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KORMAN: TRANSFERENCIA, CURA PSICOANALÍTICA E ICC.

, TRANSFERENCIA
CRUZADAS EN EL OFICIO DE ANALISTA.

Las primeras entrevistas: la mayoría de las demandas que recibo son de personas en estado
de sufrimiento, que vienen a pedir aliento de su malestar. En ese contexto prefiero hablar de
“consultantes”, no de pacientes ni de analizantes. Ellos suelen hacer la presentación de sus
síntomas manifiestos. Suele existir en el consultante una cierta ruptura del equilibrio psíquico
previo, asociándose a esto un aumento de los montantes de sufrimiento. Tales eventos
pudieron ocurrir poco o mucho tiempo antes de la entrevista inicial. Hay quienes sufren mucho
y no llaman a nadie, eligen desimplicarse, atribuyendo a otros las causas de sus malestares,
optan por el goce del síntoma. Lo que conduce generalmente al analista, es además de la
búsqueda de alivio, es el enigma respecto de ese sufrimiento; intuyen que dichos padeceres
están involucrados en sus propios síntomas.
EL SINTOMA EN PSS.: el síntoma psicoanalítico entendido empieza implicando al analista y
termina anudándose completamente a él si es que se instala la neurosis de transferencia. No
hay en análisis, a diferencia de la medicina, una propuesta de supresión de síntomas y retorno
al estado anterior. En Pss. se trata, en cambio, de producir el pasaje a un estado nuevo. El
hecho de pensar que los síntomas son el capital que aporta el paciente para esta tarea de
transformación subjetiva que es el análisis, nos obliga a ponerlos a trabajar en la cura, eso
significa deshacer las condensaciones y los desplazamientos que lo constituyeron, reabrir
nuevas vías. La sobredeterminación de los síntomas determina que movilicemos toda la
estructura psíquica para que la transformación de ésta última conlleve las mutaciones
sintomáticas.
ALGUNAS PRECISIONES: El sufrimiento determina en el paciente la actitud de “espera
creyente” (Freud) frente al analista y lleva atribuirle un saber para resolver sus dificultades. Este
es un punto importante de toda relación transferencial: nos otorgan un saber y un poder,
quedamos dotados de una fuerza.
PUNTUALIZACIONES SOBRE LA CURA PSICOANALÍTICA: La cura es un proceso que se va
dando en la propia trayectoria descrita por un análisis. La cura está en mi horizonte pero no la
busco, la encuentro como efecto del trabajo analítico. Cuando analizo no pienso en la curación,
trato de despojarme lo más que puedo del querer que el paciente se cure o que se sienta bien.
No hay análisis que marche sin que está impregnado de dolor y angustia durante períodos
importantes.
PUNTUALIZACIONES RESPECTO AL ICC: El Icc. es una hipótesis explicativa. No es un
recipiente, no esta “dentro” de un sj, no tiene existencia real, carece de lugar y espacio,
tampoco tiene existencia previa a sus efectos. Se desprende la necesidad de mi presencia para
escuchar o producir ese Icc. que se crea en la trama discursiva que nos incluirá a ambos. El
análisis es el único lugar donde la compulsión repetitiva es objeto de estudio con el fin de
romper ciertas ataduras que ella impone. La transferencia no es pura repetición, hay algo
novedoso en cada repetición transferencial el análisis va a crear lo Icc. , a construir junto al
paciente algo del orden de la verdad respecto a sus producciones que se manifiestan en sesión
mediante la asociación libre y bajo transferencia. Nuestra tarea no consistirá en hacer
consciente lo Icc. sino, en el espacio de la sesión, dar posibilidad al despliegue de los decires
del analizante para construir lo Icc.
La interpretación del analista y la cura en su conjunto tendrán la finalidad de causar lo Icc. y
esta labor tiene efectos de modificación subjetiva.
LA TRANSFERENCIA: El analista es parte constitutiva de la experiencia analítica. La
transferencia sería un lazo donde se despliega un discurso que involucra a ambos: analizante y
analista. En ese lazo o vínculo se actualizan los fenómenos Iccs. de ambos. La transferencia no
sólo va del paciente al analista sino también del analista al analizante, llamo a esto
TRANSFERENCIA CRUZADAS. La transferencia es el espacio- tiempo donde se despliegan
los decires necesarios que permiten la producción de lo Icc. y la construcción de las verdades
de cada analizante que producen las modificaciones subjetivas. Hay varias dimensiones de la
transferencia a tener en cuenta: el tomar al analista por otro, la vertiente resistencial, el lugar de
despliegue de las repeticiones, de los síntomas, de los fantasmas, de los amores y odios, el

