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10 DE OCTUBRE
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El reconocimiento de la importancia de la creación de resiliencia mental va
en aumento
Es mucho lo que se puede hacer para ayudar a crear resiliencia mental desde
edades tempranas con el fin de evitar la angustia y las enfermedades mentales
entre los adolescentes y los adultos jóvenes, así como para tratar las
enfermedades mentales y lograr la recuperación. La prevención comienza por
conocer y entender los signos y síntomas precoces que alertan de una
enfermedad mental. Los padres y los profesores pueden contribuir a crear en los
niños y adolescentes aptitudes que les ayuden a hacer frente a los retos que se
encontrarán cada día en casa y en la escuela. En las escuelas y otros entornos
comunitarios se puede prestar apoyo psicosocial, y, por supuesto, se puede
iniciar, mejorar o ampliar la capacitación de los profesionales sanitarios para que
puedan detectar y tratar los trastornos mentales.
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Para este año se promovió el lema "Educación inclusiva, salud mental positiva” y
busca llamar la atención sobre la salud mental en la juventud.
Según un estudio revelado por la OMS y EFE, la mitad de las enfermedades
mentales comienzan antes de los 14 años, pero la mayoría de los casos no
se detectan ni se tratan.
En esta misma línea la investigación revela que el suicidio es la segunda causa
de muerte entre los 15 y 29 años.
Aunque la depresión sigue siendo el principal problema mental en el mundo, el
uso nocivo de alcohol y drogas ilícitas es un gran problema que afecta a la
mayoría de los países, generando comportamientos peligrosos. El tercer lugar lo
ocupan los trastornos alimentarios.
En la mayoría de los casos este tipo de patologías no son tratadas por el miedo
a la discriminación sufrida por los pacientes o sus familias al recurrir a
servicios de salud mental, por lo que es importante concientizar a la población
de la importancia de un tratamiento correcto, ya que además de la patología
propia los trastornos mentales aumentan el riesgo de contraer otras enfermedades
como la infección por VIH, enfermedades cardiovasculares o diabetes, y
viceversa.
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Según este organismo internacional, la mitad de las enfermedades mentales
comienzan antes de los 14 años
ANA PÉREZ-BRYAN Domingo, 7 octubre 2018
Un cambio de colegio o de ciudad. El divorcio de los padres. Problemas para
adaptarse en la escuela o una experiencia traumática... El listado de causas que
puede llevar a un niño o a un adolescente a experimentar un cuadro añadido
de estrés o ansiedad en su vida cotidiana es amplio; y si no se reconocen ni se
controlan estos síntomas con ayuda especializada pueden desembocar en una
enfermedad mental. De hecho, la mitad de estos trastornos comienzan antes
de los 14 años y la depresión ocupa ya el tercer lugar con respecto a la carga
de morbilidad entre los adolescentes.
Los datos los ha publicado recientemente la Organización Mundial de la Salud,
que el próximo miércoles 10 de octubre celebra el Día de la Salud Mental centrado
específicamente en los jóvenes. Bajo el lema 'Educación Inclusiva, Salud
Mental Positiva', la jornada de la OMS hará campaña en varios frentes: de un
lado, en el reconocimiento de la importancia de la resiliencia (capacidad de
superar circunstancias difíciles) a edades cada vez más tempranas; y de otro, en
el avance hacia políticas de prevención cada vez más eficaces. Y en esta
estrategia transversal juegan un papel fundamental no sólo los especialistas,
sino también los referentes cotidianos de los niños y adolescentes, caso de los
padres o los profesores.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de los Hogares 2017 del INEGI, 32.5 por
ciento de la población mayor de 12 años se ha sentido deprimido. De ellos, 9.9 dijo
deprimirse todos los días; 11.7 por ciento refirió sentir depresión semanalmente y
11.5, al menos una vez al mes.
“Para que alguien que inicia con síntomas busque ayuda pasan entre cinco y siete
años”, indicó.
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algunas de las estrategias que pueden ayudar a reducir el consumo nocivo de
alcohol.
