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LAS AMBIGÜEDADES DEL LENGUAJE NATURAL: LAS PARADOJAS Y EL SINSENTIDO

La distinción entre lenguaje y metalenguaje. La distinción entre uso y mención.


Lenguaje y metalenguaje.
Aunque esto es algo que puede discutirse como se verá, existen lenguajes formales porque el lenguaje natural
tiene la capacidad de ser reflexivo y volverse sobre sí mismo para analizar sus estructuras, sus aspectos formales o
sintácticos, y sus contenidos o aspectos semánticos, así como sus condiciones de uso (aspectos comunicativos o
pragmáticos). En virtud de esa capacidad reflexiva puede también el lenguaje natural depurarse hasta convertirse en
una estructura lógica o gramatical. Pero esa riqueza y capacidad reflexiva tiene graves inconvenientes también, puesto
que de ella se derivan paradojas y ambigüedades, que son aquellas que pretende deshacer el análisis lógico-lingüístico
de Russell y Wittgenstein, p. ej.
Veamos la cuestión de las paradojas, como la de Epiménides, que podemos traducir a la siguiente expresión:
"El lenguaje de los cretenses es siempre falso". Esa capacidad de hablar sobre sí mismo que tiene el lenguaje puede
describirse con la ayuda de la distinción entre metalenguaje y lenguaje objeto. Esa distinción sirve al mismo tiempo
como recurso del análisis para deshacer las paradojas del lenguaje natural.
Se llama metalenguaje a un lenguaje o fragmento de un lenguaje que describe o se refiere a otro lenguaje u
otro fragmento del anterior, al que se denomina lenguaje-objeto. Así por ejemplo, elaborar un lenguaje lógico, un
sistema formal o cálculo lógico, es definir en un metalenguaje (p. ej. el castellano) una sintaxis y una semántica para
un lenguaje objeto.
Teniendo en cuenta esa distinción, la paradoja de Epiménides se explica así: sólo se rompe el principio de no
contradicción, y la paradoja, si no distinguimos dos niveles en la expresión mencionada. "El lenguaje de los cretenses"
es un lenguaje objeto (que como todo lenguaje puede expresar la verdad y la falsedad) al que se refiere Epiménides en
su metalenguaje (supongamos que el cretense). Naturalmente, también el metalenguaje de Epiménides ( y por tanto
su afirmación "el lenguaje de los cretenses es falso") puede ser verdadero o falso, cuestión que, en principio, es
independiente de la verdad o falsedad del lenguaje objeto (el cretense que hablan el resto de los cretenses).
Uso y mención.
Pero hay otro tipo de paradojas matemáticas o lógicas, como las de Cantor, los catálogos o las del adjetivo
"heterólogo" 1 , que para ser resueltas exigen otra distinción: la del uso y la mención de una expresión. Una expresión
se usa cuando se utiliza según su significado (es decir, cuando se refiere a su objeto) y se menciona cuando nos
referimos a ella misma o a los signos que la forman. Esta distinción sirve para evitar ambigüedades similares a las que
se producen cuando se confunden lenguaje/metalenguaje. Una confusión de este tipo sería la siguiente:
«Russell es el autor de los Principia Mathematica.»
«"Russell" está formado por 7 letras».
«El autor de los Principia está formado por 7 letras».
Las dos primeras oraciones son verdaderas, de lo que se deriva al sustituir las proposiciones con expresiones con la
misma referencia que la tercera habría de serlo también, cosa que, evidentemente, no sucede. El error lógico de la
argumentación reside en ignorar el valor de las comillas dobles altas (") que se emplean normalmente para indicar que
una expresión se está mencionando o citando y no usando con su significado habitual.

LOS PROBLEMAS DEL SINSENTIDO: LAS FILOSOFÍAS DE WITTGENSTEIN.


