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EL PENSAMIENTO PAISAJERO PRÓLOGO
que, para pensar Se necesitan las palabras. Ese proceso de manera característica de mirarlo de la que es deudora el
argumentar sobre lo que se ve, de generar una poética y paisaje occidental. En Oriente, el mundo y la naturaleza
una iconografía sobre la mirada proyectada en el territorio se han entendido desde otros paradigmas que han prima
se inició, en nuestra cultura occidental, durante el Rena do una visión cosmológica que ha mantenido la presencia
cimiento, alcanzando en los últimos lustros altas cotas de continuada de un pensamiento paisajero en acto desde el
producción intelectual que Contrastan paradójicamente con siglo IV.
la intensidad y rapidez con las que la humanidad está des El interés de Berque por las culturas del Lejano Oriente
truyendo el paisaje heredado, aquel paisaje construido desde le ha permitido superar los paradigmas de la nuestra para
la necesidad durante siglos en el que reconocemos hoy una in[entar comprender los mecanismos de los lenguajes y del
sabiduría paisajera que, sin embargo, carece de pensamien ~1t.'nsamiento orientales. Así, la manera o, si se quiere, el mé
to articulado con palabras, una sabiduría que ha sido desa todo de razonar de Berque sobre el paisaje intenta separarse
rrollada desde la experiencia del hacer. de ese paradigma occidental, etnocéntrico y anacrónico, que
Como se ha señalado tantas veces, el paisaje es un con él resume con las siglas POMC, alejándose de la neutralidad
cepto que surge en el ámbito de la cultura y, por tanto, de lo geométrico, mecánico y cuantitativo para enfrentarse
posee todas las condiciones para llegar a ser materia del J una visión cosmológica y totalizadora de la complejidad
pensar, para convertirse en objeto de la reflexión filosófica. fenoménica del paisaje.
Augustin Berque lleva ya 30 años trabajando en este cam Dentro del campo de la teoría del paisaje, Augustin Ber
po. A él le debemos no sólo el haber centrado y aclarado que es un personaje bien conocido en España ya que acude
algunos conceptos fundamentales en la teoría paisajera sino con frecuencia a cursos y encuentros de expertos y ha pu
haber desarrollado unos métodos de investigación que han hlicado en español algunos artículos cuya importancia que
dado origen a una terminología específica desde la que se ha da demostrada por las veces que son citados; sin embargo,
podido desarrollar y expandir el pensamiento sobre el pai como sucede con tantos otros autores, no había visto publi
saje. Estas nuevas «palabras» utilizadas por él (en algunos cado hasta ahora ningún libro completO en español. Para
casos simple recuperación de antiguos términos que cobran cumplir con la deuda intelectual que tenemos con él quienes
nuevos sentidos) son necesarias para poder empezar a «pen en España nos dedicamos a los estudios sobre el paisaje,
San> en la multiplicidad de cuestiones que atañen al paisaje; hemos elegido la que, hasta el momento, es su última pu
entre ellos, el propio sentido del calificativo «paisajero» que [)llcación, no porque quisiéramos editar una novedad sino
aparece en el título de este libro. porque en este libro se resume la trayectoria de su «pensa
El pensamiento occidental moderno que dio origen a la . .
mIentO palsaJero».
física se basa en unos paradigmas, construidos por Bacon, Ese pensamiento y sus aportaciones teóricas se han ido
Galileo, Descartes y Newton, que han conducido al de torjando en diferentes momentos de su dilatada vida profe
sarrollo de un tipo de ciencia que atiende por un lado a la sional en los que ha atendido a problemas de distinta enti
abstracción y por otro al conocimiento de elementos cada dad que ahora son recogidos y sintetizados en un discurso
vez más reducidos y ensimismados. Esa manera «física» dialéctico y paradójico en el que introduce momentos de su
de explicar el mundo y sus fenómenos ha generado una propia experiencia personal. Así, habla desde los tres nive
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PRÓLOGO
EL PENSAMIENTO PAISAJERO
les del paisaje: el de la naturaleza, el de la sociedad y el de nifjcados, está plagado de desplazamientos metafóricos de
la persona que contempla el paisaje que en este libro queda difícil traducción, y a Augustin Berque, que conoce nuestro
encarnada por el propio Berque desde la recuperación de los idioma, por la generosa ayuda que nos ha brindado para la
lugares de su infancia en el valle del Seksawa, junto al Alto cotrecta interpretación de sus palabras y para su adecuada
Atlas, hasta las experiencias acumuladas en la vida profe versión de ellas al español.
sional transcurrida en China y Japón, que son aquí repre
sentadas por medio del Nanshan, el pico sur del Lushan,
JAVIER MADERUELO
entre los que el autor establece analogías.
Augustin Berque (Rabat, 1942) es geógrafo y orienta
lista, director de estudios en el Centre de recherches sur
le Japon contemporain de la École des Hautes Études en
Sciences Sociales de París, pero hay una serie de datos más
personales que nos pueden ayudar a entender mejor la pro
fundidad de su formación pluridisciplinar y la amplitud de
sus intereses, ya que él forma parte de una saga familiar
de intelectuales en la que destaca la figura de su abuelo, de
quien toma el nombre de Augustin, eminente historiador
del mundo musulmán; su padre, Jacques, también historia
dor y sociólogo del Magreb, que ejerció importantes cargos
en la Administración de Marruecos, y su madre, Lucie Lis
sac, con formación artística, de la que muestra en este libro
algunos dibujos.
Pero hay, tal vez, un dato que resulta decisivo para com
prender cómo Berque ha podido dar un salto desde el pa
radigma occidental moderno clásico (POMC) a un pensa
miento holista que pretende la integración del sujeto en el
mundo; ese dato es que domina una amplia gama de idio
mas, tanto antiguos como actuales, entre los que se encuen
tran el chino y el japonés. Es precisamente ese dominio fi
lológico de las «palabras», contextualizadas en sus culturas
y en sus épocas, lo que le permite «pensaD' y expandir el
pensamiento sobre el paisaje.
Por último, quiero agradecer a Maysi Veuthey la minu
ciosa recreación al español que ha realizado de un texto
que, siendo complejo en sus contenidos e intenso en sus sig
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LAS OLEADAS DE LA HISTORIA
1. PAISAJE y PENSAMIENTO
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EL PENSAMIENTO PAISAJERO LAS OLEADAS DE LA HISTORIA
dad det océano, y el giro de los astros, y se olvidan de sí o san Eusebio que
mismos) ... et relinqunnt se ipsos.
.oo prohibió a sus ojos mirar este campo (cerca de Atep
... Pero Petrarca sí se los había llevado a su excursión, y po), así como gozar del placer de considerar la belleza del
tuvo una buena idea, pues san Agustín le devolvió inmedia cielo y de los astros y uo les permitió en ningún momento
tamente al buen carnina, e! de una moral según la cual más extenderse más allá de un peq ueño sendero de una palma
vale escrutar la propia conciencia que disfrutar del paisaje. de la anchura, que tomaba para ir a su oratorio. Vivió
En esta escena, hay una especie de inversión: el joven se así d uraute más de cuarenta años (... ), ciñió sus riñones
embriaga de entusiasmo ante la belleza del paisaje que des con un cinturón de hierro, se puso un gran collar en el
cubre al final de su ascensión, pero la cosa es tan nueva que cuello y lo ató a esta encina con otro trozo de hierro para
rápidamente recupera el dominio de sí mismo y, siguiendo obligarse a mirar siempre al suelo (oo.)
