 1448-1452.
m etry in the recognition of emotional attitude conveyed by fa Sherry, D. F., Jacobs, L. y Gaulin, J. (1992). Spatial m em ory and
cial expression, prosody, and propositional speech. Cortex, 33, adaptive specialization of the hippocam pus. Trends in Neuros
65-81. ciences, 15, 298-303.
Schw artz, B. E., Halgren, E., Fuster, J. M., Simpkins, E., Gee, M. y Sherry, D. F. y Vaccarino, A. L. (1989). H ippocam pus and m em ory
M andelkern, M. (1995). C ortical m etab olic activation in h u for food caches in black-capped chickadees. Behavioral Neuros
m ans during a visual memory' task. Cerebral Cortex, 5, 205-214. cience, 1 03, 308-318.
508 BIBLIOGRAFÍA
Sherry, D. F., Vaccaromp, A. L., Buckenham, K. y H erz, R. S. (1989). Spreen, O. (1988a). Learning disabled children gronnng up. N u ev a
The hip pocam pal com plex of food-storing birds. Brain Beha Y o rk Oxford University Press.
vior and Evolution, 34, 308-317. Spreen, O. (1988b). P rognosis of learn in g disability. Journal o f
- Shimamura, A. (1995). Memory' and frontal lobe function, en M. S. Counseling and Clinical Psychology, 56, 836-842.
G azzaniga (Ed.), The cognitive neurosciences. Cam bridge: MIT Spreen, O., Risser, A . H . y Edgell, D. (1 9 9 5 ). D evelopmental neu
Press. ropsychology. N ueva Y o rk Oxford University' Press.
Shimam ura, A ., Janowsky, J. S. y Squire, L. R. (1990). M em ory for Squire, L. R. (1987). Memory and the brain. N ueva York: Oxford Uni
the tem p oral ord er of events in patients w ith frontal lobe le versity' Press.
sions and amnesic patients. Neuropsychologia, 28, 803-813. Squire, L. R. y Cohen, N . J. (1979). M em o ry and am nesia: Resis
Shim am ura, A ., Jem igan, T. L. y Squire, L. R. (1988). Korsakoff's tance to disruption develops fo r y ears after learning. Behavio
syndrom e: Radiological (CT) findings and neuropsychological ral and Neural Biology, 2 5 , 115-125.
correlates. Journal o f Neuroscience, 8 , 4400-4410. Squire, L. R. y Cohen, N . J. (1982). R em ote m em ory, retrog rad e
Shuttleworth, E. C., Syring, V. y Allen, N. (1982). Further observa am nesia, and the n eurobiology of m em ory, en L. S. C erm ak
tions on the n ature u f p rosopagnosia. Brain and Cognition, 1, (Ed.), Human memory and amnesia. Hillsdale, NJ: Erlbaum.
302-332. Squire, L. R. y Cohen, N . J. (1984). H um an memory' and amnesia,
Sidman, R. L. y Sidman, M. S. (1965). Neuroanatomy: A programmed en G. Lymch, J. L. M cG augh y N . M . Wreinberger (Eds.), Neuro-
text. Boston: Little, Brown. biology o f learning and memory. N ueva York: Guilford Press.
Siever, L. J., D avis, K. L. y G orman, L. K. (1991). Pathogenesis of Squire, L. R., Cohen, N . J. y N adel, L. (1984). The medial temporal
m ood disorders, en U avis, K., Klar, H . y C oyle, J. T. (Eds.), region and memory' consolidation: A n e w hypothesis, en H. Ein-
Foundations o f psychiatry. Filadelfia: Saunders. gartner y E. P arker (Eds.), M emory consolidation. Hillsdale, NJ:
Silberm an, E. K. (1983). Behavioral sym p tom s in tem p oral lobe Erlbaum.
epilepsy [Letter], Archives o f General Psychiatry, 40, 468. Squire, L. R., Ojemarm, J. G., Miezin, F. M ., Peterson, S. E., Videen,
Silberman, E. K. y Weingartner, H. (1986). Hem ispheric lateraliza T. O. y Raichle, M. E. (1992). A ctivation of the hippocam pus in
tion of function related to emotion. Brain and Cognition, 5, 322- norm al h um ans: A functional an ato m ical study of memory’.
353. Proceedings o f the National Academy o f Sciences, USA, 8 9 , 1837-
Silva, A .J., Paylor, R., Wehner, J. M. y Tonegawa, S. (1992). Impai 1841.
red spatial learning in (a-caldum -calm odulin kinase II mutant Squire, L. R. y Zola-Morgan, S. (1991). The medial temporal lobe me
mice. Science, 257, 206-211. mory' sy'stem. Science, 2 5 3 , 13S0-1386.
Silva, A . J., Stevens, C. F., Tonegaw a, S. y W ang, Y. (1992). Defi St. George-Hislop, P. H ., Tanzi, R. E., Polirtsky, R. J., Haines, J. L.,
cient hippocam pal lon g-term p otentiation in (a-calcium -cal- N ee, L., Watkins, P. C., M eyers, R. H ., Feldm an, R. G., Pollen,
modulin kinase II m utant mice. Science, 257, 201-206. D., Drachman, D., Growdon, J., Bruni, A., Fond n, J.-F., Salmon,
Sim on, H ., Scatton, B. y LeM oal, M. (1980). D op am in ergic A10 D., Frommelt, P., A m aducti, L., Sorbi, S., Piacentini, S., Stewart,
neurons are involved in cognitive functions. Nature (London), G. D„ Hobbs, W. J., Conneally, P. M. y Gusella, J. F. (1987). The
2 8 6 , 150-151. genetic defect causing fam ilial A lzh eim er's disease m aps on
Singer, J. E., Westphal, M. y Niswander, K. R. (1968). Sex differen chromosom e 21. Science 1,235, 885-890.
ces in the incidence of neonatal abnorm alities and abnorm al Stamm, J. S. y Kreder, S. V. (1979). M inimal brain dysfunction: Psy
performance of early childhood. Child Development, 3 9 , 103-112. chological and n europsychological disorders in hyperkinetic
Skinner, B. F. (1965). Science and human behavior. N ueva York: M ac children, en M. S. G azzaniga (E d .), Neuropsychology. N ueva
millan. York: Plenum Press.
Slater, B. y Shields, J. (1969). Genetical aspects of anxiety'. British Starkstein, S. E. y Robinson, R. G. (1991). The role of the frontal
Journal o f Psychiatry Special Publication No. 3: Studies o f Anxiety. lobes in affective disorder follow ing stroke, en H. S. Levin, H.
Ashford, Kent: Headley. M. Eisenberg y A. L. Benton (Eds.), Frontal lobe function and dys
Smith, A. y Sugar, O. (1 9 /5 ). D evelopm ent of above norm al lan function (pp. 288-303). N ueva York: O xford U niversity Press.
guage and intelligence 21 years after hemispherectomy'. Neuro Stein, M. B. y U hde, T. W. (1995). The biology’ of anxiety disorders.
logy, 25, 813-818. American Psychiatric Press textbook o f psychopharmacology. W as
Smith, M. L. y Milner, B. (1981). The role of the right hippocampus hington, DC: Am erican Psy'chiatric Press.
in the recall of spatial location. Neuropsychologia, 1 9 , 781-793. Steinmetz, J. E. y Thompson, R. E. (1991). Brain substrates of aver-
Smith, M. L. y Milner, B. (1984). Differential effects of frontal-lobe sive classical conditioning, en J. I. M adden (Ed.), Neurobiology
lesions on cognitive estim ation and spatial memory'. Neuropsy o f learning emotion and affect (pp. 97-120). N u ev a York: Raven
chologia, 22, 697-705. Press.
Snyder, S. H. (1976). The dopam ine hypothesis of schizophrenia. Stevens, A. y Coupe, P. (1978). D istortion in judged spatial rela
American Journal o f Psychiatry, 1 3 3 , 197-202. tions. Cognitive Psychology, 1 0 , 422-437.
Sohlberg, M. M. y Mateer, C. A. (1989). Introduction to cognitive re Stevens, J. R. (1982). N europ athology of schizophrenia. Archives
habilitation: Theory and practice. N ueva Y o rk Guilford Press. o f General Psychiatry, 3 9 , 1131-1139.
Sperry, R. W. (1961). Cerebral organization and behavior. Science, Stinson, D. y Thom pson, C. (1990). Clinical experience w ith pho
133, 1749-1757. totherapy. Journal o f Affective Disorders, 1 8 , 129-135.
Sperry, R. W. (1968). P lasticity of neuronal m atu ratio n . Develop Strauss, E. y M oscovitch , M. (1981). P ercep tion of facial exp res
mental Biology (suplemento), 2, 36. sion. Brain and Language, 1 3 , 308-332.
Sperry, R. W. (1971). H ow a developing brain gets itself properly' Stuss, D. T. (1991a). Interference effects on m em ory function in
w ired for adaptive function, en E. Tobach, L. R. A ronson y E. postleukotom y patients: A n atten tional p ersp ective, en H . S.
Shaw (Eds.), The biopsychology o f development. N ueva Y ork A ca Levin, H. M. Eisenberg y A . L. Benton (Eds.), Frontal lobe fu n c
demic Press. tion and dysfunction (pp. 157-172). N u ev a Y o rk Oxford Univer
Spitz, R. y Wolf, K. M. (1946). Anaclitic depression: A n inquiry into sity Press.
the genesis of psychiatric conditions in early childhood. Psy Stuss, D. T. (1991b). Self, awareness, and the frontal lobes: A neu
choanalytic Study o f the Child, 2, 313-342. ropsychological p ersp ective, en J. Strauss y G. R. G oethals
BIBLIOGRAFÍA 509
(Eds.), The self: Interdisciplinary approaches. N ueva York: Sprin Terry, R. D. y Davis, P. (1980). Dementia of the Alzheimer type. An
ger. nual Revieiu o f Neuroscience, 3, 77-96.
Stuss, D. T. y Benson, D. F. (1986). The frontal lobes. N ueva York: Terzian, H. (1964). Behavioral and EEG effects of intracarotid so
Raven Press. dium amytal injection. Acta Neurochirurgica, 12, 230-239.
Stuss, D. T. y Gow, C. A. (1992). "Frontal dysfunction" after trau Teuber, H. L. (1964). The riddle of frontal lobe function in man, en
matic brain injur}'. Neuropsychiatry, Neuropsychology, and Beha J. M. W arren y K. A kert (Ed s.), The frontal granular cortex and
vioral Neurology, 5, 272-282. behavior (pp. 410-477). N ueva York: McGraw-FIill.
Stuss, D. T., K aplan, E. F., Benson, D. F., Weir, W. S., Chiulli, S. y Teuber, H. L. (1966). The frontal lobes and their functions: Further
Sarazin, F. F. (1982). Evidence for the involvem ent of orbito- observations on rodents, carnivores, subhuman primates, and
frontal cortex in monkey functions: A n interference effect Jour man. International Journal o f Neurology, 5 , 282-300.
nal o f Comparative and Physiological Psychology, 96, 913-925. Teuber, H. L. (1972). Unit}' and diversity of frontal lobe functions.
Styron, W. (1990). Darkness visible: A memoir o f madness. N ueva Acta Neurobiologiae Experimentalis, 32, 615-656.
Y o rk Random House. Teuber, H. L. (1975). Recovery of function after brain injur}' in man,
Suberi, M . y McKeever, W. F. (1977). Differential right hemispheric en Outcomes o f severe damage to the nervous system, CIBA Founda
m em ory storage of em otional and non-em otional faces. Neu tion Symposium 34. Amsterdam: Elsevier North-Holland.
ropsychologia, 15, 757-768. Teuber, H. L. y Mishkin, M. (1954). Judgm ent of visual and postu
Sutherland, R. J. y Rudy, J. W. (1989). Configural association the ral vertical after brain injury. Journal o f Psychology, 3 8 , 161-175.
o ry : The role of the hippocam pal form ation in learning, m e Teuber, H. L. y Rudel, R. G. (1962). Behavior after cerebral lesions
mory, and amnesia. Psychobiology, 1 7 , 129-144. in children and adults. Developmental Medicine and Child Neuro
Sw anson, L . W'. (1983). The hippocam pus and the concept of the logy, 3, 3-20.
limbic system, en W. Seifert (Ed.), Neurobiology o f the hippocam Thompson, R. F. (1990). Neural m echanism s of classical conditio
pus (pp. 3-19). Londres: A cadem ic Press. ning in m am m als. Philosophical Transactions o f the Royal Society
Sw edo, S. E., Pietrini, P., L eonard, H. L., Shapiro, M. B., Rettew, o f London (Biology), 3 2 9 , 161-170.
D. C ., G oldberger, E. L., R ap op ort, S. I., R ap op o rt, J. L. y Thorpe, S. J., Rolls, E. T. y Maddison, S. (1983). The orbitofrontal cor
G rady, C. L. (1992). C erebral glu cose m etab olism in child- tex: N euronal activity' in the behaving monkey. Experimental
h oo d -o n set obsessive-cum pulsive disorder: Revisualization Brain Research, 4 9 , 93-115.
d u rin g p h arm acoth erap y. Archives o f General Psychiatry, 49, Tinbergen, N. (1951). The study o f aggression. O xford, Inglaterra:
690-694. Clarendon.
