Está en la página 1de 11

Hotel sin retorno

Carlos Be

Versión 1

Cualquier reproducción no autorizada de Hotel sin retorno de Carlos Be, por cualquier
medio, podra ser perseguida de acuerdo con la legislación vigente en materia de Propiedad
Intelectual.
Si quieres producir Hotel sin retorno de Carlos Be en España, contacta con la Sociedad
General de Autores y Editores (SGAE) en cualquiera de sus sedes nacionales. Si quieres
producir Hotel sin retorno de Carlos Be en otro país, contacta con Anna Pychova de Aura-
Pont, su agencia internacional con sede en Praga, República Checa:
+420 739 652 531
anna.pychova@aura-pont.cz
www.aura-pont.cz
Para cualquier otra consulta, escribe a hola@carlosbe.net.
Mas información sobre Hotel sin retorno de Carlos Be: www.carlosbe.net.

Hotel sin retorno de Carlos Be Página 1


Hotel sin retorno
Carlos Be

Dramatis personae
(por orden de aparición)

ÉL, ELLA

Se abre la puerta. Él se detiene en el umbral de la suite: un clutch


en la mano, la americana doblada sobre el brazo. No encuentra el
interruptor hasta que... Luz.

ÉL.- No sé qué decirte, la verdad.

ELLA.- ¿Te lo he preguntado? (Entra en la suite detrás de él y se apoya


contra la puerta para quitarse los zapatos) Estos zapatos me están
matando.

Hotel sin retorno de Carlos Be Página 2


ÉL.- Poco te importa mi opinión.

ELLA.- ¿Poco? Nada.

EL.- ¿Esto ya ha empezado?

ELLA.- Deja las cosas por ahí. Una hora. Tenemos una hora.

ÉL.- ¿Una hora solo?

ELLA.- ¿Te parece poco?

ÉL.- Me parece poco... romántico.

ELLA.- Pues es muchísimo.

ÉL.- ¿Muchísimo... romántico?

ELLA.- Muchísimo tiempo. Lo dice la Cuqui.

ÉL.- La Cuqui.

ELLA.- Sí, la Cuqui, ¿qué pasa?

ÉL.- ¿Algo que no sepa la Cuqui?

ELLA.- ¿Te da corte que lo sepa?

ÉL.- ¿Que estamos aquí? Pues la verdad, sí, me molesta.

ELLA.- He dicho si te da corte, no si te molesta.

ÉL.- Me molesta y me da corte. ¿Por qué tiene que saberlo todo?

ELLA.- Anda, ven que le enviamos un selfie. ¡Con el dragón! (El


cabecero de la cama recuerda la cabeza de un dragón. Se hacen el
selfie con el móvil. Ella revisa la fotografía) No podías sonreír. No dejes
tus cosas ahí. Tu lado es ese. ¿No leíste el decálogo? El mío es el
derecho.

ÉL.- ¿El derecho según tú o según el espejo?

Hotel sin retorno de Carlos Be Página 3


ELLA.- Según lo que yo decida y va a ser según... yo. Tira p'allá.

ÉL.- Si así te sientes más importante.

ELLA.- Sí, así me siento más importante.

ÉL.- Qué tontería. ¿Por?

ELLA.- Porque lo decido yo. Aquí decido yo. Acuérdate, el decálogo.

ÉL.- Vale, vale, pues nada. Sigue decidiendo, sorpréndeme.

ELLA.- Tu móvil.

ÉL.- ¿Qué?

ELLA.- Dámelo, me lo quedo.

ÉL.- (Le entrega su móvil) ¿Qué más? ¿O ya te sientes suficientemente


importante como para quitarme las riendas de la noche?

ELLA.- Desnúdate.

ÉL.- ¡Uuuh, esto me está gustando! ¿Luego me darás en el culito? ¿Qué


tal con un poquito de música?

ELLA.- Okey.

ÉL.- Miro a ver qué hay en el minibar.

ÉL y ELLA.- (Al alimón) Cerveza y de la nuestra.

ELLA.- De nada, cariño.

ÉL.- ¿Es cosa tuya? Qué bueno, me está gustando esto. (Él abre una
cerveza y sorbe un trago) Pues gracias.

ELLA.- ¿Y la mía?

ÉL.- ¿Quieres una? (Ella asiente) Toma. ¿Y esa música no llega?

ELLA.- Espera.

Hotel sin retorno de Carlos Be Página 4


ÉL.- Hay cosas que da igual donde estemos, nunca cambiarán. (Él le
mira con desaprobación y pulsa el play) ¡Qué horror!

ELLA.- Te toca.

