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Naaman estuvo a punto de volverse a Siria tan leproso como llego por la dureza de su
mente.
A veces por nuestros pensamientos, no vemos las cosas que Dios nos quiere dar. Es
increíble.
Naaman no solo tuvo que abrir su mente, tuvo que abrir su corazón y humillarse. Un
hombre acostumbrado a dar ordenes, ahora tenia que obedecer a un criado, delante de
todos sus soldados.
Naaman tuvo la oportunidad de ser sanado con Eliseo. El no lo busco, fue Dios quien le dio
la chance. Naaman estuvo a punto de volverse a su país por causa de su orgullo y
desobediencia.
Pero sus propios siervos lo llaman a reflexionar. Siempre habrá alguien que nos ayude a
reflexionar
CONCLUSION
¿Así que has vuelto a caer en el mismo pecado por enésima vez y quieres que Dios te
perdone y te dé otra oportunidad?
La petición de una nueva oportunidad es un ruego que se hace a Dios con temor de ser
rechazado, pero con la esperanza de ser aceptado. Es un ruego que se hace con el rostro
lleno de vergüenza, pero con el corazón anhelante de perdón. Es un ruego que se hace
con el entendido de que se ha fracasado, pero con la voluntad de triunfar. Es un ruego que
se hace cuando no existen justificaciones por nuestros errores, pero sobran motivos para
intentar de nuevo la victoria.
¿No te lo crees?
Entonces necesitas que, juntos, repasemos algunos momentos críticos de la vida de Pedro,
uno de los grandes discípulos de Cristo.
«Lleva la barca hacia aguas más profundas, y echen allí las redes para pescar».(Lucas 5:4)
Pedro le respondió: «Maestro, hemos estado trabajando duro toda la noche y no hemos
pescado nada». Y agregó: «Pero como tú me lo mandas, echaré las redes». (Lucas 5:5)
Observemos la reacción de Jesús a este ruego de Pedro: «No temas». (Lucas 5:10) No
tengas miedo. ¿Miedo de qué? De ser pecador, por supuesto. No hay que temer ser
pecador, porque en Cristo tenemos un extraordinario Salvador.
Pedro le pidió a Cristo que se alejara, pero Jesús no le hizo caso. Al contrario, se acercó
más a él y le prometió convertirlo en ministro del evangelio, en pescador de hombres.
Es triste saber que somos realmente pecadores, pero no hemos de angustiarnos por ello,
pues Jesús es nuestro Salvador. Sabemos que somos indignos de andar con Jesús; sin
embargo, él quiere tenernos a su lado, se goza en andar con nosotros y, en sus planes
para salvar al mundo, él cuenta con nosotros.
Pedro se había llenado de orgullo y se había vaciado de Cristo. Tenía falta de fe y exceso
de confianza propia. Apartó su mirada de Jesús y la fijó en sí mismo y en sus problemas.
No obstante, a pesar de su gran falta de fe, al pedir a Cristo otra oportunidad, Jesús lo
salvó en el mismo instante que le oyó clamar: «¡Señor, sálvame!».
Pues sí, Dios salva a los que nos hundimos por nuestra falta de fe, a los que fracasamos
por nuestras dudas, a los que el orgullo y la autosuficiencia nos están sumiendo en el
pecado. Dios salva, y salva de inmediato, a todo aquel que en la angustia de su desgracia
clama: «¡Señor, sálvame!».
En otro episodio de su ministerio, Jesús anuncia su muerte a sus discípulos. Pedro lo lleva
aparte y le dice: «Señor, ten compasión de ti mismo. ¡En ninguna manera esto te acon-
tezca! ». (Mateo 16:22, RV95) Jesús le responde: «¡Aléjate de mí, Satanás! Quieres
hacerme tropezar; no piensas en las cosas de Dios sino en las de los hombres». (Mateo
16:23)
No obstante, en los dos primeros versículos del capítulo 17 de Mateo, se asevera que, a
pesar de tan desastrosa actuación, Cristo sigue considerando a Pedro su amigo especial: le
concede el privilegio de ser uno de los tres testigos del singular momento de su
transfiguración.
¡Qué Salvador más extraordinario es Jesús! Al Pedro que le era tropiezo, al Pedro que no
tenía su mirada en las cosas de Dios sino en las de la tierra, al Pedro que actúa como el
mismo Satanás, Jesús no lo desecha. Por el contrario, lo acerca y lo hace parte de su
círculo más íntimo y testigo de su transfiguración.