Swedo, S. E., Shapiro, M. E., Grady, C. L., Cheslow, D. L., Leonard, Tognola, C. y Vignolo, L. A . (1980). Brain lesions associated w ith
H. L„ Kumar, A., Friedland, R., Rapoport, S. I. y Rapoport, J. L. oral apraxia in stroke patients: A clinical neuroradiological in
(1989). Cerebral glucose metabolism in childhood-onset obses vestigation with the CT scan. Neuropsychologia, 1 8 , 257-271.
siv e-co m p u lsiv e disorder. Archives o f General Psychiatry, 46, Tomkins, S. S. (1962). Affect, imagery, consciousness. N ueva York:
518-523. Springer.
Szasz, T. (1961). The myth o f mental illness. N ueva York: H arper and Torgersen, S. (1986). Genetic factors in m oderately severe and mild
Row. affective disorders. Archives o f General Psychiatry, 43, 222-226.
Tanabe, T., lino, M., Ooshima, Y. y Takagi, S. F. (1975). N europhy- Tsai, L. K., N asralla, H . A . y Jacoby, C. G. (1983). H em ispheric
siological studies on the prefrontal olfactory center in the mon asym m etries on com puted tom ograp hic scans in schizophre
key, en D. A . Denton y J. P. Coghlan (Eds.), Olfaction and taste nia and mania. Archives o f General Psychiatry, 4 0 , 1286-1289.
(pp. 309-312). N ueva York: Academic Press. Tsuang, M. T., Gilbertson, M. W. y Faraone, S. V. (1991). The gene
Tarr, R. S. (1977). The role of the am ygdala in the intraspecies ag tics of schizophrenia. Schizophrenia Research, 4 , 157-171.
gressive behavior of the iguanid lizard. Physiology and Behavior, Tucker, D. M. (1981). Lateral brain function, emotion, and concep
1 8 , 1153-1158. tualization. Psychological Bulletin, 89, 19-46.
Tatetsu, S. (1964). A contribution to the morphological background Tucker, D. M., W atson, R. T. y H eilm an, K. M. (1977). The discri
of schizophrenia. Acta Neuropathologica, 3, 558-571. m ination and evocation of affectively entoned speech in p a
Taub, E., Miller, N. E„ N ovack, T. A., Cook, E. W„ Fleming, W. C., tients with right parietal disease. Neurology, 27, 947-958.
N epom uceno, C. S., Connell, J. S. y Crago, J. E. (1993). Techni Tulving, E. (1972). Episodic and sem antic memory, en E. Tulving y
que to im p rove chronic m otor deficit after stroke. Archives o f W. D onaldson (Eds.), O rganization o f memory. N ueva York:
Physical Medicine and Rehabilitation, 74, 347-354. Academic Press.
Taylor, A . E., Saint-Cry, J. A. y Lang, A. E. (1986). Frontal lobe dys Tulving, E. (1995). O rganization of m em ory: Quo vadis?, en M.
function in Parkinson's disease: The cortical focus of neostriatal G azzaniga (Ed.), The cognitive neurosciences. Cam bridge, M A:
outflow. Brain, 109, 845-883. MIT Press.
Taylor, A . M . y W arrington, E. K. (1971). Visual agnosia: A single Tulving, E., Kapur, S., Craik, F. I. M., M oskovitch, M. y Houle, S.
case report. Cortex, 7,152-161. (1994). H em ispheric en co d in g /retriev al asym m etry in episo
Taylor, A . M . y W arrington, E. K. (1973). Visual discrimination in dic m em ory: Positron em ission tom ograp hy finding. Procee
patients w ith localized cerebral lesions. Cortex, 9, 82-93. dings o f the National Academy o f Sciences, 9 1 , 2016-2020.
Taylor, G. (1987). Workshop on learning disabilities. Annual M ee Tulving, E., Schacter, D. L ., M cL achlan, D. R. y M oscovitch, M.
ting of the International Neuropsychological Society. (1988). Prim ing and sem antic autobiographical knowledge: A
Taylor, L. B. (1969). Localization of cerebral lesions by psychologi case study of retrograde amnesia. Brain and Cognition, 8, 3-20.
cal testing. Clinical Neurosurgery, 16, 269-287. Tulving, E., Schacter, D. L. y Stark, H. (1982). Prim ing effects in
Taylor, M . A . y Abram s, R. (1984). Cognitive im pairm ent in schi w ord-fragment completion are independent of recognition me
zophrenia. American Journal o f Psychiatry, 1 4 1 , 196-201. mory. Journal o f Experimental Psychology: Learning, Memory, and
Teodoru, T. E. y Berm an, A. J. (1980). The role of attem pted m ove Cognition, 8 , 336-342.
ments in recovery from lateral dorsal rhizotomy. Society for Neu Tyler, R. H. (1969). Disorders of visual scanning with frontal lobe
roscience Abstracts, G, 25. lesions, en S. Locke (Ed.), Modern neurology (pp. 381-393). Bos
Terrace, H . S. (1979). Nim. N ueva York Knopf. ton: Little, Brown.
510 BIBLIOCRAFlA
Uylings, H. B. M. y Van Eden, C. G. (1990). Qualitative and quan W ada, J. A ., Clarke, R. y H am m , A . (1975). Cerebral hem ispheric
titative com parison of the prefrontal cortex in ra t and in p ri asym m etry in hum ans: Cortical speech zones in 100 adults and
m ates, including hum ans. Progress in Brain Research, 85, 31-62. 100 infant brains. Archives o f Neurology, 32, 239-246.
Valenstein, E. S. (1986). Great and desperate cures. N ueva York: Basic Walker, A. E. (1940). Cytoarchitectural study of the prefrontal area
Books. of the m acaque monkey. Journal o f Comparative Neurology, 73,
V alenstein, E. S. (1990). The prefrontal area and psychosurgery. 59-86.
Progress in Brain Research, 8 5 , 257-303. Wall, P. D. (1980). M echanism s of plasticity of con nection follo
Valins, S. (1966). Cognitive effects of false h eart-rate feedback. wing dam age of adult mam m alian nervous system, en P. Bach-
Journal o f Personality and Social Psychology, 4, 400-408. y-R ita (Ed .), Recovery o f fu n ction : Theoretical considerations o f
Vallar, G. y Baddeley, A. (1984). Phonological sh o rt-term store, brain injury rehabilitation. Berb: H ans Huber.
phonological processing, and sentence comprehension: A neu Wall, P. D. y Egger, M. D. (1971). Fo rm atio n of new connections
ropsychological case study. Cognitive Neuropsychology, 1 , 121- in ad ult rat brains after partial deafferentiation. Nature, 232,
141. 542-545.
Vallar, G., Guariglia, C., Nico, D. y Bisiach, E. (1995). Spatial hemi- Wapner, W., Hamby, S. y Gardner, H. (1981). The role of the right
neglect in back space. Brain, 118, 467-472. hemisphere in the apprehension of com plex linguistic m ateri
Van Cantfort, E. y Rim pau, J. (1982). Sign language studies with als. Brain an Language, 14, 15-33.
children and chimpanzees. Sign Language Studies, 3 4 , 15-72. Wapner, W., Judd, T. y Gardner, H. (1978). Visual agnosia in an ar
Van Hoesen, G. W. (1982). The hippocam pal gyrus: N ew observa tist. Cortex, 14, 343-364.
tions concerning its connections in the monkey. Trends in Neu W arrington, E. K. (1975). The selective im p airm en t of sem antic
roscience, 5 , 345-350. m em ory. Q uarterly Journ al o f E xperim ental Psychology, 27,
Van H oesen, G. W. y D amasio, A. R. (1987). N eural correlates of 187-199.
cognitive im pairm ents in A lzheim er's disease, en Handbook o f W arrington, E. K. (1982). N eu rop sy ch o lo g ical stud ies of object
physiology (vol. 5, pp. 871-898). Bethesda, MD: A m erican Phy recogn ition . Philosophical Transactions o f the Royal Society o f
siological Association. London, Series B, 2 9 8 , 15-33.
Van H oesen, G. W. y Pandya, D. N. (1975). Som e connections of W arrington, E. K. (1985). A gnosia: The im p airm en t of object re
the entorhinal (area 28) and perirhinal (area 25) cortices of the cognition, en P. J. Vinkin, G. W. Bruyan y H . L. Klewans (Eds.).
rhesus m onkey: I. Tem poral lobe afferents. Brain Research, 95, Handbook o f clinical neurology. A m sterdam : Elsevier.
1-24. W arrington, E. K. (1986). Visual deficits associated w ith occipital
Van Hoesen, G. W., Pandya, D. N. y Butters, N . (1975). Some con lobe lesions in man. Experimental Brain Research Supplementum,
nections of the entorhinal (area 28) and perirhinal (area 25) cor 11, 247-261.
tices of the rhesus monkey: II. Frontal lobe afferents. Brain Re Warrington, E. K. (febrero de 1992). Visual agnosia. Presentation to
search, 95, 25-38. the 20th Annual M eeting of the International N europsycholo
Van Tol, H. H. M ., Bunzoiv, J. R., H ong-Chan, G., Sunahara, R. K., gical Society, San Diego, CA.
Seeman, P., Niznik, H. B. y Civelli, O. (1991). Cloning the gene Warrington, E. K. y Jam es, M. (1967a). Disorders of visual percep
for a hum an dopam ine D4 receptor w ith high affinity for the tion in patients w ith localized cerebral lesions. Neuropsycholo
antipsychotic clozapine. Nature, 350, 614-619. gia, 5 , 253-266.
Vendrell, P., Junque, C., Pujol, J., Jurado, M. A ., M olet, J. y Graf- Warrington, E. K. y Jam es, M. (1967b). A n experimental investiga
man, J. (1995). The role of prefrontal regions in the Stroop task. tion of facial recognition in patients w ith unilateral cerebral le
Neuropsychologia, 33, 341-352. sions. Cortex, 3 , 317-326.
Veraa, R. P. y Grafstein, B. (1981) Cellular mechanisms for recover}’ Warrington, E. K. y Jam es, M. (1988). Visual apperceptive agnosia:
from nervous system injur}': A conference report. Experimental A clinico-anatomical study of three cases. Cortex, 2 4 , 13-32.
Neurology, 71, 6-75. W arrington, E. K., Jam es, M. y K insbourne, M. (1966). D raw ing
Verfaellie, M . y Heilman, K. M. (1987). Response preparation and disability in relation to the laterality of cerebral lesion. Brain,
response inhibition after lesions of the medial frontal lobe. Ar 8 9 , 53-82.
chives o f Neurology, 4 4 , 1265-1271. W arrington, E. K. y Rabin, P. (1970). P ercep tu al m atching in p a
Vernon, M. D. (1971). Reading and its difficulties. Cam bridge, Ingla- tients with cerebral lesions. Neuropsychologia, 8, 475-487.
terra: Cam bridge University Press. W arrington, E. K. y Shallice, T. (1972). N europ sych ological ev i
Vessie, P. R. (1932). On the transm ission of H un tington's chorea dence of visual storage in short-term m em ory tasks. Quarterly
for 300 years. The Bures fam ily group. Journal o f Nervous and Journal o f Experimental Psychology, 24, 30-40.
Mental Disorders, 76, 533-565. Warrington, E. K. y Shallice, T. (1980). W ord-form dyslexia. Brain,
Victor, M ., A dam s, R. D. y Collins, G. H. (1989), The Wernicke-Kor- 103, 99-112.
sakoff syndrome and related neurologic disorders due to alcoholism W arrington, E. K. y Shallice, T. (1984). C ategory specific sem antic
and malnutrition (2a. ed.). Filadelfia: Davis. impairment. Brain, 107, 829-854.
Von Cram on, D. Y., Hebei, N. y Schuri, U. (1985). A contribution Warrington, E. K. y Taylor, A. M. (1973). Contribution of the right
to the anatom ical basis of thalam ic am nesia. Brain, 198, 993- parietal lobe to object recognition. Cortex, 9 , 152-164.
1008. W arrington, E. K. y W eiskrantz, L. (1968). A new m eth od of tes
Von M onakow , C. V. (1911). Lok alization d er H irnfun ktion en. ting long term retention w ith special reference to amnesic p a
Joyrnal fu r Psychologie und Neurologie, 1 7 , 185-200. (Reim preso tients. Nature, 217, 972-974.
en G. v o n B onin. [I9 6 0 ]. The cerebral cortex. Sprin gfield , IL: Warrington, E. K. y Weiskrantz, L . (1970). The amnesic syndrom e:
Thom as.) Consolidation or retrieval? Nature, 2 2 8 , 628-630.
