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ÉTICA DEL CUIDADO Y

EL BUEN VIVIR
Carine Gómez, Yenifer Hernández

Nodos de formación Areandina

Fuente: Gettyimages/968176444
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3

Ética del cuidado y el buen vivir . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7

Ética del cuidado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7

Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13
ÍNDICE
Introducción

La ética del cuidado y el buen vivir es uno de los diez nodos que
conforman el Sello Transformador Areandino como una búsqueda por
enfocar nuestros esfuerzos formativos en áreas esenciales que aborden
la integralidad de nuestra comunidad universitaria.

Desde una perspectiva interdisciplinar, este nodo que hoy nos convoca
aborda dos aspectos que son necesarios para lograr el desarrollo sos-
tenible y sustentable a nivel local, regional, nacional y global, así como
la posibilidad de alcanzar la categoría personal de desarrollo humano.
INTRODUCCIÓN

Son dos concepciones que nos atañen a todos.

El primer aspecto se refiere al concepto de cuidado, el cual tiene


una dimensión abarcadora que incluye lo individual y social, ya que
hace énfasis en un aspecto fundamental. Consiste en que toda persona
reconozca la responsabilidad que tiene consigo misma y con los demás,
este proceso está orientado hacia la búsqueda de bienestar.

Esto se halla íntimamente relacionado con el otro concepto que nos


interesa, el buen vivir, referente a aquellos comportamientos y condicio-
nes que fomentan la felicidad y la satisfacción del individuo en diferentes
campos como el económico, el social, el ambiental, y el nutricional,
entre otros; se trata de un aspecto amplio que depende del contexto
de la persona, de su rol en la sociedad y de su capacidad para afrontar
la vida (Fernández, J. Fernández, M, & Cieza, A, 2010) ambas relaciones,
garantizan una vida digna construida entre todos.

La ética del cuidado y el buen vivir, deben estar enmarcadas bajo


un actuar coherente, para que no queden en el plano del discurso, y
trasciendan a la acción voluntaria, dirigida de manera intencional y en
lo posible, naturalizada en el actuar cotidiano del ser humano.

De acuerdo con lo anterior, la ética del cuidado y el buen vivir da res-


puesta a lo que Delors (1996) denomina como “aprender a vivir juntos”, y
que implica el fortalecimiento del tejido social, el bien común y el respeto
por la diversidad, la pluralidad y la heterogeneidad.

En esa medida nos permitimos citar a Schopenhauer donde menciona


que: “lo que hace a la suerte de los mortales tiene que ver con lo que
se es, con lo que se tiene y con lo que se representa”, y afirma sobre la
primera categoría que su influencia “sobre el bienestar o la infelicidad
será más esencial y decisiva que las diferencias que provienen de las
reglas humanas…”
Mencionamos esto porque en esencia la ética, el cuidado y el buen
vivir son opciones personales que tienen que estar profundamente enrai-
zadas en el ser, pero que por supuesto, pueden ser construidas cultu-
ralmente. Esta elección es determinante para el presente y el futuro
de nuestra sociedad, que vive cambios emergentes y estructurales sin
precedentes.
INTRODUCCIÓN

Figura 1.
Fuente: Gettyimages/947127800

Lectura recomendada
Para profundizar, te sugerimos realizar la lectura:

Estándares de competencias ciudadanas, formar


más que informar un reto para la fundación

Fundación Universitaria del Área Andina (2011)


Ética del cuidado y el buen vivir

Ética del cuidado

Para hablar de ética del cuidado, es importante iniciar con lo que corresponde a la
palabra cuidado. Según Fry (1995), citada por Alvarado (2004), este concepto está rela-
cionado con mantener la vida, asegurando la satisfacción de un conjunto de necesidades
indispensables para la misma, que a la vez son diversas en su manifestación. Cuidar es
“encargarse de la protección, el bienestar o mantenimiento de algo o de alguien”.

Ejemplo

Dicho esto, la ética del cuidado involucra


la interacción y el contacto moral entre
dos o más personas, con el entorno para
el cuidado de otros, y nos enfrenta ante la
necesidad de romper vínculos con las con-
cepciones más tradicionales de concep-
tos como lo son desarrollo y progreso, los
cuales están ampliamente arraigados en
la cultura, por tanto, inciden de manera
directa o encubierta en las decisiones que
Figura 2.
tomamos día a día para nuestros proyec-
Fuente: Gettyimages/671254332
tos, actividades y acciones responsables
en un contexto moral.
En esa medida, la ética del cuidado está directamente relacionada con situaciones reales
que se viven a diario, como por ejemplo, la responsabilidad de cada uno de nosotros al
tratar los residuos que producimos, la conciencia del consumo responsable, el consumo de
tabaco sin tener en cuenta la percepción de los demás, entre otras acciones que generan
impactos y no hábitos virtuosos.

