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PARTE ESPECIAL
TOMO III
EDITORIAL
JURÍDICA
DE CHILE
DERECHO PENAL
PARTE ESPECIAL
T O M O III
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DERECHO PENAL
PARTE ESPECIAL
TOMO III
DELITOS C O N T R A LA VIDA
DELITOS C O N T R A LA INTEGRIDAD FÍSICA Y LA SALUD
DELITOS C O N T R A EL H O N O R
DELITOS Q U E AFECTAN A G A R A N T Í A S C O N S T I T U C I O N A L E S
DELITOS C O N T R A EL O R D E N DE L A FAMILIA
DELITOS C O N T R A LA M O R A L I D A D E INTEGRIDAD S E X U A L
DELITOS C O M E T I D O S POR EMPLEADOS PÚBLICOS
EDITORIAL
JURÍDICA
DE C H I L E
www.editorialjuridica.cl.
PRESENTACIÓN DE ESTA CUARTA EDICIÓN
13
DERECHO PENAL
1
El C ó d i g o Penal suizo inicia la descripción de los delitos con aquellos
que afectan al individuo, otro tanto sucede con el Proyecto de C. P. de España
de 1980. El C. P. español de 1822 dividía los delitos entre aquellos que afectan
a la sociedad y los que se referían al individuo, y los trataba en el orden recién
señalado, o sea, primero los vinculados con la sociedad y luego los referentes
al individuo; el C. P. de España de 1 8 4 8 modificó el sistema, y en él se basó la
Comisión Redactora del C. P. nacional. En América el m o d e r n o C. P. de Perú
de 1991 inicia la parte especial con los delitos contra la vida (art. 1 0 6 ) .
2
Schmidháuser expresa qué tipo de texto "es el supuesto de h e c h o legal
tal c o m o se da en una primera c o m p r e n s i ó n " y tipo de comprensión es ese
supuesto de h e c h o c o m o resultado d e la interpretación para la aplicación del
derecho (citado por Bacigalupo, Estudios de la parte especial del Derecho Penal,
p. 9 ) .
general del delito, que éstos tienen por objeto amparar ciertos
bienes socialmente preferentes. La determinación de cuáles de
esos bienes son los que cada delito tiene c o m o objeto de protec
ción permite, a su vez, agrupar las distintas figuras penales que
se dirigen a la protección de un mismo bien o bienes análogos,
de allí que se reconozcan delitos que protegen la vida, la propie
dad, la libertad individual, etc. Las leyes penales, en particular
los códigos, generalmente tienen en cuenta esa circunstancia
para clasificar los hechos que sancionan, pero no siempre obran
así, pues a veces relacionan ese supuesto clasificatorio con los
objetivos y fines perseguidos al dictarse una ley en particular o al
reglar un conjunto de conductas prohibidas, que llevan a abarcar
en un mismo sector a delitos que no siempre tienen igual bien
jurídico en consideración. No obstante, el legislador los reúne sea
porque esos delitos requieren de autores con una determinada
característica, o porque tienen una clase especial de víctimas, o
una modalidad dada de ejecución, o cualquier otro aspecto o
criterio valedero. De m o d o que no sólo los bienes jurídicos han
de considerarse al hacer el análisis, sino también la ratio legis. Esto
aparece evidente en el párrafo de los delitos de los funcionarios
públicos en el Código Penal (Título V ) , donde se describe una
gama de conductas que no siempre tienen por objeto proteger
un mismo bien jurídico, pero que se vinculan por la calidad del
sujeto que las realiza: un funcionario público. No puede, de con
siguiente, el intérprete alzarse c o m o crítico severo del legislador
nacional, que es quien estableció el sistema al describir los delitos
5
3
Creus, Carlos, Derecho Penal, parte especial, Buenos Aires, 1983, p. 1.
4
Cfr. Labatut. D. P., t. II, p. 9; Etcheberry, D. P., t. III, p. 7; Bustos, Grisolía
y Politoff, D. P., parte especial, p. 3 3 .
5
Así lo hace G. Labatut, D. P., t. II, p. 9.
16
PARTE ESPECIAL
ß
Creus, o p . cit., p. 2.
7
Vives A n t ó n , T. S., D. R, parte especial, pp. 25-26.
17 m i r o R i A i JURÍDICA m e m u
DERECHO PENAL
8
Cfr. Bustos, Grisolía, Politoff, D. R, parte especial, p. 25.
9
En forma análoga razona Etcheberry (D. P., t. III, p p . 1 0 - 1 1 ) .
1 0
Cuello Calón, o p . cit., t. II, p. 5.
11
Cfr. T. S. Vives A n t ó n , D. P., parte especial, pp. 25-26.
1 2
Códigos penales más modernos, c o m o el d e Colombia ( 1 9 8 0 ) , emplean
una m e j o r d e n o m i n a c i ó n : "Delitos contra la vida y la integridad personal"
(Tít. X I I I ) ; el de Perú ( 1 9 9 1 ) , "Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud"
(Tít. I ) .
5. EL HOMICIDIO
5.1. ENUNCIADO
1 3
Cuello Calón, o p . cit., t. II, p. 4 3 2 .
1 4
Quintano Ripollés, op. cit., t. II, p. 193.
1 5
Etcheberry, D. R, t. III, p. 15.
1 6
Cfr. Bajo Fernández, Manual de Derecho Penal, parte especial, "Delitos
contra las personas", p. 3; M . C o b o del Rosal, J. C. Carbonell Mateu, D. R, parte
especial, p. 5 0 5 ; M u ñ o z C o n d e , D. R, parte especial, p. 10.
1 7
Bustos, Juan, Manual de Derecho Penal. Parte especial, Barcelona, 1986,
p. 2 2 .
22
PARTE ESPECIAL
1 8
Cfr. C o b o del Rosal-Carbonell, o p . cit., p. 5 0 5 .
1 9
Cobo-Carbonell, o p . cit., p. 5 0 4 .
23 EDITORIAL JUIllDICA PI l H U I
DERECHO PENAL
A . Concepto
2 0
Véanse los comentarios que sobre el homicidio frustrado con resultado
lesiones gravísimas se hacen en El homicidio y sus figuras penales, M . Garrido,
pp. 69 y ss.
2 1
En el m i s m o sentido, Bustos, Grisolía y Politoff, o p . cit., p. 5 1 .
2 2
Bacigalupo, o p . cit., p. 13.
protegido por esta figura es la vida, sin distinción alguna, bien cuya
garantía está avalada por la Constitución en el art. 19 № 1, donde se
asegura la vida de la persona como la del que está por nacer. Pero
el homicidio protege únicamente la vida de la persona viva, que
tiene existencia independiente, no la del nasúturus, cuya existencia
es dependiente y que se ampara con el delito de aborto.
En el plano físico-biológico la protección de la vida es amplia,
23
25 t l l l l O R I A I . JURÍDICA I1ECHIIE
DERECHO PENAL
2 5
Cfr. Labatut, D. R, t. II, p. 1 7 2 ; Etcheberry, D. R, t. III, p. 2 2 ; Bustos,
Grisolía, Politoff, o p . cit., p p . 59-60; Cuello Calón, o p . cit., t. II, p. 4 3 6 ; Bajo
Fernández, o p . cit., p. 5.
2 6
Creus, o p . cit., p. 6.
26
PARTE ESPECIAL
C. El nacimiento
del Código Civil presume que no ha existido jamás "la criatura que
2 7
En el C ó d i g o Penal de Perú de 1 9 9 1 , el delito de infanticidio se ex
tiende a la muerte del hijo durante el parto (art. 1 1 0 ) . En el C ó d i g o Penal
de Argentina la muerte provocada del producto de la concepción, durante el
nacimiento, es infanticidio (art. 8 1 , inc. 2 ) . O t r o tanto sucede en el C ó d i g o
o
2 8
López Barja de Quiroga, Jacobo, Derecho Penal, parte especial, p. 18.
5 9
Sectores de la doctrina sostenían que los conceptos de parto y nacimiento
eran diversos, el primero consistiría en la simple expulsión de la criatura del
vientre de la madre, en tanto que el segundo requeriría del corte del cordón
umbilical (Raimundo del Río, Derecho Penal, 1939, Santiago, pp. 3 6 9 y ss).
3 0
Véase la amplia argumentación d e Etcheberry sobre este p u n t o en
su D. P., t. III, pp. 21 y ss. En igual sentido Bustos, Grisolía, Politoff, o p . cit.,
pp. 5 3 y ss.
3 1
Así lo estiman autores c o m o Cuello Calón, D. P, t. II, p. 4 3 5 ; C o b o del
Rosal y Carbonell, o p . cit., p. 5 1 0 . Autores c o m o M u ñ o z C o n d e exigen el corte
del cordón umbilical, D. P, p. 8; otro tanto hace Bacigalupo, o p . cit., p. 16, y
Bajo Fernández, o p . cit., p. 22.
D. La muerte
3 3
Bustos, Grisolía, Politoff, o p . cit., p. 62.
3 4
Tozzini, Carlos. El problema de la muerte del donante en los trasplantes de cora
zón. "Problemas actuales de las ciencias penales", Buenos Aires, 1970, p. 2 4 9 .
31 L O I T O R U L JURÍDICA nr CHILE
DERECHO PENAL
3 5
Cfr. Ranieri, Silvio, Manual de Derecho Penal, t. V, p. 3 1 5 .
33 miTORiAi JURÍDICA D É C H U T
DERECHO PENAL
3 6
Autores c o m o M u ñ o z C o n d e piensan que "la mitigación del dolor que
n o produce un acortamiento verificable de la vida del paciente", sería una
acción lícita (op. cit., p. 9 ) .
3 7
Cfr. Creus, D. R, parte especial, p. 7.
G. Tipo objetivo
G.l. La conducta
G.2. La acción
35 t n i T o i u M JURÍDICA m C H U r
DERECHO PENAL
G.3. La omisión
4 1
Creus, o p . cit., p p . 8-9.
4 2
Se piensa por algunos autores, c o m o Jiménez de Asúa, que matar e m
p l e a n d o m e d i o s morales n o constituye h o m i c i d i o , p o r q u e el verbo rector
del tipo es "matar", pero n o aterrorizar o hacer sufrir; asustar n o sería matar
{Tratado, t. III, p p . 4 9 9 - 5 0 0 ) . N o obstante, mayoritariamente, tanto en España
c o m o en Chile se estima que los medios morales son aptos para cometer el
delito. En este sentido, entre otros, Creus, o p . cit., p. 9; Bustos, o p . cit., p. 2 4 ;
L ó p e z Barja de Quiroga, o p . cit., p. 2 2 ; Etcheberry, D. R, t. III, p. 2 0 . N o suce
de otro tanto en Francia, d o n d e tradicionalmente la doctrina se inclina por
rechazar tal posibilidad.
4 3
Cfr. Etcheberry, D. R, t. III, p. 20; Labatut, D. R, t. II, pp. 172-173; Bustos,
Grisolía, Politoff, o p . cit., p p . 68 y ss.; Garrido, o p . cit., p. 29.
EDITORIAL JURÍDICA D E C E I Ü F 36
PARTE ESPECIAL
4 4
Cfr. Cury, D. R, t. II, p. 3 0 3 ; L ó p e z Barja, o p . cit., p p . 18-19.
4 5
Cfr. Bajo Fernández, o p . cit., p. 8; Mir Puig, D. R, parte general, p p . 258-
259; Cobo-Vives, D. R, parte general, p. 4 0 3 .
4 6
Citado por Bustos, Grisolía, Politoff, o p . cit., p. 69.
4 7
T. II, pp. 183 y ss.
4 8
Cfr. Politoff, D. R, t. I, p. 3 1 8 .
38
PARTE ESPECIAL
G.5. El resultado
51
Consúltese párrafo G.8.
no es sólo una persona, sino dos o más (con una granada se causa
la muerte de tres individuos que estaban reunidos), o cuando el
deceso se produce con posterioridad -más o menos distancia
d a - a la realización de la actividad delictiva (el delincuente hiere
mortalmente a su enemigo, que es socorrido en forma oportuna,
pero fallece semanas después en el hospital). Finalmente, puede
ocurrir que el resultado no se produce a pesar de los esfuerzos
realizados por el autor (homicidio intentado).
La solución a que se llegue respecto a la ejecución por el agente
de un acto materialmente único que se concreta en más de una
muerte dependerá de si actuó con dolo o con culpa y de la con
cepción que se tenga sobre la naturaleza de la acción, vale decir,
si se adhiere a una noción naturalista o normativa de acción. 52
EDITORIAL JURÍDICA DF C H I L I 40
PARTE ESPECIAL
5 7
Consúltese a Luzón Peña, Curso de Derecho Penal, p p . 3 7 3 y ss.; Mir Puig,
\ P- 189; Bustos, Manual, p. 3 1 4 ; Cury, D. P, 1.1, p. 2 9 0 .
5 8
Labatut, D. R, t. II, pp. 174-175.
5 9
Se ha de recordar que no habría homicidio concausal si el delincuente,
teniendo conocimiento de la enfermedad que aqueja a su víctima, la hiere
levemente, porque sabe que se desangrará, hipótesis en que su conducta cons
tituiría homicidio doloso. D e consiguiente, el q u e la herida sea o n o causa d e
la muerte en estos casos d e p e n d e en definitiva de la subjetividad del agente (si
conoce o n o la existencia de la hemofilia) - q u e integra la fase subjetiva del tipo
homicidio, pero n o la objetiva-, lo que suscita la crítica que se hace a la tesis
de la causa adecuada, que generó el d e n o m i n a d o homicidio concausal.
6 0
Hay diversos criterios en cuanto a c ó m o resolver situaciones c o m o la
planteada, sobre ellas p u e d e consultarse a Bustos, Grisolía, Politoff, o p . cit.,
pp. 8 4 y ss.; y Cobo-Carbonell, Mateu, o p . cit., p. 5 1 6 .
6 1
En la doctrina nacional existe consenso en estimar que las distintas
modalidades de d o l o son idóneas p o r conformar el tipo subjetivo en el delito
de homicidio, Etcheberry, D. R, t. III, p p . 29-30; Garrido, El homicidio, pp. 6 0 y
ss.; Bustos, Grisolía, Politoff, o p . c i t , pp. 9 0 y ss. La doctrina española también
da acogida a las diversas clases de d o l o en el homicidio, entre otros, M u ñ o z
C o n d e , D. R, parte especial, p. 14; Cobo-Carbonell, o p . cit., pp. 5 1 4 - 5 1 5 ; Bajo
Fernández, o p . cit., p. 3 1 ; Bacigalupo, o p . cit., p. 24.
6 2
Cfr. Etcheberry, D. R, t. III, p. 30; Cury, D. R, t. II, p. 2 0 5 .
6 3
Consúltese t. II, párrafo 13.6.3, letra d ) .
G . l l . El error en el homicidio
6 4
Cfr. M u ñ o z C o n d e , Teoría General del delito, p. 6 3 ; Welzel, o p . cit.,
p. 198.
6 5
Cfr. Sergio Politoff, Derecho Penal, t . 1 , p. 4 6 2 . Este autor trata el tema
con amplitud y resume las distintas posiciones sobre la materia.
H. El homicidio y la culpa
6 7
Se sostiene que n o existe e n nuestro sistema un crimen culpae (una culpa
que se castiga por ella m i s m a ) , sino una crimina culposa (un hecho castigado
con motivo de la culpa), pero pensamos que tal afirmación parte de una exa
cerbación del principio d e lesividad sobre el principio d e tipicidad que rige en
materia penal y que tiene consagración constitucional (art. 19 № 3 inc. final:
sólo p u e d e n ser delitos las conductas, n o los resultados, cosa distinta es q u e
ese comportamiento h u m a n o , q u e es el fundamento substancial del delito,
pueda ser sancionado únicamente c u a n d o lesiona un bien jurídico valioso
(principio d e lesividad). N o se sanciona u n a muerte, la destrucción d e un
bien, sino la conducta d e la persona que provocó tales efectos, los primeros
son eventos corrientes e inevitables, q u e ocurren e n el m u n d o d e la natura
leza, lo único q u e el derecho p u e d e evitar c o n la conminación penal es la
actividad de los individuos. D e consiguiente, el delito protege bienesjurídicos,
pero esta protección se circunscribe exclusivamente a los ataques que puede
sufrir por el hacer o n o hacer -normativamente e n t e n d i d o - d e una persona,
y esta protección tiene estructura y valoración jurídica diversa según esa lesión
sobrevenga por la voluntad d e un h o m b r e (dolo) o por la falta d e cuidado
normativamente esperado de su parte (culpa). Y es así, porque en la primera
hipótesis hay una voluntad dirigida a lesionar, e n tanto que e n la segunda se
trata de un comportamiento generalmente lícito, pero que se lleva a cabo sin
el cuidado exigido, lo q u e en sí n o es punible, a m e n o s q u e cause d a ñ o . En
esta última alternativa se requiere también lesión d e un bien jurídico, pero
el tipo n o se determina p o r el daño concreto, sino por la lesión genérica al
bien jurídico, sin perjuicio de q u e al determinar la pena se tome e n cuenta
ese daño material causado. O p i n a en sentido contrario, en nuestro país, Juan
Bustos, para quien cada muerte o lesión constituye un cuasidelito, siempre
que la falta d e cuidado objetivo se pueda relacionar con cada una d e ellas (El
delito culposo, e n especial pp. 1 1 4 - 1 1 5 ) . La jurisprudencia nacional ha seguido
ambas tesis, pero es interesante reparar q u e la Corte Suprema, en fallo del
ano 1992, se pronunció expresamente en el sentido d e que una muerte y las
lesiones causadas a otra persona con culpa, constituyen un solo cuasidelito y
no varios (Fallos del Mes, № 4 0 8 , S. № 2, p. 8 3 8 ) .
I. El homicidio preterintencional
6 8
Cfr. Politoff, D. R, 1.1, p. 4 3 9 .
6 9
Bajo Fernández, o p . cit., p. 37.
7 0
Cfr. Etcheberry, D. R, t. III, pp. 34-35; Politoff, o p . cit., 1.1, p. 4 4 1 ; Bustos,
op. cit., p. 26; Bacigalupo, o p . cit., p. 2 5 ; Bustos, Grisolía, Politoff, o p . cit., p. 9 8 .
Cobo-Carbonell parecen inclinarse por el concurso ideal, pero con reserva en
atención a que los bienes jurídicos salud y vida son diferentes (op. cit., p. 5 1 6 ) .
50
PARTE ESPECIAL
7 1
Bustos, D. R, parte especial, p. 2 7 .
7 2
Cfr. Bustos, o p . cit., p. 28; M u ñ o z C o n d e , o p . c i t , p. 18; Cobo-Carbonell,
° p . cit., p. 5 1 6 . Etcheberry sostiene que se estaría ante un concurso entre
lesiones m e n o s graves y h o m i c i d i o culposo (D. R, t. III, p. 3 5 ) .
7 3
Véase el párrafo № 12.
K. La culpabilidad en el homicidio
7 4
Recuérdese la situación ocurrida en algunos estados d e los Estados
Unidos de Norteamérica, en particular el de Michigan, d o n d e se dictó una ley
prohibiendo la eutanasia, con motivo de la actividad desarrollada por el médico
Jack Kevorkian - q u e fue procesado y c o n d e n a d o - , quien desde el año 1 9 9 0
estuvo ayudando a que enfermos terminales adelantaran su muerte mediante
una máquina que producía m o n ó x i d o de carbono, que al ser aspirado por éstos
por su expresa voluntad, les causaba la muerte indolora y rápida.
7 5
Véase el t. II, párrafos № 57 y ss.
6. EL HOMICIDIO CALIFICADO
Etcheberry, D. R, t. III, p. 3 5 .
Bustos, Grisolía, Poli toff, o p . cit., p. 1 4 9 .
6.2. DEFINICIÓN
a) El tipo objetivo
8 0
Cfr. Quintano Ripollés, Compendio, t. II, p. 2 0 2 ; Bajo Fernández, o p . cit.,
p.59.
81
Supra № 5.3-G.
8 2
Cfr. Bajo Fernández, o p . cit., p. 6 1 .
8 3
Cfr. Cuello Calón, o p . cit., t. II, p. 4 5 7 ; Soler, o p . cit., t. III, p. 4 5 .
55 EDITORIAL JURÍDICA U E O I I L F
DERECHO PENAL
b) El sujeto activo
8 4
La actividad compleja a que se ha h e c h o alusión, según sectores de la
doctrina, n o lo sería, por cuanto hay autores que consideran que es el sicario
quien comete homicidio calificado, y n o quien lo induce a ello mediante un
precio o recompensa. (Así Etcheberry, D. R, t. III, p. 4 5 . ) En esta obra n o
se comparte este criterio, p o r q u e la hipótesis del sicario e n el art. 391 está
concebida c o m o una figura de participación necesaria, integrada p o r dos
comportamientos distintos.
8 5
Autores c o m o C o b o y Carbonell señalan tal posibilidad en el caso del
ensañamiento: una muerte omisiva acompañada de "acciones positivas que, si
bien n o producen ésta, sí aumentan el dolor al m i s m o tiempo que n o se facilita
la medicina salvadora al enfermo, se le aumenta el dolor físico suministrándole
otro fármaco contraindicado", pero en seguida descartan la posibilidad por
ausencia de relación causal entre la muerte y el ensañamiento (op. cit., p. 5 4 0 ) .
Bajo Fernández sostiene la posibilidad (op. cit., p. 6 1 ) .
8 6
Cfr. Etcheberry, D. R, t. III, p. 3 7 ; Bustos, Grisolía, Politoff, o p . cit.,
p. 1 5 0 ; Garrido, Homicidio, p. 139.
56
PARTE ESPECIAL
8 7
Bustos, Grisolía, Politoff, o p . cit., p. 152.
57 F o i T O R i A i JURÍDICA mu-nu
DERECHO PENAL
no habrá alevosía.
La naturaleza objetiva o subjetiva de esta circunstancia ha
sido discutida; empero, para que se considere que concurre
debe objetivamente presentarse una situación de seguridad para
el agente, es insuficiente su mera creencia de que tal alternativa
se da. Además de presentarse materialmente esa situación, el
91
8 8
Cfr. Quintano Ripollés, Compendio, 1.1, p. 3 3 2 ; Creus, o p . cit., p. 26.
8 9
M u ñ o z C o n d e , o p . cit., p. 2 5 . La jurisprudencia nacional tiene igual
criterio, así lo sostuvo la Corte Suprema en sentencia de 2 6 de septiembre d e
1 9 9 0 (Fallos del Mes, № 3 8 3 , año 1 9 9 0 , S. № 1, p. 6 1 8 ) .
9 0
Soler, o p . cit., t. III, p. 3 5 .
9 1
Cfr. Novoa, Curso, t. II, p. 5 2 ; Garrido, Homicidio, p. 181.
9 2
Etcheberry piensa que esta circunstancia es esencialmente subjetiva
(£>. R, t. III, p. 4 3 ) .
EDITORIAL JURÍDICA D E C I I I U 58
PARTE ESPECIAL
9 3
Cfr. Bustos, Grisolía, Politoff, o p . cit., pp. 155-156.
9 4
Así Cobo-Carbonell, o p . cit., p. 5 4 3 .
9 5
Cfr. Cuello Calón, o p . cit., t. II, p. 4 6 8 ; Soler, o p . cit., t. III, p. 4 6 .
9 6
Creus, o p . cit., p. 3 2 .
9 7
Cfr. C o b o - C a r b o n e l l , o p . cit., p. 5 4 3 ; Bajo Fernández, o p . cit., p. 6 5 ;
Muñoz C o n d e , o p . cit., p. 26; Etcheberry, D. R, t. III, p. 4 4 ; Bustos, Grisolía,
Politoff, o p . cit., p. 159.
59 FDITORIAI JURÍDICA ne t u a E
DERECHO PENAL
9 8
Entre ellos Fuensalida, o p . cit., 1.1, p. 9 7 ; Labatut, D. R, t. II, p. 2 3 7 y
1.1, p. 2 6 1 .
9 9
Cuello Calón, o p . cit., t. II, p. 4 6 8 .
1 0 0
Cfr. Cuello Calón, o p . cit., t. II, p. 4 6 7 ; Soler, o p . cit., t. III, p. 4 5 .
íoi p o r e s t a interpretación están Etcheberry (t. III, p. 6 3 ) , Bustos, Grisolía,
Politoff, op. cit., p. 162; Bajo Fernández, o p . cit., p. 65; Cobo-Carbonell, op. cit.,
p. 5 4 3 ; M u ñ o z C o n d e , o p . cit., p. 26.
1 0 2
Cfr. Etcheberry, D. R, t. III, p. 4 7 .
1 0 3
La doctrina descarta el criterio de "poca cantidad", pero es un elemento
que debe considerarse también en forma relativa; de n o ser así, la comida, el
agua u otra substancia suministrada en grandes cantidades, al grado de afectar a
la vida o a la salud, debería calificarse c o m o veneno. En contra opinan Carrara
(Programa, t. III, párrafo 1 1 7 4 , cita 2 ) ; Bajo Fernández ( o p . cit., p. 6 7 ) .
1 0 4
Así Etcheberry (D. R, t. III, p. 4 5 ; Bustos, Grisolía, Politoff ( o p . cit.,
P- 1 6 8 ) ; L ó p e z Barja d e Q u i r o g a ( o p . cit., p. 8 5 ) ; Bajo Fernández ( o p . cit.,
P- 6 7 ) .
1 0 5
M u ñ o z C o n d e parece aceptar la tesis, porque al referirse al v e n e n o
comenta que "la circunstancia de veneno salvo raras excepciones es siempre
alevosa", lo que supone que la insidia n o es elemento esencial, sino circuns
tancial, aunque de general ocurrencia ( o p . cit., p. 2 8 ) .
1 0 6
Bustos, Manual, parte especial, p. 3 1 .
mrroFUAi. JURÍDICA D I C I I I U : 62
PARTE ESPECIAL
63 mnoRiAL JURÍDICA P H C H I L I
DERECHO PENAL
1 0 8
Cfr. Etcheberry, D, P., t. III, p. 4 1 .
