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VI Jornadas de Estudios Sociales de la Economía.

IDAES

Valor y Distribución
Notas sobre Marx, Marshall y Keynes
Mariano Arana1
30/08/2011

Resumen: El presente trabajo tiene la pretensión de vincular aspectos centrales de la


producción, distribución, cambio y consumo, al mismo tiempo que busca poner énfasis en dos
aspectos que aparecen antagónicos como son las actividades y las necesidades. Intentaremos
descubrir las relaciones propuestas en Marx, Marshall y Keynes, tres autores centrales en la
historia del pensamiento económico con la intensión de dar significado al rol del trabajo en la
producción de lo social. Para ello haremos equilibrio sobre sus textos originales y daremos
una breve introducción a sus categorías para que el abordaje de las conclusiones evite
confundir lo esencial de lo accesorio por el uso de lenguajes y métodos diversos.

1
Lic. en Economía (UBA). Maestrando en Economía Política (FLACSO). Docente de Historia del Pensamiento
Económico (FCE-UBA) y Economía (CBC-UBA). Mail: arana.mariano@gmail.com
Pero, tarde o temprano, son las ideas y no los intereses creados
las que presentan peligros, tanto para mal como para bien.

John Maynard Keynes

Es útil observar que toda la importancia de una idea de las que


hacen época no se percibe muchas veces en la generación que
surge; pone al mundo sobre una pista, pero el cambio de
dirección no se hace patente hasta que el punto de bifurcación
ha quedado atrás.

Alfred Marshall

Las ideas dominantes no son otra cosa que la expresión ideal


de las relaciones materiales dominantes, las mismas relaciones
materiales dominantes concebidas como ideas; por tanto, las
relaciones que hacen de una determinada clase la clase
dominante son también las que confieren el papel dominante a
sus ideas.

Karl Marx

1
Introducción: Marx, Marshall y Keynes

Con la esperanza de que el estudio de las ideas de Marx no sea rechazado por las
consecuencias políticas a las que arriba, Joan Robinson (1959) argumentaba que es una
tontera rechazar las teorías de un autor por el contenido político del que resultan debido a que
existen juicios políticos en toda doctrina que no sea formalismo trivial. Para ello nos provoca
con la idea de que es más sencillo hacer una defensa del sistema capitalista a partir de las
ideas de Marx y una crítica desde las ideas de Marshall, al tiempo que pone a Keynes en un
punto intermedio entre ambos2.

El argumento que utiliza es que el capitalista marxiano acumula porque esa es su finalidad,
por lo tanto, la función de inversión contiene menos problemas que en Marshall, donde el
capitalista se abstiene (ahorra) para invertir pero en última instancia toda inversión tiene como
finalidad su realización en consumo (utilidad), por lo que la función de inversión cuenta con
una falla tarde o temprano: el capitalista que retira lo acumulado para consumir. Además tiene
una acusación moral ¿Por qué es el capitalista quien debe consumir el excedente y no otra
clase? Keynes ha pretendido demostrar que el sistema se corrige, pese a lo que podría
esperarse del sentido común, mediante el gasto improductivo (armamentos, hoyos en el suelo
o una botella con dinero enterrada). Con todo ello Robinson pretende demostrar que
separando lo que es válido en la descripción del sistema de su propaganda política podremos
aprender mucho más de los autores en cuestión.

Es preciso decir que Robinson tenía razón, pero no en el contenido sino en la forma.
Claramente no podemos acordar con la economista en que se puede realizar una defensa del
sistema a partir de las categorías e instrumentos marxistas. En lo que respecta a Alfred
Marshall pondría un manto de duda, ya que lo que las categorías utilitaristas tienen de críticas
lo tienen de conservadoras y el alcance crítico dependerá, en última instancia, de la moral
desde donde se parte.

Robinson estudia la defensa, el rechazo o la crítica al sistema desde el Keynesianismo de


izquierda. Estudia la sítensis del funcionamiento del sistema a partir de un punto central pero
no exclusivo como es la función de inversión ¿Cómo llega a semejantes conclusiones? Aquí
es que debemos separar a Robisnon que hace una defensa crítica de Keynes, del tratamiento y

2
“El análisis de Marx del capitalimso muestra sus puntos fuertes, auque su propósito era atacarlo. El argumento
de Marshall inadvertidamente muestra lo ruinoso del capitalismo, aunque lo que él quería era recomendarlo.
Keynes al mostrar la necesidad de remedios para los efectos del capitalismo, también muestra cuan peligrosos
pueden ser esos remedios” (Robinson, 1959 pág. 345)

2
método con que se dirige hacia los problemas de acumulación en Marx y Marshall. Lo que
debemos reconocer en el argumento es que, en ocasiones, el estudio de la idea separada de sus
intenciones puede arribarnos a un lugar superior de conocimiento. Con ello quiero decir que si
puedo separar las intenciones de Robinson de justificar el estudio de Marx intentando
convencer a los que lo han ignorado que es posible estudiarlo y realizar una defensa del
sistema, obtengo el problema que Robinson no se ha planteado en esta oportunidad ¿Cuáles
son los componentes necesarios de cada sistema de ideas que llevan a los autores a teorizar de
la forma en que lo hicieron? ¿Cuál es el problema en cada uno de estos autores? Robinson
justifica al capitalismo desde Marx porque piensa el problema desde Keynes. Si el capitalista
marxiano acumula y no derrocha resuelve el problema de insuficiencia de demanda efectiva
por falta de inversión. Sin embargo, el capitalista marxiano podría tener otro comportamiento3
ya que no es el comportamiento individual el que explica el sistema ¡El problema en Marx no
es el derroche de recursos!4

El presente tiene la pretensión de vincular aspectos centrales de la producción, distribución,


cambio y consumo, mientras se pone énfasis en dos aspectos que aparecen antagónicos como
son las actividades y las necesidades. Intentaremos descubrir las relaciones propuestas en
Marx, Marshall y Keynes, tres autores centrales en la historia del pensamiento económico con
la intensión de significar el rol del trabajo en la producción de lo social. Para ello haremos
equilibrio sobre sus textos originales y daremos una breve introducción a sus categorías para
que el abordaje de las conclusiones evite confundir lo esencial de lo accesorio por el uso de
lenguajes y métodos diversos.

