Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Y PSICOLOGÍA
Sergio López Ramos (Coordinación)
Prólogo de Eiko Fujiwara
Título:
Zen, Acupuntura y Psicología
©M
andala Ediciones, 2013
Treviño 9, Bajo Izquierda. 28003 Madrid
Tel.: +34 917 553 877
E-mail: info@mandalaediciones.com
www.mandalaediciones.com
I.S.B.N.: 978-84-8352-857-0
Imprime:
Agradecimientos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
Capítulo 1: EL ZEN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25
• El Zen en la mirada —Francisco Cinencio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 27
• Memorias de un hombre —Gabriela Torres Casillas . . . . . . . . . . . 54
• La historia de Mary —Gabriela Torres Casillas . . . . . . . . . . . . . . . 56
• La enseñanza y el Zen —Víctor Manuel Olvera García . . . . . . . . . 58
• Lo lúdico de la epistemología —Patricia Chávez García . . . . . . . . 64
• El Zen y las pasiones —Guillermo Montaño . . . . . . . . . . . . . . . . . 73
• Y al final apenas comenzamos —Alfonso Sánchez González . . . . 77
• Compartiendo mi vivir —Alfonso Sánchez González . . . . . . . . . . 79
• Desde Barcelona, España (Carta para Adriana y Sergio)
—Luis Miguel Bascones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 81
Capítulo 2: LA ACUPUNTURA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 89
• Atención con Acupuntura —Norma Delia Durán Amavizca . . . . 91
• La curación de un cuarador —Adriana Pérez Zárate . . . . . . . . . 117
• Acupuntura y Masaje en la Psicoterapia
—Fátima Contreras Romero y Lucila Velasco Arestegui . . . . . . . . 142
• Trabajo con Acupuntura —Rocío Baca Millán . . . . . . . . . . . . . . . 162
• Reflexión —Silvia Coronado Martínez . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 180
• Poquito, pero sustancioso —Andrés Sánchez Rodríguez . . . . . . 204
• El vivir como Experiencia y Aprendizaje
—Alejandra M. Pérez Zárate . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 206
• Atada al deseo de un cuerpo ajeno
—Griselda Navarro Hernández . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 215
• Renacimiento —Martha Reyna Peña Calzada . . . . . . . . . . . . . . . 230
• Entre las sombras del cuerpo y del alma
—Patricia Flores Arellano . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 252
Capítulo 3: LA PSICOLOGÍA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 257
• Poema —Lucila Velasco Arestegui . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 259
• El cuerpo humano y la psicología: algo para pensar
—Sergio López Ramos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 263
• Hoy —Verónica Gil Montes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 271
• La persona con retraso en el desarrollo y su familia
—Elizabeth Cruz Ochoa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 274
• Del hoyo al meollo —Ramón Guillermo Vera Martínez . . . . . . . . 292
• El espejo —Sonia Elena Rodríguez Rivera . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 301
• Del sueño a la realidad —José García Pérez Rul . . . . . . . . . . . . . 304
• Fronteras —Héctor Gustavo Ríos García . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 312
• Cuarto vacío —Héctor Gustavo Ríos García . . . . . . . . . . . . . . . . . 320
• Una historia —Marlén López Ramírez . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 327
• El adiós —Juana Tinoco Cuevas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 330
• El presente en retrospectiva —Maury Tania Gómez Flores . . . . 336
• Cómo construir una enfermedad:
carta para un amigo —Arcelia L. Solís Flores . . . . . . . . . . . . . . . . 347
• Sucesos personales; afinidades selectivas
—Carlos Mario Murrieta Hernández . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 364
• Experiencias en un grupo de educación especial
—Eugenia Granados Vega . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 378
Notas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 407
D
ebo decir que estoy en deuda con la vida y mis maestros;
Antonio Moya, Emilio Pardo, Ana Rosa Carreón, Gabriel
González, José López Ramírez, Tomasa Ramos Montaño,
Trinidad Montaño, José Manuel Arenas, Mario Estrella, Javier
Estrada Salazar y Alberto Nyssen. Mi gran amiga: Ruth Merkel y
Alfredo Juan Noguez. Sin ellos, no soy lo que intento. Debo decir
también que jamás los patearé, les tengo en un altar en mi corazón,
les agradezco su dureza y nobleza cuando cometí algún error. Más de
una vez me dijeron que era un pendejo, hice una reverencia y agradecí.
Ellos me decían y me dicen que no debo de humillarme y nunca lo he
permitido: no pierdo esa capacidad de indignación; sobre todo cuando
sé de las injusticias sociales e individuales; de asombro cuando veo la
alegría de vivir en un niño con parálisis cerebral y cuando veo que las
mariposas Monarca viajan, sin más anhelo que vivir; y de enamorarme
de la vida; para renovarme continuamente e intentar alcanzar una
gracia que es la de dar y compartir con los otros.
Todo lo anterior y más compartí con mis compañeros del
diplomado: La psicología y la búsqueda de alternativas en la salud,
que tuvo una duración de 290 horas, en la sala de juntas “TIAS”
en el CEAPAC desde el año de 1995 a 1996. Donde hicimos una
construcción del saber que nos permitiera alcanzar una mejor
comprensión de nosotros y del otro. Fueron tantos los momentos
de saber y emotivos que viví con dichos compañeros que deseo los
puedan compartir con alguien. También, debo mencionar a los
colegas que contribuyeron con su saber al buen término de este
diplomado: a las psicólogas y maestras Carmen Martínez Ramírez,
Gabriela Revueltas Valle. La colaboración del hermano Francisco
Cinencio y el apoyo de Rocío Baca y Eugenia Granados.
A Eiko Fujiwara, primera historiadora del Zen en México, hago
una reverencia ante su amabilidad para hacer el prólogo del libro.
•9•
Zen, Acupuntura y Psicología
• 10 •
PRÓLOGO
E
s un honor poder hacer un prólogo del primer libro de Psicología
y Acupuntura realizado por psicólogos mexicanos, quienes a tra-
vés de la enseñanza del Zen decidieron incluir algunos “concep-
tos” de esta enseñanza. Sin duda que los conocimientos vertidos en
la presente obra son un fruto alimentado pacientemente por el maes-
tro Sergio López Ramos, como un artesano que no sabe de la prisa,
sólo hace para sentirse bien y mejor con los otros. Esa es parte de la
filosofía Zen, la que en los mexicanos constituye una excelente forma
para el desarrollo de su vida individual, integrando lo ancestral con lo
moderno.
La acupuntura, por ejemplo, es un recurso que es posible realizar
con disciplina y culto de respeto a la intimidad del otro. Es necesario
saber que la salud no sólo es sentirse bien, sino cuidarse para estar
bien; también es importante descansar para tener mayor energía y así
poder realizar la misión que a cada uno se nos ha dado.
Justo es decir, que esta obra es un gran esfuerzo de años, que
ahora se puede construir como una manera de ver en un futuro inme-
diato el Zen en México, al menos en sus vertientes de la generación
que busca las posibles formas de ver el presente y sus problemas de
orden existencial, de servicio en el campo de la salud y de la asesoría
psicológica. Lo que hace que este trabajo esté conformado por la inte-
gración de la psicología y la acupuntura, basándose en la enseñanza
del Zen como “vía de realización”.
Esto viene a mostrar que el pensamiento occidental actual puede
tener un punto de contacto con la sensibilidad y las formas de tra-
dición cultural de México, que tienen en su memoria la herencia de
enseñanzas ancestrales que vale la pena poner a la luz de lo que hay
en el presente de nuestros días. El esfuerzo de buscar los puntos de
unión es algo que no cualquiera desea realizar, hace falta cierta sensi-
• 11 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 12 •
Prólogo
E i ko F uj i wa r a
• 13 •
INTRODUCCIÓN
L
a Psicología en México tiene una existencia de importación, es la
ciencia que no se desarrolla en la sociedad mexicana y se instaló
en los lugares de la formalidad con los pacientes, quienes desean
ver en la línea del presente y han puesto sus ojos en la búsqueda de
alternativas para vivir, mientras algunos psicólogos se han enfras-
cado en las discusiones sobre los estímulos, los objetos de estudio y
los impulsos cognitivos de los individuos. Lo anterior ha dado como
resultado un sinfín de claridades, confusiones e interrogantes en los
profesionales de la psicología sobre lo que se debe de decir y hacer por
los otros.
Nosotros nos aproximamos a la psicología con la intención de dar
un servicio, con la ilusión de dar solución a los problemas de la exis-
tencia de los otros, con la fantasía de ver cómo se hacen los regocijos
de los niños cuando caminan o hablan. Con el fin de ver un mundo
mejor e intentar construir o proponer algo para no vernos tan desfa-
sados en una sociedad que desarrolla nuevas patologías, con nuevas
etiologías y sin alternativas concretas, sin ese anhelo de las posibles
mejoras en un mundo civilizado.
Las psicologías que conocemos no respondieron a las demandas
de una sociedad que se organiza con un deber ser de los políticos a la
cacería del poder, que no se traduce en beneficio para los conciudada-
nos. Somos el resultado formativo, de una propuesta académica, que
nunca consideró el lado humano de los usuarios y de nosotros, se nos
consideraba los inmunes, los que podían dar respuestas a las deman-
das de los otros, pero no a nuestra existencia inmediata. Se pensaba
que los psicólogos serían inmunes a los conflictos existenciales, que la
vacuna de haber estudiado en la universidad les daba el boleto al futu-
ro sin conflictos, sin penas y sólo glorias de ver cómo los otros solucio-
naban sus nudos en la vida.
• 15 •
Zen, Acupuntura y Psicología
Pues no, las cosas fueron de otra manera, se hicieron de ese velo
que da la supremacía de la egolatría y se constituye en un lastre que
no deja ver el espacio donde uno ejercita y donde uno vive; sin duda
los errores que se cometieron son una enseñanza que no dejamos que
sólo pase, queremos recuperarla un poco en la enseñanza y el ejerci-
cio profesional de cada uno de nosotros. Porque la lectura del cuerpo
humano y su estudio en el consultorio no es igual a la especulación
que solemos hacer en el salón de clases, allí arreglamos el mundo, allí
podemos especular y ver cómo se acomodan las ideas sobre el deber
ser de la salud psicológica.
Nosotros partimos de una percepción diferente del ser humano;
diferente en el sentido de la visión occidental. La perspectiva holís-
tica, no en el sentido del discurso, intenta aproximarnos en su con-
creción, porque es bonito el discurso, es sencillo arreglar teóricamen-
te el problema de cualquier índole del ser humano, pero el verdadero
problema se inicia en presencia del individuo que tiene una demanda
concreta. Él puede saber o no qué teoría es la que se trabaja, pero lo
que le interesa es una solución concreta a sus problemas y entonces
es cuando hacemos uso de la articulación de su proceso, sea corporal
o sea psicológico, es decir, cada sujeto pondera lo que le interesa de
acuerdo a su historia personal, esto significa que no hay un estándar
o un solo método de trabajo. Cada individuo tiene sus mecanismos
de funcionamiento y a su vez, logra ver o no, que atrás de su vida hay
una herencia cultural que le dicta algunas pautas de comportamiento
y éste las procesa de acuerdo a la posibilidad de su articulación de lo
psicológico y lo corporal.
Conocer un poco, la historia de la psicología en México, nos per-
mitió hacernos otras preguntas sobre la disciplina y poner en el límite
de la interrogante lo que significaba atender a otros; aprender que lo
realizado se puede constituir en la infinita pugna por un mundo que
lo construyen y viven los hombres en una sociedad que agoniza y no
se nos ha indicado cuál es el camino y cuáles son los medios para vivir
mejor en este tiempo de lo insólito, seguramente los psicólogos que
recién empiezan han de dudar.
También nosotros dudamos de ese universo de lo psicológi-
co y dejamos que los usuarios se hicieran las preguntas que quisie-
ran. Decidimos que hacer algo no sólo significaba poner un consul-
• 16 •
Introducción
torio sino que también significa hacerlo bien, con lo poco o mucho
que hayamos aprendido, es cuando uno decide que en eso de hacer
y en eso de estar en crisis, hay un espacio; esa distancia, es la praxis
inmediata, la identificación de las necesidades donde uno se desplaza,
donde uno vive y sobre todo de la implantación de un sistema de vida
que no elegimos, sabiendo eso y otras cosas sobre la psicología, noso-
tros fuimos un poco más allá de la frontera, nos asomamos a nuestros
interiores y pusimos las preguntas: ¿Qué deseo hacer?; ¿Me siento a
gusto haciendo lo que hago?; ¿Eso es lo que esperaba de la carrera? No
había muchas respuestas, sólo muchas dudas y muchos sentimientos
de inferioridad o de grandeza dependiendo del ego que uno tenga, de
las frustraciones que se guardan en la memoria corporal, asimismo,
de los odios que se tiene por la vida de los otros y sobre todo por no
saber vivir la vida propia, sino vivir la vida de los otros, vivir por los
otros o permitir que los otros vivan su vida por medio de nosotros.
Son tantas y tantas las discusiones que tuvimos durante estos
últimos años, que quizá no sea el espacio para decir lo que quisiéra-
mos, pero lo cierto es que nos atrevimos a vencer el miedo y las críti-
cas ácidas de quienes nos veían con ojos de brujos, de falsos, de fan-
tasiosos, de magos, de ilusionistas, etc., quisimos ir en pos de nuestra
verdad sobre la psicología, sin tener el prejuicio de que eso que hace-
mos no es psicología, pero lo cierto es que sí daba y da respuestas a
demandas concretas de una población desprotegida por los servicios
del Estado y por los mismos profesionales que se saben elegidos de
un saber institucionalizado y eso no les permite ir más allá de las cla-
ses medias.
Nosotros nos atrevimos a romper el mito de que la psicología sólo
trabaja con problemas de psicología, nos atrevimos a pensar un poco
en lo que estaba suelto, en lo que nos dijeron en la universidad, que
no tenía nada de relación con la existencia corporal: lo psicosomático.
Difícil en verdad, pero no imposible, nos aproximamos con una acti-
tud de sencillez, de humildad, sin muchas pretensiones, sólo quería-
mos hacer cosas que hicieran sentir mejor a nuestros pacientes, que
les diera otro horizonte, que les abriera otras sensaciones en su vida y
por qué no: mejorar su calidad de vida emocional; tenemos derecho a
una vida más digna, a una forma de vivir sin tanto sufrimiento afecti-
vo. No se necesita sufrir para merecer.
• 17 •
Zen, Acupuntura y Psicología
Conocer que la vida, de los otros y nuestra, está unida a los pro-
blemas de familia, hábitos alimenticios, odios, rencores y resenti-
mientos; así como la imposibilidad y dificultad de expresar los sen-
timientos: cuesta mucho trabajo, a veces, decirle a alguien que lo
queremos es un gran esfuerzo, que muchos no están dispuestos a
culminar.
Saber lo anterior nos abrió otras fronteras en la interpretación de
lo psicológico y lo corporal de nuestros pacientes, en los sentimientos
de comprensión por el otro. Asimismo, nos dio la pauta para aprender
a ver que los discursos psicológicos se elaboran cada vez más lejos de
ciertos sectores de la población; nos podemos quejar que es de élite,
que es para un grupo que se instala para ver el futuro de la domina-
ción. Nosotros nos preguntamos qué debemos hacer, qué deseamos
hacer, dónde queremos estar, con quién debemos competir.
Nuestras respuestas fueron muy simples y sencillas, sólo hare-
mos lo que nosotros debemos hacer por los otros que se encuentran
en la frontera del olvido y desde allí empezar a construir lo que desea-
mos se haga con otros grupos de trabajo, pero deseamos proponer sin
destruir a nadie, sólo construir, creemos que a eso venimos.
Sin duda que nos pueden criticar y decir que lo que hacemos no
es ciencia, que eso es volver a lo antiguo, a lo ancestral, a esos cultos
de la persona o a esos caminos de la magia; pues no, nuestro trabajo
se ha construido en la realidad y trastoca lo instituido, abre la persia-
na de la reflexión sobre los servicios, sobre la epistemología y sobre
la influencia de las formas de pensamiento racionalista que nos ha
dejado con las manos y las conciencias vacías en nuestro tiempo: los
días de hoy.
Justo es decir, que esta búsqueda no es exclusiva de nosotros, es
parte de un movimiento de grandes sectores de la población a nivel
del globo terráqueo. No es un alucine, es una práctica que se ejerci-
ta en cualquier lugar del mundo, donde se desea tener una existencia
mejor y con una perspectiva de futuro que dé aliento a los múltiples
conflictos de la modernidad y de la ciencia que sólo nos trajo diver-
sas demandas y pocas soluciones, estamos obligados a construir coti-
dianamente. Luchamos en los límites de la comprensión de los cole-
gas, seguramente no se han dado una oportunidad para ver lo que hay
más allá de la disciplina que se ejercita.
• 18 •
Introducción
• 19 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 20 •
Introducción
• 21 •
Zen, Acupuntura y Psicología
sentirse bien haciendo lo que se hace con y para los otros. Éste es un
tema de mayor envergadura y lo estamos trabajando.
Valga decir que hay otros aspectos que cruzan al cuerpo huma-
no y no son justamente las historias de las leyendas y de los mitos.
Sin duda, podemos decir que el cuerpo humano está cruzado por el
parentesco y el poder, que dan oportunidad de estudiar el campo de lo
subjetivo, de la seducción. Aunque algunas teorías psicológicas consi-
deren que el cuerpo se puede analizar independiente de las relaciones
sociales, sabemos que la historia social está cruzando al cuerpo y no
sólo eso. Existen diferencias sustanciales con los animales: ellos pue-
den comunicarse pero no pueden decir: “El abuelo de mi abuelo”. No
han construido, hasta donde se conoce, la relación de parentesco en
ese nivel de la memoria genealógica. Lo mismo sucede con la idea de la
administración social de la sexualidad.
Sin duda, lo anterior toca la idea de lo perdurable, lo inmutable, la
posesión de personas y objetos y eso se constituye en el obstáculo de
crecimiento espiritual, amén de conocer que hay personas que guar-
dan una estrecha relación con sus somatizaciones y la no realización
de lo que han pensado o deseado en su vida cotidiana.
Creo que los trabajos que se integran en este volumen apuntan en
esa línea, dan una visión que no quiere complejizarlo todo, simplifi-
car sí, para después reflexionar, proponer, construir conceptualmente
o prácticamente. Debo decir, que son el fruto de dos años de traba-
jo en el Centro de Estudios y Atención Psicológica A. C. (CEAPAC) en
los cursos de introducción a la acupuntura, auriculopuntura y masaje
terapéutico, con una duración de 90 horas y el diplomado: La psicolo-
gía y la búsqueda de alternativas en la salud, con una duración de 290
horas. Originalmente este texto estaba pensado como el tomo tres de
Historia de la psicología en México. Creo que en estricto sentido es así, a
pesar de que ahora se presente con título diferente. En ese sentido la
estructura del libro se integra con tres apartados.
El primero, titulado ZEN. Se compone de textos que hablan de
la enseñanza y crecimiento con el Zen. El uso, si se puede decir, del
Zen para resolver las experiencias conflictivas de la vida diaria. El
crecimiento a partir de hacer un ejercicio cotidiano de la meditación.
Alcanzar el entendimiento o la iluminación en lo que uno hace para
intentar dormir y comer bien. Esta condición es el descubrimiento de
• 22 •
Introducción
una vocación para hacer un servicio por los otros. Es decir, se pasa a
una construcción personal que hace perder el horizonte de la repre-
sión en el pensamiento, se hace más constructivo y propositivo, con-
dición que ayuda a realizar una mejor lectura del cuerpo y por ende
a ser un poco más humilde. Los trabajos ilustran lo que digo, el lec-
tor podrá identificar acontecimientos afines, pero que le quede claro
que es otra percepción de la vida, todos ellos tienen en prometido dos
años de contacto con el Zen. A excepción de Francisco Cinencio, que
es uno de los pioneros en México desde hace 24 años.
En el apartado de ACUPUNTURA se reportan experiencias con
pacientes y sus resultados, donde se conjugan los aspectos de herbola-
ria, agujas, masaje y en algunos casos psicología. Desde luego que los
trabajos presentan algunos problemas de orden metodológico en su
presentación, pero tomamos el criterio de que la idea debe ser com-
prendida en su exposición y narrar la experiencia como una manera
de socializar un trabajo que es innovador en nuestro medio. No des-
conocemos las formas de trabajar la acupuntura de los chinos, japo-
neses y mexicanos. Pero en el medio de la psicología queremos sen-
sibilizar a otras perspectivas de intervención con nuestros pacientes
y estos trabajos cumplen con ese cometido. Creemos que abrimos la
discusión sobre el campo de la salud psicosomática en la práctica con
nuestros pacientes y las reflexiones que se derivan a futuro inmedia-
to en el campo de la epistemología, el servicio, el concepto de la for-
mación profesional de los trabajadores de la salud: los psicólogos. La
reflexión que se ha derivado se ha materializado en la elaboración de
una estrategia de diagnóstico y tratamiento de los pacientes. No está
de más decir que han sido excelentes los resultados. En lo futuro hare-
mos una propuesta más reflexiva en el campo de la academia.
El tercer apartado de PSICOLOGÍA es quizá una excusa y una
afirmación de que continuamos siendo psicólogos que hemos busca-
do soluciones más allá de lo instituido y explorado caminos para dar
solución a demandas concretas de los pacientes. Lo mismo se puede
iniciar con la interrogante psicológica que con una demanda concre-
ta sobre lo que desea el usuario, en su defecto trabajar constructiva-
mente con individuos con problemas de desarrollo y eso redunda en
consecuencias de orden familiar y social. La psicología que se puede
ver a lo largo de estos trabajos se articula con la personalidad o el esti-
• 23 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 24 •
CAPÍTULO I
EL ZEN
EL ZEN EN LA MIRADA
Francisco Cinencio
G
racias sinceramente, por la invitación de Sergio López Ramos,
psicólogo, poeta, historiador, acupuntor y ante todo un her-
mano en el camino espiritual, por permitirme hablar ante
ustedes sobre mi experiencia en el Zen.
Cuando Sergio me pidió que le entregara un pequeño esquema
sobre los puntos a tratar, yo iba a responder dándole la fotografía de
un perro negro aplastado sobre el pavimento como hizo Henry Luft
—conocido pintor, alquimista y reconstructor de la zona de Pátzcuaro
Michoacán— cuando le pidieron su currículum para participar en la
terna como director del museo de artesanías. Después reflexioné un
poco y pensé hablarles sobre mi vida o tal vez sobre la fotografía, pero
sonó la alarma: ¡¡aguas, güey!! se trata de Zen y ellos están acostum-
brados a entender un discurso idea por idea; así que todo debe que-
dar lógicamente explicado. Además, yo también he tenido ese estilo
cognitivo y algo más durante mis 20 años como profesor de química y
cinco como químico analista en la Refinería Cobre de México. Principal-
mente en el estudio de la medicina tradicional china y cuando enfren-
to con la cámara fotográfica esa realidad que se desvanece y escurre
entre mis ojos.
• 27 •
Zen, Acupuntura y Psicología
LA BÚSQUEDA
¿Qué decía la letra de esta canción? Parecía ser que Bob Dylan
también andaba en una búsqueda parecida a la mía. Después, las voces
angelicales de los Beatles romperían con los tonos, con las armonías y
crearían nuevos sonidos. Una misma tarde descubrí a Janis Joplin,
• 28 •
Capítulo I: El Zen
• 29 •
Zen, Acupuntura y Psicología
McCartney diría: “Si Dios existe, tengo que sentirlo”. En una elegante
casa de madera situada entre las coníferas de Oakland, veíamos cómo
se escondía el sol entre el mar y San Francisco que se consumía en su
propio fuego. En esa casa vivía un chavo que era físico teórico, estaba
cansado de los proyectos de la NASA y tenía todo el rock del mundo.
Este hippie había escrito en el hall de su casa:
• 30 •
Capítulo I: El Zen
• 31 •
Zen, Acupuntura y Psicología
Nos gustaba cotorrear con los cuentos de esos monjes locos zen,
con sus pelos parados, su tierna sonrisa llena de gozo y su escoba de
barrendero en la mano; otra cosa era enfrentarse a la realidad. Mis
amigos y yo sabíamos que “Hablar de comida no quita el hambre” y
que la enseñanza estaba por otra parte. Existe una amplia literatura
• 32 •
Capítulo I: El Zen
• 33 •
Zen, Acupuntura y Psicología
KÔAN
• 34 •
Capítulo I: El Zen
• 35 •
Zen, Acupuntura y Psicología
de que huir. Por ello, un dicharacho zen dice: “El camino del Dharma
se recorre sin esperanza y sin temor”. Más adelante el maestro con-
ducirá al alumno hasta escuchar en su propia voz, en un grito único
aquella visión que tuvo en el momento de nacer, es un sello que quedó
impreso en todo ser humano al irrumpir en este mundo. Para enton-
ces el koan se transforma en un diálogo tan íntimo entre ellos que
hablan de aquellas cosas que ambos conocen. Su diálogo: “Es un secre-
to acerca de otro secreto” como diría Diane Arbus al dar su opinión
sobre la fotografía.
• 36 •
Capítulo I: El Zen
• 37 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 38 •
Capítulo I: El Zen
• 39 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 40 •
Capítulo I: El Zen
• 41 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 42 •
Capítulo I: El Zen
• 43 •
Zen, Acupuntura y Psicología
y pertenece a una de las siete ramas del Zen Rinzai. Hizo amistad
con el jefe del monasterio Ello Takata y le habló de la “generación de
las flores” en San Francisco y de Walt Whitman. “Usted es un hippie
sin serlo maestro, tiene que conocerlos y analizar por qué surgieron
y después es necesario que conozca México”. Y naturalmente, sin
proponérselo, sin preocupaciones y sin dinero, el monje Zen Rinzai,
pasó por Estados Unidos y llegó a México, por Matamoros. Cuando
ambos se dirigían hacía Ciudad Victoria. “…por una carretera vieja
y angosta… habíamos viajado muchas horas, cuando miré enfrente
del coche, y en lo alto muy por encima del horizonte, había un arcoí-
ris, grandísimo, bellísimo ¡Doble! nunca había visto algo así. ¿Cuánto
tiempo pasó? No sé. Al mirar hacia atrás del carro veo nuevamente
el arcoíris, ¡Jíjole! ¿Qué pasa? Entonces yo sentí haber pasado el gran
puente del arcoíris, como pasar el gran puente de los sueños… Ahí
comenzó mi vida, en diciembre de 1967”. Relataría el maestro Ello
Takata, en una sesión frente a los practicantes de la ciudad de México
en 1972.
• 44 •
Capítulo I: El Zen
gotas de neblina entre los ojos rasgados, el pelo largo y muy negro, la
barba hirsuta, los lentes, la cámara Nikon…
No sé cómo nos entendimos, si Takata hablaba casi nada de espa-
ñol, sólo una mezcla de Spanenglishnijongo y yo casi nada de inglés y
cero de japonés. Sin embargo, nos comunicamos usando señas, gestos.
Una traducción del diálogo sería la siguiente:
—¿Qué opina del procedimiento del Dr. Roquet? —preguntó el
monje zen.
—Está bien. Nosotros somos como una ostra, cerrados como una
concha, pero en nuestro interior se encuentra nuestro verdadero ser.
Y no queremos abrirnos al mundo. Entonces el Dr. Roquet utiliza las
drogas y el psicoanálisis que son como un cuchillo para abrir la con-
cha. Es un método muy duro, duele, pero es necesario.
—¿Y si permitiéramos que la concha se abriera sola?
—¿Ah?
—Usted es fotógrafo —me indicó que barriera todo el horizonte
viendo por el visor de mi cámara, mientras él doblaba en varias partes
una servilleta, hizo un orificio en el centro y la desdobló—: Ahora mire.
Mi ojo recorrió nuevamente el horizonte cubierto por una espesa
capa de nubes. Volvió a doblar la servilleta pero ahora hizo un orificio
mucho más grande. A través de él, mi ojo descubrió un nuevo paisaje,
en un formato más grande. De pronto, soltó la servilleta y me dijo:
—¡Mire!
Las copas de los árboles brillaban entre verdes y dorados, había
salido el sol, las nubes habían pasado a segundo plano y la selva vibra-
ba a mi alrededor. La servilleta se perdió entre las nubes.
—¿Eh?
Takata avanzó algunos pasos y le grité:
—¡¡Maestro!!
—Me tengo que ir. Es necesario preparar soya para el desayu-
no. Si me quiere ver póngase en contacto con Alejandro Jodorowsky
—bajó corriendo ágilmente por el resbaloso fango—. Bye, bye —se
escuchó entre su sonrisa.
• 45 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 46 •
Capítulo I: El Zen
• 47 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 48 •
Capítulo I: El Zen
• 49 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 50 •
Capítulo I: El Zen
• 51 •
Zen, Acupuntura y Psicología
ra, por ciertas actitudes de los mexicanos había dicho en 1969: “Méxi-
co no necesita del Zen (there’s a lot). El Zen necesita de México”. Otro
señalamiento: un día en un patio de la Secretaría de Educación Públi-
ca vio cuatro bajorrelieves: “Platón el representante de la cultura occi-
dental (y del hemisferio izquierdo), Buda representante de la cultura
oriental (y del hemisferio derecho), y Quetzalcóatl, representante de
la cultura mexicana, punto de cruce entre ambas culturas (y equilibrio
de hemisferios); y una carabela ¿en la que se importó la actual cultu-
ra mexicana? No, en el bajorrelieve, el navío no llega, está zarpando.
¡Ah, es una carabela, en la que se exportará al mundo la nueva cultura
mexicana! Sin embargo, mucha gente se pregunta: ¿Por qué vino Ello
Takata desde Japón hasta México? “No sé” —responde—, “¿por qué
la gente quiere que se le explique todo? ¡Quieren tener la respuesta
y estar tranquilos!”. Y en la cara les grita: “¿Por qué usted nació? ¿Por
qué escogió nacer en México? ¿Qué significa la venida de Bodhidhar-
ma desde el oeste? ¿Por qué vino Ello Takata desde Japón hasta Méxi-
co? No sé. ¡Para mí mismo es un koan y también para ustedes!”.
Y ahora como si hubiera sido un sueño. ¿Qué puedo decirles des-
pués de encontrarme con el Zen hace casi 28 años? ¡It’s only Rock and
Roll, but I like it! Pues nada, que sigo siendo un principiante y que
el maestro Ello Takata ha cambiado mucho, tengo ante mí un nuevo
maestro ¡y la luz ambarina del atardecer al caer sobre las calles empe-
dradas de San Ángel, sigue siendo la misma! (Aunque se ve un poco
más brillante y cálida).
Well I’m beginning to see the light, canta Lou Reed en el walkman…
(Bien, estoy empezando a ver la luz, algunos trabajan duro, esforzán-
dose inútilmente, un poco de vino por la mañana y desayuno por la
noche. Estoy empezando a ver la luz. Aquí vamos otra vez hacién-
donos los tontos otra vez, esforzándonos sin sentido otra vez, ¡está
bien!)… Well I’m beginning to see the light.
La imagen de Bob Dylan en 1962 cuando todavía explicaba el sig-
nificado de sus canciones, queda clara sobre Blowin’ in the wind:
• 52 •
Capítulo I: El Zen
BIBLIOGRAFÍA FUSILADA
• 53 •
MEMORIAS DE UN HOMBRE
Gabriela Torres Casillas
E
n un lugar cualquiera, la naturaleza, las estrellas, los animales y
la escasa vegetación vieron crecer a un hombre con la capacidad
de asombro por las cosas (por la vida), que hoy día pocos hom-
bres poseen.
