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VIVIR CON MENOS

PARA VIVIR MEJOR


Superar la ideología
del crecimiento ilimitado

214 Joan Carrera i Carrera


VIVIR CON MENOS PARA VIVIR MEJOR
SUPERAR LA IDEOLOGÍA
DEL CRECIMIENTO ILIMITADO

Joan Carrera i Carrera

Prólogo  ..................................................................................................................  3
1  Vivir bajo la ideología del crecimiento ilimitado  ............................  5
2  Valores para crecer de una manera diferente  ....................................  10
3  La revolución viene del Sur  ......................................................................  18
4  Cristianismo y movimientos alternativos  ...............................................  23
Notas  .........................................................................................................................  29
Cuestiones para la reflexión  ..........................................................................  31
Joan Carrera i Carrera. Jesuita. Licenciado en medicina y doctor en teología. Profesor de Mo-
ral Fundamental en la Facultad de Teología de Cataluña y profesor colaborador en ESADE y
en el Institut Borja de Bioètica. Es miembro del equipo de trabajo sobre ética y sostenibilidad
de Cristianisme i Justícia, donde ha publicado los cuadernos En busca del Reino (núm. 101);
Mundo global. Ética global (núm. 118); Horizonte Kyoto (núm. 133); Identidades para el siglo XXI
(núm.  147); El problema ecológico: una cuestión de justicia (núm.  161); Una relación difícil.
Cristianismo y sociedad desde la perspectiva ética (núm. 170); La revolución de cada día. Cris-
tianismo, capitalismo y posmodernidad (núm. 189) y Hacia una ecología integral (núm. 202) .

Edita: Cristianisme i Justícia Roger de Llúria, 13 - 08010 Barcelona


Tel.: 93 317 23 38 - E-mail: info@fespinal.com - www.cristianismeijusticia.net
Imprime: Ediciones Rondas S.L. - Depósito Legal: B 14454-2019
ISBN: 978-84-9730-442-9 - ISSN: 0214-6509 - ISSN (virtual): 2014-6574

Impreso en papel y cartulina ecológicos - Dibujo de la portada: Ignasi Flores


Edición: Santi Torres Rocaginé - Traducción: Javier Rodrigo Zudaire
Corrección del texto: Cristina Illamola y Pilar de la Herrán
Maquetación: Pilar Rubio Tugas - Junio 2019

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PRÓLOGO

A menudo, y a partir de las charlas que he ido impartiendo sobre la pro-


blemática ecológica, y más concretamente sobre la encíclica Laudato
si’, en el turno de preguntas surge una cuestión que, formulada de dis-
tintas maneras, viene a decir: ¿el actual sistema económico capitalista
es compatible con los valores ecológicos?

Este será el leitmotiv del presente cua- valores que encontramos detrás de las
derno, que se centrará más en el ámbi- propuestas de estas alternativas ya es-
to cultural que en el económico, inten- tán en las raíces de la moral cristiana,
tando averiguar qué tienen en común además de en otras tradiciones religio-
las propuestas de alternativas sociales sas. Por ello, me gustaría empezar ci-
y económicas de carácter ecológico y tando unas palabras que el papa Fran-
«decrecentistas» que cuestionan el sis- cisco pronunció en el año 2015, en un
tema capitalista actual. encuentro de movimientos populares
Para muchos, estas propuestas tie- de Bolivia; palabras que, como cris-
nen un carácter excesivamente utópi- tianos y cristianas, personas de bue-
co, son poco generalizables y poco fac- na voluntad, deberían interpelarnos y
tibles de ser llevadas a la práctica, lo hacer que estuviéramos atentos a los
que en parte es cierto. Hablar de alter- cambios que estos movimientos alter-
nativas realistas es casi una antinomia, nativos proponen:
ya que, al cuestionar el estado actual
de las cosas, cualquier alternativa tiene Empecemos reconociendo que necesi-
siempre algo de utópico, que se sale de tamos un cambio. Quiero aclarar, para
nuestro imaginario actual. que no haya malos entendidos, que
Como intentaremos mostrar a lo hablo de los problemas comunes de to-
largo de estas páginas, muchos de los dos los latinoamericanos y, en general,

3
también de toda la humanidad. Pro- Porque no se trata de esas cuestiones
blemas que tienen una matriz global y aisladas. Me pregunto si somos capa-
que hoy ningún Estado puede resolver ces de reconocer que esas realidades
por sí mismo. Hecha esta aclaración, destructoras responden a un sistema
propongo que nos hagamos estas pre- que se ha hecho global. ¿Reconocemos
guntas: que ese sistema ha impuesto la lógica
de las ganancias a cualquier costo sin
• ¿Reconocemos, en serio, que las pensar en la exclusión social o la des-
cosas no andan bien en un mundo trucción de la naturaleza?
donde hay tantos campesinos sin Si esto es así, insisto, digámoslo
tierra, tantas familias sin techo, tan- sin miedo: queremos un cambio, un
tos trabajadores sin derechos, tantas cambio real, un cambio de estructuras.
personas heridas en su dignidad? Este sistema ya no se aguanta, no lo
• ¿Reconocemos que las cosas no aguantan los campesinos, no lo aguan-
andan bien cuando estallan tantas tan los trabajadores, no lo aguantan las
guerras sin sentido y la violencia comunidades, no lo aguantan los pue-
fratricida se adueña hasta de nues- blos… Y tampoco lo aguanta la Tierra,
tros barrios? la hermana madre tierra, como decía
• ¿Reconocemos que las cosas no an- san Francisco.
dan bien cuando el suelo, el agua, el Queremos un cambio en nuestras
aire y todos los seres de la creación vidas, en nuestros barrios, en el pago
están bajo permanente amenaza? chico, en nuestra realidad más cercana;
también un cambio que toque al mundo
Entonces, si reconocemos esto, di- entero porque hoy la interdependencia
gámoslo sin miedo: necesitamos y que- planetaria requiere respuestas globales
remos un cambio. [...] a los problemas locales. La globaliza-
Hay, sin embargo, un hilo invisible ción de la esperanza, que nace de los
que une cada una de las exclusiones. Pueblos y crece entre los pobres, debe
No están aisladas, están unidas por un sustituir a esta globalización de la ex-
hilo invisible. ¿Podemos reconocerlo? clusión y de la indiferencia.1

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1  VIVIR BAJO LA IDEOLOGÍA DEL CRECIMIENTO
ILIMITADO

El siglo xxi no está siendo el siglo de las grandes ideologías con visio-
nes globales que pretenden explicarlo todo, sino el siglo de una múl-
tiple matriz de alternativas parciales que buscan salidas al imaginario
hegemónico. Son alternativas que prefiguran novedades en pequeños
ámbitos de la realidad, denunciando que lo que hemos normalizado en
nuestra cultura y en nuestra forma de vivir no es en absoluto normal ni
puede generalizarse, ni geográfica ni históricamente.