Marx

En el sistema marxiano lo que se acumula no es riqueza sino valores y, aunque la suma de


valores sea también riqueza, esta distinción es fundamental a la hora de comprender la
diferencia entre el circuito de mercancía-dinero-mercancía (M-D-M), donde la finalidad del
intercambio de una mercancía por dinero es obtener una mercancía distinta y no hay
acumulación sino consumo. En esta forma, el fin es el consumo mediante el intercambio de
valores de uso diferentes (M), mediados por la representación del valor de cambio general

3
En rigor puede comportarse de distintas formas, pero es importante señalar que lo problemático del
comportamiento de todos los capitalistas en su conjunto es la tendencia a la incorporación proporcionalmente
mayor de capital constante sobre el variable.
4
Marx no comparte las categorías teóricas del resto de los autores y siempre que hagamos un paralelo estaremos
frente a un posible (y probable) error metodológico. Sin embargo debemos afrontar ese riesgo con el objeto de
homogeneizar nuestro texto. Un estudio complementario para estos fines debería analizar el derroche de recursos
desde una categoría poco utilizada por Marshall y Keynes como es el “trabajo productivo”.

3
(D). Pero a medida que el intercambio desarrolla la circulación de mercancías y el dinero se
convierte en capital, ya no se vende para comprar sino que el sistema adquiere su carácter
específico, se compra para vender: la forma que adquiere el capital D-M-D´, donde D´ es una
masa de valores cualitativamente igual a D pero incrementada por la aplicación del proceso de
trabajo asalariado.

Si bien M y D son mercancías y por lo tanto valores de uso y valores de cambio al mismo
tiempo, es relevante la distinción entre riqueza y valor realizada por Marx a los efectos de
evitar las confusiones respecto del objeto de acumulación5. Ello es lo que Robinson rescataba
del comportamiento del capitalista marxiano. Ya no existe la finalidad de adquirir valores de
uso diferentes sino que lo que se pretende es el incremento del valor de cambio general (D),
es decir la valorización del valor6.

El capitalista no tiene por fin el valor de uso (soporte material de la riqueza) sino que su
objeto es el valor de cambio, en particular el valor que se valoriza. Aquí la subjetividad del
capitalista - éste en esa posición por violencia, por herencia o por abstinencia – no es central a
los efectos de la reproducción general. El proceso está guidado a espaldas de los productores
mediante “el fetichismo de la mercancía, y su secreto”. Ello es relevante para comprender que
su función social no está determinada por su ética-moral sino al contrario, ésta lo está por la
posición de clase que ocupa en la sociedad ¿Por qué acumula entonces? Deberemos responder
que no se puede “hacer al individuo responsable de la existencia de relaciones de que él es
socialmente criatura, aunque subjetivamente se considere muy por encima de ellas” [Prólogo
a la primera edición] (Marx, 1999). Y en cambio precisamos comprender la pregunta en el
estudio del desarrollo de la formación económica de la sociedad como un proceso histórico.

Pero no hemos de pasar por alto otro aspecto relevante de la cuestión ¿Cómo acumula? En el
proceso de producción la formación de valor de cambio viene determinada por dos tipos de
trabajo: el trabajo muerto y el trabajo vivo7. El trabajo muerto es el trabajo pasado, el trabajo

5
“Oigamos ahora cómo habla el economista, leyendo el alma de las mercancías: el valor (valor de cambio) es un
atributo de las cosas, la riqueza (valor de uso) es un atributo del hombre (…) Hasta hoy, ningún químico ha
logrado descubrir el valor de cambio en el diamante o en la perla. Sin embargo los descubridores económicos de
esta sustancia química, jactándose de su gran sagacidad crítica, entienden que el valor de uso de las cosas es
independiente de sus cualidades materiales y, en cambio, su valor inherente a ellas. Y esta opinión los confirma
la peregrina circunstancia de que el hombre realiza el valor de uso de las cosas sin cambio, en el plano de las
relaciones directas con ellas, mientras que el valor sólo se realiza mediante el cambio, es decir en un proceso
social.” (Marx, 1999 pág. 47)
6
“La circulación del dinero como capital lleva en sí mismo su fin, pues la valorización del valor, sólo se da
dentro de este proceso constantemente renovado. El movimiento del capital es, por tanto, incesante” (Marx, 1999
pág. 108)
7
Una Mercancía posee la propiedad de poder cambiarse por otra porque posee algo en común con estas otras. Si
se hace abstracción de las propiedades útiles de las mercancías (se intercambian porque son diferentes en este

4
que no agrega nuevo valor a la producción más de lo que ya vale. Es la maquinaria, el
edificio, los insumos, etc. Es aquello que mediante su desgaste transfiere parte o todo de su
valor (dependiendo si se desgasta o no por completo dentro del período de producción y
formación de valor). El trabajo vivo es el trabajo aplicado por el trabajador en la producción
del período en cuestión, su valor se divide en el pago de su propia fuerza de trabajo (capital
variable) y el excedente arrojado a manos del propietario de medios de producción
(plusvalía).

Trabajo Muerto Capital Constante


Trabajo Necesario
Capital Variable
Trabajo vivo
Plusvalía Trabajo Excedente

De lo anterior parece que las formas básicas de consumo (consumo asalariado y consumo
capitalista) dependen de la distribución del valor en la sociedad entre capital variable y
plusvalía con sus expresiones en precio de salarios y ganancias, rentas, intereses, dividendos,
etc. respectivamente. Este es un aspecto que permite comprender por qué el estudio de las
relaciones de producción tiene un espacio central frente a los aspectos de la distribución y
consumo. La porción de trabajo social depositado en los valores de cambio es reflejo de la
necesidad de acumulación; sin embargo, no será posible acumular si esas mercancías a la
venta no encuentran sus compradores, es decir, si no se realizan como mercancías en el
consumo. ¿De qué forma se resuelve el problema? Ya hicimos una mención al tratamiento de
la afección de las subjetividades en el proceso de creación de valor. Similares características
adquiere en el proceso de realización de valor. Si la sociedad en su conjunto demanda menor
cantidad de una mercancía, se ha empleado una cantidad de trabajo socialmente innecesario,
es decir, que proporcionalmente se han producido más mercancías de las que serán absorbidas
en consumo. El requerimiento de la satisfacción de necesidades sociales es reconocido como
parte de un proceso de formación de valores de cambio. En cuanto esa mercancía no
encuentra comprador, su precio será menor que su valor (como expresión de cantidad de
trabajo social) por lo que el dueño de esas mercancías no continuará mucho tiempo
produciéndolas. Éste es el mecanismo de mercado básico de asignación de recursos que opera
coyunturalmente, sin embargo, la atención no está depositada en los cambios coyunturales
sino en los estructurales, los cambios en las determinaciones del valor por medio de las
fuerzas productivas.

aspecto) nos encontramos con que lo que tienen en común es el trabajo, trabajo humano en general.

