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Realizando una visión panorámica de la metafísica en la historia de la filosofía, se puede afirmar que el rasgo distintivo de
la época antigua se concentró en buscar el fundamento mismo de la realidad, en tratar de responder acerca del origen y
fin del universo. En principio, la totalidad de lo real fue entendida como physis (naturaleza) y cómo cosmos, razón por la
cual, el problema filosófico sobresaliente en esta etapa fue el cosmológico. En tal sentido, a los primeros filósofos se los
llamó como físicos, naturalistas o cosmólogos quiénes entre otras cuestiones fundamentales se preguntaron: ¿Cómo
surge el cosmos? ¿Cuál es el principio fundamental? ¿Cuál es la fuerza originaria que interviene en el universo?. Esta
situación sufre una ligera modificación con los sofistas que de alguna manera ponen en crisis al frecuente problema del
cosmos y abren paso para nuevas reflexiones sobre el hombre, su autonomía, su moral y su virtud.
De acuerdo a lo antes expuesto, el punto de partida de la reflexión filosófica se encuentra en Tales de Mileto (Siglo VI
a.C) quien considera que existe algún tipo de realidad "objetiva" a la cual ha de ceñirse el conocimiento. La mencionada
realidad puede consistir en un elemento físico, material, tal como se evidencia en todos los aportes generados por la
Escuela de Mileto y, en general, por todos los filósofos presocráticos (incluyendo el "número" de los pitagóricos, quienes
al parecer lo concebían como una entidad material); o también la realidad puede consistir en un elemento inmaterial,
como las Ideas de Platón.
En definitiva, la búsqueda del "arjé" (principio), de la primera causa objetiva de la realidad, determinará las diferentes
interpretaciones de lo real y todas las demás problemáticas filosóficas quedan supeditadas a éste. La tendencia
filosófica de los sofistas se dirige al lenguaje, al ser humano, a la sociedad y a sus distintas interacciones.
La primera etapa de la filosofía antigua (pre-socrática o pre-ática) se caracterizó por la actitud de asombro de los
pensadores ante la naturaleza, antiguamente creían que el mundo existía desde siempre y que tanto los dioses
(inmortales) como los hombres (mortales) formaban parte de él. A esta etapa pertenecen todos los filósofos presocráticos
quienes descubrieron la idea misma de la ciencia y de la filosofía. Estos filósofos consideraron al universo y a la
naturaleza de una manera racional, como un todo ordenado y sistematizado.
Esta primera etapa se subdivide en tres períodos: innovador, de puesta a prueba, de consolidación. Los representantes
de cada uno de estos períodos se proponían describir y explicar el mundo natural en su totalidad; sus estudios se dirigen
hacia la astronomía, meteorología, mineralogía, botánica, zoología y antropología (explicación de los aspectos sociales,
culturales y políticos de la vida humana). No olvidan el estudio de problemas filosóficos sobre el comienzo del universo y
su desarrollo, su constitución fundamental, sus elementos y principios.
La segunda etapa de la filosofía antigua (ática o clásica) se caracterizó por el estudio del ser humano y sus relaciones
con el mundo, con la sociedad y con Dios. A esta etapa pertenecen los filósofos Sócrates, Platón y Aristóteles y a ellos
se suman sofistas como Protágoras, Gorgias, Hipias, Pródico, etc.
La tercera etapa de la filosofía antigua (helenística o alejandrina) se caracterizó por la moral, la virtud y la conducta del
ser humano; estuvo representada por los epicúreos, los estoicos, etc.
En esta filosofía, las funciones de las divinidades se naturalizaron concebidas como acontecimientos internos de la
naturaleza y no como intervenciones externas de una fuerza divina. Al ser la naturaleza una totalidad que manifiesta los
caracteres de un sistema, sus principios deben estar organizados de manera sistemática e integrada. La naturaleza se
nos muestra en toda su pluralidad y multiplicidad de variaciones y transformaciones.
En todo caso en los presocráticos el universo es entendido como una estructura ordenada, explicable, armónica y
decorada.
