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14 DERECHO SUCESORIO IL. Los herederos, sean de cualquier clase, contintian la Posesion de s sante desde que se abre la sucesion...” U cay. Con relacién a la continuidad de la posesi6n establecida en el art. 1007 reflexionar: si el de cujus era poseedor de buena fe, el heredero, como iM Cabe continuador suyo, gtambién ser de buena fe? Coincidimos con e| Prof Iermo A. Borda afirmando que el heredero también sera poseedor de ae iui “aunque personalmente tenga mala y viceversa” ('*). a fe 12. Breve andlisis critico.- Desde el instante que la teoria del Patrimonio. persona parte de una ficcién, la doctrina ha dirigido su critica contra ella en los mis diversos tonos. Pero es justo aclarar que asi como recibié la Teprobacién de muchos autores, también merecié la adhesién de otros. Las referencias anotadas hasta aca, nos muestran la intima relacién de la teorfa del patrimonio-persona con el sistema del derecho sucesorio adoptado por nuestro Cédigo de 1976, de ahi que no sdlo es pertinente sino también necesa- tio referirse al tema, recordando algunas de las observaciones contra y a favor de la concepcién de Aubry y Rau. Lo que esté muerto no puede continuarse, escribe Borda, “ni mucho menos una persona puede ser continuada por varias, porque seria dividir lo que por esencia humana y divina es indivisible” y, como otros autores, considera que “...con frecuencia los juristas recurren a las ficciones para orillar el tema, tmicamente porque se carece de agudeza suficiente para penetrar la verdadera naturaleza de las cosas o de valentia para afrontar la realidad...” ("). Pero, como apunta el mismo Borda, a las contradicciones del sistema se SY” man las injusticias. En efecto, “;cémo explicar la responsabilidad ultra bed por la cual el heredero debe pagar las deudas del de cujus aun con sus TE bienes? Se trata de una solucién irritante -dice- ya que de comienz0 eed admitirse el beneficio de inventario, que supone la posicién contraria @ ne tinuidad de la persona. Algo mas ~apunta-, la confusién de patrimonios P! ree: piel ee 3 e972 pis. 16 18 Guillermo Borda, Manual de sucesiones, Editorial Abeledo Perrot, Buel sas 19 Guillermo Borda, ob. cit. pag. 17. aa Escaneado con CamScanner DeRecio sucesonio 15 es del difunto si el heredero es insolvente, 0 a los de ntiene un activo inferior a su pasivo, es uperiores al activo que deja” ). acreedor onio que recibe col inte son s' pet car a 10s A trim Fae, sie! Pal esl si las deudas del causa los otros conceptos. “Es incoherente —escribe- r los legados 0 las donaciones que ataquen la ue tal hipdtesis significaria dirigir su 2). Esta situacion en nuestro derecho esta prevista en Por esta regla, el heredero tiene, en efecto, la facultad cuyo valor excede a la porcion disponible. ffia agrega est eda impugnal sponde, puesto q Por su parte, Mai ye el heredero pu fegitima que Ie corte accion contra SI mismo elart. 1068 del Cédigo. deatacar las donaciones demos decir de la facultad que tiene el heredero para dirigir su accion contra el patrimonio del difunto a fin de cobrar las obligaciones que el de cujus tenia respecto de aquél. Este caso también significa una accion del heredero contra si mismo. Otro tanto por ontré dura critica desde el comienzo del Demogue, Geny, Cazelle, Jallu, Ga- fa del patrimonio-persona enc a obra de Aubry y Rau como inutil s citar a Percerou, tros, que calificaron I La teori pasado siglo. Podemo: zin y Coviello, entre o1 y peligrosa (**). ontra la concepeion de otros notables tratadis- en Italia, verdadera arremetida c de la doctrina alemana, rd, en Francia, y Polacco, a teoria revitalizado impulso. Pero, asi como se produjo una Aubry y Rau bajo la influencia - como Planiol, Josserand, Savatier, Picai que se sumaron muchos més, dieron @ onio, atributo y emanacién Josser 3) 2 rand ®) aclara que la idea contraria al patrim lerado mas bien como una de a ee es decir, el patrimonio consid Patrimonio sin tances indisoluble ala personalidad, concebida como un Justificacién y haar alae por su afectacién, la misma que constituye su le ser, “es una reat én materialista, de base econémica a Guill a Jermo Borda, pag. 18. Maffia, ob. cit. pig. 42. Escaneado con CamScanner 16 DERECHO SUCESORIO exeesiva, Si no hubiera personas, no habria patrimonios; Iq evoca una idea de potestad, como la Propiedad y la palabras tienen una raiz comtn y evocan la misma s