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Estudio comparado sobre argumentación


jurídica con perspectiva de género
Programa de Equidad de Género en la Suprema Corte de
Justicia de la Nación
y
FUNDAR: Centro de Análisis e Investigación

2010


 
Índice

I. Introducción

II. Metodología

1. Protección jurídica del derecho a la igualdad en relación con los derechos sociales
1.1. Protección de la maternidad y derechos laborales
1.2. Protección de la maternidad y derecho a la salud
1.3. Igualdad en cuestiones laborales y beneficios sociales
1.4. Hostigamiento sexual como discriminación. Responsabilidades del empleador

2. Protección jurídica del derecho a la igualdad en relación con los derechos civiles
2.1. Ampliación de sujetos de protección en las obligaciones de manutención en la
separación de cónyuges
2.2. Edad mínima del matrimonio, protección del derecho al desarrollo libre,
armónico e integral
2.3. Patrimonio y derecho a heredar
2.4. Beneficios de compensación por labores reproductivas y de cuidado en la
separación

3. Protección jurídica del derecho a la igualdad en relación con los derechos políticos
3.1. Disposiciones especiales para garantizar la participación política de las
mujeres
3.2. Participación política en sistemas de derecho propio

4. Protección jurídica del derecho a la igualdad en relación con el derecho penal


4.1. Violencia contra las mujeres como una forma de discriminación
4.2. Violencia sexual
4.3. Hostigamiento sexual

III. Conclusiones


 
I. Introducción

El Estado mexicano, al ratificar la Convención para la Eliminación de Todas las Formas de


Discriminación en Contra de las Mujeres (CEDAW), asumió la responsabilidad internacional
de garantizar los derechos de las mujeres sobre una base de igualdad con los de los
hombres y de otorgar, mediante los tribunales nacionales, protección efectiva a las mujeres
contra todo acto de discriminación. 1 Sin embargo, aún persiste el reto de lograr una
interpretación jurídica con perspectiva de género que se traduzca en la vigencia plena de los
derechos: a la no discriminación, a una vida libre de violencia y a la libertad de parte de las
mujeres.

Este trabajo presenta un análisis de veintiún resoluciones, provenientes de las Cortes de


Canadá, Colombia, España, Estados Unidos, Inglaterra y Sudáfrica, notables por su
argumentación jurídica con perspectiva de género. Estas sentencias se presentan como una
herramienta para transformar las prácticas interpretativas que generan discriminación por
razón de género. La expectativa consiste en contribuir a mejorar el acceso a la justicia por
parte de las mujeres. Específicamente, este estudio pretende identificar parámetros de
interpretación jurídica que reflejen los más altos estándares de protección y promoción de los
derechos humanos, así como mostrar elementos característicos de la interpretación jurídica
con perspectiva de género.

Las sentencias fueron seleccionadas por sus probables aportes al contexto mexicano. En
este sentido, las sentencias seleccionadas brindan elementos para evitar prácticas
discriminatorias en el ámbito de los derechos laborales y civiles, así como para hacer
efectivos el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia y a participar en las
actividades públicas y políticas. El eje central de la selección de las sentencias es la
consideración según la cual la igualdad y la no discriminación son derechos fundamentales.

Estándares más altos de protección de derechos humanos

El impulso de los derechos humanos de las mujeres y de sus estándares de protección y


promoción está estrechamente ligado a su desarrollo desde la teoría feminista. Los distintos
feminismos han develado las numerosas formas de discriminación jurídica en contra de las
mujeres, sea a partir de la interpretación de las normas existentes, o bien desarrollando
nuevos contenidos normativos.
                                                            
1 Art. 2, inciso c), de la Convención para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación en Contra de las

Mujeres (CEDAW).

 
Los principales instrumentos de Derecho Internacional de los Derechos Humanos (DIDH) 2
establecen un catálogo muy avanzado de derechos, los cuales han sido reconocidos por la
comunidad internacional como los estándares más altos de protección de los derechos
humanos de las mujeres. Sin embargo, estos estándares no se agotan en su formulación, ya
que su naturaleza dinámica les permite enriquecerse continuamente por otras fuentes de
derecho tales como las interpretaciones y los informes de los Comités de seguimiento a los
Tratados Internacionales 3 , los Informes de las Relatorías Especiales del Sistema Universal
de Derechos Humanos, los informes y sentencias de los órganos del Sistema Interamericano
de Derechos Humanos, así como por las resoluciones y fallos de las cortes nacionales.

Del conjunto de estos instrumentos, se pueden extraer los siguientes elementos constitutivos
de los estándares más altos de protección de los derechos humanos de las mujeres, los
cuales se construyen partiendo del reconocimiento de:

1. la desigualdad de facto de las mujeres frente a los hombres;


2. las labores de reproducción y cuidado como un bien social;
3. la libertad como parte de la garantía del derecho a la igualdad entre hombres y
mujeres;
4. la necesidad de implementar medidas especiales para la protección contra la
discriminación y la desigualdad, y
5. la violencia contra las mujeres como una forma de discriminación y de tortura.

                                                            
2 Ver: Convención para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación en Contra de las Mujeres (CEDAW, en

ingles, 1979) y la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres
(Convención de Belém do Pará, 1994).
3 Existen ocho órganos creados en virtud de tratados de derechos humanos que supervisan la aplicación de los

principales tratados internacionales de derechos humanos: el Comité de Derechos Humanos (CCPR); el Comité de
Derechos Económicas, Sociales y Culturales (CESCR); el Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial
(CERD); el Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer (CEDAW); el Comité contra la Tortura
(CAT) y el Protocolo Facultativo de la Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o
Degradantes; el Subcomité para la Prevención de la Tortura; el Comité de los Derechos del Niño (CRC); el Comité
para la Protección de los Derechos de todos los Trabajadores Migratorios y de sus Familiares (CMW); Comité sobre
los derechos de las personas con discapacidad (CRPD).
Para acceder a las recomendaciones específicas y por país de estos órganos se recomienda el sitio:
http://www.ohchr.org/SP/HRBodies/Pages/HumanRightsBodies.aspx revisado el 8 de junio de 2009. Finalmente,
recomendamos la compilación SRE et al. Derechos de las Mujeres: Normativa, Interpretación y Jurisprudencia
Internacional, México: 2006. El documento “Jurisprudencia sobre Derechos Humanos de las Mujeres – Comités
Monitores de Derechos Humanos de Naciones Unidas – Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas”
editado en febrero de 2009 en Lima, Perú, y accesible en la página web: www.cladem.org , compila las
recomendaciones realizadas por Comités de Tratados del Sistema Universal a México por tema. Actualizado a febrero
de 2009. Revisado 8 de junio 2009.

