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Enfermedades Sexuales
Enfermedades Sexuales
- Trastorno del deseo: deseo sexual hipoactivo, trastornos por aversión al sexo, etc.
- Trastornos de la excitación: trastornos de excitación en la mujer.
- Trastornos del orgasmo: anorgasmia femenina.
- Trastornos sexuales por dolor: disparemia femenina, vaginismo.
- Disfunciones sexuales debidas a enfermedades médicas o producidas por medicamentos,
drogas.
Anorgasmia
Dispareunia
La dispareunia es un coito doloroso que puede darse en el mismo acto o después. Puede
manifestarse como una irritación vaiginal o como dolor profundo. Las razones principales
pueden ser: infecciones, enfermedades genito urinarias, rechazo a los materiales de los
anticonceptivos de barrera como diafragma, DIU, prevervativo, espermicidas, etc. También se
puede producir por cuestines psicológicas, como falta de excitación, tensión, por componentes
psicosomáticos, etc.
Anafrodisia
La anafrodisa o deseo sexual inhibido es la ausencia de deseo sexual que provoca una
disminución de la frecuencia de las relaciones. Las causas suelen ser de origen psicológico
como negación al placer, miedo al rechazo, dificultades para manifestar los deseos sexuales,
etc.
La respuesta sexual femenina está fuertemente condicionada por factores de tipo psicológico, emocional, afectivo y
relacional, lo cual explica que hasta ahora estén resultando infructuosos, los esfuerzos y las millonarias sumas invertidas
por algunos laboratorios, en encontrar un Viagra femenino.
Las disfunciones sexuales femeninas son alteraciones de tipo psicosomático, que pueden presentarse en forma
permanente o pasajera en la vida sexual de una mujer, que afectan cualquiera de las fases de la respuesta sexual: deseo-
excitación-orgasmo y tienen un marcado componente afectivo y de comunicación con la pareja. Las mujeres generalmente
se quejan de ausencia de amor, romance, sensualidad y pasión en sus parejas. En forma más grave, una relación
deteriorada, marcada por descalificaciones, agresiones verbales o físicas, puede provocar una disfunción, en una mujer que
en condiciones favorables, sería capaz de tener una respuesta sexual normal.. Un comportamiento masculino machista,
unido al miedo a perder a la pareja, lleva a algunas mujeres a fingir un orgasmo que no sienten. El concepto de “frígida”
usado a veces en forma despectiva por los hombres, generaliza a todas las DSF, sin embargo las principales disfunciones
son: la apatía sexual, la anorgasmia, la dispareunia, y el vaginismo.
De las consultas por disfuncionalidad, un 37.9 corresponde a inhibición del deseo sexual, y un 16.5 a vaginismo y
dispareunia.
Apatía Sexual
Es una inhibición general del deseo y la excitación sexual. Se caracteriza por la falta de sentimientos eróticos. En esta
disfunción, las mujeres sienten la relación sexual como un castigo. La situación provoca elaboración de excusas para evitar
una relación sexual, además de insatisfacción, temor a la infidelidad o al abandono. Las causas son fundamentalmente de
origen psicológico: aburrimiento o rutina, conflictos de pareja, miedo al placer, ansiedad, estrés, depresión, baja autoestima
física, etc.
Anorgasmia
Es la imposibilidad de alcanzar el orgasmo, a pesar de mediar una adecuada excitación. Existen distintos tipos de
anorgasmia: primaria (nunca experimentó un orgasmo en su vida), secundaria (solía tener orgasmos pero no logra
alcanzarlos), absoluta (no puede tener orgasmos en ninguna circunstancia), relativa (no alcanza el orgasmo en
determinadas circunstancias, por ejemplo, anorgasmia coital) y situacional (en ciertas situaciones puede experimentar el
orgasmo). Las principales causas son psicológicas: experiencias sexuales traumáticas, estrés, depresión, falta de
información sobre la sexualidad, etc. Solo un 5% de los casos tiene origen orgánico, ya sea traumático o por consumo de
ciertas drogas.
Dispareunia
Es el dolor o molestia que padece la mujer durante el acto sexual y que muchas veces dificulta su realización. Provoca
desde irritación vaginal, hasta un profundo dolor. Puede tener causas de origen orgánico, como agentes infecciosos,
enfermedades génito-urinarias, irritaciones por el material de los anticonceptivos de barrera (preservativos, diafragma,
dispositivos intrauterinos – DIU, espermicidas) y, en la tercera edad, vaginitis senil. Dentro de las causas psicológicas, se
pueden mencionar la pérdida de interés por la pareja, que puede originar una inadecuada lubricación vaginal, o la falta de
excitación en el momento de la penetración.
Vaginismo
Es la imposibilidad de realizar el acto sexual, debido a la contracción involuntaria de los músculos del tercio inferior de la
vagina. A veces, las mujeres que padecen vaginismo pueden gozar de los juegos sexuales, e incluso alcanzar el orgasmo,
siempre que no se produzca el coito. En la mayoría de los casos, las causas son psicológicas: falta de información sexual,
experiencias traumáticas, violación, abusos sexuales, miedo al embarazo, temor a contraer enfermedades de transmisión
sexual (ETS).
Cualquiera sea la DSF que se padece, siempre es importante saber que toda mujer tiene derecho a tener una vida sexual
satisfactoria, y que estas alteraciones tienen remedio. En primer lugar, se sugiere consultar al ginecólogo para descartar
una causa orgánica, y luego de común acuerdo con la pareja, acceder a un terapeuta de parejas o sexólogo, que ayude a
ambos en la superación del problema.
Anorgasmia
Vaginismo
Dispareunia, y
Anafrodisia
¿QUÉ ES LA ANORGASMIA?
Es un bloqueo del componente orgásmico, pero no de la excitación. Es una disfunción bastante frecuente.
¿QUÉ ES EL VAGINISMO?
Es la imposibilidad de realizar el acto sexual, debido a la contracción involuntaria de los músculos del tercio inferior de la
vagina.
En algunos casos, las mujeres que padecen vaginismo pueden gozar de los juegos sexuales, e incluso alcanzar el
orgasmo siempre que no se produzca el coito.
¿QUÉ ES LA DISPAREUNIA?
También se denomina coitalgia. Son las molestias que padece la mujer durante el acto sexual, haciéndolo doloroso o
dificultoso.
Abarcan desde la irritación vaginal postcoital hasta un profundo dolor.
RESUMEN
Uno de los problemas de salud más frecuentes en los seres humanos, es la disfunción sexual; sin
embargo, no se le ha dado la importancia que requiere, ya que no genera rubros adicionales para
la inversión en salud, por desconocimiento de las implicaciones en la calidad de vida de las
personas. Probablemente por la misma razón no existen estudios de disfunciones sexuales en
grandes poblaciones sino, muestras representativas de algunos países, calificando la situación
como un problema grave de la calidad de vida en las mujeres.
SUMMARY
Sexual dysfunctions are one of the most frequent health problems of human beings. However,
because they do not provide additional gains for health investments, no special attention has been
given to them, neglecting the very important implications on women´s quality of life. Maybe for the
same reason, there are no large population studies on sexual dysfunctions, but scarce
representative studies of some countries, like the one by Lauman in USA, published in 1992, on
1410 men and 1749 women, 18-59 years old, in which, sexual dysfunctions were found in 38% of
men and in 43% of the women studied. Berman and Goldstein, from the University Medical Center
in Boston, based on the National Health and Social Life Survey, in 1999, found that 43% of 1749
women had some type of sexual dysfunction and that, according to the population census, 9.7
million women 50-74 years of age, have different dysfunctions, defining the situation as being an
enormous problem, in terms of women´s quality of life.
Uno de los problemas de salud más frecuente en los seres humanos, es la disfunción sexual, sin
embargo no se le hadado la importancia que requiere, ya que no genera rubros adicionales para la
inversión en salud, por desconocimiento de las implicaciones en la calidad de vida de las
personas. Probablemente por la misma razón no existen estudios de disfunciones sexuales en
grandes poblaciones sino, muestras representativas de algunos países, entre ellos el realizado por
Laumann y colaboradores en Estados Unidos en 1992, en 1410 hombres y 1749 mujeres de 18 a
1
59 años el cual reportó una frecuencia de disfunciones en 43% de las mujeres y en 38% de los
hombres de igual edad. Berman y Goldstein, del Centro Médico Universitario de Boston, en
Massachusetts, basados en la Encuesta Nacional de salud y vida social, en 1999, encontraron
que entre 1749 mujeres, el 43% tenía algún tipo de disfunción sexual, y que según el censo de
población, 9.7 millones de mujeres entre los 50 y 74 años de edad, presentan varias disfunciones,
2
calificando la situación como un problema grave de la calidad de vida en las mujeres .
En la Universidad de Boston, Irwin Goldstein, profesor de Urología, y padre de la Viagra, junto con
otros profesionales, buscan conseguir la mejor de las metodologías científicas y farmacológicas
que exploren los problemas sexuales y ayuden a buscar soluciones para ellos; en el mismo grupo,
2
Jennifer Berman , investiga en voluntarias sanas, los cambios fisiológicos que provoca la
excitación sexual.
Goldstein lideró en Boston en 1999, una actividad con asistencia de 450 especialistas, entre
sexólogos, psicólogos urólogos, ginecólogos, médicos de familia, psiquia tras, neurólogos y
sociólogos, para discutir y conocer los trabajos e interrogantes alrededor de las disfunciones
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sexuales en las mujeres . Feministas de prestigio en EEUU, publicaron en los Angeles Times y en
el Boston Globe, artículos muy duros denunciando que lo que Goldstein y los laboratorios que lo
apoyan quieren hacer, es "medicalizar la sexualidad de las mujeres", ya que cualquier
medicamento que trate adecuadamente las disfunciones, será un hito para la industria
farmacéutica; además anotaron que en su grupo de trabajo, faltan la antropología médica, la
historia de la medicina y los estudios étnicos, que apoyen a los médicos. En el mismo evento,
John Bancroft, director del Instituto Kinsey para la investigación del sexo y la reproducción, en la
Universidad de Indiana, llamó la atención sobre la necesidad de entender las formas de vivir
hombres y mujeres su sexualidad, como un elemento básico de todas las investigaciones.
Entre nosotros, sabemos que las características aprendidas por un buen número de mujeres, las
ha llevado a tolerar o aceptar determinadas condiciones, que limitan su gratificación personal, bien
sea por dificultades propias, por las de su compañero sexual, por la relación misma de pareja, o
por su propia naturaleza, pues las dificultades sexuales de las mujeres, no están centradas, como
pasa en los varones, en la fisiología y, consecuentemente, en los problemas del tejido eréctil o del
orgasmo; las mujeres pretenden disfrutar del sexo de una manera diferente y buscan mejorar
aspectos subjetivos de la relación sexual y no sólo la fisiología de la misma. Es por eso que
muchas mujeres que se quejan de falta de respuesta genital de sus compañeros, lo hacen
además de la ausencia de pasión, de amor, de romance y en general, de placer sensual y ninguna
de estas condiciones, se obtiene con medicamentos.
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En el laboratorio, que dirige la doctora Jennifer Berman , se trabaja con casos de realidad virtual y
un video de gran calidad que induce un estímulo sexual y sus reacciones, entre las cuales, se
miden las de la vagina y el clítoris de las participantes, con una especie de pene que contiene un
eco-doppler, para detectar los cambios vasculares en el clítoris, comprobando hasta dónde la
excitación sexual eleva el flujo de este órgano tan sensible de las mujeres. Un cuestionario
adicional, permite reducir la subjetividad de la valoración clínica. Su estudio en 60 mujeres que se
quejaban de alteración de la función sexual, mostró incrementos significativos en la respuesta a la
excitación en todas las mujeres, y en especial una respuesta en menor grado en las mayores de
55 años, que no recibían terapia de reemplazo hormonal, entre las investigadas, 67% tenía pobre
respuesta excitatoria, 92% trastornos del orgasmo y 67% dolor con la actividad sexual. Por lo que
concluyen que aún faltan herramientas diagnósticas adecuadas y objetivas para la medición de las
disfunciones en las mujeres.
Múltiples estudios sobre el comportamiento sexual de hombres y mujeres entre 50 y 100 años de
edad, han demostrado que las personas sanas a los 70 años, en el 70% de los casos, están
sexualmente activas y tienen relaciones sexuales en forma regular una ó más veces por semana,
como lo mostraron en sus trabajos, Kinsey en 1948, Master y Johnson entre 1966 y 1991, Duke
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entre 1953 y 1991, y Starr- Weiner en 1981 .
De la misma manera que la excitación sexual en los varones conduce a la erección, en las
mujeres, el deseo y la estimulación llevan a cambios en su fisiología genital, como lo demostraron
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Master y Johnson y lo explicó Roy Levin, del Departamento de Ciencias Médicas de la
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Universidad de Sheffield, del Reino Unido, en el evento de Goldstein : los labios mayores, los
menores, el clítoris, la uretra, el punto G, quizás el cuello del útero, y el músculo pubococcígeo
son algunos de los muchos puntos erógenos que tiene una mujer.
