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Octubre 7, 2021

Cristo es suficiente
para tu necesidad

más grande

«Aprende a amarte y valorarte para que as í puedas amar y valorar a los demás ».

«El amor propio es la clave para la vida feliz que es tás bus cando».

«D ebes aprender a decir “me quiero” antes de decir “te quiero”».

«Si tú no te preocupas por ti mis ma, nadie más lo hará».

«El amor propio arregla lo que otros rompen».

«D edícate a s entirte bien contigo mis ma, pues es con quien pas arás el res to de tu vida».

Es tas s on s olo algunas de las fras es que puedes encontrar en internet cuando es cribes en el
bus cador «amor propio». Pareciera s er que la neces idad más grande que tienen las pers onas hoy
en día es la de s er felices y nos es tán ens eñando que es o s e logrará cuando encuentres la manera
de amarte a ti mis mo más que cualquier otra cos a y pers ona.

No eres suficiente

Trato de encontrarle s entido a lo que llaman «amor propio», pero tales explicaciones me res ultan
muy contradictorias . ¿Cómo es pos ible que nos digan que la s olución es tá en creer que nosotras
podemos cuando cada vez que caemos , bus camos ayuda precis amente porque no podemos? 

No es tamos contentas con nos otras mis mas , con nues tro cuerpo, nues tro es tilo de vida. As í que,
inmediatamente llegan las voces que te dicen: «tú puedes , s olo debes amarte más ». ¿Entonces s e
trata de engañar mi mente y decir frente al es pejo: «Crees que no puedes , pero s iempre has s ido
capaz, s olo tienes que s acar lo mejor de ti y amar todo lo que eres »? ¡¿En s erio?!

Es como s i un niño de 5 años te dijera que no s abe leer y tú le res pondes : «Perfecto, la s olución
es tá en que leas es te libro, hazlo en voz alta para corregirte s i es neces ario». Abs urdo, ¿no? No
harías es o, ¡el niño te es tá diciendo que no s abe leer!

As í que, vengo a decirte la verdad: no eres suficiente, y si tú eres el problema, es ilógico


q uerer buscar en ti la solución.

¿Recuerdas por qué decidis te entregar tu vida al Señor? Pers onalmente recuerdo que nada de lo
que hiciera para mantenerme feliz funcionaba. Bus caba divertirme con lo que hacía, pero al
acabars e la emoción volvía a s entirme vacía, jus tamente porque nada de lo que hiciera era
s uficiente para «s atis facer mis neces idades ». ¡Ni aunque me amara a mí mis ma!

¿Cuál es realmente tu

necesidad más grande?

«Y Él les dio vida a us tedes , que es taban muertos en s us delitos y pecados , en


los cuales anduvieron en otro tiempo s egún la corriente de es te mundo,
conforme al príncipe de la potes tad del aire, el es píritu que ahora opera en los
hijos de des obediencia. Entre ellos también todos nos otros en otro tiempo
vivíamos en las pas iones de nues tra carne, s atis faciendo los des eos de la carne
y de la mente, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mis mo que los demás ». –
Efes ios 2: 1–3

Es te pas aje nos ens eña cuál es nues tra condición cuando es tamos s in D ios . Nos otras s in Cris to:

Somos pecadoras .
Es tamos muertas en delitos y pecados .
Vivimos s egún la corriente de es te mundo.
Vivimos en las pas iones de nues tra carne.
Vivimos s atis faciendo los des eos de la carne y la mente.
Somos por naturaleza hijas de ira.

¿Es tás llegando al punto conmigo? El tema es que creemos que neces itamos muchas cos as y el
mundo nos ens eña que es tas «neces idades » s on s uplidas cuando nos amamos más tal cual s omos
pues al hacerlo es tamos en armonía con lo que nos rodea. Sin embargo, tenemos un problema que
ninguna cantidad de amor propio s oluciona. Se llama pecado y es te nos s epara de D ios y s u
perfecto amor. Amarnos o valorarnos a nos otras mis mas no s oluciona es te problema. Tenemos
una neces idad más grande que la «neces idad» de amarnos a nos otras mis mas . Nues tra neces idad
más grande es la de reconocer que s in Cris to no s omos nada. Y que, a s u vez, Cris to es s uficiente
para nues tra neces idad más grande.