 
II. METODOLOGÍA

Los instrumentos internacionales de protección y promoción de los derechos humanos de las


mujeres han sido suscritos y ratificados por varios países. Estos instrumentos ponen a
disposición de quienes operan el derecho una serie de mecanismos para prevenir, sancionar
y erradicar la discriminación contra las mujeres.

De esta forma, el análisis comparado de sentencias permite destacar los argumentos que
reflejan la aplicación e interpretación de los estándares más altos de protección de los
derechos de las mujeres. Estos argumentos son importantes porque entienden la asignación
de roles femeninos y masculinos como susceptibles de transformación en tanto prácticas
social e históricamente construidas.

Las sentencias se seleccionaron con base en dos criterios 4 :

1. El tratamiento de alguna forma de discriminación por género.


2. La presencia de alguna transformación de una práctica o interpretación jurídica con el
fin de fortalecer el respeto, la garantía o protección de los derechos de las mujeres.

Se atendió también a la calidad argumentativa de las sentencias. Al respecto, se tomó en


consideración:

1. La utilización de la perspectiva de género o de la teoría jurídica feminista para


contribuir a la efectiva protección de los derechos humanos de las mujeres.
2. La inclusión de un lenguaje no sexista o incluyente, así como el uso de términos de
las teorías de género o de la teoría crítica feminista.
3. La presentación de una revisión contextual de la situación de las mujeres para dar
sustento y justificar la resolución.

                                                            
4 La selección se realizó en dos etapas utilizando un método de selección dirigida. En un primer momento, se

utilizaron los buscadores de sentencias alojados en los portales de las Cortes referenciadas que tuvieran por litis el
derecho a la igualdad de género y el derecho a la no discriminación de las mujeres. La muestra que se conformó
constaba de sesenta y dos sentencias. Sin embargo, por ser la argumentación judicial el interés principal de este
trabajo, se procedió, en un segundo momento, a la selección de las sentencias que presentaran elementos de calidad
argumentativa y posibles aportaciones a la transformación de las prácticas jurisdiccionales de discriminación.

 
1. Protección jurídica del derecho a la igualdad en relación con los derechos
sociales

Este apartado presenta argumentos con el fin de lograr un acceso igualitario y sin
discriminación a los derechos sociales por parte de las mujeres. En especial, las sentencias
seleccionadas tratan la protección de la maternidad y la igualdad en el trabajo y de los
beneficios sociales.

1.1. Protección de la maternidad y derechos laborales

1.1.1. Prohibición de la no contratación debido al embarazo

El Amparo 17/2003 de la Primera Sala del Tribunal Constitucional de España, con sustento
en la Directiva Europea 76/207/CEE, presenta un argumento jurídico que ofrece un alto
estándar de protección de la maternidad, incluso por encima de la CEDAW:

(Se) Prohíbe la no contratación debida al embarazo o la no renovación por


esa causa, incluso cuando el estado de gestación impida ocupar desde el
primer momento el puesto de trabajo, y determina que será igualmente
discriminatoria la ruptura del contrato fundada en el hecho de que una
prohibición legal, impuesta por causa del embarazo, impida temporalmente a
la trabajadora desempeñar un trabajo.

1.1.2. Despido por embarazo

Cada caso seleccionado ofrece argumentos distintos para atender la discriminación de la


cual ha sido objeto la mujer embarazada. Quienes resolvieron los mencionados casos
coincidieron en que el despido de una mujer embarazada constituye una forma de
discriminación por razón de sexo. Asimismo, presentan varios mecanismos para proteger la
estabilidad laboral de las mujeres embarazadas. Este sólo hecho representa un avance
respecto del criterio tradicional de interpretación, el cual eludía establecer un vínculo directo
entre despido y no discriminación, e invisibilizar los estereotipos de género que estaban en
juego cuando se despedía a una mujer embarazada.


 
Un primer mecanismo construido jurisprudencialmente consistió en reconocer a las mujeres
el derecho a no comunicar su estado de embarazo al empleador(a), partiendo de la realidad
social en la cual esta condición constituye un motivo de discriminación. En el ya citado
Amparo 17/2003 de la Primera Sala del Tribunal Constitucional de España se dice:

no es exigible la comunicación [del embarazo] al empresario, al pertenecer al


ámbito de la intimidad de la mujer trabajadora. […] la trabajadora no está
obligada a informar al empresario de su estado cuando éste no precisa tener
noticia para el cumplimiento de sus obligaciones.
Un segundo mecanismo, de tipo procedimental, es el de la carga de la prueba. Al respecto,
la Primera Sala del Tribunal Constitucional Español reiteró en dos sentencias distintas -
Amparo 17/2003 y amparo 92/2008- que la prueba del motivo del despido recae sobre el
empleador cuando por indicios se desprende que el despido fue discriminatorio.

Cuando se prueba indiciariamente que una decisión empresarial puede


enmascarar una lesión de derechos fundamentales, incumbe al empresario
acreditar que su decisión obedece a motivos razonables y ajenos a todo
propósito atentatorio del derecho de que se trate. Para ello es preciso que el
trabajador aporte un indicio razonable de que el acto empresarial lesiona su
derecho fundamental, principio de prueba o prueba verosímil dirigido a poner
de manifiesto el motivo oculto que se denuncia y que debe permitir deducir la
posibilidad de su concurrencia. Una vez cumplida esta primera e inexcusable
carga recaerá sobre la parte demandada la de probar que su actuación tuvo
causas reales absolutamente extrañas a la pretendida vulneración, así como
que tenían entidad suficiente para justificar la decisión adoptada.

La ausencia de prueba empresarial trasciende el ámbito puramente procesal


y determina que los indicios aportados por el demandante desplieguen toda
su operatividad para declarar la lesión del derecho fundamental del
trabajador.
Un tercer mecanismo reside en hacer valer el principio de primacía de la realidad sobre las
formalidades. La Corte Constitucional de Colombia, en la sentencia T291/05, resuelve que la
suspensión del contrato de asociación de la demandante, que se encuentra embarazada por
supuestas irregularidades laborales, en realidad enmascara un despido discriminatorio que
atenta contra la protección especial de la mujer embarazada.


 
Finalmente, otro mecanismo originado en el Amparo 17/2003 de la Primera Sala del Tribunal
Constitucional de España, vincula el carácter público del empleador con la protección
reforzada para empleadas en proceso de gestación y lactancia, al establecer un estándar
probatorio mayor a cargo de las instituciones públicas:

La prohibición de discriminación opera en forma más intensa cuando se


trata, como aquí ocurre, de un empleador de carácter público que ha de
actuar siempre con objetividad y plena sumisión a la legalidad sin asomo
alguno de arbitrariedad. En ese sentido, decíamos en la STC 114/2002, de
20 de mayo, que el margen de discrecionalidad que es característico de las
decisiones administrativas en materia de auto organización de sus servicios
no modifica la exigencia de esa carga probatoria, a la que la Administración
debe atender incluso en el supuesto de decisiones discrecionales, o no
causales, aunque se aceptara que aquéllas no precisaran ser motivadas, ya
que ello no excluye que, desde la perspectiva constitucional, sea igualmente
ilícita una decisión de esta naturaleza contraria a los derechos
fundamentales.
El grupo anterior de sentencias se adecua al estándar de protección establecido por la
CEDAW en cuanto a la prohibición del despido por embarazo. 5

1.1.3. Licencias de maternidad

La licencia de maternidad es un derecho de las mujeres con particular relevancia en el


ámbito laboral. Lo que busca proteger es que se respete el tiempo que las mujeres necesitan
durante y después del embarazo y que no se reduzcan los beneficios relacionados a la
remuneración y la plena reintegración laboral, una vez que la mujer se ha recuperado.

