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INTRODUCCIÓNEl actual contexto socio-político mexicano presenta dentro

de su complejidad un proceso de maduración. La pluralidad de una nación


que busca consolidar un sistema justo para todos sus habitantes incluye el
desarrollo de un régimen democrático. Pero este sistema de pluralidad y
equidad, bajo un marco de derecho respetado, necesita el soporte de los dos
principales actores políticos: los gobernantes y los gobernados. De ahí poder
aseverar, como lo hace Mauricio Merino, que "en las sociedades
democráticas, la participación ciudadana es la pareja indispensable de la
representación política".1

En la actualidad, uno de los vehículos más importantes para que la


participación ciudadana se vuelva "palpable" es a través de la sociedad civil
organizada. "Una cultura política democrática concibe a la sociedad como
entidad abierta en la que se fomentan y se recrean la discusión de los
problemas, el intercambio de opiniones, la agregación y la articulación de
demandas, es decir, las virtudes cívicas de asociación y participación"2.
Hipotéticamente se podría considerar que el ciudadano ya no se encuentra
únicamente restringido a participar a través del voto, sino también mediante
un proceso de agrupación y de conciencia por el valor colectivo. Por ello, la
sociedad civil en México cobra nuevos matices con el auge y proliferación de
múltiples agrupaciones con diversidad en ideología, creencias, necesidades y
expectativas.

Pero, ¿qué injerencia tienen estas organizaciones en el cauce actual de


México? ¿Son un medio a partir del cual la sociedad civil ejerce poder
político, herramientas del Estado para ejercer control y dominación o llevan
dentro de sí la función de canales de comunicación entre el Estado y la
ciudadanía? De estos cuestionamientos surge la necesidad por realizar una
investigación formal.

Para esclarecer este problema de investigación, primero se partirá por


construir un marco teórico que ofrezca la distinción entre lo que es la
"sociedad civil" y la "opinión pública", con algunos términos relacionados a
éstos. Se hará un análisis cronológico al desarrollo de la sociedad civil en
México y su estado actual para que posteriormente se generen conclusiones
y posibles líneas en el futuro. Para iniciar con un acercamiento al
razonamiento de la problemática anteriormente mencionada, se presentan
una serie de hipótesis que buscan definir el objeto de estudio:

1. Las sociedad civil organizada surge tras la necesidad de un orden social


democrático y plural que considere a todas las partes de la sociedad.

2. Las asociaciones civiles pretenden legitimarse y legitimar sus objetivos y


acciones a través de: a) la participación de la ciudadanía, y b) el acceso que
el Estado y los demás actores políticos les otorgue para opinar, discernir o
proponer.

3. El poder político es un factor adjudicable a las asociaciones civiles que


logran consolidación y legitimación y que puede conducir a su crecimiento o
declive, según sea la firmeza en sus principios y objetivos ante la inclusión o
repercusión externa.4. Las ONG'S´s3 se convierten en un canal mediante el
cual tanto el Estado y los organismos políticos como los ciudadanos pueden
realizar un proceso de comunicación que derive en la negociación, el diálogo
y el acuerdo entre ambas partes. Sin embargo, pareciera que el espacio
público ha restringido, o cuando menos limitado, la participación de las
asociaciones como actores políticos. De ello surge la problemática sobre la
actuación de estas organizaciones como parte de una opinión pública
masificada y diversificada que a fin de cuentas provoca una limitación a ser
"manifestación autónoma"4 en la escena social y en particular, en la esfera
massmediática.

5. En el caso mexicano, las asociaciones civiles pueden caer también en ser


el "disfraz" de organizaciones partidistas, religiosas, de Estado e incluso de
tipo radical o subversivo que pretenden generar credibilidad y validez en su
participación política con ideologías enmascaradas o bajo intencionalidades
vagamente definidas.

6. El Estado pretende regular la participación de la sociedad civil en las


organizaciones de este tipo a través de la aparente "sobreprotección"
-traducida en el registro de ellas y las garantías que les otorga-, pero que en
realidad encierra el control legal, jurídico y económico de las ONG'S´s a
través de procesos burocráticos.

