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ENSAYO Y CONSULTAS N-4

DANIEL MANCHEGO RAMOS


ISMAEL DAVID VERGARA VILORIA

DOCENTE
ANTONIO TOVAR ORTEGA

UNIVERSISDAD DE CORDOBA
FACULTAD DE MEDICINA VETERINARIA Y ZOOTECNIA
DEPARTAMENTO DE CIENCIAS ACUICOLAS

30 DE MARZO AL 04 DE ABRIL DEL 2020

MONTERIA – CORDOBA
A.
PEDREGOSIDAD O ROCOSIDAD EN SUELOS

Las partículas minerales del suelo pueden ser clasificadas de diversas maneras.
Así, por ejemplo, podemos emplear criterios mineralógicos, densidades, formas,
volúmenes, etc. Sin embargo, el tamaño es una de las más comunes. De hecho,
los triángulos texturales son indispensables para la caracterización y clasificación
de los suelos. El problema estriba en que muchos de ellos también poseen gravas,
cantos y bloques de gran tamaño. Estos últimos también son contemplados por los
expertos, existiendo unos criterios para su descripción, a la par que otros de
diagnóstico con vistas a dar cuenta de los suelos muy pedregosos en
las taxonomías edafológicas.
Generalmente, suele decirse que las piedras (clastos sería un vocablo más
preciso), en el sentido más amplio del término, se comportan como “materiales
inertes”. Sin embargo, el criterio básico que utilizamos mayoritariamente consiste
en analizar las fracciones minerales de menor tamaño, es decir estimar los
porcentajes de arena, limo y arcilla. Una vez conocidos, hacemos uso de los
triángulos texturales aludidos. No obstante, con independencia de que los
tamaños más gruesos sean considerados inertes, cabría objetar que tal calificativo
es en cierta medida ambiguo y confundente. Veamos a lo que nos referimos antes
de mostraros dos clasificaciones distintas de “todas las fracciones minerales del
suelo”
Los suelos pedregosos son muy abundantes a lo largo y ancho del planeta.
Obviamente, algunos tipos contienen pocos fragmentos mayores de 2 milímetros
(que es el límite superior de tamaño sobre el que se calculan los porcentajes de
arena, limo y arcilla). No obstante, otros los poseen en abundancia incluso con
bolos o bloques de miles de quilos de peso, que llegan a contactar entre sí,
haciendo incluso muy difícil la extracción de muestras para realizar los análisis de
laboratorio y más aún el uso de las denominadas “cajas de Kubiena” (o artefactos
similares), con vistas a obtener muestras inalteradas sobre las que analizar su
estructura finamente (microedafología o micropedología).
 
Es cierto que desde diversos puntos de vista, los aguijaros, gravas, etc., pueden
considerarse inertes, es decir “no reactivos”, para la mayor parte de los procesos
morfogenéticos. Sin embargo, tal apreciación puede dar lugar a confusiones a
todos aquellos que no son profesionales. Ya os comentamos en varios post
relacionados con la biomasa y necromasa de los suelos, así como en otros
relacionados con su física, que incluso las raíces de la planta y su biota
determinan la estructura del suelo. Por ejemplo, en las zonas de contacto de las
raíces circula generalmente más agua, y se infiltra a mayor velocidad. Por tanto,
estimar el comportamiento hidráulico de los suelos en laboratorio resulta ser una
tarea francamente difícil, mientras que los resultados obtenidos son de dudosa
validez. Lo mismo ocurre con las fracciones pedregosas. Así, por ejemplo, no es
inusual que por los bordes de muchos de estos clastos circule más agua y penetre
más rápidamente en los suelos que aquella que permea por la matriz mineral  de
tierra fina (incluyendo por tanto en este último caso los porcentajes de arena, limo
y arcilla).