Ha llegado el momento de entender que Dios nos ama aun cuando por nuestra torpeza
actuamos como Satanás. No tengas ni la más mínima duda, Jesús nos sigue amando, a ti y
a mí, aun cuando por nuestra forma de pensar y actuar somos piedra de tropiezo para
otros; nos sigue amando aun cuando, víctimas de nuestro egoísmo, quitamos nuestra vista
de las riquezas celestiales para colocarla en las miserias de los placeres terrenales.
Sin embargo, Pedro no solo lo negó a las primeras de cambio, sino que maldijo, y juró que
no conocía a Jesús. (Marcos 14:68-72)
Fíjate en lo que Jesús hace con este Pedro al que le cuesta tanto aprender a ser fiel.
Después de su resurrección, cuando María Magdalena y sus compañeras van al sepulcro,
ven a un joven que les dice:
«No se asusten —les dijo—. Ustedes buscan a Jesús el nazareno, el que fue crucificado.
¡Ha resucitado! No está aquí. Miren el lugar donde lo pusieron. Pero vayan a decirles a los
discípulos y a Pedro: “El va delante de ustedes a Galilea. Allí lo verán, tal como les dijo”».
(Marcos 16:6-7)
Sí, sí, ¡no se olviden de tomar en cuenta a Pedro! Él, a pesar de todos sus desastres, sigue
siendo mi discípulo. ¡Inaudito!
Es hora de entender que Dios nos ama tanto que, aun cuando nosotros lo abandonemos,
él se niega a abandonarnos, nos sigue amando y sigue contando con nosotros como sus
discípulos.
Cuando creas que ya no recibirás más oportunidades, recuerda algo importante: «Jesús no
le había pedido a Pedro que fuese a él para perecer; él no nos invita a seguirlo para luego
abandonarnos».
No importa cuál haya sido nuestro fracaso de ayer, hoy de nuevo podemos oír su voz
diciéndonos:
Yo estaré contigo;
El amó y salvó a Abraham después de que se hubiera reído como señal de incredulidad de
su capacidad para darle un hijo de la anciana Sara.
El amó y salvó a David, que cometió adulterio y un asesinato para tapar ese adulterio.
El amó y salvó a Jonás, que se negó a obedecer su llamado y se enojó por su misericordia.
El amó y salvó a Pablo, que persiguió a la iglesia y participó en la muerte de Esteban.
Él es el que busca la oveja perdida y la moneda perdida, el que recibe al hijo extraviado, el
que puso su vida para rescatar la nuestra.
Su amor salvador no tiene límites.
Pedro había dicho ORGULLOSAMENTE que él era el discípulo más confiable del grupo. En
Mateo 26:33, Pedro le dijo a Jesús: Aunque todos se escandalicen de Ti, yo nunca me
escandalizaré. Sin embargo, en el momento de crisis, Pedro, no solo salió corriendo con
los otros discípulos, SINO QUE TAMBIÉN NEGÓ CONOCER A JESÚS.
Escuchen lo que Mateo 26:69:75 nos dice acerca de la traición de Pedro: Mientras Pedro
estaba sentado afuera, en el patio, se le acercó una criada y le dijo: También tú estabas
con Jesús el galileo.70 Pero él lo negó delante de todos, y dijo: ¡NO SÉ DE QUÉ HABLAS! 71
Y se fue a la puerta. Pero otra criada lo vio, y dijo a los que estaban allí:
También éste estaba con Jesús el nazareno. 72 Pero él lo negó otra vez, y hasta juró: ¡NO
CONOZCO A ESE HOMBRE! 73 Un poco después, los que estaban por allí se acercaron a
Pedro y le dijeron: Sin lugar a dudas, tú también eres uno de ellos, porque hasta tu
manera de hablar te delata.
74 Entonces él comenzó a maldecir, y a jurar: ¡NO CONOZCO A ESE HOMBRE! Y enseguida
cantó el gallo. 75 Entonces Pedro se acordó de que Jesús le había dicho: Antes de que
cante el gallo, me negarás tres veces. Y saliendo de allí, lloró amargamente.
En los momentos de desilusión o frustración nos damos cuenta, una vez más, CUAN
PROFUNDAMENTE IMPERFECTO ES NUESTRO MUNDO.
¡PERO LA BUENA NOTICIA ES QUE DIOS “NO DEJÓ A SU HIJO” EN LA TUMBA! Como Jesús
se sometió a la muerte, ¡ÉL DERROTÓ A LA MUERTE! Él abrió el camino para que todo el
mundo pudiera recibir perdón, y vida eterna. Al someterse a la muerte, Jesús encontró la
vida.