1 0 9
Cfr. Bustos, Grisolía, Politoff, o p . cit., p. 178.
1 1 0
Cfr. Q u i n t a n o Ripollés, o p . cit., t. I, p. 3 4 3 ; Maggiore, o p . cit., t. TV,
p. 3 0 4 .
111
Rodríguez Mourullo, o p . cit., 1.1, p. 5 9 9 .
EDITORIAL JURÍDICA D L C H I L L 64
PARTE ESPECIAL
1 1 2
La premeditación condicionada ha sido tratada por el autor en El ho-
micidioy sus figuras penales, p. 1 5 1 ; por Bustos, Grisolía, Politoff, o p . cit., p. 182;
Rodríguez Mourullo, o p . cit., 1.1, p. 6 0 5 .
113 T
1 1 4
Cuello Calón, op. cit., t. II, p. 465; Quintano Ripollés, Compendio, t. II, p. 203;
M u ñ o z C o n d e , o p . cit., p. 2 3 ; López Barja de Quiroga, o p . cit., p p . 67-68.
1 1 5
La Corte S u p r e m a ha r e c o n o c i d o q u e e n un h o m i c i d i o calificado
pueden concurrir coetáneamente dos calificantes -alevosía y e n s a ñ a m i e n t o - ,
n o obstante ha omitido hacer pronunciamiento sobre el punto c o m e n t a d o
(véase Fallos del Mes, № 3 8 6 , año 1 9 9 0 , S. № 1 ) .
IDUORIAl JURÍDICA DF C H I L I 66
agravante de ensañamiento (art. 11 № 4 ) . El criminal puede
matar aumentando inhumanamente el dolor inherente al medio
que emplea para privar de la vida a la víctima (lo que conforma
la calificante), pero además puede causarle otros sufrimientos
independientes al de la actividad de matar, y que en el hecho eran
innecesarios para alcanzar el resultado muerte (que constituye la
agravante del art. 12 № 4). Con la calificante de emplear veneno
(391 № 3 ) , si además se pone en peligro a otras personas o se
crea la posibilidad de provocar grandes estragos, se conformaría
la agravante del № 3 del art. 12.
1 1 6
Citado por López Barja de Quiroga, o p . cit., p. 9 8 .
1 1 7
Cfr. López Barja d e Quiroga, op. cit., p. 98.
1 1 8
D e b e consultarse lo expuesto sobre estas materias en los tomos I y 2
o o
de esta obra.
" 9
Cfr. Cobo-Carbonell, o p . cit., p. 5 4 7 .
1 2 0
Cfr. Cobo-Carbonell, o p . cit., p. 5 4 7 .
121
Bajo Fernández, o p . cit., p. 70.
EDITORIAL JURÍDICA DL C H I L E 68
PARTE ESPECIAL
7. EL PARRICIDIO
1 2 2
Quintarlo Ripollés, Compendio, t. II, p. 2 0 4 ; M u ñ o z C o n d e , o p . cit., p. 3 6 ;
Cobo-Carbonell, o p . cit., p. 5 1 9 ; Bajo Fernández, o p . cit., p. 4 5 ; Etcheberry,
P, t. III, p. 4 8 ; Bustos, Manual, parte especial, p. 2 0 .
69 t n i r o R i M JURÍDICA D I emir
DERECHO PENAL
1 2 3
O p i n a de m o d o diverso Labatut (D. R, t. II, p. 1 7 7 ) , para quien el
parricidio es un homicidio agravado.
1 2 4
Labatut, D. R, t. II, p. 177.
1 2 5
Los criterios valorativos señalados n o son compartidos en esta época
por la sociedad, lo que ha llevado a la paulatina eliminación del parricidio
en las legislaciones. En el preproyecto de C ó d i g o Penal nacional se suprimió
esta figura.
70
PARTE ESPECIAL
preexistentes en la sociedad.
La doctrina moderna tiende a la eliminación del parricidio
como delito independiente. Esa tendencia lo considera c o m o
127
gg 26
R ° l " C o b o R o d r í g u e z Mourullo, citado por Cobo-Carbonell, op. cit.,
sa
1 2 7
En tal sentido opinan Bustos, o p . cit., p. 34; Cobo-Carbonell, o p . cit.,
P- 520; Bajo Fernández, o p . cit., pp. 46-47. En el proyecto del Código Penal del
msterio de Justicia se elimina c o m o figura independiente.
1 2 8
Comisión Redactora del C ó d i g o Penal, sesión № 78.
1 2 9
En contra de esta tesis, Cobo-Carbonell, op. cit., p. 5 2 1 ; Bajo Fernández,
o p . cit., p p . 46-47; Bustos, Grisolía, Politoff, o p . cit., p. 106.
DLIORIAL JURÍDICA DL C H I L I 72
PARTE ESPECIAL
73 tmioKiAi J U R Í D I C A DÌ c 11111
DERECHO PENAL
1 3 0
La Ley № 2 0 . 0 6 6 (7 de octubre de 2 0 0 5 ) que modificó el artículo 3 9 0
con relación al parentesco, n o modificó a su vez el art. 3 9 4 del C P . que sancio
na el infanticidio, en cuyo texto se mantiene la alusión a la filiación legítima
o ilegítima.
1 , 1
C o m i s i ó n Redactora, sesión № 7 8 . La jurisprudencia ha tenido un
criterio flexible sobre este punto; la Corte de Apelaciones d e San Miguel re
solvió, el 14 de mayo de 1 9 9 7 , que n o constituía parricidio la muerte causada
por un varón a su segundo cónyuge, con la cual estaba unido en matrimonio
inválido por ser bigamo, aunque este segundo matrimonio n o se había anulado
(Gaceta, № 2 0 3 , p. 1 6 5 ) .
1 3 2
Cfr. Bajo Fernández, o p . cit., p. 5 0 ; Cobo-Carbonell, o p . cit., p. 5 2 1 ;
Bustos, Manual, parte especial, p. 3 5 . En contra de la tesis, y que se inclinan por
incluir al hijo adoptivo c o m o sujeto en el parricidio: Etcheberry, D. R, t. III,
p. 4 9 ; J. R. Casabó y C o n d e Pumpido (citados por López Barja de Quiroga,
o p . cit., p. 4 8 ) .
74
PARTE ESPECIAL
b) Los cónyuges
75 EDITORIAL JURÍDICA D E C I D L E
DERECHO PENAL
EDITORIAL JURÍDICA D E C H I L E 76
PARTE ESPECIAL
c) Los convivientes
1 3 3
Cfr. Cobo-Carbonell, o p . cit., p. 5 2 2 ; L ó p e z Barja de Quiroga, o p . cit.,
pp. 5 1 - 5 2 ; M u ñ o z C o n d e , o p . c i t , p. 3 7 .
1 5 4
Bustos, Grisolía, Politoff, o p . cit., p. 107.
El art. 390 requiere que el sujeto activo conozca las relaciones que
lo ligan con la víctima, de manera que el dolo abarca esa rela
ción, debe tratarse en todo caso de un conocimiento real y no
potencial.
79 L-DITORIAL JURÍDICA Oh C H I L E
DERECHO PENAL
1 3 6
N o admiten la posibilidad de un parricidio con d o l o eventual Bustos,
Grisolía, Politoff, o p . cit., p. 119; Quintano Ripollés, Compendio, t. II, p. 2 0 5 .
1 3 7
Cfr. Etcheberry, D. R, t. III, p. 5 2 ; Cobo-Carbonell, op. c i t , pp. 522-523;
implícitamente M u ñ o z C o n d e , o p . cit., p. 3 8 ; Bajo Fernández, o p . cit., p. 5 1 ;
López Barja de Quiroga, o p . cit., p. 5 2 ; Garrido, El homicidio, p. 187.
1 3 8
Cfr. Etcheberry, D. R, t. III, p. 5 2 ; Bustos, Grisolía, Politoff, o p . c i t ,
p. 1 1 7 ; Garrido, El homicidio, p. 1 9 9 ; C o b o - C a r b o n e l l , o p . cit., p. 5 2 3 ; Bajo
Fernández, o p . c i t , p. 5 1 ; López Barja de Quiroga, o p . c i t , pp. 5 2 - 5 3 , aunque
con dudas. Acepta dogmáticamente la posibilidad de parricidio culposo M u ñ o z
C o n d e , o p . c i t , p. 38.
80
PARTE ESPECIAL
81 i-nrroRi.M J U R Í D I C A ni c u í n
DERECHO PENAL
1 4 0
Sobre este p u n t o se d e b e estar a lo c o m e n t a d o en el t. 2 , párrafo
o
№ 110.2.
83 iDITORIAL JURÍDICA DE C H I L I
DERECHO PENAL
I 11IÏORIAI. JURÍDICA DE ( H I É L 84
PARTE ESPECIAL
141
Esta tesis ha sido aplicada por los tribunales nacionales, véase la sentencia
de la Corte de Apelaciones de San Miguel, de 31 de enero de 1990, publicada
en la Gaceta Jurídica № 117, de 1990, p. 68.
1 4 2
S o b r e la c o m u n i c a b i l i d a d del parentesco e n el parricidio p u e d e
consultarse la obra de Bustos, Grisolía, Politoff, o p . cit., p p . 1 2 0 y ss.; Etche-
berry, D. P.,t. III, p. 5 2 ; Garrido, El homicidio, p p . 2 0 4 y ss.; Bustos, Manual,
P- 3 7 ; Bajo F e r n á n d e z , o p . cit., p p . 5 3 - 5 4 ; C o b o - C a r b o n e l l , o p . cit., p p . 125
y ss.; L ó p e z Barja d e Q u i r o g a , o p . cit., p p . 5 4 y ss. T i e n e n un valor histórico
sobre esta materia los trabajos de Rafael Fontecilla, Concurso de delincuentes,
de delitos y de leyes penales y sus principales problemas jurídicos, Ed. Jurídica de
Chile, 1 9 5 6 , p p . 3 9 y ss.; Eduardo Varas, " C o m u n i c a b i l i d a d a los codelin-
85 m i i O R I AL [URI D I C A raciiiii
DERECHO PENAL
Penal nacional.
1 4 3
Véase el párrafo 11.1 letra b ) .
mnuKiAi JURÍDICA D E C H I I E 86
PARTE ESPECIAL
8. EL INFANTICIDIO
87 E D I T O R I A L JURÍDICA DtCHIlL
DERECHO PENAL
1 4 4
Bajo Fernández, o p . cit., p. 101.
1 4 5
Cobo-Carbonell, o p . cit., p. 5 3 0 .
1 4 6
Cfr. Bustos, Grisolía, Politoff, o p . cit., p. 142, categóricamente; implí
citamente, Etcheberry, D. R, t. III, p. 5 5 . En el preproyecto de C ó d i g o Penal
se elimina esta figura.
89 EDITORIAL JURÍDICA n i C H I L I
DERECHO PENAL
a) La conducta
1 5 1
Cfr. Cobo-Carbonell, o p . cit., p. 5 3 1 .
b) Modalidades de la conducta
El art. 394 limita las personas que pueden ser autores del delito
a "el padre, la madre o los demás ascendientes legítimos o ile
gítimos" de la víctima. La tendencia en las legislaciones ha sido
restringir el círculo de los posibles autores de infanticidio, pero
la Comisión Redactora no adhirió a esa tendencia y procedió a
ampliarlo en la forma señalada, lo que merece reparos, porque
91 I-MTOKIAI JURÍDICA H M H U Í
DERECHO PENAL
d) El sujeto pasivo
1 5 4
Cfr. Etcheberry, D. R, t. II, p p . 53-54; Bustos, Grisolía, Politoff, o p . cit.,
p. 144.
1 5 5
Cfr. Echeberry, D. R, t. III, p. 5 4 ; Bustos, Grisolía, Politoff, o p . cit.,
p. 144. Sostiene tesis diversa Labatut, para quien parto y nacimiento n o son la
misma noción, el nacimiento exigiría separación completa del cuerpo de la
madre debido a que en ese m o m e n t o principiaría la personalidad; n o obstante,
estima que hay infanticidio aun en el caso de que esa separación n o se haya
producido, de suerte que la muerte de la criatura entre el parto y el nacimiento
sería un delito sui géneris de infanticidio (D. R, t. II, pp. 1 8 2 - 1 8 3 ) .
f ) El resultado
93 rnilORiAL JURÍDICA D F C H I I F
DERECHO PENAL
1 5 9
Consúltese t. II, párrafo № 10.
1 6 0
Cfr. Etcheberry, D. R, t. III, p. 5 6 ; Bustos, Grisolía, Politoff, o p . cit.,
p. 117; Garrido, Homicidio, p. 2 2 5 .
1 6 1
Véase t. II, párrafo № 13.6.
1 6 2
Cfr. Cobo-Carbonell, o p . cit., p. 5 3 2 .
1 6 3
Etcheberry, D. R, t. III, p. 5 6 ; Bustos, Grisolía, Politoff, o p . cit., p. 1 1 7 ;
Garrido, Homicidio, p. 2 2 5 .
1 6 4
Cobo-Carbonell, o p . cit., pp. 5 3 2 - 5 3 3 .
95 H ) i l o R K L JURÍDICA m C H I L I
DERECHO PENAL
8.7. COMUNICABILIDAD
9. EL ABORTO
1 6 5
Cfr. Bajo Fernández, o p . cit., p p . 109-110.
, 6 B
Citado por José Luis Ibáñez y García-Velasco, La despenalkación del aborto
voluntario en el ocaso del siglo XX, Madrid, 1992, p. 3 7 .
1 6
' José Luis Ibáñez, o p . cit., p. 3 9 .
1 6 8
Etcheberry, D. R, t. III, p p . 6 3 - 6 4 ; Bustos, Grisolía, Politoff, o p . cit.,
p. 186.
1 6 9
Labatut, C. R, t. II, p. 136; Etcheberry, D. R, t. III, p. 64; Bustos, Grisolía,
Politoff, o p . cit., p. 187.
1 7 0
Cfr. Labatut, D. R, t. II, p. 136; Etcheberry, D. R, t. III, pp. 6 4 y ss.; Bustos,
Manual, parte especial, p. 5 9 ; Creus, Derecho Penal, parte especial, p. 6 1 .
98
PARTE ESPECIAL
en ese plano.
Lo protegido por el delito, c o m o bien jurídico, es la vida en
gestación (o incipiente o dependiente), algunos agregan c o m o
bienes secundariamente amparados la salud de la madre puesta
en peligro por las maniobras abortivas y el interés demográfico
173
171
Ibáñez y García-Velasco, o p . cit., p. 143.
1 7 2
Bustos, Manual, p. 5 6 .
1 7 3
Cuello Calón, D. R, t. II, p. 4 9 1 .
1 7 4
Entre ellos Bajo Fernández, o p . cit., p. 121.
99 [DiioRiM JURÍDICA m c u m
DERECHO PENAL
1 7 5
Labatut, D. R, t. II, p. 137; Etcheberry, D. R, t. III, p p . 64, 66.
1 7 6
U n criterio tradicional sostiene que hay fecundación desde que el óvulo
ha sido penetrado en sus membranas protectoras p o r el espermatozoide, sin
que se haya producido aún la unión de los pronúcleos (substancias d e u n o y
otro que contienen el material genético, proceso que dura algunas horas y que
termina con la fusión de los pronúcleos, lo que se d e n o m i n a singa-mía). El otro
criterio considera que hay fecundación sólo cuando se produce la fusión de los
pronúcleos (singamia), y no antes, de m o d o que en el tiempo que antecede a
la fusión podría disponerse del huevo o cigoto (óvulo penetrado por el espermio,
pero en el cual aún n o se han fusionado los pronúcleos).
1 7 7
Luis Rodríguez Ramos, Manual de Derecho Penal (con Miguel Á n g e l
Cobos y j a c o b o López Barja de Q . ) , p. 143.
E D I T O R I A L JURÍDICA DE C H I L E 100
PARTE ESPECIAL
7 8
Cfr. Arroyo Zapatero, Prohibición del aborto y Constitución, p. 2 0 2 .
101 r m i o u i A i JURÍDICA n r a n u
DERECHO PENAL
1 8 4
En esta línea d e p e n s a m i e n t o José Ibáñez García-Velasco, o p . cit.,
p. 188.
las p o r conce p ió
c n s e entiende el óvulo inseminado y anidado en la matriz
de una mujer.
1 8 6
Así lo define Etcheberry: "la muerte inferida al producto de la concep
ción que aún n o es persona" (D. R, t. III, p. 6 4 ) ; en el m i s m o sentido al parecer
Bustos, Grisolía, Politoff, o p . c i t , p. 1 9 2 .
1 8 7
Rodríguez Ramos, o p . cit., p. 1 4 0 ( c o n Cobos G ó m e z de Linares).
1 8 8
Rodríguez Ramos, o p . cit., p. 1 4 0 ( c o n Cobos G ó m e z de Linares).
105 i DI iO R Í AL JURÍDICA I H u m i
DERECHO PENAL
Creus, o p . cit., p. 6 0 .
Creus, o p . cit., p. 6 0 .
Cfr. Bustos, o p . cit., p. 6 0 .
1 9 2
Cfr. Rodríguez Ramos, o p . cit., p. 141 (con Miguel A. Cobos G ó m e z
de Linares).
1 9 3
Cfr. M u ñ o z C o n d e , o p . cit., p. 6 7 .
1 9 4
Cfr. Bajo Fernández, o p . cit., p. 125; Cobo-Carbonell, o p . cit., p. 5 7 2 ;
Etcheberry, D. R, t. III, p. 66.
1 9 5
Huerta Tocildo, citado por Bajo Fernández, o p . cit., p. 126.
1 9 6
Cfr. Cobo-Carbonell, o p . cit., p. 3 7 2 .
1 9 7
Entre ellos Creus, o p . cit., p. 6 2 .
1 9 8
Cfr. Creus, o p . cit., p. 6 2 .
a.a) Con violencia. Esta clase de aborto está reglada en los arts. 342
№ 1 y 343, ambos preceptos sancionan comportamientos dolosos,
pero en el primero se regla la hipótesis en que el autor persigue
precisamente provocar el aborto, mientras que en el segundo no
sucede otro tanto.
El art. 342 № 1 expresa: "El que maliciosamente, causare un
aborto será castigado:
I . Con la pena de presidio mayor en su grado mínimo, si
o
1 9 9
Comisión Redactora, Sesión № 160 de 25 de j u n i o de 1873.
2 0 0
Cfr. Labatut, D. R, t. II, p. 1 3 9 ; Bustos, Grisolía, Politoff, o p . cit.,
p. 2 0 3 .
2 0 1
Etcheberry, D. R, t. III, pp. 67-68.
2 0 2
Cfr. Etcheberry, D. R, t. III, p. 6 8 ; Bustos, Grisolía, Politoff, o p . cit.,
p. 2 0 5 .
2 0 S
Cfr. Bajo Fernández, o p . cit., p. 147.
110
PARTE ESPECIAL
juego: la vida o la salud de la mujer y la vida del que está por na
cer, c o m o también dos comportamientos humanos relevantes y
jurídicamente separables (la acción dirigida a matar o lesionar a
2 0 4
Autores c o m o Bustos, Grisolía, Politoff ( o p . cit., p. 2 0 6 ) estiman que
el homicidio absorbe el desvalor del aborto y habría un solo delito y n o un
concurso, porque la tutela de la vida de la mujer incluye la del germen d e vida
que lleva en su cuerpo.
2 0 5
Sobre este punto hacemos referencia a las explicaciones que se dan en
el t. II de esta obra, párrafos 109 y 110.
2,16
Comisión Redactora, sesión 6 6 de 15 de noviembre de 1871.
2 0 7
Labatut, D. R, t. II, p p . 1 4 0 - 1 4 1 .
2 0 8
Etcheberry, D. R, t. III, p. 7 6 ; Bustos, Grisolía, Politoff, o p . cit.,
p. 2 0 9 .
2 0 9
Para Bustos, Grisolía, Politoff, el concurso de aborto doloso y homicidio con
dolo eventual conforma un solo tipo penal - l o que descarta el concurso-, porque
el desvalor del homicidio consume el del aborto (op. cit., pp. 2 0 6 - 2 0 7 ) .
2 , 0
Cfr. Bustos, Grisolía, Politoff, o p . cit., p. 2 1 0 .
Este delito está reglado en el № 3 del art. 342, que dice: "El que
maliciosamente causare un aborto será castigado:
3 Con la de presidio menor en su grado medio, si la mujer
o
2 1 1
Etcheberry, D. R, t. III, p. 7 1 ; Bustos, Grisolía, Politoff, o p . cit.,
p. 2 1 0 .
113 m i i o R i u (URIOiCA D H H I U
DERECHO PENAL
Esta figura penal se describe en el art. 344: "La mujer que causare
su aborto o consintiere que otra persona se lo cause, será castigada
con presidio menor en su grado máximo.
Si lo hiciere por ocultar su deshonra, incurrirá en la pena de
presidio menor en su grado medio".
2 1 2
Supra párrafo A . a.a.l.
2 1 3
M u ñ o z C o n d e , o p . cit., p. 7 0 .
2 1 4
Bustos, Grisolía, Politoff, o p . cit., p. 2 1 9 .
2 , 5
Así Etcheberry, quien estima que la mujer puede obrar con dolo eventual
(D. R, t. III, pp. 7 1 - 7 2 ) ; Bustos, Grisolía, Politoff ( o p . cit., p. 2 2 0 ) en relación
al autoaborto, fundamentados en que en tal hipótesis n o se hizo exigencia de
obrar con malicia.
B.2. El autoaborto
2 1 6
Autores c o m o Bustos, Grisolía, Politoff, estiman que es suficiente el
dolo eventual (op. cit., p. 2 2 0 ) .
2 1 7
Bajo Fernández, o p . cit., pp. 147-148.
2 1 8
Cfr. Bustos, Grisolía, Politoff, o p . cit., p. 2 2 1 ; Etcheberry, D. R, t. III,
p. 7 2 .
reproche público.
2 1 9
Cuello Calón, o p . cit., t. II, p. 4 8 7 .
2 2 0
Cfr. Labatut, D. P., t. II, p. 140; Etcheberry, D. P., t. Ill, p. 7 3 ; Bustos,
Grisolia, Politoff, o p . cit., pp. 223-224.
2 2 1
Léase la amplia fundamentación histórica de Bustos, Grisolía, Politoff,
op. cit., pp. 2 2 3 y ss.
2 2 2
Cfr. Cuello Calón, D. R, t. II, p. 5 0 3 ; Etcheberry, D. R, t. III, p. 73.
2 2 3
Bustos, Grisolía, Politoff, o p . cit., p. 2 2 6 .
E D I T O R I A L JURÍDICA D E C H I L E 118
PARTE ESPECIAL
calidad de cómplice.
C I . El aborto terapéutico
2 2 4
Cfr. Etcheberry, D. R, t. III, p. 7 3 ; Bustos, Grisolía, Politoff, o p . cit.,
p. 2 2 2 .
119
D E R E C H O PENAL
9.8. ITERCRIMINIS
2 2 5
Se piensa q u e la actividad médica se justificaría al calificarla c o m o
legítima defensa de un tercero (art. 10 № 6 ) , que sería la embarazada en pe
ligro. Esta es una opinión discutible, porque la agresión supone el ataque de
una persona, y el nasciturus n o ataca y tampoco es persona. El médico, al velar
por la vida de la mujer conforme a la lex artis, cumple con su función, lo que
es atípico. D e n o compartirse esta opinión, esa actividad profesional se debe
encuadrar en la justificante del art. 10 № 10 (ejercicio legítimo de un oficio),
porque su finalidad n o es causar un aborto, sino salvar una vida.
2 2 6
Creus, o p . cit., p. 6 3 .
2 2 7
Comisión Redactora, Sesión № 7 9 , de 3 de mayo de 1 8 7 2 .
2 2 8
Cfr. P a c h e c o , o p . cit., t. III, p. 2 9 ; Q u i n t a n o Ripollés, o p . cit., t. II,
p. 2 0 0 .
2 2 9
Consúltese a Bustos, Grisolía, Politoff, op. cit., pp. 3 3 9 y ss.; Etcheberry,
D. R, t. III, p. 57, en especial nota 2 de p. 5 8 ; Yáñez, Sergio, " H o m i c i d i o en
Riña", Revista de Ciencias Penales, t. X X V , p. 2 0 9 .
2 3 0
Cfr. Bustos, Grisolía, Politoff, o p . cit., p. 3 4 0 ; Bajo Fernández, o p . cit.,
p. 7 4 .
2 3 1
Cfr. Labatut, D. R, t. II, p. 180; Bustos, Grisolía, Politoff, o p . cit., p. 3 4 0 ;
Bajo Fernández, o p . cit., p. 7 4 . Para Etcheberry es un homicidio simple o parri
cidio (D. R, t. III, p. 5 6 ) ; según Bustos - c o m e n t a n d o el texto del C ó d i g o Penal
e s p a ñ o l - es un delito contra la vida (Manual, parte especial, p. 5 2 ) .
2 3 2
En contra opina Labatut, para quien importa una presunción de autoría
(D. R, t. II, p. 1 8 1 ) ; Bustos estima que se está ante un delito de sospecha, porque
habría una presunción de autoría en el sujeto activo que e m p l e ó la violencia
(Manual, p. 5 2 ) ; otro tanto hace M u ñ o z C o n d e ( o p . cit., p. 5 7 ) .
2 3 3
Bustos, Grisolía, Politoff, o p . cit., pp. 3 4 0 - 3 4 1 .
2 3 4
Autores c o m o Bajo Fernández afirman que no es condición objetiva de
punibilidad, se trataría de una cuestión de falta de prueba. En efecto, siempre
las condiciones en referencia no dan motivo por sí mismas a que por ellas
responda el agente (op. cit., p. 7 5 ) , lo que aquí sí sucedería, atendido a que la
mayor pena impuesta al agente encontraría allí su razón de ser.
123 i n n o R í A t J U R Í D I C A nt < m u
DERECHO PENAL
2 3 5
Opina en sentido contrario Bajo Fernández, quien n o ve inconveniente
para que también queden comprendidas las muertes atribuibles a culpa (op. cit.,
p. 7 6 ) ; esta interpretación puede ser valedera para la disposición del primitivo
C ó d i g o español, que sancionaba la riña "si hubiese resultado m u e r t e " , noción
muy distinta a la del texto nacional que requiere la comisión de un homicidio.
