Está en la página 1de 16

Arteterapia y cáncer

Lo primero que quiero decir es que “el arte salva”, la risa salva. Y tanto el arte,
como la risa, me han salvado en diferentes etapas de mi vida.

Hoy vengo a hablarles de cáncer y arteterapia. Y entiendo que Karina me


convocó porque soy instructora de arteterapia, incluso muchos de ustedes han
estado en diferentes clases mías a lo largo de este año (recursos creativos,
ateneo didáctico de niños, ateneo didáctico de adultos mayores). Lo que
seguramente ninguno de ustedes sabe es que mientras transcurría el año y
pasaba la pandemia, yo hacía un tratamiento para el cáncer de mamas.

Entonces, yo les voy a hablar acá como instructora de arteterapia, como docente,
pero también como “paciente”.

Es sumamente complejo y difícil ponerse en los zapatos de una persona que ha


sido diagnosticada con cáncer. Aunque alguno de ustedes me diga “lo viví con
mi mamá”, “yo lo pasé con mi abuelo”… ok, acompañaron, pero no lo pasaron.
Y con esto no quiero denostar a nadie, sino que nos pongamos en eje e invitarlos
a pensar desde dónde acompañamos. De qué manera nos posicionamos para
acompañar a un paciente con esta u otra patología.

Desde la teoría vamos a encontrar un montón de apuntes que nos digan que la
expresión artística es un método muy eficaz para gestionar las emociones y
expresar lo que no podemos decir con las palabras. Sin embargo, cuando la
teoría y la práctica se juntan, a menudo, ni es tan perfecta la teoría, ni es tan fácil
la práctica.
Para organizar un poquito el contexto. Cuando trabajamos en un contexto de
cáncer vamos a distinguir:

1. Tipo y pronóstico
No es lo mismo acompañar un paciente en su tránsito por la
enfermedad, que en cuidados paliativos.

2. Edad
No es lo mismo acompañar a un adulto que a un niño; este está
enmarcado por un entorno de adultos, los cuales tienen otra
consciencia y concepción de la enfermedad.

3. Si vamos a asistir al paciente o a familiares de pacientes.

Arteterapia

- Favorecer e impulsar las capacidades creativas que nos permitan adquirir


herramientas para la gestión de las emociones y la canalización de
situaciones conflictivas.

- Permitir oportunidades de cambio en un contexto vital.

- Brindar posibilidad de crecimiento personal

- Promover el bienestar emocional y la aceptación


Beneficios de la expresión artística:

- Reducir el impacto emocional que produce el diagnóstico


- Mejorar el tránsito por el tratamiento

- Mayor comunicación de la problemática


- consigo mismo
- con el entorno

- Gestionar el estrés que produce


- El diagnóstico
- El tratamiento

- Mejorar el autoestima
- Muchas veces denostada debido a los cambios físicos que produce el
tratamiento

Rol de acompañamiento:

Como les decía antes, quien no haya transitado en carne propia un diagnóstico
de cáncer, realmente no comprenderá en su totalidad los sentimientos y
emociones por los que pasa un paciente.

Esto no nos invalida, por el contrario, exige un desafío en el cual tenemos que
pensar de qué manera acompañamos, dónde nos paramos para poder ayudar.

Y para que podamos reflexionar el modo en que acompañamos, esta u otras


situaciones, los invito con un texto que escribí en estos meses.
Pensares de un domingo a la mañana
https://losapuntesdelalma.wordpress.com/

Cuando se murió mi papá, va a hacer dentro de poco 15 años, hubo una sola persona que cuando me
llamó x tel me dijo “no sé qué decir”, pero “estoy”.

No sólo fue el mensaje más sincero, sino también el más respetuoso y el que mejor me hizo sentir.

A 48 hrs de operada de mi cancer de mamas tuve que hacer frente a la incomprension de familiares
que -queriendo ayudar- me incitaban a levantarme y prácticamente correr una maratón de 42 km.

Mi caracter -aunque lo estoy trabajando – se caracteriza por la reacción. Aguanto hasta que exploto y
la gente sólo se queda con esa reacción “visible” que parece desmedida.

A 48 hrs de una cirujía, con todo lo que implica un diagnóstico de cáncer, literalmente mande a la
mierda a esa persona, quien me respondió: “no te escudes en el cáncer para contestar mal porque ya
no lo tenés, ya te lo sacaron”.

Guauuuuu ¿¿¿¿En serio????

Si algo me está enseñando esta experiencia es a tener paciencia, a preocuparse por el día y a avanzar
paso a paso. Incluso los médicos no sólo no dan información de más, sino que calman las ansiedades
porque TODO es una “variable”. Aquí la “constante” no existe.