Según la definición de sinsentido que da Wittgenstein, éstos muchas veces no se deben a
complicados errores lógicos como las paradojas o las falacias formales, sino a otro tipo de problemas
lingüísticos, muchas veces relacionados con el uso y el contexto de los enunciados, y otras veces con
propiedades lógicas de éstos. Algunas veces son oraciones frecuentes e incluso necesarias en nuestro
lenguaje ordinario. Wittgenstein se dio cuenta de eso y por ello distinguió entre contrasentidos (o
contradicciones lógicas) y sinsentidos (oraciones que son lógica y sintácticamente correctas pero que
no dicen nada de la realidad); lo curioso del caso es que las tautologías o verdades lógicas, es decir,
las proposiciones verdaderas en todo mundo posible, bajo toda interpretación posible, o como Wittgenstein las define,
las leyes de la lógica, ¡serían sinsentidos! Esto es lo que plantea Wittgenstein en su primera obra, Tractatus logico-
philosophicus.
Él pensó que la tarea de la filosofía era aclarar lógicamente el pensamiento y mostrar que algunas proposiciones no
decían nada (los sinsentidos), porque no se referían a nada, no tenían ningún referente en la realidad. ¿Por qué
entonces se le atribuía significado? Según él,
a) porque expresaban o mostraban la forma lógica de toda manera de referirse a las cosas (sus condiciones de
validez), como las tautologías o las contradicciones.
b) Porque se referían a lo que él llamaba lo místico, es decir aquello que no puede expresarse, como afirmaciones
sobre el sentido del mundo, del yo (que no es más que quién tiene un punto de vista sobre el mundo), sobre lo

1
Un adjetivo es heterólogo si no se califica a sí mismo, y autólogo si lo hace. Por ejemplo, la palabra “negra” tal como aparece aquí escrita, se
califica a sí misma; por tanto, es un adjetivo autólogo. En cambio, “amarillo”, es aquí un adjetivo heterólogo. También, “esdrújula” es una
palabra autóloga (porque es esdrújula), mientras que “aguda” es heteróloga (porque es llana). El problema viene cuando nos preguntamos si
“heterólogo” es un adjetivo heterólogo o no: pruébese a hacer el razonamiento.
bueno o lo bello… Para él sobre estas cosas el lenguaje perfecto no tiene nada que decir. Por tanto, la filosofía tiene
que callarse. Su única misión es aclarar sobre qué se puede o no hablar.
Sin embargo, en obras posteriores Wittgenstein se dio cuenta de que sus primeras ideas dependían de una teoría del
significado que luego creyó demasiado restrictiva: significado era sólo aquella cosa a la que se refería una palabra.
Entonces pensó que el significado de una palabra podría querer decir otras cosas; pensó que el significado de una
palabra dependía de su uso, que una palabra, y el lenguaje entero, no era más que una herramienta que podía usarse de
diferentes maneras, dependiendo del contexto. Inventó entonces, en las Investigaciones filosóficas, la teoría de los
juegos del lenguaje. El lenguaje natural contiene muchos “juegos del lenguaje” o distintos usos con sus propias y
diferentes reglas.
La principal consecuencia para el problema del sinsentido es que ahora los sinsentidos filosóficos quedan
completamente al descubierto. No es lo mismo un sinsentido como “llueve o no llueve”, que no habla de la realidad pero
no incumple ninguna regla lingüística, que un sinsentido como “el actual rey de Francia es calvo” o “Dios existe”. Estos
últimos enunciados incumplen una regla lingüística que consiste en que para referirse a la existencia de algo ha de usar
uno un nombre que pueda tener una referencia espacio-temporal. El segundo la incumple claramente; el primero de
manera disimulada.
Para entender esto, no hay más que leer el pasaje de la Odisea en que Ulises engaña al Cíclope diciéndole que su
nombre es “Nadie”. Cuando éste, una vez cegado por el astuto Ulises, es preguntado por los demás Cíclopes, contesta
que nadie le ha hecho eso, por lo que sus hermanos lo toman por loco y Ulises y sus hombres pueden escapar
tranquilos.
En A través del espejo, el Rey Blanco pregunta a Alicia si ve a alguien en el camino:
“- A nadie –contestó Alicia.
- ¡Cómo envidio tu buena vista! –exclamó, quejumbroso el Rey-, ¡Ver a Nadie! ¡Y a esa distancia! Yo, en cambio,
apenas si consigo ver a alguien, ¡y eso con buena luz!”