A continuación un cuadro que explica sintéticamente el fundamento de la realidad expresado en los filósofos pre-
socráticos:
Anaximandro
Mezcla
Filosofía y Palabra FILOSOFÍA.
VI–V Pitagórica o
Arjé: El número MONISMO Religión. La Primer intento de
a.C. Matemática
filosofía debe Inmaterialidad
vivirse.
Pitágoras
Cuatro
Siglos V –
elementos
IV a.C. PLURALISMO (varios
(agua, tierra,
elementos de cuya Concepción cíclica del
fuego y aire) +
combinación sale toda tiempo.
dos fuerzas
la realidad)
Empédocles motrices (amor y
odio)
Demócrito
Arjé: Un número
infinito de
elementos
(semillas de las Pluralismo introdujo la noción de Nous
cosas u
homeomerías)
Inspirado en: https://es.scribd.com/doc/38438347/Presocraticos-Cuadro-sinoptico-copia
Anaxágoras
Algunos exponentes significativos de la Metafísica en el Edad Antigua:
Para revisar más información, véase Lavelle, Introducción a la Ontología, pág. 19-33:
https://portalconservador.com/livros/Louis-Lavelle-Introduccion-a-la-Ontologia.pdf
Notas características del ser parmenideo
- El Ser es indivisible, puesto que el vacío que habría de separar las partes sería
no-ser.
Único
Uno Indivisible
Inmóvil Esférico
SER
Continuo Eterno
Inmutable
El ser es identificado por el pensamiento
Dualismo Ontológico
Según Platón, todas las cosas han sido creadas a partir de su modelo
inmaterial. Estos modelos inmateriales o ideas serían inmortales mientras que lo
que fue creado a partir de esas ideas sería mortal y tendría sus características
propias (Por ejemplo: un caballo)
El Mundo Sensible está compuesto por los objetos físicos que son
materiales, corruptibles, mutables, plurales… Este mundo lo percibimos a
través de los sentidos, los cuales no nos proporcionan el verdadero
conocimiento sino uno más relativo
El Mundo Inteligible está compuesto por las ideas de los objetos del mundo
sensible y estas ideas son inmateriales, universales, únicas, inmutables…
Forman la verdadera realidad, a la que solo podemos llegar por medio de la
razón y de esta forma, alcanzamos el verdadero conocimiento. Con lo que
concluimos en que el Mundo Sensible o los objetos que lo representan son
meras copias de esas ideas del Mundo Inteligible. Según Platón hay varios
tipos de ideas y para organizarlas creó una pirámide jerárquica en la que la
idea principal era la del Bien (Ruíz, 2011).
Características y estructura:
- Es el mundo verdadero.
- Está habitado por Ideas perfectas que son el modelo del mundo sensible.
1. Idea de Bien
2. Ideas éticas
3. Ideas estéticas
4. Ideas matemáticas
5. La Idea suprema es la "Idea de Bien", de ella dimanan la Belleza y la
Justicia.
La compara con el sol porque con ella todo se hace visible y comprensible. Por
otro lado, en el mundo sensible se da un proceso de esencialización del ente, que
consiste en alcanzar la perfección de la idea/ser. Mientras más se acerca a la idea
más reales los entes (Louis, 2012).
El mundo sensible
Características y génesis:
- El mundo así creado es concebido como una especie de ser vivo, dotado
de un alma, el Demiurgo.
- Las cosas sensibles son solo una imitación o participación de las Ideas. Las
Ideas constituyen el paradigma (modelo) del mundo (Louis, 2012).
5. Pasión: accidente que consiste en la acción que obra sobre un ser que lo
padece. Ej. ser odiado, ser amado.
- La causa final o aquello para lo que existe ese algo (a lo cual tiende o
puede llegar a ser)
Aristóteles pone el ejemplo de una escultura: si se trata de una escultura del Dios
Zeus hecha de bronce por un escultor con la finalidad de embellecer la ciudad, la
causa material es el bronce, la causa formal es el ser el dios Zeus, la causa
eficiente el escultor, y la causa final el motivo de su existencia: embellecer la
ciudad. Podemos dividir las causas en:
Sin embargo, en los seres naturales aquello a lo que apuntan o hacia lo que
tienden de forma natural es causa final pero en este caso intrínseca (hay que
recordar el principio básico de la física aristotélica según el cual todos los seres
naturales se caracterizan por poseer una finalidad intrínseca). También se habla
de la idea, imagen o boceto que el escultor tiene en mente cuando realiza la
escultura como causa formal; en este caso dicha causa formal es extrínseca
(Cuenca, 2011).
