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Resolución de conflictos

Nadie se libra de vivir situaciones conflictivas. Estas se dan en todos los ámbitos y edades y tarde o
temprano nuestros hijos van a tener que enfrentarse a ellas. Los conflictos pueden suponer desde
un malentendido con un compañero o profesor en clase, una diferencia de opiniones con sus
amigos o incluso algún problema que tengan con ellos mismos, ya que existen los llamados
‘conflictos internos’ que muchas veces crean dudas personales que hay que saber atajar.

Enseñar a nuestros hijos a resolver conflictos no es una tarea fácil, ya que, en muchas ocasiones
ni nosotros mismos, los padres, estamos preparados para hacerlo. Como mejor aprenderá nuestro
hijo a resolverlos es siguiendo nuestro ejemplo y nuestros consejos sobre cómo poner algo de
objetividad al asunto para poder resolverlo más eficazmente.

Conflicto es aquella situación o circunstancia que produce un sentimiento de incomodidad, mal


humor, impotencia, ansiedad.

Formas de enfrentar un conflicto

Una característica importante de los conflictos es el tipo de medios empleados para enfrentarlos,
aunque no todos llevan a una resolución adecuada. Se pueden describir cuatro grandes categorías:
1. Evasión: hacer como que el conflicto no existe y guardarse todo el malestar que esto significa.

2. Imponer el propio criterio: implica enfrentar el conflicto autoritariamente, imponiendo la


propia solución como única alternativa. Una persona se impone al otro abusando de su poder.

3. Sumisión: asumir la posición del otro, aunque no estemos de acuerdo y sin discutir. Muchas
veces esto dura sólo un tiempo y finalmente la persona que se somete termina rompiendo el
acuerdo.

4. Negociación: en este caso el conflicto se enfrenta y se trabaja por medio del diálogo y la
cooperación para llegar a un acuerdo satisfactorio para ambas partes.

sólo con nuestras palabras sino también con el lenguaje no verbal: tono de voz, gestos, expresión

depende más de la práctica que de la inteligencia. Y no olvidemos que la mejor forma de enseñar
algo, es predicar con el ejemplo.

Enseñar a nuestros hijos a resolver conflictos no es una tarea fácil, ya que, en muchas ocasiones
ni nosotros mismos, los padres, estamos preparados para hacerlo. Como mejor aprenderá nuestro
hijo a resolverlos es siguiendo nuestro ejemplo y nuestros consejos sobre cómo poner algo de
objetividad al asunto para poder resolverlo más eficazmente.
Enseñar a resolver conflictos: Los conflictos son aquellas situaciones o circunstancias que implican
un problema o dificultad. Un conflicto puede ser con uno mismo, individual o con varias personas.
Los conflictos suelen dar lugar a emociones negativas, pudiendo provocar discrepancia, tensión y
enfrentamientos.

Es fundamental enseñar a los niños a resolver sus conflictos de un modo positivo, podemos
cambiar su manera de ver el conflicto, empezar a verlo como algo positivo y aprender del mismo.
Enseñar a los niños a resolver conflictos es proporcionarles una oportunidad de aprendizaje muy
valiosa.

¿Qué beneficios aporta enseñar a los niños a resolver conflictos?

Enseñar a los niños a resolver conflictos aporta importantes beneficios, se convierte en una
herramienta de aprendizaje y desarrollo muy valiosa. A través del conflicto situamos al niño en
una situación ideal de aprendizaje donde tendrá que idear soluciones y seleccionar la más
adecuada y ponerla en marcha. A través de los conflictos:

 Desarrollamos las habilidades sociales del niño


 Entrenamos su capacidad de empatía.
 El niño aprende competencias básicas de negociación, escucha y dialogo.
 Aprenden a tomar decisiones.
 Desarrollan la capacidad de enfrentarse a las dificultades.

Por todo ello es muy importante enseñar a los niños a resolver conflictos. Cuando les evitamos los
conflictos no dejamos que desarrollen estrategias para su resolución y les privamos de una
importante experiencia de aprendizaje. Es imprescindible por lo tanto enseñar a los niños a
resolver conflictos.

