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LAGRIMAS QUE ME DAN RISA

Autor: BELTRÁN VALLEJO


VOY HACIA TI

Tus palabras se levantan contigo

al llorar y reír.

En mí, la pena tuya quema

en la retina.

Enciérrame en cada cabello tuyo

de cascada azabache,

donde vestiré el respiro

bajo el sol sobre la azotea

de cada cigarro que no se fuma,

de cada orgasmo sobre buena cama.

Son tus oraciones

que todavía respiran para el paciente,

o para el niño de pie,

después de caer y llorar

con el canto de los pájaros.


POR EL SENDERO

Por el sendero recóndito,

donde no pasa nadie;

es esa mi existencia,

la de la sangre cruzando las venas,

y no sueña.

Se dice que nací cuando cerré mis ojos

sin importancia,

porque nadie me ayuda, y yo no ayudo;

nadie me busca, yo tampoco busco a nadie.

Mis palabras se pierden en la arena,

porque nadie me responde.

No hay oración

durante el viaje infecundo

del que está

muerto sobre los muertos.


NO TUVE HOGAR

A los que caminan, que me encuentren

para que me lleven;

pero nadie me ayuda, nadie;

no me tienden la mano,

no me dan la hora,

no contestan mi llamada;

grito para nada, porque no soy como ellos:

amortajados y sin sombra.

No tengo sangre

para las lombrices del noticiero,

en el tiwteer y en el Facebook

de un grito para otro grito

que se cierra ante las otras puertas

desde las ventanas que se abren

para otras ventanas.


MÁS ODIO QUE FUTURO

Desde mis vísceras


agrietadas como el grito
de aquel delincuente
cuando preso se lo llevan;
es mi grito destejido por la escalera.
En mi grito de hermanos que se odian,
hay lluvia que no termina de caer.
He visto al diablo con ese grito,
y fue la última vez que hablé con él;
no recuerdo si me hablaba o volaba
tras de mí como si fuera su hermano
Es el grito desde el balcón de la verdad
bajo la prenda de vestir,
la que es sucia y ahuecada,
llena de sangre más que de fibra textil.
Allí está el grito al final de la noche
de espigas y flores humedecidas
con el agua del pozo,
el del pecado.
NO PUEDO ESPERARTE

Camino porque no puedo esperarte desde lo alto,

no puedo;

no puedo esperar a mis antepasados, menos a ti;

no puedo esperar que se termine de fundirse el hierro;

no puedo esperar que mis rejas se abran;

no puedo esperar que llegue el verano y que se vaya;

tampoco puedo esperar el invierno.

Si es que rezan y nadie escucha,

si es que el tiempo danza

y la noche se hace plata,

si es que la tierra no me quiere;

pero no puedo esperar, ni a ti ni a nadie.

No puedo esperar el sol de las vanidades sin feria;

no puedo esperar en mi mente de menta.

¿Qué más en ese humor de sector público?

¿Qué más para la noche saliendo de aquella grieta?


DESDE EL HUMO DE MI CIGARRO

En el humo de mi cigarro impaciente y profético,

he llegado para madurar de mí el cachorro.

El humo de mi cigarro me habla;

me dice que Dios es la estrella

que veo en mis noches rastreando el amor.

El humo me habla; ¿cómo estás?

Y yo le respondo “ hijo, soy tu padre”.

El cigarro termina; con su deber

cuando los aviones enemigos bombardean mi casa,

y quiero vender mi alma

a los pájaros que han sido cazados.

El humo del cigarro está extinto,

está en apuros.

¡Maldito!, es mi imagen;

me asemejo a mi.
HE ENCONTRADO MI ROSTRO

Abro el armario, y ahí está mi rostro;

envuelto en esperas, ahí está.

Es mi rostro la tierra en paz,

como nubes a lo lejos;

es mi rostro,

donde se engendró un sueño.

Se me había olvidado donde lo había dejado.

No recordaba que mi rostro es el de un extraño

que en ninguna parte

me ha encontrado,

que no sabe de mí.

Mi rostro es la sal de aquellos mares

al devolverse en sus olas,

al irse en el navío de los recuerdos.

Mi rostro es el que se ve entre aquellos árboles

como juguetón y travieso

cuando está extraviado.