El solo deseo, la atracción y, por supuesto, la estimulación de algunos de estos puntos activan las
abundantes terminaciones nerviosas que hay en esos niveles y el cerebro se inunda de señales
sexuales. Como respuesta a estos estímulos excitatorios, el sistema nervioso induce respuestas
en los órganos sexuales aumentando su sensibilidad y preparando los genitales para una
penetración fácil que culmine al final en reacciones muy placenteras o en orgasmo.
El corazón aumenta sus latidos hasta 140, la tensión arterial, se eleva hasta 160/100 milímetros
de mercurio y la sangre congestiona la vagina, el útero y el clítoris, dando la sensación de que
toda la pelvis se llena, por la congestión cuando se dilatan las arterias, que probablemente
constriñen las venas y provoca un trasudado que aumenta la lubricación de la vagina y facilita el
desplazamiento del pene en su interior. El proceso arterioesclerótico asociado a la edad,
disminuye este trasudado, y el tiempo requerido para la lubricación, que en la mujer joven se
produce 10 a 30 segundos pos estímulo efectivo, en mujeres las mayores de 60 años, se demora
1 a 3 minutos.
Además el pH de la vagina en la postmenopausia pasa de 3,5 a 4,5, a 5,0 a 7,0, lo que favorece
las infecciones urinarias, y la cistitis, sobre todo en los casos de trastornos de la lubricación.
Durante el coito, suceden cambios vaginales y uterinos para facilitar la acomodación del pene o un
objeto introducido, tal como: el alargamiento de la longitud vaginal y el aumento de espacio en el
fondo de saco vaginal. Durante la menopausia, el alargamiento de la longitud vaginal, cambia, al
pasar de 14 cm en la edad adulta a 7 a 8 cm, y la amplitud, pasa 5 a 6 de ancho a 1 a 1.5 cm; el
levantamiento en tienda de campaña del útero y cérvix, que además facilita el ascenso de los
espermatozoides hacia el interior del útero, por un mecanismo de succión cervical, también
5
desaparece a los 5 años postmenopausia .
Los mecanismos neurogénicos que modulan el tono y la relajación del músculo liso vaginal y
clitoridiano, permanecen indeterminados. Estudios preliminares sugieren que el péptido intestinal
vasoactivo,(VIP), y el óxido nítrico, (NO), están involucrados en la modulación de la relajación
vaginal y en su proceso secretorio. El óxido nítrico se ha encontrado en el músculo liso del cuerpo
cavernoso del clítoris, y más recientemente, se identificó allí mismo, la fosfodiesterasa tipo V,
enzima responsable de la degradación de la guanosina monofosfato cíclica,(GMPc), que es
inhibida por el sildenafil. Estos hallazgos sugieren un papel potencial del óxido nítrico como
mediador de la relajación del músculo liso de la pared vaginal y del cuerpo cavernoso del clítoris;
sin embargo la identificación exacta de los neurotransmisores no adrenérgicos - no colinérgicos,
(NANC), aún no está clara. El VIP es un neurotransmisor NANC que juega un papel similar al NO,
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en el aumento del flujo vaginal, en su lubricación y secreción .
Las hormonas juegan un papel muy importante en la función sexual femenina. Experimentos en
animales muestran como al suministrarles estradiol se produce una expansión de la acción de los
receptores táctiles a todo lo largo de la distribución del nervio pudendo, sugiriendo que los
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estrógenos afectan el umbral sensorial . También los estrógenos tienen efecto vasoprotector y
vasodilatador, con aumento en el flujo arterial vaginal, clitoridiano y uretral, lo cual resulta en
mantenimiento de la respuesta sexual y en prevención del compromiso arterioesclerótico de las
10,11
arterias y arteriolas pélvicas.
Los estrógenos regulan la óxido nítrico sintetasa, enzima responsable de la producción del NO, la
cual disminuye en los años siguientes, en la postmenopausia, cuando ya los niveles de
estrógenos son muy bajos, y proceden exclusivamente de las glándulas suprarrenales, o de
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transformación en la grasa periférica . Igualmente, en las mujeres sometidas a ooforectomía
bilateral, o a irradiaciones pélvicas que dañan la función ovárica, sufren cambios que en la vagina
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se reflejan no sólo en fibrosis, sino en muerte de las células
Son muchos factores que impiden que una mujer pueda gozar de las
relaciones sexuales con su pareja
El origen de las disfunciones sexuales femeninas puede ser orgánico, sobre todo cuando se presentan
adicionalmente problemas de tiroides, hormonales, diabetes, hipertensión o colesterol elevado.
Pero también psicológico cuando hay problemas de depresión, ansiedad, personalidad, abuso sexual y
con un gran peso también está el factor educativo y cultural, ya que en muchos lugares se sigue
pensando que la mujer no tiene derecho al disfrute sexual y quien lo hace, pone en duda su
moralidad, por lo que muchas mujeres, sienten culpa, vergüenza, ignorancia y temor.
Una disfunción sexual en general tiene su origen en varios factores al mismo tiempo, por lo que
identificar bien las causas es fundamental para dar el tratamiento adecuado para que todas las
mujeres comprendan y hagan valer sus derechos sexuales, ya que son parte de su desarrollo y salud
integral, afectan la relación y vida en pareja e incluso pueden llegar a ser motivo de fuertes
depresiones y problemas conyugales y familiares diversos.
Hay principalmente cuatro tipos de disfunciones sexuales femeninas: las del deseo, las de la
excitación, las del orgasmo y otras que combinan y afectan de forma de general la expresión de la
sexualidad.
Pueden presentarse desde el inicio de la vida sexual, por lo que se llaman primarias, o pueden
aparecer después de que una persona ha vivido normalmente su sexualidad y de pronto tiene
problemas en alguno o varios de los aspectos mencionados, por lo que son llamadas secundarias.
Las disfunciones sexuales impiden y dañan la vida sexual, social y de pareja. Pueden presentarse de
forma global, ya sea cuando la misma mujer toca su cuerpo o cuando lo hace su pareja; de forma
parcial cuando los problemas se generan con la pareja, pero de manera individual sí se logra tener
placer o de forma selectiva, cuando los problemas surgen solamente con alguna persona, siendo muy
diferente el comportamiento, las actitudes y los efectos con otra persona.
Consideraciones generales
Tradicionalmente, se pensaba que la disfunción sexual en las mujeres se debía sobre todo a
problemas psicológicos. Las investigaciones recientes están comenzando a descubrir
muchas causas físicas para los problemas sexuales en las mujeres. Aunque muchos
problemas sexuales tienen un componente psicológico subyacente, se deben descartar
posibles causas físicas en la evaluación inicial.
Causas comunes
Ansiedad o depresión
Cambios relacionados con la menopausia
Problemas de comunicación en la pareja
Daño a los nervios debido a una cirugía o trauma
Miedo al dolor, a una infección o a quedar embarazada
Sentimientos de culpabilidad y de vergüenza hacia el sexo
Antecedentes de abuso sexual
Infección o enfermedad ginecológica
Falta de estimulación apropiada
Falta de lubricación
Medicamentos
Estrés o fatiga
Cuidados en el hogar
Los cuidados en el hogar dependen de la causa de la disfunción. Los métodos de
planificación familiar y los anticonceptivos pueden ser útiles para problemas causados por
el temor al embarazo.
Entre las disfunciones sexuales de las mujeres más frecuentes están: La anorgasmia, la
frigidez, la sequedad vaginal, entre otras.
1. Sequedad vaginal
Es la falta de lubricación vaginal a causa de la disminución de los fluidos producidos por
ésta, lo que puede ocasionar picazón, ardor, irritación y dificultad durante la penetración,
haciendo que muchas veces sea muy dolorosa. Este problema puede responder a factores
tanto orgánicos como psicológicos.
Factores orgánicos:
Factores psicológicos:
Tratamiento
El uso de lubricantes locales de base acuosa, que en algunos casos contienen estrógenos,
puede servir para lubricar la zona genital y hacer que la penetración sea más fácil y sin
dolor. Cuando los factores que producen la sequedad vaginal son de índole psicológico,
éstos pueden ser la solución, pero también hay que darle tiempo a los juegos eróticos
previos, ya que son muy importantes para las mujeres y pueden favorecer la excitación, con
la consiguiente lubricación, sin la necesidad de tener que recurrir a nada más.
2. Dispareunia
Es cuando hay dolor, picazón o ardor durante la penetración o el coito. Puede ser ocasional
o suceder frecuentemente, deberse a factores orgánicos o psicológicos.
Factores orgánicos:
Factores psicológicos:
La depresión
Estrés, miedos, prejuicios: Una mujer tensionada, estresada o temerosa (por ejemplo
si el pene de su compañero es muy grande) puede inconcientemente retraer su
vagina y a consecuencia de ello y no lubricarse, sintiendo dolor durante la
penetración
Tratamiento
3. Vaginismo
Es la contracción de los músculos vaginales que puede cerrar, por reflejo, parcial o
completamente el canal vaginal, haciendo que la penetración sea dolorosa o que no se
pueda producir. Este problema puede producirse aunque la mujer se excite, esté lubricada y
sienta placer durante el encuentro sexual. Al ser un acto reflejo, también impide la
colocación de tampones, o cualquier otro tipo de penetración como por ejemplo, de
especulo o cualquier aparato de uso ginecológico. En general la causa del vaginismo es de
orden psicológico, por alguna experiencia sexual traumática, temores a las relaciones
sexuales o dispareunia.
Tratamiento
4. Anorgasmia
La anorgasmia es la imposibilidad de llegar al orgasmo y es uno de los problemas sexuales
más comunes entre las mujeres. Puede presentarse en cualquier etapa de la vida de una
mujer, algunas de las cuales no sienten nada de placer y otras que en cambio sienten placer
pero no alcanzan el orgasmo. Generalmente las causas son de orden psicológico
(experiencias traumáticas, poca autoestima, depresión, una educación muy estricta que
produce temor al sexo, cansancio, falta de estimulación, estrés, tensiones, etc.) pero
también pueden existir factores orgánicos (insuficiencias orgánicas, anomalías hormonales,
consumo de alcohol, drogas o fármacos.
Tratamiento
5. Frigidez
Es completa la falta de placer sexual, hay carencia de deseo, de fantasías, ni el cuerpo ni los
genitales responden a estímulos y no hay excitación ni lubricación. En general si la mujer
tiene una pareja estable, mantiene relaciones sexuales por obligación. Las causas de este
trastorno son de índole psicológico: Ansiedad, problemas de pareja, falta de lubricación,
vergüenza, tabúes, prejuicios, experiencias sexuales traumáticas, falta de estimulación,
miedo a contraer alguna enfermedad de transmisión sexual, al dolor o al embarazo. Pero
también los hay de orden orgánico: Uso de medicamentos, menopausia, nervios dañados
como consecuencia de cirugía o trauma, infecciones ginecológicas.
Tratamiento
Trastorno por aversión al sexo: Aversión extrema persistente o recidivante y con evitación
de todo o casi todos los contactos sexuales genitales con una pareja sexual. Se relaciona
con las fobias sexuales.
4. Dispareunia
5. Vaginismo
Anorgasmia femenina
¿Qué se entiende como anorgasmia en las mujeres?
Yo siento, aunque no llego al orgasmo, pero aclaro que no soy frígida. ¿Es curable?
Perdí por completo el orgasmo, ¿puedo recuperarlo?
Hace 6 años que me separé y he reiniciado mi vida sexual con otro hombre,
pero con él no termino. ¿Estoy perdida para siempre?
¿La frigidez es hereditaria?
No puedo terminar con mi actual pareja: él eyacula demasiado rápido, con
otras parejas a mí no me pasaba y él me dice que con todas sus parejas
anteriores ellas acababan con facilidad, ¿estaré con un problema psicológico?
¿La ausencia de orgasmo en la mujer se debe a alguna enfermedad orgánica?
Nunca puede llegar al terminar, a veces me ha parecido que lo tenía pero no
estoy segura, ¿cómo puedo saber con certeza si lo consigo?
Por más que me esfuerzo no logro terminar con mi pareja y eso que él me
estimula de distintas maneras
Falta de excitación
Ausencia de reacciones ante la estimulación sexual
No se lubrican vaginalmente
No obtienen placer
No hay erección de los pezones ni enrojecimiento de la piel ni aumento de la
frecuencia cardíaca
No llegan al orgasmo
En el segundo grupo, que constituyen las anorgasmias más frecuentes vemos que:
Cabría aclarar un par de cosas: por un lado, si bien el orgasmo es la culminación del placer
erótico, algunas mujeres gozan de las relaciones sexuales aunque no puedan terminar; por
otro, este tema tan debatido, particularmente desde Freud, que refiere a lo que se denomina
orgasmo vaginal y lo que se llama orgasmo clitoridiano, reservando una presunta normalidad
para el primero y lo patológico o inmaduro para el segundo. Hoy decimos que ambas
situaciones son normales. El mal llamado orgasmo clitoridiano, que es aquel donde la mujer
termina por estimulación directa y no por la penetración, ha dejado de ser una situación
enferma y criticable, porque en definitiva el clítoris y los labios menores configuran una
estructura especializada en la recepción de los estímulos placenteros.
A continuación transcribiré algunas otras preguntas del correo de lectores:
En mi pareja cuando mi compañero me estimula la zona del clítoris, ya sea con la boca o
con la mano, logro con facilidad el orgasmo; pero esto no sucede así con la penetración, ¿es
normal?
