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Ensayo
LA MUJER QUE TRABAJA,
¿LIBERTAD U OPRESIÓN?
16-Enero-2018
INTRODUCCIÓN
Hasta hace poco tiempo, tuve la idea bastante clara de que la docencia fue una carrera que elegí
por vocación. Para mí, el gusto por la educación surgió cuando desde niña aprecié la labor que
desempeñaron mis maestros (en su mayoría mujeres, con quienes además me sentí identificada).
Posteriormente mi interés por la docencia se consolidó cuando valoré el trabajo que desempeñó
ofreció la libertad de elegir la que me interesara. No tuve la menor duda de que quería estudiar
para ser maestra y para lograrlo el único camino que conocía era la escuela normal.
implica trabajar como maestra. Tanto es así que en muchas ocasiones me he sentido afortunada
Sin embargo, recientemente con el ingreso a la maestría, y después de interesarme por el tema
desafortunada implicación con el tema, pues en ese trayecto pude darme cuenta de que mi
En el presente texto intentaré argumentar cómo es que llegué a la afirmación anterior e intentaré
responder desde mi punto de vista algunos cuestionamientos que fueron el detonante para estas
reflexiones: ¿históricamente cómo ha sido valorado el trabajo de la mujer?, ¿qué tipo de trabajo
cabo la elección de la carrera como un acto de libertad basado en sus intereses y aptitudes. Se
puede decir que, en ese momento, los jóvenes realizan también su elección ocupacional puesto
Otros jóvenes, en cambio no necesitan de una orientación vocacional, para ellos que no tienen
limitada. La opción que tienen es tomar las ofertas de empleo que encuentran e insertarse en el
campo laboral.
Ésa es la realidad que trajo consigo el capitalismo. Las personas que actualmente trabajan (tanto
quienes la oportunidad de realizar estudios superiores, como quienes ingresan al campo laboral
sin haber ingresado a una escuela) aparentemente eligen qué trabajo tomar dentro de un amplio
Sin embargo, la libertad para hacer algo siempre suele estar moldeada por las condiciones
histórico-sociales, específicamente las que tienen que ver con las ideas, expectativas y
El trabajo de la mujer es una cuestión que apenas está comenzando a ser tema de estudio. Antes
situación de desigualdad, exclusión y opresión en que vivía la mujer. Lo que hoy en día se
consideran prácticas inequitativas, en diferentes momentos históricos fueron consideradas
igual importancia. La mujer, por ser quien se embarazaba, se dedicaba al cuidado de los hijos y
por lo tanto se quedaba dentro del hogar; por su parte, el hombre salía de dicho hogar para cazar,
pescar y llevar el alimento y otras materias primas para subsistir. Mujer y hombre eran
Para Engels (2017) la primera división del trabajo fue precisamente ésta; una división natural
que no implicaba desigualdad hombre-mujer pues cada uno tenía su propio poder en su ámbito
de trabajo. Sin embargo, conforme fueron civilizándose las comunidades primitivas, iniciaron
también las primeras desigualdades, principalmente por el nivel social del que provenía la mujer.
“De acuerdo con testimonios de crónicas, manuscritos pictográficos y caracteres latinos del siglo
XVI, se pueden distinguir tres divisiones bien definidas: la noble, la macehual o mujer de pueblo
La mujer noble tenía una educación estricta puesto que era la responsable de la conservación
del linaje y por lo tanto su papel era esencialmente doméstico, sus actividades estaban
restringidas y no podía ejercer un trabajo que le significara remuneración alguna. Pocas veces,
las mujeres nobles ocuparon un cargo importante en el poder a pesar de que eran esposas, madres
e hijas de gobernantes.
La mujer del pueblo, en cambio formaba parte de la clase trabajadora, dedicada al comercio sin
desatender sus labores en la casa y el cuidado de los hijos. Algunas mujeres colaboraban con su
La condición de las mujeres esclava era menos favorable, pues se le explotaba en su trabajo, su
capacidad y su cuerpo. Finalmente, tanto ellas como las mujeres del pueblo o las nobles vivieron
una realidad en la que la organización social y política generaba aspectos que son característica
remuneración por el trabajo en el espacio público). Siguiendo a Engels (2017) esto implicó, la
esclavitud de la mujer pues se modificó la relación equitativa que existía en el ámbito doméstico.
