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Universidad Nacional de Colombia

Facultad de Ciencias Humanas


Departamento de Trabajo Social- Problemas Sociales II
Natalia Carolina Pérez Motta

Informe de lectura sobre el texto Política social e interculturalidad: Un aporte para el


cambio de Ludwig Guendel

Introducción

El presente texto hace una reflexión entre cultura y política social en el marco de los
derechos humanos, mostrando cuán importante resulta implementar un enfoque intercultural
a la hora de concebir las políticas sociales.

Lo intercultural como fenómeno glocal se caracteriza por reconocer la diversidad social en el


mundo contemporáneo, cuestionado el proyecto de modernidad por su carácter
homogenizante y monocultural. Pese a que la modernidad procura una democracia que
supone la reciprocidad, simplemente se limita a admitir la ciudadanía como un conjunto de
individuos autónomos con derechos y responsabilidades, desconociendo la especificidad
social y la etnicidad. Por tal motivo, diversos grupos han tenido que luchar por sus
reivindicaciones para lograr aquello que se ha denominado derechos colectivos.

La política social y la cultura

“A la política social se le reconoce incidencia en los comportamientos sociales y en el


cambio cultural, dado que desarrolla procesos de racionalización social y promueve
modificaciones en los estilos de vida (hábitos, prácticas y valores sociales)” (Guendel, 2011,
p.5).

En este apartado se aborda el asunto de que la política social, en miras a ese cambio
cultural, ha sido configurada para incorporar en los sujetos una serie de prácticas
encaminadas a moldear su vida social mediante estándares. Aquellos estándares
comprenden “hábitos alimenticios y de higiene, prácticas saludables, relacionamiento con
los miembros de la familia, ingreso al mundo del trabajo, jerarquías de aprendizaje,
organización del ornato, normas productivas” (Guendel, 2011, p.6), teniendo como fin
garantizar el acceso a oportunidades y “libertades” que contribuyan al bienestar. En pocas
palabras, se podría afirmar que desde la perspectiva tradicional,la política social pretende
estandarizar la vida.

El problema de la interculturalidad para la política social

Guendel afirma que integrar la noción de interculturalidad en el marco de la política social


representa un reto para la manera en que tradicionalmente ésta se ha concebido, pues
implica repensar las “premisas, enfoques y modelos de atención” (Guendel, 2011, p.15) a
las que la política va dirigida. Lo que se pretende hacer a través de una comprensión
distinta de la pertinencia cultural consiste en “reconocer libertades, identidades y
cosmovisiones, pluralismos jurídicos, sociales y epistemológicos” (Guendel, 2011, p.12).

Ahora bien, eso representa una serie de desafíos: El primero de ellos corresponde a “la
ampliación de las políticas y programas sociales para llegar hasta los territorios donde están
ubicadas las comunidades más pobres y más alejadas, las cuales normalmente son
habitadas por los pueblos indígenas y afrodescendientes” (Guendel, 2011, p.15). El
segundo consiste en “completar esa idea territorial del concepto de universalidad
ampliándola con una perspectiva claramente cultural” (Guendel, 2011, p.16), esto en
respuesta a políticas sociales selectivas y focalizadas de corte neoliberal que sólo buscan
dar soluciones a una pequeña parte de la población “incluyendo” a comunidades indígenas
y afrodescendientes, lo que se pretende hacer replanteando el universalismo moderno es
que este “se tiña de diverso”; para ello resulta importante reflexionar acerca de los
pluralismos culturales y sociales . Por último, el tercer desafío consiste “transformar tales
nociones filosóficas en acciones concretas de reflexividad y en instrumentos, de modo que
los procesos de planificación y programación social actúen como “filtros” para incorporar la
diversidad cultural” (Guendel, 2011, p.20).

¿Cambio conductual o cambio intercultural?

Como se evidenció anteriormente, la política social tradicional ha estado encaminada a


transformar los hábitos, costumbres y prácticas de la gente, es decir, ha estado orientada a
un cambio conductual. Lo que se pretende hacer desde la interculturalidad es visualizar el
asunto de que los campos del comportamiento social son producto de una relación social;
de tal modo, resulta necesario “contextualizar tales hábitos, recuperar culturalmente los
conocimientos y las prácticas, propiciando diálogos reflexivos en las comunidades objeto de
estas intervenciones” (Guendel, 2011, p.30) .

Un plan de acción para fomentar una política social intercultural

Guendel enuncia que desde el marco de la actividad estatal (institucionalidad) el hecho de


incorporar la interculturalidad supone un dilema, pues las políticas sociales han sido
concebidas “para estandarizar o igualar socialmente” (Guendel, 2011, p.31). No obstante,
en el contexto del surgimiento de los derechos humanos y colectivos, la idea de ciudadanía
fue trastocada para dar paso a la distinción de las particularidades culturales de los sujetos.