Un sistema basado mación... (Es necesario añadir, aunque


en el crecimiento sea entre paréntesis, que eso no ha
ocurrido para las personas, cuya movi-
La sociedad occidental y su cultura lidad se ha dificultado cada vez más).
hegemónica se han basado en un sis- El sistema ha funcionado con una
tema económico en el que predominan idea básica que nace en la era moder-
el libre mercado y la sacralización de na: la del constante crecimiento eco-
la propiedad privada, si bien es cierto nómico expansivo; un crecimiento
que de este sistema han surgido dis- sin límites que ha marcado la idea de
tintas versiones, con estados de bien- progreso y que se ha convertido en un
estar más fuertes y estados con mode- imperativo para que los propietarios o
los mucho más liberales. Este modelo accionistas de los medios de produc-
conoció durante la segunda mitad del ción puedan conseguir el máximo be-
siglo xx su máxima expansión, a par- neficio. Hemos interiorizado esta idea
tir de la creación de un mercado global de progreso de tal manera en nuestra
cada vez más abierto a la circulación cultura que somos incapaces de conce-
de mercancías, de capitales, de infor- bir otra dinámica que no sea la mejora
5
continua en las prestaciones de todo lo el crecimiento disminuye, se ponen en
que usamos en nuestro día a día, res- marcha los mecanismos para reactivar
pondiendo de este modo a unas cons- la economía, ya sea, por ejemplo, a
tantes expectativas de mayor rapidez, costa de precarizar las condiciones de
eficiencia y ampliación de posibili- trabajo o deslocalizando las empresas,
dades. Y esta dinámica de progreso y en busca de estándares laborales, pres-
crecimiento infinitos seguirá hasta un taciones sociales o normativas ecoló-
punto en que la ciencia y la técnica en- gicas que permitan aumentar la renta-
cuentren una solución definitiva a los bilidad con el objetivo de potenciar el
problemas que nos preocupan, ya sean crecimiento. He aquí una paradoja del
médicos o estén relacionados con la sistema: promueve un único mercado
energía, la alimentación, el transporte, universal (donde las mercancías y el
la comunicación, etc. capital puedan circular libremente),
Por eso, convendría que nos cues- pero necesita marcos estatales diferen-
tionáramos qué entendemos por «cre- ciados, de los que se sirve para aumen-
cimiento». Aunque no existe una única tar sus beneficios.
respuesta, como vivimos en un sistema Cuando, a partir de los ochenta, el
que prioriza lo económico, es a este beneficio en los países occidentales
enfoque al que supeditamos nuestra vi- tendió a disminuir, las grandes em-
sión de la realidad. presas lo mantuvieron o aumentaron
gracias a las ventajas del mundo glo-
balizado. Este nuevo marco ofrecía un
La crisis económica flujo libre de capitales, la posibilidad
de 2007-2008 podría haber de que las empresas se deslocalizaran
y, asimismo, un mecanismo que permi-
supuesto un momento de tía desviar dinero hacia el sector finan-
inflexión y de repensar ciero, asegurando de este modo gran-
el modelo de crecimiento des beneficios. Esta nueva dimensión
y el sistema capitalista de la economía financiera se alejaba de
la economía productiva real –la que ge-
imperante.
nera riqueza real–, un fenómeno al que
pronto se bautizaría como «financiari-
zación» de la economía.
También podríamos preguntarnos La crisis económica de 2007-2008
si este sistema, tal como lo conocemos podría haber supuesto un momento de
en la actualidad, podría sobrevivir sin inflexión y de repensar el modelo de
crecimiento económico. Con un PIB crecimiento y el sistema capitalista
estancado o en retroceso, difícilmente imperante (por lo menos en su versión
podría mantenerse el actual sistema más neoliberal y financiera), pero si la
capitalista. Es verdad que hay períodos analizamos, las soluciones adoptadas
de crecimiento cero o incluso negativo, por los países occidentales han inci-
pero son pasajeros, y enseguida se bus- dido en las mismas fórmulas que des-
ca la forma de superarlos, a cualquier embocaron en la crisis, orientadas a re-
precio. Así, cuando la alarma suena y activar el crecimiento económico. De
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hecho, la única novedad ha consistido hegemónicos. Por ejemplo, este cons-
en un nuevo consenso sobre políticas tante crecimiento no habría sido posible
económicas basadas o bien en el re- sin el denominado «hiperconsumo»; es
corte de gastos estatales («políticas de decir, un consumo cada vez más acele-
austeridad», según el lenguaje oficial), rado de bienes que no son ni básicos ni
dejando al mercado y a las empresas necesarios, sino superfluos. Tal hiper-
un más amplio margen de iniciativa, o consumo tiene sus motivaciones. Cier-
bien en el aumento del gasto público tamente, la posesión de determinados
con medidas de raíz keynesiana. Am- bienes nos permitió ser más autónomos
bas políticas económicas, aunque de frente al azar y la naturaleza. Nadie nie-
inspiración opuesta, coinciden en que ga que la aparición de algunos aparatos
no cuestionan el modelo de crecimien- tecnológicos que conocemos nos ha
to (o modelo productivo) y en que des- liberado de tareas muy pesadas, cuya
atienden las consecuencias negativas realización requería mucho tiempo y
de dicho crecimiento (el daño ecológi- esfuerzo. Pero también es cierto que, si
co, la mala redistribución, la crecien- en un primer momento ello supuso una
te financiarización...); consecuencias mayor autonomía, esta se ha ido per-
que, con la crisis, lejos de mitigarse se diendo cuando se ha pasado a consumir
han acentuado. de forma compulsiva y cuando se han
Podríamos decir, por tanto, que la creado dependencias en relación a la
noción de crecimiento ilimitado se ha posesión de determinados bienes.
convertido en una auténtica ideolo- Este constante consumo también
gía, en el pleno sentido de la palabra: se ha visto favorecido por medidas
un sistema de ideas y juicios destina- que los productores han ido generando
dos a describir, explicitar, interpretar con la única finalidad de impedir que
y justificar la situación de un grupo o el mecanismo se detenga. Me refiero a
colectivo y que, inspirándose en unos fenómenos como por ejemplo la obso-
valores, proponen una acción histórica lescencia programada (productos con
al servicio de unos intereses individua- fecha de caducidad de fábrica) o la ob-
les y colectivos determinados. De tal solescencia psicológica potenciada por
manera que podríamos preguntarnos un marketing que presenta de manera
a qué intereses sirve este crecimiento progresiva nuevos productos con más
ilimitado. prestaciones. Seguramente, existen ba-
ses psicológicas que expliquen esta
insaciabilidad humana, pero ha sido el
Un sistema basado propio sistema capitalista el encargado
en el hiperconsumo de que el hiperconsumo se transforme
en uno de los pilares de nuestra socie-
Para que este constante crecimiento dad. Hoy en día, poseer cosas no repre-
económico se convierta en el motor del senta tan solo poseer bienes materiales
sistema, es necesario que una serie de para satisfacer necesidades materiales,
valores, de formas de vida y de modelos sino que la mera posesión de tales bie-
de producción, que no se dan en otras nes tiene de por sí un fuerte papel sim-
culturas, se hayan interiorizado como bólico, ya que dan estatus y construyen
7
una identidad, posibilitando así la par- a otra en la que ganábamos algunas
ticipación en la vida social. cosas que no teníamos y que necesitá-
Asimismo, la posesión de determi- bamos, o por lo menos que creíamos
nados bienes constituye un lenguaje, necesitar. El mantra del crecimiento
en la medida en que actúan como si constante va muy ligado a la noción
fueran una ampliación de nuestro yo.2 de progreso que aparece en las socie-
También la posesión de determinados dades modernas. Una fe que nos lleva
bienes puede actuar como un suce- a creer que podemos ir mejorando in-
dáneo de carácter pseudorreligioso, finitamente, dominando la naturaleza
ofreciendo imaginarios, sueños para y controlando el azar para ponerlos a
escapar de la dura realidad.3 Un yo que nuestro servicio. De esta manera, va-
se encuentra vacío de sentido, o un yo mos reduciendo las tareas de tipo más
que se siente solo, es proclive a buscar manual, combatimos las enfermedades
un sentido a su vida en la posesión de y hacemos más previsibles las catás-
bienes, a los que el marketing se ocupa trofes naturales.
de presentar como horizontes de ple-
nitud. Cuanto mayor sea el vacío que
se experimente, más se está expuesto a El crecimiento se ha
ser manipulado por el marketing, algo convertido en un ídolo,
que el mercado sabe muy bien. Pese
a que el imaginario asociado al consu- pero este ídolo ha tenido
mo no llegue nunca a realizarse y solo siempre los pies de barro.
genere frustración, paradójicamente
resulta que este fracaso se convierte
en el éxito del hiperconsumo, ya que Esta idea de crecimiento y progre-
hace que entremos en una rueda impa- so no existía en las sociedades agrarias
rable en la que cada vez es más urgente tradicionales, en las que el tiempo tenía
satisfacer el deseo de adquirir nuevos una dimensión más cíclica (las estacio-
bienes. Si en el pasado primero se aho- nes, las cosechas...) y los avances tec-
rraba y solo una vez que se había con- nológicos se producían por lo general
seguido reunir la cantidad suficiente se con gran lentitud. Así pues, crecer se
compraba, en la actualidad, a través de asocia con la mejora de las condicio-
fórmulas como los créditos –fáciles y nes de vida y, en último término, con
rápidos–, el tiempo transcurrido entre una determinada imagen de lo que es
el deseo y su satisfacción prácticamen- la felicidad humana. Empleando una
te ha desaparecido. terminología religiosa, podríamos de-
cir que el crecimiento se ha convertido
en un ídolo. En Europa, en la época de
Un mito que empieza a ser la Revolución Industrial, el paradigma
cuestionado del crecimiento se impuso como res-
puesta a la emergencia provocada por
Hasta hace poco, la noción positiva la explosión demográfica y el aumento
de crecimiento no se cuestionaba: cre- de las necesidades sociales, una situa-
cer significaba pasar de una situación ción a la que el modelo productivo de
8
aquel momento no podía hacer frente. ciedades; es decir, la economía capi-
Lentamente, este nuevo paradigma talista ha creado mucha riqueza, pero
pasó de ser una respuesta de emergen- no la ha distribuido bien; circunstancia
cia a consolidarse como un modelo de que no ha dejado de acentuarse desde
producción permanente que acabaría que la corriente neoliberal se impuso
desembocando en el capitalismo tal en los años ochenta del siglo pasado.
como hoy lo conocemos. Esta desigualdad está afectando inclu-
Pero el ídolo ha tenido siempre los so a aquellos países que se han regido
pies de barro, ya que se ha erigido so- con los modelos del estado de bien-
bre un asiento de víctimas, no todas estar más redistributivos. Algo que
visualizadas: explotación y destruc- está provocando que, poco a poco, se
ción de la naturaleza, explotación de la vaya disociando el concepto de creci-
fuerza de trabajo, colonialismo, explo- miento económico del de bienestar en
tación y manipulación del papel de las sentido amplio. No obstante, todavía
mujeres... La naturaleza y el trabajo se hay quien, aun reconociendo la pro-
supeditaron al crecimiento durante dé- blemática, considera que un «mayor
cadas, hasta que, a partir de los setenta, crecimiento» acabará solucionando los
empezó a hablarse de superpoblación efectos negativos de este crecimiento
y agotamiento de los recursos natura- generador de desigualdades. Lo de-
les. Recordemos el famoso informe muestran expresiones como: «la pro-
Meadows, que reflejaba esta preocupa- pia tecnología encontrará soluciones al
ción,4 aunque lo hacía centrándose en cambio climático», «es necesario cre-
el crecimiento y la superpoblación de cer más económicamente para poder
los países del entonces llamado «ter- distribuir mejor», «el mal de los países
cer mundo» y en la amenaza que esa pobres se debe a que no están suficien-
situación representaba para el «primer temente globalizados (tiene que entrar
mundo». en el mercado global y de ese modo
Fue en torno a los noventa cuan- disfrutarán de sus beneficios)»...
do, a partir de los primeros informes Pero, afortunadamente, ya no todo
del IPCC (Grupo Intergubernamental el mundo acepta según qué argumen-
de Expertos del Cambio Climático), tos. A finales del siglo xx, aparece una
se pusieron encima de la mesa los te- serie de movimientos heterogéneos
mas del calentamiento global y de los que cuestionan el modelo de creci-
residuos generados no absorbibles. miento ilimitado y postulan otras ma-
Desde entonces, las consecuencias del neras de vivir y otros modelos de fe-
cambio climático se han vuelto tan evi- licidad, distintos a los que propone la
dentes que cada vez son menos los que cultura hegemónica. A pesar de su he-
dudan de que el calentamiento global terogeneidad, entre ellos encontramos
es un hecho que pone en tela de juicio unos valores coincidentes y, pese a que
la continuidad del actual modelo de no son tecnófobos en sentido amplio,
crecimiento ilimitado. han dejado de creer que las soluciones
Existe otro hecho que cuestiona el a la compleja crisis estén únicamente
actual modelo: la creciente desigual- dentro del ámbito de respuestas que las
dad social dentro de las propias so- nuevas tecnologías puedan ofrecer.
9
2  VALORES PARA CRECER DE UNA MANERA
DIFERENTE

Aunque es verdad que hay quien ha propuesto el provocativo término


de «decrecimiento», y que lo que se está pidiendo es una reducción
significativa de la producción y el consumo, la mayoría se inclina por
poner el acento no en el «menos», sino en lo «diferente»: no se trata
de hacer menos de lo mismo, se trata de crecer de otro modo. Para
conseguirlo, estos movimientos –que van de la economía del bien co-
mún al cooperativismo, del feminismo al ecologismo, de los movimien-
tos libertarios al comunitarismo, de la antiglobalización al altermun-
dialismo– son conscientes de la necesidad de salir del imaginario del
sistema actual, cuestionando los valores sobre los cuales se sustenta
el sistema capitalista neoliberal.