La sociedad prehispánica civilizada valoró la actividad de la mujer, pero siempre mantuvo una
actitud diferenciada no sólo por su condición social sino con respecto al hombre. Se valoraron
las labores “femeninas”, pero la mujer vivía sujeta al sometimiento y la sumisión. Las
actividades que implicaron poder o prestigio como sacerdocio, guerra, entre otros, fueron
Esa relegación de la mujer al espacio privado fue reforzada con la conquista y la colonización
“El complejo mundo de la mujer... sufrió cambios frecuentes, según se transformaba la vida
colonial, el ideal femenino y el modelo de vida propuesto por los grupos dominantes, españoles
o criollos, los de mayor influencia social y receptividad de las nuevas modas y costumbres”
La clase dominante en aquel momento no sólo fue la política o militar, sino también la religiosa.
Ésta última fue la que restó todavía más a la mujer, el valor de su labor productiva y social que
implicaba el cuidado del hogar y de los hijos; los ideales religiosos que exigían cualidades de
sumisión, obediencia y servicio la convirtieron en una esclava, ahora de su propio hogar y a
merced de su esposo.
Durante todo ese periodo histórico las labores en el hogar se comenzaron a considerar inherentes
a la naturaleza de la mujer; por lo tanto, se dejó de ver su trabajo como productivo. El trabajo
ámbito público y con una remuneración económica de la cual dependían sus hijos y su mujer
para subsistir.
En siglo XIX hubo continuidades respecto al rol femenino, pero también se dieron algunos
periodo histórico en el que poco a poco las mujeres fueron dejando los espacios cerrados, para
transitar hacia nuevos lugares en la sociedad. Por ejemplo, las mujeres de sectores sociales
pudientes tuvieron acceso a escuelas y academias, mientras que, en los sectores mas bajos, las
“Estos nuevos espacios modificaron de maneras diversas la vida cotidiana, permitiendo nuevas
No obstante, no quitaron la idea arraigada de que el lugar propio de las mujeres…era el hogar”
Cabe mencionar, que es en este periodo histórico cuando se empieza a abrir la posibilidad de
estudio y trabajo remunerado a la mujer. Las escuelas de las primeras letras constituyeron,
además de los aprendizajes adquiridos por las alumnas, una oportunidad para que las niñas
pudieran convivir con otras de diferentes edades y también una opción para que algunas mujeres
graduales, más lentos los que posibilitaran acceso a una instrucción mayor y todavía más lentos
los que les permitieran ingresar a un empleo profesional. Sin embargo, fue durante el gobierno
“Las mujeres, por ejemplo, eran respetadas, sobre todo si se trataba de virtuosas señoras o
señoritas… la labor magisterial no entraba en conflicto con su misión primordial, misión que
consistía en ser dóciles esposas y madres ejemplares. No obstante, las mujeres participaban en
conocimientos empíricos, empezó a ser desplazado por los médicos. En 1865 la legislación
transformando en un país capitalista con todas las implicaciones sociales que tiene este sistema
económico. Para la mujer hubo ciertas oportunidades, aunque también permanecieron muchas
“En 1878, por ejemplo, el 58% de los maestros eran hombres y 25% mujeres, pero para 1907
sólo 23% eran hombres. La demanda continua de maestros no parecía ir acorde a sus condiciones
de trabajo y a sus salarios, ya que éstos permanecían bajos (de 8 a 30 pesos al mes, máximo 80
-un peón ganaba 8 pesos) hecho que seguramente estaba ligado al aumento de las mujeres en
esta profesión, ya que ellas se conformaban con sueldos más bajos. Se consideraba que por
ciertos rasgos como el carácter como el amor, la bondad y la paciencia, la mujer estaba más
preparada que el hombre para enseñar a los niños” (Bazant, 1996, p. 136)
En el siglo XX, distintas acciones emanaron del gobierno posrevolucionario para asegurar la
educación primaria obligatoria e igualitaria para niños y niñas desde la reforma constitucional
de 1934. Pero es hasta el sexenio de Lázaro Cárdenas en 1945 cuando se dieron las condiciones
“La alfabetización, que no pasaba del 30% en 1910 y del 50% a principios de 1950, para 1970
se había incrementado al 76% de la población mayor de diez años. Para el año escolar de 1970-
1971 había ya casi 50 mil escuelas primarias y jardines de niños en todo el país. Había además
1970 había unos 11.5 millones de jóvenes en las escuelas de México, ósea el 43% de la población
Sin embargo, no hay que olvidar que a pesar de que se dio la apertura a que mujeres y hombres
con la masculina, sobre todo conforme se avanza de nivel educativo. En la década de los setenta,
a nivel universitario el 80% de los alumnos inscritos eran hombres. Y ésa es una constante que
Ya para finales del siglo XX y principios del Siglo XXI el fenómeno de la globalización y el
neoliberalismo llegó a nuestro país y, por ende, impactó el sector educativo. Cada reforma
educación de algunos sectores de la población que durante siglos habían sido excluidos y
el cuidado de los hijos y el hogar. Las oportunidades para acceder a la educación o para
capacitarse para el trabajo, la población las consideró como un beneficio (y hasta un logro) para
la mujer.