La sentencia CO/10141 de la High Court of Justice, Queen’s Bench Division, de Inglaterra,


ofrece una argumentación particularmente interesante respecto a la ausencia por razón de
embarazo y a la protección de los beneficios laborales bajo dicha circunstancia.

Sustentándose en el principio de no regresividad, así como en el estándar de la


Organización Internacional del Trabajo (OIT) sobre la protección de la maternidad 6 , y las
                                                            
5 Artículo 11, sección 2, inciso a. “A fin de impedir la discriminación contra la mujer por razones de maternidad o

matrimonio y asegurar la efectividad de su derecho a trabajar; los Estados Partes tomaran medidas adecuadas para:
a) prohibir, bajo pena de sanciones, el despido por motivo de embarazo o licencia de maternidad y la discriminación en
los despidos sobre la base del estado civil.”
6 “La protección especial aportada a las mujeres trabajadoras durante el embarazo y después del parto no se

contempla como una excepción a la igualdad de trato sino más bien como una condición para la no discriminación en
el empleo”, OIT, Informe V(1), Comisión de expertos,“La protección de la maternidad en el trabajo”, Conferencia

 
Directivas 2002/73/EC y 76/2007/EEC del Parlamento y Consejo Europeos, sobre igualdad
en el empleo [discriminación por sexo] respectivamente, la Corte inglesa consideró que la
regulación nacional de dichas Directivas era regresiva en los siguientes aspectos.

En primer lugar, las nuevas disposiciones legales, al no considerar ilegal privar a una mujer
que está ausente por licencia de maternidad de cualquier beneficio establecido en los
términos y condiciones de empleo relativos a la remuneración, constituyen una reducción de
la protección jurídica de la maternidad respecto del criterio emitido por el Tribunal Europeo
de Derechos Humanos (TEDH). 7

Por otro lado, la nueva legislación introduce una distinción entre mujeres que se encuentran
en periodo ordinario de licencia y mujeres que se encuentran en periodo adicional de
licencia, acerca de las condiciones de ausencia y las posibilidades de alegar discriminación
en una demanda, distinción arbitraria que ya había sido prohibida por la sentencia del TEDH
en el caso Land Brandenburg v. Sass.

Por último, se estima que el test de comparación contenido en la nueva regulación,


consistente en que para determinar que una mujer ha sido discriminada por razón de su
embarazo o licencia de maternidad, debe compararse con el trato otorgado a una mujer que
no esté en su circunstancia, atenta contra el derecho a la no discriminación, ya que ello hará
invisible cualquier trato menos favorable que reciban las mujeres embarazadas.

Se argumenta que el embarazo es una situación biológica que no es comparable con otra
condición vivida por un hombre o por una mujer no embarazada. Es un estado que merece
un tratamiento particular con la finalidad de salvaguardar la salud y seguridad de la mujer
embarazada. Cuando la ley omite responder razonablemente a estas diferencias es también
discriminatoria.

No es posible restringir el trato menos favorable a un examen de comparación.


El aspecto sobre la calificación de menos favorable simplemente es que la mujer
está recibiendo un trato menos favorable por razón de su embarazo.

                                                                                                                                                                                                   
Internacional del Trabajo, 87ª reunión 1999, Ginebra.
7 Caso Lewin v. Denda, 2000, IRLR 67 (« the Denda point »).


 
1.2. Protección de la maternidad y derecho a la salud

Según la Corte Constitucional de Colombia, el despido por embarazo viola derechos tanto
laborales como de salud y económicos. En la sentencia TT291/05, este tribunal
constitucional afirma que el despido por embarazo, además de vulnerar el derecho a la no
discriminación y la protección de la maternidad, viola el derecho al sustento mínimo y el
acceso a la salud de la madre y del hijo por nacer. Este tribunal, además, hace una
interpretación garantista al establecer el mínimo vital con base en el ingreso de la mujer,
descartando los estereotipos de género que califican al hombre como el proveedor y a la
mujer como la cuidadora en la estructura familiar.

La Corte Constitucional toma en cuenta la condición de madre jefa de familia de la


demandante y el hecho de que su salario es su única fuente de ingreso para examinar la
violación a la protección laboral de la mujer en estado de gestación o lactancia, valorando los
hechos por encima del estereotipo mencionado.

En el trámite de la acción de tutela, la actora señaló que el salario que


recibía por su trabajo en el Club de Ingenieros era su única fuente de
ingreso, que no es propietaria de bienes inmuebles propios, que no está
siendo amparada en todos sus gastos por su compañero sentimental
actual, sino en sólo algunos de éstos y que fue desvinculada del régimen
contributivo de salud, al que estaba afiliada en calidad de trabajadora
dependiente 8 , porque la cooperativa demandada, a través de la cual su
empleador cumplía con su obligación de pagar sus cotizaciones de
seguridad social, dejó de hacerlo una vez ocurrió su despido.

                                                            
8 En la demanda, la accionante señaló que para la época del parto adquirió un crédito y se afilió como trabajadora

independiente, para poder de esta manera recibir la atención médica que por su estado requería. Se desconoce si con
posterioridad al nacimiento del menor, la accionante continuó pagando las cotizaciones correspondientes.
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Esta perspectiva es compartida por el Tribunal Constitucional de España, en el ya
mencionado Amparo 17/2003, en el cual establece la protección de varios derechos
relacionados con la maternidad más allá del embarazo, y desarrolla una concepción integral
de protección a la salud.

La protección de la mujer no se limita a la de su condición biológica durante


el embarazo y después de éste, ni a las relaciones entre la madre y el hijo
durante el período que sigue al embarazo y al parto, sino que también, en el
ámbito estricto del desarrollo y vicisitudes de la relación laboral, condiciona
las potestades organizativas y disciplinarias del empresario evitando las
consecuencias físicas y psíquicas que medidas discriminatorias podrían
tener en la salud de la trabajadora y afianzando, al mismo tiempo, todos los
derechos laborales que le corresponden en su condición de trabajadora al
quedar prohibido cualquier perjuicio derivado de aquel estado.
1.3. Igualdad laboral y beneficios sociales

Un problema central es la presencia de estereotipos de género en disposiciones normativas;


en concreto, sobre la percepción del hombre como el proveedor y la mujer como la
encargada de las funciones de reproducción. Este estereotipo afecta el acceso igualitario de
las mujeres al trabajo, en términos de remuneración, ascensos y extensión de beneficios
sociales.

