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Introducción.
La germinación es una etapa del desarrollo que comprende varios procesos fisiológicos, y
que finaliza con la emergencia del embrión que está contenido en la semilla. Este proceso es
influenciado por factores externos e internos, como lo pueden ser la humedad, temperatura,
salinidad, gases e incluso inhibidores. Resulta de importancia conocer dichos factores, con la
finalidad de procurar las condiciones óptimas para la germinación de las semillas. Este escrito
se basa en una recopilación de los factores externos que influyen en la germinación de
semillas de Zea mays, una especie de importancia económica y alimentaria a nivel mundial.
El maíz o Zea mays perteneciente a la familia botánica Poaceae o Gramineae es una planta
gramínea americana, que representa uno de los cultivos de mayor importancia en México
(Figura 1) pues este es el cereal base de la alimentación mexicana que sirve como fuente
primordial de energía de la dieta, por tanto, resulta de gran importancia conocer su desarrollo
y los principales factores externos a los que están sujetos los cultivos agrícolas de maíz,
puesto que la disminución en sus rendimientos es cada vez mayor, debido a la degradación
del suelo causada por la sobreexplotación, los altos índices de deforestación, la eliminación
de la cobertura vegetal y el exceso de laboreo del suelo (SAGARPA, 2014).
Desde el punto de vista alimentario, político, económico y social, el maíz es el cultivo más
importante del país (SIAP, 2007). Para ejemplificar esto, la producción de maíz en 2017 fue
de 27.8 millones de toneladas, mientras que la superficie Sembrada en el mismo año fue de
7.5 millones de hectáreas, gran parte del territorio nacional es propicio para la producción por
lo que en los 32 Estados de la República Mexicana se produce Maíz Grano (Agencia de
Servicios a la Comercializacióny Desarrollo de Mercados Agropecuarios, 2018).
Zea mays.
El maíz o Zea mays (Figura 2) se caracteriza por tener tallos largos y racimos al final de los
cuales se dan mazorcas (inflorescencias femeninas), con sus granos de maíz dispuestos a lo
largo de su eje. (González-Cortés, et. al. 2016). Además es un ejemplo de planta anual, es
decir, que completa su ciclo vital durante un único período vegetativo, que en algunos casos
puede ser inferior a un año (Murray, 2006).
Su estructura está formada por una parte subterránea y una aérea; siendo la raíz la parte
fasciculada o subterránea y su misión es la de aportar un perfecto anclaje a la planta. En la
planta adulta el sistema radicular es adventicio que es esencialmente de sostén y brota de la
corona (De la Rosa et.al., 2000).
Mientras tanto la parte aérea está formada por el tallo y las hojas, el primero es simple erecto,
de elevada longitud pudiendo alcanzar los 41 metros de altura, es robusto y sin
ramificaciones, formado por nudos y entrenudos de número y longitud variable. Es decir es el
órgano de sostén donde van adheridas las hojas (De la Rosa et .al., 2000).
Por su parte, las hojas son largas, anchas, flexibles, de bordes y superficies ásperas, y con
nerviación paralela. Y se encuentran formadas por la vaina, estructura cilíndrica abierta hasta
la base, que envuelve el tallo, el cuello, que es la zona de transición entre la vaina y la lámina
foliar, en el que se halla una lígula (De la Rosa et.al., 2000).
Fig. 2 .Morfología del maíz. [Ilustración].Tomado de Fertilizantes Sumagro
https://m.facebook.com/Potencializandoelcampo/photos/a.3700181316675081/4438189406207598/
En el país existen 59 razas nativas (Figura 3.) de acuerdo con la clasificación más reciente
basada en características morfológicas e iso-enzimáticas (Sánchez et al., 2000), que
representan un significativo porcentaje de las 220 a 300 razas de maíz existentes en el
continente americano (Kato et.al., 2009).
Fig 3. Tomado de: CONABIO (2020). Variedades de maíz [Fotografía ]. En Razas de maíz de México
https://www.biodiversidad.gob.mx/diversidad/alimentos/maices/razas-de-maiz
Germinación de Zea mays.
La germinación lleva hasta cuatro semanas antes de que cualquier parte del embrión sea
visible encima de la tierra, además está estrechamente vinculada a la salud en general de la
planta de maíz, y comienza cuando su semilla alcanza un 30 por ciento del nivel de humedad.