el consejo del obispo de Hipona, se entrega a la meditación
en lugar de al paisaje. ... corno relata devotamente la Historia de los monjes de
Aquí la antinomia está clara, esquemáticamente: para Siria, que cita Jacques Lacarriere en Los hombres ebrios
san Agustín admirar la naturaleza es mirar hacia fuera (fo de Dios. No, entonces estarnos en el siglo XIV y Europa va a
ris), hacia el lado opuesto de! que llama el deber, dentro (in empezar a mirar el paisaje. La ascensión de Petrarca al mon
tus). La ortodoxia cristiana exige mirar en sí mismo, en la te Ventoux es prácticamente contemporánea de los Efectos
propia memoria (más tarde a esto se 10 llamará conciencia), del buen gobierno en el campo (Effeti del Buon Caverna in
porque es allí donde habita Dios: manes in memoria mea, campagna), que Ambroggio Lorenzetti pintó de 1338 a 1340
Domine. Casi mil años después, en la época de Petrarca, en el Palazzo Pubblico de Siena. En esta casi simultaneidad,
sigue reinando esta misma ortodoxia, la que ha hecho que Raffaele Milani ha visto la primera manifestación de una
durante todo este tiempo Europa no se haya atrevido ni a conciencia del paisaje en la acepción moderna. Podría ser
mirar ni a concebir el paisaje; ahora bien, el texto en el que discutible -según [os autores, es ésta o aquélla la obra que
Petrarca relata su experiencia es una de las primeras mani manifiesta el nacimiento del paisaje en Europa-, pero por
festaciones de su derrumbamiento. el momento eso no importa. Lo que cuenta es que, a partir
En 1336 ya no estamos, desde luego, en Jos tiempos en del Renacimiento, el paisaje como tal empieza a existir para
los que, incluso en la situación de Petrarca, los Padres del los europeos.
desierto debían dedicarse a cosas muy distintas a mirar Sin embargo, que exista el paisaje -que se mire, que se
el paisaje, como san Elpidio, que represente- no es en sí mismo prueba de que haya pensa
miento paisajero, es decir, de que haya identidad entre el
... no se volvió jamás hacia occidente, auuque la entrada hecho de pensar y el hecho de que baya paisaje. Respecto
de su cueva estuviera en la cumbre de la montaña (el a esto, la lengua francesa nos obliga a precisar las cosas,
monte Luca, cerca de Jericó), así como tampoco miró pues esta lengua tiene la costumbre de emplear los adjetivos
nunca el Sol ni las estrellas que aparecen cuando se pone (aquí paysagere) de forma ambigua, donde sentido y gramá
aquél, de las que nunca vio una sola en veinte años. tica están en contradicción. Si, por ejemplo, se habla de la
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EL PENSAMIENTO PAISAJERO LAS OLEADAS DE LA HISTORIA
circulación automobile" no se pretende decir que la circu saplms que nosotros- de tal manera que hacían paisajes
lación se mueva por sí misma (es decir, que sea automóvil), harllOSos. Hacían cosas como el Mont Saint-Michel, Véze
sino que son los automóviles los que circulan, aunque el la v, ROLl<;sillon, los viñedos de Borgoña, Rocamadour, etc.
adjetivo automobile se refiera a circulación. Sería más apro E~ rt'surnen, daban indiscutiblemente muestras de un pen
piado hablar de la circulación de los automóviles. Entonces, samiento paisajero.
cuando hablo del pensamiento paysagere"', ¿de qué se trata oc el contrario, no está nada claro que nosotros sea
exactamente? ¿De un pensamiento que sería de tipo paisa 11105 capaces de ello. Jamás se ha hablado tanto de paisaje
jera o de un pensamiento (sujeto) del paisaje? En principio, COIllO en nuestra época, nunca ha habido tantos paisajis
de los dos, sin duda, pero aquí preferentemente mejor del taS (aquí en el sentido de profesionales de la ordenación de
primet término que del segundo. Y no es lo mismo. paisajes), nunca se han publicado tantos libros de reflexión
Un pensamiento (sujeto) del paisaje es un pensamiento sobre el paisaje (éste es uno más), es decir, jamás hemos
que tiene por objeto el paisaje. Una reflexión sobre el paisa conocido un florecimiento semejante del pensamiento del
je. Para que exista tal cosa, hay que ser capaz de represen aisaje... y jamás hemos asolado tanto los paisajes. Somos
tarse el paisaje, es decir, particularmente, de representarlo llllOS charlatanes, grandes habladores del paisaje en total
por medio de una palabra que permita hacer de él un objeto cOltrl'adicción con nuestros discursos; pues nuestros actoS
de pensamiento. Un noema de la noesis, que diría la filo van en sentido opuesto. Cuanto más pensamos el paisaje
sofía. Es cierto que se pueden sentir las cosas con medios más lo masacramos.
distintos a las palabras, pero para pensarlas verdaderamen Podemos admitir -se trata de un punto de vista genera
te se necesitan las palabras. Precisamente esto es [o que se li7..<tdo- que nos preocupamos por el paisaje en la misma
manifiesta en Europa durante el Renacimiento: empieza a C'd,da en que éste se ve amenazado. Lo mismo es válido
haber un pensamiento del paisaje. para d medio ambiente. De la Revolución industrial en 1n
Un pensamiento de tipo paisajero, sin embargo, no exige atcrra datan, aproximadamente, las primeras inquietudes
necesariamente palabras Prueba de ello es que en Europa, eguiddS de las primeras medidas de protección del paisaje,
desde los primeros poblamientos llegados de África hasta el yeso claramente es porque la civilización industrial -la
Renacimiento, se vivió de una manera tan paisajera que nos tluestra- es adversa a la calidad de los paisajes. Sólo hay
ha dejado paisajes admirables, y ello en ausencia de todo que ver lo que sucede actualmente en China, Pero consta
pensamiento del paisaje. Las personas actuaban sobre los tar esta relación no resuelve el problema; ¿cómo es posible
paisajes con acertado gusto; tenemos, en todo caso, la hue que nuestros antepasados, que no se ocupaban del paisaje,
lla objetiva, material, de ese gusto y tenemos que inferir de hayan gozado de un pensamiento paisajero tan destacable y
ello que esas gentes pensaban -puesto que no eran menos no~,olros, que rebosamos de pensamiento del paisaje, este
mos tan manifiestamente desprovistos de él?
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EL PENSAMIENTO PAISAJERO
LAS OLEADAS DE LA HISTORIA
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EL PENSAMIENTO PAISAJERO
3. EL ROMPIMIENTO DE LA HISTORIA
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LA TIERRA, POR SU PROPIO MOVIMIENTO
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Esta forclusión del trabajo de la tierra es un rasgo funda mundo. sino del otro -un paraíso perdido o futuro, poco
mental en las sociedades lo suficientemente complejas -en importa. pero en todo caso en un más aHá-, sin embargo,
términos de división del trabajo social- como para de par(l los happy few, es decir, para la dase ociosa, podía per
sarrollar ciudades y una "clase ociosa» (Veblen) apta para fectóUl1cnte pertenecer a este mundo; bastaba para eEo con
contemplar la naturaleza en lugar de transformarla laborio hacer trabajar a los demás.
samente con sus manos. Es una condición qne debe cum Hacer trabaj ar a los demás fue esencialmente y durante
plirse para que nazca, eventualmente, un pensamiento del milenios hacerles trabajar la tierra. De ahí surgieron las ciu
paisaje, y éste implica que la naturaleza o lo natural estén lo dades Yfue, por tanto, a partir de las ciudades desde donde
suficientemente diferenciados de lo humano o de lo social se pudo dirigir una mirada desinteresada -surgida del frui,
nO del uti- al entorno; se suscitaron de ese modo represen
como para que exista, precisamente, una palabra para decir
(da naturaleza)). Sin embargo, por natural que nos parezca taciones de «la naturaleza» que permitieran hacer de eUa un
a nosotros actualmente, no es en absoluto algo obvio; la objeto de conocimiento (de esto nace la ciencia) o de pura
historia y la antropología son testigos de ello. contemplación (de esto nace el pensamiento del paisaje).
