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DE LA
ANTICUA BRUJERIA
CON El TAROT DE LAS BRUJAS
E s te v o l u m e n c o n t i e n e m u c h a s c e r e m o n i a s y
S e c r e t o s p e r d i d o s de la A n t i g u a B r u j e r í a . . . I n c l u y e
ca pítulos sobre:
i1i
1. El a n t i g u o r i t o de i n i c i a c i ó n .
2. El c a b e l l o c o m o a y u d a de la m a g i a .
3. Magia sexual.
4. La c a b r a y el b r u j o .
5. La N o c h e de l os M u e r t o s ( H a l l o w e e n ) .
6. El b r u j o s o l i t a r i o . t
7. C e r e m o n i a s de la b r u j e r í a .
8. Li sta p a r c i a l de las d i o s a s p r i n c i p a l e s .
9. Las c a r t a s del T a r o t de las B r uj a s.
10. S i c o m e t r í a : u n p o d e r de la b r u j a .
11. ¿ Q u i é n er a S a n J o r g e ?
El T a r o t de las B r u j a s , b a s a d o en u n a u t é n t i c o
s i m b o l i s m o del A r t e , es ú n i c o y d i f e r e n t e a
c u a l q u i e r o t r a b a r aj a del T a r o t . P u b l i c a d o p o r
p r i m e r a v e z p ar a el p ú b l i c o g e n e r a l , a d i f e r e n c i a del
f r í o p r o f e s i o n a l i s m o de o t r a s m u c h a s b a r a j a s del
T a r o t , el e n c a n t o del T a r o t de las B r u j a s e s t á en su
s i m p l i c i d a d , c o m p a t i b l e c o n las c o s t u m b r e s
a n t i g u a s de l os i n i c i a d o s .
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LA TABLA DE ESMERALDA
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ARNOLD Y PATRICIA CROWTHER
LOS SECRETOS
DE LA
ANTIGUA BRUJERIA
CON EL TAROT DE LAS BRUJAS
Traducido por:
JUANA RODRIGUEZ
N o está pennitida la reproducción total o parcial de este libro, ni su tratam iento inform ático, ni
la transm isión de ninguna form a o por cualquier m edio, ya sea electrónico, m ecánico, por
fotocopia por registro u otros m étodos, sin el permiso previo y por escrito de los titulares del
Copyright.
ISBN: 84-7640-481-3
Depósito legal: M. 16.264-1991
PáSs:
INTRODUCCION................................................................................... 9
PARTE I:
LA DIOSA VERDE
PARTE II:
UN BRUJO BAJO EL FUEGO
A rnold y Patricia C row lher son una de las parejas de brujos más
fam osas de Inglaterra. Ella es actriz y bailarina; é! es profesional de la
m agia de escenario. Hace varios años, A rnold presentó a P atricia a
G erald G ardner, quien la inició en la brujería. Ella inició después a
A rnold. C uando se casaron, el doctor G ardner voló desde la isla de
Man para llevar a cabo la cerem onia de esponsales de los brujos. Más
tarde celebraron la cerem onia civil. Este m atrim onio recibió gran pu
blicidad en la prensa inglesa.
Los C row ther han escrito el libro The Witches Speak, presentado a
los norteam ericanos por este autor. Patricia ha escrito tam bién Witch
Blood: The A utohiography o f a Witch High Priestess, con una intro
ducción mía. Escribió un docum ental para la radio británica, A Spell
o f W itchcraft, y ha aparecido en num erosos program as de radio y tele
visión.
A diferencia de m uchos “nuevos brujos”, que dom inan sus rituales
pero investigan m uy poco, los C row ther son im placables en su bús
queda constante de “fragm entos de una fe perdida”. Aunque técnica
m ente se les podría considerar “gardnerianos” , se refieren a sí m ismos
com o brujos, afirm ando que el térm ino “gardneriano” sólo se originó
tras la m uerte de G ardner. P atricia fue una de las herederas brujas
m encionadas en el testam ento de Gardner.
10 LOS SEC R E T O S D E LA A N T IG U A B R U JE R IA
círculo ciertas cosas que los brujos hereditarios nunca habrían inclui
do. En “Thoughts On the Third Degree”, un artículo que escribí para
el núm ero 59 de la publicación Green Egg, decía: “Los brujos gard-
nerianos, alejandrinos y neogardnerianos (incluyendo a m uchos que
se dan a sí m ism o el nom bre de tradicionales) tienen un sistem a de
tres grados. Varios autores afirm an que G ardner fue iniciado en un
aquelarre tradicional; muy pocos han dicho que era hereditario. Pudo
haber sido tradicional, pero con toda seguridad no fue hereditario.
Los brujos ingleses hereditarios no tenían ni tienen grados y no dan
el nom bre de iniciación a la adm isión de un neófito. Tam poco utili
zan m uchos de los elem entos de la brujería propagados por Gardner
y no introducirían determ inadas cosas en el Círculo. (Tampoco utili
zan este térm ino.) A dem ás, a diferencia del gardneriano B ook O f
Shadows (y sus derivados), que dice: “Y es por esta razón que a un
hom bre le puede enseñar una m ujer y a una m ujer un hom bre, y que
m ujer y m ujer y hombre y hom bre no deben intentar nunca juntos es
tas prácticas.” En algunas versiones se añade: “Y que la m aldición de
los poderosos caiga sobre aquel que lo intente.”En los aquelarres he
reditarios el M agister puede iniciar a hom bres y mujeres.
En An A B C O fW itch cra ft, Doreen Valiente discute el encuentro
de G ardner con A leister Crowley, a quien “adm iraba com o poeta, y
le encantaba utilizar en sus ritos citas de las obras de Crowley” . Dice
también que “el Arte se com pone de tres grados. Estaría fuera de lu
gar que entrara en m ás detalles. Por otra parte, hay referencias de
fuentes antiguas que afirman que la brujería se com ponía de tres gra
dos de iniciación; y G. B. G. se ha referido en sus escritos a las sem e
janzas entre algunos rasgos de la iniciación m asónica y otros de las
iniciaciones de la brujería. Ha afirmado su creencia de que en el pa
sado existió alguna conexión concreta entre estas dos tradiciones,
creencia que basa en las sem ejanzas” .
Señala Valiente las sim ilaridades entre m asonería y brujería, pero
no cita “ las referencias de fuentes antiguas” que indican los tres gra
dos de la brujería. En D iscoverie o fW itch cra fr, el autor, R eginald
Scot dice que un brujo pasa por “tres cerem onias de adm isión”. Eso
es algo muy distinto a los “tres grados”, aunque podría utilizarse para
IN TRO D U CCIO N
justificar estos últimos. Es com o el fiscal que tiene que pasar tres ve
ces sus exám enes por haber sido suspendido las dos prim eras veces.
A la tercera vez los pasa y es adm itido com o fiscal en ejercicio. Los
grados implican un alto status basado en el mérito: escuela elem en
tal, instituto y universidad; o, tal com o escribí en Green Egg: “El sis
tem a de tres grados provoca la búsqueda de estatus. Es com o si el
prim ero fuera alto, el segundo más alto, y el tercero el más alto. Un
sacerdote no es un obispo, un obispo no es un cardenal, y un cardenal
no es el Papa. Si existe un sistem a de grados, deberán existir niveles
racionales y éticos para que se concedan teniendo el m érito com o ba
se.” Term inaba el artículo diciendo: “ No trato de socavar a aquellos
que los utilizan, sino que sim plem ente trato de señalar a algunas de
las reacciones sicológicas y em ocionales que provocan con frecuen
cia.” En un análisis últim o, sigo percibiendo a una persona de prim e
ra categoría más que a un brujo de tercer grado.
En mi libro Witchcraft: The O íd Religión, escribo sobre G ardner
en el capítulo “Pioners o f W itchcraft’s New Renaissance”. Los otros
dos pioneros fueron C harles G odfrey Leland, cuya Aradia, or The
Gospel o f the Witches fue publicada en 1899, y M argaret A. Murray,
cuyo Witch Cult in Western Europe apareció en 1821. El prim er libro
de Gadner, publicado en 1949 con el seudónim o de Scire, fue segui
do por W itchcraft Today, publicado en 1954. Algunos pensaron que
tam bién yo era dem asiado crítico en lo que escribía, pero mis com en
tarios se basaban en inform aciones de sus propios escritos, en una
biografía de Jack Bracelin, así com o en otros que le conocieron en
aquellos tiempos, incluyendo a dos que habían participado con él en
los prim eros aquelarres. Terminaba el capítulo diciendo: “Los libros
de G erald B. Gardner son de lectura obligada para los que se intere
san sinceram ente por el Arte. A pesar de sus fallos, sin ayuda de na
die consiguió poner la antigua religión ante la atención pública — al
go qué era considerado con horror por los incondicionales más tradi
cionales— , y esto ha sido al mismo tiempo bueno y malo. Desde su
fallecim iento se han escrito miles de libros sobre brujería, la mayoría
de ellos sin valor alguno, pero la verdad tam bién ha calado e inspira
do a otros para que realicen sus propias investigaciones.”
14 LOS S E C R E T O S D E LA A N T IG U A B R U JE R IA
bió para decirle que filosóficam ente eran incom patibles y pensaba
p o n er fin a la co rresp o n d en cia, el preso le am enazó con “trab ajar
contra ella”. C uando la m ujer se puso en contacto conm igo, le escri
bí: “Si tiene algún tipo de poder, ¿qué dem onios hace en la cárcel?”
Leyendo este libro tenem os que recordar que está escrito por dos
brujos iniciados originalm ente por G erald G ardner, aunque tam bién
han sido iniciados por un grupo hereditario escocés con el que traba
jan en estrecho contacto. C uando se supo que tam bién yo estaba ini
ciado en esta rama del Arte, algunos de estos “gardnerianos” le die
ron m ás im portancia de la que yo le había dado, llegando incluso a
expresar sus dudas. M is am igos brujos hereditarios ingleses o se e n
c o g ie ro n de h o m b ro s o se s in tie ro n d iv e rtid o s . C o n o c e n a los
C row ther y a Doreen Valiente, y a todos los que se han dado a cono
cer, pero m antienen una clandestinidad estricta y nunca han adm itido
su afiliació n al arte ante los que no p ertenezcan a su propia tradi
ción... Con una excepción: yo m ism o. M e dieron un m anuscrito de
100 páginas para que lo utilizara en un futuro libro en el que pensaba
m ostrar las diferencias existentes entre los brujos hereditarios y todas
las otras tradiciones.
Los lectores del libro que quieran saber m ás cosas sobre la bruje
ría y la antigua religión, y que deseen recibir la Lista de Libros R eco
m endados sobre la A ntigua R eligión y un form ulario de solicitud a
un A quelarre del Arte, deben enviar un sobre con franqueo y su d i
rección puesta a: Dr. Leo Louis M artello, Suite IB , 153 W est 80th
Street, Nueva York, N. Y. 10024.
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PARTE I
LA DIOSA DE VERDE
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1
EL RITO DE INICIACION ANTIGUO
* Llamados más frecuentemente “espíritus fam iliares”, se supone que eran unos
espíritus sobrenaturales que solían adoptar una forma animal, a menudo según la le
yenda la de un galo negro, y que atendían o ayudaban a ¡as brujas, m agos, hechice
ros. etc. (/V. del T.)
EL C A B E L L O C O M O AYUDA D E LA M AG IA 35
con B ilkese, la reina de Saba, hasta que ésta se quitó todo el vello
corporal. La leyenda nos dice que el sedoso vello púbico de la reina
le llegaba hasta las rodillas. Parece algo exagerado, pero ha habido
casos sem ejantes, pues las m ujeres del Sudán son m uy respetadas
cuando su vello púbico les llega hasta las rodillas. Puesto que Salo
m ón era m ago, conocía evidentem ente el poder m ágico asociado al
vello púbico, y sin duda exigió la depilación para dism inuir el poder
de la reina, y no para facilitar la unión física.