Por otro lado, el espacio útil de un suelo para la exploración radicular, en su


búsqueda constante de agua y nutrientes, no es la misma en un edafotaxa sin
piedras que en otro en donde estas ocupan el 80% de su volumen (por citar tan
solo una cifra).  Por las mismas razones, tal pedregosidad (junto a la textura
estimada como os hemos comentado) también es importante con vistas a poder
determinar el potencial que tiene un medio edáfico para almacenar agua, materia
orgánica y nutrientes, así como albergar a una nutrida biota, etc.

B.
PERFIL DEL SUELO, HORIZONTE Y CLASIFICACION DE LOS HORIZONTES
DEL SUELO

El perfil de un suelo es la sección o corte vertical que describen y analizan los
edafólogos con vistas a describirlo y clasificarlo. Este suele tener un metro o dos
de profundidad, si la roca madre, o el material parental, no aparece antes. Este
modo de proceder, no significa que puedan alcanzar mucho mayor espesor en
algunas ocasiones, sino que con vistas a clasificarlos tan solo se utilizan los
mencionados uno o dos metros superficiales, dependiendo de la taxonomía
concreta que utilicemos. Como profesionales solemos incurrir en la manía de
pasar a hablar inmediatamente de sus horizontes constituyentes. Sin
embargo, puede darse el caso que un suelo (o medio edáfico) no atesore más
que uno o dos horizontes (a veces muy parecidos), siendo fácil confundir a los no
iniciados. Por tanto, esta es la primera lección que debemos aprender: no todos
los perfiles de suelos tienen que estar necesariamente constituidos por varios
horizontes. Existen dos razones principales.

1. Que el suelo sea muy joven y no transcurriera el tiempo necesario para que se
desarrollen estas estructuras macro-morfológicas y (….)

2.   Que existan procesos que tiendan a homogeneizar el perfil impidiendo la


emergencia de estas capas. Si este es el caso hablamos de edafoturbación, por
cuanto existen diversos mecanismos que pueden ser responsables de mezclar los
materiales e impedir que se generen. Pero también puede ocurrir que los
materiales se remocen una y otra vez, mezclando y destruyendo
una horizonación previa, si ésta existía.
¿Qué mecanismos?: hielo, procesos mecánicos relacionados con la propia
naturaleza de los materiales edáficos (especialmente su contenido y tipo
dominante de arcilla).

Pero vamos a entrar en detalles. El perfil del suelo, en el sentido amplio del
término puede dividirse en 6 capas y horizontes, sin que esto signifique que no
puedan faltar algunas de ellas. Estas serían según profundizamos desde la
superficie:
 
1. Los horizontes orgánicos desprovistos de materia mineral, llamados a
menudo “0” u “H”

2. Los horizontes órgano-minerales, es decir más o menos ricos en materia


orgánica y mineral. Estos suelen calificarse como horizontes “A”

3. Los horizontes de lavado, en el que los minerales más fáciles de


descomponer por la acción del clima, organismos y materia orgánica,
desprenden partículas (limos arcilla, moléculas orgánicas, nutrientes) al
siguiente horizonte. Se trata de los horizontes “E”.

4. Los horizontes minerales edafizados, es decir muy afectados por los


procesos que ocurren en el suelo, a los que se suelen denominar
horizontes “B”

5.   Horizontes poco edafizados en donde puede discernirse la estructura de


la roca o material parental de la que proceden los suelos y que reciben el
apelativo de Horizonte

6. La roca madre o material parental, poco o no alterada, a la que


denominamos 

Generalmente, los suelos más jóvenes o menos evolucionados tienen una


horizonación muy simple de su perfil del suelo. Esta es del tipo A – R. Conforme,
evolucionan, el número de horizontes tiende a incrementar, si no existen los
comentados procesos de edafoturbación. Tal como aparece en el siguiente
esquema.

En un suelo maduro se pueden distinguir bien los niveles u horizontes, que


permiten su clasificación y estudio. Los principales horizontes son:
Horizonte A de lixiviado. Contiene pocas sales minerales, ya que son
arrastradas hacia abajo por las aguas al infiltrarse. En él se encuentran las
raíces de la mayoría de las plantas y se divide, a su vez, en varios estratos.
Suele ser oscuro y rico en humus.