Pero de las hipótesis antes señaladas, algo se puede concluir: la intención de


las organizaciones civiles es la de deslindarse del Estado y de las estructuras
de Poder para alcanzar, mediante procesos de agrupación, las necesidades
del grupo al cual representan e integran. Esto es lo que se reconoce como un
suceso en el que "la sociedad civil se concibe a sí misma como la que sale
del estado de minoría para acceder a la mayoría"5. De esta premisa se
justifica, en gran medida, el objetivo planteado: descubrir si las asociaciones
civiles realmente cumplen con dicha intención o si éstas han rebasado,
alterado o minimizado su razón de ser tras la influencia de factores externos
(llámese Estado, medios de comunicación, partidos; etc...), co-partícipes del
llamado "proceso democratizador" en la actual plaza política mexicana.

SOCIEDAD CIVIL Y OPINIÓN PÚBLICA: UN MARCO TEÓRICO

En la actualidad es común escuchar o leer la mención de los términos


"sociedad civil" u "opinión pública" sin que éstos sean definidos claramente
(en ocasiones son manejados incluso como sinónimos) y en particular son
utilizados para reforzar, sustentar o dar credibilidad a un argumento político:
"la opinión pública señala que...", "la sociedad civil se manifiesta en contra
de...", "las encuestas demuestran la tendencia de la opinión pública por...", "el
apoyo de la sociedad civil..."; etcétera. Por ello resulta importante hacer un
balance entre ambos términos y así encontrar posibles definiciones.

1. El poder de los gobernados: la sociedad civil organizada en la actualidad

Hablar de sociedad civil entendiéndola como elemento en la organización


humana actual, implica comprender su relación con los demás componentes
de las estructuras sociales. Norberto Bobbio (1983:1576) entiende por
sociedad civil "la esfera de las relaciones entre individuos, entre grupos y
entre clases sociales, que se desarrollan fuera de las relaciones de poder que
caracterizan a las instituciones estatales ". Entonces la sociedad civil entra
como la supuesta contraparte del Estado (y la actual connotación de éste en
el Mercado); es decir, la forma agrupada en la que los gobernados hacen
manifiesto el poder que la democracia moderna le concede. La distinción de
la sociedad civil organizada con otras manifestaciones del "poder popular" (el
voto, el plebiscito, el parlamentarismo, las instituciones y sindicalizaciones, y
demás organismos que fungen como vinculadores entre la ciudadanía y el
Estado) radica en su carácter deslindado de la estructura política regidora y la
autonomía de la ciudadanía para cONG'Sregarse con fines particulares. Esto
es lo que también se conoce como organismos no-gubernamentales (mejor
conocidos como ONG'S'S), las cuales tienen carácter privado y se
constituyen por lo general "bajo forma de asociaciones (a veces de
fundaciones), sin ánimo de lucro, que se rigen, en consecuencia, por el
Derecho del Estado en el que tienen su cede"6. Claro que resulta pertinente
distinguir que las ONG'S resultan de organizaciones civiles que, como tales,
no pertenecen -o al menos no debieran hacerlo- a la "sociedad política"
(gobierno y partidos), a la "sociedad militar" ni a la "sociedad religiosa"7.
Según Jaqueline Peschard (1997:26,27), "las sociedades democráticas
modernas se caracterizan por la gran cantidad de organizaciones y
asociaciones que se forman y a las que se incorporan los ciudadanos para
promover los más diversos ideales y demandas sociales (..)". De este modo,
la sociedad civil organizada se convierte en un órgano de presión y vigilancia
al Estado y las demás instituciones vinculadas. Ello involucra también
abanderar las necesidades de grupos de la sociedad usualmente recluidos al
término "minorías"; en realidad son asociaciones con necesidades claras y
bien definidas que se contraponen a la imposición de una supuesta
"mayoría". Recaen en una masa intangible, ambigua y, en ocasiones,
prefabricada8. De hecho, "la propia regla de la mayoría exige el
reconocimiento de la necesidad y legitimidad de la existencia de minorías y,
por consiguiente, de sus derechos, empezando por el de convertirse en una
nueva mayoría"9.
Pero entonces, ¿por qué debe existir la congregación ciudadana? Quizá el
elemento fundamental que le otorga validez es el derecho a la participación
cívica. A sabiendas de la existencia de un órgano supremo que regula, legisla
y mantiene un orden social -el Estado y los actores políticos- debe existir
también una contraparte, emanada desde la ciudadanía, que otorgue
equilibrio en las fuerzas; "la participación se convierte en el medio privilegiado
de la sociedad civil para hacerse presente en la toma de decisiones
políticas"10. Es esta participación la que le permite exigir, demandar e indicar
las necesidades del Pueblo que deben satisfacer las instancias
gubernamentales y políticas. Retomando una metáfora, la sociedad civil es
"como un dedo que señala el hueco, la ausencia de lo que debiera estar ahí y
no está, para que, entonces, se pueda hablar efectivamente de sociedad"11.

