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UNIVERSIDAD ALAS PERUANAS

FACULTAD DE MEDICINA HUMANA Y CIENCIAS DE LA


SALUD

ESCUELA PROFESIONAL DE PSICOLOGIA

TITULO:
FILOSOFO PIRRON DE ELIS

Profesor:

Mg. TITO MANUEL FLORES TIZNADO

AUTOR:

LEON CUADROS YASSIR

TACNA - PERU

2018
INTRODUCCION

Pirrón de Elis nacio en los años 360-275 a.c. en Elide, junto con el filósofo
Anaxarco acompañaron a Alejandro Magno lo cual el más hacia expedición en busquedad
de la verdad, conoció la filosofía de los persas y los Hindues. A partir de estos contactos
se cree que filosofó del modo más severo, introduciendo la doctrina de la
incomprensibilidad (acatalepsía) y de la suspensión del juicio (epoché), como afirma
Ascanio de Abdera. Pues aseguraba que nada es bueno ni malo ni justo ni injusto. Y de
igual modo que en todas las cosas nada es de verdad, sino que los hombres actúan en todo
por convención y costumbre, pues no es cada cosa más lo uno que lo otro.

Pirrón dejo 10 teorias para Alejandro Magno en la cual enfrentaba todas


contraposición que descubre una dificultad y confusión enormes a respecto de la verdad
que es lo que más buscaba.
BIOGRAFIA DEL PERSONAJE

Según (Moreno, 2018) ´´Pirrón nació alrededor de los 360 a.c. en Elide o Elis
´´Cursó estudios con el filósofo griego Anaxarco, un discípulo de Demócrito.

Acompañó a Alejandro Magno en su expedición al Este donde descubrió


filosofías y enseñanzas de los magos persas y brahamanes hindúes.

Considerado el primer filósofo escéptico, fue el introductor del escepticismo puro


en la filosofía griega. Fundador de la escuela conocida como pirronismo.

Sus doctrinas son conocidas gracias a su discípulo Timón el Silógrafo, ya que no


dejó escritos de sus teorías. Su único testimonio escrito es una oda dedicada a Alejandro
Magno.

Según (Dioegenes, 2011) Pirrón de Elide era hijo de Plistarco, según relata
Diocles. Según cuenta Apolodoro en su Cronología, fue antes pintor; fue discípulo de
Brisón el hijo de Estilpón, como dice Alejandro en sus Tradiciones, y después de
Anaxarco, al que acompañó por todas partes, de modo que se relacionó con los
gimnosofístas en la India y con los Magos. A partir de estos contactos se cree que filosofó
del modo más severo, introduciendo la doctrina de la incomprensibilidad (acatalepsía) y
de la suspensión del juicio (epoché), como afirma Ascanio de Abdera. Pues aseguraba
que nada es bueno ni malo ni justo ni injusto. Y de igual modo que en todas las cosas
nada es de verdad, sino que los hombres actúan en todo por convención y costumbre,
pues no es cada cosa más lo uno que lo otro.

Era consecuente con esto en su vida, sin desviarse ni tomar precauciones ante
nada, enfrentándose a cualquier cosa, a lo que le saliera al paso, tanto como precipicios y
perros, con total inadvertencia de sus sensaciones. Sin embargo, le ponían a salvo, según
dicen los seguidores de Antígono de Caristo, sus amigos que le acompañaban.
Enesidemo, en cambio, afirma que mantuvo en su filosofía el principio de la suspensión
de juicio, pero que no actuaba en la vida cotidiana desprevenidamente.

Vivio hasta los 90 años.

Antígono de Caristo cuenta en su Acerca de Pirrón a propósito de él que al


principio carecía de renombre y era pobre y pintor. Se conservan de él unos portadores de
antorchas pintados en el gimnasio de Elide, de factura mediocre. Y que se apartaba en sus
paseos y vivía en la soledad, mostrándose raramente alguna vez a sus familiares. Hacía
esto porque había oído a un indio reprocharle a Anaxarco que no sería capaz de enseñarle
a otro nada bueno él que servía en las cortes reales. Siempre mantenía la misma
compostura, de modo que, si alguien le abandonaba en mitad de una charla, él concluía la
disertación para sí mismo, aunque de joven fue bastante emotivo. Muchas veces, cuenta,
salía de viaje, sin advertir a nadie, y vagaba en compañía de los que le apetecía. Incluso
una vez que Anaxarco cayó en un pantano, pasó de largo sin socorrerle. Como algunos lo
acusaran de esto, el propio Anaxarco lo elogió por su carácter impasible e indiferente.
Al ser sorprendido una vez en conversación consigo mismo y al ser preguntado
por el motivo, contestó que se ejercitaba en ser útil. Le honraron tanto en su patria que le
nombraron sumo sacerdote y en honor a él concedieron la exención de impuestos a todos
los filósofos.