AAdemés, los derechos estin establecidos invariablemente en ncn a las personas; las cosas atin agrupadas en masa compacta, no Podri prerrogativas juridicas; es el hombre quien, en estado aislado bajo la sintética de la personalidad moral, es la razon de ser Y el objeto de tod ‘ora, teglas de derecho; las cosas no tienen voluntad propia y no Podrian, por . a guiente, desempefiar un papel subordinado en una organizacién esencialmens humana donde la voluntad reine como duefia soberana...” ie lal a Paternidad; tsa Nocién de doming Con relacién a nuestro derecho, desde la vigencia del Cédigo civil de observacién tiene un fundamento suficientemente s6lido, ya que me parrafo I del art. 1 dispone: “el nacimiento sefala el comienzo de la persona. lidad”, y a continuacién, el parrafo I del art. 2 completa la regla desteean que “la muerte pone fin a la personalidad”. Es decir, la personalidad dura tanto como la vida de su titular. Las dos normas, claras y coneretas, obligan a excluir toda posibilidad de aplicar la teoria basada en la ficcién de la conti- nuacién de la personalidad del difunto por la del heredero, ya que como obvia consecuencia —reiteramos- el fallecimiento del de cujus ha extinguido, ipso Jure, su personalidad; en otras palabras, ha dejado de existir, tampoco existe ya aquella personalidad, no puede sobrevivir, ha desaparecido desde el instan- te de la muerte del de cujus. 1976, 1a diante e] Habria sido mas conveniente Y, Sobre todo coherente con elas, inclinarse pot la sucesién en los bienes ©, como alternativa, hacer que el beneficio de inver- tario sea la regla y no la excepcién, cual sucede actualmente, particularmen fn el derecho argentino, como resultado de las reformas introducidas pore ley 17.771 en 1968. Si el fallecimiento del de ewjus ha dado fin a la persr® lidad de éste, no puede admititse que otra persona, aun‘a titulo de beret contintie con esa extinguida personalidad; lo contrario equivaldria a sos sack ue no solo recibe la herencia sino que al mismo tiempo ha heredado& tinguida personalidad, Por lo demas, entre los div. rio Pe eficio sona no llega a explicar, se ul Escaneado con CamScanner imo ‘ersos casos que la concepcién del ne ben encuentran precisamente los referidos 4! °° y DERECHO SUCESORIO 17 0 regula en los arts. 1031 al 1051, i previsto por los arts. 1055 al hosel aetna ye una verdadera separacién de patrimonios. a viel tema), ya que en el primero se excluye la e en el segundo, en muestro derecho, no inven! ario, que el Codig ae scion de atrimonios, sept io. tampoco constitu 0 CHET mos al ocuparnos 'o veremos al P ‘on de patrimonios, ¢n tanto qu come” nfusi ae : produce tal confusion. sible contradiccién entre el art. 1030 y los gin embareo> a pesar de la osten: . “arrafo I, ¥ 2, parrafo I del Cédigo de 1976, en estas dos instituciones d eredero resulta ser titular de dos patrimonios. Y como hipétesis— en caso de conmoriencia de dos o mas personas a quienes el heredero seria llamado , no solo continuaria la personalidad de una persona por otra sino Ss. Verdaderamente, Ja idea de la continuidad de la persona 0 de la dad del de cujus es, para decir lo menos, insostenible. Tal es nuestro to al derecho sucesorio y ala ficcion comentada. a sucedel por varias personal criterio respec! prevé la base del sistema de _del mismo modo que Jo hacen otras legislaciones— de fecto de la aceptacién pura y simple, el patrimonio del del heredero se confunden y forman uno solo cuyo ti- apoyarse precisamente en Ja tan discutida con- Bastaria, en nuestro concepto, sefialar que, la onsecuencia la necesidad de que alguien, el sistema pre- Consideramos que la regia del art. 1030, que sucesion mortis causa acuerdo al cual, como ¢ de cujus y el patrimonio tulares el heredero, no requiere cepcién del patrimonio-persona. muerte de una persona trae como ct | heredero, en armonia con que no puede ser otra persona que e! visto en la ley, asume la titularidad no slo del activo sino también del pasivo Rope el difunto. Pero, obviamente, no sera cualquier persona la que lamadog aaa sino que asumiran la ‘calidad de herederos solamente los a ea a ley o por Ia voluntad del de cujus expresada en su testamento, due, a su ya a las normas establecidas en el ordenamiento juridico derecho rey en cuenta los fundamentos sobre Jos cuales se asienta el El fenémeno on (que los revisamos en el Capitulo TL del presente tomo). regule la diveniaaalaay debe