1.3.1. Extensión de beneficios sociales para cónyuges

La Corte Constitucional de Colombia, en la sentencia T-23023, con el fin de extender los


beneficios sociales a los cónyuges de las y los trabajadores, independientemente de su
sexo, argumenta contra los estereotipos contenidos en la normatividad de la Caja de
Seguridad Social de Risaralda que contempla la posibilidad de afiliar solamente a las
dependientes de los trabajadores. La Corte parte de que la causa de la discriminación en
este caso se encuentra en la construcción social de los roles de género, según la cual el
hombre es el proveedor y la mujer la encargada de la reproducción. La Corte de Colombia
proporciona argumentos que señalan de qué forma los roles de género no responden a la
realidad social y se traducen en discriminación.

La razón que históricamente señala al hombre como proveedor de bienes


para la familia y asigna a la mujer la función reproductiva, no es admisible en
la actualidad como fundamento de una regulación diferencial en materia
laboral. La mujer no sólo soporta el mayor peso en la reproducción biológica

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de la especie, sino que, además, ha ingresado al mercado de trabajo,
contribuyendo al aumento de la riqueza nacional y al sostenimiento de la
familia. […] La visión histórica del rol de la mujer no debe afectar, por tanto,
el reconocimiento de beneficios que significan el mejoramiento de sus
ingresos en su condición de pensionada, como es la extensión de los
servicios médico-asistenciales a determinados miembros de su familia. Una
razón de menor peso para sustentar la facultad exclusiva de los hombres
pensionados de afiliar a su cónyuge o compañera permanente se expresa en
el estereotipo de que es menos ’hombre’ aquel que es ’sostenido’ por su
mujer. Este prejuicio social, no obstante, es contrario al dato de un creciente
número de mujeres ‘cabeza de familia’ que, por diversas circunstancias, se
hacen cargo de los gastos del hogar.
La Corte Constitucional de Colombia explica los efectos dañinos que han provocado los
estereotipos de género y los perjuicios a la libre determinación de la mujer. Resalta la
necesidad de brindar protección especial a los derechos de las mujeres, mientras en el
sistema jurídico y en la realidad social persista la discriminación de género.

El rol social asignado a la mujer como esposa y madre de los hijos legítimos
ha inspirado un estricto código de comportamiento marital y social que incide
sobre su libertad sexual, en contraste con la del hombre. La virginidad y la
sexualidad han tenido tradicionalmente diferente valor y significación social
según el sexo, dando lugar a diversa sanción social y moral de los
comportamientos del hombre y de la mujer, en perjuicio de la libre
autodeterminación de la segunda.
El acto discriminatorio en contra de la (demandante) en el trámite de la
inscripción de su esposo es explicable, más no justificable, a la luz de la
histórica discriminación a la que ha sido sometida la mujer, en multiplicidad
de campos y actividades de la vida social, condición que pretende ser
superada en parte con la adopción de un régimen jurídico más favorable a la
mujer y de protección especial de sus derechos.
1.3.2. Medidas especiales para mujeres jefas de familia

Los estándares normativos internacionales 9 reconocen la desigualdad de facto que existe


entre mujeres y hombres, y determinan obligaciones de reconocimiento de estructuras
desiguales e implementación de medidas especiales que tienen que ser mantenidas hasta
corregir la situación desfavorable.
                                                            
 Artículo 3 de la CEDAW. 
9

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La sentencia C964/03 de la Corte Constitucional de Colombia aporta argumentos centrales
para responder a la pregunta frecuente sobre la validez de las medidas especiales frente al
principio de igualdad. Al respecto, reafirma los preceptos de la CEDAW.

El primer derecho consiste en que los hombres y las mujeres sean tratados
igual, es decir, impide la discriminación por razones de sexo. El segundo
derecho consiste en que las mujeres, habida cuenta de una tradición de
discriminación sexual que el constituyente no sólo quiso abolir sino remediar,
sean titulares de medidas legislativas específicas en favor de ellas, no de los
hombres. La norma acusada constituye un desarrollo de este segundo
derecho amparado por una concepción sustantiva no formal de la igualdad,
encaminada a que, como se recordó en la Asamblea Constituyente, se pase
de una igualdad formal ante la ley a una igualdad real ante la vida.
Por otro lado, la Corte Colombiana aporta una definición interesante de las medidas
especiales:

Se designan políticas o medidas dirigidas a favorecer a determinadas


personas o grupos, ya sea con el fin de eliminar o reducir las desigualdades
de tipo social, cultural o económico que los afectan, o bien de lograr que los
miembros de un grupo subrepresentado, usualmente un grupo que ha sido
discriminado, tengan una mayor representación (Sentencia C964/03, Corte
Constitucional de Colombia, 2003).
Si bien esta definición se da dentro del contexto particular de las mujeres que son
jefas de familia, su utilidad y relevancia es que es trasladable para cualquier tipo de
discriminación en contra de las mujeres
1.4. Hostigamiento sexual como discriminación. Responsabilidades del
empleador

El hostigamiento sexual presenta varios problemas en términos probatorios, debido a que la


conducta suele darse cuando existe una relación asimétrica de poder entre dos personas.
Además, las denuncias de estas conductas por parte de las víctimas suelen tener como
consecuencia represalias laborales. Por esta razón, los estándares internacionales de la
CEDAW y Belém do Pará han extendido la obligación de no discriminar y no ejercer violencia
en el ámbito laboral.

13 
 
La sentencia 20241 de la Corte Suprema de Canadá retoma los parámetros de la CEDAW al
señalar la responsabilidad del empleador y sanciona su complicidad por omisión cuando
ocurran conductas de hostigamiento laboral en su empresa.

A la luz de esta interpretación no puede afirmarse que G. no actuaba con


relación a su empleo cuando acosó sexualmente a las recurrentes. Sus
acciones estaban claramente relacionadas con el trabajo. La oportunidad de
G. para acosar sexualmente a las recurrentes está directamente relacionada
con su puesto de trabajo como el siguiente en la línea de autoridad para el
empleador. G. utilizó su posición de autoridad otorgada por el empleador,
para tomar ventaja de las recurrentes. […] Era responsabilidad del empleador
asegurarse de que este poder no iba a ser abusado. Esto claramente no lo
hizo, ni siquiera después de que las recurrentes formularon sus quejas sobre
el acoso. Por lo tanto, es responsable de las acciones de G.
La sentencia considera los efectos sociales del hostigamiento como una forma de
discriminación sexual, pues limita las condiciones del empleo por un motivo relacionado al
género. Asimismo, la sentencia de Canadá reconoce el efecto desproporcionado que tiene el
hostigamiento sexual para las mujeres.