¿QUIEN SOY?

¿Cómo camino entre sombras?

¿Cómo permanezco en tu alcoba sobre tus pechos?

Le respondo, a esas mis noches, que lo esencial es volver a reír.

Le digo a mi mano que termine de abrirse y salude.

Yo no quiero ser extranjero en mis regresos;

más bien quiero ser ese pájaro

que trina en el mismo lugar.

¿Quién soy, entonces?

Soy un desorden de mañanas,

una despedida sobre la calle

que no conduce a ninguna parte,

un fósil actual y novedoso?

¿Quién soy en el problema del tiempo?;

¿Quién soy en la noción de espacio?;

¿Quién soy cuando como entidad real y autónoma?

¿Quién soy?
EL ANGEL DE LAS HECES

No me pidas conversar

sobre mi millón de años.

Vengo cansado de mi largo viaje;

vengo de mis conquistas,

de plantar mis banderas.

En un rincón de mis sueños,

un río cuya magia trae

la navegación de unos barcos.

En un rincón de aquel hogar,

una mujer confeccionando un manto.

Vengo del camino de salvación,

buscando la llave que se me perdió,

la de mi cripta,

de donde quiere salir la calavera.

Sí, fui prisionero;

es que fui prisionero porque fui ladrón buscado,

y me encontraron,

y se vengaron.
Vengo peregrino, pero no triste;

vengo como cuento de hadas;

vengo sin orden,

sin sucesiones.

Soy ese espacio en la coexistencia;

y por eso,

regresé de las lunaciones;

y mi claroscuro

se me percibe por toda la piel

bajo el etéreo cielo lejano.

Vengo como un ángel de las heces.


MI AMIGA LA TRISTEZA

La tristeza es amiga mía;

la he probado tanto,

que tiene toda mi confianza

como hoja de los bosques

por donde caminan las hormigas.

La tristeza es el insecto de la religión,

porque el que está triste,

es una nube pasajera.

Desde ella, tiene que llover;

desde ella, cualquier guijarro tiene que ser lanzado.

No tengo problemas con mi tristeza;

no tengo inconvenientes

con mis sentimientos;

mis dificultades, son con mis palabras.

Es así que todos mis caminos comienzan,

pero no llegan.

Ahora tengo necesidad de llorar;

quizás porque soy un invierno sin lluvia;

quizás porque mis cortinas no se mueven


QUEDARÉ SOLO

Entre tus brazos, he quedado sin hogar.

Rompo mi corazón con las uñas.

El cielo está inundado con mis lamentos.

El herirme es un deseo infantil.

Hasta esta isla, llego con mi barco del delirio y la embriaguez.

Mis sentimientos ahogados abren las ventanas,

pero no es posible el nuevo aire.

En tu querer me muero.

No encuentro refugio, no tengo techo ni alcoba.

He perdido visitarme por amarte.

Sólo eres una gruta oscura.

Y es tan húmedo tu manto, que mi frío es sin paliativos.

Estoy pálido de tanto amarte.

Te quiero para que te vayas,

sino perderé cualquier gozo en el vivir;

y terminaré necio y niño, cubierto de juegos;

terminaré sin saciarme con el plato,

solo y con mi hambre.


SE TERMINÓ EL JUEGO

Las maletas se abren en mi pecho;

sollozo como un suicida a tientas.

Quiero permanecer hasta el alba para desaparecer;

¡qué pobre aspiración!; ¿seré cobarde?

El temeroso como yo quiere caminar sobre las aguas;

pues es mejor que me pisen como alfombra,

que me vuelva pared y me choque el camión.

Ojalá viajara en mi siesta, quedara allí de una vez;

pero no, soy muy indigno hasta para morir.

Mejor saco la lengua como un perro

para lamber mi sombra.


DESEOS

Los deseos son como tu largo cabello,

que se hacen cuerpo y sedosidad.

Ellos son brillantes y azabaches,

perfume y seducción,

estímulo y pasión.

Los deseos ondulan;

son la mejor desobediencia, el mayor crisol.

Los deseos son un espasmo de fantasías.

Los deseos que te tengo

me hacen viajar sin maletas.

Con ellos, tu venus dormida como que se mueve,

y yo me disipo en tu lecho.

Me deleito al violentar tu prudencia de mujer.