Convivía piadosamente con su hermana, que era comadrona, según dice


Eratóstenes en su Acerca de la riqueza y la pobreza, y a veces llevaba cosas a vender al
mercado, como pollos, por caso, y cochinillos, e incluso hacía la limpieza casera con
indiferencia. Se cuenta que incluso lavaba a su cerdo con total indiferencia. Pero una vez
se enfureció, en defensa de su hermana, que se llamaba Filista, y al que se lo echó en cara
le replicó que la demostración de indiferencia no la daba en el caso de una pobre mujer.
También en una ocasión se sobresaltó al ser atacado por un perro, y, al censurárselo uno,
le respondió que era difícil despojarse enteramente del elemento humano. Pero que había
que enfrentarse en la medida de lo posible a los acontecimientos, en primer lugar, con
hechos, y si no, al menos con el razonamiento.

Cuentan también que, cuando le aplicaron unos medicamentos abrasivos,


incisiones y cauterizaciones en una herida, ni siquiera contrajo el entrecejo.

Como la generación de las hojas, así va también la de los hombres. Y también a


propósito de su comparación de los hombres con las avispas, las moscas y los pájaros.
También aducía estos versos: “¡Conque, amigo, muere también tú! ¿Por qué tanto te
quejas? Murió también Patroclo, que era mucho mejor que tú”. (Ilíada, XXI, 106 s.) Y
todos aquellos que apuntan a lo incierto de la condición humana, a lo inútil del esfuerzo,
y a la puerilidad de los humanos.

Posidonio relata acerca de él el suceso siguiente. Mientras sus compañeros de


navegación estaban despavoridos por la tempestad, él, muy sereno, reavivó su ánimo,
mostrándoles un cerdito que comía a bordo del barco y diciéndoles que el sabio debía
erguirse con una imperturbabilidad semejante.

Acostumbraban los escépticos a rebatir los principios básicos de las otras


escuelas, mientras que ellos no expresaban nada en forma segura, en tanto que exponían y
desarrollaban las teorías de los demás, sin definir ningún aserto, ni siquiera éste (de no
definir nada). De modo que incluso negábamos a no definir, porque al decir algo como:
«No definimos nada», estarían haciendo una aserción.

Consiste pues la doctrina de Pirrón, según dice Enesidemo en su Introducción a la


filosofía de Pirrón, en una denuncia de las apariencias o de las cosas pensadas en
cualquier forma, en la que enfrenta todas a todas, y en esa contraposición descubre que
presentan una dificultad y confusión enormes. Las aporías respecto a los acordes de las
cosas aparentes o pensadas que exponían se ordenan en diez modalidades, según las
cuales los fundamentos de la creencia se muestran variables. Éstos son los diez «tropos»
que plantean:

1. El primero se refiere a las diferencias de los seres vivos en cuanto al placer, el


dolor, lo dañino y lo beneficioso. Se deduce de él que no todos tienen las
mismas representaciones sobre las mismas cosas y que de semejante conflicto
se concluye el abstenerse de juzgar. Porque de los animales los unos nacen sin
unión corporal, como los que viven en el fuego y el fénix de Arabia y los
gusanos. Y otros nacen de un mutuo contacto, como los humanos y otros
muchos. Así que los unos están constituidos de un modo y los otros de otro.
Por eso también se diferencian en su capacidad de percepción, de forma que
los halcones son de vista agudísima, mientras que los perros tienen
desarrolladísimo el olfato. Conque es muy razonable que quienes tienen ojos
diferentes reciban también representaciones diferentes. Así, por ejemplo, para
las cabras el follaje de la vid es comestible, para el hombre es amargo; la
cicuta es nutritiva para la codorniz, mientras para el hombre es mortal; el
estiércol es comestible para el cerdo, pero no para el caballo.