La sociedad civil organizada puede entonces definirse como una "asociación


voluntaria" de ciudadanos para participar en una "esfera pública de debate"
con la "autoridad pública limitada"12. Es en esta "esfera pública" donde se
hacen presentes los ciudadanos (representados a través de la sociedad civil
organizada) y sociedad política (el Estado, los partidos políticos y las
agrupaciones emanadas de ellas) para buscar la mediación13, pero también
de otros actores públicos que parecen buscar acaparar este espacio: el
llamado "cuarto poder" de la prensa y los medios masivos de comunicación.
La injerencia de éstos últimos en la sociedad actual es tal, que parecen ser
ellos los voceros de la sociedad y que incluso algunos teóricos, como
McCombs y Shaw, acusan de establecer una "agenda" de prioridades
políticas a la audiencia14. ¿Hasta qué punto puede -o se le permite- a la
sociedad civil organizada ser voz de la ciudadanía?

2. Opinión pública: ¿Vox Populi o Vox Dei?

En el inciso anterior se clausuraba con un cuestionamiento clave en la


participación ciudadana y con la inclusión de un elemento relevante en la
sociedad poscontemporánea: los medios masivos de comunicación. Y es a
ellos a quienes se les puede atribuir la existencia del término "opinión
pública". Como indica Trejo Delarbre (1997:62), "los medios y sus operadores
dicen representar a la sociedad; en ocasiones incluso, se autodefinen como
voceros de ella. Y esta sociedad, antes ajena o lejana, ahora es coartada de
los medios que recuperan de ella lo que les conviene y nada más". A partir de
esto, y utilizando herramientas como la estadística y el marketing, los medios
se han dado a sí mismos credibilidad y legalidad bajo el amparo de la
"opinión pública": la supuesta voz de las mayorías y de la sociedad civil ante
una situación específica.

La opinión pública emerge en realidad no de un grupo social, sino de líderes


de opinión (llámense periodistas, políticos o instituciones de sondeo) que
ejercen una fuerza sobre ellos. De hecho, "el público y el cuerpo electoral no
equivalen a la opinión pública"15. El espacio público es entonces influenciado
y reinterpretado por los que en realidad participaban como espectadores y no
como actores. Tal y como afirma Giovanni Sartori (1997:92), "la videocracia
(entendiendo ésta como el gobierno de las nuevas tecnologías sobre la
sociedad) está fabricando una opinión sólidamente hetero-dirigida que
aparentemente refuerza, pero que en sustancia vacía, la democracia como
gobierno de opinión".

La opinión pública es un "proceso interactivo" que "puede ser expresada en


público sin riesgo de sanciones, y en la cual puede fundarse la acción llevada
adelante en público"16. Entonces la opinión pública no sólo es emitida por
fuerzas ajenas a la sociedad civil, sino que también la limita y la recluye al
grado tal de conducir al silencio o a la reclusión a quienes la contradigan: la
"mayoría silenciosa". Por ello, el fenómeno de la comunicación informal
(panfletos, cartelones, comentarios "de boca en boca";..) se transforma en la
sustancia generadora de credibilidad y difusión para las organizaciones
civiles17.

De todo lo anterior es concluíble la diferencia entre "opinión pública" y


"sociedad civil" y la importacia de mantener a estos términos separados ya
que no son combinables entre sí, aunque para algunos sectores esto fuera lo
conveniente. Una vez comprendido esto, se puede pasar a un análisis
específico del caso actual mexicano en relación al desarrollo de la sociedad
civil organizada.

EL ACTUAL DESPLIEGUE DE LA SOCIEDAD CIVIL ORGANIZADA EN


MÉXICO

1. Antecedentes: breve desglose histórico de la conciencia cívica

Parece que la historia de la sociedad civil en México es más antigüa que su


concepción formal como nación. La organización social de los mexicas
contemplaba un sistema comunitario de asociación por barrios, los calpulli, en
los que los ciudadanos del Estado azteca fungían como sociedades civiles
organizadas en las que se proponía, discutía y vigilaba a los organismos
regidores. De hecho, el calpulli presenta características que entremezclan lo
religioso y lo político, pero siempre bajo la responsabilidad y el compromiso
civil y comunitario. Tenía como principales características el ser autónomo,
autárquico, autosuficiente y con una territorialidad de por medio. Justamente
esta organización conserva hasta la actualidad algunas características a
través de los barrios, las vecindades y los pequeños poblados; donde los
vecinos organizados vigilan a las autoridades, organizan convivios (por lo
general en torno a un santo patrono) y realizan tareas en beneficio de la
comunidad bajo metas compartidas18.