El primer motor
La metafísica o filosofía primera, explica varios conceptos que se escapan
de su reflexión sobre la physis, según Aristóteles todo lo que se mueve necesita
ser movido por otro (necesita un motor), sin embargo, esta serie de motores y
movimientos no puede prolongarse hasta el infinito por lo que necesitamos un
principio, un primer motor que sea la causa del movimiento de todo lo demás. Este
primer motor imprime movimiento al mundo siendo él mismo inmóvil (Acto Puro)
(Castillo, 2012).
“es claro que ni los que dicen que todas las cosas están quietas dicen
verdad, ni los que dicen que todas se mueven. Pues, si todas están quietas,
siempre serán verdaderas o falsas las mismas cosas; pero esto cambia
ostensiblemente (pues el que lo dice, en algún tiempo él mismo no existía y
nuevamente dejará de existir). Y, si todas las cosas se mueven, nada será
verdadero; por consiguiente, todas las cosas son falsas; pero ha quedado
demostrado que esto es imposible. Además, lo que cambia es necesariamente un
ente; pues el cambio se produce desde algo a algo. Pero tampoco es verdad que
todas las cosas estén quietas o se muevan alguna vez, y que nada esté quieto o
se mueva siempre; pues hay algo que siempre mueve las cosas que se mueven, y
el primer Motor es inmóvil él mismo” (Aristóteles, 2018, pág. 57).
El fundamento de la metafísica aristotélica está en el primer motor que es acto
puro, mueve todo sin ser movido, y cuyas propiedades son:
Eterno
Uno Inmaterial
Primer
Motor
Pensamiento
de
pensamiento
- Las causas del movimiento serán dos intrínsecas (material y formal) y dos
extrínsecas (causa eficiente y causa final), pero es más importante la causa
final, pensamiento basado desde un punto de vista más teleológico ya que el
objetivo es alcanzar lo universal.
Ingrese a youtube al link: https://www.youtube.com/watch?v=PM0V9IuYDj8 y observe el
video acerca de La Metafísica en Aristóteles.
Nociones generales
Estados de la esencia:
Para revisar más información, véase Garcia (2007), El Ser en Avicena y Averroes
Latinos, pág. 74-80: http://libroesoterico.com/biblioteca/metafisica/La%20polemica-
lasobre-el-ser-en-el-Avicena-y-Averroes-latinos.pdf
esencia como posibilidad
La accidentalidad en la existencia
Averroes sostenía que las verdades metafísicas pueden expresarse por dos
caminos: a través de la filosofía (según pensaban Aristóteles y los seguidores del
neoplatonismo) y a través de la religión (como se refleja en la idea simplificada y
alegórica de los libros de la revelación). Aunque no propuso la existencia de dos
tipos de verdades (filosófica y religiosa), sus ideas fueron interpretadas por los
pensadores cristianos, que las calificaron como “teoría de la doble verdad” (Pellini,
2014).
Nociones generales
Afirma que el alma está dividida en dos partes, una individual perecedera
(intelecto pasivo) y otra divina y eterna (intelecto activo).
La esencia puede ser concebida como posibilidad por las siguientes razones:
En esta época se entiende que el único que existe por derecho propio es Dios y
que el mundo y los hombres existimos porque Dios nos da el ser; en esta época
aparece filosóficamente el concepto de creación. Los filósofos más destacados
de esta etapa fueron: Agustín de Hipona (354-430) y Tomás de Aquino (1225-
1274). A ellos se suman Boecio, Juan Escoto Eriúgena, Anselmo de Canterbury,
Buenaventura, Juan Duns Escoto y Guillermo de Ockam.