2 3 b
En esa forma la califican Bustos, Grisolía, Politoff, o p . cit., p. 3 4 1 ; Mu
ñ o z C o n d e , o p . cit., p. 59.
2 3 7
Cfr. Bajo Fernández, o p . cit., p. 75.
F D I T O R I A I JURÍDICA n r c H i i r 124
PARTE ESPECIAL
2 3 8
Pacheco, o p . cit., t. III, p. 2 9 .
2 3 9
En fallo reciente la jurisprudencia ha precisado el concepto de riña o
pelea en el sentido indicado, en sentencia dictada por la Corte Suprema {Fallos
del Mes, año 1 9 9 5 , № 4 3 6 , p. 153, sent. 4 ) . a
2 4 0
Labatut, D. R, t. II, p. 181; Etcheberry, D. R, t. III, p. 5 7 .
2 4 1
Cuello Calón, o p . cit., t. II, p. 4 5 4 ; Labatut, D. R, t. II, p. 1 8 1 ; Etche
berry, D. R, t. III, p. 59.
2 4 2
Quintano Ripollés, o p . cit., t. II, p. 2 0 0 ; Bajo Fernández, op. cit., p. 77;
Bustos, Grisolía, Politoff, o p . cit., p. 3 4 5 .
2 4 3
Para Bustos, Grisolía, Politoff, "la riña es un delito de peligro concreto,
pero en el cual n o es la experiencia c o m ú n la que basta para fundar el n e x o
de probabilidad, sino que es la propia ley la que fija el grado de peligrosidad
al crear una condición objetiva de punibilidad" ( o p . c i t , p. 3 4 8 ) . Estos au
tores hacen un excelente esfuerzo sistemático para calificar el homicidio en
riña c o m o delito de peligro; pero precisamente al reconocer que sería una
condición de punibilidad el deceso de la víctima, la idea de peligro aparece
normativamente superada, porque para reprimir la riña en particular se está
exigiendo la lesión de un bien jurídico: la muerte de una persona, o sea, el
m e r o peligro es insuficiente, se requiere que el peligro se concrete. T o d o ello
sin perjuicio de que la noción de peligro pueda haber estado subyacente en
la mente del legislador cuando estableció la figura del art. 3 9 2 .
M u ñ o z C o n d e , o p . cit., p. 59.
Cfr. Bajo Fernández, o p . cit., p. 8 0 .
127 E D I T O R I A L JURÍDICA D I L H I l l
D E R E C H O PENAL
por cuanto aquí "no se mata a otro", es una figura especial don
de lo sancionado es la colaboración que se presta a la conducta
antijurídica de un tercero. La conducta de este tercero, del que
pretende privarse de la vida, es contraria al Derecho, pero que no
constituye delito, toda vez que el suicidio no lo es. En el pasado
era sancionado el suicidio con penas c o m o la confiscación de los
bienes y otras análogas. Pacheco, comentando el Código español
de 1848, consideraba que el legislador había obrado bien cuando
procedió a eliminar al suicidio c o m o delito. 248
2 4 6
Sobre esta materia y el homicidio consentido, consúltese el completo
trabajo de Enrique Díaz Aranda, Dogmática del suicidio y homicidio consentido,
Madrid, 1 9 9 5 ; y a Carmen Juanatey Dorado, Derecho, Suicidio y Eutanasia, Ma
drid, 1 9 9 4 .
2 4 7
Etcheberry, D. R, t. III, p. 5 9 ; Bustos, Grisolía, Politoff, o p . cit., p. 329;
Bustos, o p . cit., p. 4 4 .
2 4 8
Pacheco, o p . c i t , t. III, p. 3 1 .
2 4 9
Bustos, o p . cit., p. 4 5 .
2 5 0
Cfr. Etcheberry, t. III, p. 6 0 ; Bustos, Grisolía, Politoff, o p . cit., p. 3 2 9 ;
Bajo Fernández, o p . cit., p. 86.
2 5 1
Estos rubros han sido planteados y comentados por Carmen Juanatey
Dorado, Derecho, Suicidio y Eutanasia, Madrid, 1994, pp. 2 0 9 y ss.
2 5 2
Cfr. Echeberry, o p . cit., t. III, p. 6 0 .
2 5 3
Comisión Redactora, Acta № 79 de 3 de mayo de 1 9 7 2 .
2 5 4
Cfr. Bustos, Grisolía, Politoff, o p . cit., p. 3 3 0 ; Etcheberry, D. R, t. III,
p. 6 3 . En España este punto es controvertido, así M u ñ o z C o n d e , o p . c i t , p. 5 5 ;
Bajo Fernández, o p . cit., p. 9 1 ; Cobo-Carbonell, o p . cit., p. 5 5 8 ; Cobos G ó m e z
de Linares, o p . cit., pp. 119-120, aceptan la posibilidad de la omisión.
m n o R i A i I U R I D I C A m ci mi: 130
PARTE ESPECIAL
2 5 5
Consúltese a Bustos, Grisolía, Politoff, que hacen un cuidadoso análisis
de la hipótesis comentada y sus diversas alternativas (op. cit., pp. 3 3 0 y ss.).
Juanatey, o p . cit., p. 3 5 9 .
Cobo-Carbonell, o p . cit., p. 5 5 8 .
Cfr. Etcheberry, D. R, t. III, p. 6 2 .
Bajo Fernández, o p . cit., p. 9 5 .
2 6 0
Cfr. Etcheberry, D. P., t. III, p. 6 2 ; Bustos, Grisolía, Politoff, o p . cit.,
p. 3 3 5 .
2 6 1
Cfr. M u ñ o z C o n d e , o p . c i t , p. 6 2 ; C o b o - C a r b o n e l l , o p . c i t , p. 5 6 0 ;
Juanatey, o p . c i t , p. 2 1 1 .
133 m n o R i u JURÍDICA ni a m
D E R E C H O P E N A L
12. LA EUTANASIA
2 6 2
Cfr. Etcheberry, D. R, t. III, p. 6 3 ; Bustos, Grisolía, Politoff, o p . cit.,
p. 3 3 7 .
2 6 3
Comisión Redactora, Sesión № 7 9 , de 3 de mayo de 1 8 7 2 .
2 6 4
Así M u ñ o z - C o n d e , o p . cit., pp. 52-53; Bajo Fernández, o p . cit., p. 8 9 ;
Cobo-Carbonell, o p . cit., p. 5 6 0 .
134
PARTE ESPECIAL
2 6 5
Bajo Fernández, o p . cit., p. 9 5 .
2 6 6
Ranieri, o p . cit., t. V, p. 3 2 7 .
2 6 7
En Holanda la eutanasia continúa siendo delito, pero el año 1 9 9 3 se
legisló autorizando la denominada muerte por compasión, que se puede practicar
en pacientes terminales cuando éstos, con plena conciencia y personalmente - n o
sus parientes- la soliciten para evitar grandes sufrimientos. Esta legislación sería
el corolario de una práctica al parecer tolerada desde la década de 1970.
En Dinamarca, si bien n o habría reglamentación sobre la eutanasia, existe
el denominado testamento médico, por el cual quien lo otorga puede manifestar su
voluntad de impedir que frente a la posibilidad de un accidente o enfermedad
lo mantengan artificialmente con vida.
En Estados Unidos la situación es más compleja, suficiente es recordar
el procesamiento (año 1 9 9 3 ) del m é d i c o Jack Kevorkian, que colaboró en
la muerte de más de una decena de personas -pacientes terminales- que le
solicitaron someterse a un procedimiento de su invención que les provocó la
muerte sin sufrimiento, hasta que el Estado de Michigan estableció la expresa
prohibición de esa práctica.
a) Eutanasia pasiva
La pasiva tiene atinencia con los enfermos terminales, cuyo deceso
es inevitable, y donde los sistemas de prolongación artificial de
la vida son normalmente empleados, c o m o el pulmón mecánico,
el corazón artificial y en general los sistemas reanimadores. La
duda en la eutanasia pasiva se plantea respecto de la suspensión
de ese tipo de auxilio. No se considera en estas situaciones la del
enfermo cuya muerte encefálica ha sido dictaminada conforme
al art. 11 de la Ley № 19.451 (10 de abril de 1996) para efectos
de trasplantes, que están sujetos a una normativa especial. El
problema lo enfrentan aquellos sujetos que están vivos, aunque
en proceso irreversible de muerte (enfermos terminales).
Tratándose de enfermos terminales, las situaciones antes enun
ciadas se resuelven teniendo en cuenta primero que la protección
de la vida no depende de su calidad o intensidad y que, por otra
parte, no corresponde que los equipos técnicos sean empleados para
prolongar de modo desproporcionado e irracional un proceso de
término irreversible de la vida. Es inaceptable jurídicamente que
el momento de la muerte dependa de la mera posibilidad técnica
de prolongar con artificios un proceso de muerte (Zugaldía).
De consiguiente, respecto de enfermos terminales, corresponde
distinguir si están o no en situación de manifestar su voluntad:
b) Eutanasia activa
Son situaciones típicas desde el punto de vista penal, porque importan
la realización de actos positivos que van dirigidos a la provocación
de la muerte de una persona. En estos días se alzan voces para que
se permita esta clase de eutanasia. Se distingue entre eutanasia
271
2 6 9
Cfr. Bajo Fernández, o p . cit., p. 9 7 ; Cobo-Carbonell, o p . c i t , p. 5 6 5 .
2 7 0
Si bien el C ó d i g o de Etica Médica n o constituye una n o r m a legal, pre
cisa, sin embargo, el criterio de la profesión sobre ciertos aspectos y, por ello,
constituye una valiosa pauta. En el artículo 2 3 inciso 2° expresa: "El m é d i c o
procurará siempre aliviar el sufrimiento y el dolor del paciente, aunque con
ello haya riesgo de abreviar su vida" ( 2 0 0 4 ) .
271
De lege ferenda, Cobos G ó m e z d e Linares estima que debería la ley per
mitir la eutanasia para "enfermos que lo quieran y lo pidan por motivos que
no sólo para ellos, sino para la mayoría de la colectividad resulten plausibles"
(op. c i t . , p . 1 2 2 ) .
137
D E R E C H O P E N A L
13. EL D U E L O 273
2 7 2
C o b o C a r b o n e l l , o p . cit., p. 5 6 4 .
2 7 3
Esta figura penal ha sido especialmente estudiada por Mario Ramírez
Boisson, Estudio sobre el duelo, Santiago, 1 9 6 0 .
2 7 4
Etcheberry, D. R, t. III, p. 101.
t O I T O k l A L JURÍDICA D t C H I L h 138
PARTE ESPECIAL
2 7 5
Acta de la Comisión Redactora № 8 3 , de 13 de mayo de 1 8 7 2 , en la
que se dejó expresa constancia de las referidas fuentes.
2 7 6
Soler, D. P., t. III, p. 176.
2 7 7
En general dan conceptos semejantes Labatut (D. P., t. II, p. 1 9 3 ) , Ra
mírez Boisson, o p . cit., p. 9 0 ; Etcheberry, D. P., t. III, p. 102; Bustos, Grisolía,
Politoff, o p . cit., p. 3 5 8 . Ramírez Boisson (p. 8 9 ) y Etcheberry exigen, además,
que se e m p l e e n armas capaces de matar o lesionar.
Su noción se desprende del inciso final del art. 406, que luego de
precisar las penas que corresponde imponer si se causa la muerte
o lesiones en el duelo, expresa lo siguiente: "En los demás casos se
impondrá a los combatientes reclusión menor en su grado mínimo
o multa de once a veinte unidades tributarias mensuales".
Los elementos del tipo básico son los que se indican a con
tinuación:
a) Un combate entre dos contrincantes. La intervención de más perso
nas no es admisible, pues no sería duelo, sino que se trataría de una
riña. Es esencial, entonces, un enfrentamiento entre dos individuos,
279
2 7 8
Etcheberry, D. P., t. III, p. 102.
2 7 9
Soler, D. P., t. III, p. 179.
2 8 0
Cfr. Bustos, Grisolla, Politoff, o p . cit., p. 3 5 9 .
2 8 1
Soler, D.P., t. III, p. 179.
2 8 2
Ramírez Boisson, o p . cit., p. 89.
140
PARTE ESPECIAL
2 8 5
Cfr. Ramírez Boisson, o p . cit., p. 8 8 ; Etcheberry, D. P., t. III, p. 103;
Bustos; Grisolia, Politoff, o p . cit., p. 3 6 1 .
a) Intervención de padrinos
El art. 4 0 8 expresa: "Los padrinos de un duelo que se lleve a efecto
incurrirán en la pena de reclusión menor en su grado mínimo;
pero si ellos lo hubieren concertado a muerte o con ventaja conocida
de alguno de los combatientes, la pena será reclusión menor en
su grado máximo".
Los padrinos son terceros cuya función preferente es tratar
de disuadir a los duelistas o, si no lo logran, establecer condicio
nes de equiparidad en la lid, y con su presencia garantizar que
ellas se respeten. Si bien la ley penal parte del entendido de que
los padrinos son necesarios en el duelo, castiga su intervención
en este delito. Esta intervención, de no estar descrita c o m o tipo
especial, debería castigarse por lo menos c o m o complicidad.
Ha de repararse que la intervención de los padrinos se castiga
únicamente si el duelo se lleva a cabo (condición objetiva de
punibilidad), de m o d o que por lo menos tiene que haber un
comienzo de ejecución del combate.
b) Provocación a duelo
Se recordará que conforme al art. 8 la proposición a cometer un o
2 8 6
Bustos, Grisolía, Politoff, o p . cit., p. 3 6 3 .
2 8 7
Piensa distinto Etcheberry, para quien en la situación descrita corres
pondería aplicar el art. 4 0 4 (D. R, t. III, p. 1 0 6 ) .
2 8 8
Etcheberry, D. R, t. III, p. 106.
L O I T O R I A L JURÍDICA D F C H I L t 146
PARTE ESPECIAL
2 8 9
Ranieri, o p . cit., t. V, p. 3 5 2 .
2 9 0
Labatut, D. R, t. II, p. 185; Etcheberry, D. R, t. II, p. 79. Bustos, Grisolía,
Politoff, aluden particularmente a la salud individual ( o p . cit., p. 2 4 3 ) .
2 9 1
Cfr. M u ñ o z C o n d e , o p . cit., p. 78.
2 9 2
En Códigos modernos, c o m o el de España de 1 9 9 5 , el art. 157 castiga al
que por cualquier m e d i o causare en un feto una lesión o enfermedad que per
j u d i q u e gravemente su desarrollo o le provoque una tara psíquica o física.
2 9 3
Bustos, Grisolía, Politoff, o p . cit., pp. 2 6 6 - 2 6 7 ; Bustos, Manual, parte
especial, p. 70.
2 9 4
Rodríguez Mourullo, citado por Bajo Fernández, o p . cit., p. 172.
149 miioRiAi J U R Í D I C A ni c m i i
D E R E C H O P E N A L
15.4. MUTILACIONES
2 y 5
Cobos G ó m e z de Linares, o p . cit., p. 3 6 7 .
8 9 6
Bustos, Manual, p. 7 3 .
2 9 7
Cfr. Labatut, D. R, t. II, p. 1 8 9 .
F D I I O R I A l J U R Í D I C A DE C H I L E 150
PARTE ESPECIAL
2 9 8
Cfr. Bustos, Grisolía, Politoff, o p . cit., p. 2 4 9 .
2 9 9
Cfr. Etcheberry, D. R, t. III, p. 8 8 ; Bustos, Grisolía, Politoff, o p . cit.,
p. 2 7 2 ; Bajo Fernández, o p . cit., p. 174.
3 0 0
La voz malicia empleada por los arts. 395 y 3 9 6 reemplazó a las expresio
nes de propósito que usaba el Código Penal español de 1848, en la misma forma
que se hizo en el delito de aborto en el art. 3 4 2 . El referido reemplazo podría
suscitar duda sobre si la modificación se refiere a la antijuridicidad (para excluir
del ámbito de los actos injustos las castraciones realizadas por los médicos con
fines terapéuticos), c o m o se sostiene respecto del delito aborto, o con el dolo
para circunscribirlo al directo. Mayoritariamente se ha concluido que limita el
tipo subjetivo al d o l o directo (cfr. Labatut, D. R, t. II, p. 189; Etcheberry, D.R,
t. III, p p . 85-86; Bustos, Grisolía, Politoff, o p . cit., pp. 2 7 3 - 2 7 4 ) .
151
D E R E C H O PENAL
A. Castración
3 0 3
Etcheberry, D. R, t. III, p. 8 7 .
3 0 4
Legislaciones c o m o la de Italia (Ranieri, o p . cit., t. V, p. 369) y la de
Argentina (Soler, t. III, p. 155) dan importancia en las lesiones a la función
sexual misma, a la capacidad de reproducir, aunque n o haya extirpación de
los órganos generativos.
3 0 5
Cfr. Bustos, Grisolía, Politoff, o p . cit., p. 2 7 5 .
3 0 6
Cuello Calón, o p . cit., t. II, p. 5 1 5 .
3 0 7
Etcheberry, o p . cit., t. III, p. 8 8 ; Bustos, Grisolía, Politoff, o p . cit.,
p. 2 8 1 .
3 0 8
Etcheberry, o p . cit., t. III, p. 88.
3 0 9
Así Labatut, D. R, t. II, pp. 187-188
3 1 0
Bustos, Manual, p. 73.
3 1 1
Infra párrafo 15.5.E.
m n o R i A i JURÍDICA ni C H I N 154
PARTE ESPECIAL
2
Etcheberry, D. R, t. III, p. 89.
3
Cfr. Bustos, Grisolía, Politoff, o p . cit., p. 2 8 2 .
155
D E R E C H O PENAL
A. Conceptos generales
en el cuerpo de la víctima.
3 1 4
Cfr. Etcheberry, D. R, t. III, p. 8 1 ; Bustos, Manual, p. 74.
3 1 5
Bustos, Grisolía, Politoff, o p . cit., pp. 2 8 3 y ss.
3 1 6
Cfr. Bustos, Manual, p. 74.
3 1 7
M u ñ o z C o n d e , o p . cit., p. 8 5 ; Bustos, Grisolía, Politoff, o p . cit., pp. 2 8 9
y 314.
3 1 8
Cfr. Bajo Fernández, o p . cit., pp. 177-178.
3 1 9
Cfr. Bustos, Grisolía, Politoff, o p . cit., p. 2 8 8 .
D. Lesiones gravísimas
Están descritas en el № 1 del art. 397, que expresa: "El que hiriere,
golpeare o maltratare de obra a otro, será castigado c o m o responsable
de lesiones graves:
3211
Bajo Fernández, o p . cit., p. 178.
3 2 1
Soler, o p . cit., t. III, p. 1 3 5 .
3 2 2
Etcheberry, D. P., t. Ill, p. 8 4 .
a) Demente
Es sabido que en psiquiatría no se usa la expresión demente, pero
para los efectos jurídico-penales hay consenso en que la palabra
involucra cualquier enfermedad mental de trascendencia, corres
ponde al concepto de enajenado mental, comprensivo tanto de la
deficiencia c o m o del trastorno mental; afecta al intelecto, volición
o efectividad del sujeto. La interrupción o detención del desa
rrollo mental de una persona (así de un niño) también queda
comprendida. 323
!3
Cfr. Etcheberry, D. R, t. III, p. 9 3 .
art. 343 del Código Penal de España de 1848, que, a su vez, ha
bía abandonado la redacción del Código del año 1822, en cuyo
art. 642 se expresaba que la lesión debía provocar "una incapacidad
perpetua para trabajar c o m o antes", valga el repetido ejemplo
321
c) Impotente
Cuando las lesiones inferidas a la víctima la dejan impotente,
se presenta este tipo de lesión gravísima. Es suficiente que el
ofendido haya sufrido una afección que lo deje impotente para
3 2 4
Cfr. Labatut, D. R, t. II, p. 189; Etcheberry, D. R, t. III, p. 9 4 ; Bustos,
Grisolía, Politoff, o p . cit., pp. 2 9 8 - 2 9 9 .
32r>
Soler, o p . cit., t. III, p. 149.
3 2 6
Comisión Redactora, sesión № 8 1 , de 8 de mayo de 1 8 7 2 .
3 2 7
Pacheco, o p . cit., t. III, pp. 54-55.
no, sin perjuicio de que sea una función de él. Como al cesar esa
función se queda impedido del servicio que le presta ese órgano,
hay que concluir que la impedición de la función queda com-
M s
Cfr. Labatut, D. R, t. II, p. 189; Etcheberry, D. R, t. III, p. 9 4 ; Bustos,
Grisolía, Politoff, o p . cit., p. 3 0 1 .
329 véase párrafo 15.4.A.
330 Qf r g j
a D Fernández, o p . cit., p. 180.
e) Notablemente deforme
El art. 397 № 1 hace referencia a la lesión que provoca una
deformidad notable en la víctima; debe cumplir al efecto con
dos condiciones: causar deformidad y que ésta sea notable, todo
ello sin perjuicio que ha de tener también permanencia, en la
forma que se ha dejado establecido en las hipótesis ya comen
tadas, lo que no exige - c o m o también se ha a n o t a d o - que sea
irreversible.
Por deformidad debe entenderse cualquiera alteración de na
turaleza estética que afecta al sujeto pasivo, se vincula con una
alteración ostensible de las condiciones físicas externas del indivi
duo. De consiguiente, quedan marginadas las afecciones que no
permiten un buen funcionamiento del cuerpo o de un órgano,
c o m o la inmovilidad de un brazo o de una pierna. Se refiere a
desfiguraciones de orden físico y no psíquico, aunque tampoco
debe equipararse a fealdad, ello sucederá generalmente, pero
deformidad no es lo mismo que fealdad. Un rostro se deforma 334
t o i T o i i i A i . JURÍDICA m a n u 164
PARTE ESPECIAL
3 3 5
Legislaciones c o m o la argentina limitan esta calificación sólo a la de
formación del rostro (Soler, o p . cit., t. III, p. 1 5 1 ) .
3 3 6
M u ñ o z C o n d e , o p . cit., p. 86.
3 3 7
Bustos, Grisolía, Politoff, o p . cit., p. 3 0 3 .
3 3 8
Bustos, Grisolía, Politoff, o p . cit., p. 3 0 3 .
3 3 9
Bustos, Manual, p. 76.
165 m i m m i JURÍDICA n i c m u
D E R E C H O PENAL
3 4 0
Cuello Calón, o p . cit., t. II, p. 5 3 0 , nota 7; Etcheberry, D. R, t. III,
p. 9 6 .
3 4 1
Cfr. Bajo Fernández, o p . cit., p. 1 8 1 ; Etcheberry, D. R, t. III, p. 9 6 ;
Bustos, Grisolía, Politoff, o p . cit., p. 2 9 5 .
3 4 2
Bajo Fernández, o p . cit., p. 181.
3 4 3
Cfr. Etcheberry, D. R, t. III, p. 96.
3 4 4
O p i n a n en contra de lo sostenido Bustos, Grisolía, Politoff, o p . cit.,
p. 3 0 7 .
3 4 5
Cfr. Bustos, Grisolía, Politoff, o p . cit., p. 3 1 4 . En contra, Etcheberry,
D. R, t. III, p. 9 0 , para quien las lesiones deben quedar comprendidas en la
hipótesis de "herir", "golpear" o "maltratar".
3 4 6
En el artículo 14 de la Ley de Violencia Intrafamiliar, № 2 0 . 0 6 6 (7-
10- 2 0 0 5 ) , crea el delito de maltrato habitual, que define c o m o el ejercicio de
violencia física o psíquica respecto de alguna de las personas referidas en el
artículo 5 o
de la citada ley (cónyuge o conviviente del ofensor pariente por
consanguinidad o afinidad en toda la línea recta o en la colateral hasta el ter
cer grado del ofensor o de su cónyuge o conviviente) y sanciona con la pena
de presidio m e n o r en su grado m í n i m o , a m e n o s que constituya un delito de
mayor gravedad, alternativa en que se aplicará la pena de este último delito. La
habitualidad se apreciará según el n ú m e r o de actos realizados, la proximidad
temporal de ellos, siendo indiferente que dicha violencia se haya e m p l e a d o
en contra de la misma o diferente víctima; excluidos los actos anteriores que
hayan sido objeto de sentencia condenatoria o absolutoria. Estos hechos solo
pueden ser investigados por el fiscal sólo si el Juzgado de Familia le ha remitido
los antecedentes respectivos.
170
PARTE ESPECIAL
171 riHioRiAi J U R Í D I C A I H C I I I U
D E R E C H O PENAL
172
PARTE ESPECIAL
3 4 8
Supra párrafos 5.3.J y H ; 9.7.a.a.2.
3 4 9
Véase el párrafo № 5 . 3 . H .
173
D E R E C H O PENAL
m n o R i A i JURÍDICA D t c i n i t 174
PARTE ESPECIAL
175 m n o K i M JURÍDICA I H C H U T
D E R E C H O PENAL
3 5 0
Opinan en sentido distinto Bustos, Grisolía, Politoff, que piensan que una
interpretación analógica bonam partemYlevaría a limitar el art. 4 0 0 en cuanto sólo
se aumenta en un grado la pena correspondiente según la naturaleza y accidentes
del delito, c o m o lo señala el art. 13; de n o ser así, podría tal relación considerarse
c o m o atenuante, conforme a esta última disposición (op. cit., p. 3 1 9 ) .
3 5 1
Supra párrafo 6.4. c ) .
i p i i o R i M J U R Í D I C A ni u i i i i 176
PARTE ESPECIAL
Varios son los problemas que plantean estos delitos que aquí nos
limitaremos a comentar en sus líneas fundamentales.
Primeramente se estudiarán la autolesióny el consentimiento de
la persona lesionada. En seguida se hará referencia a la actividad
médica y a la actividad deportiva.