En Inglaterra, una de las antiguas defensas rurales contra la bruje
ría era el uso de la “botella de la bruja” . Cuando un hombre creía que
estaba siendo em brujado, cogía una botella, la llenaba con parte de
su pelo, recortes de uñas y orina, y la colocaba en el fuego. Se supo
nía que, cuando la botella explotara, la bruja m oriría, o al m enos el
encantam iento se desharía. A veces, estas botellas se colgaban dentro
de las chim eneas de las antiguas casas de cam po para proteger a sus
habitantes contra las m aniobras de las brujas. Ocasionalm ente es po
sible encontrar alguna de esas botellas en las tiendas de antigüeda
des, pero los coleccionistas las com pran rápidam ente.
El vello fem enino se ha considerado siem pre com o un objeto muy
p oderoso para el trabajo m ágico. Un ejem plo de esto es el cabello
trenzado alrededor de los m ortales huesos puntiagudos de los aborí
genes australianos. Se pensaba que el poder de causar la m uerte pro
cedía del cabello, y que el hueso era sólo el instrum ento para dirigir
ese poder. Los huesos puntiagudos m ás poderosos se hacen con el
antebrazo de una m ujer muerta. En el extrem o rom o del hueso se co
loca un cordón de cabello hum ano finam ente trenzado; cabello de
una mujer. El cordón tiene aproxim adam ente un m etro de longitud y
está pegado al hueso por m edio de una sustancia resinosa parecida a
la brea. Procede de un arbusto del género spinifex y se obtiene que
m ando el arbusto seco. Cuando el fuego se haya apagado, se soplan
las cenizas y los residuos se am asan para form ar una bola pequeña,
negra y flexible. El vello se une al hueso m ientras la sustancia está
todavía caliente, pues ésta se endurece al enfriarse. Se dice que esos
huesos son extrem adam ente m ortales en las m anos de un m ago habi
lidoso.
EL C A B E L L O C O M O AYUDA DE LA M AG IA 37
Con esto creen enviar una especie de hueso “som bra” al cuerpo
de la víctim a. Luego quem an el hueso y entonan otra vez el m ism o
canto. Se supone que ello hace que el hueso fantasm a horade el cora
zón de la víctim a, que m orirá lentamente.
Es un hecho generalm ente conocido que peinar el pelo produce
una cierta cantidad de electricidad, pero puede generarse una electri
cidad o (el nom bre que prefiera) más poderosa peinando el vello pú-
bico o axilar. Incluso acariciándolo suavem ente se produce este po
der, y ésta era una de las técnicas que utilizaban los antiguos para los
trabajos mágicos.
A principios de este siglo se pensó que el vello corporal “no era
m uy agradable”, actitud que hizo que m uchas m ujeres se depilaran.
Los hom bres nunca han estado de acuerdo con ello y no se sienten
avergonzados de m ostrar su vello axilar. ¿Se trató de algún m étodo
sutil para m antener sin poder a las m ujeres?
Recientem ente, ahora que las m ujeres juegan un papel im portante
en los deportes, que se ha producido la innovación de los clubes nu
distas, y ha nacido el m ovim iento de liberación de la mujer, las m uje
res em piezan a preocuparse m enos de lo que pensaban sobre el vello
corporal sus herm anas vestidas de encaje, y por eso lo dejan crecer.
Es una parte natural del cuerpo, lo m ism o que las cejas. Y com o las
m ujeres em piezan a sentirse ahora más liberadas, es posible que ello
se deba a que está funcionando la m agia de su vello.
3
MAGIA SEXUAL
cían con sus caras, y, por lo que sabem os, pueden que lo sigan h a
ciendo.
C om o se pensaba que el sem en produce un poder m ágico, era uti
lizado a m enudo com o ofren d a a los d ioses a cam bio de favores.
Cuando se iba a sus largas expediciones de caza, el hom bre prehistó
rico se aliviaba sexualm ente por m edio de la m asturbación, y a m e
nudo tenía relaciones sexuales con otros m iem bros del grupo de ca
za. Para nuestros antepasados Victorianos, aquello era terrible: “d e
bieron ser hom osexuales” . D ebem os recordar que todavía no se ha
bían inventado esos térm inos técnicos y la gente no era etiquetada en
grupos, tal com o se acostum bra a hacer hoy en día. La m ayoría de
los pueblos primitivos fueron bisexuales y a nadie le hacía daño que
un hom bre se gratificara con m iem bros de am bos sexos o eligiera el
sexo que prefería. Si las gentes de hoy recuperaran esa form a de pen
sar, la vida sería m ás feliz para la m ayoría de la gente. R ecuerdo el
terrible m iedo que teníam os a la m asturbación y la copulación. N ues
tros padres nos habían dicho que si nos tocábam os las “partes priva
d as” nos volveríam os im béciles, y que si introducíam os el pene en
una m ujer cogeríam os la sífilis y se nos pudriría. Mi m adre, proce
dente de una familia puritana, tenía su propia historia de horror para
asustarnos a mi herm ano y a mí con respecto al sexo. Nos decía que
dentro de la vagina de una m ujer hay una serie de dientes que m uer
den el pene. Eso nos im pidió hablar incluso con las chicas durante
varios años. Finalm ente, creíam os que sólo con tom ar ia m ano de
una m ujer contraeríam os alguna enferm edad venérea. Los lectores
m odernos pueden reírse de esto, pero ciertam ente aquello nos asustó
a mi herm ano y a m í y durante mucho tiem po nos m antuvo en el sen
dero recto y estrecho: y eso sucedió tan sólo hace poco m ás de 50
años.
C uando finalm ente se com prendió que las m ujeres tenían en su
cuerpo un poder m ágico que podía convertir la sem illa del hom bre en
un ser hum ano, el órgano sexual fem enino se convirtió en objeto de
veneración; y no por sí m ism o, sino com o sím bolo de la Madre D io
sa de la fertilidad. Ya he afirm ado que el hom bre prim itivo respetaba
todo lo que se pareciera vagam ente a un órgano sexual fem enino, y
M A G IA S E X U A L 41
creía que un orgasmo podía utilizarse para realizar otros actos m ági
cos aparte de la creación de un niño. Esa idea llevó a la creencia de
que la m asturbación era la respuesta, y dio pie a su introducción en
alguno de los ritos antiguos. Como el sem en se ofrecía a los dioses
en lugar de introducirse en el cuerpo de una inujer, habría un hijo que
no nacería. C uando la Iglesia se volvió contra los seguidores de la
antigua religión, utilizó esa parte del rito antiguo com o propaganda
contra los brujos; los cristianos creían que el semen no debía desper
diciarse sino era para engendrar hijos, y la Iglesia extendió el rum or
de que los veneradores de la antigua religión sacrificaban a niños en
sus cerem onias, y desde el m odo de pensar de la Iglesia, eso era lo
que sucedía. Pero los que no sabían nada de los antiguos ritos se to
maron al pie de la letra las palabras de la Iglesia, y así tenem os las te
rribles historias de brujos que roban bebés para sacrificarlos al dia
blo, o para fundir su grasa con la finalidad de hacer un ungüento que
les perm itiera volar. E sas historias le resultaban convenientes a la
Iglesia porque por ellas m uchos padres hacían que sus hijos fueran
bautizados lo antes posible, con el fin de im pedir que los brujos íes
hicieran esas cosas.
Com o la m asturbación se utilizaba para obtener poder con fines
m ágicos, se descubrió a m enudo que algunas m ujeres eran incapa
ces de tener un clím ax sólo m ediante la m anipulación del clítoris, y
que se necesitaba algún tipo de órgano m asculino. Ello llevó a la
utilización del falo de im itación, del que tanto hem os oído h ab lar
en los juicios contra la brujería. Era el falo sagrado del dios, y utili
zarlo era lo m ism o que copular con el propio dios. Esa idea ha sido
utilizada en m uchas de las antiguas religiones, y en Egipto las esta
tuas itifálicas de los dioses, corno Min y O siris, soiían tener un falo
que podía separarse de la estatua y utilizarse en esos ritos. Se ha d i
cho que S afo de L esbos era la sum a sacerdotisa de un culto de la
brujería porque en uno de sus poem as m enciona un falso falo hecho
de cuero. Puede que sea cierto, pues estaba felizm ente casada y sus
relaciones hom osexuales podían form ar parte de algunos antiguos
ritos m ágicos.
El apareamiento de los dos sexos no formó parte nunca de los anti
M AG IA SEX U A L 43
* “Sabbat” es una voz hebrea que significa el sábado o día festivo de los judíos,
pero se utilizó también para designar las reuniones que celebraban los brujos al aire
libre en la medianoche del sábado. (/V. del T.)
44 LOS S E C R ET O S D E LA A N T IG U A B R U JE R IA
* Voz procedente con toda probabilidad del criollo antillano, con la que se de
signa a la sacerdotisa del vudú. (N. del T.)
MAM\ St XI AL. 45
* Los derviches son los m iem bros de cualquier orden ascética musulmana; los
danzantes son los que llegan al éxtasis mediante una danza frenética en la que giran
sobre sí m ism os. N o confundir con los derviches negros, que no tienen ninguna
connotación religiosa, pues era el nombre que daban los colonialistas a los m usul
manes negros del Sudán. (N. del T.)
M A G IA i>EXUAL 47
crificio de chicos jóvenes. Por otra parte, los ritos hom osexuales re
calcan el aspecto fem enino del mago. O riginalm ente se hacía para
que pudiera representar a los dioses, quienes en su m ayor parte eran
bisexuales.
4
LA CABRA Y LA BRUJA
Podem os ¡legar a la verdad más con el estudio del folclore que le
yendo libros de historia, pues las ideas de los autores producen siem
pre una desviación en lo que escriben. Tom em os un ejem plo de la
historia inglesa. A R icardo I nunca le conocieron en vida com o R i
cardo C orazón de León, sino com o R icardo O c-e-N o, R icardo Sí y
No. No fue el gran héroe nacional que la historia ha hecho de él. pues
tenía m ucho m ás en com ún con los gangsters de C hicago, siem pre
luchando, riñendo, m atando y traicionando para obtener más territo
rio. Y en cuanto a la idea de que era un popular rey inglés, R icardo
consideraba que sus posesiones francesas eran m ás im portantes que
las inglesas, y en los diez años que duró su reinado sólo pasó seis
m eses en Inglaterra, y ni siquiera se m olestó en aprender la lengua de
su pueblo. Su papel de cruzado le perm itió alejarse de la rutina y las
preocupaciones de gobernar a su pueblo. Lo más que se acercó a Je-
rusalén fue para ver la ciudad desde una colina cercana. Las disputas
entre los propios cruzados fueron ia causa de que esa cruzada fuera
un fracaso absoluto, y lo único que esos supuestos héroes se trajeron
a Europa fue la sífilis.
Los historiadores olvidan el aspecto oscuro de sus héroes y om i
ten todo aquello con lo que no están de acuerdo. En Inglaterra, a los
niños de la escuela sólo se les enseña la historia inglesa desde la épo
ca de la invasión rom ana, y creem os, por tanto, que los prim eros bri-
tanos no eran más que salvajes llenos de pintura. Se han ignorado to
das las culturas anteriores a la invasión.
A unque el diccionario afirm a que “la historia es la narración de
hechos”, m uchos im portantes pensadores tienen otras ideas al respec
to. N apoleón dijo: “La historia es una fábula a la que se ha llegado
por acuerdo” ; Nietzsche declaró: “La historia no es más que la creen
cia en la falsedad ”, y el conocido autor H. G. Wells se refería a “ese
veneno llam ado historia” . Si profundizam os en el folclore y las le
yendas de cualquier país, podrem os leer entre líneas m uchas verda
des. o
La leyenda del cazador dem onio, que podem os encontrar en toda
Europa, prueba la existencia de un dios con cuernos. En la ciudad de
W indsor hay una de esas leyendas: Herne el C azador recorre com o
LA C A B R A Y LA BRU JA 53
Todos los nom bres com o H erne, A lan, R obin, Arthur, H ornie y
Nick, entre otros, eran nom bres locales del antiguo dios, y los luga
res que tienen leyendas relacionadas con esos nom bres, o los pueblos
o ciudades conocidos por esos nom bres, o que los llevan incorpora
dos, eran lugares de encuentro de antiguos aquelarres. En esos luga
res suele existir un bosquecillo, colina o pozo que estuvieron dedica
dos en otro tiem po a las antiguas deidades.