Esta mirada nacida del trabajo y de su división no podía,
El trabajo es lo que transforma la tierra para que pueda
dar los frutos que no sería capaz de dar por sí misma. La sin embargo, verse a sí misma como tal, puesto que su mo
esencia de esta relación es la de «utilizar para)), uti en latín. tor era precisamente reencontrar la Edad de Oro anterior
Esto supone una revolución, una inversión ontológica de al trabajo. Esta contradicción no sólo yace en el corazón de
la relación entre lo humano y lo natural. Antes del traba todo sentimiento de la naturaleza Y de todo pensamiento
del paisaje, sino, en primer lugar, en el corazón de nuestra
jo, la existencia humana dependía, como la de todos los
seres vivos, totalmente del frui, el « disfrute de los frutos» de propia humanidad, puesto que, acabamos de entreverlo (y
la naturaleza o de la tierra (en esta relación, da exactamente volveremos sobre ello), la naturaleza humana, la del Homo
lo mismo). Después del trabajo, el mundo cambió. faber, está precisamente en haber nacido del trabajo. Es a la
vez naturaleza y transformación de la na turaleza; lo que vie
Ahora bien, por lo que nosotros sabemos, la humanidad
ne (l decir que es a la vez trabajo y forclusíón del trabajo.
no puede disociarse del trabajo puesto que la emergencia
Por eso, a los ojos de la clase ociosa -la única apta para
de nuestra especie -sigo los pasos de Leroi-Gourhan
habría comenzado con los primeros útiles, es decir, con el escribir esta historia, ya que es eHa la que posee a la vez las
tierras y las letras- se supone que la naturaleza por sí mis
uti. Podemos concebir que la Edad de Oro sea un tiempo
ma~ ipsa, por su propio movimiento, automate, otorga sus
muy antiguo ... e incluso imposible de imaginar claramente,
como demuestran las contradicciones del texto de Hesíodo. frutos a la humanidad.
Efectivamente, el frui no ha sido desde entonces más que un
mito, un estado de la naturaleza tan imposible de reencon
trar como el seno materno después del nacimiento. Por la
misma razón, esta nostalgia imposible de saciar se ha con
vertido en un poderoso resorte de la dinámica social; pues,
si para la mayoría de la gente, el frui nunca ha sido de este
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EL PENSAMIENTO PAISAJERO
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EL PENSAMIENTO PAISAJERO
LA TIERRA, POR SU PROPIO MOVIMIENTO
i§f$~9E Gu shen bu SI El espíritu del valle nunca mnere
~~t!ft Sh¡ wei Xuanptn mistas que buscan la inmortalidad practicaron la «entrada
Se lo llama la Hembra OScura en la montaña», rushan, antecámara -si todo iba bien
~!ft¿r~ Xuanpin zhi men La puerra de la Hembra oscura del «deambular por la inmortalidad», youxian. Como la in
~~}¿±é,m Shi wei tian di gen Se llama la raíz del cielo y de la mortalidad se caracteriza por el olvido del tiempo que pasa,
tierra este dear:nbular podía no tener límite; era como una edad de
ML~~# Continua como un hilo que se oro, y muy paisajera según Wang y Yu:
Mianmian rua am
hilvana
ffl¿~JJJ Yang zhi bu ¡in Gozaban plenamente de la naturaleza, hacían excur
Su uso no la agota
siones a las estrechas gargantas de la montaña profunda,
recorriendo las orillas de los lagos, jugando al ajedrez en
El genio del valle, la Hembra Oscura, es el poder engen el bosque, bebiendo y cantando bajo la luna, plantando
drador de la naturaleza, encarnado en el curso del agua. sus propias verdnras en el campo del sur, levantando su
En China, Se sitúa hacia el oeste, puesto que las montañas vaso al seto del este ...
están al oeste; en particular en el Kunlun, que llega hasta
el Pamir, superando los 7.000 metros de altitud. En la mi .. , forma de vida que es, efectivamente, la de los invento
tología china, el Kunlun es la residencia de la reina de los res de la estética paisajera, esos mandarines anacoretas que
Inmortales, la que posee los melocotones de la inmortalidad veremos más adelante, y que aquí evoca en particular Tao
(busi): Xiwangmu, la «Reina Madre de Occidente», que un Yuanming (365-427), el «poeta de los campos» [tianyuan
reciente estudio de Masako ha comparado con las diosas de shirenj.
la fecundidad más occidentales, como Ishtar (Astarté). Kun N6tese: «poeta de los campos», en absoluto «poeta del
lun está etimológicamente relacionado con hundun, el caos paisaje» [shanshui shiren] como lo fue, por el contrario,
primordial, que evoca el huevo original de los mitos sume el más joven Xie Lingyun (385-433). La historia de la litera
rios (Lewis Carrol1 se inspiró en ellos para el personaje de tura marca claramente la diferencia. Y, sin embargo, desde
Humpty Dumpty, en Alicia en el país de las maravillas). El el punto de vista que nos ocupa, ambos se reencuentran en
Kunlun es también el origen del qi, el soplo vital que circula lo esencial: que rechazan la ciudad, el mundo urbano, para
irse a vivir a su antítesis, fLÍera de los muros.
en el mundo chino y que está en el principio del fengshui.
Como veremos más adelante, todo esto está concretamen Pero ¿qué es la antítesis de la ciudad? ¿El campo o la
te ligado y tiene una relación directa con el pensamiento naturaleza?
palSajero. Pues bien, para la mirada urbana -la que nos ha legado
Contentémonos por ahora con señalar que la Hembra os b historia de las grandes civilizaciones- no hay diferencia.
CUra tiene mucho que ver con el relieve; por tanto, con el pai Para las personas dotadas de urbanidad, es decir, ante todo
saje. Es inútil escalar el Kunlun en busca de Xiwangmu; en para la clase ociosa, es lo mismo el campo, acondiciona
principio, remontar cualquier valle será suficiente para do por milenlos de laboriosidad campesina, y la naturaleza
enCOntrar el origen de la vida. Por eso, en China, los alqui. salvaje, inviolada. Ambos, efectivamente, se identifican por
el hecho de no ser urbanos. Ustedes mismos pueden com
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III
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EL TERCER DÍA D EL TERCER MES
"la naturaleza», es debido a los atenienses y a la siguiente A estO es a lo que yo llamo el principio de la gruta de Pan,
razón.
lil suril mmsformación, por la ciudad -que es astuta ...- ,
En el año 490 a.c., Darayavush (Darío) acomete la in. de algo que en origen procedía del mundo campesino y de
vasión de Grecia. Toma Eretria y desembarca cerca de Ma.
lo que "e apropia para convertirlo en lo que simbólicamente
ratón. Atenas envía al mensajero Fi1ipides para que pida
eS su propio reverso: "la naturaleza».
ayuda a Lacedemonia (Esparta), que se hace de rogar. De De este principio arranca el pensamiento del paisaje.
cepcionado, Filipides, en el camino de vuelta, atraviesa los
montes de Arcadia cuando oye a Pan que 10 llama desde
lejos y le promete que ayudará a los atenienses. y así lo 8. EL DESCENSO DEL TICHKA
hace; sembrando el pánico en las filas de los persas, asegura
la victoria de los griegos en Maratón. En agradecimiento, He recorrido muchas montañas, del Atlas al Tianshan e
los atenienses llevaron Con gran pompa su estatua desde la incluso los Andes; he visto el Pequeño Lago del Cielo occi
Arcadia hasta Atenas, donde la instalaron en una gruta en dental, donde se bañaba Xiwangmu, pero jamás he conse
el lado noroeste de la Acrópolis.
guido llegar a la Fuente de los melocotoneros en flor. Pero
Como han señalado Philippe Borgeaud y Nicole Loraux sí he ido al Lugar donde uno se pierde, el Tichka, y volví a
después de él, ¿por qué en una gruta si en la Arcadia se le bajar. Como todavía era joven, no tomé notas de esta baja
construían templos como los de los otros dioses?
da, pero puedo rememorarla en los escritos paternos:
Pues bien, porque durante el transporte (metaphora), se
produjo una metáfora (más exactamente una metonimia): Una noche de agosto, un pueblo bajaba los escarpes
simple divinidad pastoril a la partida, a la llegada el pies de Tichka. La fiesta, durante todo el día, había llegado
de cabra había pasado a simbolizar el estado salvaje de su a su apogeo. Pero a partü de la cena se dio la señal de
región de origen, la Arcadia; es decir, "la naturaleza». Yuna volver, pues era mejor hacer con el fresco la difícil etapa
gruta resulta más natural que un templo.