ÉL.- Pero, pero, pero ¿con esta mierda? (Ella se repantinga en el


asiento y sorbe un trago. Él se desabrocha la camisa al son de la
música y cuando se la va a quitar se detiene en seco) No me ayudas
nada, que lo sepas. ¿Por qué me miras así?

ELLA.- Te miro como un objeto.

ÉL.- ¡Oye! Yo nunca te he dicho eso.

ELLA.- Decirlo no lo has dicho, no. ¡Venga! Si prefieres, te miento. De


acuerdo. Baila, baila que agarraré tus calzoncillos al vuelo con los
dientes cuando me los lances haciendo el hula hoop con la polla.
¿Mejor?

ÉL.- Así no hay manera. Me parece muy patético.

ELLA.- Y a mí. No sé cómo os puede excitar eso.

ÉL.- Te estás pasando. Una cosa es que lo hagas tú y otra que lo haga
yo.

ELLA.- No me repliques. Y es otra orden. El decálogo, recuerda, del uno


al diez, nos lo hemos tenido que aprender de memoria, tú y yo, del uno
al diez, pero si quieres nos olvidamos, te sientas a mi lado calladito y a
la hora nos vamos de aquí como si nada hubiera pasado, que de hecho
es lo que está pasando –y lo que esperaba–: nada de nada. (Él titubea
pero permanece de pie) ¿O lo intentamos con otra canción? A ver si mi
gusto musical mejora de una pista a otra.

ÉL.- Tú no eres así.

ELLA.- No, tú eres así.

Hotel sin retorno de Carlos Be Página 5


ÉL.- ¿Qué dices?

ELLA.- Bienvenido a ti mismo.

ÉL.- (Para sí) Mira que no se me podía haber ocurrido una manera
mejor para celebrar mi aniversario de boda.

ELLA.- No hay manera. ¿Tu aniversario de boda? ¿Por qué tiene que ser
todo tuyo y solo tuyo?

ÉL.- ¿Qué dices? Vinimos a este hotel para seducirnos. De otra manera
pero para seducirnos. Para ser tú mi hombre y yo tu mujer.

ELLA.- (La mujer le arroja su sujetador a la cara) Prueba con esto a ver
qué logramos. Es incomodo pero realza el pecho. No se cae, ya sabes.

ÉL.- Yo nunca te he dicho eso.

ELLA.- Y dale. Lo piensas. Lo piensas y no me lo dices. He visto cómo


miras a las jovencitas.

ÉL.- Es natural. Tú también...

ELLA.- ¿Yo también qué?

ÉL.- Tú también las miras.

ELLA.- Sí, yo también las miro y pienso que a ellas las harías tan
desgraciadas como a mí.

ÉL.- ¿Qué?

ELLA.- (Señala el pantalón del hombre) Quítate eso que llevas.

ÉL.- Eso se llama pantalón.

ELLA.- ¿Te lo quitas o no?

ÉL.- Si así consigo que dejes de sentirte tan desgraciada.

Hotel sin retorno de Carlos Be Página 6


ELLA.- Nunca cambiarás. No quería escucharte, solo quería mirarte,
saber si todavía me excitas. Quiero que me bailes.

ÉL.- (Él reanuda el baile, ahora sin música) ¿Yo soy así?

ELLA.- Peor y espero que no lo descubras antes de la hora...

ÉL.- Sabes la manera de tenerme callada. ¿Quieres que te chupe la


polla?

ELLA.- ¡Serás!

ÉL.- ¿Tienes o no tienes? Si tienes todo lo que hay que tener, ¡debería
estar aquí dentro!

ELLA.- ¡Ni te acerques!

ÉL.- ¡Espera que miro! (Simula que escruta entre las piernas de ella)
¡Aaah! ¡Es muy grande! ¿Segura que esto es mío? ¡Eso no me lo metes!

ELLA.- ¡Idiota!

ÉL.- ¡Quita, ay qué miedo! ¡No, no, no!

ELLA.- Idiota eres. Dame un cigarrillo. ¿Tienes?

ÉL.- En el bolso.

ELLA.- Dame uno.

ÉL.- ¿Y vas a dejarme así?

ELLA.- ¿Así cómo?

ÉL.- Así.

ELLA.- (En broma) Yo ya he terminado. (Levanta la cerveza) ¡Chinchín!


(Brindan juntos)

ÉL.- (Refiriéndose al broche del sujetador) Esto es súper complicado.

Hotel sin retorno de Carlos Be Página 7


ELLA.- ¿Mejor?

ÉL.- ¿Quieres la verdad o una mentira?

ELLA.- Aquí no se puede mentir.

ÉL.- Me siento... humillado.

ELLA.- Y eso que aún no has probado los zapatos.

ÉL.- ¿Esos zapatos? ¡Ni loco!

ELLA.- Prueba.

