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Sophia Chacón Aguilar. Prof. Ronald Solano Jiménez.

Carné: C11977. Apreciación literaria 001 (EG-0316).


Reporte de lectura semanal.
Texto: 9 cuentos.
Autor: Antón Chéjov.
Resumen del cuento “¡Chist!”:
En este cuento se sigue al personaje Iván Krasnukin, un periodista que en una
noche vuelve a su casa tarde y se encuentra muy cansado y absorto. Se queja de que,
a pesar de su cansancio, debe seguir escribiendo y de que, en aquel oficio, se debe
escribir cosas alegres cuando se está triste y viceversa. Entonces, despierta a su
esposa, Nadia, le pide que le prepare té y un bistec, además, que evite que haya ruido
en la casa, necesita aquellas condiciones para poder trabajar.

En su despacho todo tiene un propósito, tiene imágenes de escritores famosos,


útiles como plumas, borrador y lápices, borradores, volúmenes, partes de periódicos…
Krasnukin intenta meditar, cuando escucha a Nadia preparando la comida, ella sigue
un poco dormida, su esposo lo nota por la torpeza de sus movimientos; Iván percibe un
olor, el del óxido de carbono y se asusta, no obstante, poco tiempo después su mujer le
lleva el té y el finge no percatarse su presencia.

Comienza a escribir y coloca el título, cuando su hijo le grita a su madre pidiendo


agua, la mujer le calla con un ¡Chist!, pues el hombre necesita silencio; sigue
escribiendo y su pluma hace ¡Chist!, como también algunas veces exclaman los
escritores, y como también silenció Krasnukin a su vecino, Tomás Nicolaievich, que
oraba al otro lado de pared.

Después de escribir cinco páginas el hombre se percata de que son las tres y se
indigna y despierta a su esposa de nuevo para que le prepare más té. Sigue
escribiendo hasta las cuatro e incluso pudo continuar por más tiempo de no haber
terminado. En tanto a su apariencia, era como la de esos escritores insignificantes y sin
talento.

Antes de dormirse se recuerda lo miserable que lo hace su trabajo; duerme hasta


las doce o una, sueña con ser un escritor famoso. Su mujer, pide silencio y cuchichea
que su esposo escribió toda la noche, por toda la casa se escucha ¡Chist!
Sophia Chacón Aguilar. Prof. Ronald Solano Jiménez.
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Resumen del cuento “El beso”:


Este cuento comienza con seis baterías de la brigada de artillería que llegan a pasar
la noche en una aldea llamada Mestechki, cuando de repente apareció un extraño
jinete en traje civil con su caballo, les invito, en nombre del teniente general Von
Rabbek, a tomar el té en sus aposentos y desapareció.

Todos estaban poco emocionados, pues recordaron el caso de un conde que les
había invitado al té, y aunque era muy hospitalario, los mantuvo despiertos por largas
horas con sus recuerdos e historias y nos lo dejó dormir. A pesar de eso se prepararon
y se dirigieron a la casa de aquel hombre, las personas del pueblo les indicaron que
había dos rutas para llegar, una por arriba y otra por abajo, pero los oficiales eligieron
la primera opción.

Mientras caminaban conversaban sobre quien podría ser el hombre que les había
invitado, y conforme se fueron acercando a la casa el teniente Lobitko alertó la
presencia de mujeres (pues se creía que tenía el instinto para saber si había damas en
algún lugar). Fueron recibidos por el teniente Von Rabbek, un hombre de unos sesenta
años, mientras los saludaba pedía perdón por no poder ofrecerles posada, pues estaba
acogiendo a familiares y conocidos.

Los oficiales rápidamente notaron que aquella invitación había sido dada
meramente por modales y no necesariamente por gusto, además, parecía que
irrumpían en alguna actividad o evento. Después, fueron saludados amablemente por
una viaja alta con una magnifica sonrisa. Entrando notaron la presencia de muchas
personas, el general les indicó que eran muchos como para ser presentados, que
socializaran por su cuenta, por lo que se vieron en una situación aún más vergonzosa.