Tener la ventaja de salir del espacio privado (labores domésticas) e insertarse en el campo
laboral con una remuneración, yo también la consideré un avance para que el trabajo de la mujer
fuera tan valorado como el del hombre. Y, en consecuencia, la mujer tuviera no sólo una
la realidad histórica y la realidad actual, tuve un choque con mis concepciones anteriores. Me
di cuenta de que lejos de brindar oportunidades a la mujer, o de valorar las labores que
Desde que se le permitió a la mujer tener acceso a la educación, se le capacitó con el propósito
de contribuir a la productividad del país. Sin embargo, la mujer que se insertó al campo laboral
Por principio, las oportunidades de estudio que se le dieron a la mujer en miras a ingresar al
campo laboral fueron limitadas. En el siglo XX, los trabajos para las que se podía preparar
profesionalmente la mujer eran: enfermeras, maestras y secretarias; los trabajos para los que no
se requería una preparación académica eran: comerciantes, obreras, actrices, bailarinas, etc.
Estos trabajos hasta el día de hoy siguen siendo propios del género femenino.
Ésta es una realidad, que desde mi sentido común no pude ver hasta este momento. Como mujer
del siglo XX, fui educada con ideas y expectativas aún sustentadas en determinados estereotipos
para acceder a la educación y al trabajo. Es verdad también, que nadie me impuso una elección
profesional; sin embargo, mi libertad para elegir una profesión estuvo realmente limitada. Digo
por el rol que se me ha asignado como mujer (labores de cuidado y atención de personas)
históricamente.
Hacer todo el recorrido histórico de un problema social y anclarlo no sólo con mi experiencia
sino con algunos referentes epistémicos como la dialéctica marxista y la teoría crítica, me
permitieron hacer esa ruptura de pensamiento. Intentar descubrir mi implicación con el tema de
investigación me permitió ver más allá de mis concepciones y hasta de mis actos o decisiones.
La dialéctica marxista hace presente la “ley de la lucha de contrarios” que se manifiesta en forma
diferente en las diversas condiciones la vida social. Vivimos en una sociedad antagónica porque
profundizarse tal como sucedió con la división del trabajo hombre-mujer. Primero comenzó por
minimizarse el trabajo de la mujer y poco a poco se acrecentó hasta llegar a ser minimizada la
propia mujer. Tal es así, que la mujer asalariada y que además tiene que desempeñar labores en
Lo anterior significa una contradicción porque, mientras que el hombre realiza una única labor
contribuye a la producción de plusvalía mediante el cuidado de los hijos (la futura fuerza de
trabajo) y de su marido. Sin embargo, implícitamente está presente la idea de que el trabajo del
hombre es siempre más relevante que el de la mujer. Y en la mentalidad colectiva se espera que
En ese sentido, esa sobrevaloración del trabajo masculino frente al femenino es lo que
históricamente ha provocado que existan trabajos propios para la mujer y para el hombre.
laborales, la mujer se encuentra excluida de actividades que son terreno de dominio masculino.
desventaja.
La mayoría de las mujeres, optan por una ocupación laboral o una carrera profesional que
o valorado. Las mujeres que trabajan y han formado una familia, son conscientes de que al
menos en uno de los dos trabajos donde es explotada (oprimida por el patrón y como ama de
Es contradictorio también, ver cómo ante las clases opresoras el trabajo de una mujer no es
importante, pero al momento de hacer un balance de los “beneficios y costos” que tiene el hecho
de que una mujer “descuide” su hogar por salir a trabajar, se dan cuenta del valor que tiene su
labor.