del Tabgurt, seis horas de camino. Un visitante francés
Pero faltaba aún entender cómo estas gentes llenas de se confiaba a su montura por una increíble pendiente en
urbanidad (de aticismo, más bien), los atenienses, podían zigzag sumergida en las tinieblas que hada más espesas
representarse una cosa así. Pues precisamente porque ellos aún el tembloroso resplandor de los pabilos. No se po
contemplaban la phusis desde lo alto de sus murallas, mien día hacer otra cosa. Era una mula elefantina que, con
tras que los arcadios, que vivían inmersos en ella, carecían precavidas sacudidas en la oscuridad, descendía por algo
de la distancia necesaria. Y a partir de Atenas y, después, de tan empinado como las escaleras del Sacré-Coeur. Esa
Alejandría, en absoluto de la Arcadia, fue Como debía ex oscuridad estaba llena de gritos: una muchedumbre im
tenderse el culto de Pan (ha Pan) por el mundo grecorroma precisa saltaba por el camino. Al pasar, apenas se entre
no con un sentido que finalmente se convirtió en el del Todo veían algunas manchas móviles: blancura de un atuendo
(to Pan), es decir, del Universo. Antes de que una voz, como fugitivamente iluminado. Griros que rebotaban caían en
reI::1ta PI utarco, anunciara sobre el mar: ,,¡ El gran Pan ha cascada por las rocosas paredes. Repentinamente todo
muerto!». Muerto como debía morir el paganismo.
se callaba y se oía una frase melódica: estancia o letanía.
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EL PENSAMIENTO PAISAJERO
los lugares, lo que incluye (1 bis) la toponimia (en francés, palabra para nombrarlo y que hubiera englobado los topia
por ejemplo, Bellevue, Mirabeau, Belceil, etc.); 2. jardines de la pintura (o de los jardines) y los loó o las formae del
de recreo; 3. una arquitectura planificada para disfrutar entorno. Seamos, pues, precisos: en el mundo romano no
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,...
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ELLOS NO SABEN VER
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EL PENSAMIENTO PAISATERO
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EL PENSAMIENTO PAISAJERO
pian
terre elle-meme distante, la
eloignée, ,.
tierra también
lejana
sous la haie de
el seto del este
I'est
Nanshan
mont Sud la montaña del
sur
véritable significado
palabras
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EL PENSAMIENTO PAISAJERO
ELLOS NO SABEN VER
En esta escena se conjugan en un solo movimiento varios iffl:l~~ Qmgyong Le sentiment, El sentimiento,
niveles de significación. El movimiento del Sol que vuelve shang wei mei par le goút, fait por el gusto,
a la Tierra se liga al movimiento de la vida -la vuelta de la beauté genera la belleza
los pájaros a los nidos-, movimiento que por metáfora es $~~~fHn Shi mei ¡ing shei Chose obscure Cosa oscura
también el del poeta que ha vuelto a su país natal, y todo bian avant qu'on la antes de decirla
esto se hace perceptible (jian, en el verso 3) en un solo ges dise
to: recoger una flor. En esta unidad cósmica, el poeta siente )I!I9Jj¡j Cuan ciyi wu Oub/iant asa Olvidando con
una verdad (zhen, en el verso 6) tan profunda que no puede lü vue les soucis su visión las
expresarla (últÍlno verso). preocupaCIOnes
mondains
Este sentido demasiado profundo para ser expresado e~ mundanas
la autenticidad de un paisaje en el que la vida de un hombre
- ffi '8 -JT''''
~1'fP ~ Yi wu de SilO L'avoir saisi El haberla
está en armonía con la naturaleza. Ella está «aquÍ dentro» qian vous motive aprehendido os
(ci zhong, en el verso 6), en el ambiente de la escena que motiva
el poeta tiene ante sus ojos. Tao Yuanming, en este senti
do, expresa un pensamiento paisajero en el más alto grado, El segundo verso nos dice, palabra por palabra, que «la
pero él no es precisamente un poeta paisajero. Nunca ha cosa (la belleza del paisaje) es oscura, (pero) al final alguien
hablado del paisaje como tal. No lo ha llevado del silencio
la discierne (bian)>>. Este bian es el mismo carácter que el
a la palabra, diría yo inspirándome en el subtítulo de una
que figura en el último verso del poema de Tao Yuanming.
reciente obra de Kioka Nobuo sobre el paisaje, Fukei n
En ése como en éste, yo lo he traducido por «decir». En
romi. Chimmoku kara katari e (La lógica del paisaje. Del
silencio al relato, 2007). efecto, aunque su sentido fundamental sea realmente el de
distinguir, discriminar, diferenciar -está construido con
Sin embargo, quien llevó el paisaje a la palabra fue Xie
a clave 18 en el centro, la del cuchlllo-, este sinograma
Lingyun, que era veinte años más joven (nacido en el 385,
«abogado», bengoshi.
ro», shanshui shiren, por excelencia. No solamente cantó
Se trata, pues, de un discernimiento inseparable de la
mucho al paisaje en tanto que tal, sino que fue también
palabra: justamente lo que el poema de Tao Yuanming
un pensador del mismo con fulgurantes intuiciones. Prue rechaza para preservar la unidad primera del sentimiento
ba de ello, los últimos versos de un largo poema en el que
de las cosas. Xie Lingyun, sin embargo, lo profiere. A lo
narra un paseo Por crestas y valles de Jinzhujian (en los
largo de todo el poema ya ha hablado mucho de la be
alrededores de Shaoxing, donde estaba su inmensa pro
piedad de Shining). lleza del paisaje. Incluso ha aprovechado esta excursión
para dar, de paso, el golpe de gracia a los genios de la
montaíia, lamentando con elegancia no haber encontra
do entre ellos a la shangui, genio femenino de la montaña
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.EL PENSAMIENTO PAISA]ERO
ELLOS NO SABEN VER
que se menciona en el canto IX de las Elegías de Chu .;t~.g* Wo zhi shei yu AlJec rnoi Comprendería
(Chuci, una recopilación de poemas de la época de los /iang comprendrait conmigo clara
Reinos Combatientes, siglos V-m a.c.), la cual, dice él, ciairement Otl me01e a lo que
¡desgraciadamente, no era más que una ilusión! Y, para (aspire aspIro
terminar, anticipa la estética kantiana, incluso la teoría ,L.\1I~~ Shangxin we¡ Et seul aurait le y solo rendría
de la artealización de A1ain Roger. El primero de los Cua liang zhi gout de bien le el gusiO de
tro versos que se reproducen aquí juzga, en efecto, y de reconnaitre reconocerlo
manera que no puede ser más clara, que la belleza no está
en la naturaleza en sí misma; quien la hace (wei) ¡es el
propio sentimiento del observador! 12. EL PRINCIPIO DE XIE LINGYUN
A partir de Tao Yuanming, ya se ha franqueado una Pero, por otra parte, sabemos que este gran señor salía
frontera. Xie Lingyun no sólo lleva el sentimiento paisajero de excursión con un séquito de decenas de personas, inc1uso
a la palabra, sino que pretende que 10 que él siente es lo que
más. Un famoso episodio le hace pasar el pico de! Medio
hace que el paisaje sea bello. Desde luego, estamos en Chi
dLa de Shining a la cabeza de un grupo de varios cientos de
na, y no debernos pensar que el mencionado «sentimiento»
c¡1balleros, haciendo abatir árboles para disfrutar de una
(qing) sea exclusivamente esa COsa subjetiva que el dualismo
vista más hermosa y sorprendiendo de tal manera al gober
del POMC nos ha impuesto que veamos en él. Asia orien oIdor de la provincia vecina que éste creyó que se trataba
tal posee, por el contrario, una rica panoplia de conceptos
del ataque de una banda de saqueadores ... Este mismo Xie
para expresar que el sentimiento nos liga imprecisamente ingyun que se quejaba tanto de su soledad ante el paisaje
al paisaje. Sin embargo, Xie Lingyun avanza mucho en di
que dejó esta imagen, retornada por Obi K6chi en el sub
rección de la moderna subjetividad frente al mundo como
'tulo de un libro sobre este tema: ¡el poeta solitario del
objeto de descripción (hasta el punto de que la exactitud
paisaje (kodoku no sansui shijin)!
