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Reinventar la nación a partir de la fe católica.


De la religión, el clero

y la política en la guerra civil de 1851

Juan Carlos Jurado Jurado

Resumen

Hacia mediados del siglo XIX colombiano, los liberales ascendieron al poder
del Estado, desde donde lideraron una serie de reformas con la finalidad de
modernizar al país, lo que implicaba quebrantar los viejos poderes de las
elites aristocráticas y de la Iglesia católica, y la promoción de los valores
laicos, democráticos y del naciente capitalismo como fundamentos del orden
social. En medio de la radicalización y militarización del conflicto, la Iglesia se
identificó con el partido conservador, ambos sacralizaron la guerra al anunciarla
como una cruzada de redención nacional y actualizaron la fe combativa y
militante de la tradición católica universal. El conservatismo asimiló su


Artículo recibido el 15 de agosto de 2008 y aprobado el 17 de octubre de 2008. Artículo de investigación
científica.
Este texto recrea el tema, ya tratado en mi artículo: “Ganarse el cielo defendiendo la religión. Motivaciones
en la Guerra Civil de 1851”, GRUPO DE INVESTIGACIÓN RELIGIÓN, CULTURA Y SOCIEDAD, Ganarse el cielo
defendiendo la religión. Guerras civiles en Colombia, 1940-1902, Bogotá, Universidad Nacional de
Colombia, Unibiblos, 2005. Agradezco a María Elena Saldarriaga, docente de la Universidad Nacional de
Colombia, Sede Medellín, su bondadosa disposición para compartir e intercambiar documentación sobre
el tema. De igual manera agradezco el apoyo del estudiante de la Carrera de Historia Jaiber Orozco
Sánchez en la sistematización y organización de información documental. El texto fue presentado en el
“XII Congreso Latinoamericano sobre religión y etnicidad: Cambios culturales, conflicto y transformaciones
religiosas”, Asociación Latinoamericana para el Estudio de las Religiones-ALER, Universidad del Rosario,
Bogotá, 7 al 11 de julio de 2008; y en el “XIV Congreso Colombiano de Historia”, Universidad Pedagógica
y Tecnológica de Colombia y Asociación Colombiana de Historiadores, Tunja, 12 al 16 de agosto de 2008.

Historiador y Magíster en Historia de la Universidad Nacional de Colombia. Sede Medellín. Profesor
Asociado de la Universidad EAFIT, Medellín. Dirección de contacto: jjurado@eafit.edu.co

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De la religión, el clero y la política en la guerra civil de 1851

reivindicación de la fe católica con la salvación del orden político interno,


una forma de reinventar la nación desde su postura tradicionista y
premoderna, consistente en su fundación desde los principios del catolicismo.
La no diferenciaron del discurso conservador entre la Iglesia y la religión,
facilitó la incendiaria participación del clero y del pueblo católico en la guerra,
pero en el largo plazo complicó las relaciones entre la Iglesia y el Estado. De
igual forma, con la guerra, la actividad política se invistió de un carácter
mesiánico y sacro que ha marcado profundamente la vida política nacional,
y fueron visibles las representaciones estrechas y recortadas de nación que
construyeron los partidos políticos, pues en ellas no había lugar para el
contradictor. No obstante que durante la Guerra de Los Supremos (1839-
1842) las motivaciones religiosas ya habían estado presentes, fue con la
Guerra de 1851 que la Iglesia colombiana inauguró su conflictiva relación
con la modernidad, por lo menos desde la interpretación laicizante y anticlerical
del liberalismo.

Palabras clave: Guerra religiosa, clero conservador, partidos políticos,


catolicismo, nación.

Abstract

By the mid-nineteenth century in Colombia, the Liberals raised the power of


the state, from where they led a series of reforms, aimed to modernizing the
country, which involved breaking the old powers of the aristocratic elite and
the Catholic Church, and promotion of the values of secular, democratic and
nascent capitalism as the foundations of social order. In the midst of
radicalization and militarization of the conflict, the church was identified with
the conservative party, both sacred war with the announcement of it as a
crusade for national redemption and updated the combative and militant
faith of the universal Catholic tradition. The Conservative assimilated its
claim of the Catholic faith with the salvation of the internal political order, a
way to reinvent the nation from its position and pre-modern traditions, which
was foundated in the principles of Catholicism. The non differentiation
between the conservative discourse and church and religion, provided the
incendiary participation of clergy and the Catholic people in the war, but in
the long term, it complicated relations between Church and State. In the
same way, with war, political activity was fulfilled as a messianic and sacred
character that has deeply marked national political history, and the close and
trimmed representations of nation were visible, those that built the political
parties, as they had no place for the opponents. But during the War of the
Supreme (1839-1842) religious motives were already present; it was with the
War of 1851 that the Colombian Church started its troubled relationship with
modernity, at least from the interpretation of anticlerical liberalism.

Keywords: Religious war, conservative clergy, political parties, Catholicism,


nation.

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I. Introducción los argumentos morales y políticos de


los conservadores y del clero para justi-
Entre mayo y septiembre de 1851, ficar su reacción bélica. Esta perspec-
tuvo lugar en la Nueva Granada, hoy tiva de trabajo es de gran validez, pues
Colombia, una guerra civil en la que el como lo propone el investigador mexi-
partido conservador se levantó en ar- cano Fernando Escalante Gonzalbo, “El
mas contra las reformas progresistas del significado que se da a la violencia im-
gobierno del liberal José Hilario López porta mucho más que la fuerza misma
2
(1849-1853). Éste lideró una serie polí- (…)” . En consecuencia, los argumen-
ticas de modernización en ruptura con tos que acompañan a la violencia son
el persistente pasado colonial, denomi- reveladores del conjunto de creencias
nadas en la historiografía colombiana que dan forma a las nociones de orden,
como las “Reformas Liberales”. Se tra- justicia, opresión y autoridad, y contri-
taba de poner el país a tono con las exi- buyen a una “definición taxativa de lo
gencias de la economía mundial y, de político”, pues ofrecen explicaciones
darle a la sociedad un carácter más de- sobre la construcción del vínculo colec-
mocrático y laico, lo que suponía que-
brantar los viejos sistemas de dominio 1
Sobre la Guerra de 1851 existen varios trabajos
social y cultural de las aristocracias co-
de diverso orden: HELGUERA, J. León, “Antecedentes
loniales y de la Iglesia católica. sociales de la revolución de 1851 en el Sur de
Colombia (1848-1849”, Anuario de Historia Social
La Guerra de 1851 tuvo entre sus y de la Cultura, (5), Bogotá, Universidad Nacional
variadas motivaciones la llegada del li- de Colombia, Facultad de Ciencias Humanas,
Departamento de Historia, 1970, pp. 53-63. ORTIZ
beralismo al poder (cuestionada de ile- MESA, Luis Javier, El Federalismo en Antioquia.
gal y violenta), la manumisión de los Aspectos políticos, 1850-1880, Bogotá, Editorial
esclavos (vista como un atentado a la Gente Nueva, Universidad Nacional de Colombia,
propiedad y un serio cuestionamiento al Sede Medellín, 1985. VALENCIA LLANO, Alonso, “La
guerra de 1851 en el Cauca”, Memorias de la II
statu quo), la violencia de los sectores Cátedra Anual de Historia “Ernesto Restrepo
populares liberales contra los conserva- Tirado”. Las guerras desde 1830 y su proyección
dores de las provincias del Suroccidente en el siglo XX, Bogotá, Museo Nacional de
Colombia, 1998, y su reciente trabajo Dentro de la
(los llamados Retozos Democráticos), ley. Fuera de la ley. Resistencias sociales y políticas
la división de la provincia de Antioquia en el Valle del Cauca. 1830-1855, Cali, Centro de
(con la finalidad de atomizar a los con- Estudios Regionales Región y Universidad del Valle,
servadores antioqueños), la expulsión de 2008. URIBE DE HINCAPIÉ, María Teresa, et al., Las
palabras de la guerra. Un estudio sobre las
los jesuitas (considerados con exceso memorias de las guerras civiles en Colombia,
como conspiradores) y las medidas para Medellín, La Carreta, Instituto de Estudios
restarle poder social, político y econó- Políticos, Universidad de Antioquia y Corporación
1 Región, 2006.
mico a la Iglesia católica . En relación 2
ESCALANTE GONZALBO, Fernando, “Los crímenes
con estas últimas, este artículo se cen- de la patria. Las guerras de construcción nacional
tra en el comportamiento del clero y en en México (siglo XIX)”, Metapolítica, 2 (5),
las motivaciones religiosas a partir de México, Centro de Estudios de Política Comparada-
CEPCOM, enero-marzo de 1998, p. 20.

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tivo y de sus fundamentos. En suma, en económica. Se trataba de la extensión


medio del conflicto una sociedad expre- de la soberanía del naciente Estado en
sa su estructura interna y el sistema de relación con el poder de la Iglesia, lo
valores que fundamentan los proyectos que se comprende mejor si se sabe que
de orden social contrapuestos y desea- el Estado colombiano cuya autoridad
3
bles en ella . estaba en formación, carecía de rentas
suficientes y de legitimidad social, y su
Como lo señala el historiador Fernán aparato administrativo y burocrático era
González, los conflictos entre el nacien- 4
bastante precario y débil . Para el nue-
te Estado colombiano y la Iglesia católi- vo régimen estatal el control patronal era
ca durante la primera mitad del siglo una necesidad inminente, así como re-
XIX estuvieron motivados en gran me- sistirse a la idea de una iglesia que se-
dida por la lucha en torno al patronato, gún las tradiciones escolásticas y de los
una figura ambigua de raigambre colo- canonistas jesuitas españoles se conce-
nial mediante la cual la Corona españo- bía como “sociedad perfecta” y, por ello,
la detentaba un excepcional poder so- demandaba la subordinación de los po-
bre la subordinada institución religiosa, deres civiles y temporales, pues debido
pero al mismo tiempo ésta ocupaba un a que su misión era “sobrenatural” se
lugar privilegiado dentro del orden so-
cial. Una vez que estuvo clara la ruptu-
ra de las nacientes repúblicas iberoame- 4
G ONZÁLEZ, Fernán, “Iglesia y Estado en los
ricanas con España, la Iglesia católica comienzos de la República de Colombia (1820-
trató de terminar con esta situación que 1860)”, Poderes enfrentados. Iglesia y Estado en
veía como anómala y establecer rela- Colombia, Santafé de Bogotá, CINEP, 1997, pp.
140 y ss. Para el caso colombiano, las relaciones
ciones directas con ellas en condicio- entre la Iglesia y el Estado se inscriben en el
nes de mayor autonomía, mientras que contexto general de Hispanoamérica. Según el
las jóvenes repúblicas trataron de here- historiador John Lynch: “Después de la
independencia la Iglesia era más estable, más
dar y, más aún, de controlar a la institu- popular y, al parecer, más rica que el Estado. Éste
ción religiosa, debido a su considerable reaccionó tratando de controlarla y obligarla a
poder político resultante de su enorme pagar impuestos con el fin de que la balanza volviera
a inclinarse a su favor. Después de un período de
peso social y a su envidiable situación
gobierno relativamente conservador en
Hispanoamérica, de 1830 a 1850, el advenimiento
del Estado liberal anunció una ruptura más básica
con el pasado y con la Iglesia. El principio que
3
“De modo que no interesa si los políticos son o había detrás de la política liberal era el
no hipócritas (pues el siglo XX nos ha hecho individualismo, la creencia de que los nuevos estados
sospechar en exceso de sus argumentaciones de América Latina sólo podían progresar si se
morales), ni si creen o no en sus fórmulas retóricas: liberaba al individuo de los prejuicios del pasado, de
lo importante es que se vean obligados a recurrir a las limitaciones y privilegios corporativos,
ellas. Que con ellas contribuyan a dar forma y privilegios que en el caso de la Iglesia iban
consistencia a un orden moral, un sistema de acompañados de riqueza en bienes raíces y rentas
creencias, incluso de automatismos que explican y de las anualidades. Esto daba a la Iglesia poder
justifican el poder político”. ESCALANTE GONZALBO, político, retrasaba la economía y obstaculizaba el
“Los crímenes”, p. 20. cambio social. La Iglesia aparecía, pues, como rival

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5
declaraba superior a toda otra . De esta conflicto, sin embargo, las posturas de
forma la Iglesia católica se mostraba in- los liberales no fueron uniformes, pues
capaz de vivir en un ambiente de secula- los más moderados, que de todas for-
rización y pluralismo como el que anun- mas se declaraban católicos, simplemen-
ciaba el siglo XIX y, por el contrario, ajus- te pretendieron reformar el Estado y
tó su institucionalidad a las directrices construir su natural imperio legal, lo cual
de Roma (la llamada “romanización”) no constituía una amenaza para la reli-
como salvaguarda a las intervenciones gión como pensaban muchos conserva-
estatales, lo que supuso su aguzado ca- dores y sectores del clero. Mientras que
rácter ultramontano. Agrega González, los más radicales, la juventud liberal gra-
que a pesar de que los nuevos gober- nadina, la llamada “generación del 48”,
nantes heredaron el espíritu regalista es- iban más allá de estos objetivos, pues
pañol, pretendieron al mismo tiempo, una “eran partidarios de que se lanzase un
mayor apertura a las ideas de la Ilustra- ataque total contra la riqueza de la Igle-
ción y del mundo moderno, por lo cual sia, sus privilegios e instituciones, por-
no estaban dispuestos a tolerar el pre- que creían que sin la destrucción del
tendido monopolio y protección que es- poder eclesiástico y la muerte del dog-
peraba la Iglesia del Estado, sino pro- ma que lo acompañaba no podría ha-
7
mover, principalmente los liberales, la cerse ningún cambio real” . Esta ala
tolerancia religiosa y la libertad de con- radical del partido no fue indiferente a
6
ciencia . Este era el punto nodal del la influencia clerical en las elecciones y
en la opinión pública y, por el contrario,
del estado, como un foco de soberanía que
exageró de manera extravagante al cons-
correspondía a la nación y a nadie más.” LYNCH, truir toda una mitología de conspiración
John, “La Iglesia católica, 1830-1930”, BETHELL, acerca de las pretensiones de domina-
Leslie (Ed.), Historia de América Latina: América
ción mundial de la Curia Romana y de
Latina, cultura y sociedad, 1830-1930, v. 8,
Barcelona, Editorial Crítica-Cambridge University los jesuitas mediante la educación, y se
Press, 1991, p. 67. inmiscuyó de manera puntillosa e irritan-
5
El argumento de fondo esgrimido fue que Jesús te en asuntos internos de la disciplina y
8
delegó en los prelados de la Iglesia autoridad para la doctrina de la Iglesia .
extender su dominio y cumplir con su misión, a lo
que debía subordinarse todo poder temporal: “(…)
porque le dio toda potestad en el cielo i en la tierra,
i así como lo envió el Padre a él, con toda esta
potestad, así también envió a sus apóstoles. Su Estado en Colombia, 2 tomos. Bogotá, Fondo de
Iglesia, sociedad visible en el tiempo para formar Promoción de la Cultura Banco Popular, 1987, t.
los escojidos, tiene el derecho esencial de toda I, p. 17.
7
sociedad verdadera i perfecta, o completa, de hacer LYNCH, “La Iglesia católica”, p. 68.
leyes i reglamentos para su propio gobierno, a fin 8
BREW, Roger, Aspectos políticos en Antioquia.
de mantener en la subordinación a todos los que
1850-1865, Traducción de Moisés Melo, Medellín,
dependen de su autoridad (…)”. El Catolicismo,
Fundación Antioqueña para los Estudios Sociales -
(11), semestre I, Bogotá, 1 de abril de 1850, p. 99.
6 FAES-, 1984, pp. 72-73. Hay que reconocer que
GONZÁLEZ, “Iglesia y Estado”, p. 140. GONZÁLEZ, las autoridades civiles llegaron a extremos
“Prólogo”, RESTREPO, Juan Pablo, La Iglesia y el exagerados sin precedentes en la época colonial en

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Entre el clero las posiciones no eran de la religión, cuyos valores morales se


homogéneas, de manera que una franja erigían como fundamentos del orden
del mismo, “ilustrado” e identificado con político nacional. De igual forma el par-
el naciente liberalismo y educado en las tido conservador enfatizaba la autoridad
tradiciones regalistas, aceptó sin muchas y el orden como presupuestos de la ac-
reticencias las pretensiones del Estado. ción política, de la dirección del Estado
Era, entonces, muy común que en los y la nación, lo que tuvo implicaciones
espacios de sociabilidad liberal se rei- en la concepción restrictiva de la ciuda-
vindicara la vuelta a un “cristianismo danía, más circunscrita a las
primitivo”, dentro de una visión espiri- sociabilidades tuteladas por la Iglesia
tualista que cuestionaba el poder tem- católica.
poral que supuestamente Cristo había
dado a la Iglesia, y que en consecuen- En medio de estos cuestionamientos
cia podría ser revocado por el poder ci- cabía el temor a una Iglesia rica, fuerte
vil. La otra postura era de defensa fron- y desafiante con las ideas republicanas
tal, de manera que el grueso de la Igle- y el poder civil, debido a su gran influjo
sia reaccionó “buscando aliados donde en las conciencias, sin embargo, la ma-
pudo”, “el pensamiento político católico yoría del clero mostraba una actitud de
se hizo más conservador” y, al conside- acatamiento a los dictados del Estado.
rar los sacerdotes que la religión reque- Como se mencionó anteriormente, el
ría de una urgente defensa política, se problema expresaba las pretensiones de
aliaron con los conservadores y con las extender la soberanía del naciente Es-
fuerzas más oscuras y retardatarias. Así tado republicano en relación con la Igle-
las cosas, y dentro de una visión jerár- sia, pues los liberales planteaban un pro-
quica de la sociedad, la ideología domi- yecto nacional cuyos principios básicos
nante del partido conservador fue el ca- eran el fortalecimiento de la ciudadanía
tolicismo, basada en una acendrada y la práctica de una política nacional que
creencia de que la supuesta irracionali- cumpliera con las esperanzas sobre las
dad del hombre y, sobre todo, de las cuales se fundaba el Estado republica-
masas populares dominadas por la “pa- no basado en los principios de “libertad,
9
sión”, requería de un gobierno fuerte fraternidad e igualdad” . De esta for-
apoyado por la Iglesia y las sanciones ma reivindicaron la herencia liberal de
la Revolución Francesa, que a todas lu-
ces significaba para la Iglesia uno de
cuanto a su ingerencia en asuntos exclusivos de la
institución como lo eran los horarios del servicio,
los libros, los procedimientos rituales y hasta los
contenidos doctrinarios de los catecismos. El 9
Catolicismo, (23), semestre 2, Bogotá, 1 de octubre K ÖNIG , Hans-Joachim, El camino hacia la
de 1850, pp. 200-201. El Catolicismo, (34), nación. Nacionalismo en el proceso de formación
semestre 3, Bogotá, 15 de marzo de 1851, pp. del Estado y de la nación en la Nueva Granada.
290-291. El Catolicismo, (35), semestre 3, Bogotá, 1750-1856, Bogotá, Banco de la República, 1988,
1 de abril de 1851, pp. 295-296. pp. 419-421.

