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5 PASOS PARA RESOLVER UN PROBLEMA

Nuestra conducta (tanto adaptativa como desadaptativa) es aprendida. Por tanto, te podemos asegurar que,
el mero hecho de resolver un problema de la forma más adecuada posible, es un aspecto que también
puede ser aprendido y entrenado mediante la práctica.

En primer lugar, ¿qué entendemos cuando hablamos de tener un problema? Es una situación que requiere
de nuestra actuación, pero de la que desconocemos cuál puede ser la mejor  solución. En muchas ocasiones,
cuando aparece un problema nos sentimos bloqueados. Por un momento, o incluso durante bastante
tiempo, estamos desorientados y no sabemos muy bien qué hacer, no sabemos realmente de qué manera
actuar para resolver un problema.

Para que puedas comprender mejor el siguiente artículo, hemos preparado, a modo de ejemplo, un posible
caso-problema que podría aparecer en nuestra vida cotidiana. Así, al final del artículo podrás ver la
presentación de un hipotético caso en el que se presentarán diversas maneras de percibirlo, valorarlo y
finalmente abordarlo.

EL PROCESO DE RESOLUCIÓN DE PROBLEMAS CONSTA DE 5 ETAPAS:

1. Orientación al problema

En esta etapa, entraría en juego el cómo percibes el problema, cómo lo valoras y cuánto estás dispuesto a
esforzarte para intentar solucionarlo.

Por lo tanto, se produciría una valoración positiva o negativa del problema en función de la propia
motivación por resolverlo.

En esta etapa, sería importante que mantuvieras una actitud positiva ante el problema aparecido, que
pudieras reconocer y aceptar que los problemas forman parte de la vida y que no es controlable que
podamos decidir su aparición en según qué circunstancias.

Es muy posible que se te presente un problema en uno de los momentos más inoportunos, pero es
imprescindible aceptarlo y encontrarnos motivados para buscar alternativas de solución.

2. Definición y formulación del problema

En esta fase, resulta imprescindible clarificar el problema, pensar en la información relevante que posees del
mismo, reevaluar la importancia de resolución del problema, y pensar en los costes/beneficios que podrían
conllevar el intento de solución del problema (tanto a corto como a largo plazo).

3. Generación de alternativas

Si ya tienes claro que quieres intentar solucionarlo, es el momento de hacer una lluvia de ideas para ayudar
en la búsqueda de alternativas para resolver el problema.

En este paso, ten en cuenta los 4 factores del pensamiento divergente (pensamiento creativo o lateral) de
Guilford (1967): fluencia, flexibilidad, originalidad y elaboración. Déjate fluir, genera un gran número de
ideas. Transfórmalas, dales forma, reinterpreta la situación. No tengas miedo si te aparecen ideas raras, es
posible que alguna sea muy ingeniosa. Piensa en cada detalle, intenta sacar el máximo partido a la
información que tienes disponible.

Es muy importante que en esta fase no valores si la idea es buena o mala, simplemente genera un gran
número de ideas.

4. Toma de decisiones

Una vez que tengas una lista con ideas, selecciona las mejores.

Piensa en las posibles consecuencias de cada alternativa de solución, anticípate a los posibles resultados.

Tras esto, decide si escogerás una opción o varias complementarias, y prepara un plan para ejecutarlo.

5. Ejecución de la solución y verificación

En esta etapa, es importante que te lo tomes con calma.

Ve paso a paso, no te precipites y no tengas prisa. Ve realizando paso a paso, de lo más sencillo a lo más
complejo.

Tras haber realizado la alternativa de solución, observa cómo lo has ejecutado, evalúa el resultado y
cuantifica la efectividad. Para ello, puedes comparar la solución que observaste en un principio, con el
resultado obtenido.

Observa los puntos fuertes/débiles y autorefuérzate por el esfuerzo que has hecho durante todo el proceso
de resolución del problema, aunque la solución que hayas escogido no haya sido la más adecuada.

Si no estás satisfecho con los resultados obtenidos, supervisa cada paso del proceso de resolución de
problemas y plantéate las siguientes preguntas: ¿Lo he ejecutado bien? ¿He escogido la mejor alternativa?
¿He generado suficientes ideas? ¿He definido bien el problema?

Como te habrás dado cuenta, para supervisar el error, es importante seguir un proceso ascendente, que iría
del paso 5 al paso 1.