A. Consentimiento. Autolesión
177 i D i m u i A i J U R Í D I C A ni < M U Í
D E R E C H O PENAL
B. La actividad médica
3 5 3
Cfr. Bustos, Grisolía, Politoff, o p . cit., p. 2 5 7 .
3 5 4
Carlos María R o m e o Casabona. El médico ante el Derecho, Madrid, 1 9 8 5 ,
P- 3.
3 5 5
R o m e o Casabona, EIDerechoy la bioética ante los límites de la vida humana,
Madrid, 1994, p. 3.
3 5 8
En el C ó d i g o Penal d e España de 1 9 9 5 se sanciona c o m o delito la
"creación de seres humanos idénticos por clonación u otros procedimientos...",
en el № 2 del art. 161.
181 I D I I O R I M (URIDICA DI ( i n n
D E R E C H O PENAL
3 5 8
Cfr. M u ñ o z C o n d e , o p . cit., p. 80; R o m e o Casabona, El médico ante el
Derecho, p. 5 4 .
3 5 9
Cfr. Bustos, Grisolía, Politoff, o p . cit., p. 2 5 7 .
3 6 0
En ese sentido, Bajo Fernández, o p . cit., pp. 163-164.
3 6 1
Cfr. Etcheberry, D. R, t. III, p. 2 7 .
hecho referencia son típicas, pero que obra en favor de ellas una
causal de justificación, consagrada en el № 10 del art. 10, o sea, el
ejercicio legítimo de un derecho. Bustos, Grisolía, Politoff pien 365
l i m o n i v i JURÍDICA ni c m u 184
PARTE ESPECIAL
Los principios que rigen este precepto son análogos a los comen
tados al estudiar el homicidio en riña, de m o d o que todo lo allí
367
Supra № 10.
a) Aspectos generales
Es una figura penal de reciente creación, incorporada en forma
un tanto extraña en el párrafo de los delitos de lesiones, por la
Ley № 19.047, publicada el 14 de febrero de 1991, que agregó
el art. 403 bis al Código Penal, cuyo tenor es el siguiente: "El que
enviare cartas o encomiendas explosivas de cualquier tipo que afecten
o puedan afectar la vida o integridad corporal de las personas, será
penado con presidio mayor en su grado mínimo".
El bien jurídico amparado por este delito puede ser dudoso,
pues el legislador lo ubicó entre los delitos de lesiones, o sea,
aquellos que protegen la salud y la integridad corporal, lo que
llevaría a pensar que ése es el bien jurídico protegido. Pero también
alude a la posibilidad de que con el envío se atente en contra de
la vida de las personas, circunstancia que - c o n el criterio que al
parecer se tuvo cuando se legisló- podría haberlo ubicado entre
los delitos de homicidio.
Parece ser que, a pesar de la ubicación de esta figura, el bien
jurídico es la seguridad de las personas, respecto de su vida o de su
integridadfísica, está excluida la salud mental, por lo tanto (como
podría suceder con una encomienda o una carta cuya explosión
se dirija a causar pánico, pero que no ponga en peligro la vida
o el cuerpo).
Se trata de un delito de peligro concreto, porque es suficiente la
remisión de la carta o encomienda para que el tipo se dé, siempre
que realmente tenga potencialidad (o idoneidad) para poner
en peligro la vida o salud de una o más personas determinadas
o indeterminadas.
m i i i m i A i JURID1CA n i c m i i 186
PARTE ESPECIAL
c) Tipo subjetivo
Se satisface con el conocimiento de quién remite la carta o en
comienda, que ésta es explosiva y que puede poner en peligro
la vida o integridad física de cualquiera persona, mas la decisión
de enviarla no requiere que persiga o quiera matar o lesionar,
de m o d o que procede el dolo eventual, además del directo. La
culpa queda excluida, si por falta del cuidado esperado se remite
e) Concursos
La sanción que tiene este delito -presidio mayor en su grado mí
n i m o - es equivalente a la pena del delito de lesiones gravísimas,
superior a las que corresponden a las mutilaciones y equivalente
a la del homicidio y de la castración en su grado inferior. El resul
tado muerte, lesión o mutilación quedaría abarcado por el tipo,
en tanto señala c o m o posibilidad "que afecten o puedan afectar
a la vida o integridad corporal". De manera que si se concreta
alguno de los resultados recién aludidos (muerte o lesiones), se
presentaría una situación de concurso aparente de leyes entre las
referidas figuras y la del art. 403 bis. Conforme al principio de
consunción, se resolvería en la aplicación preferente del art. 403 bis,
porque el desvalor de esta acción consumiría el resultado lesiones,
mutilaciones (salvo la castración), lesiones leves, de mediana gra
vedad y simplemente graves; pero no se daría la misma situación
tratándose de muerte o castración, porque el delito de resultado
consume el desvalor del de mero peligro, prefieren, en conse
cuencia, los tipos de parricidio, homicidio y castración.
3 6 8
Pacheco, o p . c i t , t. III, p. 167; en las Actas n o aparece comentario
sobre el punto.
3 6 9
Actas de las sesiones № s
8 4 y 8 5 , de 15 y 17 de mayo de 1872, respec
tivamente.
3 7 0
Hay sectores de la doctrina que critican en España la ubicación de estos
delitos en el C ó d i g o Penal, que los trata antes que aquellos que protegen la
libertad, lo que tendría explicación en que los atentados contra el h o n o r tie
nen c o m o objeto de protección un bien muy próximo a la dignidad y respeto
h u m a n o (así Bajo Fernández, o p . cit., p. 2 7 6 ) .
3 7 1
Bacigalupo, Estudios de la parte especial del Derecho Penal, p. 128.
Concepto de honor
Hay diversas concepciones sobre el honor. Existe -entre otras- una
372
3 7 5
Cfr. Vives A n t ó n , o p . cit., p. 6 7 9 ; Bajo Fernández, o p . cit., pp. 2 8 4 -
285.
3 7 6
M u ñ o z C o n d e , D. R, parte especial, p. 96.
3 7 7
Vives A n t ó n , o p . cit., p. 6 7 7 .
3 7 8
Vives A n t ó n , o p . c i t , p. 6 7 8 .
37!l
Bajo Fernández, o p . cit., p. 2 8 4 .
m i i o R i . M J U R Í D I C A ni c H U Í . 192
PARTE ESPECIAL
los menoscabos que cada individuo puede sufrir han de ser evalua
dos considerando las circunstancias concretas y sus condiciones
particulares, pues las modalidades de trato - p o r ejemplo- son
diversas según se refieran a un adulto o a un niño. El honor 385
3 8 0
Cfr. Vives A n t ó n , o p . cit., p. 6 7 9 .
3 8 1
Esta visión del h o n o r fue esbozada, aunque de manera incipiente, p o r
el autor en su obra Los delitos contra el honor, Santiago, 1 9 6 3 , p. 10.
3 8 2
Citado por Vives A n t ó n , o p . cit., p. 6 7 8 .
3 8 3
Cobos G ó m e z de Linares, o p . cit., p. 2 5 6 .
3 8 4
Es interesante sobre este punto hacer notar el comentario que hizo uno
de lo miembros de la Comisión Redactora de la Constitución, Jaime Guzmán,
cuando se discutía la redacción del art. 19 de la C.P.R.: "toda persona tiene
derecho a un grado de honra. ¿A qué grado? A q u e l que emana de la dignidad
de la persona humana. Eso n o lo pierde nunca" (Evans de la Cuadra, Enrique,
Los Derechos Constitucionales, Santiago, 1986, p. 1 8 2 ) .
3sr>
Cfr. Vives A n t ó n , o p . cit., p. 6 7 9 ; Bajo Fernández, o p . cit., p. 2 8 5 .
m 6
Laje Araya, o p . cit., t. II, p. 2 9 3 .
3 8 7
Etcheberry, D. P., t. III, p. 109.
C. Honor e intimidad
3 8 8
Cfr. C o b o s d e Linares, o p . c i t , p. 2 5 6 ; Bajo Fernández, o p . cit.,
p. 2 8 3 .
3 8 9
Bacigalupo, o p . cit., pp. 1 5 0 - 1 5 1 .
390 j ? v a n s (j e j a Cuadra, o p . cit., 1 . 1 , p. 1 7 2 .
3 9 1
Abelardo Rivera Llano, " L a protección d e la intimidad y el h o n o r y
la informática", en Estudios Penales, H o m e n a j e al profesor Luis Carlos Pérez,
edición dirigida por Jorge E. Valencia, p. 172, Bogotá, 1884.
3 9 2
Cfr. Bacigalupo, o p . cit., pp. 150-151; Vives Antón, o p . cit., pp. 6 8 0 - 6 8 1 ;
Cobos de Linares, o p . cit., p. 2 5 7 ; Bajo Fernández, o p . cit., p. 2 8 3 .
3 9 3
Cfr. Bacigalupo, o p . cit., p. 150.
3 9 4
Sentencia pronunciada p o r el Tribunal Constitucional de España, el
año 1986, citada por Vives Antón ( o p . cit., p. 6 8 1 ) .
KMTOR1AL J U R Í D I C A ni C l l l l t 198
PARTE ESPECIAL
16.5. LA INJURIA
3 9 7
Vives A n t ó n , o p . cit., p. 6 9 3 .
3 9 8
Labatut, D. R, t. II, p. 199; Etcheberry, D. R, t. III, p. 113; Bustos, Ma
nual, p. 167.
3 9 9
M u ñ o z C o n d e , o p . cit., p. 98.
« o vives A n t ó n , o p . cit., p. 6 9 5 .
i D I r o u i \i J U R Í D I C A D I C I I I I I 200
PARTE ESPECIAL
B. Tipo subjetivo
201 i ni I O H I \ ; JURÍDICA DI m i i i
D E R E C H O PENAL
"en" que emplea el art. 416, piensan que el tipo penal requiere de
una intencionalidad dirigida específicamente a deshonrar, menos
preciar o desacreditar, para que haya injuria. Bustos sostiene que
tal exigencia permite el ejercicio de la libertad de información y
de crítica, que sería ajena a la posibilidad de probar la verdad; de
consiguiente, la diferencia entre el delito y la información radi
caría en que en el primer caso se ha pretendido dañar la honra
del ofendido, en tanto que en el segundo sólo se ha querido dar
una opinión o informar.
Como se sostuvo en otra oportunidad, no parece necesario 407
4 0 1
Bajo Fernández, o p . cit., p. 2 9 0 .
4 0 2
Pacheco, o p . cit., t. III, p. 4 7 9 .
403
D. R, t. II, p. 200.
404
Manual, p. 168.
4 0 5
O p . cit., p. 6 9 1 .
406
Manual, parte especial, 1.1, p. 2 6 4 .
41)7
Garrido, Los delitos contra el honor, pp. 9 5 y 2 2 8 .
4 0 8
Autores c o m o Etcheberry consideran que el d o l o eventual es posible
en esta clase de delitos (D. R, t. III, p. 1 2 2 ) .
4 0 9
Esta es la doctrina que frecuentemente ha sido sostenida por la Corte
Suprema (véanse Fallos del Mes, № 4 0 5 , año 1 9 9 2 , S. № 4, p. 5 3 6 y № 6, p. 5 4 0 ;
№ 4 5 0 , año 1 9 9 6 , S. 8, p. 1 0 3 9 ) .
D. Injurias graves
4 1 1
Cfr. Garrido, Delitos contra el honor, p. 2 3 4 ; Etcheberry, D. R, t. III,
pp. 124-125.
16.7. LA CALUMNIA
ser discutible.
El art. 412 define lo que se entiende por calumnia: "Es calum
nia la imputación de un delito determinado pero falso y que pueda
actualmente perseguirse de oficio".
4 1 2
Cfr. Bajo Fernández, o p . cit., p. 3 0 6 .
4 1 3
Cfr. Vives Antón, op. cit.,p. 6 9 1 ; Bustos, Manual, p. 1 7 1 ; M u ñ o z C o n d e ,
o p . cit., p. 1 0 3 ; Creus, o p . cit., p. 1 3 6 ; Etcheberry, D. R, t. III, p. 110.
ii.iioRiAi. J U R Í D I C A m m m 208
PARTE ESPECIAL
B. Tipo objetivo
del C.P.P.).
La calumnia no puede referirse a cualquier hecho delictivo, el
delito que se imputa tiene que cumplir con estas características:
a) ser determinado, b) falso y c) actualmente pesquisable de oficio.
4 1 4
Entre ellos, Bustos, Manual, p. 171.
4 1 5
Cuello Calón, o p . c i t , t. II, p. 6 4 0 .
4 , , i
Cfr. Etcheberry, D. R, t. III, p. 128.
4 1 7
M u ñ o z C o n d e , o p . cit., p. 103.
209
D E R E C H O PENAL
4 1 8
Vives A n t ó n , o p . cit., p. 6 9 1 .
C. El tipo subjetivo
4 2 0
Etcheberry, D. R, t. III, p. 130.
4 2 1
Cfr. Vives A n t ó n , o p . cit., p. 6 9 1 .
4 2 2
Bajo Fernández-Díaz Maroto, o p . cit., p. 2 8 6 .
4 2 3
Sostienen lo contrario Vives A n t ó n , op. cit., p. 6 9 1 ; Bustos, Manual,
p. 173.
213 inmiRiAi J U R Í D I C A ni c u m
D E R E C H O PENAL
m n o R i A i JURÍDICA D C C H I I F 214
PARTE ESPECIAL
&
Cfr. Bajo Fernández-Díaz Maroto, o p . cit., pp. 2 9 9 - 3 0 0 .
4
* Vives A n t ó n , o p . cit., pp. 6 8 8 - 6 8 9 .
4 2 7
Así lo sostiene Edgar Saavedra Rojas, "El derecho a la intimidad y la
inconstitucionalidad de la exceptio veritatis en los delitos de calumnia e injuria",
en Estudios Penates, H o m e n a j e al profesor Luis Carlos Pérez. Edición dirigida
por Jorge Enrique Valencia, pp. 2 4 8 y 2 5 1 , Bogotá, 1 9 8 4 .
16.10. ITERCRIMINIS
El párrafo 8 del Título VIII del Libro Segundo del Código Penal
se ocupa de establecer un conjunto de normas comunes a los
delitos de injuria y calumnia (arts. 421 a 431). A continuación se
transcribirán los preceptos respectivos, explicando sólo aquellos
que lo requieran.
4 2 8
Cfr. Cuello Calón, o p . cit., t. II, p. 6 5 8 ; M u ñ o z C o n d e , o p . cit., p p . 1 0 0
y 104; Vives A n t ó n , o p . cit., p. 6 9 8 ; Bustos, Manual, p p . 1 7 0 - 1 7 1 ; Bajo Fernán
dez-Díaz Maroto, o p . cit., p. 3 0 6 .
4 2 9
Cfr. Labatut, D. R, t. II, p. 2 0 4 ; Etcheberry, D. R, t. III, p. 134; Garrido,
op. cit., p. 2 7 4 .
B. Ofensas recíprocas
por una de las partes, tuviere señalado mayor castigo que la más grave
de las imputadas por la otra, al imponer la pena correspondiente
a aquélla se rebajará la asignada para ésta".
Es una situación en que se reconoce el animus retorquendi,
que la Comisión Redactora estimó -antes de redactar el precep
t o - que se presentaba cuando "sean hechas en un mismo acto
y merezcan igual pena"; sin embargo, una vez que se aprobó
430
el tenor del art. 417, se limitó a exigir que fueran ofensas re
cíprocas, pero nada se expresó sobre su simultaneidad y, a su
vez, se aceptó la hipótesis de que fueran de diversas gravedad
y pena. 431
4 3 0
Sesión № 8 8 de 2 4 de mayo de 1872.
4 3 1
Sesión № 8 9 de 2 7 de mayo de 1872.
4 3 2
Etcheberry estima que debilita la protección del h o n o r (D. R, t. III,
p. 1 3 6 ) .
4 3 3
Etcheberry, D. R, t. III, p. 136.
4 3 4
Se sostuvo en la obra Los delitos contra el honor, que n o era posible tal
compensación, porque en el art. 4 3 0 se dice calumnias o injurias recíprocas, y n o
emplea la conjunción " e " , lo que habría permitido entender que podían ser
indistintamente unas u otras (p. 2 8 1 ) ; en forma análoga piensa Labatut (D. R,
t. II, p. 1 9 3 ) . Etcheberry opina en contra (D. R, t. III, p. 1 3 6 ) .
226
PARTE ESPECIAL
4 3 5
Esta afirmación podría ser discutible, ya que hay posibilidad de que los
preceptos respectivos se entendieran en el sentido de que es dable ofender la
memoria de una persona fallecida (véase Garrido, Los Delitos contra el Honor,
pp. 6 5 y ss.).
43tl
En sentido contrario piensa Etcheberry, para quien el delito se consu
ma cuando se tiene conocimiento de la ofensa por el agraviado o cuando se
publicita (Z). R, t. III, p. 1 3 9 ) .
4 3 7
Etcheberry, en atención a que estima que estos delitos se perfeccionan
con el conocimiento y publicidad de las ofensas, sostiene que el plazo debe
contarse desde esta última oportunidad (D. R, t. III, p. 1 4 0 ) .
4 , 9
Supra № 9 .
18.1. ANTECEDENTESGENERAI.ES
4 4 0
P o l a i n o , o p . cit., p. 4 1 .
m i m m i I U K I I Ì I C A ni ( m u 232
PARTE ESPECIAL
4 4 1
M u ñ o z C o n d e , o p . cit., p. 146. Bustos va más lejos, analizando la nor
m a del C ó d i g o español concluye que se trata de un delito de lesión {Manual,
p. 9 0 ) .
4 4 2
Así lo considera Etcheberry, D. R, t. IV, p. 11.
4 4 3
Bustos, Grisolía, Politoff, o p . cit., p. 3 6 8 .
4 4 4
Bajo Fernández-Díaz Maroto, o p . cit., p. 7 1 .
15
Cfr. Bustos, Manual, p. 9 0 .
16
M u ñ o z C o n d e , o p . cit., p. 149.
17
Cfr. en general, Del Río, o p . cit., p. 4 8 1 ; Labatut, D. R, t. II, p. 141.
4 4 8
Cfr. Etcheberry, D. P., t. IV, p. 13; Bustos, Grisolla, Politoff, o p . cit.,
p. 3 7 4 .
4 4 9
Etcheberry, D. P., t. IV, p. 12.
4 5 0
Soler, o p . cit., t. III, p. 2 0 7 .
235 M i i i o R i A i JURÍDICA D E c u m
D E R E C H O PENAL
no ser solitario.
El sujeto pasivo para ser tal n o sólo ha de estar vinculado por
matrimonio o parentalmente con el agente, debe ser una perso
na enferma o imposibilitada. Cualquiera enfermedad que sufra un
sujeto no permite calificarlo c o m o desvalido; por lo tanto, sólo
lo será cuando esa enfermedad lo deje en la imposibilidad de
proveer a su propio cuidado, sea física o mentalmente. Se puede
estar imposibilitado sin estar enfermo, c o m o sucede con algunos
4 5 1
Cfr. Bustos, Grisolía, Politoff, o p . cit., pp. 3 7 1 - 3 7 2 .
4 5 2
Cfr. Etcheberry, D. R, t. IV, p. 1 5 .
4 5 3
Labatut, D. R, t. II, p. 1 4 3 .
1 8 . 4 . OMISIÓN DE SOCORRO
A. Aspectos generales
4 5 4
Califica c o m o delito de lesión al tipo penal descrito en el art. 352 Alfredo
Etcheberry, para quien la muerte o la enfermedad de la víctima sería su resultado
(D. R, t. IV, p. 1 5 ) , lo que de aceptarse significaría la posibilidad de tentativa y
frustración, etapas de ejecución que n o p u e d e n darse en el abandono.
4 5 5
Cfr. C o b o del Rosal-Carbonell Mateu, o p . cit., p. 7 6 3 ; Bustos, Grisolía,
Politoff, o p . cit., p. 3 9 1 ; Etcheberry, D. R, t. IV, p. 17.
456
D. P., t. IV, p. 16.
4 5 7
Cfr. Bajo Fernández-Díaz Maroto, o p . cit., pp. 7 2 - 7 3 ; Fontán Balestra,
o p . cit., p. 148.
458
D. R, t. rv, p. 17.
4 5 9
M u ñ o z C o n d e , o p . cit., p. 158.
4 6 0
Cfr. C o b o del Rosal-Carbonell Mateu, o p . cit., p. 765.
4 6 1
Bajo Fernández-Díaz Maroto, o p . cit., p. 77.
4 6 2
Cfr. C o b o del Rosal-Carbonell Mateu, op. cit., p. 764.
241
D E R E C H O PENAL
C. El tipo subjetivo
4 6 3
Soler, o p . cit., t. III, p. 2 2 0 .
4 6 4
Bustos, o p . cit., p. 9 7 .
4 6 5
Cfr. C o b o del Rosal-Carbonell Mateu, o p . cit., p. 7 6 6 ; Bustos, Manual,
p. 99.
244
PARTE ESPECIAL
a) La suposición de parto
Consiste en hacer aparecer a una mujer dando a luz un hijo que
no ha tenido; se altera en esa forma el estado civil de un niño
realmente existente -aunque haya muerto- para fingir que tiene
c o m o madre a una mujer que no lo es. La suposición exige la
existencia real de un menor; si se pretende fingir la existencia
de un ser que no ha vivido en verdad, no corresponde hablar
de suposición de parto. Se trata de un delito de peligro en que
473
4 7 3
Labatut, ü. P., t. II, p. 144.
4 7 4
Cfr. Bajo Fernández-Díaz Maroto, o p . cit., p. 3 1 8 ; Etcheberry, D. P.,
t. rV, p. 20.
245 i n n o w i M l U R I D I C A I>I . H U I
D E R E C H O PENAL
4 7 s
Bustos, Manual, p. 126.
4 7 b
Cfr. Etcheberry, D. R, t. FV, p. 21 (si bien haciendo referencia al delito
de sustitución de un n i ñ o ) .
El art. 354, expresa: "El que usurpare el estado civil de otro, sufrirá
la pena de presidio menor en sus grados medio a máximo y multa
de once a veinte unidades tributarias mensuales.
Las mismas penas se impondrán al que substrajere, ocultare o ex
pusieres, un hijo legítimo o ilegítimo con ánimo verdadero o presunto
de hacerle perder su estado civil". En esta disposición se describen
dos tipos penales distintos, que se analizarán separadamente.
Usurpación de estado civiles aparentar - c o n cierta permanencia- 477
señaladas deben llevarse a cabo para afectar el estado civil del niño,
porque se trata de delitos que amparan ese bien jurídico.
El sujeto activo puede ser cualquiera persona, sus ascendientes
legítimos o ilegítimos, c o m o cualquier otro tercero extraño. La
víctima necesariamente ha de tratarse de un hijo legítimo o ilegítimo,
sin que interese su edad o sexo.
El tipo subjetivo se integra por el dolo, que abarca la acción que
se realiza (sustracción, ocultación o exposición) y la circunstancia
fáctica de ser la víctima un hijo legítimo o ilegítimo. Además del
dolo, se requiere de un elemento subjetivo: el ánimo verdadero o
presunto de hacer perder a la víctima su estado civil. La voz "presunto"
481
El art. 355 se refiere a este tipo penal: "El que hallándose encargado
de la persona de un menor no lo presentare, reclamándolo sus padres,
4 7 9
Labatut, D. R, t. II, p. 145.
4 8 0
Labatut, i ) . R, . II, . 145.
t p
4 8 1
La jurisprudencia ha declarado la necesidad del referido elemento sub
jetivo del tipo (Repertorio de legislación y Jurisprudencia, Código Penal, p. 1 5 2 ) .
4 8 2
Sesión № 68 de 9 de diciembre de 1871.
48:1
Hay autores, c o m o Etcheberry, que estiman que el delito tiene un al
cance m u c h o más amplio y n o siempre debe afectar al estado civil (D. R, t. IV,
pp. 2 3 - 2 4 ) . N o es posible compartir esa interpretación por cuanto la d e n o m i
nación del párrafo d o n d e se describe la figura precisa que se trata de delitos
dirigidos a proteger el estado civil. Esta última opinión es también compartida
por Labatut (D. R, t. II, p. 1 4 7 ) .
4 8 4
Pacheco, o p . cit., t. III, p. 2 5 0 .
El art. 357 describe esta figura en la siguiente forma: "El que indu
jere a un menor de edad, pero mayor de diez años, a que abandone
la casa de sus padres, guardadores o encargados de su persona,
sufrirá las penas de reclusión menor en cualquiera de sus grados
y multa de once a veinte unidades tributarias mensuales".
El delito de inducción al abandono del hogar conlleva atentar
al estado civil del inducido. Si no hay tal objetivo, se estará ante
un comportamiento atípico, salvo que se encuadre en figuras
c o m o el rapto o en la sustracción de menores.
El tipo objetivo consiste en la acción destinada a convencer (in
ducir) a un menor para que abandone el hogar que lo protege,
sea el de sus padres, guardadores o encargados de su persona;
en otros términos, consiste en hacerlo tomar la decisión de que
abandone su casa de manera permanente. No es necesario para
que el delito se consume que colabore en el alejamiento, o que
le facilite los medios o que participe en alguna otra forma en el
abandono.
El sujeto activo puede ser cualquiera persona que no sean los
padres, guardadores o encargados, y el sujeto pasivo tiene que ser
un menor, de diez o más años cumplidos y que no sobrepase los
dieciocho años de edad. Si tiene menos de diez años, la induc
ción importa sustracción del menor conforme lo dispuesto en el
art. 142, aunque el niño haya consentido.
El tipo subjetivo requiere de dolo y de un elemento subjetivo,
el móvil de atentar en contra del estado civil del menor. De con
siguiente, si se induce a abandonar el hogar a un niño mayor
de diez años y sin ánimo de afectar su estado civil, no se comete
delito, sería una conducta impune.
A. Antecedentes generales
4 8 5
Cfr. Etcheberry, D.R.t. IV, p. 2 4 .
48,1
Cfr. Labatut, D. R, t. II, p. 146.
eliminación.
