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Estudios
sobre técnica
psicoanailiticaESTUDIOS SOBRE TECNICA PSICOANALITICA 95
ciencia y vivencia del analizado, etc. Pero en realidad,
estos ya son detalles en cuya discusién no puedo
entrar aqui.
V. La contratransferencia
Me he referido a Ja contratransferencia en términos
generales al hablar de “la posicién b4sica del analista
frente al analizado” (Cap. II), y me ocuparé ahora
de algunos de sus aspectos especificos. Hubiera que-
rido tratarla junto con la transferencia, puesto que
transferencia y contratransferencia representan dos
componentes de una unidad dandose vida mutua-
mente y creando la relacién interpersonal de la si-
tuacién analitica. Sin embargo, razones de exposi-
cién aconsejaron ocuparse primero de la transferen-
cia separadamente. Tendré, pues, ahora que decir lo
que antes tuve que dejar de lado con respecto a
esta interrelacién.
Debo atin anticipar que trataré este tema en forma
un tanto distinta de los anteriores. La causa est4 en
que la contratransferencia como objeto de investi-
gacién tiene una historia bastante diferente de los
demés temas. ‘Durante casi cuarenta afios, desde que
Freud mencioné por primera vez la contratransfe-
rencia *®, se habia escrito muy poco sobre este tema,
por lo que resulta dificil comparar al respecto la
“técnica cl4sica” con las “técnicas actuales”. Por otra
parte, los trabajos sobre contratransferencia —que en
los Gltimos ocho o diez afios se han vuelto frecuentes
y profundos— provienen de todos los grupos anali-
ticos actuales, y aunque enfocan diferentes aspectos
y hablan un lenguaje un tanto distinto, es por ahora
problemAtico diferenciar nitidamente distintas “ten-
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dencias” al respecto. De ahf que la diferencia princi-
pal est4 entre antes y ahora y consiste en un incre-
mento mas o menos general de toma de contacto
con Jos fenémenos y problemas de la contratransfe-
rencia 2 37, 89, 42, 45, 58, 00, 62, 66, 70, 75, 81, 82 Por Jo tanto
me limitaré a sefialar una serie de progresos que
iltimamente se han hecho en este campo de inves-
tigacién, ,
1) Dijimos antes que los analistas han asimilado
paulatinamente la ensefianza del significado central
de la transferencia y estin en el camino de su plena
realizacién. En cuanto aceptamos que Ia relacién
del analizado con el analista es, desde el punto de
vista técnico, lo esencial, tenemos que adjudicar sig-
nificado central también a la contratransferencia, por
varios motivos ”, pero ante todo porque es a través
de ella que sentimos y podemos comprender !o que
el analizado siente y hace en relaci6n con el analista
y lo que siente y hace frente a sus instintos y senti-
mientos hacia el analista. De aqui que la interpre-
tacién principal —la interpretacién transferencial—
est4é intimamente conectada con Ja contratransfe-
rencia.
La realidad constante de Ja transferencia es res-
pondida por la realidad constante de Ja contratrans-
ferencia, y viceversa. La transferencia lleva a una
conducta real frente al analista y su labor, el cual —ya
por los significados que para é1 tienen su propia
persona, su labor y los sentimientos y actos del ana-
lizado bacia éstos— responde con sentimientos, angus-
tias, defensas y deseos igualmente reales. Este sélo es
un aspecto de la interrelaci6n entre transferencia y
contratransferencia y me referiré mds adelante a
otros, Pero he destacado ya aquf estos hechos para
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oponerlos a la resistencia que —aunque muy disminu-
ida— atin subsiste en reconocer los procesos contra-
transferenciales en toda su universalidad y alcance.
Es por otra parte evidente cuén importante es que
el analista, si quiere “liberar al paciente de sus re-
presiones en sus relaciones con el médico”™, esté
dispuesto a aceptar plenamente no sélo la vivencia
transferencial sino también la correspondiente viven-
cia contratransferencial; a aceptar ambos “libre de
represiones”. La respuesta interna total del analista
es, como ya ha sefialado Freud, decisiva para la com-
prensién e interpretacién de los procesos psicolégicos
del analizado.
En los estudios sobre contratransferencia se han
hecho diversas diferenciaciones referentes a los mi)-
tiples aspectos que contiene. Ya en relacién con lo
recién expuesto pueden diferenciarse dos aspectos de
la contratransferencia. Tomemos por ejemplo el caso
de un analizado muy bloqueado en sus afectos frente
al analista. El analista vivencia esto en su contratrans-
ferencia como frustracién y obtiene de ello su préxi-
ma interpretacién de la presente relacién de objeto
transferencial del analizado. Pero Ia frialdad del ana-
lizado fAcilmente pudo haber “enfriado” al analista
y, en tal caso, también su intepretacién serd fria, a
menos que sepa liberarse del circulo vicioso en el
que el bloqueo afectivo del analizado (junto con la
propia disposicién de} analista al bloqueo) amenazan
encerrarlo, Sélo en la medida en que el analista
esté “libre de represiones” podr4 suplir —con la vida
de sus propias ocurrencias y el calor de sus senti-
mientos— lo que el analizado habia reprimido o blo-
queado. Los dos aspectos de la contratransferencia' a
los que me he referido son, pues, por un lado, la
Tespuesta contratransferencial a Ja transferencia mani>
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fiesta y actual, y por el otro, la respuesta contratrans:
ferencial a la transferencia latente y potencial, pero
Teprimida o bloqueada.
Se ha diferenciado también una parte de la con-
tratransferencia que resulta de la identificacién del
analista con el yo y ello del analizado (‘“