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Un sin-vergüenza...

"El psicoanálisis no pretende curar, suprimir la vergüenza, "desvergonzar" al sujeto. Como


tampoco pretende desculpabilizarlo. No pretende perdonarlo -que es lo que suele hacer el
amo, la religión- ni subestimar sus razones para sentir vergüenza. Únicamente pretende
desangustiarlo. ¿Por qué esta posición en la cura? ¿Por apego a principios éticos? Hay más:
hay razones epistemológicas. Si el tratamiento reprime la culpa y la vergüenza del sujeto,
no entiende nada; no puede comprender nada del síntoma, de lo que le pasa al sujeto.
Porque el síntoma es una formación transaccional.
Vivimos en tiempos de impudicia. Reina el imperativo de exhibirse o de mirar. De eso hay
que gozar. Parece que todo se puede decir, todo se puede contar, todo se puede mostrar, que
la intimidad, la privacidad, ya no existen. Son tiempos de gran hermano. Tenemos la
impresión de asistir al ocaso del pudor; la gente parece más desvergonzada que nunca. No
obstante, la vergüenza no ha desaparecido. Al contrario: sigue presente; incluso hay más
vergüenza que nunca, aunque la mayor parte de las veces permanece inconsciente".
Alín Salom ,Barcelona

Se trata de hacer pasar algo de esa vergüenza por el análisis, de modo que se pueda arribar
allí a un saber sobre eso, es decir, a lograr situar cuál es el goce puesto en juego, esa
modalidad que avergüenza porque tiene, justamente, íntima conexión con el fantasma. De
qué se goza no hace lazo común, es singular, de uno en uno y eso, más allá del reinado de
la impudicia, da cuenta que la destitución subjetiva no arriba a su ocaso en el reality show,
aún resta por leerse.
Andrea F. Amendola

 Pablo Bande La reseña es interesante con una humilde puntualización: ¿De verdad
pretendemos "desangustiar" al sujeto?...
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Maria Lidia Fuentes Benítez Bien tu aporte Pablo.
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Maria Lidia Fuentes Benítez Se trata de no desangustiar al paciente, de hacer consistir el
síntoma, como formación del inconciente , en transferncia, para porder interpretarlo.
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Maria Lidia Fuentes Benítez vos?
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Maria Lidia Fuentes Benítez Perdón, el vos, era para otra ventana!!!!!
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Pablo Bande Es interesante las ambigüedades que se abren en Psicoanálisis, lo que
consolida, muy a nuestro pesar, la idea de que en el fondo sigue siendo un "arte". Lo que yo
podría decir al respecto es que "La Angustia", una reprimida, renegada, evadida, obturada,
silenciada, postergada... debe tener en análisis un lugar que el sujeto no le está dando. "La
Angustia" debe ser instituida como posible, como lugar habilitado en análisis toda vez que
el sujeto no la habilita. Mas la función, diría yo, no es la de hacer consistir el síntoma sino
de hacer que, eventualmente, deje de ser necesario; y esto entendiendo que en el momento
de consulta el síntoma no es un capricho sino una necesidad. El sujeto se desangustia solo,
no sabe hacer otra cosa que desangustiarse. En la sociedad actual sobran las "Cosas", los
"entes" (Diría Heidegger) para tapar la angustia. Esto implica concebir la diferencia entre la
angustia y la tristeza. El sujeto no viene análisis porque está angustiado sino porque está
triste o deprimido o inhibido o sintomatizado. Mas siempre viene con decenas de
estrategias y formas de la des-angustia.
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Maria Lidia Fuentes Benítez Te respondo humildemente Pablo de dónde traje lo de hacer
consistir el síntoma.
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Maria Lidia Fuentes Benítez "¿Cuál es la alterantiva a desangustiar? Es estatuto particular
de la angustia entre los afectos ha sido subrayada por Freud y Lacan la formuló de la
siguiente manera: la angustia es un afecto que no engaña.Guía al sujeto neurótico hacia lo
real.
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Pablo Bande Lo recibiré con la misma humildad! No trato de imponer nada sino de
expresar una forma de ver las cosas. Estamos para debatir y el debate cabe porque no hay
verdad, yo no tengo una. Muchas gracias!
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Maria Lidia Fuentes Benítez Si la angustia no engaña es porque ella plantea la pregunta, la
del deseo. Uno se angustia cunado no sabe lo que el Otro quiere de nosotros. Desangustiar
consiste entonces en hacer surgir la pregunta por el deseo. Podríamos decir que la vía regia
para interpretar el deseo es hacer consistir el síntoma.Se pude tanto más desangustiar
cuando se logra hacer consistit el síntoma.A la inversa, cuandoel síntoma no consiste, no se
llega a poner un punto de capitón a la angustia". Extracto del artículo d eÉric
Laureant"Desangustiar", publicado en MEntal No. 13 de dciembre 2003. p.21-23.
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Maria Lidia Fuentes Benítez Gracias Pablo por este intercambio.
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Pablo Bande El Psicoanálisis está condenado a pagar las consecuencias de no acudir al
discurso de la ciencia, mientras goza de la libertad de no estar sometido al mismo. La
consecuencia siempre va a ser la ambigüedad: "Hacer consistir al síntoma" se puede prestar
al malentendido si se toma al pie de la letra. Lo que yo entiendo de esa frase es lo que dije
un poco más arriba. Es entender que el síntoma no es caprichoso y que no hay que
desestimarlo al modo del conductismo. Es otorgarle la consistencia que tiene, la de
representar algo para un sujeto. Sin embargo arriesgo que el hacer consistir no se acopla a
un "hacer persistir" y arriesgo también que la función del psicoanálisis es la de levantar el
síntoma. Esto no es callando o negando lo que tiene para decir sino haciendo que ya no
precise decirlo de ese modo. Sucederá, arriesgo también, que cuando el síntoma ya no
precise acudir, acudirá la angustia. No lo voy a llevar más lejos. Saludos

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