Pero volviendo a los demás… Tuve que aprender a tomar distancia de lo que mi cancer le provoca a
los demás… Sus miedos, sus inseguridades y hasta sus fantasías e imposibilidades al respecto.

Tuve que aprender a aceptar las formas en las cuales el otro puede o no estar presente… Abrazando
ese “gesto” aún impropio de amor…

Y así aprendí a reírme con frases (literales) como:

“Lo peor ya paso” “Después de esta te lucís”

“Los tratamientos no son nada” “Si se te cae el pelo


te va a crecer hermoso”
“Vas a bajar los kilos de más
que tenés hace tanto tiempo” “Vas a quedar mil puntos”

En lugar de enojarme elijo ver el corazón de la persona, su idiosincrasia, desde dónde comenta, cuán
desesperado está por esto que me está pasando y el alcance de sus recursos emocionales…

Sí, hago un doble trabajo. Pero ¿por qué ponerme en el lugar de que los otros deberían “abastecerme”
del amor en la forma en la cual yo lo necesito?

Cada uno hace lo que puede, pero hay algo seguro en ese mundo…

Y es que cada quien brinda lo que tiene en el corazón. Seamos abiertos y perceptivos para recibirlo.
Seamos tolerantes, aprendamos a leer entre líneas, aceptemos al otro con sus defectos porque, aún
con sus frases poco correctas, el otro está ahí, con sus agujeros a cuestas, DANDO como y desde
donde puede.
Con este texto los quiero invitar a reflexionar, no sólo del nuestro rol como
instructores, sino también el contexto en el que se puede encontrar inmerso el
paciente. Familiares y amigos intentando “ayudar”, en medio de la
desesperación y angustia por el diagnóstico de esa persona a la que aman, pero
incomprendiendo absolutamente el contexto; siendo incapaces de gestionar lo
que a ellos les provoca y correrse para permitir paso a la emoción del paciente,
de quien verdaderamente está cursando la enfermedad.

Rol del instructor:


- Empatía
- Acompañar sin invadir
- Brindar herramientas para la expresión
- Detectar necesidades
- Favorecer los procesos sin forzarlos (a veces no es necesario racionalizar
todo, poner el palabras o explicarle al paciente “te diste cuenta de tal o cual
cosa”; con solo atravesar el momento creativo, compartir quizas con
personas que estén atravesando lo mismo… solo con eso es suficiente)
- Contención
- Entendimiento
- Liberarse de prejuicios (y de miradas estigmatizantes)
- No planificar ejercicios “cerrados”, sino utilizar disparadores que permitan
la expresión y estar atentos al contexto
Paciente:
Como paciente les voy a contar que el diagnóstico de cáncer resulta demoledor,
el primer impacto es demoledor.

Con respecto a la expresión, lo primero que hice fue comprar un cuaderno de


hojas lisas, sabía que tenía mucho por expresar, mucho por sanar…

Una persona que atravesó la enfermedad, me dijo con toda su sabiduría:

Acá va mi mejor palabra.


Calma.
Fuerza.
Confianza.
Son tres. Te mando mucha de todas ellas.
Un Paso a la vez, Paula.

En ese momento, hasta casi, casi me enojé… sin embargo, con el transcurso de
los días, de los meses, las comprendí y las abracé.

El cáncer me enseñó a tener paciencia, me enseñó que todo es una variable


y que nada está en el poder de nuestras manos.

Hay que entregarse y “surfear la ola”, transitarlo.

Antes de pasar hablar específicamente de las producciones artísticas


relacionadas a mi tránsito por esta enfermedad, quiero comentarles algo mas…
que es arteterapia en un contexto posterior al tratamiento.
Post tratamiento:
El cáncer no termina con el tratamiento. Hay una cuestión con la que hay que
convivir de por vida y es “haber tenido cáncer”.
El antecedente del cáncer presupone una angustia casi permanente y la
adaptación a una “nueva normalidad”

1- Resabios de los tratamientos


Los tratamientos son altamente agresivos y provocan efectos colaterales a largo
plazo. Por más que los demás nos vean bien por fuera, nuestro cuerpo no es el
mismo y hay una multiplicidad de síntomas que los demás no perciben, pero que
a nosotros nos limita.
- fuerza en los brazos
- perdida de la motricidad fina
- neuropatías periféricas
- Cuestiones relacionadas a la memoria y/o a la expresión
oral
- Pérdida de concentración
2- Cambios a nivel físico – imagen corporal
- Variaciones de peso
- Cabello
3- Analisis y controles
- presuponen un estrés extra que los analisis de rutina que
hace la gente habitualmente.
4- Cambios en nuestras relaciones sociales / laborales

Sí, estamos felices de que nos salvaron la vida, de tener vida.