Crítica a los valores del sistema modernidad: en lugar de ganar más


libertad, los sujetos están cada vez
El primer valor que rechazan estos mo- más subordinados a los dictados de los
vimientos es, parafraseando a Ignacio mercados, perdiendo paulatinamente
Ellacuría,5 que la acumulación sea con- la capacidad de discernimiento ante
siderada motor de la historia; esto es, sus ofertas. Algunos autores hablan de
cuestionan una premisa esencial del ca- una «pauperización psicológica», en el
pitalismo: el derecho de cada individuo sentido de que se ha creado un estado
a acumular recursos más allá de sus ne- de continua insatisfacción generaliza-
cesidades básicas y a usarlos para con- da, producido por la pérdida de capaci-
seguir lo que considera una vida plena dad de autonomía real al habernos con-
y feliz sin tener en cuenta a los demás. vertido en dependientes del consumo.6
También denuncian que se ha trai- Critican asimismo que la balanza
cionado el ideal emancipatorio de la se incline siempre hacia el primero de
10
los polos en las siguientes alternativas: ticas en este terreno con el objetivo de
competitividad frente a cooperación, salvarse ellas.8 Unas élites ilustradas
egoísmo frente a altruismo, global fren- impondrían medidas en su propio be-
te a local, material frente a relacional, neficio aprovechando la incapacidad
poseer frente a compartir, lujo frente de la democracia de tomar decisiones,
a frugalidad, lo privado frente a lo co- con una política secuestrada por el
mún. Y podríamos añadir como crítica poder económico. Son las salidas de-
que la codicia humana se ha liberado nominadas «ecocracias autoritarias»,
de cualquier control moral y social. «ecofascismos»...9 Por el contrario,
los movimientos en los cuales basa-
mos nuestras propuestas alternativas
¿Anticapitalismo quieren, en lugar de los autoritarismos,
o precapitalismo? soluciones que beben del pacifismo y
de la participación democrática de toda
Ante estas críticas es obligatorio pre- la población. Otra crítica que compar-
guntarse si estos movimientos son cla- ten es el exacerbado individualismo
ramente anticapitalistas. La respuesta de la sociedad actual, que ha destruido
no es sencilla; nos inclinamos a pensar todo lo que había más colectivo. Ve-
que más bien lo que hacen es poner en remos cómo estos movimientos pre-
tela de juicio los valores de la moder- sentan alternativas que revalorizan lo
nidad y que, por tanto, cuestionan los común.
modelos económicos tanto del capita- Finalmente, encontramos en ellos
lismo como del llamado «comunismo un análisis crítico que intenta explicar
real».7 De hecho, algunas de las pro- la forma en que los valores del siste-
puestas más bien podrían tildarse de ma actual han ido colonizando nuestro
«precapitalistas», puesto que proponen imaginario y los hemos ido normalizan-
formas de producción anteriores al do, hasta el punto de considerarlos pro-
capitalismo, adoptando como modelo pios y hegemónicos de la humanidad.
culturas en las que no se ha producido El resultado ha sido la generación de
una revolución industrial al estilo oc- ciudadanos acríticos, poco reflexivos,
cidental. Sea como sea, de lo que no dóciles consumidores, competitivos
hay duda es de que para entender estos y trabajadores tecnócratas. Para estos
movimientos tiene que abandonarse la movimientos, resulta urgente ver des-
dialéctica derecha-izquierda predomi- de qué valores estamos educando so-
nante en Occidente durante el siglo xx. bre todo en Occidente,10 y de qué ma-
Es decir, tratan de superar un sistema nera puede realizarse un cambio en un
que consideran desahuciado, evitando imaginario que se ha convertido en sis-
entrar en un enfrentamiento dialéctico témico. Las propuestas en este punto
(y, sobre todo, ideológico) directo con son también diversas: algunas emplean
el sistema capitalista. un lenguaje religioso (conversión),
Varios de estos movimientos de- mientras otras hablan de la necesidad
nuncian la posibilidad de que algunas de una descentralización cognitiva...
élites estén gestando salidas al proble- Pese a su heterogeneidad, que di-
ma ecológico y adopten medidas drás- ficulta encontrar una definición que
11
abarque a todos los movimientos que Como alternativa a los indicado-
postulan el decrecimiento, si amplia- res que se emplean actualmente en la
mos la perspectiva, vemos que existen confección del PIB, se han propuesto
unos valores que comparten, aunque se otros muchos que, para medir el desa-
concretan en propuestas sociales y po- rrollo de una sociedad, tienen presente
líticas no siempre coincidentes. parámetros que no se reducen a lo es-
trictamente económico: esperanza de
vida, escolarización, igualdad de gé-
Otro Producto Interior Bruto (PIB) nero, ecología... Sirva como ejemplo
es posible el Programa de las Naciones Unidas
para el Desarrollo (PNUD), que desde
Muchos de los movimientos parten de hace muchos años viene proponiendo
dos problemas interrelacionados: el el Índice de Desarrollo Humano (IDH)
cambio climático y el crecimiento de como alternativa al PIB. Así pues, para
las desigualdades económicas, y criti- estos movimientos, decrecer en térmi-
can las soluciones que hasta el momen- nos de PIB no tiene por qué significar
to se han postulado. Ni la tecnología que no mejoren otros indicadores del
frenará el cambio climático, ni un ma- bienestar de una sociedad. Por eso, al-
yor crecimiento económico conseguirá gunos creen que el concepto «decreci-
que remita la desigualdad, ya que el ac- miento» puede llevar a equívocos deri-
tual crecimiento (concebido puramente vados de la concepción que se tenga de
en términos de aumento del PIB) es an- «crecimiento».
tieconómico e injusto. Antieconómico Además, la idea imperante de cre-
porque se trata de un crecimiento que cimiento es injusta porque se apoya
no tiene en cuenta el impacto y los cos- sobre la invisibilización del trabajo re-
tes que ocasiona (por ejemplo, sobre la productivo y del cuidado de personas
salud), y porque no distingue entre ac- dependientes, que tal como denuncia
tividades buenas y malas (por ejemplo, la economía feminista, tienen una clara
computa como crecimiento actividades connotación de discriminación de gé-
que se dedican a reparar las consecuen- nero. Por otro lado, también es injusta
cias que el propio sistema genera: cons- porque no tiene en consideración el
trucción de prisiones, descontaminación intercambio desigual entre los países.
de ríos...). Tampoco brinda información Las materias primas y la energía se ob-
sobre la distribución de ingresos ni con- tienen en países subdesarrollados (en
tabiliza muchas acciones beneficiosas términos clásicos del PIB), que sufren
para la sociedad (como el trabajo do- el impacto de una extracción descon-
méstico, el voluntariado, la atención a trolada, y a los que aun después se les
las personas dependientes...) y, además, envía los residuos y las sustancias con-
es injusto porque no considera que, a taminantes, todo a cambio de pequeñas
partir de cierto nivel de ingresos, es la cantidades de dinero.
igualdad y no el crecimiento económico Otro aspecto que critican es que el
el factor que hace aumentar el bienestar crecimiento actual haya desembocado
de la población (Wilkinson y Pickett, en una mercantilización que se ha ex-
2009; Deaton, 2015). tendido a todos los ámbitos de la vida,
12
sustituyendo una serie de prácticas gica productivista y se pervierten cuan-
sociales e individuales (hospitalidad, do entran en la lógica del mercado.
cuidado, contemplación...) que has- Su amenaza para el sistema actual
ta ahora no obedecían a la lógica del reside, principalmente, en que se ten-
intercambio comercial ni del beneficio dría que liberar tiempo –lo que afecta-
económico personal. Como señala el ría a la producción– y además rompería
filósofo Michael Sandel, «hemos pasa- la exacerbada individualización– para
do de tener una economía de mercado crear formas de apoyo mutuo entre las
a una sociedad de mercado».11 Lo que personas. De esta manera, se iría ge-
ahora se reivindica es la recuperación nerando un sentimiento de interdepen-
y la revalorización de todo lo que es- dencia que haría que los problemas de
taba fuera del mercado y que aportaba uno se convirtieran en los problemas
bienestar a la sociedad. de los demás.

