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en el valle de Chincha
Marienella Ortiz
Este manejo del suelo significó el uso del subsolado y otras prácticas de riego que han
elevado el rendimiento que en el 2016 apenas fluctuaban entre 8 y 12 t/ha como
promedio. Desde que se tomó la decisión de cambiar las bases productivas para
concentrarse en el factor suelo, donde
están asentados 700 hectáreas de palto,
han mejorado año a año los
rendimientos.“El 2018, los promedios ya
habían escalado entre 14 y 16 t/ha para
fundos que partían de 8 t/ha a menos. Sin
embargo, aún seguimos en el proceso de
la búsqueda del verdadero potencial de
Chincha”, comenta Juan Antonio Delpero
Gerente Agrícola de la firma. Aquellos
fundos que trabajaron las
recomendaciones de manera parcial en el
manejo del suelo lucen resultados
menores de 17 t/ha, mientras que los que
apostaron por este manejo pasan las 20
t/ha.
Para entender cómo se ha llegado a este momento, Delpero explica algunas de las
prácticas que se establecieron en los campos de palto.
Las compactaciones se fueron acumulando con el paso de los años, sobre todo, debido a
ciertas deficiencias en el riego, sumado al paso constante de maquinaria, a los bajos
contenidos de materia orgánica (< 1.0%) y actividad microbiana. Todo se acrecentó
además por la forma en cómo se venía fertirrigando, con acumulación en muchos casos
de cloruros y sulfatos en solución suelo, y algunos desbalances catiónicos, hacia el
exceso de saturación de calcio.
Adicionalmente, el gerente agrícola menciona que desde hace dos años, con algunos de
los socios de Fruchincha, incorporaron el subsolado post-plantación conocido como
“garreo”, porque se realiza con un tridente entre planta y planta, sobre el mismo
camellón. “Este es un subsolado muy eficiente y lógicamente más agresivo que el
anterior, por lo que requiere de medidas preventivas diferentes”, dice y menciona que es
necesario tener en cuenta las siguientes consideraciones antes de realizarlo:
El SUELO EN LA PRE-PLANTACIÓN
Respecto a los nuevos proyectos y a la etapa de pre-plantación, explica que consideran
de gran relevancia el partir con un suelo bien equilibrado en cuanto a sus propiedades
físicas, químicas y biológicas.
Delpero hace mención especial a la importancia de trabajar sobre la biología del suelo,
aumentando los niveles de materia orgánica y potenciando su microbiología benéfica,
desde solubilizadores, fijadores, descomponedores, etc. “Nuestros suelos de costa, por
lo general, son suelos tan pobres en materia orgánica que la respuesta del cultivo a la
incorporación de materia orgánica de calidad es relativamente rápida”, dice.
Finalmente, asegura que todos los suelos se compactan pero a diferentes magnitudes y
velocidades. “En nuestro caso, tratamos de reducirlo gracias a todo lo mencionado”,
dice.
“Un buen riego implica un monitoreo continuo. Debemos generar data para tomar
decisiones, pues un error nos podría llevar a situaciones de déficit hídrico y a una
anoxia. En todo momento, tenemos muy presente que el palto es una especie muy
demandante de oxígeno, por lo tanto y dadas nuestras condiciones, tratamos de
mantener nuestros suelos con una capacidad de aire sobre el 20% y, en lo posible, en
25%”, puntualiza.
En esa línea, se tuvo que adaptar la nutrición a la estrategia de riego de los socios. Es
decir, se trabaja por concentración (meq/l) en función a las nuevas láminas de riego,
respetando las relaciones catiónicas óptimas para cada etapa fenológica.
Empaque de fruta
Fruchincha que cuenta con 10 socios empaca y exporta la fruta de los campos de sus
accionistas, así como la de campos de otros productores, a quienes denominan
asociados. Estos campos de asociados respetan y cumplen las buenas prácticas
agrícolas.
La fruta de los socios representa entre el 55 al 65% de la fruta que empaca y exporta
Fruchincha, en función a la estrategia comercial con la participación activa de los
miembros del comité de cada fruta.
Entre los socios suman alrededor de 1,466 hectáreas en producción y alrededor de 700
hectáreas corresponden a paltos.
Debido a ello, informa que se hicieron tres drenes abiertos, además de subsolar y
mejorar los riegos y la fertilización. “Como consecuencia hubo un descenso de la napa
freática, por efecto mixto de los drenes y el trabajo de descompactación. Mejorar la
velocidad de infiltración del suelo, nos permitió hacer riegos de lavado de sales y antes
de cumplir el mes, se observó un crecimiento significativo de raíces. Así corroboramos
la respuesta tan positiva de la planta a un perfil de suelo bien oxigenado y libre de
sales”, dice.
Anteriormente, recuerda que se les complicaba hacer buenos riegos de lavado, porque se
“encharcaban” los suelos, debido a la fuerte compactación. En algunos lotes, se
registraron situaciones extremas de anoxia con suelos con capacidad de aire menores al
10%, y en paralelo conductividades eléctricas de 3.5- 7.0 dS/m (en EPS).
Como Fruchincha, Delpero dice que están convencidos de que la curva de productividad
en Chincha seguirá en aumento. “Somos conscientes de que el trabajo de mantenimiento
y recuperación de suelos corresponde a una estrategia con acciones de corto, mediano y
largo plazo. Algo que no podemos detener y mucho menos olvidar es esta mitad oculta,
que corresponde a las raíces”, indica.