ÉL.- Voy a reventártelos y sé lo que me costaron. (Ella no cede) A ver,


cariño, entiendo lo de pasar una hora aquí dentro y toda la mandanga,
pero no olvides que cuando salgamos de aquí tenemos que volver a
casa, a ser posible, calzados.

ELLA.- Quizás no volvamos... Quizás exista un punto de inflexión. Un


punto de no retorno.

ÉL.- No me entiendes.

ELLA.- ¿Me entiendes tú a mí? ¡Crees que me importan estos putos


zapatos de mierda!

ÉL.- Se nota que no los pagaste tú.

ELLA.- ¡Basta! ¿Lo entiendes o no? ¿Puedes hacer algo por mí? ¿Puedes
hacerme algo, por poco que sea, de lo que yo te hago? ¿Por qué te
cuesta tanto? Necesito sentir que me perteneces como yo te pertenezco
pero no puedes, no puedes renunciar ni un ápice a ser hombre, te han
enseñado a poseer y nada más, absolutamente nada más, ¡y no haces
más que comprarme continuamente!

ÉL.- Y tú te vendes.

ELLA.- ¡Cómo para hacerlo gratis con un cafre como tú! Estoy hablando

Hotel sin retorno de Carlos Be Página 8


de mis sentimientos. Estoy hablándote de amor.

ÉL.- Yo también. Me voy.

ELLA.- No te vas. Aquí la que compra soy yo. Y tú te vendes. Hasta que
lleguemos a un acuerdo, hasta que lleguemos a la hora.

ÉL.- Me voy.

ELLA.- No.

ÉL.- No me hagas reír. ¿Cómo vas a evitarlo? ¿Por la fuerza?

ELLA.- Aquí dentro no puedes usarla.

ÉL.- Aparta. No me obligues...

ELLA.- ¡Solo yo puedo usarla!

ÉL.- Quita... (Ella le abofetea.) Si es lo más fuerte que sabes dar...

ELLA.- Dijiste que tú no eras como los demás. Qué tú podías llegar a
entender. Ya me lo advirtió la Cuqui que no, que no llegaríamos a la
hora, que era muchísimo. No muchísimo romántico, muchísimo tiempo.
No llevamos ni diez minutos y ya no nos soportamos. Solo tengo ganas
de dormir o emborracharme. ¿Es eso lo que te provoco, así te sientes
conmigo? ¿No dices nada?

ÉL.- Madre mía...

ELLA.- Madre mía yo, voy a empezar a darme asco yo misma, vamos, si
al final me iré antes que tú y no por tu culpa, sino por el asco de
sentirme como tú.

ÉL.- Tú eres servil. Y me toleras. Toleras lo que hago. No es lo que tú


crees, yo no te obligo a nada. Seré servil como tú. Te toleraré, sin
sentirme obligado a nada.

ELLA.- También te quiero.

Hotel sin retorno de Carlos Be Página 9


ÉL.- También te querré como tú me quieres.

ELLA.- ¿Y cómo me quieres tú? ¿Crees que me quieres... o me


compras? A ti te gustan todas las mujeres y si pudieras nos comprarías
a todas, pero no puedes. No sé cómo te toleras a ti mismo. A ti te
gustan todas y yo... me he enamorado sola. (Ella le arroja sus
zapatos.)

ÉL.- ¿Qué haces?

ELLA.- Ahí los tienes.

ÉL.- Estás loca.

ELLA.- Póntelos. Destrózalos. Siempre puedes comprarte unos nuevos.


Estos ya están viejos, no te has fijado pero ya están viejos. ¿Por qué
siempre soy yo la que tiene que darse cuenta de todo?

ÉL.- ¿Por qué la culpa siempre es mía?

ELLA.- Ya no me quieres, ya no me miras. Te has olvidado de mirarme


a los ojos y yo me he olvidado de caminar descalza.

ÉL.- (Intenta detenerla) Por favor...

ELLA.- No hay por favor que valga. Hemos superado el punto de no


retorno. Eso de antes fue un polvo, si puede llamarse así, un polvo de
despedida. En el hotel sin retorno.

ÉL.- ¿Vas a dejarme? ¿Aquí? ¿Así?

ELLA.- (Ella se detiene frente a la puerta) ¿Sabes qué es lo peor? Que


creía que yo sola conseguiría algo y solas nunca conseguiremos nada.

ÉL.- Cariño.

ELLA.- ¿Qué?

ÉL.- (En silencio, se calza los zapatos de ella, y le dice, sorprendido:)

Hotel sin retorno de Carlos Be Página 10


Estoy llorando.

ELLA.- Las mujeres tenemos que dejar de llorar por los hombres. Adiós.

Ella cruza el umbral y da un portazo.

Hotel sin retorno de Carlos Be Página 11

También podría gustarte