Bienes relacionales La idea imperante de


crecimiento es injusta
Muy relacionado con las dos críticas
señaladas, estos movimientos dan mu- porque se apoya sobre
cha importancia a los llamados «bienes la invisibilización del
relacionales», que son aquellos bie- trabajo reproductivo y
nes que se encuentran fuera del mer- del cuidado de personas
cado y que, por tanto, no entran en
dependientes.
la lógica del crecimiento del PIB. Se
trata de bienes a los que los juristas y
economistas se refieren como «bienes
comunes», y que, aunque incluyen rea- Dentro de estos bienes, algunos
lidades muy distintas, responden a dos hablan de la recuperación de los «pro-
criterios, como explican Serge Latou- comunes» (commons), cuyo origen
che y Didier Harpagès: «no rivalidad histórico está vinculado a las tierras
(la cantidad de bienes disponibles no comunales, aunque incluían también
se ve disminuida por el hecho de que otros elementos, como eran un horno,
otros se beneficien de ellos) y no exclu- un molino para moler los cereales... Se
sión (el acceso a este tipo de bienes es encontraban en economías precapitalis-
libre)».12 Existen diferentes bienes re- tas, en comunidades pequeñas que ges-
lacionales, algunos nacen en la convi- tionaban bienes públicos a los que to-
vencia, en el cuidado mutuo… son bie- dos los miembros de la comunidad
nes que generan vida y tienen cuidado tenían acceso. Una posible definición
de ella. Tradicionalmente, muchos de de «procomún» sería: «Un recurso se
ellos han estado sobre todo en manos convierte en procomún cuando la co-
de las mujeres, y es por eso por lo que munidad o un grupo de personas se en-
desde el feminismo han sido reivindi- carga de su cuidado».13 Los procomu-
cados como productores de bienestar. nes formaban parte de las economías
Se trata de bienes que se oponen a la ló- europeas antes de que la progresiva li-
13
beralización los fuera privatizando. Es que enlaza con la tradición filosófi-
importante fijarse en que un procomún ca que preconiza simplificar la vida li-
supone crear una comunidad que de- mitando las necesidades como medio
fina qué se comparte y cómo se com- para alcanzar la felicidad. Serge La-
parte, además de ser un autogobierno touche habla «del paso de una socie-
local de los recursos compartidos. En dad de consumo a una sociedad de la
un ámbito más específicamente de los abundancia frugal»,15 o, como sintetiza
valores, los procomunes sustituyen el Tim Jackson de una manera más mo-
imperativo del «tener» por un sistema derada, la «prosperidad sin crecimien-
productivo en que hacer juntos y com- to».16 Como añade Latouche, la fruga-
partir herramientas para la producción lidad reencontrada permite construir
(co-uso y colaboración) aumentan una sociedad de la abundancia, enten-
nuestra calidad de vida. También crean diendo que las personas serán menos
formas de autoadministración en que dependientes de las necesidades super-
todos los miembros son partícipes y re- fluas y encontrarán la felicidad en los
cuperan las producciones más locales. bienes relacionales. Como afirma Kate
Los movimientos críticos defienden Soper, «la sociedad de consumo ha
los procomunes por diferentes razones. traspasado cierto punto crítico a partir
En primer lugar, representan un ahorro del cual el materialismo solo sirve para
de los recursos porque se comparten. dificultar el bienestar humano».17 En el
En segundo lugar, precisamente por- fondo, se intuye que existe cierto bien-
que se comparten los recursos, fomen- estar material básico y que cuando se
tan la relación entre las personas. crean más necesidades, disminuye tan-
Por otro lado, revitalizan el espa- to el bienestar de la persona como el de
cio público, lo que no necesariamente la sociedad. Esta autolimitación, cen-
representa un aumento de la Adminis- trada en las necesidades básicas, acaba
tración pública. Christian Felber, en su generando abundancia y permite com-
propuesta de una economía del bien batir la escasez absoluta sin necesidad
común, sin romper con el mercado, de- de expandir el sistema de producción.
fiende la existencia de lo que denomina Una frugalidad, también concebi-
«bienes democráticos» (escuelas, uni- da como experiencia interiorizada, se
versidades, hospitales, agua, energia, convierte, de hecho y como explica
transporte público...) que la ciudada- Trainer, en un requisito para la vida
nía controlaría de forma participativa espiritual: «Vivir con un grado consi-
y a nivel local, sin que un gobierno, a derable de frugalidad, autosuficiencia
nivel superior, interviniese.14 e interdependencia es necesario si que-
remos tener algunas de las experien-
cias más importantes que contribuyan
Austeridad a la calidad de vida».18 Por tanto, la vía
de la simplicidad puede resultar atrac-
Otro valor que sostienen estos movi- tiva y enriquecedora, algo que además
mientos y que aparece bajo diferentes dé sentido a la vida de las personas.
denominaciones es el de la austeridad. En similares términos se expresaba
Proponen una sobriedad voluntaria, Ignacio Ellacuría, quien lo ponía como
14
condición para que pueda brotar una que cada uno, de forma individual, sin
verdadera riqueza espiritual y humana: consideración social, pueda acumular
«[…] Esta pobreza es la que realmente bienes más allá de lo que necesite para
abre espacio al espíritu, que ya no se su supervivencia.
sentirá ahogado por el ansia de tener
más que el otro, por el ansia concupis-
cente de tener toda clase de superficia- Una política de proximidad
lidades, cuando a la mayor parte de la
humanidad le falta lo más necesario».19 Otro valor, estrechamente unido a la
revalorización de su economía, es la re-
vitalización de la política partiendo del
Encontrar un sentido a ámbito local. La forma como esta se
la vida de forma individual potencia es favoreciendo el consumo
de los productos de proximidad, el cual
es una ilusión antropológica trae consigo una disminución del con-
que conduce a desenlaces sumo energético al reducirse el trans-
ecológicamente injustos. porte. Estaríamos ante una economía
local que pasaría a estar gestionada
por las propias comunidades. Giacomo
D’Alisa apunta una idea que muchos
En esta misma línea, resulta inte- movimientos tienen presente: pasar de
resante la reflexión que llevan a cabo que sean los expertos quienes tomen
los autores en el epílogo del libro De- las decisiones a que sea la comunidad
crecimiento,20 donde proponen un bi- experta quien lo haga; es decir, aumen-
nomio opuesto al que ofrece el sistema tar la participación de las personas en
económico actual: en lugar de «aus- las decisiones que les afectan.21 Lo
teridad social / exceso individual», que están haciendo, en una palabra, es
ellos prefieren hablar de «sobriedad reclamar un cambio en la concepción
personal / gasto social». Encontrarle de la democracia con el objetivo de
un sentido a la vida de forma indivi- que sus propuestas alternativas pue-
dual es una ilusión antropológica que dan aplicarse. Su crítica es similar a
conduce a desenlaces ecológicamente la de los movimientos sociales como
injustos, al no poder hacerse extensivo los Indignados, Occupy Wall Street...;
a todo el mundo. A partir del binomio movimientos que han sido el punto de
sobriedad personal / gasto social, el in- inflexión en la frágil alianza entre la
dividuo podrá encontrarle el sentido a democracia y el capitalismo, que ha
su vida centrándose en la cotidianidad, imperado en Occidente desde el final
poniendo en valor los cuidados y par- de la II Guerra Mundial, denunciando
ticipando en el gasto social acordado que el sistema económico y financiero
de manera participativa. Se trata de ha secuestrado las débiles democra-
una reflexión nuclear para entender la cias, de modo que estas han dejado de
crítica que los movimientos dirigen al ser la expresión de la voluntad popular
sistema capitalista, ya que cuestionan para ponerse al servicio de las élites
algo que es esencial a dicho sistema: económicas mundiales.
15
Algunas de las propuestas para re- Serge Latouche propone revisar los
gresar a lo local provienen de países valores en que se basa el liberalismo
como la India, donde se aplicaron en y potenciar sus opuestos: altruismo
algunas aldeas principios de la econo- frente a egoísmo, cooperación frente
mía ghandiana para establecer demo- a competición, local frente a global,
cracias a pequeña escala con vistas a relacional frente a materialismo.24 Es
promover una industria y agricultura preciso abandonar la lógica ideoló-
locales. Antes de que lo hicieran los gica que sostiene al capitalismo, algo
movimientos occidentales, Joseph Che- que para Latouche no tiene por qué
lladurai Kumarappa propuso un mode- comportar la renuncia a todas las ins-
lo económico centrado en cuidar los tituciones sociales de la economía ac-
recursos naturales, poniendo énfasis tual, pudiendo estas ser reimplantadas
en los movimientos de base, la ayuda desde una lógica distinta, pues, según
y cuidado mutuos, la revalorización nos recuerda el propio autor, algunas
de las relaciones interpersonales y de son anteriores al capitalismo, como es
los valores espirituales y en la perma- el caso del propio mercado o de la mo-
nencia, valores opuestos a los de un neda. Latouche se pregunta cómo ha
consumismo conspicuo. Las ideas que entrado el imaginario consumista en
defendía el movimiento indio, llamado nuestras mentes y se responde atribu-
«Economía de la permanencia», influ- yéndolo al papel de la educación que
yeron posteriormente en el movimien- recibimos o a la manipulación mediáti-
to francés de decrecimiento.22 ca; ambos nos lo inculcan.25
En su libro La vía de la simplici-
dad,26 Trainer le dedica un capítu-
Aprender y desaprender lo entero a la educación, donde se
muestra muy crítico con el tema. En
Las propuestas que estamos viendo la actualidad, la educación está orien-
demandan un cambio en el imaginario tada a formar perfectos trabajadores,
colectivo, de ahí la importancia que los no cuestiona la desigualdad, produce
movimientos otorgan a la educación. competidores, ayuda a crear consumi-
Concretamente, entienden que median- dores entusiastas, genera ciudadanos
te la educación es posible darle la vuelta dóciles y pasivos. El autor propone
al sistema, fomentando la no participa- educar desde las siguientes cualida-
ción en las dinámicas de consumo, lo des: la compasión, la responsabilidad
que acabaría por hacer insostenible el social, sentirnos mal cuando los demás
crecimiento y, en consecuencia, el sis- sufren, afrontar la adversidad y el fra-
tema entero que en él se apoya.23 Y, pa- caso. Aparte, remarca otras cualida-
ralelamente, mientras se ignora el actual des: la capacidad de reconocimiento,
sistema de consumo, se trata de ir tra- el agradecimiento por los regalos que
bajando las alternativas, que han de ser la vida nos brinda (contentarnos con
inclusivas y participativas –y que no se- poco, ser capaces de ser más que de
rán impuestas por una vanguardia bajo hacer...), el sentimiento de bienestar
ningún concepto–, sino que demandan cuando vemos que los demás prospe-
un claro desarrollo comunitario. ran y el saber apreciar la belleza en las
16
cosas. Si alguna cosa le corresponde alternativas tienen algo en común, es
a la educación, esta es aumentar nues- que todos los movimientos cuestionan
tra capacidad de ser inspirados por las el tipo de crecimiento y de desarrollo
cosas y, actuando desde la parte más que ha predominado en nuestro mundo
afectiva del ser humano, deconstruir desde el final de la II Guerra Mundial.
la normalización de valores claramen- Estas alternativas y sus valores son
te problemáticos y extraordinarios: vividos por pequeños grupos los cuales
la obsesión por acumular riqueza, la abrigan la esperanza de que cada vez les
acentuación de la competitividad, el sigan más personas, para así poder trans-
individualismo extremo y la falta de formar el sistema actual y asegurarnos
valores colectivos, la indiferencia ante el futuro como humanidad. La mayoría
la problemática social, la apatía y el re- de ellos están en una situación ambi-
chazo a todo lo político, y la falta de gua, ya que en la práctica viven dentro
compromiso hacia el bien común. de un sistema al que, al mismo tiempo,
pretenden superar. Son muy conscientes
de que intentan cambiar poco a poco el
Una matriz de alternativas imaginario de las personas para hacerles
ver que otras maneras de vivir y de con-
Tras haber efectuado un rápido repaso vivir son posibles. Cambiar las nociones
de estos movimientos y los valores en de progreso y de felicidad, muy arraiga-
los cuales se basan, puede decirse que das en nuestra cultura, no es nada fácil.
se presentan como una matriz de alter- Pero, pese a los opiáceos que nos ador-
nativas al pensamiento hegemónico en mecen, cada vez se revelan más evi-
los campos social, económico y políti- dentes los problemas que nos obligan
co, y que intentan prefigurar un futuro a buscar nuevas respuestas: el cambio
con características que claramente se climático, la escasez de recursos, la pér-
le oponen: modelos de felicidad que dida del sentido de la vida, la debilidad
se salen del estándar consumista y he- de la democracia liberal...
donista, modelos que aseguran una re- Una de las dificultades que dichas
lación más armónica con la naturaleza alternativas suponen es que demandan
y los demás seres humanos, modelos cierta ruralización del mundo y la crea-
que cuestionan el capitalismo liberal ción de ámbitos sociales y políticos
globalizado regresando a formas más más pequeños y bastante autónomos.
locales y comunitarias de producción, Todo ello debe compatibilizarse con
modelos que también cuestionan las la creación de ámbitos políticos y de-
lógicas democráticas tal como exis- cisionales mucho más amplios, ya que,
ten en la actualidad, ofreciendo alter- de hecho, la Tierra funciona como un
nativas más participativas. Y, si estas ecosistema único.