U no de los nom bres que se daba en Yorkshire al dios de los cuer
nos era el de Hob. H ob sigue recorriendo fantasm agóricam ente los
pantanos de Yorkshire, donde quedan restos de antiguos círculos de
piedra. En la bahía de Runw ick, cerca de W hitby, hay una cueva lla
m ada H o b ’s H ole (el A gujero de Hob), y hasta fechas recientes las
m ujeres del cam po cuyos hijos sufrían de tos ferina los llevaban a la
cueva y gritaban: “ ¡Hob-hole Hob! Mi hijo ha cogido una tos. Q uíta
sela... ¡quítasela!”. D esgraciadam ente, H ob ha perdido sus antiguos
atributos divinos y ahora se le considera com o un duende* m aligno.
Volviendo al tem a de la cabra y las brujas, debem os recordar que
la cabra y el perro fueron los prim eros anim ales dom ésticos. El hom
bre eligió al perro porque le ayudaba en la caza. La m em oria popular
lo dem uestra con este refrán: “el perro es el m ejor am igo del hom
bre.”
La cabra tenía un uso m ás dom éstico y perm anecía en casa con la
mujer. Era un anim al m ás útil. D aba leche, de la que podía hacerse
queso; su carne era com estible, y la piel se utilizaba para hacer ropa
y zapatos; los cuernos podían usarse para hacer herram ientas dom és
ticas y para la agricultura, com o azadas, cucharas y recipientes para
beber. La cabra podía utilizarse tam bién com o anim al de carga, y tras
el invento de la rueda se usó para tirar de pequeños tacos. A dem ás
era fácil m antenerla, pues com ía casi todo, y, com o engendraba con
facilidad, se convirtió en el sím bolo de la fertilidad. Com o eran la
m ujeres del clan las que la atendían y la ordeñaban, la cabra quedó
* Palabra derivada del término italiano “pentacolo”, algo que tiene cinco esqui
nas, el p en tá cu lo es una figura en form a de estrella que se form a m ed ian te la
extensión de los lados de un pentágono regular formando cinco puntas. Ha sido utili
zado com o figura mágica o sim bólica por los pitagóricos, m agos, etc. (N. del T.)
L A C A B R A Y I.A BRU JA 57
ñas; esa idea dio lugar posteriorm ente a las im ágenes de brujas m on
tadas en cabras en los sabbats.
C om o ya he m encionado en el capítulo 3, la expresión “m ontar”
se utilizó para describir una relación sexual. Con fines propagandísti
cos, la idea de una bruja m ontando una cabra se cam bió fácilm ente
por historias en las que las brujas tenían relaciones sexuales con ca
bras. Ello fue la causa de que los satanistas — el culto del siglo XVII
de veneradores del diablo que hacían m uchas cosas sin sentido, com o
decir las oraciones al revés e invertir los rituales de la Iglesia en las
m isas negras introdujeran un rito satánico en el que una m u jer era
violada por una cabra.
E sta violación ritual no era un rito m ágico; nada podía lograrse
con ello salvo la g ra tificació n de una dep rav ació n m orbosa de los
playboys aristocráticos y de edad avanzada de la época del H ellfire
C lub de sir Francis D ashw ood* en las cuevas de High W ycombe.
A unque dijeran que este acto de bestialism o form aba parte de la
m agia negra, dudo rnucho que así fuera. Tam bién es dudoso que un
m acho cabrío se prestara a copular voluntariam ente con un ser hum a
no. Ese apaream iento ya se había intentado en al época de los C ésa
res, en el C oliseo, con la esp eran za de que el espectáculo atrajera
m ás público que el de la lucha de gladiadores o el de arrojar cristia
nos a los leones; pero los distinto^ anim ales que esperaban que viola
ran a las m ujeres no sintieron interés por ello. Un fam oso dom ador
de anim ales sugirió que se vistiera a la m ujer con la piel del animal
particular que tenía que realizar el acto. A sí se im pregnaría la piel de
la m ujer con el arom a del anim al. A un así, el experim ento no tuvo
dem asiado éxito y se tuvieron que renunciar a esa exhibición y regre
sar a los espectacúlos m ás sangrientos.
El cuerpo femenino nos ha dado otros sím bolos de la brujería, co
m o el triángulo, la escoba y la pata de ganso. Las ilustraciones m ues-
* Sir Francis D ashwood había fundado una orden secreta a la que pertenecían
varios caballeros ingleses, y que por los rumores sobre los ritos orgiásticos que c e
lebraban en su mansión de High W ycom be se le conoció popularmente con el nom
bre de Hellfire Club, o “Club del Fuego del Infierno”. ( N. del T.)
58 LOS SEC R E T O S D E LA A N TIG U A B R U JERIA
tran cóm o se produjo esa transform ación. La escoba com pleta sim bo
lizaba el acto sexual; el m ango era el falo, y el extrem o de la escoba
el órgano femenino. Se ha sugerido tam bién que el sím bolo de la ca
beza de cordero describe los órganos sexuales interiores de la mujer.
La ilustración m uestra que estos órganos se asem ejan a la cabeza de
una cabra (ver ilustración).
La representación de la diosa de las brujas por m edio de una ca
beza de cabra se hizo para que no pudiera ser identificada con ningu
na m ujer viva; de no ser por eso, todo artista habría tenido su propia
idea del aspecto de la diosa, e insertaría los rasgos de la m ujer que
m ás le gustaba.
L. L. M.
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lo sagrado perm anente que no se utilizaba para ningún otro fin. Era
un tem plo de los dioses antiguos, y lo m ism o que una iglesia m o
derna no necesitaba ser consagrado cada vez que se utilizaba. C o
m o nadie iba a esos lugares si no era para la veneración, no eran in
vadidos com o hoy por los turistas. Los seguidores de la antigua fe
ten ían una gran re v eren cia por esas sedes, e incluso los p rim ero s
cristian o s las resp etaro n , h asta que la Ig lesia tuvo la fu e rza su fi
ciente e intentó d estruir a los dioses antiguos. P osteriorm ente, los
vándalos dañaron m uchas de las sedes, o, com o en el caso de Ave-
bury, los albañiles rom pieron m uchas de las piedras para utilizarlas
en la construcción. A vebury es uno de los circuios de pied ra m ás
gran d es de G ran B retaña; actualm ente tiene un pueblo en su inte
rior.
C uando llegaban los veneradores, ocupaban sus puestos alrededor
del círculo y quedaban en pie con los brazos levantados y los dedos y
pulgares en contacto, estirando los pulgares lo m ás posible. F orm a
ban así una especie de óvalo que representaba el órgano sexual fem e
nino: un sím bolo de la Gran M adre.
L a a y u d a n te de la su m a sa c e rd o tisa , n o rm alm en te lla m a d a la
“doncella”, hacía su aparición. Iba totalm ente desnuda, salvo por un
collar de piedras pequeñas, cada una de ellas con un agujero natural.
En la m ano derecha llevaba un cuerno. C am inando de foim a m ajes
tuosa hasta cada uno de los cuatro puntos cardinales, llevaba el cuer
no a los labios y tocaba una larga nota. Lo hacía allí para invocar a
los dioses m enores, a quienes los brujos m odernos se refieren com o
los señores de los espacios exteriores.
Dejando a un lado el cuerno, la doncella acudía al centro del círcu
lo, se ponía de cara al norte y caía de rodillas, inclinando la frente; el
resto de ¡as brujas im itaba sus actos. Esa era la señal para que apare
ciera la sum a sacerdotisa. En ese m om ento se producía un silencio
total, que sólo interrum pía la llam ada de las aves nocturnas y el ulu
lar ocasional de un búho en algún árbol cercano. Con paso solem ne,
la sacerdotisa aparecía entre las dos piedras erguidas o m enhires, en
el borde septentrional del círculo. Llevaba una túnica blanca y larga
y una corona de serbal en la cabeza. En años posteriores se utilizó
H A L LO W EEN (V IS P E R A [JE T O D O S LOS S A N T O S ) 63
una corona de plata ornam entada con una luna creciente; la plata es
el m etal sagrado de la diosa.
Tras en to n ar una oración, la doncella invocaba al espíritu de la
diosa para que descendiera sobre la sum a sacerdotisa. Por desgracia,
con el tiem po se ha p erdido en la m ayoría de los casos el texto de
esas oraciones (sólo m uy pocas han llegado hasta nosotros), pero po
dem os suponer que era una oración de agradecim iento por una buena
cosecha y por las bendiciones que la diosa había concedido al pueblo
durante los m eses de verano.
Después, la sacerdotisa levantaba los brazos y dejaba que el m an
to cayera de sus hom bros, exponiendo su cuerpo desnudo a la vista
de los veneradores. Lo hacía así para poder utilizar el poder pleno de
su cuerpo, sin que nada de él fuera absorbido por la túnica. Con esta
señal de que el espíritu de la G ran M adre había entrado en el cuerpo
de la sum a sacerdotisa, todos los veneradores gritaban al unísono;
“Te saludam os, Gran D iosa.”
E n ese m om ento en tre g ab a a la sum a sacerd o tisa una antorcha
encendida con la que ésta encendía la hoguera que ya se había pre
parado en el centro del círculo. C uando el fuego em pezaba a arder,
los veneradores se adelantaban con puñados de trigo y harina, con
cestas de frutas y h o rtalizas, y los arrojaban a las ]lam as*com o un
sacrificio a la diosa. A lrededor del círculo, com o libación, se d erra
m aban recipientes de cerveza y de sidra. E sta cerem onia fue adop
tada por los cristianos para sus fiestas de la cosecha, pero el signifi
cado orig in al se perdió porque va no sacrificab an alim entos a los
dioses.
U na vez que las ofrendas se habían hecho, las brujas iniciaban su
danza. Se cogían de las m anos y bailaban alrededor del fuego ardien
te. El paso se iba haciendo m ás y más rápido, hasta que caían al sue
lo por causa del agotam iento.
E ra la últim a danza del año en honor de diosa, que pronto dejaría
el m undo de los hom bres. Entre el grupo había una sensación de tris
teza. D espedirse de la G ran M adre era com o despedirse de un buen
am igo, y todas las brujas se cubrían el rostro con las m anos com o se
ñal de tristeza.
64 LO S S E C R ET O S D E LA A N T IG U A B R U JERIA
gos en los rituales. Las estatuas de las deidades en el altar pueden ser
sustituidas por una piedra que tenga un agujero hecho por la natura
leza, para representar a la diosa, y un guijarro en form a de falo com o
sím bolo del dios. Pueden encontrarse con facilidad en las playas pe
dregosas.
El altar puede ser una m esa pequeña, o, para trabajar en el ex te
rior, una roca plana o una piedra grande.
Se necesitan cinco velas: una en el altar, y una en cada punto car
dinal. Si no pueden encontrar candeleras, utilice botellas vacías. Si
trabaja al aire libre, puede im pedir que las velas se apaguen utilizan
do faroles de vela; son baratos y los encontrará en los establecim ien
tos que venden objetos para acam padas.
Para realizar el rito en el interior, debe ir totalm ente desnudo. Las
brujas d eben llevar un collar, pues éste, siendo un círculo, es otro
sím bolo de la diosa. Los m ejores son los que están hechos con m ate
riales naturales, com o piedras con agujeros, frutos secos, bellotas o
incluso cadenetas de m argaritas. Se piensa que lo m ás poderoso es
una trenza de cabello hum ano. Cuando trabaje en el exterior en luga
res com o Inglaterra, donde el verano sólo consiste en unos cuantos
días de buen tiem po, hay que llevar la m ayor cantidad de ropa posi
ble y cubrirla con un m anto con capucha. N o es aconsejable realizar
ritos invernales en el exterior a m enos que se tenga una robusta cons
titución.
A ntes de entrar en el círculo es conveniente tom ar un baño, aña
diendo hierbas naturales al agua si se desea. N o utilizar sales de ba
ño, desodorantes, perfum es ni m aquillaje. Hay que entrar en el círcu
lo tal com o se salió del vientre, y nadie nace con lápiz de labios, car
m ín ni pestañas postizas. Las m ujeres deben llevar el pelo suelto, sin
alfileres, ceñidores de pelo ni ningún otro objeto artificial. Los hom
bres no deben ponerse ni polvos de talco ni loción para después del
afeitado.