Sin embargo, a diferencia de lo que había ocurrido con la filosofía griega, que
había centrado su reflexión en torno a la determinación del objeto, la filosofía
medieval centrará su interés en Dios. La filosofía helenística ya había dado una
orientación práctica al saber, conduciéndolo hacia la felicidad del hombre, tal es el
caso del estoicismo y del epicureísmo, que habían colocado a la ética en el vértice
del saber. En el transcurso de los primeros siglos de nuestra era, la progresiva
expansión del cristianismo y de otras religiones va generando la aparición de otros
modelos de felicidad o de "salvación individual", que entran en clara competencia
con los modelos filosóficos.
Es así como frente a la inicial hostilidad hacia la filosofía expresada por algunos de
los primeros padres apologistas cristianos, sus continuadores encontrarán en la
filosofía, especialmente a partir del desarrollo del neoplatonismo de Plotino, un
instrumento útil para combatir otras religiones o sistemas filosóficos y para
comprender, o intentar comprender, los misterios revelados.
Poco a poco se visualiza una clara asociación entre filosofía y religión, entre razón
y fe, aspecto que pondrá las bases de la futura filosofía medieval, entre los
cristianos, los musulmanes y los judíos. Es así como la divinidad se convierte en el
tema fundamental de la reflexión, Dios asume el papel subordinante de las otras
dimensiones del hombre, de la sociedad y del mundo. El diálogo entre fe y razón
se evidencia. La inicial sumisión de la razón exigida por la fe, dio paso a una
mayor autonomía propugnada por Santo Tomás de Aquino, aspecto que
conducirá, tras la crisis de la Escolástica, a la reclamación de la independencia de
la razón. En la fase de apogeo de la filosofía medieval empiezan a surgir diversas
concepciones filosóficas que retoman el problema capital de la época (los
universales) como Guillermo de Ockham, por ejemplo.
Nociones generales
Pero en Tomás de Aquino los entes finitos son entes creados, tienen el acto
o el ser por participación y se componen de esencia y ser, o esencia y acto de ser,
que están entre sí en una relación de potencia y acto. Esta composición del ente
parte de la perspectiva de la creación. Mediante el acto creador, una esencia
posible recibe el ser y es llevada a la existencia (Modesto, 2013, pág. 108-109).
La primera, parte del cambio, que consta por los sentidos; cambiar es la
actualización de un ser en potencia, el motor o moviente debe ser externo, porque
nada puede ser en potencia y en acto a la vez, bajo el mismo punto de vista; y no
cabe una cadena infinita de movientes-movidos. Luego hay un primero que mueve
sin ser movido por otro. El Dios de la primera, vía es el de Aristóteles, el acto puro.
La segunda, parte de la causalidad; es un hecho que todo causa y es causado.
Debe existir una primera causa, no causada. El Dios de la segunda vía es el
Incausado.
La tercera parte de la observación de que todo lo que comienza acaba; estos
seres pueden no ser (contingencia). Mas no todos son contingentes, tiene que
haber uno necesario, de lo contrario alguna vez todo dejaría de existir. El ser
necesario no puede no existir: su esencia es existir. El Dios de la tercera vía es el
Ser necesario (Necesse esse), y el argumento proviene del filósofo musulmán
Avicena.
La cuarta vía es platónica. Parte de las llamadas perfecciones absolutas, que
tienen grados de menor a mayor en relación a un máximo. Dios es el ser que es
perfección en el máximo grado, por tanto es Aquel cuya esencia es ser; el Dios de
la cuarta vía es el Ser subsistente (Ipsum esse subsistens).
La quinta vía parte del hecho observado del orden dinámico en el cosmos. Hay
cosas carentes de conocimiento que obran en orden a un fin, porque «siempre, o
casi siempre, obran de la misma manera, para conseguir lo óptimo. De manera
que es manifiesto que no por azar, sino por una intención llegan al fin». Deben
estar dirigidas a Él por un cognoscente, como la flecha por el arquero. Concluye
en el Dios que gobierna ordenando los seres a su fin último.