5
En los procesos del capital las formas de propiedad de los medios de producción delimitan
una forma de posesión de los medios de consumo. Así mismo, son relaciones orgánicas ya
que “…si nos fijamos en las sociedades enteras, la distribución parece preceder desde un
punto de vista a la producción y determinarla, asimismo como un hecho pre económico.”
(Marx, 1985 pág. 11)

Tener presente la distribución de propiedad, distribución de apropiación y distribución de


riquezas para consumo, es lo que permite comprender la relación orgánica entre las fases del
proceso.

“La distribución es, a su vez, un producto de la producción no solamente en


cuanto al objeto, por cuanto sólo pueden distribuirse los resultados de la
producción, sus frutos, sino también en cuanto a la forma, ya que el modo
específico de participar en la producción determina las formas especiales de
distribución, la forma en que ésta se lleva a cabo.” (Marx, 1985 pág. 11)

En la reproducción del capital el fin no es el consumo, sino la creación de plusvalor, por ello
se comprende que el circuito sea precisamente reproducción (Marx, 1959 pág. 811). Y que los
problemas de distribución de valores para el consumo, deban ser comprendidos desde las
relaciones sociales de producción. La “demanda” está inmersa dentro de la espera previa de la
distribución del valor, y ésta, dentro de la distribución del trabajo y la propiedad. Las
relaciones sociales de la “oferta y demanda” deben enmarcarse en el estudio de las relaciones
de la distribución del trabajo social (Rubin, 1928 págs. 185-206).

Marshall

Para Marshall, la economía trata sobre los asuntos cotidianos de la vida en sociedad de los
individuos mediante el estudio de sus acciones y actividades para el logro del bienestar
material. No pretendo negar lo que se ha escrito sobre sus principales aportes a la economía8,
tampoco cambiar la visión del sistema capitalista que surge desde la observación de Marshall,
sino simplemente considerar algunas notas que son generalmente pasadas por alto y que
servirán para articular la concepción del estudio del trabajo a la que pretendemos llegar en
este escrito, al tiempo que usamos estas citas para acercar posiciones entre los autores

8
Entre los aportes más relevantes podríamos nombrar al método de equilibro parcial, la consideración del tiempo
en relación con la teoría del valor, el excedente del consumidor y el cálculo de elasticidades, la determinación
final de oferta y demanda sobre el valor de cambio, el estudio de las economías internas y externas, etc.

6
elegidos que de otra forma serían irreconciliables. En el inicio de su obra introductoria
“Principios de Economía” Marshall nos advierte sobre el estudio de las actividades:

“La ECONOMÍA POLÍTICA o ECONOMÍA es el estudio de las actividades


del hombre en los actos corrientes de la vida (…) El carácter del hombre ha
sido modelado por su trabajo cotidiano y por los recursos materiales que con él
se procura, mucho más que por cualquier otra influencia (…) su carácter se está
formando con arreglo al modo en que utiliza sus facultades en la ejecución de
sus tareas, a causa de los sentimientos que éstas le sugieren y por las relaciones
que entabla con sus compañeros de trabajo, con sus empleados o con sus
patronos” (Marshall, 1948 pág. 3)

Sorprende leer al autor (aunque matice por momentos esta percepción) acusar a la economía
política anterior de concentrarse excesivamente en los motivos de acción individual y afirmar
que la sociedad es más que la suma de la acción del conjunto de individuos de la misma forma
que “una catedral es más que las piedras que la forman”9.

La producción y el consumo son las síntesis de los cuatro procesos donde la distribución y el
cambio están relacionados y para Marshall se pueden sintetizar a los efectos de lograr que la
oferta y la demanda sean las fuerzas a estudiar y su equilibrio el determinante del valor entre
los esfuerzos y las satisfacciones del hombre. Este aspecto es central al comparar el estudio de
los procesos con Marx10. Si bien reconoce que los estudios del consumo han estado relegados
por la economía clásica (principalmente David Ricardo) y que no han sido suficientemente
claros a la hora de describir las condiciones de demanda; ha planteado posiciones que
deberían ser lejanas a la reproducción de los manuales modernos en apariencia fieles
representantes de su pensamiento, cuando afirma que:

9
Tomaremos nota sobre ciertas opiniones del autor respecto a la propiedad colectiva, al estudio de los agregados
y la asociación voluntaria. Marshall se pregunta si debemos contentarnos con las formas existentes de la división
del trabajo: “El problema no es el de si todos los hombres serán en definitiva iguales, pues es seguro que no
pueden serlo, sino el de si el progreso puede continuar firme, aunque lento, hasta que las distinciones oficiales
entre trabajadores y caballeros se hayan borrado; hasta que, al menos por su ocupación, todo hombre sea un
caballero. Yo sostengo que puede serlo y que lo será” (Marshall, 1949 pág. 182). También indaga sobre las
posibilidades que los trabajadores de tareas inferiores progresen con el cambio social, practica la defensa de la
propiedad privada por conveniencia al tiempo de criticarla en su concepción absoluta y se pronuncia sobre la
abolición de clase en referencia a aquellos que producen trabajando en exceso con sus manos (Marshall, 1949
págs. 181-199).
10
Para Marx los incrementos de demanda generalmente son determinados por las condiciones de producción,
productividad y clase, sin embargo allí donde la demanda es efectiva por cuestiones naturales, no dependerá de
ellas que pueda ser cubierta de una u otra forma sino que la configuración (objetos y formas) con que esa
demanda sea satisfecha será resultado del proceso histórico social (Rubin, 1928 pág. 195).

