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Bodega Santa María: la calidad va siempre

acompañada de buena logística


Con varias medallas ganadas a nivel nacional e internacional, Bodega Santa
María de Lunahuaná se distingue por la calidad de sus vinos y piscos. Detrás de su
marca hay toda una rica experiencia en su cadena de producción. Su propietario,
el ingeniero José Espinoza, nos cuenta su experiencia en 20 años de gerencia.

Reactivar la bodega de su abuelo Benedicto Peña, quien fundó el negocio vitivinícola


en 1929, necesitó una buena dosis de amor por el terruño y la capacidad necesaria
para volver a producir los mejores vinos y piscos de la región.

“Hoy somos una pequeña bodega boutique con mucha tecnología de punta;
invertimos mucho en capacitación del personal y viajamos todos los años al
extranjero para enterarnos de las últimas novedades en vitivinícola y bodegas. Tener

una planta moderna con las estrategias adecuadas ha sido sin duda un factor a
favor frente a nuestros competidores de la región”, asegura José Espinoza,
propietario de la Bodega y Viñedos Santa María, ubicada en Lunahuaná, Cañete, a
144 kilómetros al sur de Lima.

En 1996, después de terminar sus estudios de ingeniería industrial en la Universidad


de Lima, Espinoza regresó a la tierra donde creció rodeado de viñedos, alambiques
y toneles. La bodega había quebrado en 1970 debido a la plaga de la filoxera de la vid
que arrasó los cultivos, a lo que se sumó la migración del campo a la ciudad, el
crecimiento de la industria de la cerveza y el desplazamiento de los cultivos de vid
por algodón (el oro blanco).

Con un pequeño crédito que le dio su padre inició la producción de vinos y piscos; y
como cualquier emprendimiento, los primeros años fueron demandantes porque
empezó de cero, seleccionando al personal idóneo para trabajar la tierra, buscando
mejores semillas e implementando nuevas técnicas de riego, conservación del fruto
y de procesamiento, etc.

En el 2001, obtiene una beca para estudiar enología (ciencia, técnica y arte de
producir vino) y viticultura en España y Japón, lo que le da una visión más amplia y
profunda sobre la industria vitivinícola y pisquera.

“Hoy sabemos que debemos contar con las herramientas adecuadas para competir a
escala mundial, por ejemplo, certificar en buenas prácticas de manufactura (BPM).
Hemos ganado varias medallas en concursos nacionales e internacionales y clientes
fidelizados con nuestros productos, sin embargo certificamos la calidad para
demostrar a nuestros consumidores que el pisco es genuino y no adulterado. Y es
que lamentablemente en los últimos años se habla mucho de las bebidas
adulteradas”, señala. Con ese fin, han firmado un convenio con la Agencia Peruana
de Cooperación Internacional (APCI).

Estrategias

Espinoza cuenta que a lo largo de 20 años de gestión, ha tenido que sumar a la


tecnología una serie de estrategias empresariales para superar problemas logísticos.
Precisa que en la cadena de suministros, la distribución siempre fue un problema.
“Teníamos un equipo de vendedores, supervisores, impulsadores, camionetas de
reparto, etc., pero el costo que demandaba nos ahogaba, razón por la que desde hace
6 años decidimos apostar por trabajar con empresas distribuidoras, ellos se encargan
de la venta al cliente final. La tercerización del servicio fue una buena opción”,
afirma. De esa manera cuentan con distribuidoras en Cusco, Piura, Junín,
Lambayeque y recientemente en el norte chico (Huaral y Huacho).

En la bodega también se trabaja de manera consorciada (unión de esfuerzos) con 6


pequeñas empresas para reducir costos, ser más competitivos en el mercado e
internacionalizar el pisco. Si bien tienen sus propios viñedos, también se abastecen
de uvas de decenas de pequeños agricultores formando una cadena productiva.
Explica que si bien su capacidad instalada de dos mil litros en 1996, pasó a 400 mil
litros en el 2016 (en pisco y vino), existe una desventaja marcada con las grandes
empresas que producen de medio millón a 5 millones de botellas anuales.

La implementación del código de barras es otra buena práctica de la gestión que les
ha facilitado el ingreso al sector retail en el mercado americano e internacional.
Actualmente exportan vino tinto, blanco, rosado y el famoso borgoña a Estados
Unidos, China, Australia, Líbano, Bélgica y Francia. En cuanto a pisco, ofrecen al
mercado internacional el pisco quebranta, acholado, italia, mosto verde y otras
variedades.

Don Benedicto

Para externacionalizar una de sus bebidas bandera, el pisco bautizado con el nombre
de Don Benedicto en honor al fundador de la bodega, la empresa ha contratado a
una escuela de negocios de una universidad norteamericana para que elabore un
plan de ingreso total al mercado americano.

“He viajado especialmente a Londres para que una empresa de brandmakers haga
un completo rediseño de nuestra marca. Ello va desde el boceto de la botella, que va
a ser única a nivel internacional. Actualmente estamos en la etapa de fabricación del
molde”, explica con entusiasmo.

Reconocimientos

Bodega y Viñedos Santa María ha sido premiada con la ‘Medalla de Oro, Pisco Cinco
Italia´ ganada en el Concours Mondial Spirits Selection de Bruselas 2014 y con la
‘Gran Medalla Concurso del Pisco 2006’ otorgada por el Ministerio de la Producción
(Produce) de Perú.

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