El bien jurídico objeto de estas figuras penales no es el matri
monio en cuanto estado civil, sino la estructura de ese vínculo,
concebido por razones de interés público, en forma monogámica;
de suerte que lo amparado de m o d o inmediato es el matrimonio
mismo, lo que adquiere relevancia en el caso de la bigamia.
4HS
1 9 . 4 . EL DELITO DE BIGAMIA
4 8 7
Etcheberry, D. P., t. IV, p. 25.
4 8 8
Boix Reig, o p . cit., p. 718.
B. Tipo objetivo
4 8 9
Hay jurisprudencia uniforme en el sentido señalado (consúltese el
Repertorio, p. 1 6 2 ) .
4 9 0
Cfr. Bustos, Manual, p. 179.
4 9 1
Así lo ha declarado la Corte Suprema en jurisprudencia reciente (con
súltese el Repertorio, p. 1 6 2 ; Fallos del Mes, año 1990, № 3 8 0 , S. 4 , p. 3 4 8 ) .
a
4 9 2
La jurisprudencia ha sostenido igual criterio (consúltese el Repertorio,
p. 1 6 1 ) .
4 9 3
Cfr. Bajo Fernández-Díaz Maroto, o p . cit., p. 3 2 4 ; Etcheberry, D. R,
t. IV, p. 26.
4 9 4
Cfr. Bajo Fernández-Díaz Maroto, o p . cit., p. 3 2 3 ; Rodríguez Ramos,
o p . cit., p. 2 8 6 .
D. Tipo subjetivo
4 9 5
Cfr. M u ñ o z C o n d e , o p . cit., p. 3 8 7 ; Boix Reig, o p . c i t , p. 7 2 0 .
496 p a r a Etcheberry, es posible la coautoría (D. R, t. IV, pp. 2 6 - 2 7 ) , opinión
de la que disentimos por cuanto en los delitos de participación necesaria los
que intervienen en su comisión son autores, pero n o coautores. Los intervi-
nientes necesarios tienen que realizar el hecho aportando cada u n o acciones
individuales determinadas y generalmente personalísimas.
4 9 7
Cfr. Rodríguez Ramos, o p . cit., t. I, p. 2 8 3 ; Boix Reig, o p . cit., p. 7 2 0 .
255 t n n o u r . i l i m i n i C A ni . u n
D E R E C H O PENAL
E. íter criminis
El art. 384 expresa: "El que por sorpresa o engaño hiciere inter
venir al funcionario que debe autorizar su matrimonio sin haber
observado las prescripciones que la ley exige para su celebración,
aun cuando el matrimonio sea válido, sufrirá la pena de reclusión
menor en su grado mínimo.
Si lo hiciere intervenir con violencia o intimidación, la pena
será reclusión menor en sus grados medio a máximo".
11 H ii mi \i J U R Í D I C A ni i i ni i 256
PARTE ESPECIAL
257
D E R E C H O PENAL
D. Simulación de matrimonio
El art. 383 señala en lo que interesa a esta figura: "El que enga
ñare a una persona simulando la celebración de matrimonio con
ella, sufrirá la pena de reclusión menor en sus grados medio a
máximo".
El tipo objetivo está conformado por la acción de contraer
nupcias, pero sólo en forma aparente, donde el sujeto activo
- h o m b r e o mujer- debe engañar al otro contrayente, mediante
un solo recurso: simulando la celebración de un matrimonio. A
saber, el sujeto activo debe actuar con dolo directo y puede ser
cualquiera persona, otro tanto sucede con el sujeto pasivo - q u e
es el engañado-, pero c o m o se trata de un delito de participación
necesaria, deben ser dos los intervinientes y entre ambos ha de
existir diferencia de sexo, esto es, sin perjuicio de que el agente
pueda tener cómplices.
En este caso no se ha celebrado realmente el acto jurídico,
sino que se ha fraguado una maquinación para hacer creer a
una persona que lo está haciendo. Ese engaño, si bien no cons
tituye un verdadero fraude (que involucra lesión patrimonial)
en su sentido penal, podría constituir un fraude muy particular
destinado a lograr el acceso carnal con la víctima. Pero no es eso
lo sancionado, sino la apariencia misma del matrimonio, que,
c o m o bien comenta Etcheberry, no se divisa qué bien jurídico
lesiona, lo que hace discutible su ubicación entre los delitos
499
4 M
Derecho Penal, t. IV, p. 32.
5 0 0
El texto fue preparado con la valiosa colaboración de Francisco Mal-
d o n a d o , quien redactó el estudio básico de las modificaciones que aquí se
publican. M a l d o n a d o participó en las C o m i s i o n e s del C o n g r e s o Nacional
cuando se estudiaba la Ley № 19.617.
C u a n d o se terminó la redacción de este grupo de delitos, se publicó la
interesante monografía de Luis Rodríguez Collao, Delitos sexuales, Editorial
Jurídica de Chile, 2 0 0 0 , y el trabajo de Jean Pierre Matus Acuña y María Cecilia
Ramírez Guzmán, Lecciones de Derecho Penal, Parte Especial, Universidad de Talca,
año 2 0 0 1 . Ambas obras valiosas y únicos textos de consulta sobre el tema.
20.1. PRESENTACIÓN
A. Antecedentes generales
5 0 1
La nomenclatura utilizada para referirse a este grupo de delitos reviste
caracteres impropios y ha sido criticada p o r la ausencia de contenido que la
muestre c o m o categoría independiente.
En este m i s m o sentido, vid. Rodríguez Devesa, J. M., Derecho Penal, Parte
Especial, p. 116.
261 mironiM J U R Í D I C A ni C M U Í
D E R E C H O PENAL
5 0 2
Vid. prólogo al libro de Manuel Ángel González J., El delito de promoción
o facilitación de corrupción o prostitución de menores, p. 8.
sos M ¿ om al individual, según Rodríguez Devesa, o p . cit., p. 150.
sexu
263 i n i m m \i J U R Í D I C A DÌ ( m u
D E R E C H O PENAL
5 0 4
Etcheberry, D. R, t. IV, pp. 9 y 10.
5 0 5
Dicha reforma, en todo caso, n o ha modificado la totalidad de las
figuras que se agrupaban detrás de los conceptos de honestidad o moralidad
pública, en el sentido tradicional, sino que se ha o c u p a d o de regular aquellas
que justifican su existencia en razón del amparo de la libertad d e autodeter
minación sexual y la llamada i n d e m n i d a d o intangibilidad sexual, entre ellos
los delitos d e violación, estupro, abusos sexuales y figuras de corrupción de
m e n o r e s , con excepción del incesto y la s o d o m í a , únicas limitaciones que
relativizan el respeto a la libertad de autodeterminación en materia sexual.
El resto de las figuras tratadas por la doctrina a propósito de la "honestidad"
(particularmente aquellas que se vinculan a modalidades del proxenetismo
y al a m p a r o de la moralidad pública), n o han sido, ni han pretendido ser
abarcadas por el legislador en esta modificación, lo cual ha aparejado entre
otros efectos la mantención de la inadecuada articulación sistemática seña
lada p r e c e d e n t e m e n t e .
""' Este grupo de delitos debería ordenarse dentro del ámbito en que el
amparo penal protege la libertad c o m o facultad humana, ubicada probable
mente en un tercer orden de importancia después de la vida y la integridad
5 0 7
Según Orts Berenguer (Comentarios al Código Penal español, dirigidos
por C o b o ) , " . . . d e esta libertad sexual emanan dos aspectos destacados por la
doctrina (vid. por todos Polaino): uno dinámico positivo, que acoge la facultad
de disponer sexualmente del propio cuerpo, sin otras limitaciones que las que
i m p o n e el respecto a la libertad ajena; y otro, estático pasivo, que encierra la
posibilidad de repeler las agresiones sexuales que puedan producirse" (p. 5 9 3 ) .
En este mismo sentido Vives Antón, en los comentarios al Código Penal español
de 1 9 9 5 , p. 9 0 3 .
5 0 8
El ejercicio de la sexualidad en estos casos se sitúa exclusivamente
en la participación de al m e n o s dos personas. Los actos de relevancia sexual
ejecutables en forma solitaria pueden ameritar la aplicación de alguna figura
vinculada a las restricciones impuestas a su ejecución pública o que constituyan
actos de exhibición frente a menores de edad.
5 0 9
Vid. Etcheberry, t. IV, p. 4 7 .
5 1 0
Vid. Mezger, Libro de estudio, Parte Especial, pp. 103 y ss.
5 1 1
La ley ampara el ejercicio de la sexualidad en un sentido positivo, pro
hibiendo todo acto que implique el forzamiento de una voluntad. N o obstante
mantiene restricciones a las modalidades bajo las cuales puede ser ejercida la
sexualidad, entendiendo que tras su ejercicio no hay un bien o valor absoluto.
La libertad en este ámbito sólo ameritaría restricciones derivadas de intereses de
carácter colectivo, que señalan qué es lo que n o se puede hacer públicamente
en uso de la libertad sexual.
h v ¿
Cfr. M u ñ o z C o n d e , o p . cit., p. 176.
relacionado con la forma en que cada cual asume la vida sexual, en atención a
su edad, su desarrollo físico y síquico, su orientación sexual, su escala de valores,
su educación, su nivel de relaciones sociales y sus experiencias vitales previas"
(Delitos sexuales, Editorial Jurídica de Chile, año 2 0 0 0 , p. 1 2 7 ) .
5 1 4
La libertad sexual c o m o bien tutelado n o abarca la totalidad de las
hipótesis en las cuales la realización de ciertas conductas podría constituir
ilícitos de relevancia penal. Se hace necesario c o m p l e m e n t a r su contenido
con otros bienes jurídicos (así ocurre, por ejemplo, y en forma similar, con el
bien jurídico integridad corporal y la salud).
5 1 5
Según Juan José González Rus, fue el penalista italiano Enrico Contieri
quien acuñó el concepto de intangibilidad sexual e hizo la distinción entre los
dos bienes jurídicos que se protegen en el delito de violación. "El bien jurídico
en los delitos de violación", en Estudios Penales, p. 7 5 3 .
• >16
En términos de Polaino, la libertad sexual es una manifestación de la
libertad personal, y c o m o tal incide en la autodeterminación de la persona en
el ámbito de lo carnal. Este ámbito se extiende a dos aspectos: u n o dinámico
positivo, que consiste en la libre disposición por el sujeto de su propio sexo,
y estático pasivo, en cuanto se refiere a la protección de esa libertad, que una
persona n o sufra atropellos físicos o morales de naturaleza sexual en contra o
sin su voluntad. Cfr. Polaino, o p . cit., p. 46.
5 1 7
En tanto la sexualidad - a l igual que toda facultad h u m a n a - se expresa
en términos evolutivos, debemos considerar que cada individuo tiene derecho a
desarrollarla en condiciones normales. Para que su definición y ejercicio pueda
considerarse c o m o parte de un ejercicio libre del ser h u m a n o , se requiere que
haya tenido la posibilidad de desarrollar y definir las modalidades y características
de su sexualidad, en forma libre.
5 1 8
En algunos casos no existe libertad sexual que vulnerar, sin perjuicio de
lo cual una misma acción puede afectar la facultad sexual en tanto bien o valor
humano, y al mismo tiempo lesionar el normal proceso de desarrollo, definición
y conformación de esa sexualidad. Dicha lesión, ajuicio del legislador, amerita
su amparo penal. En su segundo sentido, la indemnidad sexual aparece c o m o el
precedente natural de la libertad de autodeterminación, pudiendo entenderse,
por ejemplo, que la lesión de esta última constituye al menos una hipótesis de
peligro respecto de la segunda. La indemnidad sexual en su primer sentido afecta
necesariamente a quienes no detentan las facultades naturales de comprender
el significado del uso de su sexualidad, alcanzando a los incapaces absolutos y a
quienes padecen de una perturbación grave de la razón o conciencia. En el caso de
los impúberes (incapaces), la indemnidad se ve lesionada en sus dos dimensiones,
en tanto el uso prematuro de su sexualidad, c o m o a la falta de capacidad de com
prensión del acto, lo que incidirá en el desarrollo posterior de su sexualidad.
5 W
Para Orts Berenguer el real bien jurídico protegido es el interés del
Estado por preservar de injerencias intolerables la intimidad de las personas
que atraviesan por algunas de las repetidas situaciones (aludiendo a las antes
señaladas) (en D. R, con Vives Antón y otro, p. 6 1 7 ) . Este último criterio pre
senta similitud con el expuesto por Silvio Ranieri, para quien el bien jurídico
"es el interés del Estado por la defensa de la libertad sexual de las personas contra el acceso
carnal violento, abusivo o fraudulento, de modo que ese bien, no obstante ser individual,
es protegido penalmente desde el punto de vista de su naturaleza pública" (Manual de
Derecho Penal, t. V, pp. 77-78, Bogotá, 1 9 7 5 ) .
5 2 0
Polaino, p. 4 8 ; Orts ( C o b o ) C o b o del Rosal, González Rus.
5 2 1
D e b e tenerse presente que desde el punto de vista del bien jurídico
y su lesión, la intangibilidad sexual que respalda la punición de los actos de
relevancia sexual ejecutados sobre personas privadas de razón o sentido, viene,
en los hechos, a privarlas por completo del ejercicio d e la sexualidad (Juan J.
González Rus), en tanto quien lo realice se encontrará cumpliendo las exigencias
de un ilícito penal. N o obstante, p o d e m o s afirmar que dicho efecto dependerá
de la forma en que se construyan y desarrollen los elementos de cada u n o de
los tipos penales, en tanto el fundamento de la punición n o sólo se encuentra
en el disvalor de resultado que acredita la lesión del bien jurídico, sino porque
también radica en los caracteres de la actividad del victimario.
D. Análisis esquemático
5 2 2
Según M u ñ o z C o n d e , en el caso de los menores, el ejercicio de la sexua
lidad con ellos se prohibe en la medida en que puede afectar al desarrollo de
su personalidad y producir en ella alteraciones importantes que incidan en su
vida o su equilibrio psíquico en el futuro. Cierto es que n o está c o m p r o b a d o
científicamente que ello sea así, incluso cuando la sexualidad no es ejercida con
violencia se dice precisamente lo contrario: que favorece el desarrollo psíquico
y una mejor afectividad en las relaciones interpersonales futuras.
523 £ n r e i a c i ó n a estos últimos, un simple análisis de las prescripciones del
texto de reforma introducido por la Ley № 19.167 permite apreciar el predominio
de figuras penales destinadas a la sanción de hechos cometidos sobre personas
menores de 12 o d e 18 años de edad. Ello se explica por la necesidad de protec
ción que emana de las característícas que detenta hoy en Chile la comisión de
abusos sexuales, c o m o asimismo - e n el ámbito técnico- este tipo de atentados
adquiere connotaciones diversas cuando a la víctima no se le reconoce la posi
bilidad de ejercer su libertad sexual. En estos casos se une a la protección de la
libertad de autodeterminación sexual las necesidades de amparo de la indemni
dad sexual, ya que es posible n o sólo quebrantar la voluntad de la víctima, sino
también intervenir sobre ella generando vicios o alteraciones en su formación,
o aprovechándose de su preexistencia, carácter que cobra especial importancia
cuando la víctima es un adolescente. Las victimas menores de edad por regla
general presentan diferencias anatómicas que les impiden lograr niveles eficaces
de resistencia frente a las agresiones o a la simple utilización de fuerza física de
parte de un adulto. C o n estas restricciones y prohibiciones se está cumplien
d o con lo establecido en el artículo 3 4 de la Convención Internacional de los
Derechos del Niño, en cuanto reconoce que un régimen de amparo penal de
la integridad sexual responde a una de las formas de protección de los abusos
sexuales, de carácter esencialmente extremo, y cuyo aporte preventivo se traduce
generalmente a través de sus efectos simbólicos.
A. Bien jurídico
B. Antecedentes históricos
5 2 5
Sobre ello vid. por todos Rodríguez Devesa, o p . c i t , p. 116.
5 2 6
N o es raro en esta materia encontrar interpretaciones relativamente
forzadas que, en aras de un fin legítimo de justicia, exceden los márgenes de
interpretación que permiten los textos legales.
5 2 7
Esta crítica es compartida p o r todas aquellas figuras vinculadas a ma
terias en las cuales el límite entre el ejercicio de una libertad individual y su
adecuación a un patrón moral d e t e r m i n a d o parece confuso. Así, falencias
y vaguedades presentes en todas estas descripciones penales hacen que, en
algunos casos, se pueda incluso dudar de su adecuación al principio de tipí-
cidad, derivación natural del principio constitucional de la igualdad. Es por
el m o d e r a d o nivel d e amparo constitucional que estas figuras han p o d i d o
subsistir sin objeciones de constitucionalidad, hecho que incluso hoy en día
aparece discutible si observamos el texto del artículo 19 N 3 de la Constitución
c
(principio de legalidad).
r
''-8
Se pretendió así sancionar la realización de un acto sexual ejecutado
mediante una penetración vaginal de una mujer, pues era la única que creaba
el peligro de un embarazo n o deseado.
5 2 9
Resulta igualmente ficticio entender que detrás de esta figura se puede
amparar la evitación de embarazos n o deseados, en tanto n o se distingue edad
ni fertilidad de las mujeres.
53d Probablemente el único elemento discutible en esta materia consiste en
la determinación de si las hipótesis de fellatio in ore constituye, o pueden cons
tituir, un atentado de igual relevancia que los accesos de tipo vaginal o anal.
i n n o m \i |UR1 D I C A ni c i u i i 272
PARTE ESPECIAL
C. Tipo objetivo
5 3 1
En la historia de la Ley № 1 9 . 6 1 7 se dejó expresa constancia de su
exclusión, t. I, p. 2 1 3 (Sesión № 31 de 11 de marzo de 1997, S e n a d o ) .
5 3 2
L o señalado se confirma porque el art. 3 6 5 , que primitivamente penali
zaba la sodomía (vinculación carnal entre varones), se modificó para sancionar
al que "accediere carnalmente a un m e n o r de dieciocho años de su m i s m o
s e x o . . . " , sin limitarlo a que se trate de varones, eliminando el uso de la palabra
sodomía, cuyo alcance histórico normativo se restringió siempre al h o m b r e .
En esta forma el tipo descrito en el actual art. 365 se extendió al lesbianismo
(relación carnal entre mujeres), d o n d e n o p u e d e mediar el órgano viril y, sin
embargo, hay acceso carnal para la ley penal.
5 3 3
Se d e b e tener en cuenta, c o m o antecedente adicional, que el legis
lador español d e 1 9 8 9 r e e m p l a z ó a p o c o andar las descripciones utilizadas,
r e d e f i n i e n d o p o r c o m p l e t o la descripción de esta figura en el C ó d i g o de
1995.
273
D E R E C H O PENAL
5 3 4
El respaldo más categórico para sostener que estos delitos pueden tener
c o m o sujeto activo directo a un h o m b r e o una mujer, indistintamente, radica
en la redacción del actual artículo 3 6 1 , que recogió, en parte, las expresiones
empleadas para describir este delito en el primitivo C ó d i g o español, las que
tenían por finalidad ampliar el tipo penal c o m p r e n d i e n d o entre los sujetos
activos (de propia m a n o ) del delito de violación, además del varón, a la mujer
(el art. 4 2 9 del texto español expresaba: " c o m e t e violación el que tuviere acce
so carnal con otra persona p o r v í a . . . " ) . Ese criterio se confirma por el h e c h o
que la Ley № 1 9 . 6 1 7 n o sólo modificó en la forma señalada los arts. 3 6 1 , 362
y 3 6 3 que se refieren a la violación y al estupro, sino que también el art. 3 6 5 ,
que reemplazó al primitivo texto que describía la sodomía, con igual finalidad
de ampliar su sentido abarcando además de los comportamientos propios de
los varones, los de las mujeres, para lo cual el legislador emplea iguales expre
siones: "accediere carnalmente", de m o d o que e m p l e ó la noción de acceso
carnal dándole normativamente un mayor alcance, al margen del que pueda
reconocérsele desde una perspectiva naturalística.
El sentido d e las nuevas disposiciones fue categóricamente declarado
tanto en el Mensaje del Poder Ejecutivo c o m o en la historia de la discusión
del proyecto de la Ley № 2 9 . 6 1 7 , en la Cámara de Diputados y en el Senado,
que en forma reiterada dejan constancia de que lo perseguido al modificar
los artículos 361 y siguientes, que sancionaban el delito de violación, era igua
lar, para esos efectos, a la mujer y al varón, pudiendo uno u otro ser autor o
víctima del referido delito. Suficiente es citar el Mensaje en cuanto e x p o n e
que las enmiendas propuestas persiguen "reemplazar el delito de violación,
para considerar c o m o sujeto activo o pasivo tanto al h o m b r e c o m o a la mujer,
incluir en la conducta típica al acceso carnal por vía anal o bucal" (Historia
de la ley, t. I, p. 3 9 ) , lo m i s m o se expresó en la discusión y votación particular
del proyecto (t. I, pp. 4 3 y 6 3 ) . O t r o tanto se volvió a expresar en el segundo
informe de la Comisión de Constitución, Legislación y Justicia (t. I, p. 1 1 5 ) ; en
el Senado en segundo trámite (t. I, pp. 2 1 3 y 2 7 7 ) ; en la Cámara de Diputados,
en tercer trámite (t. II, pp. 3 3 7 y 3 4 8 ) y en la citada Cámara en quinto trámite
constitucional (t. III, p. 5 4 2 ) . Es útil reproducir lo expuesto por el diputado
Sr. Bustos en la Cámara de Diputados, en el quinto trámite constitucional del
proyecto (Sesión 2 7 , de 15 de abril de 1998) al aprobar el texto final, propuesto
por la Comisión Mixta, del inc. 2 o
del art. 3 6 1 : "la importancia del proyecto
radica en tomar en serio que el objeto de protección en todos estos delitos es
la libertad sexual. Por eso, un principio básico que se establece en esta materia
es la igualdad de g é n e r o . De allí que en cualquiera de estos delitos puede ser
víctima tanto un h o m b r e c o m o una mujer, c o m o también u n o y otro pueden
ser autores d e ellos" (t. III, p. 5 4 2 ) .
5 3 5
En el sentido objetado piensa Francisco M a l d o n a d o , autor de la actua
lización del presente capítulo a la nueva legislación. Para excluir la posibilidad
de que la mujer pueda ser autora del delito de violación tiene en cuenta que
en el contexto del interés jurídico amparado por el tipo se debe entender que
existe acceso carnal cuando se produce la invasión de alguna de las cavidades
señaladas en la ley (vagina, ano o b o c a ) , mediante la utilización del órgano
sexual masculino ( p e n e ) .
Esta última exigencia, en tanto no aparece descrita expresamente c o m o
elemento del delito, requiere -sostiene M a l d o n a d o - de una mayor precisión
que la sustente. En primer lugar ha de considerarse el sentido que persigue
el legislador al referir este delito a la protección de la libertad frente a las
expresiones máximas de la sexualidad humana, lo que lleva a vincularla nece
sariamente a la realización de una cópula carnal. En este sentido, se excluyen
los demás actos de penetración que pudieren involucrar una invasión genital,
anal o bucal de diverso orden, o ejecutados mediante otra parte del cuerpo,
en tanto n o es posible afirmar en ellos la realización de una cópula sexual. Por
otro lado, debe considerarse que la exigencia de acceso implica algún grado de
invasión, mientras que la exigencia del carácter carnal que debe caracterizarlo
derechamente nos lleva al cuerpo humano c o m o referente. Ello limita el ámbito
de eventuales medios comisivos. La pregunta consiste entonces en determinar
si el legislador ha intentado proteger el h e c h o d e la invasión por sí m i s m o o
el contenido valorativo que se expresa en la conducta ejecutada para lograr
dicho objetivo. El legislador n o ha considerado c o m o hipótesis de violación a
la introducción vaginal o anal de objetos o instrumentos, aun ejecutada con
275 t o i i o R í u J U R Í D I C A D I < m ti
D E R E C H O PENAL
5 3 6
N o r m a l m e n t e suele tratarse a propósito de este análisis la alternativa
de si se permite la violación entre cónyuges, materia a la cual dedicaremos un
apartado especial.
™ Antiguamente, en tanto el verbo rector (yacer) sólo comprendía las
7
hipótesis de invasión vaginal, el sujeto pasivo del delito sólo podía correspon
der a una mujer.
5 3 8
Limitan el sujeto activo ejecutor en la violación al h o m b r e excluyendo
a la mujer, Luis Rodríguez ( o p . cit., p. 1 4 2 ) ; Jean Pierre Matus y María Cecilia
Ramírez G u z m á n , Lecciones de Derecho Penal chileno. Parte Especial, Talca, 2 0 0 1 ,
p.7l.
5 3 9
C o n fundamento en este e l e m e n t o , se precisa el segundo aspecto dife-
renciador de ambas figuras, relativo a la irrelevancia absoluta del consentimiento
de la víctima m e n o r de 12 años regulada en el artículo 3 6 2 .
5 4 0
El legislador consideró las cuatro modalidades de ejecución exclusi
vamente en la violación de una persona mayor de 14 años, porque cuando
el ofendido es un m e n o r de esa edad la concurrencia de cualquiera de esas
modalidades es irrelevante para la configuración del delito.
" l
La doctrina nacional suele tratar esta temática a propósito del análisis
del delito de homicidio calificado, delito en el que las circunstancias de cali
ficación son relativamente análogas a las primeras cinco agravantes genéricas
reguladas en el artículo 12.
5 4 2
El tema normalmente es analizado en términos similares a propósito
de la concurrencia múltiple de calificantes en el homicidio, manifestándose
la conclusión expuesta c o m o mayoritaria en nuestro m e d i o . Vid. Politoff, o p .
cit., p. 114; Labatut G., t. II, p. 2 9 6 ; Etcheberry, t. III, p. 50; Garrido Montt,
t. III, p. 6 4 . La doctrina española, a propósito de este tema, se ha manifestado
contraria a esta postura, sustentando la posibilidad de calificación adicional
en caso de multiplicidad de circunstancias. Vid. Cuello, o p . cit., t. II, p. 4 6 5 ;
Quintano Ripollés, Compendio, t. II, p. 2 0 3 ; M u ñ o z C o n d e , o p . cit., p. 2 3 .