En resumen, desde Wittgenstein es corriente en filosofía distinguir entre dos teorías del significado:
a) la teoría del significado como referencia: lo que significa una palabra es el objeto al que designa; lo que significa un
enunciado es una proposición, es decir, la representación de un hecho, al que el enunciado se “refiere”. Recuérdese
que el criterio empirista de significado, la lógica formal proposicional o la teoría clásica de la verdad como
correspondencia se fundamentan en esta idea.
b) La teoría del significado como uso: ésta es la idea en la que se basa la llamada pragmática del lenguaje, el estudio
del significado teniendo en cuenta su contexto. Aquí las palabras, los enunciados y los textos tienen significados, no
porque se refieran a algo, sino, en un sentido más amplio, porque se insertan en un contexto comunicativo en el
que los hablantes siguen unas reglas para entenderse. Por tanto, referirse a algo no es más que uno de los muchos
usos del lenguaje (juegos, diría Wittgenstein en las Investigaciones filosóficas)

TEXTOS DE WITTGENSTEIN PARA COMENTAR.


“4.46
Entre los grupos posibles de condiciones de validez hay dos casos extremos.
En uno de ellos la proposición es verdadera para todas las posibilidades de validez de las proposiciones
elementales. Decimos que las condiciones de validez son tautológicas.
En el segundo, la proposición es falsa para todas las posibilidades de validez: Las condiciones de validez son
contradictorias.
En el primer caso llamamos a la proposición una tautología, en el segundo una contradicción.
4.461
La proposición muestra lo que dice; la tautología y la contradicción, que no dicen nada.
La tautología carece de posibilidades de validez, dado que es incondicionalmente verdadera; y la contradicción no
es verdadera en condición alguna.
Tautología y contradicción carecen de sentido.
(Como el punto del que parten dos flechas en dirección opuesta.)
(Nada sé, p.e¡., sobre el tiempo si sé que llueve o no llueve.)
4.4611
Pero tautología y contradicción no son absurdas; pertenecen al simbolismo y ello de modo similar, ciertamente, a
como el cero pertenece al simbolismo de la aritmética.
4.462
Tautología y contradicción no son representaciones de la realidad. No representan ningún posible estado de cosas.
Porque aquélla permite cualquier posible estado de cosas, ésta ninguno. En la tautología las condiciones de
coincidencia con el mundo -las relaciones representativas- se neutralizan entre sí, de modo que no está en relación
representativa alguna con la realidad.
4.463
Las condiciones de validez determinan el espacio de juego que les es dejado a los hechos por la proposición.
(La proposición, la representación, el modelo, son, en sentido negativo, como un cuerpo sólido que limita la libertad
de movimiento de los demás; en sentido positivo, como el espacio limitado por substancia sólida, en el que un
cuerpo ocupa un lugar.) La tautología deja a la realidad el espacio lógico entero -infinito-; la contradicción llena
todo el espacio lógico y no deja a la realidad punto alguno. De ahí que ninguna de las, dos pueda determinar en
modo alguno la realidad.
4.464
La verdad de la tautología es cierta; la de la proposición, posible; la de la contradicción, imposible. (Cierto, posible,
imposible: He ahí los distintivos de la graduación que necesitamos en la teoría de la probabilidad.)
4.465
El producto lógico de una tautología y una proposición dice lo mismo que la proposición. Tal producto es, pues,
idéntico a la proposición. Porque no cabe modificar lo esencial del símbolo sin modificar su sentido.
4.466
A una determinada conexión lógica de signos corresponde una determinada conexión lógica de sus significados;
sólo a los signos inconexos corresponde una conexión arbitraria cualquiera.
Esto quiere decir que proposiciones que son verdaderas para cualquier estado de cosas no pueden ser en absoluto
conexiones de signos, porque de lo contrario sólo podrían corresponderles determinadas conexiones de objetos. (Y
a ninguna conexión lógica corresponde ninguna conexión de los objetos.)
Tautología y contradicción son los casos límites de la conexión sígnica, es decir, su disolución.
4.4661
Por supuesto que también en la tautología y en la contradicción los signos están aún unidos unos a otros, es decir,
en relación mutua; pero estas relaciones carecen de significado, son inesenciales al símbolo.
4.5
Ahora parece posible dar la forma más general de la proposición: es decir, dar una descripción de las proposiciones
de cualquier lenguaje sígnico, de modo que cualquier posible sentido pueda ser expresado mediante un símbolo al
que convenga la descripción, y que cualquier símbolo al que convenga la descripción pueda expresar un sentido si
los significados de los nombres son escogidos adecuadamente.
Está claro que en la descripción de la forma más general de la proposición sólo puede ser descrito lo esencial de
ella; de lo contrario no sería, ciertamente, la más general.
Que haya una forma general de la proposición es cosa que viene probada por el hecho de que no puede haber
proposición alguna cuya forma no hubiera podido ser prevista (esto es, construida). La forma general de la
proposición es: las cosas se comportan de tal y tal modo,
4.51
En el supuesto de que me -fueran dadas todas las proposiciones elementales: entonces cabría preguntar
simplemente: qué proposiciones puedo formar con ellas. Y éstas son todas las proposiciones, y así vienen
delimitadas.”[…]
“6.44
No cómo sea el mundo es lo místico sino que sea.
6.522
Lo inexpresable, ciertamente, existe. Se muestra, es lo místico.
6.53
El método correcto de la filosofía sería propiamente éste: no decir nada más que lo que se puede decir, o sea,
proposiciones de la ciencia natural –o sea, algo que nada tiene que ver con la filosofía-, y entonces, cuantas veces
alguien quisiera decir algo metafísico, probarle que en sus proposiciones no había dado significado a ciertos signos.
Este método le resultaría insatisfactorio –no tendría el sentimiento de que le enseñábamos filosofía-, pero sería el
único estrictamente correcto.
7.
“De lo que no se puede hablar hay que callar.”
WITTGENSTEIN, L.: Tractatus logico-philosophicus, pp.