17
3  LA REVOLUCIÓN VIENE DEL SUR

Una de las constantes de las últimas décadas ha sido la globalización


del imaginario y la práctica consumista, que puede decirse que ha lle-
gado a todos los rincones del planeta. Por ello, una de las acusaciones
que se formulan a las propuestas de crecimiento alternativas es que
son, de nuevo, una imposición de un Norte rico –causante de la pre-
sente situación crítica, al haber sobrepasado todos los límites– a un
Sur pobre. Una suerte de nuevo imperialismo construido de condicio-
nalidades ecológicas sobre los productos agrícolas que vienen del Sur
y de condicionalidades demográficas, como por ejemplo las medidas
para disminuir la natalidad.

El Sur, sin embargo, empieza a ser tamente de allí. Un conjunto de cono-


también protagonista del cambio. En cimientos que, si bien de una manera u
primer lugar, porque es el que más está otra han sido menospreciados durante
sufriendo las consecuencias del creci- décadas, han sido ahora recuperados.
miento sin límites y la sobreexplota- Así lo expresa Boaventura de Sousa en
ción de los recursos naturales. Y, en muchas de sus obras, bajo la categoría
segundo lugar, porque es el Sur el que de «epistemologías del Sur». Pueblos
mantiene una memoria más viva de indígenas de algunos países de Latino-
sistemas de producción no capitalistas, américa y de África viven diariamente
sistemas de producción más inclusi- en estos valores y practican estas alter-
vos, más comunitarios y más respetuo- nativas. En palabras de Ignacio Ellacu-
sos con el medio ambiente. ría: «Hay unos lugares más propicios
Ante este panorama, no resulta al surgimiento de utopistas proféticos
extraño que buena parte de las alter- y de profetas utópicos».27 También Jon
nativas económicas y de organización Sobrino, comentando estas palabras,
social miren al Sur o provengan direc- nos expone: «El lugar para pensar una
18
civilización de la pobreza no es el ca- vida, así como a darnos cuenta de que la
pitalismo, no es el mundo de la abun- propia historia de Occidente está tam-
dancia, del éxito, y menos todavía el bién llena de formas socioeconómica
mundo de la prepotencia, el lugar en parecidas.
que convergen profetismo y utopía es
el tercer mundo, donde la injusticia y
la muerte son intolerantes, y donde la Ubuntu
esperanza es como la quintaesencia de
la vida».28 Ubuntu es una filosofía originaria del
Recordemos que, antes de que los África austral que difunde y promueve
movimientos alternativos se crearan la idea de interdependencia y víncu-
en Occidente, sobre todo a partir de la lo universal entre toda la humanidad.
crisis del neoliberalismo, en la India Se ha llegado a traducir como «yo
ya habían aparecido unos movimien- soy, porque tú eres», y se divulgó am-
tos que propugnaban un desarrollo pliamente a partir de la democratiza-
diferente. Como por ejemplo el lla- ción de Sudáfrica y la popularización
mado «movimiento de la Simplicidad que de ella hizo el arzobispo y premio
voluntaria», basado en las enseñanzas Nobel de la Paz Desmond Tutu. Ha te-
del líder espiritual Ghandi, que anima- nido una gran influencia como base de
ba a la gente a vivir con mayor senci- procesos de paz, no-violencia y justi-
llez para que otras personas pudieran cia social iniciados en diferentes países
simplemente vivir.29 O bien el que ya africanos en los últimos treinta años.31
hemos citado antes, la llamada «Eco- En la filosofía Ubuntu, la humani-
nomía de la permanencia», de Joseph dad reside en practicar el dar, el recibir
Chelladurai Kumarappa (1892-1960) a y el traspasar a los demás los bienes de
partir de los principios de la economía la tierra. La postura ética de los hom-
ghandiana.30 bres y las mujeres es cuidar a los de-
No obstante, existen dos modelos más. El lema Ubuntu es que se es per-
destacados que han inspirado a movi- sona por medio de los otros; la vida se
mientos alternativos socioeconómicos preserva a través del mutuo cuidado,
en Occidente. Uno es africano, la filo- del compartir, de ahí la importancia de
sofía de Ubuntu, y otro es de América la comunidad: de los vivos, de los an-
Latina, la corriente de pensamiento lla- cestros y de los que aún no han nacido.
mada Sumak Kawsay, inspirada en el Además, el concepto de vida se amplía
indigenismo de Ecuador y Bolivia. A al medio ambiente y a su preservación
continuación, mostraremos los valores por medio de rituales, observancia de
que más nos han llamado la atención y las tabús...
cómo pueden ayudarnos a buscar mo- En definitiva, se trata de una filo-
dos de vida alternativos al sistema im- sofía que ofrece un imaginario alter-
perante. Quizá sean modelos difíciles nativo y puede inspirar a aquellos que
de imitar si se consideran las antropo- cuestionan las formas de crecimiento
logías y cosmovisiones en las cuales se en Occidente y apuestan por la soli-
fundan, pero, sea como sea, nos ayudan daridad comunitaria, los comunes y la
como contraste a nuestros modos de cooperación.32
19
El Buen Vivir como otros materiales. Para obtener
estos recursos, el indígena necesita
El Buen Vivir (Sumak Kawsay) podría fuerza interior (samai), capacidad para
considerarse una filosofía de vida basa- conducirse de forma equilibrada (sasi),
da en la armonía con la comunidad, los sabiduría (yachai), visión de futuro
demás seres vivos y la naturaleza. Ha (muskui), perseverancia (ushai) y com-
cobrado fuerza en la primera mitad del pasión (llakina); unas virtudes que ad-
siglo xxi por tres hechos: la emergen- quiere dentro de la comunidad gracias
cia de los movimientos indigenistas, el a un proceso de aprendizaje basado en
descrédito del Estado-nación y la refor- la experiencia y en los mitos. Se trata
ma de las constituciones de Ecuador y de virtudes con una dimensión ética,
Bolivia. tales como la armonía doméstica, que
se concreta en comer, beber y hacer el
amor; la solidaridad o compasión (lla-
El Buen Vivir podría kina), la ayuda (yanapana), la genero-
considerarse una filosofía sidad (kuna), la obligación de recibir
(japina), la reciprocidad (kunakuna), el
de vida basada en la consejo (kamachi) y la escucha (uyu-
armonía con la comunidad, na). Desde ellos se estructura la eco-
los demás seres vivos nomía de la comunidad, lo cual preci-
y la naturaleza. samente ha llamado la atención de los
movimientos en el momento de repen-
sar alternativas: una economía que se
basa en la autosuficiencia y la solida-
A pesar de sus orígenes ancestrales, ridad; es decir, en obtener de la natu-
ha sido retomada y recreada desde las raleza lo que se necesita y compartir
vivencias de los pueblos indígenas y su los excedentes cuando los hubiera. Tan
forma de construir la convivencia y de pronto como la unidad familiar tiene
relacionarse con la naturaleza. Según problemas, aparece la comunidad, que
Antonio Luis Hidalgo Capitán, el Su- actúa con criterios de generosidad y re-
mak Kawsay tiene tres concepciones,33 ciprocidad.
pero en esta ocasión nos centraremos Otras formas de solidaridad no es-
en la que él considera genuina y que los tán relacionadas con bienes, sino con
intelectuales indigenistas ecuatorianos servicios (trabajo comunitario y traba-
han difundido. El Sumak Kawsay debe jo en beneficio de algunas familias...).
producirse en un territorio concreto, en No existe la idea de acumulación de
el cual interactúan elementos materia- bienes y no se considera conveniente
les y espirituales. Este territorio tiene el enriquecimiento, ya que este rompe
tres esferas: el huerto, que proporciona la armonía social basada en la equidad.
el sostén básico; la selva, que posibilita Una vida plena no es posible al margen
la carne de caza como un complemen- de la comunidad (ayllu), en la cual se
to a la dieta; el agua terrestre de la que practica una forma de democracia par-
se obtiene el agua doméstica, también ticipativa donde las decisiones se to-
el pescado que sirve de alimento, así man por consenso.34 Son pueblos que
20
conciben la naturaleza (Pachamama) ambientales no serán susceptibles de
de forma holística, de modo que tie- apropiación; el buen vivir requerirá
nen que cuidarla como un ente del cual que las personas, comunidades, pue-
forman parte y, cuando necesitan algo blos y nacionalidades disfruten efec-
que se encuentra en ella para subsistir, tivamente de sus derechos, y ejerzan
le piden permiso por medio de rituales responsabilidades en el marco de la
y, mediante ofrendas, le agradecen los interculturalidad, del respeto a sus di-
dones que de ella han recibido . versidades, y de la convivencia con la
Las actuales constituciones de naturaleza».
Ecuador y de Bolivia se han basado
en el Buen Vivir a la hora de articular
jurídicamente una propuesta de dere- El Buen Vivir es un
chos de las personas y de las comu- pensamiento colectivo
nidades, y en la obligación del Estado
para preservarlos. En el preámbulo de que recupera lo local, que
la constitución de Ecuador, por ejem- abraza todos los ámbitos de
plo, podemos leer: «Una nueva forma la vida y que tiene presente
de convivencia ciudadana, en diversi- la memoria.
dad y armonía con la naturaleza, para
conseguir el “buen vivir”, el sumak
kawsay; una sociedad que respeta, en
todas sus dimensiones, la dignidad de Y también en el artículo 283 se ha-
las personas y las colectividades». bla de los deberes que el Estado tiene
Muchos artículos están relaciona- para garantizar el Buen Vivir: «El sis-
dos con el respeto al medio ambiente, tema económico es social y solidario;
la salud, la educación... En el artículo reconoce al ser humano como suje-
14, en relación con la naturaleza, se to y fin; favorece una relación diná-
lee: «Vivir en un ambiente sano y eco- mica y equilibrada entre sociedad,
lógicamente equilibrado, que garan- Estado y mercado, en armonía con la
tice la sostenibilidad y el buen vivir, naturaleza; y tiene por objeto garan-
sumak kawsay. Se declara de interés tizar la producción y reproducción de
público la preservación del ambiente, las condiciones materiales e inmate-
la conservación de los ecosistemas, la riales que posibiliten el buen vivir».
biodiversidad y la integridad del patri- Asimismo, se reconocen las diferentes
monio genético del país, la prevención formas de organización de la produc-
del daño ambiental y la recuperación ción económica: «[...] entre otras las
de los espacios naturales degradados». comunitarias, cooperativas, empresa-
El artículo 32 describe una serie de riales o privadas, asociativas, familia-
derechos que guardan relación con el res, domésticas, autónomas y mixtas.
Buen vivir: «[...] el agua, la alimen- El Estado promoverá las formas de
tación, la educación, la cultura físi- producción que aseguren el Buen Vivir
ca, el trabajo, la seguridad social, los de la población y desincentivará aque-
ambientes sanos [...]». O lo que reco- llas que atenten contra sus derechos o
ge el artículo 74: «[...] Los servicios los de la naturaleza» (Art. 319).
21
En la constitución boliviana se citan equilibrio, igualdad de oportunidades,
principios y valores que el Estado debe equidad social y de género en la par-
tener presente: «El Estado asume y pro- ticipación, bienestar común, responsa-
mueve como principios éticos y mora- bilidad, justicia social, distribución y
les de la sociedad plural: ama qhilla, redistribución de los productos y bienes
ama llulla, ama suwa (no seas débil, no sociales, para vivir bien» (Art. 8.1).
seas mentiroso, no seas ladrón), suma En resumen, el Buen Vivir es un
qamaña (vivir bien), ñandereko (vida pensamiento colectivo que recupera
con armonía), teko kavi (vida buena), lo local, que abraza todos los ámbitos
ivi maraei (tierra sin mal) y qhapaj ñan de la vida y que tiene presente la me-
(camino o vida noble). El Estado se moria; es decir, no rompe con las tra-
sustenta en los valores de unidad, igual- diciones. Se trata de un pensamiento
dad, inclusión, dignidad, libertad, soli- bastante opuesto al pensamiento occi-
daridad, reciprocidad, respeto, comple- dental, que es universal, fragmentado,
mentariedad, armonía, transparencia, individual y ahistórico.