En primer lugar debo aclarar que la respuesta orgásmica es una sola, aun cuando los
estímulos sexuales puedan recibirse a través de distintas zonas del cuerpo, o con la
fantasía. Hay mujeres que tienen orgasmo por estimulación de los pezones -y a nadie se le
ocurriría hablar de “orgasmo mamario”- , otras, por caricias en el Monte de Venus, o por
estimulación en la zona anal. Están aquellas que constituyen el grueso de la población
femenina (un 50% aproximadamente) que además de la penetración necesitan ser
estimuladas en la zona del clítoris y de los labios menores. Sólo un 35% llega
exclusivamente por penetración, con la salvedad de que siempre la estimulación directa o
indirecta del clítoris participa de esta respuesta.
GRÁFICO 1
TOMADO DE LA DRA.
HELEN KAPLAN
Dicho de otra forma: en todo orgasmo femenino intervienen, en cuanto a la recepción de los
estímulos, tanto la vagina como la zona clitoridiana, y en la faz de la respuesta motora
siempre se dan contracciones vaginales, amén de las reacciones corporales extragenitales y
las emocionales. Por lo tanto, los criterios emanados del psicoanálisis (aclarando que
muchos psicoanalista abandonaron esta postura) sobre la supuesta madurez del orgasmo
logrado por la penetración, ya no se pueden sostener. Se considera normal tener orgasmos,
con independencia de la vía de estimulación y excitación a la que esa mujer y su pareja
recurran.
¿Cuáles son las causas de la falta de orgasmo en la mujer?
Las causas de las disfunciones sexuales femeninas son de origen variado y múltiples
factores pueden coexistir para producirlas. Aunque a veces se piense lo contrario, las
causas físicas no suelen ser las más frecuentes. Claro que enfermedades neurológicas o
metabólicas graves (problemas hormonales, hipotiroidismo, diabetes avanzadas), los
tumores, las operaciones vividas como castratorias o mutilantes, pueden afectar la
respuesta orgásmica, al igual que ciertos fármacos (narcóticos, antidepresivos y
antipsicóticos, sedantes), pero lo más frecuente es ver la incidencia de factores
situacionales como, por ejemplo, la estimulación inadecuada por parte del varón: las mujeres
no siempre se excitan con el mismo estímulo, ni en el mismo lugar ni con la misma posición.
Y, lo que es más digno de rescatar, no siempre se excitan y estimulan como el varón cree
que ellas lo logran. Es el famoso yo creía que a ella le gustaba... Muchas veces una pareja
en la cual la mujer no termina está encubriendo una relación deficiente y pobre.
Es cierto que la mayor parte de los antidepresivos (no todos) producen un retardo
orgásmico (a veces disminuyendo el deseo sexual y la lubricación vaginal) pero esto tiene
solución – lo que explicamos en otro artículo - y no por ello los pacientes de ambos sexos
tienen que abandonar su tratamiento psicofarmacológico.
Por cierto que sí, una de las causas puede ser la escasa comunicación, ya que muchas
personas creen que todo se tiene que dar espontáneamente y que nada hay que hablar
sobre lo que a cada uno le pasa: esto puede ser lesivo para la sexualidad. Si alguien se
entiende a la perfección sin hablar bienvenido sea, pero si no, ¿van a tener que quedar en
silencio, penando por ello?
Es indudable que también tienen mucho que ver las actitudes machistas y un marco de
represión familiar y educativa, en el que nunca se explica a los jóvenes ni a los adultos cómo
es la respuesta sexual fisiológica.
También hay que destacar la incapacidad de ciertas mujeres de abandonarse a las
sensaciones placenteras y estar pendientes de si van a terminar o no, de allí que muchas
finjan el orgasmo, lo que les crea una situación muy tensionante y poco grata.
¿No es mejor fingir el orgasmo, antes que quedar mal frente a los varones?
Fingir los orgasmos condena a una mujer a seguir haciéndolo y a no poder gozar, ya que
está más pendiente de la escena que tienen que dramatizar que de su propia entrega al
placer orgásmico. Para ella es más importante que él se sienta varón por producirle el
orgasmo que su propio goce. Podríamos decir que para poder empezar a tener la posibilidad
de orgasmar - si cabe el neologismo- : hay que dejar atrás la actuación y los fingimientos.
Conflictos edípicos
Duelos de seres queridos
Fobias sociales y sexuales (fobia a la penetración, a los genitales)
Ataques de pánico
Antecedentes de abuso sexual o violación
Depresión
Esquizofrenias y enfermedades bipolares
Personalidades obsesivas
Muchos de estos problemas pueden haber sido gestados en la infancia pero otros son más
actuales, o situacionales; sin olvidarnos las llamadas causas vinculares que se manifiestan
en desavenencias serias en la relación de pareja. Por ejemplo: el estar con alguien que sea
eyaculador precoz puede ser una de las causas de que esa mujer no sea orgásmica:
¡simplemente el varón no le da tiempo!
Recuerdo una consulta de un oyente de mi programa “El jardín de las delicias” (FM
Palermo, lunes de 23 a 24) cuando decía:
Mi novia tiene dificultades para llegar; arriba a un punto donde la tensión sube pero
no puede seguir subiendo y se queda ahí. Entonces se asusta y se queda ahí y
paramos de hacer el amor. ¿Cuál sería la solución?
Hay algo de cierto en lo que cuenta este joven de que su novia se asusta e inhibe el
orgasmo. Una paciente refería que, después de su primera vivencia orgásmica, que fue muy
intensa, tuvo una crisis de angustia, derivada de una educación familiar donde el placer era
pecado pero donde, a la vez, se vivían situaciones promiscuas. A partir de allí no volvió a
tener orgasmos y comenzó a fingirlos por temor a que sus compañeros la dejaran. Es
interesante destacar que ella logró recuperarlo – me decía– por la masturbación. El círculo
era perfecto: ella no le pedía a sus compañeros que la estimularan en forma adecuada por
estar pendiente de darles el orgasmo; como consecuencia no podía integrarse a sus propias
sensaciones placenteras. Como este caso hemos visto otros similares con miedos diversos
–ante la posibilidad del orgasmo-, que transcribiremos con palabras de esas mujeres:
A caer en la prostitución
A descontrolarme
A volverme loca
A ser una perdida
A que mi pareja me vea como a una cualquiera
A orinarme
A entregarme demasiado y quedar esclava de ese varón
Por último, sin excluir otros temores (a ser dañada y lastimada por la penetración, a sentir
dolor, a ser desgarradas), la Dra. Helen Kaplan hablaba del miedo al éxito, que
desgraciadamente se ve mucho y en distintas áreas. Freud diría: son esas personas que
fracasan al triunfar, los que fracasan con el éxito.
¿No será que a muchos varones les importa poco el placer de la mujer?
Obviamente, esos varones a los que no les importa si la mujer goza o no, que llegan a
sostener incluso que el orgasmo en las mujeres no es tan importante (recuerdo uno de ellos
que decía: “en la mujer terminar no es necesario porque ella tiene la descarga de la
menstruación”!!), se centran en su propio placer genital: “con tal de que yo termine y ella
emita un par de gemidos”, nos decía un conocido Don Juan.
Así esta situación se va perpetuando en el tiempo, impidiendo el goce de la mujer. La
paciente que citaba antes, a partir de reconocer mejor sus zonas erógenas y de
revalorizarse como persona, pudo comenzar a pedirle a su compañero una mejor y mayor
estimulación. Esto muestra que el orgasmo nunca “se pierde” del todo y que si las
condiciones son favorecedoras puede volver a experimentarse: no es cierto que una mujer
“esté perdida para siempre”, ni que sea hereditario.
Hay varones que le imponen a la pareja la obligación del orgasmo y para colmo de la
manera que ellos creen que es la mejor: usualmente con la penetración y él en posición
superior. Es muy común la consulta de las parejas que me dicen, por ejemplo: “venimos
porque mi mujer tiene anorgasmia vaginal, yo la penetro y ella no termina”, o “¿cómo es
posible que ella no termine de esa manera?, todas las mujeres que conocí antes terminaban
cuando las penetraba” (en esos momentos pienso: “¿cuántas habrán fingido sus
orgasmos?”; no aceptan que pueda haber otras formas de estimulación más eficaces que
“su gran falo erecto”. De esta manera, ambos van a cada encuentro sexual esperando que
ella le conceda el beneficio del orgasmo logrado de una manera rutinaria y empobrecida.
Este es otro tema que vale la pena destacar: el de la rutina, el acostumbramiento, la falta de
variantes y el menosprecio o subestimación de otras formas de juego coital.
Un ejemplo clínico
Antes que nada quiero decir que, cuando se consignan casos clínicos, siempre doy datos
cambiados para que nadie pueda reconocer de quienes se trata, salvo la identificación con
la problemática.
Raúl y Silvia llevan ocho años de matrimonio y, a pesar de que tienen una buena relación de
pareja en otros aspectos, el sexo se ha ido convirtiendo en una dificultad cada vez más
seria, lo que los lleva a pedir consultas con dos terapeutas de pareja, sin encontrar solución.
Él dice: “mi esposa no llega al orgasmo porque yo tengo eyaculación precoz; me pregunta
a mí cómo es y no sé explicárselo”. Ella podía excitarse y tenía mucha lubricación pero, a
pesar de los diferentes intentos, nunca llegaba al clímax por ningún tipo de estimulación.
Raúl se ponía “tenso y nervioso” por esto y eyaculaba cada vez más precozmente, inclusive
sin penetrarla.
En este caso se articulan varias situaciones que establecen una complementación negativa:
ambos padecen una disfunción sexual y se sienten alternativamente culpables y
responsables de la infelicidad sexual de la pareja y, en el caso citado, se daba esta crisis en
un marco de amor y respeto mutuos. Se podría plantear cuál es el comienzo de esta
problemática: ¿es la eyaculación precoz de Raúl que trae aparejada la anorgasmia de
Silvia?, o ¿es la disfunción de ella que lo exige a él y le produce niveles de ansiedad cada
vez mayores? Tal vez ellos, como en tantos otros, traían un bagaje previo de conflictos en el
área sexual que se potenciaron mutuamente.
El eje central del tratamiento de las anorgasmias son las llamadas Terapias Sexuales,
psicoterapias focalizadas, breves y de resolución sintomática. El objetivo principal de estos
tratamientos es lograr que la mujer se entregue a la experiencia sexual sin temores ni culpa,
cambiando el sistema sexual en la que se mueve. A nivel vivencial, la Terapia intenta crear
un ambiente no exigente, relajado y sensual, que permita el natural transcurrir de su
respuesta sexual. Se alienta a la pareja (a veces con ejercicios a realizar fuera del ámbito
del consultorio) para lograr comunicarse abiertamente sus sensaciones y deseos y se
prescriben tareas que ambos deberán realizar en su casa. Con esto se logra eliminar los
obstáculos inmediatos que se oponen a un buen funcionamiento sexual.
Muchas veces me preguntan sobre el uso de los vibradores para aumentar el estímulo y
para esto no hay una respuesta unívoca: hay mujeres y varones (especialmente estos) que
lo rechazan y en otros casos he visto que recién con su uso pudieron llegar al orgasmo. La
objeción habitual es que puede quedar adicta al vibrador y que va a reemplazar al
compañero. Ninguno de estos casos se suelen dar en la práctica.
Actualmente se está investigando el uso del sildenafil, conocido como Viagra, ya que los
cuerpos cavernosos del clítoris tienen una estructura similar a los del pene. Se piensa que
este medicamento podría aumentar la sensibilidad y la vasocongestión vulvar y vaginal. Esto
se encuentra en plena etapa de investigación pero nosotros hemos visto mujeres
anorgásmicas que mejoraban su respuesta sexual con el uso de este medicamento usado
con notable eficacia en la disfunción eréctil del varón.
Como conclusión diré que un gran porcentaje de las mujeres anorgásmicas se ven
favorecidas por los modernos tratamientos sexológicos (breves, focalizados, económicos)
obteniendo la posibilidad de llegar al clímax sin culpas ni inhibiciones, enriqueciendo su vida
erótica y amorosa.
Fobia a la penetración
Mi primer enamoramiento fue a los 7 años de mi profesor de
gimnasia que lo tuve hasta los 15. Su presencia me llenaba
de emoción, no podía dejar de mirarlo, de escucharlo, me
atrapaba su ternura y oír su voz grave en todos los espacios
de la escuela; me quedaba después de hora sólo por estar
más tiempo con él. Cuando se casó sufrí una gran
decepción, fui a la iglesia y sentí una mezcla de emoción y
angustia.
Con la llegada de la pubertad empecé a imaginar cómo serían los besos de mi profesor, sus
caricias, hacer el amor con él, cómo sería como esposo o compañero. Empezaron los
enamoramientos ya no tan platónicos y miraba a los chicos con otros ojos; ir con mis amigas
a la escuela del chico más lindo del barrio para verlo cuando salía, hacer comentarios de los
chicos o coquetearlos. Esto me costó perder a mi mejor amiga: para su madre, por mi nuevo
comportamiento hacia el sexo opuesto, yo era una prostituta en potencia. La naturalidad con
la que mis padres tomaron este suceso dio la pauta de que no estaba tan mal mirar a los
varones y hablar de ellos con mis compañeras. Pero la pérdida de mi amiga hizo que
perdiera el rumbo. Me hice amiga de Carola, que no era buena influencia, fui una especie de
“secretaria”: le arreglaba las citas, le decía si estaba sexy, si repetía la ropa para
encontrarse con su novio, intervenía para romper con un noviazgo suyo. Llegó a salir con
cinco a la vez y nunca se enteraron gracias a mi eficiencia y eficacia; empecé a ser
espectadora de noviazgos, besos, caricias y “franeleos”. Ella, en cambio, me aconsejaba
mal, me vestía mal, ella era una especie de “diva” y yo “Betty, la fea”.