Si se trab a ja en una h ab itac ió n que ten g a una alfo m b ra, o por
cualquier otra razón no puede trazarse un círculo con tiza, puede for
m arse el círculo de nueve pies con una cuerda o cordel. Ningún brujo
auténtico trazaría un círculo con plástico o m aterial sintético. Hay
EL B R U JO SO L ITA RIO 71
TRAZAR EL CIRCULO
Tome el agua consagrada y rocíe con ella los alrededores del círcu
lo, diciendo: “ Purifico este círculo en los nom bres de Hob y A nu.”
De pie ante al altar, que estará situado en el lado norte, rocíese con el
agua y diga: “Me purifico con este agua para encontrarm e en estado
adecuado para servir a los dioses de nuestro antiguo arte.” A rom atí
cese luego con el incienso. Eso se hace form ando el signo del trián
gulo lo más cerca posible del cuerpo, sosteniendo con am bas m anos
el cuenco del incienso. Si es hom bre, forme un triángulo con la punta
hacia arriba; si es m ujer, el triángulo se form ará con la punta hacia
abajo. Después diga: “M e ofrezco com o sacrificio a los dioses, y os
pido que aceptéis este don del poder corporal de vuestro siervo y sa
cerdote (o sacerdotisa).”
D icho esto, se corta con el athame un poco de pelo del pubis y las
axilas y se quem an en la concha. (Tam bién esto es sim bólico, pues
las dos axilas y el área p ú b ica de un trián g u lo descendente son el
sím bolo de la diosa.)
C oja ahora la varita, diríjase hacia el oeste y señale en esa direc
ción. Trace en el aire el signo del pentáculo y diga en voz alta: “Os
invoco, despierto y llamo, Poderosos del oeste, para que presenciéis
los ritos y defendáis el círculo.”
Se dirige entonces hacia el sur y repite lo m ism o en los otros tres
puntos cardinales.
C oja ahora el aguijón de dos puntos y, con la vara en la m ano,
trace una “ V ” en el aire (el signo del dios) diciendo: “Te invoco,
oh Tem ido. Para que estés presente durante el rito y me ayudes en
las artes m ágicas.” M ire con intensidad al aguijón hasta que pueda
v isu alizar al propio dios de los cuernos. Con la p ráctica, siem pre
que la invocación se haga con sinceridad, sentirá la presencia del
dios.
Se coge entonces el aguijón fem enino y se invoca a la diosa ron
su signo, el triángulo con la punta hacia abajo: “Te invoco, <>li ama
ble diosa y madre de todos nosotros, para que estés présenle en c.i<
rito y me ayudes en mi trabajo m ágico.”
H e descrito la invocación de am bas deidades, pero sólo >,<• Miele
in v o car a una, es decir, a aquella que rige en el período p;uln ul.u
EL B R U JO SO L ITA R IO 73
C O M O E L A B O R A R LA M A G IA
Los brujos no han creído nunca que sus dioses eran todopoderosos,
sino que han pensado que esos dioses n ecesitab an de Ja ayuda del
hom bre de la m ism a m anera que el hom bre necesitaba la de ellos. Es
necesario que dioses y hom bres trabajen juntos en armonía. Por eso,
estos dioses están m ás próxim os a nosotros que el dios de los cristia
nos para los m iem bros de esa religión. Los abordam os directam ente,
no a través de un mediador, tal com o hacen los católicos con la Virgen
M aría y otros santos. Los brujos creen tam bién que lo que com place a
los hum anos gusta asim ismo a los dioses, y por eso se derrama vino en
la tierra com o una libación. Los dioses pueden ayudarnos a obtener
nuestros deseos por m edio de la magia, pero para ello necesitan un po
der terrenal. Ese poder procede del propio cuerpo del venerador.
Ya hem os explicado en el capítulo 3 que las ofrendas de sem en y
otros actos de magia sexual eran frecuentes entre las brujas antiguas, pe
ro los modernos elevan este poder mediante la danza. Puede hacerlo una
persona que camine sola, pero se necesita más tiempo que cuando mu
chas personas trabajan juntas. Nunca obtendrá resultados inmediatos. La
magia, como cualquier otro arte, exige práctica. Si no cree que la magia
funciona, no lo intente, pues en ese estado mental es seguro que no lo
hará. Tiene que pensar mágicamente; en realidad, casi deberíamos decir
que debe vivir mágicamente; no sólo creer, sino saber que funcionará.
En cierta m anera, el trabajo m ágico es m ás sencillo para el que lo
hace a solas que para un aquelarre com pleto. El aquelarre puede ele
var el poder con m ayor rapidez, pero cada m iem bro del grupo debe
concentrarse en lo que se necesita, com o si form aran una sola mente,
y eso no es sencillo. G uando varias perso n as trabajan para lo que
quiere una de ellas, siem pre hay alguien al que no le im porta real
m ente que esa persona logre o no su deseo, pues éste no le aléela Y
si todas las personas no tienen la determ inación necesaria para c|u< la
m agia funcione, fracasará.
El brujo solitario sabe lo que quiere, y está decidido a consrj>,mi lo
a toda costa. Es el único pensam iento que hay en su m enlc y nada
trabaja inconscientem ente en su contra.
EL B R U JO SO L ITA R IO 75
Casi todas las cosas que deseam os están controladas por la m ente
de otro y es necesario cam biar la m ente de esa persona en nuestro fa
vor para que nos dé, venda o haga aquello que querem os.
C olocar el cuchillo sobre el altar señalando en la dirección en la
que vive esa persona, o es más probable que se encuentre en ese m o
m ento. Piense entonces una rim a sencilla que describa lo que usted
necesita. Por ejem plo, usted quiere que alguien le dé un trabajo. Ya
lo ha solicitado y sólo es necesario que le elija entre otros que lo han
pedido. H aga una rim a sim ple com o ésta:
O bien,
v ián d o n o s una Larga lista de cosas que q u ería que h iciéram o s por
ella. Le escribí diciéndole que incluso en los cuentos de hadas a la
gente sólo se le concedía tres deseos. N unca volvim os a saber de ella.
C uando haya com pletado el trabajo m ágico, debe dar las gracias
al dios y la diosa por la ayuda recibida, utilizando sus propias pala
bras, y después deberá evocarlos. Se hace trazando en el aire con la
varita el signo de la invocación, pero en dirección opuesta a aquella
en la que se le invocó.
El signo de la invocación es el pentáculo invertido. Trácelo en el
aire con la varita m ág ica y diga: “ A gradezco vuestra asistencia, y
ahora que regresáis a vuestras esferas am orosas, os saludo y despi
d o.”
A lgunos aquelarres term inan la noche con lo que se ha acabado
p o r llam ar fiesta de “tartas y v in o ”. Se trata tan sólo de tom ar un
bocado y beber algo pensando sobre todo en aquellos que han teni
do que viajar para asistir a la reunión. Los alim entos y la bebida se
b en d icen en el nom bre de las deidades. E n realidad, eso no form a
parte del rito y no es necesario para aquellos que trabajen solos en
su casa. Es sólo un recordatorio de los tiem pos de los grandes sab-
bats en los que la cerem onia concluía con una gran fiesta. Todo el
m undo traía algún alim ento, y a m enudo se asaba un cordero en el
fuego.
“La atracción de la luna” es un rito que trata de conseguir que el
espíritu de la diosa descienda y entre en el cuerpo de la sum a sacer
dotisa. C uando se realiza con éxito, la sacerdotisa suele hablar con
voz extraña y da m ensajes que son útiles para el aquelarre, o a veces
para uno de sus m iem bros. Cuando esto sucede, la sacerdotisa entra
en trance com pleto; cuando sale de él, no tiene ni idea de lo que ha
estado diciendo. Este rito no puede hacerlo un brujo a solas, y nunca
lo hace un hom bre.
En el capítulo siguiente le inform arem os sobre los ritos de las
cu atro fiestas principales que pueden ser realizadas por un brujo a
so las. R ecu erde que siem pre que se trab aja en el círcu lo hay que
to m ar prim ero un baño ritual, trazar el círculo y concentrarse, para
que el venerador esté purificado. Tras realizar los ritos, el círculo
78 LO S S E C R E T O S D E LA A N T IG U A B R U JE R IA
L. L. M.
CANDELARIA
LAMAS*
* Antigua fiesta celta con fu egos artificiales realizada el primer día de mayo.
(N. del T.)
C E R E M O N IA S D E LA B R U JE R IA 87
C anción de m ayo
“Oh diosa verde de los campos y bosques, que la alegría que sen
timos en esta época nos acompañe todo el año y se extienda a todas
las otras criaturas de esta tierra. Que el acto de pasar por el fuego me
88 LOS SEC R E T O S D E L A A N T IG U A B R U JE R IA
*
LAS CA RTA S D E L TA R O T DE LA S B R U JA S 95
I. LA HECHICERA
III. SHELAH-NA-GIG
V. EL SUMO SACERDOTE
VII. EL CARRO
Triunfo sobre los enem igos. Exito en las cosas que se intentan.
96 LO S S E C R E T O S DE LA A N TIG U A BR U JE R IA
VIII. JUSTICIA
IX. EL ANCIANO
X. RUEDA DE LA FORTUNA
Puede tener sus altas y bajas, pero el éxito acabará por llegar.
D estino. Fortuna y éxito.
XI. FUERZA
XII. SACRIFICIO
XIII. MUERTE
XIV. TEMPLANZA
XVI. LA TORRE
XVII. EL PENTACULO
XVIII. LA LUNA
XIX. EL SOL ,
XX. RENACIMIENTO
X X I. LA D IO SA V E R D E
Exito seguro en todas las cosas que se intente. Puede cam biar
su ocupación o lugar en donde habita para mejorar. Para aque
llos que todavía labran la tierra, una buena cosecha les aguar
da. Pueden esperarse buenos resultados utilizando sus habili
dades.
o. EL L O C O
LA TORRE
10
SICOMETRIA: UN PODER DEL BRUJO
pura conjetura, pues los hom bres de esa época se parecían m ucho.
M uchos llevaban barba y no había gran diferencia en la form a en que
vestían. R ecordé que mi m adre tenía una antigua fotografía de su pa
dre y sus cu atro herm anos; todos llevaban barba y levita, y era lo
único que le perm itía describir a su propio padre.
M ás tarde, H em m ingway aceptó un anillo de un am igo m ío y dijo
que se lo había regalado un pariente. Mi am igo adm itió que lo había
re cib id o de una tía. S o ste n ien d o to d av ía el an illo , H em m ingw ay
cerró los ojos y perm aneció en silencio varios minutos. Describió en
tonces una casa de cam po que estaba al lado de una granja. Dijo ver
un burro en la puerta de la casa de cam po, y que el animal sólo tenía
un ojo.
N aturalm ente, aquello nos hizo reír y mi am igo dijo que, aunque
no podía saber si la descripción de la casa de cam po era correcta o
no, había nacido en el cam po y había vivido allí hasta la edad de cin
co años, cuando la fam ilia se m udó a Londrés. Por supuesto, no sabía
nada de un burro tuerto.
El siguiente huésped le entregó una plum a que le acaba de regalar
por su cum pleaños su esposa Ann. Este objeto, quizá porque era nue
vo, le causó al sicom etrista algunas dificultades. Durante algún tiem
po no captó nada, pero luego, súbitam ente, dijo: “ Sólo puedo obtener
la im presión de algo verde. ¿Significa algo para usted?” El invitado
sonrió: “Estaba jugando al golf ayer y llegué al green (verde] en tres
g o lp es” “No creo que tenga nada que ver con eso ”, contestó H em
m ingw ay echándose a reír. “Creo que es algo de material verde.”
En ese m om ento se abrió la puerta y regresaron las señoras. La
esposa de mi am igo llevaba en el brazo un vestido de noche verde:
“M ira lo que me ha regalado A nn”, le dijo a su m arido. “Es dem asia
do pequeño para ella y me cae perfectam ente.”