Leamos el texto en que Tomás expone la primera y (parte de) la cuarta vía;
analizaremos después la estructura de los cinco argumentos:
«Respondo que hay que decir que la existencia de Dios se puede probar por cinco
vías. La primera y más manifiesta vía, es la que se toma del movimiento. Es cierto,
en efecto, y consta a los sentidos, que en este mundo algunas cosas se mueven.
Ahora bien, todo lo que se mueve es movido por otra cosa, ya que nada se
mueve, sino en tanto que está en potencia con respecto a aquello a lo que se
mueve. En cambio, una, cosa mueve en tonto que está en acto; ya, que mover no
es sino reducir algo de la potencia al acto. Ahora bien, no puede ser reducido algo
de la potencia al acto sino por algún ser en acto: así lo caliente en acto, como es
el fuego, hace que la madera, que es caliente en potencia, sea caliente en acto, y
con eso la altera y la mueve. Pues bien, no es posible que una misma cosa esté
en potencia y en acto según un mismo aspecto, sino solamente en diferentes. Por
ejemplo, lo que es caliente en acto no puede ser a la vez caliente en potencia, sino
que es a la vez frío en potencia. Por tanto, es imposible que, en cuanto a lo mismo
y de la misma manera, algo sea motor y movido, o sea, que se mueva a sí mismo.
Por tanto, todo lo que se mueve, tiene, que ser movido por otra cosa. Pues bien, si
aquello por lo que es movido se moviera, debería ser movido también a su vez por
otra casa, y ésta por otra. Pero aquí no se puede proceder al infinito, ya que
entonces no habría un primer motor, y por tanto tampoco ningún otro movimiento.
Ya que los movimientos segundos no mueven sino porque son, movidos por el
primer molimiento, igual, que el bastón no mueve, sino porque es movido por la
mano. Por tanto, hay que llegar a algún primer motor, que no es movido por nada;
y eso todos entienden que es Dios».
«La cuarta vía se toma de los grados que se hallan en las cosas. En efecto, entre
las cosas se halla algo más bueno y menos bueno, y verdadero, y noble, y así de
las otras cosas como estas. Pero lo más y lo menos se dicen de cosas diversas en
cuanto se aproximan diversamente a algo que es lo máximo. Por ejemplo: es más
caliente lo que se aproxima más al máximo del calor. Por tanto, hay algo que es
verísimo, y óptimo y nobilísimo, y por consiguiente, máximamente ser. Ya que lo
que es verdadero hasta el máximo es ser hasta el máximo (...). Ahora bien, lo que
se denomina máximamente tal en algún género es la causa de todas las cosas
que son de aquel género; por ejemplo, el fuego, que es caliente hasta el máximo,
es la causa de todas las cosas calientes, ... Por tanto, hay algo que es, para, todos
los entes la causa del ser, y de la bondad, y de cualquier perfección. Y a eso lo
llamamos Dios» (Tomás de Aquino).
Las cinco vías pueden ser consideradas como si se tratara de un solo argumento,
con cinco puntos de partida, con cinco versiones variantes, diferentes; esos puntos
de partida son los siguientes:
1. Las cosas son cambiantes. Pero lo que cambia, es compuesto de potencia
y acto, etc.
2. Las cosas son causadas. Pero lo que causa y es causado depende de otro,
etc.
3. Las cosas son contingentes comienzan y acaban; pero lo contingente no es
por esencia, etc.
4. Las cosas «tienen» un grado de perfección limitado (en el ser, la bondad,
etc.), pero lo que es más o menos perfecto depende de un máximo, etc.
5. Las cosas se, ordenan a un fin; pero lo que está por naturaleza ordenado a
un fin es tal que su obrar depende de otro; y si el obrar también el ser, etc.
Esquema argumental de las cinco vías
El esquema argumental puede resumirse así:
1. Punto de partida: un hecho de observación y formulado en términos
metafísicos (por ejemplo, el cambio, acto del ente en potencia en tanto que
en potencia, etc.)
2. Principio de causalidad trascendental o del ser (esse) no del hacerse
(fieri). La causa del ser es actual, simultánea con el efecto (como el sol y la
luz del día). Se aplica el principio de causalidad porque el punto de partida
ha mostrado una señal de dependencia en el ser.