El más tímido de todos, el capitán ayudante Riabóvich estaba aún más apenado
que sus compañeros. Después de un rato Von Rabbek y algunos miembros de la
familia se sentaron a conversar con los oficiales. Cuando terminaron el té pasaron a la
sala, allí divisaron a muchas jóvenes, como lo había predicho Lobitko, quien hablaba
con una señorita rubia.
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Empezó a sonar un vals melancólico, los invitados recordaron que se acercaba la
primavera, Riabóvich con el efecto de la música y el coñac que había tomado,
comenzó a ver a las mujeres alegremente. Los muchachos bailaban con los jóvenes y
por un segundo aquel tímido oficial deseó tener aquella capacidad y confianza, a veces
se acomplejaba de su personalidad y su físico; el hijo de Von Rabbek invitó a algunos
oficiales a jugar billar, Riabóvich fue con ellos.

Al poco tiempo se dio cuenta de que realmente no calzaba en aquel lugar y quiso
devolverse a la sala, sin embargo, de camino se perdió y terminó en cuarto oscuro del
que se veía una pequeña entrada de luz, al acercarse escuchó que una mujer exclamo:
¡Por fin!, lo abrazó y lo besó en la mejilla, pero gritó cuando se percató que no era
quien esperaba y el oficial huyó de ahí, al inicio sintió pena y malestar, pero pronto
cayó en cuenta de aquella experiencia y se sintió de maravilla.

Durante la cena Riabóvich intentó buscar a la dama con la que se había encontrado,
a simple vista parecía no reconocerla, pero juntando los rasgos de algunas mujeres
que le parecieron atractivas creo en su mente su propia versión de aquella joven. Los
invitados se despidieron y agradecieron por la hospitalidad de la familia.

Mientras caminaban de vuelta los oficiales comenzaron a reflexionar en silencio,


pero después de un rato comenzaron a hablar y reír, una vez llegados a su destino;
Riabóvich compartía isba con Lobitko y un joven llamado Merzliakov. El hombre no
dejaba de pensar en su mujer ideal hasta que se durmió. Al día siguiente la alegría no
había abandonado su cuerpo; se escuchaba de fondo la conversación del sargento
primero con el jefe de la batería, el primero le daba información importante sobre
eventos recientes.

La batería partió de ahí, Riabóvich sintió algo de tristeza al dejar aquel lugar y
despedirse de algo tan íntimo; en el camino todo eran imágenes conocidas y poco
interesantes, por eso, el oficial se sumergió en sus pensamientos y deseos, soñando
con aquella joven. Después de un tiempo, llegó a la conclusión de que lo sentía era
algo normal, comprendió que muchos de los hombres que estaban allí habían tenido
sus momentos con mujeres y habían terminado casados.
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Cuando llegaron al alojamiento, cenaron juntos Lobitko, Riabóvich y Merzliakov,
cuando el segundo comenzó a contarles sobre su experiencia, sus compañeros se
sorprendieron un poco y Lobitko no tardó en contar una situación similar que vivió en
un tren. Comenzaron los días de campamento y Riabóvich se comportaba como un
enamorado, escuchaba las conversaciones de los otros oficiales sobre amor y mujeres,
y en otros momentos se ponía a recordar todo lo que había pasado aquella noche.

A finales de agosto regresaba el tímido oficial, esta vez con únicamente dos
baterías; extrañaba los elementos de aquella noche de mayo, deseaba que al llegar de
nuevo a la aldea les invitaran a tomar el té como la última vez, espero y pensó en qué
momento llegaría el jinete, pero no ocurría eso que tanto deseaba, por la noche, salió y
comenzó a caminar, exploró los alrededores y las calles en las que había estado en su
visita a aquel pueblo.

Se detuvo en el río y reflexionó sobre la situación, poco a poco perdió la esperanza


e incluso le pareció ridículo todo aquello. Al regresar a la isba no encontró a ninguno de
sus compañeros, le avisaron que el general Fontriabkin había enviado a un jinete a
invitarlos, al inicio Riabóvich se emocionó, pero rápidamente el sentimiento se
desvaneció y él se fue a dormir.