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espacio donde surgirá lo nuevo, la transferencia como vínculo donde puede emerger algo del
orden del deseo Icc.
REPETICIÓN: Hay repetición en la transferencia pero la transferencia no es solo repetición.
Hay que poner el acento en lo novedoso de cada repetición transferencial para poder imaginar
alguna transformación. Otro aspecto de la repetición es que el sj actúa su modo particular de
ser, aquel que ha ido conformando por las identificaciones estructurantes y las posteriores
experiencias de vida. Incidir en este núcleo duro de la repetición es parte esencial de la
operación analítica.
AMOR Y TRANSFERENCIA: Es probable que el análisis devenga, para el paciente,
interminable, pero el analista debe tener claro que la duración de la relación analítica es
necesariamente limitada. Hay algo en el propio carácter del dispositivo analítico que lleva al
despliegue del amor al analista, en tanto, éste es colocado en un lugar idealizado y en cuanto
se le asigna un saber y la capacidad de resolver las dificultades del analizante. Obviamente, el
analista, además de abstenerse de satisfacer las demandas de reciprocidad que tal amor del
paciente exige, sabrá darle un tratamiento analítico al mismo.
PODER DE TRANSFERENCIA: Hay violencia de transferencia colocar a un sj en una situación
de dependencia que reproduce los tempranos momentos de la vida, implica situarnos en un
lugar de autoridad. El poder conferido por el analizante le otorga a la palabra del analista un
valor y una fuerza extraordinaria.
RELACIÓN ENTRE LA TEORÍA Y LA PRÁCTICA: Se trata de ir creando modos personales de
intervención referidos a cada analizante. Pero la singularidad de éste no se deduce de una
teoría general sino de una percepción atenta de las peculiaridades de aquel a quien tenemos
en el diván.
PRESENCIA DE LA TEORÍA EN EL MOMENTO DE LA CLÍNICA: La teoría sirve como un
mapa cuando uno hace una excursión por la montaña y se pierde, es útil para los momentos en
que estamos extraviados. Entonces sacamos el mapa y una vez orientados lo volvemos a
guardar. Cuando estoy convencido de que el análisis hay que reinventarlo con cada analizante
y que debe ser hecho a la medida de este. Se trata en principio y durante la sesión de crear
algo válido para el paciente no para el corpus psicoanalítico.
TRANSFERENCIAS CRUZADAS
El Pss. no es una actividad contemplativa sino TRANSFORMATIVA y el analista no es el
agente de esas modificaciones subjetivas sino el propio analizante, mediante su trabajo en
sesión. La tarea analítica, si bien es compartida por ambos, tiene su epicentro en el analizante.
Se deduce de esto que no planifico metas a ala tarea.
PRIMER PASAJE POR LA ASOCIACIÓN LIBRE: El estado de asociación libre constituye una
especie de trance en el que suele haber un decir disperso, deshilvanado, con hilos de fuga,
pero con anudamientos posibles de diferentes niveles. Surge entonces lo inaudito, lo particular.
Hay que poner a trabajar este material. Y ahí está uno de los meollos de la instrumentalización
de la transferencia. El manejo de ella no puede reducirse a sugerir indicación es técnicas
generalizadas.
EL ANÁLISIS: UNA REESCRITURA DE LA NOVELA FAMILIAR: En el seno de la relación
transferencial, el analizante “ ESCRIBE” una nueva novela familiar. El saber hacer del analista
consistiría en sostener un contexto que posibilite al analizante la escritura de los borradores
dicha novela, en sostener el trabajo de hacer, y rehacer ese texto invisible. Acompañar este
proceso implica para mi crear y recrear en cada sesión y en cada caso una forma de estar
presente que condiciona lo menos posible es la tarea de asociación y elaboración del paciente.
Mi SILENCIO es activo. El analizante me supone un saber, yo, en cambio supongo que ese
saber reside en el analizante y que será también en él mismo que se encontrarán las fuerzas
que le permitan salir de su situación actual.
MARCO AMPLIO MÁS QUE ENCUADRE RÍGIDO: Para el trabajo de análisis con un paciente
neurótico no es un cuadro rígido, sino que por el contrario varía con cada analizante y con las
diferentes etapas de un análisis. Es un marco muy general, que incluye las necesarias
transgresiones cotidianas. Así como cada paciente es absolutamente singular, también el
analista lo es.