Horizonte B de precipitación (denominado también subsuelo). Tiene color


claro por su pobreza en humus. Presenta una acumulación de sales de calcio,
aluminio o hierro procedentes de los niveles superiores.

Horizonte C. Formado por fragmentos procedentes de la meteorización


mecánica y/o química de la roca madre subyacente.

Roca madre. Material original sobre el que se desarrolla el suelo. La roca


madre puede ser una roca dura, compacta e impermeable, una roca blanda o
materiales sueltos.

CARACTERISTICAS SUBORDINADAS DE HORIZONTES

Las designaciones de elementos y distinciones subordinadas dentro de las


capas y los horizontes mayores, están basadas en las características
observables del perfil en campo y son aplicadas durante la descripción del
suelo en el sitio. Las letras minúsculas se usan como sufijos para designar
tipos específicos de capas y horizontes mayores, y otros rasgos o elementos.
La lista de términos y símbolos se muestra el Cuadro 85 y las explicaciones de
ellos se reportan a continuación:

a. Material orgánico altamente descompuesto: usado solamente con los


horizontes H y O, para indicar el estado de descomposición del material
orgánico. El material orgánico altamente descompuesto contiene menos de un
sexto (por volumen) de restos de plantas visibles.

b. Horizonte genético enterrado: usado en suelos minerales para indicar


horizontes enterrados identificables con elementos genéticos principales que
fueron formados antes del entierro. Los horizontes genéticos pueden o no
haberse formado en los materiales suprayacentes, los cuales pueden o no
asumirse como los materiales parentales del suelo enterrado. El símbolo no se
usa en suelos orgánicos, o para separar una capa orgánica de una mineral en
suelos crioturbados, o con horizontes C.

c. Concreciones o nódulos: en un suelo mineral, su presencia indica una


acumulación significativa de concreciones o nódulos. La naturaleza y
consistencia de los nódulos se especifica en la descripción del horizonte y por
otros sufijos. Tierra copragea: Dentro el material límnico, denota la presencia
de tierra o material coprageo, es decir, material orgánico depositado bajo el
agua y dominado por material fecal de animales acuáticos.

d. Capa densa: Utilizado en suelos minerales para indicar una capa de


material mayormente terreo, relativamente inalterado que no está cementado,
pero que tiene una densidad aparente u organización interna que impide la
penetración de las raíces, al menos si no es a través de grietas; el símbolo no
se usa en combinación con los símbolos m (cementación) y x (fragipán). Tierra
diatomea: en combinación con material límnico L, se usa para indicar la
presencia de tierra diatomea, es decir, materiales depositados bajo el agua y
dominados por los restos silicios de la diatomea.

e. Materiales orgánicos moderadamente descompuestos: usados con los


horizontes H y O solamente, para indicar el estado de descomposición del
material orgánico. El material orgánico moderadamente descompuesto tiene
entre un sexto a dos tercios (por volumen) de restos visibles de plantas.

f. Suelo congelado: horizontes o capas designadas que contienen hielo


permanente o que tienen una temperatura permanente de 0°C. Este símbolo
no es utilizado para las capas congeladas estacionalmente o para lechos de
roca (R). Si es necesario, las capas de “suelo seco congelado” se pueden
asignar como (f).

g. Condiciones estágnicas: designa horizontes en los que ocurre un patrón de


moteado distinto que refleja condiciones de alternancia entre oxidación y
reducción de sesquióxidos, causados por anegación o saturación estacional
por agua superficial. Si los agregados están presentes (peds), el interior de los
agregados mostrará colores de oxidación y las partes superficiales colores de
reducción.

h. Acumulación de materia orgánica: designa la acumulación de materia


orgánica en los horizontes minerales. La acumulación puede ocurrir en
horizontes superficiales o sub-superficiales a través de la iluviación.