de su terminología botánica ofrece un interés científico, ¿Dónde está este séquito de vasallos y de siervos mien
como ha destacado Mark Elvin). Pues ese sentimiento que
tras Xie Lingyun se proclama solo -tan solitario, parece
«hace la beI1eza» (wei mel) 10 atribuye a su «gusto» perso
ría, como e! Wanderer de Frieclrich por encima de su mar de
nal (aquí shang, en otros sitios shangxin), y otros poemas
nubes-? Pues bien, está forc1uido, y es normal, puesto que
nos muestran qne tiene una concepción muy exclusiva de Xie Lingyun es el único que posee el shangxin, que permite
la misma. Es su autenticidad intrínseca, muy diferente de la
que se vea paisaje en el entorno.
que Tao Yuanming sentía en la armonía cósmica entre los A esto yo lo llamo el principio Xie Lingyun. Es un prin
fenómenos de la naturaleza y su propia elección de vida.
cipio doble. Por una parte, consiste en afirmar que se posee
Xie Lingyun lleva ese gusto en sí mismo, al tiempo que se
la clave del paisaje, en virtud de un gusto distinguido, in
lamenta de no tener cerca la electiva afinidad de quien po
accesible a las masas que, por ello, no saben ver el paisaje.
dría, Con él, compartirlo ante el paisaje: uno de esos happy
lew como él mismo que: Por otra parte, consiste en forc1uir el ttabajo de la masa
que ha hecho posible el paisaje -tanto si se trata, como ya
hemos visto, del trabajo de los campesinos que han mode
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ELLOS NO SABEN VER
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EL PENSAMIENTO PAISAJERO AUN TENIENDO SUSTANCIA, TIENDE AL ESPÍRITU
térielle] (zhi) est ce que [nous en percevons] (you), et pOUr WiiiLJ:¡¡mZ~, %ffijT-'¡~Z~ Xing er shang zhe wei zhi Dao;
xing er xia zhe wei zhi Qi
tant ils tendent vers l'efficacité spirituelle (ling)>> [En cuanto
a los shanshui, su sustancia [material] (zhi) es lo que noso
tros [percibimos de ellos] (you), y, sin embargo, tienden al El Gran Ricci traduce así xing er shang: más arriba de
provecho espiritual] (paréntesis en el texto de Escande). Un las larmas visibles: lo que compete al Cielo, al Tao, los pro
comentarista chino contemporáneo considera, por su parte, cesos constitutivos de los seres; en el neoconfucionismo, lo
que you (tener allí) adopta aquí el sentido de <<numerosos» que compete al Príncipe Li. y xing er xia: por debajo de las
(you, duo ye), lo que da a zhi you el sentido de: (el paisaje) formas visibles: las representaciones determinadas, concre
tiene diversas formas materiales. tas y particulares, que competen a la Tierra. Siguiendo esta
No vaya entrar aquí a hacer un verdadero comentario interpretación, traduzco ta frase en cuestión por «Lo que
de esta frase porque eso exigiría una contextualización que esr.i por encima de la forma se llama la Vía; lo que está por
no tiene razón de ser en este pequeño libro. Esta contextua dl:bajo de ella, el Recipiente».
lización en el seno del mundo de las Seis Dinastías puede Añadamos que, durante el período Meiji, Inoue Tetsujiro
encontrarse en los autores que acabo de citar. Digamos sim mpleó xing er shang para traducir del alemán Metaphysik.
plemente que las palabras de Zong Bing se deben al taoísmo De donde en japonés keijiógaku, que los chinos reintroduje
y al budismo. Lo que aquí cuenta es el principio en juego: el ron después para hacer xingershangxue (mismos caracteres,
paisaje tiene dos vertientes, una que concierne a sustancias mismo sentido). El empleo, en Taiwan, lo abrevia en xings
materiales y visibles y otra que atañe a relaciones inmate hangxue: la metafísica.
riales e invisibles. El principio de Zong Bing es esta ambiva Efectivamente, el principio de Zong Bing no puede no
lencia. Mutatis mutandis, la asociaremos con la que hemos hacernos pensar en el par física/metafísica que nos legaron
visto más arriba: el paisaje posee a la vez una existencia físi los discípulos de Aristóteles, pero esta comparación nos lle
ca, que en sí misma no supone necesariamente la existencia varía demasiado lejos. Lo que cuen ta aquí es la idea encar
humana, y una presencia en el espíritu humano, que supone n<1da por er, y que en francés podría traducirse por mais
necesariamente una historia y una cultura. GU5si [pero también]. En suma, el paisaje concierne a lo visi
No pretendo en absoluto que lo que quería decir Zong hle pero también a lo invisible. A lo material pero también
Bing sea lo que yo acabo de enunciar. Repito: aquí sólo nos lu espiritual. Es esta ambivalencia lo que es esencial, y lo
concierne la ambivalencia que él afirma. Ésta se encarna en que hace la realidad del paisaje.
la conjunción ero El Grand Ricci, Dictionnaire de la langue JvIás allá de Zong Bing, en conclusión, veremos qué sen
chinoise, nos da la siguiente etimología para esta palabra: tido dar a este principio en una interpretación verdadera de
«Raíces de una planta que se extienden en todos los sentidos a realidad.
o barba que cuelga del mentón; de donde: carácter adoptado
como partícula de nexo, de transición» (cursiva en el Ricci).
Citémosla en un caso famoso, que me parece pertinente a
propósito de Zong Bing, y que se encuentra en el Gran co
mentario de Confucio al Libro de las mutaciones, el Yijing:
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EL PENSAMIENTO PAISAJERO
AUN TENIENDO SUSTANCIA, TIENDE AL ESPÍRITU
14. LA ARMONÍA, ¡AL MARGEN! por la fotografía, el cine y la televisión; sin. ha blar ~e los
estudios espeCIalIzados. El problema es la dIvergencIa en
Uno de los problemas -y aquí es el principal_ qUe tre esta capacidad de apreciar, de decir y de pensar el paisa
plantea la modernidad es la pérdida de ese sentido profundo je, por una parte, y, por otra, los comportamientos habitua
del paisaje que caracterizaba a las sociedades tradicionales les, que lo destrozan. Esta divergencia es lo que no existía en
y que, por ejemplo, como ya hemos visto, sigue existiendo otro tiempo, cuando se manifestaba en acto un pensamiento
ampliamente en Aú Mhand. En esas sociedades, es deCir, paísajero.
en todas las sociedades humanas antes de que suceda en Esta divergencia no habría sido posible si un día no se
ellas algo que es la modernidad, la práctica habitual engen. bubiera producido el nacimiento del pasaje como tal. En
dra bellos paisajes. Las personas implicadas se encuentran este sentido, la cuestión tiene su origen en lo que sucedió en
o se encontraban bien en eHos y nosotros los encontramos China bajo las Seis Dinastías y que, a su manera, se repitió
bellos. En las sociedades modernas, sin embargo, sucede en Europa en el Renacimiento. Digamos, como hemos su
exactamente lo contrario; la práctica ha bitual engendra la gerido en el primer capítulo, que hay algo de adverso hacia
fealdad, y por eso nos OCupamos de preservar el paisaje Con el paisaje en el hecho mismo de poder pensarlo como tal.