necesariamente contar con un sistema legal que Yano de ellos, ra le efectos que surgen a Ja muerte de una persona, tata pues de a mn lamentalmente, consti misién de la herencia. Se Siéna lag revises egal, lo que: mbargo, nuestra adhe- ones contrac ara esta forma de Escaneado con CamScanner DERECHO SUCESORIO 18 i i torgarle el fundame; i is sino, simplemente de oO | far ate ‘sucesion mortis ‘esidad de acudir a la ficcién de la continuidad de la Ga staid) del fallecido, por otra que le sobrevive. i Previsty Persona. sefiala el comienzo de la personalidad, segin el art, a i el nacimiento ‘ , Asi como fin a la personalidad, conforme sefiala el art. 2-1. del Cédigo, la muerte pone 13, Responsabilidad ultra vires y responsabilidad intra vires.- De acuerdo a o sefialado anteriormente, nuestro Cédigo civil ha hecho suyos los antecedentes hist6ricos respecto a la aceptacién de la herencia en forma pura y simple, yen consecuencia determina que el patrimonio del de cujus se confunde con el de} heredero para formar uno solo. Por su parte, la doctrina que respalda la posicion del Cédigo francés de 1804, afirma que el sucesor continiia la personalidad del fallecido. Es a esta forma de sucesién por causa de muerte que se atribuye al he- redero la responsabilidad ultra vires, lo que, en efecto, significa que compromete su propio patrimonio para solventar las obligaciones del difunto. Esta es la posi- cién prevista en el art. 1030 del Codigo, que por cierto no es la més apropiada. En cambio, si el heredero acepta la herencia bajo beneficio de inventario, evita la confusién de su patrimonio con el del difunto y origina simplemente una responsabilidad intra vires, porque respondera sélo hasta donde alcance el activo del patrimonio del de cujus. Se trata de una forma de proteccién del Patrimonio del heredero, que incluso le permite conservar todos los derechos tied obligaciones que tenia respecto al difunto, conforme dispone el art. 1041: ‘or la aceptacién de la herencia con beneficio de inventario los patrimonios del de cujus y det tado de ello: lel heredero no se confunden y se mantienen separados, resul- “l) El heredero ti oo legados tan ee fee obligacién de pagar todas las deudas hereditarias Y “sta donde alcancen los bienes de la herencia. . ‘ oe todos los derechos todas las obligaciones 1! “2) El heredero co; ‘muer tenia respecto al de ‘WUs, excepto las que se hayan extinguido conlamuer” imonit "es del de cy; Patri . cujus _ imonio del difunto frente a ia ae ae prefer lel heredero. Escaneado con CamScanner 19 DERECHO SUCESORIO jeredero renuncia al beneficio de inventario o pierde esta calidad og) Si el here istos por Ia ley, se considera subsistente la separacin de Ee ce ‘con los acreedores del de cujus y los legatarios, quienes fron Pon a preferencia establecida en el inciso anterior, no siendo ya ician de la p' ones ‘ it se eneh eder a la separacion de patrimonios contenida en el Capitulo rio proc ne del Libro Cuarto”. y, Titulo Este sistema supera al nuestro porque indudablemente es mas justo. Los cé- digos modernos prefieren adoptarlo, o si tienen anti igiiedad, buscan adecuarlo, como sucede con el Cédigo Argentino de Vélez Sarsfield que mediante la ya referida Ley N° 17.711 de 1968, que ha modificado su art. 3.363 con la siguiente redaccién: “Toda aceptacion de herencia se presume efectuada bajo beneficio de inventa- rio, cualquiera sea el tiempo en que se haga. “La realizacién de actos prohibidos en este Cédigo al heredero beneficiario importara la pérdida del beneficio”. la tedaccién de esta nueva norma reconoce prelacién al beneficio de inventa- Tio frente a la aceptacién pura y simple. Escaneado con CamScanner CAPITULO IV EL FENOMENO SUCESORIO 27. Momentos del fenémeno sucesorio.- La muerte de una persona, al mismo instante de extinguir su vida inicia el movimiento de un verdade- ro mecanismo juridico destinado a solucionar las diversas consecuencias surgidas a raiz del deceso. El patrimonio del de cujus, compuesto por un conjunto de derechos y obligaciones valuables en dinero, o de relaciones juridicas, como prefieren interpretar algunos autores, no desaparece con la muerte; simplemente produce un cambio subjetivo en esas relaciones juridicas que tenian como protagonista en vida, al de cujus. Otras personas son las Ilamadas a ocupar la posicién del difunto desde el hecho juridico de la muerte. En qué momento tiene lugar la apertura de la