No, no nos victimizamos.
Sí, la vida cambia de forma radical y para siempre
No, nunca vamos a volver a se la misma persona
Sí, es difícil identificarse nuevamente con muchos aspectos de la vida que
teníamos.

En este marco actúa el arteterapia, para ayudar a gestionar estas nuevas


realidades post tratamiento.
Mi cuadernito mágico:
Bueno… hechas las consideraciones anteriores, voy a hablarles de “mi
cuadernito mágico”.
Una vez comenzado el proceso (frente a la punción/biopsia) me compré un
cuaderno, el cuál elegí detalladamente.
Elegí que su marca fuera “EXITO” y lo dijera en la
tapa. Elegí que tuviera colores brillantes que inviten
a la felicidad. Elegí que las hojas fueran blancas
lisas para poder expresar lo que sea.
El arte en si mismo, el tránsito por las situaciones
artísticas colaboró en ir gestionando las emociones
en cada una de las etapas.
Dibujé, pinté, escribí, saqué fotos e hice video. Fui
registrando los diferentes procesos; pero no desde
lo comúnmente conocido, sino desde mi interior. Yo
quería transitar y registrar este como un proceso de
sanación; así lo entendí desde el primer momento.
A ver… inicialmente, con el diagnóstico y posterior
operación… uno no comprende mucho, hasta que llega el momento del
“tratamiento”. De aquí la frase que me compañó todos estos meses:

“Es difícil entender que para sanar hay que destruir”

Esto qué significa… que yo estaba bien, me sentía bien, me veía bien… y me
dieron un tratamiento que me hizo sentir mal, verme mal y estar mal. Y es
complicado entender que esa destrucción es la cura.

“Para volver a armar algo nuevo, algo bueno,


hay que, literalmente, tirar todo abajo.”

Les voy a ir compartiendo algunas frases :


- Los días de espera son como días de inconsciencia; hasta felices.
- La sensación es como si te dijeran “muerte automática” y uno queda
zumbando… qué, cómo, cuándo, dónde…
- Y entonces, los días posteriores te subís a una nube, con la cabeza
embarullada… a conseguir “cosas” que autoricen un estudio, que te
hagan otro, qué médico elegir, cuáles son las prioridades…
- Entonces me dí cuenta que todo ese tiempo que creí haber estado
sola, en verdad nunca lo estuve. Cada vez que anhelé un abrazo
sanador, estaban ahí las manos de mi hija. Y cuando caí todos estaban
ahí haciendo red para sostenerme. Cada quien dando lo que puede, a
su manera, pero dando por mi.
- Oír la palabra cáncer da la sensación de muerte inminente y no nos
damos cuenta que aún queda un largo camino por recorrer, sea cual
sea el resultado. El camino es largo y hay que estar preparado, con
mucha paciencia, con fortaleza y decisión.
- Sin duda esto fortaleció mis vínculos
- Las respuestas vienen de adentro.
- Dejar de buscar el amor afuera, aprender a mirarme, amarme.
- Aquí y ahora… Dejar de pensar, lo que no implica dejar de proyectar el
futuro.
Happy Birthday to me
Me levanté y de camino al baño me brotó una sonrisa. 42. Llegué. Con dos (2) tetas, algo de “pelo” y
un montón de sueños.

Dejando atrás muchas formas y regalándome PAZ.

Esa paz que presupone no estar en deuda con uno mismo, ir -de a poquitito- retornando a mi
esencia, reencontrándome con quien soy pero atravesada siempre por quien fui.

Recomponiendo vínculos con mi gente, esa, la que no dudó un segundo en salir a bancarme sin
importar como yo me hubiera comportado con ellos (sea cual fuera la razón); esa que permanece
ahí, al pie del cañon.

No necesito fiestas ruidosas, ni gente gritando “cumpleaños feliz” (nunca fui yo quien lo necesitó).

El amor está en el aire, en los silencios, en los espacios, en disfrutar mi casa, mi café y mis tostadas
de todos los días pero con el sabor del festejo.

No necesito regalos materiales, ni cosas costosas, nunca lo necesité. La maravilla de los regalos
está ahí, es inmaterial, incuantificable, etéreo…

Es cada abrazo, es ese collar de bolitas que sé que mi hija preparó tratando de que no lo viera, es su
dibujo, su te amo, su capacidad de asombro…

El regalo es la vida misma…


Acróstico

Cambia tu vida
Alimenta tu alma
No te detengas
Calma
Espera
Reinicia
Dame tu mano
Entra en mi alma
Mira
Admira
Mira
Avanza
Dibujos

.
Fotos
311 días de guerra
Octubre de 2019. Festejé el mes mundial del cáncer de mamas haciéndome una biopsia.