Von Senden, M. (1932). Space and sight: The perception o f space and Warrington, E. K. y Weiskrantz, L. (1974). The effect of prior lear
shape in the completely blind before and after operation. (Reimpreso ning on subsequent retention in am n esic p atients. Neuropsy
en Glencoe, IL: Free Press, 1960). chologia, 20, 233-248.
Waber, D. P. (1979). N eurosychological asp ects of T u rn er's syn Watanabe, T. y Niki, H. (1985). Fiippocam pal unit activity and de
drom e. Developmental Medicine and Child Neurology, 21, 58-70. layed response in the monkey. Brain Research, 3 2 5 , 241-254.
BIBLIOGRAFÍA 511
W atson, J. B. (1913). Psycholog)' as the behaviorist view s it. Psy W illerm an, L. (1973). A ctivity level and hyperactivity' in twins.
chological Reviezv, 1 0 , 158-177. Child Development, 44, 288-293.
Watsow, R. T. y Heilman, K. M. (1983). Callosal apraxia. Brain, 106, Wilson, F. A . W., Brown, M. W. y Riches, I. P. (1986). Sensory' and
391-403. m otor related unit activity' in the monkey hippocam pal forma
Waxier, M. y Rosvold, H. E. (1970). D elayed alternation in m on tion. Society fo r Neuroscience Abstracts, 12, 556.
keys after rem oval of the h ippocam pus. Neuropsychologia, 8, Wilson, F. A . W., Scalaidhe, S. P. O. y Goldman-Rakic, P. S. (1993).
137-146. D issociation of object and spatial p rocessing dom ains in pri
Waxman, S. G. y Geschwind, N. (1974). Hypergraphia in temporal m ate prefrontal cortex. Science, 2 6 0 , 1955-1958.
lobe epilepsy. Neurology, 2 4 , 629-636. Wilson, M. A . y M cN aughton, B. L. (1993). Dynam ics of the hip
W eddell, R. A ., Milner, J. D. y Trevarthen, C. (1990). Voluntary pocam pal ensemble code for space. Science, 2 6 1 , 1055-1058.
emotional facial expressions in patients w ith focal cerebral le Wing, L. (1991). The relationship betw een A sp erg er's syndrom e
sions. Neuropsychologia, 2 8 , 49-60. and K an n er's autism , en U. F rith (Ed .), Autism and Asperger
Weinberger, D. R. (1995). Schizophrenia: From neuropathology to syndrome. N ueva York: Cam bridge University' Press.
neurodevelopment. Nature, 346, 552-557. Winn, P. (1994). Schizophrenia research m oves to the prefrontal
Weinberger, D. R., Berman, K. F. e Hlowsky, B. P. (1988). Physiolo cortex. Trends in Neurosciences, 17, 265-268.
gical dysfunction of dorsolateral prefrontal cortex in schizoph Winner, E. y Gardner, H . (1977). The comprehension of m etaphor
renia: III. A new cohort and evidence for a m on oam inergic in brain-dam aged patients. Brain, 100, 719-727.
mechanism. Archives o f General Psychiatry, 45, 609-615. Winslow, J. T. e Insel, T. R. (1990). N eurobiology of obsessive-com
W einberger, D. R., Berm an, K. F., Suddath, R. L. y Torrey, E. F. pulsive disorder: A possible role for serotonin. Journal o f Clini
(1992). Evidence for dysfunction of a p refrontal-lim bic net cal Psychiatry (suplem ento), 5 1 ,2 7 -3 1 .
w ork in schizophrenia: A n MRI and regional cerebral blood W irz-Justice, A ., Graw, P., K raeu ch i, K., Gisin, B., Jochum , A .,
flow study of discordant monozygotic twins. American Journal Aiendt, J., Fisch, H .-U., Buddeberg, C. y Poeldinger, W. (1993).
o f Psychiatry, 149, 890-897. Light therapy in seasonal affective disorder is independent of
Weinberger, D. R., Berman, K. F. y Zee, R. F. (1986). Physiological tim e of day or circadian phase. Archives o f General Psychiatry,
dysfunction of dorsolateral prefrontal cortex in schizophrenia: 50, 929-937.
I. Regional cerebral blood flow (rCBF) evidence. Archives o f Ge Witelson, S. F. (1976). Abnorm al right hem ispheric specialization
neral Psychiatry, 4 3 , 114-125. in developm ental d yslaxia, en R. Knights y D. Bakker (Eds.),
Weinberger, D. R., Torrey, E. F., Neophytudes, A. N. y W yatt, R. J. The neuropsychology o f learning disorders. Baltim ore, MD: U ni
(1979). Structural abnormalities in the cerebral cortex of chro versity Park Press.
nic sch izop hrenic patients. Archives o f General Psychiatry, 36, Witelson, S. F. (1977). Early hem isphere specialization and inter-
935-939. hemispheric plasticity, an empirical and theoretical review, en
Weinberger, N. M . (1995). Retiming the brain by fear conditioning, S. J. Segalowitz }' F. A . Gruber (Eds.), Language development and
en M . S. G azzaniga (Ed.), The cognitive neurosciences (pp. 1071- neurological theory. N ueva York: A cadem ic Press.
1090). Cam bridge, MA: MIT Press. Witelson, S. F. (1985). On hem isphere specialization and cerebral
Weinrich, M. y Weis, S. (1982). The premotor cortex of the monkey. plasticity from birth. M ark II, en C. Best (Ed.), Hemispheric fun c
Journal o f Neuroscience, 2 , 1329-1345. tion and collaboration in the child. N ueva York: Academ ic Press.
Weiskrantz, L. (1986). Blindsight: A case study and implications. O x Wolkin, A., Jaeger, J., Brodie, J. D., Wolf, A. P., Fowler, J., Rotrosen,
ford: Oxford University Press. J., G om ez-M ont, F. y Cancro, R. (1985). Persistence of cerebral
Weiskrantz, L. (1997). Consciousness lost and found. Oxford: Oxford metabolic abnorm alities in chronic schizophrenia as determ i
University' Press. ned by positron emission tom ography. American Journal o f Psy
W eiskrantz, L. y Warrington, E. K. (1979). Conditioning in am ne chiatry, 142, 564-571.
sic patients. Neuropsychologia, 1 7 , 187-194. Wong, D. F., Wagner, H. N., Tune, L. E., Dannals, R. F. Pearlson, G.
W eissm an, M . (1985). The epidem iology of anxiety' d isorders: D., Links, J. M., Tam minga, C. A ., Broussolle, E. P., Ravert, H.
Rates, risks, and familial patterns, en A. H. Tuma y J. D. M aser T. y Wilson, A. A. (1986). Positron emission tom ography reve
(Eds.), Anxiety and the anxiety disorders (pp. 275-296). Hillsdale, als elevated D2 dopamine receptors in drug-naive schizophre
NJ: Erlbaum. nics. Science, 2 3 4 , 1558-1563.
Wender, P. H . (1971). Minimal brain dysfunction in children. N ueva Wood, A . J. y Goodwin, G. M. (1987). A review of the biochemical
York: Wiley Interscience Series. and the neuropharmacological actions of lithium. Psychological
Wender, P. H ., Kety, S. S., Rosenthal, D., Schulsinger, F. y Ortmann, Medicine, 17, 579-600.
J. (1986). P sy ch iatric disorders in the biological relatives of Woods, B. T. (1980). The restricted effects of right hemisphere lesions
adopted individuals with affective disorders. Archives o f Gene after age one: Wechsler test data. Neuropsychologia, 18, 65-70.
ral Psychiatry, 43, 923-929. W oods, B. T. y Teuber, H .-L . (1978). Changing patterns of child
Wernicke, C. (1874). The aphasic sym ptom -com plex: A psycholo hood aphasia. Annals o f Neurology, 3, 273-280.
gical stud y on an anatom ical basis. [Der aphasische Sym pto- Woolsey, T. A ., D urham , D., H arris, R., Simons, D. J. y Valentino,
m en com p lex: Eine Psy’chologische Studie au f A natim isch er K. (1981). Somatosensory' developm ent, en R. N. Aslin, J. R. Al
Basis. B reslau.] Translated in Boston Studies in Philosophy o f berts y M. R. Peterson (Eds.), Development o f perception: Psycho
Science, 4, 34-97. logical perspectives: Vol. 1. Audition, somatic perception and chemi
Wexler, N . S. (1979). Perceptual-m otor, cognitive, and emotional cal senses. N ueva York: A cadem ic Press.
characteristics of patients at risk for H untington's disease. Ad World Health O rganization (1961). Public health aspects ofloiu birth
vances in Neurology, 2 3 , 257-272. weight. Report of the E xpert Com m ittee on M aternal Care and
Whitely, A . M . y Warrington, E. K. (1977). Prosopagnosia: A clini Child Care. Genova: Author.
cal, psychological and anatomical study of three patients. Jour Wu, J. C., Gillin, J. C., Buchsbaum , M . S., Hershey, T., Johnson, J.
nal o f Neurology, Neurosurgery and Psychiatry, 4 0 , 395-403. C. y Bunney, W. E. (1992). Effect of sleep deprivation on brain
Wilkins, A . J., Shallice, T. y M cCarthy, R. (1987). F ro n tal lesions m etabolism of depressed patients. American Journal o f Psy
and sustained attention. Neuropsychologia, 25, 359-365. chiatry, 149, 538-543.
512 BIBLIOGRAFÍA
W urtz, R. H ., Goldberg, M. E. y Robinson, D. L. (1982). Brain me Zeki, S. (1993). -4 vision o f the brain. O xford: Blackwell Scientific.
chanism s of visual attention. Scientific American, 2 4 6 , 124-135. Zeki, S., Watson, J. D. G., Lueck, C. J., Friston, K. J., Kennard, C. y
Yakovlev, R I. y Lecouxs, A. R. (1967). The m yelogenic cycles of re Frackow iak, R. S. J. (1991). A d irect dem onstration of functio
gional m aturation of the brain, en A. Minkowski (Ed.), The re nal sp ecialization in h um an visu al co rtex. Journal o f Neuros
gional development o f the brain in early life. O xford, Inglaterra: cience, 11, 641-649.
Blackwell Scientific. Zigm ond, M. J., Bloom, F. E., Landis, S. C., Roberts, J. L. y Squire,
Yarita, H ., lino, M ., Tanabe, T., Kogure, S. y Takagi, S. R (1980). A L. R. (1999). Fundamental neuroscience. San D iego: A cad em ic
transthalam ic olfactory pathw ay to the orbitofrontal cortex in Press.
the monkey. Journal o f Neurophysiology, 43, 69-85. Zihl, J., Von Cram on, D. y Mai, N. (1983). Selective disturbance of
Young, A . W. (1988). Functional organ ization of visu al recogni m ovem ent vision after bilateral brain dam age. Brain, 106, 313-
tion, en L. W eiskrantz (Ed.), Thought without language. Oxford: 340.
O xford University Press. Zohar, J., Insel, T., Zohar-K adouch, R. C., Hill, J. L. y M urphy, D.
Yu-H uan, H ., Ying-Quan, Q- y Gui-Qing, Z. (1990). Crossed apha (1986). Serotonergic responsivity in obsessive-com pulsive di
sia in Chinese: A clinical survey. Brain and Language, 39, 347- sorder. Effects of chronic clom ipram ine treatm ent. Archives o f
356. General Psychiatry, 4 5 , 167-172.
Yule, M . y Rutter, M. (1976). Epidemiology and social implications Z ola-M organ, S. y Squire, L. (1985). M edial tem p oral lesions in
of specific reading retardation, en R. M. Knights y D. J. Bakkar monkeys im pair m em ory on a variety of tasks sensitive to am
(Eds.), The neuropsychology o f learning disorders. Baltimore, MD: nesia. Behavioral Neuroscience, 9 9 , 22-34.
University Park Press. Zola-M urgan, S., Squire, L. R. y Am aral, D. G. (1986). H um an am
Zaidel, E. (1 9 7 6 ). A ud itory vocabu lary of the rig h t hem isphere nesia and the m edial tem poral region: Enduring m em ory im
after brain bisection or hem idecortication. Cortex, 1 2 , 191-211. pairment following a bilateral lesion limited to field CAI of the
Zam etkin, A . J., N ordahl, T. E., Gross, M., King, A. C., Semple, W. hippocam pus. Journal o f Neuroscience, 6(10), 2950-2967.
E., Rumsey, J., Hamburger, S. y Cohen, R. (1990). Cerebral glu Zola-M organ, S., Squire, L . R. y A m aral, D. G. (1989). Lesions of
cose m etabolism in adults w ith h yp eractiv ity of childhood the am ygd ala th at spare adjacent cortical regions do n ot im
onset. New England Journal o f Medicine, 3 2 3 , 1361-1366. pair m em ory or exacerbate the im pairm ent following lesions
Zangwill, O. (1960). Cerebral dominance and its relation to psychologi of the hippocam pal formation. Journal o f Neuroscience, 9 , 1922-
cal function. Edinburgh: Oliver and Boyd. 1936.
Zangwill, O. (1962). Dyslexia in relation to cerebral dominance, en Z o la-M o rg an , S., Squire, L. R., A m axal, D. G. y Suzuki, W . A .