7
“Es preciso insistir sobre este punto, sobre todo ahora en que la reacción contra
Ricardo y sus seguidores, por haber dejado de estudiar las necesidades, muestra
signos de desviarse hacia el extremo opuesto. Es importante todavía el
reafirmar la gran verdad sobre la cual insistió Ricardo, tal vez con marcado
entusiasmo, a saber: que si bien las necesidades son las que rigen la vida de los
animales inferiores, son los cambios en las formas de los esfuerzos y
actividades hacia los que debemos volvernos cuando tenemos que investigar
los principios fundamentales de la historia de la humanidad.” (Marshall, 1948
pág. 75)

No sólo que la Economía Clásica le ha dado el lugar central que tiene el proceso de trabajo,
sino que Alfred Marshall tampoco atribuyó el carácter ilimitado a las necesidades, y es
notorio que la economía moderna se haya construido sobre sus aportes11 dejando de lado el
hecho de que “las necesidades y los deseos humanos son numerosos y variados, pero,
generalmente son limitados y susceptibles de ser satisfechos” [El subrayado es mío]
(Marshall, 1948 pág. 78), y en relación con la relevancia del estudio de las necesidades por el
lado de la demanda o de las actividades por el lado de la oferta,

“…aunque son las necesidades del hombre las que en las etapas primitivas de
su desarrollo dan origen a sus actividades, más tarde, cada nuevo paso hacia
adelante debe considerarse como el desarrollo de nuevas necesidades que crean
nuevas actividades (…) Ambas teorías [demanda y oferta] se complementan
mutuamente; una es incompleta sin la otra; pero si una de ellas puede pretender
ser intérprete de la historia del hombre…esta teoría es, indudablemente, la de
las actividades y no la de las necesidades.” [El subrayado es mío] (Marshall,
1948 pág. 79)

Asigna a la riqueza la función del progreso separándola de las necesidades. El hombre


progresa y crea nuevas necesidades, no progresa porque crea las nuevas necesidades,
precisamente son nuevas porque ha progresado ya que es preciso economizar esfuerzos de
cara a cubrir necesidades futuras. Pero la riqueza constituye las cosas útiles y deseables
(bienes) por lo que no podrían crearse riquezas sin la existencia de su deseo y no podremos

11
Con lo anterior no se pretende reivindicar el método y contenido general adoptado por Marshall, pero es
pertinente para preguntarse por qué el mainstream está tan alejado del verdadero carácter social de la Economía
Política.

8
desear algo que no se ha podido crear. En este proceso debemos acordar con Marshall que
“Toda la historia de la humanidad demuestra que sus necesidades crecen a la par de su riqueza
y su ciencia” (Marshall, 1948 pág. 188).

Es notorio un párrafo donde, siguiendo a Richard Jones12 de forma similar a la que Marx lo
hiciera en las “Teorías sobre la Plusvalía”, Marshall encuentre como fuente de acumulación al
ahorro en términos generales, ya sea que provenga del excedente sobre las rentas (como
habían asociado los economistas clásicos) o sobre cualquier tipo de ingreso, incluido el
salario. Acorde a esta acumulación no se opone a una redistribución de la riqueza en favor de
quienes obtienen salario, y llega a afirmar que no sólo la riqueza puede no caer sino que
podría apresurar el incremento de la producción (Marshall, 1948 pág. 193). Ambos autores
difieren en la interpretación hacia los escritos de Jones. Mientras que Marx veía en su
argumento la desnaturalización del capital como relación de producción, donde los medios de
producción existen más allá de las relaciones de producción capitalistas, Marshall no
naturaliza la propiedad pero parece hacerlo con el sistema en su conjunto. En un caso el
argumento pretende radicalizar el cambio, en el otro aparece como una potencial reforma
positiva a excepción que se produzca una redistribución por métodos violentos.

Que el ahorro pueda potencialmente ser de clases altas, medias o inferiores indistintamente se
debe al principio de distribución de la acumulación entre distintos usos posibles de forma que
proporcionen la máxima satisfacción. La diferencia radica en que las clases de mayores
ingresos obtienen capacidades de ahorro distintas, mientras que los trabajadores pueden
convertir sus pequeñas porciones en propiedades colectivas: sociedades de construcción,
asociaciones obreras, cajas de ahorro, etc. El ahorro se convierte en diferimiento futuro de
consumo de riquezas materiales. De esta forma, el tipo de interés percibido es una
recompensa por la espera puesto que el hombre prefiere lo certero y presente, a lo inseguro y
futuro13.

12
El reverendo Richard Jones (1790-1855) fue un economista inglés crítico de Ricardo y sucesor de la cátedra de
Economía Política e Historia que mantuvo Malthus hasta su muerte. Defendió el análisis histórico en los estudios
de economía política desnaturalizando el análisis económico para cualquier época y lugar, produjo una
ampliación de la teoría de la renta de Ricardo y realizó aportes a la concepción de evolución del sistema
económico.
13
“No importa para nuestro objeto inmediato que la facultad de disfrutar esa satisfacción futura haya sido
adquirida directamente por medio del trabajo, que es la fuente original de casi todas las satisfacciones, o que
haya sido obtenida de otras personas, mediante el cambio o la herencia, comercio legítimo o especulación poco
escrupulosa, por expoliación o por fraude: los únicos puntos que nos interesan por el momento son que el
crecimiento de la riqueza supone, en general, un aplazamiento deliberado de un placer que una persona tiene la
facultad (justa o injustamente) de disfrutar inmediatamente, y que la voluntad que la persona tiene de aplazar
dicho placer depende de su hábito de apreciar debidamente el porvenir y de hacer provisiones para el futuro”
(Marshall, 1948 pág. 196)

9
La acumulación de cualquier forma de riqueza dependerá del premio futuro esperado debido
al placer, comodidad, ganancia que le represente en un futuro su sacrificio presente. El precio
presente lo determinará la demanda y la oferta, pero el precio de largo plazo estará influido
casi exclusivamente por el trabajo y los objetos materiales para la producción de la riqueza.
La relación entre el interés y la acumulación de riqueza está inmersa en las relaciones entre
oferta y demanda de capital. El incremento del tipo de interés aumenta la oferta de ahorros y
la acumulación trasladando consumo presente a potencial consumo futuro por el lado del
ahorrista pero puede ser una medida de la potencia del ahorro debido a que una tasa de interés
mayor representa relaciones de recursos productivos más eficientes.

