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Por otro lado el filósofo, partiendo de que pensaba que todas las ideas de la
mente humana proceden de una impresión sensible, se plantea la validez de
los conocimientos y creencias, las cuales se expresan mediante una proposición
que afirma o niega algo. Por eso, como no todas las proposiciones son iguales, las
divide en dos: las relaciones de ideas, que expresan la conexión entre las ideas
diferentes y siempre son verdaderas (“Un triángulo tiene tres lados”); y las
cuestiones de hecho, que son proposiciones que no tienen porque ser ciertas y
para comprobar su veracidad hace falta recurrir a la experiencia.
Sin embargo, el trabajo crítico de Hume termina cayendo en el fenómeno escéptico ya que
pretende resaltar el carácter probable de las leyes científicas. De este modo, rebaja la
validez del conocimiento científico, aunque no deja de lado la utilidad de este tipo de saber
práctico.
PROBLEMA DE LA ÉTICA
Voy a resolver el problema de la ética desde la filosofía de David Hume. Este filósofo forma
parte de la modernidad, en la que se desarrolla la ciencia, y por ello surge un interés por todas
las cuestiones relacionadas con el ser humano; y para la filosofía, conocer consistía en adquirir
ideas. Además, en Inglaterra se desarrolla desde finales del Medievo un pensamiento fundado
en la experiencia. Este empirismo, frente al racionalismo, defendía que la experiencia era el
mejor camino para la adquisición del conocimiento. Entre ellos destaca John Locke, quien
comparaba la mente con una tabula rasa en la que se iban inscribiendo experiencias que
conforman el conocimiento
En la ética de Hume no se puede caer en relativismo moral pues consideraba que todas las
personas comparten una misma naturaleza humana, es decir, todos los seres humanos
sienten emociones de aprobación o rechazo ya que la constitución humana es, en general,
idéntica. Sin embargo, hay emociones que afectan a todos los seres humanos como el
egoísmo (nos ayuda a sobrevivir) y la simpatía (empatía) que nos incita a cooperar con los
demás. Esta se une a la benevolencia, que implica el fundamento para la moralidad y la
sociedad, siendo el objetivo final la búsqueda de la felicidad.