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los hechos más punibles e impíos con- res de la población mediante la identifi-
tra la fe católica. La interpretación de cación de sus intereses con los del Es-
los sectores eclesiásticos y conserva- tado, a partir de su participación políti-
dores de sus conflictos con el liberalis- ca. Ello suponía una profunda
mo de la Nueva Granada se hizo a la resignificación política acerca del papel
luz de la Revolución de 1848 en Fran- de la Iglesia y la religión católica en la
cia, leída con categorías míticas, de sociedad, pues los valores de la ciuda-
manera que conservadores como danía y las libertades del individuo se-
Mariano Ospina Rodríguez se referían rían decisivos para definir los vínculos
a los liberales y a sus reformas como a de la “comunidad imaginada” como na-
pretendidas formas de “corromper al ción, lo que suponía la pérdida de
pueblo inculcándole el ateismo, el ma- centralidad de la fe católica como crite-
terialismo i las máximas más absurdas i rio político para el orden interno. El con-
10
atroces en política” . flicto político con los valores liberales
comprometía los cimientos más profun-
Bajo el gobierno de López, los libe- dos de la trama social, pues era claro
rales pretendieron fortalecer al Estado que la Iglesia misma se mostraba como
como una entidad social amplia e la institución fundadora de la sociedad.
integradora, y movilizar amplios secto- Al promover la concepción confesional
donde lo religioso era un evidente “cri-
10 terio político” para definir el orden so-
Biblioteca Nacional de Colombia (B.N.C.). La
ortografía de los textos no se ha modernizado.
cial, en el que la Compañía de Jesús te-
Fondo Pineda, Folleto anónimo, El ciudadano nía un importante papel en la educación
Mariano Ospina Rodríguez o relación de sus y en la cultura, liberales como Juan de
hechos y compendio de sus principios, Bogotá,
Dios Restrepo (cuyo seudónimo era
Imprenta de Torres Amaya, 1856, p. 30. “Este
mito es un buen ejemplo de reinterpretación Emiro Kastos) criticaron con sarcasmo
complotista de la Historia, pues presenta las ideas e ironía a Mariano Ospina Rodríguez,
de la Ilustración como fruto de una conspiración por “querer hacer de la República un
universal de las fuerzas del mal, que se propone
explícita y voluntariamente la destrucción de la convento y con el sudor de los pueblos
civilización europea que se considera como reflejo un gran refectorio para él y para los
11
del orden jerárquico querido por Dios. La conjura suyos” .
contra la alianza entre el Altar y el Trono se lleva
a cabo mediante una revolución de carácter
universal, cuya primera manifestación fue la
11
Revolución Francesa de 1789 y cuyos instrumentos KASTOS, Emiro, “Notabilidades contemporáneas.
satánicos son los movimientos liberales y las Rodín”, Artículos escogidos, Bogotá, Biblioteca
democracias parlamentarias”. La apelación del Banco Popular, 1972, pp. 35-41. Recuérdese que
liberalismo al pueblo y su relación con los líderes después de la expulsión de los jesuitas en 1767,
del partido fue problematizada por los Ospina los trajo de nuevo al país en 1844. En un
conservadores como “jacobinismo”. GONZÁLEZ, contexto de profunda desconfianza y
Fernán, “El mito antijacobino como clave de lectura enfrentamiento partidista, el poder jesuita fue
de la Revolución Francesa”, Para leer la política. considerado como un poder extranjero y su
Ensayos de historia política colombiana, 2 tomos, expulsión como la restitución de los fueros
Bogotá, CINEP, 1997, tomo 2, pp. 166 ss. nacionales y de la perdida dignidad del pueblo y las

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Entre las políticas que atacaban las Estas reformas fueron leídas por los
prerrogativas de la Iglesia se pueden conservadores y el clero como políticas
contar la supresión de diezmos, la re- estatales para “destruir la religión cris-
dención de censos, la abolición del fue- tiana” y “propagar el comunismo y la
ro eclesiástico, el matrimonio civil, la li- desmoralización de las costumbres”.
bertad de imprenta y de cátedra, la li- Los conservadores y gran parte del clero
bertad de cultos, el nombramiento de trataron de revertir las políticas libera-
párrocos por parte de los cabildos y la les pregonando la ilegitimidad del gobier-
expulsión de los jesuitas. Las reformas no, la superioridad espiritual de la Igle-
se compadecen con las directrices polí- sia sobre el Estado y la sociedad, y la
ticas del que se ha considerado el pri- centralidad de la religión como funda-
mer programa ideológico del partido li- mento del orden social. Para el líder re-
beral, publicado por Ezequiel Rojas belde Manuel Ibáñez, las medidas libe-
como “Las razones de mi voto” en rales eran un frontal atentado, no con-
12
1848 . Allí se declaraba la inconve- tra la institución, sino contra la religión
niencia de adoptar la religión como me- misma, pues al despojarla de sus emo-
dio para gobernar y la permanencia de lumentos y al poner a los sacerdotes a
la Compañía de Jesús en el país como discreción de las autoridades civiles, se
un problema de soberanía nacional, pues pretendía hacer imposible el culto cató-
se trataba de un instrumento político que lico y propagar las “doctrinas disolventes
ponía en riesgo la independencia de los de la época”, con lo que se habían
ámbitos político y religioso. En conse- “puesto las leyes en pugna con la fe de
cuencia, el gobierno no debía hacer cau- los granadinos”. De otro lado, se deja-
sa común con la religión, pues allí sólo ba al “pueblo”, es decir, a los sectores
había una disculpa para actuar populares, sin los debidos “resortes mo-
13
“discrecionalmente” . rales y religiosos”, infundiéndoles “ideas
erróneas i contrarias a toda disciplina”,
instituciones democráticas. Los religiosos eran, por
con lo cual se renunciaba al poder mo-
principio, el mayor riesgo para la constitución del derador de la religión y se sustituía por
proyecto de nación moderna liberal. el “poder indómito y voluntarioso de las
12
El texto fue publicado por Ezequiel Rojas como bandas populares que se titulan pueblo
un listado de argumentos con los cuales justificó su soberano” y que estaban atacando a los
voto por José Hilario López. Originalmente 14
apareció en el diario liberal El Aviso, el 16 de julio conservadores en el Cauca . Así, los
de 1848. Posteriormente lo reprodujo El Censor
de Medellín, como “La razón de mi voto” el 8 de
agosto, (25), trimestre 3, pp. 101-103.
13 (…) Permitir la continuación del instituto en la
“(…) nunca el absolutismo es más poderoso que República es estender su semilla por las provincias,
cuando el Gobierno temporal adopte la religión es abdicar la soberanía nacional en la Compañía de
como instrumento. Esta es la razón por qué el Jesús (…) un verdadero delito de traición (…)”. El
partido liberal ve en inminente peligro las libertades Censor, (25), pp. 102.
públicas, las prerrogativas de la soberanía i las 14
B.N.C., Fondo Pineda, IBÁÑEZ, Manuel, Nuevas
garantías con la permanencia en el país del instituto
observaciones sobre la Administración del General
conocido bajo el nombre de ‘Compañía de Jesús’

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conservadores cuestionaron la idea de institución eclesiástica hizo una lectura


soberanía popular impulsada por los li- apocalíptica de los “malos tiempos” que
berales, una forma de ampliar la ciuda- se vivían con la modernidad, e igual sen-
danía republicana a las capas medias y timiento tenía el clero europeo de la épo-
bajas, tradicionalmente excluidas por los ca, con lo cual la lucha por la religión se
16
antiguos sectores de hacendados, del revistió de un carácter universal
clero y las elites locales.
II. Las proclamas de rebelión
En medio de la agitada opinión pú- y la religión católica como
blica, de las reformas liberales y de las
elemento fundamental del
agresiones populares contra los conser-
vadores del suroccidente del país, las orden nacional
posturas se radicalizaron y la Iglesia y Las primeras movilizaciones arma-
los conservadores sacralizaron la gue- das estuvieron acompañadas de reunio-
rra de manera que lograron movilizar la nes públicas con la finalidad de congre-
incendiaria participación de curas y obis- gar a la población y tomarse las institu-
pos como ideólogos del púlpito y como ciones representativas del poder estatal
oficiales y hombres de tropa, y concita- y, en ello, lo religioso y el clero jugaron
ron la participación de sectores popula- un papel esencial como formas de legi-
res con lo que el clero se caracterizó timar las reivindicaciones rebeldes. La
desde el principio como motor del le- propaganda política de los conservado-
vantamiento. res se valió de un discurso apocalíptico
Las representaciones del conflicto y grandilocuente mostrando la rebelión
como “guerra santa” y “cruzada” justi- como un acto religioso de redención pa-
ficaban el furor bélico, una “moral de triótica nacional y, al gobierno de López,
entrega” y sacrificio de la vida, dándole como tiránico, impío y violador de las
17
al conflicto con el liberalismo el sentido garantías constitucionales . La apela-
mítico de una lucha entre “las fuerzas ción de fervientes civiles y prelados a la
del bien y del mal”, y en medio de ella
se actualizó el pasado de la Iglesia ca- más de tres siglos (…) El papa puso los verdaderos
tólica, con el sentido militante de una fe cimientos de una verdadera institución, la cruzada,
15
reinventada a punta de combate . La cuyos ritos, modalidades y privilegios los papas
posteriores fueron precisando poco a poco”. FLORI,
Jean, La guerra santa. La formación de la idea de
José Hilario López en la Nueva Granada, Lima, cruzada en el Occidente cristiano, Madrid,
24 de abril de 1853, pp. 25-28. Universidad de Granada y Editorial Trotta, 2003,
15
“En Clermont (en el año 1095), nadie lo duda p. 11.
16
hoy, Urbano II innovó. Por vez primera, un papa BOUTRY, Philippe, “El cura”, FURET, Francoise
se dirigió directamente a los cristianos de Occidente (Ed.), El hombre romántico, Madrid, Alianza
para incitarlos, en nombre de su fe y por el perdón Editorial, 1997, p. 236.
17
de sus pecados, a ir, con peligro de su vida terrenal E SCALANTE GONZALBO, “Los crímenes de la
a liberar el Santo Sepulcro, la tumba vacía de Cristo, patria”, p. 27. Se destaca la validez de los
que estaba en manos de los musulmanes desde hacía argumentos morales para que la guerra sea

HISTORIA Y SOCIEDAD NO. 15, MEDELLÍN, COLOMBIA, JULIO-DICIEMBRE 2008, PP. 43–88
52 Reinventar la nación a partir de la fe católica.
De la religión, el clero y la política en la guerra civil de 1851

defensa de la religión como bandera de a los curas párrocos, para pedir su apo-
lucha, y su acompañamiento con ritos, yo a la revolución a partir del uso políti-
emblemas, símbolos y prácticas religio- co de argumentos morales y políticos.
sas, tuvo como efecto la “sacralización” En ella se hizo explícito el carácter de
de la guerra, y que su significado tras- “guerra justa” y “santa” que empren-
cendiera lo militar para convertirse en dieron hacendados, gamonales y el cle-
todo un fenómeno religioso y cultural. ro local en otras provincias del territorio
19
Adicionalmente, fue explícita la apropia- nacional . El sentido perentorio de su
ción que hizo el partido conservador del actuación se derivaba de dos motivos.
discurso religioso como forma de legiti- Primero, lo obligante de las circunstan-
mar su acción política, y como toda ac- cias bajo las cuales decían actuar, la “ti-
ción política, se definió por su capaci- ranía del gobierno”, con lo que se acu-
dad para crear vínculos, es decir, expe- día a las viejas teorías medievales del
riencias y representaciones comunes a gobierno justo y del legítimo derecho de
un sujeto colectivo, un “nosotros” resistencia, es decir, el “derecho de opo-
20
autodeterminado como nación a partir ner la fuerza a la fuerza” . Como lo ha
de la reivindicación de las tradiciones sugerido el historiador François-Xavier
hispanas fundadas en la familia y la re-
ligión, es decir, de una historia y una
18 19
cultura compartidas . Ello contribuyó Si se tiene en cuenta la división político
a reforzar la adscripción del partido con administrativa de la época, la Guerra de 1851 tuvo
lugar a partir de diversos movimientos rebeldes en
la Iglesia y la definición unívoca de la la siguientes regiones y provincias: en el
nación a partir de la hegemonía de los suroccidente (Cauca, Buenaventura, Barbacoas,
valores católicos mediante el proyecto Popayán, Pasto y Túquerres), en la antigua
provincia de Antioquia (Antioquia, Medellín y
de nación del conservatismo. Córdoba), y en algunas del centro oriente (Bogotá,
Cundinamarca, Tunja, Zipaquirá, Tundamá,
En Antioquia, la proclamación de la Tequendama, Mariquita, Pamplona, Casanare y
rebelión estuvo acompañada de la in- Neiva). Centro Cultural Biblioteca Luis Echavarría
mediata invitación que hizo el Villegas, Universidad EAFIT, Sala Patrimonio
Documental, CUERVO, Antonio Basilio, Resumen
ultraconservador Rafael María Giraldo de la geografía histórica, política, estadística i
descriptiva de la Nueva Granada para el uso de
las escuelas primarias superiores, Bogotá, 1852.
20
Los puntales de esta tradición se retrotraen a
considerada “justa”, pues a la violencia siempre la Hugo de Fleury (siglo XII) quien prescribió que era
han acompañado las mejores intenciones necesario tolerar al tirano y orar por él, pero
educativas y mesiánicas. obedecer sus mandatos así fueran contrarios a la
18
Para Lechner todo sirve para configurar una ley de Dios. En igual sentido conceptuó Baldus
representación de la nación, pero (siglo XIV). Sin embargo, fue Tomas de Aquino el
fundamentalmente sus materiales básicos son la que validó el derecho a la insubordinación frente a
historia y la cultura compartidas. LECHNER, Norbert, todo gobierno que sobrepasara los límites de su
“¿Cómo reconstruimos un nosotros?”, autoridad y prohijó la resistencia activa contra todo
Metapolítica, (29), México, Centro de Estudios de gobierno injusto, con lo que abolirlo no era motivo
Política Comparada-CEPCOM, mayo-junio de de sedición. Durante el siglo XV se desarrolló aún
2003, p. 53. más el derecho a la resistencia armada llegando a

HISTORIA Y SOCIEDAD NO. 15, MEDELLÍN, COLOMBIA, JULIO-DICIEMBRE 2008, PP. 43–88
Juan Carlos Jurado Jurado 53

Guerra, en una sociedad profundamen- Dios se ha servido otorgarnos en


te cristiana que sentía experimentar una sus inescrutables designios. Dios
profunda crisis (y las Reformas Libera- y Federación fueron los princi-
les lo eran) el argumento político y mo- pios que proclamamos en ese día
bendito. Destinado por la Provi-
ral del derecho a la revuelta tenía una
dencia para que en él comenzase
importante trascendencia en relación la anhelada redención de los sa-
con los conflictos, pues comprometía los crosantos y reveladores princi-
mismos valores morales fundantes del pios de la religión católica, he-
21
orden social . El segundo motivo que rencia preciosa de nuestro pa-
signaba la actuación de los rebeldes, se dres, sin la cual no puede existir
derivaba del sentido providencial que le la familia, no puede haber pa-
concedieron a su lucha resultante de la tria, no puede haber verdadera
22
lectura mistificada de los hechos. Valga libertad (…)” .
citar la circular que los rebeldes envia- Según la documentación analizada
ron a los sacerdotes en la provincia de fue bastante usual que los civiles y mili-
Antioquia: tares sublevados hicieran llegar a los
Interesado en U. como sacerdote sacerdotes de las localidades más cén-
católico en particular, como ciu- tricas, las proclamas que anunciaban la
dadano en general, en el sosteni- rebelión, para su lectura solemne y pú-
miento de la santa causa procla- blica en los espacios más importantes
mada el día 1 del corriente mes (se de la sociabilidad pueblerina como lo
refiere a julio), en los memorables eran la iglesia parroquial y la plaza lo-
campos de Belén cerca de esta 23
cal . Este papel de mediador cultural
ciudad, no he vacilado un solo mo-
entre los sectores populares y las elites
mento en dirigirme a usted exci-
tando su religioso y patriótico
regionales sugiere también el papel vin-
celo a fin de que trabaje con infa- cular que ejercieron los curas entre una
tigable constancia en el afianza- cultura escrita y una cultura oral, fenó-
miento de tan glorioso triunfo que meno sobre el que ha llamado la aten-