Si la riqueza futura estará determinada por la oferta ¿De qué modo los placeres presentes y
futuros determinan la riqueza de largo plazo14? Las respuestas deberán hallarse en la inclusión
del tiempo en la determinación del valor.

Distribución de la riqueza

En la determinación de la distribución del ingreso neto encontramos que las participaciones


relativas son acordes con sus eficiencias (marginales) mediante el proceso de sustitución que
emplea el hombre de negocios al contratar trabajo o capital15 según sus ofertas y demandas
relativas. La distribución no plantea serios problemas a la reproducción del sistema debido a
que Marshall tiene presente implícitamente que todo consumo va a la producción y toda
producción al consumo. Puesto que consumo es tomado en sentido amplio del consumo
individual y del consumo del capital en su reproducción16. El conflicto se desvanece al
instante que el trabajador depende del capital para obtener su ingreso pero que el capital sin el
trabajo nada puede hacer porque capital no es una relación social sino una cosa o una serie de
cosas útiles que ayudan como medio de producción al trabajo. El capital depende del trabajo
pero éste también de aquel.

14
Para una crítica de las determinaciones de corto plazo véase “Las leyes de los rendimientos en régimen de
competencia” de Piero Sraffa (1926).
15
Marshall ha notado las deficiencias de denominar “teoría” a este tipo de causas que rigen los salarios debido a
que para calcularlos deberíamos dar por sentado el valor de los materiales del artículo en el que trabaja
excluyendo su salario (Marshall, 1948 pág. 431).
16
Marshall acepta la afirmación de Mill que indica que los únicos medios para pagar mercancías son las
mercancías, que todo vendedor es al mismo tiempo comprador, por lo tanto, al duplicar la producción se duplica
su demanda, y que “…no existe más consumo que aquel para el cual se ha preparado el camino de una
producción adecuada, y toda producción es seguida del consumo para el cual fue destinada” (Marshall, 1948 pág.
435). Toma la posibilidad que aquellos que tienen facultades para comprar no haga uso de ella pero
generalmente asigna poca frecuencia a este problema cuya causa es la falta de confianza (Marshall, 1948 pág.
591).

10
Mientras Marshall pone en el mismo plano a William Thompson, Rodbertus y a Marx
(excluye a Ricardo expresamente) sobre la fuente de excedente mediante teorías del valor -
trabajo distintas, niega la explotación y afirma que el supuesto de que todo el excedente sea
producto del trabajo no es cierto. El argumento se termina en la misma definición sino que es
producto de su trabajo “conjuntamente con el del patrono y los directores subordinados a éste,
y del capital empleado, y éste es producto del trabajo y de la espera” (Marshall, 1948 pág.
486). Al comparar como similares los salarios e ingresos del trabajo con las causas que
regulan el interés del capital mediante el uso de los esquemas de determinación del valor por
oferta y demanda y de la aplicación del principio de sustitución por las eficiencias marginales
de los “agentes humanos” y de los “agentes materiales”, la rivalidad se encuentra en la
distribución del dividendo nacional pero mediante sus eficiencias relativas al tiempo que su
complementariedad hace a cada agente beneficiarse del otro (Marshall, 1948 pág. 552).

Keynes

El caso de Keynes es un poco más complejo que los anteriores y requiere un esfuerzo de
interpretación mayor debido a que el autor en su “Teoría general de la ocupación, el interés y
el dinero” no brinda espacios centrales a las categorías que estamos investigando, en otros
casos, las subordina al funcionamiento de su sistema, que depende en gran parte de acciones
psicológicas embebidas en las expectativas de algunos sus actores, hecho que complejiza aún
más la comparación.

En principio debemos decir que la “Teoría General…” es una teoría para el estudio del corto
plazo con varios supuestos restrictivos respecto de las formas de acumulación. Keynes supone
la combinación de rendimientos decrecientes de la producción con el stock de capital (bienes
de capital) y técnica dados. La lucha en torno a los salarios afecta la distribución del salario
relativo entre los grupos de trabajadores, pero no lo hace entre las ganancias y los salarios.
Esto le hace afirmar que las negociaciones colectivas no pueden determinar el salario real sino
el nominal17. Las ganancias son un residuo entre los costos de producción y el ingreso del
empresario, por lo que las ganancias de los empresarios sumados al valor de los costos de los
factores, son iguales al ingreso total,

17
Keynes supone que la determinación del salario por su igualdad al producto marginal del trabajo donde los
trabajadores no se guían por su salario real (w/p) sino por su salario nominal (W) y los aumentos de precios no
afectan de igual manera a la oferta de trabajo que un decremento de salarios nominales. Podemos contrastar este
abordaje directamente con las apreciaciones de Marx sobre el tema: “El ciudadano Weston, a su vez, se olvida
que la sopera de que comen los obreros contiene todo el producto del trabajo nacional y que lo que les impide
sacar de ella una ración mayor no es la pequeñez de la sopera, ni la escasez de su contenido, sino
sencillamente, el reducido tamaño de sus cucharas” (Marx, 1972 pág. 78)

11
“…Dados la técnica, los recursos y el costo de los factores por unidad de
empleo, el monto de éste, tanto para cada firma individual como para la
industria en su conjunto, depende del producto que los empresarios esperan
recibir de la producción correspondiente; porque éstos se esforzarán por fijar el
volumen de ocupación al nivel del cual esperan recibir la diferencia máxima
entre el importe del producto y el costo de factores” (Keynes, 2001 pág. 40)

Por un lado vemos que el empresario espera maximizar sus ganancias mediante el cálculo de
la diferencia entre la suma de precios de venta esperados, multiplicada por las cantidades, y la
suma de precios de compra, multiplicada por las cantidades (importe del producto y costo de
factores). Por otro lado refleja el hecho fundamental que distingue a Keynes del resto de los
autores tratados: la determinación del movimiento del sistema mediante las expectativas de
quienes invierten y no exclusivamente de las ganancias acumuladas reales, aunque ellas
ingresen en la formación de las expectativas, las probabilidades más o menos ciertas sobre lo
que se pueda vender en un futuro serán un determinante fundamental de la realización de la
inversión y por lo tanto de aquello que permite la acumulación.

