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2 Y 3 de Septiembre
Adoro en todo la voluntad de Dios para conmigo (J.B.S)
JUEVES VIERNES
Jueves 02 de Septiembre
Lectura del santo evangelio según san Lucas 5, 1-11 Reflexión:
El evangelista san Mateo en este pasaje nos relata
En aquel tiempo, la gente se agolpaba en torno a Jesús para oír la llamada de Jesús a Pedro, a Santiago y Juan a
la palabra de Dios. Estando él de pie junto al lago de Gene-
seguirle.
saret, vio dos barcas que estaban en ¡a orilla; los pescadores,
que habían desembarcado, estaban lavando las redes. Subiendo Jesús, que además de ser hombre es Dios, aprove-
a una de las barcas, que era la de Simón, le pidió que la aparta-
cha su poder de hacer milagros, en este caso ayu-
ra un poco de tierra. Desde la barca, sentado, enseñaba a la
gente. Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: «Rema mar dando a estos experimentados pescadores a reali-
adentro, y echad vuestras redes para la pesca». Respondió Si- zar una pesca especial, para pedirles que le sigan.
món y dijo: «Maestro, hemos estado bregando toda la noche y Pedro y los dos hijos del Zebedeo, caen en la
no hemos recogido nada; pero, por tu palabra, echaré las re-
cuenta de que están ante una persona especial “y
des». Y, puestos a la obra, hicieron una redada tan grande de
peces que las redes comenzaban a reventarse. Entonces hicie- ellos sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo,
ron señas a los compañeros, que estaban en la otra barca, para lo siguieron”.
que vinieran a echarles una mano. Vinieron y llenaron las dos
barcas, hasta el punto de que casi se hundían. Al ver esto, Si- Se puede afirmar que a todos a los que a lo largo
món Pedro se echó a los pies de Jesús diciendo: «Señor, apár- de la historia nos ha seducido Jesús para seguirle,
tate de mí, que soy un hombre pecador». Y es que el estupor se nos ha sucedido, salvando las situaciones perso-
había apoderado de él y de los que estaban con él, por la reda- nales, lo mismo que a estos tres apóstoles. Él ha
da de peces que habían recogido; y lo mismo les pasaba a San-
tiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Si- salido a nuestro encuentro, y de una y mil mane-
món. Y Jesús dijo a Simón: «No temas; desde ahora serás pes- ras, nos ha asombrado y se ha atrevido a llamar-
cador de hombres». Entonces sacaron las barcas a tierra y, nos a su seguimiento después de convencernos de
dejándolo todo, lo siguieron. que nos amaba hasta el extremo, de que era el
Palabra del Señor Mesías, el Hijo de Dios, el que tiene palabras de
Gloria a ti, Señor Jesús vida y de vida eterna.