22
justificar el tiranicidio. De esta forma lo que La Estrella de Occidente, (258), trimestre XVI,
anteriormente había sido norma (la resignación Medellín, 29 de julio de 1851, “Carta de Rafael
ante la opresión) tomó el carácter de excepcional. María Giraldo a los curas párrocos”. Las cursivas
HERNÁNDEZ BECERRA, Augusto, Las ideas políticas son mías.
23
en la historia, Bogotá, Universidad Externado de Sobre el tema de las sociabilidades religiosas y la
Colombia, 2005, pp. 163-165. BUSHNELL, David, importante función moralizadora y civilizadora de
Política y sociedad en el siglo XIX, Tunja, Ediciones los sacerdotes en las localidades de Antioquia, véase
Pato Marino, 1975, p. 6. el sustancioso y documentado trabajo de la
21
G UERRA , François-Xavier, Modernidad e historiadora LONDOÑO VEGA, Patricia, Religión,
Independencias. Ensayos sobre las revoluciones cultura y sociedad en Colombia. Medellín y
hispánicas, México, Fondo de Cultura Económica, Antioquia 1850-1930, Bogotá, Fondo de Cultura
2001, p. 293. Económica, 2004, pp. 148 y ss.; y A RANGO

HISTORIA Y SOCIEDAD NO. 15, MEDELLÍN, COLOMBIA, JULIO-DICIEMBRE 2008, PP. 43–88
54 Reinventar la nación a partir de la fe católica.
De la religión, el clero y la política en la guerra civil de 1851

ción François-Xavier Guerra en relación el juicio no debía hacerse sobre las con-
con la difusión de la modernidad en His- secuencias, sino sobre “la justicia de la
24
panoamérica . causa” por la que se luchaba, con lo que
se ubicaba en las argumentaciones mo-
Entre los cuadros militares rebeldes rales y legales de la rebelión. Conside-
en Antioquia, el general Eusebio rar este argumento es muy importante
Borrero, su líder supremo, nombró al porque tipifica las justificaciones de quie-
presbítero y párroco de la localidad de nes aceptan la guerra como una acción
Abejorral, Manuel Canuto Restrepo, política legítima, lo que implica estar de
como teniente segundo y capellán ma- acuerdo con principios dogmáticos pro-
yor de sus tropas, quien combatió con- pios de la época, y uno de ellos consis-
juntamente con Braulio Henao, el más tía en que definitivamente la violencia
25
prominente rebelde de Antioquia . La es efectiva. Si no fuera de esta manera,
presencia de Restrepo entre las tropas la guerra no solo no sería justificable
conservadoras expresa la centralidad de sino que además, podría ser contrapro-
los sacerdotes en la guerra. Éste fue ducente. De esta forma el prelado se
quien más se opuso a cualquier nego- ajustaba a los cánones católicos y me-
ciación con el gobierno liberal, “soste- dievales del “derecho a la guerra” (ius
niendo que se debía combatir hasta morir ad bellum) y a una “moral de entrega”
y ofreciendo ser el primero en atacar, de la vida, como era usual en la tradi-
puñal en mano, al enemigo en Salamina”. ción occidental de guerra santa y en el
Su postura ultramontana se esclarece 26
martirilogio cristiano . En consecuen-
si se sabe que al tildar a Braulio Henao cia, quien la emprendiera estaba eximi-
de traidor y pretender evitar derrama- do del pecado, como lo expresara en su
mientos de sangre, argumentó que pre- réplica a Henao:
cisamente la revolución no se hacía para
averiguar si ello acontecería, pues pre- (…) una vez examinada esta (la
cisamente “los sacrificios i la sangre son causa de la guerra), i hallada su
inseparables de la guerra”. Estas eran bondad i justicia, no hai que vaci-
sus consecuencias naturales, con lo que lar; porque la causa justa merece
todo jénero de sacrificios, inclu-
so el de la vida; pues según el
sentir unánime de todos los teó-
logos, el que muere peleando en
27
RESTREPO, Gloria Mercedes, La mentalidad religiosa guerra justa, no peca .
en Antioquia. Prácticas y discursos. 1828-1885,
Medellín, Universidad Nacional de Colombia, Sede
Medellín, Facultad de Ciencias Humanas, 1993. 26
24 En la temprana tradición de la guerra santa no
GUERRA, Modernidad e Independencias, p. 294. sólo no era pecado emprenderla, sino que los
25
B.N.C., Fondo Pineda, RESTREPO, Manuel Canuto pecados de los cruzados serían perdonados, pues se
(Pbro.), Réplica al último manifiesto del Sr. Braulio trataba de un acto religioso dentro de la
Henao, publicado en Bogotá el día 20 de junio de peregrinación misma a Jerusalén. FLORI, La guerra
1852, Bogotá, Imprenta Imparcial, 1 de septiembre santa, p. 11.
27
de 1852, p. 18. RESTREPO, Réplica al último manifiesto, p. 10.

HISTORIA Y SOCIEDAD NO. 15, MEDELLÍN, COLOMBIA, JULIO-DICIEMBRE 2008, PP. 43–88
Juan Carlos Jurado Jurado 55

Como puede verse, la postura Al igual que Giraldo en Antioquia,


mesiánica y fanática del presbítero jus- para los preparativos de la rebelión en
tifica que, de ser necesario, todo se sa- la provincia de Mariquita, el general
crifique en aras del ideal religioso, es José Vargas París escribió una carta al
decir, que la victoria debería alcanzarse párroco de la ciudad de Ibagué, la capi-
a cualquier precio, pues la racionalidad tal de la provincia, el 24 de julio de 1851,
de la “justa causa” suponía en últimas con la finalidad de disputar el control de
negarle a la guerra su carácter político las masas populares a los liberales. En
dominante, pues al comprometer idea- ella se revela que definitivamente el
les de un valor absoluto no había lugar a púlpito, por su aura sagrada, era el lu-
28
salidas negociadas, es decir, relativas . gar estratégico para legitimar la causa
conservadora y lograr un amplio y rápi-
Fue tal la fama fulminante y do reclutamiento de parroquianos arma-
combativa de Restrepo, que con motivo dos por medio de la Guardia Nacional.
de la polémica con Henao, y por “des- Como lo indica la siguiente cita, el dis-
pertar la cólera, provocar la venganza y curso apocalíptico sobre la patria (léase
predicar la guerra”, en un periódico de nación) y la religión los ponía en el mis-
Sonsón se decía: “este presbítero no mo plano de la acción política:
debía llamarse Canuto, sino bodoquera,
rifle o cañón, i que así más bien debería (…) se han visto precisados los
29
firmarse Manuel Trabuco Restrepo” . granadinos honrados i enemigos
Años más tarde sería obispo de Pasto, de la impiedad de la tiranía, a po-
al sur del país, en límites con Ecuador. nerse en armas para defender la
Santa Relijión de Jesucristo, úni-
ca verdadera i que heredaron sus
28 antepasados, no menos que para
“Negarle a la guerra su carácter político
dominante equivale ciertamente a una reedición de
restablecer el pleno goce de sus
la idea de la justa causa material como criterio derechos hollados. En tal virtud,
fundamental para el tratamiento recíproco de los requiero a U. (…) para que exorte
enemigos, es decir, a un regreso de la razón jurídica a sus fieles en misa del pueblo
de los fanatismos de los siglos XVI y XVII, a una que tendrá lugar el domingo ve-
versión modernizada -y con ello infinitamente más
nidero, para que se armen en
destructiva- de las guerras civiles confesionales
europeas.” OROZCO ABAD, Iván, Combatientes, defensa de la relijión i de la pa-
rebeldes y terroristas. Guerras y derecho en tria, de muerte amenazadas; pre-
Colombia, Bogotá, Editorial TEMIS S. A., 2006, sentándose sin demora al Sr. Jefe
p. 26. Una racionalidad moderna y secular acerca Político quien está encargado por
de la guerra como “dialéctica de enemigos” y por la lei de organizar las guardias
tanto normativa entre “enemigos relativos”, 30
nacional i local .
contempla salidas negociadas tan comunes durante
el siglo XIX entre los partidos políticos, en el
contexto de los procesos de construcción del Estado
nación, y por lo tanto el establecimiento de un 30
“derecho de la guerra” (ius in bello); pp. 17ss. El Neogranadino, (169), año IV, Bogotá, 15 de
29
B.N.C., Fondo Antiguo, HENAO, Braulio, A mis agosto de 1851, “Documentos para la historia de
conciudadanos, Bogotá, 20 de junio de 1852, p. 4. la facción de 1851”. Las cursivas son mías.

HISTORIA Y SOCIEDAD NO. 15, MEDELLÍN, COLOMBIA, JULIO-DICIEMBRE 2008, PP. 43–88
56 Reinventar la nación a partir de la fe católica.
De la religión, el clero y la política en la guerra civil de 1851

El análisis de una variada documen- ella un hecho religioso en todo el senti-


tación histórica permite concluir que los do de la palabra. De esta forma, la gue-
discursos acerca de lo religioso se rra contra el gobierno “tiránico e impío”
escenificaron desde otros ámbitos de del 7 de marzo, estaba asociada con dos
movilización social, entre ellos la pren- antiguos temas del Viejo Testamento: el
sa y las Sociedades Democráticas y cautiverio y la redención, por ello, en
Populares, que se constituían en los clu- este tipo de lectura no fue casual que el
bes políticos y bases sociales del parti- pronunciamiento de los rebeldes se ini-
do liberal y conservador, respectivamen- ciara en Antioquia en la población de
te. Allí, se acudía a la racionalidad y al Belén, cerca de Medellín. Según la in-
debate público como mecanismos de terpretación providencialista de la his-
sociabilidad que expresan lo incipiente toria, el hecho no era gratuito, por el
de un fenómeno muy importante propio contrario, era “un buen presagio para el
de la modernidad política, y es la consti- buen éxito de tan fausto acontecimien-
tución de lo que ha sido llamado la “opi- to”, pues fue en Belén de la Palestina
31
nión pública” . Como se expondrá más donde nació el “inmaculado caudillo que
adelante, estos espacios de socialización consumó la colosal empresa de la re-
moderna se traslaparon con otros de dención del mundo, y Belén de Medellín,
sociabilidad tradicional o pueblerina, es- lo es de la redención de la Nueva Gra-
32
cenarios y prácticas rituales como la nada. Consoladora coincidencia!” .
misa dominical, las procesiones y roga-
tivas religiosas y aun el confesionario, Éste, como otros testimonios docu-
en medio de las cuales los sentimientos mentales en los que las acciones políti-
religiosos afloraban como una profunda cas y militares se asociaban y hasta se
experiencia política. En el contexto de
una sociedad campesina, profundamente
religiosa, la guerra misma fue conside- 32
La Estrella de Occidente, (253), trimestre XVI,
rada mediante referencias y analogías, Medellín, 10 de julio de 1851. A veces, las narrativas
como un signo más de los planes divi- religiosas ofrecían, más que la historia profana,
explicaciones más consoladoras acerca de las
nos, y así fue interpretada a luz de la fatalidades de la vida humana. En este sentido, la
“historia sagrada” del catolicismo, de guerra fue considerada como una consecuencia de
modo que los conservadores vieron en los pecados de los hombres, y por lo tanto, un
castigo divino. Como catástrofe la guerra tiene
una historia de larga duración en Occidente. A finales
del siglo XVIII, el Virrey Caballero y Góngora,
31 afirmó que: “(...) el hambre, la guerra y la peste
URIBE DE HINCAPIÉ, María Teresa y Jesús María eran los tres grandes despertadores de que el Señor
ÁLVAREZ, Cien años de prensa en Colombia. 1840- se valía para castigar el pecado y la ingratitud
1940. Catálogo indizado de la prensa existente en humana (...)”. J URADO J URADO , Juan Carlos,
la Sala de Periódicos de la Biblioteca Central de “Desastres naturales, rogativas públicas y santos
la Universidad de Antioquia, Medellín, Editorial protectores en la Nueva Granada. Siglos XVIII y
Universidad de Antioquia, 2002. CHARTIER, Roger, XIX”, Boletín Cultural y Bibliográfico, XLI (65),
Espacio público, crítica y desacralización en el Bogotá, Biblioteca Luis Ángel Arango, 2004,
siglo XVIII, Barcelona, Gedisa, 2003, p. 50. editado en 2005, pp. 59-80.

HISTORIA Y SOCIEDAD NO. 15, MEDELLÍN, COLOMBIA, JULIO-DICIEMBRE 2008, PP. 43–88
Juan Carlos Jurado Jurado 57

33
confundían con hechos mágico-religio- tura . Según las memorias de Manuel
sos, parecen expresar que los conser- Joaquín Bosch, Arboleda:
vadores tenían una concepción mística
(…) vestido pobremente, con un
de la guerra, y que la devoción religiosa
santo Cristo en la mano i cargado
se desplazaba del tradicional ritual al de cruces por todas partes, se
hecho militar enardecido, que a su vez subía sobre las piedras a predicar
se transformaba en un nuevo ritual. De a los indios y pedirles con suspi-
otro lado, con la sacralización de la gue- ros y sollozos la defensa de la re-
rra queda claro que la opinión política ligión que los malditos rojos es-
toca los problemáticos márgenes de las taban destruyendo: Aquellos fa-
creencias religiosas, que estas se trans- náticos, naturalmente belicosos i
formaban en opiniones políticas, y que enemigos jurados de todo gobier-
los hechos del presente eran leídos con no, sea cual fuere, no tuvieron
embarazo para ponerse en armas
categorías teológicas del texto bíblico en
prontamente, i con tanto más gus-
el que se ponían las frustraciones y es- to, cuanto que están acostumbra-
peranzas del presente. dos a especular con las revolu-
ciones, porque entonces el go-
Por la naturaleza del tema, entre los
bierno manda ejércitos que derra-
participantes del conflicto se esperaría man sobre ellos mismos fuertes
encontrar sólo al clero enarbolando la sumas de dinero .
34

bandera religiosa, sin embargo, como las


motivaciones religiosas tuvieron un ca- Religiosidad tan primitiva y palmaria
rácter político y cultural tan claro y ex- se le atribuía usualmente a los indíge-
tendido, los civiles y militares se desta- nas y a los sectores del bajo pueblo, a
caron tanto como ellos al adoptar com- los que se asociaba con su incapacidad
portamientos ritualizados, lo cual expre- racional por su encendida emotividad.
sa lo efectivo del sentimiento religioso. Sin embargo, esta férrea “religiosidad
En consecuencia, desde el inicio de la popular” podía ser compartida por inte-
guerra (el 1º de mayo), en las provin- grantes de las elites cultas y aristocráti-
cias del suroccidente se identificó al cas, lo que revela el tipo de cultura cam-
hacendado esclavista, militar y poeta
Julio Arboleda como uno de los más fer-
vorosos defensores y publicistas de la 33
ZULUAGA, Francisco, “La Guerra de los Supremos
defensa de la religión. El tema tomaba en el suroccidente de la Nueva Granada”, Memorias
visos de leyenda en una región donde la de la II Cátedra Anual de Historia “Ernesto
anterior Guerra de Los Supremos (1839- Restrepo Tirado”. Las guerras desde 1830 y su
proyección en el siglo XX, Bogotá, Museo Nacional
1842), ya había mostrado la forma de Colombia, 1998, pp.17-36.
visceral en que las poblaciones predo- 34
B.N.C., Fondo Pineda, BOSH, Manuel Joaquín,
minantemente indígenas de la región de Reseña histórica de los principales
Pasto podían asumir la defensa de la re- acontecimientos políticos de la ciudad de Cali,
desde el año de 1848 hasta el de 1855, inclusive,
ligión como si fuera la de su propia cul- Cali, 1856, p. 40.

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58 Reinventar la nación a partir de la fe católica.
De la religión, el clero y la política en la guerra civil de 1851

pesina y tradicional tan propia del mun- En estas sociedades tradicionales


do andino, que podía ser compartida donde el mundo está sacralizado, no
entre las clases altas y el pueblo raso, a existía diferenciación entre los hechos
pesar de las grandes diferencias socia- religiosos y los hechos políticos, pues en
35
les y económicas entre ambos grupos . medio de las procesiones y rogativas se
En este sentido el conservatismo pudo podía tejer la rebelión misma y el desti-
ser un efectivo medio para interpretar no político de la nación. Definitivamen-
políticamente un “catolicismo popular” te, la lucha entre los partidos políticos
extendido en diferentes capas sociales. se tornaba en una guerra de las imáge-
nes religiosas, era la lucha por la cons-
Los liberales de Cali fueron conscien- trucción del orden político interno, y su
tes de las lógicas de movilización utili- devenir tenía lugar en medio de las
zadas por los rebeldes Manuel Ibáñez y advocaciones religiosas locales de los
Julio Arboleda, y denunciaron que ha- santos patronos de Cali, cuyos favores
bían levantado el estandarte de la reli- se disputaban las facciones. A los san-
gión en la provincia de Túquerres, en tos se les podía adjudicar una u otra in-
límites con Ecuador, con el pretexto de clinación política de acuerdo con el de-
que era atacada, “engañando a los sen- sarrollo de la revuelta y, con ello, se re-
cillos e infelices habitantes de aquellas vela la politización de entidades religio-
comarcas”. Adicionalmente, la animo- sas como Dios, la virgen y los santos,
sidad de las masas campesinas también según lo evidencia la siguiente cita de
era vista como inconciliable con la mo- una fuente liberal:
dernidad del sistema democrático, pues
precisamente por no estar “iluminadas Toda la oligarquía del Sur, sino es
con la luz de la democracia”, fueron cómplice, es por lo menos
36
ganadas fácilmente por los rebeldes . sabedora hace mucho tiempo de
los inicuos planes de los conspi-
radores; nosotros somos testi-
gos, de cuanto ha sido su gozo,
cuantos sus cuchicheos en las ro-
35
En este sentido la cultura popular refería
gativas que con tanto descaro
“prácticas culturales distintivas” y globalizantes han estado haciendo a Dios y a
que trascendían las demarcaciones sociales. Acerca sus santos, para que les conceda
de las problemáticas categorías de “religiosidad el vergonzoso triunfo. El sábado
popular” y “cultura popular”: LYNCH, “La búsqueda último festejaron espléndidamen-
del milenio en Latinoamérica: la búsqueda de la
te a la Virjen de Las Mercedes ¡po-
religión popular y más allá de esta”, América Latina,
entre colonia y nación, Barcelona, Editorial Crítica,
2001. También, BURKE, Peter, La cultura popular
en la Europa moderna, Madrid, Alianza Editorial,
1991, especialmente la primera parte; y REVEL,
36
Jacques, Un momento historiográfico, Buenos Aires, Biblioteca Central Universidad de Antioquia,
Manantial, 2005, apartado: “La cultura popular, Colección de Patrimonio Documental, Fondo
usos y abusos de una herramienta historiográfica”, Hojas Sueltas, Informe anónimo, Boletín
pp. 101-116. democrático, Cali, 19 de mayo de 1851.