EJEMPLO DE CASO PROBLEMA

Imagina que te has ido de vacaciones a desconectar unos días a la playa. Os habéis alojado en un hotel en
frente del mar y eso es algo que te apasiona. Has estado disfrutando con tu pareja, y los días que has pasado
con él/ella han sido muy gratificantes. De vuelta a casa (a más de 6 horas) vais hablando en el coche de lo
bien que lo habéis pasado y de los momentos clave de estos días. Cuando os queda 1 hora para pisar vuestra
casa, llega un momento en el que no sabéis muy bien por dónde debéis seguir con el coche, por lo que, con
toda prisa, buscas tu móvil para poner el GPS. Aquí empiezan los problemas. No lo encuentras. Te empiezas a
poner muy nervioso/a. Sólo llevabas con ese móvil un par de meses y te preocupa mucho haberlo perdido.

➤ ¿Qué podrías hacer en este caso?


 En la etapa de orientación al problema, podrían aparecer distintos pensamientos: desde el “tengo un
problema, ¿qué puedo hacer para solucionarlo?” al “qué mal, ya he vuelto a perder algo, no puedo
hacer nada para solucionarlo…” ¡Descarta la última opción! Mantén una actitud positiva ante el
problema, en la mayoría de las ocasiones  podemos hacer algo para solucionarlo.

 En la etapa de definición y orientación al problema, podrías pensar en si realmente quieres esforzarte


por solucionarlo, si sería tan grave si el problema persistiese, o si podría resolverse de otro modo. Por
ejemplo: si el móvil tiene recuerdos personales que te gustaría mantener, si quieres encontrarlo
únicamente por el valor económico o si regresar en coche a por el móvil conllevaría más costos que
beneficios.

 En el paso de generación de alternativas, podrías pensar en diferentes opciones (algunas más o


menos disparatadas, no importa, lo importante es que surjan muchas ideas): volver a hacer el viaje
de vuelta para buscar el móvil e ir por la playa mirando por todos los rincones, llamar a un amigo
que vive cerca para preguntarle si puede pasarse por el hotel, usar una aplicación del móvil para
conocer la ubicación del móvil, llamar a la recepción del hotel para preguntar si han visto el móvil,
preguntar en el ayuntamiento por si hay un área de objetos perdidos, hablar con el ayuntamiento de
tu propia localidad para preguntar qué se puede hacer en estos casos, volver en AVE para ir más
rápido, llamar a un amigo que es abogado para preguntarle cómo actuar en caso de robo, buscar
números de teléfono de los empleados contratados en la limpieza del hotel por si alguien lo había
encontrado…

 Elige alguna alternativa de solución. Por ejemplo, finalmente te decantas por llamar al hotel, llamar
a un amigo que vive cerca del hotel y usar la aplicación móvil de búsqueda. La posible consecuencia
de la primera opción podría ser que desconociesen totalmente el paradero del móvil o que por el
contrario lo tuviesen guardado por posible reclamo. En la segunda opción, podría ocurrir que tu
amigo se negase/o que no actuase de la mejor manera posible frente al hotel (no podemos
controlarlo), o podría ocurrir que le diesen el teléfono sin ningún problema. En la tercera opción,
podríamos conocer las coordenadas de dónde se encuentra el teléfono, pero si estuviese apagado no
podríamos verlo. Además, aun conociendo la ubicación, la aplicación podría fallar y podría ser
impreciso. Para el plan, primero podríamos verificar la ubicación con la tercera alternativa,
posteriormente, si todo va bien, llamar al hotel, y si el hotel se pudiera resistir, llamar a nuestro
amigo para que se acercase a por el teléfono.

 Ejecuta tu plan y verifica el resultado. Paso por paso tal y como lo habías pensado, pon el plan en
marcha y no te pongas nervioso/a… Enhorabuena, felicítate por todo el proceso realizado. Te has
esforzado mucho y eso es muy valorable.
– ¿Has encontrado finalmente el teléfono? Genial, pues corre a por él, te has planificado muy bien y
has ejecutado el plan de la mejor manera posible.
– ¿No has podido encontrarlo? Entonces… ¿Qué puedes hacer al respecto? ¿Puedes hacer algo más
para solucionar el problema? ¿Has ejecutado bien el plan? ¿Has escogido la mejor alternativa? ¿Has
generado suficientes ideas? ¿Has definido bien el problema? Cuestiónatelo y persiste si ves opción,
no te rindas en el proceso. A veces puede ser muy costoso, pero al final puedes conseguirlo.

En otras ocasiones, por mucho que se intenta, no es posible solucionarlo. Es así. Es en ese momento donde
debes pararte a pensar y aceptar que no podemos controlarlo todo. Por tanto, piensa en una manera de
intentar aminorar el problema, intenta que el problema no afecte tanto a tu bienestar. Si no encuentras la
manera de encontrarte mejor psicológicamente por el problema que te ha generado, es momento de que
busques ayuda psicológica de un profesional.

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