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AGRADECIMIENTOS 27

Bernardo Estrada et al. (eds.), The Gospels: History and Christology (Joseph
Ratzinger-Benedict XVI Festschrift; 2 vols.; Libreria Editrice Vaticana,
Roma 2013) I, 237-260. Quedo especialmente agradecido a los tres edi-
tores de los dos volúmenes, Bernardo Estrada, Ermenegildo Manicardi y
Armand Puig i Tàrrech, así como a mis anfitriones y a mis compañeros de
hospedaje en la Domus Sanctae Martae de la Ciudad del Vaticano, donde
me alojé durante el simposio.
Tras estos agradecimientos, quizá debería señalar –y aclarar a todos los
nuevos lectores de esta serie– la especial naturaleza del presente tomo so-
bre las parábolas de Jesús. Son infinitos los libros escritos acerca de ellas, la
mayor parte de los cuales ofrecen, perícopa por perícopa, una exégesis crí-
tica detallada o una explicación popular de cada parábola sinóptica. Con
los numerosísimos libros de ese tipo, que van desde grandes eruditos del
pasado como Adolf Jülicher, C. H. Dodd y Joachim Jeremias hasta estu-
diosos contemporáneos como Arland Hultgren y Klyne Snodgrass, no hay
necesidad de repetir simplemente sus trabajos con pequeñas variaciones.
El propósito de este tomo es muy diferente. Intencionadamente, no
ofrece una exégesis de cada parábola atribuida a Jesús en los evangelios si-
nópticos. Más bien, como indica su título, trata de probar la autenticidad
de esas parábolas. Dicho de otro modo, se plantea la cuestión básica de
qué debe preguntarse continuamente todo buscador del Jesús histórico.
Expuesta con sencillez, la cuestión es: según ciertos textos antiguos, Jesús
de Nazaret dijo esto o algo similar durante los años veinte o treinta del
siglo i d. C. Pero ¿realmente lo dijo? Los cuatro primeros tomos de Un ju-
dío marginal han sometido numerosos y muy diferentes dichos evangélicos
a una valoración crítica para ver en cada caso si la catalogación de “his-
tórico” (o “auténtico”, es decir, procedente del mismo Jesús) era la más
probable. Ahora, el tomo V viene a recordar que, demasiado a menudo, se
ha dejado paso franco a las parábolas. No han sido sometidas a los mismos
rigurosos criterios y escrutinios de historicidad, porque “todos sabemos”
que la mayor parte de las parábolas, si no todas, proceden de Jesús. Esta
suposición fundamental –pero sin verdadero fundamento–, examinada
con detenimiento en el presente libro, obtiene un claro “insuficiente”.
De ahí que seguidamente asumamos la tarea de identificar las parábolas
que ofrezcan sólidos indicios de ser auténticas. Solo estas serán explicadas
en detalle, puesto que la exégesis de las parábolas juzgadas no auténticas
corresponde a los comentarios sobre los evangelios tal como están, pero
no a la búsqueda del Jesús histórico.

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