HISTORIA Y SOCIEDAD NO. 15, MEDELLÍN, COLOMBIA, JULIO-DICIEMBRE 2008, PP. 43–88
Juan Carlos Jurado Jurado 59

bres mentecatos! La hora de su globalizador le confiere un carácter


castigo llegó ya, y ellos no se sal- institucional, y apunta a un instrumento
varán porque Dios los ha cega- efectivo de cohesión social alrededor del
do. También hicieron iguales ro- destino de la comunidad imaginada como
gativas a la misma Virjen al iniciar- 38
nación . Estas manifestaciones de re-
se la cuestión de los ejidos i el día
de la asonada de Boso: i enton-
ligiosidad que suscitaba el conflicto en-
ces ahora los resultados han sido, tre el Estado y la Iglesia, así como la
que la cuestión de los ejidos la guerra misma, tan comunes durante las
ganamos, que a Boso lo amarra- guerras civiles del siglo XIX en toda
mos i que ayer con la noticia de la Hispanoamérica, testifican la base po-
revolución nos llegó la de su de- pular de la Iglesia, la potencia política
rrota de Pandianco ¡Qué milagro- de la religiosidad popular, y expresan una
sa i amiga del orden es Nuestra demanda no sólo de unión entre el Es-
Señora de Las Mercedes de tado y la nación (comunidad de creyen-
37
Cali! .
tes), sino de identidad e indisolubilidad
39
El despliegue por parte de los cre- entre ambas instancias .
yentes de estrategias mágicas, rituales
En medio de la guerra tuvo lugar el
y de culto, expresa un sentido de “reli-
debate sobre la legitimidad de la misma
giosidad funcional”, esto es, una religión
como forma de defensa de la religión;
que se encuentra a su alcance para in-
su conocimiento permite un acercamien-
cidir en los asuntos más nimios de la vida
to a los discursos y motivaciones de sec-
cotidiana pero también en los más es-
tores del clero en cuanto al papel de la
porádicos y trascendentales. En el fon-
religión en el orden nacional. Ello mues-
do, fuera efectiva o no la rogativa públi-
tra que las posiciones dentro de la Igle-
ca, esta había ido más allá del ruego
sia no fueron unánimes y que el libera-
coyuntural hacia la dimensión política de
la comunidad, pues su propia naturale-
za formalizada y su carácter masivo y
38
L ARA RÓDENAS, Manuel José de, “Religión
barroca y coyuntura. Rogativas públicas en la
Huelva del siglo XVII”, impreso inédito.
37
Biblioteca Central Universidad de Antioquia, Sala Acompañar la toma de armas con el rezo era toda
Patrimonio Documental, Fondo Hojas Sueltas, una larga tradición hispana, en la que las fervorosas
Informe anónimo, Boletín democrático, Cali, 19 súplicas al “Dios de los ejércitos” consistía en un
de mayo de 1851. Como lo señala Serge Gruzinski, complejo ritual de sermones, novenarios, rosarios,
al sugerir la importancia cultural de la imagen letanías a los santos y a la virgen, “tempori belli”,
religiosa en la historia de Hispanoamérica, imagen maitines, indulgencias, preces, misas votivas, etc.
y santo están asociados por doquier y no se GONZÁLEZ CRUZ, David, “Los ‘Dioses’ de la guerra:
comprende la una sin el otro: “por encima de la propaganda y religiosidad en España y América
imagen lo que está en juego es el imaginario”. durante el Antiguo Régimen”, GONZÁLEZ CRUZ,
GRUZINSKI, Serge, La guerra de las imágenes. De David (Ed.), Religiosidad y costumbres populares
Cristóbal Colón a Blade Runner (1492-2019), en Iberoamérica, Huelva, Universidad de Huelva,
México, Fondo de Cultura Económica, 1994, pp. 2000, p. 36.
39
184, 188-189. LYNCH, “La búsqueda del milenio”, p. 308.

HISTORIA Y SOCIEDAD NO. 15, MEDELLÍN, COLOMBIA, JULIO-DICIEMBRE 2008, PP. 43–88
60 Reinventar la nación a partir de la fe católica.
De la religión, el clero y la política en la guerra civil de 1851

lismo había calado entre sectores del vivir sometidos a la Constitución,


clero. Desde la perspectiva del clero de a las leyes, i a las autoridades
40
tendencia liberal o moderada se indica- lejítimas .
ba lo indeseable de la guerra misma y En este tipo de discursos se apelaba
se hacía un llamado a los curas párro- a la inicial tradición pacifista que carac-
cos a subordinarse a las autoridades le- terizó al cristianismo, y que se fue des-
gítimas y a no ser indiferentes al uso vaneciendo en el transcurso de la Edad
político de la religión. Tal sentido tuvo la Media con la integración de nuevos y
circular impresa del obispo auxiliar de diversos grupos de fieles. No obstante
Pasto, José Elías Puyana, tres semanas que se condenaba la apelación a la reli-
después de iniciarse la rebelión conser- gión como motivación para la guerra, en
vadora: definitiva se le endilgaba una importan-
Ministro de un Dios de paz, no te función política, pues se la conside-
nos es posible mirar con indife- raba un elemento central de sujeción de
rencia que invocándose el santo las clases bajas al orden político institui-
nombre de la religión se pretenda do, con lo que de todas formas la reli-
trastornar el orden público y fal- gión misma estaba signada por una re-
tar a la obediencia a las autorida- presentación de la institucionalidad na-
des nacionales. Semejante con- cional. Y en medio de la radicalizada
ducta es un zelo falso que no es
opinión, proliferaron los discursos y
según la conciencia. En ningún
caso pueden justificarse actos re-
contradiscursos con argumentos
volucionarios con un pretesto de controversiales sobre el asunto.
Religión, porque a más de su cri-
minalidad, son manantial inago-
table de males para los pueblos.
Si ninguna opinión noble emplea 40
medios reprobables, menos pue- El Neogranadino, (169), año IV, Bogotá, 15 de
agosto de 1851, “Documento importante”. Más
de justificarse un fin relijioso sea allá de los llamados combativos del clero regional,
cual fuere. San Pablo condena existieron discursos de un tono marcadamente
espresamente el hacer males de nacional, moderado y civilista desde los que se
donde vengan bienes (…) sugería una postura moderna de potenciar la rebelión
en las instituciones republicanas, con la finalidad
De acuerdo, pues, con la Relijión de deslindarla de cualquier pretensión clerical o
misma i con las disposiciones de militarista. Se trataba de la “resistencia civil” como
acción política para deslegitimar al Gobierno de
las leyes civiles, debemos recor-
López, desde los espacios de la legalidad
dar a los párrocos i demás ecle- institucional. Esta era la postura del conservador
siásticos, el deber que tienen de José Eusebio Caro, que se pronunció hacia mediados
trabajar en sus pláticas i exhorta- de julio desde la ciudad de Nueva York, con lo que
ciones, en sus consejos y adver- claramente se apartaba de las posturas militaristas
tencias, de inculcar en todos los de los líderes rebeldes como Julio Arboleda, Manuel
Ibáñez, Eusebio Borrero y Mariano Ospina. El
amigos la obligación de concien-
Neogranadino, (165), año IV, Bogotá, 18 de julio
cia que tienen todos los fieles de de 1851, pp. 230-231.

HISTORIA Y SOCIEDAD NO. 15, MEDELLÍN, COLOMBIA, JULIO-DICIEMBRE 2008, PP. 43–88
Juan Carlos Jurado Jurado 61

El fanatizado canónigo Marcelino de el derecho de ejercer su legítima defen-


Castro, pronunció en la capital de la sa, pero no con agua bendita sino con
República, hacia el mes de junio, un ser- balas y espadas, como establecía la tra-
món cuyo título ya es bastante diciente dición eclesiástica de “guerra santa”.
sobre su postura frente al tema: “Sobre Promovía una “moral de entrega” de la
el deber que tienen los cristianos de de- vida, con lo que se prometía a los fervo-
fender la religión”. El sermón se editó rosos combatientes una “muerte privi-
en Bogotá y fue motivo de un agrio de- legiada” como la de los santos y márti-
41
bate por parte de la prensa liberal . El res de la Cristiandad. El argumento cen-
texto del prelado, como los discursos del tral del sermón también recogía la tra-
alto clero, está plagado de expresiones dición medieval de la supremacía ecle-
como “combate, defensa y lucha”, lo siástica sobre la sociedad y el Estado,
que expresa el propósito reivindicativo pues la Iglesia, la “sociedad perfecta”
del documento y la concepción del opo- por excelencia, no tenía por qué estar
nente político como un enemigo absolu- subordinada a los poderes temporales
to sobre el que se justificaba todo su de los gobernantes, debido a que su au-
papel misional. “Frente a un enemigo toridad provenía de Dios, y por ello no
43
percibido como absoluto no cabe sino la podía ser revocada ni menguada .
guerra absoluta y, con ella, la idea de
una victoria que se debe alcanzar a cual- Al igual que sucedía en Europa, el
quier precio” .
42 prelado actualizó la postura de la Igle-
sia católica, que no cesó de proceder
El canónigo acude a la autoridad de con afirmación de sus dogmas, su disci-
los padres de la Iglesia y a cuadros y plina y su historia, presentadas como
escenas bíblicas para solventar el dere- tradición y autoridad sobre las leyes di-
44
cho que tienen los cristianos a defender vinas y humanas de todos los tiempos .
la fe contra el “error” difundido por los En consecuencia, según el canónigo, las
Volterianos, con ello se refería a las doc- guerras de la tierra son las guerras de
trinas y filosofías liberales heredadas de Dios y, si la defensa con la cruz no era
la Ilustración. Decía que, no obstante posible, era necesario desenvainar la
que la fe actuaba por persuasión, si el espada como lo hizo el apóstol Pedro
45
creyente es provocado, a este le asiste cuando prendieron a Jesús . De este

43
41
B.N.C., Fondo Pineda, CASTRO, Marcelino de HERNÁNDEZ BECERRA, Las ideas políticas, pp.
(Pbro.), Sermón sobre el deber que tienen los 158-160.
44
cristianos de defender la religión: pronunciado Esta postura de la Iglesia se presentó de igual
en la fiesta de Pentecostés, Bogotá, 1851. El forma en Europa, como reacción a las tendencias
Neogranadino, (167), año IV, Bogotá, 1 de agosto modernas de la Ilustración, sustituida después por
de 1851, “Carta al señor doctor Marcelino de el liberalismo. BOUTRY, “El cura”, p. 226.
45
Castro”, Tunja, 14 de julio de 1851, p. 250. En los discursos de los prelados, el cuadro bíblico
42
OROZCO ABAD, Combatientes, rebeldes, p. 25. de la detención de Jesús y la reacción violenta de

HISTORIA Y SOCIEDAD NO. 15, MEDELLÍN, COLOMBIA, JULIO-DICIEMBRE 2008, PP. 43–88
62 Reinventar la nación a partir de la fe católica.
De la religión, el clero y la política en la guerra civil de 1851

modo la contienda bélica adquiría un el contexto de las tradicionales represen-


carácter místico y dogmático, pues desde taciones judeocristianas sobre Dios, con
la doctrina, vista como incontestable, era la faceta misericordiosa y paternal del
Dios el que inspiraba con sus milagros Nuevo Testamento, “el Dios de la paz y
la necesidad de emprenderlas para de- la bonanza en los días serenos”, pero
fensa de la religión. también el Dios inclemente y sanguina-
rio del Antiguo Testamento, “el Dios de
En el discurso católico, tanto el poder los ejércitos y de las batallas en la no-
espiritual como el temporal debían con- ches tempestuosas” .
47

graciarse para la defensa de la fe, con lo


que el orden nacional debía estar funda- En la polémica del sacerdote Manuel
do y subordinado a la religión de acuerdo Canuto Restrepo con Braulio Henao,
con el proyecto tradicionista del partido quien fue tildado de traidor por haber
conservador y el Estado debía fungir negociado su rendición con el gobierno,
46
como tutor de tal credo . En el sermón, Restrepo argumentó que los prelados no
la invitación a la guerra “justa” se acom-
pañaba de una retórica combativa y triun-
fal donde se apelaba a los imaginarios de 46
los ritos castrenses: himnos, banderas, No obstante las variaciones y matices
conceptuales y filosóficos a lo largo del siglo XIX,
marchas, tambores y cánticos populares el tradicionalismo hace referencia, según el
de honor a una idealizada libertad reden- emblemático político conservador Miguel Antonio
tora. La invitación a combatir sucedía en Caro, a una corriente del pensamiento internacional
que “define la civilización diciendo ser la aplicación
del cristianismo a la sociedad”. GONZÁLEZ, Jorge
Enrique, “Tradición y modernidad en la
Pedro, ocupaba un lugar central en la sustentación construcción de la nación colombiana”,
teológica de las diversas posturas, pacifistas o Conferencia pronunciada en la Cátedra Manuel
guerreritas. Para contrariar el sermón de Marcelino Ancízar “Creer y poder hoy”, Universidad Nacional
de Castro, el sacerdote liberal Fray Gervacio García, de Colombia, Bogotá, agosto de 2004, p. 2.
47
recordó la célebre frase de Jesús en aquella ocasión: El Federal, (2), Medellín, 10 de agosto de 1851,
“el que a hierro mata, a hierro muere”. Con la “Soldados de la patria, bravos antioqueños, salud”.
finalidad de actualizar la postura pacifista e incluso En las representaciones de Dios, la que ha perdurado
el martirologio característico de los primeros y predominado desde la Edad Media es la de la
cristianos, agregó: “lo que dice (se refiere a Jesús) mano que sale de las nubes, tendida hacia los
es: ‘mirad, yo os mando como a corderos entre los hombres. De allí se derivan tres funciones o
lobos. I por tanto, sed prudentes como la serpiente, cualidades con que se ha caracterizado a Dios: la de
i sencillos como la paloma; anunciad la paz en mando, la mano que ordena, la de castigo y la de
donde quiera que entreis, i cuando os persigan, huid protección. Durante la Edad Media esta última
para otra’. ¿Encontrareis en esta milagrosa función avanzó con respecto a las otras dos, de
propagación resistencia, sediciones, o tumultos manera que “Dios pasa a ser cada vez más un Dios
promovidos por los apóstoles, contra los Bueno, el Buen Dios. Una reacción al menos parcial
magistrados de los lugares en donde entraron a llenar se producirá en el siglo XVI con las reformas. Las
los deberes de su misión? Nada de esto; la paciencia, reformas recuperarán en parte al Dios de cólera del
el sufrimiento i el martirio, he aquí las poderosas Antiguo Testamento; pero los católicos heredarán
armas con que triunfaron”. B.N.C., Fondo Pineda, esta idea del Buen Dios.” LE-GOFF, Jacques, El Dios
GARCÍA, Jervacio (Fray), Al pueblo granadino, de la Edad Media, Madrid, Editorial Trotta, 2005,
Bogotá, 3 de septiembre de 1851, p. 6. pp. 48 y 22, 42.