sucesién? {Quiénes son los llamados a heredar? {Quiénes pueden o no recibir una herencia? {Cuando opera la trasmision hereditaria? Son algunas de las cuestiones que dan lugar al fenémeno sucesorio que las legislaciones las resuelven segtn los sistemas adoptados para el efecto. Para responder a tales interrogantes se hace ncesario distinguir en nuestro derecho los siguientes momentos del fenémeno sucesorio: }) Apertura de la sucesién. Este es el primer momento del denominado fe- nomeno sucesorio. i) Vocacién hereditaria. Consiste en el Ilamamiento a los posibles herede- "S, sea por testamento, por disposicién de la ley o por la voluntad contractual Escaneado con CamScanner 42 LA APERTURA DE LA SUCESION (en las legislaciones que cuentan con este sistema). Es el segundo Momento de este fenémeno. II) Delacién. Se trata del tercer momento. Es un llamamiento pero actual y efectivo de la herencia al sucesible; que a diferencia de la vocacién heredity tia, da lugar al ofrecimiento del acervo hereditario; es en virtud de esta oferta que el heredero podra luego optar libremente entre la aceptaci6n o la renun- ciaré a la herencia. TV) Adquisicién de la herencia. Finalmente, el cuarto momento, en que el heredero adquiere la herencia substituyendo al de cujus. Esta adquisicién ope- ra por el solo ministerio de la ley, conforme dispone el art. 1007; pero cabe advertir que se trata solo de una adquisicién provisional que sera definitiva posteriormente cuando el heredero decida libremente aceptar la. herencia, 0 por el contrario, optar por renunciarla, caso en que se lo tendra como si jamas hubiera sido heredero. Cualquiera fuera la decisién adoptada por el sucesible operard retroactivamente hasta el instante del fallecimiento del de cujus. Estos diferentes momentos del fendmeno sucesorio son objeto de andlisis mAs detenido a continuacién. Escaneado con CamScanner ADQUISICION DE LA HERENCIA 59 44, Sistema mixto seguido por el Cédigo Civil boliviano. Momento en que se adquiere la herencia.- Dijimos en parrafos precedentes que es dificil ha- lar legislaciones que contengan, puros, el sistema romano o el germanico, porque, como es de suponer, los legisladores, en la elaboracién de los cédigos de sus paises, toman en consideracién los requerimientos, costumbres, usos, necesidades sociales, econdmicas y otras peculiaridades de sus naciones, de modo que optan por combinar las reglas de un sistema con las de otro, obvia- mente —reiteramos— con la inclusién o adecuacién de los criterios 0 conceptos mas convenientes a la realidad de la colectividad destinataria de los cédigos, que es también lo que, seguramente, sucedié con la adquisicion de la herencia en el Cédigo civil vigente en nuestro pais desde 1976, que en esta materia, de acuerdo a nuestro criterio, ha formado un sistema mixto o intermedio. Tal as- pecto se advierte al examinar, las normas de los arts. 1007, 1016, las previstas para la aceptacién pura y simple en los arts. 1025 al 1030, y especialmente las contenidas en los articulos referidos al beneficio de inventario desde el art, 1031 al 1051, que al contrario de la aceptacién pura y simple, ofrece al heredero una alternativa para atenuar el peligro 0, quizd peor, Ja injusticia de tener que pagar con su propio patrimonio las deudas u otras obligaciones contraidas por el de cujus. Este beneficio descarta la responsabilidad ultra vires y la substituye con la responsabilidad intra vires, que le permite cubrir aquellas obligaciones s6lo hasta donde alcanza el patrimonio del difunto, sin comprometer y ni siquiera colocar en riesgo su propio patrimonio, que resulta totalmente liberado de las obligaciones del difunto. 45, Adquisicién provisional y adquisicién definitiva.- La adquisicién de la herencia viene a constituir el cuarto momento del fenémeno sucesorio. De ella se ocupa el art. 1007, que consta de las dos siguientes partes: “(Adquisicion de la herencia). I. La herencia se adquiere por el solo ministerio de la ley desde el momento en que se abre la sucesion. IL Los herederos, sean de cualquier clase, continian la posesién de su cau- sante desde que se abre la sucesién. Sin embargo, los herederos simplemente legales y los testamentarios, asi como el Estado, deben pedir judicialmente la entrega de la posesion, requisito innecesario para los herederos forzosos quienes reciben de pleno derecho la posesion de los bienes acciones y dere- chos del de cujus”. Escaneado