Por eso Marcos 16:1-2, 5-7 NOS RECUERDA DE AQUEL DOMINGO GLORIOSO DE LA
RESURRECCIÓN… Dice, Cuando pasó el día de reposo, María Magdalena, María la madre
de Jacobo, y Salomé, compraron especias aromáticas para ir a ungir el cuerpo de Jesús. 2
El primer día de la semana muy temprano, en cuanto salió el sol, fueron al sepulcro.
7 Pero vayan ahora y digan a sus discípulos… “Y A PEDRO”. Jesús va delante de ustedes a
Galilea. Allí lo verán, tal y como Él les dijo.
¿ESCUCHARON ESO? El ángel les dice a las mujeres… QUE LE DIJERAN A PEDRO, que Jesús
había resucitado. ¡JESÚS NO SE HABÍA OLVIDADO DE PEDRO!... a pesar de su traición.
En vez de eso, Juan nos describe el encuentro QUE JESUS TIENE CON PEDRO EN GALILEA.
Jesús llama a Pedro a un lado, y le da la oportunidad de reafirmar su amor y devoción, en
Juan 21:15-17, Simón Pedro, hijo de Jonás, ¿me amas más que éstos?
Le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te quiero. Él le dijo: Apacienta mis corderos. 16
Volvió a decirle por segunda vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro le respondió: Sí,
Señor; tú sabes que te quiero. Le dijo: Pastorea mis ovejas.
17 Y la tercera vez le dijo: Simón, hijo de Jonás, ¿me quieres? Pedro se entristeció DE QUE
LA TERCERA VEZ LE DIJERA ¿Me quieres?, y le respondió: Señor, tú lo sabes todo. Tú sabes
que te quiero. Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas.
Jesús no solo restauró a Pedro al ministerio, sino que también lo escogió PARA QUE FUERA
SU PORTAVOZ PRINCIPAL EN EL DÍA DE PENTECOSTÉS, cuando tres mil personas fueron
añadidas a la iglesia.
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Las primeras palabras de Jesús, CUANDO TÚ LE FALLAS, también pueden ser “PAZ”. Jesús
te encontrará desesperada, ¡Y TE DARÁ PAZ! Luego, Él te reorientará HACIA ÉL para que
puedas creerle… Y SEGUIRLO.
No te des por vencida cuando le hayas fallado a tu Señor. ¡RECUERDA LO QUE LE PASÓ A
PEDRO! ¡Jesús no había terminado con él! ¡Dios todavía no ha terminado
perfeccionándote, A TI, como Su discípulo!
Pedro le falló cobardemente a su Señor cuando se escapó con los otros discípulos del
Jardín de Getsemaní. Luego, ¡NEGÓ PÚBLICAMENTE CONOCER A JESÚS! Me imagino que
Pedro se debe de haber preguntado SI TODAVÍA PODÍA SER DISCÍPULO DE JESÚS. Después
de todo, él le había sido infiel A JESÚS en Su hora más crítica.
En estos momentos, puede que le hayas fallado a tu Señor de muchas maneras. A lo mejor
no le fuiste fiel. O desobedeciste Su Palabra. A lo mejor lo negaste por tu forma de vivir.
Jesús no te regañará. No te humillará. ¡ÉL TE PEDIRÁ QUE EXAMINES TU AMOR POR ÉL!
Esta historia llena de lagrimas mis ojos, porque es la historia que muchos en
algún momento de nuestra vida hemos experimentado, puesto que no es
necesario renunciar completamente a Dios como para alejarnos de El, tu
puedes ser el mejor servidor a la vista de toda la congregación, pero puedes
estar totalmente alejado de una verdadera relación personal con el Señor.
Todos conocemos la historia de cómo Pedro negó a Jesús, ese hombre que
en algún momento dijo: “…Aunque todos se escandalicen de ti, yo nunca
me escandalizaré” (Mateo 26:33). Y es que aunque muchas veces le
prometamos todo lo que queramos al Señor por puros impulsos humanos,
cuando la realidad de la prueba se presenta muchos hacemos lo mismo que
Pedro, huir y negar lo que un día profesamos: “Respondiendo Simón Pedro,
dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente” (Mateo 16:16).
Y es que es fácil decir todo lo lindo que Dios es cuando todo esta en
bonanza, cuando todo es una bendición y cuando sus milagros y maravillas
están a simple vista.
Pero lastimosamente muchos no estamos preparados para la hora de la
prueba, Jesús le dijo a Pedro: “…Simón, Simón, he aquí Satanás os ha
pedido para zarandearos como a trigo” (Lucas 22:31) y en otra ocasión
también le había dicho: “Velad y orad, para que no entréis en tentación; el
espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil”. (Marcos 14:38)
Y es que es duro, creo que ningún de los que en algún momento hemos
tenido un encuentro con Dios nos sentiremos orgullosos de fallarle al
Señor, jamás nos sentiríamos orgullosos de hacer algo que lejos de
agradarlo lo entristezca. Pero nuestro Dios es grande en misericordia, amor
y sobre todo perdón.