HISTORIA Y SOCIEDAD NO. 15, MEDELLÍN, COLOMBIA, JULIO-DICIEMBRE 2008, PP. 43–88
Juan Carlos Jurado Jurado 63

podían tener el papel de espectadores re que padezcamos con ella; si la


frente a la ruina de las instituciones re- patria llora, la Religión quiere que
publicanas, de la destrucción de la mo- mezclemos nuestras lágrimas con
ral, de la civilización y de los principios las suyas; si la Patria es invadida
la Relijión nos quiere a todos sol-
católicos, considerados como los “úni-
dados; si la Patria perece la
cos i sólidos elementos de la felicidad Relijión quiere que todos nos se-
de los pueblos, i el símbolo precioso de pultemos en sus ruinas, i nos en-
la gloria i de la grandeza futura de las volvamos en sus escombros. ¡Tan
naciones”. Con ello, Restrepo, como el unidas están en esta parte la
clero conservador en su conjunto, con- relijión i la naturaleza! Tan cierto
cebía la relación entre la sociedad y la es que no puede ser buen cristia-
49
religión como conmutable e indisoluble, no quien no es buen patricio .
lo que comprometía el sentido y carác-
Así las cosas, la definición de la na-
ter mismo de la nación. De allí que lo
ción pasaba por la fe católica, porque
religioso se confundiera con el orden
este era su referente imaginario para la
político, pues comunidad nacional y co-
acción política. De todas formas, y adi-
munidad cristiana fueron dos concep-
cional a los pronunciamientos explícitos
tos asimilables y traducibles, lo cual te-
del presbítero, la amplia y activa parti-
nía serias consecuencias para la defini-
cipación de la muchedumbre relativa-
ción de la ciudadanía, pues ser ciudada-
mente igualitaria, estructurada por su
no tenía por corolario ser cristiano den-
pertenencia a la comunidad de fieles bajo
tro de la concepción conservadora de
48 el liderazgo de sus obispos y sacerdotes,
una “ciudadanía sacra” . Restrepo vin-
y sus reivindicaciones de la religión como
culó los ideales religiosos con los del
elemento constitutivo del orden político,
orden político, bajo la denominación de
fueron una particular forma de reinventar
“patria”, con lo que esclarecía su pre-
la nación en la fe, de restaurar todo en
tensión de fundar la nación bajo ideales
Cristo, en el contexto del discurso ecu-
confesionales: 50
ménico de la Iglesia universal .
La Religión no puede anular lo que
ella misma consagra i autoriza en
el hombre como uno de sus debe-
res más sagrados que es el amor a 49
la Patria. Sí, la relijión i el patrio- La frase también pudiera terminarse con que:
“no puede ser buen ciudadano quien no es buen
tismo no son incompatibles. ‘Si la
cristiano”. B.N.C., Fondo Pineda, R ESTREPO ,
patria padece, (…) la Religión quie- Réplica al último manifiesto, p. 19.
50
Esta lógica confesional, profundamente religiosa,
fue muy característica de movimientos cristianos,
reaccionarios y restauracionistas en toda la América
48
U RIBE DE H INCAPIÉ, “Órdenes complejos y hispana, según el especialista Jean Meyer, quien
ciudadanías mestizas: una mirada al caso trata el tema del movimiento sinarquista que tuvo
colombiano”, Nación, ciudadano y soberano, lugar en México, en las primeras décadas del siglo
Medellín, Corporación Región, 2001, pp. 206-207. XX. MEYER, Jean, “Para una historia política de la

HISTORIA Y SOCIEDAD NO. 15, MEDELLÍN, COLOMBIA, JULIO-DICIEMBRE 2008, PP. 43–88
64 Reinventar la nación a partir de la fe católica.
De la religión, el clero y la política en la guerra civil de 1851

Semanas después de finalizada la esta forma los liberales se arrogaron la


guerra, hacia octubre de 1851, la Socie- defensa de la religión católica como de
53
dad Democrática de tendencia liberal y “paz y mansedumbre” con lo cual ape-
algunos vecinos de la localidad liberal laron a su tradición pacifista y de subor-
de Rionegro denunciaron la apelación dinación al poder profano, y sugirieron
que había hecho el partido conservador que habían sido reiteradas las prédicas
y la Iglesia a la defensa de la religión de los curas prometiendo la salvación
como forma de movilizar a la población eterna a quienes se comprometieran en
civil, y particularmente a los sectores de las tropas conservadoras:
más baja condición económica y social.
(…) quisieron hacer del cielo una
Al celebrar la victoria final del gobierno
plaza de mercado, le bendieron
en esta población antioqueña el 10 de barato a los pueblos, i sin fé ni
septiembre de 1851, los liberales tam- consciencia los lansaron en el
bién acudieron a argumentos morales y campo de batalla. ¡Sacrílegos! Han
políticos, pues calificaron a los derrota- abusado del candor de multitud
dos como “anticristianos y amorales”, de hombres inocentes. ¡Aváros!
“mentidos defensores de la moral y la Sacrificando como lobos el reba-
religión”. La prensa liberal de Bogotá ño que se les encomendara, no
sugirió que se trataba de la actualización han satisfecho su ambición. Ma-
de las llamadas a la guerra de cruzada los ciudadanos. La patria les pe-
54
51 dirá cuentas de sus crímenes .
de la tradición católica . Además, aso-
ciaron el fanatismo del clero con su bajo Los denunciantes de Rionegro ana-
nivel educativo y cultural, como si ello lizaron la eficacia que habían tenido las
52
explicara su radicalismo ideológico . De consignas rebeldes de “federación y

religión, para una historia religiosa de la política”,


quieres ser feliz, ilustra tu clero’”. Biblioteca Central
Metapolítica, 6 (22), México, Centro de Estudios
Universidad de Antioquia, Sala Patrimonio
de Política Comparada-CEPCOM, marzo-abril de
Documental, Fondo Hojas Sueltas, Informe, “Unos
2002, pp. 32-46.
51
liberales. ¿Lo creerán? Yo creo que sí”, Medellín,
El Neogranadino, (169), año IV, Bogotá, 15 de 18 de septiembre de 1851.
agosto de 1851, “Gratitud al patriotismo”. 53
52
Con ello apelaron sin saberlo a la antigua
En medio de la discusión sobre el indulto a los tradición medieval anterior a la argumentación de
cabecillas, se decía en una hoja suelta firmada por la resistencia justa de los siglos XII al XIV.
“unos liberales”: “I que habrán adelantado esos falsos HERNÁNDEZ BECERRA, Las ideas políticas, pp. 163-
ministros, esos sacerdotes indolentes, ambiciosos 165.
e ignorantes que pusieron el puñal en las manos del 54
Biblioteca Central Universidad de Antioquia, Sala
cristiano para que con él, en nombre de la religión
Patrimonio Documental, Fondo Hojas Sueltas,
diere muerte a su padre i a su hermano: que quitaron
Informe, Manifestación de los miembros de la
al trabajador el instrumento de su industria para
Sociedad Democrática i otros vecinos de Rionegro
darle un fusil diciéndole: ‘el gobierno persigue la
al Jefe de Operaciones sobre Antioquia i a los
religión, vuele a defenderla i muere por ella si es
guardias nacionales de Buenaventura i Cauca que
necesario que es la obligación del cristiano.
formaron la División Herrera, Rionegro, 30 de
Antioquia desgraciada conoce a tu asesino si es que
octubre de 1851.

HISTORIA Y SOCIEDAD NO. 15, MEDELLÍN, COLOMBIA, JULIO-DICIEMBRE 2008, PP. 43–88
Juan Carlos Jurado Jurado 65

religión” para movilizar la población a amarillista que generan los discursos


la lucha armada. Mientras la reivindi- incendiarios del clero y no exagerar la
cación de federación era, según ellos, capacidad y efectividad de la Iglesia
incomprendida entre los “pueblos”, la de para influenciar a extendidos sectores
religión no, pues ésta consigna sí había sociales. Como se expondrá más ade-
logrado movilizar amplios sectores so- lante, la red de apoyos que logrará la
55
ciales . Al respecto podría adelantar- institución variaba según las regiones y
se la hipótesis de que las dos reivindica- las circunstancias. En definitiva, no se
ciones citadas respondían a dos socio- puede compartir la reiterada idea que
logías políticas diferentes, pues mientras tenían las clases altas de ambos parti-
la bandera de la federación se consti- dos con respecto a los sectores popula-
tuía en la pretensión de autonomía re- res y del “pueblo” raso como ingenuo,
gional de las elites conservadores con poco inteligente, falto de racionalidad y,
respecto al liberalismo capitalino, al que por ello mismo, poseído por la pasión,
veían como ilegítimo y pecaminoso, la con lo que era muy fácil engañarlo y
de la religión mostraba tener mucho asi- conducirlo con “lisonjas e ilusiones” para
57
dero cultural entre sectores populares. ser carne de cañón . De hecho, los
Con ello, el discurso religioso podía ser conservadores perdieron la guerra y en
un efectivo factor para “democratizar” ello fue fundamental el gran apoyo y mo-
la guerra, pues convocaba a amplias vilización popular que logró desarrollar
56
capas medias y bajas de la población . de manera sistemática y mucho más or-
Sin embargo, el historiador debe ser ganizada el partido liberal, mediante las
consciente del deleite morboso y Sociedades Democráticas y cuerpos
policiales como la Guardia Nacional. En
todo caso, no fueron suficientes las pré-
55
Biblioteca Central Universidad de Antioquia, Sala dicas del clero para lograr movilizar a
Patrimonio Documental, Fondo Hojas Sueltas, una muchedumbre de campesinos que
Informe, Rafael Mendoza a los habitantes del
tradicionalmente temían a las levas y a
Departamento Militar de Antioquia, Medellín, 1º
de febrero de 1852. El Neogranadino, (170), año la guerra misma, que estaban entera-
IV, Bogotá, 22 de agosto de 1851, “Los trastornos”.
56
“Los combates que se dieron en la provincia de
Córdova, acaso han sido los más sostenidos i
sangrientos que se han visto en la República. Fácil clérigos de Ospina predicaban la cruzada, i esto en
parece explicar la causa: los facciosos proclamaron los tiempos que corrieron para no volver, era lo
la federación i la religión; la primera palabra no bastante”. Biblioteca Central Universidad de
tenía sentido para la menguada intelijencia del Antioquia, Sala Patrimonio Documental, Fondo
pueblo: para los inventores tampoco tenía aliciente, Hojas Sueltas, Informe, Manifestación de los
pues que la federación existe en cuanto es posible. miembros de la Sociedad Democrática.
57
La religión sí, esa palabra májica movió los pueblos, Acerca de los reclutamientos de los sectores
esa palabra arrojada en medio de las turbas de los populares en las guerras civiles colombianas véase
hipócritas i fanáticos tuvo millares de prosélitos. JURADO JURADO, “Soldados, pobres y reclutas en las
Las puertas del cielo estaban abiertas de par en par guerras civiles colombianas”, G RUPO DE
para los soldados de los redentores Borrero, Peña, INVESTIGACIÓN RELIGIÓN, CULTURA Y SOCIEDAD, pp.
Restrepo, Págola, Jiralgo, Gómez y Uribe. Los 211-235.

HISTORIA Y SOCIEDAD NO. 15, MEDELLÍN, COLOMBIA, JULIO-DICIEMBRE 2008, PP. 43–88
66 Reinventar la nación a partir de la fe católica.
De la religión, el clero y la política en la guerra civil de 1851

dos del juego de intereses en que se fendiendo la religión (...)”. Pero no se


debatían sus vidas y que hicieron suyo veía bien el indulto para los dirigentes
el sentimiento antioligárquico que pudo de la insurrección, entre ellos los curas,
suscitar el clero en algunos sectores ple- calificados de “delincuentes” y “hom-
59
beyos. De manera que del lado conser- bres maliciosos” , lo cual expresa la
vador la participación de los sectores función que se adjudicaba al clero como
bajos, en casos, no fue tan voluntaria, salvaguarda del orden público, en aque-
pues se presentaron reclutamientos for- lla sociedad profundamente rural.
zosos; se recogieron como “voluntarios”
para defender la religión a quienes en Cinco meses después de finalizada
verdad se había obligado bajo la ame- la guerra, a principios de 1852, y una
naza de ser perseguidos como deserto- vez aniquiladas las guerrillas de Pasto y
res del servicio durante seis años, de ser Túquerres y desvanecidos los nuevos
58
“rojos, impíos y traidores a la religión” . intentos de rebelión en las demás pro-
vincias, el presidente José Hilario López
De todas formas, las concepciones pronunció su mensaje ante el Congreso
de las elites sobre el pueblo bajo y su en pleno. Denunció la forma como se
participación efectiva incidieron para invitó a las masas enardecidas a exter-
definir las políticas de pacificación y minar a los rojos, tildándolos de “here-
castigo en la postguerra, de manera que jes, impíos y masones”, para ello decían
cuando se discutió el indulto de los com- contar, no sólo con el perdón de Dios,
prometidos en la contienda, se tuvieron sino con su ayuda en tan magna empre-
más consideraciones con los reclutas y sa. Pero, por fortuna: “(…) ese mismo
soldados, pues se suponía que su inca- Dios que ve y protege siempre la causa
pacidad los eximía de las altas respon- de la justicia, y que aconseja el amor al
sabilidades que sí tenían los grupos diri- orden y la obediencia a las autoridades
gentes que planearon y lideraron la re- legítimas, hizo abortar el inicuo plan, li-
belión y, en consecuencia, se los eximía bertándonos de las feraces escenas de
de un drástico castigo. Fue así como el que habría sido teatro la capital, y quizá
60
indulto de los conservadores insurrectos la República entera” .
no contó con buena opinión en el parti-
do liberal: “se opina a favor de él para El texto es una muestra más de que
la multitud que fascinada por el poder el discurso religioso no fue exclusivo del
de los fanáticos corrió a las armas i se clero, sino que curiosamente los libera-
precipitó ya con la esperanza del saqueo,
ya persuadidos de ganarse el cielo de-
59
Archivo General de la Nación (A.G.N.), Sección
República, Fondo Ministerio del Interior y
Relaciones Exteriores, t. II, fol. 37v-38r.
58 60
Archivo Histórico de Antioquia (A.H.A), Sección ARBOLEDA, Gustavo, Historia contemporánea
República, Tomo 1851, “Indagatoria realizada a de Colombia, t. VI, Bogotá, Banco Central
Jesús María Arias, septiembre de 1851”, sin folio. Hipotecario, 1990, p. 12.

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Juan Carlos Jurado Jurado 67

les también apelaron a él, dentro de la guerra santa, mientras otros lo hicieron
politización de Dios y la religión, pro- para reivindicar la religión católica como
pias del polarizado contexto católico. de paz, mansedumbre y obediencia a las
Una diferencia estaba en que los libe- autoridades legítimas. Todo ello expre-
rales apelaron a la religión para legiti- sa el uso político de la religión para jus-
mar los llamados al orden y a la tificar una u otra postura de poder, y
constitucionalidad, mientras que los con- fundamentar una u otra forma de ac-
servadores lo hicieron como defensa de ción política, entendida ésta como la lu-
su proyecto conservador de nación y de cha por imponer o transformar un or-
62
un orden, considerado trascendente, ata- den determinado .
cado y profanado por el poder temporal.
III. Acciones políticas de los
No obstante las diferencias, los libe- conservadores y de los curas
rales también sugerían una lectura
rebeldes
mistificada de los hechos, pues finalmen-
te los destinos de la República habían Se podría afirmar que la mayor par-
sido favorecidos por la Providencia. En te del clero que participó en la guerra al
este sentido, no podían sustraerse al lado de los conservadores y de la Igle-
contexto católico cultural de la época, sia, representaba el orden establecido
por lo tanto su modernidad política (de heredado de la sociedad colonial, en el
democracia, ciudadanía basada en va- que el alto clero, los gamonales y ha-
lores laicos y separación racional de la cendados de corte aristocrático se ad-
esfera cultural de la religiosa) se mos- judicaban un papel de primer orden para
traba mezclada con elementos dirigir y civilizar las clases medias y po-
premodernos, una especie de ambigüe- pulares, con un claro tono autoritario y
dad en la representación de lo público oligárquico. En Antioquia, los sacerdo-
que la socióloga María Teresa Uribe ha tes rebeldes provenían de la ciudad de
designado entre lo moderno imaginado Medellín y sus poblaciones agrícolas ale-
61
y lo tradicional real . dañas, del oriente y del norte donde las
tradiciones católicas hispanas habían
Los diversos discursos de combate
calado en lo hondo de la cultura local.
o de llamada al orden constitucional evi-
Según Roger Brew, el clero de estas
dencian el movimiento pendular que
regiones se había integrado a los secto-
caracterizó al discurso religioso tanto del
res más altos de las sociedades locales,
clero como de los civiles, pues unos ape-
provenían de familias dominantes esta-
laron a las tradiciones combativas cató-
blecidas y, en general, tenían un buen
licas y a la patrística para justificar la
nivel educativo. Pocos provenían de

61
URIBE DE HINCAPIÉ, “De la ética en los tiempos
62
modernos o del retorno a las virtudes públicas”, URIBE DE HINCAPIÉ, “Órdenes complejos”, pp.
Nación, ciudadano, p. 167. 197-198.