Desde temprana edad aprendió a hacer a un lado sus anhelos
para cumplir los deseos de los otros, como él decía: si acaso había algo
que quisiera reprocharle a su padre sería el que lo hubiera sacado de
la escuela para llevarlo a trabajar en el rancho, pero esa idea se desva-
necía cuando recordaba que gracias a eso conoció a una mujer que lo
abrigaría y cuidaría como su hijo; además, el trabajo no era algo que le
disgustara…
El hombre con pico y pala en las manos dejaba parte de su vida en
cada paso, en cada lugar y en cada tarea realizada durante el día.
Un día este hombre conoció a la mujer con quien compartiría
su vida, se casó con ella y tuvo once hijos. Los demás lo criticaron y
le dijeron cosas como: “Eres un irresponsable, qué les vas a dar a tus
hijos, no tienes casa, un trabajo seguro ni educación” todo lo que se
supone es importante tener para ofrecer una vida digna a la fami-
lia. El hombre sin nada de esto sólo pudo hacer una cosa: quererlos. Y
como este hombre quería a sus hijos, su esposa y a otros, entonces se
quiso a sí mismo.
Este hombre dejó su vida en las minas y la sociedad civil no se
lo reconoció; pero eso a él no le importaba, él creyó que hacía lo que
• 54 •
Capítulo I: El Zen
tenía que hacer. Algunos hombres vieron su amor por la vida, por el
trabajo, por los otros y se acercaron a él para poder aprender un poco,
ellos decían que seguían los rastros que dejaba el hombre por el paso
del tiempo.
El hombre también volteó hacia atrás y le fue muy difícil reco-
nocer que ya no tenía la misma fuerza física para hacer las tareas que
por tantos años había llevado a cabo. No se daba cuenta que a cambio
su fuerza interna crecía y a partir de entonces lo que había enseñado
con el ejemplo físico, lo tendría que enseñar a través de la palabra o
con su actitud por la vida.
Sus hijos ahora creen que este hombre no disfrutó de su familia
cuando tuvo la oportunidad de hacerlo y lo llenaron o hicieron sentir
culpas; el hombre creyó esto y no pudo ver que sus hijos cometían los
mismos o peores errores de los que lo acusaban.
Y fue entonces que el hombre empezó a enfermar, no se quejaba
de sus pulmones deteriorados o de su columna desviada, sólo se que-
jaba de un dolor en el cuello y en el pecho. Bastó una sesión de acu-
puntura para que el dolor del cuello desapareciera y el dolor del pecho
disminuyera. (Debo decir que me sentí muy bien, me dio confianza
en mi trabajo, en mis habilidades y lo que he aprendido). Supongo
que fue demasiada vanidad, pues en una segunda sesión me reportó
que se había debilitado mucho, que había palidecido y que sólo quería
estar dormido; entonces me sentí mal, seguramente había diagnosti-
cado erróneamente, pero no tuve tiempo de lamentarme, el trabajo
con otros es un compromiso de mucha responsabilidad que se asume
o mejor uno se dedica a otra cosa. Volví a poner agujas y di un suave
masaje en espalda, el hombre volvió a quedar satisfecho y me avisó
que se iría de viaje con su hijo; fue la última vez que lo vi.
Actualmente, el hombre se encuentra debatiendo entre el vivir
aquí, ahora y con los suyos (que no son suyos), o atravesar la barrera
hacia donde sólo hay lugar para el espíritu. Mientras tanto permanece
tendido en una cama rodeado de tubos, mangueras y pastillas, ade-
más del fastidio de sus familiares por tener que cuidarlo…
• 55 •
LA HISTORIA DE MARY
Gabriela Torres Casillas
L
a lluvia cesaba y el olor a tierra mojada se sentía por toda la habi-
tación. Mary G saboreaba por primera vez los olores de verano,
corría por toda la habitación tratando de atraparlos y conservar-
los en su memoria. Estaba decidida a conocer esa parte del mundo
que siempre había ignorado y a no perder la oportunidad que se le
presentaba.
Poco recordaba de aquella charla informal que sostuvo con un
médico especializado, donde su problema lo vio minimizado y sin
esperanza de cura alguna. Ya no importaba tampoco la indiferencia
de aquellos que la veían y reconocían su problema como una “seña
particular” de ella.
Sería Mary G, quien se haría responsable de su cuerpo y dejaría
de culpar a otros por no hacer nada por ella.
Lo importante es que había encontrado un lugar donde aún
habían personas preocupadas por la calidad de vida de la gente.
Al principio, Mary G no imaginaba como un mundo de agujas
podría ayudarla a conocer los olores del mundo que desde pequeña
había ignorado. Cuando empezó el tratamiento la incertidumbre la
invadía, pero allí estaba, cumpliendo al pie de la letra todas las indica-
ciones que se le daban.
Ahí tendida, el escalofrío recorría su cuerpo hasta que poco
a poco se sumergía en un profundo sueño. Cuando despertaba algo
había pasado: Mary G era la misma pero no se sentía la misma.
Pasó algún tiempo antes de que ella se diera cuenta de lo que le
estaba pasando. Para Mary G las visitas con el curador iban más allá
de su problema, llegaban a lo más profundo de su ser.
• 56 •
Capítulo I: El Zen
• 57 •
LA ENSEÑANZA Y EL ZEN
Víctor Manuel Olvera García
D
e las últimas palabras que escuché en un aula de la escuela
donde estudié la carrera de psicología —que por cierto no se
referían a la psicología— fueron: “El cuerpo ha sido estudiado
hasta nuestros días con base en un paradigma que tiene como cimien-
tos una visión fragmentada de la realidad, aún no se ha comprendi-
do que el cuerpo representa una unidad en sí misma y en relación
con todo lo que existe”, intuitivamente sentí que tal frase derrumba-
ba casi todos los conocimientos adquiridos a lo largo de la carrera. A
pesar de que aún no comprendía claramente lo que significaba “ver el
cuerpo como una unidad” sentí que esas palabras representaban una
visión del sentido de la vida totalmente distinto al que había escucha-
do o leído hasta el momento.
El maestro que había comentado aquellas palabras trabajaba acu-
puntura, y además se encontraba en un grupo zen. Él no sabía nada
sobre lo que este tipo de prácticas representaba para mí, un nuevo
conocimiento, sentía la necesidad de adentrarme en el asunto. Tal vez
también hubo otros motivos por los que me interesaron dichas prác-
ticas, entre ellos el no encontrar en la psicología una funcionalidad
práctica para resolver problemas, además de que para ese tiempo era
casi imposible conseguir un empleo de psicólogo, así la acupuntura
significaba otra alternativa de la cual no sabía nada.
• 58 •
Capítulo I: El Zen
• 59 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 60 •
Capítulo I: El Zen
• 61 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 62 •
Capítulo I: El Zen
• 63 •
LO LÚDICO DE LA EPISTEMOLOGÍA
Patricia Chávez García
C
uando empecé a estudiar Psicología, tenía la cabeza llena de
sueños, fantasías, ilusiones y muy poca realidad. En la univer-
sidad me enseñaron técnicas, métodos y teorías que justifican
socialmente mi trabajo actual. Fui una alumna como muchas, mis
calificaciones no siempre eran excelentes, pero procuré aprender de
mis maestros más allá de lo que recibía en el aula. Gracias a las ense-
ñanzas de uno de ellos es que supe que los sueños son para soñarse,
las fantasías para fantasear y las ilusiones para alucinarse un rato. La
vida es otra cosa, es trabajo, aprendizaje, escucha y crecimiento con-
tinuo que sólo se alcanza viviendo. Esa primera sacudida me provocó
una confusión de ideas: se contraponía lo que había aprendido insti-
tucional y socialmente con lo que estaba viviendo en esos momentos.
Dudé de todo lo que pensaba, lo que sentía y de mis “convicciones”;
yo sabía que había algo más de lo que conocía y había hecho hasta el
momento, pero la gente que estaba a mi alrededor no lo veía así, es
como si estuviera caminado en sentido contrario, pero con la segu-
ridad de ir en la dirección correcta. Finalmente, entendí que era mi
decisión, que lo que tenía y sabía no era todo, que había algo más allá
que no alcanzaba a ver aún, pero tenía que esforzarme por alcanzar-
• 64 •
Capítulo I: El Zen
lo. Estaba tan entusiasmada y eufórica que quería que todos sintieran
lo mismo que yo; traté de que la gente que quería compartiera y par-
ticipara de esto conmigo… Me dolió cuando además de rechazarme
me criticaron por mis “ideas raras”; ¿por qué no podía ser como todas
las chavas de mi edad? Lo más irónico es que era precisamente como
todas y no quería serlo. Al verme “desubicada” me ofrecieron opcio-
nes; podía por ejemplo, estudiar “en serio” en una universidad parti-
cular, donde pudiera ver y desarrollar todo el potencial que tenía ocul-
to en alguna parte. Mi vida estaba ya planeada: el prestigio, calidad y
“buen nombre” me lo daría un grupo de “niños bien” y de sacerdotes
millonarios haciendo gala de sus votos de pobreza. Después el mundo
sería mío, trabajando en un lugar donde no pensara, pero sí produ-
jera dinero, el objetivo era hacerse rico; poner un lujoso consultorio
en cualquier zona residencial, donde lo más exclusivo de la sociedad
vomitara sus problemas y pagara por ser escuchada, de 10 a 2 y de 4 a
7. El control, reconocimiento y poderío siempre son seductores, pero
no siempre convincentes. Sabía que esto era pasajero, que no me deja-
ría satisfacciones, por lo que decidí dejar a un lado todas las opiniones
de amigos bien intencionados y familiares que sólo querían lo mejor
para mí, porque lo que yo quería era otra cosa, nada que ver con sus
deseos. Recuperé aquella búsqueda pero aún sin dirección.
Cuando concluí la enseñanza académica, la universidad me ofre-
ció la oportunidad de hacer el servicio social en un hospital donde la
situación no era controlada por ella, soltándonos la mano un poco más
que de costumbre. Ahí los pacientes y sus problemas eran reales, no
había ninguna “preparación del caso”, ni oportunidad de repetir la
exposición del Modelo Secuencial Integrativo. Aprendí que los pacien-
tes no pueden ajustarse a ningún modelo ni teoría, que son mucho
más complejos que una cadena de conductas. No son solamente lo que
hacen o lo que dicen, esto es más bien el resultado de una serie de fac-
tores que se descubren analizando su historia personal. Con ellos me
sentía feliz, a gusto con lo que hacía, me gustaba trabajar con la gente;
pero la “cura” no duraba mucho tiempo. Es como si sólo tuviera aspi-
rinas para dolores de cabeza, todos sufrían de lo mismo, pero cada
situación era diferente. Mi aspirina duraba más en algunos casos, pero
invariablemente terminaba su efecto. Había algo que no estaba hacien-
do bien, algún error debía cometer; eso me provocaba una preocupa-
• 65 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 66 •
Capítulo I: El Zen
• 67 •
Zen, Acupuntura y Psicología
forma de ver las cosas no significa que tenga que convencerlo de pen-
sar como yo. Por eso simplemente no explique ni convencí, solamente
hice lo que quería y tenía que hacer. Igual entendía que había muchas
cosas que el grupo ya manejaba y yo apenas conocía; acepté y asumí
mis lagunas, disponiéndome a aprender no sólo de los expositores
sino también de mis compañeros, de quienes aprendí mucho más de
mí misma. Aunque el nivel de crecimiento era diferente en todos, el
grupo tenía un objetivo en común y una actitud: el compartir.
El primer paso para este cambio fue el empezar a abrirse a nue-
vas formas de conocimiento diferentes a las que estamos acostumbra-
dos, más allá de lo convencional. Entender que un paciente es más que
la suma de partes, no solo huesos, tejidos o músculos, crecimiento,
estado educativo o traumático, alimentación, nivel patológico o fun-
cional. Lo primero es pensar en qué es lo que queremos hacer con ese
cuerpo, pensamos en él como un libro porque es en realidad un docu-
mento, un documento vivo. Su lectura debe ir más allá de lo que se
ve, pues cada uno tiene un tiempo distinto al nuestro; se debe hacer
una observación más profunda que nos permita llegar a un plano más
hondo. La unidad del cuerpo no es como nos enseña la medicina tra-
dicional, una fragmentación del cuerpo donde hay una especialidad
para cada parte, pensando en el todo como una complicada máquina
a la que a veces le falla algo. La división provoca la pérdida de la causa
real de la enfermedad promoviendo que cada especialista busque su
propia causa a nivel orgánico, olvidando otras posibilidades; como
son la vida laboral, familiar, afectiva y emocional, donde la construc-
ción del cuerpo empieza en la mente, de ahí que la gran mayoría de las
enfermedades tengan un origen psicosomático. ¿Por dónde empezar
entonces a abordar ese todo que es el cuerpo? ¿Qué es aquello en lo
que podemos trabajar? Entendí a través de mi propio cuerpo que en
él se encuentran corrientes de energía presentes desde el nacimien-
to, que si no se nutren y ejercitan se debilitan o deterioran. Un cuerpo
con energía se compone de una vida emocional, sexual, con proyectos,
alimentación y un descanso adecuados.
Comprendí que lo que quería era convertirme en un curador,
entendido no como psicólogo, médico o curandero, sino con otra carac-
terística más integral. La construcción de un curador implica una
empatía, una serie de contactos visuales y físicos esenciales para afian-
• 68 •
Capítulo I: El Zen
• 69 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 70 •
Capítulo I: El Zen
lo que estaba aprendiendo y que tenía mucho por qué y con qué tra-
bajar, pero que debía poner más atención en ciertas circunstancias de
mi vida personal para poder llegar a más gente, mejorar mi trabajo y
abrirme a nuevas formas de conocimiento. Me habló de la soberbia y
cómo limita el desarrollo; obviamente me defendí y en seguida pensé:
“¿Soberbia yo?, pero si soy buena onda, no me creo la gran cosa, me
gusta compartir, platicar con toda la gente y aprender de todos”. Me
habló también de apertura, de abrirme para poder entender mejor a
los otros y aprovechar al máximo mis capacidades. Realmente no le
entendí, dije que sí, no sé por qué, pero no sabía qué era exactamen-
te lo que debía hacer. El tiempo (amigo inflexible y eterno) pasó y yo
seguí igual, hasta me olvidé un poco de aquello de la soberbia. Pero
tenía que aprender, y si no pude, supe o quise “por las buenas” la vida
se encargó que de cualquier forma lo entendiera. Cuando no quieres
escuchar ni aprender, despacito junto a los otros, la vida te enseña de
una manera que no la vas a olvidar: con dolor. A base de golpecitos y
descalabradas entendí mi propia soberbia, fueron situaciones cotidia-
nas con amigos, familia, con los mismos pacientes en el trabajo coti-
diano. No entendía que la soberbia no es sólo andar por el mundo con
la nariz respingada y la nalga parada viendo a los demás por encima
del hombro, es también hacer como que nos sentimos menos para que
los demás nos levanten y palmeen la espalda; es el querer la perfección
absoluta en un trabajo en el que lo más importante es el otro que está
frente a mí y no el reconocimiento a mi “excelencia”; es el sentirme
especial y creer que merezco más que los demás; es el pensar que por
saber un par de cosas podía decidir, planear y armar las vidas ajenas…
Cuando me enfrenté a todo esto sentí miedo, tanto que aún ahora
me cuesta trabajo escribirlo. Es el miedo a lo que no conocemos, a lo
diferente, a lo que no estamos acostumbrados a pensar. El pensar no es
tan fácil como parece, implica un compromiso no solo con la gente con
que se trabaja, sino con nosotros mismos. Enfrentamiento con nues-
tros miedos, inseguridades, temores, pasiones, conflictos sin resolver,
emociones no expresadas. No podemos ni debemos ubicarnos en la
omnipotencia, en creernos Dios, haciendo de lado lo que pasa dentro
de nosotros dedicándonos a resolver vidas ajenas; cada uno vivimos
situaciones reales que nos afectan y que debemos manejar. Hay que
hacer a un lado la soberbia y recordar que no estamos solos ni somos
• 71 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 72 •
EL ZEN Y LAS PASIONES
Guillermo Montaño
E
ste trabajo tratará acerca de las pasiones humanas como un las-
tre que impide crecer a la gente y que hace que viva su vida sin
ganas, sin afán de lucha, o dicho en palabras del doctor Alex-
ander Lowen “con miedo a la vida”. A menudo todos nos engañamos
pretendiendo que todo está bien, que llevamos una vida productiva,
que estamos en armonía con la vida, etc.; pero de pronto nos damos
cuenta que en la mayoría de los casos no es así. Me refiero a la pasión
como sinónimo de adicción a cualquier cosa: al sexo, a las drogas, al
alcohol, a la comida, al fútbol, a un grupo de amigos, al dinero, al tra-
bajo, a dormir, a la T.V., etc., son innumerables. ¿Quién no ha vivido
una pasión? Es curioso que la sociedad occidental condene de manera
tan especial el empleo de las drogas, y no diga nada —y por lo tanto,
aprueba— acerca de otros vicios tan palpables e igualmente dañinos
como la comida en exceso o el sexo a todas horas o a la televisión. No
se dan cuenta o se hacen tontos, que tanto vicio es una cosa como
la otra y que ambos provocan daño orgánico y psicológico. Por ejem-
plo, una persona que engorde con desmesura está propensa a morir en
cualquier momento de un paro cardíaco o cualquier otra enfermedad
provocada por el exceso de grasa. Las cosas nos gustan y nos apasio-
namos tanto por ellas que el mundo se cierra y se reduce a una pasión
solamente y pasamos a ser esclavos de un modo de vida con atadu-
• 73 •
Zen, Acupuntura y Psicología
ras invisibles pero que están ahí definitivamente. Y esa es una de las
expresiones de decadencia del mundo en que vivimos. La solución,
por supuesto, siempre está ahí a la mano, ya que no nacimos con la
pasión, nos la creamos, y por lo tanto, la podemos dejar para crecer
como personas. Para ilustrar lo dicho expondré algo que me sucedió a
mí y que me tuvo entrampado algunos años sin poder hacer nada pro-
ductivo.
Terminé la carrera de licenciado en psicología hace más o menos
dos años y llevo todo ese tiempo sin titularme y sin casi poder hacer
algo más en cuanto a mi desarrollo profesional. Vivía sin tomar un
gusto real por la vida y viviendo sólo por inercia. Y la razón de esto
es que estaba atrapado en una pasión amorosa. La realidad es que
quería a dos mujeres a la vez y me metí en algo así como una trampa
que yo solo había construido con base a la seducción del placer y de
la cual no podía salir con facilidad. Creo que estuve a punto de vol-
verme loco y no vacilo en decir que la estúpida idea del suicidio cruzó
por mi mente. Pero ¿por qué irme así como un cobarde? Sabía que si
me suicidaba no iba poder quedarme a ver un poco más de la vida. Es
tan corta la vida y precipitarla de esta manera me parecía absurdo. Ni
siquiera podía dormir bien y me despertaba en las madrugadas preo-
cupado y confuso, con la respiración acelerada como si hubiera esta-
do corriendo durante el sueño. Muchas veces en esos momentos me
venía a la mente la frase de Arthur Rimbaud en boca de una mujer que
ama con locura a su esposo, aunque éste es cruel y le maltrata como
esclava. Dice la pobre mujer: “La verdadera vida está ausente”. Y ese
era mi caso, la vida real estaba ausente. No me diferenciaba mucho de
un “zombie” y era esclavo de esta pasión. Cuando pensaba, en algún
momento de lucidez, darle solución al asunto terminado con alguna
de las dos, entonces entraba esa enfermedad que tanto corroe al hom-
bre y que conocemos como pensamiento y se mezclaba con otra enfer-
medad muy común en occidente y que conocemos como posesión, que
tiene de santo patrono algo llamado ego. ¿Por qué nos queremos apo-
derar de la gente o de las cosas como si siempre hubieran sido nues-
tras? ¿Por qué no las disfrutamos mientras las tenemos y las dejamos
cuando se tiene que ir? La sociedad no me ayudaba mucho, al contra-
rio: bombardeo sexual por todos lados, adulterio en donde sea, los clá-
sicos chismes que todos conocemos en nuestras casas, en los trabajos,
• 74 •
Capítulo I: El Zen
• 75 •
Zen, Acupuntura y Psicología
ansiedad, de modo que acudí a ver a esta persona de nuevo. Esta vez
me dijo que yo cometía un error si buscaba la respuesta afanosamente
porque así nunca iba a llegar y que la respuesta también la podía dar
una de ellas, y me sugirió que debía trabajar en mis asuntos como en
mi tesis para seguir adelante y no estar ansioso. Finalmente, algunos
meses después decidí estar con una de las dos y despedirme de la otra,
tras lo cual me empecé a sentir realmente bien y sin presiones.
Ahora que ya expuso a grandes rasgos el caso, voy a hablar acerca
de la solución del dilema y cómo llegué a ella. Debo decir, ante todo,
que no fue algo razonado. En verdad ni yo sé cómo fue, sólo sé que
llegó a mí de repente y entonces supe lo que tenía que hacer y lo hice.
Fue el camino que a mí me gustó tomar y no lo pensé mucho. Sé que lo
que yo quería era empezar a vivir realmente, porque durante el tiem-
po que estuve atrapado en esto, creo que no lo estaba haciendo. Sim-
plemente me pregunté qué era lo que quería hacer con mi vida, y supe
que no la quería vivir muriendo frustrado y con amargura. También
supe que la solución está en uno y no afuera y que se pueden hacer
realmente las cosas si uno quiere, sólo hay que atreverse y hacerlo.
¿Hay que esperar a que suceda alguna desgracia para quitarnos algún
vicio de encima? Yo creo que no, que se puede hacer a tiempo. A tiem-
po para gozar la vida y empezar a vivir y ser uno mismo el regidor de
nuestra propia vida y no estar a merced de las pasiones, ya que a noso-
tros nos tocó esta vida y este cuerpo y somo los únicos encargados
de sacarlo adelante y ver por nosotros mismos, para realmente poder
vivir bien. Antes de ver por los demás primero hay que ver por uno
mismo, sólo así podremos ver por los otros y ayudarlos en algo. Ahora
veo las cosas más claras y sé lo que tengo que hacer y quiero hacerlo
bien. Espero que esto le pueda servir a alguien que esté viviendo algo
similar y recordarle que depender de algo no es vivir realmente. Tal
vez yo tampoco sepa lo que es vivir realmente, pero sí sé que me sien-
to mucho mejor que antes.
• 76 •
Y AL FINAL APENAS COMENZAMOS
Alfonso Sánchez González
R
epaso, reconstruyo, suspiro, anhelo, pienso, creo, revivo… algo
me ha sucedido, aunque aún no alcanzo a percibir qué es aque-
llo. Luego de haber buscado poner orden en las experiencias
adquiridas durante casi un año y medio de trabajo, de ir y venir sobre
mi persona, puedo llegar a una conclusión: mi vida ha dado un giro
bastante pronunciado, ya no volveré a ser el mismo. No me cambió
la cara ni el apellido, ni siquiera creo haber cambiado en algo, como
dijo alguien en cierta ocasión: “Soy otro, pero soy el mismo”. Más bien
tengo a la mitad de mi cuerpo un agujero abierto. Se cuelan por él
nuevas sensaciones, alegrías y tristezas.
Hasta mi oído llegan ahora voces desconocidas que se aproxi-
man y guían mis pasos por nuevas sendas, de mi interior comienza
a manar luz, risa, llanto y en tropel los recuerdos surcan mi mente.
Por mis ojos desfilan imágenes refulgentes: vistosos atardeceres, cie-
los límpidos, hojas secas, tierra húmeda… tanto tiempo mirándolas
sin haberlas podido retener.
Me contemplo pisando mi sombra, viajando en el tiempo y
bebiendo las lágrimas del pasado, reflejando mi ser en el espejo de
obsidiana al que nada podemos esconder. A partir de siempre es nece-
sario ensanchar el orificio por donde miramos y entendemos la vida,
aceptar que las cosas no son permanentes como nos hicieron creer
para sujetarnos de la mente y el espíritu.
Con movimientos lentos atrapo lo invisible, lo llevo hasta un
punto y lo guardo para mí, una línea une al cielo y el existir. La forma
de aproximarnos es ya conocida y es el fluir; hace un tiempo lancé mis
ideas por adelante, comienzan ya a regresar convertidas en logros y
hechos, ahora empiezo a entender.
• 77 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 78 •
COMPARTIENDO MI VIVIR
Alfonso Sánchez González
Para Elizabeth
Me encuentro junto a ti
sosteniendo el universo,
ahora no somos nada
apenas un sueño sin tiempo.
• 79 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 80 •
DESDE BARCELONA, ESPAÑA
(Carta para Adriana y Sergio)
Luis Miguel Bascones
E
spero que os encontréis muy bien y vuestra actividad discu-
rriendo por buen camino. Disculpad que no me haya comuni-
cado antes con vosotros. Es que me surgió un imprevisto en la
vida. Recordáis que el veranos pasado fui a Guatemala con mi novia
para acompañarla en los trabajos de su tesis. Pues bien, tomamos un
camión “guajolotero” que volcó, iba sin frenos, en un puerto de monta-
ña cuando viajábamos hacia un pueblo llamado Rabinal, en el depar-
tamento de Salamá. Cristina resultó contusionada, a mí me tocó el
accidente más grave entre los pasajeros: me fracturé las vértebras cer-
vicales tercera y cuarta. Tras un traslado, en el que me mantuve cons-
ciente, al hospital local de Salamá, un helicóptero que llamó la emba-
jada nos llevó a un hospital de una fundación española en la capital.
Esa misma noche me operaron, primero para descomprimir la médu-
la; luego otra operación con un implante de mi cresta ilíaca para la
fijación ósea de las vértebras dañadas. Permanecí en la UCI del hos-
pital dos meses y medio, hasta que estuve en condiciones de ser repa-
triado, con la ayuda del Ministerio de Asuntos Exteriores. El proceso
en esta Unidad de Cuidados Intensivos fue muy duro, y en más de una
ocasión estuve con un pie al otro lado. En resumen, dependía de un
ventilador de respiración asistida a través de una traqueotomía, “me
inflaron” de todo tipo de medicamentos, sueros, etc.
Al llegar a España ingresé, el 12 de octubre, en el Hospital Nacio-
nal de Parapléjicos, en Toledo. Ya al poco de llegar pude salir al respira-
dor, aunque todavía había que aspirarme flemas a través de la tráquea.
Un mes después se pudo cerrar la traqueotomía, porque ya respiraba en
• 81 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 82 •
Capítulo I: El Zen
• 83 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 84 •
Capítulo I: El Zen
H
emos recibido tu carta hace dos días. Mi dolor y consternación
al leerla ha sido muy grande. Sin embargo, me llena de alegría
tu actitud de lucha y tu gran fortaleza para seguir adelante. He
hablado con Sergio por teléfono y le llevaré tu carta pasado mañana.
Por lo pronto dice que haremos todo lo posible para ayudarte. Recuer-
da que el “posible” de Sergio es muy grande, más grande de lo que nos
imaginamos. Sería bueno entablar comunicación con el acupunturista
que va a atenderte, espero que sea pronto.
Mientras tanto, nos gustaría que en tu próxima misiva nos envíes
más detalladamente algunos datos sobre tu estado físico para que
nuestros estudios sean más certeros y podamos ayudarte. Me parece
importante que sepamos hasta dónde ha llegado la lesión y en lo posi-
ble saber cómo están trabajando tus órganos y hormonas, asimismo,
nos gustaría tener claro hasta dónde llegan tus posibilidades de movi-
miento y sensibilidad.
Una cosa que te recomiendo ampliamente es buscar a un terapeu-
ta que trabaje con flores de Bach, su actuación como debes saber es a
nivel del alma y de procesos inconscientes, cosa que creo será decisiva
para tu pronta recuperación.
Te cuento que mi vida desde agosto del año pasado ha cambiado
bastante. Me separé de Marcos y busqué otra casita para vivir yo sola.
Este proceso de separación ha sido fuerte. Varias veces estuve a punto
de caer en crisis depresivas. Pero gracias a algunas técnicas y mucha
voluntad he podido salir adelante sin medicamentos.
Me enfrenté a una crisis, a la que llamo crisis Zen, que cues-
tionó muchas cosas de mi vida. Estuve a punto de dejar la escuela.
• 85 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 86 •
Capítulo I: El Zen
Luis Miguel ha conseguido a sólo unos meses de haber salido del hos-
pital, una beca para dedicarse a la investigación, a la lectura y a escri-
bir. Está preparando su tesis doctoral y tiene una cátedra como profe-
sor en la Universidad Complutense en Madrid. En lo físico ha logrado
sentarse y seguimos confiando en que con la medicina alternativa
puede recuperar mayor movimiento.
• 87 •
CAPÍTULO II
LA ACUPUNTURA
ATENCIÓN CON ACUPUNTURA
Norma Delia Durán Amavizca
M
uchos que me conocen, incluso yo misma nunca creí que ter-
minaría en el área de atención a la salud. Aunque mi prepa-
ración siempre se ha inclinado por el campo de las humani-
dades, la salud, según como se presenta en la división que acostumbra
a hacerse en los estudios profesionales, pertenece exclusivamente al
campo de la medicina. Pedagoga de profesión, pero humana al fin,
como somos todos, llegó el momento en que acudí a un hospital, muy
a pesar mío, por causa de un accidente deportivo. Una caída de las
barras asimétricas a los 27 años y, después, un enfriamiento a los cua-
tro meses al limpiar las ventanas de mi casa en un día nublado, con
una blusa sin mangas, provocó que mi condición de poca movilidad
en brazos, principalmente, me llevara al ISSSTE, por ser empleada
de gobierno. Al poco tiempo desistí. El medicamento (Naxén) que me
recomendaron después de decirme que mi mal no se debía a la caída
sino que era una artritis reumatoide, percibí que sólo me adormecía
las articulaciones, por tanto el medicamento una vez pasado su efec-
to permitía que el dolor se presentara nuevamente. Me dediqué a la
búsqueda de algún tratamiento, que a mi juicio y en contrapartida con
el practicado en el ISSSTE, viese mi problema de “raíz”. En mi mente
resonó una posibilidad en la acupuntura. Acudí primero con un médi-
co que la practicaba pero que tenía muchos pacientes, al grado de que
si perdía la cita, la siguiente la daban 4 o 5 meses después. En el inter
de la pérdida de ritmo de consulta un amigo me recomendó a otros
acupunturistas, Francisco Cinencio y Sergio López Ramos.
• 91 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 92 •
Capítulo II: La Acupuntura
PADECIMIENTOS
ANOXIA AL NACER
En el momento del nacimiento el estado de anoxia se debe a que el
parto se retarda, esto es lo que ha sucedido en los dos casos que ahora
se exponen. Llegaron dos niñas, una de 11 años, Isabel, y otra de 14,
Irania. Isabel aún sin manifestación de su ciclo menstrual e Irania con
periodos normales de menorrea. Ambas con problemas de aprendiza-
je, aunque Isabel en el ciclo de la primaria e Irania en la telesecunda-
ria. Esta última tiene convulsiones desde pequeña y por ello le admi-
nistran medicamentos.