Los autores de acoso sexual y las víctimas de la conducta pueden ser


hombre o mujer. Sin embargo, en el actual mercado de trabajo, estratificado
por sexo, los que tienen el poder para acosar sexualmente son
predominantemente varones y aquellas que enfrentan el mayor riesgo de
acoso tienden a ser mujeres.
La Suprema Corte de Justicia de los Estados Unidos de América, en la sentencia 05-259,
sanciona a un empleador por no implementar mecanismos de protección contra las
represalias que pueden tomarse en contra de las personas que denuncian alguna conducta
de acoso sexual. Esta Corte define como represalias el trato adverso al que puede ser sujeta
la trabajadora que decide denunciar al sujeto que la acosa. En segundo, determina que la
degradación y la suspensión por un mes sin sueldo constituyen represalias de la institución
laboral por haber denunciado la discriminación sexual.

La justificación del empleador para la reasignación fue que las labores que
realizaba la empleada antes correspondían a un perfil distinto, a alguien con
más antigüedad. Así, admiten virtualmente que la empleada fue degradada
cuando sus responsabilidades fueron reasignadas a otra persona.

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2. Protección jurídica del derecho a la igualdad en relación con los derechos civiles

Los estereotipos y roles de género dentro de la familia han formado parte, históricamente,
del Derecho Civil. Éste, mediante diversas figuras jurídicas, incorporó la visión de la
mujer y los hijos e hijas como parte del patrimonio del hombre. Si bien es posible afirmar
que esto ya no es así, la influencia de dicha visión permanece aún en algunas figuras y
principios interpretativos que perjudican los derechos de las mujeres.

2.1. Ampliación de los sujetos de protección en las obligaciones de manutención


en la separación de cónyuges

La sentencia 25838 de la Suprema Corte de Canadá retoma el propósito original de la


medida normativa especial sobre las obligaciones de manutención como una forma de
compensación.

Un apartado de la FLA [Family Law Act] impone obligaciones de manutención


o apoyo sobre las partes en aquellas relaciones de duración suficiente que
indiquen permanencia y seriedad, y en las que se implica la asunción de
responsabilidades del hogar, u otros sacrificios financieros o en la carrera
profesional o laboral, por uno de los compañeros/as para el beneficio común
de la pareja, lo que ocasiona una disparidad económica entre las partes.
El objetivo principal de la sección 29 de la FLA es reconocer la función social
específica para las parejas de distinto sexo y su posición como una unidad
fundamental en la sociedad, y para hacer frente a las dinámicas de
dependencia única de los hombres y mujeres en relaciones de personas de
distinto sexo. Además de esta función social específica, esta dinámica se
deriva de la dependencia que surge de los roles que con regularidad deben
ser asumidos por un miembro de esa relación, la realidad biológica de la
relación, y la ya existente situación de desventaja económica que suelen
sufrir las mujeres.
Esto protege a muchas mujeres que sin estar casadas han constituido una familia y son
dependientes económicas de su pareja.

En adición a lo anterior, esta resolución permite ampliar los sujetos de protección a las
parejas del mismo sexo y establecer que su exclusión de los beneficios de esta medida
especial, constituye una discriminación por motivo de orientación sexual.

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Finalmente, como una medida para garantizar la implementación de su resolución, la corte
canadiense resuelve suspender la legislación en tanto la Asamblea Legislativa no modifique
la definición de “cónyuges”, en el sentido de eliminar la referencia a parejas heterosexuales,
e incluir la de esposos y esposas, para abarcar tanto relaciones del mismo sexo como de
sexo distinto.

2.2. Edad mínima del matrimonio, protección del derecho al desarrollo libre,
armónico e integral

Una de las disposiciones que permanece en los códigos civiles es la que establece edades
mínimas diferenciadas para hombres y mujeres.

La Corte Constitucional Colombiana, en la sentencia 507/04, reconoce el factor


discriminatorio del Código Civil al instaurar edades mínimas diferentes para contraer
matrimonio, refiriéndose al estándar internacional establecido en el Pacto Internacional de
Derechos Económicos, Sociales y Culturales.

Los Estados Partes deben cerciorarse de que no se utilicen las actitudes


tradicionales, históricas, religiosas o culturales como pretexto para justificar la
vulneración del derecho de la mujer a la igualdad ante la ley y al disfrute en
condiciones de igualdad de todos los derechos previstos en el Pacto. […].
El Comité, recordando que los Estados están obligados a reconocer el mismo
trato al hombre y a la mujer con respecto al matrimonio sostiene que ambos
géneros tienen el derecho de contraer matrimonio únicamente en virtud de su
libre y pleno consentimiento y los Estados están obligados a proteger el
disfrute de ese derecho en pie de igualdad. Hay muchos factores que pueden
obstar para que la mujer pueda tomar libremente la decisión de casarse. Uno
de ellos se refiere a la edad mínima para contraer matrimonio, que debería
ser fijada por el Estado sobre la base de la igualdad de criterios para el
hombre y la mujer. Esos criterios deben garantizar a la mujer la posibilidad de
adoptar una decisión (1) informada y (2) exenta de coacción.
En la misma sentencia, la Corte visibiliza los estereotipos de género y los contrasta con
informes técnicos proporcionados por expertos independientes, por la Organización Mundial
de la Salud (OMS) y por el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF). De esta
forma, concluye que establecer la edad mínima de matrimonio antes de los 18 años atenta
contra el derecho al desarrollo integral y armónico de las y los adolescentes y afecta
desproporcionadamente a las niñas.

16 
 
El problema afecta tanto a los niños como a las niñas, el informe advierte que
el efecto en las primeras es peor. A las niñas se les perjudica por tener corta
edad, al igual que a los niños, pero también por ser mujer. El informe señala
que el problema es más grave para ellas por cuanto padecen de las
consecuencias del matrimonio precoz un mayor número de veces y con una
intensidad incomparablemente superior.
La Corte de Colombia establece un estándar avanzado, al reconocer a las adolescentes
como sujetos de protección especial, entendiendo que la protección estatal debe tener como
objetivo la garantía de la libertad y la integridad personal. De esta manera, la Corte interpreta
de manera más garantista el principio pro libertatis 10 , al enfatizar el papel que tiene el Estado
en la protección de los derechos de sujetos de protección especial. Esta interpretación
pretende revertir los efectos nocivos de la permisión normativa del matrimonio precoz que,
de forma implícita, protege la virginidad y la honra familiar como bienes jurídicos.