Todo hombre se hace mujer cuando desea.


¡CÓMO TE RECUERDO!

Descubrí tu viñero en el techo de tu boca.

Recuerdo así que sembré ciudades.

Recuerdo que no escribí ese poema.

Cuando me dejé llevar por las olas del mar,

sentí el final de la montaña;

ascendí, pues, hacia el sol en tu cuerpo.

Te recuerdo, sí.

Claro que eras tú,

la del texto sin gramática,

la de la prosa maldita,

la de la repugnante mujer rata,

niño rata,

juego de ratas,

comiendo ratas,

y entre ratas, la luz del amor.

Recuerdo el lugar donde me escondí clandestino;

allí, entre decisiones analfabetas,

entre el adulterio escrito en el email.


ME HICE TIGRE

Desde los árboles, me hice tigre;

desde la orilla del río, buen felino soy;

desde la noticia del día,

mi fuerza y ferocidad es registrada

para que usurpe el sol,

y la mañana se tome como se toma un café.

Desde la región selvática,

un visitante sin filosofía

se deja carcomer en la biblioteca llena de basura.

Por todo eso, retraigo mis garras, un tigre soy.

Mis rayas son muy visibles

y visitadas hasta el día del juicio.

Mi pelo grueso y brillante arde durante el alba;

arde mi rugido, también.

El rostro del padre es malherido por el grito de un bebé.

El perro dejó de ladrar.

La flor no tiene aroma.

El ave no levanta el vuelo.


El papagayo se le ha escapado al niño,

se pierde de vista.

Mientras, yo siendo tigre,

me hago responsable de la seguridad nacional.

Mañana habrá carne humana;

por eso, tus ojos no se cierran,

no quieren dormirse.
SI UN DÍA ME LEES

Si un día me lees,

seré una esquela de luz roja.

Si un día me escribes,

seré los zapatos de un niño.

Cuando las bestias se amansen,

yo estaré ahí.

Yo soy un maestro sin aula de clase,

y no me importa.

En los restos de la guerra, está mi pedagogía.

Mi vida está rebosada de gente necia,

pero no me importa,

yo enseño;

enseño qué es el orgullo herido;

enseño que los cobardes se degüellan

y no les sale sangre.

Mi nombre no es una historia falsa.


CUANDO LA VIDA SE CONVIERTE EN MUERTE

Estoy bajo la luz roja del hotel

en la noche de mi existencia.

La muerte: a pesar de tanta cercanía,

me siento estafado por ella.

La muerte: me reduce entre colmillos

y sus cofres de oro;

¡qué mentirosa!;

¡qué intrigante es!

Ella, que va sola de noche,

que no se apiada de nadie.

¡Oh muerte de mi vida!,

como aquel libro de Babel

donde todos se perdieron entre lenguas confusas.

Tú, mi existencia que es más muerte que vida.


NINGÚN SOBREVIVIENTE EN MÍ

Puedo apreciar los mil ropajes que te pones,

que te descifras toda;

y tus despojos, son tu interior.

¡Oh!, cae tu fisonomía.

Los pliegues de tu rostro,

como las semillas que se desploman,

que se derrumban en mis manos

para lanzarlas al viento.

Puedo escuchar mi corazón excavado;

es alguien, quizás tú,

encontrando en mí una mina de oro.

En eso,

el cielo y la tierra explotan juntos

cuando me veo fijo,

quieto, hecho cristal.

Sabes que la crónica definitiva de la guerra

no ha sido escrita.
TENTACIÓN

Es el genio de mis noches

el que me une y me desata

cuando llamo a la tentación.

Es ella la que dice quién soy;

es ella, la de incontenible fuerza,

tan desnuda y exuberante;

es mi tentación de animales sueltos,

la del torrente,

la de la tempestad y su valor estético,

la que no tiene simetría,

pero sí mucha decoración.

Te invoco tentación

para ver tu carne desnuda

y describirte sin usar palabras.

Tentación, me pierdo en tu fuerza.


REFLEJO DE UN PASADO ESPLENDOR

Saben que hay personas

que reclutan monumentos.

Saben que la familia

puede ser una provincia lejana

que se debe visitar.