Resumen del cuento “Camaleón”:

El cuento “Camaleón” comienza con el inspector de policía Ochumélov con su


capote nuevo y un hatillo andando por la calle, detrás caminaba el pelirrojo municipal
Eldirin. La plaza estaba desolada, pero de repente se escuchó un grito y el chillido de
un perro, cuando el inspector se percató, vio que del almacén de leña de Pichuguin
salió aquel animal y reconoció que lo perseguía el orfebre Jriukin, que se cayó y lo
sujetó por las patas traseras, con todo el desorden, se apiñó la gente en el lugar.

El orfebre tiene un dedo ensangrentado y en el suelo, sentado, hay un cachorro de


galgo muy asustado. Jriukin explica que el perro lo había mordido y que ahora no
podría trabajar por un tiempo a causa de la lesión, por esto, Ochumélov, muy
indignado, preguntó de quién era el perro y consideró que lo mejor era matar al animal,
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pues podría tener rabia, no obstante, cuando alguien sugirió que era del general
Zhigálov, dudó de su pasada proposición.

Ochumélov preguntó cómo el cachorro pudo alcanzar la mano de Jriukin si el


hombre era tan grande y animal pequeño, a esto, alguien respondió que el orfebre
había acercado un cigarro al hocico del perro y este reaccionó de esa manera; el
orfebre, por su parte, intentó desmentirlo. El municipal, sin embargo, no creía que el
can fuera del general, pues aseguraba que aquel hombre solía tener perros de mejor
raza, aquello desembocó una discusión entre los presentes sobre el supuesto dueño
del cachorro.

Justo cuando iban a enviar al perro con el general para preguntarle directamente,
apareció el cocinero de aquel hombre, quien, aunque aclaró que el animal no era de su
amo, pues él no tenía cachorros de esa raza, sí era del hermano del general, Vladímir
Ivánich, un hombre por el cual Ochumélov parece sentir simpatía, por lo que sonrió y
pidió que se lo llevaran. Todos se rieron de Jriukin y el inspector reanudó su caminata.

Resumen del cuento “El gordo y el flaco”:


En este cuento un par de amigos de la infancia se encuentran en una estación de
ferrocarril de la línea Nikoláiev, uno de ellos era gordo, este acababa de comer en la
estación, el otro era flaco y recién había bajado del tren, cargaba muchas maletas,
cajas y bultos, además, se encontraba con una mujer delgada y de mentón alargado y
con un muchacho con un cuerpo similar al de la pareja.

El hombre gordo, llamado Misha, divisó a aquel amigo suya que no veía hace
mucho tiempo y lo llamo por su nombre, Porfiri, al encontrarse se alegraron muchísimo
y estaban muy sorprendidos de toparse, ya que habían perdido contacto desde hace
tiempo atrás. El flaco presentó a la mujer como su esposa, Luisa y al colegial como su
hijo, Nafanail.

Después de un par de historias y apodos de sus tiempos juntos en el gimnasio, los


amigos comenzaron a hablar de sus profesiones, Porfiri le explicó a su amigo que era
asesor colegiado, que su salario era bajo, por eso su mujer daba clases de música y él
creaba pitilleras de madera para venderlas, además, aclaró que había servido en un
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ministerio y ahora estaba allí para ser jefe de la oficina, seguidamente, le preguntó a
excompañero en que trabajaba él.

Misha, por su parte, le contó que era consejero privado, con esto el flaco se puso
pálido y nervioso, su hijo se estiró y abrochó todos los botones y el mentón de Luisa se
alargó aún más. Porfiri comenzó a tratar a aquel hombre con mucho más respeto y
mostró admiración por los logros de este, pero su amigo le pidió que parara, pues ellos
eran grandes amigos y no era necesario aquel trato.

El hombre flaco continuó con sus formalidades, y, aunque el gordo quiso intentar
detenerlo de nuevo vio en su rastro tanta dulzura y respeto que le produjo nauseas, por
lo que se limitó a estrechar la mano de su amigo y despedirse. Porfiri, su esposa y su
hijo estaban completamente sorprendidos.

Resumen del cuento “Historia de un contrabajo”:


En este relato se cuenta la historia de un músico llamado Smichkov, quien en una
tarde caminaba hacia la casa del príncipe Bibulov, en donde se celebraría una fiesta y
él tocaría el contrabajo que llevaba consigo. Cuando se encontraba junto al río le
pareció buena idea bañarse, entonces se desnudó y se sumergió, de repente, vio a una
hermosa joven pescando en la orilla.