3. Imposibilidad de proceso al infinito: una serie de causas infinitas es una
serie de causas que se subordinan accidentalmente, esto es, la causa
influye en el hacerse, pero no en el ser actual del efecto, como el padre es
causa del hijo, el constructor de la casa, etc. Pero los efectos analizados
son «ahora», su causa del ser debe ser «actual», su dependencia esencial.
4. Conclusión: un Primero al que todos llaman «Dios»
Para San Agustín, Dios es esencia sin accidente, es el ser mismo, realidad plena y
total, esencia inmutable y perfecta. Lo contingente existe porque existe Dios, ya
que participan de Él. Dios es la razón de ser de todas las cosas. San Agustín
afirma que antes de la creación del mundo por Dios todas las ideas ya estaban en
la mente de Dios, y usando las ideas como arquetipos supremos, Dios crea la
realidad a su imagen. Dios crea todo el universo como potencias invisibles, estas
semillas son el germen de todos los seres que irán apareciendo en el tiempo,
pero, no por evolución sino por la voluntad divina (Castillo, 2012).
Así, Dios ha dado la existencia a todas las criaturas, pero éstas no son el ser
pleno y perfecto (de otro modo las criaturas se identificarían con Dios). Las
criaturas son limitadas. Entre las cosas creadas hay orden y jerarquía; las menos
perfectas son las que tienen menos ser, y se hallan subordinadas a las más
perfectas. Esta carencia de ser es el mal metafísico, que no es una realidad
positiva sino una privación. También las criaturas, que tienen una parte mínima de
ser, son un bien en su orden, y la imperfección de las criaturas singulares, mirada
en el conjunto es también un bien (Mayer, 2018, pág. 28).
Dualidad de hombre
De todas las sustancias finitas, las más perfectas son los ángeles; después viene
el hombre, compuesto de alma y cuerpo. Su concepción del hombre se incluye en
la tradición platónica al defender un claro dualismo antropológico: el hombre
consta de dos substancias distintas, cada una de ellas completa e independiente,
el alma y el cuerpo, siendo la primera superior en dignidad y ser al segundo.
Pero, a diferencia de Platón, no entiende San Agustín que el alma esté
unida al cuerpo como consecuencia de un castigo ni que el cuerpo sea su prisión.
El alma humana, como la de los animales, anima al cuerpo, está unida a él por
una inclinación natural y está presente en cada parte del cuerpo. El alma vivifica el
cuerpo, y produce la vida vegetativa, la sensitiva y la intelectiva. El alma humana
es una substancia espiritual, inmaterial, simple, lo que asegura su inmortalidad, de
la que San Agustín ofrece varios argumentos; por su perfección, el destino más
propio del alma es Dios.
El alma humana no es una parte de Dios, pero sí su imagen, y con sus tres
facultades principales, memoria, inteligencia y voluntad, también de la Trinidad.
Dios se refleja de alguna manera en todos los seres, pero de forma especial su
imagen está en nuestra alma, en lo más profundo de nuestro ser, por lo que el
hombre puede elevarse al conocimiento y cercanía de Dios descubriendo y
contemplando dicha huella divina.
Para San Agustín está muy claro que el alma ha sido creada por Dios, pero
no el tiempo y modo de dicha creación. Rechaza la tesis platónica de la
preexistencia del alma, pero duda entre el traducianismo (transmisión del alma de
padres a hijos a partir de Adán, y que mejor explica el dogma del pecado original)
y el creacionismo (el alma creada en cada caso desde la nada) (Olleta, 2009).
Par Escoto, Dios creó este mundo tal como lo conocemos, pero pudo crear
cualquier otro mundo, pues todos los mundos son posibles lógicos en Dios, más
no en lo real. En la realidad, lo que existe y es comprensible metafísicamente, es
el mundo efectivamente creado por Dios, no los mundos lógicos posibles. Esta
libertad de Dios a la hora de crear, paradójicamente, asegura nuestra
comprensibilidad del mundo. Si Dios no es libre al crear este u otro mundo, crea
por necesidad y por tanto, Dios está sometido a algo externo a Él, la necesidad
creadora. Dios no necesita crear, es libre, pero al crear este mundo, reduce los
infinitos posibles lógicos a este mundo real, que es, de este modo y solo de este
modo, contingente. Lo contrario sería un mundo necesario, es decir, no habríamos
salido de Grecia, de Aristóteles y de Platón. Ese mundo necesario de los filósofos
griegos es el mundo que da como resultado el deísmo y el ateísmo. El mundo
contingente escotista, es necesariamente contingente, luego Dios es libre (Pérez,
2012).
