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Alimentos transgénicos

La biotecnología ha desarrollado numerosos métodos gracias a largos y minuciosos procesos, que


requieren el paso de varias generaciones de plantas silvestres y la selección de cosechas para
desarrollar algunas características específicas en un determinado producto que han beneficiado la
agricultura y la producción de alimentos.
Un alimento transgénico es aquel que contiene organismos a los que se ha incorporado material
genético (un gen o un trozo de ADN) de otros organismos mediante técnicas de ingeniería genética
para producir las características deseadas.
La ingeniería genética permite a los científicos pasar el gen deseado de una planta o animal a otro.
Los genes también pueden pasarse de un animal a una planta, y viceversa. Otro nombre para esto es
organismos genéticamente modificados u OGM.

El proceso para crear alimentos GM (transgénicos) es diferente a la cría selectiva. Esta involucra la
selección de plantas o animales con los rasgos deseados y su crianza. Con el tiempo, esto resulta en
la descendencia con los rasgos deseados.

Uno de los problemas con la crianza selectiva es que también puede resultar en rasgos que no son
deseados. La ingeniería genética permite a los científicos seleccionar el gen específico para
implantar. Esto evita introducir otros genes con rasgos no deseados. La ingeniería genética también
ayuda a acelerar el proceso de creación de nuevos alimentos con rasgos deseados.

En la actualidad, la soja, algún tipo de patatas y el maíz transgénicos se cultivan en gran parte del
mundo y se han incorporado al consumo general, tanto en su forma natural como en la producción
de alimentos envasados.
En torno a los alimentos transgénicos existe una gran polémica desde su incorporación a la
alimentación humana. Por un lado, no se conoce si la manipulación genética a la que han sido
sometidos puede tener efectos a medio y largo plazo sobre la salud humana. Además, no existe la
obligación de que en el etiquetado de los alimentos envasados de los que forman parte figure su
origen transgénico.

Simple, para proteger al medio ambiente. Se emparentaron especies que entre ellas repelían o
provocaban que las plagas se alejen. Por ejemplo, la plaga que va al maíz no va al frijol; entonces, si
las plagas no van al frijol es porque el frijol tiene un compuesto o un gen que impide que esa plaga
llegue. Por ello se estudió el gen que evita que la plaga del maíz llegue al frijol y se la implantó al
maíz.

Para lograrlo se requiere realizar estudios para que ese gen en el maíz no produzca daños
irreversibles en el ser humano. Tal vez, la ingesta, en este caso de insecticidas, produce
enfermedades y es probable que un gen no utilizado adecuadamente pueda ligarse con otros genes y
producir problemas de salud graves.

Otra de las razones por las que se producen alimentos transgénicos es para aumentar el rendimiento
del producto. Precisamente, uno de los reportes que realiza Greenpeace es que al utilizar el 30% de
los alimentos que terminan en la basura se podría disminuir el hambre en el mundo. Pero, eso es
imposible. Por ejemplo, esos alimentos que terminan en la basura son los alimentos perecederos y
no se pueden enviar a lugares que requieren comida, como África. Igualmente el 30% de los
alimentos que se producen mundialmente no van a alimentar al 70% de la población pobre.

En este sentido, los alimentos derivados de cultivos transgénicos hacen que se eleve la producción
mundial para alimentar a más personas, porque demográficamente la población cada año va en
ascenso. Por ejemplo, hace tres años atrás Ecuador tenía 13 millones de habitantes hoy ya somos 16
millones. Entonces, si la población aumenta y no aumenta la producción de alimentos por hectáreas
de tierra que se producen, porque no se puede sembrar todo el planeta, hay que buscar la manera
para que una planta que normalmente en cosecha da dos kilogramos de frijol, hoy la misma planta
rinda entre cinco o seis kilogramos. Así se producen más alimentos y hay mayores probabilidades
de alimentar al mundo. Por ello los alimentos transgénicos también benefician a la población.

Las tres mayores carencias nutricionales de la humanidad son: la deficiencia de hierro, que produce
anemia ferropénica, la deficiencia de vitamina A que produce ceguera nocturna entre otras
dolencias y también la deficiencia de yodo. A escala global la deficiencia de yodo se ha ido
controlando con la fortificación de la sal en la mayoría de los países. En el mundo entero para
comercializar la sal debe estar fortificada con yodo. Sin embargo, no todos los alimentos se
fortifican con vitamina A y se ha visto también que la fortificación con hierro es algo fallido porque
el hierro que fortifican es un hierro férrico o no hemínico que no se absorbe en el organismo y no ha
solucionado el problema de la anemia ferropénica.

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