El pasado, el de ustedes y el mío,

es como Napoleón y sus soldados;

de ahí su esplendor hediondo a pólvora,

pero también a victoria.

Saben que la comedia humana

comienza al nacer;

lo que pasa es que queremos actuar

aspirando la moral

sin preocuparnos por el reír

en ese auditorio

mudable, eternamente mudable.

Saben que mi lujo presente es reflujo

de los días fabricados

en aquel túnel de viento.

Saben que mi pasado está en la misteriosa atracción

de la luna.
¿QUIÉN QUIERE UN MUNDO ASÍ?

Está un mundo

en cualquier lamento

sin nombre.

Veo entonces este mundo, el tuyo,

cada vez más abierto y cotidiano,

en el lenguaje de inteligencia artificial.

Este mundo es el hombre

que suena a juego de metras coloreadas.

¿Quién quiere un mundo así?,

con sabor a plástico ahogando un rostro.

¿Quién quiere un mundo así?,

con sexo y mucha luz, pero sin el inmaterial amor;

así es un vicio.
MI PASADO ME ENCANDILA

Viene un cenit surrealista

desde los muelles de mi pasado.

Hay confesiones que desgarran la vida.

¿De dónde demonios sale lo genuino de un ideal?;

¿viene de la charla habitual de unos muchachos en un bar?

Cualquiera quiere salir de los vericuetos de una selva de espejos.

Un sol negro me encandila

en esta calle de fieles protegidos;

quizás, el párrafo quedó sin publicar.

El hombre, cuando ama,

es un patrocinador de su existencia.

Un río desbordado se lleva los lamentos;

y con balas de cañón, impongo el silencio sobre el día;

y un nombre estimula el pensamiento: el mío propio.

Cuando la tropa extranjera desfila con la música de mis miedos,

avizoro entonces el obeso perfil de un rey decapitado:

mi moral.
LA MELANCOLÍA

¿Quién le pregunta algo al amor?;

Yo ni narro la época de mis primeros éxitos,

porque se me ocurrió que yo era Dios.

¿Quién responde por una lágrima?;

Mejor que nadie lo haga,

porque ella necesita la oscuridad para brillar.

¿Quién sacia al hambriento?

Quizás la melancolía.

La pereza de una alegre charada, yo la invoco.

Uno a uno miro las páginas de mi regreso,

y sólo encuentro la humildad,

la más dañina de las verdades.

Cuando lea en voz alta,

será encima de hombros de otros.

Azul es mi mirada

en medio de los surcos

de mi risa árida.
¿QUÉ ES GOZAR LA VIDA?

Háblenme del disfrute de la vida;

díganme como es beberla para sembrar risas.

Usted, ¿cómo es querer vivir?

Usted, no conozco la mitad de usted,

pero quiero que me diga

por qué no me he enterado del vivir.

Dice que otras criaturas gozan lo que yo no gozo.

Dice usted que su risa bendita levanta el vuelo,

y yo apenas voy aprisa

a seguir siendo apenas también.

Dicen que gozar la vida,

en la vida y para la vida,

es soltar el pájaro gorjeante,

es cara a cara con lo que no se hace

ni con lo que se dice.


QUE NO ENTRE NADIE

Cuando otros se arrastran bajo la tribuna,

yo prefiero ofender al que amaré más tarde.

Cuando algunos se postran ante el púlpito,

yo sólo duermo ante la puerta abierta de tantas noches.

Yo estoy fuera de la iglesia,

lejos de la asamblea,

distante de todo aquel que pueda traer mis alimentos.

Mi fe está perdida,

ya no quiero promesas;

estoy tan decepcionado

que me fumo la existencia,

que me bebo mis lágrimas,

que me ahogo en mis palabras,

que no lloro ni río,

sólo me arrincono,

me amurallo.

He buscado la casa más pequeña

para que no entre nadie.


ENTRE EL ANIMAL Y LA MÁQUINA

La muerte de cada frase no se detiene.

El coito no se rompe a puntapiés,

ni a borrachera de menta.

Rojísima está la sangre en el ciberespacio,

donde la comunidad de usuarios

es un nuevo amanecer de ti,

pérfida cayena en redes que se bifurcan.

¡ O Borges de la musaraña!,

el del Cristo McLuhan.