El fin de toda producción es la satisfacción de algún consumidor, sin embargo, puede ocurrir
que haya pasado un tiempo más o menos largo desde el momento en que la producción está
dispuesta para ser consumida y el momento en que efectivamente lo es. El empresario deberá
prever lo mejor que pueda cuán largo puede ser ese período y actuar en consecuencia
(Keynes, 2001 pág. 55). El hecho de que el empresario mire al consumidor a la hora de
invertir nos puede inducir a pensar que la demanda, y por lo tanto las necesidades, subordina a
la oferta (las actividades), como es tradición en las interpretaciones de Keynes. Difícil es
cuestionar esta postura sumando el hecho de que Keynes hace una crítica bien dirigida a la
Ley de Say18. Parece conveniente dejar estas apreciaciones de lado para discutir de qué forma
se vinculan la demanda y oferta agregadas en Keynes, si se considera que la inversión es parte
de la demanda y además forma parte de las actividades realizadas por los trabajadores y
empresarios, encontramos un punto central que vincula las actividades y necesidades de
manera directa. Comprendimos que la inversión es el determinante fundamental de la
acumulación, ahora debemos ver que también lo es del lado de la demanda desarrollado en el
capítulo tres de la “Teoría General…” donde bosqueja su teoría señalando que cuando

18
Cuando un conjunto de personas pretende incrementar su riqueza individual ahorrando estará quitando el
motor del consumo hacia la producción por lo que el ingreso total caerá y el ahorro con él. El intento de hacer
crecer la riqueza individual produce su efecto contrario a nivel de toda la comunidad ya que “Todo intento de
ahorrar más, reduciendo el consumo, afectará de tal modo los ingresos que necesariamente se anulará así mismo”
(Keynes, 2001 pág. 86)

12
aumenta la ocupación, aumenta el ingreso de la comunidad en términos reales. La ley
psicológica de ésta (la propensión a consumir), hace que el consumo aumente pero menos que
proporcionalmente al incremento del ingreso. “En consecuencia, para justificar cualquier
cantidad dada de ocupación, debe existir cierto volumen de inversión que baste para absorber
el excedente que arroja la producción total” (Keynes, 2001 pág. 42).

Precisamos que la inversión “cierre la brecha” entre producto y consumo, de lo contrario el


ingreso de los empresarios se verá disminuido porque una parte de la producción no
encontrará su demanda. Por lo tanto, el nivel de equilibrio de la ocupación (dada la
propensión a consumir de la comunidad) depende de la magnitud de la inversión. Ésta a su
vez dependerá de las expectativas sobre las ventas y del premio por no atesorar, es decir, de la
tasa de interés del dinero. Keynes muestra su pesimismo respecto de las posibilidades de que
esto ocurra en comunidades más ricas donde la propensión a ahorrar de los más opulentos
pudiera ser cada vez mayor. Además una comunidad rica posee una acumulación de capital
mayor y por lo tanto las oportunidades de compra y producción de bienes de inversión son
menores.

Encontramos que no toda producción logra su consumo pese a que su fin estaba destinado a
ello y que la dirección de la demanda por la inversión tiene similares responsabilidades sobre
la acumulación como el stock de capital por el lado de la oferta. El empleo determina el
volumen de producción, al tiempo que es determinado por la relación de las expectativas entre
las ganancias esperadas y actuales, que son producto de la demanda agregada resultante de la
propensión a consumir y el complejo de tasas de interés y plazos. En la propensión a
consumir influyen como factores objetivos (entre otras cosas) la relación entre el volumen y
nivel de ingreso, el valor de los bienes de capital, la distribución del ingreso y la política
fiscal, y como factores subjetivos, aquellos que tienen contacto con la determinación de la
tasa de interés como son la abstención de consumo por previsiones (consumo familiar, reserva
para contingencias, etc.), búsqueda de apreciación de lo ahorrado, la distribución del gasto en
el tiempo, de forma de hacerlo creciente y la acumulación de riqueza para realizar negocios y
especular.

Keynes resume los determinantes subjetivos del consumo (o su contrario, el ahorro) en los
motivos de empresa, liquidez, mejoramiento y prudencia financiera (Keynes, 2001 pág. 104).
Si comparamos los factores subjetivos con los motivos que inducen a demandar dinero y

13
preferir liquidez19 encontramos una estrecha relación al tiempo que comprendemos que la
demanda de dinero no es de ninguna manera equivalente a las decisiones de ahorro y por lo
tanto de consumo consideradas como resultado de los factores objetivos -que son más
propensos a cambiar en el corto plazo- en comparación con los factores subjetivos que
pertenecen al ámbito de la naturaleza humana y que, por lo tanto, son más regulares.

Parece pues que podemos poner un manto de duda sobre la determinación unidireccional
desde la demanda hacia la oferta durante el movimiento del sistema Keynesiano en el corto
plazo. Resulta más llamativa la conclusión cuando ocurre en un espacio teórico donde se evita
conocer los efectos sobre muchos de los factores que harían movilizar al sistema,

“Damos por conocidos la habilidad existente y la cantidad de mano de obra


disponible, la calidad y cantidad del equipo de que puede echarse mano, el
estado de la técnica, el grado de competencia, los gustos y hábitos de los
consumidores, la desutilidad de las diferentes intensidades del trabajo y de las
actividades de supervisión y organización, así como la estructura social,
incluyendo las fuerzas que determinan la distribución del ingreso nacional”
(Keynes, 2001 pág. 207)

Parece que Keynes ha relegado discutir sobre los determinantes más relevantes de las
actividades y necesidades en su conjunto, en su lugar se ha preguntado una parte del
problema: qué es lo que determina el volumen de ocupación. Ello es así por el carácter de
corto plazo de su propuesta teórica y tiene sus fundamentos justificados en el tiempo histórico
que le toco pensar. Además Keynes cree que su sistema es influido por los factores
enumerados anteriormente pero no de manera exclusiva en sus variables independientes. Sin
embargo deberíamos preguntarle por el largo plazo y, aunque él mismo destacó los problemas
que surgen si su análisis fuera aplicable a ese período, dedicó algunos capítulos que pueden
ayudarnos a pensarlo.