22
4  CRISTIANISMO Y MOVIMIENTOS ALTERNATIVOS

Todos los movimientos que hemos descrito en los epígrafes anterio-


res, a pesar de que utilizan muchos conceptos y valores provenientes
de las tradiciones religiosas –por ejemplo, la necesaria conversión del
imaginario colectivo e individual–, los explicitan poco. Creemos que las
tradiciones religiosas tienen mucho que aportar a una nueva cultura
que ayude a establecer una matriz de alternativas y que conduzca
hacia la conversión a una economía que esté al servicio de todas las
personas y que sea respetuosa con el medio ambiente.

A continuación, me centraré en la tra- de espacios. Trabajar desde lo pequeño


dición cristiana y en visualizar cómo, y próximo, «en las realidades injustas
para ayudar a salir del imaginario del que se les impuso y a las cuales no se
sistema socioeconómico hegemónico, resignan, oponiendo una resistencia ac-
muchos de los movimientos alternati- tiva al sistema idolátrico que excluye,
vos recuperan valores de la tradición degrada y mata». Contra eso los llama
cristiana. Antes de eso, me gustaría re- a instaurar «una cultura del encuen-
cordar unas palabras del papa Francis- tro», porque porque «no se quiere a los
co que exhortaban a los movimientos conceptos ni a las ideas; se quiere a las
populares de Bolivia: «Ustedes pueden personas».
hacer mucho. Me atrevo a decir que el
futuro de la humanidad está en gran
medida en sus manos, en su capacidad Dos potenciales transformadores
de organizarse y promover alternativas desconectados
creativas». En este discurso les pide
que sean «poetas sociales», y sembra- Toda la doctrina social de la Iglesia se
dores del cambio; esto es, generadores encamina a crear una economía social al
procesos de cambio y no ocupadores servicio de las personas y del bien co-
23
mún, entendiendo este último en la línea sistema económico actual, se ha tenido
que describe la Laudato si’: «[E]n las miedo a emprender cambios profun-
condiciones actuales del mundo, donde dos. Por eso, la Iglesia no se ha impli-
hay tantas personas descartables y pri- cado mucho en los nuevos movimien-
vadas de derechos humanos básicos, el tos sociales, que en general tienen un
principio (bien común) se convierte in- carácter más libertario y antipatriarcal.
mediatamente en una llamada a la soli- Tampoco los movimientos sociales
daridad y en una opción preferencial por han sido capaces de darse cuenta del
los más pobres» (LS 158). El concepto potencial transformador del cristianis-
de destino universal de los bienes ayuda mo y de las demás tradiciones religio-
a entender lo anterior que nos recuerda sas; un potencial capaz de tocar no solo
el papa: «[N]o es un adorno discursivo el corazón de las estructuras, sino tam-
de la doctrina social. Es una realidad bién el corazón de las personas. Este
anterior a la propiedad privada. [...] Eso divorcio Iglesia-movimientos sociales
se aplica de manera especial en el caso ha sido muy notable en Europa, pero
de los recursos de la Tierra, que han de menor en Asia o América Latina.
estar siempre en función de las necesi-
dades de los pueblos».35
Reordenar las «afecciones
desordenadas»
La Iglesia no se ha implicado
mucho en los nuevos Si lo analizamos desde la ética cris-
tiana, lo que los movimientos sociales
movimientos sociales. plantean no es nuevo. El cristianismo
Tampoco los movimientos llegó a aceptar el crecimiento econó-
sociales han sido capaces mico como una manera de ayudar a
de darse cuenta del muchas personas a salir de una situa-
ción de pobreza, pero nunca ha enten-
potencial transformador
dido el crecimiento en términos pu-
del cristianismo. ramente económicos ni materialistas,
de ahí que exista una larga tradición
cristiana de la austeridad y la pobreza.
La centralidad del pobre, del mar- Austeridad y pobreza están justifi-
ginado, del que vive en las periferias cadas desde la ética cristiana por dos
del mundo, nos sitúa en una mirada motivos: en primer lugar, para poder
diferente. Es lo que más arriba, citan- ser solidarios con los que no tienen
do a Boaventura de Sousa, hemos lla- (justicia distributiva) y, en segundo
mado las «epistemologías del Sur». No lugar, para ganar libertad interior con
obstante, da la impresión de que en la la que poder centrar el corazón en el
Iglesia, y en general en las comunida- seguimiento de Cristo, desarrollando
des cristianas, esta mirada no abunda. una relación mucho más libre con las
Pese a la radicalidad de algunos plan- cosas, que pasan a convertirse en sim-
teamientos de la doctrina social de la ples medios para llegar a la plenitud
Iglesia, que cuestiona decididamente el humana.
24
Recordemos también que los có- contienen muchos de estos elementos.
digos morales, como por ejemplo los Su finalidad última es (o tendría que
Diez Mandamientos (el Decálogo), ser) abrir el «yo» a la alteridad. Digo
pueden contemplarse como expresio- que «tendría que ser» porque cierta-
nes normativas que intentan poner lími- mente no siempre es así. En ocasiones,
tes al ego humano. En otras palabras, estas prácticas, cuando están muy cen-
como formas de contener (ordenar) los tradas en la voluntad y el propio esfuer-
deseos más primarios de la persona, que zo, acaban por aumentar el propio ego:
de entrada son buenos para la supervi- el ego también puede apropiarse de los
vencia de la especie humana, pero que, caminos de espiritualidad. Cuando en
desordenados, pueden ser fuente de es- el Evangelio Jesús critica a los fariseos,
clavitud y de explotación. Por ejemplo, lo hace precisamente por esa razón.
«no robar» y «no desear los bienes del
prójimo» suponen cierto control so-
bre la codicia que todos tenemos. Son La interdependencia
mandamientos que giran alrededor del
dominio del deseo compulsivo que im- En general, sin embargo, podemos de-
plica voracidad hacia los demás. cir que la concepción de la felicidad y
Los mandamientos señalan límites el modelo humano de convivencia que
(por eso, son expresados a menudo en ofrece el cristianismo están muy aleja-
forma negativa), siendo las diversas dos del modelo de felicidad materialis-
espiritualidades, cristianas o no cris- ta y del modelo individualista de convi-
tianas, las que indican maneras de po- vencia. En cambio, están muy cercanos
nerlos en práctica en el día a día. Por a los movimientos del decrecimiento en
ejemplo, san Ignacio habla de quitar las tanto que comparten una felicidad más
afecciones desordenadas, los «apegos». relacional y no materialista. Es aquí
San Agustín se refiere al ego encorva- donde entra el valor de la dependencia
do y autorreferenciado que es necesario (o mejor dicho, de la interdependencia):
superar para abrirnos a una comunión la especie humana es interdependien-
mayor con los demás. En otras pala- te respecto a otras especies de nuestra
bras, cómo pasar de las pulsiones cen- biosfera. Es una interdependencia que
tradas en uno mismo a las capacidades enlaza muy bien con el concepto de co-
generadoras de comunión. Todos los munión cristiana, en este caso de comu-
caminos espirituales proponen prác- nión entre los seres vivos.
ticas, algunas más exteriores (ayuno, Ciertamente, nuestro ambiente cul-
vigilias, abstinencia de comodidades, tural no facilita mucho que seamos
abstinencia sexual), y otras más interio- conscientes de la interdependencia
res (mortificaciones, abnegación...). Su entre todos los seres vivos. Nos cuesta