Un tiempito antes había entrado a la secundaria; en mi curso estaba una compañera, Isabel,
a quien desde primer grado no le había dirigido palabra. No me quedó otra que acercarme a
ella; las dos éramos muy tímidas y ante tanta soledad en un colegio nuevo e inmenso
empezamos una amistad conflictiva, con muchos celos de ella hacia mí. Empecé a notar que
las dos teníamos dificultades para relacionarnos con los hombres, huíamos a los noviazgos,
teníamos muchos temores, nos daba mucha vergüenza si se nos acercaba un muchacho;
pero todos estos signos eran mucho más fuertes en ella. Años más tarde me confesó que en
su infancia había sido abusada sexualmente por su padrastro, ahí comprendí sus problemas
en relación al sexo, pero yo a esa edad (17) aún no tenía registro de los míos; creía que mis
problemas pasaban por la timidez y que en algún momento se iban a solucionar, no me
preocupaba.
Volviendo a los tiempos de la secundaria, empezaban los bailes y los cumpleaños de 15:
siempre estaba de espectadora, chiquita y flaquita, todavía con cuerpo de nena, los varones
no me miraban como una mujercita ni me sacaban a bailar, no se acercaban a hablarme, los
veía como inalcanzables, superiores; y me ponía mal ver cómo mis amigas podían hacer
todo lo que yo no podía o no me animaba a hacer.
Entre los 13 y los 14 empecé a disfrutar de las primeras caricias a mis genitales hasta lograr
el orgasmo apretando las piernas. Llegaba a tener cuatro o cinco orgasmos casi seguidos,
era una situación muy placentera y la repetía muy a menudo. A esa edad lo conocí a
Santiago (15), mi primer novio y amigo en la actualidad; estaba profundamente enamorada,
me gustaban sus besos, su perfume, su físico, era perfecto, tanto que sentí que no merecía
tener un “hombre” así a mi lado y lo dejé en dos meses, en medio de un mar de lágrimas.
Santiago fue la única persona por la cual lloré y sufrí por amor y nunca volví a sentir algo tan
profundo, noble y hermoso por un muchacho.
De ahí en más mis noviazgos fueron patéticos y a mis novios los rotulé de “nabos”; eran feos
físicamente y no valían nada como persona, no duraban más de tres meses. Cuando me
pedían hacer el amor yo lo tomaba como un insulto, una agresión y, por supuesto, siempre
me negaba. A todo esto se le sumaba mi participación activa en un grupo de la iglesia,
estaba llena de prejuicios en relación a todo lo que tenía que ver con el sexo: “prohibido
tener relaciones prematrimoniales, no está bien dejarse tocar las zonas erógenas”. No podía
entender cuando alguna de mis compañeras de curso me contaba que mantenía relaciones
sexuales con su novio, me parecía algo osado, increíble, ni siquiera me atrevía a preguntar
cómo era ni qué se sentía; y ni hablar cuando alguna quedaba embarazada, no entraba en
mi cabeza semejante situación. Recuerdo cuando mi mamá me dio la noticia de que la hija
de una prima mía, con la cual jugábamos tanto en la infancia, estaba embarazada; yo le
pregunté: “¿Romina...y cómo le pasó?”, a lo que mi mamá me contestó con tono de
obviedad: “hizo el amor con el novio, ¿cómo piensas que se hacen los chicos?”.
Luego Santiago se separa de su esposa quien lo abandona junto a sus tres pequeños hijos.
Allí vivencié sensaciones inesperadas: me sentí madre de los chicos y esposa cada vez que
iba a su casa a darle una mano. Su hermana empezó a decirme que tendría que haberme
casado con su hermano, que a los niños los tendría que haber parido yo, y concluyó con una
frase muy acertada: “Dios le da pan al que no tiene dientes”. Es que nunca pensé que mi
capacidad de amar era tan grande y que tenía un instinto materno que ni la propia madre de
los niños parecía tener. Allí volvió a aflorar mi amor por Santiago, volví a llorar y a sufrir por
amor y aún más cuando él se fue a vivir con sus hijos a Bariloche. Si bien él supo que lo
amaba, nunca volvió a pasar nada entre nosotros; pero aparecieron “jueguitos histéricos” en
los cuales nos coqueteamos, nos calentamos con palabras y actitudes y después
arrugamos. En una oportunidad en que fui a visitarlo y pasé tres días con él y sus hijos,
hicimos una vida de matrimonio sin sexo: paseamos con los chicos, les hice la comida, los
bañé, los vestí, los acompañé a la cama a la hora de dormir, jugamos los cuatro, fuimos a
misa, hicimos compras. Santiago me invitó a bailar y pensé que se me daría, bailamos
abrazados, sentí su perfume, su respiración en mi cuello y el deseo de besarlo
apasionadamente me superaba, pero él no parecía registrar nada, en realidad estoy
convencida de que sí lo registró. Salimos y yo, con una calentura terrible en el sentido más
amplio de la palabra, cuando me preguntó cómo la había pasado le respondí: “bien”, él me
contestó: “no te creo, pero igual te agradezco”.
A los 23 años conocí a Tomás (24), yo ya hacía tiempo que iba a terapia y tenía más en
claro cuáles eran mis dificultades con los hombres, era conciente de que tenía problemas.
Los cuatro años de noviazgo fueron espléndidos, con Tomás llegó el descubrimiento de un
mundo totalmente desconocido. Por primera vez vi un hombre desnudo, me animé a tocarlo:
su espalda, sus pechos, sus genitales; a sentirlos, a besarlos pero con tanto miedo...
También me animé a sentir sus caricias: en mis pechos, el clítoris, la vagina, me gustaba
pero a la vez me daba mucha vergüenza y el miedo al momento de la penetración era
paralizante haciendo que no pudiera disfrutar plenamente de las caricias; creo que nunca
llegué a excitarme lo suficiente como para poder ser penetrada. La tercera vez que
experimenté el fracaso de querer hacer el amor con penetración lloramos juntos, me di
cuenta que resolver esto no iba a ser ni fácil ni rápido. En la actualidad, el deseo de tener un
encuentro sexual (con o sin penetración) es tan grande como el deseo de huir cuando llega
ese momento.
Este temor a ser penetrada me impide conocer a otros hombres e iniciar nuevas relaciones
amorosas. La última vez que fui a bailar transé con un chico, y se me vino a la cabeza el
fantasma de la penetración: “ahora me va a pedir que vayamos a un hotel, va a querer
penetrarme y se va a dar cuenta de mi problema; es un papelón porque encima él es más
chico y se supone que tengo más experiencia que él”. Si esto me pasa con un desconocido,
con más razón se me complica cuando se trata de salir con alguien ya conocido, o que me
presenta una amiga, porque se agrega otro fantasma: “ahora todos mis amigos, mis
compañeros de trabajo y mi familia se van a enterar de mi problema; me voy a morir porque
el mundo se me va a venir encima”.
Actualmente Isabel está embarazada, noticia que me dio bronca e impotencia: ¿cómo es
que la que me confesó tener tantos problemas sexuales a raíz de haber sido abusada
sexualmente en su infancia, y, que supuestamente sus problemas eran más serios que los
míos, un buen día se casó, pudo tener relaciones sexuales, pudo ser penetrada y ahora va a
ser mamá?, ¿por qué ella pudo y yo no? Los éxitos de Isabel en relación al sexo siempre los
viví como una injusticia. Creo que se apoyó en mí para superar sus obstáculos sexuales,
subestimó los míos y me dejó atrás; pareciera ser que alguien (Isabel, la vida, el destino o
como se llame) se ha burlado de mí; siento una gran injusticia, impotencia y bronca que hoy
por hoy es lo único que me penetra.
Nota del editor: a posteriori, en el curso de la Terapia Sexual, Laura logró consumar la
penetración con su novio, previo un trabajo de desensibilización de su fobia, lo que
constituyó un verdadero logro, fruto de su dedicación y compromiso con el tratamiento
sexológico, junto a la psicoterapia individual que mantenía.
El vaginismo
Adolfo, 30: Cuando quiero penetrar a mi mujer noto una obstrucción. ¿Es lo que llaman
vagina estrecha?
Sergio, 26: Desde que comenzamos a tener relaciones con mi novia nunca pude penetrarla
totalmente pues ella acusa un dolor insoportable. Esto impide que mi penetración sea
completa. Los deseos de consumar el acto en los dos son normales, ya que no hay
problemas de frigidez ni de lubricación. ¿Qué podemos hacer?
Ana, 26: ¿considera que un curso de control mental puede solucionar el vaginismo?, porque
en mi caso no puedo hacerme el control ginecológico ni el Papanicolau y eso me preocupa
mucho. A este paso que voy no podré tener hijos porque no tolero la introducción de nada
en mi vagina.
Susi, 23: Yo deseo mantener relaciones con mi novio pero cuando él lo intenta siento que se
me cierra la vagina. Él hace más fuerza y allí siento un dolor muy fuerte. Luego mi novio se
enoja conmigo porque me acusa de que no quiero tener relaciones.
Roberto, 28: ¿Qué hacer cuando la vagina se cierra impidiendo totalmente la penetración?
Norma, 32: cuando la penetración es muy profunda siento un dolor, que después
desaparece con la mayor excitación. El dolor vuelve después de la relación sexual. ¿A qué
se debe?
Esta situación se puede mantener a través de los años y, a veces, hace crisis cuando la
pareja desea tener hijos y esta dificultad se lo impide. Se han barajado varias causas para
justificar esta disfunción: las orgánicas como las patologías vaginales que causen dolores
(vaginitis, endometrosis, bartolinitis, etc.) pueden producir un cierto espasmo que impida la
realización del acto. Pero, lo más frecuente, es que esté provocada por causas psicológicas.
Desde fobias a la penetración (hay casos donde las mujeres fantasean que sin son
penetradas van a sufrir desgarros o lastimaduras), conflictos infantiles y experiencias
traumáticas del pasado (abuso sexual infantil), terror al embarazo y a la maternidad,
hostilidad hacia el compañero, influencias familiares coercitivas.
Una de las consecuencias del vaginismo, acompañada muchas veces de una disfunción
sexual masculina complementaria (impotencia, eyaculación precoz, fobias sexuales), es
el llamado matrimonio no consumado.
No creo que sea bueno tratar de resolverlo con remedios caseros, como es el caso de las
"pomadas especiales" o de la xilocaína, ni con cursos de control mental. El tratamiento del
vaginismo es de sencilla resolución con las modernas Terapias Sexuales, que combinan
intervenciones de tipo psicoterapéutico, incluyendo tareas a realizar por la mujer, tanto a
solas como con su pareja, y también con suministro de información. En los casos donde la
fobia a la penetración es irreductible con técnicas psicoterapéuticas es conveniente el uso
de medicación antifóbica y antipánico.
F52 Disfunciones sexuales de origen no orgánico
Las disfunciones sexuales abarcan diferentes formas de incapacidad para participar en una
relación sexual deseada. Según los casos, se trata de una falta de interés, una imposibilidad de
sentir placer, un fracaso en la respuesta fisiológica necesaria para una interacción sexual
efectiva (por ejemplo, erección) o una incapacidad para controlar o sentir un orgasmo.
Algunos tipos de disfunción se presentan tanto en varones como en mujeres, por ejemplo la falta
de deseo sexual. No obstante las mujeres tienden a presentar con mayor frecuencia quejas
sobre la calidad subjetiva de la experiencia sexual (por ejemplo, el que no sea placentera o
no es rara, pero es necesario tener en cuenta que cuando un aspecto de la respuesta sexual
femenina se ve afectado, es muy posible que haya otros que estén también deteriorados. Por
ejemplo si una mujer es incapaz de sentir orgasmos, es frecuente que tampoco disfrute con
otros aspectos del juego amoroso y pierda también gran parte de su apetito sexual. Los varones,
por el contrario, cuando se quejan de un fracaso en una respuesta específica, tal como la
obtención de erección o eyaculación, suelen referir que a pesar de estos fracasos, su apetito
sexual persiste. Por lo tanto, antes de hacer un diagnóstico es necesario explorar detenidamente
cada trastorno, sin detenerse únicamente en el síntoma que motiva la consulta.
Excluye:
Pérdida del deseo sexual sea el problema principal y no sea secundario a otras dificultades
el placer o la excitación, pero hace menos probable que el individuo emprenda alguna actividad
sexual en este sentido.
Incluye:
Frigidez.
Trastorno hipoactivo del deseo sexual.
Se presentan respuestas sexuales normales y tiene lugar el orgasmo, pero existe una ausencia
del placer correspondiente. Esta queja es mucho más frecuente entre las mujeres que entre los
varones.