El consumo de drogas entre los jóvenes de 15 a 19 años también es una fuente de
preocupación importante a nivel mundial. El control de las drogas puede centrarse
en la reducción de la demanda, de la oferta o de ambas, y los programas con éxito
suelen incluir intervenciones estructurales, comunitarias e individuales.
Traumatismos
Las lesiones involuntarias son la principal causa de mortalidad y discapacidad
entre los adolescentes. En 2015, más de 115 000 adolescentes fallecieron como
resultado de accidentes de tránsito. Los jóvenes conductores necesitan
asesoramiento sobre seguridad vial, y al mismo tiempo hay que aplicar con rigor
las leyes que prohíben conducir bajo los efectos del alcohol y las drogas. Es
preciso asimismo fijar unas tasas de alcoholemia más bajas para los conductores
adolescentes y se recomienda establecer permisos progresivos para conductores
noveles con tolerancia cero para el alcohol al volante.
Los ahogamientos son también una de las principales causas de mortalidad entre
los adolescentes. Así, se estima que en 2015 murieron ahogados 57 000
adolescentes, de los que dos terceras partes eran varones. Por tanto, una
intervención esencial para prevenir estas muertes es enseñar a los niños y los
adolescentes a nadar.
Malnutrición y obesidad
Muchos niños y niñas de países en desarrollo padecen desnutrición cuando llegan
a la adolescencia, lo que los hace más propensos a contraer enfermedades y
morir a una edad temprana. En el lado opuesto, el número de adolescentes con
exceso de peso u obesidad está aumentando en los países de ingresos bajos y
altos.
Actividad física y nutrición
La anemia por carencia de hierro fue la causa principal de años perdidos por
muerte y discapacidad en 2015. Los suplementos de hierro y ácido fólico son una
solución que también ayuda a mejorar la salud antes de que los adolescentes se
conviertan en padres. Se recomienda administrar regularmente a los adolescentes
un tratamiento vermífugo en aquellas zonas con presencia frecuente de helmintos
intestinales, como los anquilostomas, a fin de prevenir deficiencias de
micronutrientes (como el hierro).
Desarrollar en la adolescencia unos buenos hábitos de alimentación sana y
ejercicio físico es fundamental para gozar de una buena salud en la edad adulta.
Asimismo, reducir la comercialización de alimentos ricos en grasas saturadas,
ácidos grasos trans, azúcares libres o sal, y ofrecer acceso a alimentos sanos y
oportunidades de hacer ejercicio son medidas importantes para todos, pero en
particular para los niños y los adolescentes.
Sin embargo, los datos de las encuestas disponibles indican que menos de uno de
cada cuatro adolescentes sigue las directrices recomendadas sobre actividad
física: 60 minutos diarios de actividad fisica moderada o intensa.º
Consumo de tabaco
La gran mayoría de personas que consumen tabaco hoy en día comenzaron a
hacerlo cuando eran adolescentes. Prohibir la venta de productos de tabaco a
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menores, subir el precio de esos productos gravándolos con impuestos más altos,
prohibir la publicidad del tabaco y garantizar la existencia de entornos libres de
humo es sumamente importante. A nivel mundial, al menos uno de cada diez
adolescentes (de 13 a 15 años) consume tabaco, y en algunas regiones esa cifra
es mucho mayor. En algunos países de ingresos altos, parece que está
disminuyendo el consumo de cigarrillos entre los adolescentes más jóvenes.
Derechos de los adolescentes
Los derechos del niño (persona menor de 18 años) a sobrevivir, crecer y
desarrollarse se recogen en diversos instrumentos jurídicos internacionales. En
2013, el Comité de los Derechos del Niño, encargado de vigilar el cumplimiento de
la Convención sobre los Derechos del Niño, publicó directrices sobre el derecho
de los niños y los adolescentes al goce del grado máximo de salud que se pueda
lograr. Asimismo, en 2016 se publicó una Observación general sobre la realización
de los derechos de los niños durante la adolescencia. En las publicaciones se
puso de relieve las obligaciones de los Estados de reconocer las necesidades de
salud y de desarrollo específicas de los adolescentes y las personas jóvenes, así
como sus derechos.
La Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra
la mujer establece también los derechos de las mujeres y las niñas a la salud y a
una atención sanitaria adecuada.
Respuesta de la OMS
En mayo de 2017, la OMS publicó un importante informe sobre la aplicación
mundial de medidas aceleradas en favor de la salud de los adolescentes (Global
Accelerated Action for the Health of Adolescents (AA-HA!): Guidance to support
country Implementation), basado en las aportaciones recibidas tras un amplio
proceso de consultas con los Estados Miembros, los organismos de las Naciones
Unidas, los adolescentes y los jóvenes, la sociedad civil y otros asociados.
Su objetivo consiste en prestar asistencia a los gobiernos a la hora de decidir qué
prevén hacer, y cómo, para responder a las necesidades sanitarias de los
adolescentes en sus países. Este documento de referencia va dirigido a los
formuladores de políticas y a los gestores de programas nacionales para
ayudarlos a planificar, aplicar, seguir y evaluar los programas de salud del
adolescente.
De forma general, la OMS desempeña toda una serie de funciones para mejorar la
salud de los jóvenes, en particular:
establece directrices basadas en datos científicos para prestar apoyo a los
servicios de salud y otros sectores;
formula recomendaciones a los gobiernos sobre la salud de los
adolescentes y la prestación de servicios de salud para adolescentes de
alta calidad y adecuados a su edad;
documenta los progresos realizados en materia de salud y desarrollo del
adolescente; y
promueve la toma de conciencia sobre cuestiones de salud de los jóvenes
entre el público en general y diferentes partes interesadas.
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SDG Indicators, Global Database.
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FOLLETOS SOBRE LA DEPRESIÓN
Los folletos que se facilitan en esta página contienen información general sobre
las características de la depresión y sobre el modo de prevenirla y tratarla. Están
destinados a las personas con depresión o a quienes conocen a alguien que la
padece. Incluyen consejos prácticos sobre lo que hay que hacer.
Depresión: qué debe saber
¿Vive con alguien que padece depresión?
¿Le preocupa que su hijo pueda estar deprimido?
¿Preocupado por el futuro? Prevenir la depresión durante la adolescencia y
los primeros años de la adultez
¿Se pregunta por qué no está contenta tras el nacimiento de su hijo?
Mantener una actitud positiva y prevenir la depresión durante el
envejecimiento
¿Conoce a alguien que podría estar pensando en suicidarse?
¿Cree que no vale la pena vivir?
Si cree que usted mismo o algún conocido padece depresión, siga leyendo.
Qué es la depresión
Es una enfermedad que se caracteriza por una tristeza persistente y por la
pérdida de interés en las actividades con las que normalmente se disfruta,
así como por la incapacidad para llevar a cabo las actividades cotidianas,
durante al menos dos semanas.
Además, las personas con depresión suelen presentar varios de los
siguientes síntomas: pérdida de energía; cambios en el apetito; necesidad
de dormir más o menos de lo normal; ansiedad; disminución de la
concentración; indecisión; inquietud; sentimiento de inutilidad, culpabilidad o
desesperanza; y pensamientos de autolesión o suicidio.
La puede padecer cualquier persona.
No es un signo de debilidad.
Se puede tratar con terapia de conversación, con medicación antidepresiva
o con una combinación de ambos métodos.
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Qué puede hacer si cree que está deprimido
Hable de sus sentimientos con alguien de su confianza. La mayoría de las
personas se sienten mejor tras hablar con alguien que se preocupa por
ellas.
Solicite ayuda profesional. Hablar con un profesional sanitario local o con su
médico de cabecera es un buen punto de partida.
Recuerde que puede sentirse mejor si recibe la ayuda adecuada.
Siga realizando las actividades que le gustaban cuando se encontraba bien.
No se aísle. Mantenga el contacto con familiares y amigos.