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¿Cómo podemos enseñar a los niños y niñas a resolver los conflictos?

Haz de ejemplo. Ante cualquier conflicto que se presente, como adultos, con los pequeños o con
otros adultos.

Favorece la comunicación en el niño o niña. Es importante no llegar al extremo opuesto a los


golpes y rabietas. El pequeño ha de saber exponer su punto de vista y saber resolver las
situaciones que no le gustan.

Simula situaciones en casa. Puedes utilizar conflictos reales que tenga el niño o inventarlos.
Cualquier conflicto con un compañero de clase vale, etc.

Utilizar los conflictos que surjan en el hogar. En una familia es normal que surjan muchos
conflictos. Cuando alguno surge podemos emplearlos para enseñar al niño o niña como actuar. En
lugar de simplemente reñirle, explicarle lo que debe hacer la próxima vez.

Da diferentes opciones. Ofrece diferentes opciones (dos o tres opciones) y deja que el niño
decida. No se trata de castigar al niño, es importante que no lo vean como un castigo. Dialogamos
con ellos y les damos opciones, es importante que aprendan que sus actos tienen unas
consecuencias. Ante un conflicto entre las diferentes opciones que podrán escoger habrá unas
consecuencias.

Practica los siguientes pasos para solucionar conflictos con ellos:

– Identifica el conflicto.

– Expresa como te sientes.

– Expresa las necesidades de ambas partes.

– Crea con ellos una lluvia de ideas

– Piensa y razona con ellos, las ventajas e inconvenientes de cada opción. Las cosas malas y
buenas.

– Elige entre toda la opción que parece mejor.

– Lleva a cabo la solución escogida y una vez hecho, valora lo ocurrido.

Trucos para poner límites


Deben ser mensajes concretos. No vale con decir “pórtate bien”, sino explicar qué
conductas son esas que queremos que tenga (los pies fuera del sofá, hablar sin gritar,
mantener la habitación ordenada…). Lo mismo sirve para el “siéntate bien” o “habla bien”
y parecidos. Necesitamos explicar primero qué significa eso de “bien”.

Mejor en frases positivas. Los niños responden mejor a normas y límites que se expresan
de forma afirmativa en lugar de negativa. En vez de decirles que 'no chillen', podemos
pedirles que hablen en voz más baja o más tranquila, en lugar de explicarles únicamente
que no se debe pegar, podemos hablarles de que hay que tratar con respeto y cariño al
resto de niños.

De forma firme y tranquila. Se debe elegir el momento adecuado para explicarles las
normas por las que no están actuando conforme a lo que queremos. Es mejor hacerlo de
forma tranquila, pero estableciendo un tono algo serio y no negociable.

¡Un buen truco! Podemos dibujar las normas o poner fotos (si el niño es demasiado
pequeño para saber leer) o escribirlas (mejor dejar siempre que las escriban o dibujen
ellos, para que se involucren en la importancia de las normas de la casa). La parte difícil es
recordarles las normas de forma tranquila cuando las están incumpliendo, pero si nos
alteramos es muy posible que ellos se contagien y terminen actuando peor.

No ceder. Este el otro momento complicado, porque se trata de mantenerse firme en el


NO ante sus peticiones, ruegos, llantos o incluso agresiones. Si hemos establecido una
regla que creemos esencial y que consideramos que el niño puede cumplir, lo
mantenemos pase lo que pase.  Si cedemos lo acostumbramos a que puede cambiar lo
que no le gusta mediante agresiones o llantos y lo que pretendemos es que se acostumbre
a la frustración de no conseguir lo que quiere y ser capaz de controlar el enfado que siente
y manifestarlo adecuadamente.

Dar alternativas. A pesar de que no debemos ceder, sí podemos proponer alternativas a


lo que pide, o incluso negociar dentro de lo que consideremos que nos parece bien o
estamos dispuestos a ser flexibles, aunque siempre que lo pida bien y no haya un mal
comportamiento por medio.

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