Los ojos de todos los hom bres se volvieron hacia el vestido y lue
go hacia Hemmingway. Ann observó nuestro asom bro y quiso cono
cer el m otivo. Les hablé a las señoras sobre los experim entos de sico-
m etría y entonces éstas pidieron a H em m ingw ay que lo intentara con
ellas. Preguntó si podía probar sus poderes en el vestido, y se lo en
tregaron rápidam ente. En cuestión de m inutos describió el resto de
108 LO S S E C R E T O S D E LA A N T IG U A H KIJJERIA
prendas que habían estado colgadas en el arm ario junto con el vesti
do. Fuim os todos hasta el dorm itorio para com probar sus afirm acio
nes. De doce vestidos sólo se había equivocado en dos. A quello no
era so rp rendente, pues, desde el punto de v ista de un hom bre, los
inusuales estilos y colores no eran muy fáciles de describir, ni siquie
ra para nosotros que los estábam os viendo. Q uizá una sicom etrista lo
hubiera hecho mejor.
Días m ás tarde, me encontré en la calle con mi amigo. “A propó
sito” , me dijo. “¿Te acuerdas de lo que nos dijo ese tipo sobre un bu
rro tuerto?” “ Sí” , contesté. “Pues bien, se lo pregunté a mi m adre y
me dijo que no era posible que yo recordara tal cosa, que ni siquiera
tenía tres años en aquel entonces. L uego siguió explicándom e que
cuando vivíam os en esa casa de campo un burro solía venir desde la
granja de al lado, y ella solía darle trozos de pan y azúcar. Y lo sor
prendente es que el burro sólo tenía un ojo” .
A quello m e dem ostró de m anera absoluta que H em m ingw ay no
estaba conjeturando y que en la sicom etría había algo más de lo que
yo había im aginado. Em pecé a estudiarla.
Com o la sicom etría es una m ateria puram ente m ental, nada im pi
de a nadie practicarla; al fin y al cabo, todos nacem os con una mente.
El poder mental de algunos puede ser m ayor que el de otros, pero es
posible desarrollarlo si uno se pone a ello. A lgunas personas creen
que los sicom etristas nacen y no se hacen, o lo consideran un talento
sobrenatural; no es así en absoluto, es tan sólo cuestión de práctica y
m ás práctica. A diferencia de la lectura de cartas y otras artes ocultas,
no se produce una gran tensión sobre la m em oria, pues no hay que
aprender el significado de las cartas, sus diferentes com binaciones.
No hay una extensión de cartas que hay que em pezar a estudiar. Sólo
se sostiene algún objeto con la m ano y se pone la m ente en descanso.
Al cabo de un tiem po, el estudioso em p ieza a ten er v isio n es o
im ágenes en una especie de form a de ensoñación, y, com o todos te
nem os sueños, todos podem os ver algo con el ojo de la m ente si nos
concentram os lo suficente. He oído una descripción de la sicom etría
com o “una ensoñación co n tro lad a”, y no es una m ala descripción,
porque las visiones que tienen los que la practican se registran en el
S IC O M E T R IA : UN PO D ER D EL B R U JO 109
m étrica sea un elem ento m ucho m ás com ún entre las m ujeres que en
tre los hom bres. U na gran proporción de m ujeres entre los 16 y 20
años m uestra facultades sicom étricas.
Q uizá sea así, pero suelo hablar de lo que he visto, y la m ayoría
de los sicom etristas que he visto son hom bres. Q uizá se deba a que
sea m ayor el núm ero de hom bres que estudian el tem a en estos días,
en com paración a los que lo hacían cuando vivía el doctor B ucha
nan. N o creo que el sexo tenga ninguna relación con ello. He cono
cido a hom bres y m ujeres que han vivido en casas antiguas y afir
m aban que sentían una atm ósfera extraña, a veces buena y a veces
m ala. Eso dem uestra que am bos sexos tienen el núcleo de la ca p a
cidad sicom étrica.
Según la teoría de la sicom etría, el aura mental hum ana irradia en
todas las direcciones, incluso fuera del cuerpo, y lo im prime todo en
su órbita inm ediata. Todos los artículos, por sólidos que puedan pare
cer, tienen dim inutos agujeros en la superficie, y éstos recogen las
pequeñas partículas de aura mental de las personas que los han lleva
do o utilizado.
Si se sicom etriza a un ser hum ano, se está m ás cerca del cerebro o
la fuente de radiación, y se debe ser capaz de obtener resultados m u
cho m ejores que cuando se sostiene algo que ha sido utilizado por
esa persona, com o, por ejem plo, una proporción muy pequeña de las
vibraciones totales ocultas en el artículo.
En alg u n o s casos en los que se han re alizad o ex p erim en to s en
presencia de varios espectadores, las vibraciones que desprende cada
uno de los presentes pueden ser m ás fuertes que las del objeto. Eso
puede desequilibrar fácilm ente al sicom etrista, llevándole por un ca
m ino equivocado. La lectura puede no tener ninguna relación con el
objeto, pues en realidad está leyendo el aura de la persona sentada
junto a él. U n sicom etrista experim entado puede darse cuenta de esto
y pedir a esa persona que se siente m ás lejos o que salga de la habita
ción.
E so es lo que sucedió en una ocasión en la que asistí a una de
m ostración en la que estaba presente un m inistro de la Iglesia. El si-
com etrizador no conseguía nada. Suponía que uno de los presentes
112 LOS SEC R E T O S DE LA A N T IG U A B R U JE R IA
to de cada preso, el delito que había com etido y la sentencia que ha
bía recibido.
A unque el Decreto sobre B rujería de 1735 ha sido revocado, m u
chas p ersonas siguen pensando que los que tienen alguna relación
con lo oculto son picaros y vagabundos, o al m enos m uy excéntricos.
Adm ito que todo lo que tenga sabor a ocultism o atrae a m uchos luná
ticos, y que a m enudo son los propios practicantes del ocultism o los
que ayudan a producir la baja categoría de este acto. No están satisfe
chos con la sicom etría actual com o ciencia natural e insisten en tener
algún poder m ágico, o en conseguir los resultados por m edio de los
espíritus. Esas personas com eten fraude consciente o inconsciente
m ente y dañan a los sicom etristas auténticos.
Desde que he asistido a reuniones de espiritualistas y sociedades
de investigación síquica, he podido conocer a m uchos sicom etristas.
Algunos eran auténticos, otros parecían saber m uy poco sobre el te
ma, y finalm ente otros eran un fraude absoluto.
Perm ítanm e dar un ejem plo de cóm o trabajaba una de esas perso
nas. Era una m ujer de m ediana edad. H ablaba de m anera m uy afecta
da, pero el hecho de que con frecuencia no pronunciara la h dem os
traba que esa forma afectada era fingida. Era m uy buena para el tea
tro, pero su conocim iento de la sicom etría resultaba casi nulo.
Prim ero recogía de entre el público un gran núm ero de diversos
objetos y los colocaba en una bandeja. D espués subía a la plataform a
y se sentaba en una m esa con la bandeja delante. Cerraba los ojos y
perm anecía en silencio un rato. Luego pedía que se apagaran parte de
las luces. Tras concentrarse m ás, decía: “M is am igos del espíritu me
dicen que un tal John está tratando de con tactar con alguien. ¿A l
guien recuerda a una persona de ese nom bre que haya fallecido?”
Dos personas aceptaron el nombre. Preguntó si alguno de los ob
jeto s p ertenecía a uno de ellos. U na anciana lo adm itió: “E ntonces
debe tratarse de usted. ¿Q ué es lo que m e dio?” La m ujer se lo dijo, y
ella cogió un broche: “Pensé que esto era suyo, puedo sentir sus v i
braciones, pero quería asegurarm e.”
Se llevó el broche a la frente y siguió diciendo: “¿Era John un pa
riente?”
SIC O M E T R IA : U N PO D ER D E L B R U JO 115
en el anillo. A estos com pradores hay que añadirle de diam antes, de
pendientes de joyería y los posibles clientes que la hayan tocado. Pa
ra despejar todos esos factores se necesita un sicom etrista m uy ex
perto.
Los objetos que se llevan junto a la piel, com o collares, pendien
tes y m edallones, son los m ás fáciles de sicom etrizar. Tam bién las
cuentas grandes y otros objetos que tengan superficies grandes. Los
anillos y otros objetos pequeños exigen m ucho m ás tiempo. No pare
ce im portar que el objeto esté hecho de m aterial blando o duro. Los
bolsos de m ano son m uy com plicados, pues suelen contener m uchos
objetos y se dejan constantem ente sobre diversas superficies: m ostra
dores, m esas, cam as, etc. Las m onedas pasan por tantas m anos que
es casi inútil tratar de obtener buenos resultados; no se deben aceptar
pañuelos de m ano y otros objetos que se laven con frecuencia.
A veces, el estudiante puede pensar que sus afirm aciones no son
correctas porque el que les ha dado el objeto se niega a aceptarlas.
No hay que preocuparse por ello, pues a m enudo éste no reconocerá
una afirm ación sim plem ente porque desconoce la historia del objeto,
o porque el hecho acaeció antes de que sucediera. Nadie recuerda to
dos los acontecim ientos de su vida, por lo que, tanto si son correctas
com o incorrectas, todas las im presiones deberían ser anotadas y des
pués confirm adas o rechazadas.
M uy pronto el principiante descubrirá que pueden leerse im por
tantes verdades en diversos objetos, lo que le estim ulará a seguir con
sus estudios. Al notar que m ejora, y obtiene m ejores resultados, pue
de encontrar una tendencia inicial a exagerar en la descripción de las
visiones. Debe ser precavido a este respecto.
El ejem plo siguiente nos indica con qué facilidad un objeto al que
están unidas varias auras m entales puede dar una lectura que será tra
d ucida de d iferentes m odos p o r distintas personas, aunque am bas
tengan razón.
El sicom etrista recibió una estatuilla de bronce. R epresentaba a
una m ujer sentada dando de m am ar a un niño pequeño. La m ujer lle
vaba un tocado en form a de disco circundado por cuernos.
El lector describió un lugar arenoso con grandes edificios palacie
118 LO S SEC R E T O S DE LA A N TIG U A H R IIJI-R IA
gos. P arecía ser un día m uy soleado y podía ver un río con barcas.
Las personas que aparecían en la visión llevaban túnicas y al lector le
llegó el nom bre de Isis.
El que le había dado la figura no sabía nada de ella, salvo que la
había com prado en una tienda de antigüedades de Lañes, B righton,
unos años antes. Aceptó todas las afirm aciones y explicó que el sico-
m etrista debía estar describiendo Brighton, tom ando equivocadam en
te el m ar por un río. La arena debía ser la playa. Adm itió que había
com prado la estatuilla durante las vacaciones de verano, y con segu
ridad hacía un tiempo muy bueno. Los edificios palaciegos serían sin
duda el Royal Pavilion, construido por Jorge IV. Todo parecía ajustar,
pero uno de los presentes abrió una duda. C onocía muy bien B righ
ton. La playa era de piedras, no de arena; ¿Y qué significaba además
el nom bre de Isis?
El p ro p ieta rio de la e sta tu illa cam bió ráp id am en te la h isto ria.
Ahora sabía bien lo que significaba. Durante algunos años había v i
vido en Oxford, y a m enudo había ido en barca por el río Isis. Lo que
parecían palacios eran en realidad los edificios universitarios, y las
figuras vestidas con túnicas eran los profesores.
Todo esto parecía ajustar, pero la explicación auténtica se retrasa
ría m ucho en el tiempo. Se descubrió cuando el propietario llevó la
antigüedad al M useo B ritánico y descubrió de qué se trataba re al
m ente. Era muy antigua, de origen egipcio, de unos 3.000 años. Era
una figura de la diosa Isis con su hijo Horus. El sol y la arena que vio
el sic o m e trista rep resen ta b an e v id en te m e n te el país d e sé rtic o de
Egipto; los edificios eran los antiguos tem plos; el río era el N ilo; y
las personas con túnicas eran los egipcios.