“Mi objetivo es enseñarte a pasar del sinsentido encubierto al descubierto, o sea, hacer patente el sinsentido”.
WITTGENSTEIN, L.: Investigaciones filosóficas.

“Imaginemos un lenguaje en el que, en lugar de decir «No encontré a nadie en el cuarto», uno dijera «Encontré en
el cuarto al Señor Nadie». ¡!Qué problemas filosóficos plantearía semejante convención!”.
WITTGENSTEIN, L.: Cuadernos azul y marrón.

TEXTOS DE BERTRAND RUSSELL.


1. “ Atomismo lógico “.
“ La discusión anterior acerca de un lenguaje lógico ideal (que, desde luego, sería totalmente inútil para la
vida cotidiana), tiene dos finalidades: primero, evitar inferencias de la naturaleza del lenguaje a la naturaleza del
mundo, que resultan falaces porque dependen de los defectos lógicos del lenguaje; y segundo, sugerir, investigando
qué exige la lógica de un lenguaje que debe evitar la contradicción, qué clase de estructura podemos suponer que,
razonablemente, tiene el mundo “.

2. Introducción de B. Russell al Tractatus logico-philosophicus de L. Wittgenstein, pp. 185-187.


“El Tractatus logico-philosophicus del profesor Wittgenstein intenta, consígalo o no, llegar a la verdad
última en las materias de que trata, y merece por su intento, objeto y profundidad que se le considere un
acontecimiento de suma importancia en el mundo filosófico. Partiendo de los principios del simbolismo y de las
relaciones necesarias entre las palabras y las cosas en cualquier lenguaje, aplica el resultado de esta investigación a
las varias ramas de la filosofía tradicional, mostrando en cada caso como la filosofía tradicional y las soluciones
tradicionales proceden de la ignorancia de los principios de simbolismo y del mal uso del lenguaje.
[La obra] trata en primer lugar de la estructura lógica de las proposiciones y de la naturaleza de la
inferencia lógica. […]Para comprender el libro de Wittgenstein es preciso comprender el problema al que se
enfrenta. En la parte de su teoría que se refiere al simbolismo se ocupa de las condiciones que se requieren para
conseguir un lenguaje lógicamente perfecto. Hay varios problemas con relación al lenguaje. En primer lugar está el
problema de qué es lo que efectivamente ocurre en nuestra mente cuando empleamos el lenguaje con la intención
de significar algo con él; este problema pertenece a la psicología. En segundo lugar está el problema de la relación
existente entre pensamientos, palabra y proposiciones y aquello a lo que se refieren o significan; este problema
pertenece a la epistemología. En tercer lugar está el problema de usar las proposiciones de tal modo que expresen la
verdad más bien que la falsedad; esto pertenece a las ciencias especiales que tratan de las materias propias de las
proposiciones en cuestión. En cuarto lugar está la cuestión siguiente: ¿Qué relación debe haber entre un hecho (una
proposición, por ejemplo) y otro hecho para que el primero sea capaz de ser un símbolo del segundo? Esta última es
una cuestión lógica y es precisamente aquella de la que Wittgenstein se ocupa. Estudia las condiciones de un
simbolismo correcto, es decir, un simbolismo en el cual una proposición “signifique” algo totalmente definido. En la
práctica, el lenguaje es siempre más o menos vago, ya que lo que afirmamos no es nunca totalmente preciso. Así