En los varones, el problema fundamental es disfunción para la erección, por ejemplo, una
dificultad en alcanzar o mantener una erección adecuada para una penetración satisfactoria. Si
el sueño, o con una pareja diferente), es probable que la causa sea psicógena. Si no es así, el
diagnóstico correcto de este trastorno puede depender de una exploración específica (por
pueden ser de origen psicógeno, patológico (por ejemplo, infeccioso) o por una deficiencia de
estrógenos (por ejemplo, tras la menopausia). Es poco frecuente que las mujeres se quejen
Incluye:
Impotencia psicógena.
Trastornos de la erección.
Trastorno del estímulo sexual en la mujer.
caso no se pueden excluir con facilidad factores somáticos o constitucionales, excepto si hay una
Incluye:
Anorgasmia psicógena.
Inhibición orgásmica.
eyaculación precoz se debe raras veces a causas orgánicas aunque puede presentarse como
estimulación prolongada, de tal manera que el intervalo de tiempo desde que se alcanza la
Se trata de un espasmo muscular de la pared pelviana que rodea la vagina, lo que causa una
oclusión de la abertura vaginal. En tal caso la entrada del pene es imposible o muy dolorosa. El
vaginismo puede ser una reacción secundaria a alguna causa local de dolor, en cuyo caso no
debe recurrirse a esta categoría.
menudo puede ser atribuida a una patología local, en cuyo caso debe ser codificada de acuerdo
con el trastorno correspondiente. En algunos casos no hay ninguna causa orgánica y puede ser
importante la presencia de factores psicógenos. Esta categoría sólo deberá utilizarse si no hay
ninguna otra disfunción sexual (por ejemplo, vaginismo o sequedad vaginal).
Incluye: Dispareunia psicógena.
Tanto los varones como las mujeres pueden quejarse ocasionalmente de un impulso sexual
del humor (afectivo) (F30-F39) o cuando aparece en los estadios iniciales de la demencia (F00-
F03) debe codificarse aquí.
Incluye:
Ninfomanía.
Satiriasis.
Históricamente se consideraba a las disfunciones sexuales femeninas como poco importantes. Era un
capítulo abandonado por los especialistas, por cuanto el goce femenino no había sido considerado
como importante a los fines reproductivos, única forma de considerar la sexualidad femenina.
Hasta no hace muchos años, las mujeres eran consideradas sexualmente inferiores a los hombres.
Profesionales y filósofos opinaron desde que la mujer era incapaz de tener excitación sexual hasta que
tenía capacidad de respuesta sexual superior a la de los varones e inclusive ¡podía eyacular!
A través de la idea de la "envidia del pene” como hecho universal en el desarrollo de la mujer, Freud
consideraba que el deseo sexual era una característica masculina. Al mismo tiempo, sugirió que la
madurez sexual de la mujer se demostraba sólo mediante el orgasmo vaginal, y no por el obtenido a
través de la estimulación directa del clítoris. Hoy se sabe que la capacidad orgásmica de la mujer se
iguala, o incluso supera, a la del hombre (multiorgasmia femenina).
Quienes más colaboraron en los últimos cien años en la adquisición de nuevos conceptos en
sexualidad fueron: en el plano biológico Masters y Johnson, en el plano psicológico Freud y en el plano
social Alfred Kinsey.
Durante años se les negó a las mujeres la legitimidad del hecho de sentir placer durante las relaciones
sexuales. Si bien se aceptaba el placer en el hombre, en ella se lo consideraba obsceno por razones
religiosas o morales.
En el plano de la sexualidad femenina, fueron sin duda mujeres como Mary Jane Sherffey, Helen
Kaplan, Beverly Whipple, Lonnie Barbach y otras nucleadas en Asociaciones Feministas quienes
investigaron realmente qué les sucedía a las mujeres y aportaron conocimientos a la sexualidad
femenina. Así las mujeres pudieron disfrutar una sexualidad libre de los prejuicios de los varones que
habían investigado antes este campo.
De acuerdo con los datos de National Health and Social Life Survey, las disfunciones sexuales
femeninas presentan una incidencia superior a las masculinas. Un estudio realizado por esta entidad
entre mujeres de entre 18 y 59 años encontró que:
La mayoría de las mujeres pasa algún momento de su vida con problemas sexuales, que podrán o no
afectarla.
FASE PROBLEMA
Trastornos del Deseo Sexual: Deseo sexual hipoactivo: Disminución o ausencia de fantasías y
deseos de actividad sexual de forma persistente o recurrente.
Trastornos del Orgasmo Femenino: Es el recurrente o persistente retraso o ausencia del orgasmo
(anorgasmia) luego de una fase de excitación normal.
Trastornos de dolor sexual: Dispareunia: Dolor genital recurrente o persistente no está asociado a
la relación sexual. Vaginismo: Aparición recurrente o persistente de espasmos involuntarios del tercio
anterior de la vagina que interfiere en la relación sexual.
Trastornos por aversión al sexo: Aversión extrema persistente o recidivante y con evitación de
todo o casi todos los contactos sexuales genitales con una pareja sexual. Se relaciona con las fobias
sexuales.
Como se puede observar, la palabra “frigidez” ha sido erradicada del lenguaje sexológico.
Cirugías y daños post parto: histerectomía, episiotomía, remoción del útero y del cuello uterino,
pueden alterar los orgasmos de la mujer. Las lesiones que se producen en el parto pueden dañar la
vagina, nervios, arterias y venas que van al clítoris, y puede quedar afectada la sensibilidad
clitoridiana y vaginal.
Deficiencias hormonales post-parto: Cuando una mujer está amamantando, su cuerpo produce
oxitocina y prolactina que suprimen la producción de testosterona. Por ello, las mujeres que
amamantan pueden experimentar una disminución del deseo sexual.
Estados psicofisiológicos: depresión, estrés y fatiga crónica determinan pérdida del deseo o
motivación sexual.
Cuadros clínicos dolorosos generales: artritis, hernias de disco, hernias inguinales o umblicales y la
obesidad extrema, son causa de problemas sexuales femeninos.
Cuadros clínicos dolorosos: vulvitis, vaginitis, vulvovaginitis, anexitis, himen espeso, algias
pelvianas crónicas, adherencias clitorídeas, flaccidez o lesiones de los músculos pubococcígeos (estas
patologías son olvidadas en los exámenes médicos generales y muchas veces son fundamentales para
la resolución de problemas sexuales).
Pre y Post-Menopausia: Los cambios que se producen con la edad en la respuesta sexual de la
mujer son:
• Disminución de la congestión de la vulva.
• Mayor tiempo entre la aplicación del estímulo sexual y la aparición de la lubricación vaginal.
• Disminución de la cantidad de lubricación vaginal.
• Menor intensidad de las contracciones orgásmicas de la musculatura vaginal.
Ninguna de estas modificaciones pueden provocar por sÍ mismas impedimentos en la respuesta sexual
femenina que habitualmente es satisfactoria. En la menopausia, existe una falta de estrógenos que
provoca el adelgazamiento de las paredes vaginales y sequedad, que ocasiona dispareunia (dolor
genital) por hipolubricación. Esta afección está emparentada con la craurosis vulvar (sequedad y
picazón en la vulva).
Embarazo:
• • 1º Trimestre: el deseo sexual puede estar disminuido.
• • 2º Trimestre: el deseo sexual es igual mayor al habitual.
• • 3º Trimestre: el deseo sexual está disminuido.
• Puerperio: el deseo sexual está disminuido.
Durante el puerperio, existe una situación fisiológica similar a la de la
menopausia, o sea, un hipoestrogenismo, al que se le agrega una
hiperprolactinemia.
INVESTIGACION
Para mujeres sin vida sexual
JOSE LUIS DE LA SERNA
Setecientos especialistas se han reunido de nuevo en Boston y han
presentado las últimas terapias para la disfunción sexual femenina.
Al contrario que los hombres, ellas no tienen aún una píldora que
solucione este problema.
Pero lo que es verdad, también, es que a Goldstein ahora le apasiona muy poco la Viagra y la
erección del pene, y que ha dado estos temas por zanjados. Desde hace un par de años, este
urólogo se dedica casi a tiempo completo a un problema frecuente que ha sido poco y mal estudiado
hasta estos días: la disfunción sexual de las mujeres.
Consciente de que la disfunción sexual es una contrariedad que afecta seriamente a la calidad de
vida de muchas decenas de millones de mujeres en el mundo, y de que ésta es un parámetro crucial
para medir la salud en términos modernos, Goldstein quiere que ellas también se beneficien de la
ciencia.
Hasta hace poco tiempo, el que las mujeres lo pasaran en la cama muy mal o, al menos, no muy
bien, importaba a muy pocos. A pesar de que en los manuales de psiquiatría la disfunción sexual
femenina ha estado definida y con rigor desde hace mucho tiempo, su estudio y tratamiento, sin
embargo, no ha seguido las normas de la medicina basada en la evidencia.
Los especialistas
Los ginecólogos apenas preguntaban, los urólogos casi ni sospechaban su existencia, los médicos de
familia no entraban en el tema y las pocas mujeres que intentaban solucionar sus problemas
sexuales debían acudir casi siempre a psicólogos que carecían de formación biomédica que les
sirviera para explicar los motivos biológicos de una sexualidad en mal estado, algo que suele ser una
realidad objetiva en un porcentaje muy alto de las veces.
Durante la semana pasada, todos los buenos especialistas involucrados en el estudio y tratamiento
de la salud sexual de la mujer (un total de 700) han estado reunidos para estudiar cuáles son los
problemas —y cómo solucionarlos— de la sexualidad femenina.
Un congreso completo
Han sido cuatro días completos (el mismo tiempo que se dedica cada año a los congresos de las
especialidades más lucrativas y punteras), en los que se ha abordado esta patología bajo el prisma
de ginecólogos, urólogos, psiquiatras, psicólogos y médicos generales. Se ha huído del caos de las
discusiones que no fueran científicas y en las que no se hubieran definido los objetivos de una forma
muy clara.
Por otra parte, al contrario que en muchos otros congresos, la industria farmacéutica aquí no ha
estado presente y, para evitar las acusaciones de que «lo que se quiere es medicar la sexualidad de
las mujeres», no ha habido siquiera un solo stand, con lo que las aportaciones hechas por las
compañías que fabrican pastillas han sido casi anónimas.
Además, todos los ponentes que han subido al estrado para exponer sus estudios y sus conclusiones
han declarado por escrito cuáles son sus relaciones con la industria. Así ha quedado patente si
existían o no conflictos de interés.
CUANTAS SON . La disfunción sexual de las mujeres es frecuente. En febrero de 1999, la revista
'JAMA' publicó un estudio importante en el que se decía que, en EEUU, el 43% de las féminas tiene
algún tipo de disfunción sexual. Como es lógico, los conflictos sexuales no son sólo un asunto de las
norteamericanas. Una estadística argentina presentada este año corrobora que, en Buenos Aires, la
disfunción sexual del sexo femenino tiene la misma envergadura que la que pueda haber en Nueva
York.
QUE ES
Por disfunción sexual en las mujeres se entienden varias cosas: falta de deseo sexual (pérdida o
disminución de la libido), incapacidad para excitarse (falta de lubricación de la vagina, quizá el
equivalente a la erección en el varón), ausencia o dificultad para alcanzar el orgasmo, así como dolor
en la penetración.
Una encuesta muy buena, realizada por la Universidad de Indiana (EEUU) y dirigida por John
Bancroft, ha ido incluso un poco más allá. El director del Instituto Kinsey de Investigación Sexual de
Bloomington ideó una entrevista computerizada, telefónica y aleatoria, para averiguar cuál es el
bienestar sexual de las estadounidenses.
El resultado puede servir de base para comprender cómo sienten la sexualidad muchas mujeres.
Después de entrevistar a un total de 1.030 mujeres de entre 25 y 65 años y de evaluar los niveles
de salud, la frecuencia de actividad sexual, la masturbación, el porcentaje de orgasmos, la
satisfacción del compañero y la interacción con el mismo, Bancroft resaltó los datos más
significativos.
«Es muy interesante destacar que el orgasmo no es lo más importante para muchas mujeres»,
afirmó este especialista. «Lo que más satisface a las féminas en su relación sexual es la interacción
con el compañero, sentirse emocionalmente cerca de él, así como la sensibilidad del hombre hacia
ellas y el atractivo físico de ellos», insistió Bancroft.
Primeros datos
Muchos expertos creen que estos datos son los primeros que, además de evaluar porcentajes
relativos a frecuencias, orgasmos y masturbaciones, puntualizan la transcendencia que tiene una
buena relación afectiva y emocional en el bienestar sexual de las mujeres. Los problemas sexuales
femeninos se agudizan con el paso del tiempo.
En la juventud, si la relación con la pareja es buena y si no ha existido violencia sexual previa —algo
que desafortunadamente es frecuente en todo el mundo—, las mujeres suelen tener una sexualidad
satisfactoria. Sin embargo, con el paso del tiempo y con la llegada de la menopausia, los cambios
hormonales que sufre la mujer interfieren de una forma marcada en su fisiología y, por lo tanto, en
su relación sexual, a pesar de que los lazos afectivos con el compañero se mantengan intactos.
«A medida que las mujeres van perdiendo la función ovárica, el porcentaje de quejas sexuales
aumenta de forma progresiva», afirma la psicóloga australiana.
«Las molestias vaginales en la penetración y la falta de respuesta sexual son los efectos más
significativos de la menopausia». La biología, por tanto, es responsable de un número elevado de
disfunciones sexuales femeninas.