i. Superficies de deslizamiento: indica la ocurrencia de: superficies de


deslizamientos en suelos minerales, es decir, caras oblicuas entre 20-60° de
inclinación horizontal que se deben a la acción de contracción y expansión de
las arcillas; agregados con forma de cuña y grietas en la superficie de suelo de
carácter temporal. Material orgánico ligeramente descompuesto: en suelos
orgánicos y usados en combinación con los horizontes H u O, indica el estado
de descomposición del material orgánico; el material orgánico ligeramente
descompuesto presenta, en más de dos tercios (por volumen), restos visibles
de plantas.

j. Jarosita: indica la presencia de moteados de jarosita, revestimientos o


revestimientos hipodérmicos.
k. Acumulación de carbonatos pedogenéticos: indica la acumulación de
carbonatos alcalinoterreos, comúnmente carbonato de calcio.

l. Franja capilar de moteados: indica el moteado causado por el ascenso del


agua subterránea. Si los agregados están presentes, el interior de estos
muestra colores de procesos de reducción y las partes superficiales colores de
oxidación. Fuerte cementación o endurecimiento: indica la casi continua o
continua cementación en suelos minerales, y se usa solamente en horizontes
que se encuentran cementados por más de 90%, aunque puedan estar
fracturados. La capa u horizonte restringe la penetración de raíces, con la
única excepción de los planos de fracturación. Se puede indicar el nombre del
agente cementante dominante o co-dominante, para ello se debe utilizar letras
sufijo individualmente o en pares. Si el horizonte ha sido cementado por
carbonatos, se usa km; por sílice, qm; por hierro, sm; por yeso, ym; por cal y
sílice; kqm; y por sales más solubles que el yeso, zm.

m. Marga: en combinación con material límnico se usa este símbolo para


indicar la presencia de marga, es decir, materiales depositados bajo el agua y
dominados por una mezcla de arcilla y carbonato de calcio; comúnmente de
color plomo.

n. Acumulación pedogenética de sodio intercambiable: indica la acumulación


de sodio intercambiable.

o. Acumulación residual de sesquióxidos: indica la acumulación residual de


sesquióxidos. Difiere del uso del símbolo s que indica la acumulación iluvial de
materia orgánica y complejos de sesquióxidos.

p. Labranza u otra acción humana: indica la alteración de la superficie del


suelo ya sea debido al arado u otra práctica de labranza. Un horizonte
orgánico alterado es asignado como Op u Hp. Un horizonte mineral alterado,
aunque no un E, B o C, es designado como Ap.

q. Acumulación de sílice pedogenética: indica la acumulación de sílice


secundaria. Si la sílice cementa la capa y la cementación es continua

r. Fuerte reducción: indica la presencia de hierro en estado de reducción. Si el


código r es usado con B, implica un cambio pedogenético junto al proceso de
reducción; si ningún otro cambio tuvo efecto, el horizonte se designa como Cr.

s. Acumulación de iluvial de sesquióxidos: se usa con el horizonte B para


indicar la acumulación de complejos sesquióxidos, materia orgánica iluvial,
amorfa y dispersable, si el valor y la pureza del color del horizonte es mayor
de 3. El símbolo también puede ser utilizado en combinación con h como Bhs,
si ambos componentes materia orgánica y sesquióxidos son significativos y
tanto el valor y pureza son cerca de 3 o menos.

t. Acumulación de arcilla silicatada: usado con los horizontes B o C para


indicar la acumulación de arcilla silicea que ha sido formada en el horizonte o
ha sido transportada por iluviación, o ambas. Al menos una parte debe mostrar
evidencia de acumulación de arcilla en la forma de revestimientos sobre las
superficies de los agregados o en los poros, como lamela, o como puentes
entre granos minerales.