Isabel llegó con mucho terror. Su madre en la apuración de recu-
perar su desarrollo hacia un comportamiento común a todos los niños,
le exigía un alto rendimiento escolar. Ella llegó con un aparato de audi-
ción, los padres argumentaron que le hablaban y no les ponía aten-
ción, por lo tanto no oía. En el diagnóstico por exploración de oreja:
riñón, vejiga y corazón fueron los puntos que más reportaron dolor;
• 93 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 94 •
Capítulo II: La Acupuntura
ARTRITIS
En el tratamiento con acupuntura este padecimiento corresponde al
síndrome Bi, en el cual se presentan dolores articulares, entumeci-
miento e incluso pesadez. Los casos tratados oscilan entre los 41 y 69
años de edad. Pueden ser de origen frío o caliente. Cuando es por frío,
no hay inflamación en la zona adolorida como sucede en los casos de
calor. En ambos casos hay un bloqueo de energía y sangre. Se agudiza
con el clima frío y húmedo, por ello se recomienda al paciente que el
lugar en donde vive y duerme, sea de características contrarias, seco
y cálido. Cuando cuidan esas condiciones de salud mejora considera-
blemente. Se ha notado que esta enfermedad, con el tratamiento de
acupuntura puede mantenerse y mostrar mejoría, aunque no se erra-
dique, siempre y cuando el paciente muestre constancia al asistir a las
• 95 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 96 •
Capítulo II: La Acupuntura
• 97 •
Zen, Acupuntura y Psicología
COLITIS
La colitis corresponde a la inflamación de colon. El dolor se produce en
el bajo vientre, entre el ombligo y el pubis. También se manifiesta con
dolor en la zona lumbar. Muchos de ellos reportan dolores de brazos
ya que el canal de intestino grueso se encuentra en ellos, el dolor se
debe al bloqueo de la energía del canal. Otros tienen dolores frecuen-
tes. Las personas que han llegado con este padecimiento son, por lo
regular, muy nerviosas. Y tienen aflicciones causadas por circunstan-
cias familiares. Una alimentación con exceso de picante, grasa y carne
roja, refresco, comida chatarra y embutidos. Se eliminan de la dieta
irritantes y elementos industrializados, se recomienda mayor inges-
tión de verduras, papaya con yogurt preparado en casa, miel de abeja.
El intestino grueso, que se divide en colon ascendente, transver-
sal y descendente, para los acupunturistas es una víscera u órgano
taller, que depende del pulmón, órgano tesoro. Ello significa que para
su tratamiento habrá de ser tonificado pulmón y así se podrá pasar
energía al intestino grueso. Será necesario también dispersar el calor
que provoca la inflamación. Cuando cede el dolor y la inflamación por
colitis, los pacientes toman la actitud de abandonar el pesar que los
aflige y lo miran con mayor serenidad.
Tratamiento:
• Auriculoterapia: pulmón, intestino grueso y shenmen. Se dejan
tachuelas o balines en pulmón e intestino grueso.
• Canales: E25 a 45° bilateral, para dispersar el calor que inflama
el colon; IG4 para tonificarlo, eliminar el dolor de cabeza y pro-
porcionar energía al cuerpo; E36 para calmar el nerviosismo y
la indigestión; V23, V24 y V25, puntos locales para dispersar el
dolor en la zona lumbar, aunque no haya dolor pueden dispersar
y desinflamar, se introduce la aguja a 45°.
• Herbolaria: un té de eztafiate antes de cada comida tonifica y
desinflama intestino grueso.
• 98 •
Capítulo II: La Acupuntura
COLUMNA
Otro padecimiento común de las personas que han acudido al consul-
torio son las que tienen dolores en columna vertebral. Frecuentemen-
te se debe a malas posturas al dormir o por permanecer en sus traba-
jos en una sola postura, por caídas o por los desgastes propios de la
longevidad.
El diagnóstico permite localizar las vértebras que están afec-
tadas. Para ello se hace un recorrido por el canal de la vejiga que se
encuentra a lo largo de la columna con los dedos índice y medio, se
presiona con suavidad, aunque lo suficientemente profundo para que
el paciente pueda reportar las zonas de dolor. Dichas zonas corres-
ponden a la(s) vértebra(s) dañada(s). Posteriormente, se toca con sua-
vidad para encontrar el tipo de daño: puede ser desvío de vértebra o
desgaste de discos (no se encuentra la separación habitual entre vér-
tebras; al contacto, semeja a un trozo de bambú).
Una vez localizado el dolor, el cual puede ser comprobado
en oreja o al pasar con poca presión un punzón de punta roma, el
paciente reporta dolor en las vértebras correspondientes. Esta zona
también adquiere un color rojizo un tanto obscuro, lo que indica que
existe calor en la columna. El procedimiento por lo tanto será de dis-
persión de calor en los puntos colaterales a la columna, en el canal de
vejiga, contando dos distancias (cunes) bilaterales al canal Du o Vaso
Gobernador en donde se reportó dolor y se encontró desvío o des-
gaste. El dolor de columna se asocia a riñón, ya que genera la médula
ósea que origina los huesos y la sangre; por lo tanto es indispensable
tonificarlo.
Tratamiento:
• Auriculoterapia: riñón, vejiga, occipucio o shenmen, vértebras
localizadas en el pabellón de la oreja en la zona del antihélix. Se
dejan tachuelas en las vértebras afectadas y en riñón.
• 99 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 100 •
Capítulo II: La Acupuntura
DEPRESIÓN
Es un estado que con frecuencia presentan la mayoría de los pacien-
tes, sin embargo, pocos son los que llegan y exponen que se encuen-
tran deprimidos. La depresión que viven puede ser por una situación
de abandono que han sufrido, con el divorcio o la separación tempo-
ral; o para muchas madres, cuando los hijos se van de la casa. En estas
condiciones no se tienen ánimos ni energía para desempeñar cual-
quier tarea, e incluso en muchos de ellos, para vivir. El corazón, que
es quien conserva los amores y atesora el shen (para la cultura médica
china es el espíritu de las experiencias psíquicas del hombre), se ve
con deficiencia de funcionamiento, lo invade el frío pues el pulmón
lo contradomina. El paciente puede pasar de la depresión a la tristeza
y viceversa. Puede vivir en la constante impaciencia. La función del
meridiano circulación sexualidad también está incluida en este cua-
dro depresivo, forma parte del elemento fuego junto con el corazón.
Por lo tanto es necesario tonificarlo en el tratamiento y de igual modo
el meridiano correspondiente a corazón. Una vez restablecido el equi-
librio energético en donde el corazón domina al pulmón en la ley de los
cinco elementos, el paciente muestra entusiasmo ante su circunstan-
cia. Muestra también creatividad y cierta sumisión y confianza ante lo
que le prepare su porvenir a pesar de su condición de abandono.
Tratamiento:
• Auriculoterapia: shenmen, corazón, intestino delgado, córtex y
riñón. Se deja tachuela o balín en corazón, bilateral.
• Canales: PC6 para ayudarle a tomar decisiones, la aguja se colo-
ca a 90°, C9 a 90° para tonificar corazón; Du20 para quitar calor
de cabeza, Ren17 para dispersar la emoción y permitir que sea
liberada, la aguja se coloca a 15° con el mango hacia la cara del
paciente.
• 101 •
Zen, Acupuntura y Psicología
DIABETES
Es una enfermedad que afecta el metabolismo debido a una disfun-
ción hormonal que reduce la producción orgánica normal de la hor-
mona insulina, misma que regula el nivel de glucosa en el organis-
mo. A largo plazo afecta el funcionamiento de los ojos, el riñón y los
nervios. Los pacientes muestran un alto grado de desesperación, en
muchos casos hipertensión y resequedad en la boca, aunado a una
abundante saburra blanca que se acumula en la comisura de los
labios, en casos de insulino-dependientes. Se manifiesta por una ele-
vada circulación de glucosa en la sangre. Por ello uno de los principa-
les síntomas es deficiencia de sangre, lo que los chinos llaman, sín-
drome xu. Aunque el páncreas es el que produce la insulina, y para la
medicina alópata es el lugar para tratar la diabetes, en la mirada de
los chinos está primero el bazo, órgano tesoro, a quien está acopla-
do el páncreas: controla la sangre. El bazo-páncreas se conforma por
los humores de la sangre y a través de ella distribuye los alimentos al
organismo humano. La energía de los alimentos sube del estómago
al pulmón y al corazón a través del bazo. Por ello hay resequedad en
la boca ya que la energía no permite que el pulmón funcione bien y
con la respiración incompleta no es posible que suba el agua del riñón
para distribuirla al organismo.
Los casos tratados se pueden clasificar dentro de los no insuli-
no-dependientes. Sólo se presentó un caso, que por sus caracterís-
ticas, y de no ser atendido a tiempo, hubiese sido clasificado como
insulino-dependiente. Presentaba extrema resequedad en la boca,
abundante saburra blanca, poliuria (orina frecuente durante el día
y la noche), y una notable y acelerada perdida de la vista. La lengua
se mostraba obesa, agrietada y de color púrpura. Llegó al consultorio
recién manifestado el alto nivel de glucosa en la sangre. A este pacien-
te se le dio una atención especial de tres sesiones a la semana, y en
• 102 •
Capítulo II: La Acupuntura
HIPERTENSIÓN
La hipertensión es una elevación de la presión arterial. Algunos de
los pacientes que asisten al consultorio con este padecimiento tienen
sudores profusos, dolores de cabeza, cara roja, nerviosismo y pocos
han reportado tinnitus. Está asociado a corazón, por lo tanto, si se
observa la lengua del paciente se podrá ver la punta roja en general,
según el tiempo de padecerla. Muchos de los pacientes, sobre todo
• 103 •
Zen, Acupuntura y Psicología
los que tienen de dos a quince años de convivir con ella, toman medi-
camento para regularla. Es necesario que en paralelo al tratamien-
to de acupuntura, se retire poco a poco. Puede lograrse si se alterna
con herbolaria. Las respuestas al tratamiento en estos pacientes son
variadas, ha habido casos que en la primera sesión se regula la pre-
sión, por ejemplo de 160/180 al llegar y al finalizar la sesión la pre-
sión se vuelve a medir y alcanza 100/80. En otros casos hemos tenido
que pasar alrededor de un año para poder equilibrarla, en este caso
la paciente salía del consultorio con la presión regulada, pero para
la siguiente sesión regresaba con hipertensión nuevamente. Sólo al
cabo de diez u once meses mostró estabilidad, acudiendo al consulto-
rio cada semana.
A estos pacientes, al igual que a todos los que llegan a tratamien-
to se les modifica la dieta y se les enriquece con verduras y productos
de abeja.
Tratamiento:
• Auriculoterapia: shenmen, sistema nervioso central, punto de
hipertensión, occipucio y corazón. Al retirar las agujas se hace
sangría con aguja de tres filos en la parte posterior del pabellón
de oreja, en el punto de hipertensión; se sacan cinco gotas. Se
deja tachuela o balín en corazón (bilateral) y en punto de hiper-
tensión.
• Canales: IG4, E36 (ambos ayudan a eliminar el dolor de cabeza),
TC5 para cuando se presenta tinnitus, C7 para sedarlo y PC6
para calmar el nerviosismo.
• Herbolaria: El té de alpiste con hoja de zapote blanco puede ir
sustituyendo al medicamento.
Al finalizar la sesión se les tomó nuevamente la presión para ase-
gurarse de que bajó. Si no fue así, se informa al paciente que se le irá
bajando, en la mayoría de los casos así ha sucedido.
Los pacientes que han llegado exprofeso a tratarse de hiperten-
sión son un total de 8; de ellos seis son mujeres y dos hombres. Su
edad está entre los 35 y 65 años de edad.
• 104 •
Capítulo II: La Acupuntura
IMPOTENCIA
La impotencia sexual en los hombres se debe a una baja autoesti-
ma, según la opinión de un experto acupuntor mexicano. Otro fac-
tor interno que hay que considerar es el deficiente funcionamiento de
riñón y por consiguiente deficiencia hormonal.
Tratamiento:
• Canales: IG4, E36, R3, R5, Ren6, B13 y V23, todos a 90º.
• Herbolaria: Hierba Inmun combinada con hierba Viril tres cáp-
sulas; tres por la mañana y tres por la tarde. Se está tratando al
paciente de 53 años, en cinco sesiones ha recuperado la potencia
sexual en un 60%. Se atiende una vez por semana.
• 105 •
Zen, Acupuntura y Psicología
MENSTRUALES (PROBLEMAS)
Aquí se clasifican las enfermedades menstruales como amenorrea
(ausencia de sangrado); dismenorrea (cólicos menstruales, dolores agu-
dos en abdomen o cintura antes o después de la menstruación); y hemo-
rragias (sangrados de más de ocho días y dos veces por mes). Por lo
regular las pacientes que llegan al consultorio con esta demanda espe-
cífica muestran nerviosismo. Las que tienen amenorrea puede deberse
a una disfunción hormonal o han vivido un suceso emocional fuerte,
como asaltos o pleitos de pareja, esta última circunstancia puede tam-
bién producir hemorragias. Las hemorragias están asociadas al hígado
cuando hay un exceso de yang, por ello es necesario sedarlo. El hígado
es el órgano que almacena la sangre. También se tiene que considerar
en estos casos la existencia de quistes en ovarios o en matriz. La disme-
norrea puede ser causada también por frío en abdomen, la padecen con
frecuencia las mujeres que se dedican a lavar ropa propia o ajena y no
tienen cuidado de permanecer con el vientre seco. Puede ser acompaña-
da de dolores de cabeza o náuseas. A muchas mujeres las tira en cama.
Tratamiento:
AMENORREA
• Auriculoterapia: shenmen, matriz, hormona, ovario, bazo. Se
deja tachuela en bazo y ovario.
• Canales: B6, B9 y B10, IG4 (moxar), E36 (moxar), E29 (moxar).
Se aplica el puro de moxa a la aguja y se deja de dos a cinco minu-
tos. Se deja tachuela o balines en bazo y ovario.
DISMENORREA
• Auriculoterapia: shenmen, ovario, matriz, endocrina, hígado.
Se deja tachuela o balín en hígado y ovario.
• Canales: IG4, E36, H3, Ren4, Ren3 y Ren2 (moxar), E29 (moxar)
y PC6.
HEMORRAGIAS
• Auriculoterapia: hígado, matriz, ovario, y shenmen. Se dejan
tachuelas o balines en hígado y matriz.
• Canales: H3 para detener la hemorragia. Son 5 las pacientes que
hemos atendido.
• 106 •
Capítulo II: La Acupuntura
MIOMAS OVÁRICOS
Con un estudio de ultrasonido se puede comprobar la existencia de
quistes en ovarios, sobre todo cuando hay una menstruación de más
de ocho días sin poder disminuirla con el tratamiento de hemorragia.
Lo hemos detectado en dos casos de los atendidos. Los otros dos, lle-
garon con la demanda.
Los quistes en ovarios se producen por ingerir grasas en exceso,
alimentos refinados o, en otras circunstancias, por una desnutrición
en la infancia y disfunción hormonal. Otro factor importante se debe
a la condición emocional de la paciente, que por lo regular en la mujer
la problemática emocional se acumula en el aparato reproductor, se
enquista y bloquea la energía del libre funcionamiento.
Tratamiento:
• Auriculoterapia: shenmen, matriz, ovario, hígado, hormona. Se
deja tachuela o balines en hígado y ovario.
• Canales: R3 y R5 a 90°; H3 a 45°; Ren4 y Ren5, E27 y E28, B13
y B12 (todos bilaterales, a 45°) Ren17 a 15°; Du20 a 90°; V28 y
V32 bilateral a 45°.
• Herbolaria: Un té de milenrama con ortiga blanca, dos veces al
día. El tratamiento se acompaña también con hierba Inmun, tres
cápsulas en la mañana y tres en la tarde.
De las 4 mujeres atendidas, tres de ellas a los tres meses de trata-
miento se les pidió realizarse nuevamente un estudio de ultrasonido
y el reporte del análisis fue negativo, los quistes desaparecieron. La
cuarta persona está todavía en tratamiento. La edad de las tres pri-
meras va de los 15 a los 25 años. La última tiene 57 años.
MIGRAÑAS
Las migrañas son dolores fuertes y constantes de cabeza. Quienes
llegan con dicha demanda padecen por lo regular de estreñimien-
to o alguna disfunción intestinal, básicamente del intestino grueso.
Por ello se trata éste y también pulmón que es el órgano tesoro al que
está acoplado el primero. La alimentación de estas personas también
• 107 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 108 •
Capítulo II: La Acupuntura
PROBLEMAS DE APRENDIZAJE
El niño, que es llevado por sus padres con esta demanda, tiene un ren-
dimiento escolar bajo. Al interrogatorio, habla de carecer de la aten-
ción que le gustaría tener respecto a sus hermanos. En otro de estos
casos, se expuso que el niño nació prematuro y llevaba, desde el diag-
nostico de la alopatía, un año de retraso en su madurez intelectual.
Todos estos niños al realizar la revisión en oreja, presentaron fuerte
dolor en el punto de bazo y otros en corazón. Muchos de ellos son colé-
ricos y caprichosos, desnutridos, esto último es un síntoma de que es
un niño abandonado. Hígado está dominando en exceso a bazo. Esto
indica la presencia de un problema emocional que también se asocia
al bajo rendimiento escolar.
Tratamiento:
• Auriculoterapia: bazo.
• Canales: B5, B6, B16, Yintang (extra).
• Herbolaria: Un té de alcachofa en ayunas para limpiar hígado.
A éstos se les cambia la alimentación se les quita alimentos refi-
nados, chocolates, enlatados, se permite carne roja una vez por sema-
na, se enriquece con verduras crudas y jugos de frutas. Se recomienda
jalea real, miel de abeja, polen y de tres a cuatro sesiones de 30 minu-
tos, las madres exponen que muestran iniciativa para hacer las tareas
y mejoran sus calificaciones notablemente. Con esta demanda se ha
atendido a 4 niños con una edad entre los 7 y los 11 años.
PULMONARES (ENFERMEDADES)
Éste es un padecimiento frecuente en los habitantes de la ciudad de
México. Se agudiza en la época de lluvias y en la de invierno. La alta
• 109 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 110 •
Capítulo II: La Acupuntura
PSORIASIS
La gente habla del dolor a través de sus cuerpos. Saber leerlos es indis-
pensable para quien dedica su atención a la salud. El diagnóstico que
propone la acupuntura y el desarrollo en la práctica cotidiana con
comunidades mexicanas, nos han permitido acceder a esa posibilidad.
El tono de voz, la opacidad o brillo en la mirada, el tipo de piel, la
movilidad de los cuerpos son los referentes a la vista, entre muchos
• 111 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 112 •
Capítulo II: La Acupuntura
• 113 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 114 •
Capítulo II: La Acupuntura
• 115 •
Zen, Acupuntura y Psicología
BIBLIOGRAFÍA
• 116 •
LA CURACIÓN DE UN CURADOR
Adriana Pérez Zárate
INTRODUCCIÓN
“E
sto del oficio de vivir, no es nada fácil”. Con esta frase ini-
ciábamos uno de los cursos para convertirnos en curadores.
Porque ser curador implica tomar las riendas de nuestra
vida y no que seamos víctimas del oleaje de los acontecimientos. Nadie
se esperaba que tuviera que cambiar tan radicalmente formas de pen-
sar, de sentir, de actuar. Más aún, que todo eso pudiera ser coherente.
¿Cuántos de nosotros no se han enfermado alguna vez a la tris-
te realidad de que nuestra vida es una total contradicción? Nuestra
forma de actuar no coincide con lo que sentimos o pensamos. Porque,
vayamos por partes: una cosa es lo que realmente somos, otra lo que
otos dicen que somos, una tercera el cómo nos percibimos y finalmen-
te lo que hacemos.
Es en la convivencia diaria en donde se expresa concretamente el
cómo somos, y ahí vienen incluidos nuestros deseos, nuestras expec-
tativas, nuestros motivos para vivir. Lamentablemente la mayoría se
ve rebasada por sus sueños, por sus ideales y no puede ejercerlos. Hay
una separación visible entre lo que uno quisiera ser y lo que uno real-
mente es.
¿A caso será que somos incapaces, que no somos lo suficientemen-
te inteligentes o audaces para llevar nuestra vida como nosotros qui-
siéramos? Antes de que yo pudiera cuestionarme esta pregunta, debo
decir que mi proceso para poder llegar a ser una persona más íntegra,
no empezó curando a otros, sino siendo curada.
• 117 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 118 •
Capítulo II: La Acupuntura
• 119 •
Zen, Acupuntura y Psicología
qué? ¿Cuáles son los valores que me rigen? Y analizando, pude darme
cuenta de que siempre nos inculcan la competencia, el egoísmo, la
vanidad, la soberbia, la sed incansable de poseer, sean bienes materia-
les, dinero, éxito, fama o un poquito de poder sobre los otros. El ejer-
cer como autoridad también nos da valía. Qué extraño, pisar a otros
es una consigna muy bien recibida. No nos gusta que nos pisen pero
nosotros lo hacemos si hay oportunidad.
Nos han vendido la idea de que tenemos que hacer de una deter-
minada manera. Ya nos enseñaron el modelito. El problema es que
bajo nuestro sistema ser es igual a tener. El que no tiene no existe.
Gran parte de nuestras angustias y zozobras son producidas por-
que aún no poseemos tal o cual cosa que la mayoría de las veces ni si
quiera nos hace falta, y lo que es peor, nos aleja de lo que verdadera-
mente somos y estamos buscando.
Esto fue lo primero que tuvimos que aprender en nuestra dura
enseñanza para ser curadores. Y digo dura porque desprenderse de
cosas que han regido nuestras vidas durante largo tiempo es difícil,
sin embargo, no es imposible y más aún, vale la pena intentar.
Cuando resolví que yo no quería participar en esa lógica destruc-
tiva impuesta desde el exterior, fue cuando pensé que por lo pronto
lo mejor que podía hacer era empezar por mi persona. Ya sabía lo que
no me gustaba de mí. El siguiente paso era tirar todo eso a la basura
y comenzar a reconstruirme desde los cimientos. Volver a hacer mi
edificio, pero sin muralla. Este proceso de deconstrucción y constric-
ción es algo doloroso. Descubrimos que tenemos 25, 30, 40 años o
más viviendo en una pesadilla. ¿Será posible salir de ella? Lo es, pero
primero está la voluntad de hacerlo. Debo decir, en honor a la verdad,
que me daba mucho miedo, pero ya no tenía nada que perder. Ya me
había maltratado lo suficiente.
La meditación Zen y la guía del maestro fue una ayuda invalua-
ble dentro de este proceso de cambio, lo sigue siendo, porque esto es
algo que no termina, pero que en el transcurso nos abre caminos y
dimensiones que no soñábamos recorrer. Una de ellas es la del servi-
cio. Y la acupuntura en este caso me daba esa posibilidad, la de ayudar
a alguien.
Poco a poco, mi mente empezó a tranquilizarse, las angustias
fueron desapareciendo, recobré mi pasado, escribí sobre él, reflexioné
• 120 •
Capítulo II: La Acupuntura
• 121 •
Zen, Acupuntura y Psicología
MÉTODO DE TRABAJO
• 122 •
Capítulo II: La Acupuntura
• 123 •
Zen, Acupuntura y Psicología
TABLA DE MUJERES
• 124 •
Capítulo II: La Acupuntura
Pl 21 Migraña a diario Hace 3 años recibió Primero se decidió tonificar En 3 sesiones remisión
(3 años), duele un susto muy fuerte. pulmón y bazo, se sedó total de los dolores. En 7
pulmón hace 4 Comenzó a doler hígado, luego puntos para sesiones alta definitiva.
años. pulmón. migraña. Té: muitle.
Cl 16 Migraña (1 año). No estaba estudiando ni H2, H3, VB43, IG4, E36, B6. En 5 sesiones remisión de
Excesiva trabajando. Té: boldo. Pastillas de alcachofa. los dolores. Se le dio de alta
irritabilidad. Punto de realización y B para en 9. Ya no era irritable y se
inteligencia. puso a estudiar.
Sm 44 Infección en vejiga, Arrojaba epitelio por Puntos locales en vientre y En 5 sesiones dejó de
inflamación orina. B6. Té: cascabelillo como agua inflamarse y ya no arrojó
vientre (7 años). de tiempo. Metronidazol. epitelio.
Rm 45 Dolor físico y Tiene una hija paralítica Puntos para ciática, locales En 12 sesiones
escasa movilidad de nacimiento. Su en espalda, moxa en Du14 y sus molestias casi
de todo el sentimiento de culpa es TC10, alarma riñón. Masaje desaparecieron. Hace su
cuerpo (4 años). muy grande. Además completo, píldoras de éter, vida normal, quehaceres
Stafilococus aurus rencor añejo. No puede chocolate y romero, ¼ de domésticos y sale a la
en riñón. realizar tareas normales. vaso orina con jugo de naranja. calle (antes no lo hacía).
Gt 51 Litiasis vesicular, Dolor muy agudo, Alarma de VB, H, VB34, H3, Remisión de dolor en 2
diabetes, valoración en ISSSTE IG4. Oreja: H, VB, shenmen. sesiones. Arrojó ascárides
hipertensión. para cirugía, problema Rábano negro, limón, aceite por orina. En 12 control
fuerte con hijo de oliva, miel. Té: alcachofa. de hipertensión y mejoría
alcohólico. Después de en la diabetes.
aceptar el problema ya
no se preocupa tanto.
Ha 31 Ciática que prácti- Divorciada con 2 hijos, Punto para ciática. Té: tarai, E 8 sesiones estaba
camente la inmo- ella sola los mantiene. ¼ de vaso de orina con jugo totalmente restablecida.
viliza (3 años). Trabaja parada todo de naranja. Quedó de hacer exudado
Stafilococus aurus el día. faríngeo.
en garganta.
Cn 45 Ciática (10 años). Vende plantas. Mucha Masaje en espalda, hombros, En 2 sesiones el dolor
Duele cintura humedad. Carga cosas CC. Puntos: V60, VB38, bajó considerablemente.
desde hace 14 pesadas. Perdió un hijo alarma riñón, cóccix, VB30. Curación en 4 sesiones.
años. hace algunos años. Duelo Té: cuachalalate.
no resuelto, con masaje
en espalda lo lloró.
Lr 29 Ciática, casi no Fallecimiento reciente Masaje, agujas en espalda. En 1 sesión ya podía
puede caminar. de su madre. Nervios moverse.
Muy nerviosa. excesivos.
Rv 30 Sangrado Antecedente de 4 B6, B9, C7, Pc6, moxa en bazo En 3 sesiones el sangrado
abundante y abortos naturales, el y Du. Masaje en espalda. Té: se detuvo. Se liberó de
continuo (40 días), último de 5 meses, desde muitle. Alimentación rica sentimiento de culpa.
ronchas en cuerpo, entonces sangra. Anemia en hierro. Orina con jugo de Ahora se le prepara para
fiebre reumática. crónica, mucha tristeza naranja. un nuevo embarazo.
Imposibilidad y remordimientos. Se
de embarazo habló con ella para que
terminal. deje de culparse.
• 125 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 126 •
Capítulo II: La Acupuntura
Fd 57 Nervios, dolor Hijo alcohólico, viuda a Masaje en espalda, cuello, En 10 sesiones bastante
tensional en punto de jubilarse. hombros. Té: valeriana. restablecida, sí acudió
hombros y cuello. Aconsejamos haga algún tipo al yoga.
de meditación.
Sv 30 Crisis nerviosa, Dormía 2 o 3 horas al Masaje en espalda, cuello, En 3 sesiones no hubo
depresión severa, día debido a su trabajo. hombros. Té: valeriana. más crisis. En 8 la dimos
ideas de suicidio y Internada en Hospital Aconsejamos haga algún tipo de alta, su ánimo era
de matar. Tomaba Psiquiátrico por 15 días. de meditación. estable, recuperó aliento
5 medicinas Sentimientos de culpa, para vivir. Ya no tomaba
distintas. ausencia de sentido en medicamentos.
su vida. Se habló con
ella sobre el asunto.
Ge 21 Nervios, insomnio. Fallecimiento reciente Masaje en espalda, hombros Después de masaje
del padre y un hermano. y CC, agujas para emociones. durmió mejor, menos
No desahogó su dolor Té: valeriana, damiana de nerviosa, se puso a
en el momento. California. escribir sobre su hermano
y su papá, un día lloró por
horas. Alta en 4 sesiones.
Cn 18 Nervios muy Muy rebelde y Masaje muy fuerte en En 1 sesión ya se
alterados. Terror consentida. espalda, CC y pies, lloró pudo acostar boca
a acostarse boca mucho. Después agujas arriba, durmió bien,
arriba. Miedo a en puntos emociones. desaparecieron
dormirse, tiembla Té: valeriana, doradilla y temblores.
todo el cuerpo. pingüica.
Jg 43 Miomas en Maltratos de esposo Anemia: E36, vértebras En 3 sesiones detención
ovarios y matriz, alcohólico. Separación torácicas 2, 3, 4, 5, moxa. Té: de flujo. Buen semblante,
hemorragias con varios hijos y muitle, alimentación rica en en 20 sesiones los
severas (4 meses), después de años vuelta vegetales, cereales enteros, ovarios y matriz limpios,
anemia aguda. a casar. jalea real, prohibición consecutivamente un
enlatados, harinas nuevo embarazo, agujas
embutidos. Miomas, H3, R3, para embarazo. Parto y
R6, locales en vientre. Té: bebé normales.
ortiga blanca y milenrama.
• 127 •
Zen, Acupuntura y Psicología
TABLA DE HOMBRES
• 128 •
Capítulo II: La Acupuntura
Bm 20 Epilepsia Ausencia del padre. Du26, Ren15, R1, E40, R6, En 2 sesiones sin
alucinatoria (4 Fallecimiento de un tío V62, H2, Té: valeriana, insomnio, sin crisis ni
años), ataques muy querido, después simonillo, boldo, sangre pesadillas, ya descansa
violentos de 1 o 2 empezó con la epilepsia. de grado, muitle, dieta al dormir. La crisis a la 7ª
hrs. de duración, Presiones familiares y sin huevo, aguacate ni sesión duró 10 minutos,
golpea paredes y por falta de trabajo. Muy refinados. Moxa en E40 y no hubo alucinaciones.
objetos, padece irritable y aprehensivo. Ren 12 hasta hacer cicatriz. Recuperación rápida,
insomnio, nervios, Luego se agregaron, Du20 y sin fatiga, dolor ni
depresión, laterales, PC6, C7, IG4, E36, depresión. Se dieron 5
inapetencia. B6. Yintang. Oreja: shenmen, sesiones más y después
Rivotril, Halción, occipucio. Se habló con él 1 mes de tratamiento
Temperator. para que no fuera tan ansioso con el Dr. Sergio López.
e intolerante. Su irritabilidad Actualmente no toma
bajó considerablemente. Se ningún medicamento. A
volvió tranquilo y paciente. veces valeriana cuando
muy nervioso. Sin
recidiva en un año.
Pl 56 Ciática (3 meses). Mucha tensión y Alarma R, puntos cóccix, VB30, En 7 sesiones curación
nerviosismo. VB38, V60. Té: diente de león, del problema.
sangre de grado, simonillo y
dieta de vegetales por 15 días.
Ge 30 Hipertensión (3 Muy nervioso, B6, R3, C3, IG4, Du20. En 1 sesión se regularizó
años). infancia difícil, miedos Yintang. Té: alpiste y damina su presión. Alta en 3.
arraigados. de California.
Ff 65 Parálisis facial (5 Causa de la parálisis: Aplicación puntos en cara, En 8 sesiones ya puede
días), diabetes. coraje. IG4, E36, C3, H3, en lado hablar mejor, ya casi no
contrario a la afección. se nota parálisis.
TABLA DE NIÑAS
• 129 •
Zen, Acupuntura y Psicología
TABLA DE NIÑOS
N E Demanda Observaciones Tratamiento Resultados
Ec 9 Anorexia, bajo Retraído, tímido. Puntos para anemia en En 4 sesiones ya comía
rendimiento escolar. vértebras dorsales 3ª, 4ª, bien. Promedio de 8 en
Anemia. 5ª, 6ª, E36, ombligo, B6. escuela. Menos tímido.
Moxa. Té: muitle. Cambio
dieta.
Ei 7 Anorexia, se cae Muy irritable, hay E36, R7, R3, B6, PC6, C7, En 8 sesiones
frecuentemente. hemorragias por nariz H3, IG4, IG11. Tachuela en desaparecieron
Anemia. frecuentemente. tiroides, moxa en Du20. hemorragias y ya no se cae.