medidas especiales. Recordemos la mítica serpiente Ouroboros que se engulle a
Respecto a esto, se oyen todo tipo de discursos, incluido sí misma por la cola; hay algo de esto en esa paradójica re
el argumento de que los paisajes engendrados por la mo lación que provoca que la capacidad de disfrutar del paisaje
dernidad tendrían como único defecto el ser todavía insó acabe engendrando un paisaje repugnante. Todo esto tiene
litos y que, por tanto, no dejaremos un día de encontrarlos mucho que ver con el fenómeno sociológico de la distin
también bellos. Yo niego el valor de este argumento; no ción, tal como ha destacado Bourdieu. El principio de Xie
únicamente porque los comportamientos efectivos de nues Lingyun participa de esto: inicialmente, no todos poseen el
tra sociedad -lo que la gente busca es un entorno en el shang (gusto) necesario para apreciar el paisaje. Del mis
que se manifieste todavía un cierto sentido del paisaje- lo
mo modo, el motor del arte moderno, y más especialmente
niegan masivamente cada vez más, sino también por razo
el del movimiento moderno en arquitectura, ha sido la vo
nes más profundas que expondré en el capítulo siguiente.
luntad deliberada de romper con las formas tradicionales,
Quedémonos aquí con el hecho de que, en las sociedades
apreciadas sólo por los necios (el pueblo); posición elitista y
modernas, la gente generalmente encuentra feo o insípido
dugmática cuyo resultado fue, en las ciudades yen el cam
su marco de vida y busca en otros lugares -temporalmente
a, la descomposición del paisaje. Como consecuencia, esas
o para instalarse allí- paisajes más bellos. Ésta es una de mismas élites acapararon las formas más tradicionales en
las razones que provocan, en los países ricos, los fenómenos Provenza o en las Landas, cuando no en Taroudant...
masivos del turismo y de lo urbano difuso. Desde luego, en la descomposición del paisaje hay en
Es evidente que estos fenómenos Suponen una sensibi juego otros factores, y veremos algunos, pero el shang dis
lidad hacia el paisaje como tal, la cual se nutre de un pen tinguido de las élites es un factor desencadenante que, arras
samiento del paisaje, encarnado e inculcado especialmente trando necesariamente tras de sí la imitación de las capas
sociales inmediatamente subordinadas (y así sucesivamen
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EL PENSAMIE.\;TO PAISAJERO
AU:--l fENIENDO SUSTANCTA, TIENDE AL ESPÍRITU
belleza del paisaje es la primera víctima. ~fc /lO haber entrado todavía culturalmente en el siglo x,"{
El principio de Xie Lingyun actúa también por su segun. ¡IlO hablemos ya de! XXI!). Es un mal pleitO porque, en acto,
do asrecro: la forc1usión del trabajo de masas que ha hecho 1,15 masas han seguido fielmente los preceptOs de la ruptura
posible el paisaje, esta forc!usión se ve exacerbada por el jl10dl'rna -pero a su manera, masivamente-o El resultado
5011 paisajes de los que, efectivamente, ha desaparecido toda
individualismo moderno. En este caso, consiste en consumir
el paisaje exclusivamente en provecho propio, sin tener en JrnlOnía (figura 11: Vista desde la pasarela).
consideración el Coste socia l y medioam bien tal de este con.
sumo. Se muestra en acción en esa publicidad de una nueva
n 15. LA DESCOSMIZACIÓN MODERNA
mansho (inmueble residencial señorial de gran altura), en
Kioto, que alaba la vista soberbia que se üene desde allí so
bre d I'nachinami (el paisaje urbano tradicional, caracteriza_ Pero, ante un espectáculo como éste, ¿por qué inSistir
do por sus machiya, casas urbanas de un solo piso). Y, si se en hablar de paisaje? Nadie llamaría ya espontáneamente
considera que este ejemplo es demasiado nipón, recuérdese aisaje a lo que se ve aquí, a menos que se ajustara a una de
que Le Corbusier esgrimía exactamente la misma ventaja 'nieión puramente física de la cosa. No, aquí, en realidad,
pata el bloque de gran altura que proponía edificar en el I p~Jisaje está bien muerto, Ha sido asesinado por lo que un
lugar que ocupa la estación de Orsay, frente al Sena, a las roer.! de la dinastía Tang, Li Shangyin (813-859), llamaba
Tullerías y al Louvre. sahfengjing, «el mata-paisaje», es decir, la falta de gusto.
Lo posmoderno magnificó lo moderno para embau No tanto en el sentido de «mal gustO" (como lo entendía Li
camos Con la idea de que la armonía habia prescrito, que Shal1gyin), sino en el sentido más general de falta de res pero
actualmente la belleza se nutre de Contrastes, de tensiones, ror el gusto común, y, por tanto, de desmembramiento del
de rupturas; en resumen, que es dinámica (pien80 aquí, por Dmsamiento paisajero, donde cada uno sólo hace lo que le
ejemplo, en el libro de André Corboz, Le Territoire conune a la gana, es decir, según su propio shang.
palimpseste) , Fue este tipo de argumentos el que, hace aho Aunque en China el nacimiento del paisaje haya prece
ra casi medio siglo, se alegaba para hacer pasar una auto dido a Europa en más de un milenio, sólo recientemente
pista por encima del puente Nihonbashi, en el corazón de pero sobremultiplicado- se ha extendido allí el mata
Tokio -el equivalente al POnt Neuf que fuera también la rai'>ajes moderno. ¿A qué se debe ese retraso si el argumen
explanada de Notre-Dame, porque es a partir de allí des to adelantado anteriormente tiene algo de fundamento?
de donde se miden las distancias en Japón-. Después ha A que en China, como se ha visto en el epígrafe 7, el pen
llovido mucho sobre el Nihonbashi, pero la felonía sigue samiento de la naturaleza, y por tanto del paisaje, nunca
siendo sorprendente. Digo bien fe/onta, porque, en este tipo se ha despojado de su fundamento religioso. Ésta no es la
de rupturas, hay una violación de la fe común que mantenía razón solamente de que alH la física moderna no haya visto
los paisajes COn vida. la luz; es, al mismo tiempo, la razón por la que allí se ha
mantenido hasta hoy un pensamiento paisajero en actO, en
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descosmizar la existencia. De forma más sencilla: se trata de ó do por Watsuji Tetsura en su famosa obra Fúdo (1935). Yo
privarnos de la unidad cualitativa que forma un mundo
traduda y sigo traduciendo ese título por "Milieu [Medio]»
-un medio vital donde se alían la tierra y el cielo, y qUe _más bien en plural que en singular (que en japonés son
se experimenta a la vez como verdadero, bueno y bello_
Todo esto lo ha disociado la modernidad y cada Vez lo djso~
indistintos)-, pero con el tiempo fui viendo cada vez más
cia más. Sin hablar siquiera del Bien y de lo Bello, es d~cir;
daru que este lihro era una manifestación de lo que yo llamo
aquí «pensamiento paisajero», tanto en su propio método
ni de moral ni de estética, somos incapaces de conciliar lilS como en lo que intentaba comprender: lo que Watsuji lla
dos dimensiones por las que hoy concebimos 10 Verdadl,!. mó (lidosei y que yo traduzco por medianza. Este término se
ro: la dimensión ecológica y la dimensión económica. La
puede definir, en una primera aproximación, como el sentido
primera nos dice que nuestro mundo va a la perdiciónj J
de un medio humano. Sin embargo, la profunda relación de
segunda, que tenemos que mantener el rumbo.
la medianza con el paisaje me condujo pronto a consagrarle
Por su parte, lo que nos dice esta imagen, Geocosmologfa
otro libro. La confirmación de este lazo la dio -por prueba
de los Seksawa, es que el Mundo se basa en la Tierra, y qUe
de doble ciego, por llamarlo de algún modo- recientemente
solamente a partir de ahí pueden adquirir sentido y unirse d título que eligieron los traductores españoles del libro de
en un medio humano el Bien, 10 Bello y lo Verdadero.
Watsuji: Antropología del paisaje.