Fig.4 .Tomado de: Murray, W. N. (2006). Germinación hipogea en la cual el cotiledón o los cotiledones están por debajo de
la tierra. Ejemplo: maíz (Zea mays) [Ilustración]. En Introducción a la Botánica (p. 157).
Para el maíz, las exigencias en temperatura, principalmente en las regiones templadas, son
conocidas como exigencias en unidades de calor. Asimismo, la disponibilidad hídrica en el
período de crecimiento es otra causa importante de variación en la productividad. La
arquitectura y la población de plantas determinan el área fotosintética y el perfil de luz y C02
en el interior del cultivo, afectando el crecimiento y desarrollo de las plantas (Ciampitti et al.,
2016).
Las plantas de maíz pueden emerger dentro de los 5-7 días siguientes a la siembra en
condiciones de temperatura y humedad ideales. Pero bajo condiciones frías y húmedas – o
incluso bajo condiciones muy secas - pueden tomar más de dos semanas para emerger. El
punto de crecimiento (nudo apical) se encuentra de 2 a 4 centímetros por debajo de la
superficie (Ciampitti et al., 2016).
Figura 5. Tomado de: Ciampitti. I.A., et al. (2016). Based on information from How a Corn Plant Develops, Special Report
No. 48, 1986 and Corn Growth and Development, PMR 1009, 2011. Iowa State University Extension. MF3305MS Corn
Growth and Development (Spanish, Crecimiento y Desarrollo de Maíz) (ipni.net)
Dentro de los principales factores que pueden afectar los procesos de germinación y
desarrollo se encuentran la temperatura, la humedad, profundidad de la tierra, permeabilidad,
nitrógeno y fósforo.
La temperatura es uno de los factores que influyen en las semillas, ya que necesitan de
condiciones cálidas para germinar (temperaturas del suelo de 55 grados son lo
suficientemente cálidas para la germinación). Las variedades muy dulces de maíz requieren
de temperaturas de suelo de 65 grados o más. Al mismo tiempo el maíz no puede tolerar ni la
más mínima escarcha, así que mientras más fría sea la temperatura del suelo, más tiempo
llevará para que se produzca la germinación y emerjan los plantones (Pita & Pérez, 1998).
Las bajas temperaturas durante las primeras horas del día, provocan un estrés que puede
reducir drásticamente la germinación y emergencia a través del daño oxidativo a las
membranas y muerte celular. De acuerdo con los resultados obtenidos por Gámez-Vázquez
et. al, las semillas expuestas a bajas temperaturas reducen el porcentaje de germinación a
través de elevar el número de semillas muertas y en plántulas jóvenes se reduce la longitud y
peso seco de plúmula y radícula, lo que indica el efecto inhibitorio de las temperaturas bajas,
que van de los 4-10°C sobre la germinación de las semillas de Zea mays.
Por otro lado, las altas temperaturas tampoco favorecen a las semillas, puesto que, a mayor
temperatura y humedad hay mayor actividad microbiana (Blanco-Valdes, et al., 2016).
Cuando el maíz se encuentra en un ambiente alto en su temperatura se comienzan a ver
cambios en la planta, principalmente en el grano, pues este absorbe oxígeno del aire y
consume carbohidratos de su estructura, liberando calor; lo que provoca una respiración más
rápida ya que el grano está caliente y húmedo, que a su vez causa modificaciones que
intensifican las variaciones de la humedad relativa del grano; de esta manera, se modifica el
equilibrio de aireación, lo que conlleva a un aumento en las posibilidades de una mayor
humedad del grano.
Dentro de la semilla en sí, hay factores como la permeabilidad y las hormonas que también
influyen en la germinación del maíz, por ejemplo, la excesiva per meab ilidad provoca la
pérdida masiva de azúcares, iones inorgánicos y aminoácidos, entre otros componentes
celulares, inclusive algunos de ellos pueden quedar en concentraciones inferiores a las
óptimas par a respiración, actividad enzimática y síntesis de macromoléculas (Bewley y
Black 1994). Asimismo existen diversas hormonas como el ácido abscísico, que inhibe la
germinación, mientras hormonas como las giberelinas, auxinas o citoquininas la estimulan de
manera dependiente (Sánchez et al., 2005).