Global somos todos

desde el pupitre del colegio,

desde el escombro y la mentira

entre animales y máquinas


LA VIDA ES BELLA

Cuando intenté suicidarme como hombre murciélago,

me detuve al pensar que la muerte es pasajera;

que infortunado será el que no muera para siempre,

porque el para siempre no existe,

ni con la muerte.

Quedaré vendiendo tambores

que no serán de hojalata;

serán mis ideas y sentimientos

la herrumbre de los últimos días.

La vida es bella,

pero como mensaje de la muerte.

 
SIEMPRE IGUAL

Gestos de mi flora, que son mis sentimientos.

Ademanes de mi naturaleza, que son mis deseos.

No soy íntimo ni secreto,

sino el siglo y el día;

no disimulo mi enfermedad.

Cuando la cadencia de mi caminar es una constelación,

cuando mis lágrimas son un tornado,

cuando mis palabras son un volcán frío,

soy ángel ciudadano que hace de soldado lombriz

en un país que es perjudicial

por mi documento de identidad a lo Bethovenn

bajo la dirección orquestal de Belcebú,

para disimular las arrugas

en mi frente técnica de artesano

en una victoria que conduce a la horca.

¡Oh miedo!,

en esta tierra del servicio militar

para hacer siempre lo mismo,

y siempre igual, día tras día.


PALABRAS PARA LA BARBARIE

No es ficción,

no es leyenda,

es que la mayoría somos víctimas

de la calle que pisamos.

Somos cemento de media luna;

somos cabilla y metal para enterrarnos.

Los besos de monstruo que nos dan los días,

las matanzas que nos bebemos de un solo trago,

todo es real, no es mentira.

Somos víctima, ¡hermano!;

somos cali sin hostia,

somos presos de las fauces,

y no vemos las amenazas;

preferimos gozarnos, aplaudirnos,

reir, y un poco de masturbación femenina,

para el que es hombre,

y masculina, para la que es mujer.

Al final, los adultos le hacen gracia a los niños.


OBSESIÓN

Levanto las cortinas de humo

cuando la música subraya mis peligros;

eso es el deseo,

el que dicen que es pecaminoso,

el que es obsesión.

¡Qué va!

Obsesión es habitar en la ciudad de los muertos;

obsesión es convertirse en héroe

para nada, ¡hermano!, para nada.

¿Saben ustedes que el infierno también se apaga?

¿Saben que retornamos a ser unos inocentes niños?

En verdad, yo necesito ser un bebe.

Necesito un impertubable WhatsAPP

de rojo marfil,

de cristiana sepultura,

de rosario sobre manos callosas y arrugadas.

En verdad, mi pasión es un sueño sin imágenes.


HOMBRE ACORRALADO

Creo en tu voz, amada mía;

creo en ella como una misión cumplida;

creo en ella como un desacato, una revuelta.

Eso es caminar un sueño agitado

sobre las calles rocosas de una central nuclear

o sobre la avenida bombardeada,

o en la esquina abrillantada por el anterior fogonazo

de la metralla en noche acorralada.

Estoy sentenciado en mi química por tener fe en ti.

Estoy sobre aquella tragedia de estar convencido,

conmovido, persuadido por ti, totalitaria idea de amarte.

Me provoca escalofríos creerte.

Qué fácil es amar y entregarse cuando se está muerto.


ATAUD DE SATÉN

Golpes y gruñidos sobre mi cuerpo,

lacerado como siempre

entre decepciones vestidas como almohadas

bajo mi cabeza, un lastre ella,

un peso ella porque duele tanto de ideas;

duele tanto mi pensar entre resoplidos y jadeos.

Soy un bastardo bajo la atenta mirada de un anciano,

que es el tiempo

en cada mañana cuando intento afeitarme

no sé qué.

El que me ve, el que yo veo,

y he ahí dos combatientes;

inútil yo,

infecundo y estéril.

Luchar contra el tiempo;

¡qué enfermedad de idea!

Mejor estoy con mis sonrisas abiertas

mientras acomodan mi cabellera

en el ataúd de satén.
BUENOS DÍAS TIRANO

Buenos días, vestido de helicóptero.