Éste es el ideal que deberíamos al menos ser capaces de Sin embargo, Watsuji no trata sobre el paisaje como tal.
concebir y, a partir de eso, esforzarnos en realizarlo. Es (;1
Su libro no es una reflexión sobre el paisaje. No es un pen
objetivo que se fijó un médico del siglo XIX, Louis-Adolph
samiento del paisaje; es, en acto, un pensamiento paisajero,
Bertillon (1821-1883) cuando fundó lo que hacia 1860 lla
y da a conocer a la vez su potencial y sus riesgos.
mó mesología: una ciencia de los medios humanos. Conoció
algún favor académico y después la palabra despareció de
los diccionarios. Al exhumarla, hace ahora una veintena
17. EL SENTIDO PROFUNDO DEL PAISAJE
de años, por necesidades de un libro que estaba preparando
entonces sobre la actitud de los japoneses ante la naturale
El libro de Watsuji empieza por plantear una distinción
za, me pareció que ahora teníamos los medios para cons
entre el medio (fúdo) y el entorno natural (shizen kanf<.yó).
truir esta mesología (mésologie) que el positivismo un poco
entorno, según él, es el resultado de una objetivación, la
demasiado simple de Bertillon no le dejó consolidar. En mi
cual necesariamente lo separa de ese otro objeto de pensa
libro, y no es casualidad, la cuestión del paisaje tenía un
miento: la sociedad. Esta separación oculta la relación entre
Jugar central; el ángulo hermenéutico bajo el que ahordaba
los dos términos, que es un medio, y que supone el hecho
la cultura japonesa llevaba necesariamente a él.
de que lo humano viva su propio mundo en tanto que suje
Es cierto que, en el plano léxico, no fue a partir del concep
to. La medianza -el sentido del medio- es el modo según
to de paisaje, sino por un acercamiento a la noción de medio
el cual se establece esta relación, en una relación dinámica
en la escuela geográfica francesa (1a de Vida! de La Blache y
(como el momento de dos fuerzas) que estructura funda
sus discípulos) como me vi conducido a traducir por «méso
mentalmente la existencia humana. Esta concepción está
logie [mesología]» el término fúdogaku, neologismo introdu-
expuesta en las primeras líneas de la obra:
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en tan to que lo llamado entorno natural. Recuso por ade Humano Fúdo Historia Formador de
lantado cualquier confusión sobre este punto. (la ecúmene) mundo (median
za e histonalidad)
Watsuji pensó en la medianza como reacción a su lectura Ser vivo Umwelt Evolución Pobre en mundo
(la bíosfera)
de Ser y tiempo) de Heidegger. La medianza es, efectiva
mente, en términos de espacio, el equivalente de lo que en fíSICO Umgebung Proceso Sin mundo
(el planeta)
términos de tiempo es la historicidad (o más exactamente,
la historialidad heideggeriana, Geschichtlichkeit, es decir, la
estructutación de la existencia humana por el hecho de vivir
Es fundamental empaparse de la idea de que [os lllve
su propia historia, distinta de la historicidad como cons
les ontológicos inferiores forman los cimientos de los niveles
tatación objetiva del historiador). Así, sin saberlo, Watsuji
superiores: el planeta sustenta la biosfera que sustenta la
estuvo directamente influido por UexküH, quien había ins
ecúmene (el conjunto de medios humanos); y que éstos
pirado a Heidegger (como ha señalado Giorgio Agamben)
los preceden cronológicamente. En esto hay un sentido: la
uno de los rasgos fundamentales de su filosofía: su concep
ecúmene presupone la biosfera, que presupone el planeta,
ción de la mundanidad (Weftlichkeit) como hecho de tener mientras que lo inverso no es cierto, pero este sentido no es
un mundo y de estar en ese mundo. En efecto, según Heide una simple orientación fÍsica, sino que depende de la mane
gger, 10 humano se caracteriza como «formador de mundo» ra como el ser vivo interpreta el planeta y, a partir de alli, de
(weltbidend), mientras que lo animal es «pobre en mun la manera como lo humano interpreta la biosfera. Por ello,
do» (weltarm) y la piedra, «sin mundo» (weitlo ). Jakob hay un sentido que va de lo menos específico (lo físico) a lo
s más específico (10 humano).
van Uexküll, uno de los fundadores de la etología, había
establecido al nivel ontológico de lo viviente y siguiendo Esto significa que el doble discurso moderno es falso:
ni es posible, como pretende el determinismo, reducir los
IOO
ror
EL PENSAMIENTO PAISAJERO
COSA OSCURA ANTES DE DECIRLA
niveles superiores a los niveles inferiores (lo humano a lo vi
viente y esto a lo físico), ni, como pretende el metabasislUo gase, u otra cosa. No es ni el azar, pues (3) procede de (2)
hacer lo humano autónomo de lo natural. , que procede de (1), ni la necesidad, porque de (1) puede
Aquí es donde empiezan verdaderamente las dificlll_ ceder otra cosa distinta que (2), y de (2) otra cosa dis
tades, pues la posición resumida en el cuadro anterior no tiIlta que (3).
puede concebirse en el marco epistemológico del dualismo. 'ste modo que no es ni el azar ni la necesidad es la contin
Para éste, todo se reduce a la distinción entre el objeto y el gencia propia de la realidad; eso en el nivel ontológico de la
sujeto. Pero lo que distingue los tres niveles ontológicos an biosfera y a {ortiori en el nivel ontológico de la ecúmene.
teriores no se corresponde con esta binariedad. Por ejemplo, El problema es que cada ser tiende a absolutizar esta
en el nivel físico (el planeta) existen ondas electromagnéti_ realidad que no es otra que la de su propio mundo. Al no
cas de diferentes longitudes (A) y entre ellas, A = 700 nm sa ber que es contingente (puesto que no tiene otro punto de
(nanómetros). En el nivel de los seres vivos (la biosfera), vista), la cree necesaria, tan natural (para nosotros pero no
esta longitud de onda la percibe la especie humana Como para las vacas) como que A =700 nm =rojo. Éste es el error
rojo, lo que no sucede entre los bovinos. En el nivel de lo fundamental del determinismo: confunde la contingencia
humano, este color tiene diferente sentido según la cultura con la necesidad.
y según la época de la historia; por ejemplo, «deténgase» El metabasismo comete el error simétrico: al descubrir
para un automovilista cualquiera, pero «adelante» para un que podía haber otros puntos de vista, concluye que todos
guardia roja en tiempos de la Revolución cultural. Para el son arbitrarios. Por ello, confunde la contingencia con el
dualismo moderno, estos últimos hechos dependen de con azar, de donde puede haber cualq uier cosa en cualquier sitio
venciones arbitrarias, singulares y subjetivas, sin relación y en cualquier momento, mientras que, en realidad, todo
con las leyes objetivas y universales de la física. Entonces,
depende siempre de una determinada historia y de un deter
¿qué pasa Con el hecho de que A = 700 nm = rojo para los
minado medio.
humanos pero no para los bovinos? Entre lo subjetivo y lo
Concretamente encarnado en un determinado lugar, en
objetivo, no se sabe dónde poner exactamente este hecho.
una determinada época, el sentido profundo del paisaje no
No se sabría decir si es una realidad o una ilusión. Es, a
es más que la relación dinámica (el momento estructural)
la vez, singular desde un determinado pUnto de vista (si se
que se establece entre la ecúmene y la biosfera, así como
parte de lo físico), y universal desde otro punto de vista (si
entre la biosfera y el planeta. Es la medianza como la de
se parte de lo humano). fine Watsuji: «El momento estructural de la existencia hu
La mesología a la que yo recurro, en cambio, dirá aquí mana». y el pensamiento paisajero es la forma como cada
que la realidad se despliega o emerge haciéndose cada vez ser humano, con su carne y con sus acciones, traduce esta
más específica a medida que se sube en los niveles ontoló medianza.