5 4 3
D e b e recordarse que, en tanto expresivas del m i s m o concepto (ausen
cia de voluntad en la víctima) estas menciones se utilizan en las demás figuras
que se ocupan de este bien jurídico, aunque en ellos varía la naturaleza del
acto sexual que se ejecuta. L o m i s m o pasa con las circunstancias que permiten
calificar la ilicitud del delito de estupro, en razón de la ausencia de libertad del
consentimiento prestado para la realización del acto de relevancia sexual.
5 4 4
La sanción del tercero que interviene bajo esta modalidad podrá ser
idéntica a la del autor si ha existido concierto previo en su cooperación, según
dispone el № 3 del artículo 15 del C ó d i g o Penal. En caso contrario debiera
corresponderle la sanción asignada al cómplice del delito. C o m o lo dispone
el artículo 16, aunque normalmente se dará una hipótesis de coautoría, en
tanto cada u n o de los intervinientes han ejecutado una parte de los elementos
que describe el delito, comprendidos tanto por la conducta rectora del m i s m o
(acceso carnal) c o m o por las circunstancias que la rodean, en este caso el
e m p l e o de la fuerza.
5 4 5
Rodríguez Ramos, o p . cit., p. 2 0 5 .
5 4 9
Cfr. Etcheberry, D. R, t. IV, p. 58.
5 5 0
Quintano Ripollés, o p . c i t , t. II, pp. 2 3 2 - 2 3 3 .
3 5 1
Cfr. Matus-Ramírez, o p . cit., p. 7 3 .
5 5 2
Bajo Fernández, o p . cit., p. 2 0 9 .
3 5 3
En sentido contrario opinan quienes sostienen que la amenaza d e b e
consistir en la realización de un delito de cierta gravedad (E. G i m b e r n a t ) .
Mayoritariamente n o se comparte ese criterio - e x t r e m a d a m e n t e objetivo-,
se prefiere el que se ha c o m e n t a d o en esta obra (Rodríguez Ramos, o p . cit.,
pp. 205-206; M u ñ o z C o n d e , o p . cit., p p . 347-348; E. Orts B., o p . cit., pp. 6 2 4 -
6 2 5 ; Bustos, Manual, p. 1 3 6 ) .
5 5 4
Más adelante se desarrollará el alcance de esta exigencia del tipo.
5 5 5
Cfr. M u ñ o z C o n d e , o p . cit., p. 348, E. Orts, o p . cit., p. 6 2 5 .
5 5 6
C o m o se señaló en otra ocasión y en el m i s m o alcance precisado por
Etcheberry, n o es posible entender que el término "sentido"ha sido utilizado en
referencia a los sentidos naturales del ser h u m a n o (tacto, olfato, gusto, etc.).
5 5 7
Los casos de privación de sentido d e b e n ser acreditados en cuanto a
las causas del estado de inconsciencia y a su efectiva existencia en el m o m e n
to del coito. Al contrario, en la enajenación o en el trastorno mental, existe
285 H'.iouiA! J U R Í D I C A PI I m u
D E R E C H O PENAL
ni r o m M J U R Í D I C A ni ( m u 286
PARTE ESPECIAL
5 6 0
Se debe reconocer que normalmente el parámetro de referencia obje
tiva de la imputabilidad (al m e n o s en forma mayoritaria en Chile) se atribuye
a la conciencia de la antijuridicidad en el actuar.
5 6 1
La aclaración n o resulta en m o d o alguno superflua. Es una constante
entender que nuestro legislador originano quiso someter la regulación de las
enfermedades mentales a un criterio psiquiátrico. La obsolescencia y ampli
tud de los términos empleados en el texto y la práctica jurisprudencial han
tendido a materializar dicho contenido en una modalidad mixta, iniciando el
análisis de las alteraciones psicológicas a través de su clasificación dentro del
listado de patologías que distingue la psiquiatría, pasando además a analizar en
concreto si dicha alteración importó efectivamente una privación o alteración
en la libertad de obrar. En el caso que nos ocupa, la exigencia requiere de la
acreditación de la patología, de su carácter lesivo de la capacidad abstracta de
obrar en materia sexual, siendo al m i s m o tiempo deseable que se verifique la
presencia de dicha incapacidad, al m e n o s en razón de la prevalencia que se
contiene en el texto. N o podrá afirmarse que el victimario ha abusado de la
enajenación o trastorno si éstos n o se han materializado en la inhibición de la
capacidad de consentir la realización de la cópula.
51,2
Vid. Garrido Montt, t. II, p. 196.
V A
En este sentido Etcheberry, o p . cit., p. 59.
5 6 4
En la violación - a l igual que en el e s t u p r o - la capacidad de conciencia
d e b e referirse a los alcances d e la ejecución d e un coito sexual. Diverso será
su contenido en caso de ser otra la conducta incriminada.
№
M u ñ o z C o n d e , o p . cit., p. 1 7 9 .
5b« § e p r e s u m e s u incapacidad d e autodeterminación sexual, atribuyéndole
irrelevancia a su c o n s e n t i m i e n t o .
5 1 , 7
C a r e c e d e i m p o r t a n c i a el d e s a r r o l l o m e n t a l o fisiológico d e la v í c t i m a
para estos efectos.
3 6 8
E n s e n t i d o diverso B u s t o s , q u i e n precisa q u e n o d e b e desarrollarse el
t r a t a m i e n t o a p r o p ó s i t o d e la l i b e r t a d s e x u a l , s i n o e n r a z ó n d e l a p r o t e c c i ó n
d e la i n d e m n i d a d s e x u a l e n c u a n t o a s u d e r e c h o a u n d e s a r r o l l o n o r m a l .
' -'
h
S e h a criticado el h e c h o d e q u e q u i e n t i e n e e x a c t a m e n t e 1 4 a ñ o s d e
e d a d n o estaría p r o t e g i d o p e n a l m e n t e , p o r q u e el artículo 3 6 1 a m p a r a a q u i e n
t i e n e m á s d e esa e d a d y el artículo 3 6 2 a q u i e n t i e n e m e n o s . L a hipótesis in
t e r m e d i a - o sea, d e a q u e l q u e tiene catorce a ñ o s - n o q u e d a r í a c o m p r e n d i d a
e n n i n g u n a d e las d o s s i t u a c i o n e s .
e) Prevalimiento
Este elemento - c o m o se adelantó precedentemente- es común
a todas las modalidades de la violación impropia, tratadas en los
N 2 y 3 d e l artículo 361.
o s
5 7 1
N o r m a l m e n t e el m e n o r de edad - q u e ha alcanzado niveles d e con
ciencia sobre las partes d e su c u e r p o - rechazará la conducta e n razón d e
conocimientos sociales vinculados al pudor existente en relación a las zonas
genitales del cuerpo h u m a n o . En las diversas alternativas, adicionalmente, las
diferencias de estructura anatómica importarán la producción de resultados
lesivos, lo que con normalidad se traduce en un rechazo.
5 7 2
Históricamente la minoridad fue considerada sólo c o m o modalidad
comisiva del delito. Fue en el año 1979 que se introdujo una modificación al
texto que tuvo p o r objeto ampliar el rango de su penalidad, llegando a esta
blecer sus límites en forma desproporcionada, presidio mayor en su grado
medio a máximo.
5 7 3
E. Orts Berenger, citado por M u ñ o z C o n d e , o p . cit., p. 193.
5 7 4
El único caso en que p u e d e afirmarse que el consentimiento p u e d e
llegar a presumirse es aquel en que la cohabitación es estable, c o m o sucede
en la unión conyugal o en el concubinato. A m b o s casos - s e g ú n v e r e m o s - se
encuentran regulados en el artículo 3 6 9 del C ó d i g o Penal.
5 7 5
Acepta la posibilidad de d o l o eventual en cuanto a las circunstancias
tácticas del art. 3 6 1 , Matus-Ramírez, o p . cit., p. 7 5 .
5 7 6
Pareciera absurdo considerar la alternativa de sanción culposa de estos
delitos, mas esto n o resulta tan evidente si consideramos la eventual proce
dencia del error.
5 7 7
Autores c o m o Luis Rodríguez conciben la posibilidad del dolo eventual
para la hipótesis del № 1 del art. 361 (op. cit., p. 1 5 9 ) .
F. Iter criminis
5 7 3
Cfr. Matus-Ramírez, o p . cit., p. 7 5 ; M u ñ o z C o n d e , o p . cit., p. 3 4 9 ; Ro
dríguez Ramos, o p . cit., p. 2 0 9 ; E. Orts, o p . cit., p. 6 3 2 . En contra, al estimar
que es posible la frustración, Bustos, Manual, p. 139.
3 7 9
La Corte Suprema, en sentencia reciente, ha sostenido la tesis de que
procede la frustración en el delito de violación, desconociendo la naturaleza de
mera actividad de esta figura (sentencia de 12 de septiembre de 1995, Gaceta
Jurídica № 8 3 , p. 9 7 ) .
sao Q - r l u j s Rodríguez, o p . c i t , p p . 165-166.
5 8 1
El tema resulta exclusivamente aplicable al tipo penal contenido en
el artículo 361 en tanto los menores de 14 años se encuentran absolutamente
inhabilitados para contraer matrimonio.
5 8 2
D e b e m o s resaltar que de concurrir la circunstancia enunciada en el
numeral tercero de la norma citada habrá que distinguir si ella sobrevino al
matrimonio o lo precedió, pues en este caso lo más probable es que concurra
alguna causal de nulidad respecto de éste. Por ello, la reglamentación espe
cialmente prevista para el vínculo matrimonial entre los intervinientes n o
tendría aplicación en ese caso, en razón a que éste, en definitiva, n o existiría.
Cabe destacar además que en esta alternativa, de haber m e d i a d o el coito y
acreditarse el aprovechamiento, se encontraría consumado el delito de vio
lación impropia.
i D i i o r m JURÍDICA « I « i 296
PARTE ESPECIAL
G.l. Convivientes
5 S }
D e b e recordarse el carácter excepcional de la norma dentro del siste
ma, razón por la cual ésta debe interpretarse en términos restrictivos. Podría
sostenerse la aplicación de igual consecuencia, con los efectos del perdón del
ofendido, para los casos en que se hubiere impuesto o se encontrare ejecutando
una sanción, fundándose en la procedencia de aplicación de normas en base
a una interpretación de analogía en favor del c o n d e n a d o .
5 8 5
Se consideró la posibilidad de que la figura se aplicara con " m o t i v o "
de la violación, d o n d e para facilitar su ejecución se causara la muerte de la
víctima, pero esta hipótesis claramente es constitutiva de un delito imposible.
La situación podría tener lugar cuando se provoca la muerte de una persona
Las sanciones están determinadas en los artículos 361 y 362 para las
diversas hipótesis de comisión del delito de violación son graves. La
primera disposición, que sanciona la violación de personas mayores
de 14 años, impone la pena de presidio mayor en su grado mínimo
a medio. La segunda disposición, que se ocupa de la violación
de menores de 14 años, establece la pena de presidio mayor en
cualquiera de sus grados.
Hay que recordar que la sanción del concurso de violación y
homicidio está regulada en el artículo 372 bis.
La rigurosidad de estas sanciones es desproporcionada en
relación a otras figuras, basta considerar que la del homicidio
simple es presidio mayor en sus grados mínimo a medio. De esta
forma, si se mata a una menor de 14 años de edad, se podría
recibir un castigo inferior a aquel que correspondería si se tiene
una relación sexual con esa menor.
Probablemente debió considerarse una sanción más elevada
para la violación impropia, particularmente cuando ha mediado
efectivamente el uso de la fuerza, porque los efectos colaterales
que se generan, c o m o los referidos a la integridad corporal de
la víctima, aparte de los resultados lesivos que son propios de la
realización de una cópula resistida, ameritarían una punición
mayor que cuando las circunstancias que le son inherentes no
concurren o cuando el tipo no los considera.
A . Antecedentes
5 8 7
En el Fuero Juzgo y en el Fuero Real se vinculaba esta denominación
con el matrimonio o la relación sexual ejecutada entre parientes próximos.
5 8 8
El legislador concibió la ejecución del estupro en base de engaño o
la "seducción ", relegando las demás hipótesis de comisión (por prevalimiento)
a la impunidad, o, en su caso, a la configuración de un delito de abusos des
honestos, no sin dificultades para realizar la subsunción. Además de ello, n o
definió la conducta precisa que pretendía sancionar, e incluyó un elemento
de carácter normativo del todo indeterminado (la "doncellez de la víctima),
con el cual pretendía dar seriedad a la exigencia de engaño.
5 8 9
Al m i s m o tiempo perfecciona la descripción de la conducta y la re
ferencia y calificación del sujeto pasivo, en un claro avance en lo que a las
exigencias de la tipicidad se refiere.
5 9 0
A mediados del siglo pasado se entendía que la existencia de un vínculo
de parentesco entre personas que realizaran un acto sexual, cuando una de
ellas es m e n o r de edad, importa una especie de aprovechamiento de la primera
respecto de esta última, suponiendo en ello la concurrencia de prevalimiento o
aprovechamiento de una situación ventajosa en la conducta del victimario y la
inexperiencia sexual en la víctima, d a n d o lugar al llamado "estupro incestuoso".
C o m o señalamos, nuestro legislador originario suprimió las hipótesis de pre
valimiento, mantuvo el engaño en el estupro, y redefinió en forma separada
el delito de incesto.
5 9 1
La edad ya n o se ocupa c o m o referente vinculado a la honestidad o
experiencia sexual que pudiere detentar la víctima en orden a posibilitar su
seducción. Más bien se trata de aquel límite de edad que permite atribuir a
la persona el goce pleno de sus capacidades y la libertad para obrar volunta
riamente. Algunas de las circunstancias descritas para la comisión del delito,
en tanto alteraciones o vicios de la voluntad, n o se vinculan - o justifican- al
desarrollo de la víctima o a su edad.
5 9 2
Cfr. Matus-Ramírez, o p . cit., p. 78.
C. Tipo objetivo
víctima.
4 . Cuando se engaña a la víctima abusando de su inexperiencia o
o
ignorancia sexual".
D. La conducta prohibida
5 9 3
Con ello, se clarifica el sentido de la conducta que se ha pretendido
sancionar históricamente bajo esta modalidad delictiva, dotando de contenido
a la antigua referencia indeterminada que tenía la ley.
5 9 5
Esta era la definición de carácter genérico utilizada p o r el C ó d i g o
español hasta antes de la reforma de 1995.
5 9 6
En el informe de la comisión mixta (p. 18) se aclara que "Respecto
a la circunstancia 2 , cual es el abuso de una relación de dependencia de la
a
307 m i r o R i A i J U R Í D I C A ni a u n
DERECHO PENAL
''
r 1 7
D e b e destacarse que este tipo de relaciones i m p o n e obligaciones o
deberes que n o sólo son utilizados por el autor para la ejecución del delito, al
prevalerse de la relación, sino que además son directamente incumplidos p o r
él mismo. Esto debiera importar un mayor reproche de la conducta, al m e n o s
en su representación activa -si bien desde el lado pasivo coloca a la víctima en
un mayor nivel de indefensión, pues precisamente quien debía cuidarla n o lo
h a c e - , lo cual n o se ha traducido en el texto en una agravación de la penalidad
aplicable, para no vulnerar así el principio ne bis in idem, porque el presupuesto
de hecho para el incumplimiento y el aprovechamiento serían idénticos.
5 B S
Art. 7 del C. del T.
o
i.nom-M J U R Í D I C A ni . I M I 308
PARTE ESPECIAL
5 9 9
Hay respaldo expreso en las actas del Segundo Informe de la Comisión
de Constitución, Legislación y Justicia del Senado, p. 4 1 .
0 0 0
Vid. Orts, en cita a Boix, p. 6 1 7 .
309 i-uuRi.M l U R i n i C A n i « m u
DERECHO PENAL
6 0 1
La referencia alude a los actos que involucran un acceso vaginal, anal o
bucal, en razón de la conducta propia del ilícito. La modalidad también recibe
aplicación en otras figuras penales vinculadas, cumpliendo el m i s m o efecto
atribuido en el delito de estupro.
6 0 2
Antiguamente este elemento era representado por la descripción típica
fundada en la doncellez de la víctima, descripción que fue reemplazada por
la Ley № 19.617.
6 0 3
Igual posición se sostuvo en la Comisión Mixta: "estimó la Comisión
Mixta que el engaño sobre la significación sexual de la conducta sólo puede
ocurrir cuando la víctima es una persona susceptible de ser engañada sobre
este punto, sea por la ignorancia o su inexperiencia" (Informe de la Comisión
Mixta, p. 1 9 ) .
m i i o R i u J U R Í D I C A nr c m i t 310
PARTE ESPECIAL
6 0 4
La descripción e n m o d o alguno resulta pacífica; gran parte de los
ejemplos tradicionalmente encasillados c o m o hipótesis de estupro n o reciben
cabida en la descripción de la figura. Se p u e d e entender que la inexperiencia
sexual comprende los casos en que se ha aprovechado la inmadurez de la víctima
para lograr su aquiescencia independiente del conocimiento de los alcances
d e la cópula. Por manifestaciones desvinculadas de la realización material
del acto es posible influir en la voluntad de la víctima para que se consienta
(promesa de matrimonio incumplida, engaño en relación al estado civil del
victimario, promesa de fidelidad o cohabitación, etc.). Se puede confirmar lo
antes expresado, considerando que el objeto protegido es la libre determinación
de las personas en materia sexual, dicho interés se verá quebrantado si n o se
cuenta con la capacidad real de c o m p r e n d e r el sentido de una manifestación
sexual, porque se afecta el proceso de formación de la voluntad en cuanto a
su ejecución o rechazo.
Si se vincula la realización de un acto sexual, c o m p r e n d i d o por la víctima,
a otro tipo de expectativas que configuren el engaño, n o se afecta la libertad
sexual, sino el cumplimiento de dichas expectativas, que n o merecen por sí solas
protección penal; este condicionamiento opera c o m o causa del consentimiento
prestado, pero n o debilita la libertad del ejercicio de la sexualidad. En la C o
misión de Constitución, Legislación y Justicia del Senado, en segundo trámite
constitucional, se señaló: " N o existen razones para incriminar la frustración
engañosa de cualquier tipo de expectativas, por el solo h e c h o de encontrarse
involucrado un comportamiento sexual en dicho e n g a ñ o " .
( , , b
Sobre el particular algunas citas literales resultan bastantes ilustrativas:
" . . . l a sanción del engaño, más allá del error sobre la naturaleza sexual de la
conducta, es improcedente, y no representa un peligro social serio, dado el
nivel de información de que disponen actualmente los jóvenes acerca de la
sexualidad. El reproche que cabe hacer, primordialmente, es por el abuso de
una posición de superioridad, por la especial condición en que pueden encontrarse los
adolescentes frente a personas experimentadas sexualmente". Primer Informe, C o m i
sión de Constitución, Legislación yjusticia del Senado, p. 29. Acto seguido, se
omitió, entre las formas comisivas, la formulación fraudulenta.
6 0 6
Informe, p. 19.
,i0
' Informe Comisión Mixta, p. 18.
(.os g n términos de Orts, "por engaño habrá que entender el llevar el ánimo de
otro una idea que no se corresponde con la verdad", o p . cit., p. 9 4 7 .
hllí)
En términos de Orts, consiste en la concreción de un proceso de seduc
ción tendiente al yacimiento", Orts. 6 2 0 y 9 4 7 (Cod. 1 9 9 5 ) .
n i i o n ! \i |l JR i I ) I C A n i l III! ! 3 1 2
PARTE ESPECIAL
A. Antecedentes generales
a) Carácter sexual
En primer lugar se exige la ejecución de un "acto de significación
sexual", entendiendo por tal aquellos que resultan objetivamente
adecuados -dentro del medio social en que se desarrollan- para
excitar el instinto sexual de una persona. Como señala Muñoz
Conde, no existe un concepto objetivo de lo sexual, realidad que ofrece
dificultades a la hora de precisar una descripción de su contenido. 618
6 , 7
Cfr. Luis Rodríguez, o p . cit., p. 198.
'
fi 8
La idea de lo sexual resulta evidente - e n términos generales- en actos
que involucren la invasión de órganos genitales, perdiendo nitidez a medida
que se restringe la entidad de la manifestación que lo constituya, es difícil
su descripción objetiva en conductas que n o importan un contacto corporal
entre dos partícipes.
6 1 9
Aceptan esta circunstancia autores c o m o Matus-Ramírez, op. cit., p. 80.
6 2 0
En la injuria, por ejemplo, la potencialidad injuriosa de las expresiones
que se profieran es analizada en términos objetivos, la animosidad subjetiva
especial viene a agregar la característica punible de la intencionalidad de la
expresión, sin afectar la calificación de su potencialidad ofensiva.
fi21
En este m i s m o sentido Bustos, Manual, p. 124.
315 iMioi.-ui J U R Í D I C A m ( H U Í
D E R E C H O PENAL.
6 2 2
O p . cit., p. 9 0 9 . En esta materia hay que destacar que el comentario se
atribuye a E. Orts Berenger.
6 2 3
Primer Informe, p. 5 2 .
6 2 4
Se exige la potencialidad, pues normalmente la ejecución de una ac
ción sexual forzosa n o produce el efecto de excitación que le es propio en
naturaleza.
I D I I O R I A I JURÍDICA D L C H I I L 316
PARTE ESPECIAL
317 m u o i ü A i JURÍDICA DI a u n
DERECHO PENAL
62fi
C o n ello, "se comprendería precisamente la realización de la conducta por medio
de otra persona... " (Informe Comisión Mixta, p. 2 5 ) .
6 2 7
Se mantiene prácticamente idéntico el orden de gravedad definido
para dichas circunstancias a propósito de los delitos de violación y estupro,
confirmando así el que n o sólo se define el disvalor implícito en razón a la
relevancia del acto, sino también y en mayor medida por las modalidades de
afectación de la libertad que conlleva.
320
PARTE ESPECIAL
321
DERECHO PENAL
E. Concurso de delitos
6 3 0
Vives A n t ó n ha caracterizado el bien jurídico de las principales figuras
de corrupción de menores precisamente aludiendo a este concepto. En una
formulación distinta, Diez Ripollés lo radica en el bienestar psíquico de los
menores (Comentarios al Código Penal de 1995, coordinados por Vives A n t ó n ,
p. 9 5 8 ) .
6 3 1
Cabe destacar que M u ñ o z C o n d e ( o p . cit., p. 177) critica esta afirma
ción. A l analizar el bien jurídico protegido - e n g e n e r a l - p o r estos delitos,
señala que "En el caso de los menores el ejercicio de la sexualidad con ellos se prohibe
en la medida en que puede afectar al desarrollo de su personalidad y producir en ella
alteraciones importantes que incidan en su vida o equilibrio psíquico futuro. Cierto es
que no está comprobado científicamente que ello sea así, e incluso, cuando la sexualidad
no es ejercida con violencia, se dice precisamente lo contrario: que favorece el desarrollo
psíquico y una mejor afectividad en las relaciones interpersonales futuras. La verdad
es que en esta materia casi nada es seguro y la mayoría de las afirmaciones se basan
en el sentimiento, en la propia experiencia personal y otros datos difíciles de explicar y
comprender racionalmente".
1 3 2
Según veremos, la punibilidad del hecho requiere en forma adicional de
la concurrencia de un elemento subjetivo cuyas particularidades analizaremos
más adelante, en atención a su complejidad.
6 3 3
En este mismo sentido, Etcheberry, o p . cit., t. IV, p. 75.
,134
Si bien la doctrina normalmente distinguió ambas figuras, un análisis
exhaustivo de los contenidos atribuidos a ellas permiten definir una relación
de género a especie en todos los modelos legales preexistentes (Rodríguez
Devesa, op. cit., p. 1 7 8 ) .
6 3 5
Se vincula a la protección de la integridad física del sujeto o de su sa
lud, en tanto una de las motivaciones que han sido aludidas para justificar la
punición del proxenetismo radica en la evitación de enfermedades venéreas,
siendo un fundamento secundario en todo caso.
A. Antecedentes
B. La conducta prohibida
329 ion.>. A:
: ( lURiniCA n¡ ¡ inn
DERECHO PENAL
D. Delito de peligro
330
PARTE ESPECIAL
E. Faz subjetiva
M u ñ o z C o n d e , o p . c i t , p. 183.
A. Antecedentes generales
B. Conceptos de pornografía
6 4 0
En M u ñ o z C o n d e es posible apreciar una desconfianza natural a con
ceptos c o m o el de la pornografía, calificados directamente c o m o "manoseados
y escasamente definidos". Se afirma que ello normalmente redunda en una
relajación de las exigencias de determinación legal que pesan sobre las des
cripciones penales ( o p . cit., p. 2 0 0 ) .
miioui.u J U R Í D I C A ni i m u 332
PARTE ESPECIAL
A. El tipo objetivo
6 4 1
C o b o , o p . cit., p. 186.
'-' Vid. C o b o , o p . cit., pp. 6 1 3 y 6 1 4 .
<i4
B 4 3
Las normas introducidas en el año 1999 por la Ley № 19.617 son las
que tienen referencias al concepto de pornografía.
" 4 4
Supra párrafo 21.8.B.
B. Sujeto pasivo
C. Faz subjetiva
A. Comentarios generales
335 I Di iORIAI J U R Í D I C A Di l i l i l í
DERECHO PENAL
6 4 5
Sobre un ejemplo absolutamente similar Bustos señala que hay un delito
de coacción subsumido, que en verdad debió constituir una agravación, pues
hay un desvalor diferente y a u t ó n o m o (Manual, p. 1 3 0 ) .
337
DERECHO PENAL
A. Comentarios generales
B. Tipo objetivo
6 4 7
Se sanciona su distribución, y sólo por extensión la producción de ma
teriales pornográficos cuando ha sido realizada para fines de distribución.
6 4 8
Se ha entendido que participar con un m e n o r de 18 años en actos
propios de un proceso de producción de material pornográfico es una noción
más amplia que "utilizar" que primitivamente empleaba el C ó d i g o Penal.