Oc 2 Epilepsia y ausencias Antecedentes de Masaje en yintang, H3, En 4 sesiones sin flema en
desde nacimiento. toxoplasmosis Du20 y laterales VB34, garganta, lengua rosada
Convulsiones con durante embarazo, alarma B, E36, moxa y sin costra, mejor apetito
frecuencias de desnutrición, hepatitis espalda, R1, E40, Ren14. y sueño. Crisis 1 vez cada
10 al día y duran al nacimiento, asfixia y Balines en R3, V60, 15 días y duración de 3
hasta 3 minutos. convulsiones, hemorragia Yintang. Se enseñó a o 4 segundos. Mucho
Fenobarbital y intraventricular. Con la madre a dar masaje más atento, antes como
Tegretol. frecuente estreñimiento. para hacerlo reaccionar ausente. Al decirle a
Flema en garganta, durante una crisis. la madre que había
insomnio, anorexia. Valeriana remojada, posibilidad de retraso dejó
alcachofa y hoja sen. de traerlo.
Gr 10 Temblor Niño agraciado. La madre Al ser revisado en oreja En 3 sesiones el temblor
involuntario en refiere que en la colonia en efectivamente salieron había disminuido, sueño
brazo derecho todo donde viven fueron visitados puntos de testículo, y apetito normales. La
el día y de la pierna por 8 médicos que nunca hormona, córtex, señora dejó de venir
cuando duerme (2 supo de dónde salieron, suprarrenales, tiroides. Se porque vivía muy lejos.
años). parecían extranjeros. Al aplicaron agujas en oreja
revisarlo en oreja le dijeron y puntos como R3, R7,
que el problema era PC6, C7, Du20 y laterales.
hormonal. Dejaron datos
falsos de hospitales donde
trabajaban, nunca pudo
localizarlo.
• 130 •
Capítulo II: La Acupuntura
ANÁLISIS DE LA INFORMACIÓN
• 131 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 132 •
Capítulo II: La Acupuntura
• 133 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 134 •
Capítulo II: La Acupuntura
• 135 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 136 •
Capítulo II: La Acupuntura
Gran parte de las mujeres acuden con una gran tristeza, con
depresiones que arrastran por años. El problema es que no desaho-
gan ese pesar a falta de interlocutores. El escuchar es un hábito que
se va desterrando de la familia, la falta de comunicación es una cons-
tante en nuestra sociedad moderna. Cada quien está tan concentrado
en su propia actividad, que nadie tiene tiempo de escuchar al otro. No
hay forma de ventilar los problemas, y por lo tanto éstos se acumulan
hasta que se vuelven irresolubles.
Por otro lado está el problema de la sexualidad. Gran parte de las
mujeres no mantienen una sexualidad activa. O si la llegan a tener no
las satisface. Esto puede tener muchos orígenes. Algunas son abando-
nadas por el marido. Otras enviudaron y decidieron no casarse nueva-
mente por temor de lo que dijeran los otros, por respeto a los hijos, o
para no buscarse más problemas.
En muchos casos soportan relaciones incestuosas, lo que lógica-
mente las aparta de sus maridos. Algunas más no tienen la suficiente
confianza para manifestar a sus esposos cuáles son sus deseos, otras
se enfrentan a la eyaculación precoz. Existen también las mujeres que
han sido sometidas a un tipo de operación en sus órganos sexuales,
lo que puede producir rechazo por parte del cónyuge porque subsiste
la creencia de que si la mujer ya no es fértil, “ya no sirve”. Sentimien-
to compartido por las mimas mujeres. La intervención en los órganos
sexuales de las mujeres además de las consecuencias mencionadas,
traen otras como la histeria, neurosis y descompensaciones serias en
el ánimo y en el carácter.
Otros factores que inciden notablemente en la aparición de dis-
tintas patologías son el maltrato por parte de esposos golpeadores y
el alcoholismo tan marcado (en Xochimilco hay una fiesta casi diaria-
mente, además de que existen expendios de pulque y de alcohol clan-
destinos).
No es raro encontrarnos con el abandono y la falta de afecto por
parte de los hijos que, habiendo dejado el núcleo familiar, se desentien-
den completamente de los padres. No los visitan ni les llaman perió-
dicamente para saber de ellos. Sólo en casos de enfermedad alguno de
los hijos estará presente. Este hecho sucede tan frecuentemente que
se ha convertido en un síndrome, el síndrome del abandono al que se
ven sometidos muchos padres una vez que han cumplido con sus hijos.
• 137 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 138 •
Capítulo II: La Acupuntura
• 139 •
Zen, Acupuntura y Psicología
CONCLUSIONES
• 140 •
Capítulo II: La Acupuntura
• 141 •
ACUPUNTURA Y MASAJE
EN LA PSICOTERAPIA
Fátima Contreras Romero y Lucila Velasco Arestegui
INTRODUCCIÓN
C
uando un ser humano se encuentra en un periodo de crisis, se
abre la posibilidad de un cambio, de dar un paso al crecimien-
to. Sin embargo, debido al tipo de cultura en que nos desarro-
llamos, la impaciencia al querer atenuar el sufrimiento nos limita el
poder ver que existe una enseñanza. Dicha enseñanza puede ir desde
entender cómo tratamos y vivimos nuestro cuerpo, hasta comprender
que la construcción de nuestra vida no es un proceso azaroso.
El sentimiento que se experimenta al vivir la enfermedad se
refleja de distintas maneras en cada ser humano, la concepción que
tenga cada persona del cuerpo y de la vida hace que se viva la enfer-
medad de una forma u otra, a través de la comunicación que se ha
establecido con el cuerpo.
Entender a un ser humano como parte de un todo y al mismo
tiempo un todo en sí, nos lleva a comprender que lo emocional y lo
orgánico son conceptos que nos han limitado a poder comprender la
esencia del ser humano y por tanto a dar una efectiva opción de cura.
La experiencia que hemos tenido en el trabajo con pacientes nos ha
permitido aproximarnos a ver a las personas como un todo. Lo ante-
rior fue propiciado gracias al trabajo con dos técnicas que más que eso
son parte de una filosofía de la vida.
• 142 •
Capítulo II: La Acupuntura
LA ACUPUNTURA Y EL MASAJE
• 143 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 144 •
Capítulo II: La Acupuntura
PACIENTES 1 Y 2
• 145 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 146 •
Capítulo II: La Acupuntura
PACIENTES 3, 4 Y 5
• 147 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 148 •
Capítulo II: La Acupuntura
• 149 •
Zen, Acupuntura y Psicología
PACIENTE 6 Y 7
• 150 •
Capítulo II: La Acupuntura
• 151 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 152 •
Capítulo II: La Acupuntura
PACIENTE 8
• baños de sol.
• en caso de dolor pomada de veneno de abeja y vendar.
• evitar corrientes de aire y evitar contacto con agua.
• 153 •
Zen, Acupuntura y Psicología
PACIENTE 9
• 154 •
Capítulo II: La Acupuntura
• 155 •
Zen, Acupuntura y Psicología
PACIENTE 10
Perla tiene 60 años de edad, vive con dos hermanas mayores que al
igual que ella son solteras. La demanda por la cual llega a consulta es
que padece insomnio, consume pastillas Lexotan para dormir y a pesar
de ello no puede dormir, esto desde hace tres años. Se siente muy ner-
viosa con miedo a salir a la calle; no le encuentra sentido a la vida.
Padece gastritis, presenta la boca ulcerada, ha tomado Ranitidina;
usa un aparato para escuchar y a veces tiene zumbidos en la cabeza.
Su expresión en la primera sesión reflejaba como si estuviera
ausente, la mirada perdida, su tono de voz muy bajo, casi no hablaba y
si lo hacía temblaba, su andar era inseguro y muy lento.
Todo surgió hace 4 años cuando dejó de trabajar, ella laboraba en
un club deportivo y pidió que la jubilaran; después una de sus herma-
nas se enfermó de los nervios y ella la cuidó, fue cuando enfermó.
Con ella se trabajó acupuntura, masaje, ventosas, tés y cambió
de alimentación, aunado a la asesoría psicológica. Se han trabajado 18
sesiones. Al principio de la terapia se trabajó con masaje y ventosas; el
masaje era en la cabeza, cara, pecho y espalda, ventosas en la espalda,
esto con el propósito de desbloquearla y se le mandó un té de valeriana
para relajarla. Se le sugirió que en su cena incluyera manzana o lechuga.
Después de algunas sesiones se le recomendó cambiar el Lexotan
por microdosis de eztafiate para quitar el insomnio, lo cual no aceptó.
Se trabajó con acupuntura los puntos C7, PC6, B6, VB23 y VB62, R3,
punto de alarma de constricto y DU20 durante 12 sesiones.
En cuanto al aspecto emocional ella manifestaba que era el
ambiente de su casa lo que constantemente la tenía alterada, ya que
su hermana mayor le “hace la vida imposible”.
Nos parece que la terapia psicológica enfocada a enfrentar su pro-
blemática no hubiera sido posible sin la ayuda de la acupuntura, ya
que verbalmente ella no ha expresado su verdadero sentir, sin embar-
go ha habido cambios muy considerables en las últimas sesiones.
• 156 •
Capítulo II: La Acupuntura
PACIENTE 11
• 157 •
Zen, Acupuntura y Psicología
PACIENTE 12
• 158 •
Capítulo II: La Acupuntura
por él. Este caso nos ayudó a entender que cada persona tiene un tiem-
po y que no tendría que enfrentarlo en un momento determinado,
sino darle su espacio para que ella decidiera hacerlo y de esta manera
no caer en su juego de querer corroborar con nuestra opinión que todo
marchaba bien en ella. Suponemos que al no encontrar en nosotras la
complicidad que buscaba tomó la decisión de no asistir más.
CONCLUSIONES
• 159 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 160 •
Capítulo II: La Acupuntura
• 161 •
TRABAJO CON ACUPUNTURA
Rocío Baca Millán
INTRODUCCIÓN
L
a respuesta implica en sí una justificación ya que la acupuntu-
ra en el momento actual es una alternativa para la salud en el
sentido más amplio de la palabra, la respuesta misma se expre-
sa también en los resultados que cada paciente pudiera obtener para
su desarrollo personal. En mi caso concreto fue a través de mi rela-
ción con la acupuntura como paciente —tomando en cuenta que en
la acupuntura la relación de quien aplica y el que recibe la atención
es una relación cercana y muy personal—, que se genera un cono-
cimiento del mismo más allá que el que se establece en la medicina
alópata. Esto provocó en mí, como paciente, sentir que en las sesio-
nes de acupuntura algo se movía dentro de mi interior para después
encontrar su acomodo y lugar.
El problema por el cual acudía a las sesiones lo había padecido
desde pequeña, la adolescencia y parte de mi juventud, esto había
generado en mí angustia, rencor, miedos y sufrimiento aunado a una
frustración constante, sentimientos que son en gran parte generado-
res de la misma enfermedad; de ahí que la acupuntura sea algo más
que un tratamiento de enfermedades orgánicas y va más bien a la
esencia de la enfermedad que en la mayoría de los casos tiene que ver
con nuestra parte emocional y/o afectiva.
• 162 •
Capítulo II: La Acupuntura
CASO 1
Paciente: Jonathan Jonás Hernández Maldonado. Edad: 9 años,
ocupa el cuarto lugar en su familia, tiene dos hermanas y un hermano
(él es el más pequeño).
• 163 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 164 •
Capítulo II: La Acupuntura
• 165 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 166 •
Capítulo II: La Acupuntura
• 167 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 168 •
Capítulo II: La Acupuntura
CASO 2
Paciente: Andrea Rojas Guzmán. Edad: 6 ½ meses. Es la segunda hija.
Demanda solicitada: Gastritis. No sostiene la cabeza, cuello, no
se sienta. Parálisis en miembros inferiores (cadera).
Antecedentes: Nació de parto natural, se estaba pasando el parto,
la madre hacía cinco días que presentaba sangrado.
Estuvo internada dos días a los cinco meses por presentar fiebres
altas y gripe. La madre durante el embarazo estuvo muy mal alimentada.
Diagnóstico: La niña padece desnutrición a consecuencia del
abandono que se nota tanto a nivel fisiológico como emocional. Com-
parada con su hermana de 6 años pareciera que hubo un notable cam-
bio en cuanto al trato de la madre con ellas.
Lo que originó este abandono por parte de la madre tiene que ver
con el proceso personal por el que está pasando, las condiciones en
• 169 •
Zen, Acupuntura y Psicología
las que la tuvo son distintas a las que se presentaron cuando nació su
primera hija. Ahora ella (la madre) tiene problemas con el marido, no
trabaja, no ayuda ni apoya en nada en la casa, no se compromete con
ella, la golpea, la maltrata y amenaza con abandonarlas. Como una
forma de retenerlo la madre decide embarazarse pensando que este
hecho haría recapacitar a su marido y tomar la responsabilidad de la
familia. Sucedió todo lo contrario, él nunca estuvo de acuerdo con el
embarazo y por tanto al nacer la pequeña hubo un rechazo por parte
de él. La madre desde el embarazo nunca se cuidó, se alimentaba mal,
en ocasiones sólo hacía una comida al día, constantemente hacia cora-
jes y emocionalmente se sentía bastante deprimida, a ella lo único que
le importaba era retener al marido a como diera lugar, razón por la
cual ella misma propuso que él no trabajara a cambio de quedarse y
ella se encargaría del gasto lavando ropa ajena y haciendo limpieza.
Bajo estas condiciones nació Andrea, la madre la colocaba en una caja,
le daba mamila en la mañana, al regresar al medio día y otra toma
por la noche, ya que eran las horas en que la madre estaba en casa,
mismas que aprovechaba para asearla y cambiarla. Nunca la cargaba,
hablaba o movía de su caja y nadie más lo hacía.
Andrea llegó a la clínica a los 6 ½ meses, no sostenía el cuello y no
se sentaba, cuando se supone que en un proceso de maduración nor-
mal, un niño debe sostener el cuello alrededor del tercer mes y sentar-
se a los seis meses.
Su ojo izquierdo padecía de estrabismo, tenía en su cabeza espa-
cios sin cabello, en general todos sus músculos eran flácidos y sin
equilibrio, su color de piel amarillo y presentaba en distintas partes
del cuerpo erupciones y/o infecciones en la piel, de tamaño era bas-
tante pequeña y delgada. Es sabido que la desnutrición provoca todos
estos padecimientos, además de una baja en glóbulos rojos, somnolen-
cia, constantes resfriados, etc.
Atención: la niña padecía una gastritis poco tolerante a los ali-
mentos, los devolvía o le ocasionaban diarrea, se entiende que su flora
intestinal estaba bastante destruida, razón por la cual se le dio un tra-
tamiento que consistía en levadura de cerveza en suspensión durante
20 días, con un periodo de descanso intermedio de diez días. La res-
puesta fue bastante satisfactoria pues su estómago empezó a aceptar
los alimentos. La alimentación fue variada, hasta entonces la madre
• 170 •
Capítulo II: La Acupuntura
• 171 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 172 •
Capítulo II: La Acupuntura
CASO 3
Paciente: Gilberto Guzmán. Edad: 24 años.
Escolaridad: Primaria.
Demanda solicitada: Problema de parálisis en el lado izquierdo.
Estado Civil: Casado.
Número de hijos: 2
Antecedentes: Nació de parto natural, es el segundo de un total
de tres hermanos. Hijo de padres campesinos, inmigrados en la ciu-
dad de México y establecidos en las orillas de la ciudad. El padre se
dedica al cultivo de la tierra y a la crianza de animales y la madre al
hogar. Gilberto crece en el seno de una familia bastante conflicti-
va, agresiva y violenta, los padres acostumbraban discutir y golpear-
se todos los días. El padre alcohólico no llegaba a la casa varias veces
a la semana. Compartía su vida con otras mujeres muy cercanas de
donde vivía con sus hijos, y tenía hijos con varias de estas mujeres. La
madre, también fuerte de carácter, siempre se defendía, tanto con gol-
pes como con palabras —de hecho tiene varias marcas y cicatrices de
las peleas con su marido y sus vecinos—, nunca abandonó su casa y ni
a sus hijos; siempre esperando al marido aunque no llegara, o llegara
a golpearla a veces sin razón por el sólo hecho de llegar alcoholizado.
• 173 •
Zen, Acupuntura y Psicología
Viven en el cerro y el padre enseña a los hijos los trabajos del campo y
crianza de animales.
Gilberto desde muy joven empieza a tomar alcohol y a compor-
tarse exactamente igual que el padre, es agresivo, altanero y prepo-
tente, comparte su vida al igual que el padre con distintas mujeres, el
trato con su madre demuestra falta de respeto y superioridad.
Más tarde su padre los abandona para vivir con otra mujer mucho
más joven que él, muy cerca de la casa de su esposa, madre de Gilber-
to; para él todo es normal y lo acepta, un tiempo vive con la madre y
otros días con el padre.
Gilberto a la edad de 18 años tenía una hermana de 9 años,
quien lo acompañaba para aprender todo lo relacionado con anima-
les; un día por irse a seguir a una mujer le encargó varios caballos a
su hermano, uno de ellos le dio una patada en la cabeza y murió en
ese momento. Gilberto se siente culpable y toma aun durante meses.
Después de esto Gilberto no piensa dedicarse más al campo, de hecho
mató al caballo que golpeo a su hermano. Decide buscar trabajo en
otros lugares sin encontrar, sólo de velador en una fábrica, trabajo que
al poco tiempo deja y decide no trabajar más. Su padre lo ayuda con un
poco de dinero y vende de vez en cuando un caballo que logra quitarle
al padre para sobrevivir.
Se casa a la edad de 20 años y construye un cuarto en el terreno
donde vive su padre, tiene dos hijos y se reproduce la misma historia,
su relación con su mujer es agresiva e impositiva, existen días en que
tampoco llega a la casa.
La madre se queda sola, pues su única hija se casa y Gilberto al
casarse rompe toda relación con la madre, ya que ésta también deci-
de vivir con otro hombre, razón por la cual es juzgada y amenazada
tanto por el marido como por el hijo.
Un día que se encuentra tomando con sus amigos y su padre en
casa de éste, tiene una discusión con ellos y va a su casa donde intenta
suicidarse. Se da un tiro en la cabeza, es llevado inmediatamente a la
Cruz Roja e intervenido, la bala le atravesó la cabeza dejándolo com-
pletamente paralizado de su lado izquierdo.
Se culpó a la mujer de los sucedido y él buscó la ayuda de su madre
y su nuevo marido (ahora su padrastro) abandonando a la mujer y a
los hijos. La madre lo cuida y atiende desde entonces.
• 174 •
Capítulo II: La Acupuntura
• 175 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 176 •
Capítulo II: La Acupuntura
CONCLUSIONES
• 177 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 178 •
Capítulo II: La Acupuntura
• 179 •
REFLEXIÓN
Silvia Coronado Martínez
PRESENTACIÓN
C
ursé la carrera de Psicología en la Escuela Nacional de Estu-
dios Profesionales Plantel Iztacala durante el periodo de 1991
a 1994. En sí la carrera no llenó las aspiraciones que yo tenía
sobre la psicología; el trabajo con ratas que es a lo que uno primero
se enfrenta no es nada recomendable; las clases, los maestros forman
una faceta que lleva de la distracción al aburrimiento. Datos estadísti-
cos cuantificables danzan ahora en mi cabeza y he llegado a la conclu-
sión de que perdí cuatro años de mi vida tratando de estudiar una sola
parte del hombre, “la conducta”. Es una pérdida porque ahora entien-
do que ante una situación específica todos reaccionamos de diferente
manera, así es que ¿a qué hombre estudié? ¡No lo sé!
Las asignaturas que cursaba ya en el primer año de la carrera y
la partida definitiva de mis padres a provincia, con la sucesiva carga
laboral que me fue otorgada quién sabe por qué, (al hacerme cargo de
comida, gastos y vestido de una familia en la que a excepción de una
hermana todos los demás eran mayores que yo) no me era compren-
sible y me hizo ser apática en el sentido de ir, sentarme y escuchar sin
poner en tela de juicio lo que escuchaba en cada clase.
Pero la llegada del tercer semestre vino a dar un giro a mi vida.
Llegó un maestro, uno de esos profesores a los que inmediatamen-
te puedes verle algo distinto. Se presentó y nos preguntó que cuántos
libros habíamos leído en el último año de nuestra vida, que le diéramos
títulos y levantaran la mano quienes habían leído por lo menos uno. Es
de imaginarse que siendo México un país subdesarrollado no tenga una
• 180 •
Capítulo II: La Acupuntura
cultura hacia la lectura, así es que uno que otro levantó su mano. Nos
explicó que ese era el principal problema que existía en México, que
éramos muy apáticos para leer, que no considerábamos todas las rique-
zas que guardaba un libro para nuestro propio desarrollo personal.
Yo no leía textos, a menos de que fueran materiales de la escuela,
debido a que casi no tenía tiempo; pero cuando él nos dijo que el país
estaba lleno de analfabetas comencé por comprar un libro y a intere-
sarme por escuchar los acontecimientos que en esos momentos estaba
viviendo en el país, por leer revistas y periódicos. Pero aún así, yo sen-
tía que todavía no llenaba las expectativas que él tenía sobre nosotros.
Ese año transcurrió y pude afirmar que fue el mejor año que
cursé de la carrera, porque me ofreció otra visión de lo que realmente
es “estudiar” y de lo importante que es la historia para la comprensión
de cualquier acontecimiento.
Los modelos revisados durante todo el proceso de enseñanza no
me aportaban nada nuevo, y la escasa práctica con pacientes me había
angustiado todavía más, porque temía hablarles o en ocasiones esta-
ba tan enfrascada en llenar sus expedientes que no atendía realmente
a las necesidades de la persona. En cuanto a elegir el tipo de terapia
que iba a aplicar fue lo mismo, no tenía muchas alternativas que diga-
mos y los pacientes se iban porque no era lo que ellos esperaban o por-
que terminaba el semestre y teníamos que dejarlos —ni si quiera en
proceso de recuperación—, pero teníamos que entregar expedientes y
listo, todo terminaba.
La verdad, el miedo a salir y enfrentar un futuro próximo me hizo
desear reprobar alguna materia y así postergar mi salida de la escuela.
Sin embargo, la realidad estaba ahí, presente, latente, tenía que
resolver ese problema. Decidí esperar y a los dos meses de haber sali-
do de la escuela volví a cruzarme con aquel maestro del que hablé
anteriormente. Me informaron que daría un curso para un proyecto
de tesis y me inscribí.
Nuevamente dio un giro mi vida, los temas que se trataban eran
de lo más interesante, todos expresaban sus ideas, sus opiniones y yo
me alimentaba de ello. Ese curso dio sus primeros frutos siete meses
después, cuando entregué mi proyecto de tesis y fue aprobado. ¡No se
imaginan lo feliz que estaba, pues mis planes marchaban tal y como
yo quería!
• 181 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 182 •
Capítulo II: La Acupuntura
• 183 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 184 •
Capítulo II: La Acupuntura
• 185 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 186 •
Capítulo II: La Acupuntura
• 187 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 188 •
Capítulo II: La Acupuntura
• 189 •
Zen, Acupuntura y Psicología
REPORTE PSICOLÓGICO
El 10 de junio del presente año, se presentó a consulta la señora
Gabriela V. con su hijo cuyo nombre es Carlos Eduardo C. V. requirien-
do atención psicológica para el niño.
El diagnóstico médico que me proporcionaron fue: hiperactividad,
problema de lenguaje e inmadurez cerebral. Señalando además que
tomaba un medicamento para controlar su hiperactividad (Tegretol)
desde octubre de 1994, tomando el medicamento antes de dormirse.
Otra información que me fue proporcionada es que asiste a una
escuela de educación especial de lunes a viernes por un lapso de una hora.
El día que se presentó a consulta se intentó aplicar el IHB (Inventa-
rio de Habilidades Básicas) que es el que generalmente se utiliza con los
niños que presentan ese tipo de problemas para determinar cuáles serían
• 190 •
Capítulo II: La Acupuntura
• 191 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 192 •
Capítulo II: La Acupuntura
• 193 •
Zen, Acupuntura y Psicología
naban de acuerdo a la moda, pero otra cosa que pude observar que
las diferenciaba fue que la señora Patricia era delgada, alta y tenía su
cuerpo bien formado y Beatriz era baja y un poco pasada de peso.
Beatriz mencionó que su hermana le había dicho que la semana
pasada había acudido a consulta con una psicóloga y que había sido
bien atendida, por lo que le propuso que acudiera para que no fuera
“tan apagada” y le ayudara con el problema que tenía; sus padres en
un principio se habían opuesto a que acudiera porque ellos decían que
un psicólogo era para locos y ella no estaba loca, pero aún así su her-
mana la había traído. Al preguntarle sobre su demanda mencionó que
como no tenían para pagar una casa, desde que se casó ella y su espo-
so vivían con los papás de ella, quienes tenían una tienda, y por agra-
decimiento tenía que ayudarles, por lo cual no cocinaba, sino que lo
hacía su mamá. Esto le había ocasionado problemas con su esposo,
pues a su papá no le importaba que estuviera casada, tenía que aten-
der la tienda cuando él se lo ordenaba y esto le molestaba a su pareja.
Al preguntarle sobre su relación con su esposo mencionó que él
era muy buena persona, que siempre trataba de darle todo lo que ella
quería, la mimaba como a una niña y ella se sentía muy mal porque la
que siempre estaba muy enojada era ella.
Al indagar sobre sus enojos, me dijo que se sentía muy frustrada
porque aunque había estudiado secretariado no trabajaba porque tenía
que atender la tienda y sus hermanos le decían que ella nunca sería
nadie porque era muy “tonta”. Le pregunté sobre la relación que lleva-
ba con sus hermanos y comenzó a llorar y me dijo que a la que quería
mucho era a Patricia porque ella la había ayudado con su problema y
porque juntas habían sufrido igual (ambas habían sido violadas). Me
relató que tiene 7 hermanos en total, son tres mujeres y 4 hombres,
ella es la más pequeña; que a los 8 años de edad dos de sus herma-
nos intentaron abusar de ella, pero como pensaban que podían dejar-
la embarazada no había penetración, que constantemente la acosaban
cuando no estaban sus padres, la obligaban a manipularles el pene y
a metérselo en la boca hasta que eyaculaban, esto sucedía frecuente-
mente y la habían amenazado con pegarle si le decía algo a sus papás. A
los 11 años de edad fue violada por su padre en varias ocasiones, hasta
que un día la madre lo descubrió y la culpó a ella golpeándola sin parar.
Siendo su familia tradicionalista y católica, ante este suceso creció en
• 194 •
Capítulo II: La Acupuntura
un medio hostil, pues por ser la más chica de los hermanos todos la
maltrataban y siempre le decían que ella nunca llegaría a ser nadie, que
no podría ni estudiar porque le costaba trabajo hablar (cuando tenía 9
años tartamudeaba); me dijo llorando que los odiaba por haberle hecho
“eso”, que le guardaba rencor a su mamá porque cuando descubrió a su
papá la culpo a ella y hasta la actualidad la trataba mal y en cuanto se
presentaba la ocasión tanto su padre como su madre la maltrataban,
además mencionó que ella siempre había hecho lo que ellos le habían
dicho, que había estudiado para secretaria aún cuando eso no era lo
que ella quería estudiar y esto había aflorado ahora que se había ente-
rado de la convocatoria para hacer el examen de enfermería en la Cruz
Roja, lloraba y me decía: ¡No sé qué hacer! Me siento muy mal, yo no
quiero ser una tonta, quiero estudiar, pero mi papá me dijo que tenía
que ser secretaria y eso fue lo que estudié, pero ahora cuando veo a las
enfermeras que pasan, (porque está cerca de ahí, la Cruz Roja) me tapo
la cara y lloro de tristeza porque yo quiero estudiar enfermería. En esa
sesión le dibujé una casa y le puse un muñequito afuera y el dije que
esa era su casa y el muñequito era ella, que la decisión de entrar o salir
era de ella, que el mundo exterior le ofrecía toda una serie de posibili-
dades para pode seguir adelante, que tenía que demostrarse así misma
que no era una tonta, que todavía tenía la edad para estudiar lo que
ella quería, que habían mujeres que habían pasado por el mismo trance
que ella o hasta por cosas peores y habían salido adelante sin necesi-
tar a su familia, que ella tenía un esposo que la quería y juntos podían
superar cualquier problema que se les presentara.
En esta sesión acordamos que iría a la Cruz Roja a pedir informa-
ción sobre las inscripciones, que intentaría hablarlo con sus padres y
principalmente con su esposo de quien mencionó que tenía todo su
apoyo para seguir estudiando.
La segunda sesión venía muy contenta e incluso me hablaba de tú,
y se expresaba con alegría, se movía constantemente, lo primero que
me dijo fue que ya había ido a pedir información a la Cruz Roja y por su
edad todavía tenía oportunidad de presentar el examen, el cual sería el
mes siguiente, que sus papás se habían molestado y le habían dicho que
ella ya estaba casada, que no necesitaba estudiar; pero a ella eso no le
había importado, su esposo sí estaba muy contento y le había dicho que
le ayudaría en todo lo que él pudiera, incluso una amiga de ella le había
• 195 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 196 •
Capítulo II: La Acupuntura
• 197 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 198 •
Capítulo II: La Acupuntura
• 199 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 200 •
Capítulo II: La Acupuntura
• 201 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 202 •
Capítulo II: La Acupuntura
• 203 •
POQUITO, PERO SUSTANCIOSO
Andrés Sánchez Rodríguez
—¡AY, DUELE!
La presión de mis pulgares a dos distancias bajo las tetillas pro-
vocó un fuerte dolor en Daniel.
Una distancia más abajo despertó la protesta de mi amigo:
—¡Ay, cabrón! ¡No tan fuerte! ¡Espérate, espérate!
—¿Te has sentido enojado o molesto últimamente? —pregunté
sabiendo que es un corajudo de primera.
—No, lo normal —respondió.
—¡Ah! —solté condescendiente.
Le habían dolido la mayoría de los puntos de alarma, sobre todo
constricto, hígado, vesícula y bazo, luego corazón y triple calentador.
—¿Hace cuánto que no lloras?
—No pues, ya tiene rato.
—¡Ajá!
Sin dicirle agua va, presioné constricto. Apretó los dientes, se
puso rojo. Metía y sacaba aire como fuelle, se quejaba quedito (no
podía gritar porque afuera estaba su esposa y su hija). Presioné más
fuerte e hizo el intento de quitarme la mano.
—¡Duele, duele…! —rompió en llanto.
Le puse las agujas y le dejé llorar.
Lloró porque no se sentía bien en el trabajo; por haber sido injus-
to con su hija; por su abuelo muerto, lloró.
—¿Cómo te sientes? —pregunté mientras le quitaba las agujas.
—Mejoró —me contestó—. Desde la mañana me sentí molesto,
me disgusté con Marcela. En realidad fue una pendejada… Solamente le
dije a la niña que quitara sus cosas de la mesa para que desayunáramos.
• 204 •
Capítulo II: La Acupuntura
• 205 •
EL VIVIR COMO EXPERIENCIA
Y APRENDIZAJE
Alejandra M. Pérez Zárate
U
n día me vi en una encrucijada ante la sensación de no encon-
trar mi propio camino, no me lograba ver a futuro, había perdi-
do la perspectiva de mí misma y de lo que quería hacer en esta
vida. Me sentía ajena a este mundo, no podía reconocerme como parte
de él, era como sentirme de paso en un lugar inhóspito, en el que nada
parece importar. Con el tiempo creció en mi interior ese vacío profun-
do que nace del sinsentido de vivir, y mis ojos se llenaron de tristeza.