pues, la lógica ha de tratar de dos problemas en relación con el simbolismo:1º las condiciones para que se dé el
sentido más bien que el sinsentido en las combinaciones de símbolos; 2º Las condiciones para que exista unicidad
de significado o referencia en los símbolos o en las combinaciones de símbolos. Un lenguaje lógicamente perfecto
tiene reglas de sintaxis que evitan los sentidos, y tiene símbolos particulares con un significado determinado y
único. Wittgenstein estudia las condiciones necesarias para un lenguaje lógicamente perfecto. No es que haya
lenguaje lógicamente perfecto, o que nosotros nos creamos aquí y ahora capaces de construir un lenguaje
lógicamente perfecto, sino que toda la función del lenguaje consiste en tener significado y sólo cumple esta función
satisfactoriamente en la medida en que se aproxima al lenguaje ideal que nosotros postulamos.

La tarea esencial del lenguaje es afirmar o negar los hechos. Dada la sintaxis de un lenguaje, el significado
de una proposición está determinado tan pronto como se conozca el significado de las palabras que la componen.
Para que una cierta proposición pueda afirmar un cierto hecho, debe haber, cualquiera que sea el modo como el
lenguaje está construido, algo en común entre la estructura de la proposición y la estructura del hecho. Esta es tal
vez la tesis más fundamental de la teoría de Wittgenstein. Aquello que haya de común entre la proposición y el
hecho, no puede, así lo afirma el autor, ser dicho a su vez en el lenguaje. Sólo puede ser, en la fraseología de
Wittgenstein, mostrado, no dicho, pues cualquier cosa que podamos decir tendrá siempre la misma estructura.

El primer requisito de un lenguaje ideal sería tener un solo nombre para cada elemento, y nunca el mismo
nombre para dos elementos distintos. Un nombre es un símbolo simple en el sentido de que no posee partes que
sean a su vez símbolos. En un lenguaje lógicamente perfecto, nada que no fuera un elemento tendría un símbolo
simple. El símbolo para un compuesto sería un “complejo” que contuviera los símbolos de las partes. Al hablar de
un “complejo” estamos, como veremos más adelante, pecando en contra de las reglas de la gramática filosófica,
pero esto es inevitable al principio. “La mayor parte de las proposiciones e interrogantes que se han escrito sobre
materia filosófica no son falsas, sino sinsentido. No podemos, pues, responder a cuestiones de esta clase de ningún
modo, sino sólo establecer su sinsentido. La mayor parte de las cuestiones y proposiciones de los filósofos proceden
del hecho de que no comprendemos la lógica de nuestro lenguaje. Son del mismo tipo que la cuestión de si lo bueno
es más o menos idéntico que lo bello "“(4.003).

Propuestas para comentar los textos.


1. ¿Qué método proponen Russell y Wittgenstein par la filosofía? ¿Cuál es su finalidad? Extrae las
principales características de ese método.

2. ¿Cómo evita la lógica el problema del sinsentido? Enumera los requisitos que debe cumplir el
lenguaje lógico para hacerlo, según los textos de Wittgenstein y Russell.

3. Enumera las características que se atribuyen en los textos a los tres tipos de proposiciones
lógicas: tautologías, contradicciones e indeterminaciones, y explícalas.

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