Buenos días, señor del hambre
y de la sonrisa en puta esclavizada.
Buenos días, hombre de uniforme,
haciendo uniforme a quien quiera entregarse a ti
como escalera
para que subas y bajes,
para que taconees,
ojalá para que te caigas de ella
cuando acabe la noche de ti.

Buenos días, vil.


Tú, más que destrucción masiva,
eres para mí la orden de cumplir una misión.
Usted, señor tirano, es para mí
una narración de autodefensa,
de resistencia de tus días de plomo y grito.

Buenos días, violencia.


Buenos días, mensaje central, plétora de imágenes,
guiños del escándalo,
audiencias de político de la muerte y cementerio.

Buenos días, poder,


tus venas no tienen sangre,
sino la cera de una vela a medias,
temerosa de aquella ventana
que se abrirá cuando pegue el viento.
HAMBRE

Me tiemblan los labios


que pronuncian el sexo sin alma;
es que estoy flaco de tanto frío.
Yo sólo me alimento de terremotos
que me dejan ruinas en latín,
que me coloca en una gruta que tiene milenios.
Tengo hambre de más testigos
para que vean mis huesos desprotegidos,
que vean mi cuerpo enclenque, sin aliento,
sin significados también, lo más grave;
que vean como me cae el aceite del candil
de una vida hecha sebo.
El hambre es una llama que vacila,
hasta que se extingue
en el combate desnudo
cual animal salvaje entre calles lambidas
por la carencia
que llueve y traspasa,
que recorre el aliento
como aquella jabalina ganadora,
que hunde cualquiera de los anchos hombros,
que desmoraliza al más moral de los hombres,
y los vuelve dolor frío.
Si, mi hermano, tengo hambre;
y créanme que no es un bello sonido.
MI IMAGEN

Hola, imagen de un mismo título;

sí, tú, mi nombre;

tú, hijo del mal fotógrafo

que capta las imágenes de caramelos

y de chupetas encima de la algarabía

risueña de aquellos niños mayores y especialistas,

barrigudos todos y de sonrosadas mejillas.

¿Qué aparato es éste?, el de la imagen,

de mi ronca voz,

de mi figura de vidrio

o de plástico porno y digitalizado.

Es abominable mi imagen sin cita de autor,

pura copia y pega de estos días tan falsos,

los de mi imagen

hija del pensamiento óptico

tan banal y efímero,

tan cotidiano

Ruin es mi imagen.
ABAJO LA POESÍA

Sí, abajo ella y todo lo que se parezca a ella

en días de larga vida tecnológica;

es decir, sin amor,

sin pensar, sin desear, sin sentir,

y así es la tecnología sobre la vida

para convertirla en una mera pericia.

¡Qué muera la poesía!,

y qué viva el ego de pantalla y red

para postrarnos a los algoritmos.

¡Qué se vaya la poesía, qué se vaya ¡

¡Qué se vaya todo lo que sea arte!;

que se quede la población vacía de almas

y sin espejos,

huérfana de lágrimas.

¡Qué se vaya la poesía para quedarnos secos!


SOBERBIO

Alguien me gritó eso desde un libro que leía.

Era un personaje de rostro niño,

y yo ahí, leyéndolo a él en su historia,

sintiéndome decorado,

cercano y natural a él.

Ese personaje se centró en mi rostro,

se agitó entre las letras y las hojas del libro,

y me volvió a gritar enfurecido,

me volvió a llamar;

y yo, práctico con la monumentalidad

de mis manos de cera

en rituales de misa.

Cierro ese libro, intento callarlo,

temo su tremendo poder;

no quiero que nadie domine la luz.

¡Soberbio!; me vuelve a gritar,

y lo desconozco de arriba abajo.

Prefiero las fajas de hierro de mis seres queridos,

que me niegan;

prefiero el autobús para llorar

los insultos sobre mi vida

antes de la última parada.