La capacidad de interactuar y relacionarse en los diversos escenarios sociales genera


beneficios para todos los involucrados de estos intercambios, posteriormente se hacen
públicos y los demás integrantes de la sociedad civil terminan siendo sus beneficiarios
finales. Esta dinámica reflejada en cualquier contexto desarrolla visibilidad, productividad,
y motiva al crecimiento de comunidades interesadas en sus temas particulares, sean
comerciales, políticos, comunitarios, educativos o ambientales, por mencionar algún tema
de interés. Involucrarse en estas dinámicas permite acceder a nuevos servicios, productos,
conocimiento e información que repercutirán en el mejoramiento de su calidad de vida.

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No obstante, lo que demuestran los hechos y las
condiciones actuales del mundo globalizado, es que Calidad de vida
esta visión del desarrollo con sus variaciones cultu- Las definiciones desde su surgimiento en los años
rales, sociales, educativas o de género, que efecti- 70 son múltiples, de acuerdo con el planteamiento
de la Organización Mundial de la Salud (OMS), se
vamente genera un aumento en la oferta de bienes centra en la percepción objetiva y el auto reporte
y servicios, no garantiza su acceso y oportunidad. de los dominios físico, social, psicológico, ambiental
y espiritual que se expresan de manera positiva o
Adicionalmente, el acceso a más bienes y servicios negativa en el contexto de las personas donde se
contribuye a la reducción de actividades cotidianas tienen en cuenta su interdependencia y relaciones
sociales (Urzua, A. y Caqueo, A. 2012).
monótonas, pero esto no implica necesariamente
una transformación positiva o un aumento en la calidad de vida de los seres humanos,
por el contrario, con frecuencia, traen consecuencias tales como el sedentarismo, el
tabaquismo o la obesidad infantil, por no hablar de los factores de inequidad social en
la cual están inmersas la mayoría de las veces.

Instrucción
Te invitamos a consultar los recursos de aprendizaje:

• Para profundizar estos impactos en salud consulta el


video desde la página principal del nodo:
Las enfermedades no transmisibles (ENT) nuestro reto
https://youtu.be/gWK_l2nIEyQ

• Para ampliar información sobre los impactos en salud


a consecuencia de las enfermedades crónicas men-
cionadas te invitamos a visitar la página:
Enfermedades no transmisibles
Organización Mundial de la Salud

Las dinámicas de consumo actuales, generan prácticas irresponsables en el uso y


explotación de los recursos naturales no renovables y de las personas, lo que tiene reper-
cusiones negativas para el desarrollo y la calidad de vida, ya que, para garantizar la
oferta permanente de bienes y servicios, muchos de ellos no fundamentales, se termina
alterando el equilibrio de diferentes ecosistemas urbanos y rurales poniendo en riesgo la
sostenibilidad y la salud de la sociedad, debido a la contaminación permanente del aire
y de las fuentes hídricas, sin desconocer las tensiones y conflictos que se producen entre
los diferentes actores sociales que comparten el territorio.

Instrucción
Te invitamos a profundizar consultando el organizador
gráfico en la página principal del nodo.

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La suma de estos fenómenos lleva al calentamiento global, la disminución de recursos,
la producción de gases efecto invernadero, sumado a otras problemáticas ambientales
y sociales que demandan soluciones viables y efectivas que garanticen la sostenibilidad
y el equilibrio con el entorno; es allí en estas realidades donde cada persona deba ser
partícipe de manera positiva, para aportar al crecimiento social, político y económico.

De acuerdo con esto teniendo en cuenta la velocidad del avance tecnológico, es nece-
saria la innovación en conceptos y pensamientos a través de procesos de información,
educación y concienciación, que promuevan y garanticen el bienestar (satisfacción) y
disminuyan las amenazas a la sostenibilidad y supervivencia de nuestra especie lo cual
requiere algo más que autonomía y justicia: el reconocimiento y cumplimiento de dere-
chos y deberes.

En este sentido, la ética del cuidado surge como una alternativa


viable y coherente con las principales necesidades del siglo, y que
implica un cambio fundamental en la postura y el comportamiento
cotidiano de cada ciudadano.

En primer lugar, la ética del cuidado (con buenas prácticas de vida y convivencia)
parte de la identificación de hábitos considerados por la sociedad como negativos y
limitaciones de las posturas individualistas, competitivas y consumistas, y se enfoca en
la necesidad de reconocer que somos individuos con una naturaleza social, que vivimos
en comunidad, que compartimos nuestro espacio, recursos y trayectoria con otros seres
humanos que nos proveen de una identidad, y que dependemos de ellos tanto como de
nosotros mismos, de forma tal que nuestros objetivos y comportamientos los afectan
estando directamente ligados al comportamiento moral.