La condición de debilidad o vulnerabilidad en la que los menores se


encuentran, la cual van abandonando a medida que crecen, ya no se
entiende como razón para restringir sus derechos y su capacidad para
ejercerlos. Ahora es la razón por la cual se les considera sujetos de
protección especial constitucional. Es decir, la condición en la que se
encuentra un menor no es razón para limitar sus derechos sino para
protegerlo. Esta protección tiene una finalidad liberadora del menor y
promotora de su dignidad. Por eso, los derechos de los niños deben
interpretarse a la luz del respeto y la defensa que demanda la Constitución
de su autonomía y de su libertad (pro libertatis).
2.3. Patrimonio y derecho a heredar

Uno de los obstáculos que enfrentan las mujeres para constituir un patrimonio es la
permanencia normativa de ciertas restricciones basadas en el sexo. La CEDAW establece
como obligación de los Estados, en su artículo 2, inciso f), la modificación de disposiciones
normativas que, por objeto o por efecto, discriminen a las mujeres. La permanencia de este
tipo de disposiciones ha sido señalada por la Convención de Belém do Pará, en su artículo 6,
inciso a), como una forma de violencia contra las mujeres.

                                                            
10 El principio pro libertatis es un principio hermenéutico para la interpretación de los derechos fundamentales, según el

cual los derechos deben interpretarse del modo más amplio posible en el sentido de encontrar los factores que tanto
favorecen, como restringen la libertad.  
17 
 
En este sentido, la sentencia CCT 50/08 de la Corte Constitucional de Sudáfrica analiza el
carácter discriminatorio de una norma de derecho consuetudinario, con base en el régimen
de obligaciones estatales establecido en la CEDAW.

La Recognition Act se inspira en los derechos de dignidad e igualdad que la


Constitución contiene y en los sistemas normativos que establece. También
responde a la necesidad de cumplir los tratados internacionales que
requieren que los Estados eliminen las normas y prácticas que discriminan a
las mujeres.
La sentencia relativa a los casos CCT 49/03 y CCT 50/03 de la misma Corte Constitucional
examina las disposiciones normativas relativas al derecho de las y los niños a heredar y
concluye que son discriminatorias por razón de raza al no reconocer el derecho a la herencia
para menores nacidos fuera de un matrimonio cuyo color de piel sea negro. Además,
encuentra que dichas disposiciones son discriminatorias por razón de sexo.

La exclusión de las mujeres de la herencia sobre las bases del género es una
clara violación de la sección 9(3) de la Constitución. Es una forma de
discriminación que afianza los modelos de desventaja de un grupo
vulnerable, exacerbado por las viejas nociones del patriarcado y de la
dominación masculina, incompatibles con la garantía de igualdad otorgada
por el orden constitucional. El principio de herencia patrilineal viola también el
derecho de las mujeres a la dignidad humana ya que implica que las mujeres
no están en condiciones o son competentes para poseer y administrar
propiedades.

2.4. Beneficios de compensación por labores reproductivas y de cuidado en


la separación

La Corte Suprema de Canadá, en la sentencia 25838 adoptó medidas normativas especiales


dirigidas a compensar la desventaja social y económica que implica asumir labores de
reproducción y cuidado. De esta forma, establece la obligación de manutención o apoyo a
favor de la persona que asume dichas labores de cuidado y la extiende incluso tras la
separación o divorcio.

Un apartado de la Family Law Act impone obligaciones de manutención o


apoyo sobre las partes en aquellas relaciones de duración suficiente que
indiquen permanencia y seriedad, y en las que se implica la asunción de

18 
 
responsabilidades del hogar, u otros sacrificios financieros o en la carrera
profesional o laboral, por uno de los compañeros/as para el beneficio común
de la pareja lo que ocasiona una disparidad económica entre las partes.

3. Protección jurídica del derecho a la igualdad en relación con los derechos


políticos

Para garantizar la igualdad entre hombres y mujeres en el ejercicio y goce de los derechos
políticos, ha sido necesario instalar medidas específicas -como las cuotas de género- para
promover la participación política de las mujeres.

3.1. Disposiciones especiales para garantizar la participación política de las


mujeres

En la sentencia 371/00, la Corte Constitucional de Colombia afirmó que las cuotas de género
no rompen con el principio de igualdad entre hombres y mujeres, apoyándose en la noción
de igualdad sustantiva y en los estándares de la CEDAW, en especial la obligación estatal de
establecer medidas especiales temporales.

[es] compromiso Estatal […] remover los obstáculos que en el plano


económico y social configuran efectivas desigualdades de hecho. La igualdad
sustancial revela, entonces, un carácter remedial, compensador,
emancipatorio, corrector y defensivo de personas y de grupos ubicados en
condiciones de inferioridad, mediante el impulso de acciones positivas de los
poderes públicos.
Por otro lado, la Corte sostiene el carácter constitucional de esas medidas especiales
afirmando no sólo la igualdad formal, sino haciendo énfasis en los efectos de las
disposiciones para lograr la igualdad sustantiva.

Se dejó en claro que el legislador, bien podía tomar medidas positivas


dirigidas a corregir las desigualdades de facto, a compensar la relegación
sufrida y a promover la igualdad real y efectiva de la mujer en los órdenes
económico y social.
Finalmente, la Corte defiende las leyes de cuotas como un mecanismo válido para remediar
la baja participación de las mujeres en cargos directivos y de decisión del Estado.

19 
 
Existe numerosa evidencia que sugiere que las leyes de cuotas han triunfado
en hacer que la paridad de los géneros en la toma de decisiones se convierta
en un asunto nacional. Las congresistas que han propuesto proyectos de ley
de cuotas, han influido en sus colegas del género masculino para que
formulen y defiendan opiniones en relación con la equidad de los géneros. En
muchos países, la difusión de la prensa sobre las leyes de cuotas, ha servido
para estimular debates sobre la historia del liderazgo de la mujer y sobre la
necesidad de adoptar medidas de acción afirmativa en otras áreas.
3.2. Participación política en sistemas de derecho propio

El ejercicio de la participación política de las mujeres se complejiza en contextos


comunitarios donde prevalecen sistemas de derecho propio o consuetudinario que, en
ocasiones, impiden o excluyen a las mujeres de la vida política de su comunidad. Los
argumentos de la Corte Constitucional de Sudáfrica en la sentencia CCT 03/07 ejemplifican
el reconocimiento de las transformaciones que pueden ocurrir en los sistemas comunitarios
tradicionales para incorporar “nuevos derechos”, particularmente en lo relativo a tratos no
discriminatorios hacia las mujeres.

Donde existe una disputa sobre una posición legal en el derecho


consuetudinario, una corte debe considerar tanto las tradiciones como la
práctica presente de la comunidad. Si ha habido cambio en la comunidad, la
corte debe esforzarse para reconocer y dar efecto a este cambio, en la
medida en que la protección de los derechos esté adecuadamente
mantenida. Además, el imperativo de la sección 39 (2) debe ser cumplido
cuando sea necesario, y debe ser respetado el cambio en sus propias leyes y
costumbres hecho por una comunidad, cuando sea posible, en consistencia
con la continuidad efectiva de la ley.
La Corte Sudafricana, de manera similar a lo que hace la Corte Constitucional de Colombia
con el principio de la primacía de la realidad sobre las formalidades, avala la práctica
contemporánea de la comunidad por encima de la regla de derecho consuetudinario escrita.