Es tan difícil caminar y crecer cuando no se encuentra dentro de las
posibilidades de vivir que te ofrece la sociedad, una para ti; cuando
no sabes de la existencia de esos senderos de conocimiento, tan dis-
tintos y maravillosos a los que has visto e imaginado. Pero en verdad,
todo llega cuando debe. Y así sucedió. Mi hermana al verme en tal
estado, me propuso tomar unos cursos de acupuntura, auriculopun-
tura y masaje terapéutico que se impartían los domingos en el Centro
• 206 •
Capítulo II: La Acupuntura
• 207 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 208 •
Capítulo II: La Acupuntura
• 209 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 210 •
Capítulo II: La Acupuntura
• 211 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 212 •
Capítulo II: La Acupuntura
• 213 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 214 •
ATADA AL DESEO
DE UN CUERPO AJENO
Griselda Navarro Hernández
L
lovía en la Ciudad de México, miraba cómo resbalaban las gotas
en la lámina metálica, era finales de septiembre, estaba entran-
do el otoño (por eso caían las hojas) pero al parecer también se
desprendían más cosas. Dicen que en esta estación es bueno limpiar la
casa y, por qué no, también el cuerpo y el alma.
Me realicé un estudio de papanicolau porque sangraba entre un
periodo menstrual y otro, tenía flujo sanguinolento y me ardía la
vagina cuando tenía relaciones sexuales. Me dieron los resultados a
principios de octubre, en la muestra de laboratorio no había proble-
mas, pero se podían ver unas verrugas en las paredes vaginales: “Vas
a tener que venir a curaciones cada ocho días para ver si se puede erra-
dicar el síndrome”, estuve de acuerdo. Saliendo del lugar me sentí mal
moralmente, había podido verlas y no era algo muy agradable, tenía
incertidumbre de si podían desaparecer, cómo afectaría mi vida, ade-
más de que era penoso tener una enfermedad de contacto sexual, me
sentía sucia. Hablé con Sergio esa misma semana en el salón; después
de clase le expuse el caso como si fuera ajeno, dijo que lo único que
procedía era cauterizar, nuevamente pregunté si podía apoyar el tra-
tamiento con acupuntura, asintió, bajé más la voz porque había com-
pañeros cerca y con muchísima vergüenza le dije que era yo, conve-
nimos en empezar el tratamiento el sábado. Me apenaba decírselo,
era la prueba de que no estaba llevando a la praxis los conocimientos
adquiridos en los cursos, para mí era muy importante la imagen que
tenía ante él. Fui a mi primera cita de acupuntura, explique amplia-
mente lo que me pasaba, me dijo: “¿Se acuerda que le dije que comie-
ra bien porque sino hasta un cáncer podía desarrollar?, pero no escu-
• 215 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 216 •
Capítulo II: La Acupuntura
llo del útero provocadas por los partos múltiples, el uso prolongado
de hormonales, el tabaquismo y una ingesta nutricional baja especial-
mente en vitamina A y ácido fólico”3.
Cuando me dijeron que estaba limpia de mi vagina me sentí feliz,
es como si me hubieran dado otra oportunidad, agradecí el regalo, me
di cuenta de que lo que yo haga tiene un impacto y que tengo la capa-
cidad de elegir cómo vivir.
Entonces volteé lentamente y me sumergí en mi inconsciente.
Empecé a caminar, sorprendida miraba atentamente pasajes de mi
vida que se sucedían unos a otros, sin orden, sin tiempo, me detu-
ve cuando la vi: una niña delgada, tímida, de ojos tristes, apegada a
sus padres… que sufría por el maltrato que ejercía su padre sobre su
madre, entonces para cubrirse ideó la manera de evitar padecer en un
futuro, estudiaría una carrera universitaria, trabajaría y sería auto-
suficiente, los machos serían los enemigos a derribar, al primero que
tenía que tirar era a su padre. Cargó con ese sentimiento hasta que en
la adolescencia corroboró su idea cuando asistía al CCH y maestras
feministas hablaban sobre la denigración que sufría la mujer en esta
sociedad patriarcal y falocentrista. Poco a poco esta idea se fue olvi-
dando (así parecía).
Decidí que estudiaría la carrera de psicología, tenía una breve
teoría, el amor podía solucionarlo todo, las personas que se encuen-
tran en un psiquiátrico es porque no las han querido, ni aceptado,
intuía que los medicamentos no resolvían los estados metales psico-
lógicos, había visto muy de cerca a una persona que estaba clasifica-
da como maniaco-depresiva, podía sentir que ella estaba así por la
manera como la jodían todos los que integraban su familia. Mi madri-
na era soltera, dedicada a los quehaceres de la casa y a cuidar hijos
ajenos, frustrada, pasada de peso, tenía que tomar medicamentos de
por vida: para la diabetes Glibenclamida, para la locura, Rivotril, Trila-
fón, Akinetón, Haldol, Stelazine, Litheum *300, Sinogan, para la osteopo-
rosis, para el envejecimiento prematuro que padecía, para no sé qué
más; entonces pensaba que lo único que ella necesitaba para superarse
era amor, que la quisieran (en el fondo era lo que yo necesitaba pero la
veía como una necesidad de los demás).
Quería ayudar a las personas, quererlas, exponer mi teoría sobre
el amor; no imaginaba que para sustentarla necesitaba hechos com-
• 217 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 218 •
Capítulo II: La Acupuntura
• 219 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 220 •
Capítulo II: La Acupuntura
• 221 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 222 •
Capítulo II: La Acupuntura
ción, con los psicotrópicos los cuidados se deben extremar. Por ejem-
plo, al ingerir Litheum (litio) se debe realizar pruebas para corrobo-
rar que los niveles sanguíneos no son tóxicos. Por otro lado, el Rivotril
(clonazepam) pertenece al grupo de benzodiacepinas, un estudio rele-
va que su uso a largo plazo puede causar daño psicológico y al cerebro,
algunas veces inclusive el uso temporal puede causar cambios perma-
nentes en el cerebro. En Inglaterra el comité de seguridad de medici-
nas recomienda que éstas sólo deben ser usadas a corto plazo (dos a
cuatro semanas en trastornos severos o incapacitantes). Mi madrina
estuvo tomándolos durante casi treinta años.
Pero la comprensión de los usos inadecuados de los medicamen-
tos se pueden explicar por las políticas económicas y de mercado de
muchas compañías farmacéuticas que sólo les importa vender, por-
que dependen fuertemente del ingreso de sus productos; la salud se
ha vuelto el negocio más remunerativo5.
Otro factor es la alimentación, que debe estar constituida por
productos naturales y frescos, lo cual es una condición esencial para
el equilibrio nervioso6. Mi madrina tenía una anemia crónica antes de
que le diagnosticaran una enfermedad mental. Su alimentación con-
sistía en café con leche y pan dulce por las mañanas y noches, por las
tardes sopa de pasta, guisado de carne con verduras, agua azucarada
o refresco. Era un círculo vicioso subalimentación-desequilibrio-pa-
decimiento crónico degenerativo. Todo está relacionado, hay casos
de esquizofrenia que han sido curados con la normalización de la ali-
mentación, y el aporte abundante de vitaminas, algunos minerales
como el zinc y el magnesio, indispensables para el equilibrio nervioso
(los cuales se pueden encontrar en los cereales integrales). La preven-
ción se encuentra en la alimentación correcta según los requerimien-
tos de cada individuo para evitar desequilibrios, así como la destruc-
ción lenta del cuerpo por la excesiva medicación.
La enfermedad mental debe verse propiamente como un fenóme-
no social; la intervención terapéutica no ha logrado soluciona el pade-
cimiento del individuo, responde más bien a políticas económico-ideo-
lógicas. Entre éstas se pueden mencionar los intereses económicos de
las compañías farmacéuticas, patrones de alimentación, concepto de
salud-enfermedad, relaciones interpersonales y fundamentalmente
familiares.
• 223 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 224 •
Capítulo II: La Acupuntura
ra lenta. Veía cómo la gente iba a prisa en sus lugares de trabajo, sen-
tía somnolencia, parecía que me había tomado un Diazepam, lo chisto-
so era que mi amiga no parecía darse cuenta, seguía platicando igual.
Desayunamos quesadillas de queso con salsa, mi mamá estaba viendo
en la televisión la noticia del asesinato de un priísta famoso; mi com-
pañera comento: “Está bien para deshacernos de los corruptos”. Yo dije:
“Sí, que los maten a todos”. Mi mamá consternada nos dijo que éramos
crueles, contestamos que esas personas no hacían ningún bien, así que
mejor muertas (lo que menos podía sentir en ese momento era compa-
sión). Después del desayuno empezaron los dolores, me fui a recostar,
mi amiga se fue, le agradecí tanto su compañía. Los dolores se iban
acrecentando cada vez, sentía que me estaba desgarrando, ya no me
levanté, sólo para ir al baño; lloraba mucho, mi familia me preguntaba
el porqué. Dije: “Me duele mi estómago demasiado”, casi toda la tarde
lloré hasta que pude conciliar el sueño, al día siguiente ya no me dolía
nada, me quedé en mi casa descansando, el doctor dijo que podía hacer
mi vida normal; lo emocional fue como los dolores, sólo un día y luego
ya no lo recordé, ni me deprimí (conscientemente), después de todo
estaba satisfecha: “Aquí no ha pasado nada”.
Para mí éste fue un suceso que marcó mi vida, siento que a partir
de ahí se cortó. Según yo, lo había hecho porque no quería mermar mi
desarrollo profesional con un hijo, mi asunto con el odio a los hombres
no estaba concluido, ni la idea del sometimiento y sufrimiento feme-
nino. Por esos días pensaba que los hijos eran uno de los problemas
principales de la mujer, odiaba la condición de embarazada, porque
dando tiempo y espacio a un ser la mujer perdía mucho de éstos (nece-
sarios para su desarrollo personal o profesional); primero en tenerlo,
luego en alimentarlo y cuidarlo; si es hombre peor. Esas ideas tenía,
pero después de hacerlo mi odio a recriminación creció, no podía ver
a una mujer embarazada porque me molestaba, a un bebé menos, no
me le acercaba, no los quería, entonces empecé a odiar a los niños.
Decía recalcitrantemente jamás me voy a embarazar, pero tampoco
voy a cuidar hijos ajenos, me voy a dedicar a otra cosa. Por supuesto,
mi idea de ayudar a las personas y quererlas había desaparecido, esta-
ba enojada.
Ahora sé que el aborto sigue siendo un riesgo innecesario para la
mujer, las condiciones en que se realizan estas operaciones son deplo-
• 225 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 226 •
Capítulo II: La Acupuntura
• 227 •
Zen, Acupuntura y Psicología
pe”, “no se enoje”, “cuando usted esté mejor de salud ya verá qué puede
hacer, así no va a solucionar nada”. Me escuchaba atentamente, decía
que lo intentaría, pero en cuanto me callaba, ella empezaba: “Es que
mi hijo no trabaja y se pelea con su esposa”, estaba enojada, ella no iba
a ceder, empeñada en hacerse daño para ver si sus hijos cambiaban, se
sintieran culpables; no sabía que hay caminos que ya andados mucho
trecho es imposible recapacitar, no sabía que hacerse daño no ayuda-
ba, sólo se estaba destruyendo, o quizás sí lo sabía.
Había sido muy suave, muy cuidados, hasta cariñosa para aten-
der a mis pacientes, destilaba amor, pero no escuchaba, no nos enten-
dimos; yo diciéndoles que cambiaran hábitos, ellos pidiendo que los
escuchara, yo hablando mi monólogo preferido: “Cuídese, coma bien,
descanse, no se preocupe”, mientras mi vida personal era un desastre.
Ahora puede entender que la razón principal que buscaba era el
cariño, creo que muchas de las acciones que tomé eran por esa nece-
sidad imperante; del pasado es imposible arrepentirse, pero si hubie-
ra estado clara de mis sentimientos y motivaciones no hubiera busca-
do tanto tiempo afuera lo que tenía dentro de mí, ni tampoco hubiese
dañado tanto mi cuerpo. Cuando veo a otra mujer puedo entender lo
que le pasa, puedo acceder a ese espejo y saber que es mucho tiempo
perdido el no conocerse y por ende desvalorizarse, el estar deseando
constantemente un cuerpo, una vida, una suerte ajena; porque yo tuve
un deseo a lo largo de toda mi vida: ser agradable, deseada, querida.
El reconciliarme conmigo, con mi femineidad en principio, trajo
como magia la resolución del conflicto con los demás y el entendi-
miento de que dentro de mí, como en todas las cosas, coexisten dos
esencias que se crean mutuamente y se contraponen, lo que me per-
mitió que tuviese más tolerancia. Porque entendí que no era necesario
estarse peleando, sino lograr una comunión con el otro.
La vida es experiencia, y se puede sentir con el corazón, no con
el intelecto, y aprender. Puedo decir que el amor, en un sentido más
amplio que el pasional, no lo es todo, ni cura todo, pero una buena
dosis de él en el trabajo como curadora es esencial y muy provechoso.
Ese amor se puede traducir como respeto y confianza en que el otro
puede redescubrir su naturaleza, su verdad y que sólo es necesario
encaminarlo un poco. Confianza en que cada ser si se pregunta tiene
la respuesta, si lograr mirar hacia dentro puede ver el infinito.
• 228 •
Capítulo II: La Acupuntura
• 229 •
RENACIMIENTO
Martha Reyna Peña Calzada
D
esde que el hombre existe en el universo ha buscado ser supe-
rior a los demás seres vivos, en un inicio probablemente busca-
ba la superioridad espiritual y de inteligencia, pero con el paso
del tiempo lo fue desvirtuando hasta el grado de buscar subyugar a
los otros y a su propia especie, dejando de lado la importancia que
tiene estar en armonía con la Naturaleza, con su cuerpo, sus sentidos
y respetando su propia condición humana.
La explotación irracional de todo lo natural que hay no sólo en
el planeta, sino en la galaxia a la que pertenecemos, y el deterioro de
energía que nosotros producimos a diario sin un fin determinado, ha
provocado que en las sociedades numerosas el cuidado del cuerpo y la
salud de éste haya pasado a último término, dando mayor importan-
cia a los valores monetarios y materiales: “sólo es importante aquello
que genera riquezas o aquel que las posee es respetado y anhelado por
todos los integrantes de dicha sociedad moderna”, de ahí que hasta la
salud del cuerpo se haya convertido en el mejor artículo de la merca-
dotecnia.
He de reconocer que hasta hace dos años me vi inmersa en el
deseo de obtener riquezas, dando mucho valor a lo material, así como,
de querer poseer todo lo que había a mi alrededor (objetos, familiares
y a la persona que fuese a ser mi pareja), pero jamás pasó por mi cabe-
za que la salud y el cuidado de mi cuerpo estuviera por encima de lo
que más anhelaba, y sobre todo que yo misma estaba terminando con
• 230 •
Capítulo II: La Acupuntura
• 231 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 232 •
Capítulo II: La Acupuntura
MÉTODO
• 233 •
Zen, Acupuntura y Psicología
APARATOS E INSTRUMENTOS
PROCEDIMIENTO GENERAL
• 234 •
Capítulo II: La Acupuntura
PACIENTE 1
Edad: 5 años 9 meses; sexo: masculino; motivo de consulta: pro-
blemas para hablar (tartamudea) y es nervioso. De acuerdo al diag-
nóstico alópata el menor no tiene ningún problema fisiológico que
provoque su tartamudeo.
Las condiciones de salud que presentó el menor al iniciarse el
tratamiento fueron las siguientes: su peso y talla no correspondían
a su edad cronológica (debería tener aproximadamente 18.4 kg/110
cm, y tenía 17.5 kg/106 cm) lo cual indicaba que estaba un poco ané-
mico, su alimentación era muy deficiente, casi no consumía verduras
ni frutas y tendía a comer mucho dulce, a veces le dolía el estómago
y la cabeza. El menor tenía pesadillas de dos a tres veces por sema-
na, tenía miedo a la oscuridad, a los perros y a su padre (reprendía al
menor con golpes).
En el tratamiento del menor se utilizaron técnicas psicológicas
como terapia de juego para el niño y terapia para padres, así como
acupuntura (niño y padres), orientación para una mejor alimentación
familiar, herbolaria y masaje al niño, lo anterior se desarrolló de la
siguiente manera:
1. Se realizó terapia de juego durante 10 sesiones para bajar la
angustia del menor y que pudiera expresar cuáles eran sus prin-
cipales miedos y cómo surgieron, cómo era la relación con sus
padres y mencionara sus principales expectativas dentro de su
núcleo familiar y en su persona para poder reforzar su autoesti-
ma y fortalecer su relación familiar.
Durante las 10 sesiones se realizó acupuntura seleccionan-
do los siguientes puntos para el tratamiento de la tartamudez,
nerviosismo y equilibrar los meridianos afectados por la anemia:
sobre el canal de ren dos cun debajo de la barbilla, E36, E41, E2 y
E3, constricto de corazón, riñón 1 y punto de alarma, H2, punto
de alarma de bazo y riñón.
2. Durante las 5 primeras sesiones se dio masaje al niño en cuello,
estómago, cabeza, hombros y espalda.
3. Se le dio a tomar té de valeriana por las noches alternando 15
días sí y 15 suspender. También se le dio el tónico cerebral para
contrarrestar la anemia.
• 235 •
Zen, Acupuntura y Psicología
PACIENTE 2
Edad: 6 años 3 meses; sexo: femenino; motivo de consulta: pro-
blemas de aprendizaje. De acuerdo con el diagnostico alópata la menor
no presenta ningún problema fisiológico.
• 236 •
Capítulo II: La Acupuntura
• 237 •
Zen, Acupuntura y Psicología
PACIENTE 3
Edad: 6 años; sexo: masculino; motivo de consulta: reportan los
padres que el menor es muy agresivo (se golpea a sí mismo y golpea a
otras personas), es hiperactivo con rasgos autistas y se masturba todo
el día. El diagnóstico y tratamiento alópata es el siguiente: lesión cere-
bral que afectó la zona del habla, rasgos autistas, presenta conducta
autodestructiva y es hiperactivo. Considerado paciente incontrola-
ble, agresivo y sin posibilidades de habla ni de escolarización. El tra-
tamiento médico considerado era variable; hace un año tomó media
cucharada cafetera de Encepabol 3 veces al día durante 3 meses, le qui-
taron ese medicamento y le dieron Atemperator 6 gotas antes de cada
comida y Melleril una vez cada noche media cucharada cafetera. A par-
tir de la ingestión de estos medicamentos el niño presentó más ausen-
tismos y agresiones, estos medicamentos los tomó por ocho meses.
Después el médico volvió a recetar Encepabol, por la mañana
media cucharada cafetera, y el niño continuó presentando las conduc-
tas antes mencionadas, incluyendo problemas de dolor de estómago,
estreñimiento, manchas blancas en la piel e insomnio.
TRATAMIENTO
Desde la primera sesión se dio masaje en espalda, columna y cue-
llo; se aplicaron balines en punto de alarma de riñón, hígado y cora-
zón: E36, DU20, C3 y C7, PC6, V59, y en oreja: corazón, hígado, riñón
y shenmen se dejaba para toda la semana. Todos los puntos son bilate-
rales. Se cambió su dieta alimenticia, se prohibió comer grasa, dulces,
embutidos y carnes rojas, se le pidió a la madre incluyera en su comida
muchas verduras, cereales y frutas (ya que casi no las consumía), y le
diera a tomar tónico cerebral todos los días en el desayuno, té de alca-
chofa en ayunas y té de valeriana en las noches.
• 238 •
Capítulo II: La Acupuntura
PACIENTE 4 Y 5
Dos adolescentes, uno de 13 años de sexo masculino y el otro de
15 años de sexo femenino, ambos con el mismo motivo de consulta:
los padres solicitaron terapia psicológica respectivamente reportando
comportamiento agresivo para con ellos y depresiones.
Condiciones de salud que presentaron las pacientes al iniciar la
terapia: aparentemente ambos adolescentes no manifestaban queja
alguna de su estado de salud, pero de acuerdo al diagnóstico de acu-
puntura presentaban dolor en punto de alarma de pulmón, riñón,
corazón, constricto de corazón, hígado, bazo e intestino grueso, tam-
bién se sentían cansados y con falta de apetito; el joven no estaba muy
bajo de peso pero la muchacha presentaba una pequeña anemia. En
lo psicológico se portaban muy agresivos con sus padres, se rehusa-
ban a ir a la escuela, a estudiar o hacer alguna actividad de trabajo en
casa o de diversión con la familia; su estado de ánimo variaba cons-
• 239 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 240 •
Capítulo II: La Acupuntura
RESULTADOS
Ambos adolescentes durante la sexta y séptima sesiones empe-
zaron a cambiar su actitud agresiva, disminuyó su depresión, se nota-
ban más relajados y seguros de sí mismos, trataban de convivir afecti-
vamente con sus familias y sobre todo de expresar sus sentimientos a
sus padres; al parecer ya tenían claros algunos sentimientos de rencor
y habían aprendido algunas maneras de hacer su vida más llevadera
y sobre todo de cumplir sus expectativas. No se logró por completo
que cambiaran su dieta alimenticia, y se continúa en la terapia pero
sólo cada 15 o 20 días para continuar motivando y dando estrategias
para llevar su vida y manejar sus sentimientos, así como sus conoci-
mientos e inquietudes sexuales. Las madres de ambos adolescentes se
encuentran en terapia personal para apoyar a sus hijos.
PACIENTE 6
Edad: 36 años; sexo: femenino; estado civil: separada con 2 hijos
adolescentes; ocupación: secretaria; motivo de consulta: terapia psi-
cológica por problemas emocionales (afrontar la situación de divorcio
con su esposo, manejo de la educación de sus hijos y de una relación
extramatrimonial).
Las condiciones de salud que presentó la paciente al iniciar el tra-
tamiento fueron: en lo que respecta a lo fisiológico tenía manchas en
la cara y brazos, problemas de estreñimiento, dolor de espalda y gas-
tritis. En lo psicológico, baja autoestima, deprimida y estresada.
El tratamiento continúa, hasta ahora se llevan 11 sesiones de una
hora a hora y media una vez por semana. Durante las tres primeras
sesiones se utilizaron las siguientes técnicas: masaje en pies, espal-
da y columna para quitar la tensión y ansiedad, después se le pidió
expresara sus angustias o problemas; se procedió a aplicar agujas en
puntos de alarma que más dolieron: pulmón, riñón, bazo, estómago,
corazón, intestino grueso y delgado; de la tercera sesión en adelan-
te se aplicaron agujas específicamente para los problemas fisiológicos
detectados, para equilibrar su energía, bajar la angustia y quitar la
depresión y estos fueron: puntos de alarma de corazón, bazo y estó-
mago, DU26, P7, constricto de corazón, C7, B7, E36, H2; en oreja se
dejaron tachuelas en bazo, corazón, riñón, shenmen y estómago. Se le
• 241 •
Zen, Acupuntura y Psicología
PACIENTE 7
Edad: 39 años; Sexo: femenino; estado civil: viuda con 4 hijos,
tres adolescentes y una niña de 6 años; ocupación: comerciante; moti-
vo de consulta: solicitó terapia psicológica para ella y su hija (caso de
adolescente antes mencionada), manifestó que su interés personal
consistía en aprender a educar y expresar sus sentimientos a sus hijos,
así como afrontar y dar solución a problemas económicos, familiares
y emocionales (duelo del esposo, sentimientos de culpa por tener una
relación extramatrimonial y una hija de esta relación).
Condiciones de salud que la paciente presenta en la primera
sesión: reportó que se estreñía, tenía dolor en la vesícula y no dormía
bien. Psicológicamente se encontraba deprimida, estresada y con baja
autoestima.
El tratamiento continúa hasta ahora, sólo se llevan seis sesiones
de una hora a hora y media, una vez por semana. Se han utilizado
las siguientes técnicas: terapia psicológica, bioenergética con ejerci-
cios de regresión y arraigamiento sólo en cuatro sesiones. Aplicación
• 242 •
Capítulo II: La Acupuntura
PACIENTE 8
Edad: 43 años; sexo: femenino; estado civil: divorciada con tres
hijos jóvenes; ocupación: maestra, motivo de consulta: presenta sín-
tomas de menopausia prematura (sudoración, desesperación, agota-
miento y cambios constantes de estado de ánimo), síntomas de infar-
to (pierde la fuerza del brazo izquierdo y siente calambres en el pecho),
además de ser hipertensa y haber sufrido tres desmayos en dos meses
antes de asistir a consulta. Los antecedentes médicos reportan que la
paciente tiene un soplo en el corazón y ha presentado tres microinfar-
• 243 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 244 •
Capítulo II: La Acupuntura
PACIENTE 9
Edad: 51 años; sexo: femenino; estado civil: casada, tiene tres
hijos; ocupación: se dedica al hogar; motivo de consulta: desea con-
trolar su diabetes (desde hace 5 años la padece, no recuerda el nombre
del medicamento que toma para regular su nivel de glucosa), su pre-
sión arterial y su problema de circulación. Historia clínica: es hiper-
tensa con probabilidad de presentar infarto, toma dos medicamen-
tos para controlar su presión (Lotresorcio 100 y Grotón), tiene que usar
imanes para estabilizar su ritmo cardíaco, presentó parálisis facial, es
muy nerviosa lo cual altera su presión.
Condiciones de salud que presentó en la primera sesión: presión
alta 140/90, ritmo cardíaco acelerado, dolor en el pecho (tenía en su
pecho los parches), nivel de glucosa de 160, cuadro gástrico, demasia-
do estresada y tensa (ya que un hijo de ella presenta una enfermedad
degenerativa).
TRATAMIENTO
Se realizaron 14 sesiones de una hora a hora y media, una vez por
semana; en la primera se dio masaje en pecho, pies y espalada para
relajarla, se dejaron tachuelas en oreja en los puntos de surco hipo-
tensor, riñón, corazón y shenmen, se le indicó, que tomara todos los
días en ayunas un licuado de sábila (1 trozo), el jugo de un limón,
medio nopal, y una rebanada de piña sin el corazón para regular su
glucosa, que tomara té de manita roja combinado con palo de Brasil
para la circulación; quitamos de su dieta alimentos refinados, grasas
y carnes rojas sustituyendo por un mayor consumo de vegetales ver-
des, polen y amaranto; en la segunda sesión se dio masaje en pecho,
espalda, hombros y se aplicaron agujas en puntos de alarma que más
dolieron (constricto de corazón y corazón a 45 grados, los demás a 90
grados como riñón, bazo, hígado, triple calentador, vejiga, estómago e
• 245 •
Zen, Acupuntura y Psicología
PACIENTE 10
Edad: 49 años; sexo: femenino; estado civil: viuda, tiene 8 hijos;
ocupación; secretaria; motivo de consulta: tic en párpado y boca y
problemas de hipertensión. Historia clínica: presentó parálisis facial
hace 3 años, ahora el reporte médico indica que es posible que vuelva
a presentar otra, es hipotensa y presenta problemas de circulación y
se le inflaman los pies.
Condiciones físicas y psicológicas que presenta la paciente al ini-
ciar el tratamiento: tic en párpado y en boca, presión baja (es hipoten-
sa 100/60), dolor de estómago (por gastritis), dolor de cabeza, estado
de ánimo inestable, nerviosa y estresada.
TRATAMIENTO
El tratamiento duró 10 sesiones de una hora a hora y media, una
vez por semana; en la primera sesión se dio masaje en corazón, cons-
tricto de corazón, cuello y cara; se aplicaron agujas por 30 minutos
en puntos de alarma que más dolieron (pulmón, constricto de cora-
zón, corazón, estómago, hígado, intestino grueso y triple calentador
y en oreja: corazón, riñón, estómago, shenmen y punto de hiperten-
sión); se dio indicación para cambio alimenticio (no consumir carnes
• 246 •
Capítulo II: La Acupuntura
PACIENTE 11
Edad: 76 años; sexo: femenino; estado civil: viuda; tiene 7 hijos;
motivo de consulta: controlar su diabetes, presión (hipertensa), dolor
de estómago (por gastritis), parálisis facial (sólo presenta dolor de
cabeza, dificultad al contraer y levantar la ceja, ojo semi-cerrado y
lagrimeo). Diagnóstico médico: desde hace 10 años la paciente toma
Alfametildopa para controlar su hipertensión y Di-euglucón M. para
controlar su diabetes y reporta que hace dos años tuvo parálisis facial
con problemas de desviación del filtrum, ojo cerrado y cefalea.
Condiciones de salud de la paciente al iniciar el tratamiento:
inflamación del estómago, nivel de glucosa alto 180 y presión alta
150/80, parálisis facial con problemas para abrir el ojo, lagrimeo y
cefalea; estaba muy nerviosa, decaída y estresada.
TRATAMIENTO
Sólo se llevan tres sesiones de una hora a hora y media una vez
por semana; en la primera se dio masaje de constricto de corazón,
corazón y pies; se aplicaron agujas en puntos de alarma que más dolie-
• 247 •
Zen, Acupuntura y Psicología
PACIENTE 12
Edad; 46 años; sexo: masculino; motivo de consulta: cirrosis
hepática severa. Diagnóstico y tratamiento alópata: etapa terminal.
Toma los siguientes medicamentos: Aldaton, Calioliti, Daxis y Metux.
Sus condiciones de salud son muy deprimentes: hígado deshecho al
igual que riñón, testículos caídos, infección en vías urinarias, gastri-
tis, inflamación del cuerpo y caída de piel (soriasis).
RESULTADOS
No se pudo llevar a cabo la curación ya que su cuerpo y órganos
vitales estaban en completa destrucción, sólo se estaban poniendo
tachuelas en oreja, riñón, corazón y bazo para ayudarlo a morir bien.
Al igual que prohibirle por completo que comiera carne, grasas, pro-
ductos refinados (harinas y azúcares), condimentos, alcohol y cigarro,
y que comiera vegetales verdes, cereales y polen.
• 248 •
Capítulo II: La Acupuntura
ANÁLISIS Y CONCLUSIONES
• 249 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 250 •
Capítulo II: La Acupuntura
• 251 •
ENTRE LAS SOMBRAS
DEL CUERPO Y DEL ALMA
Patricia Flores Arellano
N
o sé qué pasa, el ruido ensordecedor hace palpitar mi cabe-
za, el cuarto da vueltas, mis pensamientos giran en espiral,
un agudo dolor clavado en el vientre, hay un gran peso en mi
espalda, un fuego quema mi vientre y sube hasta mi garganta que-
riendo salir en un grito de dolor. He preguntado y me han dicho que
ciertamente estoy enfermando, pero, ¿de dónde viene esta enferme-
dad?, ¿va a permanecer o se retirará?, traté de dormir e incluso supri-
mir a este enemigo a cualquier precio, pero me di cuenta que seguía
con esta existencia fragmentada, y me cansé de escuchar mil voces, de
luchar contra mi cuerpo, y un día escuché que: ‘El cuerpo es un “docu-
mento” vivo’, la solución a este malestar no estaba en otro lugar sino
en mí, pero cómo es que se llega a ser un documento, si un documen-
to es una recopilación de información, datos, fechas, acontecimien-
tos que dan como resultado una historia, y si yo soy dicho documento
vivo: ¿Cómo saber mi historia? Sabía que tenía que hacer una reco-
pilación de mi vida, pero me resultaba sumamente difícil porque en
mi historia había cosas que no quería ver y fue entonces cuando pedí
ayuda y encontré otras alternativas de curar el cuerpo como la acu-
puntura, masajes, cambio alimenticio, con la finalidad de poder hacer
un proyecto de vida. Descubrí que ya no veía a mi cuerpo como algo
extraño que al sufrir una descompostura podía sustituirse con injer-
tos, operaciones, medicamentos, etcétera; por el contrario, me podía
convertir en un cuerpo mutilado tanto externa como interiormente,
reduciendo emociones, pensamientos y sentimientos sólo a acciden-
• 252 •
Capítulo II: La Acupuntura
tes que tienen remedio con un analgésico. Ahora al sentirme más libre
de tensiones puedo abrir mis sentidos a nuevos caminos y en uno de
ellos me encontré una casa, en ella había un cuarto con siete espejos,
el lugar era obscuro y frío, el cuarto era redondo, no había más que
espejos distribuidos en círculo y cada uno estaba sostenido por una
base de madera vieja y húmeda. Reflejaban cosas distintas, las imáge-
nes salían de ellos, pero ninguno recibía imagen alguna, me acerqué al
primero y descubrí en él a una señora de aproximadamente 47 años,
decía llamarse Consuelo, era un cuerpo fuerte, tan fuerte que parecía
cargar en la espalda una coraza, pero era tan pesada que su posición
erguida dejó de ser vertical desde hace mucho, pregunté qué guarda-
ba con tanto recelo en esa coraza, lloró y el llanto empezó a aclarar el
espejo, en seguida escuché otra voz:
—Me llamo Clara, tengo 50 años —dijo con voz fuerte para que
alguien escuchara—. Me siento muy mal, a esta edad uno se siente
inútil, ya nada es igual, ahora vivo con mi marido el cual ha intenta-
do dejarme ya cinco veces, yo sé que no puedo vivir sin él, pero voy a
ser sincera, no lo soporto, pero ahora con estos bochornos, dolores de
cabeza, insomnio, presión alta, necesito de alguien que esté conmigo,
y creo que ya me resigné a vivir con él, creo que lo odio y me arrepien-
to de haberme casado, pero lo prefiero a estar sola.
