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SEMERGEN 387
Volumen 27, Número 7, Julio/Agosto 2001
DISCUSIÓN
La artritis reumatoide tiene una prevalencia variable según
las series estudiadas, que va desde un 0,3 hasta un 2,1%4.
No existen grandes diferencias entre los diferentes países y
latitudes, pudiéndose presentar a cualquier edad, aunque su
máxima incidencia se sitúa entre los 40 y los 60 años, con
un predominio de las mujeres respecto a los varones (3:1),
Figura 1. Radiografía del tobillo izquierdo sugerente de artritis reumatoide diferencia que se nivela si la enfermedad se inicia en edades
incipiente. avanzadas5. La etiopatogenia todavía se desconoce, pero se
basa en tres postulados: bases genéticas (relación con el HLA
sal regular a 75 lat/min, con un ángulo QRS de –30o, un DR1 y sobre todo con el DR4), factores iniciadores/perpe-
PR de 0,18 s, sin trastornos de la repolarización. Se esta- tuadores (agentes infecciosos, como el micoplasma, virus de
blece el diagnóstico de episodio agudo de artritis reuma- Epstein-Barr, citomegalovirus, parvovirus, virus de la rubé-
toide monoarticular desde la consulta de atención prima- ola, etc.) y factores inmunorreguladores (macrófagos, linfo-
ria. No creemos necesaria la derivación al nivel especiali- citos T y citocinas, fundamentalmente)4,6.
zado en este caso porque la clínica y las pruebas El diagnóstico no suele ser difícil cuando su forma de
complementarias orientan hacia tal diagnóstico y por la presentación es la poliarticular (tabla 2)2-5,7. Existe una
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V. López-Marina y Gregorio Pizarro Romero.–
Artritis reumatoide monoarticular: a propósito de un caso
mayor complicación cuando su inicio es oligoarticular o total, sobre todo durante el primer año5, un 25% quedan
monoarticular agudo, como en nuestro caso clínico, de- con limitaciones importantes y un 55% restante se man-
biéndose hacer el diagnóstico diferencial con las monoar- tiene con un grado moderado de limitación3. También nos
tritis agudas infecciosas, microcristalinas y presentación podemos encontrar con algunas manifestaciones extraarti-
aguda de algunas monoartritis crónicas (sobre todo espon- culares, entre las que destacan: síntomas constitucionales,
dilitis anquilosante y artritis psoriásica) (tabla 1). Descarta- tendosinovitis, vasculitis (cutánea y neural), nódulos sub-
mos una etiología infecciosa porque el paciente está afebril
y la tinción de Gram y el cultivo del líquido sinovial son ne-
gativos. El hecho que el ácido úrico sea normal y que en el
líquido sinovial no existan microcristales nos permite de-
sestimar una artritis microcristalina. Debido a que la radio-
grafía de tobillo izquierdo revela una osteoporosis generali-
zada y a que el HLA B27 es negativo, así como que no hay
lesiones cutáneas, da pie a poner más en duda los diagnós-
ticos de espondilitis anquilosante y artritis psoriásica, res-
pectivamente. Creemos que es una artritis reumatoide mo-
noarticular por la positividad del factor reumatoide sérico,
a pesar de no ser patognomónico, y las características infla-
matorias del líquido sinovial, con elevación del factor reu-
matoide, disminución de la fracción del complemento y
aumento de los inmunocomplejos, con un estudio radioló-
gico compatible con artritis reumatoide incipiente2 y una
gammagrafía corroboradora de artritis4. Es característico
que en esta enfermedad las pruebas de laboratorio presen-
ten una VSG y una PCR elevadas y una anemia normocíti-
ca-normocrómica, con una hemoglobina que oscila entre 9
y 11 g/dl2-5,7, resultados que en nuestro caso son normales.
