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Teorías sobre el amor

 A más sexo, más memoria. Investigadores de la Universidad McGill de Montreal


(Canadá) han demostrado que mantener relaciones sexuales con frecuencia no solo
mejora la autoestima, sino que ayuda al rendimiento de la memoria. ¿La razón? La
estimulación sexual contribuye a la neurogénesis, es decir, el crecimiento de nuevas
células cerebrales. Además, ayuda a mantenerlas vivas durante más tiempo. Eso sí, es
necesario entrenarlas a diario para no perderlas.
 Los opuestos no se atraen. Más bien al contrario: elegimos pareja guiados por nuestro
código genético. Nuevas investigaciones publicadas en la revista Intelligence y llevadas
a cabo por un equipo de psicólogos y economistas de la Universidad de East Anglia
(Reino Unido) y la holandesa VU University han demostrado que no seleccionamos a
nuestra pareja al azar, sino por afinidad. Así, personas con educación y habilidades
cognitivas similares tenderán a emparejarse. Es decir, que la escalada de la desigualdad
que sufren nuestras sociedades está ya fijada (también amorosamente) en nuestro ADN.
 Somos más polígamos (en serie... o no) que monógramos. La antropóloga y bióloga
Helena Fisher, autora de Anatomy of love y una de las investigadoras más relevantes en
neurobiología del amor, afirma que tras la etapa de amor apasionado (unos cuatro
años), donde el deseo sexual opera con intensidad, entran en juego distintos procesos
químicos cerebrales que invitan a las personas a variar de pareja. Y aunque nuestra
cultura defiende la manga ancha para los hombres, son las mujeres las que están
especialmente cableadas para buscar nuevos compañeros a la mínima de cambio. La
antropóloga Brooke A. Scelza, de la Universidad de California (EE.UU.), escribió un
estudio que prueba que la promiscuidad es femenina. Su teoría se fija en lo evolutivo: a
más parejas distintas, más posibilidades de procrear.
 ¿Inolvidable? Culpa a tus neurocircuitos. El amor intenso crea neurocircuitos muy
resistentes que la memoria encuentra difíciles de borrar cuando la relación se ha roto.
De ahí que no podamos olvidarnos de nuestro ex a la velocidad que quisiéramos. Así lo
ha demostrado el prestigioso neurobiólogo Antoine Bechara, profesor de Psicología en
la Universidad Southern California (EE.UU). Él ha descubierto que el cerebro sigue
enviando información pasada, aunque nosotros ya hayamos pasado página...
 El pensamiento cambia nuestros sentimientos. Parece que las hormonas no están solas a
la hora de provocar la corriente química que desata el enamoramiento. Un estudio
titulado La regulación de los sentimientos románticos, publicado en la revista de
psicología Plos One, rebate el popular dicho que nos anima a "seguir al corazón" y nos
recomienda, más bien, que utilicemos el poder del pensamiento. De hecho, ya lo
hacemos: el cerebro activa las zonas relacionadas con el amor cuando pensamos en
nuestros seres queridos e inhibe determinadas ondas cerebrales cuando recordamos a
aquellos a los que ya no amamos. Según los doctores Langeslag y Van Strien, autores de
dicho estudio, tenemos más control racional sobre las emociones de lo que creemos.
Basta con pensar en amar a alguien para aumentar nuestras probabilidades de hacerlo.
 El sexo mejora con la edad. Un reciente estudio de la Universidad de Minnesota y la
Stony Brook University (EE.UU), publicado en el Journal of sexual research, ha
descubierto que las relaciones sexuales mejoran con la edad y no al contrario, como
marca el estereotipo asociado a la vejez. Los investigadores recogieron datos de 6.267
personas, y estos confirmaron la satisfacción de las personas mayores con sus
relaciones. En parte se debe a que, con la edad, nos preocupamos menos por la
frecuencia y más por la calidad. Este fenómeno es especialmente observable en las
mujeres: otro estudio de la Universidad de Pittsburgh encontró que la mayoría de las
mujeres de entre 45 y 60 años reconocen que su vida sexual mejoró gracias a su
conocimiento del propio cuerpo y a la desaparición de inhibiciones.
 La fórmula del éxito: autonomía frente a entrega. La escritora y psicoterapeuta belga
Esther Perel sostiene en su libro Mating in captivity: unlocking erotic intelligence que el
amor romántico se sostiene sobre dos pilares, entrega y autonomía, que deben
mantener un siempre difícil equilibrio. El deseo de estar juntos y la necesidad de un
espacio de soledad son, ambos, fundamentales para el triunfo del amor. Pero si
cultivamos una distancia demasiado larga, la conexión se interrumpe y, en una
sobredosis de intimidad, desaparece la magia de la individualidad que nos fascina, ese
misterio que nunca deberíamos resolver del todo. Tal es la paradoja del amor.
 El secreto de la felicidad... (pista: no es el dinero). Un nuevo estudio de la más que
solvente London School of Economics confirma que el amor tiene mucho más que ver
con la felicidad que, por ejemplo, una subida de sueldo. Alrededor de 200.000 personas
de todo el mundo han participado en este riguroso estudio que señala que una feliz
relación de pareja es el factor que más contribuye a nuestra sensación de bienestar.
 Los smartphones están destruyendo las relaciones. Un estudio sobre el uso del móvil,
publicado en Computers in human behavior en 2015, desveló una correlación
inquietante: cuanto más miramos el móvil (unas 150 veces al día, según otro estudio
estadounidense), menos interactuamos con nuestra pareja. Un 70% de personas
reconocieron este hecho. Una miradita al teléfono cuando tu pareja no mira o un
mensaje que llega (y lees) en mitad de una conversación bastan para que la otra
persona se sienta desatendida... y para que vuestra relación empiece a debilitarse poco

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