CAPITULO XXIV
ECOLOGISMO
Enric TELLO
Sumario: I. Percepciones y respuestas a la crisis ecoldgica—II. Del «crecimiento autososteni-
do» alos limites del crecimiento. ¢Crecimiento cero?—1V. La crisis de los euromisiles y el
pacifismo antinuclear—N. Sustentabilidad—V1. _Sustentabilidad: implicaciones econdmicas —
VIL. Sustentabilidad: implicaciones poltticas—VIM. Redescubriendo el mundo comin —
IX. Un mundo sin héroes: la vida como red.—X. ;Necesidades 0 satisfactores?—XI. Bienes
comunes globales y locales.—XII. La crisis del medio ambiente como crisis de legitimacién.—
XIII. Salida, voz y lealtad —Bibliografia.
Hoy podemos ver que tanto nuestro ataque suicida contra la na-
turaleza como las guerras y la amenaza de guerras que han sumer-
gido al mundo en la miseria tienen un origen comtin: el fracaso,
tanto en los paises capitalistas como en los socialistas, en comen-
zar un nuevo capitulo hist6rico —hacia una nueva democracia que
comprenda no sélo la libertad personal y politica, sino también las
decisiones germinales que determinen ¢6mo viviremos nosotros y
cl planeta—. Ahora que los pueblos del mundo han comenzado a
comprender que la supervivencia depende igualmente de poner fin
a la guerra con la naturaleza y de poner fin a las guerras entre no-
sotros mismos, el camino hacia la paz est4 claro en ambos frentes.
Para hacer las paces con el planeta debemos hacer las paces entre
Jos pueblos que vivimos en él.
Barry COMMONER, EX’ PAZ CON EL PLANETA, 1990
El siglo xx registré las mayores tasas de crecimiento econémico, algunos de los
mayores avances en el desarrollo humano de una parte de la Humanidad, y también
las dos conflagraciones bélicas mundiales més destructivas de toda la historia ante-
rior, Desde la Revolucién rusa de 1917, el siglo que nos ha precedido estuvo mar-
cado por el conflicto entre dos sistemas, y dos visiones politicas del mundo, que
rivalizaban por aleanzar las mayores «tasas de crecimiento» (en el lenguaje de uno
de ellos) de las «fuerzas productivas» (en el léxico del otro). La rivalidad entre
ambos mediatiz6 y distorsioné muchos otros conflictos, incluidos los derivados del
carcter a menudo ecoldgicamente destructivo de dicho crecimiento econdmico de
las fuerzas productivas. Ambos han engendrado una crisis ecolégica por primera
vez de alcance planetario, cuya resolucién exige remover los fundamentos de aquel
crecimiento industrial perseguido como fin comin,
[515]516 IDEOLOGIAS Y MOVIMIENTOS POL{TICOS CONTEMPORANEOS
La crisis global del medio ambiente no implica sdlo, por tanto, la crisis de un
sistema social 0 de un aspecto particular del mismo. Supone una crisis de civiliza-
cidn: esto es, del marco comtin de pensamiento y propésito que ha dominado
desde el principio mismo del capitalismo industrial, y que también fue abrazado
por las «construcciones» fallidas del mal llamado socialismo «real». Tal como ha
sefialado Eric J. Hobsbawm, si aquel siglo xx «corto» mareado por la carrera del
crecimiento econémico y la carrera de armamentos nucleares empez6 de verdad
hacia 1914-1917, terminé entre 1989 y 1991 con la cafda de un muro que separaba
mucho més que Alemania en dos estados, El siglo xx1 comenz6 a discurrir en la
Cumbre de la Tierra de Rfo de Janeiro en 1992, y esté marcado por la crisis eco-
légica de la civilizacién industrial.