u. Materiales urbanico u otros materiales hechos por el hombre: usado para


indicar la presencia dominante de materiales hechos por el hombre incluyendo
los tecnogénicos. El símbolo puede ser usado en combinación con los
horizontes H, O, A, E, B y C.

v. Ocurrencia de plintita: indica la presencia de material húmico pobre rico en


hierro, que es firme o muy firme en condiciones húmedas y que se endurece
irreversiblemente cuando se lo expone a la atmósfera. Una vez endurecido, ya
no se lo llama plintita, más bien duripán, piedra de hierro, o fase petroférrica o
esquelética. En ese caso, se usa v en combinación con m.

w. Desarrollo de color o estructura en B: usado con B sólo para indicar el


desarrollo de color o estructura, o ambas. No se usa para indicar un horizonte
transicional.

x. Características de fragipan: usado para indicar la firmeza o dureza,


fragilidad o alta densidad aparente desarrollada genéticamente. Estos rasgos
son característicos de los fragipanes, pero algunos horizontes designados con
x no tienen todas las propiedades de un fragipn.

y. Acumulación pedogenética de yeso: indica la acumulación de yeso.

z. Acumulación pedogenética de sales más solubles que el yeso: indica la


acumulación de sales más solubles que el yeso.

C.

REACCION DEL SUELO DE HCl AL 10% Y AL H 2 O 2, CLASIFICACION


INTERPRETACION

Son compuestos que reaccionan a los ácidos, produciendo un burbujeo al


desprenderse el dióxido de carbono. Estos permiten identificar algunas rocas
sedimentarias, que pueden ser el material parental de los suelos,  bien algún
proceso de acumulación de sales o quizá por el uso de agua de riego salina.
Los carbonatos más comunes son de calcio y le siguen los de sodio o magnesio.
Los carbonatos de sodio generalmente son de origen edafogenético o por el riego.
Por su parte, los de magnesio son de reacción más lenta y requieren
generalmente de que la muestra se pulverice previamente, además tienen un olor
característico.
 
Los carbonatos son un componente que, en algunos suelos, pueden abatir
(disminuir) los rendimientos de los cultivos, al limitar la respuesta a la fertilización e
inclusive pueden llegar a impedir el desarrollo de ciertas especies de interés
agrario. Las deficiencias de hierro, zinc, fósforo y nitrógeno pueden explicarse con
la presencia excesiva de carbonatos. Cuando se presentan acumulaciones de
carbonato a cierta profundidad en el perfil edáfico, las plantas pueden sufrir la
muerte de su yema apical, después de haber tenido un desarrollo inicial normal.
En el caso sobretodo de siembras de especies arbóreas como  frutales, se sugiere
al menos excavar un perfil y realizar las pruebas cuantitativas pertinentes en cada
estrato, y así hasta la parte más profunda.
 
Para determinarlos cualitativamente utilizamos un gotero con una solución de
ácido clorhídrico (por seguridad, el ácido se guarda separado del gotero y con tapa
de plástico o baquelita)  y tomamos como referencia la siguiente tabla.
 
Análisis Cualitativo de Carbonatos de Calcio con HCl 10%

Descripción de Efectos Efectos


campo auditivos visibles
(audible) efervescencia
No calcáreo. Ninguno Ninguna
menos del  0.5
%
Muy Da apenas a Ninguna
ligeramente tenuemente
calcáreo 0.5-1.0
%
Ligeramente De tenuemente Ligera y
calcáreo 1-2 % a localizada en
moderadamente granos
individuales
apenas
visibles
Moderadamente De Ligeramente
calcáreo  2-5 % moderadamente mayor
a claramente, visible bajo
se inspección
oye lejos del cercana
oído.
calcáreo 5-10 % Fácilmente Moderada,
fácilmente
visible,
burbujas de
hasta  2 mm
Altamente Fácilmente Fuerte y
calcáreo 10 % generalizada,
burbujas en
todas partes y
hasta
de 7 mm
 