con CamScanner 60 ADQUISICION DE LA HERENCIA El tema requiere las siguientes puntualizaciones; EI primer parrafo del art. 1007 establece un concepto claro respect al mo- mento en que la herencia se trasmite a sus herederos. En la legislacion ex. tranjera advertimos parecidas disposiciones en el art. 661 del Cédigo espatio} segin el cual “Los herederos suceden al difunto por el sélo hecho de su muer: te en todos sus derechos y obligaciones”, en el art. 657 del Cédigo peruano de 1934, asi como en las reglas del Cédigo aleman examinadas en Patrafos precedentes. En cambio, el paragrafo II tiene como fuente el art. 724 (Ordenanza 58 - 1307 de 23 de diciembre de 1958) del Codigo civil francés, que se refiere a la Sai- sine. Ahora bien, si el paragrafo I del art. 1007 trascrito, dispone la adquisicién de la herencia por el sélo ministerio de la ley desde el momento de la apertura de la sucesién, y por otro lado el art. 1016 establece: “.../. Toda persona capaz puede aceptar o renunciar una herencia”, se podria pensar en una contradic- cién entre la una y la otra norma; sin embargo no sucede asi. Lo que si se con- sidera es que los efectos del art. 1007 estan limitados por el citado art. 1016, puesto que la adquisicién de la herencia depende tnicamente de la exclusiva y libre voluntad del heredero que goza de absoluta independencia para decidir si acepta o renuncia a la herencia (). ¥ remarcamos la expresién exclusiva y libre voluntad porque si, por ejemplo, concurrieren varios herederos, cada uno de ellos podra expresar su voluntad, sin que para ello influya lo que cada uno de los demés decida. Por eso es necesario aclarar que la adquisicién operada Por ministerio de la ley prévista en el primer parrafo del art. 1007 (norma Parecida a la del Cédigo aleman), que en nuestro derecho es simplemente ie eet la adquisicién sera definitiva cuando el heredero manifieste que traigan ne ae que, conforme al art. 1022, hard que sus efectos se retro- la confusion ea ee momento de la apertura de la sucesion y se aed cane Patrimonios, que le obliga a responder incluso por las oblt Contraidas por el de cujus si acaso no se ha acogido al beneficio de = 79 Arman i . = do Villafuerte Claros. Conferencia de homenaje a la Facultad de Derecho en la UMSA. Escaneado con CamScanner ee se 117. Efectos de la aceptacién pura y simple.- La aceptacién pura y simple de la herencia produce los siguientes efectos: a) Adquisicién definitiva. El sucesible o llamado a recibir Ja herencia, ad- quiere definitivamente la calidad de heredero (art. 1022) y desde ese momento no podra renunciarla. b) Confusién de patrimonios. El patrimonio del de cujus se confunde con el del heredero formando uno solo (art. 1030). Recuérdese que con la muerte del de cujus, el sucesible adquiere provisionalmente la herencia por el solo mi- nisterio de la ley (art. 1007), y que posteriormente puede aceptar o renunciat a la herencia en ejercicio de la delacién que le faculta optar libremente por la Escaneado con CamScanner ACEPTACION PURA Y SIMPLE 137 una 0 la otra. Con la aceptacién del heredero, en forma expresa 0 tacita, la ad- quisicién provisional se hace definitiva, el sucesible se convierte en heredero, lo que a su vez produce, como Consecuencia, la confusion de patrimonios y genera para el heredero su responsabilidad ilimitada, tal como dispone el art. 1030 que examinamos en el parrafo siguiente. c) Responsabilidad ultra vires. El ultimo parrafo del art. 1030 ordena: “Los derechos y obligaciones del de cujus se convierten en los del heredero y éste es responsable no sélo por las deudas Propiamente dichas sino también por los legados y cargas de la herencia”. Esto significa que el heredero ha contraido una responsabilidad solidaria que la doctrina conoce como responsabilidad ultra vires. La consecuencia de ello es que se hace responsable, como se tiene dicho, incluso del pasivo que forma parte del patrimonio que pertenecié al difunto, lo que compromete sus propios bienes con los cuales —en su caso— tendrd que solventar las obligaciones im- pagas dejadas por el de cujus. Escaneado con CamScanner 204 RENUNCIA A LA HERENCIA @%). La declaracién de renuncia hace de quien |, la herencia, apunta Rébora es trafia a la sucesiOn y se la considerg no manifiesta una persona totalmente ex’ haber sido nunca heredero (art. 1022). 192. Caracteres. Remisién.