J. M oney (Ed.), Reading disability. Baltim ore, MD: Johns H op (1989). Lesions of perirhinal and parahippocam pal cortex that
kins University Press. spare the am ygd ala and hip pocam pal form ation produce se
Zangw ill, O. L. (1960). La problem e de 1'apraxie ideatoire. Revue vere m em ory im p airm en t. Journal o f Neuroscience, 9, 4 3 5 5 -
Neurologique (Paris), 102, 595-603. 4370.
Zangwill, O. L. (1966). Psychological deficits associated with fron Zorilla, L. T. E. y Cannon T. D. (1995). Structural brain abnormali
tal lobe lesions. International Journal o f Neurology, 5,395-402. ties in schizophrenia: Distribution, etiology, and implications,
Zeki, S. (septiembre de 1992). The visual im age in m ind and brain. en S. A. M ednick (Ed.), Neural development in schizophrenia: The
Scientific American, 69-76. ory and research. N ueva York: Plenum .
Créditos
Capítulo 1 Figu ra 1.3 De J. R. Breasted, The Edwin Smith Surgical 68. Reproducida con el permiso del editor. Figura 5.7 De M. Bear,
Papyrus. C opyrigh t © 1930 p or la U niversity of Chicago Press. Connors y M. Paradiso, Neuroscience: Exploring the Brain. Copyright
Tomada con el permiso del editor. © 1996 por Lippincott Williams and Wilkins. Reproducida con
C ap ítulo 2 Figu ras 2 .2 ,2 .8 , 2.9, 2 .1 0 ,2 .1 4 ,2 .1 5 y 2.16 De Kyel, E. autorización. F ig u ras 5.8, 5.9, 5.11 y 5.12 De Kandel, E. R., J. H.
R., J. H . Schw artz y T. M. Jessell, Essentials o f Neural Science and Schw artz y T. M. Jessell, Essentials o f Neural Science and Behavior.
Behavior. Copyright © 1995 por Appleton and Lange. Tomadas con Copyright © 1995 por Appleton and Lange. Tomadas con el perm i
la au torización de The M cG raw -H ill C om panies. F ig u ra 2.17 so de The McGraw-Hill Companies. Figura 5.10 De Tom N. C om -
Tom ada de Neuron, volum en 1, R. A . N icoll, J. A. K auer y R. C. sw eet. Visual Perception. C opyrigh t © 1970 p o r H arcourt, Inc.
M aienka, "T h e C urrent Excitem ent in Long-Term Potentiation", Reproducida con el perm iso del editor. F ig u ra 5.14 De B. Curtís,
pp. 96-103. Copyright © 1998 p or Elsevier Science. Con el permiso "The Visual S ystem ", B. A. Curtís, S. Jacobson y E. M. M arcus
de Elsevier Science. (Eds.), An Introduction to the Neurosciences, Filadelfia y Toronto: W.
C ap ítulo 3 Figu ras 3.11 y 3.12 De Fundamental Neuroanatomy por B. Saunders, 1972. Tomada con el permiso del autor. Figura 5.15 De
W. H. W. N a u ta y M. Feirtag. C opyright © 1986 p o r W. H . Free Eye, Brain, and Vision por D avid H . H ubei, Scientific A m erican
m an and Com pany. Tom adas con el perm iso del editor. Figura Library, 1988. Usada con permiso de W. H. Freem an and Company.
3.14 De F. Netter, The CIBA Collection o f Medical Illustrations, Volu Figu ra 5.16 De M. S. Livingstone y D. H. H ubei, "A natom y and
me I: Nervous System. C opyright © 1999 p or Icon Learning Physiology of a C olor System in the Prim ate C ortex", Journal o f
System s, L L C , una subsidiaria de H avas M ediM edia USA, Inc. Neuroscience, 4,309-356. Copyright © 1984 por la Sodety for Neuro
Tom ada con el perm iso de ICON Learning Systems, LLC, ilustra science. Tom ada con perm iso del editor. Figu ra 5.18 De D. H.
do p or Frank H. Netter, MD. Todos los derechos reservados. Figu Hubei y T. N. Wiesel, "Receptive Fields, Binocular Interaction and
ra 3 .2 2 De Jackson Beatty, "The M ajor N uclei of the H y Functional Architecture in the Cat's Visual Cortex", Journal o f Phy
p o th alam u s", Principles o f Neuroscience, B row n and Benchm ark, siology, 1962,160, pp. 106-154. Copyright © 1962 por The Journal of
1995, p . 128. Con el permiso del autor. Figura 3.23A De Kyel, E. R., Physiology. Tom ada con el perm iso del editor y el autor. Figu ras
J. H . Schw artz y T. M. Jessell, Essentials o f Neural Science and Beha 5.19 y 5.20 De Kandel, E. R., J. H. Schw artz y T. M. Jessell, Essentials
vior. C o p y rig h t © 1995 p o r A ppleton and Lange. Tom ada con el o f Neural Science and Behavior. Copyright © 1995 por Appleton and
permiso de The McGraw-Hill Companies. Lange. Tomadas con la autorizadón de The McGraw-Hill Com pa
Capítulo 4 Figura 4.1 De M. Bear, B. Connors y M. Paradiso, Neu nies. Figuras 5.22 y 5.23 De D. H. Hubel y T. N. Wiesel, "Receptive
roscience: Exploring the Brain. Copyright © 1996 p or Lippincott Wil Fields, Binocular Interaction and Functional A rchitecture in the
liams and Wilkins. Reproducida con permiso. Figura 4.6 De Kyel, Cat's Visual C o rtex", Journal o f Physiology, 1 9 6 2 ,1 6 0 , pp. 106-154.
E. R., J. H. Schw artz y T. M. Jessell, Essentials o f Neural Science and Copyright © 1962 p or The Journal of Physiology. Tomadas con la
Behavior. Copyright © 1995 por Appleton and Lange. Tomada con au torizad ón del editor y el autor. F ig u ra 5.25 Scientific American,
el perm iso de The M cG raw -H ill Com panies. F ig u ra 4.8 De Pen septiembre de 1979. Con permiso del artista Alan D. Iselin.
field, W. y Jaspers, H ., Epilepsy and the Functional Anatomy o f the Capítulo 6 Figuras 6.2, 6.5, 6.11 y 6.12 De Rosaleen A. M cCarthy
Human Brain, Lippincott Williams and Wilkins, 1954. Tomada con y Elizabeth K. W arrington, Cognitive Neuropsychology: A Clinical
autorización. Introduction. C opyrigh t © 1990 p o r A cad em ic Press. R eproduci
Capítulo 5 Figura 5.3 De M. Bear, B. Connors y M. Paradiso, Neuro das con el perm iso del editor. F ig u ra 6.6 De R. A. M cCarthy y E.
science: Exploring the Brain. Copyright © 1996 p or Lippincott Wil K. W arrington, "A Two Route M odel of Speech Production: E vi
liam s and Wilkins. Reproducida con perm iso. F ig u ra 5.4 De H . J. dence from A p h asia", Brain, 1984, 107, 463-485. Tom ada con el
A. D artnell, J. K. Bow m aker y J. D. Mollon, "Microspecfcrophoto- perm iso de O xford University Press y el autor. Figu ra 6.14 Tom a
m etry of H u m an P hotorecep tors", J. D. M ollon y L. T. Sharpe da con la au torización de "A D en d ritic C o rrelate of H um an
(Eds.), Coloroision Physiology and Psychophysics. Copyright © 1983 Speech", por A. B. Scheibel en Cerebral Dominance, editado p or N.
p or A cad em ic Press. Tomada con el permiso del editor. Figura 5.6 Geschwind y A. M . G eschwind, p. 50, Cam bridge, M A: H arvard
De S. W. Kuffler, "Discharge Patterns and Functional Organization University Press. Copyright © 1984 p or el presidente y com pañe
of M am m alian Retina", Journal o f Neurophysiology, 16, 1953, pp. 37- ro de H arvard College.
514 CRÉDITOS
C ap ítu lo 7 F ig u ra 7.3 De C. Galletti y P. P. Pattaglini, "G aze- Lobe Damage A ssod ated w ith Retinal o r Gravitational Coordina
Dependent Visual N eurons in A rea V3 of Monkey Prestriate Cor tes", Brain, 1987, 110, 167-180. C opyrigh t © 1987 por Oxford Uni
tex", Journal o f Neuroscience, 9 , 1112-1125. Copyright © 1989 p or la versity' Press. Tomada con el perm iso de O xford University' Press
Society for Neuroscience. Tomada con la autorización del editor y y el autor. Figu ra 7.23 Tom ada de Trends in Neuroscience, vol. 12,
el autor. F ig u ra 7.4 De S. Zeki, A Vision o f the Brain, O xford: Farah, "The Neural Basis of Mental Imagery’", pp. 395-399. Copy
Blackwell Scientific Publications, 1993, p. 341. E m p atad a con el right © 1989 E lsevier Science. C on la au torización de Elsevier
permiso de los datos de Galletti, Battablini y Fattori, de la Univer Science. Figura 7.25 De Images o f M ind de Michael I. Posner y M ar
sity' of Bologna, Italy. Reproducida con la amable autorización de cus E. Raichle. Copyright © 1997 p or Sdentific A m erican Library'.
Semir Zeki, profesor de Neurobiología, la UCL y el editor. Figura U sad a con el perm iso de W. H. F reem an and Com pany. Figuras
7.5 De A . Paterson y O. L. Zangw il, "A Case of Topographical 7.26, 7.27 y 7.28 Tom adas de N europsychologia, vol. 3, Milner,
D isorientation A ssociated w ith a U nilateral Cerebral L esion", "Visually-Guided Maze Learning in M an: Effects of Bilateral H ip
Brain, 1946, 6 8 , 188-211. Tomada con el permiso de O xford Univer pocam pal, Bilateral Frontal, and U nilateral Cortical Lesions", pp.
sity' Press. F ig u ra 7.6 De M. Piercy', H. H ecaen y' J. A juriagerra, 317-338. Copy'right © 1965 por Elsevier Sdence. Con el permiso de
"C on stru ctional A praxia A ssociated w ith U nilateral Cerebral Elsevier Sdence. Figura 7.29 Tomada de Neuropsychologia, vol. 23,
Lesions-Left and Right Sided Cases Com bined", Brain, 1960, S3, Petrides, "D eficits in C onditional A sso ciativ e-L eam in g Tasks
225-242. Tomada con el permiso de Oxford University' Press. Figu A fter Frontal and Tem poral Lobe Lesions in M an ", pp. 601-614.
ra 7.7 De A . L. Benton, N. R. Varney y L. de S. H am sher, "Visuo- Copy'right © 1985 por Elsevier Sdence. Con el permiso de Elsevier
spatial Judgm ent: A Clinical Test", Archives o f Neurology (Chicago), Sdence.
1978, 35, 364-367. C opyright © 1978 por la A m erican M edical Capítulo 8 Figuras 8.2 y' 8.3 De Rosaleen A. M cCarthy y Elizabeth
A ssociation. Tomada con permiso. Figura 7.8 De "Specializations K. W arrington, Cognitive Neuropsychology: A Clinical Introduction.
of the H um an Brain", de N orm an Geschwind, Scientific American, C opyright © 1990 p or la A cad em ic P ress. R eproducidas con la
septiembre de 1979, p. 180. Copyright © 1979 por Scientific Am eri autorización del editor. F ig u ra 8 .4 De Neuropsychological A sses
can, Inc. Todos los derechos reservados. Figura 7.9 De Mishkin et sment de Muriel Lezak. Copy'right © 1976 p or Oxford University'
al., "O bject Vision and Spatial Vision: Two C ortical P ath w ay s", Press, Inc. Usada con la au torizad ón de O xford University' Press,
Trends in Neuroscience, 1983, vol. 6, 414-417. Copyright © 1983 por Inc. Figu ra 8.5 De M. J. Farah, Visual Agnosia: Disorders o f Object
Elsevier Sdence. Tomada con permiso. Figura 7.11a De M. Bear, B. Recognition and What They Tell Us About Normal Vision. Copy'right
Connors y M . Paradiso, Neuroscience. Copyright © 1995 p or Lip- © 1990 p or The MIT Press. Reim presa con el perm iso del editor.
pincott W illiams and Wilkins. Reproducida con perm iso. Figura Figura 8.6 De E. DeRenzi, G. Scotti y H . Spinnler, "Perceptual and
7.11b , c De N. J. Cohen, Memory, Amnesia, and the Hippocampal A ssod ative D isorders of Visual R ecognition: Relationship to the
System. Copyright © 1995 por MIT Press. Tom ada con el permiso Site of L esion", Neurology, 1969, 19, pp. -634-642. Reim presa con
del editor. F ig u ra 7.12 De Sherry' et a l, "Spatial M em ory and permiso de Lippincott Williams and Wilkins. Figu ra 8.7 De R. A.