Haga ejercicio regularmente, aunque se trate de un pequeño paseo.
Mantenga hábitos regulares de alimentación y sueño.
Acepte que puede tener depresión y ajuste sus expectativas. Tal vez no
pueda llevar a cabo todo lo que solía hacer.
Evite o limite la ingesta de alcohol y absténgase de consumir drogas ilícitas,
ya que estos productos pueden empeorar la depresión.
Si tiene pensamientos suicidas, pida ayuda a alguien inmediatamente.
Vivir con alguien que padece depresión puede ser difícil. A continuación se
ofrecen consejos sobre lo que puede hacer para ayudar a la persona con
depresión que vive con usted y, al mismo tiempo, cuidar de sí mismo.
Recuerde: si vive con una persona que padece depresión, puede ayudarla a
curarse, pero también tiene que cuidarse usted.
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Preste especial atención al bienestar de su hijo durante cambios vitales
como un cambio de escuela o la pubertad.
Anime a su hijo a dormir suficientes horas, a comer regularmente, a tener
actividad física y a hacer cosas que le gusten.
Pase tiempo con su hijo.
Si su hijo piensa en hacerse daño a sí mismo o ya lo ha hecho, pida ayuda
inmediatamente a un profesional capacitado.
Recuerde: si cree que su hijo podría tener depresión, hable con él sobre
cualquier cuestión que le preocupe y pida ayuda profesional de ser
necesario.
Qué puede hacer si está desanimado o cree que puede estar deprimido
Hable de sus sentimientos con alguien de su confianza.
Solicite ayuda profesional. Hablar con un profesional sanitario local o con su
médico de cabecera es un buen punto de partida.
No se aísle. Mantenga el contacto con familiares y amigos.
Haga ejercicio regularmente, aunque se trate de un pequeño paseo.
Mantenga hábitos regulares de alimentación y sueño.
Evite o limite la ingesta de alcohol y absténgase de consumir drogas ilícitas,
ya que estos productos pueden empeorar la depresión.
Siga haciendo las cosas que siempre le han gustado, incluso cuando no le
apetezca.
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Tome conciencia de sus pensamientos negativos y autocríticos persistentes
e intente sustituirlos por pensamientos positivos. Felicítese por sus logros.
Qué puede hacer si está desanimado o cree que puede estar deprimido
Hable de sus sentimientos con alguien de su confianza.
Si cree que está deprimido, pida ayuda profesional. Hablar con un
profesional sanitario local o con su médico de cabecera es un buen punto
de partida.
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Siga haciendo las actividades que siempre le han gustado, o busque
alternativas si ya no le es posible realizarlas.
No se aísle. Mantenga el contacto con familiares y amigos.
Coma a intervalos regulares y duerma suficientes horas.
Si puede, haga ejercicio regularmente, aunque se trate de un pequeño
paseo.
Evite o limite la ingesta de alcohol y tome solo los medicamentos que le
prescriba su médico.
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Lo que usted puede hacer
Encuentre un momento adecuado y un lugar tranquilo para hablar sobre el
suicidio con la persona por la que está preocupado. Dígale que está allí
para escucharla.
Anímela a pedir ayuda a un profesional, como un médico, un profesional de
salud mental, un asesor o un trabajador social. Ofrézcase a acompañarla a
las citas médicas.
Si cree que la persona corre un peligro inmediato, no la deje sola. Pida
ayuda profesional a los servicios de emergencia, a un teléfono de asistencia
para personas en crisis o a un profesional sanitario, o hable con los
familiares.
Si la persona por la que está preocupado vive con usted, asegúrese de que
no tenga acceso a medios para autolesionarse (como pesticidas, armas de
fuego o medicación) en el hogar.
Mantenga el contacto con dicha persona para comprobar que está bien.
Si a veces piensa que la vida es tan difícil que no vale la pena vivir, siga leyendo.
Recuerde: si piensa que no vale la pena vivir, pida ayuda. No está solo. Le
pueden ayudar.
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