En este momento Consuelo dejó de llorar y dijo:
—No siento apoyo de nadie, creo ser una carga para mis hijos, no
sé para qué me casé, preferiría estar sola, pero mi mayor miedo es lle-
gar a la vejez causando lástimas.
Y alguien contestó:
—La lástima no asegura que te ayudarán.
Volví mi mirada al espejo de donde provenía esa voz. Era una
señora muy obesa de aproximadamente 120 kilos, con mirada tris-
te, ojos rojizos, piel amarilla, voz entrecortada, me pareció alguien
asfixiándose dentro de ese cuerpo, sus piernas dejaban ver esas venas
queriéndose salir de la piel a punto de reventar de tanto peso, en ese
momento recordé que el cuerpo es un documento vivo y que la histo-
ria de éste podría ser de un abandono total, de por lo menos 30 años,
y pregunté qué era lo que ella quería ahora, y ella respondió:
—¿Ahora? Dejar de causar lástima, pero creo que yo misma me
tengo lástima por creer que criar hijos y darles todo era lo mejor, y
• 253 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 254 •
Capítulo II: La Acupuntura
• 255 •
Zen, Acupuntura y Psicología
jos se iban aclarando, las imágenes se hacían más nítidas y creo que
al hablar de su vida pudieron darse cuenta de su historia que era una
sola, el abandono corporal, por lo que se permitieron conocer nuevas
alternativas en la búsqueda de esa “cura” recurriendo todas a la acu-
puntura, masaje y generando cambios en su alimentación, por lo que
están en una reestructuración de su vida. Finalmente, el haber com-
partido un poco de su historia personal pudo permitir un crecimiento
en cada una de ellas y descubrí que en mí sucedió algo similar, ya que
encontré un espejo y supe que era el mío, no había nada, pero sé que lo
que pueda haber ahí más adelante, sólo será lo que yo quiera.
• 256 •
CAPÍTULO III
LA PSICOLOGÍA
POEMA
Lucila Velasco Arestegui
Es tan triste ver que una pastilla sea tu compañera cada noche, quien
te hace dormir, quien te acaricia, a quien esperas todas las noches,
quien entra por tu boca y se convierte en un beso para poder dormir.
Es tan triste ver que el dolor que recorre tu pecho y sube hasta la nuca
pretenda ser su mano, su mano tibia que no supo tocar tu pecho, besar
tu nuca y se convierte entonces en dolor.
II
Es tan triste ver que el frío que guarda tu cuerpo no llegó de los vien-
tos, de las salidas irresponsables de los baños de vapor: “Antes cuando
era más joven no tenía que usar estas mangas largas”. No, yo sé que
ese frío no se quedó por eso, si tan sólo él hubiera calentado tu cuerpo,
si una caricia hubiera sacado esos fríos, pero él no supo, o no pudo. El
frío está en tus muñecas, en tus codos, tu cadera, tus rodillas, invade
todo, y yo lo saco con un cigarro de moxa, pero el otro frío, el otro se
queda, ése yo no lo podré sacar.
• 259 •
Zen, Acupuntura y Psicología
III
IV
• 260 •
Capítulo III: La Psicología
VI
VII
“Amigo, es que tú eres todo corazón”. Qué triste ver cómo ella va
buscando por la vida con el ansia siempre de encontrar. Busca en una
cara, en el peligro, en la luna, bajo el mar en otro país, levantando una
piedra, en el bolsillo del pantalón. Con una mano abierta te dio todo
y más de lo que tú buscabas, qué pena pero tú no lo viste, porque en
ese momento creíste que lo que buscabas era algo que sentías entre el
pie y tu zapato. ¡Ay amiga! todavía no te das cuenta que sólo era una
piedra. Él tiene la mano abierta pero creo que no serás tú quien tome
lo que te quiso dar.
VIII
Qué triste ver cómo castigas lo único que tienes, lo único que te
llevarás: ¿Quién te dijo que gozar estaba prohibido? Qué triste es
en verdad que no defiendas lo tuyo, que desprecies así la vida, que
desprecies así la muerte. Ella se irá y tu vergüenza con ella.
• 261 •
Zen, Acupuntura y Psicología
IX
SER
• 262 •
EL CUERPO HUMANO
Y LA PSICOLOGÍA:
algo para pensar
Sergio López Ramos
E
l cuerpo humano es una de las fuentes de acumulación de rique-
za más extraordinarias que hemos podido conocer en este pla-
neta. Una riqueza que va desde la mercadotecnia barata y sofis-
ticada, hasta ser un instrumento de placer y de trabajo espiritual. Es
asimismo, uno de los “documentos” vivos más importantes de la Tie-
rra. También lo es, después de muerto. Su importancia es la misma
para poder comprender el presente y el pasado. Se ha constituido en
el objeto de disputas sobre su conocimiento, dominio y control. La
importancia de lo corporal para los grupos religiosos, los científicos,
los artistas, los comerciales y los servidores públicos y los políticos,
es de significados diferentes, zonas específicas. Podemos imaginar-
nos los dibujos de las reses en las carnicerías, donde se indican tipos
de corte y calidad de la carne. Así me imagino el cuerpo humano hoy
en día, dividido por profesionales que se disputan órganos y eso hace
perder perspectiva sobre el sujeto social; la fragmentación corporal
contemporánea, entraña una epistemología de la atomización y la
superespecialización. Ésta se acompaña de una representación social;
de lo que debe ser, existe una lógica de la correspondencia entre la sin-
tomatología y lo que se debe hacer al cuerpo.
• 263 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 264 •
Capítulo III: La Psicología
• 265 •
Zen, Acupuntura y Psicología
o con la ilusión de que los hacemos felices si les hablamos al oído y les
declaramos palabras amorosas: el cuerpo da para todo. Incluso para
implantar los trastornos psicológicos, para ser el almacén de nues-
tras penas y angustias, de nuestras frustraciones, de nuestros deseos
reprimidos, de la fiebre del deseo, de la angustia ante la vida, de ser
el refugio ante lo corporal, de formas de dormir, etc., esto significa
que hablar de la acupuntura es hablar de un sistema de vida y no de
una técnica para quitar dolores, eso es lo que han vulgarizado algunos
“poneagujas”; en realidad la concepción del cuerpo en la acupuntura
es de una forma que no permite la división entre lo que se dice que
debe ser y lo que es.
Los que hacemos acupuntura tratamos de encontrar las formas
de leer el “documento” vivo que se nos presenta, es decir, tratar de
trabajar el aspecto justamente holístico, que hoy día se supone está
de moda, y hacer en realidad un tratamiento lo más integral posible
y no decir es integral porque lo vio o lo revisó un número inespecífi-
co de profesionales intentando armar el rompecabezas que ellos mis-
mos hicieron y no saben ahora cómo funciona. Creo que justamente,
la perspectiva es otra: ver al ser humano con su condición humana y
emocional en su cuerpo, es decir, se materializa y tiene la perspecti-
va de ser trabajado con el aspecto psicosomático del cuerpo. La acu-
puntura aborda estos problemas, no es la panacea, pero sí contribu-
ye a que el individuo sea más íntegro con su persona y con los que
le rodean. Consideramos que el sujeto puede cambiar su salud y sus
formas de vivir. Desde luego también la acupuntura sirve para esos
pacientes que sólo padecen de algún dolor y sólo desean ser tratados
por esa demanda por lo cual no hay que cambiar, también les funcio-
na; la nobleza de la acupuntura está en que no produce las yatrogenias
de la alopatía, sus reacciones podrán ser adversas en algunos casos
por desnutrición o si el paciente ha ingerido alcohol.
Puedo continuar hablando como si fuera el cuento del cuerpo
humano, de las infinitas historias que se viven cotidianamente, de
los viajes astrales, de los sueños, de los espíritus que tocan los geni-
tales y luego se van, pero creo que es necesario poner un freno a esas
ideas. Me justifico, diciendo que el cuerpo es uno de los templos donde
habita el espíritu, pero también es una máquina muy complicada de
hacer caca, es una de las palabras que ningún amante de la pulcritud
• 266 •
Capítulo III: La Psicología
• 267 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 268 •
Capítulo III: La Psicología
• 269 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 270 •
HOY
Verónica Gil Montes
H
oy me gustaría compartir con alguien lo que he aprendido, no
sólo en el transcurso de este autoconocimiento en que dejo
entrever mis temores, mis dudas, mis esperanzas y mis anhe-
los, los cuales empiezan a tomar su cauce; hoy quiero que todos aque-
llos que lean esto, puedan entender lo que a mí me ha costado un largo
tiempo concretar, sentir y apropiar, este día ha sido especial, observé,
sentí y aprendí que nada nos pertenece. Me gustaría, pues, compartir
una historia con ustedes, de una niña que aprendió y compartió para
poder ser libre, una niña que en todos está y que muchos la silencia-
mos sin darnos cuenta que sólo nos silenciamos a nosotros mismos.
Era pues una niña que vivía en una gran y hermosa esfera de
cristal, en esa esfera la niña estaba protegida contra todo lo feo y
malo del mundo, sin embargo, a ella se le permitía de vez en cuando
tener contacto con ese mundo exterior, para que conociera de todo.
Sus padres le daban todo aquello que la niña quería ya que era juicio-
sa y responsable, pero un buen día esta niña decidió salir de la esfera
y vivir sin ella, entonces empezó a acercarse al mundo real, conoció
lo que pasaba a su alrededor. En ocasiones se asuntó de lo que vivía y
en otras gozó mucho con lo que aprendía de los demás, es importan-
te mencionar que esta niña había nacido con un don especial, todo lo
que quería la vida se lo daba, siempre recibió cosas bonitas a pesar de
que a su alrededor no estuvieran las cosas muy bien, la niña nunca
se había preguntado por qué recibía tantas cosas bonitas y así vivió
un rato. Durante ese tiempo la niña experimentó muchas alegrías
y muchos dolores, porque así iba conociendo el mundo, de repente
empezó a darse cuenta de que estaba creciendo, tenía muchos pla-
• 271 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 272 •
Capítulo III: La Psicología
cual le preguntó por qué siempre estaba ahí, ella le contó de lo valio-
so de su cargamento y hacia dónde quería ir, el anciano al igual que el
estanque le sugirió repartir las flores entre las personas que pasaban
y así ella podría seguir avanzando, pero la niña estaba cegada por su
avaricia, cuándo y dónde es algo que se aprende en el transcurrir del
tiempo y que varía según nuestras necesidades, cada uno de nosotros
obtendrá de la vida lo que se ha permitido dar y recibir.
• 273 •
LA PERSONA CON RETRASO
EN EL DESARROLLO Y SU FAMILIA
Elizabeth Cruz Ochoa
L
as actitudes que se han tenido hacia las personas que padecen
algún tipo de deficiencia han variado a lo largo de la historia,
tiene estrecha relación con la ideología, la política que impera en
ese momento, el conocimiento o desconocimiento que se tiene acerca
de la problemática.
Las primeras investigaciones en México acerca del retardo hicie-
ron notar que en las escuelas había niños que rebasaban más de tres
años de lo estipulado para grado escolar, dichas investigaciones se
realizaron entre 1920 y 1930, por ese tiempo se llegó a considerar que
más de la mitad de la población era retrasada. De estas investigacio-
nes surge un servicio psicológico que se encarga de hacer las investi-
gaciones relacionadas al retardo escolar7.
El hecho de que de estas primeras investigaciones surgiera la
necesidad de promover profesionistas que se dedicaran de lleno a
atender los problemas de retardo en México, nos daría la idea de que
si éstas se iniciaron aproximadamente entre 1920 y 1930, para fechas
recientes la investigación y el tratamiento debiera ir muy adelanta-
do. ¿Qué ha pasado entonces? ¿Por qué se sigue tratando a las per-
sonas con los mismos instrumentos de evaluación de hace casi cien
años? ¿Por qué no ha existido un avance en el tratamiento? ¿Y por qué
se sigue concibiendo a las personas de la misma manera? Se les sigue
relegando, nada más que ahora de una forma más sofisticada; los pro-
fesionistas encargados de investigar y de tratar a los individuos con
retardo no han encontrado aún el meollo del asunto y siguen dando
pasos en falso mientras la población aumenta día con día; se calcula
que actualmente hay más de diez millones de personas que padecen
• 274 •
Capítulo III: La Psicología
• 275 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 276 •
Capítulo III: La Psicología
• 277 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 278 •
Capítulo III: La Psicología
• 279 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 280 •
Capítulo III: La Psicología
En cuanto a las expectativas que tienen los padres antes del nacimien-
to del niño no solamente se discuten las que se refieren a aspectos físi-
cos o de personalidad del individuo con retardo, sino también las que
tienen antes de casarse las personas sobre sí mismas y sobre su futuro,
quizá éstas afecten de igual manera en la apropiación del problema.
Las señoras antes de casarse tienen expectativas que difícilmente
se cumplen, no porque las ambiciones sean muchas, sino por el tipo de
cultura en el que se vive: “Yo antes me imaginaba que me iba a casar,
ora sí como todas, vestida de blanco y en una iglesia, que iba a tener un
niño, que iba a planificar mi familia… Me casé con mi esposo que es
más grande que yo porque me metí con un muchacho, salí embaraza-
da y me dejó… yo me enfermé de tifoidea y una de mis hermanas fue y
me internó y ya no me volvieron a ver… yo conocí ahí a mi esposo… yo
lo acepté porque de todas maneras estaba sola y pues mejor me casa-
ba con él… y él reconoció a mi hijo como suyo”27. Las expectativas que
tienen las señoras antes de casarse no están en función de una nece-
sidad sino de una imposición social: “Yo pensaba que cuando me casa-
ra iba a gozar mi matrimonio, pero pues nunca tuve felicidad, orita
por ejemplo mi esposo ya no me maltrata como antes pero ahora esta
el problema de mi niña… no, a mi matrimonio no es lo que yo pensa-
ba”28. Al mismo tiempo entre los deseos no cumplidos se encuentran
los que se refieren directamente a sus hijos: “Siempre soñé que fuera
un niño, sí siempre soñé con que fuera un niño, porque desde la mayor
yo quería que fuera niño… y después me embaracé con toda la ilusión
del mundo de que yo pensé ahora sí viene el niño y no… yo siempre
los he querido igual… no porque sea una niña, no yo nunca he sentido
rechazo hacia nadie. Yo empecé a quererlos desde chiquitos, o sea yo
ya no quería tener bebés, pero aún así yo estoy muy contenta con mis
hijos, me he sentido contenta”29. “En mi familia no contamos con mi
• 281 •
Zen, Acupuntura y Psicología
marido, nada más dos o tres horas que él está ahí… somos muy uni-
dos, hay problemas como en todos lados, es decir, se enojan y a los tres
días ya están hablándose”30. “Antes se me hacía muy difícil el proble-
ma de mi hija, pero ahorita ya me acoplé, ya lo veo normal. Antes de
que me casara yo me imaginaba que iba a tener hijos pero no me ima-
ginaba que tantos, pero mi esposo no me da mala vida”31.
Sería aventurado decir que existen en las madres frustraciones
por no tener el tipo de vida que desearon antes de casarse o los hijos
que imaginaron; más bien las madres terminan adaptándose a sus
circunstancias, pero es frecuente que se encuentren con que tienen
una negación de la condición familiar, las madres viven de sus sueños,
no de sus frustraciones, ellas quisieran tener una familia unida y feliz
y hablan de ella, tratan de aparentar que dentro de sus hogares existe
la armonía entre sus hijos y con su esposo; sin embargo, durante las
entrevistas se mostró que su entorno no era como lo intentaban mos-
trar, puesto que al ir avanzando en la entrevista salía la realidad de
estas personas.
Las madres intentan demostrar que ellas quieren a sus hijos y que
sus hijos son deseados, incluso antes del nacimiento, pero nos perca-
tamos que muchos de éstos no fueron planeados, fueron los errores
de un método anticonceptivo o las circunstancias las que guiaron los
embarazos: “Es que salí con mi domingo siete… mi esposo quería que
yo abortara, yo le dije que no, si no quieres responder tú entonces yo
voy a trabajar, pero yo no quise abortar a mi hijo”32. “No, porque nació
al año del anterior y usábamos óvulos”33. En algunos casos intervie-
nen además la presión social y la creencia de que se deben de tener
los hijos que Dios mande: “Yo no tenía deseos de tener un hijo, yo no
quería tener un hijo pero mi esposo y mi suegra me insistieron para
que lo tuviera”34. “Yo gracias a Dios que estoy bien casada y ya sabe
que en un matrimonio, pues dice uno, que vengan los hijos que Dios
quiera ¿no? Pero uno nunca se imagina que uno de sus hijos va a nacer
con un problema”35. Efectivamente las madres al tener un hijo aun sin
desearlo, al no tener los cuidados necesarios para que éste se desarro-
lle de una manera óptima, jamás se imaginan que su hijo pueda tener
un problema, como ya se mencionó anteriormente cuando se llega a
reparar en que existen estos problemas se ven demasiado alejados de
nuestra realidad y se cree que a nosotros no pueden pasarnos.
• 282 •
Capítulo III: La Psicología
• 283 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 284 •
Capítulo III: La Psicología
• 285 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 286 •
Capítulo III: La Psicología
les posibilita que generen una forma de resistencia ante los problemas
y las enfermedades, nos damos cuenta de que generalmente viven
enfermas, pero esto no las lleva a la muerte prematura, algunas falle-
cen hasta que lo hace el último de sus hijos o hasta que los dejan a
todos casados y con una vida estable, como ellas mismas mencionan.
La relación del padre con la persona que padece retardo es muy
variada, existen los que se unen a su esposa y juntos ayudan a su hijo;
y asimismo los que generalmente encuentran una forma de esquivar-
se del problema; ya sea emocional o físicamente, ellos asumen el rol
de sustento económico de la familia únicamente. Las madres están
conscientes de que no son ayudadas por los padres y de esto sí se que-
jan frecuentemente: “es que yo les llamo la atención porque práctica-
mente soy la que estoy con ellos todo el día, yo veo cómo son, yo los
conozco más que tú, porque tú nada más te vas y están durmiendo y
en las noches llegas y lo mismo, tú ya no sabes ni cómo se portaron,
o sea, que él luego no me pregunta ni cómo se portaron los chamacos,
él nomás llega, cena, nos cuenta de las cosas de su trabajo y ya”49. En
los casos entrevistados se encontró que existe un porcentaje de ausen-
tismo por parte de los padres en las familias, existen casos de aban-
dono, padrastro, madres solteras, e incluso a diferencia de las madres,
también fallecimientos por parte de los padres. Las condiciones que
se generan entre padre-hijo permiten que el padre pueda desvincu-
larse en un momento dado, además de que éstos no tienen la misma
resistencia que las madres, ni ante los problemas ni ante el dolor.
• 287 •
Zen, Acupuntura y Psicología
CONCLUSIONES
• 288 •
Capítulo III: La Psicología
todos los días en pie de lucha ante la vida. Eso nos permitiría reflexio-
nar sobre nuestro papel en este mundo y además valorar las aptitudes
y capacidades que tenemos para salir adelante.
Al confrontar a una familia de las llamadas “normales”, con una
de estas “atípicas”, se puede notar que en las primeras se gestan dife-
rentes formas de vida que en muchas ocasiones llevan a la degenera-
ción de los sujetos por problemáticas que se crean en la vida diaria;
sin embargo, en las segundas se puede ver que aprenden a vivir con
las problemáticas que les fueron impuestas y casi siempre se sobrepo-
nen a ellas o se crean formas de vida que les permitan convivir diaria-
mente entre ellos.
Cuando llega a presentarse un problema de retardo en la familia,
generalmente se da un ajuste en ésta, se cambian costumbres, se for-
man nuevos hábitos y se reduce el tiempo de uno de los integrantes
para que lo dedique a la atención de la persona con retardo.
Teóricamente la familia es la base y núcleo de la sociedad, se dan
aproximaciones teóricas al respecto, se gestan teorías con base en el
tipo de familias, tomando en cuenta el número de sus integrantes, la
condición socioeconómica, etc., pero frecuentemente se cae en el mero
discurso teórico. No se intenta acabar con las definiciones propuestas
a lo largo de mucho tiempo, sino únicamente mencionar que las fami-
lias de las que se habla aquí no entran en dicho modelo.
Ya se ha hablado de que las familias con personas con retardo
viven de diferente forma a las llamadas “normales”, y que por esta
razón debemos de retomarlas en nuestra vida diaria. Si este hecho por
sí sólo no dice nada, habría que tomar en cuenta lo siguiente: este tipo
de organización familiar ha desarrollado una lógica diferente de vida,
tienen forma de hacer mensajes, maneras de tratar al hijo con retardo,
de asimilar el problema y de convivir con él, lo cual quiere decir que
el esquema tradicional de familia no sirve para explicar y para definir
a estas familias. Conociendo la lógica interna de cada familia se pue-
den hacer formas de conocimientos que lleven finalmente a elevar la
condición humana de las personas que padecen retardo y sus familias.
Lo anterior se derivo de una discusión con el maestro Sergio
López Ramos, se llegó a la conclusión de que se hace necesaria una
reconceptualización de estas familias para poder en un futuro dar
una mejor atención a las personas con retardo; en la lógica de que no
• 289 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 290 •
Capítulo III: La Psicología
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
• 291 •
DEL HOYO AL MEOLLO
Ramón Guillermo Vera Martínez
• 292 •
Capítulo III: La Psicología
• 293 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 294 •
Capítulo III: La Psicología
• 295 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 296 •
Capítulo III: La Psicología
• 297 •
Zen, Acupuntura y Psicología
Un día que Willy estaba muy enfermo por el resfriado, la tos y las
anginas, que más que eso parecían pelotas de tenis, lo visitó un amigo.
Al estar platicando, nuestro personaje le pide a su amigo que le ponga
agujas de acupuntura en la oreja en puntos que Willy le indicó y que
sabía que le podían ayudar a remediar su mal: Siguieron platicando,
sobre la escuela, las nenas, el trabajo, que si se sabía una nueva postu-
ra sexual, etc., de todo un poco. Pasaron algunos minutos y no había
respuesta en el organismo de Willy, después de un tiempo y de rotar
las agujas, el cambio se empezó a producir, algunos síntomas disminu-
yeron y al poco tiempo ya casi se restablecía, con lo cual los dos queda-
ron muy sorprendidos, pues se preguntaban que cómo era posible que
tanto medicamento no hacía efecto y unas simples agujas lo lograran.
Después de este acontecimiento, Willy se puso acupuntura un
par de veces más, cambió algunos hábitos alimenticios, de respiración
y de vida; la enfermedad no se hizo presente sino hasta después de
transcurrir año y medio, la cual ya no se presentó con tanta fuerza y
permaneció muy poco tiempo.
Desde entonces nuestro personaje se interesa más sobre el asun-
to y decide tomar un diplomado sobre este tipo de tratamientos alter-
nativos dentro del campo de la salud. Conoció lo referente a terapia
de juego, bioenergética, radiestesia, astrología, flores de Bach, terapia
de rehabilitación con discapacitados (en esta perspectiva alternativa),
meditación Zen (que ya la había practicado desde los otros cursos de
acupuntura y masaje), tai chi, homeopatía, lo cual resultó muy inte-
resante para nuestro personaje. También empezó a tener pacientes
con este tipo de conocimientos lo que le satisfizo debido a los rápi-
dos resultados. Sin embargo, aunque Willy no puso en práctica todo
lo aprendido por falta de presupuesto económico, lo que ha emplea-
do en la actualidad le da otra perspectiva en el trabajo con los cuer-
pos. Qué mejor opinión y juicio que el de los propios pacientes cuando
reportan que sus condiciones de salud han mejorado notablemente.
Qué mejor satisfacción puede recibir un curador, cuando un pacien-
te te dice que te va a recomendar con sus parientes o conocidos para
que también disfruten de los beneficios del sentirse bien. Qué mayor
satisfacción es el presenciar todo un proceso de salud-enfermedad
desde el inicio hasta su restablecimiento. Qué alivio se experimenta
en nuestro ser cuando en terapia bioenergética el paciente libera todo
• 298 •
Capítulo III: La Psicología
• 299 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 300 •
EL ESPEJO
Sonia Elena Rodríguez Rivera
D
eja que te cuente cómo me he mirado por tantos años en el
mismo espejo con la vista absorta en una sola dirección: hacia
uno mismo. Crecí sintiendo que todo giraba alrededor de mí,
pensando que en todo lugar y en todo momento debía ser reconocida
mi presencia y lo que hacía. Me detengo ahora para tratar de explicar-
te cómo me fui construyendo, de esta manera, el reflejo de este espejo
que me lleva a reconstruir lo que ha sido mi vida. Me veo crecer bajo la
sombra de dos mujeres que asumieron la responsabilidad de criarme,
una de ellas de cuya vida fui despojada por el diagnóstico de un médi-
co, convirtiéndose en alguien a quien debían cuidar y que no podía
hacer mucho. Su existencia era una sombra que se mueve silenciosa,
apenas perceptible su presencia, permaneciendo detrás de sus dien-
tes una objeción o una queja que si llegase a escapar no se escucharía.
Alguien que en una ocasión se enamoró y sólo quedó en su vientre el
recuerdo de aquél que no quiso comprometerse. La otra tan opuesta,
tan sonora era la voz que escuchaba la familia, quien formó un hogar
“como debe ser”. Una vida inmersa en las exigencias del trabajo y la
estética, agobiada por llevar entre sus manos la rienda de la existen-
cia de aquellos que la rodean. Preocupada por no poder aquello que los
años van desprendiendo, por alcanzar las comodidades que una vez
la sorprendieron a sus escasos catorce años, recién llegada a una vida
urbana. Esta situación permitió que creciera sin falta de cariño, cui-
dados, brindándoseme todo lo que podía desear. En el medio donde
me desarrollé tuve una infancia afortunada, tenía atenciones, ropa,
juguetes, viajes, que otros niños no tenían; se me facilitó entender las
cuestiones escolares lo cual ayudó para que se me considerara el orgu-
• 301 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 302 •
Capítulo III: La Psicología
• 303 •
DEL SUEÑO A LA REALIDAD
José García Pérez Rul
F
ue un sueño diferente a los demás que había tenido, de eso hacía
varios años y aún lo recordaba claramente.
Era de noche y sólo le alumbraban en aquella oscuridad los
faros del automóvil que lo iba siguiendo. Él, vestido de traje, corría des-
esperadamente cuesta arriba buscando la oportunidad de huir y, sin
embargo, vio fracasar su intento cuando se topó con aquella reja que
no pudo trepar; el agotamiento causado por la distancia recorrida sólo
le permitió recargar su espalda contra el obstáculo y dejar desvanecer
sus piernas hasta quedar sentado sobre la tierra. Fue entonces que sus
dos perseguidores se detuvieron frente a él y bajaron del carro con una
sonrisa burlona al tiempo que preparaban sus armas para disparar.
Uno de ellos, el de mayor aplomo, levantó la mano para indicarle
al otro que se detuviera y comenzó a hablar:
—¿Por qué no hiciste lo que se te mandó? Sabes que estando den-
tro de la organización no te puedes echar para atrás, si nunca antes te
había importado la moral. ¿Por qué ahora dejas la vida de otro a sabien-
das de que va de por medio la tuya? ¿O creías que te ibas a salvar? ¿Ves?,
ahora nosotros vamos a obedecer sin importar que te conozcamos.
Después de esto y sin darle tiempo a contestar, aunque sabía que
así sería y que sus argumentos no cambiarían en nada la situación,
dispararon.
Al sentir cómo penetraban las balas en su cuerpo, sólo tuvo un
instante para pensar antes de morir que si tuviera otra oportunidad
• 304 •
Capítulo III: La Psicología
• 305 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 306 •
Capítulo III: La Psicología
• 307 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 308 •
Capítulo III: La Psicología
• 309 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 310 •
Capítulo III: La Psicología
• 311 •
FRONTERAS
Héctor Gustavo Ríos García
N
uestra vida es una confrontación constante con el mundo,
con el ambiente que nos rodea, y nuestra mente es el campo
donde se correlacionan todos los factores de esta confronta-
ción. Estos factores pueden dividirse en dos grandes grupos: los fac-
tores internos y los factores externos. En los factores internos, nos
proyectamos hacia el exterior, trataremos de utilizar el ambiente para
satisfacer nuestras necesidades, nos apoyamos en lo externo viviendo
en una simbiosis con ello. Mientras que por el contrario, en los facto-
res externos el ambiente está penetrando en nosotros, nos obliga a ser
de un modo y no de otro, nos impone normas que nosotros hemos de
aprender a obedecer y a adaptarnos a ellas, porque de lo contrario nos
enfrentaremos a muchos conflictos a lo largo de nuestra existencia.
La mayor parte de mis pacientes viven en su existencia como un
contraste entre ilusiones y desilusiones, entre situaciones que son
placenteras y otras de conflicto y dolor. Esto me lleva a pensar que si
encontrara un grupo numeroso de personas en relación a la idea que
tienen de su vida, probablemente encontraría a un mayor número de
ellas que afirmarían que la balanza se inclina de lado negativo.
Esto es realmente decepcionante si consideramos que la vida
debiera ser algo completamente positivo o agradable, que la vida
debiera ser una forma de crecimiento constante.
• 312 •
Capítulo III: La Psicología
• 313 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 314 •
Capítulo III: La Psicología
• 315 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 316 •
Capítulo III: La Psicología
• 317 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 318 •
Capítulo III: La Psicología
tro, nuestra esencia vital; cuando ocurre esto algunos lo llaman sim-
plemente un despertar, en ese momento se da la oportunidad para
ver claramente el suelo que estamos pisando. Caminos hay muchos,
pero sólo nuestros pies nos conducirán a nuestro destino, porque el
verdadero camino empieza por saber la dirección y tomar la desvia-
ción correcta.
• 319 •
CUARTO VACÍO
Héctor Gustavo Ríos García
Q
uiero utilizar este espacio para describir una experiencia per-
sonal que tuve hace unas semanas. Todo comenzó en una
sesión del diplomado que cursé en CEAPAC, ahí nos visitó
Francisco Cinencio, él es un fotógrafo que practica el budismo Zen
hace muchos años, en esa ocasión hizo una extensa explicación sobre
las bases del Budismo Zen no es simplemente sentarse y respirar, el
Zen es una búsqueda sin buscar, es una forma de encontrar respues-
ta sin buscarla, es un camino que al final del mismo encontraré vacío.