A pesar de estos datos, aún no está muy claro qué especialista tendría que ser el primero al que
debería dirigirse una paciente cuya vida sexual no es satisfactoria. De acuerdo con una revisión
realizada por el equipo de Irwin Goldstein, en su Clínica de Disfunción Sexual Femenina de la
Universidad de Boston, el 90% de las mujeres con este problema no recibe tratamiento. Un número
elevado de ellas son jóvenes y no tienen factores de riesgo vascular.
El doctor Ricardo Munárriz, del equipo de Goldstein, presentó varios casos de fimosis marcada de
clítoris que estaban siendo la razón principal de la falta de excitación de las mujeres. Hasta hace
poco tiempo, sólo los psiquiatras y psicólogos se ocupaban, si acaso, de tratar las disfunciones
sexuales femeninas.
El aumento del papel social de la mujer en todos los niveles, y el que se conozca que sus problemas
sexuales son tan relevantes como los de los hombres, ha hecho que ahora médicos y farmacólogos
intenten encontrar medicamentos que ayuden a mejorar el bienestar sexual de este sector de la
población.
LOS FARMACOS . Paradójicamente, el producto que puede llegar a ser más importante para tratar
la falta de deseo y la dificultad para lograr el orgasmo es la hormona masculina por excelencia: la
testosterona.
Esta hormona, que es la precursora de los estrógenos en las mujeres, tiene un papel determinante
en la sexualidad. La pérdida brusca de la función ovárica —el ovario es donde se produce la
testosterona—, que es lo que sucede después de una operación o de sesiones de radioterapia, echa
por tierra los deseos sexuales de todas las mujeres.
La terapia hormonal sustitutoria puede mejorar la lubricación de la vagina, pero en modo alguno
restituye la libido perdida en estos casos. «Hemos demostrado que la testosterona es esencial para
mejorar la sexualidad de mujeres que están en la menopausia por una intervención quirúrgica»,
afirmó la doctora Jan Shifren, ginecóloga del Massachusetts General Hospital de Boston y principal
autora de un excelente artículo sobre el tema y que fue publicado hace muy pocos meses en la
revista New England Journal of Medicine .
El nicho de mercado probable de la testosterona estará en las mujeres menopáusicas. Los niveles de
esta hormona van bajando con el paso del tiempo y esta disminución determina buena parte de la
pérdida de una sexualidad satisfactoria, algo que es tan frecuente en las mujeres de edad más
avanzada.
Ya se están realizando estudios controlados para ver el valor de la testosterona o de sus precursores
—como la famosa DHEA que en EEUU se vende sin receta— en el aumento del deseo sexual y la
frecuencia de los orgasmos de las féminas que ya han superado los 50.
Bupropion . La famosa píldora antitabaco, un antidepresivo que ayuda a superar el mono que
provoca abandonar la nicotina, también puede ser útil en algunos casos de disfunción sexual de las
mujeres. Sobre todo en mujeres que están en tratamiento contra la depresión con fármacos de la
familia Prozac.
Estos productos mejoran los síntomas depresivos, pero en un número muy elevado de las veces
dificultan la sexualidad. El bupropion, Zyban como se llama en EEUU, también ha demostrado su
eficacia —en un estudio pequeño pero controlado con placebo —en mujeres con un deseo sexual
bajo, pero que no estaban, sin embargo, deprimidas.
Viagra . El papel de Viagra en las mujeres se está centrando un poco. El uso femenino de la famosa
píldora ha pasado desde un extremo en el que se creía que iba a funcionar igual que en los varones
a otro, en el que se afirmaba que es completamente inútil. Los estudios indican que Viagra puede
ayudar a las que tienen un trauma medular severo y a las que están consumiendo antidepresivos del
estilo de Prozac.
PSICOLOGIA . En el simposio de Boston se han echado en falta estudios que demostraran el valor
del apoyo psicológico a las mujeres con problemas sexuales. A pesar del número de psicólogos
asistentes al acto, no se han presentado trabajos que probaran —con la ciencia en la mano— el
papel de la psicoterapia en la disfunción sexual de las mujeres.
Para muchos expertos ésto es muy preocupante, ya que la sexualidad en la mujer tiene un
componente psicológico clave que no siempre puede ser modulado por un fármaco.
Modigliani
Desde el lanzamiento de Viagra y su éxito en el
mercado, Pfizer, la compañía productora, se ha convertido en la principal patrocinadora
de reuniones de investigadores y clínicos con el objetivo de establecer una definición y
un diagnóstico de la disfunción sexual femenina. Para este propósito se prevé emplear
medidas fisiológicas que describan los estados patológicos para a continuación pautar
un fármaco.
Tiefer explicaba al autor del artículo del BMJ en una entrevista que “si te rompes el
tobillo mientras que bailas, vas al médico. Pero tu médico no te preguntará como te
mueves ni te dirá si tu forma de bailar es la normal.
Lo cierto es que desde 1997 las compañías farmacéuticas mantienen una actividad
constante en esta área organizando reuniones periódicas con determinados grupos de
investigación. Más de la mitad de los participantes en estos eventos están conectados
de un modo u otro con la industria. En junio de 2003 está previsto un congreso en
París para establecer un instrumento aceptado internacionalmente para valorar la
función sexual.
INVESTIGACIÓN
Por ahora, las boticas todavía no cuentan con un fármaco para estos
trastornos pero no tardarán mucho. Un buen número de compañías
farmacéuticas ya está participando en la carrera por desarrollar dicha
terapia.
Una crema
Investigaciones
Hasta ahora, se han realizado ensayos clínicos en fase II —los que
evalúan la seguridad y eficacia de un medicamento en varios
centenares de pacientes— y parece que el producto «puede mejorar
el flujo sanguíneo en la zona genital femenina y restaurar la
capacidad natural de los tejidos para que la sangre llegue a ellos, se
lubrique la zona durante la estimulación sexual y, en última instancia,
se mejore la excitación y el orgasmo», dice la compañía.
RESUMEN
El tratamiento de las disfunciones sexuales femeninas (anorgasmia, inhibición del deseo sexual,
vaginismo, etc.) siempre estuvo ligado al campo de la psicoterapia. Sólo recientemente se consideró el
uso de medicaciones para el tratamiento de estos trastornos.
En este trabajo haremos una revisión del uso de distintos medicamentos que tienen potencial para
aumentar la calidad de la respuesta sexual en mujeres.
Revisaremos las deficiencias testosteronémicas en mujeres. También el uso de testosterona, con los
resguardos adecuados, como suplemento terapéutico y opción informada, en terapias sexuales de
pacientes que padecen disfunciones. Tomaremos una mirada actualizada para el uso de estrógenos
como reactivante de la sexualidad femenina.
Además algunas medicaciones que tienen efectos en disfunciones sexuales masculinas tienen el
potencial de resolver las dificultades de excitación y orgásmicas en mujeres. Se pasa revista al uso de
sildenafil, fentolamina, alprostadil tanto en su uso por vía general como tópica.
Entre los psicoestimulantes se hará una revisión de efedrina, metilfedinato, bupropiona, deprenyl,
trazodona y apomorfina. De los antidepresivos nos centraremos en su uso como coadyuvantes en el
tratamiento de las inhibiciones del deseo sexual por fobias sexuales.
Describiremos nuestra experiencia de su uso en el tratamiento de vaginismos acompañados de
matrimonios no consumados
Revisaremos también el uso de ocitocina por vía nasal y nuevas formas de la misma para ingestión
oral en el tratamiento de la anorgasmia.
También daremos una mirada a las medicinas alternativas como el ginko biloba, ginseng, damiana, y
otros.
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A pesar de que los trastornos sexuales afectan a aproximadamente la mitad de la población y están
asociados en el sufrimiento personal, no han sido bien estudiados ni comprendidos científicamente. 1
Ningún estudio ha evaluado la confianza y la validez del DSM-IV respecto a los trastornos sexuales
femenina. Tampoco resulta claro en qué grado la depresión en sí misma, sin medicación, está
asociada con una disfunción sexual. Aunque la pérdida de libido fue considerada como uno los ocho
síntomas principales de una depresión mayor en el DSM-III, fue eliminada del DSM-IV porque la
información era muy imprecisa. Menos se conoce sobre la forma en que la depresión afecta a las fases
del ciclo de respuesta de excitación y orgasmo en la mujer, o como enfermedades psiquiátricas
afectan a la sexualidad.
En diversos trabajos consultados por nosotros la incidencia de disfunción sexual generada por
antidepresivos ha sido encontrada como mucho mayor que la inicialmente informada por la industria
farmacéutica. La publicidad de muchos antidepresivos IRS se basa en la menor incidencia de efectos
sobre la sexualidad
Existen importantes huecos en el conocimiento de las tasas de efectos secundarios sexuales. A pesar
de más de cien informes de casos en la literatura científica sobre medicaciones con potencial para
remediar efectos secundarios sexuales de los antidepresivos, no hay un estudio científico controlado
en estos tratamientos.
Las instituciones que proveen fondos dudan en apoyar la investigación en disfunciones sexuales dado
el carácter controversial y político de la historia de la investigación sexual. Para completar este tema
baste decir que en nuestro país, las instituciones de medicina prepaga y obras sociales tratan de
excluir la sexualidad de entre sus prestaciones y de hecho, un excelente medicamento, el citrato de
sildenafil, no tiene cobertura, en nuestro sistema médico. Tampoco existen menciones de problemas
sexuales en los nomencladores médicos.
La disfunción erectiva tiende a ser vista de una forma similar a una enfermedad prostática, es decir,
una enfermedad médica que requiere la intervención de un especialista, un urólogo. Esto le confiere
una mayor legitimidad en la investigación y tratamiento. Por otro lado, los problemas de sexualidad
femenina reciben menor atención y menor status dentro de la Ginecología. Tienden a ser percibidos
como psiquiátricos más que médicos. Durante las últimas dos décadas, el cuerpo de conocimiento
científico en trastornos eréctiles ha sido construido sólidamente, mientras que la investigación en
trastornos sexuales femeninos está bastante abandonada. Los instrumentos para medir la excitación
femenina y el orgasmo son comparativamente, mucho menos evolucionados.
Los efectos adversos de la diabetes en la erección masculina han sido bien delineados. Son escasas las
investigaciones en mujeres diabéticas que presentan dificultades sexuales. Hay estudios que prueban
que el fumar cigarrillos afecta la habilidad eréctil. Una revisión de la literatura revela que no hay
investigación sobre el efecto que tendría el fumar en la sexualidad femenina. Investigaciones recientes
indican que, en el varón, una alta frecuencia de actividad sexual está asociada con una larga
longevidad. No existen estudios comparables para la mujer.
El tratamiento de las disfunciones sexuales femeninas (anorgasmia, inhibición del deseo sexual,
vaginismo, etc.) siempre estuvo ligado al campo de la psicoterapia. Sólo recientemente se consideró el
uso de medicaciones para el tratamiento de estos trastornos.
El orgasmo múltiple es otra área de la sexualidad de la mujer que ha recibido poca atención en la
investigación. Tenemos mínima información sobre factores que afectan la calidad del placer orgásmico
y los distintos tipos de orgasmos femeninos. Temas como la existencia del punto G (Grafenberg) y la
eyaculación femenina, deben ser investigados luego de 20 años de controversia. Un nuevo estudio de
Cabello en España informó de niveles crecientes de antígeno prostático específico (PSA) en la orina de
la mujer luego del orgasmo, sugiriendo que todas las mujeres eyaculan, aunque algunas en forma
retrógrada.
En ambos sexos la testosterona activa los sucesos de la pubertad. El crecimiento del vello púbico y
axilar en las mujeres, el aumento de sensibilidad sexual en los pezones y genitales, y la mayor
susceptibilidad al estímulo psicosexual se originan por una oleada de testosterona que ocurre en la
pubertad femenina. En mujeres con cáncer de mama, a quienes se les habían extirpado los ovarios y
las suprarrenales, los andrógenos, mas que los estrógenos, son responsables del deseo sexual en la
hembra humana.
Varios trabajos señalan que "el andrógeno es la hormona de la libido en hombres y mujeres y que el
estrógeno es necesario para evitar la sequedad vaginal y facilitar el coito. Pero "se halló que el
andrógeno aumenta la sensibilidad genital, sobre todo del clítoris, al tiempo que aumenta el deseo
sexual".
Se ha postulado que, "independientemente de cuanto una mujer intente consolidar los ladrillos para
un saludable funcionamiento sexual - las cantidades requeridas de otras hormonas, un buen amante,
estímulos adecuados, y buenas fantasías sexuales - todo esto no puede funcionar si carece de la
cantidad suficiente de testosterona.
Se sabe que la testosterona es la responsable del deseo sexual en mujeres, si bien esta información
no se ha traducido en la práctica clínica rutinaria. Cuando la testosterona está baja, un número
significativo de mujeres sufre una disminución en su funcionamiento sexual, viéndose afectado su
deseo, su excitación y su orgasmo.
Las mujeres que quieren suplemento de testosterona pueden tomar metiltestosterona oral, o una
combinación de estrógeno oral esterificado y metiltestosterona. Por ejemplo metiltestosterona oral
(0.25 a 1.0 mg/d), una crema tópica de metiltestosterona (0.25 a 1.0 mg/d), y una crema tópica de
propionato de testosterona (0.25 mg/d). Las cremas pueden aplicarse en la vulva, o en la piel del
muslo interno o en la muñeca.