Si el sicom etrista o el dueño de la figura hubieran sabido algo de
egiptología, habrían podido interpretar la visión; pero, por otra parte,
el lector había reconocido lo que la figura representaba, y no hubiera
sido un ejem plo tan bueno de sicometría.
Si la gente aceptara la sicom etría com o una ciencia seria, y fuera
m ayor el núm ero de brujas m odernas que la estudia, sin duda podría
mos aprender muchas más cosas sobre los antiguos ritos de la bruje
ría y la magia.
11
¿QUIEN ERA SAN JORGE?
San Jorge era uno de los gem elos celestiales, o hijos del trueno,
cuyo culto estuvo en una época extendido por todo el m undo. Estos
jin e te s d esn u dos se re tro traen a una fecha m uchos m iles de años
antes de Cristo.
La leyenda nos dice que eran dioses del río que fueron al mar. Pri
m ero enseñaron a los hom bres a construir barcos, ahuecando el roble
sagrado. Protegieron del peligro a los marineros y fundaron las prim e
ras ciudades; inventaron el arado de piedra y madera tirado por bueyes;
eran deidades del rejuvenecim iento y prom ovieron la fertilidad en la
naturaleza y el hombre; curaban al entorno; especialmente al ciego; y
aparecían en los campos de batalla com o heraldos de la victoria.
H ubo m ás gem elos en el m undo; y, según la leyenda, el gem elo
m ayor es siem pre divino, y el m ás jo v en hum ano, pero el hum ano
suplanta siem pre al divino.
M iguel era el divino, el m ensajero celestial, y se convirtió en pa
trón de los m ontes sagrados, el solsticio de verano y las fiestas de la
cosecha. Jorge era el gem elo hum ano, y jugaba el hum ilde papel de
representante de los trabajadores agrícolas, y posiblem ente de bufón.
La naturaleza del papel que representaba en los m im os de las fiestas
sobrevivió en la G recia m edieval, y recibió el título de Borracho; en
C reta fue conocido com o el Loco San Jorge, por la licenciosidad de
su fiesta.
El hecho de que haya habido santuarios de los gem elos celestiales
tanto en el B ósforo com o en el canal de la M ancha, en T roya y en
120 LOS SEC R E T O S D E LA A NTIGU A B R U JE R IA
Una cerem onia sim ilar tiene lugar entre los gitanos de Transilva-
nia. En la víspera del día de San Jorge, se corta un sauce joven, se le
llena de guirnaldas y se clava en el suelo. Las m ujeres “con hijos” en
el vientre, colocan una de las prendas de éstos bajo el árbol y la dejan
allí durante toda la noche; si a la m añana siguiente encuentran una
hoja del árbol sobre la prenda, saben que el parto será sencillo.
122 LOS S E C R E T O S D E LA A N T K I A Hit 111H<IA
Sí. Los prim eros cristianos la enseñaban, y esto se dem uestra con
las palabras de San G regorio, obispo de Nissa: “ Es absolutam ente
necesario que el alm a sea curada y purificada, y si eso no se consigue
en una vida en la tierra, deberá lograrse en futuras vidas terrenas.”
Más tarde, en el año 533 de nuestra Era, la reencarnación fue con
siderada herejía por el Concilio de Constantinopla.
¿Por qué los brujos* guardan en secreto los nombres de sus d ei
dades?
Los brujos no m encionan nunca los nom bres de sus dioses porque
con ese nom bre realizan trabajos m ágicos, y si los extraños conocie
ran los nom bres el poder del brujo se debilitaría. Sucede lo m ism o
con la superstición m oderna, según la cuál si le cuentas a alguien tu
deseo éste no se realizará nunca. Las personas que llevan talism anes
y am uletos de la suerte nunca los enseñan a los demás, pues si lo h i
cieran perderían su poder.
* En esta segunda parte del libro hay una ambigüedad relativa al género de los
practicantes de la brujería, pues si bien antiguamente se trataba de un culto fem eni
no, y, por tanto, eran brujas, la autora reconoce explícitamente que la situación cam
bió en fechas históricas relativamente recientes, por lo que utilizo el género m ascu
lino incluyendo en él a brujos y brujas, salvo cuando claramente se refiere a un pe
riodo antiguo, en cuyo caso hablo de “brujas”. (N . del T.)
128 LOS S E C R E T O S D E LA A N T IC U A IW U JI-R IA
Por lo que sé, no hay evidencia alguna de que lo hicieran así. Q ui
zá fuera una exageración de los som breros que llevaban los purita
nos, no m uy distintos del som brero nacional de las m ujeres de Gales.
Las im ágenes prim eras de los brujos no los representan nunca con
som breros altos y puntiagudos. Estos llevan el traje habitual del perío
do. Las m ujeres o no llevan som brero o llevan un paño sobre la cabe
za, de la m ism a m anera que las m ujeres m odernas llevan un pañuelo.
Es difícil saber cuándo aparecieron por prim era vez los som breros
puntiagudos en las im ágenes de los brujos, pero tiendo a pensar que
es un hecho bastante m oderno; quizá en la era victoriana. No p o d e
mos saber quién lo ffiventó y cóm o lo hizo.
Siem pre se ha asociado un som brero alto y cónico con los brujos,
por lo que, quizá, algún artista le añadiera un ala, convirtiéndolo en
una prenda fem enina, pues la bruja era considerada com o un brujo
U N A B R U JA BA JO EL FUHGO 129
10. El ala circular representaba el yoni y la corona alta el sím bolo del
lingam*.
Otro m e sugirió que el ala representaba el círculo en el que tiene
lugar el rito m ágico, y la corona representaba el cono de poder que
x tienen las brujas al bailar en círculo. Am bas ideas son ingeniosas, pe
ro no hay pruebas de que ninguna de ellas sea la correcta.
Todo el que tenga una m ente científica sabe que esto es im posi
ble, pero no hay hum o sin fuego, por lo que debió existir algo que
liera lugar a esta superstición.
Las brujas practicaban un antiguo rito de la fertilidad para conse
guir que los cultivos crecieran, y para eso necesitaban utilizar un pa
lo, com o el palo de un caballito de m adera, y bailar alred ed o r del
jam po m ientras cantaban lo siguiente:
Repetían esto una y otra vez y se suponía que los cultivos hacían
aso y crecían altos. Es un ejem plo de m agia simpática. Se utilizaba
una cancioncilla simple para que las brujas no tuvieran que pensar lo
que estaban diciendo, y de ese modo se registrara en su m ente sub
consciente.
Los publicistas de televisión utilizan los “jingles” [las cancionci-
1las] del m ism o m odo, p ara que, con la re p etició n c o n sta n te , los
nom bres de sus productos se im planten en las m entes de los posibles
clientes, y de ese m odo, cuando el cliente quiera un objeto de ese ti
po, pidan autom áticam ente el del anuncio. Ayuda m ucho la idea de
poner nueva letra a canciones bien conocidas, pues la m elodía está
* Entre los hindúes, el yoni y el lingam son, respectivam ente, los órganos se
xuales fem enino y m asculino, o una imagen de éstos considerada com o objeto de
culto. ( N. del T.)
UNA BR U JA B A JO EL FU E G O 131
* También llam ado “flores de m ayo”, árbol o palo alto adornado con frutas,
cintas y flores que se coloca en m ayo y al que acudían los chicos y chicas del cam
po a bailar, cantar y divertirse. (N. del T.)
** Truco que ejecutan los fakires y m agos de la India ante grandes m asas de
gente. Tocan una flauta y de una cesta se eleva un cuerda larga por la que a conti
nuación sube un muchacho hasta gran altura, perdiéndose en su extremo. (N . del T.).
132 LOS S EC R ET O S D E LA A N T IG U A B R U JE R IA
Eso no lo puedo decir. C iertam ente les daba poder a los ojos de
los aldeanos. M uchas pobres ancianas fueron ejecutadas sólo porque
vivían solas, tenían un gato y no les caían bien a sus vecinos. El úni
co poder que tenían realm ente era el que les concedían los aldeanos.
De ser una persona oscura em pezaba a tener fama, y sus supues
tos poderes mágicos eran tem idos por todos los habitantes del lugar.
No cabe duda de que m uchas ancianas, habiendo probado por prim e
ra vez en su vida el poder y la fam a, confesaron tener tratos con el
diablo y otras cosas ridiculas que pusieron en su boca los inquisido
res. Com o algunas se encontraban casi al final de su vida, debieron
pensar que era mucho m ejor term inar bajo los focos de la notoriedad
que m orir a solas como una persona a la que nadie quería.
Lo cierto es que a m uchas personas les gusta tener poder sobre los
dem ás, y que la creencia en la m agia negra les daba ese poder. El
doctor-brujo africano quizá, no crea en sí m ism o, pero m ientras el
resto de la tribu crea en él seguirá teniendo grandes poderes.
Es totalm ente cierto el viejo refrán “Palos y piedras rom perán mis
huesos, pero las palabras no m e dañarán.” Las maldiciones gitanas y
encantam ientos m alignos nunca han dañado a nadie, y nunca lo ha
rán. Si le dañan a usted, cúlpese a sí mismo, y no al gitano. La única
m agia negra está en su propia m ente, y usted es el único que puede
hacer que funcione o no. Las m ezclas de sangre de m urciélago, raíz
de m andràgora, huesos hum anos, plum as de gallito y otras cosas re
pugnantes no afectan a nadie y sólo son cocciones desagradables.
Porque a la gente le gusta leer esas cosas. Hay una fascinación es
pecial por las cosas extrañas, de ahí la popularidad de las películas de
terror. Las historias espeluznantes de “ritos de m agia negra” venden
periódicos. Si los periodistas contaran la verdad y dijeran que la bru
jería es lo que queda de una religión antigua, la gente no se interesa
ría por ella. (Si esta universidad hubiera anunciado que iba a dar una
charla sobre “religión antigua” y no sobre brujería, esta noche la sala
no estaría tan llena.)
Desde luego que 110, pero hay varias explicaciones de esta creen
cia. Las brujas tenían un gran sentido del humor. No eran nada sofis
ticadas y se unían a todo tipo de juegos infantiles. Al viajar para acu
dir a los sabbats, sim ulaban ser anim ales e im itaban las característi
cas de los anim ales que representaban. Q uienes vieran un grupo de
brujas en esos juegos debían sentirse bien dispuestos a hacer correr la
historia de que las brujas se habían convertido en animales.
O quizá se vistieran con pieles de anim ales para asustar a las gen
tes del lugar e im pedir que les siguieran y descubrir dónde se c e le
braban las reuniones. Russell Thorndike, en su libro Dr. Syn, disfraza
a los contrabandistas de fantasm as y dem onios para que asusten a las
136 LOS SEC RETO S D E LA A N T IC U A BRU JI RIA
He leído que las brujas cambiaban de lugar con sus fam iliares y
acudían a los sabbats en fo rm a de gato. ¿Es eso cierto?
No. H abía una creencia según la cual la sangre recién derram ada
daba poder. N o sé cómo surgió esa idea, quizá fuera una simple excusa
para matar. Las brujas no utilizaron sangre en ninguna de sus cerem o
nias. Sus ritos son muy hermosos y nada hermoso puede tener sangre.
Tampoco sacrifican animales, pájaros ni seres humanos. Com o perte
necen al culto de la fertilidad y veneran a una diosa de la fertilidad,
m atar cualquier cosa, salvo alimentos, estaría totalmente en contra de
sus principios. Desean la producción de la vida, no su destrucción.
La idea de sacrificar cualquier cosa, ya sea anim al, ave, ser hum a
no, o los productos de la tierra, les parece absolutam ente inútil, y yo
no entiendo que se pueda conseguir algo con ello.
Ni los dioses ni los veneradores obtendrían de ello algún benefi
cio, y más bien parecería un desperdicio total de la vida y de los cul
tivos; sería solamente destrucción por la destrucción. Quien venere la
fuerza vital de la naturaleza no podrá estar de acuerdo con un acto
tan inútil.
138 LOS SEC R E T O S D E L A A N T IG U A B R U JE R IA
A lgo distinto era dejar en los tem plos alim entos para los dioses.