Expectativas de largo plazo

Cuando Keynes examina los determinantes de las expectativas a largo plazo concentra su
atención en los pronósticos sobre el futuro pero sobre todo opera en confianza con que

19
El motivo de transacción para realizar operaciones corrientes, el motivo de precaución para cubrir la necesidad
de cierta seguridad y el motivo de especulación con el propósito de conseguir ganancias. (Keynes, 2001 pág.
149)

14
aquellos se realicen20. Las instituciones que tienen por función reducir la desconfianza (como
son los mercados de valores) con frecuencia fallan en ese propósito debido a que las
valorizaciones de los activos no se realizan sobre el rendimiento probable de un bien de
capital. El conocimiento sobre esos activos generalmente ha disminuido, las fluctuaciones
diarias tienen influencia excesiva sobre el mercado en su conjunto, las determinaciones
convencionales se basan en una psicología de masas cambiante antes estímulos que no tienen
que ver con el rendimiento probable y todos estos problemas no se solucionan con expertos
que analicen de manera cierta los “fundamentos” de esos activos debido a que tales
implicados dedican sus habilidades a prever, no el rendimiento probable, sino los cambios de
corto plazo en los activos financieros y, por lo tanto, no se ocupan de lo que realmente
significa el valor para el inversor que compra el activo “para siempre” sino que se ocupan de
lo que valdrá ese activo en los meses venideros.

Mientras las inversiones son fijas para la comunidad en su conjunto, son “líquidas” para el
individuo aislado. Keynes distingue entre valuación de activos por especulación, respecto de
las formas de valuación de corto plazo pretendiendo prever la psicología del mercado y de
empresa, y de las formas de evaluación del rendimiento probable del activo según su vida útil.
El predominio del espíritu de empresa beneficia a la comunidad en un futuro, mientras que el
de la especulación generalmente produce inestabilidad. Al tiempo que Keynes muestra una
debilidad sistemática en sus formas de valuación de corto plazo reconoce otra debilidad en el
cálculo exacto del rendimiento de un activo durante su vida útil sencillamente porque las
herramientas para realizarlo no existen. Reconoce finalmente que la tasa de interés tiene un
importante papel, aunque no decisivo, en la determinación del volumen de inversión y espera
“…ver al Estado,… calcular la eficiencia marginal de los bienes de capital a largo plazo sobre
la base de la conveniencia social general…” (Keynes, 2001 pág. 143)

Ciclo económico y filosofía social

La eficiencia marginal del capital tiene un lugar central en la determinación de las fuerzas que
producen efectos acumulativos del ciclo, sean de forma tendencial o cuando se produce una
ruptura con mayor violencia reflejada en una crisis. Keynes cree que la eficiencia marginal del
capital gobernada por las expectativas tiene mayor relevancia en las crisis que la influencia
del nivel de stock de capital y un alza de la tasa de interés; aunque el efecto conjunto de una
20
En este aspecto se acerca a la concepción de Marshall, cuando afirma acerca de la falta de inversión y la
desorganización comercial resultado de una caída en la demanda que “La causa principal de este mal es la falta
de confianza; la mayor parte del daño causado desaparecería en un instante si retornase la confianza, y, tocando a
todas las industrias con su varita mágica hiciera que siguiesen produciendo y consumiendo” (Marshall, 1948 pág.
591).

15
caída de la eficiencia marginal del capital y un aumento de la tasa de interés puedan agravar la
caída de la producción y el empleo. Vimos cómo el movimiento de la propensión a consumir
se mueve cuando varía el ingreso pero menos que proporcionalmente y que cuando lo
consideramos como determinante de las expectativas resulta un factor desestabilizante. Por
otro lado cuando lo consideramos como resultado de ellas vemos que ese mismo movimiento
puede evitar que los efectos acumulativos negativos se retroalimenten debido a que una caída
en el ingreso no provoca una caída de igual magnitud en el consumo, si todo lo demás
permanece constante. Pero si las influencias de la pérdida de valor de bienes de capital se
hacen notar sobre la propensión a consumir, entonces el proceso acumulativo (negativo) se
agrava21. Hasta aquí tenemos que los determinantes del ciclo siguen siendo los determinantes
del empleo en el corto plazo: el estado de las previsiones, la tasa de interés y la propensión a
consumir. Keynes nota la relevancia de las previsiones en la inversión de bienes de capital,
del manejo de la tasa de interés y de los efectos de la redistribución del ingreso sobre la
propensión a consumir (Keynes, 2001 págs. 269, 271).

Tenemos conclusiones un tanto ambiguas respecto de los impulsos a la acumulación. Por un


lado Keynes hace depender por entero a su sistema de la propensión a consumir, ya que sin
consumo no habría inversión debido a las bajas expectativas que ello produce. Por otro lado,
relaciona una caída de la propensión al consumo con similar efecto sobre el valor de los
bienes de capital. Al mismo tiempo reconoce que los cambios en la distribución del ingreso
producen efectos sobre la acumulación. Su teoría no logra sortear definitivamente esta
ambigüedad. Cuando analiza las ventajas para aumentar la existencia de capital a costa de una
redistribución del ingreso que favorezca el consumo, Keynes apunta que “…éste es un juicio
práctico, no un imperativo teórico (…) estoy dispuesto a admitir que el camino más prudente
sería avanzar en ambos frentes a la vez.” (Keynes, 2001 pág. 271). Deberíamos agregar que el
objetivo de esta regla práctica es lograr el incremento constante del empleo y del producto. La
posibilidad de combinar incrementos en la propensión a consumir y el incremento de bienes
de capital se da desde el mismo momento en que el sistema actúa en condiciones de
subempleo.