Susan Rako ha descubierto que existe una "ventana" sensible de dosificación que trabaja mejor para
una mujer particular en un momento particular. Esta dosis puede cambiar - como también puede
hacerlo la dosis de estrógeno - a medida que sus funciones ováricas y suprarrenales disminuyen
durante la década siguiente a la menopausia. Si una mujer toma más testosterona de la necesaria su
deseo sexual no aumentará sino que es mas probable que se sienta irritable - señal ésta para reducir
la dosis.
Testosterona local
Dado que la deficiencia de testosterona puede producir atrofia genital (incluso en mujeres que han
estado usando estrógenos), las mujeres que empiezan utilizando un suplemento oral de
metiltestosterona pueden a veces beneficiar su bienestar general sin que mejore significativamente su
sensación genital y libido. Rako ha descubierto que las mujeres con deficiencia de testosterona
requieren una aplicación diaria en su mucosa genital de pequeñas cantidades de tópicos preparados
de testosterona. Las sensaciones y la libido vuelven cuando el tejido se vuelve saludable y los
receptores de testosterona fueron bien suplidos. Una vez mejorada la libido y reestablecida la
capacidad de estimulación genital, cambiar a un suplemento oral mantiene su efecto sobre los
genitales.
Raloxifene
El raloxifene es un estrógeno agonista usado para prevenir la osteoporosis en mujeres menopáusicas.
La droga actúa selectivamente en los huesos y en la vagina y tiene efectos en el sistema nervioso
central. No se asocia con un aumento del riesgo de cáncer mamario ni uterino. Los ginecólogos han
observado un aumento de la libido tanto en mujeres premenopáusicas como posmenopáusicas. Esto
puede relacionarse a un aumento de los niveles de testosterona, que ocurre como respuesta al
raloxifene.
Progesterona
La progesterona es un precursor del estrógeno, testosterona, y de otras hormonas. Algunas fuentes
informan que estimula la libido mientras que otras indican que la retrasa. El aumento del impulso
sexual que algunas mujeres experimentan durante las últimas fases del embarazo y el mayor deseo
que algunas mujeres experimentan premenstrualmente ha sido atribuido a los altos niveles de
progesterona. Por cierto, algunos derivados sintéticos de progesterona, como la
medroxyprogesterona, son antiandrogénicos e interfieren fuertemente con el deseo sexual (se usan en
ofensores sexuales).
Estrógeno
Los efectos del estrógeno exógeno sobre la libido varían considerablemente de mujer a mujer. Se ha
informado sobre cambios sexuales en ambas direcciones con estrógenos conjugados. Los estrógenos
activan la oxitocina y por eso estimulan la producción de óxido nítrico que facilita la excitación. Los
factores psicológicos juegan un papel, pues los efectos feminizantes del estrógeno en pechos, piel y
genitales mejoran la auto confianza e indirectamente, el deseo sexual. La mujer que siente dolor
durante la penetración debido a deficiencia estrogénica, tendrá dificultades sexuales hasta que ello se
corrija. El estrógeno no refuerza el deseo sexual de un modo tan fuerte como la testosterona, sino de
una manera más sutil. Por otro lado, los estrógenos exógenos pueden a veces tener un efecto
negativo en el deseo sexual y en la excitación, al causar un aumento en la circulación de la SHBG. La
SHBG liga indiscriminadamente el estrógeno con la testosterona y de este modo reduce el fragmento
libre o biodisponible que es la única forma de hallarse activo en el cuerpo.
MEDICAMENTOS NO HORMONALES USADOS EN SEXUALIDAD MASCULINA QUE PUEDEN
MEJORAR LA RESPUESTA SEXUAL FEMENINA
Sildenafil
Teóricamente, el sildenafil, inhibidor de la 5 fosfodiesterasa, debiera incrementar la respuesta vaginal
de congestión/lubricación mediante la vadodilatación genital localizada, así como mejorar la respuesta
erectiva masculina. Aún no se han completado estudios sistemáticos al respecto. Sin embargo, hemos
observado en algunas pacientes, con problemas derivados del uso de IRS un aumento de su respuesta
sexual luego de ingerir sildenafil.
Los ensayos clínicos con sildenafil en su mayoría se refieren a como afecta mejorando la fase de
excitación lubricación. Algunos estudios de caso describen el uso de esta droga en el tratamiento de
los trastornos orgásmicos femeninos solos o agravados por el uso de medicación antidepresiva. El
sildenafil, al producir congestión vaginal, permite que la excitación aumente y se alcance mas
fácilmente el orgasmo. En un caso se incrementó la fase de resolución posterior al orgasmo, pues la
paciente continuó excitada. Esto sugiere que el sildenafil podría resultar de utilidad para quienes
deseen repetir, en forma inmediata, sus experiencias sexuales. También podrían utilizarlo mujeres que
deseen alcanzar múltiples orgasmos.
Bartlik y col. han tratado con éxito trastornos orgásmicos femeninos con una preparación tópica
especialmente compuesta de sildenafil de absorción dérmica, en mujeres que no aceptan tomar una
píldora para mejorar su funcionamiento sexual. Pareciera que el sildenafil es capaz de aumentar las
cuatro fases del ciclo de la respuesta sexual - deseo, excitación, orgasmo y resolución. De ser esto
correcto el sildenafil podría ser útil en el tratamiento de una variedad de problemas sexuales,
incluyendo trastornos hipoactivos del deseo, trastornos de excitación sexual femenina, trastornos
orgásmicos femeninos, dispareunia y disfunción sexual secundaria a medicación o enfermedad. Se
justifica realizar investigaciones sistemáticas
FENTOLAMINA
El mesilato de fentolamina, un medicamento oral diseñado para hombres con trastornos erectivos,
relaja el músculo liso y estimula la llegada de sangre a la región pélvica tanto en hombres como en
mujeres. Si bien puede ser menos efectivo en los trastornos erectivos que el sildenafil, actúa mas
rápidamente. No ha sido estudiado en mujeres.
ALPROSTADIL
La prostaglandina E1 ha sido usado para estimular el fluido de sangre peneana por medio de una
inyección vía intracavernosa y supositorios transuretrales. Es apropiada, en forma de supositorio
vaginal o gel local para estimular el fluido de sangre a los genitales femeninos. El objetivo de la
terapia local es una transferencia consistente, a través de las capas vaginales hasta alcanzar niveles
terapéuticos.
Se considera que aumentaría el fluido de sangre capilarmente dentro del tejido clitorídeo y vaginal,
estimulando las terminaciones nerviosas para aumentar la sensibilidad y facilitar la lubricación vaginal,
permitiendo de este modo una satisfacción sexual mayor y mas posibilidades de alcanzar un orgasmo.
Bartlik ha usado, en mujeres con trastornos de excitación, el supositorio uretral de alprostadil
(500mg). Todas las mujeres notaron una mayor congestión vaginal, una cálida sensación de
"hormigueo" y un aumento de las sensaciones placenteras durante las relaciones sexuales.
PSICOESTIMULANTES
Está demostrado que las mujeres son más sensibles que los hombres a aumentar los niveles
cerebrales de dopamina, provocado por estimulantes. El aumento de dopamina produce un mayor
deseo sexual y mayores sensaciones y un cambio en el comportamiento sexual que se torna mas
activo que pasivo. Diversos estudios demostraron que los psicoestimulantes metilfenidato y
dextroanfetamina habían demostrado ser eficientes en aliviar el orgasmo inhibido o retrasado
secundario a la ingesta de IRS'S y otros antidepresivos. Helen Singer Kaplan, en 1974, incluyó en La
Nueva Terapia Sexual a las anfetaminas, que utilizadas a bajas dosis, incrementan la libido y el
funcionamiento sexual.
EFEDRINA
Otra área que merece ser investigada es si la efedrina o los medicamentos similares podrían ayudar a
las mujeres con trastornos sexuales. Aunque estos medicamentos pueden tener un efecto
generalizado que facilita la excitación sexual y el orgasmo, su capacidad de causar nerviosismo y
vasoconstricción puede limitar sus aplicaciones en la terapia sexual. Además, cualquier beneficio
puede ser minado por el abuso, tolerancia, e irritabilidad o conducta sexual compulsiva que destruyen
las relaciones sexuales. De modo similar, el alcohol y los tranquilizantes han sido frecuentemente
usados por mujeres con beneficios sexuales a corto plazo pero severas dificultades a largo plazo.
ANTIDEPRESIVOS
Bupropion
El bupropion es un antidepresivo no convencional con acciones principalmente de recaptación de
dopamina y secundariamente de recaptación de noradrenalina, pero sin ningún efecto sobre la
recaptación de serotonina ni sobre la actividad de los receptores de serotonina. A pesar de ser un
derivado químico de la efedrina con medianos efectos dopaminérgicos estimulantes, el bupropion no
se considera una anfetamina y no se ha hallado que sea abusiva. Fue aprobada por la F.D.A. para
dejar de fumar.
Antes de ser aprobado como antidepresivo hacia fines de 1980, el bupropion fue testeado en un
ensayo de 32 semanas, doble ciego, controlado en 60 pacientes (30 hombres y 30 mujeres), con bajo
deseo sexual y otras dificultades sexuales. Se esperaban efectos sexuales beneficiosos debidos a la
acción de recaptación selectiva dopaminérgica del bupropion, ya que la estimulación dopaminérgica ha
sido fuerte y consistentemente asociada con el placer y con la estimulación sexual en investigaciones
realizadas en animales. Se encontró una significativa mejoría sexual en más del 60% de los pacientes
tratados con bupropion, pero en menos del 10% de los tratados con placebo. Los resultados del
estudio fueron revisados y publicados. La mejoría consistió en un retorno a lograr un deseo sexual y
un funcionamiento sexual normal sin hipersexualidad.
La dosis adecuada de bupropion para mujeres tratadas por una disfunción sexual, una depresión o por
ambas es de 225 a 300 mg/d. Los efectos colaterales problemáticos debidos al bupropion son
nerviosismo, insomnio, pequeños temblores y, raramente, convulsiones.
El bupropion tiene acciones químicas similares a las del metilfenidato pero con menor potencia
noradrenérgica. Sus efectos se sienten a los 10-14 días de comenzar su ingesta.
Trazodone y otras
Nanette Gartrell informó sobre aumento de la libido en 6 de 13 mujeres tratadas con trazodone para
su depresión y presentó 3 descripciones de casos de aumento de la excitación sexual. La nefazodona
es un antidepresivo, químicamente similar al trazodone, caracterizado por carecer de efectos sexuales
negativos en contraste con los IRS'S. Esto sugiere que la nefazodona puede ser un mejor
antidepresivo para mujeres posmenopáusicas, particularmente para aquéllas con una respuesta sexual
disminuida secundaria a la disminución de testosterona endógena.
Helen Singer Kaplan escribió libro detallando el desarrollo de la aversión sexual, de la fobia y de los
trastornos de pánico sobre todo en las disfunciones sexuales femeninas. Sugiere usar IRS's para
resolver estas dificultades, frecuentemente no reconocidas como factores cruciales entre los trastornos
sexuales femeninos. Además los IRS's pueden usarse para disminuir las tendencias agresivas e
irritables, que frecuentemente menoscaban el progreso del tratamiento de la terapia sexual.
Tenemos amplia experiencia de excelentes resultados con el uso de IRS (fluoxetina, paroxetina,
sertralina) en el tratamiento de los matrimonios no consumados por fobias sexuales y vaginismos.
La buspirona es una agonista de la serotonina, 5HT, prescripta para el tratamiento del trastorno
generalizado de ansiedad. Othmer y col trataron 6 mujeres con ansiedad generalizada y baja
excitación sexual, con 45 mg/día de buspirona durante 4 semanas. Cinco de las 6 pacientes
recuperaron su excitación sexual y funcionamiento normal, sin ninguna señal de hipersexualidad. No
existen informes extensos sobre la eficacia de la buspirona en el tratamiento de disfunciones sexuales;
sin embargo, muchos informes sobre el menor tiempo eyaculatorio en animales con buspirona
sugieren que la buspirona puede facilitar el orgasmo en las mujeres y debiera probarse su uso en la
disfunción orgásmica femenina.
APOMORFINA
Una forma oral (sublingual) de apomorfina, (agonista de la recepción directa de dopamina) está
siendo clínicamente ensayada para el tratamiento de trastornos eréctiles. Se ha demostrado su
eficacia en producir la erección peneana, ya que estimula de modo directo el óxido nítrico. Puede
tomarse poco tiempo antes de la actividad sexual.
Podría ser eficaz para facilitar el orgasmo femenino por tener un efecto de vasodilatación genital local
y una acción central en áreas cerebrales que inducen la respuesta sexual. No se han realizado
investigaciones sobre efectos de la apomorfina oral en mujeres.. Los hallazgos iniciales demuestran
sinergia entre la dopamina, el óxido nítrico y la testosterona. Esto sugiere que la mezcla de sildenafil
con agentes dopaminérgicos como apomorfina y/o testosterona podrían utilizarse para tratar
disfunciones femeninas.