Para alcanzar a Dios hemos de buscar la causa del ser (sentido unívoco)
y no la causa del ser sensible, porque por este último camino llegamos a un
primer motor que es él también parte del mundo. Por ello sus demostraciones,
si bien parten de nociones tomadas de la experiencia, prescinden de lo
sensible y operan en el plano de lo posible, universal y necesario; ya que lo
que vale para lo posible vale también para lo real, peno no se da
necesariamente lo mismo a la inversa.
Escoto distingue distintos modos de ser, de entre los cuales los dos
primeros son lo finito y lo infinito. Esta división es anterior incluso a la de las
diez categorías de Aristóteles, puesto que las categorías, al implicar
determinación (limitación), corresponden al ámbito de lo finito. Para demostrar
la existencia de Dios, el metafísico debe probar la existencia del ser infinito
(Biblioteca Católica Digital, 2018).
La navaja de Ockham
Para Ockham, lo único que vemos son cosas concretas, y no tenemos por qué
ir más allá de los datos que nos presentan nuestros sentidos, lo que será en todo
caso ilegítimo. Ockham aplica aquí un principio que pasará a la posteridad como
“Navaja de Ockham”: no hay que multiplicar los entes sin necesidad.
Dicho de otro modo: entre dos explicaciones alternativas de un mismo hecho,
hemos de optar siempre por la más sencilla. Así, si queremos responder a la
polémica de los universales, debemos escoger siempre la opción más sencilla.
Hasta ahora hemos visto 2 posibilidades:
Si antes decíamos que los universales no tienen una existencia real, aún
cabe preguntarse: ¿Qué estoy diciendo, o a qué me estoy refiriendo cuando
nombro un objeto, cuando utilizo un universal?
La respuesta de Ockham es muy ingeniosa: el universal no tiene una
existencia real, sino que es un signo de carácter lingüístico. La palabra es una
señal que ocupa el lugar de la cosa. El lenguaje (y los universales) tienen una
capacidad significativa, lo que quiere decir que una palabra es una herramienta
capaz de sustituir a la cosa misma. Las palabras universales son signos
lingüísticos de las cosas individuales, creados por un simple motivo de practicidad.
Para no tener que “señalar” siempre la realidad física (lo que limitaría
mucho nuestra capacidad expresiva), las palabras “señalan” las cosas, se
convierten en signos o señales de las mismas. Esta capacidad de ocupar el lugar
de las cosas, es lo que Ockham llama “suppositio”: podríamos decir que las
palabras presuponen las cosas, las sustituyen, ocupan su lugar y por ello nos es
más sencillo y útil manejar palabras que las cosas mismas. Ockham distinguirá 3
clases de términos:
- Oral: es la palabra pronunciada, leída, proferida. Es la palabra dicha y lista
para ser escuchada.
- Escrito: es la palabra que aparece en un texto, bien sea dentro de una
proposición o bien dentro de un texto más amplio.
- Concebido: es la imagen mental de las realidades individuales. Su relación
con la realidad es natural, es decir, son generados a partir de la semejanza
que el entendimiento descubre de un modo intuitivo en las cosas
particulares.
Los signos lingüísticos son los orales y los escritos. Pero hay una diferencia muy
importante entre el signo lingüístico y el signo concebido: mientras que los signos
concebidos (contenidos mentales) mantienen una relación natural con las cosas
particulares, los signos orales y escritos son convencionales, es decir, mantienen
una relación artificial no con la realidad directamente, sino con el signo concebido,
que se origina naturalmente a partir de las cosas (Santa, 2004).
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Obtenido de hiperion2.wordpress.com: https://hiperion2.wordpress.com/hume-teoria-
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