En coherencia con lo anterior, el primer paso implica reconocer que el mundo, tal y
como lo conocemos, es una red de relaciones, que cada uno de nuestros actos tiene al
menos una consecuencia positiva o negativa para otro ser, y, por tanto, la responsabilidad
de los mismos es lo suficientemente amplia; la ética del cuidado nos permite soñar un
futuro juntos, en el que ningún valor o propósito justifica acciones que atentan contra los
demás, llevándonos a la empatía y comprensión y facilitando el fortalecimiento del tejido
social, para reducir las brechas de desigualdad y generar acuerdos colectivos, incluyentes,
solidarios y dignificantes con los que sea posible alcanzar el bienestar colectivo y el pleno
ejercicio de los derechos a partir de la convivencia con el otro.

Es importante señalar que hoy más que nunca, como lo menciona Edgar Moran es
primordial que, como ciudadanos de nuestra casa común: este planeta, reconozcamos
que hacemos parte de una amplia y compleja red de relaciones sociales, sobre la cual
nuestras acciones pueden tener un impacto positivo actuando buscando lo que nos
beneficia a todos y no solo a uno. Para lograr esto, es necesario transitar desde los valores
centrados en el individualismo y el consumo, para enfocarnos en la solidaridad, la coo-

Ética del cuidado y el buen vivir - Nodos de formación Areandina 7


peración y el trabajo en equipo como procesos necesarios para alcanzar condiciones de
vida digna para todos, sin que esto implique consumir todos los recursos naturales, alterar
el equilibrio del planeta o amenazar las condiciones de supervivencia de las diferentes
formas de vida que lo habitan.

Figura 3.
Fuente: Gettyimages/547533236

Todas estas reflexiones vienen dándose gracias a un proceso evolutivo que ha alterado
nuestra forma de vivir y actuar, pero que a la vez avanza en la evolución ética a donde
todo lo discutido en este documento se conecta con la llamada por Vallaeys, ética de
tercera generación que integra el bien y el mal, lo justo e injusto a el reconocimiento
personal de los impactos hacia esta aldea global en la que convivimos.

Volviendo a la era que vivimos donde está en discusión la sostenibilidad y lo tecnoló-


gico, este último que se abrió oportunidades de relación que modificaron la vida humana
social y el entorno natural; las necesidades fueron transformadas y lo digital se convirtió
en un actor preponderante en la cotidianidad. Esta expansión sucesiva debe analizarse
con cuidado para garantizar que nuestras actuaciones no vayan en detrimento de la
calidad de vida, para que la “casa común” sea sana, adecuada y suficiente para todos, y
de esta manera podamos cumplir que el cuidado nos pertenece a todos y que la persona
y el grupo, el individuo y la sociedad, lo particular y lo general conservan el mismo nivel
de importancia y valor para todos los habitantes de la aldea global.

Instrucción
Veamos los retos globales relacionados con este
nodo en el videorresumen disponible en la página
principal del eje.

Ética del cuidado y el buen vivir - Nodos de formación Areandina 8


Ahora bien, indiscutiblemente, el buen vivir complementa la ética del cuidado en la
medida que implica llevar a la práctica los conocimientos y actitudes que están en noso-
tros, y que tienen relación directa con las competencias ciudadanas, así como con los
estilos de vida. Si bien se sigue persiguiendo el objetivo de lograr estándares de vida
que generen bienestar y felicidad, como sucede en los modelos de desarrollo clásicos,
la diferencia radica en que se cuestionan los presupuestos sobre cuáles deben ser las
condiciones que lo garantizan.

De acuerdo a esto, lo que se plantea es que la calidad de vida, (es importante no


olvidar que la calidad de vida va encaminada al grupo más que a la persona de manera
individual, el éxito o la felicidad) se alcanza con medidas diferentes al consumo, la acu-
mulación y la ostentación, y por el contrario, hace referencia a procesos más complejos
y que implican un mayor compromiso del grupo o comunidad en distintos niveles, puesto
que implica la participación en los espacios sociales y comunitarios que permitan el ejer-
cicio de la ciudadanía, y el aumento de las prácticas responsables hacia la vida de todos
los actores de este planeta.