objetivo no es suprimir estas pulsiones tomar conciencia de hasta qué punto
necesarias y humanas, sino aprender a nuestra vida depende de los demás,
dominarlas para eliminar su dimensión que de alguna manera es un don de los
depredadora y autoposesiva. otros. Muy al contrario, cuando nos
Los votos clásicos de la vida reli- relacionamos, lo hacemos tratándonos
giosa (obediencia, pobreza y castidad) como meros objetos que observamos y
25
manipulamos, pero con los cuales no rrear otro tipo de progreso y desarrollo.
estamos obligados a nada (ob-ligare). Los esfuerzos para un uso sostenible
Tenemos demasiado interiorizado que de los recursos naturales no son un gas-
el yo no tiene necesidad de nada ni de to inútil, sino una inversión que podrá
nadie. La Laudato si’ lo expresa de una ofrecer otros beneficios económicos
forma muy clara: «Porque la perso- a medio plazo. Si no tenemos estre-
na humana crece más, madura más y chez de miras, podemos descubrir que
se santifica más a medida que entra la diversificación de una producción
en relación, cuando sale de sí misma más innovadora y con menor impac-
para vivir en comunión, con Dios, con to ambiental, puede ser muy rentable
los otros y con todas las criaturas» (LS 191).
(LS  240). El Papa exhorta a «Si real-
mente queremos un cambio positivo, Para que aparezcan nuevos mode-
hemos de asumir humildemente nues- los de progreso, necesitamos «cambiar
tra interdependencia, es decir, nuestra el modelo de desarrollo global», lo
sana interdependencia. Pero interac- cual implica reflexionar responsable-
ción no es sinónimo de imposición, no mente «sobre el sentido de la econo-
es subordinación de unos en función mía y su finalidad, para corregir sus
de los intereses de otros» (LS 35). disfunciones y distorsiones».

No basta con conciliar, a medio pla-


Aceptar los límites zo, la protección de la naturaleza con
la renta financiera, o la preservación
El ideal de felicidad que encontramos del ambiente con el progreso. En este
en los Evangelios puede ayudarnos asunto, los términos medios solo son
también a aceptar y a darnos cuenta de una pequeña demora en el derrumbe.
los límites, en una cultura que no acep- Simplemente, se trata de redefinir el
ta límites. Es como si todo lo que el progreso. Un desarrollo tecnológico y
ser humano puede hacer, tuviera que económico que no deja un mundo me-
hacerlo sin preguntarse por las conse- jor y una calidad de vida integralmente
cuencias que pueda ocasionar sobre sí superior, no puede considerarse pro-
mismo y sobre el entorno. La autolimi- greso. Por otro lado, muchas veces la
tación humana es también una manera calidad real de la vida de las personas
como otra cualquiera de ejercer una disminuye por el deterioro del ambien-
verdadera libertad. te, la baja calidad de los propios pro-
La encíclica Laudato si’, sin entrar ductos alimentarios y el agotamiento
en el debate del decrecimiento, critica de algunos recursos en el contexto de
el modelo de desarrollo actual y el sen- un crecimiento de la economía. En este
tido que debería tener la economía. He marco, el discurso del crecimiento sos-
aquí unos textos que lo expresan: tenible suele convertirse en un recurso
diversivo y exculpatorio que absorbe
Pero tenemos que convencernos de que valores del discurso ecologista dentro
desacelerar un determinado ritmo de de la lógica de las finanzas y de la tec-
producción y de consumo puede aca- nocracia, y la responsabilidad social y

26
ambiental de las empresas suele redu- futuros o de la salud del ambiente; si la
cirse a una serie de acciones de marke- tala de un bosque aumenta la produc-
ting e imagen (LS 194). ción, nadie mide en este cálculo la pér-
dida que implica desertificar un territo-
De todas formas, si en algunos casos el rio, dañar la biodiversidad o aumentar
desarrollo sostenible implicará nuevas la contaminación (LS 195).
formas de crecimiento, en otros casos,
frente al crecimiento voraz e irrespon-
sable que se ha producido durante mu- Conclusión
chas décadas, se ha de pensar también
en frenar un poco la marcha, en ponerle En resumen, la tradición cristiana pue-
algunos límites racionales e incluso a de ofrecer:
volver atrás antes de que sea demasia-
do tarde. Sabemos que es insostenible 1. Unos valores alternativos capaces
el comportamiento de quienes consu- de ayudar a construir una nueva
men y destruyen más y más, mientras economía inclusiva y ecológica,
hay otros que no pueden vivir digna- centrada en el bien común y en la
mente. Por eso, ha llegado el momen- opción preferencial por los pobres
to de aceptar cierto decrecimiento en y excluidos del actual sistema.
algunas partes del mundo aportando 2. Una espiritualidad que ayuda al co-
recursos para que sea posible crecer sa- razón humano a movilizarse para
namente en otras partes (LS 193). un cambio de modelo socioeconó-
mico. Una espiritualidad que no es
Al final, aunque en la Laudato si’ ingenua, ya que es consciente de la
se insiste mucho en el cambio de men- ambivalencia del corazón humano,
talidad (la conversión hacia los valores de la codicia, del afán de dominio,
ecológicos), tiene que acabar haciendo y por ello ofrece caminos ascéti-
referencia al sistema económico capi- cos. No cae en una ingenuidad de
talista, al que responsabiliza de haber no creer que no existe el pecado
hecho hegemónicos unos valores que personal y estructural que daña las
nos han conducido a esta situación tan buenas intenciones.
peligrosa. El cristianismo está lejos de 3. Una ética que, dada su universali-
los valores capitalistas que ponen en dad, puede ayudar a superar los pe-
el centro del sistema la obtención del queños grupos y el etnocentrismo,
máximo beneficio, la sacralización de de tal manera que el nuevo modelo
la propiedad privada, el materialismo social sea inclusivo y no solo para
consumista. En palabras del Papa: una minoría. Y dadas las condicio-
nes del mundo actual, donde existe
El principio de maximización de la una creciente desigualdad, exhorte
ganancia, que tiende a aislarse de cual- a los movimientos críticos a que
quier otra consideración, es una dis- opten preferentemente por los más
torsión conceptual de la economía: si pobres, por los que no tienen voz.
aumenta la producción, interesa poco 4. Una noción de persona que abando-
que se produzca a costa de los recursos na el individualismo y propone un
27
modelo más comunitario de convi- pasiva y que valora los pequeños
vencia: somos gracias al don de los gestos, en que nada se pierde, ya
demás. Las lógicas que propone de que estos gestos pequeños ayudan
comunión, de gratuidad, pueden ayu- a romper con las lógicas hegemó-
dar a romper las lógicas de posesión nicas de nuestra cultura. Una espe-
y de mercantilización (todo puede ranza que sabe ver en las muertes,
venderse y comprarse en el mercado) en la máxima negatividad, semillas
que son las hegemónicas en nuestro de vida y de renacimiento.
mundo. La necesidad de comunidad 6. Una comunidad abierta que en-
para hacer frente a los retos globales tienda que es necesario ponerse a
como el cambio climático, la pérdida escuchar y entrar a dialogar con
de biodiversidad... aquellos movimientos críticos que
5. Una esperanza ante la incertidum- también quieren cambiar el planeta
bre, ante las pérdidas que podemos y las relaciones humanas para que
experimentar. Una esperanza no sean más justas.