PUEBLO MUERTO

La necesidad gobierna el mundo


con sus batallas de retaguardia.
Tengo la facultad de denunciar eso,
porque me creo un proscrito de lo totalitario;
¡válgame Dios!, ese otro proscrito porque se lo merece.
Yo me lo merezco
al tener que decidir con todas sus consecuencias
de miedo y de escasez.
Yo estoy viendo mi pueblo como un juego de niños
donde se transforma la muerte en amor.
Parece que el viaje no tiene meta, no tiene fin
en esta guerra fría de mucha erudición,
pero sin sensualidad.
El alma glotona de un Cortázar muerto,
desde hace décadas,
como que quiere volver aparecer;
pero se le adelantó el arcipreste de Hita,
y todo se ha vuelto red sanitaria y afiliación sindical;
es decir, no hay pueblo;
solo hay gotoclastas
y pequeños continentes de peleas de gallo;
pero no hay identidad, ni merengues, ni Maelos, ni Oscar de León;
sólo persisten algunos personajes
que no se dejan atrapar
por la imaginación de la gente,
de esa gente de algunos nombres.
BAJO ESE VIEJO TEMA DEL SENTIDO

En la desalada carrera de beneficio en beneficio,

aparece el certero balazo.

En esos episodios satíricos, se enfrasca el poder

y la desabrida gloria.

No hay como el pez que remonta el curso del rio

para desovar y morir.

Quien tenga intención moralizante en estos tiempos,

mejor se deshace como el helado sobre la paleta.

Alguien fustigó los vicios sociales,

y con mucho estilo personal

lo crucificaron hace 3.000 años;

Y hoy, es el sí de la niña

que se escapa del colegio con su novio;

¿dónde termina eso?

¿Quién propicia el encuentro interior conmigo mismo?

Pues nadie.

¿Quien quiere que desaparezca el adversario?

Pues nadie.

Al mirar el retrato de mi madre,

vi lo que ella nunca me pudo dar.


HE CREADO DOS MUNDOS

Hay quien se convierte en el más malo de todos;

es el que conserva su chovinismo local,

el que se dice del barrio,

el que huele y es olido.

¡Qué dulce es el vidrio dentro de mi boca!,

lo que llaman esperanza.

Hay una pandilla que se llama amor,

la que cambia según sus necesidades.

Hay un matón que se llama amistad,

y domina los éxitos de venta.

Pero todo rebelde tiene causa,

y por eso merece la muerte.

Tantas charlas se parecen

a una sesión pornográfica.

Hasta aquí llegó la franqueza

antes de cruzar una tierra

que llaman “hoy”;

pues bien, terminará devolviéndose.


LA IDEA COSMOLÓGICA

¿Cuál es el fin caritativo de tu sonrisa?;

me duele que me ames.

Pocos son los pasajeros de mi imaginación;

pero sé detenerme para escuchar el ruido de tu corazón.

No puedo paladear el sorbo de vino de tus palabras.

Veo que encima de ti no está la luna,

sino pura oscuridad.

Eres la más ´profunda noche que haya conocido.

Una pareja se aleja cuchicheando,

pero no se están despidiendo.

Mi vergüenza no se despide.

Al final, quedaron Adán y Eva

bajando la santamaría

de un paraíso arruinado;

bien lo hicieron, los números no le daban.

Así comenzó la vida: ¡quebrada!


CADA FRASE ES UNA ELECCIÓN

La culpa es de esa oración

que me causa tanto remordimiento.

Si yo he considerado la fe como un coito,

¿ entonces para qué rezo, hermano?

Nunca me ha detenido ninguna creencia.

Para mí, el cielo es un vejete desagradable.

Nunca mi intimidad ha olido a incienso;

pero ahí estoy con la ansiedad

de mis verdades,

y bisbiseo mi existir.

Mi miedo me lleva

hacia ese creyente loco

que no termina de escaparse

de aquel laberinto verde limón;

no termina de fugarse

del retrete perfumado a jazmín.

Suena el rocanrol

del pecado al empezar.


HACIA MI EXILIO

Del suelo surgió un oasis.

Boadil me dice: “Más guerreros, más rituales, más saqueo”.

No estoy soñando sobre sábanas calientes.

No me imagino esta tragedia del desierto.

Es que así describo el mundo que me rechaza;

es que así despide mi hambre

la comida sazonada

que se va bien lejos de mí.

Caminar hasta gastar la suela,

sin saber el motivo de mi viaje,

ni su destino.

Sólo sé que mi expulsión engendrará hijos.

Uno mismo es la razón

para no hincarse de rodillas;

por eso, no recuerdo el camino que tomé ayer;

por eso, el apátrida es un yo distinto.

Cada casa a lo lejos, es un consuelo.

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