A dap tive Specialization of the H ip pocam pu s", Trends in Neuro M cCarthy y E. K. Warrington, Cognitive Neuropsychology: A Clinical
science, 1992, vol. 15, pp. 298-303. Copyright © 1992 p o r Elsevier Introduction. Copyright © 1990 p or A cad em ic Press. Reproducida
Science. Tom ada con el perm iso de Elsevier S den ce. F ig u ra 7.13 con el permiso del editor. F ig u ra 8.10 De R. A . McCarthy' y E. K.
Tom ada de Trends in Neuroscience, vol. 15, Sherry' et al., "Spatial W arrington, "Visual A ssociative A gnosia: A C linico-A natom ical
Memory’ and A daptive Specialization of the H ip pocam pu s", pp. Study of a Single Case", Journal o f Neurology, Neurosurgery and Psy
298-303. Copyright © 1992 por Elsevier Sdence. Con la autoriza- chiatry, 1986, 49, 1233-1240. R eim p resa con la autorización del
d ó n de Elsevier Science. Figura 7.14 Tom ada de Trends in Neuro autor. Figura 8.11 De E. K. W arrington y M. Jam es, "Visual Apper
science, vol. 15, Sherry' et al., "Spatial Memory' and A daptive Spe- ceptive A gnosia: A C lin ico-A n atom ical Study of Three C ases",
dalization of the H ippocam pus", pp. 298-303. Copy'right © 1992 Cortex, 198S, 24, pp. 13-34. Reim presa con el perm iso del autor.
p or Elsevier Science. Con la autorización de E lsevier Science. Figura 8.13 De R. A. M cCarthy y E. K. W arrington, "Visual A sso
Figura 7.15 De Brain, Mind, and Behavior de Floyd E. Bloom y Arly- ciative A gnosia: A C linico-A natom ical Study of a Single C ase",
ne Lazerson. Copyright © 1988 por Educational Broadcasting Cor Journal o f Neurology, Neurosurgery and Psychiatry, 1986, 4 9 , 1 233-
poration. U sada con el permiso de W. H. Freem an and Company. 1240. Copy'right © 1986 por BMJ Publishing Group. Reimpresa con
F ig u ra 7.16 De L. D. K artsounis y E. K. W arrington, "U nilateral el perm iso del ed ito r y el autor. F ig u ra 8.15a De Rosaleen A .
Visual N eglect O vercom e by Cues Implicit in Stim ulus A rray s", M cCarthy y Elizabeth K. W arrington, Cognitive Neuropsychology: A
Journal o f Neurology, Neurosurgery and Psychiatry, 5 2 , 1990, pp. 1253- Clinical Introduction. Copy'right © 1990 por A cadem ic Press. Repro
1259. Copy'right © 1990 por el BMJ Publishing Group. Reimperesa ducida con la au torización del editor. F ig u ra 8.15b y c De M . J.
con la autorizadón del editor. Figura 7.17a Wurtz, R. H., Goldberg, Farah, Visual Agnosia: Disorders o f Object Recognition and What They
M. E. y Robinson, D. L., "Brain Mechanisms of Visual Attention", Tell Us About Normal Vision. Copy'right © 1990 por The MIT Press.
Scientific American, 2 46,1995, p. 128. Copy'right © 1995 por Patrida Reimpresa con él permiso del editor. Figu ra 8.16 De D. F. Benson y
J. Wy'nne. A daptada con permiso. Figuras 7.17 b , c, d De M. Bear, J. P. Greenberg, "Visual Form A gnosia: A Specific Defect in Visual
B. Connors y M. Paradiso, Neuroscience. C op yrigh t© 1995 por Lip- D iscrim ination", Archives o f Neurology, 1969, vol. 20, pp. 82-89.
pincott Williams and Wilkins. Tomadas con au to rizad ón . Figura Figu ra 8.17 G. W. H um phreys y M . J. R iddoch, To See But Not to
7.18 De Images o f Mind de M ichael I. Posner y M arcus E. Raichle. See, Psychology Press, Taylor and F ra n d s Group, 1987. Reimpresa
Copyright © 1997 por Sdentific American Library. U sada con per con la au torizad ón del editor. F ig u ra 8.18 De M. J. Farah, Visual
miso de W. H. Freem an and Company. Figura 7.19 De M. I. Posner, Agnosia: Disorders o f Object Recognition and Wlrnt They Tell Us About
J. A. Walker, F. J. Friedrich y R. D. Rafael, "Effects of Parietal Lobe Normal Vision. C opyrigh t © 1990 p o r T he M IT Press. Reim presa
Injury on C overt Orienting of Visual Attention", Journal o f Neuro con la au torizad ón del editor. F ig u ra 8.21 De S. Zeki, A Vision of
science, 4 , 1984, pp. 1863-1874. Copyright © 1984 por la Sodety for the Brain, O xford: Blackwell Scientific Publications, 1993, p. 263.
N euroscience. Tom ada con el perm iso del editor. F ig u ra 7.21 Reimpresa con el perm iso de Blackw ell S dence, Ltd. F ig u ra 8.22
Tom ada de Trends in Neuroscience, vol. 12, Farah , "T he N eural De S. Zeki, A Vision o f the Brain, O xford: Blackwell Sdentific Publi
Basis of Mental Imagery'", pp. 395-399. Copy'right © 1989 por Else cations, 1993, p. 324. Reimpresa con el perm iso de Blackwell Sden
vier Sdence. Con el permiso de Elsevier Sdence. Figura 7.22 De E. ce, Ltd. y la amable au torizad ón de Semir Zeki, profesor de N eu
L adavas, "Is the Hem ispatial D efidt Produced by Right Parietal robiología en la UCL.
CRÉDITOS 515
C ap ítu lo 9 F ig u ra 9.2 De E. V. Evarts, "B rain M echanism s of 22, Squire et al., "Preserved M em ory in Retrograde Amnesia: Spa
M ovem ent", Scientific American, septiembre de 1979. Copyright © ring of a Recently Acquired Skill", pp. 145-152. Copyright © 1984
1979 p o r Bunji Tagaw a. U sada con el perm iso de Ikuyo Tagaw a p or Elsevier Science. Con autorización de Elsevier Science. Figura
Garber, Executrix of the Estate of Bunji Tagawa. Figura 9.3 De E. V. 10.19 De N. J. Cohen, E. E. Eichenbaum , B. S. Deacedo y S. Corkin,
Evarts, "Relation of the Pyramidal Tract Activity to Force Exerted "Different M em ory Systems Underlying Acquisition of Procedu
During Voluntary' M ovem ent", Journal of'Neurophysiology, 3 1 , 1968, ral and Declarative Know ledge", Annals o f the New York Academy o f
pp. 14-27. Figu ra 9.4 De E. V. Evarts, "Relation of the Pyram idal Sciences, 1 9 8 5 , 444: 54-71. Reim presa con autorización de la N ew
Tract A ctivity to Force Exerted D uring V oluntar}' M ovem ent", York Academ y of Sciences. Figura 10.20 De P. Graf, L. R. Squire y
Journal o f Neurophysiology, 31, 1995, pp. 14-2/. Reproducida con ¡a G. Myier, "The Information the A m nesic Patients Do N ot Forget",
autorización del editor. Figu ras 9.5 y 9.6 De A . P. G eorgopoulos, Journal o f Experimental Psychology: Learning, Memory and Cognition,
K. S. K alaska, R. Cam initi y J. T. M assey, "O n the Relations 1 0 , 1987, pp. 164-178. Copyright © 1987 por la Am erican Psycholo
Between the Directions of Two-dimensional A rm M ovements and gical A ssociation. A dap tada con perm iso. Figura 10.21 De Rosa-
the Cell Discharge of the Primate M otor C ortex", Journal o f Neuro leen A. M cCarthy y Elizabeth K. W arrington, Cognitive Neuropsy
science, 2, 1996, pp. 1147-1537. Copyright © 1996 p o r la Society for chology: A Clinical Introduction. C o p y rig h t© 1990 p or A cad em ic
Neuroscience. Reimpresas con el permiso del editor. Figura 9.9 De Press. Reproducida con el permiso del editor; de E. K. Warrington
P. E. Roly, B. Larsen, N . A . Larsen y E. Skinhut, "Supplem entary y T. Shallice, "N europsychological Evidence of Visual Storage in
M otor A reas and O ther Cortical A reas in O rganization of Volun Short-Term M em ory Tasks", Quarterly Journal o f Experimental Psy
tar}' M ovem ent in M an", Journal o f Neurophysiology, 43, 1980, pp. chology, 1972, 24, pp. 30-40. C opyrigh t © 1972 por la Psychology'
118-136. Reproducida con la auorización del editor. Figuras 9.10 y Press Ltd. Reim presa con el perm iso del editor. Figu ra 10.22 De
9.11 De K andel, E. R., J. H. Schw artz y T. M. Jessell, Essentials o f Rosaleen A. M cCarthy y Elizabeth K. Warrington, Cognitive Neuro
Neural Science and Behavior Copyright © 1995 p or A ppleton and psychology: A Clinical Introduction. Copyright © 1990 por Academic
Lange. Reimpresas con la autorización de The McGraw-Hill Com Press. Reproducida con el permiso del editor. Figura 10.24 De P. S.
panies. Figu ra 9.13 Tom ada de Current Opinion in Neurobiology, Goldman, "Circuitry' of Prim ate Prefrontal Cortex and Regulation
vol. 3, J. W. Mink y W. T. Thatch, "Basal Ganglia Intrinsic Circuits of Behavior by Representational M em ory'", F. Plum (ed.), Hand
and Their Behavior", p. 952, Copyright © 1993 por Elsevier Scien book o f Physiology, Section 1: The Nervous System, Vol. 5: Higher Func
ce. Con el permiso de Elsevier Science. Figuras 9.1 5 ,9 .1 6 y 9.17 De tions o f the Brain, Bethesda, MD: A m erican Physiological Society,
N. Geschwind y E. Kaplan, "Cerebral Disconnection Syndrom e", 1987, pp. 373-417. R eproducida con perm iso del editor. Figu ras
Neurology 1 2 , 1962, p. 677. Reimpresas con la autorización de Lip- 1 0 .2 5 ,1 0 .2 6 y 10.27 De P. S. G oldm an, "Circuitry' of Prim ate P re
pincott Williams and Wilkins. Figura 9.19 De la función y disfun frontal C ortex and Regulation of Behavior by Representational
ción del lóbulo frontal, editada por H arv ey S. Levine y H. M. Memory’", F. Plum (ed.), Handbook o f Physiologi/, Section 1: The Ner
Eisenberg. C opyrigh t © 1991 p or O xford U niversity Press, Inc. vous System, Vol. 5: Higher Functions o f the Brain, Bethesda, MD:
Usada con la autorización de Oxford University Press, Inc. Am erican Physiological Society, 1987, pp. 373-417. Reproducidas
C ap ítu lo 10 F ig u ra 10.3 De W. B. Scoville y B. Milner, "L o ss of con la autorización del editor. Figura 10.28 De Joseph LeDoux, The
Recent Memory' After Bilateral H ippocam pal Lesions", Journal o f Emotional Brain. Copyright © 1996 por Joseph LeDoux. Reimpresa
Neurologi/, Neurosurgery, and Psychiatry, 1957, 20, pp. 11-21. Copy con el permiso del autor. Figura 10.29 De W. T. Greenough, "Endu
right © 1957 por el BMJ Publishing G roup. R ep rodu cida con el ring Brain Effects of Different Experience and Training", M. R.
permiso del editor. Figura 10.4 De M. Bear, B. Connors y M. Para- Rosenzweig y E. L. Bennett (eds.), Neural Mechanisms o f Learning
diso, Neuroscience: Exploring the Brain. Copyright © 1996 por Lip- and Memory. Copyright © 1976 p or The MIT Press. Reimpresa con
p in cott W illiams and Wilkins. R eproducida con autorización. autorización del editor. Figura 10.30 L. R. Squire y W. T. Schlapf-
F ig u ra 10.6 De B. Milner, "Memory' and the M edial Tem poral ter, "Memory’ and Memory’ Disorders: A Biological and N eurolo
Region of the Brain", Biological Bases o f Memory, editada por K. H. gical Perspective", H. M. Praag, M. H. Lader, O. J. Rafaelson y E. J.
Pribram y D. E. Broadbent Copyright © 1970 p or Academ ic Press. S achar (eds.), Hand book o f Biological Psychiatry, Part IV, 1981,
R eproducida con la autorización del editor. F ig u ra 10.7 Philip N ueva York: Marcel Dekker. Reimpresa con permiso.
Corsi, "H um an Memory' and the Medial Tem poral Region of the Capítulo 11 F ig u ra 11.8 De Kandel, E. R., J. H. Schw artz y T. M.