28
NOTAS

1. Discurso del papa Francisco en el II Encuentro ciudadanía que ha abandonado los aspectos de
Mundial de Movimientos Populares, pronun- pensamiento crítico, la empatía, la compren-
ciado en el salón principal de la feria Expocruz sión del otro y el sentido de la justicia.
de Santa Cruz (Bolivia), el 9 de julio de 2015. 11. Sandel, M. (2013). Lo que el dinero no puede
Disponible en <http://w2.vatican.va/content/ comprar. Barcelona: Debate, pág. 18.
francesco/es/speeches/2015/july/documents/ 12. Latouche, S; Harpagès,  D.  (2011). La ho-
papa-francesco_20150709_bolivia-movimen- ra del decrecimiento. Barcelona: Octaedro,
ti-popolari.html>. pág. 61.
2. Belk, Rusell W. (1988). «Possessions and 13. Helfrich, S; Bollier, D. «Procomún», en
the Extended Self», Journal of Consumer Re- D’Alisa, G.; Demaria, F; Kallis, G. (eds.)
search, Vol. 15, págs. 139-168. (2015). Decrecimiento. Vocabulario para una
3. Interesante es la reflexión de Campbell, C. nueva era. Barcelona: Icaria, pág. 193.
(2004). «I Shop Therefore (I know that) I 14. Felber, C. (2012). La economía del bien co-
am. The Metaphysical Foundations of Mo- mún. Barcelona: Deusto.
dern Consumerism», Elusive Consumption, 15. Latouche, S. (2012). Op. cit., pág. 18.
Oxford, Berg. Citado en Jackson, T. (2011). 16. Jackson, T. (2011). Op. cit.
Prosperidad sin crecimiento. Barcelona: Ica- 17. Soper, K. (2011). «Exploring the Relationship
ria, págs. 130-131. Between Growth and Wellbeing», Thinkpiece
4. «Los límites del crecimiento» (The Limits to for the SDC Seminar Living well within the
Growth) es un informe que el Club de Roma limits, citado en Jackson, T. (2011). Op. cit.,
encargó al MIT y que se publicó en 1972, poco pág. 185.
antes de la primera crisis del petróleo. La auto- 18. Trainer, T. (2017). Op. cit., pág. 234.
ra principal del informe, en el que colaboraron 19. Ellacuría, I. (1989). Op. cit., pág. 170.
diecisiete profesionales, fue la biofísica Done- 20. D’Alisa, G.; Kallis, G.; Demaria, F. (2015).
lla Meadows. Op. cit., pág. 307.
5. Ellacuría,  I.  (1989). «Utopía y profetis- 21. D’Alisa, G., «Ciencia postnormal», en
mo», Revista latinoamericana de Teología, D’Alisa, G.; Kallis, G.; Demaria, F. (2015).
núm. 17, pág. 170. Op. cit., pág. 217. Por su parte, Trainer, en La
6. Baudrillard, J. (1974). La Sociedad de con- vía de la simplicidad, denuncia la pasividad de
sumo. Sus mitos, sus estructuras. Barcelona: los ciudadanos, que delegan en los expertos o
Plaza y Janes. Citado en Latouche, S. (2012). en el gobierno.
La sociedad de la abundancia frugal. Barcelo- 22. Corazza, C; Victus, S., «Economía de la
na: Icaria, pág. 17. permanencia», en D’Alisa, G.; Kallis, G.;
7. Llamamos «comunismo real» al sistema so- Demaria,  F. (2015). Op. cit., págs. 290-292.
cioeconómico que imperó en la URSS y en sus El libro emblemático de este movimiento es:
países satélites desde la Revolución de Octu- Kumarappa, J. C. (1945). Economy of Perma-
bre hasta la caída del Muro de Berlín. nence. Varanasi: Sarva Seva Sang Prakashan.
8. Una novela de ciencia ficción refleja este esce- 23. Trainer, T. (2017). Op. cit., pág. 294.
nario: Harrison, H. (2008). Make Room! Make 24. Latouche, S. (2012). Op. cit., pág. 81.
Room! Londres: Penguin Random House. 25. Latouche,  S.  (2009). La apuesta por el de-
9. Latouche, S. (2012). Op. cit., págs. 68-71. crecimiento. Barcelona: Icaria, págs. 147-151.
10. Trainer, T. (2017). La vía de la simplicidad. 26. Trainer, T. (2017). Op. cit., págs. 219-228.
Madrid: Trotta, págs. 220-226. Una interesan- 27. Ellacuría, I. (1989), Op. cit., pág. 141.
te reflexión, desde una óptica estadounidense, 28. Sobrino, J. (2014), «Civilización de la pobre-
sobre cómo la educación orientada al bene- za contra civilización de la riqueza para rever-
ficio ha desplazado a la educación para una tir un mundo gravemente enfermo», Papeles

29
de relaciones ecosociales y cambio global, Philosophy through Ubuntu. Harare: Mond
núm. 125, pág. 150. Books Publishers.
29. Ya en el año 1936 se publicó un trabajo so- 33. Hidalgo Capitán, A. L.; Arias, A.; Ávila, J.
bre simplicidad voluntaria en la revista india (2013). «El pensamiento indigenista ecuato-
Visva Bharati Quartely. Jackson,  T.  (2011). riano sobre el Sumak Kawsay», comunicación
Op. cit., pág. 186. de la XV Reunión de Economía Mundial en
30. Corazza, C.; Victus,  S.  (2015). Op. cit., Santander, págs. 35-36.
págs. 290-292. 34. La idea del consenso se encuentra presente en
31. Moro,  R. (25-03-2015). «Es la hora de Vic- los mitos fundacionales. Allí los dioses hacen
toire en el corazón de África». Blog de Cris- consejo y se ponen de acuerdo. Citado en Hi-
tianismo y Justicia. Disponible en: <http:// dalgo Capitán, A. L.; Arias, A.; Ávila, J.
blog.cristianismeijusticia.net/2015/03/25/es- (2013). Op. cit., pág. 56.
la-hora-de-victoire-en-el-corazon-de-africa>. 35. Discurso del papa Francisco en el II Encuentro
32. Ramose, M. B., «Ubuntu», en D’Alisa, G.; Mundial de Movimientos Populares, pronun-
Kallis, G.; Demaria, F. (2015). Op. cit., págs. ciado en el salón principal de la feria Expocruz
290-301. Y Ramose,  M.  B.  (1999). African de Santa Cruz (Bolivia) el 9 de julio de 2015.

30
CUESTIONES PARA LA REFLEXIÓN

1. ¿Qué valores de la espiritualidad cristiana pueden ayudarnos a responder


a la invitación de «crecer de otra manera»?

2. ¿En qué ámbitos personales y comunitarios concretos deberíamos «de-


crecer» y en qué otros «crecer de otra manera»?

3. ¿El sistema económico actual es compatible con las tesis del decrecimien-
to? ¿Qué deberíamos transformar de este sistema?

4. ¿Cuáles son las consecuencias del «crecimiento ilimitado» que defiende


la ideología sobre la que se sostiene el sistema económico actual?

5. ¿Qué pueden aportar las visiones y formas de vida de los pueblos del Sur
a estas alternativas al crecimiento?

6. ¿Cómo puede interpretarse la frase «ha llegado la hora de aceptar cierto


decrecimiento en algunas partes del mundo aportando recursos para que
se pueda crecer sanamente en otras partes» (LS 193)? ¿En qué debería
traducirse esto en nuestra vida?

31
Cristianisme i Justícia (Fundación Lluís Espinal) es un Centro de Es-

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tudios creado en 1981, promovido por la Compañía de Jesús de Cata-
luña. Agrupa un equipo de profesores universitarios y especialistas en
teología y en diversas ciencias sociales y humanas interesados por el
cada vez más indispensable diálogo fe-cultura-justicia.

Los Cuadernos Cristianisme i Justícia (CJ) presentan reflexiones de los


seminarios del equipo del centro y trabajos de sus miembros y colabora-
dores. Pueden descargarlos en: www.cristianismeijusticia.net/es/quaderns
Últimos títulos:
199. C. M. TEMPORELLI, Amigas de Dios, profetas del pueblo; 200. VV.
AA., Nuevas fronteras, un mismo compromiso; 201. J. I. GONZÁLEZ FAUS,
Inhumanos e infrahumanos; 202. J. CARRERA, L. PUIG, Hacia una ecología
integral; 203. J. SANZ, Cómo pensar el cambio hoy; 204. J. BOTEY, A 500
años de la Reforma protestante; 205. X. CASANOVAS, Fiscalidad justa, una
lucha global; 206. A. ARES, Hijos e hijas de un peregrino; 207. J. MoRERA,
Desarmar los infiernos; 208. J. I. GONZÁLEZ FAUS, El Silencio y el Grito;
209. VARIOS AUTORES, ¡Despertemos!; 210. J. LAGUNA, Acogerse a sagra-
do; 211. C. M. L. BINGEMER, Transformar la Iglesia y la sociedad en feme-
nino; 212. J. TATAY, Creer en la sostenibilidad; 213. CRISTIANISME I JUSTÍ-
CIA, Abrazos de vida; 214. J. CARRERA, Vivir con menos para vivir mejor

La Colección Virtual está formada por cuadernos que, por su extensión,


formato o estilo, no hemos editado en papel pero que tienen el mismo
rigor, sentido y misión que los Cuadernos Cristianisme i Justícia (CJ).
Pueden descargarlos en: www.cristianismeijusticia.net/es/virtual
Últimos títulos:
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en un mundo diverso; 10. VV. AA., ¿Qué nos jugamos? Reflexiones para
un año electoral; 11. J. I. GONZÁLEZ FAUS, Romeros de América; 12. P. TO-
RRES, Retiro en la ciudad; 13. C. M. TEMPORELLI, Vidas entregadas: Teresa
de Jesús Ramírez y Dorothy Stang; 14. J. I. GONZÁLEZ FAUS, Economistas
profetas; 15. J. F. MÀRIA, R. XIFRÉ, Cataluña y España: entre el reconoci-
miento y la negociación; 16. VV. AA., Soñamos la ciudad, la construimos
juntos

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