Esa idea la inventaron los sacerdotes a los que les gustaba co m er
bien cuando se habían ido los fíeles. Los periodistas que escriben so
bre el sacrificio de un gallito en los ritos de la brujería deberían estu
diar m ejor el tem a sobre el que tratan. Este tem a se ha tom ado pres
tado de la religión del vudú, y no conozco lo suficiente el tem a para
saber si es cierto o no. Sin duda los escritores sensacionalistas han
exagerado el vudú lo m ism o que lo hicieron con la brujería.
* D ejo la medida en pies sin pasarla a metros porque en estos casos el número
es importante. Posiblem ente, los círculos de los brujos de los países cuya unidad de
medida es el metro tengan mayor o menor área para que pueda m edirese ésta con un
número que tenga significado oculto. (N . del T.)
U N A B R U JA BA JO E L F U E G O 139
N o existe una cabeza de las brujas. C ada aquelarre está com pleto
en sí m ism o y es dirigido por su sum a sacerdotisa. Nadie sabe en rea
lidad cuántos aquelarres existen, pues uno no sabe dónde está el si
guiente, y no tienen relaciones entre ellos.
C uando un aquelarre se vuelve dem asiado grande, un m iem bro
ad ecu ad o es elevado a la posición de sum a sacerdotisa e inicia su
aquelarre con aquellos que deseen irse con ella. No puede haber dos
aquelarres a m enos de tres m illas de distancia.
A veces me escribe alguien queriendo saber si conozco la existen
cia de algún aquelarre en su zona. Cuando contesto que no lo sé, sue
le pensar que trato de ocultárselo. No es así. R ealm ente no lo sé. Pue
do haber oído que funciona uno en cierta área, pero no tengo prueba
de ello, y adem ás carezco de m edios de contacto.
A m uchas brujas no les gusta que los dem ás sepan que pertenecen
a la vieja fe. D esconozco si es que tem en el ridículo de sus am igos o
142 LOS SEC R E T O S D E LA A N T IG U A B R U JE R IA
con su religión, no veo ningún m otivo para que quiera unirse a otra.
P ersonalm ente no creo que pueda seguir siendo cristiano y venerar
tam bién a unos dioses a los que su Iglesia ha convertido en diablos y
dem onios.
H e leído que los brujos solían engrasar sus cuerpos con un un
güento que actuaba com o droga y les daba la impresión de que vola
ban. ¿Es eso cierto?
Porque creo que los brujos han sufrido persecución durante dem a
siado tiem po, y deseo contradecir todas las m entiras que se han dicho
sobre ellos. Q uiero que la gente conozca la verdad auténtica sobre la
brujería.
U NA B RU JA BAJO E l. I Ul <l<) 145
En este caso sus conjeturas son tan válidas com o las mías. Supon
go que se debe a que es el color relacionado con los funerales, pero
por qué esto ha de ser m alo lo desconozco, sobre todo teniendo en
cuenta que los cristianos creen que van al cielo cuando mueren. Pue
de que el negro se debiera asociar con la tristeza, pero no con el mal.
Q uizá com o los cristianos utilizan el color blanco com o em blem a de
pureza, se sirven de su opuesto para el mal.
146 LOS S E C R E T O S D E LA A N T IG U A B R U JE R IA
No. La idea de quem arse para siem pre en un pozo ardiente es in
verosím il y ciertam ente no se ajusta a un dios del amor. Esa idea se
inventó para asustar a un pueblo sin educación, con el fin de que fue
ra “bueno” y acudiera a la iglesia.
Creen que casi todo lo que sucede fue concebido primero en la men
te de alguien, y, por tanto, si alguien desea que una persona haga algo
por él, sólo necesita cambiar a su favor la m ente de esa persona. Siem
pre que esa persona no esté absolutamente en contra de la idea. A m e
nudo es posible conseguirlo con la concentración. El fallecido Gerald
Gardner lo describía como una especie de hipnotismo a larga distancia.
¿Puede hacer magia para que una persona haga algo malo?
¿El po der que desprenden los fa n s de los Beatles, que gritan tan
to, puede utilizarse para la magia?
No sólo creo que pueda utilizarse, sino que ha sido utilizado para
elevar a los Beatles y que consigan fama y fortuna. Con sus gritos y
danzas en un espacio cerrado, los adolescentes elevaron ese poder.
Inconscientem ente lo dirigieron hacia los B eatles, pues sólo tenían
en su m ente a esos cuatro m uchachos. Estos, naturalm ente, deseaban
fama y fortuna, y con las m asas trabajando en su favor no podían fra
casar.
D iría que es un ejem p lo m uy b u en o de m agia m oderna. Hay
m úsicos m ejores que no han llegado a ninguna parte sim plem ente
porque no tenían ese poder tras ellos. A ntes de que aparecieran los
fans con sus gritos, los artistas tenían que trabajar duram ente d u
rante m uchos años antes de convertirse en estrellas. ¿Por qué esta
re p en tin a e lev a ció n al e stre lla to sólo se ha p ro d u c id o cu an d o la
h isteria de m asas se hizo po p u lar en el p ú b lico , a m enos que sea
m agia?
150 LOS SEC R ET O S DE LA A N TIG U A B R U JER IA
Era sólo otra forma del antiguo dios. En las celebraciones del día
de m ayo solía aparecer un hom bre vestido com o él. Imagino que era
el dios local de un aquelarre que se reunía en el bosque de Windsor,
y que la reunión se celebraba alrededor del árbol conocido con el
nom bre de Roble de Herne. Los restos del árbol todavía estaban en
pie a principios de este siglo, pero acabó por pudrirse. Se suponía
que Herne aparecía en W indsor cuando m oría un soberano, y eviden
temente esta leyenda fue sacada de las brujas, pues el antiguo dios lo
era de la caza y la muerte.
Eduardo III era un Plantagenet y m iem bro de la antigua religión.
En W indsor construyó una torre redonda, llam ada la Torre del D ia
blo, en la que se cree celebraba ritos de brujería, y sin duda era el su
mo sacerdote del aquelarre de Windsor. Todo esto explicaría el hecho
de que H erne. el C azador, esté tan estrecham ente asociado con el
castillo de Windsor.
152 LO S S E C R E T O S D E LA A N TIO IJA B R U JE R IA
Robín Hood era otra form a del antiguo dios, y la deidad local de
las brujas que se reunían en el bosque de Sherw ood, alrededor del
Roble Mayor.
No. C row ley era un m ago que practicaba la m agia de abram elin.
E ra m agia ritual, o “m agick” *, tal com o escribía el la palabra para
distinguirla de la m agia del que hace conjuros. En una ocasión le dijo
a m i m arido A rnold que había estado en el círculo de jo v e n , pero
personalm ente lo dudo. Creo que lo dijo porque no quería que nadie
fuera lo que él no había sido. Adem ás dijo en una ocasión que no re
cibiría órdenes de ninguna m aldita mujer. De haber estado en el arte,
habría tenido que aceptar las órdenes de la sum a sacerdotisa. Y eso
iba m uy en contra del carácter de Crowley.
Tam bién lo he leído yo, pero ¿qué tipo de aquelarre era ése? Hoy
en día hay m uchas personas que tratan de subirse al vagón de cola de
la brujería, y no son en realidad brujos auténticos. Pero están muy
dispuestos a iniciar a cualquiera con el fin de que aum ente el núm ero
de m iem bros. Ningún brujo auténtico iniciaría a una persona sin c o
nocerla durante al m enos un año. La historia de que un periodista en
trara en un aquelarre auténtico no parece cierta, sobre todo porque tu
vo que llevar con él a un fotógrafo para que hiciera la fotografía de
su iniciación, fotografía que apareció en el periódico. No me diga
que todo esto sucedió sin que los brujos lo supieran.
Dice usted que no hay una cabeza de los brujos, pero los periódi
cos opinan de modo distinto. Hablan de reinas y reyes, y un hombre
dijo que era el gran brujo de Gran Bretaña.
Siem pre m e hacen esa pregunta. Por extraño que pueda parecer,
en Inglaterra no se quem ó a ninguna bruja por órdenes legales. Se ha
dado algún caso en el que los aldeanos se tom aron la ley por sus pro
pias m anos y quem aron a la víctima, pero no fue legal. En Inglaterra
las brujas siem pre eran ahorcadas.
Se cree que la últim a ejecución tuvo lugar en Exeter en m arzo de
1684. El nom bre de la bruja era Alicia M olland. Algunos autores han
afirm ado que hubo ejecuciones de brujas en Northam pton en 1705 y
en H untingdon en 1716.
La últim a persona condenada por brujería fue Jane Clerk, con su
hijo y su hija, en G reat W igston, L eicestershire, en septiem bre de
1717. El Gran Jurado acabó por sobreseer el caso.
se castigaba con la muerte. Com o ningún ser hum ano confesaría vo
luntariam ente algo que le llevaría a la m uerte, aunque se supusiera
que era para su propio bien, tenía que ser torturado hasta que confe
sara su “crim en”.
Hay que reconocer que eran m étodos dem asiado violentos para
unas personas que sólo querían venerar a sus antiguos dioses, ¡espe
cialm ente si pensam os que la violencia la realizaban aquellos que en
señaban que su dios era el dios del amor!
No todos los hom bres de la Iglesia creían estas confesiones, y el
o b isp o H u tch in so n e sc rib ió en su H isto r ic a l E ssa y C o n cern in g
W itchcraft, publicado en 1720.
Una razón es que el pelo podía ocultar las m arcas del diablo, que
se supone éste les hacía en la iniciación. A dem ás, se creía que las
brujas tenían pezones adicionales con los que alim entaban a sus fa
m iliares. La m ayoría de esas m arcas eran sólo verrugas y otras m an
chas de la piel.
Según otra creencia, el diablo podía habitar en el pelo de víctim a
para decirle lo que podía alegar en la confesión; algunos pensaban
que podía ocultar am uletos en el cabello, y otros sugerían que el po
der de la bruja estaba en su pelo, y que si se le quitaba todo se queda
ría indefensa y tendría que confesar la verdad en el juicio.
Sí. Hay muchos hechizos y amuletos del amor que han sido utiliza
dos por m uchas personas en todo el mundo, pero personalmente yo no
haría ninguno. El amor es a veces cuestión del azar, y a menos que una
pareja se enam ore dudo que dicho amuleto sirviera para tener una feliz
vida m atrim onial. En los tiem pos en los que las pociones y encanta
mientos amorosos eran populares solían utilizarse con el deseo de po
seer físicam ente a una persona; no se pensaba en un m atrim onio per
manente. Si una persona rom pe un com prom iso, es que debe haber al
go equivocado. Un encantam iento o poción amorosa podría unirles de
nuevo, pero a la larga no sería ventajoso, y dudo de que sus efectos
fueran permanentes. Personalm ente siempre sentiría cierta precaución
ante un hom bre que me ha dejado, y siempre esperaría que volviera a
hacerlo. Quizá no sea tan confiada com o m uchas mujeres.
tiem pos en los que era im portante que todas las jóvenes se casaran.
Era un problem a de seguridad, pues en aquellos tiem pos la m ujer no
podía realizar m uchos trabajos. La vida m oderna ha cam biado todo
esto, y la m ujer puede ganarse la vida haciendo casi los m ism os tra
bajos que los hom bres. Supongo que el declinar de los encantam ien
tos am orosos se debe, m ás que a la incredulidad en la magia, a las su
fragistas y su lucha por la igualdad de los sexos.
H e o íd o h a b la r de la “m a n o de la g lo r ia ” . ¿P uede d e c irm e
qué es?
los diferentres propósitos, por ejem plo, el rojo para el amor, la salud
y el vigor; el verde para asuntos económ icos; el azul claro para la fe
licidad y protección; el negro para el mal, etc.
A dem ás de encender velas de colores precisos para el propósito
deseado, hay que encender tam bién otras con los colores astrales del
que ejecuta el rito y de aquel en cuyo nom bre se hace. Los colores
astrales son los de los signos del Zodiaco con los que nacem os: Aries
es blanco, Tauro es rojo, etc.
A dem ás de esto, hay que frotar cada vela con una aceite especial
para esa vela en particular. Esos aceites se venden en frascos con di
versos nom bres: “A lto-A ltar”, “X X Doble C ruz”, “Lodestone”, etc.