I. PERCEPCIONES Y RESPUESTAS A LA CRISIS ECOLOGICA
La biosfera es una fina capa viva situada entre la atmésfera, los continentes
(litosfera) y los mares (hidrosfera), que da a la Tierra su caracterfstica coloracién
verde y azulada cuando se la contempla desde el espacio. No siempre ha estado
ahi: se ha formado en los tiltimos 3.800 millones de afios mediante un largo
proceso de ensayo y error. Es un sistema autoregulado, basado en el reciclaje
completo (casi sin «residuos») de los materiales basicos de la vida (agua, oxige-
no, carbono, nitrégeno, fésforo, potasio, calcio, etc.) que se alimenta del flujo
constante de la energia del sol. Transformando la radiacién solar en materia
orginica mediante la fotosintesis, y degradéndola en forma de calor reflejado
hacia el espacio exterior (una energia de alta entropia), la biosfera es capaz de
mantener una gran isla de orden autoperpetuador (0 entropia negativa) en un
planeta vivo. La composicién de los gases de la atmésfera, y la elevada tempe-
ratura de la Tierra gracias al efecto invernadero de algunos de esos gases, son
producto de la biosfera.
Sin embargo la cultura humana ha tardado mucho en reconocer, nombrar y
entender la existencia de la biosfera como sistema. Los mares, la Tierra, e incluso
la atmésfera forman parte de la percepcién humana y su vocabulario desde hace
muchos siglos. La biosfera fue bautizada como tal en 1926 por Vladimir Vernadsky.
En 1979 James Lovelock formulé por vez primera la sugerente y controvertida
«hipétesis Gaia», que contempla la entera biosfera como un sistema vivo autoor-
ganizado. A comienzos del siglo xx1 la maquinaria industrial en su conjunto
mueve cada afio cuatro veces mas toneladas de minerales y metales que la fuerza
erosiva natural de todos los rfos y Iluvias torrenciales.de la Tierra. La distorsién
industrial del ciclo terrestre del carbono, junto a las emisiones de otros gases que
refuerzan-el calentamiento atmosférico, esta incrementando el efecto invernadero
planetario variando el «termostato natural» de Gaia, y sometiendo a sus ecosiste-
mas a la tension de un aumento stibito de las temperaturas cuya rapidez carece de
precedentes. El adelgazamiento de la capa de ozono —otra creaci6n de la biosfera
que nos protege de una parte de las radiaciones ultravioletas incompatibles con las
formas més desarrolladas de vida—, y su perforacién en ciertos puntos y épocas
del afio, muestra hasta qué punto los efectos ambientales destructores pueden
alcanzar hasta la tltima «frontera» planetaria.ECOLOGISMO 517
El ecélogo norteamericano Barry Commoner ha acufiado una palabra muy.
adecuada para expresar la fuerza conjunta de los sistemas productivo-destructivos
de la civilizacién industrial: tecnosfera. La crisis ecolégica es el resultado de una
colisién entre tecnosfera y biosfera. Los sistemas productivos lineales de la tecnos-
fera, basados en el consumo de combustibles fésiles y otras fuentes no renovables
de energia, mediante procesos altamente ineficientes y generadores de residuos,
resultan incompatibles con los procesos ciclicos y autoperpetuadores de la biosfe-
ra. Mientras la biosfera bombea su degradacién de la energia solar hacia el espacio
exterior, la tecnosfera industrial vierte su elevadfsima entropfa en forma de polu-
cién, degradacién y residuos sobre la misma biosfera en la que vive. La economia
(del griego, oikonomia: el buen gobierno de la casa) destruye su propio hogar
terrestre (oikos).
Il. DEL «CRECIMIENTO AUTOSOSTENIDO> A LOS L{MITES
DEL CRECIMIENTO
Tras la pardlisis de las dos guerras mundiales (1914-1919 y 1939-1945), y de
Ja Gran Depresién econémica entre ambas (1929-1939), se produjo entre 1950 y
1973 la mayor etapa de crecimiento econémico de la que tenemos constancia.