- Son los mismos que sefialamos para el derecho de opcién; por consiguiente, nos remitimos a lo estudiado alli. Sin embargo, remar. camos su cardcter expreso y formal, conforme analizamos en parrafos siguientes, 193. La renuncia es expresa y formal.- No existe una renuncia tacita, lo que significa que no se la presume. ‘Al contrario de lo que sucede para la acepta- cidn, la renuncia no puede deducirse de ciertos hechos que hagan presumir su existencia, o sea mediante una presuncién juris tantum 5). “La renuncia a la herencia es siempre expresa”’, manda el art. 1052, excluyendo toda posibi- lidad de una renuncia implicita 0 sobreentendida. Aqui radica otra importante diferencia respecto de la aceptacién de la herencia. Por otra parte, el art. 1052 exige una declaracién escrita ante el juez. No es admisible una renuncia ante otra autoridad, por ejemplo, ante notario u otro funcionario que no sea el juez instructor en lo civil. Menos sera valida ni efi- caz una renuncia mediante contrato entre vivos (que es una variedad del con- trato de sucesién futura, llamado también contrato abdicativo), o por escritura publica en la que unilateralmente el heredero manifestara su renuncia. Preci- samente por estas exigencias del Cédigo civil y del Cédigo de procedimiento civil la renuncia es un acto juridico solemne y judicial. Solamente al Estado no le esté permitido renunciar a la herencia, tampoco a quiere que manifieste su aceptacién, pues su calidad de heredero opera de pleno derecho (art. 1111); en otras palabras el Estado es forzosamente heredeto, aunque su ubicacién enel orden de suceder ocupa el ultimo lugar (art. 1983); carece, pues, del jus delationis, ya que no le es permitido ejercitar el derecho de opci6n. Se puede advertir, por otro lado, que la sucesi6n del Estado se aparta del re gimen general previsto para los demas érdenes, respecto de los cuales rige la 294 Ob. cit. pag. 223. 295, iol y Rij Asi seftalan Planiol y Ripert, pag. 368; Ripert y Boulanger, pag. 128. Escaneado con CamScanner RENUNCIA A LA HERENCIA 205 ‘6n en la persona; en cambio, el derecho hereditario del Estado si mada suce’ an ; I + las reglas de la sucesién en los bienes. se gobierna PO 194. Nulidad de Ja renuncia anticipada.- La renuncia a una herencia debe set declarada después de la apertura de la sucesién, nunca antes. El art. 1018, jona con nulidad toda aceptacion 0 renuncia de la herencia instituida por a viva. No se trata s6lo de una anulabilidad; es un acto que en modo alguno puede ser confirmado (art. 553). La norma llega del Cédigo francés como un freno contra las renuncias a sucesiones futuras que se habian hecho muy corrientes @ partir del siglo XII). sane una person cia francesa, se ha reconocido validez a las convenciones que entre coherederos estipulan una renuncia a la heren- cia; aunque, los profesores Mazeaud hacen notar que producen sus efectos iinicamente en las relaciones internas que se dan entre coherederos, de tal modo que el renunciante no podra alegar sus derechos frente a aquellos en favor de quienes ha renunciado. Asi, escriben: “. cuando un heredero re- nuncia de acuerdo con sus coherederos, semejante convencion de renuncia no puede ser considerada como una aceptacion tacita. jEquivale entonces a una renuncia? Puesto que la renuncia no resulta sino de una declaracin ante la secretaria del tribunal, se deberia responder por la negatividad. Sin em- bargo, una jurisprudencia bien establecida hace que surtan efecto tales con- venciones, pero tan solo en las relaciones entre coherederos: el coheredero que haya renunciado ‘se ha vuelto inadmisible para alegar sus derechos’ [...] frente a aquellos a favor de los cuales haya renunciado [..-] Por el contrario, la renuncia sigue siendo inoponible a terceros, especialmente a los acreedo- res de la sucesion. Distinguir asi entre coherederos y los terceros, al menos en lo que concierne a las convencion' es, es tratar la declaracién ante la Bee i taria del tribunal como una regla de publicidad, y no como una formalida requerida ad solemnitatem..."" (*")- sin embargo, segun la jurisprudent i ntre El criteri - P I laciones internas, 0 Se en ctos en las rela erio referido, solo con efe derecho tampoco coherederos y oponible a terceros (acreedores), en nuestro eeeeeeseresEaeeee ns Ripert y Boulanger, pigs. 90 ¥ 9! 