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Como observa Bill Easum: “Los líderes realistas son lo suficientemente realistas

para minimizar las ilusiones. Saben que el engañarse a sí mismos puede costarles su
visión”. A veces es difícil equilibrar el optimismo y el realismo, la intuición y la
planeación, la fe y los hechos. Pero eso es lo que se necesita para ser un líder navegante
eficaz.
El 6 de enero de 1919, en su hogar en New York, Theodore Roosevelt murió mientras
dormía. Entonces el vicepresidente Marshall dijo: “La muerte tenía que llevárselo
dormido, porque si Roosevelt habría estado despierto, hubiera habido una pelea”.
Cuando lo levantaron de su lecho, encontraron un libro debajo de su almohada. Hasta el
último momento, Theodore Roosevelt estaba luchando por aprender y mejorarse a sí
mismo.

Los buenos líderes desarrollan la capacidad de interpretarse a sí mismos —sus


puntos fuertes, técnicas, debilidades, y estado de ánimo mental. Reconocen lo cierto de
las palabras de James Russell Lovell: “Nadie que no pueda ser completamente sincero
consigo mismo puede producir cosas grandes”.

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