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CAPITULO CUARTO

DATE LA BUENA VIDA

En mi día a día siempre tomo muchas decisiones, no siempre me detengo a


pensar sobre ellas ya que son decisiones simples como que ropa usare o qué tipo
de comida hare para almorzar, y es algo común ya que son costumbres que todas
las personas poseemos. Considero adecuado no sobre pensar nuestras
decisiones la mayoría del tiempo ya que no tiene mucho sentido perder tiempo y
agobiarnos en decisiones simples, si todos empezáramos a tomar muy en serio y
delimitar que comida seria adecuada en el desayuno de mañana entre tantas
opciones y posibilidades, nos tomaría mucho tiempo llegar a la conclusión de que
sería lo más ideal, cuando podríamos simplemente preparar algo que nos guste y
este en nuestra posibilidad de hacer en ese momento. En el día, esa sería solo
una de las muchas decisiones que tendremos que tomar por lo que no parece algo
muy lógico tener que sobre pensar todo, es por ello que en ciertas decisiones
debemos dejarnos influir por la rutina que tenemos o simplemente no sobre pensar
mucho.

También hay momentos de mi vida y en la de todos, en la que podemos denotar


que una decisión no es tan simple como parece ser, por lo que hay que delimitar y
analizar qué consecuencias podría tener esa decisión, a pesar de que dije que no
hay que, sobre pensar mucho en las decisiones simples, tampoco podemos ser
imprudentes al tomar decisiones, es un poco contradictorio, pero hay que tener un
cierto equilibrio. Saber cuándo una decisión requiere que pensemos dos veces lo
que hacemos no siempre es fácil de identificar, ya que como seres humanos no
somos perfectos y cometemos errores por lo que la imprudencia en nosotros
estará presente en algunas ocasiones.

Normalmente, cuando tomo una decisión importante en la que necesito pensar


seriamente y con detenimiento que es más conveniente para mí, no me dejo
influenciar por voluntades o costumbres ajenas a mí, ya que me gusta gozar de mi
libre albedrio y mi propio razonamiento al escoger algo importante y esto es algo
que deberíamos hacer todos ya que solo nosotros sabemos lo que en realidad
queremos y somos el dueño de nuestras acciones y decisiones, por lo que no hay
nadie más adecuado para decidir que uno mismo.

Me pareció muy interesante, este capítulo, pues Fernando Savater nos habla
acerca de la buena vida. Durante la lectura que realice en este capítulo, me llamó
mucho la atención donde el autor dice “La buena vida humana es buena vida entre
humanos, o de lo contrario puede que sea vida, pero no será ni buena ni humana”,
en mi opinión concuerdo mucho con él ya que los seres humanos estamos hechos
para vivir en un conjunto, en una sociedad, somos seres que constantemente
necesitan tener relación e interacción con las demás personas para sentirnos
plenos y que de verdad estamos viviendo, por ello es bueno valorar y mantener las
relaciones que tenemos ya sea con nuestra familia, amigos o conocidos. Ya que
sin estas relaciones estaríamos vacíos y nuestra vida carecería del más mínimo
significado, ni el bien material más valioso lograría calmar el vacío que tendríamos
como lo haría el cálido abrazo de una madre o la conversación de rutina con
nuestro amigo antes de iniciar la clase.

Me pareció muy bueno el ejemplo que plantea el autor sobre la historia de Esaú y
Jacob, Esaú por el hecho de vivir constantemente con el miedo a la muerte o con
la idea de que no vale la pena pensar en el futuro ya que la muerte podría
acecharlo en cualquier momento por lo que anteponía sus decisiones a lo que solo
le importaba en el presente, arrepintiéndose después por esto ya que no era lo
que en verdad quería. Sinceramente no estoy de acuerdo con su forma de pensar
ya que al vivir siempre hay que pensar en lo que de verdad queremos, en nuestro
futuro, decidir que opción nos conviene más con la esperanza de que el mañana
seguirá allí para nosotros y poder gozar lo que de verdad queremos. Como el
autor ya ha dicho, hay que darse la buena vida. Y para esto no podemos fijarnos
solo en nosotros, sino también en los demás ya que vivimos en una sociedad. ¿Y
no sería más fácil conseguir una buena vida ayudando a los demás también a
conseguir una buena vida? Ejemplificando un poco esto a continuación, contare
una moraleja que siempre he escuchado y si aplica muy bien en este caso

Esta es la historia de un maestro que llevó globos a su escuela y le regaló uno a


cada estudiante.

Después pidió que escriban sus nombres cada uno en su globo, los dejaran en el
piso y abandonaran el aula.

Una vez afuera, les dijo:

"Tienen 5 minutos para que cada uno encuentre el globo que lleva su nombre".

Los alumnos entraron y buscaron, pero se acabaron los 5 minutos y nadie había
podido encontrar el suyo.

El maestro les dijo ahora:

"Tomen cualquier globo y entréguenselo al dueño del nombre que lleva anotado".

En apenas un par de minutos todos los alumnos ya tenían el suyo en la mano.

Finalmente, dijo el maestro:

"Chicos, los globos son como la felicidad. Nadie la va a encontrar buscando la


suya solamente. En cambio, si cada uno se preocupa por la del otro, encuentra
rápido la que le pertenece".

Esta moraleja se puede aplicar a cualquier campo de la vida, incluso en tener una
buena vida, nadie va a encontrar una buena vida buscando su bienestar
solamente, si cada uno se preocupara por los demás, alcanzara la buena vida
incluso antes de que se dé cuenta

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