Smichkov había perdido la esperanza, pues su esposa lo había dejado por otro
hombre, sin embargo, al ver a aquella muchacha sintió amor de nuevo, se quedó
admirándola por un rato, mientras ella dormía, pero pronto recordó su compromiso y
decidió dejarle un recuerdo para cuando despertase, entonces armó un ramo de flores
y lo enganchó en la caña.

Cuando quiso salir, el hombre se dio cuenta de que le habían robado su ropa, y
como sería terrible andar desnudo y presentarse así en la casa del Príncipe, decidió
irse a un puente que estaba algo escondido hasta que anocheciera y pudiera salir sin
ser visto. La joven, por su parte, cuando se despertó y no vio su flotador comenzó a
tirar fuertemente de la caña, pero el anzuelo estaba en el fondo, porque el ramo se
había hecho pesado por el agua.
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La beldad se quitó la ropa y se metió al agua para recuperar su anzuelo y flotador,
no obstante, mientras lo hacía los mismos ladrones que robaron las pertenencias de
Smichkov robaron las suyas. Tuvo la misma idea que aquel hombre, se escondería
debajo del puente y cuando anocheciera se haría a casa de su tía, al llegar al lugar y
ver al músico, también desnudo gritó y perdió el sentido. Smichkov también se asustó y
creyó que la muchacha era una ondina.

Cuando la beldad recobró el sentido le explicó que era la princesa Bibulov y que le
habían robado la ropa al entrar al río, el hombre, por su parte le aclaró su situación
también, después, procedió a ofrecerle el estuche del contrabajo para que ella pudiera
taparse, de esa forma él no podría ver a la joven ni ella verla a él y cuando oscureciera
la llevaría a su casa. La muchacha aceptó y procedió a entrar en la caja.

Cuando anocheció, Smichkov levantó el estuche con la muchacha adentro y pensó


en pasar a la casa más próxima por ropa, después iría a la casa del príncipe Bibulov,
supuso que seguramente sería recompensado por haber ayudado a la princesa.
Después de caminar un rato, el hombre advirtió dos figuras humanas que andaban
delante de él, llevaban algo que parecían ser bultos, pensando que eran los ladrones,
dejó el estuche a un lado y se puso a perseguirlos.

La beldad se quedó allí un rato, cuando dos compañeros de Smichkov reconocieron


el estuche del contrabajo y pensando que algo le había pasado a su amigo decidieron
cargarlo y llevarlo con ellos. Al llegar a la casa dejaron los instrumentos en el lugar
destinado para la orquesta y se fueron al buffet.

En la sala conversaban el novio y el conde Schkalikov, el primero le contaba como


había aprendido a tocar una rapsodia en contrabajo, como el Conde dudaba de aquello
se dispuso a mostrarle y se dirigieron a la orquesta, al abrir el estuche del contrabajo
se espantaron.

El músico Smichkov, al no poder encontrar a los bandidos, regresó por el estuche,


sin embargo, este ya no estaba allí, lo buscó por mucho tiempo y pensó que este
habría ido a parar a otro lugar. No podía dejar de pensar en que la joven se había
asfixiado allí dentro; se devolvió debajo del puente y decidió reanudar la búsqueda en
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el amanecer, pero tampoco la encontró. Se propuso no parar de buscar hasta
encontrarla.

Los campesinos, incluso después de algún tiempo, contaban como debajo de aquel
puente durante la noche se podía ver un hombre desnudo, cubierto de pelo y con una
chistera y a que algunas veces se podía escuchar además los sonidos producidos por
un contrabajo.

Resumen del cuento “La mujer del boticario”:


Este relato comienza en la pequeña ciudad de B***, en una madrugada sumamente
silenciosa, pronto amanecería, todos dormían excepto por la joven esposa del boticario
del lugar, Chernomordik. La mujer había intentado dormir, pero no lo había conseguido,
se sentía agobiada y quería llorar, su esposo dormía a su lado profundamente. Como
el negocio estaba al extremo de la ciudad, se podía observar como amanecía
lentamente.