La Colonia desarrolla instituciones prácticamente inclinadas a la milicia o al


clero, pero también surgen, a partir de las reformas borbónicas, las obras de
particulares que por lo general eran con fines altruístas; como es el caso de
Monte Pío (actual Nacional Monte de Piedad)19. También es importante
resaltar la organización por castas que, a fin de cuentas, darían como pauta
la formación de grupos en la sociedad civil (particularmente la organización
de criollos y mestizos) que influirán en el proceso de Independencia.

El siglo XIX sigue la línea colonialista de organización civil enfocada al


altruísmo y la filantropía; aún con la pérdida de derechos para la Iglesia bajo
el régimen laíco de la Reforma juarista. El porfiriato favorece a los sectores
de las clases altas y comienzan las agrupaciones burguesas, particularmente
de extranjeros mercantilistas. Pero el olvido hacia las clases bajas y la
intolerancia ante la oposición del gobierno fomenta la reagrupación de la
sociedad civil con tintes reformistas. Es en el periodo revolucionario donde no
sólo la sociedad se agrupa (para posteriormente generar grupos ideológicos,
políticos y militares) sino que también la prensa adquiere la característica de
organizarse e integrarse a la sociedad civil.

Tras la revolución mexicana, el "estado revolucionario", en calidad de "estado


benefactor", se asume como el encargado total de las necesidades de la
población. "El gobierno es capaz de cubrir todos los campos y hace
innecesario, pero también imposible, el desarrollo de cualquier proyecto
organizativo de la sociedad civil, que le resulte ajeno. Se inhibe el surgimiento
de organizaciones de carácter independiente y autónomo"20.

Para autores como Carlos Monsiváis, Elena Poniatowska, Lorenzo Mayer o


Rubén Aguilar Valenzuela, el parteaguas de la agrupación ciudadana se
presenta con el movimiento estudiantil de 1968, que se sustentó en gran
parte a los movimientos sindicales (principalemente el de ferrocarrileros a
finales de los años cincuenta), la ideología propuesta por la revolución
cubana y los fenómenos internacionales de agrupaciones estudiantiles
(Francia y E.U.A., principalmente). Pero paralelo a este movimiento cívico,
aunque politizado, surgieron también instituciones con carácter de Asociación
Civil y de distintos rubros: el Instituto Mexicano de Desarrollo Comunitario
(IMDEC), Desarrollo Social y Económico del Mexicano Indígena (DESMI), el
Centro Nacional de Comunicación Social (CENCOS), el Movimiento Familiar
Cristiano (MFC), y la Unión Social de Empresarios Mexicanos (USEM); por
citar algunos21. En la siguiente década de los setenta la proliferación de
grupos civiles es mayor; junto con la aparición de grupos guerrilleros (como la
liga 23 de septiembre), convergencias cívicas con claras tendencias hacia
cierto sector político (ligas comunistas, grupos a favor de ciertos partidos, y
en particular al partido gobernante) o bajo lineamientos de corte religioso
(movimientos eclesiásticos, como las asociaciones y fundaciones jesuitas,
maristas y lasallistas).
La organización de la sociedad civil en México parece mantenerse así hasta
el 19 de septiembre de 1985, cuando un fuerte terremoto sepulta bajo
escombros a millones de mexicanos capitalinos. "La sociedad civil surge de
su estado latente en el México del 85, lo hace de manera espontánea como
un acto solidario ante la catástrofe"22. Aquí es cuando la sociedad mexicana
parece recobrar su confianza en sí misma y en la posibilidad de crear
proyectos propios para el beneficio común y sin la intervención de otros
sectores. La unión ahí generada propicia que se hagan alianzas cívicas con
intenciones claras y en oposición a las instancias políticas y
gubernamentales; como es el caso de la Asamblea de Barrios (creada a raíz
de los problemática de los damnificados del 85 y que actualmente influye
incluso en el sistema de renta y arrendamiento de vivienda). Esto motivará a
que para los años siguientes la sociedad civil busque nuevas rutas de
participación en el espacio público a través de éstas agrupaciones.

