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CARTA ABIERTA

En las últimas semanas los incendios forestales han golpeado duramente al


Uruguay. Hemos visto como nunca antes un desastre inmenso de consecuencias que
todavía no podemos evaluar en su totalidad. Ante esto expresamos nuestra solidaridad
con todas las familias afectadas, en la comprensión de que el clamor por el necesario
consuelo debe ir acompañada del compromiso por transformar las cosas para que lo
evitable sea efectivamente evitado y lo prevenible prevenido. Abrazamos también el
esfuerzo de las comunidades involucradas en el compromiso voluntario por combatir
los focos así como en la solidaridad puesta de manifiesto en el apoyo logístico con
agua y alimentos para las cuadrillas.
Hemos apoyado enfáticamente la instalación de una mesa de diálogo entre
organizaciones sociales, damnificados por los incendios, empresas forestales y
distintas instancias de gobierno. La magnitud del incendio acaecido en los
departamentos de Paysandú y Río Negro, sin precedentes en el país, hace
impostergable una reflexión colectiva y toma de decisiones que lleve seguridad a todas
las poblaciones afectadas y prevenga con medidas efectivas este tipo de situaciones.
Como Iglesia Valdense, presente en ambos departamentos, con comunidades rurales
en el ojo de la tormenta, nos preocupa sobremanera todo lo sucedido en el amanecer
mismo del corriente año. Por esta razón es fundamental que esta mesa de diálogo se
concrete y se comiencen a dar pasos firmes de racionalización, cuidado y búsqueda de
acuerdos y consenso social.
Como Iglesia Valdense, históricamente ligada a la tierra, con colonias agrícolas
más que centenarias en diversas zonas del país, abogamos por una buena convivencia
y la búsqueda de los necesarios equilibrios entre la economía y la vida, el desarrollo y
la sustentabilidad, las empresas y las comunidades.
La integridad de la creación, su biodiversidad, su delicado equilibrio está seriamente
dañado, y es hora de tomar conciencia para que haya futuro para las generaciones
venideras. Porque nuestra responsabilidad es velar por la permanencia de aquello que
Dios nos ha dado, la tierra, la creación entera, para cultivar y cuidar. (Gn.2.15).

Mesa Valdense
Nelda Eichhorn, Brian Tron, Orlando Allío, Carola Tron, Marcelo Nicolau.

12 enero 2022.

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