De repente, la mujer escuchó voces y pasos, dos oficiales caminaban por la calle
mientras conversaban, uno era grueso y alto, el otro más pequeño y delgado. Al pasar
por la botica recordaron al feo boticario que trabajaba allí, así como a su hermosa
esposa a la que habían visto varias veces; los hombres pensaron en entrar a comprar
algo, esperando a ser esperados por la joven.

Cuando entraron a la tienda, la mujer se vistió rápidamente y fue a atenderlos, los


oficiales pidieron quince kopeks de pastillas de menta, mientras ella las preparaba,
ellos intentaban conversar con ella y la admiraban, ella les entregó las pastillas y ellos
le pagaron, se dispusieron a irse, pero pidieron además diez kopeks de sosa,
nuevamente, el oficial Obtesov le pidió algo similar al agua de seltz, ella asintió.

La boticaria fue a traer las botellas, pero al caer el sacacorchos, pidió el oficial
silencio, pues podría despertar al marido, cuyos ronquidos se escuchaban claramente,
pero a la joven pareció no importarle y solo reía de las bromas de los hombres,
después, pidieron algo de vino y se sentaron a beberlo, comenzaron, además a halagar
a la boticaria y aunque al inicio parece no gustarle, poco a poco se animó. Después de
un rato se despidieron de la joven y salieron del negocio.
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Pasó poco tiempo, cuando la mujer vio que los hombres se detuvieron a hablar y el
oficial Obtesov se devolvió a la tienda dudando un poco, cuando entró la campana
despertó al boticario y se levantó malhumorado, Obtesov se puso nervioso y pidió
quince kopeks de pastillas de menta, pero cuando salió las arrojó al camino empolvado
y se fue.

La joven pensaba en lo desgraciada que era y miraba con enojó a su marido. El


hombre solamente se preparó para irse a dormir nuevamente, mientras su esposa
lloraba y se quejaba.

Resumen del cuento “La señora del perrito”:


Este relato comienza en la ciudad de Yalta, con una señora nueva en el lugar, era
rubia de estatura mediana, siempre paseaba solamente acompañada de un perro de
Pomerania, Dmitri Dmitrich Gurov, un hombre de poco menos de cuarenta años la
había visto en diferentes ocasiones y pensó en forjar una amistad con ella. Aquel sujeto
estaba casado y tenía una familia, sin embargo, no tenía demasiada simpatía con su
esposa, le había sido infiel muchas veces.

Dmitri, además, parecía tener una aversión por las mujeres y se refería a ellas como
“la raza inferior”, no obstante, cuando estaba con ellas era cuando se sentía más libre y
cómodo. Un día la señora se sentó cerca de él, cuando la vio le llamó la atención
nuevamente, pensó en lo maravilloso que sería un pequeño romance con ella,
queriendo acercarse, llamó al perrito y lo acarició.

Comenzaron a hablar alegremente, la señora le comentó que tenía cinco días de


estar en Yalta, él tenía quince; Gurov venía de Moscú, había estudiado Artes, pero
ahora trabaja en un banco, ella, Ana Sergeyevna, había sido educada en San
Petersburgo, pero vivía en S con su esposo, un ruso ortodoxo, pasaría en aquel lugar
un mes y quizás él se le uniría. Al volver a casa, el hombre pensó en la mujer que
había conocido, en su actitud, sus modales y sus anécdotas, concluyó que ella tenía
algo triste y se durmió.

Pasó una semana desde su primer encuentro, en una tarde de un día de fiesta
salieron juntos a ver venir el vapor, mucha gente se paseaba y llevaban flores. El vapor
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llegó más tarde de lo esperado, la gente comenzó a irse y se puso muy oscuro.
Entonces, Dmitri la rodeo con el brazo y la beso en los labios y se fueron juntos al
hotel. Al llegar, él pensó en las diferentes clases de mujeres y las experiencias que él
había tenido con ellas, en Ana veía la inexperiencia de la juventud.