2. El segundo se refiere a los naturales e idiosincrasias de los hombres. Por


ejemplo, Demofonte, el mayordomo de Alejandro, se calentaba a la sombra y
se helaba al sol. Andrón de Argos, según cuenta Aristóteles, a través de la
desértica Libia marchaba sin beber. Además, el uno se siente atraído por la
medicina, el otro por la agricultura y otro por el comercio. Y unas mismas
cosas dañan a unos y benefician a otros. Por eso hay que abstenerse de juzgar.

3. El tercero se refiere a las diferencias de los poros de los sentidos. Por ejemplo,
una manzana se ofrece a la vista amarilla, al gusto dulce, y al olfato aromática.
Incluso una misma forma se ve diferente según las diferencias de los espejos.
De ahí se sigue que lo aparente no es más de un modo que de otro.

4. El cuarto se refiere a las disposiciones individuales y a los cambios de


perspectiva, en general, como salud y enfermedad, sueño y vigilia, alegría y
tristeza, juventud y vejez, osadía y temor, necesidad y saciedad, odio y
amistad, calor y frío, además de respirar o tener obturados los poros. Pues las
percepciones parecen diferentes según el cómo de las disposiciones
individuales. Ni siquiera los locos están en contra de la naturaleza. ¿Por qué lo
iban a estar más ellos que nosotros? Pues también nosotros vemos el sol como
fijo. Teón el de Titorea el estoico, mientras dormía, paseaba en sueños, y
también el esclavo de Pericles en lo alto del tejado.

5. El quinto se refiere a la educación, las costumbres y leyes, las creencias


míticas, los acuerdos entre pueblos y las convicciones dogmáticas. En eso
están incluidos los juicios sobre lo hermoso y lo feo, sobre lo verdadero y lo
falso, sobre lo bueno y lo malo, sobre los dioses y sobre la producción y
destrucción de todos los fenómenos. Lo mismo es para unos justos, y para
otros, injusto. Y entre los unos es bueno, y entre los otros es malo. Así, por
ejemplo, los persas no consideran extraño tener trato sexual con la propia hija;
para los griegos es ilícito. Los maságetas, según cuenta Eudoxo en el primer
libro de su Viaje alrededor de la tierra, tienen sus mujeres en común, los
griegos no. Los de Cilicia se divierten con el bandidaje, los griegos en cambio
no. Unos y otros creen en dioses diferentes. Y los unos creen en la
providencia de éstos, y otros no. Al enterrar a sus muertos, los egipcios los
embalsaman, los romanos los incineran, los peonios los arrojan a unos lagos.
De ahí la abstención de juicio en cuanto a lo que es lo verdadero.

6. El tercero se refiere a las diferencias de los poros de los sentidos. Por ejemplo,
una manzana se ofrece a la vista amarilla, al gusto dulce, y al olfato aromática.
Incluso una misma forma se ve diferente según las diferencias de los espejos.
De ahí se sigue que lo aparente no es más de un modo que de otro.

7. El séptimo se refiere a las distancias, tipo de posiciones, lugares y situación en


los lugares. Según esta modalidad, los objetos considerados grandes parecen
pequeños, los cuadrados redondos, los planos como con volumen, los rectos
quebrados, los pálidos de otro color. Así el sol, a causa de la distancia, parece
pequeño. Y los montes, desde lejos, nebulosos y lisos, pero, de cerca,
abruptos. Además, el sol parece diferente al levantarse y otro cuando está en el
medio del cielo. Y el mismo cuerpo se ve diverso en medio de un bosque y en
una llanura abierta. Y la imagen depende de cuál sea su posición, como el
cuello de la paloma según hacia donde se vuelva. Puesto que no es posible
observar estas cosas fuera de todo lugar y posición, su naturaleza es ignorada.

8. El octavo se refiere a las condiciones de cantidad, calor, frío, rapidez, lentitud,


palidez y otras coloraciones de las cosas. Así el vino, tomado con moderación,
vigoriza, pero en mayor cantidad, debilita. De igual modo pasa con la
alimentación y lo demás por el estilo.
9. El noveno se refiere a lo frecuente y a lo extraño y raro. Así, por ejemplo, los
terremotos no suscitan asombro entre aquellos a quienes les ocurren de
continuo; ni el sol lo suscita, porque se ve cada día. A este noveno modo
Favorino lo considera octavo, y Sexto y Enesidemo, décimo. A su vez al
décimo lo llama Sexto octavo, y Favorino noveno.