Si es cierto que ahora mismo las autoridades no tienen el poder de adecuar


la ley y la práctica del liderazgo consuetudinario a la Constitución, su poder
debe ser extendido. Se debe considerar que tienen la autoridad para actuar
considerando a la Constitución cumpliendo su papel en cuestiones de
liderazgo tradicional.

20 
 
Además, reconoce y afirma la posibilidad para las comunidades indígenas de referirse
directamente a los estándares más altos de igualdad, en este caso establecidos en la
Constitución, por encima de sus reglas consuetudinarias e incluso de leyes estatales
discriminatorias.

4. Protección jurídica del derecho a la igualdad en el Derecho Penal

Desde finales del siglo XX, los Estados han modificado el concepto de la protección a la
integridad física de las mujeres en espacios privados y la han hecho parte de sus
obligaciones en materia de derechos humanos. Además, la violencia contra las mujeres se
ha definido como una forma de discriminación sexual, reconocida como un trato cruel,
inhumano y degradante.

4.1. Violencia contra las mujeres como una forma de discriminación

En la sentencia 95/2008, el Tribunal Constitucional de España se examina el trato penal


diferenciado por sexo para sancionar la violencia doméstica, de conformidad con el principio
de igualdad.

La diferenciación normativa la sustenta el legislador en su voluntad de


sancionar más unas agresiones que entiende son más graves y mas
reprochables socialmente a partir del contexto relacional en el que se
producen y a partir también de que tales conductas no son otra cosa que el
trasunto de una desigualdad en el ámbito de las relaciones de pareja de
gravísimas consecuencias para quien de un modo constitucionalmente
intolerable ostenta una posición subordinada.
Esta argumentación refleja el reconocimiento de la prevalencia de la violencia doméstica
como una práctica que afecta de manera desproporcionada a las mujeres, basándose en la
desigualdad que existe en el ámbito de lo “privado” y la posición subordinada de la mujer,
circunstancia que justifica el trato desigual en el delito de maltrato y una sanción más grave
para el hombre.

En el mismo sentido, la Court of Appeal, Criminal Division, de Inglaterra, en la sentencia


2007/03833/A5, confirma que las agresiones en contra de las mujeres en el ámbito de la
pareja deben ser consideradas como un delito grave. En ella, la Court of Appeal confirma
una sentencia de otra instancia, en la que se priva de la libertad a un agresor, se evalúa la
peligrosidad y el riesgo, se asume la protección de la integridad física y la vida de la mujer y
se busca prevenir posibles daños futuros graves a la comunidad.

21 
 
4.2. Violencia sexual

La sentencia 2002/04734/Z de la Court of Appeal, Criminal Division, de la Supreme Court of


Judicature, de Inglaterra, revisa las sentencias emitidas en tres casos de violación. Califica al
delito de violación como una conducta grave, por la cual se puede solicitar una pena privativa
de libertad inmediata por cinco razones:

En primer lugar para señalar la gravedad de la infracción. En segundo lugar


para enfatizar la desaprobación pública. En tercer lugar para servir como una
advertencia a los demás. En cuarto lugar para castigar al delincuente, y por
último, pero no por ello menos importante, para proteger a las mujeres. La
duración de la pena dependerá de todas las circunstancias.
Por otro lado, esta sentencia reconoce la validez de aplicar los criterios establecidos a delitos
cometidos en el pasado y que no habían sido denunciados, reconociendo que una causa que
limita la denuncia puede ser la relación de cercanía y/o jerarquía entre el agresor y la victima.

En relación con casos «históricos», cuando el delito haya sido denunciado


muchos años después de que ocurrió e incluso cuando el delincuente, en el
momento de la sentencia, puede tener unos ochenta años. En estos casos
consideramos que deben ser aplicados los mismos criterios. El hecho de que
los delitos sean anteriores puede ser tomado en cuenta, pero hasta cierto
punto. Después de todo, siempre está abierta la posibilidad de que un
delincuente admita el delito y el hecho de que no haya sido reportado antes
se puede explicar por la relación entre el delincuente y la víctima que es un
factor agravante de la infracción.
El tercer punto interesante en esta sentencia es la definición de diversos tipos de violación
con base en la relación de la víctima con el agresor. Así, determina tres tipos de violación
como delitos graves: violación relacional, violación por un conocido y violación por un
extraño.

Usamos el término violación relacional para definir tanto la violación en el


matrimonio como los casos en que el agresor y la víctima, aunque no estén
casados, habían sostenido una relación sexual consensual en el momento de
la comisión del delito. Usamos el término violación por un conocido en lugar
de violación de cita, ya que abarca una gama más amplia de circunstancias,
y también porque en el caso de esta la gravedad de la infracción tiende a ser
minimizada.

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Para remediar la permanencia de disposiciones discriminatorias en las definiciones
normativas del delito de violación y las consecuencias que tienen para el acceso a la justicia
de las víctimas, la Corte Constitucional de Sudáfrica, en la sentencia CCT 54/06, adopta el
estándar de la CEDAW que señala que el objeto de la penalización de la violación contra las
mujeres es proteger la dignidad, la autonomía sexual y la privacidad de las mujeres y niñas
jóvenes. La Corte también hace referencia al estándar de protección fijado por el Tribunal
Penal Internacional para Rwanda, que enfatiza la asimetría de poder y los daños que genera
en las víctimas.

Gradualmente, los tribunales se han centrado menos en los intereses de


propiedad y más en la naturaleza sexual del crimen. Actualmente la violación
se reconoce menos sobre el sexo y más sobre la expresión de poder a través
de la degradación y la concurrente violación de la dignidad de la víctima, su
integridad corporal y su privacidad. En palabras del Tribunal Penal
Internacional para Rwanda la ´esencia de la violación no son los detalles
particulares de las partes del cuerpo y los objetos implicados, sino más bien
la agresión que se expresa de una manera sexual bajo condiciones de
coerción’.
En lo relativo al delito de abuso sexual, la sentencia AR348/07 de la Corte Constitucional de
Sudáfrica determina un mecanismo de interpretación en materia procesal que valora la
veracidad del testimonio de las víctimas al evaluar el caso en su conjunto, y no sólo sobre
algunas de las pruebas. Además, la sentencia determina la posición de poder del agresor
como un factor determinante.

