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La tipicidad en las conductas de comisión dolosa 407

colegiales en un clásico duelo estudiantil, las lesiones deportivas cuan-


do se han respetado las reglas propias de la actividad o las derivadas de
la actividad médico-quirúrgica parecen no admitir discusión; sin em-
bargo, las graves lesiones que un sadomasoquista le ocasiona a otro al
causarle, por ejemplo, una desfiguración facial permanente es asunto
bastante discutible, sobre todo si se considera –como en diversas opor-
tunidades lo han hecho los tribunales alemanes– que no debe admitirse
la eximente por tratarse de un acto atentatorio de las buenas costumbres
(criterio este último que algunos pretenden extender a todos los casos
de consentimiento) o contra la moral (lo que parece generar complica-
ciones adicionales pues conduce a la eticización del derecho penal). Así
mismo, parece claro que no es disponible el bien jurídico vida, pero sí
lo son el patrimonio económico, la integridad moral, etc., y todos los
demás bienes jurídicos individuales.

También, en tercer lugar, la persona debe tener capacidad de com-


prender la situación en la que consiente, al bastar con una capacidad
natural de juicio, esto es, la indispensable para comprender la trascen-
dencia y el sentido de la anuencia prestada en relación con el bien jurí-
dico protegido; al respecto, la ley dice que el consentimiento debe ser
“válidamente emitido por el titular del bien jurídico”.

A las exigencias anteriores se suman dos adicionales: en cuarto lugar,


el consentimiento se debe prestar con anterioridad o al momento del
hecho, y debe mantenerse hasta dicho instante, pues es susceptible de
revocación o retractación; por supuesto, el consentimiento prestado con
posterioridad no tiene ninguna trascendencia; así se desprende del pri-
mer aparte del texto legal: “se actúe con el consentimiento”. Y, para
terminar, en quinto lugar, no debe provenir de error o haber sido obte-
nido por medio de presiones o amenazas, en cuyo caso estará viciado,
aunque si el sujeto activo incurre en error sobre la emisión del consen-
timiento del sujeto pasivo, podrá invocar un error de tipo; en otras pala-
bras, pues, tiene que ser “válidamente emitido”, como con toda claridad
lo dice la ley. Esta última advertencia permite ver que el error surgido
de la presencia de uno de los tres casos de exclusión de la tipicidad estu-
diados está sometido a las reglas propias del error de tipo ya expuestas
en precedencia.
408 Fernando Velásquez Velásquez

d). Otras causales

A lo anterior añádase, finalmente, que también suelen considerarse


excluyentes de la tipicidad, tradicionales causas de justificación, como
la obediencia debida, el ejercicio legítimo de un derecho, de una acti-
vidad lícita o de un cargo público (artículo 32, numerales 4º y 5º), que
tienen doble naturaleza jurídica; sin embargo, téngase en cuenta, en el
derecho positivo –dado el carácter de eximentes de responsabilidad que
tienen estas figuras– el asunto no ofrece ninguna dificultad y tales figu-
ras pueden agruparse en una o en otra sede, según sea la construcción
dogmática ensayada.

E). Clasificación de los tipos penales

Son cuatro los criterios que permiten dividir los tipos penales: la
estructura, el contenido, el sujeto activo y el bien jurídico tutelado.

En relación con su estructura –esto es, el aspecto formal de las des-


cripciones típicas– se puede hablar, en primer lugar, de tipos básicos
o fundamentales para referirse a aquellos en que se narran de mane-
ra independiente uno o varios modelos de comportamiento humano en
una sola descripción, razón por la cual se aplican sin sujeción a ningún
otro y encabezan casi siempre cada uno de los capítulos del Código Penal.
Buenos ejemplos son las figuras de homicidio (artículo 103), hurto
(artículo 239 inciso 1º) y violación (artículo 205).

En segundo lugar, se alude a los tipos autónomos para designar


aquellos que, además de los elementos del tipo básico o fundamen-
tal, contienen otros que pueden ser nuevos o modificatorios de aquel
cuya aplicación excluyen; así acontece, por ejemplo, con las figuras
del homicidio piadoso (artículo 106), o la falsa denuncia contra persona
determinada (artículo 436).

Así mismo, en tercer lugar, se nombran los tipos subordinados o


complementados –a veces llamados modificados– para comprender los
que, refiriéndose a un tipo básico o autónomo, señalan determinados
elementos o aspectos que califican la conducta, los sujetos o el objeto
descrito en estos; por ello, no pueden excluir la aplicación de aquellos y
suponen su presencia a la que se agrega como aditamento la norma que
contiene la peculiaridad suplementaria. En otras palabras: el supuesto

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