OXITOCINA
La oxitocina es una hormona neuropéptida del "tocar", que es secretada durante las caricias y la
excitación sexual en los humanos y animales. Anderson-Hunt y Dennerstein han descripto excitación
sexual y orgasmo en dos ocasiones en una mujer de 26 años a la que se le aplicó dos sprays de
oxitocina sintética para facilitar la bajada de leche luego del parto. La oxitocina estimula la respuesta
sexual de los animales machos y hembras. En ratas, la oxitocina estimula la erección a través de un
aumento del óxido nítrico. Al igual que con el sildenafil y la apomorfina, la vasodilatación genital
femenina aumenta por inducción de mecanismo del óxido nítrico. La oxitocina se activa por la
presencia de estrógeno, de modo que la terapia estrogénica de reemplazo postmenopáusica podría
resolver un estado de déficit menopáusico de oxitocina. Se dispone recientemente de una forma oral
de oxitocina lo cual facilitará las investigaciones.
MEDICINAS ALTERNATIVAS
Existen diferentes medicinas alternativas para aumentar el funcionamiento sexual. Cohen y Bartlik
informaron sobre casos en los cuales el ginkgo biloba, antigua medicina china derivada del árbol
ginkgo, revierte la disfunción sexual provocada por antidepresivos. El mecanismo de acción puede
relacionarse con: 1) incremento del fluido vascular a los genitales a través de la estimulación
colinérgica y de la inhibición del factor activador de la plaqueta, de modo similar al mecanismo por el
cual se incrementa la sangre al cerebro; 2) incremento de la prostaglandina, que a su vez mejora la
función erectiva y vasodilatación; 3) cambios sobre los receptores de serotonina y norepinefrina.
Puede también desempeñar un papel en la producción de óxido nítrico.
El ginseng es otro antiguo remedio herbario chino del cual, desde hace cientos de años se ha dicho
que tiene efectos positivos en sexualidad. Puede funcionar aumentando la eficacia de las propias
hormonas sexuales. Sin embargo, de la misma manera, puede reforzar el crecimiento de cualquier
tumor sensible hormonalmente que, potencialmente, estuviera presente, de modo que debe usarse
con precaución.
El Ma huang, es otro remedio herbario que se presupone que tiene efectos sexuales positivos, porque
estimula el sistema nervioso simpático periférico.
CONCLUSIONES
Este artículo presenta muchos medicamentos que son reforzadores del funcionamiento sexual en
mujeres. Ninguno de ellos ha sido estudiado sistemáticamente en poblaciones clínicas femeninas.
Pareciera existir resistencia a dirigir una investigación sobre la sexualidad de las mujeres,
particularmente con respecto a substancias que pueden mejorar el deseo y el funcionamiento sexual.
Dada la falta de conocimiento sobre la sexualidad femenina y la dificultad para obtener financiamiento
en este área polémica, los investigadores son renuentes a realizar estudios de este tipo.
Con el tiempo se ha reconocido la posibilidad de mejorar la calidad de vida de las mujeres a través del
tratamiento farmacológico de los trastornos sexuales femeninos. Los clínicos están empezando a usar
algunas de estas medicaciones, solas y combinadas en los problemas sexuales refractarios. Sin
embargo, se aconseja cautela porque estas medicaciones no están aprobadas por la F.D.A. Al mismo
tiempo, se debe pesar todos los factores pertinentes a una relación, evitando resoluciones simplistas
que meramente imitan los tratamientos actuales para los hombres. La ampliación del desarrollo de
tratamientos farmacológicos profundizará nuestra apreciación sobre todos los aspectos de la
sexualidad femenina.
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AFRODISÍACOS Y NUTRICIÓN
Un afrodisíaco es cualquier sustancia que en teoría aumenta el apetito sexual. Su nombre es una
referencia a Afrodita, diosa griega del amor, que surgió de la espuma del mar cuando el dios Cronos
mató y castró a su padre, arrojando sus genitales al mar.
La nutrición nos puede ayudar a mantenernos saludables, activos y lleno de energía y también puede
tener efectos afrodisíacos. Diversas investigaciones han confirmado que ciertos alimentos contienen
sustancias que despiertan el deseo.
Algunos afrodisíacos suelen funcionar estimulando algunos sentidos (vista, tacto, olfato y oído) y se
toman en forma de comida, bebidas, bebidas alcohólicas, drogas, o preparados medicinales.
En el Kama Sutra, se indican muchas maneras para que el hombre incremente su vigor sexual con
alimentos como la leche y la miel. En la medicina tradicional china se usaban remedios a base de
hierbas, como la raíz de ginseng, para potenciar la longevidad y el vigor sexual. Los árabes
destacaban el valor de los perfumes, las fragancias y cosméticos para multiplicar el placer sexual. Para
los sajones, plantas con apariencia fálica como zanahorias y espárragos ganaron reputación. También
se pueden considerar afrodisíaco al alcohol (en uso limitado) por su propiedades desinhibidoras.
La ciencia moderna sólo reconoce un pequeño número de sustancias afrodisíacas, una de ellas es la
cantárida ("mosca española"), formada por restos secos y triturados de abadejo, pero debe tenerse
cuidado, ya que es extremadamente peligroso utilizarla como excitante para los humanos por su
elevada toxicidad.
Hay algunos como el ginseng que desde hace muchos años viene siendo utilizado por orientales, así
como los huesos de tigre, el pene de foca ... y un sin fin de productos, de los cuales no está
demostrada su efectividad sexual. Algunos tienen su fundamento científico, pero la mayoría actúa por
impulso de la imaginación. Cada cultura y cada persona reacciona ante ellos de una manera
determinada y quizás diferente.
La exuberancia en la comida está en permanente relación con la satisfacción sexual; se utilizan así
expresiones corrientes de ese campo para denotar actividades sexuales, como comer, chupar, morder,
etc. Algunos afrodisíacos funcionan por analogía, como las ostras en forma de vulva o el espárrago
como símbolo fálico.
El comer y el copular son acciones que dependen más del cerebro que del sistema digestivo y sexual,
ya que en relación a la alimentación y a la sexualidad, la naturaleza exige un mínimo destinado a la
preservación de la persona y de la especie. El resto son ornamentos inventados por el ser humano.
Acá haremos una descripción detallada de los efectos generales de algunas de estas sustancias.
ANDROSTENEDIONA
Es una hormona esteroide que se encuentra en todos los animales (en la carne) así como en algunas
plantas (extractos). Es un metabolito de la D.H.E.A. (dehidroepiandrosterona) que sirve como
precursor directo en la biosíntesis de la testosterona. Incrementa los niveles sanguíneos de
testosterona. Hay otros efectos como elevación de la excitación sexual, así como mayor sensación de
bienestar.
L-ARGININA.
Estudios en animales y humanos indican que la l-arginina mejora la función sexual. Incrementa el
desarrollo de las hormonas y ayudar a eliminar el exceso de amoníaco del cuerpo. Es esencial para la
reproducción celular y el aumento del esperma. Ayuda para la formación del oxido nítrico del que
depende la dilatación de los vasos sanguíneos para aumento del volumen del clítoris.
AVENA SATIVA.
También llamado extracto de avena verde, fue mencionada por primera vez en la Farmacopea
Germánica, y era muy conocida (durante más de 200 años) como un poderoso afrodisíaco.
Estudios del “Institut for Advanced Studies in Human Sexuality” han demostrado que la Avena Sativa
ayuda a mejorar el interés en el sexo. Funciona liberando testosterona. Cuando la testosterona está
liberada, la naturaleza sigue su curso estimulando el interés sexual. Apoya nutricionalmente la química
del cuerpo aumentando el deseo sexual y las sensaciones.
CAYENA (CAPSICUM ANNUUM).
Ha sido usada durante siglos para intensificar la circulación de la sangre. La Cayena contiene
capsacaína un químico que estimula a varios neurotransmisores. Una pequeña cantidad de capsacaína
excita al sistema nervioso central produciendo endorfinas, que intensifican el sentido del bienestar.
FENILALANINA.
Es un precursor de la tirosina, que convierte a los neurotransmisores norepinefrina, epinefrina,
dopamina y tiramina. L-fenilalanina .Tiene un poderoso efecto sobre el sistema nervioso y por
consiguiente afecta al humor y al bienestar emocional.
FENILETILAMINA.
Es un componente del chocolate. June M. Reinisch autora del nuevo Informe Kinsey afirma que los
“sentimientos de estremecimiento del amor pueden deberse a una sustancia química particular del
cerebro, la feniletilamina, que tiene efectos similares a las drogas que provocan euforia y aumentan la
energía. Esto explicaría (sin justificarla) la segura afición de muchas lectoras por este alimento.
GINKO BILOBA.
El ginkgo biloba, antigua medicina china derivada del árbol ginko, revierte la disfunción sexual
provocada por antidepresivos. Actúa determinando un incremento del flujo vascular a los genitales de
modo similar al mecanismo por el cual se incrementa la sangre al cerebro. También incrementa las
prostaglandinas, que a su vez mejoran la función erectiva y vasodilatación. Desempeñaría un papel en
la producción de óxido nítrico.
HISTIDINA.
Las histidinas desempeñan el papel más importante en la regulación de los orgasmos. La histidina es
también un vasodilatador, que permite a la sangre fluir mas fácilmente a las zonas genitales.
JALEA REAL.
Procede de las abejas obreras que alimentan a la reina. Es su único alimento. Contiene todos los
aminoácidos esenciales así como vitaminas. Tiene un efecto positivo sobre el ánimo y la predisposición
al sexo.
MACA.
Funciona normalizando la testosterona. Tiene la facilidad de anticiparse a los cambios hormonales de
la edad. Reestablece un estado funcional saludable en el que se experimenta una libido más activa.
QUEBRACHO (ASPIDOSPERMA).
La corteza de este árbol de hoja perenne ha sido utilizada para reducir la fiebre, ayudar a la
respiración, y bajar la presión sanguínea. El mismo alcaloide que aparece en el Yohimbe se encuentra
en la corteza del Quebracho Blanco, y por eso se utiliza por su potencia sexual.
SAW PALMETO.
Aumenta la libido y la actuación sexual. Es también muy útil para curar la enfermedad de la próstata.
SCHISANDRA.
Mejora la libido en las mujeres y fortalece a los hombres.
VITAMINA E.
Es un poderoso antioxidante y radical libre. Protege la integridad de las membranas celulares del
cuerpo, y ayuda a reducir la sequedad vaginal. La vitamina E también permite al estrógeno, ya sea
propio o de una terapia de sustitución hormonal, durar más, reduciendo los sofocos.
ALIMENTOS AFRODISÍACOS
El ambiente que rodea la ingestión de comidas juega un papel importante, si se observa que al lado
de ellas existen toda una serie de estímulos que ayudan a hacerlas mucho más sugestivas: la media
luz, las velas encendidas, el olor a esencias, los diferentes perfumes, la disposición corporal, y una
combinación de estímulos que favorecen que la sensualidad se incremente.
La búsqueda de intentar curar la indiferencia de algunas mujeres a través de las virtudes estimulantes
de los alimentos, es tan antiguo que se pierde en civilizaciones desaparecidas hace siglos. Muchas
recetas se perdieron pero otras sobrevivieron en la transmisión de boca a boca.
Desde el comienzo de la historia el hombre ha buscado alimentos mágicos para cocinar para su pareja
y así seducirla. Y es en esa búsqueda que ha encontrado alimentos, plantas y productos para
conseguir tal fin.
Antiguamente se suponía que todo alimento novedoso que provenía de otros rumbos poseía cierta
carga erótica, especialmente con el descubrimiento del Nuevo Mundo y su variedad de cultivos. En la
antigüedad las observaciones eran primitivas, confundiendo rituales mágicos con observaciones
empíricas. Por ejemplo, si la raíz de una planta se asemejaba a los genitales, ésta tendría efecto
afrodisíaco. Era la doctrina de las semejanzas.
Los afrodisíacos se mencionan en la Biblia y otros libros sagrados. La primera mención de los
afrodisíacos que se hayan registrado proviene de Papiros médicos egipcios, sin fecha y, se cree que
corresponden entre los años 2200 y 1700 antes de nuestra era.
"Tus labios, esposa mía son como panal rezumante; hay miel y leche bajo tu lengua y tu ropa tiene el
olor del incienso".
La literatura antigua está llena de relatos de alimentos afrodisíacos y en la época de la Edad de Oro
griega su uso era perfectamente normal. Los romanos quienes heredaron su cultura, estaban
íntimamente ligados con el arte de la seducción culinaria.
Desde el punto de vista científico el tema todavía sigue dando que hablar. Científicamente, un
afrodisíaco debería ser un medicamento que provocase aumento del deseo y desempeño sexual, que
sea seguro, sin efectos colaterales, selectivo, es decir actuando sólo sobre el deseo y el desempeño
sexual, y cuyo efecto esté relacionado con la dosis empleada. Se discute si el efecto real de los
afrodisíacos es en algo superior al de un placebo (efecto producido a una persona con un simple
comprimido de sustancias sin efecto farmacológico y convenciéndola de que se trata de un
medicamento, dejando actuar a su autosugestión). Los investigadores coinciden en afirmar que en la
mayoría de los casos los efectos se dan más en los niveles de sensibilización, de recepción del
estímulo, de la intensificación del deseo; pero en muy pocos casos en la eficiencia de la respuesta
sexual.