10. El décimo se refiere a la interrelación de unas cosas con otras, como lo ligero
con lo pesado, lo fuerte con lo débil, lo mayor con lo menor, lo de arriba con
lo de abajo. Así pues, lo que está a la derecha no está a la derecha por
naturaleza, sino que se concibe como tal por su posición frente a lo demás. Si
se cambia esto, ya no estará a la derecha. De igual manera «padre» y
«hermano» son correlativos, y el día está en relación con el sol, y todo lo
existente, en relación a la inteligencia. Desde luego los objetos en relación son
incognoscibles en sí mismos. Y éstos son los diez «tropos».
PENSAMIENTOS O TEORIA

 El primero se refiere a las diferencias de los seres vivos en cuanto al placer, el


dolor, lo dañino y lo beneficioso.

 El segundo se refiere a los naturales e idiosincrasias de los hombres.

 El tercero se refiere a las diferencias de los poros de los sentidos.

 El cuarto se refiere a las disposiciones individuales y a los cambios de


perspectiva.

 El quinto se refiere a la educación, las costumbres y leyes, las creencias míticas,


los acuerdos entre pueblos y las convicciones dogmáticas.

 El sexto se refiere a las mezclas y combinaciones.

 El séptimo se refiere a las distancias, tipo de posiciones, lugares y situación en los


lugares.

 El octavo se refiere a las condiciones de cantidad, calor, frío, rapidez, lentitud,


palidez y otras coloraciones de las cosas.

 El noveno se refiere a lo frecuente y a lo extraño y raro.

 El décimo se refiere a la interrelación de unas cosas con otras.


El pensamiento de Pirrón se centra en el tema de la felicidad y de su consecución por
medio de la filosofía. Pirrón dice que las cosas son "indiferentes, sin medida e indiscernibles". Es
decir que ni las opiniones ni las sensaciones pueden penetrarlas. Ante esta realidad la
consecuencia para el hombre será suprimir las opiniones, las inclinaciones y los trastornos. El
resultado será, primero la aphasía, no asegurar nada ni afirmativa ni negativamente, y luego la
ataraxia, imperturbabilidad que es el fin de la investigación filosófica.

El pirronismo alcanzó su esplendor entre los siglos I a.C. y II d.C.


APORTACIONES

Fundo una nueva escuela conocida como pirronismo es el máximo representante del
escepticismo en la antigüedad, fue Pirrón quien adopto el escepticismo como postura definitiva.
Se estima que la suya era una reacción contra el dogmatismo de otras escuelas filosóficas: si la
filosofía se origina en la búsqueda, el filósofo dogmático luego considera que ha hallado la
verdad, mientras que el escéptico opta por quedarse con la búsqueda y afirma que es imposible
encontrar una verdad definitiva.

Para esta escuela, todas nuestras percepciones no tienen más que un valor relativo,
mientras que, en cualquier caso, todas nuestras opiniones se fundamentarían en la tradición.

Pirrón derivaría, por tanto, en una ética que no perturba, dado que nada conocemos con
certeza sobre las cosas del mundo y ninguna van a percepción debería perturbar nuestra vida,
nuestro pensamiento y finalmente nuestro ánimo.
CONCLUSIONES

Pirrón acompaño a Alejandro Magno donde descubrió filosofías y enseñanzas de


magos persas y sobre los Hindues.

Fue considerado el primer filosofo escéptico en la filosofía griega y además fundo


una escuela conocida como el pirronismo, el mencionaba que era imposible encontrar una
verdad definitiva.

Tubo un discípulo que se llamó Timon el Silografo, Pirrón dejo 10 teorias


dedicada a Alejandro Magno.
BIBLIOGRAFIA.

Bibliografía
Dioegenes. (2011). https://auladefilosofia.net. Obtenido de https://auladefilosofia.net:
https://auladefilosofia.net/2011/11/05/pirron-de-elis-360-270-a-c/

Moreno, V. (2018). https://www.buscabiografias.com. Obtenido de


https://www.buscabiografias.com:
https://www.buscabiografias.com/biografia/verDetalle/1230/Pirron

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