Una vez detectada la presencia de carbonatos, se sugiere la toma de muestras de
suelos para realizar un análisis de salinidad, generalmente más o menos 2 Kg.
Con mayor necesidad si el pH es cercano a 8.5 o mayor.
REACCION DEL SUELO Y AL H 2 O 2, CLASIFICACION INTERPRETACION

Aunque este procedimiento es recomendado para eliminar materia orgánica de


muestras de suelos que están siendo sometidos a análisis textural y que
presentan dificultades para dispersar debido a que tienen un alto contenido de
ella, también es útil si se quiere cuantificar el contenido de materia orgánica en un
suelo en que el contenido de ella sea bajo.

Con este método, el procedimiento a seguir es el siguiente:

·         Se toma una muestra de suelo tamizado a 2 mm (o a la fracción de tamaño


deseado) y seco al horno.

·         Se coloca la muestra en un Erlenmeyer  y se pesa.

·         Se le adicionan porciones de solución de peróxido de hidrógeno al 6% hasta


que no haya efervescencia, el proceso puede acelerarse calentando en baño
María a 60º C.

·         Se seca la muestra en horno nuevamente y se vuelve a pesar cuando enfríe; la


diferencia de peso es el contenido de materia orgánica que tenía la muestra, el
cual se expresa en porcentaje con respecto al peso inicial de ella.

En esta determinación debe tenerse mucha precaución al hacer las adiciones del
peróxido de hidrógeno ya que la reacción puede ser muy violenta y puede
causarle quemaduras al operario, así como pérdida de material de la muestra,
invalidándose la determinación.

Molina,C. (s/f). La materia orgánica del suelo. Oxidación por peróxido de hidrogeno


(agua Oxigenada). Recuperado el 4 de diciembre de 2012 en:
http://www.monografias.com/trabajos87/materia-organica-del-suelo/materia-
organica-del-suelo.shtml
Nosotros al realizar este experimento dentro del laboratorio observamos lo
siguiente:

·         Efervescencia de la tierra al vaciar los 20cc de agua oxigenada.


·         Al ponerle un globo en la botella con la tierra y el H2O2,   el globo se inflo
·         Cambio ligero en la coloración de la tierra
Teniendo el globo inflado se procedió a medir el aire que resulto debido a la
reacción del H2O2 con la tierra se le llama “oxidación de la tierra” esto se refiere a:

PROPIEDADES FISICOQUÍMICAS

El peróxido de hidrógeno puro (H 2O2) es un líquido denso y claro, con una


densidad de 1,47 g/cm3 a 0 °C. El punto de fusión es de –0,4 °C, y su punto de
ebullición normal es de 150 °C.

ESTEREOQUÍMICA

De manera similar a la del agua, el peróxido de hidrógeno presenta un eje de


simetría  (eje rotado a 180°), y además presenta tres conformaciones cis-planar
(grupo de simetría C2v), cis-no planar (grupo de simetría C2) y trans-planar (grupo
de simetría C2h).

REACTIVIDAD

El peróxido de hidrógeno concentrado es una sustancia peligrosamente reactiva,


debido a que su descomposición para formar agua y oxígeno es sumamente
exotérmico. La siguiente reacción termoquímica demuestra ese hecho:

2 H2O2 (l) → 2 H2O (l) + O2 (g)      ΔHº = −196,0 kJ/mol

COMETIDO COMO AGENTE OXIDANTE Y REDUCTOR

El peróxido de hidrógeno es capaz de actuar ya sea como agente oxidante o como


reductor. Las ecuaciones que se muestran a continuación presentan las
semirreacciones en medio ácido:

2 H+ (aq) + H2O2 (aq) + 2 e− → 2 H2O (l)       Eored = 1,77 V


H2O2 (aq) → O2 (g) + 2 H+ + 2 e−       Eored = 0,67 V
En solución básica, los potenciales correspondientes al electrodo estándar, son de
0,87 V para la reducción del peróxido de hidrógeno y de 0,08 V para su oxidación.

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