Dios envió al único que

es suficiente… Cristo

La Biblia nos ens eña que el pueblo de Is rael tenía un s is tema de s acrificios , fies tas y ofrendas . Uno
de los s acrificios que ofrecían era para s er limpios de pecado (ver Levítico 4). Era neces ario que
s angre fuera derramada, porque como nos ens eña Hebreos 9:22 «… s in derramamiento de s angre
no hay perdón».

Sin embargo, llegó un punto en que la maldad del pueblo era tan grande, que D ios es taba has tiado
de s us s acrificios (1 Samuel 15:22, Is aías 1:11-18, O s eas 6:6). Todos los s acrificios que el pueblo de
Is rael podía ofrecer no eran s uficientes , s u corazón es taba alejado del Señor y la s angre de los
animales s olo cubría s u pecado de forma temporal. 

Por es to el Señor envió a Su Hijo (Juan 3:16). Jes ús dio Su vida para redimirnos por la eternidad, Él
fue el s acrificio perfecto que neces itábamos (Hebreos 9:11–14). En Él s omos lavadas , s antificadas ,
jus tificadas (1 Corintios 6:11). Tenemos libre acces o al Padre gracias a la vida perfecta del Hijo
(Hebreos 10:19–22). Cris to nos ha dado s u vida para que de ahora en adelante viva Él a través de
nos otras (Colos ens es 1:27).

Cris to y s olamente Cris to es s uficiente, no s olo para los pecados que cometimos en el pas ado
antes de conocerlo, s ino también para los del pres ente que cometemos aun conociéndole, e
igualmente para los que vayamos a cometer.

Colos ens es 2:10 refiriéndos e a Cris to, nos dice, «… us tedes han s ido hechos completos en Él, que
es la cabeza s obre todo poder y autoridad». En Cris to no eres s olamente s alva, s ino también
completa. No tienes neces idad de amarte más . Cris to fue s uficiente para s uplir tu neces idad más
grande: redimirte del pecado y atraerte nuevamente al Padre. Y Cris to s eguirá s iendo s iempre
s uficiente para s atis facer cada una de tus neces idades .

Si de alguna manera puedo res umirte es te blog s ería animándote a recordar 2 cos as :

1. No hay nada que puedas hacer para es tar bien contigo mis ma y el mundo, y as í s entirte
s atis fecha y que has hecho lo s uficiente. 
2. Tu neces idad más grande es la de un Salvador, y D ios envió a s u Hijo Unigénito para s uplir
es a neces idad. A través de Su s acrificio Él te limpia, redime, perdona, ¡tienes nueva
identidad en Él!

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Sobre el autor

Débora de Rivera
Débora es originaria de Coahuila, México, pero actualmente reside en Nuevo
Mexico, junto a su esposo Jordan Rivera.

Con un deseo y convicción grande de preparar su vida para el servicio del Señor, a
los 18 años salió de su casa para ir a estudiar al Seminario Bíblico Río Grande en
Edinburg, TX, del cual es egresada con énfasis en Ministerios Femeniles. El estar
expuesta al ministerio le ha llevado a ver la necesidad que tienen las mujeres,
jóvenes y niñas dentro de la Iglesia de entender la importancia de vivir cada día a la
luz del evangelio que nos ha transfrotmado. Esto mismo le ha llevado a ser sensible
y específica en aprender y enseñar del mismo.

Actualmente está trabajando como asistente de contenido digital y media en Aviva


Nuestros Corazones y cursa su certificación en consejería Bíblica.

¡Hey chicas ! Nos encanta es cuchar de us tedes , pero nos s entimos limitadas por las formas en que
podemos ayudarlas .

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