Ella se puso a llorar, supo que todos, incluido Gurov, la despreciarían, le dijo como
se estaba engañando más a ella misma que a su esposo, que era un lacayo, se había
ido a Yalta para vivir y experimentar pero que ahora se sentía una mujer vulgar. El
hombre estaba algo aburrido de escucharla, sin embargo, comenzó a consolarla y
hablarle dulcemente hasta que ella se calmó y ambos volvieron a estar alegres.

Salieron de la habitación, tomaron un coche y fueron a Oreanda, allí se sentaron en


silencio mientras escuchaban el sonido del mar y reflexionaban, después de un rato
volvieron a Yalta. Después de aquel día se encontraban a diario a las doce, comían, se
paseaban… él estaba encantado, parecía un hombre nuevo y no quería separarse de
ella, sin embargo, Ana estaba pensativa, seguía repitiéndole que él no la respeta lo
suficiente, que no la amaba y solo la veía como una mujer cualquiera.

Un día llegó una carta indicando que el esposo de la mujer se encontraba mal y le
rogaba que volviera, entonces ella se preparó para irse. Llegó el día y Gurov la
acompañó hasta el tren, ella no lloraba, pero se encontraba muy triste, cuando salió el
tren, él se quedó solo en el andén, pensaba en lo que había vivido con Ana
Sergeyevna, finalmente, decidió que era hora de volver al norte.

Gurov llegó de vuelta a su natal Moscú, en donde había llegado el invierno, poco a
poco retomó su vida allí y sus costumbres, mientras olvidaba la aventura que había
vivido recientemente, no obstante, eso no duró demasiado, poco tiempo después
comenzó a recordar vívidamente a Ana, sentía que estaba en todas partes, él quería
contárselo a alguien, pero no tenía ninguna persona para explicárselo.

Un día no se pudo contener y se lo contó a un oficial amigo suyo, pero este contestó
algo trivial, esto colmó la paciencia de Dmitri y lo indignó, vio como todo era vacío, sin
interés o importancia, aquella idea no lo dejó, dormía mal y se encontraba harto de
todo en su vida. En diciembre partió a S, quería hablar con Ana; al llegar al hotel en
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aquella ciudad el portero le indicó en donde vivía Von Diderits, él se dirigió a aquel
lugar.

Entonces Gurov llegó a la propiedad y aunque quiso entrar pensó que eso sería
impulsivo y apresurado, sería mejor esperar una ocasión más apropiada. Volvió al
hotel, se sentía fastidiado. El hombre recordó que La Geisha sería presentada en el
teatro y que quizás ella iría, se alistó y fue allá. Miró cuidadosamente todo el lugar y las
personas que llegaban al espectáculo, también Ana llegó con un hombre que parecía
ser su esposo, él la miro y sintió que la quería más que a nada.

En el primer descanso el esposo salió fumar y ella se quedó sentada sola, Gurov se
dirigió hacia ella nerviosa y le dijo buenas noches, Ana Sergeyevna se puso pálido y se
esforzó por no desmayarse, ella se levantó y se dirigió rápidamente hacia la puerta, él
la siguió, recorrieron varios pasillos, después de un rato pararon, ella le dijo que la
había asustado mucho y le preguntó que por qué había estaba allí, Gurov le insistía
que lo escuchara, ella solo se repetía lo desgraciada que era y lo mucho que
necesitaba olvidarse de él, Dmitri comenzó a besarle la cara y las manos, pero Ana lo
apartó y le dijo que se fuera.

Ella prometió ir a verlo a Moscú, pero le indicó que por ahora debía irse, estrechó su
mano y se fue rápidamente. El notó que efectivamente ella era desgraciada, entonces
espero un poco más, después, fue por su abrigo y marchó no solo del teatro sino de S
también.

Ana Sergeyevna comenzó a ir a ver a Gurov a Moscú cada dos o tres meses; a su
esposo le decía que iba a ver a un doctor por un mal que sentía. Un día él llevó a su
hija al colegio y después se dirigió al hotel, cuando llegó Ana lo estaba esperando,
cuando entró lo besó, pero pocos minutos después ella se puso a llorar, allí Dmitri se
dio cuenta de que sus cabellos comenzaban a blanquearse, pero apenas aquella era la
primera vez que se había enamorado.