El apelante abusó de su posición de Pastor de la iglesia. No se trata sólo de


un abuso de confianza en una situación normal. El apelante ocupaba una
posición en la que él sabía, o debía haberse dado cuenta de que las
acusaciones de conducta impropia por parte de sus víctimas no serían
creídas y aceptadas inmediatamente por la particular posición que él
ocupaba como hombre con la investidura del habito. De una u otra forma, sus
víctimas eran totalmente vulnerables ya que ellas acudieron para solicitar
consejo. Puedo situarme en la misma posición del magistrado que consideró
que el recurrente actúo ‘engañosamente y bajo el falso pretexto de otorgar
algo noble, privado, confidencial, honesto y esperado para obtener resultados
terapéuticos tales como el consejo’. Sus víctimas fueron vulnerables a sus
conocimientos. Sin embargo, persistió con este tipo de conducta durante un
período de tiempo, mostrando un desprecio deliberado y doloso de la
privacidad, la dignidad y la integridad física de sus víctimas. En estas

23 
 
circunstancias, los intereses de la sociedad, en la exigencia de una sentencia
adecuada para mostrar su repugnancia y disgusto por los delitos por los que
el recurrente ha sido condenado, es tal que supera las pretensiones del
recurrente como primer autor a no ser condenado a una período de
encarcelamiento.”
4.3. Hostigamiento sexual

El hostigamiento sexual está definido por los estándares internacionales como una forma de
discriminación y de violencia contra las mujeres que implica la obligación para los Estados de
sancionar a las instituciones permisivas de esta práctica.

La sentencia CO/10141 de la High Court of Justice, Queen’s Bench Division, de Inglaterra


define que exigir una relación causal indefectible entre la conducta constitutiva de
hostigamiento sexual y el sexo de la víctima era incorrecto, puesto que debía acudirse más
bien a una relación de vinculación, puesto que habrá algunos casos de hostigamiento que no
se originen en el sexo de la víctima. Así, la prueba de dicha conducta se facilita. Asimismo,
en dicha sentencia, la High Court of Justice estima que cuando estas conductas suceden en
el ámbito laboral, es posible responsabilizar al empleador que teniendo conocimiento de las
mismas, no hace nada por impedirlas.

“Mientras la legislación enmarque las conductas indeseables por parte del


empleador como motivadas por razón del sexo de la empleada, resulta
imposible o casi imposible señalar como responsable al empleador por el
simple hecho de conocer o por fallar en tomar las medidas para prevenir el
acoso. Sería muy complicado decir que tal conocimiento y la omisión de su
parte ocasiona una conducta no deseada del empleador por discriminación
sexual. Sin embargo el resultado de adoptar el enfoque relacional y no el
causal resolvería el problema.”
Por su parte, la sentencia 20241 de la Corte Suprema de Canadá muestra las obligaciones
de protección al derecho a una vida libre de violencia para las mujeres, al prever la
responsabilidad solidaria de los empleadores en actos de violencia laboral. Señala el efecto
desproporcionado que tiene esta práctica en las mujeres trabajadoras y el abuso del poder
como un elemento central de la definición de este delito.

24 
 
III. Conclusiones

La garantía del derecho a la igualdad de las mujeres está estrechamente vinculada a la


protección eficaz de la no discriminación y el acceso a una vida libre de violencia. A su vez,
esto implica que el Estado juegue un papel activo para crear las condiciones del ejercicio de
estos derechos. Es decir, la protección de los derechos de las mujeres no sólo requiere el
establecimiento de mecanismos jurídicos que prohíban la discriminación y la violencia, sino
que implica el reconocimiento de la desigualdad de facto entre hombres y mujeres para
implementar acciones que remedien esta situación y sus efectos en todos los ámbitos de la
vida social.

El análisis de las sentencias seleccionadas ofrece una serie de argumentos que permiten
una interpretación jurídica garantista de la protección jurídica de los derechos humanos de
las mujeres.

La interpretación de los principios pro libertatis y pro persona que examina violaciones a los
derechos a la igualdad, al acceso a una vida libre de violencia y la libertad de las mujeres
muestra elementos vanguardistas. Entre ellos, se encuentra cómo las Cortes reconocen
nuevos sujetos de derechos (las adolescentes, las trabajadoras, las jefas de familia) y cómo
les otorgan una protección jurídica especial necesaria para garantizar la igualdad sustantiva.

Adicionalmente, las Cortes han desarrollado una interpretación del principio pro libertatis más
allá de su sentido clásico, al hacer un examen exhaustivo de los factores que restringen el
ejercicio pleno de los derechos de las mujeres. Así, su aplicación del principio pro libertatis
evita caer en el vicio de confundir la protección jurídica de los derechos de las mujeres con la
protección de las mujeres como una forma de dominio, señalando la necesidad de garantizar
condiciones para el ejercicio de la autonomía y la libertad.

Finalmente, la interpretación vanguardista del principio pro persona permite a las Cortes
incorporar los estándares internacionales de protección de los derechos humanos de las
mujeres.

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Los derechos de protección son mecanismos que las Cortes han desarrollado para
garantizar y proteger el derecho a la igualdad de las mujeres. Las sentencias se sustentan
en el compromiso estatal de reconocer el valor social de las labores de reproducción y de
cuidado, así como la protección de la maternidad, tomando en cuenta que en estas etapas
del ciclo vital las mujeres son más propensas a sufrir discriminación sexual.

A su vez, la interpretación jurídica de conflictos en la interpretación de derecho


consuetudinario y derecho “formal” utilizando el principio pro persona y tomando en cuenta la
obligación estatal de protección frente a todas las formas de discriminación, lleva a las Corte
al reconocimiento de la existencia y validez de prácticas progresistas que buscan garantizar
los derechos políticos de las mujeres.

La protección de los derechos sociales y económicos para las mujeres en México constituye
un reto impostergable para el Poder Judicial. Los avances que se encuentran residen en la
garantía de los derechos de las trabajadoras en el empleo formal. Sin embargo, en México la
mayoría del trabajo femenino no es remunerado y cuando lo es se encuentra en el sector
informal, dificultando la protección de los derechos.

Otro de los obstáculos reside en que las instituciones mexicanas no parten de la premisa de
que las funciones reproductivas y las labores de cuidado generan beneficios sociales, y
constituyen la base de las actividades productivas.

En el ámbito laboral una de las formas de discriminación contra las mujeres en edad
reproductiva es la exigencia por parte de los empleadores de pruebas de embarazo. Esta es
una forma de discriminación sexual ante la cual el sistema jurídico mexicano enfrenta el reto
de sancionar a las instituciones que implementan estos mecanismos discriminatorios.

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La impunidad de la violencia contra las mujeres es otro reto central de las instituciones de
justicia. Si bien se ha dado un avance legislativo importante para sancionar la violencia
contra las mujeres en sus distintas manifestaciones, el gran desafío es poder articular esta
legislación avanzada con el resto del cuerpo normativo en el que persisten estereotipos y
estructuras discriminatorias.

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