Entonces la mayorfa de economistas y politélogos de los pafses de la OCDE esta-
ban obsesionados por la rapidez del crecimiento econémico de la URSS, y sus
éxitos en la carrera aerondutica (y por tanto armamentistica) en el espacio. La
nomenclatura soviética, cada vez mas gerontocratica, no estaba menos obsesiona-
da por «atrapar y superar» a Occidente. En medio de ese clima, y buscando imbuir
seguridad en los grupos dirigentes de la OCDE, Walt Witman Rostow publicé en
1960 un célebre ensayo sobre Los estadios del crecimiento econ6mico (subtitulado
«un manifiesto no comunista») donde auguraba que las crisis econdmicas se
habfan acabado para siempre porque la nave de la economia habia por fin empren-
dido el «despegue» (take-off) hacia una nueva era de «crecimiento autosostenido».
La metéfora del fantastico avién auto-sostenido, y su moraleja, eran claras: no
habria més crisis, luego tampoco revoluciones.
El «profético» ensayo de Rostow duerme piadosamente olvidado en rastros y
bibliotecas, pero su eco permanece en el inconsciente colectivo de tantos dirigen-
tes politicos y empresariales que atin confunden el «desarrollo sostenible» propug-
nado proclamado en la Cumbre de la Tierra de 1992, con aquel viejo «crecimiento
sostenido». Lo cierto es que en los paises capitalistas mas desarrollados la mayoria
de la gente experimenté entonces un cambio espectacular. Los campos se Ilenaron
de tractores y se vaciaron de mano de obra, que se unié al ejército industrial traba-
jando duro en las cadenas de montaje en situacién de casi pleno empleo, mientras
los bloques de pisos crecfan de forma alocada y se llenaban de electrodomésticos,
y las ciudades y carreteras se atestaban de automéviles. La sociedad de consumo
inventada por el American way of life permanecié confinada al tercio rico de la
Humanidad que vive en los paises de la OCDE, pero registré en dos décadas una
extensién sin precedentes. Por eso el aldabonazo de los «limites del crecimiento»
percutié de forma tan espectacular en la consciencia publica, al formularse por
primera vez como problema en medio de las crisis del petréleo en 1973 y 1979, y|
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518 IDEOLOGIAS Y MOVIMIENTOS POLITICOS CONTEMPORANEOS
el fin de la gran «época dorada» del crecimiento econdmico en el capitalismo
industrial (cuadro 1).
ll. CRECIMIENTO CERO?
El primer informe al Club de Roma sobre Los limites del crecimiento se publi-
6 en 1972, el mismo ajio que las Naciones Unidas convocaron en Estocolmo la
primera conferencia mundial sobre el Medio Ambiente. Su mensaje central era
certero: el crecimiento ilimitado en un mundo de recursos finitos es intrinsecamen-
te imposible. También lo era su advertencia sobre los peligros de tomarse el creci-
miento acumulativo como si los efectos fueran lineales y no exponenciales: si un
nentfar duplica cada dfa su tamafio en un estanque ,cudntos dias faltan para que
cubra el estanque entero cuando s6lo ha cubierto una cuarta parte? ZY cuando ha
cubierto la mitad? Sin embargo, cinco dfas antes de llegar a cubrirlo todo tinica-
mente ocupaba 1/32 del estanque, y nueve dias antes 1/512 parte.
La forma como Los limites del crecimiento present sus argumentos marcé
durante dos décadas el debate ambiental. Simplificados al mAximo, situaban el
problema central en el agotamiento de recursos. La gran pregunta era cuanto petré-
leo, carb6n 0 gas natural quedaba en la Tierra, y cudnto tiempo los podriamos
seguir consumiendo al ritmo de entonces. El modelo empleado en aquel primer
informe de Meadows y Randers, y el procesamiento de los datos por ordenador,
eran bastante primitivos y levantaron —con raz6n— muchas objeciones metodo-
légicas. De mayor calado fue la objecién al cardcter fijo atribuido a la base de
recursos. Muchos economistas arguyeron que la elevacién de los precios de los
combustibles fésiles actuaria de acicate para seguir explorando en su busqueda,
aumentando el tamaiio de los recursos conocidos en lugar de reducirlos. El tiempo
les ha dado parcialmente la razon, sin por ello desmentir ni un dpice la cuestién de
fondo. Sea cual sea su tamajio, la base de recursos es limitada. Una explotacién
ilimitada de los mismos siempre ser insostenible a largo plazo.