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68 Reinventar la nación a partir de la fe católica.
De la religión, el clero y la política en la guerra civil de 1851

prestantes familias de comerciantes, dro No. 2)


ocupaban los mejores cargos públicos y
como resultado de su sólida situación El patrón de Bogotá y las provincias
social y política, lograban llevar una vida del centro oriente parece extenderse al
confortable aunque no suntuosa. De clero de las provincias del suroccidente,
manera que fue más frecuente que sa- en las tierras altas y frías circunvecinas
lieran exclusivamente de las familias de a las ciudades de Pasto y Popayán, don-
terratenientes locales, como ocurrió en de predominaron típicas haciendas de
63
el oriente . Otros curas conservado- estilo señorial y aristocrático, y un
res, antigobiernistas, provenían del sur visceral sentimiento de religiosidad
y suroeste de Antioquia, poblaciones combativa heredado de las anteriores
recién fundadas con migrantes prove- guerras, la de la Independencia y la de
nientes de Medellín y del oriente, donde los Supremos. En esta misma región se
la Iglesia estaba consolidando su pre- destacaba el clero de la republicana ciu-
sencia al ritmo del proceso colonizador. dad de Cali, pues según los testimonios
(Ver Cuadro No. 1) de Manuel Joaquín Bosch, parte de él
provenía de las principales familias de
Para los casos de Bogotá y las pro- abolengo señorial, pero otra no, sino que
vincias del centro oriente de la Nueva procedía de sectores mestizos y plebe-
Granada sería necesario acopiar más yos, cuyas pretensiones de ascenso so-
evidencias documentales para caracte- cial y su complicidad ideológica con las
rizar al clero regional, pero es posible elites de hacendados y esclavistas lo
entrever que tal como sucedió en hizo alinearse con sus intereses, en él
65
Antioquia, el clero que participó en la se destacaron los franciscanos . (Ver
rebelión conservadora lo hizo alinderado Cuadro No. 3)
con los sectores tradicionales de hacen-
dados herederos de antiguas encomien-
das donde la Iglesia jugó un papel de
64
primer orden en el control social de las Biblioteca Central Universidad de Antioquia, Sala
Patrimonio Documental, Fondo Folletos
clases bajas rurales: las tierras altas y Misceláneos, Volumen 258, SOLANO, José María,
frías cercanas a Bogotá y Tunja, y las Una explicación sobre la rebelión de Tunja el 18
haciendas del valle central del río Mag- de julio de 1851, Bogotá, 1 de diciembre de 1851,
dalena, circunvecinas a las ciudades de pp. 4-5. B.N.C., Fondo Pineda, MUÑOZ, J. Camilo,
64 et. al., Corito. Acontecimientos ocurridos en él, el
Ibagué, Neiva y Mariquita . (Ver Cua- 18 de julio de 1851, Bogotá, Imprenta de Torres
Amaya, Facatativá, 25 de febrero de 1852.
CAMACHO ROLDÁN, Salvador, Memorias, 2 tomos,
Bogotá, Editorial ABC, Biblioteca Popular de
63
BREW, Aspectos políticos, pp. 74-78. Aunque Cultura Colombiana, 1946.
65
Brew también vincula al clero de Santafé de Los clérigos de Cali eran, según Bosch, todos
Antioquia con los sectores altos de la sociedad local, “mestizos y plebeyos” menos los tres Camacho,
de esta población no se registran sacerdotes que Escobar, Córdoba, Scarpeta y Alomúr, apellidos de
participaran en la rebelión conservadora, como las elites locales (pp. 15-16). Por los indicios
tampoco de la liberal y comerciante Rionegro. documentales, se presume que estos sacerdotes que

HISTORIA Y SOCIEDAD NO. 15, MEDELLÍN, COLOMBIA, JULIO-DICIEMBRE 2008, PP. 43–88
Juan Carlos Jurado Jurado 69

Cuadro Nº 1
Listado de sacerdotes rebeldes en la antigua provincia de Antioquia
(Provincias: Antioquia, Medellín y Córdoba)

Nº Nombre Localidad o Tipo de participación


Provincia
1 José Cosme Medellín Pronunció Sermones abiertamente
Zuleta. Rector del subversivos y de apoyo a Borrero y
colegio de San organizó juntas para apoderarse del
José cuartel.
2 Manuel Canuto Abejorral Teniente y segundo capellán mayor del
Restrepo. Cura estado civil y militar del estado federal
párroco de de Antioquia. Lideró la toma de armas
Abejorral, futuro que iban de Sonsón hacia Rionegro.
Obispo de Pasto en Concurrió a los combates con Braulio
1872 Henao. Fue uno de los más radicales en
sus ataques al liberalismo y opuesto a
cualquier negociación con el Gobierno.
3 Juan María Hoyos. El Peñol Lideró la revuelta en la Ceja de Guatapé
Cura párroco de El con una banda armada hacia Marinilla y
Peñol El Peñol. Capellán de Borrero, impartió
la absolución a las tropas antes de la
batalla del Alto de Letras, tomó parte
activa en ésta y en la de Rionegro.
4 Bernabé Santa Presidente de la Junta de Adhesión a
Hernández o Rosa/Bello Borrero en Santa Rosa y colaboró en el
Jiménez envío de hombres armados para
apoyarlo. Aportó al empréstito de
Borrero de $80.000.
5 José Tomás Sonsón Hermano del coronel Braulio Henao.
Henao. Cura Bendijo armas y municiones de los
párroco de Sonsón enemigos del Gobierno. Fue hostil al
liberalismo y aportó al empréstito de
Borrero de $80.000.
6 Manuel Lobo Belén, Pronunció sermones altamente
Rivera. Cura Medellín subversivos de gran influencia entre los
párroco de Belén fieles y aportó al empréstito de Borrero
de $80.000.
7 José Joaquín Isaza. Aguadas Como parte de los preparativos para la
Cura párroco de sublevación, recorrió una gran parte de la
Aguadas. Obispo provincia y se pronunció en su curato
de Antioquia en invocando feligreses. Estuvo al mando de
1870 una fuerza armada que envió Borrero
para someter a la liberal Santa Fe de
Antioquia.

HISTORIA Y SOCIEDAD NO. 15, MEDELLÍN, COLOMBIA, JULIO-DICIEMBRE 2008, PP. 43–88
70 Reinventar la nación a partir de la fe católica.
De la religión, el clero y la política en la guerra civil de 1851

Fuentes: A.G.N., Sección República, Fondos Secretaría de Guerra y Marina, t. 795 y t. 20, Ministerio del
Interior y Relaciones Exteriores, t. II. A.H.A., Sección República, Fondo Copiadores, tomos: 1661, 1666
y 1686. Biblioteca Central Universidad de Antioquia, Colección Patrimonio Documental, Fondo Hojas
Sueltas, Informe, Manifestación de los miembros de la Sociedad Democrática. RESTREPO, Manuel Canuto
(Pbro.), Observaciones a una parte del manifiesto firmado por el señor Braulio Henao el 20 de octubre
de de 1851, Abejorral, 20 de diciembre de 1851, pp. 17-18; RESTREPO, Réplica al último manifiesto La
Estrella del Occidente, (254), Trimestre XVI, Medellín, 20 de julio de 1851. MESA, Carlos E., La Iglesia
y Antioquia, Medellín, Ediciones Autores Antioqueños, 1989, pp. 254-259.

HISTORIA Y SOCIEDAD NO. 15, MEDELLÍN, COLOMBIA, JULIO-DICIEMBRE 2008, PP. 43–88
Juan Carlos Jurado Jurado 71

Cuadro Nº 2
Listado de sacerdotes rebeldes en el Suroccidente
(Provincias: Cauca, Buenaventura, Barbacoas, Popayán, Pasto y Túquerres)

Nº Nombre Localidad y Tipo de participación


Provincia
1 José María Cali Participó en los preparativos de la
Rengifo revuelta del 25 de abril, donde fue
fundamental su liderazgo. Llevó a cabo
acciones logísticas como recibir avisos
clandestinos, preparar y esconder armas
y municiones.
2 Juan Santacruz Florida, Estuvo al mando de los cabecillas de la
Cura párroco de Occidente de rebelión. Lideró una de las guerrillas
Florida Pasto más combativas de la región.
3 Rivas Candelaria y Importante contacto de los rebeldes en
zona rural
participaron tan activamente en de la región
las elecciones de conabandonar
los líderessusmás
obligaciones i entregarse enteritos a
1848 a favor de Gori Palmira
y en contra de significativos,
López, lo como Antonio
cuestiones Bozo.
de política que no entendían i que eran
hicieron igualmente en la Guerra de 1851 Contaba
a favorconajenas
gran apoyo del pueblo
de su augusto y
ministerio. Los presbíteros
del conservadurismo local. Para Bosh, laayudócondición Rafaella Guerrero,
a articular rebelión enCamilo Aragón, José María
la zona.
4 de Garzón.
Rufino plebeyos y mestizos, y su bajo nivel
Pupiales cultural
Lideró Renjifo,alCornelio
la rebelión lado de Torres,
Julio Joaquín Orejuela, José
Cura como sacerdotes explicaban su politización y su
párroco de Arboleda en María Aguilera, Francisco Ayalde, i otros tantos,
la provincia de Túquerres.
arribismo en las elecciones de aquel año: “pero que andaban por las calles i plazas conquistando almas,
Pupiales
muchos de ellos, a causa de sus limitados Empleó
estudios,“toda noclase
para eldecielo
seducción
sino parapara
Gori, i amenazando con
comprometer
desconocen su estado de humildad i mansedumbre i la escomunión i conincautos
a los hombres las vivas llamas del infierno al
(…) temido
sostienen el orgullo i soberbia de la aristocracia, a yquereputado
votara porcomo uno
López, de los
siendo tanto su frenesí que
la que mueren por pertenecer, se dedican cabecillas
con mas ni elprincipales
santo templodeyalos
era por ellos respetado (…)”.
frenético entusiasmo a seguir las huellas de Fr.
trastornos”. B.N.C.,
Fue Fondo Pineda,
nombrado Sargento BOSCH, Reseña histórica,
Vicente (de la Cuesta); i así se les vio conMayor
escándalo pp. 17 y ss.
y combatió con el Batallón Nº 1
en las batallas de Anganoi y Buesaco.
5 José Joaquín Pupiales Fue uno de los líderes de la rebelión en
HISTORIA Y SOCIEDAD NO. 15, MEDELLÍN
Sánchez. , COLOMBIA
la provincia de ,Túquerres.
JULIO-DICIEMBRE 2008, PP. 43–88
Compañero
Coadjutor de de Rufino Garzón y promotor de la
Pupiales insurrección en Pupiales.
72 Reinventar la nación a partir de la fe católica.
De la religión, el clero y la política en la guerra civil de 1851

Fuentes: Archivo Central del Cauca (A.C.C.), t. 1851, paquete 50, archivo 32, Criminal contra sacerdotes
y militares rebeldes, Pasto-Túquerres, 3 de septiembre de 1851. A.C.C., t. 1852, Paquete 52, Legajo 42,
Juicio contra el Pro. Juan Ramón Aúz por su participación en la rebelión de 1851, Popayán, Patía, junio
9 de 1851. A.C.C., t. 1852, Fondo Asuntos Militares, Precaución a los clérigos rebeldes, Bogotá, febrero
18 de 1852. B.N.C., Fondo Pineda, BOSH, Reseña histórica, pp. 17 y ss. El Neogranadino, (165), Bogotá,
15 de mayo de 1851, p. 230; El Neogranadino, (169), Año IV, Bogotá, 15 de agosto de 1851, “Documento
importante”. ARBOLEDA, Historia contemporánea, p. 245.

En las provincias del suroccidente, local. Este sacerdote era un lucido líder
particularmente en las ciudades de natural, un bravo y experimentado mili-
Popayán y Pasto, los sacerdotes gana- tar de los tiempos de la independencia,
ron fama entre los liberales de “fanáti- que negoció con el general liberal José
cos, perversos y perturbadores del or- María Obando la rendición de sus gue-
66
den”. Entre ellos se encontraba el cura rrillas .
Juan Santacruz, párroco de la localidad
de Florida, quien lideró una de las gue-
rrillas más combativas en una región 66
muy propicia para este tipo de accio- BN.C., Fondo Pineda, FENIX, Contestación al
folleto del General Franco titulado ‘A la nación y
nes, debido a la descomposición y ato- al gobierno’, Popayán 26 de junio, Imprenta de
mización de los ejércitos conservadores, Hurtado, 1852, pp. 5 y ss. CAMACHO ROLDÁN,
y a la quebrada e inhóspita geografía Memorias, t. 2, p. 71.

HISTORIA Y SOCIEDAD NO. 15, MEDELLÍN, COLOMBIA, JULIO-DICIEMBRE 2008, PP. 43–88
Juan Carlos Jurado Jurado 73

Cuadro Nº 3
Listado de sacerdotes rebeldes en las provincias del Centro Oriente
(Provincias: Bogotá, Tunja, Zipaquirá, Tundamá, Mariquita, Pamplona, Casanare
y Neiva)

Nº Nombre Localidad Tipo de participación


y Provincia
1 Tomás Gómez, Bogotá y Imprimió 800 hojas volantes con la
Alias “Piringo”. Tunja cruz, bajo la consigna incitante: “con
Prior de los este signo se vence”. Atacó a los
Dominicos. liberales en sus sermones tildándolos de
“impíos e inmorales comunistas”.
2 Ruiz Tunja Se pronunció enérgicamente contra los
liberales en sus sermones y participó
directamente en los preparativos,
movilización y dirección de tropas.
3 Tamayo Tunja Participó en los preparativos de la
rebelión. Estuvo al mando tropas y
predicó en contra de los liberales.
4 Antonio M. Tunja y Se pronunció contra los liberales en sus
Amézquita. Cura Tundama homilías, participó en los preparativos
párroco de la de la rebelión, y en la movilización y
localidad de dirección de tropas. Encargado de dar
Santiago. señales con las campanas de la iglesia
para la toma de la ciudad de Tunja.
.
5 Fray Pedro Bogotá/Tun Lideró con el hacendado José María
Guzmán. ja Ardila la rebelión en la hacienda de
Sacerdote de la Corito. Predicó la guerra santa con una
Comunidad de los moral apocalíptica de autosacrificio. Fue
Dominicos. Ejercía capellán militar de las tropas de Ardila y
la cátedra en la participó en la batalla de Garrapata,
HISTORIA
Iglesia Y SOCIEDAD NO. 15, MEDELLÍN
de Santo donde, C OLOMBIA
fue , JULIO-DICIEMBRE 2008, PP. 43–88
detenido.
domingo de
Bogotá
74 Reinventar la nación a partir de la fe católica.
De la religión, el clero y la política en la guerra civil de 1851

9 Juan Bernardino Ambalema Capturado con los derrotados en la


Medina. Cura de batalla de Garrapata.
Ambalema
10 Tomás González Tunja (?) Mencionado por su compromiso con la
Solano., Superior rebelión.
de los Dominicos
11 Juan N. Barrera Tunja Arengó al pueblo para que se rebelara.
12 Agapito López Tunja Arengó al pueblo para que se rebelara.

Fuentes: A.G.N., Gaceta Oficial, (1316), Bogotá, 21 de febrero de 1852; B.N.C., Fondo Pineda, MUÑOZ,
Corito, p. 2. Biblioteca Central Universidad de Antioquia, Sala Patrimonio Documental, Fondo Folletos
Misceláneos, Volumen 258. SOLANO, Una explicación sobre la rebelión, pp. 9 y 15. B.N.C., Fondo
Pineda, CASTRO, Sermón sobre el deber. El Neogranadino, (168), Año IV, Bogotá, 8 de agosto de 1851,
“Conspiración de Tunja. Historia”; (167), Año IV, Bogotá, 1 de agosto de 1851, “La conspiración” y
“Carta al señor doctor Marcelino de Castro”; (170), Año IV, Bogotá, 22 de agosto de 1851, “Los
trastornos”. La Reforma, (5), Trimestre 1, Bogotá, 17 de agosto 1851. ARBOLEDA, Historia contemporánea,
p. 310.

La revisión de los variados documen- ran más como militantes y combatien-


tos históricos ofrece evidencias de que tes, a diferencia de altos prelados, como
la mayoría de los sacerdotes que parti- el obispo Manuel José Mosquera, quie-
ciparon de la contienda lo hicieron como nes fungieron como portavoces de la
67
combatientes directos en acciones ar- Iglesia .
madas específicas y, unos más, como
figuras simbólicas y capellanes por re- No obstante el efectivo apoyo ofre-
presentar un poder moral, pues actua- cido por los clérigos a los rebeldes, no
ron como un verdadero aliciente emo- hubo completa unanimidad en sus pos-
cional por infundir arrojo y decisión a turas, de modo que hubo curas neutra-
soldados temerosos de morir en com- les y aún liberales que combatieron con
bate sin los auxilios sacramentales. En los ejércitos gobiernistas, de los que muy
este sentido, el énfasis emotivo de la poco se sabe en medio de una contien-
guerra como toda una empresa da que al radicalizar las posturas, bási-
mesiánica sugiere que era, en parte, una camente visibilizó a los sacerdotes in-
68
forma de conjurar el miedo de los sol- surgentes . De todas formas es nece-
dados y reclutas a los combates y a la
muerte misma, lo que fue bastante co-
67
mún entre ellos, según los testimonios RESTREPO, La Iglesia y el Estado en Colombia.
68
de la documentación oficial y de la pro- Sólo es posible tener información fragmentaria
ducción literaria que suscitó el tema. y aislada acerca de la cuantía de los sacerdotes que
participaron en la guerra. Para tener una idea
Hubo la tendencia a que los clérigos aproximada del peso demográfico del clero en la
Nueva Granda y particularmente en Antioquia, puede
de medio y bajo rango se desempeña- decirse que: “El total de eclesiásticos activos en la

