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IMPORTANCIA Y LAS IMPLICACIONES DE LOS PROBLEMAS AMBIENTALES

EN EL MUNDO

El tema del Medio Ambiente ha atraído un gran interés y comprometimiento


mundial, ya que los problemas del medio ambiente, por la realidad insoslayable
de que les pertenecen a todos, les afectan a todos y, por tanto, les concierne a
todos. El medio ambiente, si se intenta conceptualizar, no es más que el conjunto
de elementos abióticos (energía solar, suelo, agua y aire) y bióticos (organismos
vivos, incluyendo al Hombre) interrelacionados entre sí, que integran la delgada
capa de la Tierra llamada Biosfera, sustento y hogar de los seres vivos.

Los problemas ambientales no se pueden analizar ni entender si no se tiene


en cuenta una perspectiva global, ya que surgen como consecuencia de múltiples
factores que interactúan. Nuestro modelo de vida supone un gasto de recursos
naturales y energéticos cada vez más creciente e insostenible. Las formas
industriales de producción y consumo masivos que lo hacen posible suponen a
medio plazo la destrucción del planeta. Algunos efectos de la crisis ecológica ya
están claramente perceptibles: aumento de las temperaturas, agujero en la capa
de ozono, desertificación, acumulación de residuos radiactivos, extensión de
enfermedades como el cáncer o la malaria, insalubridad del agua dulce,
inseguridad alimentaria, agotamiento de los recursos renovables y no renovables,
etc. El despilfarro de unas sociedades repercute directamente en la pobreza de
otras y contribuye al deterioro ambiental general.

Hay que tener en cuenta que los límites de los recursos naturales (petróleo,
madera, minerales, biodiversidad, etc.) indican que el actual modo de vida es
insostenible. El consumo en constante expansión somete a tensión al medio
ambiente, con emisiones y derroches que contaminan la tierra y destruyen los
ecosistemas. Se produce un agotamiento y la degradación en aumento de los
recursos: la quema de combustibles fósiles se ha casi quintuplicado desde 1950;
el consumo de agua dulce se ha casi duplicado desde 1960; la captura marina se
ha cuadruplicado; el consumo de madera es ahora 40% superior a lo que era hace
25 años. Entre 1960 y 1998 mientras la población mundial se ha duplicado, las
emisiones de CO2 por tres, el consumo de fertilizantes por cinco y la producción
de energía por seis. Además, este nivel de consumo no repercute sólo en la
naturaleza, sino también en la mayor parte de las personas de este planeta,
puesto que sufren directamente los efectos de este irracional modelo de vida. Los
países empobrecidos no son los mayores causantes de esta crisis ambiental pese
a ser lugares donde se producen buena parte de los efectos que a su vez generan
importantes flujos migratorios.

La humanidad parece haberse dado cuenta ya de cuál es el problema, y en


un intento de frenarlo ha convocado consejos mundiales en busca de soluciones.
Uno de ellos fue el llamado Protocolo de Kyoto, por el que se intentaba establecer
una política ambiental a nivel global y lograr el compromiso de los asistentes a
modificar sus hábitos y procesos industriales con el fin de reducir las emisiones de
gases de tipo invernadero como el CO2.

Lamentablemente, lo que podía ser una buena idea no ha obtenido aún la


ratificación del mayor implicado en las emisiones de dióxido de carbono a la
atmósfera, Estados Unidos, que ha día de hoy continúa teniendo una cuota de
emisiones superior al 30% para una población que representa apenas algo más
del 4% del total del planeta.

El motivo es evidente. Modificar el sistema industrial de un país significa


modificar también su sistema económico ya que uno depende del otro, cosa a la
que los poderosos no están dispuestos porque les representaría dejar de obtener
lo que ahora ganan, lo que traducido a lenguaje financiero significa tener pérdidas
por no alcanzarse los objetivos programados. Los bancos hacen su programación
anual, y cuando la han alcanzado no tienen un beneficio, han logrado objetivos. Si
no llegan a ganar lo que se habían programado, el resultado no lo ven como una
ganancia menor, sino como pérdidas.

Así las cosas y viendo que quien tiene el poder de actuar - los gobiernos y
las grandes empresas – no se deciden a tomar cartas en el asunto, creo que el
remedio más efectivo pasa por una la implantación de una educación
medioambiental ciudadana para tratar de restablecer en nuestra generación y en
las que nos siguen los valores perdidos que permitían que el equilibrio se
mantuviera. La educación ambiental debería ser impartida desde los primeros
años de escuela para que un comportamiento respetuoso hacia la naturaleza sea
algo tan normal como leer o escribir, pero ya que no es así, el trabajo por hacer
tiene que ser a nivel personal y debe empezar por nuestra propia casa, con
nuestra familia y nuestro círculo social más cercano.
BIBLIOGRAFIA

Lillian Bird y José Molinelli, 2001, el calentamiento global y sus consecuencias

Patrick Mazza, Rhys Roth, el calentamiento global ya está aquí, FORMARSE.

República bolivariana de Venezuela. Comunicado, Ministerio de poder popular


para la educación Documental: una verdad incómoda, Al Gore

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