La discusién abierta sobre el problema de Los limites del crecimiento llevé
al debate de la solucién. Si el problema era que un crecimiento exponencial nos
estaba aproximando al agotamiento de recursos y servicios fundamentales de la
biosfera, para Meadows y Randers la solucién debfa buscarse en el crecimiento
cero. Bast6 con pronunciarla para que esa palabra suscitara una sonada tormenta,
justo cuando el cambio de coyuntura y de politica econémica lev6 a muchos
pafses de la OCDE a experimentar situaciones de crecimiento cero (0 incluso
negativo: es decir, reducciones absolutas) de su actividad econémica; y también
cuando la anquilosada maquinaria de la economia soviética iniciaba bajo la
égida de Breznev —que presidié la URSS entre 1964 y 1982— la etapa de estan-
camiento previa a su desmoronamiento final durante la presidencia de Mijail
Gorbachov (1985-1991).
Lo mis interesante de aquel primer debate sobre el crecimiento fue la pregun-
ta sobre su significado: el crecimiento de qué? Para algunos autores, como los
neomalthusianos Paul y Anne Erlich o el ultraconservador Garrett Hardin, el cre-
cimiento problematico era el de la poblacin. Para el ecosocialista Barry
Commoner y muchos otros, el problema estaba en el crecimiento de la explotaciénECOLOGISMO, 519
Cuapro N.° 1
De la «época dorada» a «los limites del crecimiento» (1962-1979)
Ajo
Contexto histérico
Puntos de arranque del ecopacifismo
1962
Lucha por los derechos civiles de los ne-
{0s norteamericanos.
Rachel Carson denuncia en Primavera si-
enciosa el envenenamiento del medio por
pesticidas y otros productos quimicos.
1966
Escalada bélica de EEUU en Vietnam.
Barry Commoner publica Ciencia y super-
vivencia. Kenneth E. Boulding publica La
economia de la nave espacial Tierra.
1968
El movimiento estudiantil contra Ja guerra
del Vietnam culmina en el «mayo francés».
aul y Anne Erlich publican La bomba de-
mogréfica.
1969
Ofensiva sindical. En Italia consigue la es-
cala mévil de salarios.
Se funda la organizaci6n ecologista Amigos
de la Tierra.
1971
Crisis de! d6lar. La inflacién supera el 5
por 100 anual en los paises de la OCDE.
Se funda Greenpeace. Barty Commoner
publica El cfrculo que se cierra y Nicholas
Georgescu-Roegen La ley de la entropia y
el proceso econdmico.
1972
La inflaci6n supera el 6 por 100 anual.
Naciones Unidas convoca la primera confe-
rencia mundial sobre el Medio Ambiente
en Estocolmo. El Club de Roma publica
Los limites del crecimiento. Los editores de
la revista The Ecologist publican el Mani-
fiesto por la supervivencia.
1973
Primera crisis del petréleo, Se funda la Co-
misién Trilateral, formada por consejeros de
gobiernos y grandes empresas.
Se publica el Debate sobre el crecimiento.
E. F, Schumacher publica Lo pequefio es
hermoso.
1974
La inflacién supera el 10 por 100 anual.
El Club de Roma publica La Humanidad
en la encrucijada,
1975
‘Se dispara el déficit puiblico en los pafses
de la OCDE, Fuerte caida de beneficios. La
‘Comisién Trilateral publica La crisis de la
democracia donde diagnostica la «inflacién
de expectativas» como un «exceso de de-
mocracia».
1976
Se dispara la deuda externa del Tercer
Mundo.
Barry Commoner publica La escasez de
energia. Nicholas Georgescu-Roegen pu-
blica Energia y mitos econdmicos.
1977
En los paises de la ODCE la tasa de paro as-
ciende al 4,7 por 100, y la de inflacién al 9,2
por 100.
Herman E. Daly publica La economia del
estado estacionario.
1978
El paro llega al 5 por 100, tasa jams al-
canzada desde el fin de la Segunda Guerra
Mundial.