Cuando Pedro oyó que era el Señor, dice la Biblia que se puso la ropa y se
echo al mar, para encontrarse con Jesús que estaba en la playa. Y es que
Dios es un Dios de oportunidades, Pedro había fallado, había vuelto a su
vida antigua, pero aun así Jesús fue a buscarlo y Pedro frente a la
insistencia de Dios por buscarlo opta por salir corriendo a su encuentro,
como un hijo prodigo anhelando una segunda oportunidad la cual esta vez
aprovecharía.
Que lindo episodio, lo que todo parecía arruinado fue RESTAURADO POR
NUESTRO SEÑOR. Y es que El es un Dios de Oportunidades.
Lo ultimo que Dios querría seria que tú te fueras a tu antigua vida, El te ama
y con su ETERNO amor te busca porque quiere restaurarte, quiere
perdonarte y darte una NUEVA OPORTUNIDAD.
No tenemos poder sobre Satanás usando conocimientos o teorías, sino solo con el testimonio de
Jesús arraigado en nuestros corazones.
"Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a
una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana
salga en vuestros corazones; entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de
interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los
santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo." 2 Pedro1:19-21.
La palabra profética siempre es como una luz que alumbra en un lugar oscuro, pero llega un
momento en el que la luz irrumpe. Los santos profetas de Dios dejaron que la luz profética brillara
hasta Belén donde nació Jesús. Allí Jesús irrumpió como una luz brillante en medio de la oscuridad
de este mundo.
No obstante, la palabra profética alumbró aún más claramente en la oscuridad egoísta de los
discipulos hasta que el día esclareció y el Lucero de la Mañana salió en sus corazones. Gracias a
esta luz divina en su interior pudieron ver y juzgar con claridad, y toda duda e incredulidad fueron
expulsadas de ellos para siempre. Pero no solo eso, sino que así tan firmes como una roca en su fe,
predicaron el evangelio con gran poder, fuerza y llenos de gozo hasta el día de su muerte. No
tuvieron miedo de las opiniones humanas, y la dura oposición que encontraron a dondequiera que
fueron tampoco sacudió su fe. Lo que habían recibido en sus corazones era divinamente
verdadero, y nadie podía quitárselos.
Los tres apóstoles vieron a Jesús siendo transfigurado junto con Moisés y Elías. (Mateo 17:1-9).
Pero también habían sido testigos de su grandeza de muchas otras maneras. Sin embargo, para
ellos la palabra profética era verdadera y estaba siendo confirmada, pues lo que dijo Jesús eran
palabras que obedecieron y ellos mismos viveron, y por las cuales se convirtieron en poseedores
del poderoso Espíritu que había en esas palabras. Este Espíritu es el Espíritu de la palabra
profética, que es el testimonio de Jesús. (Apocalipsis 19:10.)
Este mismo testimonio es el que necesitamos también en nuestros corazones en estos días malos,
porque todo el poder del diablo se está levantando con fuerza. La mayoría de las personas son
inciertas y dudan, por eso tienen diferentes opiniones año tras año. Esto se debe a que forman sus
propias opiniones acerca de la palabra de Dios basandose en su propio egoísmo oscuro en lugar de
permitir que la palabra de Dios les diga la verdad sobre ellos mismos. No tenemos poder sobre
Satanás usando conocimientos o teorías, sino solo con el testimonio de Jesús arraigado en
nuestros corazones.
Hoy en día encontramos poco de esta firmeza y constancia en el Espíritu que poseían los santos
profetas de Dios y los apóstoles. Isaías se quedó solo en medio de una generación malvada y
corrupta y proclamó la ira del juicio de Dios sobre toda la impiedad hasta que solo quedó un
pequeño y santo remanente, así como queda un tronco de un roble después de haber sido talado.
(Isaías 6:9-13; Isaías 10:20-23.)
En sus tiempos Jeremías se mantuvo firme como una fortaleza; como una columna de hierro y un
muro de bronce contra toda la tierra. (Jeremías 1:18.)
El rostro de Ezequiel era como un diamante pedernal contra toda impiedad. (Ezequiel 3:9).
Los profetas fueron apedreados y asesinados, pero se mantuvieron firmes hasta el final. Poseían el
Espíritu de Cristo, que testificaba de antemano de los sufrimientos de Cristo y de las glorias y que
vendrían tras ellos. (Hebreos 11:32-40; 1 Pedro 1:10-11.)
