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Sara Bonet

DIAGNÓSTICO IN VIVO
Lo más importante para el diagnóstico correcto de las enfermedades alérgicas es la anamnesis.
También son necesarias una buena exploración física, pruebas in vivo, pruebas in vitro y si se
requiere, un diagnóstico por imagen.

Anamnesis
Debemos preguntar por la sintomatología (por ejemplo es típico en la rinitis que el paciente refiera
ojos rojos, tos…) y la estacionalidad de ésta, es decir, si los síntomas ocurren en invierno o en
verano. También tenemos que recoger si existe cierta variabilidad horaria en las alergias y los
desencadenantes de las manifestaciones (por ejemplo exposición ante epitelios de ciertos
animales).

La sintomatología alérgica afecta mucho a la calidad del sueño del paciente porque no pueden
respirar bien por lo que es importante recoger en la historia clínica si esto sucede. Hay que
preguntar también por la presencia de mascotas cercanas al paciente, la profesión y aficiones
que puedan estar relacionadas con la alergia etc.

Exploración física
Hay que explorar sobre todo la piel y las mucosas, la faringe etc. Es necesario auscultar al
paciente y si es necesario hacer una rinoscopia.

Exploración in vivo
Existen numerosas pruebas cutáneas que se practican directamente sobre el paciente para llegar
al diagnóstico. Estas pruebas son las cutáneas (intrapidérmicas y de intradermorreacción), las
epicutáneas, el flujo espiratorio máximo, la espirometría basal, el test de broncodilatación y el test
de hiperreactividad.

Además podemos hacer pruebas de ejercicio físico, una rinomanometría, pruebas de provocación
nasal con alérgenos, de exposición conjuntival, de provocación con fármacos y alimentos o la
prueba de la repicadura.

1. Pruebas cutáneas intraepidérmicas

Son las pruebas que hacemos siempre que hay una sospecha de alergia inmediata. No obstante
hay muchos factores que pueden alterar los resultados:

- Los medicamentos como los antihistamínicos o los antidepresivos pueden causar falsos
negativos, por lo que se debe suspender el tratamiento (a veces hasta 30 días antes de hacer
las pruebas).

- En función de la parte del cuerpo donde se haga la prueba, el resultado puede variar. La zona
más recomendable es la espalda.

- La edad puede influir en el resultado (en lactantes y mayores de 50 años la reactividad varía) y
en las mujeres puede haber variabilidad debido al ciclo menstrual.

- Si la prueba se realiza por la mañana hay que tener en cuenta que la reactividad será menor.

- Si existen enfermedades asociadas como eccemas o neuropatías será más difícil realizar la
prueba y además si el paciente ha tenido una anafilaxia reciente, puede existir un período
refractario. Esto se debe a que debido a ese episodio de anafilaxia que le haya ocurrido al
paciente, se habrán consumido todos sus anticuerpos IgE y si se realizan pruebas cutáneas en
las siguientes tres semanas, el resultado será negativo.

Esta prueba se realiza de la siguiente manera: se coloca una gota del alérgeno procedente de un
kit comercial sobre la cara del antebrazo y con una lanceta se atraviesa la epidermis en un ángulo
de 45º (no debe atravesar la dermis y por tanto si está bien hecha, no sangra).

Sin embargo para hacer pruebas de alergia a alimentos, no se utiliza el alérgeno comercial sino el
alimento en fresco.

Sara Bonet
2.Pruebas cutáneas intracutáneas

Se realizan con una jeringuilla y esto puede provocar falsos positivos al introducir una pequeña
burbuja de aire. Los factores que pueden alterar los resultados de estas pruebas, son los mismos
que en las pruebas cutáneas intrapidérmicas, pero en este caso además la aplicación
intravascular puede provocar una hemorragia.

Estas pruebas suelen utilizarse solo para alergia a insectos himenópteros o a fármacos (por
ejemplo las penicilinas o las cefalosporinas) y produce en el antebrazo del paciente un habón de
unos 3 mm cuando la prueba es positiva (el paciente se queja del picor). La lectura de los
resultados se hace a los 15 minutos (igual que en las pruebas intraepidérmicas).

También se pueden realizar las pruebas del parche, sobre todo si queremos estudiar la alergia al
níquel, al cromo, al cobalto y a otros metales. Se coloca el parche en la espalda y se deja durante
48 horas para estudiar si se produce una reacción de hipersensibilidad tardía (tipo IV) y se vuelve
a leer el resultado a las 96 horas.

Además se puede hacer un test de picadura provocada por un insecto para ver si el paciente
tolera la picadura sin sufrir una anafilaxia.