B.4. Concursos
6 4 9
La exigencia del ánimo lascivo se c o m p r e n d e en el elemento de tras
cendencia inherente al material pornográfico.
<¡5o F r a n c i s c o Maldonado estima que en este marco la figura aparece clara
mente inútil, porque la totalidad de las manifestaciones que pueden involucrar
su comisión ya se encuentran abarcadas en las demás formas comisivas de los
delitos enunciados, generando su creación problemas de concurso aparente
de leyes.
A. Concepto de prostitución
6 5 1
Cfr. Del Río, o p . cit., p. 5 0 0 .
6 5 2
E. Orts, o p . cit., p. 6 6 1 ; Bajo Fernández, o p . cit., p. 2 5 8 .
, w 3
La noción que Etcheberry ofrece sobre la prostitución parece ser de
masiado amplia y por ello ambigua: "radica en que haya un trato sexual frecuente,
en el cual importe más el acceso carnal mismo o el lucro que con él se obtiene, que la
consideración a la persona con quien se realiza" (op. cit., t. IV, p. 7 3 ) .
6 5 4
Labatut, o p . cit., p. 158.
6 5 5
Manuel Ángel González sostiene que es prostituta la mujer que, m e
diante un precio, se entrega a quien la solicita. El ejercicio de tal actividad,
realizado habitualmente, es constitutivo de lo que d e n o m i n a m o s prostitución (op.
cit., p. 7 5 ) . Por nuestra parte, disentimos de este criterio, porque la noción de
prostitución del C ó d i g o Penal n o restringe su alcance sólo a las mujeres.
342
PARTE ESPECIAL
65(i
Cfr. Rodríguez Ramos, o p . cit., p. 2 3 4 .
657 p [ [ [ prohibición de la existencia de lenocinios.
o r e 0 a
6 5 8
Cfr. Etcheberry, o p . cit., p. 73.
> m
M u ñ o z C o n d e , o p . cit., p. 3 6 5 ; Bajo Fernández y Díaz-Maroto, o p . cit.,
p. 2 5 9 .
6 6 0
En este sentido piensan autores c o m o R o d r í g u e z R a m o s , o p . cit.,
p. 2 3 6 .
Cf'r. Luis Rodríguez, o p . cit., p. 2 2 8 .
H B
En nuestro país Manuel Á n g e l González sostiene q u e es posible la
conducta omisiva en este delito ( o p . cit., p. 1 1 4 ) .
n •« |l JR i O K A ¡,i . , m , 344
P A R T E F.SPECIAL
6 6 3
Sostiene que es un delito de resultados Luis Rodríguez, de consiguien
te, piensa q u e p u e d e darse la hipótesis de tentativa y frustración ( o p . cit.,
p. 2 3 4 ) .
país, sin que ofrezcan interés las modalidades que se empleen para
esos efectos; lo que confiere connotación típica a la conducta es el
móvil del agente en tal sentido. Asimismo es irrelevante la mayor
o menor permanencia de las personas a quienes se promueve
para la prostitución, c o m o también es indiferente si la entrada o
salida del territorio se realiza para radicarse o para permanecer
sólo temporalmente en el otro país.
El artículo se refiere a la entrada o salida de personas, lo que
inclina a pensar que debe tratarse de más de una, aunque no es
necesario que deban hacerlo simultáneamente.
6 6 4
Supra párrafo 21.12.B.2.
665 Territorio nacional es el ámbito precisado en el capítulo en que se
analizó la aplicación de la ley penal, y c o m p r e n d e el terrestre, marítimo y
aéreo (t. I, párrafos 9.1 y II).
348
PARTE ESPECIAL
C.4. Calificantes
2 0 . 1 3 . FIGURAS ADICIONALES
2 0 . 1 4 . LA SODOMÍA (ART. 3 6 5 )
u»ii..mi J U R Í D I C A ni i m u 350
PARTE ESPECIAL
A. Bien jurídico
6 6 6
La consideración histórica del lesbianismo c o m o realidad social cobró
relevancia m u c h o después de la época de configuración de la codificación
clásica.
5 6 7
Cuello, o p . cit., t. II, p. 5 6 8 .
M R
Sesión № 7 1 , de 10 de abril de 1872.
351
DERECHO PENAL
B. La acción prohibida
<>M
L o expuesto consta en el informe de la Comisión Mixta (p. 20) c o m o
también en el Primer Informe de la Comisión de Constitución, Legislación y
Justicia del Senado (pp. 3 5 y ss.).
352
PARTE ESPECIAL
6 7 0
Autores c o m o Matus-Ramírez sostienen que la figura n o c o m p r e n d e
el lesbianismo, a pesar de lo explícito del texto, y en seguida -paradójicamen
t e - critican al legislador por no haberlo c o m p r e n d i d o en el artículo 3 6 5 en
estudio (op. cit., p. 8 7 ) .
353 i n n o v i JURÍDICA n r c n n i
DERECHO PENAL
6 7 1
Supra párrafo № 2 1 . 3 . C . l .
6 7 2
Francisco M a l d o n a d o sostiene que la noción "acceso carnal" que em
plea el art. 3 6 5 queda limitada únicamente al concepto natural de cópula, vale
decir, la realizada por vía vaginal. C o n este fundamento, en su concepto, resulta
imposible la configuración de la conducta en caso de concurrencia exclusiva
d e personas del sexo femenino. Considera que si bien el legislador manifestó
en forma clara la intención de incluir el lesbianismo c o m o forma comisiva (al
caracterizar a los intervinientes c o m o personas "del m i s m o s e x o " en lugar de
referirse exclusivamente al sexo masculino), la descripción que utilizó al definir
el verbo rector impide incluir en el tipo dicha modalidad. Según manifestó, a
propósito del tratamiento de esta conducta en el delito de violación, la exigencia
de ejecución activa del vocablo "acceso" ("el que accediere'')y el carácter "carnal"
atribuido al m i s m o , impiden que una mujer pueda ejecutar la conducta. Para
materializarlo necesariamente debiera recurrir a algún tipo de instrumento
para ejecutar el acto de invasión vaginal o anal, lo que privaría a dicha invasión
del carácter carnal exigido.
С . Consentimiento de la víctima
355
DERECHO PENAL
B. Conducta prohibida
6 7 4
Del Río, Elementos, p. 498.
C. Consentimiento
Etcheberry, o p . cit., p. 4 2 .
E. Sujeto pasivo
6 7 8
Q u e d a c o m p r e n d i d o el delito de proxenetismo o favorecimiento de
la prostitución, regulado en los artículos 3 6 7 y 3 6 7 bis.
6 7 9
C o n anterioridad a la promulgación de la Ley № 19.617 n o se aplicaba
esta causal a quienes tuvieren el cuidado de hecho de la víctima. Estudios reali
zados concluyen que el 71 % de los abusos de menores de edad son cometidos
por parientes o personas cercanas a la víctima, la mayoría se encontraba al
cuidado del m e n o r al cometer el abuso aun cuando n o detentaban un título
jurídico que les impusiera esa obligación.
EDITORIAl J U R Í D I C A D E C H I t t 362
PARTE ESPECIAL
e) Libertad condicional
La regulación de la libertad condicional prevista en el D.L. 321 de
1925 contiene una norma especial aplicable a los delitos previstos
6 8 0
El artículo I o
de la Ley № 1 8 . 2 1 6 sobre remisión condicional de la
pena y otros beneficios, en cuanto a la edad de la víctima debería actualizarse,
pues aún se refiere a los menores de 12 años, a pesar de que el Código Penal
subió esa edad a catorce años.
6 8 1
El delito de violación de un m e n o r de 12 años fue incorporado a este
artículo por la Ley № 19.617, de m o d o que sus efectos sólo pueden ser apli
cados a los cometidos con posterioridad a la fecha de promulgación de dicha
ley, esto es el 12 de julio de 1999. La Ley № 19.927 de 2 0 0 4 modificó el C ó d i g o
Penal, en especial el art. 3 6 2 , d o n d e sustituyó la edad de 12 años por la de 14
años para los efectos de la violación y demás atentados sexuales; pero n o se
modificó la Ley № 18.216 en el sentido indicado. Otro tanto sucede con el D.
L. № 321 sobre Libertad Condicional.
365 H M I O R I A I JURÍDICA ni c u m
DERECHO PENAL
366
PARTE ESPECIAL
369 i ni i o n i \i J U R Í D I C A DI I n a I
DERECHO PENAL
6 8 2
Autores c o m o C o b o del Rosal y Carbonell Mateu expresan que el bien
jurídico en el delito de amenazas "es la fase de formación de la voluntad o, si
se prefiere, (a) la motivación del sujeto"; en otros términos, a la libertad en el
proceso de motivación; a diferencia de la coacción, d o n d e lo protegido es la
fase decisoria, vale decir, la libertad de obrar (opus cit. p. 7 3 7 ) .
6 8 3
Creus, D.P., parte especial, t. I, p. 3 3 2 .
6 8 4
Suficiente es tener en consideración las modificaciones que en el Có
digo Civil ha sufrido la filiación, la incorporación del concepto de pareja y las
disposiciones de la Ley № 2 0 . 0 6 6 sobre Violencia Intrafamiliar.
E D I T O R I A L JURÍDICA D E C H I L E 374
PARTE ESPECIAL
i n i i o R i A i J U R Í D I C A ni i m u 376
PARTE ESPECIAL
fil
* O p i n a n en contra de lo sostenido C o b o del Rosal y Carbonell Mateu,
opus cit., p. 7 3 2 .
68!l
Algunos comentaristas de este delito (Etcheberry, D.P., t. III, p. 2 4 6 )
limitan este concepto - e l de violencia- únicamente a la fuerza física; n o obs
tante que la posición del legislador penal cuando emplea el vocablo "violencia"
normativamente le da un sentido amplio, lo que se consta en buena parte de
los casos en que lo usa, haciéndolo extensivo a la intimidación. Así sucede en
el art. 4 3 9 en el delito de robo con violencia, d o n d e prácticamente h o m o l o g a
los conceptos. En esta disposición, al referirse a la invocación de orden falsa de
alguna autoridad para exigir la entrega de la cosa, califica ese comportamiento
c o m o "violencia", cuando en el h e c h o es una intimidación. Situación análoga
sucede con los arts. 3 4 2 y siguientes.
6 9 0
Cfr. Politoff, Matus, Ramírez, Lecciones, t. II, p. 191.
6 9 1
Ibídem, pp. 193-194.
12
C o b o del Rosal, Carbonell Maten, opus cit., p. 7 3 1 .
22.3.4. Consumación
383 mnoRiAi J U R Í D I C A n r c r n t i
DERECHO PENAL
MATERIAL
23.1.1. Generalidades
El Código Penal en el Título III del Libro Segundo, párrafo № 3,
arts. 141 y siguientes, se ocupa del delito de secuestro, ubicándo
lo entre aquellos que "afectan a los derechos garantidos por la
Constitución". El párrafo № 3 se titula "Crímenes y simples delitos
contra la libertad y seguridad, cometidos por particulares".
El artículo 141 en sus dos primeros incisos describe el secuestro
en los siguientes términos: "El que sin derecho encerrare o detuviere
a otro privándole de su libertad, comete el delito de secuestro y
será castigado con la pena de presidio o reclusión menor en su
grado máximo.
En la misma pena incurrirá el que proporcionare lugar para
la ejecución del delito".
Este atentado contra la libertad se conoce también con la de
nominación de plagio, particularmente si se le agrega el elemento
lucro o cuando se comete con ánimo vindicativo. 694
6 9 4
Carrara, opus cit., t. I, Parte Especial, párrafo 1667, p. 49.
386
PARTE ESPECIAL
387 m i M U Í M J U R Í D I C A i>i . H I N
DERECHO PENAL
del Estado.
La pena que corresponde al secuestro al concurrir una de
las agravantes que se han comentado es presidio mayor en sus
grados mínimo a medio.
conforme la agravante.
7 0 0
Cfr. Polkoff, Matus, Ramírez, Lecciones, t. II, p. 2 0 7 .
7 0 1
Consúltese t. 3 , párrafo 9 8 . 2 - A . l .
o
secuestro.
La rebaja de pena que establece el art. 142 bis es de mayor
o menor intensidad y tiene un carácter imperativo o facultativo
para el tribunal, según la oportunidad en que se lleve a efecto.
Si la víctima es liberada por los secuestradores antes de que se
cumpla alguna de las condiciones que hubieren planteado para
hacerlo, el tribunal obligadamente deberá reducir en dos grados
la sanción correspondiente al delito. No sucede otro tanto si la
liberación del ofendido tiene lugar después del cumplimiento de
alguna de esas condiciones, en esta hipótesis el tribunal queda
facultado para rebajar la pena, pero no está obligado a hacerlo;
además, si opta por reducirla, sólo puede rebajarla en un grado.
7 0 2
Politoff, Matus, Ramírez, opus cit., t. II, p. 2 0 6 .
demás casos.
Si con motivo o con ocasión de la sustracción se cometiere
alguno de los delitos indicados en el inciso final del artículo an
terior, se aplicará la pena que en él se señala".
El interés jurídico relevante en este delito es, en substancia,
la libertad del menor, en su aspecto potencial, pues si bien es
dudoso hablar de libertad material de un ser recién nacido o de
muy corta edad, potencialmente c o m o persona tiene la facultad
de desplazarse. No obstante, el legislador al reglar esta materia
tuvo en consideración que el bien jurídico protegido en estos
casos es el ámbito de protección del menor, porque la situación
normal y en que mayoritariamente se encuentran los menores
es la de estar bajo el cuidado de otra persona, sean sus padres o
guardadores. Esta circunstancia lo inclinó a sustituir los términos
"detener" o "encerrar" empleados en el artículo 141, por el de
"sustraer", que importa arrebatar o sacar a un niño de la esfera de
custodia en la que se encuentra. Respecto de menores adolescentes
no sujetos a custodia jurídica ni de hecho - y que muchas veces
se dedican a la vagancia- la noción sustraer puede ser discutible
y, c o m o bien comenta Etcheberry, la conducta en estos casos
70S
7 0 4
Politoff, Matus, Ramírez, Lecciones, t. II, pp. 2 1 0 - 2 1 1 .
7 0 5
Chile aprobó la Convención que reglamenta aspectos civiles del secuestro
internacional de menores, publicada el 17 de j u n i o de 1 9 9 4 , y el cumplimiento
de resoluciones de tribunales extranjeros, señalando la forma de proceder. En
esta Convención n o se establecen sanciones penales, de m o d o que con relación
a esta materia rige en plenitud la legislación penal nacional.
2 3 . 3 . 1 . Introducción
7 0 6
Véase párrafo № 2 3 . 1 . 9 .
7 0 7
Así lo hace Etcheberry, D. P. t. III, p. 2 1 5 .
7 0 8
En la actualidad, n o deja de resultar curiosa la salvedad que sobre esta
materia se hizo constar en el Acta № 31 de 21 de abril de 1 8 7 1 , refiriéndose al
actual art. 1 4 1 : " E n esa virtud, i previa declaración para mejor intelijencia del
artículo, se acordó consignar en la presente acta que la expresión sin derecho que
en él se emplea, reconoce implícitamente el que tienen los padres, maridos,
tutores, directores de establecimientos de educación y beneficencia, etc., para
imponer, p o r vía de corrección, un arresto o detención a sus hijos, cónyuges,
pupilos, e d u c a n d o s . . . " ( s i c ) .
m i i o R i A i J U R Í D I C A ni t m u 400
PARTE ESPECIAL
El delito está descrito en el artículo 143, que expresa: "El que fuera
de los casos permitidos por la ley, aprehendiere a una persona
para presentarla a la autoridad, sufrirá la pena de reclusión menor
en su grado mínimo o multa de seis a diez unidades tributarias
mensuales". El tipo objetivo consiste en "aprehender" a alguien,
verbo cuyo alcance para estos efectos es el señalado en la acción
de secuestro, o sea, detener, impedir o restringir la libertad de
402
PARTE ESPECIAL
23.3.4. Penalidad
7 1 2
Se disiente de opiniones, c o m o la vertida por Etcheberry (D.P., t. 3°,
p. 2 1 8 ) , en cuanto vinculan este elemento con el d o l o .
7 1 3
Cfr. Etcheberry, opus cit., t. III, p. 2 1 8 .
7 1 4
Se inclinan en tal sentido Politoff, Matus, Ramírez, Lecciones, t. II,
pp. 2 0 9 - 2 1 0 .
tres días sin cumplir las obligaciones que allí se indican, pues
corresponde aplicárseles las penas dispuestas por el artículo 148.
Si bien el precepto no expresa de modo específico que se hace
referencia al inciso segundo de esta última disposición, que dis
pone la pena de reclusión menor más suspensión en sus grados
máximos, ello se desprende de la exigencia que hace del trans
curso de cierto número de días, y porque de no entenderse en
la forma indicada, la agravante carecería de sentido, en atención
a que el inciso primero del artículo 148 establece la misma pena
que la indicada en el artículo 149.
71
° El № 1 del referido artículo expresa, en lo que interesa: " ( . . . ) se enten
derá por el término "tortura" todo acto por el cual se inflija intencionadamente
a una persona dolores o sufrimientos graves, ya sean físicos o mentales, con el fin
de obtener de ella o de un tercero información, o una confesión, de castigarla
por un acto que haya cometido, o se sospeche que ha cometido, o de intimidar
i ni l o k i A i J U R Í D I C A n i ( . u n i 408
PARTE ESPECIAL
6
Cfr. Politoff, Matus, Ramírez, Lecciones, t. II, p. 2 1 9 .
7 1 7
En el sentido criticado, Politoff, Matus, Ramírez, Lecciones, t. II, p. 219.
411 miiokiAi J U R Í D I C A ni . u n í
DERECHO PENAL
7 1 8
Cfr. Bullemore, Mackinnon, Curso, t. III, p. 115.
412
PARTE ESPECIAL
24.1. INTRODUCCIÓN
a) Abrir la correspondencia
La noción de correspondencia comprende aquellas comunica
ciones en textos o medios susceptibles de ser cerrados, dirigidos a
una persona o personas determinadas, manteniendo la privacidad
de su contenido. Generalmente estará guardada en un sobre o
consistirá en un soporte doblado, pegado o sellado. Sólo ese tipo
de comunicaciones constituye correspondencia para estos efectos,
porque son susceptibles de "abrirse". Se excluyen las comunicaciones
verbales, telefónicas, radiales y semejantes; quedarían compren
didas, sin embargo, las grabaciones de tipo electrónico remitidas
en sobres sellados. Debe precisarse que la ley prohibe "abrir" la
correspondencia, no es necesario que se tome conocimiento de su
contenido. El aprovechamiento y la divulgación de los contenidos
pueden constituir una circunstancia que agrava la sanción, como
se comentará al hacer referencia a la penalidad.
b) Interceptar
Esta modalidad, al relacionarse con las demás conductas pro
hibidas, queda circunscrita a la interrupción de la correspon-
1 9
Cfr. Etcheberry, D. P., t. I I I , p. 2 7 2 .
419 m i i e m i JURÍDICA IM . I H M
DERECHO PENAL
24.2.4. Penalidad
2 4 . 2 . 7 . Causal de atipicidad
7 2 0
La califican de causal de justificación Politoff, Matus, Ramírez, Lecciones,
t. II, p. 2 3 2 .
7 2 1
Etcheberry, D. R, t. III, p. 2 7 0 .
7 2 2
El delito se d e n o m i n a c o m o violación de " m o r a d a " , puesto q u e la
palabra "domicilio" que emplean ciertos autores para referirse a esta figura
puede inducir a errores y resulta equívoca.
423 i ni l o R i A i JURÍDICA ni C I M I i.
DERECHO PENAL
7 2 3
Francisco Pacheco, Comentarios, t. III, p. 2 6 4 .
7 2 4
Opinan en igual sentido en cuanto al concepto de morada Etcheberry,
D. R, t. III, pp. 2 5 4 - 2 5 5 , Labatut, que se sustenta a su vez en lo afirmado por
Del Río (D. R, t. II, p. 3 4 ) .
El inciso segundo del art. 145 dispone que no son aplicables las
normas sobre protección de morada a "los cafés, tabernas, posadas
y demás casas públicas, mientras estuvieren abiertas y no se usare
violencia inmotivada".
Este precepto abona la tesis de otorgar a la expresión morada,
para efectos del tipo penal, un alcance más amplio que aquel
que le corresponde semánticamente. La enumeración que hace
el art. 145 es enunciativa, por vía ejemplar, por ello se refiere a
las casas públicas, que son aquellas donde no se restringe el in
greso de las personas mientras están abiertas, c o m o los teatros,
cines, restoranes y análogos. La norma no deja de sorprender,
pues indirecta e inadecuadamente aparece c o m o equiparando
los referidos recintos a una morada. Tratándose de estos lugares
la entrada no puede impedirse, salvo que quien quiera hacerlo
emplee violencia sin razón que la justifique.
7 2 5
Politoff, Matus, Ramírez, Lecciones, t. II, p. 2 2 6 .
24.3.9. Agravación
25.1. INTRODUCCIÓN
7 2 6
Etcheberry, D. R, t. III, p. 2 6 2 .
7 2 7
O p i n a n en tal sentido Politoff, Matus, Ramírez, Lecciones, t. II, p. 2 2 9 .
7 2 8
Los delitos de injuria y calumnia c o m o parte de la normativa de la Ley
№ 1 9 . 7 3 3 se comentan en el t. III, párrafo 16.
m
La Comisión Redactora prefirió no legislar específicamente la situación de
que se obligara a una persona el ejercicio de un culto, estimando -equivocadamen
t e - que tal hecho conformaría una injuria (Sesión 145 de 29 de mayo de 1873). Si
tal situación se diera, podría constituir la falta sancionada en el art. 4 9 4 № 16.
™ Etcheberry, D. R, t. III, pp. 229-230.
433
DERECHO PENAL
7 3 1
N o corresponde, c o m o lo expresan autores c o m o Labatut ( D. R, t. II,
p. 3 0 ) , Etcheberry (D. R, t. III, p. 230) c o m p r e n d e r en este caso las lesiones
leves; por mandato del art. 401 las lesiones m e n o s graves inferidas a "sacerdo
tes" se castigarán " s i e m p r e " c o m o lesiones de esa calidad y, por consiguiente,
nunca c o m o leves, lo que d e b e tenerse en cuenta en la especie, porque lo
perseguido es sancionar con mayor rigor los atentados a un ministro de un
culto en ejercicio de su ministerio.
según las circunstancias; sin perjuicio de que las leyes que reglan
asociaciones especiales normalmente determinen sanciones para
tales conductas. Esa situación justificaría que el art. 158 en el № 4
del Código Penal se limita a castigar al empleado público que,
arbitrariamente, "impidiere a un habitante de la República (...)
formar parte de cualquier asociación lícita". Las características
de este delito, c o m o su sanción, son las mismas que se señalaron
en el apartado precedente.
Cfr. E t c h e b e r r y , D. R, t. I I I , p . 232.
437 i n i l u u i A i |l IR 11 )K. \ ni i m u
DERECHO PENAL
7 3 3
N o debe confundirse esta noción con la de honor, c o m o se c o m e n t ó
al analizar el delito de injurias.
H e c h o s atinentes a la intimidad pueden n o afectar al h o n o r o reputación
de una persona, c o m o sucede con la enfermedad de un hijo, un fracaso matri
monial y situaciones análogas, cuya divulgación pueden afectar a la intimidad,
y n o así a la honra.
b) Difusión de la intromisión
El inciso 2 del art. 161-A sanciona este comportamiento, pres
o
i MiioRiA, J U R Í D I C A m ( m u 440
PARTE ESPECIAL
441 i ni i o R i \ i J U R Í D I C A ni iiiiii
DERECHO PENAL
26.1. INTRODUCCIÓN
7 3 s
E. Orts Berenguer, opus cit., p. 4 8 7 .
445 i n n o m . M J U R Í D I C A ni a i m
DfcKKCHO PENAL
El inciso primero del art. 233 expresa: "El empleado público que,
teniendo a su cargo caudales o efectos públicos o de particulares en
depósito, consignación o secuestro, los substrajere o consintiere que
otro los substraiga, será castigado (...)". Esta figura se caracteriza por
el tipo subjetivo, el funcionario debe actuar dolosamente, con voluntad
de apropiarse de los caudales o parte de ellos, técnicamente con
ánimo rem sibi habendi™ o permitir -dolosamente también- que otro
los sustraiga, sin que en definitiva restituya los bienes apropiados.
7 3 8
Cfr. Labatut, opus cit., t. II, p. 8 1 ; Alvaro Bunster, La malversación, p. 4 4 .
HiiioKi.M J U R Í D I C A n i ( n u i 446
PARTE ESPECIAL
7 3 9
Etcheberry hace un interesante resumen de las distintas posiciones,
opus cit., t. IV, p p . 2 3 7 y ss.
7 4 0
Autores c o m o Politoff, Matus y Ramírez distinguen en estos casos, según
se trate o n o de bienes fungibles, los entregados al funcionario -tal sucedería
con los dineros " p o r rendir cuenta" dados al e m p l e a d o - , d o n d e se incurriría
en tina especie de apropiación indebida si los usa para sí, por cuanto siempre
esa entrega es en propiedad, sin perjuicio de que si n o los reintegra oportuna
mente, se configuraría la sustracción requerida por el tipo descrito en el art.
2 3 3 (Lecciones, t. II, pp. 4 9 4 - 4 9 5 ) .
7 4 2
Cfr. Etcheberry, opus cit., t. IV, p. 2 4 3 .
7 4 3
Cfr. Labatut, opus cit., t. II, p. 8 2 .
I DI IORIAI J U R Í D I C A DI ( l i l i 450
PARTE ESPECIAL
451 I D I I O R I A L JURÍDICA D E O I I I L
DERECHO PENAL
7 4 4
Se piensa por sectores de la doctrina que este precepto podría calificarse
c o m o una ley penal en blanco, o parcialmente en blanco, porque debe comple
mentarse con otros textos la noción de lo que se entiende por "administrar bienes"
para estos efectos, pero mayoritariamente n o se comparte tal criterio (Bunster, La
malversación, p. 120; Etcheberry, t. IV, p. 2 4 5 ) . C o m o todo u p o penal, corresponde
interpretarlo en relación con el caso concreto, pero esto es inherente al proceso
de subsunción, por ello no se puede compartir la posición antes indicada; en el
caso en estudio la conducta prohibida aparece claramente precisada.