Cuando la artritis reumatoide se inicia de forma mono-
articular, con el paso de las semanas, meses o años puede
acabar generalizándose en un 80-90% de casos2-5, afec-
tándose de forma aditiva las interfalángicas proximales, las
metacarpofalángicas, las muñecas, las rodillas, las metatar-
sofalángicas, las subastragalinas, los codos, los hombros, la
columna cervical, las caderas, etc., respetándose caracte-
rísticamente las interfalángicas distales7. Así, tras 5-10
años de evolución, un 10% de pacientes llegan a un esta-
do de invalidez total, un 10% experimentan una remisión
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cutáneos, úlceras en las piernas, fístulas sinoviales, bursi- tirreumáticos de acción lenta (FARAL), entre los que des-
tis, compresión de nervios periféricos en las regiones arti- tacan: sales de oro, antipalúdicos, sulfasalazina, D-penici-
culares afectadas, compresión medular en la columna cer- lamina y metotrexato. Como cuarta opción podemos utili-
vical, manifestaciones pleuropulmonares (fibrosis intersticial zar los inmunosupresores (azatioprina, ciclosporina A, ci-
difusa, nódulos pulmonares, pleuritis), manifestaciones clofosfamida, clorambucilo). Las infiltraciones locales de
cardíacas (peri, mio y endocarditis), manifestaciones larín- glucocorticoides se reservan para las monoartritis agudas
geas (por artritis cricoaritenoidea, neuritis, polimiositis, rebeldes al tratamiento médico. Las monoartritis crónicas
granulomas), escleritis y epiescleritis, alteraciones hemáti- y potencialmente destructivas se intervienen quirúrgica-
cas (anemia normocítica o microcítica, trombocitosis, ade- mente, tras el fracaso médico2,7,9.
nomegalia por hiperplasia reactiva), atrofia y debilidad
muscular, rotura del hígado y bazo3,8. Dos complicaciones
importantes son las sobreinfecciones articulares (siendo el BIBLIOGRAFÍA
germen más frecuente Staphylococcus aureus y la articula- 1. Paulino J, Pinedo A. Epidemiología de las enfermedades reumáticas.
ción más afectada la rodilla)5 y la amiloidosis, que afecta al En: Lience E, editor. Patología reumatológica básica. Barcelona:
Idepsa, 1982; 1-9.
5% de los pacientes con artritis reumatoides muy avanza- 2. Gijón BJ, Martín ME. Biblioteca de reumatología. Artritis reumatoi-
das2. No es fácil determinar el pronóstico de esta enfer- de. Madrid: Grupo Aula Médica, 1993; 1-39.
medad, pero parece ser más grave cuando hay manifesta- 3. Roig ED. Reumatología en la consulta diaria (2.ª ed.). Barcelona: Es-
ciones extraarticulares, seropositividad para el factor reu- paxs S.A., 1997; 129-138.
4. Lipsky EP. Artritis reumatoide. En: Harrison, editor. Principios de
matoide y erosiones articulares tempranas. El comienzo medicina interna (13.ª ed.). Madrid: McGraw-Hill- Interamericana
agudo con fiebre y las remisiones periódicas suponen un de España, 1994; 1895-1904.
mejor pronóstico5. 5. Roig ED. Enfermedades difusas del tejido conjuntivo. Artritis reu-
matoide. En: Farreras-Rozman, editor. Medicina interna (12.ª ed.).
Los objetivos del tratamiento son seis: a) aliviar el dolor; Barcelona: Ediciones Doyma S.A., 1992; 983-993.
b) suprimir la inflamación; c) conservar la función articu- 6. Laffón RA, Carmona OL. Artritis reumatoide. Etiopatogenia y clíni-
lar; d) mejorar la capacidad funcional; e) prevenir las de- ca. En: Figueroa PM, Herrero BG, Andreu SJL, Martín ME, Olivé MA,
formidades, y f) evitar las recaídas8. Para conseguir lo an- Tornero MJ et al, editor. Manual de enfermedades reumáticas de la
Sociedad Española de Reumatología. Madrid: Mosby/Doyma Libros
terior tenemos un programa básico con reposo relativo, S.A., 1996; 297-302.
gimnasia, crioterapia, férulas de reposo y un adecuado 7. Barceló P, Nadal A. Referencia rápida en reumatología. Barcelona:
equilibrio emocional, lo cual puede ser acompañado de Harcourt Brace de España S.A., 1997; 1-6.
8. Moleres FR. Breviario de reumatología. Barcelona: Syntex Latino
antiinflamatorios no esteroides. El siguiente escalón son S.A., 1992; 91-93.
las dosis bajas de glucocorticoides (5-7,5 mg/día de pred- 9. Hettenkofer HJ. Reumatología. Diagnóstico-clínica-terapéutica. Bar-
nisona). El tercer escalón terapéutico son los fármacos an- celona: Ancora S.A., 1991; 63-84.
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