Kenneth E. Boulding publica Ecodindmica.
1979
Segunda crisis del petréleo. La OTAN toma
la adoble decisiGn> de instalar nuevos misiles
nucleares de aleance medio en Europa.
‘Con el congreso programético celebrado en
Offenbach, nacen como partido los Verdes
alemanes (Die Griinen).
FuEN’
laboracién propia.520 IDEOLOGIAS Y MOVIMIENTOS POL{TICOS CONTEMPORANEOS
de recursos por una economia regida tinicamente por la légica del beneficio priva-
do a corto plazo, Los —y sobre todo Jas— ecologistas antimalthusianas sefialaron,
con raz6n, que las consecuencias ambientales de cada ser humano nacido en un
pais empobrecido como la India son muy distintas a las de cada nacimiento en un
pais opulento como los Estados Unidos. En el afio 2002 se afiadieron al mundo 74
millones de personas cada afio, y se produjeron 40,6 millones de automéviles (y
unos cien millones de bicicletas): ;qué contribuye mas a la degradacién medioam-
biental? La polémica condujo a una formulacién ampliamente admitida: el impac-
to ambiental en un territorio determinado, o en la Tierra entera, es una funcin
compleja del ntimero de habitantes, su nivel de consumo y la tecnologia empleada
para suministrarlo.
IV. LA CRISIS DE LOS EUROMISILES Y EL PACIFISMO ANTINUCLEAR
Entre la segunda crisis del petréleo y el fin de la guerra frfa (1979-1989) la
atencién mundial hacia los problemas del medio ambiente se redujo, como conse-
cuencia de dos factores que marcaron profundamente aquella década: el inicio de
una nueva etapa de crisis econémica, con sus secuelas de paro masivo, precariedad
laboral, déficit paiblico y deuda externa, por una parte; y, por otra, el peligro de
guerra nuclear provocado por la nueva doctrina militar adoptada por la OTAN, que
pretendfa disponer de una capacidad de «ataque preventive» mediante la nueva
generacién de misiles de alcance medio.
Los movimientos ecologistas surgidos en los afios de la cumbre de Estocolmo
adoptaron con naturalidad la filosoffa y las précticas de accién directa noviolenta,
y durante los afios ochenta se sumaron al amplio movimiento en favor de una
Europa desnuclearizada desde el Atléntico hasta los Urales lanzado por el
European Nuclear Disarmament (END), un llamamiento iniciado por el historia-
dor marxista briténico Edward P, Thompson que logr6 arraigar en todos los paises
de Europa occidental y también, al otro lado del muro, entre los circulos disidentes
de la Europa oriental. Los partidos verdes de Alemania occidental (Die Griinen) y
otros paises empezaron a obtener escafios.
Entre tanto los desastres ambientales se fueron acumulando, provocando fogo-
nazos stibitos en los medios de comunicacién: multitud de vertidos petroleros
como los de Exxon Valdez en Alaska en 1989 0 el Prestige en las costas gallegas
el 2002; la contaminacién por productos quimicos como las dioxinas en Seveso
(Italia) en 1977. Bhopal en 1984 (la India), o la creciente preocupacién por la
proliferacién en el medio ambiente de contaminantes orgénicos persistentes
(CPs); accidentes nucleares graves como el de Harrisburg (Estados Unidos) en
1979 y Vandellés (Tarragona) en 1989, Las advertencias de muchos cientificos
valientes, como la lanzada en 1974 por Molina y Rowland sobre las moléculas
cloradas de los CFCs que destruyen la capa de ozono, se vieron sucesivamente
confirmadas. En 1984-1985 la NASA comprobé la existencia de un «agujero» de
ozono en la Antértida y, de ser difamados y perseguidos por las grandes empresas,
Molina y Rowland recibieron el premio Nobel de quimica en 1995. Finalmente, el
26 de abril de 1986 se produjo en uno de los reactores de la central de Cherndbil
(Ucrania) el peor accidente nuclear hasta ahora registrado, que conmocioné grave-