297 Mazeaud, ob. cit. pag. 41 Escaneado con CamScanner 206 RENUNCIA A LA HERENCIA Seria viable, pues se apartaria de la disposicion prevista en el art. 1052; eg decir, dejaria de cumplir el requisito formal y solemne resultante de la decla- Taci6n ante el Juez, mucho menos tendria validez si la renuncia fuese anterior a la apertura de la sucesién, porque en esta hipotesis estariamos frente a un contrato abdicativo, que es una variedad de pacto sucesorio. 195. Caso especial de renuncia.- No obstante, existe un caso especial de renuncia previsto en el art. 1019, que dispone: “(Indivisibilidad e indivi- dualidad de la aceptacién o renuncia) No se puede aceptar o renunciar una herencia bajo condicién o a término, ni aceptarse una parte renun- ciando a la otra. En los primeros casos se entenderd que el heredero ha renunciado a la herencia...”, norma que constituye una excepcion frente al art. 1052. Pero en esta hipdtesis no existe, en rigor de verdad, una renuncia clara, pa- tente, expresa, sino sujeta a condicion. Para nuestro derecho ello implica re- nuncia. Por ora parte, no se ha de olvidar que el sistema seguido por-nuestro Cédigo en esta materia se apoya en la ficcidn de la continuidad de la persona del difunto por la del heredero y, como dijimos anteriormente, mal podria aceptarse esa continuidad sélo en parte y en parte no, pues de lo contrario se Ilegaria al absurdo (segin la teoria de la ficcién) de tener un heredero que en parte sigue la personalidad del difunto pero simulténeamente, en otra, la rechaza; o sujetarla a condicién o a término, porque tampoco es admisible una renuncia o una aceptacién desde y hasta cierto tiempo (**). 196. Renuncia parcial equivalente a aceptacién.- Con relacién al parrafo anterior, si el sucesor renuncia a una parte de la herencia y acepta otra, tal acto importa aceptacién, segtin dispone el art. 1019, puesto que el sucesor tampoco puede ser heredero s6lo de una porcién de la herencia y no del resto. 197. Capacidad para renunciar.- La renuncia implica un acto de disposicion y no simplemente de administracién, y por consiguiente, la capacidad reque- rida es la de obrar, prevista en el art. 4 del Cédigo. = 298 V. parrafo 100, ¢). | Escaneado con CamScanner RENUNCIA A LA HERENCIA 207 16 apunta: “(Capacidad y opcién para aceptar o renunciar Ta heren- Blart. 10 da persona capaz ‘puede aceptar o renunciar una herencia...” Tales cia) I, To laregla general. De acuerdo al art. 1007, la herencia se adquiere por el solo ministerio de la ley desde el momento de la apertura de la sucesion. La aceptacién del heredero consolida dicha adquisicién y se lo considera definitivamente heredero. La renuncia, en cambio, importa una negativa a continuar en el status previsto por el citado art. 1007 y, como dice Maria Josefa Méndez Costa, produce los efectos de la renuncia a un derecho patrimonial, como una enajenaci6n a titulo gratuito, con resultados negativos para el patrimonio del llamado a la heren- cia porque comporta finalmente, por Jo menos, un no enriquecimiento. Esto también es asi en nuestro derecho, precisamente porque el sucesor adquiere la herencia en el mismo instante del fallecimiento del de cujus, de modo que la posterior renuncia modificaria esta situacién influyendo directamente sobre el patrimonio del renunciante que por la abdicacién podria tornarse insolvente en lugar de enriquecerlo. 198. Renuncia a herencias abiertas en favor de menores de edad e inca- paces.- La conducta de los progenitores de menores de edad o de los tutores de incapaces que no quieran 0 no puedan aceptar una sucesién universal 0 particular, puede obedecer a diversas causas, tales como la posibilidad de una herencia insolvente, o de un legado o donacién sujetos a cargas perjudiciales , en fin, a otras circunstancias que hagan temer desventajas 0 perjuicios para los incapaces. El Cédigo protege los intereses de los menores e incapaces en general me- diante algunas reglas, como la del art. 1016-II, que manda: “Las sucesiones abiertas en favor de menores e incapaces en general seran aceptadas o renun- ciadas por sus representantes aplicandose para el efecto las normas pertinen- tes del Cédigo de familia” (°°); entre ellas la de su art. 245, que dispone: “La autoridad de los padres y la tutela se ejercen en interés de los incapacesy en armonia con los intereses de la familia y la sociedad”, y las de los arts. 265 _ ¥ 266 del mismo cuerpo legal; que se refieren a la administracién de bienes a 299 Ver aceptacién de la herencia. Escaneado con CamScanner | 208 RENUNCIA A LA HERENCIA de