gicos. En el nivel de lo físico, hay (1) A = 700 nm, punto
final. En el nivel del ser vivo, a partir de (1) puede haber (2)
A ::: 700 nm = rojo, u otra Cosa. En el nivel de lo humano,
a partir de (2), puede haber (3) A = 700 nm = rojo = detén
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18. AQuÍ ESTÁ NUESTRA AUTENTICIDAD actitud similar no haría más que ilustrar que seguimos es
tancados en la alternativa moderna entre el sujeto y el obje
to. La moda del fengshui en Francia, por ejemplo, no es más
Pero la modernidad, al reducir el mundo exterior a un
que un camelo de consumo mercantilista, en las antípodas
objeto, ha forcIuido esta medianza. El individualismo subje_
de la verdadera superación de la modernidad ---en las antí
tivista, que se desarrolló como Contrapartida a esta amputa_
ción de una parte de nuestro ser, ha tendido simétricament~,
podas de la medianza, puesto que, en Francia, la historia y
el medio no tienen nada que ver con China-o En China, la
sea por las maneras de ver o por los acondicionamientos
cuestión se plantea de otra manera porque la historia y el
materiales, a reducir el paisaje a una proyección arbitra
medio son diferentes.
ria de uno mismo sobre este objeto. ¿En qué piensa, por
Superar la alternativa moderna es reconocer que el mo
ejemplo, el Wanderer de Friedrich si no en él mismo en la
mento estructural de nuestra existencia -nuestra median
ecuación de sí mismo y del paisaje? La revolución está COm
za- hace que cada uno de nosotros sea «mitad» (en latín
pletada ya a partir de san Agustín, que, por el contrario,
medietas, de donde procede medianza) su cuerpo animal
oponía el espectáculo de la naturaleza (el fuer, foris) a las
profundidades de la conciencia (el dentro, intus). individual y, al mismo tiempo, la otra «mitad» ese sistema
eco-tecno-simbólico que es nuestro medio vital. Por ejem
En ambos casos -la objetivación o la subjetivación_ es
plo, yo, que les hablo, soy al mismo tiempo «mitad» esta
trocear el sentido del paisaje. O bien ya no se considerarán
lengua (el francés) que nos es común y que ustedes entien
más que procesos físicos, o bien sólo sistemas de signos abs
den porque también lo son por «mitad» (las comillas es
traídos de su fundamento en los ecosistemas: una historia
puesto que son por definición a la vez una cosa y otra, que
del paisaje no ha dejado de oscilar entre los dos extremos de
está solo(a) ante este objeto '~, que sólo es tinta sobre papel.
nuidad entre la materia (1a orientación de un determinado
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ros
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La medianza es esa complementariedad constitutiva y di al comprar ese gran modelo de 4 x 4, o sea, lo característi
námica -ese momento estructural- entre las dos vertientes
camente inverso de un comportamiento ecológico?
del ser humano: su mitad animal, que es individual (excepto
Es cierto que, en el marco de la alternativa moderna, no
que es ella la que genéticamente lo liga a la especie), y su
puede reunirse sin llegar a lo absurdo el ideal reduccionista
mitad medial, que es colectiva: transindividual e intersubje
de las ciencias de la naturaleza (por ejemplo, el integrismo
tiva, tanto en el espacio como en el tiempo. Esto es válido
ecológico), por una parte, y, por otra, el ideal metabasista
tanto a escala de una persona como a la de la humanidad
de las leyes del mercado de la economía liberal. Este imposi
(en el segundo caso, se trata, como ya hemos visto, del mo
ble absurdo sólo podemos forcluirlo: expulsarlo de nuestra
mento estructutal ecúmene/biosfera). Que la hayamos for
conciencia y cerrarle la puerta.
cluido, por ejemplo en lo que se llama el individualismo
Pero hemos visto que esta forc!usión está ligada a la his
metodológico, no puede llevar más que a un desequilibrio
toria del pensamiento del paisaje. Ha cambiado de escala
cada vez más grave -a término, una acosmÍa generaliza
con la modernidad, en particular con la Revolución indus
da; dicho de otro modo, al caos- puesto que, en realidad,
trial que el POMC ha hecho posible. Actualmente el traba
nuestro cuerpo medial no deja, a la vez, de desarrollarse y
jo garantizado por nuestro cuerpo medial está doblemente
de hacerse autónomo por la técnica. Esto se manifiesta, por
forcluido. En primer lugar, porque, cada vez más mecánico,
ejemplo, en la antinomia de las dos verdades rivales que se
no se queja ni se subleva; por tanto, es fácil ignorarlo. Des
disputan el mundo actual: la ecología, que insiste en nuestro
pués, porque transforma la naturaleza -es 10 propio del
fundamento terrestre (por ejemplo, en términos de huella
trabajo- muchísimo más de 10 que nunca 10 había hecho
ecológica) y la economía, que cuenta cada vez más con el
el trabajo humano directo (el del cuerpo animal), y que se
consumidor individual, al que abstrae de su medio (es decir,
de su cuerpo medial). guir ignorándolo es, pues, estar enormemente más ciego que
antes.
En cuanto al individuo, obnubilado por una y otra ver
Así se explica que ver (da naturaleza» ella misma (ípsa)
dad a La vez, es decir, presa de una doble coacción (double
y por su propio movimiento (automatf~) en los medios hu
bind), se ve empujado a comportamientos cada vez más ab
manos actuales sea inmensamente más mítico de lo que 10
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En este caso, esta predicación es un juego, al que uno punto. Ella, que asimilaba S a la sustancia Y P al objeto,
no se presta si no está dispuesto. Pero se trata exactamente tiene que constatar que, según el nivel ontológico, P puede
del mismo principio de predicación -a saber S es P- por convertirse en S, lo subjetivo se convierte en lo objetivo, Y
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EL PENSAMIENTO PAISAJERO CODICILO
concretamente, eso supone a la vez esta Sustaucia y nuestra Sean como sean las realidades últimas, nosotros nos
propia existencia.
ocupamos aquí del paisaje, cuya sustancia se somete nece
Éste no es otro que el principio de Zong Bing: en CUan sariamente a una trayección en dos etapas: una efectuada
to al paisaje, aun teniendo sustancia, tieude al espíritu. Por en el nivel ontológico de la biosfera (en el que percibimos
ejemplo, la Sustancia del Waffagga (una entidad fíSica) es el color rojo, etc.), la otra en el de la ecúmene (el que nos
percibida en tanto que Naushan (uua entidad mental); o hace interpretar de esta o aquella manera el rojo, etc.). La
tam bién, la longitud de onda A =: 700 um (una realidad fí relación concreta entre estas dos dimensiones de nuestro ser
sica, en el nivel outológico del planeta) se percibe en tamo es precisameute la esencia de la trayección: ese vaivén -en
que color rojo (una realidad fisiológica, en el uivel ontoló tre nuestro cuerpo animal y nuestro cuerpo medial, entre
gico de la biosfera).
nuestro espíritu y las cosas que nos rodean ...- de donde
El resultado de estas dos trayecciones (del Waffaga al nace la realidad. De donde nace el paisaje, puesto que para
Nanshan, o de una longitud de onda a un color) es en am nosotros, ésa es hoy la realidad.
bos casos una realidad concreta: una realidad trayectiva Sólo entonces podemos decir, con Cézanne:
contingente; es decir, ni «la realidad» (es decir, esta abstrac
ción que sería uu puro S) ni uua ilusión. Trayectiva significa ... pero que los árboles sean verdes y que ese verde es un
que esta realidad concteta está entre los dos polos teóricos árbol, que esta tierra es roja y que esos rojos derrumba
de lo subjetivo y 10 objetivo, que sOU abstractos. dos son colinas (... )
La fórmula de esta realidad es r =: S / P, que se lee: la
realidad es S percibida en tanto que P. Esto quiere decir que ... o que ese día, al declinar el sol, el Waffaga era un poco el
no es una pura sustancia, no un simple entorno físico, sino Nanshan -los dos reunidos en una existencia humana.
un paisaje: un determinado entorno (S) percibido en tan
to que paisaje (P). Uua Umgebung percibida eu tanto que
Umwelt, habría podido decir Uexki.iI1 ... Y, a fin de cuentas, Maurepas, 28 de agosto de 2007
la Tierra (S) percibida en tanto que mundo (P). ¿No enseña
Nishida que el mundo es un predicado (pero por Otras razo
nes que las que yo sostengo aquí)?
* ~. ~:-
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CAPÍTULO Ir
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BIBLIOGRAFíA
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BIBLIOGRAFíA
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