2. El presente: la lucha por un espacio

La actual situación de las ONG'S y de la participación de la sociedad civil en


México se debe principalmente a los siguientes factores:
a) Sus antecedentes y en particular la acción cívica de apoyo posterior al
terremoto del 85.

b) La incursión del mercado global en la organización socio-política nacional


para formar una triada junto con la sociedad civil y el ámbito político. Esto
obviamente se refiere al cambio de un modelo desarrollista al neoliberal y las
consecuentes crisis que repercuten en la estabilidad económica y social23.

c) La caída de la credibilidad en el omnipresente "estado paternalista" y de su


control a razón también de los fenómenos globales y de las presiones
sociales constantes24.

d) La apertura democrática ante nuevas propuestas políticas, el consecuente


"bombardeo" propagandístico y la afortunada apertura en libertades y
derechos ciudadanos25.
e) El clima de inestabilidad, inseguridad y desconfianza por parte de la
población hacia los sectores públicos e incluso hacia los medios de
comunicación (al ser identificados como mecanismos gubernamentales de
manipulación)26.

Vallespín, citado por Emilio Suñé llinás (1998:19), afirma que "la sociedad
civil se ha convertido en un valor de refugio en un momento de clara crisis de
identidad política democrática"; y en México no es la excepción. Si bien la
opinión pública pretende tomar el lugar de la sociedad civil lejos de ser
emitida por ésta, entonces la ciudadanía debe buscar su participación activa
para hacer que las necesidades sociales sean satisfechas sin la necesidad
de caer en actos violentos, anarquistas o de radicalismo. Como señala
Enrique González Torres, "estas instituciones no gubernamentales,
movimientos ciudadanos muy diversificados (que tanto defienden a deudores
como el ecosistema) e instituciones filantrópicas, son la avanzada de una
nueva ética política que busca hacerse responsable del déficit social que la
redimensionalización del Estado ha traído desde la consolidación del
proyecto neoliberal en nuestro país"27.

La cultura política actual en México apunta entonces a una esperada apertura


de los espacios públicos para que los grupos gobernantes y la sociedad civil
discutan y descubran los puntos de acuerdo y mutuo beneficio en lo que
Jorge A. Calles denomina la "velocidad de cambio"28. La antigua
movilización social que proponía el desplazamiento de "acarreados políticos"
es un factor que la sociedad civil organizada busca desplazar a partir de su
fuerza como crítica restrictiva a la sociedad política. Aún se restringe la
participación activa de la sociedad civil en las decisiones del Estado, pero es
cada vez más frecuente que la participación ciudadana en las ONG'S tengan
presencia a nivel nacional e internacional; como es el caso del Foro
Internacional de la Mujer en Beijing o la Agenda Nacional de la Sociedad Civil
propuesta en el Foro de Poder Ciudadano.
CONCLUSIONES: PERSPECTIVAS EN LA SOCIEDAD CIVIL MEXICANA

Es un hecho que en México, la sociedad civil se ha integrado para preservar


un orden democrático que involucre a todas las partes de la sociedad. Su
legitimación se logrará siempre y cuando sus objetivos sean claros y no estén
ajenos a las necesidades del grupo al cual representan, respectivamente. Su
valor en el sistema social y político radica en ser el medio real para hacer
llegar al grupo gobernante las demandas y necesidades de los gobernados.

Sin embargo, es latente el peligro de que la sociedad civil organizada en


México se convierta en "máscaras" de organismos políticos, religiosos o
radicalistas que se alejan de la intención real de una ONG'S, por lo que se
deberá descubrir a sí misma como una comunidad organizada en beneficio
de la comunidad misma y no de otros intereses. Además, la sociedad civil
corre con la responsabilidad de vigilar no sólo a los gobernantes, sino
también a los medios masivos de comunicación para hacer tangible el
derecho a ser informados -y no manipulados- de manera veraz.

Aún falta por abrir espacios en el escenario de las decisiones públicas y en


otorgarle a las asociaciones civiles una reglamentación que, sin necesidad de
salirse del marco legal y jurídico, permita su existencia y subsistencia. Pero
esto tal vez sea tema para abrir una brecha en la propuesta a futuro de las
ONG'S y de la sociedad civil en general. Por lo pronto, el futuro de la
sociedad civil organizada en México parece prometedor. La clave
posiblemente radique en tres factores: 1) que se genere, sin infiltraciones de
otras instituciones, la conciencia de la ciudadanía por participar de manera
razonada; 2) que los grupos políticos y demás instituciones de poder
(incluyendo a los "mass media") se abran a escuchar plenamente y 3) que el
espacio público sea un espacio de debate y conciliación donde el diálogo
genere propuestas positivas.

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