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Apuntes Historia Bloque 1-1.1
Apuntes Historia Bloque 1-1.1
La romanización fue un proceso de asimilación de las formas de vida romanas por parte
de la población autóctona peninsular.
En el siglo I d.C. se generaliza el estatuto de municipio latino, que acelerará las pautas
de la romanización al conceder la ciudadanía romana a las élites locales, en general, la
sociedad se encuentra atravesada por la división entre ciudadanos y no ciudadanos.
Tras la batalla de Adrianópolis (376 a.C.), los godos se instalan como poderes
semiautónomos dentro de territorios formalmente administrados por las autoridades
romanas. Los suevos, vándalos y alanos en el 409 entraron en Hispania.
Mientras luchan contra los alanos y los vándalos en la Península y confinan a los suevos
al noroeste peninsular, los visigodos afirman su presencia y autoridad sobre las áreas
hispanas más cercanas a su núcleo de poder en el valle del Loira. Esto no impide
reconocer que no es hasta la definitiva desaparición de la autoridad imperial en el
476 cuando se confirma la independencia del reino visigodo de Tolosa.
Tras la batalla de Vouillé (507) los visigodos se reagrupan en torno a Toledo para
desarrollar un reino independiente.
El reino visigodo de Toledo (507-711) se constituye como una estructura política en
permanente tensión. Los monarcas que impulsaron en mayor medida la estabilidad
política del reino fueron Leovigildo (572-586) y Recaredo (586-601).
Entre los organismos creados por los monarcas para intentar controlar el reino destacan
el Aula Regia, un órgano asesor de altos funcionarios, aristócratas y clérigos, y los
concilios de Toledo. El conjunto de operaciones políticas encaminadas a elevar la figura
real se denomina la imitatio imperii.
Desde un punto de vista cultural había también claros problemas de integración entre los
visigodos y la población hispanorromana, no será, sin embargo, hasta el Liber Iudiciorum
(Fuero Juzgo) de Recesvinto (c. 654) cuando los hispanorromanos y los visigodos se unan
bajo un mismo código de leyes.
El rey Recaredo, se convirtió al cristianismo latino con el fin de acelerar la integración,
podía influir sobre la iglesia con los Concilios de Toledo. Los concilios, asambleas
episcopales, serían en adelante convocados por el rey, quien tendría sobre ellos una suerte
de patrocinio.
Durante el III Concilio se establece también la supervisión episcopal de los jueces locales
y la involucración de los obispos en la administración y el cumplimiento de las leyes del
reino. La vinculación entre la monarquía visigoda y la Iglesia se
mantendrá a través de la celebración frecuente de concilios hasta la propia desaparición
del reino visigodo (711).