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Es indudable resaltar que aquel microrrelato, escrito por el guatemalteco, Augusto Monterroso, no está creado de forma arbitraria. Sus múltiples e infinitas posibilidades asumen un “reto” que prueban la imagen creativa del lector.
Es indudable resaltar que aquel microrrelato, escrito por el guatemalteco, Augusto Monterroso, no está creado de forma arbitraria. Sus múltiples e infinitas posibilidades asumen un “reto” que prueban la imagen creativa del lector.
Es indudable resaltar que aquel microrrelato, escrito por el guatemalteco, Augusto Monterroso, no está creado de forma arbitraria. Sus múltiples e infinitas posibilidades asumen un “reto” que prueban la imagen creativa del lector.
Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí. Augusto Monterroso.
Es indudable resaltar que aquel microrrelato, escrito por el guatemalteco, Augusto
Monterroso, no está creado de forma arbitraria. Sus múltiples e infinitas posibilidades asumen un “reto” que prueban la imagen creativa del lector. De esta manera, el cuento se acentúa en las limitaciones subjetivas que pueda llegar a tener la conciencia individual para alcanzar, en palabras de Roman Ingarden, el conocimiento objetivo a partir de la vivencia intersubjetiva. En consecuencia, esta “obra de arte literaria”, en su aspecto fenomenológico, es un acto expresivo que confiere una concreción a partir de la indeterminación, es decir, el microrrelato exige del lector un acto de recepción e interpretación para que el cuento adquiera una concreción que, del mismo modo, no es definitiva al poseer gran variedad de lectores. Por lo tanto, Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí, es un proceso de concreción en el que los objetos representados dentro del cuento manifiestan un punto de indeterminación que el lector tendrá que concretar, por ejemplo, en mi experiencia personal, el dinosaurio significa aquella pesadilla de la cual nunca se despierta; sigue allí, sin embargo, para otra persona puede aportarse simplemente como un dinosaurio que acaba de despertar, compartiendo cierta “ambigüedad” con el texto y dando, de cierta manera, una “narrativa cuántica” al lector, es decir, un microrrelato que presupone múltiples indeterminaciones como si se tratara de una caja de “Schrödinger literaria”.