Él quiso consolarla, le pidió que dejara de llorar, que hablarían y encontrarían


alguna solución a aquel problema, al sufrimiento de estar tan separados y vivir su amor
en secreto. Reflexionaron sobre aquello, pero pronto se dieron cuenta de aún faltaba
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mucho camino por recorrer y que la parte más difícil y complicada de este no hacían
otra cosa que apenas comenzar.

Resumen del cuento “La tristeza”:


En una capital muy movida, durante un día nevado, el cochero Yona está sentado
en su trineo, totalmente encorvado, tanto él como su caballo están completamente
inmóviles y tristes; el ritmo de vida en aquella ciudad era demasiado diferente a los
lugares más campestres. De repente, un militar se subió al trineo y le pidió a Yona que
lo llevase a Viborgskaya, el parecía tan dormido que no se percataba de la realidad,
casi atropella a algunos transeúntes a otros trineos.

El cochero parecía atontado, cuando el militar se refirió a esto con tono irónico, él
simplemente pudo indicar que su hijo había muerto la semana pasada, había estado
tres meses en el hospital por alguna enfermedad y finalmente Dios se lo había llevado.
Nuevamente descuidó su forma de manejar mientras el militar le exigía que fuera más
rápido, después de un rato llegaron al destino; el cochero y el caballo se quedaron
solos una vez más, esperaron un cliente por varias horas.

Tres jóvenes pidieron que los llevase al puesto de policía, en el camino uno de ellos
le pidieron que se apresurara. Los muchachos comenzaron a hablar entre ellos, Yona
quiso unirse a la conversación, pero estos solo le exigieron amargamente que fuera
más de prisa, después de un rato el hombre quiso hablarles de nuevo, esta vez les
contó acerca de su hijo, pero estos solo lo insultaron y le pegaron para que fuera más
rápido, al llegar al destino, los jóvenes bajaron y el cochero se volvió a quedar solo con
su infinita tristeza.

Al ver que se acercaba un portero quiso hablar con él, pero este contestó
rápidamente y le pidió que se alejara de la puerta. Yona esperó una hora más, pero se
sentía muy mal y pensó que sería mejor irse. Después de un rato llegó a su casa, una
habitación sucia en donde duermen muchos otros cocheros. Un joven se despertó y se
incorporó, Yona intentó hablar con él y le contó sobre su hijo, pero el solo se volvió a
dormir.
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El hombre deseaba, con todo su corazón, hablar sobre su desgracia, sobre su hijo,
lo que le había pasado y como enfermó, sobre la hija que aquel muchacho dejó tras
morir, sin embargo, no tenía a quien contárselo. Fue a ver a su caballo, que estaba
comiendo heno, y así, Yona comenzó a expresar lo que sentía, le explicó todo lo que
había ocurrido, el caballo escuchaba a su amo.

Resumen del cuento “Un asesinato”:


Este relato comienza con una criada, Varka, una criada de trece años que estaba
meciendo a un bebé en su cuna, le cantaba canciones para intentar calmarlo y que
durmiera, pero el niño no dejaba de llorar, la muchacha, por otro parte, cabeceaba del
sueño y se quedaba dormida por algunos momentos en los que tenía sueños extraños,
como con su padre (que había fallecido hace tiempo) gimiendo de dolor en el suelo,
casi muriéndose, llegó un médico a revisarlo pero declara que lo deben llevar al
hospital, sin embargo, lo operan muy tarde y muere.

De repente sintió Varka un golpe en la nuca, era su amo que la reprendió por dormir
mientras el niño aún lloraba, la muchacha intentó mantenerse despierta, pero en
cuanto su amo se fue, los sonidos de su alrededor y la suave luz de la lámpara la
hicieron soñar de nuevo, esta vez estaba en la ciudad con su mamá buscando trabajo y
pidiendo limosna.

Nuevamente se despertó la joven, eran los gritos de su ama, que había ido a darle
pecho al bebé, cuando la mujer terminó le dio al niño y Varka lo acostó y volvió a
mecerlo, pero ya comenzaba a llegar la mañana. La muchacha necesitaba dormir, sin
embargo, su ama le ordenó que encendiera la estufa, que preparara el samovar y
limpiara los chanclos del amo, mientras hacía última acción se quedaba dormida de
nuevo, pero rápidamente se despertó, ahora su ama quería que lavara la escalera.