7 4 5
Labatut, opus cit., t. II, p. 8 2 .
7 4 6
Autores c o m o Etcheberry (opus cit., t. III, p. 2 4 5 ) y Bullemore-Mackin-
n o n (opus cit., t. IV, p. 169) sostienen que se trata de una expresión innecesa
ria. Las expresiones usadas por el legislador normalmente tienen sentido, en
especial en la situación en estudio. Es evidente que n o sería aconsejable una
sanción penal cuando los fondos se destinan, ante situaciones excepcionales
o extraordinarias (una inundación, una epidemia), a una finalidad pública
distinta; en esta hipótesis, cuando más procedería una sanción administrativa,
pero n o una penal.
El art. 239 regla este delito: "El empleado público que en las ope
raciones en que interviene por razón de su cargo, defraudare o
consintiere que se defraude al Estado, a las Municipalidades o a
los establecimientos públicos de instrucción o beneficencia, sea
originándoles pérdida o privándoles de un lucro legítimo, incu
rrirá en la pena (...)". Se puede incurrir en esta figura mediante
dos clases de comportamientos, que siempre deben tener por
agente a un empleado público en el ejercicio de sus funciones:
defraudar o consentir que un tercero defraude al Estado. La noción
de fraude está unida a la de causar un perjuicio de carácter pecu
niario en los intereses del Estado, lo que puede suceder - c o m o
señala la disposición- empleando engaño o consintiendo en que
se defraude, lo que involucra que el empleado abuse de la confianza
depositada en él, y no cumpla con sus funciones.
El sujeto activo, c o m o se ha visto en los demás delitos funcio
narios, debe ser un empleado público, pero a diferencia de la
malversación, no debe estar a cargo o ser custodio de los bienes
defraudados, porque en esta última alternativa respondería por el
delito de malversación (arts. 233, 235 y 236). El sujeto pasivo, según
lo señala la propia disposición, es el Estado, las municipalidades,
los establecimientos públicos de instrucción o de beneficencia.
a) El tipo objetivo supone que exista una negociación entre el
Estado y un tercero -normalmente un particular- que consista en
una operación de naturaleza económica en la cual debe intervenir
el funcionario en su carácter de tal y, como se señaló anteriormen
te, durante la misma puede, mediante una maquinación engañosa
o el incumplimiento de sus funciones provocar un perjuicio al Fisco,
también de índole pecuniaria.
Cuando se trata de una maquinación, esta debe ir dirigida
a engañar a la administración, o sea, a otros funcionarios que
pueden jerárquicamente ser los superiores o inferiores al sujeto
activo, o de su mismo nivel. El engaño que gesta el funcionario
que interviene en la operación en razón de su cargo debe causar
un perjuicio al Estado, pero no debe estar dirigido a ocultar una
malversación o una negligencia funcionaría (arts. 233 y 234).748
7 4 9
Cfr. Bullemore, Mackinnon, opus cit., t. IV, p. 169. Etcheberry acepta
la mentira, t. IV, p. 2 4 7 .
7 5 0
En el referido sentido, Politoff, Matus, Ramírez, lecciones, t. II, p. 4 9 9 .
7 5 1
Politoff, Matus, Ramírez, Lecciones, t. II, p. 4 9 9 ; Bullemore, Mackinnon,
opus cit., t. rV, p. 171.
458
PARTE ESPECIAL
El art. 240 bis, inciso primero, describe este delito: "Las penas
establecidas en el artículo precedente serán también aplicadas
al empleado público que, interesándose directa o indirecta
mente en cualquier clase de contrato u operación en que deba
intervenir otro empleado público, ejerciere influencia en éste
para obtener una decisión favorable a sus intereses". Esta figura
es diferente a la analizada con anterioridad c o m o negociación
incompatible; en esta última el funcionario se interesa él mismo
o hace tomar interés a parientes o asociados, en una operación
en la que él debe intervenir en razón de su cargo, en tanto
que en la situación en estudio reglada en el art. 240 bis, si bien
también un empleado público toma interés en un negocio u
operación, estos están a cargo de otro funcionario - y no así del
primero-, sobre el cual pasa a ejercer influencia para lograr
una resolución que lo beneficia. No se sanciona el hecho de
que tome interés en el negocio u operación, sino por ejercer
influencia en otro empleado público en su beneficio. El interés
del agente puede ser directo o indirecto, tal c o m o se indicó al
comentar el delito de negociaciones incompatibles, y debe ser
de carácter económico, por las razones que en esa oportunidad
se señalaron.
Como se adelantó, además de la situación de que el empleado
público influencie a otro en un negocio en que él ha tomado
interés, se reprime ese mismo comportamiento cuando da inte
rés en la operación a alguno de sus familiares o a un asociado,
pues el inciso segundo del art. 240 bis prescribe: "Las mismas
penas se impondrán al empleado público que, para dar interés
a cualquiera de las personas expresadas en los incisos tercero
y final del artículo precedente en cualquier clase de contrato
u operación en que deba intervenir otro empleado público,
ejerciere influencia en él para obtener una decisión favorable
a esos intereses".
461
D E R E C H O PENAL
7 5 2
Cfr. Etcheberry, opus cit., t. IV, p. 2 5 1 .
7 5 3
Cfr. Bullemore, Mackinnon (opus cit., t. IV, p. 173) y Politoff, Matus,
Ramírez (Lecciones, t. II, p. 5 0 3 ) .
7 5 4
Cfr. Etcheberry, opus cit., t. ГУ, р. 2 5 1 .
En el art. 247 bis se describe este delito: "El empleado público que,
haciendo uso de un secreto o información concreta reservada, de
que tenga conocimiento en razón de su cargo, obtuviere un bene
ficio económico para sí o para un tercero, será castigado (...)". En
este Upo penal se sanciona la obtención de un beneficio pecuniario por
un empleado público al hacer uso de una información reservada
o de un secreto que ha conocido en razón de su cargo.
El tipo objetivo debe realizarlo un empleado público que debe
cumplir con la condición de adquirir el conocimiento, con motivo
de las funciones de su cargo, de algo que es un secreto - o sea,
corresponde mantenerlo o c u l t o - o que, por lo menos, consti
tuye un asunto confidencial. El sujeto activo, por consiguiente,
es un ente especialísimo porque debe reunir copulativamente
las referidas exigencias. La conducta prohibida es hacer uso del
indicado conocimiento obteniendo un beneficio e c o n ó m i c o .
Se trata en consecuencia de un delito de resultado, que admite
las fases de tentativa y frustración. Sectores de la doctrina han
estimado que se trata de un delito de mera actividad, pero es 75d
7 5 5
Así piensan Politoff, Macus y Ramírez, que califican c o m o condición
objetiva de punibilidad la obtención del beneficio e c o n ó m i c o y, por ello, des
cartan la posibilidad de tentativa (Lecciones, t. II, p. 5 0 1 ) .
27.7.1. Introducción
7 5 7
Algunos han sostenido que se trataría de una modalidad del delito de
"proposición" (Bullemore, Mackinnon, opus cit., t. IV, p. 1 7 5 ) , n o obstante
que conforme el art. 8 o
esta figura consiste en proponer a otro la ejecución
de un delito, en tanto que en el art. 2 4 9 lo que se hace es solicitar o aceptar
un beneficio por cometer un delito.
7 5 8
Los autores citados en la nota que precede sostienen que este tipo
penal sólo es punible si el delito reclamado por el cohechador se realiza, o sea,
sería un delito de resultado, criterio que no se c o m p a d e c e con la estructura
del tipo descrito en el art. 2 5 0 .
2 8 . 1 . NOCIONES GENERALES
7 5 9
Cfr. Politoff, Matus, Ramírez, Lecciones, t. II, p. 5 0 9 .
7 6 0
Esta noción es de mayor amplitud que la ofrecida por el art. 1704 del
C ó d i g o Civil, al referirse a "papeles domésticos", que requieren escrituración
o firma.
sanciona en el inciso segundo del art. 243: "El guardián que por
su negligencia diere lugar al delito, será castigado con reclusión
menor en su grado mínimo o multa de seis a diez unidades tribu
tarias mensuales". El guardián es el funcionario que está a cargo
de la custodia.
7 6 1
Es suficiente citar - e n t r e o t r o s - los arts. 109 N o s
6 y 7, que prohiben
suministrar al e n e m i g o planos de fortificaciones, arsenales, puertos o radas,
o revelar secretos de una expedición o negociación; art. 2 3 1 , que sanciona al
abogado o procurador que descubriere los secretos de su cliente; el art. 3 3 7 ,
que castiga al empleado telegráfico que divulga el contenido de un mensaje; el
art. 101 № 5 del Código Tributario, que sanciona la infracción de la obligación
de guardar secreto sobre las declaraciones de los contribuyentes.
b) Anticipación de información
El inciso final del art. 246 sanciona otro comportamiento del
empleado público que le está prohibido. Si "indebidamente an
ticipare en cualquier forma el conocimiento de documentos,
actos o papeles que tenga a su cargo y que deban ser publicados".
Se trata de documentos o papeles que no tienen el carácter de
reservados, pero que, sin perjuicio de ello, deben ser publicados
en un día o época determinados, pero el empleado no respeta
esa circunstancia y adelanta dolosamente su divulgación. Se le
castiga por esta conducta sin que ofrezca trascendencia el medio
que emplee para hacerlo.
Pena que corresponde a las figuras de revelar secretos y de anticipar
la divulgación. La sanción es distinta si la revelación o entrega ha
7 6 3
O p i n a n e n sentido distinto Politoff, Matus, Ramírez, para quienes
el perjuicio es sólo una c o n d i c i ó n objetiva de punibilidad (Lecciones, t. II,
pp. 5 1 3 - 5 1 4 ) .
E D I T O R I A L JURÍDICA D E C H I L E 478
PARTE ESPECIAL
del art. 247, más una "multa del tanto al triplo del beneficio
obtenido".
En el inciso segundo del art. 247 se refiere a la violación del
secreto profesional, en los siguientes términos: "Las mismas penas
se aplicarán a los que, ejerciendo alguna de las profesiones que
requieren título, revelen los secretos que por razón de ella se les
hubieren confiado"; los profesionales a que se alude son aquellos
que cuentan con un título otorgado por un establecimiento de
educación superior que el Estado ha reconocido c o m o tal, entre
ellos, médicos, abogados, enfermeras universitarias, y semejantes.
El secreto se refiere a aquellos que el particular le suministra
al profesional en el referido carácter, y se extiende también a
aquellos que este último detecta o establece en su relación con
el cliente.
En todo caso, el secreto profesional tiene excepciones en
nuestro sistema, pues c o m o bien expresa Labatut, el secreto no
es absoluto, sino relativo, en ciertos casos el profesional está obli
gado, por razones de interés público, a revelar un secreto, c o m o
lo disponen el art. 494 № 9 del Código Penal y los arts. 20 y 40
del Código Sanitario, entre otras disposiciones legales. En estas
situaciones, la infracción al deber de reserva queda amparada
por lajustificante del art. 10 № 10, el cumplimiento del deber. 764
№ 19.733).
El delito es formal, es suficiente la violación de la reserva para
que se consume; no es necesario, c o m o en el caso anterior, que
se cause perjuicio. El abogado, ha de tenerse en cuenta, está
sujeto a lo dispuesto por el art. 231 (prevaricación), de m o d o
que "si descubriere sus secretos" (los de su cliente) con abuso
malicioso de su función y lo perjudicare, por el principio de
especialidad corresponde se le aplique la sanción señalada en el
referido artículo.
7 6 4
Cfr. Labatut, opus cit., t. II, pp. 88 y ss.
28.4.1. Introducción
483
D E R E C H O PENAL
7 6 7
Cfr. Labatut, opus cit., t. II, pp. 73-76; Etcheberry, opus cit., t. IV, p. 2 1 5 ;
Matus, Ramírez, Lecciones, t. II, p. 5 3 0 .
485
DERECHO PENAL
7 6 9
El autor, partiendo del principio que cada sujeto responde conforme al
d o l o con que actúa, estima que quien ofrece una dádiva a un magistrado debe
ser castigado c o m o autor de prevaricación, porque aparte de que se trata de una
figura de participación necesaria, el oferente sabe a quién está sobornando.
IDITORIAI J U R Í D I C A 1 H C l l l l l 486
PARTE ESPECIAL
7 7 0
Cfr. Etcheberry, opus cit., t. IV, p. 218.
El tipo descrito por este número requiere que eljuez dicte una
sentencia - o sea, una resolución con el alcance anteriormente
explicado- y estando implicado no haya puesto esa inhabilidad en
conocimiento de las partes. Debe tratarse, en todo caso, de una im-
7 7 1
O p i n a en sentido contrario y en referencia al auxilio Etcheberry, para
quien esta modalidad sería un delito material, limitando el perjuicio a esta
única alternativa (opus cit., t. IV, p. 2 1 9 ) , lo que no compartimos, atendida
- a nuestro juicio- la clara redacción de la disposición, que separa la última
oración del resto de la disposición, con una coma (,).
: • ! ( ! K I i" K o: : 492
PARTE ESPECIAL
7 4
Cfr. Etcheberry, opus cit., t. IV, p. 222.
Sesión 49 de 21 de julio de 1 8 7 1 .
7 7 6
Opina en distinto sentido Etcheberry, para quien las expresiones emplea
das por el artículo 2 3 2 tienen un alcance más amplio, que le permite extender
la aplicación del tipo penal. "Por patrocinio no debe entenderse el que se ha
constituido en términos formales en un proceso, sino en general la defensa o
asesoría legal que un abogado presta a su cliente" (t. IV, p. 2 2 2 ) .
7 7 7
Sesión 49 de 21 de julio de 1871.
i D I u i u i A i J U R Í D I C A D I i un i 496
BIBLIOGRAFÍA
M A T U S A C U Ñ A , J E A N PIERRE y R A M Í R E Z G U Z M Á N , M A R Í A CECILIA.
Lecciones de Derecho Penal, Parte Especial. Talca, 2 0 0 1 .
1. N A T U R A L E Z A Y C A R A C T E R Í S T I C A S D E L A PARTE ESPECIAL . . 13
2. ¿ U N A PARTE G E N E R A L D E L A PARTE ESPECIAL? 17
3. M E T O D O L O G Í A Q U E SE E M P L E A R Á PARA E X P O N E R L A
PARTE ESPECIAL 18
4. D E L I T O S C O N T R A LAS P E R S O N A S 20
A. Conceptos generales sobre estos delitos 20
5. EL H O M I C I D I O 21
5.1. Enunciado 21
5.2. Clasificación de los homicidios 22
5.3. El homicidio simple 24
A. C o n c e p t o 24
B. Bien jurídico protegido 24
C. El nacimiento 27
D. La muerte 30
E. Prolongación artificial de la vida. Aceleración del proceso
de muerte (eutanasia) 33
F. El tipo penal del homicidio simple 35
G. T i p o objetivo 35
G . l . La conducta 35
G.2. La acción 35
G.3. La omisión 36
G.4. Modalidades de la acción (el sujeto activo, el sujeto
pasivo y el objeto de la acción) 38
G.5. El resultado 39
G.6. Relación de causalidad. Imputación objetiva 41
G.7. El homicidio concausal 43
G.8. Comportamiento homicida que se concreta en lesio
nes gravísimas 44
G.9. T i p o subjetivo 45
6. EL H O M I C I D I O C A L I F I C A D O 53
6.1. Nociones generales 53
6.2. Definición 54
6.3. Naturaleza del delito 54
6.4. Características típicas del homicidio calificado 55
a) El tipo objetivo 55
b) El sujeto activo 56
c) Calificantes del homicidio 57
- Primera. " C o n alevosía" 57
- Segunda. "Por premio o promesa remuneratoria" 59
- Tercera. "Por m e d i o de v e n e n o " 61
- Cuarta. " C o n ensañamiento, aumentando deliberada
e inhumanamente el dolor del o f e n d i d o " 62
- Quinta. " C o n premeditación conocida" 63
d) Situaciones especiales del tipo objetivo: calificantes y agra
vantes; concurrencia plural de calificantes 65
e) El tipo subjetivo en el homicidio calificado 67
f) El error, la participación y el tier criminis en el homicidio
calificado 68
7. EL PARRICIDIO 69
7.1. Nociones del delito. Su naturaleza y justificación 69
7.2. Bien jurídico protegido por el parricidio 72
7.3. T i p o penal del parricidio 72
7.4. T i p o objetivo 73
a) Parientes consanguíneos en línea recta 73
b) Los cónyuges 75
c) Los convivientes 77
7.5. La omisión y el parricidio 78
7.6. El tipo subjetivo 79
7.7. El parricidio y el error en la persona y en el golpe (aberratio
idus) 81
7.8. La relación de parentesco, conyugal o de convivencia y su co
municabilidad 82
7.9. El parricidio en concurso con el infanticidio, con el homicidio
calificado y con el auxilio al suicidio 86
8. EL I N F A N T I C I D I O 87
8.1. C o n c e p t o del infanticidio y sus antecedentes 87
8.2. Características del infanticidio 88
8.3. El tipo penal infanticidio 90
8.4. T i p o objetivo 90
a) La conducta 90
b) Modalidades de la conducta 91
c) Condiciones que debe cumplir el sujeto activo 91
d) El sujeto pasivo 92
e) T i e m p o en que debe realizarse la acción 93
f) El resultado 93
g) La imputación objetiva de la muerte a la acción realizada
por el autor (relación de causalidad) 94
8.5. T i p o subjetivo 94
8.6. Iter criminis. Consumación 95
8.7. Comunicabilidad 96
8.8. Concursos y circunstancias modificatorias de responsabilidad 96
9. EL A B O R T O 97
9.1. Antecedentes estadísticos 97
9.2. Ubicación del delito de aborto en el C ó d i g o Penal 98
9.3. Bien jurídico protegido. Desde qué m o m e n t o se ampara la
vida en formación. Conflicto de intereses 98
9.4. C o n c e p t o del aborto c o m o delito 105
9.5. Tipos objetivo y subjetivo del delito de aborto 105
9.6. Sujeto pasivo, objeto material de la acción 106
9.7. Sujeto activo del delito 108
A. Aborto causado por tercero (no profesional de la s a l u d ) . . 108
a) Aborto realizado sin el consentimiento de la mujer . . . 109
a.a) C o n violencia 109
a.a.l. Situación del art. 3 4 3 110
a.a.2. Concurso. Aborto y muerte. Las lesiones
causadas a la mujer embarazada a conse
cuencia de la violencia 111
a.b) Sin violencia 112
b) Aborto causado por tercero con consentimiento de la
mujer 113
B. Aborto causado por la propia mujer (autoaborto) o con
su consentimiento 114
B . l . La mujer permite que un tercero le cause el aborto . . 115
B.2. El autoaborto 116
B.3. A b o r t o honoris causa 116
C. Aborto con intervención de facultativo 117
C . l . El aborto terapéutico '. 119
9.8. Iter criminis 120
10. EL H O M I C I D I O EN R I Ñ A 121
10.1. Conceptos generales 121
10.2. Naturaleza del delito 121
10.3. Elementos objetivos de la figura 123
a) El homicidio de una persona sin que se conozca a su autor 123
b) Q u e el homicidio haya tenido lugar en una riña o pelea . . 124
c) Q u e en la riña se ejerza violencia en contra de la víctima
o se le causen lesiones graves 125
11. A U X I L I O A L S U I C I D I O 128
11.1. Definición y naturaleza del delito. El tipo objetivo 128
11.2. T i p o subjetivo 132
11.3. Autoría, participación, iter criminis 133
12. L A E U T A N A S I A 134
N o c i ó n de eutanasia y su clasificación 134
a) Eutanasia pasiva 136
b) Eutanasia activa 137
13. EL D U E L O 138
13.1. Antecedentes históricos 138
13.2. Características del duelo c o m o delito 139
13.3. El delito básico de duelo 140
13.4. D u e l o irregular 141
13.5. D u e l o regular 142
13.6. Tipos secundarios 143
a) Intervención de padrinos 143
b) Provocación a duelo 144
c) Incitación a provocar o aceptar el duelo 144
d) Desacreditar por rehusar el duelo 144
14. D I S P O S I C I O N E S C O M U N E S A L O S D E L I T O S D E H O M I C I D I O ,
LESIONES Y D U E L O 145
15. D E L I T O S C O N T R A LA I N T E G R I D A D FÍSICA Y LA S A L U D
INDIVIDUAL 146
15.1. Ubicación de estos delitos. Antecedentes generales 146
15.2. Bien jurídico protegido 147
15.3. Clasificación de las figuras descritas en el C ó d i g o Penal bajo
la denominación de "lesiones" 149
15.4. Mutilaciones 150
A. Castración 152
B. Mutilación de un m i e m b r o importante 153
C. Mutilación de miembros m e n o s importantes 155
15.5. Delito de lesiones propiamente tales 156
A. Conceptos generales 156
B. Formas de presentación del tipo objetivo del delito de le
siones 156
C. Tres problemas que plantean estos tipos penales 156
a) ¿Constituyen delitos de lesiones los simples maltratos
de hecho? 157
b) ¿Es posible cometer estos delitos por omisión? 157
c) Modalidad de la acción de lesionar 158
D. Lesiones gravísimas 159
a) D e m e n t e 160
b) Inútil para el trabajo 161
c) Impotente 161
d) I m p e d i d o de un m i e m b r o importante 162
e) Notablemente deforme 164
E. Lesiones simplemente graves 166
F. Lesiones causadas haciendo ingerir sustancias nocivas o
abusando de la credulidad o flaqueza de espíritu de la
víctima (art. 3 9 8 ) 167
G. Lesiones m e n o s graves y leves 168
H . El tipo subjetivo. Las lesiones culposas. La preterintención 171
15.6. Circunstancias especiales de agravación en los delitos de
mutilaciones y de lesiones gravísimas, graves y m e n o s graves . 173
a) Relación conyugal o de convivencia 174
b) Parentesco o padres de un hijo c o m ú n 175
c) Persona m e n o r de edad o discapacitada, bajo d e p e n d e n
cia o cuidado 175
d) Modalidades de comisión de las lesiones 176
15.7. El consentimiento del afectado, la actividad médica, el depor
te y las mutilaciones o lesiones. Su atipicidad o j u r i d i c i d a d . . . 177
A. Consentimiento. Autolesión 177
B. La actividad médica 179
C. La actividad deportiva y las lesiones 183
15.8. Lesiones causadas en riña o pelea 185
15.9. Remisión de cartas o encomiendas explosivas 186
a) Aspectos generales 186
b) T i p o objetivo de la figura 186
c) T i p o subjetivo 187
d) Participación e iter criminis 188
e) Concursos 188
16. L O S D E L I T O S C O N T R A EL H O N O R 189
16.1. Ubicación de estos delitos en el C ó d i g o 189
16.2. Bien jurídico protegido (el h o n o r y su noción. H o n o r e inti
midad) 190
A. H o n o r interno (o subjetivo) 194
B. H o n o r externo (u objetivo) 194
C. H o n o r e intimidad 195
16.3. H o n o r y presunción de inocencia 196
16.4. El h o n o r y la libertad de expresión e información 197
16.5. La injuria 199
A. C o n c e p t o del delito. T i p o objetivo 199
B. T i p o subjetivo 201
C. Clases de injurias atendida su gravedad 204
D. Injurias graves 204
E. Injurias leves y livianas 207
F. Los sujetos activo y pasivo en la injuria 208
16.6. La antijuridicidad y la injuria 208
16.7. La calumnia 208
A. N o c i ó n del delito 208
B. T i p o objetivo 209
505 mnoKi.u I U R I D I C A D I . m u
ÍNDICE
iniioiu-M J U R Í D I C A IM ( m u 506
ÍNDICE
2 0 . L O S D E L I T O S C O N T R A LA LIBERTAD S E X U A L 260
20.1. Presentación 261
20.2. Bien jurídico: libertad e indemnidad sexual 261
A. Antecedentes generales 261
B. Libertad de autodeterminación sexual 264
C. Indemnidad o intangibilidad sexual 267
D. Análisis esquemático 269
20.3. El delito de violación 270
A. Bien jurídico 270
B. Antecedentes históricos 271
C. T i p o objetivo 273
C.l. Conducta prohibida 273
C.2. Iter criminis de la violación 276
C.3. Sujetos activo y pasivo en la violación 277
D. Modalidades de comisión de la violación 278
D . l . Violación propia 281
D . 2 . Violación impropia 283
a) Privación de sentido 284
b) A b u s o de la incapacidad de resistencia 285
c) A b u s o de la enajenación o trastorno m e n t a l . . . 287
d) Víctima m e n o r de 14 años 289
e) Prevalimiento 291
E. Faz subjetiva del delito de violación 293
F. Iter criminis 294
F.l. El principio de ejecución 294
G. La "violación conyug al" 295
G.l. Convivientes 297
G.2. Abusos sexuales entre cónyuges 298
н и т к и JURÍDICA D I i 508
ÍNDICE
2 0 . 1 4 . La sodomía 3 5 0
A. Bien jurídico
B. La acción prohibida
C. Consentimiento de la víctima ' _
2 0 . 1 5 . El delito de incesto (art. 3 7 5 ) ^
A. Antecedentes generales y bien jurídico
B. Conducta prohibida
509 , i !
• | Í , K A 1
ÍNDICE
C. Consentimiento 357
D. Relación parental de los intervinientes 358
E. Sujeto pasivo 359
F. El tipo subjetivo en el delito de incesto 360
G. Pena del delito 360
28. D E L I T O S Q U E A F E C T A N A LA C O N F I A N Z A P Ú B L I C A Q U E SE
T I E N E EN L O S F U N C I O N A R I O S P Ú B L I C O S 472
Bibliografía 497
EDITORIAL
TURIDICA
D E C H I L E
www.editorialjuridica.cl