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RETORNO A LA ASOCIACIÓN LIBRE: Hay una exigencia de trabajo implícita en esta visión de
la asociación libre y de la elaboración posterior de aquello que esta aporta. Yo no actuó ahí por
sola presencia. Acompaño esa tarea, la catalizó. Si la asociación libre no deviene delirio es
porque se supone que está dirigida a otro que presuntamente entienda las dimensiones
profundas de ese decir.
INTERPRETACIÓN Y VERDADES SUBJETIVAS: De tanto en tanto acontecen en un análisis
aquellas situaciones particularmente fecundadas en las que en el paciente se produce ese
shock frente a lo dicho que hace que el analizante ya no sea el mismo que antes. Es un estado
mezcla de dolor y alborozo, cada vez que se producen efectos de verdad subjetiva. El paciente
necesita un tiempo para poder encajar una verdad de ese orden que lo ubica en un punto de no
retorno. Ya no será el mismo de antes.
EL PASADO: Más que reconstruir el pasado se trataría de construir una historia que no ha
tenido jamás lugar anteriormente, en tanto se la edifica con elementos que recién ahora
empiezan a ver la luz del día. Por eso decía que hay creación en la transferencia, no solo
repetición. Surge algo nuevo. Algo muy complejo sucede en cada transformación subjetiva,
pero no se debe a una mayor sabiduría de los síntomas.
INVOCANDO LA PULSIÓN DE VIDA: En un momento determinado de análisis aparece en el
campo transferencial un deseo profundo de cambiar la forma de vivir. Sin este sacudimiento
puede llegar a ser inútil todo el trabajo interpretativo. En presencia de él, las interpretaciones
del paciente o del analista, adquieren una fuerza increíble.
DESCONECTAR EL DOLOR DE SU LIGAZÓN ERÓGENA: El padecimiento psíquico, el
sufrimiento tiene que llegar a un punto tal, que de él mismo nazca esa fuerza que se oponga a
aquella otra que encadena a las repeticiones. Esto requiere como condición previa desconectar
el dolor del circuito masoquista, se le abrirá entonces al analizante la posibilidad de “salirse” de
sí mismo. La tarea analítica no consiste en orientar la vida del analizante sino en dirigir la cura
de manera tal que, respetando su singularidad, éste tenga más posibilidades de tomar sus
propias decisiones.
POSICIONES PERSONALES: Parto de la base de que son más útiles las interpretaciones y
construcciones que el propio paciente haga que las mías (del analista). Allí donde la pulsión de
Muerte habita no hay tregua para el analista. Debemos saber que ser soporte de la
transferencia implica que su peso recaerá sobre nosotros, tanto nuestra psique como nuestro
cuerpo sufrirán sus efectos. Hay una cierta toxicidad en la tarea que realizamos. Pienso que
hay irreductibles analíticos. El análisis no lo puede todo. Es conveniente saber que ser analista
es un OFICIO y no un modo de vida que se extienda más allá del consultorio.
TRANSFERENCIAS CRUZADAS: En cada momento operamos sobre la transferencia con todo
aquello que hemos ido decantando, de nuestra historia como psas. Además de estos aspectos
vinculados a la formación en la conducción de la cura influye asimismo lo que uno es en tanto
sj. Como analista me incluyo - soy incluido en la transferencia- y opero desde dentro de ella. El
proceso a través del cual surgen en nosotros las interpretaciones no está despojado de los
síntomas, de los deseos, ni de los fantasmas del propio analista. Metodológicamente habremos
de proponernos el paradigma del borramiento para que las sesiones puedan estar saturadas
por el material que aporta el analizante. Cabe agregar que a ese ideal nos podemos acercar
solo asintomáticamente.
LA SUBJETIVIDAD DEL ANALISTA: Me interesa resaltar la implicancia de la subjetividad del
analista en todo análisis que conduce. Tomar las cosas exclusivamente en un solo sentido
(desde el paciente hasta el analista) significa desconocer que hay más... algo que va en
dirección opuesta: desde el analista hasta el analizante. El espacio queda configurado por
ambos. Freud dice que abandonando la sugestión por el dispositivo analítico, la reencuentra
bajo la forma de transferencia. Ella es la heredera de la sugestión.
DESEO DEL ANALISTA: La transferencia se origina a partir del analista. Es éste quien la
provoca, la dispara, la exacerba, poniendo en juego el deseo del analista, que tendría como
función hacer emerger el deseo del analizante. Cuando Lacan habla del deseo del analista se
está refiriendo a un deseo que permite sostener la función analítica, que posibilita colocar el
saber en lugar de la verdad. Al sostener la idea de TRANSFERENCIAS CRUZADAS, pretendo
subrayar que tanto analista como analizante están en el campo transferencial, cada uno con
sus propias repeticiones, fantasmas, deseos, síntomas y entre ambos configuran una relación

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única. La transferencia, además de producirse espontáneamente, es activada, potenciada por
el dispositivo y las interpretaciones analíticas. Hablar de transferencias cruzadas no significa
que las posiciones y funciones de ambos partenaires sean simétricas.
LA FUNCIÓN DEL ANALISTA: Existe una función del analista, lo que no existe es esa función
en abstracto, disociada de un sj de carne y hueso. Cada analista está metido de cabo a cabo
en el análisis de sus pacientes y lo está con sus características propias.
Pretender que es posible borrarnos completamente para que el espacio transferencial sea
ocupado sólo por el analizante y sostener que la única forma de analizar es eclipsándonos
como sjs, sin poner simultáneamente el acento en la imposibilidad de sostener de manera
continua esa posición límite es estar proponiendo ideales inalcanzables. El analista no es
jamás un observador neutro, sino que forma parte de la situación analítica. El reconocimiento
de estos hechos permitiría limitar esa incidencia por parte de ambos. Como la transferencia
misma, el ANALISTA ES BIFRONTE: condición de posibilidad y obstáculo de una cura.

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