Poder espiritual
Hoy en día, vivimos en tiempos malos y difíciles. Por lo tanto, la cuestión ahora es si somos
personas débiles o firmes en nuestra fe, y si estamos cumpliendo nuestra vocación en la vida o no.
Vivimos solo por un poco de tiempo y es por eso que es de vital importancia dejar que la verdad
haga grandes avances a través de nosotros. La semilla es la palabra de Dios, y cada persona es un
campo. Hoy, tenemos el tiempo y la oportunidad de sembrar a nuestro alrededor. La noche viene,
cuando nadie puede trabajar. Este tiempo ya ha llegado en algunos países. (Marcos 4:1-20; Juan
9:4.)
Debemos vivir de tal manera que podamos tener el poder espiritual dentro de nosotros que es
poderoso para aplastar todo egoísmo y el espíritu del mundo bajo nuestros pies. No nos
pertenecemos a nosotros mismos, sino a Aquel que nos redimió del mundo con Su preciosa
sangre. (1 Corintios 6:19-20.)
Cada uno debe prestar mucha atención a la palabra de Dios y vivir de acuerdo con ella, de esta
forma el lucero de la mañana saldrá y la Estrella de la Mañana surgirá en nuestros corazones.
Por la gracia de Dios, ahora estamos entrando a un nuevo año y ya hemos escrito las primeras
páginas de nuestro libro de vida para el año por venir.
Si no estás satisfecho con los años que has vivido, hay nuevas oportunidades por delante.
Realmente puede ser un nuevo año con una nueva vida para la gloria de Cristo. Todas las batallas
de la vida se pueden resolver. Jesús ha venido al mundo para ayudar a las personas a salir del
pecado y la miseria. Él vino para liberar a los cautivos y predicar la libertad a los oprimidos, sí, Él
vino para arreglar todas las cosas ¡alabado sea su santo nombre! Él vino para hacerte feliz, tú que
estás sufriendo. El año por venir puede ser un año rico y bendecido para ti, sin importar cómo
haya sido tu vida en el pasado.
Date prisa para resolver tus asuntos con Dios y con la gente, porque el tiempo es corto. Si ya has
puesto tus asuntos en orden, no dejes que tus pensamientos se detengan en la miseria del pasado,
o si no tu futuro también quedará destruido. Satanás ya te ha quitado más que suficiente de tu
preciosa vida. Levanta la cabeza con fe, confía en Dios y enfrenta el futuro. "Pero los que esperan a
Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán;
caminarán, y no se fatigarán.” Isaías 40:31. ¡Aleluya! Corren sin descansar hacia delante para
completar las obras que se les han preparado de antemano hasta alcanzar la gloriosa meta.
“He aquí que yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz; ¿no la conoceréis? Otra vez abriré camino
en el desierto, y ríos en la soledad.” Isaías 43:19. ¡Alabado sea Dios! La corriente de agua viva
puede correr en el desierto de tu vida y convertirlo en un jardín fértil. Esto puede suceder
rápidamente.
Sin embargo, no estamos invitados a una tener una vida sin luchas ni dificultades, ¡No!, sino que
precisamente a una batalla de fe es a lo que se nos invita. “Por tanto, nosotros también, teniendo
en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que
nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante…” Hebreos 12:1. Jesús
ha garantizado que nuestra lucha terminará en victoria si estamos dispuestos a recibir el poder
que Él nos quiere dar en cada momento y situación.
Los héroes aparecen en las muchas y grandes tribulaciones de la vida. Esto aplica tanto a los
héroes de este mundo como a los héroes del reino de Dios. Si hombres como Noé, Abraham, José,
Moisés, Gedeón, Barac, Samuel, Jefté, David, etc… no hubieran superado tales pruebas, nunca se
habrían conocido sus nombres.
Ahora Dios nos ha proporcionado algo mucho mejor: entrar en las filas de los héroes de la fe del
nuevo pacto. Ahora es nuestro turno de mostrar fidelidad en pequeñas y grandes tribulaciones,
porque el que venciere será mayor que aquel que vence sobre una gran ciudad. Solo los héroes del
nuevo pacto tienen el poder de derrotarse a sí mismos, porque la obra se cumple y el Espíritu de
Cristo se vierte en sus corazones. Aquí, Jesús es el más grande y primer héroe, y Dios está listo
para hacer héroes a todos los que así lo quieren – no llamado héroe en este mundo – sino en el
venidero.
Que el Señor bendiga el año nuevo para todos nosotros, y así mismo sea el año más bendecido y
fructífero que hayamos vivido, y que vivamos anticipándonos a la venida de Cristo.