En esa medida, se propone un plan de acción que combine tanto el enfoque de


estandarización como el de focalización o selectividad. Esto en el entendido de que “la
estandarización es necesaria porque es la vía para alcanzar el acceso de todos y todas a
mínimos sociales, sin embargo, es negativa cuando se piensa incorporar el ingrediente
cultural, ya que uniforma e impide el acoplamiento con la especificidad” (Guendel, 2011,
p.32) y, por otro lado, “la focalización o selectividad no contribuye a esa idea del acceso
igualitario pero coadyuva a la incorporación cultural” (Guendel, 2011, p.32).

Lo que se pretende hacer a través de la política social intercultural es orientar “sus diversos
programas de protección y atención social hacia todas las personas y colectividades que
han sido definidas como su objeto de intervención, tomando en consideración las
especificidades culturales para contribuir a esa idea de ciudadanía y de universalidad”
(Guendel, 2011, p.33).

Estándares interculturales

Pese a que parezca paradójico la inclusión de estándares en la política social intercultural,


el objetivo de ello se trata más de la cuestión “de revisar esos estándares a la luz del
conocimiento de las culturas subordinadas, principalmente en aquellas naciones o regiones
donde estos grupos sociales son mayoritarios” (Guendel, 2011, p.39), hacer una
interrogación epistemológica sobre los estándares imperantes y proponer nuevos
estándares sociales que consideren “la lengua, la cosmovisión y las tradiciones” (Guendel,
2011, p.39) de las comunidades y pueblos originarios.

La programación social

“La programación social es un espacio técnico y político” (Guendel, 2011, p.42), así como
una herramienta utilizada por la burocracia institucional para poner en marcha la política
social. De tal manera, este proceso también “implica la búsqueda de arreglos institucionales
que viabilicen la incorporación del enfoque intercultural” (Guendel, 2011, p.42), a través de
“una estrategia de discusión, capacitación y de gestión del conocimiento”(Guendel, 2011,
p.42) que se base en dicho enfoque.

Un nivel de especificación necesario para este proceso de programación social consiste en


la formulación tentativa de estas herramientas (Guendel, 2011):
1) “Informes que muestren los estados de avance, las tensiones y las dificultades para
lograr este propósito” (Guendel, 2011, p.42).
2) “Normas, sistemas de acreditación y de evaluación que formulen ‘estándares
interculturales’” (Guendel, 2011, p.42).
3) “Creación de mecanismos de coordinación interinstitucional, instancias de consulta y
participación de las organizaciones indígenas, oficinas especializadas, responsables o
unidades de apoyo” (Guendel, 2011, p.43).
4) “La organización de foros permanentes o mesas de trabajo que posibiliten la coordinación
entre las diferentes agencias y movimientos que promuevan una política social intercultural”
(Guendel, 2011, p.43).

El diálogo intercultural entre sujetos

El autor afirma que la ventaja del diálogo intercultural radica en “que constituye un factor de
democratización de las instituciones, lo cual tiene efectos colaterales en las comunidades y,
en general, en la sociedad. El diálogo intercultural es, al mismo tiempo, un diálogo
intracultural, ya que mirar al otro conduce a mirarse a uno mismo” (Guendel, 2011, p.43).
Por tal motivo, es necesario realizar una sistematización sobre los conocimientos y
debates epistemológicos que abarquen ese diálogo junto con los sujetos que pueden
propiciarlo (Guendel, 2011). Esto con el fin de visibilizar todas las inequidades y las
desigualdades, para formular “un plan de acción que logre integrar todas las dimensiones
de la exclusión cultural y de la desigualdad social” (Guendel, 2011, p.44).

El sistema de protección social de los derechos

El sistema de protección social desde el marco de la interculturalidad debe propender por la


inclusión de un enfoque que considere los derechos humanos y colectivos. Lo que se
pretende desde este enfoque es una complementariedad “que recoja lo mejor de los
pueblos originarios y que exponga lo mejor del desarrollo de la política social tradicional”
(Guendel, 2011, p.45).

Conclusiones
Finalmente, el autor expone que para desarrollar una política social intercultural es
necesario situar las discusiones más allá de una perspectiva etnocéntrica y de la
racionalidad monológica, lo que compromete la incorporación activa de los de pueblos
indígenas y afrodescendientes en dichas discusiones así como sus saberes. “Los retos que
ello implica son inmensos, ya que requiere incorporar el enfoque de reconocimiento cultural
en los instrumentos de planificación y programación social y reformular estándares de
atención social” (Guendel, 2011).

Referencias

Guendel, L. (2011) Política social e interculturalidad: Un aporte para el cambio. En: Ajayu
9(1). Recuperado de: http://www.scielo.org.bo/pdf/rap/v9n1/v9n1a1.pdf. ISSN: 2077-2161

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