De manera más amplia la anterior, podemos mencionar que las citocininas como la
benciladenina estimulan el ciclo celular durante la germinación de maíz, aparentemente
acelerando la fase G1 (Reyes et al., 1991; Sánchez et al., 2005); por su parte, las auxinas
estimulan a nivel transcripcional la expresión de cuatro ciclinas tipo D durante la
germinación de maíz, proteínas que participarán activamente en la activación de la fase G1
(Quiroz & Vázquez, 2006).
Otro factor importante para las semillas son las condiciones del suelo en donde se encuentran,
como lo son la profundidad de la tierra y la humedad (SAGARPA, 2014). Para plantarse,
las semillas de maíz necesitan una profundidad de 1/2 pulgada (1,27 cm) debajo de la
superficie en tierras húmedas y más frías. Para suelos más cálidos y secos, las semillas se
colocan a una o una pulgada y media (2,54 o 3,81 cm) de profundidad. Contrariamente, en
tierras más frías, las semillas requieren más y calor del sol para germinar de forma adecuada,
por lo que , mientras más profunda se plante la semilla, más tiempo llevará la germinación.
En cuanto a la humedad, las semillas de maíz la necesitan para germinar; ya que estas
absorben la humedad cerca de las partículas de la tierra y una vez que alcanzan un 30 por
ciento del nivel de humedad, comienza la germinación. Mientras más seca sea la tierra, más
se prolonga la germinación. Por tanto se debe mantener la tierra húmeda, pero no saturada
para la germinación (Tun, 2017).
Además en el suelo también se pueden encontrar elementos como el nitrógeno, cuya fuente
para las plantas es la materia orgánica del suelo, a partir de la cual se genera amonio y nitrato.
El nitrato, una vez absorbido es reducido con gasto de energía proveniente de la fotosíntesis.
El N puede afectar las tasas de aparición y expansión foliar modificando el área foliar y la
intercepción de radiación solar por el cultivo. Deficiencias severas de N no disminuyeron el
número final de hojas por planta, pero redujeron principalmente la tasa de expansión foliar
con un leve impacto sobre la tasa de aparición foliar. Asimismo, reducciones en la
disponibilidad de N pueden producir desfases entre la liberación de polen y la aparición de
los estigmas, asociándose la magnitud de la protandria al grado de estrés sufrido (Uhart &
Echeverría, 1997).
Otro elemento en los suelos es el Fósforo, que en altas disponibilidades acelera el ciclo del
cultivo, acortando tanto el periodo emergencia-floración como floración-madurez fisiológica
Las deficiencias de P pueden afectar la radiación interceptada por el cultivo, la ec y la
partición de la materia seca hacia estructuras reproductivas. El P es parte integrante de las
enzimas fotosintéticas (RUBISCO, PEP carboxilasa) y de compuestos tales como ATP,
NADP, fosfolípidos, ADN, ARN, e interviene en procesos como la fotosíntesis, absorción de
iones, síntesis de proteínas y compuestos orgánicos, traslocación de asimilados, etc (Uhart &
Echeverría, 1997).
Finalmente, la salinidad del suelo es un problema que se incrementa año con año en las
regiones áridas y semiáridas del mundo como consecuencia de una baja precipitación, un mal
manejo del agua de riego y los fertilizantes (Villa et al., 2006). Según Parés et al. (2008), la
salinidad tiene como consecuencia la reducción del crecimiento de los cultivos al afectar
negativamente la germinación y/o la capacidad de emerger de las plántulas. De igual manera,
retarda el crecimiento de las plantas, ya que influye en diversos procesos fisiológicos tales
como: fotosíntesis, conductancia estomática, ajuste osmótico, absorción de iones, síntesis de
proteínas y ácidos nucleicos, actividad enzimática y balance hormonal; además, puede afectar
el proceso de transporte de agua e iones, lo que promueve toxicidad iónica y desbalance
nutricional.
Fig 7. Mapa mental de los factores que afectan en la germinación de Zea mays.
Conclusión.
Se determinó que los principales factores externos que resultan perjudiciales para la
germinación de semillas de Zea mays, así como para el desarrollo de sus plantas, son la
temperatura, la salinidad, la humedad, el nitrógeno, el fósforo, las hormonas, la
permeabilidad y profundidad a la cual se encuentran plantadas dichas semillas.
Estos factores resultan de importancia, debido a los efectos negativos que pueden producir en
la germinación, ya que la reducen, así como en el crecimiento de la planta y la calidad,
debido a que es una planta de importancia económica y alimentaria a nivel mundial.
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