Brain", tesis doctoral, 1972. Usada con perm iso. Figura 10.8 De B. Jessell, Essentials o f Neural Science and Behavior. Copyright © 1995
Milner, "Interhem ispheric Differences in the Localization of Psy p or A ppleton and Lange. R eim presa con autorización de The
chological Processes in M an", British Medical Bulletin, 2 7 , 1971, pp. McGraw-Hill Com panies. Figu ras 11.10 y 11.12 Reproducidas de
2 72-277. C opyright © 1971 por Brenda Milner. Reim presa con el The Neurosciences: Third Study Program, 1970, pp. 336-348. Con el
perm iso del autor. Figu ras 10.10 y 10.12 De Joseph LeD oux, The permiso de The Rockefeller University Press. Figuras 11.15 y 11.17
Emotional Brain . Copyright © 1996 por Joseph LeD oux. Reimpre De J. E. LeDoux, "In Search of an Em otional System in the Brain:
sas con la autorización del autor. Figura 10.11 De L. R. Squire y S. Leaping from Feat to Emotion and Consciousness", en M. S. Gaz
Zola-M organ "Neuropsychology' of Memory': N ew Links Between zaniga (ed.), The Cognitive Neurosciences. C opyrigh t© 1995 por The
H um ans and Experimental Anim als", Annals o f the New York Aca MIT Press. Reim presas con la autorización del editor. Figuras
demy o f Sciences, 1985, 444: 137-149. Tom ada con el perm iso de 1 1 .1 6 ,1 1 .1 8 ,1 1 .2 0 ,1 1 .2 1 y 11.22 De Joseph LeDoux, The Emotional
N ew York Academ y of Sciences y el autor. Figura 10.13 De Memory Brain. C opyrigh t © 1996 p o r Joseph LeD oux. Reim presas con el
and the Brain de Larry R. Squire. Copyright © 1987 por Oxford Uni permiso del autor. Figuras 11.23 y 11.24 "Objective Technique for
versity Press, Inc. U sad a con el perm iso de O xford U niversity M easuring Flexibility in Thinking", Journal o f General Psychology,
Press, Inc. F ig u ra 10.15 De Colin Blakem ore, M echanics o f Mind. 39, 15-22, 1948. Reim presas con H elen D wight Reid Educational
Copyright © 1977 por Cambridge University Press. Reimpresa con Foundation. Publicada por H eldref Publications, 1319 Eighteenth
autorización de Cambridge University Press. Figura 10.16 De J. G. St., NW, Washington, DC. 2036-1802. Copyright © 1948 por Hel-
Snodgrass, y K. Feenan, "Prim ing Effects in Picture Fragm ent dref Publications.
C om pletion: Support for the P erceptual Closure H ypothesis", Capítulo 12 Figura 12.2 De J. M. Fuster, The Prefrontal Cortez, Third
Journal o f Experimental Psychology: General, 1 19, 1990, p. 280. Copy Edition. C opyright © 1997 p or Lippincott Williams and Wilkins.
right © 1990 por la American Psychological Association. Reimpre Reproducida con permiso. Figura 12.3 De P. S. Goldman, "Circui
sa con permiso. Figura 10.17 Reimpreso de Neuropsychologia, vol. try’ of Prim ate Prefrontal C ortex and Regulation of Behavior by
516 CRÉDITOS
Representational M em ory", F. Plum (ed.). Hand book o f Physiology, ment of the Brain", Scientific American, septiembre de 1979. Copyri
Section 1: The Nervous System, Vol. 5: Higher Functions o f the Brain, ght © 1979 por Tom Prentiss. U sad a con el perm iso de N elson H.
Bethesda, MD: A m erican Physiological Society’, 1987, pp. 373-417. Prentiss. F ig u ra 14.8 De Brain, M ind, and Behavior de Floyd E.
Rep rodu cida con au torización del editor. F ig u ra 1 2 .7 M. Jones- Bloom y A rlyne L azerson. C op y rig h t © 1988 p o r Educational
G otm an et al., "D esign Fluency: The Invention on N onsense Broadcasting C orporation. U sad as con el perm iso de W. H. Free
D raw ings A fter Focal Cortical Lesions", Neuropsychologia, vol. 15, man and Company. Figu ra 14.9 Yokovlev y Lecours, "The Myelo-
pp. 653-674. Copyright © 1977 por Elsevier Science. Reim presa con genetic Cycles in Regional M aturation of the Brain", A. Minowski
autorización. Figura 12.8 De J- M. Fuster, The Prefrontal Cortex (3a. (ed.). Regional Development o f the Brain in Early Life, 1967. Usada con
ed .). C opyrigh t © 1997 p or Lip pincott W illiam s and Wilkins. autorización. Figu ra 14.10 De J. G w aizda, J. Bauer y R. Held, "D e
Reproducida con autorización. Figu ra 12.9 De Teuber, H. L., "The Visual Acuity to H yperacuity: 10 Year U pd ate", Canadian Journal o f
Riddle of Frontal Lobe Function in M an", J. M. W arren y K. Akert Experimental Psychology/, 43, 1989, pp. 109-120. C opyright © 1989
(eds.), The Frontal Granular Cortex and Behavior. C opyright © 1964 por Canadian Psychological A ssociation. Reimpresa con permiso.
p or M cG raw -H ill. Reim presa con autorización de The M cG raw - Figu ra 14.11 De Images o f M ind de M ichael I. Posner y M arcus E.
Hill Com panies. Figuras 12.11 y 12.12 De E. S. Goldman, "Circui Raichle. Copyright © 1997 por Scientific A m erican Librar)'. Usada
try of Prim ate Prefrontal C ortex and R egulation of B eh avior by con la autorización de W. H. Freem an and Company. Figura 14.12
Representational M em ory", F. Plum (ed.), Hand book o f Physiology, De R. Baillargeon, "O bject Perm an en ce in 3 1-- to 4 ,/: M onth Old
Section 1: The Nervous System, vol. 5: Higher Functions o f the Brain, Infants", Developmental Psychologi/, 2 3 , 1987, pp. 655-664. Copyright
Bethesda, MD: Am erican Physiological Society, 1987, pp. 373-417. © 19S7 por A m erican Psychological Association. Reimpresa con el
Reproducidas con la autorización del editor. permiso del editor y el autor. Figura 14.15 De A. M . Gaiaburda y T.
Capítulo 13 Figura 13.3 De Schizophrenia as a Brain Disease, editada Kemper, "Cytoarchitectonic Abnormalities in Developmental Dys
p or Fritz A . H enn y Henry' A. N asrallah . C op y rig h t © 1982 p or lexia: A Case Study", Annals o f Neurology, 1979, 6, pp. 94-100. Copy
Oxford University Press, Inc. Reimpresa con el perm iso de Oxford right © 1979 por Lippincott W illiams and Wilkins. Reimpresa con
University Press, Inc. Figura 13.5 De J. A. K ovelm an, "T he Neuro- el permiso de Lippincott Williams and Wilkins.
biological Correlates of Schizophrenia", Biological Psychiatry, 1984, Capítulo 15 Figura 15.4 De A. Bjorklund et al., "Intracerebral Graf
vol. 12, pp. 1601-1621. Copyright © 1984 por la Society of Biologi ting of N euronal Cell Suspensions. I. Introdu ction and General
cal Psychiatry. Reimpresa con autorización de Elsevier Science. M ethods of Prep aration ", Acta Physiologica Scyinavica Supplemen-
Capítulo 1 4 F ig u ras 14.3 y 14.7 De W. M. C ow an, "T he D evelop tum 522, pp. 1-7. Reimpresa con el perm iso del editor.
Indice
Los números de página en n e g rita s se refieren a que el térm ino aparece en negritas en
el texto. U n número de página seguido por (fig.) indica una fig u ra . Un número de
página seguido po r (tabla) señala una tabla. U n número de página seguido por n se
refiere a que el térm ino aparece en una nota a pie de página.
517
518 ÍNDICE
agresión predatoria, 291-292, 291(fig.) lóbulo tem poral medio, 252, 255, apercepción, 189
agudeza auditiva temporal, 134-135 257, 260, 260(fig.) apiñamiento, 425
agudeza visual, 190 paciente famoso (H.M .), 244, aplanam iento afectivo, 367
desarrollo de, 401-402, 402(fig.) 249-253, 250(fig.), 255, 257, Aph/sia califárnica, 438
aislamiento del área del habla, 132 263-264, 264(fig.) condicionam iento clásico, 40-42,
aislamiento social, 367 retrógrada, 249, 251(fig.), 252-253, 41(fig.)
Akelaitis, 84 258, 258(fíg.) habituación, 38-39, 38(fíg.)
Alcm eón de Crotona, 6 talám ica, 259 sensibilización, 39, 40(fig.)
alcohol, sensibilidad del cerebelo al, topográfica anterógrada, 165 apolipoproteína E4, 386
239 topográfica retrógrada, 165 apraxia conceptual, 237
alexia, 1 3 ,1 3 3 am nesia anterógrada, 63, 249, apraxias, 1 4 ,1 4 6 ,1 6 2 , 217
pura, 196, 202-203, 204, 205 251(fig.) clasificación de Liepmann, 232,
sin agrafía, 13-14, 133, 134 am nesia de referencia, 259, 332 232(fig.)
Véase también dislexias am nesia del lóbulo tem poral medial, clasificación empírica, 233-237
alexia pura, 196, 202-203, 204, 205 252-253, 255-256, 260-261, conceptual, 237
Alford, L.B., 307 261(fig.) de construcción, 162-163, 238
Alivisatos, B., 340 Véase también H.M . (paciente con del habla, 1 2 9 ,129n, 139
alm acenam iento, 248, 261-262 amnesia) disociación, 236
alocorteza, 54 am nesia diencefálica, 257-260, estudios tem pranos, 231-232
alogia, 367 260(fig.) ideatoria, 232, 232(fig.)
alucinaciones, 367 am nesia global, 268 ideocinéfica, 232, 232(fig.)
Alzheimer, Alois, 365, 366, 383 am nesia retrógrada topográfica, 165 límbica, 234
Alzheimer, enfermedad de, 383-387 am nesia retrógrada, 249, 251(fig.), m otora, 232, 232(fig.)
anorm alidades estructurales, 258, 258(fig.) oral, 234
384-386, 3S5(fígs.), 384(fíg.), v el proceso de consolidación, síntom as de Ravel, 216
385(figs.) 2 5 1-2 52,261-262 apraxias de construcción, 162-163,
anorm alidades neuroquímicas, 384 am nesia talámica, 259 239
deterioro de las memorias am nesia topográfica anterógrada, 165 apraxias de disociación, 235
sem ántica y episódica, 268 análisis auditivo perceptual, 1 3 4 ,1 3 5 apraxias ideatorias, 232, 232(fig.)
el caso Frederick (golfista), 246, 248 análisis estadístico, 18 apraxias ideocinéticas, 232, 232(fig.)
factores genéticos, 386 Andreasen, N.C., 372, 389 apraxias límbicas, 234
fisostigmina para reducir síntomas anencefalia, 407 apraxias m otoras, 232, 232(fig.)
de, 35 anfetaminas apraxias orales, 234
prevalencia, 384 liberación de neurotransmisores aprendizaje
transplante de tejido cerebral, 431, facilitada por, 33 habituación, 38-39, 38(fig.)
432 recaptura de norepinefrina m ecanism os neuronales, 38-43
ambiente malnutricional, 429 bloqueada por, 35 no asociativo, 245
am ígdala, 62 angiografia, 72, 73(fig.) potenciación a largo plazo (PLP),
influencias sobre la corteza, anom ia, 129 42-43, 42(fig.)
313-315, 314(fig.), 315(fig.) anom ia de color, 136 preservado en pacientes amnésicos,
integración de la corteza y la, ansiolíticos, 381-382 262-265, 2 6 3 (fig.), 263(fig.),
315-317, 315(fig.), 317(fig.) antagonistas, 35n 265(figs.), 266(fig.)
papel en el condicionamiento antidepresivos sensibilización, 39, 40(fig.)
aversivo de la, 301-302, 302(fig.), inhibidores de la sistemas de m em oria múltiples y,
304-307, 306(fig.) m onoaminooxidasa, 34, 378 276-277, 276(tabla)
papel en las emociones de la, 63, inhibidores selectivos de la Véase también condicionamiento
295-296, 294(fig.), 306-307, recaptura de serotonina (ISRS), clásico
306(fig.), 312-317 35, 378 aprendizaje asociativo condicional,
rem oción o lesiones de, deterioro tricíclicos, 35, 378 183
de [a mem oria posterior a, 255, antidepresivos tricíclicos, 35, 378 aprendizaje m otriz, preservado en
257 antipsicóticos, 368 pacientes amnésicos, 262-263,
amnesia a típicos, 369 263(fig.)
anterógrada, 63, 249, 251(fig.) antipsicóticos atípicos, 369 aprendizaje no asociativo, 245
aspectos preservados de la apatía de espectador, 437 aprendizaje perceptual, preservado
m em oria, 262-268 apatía en pacientes amnésicos, 263,
fuente de la, 258, 331 de espectador, 437 263(fig.), 264(fig.)
diencefálica, 257-260, 260(fig.) después de lesiones prefontrales, aprosodia, 1 2 9 ,1 4 8
global, 268 329-330 aprosodia expresiva, 147
ÍNDICE 519
Eccles, John, 244 papel del hipocam po, 306-307, tareas espaciales complejas,
edad, com o factor en la recuperación 306(fig.) 161(fig.), 1 6 2 -1 6 3 ,164(fig.)
funcional después de un daño síndrome de Klüver-Bucy, 294-296 ubicación espacial relativa, 162
cerebral, 423-427, 425(fig.), teoría de Cannon-Bard, 290, espacio corporal, 1 5 5 ,1 5 6
426(fig.) 290(fig.) espacio de trabajo, 247, 270
Edelman, Gerald, 244 teoría de Jam es-Lange, 290-291, espacio egocéntrico, 155,157-160
edem a, 421 290(fig.) espacio subaracnoideo, 50, 50(fig.)