A lgunos ritos requieren hasta 16 velas d iferentes ju n to con sus
aceites. A unque estas cerem onias se acom pañan siem pre de salm os
especiales, no son lo que yo llam aría m agia blanca. Producir confu
sión en otra persona; crear discordia, cólera o celos; obtener poder
sobre los demás; em brujar a un enemigo; si esto no es totalm ente ne
gro, al m enos es un tono gris bastante oscuro.
Todas estas velas pueden encontrarse en form a de crucifijos, figu
ras hum anas e incluso de sacerdotes antiguos con túnicas flotantes.
Los precios son m ás elevados que las velas ordinarias, pero dicen
que son m ás eficaces. Me parece un m étodo bastante caro de hacer
m agia, y quizá por eso no haya sido adoptado nunca por los brujos.
A lgunos brujos suelen escribir lo que desean en una vela, y lue
go dejan que se consum a sobre el altar. Me han dicho que esto fun
ciona.
Los brujos han m antenido siem pre a sus antiguos dioses paganos,
pero el m ago le da a su m agia una forma cristiana al invocar los espí
ritus en el nom bre de dios y sus santos o ángeles.
Trabajan una m agia ritual conocida tam bién con los nom bres de
m agia del arte y m agia cabalística. Tiene sus raíces en las creencias
m ág icas de la antigüedad en E gipto y B abilonia. El m ago que lo
practicaba creía que podía invocar a grandes espíritus, dioses m eno
170 LOS SE C R E T O S D E LA A NTIG U A B R U JE R IA
res, dem onios o ángeles por m edio de ritos y conjuros largos y com
plicados, y exigiéndoles que cum plieran sus órdenes.
Pero antes de poder hacerlo, sin em bargo, tenía que conocer los
nom bres del poder que le perm itiría invocar y controlar a esos seres.
Todo tenía que hacerse en el m om ento adecuado, bajo los planetas
correctos, y utilizando herram ientas de trabajo especiales que debían
haber sido preparadas y consagradas adecuadam ente. Si no hacía to
do esto de m odo correcto, no podía controlar a los espíritus, quienes
podrían causarle graves lesiones corporales, e incluso la m uerte.
C onvertirse en m ago era un proceso m uy com plicado que exigía
mucha educación, conocim ientos del latín y el hebreo que permitieran
al mago leer los libros mágicos Grimoires, tal com o se les llamaba.
La parafernalia, con sus costosas túnicas, espadas, varitas y pen-
tánculos, era muy cara, y sólo los ricos podían perm itirse ese tipo de
magia.
La Iglesia perm itió durante m ucho tiem po la m agia cerem onial, y
m uchos sacerdotes y hom bres de la Iglesia la practicaban. Tam bién
se enseñaba en m uchas universidades.
No. El círculo del mago era un asunto muy com plicado. Se traza
ban en el suelo dos círculos escribiendo por el lado interior los nom
bres en hebreo de los espíritus que deseaba invocar. Cada círculo esta
ba especialm ente pensado para el propósito particular del mago. Todo
lo que utilizaba tenía que ser purificado y estar hecho de un metal es
pecial que atrajera al espíritu deseado. Tanto m agos com o brujos to
man el baño purificador ritual, que contiene hierbas especiales, antes
de entrar en el círculo. U na vez que ha entrado, el m ago no puede
abandonar su círculo hasta que haya despedido al espíritu o demonio.
Su círculo es una protección contra esos espíritus o demonios. El brujo
puede entrar y dejar su círculo siem pre que lo desee, pues no es una
protección contra los demonios; se utilizaba para retener el poder que
producía con la danza. Los brujos no conjuran a los demonios, por lo
que la protección es totalmente innecesaria.
LO Q U E LA S M U JER E S Q U IE R E N S A B E R 171
¿Quién era ese hombre de negro del que leem os en los juicios de
brujería?
Podría ser, o quizá esté sacado de los rum ores extendidos por al
guien que hubiera asistido a un sabbat. Se pensaba que el jefe llevaba
176 LO S S EC R ET O S D E LA A N TIG U A B R U JE R IA
A los grandes sabbats no asistían sólo los m iem bros del aquela
rre, tam bién se reunían allí m uchas personas de la ciudad y el cam
po, com o si fueran una m ultitud en vacaciones. A m enudo el je fe
era una persona im portante o bien conocida que no qu ería que su
identidad fuera descubierta. P or otra parte, quizá se deba a lo que
ya dije; ese hom bre enm ascarado pudo ser en realidad una m ujer.
En cu a lq u ie r caso, la fig u ra añadía cierto m iste rio a los p ro c ed i
m ientos.
¿Es cierto que el rey Jaim e cam bió de opinión sobre las brujas?
Sí, p ero no pienso que puedan hacerlo siem pre que qu ieran . A
m enudo tardam os m ucho tiem po para contactar con una persona de
este país por teléfono, y no entiendo que pueda contactarse con una
persona de otro plano instantáneam ente, tal com o algunos m édium s
afirman. En algunas sesiones a las que he asistido, el m édium daba la
im presión de estar pescando, esperando que alguien aceptara el nom
bre que ellos estaban dando y se presentara. He de adm itir que nunca
he visto nada m uy convincente.
La m ayoría de los asistentes a las sesiones están tan ansiosos por
PREG U N TA S H E C H A S P O R M IE M B R O S D E U N A SO C IE D A D . 179
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PREGUNTAS DE ESTUDIANTES
UNIVERSITARIOS
Esto es parcialm ente cierto, y hoy en día algunas tribus prim itivas
m antienen esa creencia. Pensaban que la luna era responsable de que
la m ujer quedara em barazada, y que la función del hom bre era la de
ro m p er el him en para que los rayos lunares, que eran el auténtico
agente fertilizador, pudiera entrar.
M ás tarde, creyeron que la m ayoría de las m ujeres quedaban em
barazadas a través del coito, pero que algunos niños eran engendra
dos por la luna y no tenían padre m ortal. Esos niños eran o bien los
hijos de la realeza o los que estaban predestinados a la grandeza. Ese
es probablem ente el origen de la leyenda del nacim iento virginal, que
encontram os en m uchas de las historias de los dioses paganos y fue
conservada por los cristianos.
L a m ujer solía invocar a la luna para que le ayudara en el parto,
pues pensaban que la luna vigilaba el nacim iento del hijo. Uno de los
deberes de la partera era decir oraciones y hacer ofrendas convenien
tes a la luna (tam bién se pensaba que era guardiana y protectora de
las m ujeres) con el fin de asegurar un parto sencillo.
En los prim eros tiem pos, la plantación, el cultivo y la cosecha
eran tareas fem eninas, porque estaban bajo la regencia directa de la
luna y ésta tenía poder para que las cosas crecieran.
El m edio m ás antiguo conocido de im pedir el em barazo era que
una m ujer evitara exponerse a la luz de la luna o frotarse el estóm ago
182 LO S S EC R ET O S D E LA A N TIG U A B R U JER IA
con saliva para im pedir que se hinchara. Hoy en día algunas m ujeres
africanas se niegan a dorm ir bajo la luz de la luna, y, si lo hacen, con
toda seguridad dorm irán boca abajo.
Las m ujeres estériles solían tenderse a la luz de la luna nueva y
hacerle ofrendas m ientras iba creciendo. En todas las épocas se utili
zaron encantam ientos, en form a de luna creciente, para prom over la
fertilidad de los seres hum anos, del ganado y de los cultivos. Incluso
hoy en día, m uchas m ujeres católicas italianas llam an a la Virgen la
luna de la Iglesia, y se dirigen a ella com o la m adre de M aría. Las
gentes de hoy siguen inclinándose hacia la luna y m oviendo el dinero
que llevan en los bolsillos esperando a que aumente.
H acer que lloviera era una de las prácticas de las sacerdotisas que
servían a la diosa luna, y el recuerdo de ese poder m ágico sobrevivió
PREG U N TA S D E E S T U D IA N T E S U N IV ER SITA R IO S 183
hasta la Edad M edia, con la creencia de que las brujas podían provo
car torm entas e inundaciones.
L a diosa lunar era conocida con num erosos nom bres en los dife
rentes países. En los prim eros tiem pos, la diosa estaba representada
por la diosa Selene. Posteriorm ente fue sustituida por Afrodita, la lu
na b rillan te, y por H écate, la luna oscura. M ás tarde, encontram os
tres diosas, Artem isa, Selene y Hécate. A veces se le daba el nom bre
de H écate la de las tres cabezas. R epresentaba las tres fases de la lu
na: A rtem isa, que era la luna creciente; Selene, o la luna llena, y He-
cate, o la luna m enguante.
Los griegos representaban el poder de la luna con Hécate o la lu
na oscura, y sus ritos se celebraban de noche. Ella era la que daba la
inspiración y la com prensión, y era la diosa de la m agia y los magos.
En el aspecto negativo era responsable tam bién del estado lunático,
que deriva su nom bre del de el planeta.
184 LOS SEC R E T O S DE LA A N TIG U A B R U JE R IA
¿P iensa que p o r esa causa los que no son brujos im aginan que
éstos se entregan a orgías sexuales?
¿Q ué significa pagano?
¿Cree que las brujas antiguas utilizaban los m ism os ritos que las
m odernas?
Pienso que básicam ente eran los m ism os, pero m uchas cosas d e
bieron añadirse o alterarse a través de las épocas. En los tiem pos de
186 LO S S E C R E T O S D E LA AN TIGUA B R U JE R IA
¿Q ué es un satanista?
¿No dice la Biblia “no perm itas que viva una bruja ” ?
¿No cree que a l revivir una religión antigua el reloj marche hacia
atrás?
GEOMANCIA, p o r P h ilip p e D u b o is .
MISTERIOS EGIPCIOS, A n ó n im o .
PROTECCION ESPIRITUAL, p o r D r a ja M ic k a h a r ic .
TAROT Y ASTROLOGIA, p o r M u r ie l B ru c e H a sb ro u c k .
TAROTS, p o r M a r e e I P ic a r d .
Supongo que los hay, lo m ism o que hay cristianos buenos y malos.
Sí. Creo que era un brujo. Hacía m ilagros, o lo que nosotros lla
maríamos magia, curaba a la gente e hizo la m ayor parte de las cosas
que cabe esperar de un brujo. Tenía su aquelarre de trece personas.
Una sum a sacerdotisa, M aría M agdalena, que había sido lapidada por
bruja, e incluso terminó su vida com o m uchos de los antiguos dioses
de la fertilidad, sabiendo que lo iban a matar. Sabem os que la Iglesia
adoptó m uchas cosas de la antigua fe pagana, pero es im probable que
diera a C risto un aquelarre de trece personas sólo para atraer a los
brujos a la nueva religión.
Por supuesto que no, y personalm ente dudo que se hayan celebra
do alguna vez. Probablem ente la idea fue creada por el M arqués de
Sade en su libro Justine. En cualquier caso, se suponía que tenía que
ser celebrada por un sacerdote expulsado, y para eso antes tenía que
haber sido cristiano. Sería algo inútil hacerlo para no lograr nada. No
cabe duda de que la idea ha sido com ercializada y podem os ver una
representación en pantom im a de ésta, y en diferentes lugares, si se
tiene suficiente dinero.
¿Los brujos prohíben a sus m iem bros que asistan a las cerem o
nias de otras religiones?
No. Si una bruja quiere asistir a otro serv icio religioso, puede
h acer lo que desee. C om o los brujos no buscan conversos, cierta
m ente no tem en que sus m iem bros se unan a otra fe. Si así lo hicie
ran, dem ostrarían no estar satisfechos con la brujería, y, por tanto,
sería m ejor que salieran del círculo. Si m ás gente asistiera a los ser
vicios de otras religiones, se volvería m ás tolerante hacia la fe de
los dem ás.
A ntiguam ente, cuando se obligaba a la gente a acudir a la iglesia,
muchos brujos hablaban de cristianism o, pero en secreto veneraban a
antiguos dioses. M uchos veían a la Virgen M aría com o la diosa m a
dre de la antigua religión.