Sin embargo, lejos de ser reconocidas, valoradas y apoyadas, estas mujeres son juzgadas como
irresponsables porque abandonan (aunque sea por un momento) “el papel que nacieron para
llenar”. Por ello, inclusive se les culpa de otros problemas sociales, por ejemplo, el de la
que no pueden ser resueltos más que por medio de revoluciones y cambios de paradigmas (Kuhn,
1975). Se puede decir que en México se ha iniciado una lucha que no se puede llamar como tal
una revolución, pero que ha contribuido al cambio. Ésa lucha surgió en la segunda mitad del
siglo XIX con un movimiento feminista en el que la mayoría de las participantes eran maestras
de primaria quienes crearon una asociación, revista y escuela feminista llamada Siempre viva,
Lo anterior confirma lo que Engels citado por Andrews (2018) subrayaba: “la emancipación de
la mujer no se hace posible sino cuando ésta puede participar en gran escala” (p. 22). Es decir,
Afortunadamente el fin último de la educación no es sólo aquél que nos impuso el capitalismo:
generar fuerza de trabajo. La educación también permite la emancipación del hombre. Tanto
generar cambios de paradigmas; es decir, hacer posible el interés emancipatorio que orienta a
“Por regla general, el individuo acepta naturalmente, como preestablecidas, las destinaciones
y pundonor en resolver, con todos los medios a su alcance, las tareas inherentes a su puesto en
la sociedad, y, a pesar de la energía con la que puede criticar a detalle, seguir haciendo
241). Quien pueda estudiar los problemas sociales con esta mirada, hará posible que, no sólo
sea capaz de proponer cambios y mejoras en pro de la liberación de la opresión; sino que él
Vivimos actualmente en una época donde las nuevas ideas de equidad de género e igualdad de
derechos se hacen presentes en el discurso político, social y educativo. Sin embargo, la realidad
sociohistórica (la realidad que enfrentamos las mujeres), está desfasada de toda la teoría que se
ha generado en el tema. Es por lo que, como diría Zemelman (2011) “necesitamos resignificar,
supuestos estaban basados en el sentido común o doxa (Bordieu, 2018). Hoy comprendo que los
forman parte de una cultura de desigualdad. Además, comprendo que “la teoría de la mujer”,
así como estudios e investigaciones referentes al tema no son capaces de responder a la realidad
que se vive. También, que las acciones que emprende el Estado, aunque supuestamente están en
mirada, me va a ser posible en el momento en que pueda adquirir un “capital cultural” (Bordieu,
2008) y un referente “teórico-conceptual” más amplio. Por ahora, es un poco reducido, pero
considero que se me ha brindado las herramientas para romper con esas estructuras mentales
sociedad que es cada vez más compleja y cambia a pasos agigantados en cuanto a ciencia y
tecnología, pero que sigue viviendo problemas sociales que tienen una larga presencia histórica.
CONCLUSIÓN
En México, como se pudo ver, el movimiento feminista lleva vigente casi un siglo; sin embargo,
son pocos los cambios significativos que se han dado a través de la lucha por la liberación y la
búsqueda de la equidad. Posiblemente, en algún momento sea posible generar una revolución
que devuelva el valor social de las labores femeninas en diversos ámbitos de la sociedad, tanto
Quise presentar mi situación como mujer porque quizá aun limitadamente, he podido valorar
mis concepciones e ideas, y he podido hacer consciente la forma en que asumí el rol femenino.
A su vez, descubrí que haber tenido acceso a la educación superior y desempeñar una labor
Sin embargo, no me conformo con ese descubrimiento aparentemente fatalista; más bien me
siento mayormente implicada con el problema que deseo investigar. Al mismo tiempo me siento
primero la realidad social, para después proponer alternativas de cambio y mejora e incluso yo
capitalismo no fue capaz de brindar alternativas de cambio para la mujer. Existe una propuesta
aún más actual, pero que deriva de la teoría crítica y que tal vez pueda responder de una manera
más completa a la realidad social actual. Las Epistemologías del Sur reflexionan creativamente
sobre esta realidad para ofrecer un diagnóstico crítico del presente que, obviamente, tiene como
Queda abierta la posibilidad de ahondar aún más en esta epistemología, porque pienso que es
únicamente buscando nuevas formas de entender la realidad que permitan brindar alternativas
concretas. Quizá trabajos de investigación bajo esta mirada puedan hacer un verdadero vínculo
entre teoría y realidad. Así, tal vez en un futuro próximo la mujer pueda ser valorada
socialmente, independientemente de su trabajo dentro y/o fuera del hogar; quizá pueda haber
más mujeres que accedan a la educación superior; tal vez la elección profesional y ocupacional
pueda ser para la mujer, una decisión realmente libre. Y, sobre todo, que la educación recibida
REFERENCIAS
Andrews, C. (2018). “Marxismo y feminismo: Una perspectiva histórica”. Letras libres. Abril
2018 (No. 232), pp. 21-24.
Engels, F. (2017). “El origen de la familia, de la propiedad privada y del Estado”: Marxist
e/1880s/origen/el_origen_de_la_familia.pdf.
Caballito.
Nuevo pensamiento.
Ramírez, R. (2012). Sobre Rita Cetina Gutiérrez, madre simbólica del feminismo en Yucatán.
México: Distintas Latitudes. Recuperado de https://distintaslatitudes.net/sobre-rita-
cetina-gutierrez-madre-simbolica-del-feminismo-en-yucatan .