Keynes parece dejar a criterio del lector la cuestión teórica sobre el problema de la
distribución en condiciones de subempleo, pese a reconocerlo como uno de los principales

21
El tiempo también influirá en la forma del ciclo debido a la duración de la vida útil de los bienes y el costo de
almacenar existencias. Cuando la decadencia produzca escasez de capital entonces su eficiencia marginal
aumentará.

16
problemas junto al de la ocupación plena22. La regla práctica sirve entonces como un
instrumento de acusación a la distribución existente al tiempo que regula los exabruptos que
de esa acusación podrían surgir:

“…hay justificación social y psicológica de grandes desigualdades en los


ingresos y en la riqueza, pero no para tan grandes disparidades como existen en
la actualidad (…) La tarea de transmutar la naturaleza humana no debe
confundirse con la de manejarla.” (Keynes, 2001 pág. 308)

Unos años antes, Keynes ya había indicado su preferencia práctica,

"Por lo menos durante otros 100 años debemos fingir nosotros y todos los
demás que lo justo es malo y lo malo es justo; porque lo malo es útil y lo justo
no lo es. La avaricia, la usura y la cautela deben ser nuestros dioses todavía
durante un poco más de tiempo, pues solo ellos pueden sacarnos del túnel de la
necesidad económica y llevarnos a la luz del día." (Keynes, 1988 pág. 332)

Es claro ahora que el proceso de acumulación se acerca a algún límite, el problema será
descubrir la naturaleza de ese límite donde la escasez de capital23 dejará de ser problemática.
¿En qué condiciones el capital dejará de ser escaso? ¿Por qué no ha dejado de serlo en los
cientos de años de existencia de capitalismo? ¿Por qué lo será en los próximos 100 años?

Preguntas que no tienen respuestas claras en nuestro autor, lo que sí tiene una respuesta clara
es cómo debe ser la dirección del sistema hasta que eso ocurra: dirección del Estado en las
variables principales sin asumir la propiedad de medios de producción, sin romper con las
tradiciones sociales y por supuesto, sin revolución. Alcanzar las condiciones donde la teoría
clásica se hace válida24.

22
Tenemos que distinguir entre el aspecto teórico destinado a resolver problemas de distribución del ingreso y la
puesta en escena del problema como uno de los principales. Éste último aspecto es que le estamos adjudicando a
Keynes.
23
“Si estoy en lo justo al suponer que es relativamente fácil hacer que los artículos de capital sean tan
abundantes que la eficiencia marginal del capital sea cero, éste puede ser el camino más sensato para librarse
gradualmente de muchas de las características objetables del capitalismo (…) Aunque desaparecería el rentista,
todavía habría lugar, sin embargo, para la empresa y la habilidad en el cálculo de los rendimientos probables…”
(Keynes, 2001 pág. 189)
24
“Pero si nuestros controles centrales logran establecer un volumen de producción correspondiente a la
ocupación plena tan aproximadamente como sea posible, la teoría clásica vuelve a cobrar fuerza de aquí en
adelante.” (Keynes, 2001 pág. 311)

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Conclusiones

Las preguntas que le hemos hecho a los distintos autores fueron relativamente escasas pero
centrales para comprender aquello que pone en movimiento al sistema ¿Cómo, por qué y
quienes acumulan en el sistema capitalista? ¿Qué acumulan? ¿Cómo se reproduce el sistema a
partir de la acumulación? ¿Cuáles son las categorías y vínculos centrales de cada autor que
componen sus marcos teóricos?

En la producción, distribución el cambio y el consumo ¿Existe una jerarquía de procesos en el


que uno determine al resto? Si ello fuese así deberíamos concentrar más esfuerzos en el
estudio de aquellos primeros procesos. Vimos cómo en los tres autores existe la necesidad de
matizar los abordajes comunes que asocian: en Marx una determinación absoluta de las
relaciones y técnicas de producción por sobre la acumulación, en Keynes algo similar por el
lado de la demanda agregada y en Marshall podemos encontrar posiciones un poco
encontradas, algunas de ellas sobre la oferta y muchas otras sobre la demanda. Este texto
intenta poner un manto de duda sobre aquellos extremos muchas veces didácticos para las
explicaciones simples pero poco ubicadas para este sistema complejo que pretendemos
estudiar. En Marx las relaciones de producción tienen un papel central, la distribución de
propiedades, la conformación de clases y su desarrollo no puede pertenecer al estudio de
categorías separadas de la historia y comprender que la distribución del trabajo requiere una
distribución de medios para la producción y acumulación es tan central como entender que las
formas actuales de consumo están sostenidas por las relaciones de producción y que éstas
deben ser explicadas en su historia. Marshall fue lo suficientemente claro al respecto del
estudio de las actividades por sobre las necesidades, sin embargo notamos que ambas
categorías son esenciales para la reproducción, pero a diferencia de Marx, no es central
indagar en su determinación histórica sino en la futura. Ello constituye el resultado de que
Marshall simplifique el proceso de estudio a las relaciones entre productores y consumidores
“en general”. Keynes pone en relieve el corto plazo pero deja notas para comprender la
acumulación en el mediano-largo plazo incorporando categorías que ponen a la distribución
del ingreso y del excedente en el centro del dilema.

Ningún sistema social que se reproduzca puede hacerlo eliminando los vínculos entre la
producción, distribución, el cambio y el consumo. Sirva lo anterior para tener presente evitar
el estudio de las actividades humanas separadas de su contexto histórico una vez que el grado
de desarrollo de las fuerzas productivas alcanzó el nivel suficiente como para que el ser

18
humano deje su estado primitivo y rudo de la sociedad25. Requerimos entonces, multiplicar
nuestros esfuerzos para estudiar lo complejo del sistema.

Bibliografía

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Sweezy, Paul. 1945. Teoría del desarrollo capitalista. Madrid : FCE, 1945.

25
“Cuando el proceso de trabajo no es más que un simple proceso entre el hombre y la naturaleza, sus elementos
simples son comunes a todas las formas sociales de desarrollo del mismo” (Marx, 1959 pág. 815)

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