Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Hambre en Medio Ambiente y Heli
Hambre en Medio Ambiente y Heli
Gerardo Yong
Siempre!. 59.3132 (June 23, 2013): p72.
Copyright: COPYRIGHT 2013 Editorial Cruzada, S.A. DE C.V.
http://www.siempre.com.mx/
Escuchar
Texto completo:
[ILUSTRACIÓN OMITIR]
Tal vez sea por ello, que la Organización de las Naciones Unidas para la
Alimentación y la Agricultura (FAO) ha concentrado sus esfuerzos este
año en celebrar el 5 de junio, el Día del Medio Ambiente, como un
llamado a la concientización del hambre que sufren más de 870 millones
de personas en el mundo, principalmente el sureste asiático y la Africa
Subsahariana. Esto bajo la consigna: Piensa, Aliméntate y Ahorra.
El hambre mantiene atrapada a casi el diez por ciento de la población
mundial, en una forma tal que se le vaticina un final muy trágico: la
muerte por inanición.
Yong, Gerardo
HELI
Texto completo:
En algún lugar de Guanajuato, donde el campo ya no da para comer, Heli, apenas salido
de la adolescencia, mantiene a su familia, esposa, bebé, padre y hermana de 12 años,
trabajando en una fábrica de autos; la pesadilla comienza cuando el novio de la hermanita,
un cadete de 17 años, sustrae un par de paquetes de cocaína de una caseta; los señores
de la droga regresan a cobrar cuentas.
Tercer largometraje del maestro del minimalismo narrativo Amat Escalante, Heli (México-
Francia-Alemania-Países Bajos, 2013), premio al mejor director en el pasado Festival de
Cannes, avanza implacablemente sobre la brecha que abrió Carlos Reygadas con Japón,
esa que lleva a ver de frente a la Gorgona; un cine mexicano consciente de que su misión
es confrontar la realidad, no promover al turismo con la idea de que los rayos que escapan
del sol tapado con un dedo bastan para que se asoleen los turistas en las playas.
El secreto de esta manera de hacer cine está en el tratamiento de tema e imagen, de una
vocación que nunca ha sido la de explotar el morbo; en Heli la clave es la poesía que se
destila de esos horizontes afligidos, ritmos monótonos, planos rijos, cuerpos vejados,
miradas impotentes, inocencia en el rostro; la carne magullada por la maquinaria de
tortura, el espanto del espectador frente a esos niños que atormentan al ritmo de video-
juegos. La pureza, la sangre y la venganza, pero más, el amor y la ternura, como matas
del desierto que resisten; y que nadie diga que esto no es también México.
Uno de los asuntos más espinosos en el hacer del cine es cómo mostrar la violencia sin
celebrarla; Amat Escalante puede porque su violencia siempre es triste, nunca jubilatoria;
el público sabe que lo que Heli le obliga a experimentar, sí ocurre, que esa crueldad ya es
endémica y que la realidad puede ser peor aún. El tono se establece desde el arranque de
la cinta, la bota militar aplasta un rostro tumefacto, un secuestrado que va a ser colgado de
un puente. Al igual que sus películas anteriores, ésta emplea actores no profesionales que,
a merced del director, no tienen maneta de esconderse detrás de sus personajes;
Armando Espitia (Heli) es el único profesional que incursiona en el cine, ¡y con qué bautizo
de sangre!
La historia que cuenta Heli es naturalmente una ficción narrada con una técnica
formidable, pero tal que destruye otra ficción, la de pensar que el narcotráfico es una
guerra entre bandas, algo ajeno a la sociedad (tal como bien advierte Juan Villoro en un
artículo titulado "La violencia en el espejo"). De hecho, solo hay dos secuencias de
violencia explícita en Heli; ambas, el entrenamiento militar y la tortura, revelan que la
crueldad del narco trenzada con lo militar, puro Tánatos, atenta contra el amor y la fuerza
generativa de este país.