Cada 6 meses me controlaba porque tengo “mamas densas” y con múltiples nódulos y quistes. Ese
día, el 7/10/2019 la técnica radióloga me dijo que “veía algo raro”. Yo había tocado un huevito días
antes, en una zona donde ya me habían operado un fibroadenoma hacía más de 20 años.

Grande fue mi sorpresa cuando la Dra. me dijo que ese no era un nódulo e identificó otro como el
“sospechoso”. Ese día llamé a una amiga que trabaja en el hospital público, quien al otro día me
hizo ver allí y finalmente el nódulo que yo palpaba era un “gran sospechoso”. Días más tarde me
biopsiaban y, finalmente, el que “no era nada”, era cáncer.

Te dicen cáncer y vos automáticamente asumís que te quedan 8 minutos de vida, literal, 8 minutos
y 25 centésimas de segundo; angustia, incertidumbre, el caos absoluto se instaló en mi vida.

Lo que no te dicen es que sea cual sea el resultado, el camino es largo, larguísimo, y hay que
armarse de coraje y paciencia.

Poco más de un mes después ya estaba operada.

Exactamente un mes después de operada agarré el auto y llevé a mi hija de vacaciones; por qué
no, si sólo tenía que esperar resultados y cosas que escapaban de mi accionar.

Fue un fin de año revoltoso, pero en acción.

Durante este tiempo aprendí a ejercitar la paciencia, quedarme en el aquí y ahora, porque las
certezas no existen; trabajar solamente con las condiciones dadas, qué quiero, qué se me opone…
y desde ahí, construir. Quienes fueron alumnos de Raúl Serrano, saben de qué hablo, sí, las teorías
de actuación aplicadas a la vida misma, aquí y ahora.

En estos meses descubrí el AMOR en todas sus formas, de quienes lo esperaba, de quienes no.
(no voy a mencionar a nadie para no ser injusta, sólo voy a etiquetar a mi hermana). Gente que no
conocía que se brindaba para lo que necesitara. Padres, madres, de amigas, compañeras de la
primaria -algunas hacía siglos que no las veía- amigas de mi mamá, amistades que se
recomponían, mis amigas de siempre, las mamás del jardín, ex compañeras de trabajo, mis nuevas
amigas virtuales (todas atravesando el mismo diagnóstico), mi madrina, mi cuñado y, por supuesto,
mi hermana. Quien se desborda de amor y todo le duele más que a uno mismo, quien dejó a su
hija y su marido a miles de kilómetros y viajó ida y vuelta varias veces a la Argentina para cuidarnos.

Finalmente, la pandemia nos dejó aisladas y disolvió también la mayoría de la ayuda, por no decir
prácticamente toda la ayuda puertas adentro de mi casa.

Solas, con Rocío, enfrentamos la mayor parte del “tratamiento”, que comenzó en el mes de enero.
De marzo a hoy solamente nosotras sabemos lo que hemos pasado, hubo días que casi no podía
levantarme y era ella la que me acariciaba la cabeza para calmar mis malestares.

Días antes de cada aplicación de quimioterapia yo dejaba preparadas mudas de ropa para que se
cambiara sola, varias bandejas con desayunos y meriendas listos, con leche de cartoncito
individual, las cuales ella agarraba y venía a la cama a ver dibus y merendar conmigo; comidas
preparadas y varios etcéteras para esos primeros días post-quimio.

Todos aportaron su granito de arena, una gauchada, una ayuda, una ida al banco, una compra,
una oración, un rezo, una palabra de aliento, una “acompañada” a Mechita, un me gusta en las
redes, una arenga, una canción, una charla a la madrugada, EL corte de pelo, una experiencia
vivida acompañada de un consejo…

Todos ustedes estuvieron ahí, todos ayudaron, todos sostuvieron, todos son parte de que no me
haya caído jamás

No es descriptible nada de lo que atravesamos, nada de lo que atravesé.

Podría escribir infinito… Sólo voy a parafrasear a Diego Torres y decirles que cada lágrima me hizo
más fuerte, que me aferré a la vida con uñas y dientes y que sé que hoy todo empieza a cambiar
para mejor.

Aquí estamos, hoy termino mi tratamiento con la absoluta certeza de que LO MEJOR ESTÁ POR
LLEGAR.

También podría gustarte