Edgell, D., 406 teoría de la excitación cognitiva de especialización de función
efecto de contra-golpe, 6 la, 288, 288(fig.) caso Dejarine que proporciona
efecto de lesión por etapas, 423 teoría del circuito de Papez, evidencia de la, 3 ,1 4 -1 5
efecto de superioridad de palabra, 292-294, 293(fig.), 294(fig.) dentro de la corteza visual, 106,
204 teoría intuitiva, 290, 290(fig.) 107-114, 118-119
efectos de la especificidad de Empédocles, 6 descubrimiento de la corteza
categorías, 197-198, 197(fig.), encefalopatía hipóxico-isquém ica, m otora, 12
203-204 407 evidencia experim ental de, 10
efectos del conocimiento parcial, 196 enferm edad de Creutzfeldt-Jacob, 383 hemisférica complementaria, 13-14
eferente, 48 enferm edad de Korsakoff, 253, intrahemisférica, 11-12
Efron, Robert, 87 258-260, 258(fig., 282, 283 Véase también especialización
Eggar, M.D., 428 enferm edad de Parkinson, 230, 387, hemisférica cerebral
egipcios, visión del cerebro en los 388 especialización de los hemisferios
antiguos, 4-6, 4(fig.) transplante de tejido cerebral, 431, cerebrales
El caso Schreber (Freud), 365 432 complem entaria, 13-14
E l Cerebro fu n c io n a l (Luria), 90 enferm edad de Pick, 383 intrahemisférica, 11-12
El hombre que confundió a su esposa con enfoque de procesamiento específico, para im aginación mental, 181-182
un sombrero (Sacks), 188 430 para las emociones, 307-311,
El presente rememorado (Edelman), 244 enfoque psicométrico de la 312(fig.)
electrocorticografía (Eco), 78-80, neurosicología, 17-18 para procesamiento espacial,
79(fig.) engram a, 277 1 6 1 -1 6 2 ,161(fig.)
electroencefalografía, (EEG), 78, engram as visocinestésicos, 237 preferencia manual y, 85, S5(tablas),
78(fig.) ensalada de palabras, 366 86(tabla)
emoción, 287-320 ensayo elaborativo, 282 reorganización de, después de
bases neuronales del miedo, enzim as de degradación, 35 daño cerebral en niños, 424-426,
300-306 epinefrina, 33 425(fig.), 426(fig.)
cognición en contraste con, bases episodios anóxicos, 408 especialización hemisférica
neuronales de, 318-319 epitelio pigm entado, 91 complem entaria, 13-14
com ponentes de, 289 equilibrio electroquímico, 26, 27(fig.) especialización intrahemisférica de
conceptualización del sistema equipotencialidad, 10 función, 11-12
límbico, 296-298, 297(fig.) Escala Weschler de Inteligencia de especificidad de categorías, 136
deteriorada, después de lesiones Adultos espectro visible, 92
prefrontales, 330 subtest de Diseño de Bloques, 153 espinas dendríticas, 277, 278(fig.)
dificultades en el estudio de la, 288 subtests aritmético y de retención esplenio, 14
en el habla, 147 de dígitos, 332 esquemas, 249
estado de ánimo, 307-308 esclerosis múltiple, 24 esquizofrenia, 366-377
experiencia consciente de, 319-320 escritura, 146 atrofia cerebelosa, 371
im portancia del hipotálamo, 63, escucha dicótica, 84 atrofia cortical, 369-371, 370(fig.)
291, 291(figs.), 297-298 espacio alocéntrico, 15 5 ,1 6 0 -1 6 8 disfunción neurosicológica,
m ediación de orden superior, análisis espacial, 160-161 376-377, 376(fig.)
312-318 discriminación de orientaciones, disfunciones estructurales, 369-375
m em oria de, en contraste con 1 6 2 ,162(fig.) disfunciones neurológicas de la,
m em oria emocional, 306-307, 306 especialización hemisférica para el 375-376
(figO procesamiento espacial, 162, etiologías múltiples, 367-368
papel de la amígdala, 63, 295-296, 161(fig0 factores genéticos, 367
296(fig.), 306-307, 305(fig.), hipótesis de las dos vías para el hipótesis de dos síndromes,
312-317 reconocimiento de objetos y el 370-371
papel de la corteza, 307-318 procesam iento espacial, 165-166, hipótesis de la disfunción
papel de las estructuras límbicas, 63 166(fig0 prefrontal, 376-377
papel d é lo s lóbulos temporales, orientación topográfica y memoria, hipótesis de la dopamina en la, 36,
311-312 16 3 ,1 6 5 367-368
524 ÍNDICE
Gall, Franz Josef, 9 ,1 0 ,1 2 9 Golgi, Camillo, 22 papel emocional, 30/, 309, 310-311,
Galletti, C , 160 gradiente temporal, 253 311(fig.)
ganglio, 52 Grafe, P., 213 hemisferios cerebrales
Véase también ganglios basales; gramática, 126 desbalance entre, como factor en la
células retínales del ganglio Grandin, Temple, 416-417 depresión clínica, 307
ganglios basales, 49,52, 59-60, 61(fíg.) griegos antiguos, visión del cerebro, dominio de, evidencia para, 11-12
conexiones recurrentes, 229, 6-7 lóbulos de, 53-54, 53(fig.)
229(fig.) guanilil ciclasa, 93 V éase tam bién hemisferio izquierdo;
papel en el movimiento voluntario, guanosinmonofosfato cíclico (cGMP), hemisferio derecho
218, 228-231, 229(fig.), 230(fig.) 93 Henschen, 90,104
trastornos a partir de lesiones en guiones, 345 herencia poligénica, 407
los, 230 Guitton, D., 340, 351 Hess, W.R., 291
género Gwiazda, 401 hidrocefalia, 51
dislexia de desarrollo y, 411 hidroxilasa de la femlalanina, 407
recuperación funcional después de habilidad perceptual, 245 Hinshehvood, J., 410
daño cerebral y, 422 habilidades cognitivas, 245 hipercinesia, 231
genes presenectuales, 386 aprendizaje de, preservada en hipercolumna de dominio ocular, 118
Georgopoulos, Apostolos, 224 pacientes amnésicos, 264-265, hipercolumna de orientación, 118
Gerstman, ]., 145 265(fig.) hipergrafia, 311
Geschwind, Norman habilidades motoras, 245 hipermetamorfosis, 294-295
asimetría anatómica hemisférica habituación, 38-39, 38(ñg.), 403-404 hiperpolarización, 30, 273
de, 149-150 habituación a corto plazo, 38 pospotencial como, 32
caso de afasia transcortical, 132 habituación de largo plazo, 38 hiperprosodia, 130
hipótesis acerca de la relación del habla en circunloquios, 131 hipocampo, 61
género con la dislexia, 411 Harlow, J.M., 324, 325 como estructura del sistema
modelo de desconexión, 13, 206 haz del nigroestriado, 230 límbico, 296
paciente con apraxia, 234-237, Hecaen, H., 156 conexiones entre corteza prefrontal
235(fig.), 236(figs.) Heilman, K.M., 237 e, 350-351, 350(fig.)
papel del hemisferio izquierdo en Held, R„ 401 deterioro de la memoria después
el movimiento voluntario, 237 Helmholtz, Hermann von, 94 de remoción o lesiones del,
gestos expresivos, 233 hemianopia, 58,102 252-254, 253(fig.), 255,257
gestos simbólicos frente a expresivos, hemianopsia homónima, 58,103 entrada cortical hacia el, 258(fig.)
233 hemibalismo, 231 papel de la memoria explícita,
Ghent, L., Test de Figuras hemicampo visual, 102 279-280
Traslapadas, 1 9 3 ,193(fig.) hemiparesia, 225 papel en el condicionamiento
glándula pituitaria anterior, 64 hemiplejía, 56 contextual, 304
glándula pituitaria posterior, 64 hemirretina dorsal, 101 papel en el procesamiento espacial,
Gleitman, H., 364 hemirretina nasal, 1 0 1 ,102(fig.) 166-171,167(fig.), 168(figs.),
glía, 23-24, 24(fig.) hemirretina temporal, 1 0 1 ,102(fig.) 169(fig.)
potencial de membrana de, 27, hemirretina ventral, 101 potenciación a largo plazo (PLP),
28(fig.) hemisferio derecho 42-43, 42(fig.)
glicina, 33 especialización en el procesamiento hipocinesia, 229, 230
gliosis, 421 espacial, 155,156 Hipócrates, 6-7,129
Glisky, E.L., 431 funcionamiento especializado, hipofrontalidad, 373
globo pálido, 59-60, 229 13-14,155 hipotálamo, 62, 63(fig.), 64-65, 65(fig.)
Glotz, Friederich, 15 papel emocional, 307-311, 312(fig.) papel emocional, 63, 290-292,
glutamato, 33 papel en el lenguaje, 147-149 291(figs.), 298
Goldman-Rakic, P.S., papel en el procesamiento espacial, hipótesis cerebral, 4-6
acerca de la regulación del 161(fig.), 161-162,162(fig.) 163, hipótesis de catecolaminas
comportamiento mediante el 164(fig.) depresión, 378
conocimiento de hemisferio izquierdo trastorno por deficiencia de
representaciones, 346, 347, 348, dominio del, 13,14 atención (TDA), 414
354, 357 especialización del habla, 1 2 8 ,149n hipótesis de la dopamina en la
acerca del papel de la corteza esquizofrenia como anormalidad esquizofrenia, 308,367-368
prefrontal en la memoria funcional del, 376 hipótesis de la interacción
funcional, 272-273, 273(fig.), papel del lenguaje, 11-12,13,14 dopamina-serotonina en la
275(fig.), 440 papel del procesamiento espacial, esquizofrenia, 368
Goldstein, K., 307 1 5 5 ,161(fig.), 162,163, 164(fig.) hipótesis de la monoamina en la
526 ÍNDICE
depresión, 378 imagen funcional por resonancia tipos de memoria, 252, 268
hipótesis de la neurona, 22 magnética (fMRI), 75-76 Jamison, Kay Redfield, 381
hipótesis de la serotonina en la imágenes eidéticas, 154 Joynt, R., 11
depresión, 378 imaginación mental
hipótesis de la visión del área en procesamiento espacial, 178-182, Kandel, E.R., 38, 437
maestra, 119-120 179(fig.)/ 180(fig.), 181(fig.) Kanner, LO., 416
hipótesis de quimioespecificidad, especialización hemisférica, Kaplan, E., paciente con apraxia,
398-399, 398(fig.) 181-182 234-237, 236(fig.), 235(figs.), 237
hipótesis de retroalimentación facial, imipramina, 35 Karpov, B.A., 339
290 impercepción, 212 Kemper, T.L. 411
hipótesis de valencia, 307 inducción, 393-394, 393(fig.) Kimura, Doreen, 237-238
hipótesis del cerebro triple, 297-298, inercia psíquica, 330 Klüver, Heinrich, 294
298(fig.) Ingvar, D.H. 372 Kolb, B., 308
hipótesis reticular, 22 inhibición Kornetsky, 415
hipótesis ventricular, 7, 7(fig.) de retorno, 401, 402(fig.) Koskinas, 55
Hitzig, Eduard, 12, 78 papel de modelado, 28, 29(fig.) Kosslyn, S.M., 180
H.M. (paciente con amnesia), 249-252, posináptica, 34(fig.) Kraepelin, Emil
250(fig.) presináptica, 33, 34(fig.), 41 importante investigación de
aprendizaje motriz de, 262-263, inhibición lateral, 98 laboratorio, 365
263(fig.) inhibición posináptica, 34(fig.) trabajo sobre esquizofrenia, 365,
lesiones de, 255, 257 inhibición presináptica, 32, 33(fig.) 367, 371
reunión del autor con, 244 inhibidores de la monoaminooxidasa, Krafft-Ebbing, Richard von, 365
holismo, 9 34, 378 Kuffler, Steven, 96,103, 106
experimento de Flourens, 9-10 inhibidores selectivos de la recaptura Kussmall, 410
ubicación frente a, 14-16 de serotonina (ISRS), 35, 378 Kwashiorkor, 408
visión de Goltz, 14 integración temporal del
Holmes, G., 158 comportamiento, 338, 340 laberinto de agua de Morris, 282
homeostasis, 64 inteligencia laberinto de puntos, 251, 251 (fig.)
homúnculo motor, 56, 57(fig.) comportamiento dirigido a meta lado contralateral, 6 ,4 7
homúnculo sensorial, 57,156, como manifestación de, 323 lado ipsilateral, 4, 47
156(fig.) deterioro después de lesiones lamellipodia, 397
hormona adrenocorticotrópica prefrontales, 332 Land, Erwin, 109
(ACTH), 378 recuperación funcional después de Lange, Carl, teoría de la emoción de,
hormona liberadora de corticotropina daño cerebral e, 423 289-290, 290(fig.)