HISTORIA Y SOCIEDAD NO. 15, MEDELLÍN, COLOMBIA, JULIO-DICIEMBRE 2008, PP. 43–88
Juan Carlos Jurado Jurado 75

sario reconocer que no todos los sacer- tud reformista se oponía una sociología
dotes blandieron sus discursos incendia- totalmente contraria, resultante de una
rios, pues también fungieron como un localidad profundamente católica, con-
abierto apoyo al gobierno predicando notada y ridiculizada como confesional,
70
contra los rebeldes, participando entre pacata y rezandera . Ello tenía un asi-
sus tropas, y otros como mediadores del dero objetivo en la fuerte presencia de
conflicto, de manera que se prestaron la Iglesia en la localidad y en otras de
para facilitar la rendición y entrega de las tierras altas del altiplano circunveci-
armas y combatientes en medio de los no a la capital, donde proliferaron las
69
indultos, que no fueron pocos . propiedades, conventos, colegios y ha-
ciendas de la Iglesia, que se vieron afec-
En relación con los rebeldes de la tados con las medidas dictadas por el
ciudad de Tunja, que influyeron tanto en 71
Gobierno de López . Para la prensa
las movilizaciones sobre Bogotá, salió a liberal, este ambiente de preponderante
relucir el mito político de un liberalismo clericalismo en la sociedad local era pro-
liderado por la juventud, imbuida de re- picio para un “despotismo teocrático”,
novación y modernidad. A esta juven-

ofrecieron sus servicios para el restablecimiento


Nueva Granada en el año de 1851 era de 1672. De del orden, ff. 526-527. De igual forma lo hicieron
éstos, 1377 pertenecían al clero secular y 295 al los sacerdotes liberales Joaquín Restrepo y su
regular. La provincia con el mayor número era la hermano, ambos oriundos de Rionegro, localidad
del Cauca, con 405, seguida de Cundinamarca. cuyos sacerdotes se resistieron a participar en la
Antioquia figuraba en el sexto lugar, con 123 revuelta, así como los de la liberal Santafé de
clérigos, todos ellos seculares, que representaban Antioquia. Borrero se vio obligado a poner presos
un poco más de 7% del total de eclesiásticos del a dos sacerdotes que predicaban contra él en
país. Si se consideran estas cifras con relación al Envigado. BREW, Aspectos políticos, pp. 93 y 112,
número de clérigos per cápita, las posiciones que n 80. Como abiertamente liberal y controvertido
ocupan las provincias siguen siendo las mismas.” figuró el vicario general de Santa Fé de Antioquia,
LONDOÑO VEGA, Religión, cultura, p. 69. José María Herrera, que se mostró a favor del
69
El general Tomás Herrera quería evitar Gobierno, pues suspendió a los clérigos rebeldes y
enfrentamientos con los sublevados de Jamundí del abrió convocatoria para remplazarlos con lo que
9 de junio, que pretendían tomarse a Cali. Entonces se inició un cisma en la iglesia nacional pues el
les propuso un indulto general y proposiciones de arzobispo amenazó excomulgar a los que
paz, sin más condición que deponer las armas. Para participaran en él. También liberal, el sacerdote
ello se les envío a Fr. Damián González y al Pbro. Emeterio Ospino, lideró los trámites de indulto
Santiago López, que fracasaron en su encomienda. para los curas comprometidos en la guerra. Otros
B.N.C., Fondo Pineda, BOSCH, Reseña histórica, p. apoyaron moralmente las tropas liberales como el
44. Una vez llegado el general Herrera para presbítero Luciano Díaz, capellán del 5º Batallón
pacificar a Antioquia, recibió apoyos de la columna al mando del general Tomás Herrera. A.G.N.,
del general Rafael Mendoza, y hombres de las Sección República, Fondo Secretaría de Guerra y
provincias de Córdoba y Medellín el 30 de agosto Marina, t. 799, Solicitud de licencia del Pbro.
en Abejorral, entre ellos, los presbíteros Esteban Luciano Díaz, fol. 526.
70
Antonio Abad y Vicente Cálad. A.G.N., Sección El Neogranadino, (167), año IV, Bogotá, 1 de
República, Fondo Secretaría de Guerra y Marina, agosto de 1851, “La conspiración”.
Tomo 795. Listado de los ciudadanos que se 71
El Neogranadino, (168), año IV, Bogotá, 8 de
presentaron en Abejorral al ciudadano Herrera y agosto de 1851, “Conspiración de Tunja. Historia”.

HISTORIA Y SOCIEDAD NO. 15, MEDELLÍN, COLOMBIA, JULIO-DICIEMBRE 2008, PP. 43–88
76 Reinventar la nación a partir de la fe católica.
De la religión, el clero y la política en la guerra civil de 1851

un verdadero antídoto contra la moder- En las provincias del centro oriente fue
nidad, que vinculó considerablemente a legendario el padre Fray Pedro Guzmán,
72
las mujeres a favor de la rebelión . quien lideró con el hacendado José
María Ardila la rebelión en su hacienda
Podría decirse que como una exten- Corito, en las afueras de la ciudad de
sión del mito de la conspiración cons- Tunja. Guzmán era sacerdote de la co-
truido por los liberales sobre los jesui- munidad de los Dominicos y ejercía en
tas, los frailes de las localidades cerca- la Iglesia de Santo Domingo de Bogotá
nas a la ciudad de Bogotá fueron consi- a donde asistían los estudiantes del Co-
derados los principales gestores de la legio Mayor de Nuestra Señora del Ro-
rebelión, connotados con una verdade- sario a escuchar sus prédicas en un
ra leyenda negra de extravagante ca- ambiente engolfado hasta la saciedad de
pacidad subversiva. Entre los presbíte- la política militante del momento. El ca-
ros acusados de rebeldes se contaba al nónigo fue el capellán militar de las tro-
padre Tomás Gómez (alias Piringo), pas del hacendado rebelde Ardila y par-
Prior de los Dominicos, a quien se le ticipó en la batalla de Garrapata, donde
endilgaba haber hecho imprimir 800 ho- fue detenido. Para ilustrar su beligeran-
jas volantes con la cruz, bajo la consig- cia y carácter frenético, se decía que
na incitante y mágico-religiosa de: “con en los últimos momentos, para invitar a
este signo se vence”. El mismo sacer- combate, predicaba con esa moral
dote predicaba contra los liberales en apocalíptica de autosacrificio y marti-
sus homilías, tildándolos de “impíos e rio: “La hora de la redención se acerca.
inmorales comunistas”, del mismo modo Si nuestra santa causa necesita vícti-
en que lo hacía Antonio M. Amézquita mas, prestaré gozoso mi cabeza para que
en localidades cercanas a Bogotá, pre- caiga bajo el hacha homicida de nues-
73
dominantemente agrarias e indígenas . tros enemigos” .
74

72
El Neogranadino, (168), “Conspiración de Tanto liberales como conservadores
Tunja”. La centralidad que tuvieron las mujeres en leyeron la participación de los sacerdo-
la contienda, fue recreada en un poema satírico
titulado “Sublevación femenino conservera”, donde
a la lucha partidista se le superpone la lucha entre
los géneros y el protagonismo político de las
74
mujeres sucede del lado del conservadurismo. Acerca CÓRDOVEZ MOURE, José María, Reminiscencias
del apoyo de las mujeres a Borrero en Antioquia: de Santa Fe y Bogotá, Cali, Fundación para la
BREW, Aspectos políticos en Antioquia, pp. 82-86. Investigación y la Cultura-FICA, 1997, p. 1393.
El significativo peso social de las mujeres ha sido Malcolm Deas muestra que en las mismas regiones
de no poca importancia en la religiosidad popular y ciudades (Antioquia, Tunja, Bogotá, Pasto, entre
en Latinoamérica y Europa. LYNCH, “La búsqueda otras) también se presentó un efectivo poder de la
del milenio”, p. 312. Iglesia católica en los fenómenos electorales. DEAS,
73
El Neogranadino, (168), “Conspiración de Malcolm, “El papel de la Iglesia, el ejército y la
Tunja”. Biblioteca Central Universidad de policía en las elecciones colombianas entre 1850 y
Antioquia, Sala Patrimonio Documental, Fondo 1930”, Boletín Cultural y Bibliográfico, XXXIX
Folletos Misceláneos, vol. 258. S OLANO, Una (60), Bogotá, Biblioteca Luis Ángel Arango, 2002,
explicación sobre la rebelión. editado en 2003, pp. 2-29.

HISTORIA Y SOCIEDAD NO. 15, MEDELLÍN, COLOMBIA, JULIO-DICIEMBRE 2008, PP. 43–88
Juan Carlos Jurado Jurado 77

tes en la guerra a partir de la historia de conservadores adjudicaron a la política


guerras religiosas de Occidente, con lo un carácter sacro, de modo que el ejer-
que el presente cobraba sentido a partir cicio político tenía una esencia mística
de un pasado caracterizado por el espí- que motivaba conductas “abnegadas,
ritu de una fe combativa y militante. Sin heroicas y mesiánicas”, lo que explica
embargo, los liberales mismos no esca- que las disputas electorales y las con-
paron a una forma religiosa de hacer troversias de opinión política se asumie-
política, debido a la carga sacralizante ran, hasta bien entrado el siglo XX co-
que le adjudicaron al liberalismo convir- lombiano, como verdaderas cruzadas de
76
tiéndolo en toda una “religión civil” con salvación nacional . Con ello se trata-
sus rituales y prácticas de ba de una “religión politizada”, pues se
75
autoadoración . De igual forma, los la entendía como una verdadera acción
política por considerársela fundadora del
orden social y la estructura primordial
75 de lo colectivo, o de una “política
“La religión civil es la autoadoración a que se
entrega una comunidad política moderna. La teologizada”, debido a que se arrogaba
democracia liberal avanzada se constituye en muy la representación totalizante del todo
buena medida a través de ella. Como en toda simbólico dejando por fuera de ese as-
adoración, la de la religión civil oscila entre la
liturgia más tibia, compatible con la incredulidad y fixiante imaginario al contradictor polí-
77
el comportamiento expeditivo de quienes viven tico . Esta cultura política excluyente,
en su ámbito, a un extremo, y el éxtasis de sus basada en criterios unitarios y
fieles más ciegos, al otro.” G INER , Salvador,
“Religión civil”, Fin de siglo. Religión y
comunitaristas, que no fue exclusiva del
religiosidad, (6), Cali, Universidad del Valle, junio clero católico, fundaba una especie de
de 1994, p. 27. Los ritos, protocolos, simbologías cuerpo místico entre el pueblo y la na-
y ceremoniales en torno a los discursos y las ción y dejaba por fuera de la comuni-
sociabilidades del liberalismo y su prosa radical
republicana, fueron muy criticados por los dad política al divergente, con lo que
conservadores por soliviantar y desbocar a las masas todavía hoy en día, el ejercicio de la po-
populares apasionadas. Un texto que recrea las lítica tiene una gran carga mística y
sesiones de las Sociedades Democráticas liberales,
en: B.N.C., Fondo Pineda, ANÓNIMO, Una sesión
sacralizante en Colombia, aún entre sec-
solemne de la Escuela Republicana por un amigo tores que se autodefinen como marxis-
de la ilustración, Bogotá, Imprenta de El tas o de izquierda. Aunque la esfera
Neogranadino, por León Echeverría, 1850. La
político-cultural ha ganado autonomía
palabra sacra de la juventud liberal para designar la
heterogénea amalgama de manifestaciones con respecto a la esfera religiosa en el
convulsivas del pueblo liberal y de las Reformas país, recientes investigaciones muestran
Liberales era Revolución. Sustanciada la Revolución
como un mito, su devenir estaba inserto en la
dialéctica del mañana absoluto, un mañana que tenía
sus raíces en un hoy declarado programáticamente 76
como absoluto. SAMPER, José María, Apuntamientos URIBE DE HINCAPIÉ, “De la ética”, p. 175.
77
para la historia política y social de la Nueva GAUCHET, Marcel, El desencantamiento del
Granada durante la administración del 7 de marzo, mundo. Una historia política de la religión, Madrid,
de J. M. Samper, Bogotá, Editorial Incunables, Editorial Trotta y Universidad de Granada, 2005,
1984, p. 541. pp. 31-32.

HISTORIA Y SOCIEDAD NO. 15, MEDELLÍN, COLOMBIA, JULIO-DICIEMBRE 2008, PP. 43–88
78 Reinventar la nación a partir de la fe católica.
De la religión, el clero y la política en la guerra civil de 1851

que todavía tiene un gran déficit de va- Se trataba de tropas de campesinos dis-
78
lores laicos desacralizados . puestos para el combate con lanzas de
madera y coloridas y lucidas banderas
IV. Símbolos y emblemas de la con signos propios de la Cristiandad.
guerra religiosa y Como ya se dijo, sacerdotes liberales,
representaciones acerca de los como Fray Gervacio García, hicieron la
sacerdotes lectura de estos emblemas a la luz de
una profusa historia bíblica de guerras,
Para comprender la estructuración para rechazarlas como muestras de un
interna del orden político que hizo visi- falso cristianismo que desconocía la le-
ble la guerra, también es importante te- gitimidad y constitucionalidad del Go-
ner en cuenta la forma como se organi- bierno:
zaban los grupos de campesinos arma-
Sirva pues el ejemplo de aquellos
dos, de manera que el tipo de armas,
cristianos del siglo 4 para confu-
símbolos y emblemas que lucían para el sión i vergüenza de los cristianos
combate hacían parte de los lenguajes del siglo 19, que han formado
con que se autodefinían y representa- multitud de parques con las ar-
ban, y la manera como pretendían ser mas del mismo Gobierno para ha-
identificados por sus opositores. En el cer una espantosa carnicería a
movimiento rebelde de Tunja sobresale nombre de la religión. Aquellos
que la organización de sus tropas haya soldados para sostener su reli-
visibilizado símbolos muy propios de la gión entregaron las armas al em-
guerra religiosa, cuyas referencias son perador i se prepararon para mo-
rir: estos falsos cristianos (se re-
escasas en los documentos históricos.
fiere a los rebeldes) por el contra-
rio, para defenderla usurpan al
gobierno las armas i se preparan
78 para acometer a fuego i sangre; i
URIBE DE HINCAPIÉ, “Proceso histórico de la
si esto no es así, díganlo las ho-
configuración de la ciudadanía en Colombia”,
Estudios Políticos, (9), Medellín, Instituto de rrorosas banderas que traían ata-
Estudios Políticos, Universidad de Antioquia, julio- das a la asta de la lanza; su color
diciembre de 1996, p. 74. Según María Teresa Uribe, todo es negro, i no anunciaba
tanto en Europa como en América, durante el siglo sino la muerte; en un lado está
XIX, los partidos políticos no tuvieron como objeto estampada una cruz roja como
representar la heterogeneidad social o arbitrar
diferencias entre grupos de intereses, pues la nación,
símbolo de la sangre, al otro lado
y por lo tanto la ciudadanía, era entendida desde se encuentra Jesús en iniciales, el
una representación holística y totalizante. Fuertes que acostumbra el jesuita por di-
socialmente, pero sin reconocimiento visa, i en la mitad (me horrorizo al
constitucional, los partidos políticos fueron decirlo) está grabado el dulce
percibidos como facciones que representaban
nombre de Jesús, nombre de paz i
disoluciones peligrosas y anarquizantes que
atentaban contra la unidad del pueblo y la nación, de reconciliación, nombre de amor
algo que la democracia tenía la tarea de corregir si i de caridad (…) este crimen ha
quería sobrevivir; pp. 73-74. sido el escándalo de la religión, el

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Juan Carlos Jurado Jurado 79

sello de la verdadera impiedad, i mentación de los movimientos regiona-


el positivo ataque contra la relijión les rebeldes en varias provincias coman-
a cuyo nombre se han cometido dadas predominantemente por sus pro-
excesos que ella reprueba i mira pias elites y curas locales, éstos echa-
con horror; porque ella no quiere
ron mano de símbolos y emblemas de la
sangre, sino humanidad, no quie-
re odio, sino caridad; no quiere
tradición católica, que les daba un sen-
revolución, sino paz; no quiere tido de identidad y coherencia unitaria,
tumultos contra los magistrados, fundamental para adquirir el carácter
sino respeto i obediencia (…) tan- nacional que pretendía su movimiento
to más cuanto que la razón i el insurgente centrado en la defensa de la
81
buen sentido piden que el ciuda- fe, entre otras reivindicaciones . Las
dano virtuoso se mantenga siem- imágenes de “cruzada” de la tradición
pre al lado del orden i de la sana católica, como la del cristiano “soldado
moral, que ame a su patria i de- de Cristo” alimentaban y justificaban el
79
fienda su libertad .

Como puede verse, la efectividad del


clero para la movilización social se ju- principio dinámico en movilización social. “La
gaba acudiendo a íconos e imágenes imagen es más contagiosa, más virulenta que el
religiosas aptas para ser representadas escrito. Pero más allá de sus reconocidas virtudes
en la propagación de las sacralidades, que en última
escénicamente y comprendidas de in-
instancia sólo harían de ella un expediente
mediato por el motivado y politizado recreativo, nemotécnico y didáctico, la imagen
pueblo católico. En este sentido más que tiene el don capital de unir a la comunidad creyente.
imágenes los imaginarios que convoca- Por la identificación de los miembros con la imagen
central del grupo. No hay masas organizadas sin
ban a la acción política y militar genera- soportes visuales de adhesión. De allí que la imagen
ban un sentido de integralidad a una ronde las fronteras de lo político”. Y que entre la
masa de campesinos movilizados, que imagen y los imaginarios no existan fronteras
divisorias. DEBRAY, Regis, Vida y muerte de la
en verdad podía ser confusa, imagen. Historia de la mirada en Occidente,
heterogénea y dispersa. Lo cual expre- Barcelona, Paidós, 1992, pp. 98-90.
sa que la adhesión afectiva alrededor 81
Así lo sugiere la diversa documentación hallada
de imágenes, símbolos y emblemas de en los archivos locales, pues entre los rebeldes de la
la guerra era propicia para conferirle localidad caucana de Quilichao las autoridades
también comentaron a sus superiores sobre la
una necesaria organicidad política a los identidad de los rebeldes mediante las banderas
participantes y un sentido coherente de aludidas. A.C.C., Fondo Asuntos Militares, t. 1851,
80
su acción política . A pesar de la frag- Paquete 50, Archivo 50, “Comunicación del jefe
político de Santander de Quilichao, José Joaquín
Prado, al gobernador de la provincia, el 16 de
79 septiembre de 1851”, sin folio. Córdovez Moure
B.N.C., Fondo Pineda, G ARCÍA , Al pueblo resaltó la leyenda negra de estas imágenes de guerra,
granadino. pues decía que los combatientes, “como símbolo
80
Sobre el gran poder y presencia de la imagen en de sus aspiraciones, estamparon calaveras con
las ritualidades católicas, vale la pena sugerir con cruces en las banderolas negras de las lanzas, porque
Regis Debray, que al traducir ideas abstractas o el color rojo les repugnaba”, CÓRDOVEZ MOURE,
doctrinas en datos sensibles, la imagen plasma el Reminiscencias, p. 1393.