3. Flujo espiratorio máximo

Es el peak-flow meter. Su sensibilidad es baja, existen diferentes medidores en rangos distintos


(por ejemplo en niños se usa el de 100-400L/min y en adultos el de 100-700L/min) y aunque no
es exacto porque los valores pueden depender de la edad, el sexo o la altura, es muy útil para el
seguimiento.

La variabilidad es mayor que la observada en mediciones de FEV1/VEMS.

4. Espirometría basal

La fiabilidad es mejor que en la prueba anterior. Se comparan los valores obtenidos con los
valores teóricos (que a su vez dependen de la edad, el sexo y la altura). Se pueden medir
numerosos parámetros, pero el más importante es el FEV1. Como exige realizar una maniobra
forzada, existen algunas contraindicaciones como la cardiopatía isquémica, el desprendimiento
de retina y neumotórax.

En ocasiones es difícil realizar esta prueba en niños menores de 7 años por la falta de
colaboración para llevar a cabo la maniobra respiratoria, por lo que en esos casos podemos
hacer una pletismografía.

5. Test de broncodilatación

La fiabilidad de esta prueba también es buena. Se hace cuando el paciente tiene una clínica de
asma pero las pruebas anteriores son normales o se obtiene un resultado compatible con un
trastorno obstructivo en la espirometría basal.

Se administra un broncodilatador de acción rápida (por ejemplo salbutamol) y se mide a los


minutos si ha habido una broncodilatación, es decir una mejoría del FEV1. Si esto ocurre, el test
es positivo y supone un criterio de diagnóstico de asma.

6. Test de hiperreactividad bronquial inespecífica

La sensibilidad es alta pero la especificidad es baja en casos como pacientes con rinitis,
fumadores y con EPOC. Como el asma es un proceso reversible, puede que en las pruebas
anteriores no hayamos obtenido resultados positivos, por lo que para diagnosticarla tenemos que
intentar provocar una crisis de asma con productos como la histamina o la metacolina.

Si el paciente es sensible se producirá un cierre del bronquio y la consecuente sintomatología.


También es útil para saber si el paciente está siguiendo el tratamiento pautado con corticoides
inhalados. No es necesario interrumpir el consumo de fármacos para esta prueba.

Sara Bonet

7. Test de hiperreactividad bronquial específica (alérgenos)

La sensibilidad es alta. Los diferentes alérgenos (pólenes, epitelios…) nos permiten diagnosticar
etiológicamente el asma cuando en las pruebas anteriores no hemos obtenido certezas que nos
permitan diagnosticarla. No obstante es raro que tengamos que recurrir a esta prueba teniendo
todas las anteriores.

Además permite diferenciar entre sensibilización y alergia, controlar o seguir una inmunoterapia y
se está estudiando si puede aclarar la fisiopatología del asma. Igual que en el caso anterior, no es
necesario interrumpir la medicación del paciente.

8. Pruebas de ejercicio físico

La sensibilidad es buena. Nos permite diagnosticar el asma inducido por ejercicio físico (porque
el paciente tiene intolerancia ante éste) y es importante sobre todo para pacientes que trabajen
en ciertas profesiones (como militares, bomberos y policías). Además es útil para determinar la
eficacia de la medicación preventiva.

Algunas enfermedades pulmonares, cardíacas o musculares pueden interferir con la prueba y en


este caso tampoco es necesario interrumpir el consumo de fármacos.

9. Rinomanometría

La sensibilidad es alta. Permite evaluar objetivamente las resistencias nasales (las pruebas
anteriores medían la función pulmonar y ésta la "función" nasal). El consumo de alcohol y tabaco,
la temperatura y humedad que haya en la sala y la obstrucción o perforación del tabique nasal,
pueden interferir en los resultados.

10. Pruebas de provocación nasal con alérgenos

La fiabilidad es buena y es una prueba parecida a la pulmonar, pero por vía nasal. Permite
establecer un diagnóstico de rinitis alérgica en pacientes polisensibilizados o con pruebas in vivo/
in vitro dudosas y estudios etiológicos en patologías ocupacionales. Es raro que haya que hacer
esta prueba.

El consumo de ciertos fármacos como antihistamínicos, adrenérgicos tópicos etc.

Esta prueba también puede realizarse por vía conjuntival (prueba de exposición conjuntival) con
una buena fiabilidad. Por ejemplo en pacientes con conjuntivitis alérgicas durante todo el año, se
emplean colirios de diferentes pólenes para diagnosticarlo. Esto también nos permite escoger la
vacuna para el tratamiento.

Los antihistamínicos, los corticoides, las lentes de contacto y otros productos cosméticos
pueden alterar los resultados.

11. Pruebas de alergia a alimentos

Hay que enmascarar el alérgeno en fresco (por ejemplo dentro de un bollo se mete yema de
huevo, frutos secos etc.). Hay que tener cuidado por el elevado riesgo de anafilaxia.

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