(CRH), 378 intencionalidad, 435 Lashley, Karl, 10, 277, 281
Hubel, David, 104,111,114,117,118, interanimación teórica, 438 Leborgne ("Tan"), 11, ll(fig-), 15
399 interbandas, 109 lectura fonológica. Véase dislexia
Hughlings-Jackson, John interferencia proactiva (IP), 259 superficial
acerca de los síntomas positivos y intermanchas, 106 lectura mediante vocabulario
negativos, 366 intemeuronas facilitadoras, 39 visualizado. Véase dislexia
concepto de jerarquía, 14-16 interneuronas, 20 fonológica
descripción de caso de apraxia, 231, facilitadoras, 39 lectura por sonidos. Véase dislexia
234 intervenciones orientadas superficial
especialización del hemisferio externamente, 429 lectura, modelo de dos vías para la,
derecho para imaginación visual, intervenciones restauradoras, 429-430 1 4 4 ,145(fig.)
13, 155 iones, 25 Leibniz, Gottfried, 189
impercepción, 211 fuerzas físicas que influyen el lenguaje, 125-151
involucramiento del cerebro en el movimiento de, 26-27 asimetrías anatómicas hemisférica
lenguaje, 132 movimiento de potasio y sodio, en el, 149-150,149(fig.), 151,
humor, comprensión del, 308- 309 27-28 150(fig.)
Huntington, George, 386 ira fingida, 291, 291 (fig.) características del, 126-127
isocorteza, 53 componentes de función en el,
identificación teórica cruzada, 438 135-146
ilusiones, 367 Jacobsen, C.F., 271, 272, 346, 347 desarrollo de, en infantes /niños,
imagen funcional por resonancia James, William, 318 127-128, 405-406
magnética (fMRI), 76 inteligencia como la visualiza, 323 deteriorado, después de lesiones
imagen por resonancia magnética Principios de psicología, 21 prefrontales, 332-333
(MRI), 73, 74(fig.) teoría de la emoción, 290, 290(fig.) dominio cerebral, 11
ÍNDICE 527
memoria prospectiva, 336 miastenia grave, 218 papel de la corteza motora (MI),
memoria reciente, 248 microcefalia, 408 219, 220-224, 220(fig.), 221(fig.),
memoria semántica, 245 microglía, 23 222(fig.), 223(fig.), 224(fig.)
deterioro selectivo de, 269-270 microtúbulos, 71 papel de la corteza prefrontal, 219,
pérdida de, en amnesia global, 269 miedo disminuido con el síndrome 239, 240(fig.)
memoria topográfica, 165 Klüver-Bucy, 293 papel de los lóbulos parietales, 219,
meninges, 49-50, 50(fig.) mielencéfalo. Véase bulbo raquídeo 238-239
mensajeros secundarios, 37 (mielencéfalo) papel del área motora
mesencèfalo. Véase cerebro medio mielina, 24 suplementaria (AMS), 218,
metales pesados, efecto sobre la velocidad de transmisión y 224-227, 225(fig.), 227(fig.)
actividad del mensajero eficiencia influida por, 32 papel del área premotora (APM),
secundario, 37 mielinización, 400, 401(fig.) 219, 224-227, 225(fig.), 226(fig.),
metamemoria, 258, 332 migración neuronal, 393, 395(fig.), 228(fig.)
metencéfalo, 49, 49(tabla) 396, 396(fig.) papel del área somatosensorial
método de deshabituación, 403 migración, neuronal, 1 8 2 ,183(fig.), (SI), 218, 226, 227(fig.)
método de estímulos desvanecidos, 184(fig.), 293, 395(fig.), 396, papel del cerebelo, 218,227-229
267 396(fig.) trastornos elementales, 218-219
método de flujo sanguíneo cerebral Milner, Brenda, 249, 252, 282, 296 Véase tam bién apraxias
regional (FSCr), 75 mirada obligatoria, 402 movimientos de todo el cuerpo, 234
método de loci, 267 Mishkin, M., 165, 166, 256 mudez pura de palabra, 132,134
método de peroxidasa de rábano Miyashita, Y., 279 Munk, Hermán, 189, 428
(HRP), 72 modalidades sensoriales especiales, Myklebust, H.R., 414
método de sustracción, 75, 76-77 48
metodología de estudios de caso, 16,17 modelo de búsqueda simbólica de la Nauta, Walle, 60
métodos de lesión, 80-82 agnosia visual, 206-207, 207(fig.) necrosis, 421
papel del hipocampo en el modelo de desconexión, 13,131, Neisser, Ulric, 437
procesamiento espacial, 167-168, 131(fig.) Nemesio, 7
168(fig.) agnosia visual y, 206-207, 215(fig.) neocorteza, 53
efecto de lesión por etapas, 423 trastornos del lenguaje y, 133-135, neoestriado, 61, 228
métodos de visibílízación funcional, 134(fig.) neologismos, 131
75-77 modelos computacionales de criterios nervio auditivo, 58
imagen funcional por resonancia restringidos, 207 nervio óptico, 102
magnética (fMRI), 76 modelos de reconocimiento de nervios espinales, 68
método de sustracción, 75, 76-77 objetos, que cumplen criterios neumoencefalografía, 72, 73(fig.)
problemas de interpretación, 75-76 paralelos restringidos, 207 neuritas, 23
tomografia computarizada por de agnosia visual, 207-210 neuroanatomía, 46
emisión de fotones (SPECT), 75, modulación, 21 funcional, 46
76 módulos corticales, 118 neurobiologia computacional, 207
tomografia por emisión de m om entum de la lesión, 421 neuroblastos, 393
positrones (PET), 75, 76(fig.) monismo, 8,435 proliferación de, 393, 394(fig.)
métodos neurofisiológicos, 77-79 monoaminas, 33 neurociencia cognitiva, 289
electrocorticografía (ECo), 78-79, morfología, 126 neurociencia mental, 289
79(fig.) Morgan, W.P., 410 neurociencia psíquica, 289
electroencefalografía (EEG), 77-78, Mountcastle, Vemon, 94 neuroetología, 168
78(fig.) movimiento estudios sobre el papel del
potenciales relacionados con movimientos de todo el cuerpo, hipocampo en el procesamiento
evento (ERP), 78, 78(fig.) 234 espacial, 169-170
registro en célula individual, 77s reflejo en contraste con voluntario, neuroglía. Véase glía
métodos para visualizar estructuras, 223, 220(fig.), 222(fig.) neurolépticos, 368
72-74 Véase también movimiento neuronas
angiografía, 73, 73(fig.) voluntario componentes de, 22-23, 23(fig.)
imagen por resonancia magnética movimiento voluntario, 216-240 descubrimiento de, 22
(MRI), 73, 74(fig.) clarificación del término, 217 membranas celulares en, 25, 26(fig.)
neumoencefalografía, 73, 73(fig.) componentes del, 217-218 motoras, 21
radiografía del cráneo, 72-73, control de orden superior número en humanos de, 21
72(fig.) (panorama), 219-220, 219(fig.) sensorial primaria, 21
tomografia computarizada (TC), movimiento reflejo en contraste tipos de, 21
73, 73(fig.) con, 220, 220(fig.), 221 (fig.) Véase tam bién intemeuronas
ÍNDICE 529
neuronas motoras, 21 oligodendrodtos, 24, 24(fig.) perseveradón, 130, 316, 342, 348, 352
neuronas sensoriales primarias, 21 oliva superior, 58 Test de Wisconsin de Clasificación
neuropéptidos, efecto prolongado de, opsina, 93 de Tarjetas, 316, 317(fig.)
35, 35-36 oraciones semánticamente perseveradón emocional, 316
neurotransmisores, 22 restringidas, 139 Personalidad como factor en la
antagonistas y agonistas, 35n oradones semánticamente recuperadón fundonal después
categorías de 33-34 reversibles, 139 de daño cerebral, 423
degradación enzimática, 34 organelos, 23 personalidad lóbulo temporal, 311
papel de la transmisión neuronal, organizadón modular, 19 Petrides, M., 183, 282, 283
24-25 organizadón retinotópica, 90 Piaget, Jean, 403
recaptura de, 34-35 orientación visual, desarrollo de, 401, piamadre, 50, 50(fig.)
respuestas a la conjugación de los 402(fig.) pigmento visual, 91-92
receptores con, 36-37 Orton, S., 410 Pinker, S., 440
Véase también neurotransmisores Owen, A.M., 343 Piven, ]., 417
específicos placa neural, 393
Newcombe, F., 201 palabra pura, 133, 133-134 placas neuríticas, 386
Newsome, William, 114 paleocorteza, 53 placas neurofibrilares, 386
nicotina, efecto sobre la actividad del Papez, James, teoría del circuito de la planum temporale, 128,149-150,149,
segundo mensajero, 37 emoción de, 291-293, 293(fig.), 149(fig.)
Nissl, Franz, 365 294(fig.) plastiddad, 399
nodos de Ranvier, 23(fig.), 24, 32 papiro Ebers, 128 Platón, 6, 435
Noguchí, Hideyo, 366 papiro quirúrgico Edwin Srrúth, 4-6, plexo coroides, 50
norepinefrina, 33, 34(fig.), 35 5(fig.) plomo, efecto sobre la actividad del
núcleo anterior del tálamo, 60 parafasia fonémica, 129 mensajero secundario, 37
núcleo basalis, 313 parafasia semántica, 129 poliomielitis, 218
núcleo basolateral (grupo nuclear), parafasias, 129 posición anterior, 46, 47(fig.), 48
301 paragrafias, 129 posición dorsal, 46-47, 47(fig.)
núcleo caudado, 59, 60, 229 paraplejía, 219 posición inferior, 47, 47(fig.)
núcleo central, 301 parceladón, 247 posición lateral, 46, 47(fig.)
núcleo coclear, 58 paresia general, 365-366 posición media, 46, 47(fig.)
núcleo geniculado lateral (NGL), 57, pars opercularis, 140 posidón posterior, 47, 47(fig.), 48
6 3 ,1 0 3 -1 0 4 ,103(fig.) Paterson, A., 156,161 posición superior, 46, 47(fig.)
capas magnocelulares, 113-115 Pavlov, Ivan, 300 posición ventral, 47-48, 47(fig.)
características del campo receptivo pedúnculos cerebelosos, 66 Posner, M.I., 1 3 5 ,1 4 0 ,1 4 1 ,1 4 2 ,1 7 2 ,
de las neuronas, 103-104, Penfield, Wilder, 78-79, 255, 277 175
105(tabla) pensamiento pospotendal, 31
proyecciones hacia la corteza convergente, 334 potasio
visual, 104-105,106(fig.), deteriorado, después de lesiones bomba sodio-potasio, 28-29
105(tabla), 106(figs.) prefrontales, 334-336, 336(fig.) movimiento de iones, 27-29
núcleo geniculado medio, 58, 63 divergente, 334 potenciación a largo plazo (LTP),
núcleo oculomotor, 66 sentimiento en contraste con, bases 42-43, 42(fig.)
núcleo subtalámico, 62,228 neurológicas de, 318-319 potencial de acdón, 29, 31, 32(fig.)
núcleo troclear, 68 pensamiento convergente, 334 potencial de equilibrio, 26-27
núcleo ventrolateral del tálamo (VL), pensamiento divergente, 334-335 potendal de membrana, 27, 28(fig.)
230 péptido del gen relacionado con la potendal de reposo, 27
núcleos corticomediales (grupo calcitortina (CGRP), coliberación potendal del umbral, 31
nuclear), 301 de, 35 potendal evocado, 78
núcleos percepción tactual, 156 potenciales de receptor, 43
como concentraciones de cuerpos pérdida de las asociadones, 367 potenciales electrotónicos, 30
celulares, 51-52 periodo crítico, 127 potendales generadores, 43
como parte de las células, 23 periodo refractario potenciales posinápticos
absoluto, 32 exdtatorios (PPSE), 29, 30-31
O'Keefe, J., 167 relativo, 32 potenciales posinápticos
obsesiones, 381 periodo refractario absoluto, 32 inhibitorios (PPSI), 28, 29, 30
Ogle, 145 periodo refractario relativo, 32 potendales reladonados con evento
ojos. Véase visión permanenda de objeto, 403-404, (PRE), 78, 78(fig.)
Olds, J., 296 404(fig.) pragmática, 127
olfato, corteza olfativa, 58 permeabilidad, 25, 26 praxiconos, 237
530 ÍNDICE