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80 Reinventar la nación a partir de la fe católica.
De la religión, el clero y la política en la guerra civil de 1851

furor bélico, dándole a una relación ras de un idealismo espiritual sin rela-
agónica y sacrificial con el contrincan- ción con la vida práctica. Como lo se-
te, en un contexto local, un sentido uni- ñala el historiador Hermes Tovar Pin-
versal propio del catolicismo univer- zón: “La política era una especie de re-
82
sal . Se trataba de la actualización lo- ligión. Las ideas liberales y conserva-
cal de una fe combativa y militante de doras operaban como un libro sagrado
larga permanencia en el Occidente ca- capaz de condicionar la vida de quienes
tólico, de modo que sacerdotes y hasta veían en ellas un evangelio irrenuncia-
84
reclutas de la más baja condición po- ble” . El segundo elemento, el socio-
dían sentirse partícipes no sólo de la lógico, es de larga tradición hispana y
defensa de sus costumbres locales y de colonial, y tiene que ver con la asimila-
la Nación, sino de algo que las trascen- ción burocrática de los sacerdotes como
día: la civilización cristiana custodiada funcionarios de la Corona y su inser-
83 85
por la Iglesia universal . ción en el juego político del imperio .
De modo que fue bastante usual que
¿Cómo explicar el profundo y beli- muchos de los sacerdotes que partici-
gerante compromiso de los sacerdotes paron activamente en la guerra ya es-
en la guerra? Dos factores contribuyen tuvieran comprometidos en la estructu-
a explicar su identidad con la contienda, ra burocrática estatal y en la política
y obviamente con la política. El primero partidista, pues se desempeñaban como
es de carácter ideológico y, si se quiere, congresistas y senadores designados por
del orden de las mentalidades, y el se- sus propias provincias, como Diputados
gundo es del orden sociológico. Como a las Asambleas Provinciales o en otros
ya se dijo, el primer factor consiste en
que, para el siglo XIX religión y política
se implicaban mutuamente, de modo que
los móviles de la política eran, más de lo 84
PINZÓN TOVAR, Hermes, “Tras las huellas del
que se piensa, míticos y religiosos, y la soldado Pablo”, S ÁNCHEZ , Gonzalo y Mario
religión no se restringía sólo a las esfe- AGUILERA (Eds.), Memoria de un país en guerra.
Los Mil Días 1899-1902, Bogotá, Planeta Editores,
2001, pp. 162-163.
85
“No es sorprendente, por lo tanto, que la Iglesia
colombiana a finales del siglo XIX estuviera
82 politizada. Siempre lo había estado. Una Iglesia
CARO BAROJA, Julio, Las formas complejas de la neutral e indiferente no solo hubiera sido
vida religiosa, volumen II, Barcelona, Galaxia completamente extraña para los nociones de
Gutenberg, Círculo de Lectores, 1995. Véase gobierno del Imperio Español, también hubiera sido
especialmente el capítulo XVII, “La milicia extraña para su práctica. Fue el arzobispo Caballero
cristiana y la moral del guerrero”, pp. 85 y ss. y Góngora quien reprimió hábilmente la rebelión
83
Biblioteca Central Universidad de Antioquia, Sala comunera de 1871. Más aún: en los asuntos internos
Patrimonio Documental, Fondo Folletos de la Iglesia colonial había bastante política. La
Misceláneos, vol. 397, doc. 1, Alocución de nuestro Iglesia llevaba a cabo elecciones internas, por
santísimo padre el Papa Pío IX en el consistorio ejemplo, y su experiencia con las elecciones era,
secreto de 27 de septiembre de 1852, Nueva York, por lo tanto, más antigua que la misma república”.
Imprenta de S. W. Benedict, 1852. DEAS, “El papel de la Iglesia”, pp. 6 y ss.

HISTORIA Y SOCIEDAD NO. 15, MEDELLÍN, COLOMBIA, JULIO-DICIEMBRE 2008, PP. 43–88
Juan Carlos Jurado Jurado 81

cargos claramente comprometidos con fensa armada, se nos hace difícil de com-
el orden profano y las redes del poder prender. Pero si se sabe que en aque-
86
local y regional . En consecuencia, la llas sociedades campesinas
guerra y la política eran una manera de premodernas del siglo XIX, había muy
reinterpretar la religión y una forma de bajos niveles de educación y casi
reinventar a la institución eclesiástica y inexistentes prácticas científicas moder-
a la nación misma frente a un Estado nas, se comprende mejor que la religión
liberal visto como una seria amenaza representara el sistema total de princi-
para ellas, pues se consideraba que las pios, sentimientos y explicaciones sub-
conducía por el camino de la barbarie y yacentes en la visión totalizante del
la disolución moral. mundo que tenían amplias capas socia-
les. Desde la perspectiva posmoderna,
Para quienes observamos estos fe- se trata de un gran relato con capaci-
nómenos desde los predominantes va- dad para ofrecer explicaciones unitarias
lores laicos urbanos y los persistentes desde un punto de vista supremo capaz
paradigmas científicos positivistas del 87
de unificar todos los demás . Así, la
siglo XXI, la gran capacidad del discur-
so religioso para convocar extensos sec-
tores de la población a favor de su de- confesionario hacía una guerra viva al desenfreno
de las pasiones”. Tenía gran ascendencia entre
“gamonales, mujeres y devotos” y “creía en pecado
mortal al que opinara por López, llegando el caso
86
El tema de la participación del clero en la política de que insultara en el confesionario i negara la
y en las redes del poder local sigue en espera de absolución a los penitentes que no se enmendaban
investigaciones que desentrañen su efectivo perfil ni dolían de este pecado como lo hizo con Ildefonso
sociológico en las localidades y regiones de Lasprilla i otros”. Su hermano Fr. Juan Cuesta y
Colombia. Hay indicios de que a mediados del siglo otros siete que menciona obraban de igual manera.
XIX en Cali, sacerdotes de sectores plebeyos En cuestiones de política las mujeres no estaban
mostraron gran capacidad de ascenso social tan al margen de la contienda electoral, como lo
mediante la política en alianza con sectores de la ha mostrado la historia política tradicional, pues
aristocracia local de corte conservador. El gran tenían un importante poder moral sobre los
“poder de conciencia” que mostraron tener hombres. Bosh decía que Cuesta y los demás curas
sacerdotes plebeyos con su participación en la de Cali utilizaron a las mujeres para extender su
política partidista desde el púlpito y el influencia política en las conciencias: “Con tan
confesionario fue bastante irritante e intolerable terrible falange, armada del tremendo poder de la
para los liberales, imbuidos de las ideas seculares en conciencia, que hasta con las mujeres influía en el
boga en medio de una acuciosa lucha de facciones. confesionario para que sedujeran a sus esposos i a
El liberal Manuel Joaquín Bosh, fue testigo de sus hijos, era poco menos que imposible el que no
excepción de la tensa situación de las elecciones de bamboleara el partido liberal, el cual exasperado
1848 en Cali. Del célebre Fray Vicente Cuesta, por esta guerra, dejó ya a un lado su conducta
franciscano ecuatoriano “plebeyo según su moderada, i comenzó a espresarse con mas energía
esterior”, decía que ante las denuncias que se hacían (…)”. B.N.C., Fondo Pineda, B OSCH, Reseña
de López como contrario a la religión católica, el histórica, pp. 17 y 33.
87
sacerdote hacía proselistimo a favor del candidato V ATTIMO , Gianni, “Posmodernidad. ¿Una
conservador Gori. Defendía los intereses de la sociedad transparente?”, En torno a la
aristocracia, muy “suelto en el púlpito i mui posmodernidad, Barcelona, ANTRHROPOS,
respetado del pueblo”, “en el púlpito i en el 1994, pp. 9-19.

HISTORIA Y SOCIEDAD NO. 15, MEDELLÍN, COLOMBIA, JULIO-DICIEMBRE 2008, PP. 43–88
82 Reinventar la nación a partir de la fe católica.
De la religión, el clero y la política en la guerra civil de 1851

religión se constituía en el fundamento propio de toda nación moderna, lo que


de la vida social y, abolirla, como lo te- no eximía al clero del ejercicio de un
89
mían los conservadores significaba pul- activo papel civilizador .
verizar la tabla de valores que sustenta-
ban la vida social, los vínculos con el Respecto a la medida de indulto de
mundo trascendente y la civilización los sacerdotes involucrados en la gue-
misma, considerada única viable en el rra, se exponían diferentes puntos de
medio cultural de la época. En conse- vista que dejan traslucir las imágenes e
cuencia el reclutamiento de tropas para ideales que se hacían las autoridades li-
la causa conservadora no fue un simple berales -y aún clérigos de este partido-
problema militar y trascendió a todo un del sacerdote ideal y de su papel en el
fenómeno cultural, en el que muchos orden nacional. El 6 de marzo de 1852,
empeñaron su vida y su estatus, de ma- el Pbro. Emeterio Ospino, liberal, solici-
nera que fue representado por parte de tó al poder ejecutivo un indulto para to-
los críticos liberales, como verdaderas dos los eclesiásticos que participaron en
“levas evangélicas” atiborradas de tro- la revolución, argumentando convenien-
90
peles aullantes de campesinos sedien- cia y filantropía . Expuso la necesidad
tos de lucha .
88 que había de eclesiásticos para las cáte-
dras, pero aclaró que se necesitaban
En el contexto de las transformacio- “eclesiásticos virtuosos” y no “perver-
nes del medio siglo, los liberales hicie- sos”. Ospino apelaba a la independencia
ron explícito su ideal del sacerdote ca- institucional e ideológica del Estado res-
tólico y su importancia en el orden polí- pecto a la Iglesia y, con ello, expresaba
tico nacional. Entre ellos, intelectuales una idea de nación moderna basada en
como Manuel Ancízar pregonaron en la independencia y separación de los
sus escritos que frente a las profundas
transformaciones devenidas de la inde-
pendencia de España, era necesario que
el clero se integrara al sistema republi- 89
“El país ha sufrido grandes transformaciones en
cano. Lo que no significaba el lo político, las cuales han modificado las costumbres
cuestionamiento a la validez del credo i creado nuevas necesidades públicas (…) Esto es
católico, sino el replanteamiento de su evidente, i sin embargo, la organización del clero
permanece inalterable con su carácter
ingerencia en los asuntos del Estado y
profundamente monárquico en medio de un Estado
la República, de manera que la activi- democrático. Lo que antes de de 1810 era un
dad política se secularizara como era elemento homogéneo en la estructura social de las
colonias, después de la revolución republicana es
un elemento contradictorio que se atraviesa en el
camino de las reformas i retarda o impide su marcha
88 produciendo sierto malestar político que agria los
A.G.N., Gaceta Oficial, (1317), Bogotá, 25 de
ánimos i los divide”. El Neogranadino, (37), año
febrero de 1852, “Parte no oficial. El Catolicismo”,
II, Bogotá, 14 de abril de 1849, pp.114.
pp. 122-123. DUBY, Georges, Año 1000. Año 2000. 90
La huella de nuestros miedos, Santiago de Chile, A.G.N., Sección República, Fondo Ministerio del
Editorial Andrés Bello, 1995, p. 108. Interior y Relaciones Exteriores, t. II, f. 85 y ss.

HISTORIA Y SOCIEDAD NO. 15, MEDELLÍN, COLOMBIA, JULIO-DICIEMBRE 2008, PP. 43–88
Juan Carlos Jurado Jurado 83

poderes civil y religioso, que se haría das por el fanatismo y las supercherías
92
realidad, formalmente, en la Constitu- religiosas . Este ideal tiene que ver con
ción liberal de 1853. Al respecto decía: la independencia de la vida pública res-
pecto de la religión y de los sacerdotes,
No soi enemigo del clero Sr. Se-
cuya labor se circunscribía a la vida pri-
cretario: al clero virtuoso lo res-
peto profundamente. Confieso a
vada y doméstica, pero definitivamente
la faz del mundo que soi cristia- la cultura estaba atravesada por las tra-
no, i tengo orgullo de ser católi- diciones católicas. Sin embargo, la reli-
co. Empero, el clero que yo respe- gión podría converger con los principios
to i acepto es el clero que de “libertad” del liberalismo, si se aca-
reconosco en el Evangelio, mas taba el “orden” por parte de las masas
no el clero de sedición i de ruina católicas, y el orden aquí se representa-
social que quiere colocar al esta- ba con un sentido de lo público
do dentro de la Iglesia i sobre el 93
91 secularizado . De esta manera
altar la hoguera i el puñal .
Ancízar como Kastos afirmaron un
En correspondencia con lo anterior, ideal de nación que la guerra misma
el liberal antioqueño Juan de Dios contribuyó a hacer visible en el contex-
Restrepo, mostró el papel estratégico de to de una cultura católica tradicional y
los párrocos en los apartados y empo- de una sociedad profundamente jerár-
brecidos poblados de campesinos, don- quica; una forma de reinventar el ejer-
de su presencia fungía como elemento cicio sacerdotal y por esta vía a la na-
de civilidad, educación y orden social, ción misma.
sobre todo con respecto a los sectores
del pueblo bajo, con quienes ejercía un
V. Consideraciones finales
efectivo control ideológico y social, lo A modo de síntesis sobre lo expues-
que hoy denominamos como un activo to, puede decirse que a pesar de la im-
rol de “mediadores culturales”. A pesar portante participación del clero en la
de que reconocía las virtudes del clero guerra al lado del partido conservador,
para contener a las masas, la centralidad la Iglesia mostró que no tenía posicio-
que éstos tenían en localidades y parro- nes unificadas, contando entre sus inte-
quias como elementos de civilidad, y su grantes con curas de la más radical be-
incontestable hegemonía política, eran ligerancia, otros más moderados difíci-
vistos por los liberales como un recio les de rastrear en medio del conflicto
obstáculo para que el liberalismo y la
racionalidad burguesa calara en unas
masas vistas como primitivas y gana- 92
El Neogranadino, (106), Bogotá, 21 de junio de
1850, “Estudios sociales. El sacerdote católico”.
También: KASTOS, Artículos, pp. 34-35.
93
91
El Neogranadino, (170), año IV, Bogotá, 22 de
A.G.N., Sección República, Fondo Ministerio agosto de 1851, “No hay que desesperar”. También:
del Interior y Relaciones Exteriores, t. II, f. 86 v. KASTOS, Artículos, pp. 76-77.

HISTORIA Y SOCIEDAD NO. 15, MEDELLÍN, COLOMBIA, JULIO-DICIEMBRE 2008, PP. 43–88
84 Reinventar la nación a partir de la fe católica.
De la religión, el clero y la política en la guerra civil de 1851

que polarizó las opciones, y otros de gica con el espíritu combativo y militan-
adscripción liberal, gobiernistas. Desde te del clero, una prueba más de que la
sus parroquias, sus cargos administrati- guerra es un importante escenario que
vos o en los campos de batalla, el clero posibilita la aparición de dirigentes polí-
conservador mostró la capacidad de ticos. De igual forma, la relativa y de-
movilización social de este partido, y se mocratizada participación de diversos
hizo visible como fuerza política incen- sectores sociales, autodefinidos como
diaria capaz de legitimar su lucha. Con comunidad de fieles bajo los estandar-
ello quedaba clara la férrea adscripción tes de la Iglesia y sus reivindicaciones
de la Iglesia al lado del partido conser- de la religión como elemento fundamen-
vador y viceversa, una muestra más de tal del orden político interno, fueron una
que cuando estallan los problemas se particular forma de reinventar la nación
fortalecen los vínculos como mecanis- en la fe, en el contexto ecuménico de la
mo para enfrentar a un enemigo común, Iglesia universal. La no diferenciación
94
en este caso el liberalismo . En con- que hizo el discurso político conserva-
secuencia el liberalismo obtuvo un triun- dor entre ambas, entre la Iglesia y la
fo militar pero no un triunfo ideológico religión, fue fundamental como elemento
(a pesar del apoyo popular al liberalis- incendiario para la contienda, pues de-
mo), pues radicalizó las posiciones y el finitivamente facilitó el apoyo popular en
sentimiento religioso quedó bastante muchas poblaciones fanatizadas con
exacerbado. matices de cruzada religiosa, pero ce-
rró el camino para establecer relacio-
Como quedó expuesto, algunos de los nes más realistas y llevaderas entre la
clérigos que participaron en la guerra Iglesia y el Estado, durante la segunda
fueron posteriormente obispos, como si mitad del siglo XIX.
el ejercicio del poder institucional fuera
conmutable y se correspondiera en ló- La rebelión conservadora expresa
en parte, la reacción militar de la Iglesia
junto a sectores retardatarios de
94
Las consideraciones acá presentadas se gamonales y hacendados para enfren-
compadecen con las de Terrance Horgan (en su tar la primera arremetida de que fue
obra: El Arzobispo Manuel José Mosquera. objeto durante el siglo XIX por parte del
Reformista y pragmático), para quien las reformas
contra la Iglesia, buscaban neutralizar la alianza de
partido liberal. Esta experiencia la pre-
ésta con el conservadurismo, pero lo que lograron pararía para reaccionar de forma
fue todo lo contrario. El partido conservador tomó radicalizada en la segunda confrontación
como suya la causa religiosa y la defensa de los con el liberalismo, a partir de la Consti-
jesuitas, y se profundizó la diferencia partidista
con el incontenible contenido emocional que tomó tución de 1863. La participación de la
la lucha agónica entre los partidos. Citado por Iglesia en la Guerra de 1851, es un he-
G ONZÁLEZ , Partidos, guerras e Iglesia en la cho más que inaugura la definición del
construcción del Estado nación en Colombia
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HISTORIA Y SOCIEDAD NO. 15, MEDELLÍN, COLOMBIA, JULIO-DICIEMBRE 2008, PP. 43–88
Juan Carlos Jurado Jurado 85

danía se define a partir de contenidos Bibliografía secundaria


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