Durante todo el día la joven realizó diferentes quehaceres mientras contenía su


cansancio, aquello era más difícil mientras pelaba papas de pie frente a la mesa, se
quedaba dormida por unos breves momentos, pero allí estaba su ama y no podía
dejarse dominar por el sueño. Llegó la noche y había visitas, la mujer le gritó a Varka
que calentara el samovar y así las ordenes continuaban llegando.
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Finalmente, se fueron las visitas, los amos se fueron a dormir y le encargaron a la
muchacha el niño. Las circunstancias de la noche pasada se repitieron, la suave luz de
lámpara y los sonidos del alrededor, incluso Varka soñaba las mismas cosas y el bebé
no paraba de llorar.

Entonces, pensando en que era el niño el que no la dejaba dormir y era su enemigo,
pensó en sencillamente matarlo para poder acostarse libremente, totalmente absorbida
por aquella idea se inclinó sobre el bebé y apretó su cuello hasta que se puso azul y
murió. Varka se tendió satisfecha en el suelo y se quedó profundamente dormida.

Comentario:

En los cuentos leídos y analizados esta semana del autor ruso Antón Chéjov se
pueden observar elementos comunes, inicialmente, los temas del amor y el romance
son recurrentes, aunque no necesariamente de una manera ideal, sino que, con finales
nostálgicos, como ejemplo se pueden tomar los relatos “El beso” y “La señora del
perrito” que a pesar de tener protagonistas muy diferentes dan un sentido similar a la
desesperanza y la decepción.

Algo agradable en estas historias son las cuidadas y bellas descripciones de los
lugares, Chéjov parece buscar una idealización en los espacios en los que se
desarrollan los eventos, en “Historia de un contrabajo” los detalles sobre el río dan una
mayor sensación de encanto a los cuentos en los que por sí solos narran
acontecimientos algunas veces sorprendentes.

Esta dedicación en las explicaciones del aspecto se extiende además a las


características físicas de los personajes más importantes, aunque hay modelos de esto
en casi todos los cuentos vistos en este reporte, dos ejemplos notables podrían ser “La
mujer del boticario” y “El gordo y flaco”, en ambos se especifican los rasgos e incluso
se podría plantear que estos simbolizan el carácter o personalidad de estos
personajes.

La preferencia de Chéjov por narradores más externos a las situaciones se hace


evidente, ya que normalmente las historias son contadas por alguien que parece ser un
testigo, o más bien narrador omnisciente, que no solo sabe lo que los personajes
Sophia Chacón Aguilar. Prof. Ronald Solano Jiménez.
Carné: C11977. Apreciación literaria 001 (EG-0316).
sienten, sino que parece estar al tanto de todo lo que ocurre, incluso cuando esos
sucesos ocurren simultáneamente.

Este autor, como el recientemente estudiado Edgar Allan Poe, tiene la capacidad de
escribir sobre situaciones variadas de la vida, no todos sus cuentos giran alrededor del
amor, en el caso de “La tristeza” la soledad y la muerte dan una profundidad
significativa, algo que ayuda al lector a empatizar con el personaje principal, Yona, y a
reflexionar sobre las temáticas en cuestión.

Cuando por otro lado, se desea analizar un giro inesperado y un efecto más bien
perturbador, se debe tomar en cuenta “Un asesinato”, un cuento en el que Chéjov
mantiene la atención de quien lee, así como una simpatía con la joven criada Varka,
hasta el desenlace, que ciertamente podría ser descrito como algo diferente a lo visto
en otras historias más “livianas” como “¡Chist!, donde su protagonista, a pesar de sentir
sueño, se limita a quejarse de su vida.

En general, considero que la lectura de esta semana es provechosa y amplia la


percepción literatura que muchos podrían tener, ya que se puede apreciar los
diferentes atributos y estilos que tienen los autores, cambiando estas características
incluso varias veces dentro de las obras de un solo escritor al ser versátiles y
experimentales con distintos efectos y temáticas.

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