Qué es VACÍO. La no Existencia, el Universo, nuestra Concien-
cia. De igual manera ¿en dónde está el vacío, en el exterior o en el
interior? Me interesa más hablar del vacío interior, por eso comenza-
ré por hablar de un personaje creado por Ítalo Calvino, que vivió hace
muchos siglos; era una persona muy diferente a nosotros. Su nombre
era Agiulfo, era un soldado con una hermosa armadura, a simple vista
era un soldado normal, pero lo que más lo distinguía era que no exis-
tía, tan sólo era una armadura vacía, era un “Caballero Inexistente”.
Comúnmente Agiulfo hacía ejercicios de exactitud; por ejemplo,
resolver problemas de aritmética para poder sentir que las cosas son
como una pared firme, ya que sólo así podía sentir y tener concien-
cia de sí mismo. Cuando se encontraba mal y sentía desvanecerse se
• 320 •
Capítulo III: La Psicología
• 321 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 322 •
Capítulo III: La Psicología
• 323 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 324 •
Capítulo III: La Psicología
• 325 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 326 •
UNA HISTORIA
Marlén López Ramírez
S
e le terminaban los días sentada en su banco de madera mirando
hacia el norte, conjugando sus sueños de grandeza. Al asomarse
la luna, sus ojos simulaban lámparas de petróleo combatiendo
contra el viento, pues la luz que alumbraba sus entrañas reclamaba
una salida, lejos de la contemplación pura. La aurora apoderándose
de las ventanas de su alma la levantó del banco de madera, ayudada
por unas gotas de agua, con esencia de flor y sabor a licor y tras haber
metido la aguja en la profundidad del cuerpo empezó a vibrar, se le
permitió sonrojarse con la mirada de un bebé; jugar y llorar con los
motivos por los que un niño lo hace; saber de la explosión que viene
cuando la hormona despierta y se ignora el futuro; acompañar a su
edad una aguda insatisfacción de no encontrar a quién amar y cono-
cer la penumbra de la realidad; también habló con doña soledad que
suele convivir con los de cuarentaitantos; quizá logró vislumbrar la
configuración del receso de la vida, conquistando la simplicidad del
amor sublime.
Se percató de que los sueños de grandeza se transformaron, y no
brillaban como el oro, existían en ella como la fuerza que alimenta
una voluntad que le permite vivir como no lo había soñado.
Hoy que llegó, la vi diferente, sus ojos reflejaban tristeza, sin
embargo, tenía un extraño brillo, sin que se lo indicara se recostó,
colocando su cabeza sobre la almohada, le pregunté: ¿Cómo estás?”.
Ella respondió: “Creo que mejor”. Mientras le ponía las agujas comen-
zó a hablar, recuerdo que sus primeras palabras fueron:
• 327 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 328 •
Capítulo III: La Psicología
recordaba los hechos que le hacían daño como si hubieran sido ayer.
En mi hermana esa obediencia, sumisión y lealtad hacia mi madre se
transformó en resentimiento y frustración, contenidos por el miedo
que aún conserva; a veces pienso que esa es la causa de su enferme-
dad. Me contó que un día caminando con dirección a la casa de pron-
to se perdió, no sabía a dónde iba, ni en dónde estaba, su laguna no
duró mucho tiempo pero se repitió, después dijo que el dolor de sus
huesos no le permitía caminar y además, a sus veinticinco años, no
había podido establecer una relación de pareja, desconfiada e insegu-
ra de lo que hace aun cuando en su trabajo es responsable y brillante.
Todas estas experiencias y más aún la vida de mi madre llena de
amargura, rencores y circunstancias difíciles me impulsan a buscar
otra forma de vida en la que no almacene tantos sentimientos nocivos
que limitan mis capacidades y experiencias, que detiene mi desarrollo
como persona. Realmente es difícil convivir con estas circunstancias
porque todo lo que realizo está impregnado de ello. Ahora que puedo
ver este panorama, que puedo hablarlo sin llorar y que reconozco que
afectó mi vida en muchos aspectos, puedo decir que las cosas que nos
pasan son sólo experiencias y que depende de uno mismo cómo las
tome, las enfrente y las incorpore a la vida.
Usted me pregunta el porqué del cambio, no lo sé, no puedo expli-
carlo con la cabeza, lo único que puedo decir es que algo ocurrió den-
tro de mí cuando entendí mi pasado, que me permite abrazar a mis
padres y darles las gracias por la vida, por la experiencia y por el amor
que me dieron, pues tengo la certeza de que este sentimiento que exis-
te en mí, es grande y por ello lo puedo compartir, me siento aliviada
y tranquila, por eso hoy me despido de usted, creo que puedo seguir
caminando por mi propia fuerza”.
Una vez retiradas las agujas extendió la mano y con un apretón
mencionó: “Si algún día lo necesito, lo buscaré. Gracias”.
• 329 •
EL ADIÓS
Juana Tinoco Cuevas
E
staba cansada de esperar, pensaba que nunca llegaría al lugar
de la cita. Esperaba que de un momento a otro apareciera ante
ella, con esa sonrisa que lo caracterizaba. Sin embargo, la gente
seguía su camino, corriendo como un río interminable en busca de un
lugar donde reposar al fin de tanto movimiento.
Ese día no era la excepción, aguardaba el encuentro con aquel ser
que iluminaba su vida con la intensidad de un fósforo que irradia su
luz en medio de un desierto oscuro que vorazmente lo absorbe, cuan-
do intenta penetrar en él.
Absorta veía sin pensar cómo la gente se multiplicaba entrando y
saliendo de ese lugar, semejaban una máquina de imprenta que repro-
duce miles de copias, todas iguales, sin identidad, sin que apareciera
la de Roberto, la única que tenía significado para ella.
Finalmente, apareció frente a ella aquella figura tan ansiosamen-
te esperada. Su rostro se transformó adquiriendo un matiz de inquie-
tud y de esperanza. Era la esperanza que asomaba cada semana con la
ilusión de convertirse en realidad. Sin esperar un instante más, corrió
en busca de esa sensación que le producía el contacto con aquel cuer-
po, el único contacto que le había otorgado otra imagen de sí misma.
A veces, se preguntaba si lo amaba realmente o sólo se había con-
vertido en una de tantas costumbres que tenía en su vida. Dedicaba
tanto tiempo a estos pensamientos que no se percataba cómo su vida
se diluía, como si poseyera una cualidad efervescente el tiempo y la
ansiedad de perderlo.
• 330 •
Capítulo III: La Psicología
• 331 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 332 •
Capítulo III: La Psicología
• 333 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 334 •
Capítulo III: La Psicología
• 335 •
EL PRESENTE EN RETROSPECTIVA
Maury Tania Gómez Saucedo
E
n muchas ocasiones las palabras no acuden en auxilio cuando se
quiere describir un sentimiento o una experiencia de vida, por-
que toda palabra no es la acertada para explicar lo que se quiere
decir; en ellas se quiere depositar el sabor de un momento, las imáge-
nes vivas de algún recuerdo, los errores cometidos, los triunfos logra-
dos, las ideas que se albergan en la mente, etc., en sí todo aquello que
forma parte fundamental de la vida, de mi vida.
Asumiendo la responsabilidad que me aqueja tal limitante, me
doy a la tarea de exponer el presente relato de hechos y sucesos como
un propósito de transmitir una experiencia más, como muchas que se
escuchan a diario y que tiene la singularidad de coincidir con nume-
rosas vidas que se encuentran en nuestra sociedad. Es preciso hacer la
aclaración de que no se pretende dar a conocer una autobiografía, sino
expresar diferentes sucesos que me condujeron a formular la pregun-
ta: ¿Qué quiero hacer con mi vida? Y que a través de esta interrogante,
comenzaron a suscitar cambios radicales por el simple hecho de bus-
car una respuesta.
Al comienzo de la vida uno se va educando con los gustos, creen-
cias e ilusiones de los padres, en uno se depositan las esperanzas de
lograr todo aquello que nuestros padres desearon para ellos mismos,
• 336 •
Capítulo III: La Psicología
• 337 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 338 •
Capítulo III: La Psicología
• 339 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 340 •
Capítulo III: La Psicología
• 341 •
Zen, Acupuntura y Psicología
en esos instantes mi padre volteo con cara de fastidio y con sus ojos
que saben muy bien expresar el enojo, me dijo: ‘Qué quieres niña,
vete, no ves que estoy ocupado’, me empujó hacia atrás y regresó a
platicar con aquel hombre. Mi cabeza estallaba, quise gritar de dolor
y llorar, sentía que mis sentidos se enloquecían, en breves segundos
parecía que iba a perder la razón, me decía a mi misma: ‘A quién, a
quién se lo digo, quién me puede ayudar’. Tal vez la única persona era
mi madre, pero sabiendo el miedo que le tenía a mi padre solamente
iba a decir: ‘Sí, pero no se lo digas a nadie’. Empecé a sentir asco de mi
cuerpo, un ardor en el estómago y unas ganas tremendas de vomitar,
tuve que calmarme y no llorar. Esa noche, como muchas más, dentro
de mis sueños se encontraba aquel hombre, pero en esta ocasión era
yo la que le hacía daño, soñaba que tapizaba su cuerpo con toda clase
de armas punzocortantes y que lloraba, suplicaba, gemía de dolor y
me pedía perdón.
Al siguiente día me sentía demasiado sucia, cuando me bañaba no
me quería tocar, me daba asco mi cuerpo y a partir de ese momento me
empecé a alejar de él hasta el grado de no darme cuenta de cualquier
dolor que me aquejaba hasta tiempo después de haber comenzado.
En aquel entonces pensaba que olvidándome de todo lo ocurri-
do podía desaparecer la rabia que me invadía; sin embargo, tenía la
necesidad de desahogarme, de contarle a alguien. ¿Pero cómo? Me era
doloroso hablar de ello; formulé una historia que se podía platicar sin
hacerme daño y lo sorprendente de todo es que yo misma me creí tal
historia hasta el grado de olvidar cada uno de los detalles que había
ocurrido. Tal vez me hubiera pasado toda la vida creyendo mi historia
reformulada, hasta que llegaron los detonadores que me volvieron a
enfrentar”.
Yo creía que cuando se olvidaban las cosas que llegaban a suceder
perdían su impacto y trascendencia, pero ahora sé que no es así.
En muchas ocasiones uno va a la deriva preguntándose y lamen-
tándose de todo lo que pasa y culpamos a los demás por la desgracia
propia. Creo que la obscuridad de nuestros problemas no es otra cosa
que la incapacidad de ver la realidad y corresponde a cada quien el
permitir que las consecuencias lleguen más lejos de lo que debieran.
En muchas ocasiones el cuerpo tiende a reaccionar ante nues-
tros sentimientos, y su reacción es más fuerte cuando no los deja-
• 342 •
Capítulo III: La Psicología
• 343 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 344 •
Capítulo III: La Psicología
• 345 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 346 •
CÓMO CONSTRUIR
UNA ENFERMEDAD:
CARTA ABIERTA PARA UN AMIGO
Arcelia L. Solís Flores
H
ola, antes que nada y como en toda carta te mando un afec-
tuoso saludo a ti y a tu familia, esperando te encuentres en
óptimas condiciones y en buen estado de salud física, mental
y espiritual; si no fuese éste el caso y contestaras bien de salud físi-
ca, pero no bien emocionalmente y mucho menos espiritualmente, te
diré que justamente ese es el motivo para escribirte.
Hablar de salud se reduce generalmente a mencionar el aspecto
físico de nuestro cuerpo y la respuesta se da en función de si conside-
ramos si estamos enfermos o no. Así, preguntar por la salud implica
necesariamente abordar la enfermedad, dado que es un proceso que
se articula como único y contradictorio. En nuestro país dicho pro-
ceso ha cobrado un auge importante en las últimas décadas, ya que,
por un lado han surgido nuevas patologías producto del contexto his-
tórico-social, las cuales se extienden y aumentan cada vez más en la
sociedad; y por otro, el incremento de las tazas de mortalidad, donde
las principales causas de muerte son: desnutrición, cáncer en distin-
• 347 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 348 •
Capítulo III: La Psicología
• 349 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 350 •
Capítulo III: La Psicología
• 351 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 352 •
Capítulo III: La Psicología
• 353 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 354 •
Capítulo III: La Psicología
• 355 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 356 •
Capítulo III: La Psicología
• 357 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 358 •
Capítulo III: La Psicología
• 359 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 360 •
Capítulo III: La Psicología
• 361 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 362 •
Capítulo III: La Psicología
AFECTUOSAMENTE
• 363 •
SUCESOS PERSONALES;
AFINIDADES SELECTIVAS
Carlos Mario Murrieta Hernández
A
l final de cuentas no sabía a ciencia cierta a qué dedicarme,
seguía buscando y más me perdía. Entonces decidí que mi des-
tino era la reflexión, el pensar sobre cómo se comportaban los
demás, cuáles eran los factores que alteraban una mente enferma. Así
estuve cuatro años “quemándome las pestañas” cumpliendo la currí-
cula para ser licenciado en psicología. Cuando terminé la escuela dejé
de ser estudiante para ser desempleado.
Desde ese momento la crisis empezó a golpearme por no encon-
trar trabajo ni nada que hacer, le echaba la culpa a la crisis económica
de nosotros los mexicanos; eran muchas las ideas que pasaban por mi
cabeza, una de ellas era trabajar o hacer algo productivo. Mi familia
siempre me cargó la responsabilidad de formar la personalidad y edu-
cación de mis hermanos e indirectamente de mis primos y algunos
tíos, puesto que soy el primogénito y el único de la familia que ha ter-
minado una licenciatura. Como yo me la creí, mi preocupación estuvo
dirigida hacia mis hermanos y también hacia mis padres, ya que sigo
siendo su inversión a largo plazo.
Cuando decidí hacer algo productivo encontré trabajo, y también
me invitaron a unos cursos de masaje el domingo por la mañana. Al
principio tuve varios pretextos, el más absurdo fue cuando pensé en
la lejanía del Centro donde se impartían los cursos, en el día y en la
hora. En una de las primeras clases escuché el porqué de la lejanía, la
pregunta era simple. ¿Lejos de dónde?
Antes del inicio de los cursos me casé con la idea de que estaría
en un salón de clases como cualquier otro, con sillas, pizarrón y un
• 364 •
Capítulo III: La Psicología
maestro que recitaba las clases. En efecto, así era el salón, sólo que el
maestro nos enseñaba a mirar a las personas y a su contexto desde
otra perspectiva.
A la mitad del curso nos enseñaron cómo relajar a la gente, enton-
ces el maestro sugirió al grupo: “El buen curador empieza por su pro-
pia persona”. Estas palabras me hicieron cuestionarme lo que había
hecho con mi vida.
Las críticas estaban dirigidas a mi forma de vivir, de comer, y
de dormir. Me preguntaba si me estaban quitando todo lo que había
amalgamado, mi estatus, mi nombre, me estaban desnudando, ya que
me sentía descubierto. Y para colmo mis padres también empezaban
a criticar mi comportamiento de los últimos meses; claro, empezaban
a extrañar aquel hijo normal, más corriente que común, aquel que no
daba lata, siempre obediente, nada grosero, buen estudiante para lle-
gar a ser un buen empleado de fábrica. No hallarían a quien echarle la
culpa de su primogénito imponderable. A cada rato se preguntaban si
en verdad esa persona que se iba todos los domingos por las mañanas
a estudiar, era su hijo: “Algo le está pasando a este muchacho” siempre
terminaban diciendo.
En una clase escuché: “Esto sólo es el principio, una vez inicia-
do un proceso de crecimiento como éste, nada lo puede detener”, mas
me quedé mudo, perplejo con la tez pálida, los ojos más abiertos de
lo normal y con la pupila dilatada. Por un momento creí que era una
broma de aquel Creador distraído que me había puesto ahí; no sé si
era un bienaventurado o un condenado que habría de cambiar, de evo-
lucionar o de mutar, o de torcerse con los años. Y luego pensé: “La ago-
nía de ese ser humano tan normal como los demás se puede alargar
pero no parar”.
En seguida mis defectos, egos y yoes hacían su aparición; parecían
acarreados de un partido político, su existencia se veía amenazada, y
por todos los medios iban a ser capaces de mantenerse en el poder, es
decir, no me dejaban crecer. Revaloré muchas cosas de ese “crecimien-
to”, pensé en el desmadre en el que me había metido, no sé si me sentía
salvado o no, antes de que me dijeran que tenía un espíritu que alimen-
tar, que sólo trabajando me puedo realizar como persona, y que hay una
ley mecánica del universo, que dice: “Todo lo que hagas te será devuelto
y si viniste a este mundo físico fue para cumplir con tu trabajo”.
• 365 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 366 •
Capítulo III: La Psicología
• 367 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 368 •
Capítulo III: La Psicología
que había crecido con una familia “normal”, con padres, hermanos y
una familia grande y feliz. Sin embargo, comencé a notar que teníamos
peleas, que a veces mis padres me retiraban su amor, en ocasiones fal-
taba el dinero y tenía que salir a la calle con pantalón y camisa que deja-
ban ver mis tobillos y mis muñecas. Como no tenía choclos de catrín,
me fletaba mis zapatos de futbol. ¡Ah!, pero eso sí, bien boleados.
Esas memorias de mi infancia que había guardado tanto tiempo
estaban otra vez conmigo, los momentos alegres los alargaba, mien-
tras los desagradables los comprendía bajo una perspectiva donde no
hay bueno ni malo. No sólo llegaba otra vez a la infancia para hacer
consciente lo inconsciente sino, por el contrario, iba con todo cono-
cimiento de causa a resolver algún conflicto que no me dejaba crecer,
por ejemplo, el de mi madre que a veces es tan posesiva y mi padre tan
seductor y “dejado”. Eso lo reconocí, lo procesé, deseché lo que no me
servía y rescaté lo valioso de esa experiencia. De aquí surgió la impor-
tancia de mirar hacia el pasado.
En una ocasión, me llegó una escena durante un ejercicio de bioe-
nergética; me encontraba en mi escondite preferido, el que usaba
cuando niño, el lugar donde podía estar y soñar sin que nadie me
molestara, desde ese lugar veía el ir y venir de la gente, todos pasaban
con extrema rapidez como si se acabara el tiempo, parecían robots
programados, mis familiares dentro de la casa hacían sus quehaceres
que repetían día a día sin parar, el primer pensamiento que me llegó
fue el siguiente: “Algún día seré grande y todo va a seguir igual aquí
en mi casa, pero yo no seré igual”. Una meta que no se ha cumplido del
todo, pero que está en proceso. Cuando me dije que no sería igual, me
refería a las personas que vivían en mi casa, esos cuerpos autómatas
que los programaron desde su infancia para hacer determinada tarea
y que aún siguen la tradición; sólo tenía 6 años cuando sucedió, de eso
me acuerdo muy bien.
Otra de las técnicas me llevó a darme cuenta de que tengo un
cuerpo muy “marcado por la vida”. No podía disimular mi complexión,
era obvio que no podía ocultar esos círculos de mi cuello tan marca-
dos, como los surcos que deja la yunta en la tierra, de tal forma que
me llevaron a recordar que desde mi infancia no me es fácil decir un
“te quiero” a mis padres y a mis hermanos. Siempre anduvimos compi-
tiendo por el cariño que ni uno ni otro dejaba alcanzar, no compartía-
• 369 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 370 •
Capítulo III: La Psicología
• 371 •
Zen, Acupuntura y Psicología
Las cosas empezaban a caer por su propio peso, los mensajes que
había tratado de analizar racionalmente empezaron a cobrar senti-
do, las palabras se estaban convirtiendo en realidad y todas caían en
cascada una tras otra. De igual forma los pacientes también llegaron
para atenderlos. Estaba adquiriendo experiencia, me di cuenta de que
tenía algunos errores en el diagnóstico, lo único que me hacía falta era
comparar y ver los resultados y atender más pacientes, pero eso no fue
obstáculo, seguí trabajando y el paciente mejoró a un 60 por ciento, es
decir, se estaba equilibrando.
Los siguientes pacientes fueron unos niños y dos mujeres emba-
razadas. Con una de estas señoras se dio algo que hasta la fecha no
he vuelto a experimentar con la viveza de aquella ocasión, tal vez fue
porque era la primera vez que me sucedía. La señora se sentía muy
mal, eso era todo. El diagnóstico lo hice con auriculoterapia, en ese
momento, estaba concentrado totalmente, sentía mi respiración cómo
llegaba hasta mi vientre en cada inhalación y se vaciaba con la exhala-
ción, veía claramente los puntos energéticos, todos saltaban a la vista,
reconocía fácilmente el desequilibrio del órgano, apoyado en la teoría
de la medicina tradicional china, hasta me atrevo a decir que ahora
sí veía esa ventana que al abrirla se lee el cuerpo humano en todo su
esplendor, y mayor era la emoción ya que su estado de embarazo le
daba otra manifestación energética, todo lo que veía era cierto, no
estaba imaginando, sólo estaba leyendo, de eso estoy seguro, ya que
pude ver la vida de esta paciente en forma de síntesis y reportárselo
sin ningún tipo de interrogatorio.
Todo me salió tan natural que no tuve que pensarlo, sólo decirlo
para acertar en el diagnóstico, y así fue. La enseñanza que estaba reci-
biendo ya la estaba utilizando y lo más importante, la estaba viviendo
con toda la emoción posible.
Con los niños también descubrí otra posibilidad de crecimiento,
un poco más complicada en comparación con los adultos; la diferen-
cia radicaba en que los adultos te comunican sus males y los puedes
“cachar” en la mentira, pero a veces los niños ni siquiera hablan. Lo
que hice fue ganarme su confianza, aunque era difícil porque en oca-
siones pasaban dormitando. Entonces me puse a jugar con los niños, a
compartir sus intereses, ese era buen principio para ganarme su con-
fianza, estaba tratando de mejorar su condición de vida. En casi todos
• 372 •
Capítulo III: La Psicología
los casos la problemática que escuchaba del niño era totalmente dife-
rente a la que reportaban sus padres, daba cuenta de cómo veía su
situación —esto es lo más significativo que he encontrado en la rela-
ción terapéutica—, éste era el momento para entrar en lo más recón-
dito de la mente del niño, una sola palabra con la que se identifique
puede hacer la diferencia entre la curación del niño, o no.
Con un paciente identifiqué la palabra clave y hubo un cambio
radical en su actitud, era una niña de nueve años, ella reportaba que
se sentía muy mal y no sabía el porqué; era una niña con problemas
de sobrepeso, todo lo idealizaba, decía que vivía en un castillo y tenía
muchos novios, estaba recursando por cuarta vez el primer año de
primaria. La pregunta que le hice fue: “¿Te sientes feliz en tu casa?”
Inmediatamente se conectó con su familia. El problema que ella sen-
tía era la falta de cariño de sus padres, el abandono de estos, ella sólo
quería que le demostraran afecto. Me dijo: “Así como antes, cuando
era más pequeña, todos me cuidaban y me querían, y me lo decían, así
quiero que sean”. Estas palabras dichas por la niña cambiaron su pers-
pectiva de ver la vida y sus padres supieron dónde se había originado
el problema, la decisión era de ellos.
Así como tuve varios éxitos en el tratamiento, también tenía que
existir casos más complicados, para equilibrar o para aprender.
Durante algunas semanas me sentí muy mal. Traté por todos los
medios de ayudar a un niño de siete años, el motivo de la consulta era
estreñimiento crónico, por el cual ya lo habían operado de una oclu-
sión intestinal, la última vez que lo atendí de ese problema se revolca-
ba de dolor, sus lágrimas no salían, aunque estaban a punto de aban-
donar sus ojos, como para sentirse valiente y no dejarse vencer por
el dolor. No hubo resultados favorables, lo operaron por segunda vez.
Mi preocupación creció y me desesperé aún más, y creí que mi trabajo
ya no servía (era obvio que me había culpado por esta segunda opera-
ción), fue cuando comencé a justificar mis actos para darle una solu-
ción al problema.
Exactamente cuando este pensamiento cruzó por mi mente, me
di cuenta que estaba en el salón de clases donde hacía ocho meses
había recibido una enseñanza, había confiado todos los conocimien-
tos a mi pobre y seductora memoria. Las indicaciones del maestro se
me habían olvidado, no estaba en el aquí y el ahora, no ponía aten-
• 373 •
Zen, Acupuntura y Psicología
ción a la clase. Me preocupaba por algo que había dejado hace muchas
horas, a muchos kilómetros de distancia, por lo cual no podía hacer
nada, lo que sí podía hacer era poner atención al maestro, ahí estaba
la clave del porqué de los resultados. No estaba escuchando lo sufi-
ciente, mi meditación era escasa y mala, la flojera en muchas ocasio-
nes me ganó la contienda.
Lo rescatable de esa frustrante experiencia, así como de la adver-
sidad, es la posibilidad de aprender sin hacerse víctima de las circuns-
tancias o justificarse. Lo único que tenía que hacer era asumir el com-
promiso de ser curador, médico, psicólogo, confidente, interlocutor,
“chaman” —el nombre es lo de menos—, es decir, sólo era el compro-
miso con el trabajo, de crecer junto con las personas que me rodean,
porque de ellos he aprendido mucho. El maestro nos dice que es como
jugar billar en tres o cuatro bandas, le pegas a la bola con cierta inten-
sidad y efecto para crear una circunstancia, pero hay algo inevitable,
la bola no se va a mover si no le pegas.
Hasta este momento no sé cuánto he cambiado, si es que he cam-
biado, eso no me preocupa, lo que sí me preocupa es cuando me gana
la flojera y la seducción de las pasiones vanas y pasajeras. Era algo que
me repetía con frecuencia.
Más o menos al principio del mes de diciembre el ego volvía a
apoderarse de mi “vida recta”; la fiesta, el alcohol, la seducción, me
persuadían con gran facilidad. Esas locas ideas mías que se colocaban
en mi cerebro como sí alguien les abriera camino, como si yo las llama-
ra con deleitosa malevolencia. ¿Cómo luchar contra frases que se me
deslizaban desde no sabía dónde y se convertían en conductas en mi
persona? Le volví a encontrar el gusto a la pasión y al estigma social.
Después de revolcarme en el limbo, de perder el tiempo diría yo,
me había desmerecido, me volví a intoxicar con alimento “chatarra”,
se fue la energía que había cuidado durante años. Con las desveladas
que me ponía no me la acababa, con dolor de cabeza y los ojos hincha-
dos. Hasta llegué a sentir que me explotaba la cabeza, y había renun-
ciado a todo, hasta el trabajo conmigo mismo.
Como había perdido conciencia de mí mismo, y ya que todos mis
actos y comportamientos en realidad son los “tacos de billar” con los
que se mueve mi persona en la vida, lo único que hice fue hacer un
tiro de fatales consecuencias.
• 374 •
Capítulo III: La Psicología
• 375 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 376 •
Capítulo III: La Psicología
• 377 •
EXPERIENCIA EN UN GRUPO
DE EDUCACIÓN ESPECIAL
Eugenia Granados Vega
INTRODUCCIÓN
E
l objetivo de este trabajo es compartir una experiencia laboral con
niños de diferentes atipicidades; pretendemos aproximarnos a
una forma de trabajo integral, donde se incorpora lo sentimental,
lo orgánico y mental en un programa escolar de tres años. La población
de niños con problemas en un desarrollo se ha incrementado en los
últimos años, generado por condiciones de vida familiares, lo cual va
desde el descuido corporal de los padres especialmente de la madre, la
relación entre ellos, todas las problemáticas de abandono, agresiones,
rechazo a la maternidad o paternidad, la ingesta de muchos medica-
mentos y más aún por la incompetencia médica en algunas institucio-
nes de salud durante el embarazo y en el momento del parto. También
por falta de atención durante los primeros años de vida.
El propósito de abordar en forma integral este sector de la pobla-
ción social y culturalmente marginado, es el de intentar abrir la
perspectiva de trabajo e impulsar la humanización en busca de una
reconceptualización de los niños con retraso en el desarrollo que les
permita realmente formar parte de la sociedad.
El peregrinar de institución en institución, el saber de las con-
diciones de abandono, tanto médico como familiar de los niños y el
que no se han dado respuestas a las necesidades, es motivo para expe-
rimentar una forma de trabajo en la cual se emplearon diferentes
maneras de entender el cuerpo, recurriendo a la acupuntura, ejerci-
cios bioenergéticos, masaje, música y actividades corporales. Después
del primer año de convivir con los niños, surgió la necesidad de ir ade-
cuando más elementos al programa de acuerdo al grupo; al siguiente
• 378 •
Capítulo III: La Psicología
EVALUACIÓN INICIAL
Observación Nivel
Caso Edad Sexo Diagnóstico Descripción personal académica escolar
Robusta, cabello corto, ojos
grandes, piel morena.
Es agresiva, intranquila, algo Ilumina, realiza
Estimulación
1 10 F Lesión cerebral. hiperactiva, cooperativa trazos, pega, sigue
temprana.
durante las actividades. líneas.
(Sobreprotección paterna y
rechazo a la madre).
Delgada, cabello lacio al hombro,
Microcefalia. No tiene Estimulación
piel blanca, ojos negros, pequeños
- No tiene retención coordinación motriz temprana.
Es tranquila, sonriente, llora
2 5 F de esfínteres. fina, ni fuerza para (A la semana
cuando sus compañeros
- Problemas de realizar sus trazos, dejó de
la tocan. (Sobreprotección
lenguaje. pega papelitos. asistir).
familiar).
• 379 •
Zen, Acupuntura y Psicología
Observación Nivel
Caso Edad Sexo Diagnóstico Descripción personal académica escolar
Delgado, moreno, ojos Sus trazos los realiza
Síndrome de Down.
levemente rasgados. Es sin respetar líneas.
- Problemas de
tranquilo, sonriente, su mirada Pega, rasga y une Estimulación
3 6 M lenguaje.
parece perdida, no tiene dibujos. temprana.
- No controla
contacto con sus compañeros. Le falta madurez
esfínteres.
Es poco sensible. motriz.
Delgado, piel morena clara, ojos
negros y grandes, su cuerpo es
Parálisis cerebral (con Tiene los
flácido. Es serio, se enoja muy
4 11 M espasmos leves). conocimientos de 1er grado.
fácilmente, en ocasiones es
No puede caminar. primaria.
obstinado y sonríe cuando lo
acarician o le hacen alguna broma.
Delgada, cabello largo lacio, piel
morena clara, amarillenta, se
Retraso mental encorva levemente, ojos negros Tiene los
5 12 F superficial, problemas grandes. Es seria, no platica y conocimientos de 1er grado.
de aprendizaje. apenas contesta, su mirada es primaria.
triste. La rechazan y se burlan
porque no pasa de 1er año.
Problemas de
No tiene
motricidad gruesa. Estimulación
6 7 F coordinación ni
- No tiene equilibrio temprana.
fuerza motriz.
para caminar.
Delgado, moreno, alto, ojos
rasgados. Tiene madurez
No le gusta trabajar, es muy y fuerza motriz,
7 16 M Síndrome de Down. 1er grado.
fantasioso y gruñón. reconoce las vocales,
(Recibe poca atención afectiva los colores y figuras.
por parte de sus padres).
Le falta maduración
Gordito, moreno claro, cabello motriz.
lacio, ojos grandes, negros. Pega, rasga papeles,
8 7 M Parálisis cerebral.
Es muy sonriente, tranquilo, le sus trazos los realiza
gusta jugar. Se desvaloriza. muy tenues. (Dejó
de asistir).
Delgado, alto, sus músculos son Sabe leer, escribir,
espásticos, es moreno claro, sumar y restar.