los hijos, la representacién en los actos de la vida civil ejercitada Padres, asi como a los actos de disposicién que exceden de la adiministracse® iin ordinaria, respectivamente. Pero, fundamentalmente se debe cumplir lo dispuesto por el art. 270 del Cédi. go de familia: “(Aceptacién de herencias, legados o donaciones) Las hers. cias en favor de hijos menores o incapaces, se aceptan siempre bajo beneficio de inventario. Cuando los padres no quieran o no puedan aceptar una he. rencia, legado o donacién para aquellos, deben manifestarlo al juez tutelay el cual, a solicitud de los mismos hijos, de algin pariente y del ministerig publico y ain de oficio, puede autorizar la aceptacién nombrando un curador especial que represente a dichos hijos, de manera que no se vea perjudicado el interés de éstos” (3) 199. Efectos de la renuncia.- Al referirnos al derecho de opcién adelanta- mos los efectos que producen la aceptacién y la renuncia de la herencia; alli recordamos que el art. 1022 sefiala: “(Efectos de la aceptacién y la renun- cia) Los efectos de la aceptacién y la renuncia a la herencia se retrotraen al momento en que se abrié la sucesion; a quien renuncia se le considera no haber sido nunca heredero...” En esta regla estan implicitos los efectos de la renuncia: a) Efectos con relacién al renunciante. 1) El renunciante es considerado totalmente extrafio a la sucesin. 2) El renunciante no puede tomar ni retener ninguno de los bienes de la su- cesién (°"), Esto significa que si, por ejemplo, el renunciante se hallaba en posesién de algunos bienes de la herencia por aplicacién del art. 1007, debert restituirlos a los herederos aceptantes (°), porque la renuncia tiene efecto retroactivo hasta el momento de la apertura de la sucesién. 300 Aclaramos que por disposicién de la Ley del Ministerio Publico de 18 de febrero de 2001, los fiscales ya no intervienen en materia civil. 301 Ripert y Boulanger, ob. cit. pig. 130. a 302 El art. 1007-lI, apunta: “Los herederos sean de cualquier clase, contindan la posesin causante desde que se abre la sucesién...”. al Escaneado con CamScanner - RENUNCIA A LA HERENCIA 209 el renunciante queda definitivamente sin efecto el paragrafo I del mis- 3 art. 1007 citado, que previene: “La herencia se adquiere por el sélo mi- wisterio de la ley descle el momento en que se abre la sucesion”. No hay lugar ara la confusiOn de patrimonios y por consiguiente, el renunciante conserva Jos créditos que tuviera contra el de cujus ¢, inversamente, esta obligado a ‘or lo adeudado al difunto. 3) Para art. responder Pp b) Efectos con relacién a otros coherederos Acrecimiento, representacién y sucesion de otros Mamados por la ley. Con relacién a otros coherederos, la renuncia da lugar al acrecimiento, al derecho de representacién hereditaria y a Ja sucesiOn de otros Iamados a la sucesién. Ila porcion correspondiente al renunciante acrece en beneficio de los demas coherederos -si existen— que se encuentran en su mismo grado; por ejemplo, los hermanos, que se ven favorecidos porque agregan la cuota hereditaria del renunciante a las suyas. Elart. 1078, dispone: “(Acrecimiento entre herederos y legatarios) I. La parte del heredero legal que renuncia acrece en. favor de los coherederos llamados juntamente con él a la herencia. Si el renunciante es heredero tnico, la heren- cia se defiere a los sucesores del grado siguiente... " Elderecho de acrecer, como la renuncia, opera retroactivamente, ya que tam- bién se retrotrae hasta el instante de la apertura de la sucesion (art. 1022). 2 Siel renunciante tiene descendientes, éstos pueden ocupar el lugar de aquél en i del derecho de representacién hereditaria apoyandose en la regla del art. al iS que dispone: “‘...La representacion hace subintrar a los descendientes en nh gary ‘grado de su ascediente cuando éste sea desheredado, indigno de suce- i renuncia a la herencia o premuera a la pesona de cuya sucesion se trata”. 3) Sj : . i) = daar es el tinico llamado a la sucesién, la herencia aprovecha a = ros del grado siguiente, pero no por acrecimiento sino por el orden (0 previsto en los arts. 1083 y siguientes establecido por nuestro Cédi- Escaneado con CamScanner 210 RENUNCIA A LA HERENCIA go ce). Finalmente, si tampoco existieran herederos de los grados Sefialados en dicha norma, la herencia corresponderé al Estado. Escaneado con CamScanner

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