En cuanto a sí mismo, en este aspecto el ser humano durante su proceso de desarrollo


aprende diferentes cosas como cuidar de sí, tanto física o social, como emocionalmente,
a través del disfrute de experiencias cotidianas, y finalmente, a hacer uso adecuado
del tiempo libre en actividades de capacitación o enriquecimiento cultural. A nivel de
bienestar, es importante reconocer la importancia de implementar una dieta saludable
y balanceada, realizar actividad deportiva de manera frecuente y buscar asesoría pro-
fesional, tanto médica como psicológica, cuando se requiera. De igual forma, se deben
evitar comportamientos de riesgo y el consumo de sustancias nocivas, como el tabaco
y el alcohol, entre otras.

Instrucción
Te invitamos a consultar los recursos de aprendizaje:

• Para ampliar, consulta algunos tips de alimen-


tación saludable en la página:
Decálogo de una alimentación saludable
Ministerio de Salud Colombiano

• Podcast

Adicionalmente, es fundamental cultivar el optimismo disposicional, dado que es un


factor que nos protege y prepara para afrontar de forma positiva y adaptativa las adver-
sidades cotidianas. También es importante trazarse de manera constante metas realistas
y sucesivas que aporten al desarrollo y crecimiento personal, puesto que las experiencias
de éxito aumentan la autoeficacia y de esta forma el interés por tareas o retos de mayor
complejidad.

Ética del cuidado y el buen vivir - Nodos de formación Areandina 9


Está claro que el bienestar o la felicidad no se obtienen únicamente a través del logro
personal o las nuevas adquisiciones, sino que, en tanto que seres humanos, desde tem-
prana edad también estemos en capacidad de identificar las necesidades de los demás
y experimentar gratificación al responder de forma empática y ayudarlos a lograr sus
propios objetivos (Tomasello, 2014). De esta forma, podemos concluir que el buen vivir
demanda, además de la sana preocupación por nosotros mismos y de otros, involucrar-
nos en actividades en las que podamos contribuir para alcanzar objetivos comunes que
propendan por el mejoramiento de las condiciones de vida de la comunidad, donde se
fomente el trato digno hacia los animales o promuevan el uso eficiente de los recursos,
la reutilización, reducción y el reciclaje y demás estrategias orientadas a contrarrestar
el cambio climático y otras problemáticas sociales que amenazan la sostenibilidad y la
salud a nivel global, podríamos concluir que esta serie de actividades guardan relación
con los hábitos de vida saludable los cuales corresponden a la conciencia del cuidado
no solo de nuestro cuerpo a nivel físico, emocional y mental, sino también a la capaci-
dad de crear hábitos virtuosos de vida que nos lleven a la satisfacción en todo sentido,
basándonos en prácticas que se mantengan en el tiempo, cuando hablamos de hábito
de vida saludable, nos referimos a esas prácticas que tenemos en nuestro diario vivir que
nos ayudan a cuidar de nuestro cuerpo y nuestro ambiente para lograr mantener una
mejor calidad de vida, libre de enfermedades, accidentes, y complicaciones de todo tipo.

Figura 4.
Fuente: Gettyimages/949959234

Algunas de esas prácticas se relacionan con la alimentación adecuada, con la realiza-


ción de algún deporte, el consumo regular de agua, el descanso adecuado o higiene del
sueño, la recreación y los espacios de diversión, el suplir todas las necesidades básicas,
no consumir sustancias nocivas ni nada que perjudique nuestro organismo.

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Bibliografía

Alvarado, A. (2004). La ética del cuidado. Aquichan, 4(4), 30-39.

Delors, J. (1996). La educación encierra un tesoro. Madrid: Santillana.


Unesco.

Fernández-López, J. A., Fernández-Fidalgo, M., & Cieza, A. (2010). Los


conceptos de calidad de vida, salud y bienestar analizados desde
la perspectiva de la Clasificación Internacional del Funcionamiento
(CIF). Revista española de salud pública, 84, 169-184.
BIBLIOGRAFÍA

Ministerio de educación (2004). Estándares Básicos de Competencias


Ciudadanas. Ministerio de Educación Nacional.

Tomasello, M. (2014). The ultra — social animal.  European journal of


social psychology, 44(3), 187-194.

Recursos complementarios

Bender, L., Burns, S.Z., & David, D. (Productores) & Guggenheim, D.


(Director). (2006). Una verdad incómoda [Documental]. Estados
Unidos: Lawrence Bender Productions. Recuperado de https://vimeo.
com/77610194

Touraine, A., & Pons, H. (1997).  ¿ Podremos vivir juntos?: iguales y


diferentes (p. 85). Madrid: PPC.

Suzuki, T. (Productor) & Miyazaki, H. (Director). (1999). La princesa


Mononoke [Película]. Japón: Studio Ghibli.

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