Parálisis cerebral. ojos grandes y alegres. (Pidió permiso
9 14 M 2º año
- No puede caminar. Es alegre, le gusta platicar con 2 meses por la
todos, se entristece fácilmente operación que le
cuando se le regaña. realizaron).
Delgado, moreno claro, cabello
lacio, ojos negros. Se asusta No tiene fuerza ni
Estimulación
10 7 M Meningitis. muy fácil, es sonriente y le coordinación motriz.
temprana.
gusta jugar. No acepta trabajar. Pega con dificultad.
Es muy sobreprotegido.
• 380 •
Capítulo III: La Psicología
Observación Nivel
Caso Edad Sexo Diagnóstico Descripción personal académica escolar
Delgado, es moreno, ojos
Síndrome de Down. rasgados, cabello lacio.
- Problemas de Es muy inquieto, se para, No tiene
Estimulación
11 6 M lenguaje. les jala los cuadernos a sus coordinación motriz.
temprana.
- No tiene control de compañeros, se los raya. Se le Raya muy tenue.
esfínteres. dificulta respirar.
Es muy sobreprotegido.
Delgada, morena, cabello lacio
al hombro, ojos rasgados.
Es muy inquieta, les avienta
Retraso mental Ilumina, no respeta
saliva a los demás, les pega, en Estimulación
12 9 F superficial. contornos, no tiene
su mirada refleja resentimientos. temprana.
Tiene labio leporino. coordinación motriz.
Rechazo familiar.
En su casa suele azotarse contra
la pared.
Robusto, alto, moreno, ojos
negros grandes.
Retraso mental. Es alegre, quiere aprender a
Tiene los elementos er
13 10 M Problemas de leer, se devalúa continuamente. 1 grado.
de preescolar.
aprendizaje. Es rechazado por su mamá, lo
comparan constantemente con
su hermano.
Delgada, morena, descuida
su arreglo, ojos negros chicos, No tiene
cabello largo, lacio y maltratado. coordinación ni Estimulación
14 10 F Retraso mental.
Seria, no habla con nadie, su voz fuerza motriz, hace temprana.
es grave y agresiva, su mirada trazos leves.
refleja abandono y resentimiento.
Delgado, moreno claro, ojos Ilumina, pega papel, le
Síndrome de Down.
grandes, cabello lacio. gusta rasgar y recorta. Estimulación
15 7 M - Problemas de
Es sonriente, le gusta bailar, Le falta estimulación temprana.
lenguaje.
inquieto, raya sus cuaderno. motriz.
RESULTADOS
Caso Descripción personal Observación académica
Ya no se salía del salón, trabaja más en su cuaderno y No hubo muchos avances en cuanto a conceptos.
se identificó con sus compañeros, especialmente con El color rojo se le dificulta. Le gusta realizar dibujos,
1
uno de 14 años. iluminar, pegar, no pone interés en realizar bien los
Continúa pegándoles a sus compañeros. trabajos.
2 A la semana dejó de asistir.
Convive más con sus compañeros, dice má. Pega mejor, trata de recortar, sus trazos los realiza
3 Es más sonriente. más fuertes.
Empieza a avisar cuando va a hacer del baño. Hace travesura, esconde los colores.
• 381 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 382 •
Capítulo III: La Psicología
• 383 •
Zen, Acupuntura y Psicología
EVALUACIÓN INICIAL
Observación Nivel
Caso Edad Sexo Diagnóstico Descripción personal académica escolar
(Ver Caso 3) (Ver Caso 3
Estimulación
1 7 M Síndrome de Down. Peso: 15 kg. en la parte de
temprana.
Estatura: 1, 02 m, Resultados)
Parálisis cerebral (Ver Caso 4, parte de Resultados).
(Ver Caso 4, parte er
2 12 M (espasmos leves). Peso: 45 kg. 1 año.
de Resultados).
- No puede caminar. Estatura: 1, 40 m.
(Ver Caso 5, parte de Resultados).
Retraso mental (Ver Caso 5, parte
3 13 F Peso: 43 kg. 2º año.
superficial. de Resultados).
Estatura: 1, 41 m.
(Ver Caso 7, parte de Resultados).
(Ver Caso 7, parte
4 17 M Síndrome de Down. Peso: 63 kg. 1er año..
de Resultados).
Estatura: 1, 60 m.
• 384 •
Capítulo III: La Psicología
Observación Nivel
Caso Edad Sexo Diagnóstico Descripción personal académica escolar
Parálisis cerebral. (Ver Caso 9, parte de Resultados)
5 15 M - Camina con ayuda Peso: 58 kg. (Ver Caso 9) 2º año.
de andadera. Estatura: 1, 58 m.
(Ver Caso 10, parte de Resultados)
Estimulación
6 8 M Meningitis Peso: 16, 5 kg. (Ver Caso 10)
temprana.
Estatura: 1, 08 m.
Retraso mental
(Ver Caso 13, parte de Resultados)
superficial
7 11 M Peso: 57 kg. 1er año.
(problemas de
Estatura: 1, 46 m.
aprendizaje).
Síndrome de Down. (Ver Caso 15)
Estimulación
8 8 M Problemas de Peso: 22 kg. (Ver Caso 15)
temprana.
lenguaje. Estatura: 1, 17 m.
Delgada, alta, piel morena clara,
amarillenta, sus movimientos
son poco flexibles. Sus ojos
Retraso mental son negros, expresan soledad
Tiene madurez
9 22 F superficial a causa y tristeza, no lo habla a nadie, 1er año.
motriz.
de convulsiones. apenas los voltea a ver.
(En su casa recibe poca atención).
Peso: 45 kg.
Estatura: 1, 51 m.
Gordito, moreno claro, ojos
No tiene
negros grandes, sus movimientos
coordinación ni
al caminar son titubeantes, es
Leve retraso mental. fuerza motriz.
sonriente, repite las cosas que Estimulación
10 9 M - Estrabismo. Realiza trazos
escucha, se dirige muy poco a sus temprana.
- Infección auditiva. leves, no tiene
compañeros, le gusta trabajar.
coordinación ojo-
Peso: 32 kg.
mano.
Estatura: 1, 29 m.
Delgada, movimientos elásticos,
No tiene
sus ojos son negros, pequeños,
Retraso mental. coordinación ni
tristes, su piel amarillenta, sus Estimulación
11 7 F Problemas de fuerza motriz. Sus
labios tienen un color pálido. Se temprana.
lenguaje. trazos los realiza
aleja de sus compañeros, sonríe
muy tenues.
cuando ve a alguien hacerlo.
No tiene
coordinación ni
Retraso mental
Es muy risueña, sus ojos negros fuerza motriz.
superficial. Estimulación
12 6 F expresivos, tranquila, se acerca a Se le dificulta
Problemas de temprana.
los demás; movimientos flexibles. realizar trazos y
lenguaje.
otros movimientos
motrices.
• 385 •
Zen, Acupuntura y Psicología
Observación Nivel
Caso Edad Sexo Diagnóstico Descripción personal académica escolar
Delgado, moreno, ojos negros,
expresando resentimiento por
Retraso mental su condición económica, es muy
Tiene los
superficial. alegre, le gusta convivir con los
13 11 F conocimientos de 1er año.
Problemas de demás, tiene interés en trabajar y
preescolar.
aprendizaje. movimientos flexibles.
Peso: 27 kg.
Estatura: 1, 32 m.
Delgado, moreno, descuido en
su higiene, ojos negros rasgados,
Ilumina, rasga
Síndrome de Down. es muy inquieto, les jala los
papel, pega, Estimulación
14 9 M Problemas de cuadernos a sus compañeros.
pronuncia 15 temprana.
lenguaje. (Abandono familiar).
palabras.
Peso: 18 kg.
Estatura: 1, 08 m.
Alto, gordito, ojos grandes negros,
muy sonriente, movimientos rígidos, Estimulación
Retraso mental. Ilumina, pega,
se relaciona bien con sus compañeros, temprana y
15 13 M Problemas de rasga bien pero no
los ayuda y juega con ellos. elementos
lenguaje. sabe conceptos.
Peso: 45 kg. de 1er año..
Estatura: 1, 05 m.
RESULTADOS
Caso Tratamiento Descripción personal Observación académica
Observaciones: Está desnutrido, tiene Se relaciona más con sus
parálisis y abandono afectivo. compañeros, les ayuda, sonríe Habla más; dice sílabas que no
Recomendaciones: Desparasitarlo con más, sus ojos expresan más se entienden, respeta más los
Melvendazol. Agregar verduras, granos contacto con el exterior, es muy contornos, hace bolitas o rayas
a su alimentación. imitativo, me empezó a pedir y dice que es un carro, perro o
1
Puntos generales: En oreja: occipucio, que le diera beso, le gusta que naranja. Sigue con más facilidad
corazón, shenmen y bazo. le ponga balines, su mamá y los punteados, me pide que le
Puntos particulares: Pto. de alarma de hermana le ponen más atención. dicte palabras y escribe rayas o
riñón, E36, Pto. de alarma en bazo e Su alimentación no ha bolitas.
hígado. cambiado.
Observaciones: Tiene buena alimentación,
le falta atención por parte de sus padres. Ya se sabe las consonantes, pero
Le gusta participar en las
Recomendaciones: que sus padres al combinarlas con las vocales se
actividades, juegos, cantos con
hablen más con él. confunde por su sonido. Ilumina
los demás.
2 Puntos generales: En oreja: occipucio, respetando más los contornos,
Resintió que su compañera de
corazón, shenmen y bazo. pega y rasga mejor.
12 años se haya incorporado a
Puntos particulares: En oreja: hígado, Suma y resta ayudándole a contar
la escuela oficial.
cadera, E36, H7, puntos extraordinarios con su mano.
25, y en la séptima vértebra.
• 386 •
Capítulo III: La Psicología
• 387 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 388 •
Capítulo III: La Psicología
ANÁLISIS DE RESULTADOS
• 389 •
Zen, Acupuntura y Psicología
prensión de las lecturas; distingue las partes del enunciado, los antó-
nimos, sinónimos, el número y género. Sus avances serían más si no
se distrajera tanto. Cuando tuvo confianza en sí mismo y su mamá le
exigió más, empezó a aprender los colores primarios, a realizar trazos
e identificar hasta el número 5.
En el caso 4 se observó un avance considerable. Se sabe las voca-
les y las consonantes, forma palabras sencillas, necesita que constan-
temente se estén trabajando porque se le olvidan, o hace como si se
le olvidaran. Si sus papás le ayudaran, aprendería con mayor facili-
dad. El identificarse con una de sus compañeras le ayudó a agilizar su
aprendizaje y a cambiar de estado de ánimo; no se molesta cuando se
le acercan y platica mucho con ella, dándole inclusive consejos.
En los casos 5 y 13 se han visto cambios notables, ya saben leer
y escribir. En el primer caso con todas las consonantes y en el segun-
do sólo con las simples. Ambos compiten constantemente y se ayudan
dictándose o corrigiéndose cuando escriben o leen mal. En lo que se
refiere a matemáticas, saben sumar, restar y realizar problemas expli-
cándoles su algoritmo. Las familias de ambos han cambiado; los acep-
tan y apoyan en su aprendizaje. Lo que ellos necesitaban era ser vistos
y valorados en sus casas; una vez que han sido aceptados, ha habido
avances en sus actividades.
Los factores importantes que han influido en el avance de todos
son la convivencia, el afecto, la amistad y el apoyo que se brindan
entre ellos.
• 390 •
Capítulo III: La Psicología
EVALUACIÓN INICIAL
Observación Nivel
Caso Edad Sexo Diagnóstico Descripción personal académica escolar
Retraso mental
(Ver Caso 9, en la parte de
1 23 F superficial a causa 1er año.
Resultados del 2º año)
de convulsiones.
Retraso mental (Ver Caso 3, en la parte de
2 14 F 3er año.
superficial. Resultados del 2º año)
(Ver Caso 4, en la parte de
3 18 M Síndrome de Down. 1er año.
Resultados del 2º año)
Parálisis cerebral.
Camina con ayuda (Ver Caso 5, en la parte de
4 16 M 2º y 3º.
de andadera o Resultados del 2º año)
muletas.
(Ver Caso 6, en la parte de
5 9 M Meningitis. 1er año.
Resultados del 2º año)
Síndrome de Down.
(Ver Caso 8, en la parte de Estimulación
6 9 M Problemas de
Resultados del 2º año) temprana.
lenguaje.
Parálisis cerebral. (Ver Caso 2, en la parte de
7 13 M 1er año.
Camina con muletas. Resultados del 2º año)
• 391 •
Zen, Acupuntura y Psicología
Observación Nivel
Caso Edad Sexo Diagnóstico Descripción personal académica escolar
Es activo, centrado, le gusta
trabajar, es sonriente. Tiene los
Se ha integrado bien al grupo, conocimientos de
Estimulación
le gusta jugar con los demás, preprimaria. Hay
8 8 M Parálisis cerebral. temprana y
especialmente basketbol. que trabajar más
1er año.
Es delgado, ojos grandes negros, su coordinación e
muy sonriente, sus movimientos fuerza motriz.
son desequilibrados.
Es nervioso, le gusta cooperar,
Retraso mental platica con todos.
Tiene los
superficial a partir de Es moreno claro, tiene acné en
9 17 M elementos de 1er año.
las convulsiones que la cara, sus ojos son negros, se
preescolar.
le daban. desvaloriza. Le sudan las manos.
Tiene abandono afectivo.
Trauma cerebral Es tranquilo, no le gusta trabajar, ni No tiene fuerza
ocasionado. realiza ejercicios. ni coordinación
Retraso en su Es blanco, ojos verdes, cabello motriz. (Tiene
Estimulación
desarrollo. rubio, fornido. Su mano izquierda conocimientos,
10 9 M temprana y
- No controla la trae siempre flexionada, pero a partir
1er año.
esfínteres. su rodilla y su talón los tiene de su accidente
- No habla. extendidos. (Sobreprotección quedaron en
- Salivación. familiar). estado latente).
RESULTADOS
Caso Tratamiento Descripción personal Observación académica
Puntos particulares: Es muy alegre, se le ven ganas de vivir.
hígado, riñón, Du20 Tararea canciones, juega realizando Le cuesta trabajo aprender a leer y escribir
y los 4 laterales, movimientos. Sus movimientos son (más por la presión en su familia). La
1 corazón 7, en medio más ágiles. Se muestra cooperativa y numeración se la sabe hasta el 19, en
de las cejas y al lado tiene más iniciativa para realizar las ocasiones se confunde con los números o los
de cada una, 7ª cosas. Se siente atraída por uno de sus escribe al revés.
vértebra. compañeros.
Su letra ha empeorado, comprende y narra
Convive más con todos y es mejor las lecturas; identifica más conceptos
Puntos particulares:
observadora. También con los adultos de español, partes del enunciado, de la carta,
riñón, hígado, R5,
2 se desenvuelve mejor, expresa sus del recado, etc.
B6, H2, H7 y 7ª
ideas y deseos. Se lleva mejor con dos Los problemas de suma y resta, división
vértebra.
de sus compañeros. y multiplicación hay que explicárselos. Se
confunde con las tablas.
Puntos particulares: Se sabe todas las consonantes simples, el
Páncreas, H7, dictado y la lectura se le dificultan.
3
B5, Du20 y los 4 Realiza las sumas y restas siempre con ayuda.
laterales. Su avance es lento, pero no ha disminuido.
• 392 •
Capítulo III: La Psicología
• 393 •
Zen, Acupuntura y Psicología
ANÁLISIS DE RESULTADOS
El tercer año se integró con los primeros siete casos del año pasa-
do, por lo que no se les aplicó una evaluación sino que se continuó con
el trabajo del año pasado.
Los casos 8, 9, 10 se integraron posteriormente. Sólo hay 2 niñas
y 9 niños. El tratamiento cambió nuevamente debido a que entraron
nuevos elementos, por lo que se volvió a realizar la evaluación cor-
poral. Se notaron cambios con relación al años pasado, se trabajaron
otros puntos de acupuntura debido a que las demandas de los niños
ya no eran las mismas. Los puntos de auriculopuntura fueron los mis-
mos que el año pasado.
En cuanto a la alimentación no se observó respuesta por parte
de los padres, por lo que se implementó una vez por semana la pre-
paración de verduras, cereal y yogurt haciendo partícipes a los niños,
de esta manera estos se sintieron útiles y en cierta forma autosufi-
cientes.
En las actividades de integración de conocimientos grupales de
ayuda mutua, se vio una participación activa y de cooperación. En
otros eventos grupales se observó más interacción, los más grandes
respetan a los menores durante el juego.
• 394 •
Capítulo III: La Psicología
• 395 •
Zen, Acupuntura y Psicología
CONCLUSIONES
• 396 •
Capítulo III: La Psicología
• 397 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 398 •
Capítulo III: La Psicología
taron sus crisis convulsivas; con esto entendí que los niños viven el
momento como único. El después para ellos significa el mañana inme-
diato. Platique incorporándolos a otra dinámica de trabajo, que siento
que los tranquilizó y les dio confianza.
Tengo la esperanza de que el trabajo de tres años va a servirles
y que van a seguir avanzando más, por el compromiso afectivo que
creamos.
La otra parte más difícil fue hablar con los padres de familia; al
hacerlo me sorprendió mucho, fue muy satisfactorio saber que el cam-
bio se dio a nivel familiar. Todos se hablaban como si se conocieran y
se hubiesen visto. ¿Cómo eran los demás a través de sus hijos? Percibí
que algunos conocían y comprendían mejor a sus hijos y que estaba
decididos a respetar sus decisiones, porque veían una maduración en
ellos.
Al recibir la noticia, de que ya no iba a trabajar con ellos, se mos-
traron temerosos en el cambio, pero comprendieron que era lo mejor.
Sentí su admiración por el trabajo que habíamos logrado y eso reforzó
mi hipótesis: cuando el grupo se separe, existirá siempre algo que los
va a unir.
La interdependencia que formamos fue de un dar y recibir. Me
atrevo a decir que es fructífero, si se le da oportunidades al otro de
decidir sobre qué hacer y crear cosas y relaciones. La otra parte la tie-
nen que hacer los niños.
Mi separación de los niños forma parte de una enseñanza mutua
que es muy difícil. Después de decidir uno se arrepiente y quiere regre-
sar; pero hay que cumplir con un acto que algunos llaman compasión,
para poder entenderlo y vivirlo.
• 399 •
CONCLUSIONES
Sergio López Ramos
LA IMPORTANCIA DE LA BÚSQUEDA
H
ace treinta y un años conocí la importancia de lo que significa-
ba buscar en la vida personal y en el valor de lo que dicen las
personas; su articulación en el quehacer de la vida cotidiana.
Eran los días en que veía cómo se moría cualquier persona y todos
rezaban y le llevaban flores a su tumba. Recuerdo que hice dos cruces
de madera para familiares que murieron. La vida y la muerte eran y
son cosas que están en cualquier lado. Sin embargo, la representación
social de una cultura dominante y el fanatismo religioso han contri-
buido a llenar de humo el oficio de vivir; se han construido infinidad
de significaciones, subterfugios y recursos para hacer negocio con
cualquier dolor, con cualquier pensamiento, con cualquier necesidad,
sea física, psicológica o espiritual, en una especie de escape del futuro
inevitable: morir.
También descubrí que la muerte podía no ser dolorosa y tenía
algo de digno saber morir. Eso me lo enseñaron los espiritualistas
cuando tenía ocho años de edad: se podía dialogar con los muertos.
Lo comprendí cuando encontré a muchos moribundos en la vida coti-
diana; cuando supe que los ojos se podían leer; que el cuerpo era un
gran “documento” que se extendía ante mis ojos y lo podía compren-
der más allá de lo aparente. Decir lo anterior puede resultar hoy, un
lugar común.
Pero creo que no es así, tuve que hacer un recorrido: primero cono-
cí lo mágico de la vida, el encanto de perder el miedo a vivir; después
los maestros me enseñaron a pensar en el cuerpo: “la verdad está ahí”,
• 401 •
Zen, Acupuntura y Psicología
me decían. Creo que sigue estando. Después llegó esa fase del deseo
corporal, el sexo despertó y mis maestros me dijeron que me contro-
lara; aprendí a controlar los deseos y los impulsos. Fueron noches con
muchos sueños eróticos y con el calzón mojado. Pero salí con un res-
peto por el cuerpo y sobre todo aprendí a dialogar. Me dijo mi maestro
Moya: “Con esa herramienta se puede hacer todo”. Creo que no escu-
ché en aquellos lejanos catorce años. Apenas hoy, estoy entendiendo.
Bueno, es un decir.
Así la vida, se hace fácil. Pero un día a uno le piden que debe de
ir a la escuela y uno se echa a perder; se empieza a cultivar la ansie-
dad y la competencia con los congéneres del salón de clases. Uno se
hace asquerosamente racional y quiere ser mejor. Y es en ese momen-
to que uno se empieza a enfermar, a deprimir y a cultivar sentimien-
tos de inferioridad, a desvalorizarse, a creerse más que cualquier otro.
Todo porque un adulto dijo que éramos mejores que los demás. Vaya
daño para todos, esto es democracia, a todos les toca. La intuición y la
sensibilidad se ocultan o aprendemos a guardarlas como vergüenzas.
Sólo algunos afortunados las preservan en una lucha constante con-
tra un saber instituido. Muchos de ellos son los grandes maestros de
la vida hoy.
Mientras, en algún lugar del cuerpo, empezará la construcción
racional para poder resistir esa enorme presión: y entonces aparece la
amigdalitis, el asma, la tos crónica, la enuresis, la migraña, la cefalea,
la depresión infantil, el insomnio, las diarreas frecuentes y crónicas;
el miedo a vivir. Se construye un fantasma que habitará nuestros sue-
ños y nos acompañará hasta la tumba.
Cuando descubrí lo anterior, creí que no era muy real, porque
había cualquier tipo de tabletas, cápsulas y suspensiones para apagar
los brotes o gritos de auxilio. Así podía uno ver a personas somnolien-
tas, evasivas, inútiles en lo que hacían, gente que tenía el sufrimien-
to en el rostro y no era real. Nos lo decía la alopatía. Pero había otros
recursos en caso de que la medicina no funcionara: la cirugía.
Toda esa razón social, asumida individualmente, sólo impulsaba
a crear un sentimiento de aislamiento, a pensar que uno era anormal
o un loco. ¿De dónde saca uno que el cuerpo nos habla, que nos dice lo
que le pasa; pero nosotros nos hemos quedado sordos ante una edu-
cación que nos castra. La verdad está afuera y las soluciones también,
• 402 •
Conclusiones
• 403 •
Zen, Acupuntura y Psicología
dicho. A nosotros nos tocó sólo una parte para su “estudio”. La frag-
mentación estaba ante nuestros ojos: teníamos que aguantar el deseo
de hablar. Descubrir la farsa ideológica de una ciencia que nos perjuró
y nos dijo que era la verdad. Muchos cayeron como palomillas deslum-
bradas por la luz. Nosotros decidimos buscar otras rutas. Fue cuando
conocimos la acupuntura, la historia, la literatura y las medicinas tra-
dicionales o conocidas hoy como blandas. Nadie de la universidad nos
pudo dar razón de otros horizontes.
El Zen y la acupuntura tenían algo qué enseñarnos en ese cami-
no, donde uno piensa que nadie puede decir ya nada. Pensamos y acep-
tamos que el mundo no era tan complicado como nos lo habían dicho:
sólo deseábamos conocer lo que sucede con los seres humanos. Igual
pudimos haber recurrido a otras posibilidades como muchos colegas
lo hicieron. Pero nosotros nos aproximamos a este camino y empeza-
mos a caminar.
Después de haber trabajado con más de diez mil pacientes, deci-
dimos que podemos reflexionar sobre lo que se hace y lo que se puede
hacer con el cuerpo humano. Lo que lo cruza, lo que lo mantiene en
la cultura de nuestros días. Seguramente existen los que dicen que
el mundo está tan avanzado que lo que nosotros hacemos está en el
atraso y que si la ciencia ha hecho nuevos aportes por qué entonces
recurrimos a esa vieja idea de trabajar con el cuerpo. Permitir que él
mismo se cure y se corrija y nos dé la sorpresa de la vida. Volver a
intentar renacer en el mismo cuerpo.
La mercadotecnia tiene lo suyo y las grandes trasnacionales
“hacen su agosto” al menor intento de la demanda socialmente cons-
truida: ante la dualidad de salud-enfermedad, binomio que se consti-
tuye en un aspecto ideológico de nuestro tiempo. ¿Qué significa esto?
Quiere decir que no existen los procesos de salud y enfermedad en sí,
en el ser humano. Es el resultado de una política económica y cultural
con la población, es decir, no hay una enfermedad naturalmente cons-
truida. Es la construcción de una compleja interrelación que se mate-
rializa en un estilo de vida. Quizá, no es tan compleja como dije. Es
para hacerlo muy dramático. Veamos el porqué.
El cuerpo humano es el fruto de una indisoluble articulación con
el Cosmos y con la rotación y traslación de la Tierra y por tanto no
es un microcosmos aislado. Asimismo, existe la peculiaridad de una
• 404 •
Conclusiones
• 405 •
Zen, Acupuntura y Psicología
cubre la relación que existe entre los órganos y las emociones, vin-
culados con formas de creencias y formas de vida cotidiana, unidos
en una personalidad que pude desarticularse o desequilibrarse por
elementos externos o internos. Conceptualizar que el ser humano no
sólo es el resultado histórico-social de una cultura, sino también de la
forma de cómo ha desarrollado su energía vital en el cuerpo; lo ante-
rior nos da otra perspectiva de comprensión de lo que hace en y por
su vida personal. No cultivar la explicación determinista en el cuer-
po implica un principio y una concepción de la totalidad. Hay que
explorar en la vida de los seres humanos, descubrir y leer en el cuer-
po cómo un proceso emocional o corporal conlleva una interrelación
que se manifiesta en cierta sintomatología o si se quiere en trastornos
energéticos que desequilibran las emociones o los órganos vitales del
ser humano; en otras palabras, aprender a hacer un buen diagnóstico
para poder elaborar una estrategia de tratamiento y creo que aquí es
donde está “el secreto” del asunto, de lo contrario no existen los resul-
tados deseados. Creo que es muy común escuchar decir a los médicos
que lo que mandaron fue un “escopetazo” porque no saben qué es lo
que tiene el paciente. Para nosotros el diagnóstico se constituye en la
conjugación de los recursos emocionales y orgánicos como una unidad
que no se pueden explicar uno sin el otro, y es más, no se puede decir
que los sujetos tengan sólo un problema, la complejización depende
de su racionalización y su estilo de vida, así como su tipo de trabajo.
En esa idea, consideramos que cada sujeto es único y no existen rece-
tas estandarizadas o métodos hegemónicos, incluso en los casos de
patologías orgánicas crónicas el génesis del cáncer no es el mismo y
lo podemos encontrar en las formas en que el sujeto ha vivido o ha
llevado su sistema de alimentación, incluso en el manejo de los resen-
timientos y odios en el cuerpo; no es ningún secreto que la depresión
genera una baja en el sistema inmunológico.
Lo anterior es la aproximación que hemos realizado con los
pacientes mexicanos y consideramos que los psicólogos deben de
cultivar otras maneras de trabajar con los sujetos, construir en sus
espacios las soluciones que se demandan: la población está ahí, espe-
rando respuestas a los problemas que se han construido en este fin
de milenio.
• 406 •
NOTAS
1 KUSHI, M. (1984). La filosofía y medicina oriental. España: Chacra C,
Publicaciones, p. 13.
2 Algunos estudios afirman que la visión de estos hombres por parte del
enfermo es un preámbulo de su muerte y que estos hombres (vestidos de
blanco) son seres de luz, enviados por el Creador, que le ayudarán en su
tránsito de la vida a la muerte.
3 BALLESTÉ, G. M. “Hablemos un poco de cáncer cérvico-uterino” en Por un
embarazo y parto sin temor. México: SIPAM, s.f., 174 pp.
4 El libro de los medicamentos. México: Readers Digest, 1994, 515.
5 CHETLEY, A. Medicamentos problema, (2ª edición, 1995). Perú: Hai, Ais,
1993, 419 pp.
6 KOUSMINE, Dra. Salve su cuerpo. Perú: Javier Vergara, 1993, 511 pp.
7 SOLÍS QUIROGA, R. “Estudios sobre el retardo escolar…”, 1930, citado en
LÓPEZ RAMOS, S. Historia de la Psicología…, 1995.
8 CRUZ, E. y GONZÁLEZ, V. “Efectos psicológicos en las familias de una
persona…”, 1996.
9 “Deficiencia auditiva de la madre”, entrevista realizada por Cruz, E. y
González, V., 1995, p. 1.
10 CRUZ, E. y GONZÁLEZ, V. “Crisis nerviosa”, 1995, p. 1.
11 “La preocupación ante la sexualidad del niño con retardo”, entrevista
realizada por Cruz, E. y González, V., 1995, p. 1.
12 “Problemas de lenguaje en el padre”, entrevista realizada por Cruz, E. y
González, V., 1995, p. 1.
13 “Muerte del padre”, entrevista realizada por Cruz, E. y González, V., 1995,
p. 1.
14 “El papá que tiene no es su papá”, entrevista realizada por Cruz, E. y
González, V., 1995, p. 1.
15 Ídem, p. 1.
16 “El retrato de la madre al niño con retardo”, entrevista realizada por Cruz,
E. y González, V., 1995, p. 1.
• 407 •
Zen, Acupuntura y Psicología
17 “Ya tiene que trabajar”, entrevista realizada por Cruz, E. y González, V.,
1995, p. 1.
18 “Crisis nerviosa”, Op. cit., p. 1.
19 “Intento de suicidio”, entrevista realizada por Cruz, E. y González, V.,
1995, p. 1.
20 “Crisis de la familia durante la juventud del retardado”, entrevista
realizada por Cruz, E. y González, V., 1995, p. 1.
21 “Me quiere dominar”, entrevista realizada por Cruz, E. y González, V.,
1995, p. 1.
22 “La familia como apoyo para un mejor…”, entrevista realizada por Cruz, E.
y González, V., 1995, p. 1.
23 “Ignorancia sobre la causa del retardo”, entrevista realizada por Cruz, E. y
González, V., 1995, p. 1.
24 “Guti”, entrevista realizada por Cruz, E. y González, V., 1995, p. 1.
25 “Los padres en edad avanzada de la persona con retardo”, entrevista reali-
zada por Cruz, E. y González, V., 1995, p. 1.
26 “Siempre soñé con que fuera niño”, entrevista realizada por Cruz, E. y
González, V., 1995, p. 1.
27 “Desconocimiento del problema”, entrevista realizada por Cruz, E. y
González, V., 1995, p. 6.
28 “No sé lo que tiene”, entrevista realizada por Cruz, E. y González, V., 1995, p. 7.
29 “Siempre soñé con que fuera niño”, Op. cit., p. 2.
30 “El padre alcohólico”, entrevista realizada por Cruz, E. y González, V.,
1995, p. 5.
31 “La preocupación ante la sexualidad del niño con retardo”, Op. cit., p. 5.
32 “Me quiere dominar”, Op. cit., p. 2.
33 “El retardo después de la adolescencia”, entrevista realizada por Cruz, E. y
González, V., 1995, p. 1.
34 “La madre como única responsable”, entrevista realizada por Cruz, E. y
González, V., 1995, p. 1.
35 “¿Usted cómo ve?”, entrevista realizada por Cruz, E. y González, V., 1995, p. 2.
36 “El apoyo de la familia al niño con retardo”, entrevista realizada por Cruz,
E. y González, V., 1995, p. 5.
• 408 •
Notas
• 409 •
BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA
• 410 •
Bibliografía recomendada
• 411 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 412 •
Introducción
• 413 •
Zen, Acupuntura y Psicología
• 414 •